Ene 102018
 

José Pastor Villegas, josepastorvillegas@gmail.com

 

  1. INTRODUCCIÓN

En los Coloquios de Extremadura de hace un año tratamos de la Primera Expedición Científica a América (1571-1577), realizada en el reinado de Felipe II (1556-1598), cuyo investigador fue el médico y naturalista toledano Francisco Hernández, vinculado antes de tan importante expedición científica con los Reales Hospitales de Guadalupe. Y concluimos que tras tal expedición hubo un apagón científico y tecnológico en los asuntos ultramarinos[1].

Estando los XLVI Coloquios de Extremadura dedicados a la Ilustración en Extremadura, como movimiento filosófico, científico y político, aportamos apuntes de nuestras investigaciones sobre tan importantes hospitales durante la Ilustración y escribimos páginas sobre los científicos extremeños Pedro Gutiérrez Bueno y José Antonio Pavón Jiménez, y sobre Vicente Cervantes Mendo, quien no fue extremeño de nacimiento pero sí con ascendientes maternos extremeños y casado con extremeña. Estos tres científicos fueron boticarios de profesión y destacaron en las reformas ilustradas de la sanidad. De ellos, solo figura el segundo en la Enciclopedia de Extremadura.

El trabajo presentado en estos Coloquios tiene su origen en la docencia e investigación que sobre la Ciencia (Ciencias Experimentales) y la Tecnología inicié hace veinticinco años en la Universidad de Extremadura. En particular, he estudiado la Historia de la Ciencia y la Tecnología de la Ilustración Española, notando que faltaban páginas extremeñas más detalladas. Asimismo, razones familiares han motivado que haya dedicado atención particular a la Villa y Puebla de Guadalupe desde hace tiempo, revisando primero lo mucho que se ha escrito sobre tan importante referente de Extremadura en la actualidad, y también mundial.

 

 

  1. ANTECEDENTES Y REFORMAS DE LAS PROFESIONES SANITARIAS DURANTE LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA

España estuvo ausente del punto de partida de la Revolución Científica de los siglos XVI y XVII[2], revolución que marca una etapa anterior y otra posterior.

Como es sabido, Felipe II impuso en 1558 la obligación de obtener autorización para publicar cualquier libro. También prohibió al año siguiente los estudios en universidades extranjeras para evitar la contaminación del protestantismo. Ambas decisiones se tomaron cuando en otros países europeos se estaba gestando una auténtica revolución científica. En opinión de Severo Ochoa de Albornoz (Luarca, Asturias, 1905 – Madrid, 1993), Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1959[3], porque España, quizá desde Felipe II estaba más interesada en los asuntos de allá arriba que en los de aquí abajo, es decir, una religión mal entendida[4].

Hasta bien avanzado el siglo XVII continuó la atonía en España en lo concerniente a las Ciencias Experimentales. Se tomó conciencia del atraso científico.

En el reinado de Carlos II (1665 – 1700), se denunció el atraso científico español correspondiente a la medicina moderna y conocimientos iatroquímicos y biológicos afines en el libro Carta filosófico-médico-chymica…, publicado en 1687[5]; es un manifiesto de Juan de Cabriada (Valencia, 1665 – Bilbao, post 1714), médico, fisiólogo y químico[6], entre cuyos principales fragmentos figura:

“Que abramos los ojos, para poder ver las amenas y deliciosas provincias, que los escritores modernos, nuevos Colones y Pizarros, han descubierto por medio de sus experimentos, así en el macro como en el microcosmos. Y que sepamos que hay otro mundo nuevo, esto es, otra medicina más que la galénica, y otras firmísimas hipótesis sobre que poder filosofar”.

El mencionado Juan Cabriada y otros, conocidos como novatores fueron científicos y tecnólogos preilustrados sin cabida en las instituciones existentes, por lo que tuvieron que depender de nobles y clérigos, y agruparse en “tertulias” independientes o en torno a mecenas. La única institución docente de relieve desde 1625 fue los Reales Estudios del Colegio Imperial de Madrid, de la Compañía de Jesús[7].

Entre 1700 (llegada de Los Borbones) y 1808 (invasión de España por las tropas napoleónicas), o 1814 (fin de la Guerra de la Independencia), se desarrolló una gran actividad ideológica, social y política, con su cenit en el reinado de Carlos III (1759-1788). La muerte de este rey casi coincide con el inicio de la Revolución Francesa (1789), y marca un punto de inflexión. En los años sucesivos, las aspiraciones reformistas pierden su vigor en comparación con los reinados borbónicos anteriores, y se llegan a pagar las luces de la razón, sucediéndole un absolutismo monárquico en todo su apogeo[8].

Entre 1687 y 1726 hubo instituciones preilustradas para el desarrollo científico y tecnológico en España[9]:

–          Colegio de San Telmo, fundado en Sevilla en 1681.

–          Regia Sociedad de Medicina y otras Ciencias, fundada en Sevilla en 1681.

–          Academias de Ingenieros de Barcelona (c. 1715) y de Guardiamarinas de Cádiz (1717) y el Real Seminario de Nobles de Madrid (1726).

En otras palabras, instituciones vinculadas a cuerpos sociales (médicos, ejército y marina mercante) y a ciudades peninsulares (Madrid, Sevilla, Barcelona y Cádiz).

Con los Borbones se impulsó la ciencia y la tecnología, en la segunda mitad del siglo XVIII, para recuperar el atraso científico y tecnológico. En otras palabras, España se abre más a Europa y la Inquisición cae gradualmente.

Hubo reformas diversas, teniendo importancia la reorganización de las profesiones sanitarias. El proceso de modernización administrativa y docente de la sanidad culminó en los años finales del reinado de Carlos III. Concretamente, la Real Cédula de 13 de abril de 1780, que comenzó a regir en 14 de septiembre de 1780, estableció la separación de los asuntos profesionales de médicos, cirujanos y boticarios; dispuso que en el Real Tribunal del Protomedicato se dirigiesen y gobernasen por sí mismas las tres Facultades de Medicina, Cirugía y Farmacia, teniendo cada una sus Audiencias separadas, haciendo cada una de ellas sus exámenes, y que administrasen justicia en sus asuntos respectivos[10]. Según Folch Andreu[11], fue el hecho de más categoría de la Historia de la Farmacia. No obstante, la enseñanza de la Medicina y Cirugía, y la enseñanza de la Farmacia, con planes de estudios universitarios, fue muy posterior a la Ilustración.

 

  1. REALES HOSPITALES DE GUADALUPE DURANTE LA ILUSTRACIÓN

Mucho se ha escrito sobre Guadalupe, nacida a la Historia en el reinado de Alfonso X el Sabio, en la segunda mitad del siglo XIII[12], con plenitud en el siglo XVI[13].

En particular, Guadalupe destacó en las ciencias de la salud antes de la Ilustración Española. En una Jornada científica celebrada en Cáceres en el Centro de Cirugía de Mínima Invasión Jesús Usón (CCMIJU), he tratado de los Reales Hospitales de Guadalupe[14]. Allí hubo hasta cuatro hospitales y una botica monacal, dependientes casi completamente del Real Monasterio de Guadalupe entre 1389 y 1835. Los cuatro hospitales se denominaron Hospital de San Juan Bautista, Hospital de Mujeres, Hospital Monástico y Hospital de la Pasión; el tercero estuvo en el propio monasterio y los demás próximos.

De acuerdo con José María López Piñero (referencia 7), los Reales Hospitales de Guadalupe y el Hospital de Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza continuaron teniendo importancia en el siglo XVII, pero el desarrollo de Madrid, residencia de la Corte, explica que su Hospital General (Museo Reina Sofía en la actualidad) iniciara la importancia que tuvo durante la Ilustración.

Hasta el 4 de enero de 1999 no se conocieron las Ordenanzas y Costumbres de los Reales Hospitales de Nuestra Señora Santa María de Guadalupe, códice aprobado el 30 de noviembre de 1741 en el Real Monasterio de Guadalupe, donado por Carlos Cordero Barroso, quien en nombre de su familia entregó el manuscrito original, que perteneció a la biblioteca del último médico de los Reales Hospitales, Ruperto Sacristán Nieto[15]. Con el donante, profesor de Educación Primaria y conocido escritor de asuntos guadalupenses conversé en diferentes ocasiones sobre asuntos varios de Guadalupe, incluyendo los de medicina, cirugía y farmacia de sus hospitales en el pasado.

Señalo aquí que en mencionado manuscrito del reinado de Felipe V (1700 -1746), está claramente reglamentado el funcionamiento de los Reales Hospitales: Hospital de San Juan Bautista y Hospital de mujeres. No se dedica ningún capítulo al funcionamiento de la Botica monástica ni a dependencia hospitalaria alguna que continuaron en el interior del Real Monasterio. Es de destacar que la formación de cirujanos continuó en el primero de dichos hospitales a cargo del médico principal, pasante (Bachiller en Medicina) y cirujano principal, sin otorgarse títulos académicos. Tal actividad docente está también muy detallada, siendo de destacar la continuación de la realización de autopsias por el cirujano mayor para el aprendizaje de los practicantes de cirugía. Obviamente, la enseñanza impartida era más o menos ilustrada dependiendo de la formación de los médicos y cirujanos. En otras palabras, en los Reales Hospitales de Guadalupe hubo un Colegio de Cirugía en Guadalupe durante la Ilustración antes de la creación de las instituciones ilustradas Real Colegio de Cirugía de la Armada (Cádiz, 1748), Real Colegio de Cirugía de Barcelona (1760) y Real Colegio de Cirugía de San Carlos (Madrid, 1787).

Las mencionadas Ordenanzas y Costumbres se aprobaron dos años antes de la publicación de la Historia Universal de la Primitiva y Milagrosa Imagen de Nuestra Señora de Guadalupe[16], en la que se describen el Hospital de San Juna Bautista (hospital de hombres), el Hospital de mujeres y la Botica monástica, en la que se elaboraban medicamentos galénicos y espagíricos.

En las páginas de dicha historia se menciona al Francisco de Dios Guadalupe, médico primero residente desde 1712 y fallecido en Guadalupe en 1733[17], autor de Medicina práctica de Guadalupe, publicada por primera vez en 1730 con el apoyo de la comunidad de frailes jerónimos[18], obra sobre patología médica, que incluye seis libros. Esta obra, que fue bien recibida en la Universidad de Salamanca, fue replicada por Félix Pacheco Ortiz con su obra Rayos de luz práctica, editada en Madrid en 1731, defendiendo al protomédico Martín Martínez[19]; el autor de la réplica (Llerena, 1690 – Trujillo, 1736), que fue médico de Trujillo (Cáceres) y socio de la Regia Sociedad de Medicina de Sevilla, dedicó su obra a Trujillo[20]. Martín Martínez (Madrid, 1684 – Madrid, 1734) destacó en el movimiento renovador de la medicina española durante la primera mitad del siglo XVIII pues pronto tuvo ocasión de conectar con las figuras extranjeras del reinado de Felipe V[21].

Información adicional sobre los Reales Hospitales de Guadalupe y la Botica monástica en el reinado de Fernando VI (1746-1759) figura en la Tabla 1, elaborada consultando las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada y un estudio realizado sobre el mismo[22]. El hecho de que se mencionen boticarios y aprendices seglares en 1752 confirma que fuera de los Reales Hospitales, pero dentro del monasterio jerónimo, se enseñaba también la profesión de boticario. En mi opinión, este hecho tiene relación con la apelación promovida por el Real colegio de Boticarios de Madrid en 1748 para que las comunidades religiosas cerrasen las boticas que tenían abiertas y que no abrieran nuevas boticas, reclamación que se atendió en parte pues en el reinado de Carlos III se dispuso el 28 de febrero de 1761 que subsistieran si estaban encabezadas por seglares boticarios y se sujetasen a la visita como las boticas seculares[23].

Años después, el ilustrado Antonio Ponz (Bechí, Valencia, 1725 – Madrid, 1792, visitó Guadalupe y en su Viaje de España menciona a Agustín Francisco Forner y Segarra, médico de los Reales Hospitales[24]. Este médico, honorario de la Familia del rey Carlos III, escribió el folleto Disertación sobre las virtudes medicinales de la fuente de Loro, nuevamente descubierta en la sierra de Guadalupe[25]. El agua fue analizada en Aranjuez (Madrid) por Baltasar Martínez Sobral, boticario de Talavera, en casa del Duque de Arcos ante varios médicos, que dieron la conformidad para usar el agua ferruginosa en la curación de la Duquesa de Arcos, que padecía “fluxo inmoderado de sangre en los periodos mensuales”. Tras estudiar el folleto, localicé dicha fuente, en una jornada de senderismo el 13 de marzo de 2009; está relativamente cerca de Castañar de Ibor (Cáceres) y se conoce también como Fuentesanta.

Las portadas de los mencionados Reales Hospitales de Guadalupe y de la Botica monástica se pueden observar en las Figuras 1-3, las cuales formaron parte de la exposición Pasado, presente y futuro de la Medicina, inaugurada en el CCMIJU el 3 de noviembre de 2011, continuando expuestas hoy con otras de mi archivo fotográfico en Badajoz en la Facultad de Medicina de la Universidad de Medicina de la Universidad de Extremadura.

Figura 1. Portada del edificio que fue Hospital de San Juan Bautista (Hospital de hombres), que hoy forma parte del Parador de Turismo. Fuente: Archivo fotográfico de José Pastor Villegas, fotografía realizada por el autor el 29 de septiembre de 2011.

Figura 2. Portada del edificio que fue Hospital de mujeres, hoy propiedad privada. Fuente: Archivo fotográfico de José Pastor Villegas, fotografía realizada por el autor el 20 de diciembre de 2011.

Figura 3. Portada de lo que fue Botica monacal en el claustro gótico, que hoy forma parte del Hotel Real Hospedería de Guadalupe. Fuente: Archivo fotográfico de José Pastor Villegas, fotografía realizada por el autor el 20 de diciembre de 2011.

 

Tabla 1. Datos de personal de los Reales Hospitales de Guadalupe en 1752.

 

Nombre y apellidos del personal Profesión Remuneración
Santiago Cabezón Trezeño Médico 8152 reales
Francisco Dionisio de Lara Cirujano 1100 reales y 12 fanegas de trigo anuales; diario, libra y media de vaca o macho; los viernes media de pescado con su aceite
Tomás Sánchez Logrosán Cirujano Lo mismo que el anterior.
Gabriel Tello Boticario 264 reales anuales; diario, 2 libras de pan común y una de vaca o macho; los viernes media de pescado con media cuarta de aceite
Alonso Reinoso Boticario 212 reales anuales; diario, 2 libras de pan común, una de oveja; los viernes, media de pescado con su aceite.
Pedro Martín Reinoso Aprendiz de boticario Alimentación y 164 reales para vestir

 

Fuente: elaboración propia a partir de las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada de Guadalupe.

 

 

  1. TRES CIENTÍFICOS EXTREMEÑOS QUE DESTACARON EN LAS REFORMAS ILUSTRADAS DE LA SANIDAD

En la Tabla 2 figuran datos de tres científicos que destacaron fuera de Extremadura en la Ilustración Española en las reformas ilustradas de la sanidad. Los nombres y apellidos del primero y tercero figuran en una placa que se conserva en la actual Real Academia Nacional de Farmacia, por la vinculación que tuvieron ambos con el anterior Real Colegio de Boticarios de Madrid. En cambio, el segundo no figura en ella porque tuvo más vinculación con la Real Botica y la Academia Médica Matritense, antecedente de la Real Academia Nacional de Medicina. Los tres tienen en común haberse formado profesionalmente en Madrid y haber participado en las reformas sanitarias de la Ilustración Española en los reinados de Carlos III y Carlos IV, y haber vivido los tiempos difíciles del final de la Ilustración Española.

 

Tabla 2. Datos de tres científicos que destacaron fuera de Extremadura en las reformas de la sanidad en la Ilustración.

 

Nombre y apellidos Nacimiento y fallecimiento Profesión
Pedro

Gutiérrez Bueno [Jiménez]

Cáceres, 1743 – Madrid, 1822 Farmacéutico y químico ilustrado en Madrid
José Antonio

Pavón Jiménez

Casatejada (Cáceres), 1754 – Madrid, 1840 Farmacéutico y botánico.

Segundo botánico en la Real Expedición Botánica a Perú y Chile (1777-1787) y después a cargo de la Real Oficina de la Flora Peruana y Chilense en Madrid

Vicente

Cervantes Mendo

Ledrada (Salamanca), 1758 –

México, D. F., 1829

Farmacéutico, botánico y químico.

Catedrático de Botánica del Real Jardín Botánico de México durante la Real Expedición Botánica a Nueva España (1787-1803) y después

 

Fuente: elaboración propia a partir de publicaciones personales y otras.

 

 

4.1. Pedro Gutiérrez Bueno

De Pedro Gutiérrez Bueno (Figura 5), farmacéutico, el químico español de más prestigio de la última década del siglo XVIII y el único español que dirigió por entonces los laboratorios químicos oficiales españoles[26], no se ha mencionado el lugar de nacimiento o se ha tenido por madrileño, y también se ha dado incorrectamente el año de nacimiento. En un trabajo anterior[27], he aportado su acta bautismal, en la que consta que es cacereño de nacimiento, nacido en 1743, hijo de Francisco Javier Gutiérrez Bueno, natural de la villa de Alconétar y de María Jiménez la Poza, natural de la villa de Cáceres, es decir, el hijo es conocido por los dos apellidos paternos. También concluí que fue un farmacéutico y químico ilustrado e ilustre en Madrid, reconocido en todo el mundo científico.

Su participación en las reformas ilustradas de la sanidad en Madrid fue como Catedrático de Química del Real Laboratorio de Química (1788-1799), Catedrático de Química en el Real Colegio de Cirugía de San Carlos (1801-1804) y Catedrático de Química y Farmacia en el Real Colegio de Farmacia (1806-1815). En estas instituciones no universitarias enseñó Química para una mejor formación de los profesionales de la salud, y contribuyó con sus publicaciones conexas con la Química de Lavoisier al mejor análisis de las aguas mineromedicinales.

Tratándose aquí de la Ilustración Española, anticipo que Pedro Gutiérrez Bueno tuvo relación en Madrid al menos con el conocido emeritense Juan Bautista Pablo Forner y Segarra (Mérida (Badajoz), 1756 – Madrid, 1797), hijo del mencionado médico de los Hospitales de Guadalupe con los mismos apellidos y de Manuela Piquer Zaragoza[28], quien no fue ajeno a los asuntos científicos de la Ilustración y en particular de la Química, de lo que trataré en otro trabajo.

Figura 4. Fotografía del retrato de Pedro Gutiérrez Bueno que se conserva en la Real Academia Nacional de Farmacia. Fuente: Archivo fotográfico de José Pastor Villegas, 23 de mayo de 2009.

 

4.2. José Antonio Pavón Jiménez y Vicente Cervantes Mendo

De estos científicos ilustrados traté por primera vez en una conferencia pronunciada en 1993, con motivo de los IV Encuentro de Didáctica de las Ciencias Experimentales[29].

Ambos tienen en común haberse formado como botánicos en el Real Jardín Botánico de Madrid, sito entonces en el Soto de Migas Calientes (Viveros de la Villa de Madrid), fundado por Fernando VI en 1755. Ambos fueron discípulos distinguidos del catedrático primero Casimiro Gómez Ortega (Añover de Tajo, Toledo, 1740 – Madrid, 1818)[30], Doctor en Medicina y Filosofía por Bolonia y boticario por el Real Colegio de Boticarios de Madrid, seleccionados por él para participar en dos de las expediciones botánicas.

Los objetivos de las expediciones botánicas, controladas por el mencionado Gómez Ortega, fueron tres: inventariar las riquezas naturales americanas (importancia científica), conocer sus aplicaciones y su posibilidad utilidad (importancia económica), y desarrollar en las colonias el nuevo modelo sanitario de la metrópoli (reorganización de las profesiones sanitarias en las colonias); tuvieron un carácter utilitario claramente farmacológico.

 

4.2.1. José Antonio Pavón Jiménez

José Antonio Pavón Jiménez (Casatejada, Cáceres, 1754 – Madrid, 1840)[31] participó en la Real Expedición Botánica a Perú y Chile (1777-1787) como segundo botánico; el primer botánico fue el también farmacéutico y botánico Hipólito Ruiz (Belorado, Burgos, 1754 – Madrid, 1816), con quien compartió publicaciones sobre la expedición científica realizada[32]. Finalizada tal expedición vivió en Madrid, tuvo a su cargo el establecimiento denominado Real Oficina de la Flora Peruana y Chilense, ejerció la profesión farmacéutica y participó desde la Real Academia de Medicina en las reformas sanitarias de la Ilustración.

En Madrid, Belorado y Casatejada se conmemoró el bicentenario del nacimiento de Hipólito Ruiz López y José Antonio Pavón Jiménez, a petición del farmacéutico y general Rafael Roldán Guerrero a la Academia de Farmacia de Madrid, constituyéndose una Comisión organizadora presidida por él. Otras comisiones se constituyeron en Perú, Chile y otros países sudamericanos. El acto inaugural se celebró en el Real Jardín Botánico de Madrid el 25 de octubre de 1954[33], pronunciándose varios discursos que reflejan los conocimientos del momento.

El científico casatejano siguió manteniendo vinculación con su pueblo natal después de la expedición botánica realizada, siendo consultado por sus paisanos por sus conocimientos quinológicos para combatir el paludismo. En Casatejada se le homenajeó también en el bicentenario de su nacimiento el 28 de octubre de 1954, efeméride a la que asistieron ilustres profesores de Madrid y de diversos países sudamericanos, representantes del Colegio de Farmacéuticos de Cáceres y autoridades políticas locales y provinciales[34]. Sobre la conmemoración de la efemérides se publicó una crónica más extensa dos años después[35] y páginas en la revista local Casatejada[36].

 

4.2.2. Vicente Cervantes Mendo

Vicente Cervantes, nombrado Catedrático de Botánica del Real Jardín Botánico de México, pasó con su esposa a Nueva España desde Cádiz en el navío Mentor el 30 de junio de 1787 con destino a Veracruz, como miembro de la Real Expedición Botánica a Nueva España (1787-1803). Años después, fue distinguido por el Real Colegio de Boticario de Madrid como Colegial Honorario y por la Real Academia de Medicina como Socio Correspondiente en 1794 y 1795, respectivamente, por su trabajo “Discurso pronunciado en el Real Jardín Botánico [de México] el 2 de junio [de 1794] por el catedrático D. Vicente Cervantes”, que trata sobre el árbol mexicano del caucho, del látex y del caucho. Finalizada la expedición botánica continuó en México colonial y México independiente hasta su muerte[37].

Su participación en las reformas ilustradas de la sanidad fue como Catedrático de Botánica del Real Jardín Botánico de México, en donde impartió Botánica y Química a médicos, cirujanos y boticarios, e interesados diversos. En la botica hospitalaria del Hospital de San Andrés ejerció también la docencia aportando conocimientos de Farmacia, Botánica y Química para superar el modelo gremial de aprendizaje e iniciar el reconocimiento institucional de la profesión farmacéutica, reforma que no se produjo en México hasta 1831[38].

Se ha considerado durante mucho tiempo que Vicente Cervantes había nacido en Zafra (Badajoz) en 1755. En 2007, demostré que no era extremeño de nacimiento, que era en realidad Vicente Cervantes Mendo, nacido en Ledrada (Salamanca) el 17 de febrero de 1758[39], con ascendientes familiares maternos en Casar de Cáceres (Cáceres) y esposa nacida en Hervás (Cáceres), con quien casó en Madrid en 1786[40].

Mi descubrimiento del lugar y fecha de nacimiento de Vicente Cervantes Mendo motivó la conmemoración del 250 aniversario de su nacimiento en 2008; hubo actos brillantes en Madrid en la Facultad de Farmacia (Universidad Complutense), Ateneo Científico, Literario y Artístico, y Real Academia Nacional de Farmacia, en los que españoles y mexicanos tratamos de su vida y obra[41]. Otros actos, se celebraron en Ledrada, Béjar y Zafra, recogidos en otra publicación[42] (Figura 5); los Ayuntamientos de Zafra y Ledrada, presididos por Manuel García Pizarro y Gabriel García Nieto, respectivamente, acordaron el Hermanamiento de ambas poblaciones.

A los actos celebrados asistieron autoridades españolas y mexicanas pues fue un científico hispanomexicano; la Casa Real y el Presidente de la Junta de Extremadura no pudieron asistir por motivo de agenda, ya que casi coincidentes con la celebración de la efemérides los Príncipes de Asturias estuvieron en Cáceres, pero enviaron atentos escritos al Alcalde Presidente del Excmo. Ayuntamiento de Ledrada. En particular, la Casa Real manifestó:

“Sus Altezas Reales, que valoran y aprecian su amable invitación, a la que no podrán corresponder por motivos de agenda, me han encargado que le agradezca su intención y le transmita con Su saludo afectuoso, Su deseo de que los actos se desarrollen con toda brillantez”.

Figura 5. Portada del libro Ledrada, el insigne científico Vicente Cervantes Mendo y Zafra. Fuente: Archivo fotográfico de José Pastor Villegas, fotografía realizada el autor el 9 de agosto de 2013.

  1. CONCLUSIONES   
  2. Los Reales Hospitales de Guadalupe durante la Ilustración fueron el Hospital de San Juan Bautista u Hospital de hombres y el Hospital de mujeres. Ambos hospitales funcionaron todo el año con las detalladas Ordenanzas y Costumbres de los Reales Hospitales de Nuestra Señora Santa María de Guadalupe de 1741, las cuales no se conocieron hasta 1999.

En particular, se detallan cuándo y cómo se practicaban los tratamientos sifilíticos en el primero de dichos hospitales. Se detalla también el funcionamiento del Colegio de Cirugía en dicho primer hospital, en donde los médicos y cirujanos al servicio de los hospitales instruyeron teórica y prácticamente a los aprendices, incluso con la práctica de autopsias, sin otorgamiento de título profesional. Obviamente, la instrucción era más o menos ilustrada dependiendo de la formación de los profesores. Dicho colegio es anterior a las instituciones ilustradas Real Colegio de Cirugía de la Armada (Cádiz, 1748), Real Colegio de Cirugía de Barcelona (1760) y Real Colegio de Cirugía de San Carlos (Madrid, 1787).

Tal reglamentación no contiene capítulos dedicados al funcionamiento de la Botica monástica, sita fuera de los hospitales, en el denominado Claustro gótico del monasterio jerónimo. Sin embargo, mediante el Castrato de Ensenada de Guadalupe se puede saber que estuvo al cargo de boticario seglares y que hubo aprendices al menos en 1752.

  1. Pedro Gutiérrez Bueno (Cáceres, 1743 – Madrid, 1822), José Antonio Pavón Jiménez (Casatejada, Cáceres, 1754 – Madrid, 1840) y Vicente Cervantes Mendo (Ledrada, Salamanca, 1758 – México, 1829) fueron tres insignes científicos. Los dos primeros fueron extremeños de nacimiento; el tercero fue tenido por nacido en Zafra hasta 2007, año en que demostré que era ledradense, pero vinculado con Extremadura, pues su madre nació en Casar de Cáceres (Cáceres) y su esposa en Hervás (Cáceres). Los tres, profesionalmente farmacéuticos, estuvieron vinculados con las reformas profesionales sanitarias de la Ilustración Española desde instituciones no universitarias; el primero y el tercero como catedráticos de Química y Botánica en Madrid y México, respectivamente, y el segundo como académico de la Real Academia de Medicina de Madrid.

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AGRADECIMIENTOS

Al personal de Archivos y Bibliotecas que ha facilitado mis consultas de investigación para la elaboración de este trabajo y a Luis Jiménez Rubio que me acompañó en la localización de la Fuente de Loro.

Asimismo, mi agradecimiento a la Asociación Coloquios Históricos de Extremadura por sus 46 años de trabajo.

[1] PASTOR VIILLEGAS, José, PASTOR VALLE, Jesús Francisco, PASTOR VALLE, Montaña Belén:   “Las expediciones científicas a América y las expediciones a América dirigidas por Miguel de la Quadra-Salcedo y Gallarre”. En: Asociación Cultural Coloquios Históricos de Extremadura (edición), XLV Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo, en prensa.

[2] LÓPEZ PIÑERO, José María: Ciencia y técnica en la sociedad española de los siglos XVI y XVII, págs. 371-384. Barcelona, Labor, 1979.

[3] ALFONSECA, Manuel: Grandes científicos de la humanidad, Vol. 2, págs. 157-158. Madrid, Espasa Calpe, 1998.

[4] OCHOA, Severo: “Prólogo”. En: S. Ramón y Cajal, Reglas y consejos sobre investigación científica, págs. 9-10. Madrid, Espasa Calpe, 1995.

[5] LÓPEZ PIÑERO, José María: “La carta filosófica-médico-chymica (1867) de Juan de Cabriada. Punto de Partida de la Medicina Moderna en España”, Asclepio 17 (1965), 207-214.

[6] LÓPEZ PIÑERO, José María: “Cabriada, Juan de”. En: J. M. López Piñero, T. F. Glick, V. Navarro Brotóns, E. Portela Marco, Diccionario histórico de la ciencia moderna en España, Vol. 1, págs. 149-152. Barcelona, Ediciones Península, 1983.

[7] LÓPEZ PIÑERO, José María: Ciencia y técnica en la sociedad española de los siglos XVI y XVII, págs. 387-401. Barcelona, Labor, 1979.

[8] PUERTO, Javier.: “La Ciencia durante la Ilustración y la Guerra de la Independencia”. An. R. Acad. Nac. Farm. 75 (E) (2009) 527-576.

[9] LAFUENTE, Antonio, PESET, José Luis: “Los inicios de la institucionalización de la ciencia moderna en España”. En: P. Martín Ferrero, Actas del simposium CCL aniversario del nacimiento de Joseph Celestino Mutis, págs. 49-58. Cádiz, 1986.

[10] IBORRA, P.: “Historia del Protomedicato en España (1477-1822) (Edición, introducción e índices de Juan Riera y Juan Granda-Juesas)”. En RIERA PALMERO, J. (dir.), Acta-Historio-Médica Vallisoletana, XXIV, págs. 77-79. Valladolid, Universidad de Valladolid, Secretariado de Publicaciones.

[11] FOLCH ANDREU, Rafael: “Los farmacéuticos en la Academia durante el siglo XVIII. Labor de D. José Hortega. En Academia Nacional de Medicina 1734-1934. Publicaciones conmemorativas del II centenario de su fundación”, págs. 177-282. Madrid, Imprenta de J. Cosano, 1935.

[12]ÁLVAREZ ÁLVAREZ, Arturo: “¿Cuándo nació Guadalupe a la Historia?¿Alfonso X ó Alfonso XI?”, Guadalupe núm. 662 (1983), 11-19.

[13] PERRIN, Adèle: “Plenitud de Guadalupe en el siglo XVI”, Guadalupe, núm. 715 (1992), págs. 53-70.

[14] PASTOR VILLEGAS, José: Conferencia “Pasado científico de Guadalupe de Extremadura: Reales Hospitales”, Jornada científica Pasado, presente y futuro de la Medicina, Cáceres, Centro de Cirugía de Mínima Invasión Jesús Usón (CCMIJ), 3 de noviembre de 2011.

[15] Ordenanzas y costumbres de los Reales Hospitales de Nuestra Señora Santa María de Guadalupe. Arganda del Rey (Madrid), 1999.

[16] SAN JOSÉ, Francisco de: Historia universal de la primitiva y milagrosa imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, págs. 112, 121-122. Madrid, Antonio Marín, 1743.

[17] ÁLVAREZ ÁLVAREZ, Arturo: Cien personajes en Guadalupe, págs. 251-253. Fuenlabrada (Madrid), Graficinco, 1995.

[18] SAN DE DIOS Y GUADALUPE, Francisco: Medicina práctica de Guadalupe. Madrid, Imprenta Francisco de Arrojo, 1730.

[19]PRIETO AGUIRRE, J. F.: “La obra del Francisco Sande Dios y Guadalupe”, Med. Esp. 27 (1959), 439-445.

[20] ABRIL TORRES, José: Las dos caras del pensamiento médico: polémica entre médicos novatores y médicos galenistas en la Extremadura de principios del siglo XIX. Badajoz, Tecnigraf, 2009.

[21]BALLESTER AÑÓN, R.: “Martínez, Martín”. En: J. M. López Piñero, T. F. Glick, V. Navarro Brotóns, E. Portela Marco, Diccionario histórico de la ciencia moderna en España, Vol. 2, págs. 34-35. Barcelona, Ediciones Península, 1983.

[22] LLOPIS, Enrique: Guadalupe 1752 según las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada (Colección Alcabala del Viento, núm. 25). Madrid, Tabapress, 1991.

[23] FRANCÉS CAUSAPÉ, María del Carmen; “La farmacia durante el reinado de Carlos III”, An. Real Acad.Farm. 55 (1989), 74-92.

[24] ÁLVAREZ ÁLVAREZ, Arturo: Cien personajes en Guadalupe, págs. 223-225. Fuenlabrada (Madrid), Graficinco, 1995.

[25] FORNER Y SEGARRA, Francisco: Disertación sobre las virtudes medicinales de la fuente de Loro, nuevamente descubierta en las sierras de Guadalupe. Antonio de Sáncha, 1780.

[26] LÓPEZ PIÑERO, José María: “Gutiérrez Bueno, Pedro”. En: J. M. López Piñero, T. F. Glick, V. Navarro Brotóns, E. Portela Marco, Diccionario histórico de la ciencia moderna en España, Vol. 1, págs. 432-435. Barcelona, Ediciones Península, 1983.

[27]PASTOR VILLEGAS, José: “Pedro Gutiérrez Bueno [Jiménez], farmacéutico y químico ilustrado e ilustre extremeño en Madrid”. En: Actas de las I Jornadas de Historias Locales de Extremadura: Garrovillas de Alconétar Cáceres, 23 de mayo de 2009, págs. 243-249. Mérida, Asamblea de Extremadura, 2010.

[28] VILLANUEVA, Luis: “Noticia biográfica”. En: Biblioteca de autores españoles, desde la formación del lenguaje hasta nuestros días, Vol. II, págs. 260-267. Madrid, Rivadeneyra, 1871.

[29] PASTOR VILLEGAS; José: “Extremadura y América: aportaciones científicas extremeñas”. En: XIV Encuentros de Didáctica de las Ciencias Experimentales, sin paginar. Cáceres, Escuela Universitaria de Magisterio de Cáceres, 1993.

[30] CARLES GENOVÉS, Concepción: “Gómez Ortega, Casimiro”. En: J. M. López Piñero, T. F. Glick, V. Navarro Brotóns, E. Portela Marco, Diccionario histórico de la ciencia moderna en España, Vol. 1, págs. 408-410. Barcelona, Ediciones Península, 1983.

[31] LÓPEZ PIÑERO, José María, GLICK, Thomas F.:”Pavón Jiménez, José Antonio”. En: J. M. López Piñero, T. F. Glick, V. Navarro Brotóns, E. Portela Marco, Diccionario histórico de la ciencia moderna en España, Vol. 2, págs. 148-149. Barcelona, Ediciones Península, 1983.

[32]LÓPEZ PIÑERO, José María, GLICK, Thomas F.:”Ruiz López, Hipólito”. En: J. M. López Piñero, T. F. Glick, V. Navarro Brotóns, E. Portela Marco, Diccionario histórico de la ciencia moderna en España, Vol. 2, págs. 273-275. Barcelona, Ediciones Península, 1983.

 

[33] “Segundo Centenario del nacimiento de los insignes farmacéuticos, exploradores botánicos de Chile y Perú”, An. R. Acad. Farm. Vol. 21 núm. 1 (1955), págs. 5-36.

[34] Extremadura núm. 9994, viernes 29 de octubre de 1954, pág. 1.

[35] LORO, Domingo: “El brujo yerbatero”. En: Trasuntos extremeños, págs. 19-48. Cáceres, 1956.

[36] GÓMEZ MATÍAS, Juan José: “Bicentenario de un viaje (1771-1788)”, Casatejada núm. 28 (1988), págs. 16-20.

 

[37] PASTOR VILLEGAS, José, PASTOR VALLE, Jesús Francisco: Páginas extremeñas sobre el caucho, págs. 103-110. Trujillo, Ediciones La Coria. Fundación Xavier de Salas, 2003.

[38] ACEVES PASTRANA, Patricia: “La renovación de la Farmacia en la Nueva España a finales del periodo colonial, An. R. Acad. Nac. Farm. 70 (2004), 125-145.

[39] PASTOR VILLEGAS, José: “Vicente Cervantes Mendo: lugar y fecha de nacimiento, bicentenario no conmemorado y próximo 250 aniversario, An. R. Acad. Nac. Farm., Vol. 73, núm. 3 (2007), págs. 747-762.

[40] PASTOR VILLEGAS, José: “Vicente Cervantes Mendo, insigne boticario, botánico y químico hispanomexicano: su vida en España”, Revista de Estudios Extremeños, Vol. 64, núm. 1 (enero-abril, 2008), págs. 413-424.

[41] MIRAS PORTUGAL, María Teresa, GONZALEZ BUENO, Antonio, DOADRIO VILLAREJO, Antonio (coor.): En el 250 aniversario del nacimiento de Vicente Cervantes (1758-1829). Fundación José Casares Gil de Amigos de la Real Academia Nacional de Farmacia. Madrid, 2009.

[42] PASTOR VILLEGAS, José (ed. y coor.): Ledrada, el insigne científico hispanomexicano Vicente Cervantes Mendo y Zafra. Béjar (Salamanca), AGH Impresores, 2011.

 

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