Oct 012012
 

Antonio Manuel Barragán Lancharo – Moisés Domínguez Núñez

Alonso de Orleáns y Sajonia-Coburgo, Príncipe de Orleáns, nació en Madrid a las 7,50 del 28 de mayo de 1912, en el palacio de su abuela -la infanta Eulalia- en la calle de Quintana, número 5. Se le cristianó con el nombre de Alonso María Cristino Justo1. Era el segundogénito del infante Alfonso de Orleáns y Borbón, y de Beatriz, Princesa de la Gran Bretaña (prima hermana de la reina Victoria Eugenia). Fue inscrito en el Registro Civil de la Familia Real. Era conocido como don Alonso para ser distinguirlo de los otros cuatro Alfonso de la Familia Real, pues también era primo del Rey Alfonso XIII. Sin embargo, en las fuentes escritas de la época aparece nombrado constantemente como don Alfonso aunque su nombre de pila era don Alonso, y así se le citará en esta investigación. Tenía por hermanos a Álvaro y a Ataúlfo. Se educó en Esther (Escocia), y pasaba los veranos en el palacio que su bisabuelo, el duque de Montpensier, poseía en Sanlúcar de Barrameda.

Alonso y sus hermanos recibieron una exquisita educación en el Winchester College de Inglaterra. Con el advenimiento de la II República, y siguiendo los pasos de la ex Familia Real española, los Orleáns-Borbón decidieron seguir al Rey Alfonso XIII, e iniciaron una nueva vida en Inglaterra. Con tan sólo 18 años obtuvo el título de piloto en el Aeródromo de Cuatro Vientos2. Siguió el ejemplo de su padre, considerado un pionero en la aviación española. Esta decisión tendría gran trascendencia en su vida. Estudió además ingeniería mecánica en Zurich (Suiza), pero no concluyó la formación. Fue, asimismo, un gran deportista, sobresaliendo en los deportes alpinos, donde representó a España en varias ocasiones3. En 1935 vivía en la ciudad de inglesa de Kew con sus padres y hermanos.

Al inicio la Guerra Civil, al igual que otros miembros de la Familia Real española, Alfonso de Orleáns y sus tres hijos decidieron unirse a la sublevación, y tomar parte en la incipiente aviación nacional. El alzamiento no se hizo a favor de la monarquía; sin embargo al hacerse en contra del Frente Popular, las figuras más destacadas de la realeza española se adhirieron o intentaron sumarse desde el primer momento a la rebelión militar. En la correspondencia epistolar entre el general Alfredo Kindelán y Alfonso de Orleáns existen documentos relevantes para conocer el periplo de la familia Orleáns-Sajonia durante esa etapa tan convulsa de la Historia de España. Alfonso de Orleáns y Borbón dejó escrito que «surgido el alzamiento, se hallaba el firmante en Bucarest como Jefe de la Oficina de Control Europeo de la Casa Ford; acudí inmediatamente desde ese extremo de Europa a Londres, donde radicaba su delegación».

Una vez que logró despedirse de su familia y de conseguir -no sin dificultad- un pasaporte, Alfonso de Orleáns se trasladó a Francia, cruzando la frontera española por Dancharrinea, y de allí se dirigió a Pamplona y a Vitoria. El dos de agosto se presentó en la Capitanía General de Burgos con la intención de sumarse, él y sus tres hijos varones, al alzamiento. Sin embargo, el general Mola declinó el ofrecimiento:

«…Después que el jefe del Estado Mayor de Mola me dijo que no queriendo dar un carácter monárquico al movimiento me rogaba volviese a pasar la frontera inmediatamente. Tampoco quiso aceptar cuando ofrecí los servicios de mis hijos. Ya sabe que no discuto órdenes. Volví al extranjero. Le confieso que la actitud de Mola me desconcertó bastante, pues esta lucha no es de monarquía contra república, sino de orden contra anarquía y comunismo»4.

En Burgos, el general Emilio Mola le hizo volver a Francia, y retornó a Londres. En la capital de Reino Unido ayudó a la organización de la representación de los nacionales5. A partir de ese momento, comenzó a mover los hilos en la España nacional y escribió al general Franco y a su amigo el general Alfredo Kindelán, jefe de la aviación nacional. Nuevamente se ofreció sumarse al alzamiento para «poder tomar parte más activa en el triunfo de una santa causa; he escrito a Franco; espero que su contestación permitirá que yo y mis hijos vayamos pronto al frente»6. Esta petición finalmente fue oída y según se desprende de la carta de agradecimiento enviada a Kindelán, éste le envió un telegrama pidiéndole que sus dos hijos mayores -Álvaro y Alonso- se incorporaran inmediatamente a la aviación nacional:

«Querido Kindelán: Puede figurarse cuánto le agradezco su telegrama diciéndome que mis hijos Álvaro y Alfonso deben presentarse en Salamanca como pilotos. Supongo que recibiría mi telegrama anunciándole que salían inme- diatamente. El primer barco llegará a Lisboa el 3 de noviembre. Van por Portugal, pues temo que pudieran encontrar dificultades en Francia. Llevan un automóvil y paracaídas de asiento; es el único material útil que pueden llevar, por no estar considerado material de guerra. Álvaro y Alonso son pilotos, pero no tienen preparación como pilotos militares. En cuanto a instrucción militar, en Inglaterra obtuvieron el certificado de subtenientes de reserva (Officers Training Corps Certificate A). Explico esto para que sea paciente con su falta de conocimientos en bombardeo, tiro y combate aéreo. No sabe cuánto me consuela que ellos estén a sus órdenes, dentro de mi tristeza de ser excluido yo del honor de batirme por la Patria. Dios quiera que también me acepten. Alfonso de Orleáns y Borbón»7.

Por este conducto los infantes Álvaro y Alonso de Orleáns se unieron a las fuerzas nacionales8. A finales del mes de octubre de 1936, poco antes de partir rumbo a Portugal, al ser preguntados por la prensa local londinense sobre sus intenciones de alistarse en el bando nacional, Álvaro respondió que «mi familia y yo lucharemos contra el comunismo donde quiera que sea»9. El 31 de octubre de 1936 Alonso de Orleáns Sajonia abandonó Londres10 y embarcó con su hermano Álvaro el 2 de noviembre en el vapor de la línea británica Blue Star Andalucía Star. Éste hacía la ruta trasatlántica hasta Sudamérica y realizó varias escalas antes de llegar a Montevideo (Uruguay). Curiosamente, el príncipe Álvaro declaró a la prensa local portuguesa que «ia passar uma temporada de ferias em Lisboa»11. Es decir, iban a disfrutar de unas breves vacaciones en la capital portuguesa. El Diario de Lisboa daba esta noticia acompañándola de una foto de los infantes bajando del trasatlántico:

«Os Principes Alonso e Álvaro de Orleans e Bourbon chegarom hoje a Lisboa a bordo de paquete Andalucia Star sendo ambos desembarcado pouco depois do meio día e meia hora, na compañía dos Srs. Magalhaes Domínguez e Alberti Toste, respectivamente secretario peral e adjunto do Automovel Club de Portugal, que ali foram en virtude duma recomendaçao do Automovile Associated de Londres. Os dois principes que sao engenheiros, nao fizeram declaraçoes à impresa nem deixeram transparecer as suas inteçoes. O barco levantou ferro as 17 horas, com destino ao Rio de Janeiro, tendo antes desembarcado o automovel dos principes que ao que parece irao para Espanha depois de visitarem a cidade e as instalaçoes do Automovel Club de Portugal»12.

Un periódico deportivo barcelonés publicó, sin embargo, esta noticia: «Dos ex infantes se ofrecen a la Junta de Burgos»: «A bordo del trasatlántico Andalucía Star han llegado a esta capital los ex-infantes Alfonso y Álvaro de Orleáns y de Borbón, quienes se proponían marchar a Burgos en automóvil; interrogados por los periodistas, se negaron a hacer declaraciones aunque por algunas indiscreciones se ha podido saber que se proponen ofrecerse a la titulada Junta de Burgos para prestar sus servicios en la aviación rebelde»13.

En ese mismo día, se desplazó Alonso de Orleáns Sajonia en automóvil hasta Salamanca y se presentó en la Jefatura del Aire, ingresando junto con su hermano Álvaro en la Aviación Legionaria Italiana. El tercer hermano, Ataúlfo, que también era aviador, se alistó en una escuadrilla de Junker 52. Estos datos contradicen los indicados en su hoja de servicios custodiada en el Archivo del Ejército de Aire, lo cual evidencia que se redactó con posterioridad. Por orden del general jefe del Aire Alfredo Kindelán, se le concedió el empleo de alférez del Tercio y se incorporó en Sevilla a la 1ª Escuadrilla O. A. de cazas Meridionali Romeo RO-37bis (también conocidos como «Linces») al mando del capitán Raffaello Colacicchi. A mediados de octubre de 1936 se formaron dos escuadrillas de Romeo 37, una al mando del citado Colacicchi y otra al mando de José Muñoz, conocido por El Corto. Los hermanos Orleáns fueron admitidos el 7 noviembre de 1936:

«Cuartel General del Generalísimo. Estado Mayor. Telegrama  Oficial núm. 1830. Salamanca 7 de noviembre de 1936. El Generalísimo al General Secretario Guerra, Burgos. He nombrado Alfereces de complemento del Arma de Aviación a los pilotos D. Álvaro y D. Alfonso de Orleáns y Borbón. Lo digo para conocimiento y efectos. Transmítase. De Orden de S.E. El Coronel 2º Jefe de E. M. Francisco Martín Moreno»14.

Alonso de Orleáns Sajonia realizó varios vuelos de observación y bombardeó con la columna dirigida por el comandante Antonio Castejón en el frente de Madrid. El 18 de noviembre de 1936 despegaron del aeródromo de Tablada (Sevilla) en formación: Tres cazas Romeo en servicio de escolta de un Savoia 81 rumbo a Talavera de la Reina (Toledo)15. En el primer Romeo volaba el teniente Rabino y como observador el alférez provisional del Tercio Álvaro de Orleáns, hermano de Alonso. El segundo Romeo lo conducía el sargento mayor Dante Labanto y como observador el soldado de primera clase Rossi. Y el tercer Romeo lo pilotaba el Sargento Aniello Fazzi e iba como observador Alonso de Orleáns, el aquí biografiado.

En el Savoia volaban el teniente coronel Ruggero Bonomi, el general Aldo Pellegrini (jefe de Tráfico Aerocivil italiano) y el comandante Umberto Klinger (éste era Presidente de «Ala Littoria», el cual venía a España para concertar acuerdos militares con las autoridades rebeldes16). El vuelo se inició tranquilamente, pero al llegar a las estribaciones de Sierra Morena a la altura de El Ronquillo (Sevilla) se encontraron con una tormenta con grandes cúmulos que cubría el cielo de los últimos pueblos de Andalucía, y por supuesto, los primeros de Extremadura, a pocos kilómetros17. El Romeo18, con matrícula 12-14, se alejó de la formación que tenía como destino Talavera de la Reina sin percatarse que el biplano de Fazzi y Alonso de Orleáns había desaparecido de su vista.

Mientras, los dos Romeo y el Savoia aterrizaron sin mayor dificultad en el aeródromo de Prado del Arca. El sargento mayor Fazzi trató de regresar a Tablada pero en el biplano se originó una avería por lo que se vio obligado a hacer un aterrizaje de emergencia. El avión descendió rápidamente y voló a una cota muy baja. Llevaba todavía las bombas que no habían sido desenganchadas a tiempo. A la postre este hecho provocó que los efectos del accidente fuesen mayores. Intentó aterrizar, perdió el control de la maniobra y debido a la intensa niebla, se estrelló en un lugar conocido como Los Barrancos, en el término municipal de Monesterio, en la provincia de Badajoz. El aeroplano se incendió a la par que se destrozó por completo. Álvaro de Orleáns relató cómo se produjo el accidente de su hermano dando a entender que éste se produjo por la impericia del piloto italiano. En cambio, Ruggero Bomoni sugirió la adversa meteo- rología como causa plausible del siniestro.

«Salimos desde Talavera (sic), nos mandaron escoltar (lo hicimos con un Romeo, aunque no era el mejor) a un Savoia 81 con pasajeros importantes. Al llegar a la sierra había muchas nubes y el Savoia se metió en ellas y descendimos para no perderle de vista, en ese momento y entre nubes, mi hermano, que estaba a mi izquierda, se la dio. Él sabía desde siempre que moriría si se subía con un suboficial»19.

«Esta mañana a las diez partió desde Sevilla un S.81 seguido de tres RO.37 que se trasladaban a Talavera. En Mérida [sic], las nubes que estaban dispersas, se compactan y bajan hasta cubrir las montañas, de modo que el S 81 se vio obligado a salir y navegar por encima de las nubes durante un breve espacio de tiempo. Sólo dos RO.37 lo siguieron, mientras que del tercero no hubo más noticias. Después de unas horas de su llegada a Talavera, nos enteramos de que el tercer RO 37, pilotado por el Sargento Fazzi, llevando a bordo en calidad de observador al príncipe don Alonso Borbón D’Orleáns, se estrelló cerca de Monasterio [sic]. La noticia nos entristece profundamente, porque don Alonso de Orleáns, al igual que su hermano don Álvaro, se alistaron en la aviación del Tercio a los pocos días, era muy respetado por todos Habían venido de Italia y habían pedido voluntariamente formar parte de la tripulación legionaria del Tercio. No se puede reconstruir exactamente cómo se produjo el accidente. Puede ser que el piloto se introdujera en las nubes y por lo tanto perdiera el control del aparato. Yo creo, como hipótesis más probable, que penetró en las nubes, intentó cambiar la ruta para regresar a Sevilla, pero no estaba seguro de haber tomado la dirección correcta, entonces intentó aterrizar. En la maniobra de aterrizaje el piloto se confió al entrar en un pequeño terreno donde había aterrizado, no vio un montículo que estaba en el borde del campo que golpeo el tren de aterrizaje. Los testigos, de hecho, dicen que el lugar había nubes bajas»20.

Sin embargo existe información que contradice esta versión: «El príncipe don Alfonso, heroico alférez del Tercio, muerto en lucha por la patria al servicio de la aviación nacional»21. En la nota necrológica de su hermano Ataúlfo se afirmó que éste «tuvo como hermanos a don Alfonso, muerto heroicamente en 1936 en el frente de Madrid»22. El investigador Eduardo Domínguez ha afirmado equivocadamente que el Romeo «cayó envuelto en llamas en las inmediaciones de El Ronquillo»23. En la hoja de servicios del infante se lee que «a la altura de Monesterio se deshizo la formación, entrando el aparato en combate, siendo derribado»24. En resumen, la prensa de la época y la historiografía han situado erróneamente el accidente en lugares tan dispares como unos montes cercanos a la Venta del Culebrín (Monesterio)25, en las cercanías del Monasterio de Guadalupe (Cáceres)26, en El Ronquillo (Sevilla)27, en tierras de Talavera de la Reina28 o incluso en el frente de Madrid29. El piloto de caza José Larios equivocó en sus memorias tanto la fecha del accidente (18 de septiembre de 1936) como el acompañante muerto, confundiéndolo con el alférez Cándido Martínez30.

Incluso en la declaración del general Francesco Belforte se afirmó que el avión fue abatido por los cazas enemigos: «Un aparato de reconocimiento fue abatido en el cielo del Monasterio (sic) por una formación de caza enemiga, y en la misma llama de gloria ardieron un Grande de España y un hijo del pueblo italiano: El príncipe Alfonso de Borbón y Orleáns, observador, y el sargento Anello (sic) Fazzi, piloto, holocausto de la misma causa»31. Se puede asegurar con rotundidad que todas estas afirmaciones son falsas, pues seguramente al redactar su hoja de servicios primaron los apellidos y el prestigio de la familia sobre la realidad de los hechos a los que quisieron dotar de cierto heroísmo. Realmente estamos ante un accidente aéreo en «acción de guerra»32. Además se cuenta con el testimonio del excepcional relato de los hechos realizado por Álvaro de Orleáns al amigo de la familia Arnold Lunn, un prestigioso escritor inglés:

«Alonso y yo vinimos juntos a España, Alonso tenía un extraño sentido de su inminente muerte durante su viaje a la Península. Él no habló mucho pero pienso que lo sabía. El día que murió puso su reloj y el dinero y otras pequeñas pertenencias en un paquete y lo envolvió muy cuidadosamente. Despegó justo después que yo y durante un tiempo volamos juntos. Yo le saludé con la mano, pero él no me contestó. Me dirigió una rara y extraña mirada… Alonso no estaba pilotando, él era el observador. El tiempo era asqueroso, una densa bruma y lluvia, el avión de Alonso desapareció en la niebla y momentos después se estrellaba contra la ladera de la montaña»33.

El aparato se encontró totalmente carbonizado así como sus ocupantes. Su acompañante, el piloto suboficial italiano llamado Aniello Fazzi, natural de Módena, también falleció. Los restos de este sergente maggiore fueron inhumados en el cementerio de San Fernando de Sevilla. En 1940 sus restos junto con otros 168 aviadores italianos, que murieron durante la Guerra Civil, fueron trasladados al cementerio de Torrero de Zaragoza. Definitivamente en 1948 fue trasladado junto con los más de 3.000 combatientes italianos de la Guerra Civil española al Sacrario Militare Italiano registrado en el listado de los caídos con el número 2904 y su cuerpo depositado en el Piano 5, lato C, de la Torre-osario de San Antonio en Zaragoza34. Del Onorcaduti, organismo encargado de custodiar la información sobre los italianos caídos en las diversas guerras europeas, hemos obtenido este dato: «Offertosi voluntario per una rischiosa missione, incontrava nel corso di essa, morte gloriosa, Cielo di spagna novembre 1936 XV»35.

Este accidente todavía es recordado por las personas más ancianas de Monesterio. Sin duda, el haber transcurrido más de setenta años, y el haber desaparecido casi toda la generación que lo vivió, los que quedan apenas pueden dar detalles fidedignos del siniestro. El detalle, unánime de todos los testimonios recogidos, es que el Alcalde, Luis Megía García, ordenó que los restos carbonizados fuesen extraídos del aparato. Fueron trasladados a la localidad en sacos y sin ningún tipo de consideración por desconocimiento de la categoría de los fallecidos. Monesterio se había integrado el 4 de agosto de 1936 en la zona nacional, y cuando se tuvo conocimiento de estos hechos por las autoridades militares, éstas determinaron la destitución del Alcalde por conducto del Gobernador Civil de Badajoz. En el Archivo Municipal de Monesterio hay varias noticias sobre este accidente. Se conserva la factura de los jornales empleados para cargar la chatarra del avión en un camión. Los obreros que ayudaron en esas labores eran Antonio Fernández Lancharro, Francisco Palomas Calderón, José Florido Garrote, Cesáreo Rodríguez Mejías, Joaquín Sayago Mejías, Antonio y Santiago Guerrero Garrón, José Antonio Vila Pando y José Calderón Sayago. El coste de los jornales ascendió en total a 33 pesetas. Pero la trascendencia del accidente en la vida local fue el cese del Alcalde y de un concejal, y el nombramiento de una nueva comisión gestora del Ayuntamiento varios días después36.

La noticia de la muerte del infante tuvo cierta repercusión en la prensa internacional de la época37. Fue Álvaro de Orleáns quien comunicó a sus padres través de un telegrama la muerte de su hermano. Su padre estaba en Detroit (Estados Unidos de América) trabajando en la Ford, y su madre recibió la triste noticia en su domicilio de Kew. Ésta se desplazó al Hotel Grosvenor de Londres para recibir las condolencias. El amigo de la familia Arnold Lunn, al conocer la muerte de Alonso, escribió a la madre estas breves y sentidas palabras en recuerdo:

«Porque usted y los suyos simbolizan para mí el modelo de familia con valor, alegría y encanto experimento una sensación casi de amputación física al pensar que esa unidad ha sido ensombrecida, pero nunca destrozada por la muerte. Siento como si Alonso estuviera muy cerca, despertando en nuevos lugares. Porque él ha muero por la fe, esa fe que parecía tan remota cuando las nieves le llamaban para ir a misa, esa fe inagotable que se esconde en el alma y que se mueve en la cultura nacional, que Alonso ha ayudado a salvar» (noviembre de 1936)38.

El 19 de noviembre de 1936 se desplazó a Monesterio (Badajoz) una ambulancia que trasladó los restos de los finados a Sevilla. En ésta fue inhumado el sargento Fazzi, y en Sanlúcar de Barrameda los de Alonso de Orleáns. A las ocho menos cuarto de la mañana del 20 llegó la ambulancia procedente de Sevilla con el cadáver del infante39. Se instaló la capilla ardiente en el patio de armas del palacio de Orleáns donde estaba instalada la Comandancia Militar, cubriéndose el féretro con las banderas española e italiana. Acudieron múltiples personalidades civiles, militares y eclesiásticas. Un informante anónimo de Sanlúcar de Barrameda recogía en sus memorias que «una inmensidad de curiosos ha presenciado el desfile en que iban Milicias, Falange, Requetés, Guardia Civil, Carabineros y todo el elemento armado de Sanlúcar, a la que creeríamos según estos actos con toda la raigambre de una verdadera ciudadela40.

A las 11 de la mañana se transportó el féretro al Cementerio Católico de Sanlúcar donde recibió cristiana sepultura, en 1950, los restos del infante fueron inhumados en la cripta al pie del altar de la Divina Pastora en la nave de la Epístola de la iglesia conventual de los Padres Capuchinos de Sanlúcar de Barrameda donde descansan en la actualidad con sus padres y hermanos. La inscripción lapidaria dice: «S. A. R. el príncipe don Alfonso de Orleáns y Borbón, alférez del Tercio, agregado a la Aviación Nacional, muerto en defensa de España el 18 de noviembre de 1936»41. En el trayecto de la comitiva fúnebre sobrevolaron la población tres aviones en honor del caído42. El día de su entierro un vecino de Sanlúcar de Barrameda expresaba en su diario: «Rodeada así la muerte de este aparato militar y litúrgico, la vida parece una cosa despreciable. Dan ganas de convertirse en muerto»43. Durante el trayecto sobrevolaron la población tres aviones en honor del compañero caído44. Eduardo Domínguez Lobato ha relatado esto sobre este acontecimiento: «Una multitud emocionada desfiló por la capilla ardiente instalada en el Palacio de Orleáns y el entierro, tan espectacular como emotivo, incidía sobre los míticos perfiles que la admiración popular concedía a los aviadores en aquellos primeros tiempos de la guerra, cuando el simple hecho de tripular un aparato otorgaba dimensiones semiheroicas…»45. En los últimos días del mes de noviembre de 1936, se sucedieron en Sevilla y en los pueblos de la bahía de Cádiz los actos póstumos por el alma del infante, como por ejemplo la misa de réquiem que organizó el comité de Renovación Española de Sevilla el 28 de noviembre de 1936 en la iglesia del Divino Pastor46. El triste acontecimiento dio lugar a que Carmela, voz del pueblo, compusiera el «Romance del príncipe Alonso»47.

 image005

Alonso  de  Orleáns-Borbón, Infante de España

 image007

 Los hermanos Álvaro, Alonso y Ataúlfo de Orleáns y Sajonia-Coburgo durante la niñez

image009

 Álvaro de Orleáns, Duque de Galliera (1910-1997)

image011
Alonso de Orleáns y Sajonia-Coburgo, fallecido en accidente aéreo en Monesterio en 1936

image013

Ataúlfo   de   Orleáns   (1913- 1974)

 image015

 Los hermanos Alonso, Ataúlfo y Álvaro de Orléans y Sajonia-Coburgo

image019
Así era el aparato, Romeo Ro37Bis, estrellado en Monesterio (Badajoz) en el que fallecieron el infante Alonso de Orleáns y el sargento italiano Aniello Fazzi el 18 de noviembre de 1936

image017

Lapida de Aniello Fazzi en el Sagrario Militare Italia- no de Zaragoza. Gentileza de Dimas Vaquero

image021
El aviador italiano Ruggero Bonomi

image023

Imagen de los Romeo situados en el aeródromo de Tablada (Sevilla) en noviembre de 1936 (Archivo de Juan Arráez Cerdá)

image025

Imagen del Romeo-37 conducido por el sargento Aniello Fazzi y que llevaba por observador a Alonso de Borbón poco antes de despegar del aeródromo de Tablada (Sevilla) el día 18 de noviembre de 1936. (Archivo de Juan Arráez Cerdá)

image027
Un  Romeo-37  en  pleno  vuelo (Archivo de Juan Arráez Cerdá)

 image029

Los hermanos Alonso y Álvaro de Orleáns y Sajonia a su llegada al aeródromo de Tablada (Sevilla) en noviembre de 1936 (Archivo de Juan Arráez Cerdá)

image033

 image031

Imagen de la llegada a Lisboa de los infantes Alonso y Álvaro de Orleáns. Diario de Lisboa, 3 de noviembre de 1936

image035

Vista del paisaje de Monesterio (Badajoz). Detrás de las lomas del fondo de la imagen se sitúa la finca «Los Barrancos», lugar donde se estrelló el aeroplano Romeo Ro37Bis el  18 de noviembre de 1936

image037La zona delimitada, conocida como «Los Barrancos», de relieve muy accidentado, tuvo lugar el accidente aéreo del Romeo Ro37Bis el 18 de noviembre de 1936

image009

1 Archivo General de Palacio (Patrimonio Nacional), Reinados, Alfonso XIII, Cª 8871, Exp. 5. Nota relativa al embarazo de su madre y su nacimiento en 1912. El contenido de este expediente recoge la preparación del bautizo del príncipe (invitaciones, préstamo de la pila bautismal de Santo Domingo de Guzmán, limosnas… etc.). El primer documento data del 21 de mayo de 1912, y advierte de que en breve (el 5 de junio de 1912) se producirá el bautismo del infante, siendo el padrino el Rey Alfonso XIII. El espacio escogido para la administración del sacramento fue la Sala Gasparini del Palacio Real de Madrid.

2  DE SAGRERA, Ana Ena y Bee: En defensa de una amistad, Madrid, Velecio Editores, 2006, p. 398.

Mundo Deportivo, 17 de enero de 1935.

4   KINDELÁN DUANY, Alfredo La verdad de mis relaciones con Franco, Barcelona, Planeta, 1981, p. 225.

La Vanguardia Española (Barcelona), 7 de agosto de 1975: «Desde Londres con el seudónimo de Abelardo López, trabajo para la oficina de relaciones exteriores y propaganda creada en Salamanca».

6   KINDELÁN DUANY, Alfredo La verdad de mis relaciones con Franco, Barcelona, Planeta, 1981, p. 225.

7   KINDELÁN DUANY, Alfredo La verdad de mis relaciones con Franco, Barcelona, Planeta, 1981, p. 100.

8  Luis PALACIOS BAÑUELOS (Seis escenarios de la Historia, Madrid, Dykinson, 2007, p. 72) ha afirmado que «el propio infante (Alfonso de Orleáns y Borbón) se incorporó el 20 de octubre de 1937 en Burgos a la aviación militar como coronel comandante de Brigada aérea como jefe de 3ª Escuadrilla. R. Bonomi (Viva la Muerte, Diario dell’Aviaciòn de El Tercio, Editoriale Aeronautico, Roma,  1941)  expresó   por  error  que   los   infantes  llegaron  desde  Italia:   «Caduto  presso MONASTERIO un RO con a bordo come osservatore il principe DON ALONSO DE ORLEANS BORBON (venuto volontario dall’Italia con il fratello DON ALVARO per arruolarsi con i Legiona- ri)».

9  Entre otros, Prescott Evening Courrier del 20 de noviembre de 1936 y el Diario de Noticias del 23 noviembre de 1936.

10  Precott Evening Courier, 20 de noviembre de 1936.

11  Diario de Noticias (Lisboa), 23 de noviembre de 1936.

12  Diario de Lisboa, 20 de noviembre de 1936.

13  Mundo Deportivo, 5 de noviembre de 1936. Se puede leer un resumen de esta noticia con titulares más alarmistas en el ABC, edición incautada de Madrid, de 11 de noviembre de 1936: «La espuria raza de los Borbones renueva su tradicional odio al pueblo español». También fue publicada en el ABC de Sevilla el 4 de noviembre de 2010.

14  Archivo Histórico del Ejército del Aire (Villaviciosa de Odón), Expediente personal de Alonso de Orleáns.

15   SALAS LARRAZÁBAL, Jesús La Guerra de España desde el aire, Barcelona, Ariel, 1972, pp. 139 y s. La idea de Bonomi (Cfr. Viva la Muerte, Diario dell’Aviaciòn de El Tercio, Editoriale Aeronáutico, Roma, 1941) era llegar Cuartel General del General Mola en Leganés para participar en el ataque aéreo sobre Madrid.

16   ALCOFAR NASSAES, José Luis La Aviación Legionaria en la Guerra Española, Barcelona, Euros, 1975, pp. 124 y s.

17  Diario de Sanlúcar, 20 de noviembre de 1936: «Había una niebla muy intensa».

18  ARRÁEZ CERDÁ, Juan «Los Romeo Ro 37 bis durante la Guerra Civil», Revista Militar Serga, septiembre-octubre 1999, pp. 3 y ss. También agradecemos al autor de este trabajo las anotaciones que nos ha realizado sobre esta cuestión, conversación telefónica de 27 de diciembre de 2010.

19 DE SAGRERA, Ana Ena y Bee: En defensa de una amistad, Madrid, Velecio Editores, 2006, p. 398.

20   BONOMI, Ruggero. Viva la Muerte, Diario dell’Aviaciòn de El Tercio, Editoriale Aeronautico, Roma, 1941) expresó por error que los infantes llegaron desde Italia: «Caduto presso MONASTERIO un RO con a bordo come osservatore il principe DON ALONSO DE ORLEANS BORBON (venuto volontario dall’Italia con il fratello DON ALVARO per arruolarsi con i Legionari)».

21  ABC (Sevilla), 19 de enero de 1937.

22  ABC (Madrid), 17 de diciembre de 1968 y 10 de octubre de 1974.

23  DOMÍNGUEZ LOBATO, Eduardo Cien capítulos de retaguardia, Madrid, G. del Toro, 1973, p. 200.

24   Archivo General Militar del Aire, hoja de servicios del infante Alonso de Orleáns y Sajonia. No fue el único Borbón muerto en accidente aéreo durante la Guerra Civil pues Luis Alfonso de Borbón y de Caral falleció cerca de Hoyo de Manzanares.

25  Cfr. http://www.ramhg.es/textos%20heraldica/movimiento%20nobiliario%201936.pdf

26   ALCOFAR NASSAES, José Luis La Aviación Legionaria en la Guerra Española, Barcelona, Euros, 1975, p. 124.

27     EILERS,  Marlene  A.  Queen  Victoria’s  descendants,  Baltimore-Maryland,  Genealogical Publishing Co., 1987, p. 200.

28  DOMÍNGUEZ LOBATO, Eduardo Cien capítulos de retaguardia, Madrid, G. del Toro, 1973, p.

199.

29   Portsmouth Times, 20 de noviembre de 1936: «The Infante Alfonso of Spain who joined the Spanish fascist air force, was killed in forced landing near Madrid».

30   LARIOS, José Combate aéreo sobre España (memorias de un piloto de caza), Madrid, San Martín, 1982, p. 107.

31   BELFORTE, Francesco La Guerra Civil en España, Milán, Instituto per gli Studio de politica

internacionale, 1939, p. 75.

32  GUIDO, Mattioti L’aviazione legionaria in Spagna, 1940: «…un fratello cadeva per un incidente di volo con un Ro. 37».

33 DE SAGRERA, Ana Ena y Bee: En defensa de una amistad, Madrid, Velecio Editores, 2006, p. 398.

34   La madrina de guerra del sargento Fazzi se llamaba Pilar Sáez Pérez y vivía en Zaragoza. Se encargó hasta su muerte en 2008 de limpiar y adecentar su lápida y mandar cartas a su madre en Módena (Italia). Datos proporcionados por el historiador Dimas Vaquero Peláez (Zaragoza).

35   Dato proporcionado por el Teniente Coronel Massimiliano Barlattani, del Estado Mayor de la Fuerza Italiana.

36   BARRAGÁN-LANCHARRO, Antonio Manuel República y Guerra Civil en Monesterio, Badajoz, Sociedad Extremeña de Historia, 2010, pp. 347 y ss.

37  Cfr. Le Figaro (París), 21 de noviembre de 1936. New York Times, 21 de noviembre de 1936: «Prince is killed in Spain, Alonso, cousin of ex King, crashed in rebel airplane». Curiosamente, la prensa pacense no informó nada del asunto tal como se desprende de la consulta de los números del Hoy de Badajoz de los días 19 al 30 de noviembre de 1936.

38  DE SAGRERA, Ana Ena y Bee: En defensa de una amistad, Madrid, Velecio Editores, 2006, p. 402

39  Diario de Cádiz, 22 de noviembre de 1936.

40  DOMÍNGUEZ LOBATO, Eduardo Cien capítulos de retaguardia, Madrid, G. del Toro, 1973, p.

41   Dato proporcionado por el sacerdote don Eduardo, del Convento de los Padres Capuchinos de Sanlúcar de Barrameda.

42  ABC (Sevilla), 21 de noviembre de 1936.

43  DOMÍNGUEZ LOBATO, Eduardo Cien capítulos de retaguardia, Madrid, G. del Toro, 1973, p. 20

44  ABC (Sevilla), 21 de noviembre de 1936.

45   DOMÍNGUEZ LOBATO, Eduardo Cien capítulos de retaguardia, Madrid, G. del Toro, 1973, pp. 200 y s.

46  ABC (Sevilla), 27 de noviembre de 1936.

47  DE SAGRERA, Ana Ena y Bee: En defensa de una amistad, Madrid, Velecio Editores, 2006, p. 398.

Oct 012011
 

Antonio Manuel Barragán-Lancharro y Moisés Domínguez Núñez.

1.  INTRODUCCIÓN

Sin duda alguna, el nombre de René Brut está íntimamente relacionado con la Historia de la Guerra Civil en Extremadura. Gracias a este operador de cámara de la casa francesa Pathé Journal se disponen de unas imágenes interesantes sobre los primeros días de la contienda. De esta manera, esta investigación supone la culminación de un estudio sobre la figura y el trabajo de René Brut en España, y especialmente en Extremadura, con su labor desarrollada en Almendralejo2 y en Cáceres3. Estos filmes de René Brut permanecieron olvidados durante décadas, pues aunque fueron visionados en las salas cinematográficas de media Europa en 1936, en España no se conocieron públicamente hasta que fueron utilizadas en 1982 en un documental elaborado por cadena británica Granada TV4. Sin embargo, hay que afirmar que el manejo de estas imágenes captadas por Brut en ese documental se hizo de forma sesgada y sensacionalista tal como se pondrá de manifiesto.

René Brut era en 1936 un experimentado operador de cámara en el que confluían las cualidades de pasión por su profesión, intuición y audacia, sin las cuales hubieran sido imposibles realizar una de las filmaciones de la Guerra Civil española más importantes e interesantes. Brut, de nacionalidad francesa, obtuvo permiso de la Alta Comisaría de España en Marruecos para pasar a la Península y trabajar en la «Zona Nacional». Se estableció, junto con otros periodistas extranjeros, en Sevilla, ciudad que en poder de Queipo de Llano, gestionaba el permiso para poder viajar por el territorio liberado. El 16 de agosto de 1936 René Brut y otros corresponsales internacionales consiguieron el permiso para viajar a Badajoz. En estos momentos, en palabras de Luis Antonio Bolín, el cual fue jefe del Servicio de Prensa de los nacionales, todos estos corresponsales tenían cierta libertad de movimiento e independencia en sus labores informativas5. En los dos recaladas de Brut a Extremadura le acompañó su compatriota Jean D’Esme, redactor de L’Intransigeant.

Se puede afirmar que René Brut filmó unos cinco minutos de película los días 16, 17 y 18 de agosto de 1936. Así, en el archivo de British Pathe se conserva una cinta de 5 minutos y 3 segundos (número de registro UN 0094F y FILM ID 554.16). En la ficha de descripción está calificada como «material no utilizado» y no tiene sonido alguno. Sin embargo, las imágenes están mezcladas, sin ninguna lógica. Es, sin duda, la película, íntegra, o casi íntegra que Brut sacó de España. La existencia de esta cinta echa abajo cualquier especulación, como la ya realizada por un literato que sin pruebas ha llegado a afirmar que «sus películas y fotografías habían sido mutiladas [por los “rebeldes” o nacionales]; sólo se salvaron algunos fotogramas»6. El propio René Brut semanas después afirmó que «afortunadamente fui capaz, con cien pesetas, de enviar mi película a París a través de Lisboa»7.

Con este material, el noticiario cinematográfico inglés Pathe Gazette, elaboró, con fecha 3 de septiembre de 1936, un especial titulado «Trouble Spain. Fierce fighting near the Portuguerse border»8 con una duración de un minuto y treinta segundos. En este noticiario hablado no se visionó ninguna imagen de cadáver que sí filmó Brut. En cambio, la casa francesa Pathé Journal realizó un noticiario cinematográfico comentado con voz en off y difundido el 2 de septiembre de 1936 bajo el título «Visions d’Espagne». En éste se divulgaron imágenes de Barcelona y de Irún, pero también un resumen de las rodadas por Brut en Andalucía y Extremadura los días 16, 17 y 18 de agosto de 1936: El Ronquillo (Sevilla), Almendralejo, Mérida y Badajoz. De una duración de 4 minutos y 21 segundos, a partir del minuto y 39 segundos hasta el final se visionaron las imágenes filmadas por Brut. En este resumen, a diferencia de la edición inglesa, fue total, ya que se emitieron las impactantes imágenes de los cadáveres, tanto los captados en la carretera de circunvalación de Badajoz (la actual Avenida de Europa, Plaza de la Constitución y la calle Fernando Calzadilla) y cementerio de San Juan, y también el cuerpo de un miliciano carbonizado junto a la iglesia de Almendralejo9.

Antes de partir de Sevilla René Brut se había puesto en contacto con Georges Moraud, cónsul francés en Sevilla, y le informó que tenía la intención de filmar las ejecuciones que se estaban realizando en la retaguardia nacionalista. El cónsul no sólo no le previno que era una acción muy peligrosa y que podía arriesgar su vida incluso, sino que le aconsejó que lo intentará en pro y en bene- ficio de la propaganda del bando del Frente Popular. Esta información es vital para conocer las verdaderas intenciones del cámara francés antes de emprender su viaje a Badajoz, y que echan por tierra las teorías buenistas e inocentes con las que algunos historiadores han querido rodear la labor del francés por Espa- ña. Todo esto se deduce del testimonio de John Dored10, de la Casa Paramount, detenido en Navalmoral, trasladado primero a Trujillo y después a Cáceres11  y que más tarde estuvo con Brut durante su detención definitiva en Sevilla12.

El propio Brut confirmó en una entrevista realizada en septiembre de 1936 que durante su cautiverio en la cárcel de Carmona coincidió con su colega y antiguo compañero de Pathé, el fotógrafo norteamericano de origen letón John Dored. Ambos se juramentaron que el primero que saliera daría a conocer la situación del otro. Así, aprovechando la entrevista que le hizo el corresponsal de la Associed Press, Brut dio cuenta de la situación de Dored: «Informó hoy que su colega estadounidense John Dored permanece prisionero por los insurgentes en Sevilla. Dijo Bru [sic] que Dored, un camarógrafo de noticias que se fue a Madrid después de fotografiar la guerra ítalo-etiope, fue capturado por los fascistas mientras acompañaba a las tropas del gobierno en el frente de batalla. El fotógrafo francés declaró que Dored fue hecho prisionero en Mérida [sic], trasladado después a Cáceres, y finalmente a Sevilla hace 15 días»13. Fue en la prisión de Carmona el lugar de coincidencia, y en la cual Brut le confesó sus propias intenciones de rodar imágenes de fusilados a sabiendas del peligro, y sobre todo, con el beneplácito del cónsul de Francia en Sevilla:

«Cuando John Dored llevaba encarcelado, ya algún tiempo, en la prisión de Sevilla, llegó un nuevo prisionero. Ellos ya se conocían. Era un colega francés, y la última vez que coincidieron fue en Casablanca. Ellos estaban emocionados de verse. Ellos hablaron en francés. El francés le contó su historia: Él ha había realizado una película de ejecuciones. En algún momento la gente quiere hacer esto, pero es tan tonto como de mal gusto. Un diario independiente no muestra a la gente en el momento de la muerte. Sólo la propaganda sensacionalista podría hacer eso. Fue una sorpresa para Dored que este colega, al que consideraba formal, había tenido la tentación de hacer esto. Él [Brut] admitió que era una locura, pero él había hablado al cónsul francés acerca de su plan, y el cónsul le aconsejó que lo intentara. Si al día siguiente el camarógrafo francés no aparecía, el cónsul iniciaría las investigaciones. El francés le dijo que su desaparición [la de Dored] era conocida durante algún tiempo. Pero se perdían sus pistas en Navalmoral. Él prometió que tan pronto estuviera fuera comunicaría al noticiero de Dored que estaba en Sevilla»14.

2. PUNTO DE SALIDA: SEVILLA, 16 DE AGOSTO DE 1936

Así, y contando con el pertinente permiso, viajaron a Badajoz, ciudad que había sido tomada el 14 de agosto, los periodistas José Augusto del Diario de Noticias, Félix Correia del Diario de Lisboa, Leopoldo Nunes de O Seculo (portugueses) y Jean D’Esme de L’Intrasegeant y René Brut (franceses). Antes de partir de Sevilla, todos ellos se fotografiaron junto a un automóvil acompañado por el falangista Juan de Diego Soto-Sánchez (nieto de la Marquesa de los Ríos), que sirvió de salvoconducto a los corresponsales en su periplo pacense, pero realmente acompañaba al redactor José Augusto Dos Santos. Alquilaron un coche conducido por su propietario, un sevillano llamado Antonio, pero que era conocido por «Tonio el Bravo»15.

René Brut hizo su primera filmación en las cercanías de la sevillana localidad de El Ronquillo. Cuatro kilómetros antes de llegar a este pueblo había sido volada por los revolucionarios una alcantarilla de la carretera general para impedir el avance de la Columna Madrid16. Había sido reconstruido con tablas, pero en ese mismo lugar había una camioneta volcada y un tractor oruga también en ese mismo estado en el mismo hueco del colector volado. En este mismo punto, y junto a la carretera, se posicionó Brut con su tomavistas, inmortalizando en la misma a sus compañeros de viaje José Augusto Dos Santos, Félix Correia, Leopoldo Nunes y el falangista Juan de Diego Soto-Sánchez. Jean D’Esme no apareció en esta escena porque bajó con Brut para realizar fotografías desde esa misma posición para incluir detalles del tractor oruga volcado; una de ellas fue publicada junto con otra vista de la alcantarilla reconstruida en la edición del 26 de agosto del parisino L’Intransigeant.

La situación de esta escena se ha podido establecer gracias a una crónica del citado José Augusto sobre un viaje realizado unos días antes, y que está firmada en Zafra el 11 de agosto17. En la tarde de ese 16 de agosto llegaron a Almendralejo. Hasta ese momento se desconoce si Brut filmó más escenas. En Almendralejo, el cámara francés realizó un interesante reportaje sobre los estragos de la guerra en la propia iglesia parroquial y los presos izquierdistas detenidos en la cárcel18. Uno de los testigos del trabajo de los franceses Brut y D’Esme, el periodista Correia los elogió en estos términos: «Que en la prensa de París y en los cines de todo el mundo darán una impresionante visión de lo que fue y lo que está siendo la Guerra Civil en Andalucía y Extremadura»19.

3. DE MÉRIDA A BADAJOZ

Los corresponsales extranjeros permanecieron en Almendralejo en la tarde del 16 de agosto. José Augusto Dos Santos, del portugués Diario de Noticias, marchó directamente a Badajoz, yéndose con él el falangista Juan de Diego Soto. Precisamente, Juan de Diego posó con una bandera blanca en la torre de Espantaperros de la Alcazaba de Badajoz, y esa fotografía se publicó dos días después en el lusitano Diario de Noticias. Al atardecer llegaron a Mérida Brut y D’Esme. Aprovechando las últimas luces naturales del ocaso, René Brut filmó unas escenas de escasos segundos cuyos protagonistas fueron los legionarios que vivaqueaban debajo y junto a los soportales del Palacio de la China, en la Plaza de España. También captó el momento del reparto del rancho. Los periodistas pernoctaron en Mérida. Incluso tuvieron la oportunidad de entrevistar al comandante Antonio Castejón que había salido de Badajoz y se había detenido en Mérida antes de continuar su avance hacia Madrid:

«En el Parador del Patronato de Turismo de Mérida, cuando acabábamos de cenar, vimos entrar un oficial al que luego reconocimos por haber visto muchas veces su fotografía: El comandante Castejón, un hombre bajo y fuerte, de facciones enérgicas. Inmediatamente le presentamos cumplimientos, solicitando una entrevista que nos concedió.

«-¿Hacia dónde se dirige ahora? -Como es natural, hacia el Este. Mi columna, reforzada con una Bandera del Tercio y tres Tabores de Regulares, sigue con el objetivo inmediato de tomar Don Benito, donde está la base de los aviones gubernamentales, a 60 kilómetros de Mérida, y Villanueva de la Serena. Llevo, también, dos baterías y aviación para colaborar en el ataque.

«-¿Piensa terminar esta mañana las operaciones? -No me gusta nunca anticipar tales noticias, pues el hecho de vencer cuarenta veces no impide que alguna vez pueda fallar20. Pero, antes de tomar Don Benito, debo pasar por las poblaciones de Medellín y Santa Amalia, en las cuales, sobre todo en la primera, hay fuertes concentraciones de comunistas huidos de varias ciudades y hasta llegados de Madrid.

«Y el comandante Castejón se despidió de nosotros para seguir con su columna. Los elementos de la retaguardia de ésta dejarán Mérida a primera hora de mañana. Comenzó así el avance sobre Madrid, de esta fuerza de heroísmo legendario que no conoce la derrota, porque donde otros huyen, ellos atacan, a la bayoneta, a pecho descubierto y cantando, como en el ataque a Badajoz, el himno de la Legión: “Viva la Muerte”…»21.

En la mañana del 17 de agosto los corresponsales abandonaron Mérida y se dirigieron hacia la capital de la provincia, entrando en la ciudad de Badajoz por la Puerta de la Trinidad, lugar por el que se había llevado a cabo uno de los ataques: «Al llegar a Badajoz nos detuvimos ante la brecha, donde a las 14,30 horas del día 14, ciento cincuenta legionarios, cantando sus himnos, efectuaron un formidable ataque a la bayoneta, sufriendo 85 bajas y haciéndole quinientas al enemigo»22. Antes de entrar en la ciudad por la carretera de circunvalación, René Brut filmó varias escenas.

Así se pueden apreciar varias secuencias, una de ellas es un plano general de esa carretera en la que aparecen circulando dos obreros junto a un burro, otro plano general de los cadáveres de tres paisanos en posición decúbito supino junto a la carretera con dos de los periodistas, así como varios planos más cercanos de esos fusilados. En la siguiente secuencia captó a otro cadáver de un paisano en la misma carretera. También hizo un plano general de la parte trasera del Cuartel de la Bomba. Otras secuencias inmortalizaron unos vehículos calcinados en la carretera de circunvalación (cerca de la actual Plaza de la Constitución, entre las Avenidas de Europa y Fernando Calzadilla) y en las que se aprecia en la lejanía el citado acuartelamiento. Son al menos tres vehículos destrozados los que recogió el tomavistas de Brut. Estos coches procedían de las requisas que las milicias hicieron en la capital. De dos de ellos se distinguen las matrículas: BA 2013 (y marca Buick) y BA 335323.

Mientras Jean D’Esme gestionaba el alojamiento en un hotel24, a Brut le asignaron un oficial en funciones de escolta que además actuaba como supervisor del camarógrafo. La misión del militar no sólo era controlar cada uno de sus pasos, sino también era una medida de seguridad para el propio Brut. Así ese día 17 de agosto, acompañado de falangistas locales, lo dedicó a filmar imágenes sin mayor trascendencia bélica en diversos lugares de la ciudad:

a) Exterior del Grupo Escolar General Navarro, situado en la Ronda del Pilar. En este lugar estaba estacionada una camioneta en la que se iba recogiendo todo tipo de armas. De esta manera, Brut perpetuó el momento en el que dos soldados traían una talega que depositan en el camión. Otra escena recoge la vigilancia del camión por un soldado que posa con dos ciudadanos, uno de los cuales lleva un brazalete blanco en la derecha. Otro de los planos recoge a soldados y civiles exhibiendo encima del camión las pistolas requisadas.

b) En el interior del Teatro López de Ayala, en la Plaza de Minayo. El 14 de agosto, en el contexto de la toma de la capital, unos milicianos se atrinchera-on en este edificio. Al paso de los legionarios de la V Bandera, éstos fueron atacados desde el interior, comenzando una lucha que concluyó cuando los soldados arrojaron bombas de mano en su interior. Esto provocó el incendio del teatro, pereciendo los milicianos en su interior25. Este inmueble fue visitado por Brut y D’Esme. Éste vio dos extremidades calcinadas26. René Brut filmó varios planos de las ruinas, en las que algunas de las partes estaba aún humeantes según afirmó D’Esme. Las secuencias recoge las vigas del inmueble, el patio de butacas, el escenario y algunos detalles, entre ellos una imagen de uno de los proyectiles utilizados en el asedio, en concreto uno modelo Schneider de 75 mm entero.

c) Vista de una calle cercana a la Plaza de la República con el pavimento totalmente lleno de escombros de las viviendas afectadas por el bombardeo.

d) Plaza de la República (hoy Plaza de España). Así, René Brut filmó varias secuencias que hay que analizar por separado:

a. Legionarios yendo y viniendo por la calle.

b. Un plano en la que se aprecian dos guardias portando fusiles, un niño y un ciudadano con brazalete blanco. Al fondo se distingue el escaparate de la Imprenta «La Minerva Extremeña», sita en la Plaza de España.

c. Dos guardias civiles hacen guardia transitando frente a la escalinata sur de la Catedral de San Juan.

d. Dos obreros transportan enseres domésticos.

e. Un guardia cívico junto a un ciudadano provisto de brazalete blanco. Según el corresponsal portugués Mario Neves, en crónica firmada el 16 de agosto: «la gente que circula por las calles tiene que llevar un brazalete blanco para afirmar sus sentimientos pacíficos y patrióticos»27. Al fondo de la imagen se puede distinguir la fachada de la «Farmacia del Doctor Camacho», establecimiento que aún existe y que hace esquina con la calle Muñoz Torrero.

f. Un grupo de legionarios transita por la plaza. Al fondo se puede apreciar el edificio del Ayuntamiento de Badajoz.

g. Otro conjunto de soldados de la Legión saluda a la cámara de René Brut. En ese mismo grupo se puede ver a varios niños.

h. Exhibición de la avioneta modelo Hawker Fury. Este aparato, pilotado por el capitán Félix Uturbi (de la aviación republicana) estaba destinado con la matrícula 4-2 en el aeródromo de Don Benito. Su misión era atacar Badajoz, pero tuvo un fallo de sincronización entre el fuego de la ametralladora y el giro de la hélice. Esto produjo daños en la avioneta y su piloto realizó un aterrizaje de emergencia en las proximidades de Badajoz, concretamente en la finca «La Liviana», propiedad de Lisardo Sánchez28 y muy cercana a Valdebotoa. El piloto abandonó el aparato y huyó a la «Zona Republicana».

Esta avioneta fue recuperada por las autoridades militares de Badajoz, y trasladada a la capital en una camioneta. El día 17 de agosto fue exhibida en un paseo triunfal por las calles pacenses. Fue trasladado a Sevilla para ser reparado, pero por falta de piezas de recambios (que tenían que ser enviadas desde Inglaterra) no pudo ser operativo.

René Brut filmó varios planos de esta avioneta modelo Hawker Fury, la cual fue exhibida junto a la Catedral de San Juan. En otra escena, legionarios, guardias civiles, ciudadanos y niños delante saludan a la cámara delante del avión.

i. Un primer plano de un escaparate de la calle de San Juan con una pintada con el texto «Viva España».

e) Torre de Espantaperros. Esta atalaya que se encuentra en la alcazaba es uno de los lugares más altos de la capital. Por esta razón, es el sitio en el que se divisa toda la ciudad. Brut tomó un plano del legionario encargado de la vigilancia. Así mismo tomó varios planos generales de Badajoz desde las almenas; en una se puede distinguir el cimborrio de la Iglesia de la Concepción y la Torre de la Catedral. Desde esta posición también filmó tejados bombardeados por la aviación durante la toma de la capital. Brut también filmó los exteriores de la Torre de Espantaperros en el que se aprecia el impacto de varias bombas en la pared.

4. LA FILMACIÓN DE LOS CADÁVERES DEL CEMENTERIO DE SAN JUAN

La tarde del 17 de agosto fue dedicada por Brut y D’Esme para tomar imá-genes de la ciudad de Badajoz y a informarse de lo sucedido en la capital desde los inicios de la Guerra Civil. D’Esme explica en una de sus crónicas que «acompañados por falangistas y debidamente autorizados, visitamos la ciudad, tomando notas e hicimos fotos en la propia ciudad»29. Después de hacer ese recorrido por la ciudad, Jean D’Esme se separó de Brut, y a las 4 de la tarde decidió viajar a Olivenza, que acababa de ser tomada, con el corresponsal del Diario de Noticias José Augusto30. En la noche de ese 17 de agosto, René Brut se enteró de los fusilamientos que se estaban llevando a cabo en los extramuros de la ciudad y decidió que por la mañana iría a filmarlos pues uno de sus principales objetivos, a la luz de la confesión que le hizo a John Dored, era obtener imágenes de fusilados31.

Al día siguiente, el 18 de agosto, en las primeras horas de la mañana, René Brut filmó clandestinamente las famosas imágenes de los carabineros y guardias civiles fusilados en las tapias del cementerio de San Juan, así como unos trescientos cuerpos carbonizados y una veintena de cuerpos antes de ser quemados. La labor de incineración comenzó, según el corresponsal portugués Mário Neves, a las seis de la mañana del 17 de agosto: «Al fondo en un escalón cavado aprovechando un desnivel del terreno, se encuentran, sobre vigas de maderas transversales, parecidas a las que se utilizan en las vías del ferrocarril, sobre una superficie de más de cuarenta metros, más de 300 cadáveres, en su mayoría carbonizados»32. Estas escenas nublarán la mirada de Brut y causarán pavor en su país, él vio cadáveres tendidos en el camposanto de Badajoz: «Contra un muro los insurgentes alinearon a sus víctimas. Yo conté 80 muertos. Esto significa que muchos sospechosos habían sido fusilados a la vez. Dentro del cementerio me di cuenta entonces que cien cadáveres amontonados iban a ser quemados de un momento a otro». Antes de salir de Badajoz, y como ya ha sido indicado, el propio Brut expresó que «afortunadamente fui capaz, con cien pesetas de enviar mi película a París a través de Lisboa»33. De esta forma, se valió de la ayuda del periodista portugués José Augusto Dos Santos y un mensajero que trasladó las películas a Lisboa.

A primeras horas de la mañana del 18 de agosto René Brut, de forma clandestina, grabó en el cementerio de Badajoz. El obstáculo principal era la forma en la cual debía zafarse del oficial que lo controlaba. René Brut explicó posteriormente la manera en que se libró del celoso militar: «El oficial que me acompañó se había acostado muy tarde. Entonces, como todos los españoles, se levantó también tarde… Me enteré de que iban a fusilar a los presos a primeras horas de la mañana y fui a ver este espectáculo y rodarlo…»34. Estas imágenes son muy interesantes porque sirven para aclarar lo sucedido en Badajoz. En esos segundos de grabación se pueden distinguir los siguientes planos:

a) Una hilera de cadáveres. Éstos visten ropas de paisano, y corresponden a los milicianos muertos que fueron recogidos tras la batalla librada en las calles.

b) Otra hilera de cadáveres calcinados cuya combustión está extinguida. Los cadáveres proceden de la incineración llevada a cabo el día 17 de agosto y de la que fue testigo Mario Neves varios días antes35.

c) Fusilamiento de carabineros junto a una de las tapias del cementerio de San Juan:

a. Un plano general de un grupo de cadáveres.

b. Detalle de uno de un carabinero que destaca sobre varios cadáveres.

c. Detalle del rostro de un cadáver en el que se aprecia ensangrentado y también se distingue en el cuello la insignia del Cuerpo de Carabineros.

d. Otros cadáveres y junto a ellos la característica gorra de plato del cuerpo de Carabineros.

Con anterioridad había utilizado este método, pues en 1933 la película que Brut realizó junto con el cineasta Luois Cottard sobre el corredor de Danzig titulada «Sombras sobre Europa», fue extraída clandestinamente de allí; también en ese año de 1936 sacó de Austria en el interior de su impermeable unas imágenes de Adolfo Hitler en Viena tras la entrada de las tropas alemanas en el Anschluss. Años después volvió a reiterar que las imágenes de Badajoz las evacuó a través de Lisboa36. En capital lusa la línea Air France enlazaba con su socia AP (Aero Portuguesa) de Tánger-Lisboa-París. Sin embargo, al comienzo de la Guerra Civil, se restringió el espacio aéreo que utilizaba, siendo sólo la AP la línea que hacía Tánger-Lisboa y regreso. René Brut intuyó la importancia de las imágenes que había filmado en Badajoz, pues «debido a la urgencia de la información, pude enviar estos documentos directamente sin pasar por los Servicios de Prensa de Sevilla»37. La película salió inmediatamente en el correo aéreo de Air-France: «Su honor como reportero quedaba a salvo». Cuarenta y ocho horas después las imágenes llegaron a los estudios de Pathé Journal, en París.

Hubo un adelanto de estas imágenes en el periódico L’Intransigeant de París, cuyo corresponsal Jean D’Esme estaba en Badajoz con Brut, en la edición del 29 de agosto de 1936. Brut utilizaba un tomavista que captaba imágenes en movimiento sin sonido, pero D’Esme llevaba consigo además una cámara fotográfica. Se sabe, gracias al periodista portugués Félix Correia, que tanto Brut como D’Esme llevaban cámaras, y que las utilizaron, por ejemplo, en el patio de la cárcel de Almendralejo38. La publicación de las cuatro imágenes del cementerio de Badajoz bajo el epígrafe de «A Badajoz: Les horreurs de la guerra» fue lo que alertó al Servicio de Prensa de los nacionales. El mismo día que se emitía en los cines franceses el noticiario «Visions D’Espagne» (que contenía las imágenes del cementerio de Badajoz) las autoridades militares nacionales ya tenían los ojos puestos en Brut y D’Esme39.

5. LA FILMACIÓN DE BRUT EN EL CEMENTERIO DE BADAJOZ: UN DOCUMENTO EXCEPCIONAL PARA ESTABLECER LO OCURRIDO LA CAPITAL

Llegados a este punto es pertinente reflexionar sobre varias cuestiones: «Montones de cadáveres cubrían las calles». Lo cual corrobora que hubo una batalla y había muertos, como en todas las guerras donde hay combates. «80 cadáveres contra un muro, cien cadáveres en el cementerio a punto de ser quemados». Como expresó el sacerdote Ildefonso Jiménez Andrade a Mario Neves, la quema de esos cuerpos era una medida higiénica para evitar la propagación de epidemias por el proceso de descomposición acelerada dadas las altas temperaturas de agosto. Es más, Neves afirmó que ese mismo fin tuvo 23 cadáveres de legionarios, fuerza asaltante, que estaban en ese mismo camposanto40. Algún autor ha querido ver en la quema de esta pila de cuerpos una anticipación de la Europa de los campos de exterminio41 o que «esas imágenes son la premonición de Auschwitz»42 ¿Dónde están los miles de muertos en la plaza de toros? ¿Donde metieron a tantos miles de muertos que ni René Brut ni Mário Neves, ni Mário Pires, ni José Augusto vieron? ¿Por qué teniendo «autorización» no filmó los miles y miles de asesinatos que se estaban llevando a cabo en la plaza de toros de Badajoz?

Otro punto es el número de muertos y que son los que fueron filmados por Brut, unos trescientos, procedentes de las luchas que se vivieron dentro de la ciudad (excepto los carabineros y guardias civiles fusilados). Para saber qué resistencia se encontraron las fuerzas asaltantes, hay que tomar como referencia los diarios del que fue comandante de Badajoz nombrado por el Gobierno del Frente Popular, Coronel Idelfonso Puigdengolas Ponce de León. Ejerció como tal entre el 25 de julio hasta el 14 de agosto. En los días previos a la toma de la capital, «El total de los milicianos que debían quedar en Badajoz, pero de cuyo número no respondo, era de 275 armados con fusil, 200 carabineros y próximamente unos cien soldados de Infantería que quedaron después de los bombardeos de aviación». Siguiendo estas memorias, en la mañana del 14, «las fuerzas de Infantería que debían defender el cuartel de la Bomba y el sector a izquierda o derecha de él, abandonan las posiciones y, saliendo por la Puerta de Rotezna [Poterna], con bandera blanca, se pasan al enemigo». El relato del Coronel Puigdengolas sobre lo ocurrido el día catorce tiene un claro espíritu derrotista, denunciando la huida de milicianos y de carabineros que la defendían43.

Si Brut tuvo autorización para filmar en el casco urbano de Badajoz, y una facilidad para mostrar esas imágenes horrendas de cadáveres calcinados y apilados (no se aprecia formación de ejecución sino apilamiento de cadáveres), ¿cómo no iba a mostrar esas imágenes de fusilamientos? La respuesta es bien msencilla, porque en Badajoz no hubo en esos días miles de asesinatos que la prensa extranjera cacareó a bombo y platillo. Frente a autores que expresan que las imágenes de René Brut posiblemente sean las únicas existentes de «las matanzas»44 se puede asegurar con toda certeza que no es así. Así, en el libro La Matanza de Badajoz ante los muros de la propaganda45, hay varios cuadernillos de fotos donde se aprecian los cuerpos sin vida de milicianos que o bien murieron en la batalla o bien fueron fusilados sobre la marcha en varios puntos de la ciudad.

Una de las imágenes más importantes de dicho libro, y que ha sido recientemente descubierta, es una vista de la citada plaza de toros de Badajoz captada el día 15 de agosto y que fue publicada por el rotativo portugués Diário de Noticias dos días después. Esa fotografía es la viva descripción que Mário Neves hizo del ruedo en sus crónicas del 15 y del 16 de agosto para el Diario de Lisboa: Algunos cadáveres (en concreto dos, uno en la arena y otro en el burladero), camiones de las milicias populares (algunos destruidos) y algunas bombas sin explotar46, pero además se pueden apreciar pequeños cráteres en la arena y desperfectos en varios puntos del graderío por los impactos de bombas arrojadas por la aviación. El 19 de agosto, el socialista Indalecio Prieto firmó un artículo en Informaciones que contradice a Mário Neves y al mismísimo fotógrafo que captó la instantánea en la plaza de toros: «En Badajoz los prisioneros fueron encerrados en el local de la plaza de toros y obligados a salir al ruedo por la puerta del chiquero; cuando aparecían en el redondel, desde tendidos, gradas y palcos les ametrallaban los facciosos a placer»47. A partir de aquí las versiones sobre el particular crecieron con detalles escalofriantes en la prensa del Frente Popular48.

Además, hay que añadir que era habitual entre los «cámaras» pasarse metros de películas para poder completar los reportajes, así Pathé Journal compró a otros noticiarios «de todo tipo de connotación ideológica» (Cinegirnale LUCE italiano, UFA alemán, British Moviestone…)49 imágenes que después ensamblaban con las propias en los estudios parisinos de la calle Francoeur, así ocurre con algunas de las imágenes del reportaje «Visions D’Espagne»50. De esta forma, las escenas filmadas en el cementerio de Badajoz de los cuerpos de los aproximadamente 300 milicianos calcinados que murieron, bien durante la batalla bien durante la represión llevada a cabo inmediatamente después, y que aparecen en la filmación, ya están fríos, no hay humo, por lo tanto deben de ser los quemados a las seis horas del día 17 de agosto y que fueron comentados por el periodista luso Mario Neves. Los que están sin quemar (unos veinte o veinticinco cuerpos) debían de ser los cuerpos trasladados al cementerio a partir del día 16 de agosto. Además, en la película de Brut se aprecian los cuerpos carabineros y guardias civiles fusilados en la madrugada del dieciocho de agosto inertes en una de las tapias del cementerio de San Juan.

Según el periódico comunista L’Humanite fueron varios los operadores franceses que entraron en Badajoz: «Después de la toma de Badajoz por los insurgentes varios operadores de cine franceses filmaron las escenas de terror relatadas por los periodistas»51. Se conoce el caso del periodista galo Maurice Leroy del Paris Soir y Choc, que acompañó a Bertrand de Jouvenel en la primera quincena de agosto de 1936 por tierras extremeñas y que fue también camarógrafo. El historiador Aitor Yraola, añade que René Brut «entró en Badajoz dos días después de su conquista junto con otro corresponsal portugués, Anibal Contreiras…52 Realmente Contreiras no estuvo en Badajoz: Entró en España por Salamanca a mediados de octubre de 1936 acompañado del «jornalista» José Augusto Dos Santos, del Diario de Noticias.

Una vez acabado el trabajo en Badajoz el mismo día 18 de agosto regresaron a Mérida. Por la tarde llegaron a Sevilla, donde los esperaba el Capitán Luis Antonio Bolín, nuevo Jefe de los Servicios de Prensa de Queipo de Llano, recientemente creados mientras los corresponsales extranjeros estaban en tierras pacenses. Interesadamente se ha expresado que el Capitán Bolín, al conocer que Brut estaba en Badajoz tomando imágenes de «las matanzas» le hizo llamar inmediatamente. Esto no es así, en esa fecha tan temprana el citado Jefe de Prensa desconocía absolutamente que Brut hubiera grabado clandestinamente. En estos primeros momentos, los alzados ofrecían bastante libertad de trabajo y de información a los periodistas extranjeros. Sin embargo, pronto pudieron darse cuenta que buena parte de ellos hacían una labor contra los alzados. El capitán Bolín en esos días convocó a todos los redactores extranjeros que trabajaban en su zona de influencia porque «no todos los corresponsales en nuestro bando sometían sus escritos a la censura»53. Es decir René Brut no fue ninguna excepción y a partir de ese momento todos los periodistas, fotógrafos y operadores de cine deberían desplazarse al frente «en caravanas organizadas por el Servicio de Prensa y el Estado Mayor»54.

Hay que tener en cuenta este dato tan revelador, ya que pese a lo que se ha venido publicando55, Brut gozó en todo momento de libertad de movimientos por el territorio controlado por los nacionales, con las evidentes restricciones debidas a la evidente situación bélica que se vivía en España en esos momentos. De esta forma nunca se hubiera podido desplazar a Antequera el 19 de agosto. René Brut se sintió defraudado al comprobar las dificultades que a los redactores extranjeros les ofrecían desde la oficina de prensa de los rebeldes en Sevilla para realizar sus labores: «Fuimos autorizados para ir el 19 [de agosto] a Antequera, a 60 kilómetros de Málaga. Nuestra caravana de reporteros (la componían 4 operadores y 3 periodistas acompañados por una escolta de falangistas) se parecía más bien a una gira de agencia de viajes»56.

En la tarde-noche del día 19 de agosto regresó a Sevilla donde «nos quedamos una semana en blanco»57. Todos los días acudía a la oficina de prensa con la esperanza de obtener la ansiada autorización para poder partir al frente de guerra. Esta inactividad se interrumpió el 25 de agosto cuando con Jean D’Esme se desplazó a Córdoba. En esta ciudad filmó los efectos del bombardeo de la aviación republicana. Regresó a Sevilla y la mañana del 26 de agosto viajó a Tánger para cambiar de aires en el contra torpedo de la Marina francesa Tornade58 que había remontado el Guadalquivir con 91 refugiados franceses procedentes de Granada. Esta misma tarde desembarcaron en Tánger.

6. EPÍLOGO: LA MANIPULACIÓN DE LAS IMÁGENES FILMADAS EN BADAJOZ POR BRUT EN EL DOCUMENTAL LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA DE GRANADA TV. LA MUERTE DE RENÉ BRUT

En 1982 la productora británica Granada TV editó el documental televisivo The Spanish Civil War (La Guerra Civil española). Se comercializó en España en formato de video en 1985 y en ese mismo año Radio Televisión Española compró los derechos, y fue en 1988 cuando se emitió por primera vez. En el capítulo II, titulado «Revolution, countrarrevolution & terror» («Revolución y contrarrevolución») se manejaron las imágenes que René Brut rodó en tierras extremeñas en los días 17 y 18 de agosto de 1936. Era la primera vez que se podían visionar en España las imágenes del camarógrafo francés. Sin embargo, a pesar del mérito de localizar y rescatar del olvido el trabajo de Brut de la videoteca de Pathé, no se hizo una localización de algunas escenas y se manipularon algunas de ellas con un sonido que el original no tiene. Una parte de este documental expone el avance de la Columna Madrid por tierras extremeñas a principios de agosto de 1936, pero básicamente centra la información en la toma de la capital, Badajoz. El testimonio central que sirve para exponer lo ocurrido es el proporcionado por Mario Neves. Es presentado como el «primer periodista extranjero en llegar a Badajoz tras la batalla», cuando esto no es cierto59.

Mario Neves declaró en el documental esto: «Fue terrible, eran capaces de todo, supongo que es porque venían muy excitados. Hay que pensar que habían atravesado el Estrecho, que habían venido de Marruecos, que habían cruzado en avión el Estrecho a Sevilla, y venían muy enaltecidos porque habían tenido que librar violentos combates en su camino a Badajoz. A esta altura llegó una columna, creo que de ciento veintitantos, ciento veintitrés o cosa así de legionarios enloquecidos. Esto me lo contó un oficial que me dijo: “Cuidado, no hables con ellos porque están muy excitados». En un alarde de sensacionalismo, los editores del documental, a continuación, pusieron imágenes de impactos de bala que se conservaban en algunas paredes de las murallas de Badajoz y las mezclaron con las que Brut había filmado en la Plaza de Badajoz el 17 de agosto de 1936. Es la que se corresponde a un grupo de legionarios que se muestra con alegría ante el objetivo y en la que se unen algunos niños. Estas imágenes, que no tienen sonido en el original, sí las tiene en el documental, en forma de gritos y vociferaciones feroces. Esta mezcla de unas imágenes sacadas de un contexto no estrictamente bélico, pues los legionarios filmados en la Plaza de España de Badajoz no estaban en actitud de combate, y los sonidos obedecen a una manipulación claramente sensacionalista y con objeto de impresionar al televidente.

Cuando se produjo este documental, uno de los testigos, René Brut, vivía retirado en una localidad del sur de Francia llamada Ondrés, enclavada en pleno País Vasco francés. Residía allí desde 1967 en su casa familiar con su esposa Suzanne Celine hasta que el 4 de octubre de 1985 falleció en una clínica de Bayonne; fue enterrado en el panteón que la familia Brut poseía en el cemente- rio de Ondres en la acera P 63. Salvo el nombre que dio a su casa («Ma Camera») en la Avenida Docteur Laforcade nada delataba su pasado como uno de los más importantes operadores de cine franceses. Una de sus últimas apariciones fue un documental titulado Compilation Espagne, en la década de 1960, en el que relató y recordó sus peripecias en España en 1936:

«René Brut fue a Badajoz, punto de unión de los franquistas del norte y el sur. Aquí es donde, en secreto, filmó imágenes aterradoras dignas de Goya, ¿cómo? El oficial que me acompañaba se acostó muy tarde, y como todos los españoles se levantó también muy tarde. Me enteré que iban a fusilar a los prisioneros durante la madrugada. Fui a ver este espectáculo en el curso del cual pude filmar estas escenas. Veinte días más tarde, después que la película fuera exhibida en Francia, fui detenido como comunista. Durante el interrogatorio, me dijeron: “Confiesa, confiesa, sino vas a sufrir el destino de las personas que has filmado”. Éramos cinco por celda, republicanos españoles, y cada mañana venían a buscar a uno o dos de los prisioneros, al día siguiente restituían a los desaparecidos. Liberado el 13 de septiembre, tras la intervención del Papa, del cardenal Gerlier y el director de cine Julien Duvivier, René Brut finalmente llegó al aeropuerto de Le Bourget (París), consciente de haber salido realmente bien librado: Agradezco a todas las personalidades, amigos conocidos y desconocidos que intervinieron a favor de mi liberación. Usted sabe que dije: ¡Uf!»60

Se desconoce si los promotores del documental de Granada TV sobre la Guerra Civil española, hicieron gestiones para recabar su testimonio. Sí es cierto que en España la historiografía ha olvidado la vertiente humana de Brut, siendo estos datos biográficos los primeros que ven la luz en una investigación histórica. Así mismo, las imágenes que captó René Brut en Extremadura, conocidas desde la década de 1980 no habían sido sometidas a un estudio pormenorizado. La historiografía extremeña, en una profunda dejación de funciones, no ha promocionado un estudio de estas imágenes. Ello ha supuesto incluso una identificación, datación y localización errónea. Concretamente, en una obra se dice que la filmación se produjo el 15 de agosto, una de las imágenes tomadas en las cercanías de El Ronquillo habían sido situadas erróneamente en Badajoz y el tractor oruga es equivocado con una avioneta, y asimismo confundida la fachada de la Cárcel Municipal de Almendralejo con la de la Prisión Provincial61. También existe una confusión entre ciertos historiadores que no tienen claro el soporte material, pues Brut hizo su trabajo en película y no fotografías62.

7. APÉNDICE GRÁFICO

image005

Figura 1. El Ronquillo (Sevilla). Mañana del 16 de agosto de 1936. De izquierda a derecha: Leopoldo Nunes, José Augusto, el falangista Juan de Diego, Jean D’Esme y Félix Correia

image007

Figura 2. El Ronquillo (Sevilla). Mañana del 16 de agosto de 1936. Detalle de la alcantarilla volada en la carretera de Sevilla a Badajoz

image009

Figura 3. El Ronquillo (Sevilla). Mañana del 16 de agosto de 1936. De izquierda a derecha: José Augusto, el falangista Juan de Diego, Leopoldo Nunes y Félix Correia

image011

Figura 4. Mérida. Atardecer del 16 de agosto de 1936. Legionarios vivaqueando en los soportales del Palacio de la China, en la Plaza de España de Mérida

image013

Figura 5. Mérida. Atardecer del 16 de agosto de 1936. Legionarios junto a los soportales del Palacio de la China, en Mérida

image015

Figura 6. 17 de agosto de 1936. Entrada de Badajoz por la carretera de circunvalación. Tres cadáveres junto a la carretera

image017

Figura 7. 17 de agosto de 1936. Entrada de Badajoz por la carretera de circunvalación. Detalle de los tres cadáveres junto a la carretera

image019


Figura 8. 17 de agosto de 1936. Entrada de Badajoz por la carretera de circunvalación. Otro cadáver junto a la carretera

image021

Figura 9. 17 de agosto de 1936. Entrada de Badajoz por la carretera de circunvalación. Detalle del vehículo marca Buick y matrícula BA 2013 (al fondo el Cuartel de La Bomba)

image023

Figura 10. 17 de agosto de 1936. Entrada de Badajoz por la carretera de circunvalación. Un vehículo matrícula BA 3353 y al fondo el Cuartel de La Bomba

image025

Figura 11. 17 de agosto de 1936. Entrada de Badajoz por la carretera de circunvalación. Detalle del amasijo del vehículo marca Buick y matrícula BA 2013

image027

Figura 12. Badajoz. 17 de agosto de 1936. Recogida de armas junto al colegio General Navarro.

image029

Figura 13. Badajoz. 17 de agosto de 1936. Detalle de la recogida de armas junto al colegio General Navarro.

image031

Figura 14. Badajoz. 17 de agosto de 1936. Un policía, un legionario guardias cívicos y civiles posan con las armas recogidas junto al colegio General Navarro.

image033

Figura 15. Badajoz. 17 de agosto de 1936. Detalles de las ruinas del Teatro de la Plaza de Minayo.

image035

Figura 16. Badajoz. 17 de agosto de 1936. Detalles de las ruinas del Teatro de la Plaza de Minayo.

 

 

 image037

Figura 17. Badajoz. 17 de agosto de 1936. Detalles de los bombardeos en una calle de la capital

image039Figura 18. Badajoz. 17 de agosto de 1936. Dos obreros transportan enseres domésticos en la Plaza de la República

image041Figura 19. Badajoz. 17 de agosto de 1936. Dos guardias civiles pasean junto a la Catedral de San  Juan, en la Plaza de la República

image043Figura 20. Badajoz. 17 de agosto de 1936. Un grupo de legionarios marcha por la Plaza de la República. Al fondo se aprecia la fachada del Ayuntamiento

image045

Figura 21. Badajoz. 17 de agosto de 1936. Un guardia cívico pasea con un civil en la Plaza de la República. Al fondo la Farmacia del Doctor Camacho que hace esquina con la calle Muñoz Torrero

image047

Figura 22. Badajoz. 17 de agosto de 1936. Detalle de un grupo de Legionarios y niños que posan ante la cámara de Brut en la Plaza de la República. Detrás se aprecia la fachada del Ayuntamiento

image049

Figura 23. Badajoz. 17 de agosto de 1936. Un grupo de curiosos entre los que hay legionarios, guardias civiles, ciudadanos y niños posan ante el Hawker Fury junto a la Catedral de San Juan

image051

Figura 24. Badajoz. 17 de agosto de 1936. Exhibición en la Plaza de la República de una avioneta Hawker Fury (matrícula 4-2)

image053

Figura 25. Badajoz. 17 de agosto de 1936. Un legionario vigila desde la Torre de Espantaperros, en la alcazaba pacense

image055

Figura 26. Badajoz. 17 de agosto de 1936. Vista de la ciudad desde la Torre de Espanta- perros. En un primer término el cimborrio de la Parroquia de la Concepción, y detrás el campanario de la catedral

image057

Figura 27. Badajoz. 17 de agosto de 1936. Impacto de varias bombas en la pared de la Torre de Espantaperros

image059

Figura 28. Cementerio de San Juan de Badajoz. 18 de agosto de 1936. Cadáveres de fusilados y muertos en los combates

image061

Figura 29. Cementerio de San Juan de Badajoz. 18 de agosto de 1936. Cadáveres de fusilados y muertos en los combates de la ciudad incinerados

image063


Figura 30. Cementerio de San Juan de Bada- joz. 18 de agosto de 1936. Cadáveres de carabineros y un guardia civil fusilados en la tapias del camposanto

image065

Figura 31. Cementerio de San Juan de Badajoz. 18 de agosto de 1936. Detalle de unos carabinero fusilados

image067

Figura 32. Cementerio (viejo) de Badajoz. 18 de agosto de 1936. Detalle de un guardia civil fusilado en la tapias del camposanto

image073

Figura 33. René Brut y su autógrafo. En la imagen, de 1970, Brut porta en sus manos el tomavistas que utilizó en Badajoz en 1936

image069

Figura 35. L’Intransigeant (París), 26 de agosto de 1936. Imágenes tomadas en las cercanías de El Ronquillo (Sevilla) en la mañana del 16 de agosto de 1936. Se aprecia en la imagen de la derecha el camión

image074

Figura 34. Diario de Lisboa, 18 de agosto de 1936. De izquierda a Derecha: Félix Correia, José Augusto, Jean D’Esme, Juan de Diego, Leopoldo Nunes y René Brut posan junto con el coche que les condujo a Almendralejo, matrícula SE 16.6??

image076

Figura 36. L’Intransigeant (París), 29 de agosto de 1936. La difusión de estas imágenes del cementerio de Badajoz alertaron a las autoridades militares de España y fue el origen de la deten- ción y posterior expulsión de René Brut del territorio nacional

image078

Figura 37. Estado de la plaza de toros de Badajoz el día 15 de agosto de 1936 y (publicada en el lisboeta Diário de Noticias el 17 de ese mes). Según la propaganda, en ese día se produjeron miles de fusilamientos con un tendido repleto de público. La realidad es otra, es la imagen gráfica de la crónica que firmó ese día el portugués Mario Neves: «Nos dirigimos en seguida a la plaza de toros, donde se concentraban los camiones de las milicias populares, muchos de ellos están destruidos (…) este lugar ha sido bombardeado varias veces; sobre la arena se ven algunos cadáveres (…) todavía hay, aquí y allá, algunas bombas que no han explotado, lo que hace difícil una visita pormenorizada».

image009

1  La presente comunicación forma parte de un estudio más amplio titulado «René Brut, un cazador de imágenes de la Guerra Civil Española en Extremadura». Asimismo, por problemas de espacio no se ha podido incluir todo el repertorio fotográfico expuesto durante los Coloquios.

2  BARRAGÁN-LANCHARRO, Antonio Manuel, y DOMÍNGUEZ NÚÑEZ, Moisés «Imágenes de la Guerra Civil en Extremadura: Los fotogramas de la película rodada por René Brut en Almendralejo en agosto de 1936», en Actas de las II Jornadas de Historia de Almendralejo y Tierra de Barros (2010).

3   BARRAGÁN-LANCHARRO, Antonio Manuel, y DOMÍNGUEZ NÚÑEZ, Moisés. «Algunas notas sobre la estancia del General Franco en Cáceres en agosto y septiembre de 1936 y las imágenes recuperadas de René Brut», en Actas de los XXXIX Coloquios Históricos de Extremadura (2010).

4  Este documental está dirigido por David Hart y está asesorado por los historiadores Ronald Fraser, Hugh Thomas y Javier Tusell. Parte de las imágenes tomadas por René Brut fueron utilizadas en el capítulo segundo, titulado «Revolución y contrarrevolución».

5  BOLIN BIDWELL, Luis Antonio, España: Los años vitales, Madrid, Espasa-Calpe, 1967, pp. 197 y s.

6  VILA IZQUIERDO, Justo, Extremadura: La Guerra Civil, Badajoz, Univérsitas Editorial, 1984, p. 75.

Le Petit Marocain (Casablanca), 15 de septiembre de 1936.

8  Videoteca de British Pathe, núm. 36/71 y Film ID 895.01.

Cfr. BARRAGÁN-LANCHARRO, Antonio Manuel, y DOMÍNGUEZ NÚÑEZ, Moisés «Imáge- nes de la Guerra Civil… op. cit.

10  John Dored, realmente se llamaba Jānis Doreds, 1881 – 1954, era un camarógrafo de origen letón que trabajaba para el noticiero norteamericano Paramount News. Dored había alcanzado prestigio internacional después de haber filmado ilegalmente el funeral de Lenin; cuando el material se encontraba a salvo fuera de las fronteras de Rusia, Dored fue capturado por la KGB y condenado a muerte. Fue rescatado sólo gracias a las protestas de los gobiernos británico y norteamericano. En 1936 se encontraba en España y acompañó a las tropas del bando del Frente Popular. Estuvo primeramente cubriendo la Guerra Civil en Barcelona para posteriormente trasladarse a Madrid. Fue capturado en un pueblo cercano a Navalmoral de la Mata el 28 de agosto de 1936, pues quería cubrir la toma de Navalmoral por los frentepopulistas. Cuando fue detenido viajaba con tres anarquistas llamados Carlos (Karl Vervuert Pollak), Jesús y René (conductor) en un coche pintado con los signos habituales de los anarquistas de la FAI, y el sindicato anarquista CNT. Al enseñar las credenciales que le habían proporcionado en Madrid y comprobar su origen letón (no hay que olvidar que Letonia por aquel entonces formaba parte de la URSS) estuvo a punto de ser pasado por las armas. Fue trasladado a Trujillo donde pasó una noche en un calabozo. Allí, dos de sus compañeros anarquistas (Jesús y René) fueron fusilados en el patio de la cárcel; a él y a Carlos los evacuaron a Cáceres. Desde aquí fue enviado a Sevilla donde estuvo encarcelado durante veintiún días en la cárcel de Carmona. Allí coincidió con René Brut. Dored clandestinamente hizo llegar un telegrama a su mujer en Viena y ésta comunicó su detención a la delegación de la Paramount en París. El 20 de septiembre de 1936, después de arduas negociaciones diplomáticas gestionadas por el cónsul norteamericano en Sevilla Charles A. Bay, fue puesto en libertad tras la promesa de no regresar jamás a España. Sus colegas H.R. Knickerbocker y el fotógrafo de guerra Arthur Mencken lo trasladaron en avión a Gibraltar y ese mismo día, pudo salir de España.

11  New York Times, 16 de febrero de 1941.

12   DÍEZ PUERTAS, Emeterio, El montaje del franquismo: La política cinematográfica de las fuerzas sublevadas, Barcelona, Laerte, 2002, p. 149.

13  The Evening Independent, 16 de septiembre de 1936.

14   DORED, John, For meg er jorden rund, Oslo, Aschehoug, 1955, p. 263. Es un resumen del capítulo correspondiente proporcionado en inglés por Gunnhild Holmen, de la Biblioteca Nacional de Noruega.

15  L’Intransigeant, (París), 25 de agosto de 1936.

16   Cfr. MARTÍNEZ BANDE, José Manuel, La marcha sobre Madrid, Madrid, Servicio Histórico Militar, 1968, p. 30.

17  Diario de Noticias (Lisboa), 17 de agosto de 1936.

18   BARRAGÁN-LANCHARRO, Antonio Manuel, y DOMÍNGUEZ NÚÑEZ, Moisés «Imágenes de la Guerra Civil en Extremadura: Los fotogramas… op. cit.

19  Diario de Lisboa, 20 de agosto de 1936.

20  Estas palabras del comandante Castejón fueron proféticas, ya que no pudo tomar Don Benito, al ser detenida su columna en el puente de Medellín por la feroz resistencia de los gubernamentales y los intensos ataques de la aviación.

21  Diario de Lisboa, 18 de agosto de 1936.

22  Diario de Lisboa, 20 de agosto de 1936.

23  Este vehículo fue matriculado en el mes de abril de 1929 a favor de José Bigeriego Márquez. Cfr. Boletín Oficial de Badajoz, 21 de mayo de 1929.

24  L’Intransigeant (París), 27 de agosto de 1936.

25  PILO ORTIZ, Francisco, DOMÍNGUEZ NÚÑEZ, Moisés, DE LA IGLESIA RUIZ, Fernando La matanza de Badajoz ante los muros de la propaganda, Madrid, Libros Libres, 2010, p. 297.

26  L’Intransigeant (París), 27 de agosto de 1936.

27  NEVES, Mário, La matanza de Badajoz. Crónica de un testigo… op. cit. p. 52.

28  El propio Lisardo Sánchez escribió en El Adelanto (de Salamanca) el 22 de agosto de 1936 que «el 17 [de agosto] presencié la llegada de dos aviones rojos que bombardearon Badajoz, pero llegaron tres de la base de Mérida y les hicieron huir; uno de ellos aterrizó en la finca “La Liviana” y era un gran aparato francés, que transportado en dos camiones, estuvo expuesto el día 18 en la Plaza de San Juan de Badajoz».

29  L’Intransigeant (París), 18 de septiembre de 1936.

30  AUGUSTO, José, Jornal de um correspondente da Guerra em Espahna, Lisboa, Edita Empresa Nacional de Publicidade, 1936, p. 44. Cfr. L’Intransigeant (París), 27 de agosto de 1936.

31  DORED, John, For meg er jorden rund… op. cit.

32  NEVES, Mário, La matanza de Badajoz. Crónica de un testigo… op. cit. p. 60.

33  Le Petit Marocain (Casablanca), 15 de septiembre de 1936.

34   En 1966, con ocasión del 30 aniversario del inicio de la Guerra Civil española, Pathe Magazine produjo un documental titulado «Les plus terrible des guerres civiles». En esta retrospectiva se rindió un homenaje a su «cameraman d’honneur» René Brut. Éste participó en el documental titula- do «Il y a 30 ans… La Guerre D’Espagne» (editado el 29 de abril de 1966). Parte del relato de René Brut se puede visionar. Sin embargo, en otro documental producido por Pathe y titulado «Compilation Espagne». En este documento gráfico expuso parte de su peripecia en Badajoz.

35   NEVES, Mário, La matanza de Badajoz. Crónica de un testigo de uno de los episodios más trágicos de la Guerra Civil de España (agosto de 1936), Mérida, Editora Regional de Extremadura, 1986, p. 60.

36    En un artículo titulado «Pionnier du journal  filmé»  y  subtitulado «René Brut, cameraman d’honneur» publicado en la revista Pilote (16 de agosto de 1962, núm. 147, p. 28) repasa las etapas de su vida profesional. Un párrafo trata de la guerra civil española, expresa que el film salió por Lisboa: «Pendant la Guerre d’Espagne, il filme des exécutions en masse de républicains. Il envoie sa bobine à Paris par le Portugal». Sin embargo, el historiador Pierre Marqués Posty ha afirmado sin pruebas que las imágenes salieron por Gibraltar: «…Accusé d’avoir fait parvenir à Paris, à sa rédac- tion, par Gibraltar, des clichés de la répression de Badajoz est arrêté à Séville …» (Espagne 1936, correspondants de guerre: L’ultime dépêche, París, Harmattan, 2008, p. 115). La salida natural de los artículos que querían evitar la censura era ora Gibraltar ora Tánger, por ello los rebeldes creye- ron en principio que las imágenes de Brut habían salido por El Peñón.

37  Revista Cinemonde núm. 413. Declaración de René Brut publicada el 17 de septiembre de 1936, pp. 669 y s. (Biblioteca Nacional de Francia, microfilm MICR D-556).

38   CORREIA, Félix, Quem vem lá? Gente de Paz! Gente de Guerra!, Lisboa, edición del autor, 1940. p. 93.

39   BARRAGÁN-LANCHARRO, Antonio Manuel, y DOMÍNGUEZ NÚÑEZ, Moisés. «Algunas notas sobre la estancia del General Franco en Cáceres… op. cit.

40  NEVES, Mário, La matanza de Badajoz. Crónica de un testigo… op. cit. p. 61.

41  ESPINOSA MAESTRE, Francisco, La columna de la muerte. El avanceop. cit. p. 256.

42   ESPINOSA MAESTRE, Francisco, Contra el olvido. Historia y memoria de la Guerra Civil. Barcelona, Crítica, 2006 p. 98.

43  Las memorias del Coronel Puigdengolas están difundidas en la parte correspondiente a su actuación en Badajoz en este sitio web http://www.kaosenlared.net/noticia/defensa-badajoz-agosto-1936- segun-coronel-puigdengolas

44  Cfr. ESPINOSA MAESTRE, Francisco, La columna de la muerte. El avanceop. cit. p. 256.

45  PILO ORTIZ, Francisco, DOMÍNGUEZ NÚÑEZ, Moisés, DE LA IGLESIA RUIZ, Fernando La matanza de Badajoz ante… op.cit.

46  NEVES, Mário, La matanza de Badajoz. Crónica de un testigo… op. cit. pp. 44 y 50.

47  La Vanguardia (Barcelona), 20 de agosto de 1936.

48  Cfr. PILO ORTIZ, Francisco, DOMÍNGUEZ NÚÑEZ, Moisés, DE LA IGLESIA RUIZ, Fernando La matanza de Badajoz ante… op.cit.

49  CABRERIZO PÉREZ, Felipe, La Atenas militarizada, la industria cinematográfica en Gipuzkoa durante la Guerra Civil (1936-1939), San Sebastián, Diputación Foral de Guipuzkoa, 2004, p. 31.

50  Fecha 3 de septiembre de 1936, Pathé, longitud del metraje 125 m, número de identificación Pa. 356. 11 conservado en la Filmoteca española con el código 16.

51   L’Humanité (París), 10 de septiembre de 1936: «A Séville, les rebelles menacent de fusiller un français».

52   CAPARRÓS-LERA, José María, YRAOLA, Aitor, Historia contemporánea de España y  cine, Madrid, Universidad Autónoma de Madrid, 1997 pp. 56 y 57.

53  BOLIN BIDWEL, Luis Antonio, Los Años Vitales, Madrid, Espasa Calpe, pp. 197 y s.

54  L’Intransigeant (París), 18 de septiembre de 1936. El corresponsal del Daily Telegraph Philips Percival añade con respecto al capitán Bolín que éste «ha conseguido que los corresponsales le odien como a la peste. Todos los corresponsales extranjeros le detestaban y temían, en parte porque no permitía visitas al frente salvo con escolta militar»: GARCÍA SANTA CECILIA, Carlos, Corresponsales en la guerra de España (1936 – 1939), Madrid, Fundación Pablo Iglesias e Instituto Cervantes, 2006, p. 32.

55  TENORIO, Rafael. «Las matanzas de Badajoz», en Tiempo de Historia, núm. 56, julio 1979.

56  Revista Cinemonde núm. 413. Declaración de René Brut publicada el 17 de septiembre de 1936, pp. 669 – 670. (Biblioteca Nacional de Francia, microfilm MICR D-556).

57  Ibídem.

58  Le Petit Marocain, (Casablanca), 15 de septiembre de 1936.

59  Cfr. PILO ORTIZ, Francisco, DOMÍNGUEZ NÚÑEZ, Moisés, DE LA IGLESIA RUIZ, Fernando La matanza de Badajoz ante… op.cit. pp. 51 y ss.

60  Traducción de la transcripción de las declaraciones de René Brut en el documental Compilation Espagne (Gaumont Pathé Archives, Compilation Pathé, duración 1: 01:00, Blanco y Negro. Mudo y Sonoro, TC IN: 00:24:06:17, TC OUT: 00:25:56:20, Ref: B 29/D95921) realizada por Camille Bitaud, jefa de ventas de Gaumont Pathé Archives.

61  VILA IZQUIERDO, Justo, Extremadura: La Guerra… op. cit. pp. 72 y s.

62  Cfr. ESPINOSA MAESTRE, Francisco, La columna de la muerte. El avanceop. cit. p. 210.

Oct 012010
 

Antonio Manuel Barragán-Lancharro y Moisés Domínguez Núñez.

1.  INTRODUCCIÓN: LA LLEGADA DEL GENERAL FRANCO A CÁCERES EL 26 DE AGOSTO DE 1936
Tras el fracaso del golpe de Estado de una parte del Ejército en julio de 1936 se inició la Guerra Civil Española, la cual asoló el país casi tres años. Así, en la presente investigación se van a tratar varios asuntos relacionados con este acontecimiento. El primero es analizar el establecimiento del Cuartel General de Franco en la ciudad de Cáceres en los meses de agosto y septiembre de 1936. Meses decisivos, sobre todo septiembre, pues se decantó por su candidatura como mando único que sustituyera a la Junta de Defensa Nacional. Ésta, en la práctica, era inoperante al existir tres mandos militares autónomos: El General Emilio Mola dirigía el Ejército del Norte, el General Gonzalo Queipo de Llano el Ejército del Sur, y el General Francisco Franco las Fuerzas Expedicionarias de Marruecos. Sin embargo, la segunda cuestión es poner de manifiesto unas imágenes de Franco y de su cuartel extraídas de una película filmada por René Brut, enviado especial de la casa Pathé Journal, la cual elaboraba noticiarios cinematográficos1. Las más antiguas imágenes del General Franco en Extre- madura que refuerzan la tesis que pone en tela de juicio, por no decir que la destruye por completo, la afirmación de que René Brut no tuvo libertad ni autorización para filmar en la “Zona Nacional”2, ya que tuvo la oportunidad tomar imágenes del propio General Franco y de su cuartel de Estado Mayor en Cáceres.

En la unión de las zonas alzadas del norte y del sur, como hecho circunstancial de la marcha de la Columna Madrid, Cáceres iba a tener un papel muy interesante en la retaguardia. En esta capital habían triunfado los planes golpis- tas e inmediatamente pasó a ser “zona alzada”. Tenía asimismo buena comunicación por carreteras (era una encrucijada de caminos: Carretera de Salamanca, de Badajoz-Portugal, de Sevilla, etc.) y también por ferrocarril. Además, la ciudad poseía unas condiciones militares sugestivas en tanto en cuanto disponía de un aeródromo militar, instalado en 1927 en la carretera general, a las afueras de la ciudad, junto al actual recinto ferial. Desde el éxito del Alzamiento en Cáceres, este aeródromo adquirió gran actividad militar, instalándose en su recinto depósitos o polvorines para el almacenamiento de las bombas que se utilizarían en acción de guerra3.

Además, el aeródromo de Cáceres fue utilizado como base de aparatos alemanes e italianos. Un piloto italiano llamado Vicenzo Patriarca, capturado por los republicanos, declaró que su destino era Cáceres, pero que se había desviado4. A principios de septiembre, el día 9 en concreto, el piloto Joaquín García Morato se trasladó a Cáceres junto al resto de una escuadrilla formada por aviones italianos Fiat. Aquélla estaba compuesta por las patrullas de García Morato y por las de los oficiales italianos Dequal y Mantelli5. Esta escuadrilla obtuvo numerosos éxitos, ya que apoyaba el avance de la Columna Madrid, entrando en combate con los aviones “gubernamentales”, derribando bastantes aparatos. Se tiene constancia de que un ametrallador de un avión Junker 52, José Larios Fernández, se acercó en ese mes de septiembre al palacio de los Golfines para visitar a su amigo López-Montenegro y se encontró casualmente con el General Franco6. Por la importancia del aeródromo de Cáceres no es de extrañar que fuese objetivo militar del Gobierno de Madrid y fue bombardeado, según sus fuentes7, el 29 de octubre de 1936. Por esta razón se construyeron refugios antiaéreos, auténticos bunkers soterrados que aún se conservan8.

En el contexto del avance de la Columna Madrid por tierras de Toledo, a las seis de la tarde del día 26 de agosto de 1936, llegó a Cáceres -en una avioneta procedente de Sevilla- el General Francisco Franco Bahamonde. La estancia no iba a ser ni puntual ni breve, sino que iba a establecer el Cuartel de su Estado Mayor en la ciudad para seguir el avance de las tropas a Madrid. Precisamente en ese 26 de agosto la Junta de Defensa Nacional le designó “General en Jefe de las fuerzas militares de Marruecos y del Ejército expedicionario”9. Es más una Orden del mismo día declaraba que “la provincia de Cáceres dependerá a efec- tos militares del excelentísimo Sr. General en Jefe de las fuerzas militares de Marruecos y del Ejército expedicionario”10. Un día antes, un oficial de Estado Mayor se entrevistó con el prócer cacereño Gonzalo López-Montenegro y Carvajal. Aquél traía una misión muy concreta: Era el de trasmitirle la pretensión del General Franco de utilizar su casa, el palacio de los Golfines de Arriba – situado en ciudad monumental, concretamente en la Cuesta de Aldana-, como Cuartel de su Estado Mayor. Sin duda, alguna, la fisionomía de la ciudad cam- bió por completo (a fecha de 4 de septiembre de 1936), tal como lo puso de manifiesto el corresponsal del Diario de Noticias portugués:

“Cáceres, hoy tiene un ambiente curioso. Desde que el General Franco instaló aquí su cuartel general, la fisonomía de la ciudad cambió por completo. Por diez personas que pasean por las calles de Cáceres, nueve son, sin sombra de duda, uniformadas. Todos luchan por una nueva España, todos quieren participar en esa Cruzada de la Reconquista. En la plaza principal, dominada por la mole del Ayuntamiento, en cuyas ventanas ondean, con una brisa suave, las banderas españolas y portuguesas, la animación excede todo lo que se pue- da pensar. Sobre los arcos, un “jazz” martillea música todo el santo día. De vez en cuando, toca una marcha patriótica -especialmente el himno de la Fa- lange- inmediatamente en la esquina se aglomeran centenas de personas que acompañan la música. Al final, los vivas a España se suceden. Hay entusiasmo y calor en estos saludos a la Patria. Después pasado un momento el “jazz” se mezcla con un “fox” y todos vuelven a sus conversaciones. Así vive Cáceres estos días de lucha. Cáceres es una ciudad feliz. No hubo lucha entre el ejército y los marxistas por la conquista de la ciudad. El 19 de julio la guarnición se rebeló y tomó el poder civil. No encontrando resistencia, los aviones nacionalistas no la visitaron y así Cáceres paso incólume estas horas de tragedia, que tantos recuerdos dolorosos dejaron en Mérida y Badajoz, sus vecinas de paredes blancas. La vida de la ciudad se resiente de esta circunstancia. No hay paredes picadas por las balas ni episodios tristes. Cáceres ve y asiste, interesa- da al desfile de los soldados”11.

2. EL ESTABLECIMIENTO DEL CUARTEL DEL ESTADO MAYOR DEL GENERAL FRANCO EN EL PALACIO DE LOS GOLFINES DE ARRIBA DE CÁCERES

Ciertamente no está aclarado el por qué se había fijado en la Casa de Gonzalo López-Montenegro, en pleno barrio de San Mateo. Hay que tener en cuenta un detalle ocurrido -en la década de 1960- y del que fue testigo el maestro nacional Antonio Ramos Rubio en la casa de la finca “Las Golondrinas”. Al pasar Gonzalo López-Montenegro ante un portarretrato con una fotografía de Alfonso XIII (dedicada así: “A mi Gentilhombre de Cámara, Gonzalo López- Montenegro y Carvajal”, inclinó su cabeza y exclamó “Yo cedí mi casa a Franco por tú me lo mandaste”12. Gonzalo López-Montenegro no se negó ante tal petición, y cedió su morada para tal utilidad. Reciente, el biógrafo de López Montenegro ha señalado que la cesión “era evidentemente obligada” por “la responsabilidad y el peligro que el generoso gesto suponía para la casa y la familia que allí vivía”13. Es un argumento débil y de poca consistencia, especialmente cuando en la propia casa han estado siempre visibles algunas de las fotografías de la manifestación del 6 de septiembre de 1936. Además, el General Franco plasmó la siguiente dedicatoria en una fotografía del Estado Mayor en el patio del palacio: “A Gonzalo L. Montenegro como recuerdo de su amable hospitalidad a nuestro Cuartel General”14. Esta fotografía y su histórica nota han estado siempre visibles en un portarretrato en los salones principales de la casa, así como la bandera roja y gualda que se instaló en el balcón principal del pala- cio cuando fue Cuartel General, que aún se conserva en un lugar privilegiado.Además, López Montenegro puso a disposición del General Franco su vehículo, marca Buick.

Es de suponer que la elección del palacio de los Golfines de Arriba fue debido a que era propiedad de López-Montenegro, destacado monárquico que había sido Presidente de la Diputación de Cáceres y uno de los responsables de la Unión Patriótica de la ciudad durante la Dictadura de Primo de Rivera. Es más, uno de los integrantes del Estado Mayor que llegó en esa tarde de agosto de 1936 habla así de la hospitalidad del anfitrión: “Aseguradas las comunicaciones de Sevilla con Melilla, Cáceres Salamanca, Valladolid y Burgos, Franco decidió trasladarse con su pequeño Estado Mayor a la capital extremeña, a don- de llegamos el 26 de agosto; nos instalamos en el palacio de los Golfines de Arriba y allí fuimos recibidos con toda amabilidad por su propietario, don Gonzalo López Montenegro”15.

Durante la estancia de Franco en Sevilla, éste había requisado para establ cer su cuartel de Estado Mayor en el palacio de Yanduri. Esta circunstancia irritó al General Queipo de Llano, que estimaba como suficientes los edificios militares16. Al trasladarse a Cáceres, el General Franco salió del feudo del omnipresente Queipo de Llano. Como en cualquier otro centro de operaciones militares, fueron habilitados rápidamente todos los artilugios de comunicación telefónica (once teléfonos y tres estaciones de radio)17. En el amplio palacio de los Golfines de Arriba se instaló el General Franco en la tarde del 26 de agosto de 1936. Según Juan Barra, el peluquero de Gonzalo López-Montenegro, “Franco era un hombre muy reservado. No hablaba nunca. Vivía en la segunda planta y don Gonzalo Montenegro, entonces soltero, y su hermana doña María, en la planta de abajo”18. En una biografía realizada en plena guerra explica qué clase de vida hacía el General:

“Franco pasa varias semanas en Cáceres sin salir ni un solo día a la calle. Su vida transcurre en el despacho, junto a los teléfonos y los mapas. Los domingos oye misa en el oratorio de la casa. Con frecuencia recorre los frentes. Unas horas de la tarde las dedica a las visitas: Las de generales y jefes que le refieren las novedades de sus columnas; las de aviadores que le cuentan las averiguaciones hechas en sus vuelos; las de algunos diplomáticos o periodistas extranjeros”19.

La distribución que se hizo en el improvisado cuartel fue la siguiente: La entrada principal del palacio estaba flanqueada por la guardia (legionarios); en el interior, en un vestíbulo, estaba el despacho del jefe de guardia de puerta (a la izquierda en el zaguán). La amplia biblioteca -antesala del despacho de López- Montenegro- se destinó como oficina para los ayudantes del General. En esta estancia -con dos ventanas al patio- había tres mesas ocupadas por los tenientes coroneles Carlos Díaz Valera y Francisco Franco Salgado-Araújo y por José Antonio de Sangróniz y Cuesta, Marqués de Desio. En una habitación contigua estaba el despacho del General Franco (con ventana a la calle). En otra estancia inmediata, destinada como comedor de verano por los propietarios se habilitó la sala de mapas dispuestos en caballetes20. Esta última se comunicaba con otro salón el cual tenía comunicación al patio por una puerta (que se aprecia en la fotografía del Estado Mayor). Igualmente, se habilitaron seis despachos para los oficiales del Estado Mayor21. También estuvo en el palacio su hermano Nicolás Franco (Teniente Coronel de Ingenieros Navales), que se encargaba, entre otras cosas, “de recibir, despedir y agradecer”22 a los que iban le iban a profesar inquebrantable adhesión. También estaba incorporado al Estado Mayor el oficial de Artillería Antonio del Rosal Rico -Marqués de Sales-, el cual había escapado del Madrid gubernamental23. A finales de septiembre se incorporó al equipo como asesor jurídico Lorenzo Martínez Fuset. Además, por el cuartel general pasaron personajes pintorescos y aventureros como el norirlandés Nöel Fiztpatrick:

“El 1 de septiembre cruza el paso fronterizo por Badajoz para alistarse en la Legión Española. Permanecerá un día en Badajoz donde oirá los comentarios sobre los sucesos acaecidos en la ciudad en la segunda quincena del mes de agosto. Desde Badajoz fue conducido en coche al cuartel general del Generalísimo en Cáceres. En la antesala del palacio de los Golfines se encontró de frente con el General Millan Astray, en traje de paisano, que le explicó que sería bienvenido a la Legión a título individual pues “los alistamientos de grupos de la misma nacionalidad no son bien vistos en la Legión”. Se presentó a Franco y le comentó que él había servido como Teniente de los Guardias Irlandeses de su Majestad Británica. Textualmente, el General Franco expresó delante del capitán de Caballería José Botana Rose que “si este oficial es digno de ser Teniente en el Regimiento de Guardias Irlandeses, también era digno de ser Teniente en la Legión Extranjera”, y le envió a Talavera de la Reina para presentarse ante el Coronel Yagüe. El día 2 de septiembre se desplazó a la ciudad toledana donde se alisto en el banderín de enganche de la Legión”24.

Es de suponer la impresionante vida que recobró aquella casa, con plena actividad por ser el auténtico centro neurálgico de los alzados. Entre los oficia- les que acompañaron al General Franco hasta Cáceres hay que destacar al Teniente Coronel de Artillería Felipe Sanfeliz Muñoz, o el Capitán Aurelio Perote Martínez comandantes Francisco Hidalgo Sánchez (del Estado Mayor) y Eduardo Rodríguez Madariaga (del cuerpo de Artillería). Antonio Sarmiento León-Troyano, Comandante de Ingenieros, era uno de los oficiales más importantes del Cuartel de Estado mayor porque era el responsable del Servicio de Cifras y Comunicaciones, este departamento dirigido por Sarmiento “elaboraba y suministraba todas las cifras, que renovadas regularmente, debían emplear las diversas unidades del ejército nacional”25. Por otra parte, en cuanto al personal político, el historiador Luis Fernández ha advertido que “en Cáceres rodeaban al General consejeros civiles que formaban una especie de embrión de gobierno, entre su hermano Nicolás y el diplomático Sangróniz”26. Franco Salgado- Araujo explica también en sus memorias cómo se organizó el cuartel:

“A los pocos días empezó la organización del Cuartel General de Ejército de África y Sur de España. A raíz de ello conocí al Capitán de Estado Mayor don Carmelo Medrano, jefe inteligente y muy trabajador que tuvo una actuación eficacísima durante toda la campaña. Como jefe de los servicios de artillería, fue designado el competentísimo coronel García Pallasar27 al que Franco encargó la movilización de la industria para fines de guerra y la adquisición de armamento y proyectiles de todas clases. Esta difícil misión fue desempeñada por dicho coronel con enorme entusiasmo y competencia. García Pallasar fue durante todo el tiempo que duró la campaña esclavo de su deber sin escatimar ni un minuto al desempeño de su misión. Servía a Franco con absoluta lealtad y no puso nunca el menor reparo a sus órdenes. Franco le decía: “Pallasar, para dentro de quince días necesito tantos cañones, tantos fusiles y millones de proyectiles, morteros, etc., etc.”. Este jefe le contestaba siempre: “Se hará lo que usted manda, mi General”. Luego daba las órdenes sin admitir el menor reparo a sus subordinados, que consideraban que era imposible realizar en el tiempo fijado un programa de construcción tan intenso; lo había mandado el General Franco y no quedaba otro remedio que la obediencia ciega a sus disposiciones. Cuando así lo ordena, decía, es que es posible satisfacer sus deseos. Los programas que fijaba Franco siempre fueron cumplidos por el coronel Pallasar y sus inteligentes colaboradores, entre los que recuerdo a los jefes de Artillería Ladreda y Vigón.

Los salones del citado palacio de los Golfines y habitaciones particulares quedaron rápidamente convertidos en despachos y oficinas del mencionado Cuartel General. Allí nos quedamos a vivir el General Franco (cuya familia continuaba en Francia), el Teniente de los Servicios de Seguridad y yo. A los pocos días de nuestra instalación parecía que el palacio nobiliario hubiera sido siempre una dependencia castrense. Las oficinas del General y las de los ayudantes, la secretaría, jefatura y secciones de Estado Mayor, la oficina diplomática, las dependencias de la guardia exterior y del servicio de seguridad, etc., estaban perfectamente instaladas. El trabajo que Franco nos encomendó fue abrumador y las facilidades dadas por Montenegro para instalarnos lo mejor posible no pudieron ser mayores. Allí se trabajaba todo el día y buena parte de la noche si era preciso. El único descanso que teníamos fuera de las horas de comer comenzaba a las seis de la tarde y duraba media hora. A esa hora el dueño del “Palacio Gonzalito” como le llamábamos, nos invitaba a tomar cerveza, que siempre estaba fresca y que desde Franco al oficial más modesto agradecíamos dado el calor enorme que se sentía en aquella tierra cacereña en el mes de agosto. Aprovechábamos esta reunión para comentar la marcha de la campaña”28.

En Cáceres, el General Franco también obtuvo información de primera mano de lo que ocurría en Madrid. Uno de los informantes fue el Comandante de Estado Mayor Joaquín Ysasi-Ysasmendi. Escondido un tiempo, a finales de agosto tuvo que presentarse al Ministerio de la Guerra republicano para evitar que no fuera declarado desertor. El 4 de septiembre marchó como oficial del Estado Mayor al frente de Talavera. Ya había decidido evadirse. Cogido prisionero por las fuerzas nacionales, estuvo a punto de ser fusilado hasta que fue reconocido por su amigo Juan Ignacio Luca de Tena. Éste hizo todas las gestiones posibles para que fuera puesto a disposición de la autoridad militar hasta que se aclarase el asunto. Ausente el Comandante Antonio Castejón, Luca de Tena tuvo autorización para hablar por teléfono con el General Franco que estaba en el palacio de los Golfines. Puesto en antecedentes éste y que conocía al Comandante Ysasi-Ysasmendi por su carrera en África, ordenó que fuera conducido a su Cuartel General.

“No había anochecido del todo cuando el Comandante, todavía prisionero, llegaba a Cáceres y tomando hacia la izquierda ascendía con sus guardianes hacia el casco viejo de la ciudad, donde estaba enclavado el palacio de los Golfines, bellísimo edificio de estilo gótico-renacentista del siglo  XVI,  que desde finales de agosto servía de alojamiento y Cuartel General de Franco. En la entrada, los regulares y el oficial que hacían la guardia, tenían ese toque de discreto boato castrense que siempre fue tan del gusto del Generalísimo, incluso en campaña.

El comandante de Estado Mayor Carmelo Medrano, ayudante tantos años del General, recibió con expresivas muestras de cordialidad a su compañero de armas, y sin mucha espera, le introdujo en el despacho de Franco. Recibió éste a su antiguo oficial de la Legión, con cortesía y afecto; sin frialdad pero sin entusiasmo. Le ordenó sentarse frente a él, e inició un interrogatorio  que habría de durar más de una hora.

Después de conocer Franco los detalles de la evasión del Comandante, fue directamente al grano ¿Qué había pasado en el Regimiento de Artillería de Carabanchel con aquellos oficiales que, inicialmente comprometidos con el Alzamiento, se habían vuelto atrás asesinando a su General? ¿Qué había sido de los generales y jefe zutano y mengano, que estando en Madrid no se habían sumado al Movimiento, ni constaba tampoco que estuvieran alineados con el Ejército Rojo? Franco quería saber, dando una serie de nombres concretos, si habían sido asesinados, hechos prisioneros, o permanecían ocultos. Preguntó asimismo si el comandante sabía cuántos y quiénes eran los jefes y oficial que junto al General Villegas y el Coronel Capaz habían sido asesinados el 28 de agosto en la Cárcel Modelo. Sobre todo ello, el interrogado contestó cuanto sabía o podía razonablemente suponer.

Después Franco se interesó vivamente por los planes de Asensio Torrado: Qué generales y jefes le rodeaban; en qué consistía la pregonada reforma del llamado “Ejército Popular de la República”; hasta qué punto los comunistas se estaban infiltrando en el Ministerio de la Guerra, a través de los llamados “camaradas responsables”. Naturalmente quiso conocer con precisión los planes de Miquetel para fortificar el nudo Maqueda-Santa Olalla y sobre este punto el Comandante le dio cumplida información, aunque el General no mostró especial preocupación por esa línea defensiva, dando a entender que podría envolverse vadeando el Alberche y utilizando la carretera de Toledo. Pero donde el General Franco puso mayor interés, dando muestras de cierta preocupación, fue en conocer el estado de ánimo y la moral de la población civil de Madrid”29.

Además, se puede ahondar en la idea tomada del historiador Luis Suárez sobre la posible existencia de un “embrión de gobierno”30 en el improvisado Cuartel General en el palacio de los Golfines de Arriba. Según Franco Salgado- Araújo, éste fue nombrado “jefe de las tropas agregadas al Cuartel General y de su residencia, y a este cometido unía la ayudantía personal y la jefatura de sus secretaría militar y particular; rápidamente, y ante el alud de correspondencia que para el General Franco llegaba del mundo entero, tuve que organizar sus secretarías particular y oficial”. Una de las personalidades que tuvo un papel importantísimo, ya que puso su experiencia como diplomático de carrera al servicio del General Franco, era José Antonio de Sangróniz. Éste había sido correo entre los generales Franco y Mola y más tarde fue nombrado máximo

responsable del Gabinete Diplomático del Jefe del Estado, ejerciendo un gran poder hasta que en 1938 fue nombrado embajador en Caracas31. La forma de trabajo, casi frenética de este diplomático, está ampliamente descrita en las memorias de Franco Salgado-Araújo. El motivo era que servía al mismo tiempo al General Queipo de Llano y al General Franco porque intuía que uno de ellos sería proclamado mando único:

“Recuerdo que muy cerca de mi oficina había un despacho dónde trabajaba el diplomático señor Sangróniz. Este señor llagaba a Cáceres desde Sevilla en un avión alemán Junker todas las mañanas alrededor de las nueve; se trasladaba a su despacho, examinaba los papeles oficiales diplomáticos, dictaba la contestación a un taquígrafo y, después de despachar con Franco, se volvía a Sevilla alrededor de la una de la tarde en el mismo avión que le había traído. Así estuvo viajando diariamente de Sevilla a Cáceres y de Cáceres a Sevilla todo el tiempo que estuvimos en la capital extremeña. No se explicaba tal movilidad, pudiendo estar fijo en la residencia del Cuartel General del Ejército de África. Un día fue a verme a mi despacho para hacerme esta pregunta: “¿Quién cree usted, amigo Franco, que será el general que llegue a ser el futuro jefe de todo el Ejército, Franco o Queipo de Llano?”. Le contesté sin titubear: “No lo dude usted ni un momento, será el General Franco”. “Queipo cree que será él porque es más antiguo que su primo” me contestó el inteligente diplomático. Le repetí que tenía la plena convicción de que Franco sería el designado para el mando supremo. “Esperaré a que se resuelva este asunto y seguiré sirviendo a Franco por la mañana en Cáceres y a Queipo de Llano por las tardes en Sevilla”. El enigma quedó aclarado”32.

La jornada de trabajo del General Franco comenzaba a las 8 de la mañana y terminaba algunos días hasta las cuatro de la madrugada. A las tres de la tarde comía y descansaba dos horas33. Después volvía a la actividad y hacía una breve parada para cenar. Por el testimonio de Andrés Rumbo, aprendiz en el periódico Extremadura, el cual estaba situado a pocos metros del palacio de los Golfines de Arriba, cuando iba a recoger el parte oficial de guerra para publicarlo en el rotativo a las 3 de la mañana, aún había frenética actividad de cuartel en pie de guerra, y que Francisco Franco corregía personalmente dicho parte34. Unos de los primeros biógrafos, Joaquín Arrarás, afirma que en el palacio de los Golfines y “en ese despacho y con la colaboración valiosa del Estado Mayor, se estudian los objetivos de cada operación, se coordinan los movimientos de las tropas que han de intervenir, se concierta y enlaza la acción artillera con la aérea, se sitúan las reservas, se prevé el gasto de municiones”35. En Cáceres el General Franco tuvo entrevistas con los principales jefes del Alzamiento. Así, el 29 de agosto de 1936 se entrevistó con el General Emilio Mola Vidal36. En ese mismo día, según el periodista del ABC Manuel Sánchez del Arco hubo también una reunión de altos mandos militares en Navalmoral de la Mata bajo la presidencia del General Franco37. Precisamente en ese día, por Decreto de la Junta de Defensa Nacional, se restableció la enseña “bicolor roja y gualda como bandera de España”38. Ciertamente, la actividad del General Franco en esos días era frenética:

“Para seguir más de cerca el avance de la Columna de Madrid, Franco trasladó su cuartel general al palacio de los Golfines, en Cáceres. Desde allí sale diariamente a ponerse en contacto con los jefes de la columna que se divide en agrupaciones al mando de los tenientes coroneles Asensio, Tella, Delgado Serrano y Castejón. Pues bien, el Generalísimo llega hasta las propias vanguardias de la columna. Se establece en los puestos de mando en Navalmoral, en Oropesa y en Talavera de la Reina. Cuando está con el Coronel Yagüe la aviación roja bombardea a placer. Al regresar de este viaje tiene que refugiarse debajo de un puente para defenderse del ataque que a la carretera hacía en aquel momento la aviación roja. Días antes, en Calzada de Oropesa, viose obligado a salir del coche para buscar un refugio donde defenderse del bombardeo de la aviación enemiga al pueblo y la carretera”39.

El domingo 30 de agosto de 1936, Francisco Franco asistió a la eucaristía oficiada por el párroco de la cercana Iglesia de San Mateo, Santiago Gaspar Gil, en el oratorio del palacio. El General solía desplazarse al frente de forma habitual. Dos días después -a principios de septiembre-, un rotativo cacereño recién creado, La Falange40, publicó una proclama de Francisco Franco a los españoles de la “zona republicana”. La firmaba en Oropesa (Toledo) el 31 de agosto41. Desde el palacio de los Golfines de Arriba dirigió las operaciones militares de la Columna Madrid fundamentalmente, pero además tuvo entrevistas trascendentales con algunos de los representantes de sus aliados internacionales (Ale- mania e Italia). El 1 de septiembre el Coronel Ruggiero Bonomi, de la aviación italiana, se entrevistó con Alfredo Kindelán y con el General Franco en Cáceres para exponerle cómo habían de ser utilizados los aviones de caza42. Unos días después, el 5 de septiembre, se reunieron con el General Franco el Teniente Coronel alemán Walter Warlimont y el General italiano Mario Roatta43. Esta cuestión ha sido definida por un especialista como “el reconocimiento de facto italo-alemán de su liderazgo”44. Posiblemente, como fruto de estas conversaciones, se decidió establecer una base alemana de instrucción y almacenamiento de material de guerra en los castillos de la Arguijuela, muy cercanos a Cáceres.

3. RENÉ BRUT EN CÁCERES: EL ENCUENTRO CON FRANCISCO FRANCO Y LA FILMACIÓN DE SU CUARTEL GENERAL

El noticiario cinematográfico francés Pathe Journal había destacado a uno de sus mejores cameramen para cubrir las fases iniciales de la Guerra Civil española en la zona controlada por los rebeldes. Se trataba del francés René Brut, un verdadero y experimentado cazador de imágenes. Había nacido en París el 25 de julio de 1903 y trabajó para la casa Pathe Journal desde 1921 hasta 1967. Así, el 12 de agosto de 1936 había obtenido un salvoconducto de la Alta Comisaría de España en Marruecos (en poder rebelde) para trabajar en la zona controlada por los sublevados. Varios días después, el 15 de agosto, ya se encontraba en Sevilla: Tomó imágenes del izado de la bandera bicolor y del acto religioso posterior. No obstante, lo que le interesaba realmente a Brut era “filmar escenas de combate y no de procesiones”45.

De esta forma, René Brut -junto a los periodistas extranjeros José Augusto del Diario de Noticias, Félix Correia del Diario de Lisboa, Leopoldo Nunes de O Seculo (portugueses) y Jean D´Esme de L´Intrasegeant (francés)- viajó desde Sevilla a tierras extremeñas siguiendo el avance de la Columna Madrid. Las primeras imágenes rodadas por el francés fueron cerca de la localidad sevillana del Ronquillo. En las cercanías de este pueblo filmó un tractor oruga despanzurrado que estaba caído en un barranco. Hizo una breve parada en Almendralejo, donde grabó unas imágenes impactantes de los muros ennegrecidos del patio de la prisión, en el cual se apreciaban las manchas producidas por los cócteles molotov que habían sido arrojados a los presos derechistas. Pernoctó en Mérida, y en la mañana del 17 de agosto de 1936 entró en Badajoz por la Puerta de la Trinidad.

El 17 de agosto de 1936 es dedicado por Brut para filmar imágenes sin mayor trascendencia bélica de legionarios yendo y viniendo por la Plaza de la Plaza de la República (hoy Plaza de España) apreciándose en las imágenes la puerta de la principal de la Catedral de San Juan, así como guardias civiles y del tercio saludando arremolinados ante la cámara del galo. También rodó imágenes de los vecinos de Badajoz ante un avión Hawker Fury que había sido capturado, y que fue exhibido a bordo de una camioneta en esa mañana por las calles de la capital pacense. Al día siguiente, el 18 de agosto, en las primeras horas de la mañana, René Brut filmó las famosas imágenes de los carabineros y guardias Civiles fusilados en las tapias del cementerio de San Juan, así como unos 300 cuerpos carbonizados y una veintena de cuerpos previamente ser incinerados. Antes de salir de Badajoz, y según el propio testimonio de Brut “afortunadamente fui capaz, con cien pesetas, de enviar mi película a París a través de Lisboa”46.

Pese a lo que se ha venido publicando47, Brut gozó en todo momento de libertad de movimientos por el territorio controlado por los rebeldes. De esta forma nunca se hubiera podido desplazar a Antequera el 19 de agosto, o a Córdoba el 25 de ese mismo mes. En esta ciudad filmó los efectos del bombardeo de la aviación republicana y el 26 de agosto viajó a Tánger para cambiar de aire en el contra-torpedo de la Marina francesa Tornade. René Brut regresó a Sevilla el 29 de agosto. En ese día el destino le retó nuevamente. Aquel tendría que desplazarse al norte de España para tomar imágenes de la ciudad de Burgos según le fue sugerido por el Capitán Luis Antonio Bolín Bidwell. El mismo Brut lo relató semanas después en una entrevista sobre lo que le aconteció en esos momentos:

“La noche de mi llegada [a Sevilla], a las 21 horas vino a buscarme el famoso Capitán Bolín y me expresó que fuera inmediatamente a Burgos, a través de Mérida, Cáceres y Salamanca. Partí el día 30 de agosto a las 4 de la mañana, durante la parada en Cáceres, logré aproximarme al General Franco. En esta última (ciudad), a diferencia de los funcionarios de la región de Sevilla y, sobre todo, a diferencia del Capitán Bolín, se mostraron muy amables y me proporcionaron todo lo que yo quería. Me quejé delante del jefe del movimiento nacional del acoso moral del que era víctima por parte del Capitán Bolín. Él me pidió que no le concediera mayor importancia y me deseo buena suerte para viajar hasta Burgos”48.

En un artículo publicado en un rotativo parisino varios días después, Brut señaló que tras llegar de Tánger el 29 de agosto, y “apenas llegamos al hotel, el Capitán Bolín nos preguntó si queríamos atravesar casi toda España para ir Burgos”49. A las tres y media de la madrugada del treinta de agosto logró encontrar un automóvil para poder realizar el viaje. En él irían el propio Brut, así como dos compatriotas y colegas: Jean D’Esme, del L´Intransigeant y Lèon Ferrandez, redactor del Eclair Journal. En su largo viaje fueron escoltados por ocho falangistas sevillanos “que nos protegían y facilitaban nuestra tarea; se encargaron del papeleo y de que nada nos estorbara”50. El coche, de la marca Hispano-Suiza (modelo H6B), tenía matrícula de Sevilla 11.788 e iba distinguido con un banderín de Falange Española. Vehículo que podía alcanzar los 130 kilómetros por hora y que inmortalizó René Brut en su reportaje. Hacia las tres de la tarde del citado 30 de agosto, el automóvil llegó a Cáceres. Conocedores los periodistas de que el General Franco residía accidentalmente en la capital de la Alta Extremadura, solicitaron sendas entrevistas. Aquéllos no sólo consiguie- ron entrevistar al General Franco, sino que René Brut llegó a rodar unas imágenes de la misma y del cuartel de su Estado Mayor en el palacio de los Golfines de Arriba. El encuentro se produjo por la tarde, cuando el General recibía las visitas51. Estos periodistas fueron afortunados, pues según cuenta el Capitán Bolín en sus memorias, no era fácil ser recibidos por el General Franco:

“Durante la etapa inicial del conflicto, los corresponsales agregados a nuestras tropas constituyeron un grupo heterogéneo. No pocos solicitaban entrevistar al General Franco; lo consiguieron los más solventes. Aún así, sus pretensiones tenían que coincidir, para prosperar, con una de las raras coyunturas en que el general disponía de tiempo para recibirles. Los periodistas más concienzudos, objetivos y discretos eran los que evidentemente trabajaban para informar a sus respectivos Gobiernos; se desenvolvieron con libertad casi ple- na, ya que no existía objeción a que supieran lo que estaba ocurriendo. Otros no merecían tanta confianza”52.

Jean D’Esme ya era conocido por el General Franco. Le había entrevistado en Tetuán en los inicios del movimiento militar53. Durante la entrevista en Cáceres aquél recordó a Franco “las promesas hechas en Tetuán de visitar el frente de batalla en primera línea con las fuerzas de choque”. Sorprendido Franco por las palabras del periodista francés, ordenó al Capitán Luis Antonio Bolín -que estaba presente en la entrevista- que ofreciera todo tipo de facilidades a los tres franceses para la obtención de información para realizar reportajes y películas54. Los franceses siguieron su camino hacia Burgos. Por la noche cenaron en Sala- manca y llegaron al día siguiente, el 31 de agosto, a la capital burgalesa. Al día siguiente fueron testigo del bombardeo republicano sobre Burgos, hecho que dieron cuenta a sus periódicos. Además, René Brut obtuvo imágenes cinematográficas de varios lugares afectados, escenas que fueron montadas y mezcladas con las imágenes de Cáceres por Pathé Journal a mediados de septiembre de 1936. Jean D’Esme redactó así la entrevista al General Franco en Cáceres el 30 de agosto:

“Con sus calles empedradas y angostas, llegamos a través de las calles pequeñas hasta la ciudad alta, nos chocamos contra una fachada muy sencilla – y armoniosa en su simplicidad- una vieja mansión de una de las familias más antiguas y más destacada de toda la provincia [Cáceres]. La morada del General Franco, una casa grande ayer, nostálgica y somnolienta, se ha convertido en un foco de vida intensa y tumultuosa. Invadida de oficiales, custodiadas por soldados, sus salas aun cálidas y oscuras y el patio siempre apacible, hacen resonar aquí el rumor de un pasado guerrero: De pronto órdenes de marcha, las órdenes deben salir de inmediato, ida y venida de uniformes, máquinas de escribir… Afuera, en la calle estrecha, diez coches acaban de estacionar, se forma un barullo de silbidos y ruidos de claxon, acabando con el apacible silencio que los siglos pasados han acumulado… A tan sólo 80 kilómetros de aquí, hacia el Este, se encuentra el frente de combate de las líneas rojas. Pero es aquí, en esta parte de la provincia, que el cerebro y la voluntad de un hombre delimita esta línea y que con su lucha permanente quiere conquistar esa otra mitad.

“Somos recibidos en el salón de la familia. Nosotros -René Brut del Pathe Journal, Léon Ferrández del Eclair Journal, y yo- tres franceses. De pronto, se levanta de una mesa modesta donde trabajaba, el General Franco nos acoge con la mano tendida. Lleva puesto el uniforme de campaña, que yo le he visto en todas las ocasiones, un uniforme kaki, desgastado, sobrio, con un cinturón de seda púrpura, como única decoración de general destaca el punto brillante de la medalla de San Fernando. Le recuerdo los varios encuentros que hemos tenido, incluido el de Tetuán, donde por primera vez el periodista abuso de su confianza. Él sonrió (Franco). [Franco contestó]: “Pero le recuerdo perfecta- mente, hace mucho que le conozco. Estoy muy feliz de verle”. Le expuse inmediatamente el objeto de la vista de los tres. Simplemente, él asiente. De pie en el patio donde nos hizo pasar, se impaciencia -mientras conversamos- al ver como mis dos amigos franceses están esperando…”55.

Aquellas imágenes rodadas por René Brut hasta esta investigación habían permanecido sin identificar correctamente56, pues el noticiario Pathe Journal las tituló La guerre d´Espagne a Burgos57. O sea, el noticiario cinematográfico las incluyó mezcladas con el reportaje de los efectos de los bombardeos republicanos en la ciudad de Burgos el 1 de septiembre de 1936. Estas imágenes fueron visionadas en Francia a partir del 17 de septiembre de 1936. Las imáge- nes en cuestión tienen una duración de apenas dieciocho segundos con las siguientes secuencias:

  1.  Un soldado monta guardia delante de la puerta principal de dicho palacio. También aparece un oficial en la puerta.
  2. Balcón principal del palacio de los Golfines de Arriba con la bandera de España.
  3. Secuencia del patio del citado edificio:
  • Plano general: El General Franco recibe a los periodistas franceses.
  • Plano medio corto del General Franco.
  • Primer plano del General Franco.
  • Plano conjunto: Un periodista -posiblemente Jean D’Esme- toma de- claración al General Franco ante el Jefe de Prensa, el Capitán Luis A. Bolín Bidwell.

El 1 de septiembre de 1936 tuvo lugar el primer hecho que conllevó a la posterior expulsión de René Brut de la Zona Nacional. En la mañana de ese día, y tras acabar su trabajo comenzaron los problemas de René Brut y por ende, de Jean D’Esme, con las incipientes autoridades nacionales. Cuando acudieron a la Capitanía de Burgos para que el Servicio de Prensa enviase sus trabajos a Francia, los responsables de ese organismo preguntaron a Jean D’Esme quién era el autor de las fotografías tomadas en el cementerio de Badajoz y publicadas en su periódico, L´Intrasigeant, el 29 de agosto. Brut y D’Esme negaron ser los autores58. Y lo hacían de buena fe, porque se ha podido cerciorar que aunque las citadas fotografías proceden de la película de Brut, se extrajeron de los fotogramas sin su conocimiento.

En ese mismo 1 de septiembre -terminados sus trabajos- emprendieron el viaje de vuelta. En la noche del dos llegaron a Cáceres. Alcanzaron el Cuartel General para conseguir en él la ansiosa autorización para viajar al frente, en la provincia de Toledo59. Sin embargo, el asunto de las fotografías del cementerio de Badajoz acaba sólo de empezar. Los franceses recibieron órdenes del Capitán Bolín de regresar urgentemente a Sevilla no sin las oportunas protestas de aquéllos. En la tarde del 3 de septiembre llegaron a Sevilla60. El 2 de septiembre el General de la VI División, Emilio Mola, envió un telegrama al General Jefe del Ejército Sur, Gonzalo Queipo de Llano, bajo la clave “Oviedo” con este texto: “Para información esa Oficina Prensa: Artículos D´Esme todos correctos. Antecedentes Pierre [sic] Brut malos, convendría detener éste hasta más información y recoger todas películas cuando llegue. Los dos marcharon Sevilla”61. Sin embargo, las películas rodadas hasta entonces como la de Badajoz y la de Burgos-Cáceres ya no estaban en su poder pues las había enviado a Francia.

Este importante telegrama -calificado como reservado– se puso también en conocimiento del Capitán Bolín, el cual lo recibió a las 4 horas del 3 de septiembre. Este documento hace decaer la afirmación de Francisco Espinosa Maestre que hace pensar que la iniciativa de la detención de Brut partió exclusivamente de una decisión autónoma de Luis Antonio Bolín62. Además, éste ya había sido informado por los agentes que estaban desplazados en Francia de que en este país se estaban difundiendo imágenes “no autorizadas” relativas a la represión que se había llevado a cabo en la ciudad de Badajoz tras haber sido tomada a mediados de agosto63. En estos primeros momentos, los alzados ofrecían bastante libertad de trabajo y de información a los corresponsales extranjeros. Sin embargo, los nacionales pronto pudieron darse cuenta que buena parte de ellos hacían una labor contra ellos. Años después, Luis Antonio Bolín escribió al respecto:

“No todos los corresponsales en nuestro bando sometían sus escritos a la censura. En algunos casos era difícil determinar la relación existente entre ciertos artículos que aparecían en periódicos extranjeros y los autores de los mismos. Los diarios de referencia tenían corresponsales en Sevilla. Los artículos en cuestión, ferozmente hostiles a nuestra causa, eran invariablemente publicados bajo otras firmas. Fue necesario algún tiempo para investigar las credenciales de los periodistas que en número creciente iban presentándose a nosotros, para separar las genuinas de las dudosas o de las que seguramente eran falsas. Llegamos a saber, por ejemplo, que algunos de los periodistas aprovechaban la amplia libertad que les concedíamos para trasladarse a Gibraltar o Tánger y despachar desde allí sus artículos, firmándolos con nombres supuestos y con un desprecio olímpico de las reglas del juego. Recordé las restricciones impuestas por los aliados a los movimientos de los corresponsales nacionales o extranjeros -yo había sido uno de éstos- en los frentes de batalla durante la primera guerra mundial. A propuesta mía, medidas semejantes, aunque mucho menos severas, fueron adoptadas por el Ejército del Sur, instalándose en Sevilla una Oficina de Prensa que yo mismo dirigí un breve lapso de tiempo”64.

Mientras las autoridades recababan toda la información, Jean D’Esme y Rene Brut permanecieron alojados en un hotel de Sevilla en espera de la ansiada autorización para alcanzar el frente toledano, y hacer realidad la promesa del General Franco. Mientras tanto, les habían sido retirados sus pasaportes65. Sospechaban que algo ocurría porque otros dos colegas, también de nacionalidad francesa, habían arreglado sus papeles para volver a su país. A D’Esme y a Brut, en cambio, no les daban ninguna respuesta. El 6 de septiembre es interrogado Jean D’Esme por las autoridades militares sevillanas mientras que René Brut quedó en situación de detenido en el hotel a disposición de aquéllas tras ser objeto de un registro. En la noche del 7 al 8 de septiembre, y a la hora de las dos y media de la madrugada, fue arrestado René Brut en su habitación, con confiscación de todos sus enseres personales.

Al día siguiente, Jean D’Esme protestó la detención de Brut ante el Capitán Bolín. Éste le aseveró que “ignora[ba] totalmente este suceso y la razón que lo había motivado”66, cosa improbable por ser el máximo responsable de la Oficina de Prensa. D’Esme pidió la presencia del Cónsul de Francia en Sevilla para que le informase de su situación, si era de detenido o no o si estaba inculpado en algún proceso, y si no era así, poder recuperar su pasaporte. Bolín le autorizó para regresar a Francia por Tánger. Esta autorización también la obtuvo Lèon Ferrandez. Jean D’Esme movilizó a todos sus amigos -tanto en Sevilla, como en el Marruecos francés, y en la propia Francia- en auxilio de René Brut. Se requería una copia del film rodado en Badajoz por René Brut. El 11 de septiembre, en un avión procedente de Tánger, llegó una copia de la película. El film “fue visionado por ellos y quedaron satisfechos”67. La película había sido retocada y únicamente desaparecieron las escenas en las que aparecían los carabineros y guardias civiles fusilados junto a las tapias del cementerio, los cerca de trescien- tos cuerpos carbonizados y la veintena de cuerpos apilados de combatientes y paisanos fusilados a punto de ser incinerados, ni más ni menos68.

En ese mismo día 11, el General Jefe del Ejercito del Norte -Emilio Mola- telefoneó a su homólogo del Sur -Queipo de Llano- para interesarse por “el operador de la casa Pathe Journal René Brut, por si había sido hecho prisionero en Sevilla o Córdoba”. Además, solicitó que no fuera sometido a “fallo” alguno, es decir, que no fuera fusilado, dado que lo “recomendaba con gran interés el Presidente de la Republica Francesa Mr. Flandin”69. El domingo 13 de septiembre, René Brut fue excarcelado y abandonó el territorio español. En total fueron día y medio de arresto domiciliario y seis días de prisión, y no “semanas” tal como ha afirmado algún que otro literato70. Todas las peripecias de Brut y D’Esme fueron explicadas por éstos en un artículo firmado conjuntamente, y publicado por el rotativo parisino Intransigeant del 18 de septiembre de 1936. Iniciaban el artículo con una inmensa gratitud a Ernestina Queipo de Llano y Martí, esposa de Niceto Alcalá-Zamora y Castillo71, hijo del ex Presidente de la República española:

“Particularmente queremos agradecer a la señora Ernestina Zamora, hija política del anciano presidente de la Republica española e hija del General Queipo de Llano, gobernador militar de Sevilla, quien intercedió ante su padre enviándole un telegrama con el siguiente texto: “General Queipo de Llano, Sevilla: Se pide con toda el alma clemencia a favor de René Brut, operador de Pathe Journal, padre de tres hijos pequeños. Firma Ernestina”.

 4. EL PRIMER HOMENAJE DEL PUEBLO CACEREÑO AL GENERAL FRANCO.

En esos primeros días de septiembre de 1936 se había alcanzado, con la ocupación por los efectivos de la Columna Madrid de la localidad de Navalmoral de la Mata, tierras de la provincia de Toledo. Sin duda alguna tuvo acierto, para beneficio de su estrategia militar, el asentamiento de su cuartel general en Cáceres. Ya que la disposición del aeródromo le permitía desplazarse con fre- cuencia al frente. Su piloto era el Capitán Carlos Haya González de Ubieta72. Tras la caída de Talavera de la Reina, pudo peligrar la vida de Francisco Franco como ha señalado un periodista que acompañaba a los militares: “El servicio de espionaje enemigo funcionaba muy bien, y tiraban sobre seguro y en los momentos oportunos, si bien con suerte para nosotros. El día que el Generalísimo visitó Talavera, aunque sobre su viaje se guardó la natural reserva, apareció la aviación roja apenas Franco se apeaba en la plaza, y volando sobre la ciudad permaneció cerca de dos horas”73.

El domingo 6 de septiembre el General Franco asistió a la eucaristía de la Concatedral de Santa María que tuvo lugar a las 10 de la mañana. Fue oficiada por el Obispo de la Diócesis, Fray Francisco Barbado Viejo, el cual ofreció la misa por el triunfo del que entonces era conocido como “Movimiento Salvador de España”74. Asistieron los señores López-Montenegro, los ayudantes del General, los jefes y oficiales de su Estado Mayor, los legionarios de la guardia personal de Franco, la sección de la Guardia Civil de África que le sirvía de escolta y los agentes de la policía de la plantilla de Cáceres con encargo de la vigilancia del General. Tras la misa se produjo un homenaje -sin organización previa se dijo en la época- por los habitantes de la ciudad. Así, “a las once de la mañana era materialmente imposible dar un paso por la Plaza Mayor, ocupada por un inmenso gentío que esperaba al general, en la creencia de que éste acudiría al Ayuntamiento”75.

En las puertas del Ayuntamiento se encontraban el Gobernador Civil, Fernando Vázquez, el primer Jefe de la Comandancia de la Guardia Civil, Sr. Soragriega (acompañado por los oficiales del Benemérito Instituto capitanes José Luis Marzal Albarrán y Marra, y Teniente Concha), el comandante señor Fernández Tamayo, el General Nicolás Rodríguez-Arias Carbajo (que sería más tarde Presidente del Consejo Supremo Militar), el fiscal señor Carrasco, el secretario municipal señor Quirós, el Alcalde Manuel Plasencia Fernández y los ediles Fernando Vega Bermejo, Marcos Mariño Báez, Eleuterio Sánchez Manzano y Gabino Muriel Espadero, el Administrador de Correos -señor Carretero- entre otros. En la plaza, además del público asistente, estaban las Milicias Patriótica e Infantil mandadas por Miguel Canal. Ya que Francisco Franco decidió volver al palacio de los Golfines, las autoridades formaron una manifestación que se dirigió a este lugar.

Llegada la imponente manifestación a los aledaños de la residencia accidental del General Franco, la multitud dio vivas a éste, a España, a la Legión y al Ejército. Entonces apareció el General (acompañado por Gonzalo López Montenegro, Alfredo Kindelán, Francisco Martín Moreno, Francisco Franco Salgado-Araújo, José Antonio de Sangróniz, entre otros) en el balcón principal de la casa: “Hecho el silencio, tras no pocos esfuerzos, el General Franco, con voz potente, pronunció unas palabras de salutación, agradeciendo el homenaje y aceptándolo, no por lo que tiene de adhesión al caudillo -dijo- sino por ser dedicado al Ejército”. Arengó de esta forma según el rotativo cacereño La Falange:

A continuación habló de lo que significa la lucha empeñada en estos mo- mentos, diciendo que es la lucha de la civilización contra la barbarie, de la reli- gión contra la impiedad, del honor contra la deshonra, y de España contra la anti España, señalando las atrocidades cometidas por las hordas rojas que a diario vienen asesinando a personas de orden y a sus familiares por el delito de amar a España. Dice que la España que alumbró civilizaciones y que fue madre de Cortés y de los heroicos conquistadores de nuestro Siglo de Oro no puede morir a manos de las hordas salvajes que se mueven merced a impulsos extranjeros. Entona un vibrante canto a la bandera rojo y gualda y da fin a su arenga con estentóreo viva a España, que fue calurosamente contestado por la multitud”76.

El ABC de Sevilla publicó unas notas acerca del acto, 5 días después, con unas palabras similares, y otras no, que demuestra que el discurso debió de ser más amplio:

“En la Plaza Mayor de esta ciudad se formó una imponente manifestación popular, aclamando al glorioso General Franco, que había regresado del frente de combate de Talavera de la Reina. Se congregaron también en dicha plaza urbana fuerzas de la Falange Española, balillas y milicias patrióticas. Como la muchedumbre popular diera repetidamente grito de “viva el General Franco”, “viva el salvador de España”, el caudillo se asomó a uno de los balcones de su residencia, y dirigió unas palabras al pueblo:

Esta manifestación del pueblo -dijo Franco- representa, más que la adhesión al General, la viva llamarada de entusiasmo que ha prendido en todos los pechos y que hizo unirnos para la salvación de España. Es preciso de España. Es preciso resucitar la tradición y extirpar definitivamente la mala semilla del comunismo. El pueblo de don Quijote, del Cid y de Pizarro va a defender a la civilización de la destrucción marxista que nada respeta. Estamos asistiendo a la barbarie del marxismo en España, al que le quedan ya días contados en nuestra patria.

Después de subrayar la importancia moral y estratégica de la derrota de los marxistas en el sector de Talavera de la Reina, exclamó el General Franco: “Hay que mantener vivos las fe y el optimismo en la victoria final. Que todo padre que pierda un hijo luchando entregue, si lo tiene, otro para siga luchan- do por ella. La grandeza de la Patria y de la Historia se forja con sacrificios incontables. Estos sacrificios vamos ahora a repetirlos para salvar a España del comunismo”. Termina dando un “viva a España” que fue clamorosamente contestado. Después, las fuerzas patrióticas desfilaron por la Plaza Mayor, siendo aclamadas”77.

Cuando terminó el discurso comenzó del desfile del público presente -que se concentraba en las calles aledañas, y sobre todo en la Plaza de San Mateo- ante el balcón en el que se situaba el General Franco. Comenzó la revista improvisada con las Milicias Patrióticas dirigidas por Rodríguez Serradell, así como la sección infantil de aquéllas. Según el rotativo consultado, La Falange, finalizó el acto de esta forma:

“Después, un inmenso gentío en el que figuraban representaciones de to-das las clases sociales de la población, sin que faltara la nota simpática de la presencia de unos obreros que, emancipados del seno de oprobio en que vivieron hasta aquí, sienten en sus almas vibración del amor a la patria. La gente, agolpada en las bocacalles y balcones, no cesaba de aplaudir y vitorear al General Franco. Desde uno de ellos, las señoritas de Mayoralgo y Crehuet entonaron el himno de la Legión que fue coreado entre grandes aplausos por el enorme gentío. Cerraron la marcha nuestra Sección Femenina de balillas, que es la primera vez que se presenta en público y que fue objeto de una señaladísimo muestra de simpatía, siguiendo a ésta los populares balillas que llamaron la atención por correcto y preciso de sus movimientos y que desfilaron ante el General entonando el himno de Falange Española”.

Por otra parte, desde mediados de septiembre, y dado el éxito del avance de la Columna Madrid por la provincia de Toledo, se estaba perfilando la toma de su capital, y especialmente el objetivo principal era la liberación del Alcázar. Hacia el 20 de septiembre se reforzó la escuadrilla de Fiat que tenía su base en Cáceres con los pilotos Ángel Salas Larrazábal y Julio Salvador Díaz-Benjumea. En esos días el Teniente Coronel Yagüe hizo importantes avances antes de entregar el mando provisionalmente a su homólogo Carlos Asensio; además en “el día 24 llega Valera (que ya había ocupado Ronda) a sustituir a Yagüe, y este mismo día Franco redacta en Cáceres la orden de operaciones para la conquista de Toledo, que debe efectuarse en tres jornadas”78.

5. EL  GENERAL  FRANCO  ASUME  EL  MANDO  ÚNICO  DE  LAS FUERZAS NACIONALES.

Como se ha apuntado anteriormente, y tomando la idea del destacado historiador Luis Suárez, el Cuartel del General Franco en Cáceres “funcionaba ya un embrión de gobierno”. Este aspecto es muy importante para ser tenido en cuenta, pues la Junta de Defensa Nacional estaba totalmente desbordada y además muchos de sus miembros ni siquiera asistían a las sesiones. La intuición de Luis Suárez es interesante de ser destacada: “En el palacio de los Golfines de Cáceres funcionaba ya un embrión de gobierno, con José Antonio de Sangróniz al frente de una oficina diplomática, Millán Astray que se había fabricado un de- partamento de propaganda, Luis Bolín, que servía de enlace con los corresponsales y Nicolás Franco, que ejercía un gran influjo sobre su hermano; Alfredo Kindelán, Jefe del Aire, estaba también allí”79. De mediados de septiembre se tienen noticias fehacientes de la estancia de Millán Astray en Cáceres:

“Coincidiendo la estancia en nuestra ciudad del heroico General Millán Astray con la del jede las Centurias sevillanas, nuestro querido camarada Modesto Díaz de León, que fue legionario cuando aquel mandaba la Legión, quiso saludar a su antiguo Coronel. Fue un acto fraternal afecto entre un soldado y su jefe, que sin duda recordaban los días de lucha y de alegría, pasados en los campos africanos. Paseaba nuestro camarada por la Plaza Mayor, cuando llegó a su conocimiento que el heroico general estaba en el Círculo de Artesanos. Corriendo fue a saludarlo, y tras solicitar audiencia fue recibido en el acto. Nuestro camarada, cuadrado y mano en alto, se presentó ante su general…”80.

Según el historiador cacereño Sellers de Paz (tomando como referencia una información de Joaquín Arrarás81), días antes, a las cinco de la tarde del 23 de septiembre, llegaron en avión Carmen Polo y su hija Carmen Franco. Gonzalo López-Montenegro comunicó la llegada de ambas a la casa y le contestó que aún tenía que recibir algunas visitas y esperaron aquéllas más de una hora82. Otro historiador ha afirmado que el erudito cacereño Antonio Floriano estuvo encargado de mostrar el paisaje histórico-artístico de la zona a Carmen Polo83. El encargado de recogerlas en Valladolid (procedentes de Francia) en misión reservadísima fue Francisco Franco Salgado-Araújo; y según éste las acompañó al Cuartel General de Salamanca84, aunque este último dato se puede considerar como un lapsus memoriae.

Tal como se ha afirmado anteriormente, el General Franco mantenía conversaciones con el personal militar, pero también con el civil. El 22 de septiembre de 1936 se reunieron con aquél los intelectuales José María Pemán, Eugenio Montes y Eugenio Vegas Latapié para tratar de diversos asuntos, entre éstos el de los asesinatos en la retaguardia: “El segundo tema que me interesaba exponerle a Franco había de resultar mucho más espinoso. Se trataba del problema de los famosos paseos […] un rumor general la existencia de asesinatos incontrolados en la España Nacional, aunque, desde luego en número menor y con características distintas que en la zona roja. No creía, sin embargo, que el problema debiera abordarse en estos términos cuantitativos, sino en función de los principios de estricta índole moral, fundamentales para quienes proclamábamos estar luchando movidos por un impulso religioso”85. Varios días después, el 24 de septiembre, el General Franco dio la orden de operaciones para tomar la ciudad de Toledo y liberar el Alcázar86. Sobre este asunto, el Jefe del Aire, Alfredo Kindelán tuvo la siguiente conversación con el General:

“-Sabe, mi General, que Toledo le costará Madrid? -le dije.

-Sí, lo sé; he meditado mucho sobre las consecuencias de mi decisión. ¿Us- ted que haría?

Yo -le contesté sin vacilar- iría a Toledo, aunque con ello me expusiera a no tomar Madrid.

Yo así lo tengo decidido -me respondió- por apreciar que en toda guerra, y más en las civiles, los factores espirituales cuentan de modo extraordinario; hemos de impresionar al enemigo por el convencimiento llevado a su ánimo de que cuanto nos proponemos lo realizamos sin que puedan impedirlo”87.

En estos cuarenta días de establecimiento del Cuartel del General Franco en Cáceres tuvieron lugar unos acontecimientos muy destacados que fueron las conversaciones y gestiones para crear un mando único entre los alzados. Tras la muerte del General José Sanjurjo en julio de 1936, la sublevación perdió al militar que aglutinaba a todos los demás, pues era considerado aquél como su jefe natural88. El General Franco era quien reunía más méritos militares y profesionales. Los más destacados historiadores que han tratado el tema éste, de la designación del mando único, establecen la fase final de las negociones precisamente cuando Franco residía accidentalmente en Cáceres. Es más, José An- drés-Gallego afirma que en Cáceres, el 29 de septiembre se redactó (por el General Alfredo Kindelán y por Nicolás Franco), el decreto de nombramiento de Francisco Franco como Jefe del Estado89. Luis Suárez asevera que “se ha supuesto que Nicolás Franco y Yanguas Messía intervinieron en su redacción, pero nada podemos asegurar de manera absoluta”90. Un testigo excepcional de esos acontecimientos fue el General, nombrado en julio Jefe de los Servicios del Aire91, Alfredo Kindelán Duany. Se convirtió en un destacado colaborador del General Franco, colaboración que calificó él mismo como “asidua, leal e íntima”92.

La otra gran manifestación de adhesión del pueblo cacereño al General Franco se produjo con la recuperación del Alcázar de Toledo el 27 de septiembre de 1936. Así se anunció en el parte oficial de guerra: “Ejército expedicionario: Continúa la operación sobre Toledo; vencen las columnas las resistencias enemigas y en un brioso ataque entran en la plaza, se apoderan de ella y se unen a los heroicos defensores del Alcázar, sitiados por los rojos desde el comienzo desde los comienzos del movimiento”93. Ese día había sido frenético en el Cuartel General del palacio de los Golfines de Arriba. Además, el público estaba pendiente del acontecimiento. Fueron los periodistas extranjeros, especialmente los portugueses, los que indicaron, y así se publicó por ejemplo en el ABC de Sevilla del 27 de septiembre, la inminente ocupación de Toledo:

“¿Se ocupó Toledo? Lisboa, 26. El enviado especial de la Agencia Havas, Juan de Hospital, telegrafía diciendo que ayer, a las cinco de la tarde, fuerzas nacionales estaban a siete kilómetros de Toledo. Después se recibió un telefonema del enviado del enviado especial del Diario de Noticias, anunciando que al anochecer de ayer las tropas del General Franco se encontraban a cinco kilómetros de la ciudad. El enviado especial del Diario de Lisboa confirma también esta noticia, asegurando que los nacionales están a cinco kilómetros de Toledo. Esta noche llegó a Lisboa la noticia, que aún no está confirmada oficialmente, de que las fuerzas nacionales han entrado en Toledo por cuatro partes distintas, después de haber ocupado las dos carreteras que comunican la ciudad con Madrid. Hasta ahora no se conocen más detalles, pero todo indica que Toledo, si no ha sido tomado hoy, lo será mañana. Correia”94.

Juan Millán Cebrián, periodista del Extremadura -cuya sede estaba en el palacio de la Generala, a escasos metros- no hizo otra cosa en ese día que solicitar a todas horas noticias sobre Toledo. A las nueve de la noche, José Antonio de Sangróniz, emocionado, comunicó al citado periodista esto: “El General le autoriza a que ponga en una pizarra: “Las tropas liberadoras se avistan, en estos momentos, con los defensores del Alcázar, en medio de gran emoción”95“. La noticia corrió como la pólvora en la tarde-noche del domingo 27 de septiembre de 1936 por toda la ciudad. Espontáneamente, los cacereños comenzaron a concentrarse en las inmediaciones del palacio de los Golfines de Arriba. Esta manifestación ha sido calificada por algunos historiadores como el nombra- miento popular de Franco como Jefe del Estado: Fue “la propia ciudad de Cáceres quien proclamó a Francisco Franco jefe supremo de la Zona Nacional”96. En el interior del palacio de los Golfines, al mismo tiempo que se iniciaba la mani- festación, un oficial dijo a Francisco Franco: “Mi General, ¡Toledo liberado! ¿No oye el rumor de la calle?”. Contestó: “Tenemos guerra para tres años”97. Según Ricardo de la Cierva “todo Cáceres se congrega en la Plaza Mayor, sube por el Arco de la Estrella y los adarves hasta llenar la calle de los Condes y rebosar por ella y los dos callejones de acceso al palacio de los Golfines deArriba; el entusiasmo popular fue hábilmente canalizado por el montaje de Millán Astray”98. Otro testimonio del acontecimiento se encuentra en las memorias de Francisco Franco Salgado-Araújo, aunque confunde las fechas:

“El domingo 28 estuvimos Franco, el coronel Martín Moreno y yo pendientes en el Cuartel General de Cáceres de las noticias que Varela proporcio- naba sobre el avance hacia la capital imperial (Toledo). Horas más tarde en- traron varias unidades en el histórico recinto (El Alcázar) y Franco dio la noticia de la ocupación en el parte oficial de aquella noche. Una enorme mani- festación se organizó espontáneamente en Cáceres y se dirigió al palacio de los Golfines, donde mi primo, acompañado por el Coronel Martín Moreno y por mí, salió al balcón a dar las gracias al pueblo por su entusiasmo ante tan grato acontecimiento. El día 29 de septiembre salimos muy temprano en avión rumbo a Maqueda, donde subimos a un coche oficial que nos llevó a Toledo. Regresamos al anochecer a Cáceres y al día siguiente salimos para Burgos donde Franco iba a ser proclamado jefe del Gobierno Español”99.

Es evidente que el entonces Coronel Franco Salgado-Araújo ha con- fundido en sus memorias los acompañantes del General en el Balcón. El Coronel Martín Moreno y él salieron el 6 de septiembre. Pero el 27 sólo estaban Franco, Yagüe y Millán-Astray. Éste, en 1943, dedicó una fotografía a Gonzalo López Montenegro e hizo mención a esa noche histórica. Además, una fuente de primera mano describe el momento: “El entonces Teniente Coronel Yagüe dijo a los allí presente: “Ya tenemos nuestro Caudillo. Ya tenemos nuestro mando único”. Millán Astray se dirigió a los allí congregados diciendo: “Pueblo de Cáceres, gritad conmigo: Franco, Franco, Caudillo de España”. Para terminar con los gritos “Viva Franco”, “Arriba España”“100. En el diario Extremadura del día siguiente, 28 de septiembre, apareció un artículo bajo el título de “Balcón histórico”:“La barroca multitud efervescente, cerca del palacio que, bajo el signo de la inmortalidad, alberga el destino de España… Por primera vez, Franco celebraría el encanto de una noche soberana. ¡Qué contraste con aquella otra noche de julio, aquella noche africana, donde oyó las mismas voces irresistibles, providenciales, que armaron el brazo de Juana de Arco! ¡Aquella noche fue la de la decisión. La que acabamos de vivir fue la de las grandes definiciones. Conquistada Toledo, España vuelve a ser imperial… Franco, sereno y paternal, nos habla del pasado, del honor, de la raza. Millán Astray, que tantas proezas hizo jugando con la muerte (el buen hombre no se olvidaba de sí mismo). Yagüe poderoso y profético, precursor del salvador de España, anuncia urbi et orbi que, dentro de unas horas, la nación tendrá a su cabeza su primer magistrado, y el ejército invicto su indiscutido generalísimo. ¡Balcón viejo de Cáceres, he ahí escrito, para el uso del cicerone de mañana, el último capítulo de su historia ¡Habrás visto proclamar ritualmente a la hora propicia, al general Franco regente de España! ¡Evidentemente…! Yagüe dijo: Mañana tendremos un generalísimo y un Jefe de Estado en la persona de Franco”.Las palabras de Yagüe, anunciando el mando único quedaron en los muros de la ciudad monumental, pues no fueron publicadas en ningún rotativo de fuera de la ciudad. Según Stanley G. Payne en ese mismo día “Yagüe, con sus maneras bruscas y directas, se dirigió inmediatamente al despacho de Franco e insistió en que debía convertirse en General en Jefe en el acto”101. Este hecho se produjo así: Nicolás Franco, hermano del General llegó a Cáceres el 27 de septiembre procedente de Portugal. Tuvo una reunión con Yagüe, que residía acci- dentalmente el palacio de los Golfines, ya que Alfredo Kindelán le había pedido que convenciera a su hermano para que asumiera el mando único. Yagüe habló con el General Franco en la conveniencia de que asumiera aquél, sino sería asumido por otro militar102. Por eso se ha considerado a Juan Yagüe como el primero que adelantó públicamente la candidatura de Franco para la asunción del mando único103. Tras la manifestación se convocó una junta de generales en el aeródromo de San Fernando de Salamanca al día siguiente, el 28 de septiem- bre, que le otorgó el mando único104. Al día siguiente se publicaba su nombramiento -Decreto 138- en el Boletín Oficial de la Junta de Defensa Nacional:“La Junta de Defensa Nacional, creada por Decreto de veinticuatro de ju- lio de mil novecientos treinta y seis, y el régimen provisional de Mandos com- binados, respondían a las más apremiantes necesidades de la liberación de España. Organizada con perfecta normalidad la vida civil en las provincias rescatadas, y establecido el enlace entre los varios frentes de los Ejércitos que luchan por la salvación de la Patria, a la vez que por la causa de la civiliza- ción, impónese ya un régimen orgánico y eficiente, que responda adecuada- mente a la nueva realidad española y prepare, con la máxima autoridad, su porvenir. Razones de todo linaje señalan la alta conveniencia de concretar en un solo poder todos aquéllos que han de conducir a la victoria final, y al esta- blecimiento, consolidación y desarrollo del nuevo Estado, con la asistencia fervorosa de la Nación. En consideración a los motivos expuestos, y segura de interpretar el verdadero sentir nacional, esta Junta, al servicio de España, promulga el siguiente decreto:Artículo primero. En cumplimiento de acuerdo adoptado por la Junta de Defensa Nacional, se nombra Jefe del Gobierno del Estado Español al Excmo. Sr. General de División D. Francisco Franco Bahamonde, quien asumirá todos los poderes del nuevo Estado.Artículo segundo. Se le nombra asimismo Generalísimo de las fuerzas nacionales de tierra, mar y aire, y se le confiere el cargo de General Jefe de los Ejércitos de operaciones.

Artículo tercero. Dicha proclamación será revestida de forma solemne, an- te representación adecuada de todos los elementos nacionales que integran este movimiento liberador, y de ella se hará la oportuna comunicación a los Gobiernos extranjeros.

Artículo cuarto. En el breve lapso de tiempo que transcurra hasta la trasmisión de poderes, la Junta de Defensa Nacional seguirá asumiendo cuantos actualmente ejerce.

Artículo quinto. Quedan derogadas y sin vigor cuantas disposiciones se opongan a este Decreto.

Dado en Burgos a veintinueve de septiembre de mil novecientos treinta y seis. Miguel Cabanellas”105.

Pero Franco afirmó en el balcón del palacio de los Golfines de Arriba que tenía la intención de restaurar la monarquía, palabras que fueron oídas y que no fueron recogidas por escrito. Éste es el testimonio indirecto de José Montes Pintado, falangista cacereño:

“Terminado el acto de la calle de los Condes nos reunimos el consejo político de la Falange cacereña, tomando el acuerdo de ir al palacio de los Golfines, donde fuimos recibidos por Franco Salgado, para manifestar nuestro descontento por la promesa realizada, diciéndole que, con José Antonio, nosotros considerábamos “a la monarquía como una institución de glorioso pasado, pero ya fenecida” y que, si se insistía en su restauración, retirábamos nuestro apoyo al movimiento y comunicaríamos tal decisión a la Falange de todas las provincias”106.

Al día siguiente, lunes 28 de septiembre, a primera hora de la mañana, el General Franco presenció, acompañado por el jefe falangista de Cáceres José Luna Meléndez y por el Comandante Linos Lage, un desfile de una Bandera de la Falange que tendría como destino Toledo107. El 29 de septiembre el General Franco visitó las ruinas del Alcázar de Toledo, siendo recibido allí por el Coronel José Moscardó, el cual había dirigido la defensa del mismo108. El 30 de septiembre se envió a diversos responsables militares el siguiente telegrama oficial desde Cáceres:

“Ejército de África y sur de España. Estado Mayor. (Cinco direcciones). Telegrama oficial. Cáceres a 30 de septiembre de 1936. El General en Jefe Fuerzas Nacionales. Al General en Jefe de la Flota Nacional, Cádiz. Coman- dante Militar de Baleares, Plaza de Mallorca. Comandante Militar de Canarias, Santa Cruz de Tenerife. General Valera, Jefe de la Columna de Madrid, Toledo. Comandante Militar de Badajoz. Al tomar posesión del mando supremo de las Fuerzas Armadas Nacionales, envío V. E. y a cuantos forman en sus filas y organizaciones, que unidas al Ejército tan gloriosos servicios vienen prestando, el testimonio de mi confianza en ellas y la fe ciega en el próximo y definitivo triunfo de nuestras armas que devolverá a España su grandeza y prestigio ante el mundo. Al enviar este saludo, he de dedicar el más entusiasta recuerdo a cuantos dieron su vida en defensa de la Patria y a los generales y prosélitos jefes, orgullo de nuestro Ejército, que han dirigido las gloriosas jornadas que constituyeron victoriosos avances o heroicas resistencias y que han impresionado al mundo por su grandeza. Elevemos juntos nuestros corazones hasta la España grande que defendemos, que se siente orgullosa de ver remozar en vosotros sus tradiciones y glorias gestas. ¡Viva España! Vuestro General, Franco. Trasmítase. De Orden de S. E. El Tte. Coronel Ayudante”109.

Curiosamente, la prensa de Madrid, al día siguiente, publicó una noticia, evidentemente falsa, que informaba que el General Franco había sido asesinado. Decía la noticia -que pasó como auténtica en la “Zona Republicana”, y ciertamente no tenía ni pies ni cabeza- así: “Acentuánse los rumores, que ya venían circulando hace varios días, del fallecimiento del ex General Franco en casa de un conocido doctor falangista. Se dice que el ex General Franco ordenó equívocamente que dice se administrase ricino a la esposa de un Teniente de la Guar- dia Civil y que esta señora, como consecuencia de ello, falleció de un aborto. El Teniente de la Guardia Civil buscó a Franco y le disparó varios tiros, hiriéndolo de gravedad. Se le trasladó a Tánger para ser operado; pero falleció a pesar de la intervención quirúrgica. Se asegura que el cadáver, embalsamado, ha sido trasladado a Tetuán. Estos rumores no han sido desmentidos ni por los mismos falangistas, quienes, al contrario, se muestran apenadísimos”110.

En los primeros días de octubre el General Franco, investido como “Jefe del Gobierno del Estado”, aún estaba en Cáceres. Hubo una entrevista hacia el día tres con los mandos falangistas: “El Jefe del Estado, General Franco, recibió en su despacho al camarada Hedilla y demás representantes de Falange Española, a los que hizo presente su cordial y sincera felicitación por la patriótica actuación que viene desarrollando la organización falangista en toda España. Los camaradas Agustín Aznar, Jefe Nacional de Milicias. Sancho Dávila, Jefe terri- torial de Andalucía y miembro de la Junta Política se han entrevistado también en Cáceres con el General Franco”111.

En resumen, el establecimiento del Cuartel del Estado Mayor del General Franco en Cáceres se puede calificar, a raíz de los acontecimientos posteriores y por la importancia que iba adquiriendo su organización, se estaba convirtiendo en el embrión y de la incipiente Casa Civil y Militar del Jefe del Estado. Máxime cuando en la misma fachada del palacio de los Golfines fue instalada una placa conmemorativa con este texto: “Palacio Golfines de Arriba. Estando en esta casa el Excmo. Sr. Don Francisco Franco Bahamonde fue proclamado Jefe del Estado y Generalísimo de los Ejércitos Nacionales. XXIX-IX- MCMXXXVI”.

APÉNDICE FOTOGRÁFICO

image004

Fotograma de la película rodada por René Brut en Cáceres. 30 de agosto de 1936. Detalle del balcón del palacio de los Golfines de Arriba con mástil y bandera nacional

image006

Fotograma de la película rodada por René Brut en Cáceres. 30 de agosto de 1936. Puerta del palacio de los Golfines de Arriba flanqueada por un soldado haciendo guardia.

image008

Fotograma de la película rodada por René Brut en Cáceres. 30 de agosto de 1936. El General Franco y el Capitán Luis Antonio Bolín (de espalda) reciben en el patio del palacio de los Golfines a uno de los periodis- tas franceses, posiblemente J. D’Esme

 image010

Fotograma de la película rodada por René Brut en Cáceres. 30 de agosto de 1936. El Capitán Luis Anto- nio Bolín observa como el periodista francés (posible- mente J. D’Esme) apunta en unas cuartillas las decla- raciones del General Franco

image012

Fotograma de la película rodada por René Brut en Cáceres. 30 de agosto de 1936. Una de las secuencias del primer plano del General Franco en el patio del palacio de los Golfines de Arriba de Cáceres

image014

Fotograma de la película rodada por René Brut. Detalle del banderín de Falange Española del vehículo utilizado por los franceses D’Esme, Brut y Ferrandez para viajar de Sevilla a Burgos pasando por Cáceres los días 30 de agosto al 2 de septiembre de 1936

image016

Vista actual del patio del palacio de los Golfines de Arriba. El antiguo zócalo de azulejos que se aprecia en la película de Brut ha desaparecido, así como las cintas de pintura del muro que se pueden apreciar debajo de una capa de cal, además se han colocado nuevas rejas

image018

Ficha de la película de René Brut elaborada por la casa Pathé Journal el 17 de septiembre de 1936 con el título de «La guerre d’Espagne a Burgos»

image020

Estas imágenes de los cadáveres incinerados en el Cementerio de Badajoz, extraídas del documental rodado por René Brut el 17 de agosto de 1936 y publicadas en la página 10 del L’Intransigeant de París del 29 de agosto de 1936, fueron las que provo- caron la detención y posterior expul- sión del territorio nacional de aquél 1929.

image022    image024

Despacho y biblioteca de D. Gonzalo L. Montenegro en el palacio de los Golfines, y que fue utilizado por el General Franco. La puerta del fondo da al despacho, y en este lugar trabajaron Sangróniz, y los Tenientes Coroneles Díaz-Valera y Franco Salgado-Araujo

image026

Cáceres, 6 de septiembre de 1936. Vista panorámica de la mani- festación de adhesión al General Franco

image028

Cáceres, 6 de septiembre de 1936. Detalle del discurso del General Franco. Detrás de éste se distingue a su Jefe de E. M., Francisco Martín Moreno. Detrás de D. Gonzalo López- Montenegro está el General Alfredo Kindelán. La bandera aún se conserva en la casa image030

Cáceres, 6 de septiembre de 1936. Detalle del discurso del General Franco. Detrás de éste se distingue a su Jefe de E. M., Francisco Martín Moreno. Detrás de D. Gonzalo López- Montenegro está el General Alfredo Kindelán.

image032

Cáceres, 6 de septiembre de 1936. Imagen tomada por el fotógrafo Javier García-Téllez. El General Franco acompañado de su Estado Mayor se fotografía en el patio del palacio de los Golfines de Arriba. Junto al General (a la derecha) está su Coronel de E. M. Francisco Martín Moreno. Esta fotografía la poseen los actuales propietario de la casa, Mercedes López-Montenegro y Pascual de Churruca. Está dedicada y firmada por el General Franco: «A Gonzalo L. Montenegro como recuerdo de su amable hospitalidad a nuestro Cuartel General».

image034Reverso de la fotografía con los autógrafos de los oficiales del Estado Mayor del General Franco: 1 Joaquín García Pallasar (Coronel de Artillería). 2 Francisco Franco Salgado-Araujo (Teniente Coronel). 3 Francisco Martín Moreno (Coronel Jefe del Estado Mayor). 4 Aurelio Perote Martí- nez (Capitán). 5 Carlos Díaz-Valera (Teniente Coronel). 6 Antonio Blanco García. 7 Sin identifi- car. 8 Antonio Sarmiento León-Troyano (Coman- dante de Ingenieros, Jefe de Cifras y Comunica- ciones). 9 Emilio Alcaraz. 10 Sin Identificar. 11 Felipe Sanfeliz Muñoz (Teniente Coronel de Infantería). 12 Ángel  Riche?  13. Antonio SáezIzquierdo. 14 Carmelo Medrano Ezquerra (Teniente Coronel). 15 Juan Hidalgo Sánchez. 16 Sin identificar. 17 Sin Identificar. 18 Eduardo Rodríguez Madariaga (Comandante de Infantería). 19 José Marín (éste pone esta nota: «Con un cariñoso abrazo de gratitud por sus atenciones sin número su siempre buen amigo».

image035 El General Franco se entrevista con el Coronel Moscardó en el Alcázar de Toledo el 29 de septiembre de 1936. Le acompaña el General Valera, entre otros, y su primo Franco Salgado- Araújo

image037

Cáceres, 6 de septiembre de 1936. Imagen tomada por el fotógrafo Javier García-Téllez. Otra ima- gen distinta del Estado Mayor de Franco en el patio del palacio de los Golfines de Arriba.

image001

1 Cfr. DOMÍNGUEZ NÚÑEZ, M. «Testimonios gráficos de la represión en la provincia de Badajoz. La leyenda y la investigación histórica sobre las escenas filmadas por René Brut», en Actas del III Congreso Internacional sobre la II República y la Guerra Civil. La otra memoria, Madrid, CEU- Universidad San Pablo, 2008 (en prensa). También hay un amplio estudio sobre las actividades de Brut en PILO ORTIZ, F., DOMÍNGUEZ NÚÑEZ, M., DE LA IGLESIA RUIZ, F. La matanza de Badajoz ante los muros de la propaganda, Madrid, Libros Libres, 2010.

Cfr. ESPINOSA MAESTRE, F. La columna de la muerte. El avance del ejército franquista de Sevilla a Badajoz, Barcelona, Crítica, 2003, pp. 208 y ss. VILA IZQUIERDO, J. Extremadura: La Guerra Civil, Badajoz, Univérsitas Editorial, 1984, p. 75.

Cfr. SELLERS DE PAZ, G. Cáceres visto por un periodista (casi 3.000 años de vida en la ciu- dad), Cáceres, Editorial Extremadura, 1964, p. 356.

La Voz (Madrid), 3 de octubre de 1936.

5  SALAS LARRAZÁBAL, J. La Guerra de España desde el aire. Dos ejércitos y sus cazas frente a frente, Barcelona, Ariel, 1972, p. 105.

6 LARIOS, J. Combate sobre España. Memorias de un piloto de caza, Madrid, Editorial San Martín, pp. 79 y s.

7 El Sol (Madrid), 15 de noviembre de 1936.

8  GIBELLO BRAVO, V. M. «Valoración y posibles actuaciones para la conservación del patrimo- nio histórico de la Guerra Civil en Extremadura», en VV. AA. Guerra y patrimonio en el FrenteExtremeño, 70 aniversario del cierre de la Bolsa de la Serena, Badajoz, Centro de Desarrollo Rural de La Serena, 2009, p. 114.

9 Boletín Oficial de la Junta de Defensa Nacional de España (Burgos), 27 de agosto de 1936.

10  Boletín Oficial de la Junta de Defensa Nacional de España (Burgos), 27 de agosto de 1936.

11  AUGUSTO, J. Jornal de um correspondente da Guerra em Espanha, Lisboa, Empresa Nacional de Publicidade, 1936, p. 77.

12  RUBIO RAMOS, A. «Referencias y recuerdos 1936. Franco en Cáceres», en Boletín de la Real Academia de Extremadura, Trujillo, 2009, tomo XVII, p. 61.

13  VAZ-ROMERO NIETO, M. Gonzalo López Montenegro, un prócer cacereño, Cáceres, autoedición, 2005, p. 108.

14  Nota de los autores: Queremos agradecer a Mercedes López-Montenegro y Pascual de Churruca, Marqueses de Espinardo y actuales propietarios del palacio de los Golfines de Arriba la gentileza de haber puesto a nuestra disposición algunas fotografías antiguas de la casa, entre la que destaca la dedicada por el General Franco a D. Gonzalo López-Montenegro.

15  FRANCO SALGADO-ARAÚJO, F. Mi vida junto a Franco, Madrid, Espejo de España, 1977, p. 192.

16   QUEVEDO Y QUEIPO DE LLANO, A. Queipo de Llano. Gloria e infortunio de un general, Barcelona, Planeta, 2001, p. 393.

17  SELLERS DE PAZ, G. Cáceres visto por un… op. cit., p. 443.

18   GARCÍA PÉREZ, J. SÁNCHEZ MARROYO, La Guerra Civil en Extremadura, 1936-1986, Badajoz, Hoy, 1986, p. 58.

19 ARRARÁS, J. Franco, Burgos, Imprenta Aldecoa, 1938, pp. 290 y s.

20 SELLERS DE PAZ, G. Cáceres visto por un… op. cit., pp. 443 y s.

21 ARRARÁS, J. Francoop. cit. p. 286.

22 RUBIO RAMOS, A. «Referencias y recuerdos 1936. Franco… op. cit. p. 63.

23  KNICKBOCKER, H. R. The siege of Alcazar. A war-log of the Spanish revolution, Londres, Hutchinson & Co, 1937, pp. 107 y s.

24   DOMÍNGUEZ NÚÑEZ, M. «Nöel Fiztpatrick: Un masón en la Legión», en III Jornadas de Historia de Cáceres (2009).

25  ROS AGUDO, M., HEIBERG, M. La trama oculta de la Guerra Civil. Los servicios secretos de Franco 1936-1945, Barcelona, Crítica, 2006, p. 169.

26   SUÁREZ FERNÁNDEZ, L. Franco: Crónica de un tiempo. El General de la Monarquía,  la República y la Guerra Civil desde 1892 hasta 1939, Madrid, Actas Editorial, 1999, p. 359.

27  ABC (Madrid) 25 de julio de 1942. «El ilustre artillero Excmo. Sr. D. Joaquín García Pallasar, designado para desempeñar la Capitanía General de Burgos, destacó su personalidad relevante en nuestra guerra de liberación […] Aquí le sorprendió el Movimiento [Santa Cruz de Tenerife], y en la presidencia del Cabildo Insular de Tenerife, para que fue designado, prestó valiosos servicios que vinieron a corroborar sus dotes de mando. No tardó en ser requerido para ocupar el difícil cargo de Comandante General de Artillería del Ejército de África y Sur de España, incorporándose en Cáce- res al Cuartel General del Caudillo».

28  FRANCO SALGADO-ARAÚJO, F. Mi vida junto a… op. cit., pp. 192 y s.

29  YSASI-ISASMENDI ADARO, J. J. «El Comandante Ysasi-Ysasmendi (relato de una peripecia heroica)», en Boletín de la Real Academia de la Historia, t. 199, c. III, 2002, p. 388.

30  SUÁREZ FERNÁNDEZ, L. Franco: Crónica de un tiempo. El General… op. cit., p. 359.

31 NERÍN, G. La guerra que vino de África, Barcelona, Crítica, 2005, p. 134.

32  FRANCO SALGADO-ARAÚJO, F. Mi vida junto a… op. cit., pp. 193 y s.

33  ARRARÁS, J. Francoop. cit. p. 287.

34  SELLERS DE PAZ, G. Cáceres visto por un… op. cit., p. 444.

35  ARRARÁS, J. Francoop. cit. p. 288.

36  ANDRÉS-GALLEGO, J. La época de Franco, Madrid, Rialp, 1991, p. 39.

37  SÁNCHEZ DEL ARCO, M. El Sur de España en la Reconquista de Madrid. Diario de operacio- nes glosado por un testigo, Cádiz, Establecimiento Cerón, 1937, p. 118.

38  Boletín Oficial de la Junta de Defensa Nacional de España (Burgos), 30 de agosto de 1936.

39  DE GALINSOGA, L. y FRANCO SALGADO-ARAUJO, F. Centinela de Occidente. Semblanza biográfica de Francisco Franco, Barcelona, Editorial AHR, 1956, p. 270.

40   Cfr. SELLERS DE PAZ, G. La prensa cacereña y su época (1810-1990), Cáceres, Institución Cultural el Brocense de la Excma. Diputación Provincial, 1991, pp. 300 y s.

41 La Falange (Cáceres), 1 de septiembre de 1936.

42  ALCOFAR NASSAES, J. L. La aviación legionaria en la Guerra Civil, Barcelona, Euros, 1975, p. 79.

43  ROS AGUDO, M., HEIBERG, M. La trama oculta de la Guerra Civil… op. cit., pp. 45 y s.

44  HEIBERG, M. Emperadores del Mediterráneo. Franco, Mussolini y la Guerra Civil Española, Barcelona, Crítica, 2004, p. 74.

45  Le Petit Marocain (Casablanca), 15 de septiembre de 1936. Entrevista de René Brut realizada por el director del rotativo, Antoine Mazzella.

46  Le Petit Marocain (Casablanca), 15 de septiembre de 1936.

47  TENORIO, R. «Las matanzas de Badajoz», en Tiempo de Historia, nº 56, julio 1979.

48  Le Petit Marocain (Casablanca), 15 de septiembre de 1936.

49  L´Intransigeant (París), 18 de septiembre de 1936 (Hemeroteca Nacional de Francia, París).

50  L´Intransigeant (París), 4 de agosto de 1936 (Hemeroteca Nacional de Francia, París).

51  ARRARÁS, J. Francoop. cit. p. 291.

52  BOLIN BIDWELL, L. A. España: Los años vitales, Madrid, Espasa-Calpe, 1967, pp. 197 y s.

53 L´Intransigeant (París), 18 de septiembre de 1936 (Hemeroteca Nacional de Francia, París).

54 L´Intransigeant (París), 5 de septiembre de 1936 (Hemeroteca Nacional de Francia, París).

55  L´Intransigeant (París), 5 de septiembre de 1936 (Hemeroteca Nacional de Francia, París).

56  Nota del coautor A. M. Barragán-Lancharro: El mérito del descubrimiento de esta equivocación histórica de Pathé Gaumont así como la primera identificación de las imágenes de las imágenes tomadas por Brut en Cáceres se debe a la pericia de Moisés Domínguez, especializado en la localización de los más curiosos e interesantes documentos sobre la Guerra Civil española en Extremadu- ra. Se puede obtener una previsualización de la película en http://www.britishpathe.com/ reco- rd.php?id=77311.

57  «La guerre d’Espagne a Burgos», edición PJ.358. 13. Fecha de edición 17/09/1936, longitud 64 mm Corresponsal: René Brut. Descripción original: «De Burgos 3 pl. soldat montant la garde devanb le Quartier Genéral de Franco. Du Gal Franco. Homme temant un fusil. Femme faisant un signe de la main. Automobile s’arrestant. L’homme et la femme s’approchent de la voiture. Le soldat parle au chauffeur de la voiture. Le femme remet son revolver dans un étui. Inmuebles bom- bardés pl. religieuses dans un hospital bombardé. Pl. Pl. de l’hôspital en ruines. Cádavre etendu à terre. Defile de phalangistes devant le foule qui les salus». Cfr. DEL AMO GARCÍA, A. Catálogo General del Cine de la Guerra Civil, Madrid, Cátedra-Filmoteca Española, 1996, p. 743.

58  L´Intransigeant (París), 18 de septiembre de 1936 (Hemeroteca Nacional de Francia, París).

59 L´Intransigeant (París), 18 de septiembre de 1936 (Hemeroteca Nacional de Francia, París).

60 L´Intransigeant (París), 18 de septiembre de 1936 (Hemeroteca Nacional de Francia, París).

61  Archivo General Militar de Ávila, armario 1, legajo 8, carpeta 104, documento 5.

62  Cfr. ESPINOSA MAESTRE, F. La columna de la muerte. El avance… op. cit., p. 209.

63  DOMÍNGUEZ NÚÑEZ, M. «Testimonios gráficos de la represión en la provincia de Badajoz… op. cit.

64  BOLIN BIDWELL, L. A. España: Los años… op. cit. pp. 197 y s.

65  L´Intransigeant (París), 18 de septiembre de 1936 (Hemeroteca Nacional de Francia, París).

66  L´Intransigeant (París), 18 de septiembre de 1936 (Hemeroteca Nacional de Francia, París).

67  L´Intransigeant (París), 18 de septiembre de 1936 (Hemeroteca Nacional de Francia, París).

68  En la edición 359, del 24 de septiembre, Pathe Journal visiona la llegada de Brut a Francia tras su liberación. El historiador Aitor Ydraola ha afirmado que «sólo quiero resaltar una cosa, aparecen nuevamente imágenes de las filmadas por Brut en España, pero no las de Badajoz», CAPARRÓS LERA, J. M., YRAOLA, A. Historia contemporánea de España y cine, 1997 pp. 56 y 57.

69  Archivo General Militar de Ávila, armario 1, legajo 8, carpeta 104, documento 5. El presidente de la República francesa era Pierre-Étienne Flandin.

70  Cfr. VILA IZQUIERDO, J. Extremadura: La Guerra… op cit., p. 75.

71   BLASCO GIL, Y. y MANCEBO, Mª F. «Niceto Alcalá-Zamora y Castillo y Pedro Urbano González del Valle, profesores exiliados y provisión de sus cátedras», en Cuestiones Pedagógicas, 19, 2008/2009, Sevilla, Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla, p. 179.

72  FRANCO SALGADO-ARAÚJO, F. Mi vida junto a… op. cit., p. 195.

73  SÁNCHEZ DEL ARCO, M. El Sur de España en la… op. cit., p. 128.

74  SELLERS DE PAZ, G. Cáceres visto por un… op. cit., p. 444.

75  La Falange (Cáceres), 7 de septiembre de 1936.

76  La Falange (Cáceres), 7 de septiembre de 1936.

77 ABC (Sevilla), 11 de septiembre de 1936.

78 SALAS LARRAZÁBAL, J. La Guerra de España… op. cit. p. 105.

79 SUÁREZ FERNÁNDEZ, L. Franco: Crónica de… op. cit., p. 366.

80  La Falange (Cáceres), 17 de septiembre de 1936.

81 ARRARÁS, J. Francoop. cit. p. 291.

82  SELLERS DE PAZ, G. Cáceres visto por un… op. cit., p. 446.

83  RUBIO RAMOS, A. «Referencias y recuerdos 1936. Franco… op. cit. p. 62.

84  FRANCO SALGADO-ARAÚJO, F. Mi vida junto a… op. cit., p. 195.

85  REDONDO, G. Historia de la Iglesia en España, 1931-1939, Madrid, Rialp, 1993, t. II p. 158.

86  MARTÍNEZ BANDE, J. M. La marcha sobre Madrid, Madrid, Servicio Histórico Militar, 1968, p. 72.

87  KINDELÁN DUANY, A. Mis cuadernos de guerra, Madrid, Plus Ultra, p. 23. Cfr. MARTÍNEZ

BANDE, J. M. La marcha sobre… op. cit., p. 67.

88  SUÁREZ FERNÁNDEZ, L. Franco: Crónica de… op. cit., p. 344.

89 ANDRÉS-GALLEGO, J. La época de… op. cit., p. 39 y ss.

90 SUÁREZ FERNÁNDEZ, L. Franco: Crónica de… op. cit., p. 375.

91 Boletín Oficial de la Junta de Defensa Nacional de España (Burgos), 30 de julio de 1936.

92  KINDELÁN DUANY, A. La verdad de mis relaciones con Franco, Barcelona, Editorial Planeta, 1980, p. 28.

93  VIDAL MANZANARES, C. Partes de guerra nacionales y republicanos. Memoria de la Guerra Civil Española, Barcelona, Belacqua, 2004, p. 172.

94  ABC (Sevilla), 27 de septiembre de 1936.

95  SELLERS DE PAZ, G. Cáceres visto por un… op. cit., p. 447.

96  DE LA CIERVA Y HOCES, R. Francisco Franco, un siglo de España, Madrid, Editora Nacional, 1973, t. I, p. 509.

97  SELLERS DE PAZ, G. Cáceres visto por un… op. cit., p. 447.

98  DE LA CIERVA Y HOCES, R. Francisco Franco, un… op. cit. p. 509.

99  FRANCO SALGADO-ARAÚJO, F. Mi vida junto a… op. cit., pp. 200 y s.

100  RUBIO RAMOS, A. «Referencias y recuerdos 1936. Franco… op. cit. p. 64.

101   PAYNE, S. G. Los militares y la política en la España contemporánea, París, Ruedo Ibérico, 1967, p. 324.

102  Cfr. TOGORES, L. E. Yagüe, el General falangista de Franco, Madrid, La Esfera de los libros, 2010, pp. 338 y s.

103  CALLEJA, J. J. Yagüe, un corazón al rojo, Barcelona, Editorial Juventud, 1963, p. 116.

104  DE LA CIERVA Y HOCES, R. Francisco Franco, un siglo de España, Madrid, Editora Nacio- nal, 1973, t. I, p. 510.

105  Boletín Oficial de la Junta de Defensa Nacional de España, 30 de septiembre de 1936.

106  RUBIO RAMOS, A. «Referencias y recuerdos 1936. Franco… op. cit. p. 66.

107  SELLERS DE PAZ, G. Cáceres visto por un… op. cit., p. 448.

108  ARRARÁS, J. Francoop. cit. p. 293.

109   CARDONA ESCANERO, G. «Rebelión militar y Guerra Civil» en JULIÁ DIAZ, S. (Coord.) Historia de España Menéndez Pidal, Madrid, Espasa Calpe, 2004, t. XL, p. 184.

110  El Sol (Madrid), 1 de octubre de 1936. La Libertad (Madrid), 1 de octubre de 1936.

111  Labor (Soria), 8 de octubre de 1936.

El contenido de las páginas de esta web está protegido.