José Mª González-Haba y Guisado.
Dos obras Cervantinas hacen referencias a nuestra Ciudad e hijos de Trujillo. La primera, de 1605, El Quijote, siendo nominado García de Parades. La segunda, de 1617, los Trabajos de Persiles y Sigismunda, con alusión a Don Francisco Pizarro y Don Juan de Orellana.
Nada diré de García de Paredes, salvo que, según César Vidal[1] la cita que se hace de la detención de una rueda de molino con un dedo, no es obra suya, y sí de Alonso de Céspedes.
Rodríguez Marín[2], no es tan radical. Dice, que “si no con un sólo dedo… también paraba con sus manos una rueda de molino el bravo capitán Alonso de Céspedes, hízolo en Aranjuez a presencia de Felipe II.”
Para conocer a los otros dos trujillanos acudí a estas fuentes: Nuestro Don Juan Tena, que habla de la estancia de Cervantes en Trujillo para informarse del matrimonio de su hija Isabel con Francisco Sanz del Aguila, o, acaso, cuando en 1582 caminaba desde Portugal a Madrid, hospedándose en casa de don Juan Pizarro de Orellana.[3]
Una pequeña rectificación a nuestro historiador, ya que el nombre del esposo no era Juan y sí Diego[4].
Astrana Marín[5] escribe que “toda esta historia centrada en Trujillo, tiene, todos los visos de lo acontecido disfrazado por el velo de la ficción.
Los dos caballeros de la cita existieron y eran hijos de Don Fernando de Orellana, regidor de Trujillo en 1607.
También era conocedor de nuestra Ciudad por causa de sus visitas a sus parientes los Cervantes de Gaete.
Avalle Arce[6] recoge y repite lo del anterior.
Hasta aquí cuanto conocía del más genial de los escritores castellanos y Trujillo.
Pero… En 1992, aparece un libro con este título: “El Caballero del Verde Gabán”.
Su autor L.G. Hortigón. No dudé en adquirirlo para llenar los anaqueles de mi biblioteca Cervantina.
Un volumen de más de ochocientas páginas, de las que unas doscientas son fotografías. Quien escribe es descendiente de judíos, que construye su tesis desde “un subconsciente duramente flagelado durante décadas, el que amedrantado acabó poniéndose a su servicio”.[*]
Lo leí y saboreé. Volví a su estudio, y nuevo paladeo. Hoy llego a presentar un resumen, dedicado a todo aquello que tiene relación con el título de esta Comunicación.
La raíz está en el conocimiento de tres sepulturas en el Monasterio de Guadalupe, bajo el coro, frente al Altar Mayor. Pertenecen a Don Rui González de Quijada, su esposa, la trujillana Johana Sánchez , y el hijo de ambos Don Pedro. La familia del Caballero del Verde Gabán, a que se refiere el Capítulo XVI, de la Segunda parte del Quijote.
Disecciono mi exponer así:
Primero.- PUNTO DE VISTA GEOGRÁFICO.
Dos lugares son de capital interés:
La Puebla de Guadalupe con su Monasterio y la finca denominada Valdepalacios, de más de 100.000 hectáreas, en término de Trujillo.
Más tarde, por el Decreto de Madrigal de S-3-1468, Enrique IV, la saca y aparta de esa jurisdicción a “Valdepalacios y a todas cuantas dehesas y casas y colmenares que esta casa tiene en Trujillo, y la reserva para sí”. (P.67)
“Alinda con el exido de Cañamero, y con los cerros del Cubillar, que es dehesa de los propios de Trujillo, Dehesa de este Monastº, y con la Veguilla, Dehesa de este Monastº y con la Caballería de Navalvillar que llaman el Guijo, y con tierras de la Puebla de Alcocer, hasta tornar al egido de Cañamero”.
Para no dejar en el olvido, adelanto este dato: La Puebla de Alcocer tenía por Vizconde al Duque de Bejar.
Dentro de la finca existían entre otros elementos, 600 bueyes para labrar (P.13), 8.000 ovejas (P.64), 4.000 cabras (83) y 700 puercos (P.67).
Segundo.- PUNTO DE VISTA PERSONAL.
Es la presencia de una comunidad judía en citada geografía.
“Los primeros vecinos que vinieron a poblar la dicha Puebla eran judíos.” (P.23). Las traiciones escritas del origen de la Puebla y actuales huellas y reminiscencias dejadas por los Hijos de la Tribus de Dios, antes de la expulsión en 1492, así como luego de ella (P.22).
Desde el siglo XIII persisten muchos símbolos hebraicos, la estrella de David, en numerosos lugares, en y fuera del Monasterio (P.22).
Estamos ante uno de los centros más estimados de “la secta sefardita de los judíos.(P.29)
Por tal causa, la Puebla era un feudo casi intocable (P.28), donde nunca intervino la Inquisición hasta el año de 1484, marchándose al siguiente, con el expulsar a unos doscientos.
Se había creado un extenso lugar autárquico, en los aledaños del semidesierto de la Siberia Extremeña, aliviándose con ello la durísima presión ejercida en Toledo (P.25).
Más todavía. Las raíces de tal estado de cosas está en que los Reyes de Castilla fueron seducidos por el humanismo y capacidad administrativa de los judíos, haciéndose indispensable en la Corte (P.27), y en el terreno económico “llegan a ser prestamistas el mismo Monasterio” (P.24) y de los propios reyes(P.118).
De aquí fluye la influencia judía en todos las órdenes de la vida. El Monasterio llega a ser verdadero refugio de conversos, el lugar oculto que venció a la Inquisición (P.23). Más, los conversos proporcionaron a la Virgen de Guadalupe.
Las raíces del Monasterio están clavadas en el corazón de Valdepalacios, que albergaba la Gran Sinagoga, “la más importante de España” (P.100) dentro de la denominada Casa del Rincón.
“El cenit del amparo brilla cuando se impone la ineludible obligación de que todos los españoles con medios, al hacer testamento tenían que legar una parte del mismo Monasterio de Guadalupe” (P.27).
Además existieron una serie de libertades especiales, concedidas por Juan II y Enrique IV, algunas de ellas especiales para Trujillo (P.93).
En la comunidad trujillana son de recordar los apellidos de los Cohen, Haxcid, Rabí Samuel, Vellida la Rica; por lo que acá interesa, los Sánchez.
En esta familia recordamos a Núnno, Garci y Sancho Sánchez, tío abuelo, abuelo y padre de Johana Sánchez, entregado en matrimonio a Rui González Quijada, con plenos poderes materiales y espirituales sobre Valdepalacios.
A la par que llega la comunidad a Trujillo, sucede en Esquivias, a través de los Quijada, algunos de los cuales lucirían sus sambenitos en la iglesia..
Quijadas, a su vez, emparentados con Catalino palacios Salazar Vozmediano, esposa de Cervantes, descendiente directa de Gabriel Quijada y Catalina Pineda. (P. 280).
Cuando en 1492 aparece el edicto de expulsión de los judíos, coge de sorpresa a la comunidad trujillana, compuesta por unos 50 hogares. Entre los que rechazan el exilio están los Sánchez, ascendientes de Johana. También acá quedó Moses Cantarero, dueño de un alfar, calera y fábrica de adobes, que viví amancebado con una cristiana de la que tenía tres hijas (P. 119 y 120).
En un momento histórico Johana, dueña de valdepalacios, dona la finca al monasterio de Guadalupe a cambio de tres sepulturas en el mismo, frente al altar mayor. Así aparece en el códice 229, redactado en 1624 por Fray pablo Alcoberas (P.64).
Tercero.- RELACIÓN CERVANTES- TRUJILLO Y EL QUIJOTE.
La trujillana Johana, casada con Rui González Quijada y su hijo Pedro, son los personajes recogidos en el Quijote como Don Diego de Miranda, el caballero del verde Gabán, su esposa Doña Cristina y su hijo Lorenzo.
Los conoce Cervantes en sus visitas a Trujillo, acaso, dice L.G. Hortigón para buscar noticias de América y nada mejor que nuestra ciudad.
E igual acontace con Catalina Palacios Salazar Vozmediano, sobrina de Rui, e hija de una hermana. (P. 742)
En una ocasión, se concierta el matrimonio de Miguel y de Catalina, por el tío y el futuro esposo, luego de una visita a Trujillo a los familiares de Johana, en el trayecto Trujillo-Casa del Rincón, palacio de Don Diego. (P. 142)
Desde el mismo momento de ser conocida Catalina va a convertirse en “la Dulcinea de los sueños del cautivo de Argel, y la tirana y zafia Aldonza Lorenzo del mal humor de Cervantes”. (P. 355)
Todos estos personajes y personas que terminamos de recordar se caracterizan por su judiedad. Es una realidad terminante.
En los Quijadas, aparece desde su escudo, sin hechos de armas, y sí cabalísticos, que van a originar la vocación de Don Quijote. Es registrado en 1605, ante la Orden de Calatrava, por el titular de Valdepalacios. Es así:
“Campo de Gules, tres guadañas o Quijadas puestas en palos. Bordura de oro con ocho aspas de gules”. (P.93)
Igualmente brilla su heterodoxia en el comer de los sábados “Duelos y quebrantos”, raíz de la búsqueda de humos en las chimeneas, verdadera simulación confesional. (P.310)
La mesa que se sirva en Valdepalacios a Don Quijote es una comida casher, conforme a las reglas recogidas en el Siglo XVI por el rabino toledano Josep Caro. Una comida “blanca” que acredita que doña
Cristina no era cristiana. (P.223)
Cervantes, por otro lado, jamás fue un renegado.
Por otro lado, nos dice Hortigón, así :
Don Diego de Miranda, a la vez que Rui González Quijada, es verdadero modelo de don Quijote y don Quijote es Cervantes. (Ps. 13 y 130)
Pero Cervantes no crea a don Quijote sino don Quijote a Cervantes. “Conocidas algunas virtudes del Árbol de la Vida, podemos estimar que Cervantes fue La Luna de Shephirath, que reflectó la luz del sol de la Tiphareth de Rui González de Quijada”.(P. 160)
Sancho trabajaba en el campo de Valdepalacios, y de allá era. A Cervantes le bastó cambiar una “ele” por una “ene” y así el mozo de Plazas convertido en Panza.
Las posesiones que aparecen descritas en la inmortal obra, son las de Valdepalacios solo ellas podían prestarse a las actividades de personajes como doña Dorotea. (P. 801)
Valdepalacios es el sitio escogido para las bodas de Camacho el Rico. Pensó Hortigón, en principio haber sido el lugar la villa de buenasbodas, Toledo, más ahora por el color verde de las palmas la gran cantidad de viandas que son ofrecidas a Sancho,”el lugar que podia proporcionar tan infinitos géneros de Caza, no podía ser otro que Valdepalacios”. (P. 291)
La cantidad de zaques de vino guardadas allá, la presencia de colmenas (P. 65), refuerzan la tesis que sostiene.
Otro argumento aduce. El duque de Bejar, vizconde de Puebla de Alcocer, presta sus nombres a don Quijote, Alonso, y Diego al caballero del Verde Gabán. (P. 303)
No dejo en el silencio la descendencia de Cervantes. Tras citar a los conocidos, Promotorio e Isabel, aparece Pedro, habido con Catalina, y dado a luz en la Casa del Rincón. (Ps. 132 y 750).
Hasta aquí el pensar de L.G. Hortigón, que recojo de la manera que pienso ser más fiel, y al que no hago el más liviano comentario. Estos los abandono a historiadores e investigadores.
He aquí el resultado de judíos en Trujillo, dejando la impronta del Quijote. (P.122). Es curioso que don Quijote que ha representado la quinta esencia de lo español, sea un descendiente de judío.
CITAS BIBLIOGRÁFICAS:
[1] César Vidal. “Enciclopedia del Quijote”. 1999, pag. 251.
[2] Francisco Rodríguez Marín. “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”. 1916, tomo II, pag. 490.
[3] Juan Tena Fernández. “Trujillo histórico y monumental”. 1967, pag. 21.
[4] Así la mayoría de los autores, de los que cito a Jean Canavaggio. “Cervantes”. 1986, pag. 198.
[5] Luis Astrana Marín. Obra citada, tomoVII, 1958, pag.431, 432 y 746.
[6] Juan B. Avalle Arce. Edición de “Los trabajos de Persiles y Sigismunda”. 1986, pag.288.
[*] Las citas marcadas (P. ) se refieren a las páginas de la obra de L.G. Hortigón.