Jun 092017
 

José Antonio Ramos Rubio. Provisional.

EL GRECO DOMENICO THEOTOCÓPULI

Nació en 1.541 en Candía, capital de Creta. Su familia pertenecía a la bur- guesía ciudadana y era de religión católica (bien demostrado en sus obras pictóricas). Estuvo en Venecia donde aprendió el estilo y color de esta es- cuela, luego en Roma y por último en España.

¡Quién lo incitó a venir a España?

Parece ser que el deán de Cuenca, al cual conoció en Roma, le incito a probar fortuna en España.

Se estableció en Toledo donde realizó un arte personalísimo, aunque den- tro de la corriente manierista. El Greco comprendió que su sino estaba en Toledo, en el corazón del pueblo español.

¡Por qué va a Toledo?

Pudieron ser muchos los motivos, aunque en primera línea hay dos clarísi- mos: a) posiblemente influenciado por personaje que acudían al palacio Farnesio (el bibliotecario Fulvio Orsini, el sacerdote español Luis de Casti- Ila, cuyo hermano, Diego, ex delegado del Concilio de Trento, era deán del Cabildo de Toledo). Don Luis le incitó a probar fortuna en España (Deán de Cuenca).

Cuando el Greco llegó a Toledo en 1.577, acababa de producirse en la historia de la ciudad un cambio decisivo. Madrid, desde 1.560 había em- pezado a centralizar la vida política en España. La construcción del Mo- nasterio de El Escorial contribuyó a desplazar el eje de la vida cortesana. Posiblemente el Greco quiso estar cerca de tales acontecimientos.

La ciudad vivida por el Greco mostraba una prodigiosa influencia y síntesis de culturas y estilos. Posiblemente podríamos encontrar aquí otro hacha por el cual eligió Toledo y no otra ciudad de España: después de su paso por ciudades italianas descubrió en Toledo algo capaz de remontarle a sus orígenes: la simbiosis de Oriente y Occidente, también patente en la Creta que conoció en su niñez.

Tuvo problemas con la corte a causa del «Martirio de San Mauricio», cua- dro destinado para el Escorial, pero relegados a las dependencias del mo- nasterio por destinar el pintor a segundo término el suplicio de los mártires y a primero tomas mundanales.

A pesar de ello, recibió muchos encargos de conventos e iglesias, posible- mente no se le interpretó bien en el Escorial. Consiguió gran prestigio co- marcal (ej. Retablo de Talavera la Vieja) y también en Madrid (ej. retablo del colegio de Doña Mª de Aragón). Incluso tenía en Sevilla un depositario que recibía los cuadros que le mandaba para su exportación a América. Pero termi nó solo y enfermo. Murió el 7 de abri I de 1 .614.

Fue un artista que expresó tan bien como Morales, las emociones religiosas de los españoles del tiempo de Santa Teresa.

La producción del Greco alcanza los 300 cuadros, sin contar réplicas obras de taller. En ellas se recibe un ímpetu creador que fuese desarrollado a través de una serie de etapas donde la formación minierista iniciada no impidió la exaltación de una fortísima personalidad.

En su estilo destacan influencias de los lugares por los que pasó:

a) Sobre su formación pasa lo cretense, que es, en el fondo, bizantino.

b) Venecia le enseñó la ciencia del color y de la luz.

c ) Roma le enseñó la estructura del retrato. También el interés por los efec- tos de la luz tenebrista.

d) Ya en España, en 1.577–79, en el retablo de Santo Domingo el Antiguo, ofrece una personalidad muy arraigada, con tintes manieristas. Español por sentimiento, impresionista por la técnica, ejecución expresionista.

Su figura a permanecido olvidada, hasta ser revalorizada por los románti- cos del siglo XIX.

EL RETABLO DE LA IGLESIA PARROQUIAL DE TALAVERA LA VIEJA

Hasta hace unos veinticuatro años, Extremadura poseía un retablo del Gre- ca. Retablo realizado para la iglesia parroquial de la desaparecida Talavera la Vieja. Destruido, en parte, durante la Guerra Civil. Los lienzos que se

pudieron salvar fueron llevados al museo toledano de Santa Cruz, tras su adquisición por Bellas Artes en 1.962, antes de que el pueblo fuese afecta- do por el embalse de Valdecañas en 1.963.

Llevados a Toledo, por la antigua vinculación jurisdiccional del norte ex- tremeño con la mitra toledana; o quizás porque en esa ciudad fue donde vivió el autor del retablo.

Don Verardo García, investigador de la historia de Toledo, ha encontrado en el Archivo de Protocolos de la ciudad la prueba documental de que son obra del Greco el retablo, las pinturas y la imagen de la Virgen.

La obra fue encargada en nombre de la cofradía de Nuestra Señora del Rosario, de Talavera la Vieja, Lucas Sánchez, mayordomo y Hernando Márquez, presbítero.

Se acordó con el artista a tenerlo el día 25 de julio del mismo año (1.591), en dicho retablo tenía que estar «la coronación de Nª Sª en una gloria, en el qual an de yr pintados los bien abenturados san juª bapta. y santo do- mingo con el Rosario y san antón y san sebastián y san juª abanxelista e los demás santos que le parecieren al dho. Dominico», el retablo debía llevar «alIado derecho de la ymagen la de san i» de bulto y alIado yzquierdo a de yr de bulto san andrés con sus ynsignias, todo de pincel sobre lienzo y a las espaldas con sus tablas».

«Yten se le obligó a hacer una ymagen de nra. sª del Rosario que irfa en madio del retablo, en escultura, dorada y estofada y del dorado y estofado y talla y escultura de todo el dho retablo lo toma a su nopmbre el dho Dominico».

En cuanto a las dimensiones y precio del dicho retablo, ‘~ de llevar de an- cho tres baras e quarto y de alto quatro baras y media e cinco (3,76 x 2,71 rn.) y por toda la e/osta del dho. retablo de madera, manos y materia- les y todo lo necesario e de darle asentado se le an de dar y pagar trecisíl ducados … e elllebar el dho lo ha de pagar la dha cofradfa a su costa reci- be luego de preste al dho Dominico mili e quatrozientos reales para la compra de ederecos necesarios».

Las pinturas del retablo no concuerdan con los que se fijaron en la escritu- ra; posiblemente porque «El Greco» puso otros santos o bien hubo modifi- caciones en el contrato o se sustituyeron los lienzos por otros.

Entre 1.936–38 se perdió la talla de la Virgen y algunas pinturas. Se salva- ron aquellas que estaban guardadas en la casa rectoral porque habían sido restauradas en 1.927, son las que se encuentran hoy día en el museo de Santa Cruz de Toledo, adquiridas por Bellas Artes en 1.962: «La

Coronación de La Virgen», «San Pedro» y «San Andrés». Se restauraron en los años 1.962 1.964.

Pero ¿Cómo estaban colocados los lienzos en el retablo?

Se trataba del retablo colateral de la Epístola, del siglo XVI, dividido en dos cuerpos, cada cuerpo con tres compartimientos rectangulares. En los CUa- dros del cuerpo superior se representan: a la derecha, «La Anunciación»; en el central, «La Coronación»; y en la izquierda, «La Presentación de Jesús en el Templo». En el cuerpo bajo, laterales: «San Pedro» y «San Juan Evangelis- ta». En el centro del retablo la imagen de la Virgen del Rosario, tallada en madera de pino y policromada.

Algunos autores que visitaron el retablo en Talavera, ej Guinard, 1.925, decían que la estatua era del XVIII y algunas pinturas como «La presenta- ción de Jesús» no eran del Greca. Pero al no contar con más documenta- ción que la citada, hamos de defender la tesis de que el retablo en conjunto es obra del Greca, si se observa la mediocridad en el retablo, ya no existente y defendida por muchos entendidos en la materia que lo vie- ron; o también, en pinturas como «San Andrés», sabiendo que el artista ha realizado otros «San Andrés» «San Pedro», de más valor. Puede deberse a las restauraciones, sobre todo a los repintes de la primera, 1.927; o que el artista se lo confiase, parte de las pinturas, a discípulos de su taller.

ESTUDIO ARTíSTICO DE LAS PINTURAS

«La Coronación de la Virgen». Medidas: 1,05 x 0,80 m.

Asisten al acontecimiento siete santos dispuestos en círculo, de izquierda a derecha: San Francisco de Paula, San Juan Bautista, San Juan Evangelista con su cáliz, San Sebastián, San Pablo, San Antonio y Santo Domingo. To- dos ellos, excepto San Francisco y San Pablo, se hicieron de acuerdo con el contrato de 1.591. La firma de «El Greca» aparece en la parte inferior derecha de Santo Domingo. Es la obra de mayor aliento de las conservadas del retablo de Talavera la Vieja.

Posiblemente basada en un grabado de Durero.

Nos encontramos ante un asunto místico, los santos alzan la mirada al te- ma central. «El Greca», nos ofrece de nuevo, muchas veces repetidos en sus obras dos planos, el terrenal y el celestial. El mismo tema se repite en un lienzo del Prado, pero suprimiendo a los santos de la parte inferior; por el estilo puede corresponder también a los primeros años de la década de siglo. También repite el tema en la capilla de San José de Toledo y en el Hospital de la Caridad de IIlescas.

«San Andrés».

Medidas: 1,26 x 0,46 m. Figura de cuerpo entero.

Tema también muy repetido por el artista, aunque difiere en los rasgos que confiere al santo.

A quedado poco de lo que desde un principio es la obra original por las múltiples restauraciones a que se ha visto sometido.

«San Pedro».

Medidas: 1,25 x 0,46 m. De cuerpo entero.

Tampoco se repite «El Greco» con respecto a otras pinturas realizadas sobre el mismo tema.

Los tres de óleo sobre lienzo. Documentados en 1.591–1.592. Dibujos de «El Greco» ejecutados por el taller. El estilo del maestro es patente en los retratos y cuerpos alargados. Se ha querido explicar el alargamiento de las figuras con un posible defecto óptico del artista (astigmatismo). Este alarga- miento tiene una intención estética motivada por un anhelo de espirituali- dad dentro del arte de su tiempo. «El Greco» crea una perspectiva vertical.

Suprime los grandes espacios entre las figuras y estas aparecen cercanas macizando la composición. No pintaba al natural, sino de unos bocetos de barro que el modelaba. Ello le hacía posible las figuras contorsionadas. Las figuras adquieren ritmo, dinamismo. El movimiento ascensional (vertical) tampoco hubiera sido posible sin la técnica impresionista de toques abier- tos que dan a la iluminación gran rapidez.

La pena es tener que recorrer 240 Kms. para poder apreciar una obra pic- tórica de «El Greco», que estaba en nuestra región y la hubieramos podido tener más cerca, quizás en el museo del Mono, Cáceres; donde hay otra obra del mismo autor: «El Salvador», procedente del convento del Cristo, Serradilla. Adquirido por el estado u depositado en Cáceres, 1.974.

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