Abr 122017
 

Ana Isabel Rodríguez Ávila.INTRODUCCiÓN

El presente trabajo habla de la sociedad, base por lo tanto para realizar
una Historia Social.

Veamos en primer lugar a que nos referimos al hablar de Historia Social;
Historia Social no es simplemente lo que nos queda en un manual tras bo-
rrar de él la Historia Política, tampoco es la Historia de la sociedad como
suma de todas las posiciones y relaciones que resultan de la integración
humana, puesto que eso equivaldría a la Historia total.

El objetivo de la Historia Social reside en las estructuras de esa sociedad,
en esos factores que determinan su singularidad, reconocibles en los prin-
cipios y criterios de división de una sociedad y su sistema de articulación y
las relaciones recíprocas de cada una de sus partes, debidas a los lazos
sociales, a las tensiones y conflictos, a la mayor o menos permeabilidad de
la estratificación, así como el hecho de compartir un marco político y un
sistema de referencias comunes.

La Historia de la vida cotidiana es una de las grandes aportaciones de la
Historia Social, significa un nuevo cambio de protagonista, no el Rey, los
nobles, las masas organizadas … sino la gente corriente, la gente del pue-
blo, como algunos de esos extremeños que en la primera mitad del siglo
XVI, emprendieron la ardua tarea de conquistar y poblar «el nuevo
mundo».

Veamos pues un análisis del conquistador y del poblador extremeño, un
análisis referido a su nivel cultural, su rango social, que en definitiva es un
análisis de la realidad extremeña del Renacimiento.

Entendemos este término como definidor del tránsito del mundo medieval
a otro que se considera a sí mismo como «moderno».

Desde mediados del siglo XIX se habla de Renacimiento como una época
histórica, de la cual los historiadores destacan alternativamente la novedad
y la continuidad, con respecto a la cultura de los Últimos siglo medievales.
Se suele decir que en Extremadura, como en ningún o casi ningún otro
lugar de España, pero si cabe menos en Extremadura, no se dio un verda-
dero Renacimiento por falta de base social adecuada (una fuerte sociedad
urbana) y por el predominio de la tradición eclesiástica que coartó las deri-
vaciones del pensamiento crítico que pudieran atacar al dogma o a los
privilegios de la Iglesia.

Por tanto hay que partir de la base de que el Renacimiento aparece como
«fachada histórica», realmente fue un fenómeno minoritario limitado a las
élites cultas.

Dado que este trabajo trata de la conquista y población extremeña en
América, es decir de los pobladores y conquistadores de Extremadura, he-
mos de ver en primer lugar a que nos referimos cuando hablamos de Extre-
madura y en que momento surgió el concepto de región extremeña.

Una serie de circunstancias históricas y geográficas aislaron su territorio y forzaron la convivencia de sus habitantes, hasta alumbrar una nueva regio- nalidad. Las claves de la tardanza están en la escasa capacidad individuali- zadora (étnica, lingüística .. ,), ausencia de precedentes históricos, soporte institucional e incluso de nombre propio, ya que Extremadura era un terri- torio compartido por un amplio territorio peninsular.

El primer paso significativo consistió en la apropiación de el hombre de
Extremadura, por la región actual y su desaparición de otras regiones que
lo habían llevado, este hecho se produjo a finales del siglo XV, es decir, en
vísperas de la conquista americana.

Los humanistas tuvieron un papel fundamental en este hecho, se estableció
la equivalencia Lusitania–Extremadura, la labor intelectual de los huma-
nistas consistió en transferir a la nueva región extremeña todo el material
histórico atribuido anteriormente a Lusitania.

El afán de dotar a la región extremeña de un pasado digno llevó a los cro-
nistas y cronógrafos como Francisco de Caria, a principios del siglo XVII a
romper con la obsesión de grandeza en la antigüedad clásica para buscar-
les en algo mas próximo como la Reconquista o Conquista de América,
asó por primera vez la empresa americana se transforma en soporte de
extremenidad.

Características-base de la Extremadura del Siglo XVI

Veamos ahora algunas de las características-base de la Extremadura del
siglo XVI, para poder entender el medio en que nacieron y crecieron aque-
llos primeros conquistadores y pobladores, veremos así el ambiente en el
que vivían y del que partieron esos hombres, nos servirá para entender las
situaciones que en la nueva sociedad, construida por ellos, querían ver
perpetuarse o desaparecer.

En el S. XVI se produjo un despegue demográfico semejante al del resto de España, a pesar de las esporádicas apariciones de la peste como la de 1.507. Extremadura alcanzó entonces una interesante situación demográfi- ca que la colocaba en algunos casos por delante de otras regiones (68). As¡ se puede afirmar que en vísperas de las grandes conquistas y emigraciones a América, Extremadura era una región comparativamente bien poblada.

La organización económica extremeña estaba dentro de las líneas genera-
les de la Baja Edad Media, pero con referencia también a algunos condi-
cionamientos específicos. También hay que tener en cuenta la
marginalidad de la región en el contexto peninsular, al quedar alejada de
los centros urbanos importantes y las grandes rutas comerciales.

La economía resultante fue de subsistencia y escasos intercambios. Las bases económicas eran muy estables, por ejemplo la tierra era Extremadura una tierra de agricultores, pero también de ganaderos, este inmovilismo como en todas partes de España ocasionó problemas entre agricultores y ganaderos, estos fueron particularmente importantes en el S. XVI que fue cuando Extremadura adquirió una característica básicamente ganadera (69) ocupando el cerdo un lugar destacado (no debe olvidarse que la tradición nos muestra al joven Pizarro, cuidando cerdos en el Trujillo del S. XV) lo cual dio origen a un importante mercado de ganado porcino en la villa de Zafra (70) que aún hoy mantiene su tradición.

Las grandes transformaciones ocurridas en la economía extremeña, sobre
todo en la relación con la propiedad, unidas a otras circunstancias como la
marginalidad de la región y la proyección sobre ella de ciertos aspectos de
la política castellana favorecieron el desarrollo de tendencias feudalizantes
inherentes al contexto social de la época, produciendo como resultado la
señorización del territorio y la sociedad.

68 Nadal, J. La población española. Ariel. Barcelona, 1.984.

69 Pere Molas. Edad Moderna. pg. 131 Espasa Calpe, 1.988.

70 Fernández Álvarez, M.- Díaz Medina, A.- Los Austrias Mayores y la Culminación del Imperio. Gredos 1988.

 

Extremadura se convirtió en la moneda de pago de la monarquía a SUS
principales servidores, que sólo en algunos casos como la Fera o Albuquer_
que, desempeñaron algún lugar en la zona como guardianes en la frontera
portuguesa.

En cuanto al nivel cultural de la época, algunos autores (71) llegan a calificar_
lo de «problema cultural», ya que la definida cultura del S. XVI es patrimo_
nio de
específicas minorías, frente a ellos una enorme masa de analfabetos
a veces el cura, unas pocas autoridades municipales, hidalgos y villano~
ricos constituyen esa minoría alfabetizada que cubre las necesidades de
leer, escribir o firmar.

El origen de tan elevado analfabetismo tiene su origen en la enseñanza
primaria rara y escasa, dado su carácter privado, así como en la mentali-
dad del propio campesino, que no acaba de ver sus ventajas, de un lado
por el riesgo que esto podía suponer, pues sabía bien que los lectores esta-
ban más cerca del «brasero inquisitorial», y por otro lado, el trabajo infantil
era algo de lo que no se podía prescindir.

Esbozaba así a grandes rasgos la sociedad y la realidad extremeña del S.
XVI, pasemos a abordar el tema
especffico de este trabajo, que es el nivel
social y cultural de los pobladores y conquistadores extremeños.

Nivel Socio-cultural de los conquistadores y pobladores
extremeños

Una afirmación general es decir que el español de América es una prolon-
gación del español popular de la Península entendiéndose popular en el
sentido de cada inferior de la Península, de todas formas es una afirmación
demasiado general y engañosa.

Veremos en primer lugar el monto total de población que pasó a América
en el S.XVI, para ver después grupo por grupo cual fue su aportación en la
obra conquistadora y pobladora.

A sabiendas de que los datos son fragmentarios, ya que mucho emigrantes
no han dejado huella documental, se puede calcular la emigración total de
Castilla a América en 200.000
individuos (72) En el S. XVI el 28% de los in-
migrantes asentados en Indias eran extremeños y constituían es segundo
grupo importante después de los andaluces, que constituían un tercio de la
población allí asentada.

71 Fernández Álvarez- Díaz Medina. opto cito

72 Céspedes del Castillo. La América Hispánica Labor, 1.988.

 

La mayoría de los inmigrantes en el S. XVI se establecieron en el Perú
(36%) y en México (33%), siguiendo como zonas de inmigración Nueva
Granada (9%), Centroamérica (8%), Cuba (5%) y Chile (4%).

Hay que destacar que en la época inicial y decisiva de la estructuración
social, fueron los andaluces y extremeños, como mayoría europea, los que
más contribuyeron a configurar la sociedad indiana y darle su sello; Este
hecho tendrá importantes consecuencias posteriores.

Se ha firmado que la Conquista y Colonización de América fue llevada a cabo por los penados de las cárceles y forajidos, según Rosenblat (73) hay algo de cierto en esta afirmación, sobre todo porque tras el tercer viaje de Colón las Indias se convierten en un lugar poco deseable, ya que fueron muchos los que murieron y vinieron enfermos.

Las súplicas de Colón consiguieron dos provisiones reales de los Reyes
Católicos en 1.547 que permitieron el embarque de estos forajidos, de los
que tenemos noticias a través de los cronistas de Indias.

Sin embrago no parece que fueran muchos los penados que fueron a In- días (74). al menos legalmente ya que, una real cédula del 11 de abril de 1.505 revocaba la autorización de enviar malhechores a Indias, parece ser que se trataba de evitar que los males de la «vieja sociedad» se trasladaran a la nueva.

Por tanto su papel fue muy pequeño y no tuvieron ningún peso en la obra
colonizadora.

En cuanto al aporte de población campesina, base junto a los soldados de toda colonización, parece ser que fue pequeña, a pesar de las ventajas ofrecidas por los Reyes para fomentar este aporte fundamental (75), lo que dificultaba la emigración del campesino era por una parte la resistencia de los señores, ya que como vimos en el S. XVI aumentaron mucho las tierras de señorío, estos señores no querían quedarse sin sus rentas, por otra parte la antigua mentalidad campesina muy apegada al «terruño», para los que con toda seguridad no habrían visto nunca el mar, les esperarían meses de larga travesía, en una época de lentos transportes.

A pesar de estos inconvenientes hubo campesinos que pasaron a América,
sin embargo una vez allí su vida cambió no se dedicaron a la labranza,
debido fundamentalmente al fracaso del campesino europeo al llegar al
trópico, encuentra dificultades de adaptación a la nueva tierra, a un clima
distinto, sin sucesiones de estaciones ¡que distinto del extremeño!, se

73 Rosenblat «Base del Español de América». Revista de Indias 1.971.
74 Fernández de Oviedo Libro 111, Capítulo IV.

75 Zavala Silvio. Estudio Indianos. México, 1.948.

 

encuentra con unos cultivos desconocidos y sobre los que carece de
experiencia.

Y encontramos en las crónicas que aquellos extremeños que partieron co-
mo campesinos se convirtieron en soldados, una vez atravesado el Atlám],
co; así nos informa Juan de Castellanos en Las Elegías IV, Canto XIII, qUe
entre la gente que trajo de Santo Domingo en 1.539 el nuevo gobernador
de Santa Marta, Jerónimo Lebrón, figuraba un labrador llamado Blasco
Martín que fue: «caudillo diestro y
excelente (76) … » y además nos dice que
era natural de Cabeza de Buey en el Maestrazgo (77).

En cuanto a la aportación de otros oficios de la Conquista y Población his-
panoamericana, también se encuentran datos de su existencia a través de
las crónicas y del índice biogeográfico de Peter Boyd-Bowman, llegó gente
de los más varios oficios pero en cantidades insignificantes.

Entre las causas de esta pequeña proporción se pueden aducir, el propio
carácter de las expediciones, que tenían en general un carácter privado,
y
por tanto costeadas por los caudillos y capitanes.

Las consecuencias de esta escasez, en una sociedad nueva que se estaba
constituyendo y necesitaba de ellos fueron los precios abusivos, no tenían
competencia por lo que muchos cabildos tuvieron que obligar a algunos a
permanecer en las poblaciones y fijar tasas de precios para evitar las tarifas
abusivas (78).

Parece ser que no todos lo oficios fueron igualmente minoritarios, así que
trasladó a Indias un buen número de marineros, hecho fálcilmente com-
prensible, la llegada a América requería muchos meses de navegación, se
necesitaban marineros adiestrados, que además de tener los conocimientos
necesarios de navegación, no estarían por su propia profesión tan apega-
dos a la tierra ya sus lugares de origen como los campesinos.

Esta incorporación tiene importancia social y lingüística, en los años 70
surgieron una serie de estudios que señalaron la importancia del vocabula-
rio marítimo en el léxico general de América.

En cuanto al nivel social y cultural de esos marinos, generalmente era ba-
jo, se trataba de gentes que no poseían otro medio de vida, muchas veces
aventureros que se enrolaban en los barcos en busca de aventura, con todo
el sentido negativo que la sociedad del S. XVI tenía la imagen del aventu-
rero, en una sociedad donde la inmovilidad era norma general.

76 Rosenbl ato op. cito

77 Cabeza de Buey está en la provincia de Badajoz. Cuando Juan de Castellanos dice

que estaba en el Maestrazgo, seguramente pensaba en las posesiones de las órdenes militares.

78 Bayle Constantino. los Cabildos Seculares de la América Española. Madrid, 1.952.

 

Bernal Díaz que tantos retratos nos ha dejado de los personajes de Améri-
ca del S. XVI dice: «Era de la vela un soldado muy alto de cuerpo y bien
dispuesto y de muy grandes fuerzas que se decía fulano de Trujillo … hacía
cosas deshonestas … que lo oyó Moctezuma … preguntó que quien era
aquel malcriado y sucio; y dijo que era hombre que solía andar en la mar
y que no sabe de política y buena crianza».

Una de las características de la primera época es que acude a Indias gente
principal, de alto rango y buena posición en la Península, pero también es
característica de esta época que en general sucumbe o regresa, se quedan
los más aptos para las difíciles circunstancias americanas, los que «han
quemado las naves» al emprender el
viaje (79).

Así el conquistador español es un hombre de España formado en Améri-
ea (80), las islas del Caribe fueron el lugar de aclimatación de los espa~oles y
entre ellos se forjaron los grandes conquistadores extremeños, los
Hderes
capaces de ir más allá de la pura y brutal codicia, y utilizarlos como base
de las empresas de mayor envergadura y demostrar en la empresa la mez-
cla de feroz energía e inteligente moderación que sería el rasgo más im-
portante de los conquistadores.

El primer gran jefe que iba a producir la sociedad de frontera fue Vasco
Núñez de Balboa, un hidalgo extremeño y pobre. El segundo gran líder
surgido en la frontera fue Hernán Cortés, otro hidalgo extremeño pobre,
pero se trataba de un gran político nato, excelente diplomático, un verda-
dero estadista y un imaginativo organizador capaz de crear grandes nego-
cios. También Pizarra, el conquistador trujillano era hijo, aunque natural,
de un linaje hidalgo.

Estos hidalgos eran inferiores a la alta nobleza en lo que se refiere a poder
económico, no así desde el punto de vista cultural, aunque el analfabetis-
mo no era raro en aquella época aún en las clases sociales altas, así tene-
mos un Francisco de Pizarro, de clase alta por el padre, analfabeto. Cuenta
el Inca Garcilaso que Atahualpa tubo en menos a Pizarra cuando vio que
no sabía leer. El mismo debió de sentir su analfabetismo como inferioridad,
ya que dispuso en su testamento que sus hijos se criaran como gentiles
hombres y que supieran leer y escribir.

Son más numerosos los ejemplos de hidalgos extremeños conquistadores,
Valdivia, Henán Cortés, Cieza de León, que si bien no tenían una buena
posición económica en la Península, no puede decirse lo mismo de su

79 Rosenblat. op. cito

80 Pereyra, C. Huellas de los Conquistadores.

 

nivel cultural, de hecho el hidalgo era un sector de la nobleza, y a ella es-
taba dedicada entonces la educación.

Otro contingente de pobladores de gran importancia cultural y lingüística
fueron los oficiales de Rey: Clérigos, juristas, licenciados, bachilleres … En
aquella época el clero representaba la clase más culta de España, y es evi-
dente su gran importancia en la formación cultural de la sociedad hispano-
americana, en la que tenía el monopolio de la enseñanza.

Por lo general descendían de los sectores medios de la burguesía peninsu-
lar y hasta de las capas bajas pero su función es ennoblecedora.

En definitiva podemos afirmar que a las Indias llegaron ampliamente repre-
sentados todos los sectores de la vida cultural de la época.

Hasta ahora hemos visto como eran social y culturalmente los hombres
que llegaron a América, pero una vez allí veamos cual fue su actitud
y
evolución posterior.

El hecho más importante que se produce, mantenido por la mayor parte de
los historiadores (81), es que al primer contacto con la vida americana las vie-
jas estructuras se resquebrajaron y se produjo una nivelación igualitaria,
una hidalguización general.

No tardaron en adoptar de una forma generalizada la forma de vida aristo-
crática (82), muchas veces con la afectación del nuevo rico. Estudiados gestos
de arrogancia se convirtieron entre ellos en actitudes espontáneas y natura-
les, estableciendo comportamientos que tendrán una larga supervivencia
entre las clases altas de Hispanoamérica.

De esa hidalguización general se creían merecedores, asimilaron la Con-
quista a la Reconquista y la evangelización del Nuevo Mundo a la antigua
cruzada, y por eso creyeron merecer la misma recompensa que los guerre-
ros medievales habían obtenido luchando en la frontera musulmana.

Pero la corona no pensaba igual, nunca hubo una concesión general de
hidalguía, pero si una hidalguización de hecho. Los conquistadores mira-
ban al pasado para organizar el futuro pero la corona se esforzaba por
crear un estado distinto al medieval, quería crear un estado distinto al mo-
derno, una estado centralizado, y no podía tolerar la aparición de una aris-
tocracia señorial, que si lograba afirmarse no podría controlar al otro lado
del Atlántico.

Y en ese empeño de impedir la formación de una sociedad aristócrata,
quasi-feudal triunfó la corona, no solo por su propio empeño, sino también

 

81 Richard Konetzke, Juan Pérez de Tudela, Rosenblat.

82 Benítez, F. Vida criolla en el S. XVI.

 

por la propia debilidad interna de los conquistadores como grupo econó-
mico y social; gobernar un territorio y organizarlo fue más difícil que con-
quistarlo, bajo la adopción de formas de vida aristocrática descubrimos en
los conquistadores una falta de confianza en si mismos, muchos prefieren
disfrutar de sus riquezas en su tierra de origen, en vez de enfrentarse en
América con la difícil tarea de crear una élite política y organizar un
mundo (83).

Aunque estos encomenderos-conquistadores fracasaron políticamente, su
papel como fundadores de una sociedad tradicional y anclada en el pasa-
do, tuvo una influencia muy amplia y duradera.

En definitiva en la conquista americana participaron todo tipo de gentes,
pero fueron mayoritarios los grupos de hidalgos, merece destacar el peque-
ño porcentaje de campesinos y penados de la cárceles.

Al constituirse la sociedad hispanoamericana se produjo una nivelación
igualitaria hacia arriba, lo que hizo que se utilizasen formas de vida y usos
propios de las clases superiores.

Conclusión

En definitiva hemos visto en este artículo como esos primeros extremeños
que llegan a América hacen una transferencia de las instituciones socioe-
conómicas españolas cuya carga feudal era aún prominente.

Así mismo se asiste también a la transferencia de todo un sistema de valo-
res y pautas de comportamiento, que aparentemente calcado de la socie-
dad señorial castellana sufre pronto matizaciones al contacto con la
realidad del continente americano.

Este trabajo no trata de una Historia militar de la Conquista, sino de una
Historia Humana, sociológica, se trata de muchos, muchísimos españoles,
muchos de ellos extremeños que llegaron al continente americano y vivie-
ron su aventura, y de ese drama nació, con el tiempo, los pueblos de la
América Hispana.

Ante el 92 hay muchas expectativas abiertas, Extremadura tiene la oportu-
nidad de profundizar en su realidad histórica, ver la cara y la cruz del en-
cuentro entre los dos mundos, que se produjo hace 500 años, dos mundos
que permanecen hermanados desde entonces y apostar fuerte porque esa
hermandad se mantenga en el futuro.

 

83 Céspedes del Castillo. América Latina Colonial México. 1975.

Cé~npópc; npl-lAic;tilln Am¡)rir::a I :lItin:ll rr\lnni~1 lA.!. •. : – – .•••••. —

Abr 092017
 

Lorenzo Rodríguez Amores.

La ciudad de Trujillo y su tierra fueron demasiado castigadas a contribuir al erario de la corona con impuestos extraordinarios y cantidades elevadas en ocasiones imposibles de cumplir, quizás por eso de ser territorio realengo en que sería más difícil escurrir el bulto y más fácil el ordeno y mando.

Da la casualidad de que los mayores agobios, en tal sentido, por los que pasa Trujillo tuviesen como fondo sendas campañas bélicas contra Portu- gal con resultados desastrosos para nuestras armas y mucha ruina para las arcas del reino. La primera como todos sabemos, fue allá en el siglo XIV cuando el Rey Juan I quiso anexionarse el reino lusitano. Esta empresa le costó a Trujillo la pérdida lacrante de sus escribanías las de la ciudad y las de su tierra, que tuvo que vender al Monasterio de Guadalupe en 30.000 marcos de plata, porque no tenía los recursos suficientes para pagar la in- gente suma que se le exigía con urgencia y de forma inapelable (1). Idénti- cas circunstancias, aunque no se descarten otras sangrías de caudales, se contemplan en la guerra de secesión de Portugal en el siglo XVII en el rei- nado de Felipe IV que es dónde encajan los sucesos de que vamos a tratar.

De auténtica bancarrota sería la situación de las arcas reales en tiempos de este último monarca, pues cuando hacen referencia de esta crisis los docu- mentos posteriores y no muy lejanos la denominan la quiebra de millones. Para poder seguir adelante a Trujillo, suponemos que la derrama sería ge- neral, se la exige una cantidad de dinero, contante y sonante, de tal magni- tud que no es que s nieguen a aportarla es que resulta materialmente írnpostble reunirla. Y sin embargo no queda otro remedio que el verificarlo y además con premura. Ante la imposibilidad de recabar esos dineros que se reclaman a Trujillo se toma la desgarradora decisión por parte de la co- rona o su consejo, de consentir la venta de alguno de sus lugares a pesar de las protestas de la ciudad. Pero Trujillo, aunque pone toda la carne en el asador, es impotente para atajar esa dolorosa mutilación de su territorio que se viene encima a pesar de que no cesará por evitarlo: Los Barrantes compran La Cumbre y los Vargas el Puerto de Santa Cruz, que se transfoman en señoríos, el último se regirá en condado, particulares, aunque por caer ambos fuera del ámbito geográfico en que nos movemos no damos seguridad de que las adquisiciones perteneciesen en concreto a la época referida como se da el caso de las ventas de Navalvillar de Pela y Zorita. Navalvillar lo compró don Juan Ore llana Pizarro (2), sobrino nieto del con- quistador Francisco, el año 1.629, pero los zoriteños, imbuidos por esos lógicos anhelos de todo el pueblo de emanciparse de cualquier dependencia y de auto administrarse, con muy buen criterio de no caer en las manos de un rico y poderoso señor y así no tener que soportar sus veleidades y capricho deciden, audaces, comprarse así mismo sin sopesar. o tal vez contando con ello, de que podrían adeudarse para toda la vida, porque les sería casi imposible aportar la ingente suma, para el pueblo para conseguir sus logros. Dicha cantidad de dinero, entre lo tasado por cada vecino, unos 13.000 maravedíes, y las tres leguas y media de término, se remonta’ a 30.000 ducados. Pero los zoriteños darán una entrada y luego Dios di- rá … Y como lo piensan lo hacen. Y el rey Felipe Iy tiene a bien complacer en toda su extensión los deseos de Zorita sin mas demora: Las Cortes cele- bradas en el 26 de marzo de 1.635 aprueban la petición y condiciones de la dicha localidad de eximirse de Trujillo. El rey lo pone en práctica con la promulgación del documento «Privilegio de Villazgo» dado en Madrid el 6 de mayo del mismo año de 1.635 (3). Como es preceptivo dicho real documento lo encabeza el monarca y se remata con su firma «Yo el Rey» con el refrendo de los secretarios y algún que otro allegado entre lo que se encuentra el arzobispo de Granada. Es un largo escrito con las consabidas reiteraciones de los antiguos en que se repite innumerables veces par que nadie, ni siquiera los futuros sucesores del trono, puedan atentar contra su contenido o simplemente modificarlo, bajo pena de caer en real enojo y multas elevadas. Con lo que se dice en el primer párrafo del citado «Libro de Villazgo» ya nos podemos dar idea de como se desarrolla todo él:

«Don Felipe … eximo, saco y libro a vos los dichos Concejos, Justicia y Regimiento de el dicho lugar de Zurita de la jurisdicción de la ciudad de Tru- jillo y os hago e intitulo por sí y sobre sí (título de Villa) y os concedo en ella jurisdicción alta, baja, mero y mixto imperio y quiero y es mi voluntad que ahora y en todo tiempo, perpetuamente para siempre jamás el Alcalde Mayor o Alcaldes Ordinarios del mismo lugar, sin dependencia alguna de mi Corregidor, que es o fuere, de la ciudad de Trujillo, la puedan usar Y convertir en causa, pleitos y negocios civiles o criminales, que hay, hubie- ren y se ofrecieren en dicha Villa de Zurita … » » … y mando al dicho mi Co- rregidor, sus tenientes y los demás jueces de Trujillo q-ue ahora, ni en

ningún tiempo, ni por alguna razón o causa se entrometan, aperciban, in- quieten o diversen de la jurisdicción que así os damos (a Zorita) en la villa de Zorita y en las dichas tres leguas y mediade término y os dejen y con- sientan tener horca y picota y las demás insignias de jurisdicción … «.

Seis años va a gozar Zorita, en relativa paz y quietud, de su recién estrena- da autodeterminación y de ostentar el honorífico título de villa, ya que, perplejo se queda uno, el anterior documento, tan contundente y claro, se va a convertir en papel mojado. Y es que Trujillo siente en el alma, como es natural y lógico, los desmembramientos que padece de su tierra de aquí que ponga todo su empeño no sólo en evitar nuevos despojos, sino tam- bién que se la restituyan los ya consumados. Y para conseguir ambas pre- tensiones, a condición de no separarlas, ofrece 18.000 ducados de momento y el resto de aquella cantidad que se la exigía pagarlo a plazos. y la oferta es aceptada en toda su integridad por el Concejo de Su Majes- tad a despacho de los intereses de Zorita. En consecuencia el Rey, desdi- ciendose, revoca todo lo que había concedido y ordenado con tanta insistencia.

Madrid 9 de febrero de 1.641: «Don Felipe … a nuestro corregidor de la ciudad de Trujillo, sabed que en el pleito que se trata entre esa ciudad yel lugar de Zorita (observaremos que aquí ya se la ha quitado el título de Vi- lla) por pretender eximirse (Zorita) de su jurisdicción … y por las alegacio- nes hechas (por parte de Trujillo) y por el asiento (acuerdo) tomado con la ciudad que nos sirve con 18.000 ducados … nuestro Consejo determinó se la diese posesión del lugar de Zurita … «.

Trujillo, ante la nueva y favorable perspectiva, no pierde le tiempo. A los seis días de extendida la real ejecutoria el Cabildo trujillano da un poder, hecho por el escribano Bartolomé Leonardo, a su regidores Ramiro Coraxo y a García de Guadiana y a su procurador Juan de Silva Figueredo para que requieran al Corregidor, Don Gutiérrez de Meneses, se desplace a Zo- rita a posesionarse, en nombre de la ciudad, del lugar y su término. El Co- rregidor, que ya tenía que estar en antecedentes, se presenta, ese mismo día 15 de febrero de 1.641, en Zorita en compañía de todas las personas antes citadas incluido es escribano de Trujillo Bartolomé.

Nada mas llegar el Corregidor, con la real provisión debajo del brazo, noti- fica a los alcaldes zoriteños para hacerles saber del motivo de su estancia all í y del cumplimiento de las órdenes que portaba.

Los dichos Alcaldes, Alonso Carrasco por los hijos y Fernando Alonso por los hombres buenos o pecheros, de seguro con la mosca en la oreja han desaparecido del pueblo. El Corregidor queda buen recado, en sus respec- tivos domicilios, de que a su regreso se presente en la posada de Isabel

Sánchez viuda de Alonso Gil Aguilar, donde se encontraba alojado. Los alcaldes, o no regresaron, o hicieron caso omiso del recado, pues tampoco van a la dicha posada.

Ante el vacío en que se halla el Corregidor decide hacer la misma notifica_ ción a los tenientes regidores y a otras justicias del lugar, pero también todos estás ausentes. Por fin da con un regidor llamado Sebastián Hernán_ dez, que debía ser hombre de asiento y poco adicto a ver, se muestra dis- puesto a acatar lo que se hace saber.

Sin pérdida de tiempo el Corregidor dicta un auto para Sebastián mandán- dole toque a cabildo para que se reúnan y proseguir el negocio que traía entre manos. Sebastián le responde:

–Vuelva a citar a los alcaldes que ya haré que parezcan, pues estoy presto a ayudar a su merced.

Efectivamente Sebastián cumple lo que ha prometido y logra que se junten ambas representaciones. Al escribano de Trujillo se le ordena haga una nueva notificación a las autoridades zoriteñas y solicita de ellas la firmen como que están reunidas, trámite que solo dos pueden estampar su rúbrica por ser los únicos que saben firmar.

El procurador Silva pide a los alcaldes de Zorita, a los ordinarios y a los de la Hermandad, y a los alguaciles, mayor y menor entreguen las varas de sus jurisdicciones a la parte de la ciudad, Coraxo y García de Guadiana, que las toman de manos del Corregidor. Éste advierte a los de Zorita que no sigan ejerciendo sus funciones bajo pena de cienmil maravedies para la cámara de Su Majestad.

Los zoriteños responden categóricos a la dicha advertencia:

–Entreguenos esos autos que dice traer y mientras tanto se abstenga, señor Corregidor, de usar aquí de su comisión.

El Corregidor Meneses le contesta que sólo admite se les de un traslado y no los originales. Los zoriteños se ratifican en lo dicho sin dar su brazo a torcer, o sea que no admiten copias.

Los regidores trujillanos firman haber recibido las varas, acta que a su vez refrenda el Corregidor. Luego, éste, toma de la mano del procurador de Trujillo y lo mete en la audiencia. Silva se pasea por su sala y por la cárcel de ella en señal de posesión. Incontinenti fue su merced al mesón de Alon- so Sánchez, donde se venden provisiones distintas. Al frente del negocio se encuentra en ese momento su mujer Mari Sánchez, a la cual pregunta que a como vende las cosas:

–Vendo –contesta la mesonera- cada panilla de aceita a 24 maravedises. El pescado mojado a 32 la libra u lo mismo la de sardinas. El celemín de cebada a 36 y el harnero de paja a 4.

También visita dos mesones a los que retira las licencias mandando que acudan a por otras nuevas, naturalmente extendidas por Trujillo.

Posteriormente Meneses ordena se pregone la posesión del lugar por parte de Trujillo y a la vez que de ahora en adelante Zorita no se intitule villa, ni por escrito ni por palabra, bajo pena de 50.000 maravedises y 50 días de cárcel. Y así se pregonó.

El Corregidor no para de poner las cosas en su sitio. Claro que bajo su pun- to de vista que no era otro que dejar las cosas como estaban antes de la compra o sea antes de 1.635. Ordena el derribo de la horca que se había colocado en el exido donde dicen «El Rincon» cerca del camino de Trujillo con el abiso de que nadie ose levantarla de nuevo.

El día 17 de aquel agitado mes de febrero de 1.641 se manda reunirse, an- tes del mediodía, a los comisarios y regidores «que eran del lugar de Zuri- ta» para la elección de alcaldes y oficiales que sirvan hasta el día de San Juan. El 19 se verifica la tal elección de la que salen de alcaldes, lógica- mente alcaldes en nombre de la ciudad, Sancho Donaire por los hijosdal- gas y Fernando Sánches Díaz por los pecheros.

La misión de los comisionados trujillanos se remata con el abatimiento de todos los mojones que señalaban el término dado a Zorita de las tres le- guas y media. En el primero de ellos, el situado en la linde la «La Carrasco- sa» y «La Dehesa de Pizarrosillo» junto al camino de Madrigalejo, se vuelve a repetir, por parte del procurador trujillano Silva, la ceremonia de la toma de posesión del referido término.

En apariencia se podría sospechar que la misión realizada por las autorida- des de Trujillo en Zorita se desarrollaron sin graves obstáculos, pero eso fue sobre el papel y no la práctica. El conflicto ni mucho menos a termina- do: Los alcaldes destituidos ni aceptan ni reconocen tal hecho y continúan en sus funciones como si nada hubiese pasado. Los nuevos, o sea los im- puestos por Trujillo, no pintan ni en copas o voluntariamente se inhibie- ron, los cual obliga al Rey a despachar una nueva ejecutoria una vez transcurridos dos años (1.643~:

«Don Felipe .. .5epades (dirigiendose al Corregidor de Trujillo) que el pleito que se trató entre la ciudad de Trujillo y la villa de Zurita (ahora se la vuel- Ve a reconocer el título) sobre la exención y villazgo que pretendía … ha- ciendo cada cual sus alegaciones … y exponiendo por parte de la ciudad que no habiendo pagado Zurita los 30.000 ducados ofrecidos por la

exención en .Ios 5 año~ ~~e est~vo separada y en posesión del pri~ilegio y merced de villazgo, pidió (la ciudad) se la mandase volver a su Jurisdic_ ción por lo cual nos servirá con 10.000 ducados concediéndola arbitrios (plazos) para su pago, lo cual lo concertó don Antonio Contreras del nues, tro Consejo … ofreciendo Zurita pagar de presente 32.000 ducados por 4 leguas de término en vez de las tres y media señaladas en la primera exención … «.

En este escrito está claro lo que se acepta en la propuesta trujillana, porque así lo concierta, lo acuerda, el Consejero Real Contreras y sorprende la audacia de los de Zorita de que teniendo sin pagar lo que había prometido por su exención, cosa que si lo hubiese realizado no había dado lugar a reclamaciones por parte de Trujillo, después de transcurridos cinco años venga ahora y aumente en 2.000 ducados, eso sí, si se la concede media legua más de término, debiendo aún los 30.000 comprometidos ¡además abonándolo todo en el actol Posiblemente, porque sino sería descabellado, contaba Zorita, en esos momentos, con alguna entidad que les financiase la operación. ¿Desconfió el Monarca o su Consejo de que a Zorita le sería imposible cumplir lo que proponía como para no tomar en consideración su postura?

Bueno, pues si el embrollo no era chico va a venir a complicar la situación el envío del Rey a Zorita de un juez especial. ¿Cómo se manda un juez para un asunto que ya estaba sentenciado, mejor sería un ejecutor? lO es que a caso no se habría rechazado del todo al proposición zoriteña tan sustanciosa, si se llevaba a efecto, para las arcas reales?

Carduchi, Carducho dicen los documentos, llama la atención de que el escogido sea un hombre de ciencia y no un cargo de la Justicia. ¿Es que podrían ser útiles sus servicios como matemático? ¿Qué es lo que verdade- ramente se le ordena a Carduchi, aunque un juez no debiera venir previo condicionamiento? La realidad es que fue desconcertante la actuación de este hombre. ¿Traía ordenes para comportarse así con descaro a favor de los zoriteños? pues, repone todo lo que deshizo el Corregidor Meneses:

El día primero de diciembre de 1.643 está Carduchi en la plaza de Zorita. El primer acto que realiza, con sorpresa de todos, es quitar las varas de la justicia a los que las poseían en nombre de Trujillo y se las entrega a los que se las había arrebatado Meneses dos años antes, los ya conocidos al- caides de la exención Carrasco y Alonso h asimismo restituye en sus ofi- cios a los demás cargos. Luego da posesión a estos alcaldes de la casa Ayuntamiento, carnicería y cárcel. La verdad es que lo que hace es repo- ner a los mismos de lo que antes gozaba. Seguidamente manda levant~r una horca de madera en la plaza no porque se pensara ajusticiar a nadie

sino para devolver a Zorita sus atributos de villa. En la dicha horca se colo- ca también la cuchilla y otras insignias de jurisdicción.

El día 3 del mismo mes y año se notifica a Trujillo de los referidos actos que, como es natural, los contradice y apela. Pero Carduchi continúa im- pertérrito en restituir a Zorita al mismo estado en que se encontraba cuan- do se separó en 1.635 y así el día 4 se marcha al campo para iniciar la faena del amojonamiento del término que también se devuelve a la citada localidad. ¡El término de las cuatro leguas, no el de las tres y media que antes tuvo! Carduchi tarda en su trabajo cuatro días y asombra a los zorite- ños porque se ayuda en su labor, además de la clásica soga de 20 varas, de un aparato desconocido para ellos llamado el declinatorio, que no es ni más ni menos que una brújula metida en una caja de madera para medir las inclinaciones de las líneas.

El día 8 acaba el matemático de Su Majestad el dicho deslindamiento que es protestado por la Abertura, a causa de que perjudica a la ciudad y a va- rios pueblos y por el mismo Trujillo.

El concejo de la Calzada (Herguijuela) tampoco está conforme con el des- linde por el motivo de haber dado de término a Zorita parte de las caballe- rías de «Zarza» y «Aleznar» y otras que son propias de la ciudad y de esta suerte pasan a ser propios de Zorita y que antes eran arrendamientos de ellos (de los de Herguijuela) y nunca fueron alixares como pretende Zorita, pidiendo no inquietar ni perturbara su parte del derecho que tiene en las dichas caballerías.

El día 9 se pregona en Zorita la nueva majonera.

Tanto Trujillo como Zorita piden testimonios del dicho amajonamiento. Carduchi, por un auto con fecha del mismo día 9, manda se obedezca lo hecho por él sin perjuicio de que sigan las alegaciones ante el Consejo de Su Majestad, el día 8 de enero de 1.644, la correspondiente instancia en que alega ser nula y viciosa la posesión dada a Zorita por el juez Carduchi. También en el mismo sitio, alega el procurador de Zorita que Trujillo tam- poco ha pagado los 18.000, ¿no eran 10.0007, ducados ofrecidos y otras cosas.

Una vez vista la causa el Consejo de Su Majestad dicta sentencia, en Ma- drid, a 12 de mayo de 1.644, por la que se revoca por vía de atentado, todo lo hecho, procedido y ejecutado por Luis Carduchi, Juez de Comisión de S.M., en cuanto a la posesión que dio de la jurisdicción civil, criminal, mero y mixto imperio en primera instancia al dicho lugar de Zorita, que- dando todo nulo y sin efecto … y se manda reducir todo ello al punto en que estaban. Asimismo se ordena que la ciudad de Trujillo sea restituida,

reintegrada, y amparada en la posesión que tenía y en que estaba. para que la tenga y goce de Zorita antes y al tiempo en que fue despojada por el dicho Luis Carduchi.

La dicha sentencia es recurrida por Zorita pero se confirmo por un auto del día 10 de junio y por otro, en grado de revista, del día 15 del mismo mes y año.

Ya los acontecimientos se van a suceder de una manera precipitada: El 6 de agosto del dicho el cabildo trujillano pide a su Corregidor que con la provisión real vaya a posesionarse en nombre de la ciudad del lugar de Zorita, de todas las caballerías (fincas por sus características especiales así llamadas), montes, dehesas, pozos, pastos y aprovechamientos del dicho lugar. El Corregidor, que ahora es el vizconde de la Laguna, de seguro ya en antecedentes del caso contesta que con toda diligencia cumplirá lo que les piden.

El día 8 ya está el vizconde en Zorita acompañado del escribano de Truji- 110 Pedro Manglano. Las mismas escenas de aquel febrero de 1 .. 641 se van a repetir, ahora nada resultará de mayor tensión y violencia.

Como entonces lo primero que hace el Corregidor es notificar a los alcaI- des. Son los mismo que desahució el anterior Corregidor Meneses y que permanecieron en sus cargos contra viento y marea: Carrasco y Fernando Alonso. En esta ocasión no se esconden y acuden a la llamada. El dicho Corregidor, cuando los tiene en presencia, les conmina imperiosamente que les entreguen las varas de la justicia. El intrépido alcalde Carrasco le

responde: ‘

–No soltaremos las varas ni se las entregaremos a su señoría porque esta- mos en posesión de nuestros oficios y Zurita es villa eximida. A quien in- terrumpa nuestra jurisdicción habremos de proceder contra él par prender y castigarle. Denos su señoría esa real ejecutoria para verla con nuestro asesor y así responderemos y proveeremos lo que nos conviene.

–Cumplase lo que ordeno–contesta el Corregidor- sin haber lugar a la entraga de la ejecutoria ni a traslado de ella sino quieren caer en la pena de seis años de destierro y 500 ducados de multa.

–Lo dicho, dicho –replica Carrasco–y esa pena no nos impide ni quebran- ta nuestra jurisdicción.

El Corregidor manda que se les notifique por tercera vez a las autoridades, quizás por eso de que a la tercera va la vencida, con la amenaza del au- mento de las penas:

–Obedezcanme sin dilación porque en caso contrario caerán en la pena de 1.500 ducados de multa y además les mando por 6 años a la Mamola.

La Mamola era un duro presidio para castigo seguramente de los recalcitrantes.

El alcalde Carrasco no se arredra y contraataca con energía:

–Señor Corregidor, sobreséase en todo por que sino seré yo el que le im- ponga 5.000 ducados de multa. Abstengase su señoría, de inquietarme en mi posesión y mientras yo no lo mande no use de comisión alguna ni porte su vara aquí.

Vista y oída la contundente respuesta del alcalde zoriteño, con quien se solidarizara su compañero Fernando Alonso, se hace constar por escrito el desacato, atrevimiento y contravención de ambos a los reales mandatos.

El Corregidor Laguna pierde la calma ante tanta insolencia y se lanza furio- so a arrebatar con sus propias manos las cuestionadas varas a los alcaldes de Zorita. Estos las retienen fuertemente y ni a tirones, nunca con más pro- piedad puede usarse esta palabra, las soltaban. En el forcejeo ocurrió lo que tenía que suceder que se rompieron cada una por la mitad. Cada cual consideraba que su trozo respectivo era el válido. Entonces Carrasco a vo- ces pedía el favor de la justicia y se salió enfurecido del Ayuntamiento. Fernando, que de momento se quedó allí, oculta su trozo de vara debajo de la capa. ¡En pleno mes de agosto y en Extremadura tocándose con ca- pa! Pero así era el ceremonial de aquellos tiempos. Su Señoría invita a Fer- nando a que en nombre de Su Majestad ~e de el pedazo de vara que escondía. Fernando, una vez más se niega y también se ausenta en busca de su compañero. Al poco rato vuelven a aparecer ambos alcaldes ante las puertas de Ayuntamiento con varas nuevas. Como se ve las autoridades zoriteñas estaban provistas de repuestos por un por si acaso.

Luego el Corregidor mando que Fernando Sánchez, alcalde de Zorita en los tiempos de despojos, sea restituido en su oficio y le entrega uno de los trozos de aquellas varas rotas para que lo llevase en nombre de la ciudad. Aunque se excusa lo cogió. Con la otra media vara en poder del Corregi- dor, éste, toma la decisión de darsela a un tal Domingo Gil para que la portase en nombre de Su Majestad, ya que no se encontraba ni vivo ni muerto al otro alcalde del despojo Donaire Solano. Pero no hubo medio de que la cogiese a pesar de que su señoría se lo impusiese varias veces con la amenaza de ser penado por no quererla recibir. ¡Cualquiera la co- gía! si Carrasco frenético le advertía:

–Domingo, como tomes en tus manos eso te ahorco. En el mismo tono se dirige a Fernando Sánchez:

–Suelta ese trozo de vara y no intentes usar el oficio de alcalde y como no hagas lo que te digo te mando a galeras.

Se da por incurridos a los tozudos alcaldes, que ya se pueden considerar en precario, en las penas señaladas en los autos. Pero estos no se amilanan y no se les ocurre otra cosa que tocar a arrebato, ese fatídico toque que pone los pelos de punta porque se cierne un grave peligro sobre el pueblo. Al son de la campana se reúnen numerosos vecinos que airados marchan a dónde se encontraba su merced. Ni que decir tiene que al frente de ellos caminan Carrasca y Fernando Alonso. Grande debió ser la sorpresa del Corregidor Laguna ante aquel amotinado tumulto de gente. Carrasca le dice que no vaya porque le han menester. Con tales perspectivas su seño- ría se da cuenta de que de los graves inconvenientes que podrían resultar de prender a aquellos alcaldes que se sostenían en sus treces de ser los legítimos de Zorita. y el Corregidor dicho, revestido de la correspondiente prudencia ~, recoge vela y cuanto antes se refugia en su posada. Allá, a la posada, se presenta, Carrasca y Fernando Alonso con el buen acopio de vecinos acompañados por el escribano de Zorita. Este lleva un auto firma- do por los dichos alcaldes para notificar al Corregidor de que les entregue la discutida ejecutoria o un traslado. Lo hace lo mismo el escribano. El Corregidor se levanta en pingos ante aquella imposición advirtiendole no ose de usar tal procedimiento, en caso contrario le enviará a las fortifica- ciones del ejército en Badajoz. Sin embargo Laguna accede a enseñarles la real carta allí mismo en la posada y Carrasca pospone verla para después de comer a mediodía. Pero este no vuelve a aparecer por la posada. Ahora es el Corregidor el que se interesa por el auto de los alcaldes, de seguro porque pensó que sería una inequívoca prueba delictiva contra ellos y por eso manda a su escribano que lo recabe de su compañero de Zorita, pero se encuentra a éste en la cárcel bajo llave y candado. Y es que los de Zori- ta, que no debían tener un pelo de tontos, también se dieron cuenta del peligro que podía suponer el escrito se lo piden a su dicho escribano y como este se niega a entregarselo se lo arrebatan violentamente y encima le encierran en «chirona».

En el mismo día el Corregidor manda instruir proceso de todo lo ocurrido y remite el original, para su información, al Consejo de Su Majestad.

El Rey, o su dicho Consejo, al tener conocimiento de lo sucedido y sin du- da con el deseo de quitarse de una vez de encima el enojoso asunto, se decide ahora por una persona neutral para que se encargue de cumplir su mandato de devolver Zorita a Trujillo. Esa persona va a ser el Corregidor de la villa de Cáceres Francisco Serrano de Tapias. Pero a este le resulta imposible ausentarse por «estar el presente al servicio de Su Majestad y en particular en los asuntos de la guerra con el reino de Portugal para dispo- ner gente de socorro por estar esta villa cercana a dicho reino». Sin embargo manda en su lugar al alcalde mayor de Cáceres Diego Laínez de Torreluenga. Este, bien provisto de poderes de la autoridad trujillana ade- más como es lógico del real, empieza su trabajo en Zorita el primero de septiembre de 1.644. Sorprendentemente ahora todo se resuelve sin obstá- culo alguno. Sumisos y cabizbajos los zoriteños no ofrecen resistencia y declaran, parece mentira, que están presto a cumplir lo que se le ordena y que nada tienen que alegar. y así es devuelta Zorita, con todas sus perte- nencias, a la ciudad de Trujillo.

Mar 072017
 

Francisco Rivero. PROVISIONAL.

Fray Nicolás de Ovando fue el primer gobernador de la isla la Española (hoy República Dominicana y Haití), de todas las costas y Tierra Firme de las Indias Occidentales, sustituyendo a Cristóbal Colón en su gobierno. Hoy, Nicolás Ovando, el primer gran e)dremeño que llegó a América es, prácticamente, desconocido en su tierra ante el acontecimiento del V Centenario.

¿Quién fue este hombre que de una región pobre y olvidada fue nombra- do por los Reyes Católicos para sustituir a Cristóbal Colón y a Francisco de Boadilla, que se encontraban peleados en las Indias Occidentales, ponien- do en peligro toda la labor desarrollada por el Gran Almirante de la Mar Oceana?

Nicolás Ovando nació en Brozas, (Cáceres) en 1.460. Era el hijo menor del capitán Diego de Cáceres Ovando y de Isabel Flores, camarera mayor de la Reina Isabel la Católica. Como el apellido Flores es uno de los más ge- nuinos de Brozas, conservándose aún el edificio que fue palacio de esta familia, la madre de Nicolás de Ovando vino a dar a luz en casa de sus padres, don Rodrigo Flores y María Esteban de Paredes, ya que se había casado en este pueblo en 1.444 con el citado capitán Diego de Cáceres.

Para conocer la personalidad de Nicolás de Ovando antes hay que cono- cer los hechos de los que fue protagonista sus padre en la historia de Espa- ña y Extremadura.

La alta nobleza española se enfrentó al rey Enrique IV porque dispuso que sus principales colaboradores fueran escogidos entre personas que no te- nían gran relevancia social. Ante esto, apoyan a su hermanastro Alfonso en la farsa de Ávila en 1.465. El infante Alfonso, recibió el capitán Diego de Cáceres Ovando, en 1.466, algunas mercedes. Murió el hermano del rey y los nobles apoyaron entonces a su hermana Isabel. Para entonces, Diego

de Ovando se había congraciado ya con Enrique IV, quien le autoriza a prolongar su casa de Cáceres sobre las ruinas del alcázar.

El padre de Fray Nicolás de Ovando participó en la guerra civil de la Or- den de Alcántara, cuando el clavero don Alonso de Monroy, que había ayudado a Enrique IV, en las luchas contra su hermanastro decide que el aspirante oficial al cargo de maestre de la citada orden.

El otro aspirante era Juan de Zúñiga, hijo de los condes de Plasencia. La maniobra del primero, disgustó al monarca, quien ordenó a Diego de Cá- ceres que la combatiera. Diego ganó a clavero Alonso el castillo de Ben- querencia, del que fue nombrado alcaide.

Cuando uno visita Cáceres antiguo, el guía turístico le informa que todas las torres de la ciudad están desmochadas por orden de los Reyes Católi- cos, orden que fue dada en 1.476. Fueron rotas par evitar que ningún se- ñor feudal se atreviera a desafiar a la Corona, amparándose en sus seguras murallas. Sólo se perdonó una torre, la del capitán Diego de Cáceres Ovando, por su amistad y vasallaje a los Reyes. Hoyes la denominada Casa de las Cigüeñas, sede del Gobierno Militar, en la plaza de San Mateo.

La casa es de estilo medieval, con una fachada de puerta de dovelas en arco de medio punto, con una ventana en arco conopial y los escudos de Ovando–Mogollón, todo ello enmarcado por un alfiz quebrado. Su torre es de gran altura, cuadrada, de sillares graníticos y coronada por almenas.

El capitán Diego de Cáceres Ovando murió en la fortaleza de Monleón (Salamanca) en 1.487 a los 72 años de edad.

LA JUVENTUD DE NICOLÁS OVANDO

Cuando Nicolás tenía 24 años, en l.4rS, comenzó una guerra entre Espa- ña (Castilla) yel Reino de Portugal. En esta guerra el capitán Diego de Cá- ceres se puso bajo el mando de los Reyes Católicos. Estos tuvieron que solicitar ayuda del clavero que había combatido, Alonso de Monroy, para lo que le ofrecieron el castillo de Benquerencia que regentaba el capitán. Diego recibiría otro de igualo mayor valor. Además si soltaba a dos rehe- nes que tenía, su hijo Nicolás dispondría del castillo de la encomienda de Lares. Así fue como Nicolás de Ovando, tuvo su primer gran puesto en la Orden de Alcántara, en lo que hoyes la villa pacense de Galizuela, cerca de la Puebla de Alcocer.

Era Nicolás de Ovando comendador de Lares cuando los Reyes Católicos le mandan llamar y ser uno de los diez caballeros «de señalada virtud Y ejemplo» para que asistiese como apoyo al príncipe Juan. Era el año de 1.496. Los reyes habían elegido a cinco mozos, de la edad de Don Juan, y

cinco viejos, entre los que se encontraba Nicolás, aunque sólo contase con 45 años de edad. Los hombres elegidos no eran cortesanos, sino personas experimentadas en las artes, las letras, las guerra, los asuntos públicos y la dedicación religiosa.

El príncipe Juan murió a los 20 años el 4 de octubre de 1.497 y Nicolás volvió al servicio de la orden de Alcántara, quien le nombro uno de los dos primeros visitadores, junto a Fray Juan Méndez, comendador de Badija «por la capacidad y actitud que tenía», se cita en la crónica de la Orden de Alonso Torres y Tapia.

La labor de Ovando como visitador fue tan buena que resultó elegido para un segundo mandato en el capítulo de 1.498 junto a Fray García Álvarez de Toledo.

Durante su labor como visitador reunió en un edificio a todos los miem- bros de la orden, pues antes vivían separados unos de otros en el campo. Restableció la regla de que los candidatos a la orden, tanto militares como religiosos habían de vivir en el convento durante un año. Para cubrir el gasto que esto suponía incremento la contribución de los comendadores. De esta manera se ocupó del restablecimiento de la orden y la prosperidad de los pueblos y castillos de la Orden de Alcántara, a los que acudían más y más artesanos y colonos, surgiendo nuevos edificios y enriqueciendo a los pueblos.

También Ovando apoyó la idea de construir un gran edificio acorde con la importancia y la misión religiosa de la orden, así como el vigor recuperado de los religiosos y caballeros. De esta manera se construiría el convento de San Benito de Alcántara. Ovando siempre contó para ello con el apoyo de la Corona, pues era diestro en el trato con los hombres y sabía ejercer su autoridad en los asuntos espirituales y administrativos.

LA PERSONALIDAD DEL COMENDADOR

De Nicolás de Ovando se ha dicho que poseía la pericia militar del padre, las virtudes y esmerada educación de la madre, unidas al recuerdo de tan- tas y tan gloriosas tradiciones de familia que contribuyeron poderosamente a desarrollar en él aquella fe religiosa, prudencia, severidad, entereza, leal- tad, celo y espíritu caballeresco.

La descripción física que de él hacen las crónicas de su tiempo indican que era un hombre «mediano de cuerpo y la barba muy rubia y bermeja». Tenía expresión grave y temblaba con la humanidad de su persona su au- toridad sobre los demás. El famoso Fray Bartolomé de las Casas, que partió con él hacia América y fue el creador de la leyenda negra de España dijo

de Ovando: «Este caballero es barón prudentísimo y digno de gobernar mucha gente. Tenía y mostraba grande autoridad, amigo de justicia; era honestísimo en su persona, obras y palabras, de codicia y avaricia muy grande enemigo, y no pareció faltarle humildad, que es esmalte de virtu- des. Todas estas partes de virtud y virtudes, sin duda alguna, en él conocimos».

LA GRAN EMPRESA AMERICANA

Adornado con todas estas virtudes humanas, los Reyes Católicos, que ya le conocían por su labor con el Príncipe Juan y la Orden de Alcántara deci- dieron nornbrarle gobernador de la isla española y Capitán General de la conquista americana en Granada el 3 de septiembre de 1.501.

Tras despedirse de los Reyes en la ciudad andaluza, Ovando partió hacia Sanlúcar, donde embarco con 2.500 hombres, la mayor parte de ellos no- bles, por disponerlo así sus majestades. La flota estaba formada por 32 na- ves y salió el 13 de febrero de 1.502. En ella iban también 10 franciscanos bajo la obediencia de Fray Alonso de Espinar.

A los pocos días de alejarse de la costa española, una de las embarcacio- nes se hundió y sus restos fueron arrojados a la tierra. Los Reyes creyeron que había parecido Ovando y guardaron luto durante ocho días.

En el memorial de Ulloa y Golfín se dice que la reina le encargó el cuida- do del culto y reverencia de Dios, de la buena fe, el buen tratamiento de los indios y otras. Entre esas otras recomendaciones se indica «que todos los indios de la Española fuesen libre de servidumbre y que no fuesen mo- lestados de algunos, sino que viviesen como vasallos libres, gobernados y conservados en justicia, como lo eran los vasallos de los Reinos de Casti- lIa, y que procurase que en la santa fe católica fuesen instruidos».

Más adelante, en 1.503, se da a Ovando una ordenanza real en la que se dispone «que se hiciese hacer una casa donde dos veces al día se juntasen los niños de cada población y el sacerdote les enseñase a leer, a escribir, y la doctrina cristiana con mucha claridad».

CUATRO GRANDES LABORES

La labor de Ovando en la Española tiene cuatro grandes facetas:

Pacificación de la isla, que exigió grandes derramamientos de sangre.

Funciones de nuevas villas y ciudades.

Exploración y reconocimiento de las Antillas cercanas.

Establecimiento de las encomiendas o repartimientos de indios.

  1. A) Cuando llegó Ovando a la Española se la encontró dividida en dos ban- dos: los de Colón y los de Francisco de Bobadilla. Era el mes de abril de 1.502. Tras tomar posesión de su cargo, ordenó licenciar a Bobadilla como máximo responsable de la corona en la isla y lo embarcó junto a Roldan, otro rebelde, hacia España. A la altura del estrecho de la Mona, entre la República Dominicana y Puerto Rico, la flota naufragó, muriendo más de 500 personas, entre ellas Bobadilla y el indio Guarionax. También se per- dió la paita de oro más grande encontrada en América. La tormenta había sido anunciada ya por Cristóbal Colón, quien se encontraba cerca de la Española y pedía permiso para entrar en el puerto de Santo Domingo, pues sabía que iba ha haber una fortísima marejada y sus barcos no podían per- manecer en alta mar. Ovando se rió públicamente de ese vaticinio de Co- lón y la ridiculizó en son de burla.

En tiempos de Colón había en la Española cinco cacicazgos: Marién, Ma- gua, Maguana, Higüey y Xaragua. En 1.502 solo quedaban dos: Higüey y Xaragua.

Este último tenía cierta semi–independencia, bajo el mando de una prin- cesa, Anacaona. Ovando había ido a esta comarca para hacer justicia con- tra Roldan y establecer relaciones amistosas con los indios. Así fue. Para recibir la buena nueva, Anacaona hizo grandes fiestas en honor de los es- pañoles. Los rumores corrían y se decía que los indios preparaban durante estas fiestas un levantamiento contra los conquistadores. Ovando lo sabía y a una señal suya, en plena fiesta, cargaron contra los aborígenes, y los es- pañoles convirtieron el campo de juego en verdadero campo de batalla. Ala princesa se le perdonó la vida, pero fue conducida a la ciudad, enjui- ciada y ahorcada en la plaza pública.

Una vez pacificado, de esta manera, el cacicazgo de Xaragua, solo queda- ba el de Higüey. En 1.503 mandó Ovando contra su cacique, Cotubana- má, a Juan de Esquivel, conquistador de Jamaica, quien ganó la guerra. Con esta conquista y la muerte de Cotubanamá, ahorcado en Santo Do- mingo, se cierra el periodo de la conquista de la Española y se abre el de la colonización.

LA FUNDACiÓN DE CIUDADES

El gobernador Ovando fue el primero de los grandes fundadores de pobla- ciones en la América Hispana.

Fueron numerosos los pueblos y villas que fundó Ovando en la Española tras su pacificación: Salvatierra (de la Sabana), Iaquirno (Villanueva de Yá- quimo) y Lares (Lares de Guahaba), cerca del cabo de San Nicolás, las tres en lo que hoyes la nación de habla francesa Haití. A éstas hay que sumar

San Juan de la Maguna, Azúa de Compostela, Puerto Real, Salvaleón (de Higüey), Santa Cruz, Concepción, Cotuy, Jaragua, Puerto Plata y la refun_ dación de Santo Domingo. Además hay ciudades tan significativas corno Trujillo de Yuna, Comendador o Cambita Garabito, en referencia directa a Extremadura.

Según las crónicas, Ovando refundó Santo Domingo, tras el vendaval que destrozó la primera fundación de la ciudad, que estaba situada a la orilla izquierda del río Ozama. Los cronistas Bartolomé de las casas y Fernández de Oviedo no consideraron acertado el nuevo emplazamiento, a la orilla derecha del río, pero cuando vieron la nueva urbanización que había dis- puesto Nicolás de Ovando, construyendo grandes edificios de piedra, co- mo su propio palacio, hoy convertido en hotel de lujo, con casino, y que posee el único portal gótico isabelino de todo el país, más la fortaleza Ozama, dos conventos, uno de franciscanos y el otro de dominicos, así como el primer hospital de América bajo la advocación de San Nicolás de Bari, dotado con cuantiosas rentas, las quejas disminuyeron. La razón de esta oposición es que a esta parte del río no había mucha agua potable, pero al final todo se solucionó.

Todas las fundaciones fueron creadas como focos de colonización y con- centración de los dispersos indígenas, ya que se había propuesto fomentar la agricultura, en vez de animar a la búsqueda del oro de las minas. De Canarias llevó la caña de azúcar que hoyes la primera fuente económica del país. También hay una extensa cabaña ganadera, principalmente vacu- na, aunque hoy en manos de una gran multinacional americana.

Ovando no se conformó solo con conquistar para la Corona la isla de la Española, sino que mandó explorar las más cercanas. Mandó al Capitán Sebastián de Ocampo descubrir toda la tierra de Cuba, pues se desconocía si era isla, península o tierra firme. Se concluyó la exploración con la cir- cunvalación de Cuba, averiguando que era una isla. Por otra parte ordenó a Juan Ponce de León, que ya combatiera en la guerra contra el cacique de Higüey, que explorara la isla de Puerto Rico, de la que le separaba solo el estrecho de la Mona.

Por último hay que reseñar lo más importante que Ovando realizó en la isla Española: el establecimiento del sistema de las encomiendas, que con- sistía en repartir los indios a los españoles para que trabajaran la tierra, en la mina o en cualquier otra labor que redundara beneficios para la Corona, pero siempre siguiendo las instrucciones que le daba la Reina Isabel la Ca- tólica: «Que todos lo indios de la Española fuesen libres de servidumbre, y que no fuesen molestados de algunos, sino que viviese como vasallos li- bres, gobernados y conservados en justicia, como lo eran los vasallos de

los Reinos de Castilla, y pracurase que en la santa fe católica fuesen i nstru idos».

Como nos ha contado la historia, los encomenderos españoles trataran a su trabajadores indios de mil maneras diferentes. Unos con un trato exqui- sito, otras de manera esclavizante.

LA MUERTE DE OVANDO

Ovando consiguió implantar en la Española un sistema económico similar al que regía en la Orden de Alcántara. Una vez cumplida su misión solici- tó su retira a la Encomienda Mayor de Brazas, de la que era titular. En la corte no se le tenía mucha estima por parte de los adláteres del rey regente don Fernando el Católico. Tras recibir presiones del Duque de Alba, el monarca nombró a Diego Colón, hijo del descubridor, casado con María Teresa de Toledo, sobrina del duque, nuevo gobernador. Nicolás de Ovan- do dejó la Española en 1.509.

Dos años más tarde recibió una carta del rey para que fuera a servirle sólo con su persona en la guerra de África. Era a mediados de abril. Pera con motivo de celebrarse el capítulo de la Orden de Alcántara en Sevilla, el mes siguiente, el Rey le ordenó que fuese a la ciudad andaluza para hacer- se cargo de su presidencia. Aquí le sorprendió la muerte. Ovando solicitó recibir sepultura en la capilla que se había hecho construir en el convento de San Benito de Alcántara. En esta capilla, recientemente adornada, se conserva ahora sólo su sepultura, ya vacía, pese a que en 1.947 el conde de Canilleras, Miguel Muñoz de San Pedro dijera que había encontrado sus restos. Hoy no se donde están.

ALGUNAS IDEAS

Antes de terminar esta breve biografía sobre Nicolás de Ovando quisiera decir algo para perpetuar su memoria. Según tengo entendido, en la iglesia de Santa María de Almodóvar, de Alcántara, se encuentra una calavera que dicen que es de Ovando. Sería conveniente estudiarla y hacer con ella una repraducción ideal de como era Ovando, al igual que está la cabeza, en bronce, de Francisco Pizarra en el convento de la Coria, de Trujillo.

Por otra parte sería conveniente levantar una estatua de este personaje de la Historia de España y América, tan importante y tan olvidado en nuestras días. La estatua podría colocarse en la plaza Nicolás de Ovando, de Bra- zas o frente a lo que se considera que fue el palacio donde nació hoy pro- piedad municipal, situado más en el interior de la villa y así hacer ir al visitante a conocer un poco más el pueblo.

Por otra parte, en este mismo palacio se pedía construir un museo de la historia del comendador mayor y gobernador de las Islas occidentales. En mi recorrido por Mallorca pude ver un día la casa natal de Fray Junípero Serra, conquistador y evangelizador de toda California. Esto es un ejemplo a imitar.

Por último, ya he propuesto, por escrito, en más de una ocasión, que Bra- zas se hermanase con algunas de las poblaciones que fundara en la Repú- blica Dominicana nuestro paisano. He hablado con el embajador de dicho país, con la Organización de Estados Iberoamericanos, con la Federación Española de Municipios y Provincias, con Iberia, líneas aéreas y Enclave 92. Todos han visto con buenos ojos esta iniciativa; ahora sólo queda Ile- varia a efecto una vez que el Ayuntamiento de Brozas apruebe en pleno la idea de su hermanamiento para trasladar esta petición, através de la Fede- ración Española de Municipios, al pueblo dominicano elegido.

Esperamos que alguna de estas ideas llegue a ver la luz. Nicolás de Ovan- do, personaje de la historia común hispanoamericana, bien se lo merece.

Mar 032017
 

Mercedes Pulido Cordero y Montaña Pulido Cordero. PROVISIONAL.

Sin lugar a dudas la historiografía de Cáceres no es escasa, sin embargo, de un modo específico, no hemos llegado a tener hasta ahora, obras genera- les. Bien es verdad que bajo estos tipos contamos con las Noticias Históri- cas de Cáceres escritas por Simón Benito Boxoyo, en los finales del siglo XVIII, pero ya su mismo título indica cierta insuficiencia sistemática que le quita gran parte de la consideración bajo ese aspecto; ello, sin contar que debe la mayor parte de esas noticias al libro príncipe de la historiografía cacereña, Memorial de Ulloa, al que hay que tener como una verdadera historia de Cáceres, independientemente de que la finalidad fuese otra. Sin embargo, Boxoyo apunta en su trabajo interesantes novedades, entre los que no lo son menos, algún que otro documento que copia del archivo de los Golfines, de cuya Casa fue capellán y archivero.

De todos modos, resulta raro que villa tan poblada de nobleza como la cacereña, es decir, de vecinos acomodados y con el orgullo de sus linajes, (aunque no despertase o estableciese verdaderos contactos con los estu- dios históricos, si les relacionaba de forma indirecta la historia ciudadana), no diese lugar a la presencia de cultivadores de la misma. Puede decirse, que el caso de don Pedro de Ulloa es un caso aislado, pues bien se advier- te que coinciden en ellas preocupaciones genealógicas aliado de un bien acreditado amor a la historia objetiva como se puede observar en los pro- ductos de su actividad referidos a este orden.

Pero quizás no estemos tan huérfanos de una documentación histórica que tenga aplicación a la general de la villa; es decir, que sea aprovechable en el sentido de representar verdaderos eslabones expresivos en la continui- dad en el tiempo y en el espacio cacereño, antes que representar anécdo- t~s o episodios familiares, concretos o aislados, que, aunque vengan a ser historia e incluso de un valor digno de tenerse en cuenta, y tal vez hasta imprescindibles, no llegan, sin embargo a figurar como piezas fundamenta_ les de la edificación histórica.

De los trabajos de investigación que Tomás Pulido dejara inéditos, figura, en la carpeta que lleva por título Historiografía Cacereña, una información amplia, precisa y documentada sobre quienes, cuando, como y qué, han estudiado la historia de la villa de Cáceres. Nosotras, que tratamos de con- servar, para que sea utilizable, completar y divulgar, en la medida de los posible, estos trabajos inéditos, hemos extraído de la misma la figura de Juan Sanguino y Michel y nos apoyamos para ilustrarla en datos proceden- tes del Archivo de Tomás Pulido, en la bibliografía citada y, sobre todo, en la información que propicia su obra escrita.

Juan Sanguino y Michel nació en Cáceres 1.859, donde falleció el 19 de febrero de 1.921 a la edad de 61 años (65). Licenciado en la Facultad de Ciencias, ejerció la docencia como auxiliar supernumerario del Instituto de Segunda Enseñanza de Cáceres y luego, más tarde, como catedrático del Instituto de Santoña (Santander). En 1.899 es, juntamente con Publio Hur- tado, uno de los más entusiastas reorganizadores de la Comisión de Monu- mentos Provincial, en la que actúa como Vocal. Obtiene el puesto de Conservador, primero y después de Director, del Museo de Bellas Artes. Forma con el citado Publio Hurtado, Manuel Castillo, Daniel Bejarano, Gabriel Llabrés, José Luis Gómez Santana, Vicente Paredes, Joaquín Castel y el Marqués de Castrofuerte, el grupo de los nueve fundadores de la mag- nífica REVISTA DE EXTREMADURA, publicación mensual, cacereña que vio la luz entre 1.899 y 1.911 Y en la que Sanguino, como secretario de la misma, realizó una eficiente, constante y desinteresada labor. La R. Acade- mia de la Historia premió sus actividades e inquietudes con el nombra- miento, en 1.899, de Académico Correspondiente. En la Academia, al igual que otros Correspondientes cacereños, Bejarano, Rosa, Hurtado … , disfrutó de buen crédito y estima.

Don Juan Sanguino, tal vez, fue un caso de error en la vocación. Licencia- do en Ciencias, la profesionalidad que le impulsó en este título, no pasó para él de una mayor consideración que un violín de Ingres, sólo que al revés. Sanguino era historia pura; La sentía, no científicamente, a la mane- ra de hoy, sino de un modo romántico, efectivo, obsesionante, con toda la ternura de que era capaz su bondad, su sencillez, el apego a sus raíces. No pudo dejar una obra determinada, porque las necesidades de la vida que le impusieron periódicamente frecuentes y prolongadas ausencias, no le permitían con los escasos elementos con que contaba, arrastrar una

empresa en que unificase y sistematizase sus conocimientos y aspiracio- nes. Pero, utilizando en la mayoría de las ocasiones, el seudónimo de «Un Cacerense», dejó testimonio de trabajos amenos, curiosos y documentados en las páginas de la prensa local, se lamenta del estado de las murallas cacereñas y denuncia tal situación defendiendo su integridad (66) manifiesta su preocupación por la supresión o adición de detalles urbanísticos, como por ejemplo la instalación de las verjas que en 1.915 se impusieron al atrio de la Iglesia de la Preciosa Sangre; escribe en las guías de feria, y no diga- mos en la REVISTA DE EXTREMADURA, donde además, fue cronista veraz y puntual de la actualidad extremeña del momento.

En el BOLETíN DE LA R. ACADEMIA DE LA HISTORIA (67)Publicó el resul- tado de sus investigaciones referentes a las antigüedades de la Torrecilla, descubierto este campo por él, que gestionó y consiguió la ayuda para este estudio. se trata de un artículo de gran extensión y escrito con la correc- ción y discreción que acompañaba siempre a sus trabajos, y es fácil supo- ner que le debió satisfacer mucho, o al menos mitigar el desencanto que debió producirle la desaparición del la REVISTA EXTREMADURA

donde además, fue cronista veraz y puntual de la actualidad extremeña del momento.

En el BOLETíN DE LA R. ACADEMIA DE LA HISTORIA (67) Publicó el resul- tado de sus investigaciones referentes a las antigüedades de la Torrecilla, descubierto este campo por él, que gestionó y consiguió la ayuda para este estudio. se trata de un artículo de gran extensión y escrito con la correc- ción y discreción que acompañaba siempre a sus trabajos, y es fácil supo- ner que le debió satisfacer mucho, o al menos mitigar el desencanto que debió producirle la desaparición del la REVISTA EXTREMADURA.

 Así mismo es autor de un manuscrito titulado-tNotas referentes a Cáceres», que pese a su modestia, aglutina noticias bien interesantes, hasta el punto que ya ha servido de fuente de información en varias ocasiones, y a distin- tos autores, para la historiografía local y, aunque no muy extenso, seguirá sirviendo todavía. Las líneas con que encabeza Juan Sanguino sus noticias, refleja certeramente su amor a la tierra y a la historia cacereña: Me pro- pongo apuntar en este cuaderno varias noticias u observaciones que ata- ñen a la historia de Cáceres principalmente no consignadas por otros, con el fin de que a mf me sirvan de recuerdo y tal vez de utilidad a los que las leyeren para ulteriores investigaciones. Las iré escribiendo conforme acu- dan a mi memoria, sin plan alguno».

El manuscrito fue copiado literalmente por Tomás Pulido, en 1.949, del, es de suponer, ejemplar único, que existe, o existía, en la Biblioteca de la Comisión de Monumentos de Cáceres. Esta copia ha sido facilitada al De- partamento de Historia de la Universidad de Extremadura.

(65) Marqués de Siete Iglesias: «La provincia de la Historia «. Homenaje a Carlos Callejo. LC. «EL BROCENSE», Cáceres, 1.979.

(66) Diario de Cáceres, 27-6-1.914.

(67) Boletín de la Real Academia de la Historia (Madrid), 1.911, T.59 págs 439-456.

Mar 032017
 

Iostane Polart Plisnier (Susy)

Efímero el oro de la codicia Reducida a ceniza la ambición Absurda e inútil la venganza

Solo queda en pie la obra de fe y de Amor de los Conquistadores

DON FRANCISCO PIZARRa y DON DE DIEGO DE ALMAGRO» Muchísimas veces he intentado querer o por lo menos apreciar al Mariscal don Diego de Almagro, prueba de ello es que he buscado con interés datos históricos que puedan explicar su participación histórica (poco brillante en la conquista del Perú según los Pizarristas).

Al conocer hace unos meses el hermanamiento de la Ciudad de Almagro con la de Trujillo he vuelto a estudiar la vida de ese personaje, que por lo visto nació en Aldea del Rey, población dependiente de Almagro en la comarca de Almodóvar.

Su humilde origen y su condición de ilegítimo explican la falta de docu- mentos (sólo por propio testimonia sabemos que nació en 1.480), de mozo sirvió como criado en Toledo en la casa del licenciado Luis de Palanca, uno de los cuatro Alcaldes de Corte de los Reyes Católicos; por razones OScuras marchó a Sevilla (huyendo la persecución de la justicia), allí em- barcó el 11 de abril de 1.514 en la expedición de Pedrarias Dávila, quien Va a tomar cargo de su gobernación en Castilla de Oro (Panamá).

En Panamá como otros tantos soldados anónimos después de militar con varios Capitanes se convierte en poblador y es en el repartimiento de los Caciques e Indios donde le encontramos formando compañía en la misma SOciedad de colonos que donFrancisco Pizarra. (Es allí donde se conocen).

En el Perú a la llegada de los españoles corre el mito de la amistad frater- nal entre el extremeño y el manchego, pero puede que sea falso ese punto

de partida, sólo estamos seguros de que fueron SOCIOS, el Mariscal don Diego de Almagro y el Gobernador don Francisco Pizarro.

Manuel Ballesteros biógrafo de don Diego de Almagro le retrata de manera poco grata, pequeño, enjuto, desmedrado, con la cara llena de verrugas y como colmo de las desgracias tuerto después de la batalla de Pueblo Que- mado, según los cronistas de la época era ambicioso, presto a la moción, con grandes dotes de organizador y buenas facultades para el reclutamien_ to de tropas, era también jugador, rudo, de muy mala lengua (Raúl Porras según la opinión de Gómara y de Pedro Pizarro) pero eso sí muy buen sol- dado, gran peón que por los montes espesos, seguía a un indio sólo por el rastro. De Francisco Pizarro, dicen sus enemigos que era un hombre ecuá- nime, supersticioso, preocupado siempre por su buen nombre, inclinado a la bondad y la justicia, un soldado resentido habla de él como «El buen viejo del Gobernador», otro dice «a nadie quitó lo que merecía», los cronis- tas cuentan que era recio de cuerpo y alma, tenaz, muy trabajador, amigo del silencio, poco expresivo en sus afectos, buen cristiano, sin vanidad ni pompas y abnegado hasta el sacrificio.

Infantil en las leyendas de la pérdida de puercos imaginarios, gracias a la cédula Real del 22 de diciembre de 1.837 (expedida por Carlos V en Valladolid), no podemos dudar de que en compañía de su padre Francisco Pizarro aprendió el uso de la pica Suiza, el manejo de la espada corta y la técnica de arrojo y tenacidad en las guerras de Granada y de Italia.

Francisco Pizarro, pues, pasó a las Indias en 1.502 no sólo «como un hidal- guillo ambicioso con una capa y una espada» (como dice Oviedo) sino con la experiencia de haber servido bajo las órdenes del Capitán D. Gonzalo Fernández de Córdoba.

Francisco Pizarro Lugarteniente de Vasco Nuñez de Balboa, participa des- pués en la expedición de Ojeda, Enciso y Nicuesa donde adquiere técnica suficiente para emprender el descubrimiento de lo que era el Virú, tierra de donde vuelve herido y agotado el infortunado Capitán Pascual de Andagoya.

Es en 1.524 cuando forman compañía tres respetables pobladores de Panamá.

Francisco Pizarro: Conductor de la empresa, la persona más capacitada. Hernando de Luque: Es financiero, tiene amistad con el Gobernador de Panamá Pedrarias de Ávila (encubre al funcionario Gaspar deEspinosa quien no puede invertir abiertamente).

Diego de Almagro: Buen soldado, encargado de enganchar hombres, bus- car bastimentos para la expedición y comunicar entre Panamá y los puntos de avanzadas.

Primera expedición: 1.524–25.

En noviembre de 1.524, Francisco Pizarra marcha con un sólo navío y 112 hombres.

Diego de Almagro sale cuatro meses después con el otro barco y 70 hombres.

Esta primera incursión fue de lo más deplorable, hambre, ataques de los Indios, varios hombres muertos, otros áridos; Pizarro recibe siete heridas de importancia y Almagro pierde un ojo en Pueblo Quemado.

Francisco Pizarro permanece con sus hombres en Chochana.

Almagro vuelve a Panamá con sólo una muestra de oro y pedrería para convencer al Gobernador afín de recibir autorización para reclutar hom- bres y ayudas, éste está decidido a poner fin a lo que considera una loca empresa, es Hernando de Luque el que salva la situación llegando a con- vencer a Pedrarias, quién condiciona su permiso al nombramiento de su segundo Capitán, Almagro toma el mando alcanzando esta capitanía, (según unos de forma desleal), Almagro explica que se vio obligado a to- mar el cargo por miedo a que fuese tomado como un extraño.

Con el éxito de esas gestiones los dos Capitanes y el Clérigo Hernando de Luque formalizan de nuevo la sociedad.

(Recordar ese nombramiento impuesto por las circunstancias … se justifica igual que el impuesto por la Corona y el Consejo de Indias en 1.529, cuan- do Francisco Pizarro recibe el de Adelantado prometido por él a su socio Diego de Almagre).

EXPEDICIÓN: 1.526–27

Estamos en marzo de 1.526, vuelven a marchar los dos Capitanes con dos navíos, 160 hombres y unos caballos; penosa navegación, calor, lluvia, mosquitos, mucha hambre y acoso de los Indios a cambio de unas mues- tras de oro que lleva Diego de Almagro a Panamá al nuevo Gobernador Pedro de los Ríos, a fin de volver a obtener licencia para el reclutamiento de tropas.

En 1.527 por fin toman contactos con unos Indios súbditos delinca y deci- den avanzar hacia el Sur.

(Varios Cronistas hablan del primer enfrentamiento entre Pizarra y Alrna_ gro, este último insulta a los soldados cansados de sufrir tantas penalida_ des, Francisco Pizarro sale en defensa de sus hombre con quienes permanece en la Isla del Gallo, enviando Almagro a Panamá con el oro recogido en busca de refuerzos, pero Pedro de los Ríos ha decidido poner fin al descubrimiento del Imperio del Sur; para evitar cualquier desobe_ diencia por parte de Almagro y Luque, embarga el barco, prohibe el reclu- tamiento y la recaudación de fondos, manda un Capitán de su confianza con dos navíos para recoger a Pizarra y a sus hombres en la Isla del Gallo, «desconocía el Gobernador la tenacidad del Jefe Trujillano», ese con 13 voluntarios (los trece de la fama) toma la decisión de permanecer esperan- do milagrosa ayuda; con esa decisión tan democrática Francisco Pizarro no sólo gana nuestra simpatía sino que es indudable que posibilita el futu- ro descubrimiento y conquista del Tahuantisuyú, ya que Pedro de los Ríos ante los hechos se ve obl igado a mandar nueva embarcación para SOcorrer a los 14 aventureros refugiados en la Isla de la Gorgona, pero eso si con la condición de regresar con ellos en el plazo de seis meses.

(Esta condición hace suponer que al igual que Luque y Almagro el Gober- nador de Panamá tenga plena fe en el Capitán Francisco Pizarro y en el la vuelta a Panamá es triunfal, la pequeña expedición ha desembarcado de forma pacífica en Túmbez, (han descubierto 250 leguas de costa y están seguros de hallarse frente a unas tierras inmensas y ricas), sólo el Goberna- dor niega su apoyo a la empresa, que según él ha costado demasiadas vi- das, es cuando los tres socios deciden librarse de la tutela del Gobernador y obtener las Capitulaciones del Rey de España.

Pero … ¿Quién va a gestionar la autorización a España?

Hernando de Luque no puede abandonar su puesto de Panamá, Almagro piensa … que un tuerto poco puede conseguir en la Corte … el Cronista Este dice, «el propio Almagro consigue dinero par el viaje de Pizarro, por prés- tamo a amigos suyos».

De los tres el más apto es sin duda Francisco Pizarro, es de la Ciudad de Trujillo de Extremadura, (donde pernocta Carlos V camino de Sevilla en , .526), los Pizarro no son desconocidos en la Corte, son varios los que participaron en la Reconquista y en las campañas de Italia, (en 1.503 Gon- zalo Pizarro «el Largo» es Cantina de sus Altezas) y el argumento de más peso toda una recomendación … el parentesco con Hernán Cortés, quien esta en la Corte en esa fecha.

Según unos, firma las Capitulaciones la Emperatriz Isabel el 26 de junio de 1.529, según otros es la Reina madre doña Juana el 26 de julio de 1.529. Esas capitulaciones con los nombramientos y los sueldos provocarían

grandes disgustos (recordar que normalmente esos sueldos se pagaban de las rentas de la propia tierra por descubrir y conquistar).

Varias veces hemos leído relatos de la entrevista entre Carlos V y Francisco Pizarro, dudo que haya tenido lugar. .. y menos de que nuestro paisano taciturno (todos los cronistas están de acuerdo que era un hombre de poca palabra) pueda haber tenido la palabra para la división de la Gobernación y el cargo de Adelantado de las nuevas tierras por descubrir para su socio.

En Toledo consiguió Francisco Pizarra más de lo esperado, no podía tomar el riesgo de discutir los nombramientos «no aceptado un título sin el otro, corría el peligro de que la Corona buscase a un tercero».

Francisco Pizarra es nombrado Gobernador, Capitán General, Adelantado y Aguacil Mayor a Perpetuidad, no afectando esos títulos al régimen eco- nómico establecido entre los socios.

A la llegada de esas noticias en Panamá, Almagro se siente engañado y más segundón que nunca, dando a entender públicamente que se retira de la sociedad «no gastando más de lo gastado», el otro socio, Hernando de Luque se la tiene que arreglar sólo buscando dinero para mantener lo con- centrado hasta el regreso de Pizarro.

Si estas noticias disgustan a Diego de Almagro, más molestias le van a cau- sar la vuelta de España de su socio (enero de 1.530), ese llega acompaña- do de sus hermanos Hernando, Juan, Gonzalo y Francisco Martín de Alcántara, de sus parientes, muchos valientes Trujillanos descendientes de los que reconquistaron la villa en el siglo XIII. Con razón dice Herrera» poco ganaremos los que no somos de Trujillo de Extremadura». Otra vez Almagro se siente engañado y manifiesta el deseo de retirarse, hasta piensa realizar por su cuenta una expedición (M. Ballesteros),

Después de enfadarse, de renunciar a participar, de poner en peligro lo conseguido, de retrasar la empresa termina siempre por reconciliarse con Francisco Pizarra ¿Que remedio le queda?, pero como dice Garcilaso «Amistades reconciliadas siempre tengan algún olor del mal humo pasado».

y todos esos hechos ocurridos antes de la tercera expedición, la definitiva, la de 1.531 provocan el malestar entre pizarristas y almagristas.

Mar 012017
 

Ignacio Plaza Rodríguez. Provisional.

En la presente exposición voy a intentar, por medio de algún documento que entrego a esa presidencia y de las circunstancias en que se vende Ca- bañas a la villa de Trujillo, más el nombramiento de Felipe II, a un Álvarez de Toledo, demostrar que Cabañas del Castillo fue una Abadía.

Dentro de las Extremaduras existentes en la península (tierras a extremos del río Duero); La Soriana, La Toledana de Montalban; La Talaverana o alta (la nuestra sería la baja), la Portuguesa con su centro en Extremoz, y la única que nos queda: la Extremadura Leonesa.

Por el tratado de Sahagún, 1.158, entre los hijos de Alfonso VII; el leonés Fernando II y el castellano Sancho III, la Extremadura actual era territorio a conquistar por León. Y efectivamente, el último rey leonés, Alfonso IX va a avanzar por Coria, Cáceres, Badajoz y lerez y solo el hecho de la unifica- ción de León y Castilla en la persona del hijo del rey leonés, Fernando III, el gran conquistador, hace que todas las reconquistas en esta parte central de la península sean para el trono de Castilla.

No puede extrañar, que en aquellos años de lucha contra los árabes se dieran las fortalezas a los que podían defenderías en caso de nuevos ata- ques. Es por ello que Cabañas de Castillo pasó de manos de la Orden de Calatrava a la del Pereiro, que luego se llamó de Alcántara.

En la venta de Cabañas a Trujillo, existe lo que podríamos considerar una forma de abadía, no eclesiástica; el rey se reserva los diezmos de las Iglesias. El poco interés demostrado por la villa tal vez fuera debido, más que a la lejanía, a la privación de los diezmos. En cuanto al precio, 30.000 mrs. de moneda blanca, en nota adjunta se explican los valores y el porque de estas distinciones dinerarias.

Esa venta por necesidad para su coronación, y esa reserva (lo de demoli- ción es precaución defensiva), es lo que a mi juicio vendría a constituir el origen de la abadía:

«Se reserva el rey, en dicha venta, los diezmos de las iglesias».

El diezmo es el tributo más saneado que tiene, ya la iglesia (diezmo ecle- siástico), ya los señores o nobles (diezmo laico). Tendríamos en el caso que nos ocupa un diezmo eclesiástico, reservado a la corona. El hecho de demostrar la fortaleza, que luego veríamos repetidos por estos territorios, en la primera visita de Isabel la Católica, cuando manda desmochar las torres de homenaje en Cáceres, a excepción de la llamada casa de las ci- güeñas, que pertenecía a la familia Ovando, que había sido leal, y que venía a evitar los casos de insurrección ante la corona desde las fortalezas.

El hijo de Alfonso X, que luchó con su padre (no le correspondía la corona, que debería pasar a los infantes de la Cerda, hijos del primogénito), estuvo ayudado en Extremadura por la Orden Templaria y, para atraerse a los ta- laveranos, les hozo donación de varias dehesas que tenía su abuelo Fer- nando; de dichas dehesas nos interesan las de Castrejón de Ibor, que va a delimitar el término jurisdiccional de Trujillo, que al efectuarse la división provincial en 1.833, va a pasar a la provincia de Cáceres en parte, y la de- hesa de Iban–Román, que limitará a Trujillo por naciente y en donde en- contraremos a Guadalupe y Alía, que también pertenecían a Talavera.

y regresando ahora a Cabañas del Castillo, nos encontramos con que este fuerte está situado dentro de los límites ciertos de Trujillo, que por esta par- te norte lo constituía el río El Monte que luego quedará en Almonte. Y más al sur del Almonte está la fortaleza desmochada del castillo. No así las al- deas que formaron las gentes que durante los años inciertos de las luchas venían a refugiarse a este fuerte y que son: más al norte del río, ya para tierras de Ibor, Navezuelas en su nacimiento; Roturas más abajo, y Reta- mosa, ya cercana a Deleitosa. Robledollano, que se repartió con Deleitosa, está más separado al norte; y resta tan solo Solanas de Cabañas.

Geográficamente, Cabañas del Castillo, está constituida por un triángulo, cerrado al este por las crestas de las Villuercas y mas allá Talavera; al norte por el curso del río Almonte y al sur por el curso del río Berzocana, que luego de pasar junto a esta villa, la llegar a Solana, se dirige hacia el oeste para confluir con el Almonte. Dentro de dicho triángulo, la llamada gar- ganta de Santa Lucía, que vierte hacia el Almonte, mas abajo de Roturas y de cuyo naciente se surte de aguas potables la ciudad de Trujillo.

Hay dos pequeños ríos: uno, el Valbellidos, que viene de las dehesas de Berzocana, colindantes con Garciaz; luego de su unión estos riachuelos, vierten en el Almonte, unos 300 m más arriba de donde se construyó «La Puente del Conde» en 1460.

Hemos encontrado, lo que podría constituir una forma de Abadía, en la reserva de los diezmos, pasemos ahora a su historia unida a una de las

familias ennoblecidas por la corona, desde tiempos de la dinastía Trastamara.

Con los Trastamaras, va a sufrir la nobleza una variación, siendo sustituida la antigua o tradicional, podríamos decir feudal, por una nobleza de servi- cio, además de la que va a originar la gran familia de esta Casa, con sus hermanos y allegados.

Los Álvarez de Toledo, pertenecen al servicio de la corona ya en tiempos anteriores a la llegada de D. Enrique 11, el de las Mercedes; pero va a ser a partir de ahora, cuando van a ir escalando los grados de la nobleza: seño- res, condes, duques, virreyes.

El primer Señor de Oropesa, será D. García Álvarez de Toledo, que siendo Maestre de Santiago y teniendo confiada la defensa de la ciudad de Tole- do, la entrega a las fuerzas del primer Trastamara sin resistencia (ya en aquel tiempo habían comenzado las defecciones hacia D. Pedro, sobre todo de la nobleza; que fue la que le apodó el Cruel e incluso el hijo de judío, emperejilados, se llamaron los partidarios de D. Pedro.

A este D. García Álvarez de Toledo, que hace señor D. Enrique 111, va a hacer merced de Cabañas; pero es en tiempos del segundo Señor que men- ciona a Cabañas entre sus dominios.

El tercer Señor de Oropesa y por lo tanto de Cabañas, también de nombre Carda, es portador del Estoque Real, como tal le veremos acompañando a D. Juan 11 de Castilla, cuando el año 1.420, huye de Talavera de la Reina, donde le tiene sometido su primo y ahora cuñado, D. Enrique, Infante de Aragón, que acaba de desposarse con Dña. Catalina y conseguir el Mar- quesado de Vi llena.

Acompañan al rey, que no se paró en Villalba, por no ofrecerle buenas defensas y pasando por las barcas de Malpica, se refugiaron en el fuerte de Montalban: D. Álvaro de Luna, su cuñado Pedro Portocarrero, Diego Ló- pez de Ayala, Pedro Carrillo de Huete, halconero mayor, y D. Garda Álva- rez de Toledo, portador del estoque Real, entre otros.

Estuvieron entre los cercadores: D. Ruy López Dávalos, D. lñlgo López de Mendoza y el infante D. Enrique.

~s durante la vida del cuarto Señor de Oropesa y de Cabañas, D. Fernando Alvarez de Toledo, años 1.444 al 1.462, cuando se construye La Puente del Conde, cuyo estudio más detallado se acompaña.

Por los años en que se comienza a construir La Puente, reinaba en Castilla Enrique IV, y tenía Isabel nueve años, pronto comenzaran sobre Castilla, cuando aún no se han cerrado las heridas de las luchas con los Infantes de Aragón, las guerras con Portugal, cuyo rey, Alfonso V, que quiso casar con

la princesa Isabel y al final lo hace con su sobrina Juan, aquí cerca, en Pla- sencia, va a invadir Extremadura y llevará la guerra hasta en centro de Cas, tilla y Aragón ya unidas.

En las guerras contra Portugal, Oropesa y por tanto Cabañas han permane_ cido fieles a Isabel, y la reina, en la ciudad de Sevilla y en la continuación de aquel viaje que hiciera a Extremadura, hará Condado el Señorío y será primero de ellos otro D. Fernando Álvarez de Toledo, que tiene quince años, es el 3 de agosto de 1.477, el rey D. Fernando no está en Sevilla lo que prueba que ella tenía potestad para esta ascensión nobiliaria. Fue este Conde el que se casó con una hija de Pacheco, Dña. María, Marqués de Vi llena.

En tiempos del reinado de Felipe ll, para premiar este Rey a D. Fernando Álvarez de Toledo, sacerdote talaverano en Jarandilla y posteriormente en Santa Leocadia de Talavera, le confiere la Abadía de Cabañas, con 2.000 ducados de renta anual; renunció el nominado por considerar excesiva la renta. Era este sacerdote hijo de D. Luis A. de Toledo y Pacheco y de Dña. Inés Duque.

El hecho de esta concesión, viene a corroborar la opinión de ser Cabañas, una Abadía, y el poderla conceder el rey, la continuación de la reserva que hiciera Alfonso X al vender Cabañas a la villa de Trujillo.

y existe otro documento, este gráfico que no se presta como los escritos a interpretación y es el que presentamos, que dice: Mapa de la provincia de Extremadura que contiene los partidos de Badajoz, Alcántara, Cáceres, Mérida, Plasencia, Trujillo y Villanueva de la Serena. -Por D. Tomás l.ó- pez. –Geógrafo de los dominios de S.M. de varias academias y sociedades. –Madrid,año de 1.798.

En dicho mapa y dentro de la jurisdicción de Trujillo, que difiere de la ac- tual, por ser anterior a la división provincial llevada a cabo en el año 1.833, viene consignada la Abadía de Cabañas.

Solamente agregar para conocimiento de curiosos, que le Condado de Oropesa, de la familia de los Álvarez de Toledo, se unió con el de Deleito- sa, que había sido, juntamente con el de Monroy, La Quebradas, Almaraz y Belvís y de los Belvís de Monroy, formando un solo e importantísimo condado en tiempos de D. Fernando Álvarez de Toledo y Figueroa, 111 de los Condes, por casamiento con Dña. Beztriz de Monroy y Ayala, condesa de Deleitosa. Años 1.534 al 1.582.

Tanto Deleitosa como Cabañas y sus tierras pasaron posteriormente a per- tenecer a la casa Ducal de Frías y posteriormente a la de Alba, que era una rama de los Álvarez de Toledo.

Fueron los primeros Duques de Frías, D. Bernardino Fernández de Velas- co, de la nobleza castellana que se casó con Dña. Juana de Aragón, hija bastarda del rey D. Fernando el Católico, tenida con Dña. Juana Nicolau.

NOTAS ACLARATORIAS

  1. l) Alfonso IX, último rey leonés, fue el primero en incorporar a la CURIA, en la que estaban representadas sólo la nobleza y el alto clero, a los repre- sentantes de las ciudades, con lo cual nacen las Cortes. También consi- guieron los burgueses, del comercio, el que no hiciese continuas depreciaciones de la moneda, lo que les impedía su desarrollo, compro- metiéndose, en cambio, a pagar cada siete años, lo que se ha conocido como «Moneda Forera».

II) Venta de los Montes de Toledo, por el rey D. Fernando 111, dice: Yo el rey, vendo a Vos el Concejo de Toledo y al pueblo e a cristianos e moros e a judíos, todos aquestos términos (descripción) que el Arzobispo de Toledo tenía y había. (Era D. Rodrigo [irnénez de Rada).

y con esto os vendo a vos, apoderado de ellos, por «cuarenta y cinco veces mil morabetijos alfonsíes que me disteis, de moneda blanca (vellón)». Gran precio, teniendo en cuenta que había recibido estos montes de manos del Arzobispo y que los pagó, en parte, con la promesa de Baza, que se tarda- ría mucho en conquistar.

III) Maravedí o maravedíes; moneda de cuenta en Castilla y en España, posteriormente hasta tiempos de la Primera República. Sus valores variaron con la aleación y depreciaciones sucesivas. Los primeros en tiempos de Alfonso VI, tuvieron inscripción árabe (copia de los emitidos por los almo- ravides) y luego ya en latín o castellano. Los de oro tenían ley baja, de 16, los de plata (moneda blanca), aleación de plata y cobre y los corrientes eran de cobre. Los ducados y florines, monedas de oro, así como la dobla. La dobla 4.60 gr.; el florín 3.48 gr.; el ducado 3.54 gr. en cuanto al valor del maravedí, sabemos que un escudo valía 350, y que un buen obrero venía a ganar un escudo a la semana.

Una de las grandes depreciaciones se hizo durante el reinado de Felipe 111, que mandó resellar los maravedíes en el doble del valor anterior.

  1. IV) El Diezmo. Era impuesto universal: «los derechos de Dios no tienen límites». En 219, Fernando 11 logró del Papa para ayudar a la reconquista 2/9 partes del diezmo, con lo cual la Iglesia comparte con la Corona (Estado), un impuesto Tercias Reales; en 1.494, Alejandro VI dio conformi- dad a las tercias reales, que venían siendo una concesión. Pío V concede a Felipe 11 el diezmo excusado, la totalidad del diezmo pagado por el tercer

productor que figurase en los Encabezamientos, de cada aldea y otro Papa, Gregorio XIII, le concede al mismo rey las primicias llamadas navales. En 1.571 se incluye, además el diezmo del excusado dicho, el del primer pro- ductor (primero + tercero).

Los diezmos (existían los laicos), se recogían en depósitos especiales deno- minados cillas y cielleros a sus receptores. En 1.821, las Cortes acuerdan reducir el diezmo al 50% y el año 1.838, es el último de su recepción. A primeros de este siglo y hasta el año 1.931, aún se estudiaba en la doctrina cristiana en las Escuelas Nacionales. Pagar el diezmo a la Iglesia de Dios Nuestro Señor.

Una tercera parte del diezmo, para el Estado, Tercias, otro tercio para la Iglesia rural, clero secular y el restante para el alto clero. Así venía a ser el reparto.

  1. V) El naciente de la Garganta de Santa Lucía, está sobre el triángulo de terreno en que se conservan los restos de la fortaleza y de donde, como hemos dicho, se surte de aguas Trujillo.

En Solana de Cabañas del Castillo, que está más al sur del río Berzocana, se venda una imagen pequeña de alabastro, de Santa Lucía, que las gentes consideran milagrosas en enfermedades de la vista.

LA PUENTE DEL CONDE

En el año 1.460, reinando en España (Castilla) Enrique IV, que está enterra- do juntamente con su madre Dña. María de Aragón en el Monasterio de Guadalupe, se construyo esta Puente, que por su fecha ha de considerarse «Monumento Medieval».

En aquel tiempo Aldeacentenera y Retamosa no existían como entidades independientes, por lo cual, figuraba en el documento ,Trujillo como due- ño de la ribera izquierda y Cabañas de Castillo de la derecha, y por la im- portancia ganadera del Monasterio de Guadalupe y la relación que tenía con la cuidad de Trujillo, también está representada en el documento. Dice:

En la Iglesia de Santiago, de la ciudad de Trujillo, a campaña tañida se reu- nió el Concejo en el año 1.460.

Actuaron; por el rey Enrique IV, como notario público, Martín Alfón Piza- rro; como escribano, por el Prior y frailes de Guadalupe, Manuel García, Y estuvieron presentes los honrados caballeros, Diego de Carvajal, Diego Pizarro, Juan Hinojosa, Fernando Caldero. En calidad de regidores

actuaron Luis Chaves, Sancho Paredes, Diego Hinojosa, Juan Corajo, el bachiller Juan Rodríguez de Almanzán y Pedro Alfon de Orellana.

En nombre del cuarto Señor de Oropesa, D. Fernando Álbarez de Toledo, actuÓ el vecino de Cabañas del Castillo, Diego Fernández de Usasa.

Con fecha posterior el señor de Oro pesa hizo concierto con el Honrado Concejo de la Mesta, para el tránsito de ganados por La Puente, mediante el pago de dos cabezas (carneros u ovejas) por cada mil, habiendo de con- tarse a la entrada o salida de La Puente.

Las condiciones del Concierto fueron las siguientes:

1º) Que la ribera izquierda del río, continuase siendo propiedad de Trujillo y de consiguiente quedaban como suyas para siempre jamás, la tierra, hier- bas y abrevaderos, pesca y madera de la citada margen.

2º) Que Trujillo y su tierra tendrían paso franco por La Puente, tanto las personas como los ganados, sin que jamás tuvieran que pagar portazgo ni tributo alguno.

3º) Que D. Fernando no podría construir torres ni fortalezas en los extre- mos de La Puente, ni tampoco sus sucesores ni herederos, incurriendo, si así lo hacían, en la pena de 10.000 doblas de oro, que cobraría la ciudad de Trujillo.

Feb 232017
 

Juan José Pastor Serrano.

De forma providencial ha llegado a mi poder un manuscrito sobre cosas y hechos de Santa Cruz de la Sierra escrito y bien documentado, por D. Ma- nuel Hidalgo Aguilar, Maestro que fue en Santa Cruz en el mil ochocientos y que constituye un documento inestimable para conocer los hechos y dis- cordias en esta Villa.

En este trabajo me referiré al siglo XVII, por ser importante lo que sucedió en esta Villa para su conocimiento y experiencia.

Comenzaré describiendo el pilar que había en la plaza de Santa Cruz y el pleito sobre las aguas con el convento de Agustinos a primeros de 1600.

Por entonces bajaba el agua de la sierra al pueblo y a la plaza por una ca- ñería de piedra de grano labrada y al descubierto hasta dos pilares que había en la plaza. Estos pilares son preciosos recuerdos romanos. En el que está la columna con dos chorros, es rectangular y le constituyen cuatro piedras de una sola pieza, de tres metros de longitud, ocho decímetros de anchura y catorce de gruesas. Unido a este pilar hay otro también de can- tería, aunque de varias piezas y forma de paralelogramo, de tres a cuatro metros de largo y medio de ancho y medio de profundo.

El de dos caños servía para coger agua para las casas y el otro para beber los animales.

La cañería, pero no esta, sino las enterradas son romanas, y anteriores al convento.

Pues bien allá por los años mil seiscientos y tantos el Concejo de esta Villa sin más privilegio que un simple acuerdo, cedía al Convento parte del agua de dicha cañería. Y ¿Cuándo? cuando más bien debiera ese Concejo estar a mal con la conducta de aquella Comunidad Religiosa, que mandó abrir un pozo por dentro de la tapia de la huerta del Convento, haciéndole

más hondo y profundo y en frente del que había en la calle, consiguiendo secar el del Concejo, que era de muy buen agua.

A pesar de todo, el Convento, tomó la parte de agua que le concedió el Concejo y así siguió por muchos años.

Después de un litigio sobre si el Convento debía reparar los desperfectos de la cañería o el Concejo, trató este último de retirar al Convento la gra- cia, pero la Comunidad se alzó de acuerdo y se entabló un ruidoso pleito.

Aduciendo los Agustinos, además de la necesidad que tenían del agua el servicio que prestaban al pueblo de Sacramentos, limosnas, animales a los vecinos pobres y su contribución con ganados para las tropas, que con motivo de las guerras, tanto circulaban por esta Villa.

Esto movió a S. M. y señores de la Cancillería de Granada en mil seiscien- tos setenta y siete y en 1719 fue confirmada la sentencia a favor de los frai- les por el Rey Carlos 111, aunque con la condición de que el Convento tendrá siempre corriente la Cañería hasta la arqueta de distribución que entonces se inauguró.

En tal estado quedó hasta que a finales del siglo XVIII se acordó entre el Convento y el Concejo en que para mayor comodidad de todos, los frailes tomaran todo el agua desde las 10 de la noche hasta las 6 de la mañana en invierno y hasta las cuatro de la mañana en verano, pero todo esto sin que nadie pudiera obligar ni al convento y al Concejo a reparar la cañería. Y así llegó hasta que dejó de venir el agua al pueblo.

LEVENDAS DE LA PLAZA

Dejando a parte las lápidas antiguas puestas en la plaza, aquí nos referi- mos a las leyendas del portal de la casa que fue Cilla.

Tiene varios portales, el artífice de dicho portal dice una que está en la esquina de dicho portal: Esta obra hizo el padre Domingo Rodríguez de Rivera, Clérigo Comisario del Santo Oficio, hecha en 1606.

Encima del portal hay otra leyenda de las autoridades entonces cuando se hizo el portal, dice: Inri, Estos arcos se hicieron con licencia del Concejo, siendo Alcaldes Pedro del Toril Ramiro y Francisco Cantalpino. Regidores Justo Vicioso y Manso Martín, ante Ramiro el rico, Escribano, otorgase 1601, Deo escelso Maximo.

En este mismo portal hay otras leyendas de las que en otra ocasión hablaremos.

Han desaparecido las armas del que compró Santa Cruz, que fue puesta en uno de los arcos.

 

PINTAR EL RETABLO DEL CRISTO

El día 10 de julio de 1615 entre el Ldo. Martín Acedo, Sacerdote de esta Parroquia de la Vera Cruz y el pintor de Trujillo Francisco Polo, acuerdan lo siguiente: El pintor se obliga a dorar y estofar el retablo del Santísimo Cristo, que está en la Iglesia de la siguiente forma:

En los tableros de en medio Historias de la Pasión de Cristo, las que se pi- dieren, y en los dos tableros de los costados, lo que se pidiere y convinie- re, todo al óleo y lo demás de la urna dorado y estofado. La caja donde está el Cristo, la ha de pintar hasta media vara, más o menos, monte y otras cosas convenientes, lo demás de la caja, cielo con estrellas doradas las que se pidieren, lo otro de la caja dorado y estofado.

La tabla del costado del Altar mayor se pintará de colores in oro. A todo ello se obliga y será conforme al Señor Cura y si en algo falla se le descon- tará lo que sea conveniente.

El Sacerdote se obliga a pagar por dicha obra 950 maravedís. 300 al co- menzar la obra, 300 al terminarla y 350 a los cuatro meses después de acabada, y le dará casa en que viva y por los tres meses que dure la obra y así mismo le dará cabalgadura para volver a Trujillo, una vez acabada la obra.

El desmonte del retablo será de cuenta del pintor y le ayudarán a montarle. Se obliga Francisco Polo a acabar la obra en los tres meses de septiembre, octubre y noviembre de 1915.

El testimonio lo dieron según Derecho, siendo testigos: Ldo. Pedro Martín Ejido, Pedro lirnénez y Martín Fernández Cerigos, vecinos de esta Villa y los otorgantes a quienes yo el Escribano doy Fe conozco, firmaron, Martín Acedo y Francisco Polo, ante mí, Cristóbal García de la Cruz.

DESLINDE CON TRUJlLLO

Ya antes de la venta de Santa Cruz de la Sierra, las diferencias con Trujillo parece que fueron importantes, teniendo que murar las propiedades de Santa Cruz por los aprovechamientos injustos de los de Trujillo. Así deslin- dan y dan cartas y dan cartas para que la defiendan ante los de Trujillo.

Este muro comienza en el sitio llamado Cerca de Solapán, al codel de las merinas, sube cordel arriba al camino de Madroñera y desde aquí tocando con los Arrocampos y labrados, viene a terminar al ruedo de las fincas del pueblo que están enla carretera, Madrid – Badajoz, siendo su superficie de más de dos mil fanegas de sembradura aproximadamente de las de marco Real.

Destacan en Granada con todo el poder necesario a Alonso Martín del Arroyo, solicitador de causas en la Real Cancillería de Granada y en Su Audiencia y a las personas que nombraren sobre el pleito con Trujillo, Por el cerco de la Dehesa Boyal de este Concejo.

CAMPANA MEDIANA

Hay una carta ante Escribano de día 19 de junio de 1617, en la que el Concejo y vecinos reunidos acuerdan, presentes Matías de Hermosa y Juan [iménez, Alcaldes Ordinarios y Pedro y Alonso Calvo Regidores. Este con- cejo tiene mandada poner una campana el la torre, por la que se quitó a la Iglesia y se puso para el reloj. Esta cuesta unos 4.000 reales y para este efecto se dieron labores en el ejido y dijeron que los 4.000 reales de dicha labranza para pagar la campana.

nombran a Francisco Cantalpino y Alonso Díaz, para que, con todos los poderes necesarios, sobre dichos reales y paguen el precio de la campana y manden que cobren por su trabajo ciento treinta y dos reales de los cua- tro mil que deben recaudar.

Son testigos, Benito Hoyas de Andrés Hoyas, Diego Muñoz y Briceño Díaz, los que firmaron con los Alcaldes, ante mi Cristóbal García de la Cruz.

El día 6 de septiembre se pagó dicha campana por Cantalpino y Díaz. La campana costó 3.500 reales, hecha en Plasencia por Francisco de la Sota Anero y Bias de Ayala su tío, sobraron por tanto 500 reales por tener me- nos peso de lo previsto la campana.

Todos satisfechos, los de Plasencia dan carta de pago de los 3.500 reales entregados y Díaz y Cantalpino dan lo sobrante, después de descontar su sueldo señalado al Concejo. Siendo testigos Gonzalo Blázquez, Matías Espino y Pedro lirnénez, vecinos de esta y el otorgante a quien doy fe y conozco, firmó con su nombre, Francisco de la Sota Anero, ante mi Cristó- bal García de la cruz.

Por lo que se ve que esta campana que se discutió a principio del siglo XX que era del Concejo sino de la Iglesia y todo lo que está en la Iglesia es de la Iglesia.

RELICARIO DE LA IGLESIA DE LA VERA CRUZ

Otro dato significativo de Santa Cruz de la Sierra es su relicario, cuya rela- ción no consta en la Parroquia remitiendo su relación a unas familias que las tenían, siendo una de ellas el manuscrito que tengo de base para este trabajo.

Está constituido por nueve alacenas que contienen lo siguiente:

1 ª La de la derecha bajera, contiene un brazo de madera que contiene una canilla, según la auténtica, de San Cereón.

2ª La que está por encima de la primera, contiene una figura de custodia de bronce amarillo, en cuyo centro hay un tubo de cristal a modo de viril y dentro un hueso que no se sabe de quien es.

3ª También por encima de la anterior, no tiene nada.

4ª La de abajo de en medio, contiene una arqueta, dentro de la cual hay dos alveras preciosamente conservadas en terciopelo morado, bordadas en hilillo dorado y lentejuelas encima de cada una de ellas una corona de mirto, como señal de su martirio.

Un tubo de lata grande, no se lo que contiene por no poder abrir, otro más pequeño de cristal roto y sin nada dentro, una redoma de cristal con una reliquia de San Antonio Abad. Un hueso de brazo y otro de pierna de las once mil Vírgenes, según la auténtica.

5ª Está encima de la anterior en medio, contiene un globo de madera con pinturas, pero sin nada.

7ª La que está abajo a la izquierda, contiene un hermoso cuadro de made- ra bien tallada y forrado con terciopelo encarnado y en su centro un hueso de San Fulgencio, Patrón del Obispado.

8ª Alacena, por encima de la anterior, contiene una pequeña calavera fo- rrada como las anteriores, pero más deteriorada. También hay una pirámi- de de madera, formada de tres triángulos de cristal y dentro un hueso de San Clemente Mártir.

9ª Alacena, está encima de la anterior y no tiene nada.

Este relicario se exhibía, según nuestros antecesores, en las fiestas principa- les, abriendo sus portezuelas.

CONSECUENCIAS DE LA VENTA DE SANTA CRUZ

Una de la cosas que llaman la atención, después de la toma de posesión de D. Juan de Chaves en 1.627, es la decadencia de vecindario.

Cuando se vendió Santa Cruz contaba con 430 vecinos, con muchos cau- dales industrias y comercios.

En el censo efectuado en 1.647 quedaban 390 En el censo efectuado en 1.682 quedaban 362 En el censo efectuado en 1.692 quedaban 138 En el censo efectuado en 1.716 quedaban 60

y así siguen los siguientes censos.

Lo mismo se encuentra en cuanto a granjería y ganado. El año 1.624 se contaban 9.548 cabezas de ganado lanar El año 1.716 se contaban 1.716 cabezas de ganado lanar El año 1.624 se contaban 2.418 cerdos

El año 1.716 se contaban 106 cerdos

De ganado vacuno en 1.624 había 981 cabezas De ganado vacuno en 1.716 había 80 cabezas y así respectivamente de todo lo demás.

Con lo que se puede suponer lo que le cayó a esta Villa con se vendida. Llegando el caso de que el Sr. Cura Rector de la Parroquia estando un día de los más festivos del año revestido para decir la misa, el mismo conde Chaves, después de injuriarle de palabra y de obra le puso preso, causando este hecho a vecinos y forasteros un gran y notorio escándalo.

Por eso, en el cuadernillo en que se lee esto en su margen izquierda hay escrito: Santa Cruz tu te verás sola y con cuatro vecinos, el Cura, el Sacris- tán, el Conde y los Agustinos.

CASA RECTORAL O PARROQUIAL

Sepan cuantos esta carta de venta vieren, como yo Juan Orellana Carvajal, vecino de Santa Cruz de la Sierra, tutor de María, Pedro y Teresa, hijos de Juan Sánchez Alvarado y Dª María Caja su mujer, difuntos. Como tutor y con el poder que tengo vendo una casa con corral y huerto en esta Villa, para redimir deudas de los citados hijos. La casa está en la parte superior de la Plaza Mayor, da con casa de Diego de las vacas Mayordomo y casas de Francisco liménez Indio, viejo vecino de esta Villa.

El Ldo. Mateo Jirnénez de Rivera, Presbítero de esta Villa puso 300 duca- dos y después de los plazos previstos y la aceptación de los hijos, se le ad- judicó al Ldo. Mateo en escritura. Vendo al dicho Ldo. Mateo la casa, corral y huerto en los dichos 300 ducados de vellón.

De ellos 30 recibidos de dicho Ldo. en presencia del escribano y demás testigos de la escritura.

Los otros 270 ducados se quedaron en poder del Ldo. Mateo para redimir las deudas contraidas sobre la casa y fincas de dichos menores, así: 150 ducados, para pagar los réditos a la memoria que fundó el Ldo. Domingo Rodriguez de Ribera, Presbiro ya difunto y otra escritura de la dicha me- moria de 20 ducados y sus réditos.

Otros 80 ducados a pagar a Alonso Blázquez, Vicario de Ibahernado, que todos juntos hacen 270 ducados y con los 30 recibidos por Juan de Orella- na Carvajal, hacen los trescientos ducados que costó la casa desde enton- ces Casa Parroquia].

Hechos los cargos pertinentes, el Ldo. Rivera recibió la casa y quitó todas las deudas y ambos a dos vendedor y comprador lo firmaron el 30 de Abril de 1.659, siendo testigos Francisco González, Sacristán, Francisco Gonzá- lez, herrador y Fernando Ramos, mozo, vecino de esta Villa y los otorgan- tes a los que yo el Escribano doy fe y conozco, lo firmaron Mateo Iirnénez de rivera y Juan de Orellana Carvajal, ante mi Fernando Sánchez Duque, escribano del Ayuntamiento de esta Villa, y en fe de ellos firmé y sellé el 19 de Mayo de 1.659.

Desde esta fecha fue y sigue siendo Casa Parroquial de la Parroquia la Ve- ra Cruz de Santa Cruz de la Sierra.

Feb 212017
 

Ángel Olmedo Alonso y Antonio Trinidad Muñoz. Provisional.

Ateneo, del latín athenaeus, y este del griego athenaios. Nombre de algunas asociaciones, las más veces científicas o literarias. Local en donde se reúnen (58), Históricamente el nombre de ateneo sirvió en un principio para designar los templos erigidos en honor de Atenea. Más tarde se aplicó en algunos centros culturales de la antigua Roma. Pero estos adquieren mayor importancia a finales del siglo XVIII, y entonces comienzan a destacar co- mo centros culturales que trasmiten la ideología progresista. Fueron muy numerosos en la Francia revolucionaria. El primero del que se tienen noti- cias en el Estado español es del Ateneo Español, fundado en 1.820, con la finalidad de discutir sobre cuestiones referentes a la legislación, política, economía y en general de todo aquello reconocido como de pública utili- dad. La vida de éste fue breve ya que al terminar el periodo constitucional en 1.823, la vuelta al absolutismo de Fernando VII lleva consigo el recorte de la libertad de expresión y asociación.

En este marco de diversidad que representa el ateneo nos encontramos con la fundación en 1.847 del Ateneo de las Artes alrededor de 1.861 del Ate- neo Catalán de la Clase Obrera, que según Anselmo Lorenzo cobijó a los que posteriormente serían destacados militantes de la Internacional, como es el caso de Rafael Pellicer. El mismo autor, refiriéndose al ateneo madri- leño, dice que era el principal centro de reunión de los obreros madrileños con inquietudes sociales y políticas, celebrándose semanalmente reunio nes y controversias sobre temas de filosofía y sociología (59). Vemos pues, como en el siglo XIX, con los inicios del movimiento obrero, adquirirá un

(58) Diccionario Enciclopédico Espasa, tomo 3. Ed. Espasa Calpe, Madrid, 1.988.

(59) LORENZO Anselmo.: El Proletariado Militante; Editorial CNT, Toulouse 1.945.

exponente nuevo: difundir la cultura entre el proletariado; son los primeros ateneos obreros.

Con esta comunicación no pretendemos hacer un estudio de los ateneos en general, sino simplemente estudiar la importancia que dentro del movi- miento anarquista tendrá la relación ateneo-movimiento libertario. Para ello hemos tomado el caso concreto del Ateneo de Divulgación Social de Navalmoral de la Mata, en el periodo que va desde el 1 de julio de 1.931 al 7 de noviembre de 1.933. Dos razones principales nos incitan a ello:

–La importancia que este núcleo y su zona de influencia tendrá en Extre- madura y concretamente en la provincia de Cáceres.

–El contar con la documentación suficiente para su estudio: El libro de actas de la Junta Directiva y Juntas Generales del Ateneo de Divulgación Social de Navalmoral de la Mata.

Ahora bien, es por esto que si al principio de esta comunicación nos he- mos referido, a modo de introducción, al ateneo en general, lo hacemos ahora respecto a los ateneos libertaríos.

Los ateneos obreros adquirieron muy pronto una gran importancia dentro del movimiento anarquista, si la sociedad obrera y más tarde el sindicato, era el instrumento de lucha de los trabajadores, el ateneo era el lugar don- de se formaba y capacitaba intelectualmente para superar el modelo de sociedad existente.

Los ateneos libertaríos fueron lugares de esparcimiento y recreo para los trabajadores tras la jornada laboral y centro de expansión de una cultura nueva, ajena al Estado, que debía llegar a todo el pueblo. Su misión es la de ir conformando una nueva mentalidad destinada a reemplazar los valo- res tradicionales del orden social jerarquizado y su división en clases. Eran por consiguiente, focos desde los cuales se expandían los valores defendi- dos por el anarquismo y el anarcosindicalismo, que rechazan la sociedad autoritaria y presentan una alternativa nueva basada en el apoyo mutuo y en una ética de la responsabilidad personal e individual. Esto implica la necesidad de asumir una responsabilidad personal que no se puede dele- gar en una colectividad, bien sea en uno de sus miembros o en las form~s de organización por las que esta se regula, favoreciendo con ello la adqUI- sición de la necesaria autonomía individual en el proceso de emancipa- ción. Este aspecto va a ser muy importante con respecto a las teorías socialistas y comunistas, mientras estos confían en la acción del Estado para resolver los problemas sociales (y culturales) y en las minorías dirige~- tes como guías del proceso revolucionario, el movimiento libertario conSI- dera que debe ser cada individuo quién en unión con los demás adquiera

la suficiente preparación que sea capaz de actuar por si mismo. El ateneo libertario intenta arrebatar al Estado y al capital espacios de actuación y, por tanto quitarle parcelas de control.

Desde los ateneos los militantes de la CNT y los anarquistas se dedicaron a expandir sus ideas. Fueron tribunas donde se tocaron aspectos como el estudio de la sexualidad, de la naturaleza y el equilibrio de esta con las personas, predicaciones contra los vicios y en favor de la cultura, y desde donde se fomentó la creación de escuelas racionalistas basadas en ideas pedagógicas antiautoritarias.

Un caso concreto: El Ateneo de Divulgación Social de Navalmoral de la Mata.

ORGANIZACiÓN

La forma de organización de este ateneo, como es la norma general de los ateneos libertarios, se basa en dos órganos diferenciados que son:

–la Junta General, formada por todos los socios en asamblea. Es la base de la organización y para que cualquier acuerdo o acción emprendida por al- gún miembro o por la Junta Directiva pueda ser llevada a cabo debe ser aprobada por ella. Cualquier miembro tiene derecho a voz y voto. Es la encargada de elegir la Junta Directiva.

–la Junta Directiva es la encargada de convocar la Junta General. Se com- pone de Presidente, Vicepresidente, Secretario, Vicesecretario, Tesorero, Contador, Bibliotecario y cinco vocales en el caso de Navalmoral.

La función del presidente era la de presentar oficialmente el ateneo así co- mo la de firmar con el Secretario la correspondencia y en unión del Conta- dor y el Tesorero las autorizaciones de pago.

La del Vicepresidente consiste en ayudar al Presidente y ocupar su puesto en su ausencia.

El Secretario es el encargado de tener al día el registro de altas y bajas de 105 asociados, redactar y firmar la correspondencia, además de otras fun- ciones administrativas.

El Vicesecretario redacta y firma las actas de la Junta Directiva, así como pasar a limpio las de las Juntas Generales y suplir las ausencias del Secretario.

La duración de estos cargos era de un año renovándose por mitad cada seis meses y su desempeño totalmente gratuito.

En el caso de que alguno de estos miembros dimitiera de su cargo, el pro- cedimiento consistía en presentar la dimisión por escrito con las

correspondientes alegaciones debiendo ser aprobado por la Junta General. Este es el caso, por ejemplo, que se recoge en el acta de la Junta General Extraordinaria del 13 de noviembre de 1.931, en la que Arsenio Feliú, bi- bliotecario y Eulogio Luengo, tesorero presentan por escrito su dimisión que una vez leídas sus causas son aprobadas por mayoría, así se pasa a nombrar nuevas personas para estos cargos.

Tanto las reuniones de la Junta Directiva como las Asambleas de la Junta General, siempre se inician con la lectura y aprobación del acta anterior.

FINANCIACIÓN DEL ATENEO

En lo que respecta a la financiación podemos encontrar tres tipos diferentes:

Cuotas de los asociados. Es la más regular y la principal fuente de ingre- sos. La cuota mínima establecida era de veinticinco céntimos al mes (recordemos que el jornal de un obrero oscilaba entre las tres y las cuatro pesetas al día). En el estudio de las actas del Ateneo encontramos frecuen- tes llamamientos al pago de las cuotas por los morosos, algunas veces sin especificar las causas, otras alegando las dificultades económicas por las que pasa el Ateneo. Si bien se es totalmente indulgente con los socios, pues por su precaria situación económica no pueden hacer efectivo el pago.

Donativos. Aportaciones voluntarias, bien en metálico, en bienes o por trabajos prestados a la organización que no se cobran, como es el caso «Florencio Toledano que por un trabajo hecho para el Ateneo, cuyo impor- te asciende a seis pesetas, pide que se den tres pesetas para el comité pro- presos y las otras tres para la suscripción pro familia Germinal».

Otros eventos, donde se incluyen los ingresos obtenidos por representa- ción de teatro, es el caso de las 395 pesetas con 15 céntimos recaudados tras la representación de la obra de teatro «El Lobo» y «Pulmonía Doble». Por rifas, como la realizada en octubre de 1,931, donde se sortea un cua- dro con la foto de Galán y Hernández de las que se sacan mil papeletas y que se venden a 10 céntimos.

Los ateneístas también adquieren una serie de derechos y deberes una vez que son socios de la organización, entre los primeros, casi todos de conte- nido socio-cultural, está el derecho a utilizar la biblioteca, asistir a las cla- ses que se organicen, hacer uso de la tribuna pública, y, en general, de los benéficos establecidos por el ateneo. Entre las obligaciones la principal, suele ser la de «velar por el buen nombre de la entidad, no sólo compor- tándose debidamente en cuantos sitios esté el ateneo representado por su

persona, sino saliendo al paso de cuantas injurias o calumnias puedan lan- zarse por sus enemigos (60).

RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS INTERNOS

En los ateneos, como en cualquier organización, surgen conflictos inter- nos, la forma de solucionarlos es siempre dentro del marco de la junta Ge- neral. La presentación de pruebas concretas y la posibilidad de defenderse de las acusaciones es una constante en cualquier conflicto. En este caso el resultado es la aceptación del demandante a retirar su propuesta. En otros casoS, como el de la información recogida en el acta ya citada del 13 de noviembre de 1.931, la disolución se centra entre los miembros de la junta Directiva. Existe un enfrentamiento entre dos miembros de ésta y el Presi- dente, a consecuencia del cual los dos primeros presenta su dimisión por escrito a la asamblea, «siendo rechazada por la junta General después de un largo debate por creer que son asuntos personales, pasando a ocipar su respectivos cargos y seguir en arrnonfa»,

En otros casos el conflicto puede llevar a la destitución de cualquier socio cuya conducta se considera poco ética. Un caso parecido recoge el acta del 11 de julio de 1.932, donde «ante las quejas recibidas del Vocal Fermín Nuevo Luengo sobre sus inmortalidades y ante la ausencia de las juntas Directivas, acordamos pedir su destitución como vocal». Ello está muy en la línea de lo que luan Gómez Casas manifiesta a este respecto: «En los centros anarquistas o sindicalistas jamás hay tabernas, y las campañas con- tra el alcoholismo juegan un papel primordial en la propaganda de este sector. El anarquismo es moralizante, está impregnado de exigencias éti- cas. El hombre que se manifiesta como activo en la transformación del mundo debe haber superado previamente todas las lacras (61).

RELACIÓN ATENEO-SINDICATO

Otro aspecto interesante es conocer la relación establecida entre este Ate- neo y los militantes del sindicato CNT, similar posiblemente a las manteni- das en otras localidades. Asf, cuando en momentos determinados los sindicatos de la CNT realizan campañas reivindicativas, generalmente huelgas u ocupaciones de tierra, la posterior represión lleva consigo, no solamente la clausura de los sindicatos, sino también la del Ateneo. Ade- más es destacable la relación a nivel individual que se establece entre los miembros de ambas organizaciones. Asf, en el acta de fecha 16 de julio de 1.932 se recoge el caso de un activo miembro del Ateneo, Felipe del

(60) Artículo 9 de los Estatutos del Ateneo de Divulgación Social de Plasencia.

(61) Gómez Casas, Juan.: Historia del Anarcosindicalismo en España». Ed. Aguilera, Madrid 1.977.

Monte, que es enviado por el sindicato a Cáceres para recoger los libro de esta entidad tras el levantamiento de la clausura (62). El Ateneo acuerda por unanimidad dar una credencial a este socio para que recoja también los suyos. De lo que deduce por un lado, que es un individuo que goza de confianza en ambas organizaciones y por otro, que las represalias afectan por igual tanto al sindicato como al Ateneo. Otro caso es el que aparece en el acta de la Junta Directiva del 5 de noviembre de 1.932, en el que Rafael Sánchez Sánchez, que desempeñaba el cargo de Tesorero, abando- na este al ser nombrado Presidente del Sindicato de Obreros Campesinos.

Ahora bien, en los estatutos de los ateneos no existe ninguna cláusula en la que se limite la entrada al mismo, sino todo lo contrario, como queda re- cogido en los estatutos del Ateneo de Divulgación Social de Plasencia, donde en su artículo segundo se especifica que «Este ateneo será absoluta- mente apolítico y aconfesional en el sentido de que tendrán cabida en él todas las tendencias políticas antipolíticas y todas las opiniones religiosas, tanto positivas como negativas, sin otras exigencias para los asociados que el mantenimiento del mutuo respeto que debe presidir toda la sociedad civilizada, aún entre las ideas más dispares. Quedan exceptuados cuantos en su vida profesional o social hayan cometidos actos antisociales que es- tén en pugna con los principios de convivencia y las finalidades de este organismo».

 

NORMAS DE CONVIVENCIA

Otro punto que a nuestro entender merece atención es el que se refiere a las normas de convivencia. Estas, por lo general, se regulan a través del fomento de la participación de todos los miembros, y que se reafirma por la importancia que tiene la Junta General, el hecho de que para cualquier actuación se formen comisiones elegidas en asamblea, la posibilidad que tiene cualquier miembro de plantear temas de debate, votos de censura, de proponer a cualquier socio para cualquier cargo o como aparece recogido en los estatutos, «cuantas conferencias se celebren se atenderán sometidas a la controversia en el mismo acto o posteriormente si algún asociado des- eara controvertir conceptos». Sin embargo, y en aparente contradicción con esto, estaría el acuerdo al que se llega por el que solo se permitirá en el ateneo la prensa libertaria.

Dentro de lo que consideramos normas de convivencia, podremos tratar el debate que se establece en torno al consumo de tabaco en el local. La su- peración de los vicios es una constante dentro del movimiento anarquista,

(62) En nuestro periodo de estudio el Ateneo estuvo clausurado en dos ocasiones. La primera entre febrero y junio de 1.932 y entre marzo y octubre de 1.933. Ambas coinciden con periodos de represión sobre la CNT.

así que en el estudio que Díaz del Moral hace en su libro «Historias de las agitaciones campesinas andaluzas» refiriéndose al carácter anarquista dice «en todos los pueblos donde el anarcosindicalismo arraigó fuertemente existen núcleos considerables de trabajadores que no fuman, ni juegan, ni toman bebidas alcohólicas. Entre ellos hay bastantes vegetarianos (63). Este debate, en el caso concreto del Ateneo de nuestro estudio, aparece por primera vez en el acta de la Junta General con fecha 9 de enero de 1.932. En último punto del orden del día, que corresponde al de ruegos y pregun- tas, «el compañero Rafael Sánchez ruega que se prohiba fumar y después de un largo debate en pro y en contra se deja a cargo de la directiva». El debate se continúa en el acta de la Junta Directiva de 11 de enero de 1.932, donde «el compañero Presidente propone: que el salón de abajo de dedicará para la lectura y escritura, prohibiéndose fumar, haciéndolo en el salón de arriba que se dedicará para charlas y juntas». Finalmente, el deba- te se cierra con las actas de la Junta General del 21 de enero de 1.932 en cuyo punto cuarto del orden del día se especifica «Se pasa a discutir si se ha de fumar o no abajo, el compañero Alfonso González dice que su voto es en contra de que se fume en el salón de abajo. Habiendo variedad de opiniones y después de discutirlo se aprueba el no fumar abajo pudiendo hacerlo en el salón de arriba».

También podemos considerar en este apartado lo referente a las normas que se establecen para el cuidado de los libros, recogidas en el acta de la Junta General del 21 de enero de 1.932, donde se dice en el punto siete:

«El compañero Andrés Vicente propone que se pongan a la vista unas má- ximas como han de cuidarse los libros, aprobándolo por unanimidad». Esta preocupación vendría determinada por el tipo de personas que frecuentan el Ateneo: campesinos, trabajadores, etc., en general, personas con un ba- jo nivel cultural y, por tanto, poco familiarizados con su manejo. Además de resaltar indirectamente la importancia que tiene el libro como elemento que contribuye a la formación y superación personal. En esta misma línea está la advertencia que se hace en el acta del 22 de octubre del 32, es cu- yo punto número cinco «se acuerda dar libros a los socios que presenten causas justificadas de no poder venir a leer al domicilio social, siempre que el libro solicitado no perjudique la labor del Ateneo».

FUNCIONES DEL ATENEO

Se pueden diferenciar dos tipos de funciones: la de tipo cultural y la de tipo social.

 

(63) Díaz del Moral, luan.: Historia de las agitaciones campesinas andaluzas. Ed. Alian-

za Editorial, Madrid 1.967.

 

Dentro de la cultural, lo fundamental es la difusión de la cultura, para ello se fomenta la lectura de libros, la organización de conferencias culturales (Acta del 24 de agosto de 1.931), creación de un grupo artístico por socios del Ateneo (Acta del 24 de agosto de 1.931), estableciendo días fijos para charlas todos los jueves y domingos (Acta del 5 de septiembre de 1.931), propuestas para ampliar y editar las poesías dedicadas a los jóvenes de la función de teatro con una subvención voluntaria de los socios del Ateneo. en esta misma fecha se acuerda también la puesta en escena de la obra d~ teatro «El Lobo» (Acta del 10 octubre de 1.931), campaña en pro del libro (Acta del 4 de diciembre de 1.931), establecimiento de cursos impartidos por los compañeros más capacitados y acuerdo para que el presidente contacte con los intelectuales para dar conferencias (Acta del 11 de enero de 1.932), tertulias referidas a la lectura de prensa y actos musicales (Acta del 28 de octubre de 1.933).

Nos llama la atención, aparte de la gran actividad, la carga de solidaridad que llevan consigo todas las propuestas, lecturas comentadas, aprovecha- miento de los conocimientos de los socios con mayor preparación en be- neficios del grupo, y el carácter colectivo de la mayor parte de las actividades a realizar.

En lo que refiere a las funciones sociales, se pueden agrupar en diferentes tipos:

-Apoyo a compañeros con problemas, (recogido en el Acta del 23 de junio de 1.932, aparece la lectura de una carta del grupo Espartaco de Alicante y otra de la compañera de Domingo Germinal solicitando ayuda para la fa- milia Germina!. En repuesta a ésta, nos encontramos en el Acta del 27 de junio se acuerda enviar 200 pesetas y abrir una suscripción en favor de dicha familia. En el Acta del 16 de julio de 1.932, se lee un informe sobre la situación del compañero de la localidad al que se acuerda pasar una peseta diaria. en el Acta del 29 de noviembre se acuerda ayudar económi- camente a un compañero que tiene que ir a operarse a Madrid. Hay mo- mentos en que la solidaridad no es posible, como se recoge en el Acta del 3 de septiembre donde se dice: «Da lectura el presidente a una carta del Sindicato Minero de Freijo Monforte en la cual pide socorro, y no estando esta entidad en situaciones económicas para poder socorrerles se acuerda pasarla al Comité de la Federación Local [CNTj y hacerlo saber a la Junta General; que posteriormente tratado en la Junta General del 25 de sep- tiembre se acuerda «enterarse si se sigue en huelga para socorrerle en lo que se pueda»).

-Manifestaciones de protesta contra hechos o sucesos con los que están en desacuerdo, ya sea nivel local o estatal: Acta 11 de enero de 1.932 donde

se llega al acuerdo por el que el Ateneo protestará por todas las injusticias y crímenes que cometan los agentes de la autoridad con las clases proleta- rias. Acta del 1 de febrero de 1.932 donde se llega al acuerdo par elevar una propuesta al consejo de Ministros por el encarcelamientos de dos compañeros y su deportación a Buenos Aires (64). También se puede conside- rar función social a la decidida propuesta contra una casa de prostitución que se abre en la localidad, la cuestión aparece por primera ven en el Acta de la junta Directiva en día 13 de agosto de 1.932, en cuyo punto tres «Se acuerda mandar un escrito al ayuntamiento para cerciorarse si es verdad que va a establecer una casa de prostitución en esta localidad», la cuestión vuelve a aparecer nuevamente en el Acta de la junta Directiva celebrada el día 10 de septiembre de 1.932 donde «se acuerda tirar un manifiesto en contra [del la prostitución y se nombra una comisión para redactarla», Fi- nalmente, y ahora en el Acta de la junta General del día 15 de septiembre de 1.932, el Presidente «Da cuenta de la campaña contra la prostitución que ha iniciado el Ateneo, acordando seguir la campaña por todos los me- dios que sean convenientes».

-El papel de la mujer. Si bien es verdad que su protagonismo en el Ateneo es menor que el de los compañeros varones, si lo comparamos con lo que era común en aquellas fechas, se puede considerar como participación activa (en algunos periodos encontramos hasta dos mujeres en la junta Di- rectiva). Esta idea de superar las divisiones sexistas, la encontramos refleja- da en el Acta 11 de enero del 32, en donde refiriéndose a la campaña para aprender a leer y a escribir, se especifica que «no se ha de hacer distinción entre sexo».

-Propuesta de modelos de comportamiento de acuerdo con el pensamiento libertario. Este punto quedaría reflejado en el hecho de dar nombre a una niña en el propio Ateneo, lo que consideramos como un acto de coheren- cia con el discurso anarquista. El suceso aparece reflejado en las Actas de la siguiente manera: en el Acta de la junta Directiva del 18 de enero de 1.932, en su punto uno, «se acuerda por unanimidad bautizar a un niño del compañero Uvaldo por el Ateneo», y posteriormente hay una «Reseña

(64) Este hecho se refiere a que «El 18 de enero [de 1.932], se produjo un movimiento en la comarca minera del Alto Llobregat, y Cardoner, a cargo de los mineros de Figols y Sa- lIent, afectos a la CNT. Los revolucionarios declaran abolida la propiedad privada y el dinero y proclaman el comunismo libertario. El govierno Central aplasta el movimiento al quinto día de su iniciación y califica a los confedera les de «bandidos con canet». La represión se extien- de a toda Cataluña, Levante y Andlucia. En febrero, zarpa del puerto de Barcelona el trasat- lántico «Buenos Aires», con rumbo a Bata, lIevande en sus bodegas a 104 anarcosindicalistas, entre los que figuran Buenaventura Durriti y Francisco Ascaso». Nota tomada de Gómez Ca- sas, J. Op. cit. Pág. 165.

 

del acto celebrado en este Ateneo el día 24 de enero de 1.932. Cumplien_ do el acuerdo tomado en la Junta Directiva celebrada el día 18 del corrien_ te de que diera nombre a una hija del compañero Uvaldo Hernández: Nos reunimos en nuestro domicilio social a las quince y treinta minutos con asistencia de la Junta Directiva y numerosos asociados a este centro, Como igualmente la niña en brazos de una joven. Y en presencia de su padre es declarado abierto el acto por el camarada José Toribio, Presidente del Ate- neo, el cual entérminos claros y concisos demostró lo que significa y la trascendencia que tenía el rasgo librepensador del camarada Hernández y lo que éste significa para nuestros ideales de redención humana, poniendo de manifiesto que según los padres de la niña ésta se llamaría Palmira Her- nández Prado, al mismo tiempo se aprobó la unanimidad que caso que le faltaran sus padres, los padrinos (que se encontraban ausentes) se encarga- rían de su educación y si estos no pudieran hacerla, este Ateneo la recoge- ría, encargándose de su educación. A continuación dice que si alguna o algún que quiera hacer uso de la palabra puede hacerla. Terminando ha- ciendo un llamamiento a la concurrencia para que imitaran este ejemplo, al mismo tiempo que recomienda la padre de la niña y así le aconseja que ya que ha empezado e impulsado a la niña en las ideas libertarias, conti- núe así su educación y crianza, procurando que ha medida que se desarro- lla la educación en sentido racionalista, o sea, siguiendo el ejemplo de nuestro querido e inolvidable Francisco Ferrer Guardia. A petición del ca- marada Getulio Hernández, le es concedida la palabra y en tono vibrante y enérgico expone a los jóvenes de hoy y padres del mañana lo que este acto significa, dando consejos de como se ha de cuidar y educar a los ni- ños para que al mismo tiempo que se desarrollan se vallan emancipando de los perjuicios de la actual sociedad. Termina haciendo un llamamiento para que imiten este ejemplo. Termina el camarada Toribio dando las gra- cias a todos por su asistencia y compostura en este acto. Por un grupo de jóvenes de ambos sexos se cantó la Internacional Anarquista, transcurrien- do el acto en medio de la mayor alegría y entusiasmo por parte de todos. Terminado el acto, yo, como secretario certifico. Navalmoral, 24-1-1.932″.

Feb 202017
 

Ramón Núñez Martín. Provisional.

INTRODUCCIÓN

Estaba reflexionando, en aquellos primeros días de agosto, sobre el tema
que iba a presentar este año en nuestros Coloquios Históricos de Extrema-
dura, cuando al encontrarme en la calle con D. Juan A. de la Cruz, Pte. del
C.I.T., me abordó para decirme: «D. Ramón, ¿no va a presentar algún tra-
bajo suyo para los próximos coloquios?». Le contesté que de momento no
tenía nada pensado, pero algo tendría que hacer para no perder la costum-
bre de participar como todos los años. Le dije a continuación «Pero me
estoy acordando ahora que mi colaboración podría versar este año, sobre
Juan Moreno, sino hay otro ya comprometido a tratar el mismo asunto».
Me cortó rápido: «Me parece muy bien, hágalo». Me insistió: «Es necesario
que lo haga porque viene a ser un tema obligado el hacer resaltar lo mu-
cho que Juan Moreno ha hecho por Trujillo, además de que este años los
coloquios van dedicados a él».

Entonces me decidí resueltamente a poner manos a la obra. Pasaron ocho
o diez días y al encontrarme de nuevo con él, esta vez a la puerta de la
Iglesia de San Martín, me volvió a preguntar: «¿Ha comenzado ya el traba-
jo que va a presentar en los coloquios?, piense que no queda mucho tiem-
po». Le respondí: «No he podido aún por estar estos días muy ocupado y
no tener tiempo material para concentrarme, pero en breve comenzaré,
primero a pensarlo y después a escribirlo.»

Quiero alabar públicamente al Pte. del C.I.T. por esa insistencia suya, esa
preocupación y fuerza de voluntad para que las cosas se hagan y se hagan
bien. En Trujillo abundan las inteligencias y nos faltan voluntades como en
general en Extremadura y en España. Tenemos que reconocer que tenemos
cierta propensión a la indolencia.

Decía San Agustín que «los hombres son voluntades, hace más el que quie-
re que el que puede» y «que querer es poder». Hace muchos años que leí
un verso de uno de nuestros poetas del Siglo de Oro, Leonardo B. Argenso_
la, que decía: «Dame Señor la firme voluntad / compañera y sostén de la
virtud / la que sabe el golfo hallar quietud / y en medio de las sombras cla-
ridad». No estaría mal que todos le pidiéramos a Dios algo de esto, para no
enterar los talentos sino tratar de negociar con ellos en beneficio de una
causa noble que merezca la pena, tanto de carácter divino, como de ca-
rácter humano.

I

Comenzamos a desarrollar el tema. A Juan Moreno ya no se le puede cata-
logar en el número de los seres humanos vivos que hablan, que escriben,
que se mueve, que forman parte de una familia, que están insertos en la
vida social. Esto es evidente, sabemos que falleció a los 76 años, el 25 de
octubre de 1989. Nosotros asistimos al funeral de cuerpo presenta dando
la cabezada al final, para darle el pésame a la familia en la Iglesia parro-
quial de San Martín, acompañando los restos mortales hasta recibir cristia-
na sepultura en nuestro cementerio de Trujillo, donde esperan el día de la
Resurrección.

Por tanto, el valorar su vida, su obra y su mensaje, pertenece ya a la histo-
ria. Todos, mientras tenemos existencia temporal pertenecemos a la actua-
lidad visible y palpitante de una familia, de un pueblo, de una nación,
pero en cuanto mori mas nos convertimos en historia. Porque historia es la
narración de los hechos y de las personas que pertenecen al pasado. Por
este motivo cuadra muy bien que el que fue nuestro común amigo sea ob-
jeto de estudio este año en una comunicación para los Coloquios Históri-
cos de Extremadura. El ha sido sin duda uno de los principales animadores
de estos coloquios en los que año tras año ha intervenido con sus iniciati-
vas interesantes. Perdonad ahora, si para trazar su semblanza, tengo nece-
sidad de hablar de personas vivas.

II

El fundador de los coloquios en Trujillo fue el canonlgo emérito de
Zaragoza don Francisco Fernández Serrano, natural de un pueblo de la
comarca: Garciaz, que hizo brillantemente sus estudios en Plasencia y más
tarde en la Universidad Gregoriana de Toma: Es académico correspon-
diente de la Real Academia de la Historia y ha publicado numerosos traba-
jos históricos. Tiene en su mérito el haber sido el fundador de «Los Amígos
del Monasterio de Yuste», también «de los Coloquios Históricos religiosos

de Trujillo» y «La Obra Nacional de Hispania Mártir» a la que está entrega-
do totalmente en la actualidad.

Durante algunos meses, cuando era profesor del seminario de Plasencia,
regentó la parroquia de San Martín de nuestra ciudad, hasta que fue nom-
brado párroco don Mariano Duprado, a.e.p.d. Ha venido mucho a Trujillo
a investigar en nuestros archivos y últimamente ha comprado un piso en la
carretera de Cáceres, para vivir con su hermana.

Un día apareció por aquí, para proponemos una idea nueva: la de organi-
zar los Coloquios Históricos religiosos de Trujillo. El primero a quien co-
municó su proyecto fue a Juan Moreno, a quien conocía y estimaba
mucho. Juan, inteligente como era, vislumbró enseguida que a Trujillo le
interesaba poner en marcha un proyecto como este y le ofreció su apoyo
incondicional. Visitó otros muchos a quienes él creía que podía interesar
esta propuesta. Entre ellos estaba un servidor. Me encantó la idea y le dije
que podía contar conmigo. El fue quien dio las pautas, como experto en la
materia para organizar los coloquios de una manera sencilla, sin complica-
ciones y con un mínimo de gasto.

D. Francisco movilizó a muchos amigos suyos que eran historiadores, de
varios puntos de España, para que presentasen trabajos para nuestros colo-
quios, dando asf altura y profundidad a este proyecto cultural. Los colo-
quios comenzaron en el año 1971, Y tenían una limitación, la de ser
religiosos. Pasaron varios años y con el tiempo algunos miembros de la
directiva del C.I.T. bajo la cual se había puesto la organización anual de
los Coloquios, pensaron otra cosa. Concretamente Juan Moreno, propuso
que estos coloquios tuvieran un carácter más amplio y se llamasen Colo-
quios Históricos de Extremadura; la mayoría lo vio bien y así se aprobó.

Don Francisco, más tarde, creyó conveniente retirarse con delicadeza para
que tuviesen libertad los nuevos organizadores, manifestando «que él había
cumplido su misión»; «que nunca segundas partes fueron buenas» y «que
hubiera renovación en los cargos».Así que en la historia de los coloquios podemos distinguir dos fases:

1ª De carácter local y religioso, cuyo fundador fue don Francisco Femández Se-
rrano; y la 2ª
Con su carácter amplio de Coloquios Históricos de Extre-
madura, cuya labor la continuó Juan Moreno. Estos son los orígenes de los
Coloquios que este año conocen su XIX edición.

III  RELACIÓN PERSONAL CON LA FAMILIA MORENO
LÁZARO

El 11 de noviembre de 1960 vine a Trujillo enviado por el Sr. Obispo para
ejercer el ministerio sacerdotal. Por tanto, llevo 30 años viviendo en esta
ciudad: 24 años de párroco de San Martín y 6 de jubilado y como capellán
de 2 conventos. Con los dos hermanos Juan y Benjamín, me he estado
viendo todos los días durante muchos años, por la proximidad del templo
parroquial de San Martín a su casa, la más próxima a la parroquia. Por este
motivo hemos tenido ocasiones de comunicarnos y de conocernos y servir-
nos. Además de ser feligreses de la parroquia éramos amigos y siempre he
encontrado en ellos, respeto, confianza, delicadeza, que no sé como
agradecer.

Juan y Benjamín, juntamente con su hermana Antonia, que era la mayor y
estaba soltera, a cuyo nombre estaba la razón social, llevaban el comercio
que sostenía a las tres familias. Vivían los tres en la misma casa, aunque en
viviendas distintas, y se llevaban admirablemente. A los dos hermanos ha
querido el Señor bendecirles con la concesión de numerosa descendencia:

Juan con ocho hijos, y Benjamín con 13, yeso sin contar con los tres que
murieron de pequeños.

Se puede decir, sinceramente, que siempre me ha edificado mucho la ar-
monía, la unidad y la confianza en la divina providencia que he podido
observar en esta familia, como aquí en Trujillo la llamamos, «de los
Benjamines».

Sin duda que habrán tenido que administrarse muy bien los dos hermanos,
con sus respectivas esposas Chon y Maruja, para poder sostener y conse-
guir tan excelentes colocaciones como tienen los hijos. A lo largo de los
años habrán conocido sin duda momentos difíciles, teniendo que hacer
verdaderos juegos malabares parea vencer los obstáculos, pero con la ayu-
da de Dios, que bendice a las familias numerosas de un modo especial,
estas dos familias que han vivido tan unidas, han alcanzado victoria.

Vivir la unidad es señal de inteligencia, teniendo en cuenta lo que enseña
la experiencia de muchos siglos, expresada en aquel adagio latino que tra-
duzco al castellano: «Con la concordia las cosas pequeñas crecen, con la
discordia las grandes se destruyen».

Muchas veces me he preguntado ¿porqué se han podido llevar tan bien
estos hermanos durante su larga vida? Mi respuesta ha sido esta: Se han
llevado tan bien porque eran distintos, así se han completado admirablemente.

Esto a parte de otras razones de inteligencia, de educación humana

y de formación religiosa. Todo esto ha facilitado el que exista entre las

dos familias una pacífica y entrañable convivencia. Es un principio de física
que las electricidades del mismo signo mutuamente se repelen. Esto tiene
también la
aplicación al orden familiar. Veamos ahora como eran los dos
hermanos.

Yo les conocía bien a los dos y cual era su condición natural. Benjamín, el
más pequeño, es un hombre piadoso, reflexivo, apacible, condescendien-
te, un apóstol seglar que ha prestado a la Iglesia excelentes servicios, sien-
do elegido varias veces Presidente de la Adoración Nocturna de nuestra
Ciudad, y durante muchos años fue el director de Cáritas Interparroquial
de Trujillo. Juan, era un hombre de acción, liberal, vehemente, buen co-
municador, muy interesado por la cultura y por la historia y por el turismo,
tratando siempre de la promoción turística de Trujillo y Extremadura. Era
muy sincero y no se callaba cuando veía algo mal hecho.
Recuero una anécdota suya cuando se estaba restaurando el palacio de los
Vargas Carvajal, San Carlos, antes de bajar a él las RR. Jerónimas. El arqui-
tecto estaba más preocupado por la seguridad del edificio que por la obra
de arte, y permitió que el muro de la esquina quedase muy amazacotado,
sin arte, sin estilo, con piedra recién labrada y que contrastaba con la be-
lleza del escudo superior y con la elegancia del pórtico; recuerdo que Juan
al verme, me dijo un día: «¿Ha visto usted qué chapuzas hacen estos arqui-
tectos de bellas artes?, estas cosas o se hacen bien o no se hacen; este ade-
fesio tan visible en la Plaza de Trujillo es el muro de la vergüenza, el muro
de la resistencia de Berlín, no hace falta pasar la frontera y trasladarse a
Alemania para verlo, lo tenemos
aquf»,

Me hizo mucha gracia la frase ingeniosa de Juan y lo he recordado recien-
temente cuando hace unos meses fue derribado el muro de Berlín, en la
puerta de Brandeburgo.

IV – DATOS BIOGRÁFICOS

Juan Moreno Lázaro, nació en Torrejoncillo. Allí están sus raíces por parte
de sus buenos padres, Benjamín y Luisa. Tenían en su pueblo natal una
fábrica de paños y frecuentaba esta plaza de Trujillo para vender. Com-
prendió que aquí podía tener más porvenir y determinó venir a establecer-
se en Trujillo. Cuando vinieron, Juan tenía 6 años y Benjamín 1. Vinieron a
poner un comercio en el mismo lugar en que está establecido, la tienda de
Luis Méndez, más tarde se trasladaron a otro local donde ahora está la far-
macia de Corrales, y por fin, buscando un lugar más comercial, vinieron a
la Plaza Mayor, donde actualmente tienen la tienda.

Sin duda, tuvieron acierto al venirse a la ciudad, tanto en el sentido econó_
mico como en el sentido de la formación de sus hijos. Su hija Antonia sed
educó en las Carmelitas de la Caridad, y los dos hermanos entraron en el
Colegio de Santiago y Sto Margarita, fundado por la gran bienhechora de
esta ciudad doña Margarita de Iturralde. El colegio estaba a cargo de los
PP. Agustinos, que fueron excelentes educadores. Sólo tenían primera en-
señanza, pero los alumnos que salían de este colegio equivalían a salir
como si fueran bachilleres de entonces. La preparación para la vida era
fenomenal. A Juan le oí siempre grandes elogios de sus educadores,
y su
agradecimiento fue permanente.

Más tarde al salir del colegio comenzaron a ayudar a sus padres en el co-
mercio; al sobrevenir la guerra civil, fue movilizado por su quinta y des-
pués de ascender a sargento, hizo los cursillos de alféreces provisionales
en Granada y con la unidad a que fue destinado recorrió diversos frentes,
entre otros el de Asturias, el de Extremadura y del de Madrid. Al fin de la
guerra, regresaron a Trujillo y continuaron ejerciendo su profesión anterior.

Se casó primero Juan con Ascensión Fernández y más tarde Benjamín con
Maruja Bermejo. Al morir su padre, acordaron quedarse unidos llevando el
comercio y dividiendo la ganancia a partes iguales, quedándose a vivir
juntos aunque en distintas viviendas.

Juan estuvo siempre preocupado por su familia, su negocio y por la promo-
ción cultural de Trujillo y de Extremadura. Fue concejal en dos o tres oca-
siones, interviniendo en la creación de la biblioteca municipal y del
instituto laboral. Trabajó también por el Centro de Iniciativas Turísticas
y
fue uno de los promotores de los Coloquios Históricos, fue el primero que
dio un cursillo para la formación de guías entre la gente joven de Trujillo.

Publicó la guía Turística de Trujillo, que tiene nada menos que seis edicio-
nes. Es una obra breve, manejable, con muchos datos y que sin duda ha
sido muy práctica para que los turistas conozcan los monumentos e hijos
ilustres de nuestra ciudad. En los últimos años sus paisanos de Torrejonci-
110 le encargaron dar el pregón de las Fiestas de la Inmaculada, de la Enca-
misá. Recuerdo que me rogó le escuchase su lectura para darle mi parecer.
Juan se emocionó mucho al recordar los años jóvenes y lloró. Le dije:

«Contén tus sentimientos y léelo muchas veces en voz alta y ese día te sal-
drá muy bien». Y así fue.

y vaya terminar haciendo referencia a su muerte, que para los buenos
cristianos es el principio de la verdadera vida. Después del infarto sufrido
hace unos años quedó algo disminuido en su salud que le hacía cojear un
poco. Sin embargo, ayudaba a su hija en el comercio y seguía en su profe-
sión de servir de guía a los innumerables grupos que venían a Trujillo.

Muchas veces me había repetido: «Cuando Vd. sepa que estoy gravemente
enfermo no deje de venir a verme para poder recibir a tiempo los auxilios
espirituales de la iglesia antes de morir». Yo le decía que lo haría en cuanto
hiciera falta, pero el hombre propone y Dios dispone. Había llegado su
última hora. Todo fue rápido. Enfermó gravemente y fue llevado con ur-
gencia a la Residencia de Cáceres. Allí fue asistido por los médicos que
apreciaron su gravedad. Los familiares llamaron al capellán que le admi-
nistró los sacramentos, ayudándole bien a morir.

«Bienaventurados los muertos en el Señor. Sí, dice el Espíritu, que descan-
sen de sus fatigas porque sus obras les acompañan.» Al morir, todos tene-
mos que dejar este mundo; lo único que interesa es que nos acompañen
las buena sobras. Juan Moreno, ha trabajado mucho en su vida. Podemos
decir que ha muerto en la brecha. El último domingo antes de su muerte,
con su megáfono el hombre estuvo haciendo de guía a un grupo de turistas
que vino a visitar Trujillo. El gran guitarrista español, Andrés Segovia, a sus
90 años seguía dando conciertos de guitarra por diversas naciones del
mundo. Le decían sus amigos y familiares que tenía que descansar y él que
era un gran cristiano, respondía: «Ya descansaré en el cielo». Antonio Ma-
chado, el mejor poeta español del siglo XX, en un diálogo poético con su
madre, expresaba también esta idea de manera bella: «Hijo, para descansar
es necesario dormir, no pensar, no sentir, no soñar», y contestaba el poeta:

«Madre para descansar, morir». Por esto, en este sentido decimos nosotros,
«que descansen en paz o dales Señor el descanso eterno». Y es justamente
lo que Dios quiere darnos. Pero, para ello hay que morir, teniendo a Dios
dentro del alma. Esta es la verdadera sabiduría: «Saber vivir, saber morir».

 

Feb 182017
 

Mercedes Martín Beltrán. Provisional.

 

Hablar de Hernán Cortés es tarea difícil y a la vez interesante, siendo co- mo es uno de los personajes polémicas, y relevantes, de toda la historia universal.

La conquista de México, su estudio y cambio de un pueblo, ha sido y será causa de análisis de socióloga, historiadores, pensadores y religiosos.

Todo ello en su conjunto hicieron de su persona, punto central de todo lo acaecido, hace quinientos años.

Nadie puede dudar del influjo, que sus padres ejercieran en él en su infan- cia. Eran padres Cristianos, honrados, sobrios, austeros.

Como diría Gabriel y Galán, Nació en el hogar donde se funda la dicha más perfecta.

Al paso de los años, a pesar de tantos avatares, luchas, desengaños, algo de los primeros años le acompañó siempre.

Incluso sus enemigos, no han dejado de reconocer su nivel cultural, su amor a la patria, la corrección de sus modales, y el recato en las palabras y ante todo tenía H.C. Gran respeto a Dios.

Cortés nació en el año que Martín Lutero, del que decían «era un monstruo contra la iglesia terrible y fiero».

Lo que Lutero destruyó. Cortés lo levantó y acrecentó en mil por cien. Su alcance en el plano de la fe, dio más cristianos que nadie los igualó.

Lo que no cabe dudar, es que Hernán Cortés, fuera elegido por voluntad divina, de entre todos los hombres de su época, para llevar a cabo algo tan trascendental, con la unión y conocimiento de dos pueblos.

El descubrimiento de un nuevo continente, fue empresa de tal magnitud, que nada es comparable.

Fuera mucha la envidia (madre de todos los males) que sintieran otras na- ciones. No han cesado las leyendas negras sobre España, han manchado su prestigio y su historia. La difamación sin límite ha empequeñecido tal

~

gesta, que aunque no hay que ensalzarlo todo, tampoco haya vituperarlo y

apostrofarlo todo en general.

Si fuera malo. España, ya dio su masacre por terminada, pero lo terrible e imperdonable es que aún otros continúan destruyendo al indio, sin dejarles nada a cambio, sin unirse a ellos, ni enseñarles nada.

Mirando atrás en el tiempo tiene una justificación, pero hoy ya no. Repasemos la historia y veremos quiénes eran los interesados en hundirnos.

Cortés era como uno más de su época, inquieto, soñador, aventurero, Va- liente, inteligente, disciplinado con grandes dotes de observación, y con clara visión de futuro, con una mirada de altos ideales.

Si no hubiera sido así, Cortés hubiera fracasado, como otras dos expedicio- nes anteriores fracasaron.

Según cuentan, Hernán Cortés, tenía una singular atracción para hacer amigos. Sabiendo mantener el equilibrio de su mando, con la amistad.

No sería por acaso ese don de hacer amigos, por lo que fuera elegido en Santiago de Baracoa, para tomar el mando de una expedición.

El no se significo por ir a la cabeza de la aventura. fue elegido democráti- camente. Debieron de ver en él algo especial, y muy fuerte y seguro debi- do ser el influjo que ejerciera entre los soldados. Eran muchos de ellos, de los que habían tomado parte en las anteriores expediciones con Fernández de Córdoba, y con Grijalva, que se unieron a él.

Su valor y su carisma eran indiscutible.

El no conocía el arte de las guerras. Cortés llevaba en aquellas lejanas tie- rras desde el 1.504 al 1.519, si tomar parte, en ningún asunto relacionado con el descubrimiento, luchas ni conquistas.

Llegó muy joven y ejerció de escribiente de Azúa, donde su buen ojo vi- sor, viera que aquellas tierras eran ricas y prósperas.

Las trabajó con ganas, pues el gobernador D. Nicolás de Ovando, le diera tierras y casa para sus comienzos.

No hay que olvidar que en sus comienzos los pasó francamente mal, si no pasara hambre poco le faltó.

Las necesidades y la lejanía de sus padres le hizo agudizar el ingenio. Tra- bajó la tierra, crió ganado, y fuera luego famosos sus crías de ovejas, ca- bras y más tarde vacas y caballos.

Quiero resaltar que en aquellos tiempos el joven extremeño, se ganó la amistad y el respeto de los indios, que con su ayuda mucho hizo.

No se puede imaginar un joven de poco más de veinte años, cruel con los débiles, ni avaro de riqueza.

De lo que si era gustoso, era de vivir la vida plenamente.

Cuando marchó a la isla de Cuba, la Fernandina, ya era rico. Pasó a ser escribiente, junto con Amador de Lares y Miguel de Pasamontes de Diego Velázquez gobernador de la isla.

Cortés en su vida privada, continuó con la cría de ganado, bien reconoci- do eran sus yeguas, vacas, ovejas y el cultivo de la tierra.

Por aquel entonces, tomó parte de la construcción de un hospital.

Uno de los asuntos que más se han manejado de Cortés, han sido sus amo- res. Es paradójico, que un hombre que tenía la capacidad de dominar a los hombres, frente al sexo opuesto, era débil y daba rienda suelta a su instinto de hombre libre.

Si hubiera sido capaz de dominar sus impulsos, y controlado su debilidad por las mujeres, hubiera sido un hombre terriblemente invencible.

Tenía físicamente dos puntos débiles, las mujeres y las fiebres de cuartana que desde su infancia padecía.

En el aspecto sentimental, su punto débil era su madre, la adoraba con todo el alma.

Era su hijo único de D. Martín Cortés y [)i Catalina Pizarro de Altamirano, prima hermana del que fuera padre de Francisco Pizarro. Descendía de familias muy valientes y orzados.

El famoso Clavero, D. Alonso de Monroy, era tío abuelo suyo. D. Martín, su padre, era su juventud, destacó en asuntos de guerra. Por parte de su madre los Pizarra, Altamiranos y Orellanas.

Francisco Pizarro, era primo de Hernán Cortés en segundo grado.

Vivió su juventud con toda plenitud. Disfrutaba de todo cuanto había a su alcance. El amor, los dados, los naipes, eran válvula de escape par esa ho- guera de vida que en el había.

Excepto en el amor, en el comer y en el beber lo hacía con moderación, sabiendo muy bien donde tenía que llegarse.

Era alegre, y dado a las fiestas.

¿Porqué si bien conocida era su liberación de prejuicios, fuera elegido par tal empresa? ¡Ya habían fracasado dos hombres bien enterados en asunto de mando y guerras.!.

Aceptó, más no fuer como un subordinado al mando del gobernador. Cor- tés era a la sazón, alcalde de Santiago de Baracoa, con apenas 30 años.

Con el nombramiento de capitán, al mando de 700 hombres, y 11 barcos se lanzó a la mayor aventura, hacia un mundo totalmente desconocido. ‘

Hacía falta un hombre con dotes excepcionales, para cristalizar un tipo único de comportamientos, dotes que antes fueran dispares.

Cortés a diferencia de sus antecesores, fuer el único que tuvo conciencia de la magnitud histórica y política.

En Cozumel, alguien le sugiere mandar hombres armados al interior de la isla. Contestó riendo, que no se llegaba él para tan poca cosa, sino para servir a Dios y al rey.

Con esta decisión, siembra el desconcierto, ante la perspectiva de no ir tras el oro, motivo y móvil de tal aventura.

Cortés cambia de pensamientos, al comprobar que aquel pueblo, era más adelantado, más culto que todo cuanto se conocía.

Necesitaba un intérprete, lo necesitaba urgentemente.

Es aquí cuando la mano de Dios, hace un milagro.

Por los nativos deduce que dicen algunas palabras en castellano, y de un hombre blanco entre ellos.

Lo busca y al fin lo encuentra, Gerónimo de Aguilar, prisionero de la expe- dición de Fernández de Córdoba; hacía 10 años que convivía con los in- dios, Cortés lo abraza, y llora con él. El uno al ver a sus compatriotas que ya había perdido toda esperanza de encontrar y el otro al ver que aquel hombre harapiento y flaco iba a ser su salvación.

No quiero al hablar de Cortés dar una imagen de santo no tierno. Pero si hacer constar que no era un sápatra, dispuesto de matar a su propia madre, no amigos por el triunfo personal.

Tenía un carácter firme y seguro, veía que sus cambios de tácticas no eran acogidos en su mayoría.

Con sus argumentos, impidió el amotinamiento, lo llevó a razones.

Al poco tiempo, según se adentraban en el territorio comprobó que solo con Aguilar no podía entenderse con los nativos. Aguilar no entendía aquellas lenguas. El solo hablaba el Maya.

También aquí surge la providencia, en Cempoal, el cacique Gordo en un conjunto de veinte esclavas, que regalan a los españoles, va una que sería por ella misma la guía y fuerza esencial de la entrada en México, Maline- lIi, Malinche o D. Marina, amante de Hernán Cortés que le dio su primer hijo varón al cabo de los años.

¿A caso se buscaron mutuamente Cortés y Malinche?; no sería obra de un designio divino que se uniesen. Ella sabía el Maya y el Azteca, con otras varias lenguas de otros pueblos.

Cortés hablaba a Aguilar, este a Malinche y ella se entendía con los gran- des señores por donde pasaban.

Al llegar Cortés, vieron en él al Dios, que prometió volver. Había marcha- do hacía muchos años por donde sale el sol, y por allí volvía, por el gran río sin orilla (el mar). Era un hombre barbudo con traje de luna, y era se- gún las profecías a quien Moctezuma entregaría su reino.

El emperador Azteca estaba triste, los libros del Chilan Balan así lo decían. Moctezuma llora, siente que se acerca su fin.

A toda consta quiere impedir que ese hombre que le cuentan está en sus territorios pise su tierra. No quiere mirarlo cara a cara.

Todas las artes y poderes de sus hechiceros las pone en marcha, par que aquellos hombres que montan fieras terribles se vuelvan.

Cortés ante tal negativo, solo tiene un afán, conocerlo.

Quiere a toda costa entrevistarse con él.

Cada vez que intenta pasar por un pueblo, este le recibe en son de guerra. Los españoles en tan poco, en cuanto numero de hombres, frente a miles de indios, se defienden. No era la victoria de blancos, era el impacto de miedo a lo desconocido, lo que les hace fracasar.

Siempre que los españoles se enfrentan a tal numero de guerreros siente miedo, y en más de una ocasión ven la muerte muy cerca, el total final.

Después de cada batalla, los vencidos se unen a los vencedores. Van com- probando que en sus hábitos no hay sacrificios de sangre, comprueban que conviviendo con ellos no les hacen mal.

Es más, Cortés tiene ordenes muy severas como la pena de muerte, aquel que robase o comiese carne humana.

En una Ocasión por el robo de unas gallinas, que un soldado hizo, al ver el disgusto que esto causó al cacique y comprobar que mentía y era perjuro, lo castigó a la horca.

No castigó el robo, sino el tomar en juramento una cosa tan baladí. La intervención de Pedro Alvaro invitó.

Los españoles no eran en numero más de 600, ellos por si solo nada hubie- ran podido hacer, sino hubiera sido por el seguimiento.

Eran guerras entre los pueblos que entre si eran enemigos.

El no aseguró nunca ser un dios, no ser el dios de la Serpiente Emplumada. Aquel grupo de hombres quedaba sobrecogidos, al ver los ritos de una reli, gión que se sacrificaban seres humanos por cientos. Cortés destruyó las jaulas que encerraban criaturas preparadas para tal fin de los sacrificios. Fue tajante y duro en su cometido «prohibió los sacrificios y el comer car- ne humana».

Se hizo un compromiso consigo mismo, desterrar las cumbres de canibalis_ mo, y sodomistas, luchó con todas sus fuerzas, por implantar una nueva religión que todo aquel río de sangre acabaría.

Fue terrible que fuera a costa también de tanta sangre.

Hernán Cortés, viéndose un terreno difícil, enigmático, tuvo una visión de la que pocos hombres pueden tener.

Tenía poco soldados y entre ellos los había rebeldes, se fraguaba una des- erción, un amotinamiento. De nuevo toma una de las decisiones más polé- micas de la historia. Quema barcos, corta toda comunicación con el resto del mundo, va a vencer o a morir.

No sabía lo que más adelante le esperaba, y no podía prescindir de ningún hombre. Los necesitaba a todos sin excepción. [Nunca nadie se arriesgó a tanto!.

Tras pasar un sinfín de penalidades y luchas, les falta comida y la pólvora escasea y en su mayoría está mojada.

Cuando más agudo era el problema, estando en Tlaxcala, el Popocatepeo entra en erupción.

Diego de Ordaz, pide a Cortés le deje subir al cráter del volcán. ¿cabe ma- yor valor? .. Regresa tras infinitas penalidades, y lleva azufre … y esto les salva.

Tras conseguir la alianza del pueblo de Tlaxcala, que tan terrible batalla tuvieran, prosiguen con grandes riesgos camino a México. Eligen el cami- no de Cholula. Dentro de la ciudad, averiguan que les aguardan escondi- dos en las casas y azoteas, para matarlos a todos.

Son advertidos, que los 500 hombres que quedan morirán. Aquella fue una de las batallas más duras y crueles que libraron.

Cortés prescindió de la ayuda de los indios que tenían recelo ante tal peli- gro, solo acepta 1.000 para el transporte de enseres.

También después de vender, el cacique de Cholula, se llega a Cortés para hacerse su aliado. Cortes da gracias a Dios y consigue la ayuda de Tlaxca- la y Cholula.

por fin un 18 de noviembre de l.519, diez meses desde que saliera de la isla de Cuba, consigue, en son de paz, entrar en México.

Aquel sería el día más brillante para la historia.

El Emperador y Señor de México, se veía frente a frente con un hombre que representaba otro mundo; dos mundo que existían desde el principio de los tiempos.

Cortés bien conocía el alcance histórico de aquel momento. Nadie en ninguna otra parte del mundo, tuvo tal ventura.

Desde le día que Colón, de forma casual, sin pretender encontrar un nuevo continente, aquel momento era Hernán Cortés quien formaba el personaje más importante. Ofrecer en nombre del Rey Carlos la mano a Moctezuma. Fueron transcurriendo los días, y aunque Cortés no bajaba la atención y la guardia; ya que desde que pisara territorio de Yucatán Moctezuma se ne- gara a recibirles, y el llegar hasta allí, le costó librar muchas y terribles ba- tallas, en las que había perdido parte de sus hombres.

Moctezuma les mostró a los españoles la grandeza de su pueblos, sus pala- cios, sus riquezas.

Los españoles que ya iban sobre aviso de los ritos de sacrificios, aún no podían acostumbrarse. Era aquello tan contradictorio, para un pueblo que llenaba a sus dioses de sangre humana.

Todo iba sucediendo en paz. Mas de pronto surgió algo que cambió toda la armonía y alegría.

Cortés recibe una carta que en el puerto de Vera Cruz, habían muerto cua- tro soldados, entre ellos Juan Escalante, por orden de Moctezuma.

Le pide al Emperador respuesta a tal hecho. Moctezuma quiere equivocar- los, echando las culpas a Cuauhpopoca.

Pide responsabilidades. Hace prisionero a Moctezuma. Es aquí cuando cambia todo.

Mientras tanto Cortés es avisado que han llegado soldados españoles, para impedir que continúe el acercamiento al emperador por parte de Cortés. Era el que llegaba Panfil o de Narváez, en nombre del gobernador de Cu- ba, para aniquilar a Cortés y él seguir en su puesto.

Tiene que partir a su encuentro, con parte de sus soldados. deja México a Pedro de Alvarado, con un pequeño número de reserva. Lo que allí pasó, difícilmente nadie lo aclara, hay varias versiones. No se sabe con seguri- dad si fueron los españoles los primeros que atacaron el Templo Mayor, o

fueran los Mexicas que allí hicieran una encerrona al pequeño grupo de españoles. La gran matanza del templo Mayor.

Pero lo que si es cierto, que aquí es cuando comienza la ambición de la envidia, por parte de los mismo españoles.

Lo que Cortés hubiera solucionado, con su especial sentido de leyes, Pánfi_ lo de Narvaes, hizo con su aparición una hoguera de males en la que todo el buen noble de Cortés se iba a poner en duda.

A la llegada precipitada de Cortés a México, el pueblo se levanta, y en las calles grita y ataca, como pueden, queriendo arrojar a los huéspedes de su territorio.

Pide Cortés a Moctezuma que salga a calmar a su pueblo, desde una terra- za. el emperador les dirige la palabra.

El pueblo sublevado, al mando de su sobrino. Guatelmoc, le insulta diciéndole mujer de los españoles. es protegido con las redondel as de las pedradas que con golpes certeros arrojan sobre todos.

Moctezuma es alcanzado por tres golpes. es retirado por los soldados y al cabo de tres días muere; más que por las heridas de sentir, al ver que en él se han cumplido los vaticinios que sobre él había.

Desde la muerte de Moctezuma, no cesan los ataques. Las luchas son en- carnizadas, mueren por ambos lados. Los españoles ven como cogen algu- nos de los suyos y son conducidos a lo alto de los templos y arrancada sus cabelleras, y puesto en las piedras de los sacrificios. Sobre esto hay un re- lato sobrecogedor de bernal Díaz del castillo, que es uno de los cronistas más veraces y honrado de la conquista.

Bernal Díaz, hace sus escritos, como un regalo a su familia, va en su vejez a Medina del Campo. Ya escribe sin pasiones, sin ira, sin amores. Creo que es el más verídico de todos los cronistas, pues nadie puede dudar que fue- ra de los más honestos y sencillos de cuantos escribieron.

No pretendió hacer escritos para la posteridad, lo hizo como memoria para sus hijos.

Bernal Dfaz describe aquellas batallas terribles. Hubieron de retirarse en la noche un 20 de junio de 1520.

Una voz de alegría de una mujer le aviva a los Mexicanos y comienzan de nuevo a luchar en el agua, en el barro y entre los muertos.

Se retiraron de Tlaxcala; pueblo siempre amigos, donde repusieran fuerzas durante unos meses, y construyeran 13 bergantines.

En diciembre de 1520 vuelven sobre México, ya ayudados por los solda- dos que Narváez llevara; vencidos se habían pasado a las filas de Cortés y otros más que llegado de Cuba se habían unido a ellos.

Ahora es el joven Guatelmoc, undécimo emperador de México, sobrino de Moctezuma, quien toma el mando. tiene 22 años, y es valiente como nadie.

Cortés le pide parlamentar, llegar a un acuerdo. Él no acepta, luchan hasta las más terribles consecuencias. Vencido Guatelmoc, es cogido prisionero y en un gesto de valor, pide a Cortés que le mate con su cuchillo.

Cortés lo admira, por su arrojo valentía y juventud. Yo no mato a valientes. ¿Porqué Cortés perdonas a vencidos? también perdonó a Narváez que con el tiempo fuera uno de sus mayores enemigos.

Se propone después de tantas luchas, ir levantando la ciudad. Es aquf cuando comienzan los mayores problemas de Cortés, no por parte de los vencidos, sino por los mismos españoles, que se llegan en nombre del rey Carlos a poner gobierno y contadores oidores y toda clase de leyes para en una lucha feroz de envidias ir minando el equilibrio de Cortés.

En las cartas; pide al emperador le envíe unos frailes buenos y sencillos para enseñar la religión a aquellos hombres y mujeres que se debatían en- tre su pasado y aquel presente lleno de confusión.

Es entonces cuando le envían de España los 12 apóstoles de Belvís de Monroy.

¿Conocía Cortés el alcance que el recibimiento dado a los pobres frailes, iba a hacer en aquel pueblo? él era el dios, el vencedor, el más fuerte de entre todos, sin embargo se arrodilla y besa humildemente sus hábitos. Ya fueron para siempre, respetados y seguidos.

Nunca un vencedor aprende la lengua de un vencido, para enseñarle, aquello que creen lo mejor. Lo van a enseñar ellos.

Va levantando México. Mas tiene que atender a los contadores y veedores. En el ansia de oro, buscan el tesoro de Moctezuma.

Julián de Alderete acusa a Cortés públicamente de ser cómplice con Gua- telmoc, y esconder el tesoro. Pues a pesar de ser prisionero, disfruta de relativa libertad. Cortés no lo humilla ni le maltrata, sino al contrario respe- ta su rango de señor.

Alderete y Narváez, acusan a Coete de complicidad. Deciden quemar los pies a Guatelmoc y al rey de tacuba. Hacían presión, pare debilitarle y acusarle. cortés era un ídolo con pies de arcilla, si se ponía en defensa de vencido; era su cómplice, y si callaba le ajusticiaban. Cuando vio tal ofensa al joven, que con valor resistió, no pudo por menos dolido de tal barbarie decir «no conviene irritar a Dios que nos dio tantas victorias». Va- liéndose de autoridad ordenó cesasen tales tormentos.

Aquel joven alegre que un día llegase hacía unos años, se iba convirtiendo en un hombre duro, desconfiado. como soldado tenía que cumplir una misión, como hombre sentía muy distinto.

Por aquel entonces es la época de su vida más llenas de amarguras y pro- blemas, es cuando sus enemigos tejen sobre él miles de infamias.

es acusado de dar muerte a Aguilar, ya a su propia mujer, con quien se casara en cuba, Catalina Xuárez.

Esta era celosa, e irritable, muy dada a contradecirle y ponerle pública- mente en mal ver.

En un arrebato de celos, discuten. Cortés no abandona a la india que tanto le ayudara, con la que tenía un hijo, La Malinche.

Su mujer padecía de soponcios o más bien del corazón, y en arrebato tras una discusión quedó muerta.

Nadie lo vio. Las criadas creen, que fuera Cortés quien la matase. ¿Cabe tal desatino en un hombre que bien conocía su responsabilidad que ni un solo acto suyo iba a ser pasado por alto. eso sería el acto de un necio, y por bien seguro era que él no lo era.

También le nace otro enemigo. Cristóbal de Olid, que fuera de su parte se levante en las Higueras contra él. decido ir personalmente.

Este fuera su mayor error histórico. Abandonar la ciudad de México en manos de Albornoz chirino, Sal azar. Aquella jauría de ambiciosos, que poco tardaron en adueñarse del gobierno.

En aquella expedición, tal fue su fracaso que sintiera temor de perder la vida. Calló enfermo y sus hombres, muchos de ellos habían ya desaparecido.

Le acompañan Malinche con el hijo. Cortés decido casarla, para que en caso del morir, su hijo quede reconocido con un padre que mirase por él. La une en matrimonio, con Juan Jaramillos, casados por el clérigo Juan Dfaz.

También en ese viaje se entera que Guatelmoc con Guanacoh, rey de Te- cuzco y Telepanquezalt rey de Tacuba, preparan su muerte, para volver a México y apoderarse de la ciudad, ya muerto Cortés los demás ellos no temen, además ya han aprendido las tácticas de los españoles.

Cortés siente pena al mirar a los ojos de Guatelmoc, siendo uno de los per- sonajes que más aprecio sintiera de tierras mexicanas.

Ordena los maten. Este fue el mayor error de Hernán Cortés.

Había comenzado ya hacía tiempo su estrella de la fortuna a declinar. Es dado por muerto. Se refugian en un convento de frailes, y allí hace reposo y oraciones. Se dice que Cortés lloró con amargura.

Habían saqueado su casa y destrozado sus aposentos, para buscar el tesoro que creían guardaba en alguna parte. Habían matado a su mayordomo y primo de Paz, y la ciudad era un caos absoluto.

No todos eran sus enemigos, les seguían mucho y muy fieles, y quizás lo que más le emocionara fue el recibimiento de los Indios que le aclamaban y arrojaban flores a su paso.

A grandes rasgos he trazado lo que fuera la conquista de México. No es posible hacerlo minuciosamente, ya que sería demasiado largo. Cortés era un hombre de su época con un fin.

Cumplió su obra, quedará por los siglos de los siglos, como hombre. Su estrella no brilló siempre. Dios quiso así su destino.

En 1526 comienzan las acusaciones, encabezadas por Gonzalo de Salazar, un enemigo feroz, que antes fuera amigo de él.

Son 38 preguntas de cargo, sobre sus bienes, 15 personales, 15 sobre asun- tos reales, 10 de inmoralidad y falta de escrúpulos, con 53 preguntas por apropiaciones de bienes.

Entre las más relevantes son la muerte de su mujer Catalina Xuárez, muerte de Guatelmoc, de Aguilar, de Moctezuma, insurrección, apropiación del quinto del real, amoríos con mujeres casadas, así un conjunto que han pasado los tiempos y aún no se sabe el veredicto.

Cortés amaba a México, que siendo su madre ya anciana la llevó a aquel mundo nuevo, y allí murió. Y por cosas del destino él murió en Castilleja de la Cuesta. Pidió que sus restos fueran enviados a México y allí están.

en este juicio nunca aclarado de Hernán Cortés, sólo le daba a Dios su veredicto. Nosotros poco podemos hacer si ya nada se ha hecho.

Dios era su Juez.

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