Ene 272017
 

José Julio García Arranz. PROVISIONAL

En los muy numerosos yacimientos de pintura rupestre esquemática que salpican buena parte de la geografía española y portuguesa es habitual, entre los restos pictóricos que conservan, la presencia de diversos tipos de reproducciones de la figura humana, existiendo muy escasas excepciones a esta norma general. Los artistas rupestres de la Edad del Cobre y del Bronce, presuntamente grupos de carácter pastoril que elaboraron estas pinturas en las paredes rocosas de los abrigos montañosos que emplearían también como refugio o lugar de reunión, mostraron una especial inclina- ción por plasmar al hombre, muchas veces entre diversos tipos de anima- les y otras categorías de figuras características del ciclo pictórico esquemático.

Estas representaciones humanas, junto a las animalísticas, fueron muy fre- cuentes en la tradición rupestre peninsular anterior, sobre todo en el arte lavantino, de donde parecen derivar las esquemáticas. Sin embargo éstas se verán afectadas por un cambio de mentalidad producido a causa de una aculturación o auténtica colonización de gentes que, procedentes del Me- diterráneo Oriental y Central, acuden a la Península en busca de metales. Esta irrupción repercutirá profundamente en las estructuras sociales, eco- nómicas y religiosas autóctonas, produciendo además una profunda reno- vación cultural, cuya expresión más llamativa es la búsqueda de un esquematismo o abstracción más o menos geometrizante tendente al sim- bolismo que se aprecia en todas las vertientes de la creación plástica (15).

15  JORDA CERDA, F. BLAZQUEZ, J.M.: Historia del Arte Hispánico. T. 1-1 (La Anti-

güedad), Madrid, Alhambra, 1978, p. 103.

 

En consecuencia las representaciones antropomorfas y, en menor grado,i las zoomorfas, se verán reducidas a auténticos esquemas que pierden casi todo su contenido descriptivo o anecdótico (recordemos las expresivas escenas de los conjuntos pictóricos levantinos) para convertirse en símbo- los intelectual izados que plantean, por lo general, conceptos e ideas, y no episodios de la vida cotidiana. Naturalmente esta esquematización no afecta sólo a su contenido, sino también a su morfología, constituyendose una serie de motivos humanos-tipo cuya simplicidad, a veces extrema, llega a dificultar en gran medida su identificación como tales antropomor- foso Por otra parte, el resto de las representaciones esquemáticos, objetos y símbolos, también muy sumarios y simplificados, se yuxtaponen a los pri- meros o entre sí sin aportar apenas datos significativos que nos permitan lanzar hipótesis sobre el verdadero sentido de estas pictografías. Animales y hombres se convierten, prácticamente, en los únicos elementos reconocibles que podemos utilizar como punto de partida para las lecturas interpretativas de los yacimientos esquemáticos.

En esta ocasión nos centraremos en el estudio de la figura humana esque- matizada mediante una serie de ejemplos extraídos de las estaciones de la provincia de Cáceres organizados en cuadros tipológicos que a continua- ción comentamos. su nomenclatura y clasificación parte de la conocida recopilación de Pilar Acosta Martfnez (16). Hemos intentado, sin embargo, establecer una cierta evolución morfológica en cada uno de los motivos- tipo, que no tiene por qué coincidir con su evolución cronológica (17) con el fin de sistematizar más claramente su análisis, y poder obtener una serie de conclusiones.

Se han omitido intencionadamente las estructuras ramiformes por parecer- nos muy cuestionable su interpretación como antropomorfo en los casos cacereños conservados. Igualmente no incluimos las barras y puntuacio- nes, consecuencia para algunos estudios de la simplificación extrema de la figura humana. Cada mito reproducido en las láminas va acompañado de una escala gráfica con su valor en centímetros exceptuando los ejemplares extraídos de trabajos en los que ésta no fue indicada.

16 ACOSTA MARTINEZ, P.: La pintura rupestre esquemática en España Memorias de licenciatura.

Salamanca N° 1, Salamanca, 1968

17 El mayor o menor grado de esquematizaci6n que estas figuras rupestres presentan no son en absoluto indicativos de su cronología. Figuras naturalistas y esquemáticas fueron realizadas coetáneamente, y el estudio de superposiciones de figuras aporta resultados tan diferentes, que no garantizan la anterioridad de unas respecto a las otras (ACOSTA MARTI- NEZ, P.:.Q):LQ1″ p. 18; estos datos pueden confirmarse con un examen directo de las pinturas de diversos yacimientos)

CRUClFORMES

Lámina I: 1.- Cueva de El Escobar (Cabañas del Castillo; 2.- Cancho Reloj (Cabañas del Castillo); 3 y 4.- Los Vencejos (Cañarnero): 5.- Los Barruecos 11 (Malpartida de Cáceres): 6, 8 Y 9.- Cueva Chiquita (Cañamero) 7.- Cueva del Castillo (Torrejón el Rubio); 10.- Alberquillas 11 (Cañamero).

Constituyen, con bastante probabilidad, formas humanas de gran sencillez elaboradas mediante el cruce de dos trazos: el vertical expresaría tronco y cabeza, y el horizontal los dos brazos extendidos. Se trata de un motivo frecuente en las estaciones pictóricas de nuestra provincia (lámina 1).

Respecto a su tipología, existe una tendencia generalizada a las formas de cruz griega, con sus cuatro brazos de similar longitud (figs. 1 a 3). En algu- nos casos (figs. 4 a 6, los trazos laterales se curvan hacia arriba proporcio- nándoles un dinamismo que contrasta con la rigidez de los tres primeros ejemplos, quizás por tratar de expresar figuras humanas en movimiento. También en estos últimos la interpretación humana parece menos proble- mática a causa de la morfología que adquieren.

Más semejantes aún a la figura del hombre son los cruciformes en los que el trazo superior reduce sensiblemente su longitud (figs. 7 y 8), proporcio- nando a la figura 9 el aspecto de una cruz latina perfecta.

Hemos dejado para el final el motivo 10 por su especial conformación: cruciforme de contornos bien conservados, parece completarse con unos aparentes restos de piernas, muy deteriorados, y dos puntuaciones coloca- das simétricamente a ambos lados del tronco, probables elementos distinti- vos o atributos, más simbólicos que físicos, con los que se trata de singularizar esta representación humana.

CRUCIFORMES DOBLES

Lámina II: El Buraco (Santiago de Alcántara); 2.- Los Vencejos (Cañamer

3.- Cueva de los murciélagos (Torrejón el Rubio).

Se trata de una categoría de motivos no contemplada fuera de nuestra pro- vincia, y de la que contamos con muy escasas muestras (lámina 11). La más clara es la figura 1, tratándose de una forma humana con expresión del tronco, brazos cortos, pequeña cabeza y piernas mediante un breve trazo horizontal que interrumpe el cuerpo en su extremo inferior. el segundo casa (fig. 2) resulta muy similar, aunque presenta zonas con un ligero dete- rioro. Hemos incluido en esta serie una tercera figura en la que el trazo vertical se acorta considerablemente frente a una prolongación de los dos horizontales, curvándose hacia abajo el inferior. Podría considerarse una forma de transición de los primeros hacia esquemas humanos más natura- listas o viceversa.

FIGURAS EN «T»

Lámina III: 1, 2 Y 3.- Cueva Chiquita (Cañarnero): 4 y 5.- Cueva del C cho de la Sábana (Berzocana); Cancho del Reloj (Cabañas del Castillo).

Consisten en antropomorfos de tipología cruciforme en los que el trazo superior ha desaparecido completamente: son esquemas acéfalos. En el primer grupo del cuadro que presentamos (lámina 111) hemos incluido dos ejemplos (figs. 1 y 2) en los que se aprecia cómo la expresión de la cabeza va desapareciendo paulatinamente hasta llegar a la forma de «T» perfecta (fig. 3) que presenta, además, una resolución técnica muy original consis- tente en su representación en negativo (18).

El resto de las figuras que analizamos (4 a 6) presentan, por su parte, unas características comunes: consisten en motivos en «T» superpuestos a ani- ¡ males cuadrúpedos (confuso es el caso de la figura 4 por su deterioro) que· probablemente sean representaciones de jinetes. La pertenencia a dos ya-·· cimientos de estas figuras hace pensar en la «T» como modelo humano ha- bitual aplicado a las escenas de equitación, no demasiado frecuentes en el panorama esquemático hispano.

18 Los casos de figuras en negativo son contadísimos entre las estaciones pictóricas esquemáticas estudiadas en la Península (Acosta Martínez, Pilar: Op. cit., pág 17).

ANCORIFORMES

Lámina IV: 1, 6 Y 14.- Cancho del Reloj (Cabañas del Castillo); 2, 3, 4, 1 Y 15.- La Madrastrall (Cañarnero): 5, 9, 11, 16, 17 Y 18.- Cancho de la ~ rra (Cañamero): 7 y 8.- El Buraco (Santiago de Alcántara): 12.- Cueva de Chiquita (Cañarnero): 13.- Cueva de los murciélagos (Torrejón el Rubio); 19 y 20.-

Lámina V: 1.- Cancho del Reloj (Cabañas del Castillo); 2.- Cueva del Casti- llo (Torrejón el Rubio); 3.- Cueva de Rosa (Cañamero): 4.- Cueva de Los Cabritos (Berzocana).

La figura humana de esta tipología responde básicamente a un trazo verti- cal (tronco) a cuya parte superior se adosa otro horizontal con sus extre- mos curvados hacia abajo (brazos).

Esta categoría de antropomorfos no es sólo la más común y extendida por nuestra provincia, sino que es la que presenta igualmente la mayor diversi- dad de formas y variantes, que hemos sintetizado en la lámina IV.

En el primer grupo (figs. 1 a 3) recogemos los ejemplos más simplificados dentro de este motivo-tipo, en los que la representación humana queda reducida a un mero trazo curvo, posiblemente ambos brazos, que en los ancoriformes adquieren una especial importancia tal vez por la expresivi- dad y trascendencia que esta parte del cuerpo tenía para sus creadores. en la segunda alineación (figs. 4 a 5) se observa del añadido del ejemplo ver- tical (cuerpo), en estos casos de una longitud semejante a la de los brazos. En dos de ellas se incluyen, además, otros detalles anatómicos: dos aparen- tes manos en forma de pinzas en la figura 5, y la cabeza en forma de trazo alargado en la número 6 (19). 

Sin embargo, el tipo ancoriforme más frecuente aparece confirmado me- diante un eje o tronco de longitud claramente superior a la de los brazos. En el tercer grupo (figs. 7 a 11) se reúnen varios ejemplares de diversa pro- cedencia en los que se aprecia una paulatina prolongación del cuerpo y reducción de la expresión de los brazos. Es observable el empleo de un trazo de grosor más fino conforme el eje gana en longitud respecto a los trazos laterales, tratando de buscarse una cierta proporción en la construc- ción de estos esquemas.

A tales figuras ancoriformes depuradas suelen añadirse ciertos elementos anatómicos que los aproximan aún más a la figura humana real: se trata de la cabeza en las figuras 12 a 14, las piernas en el caso de la figura 15, y de estas extremidades y falo en la 16 y 17.

Finalizamos la lámina con una serie de esquemas cuyo trazo curvo super- ior adquiere una forma ondulada, proporcionando al ancoriforme una morfología próxima a la «M» (figs. 18 a 20) a los cuales pueden igualmente añadirse otros rasgos corporales (fig. 20). en el caso de la 17 se ha perdido y relleno rojo, persistiendo únicamente el contorneado grafitado negro que se aplicó a su silueta.

19  A esta clase de figuras, en la que se incluirían también los números 12, 13 Y 14 de la misma lámina, y que ha sido catalogada tradicionalmente como antropomorfo tipo «golon- drina», la hemos considerado como forma ancoriforme con sencilla expresión de cabeza.

En tanto en la lámina IV acabamos de revisar las distintas posibilidades de variaciones anatómicas detectadas en los esquemas ancoriformes de nues- tra provincia, existen también ciertos añadidos y complementos no corpo- rales que pueden altera su morfología. Es el caso de las figuras de la lámina V, en las cuales podemos apreciar sucesivamente la yuxtaposición de un báculo o bastón alargado sujeto con la mano derecha (fig.l ), de un arma u objeto adosado a la cintura (fig. 2), de unos probables adornos del atuendo (trazos a ambos lados de una de las piernas en la fig. 3) o de un trazo si- nuoso que une los extremos inferiores de dos aparentes ancoriformes, que tal vez trate de expresar algún tipo de vínculo o relación simbólica entre ellos (fig. 4).

FIGURAS DE BRAZOS EN ASA

Lámina VI: 1,2 Y 5.- Cueva de El Escobar (Cabañas del Castillo); 3.- Cueva Chiquita (Cañamero): 4.- Cueva de los murciélagos (Torrejón el Rubio).

Se denominan así o bien antropomorfo en «phi» griega, a aquellas re¡:Ire··,.» sentaciones humanas construidas mediante una forma circular, o triangular atravesada diametral y verticalmente por un trazo recto, y que puede presentar en ocasiones otros complementos anatómicos (piernas, cabeza … ). Su presencia se reduce prácticamente, hasta la fecha, a uno de los conjuntos pictóricos de la Cueva de El Escobar (Cabañas del castillo).

En el primer grupo de la lámina correspondiente (VI) aparecen las tres va- riantes típicas, bastante depuradas, que pueden producirse en este tipo de esquemas: forma circular (con expresión de cabeza) en la figura 1, triangu- lar en la segunda, y a largada, con morfología entre rectangular y impide catalogarla entre las de brazos en asa con total seguridad.

Las dos figuras del segundo grupo son formas híbridas muy originales que se alejan de la concepción típica de antropomorfo en «phi», pero que guar- dan una evidente relación con ella. El primer ejemplo (fig. 4) es una clara representación humana ancoriforme, cuyas piernas se curvan forzadamen- te en asa con dos aberturas laterales. Constituye un magnífico ejemplo del proceso de esquematización de la representación humana hacia la «phi» griega más simplificada. En el segundo (fig. 5) se ha producido fusión entre un esquema en «phi» (parte superior) y dos trazos de tipo ancoriforme que se prolongan hacia abajo albergando un confuso conjunto de trazos. Se trata de una unión compleja que posiblemente tratará de dignificar o lla- mar la atención de esta figura respecto a su entorno pictórico.

FIGURAS HUMANAS SEMIESQUEMÁTICAS

Lámina VII: 1.- Cueva del Castillo (Torrejón el Rubio); 2.- Cueva larga de El Pradillo (Trujillo); 3 y 4.- Los Barruecos I (Malpartida de Cáceres): 5.- Pin- turas de Belén (Trujillo); 6.- Cueva del Cancho de la Sábana (Berzocana): 7 y 8.- Cueva Chiquita (Cañarnero).

Lámina VIII: 1 a 13.- Cueva del Castillo (Torrejón el Rubio); 14.- Cueva de los murciélagos (Torrejón el Rubio); 15, 19 Y 20.- Cancho de la burra (Cañamero); 16.- Cueva Chiquita (Cañarnero): 17.- El Buraco (Santiago de Alcántara): 18.- Cueva de la Era de El Gato (Cabañas del Castillo).

Son representaciones que pese a haber experimentado también un proceso de esquematización más o menos acentuado conservan ciertos detalles anatómicos o de atuendo que hacen posible su inmediata identificación como reproducciones de la figura del hombre. Dentro de esta categoría general de representación hemos distinguido tres tipos principales:

A) Formas semiesquemáticas cuya estructura básica es cruciforme (lámina VII). Este tipo sorprende por su homogeneidad, pese a la muy diversa pro- ‘ cedencia de los ejemplos seleccionados. .

Los tres primeros (figs. 1 a 3) responden al tipo más simple, con los brazos extendidos, expresión de cabeza y ambas piernas abiertas en «V» invertida. La rigidez de las figuras 1 y 2 contrasta con el aparente dinamismo de la tercera, cuya prominencia en la zona del tronco y ausencia de falo lleva- ) ron a los investigadores que la estudiaron a considerarla representación femenina (20).

La segunda alineación (figs. 4 a 6) presenta tres ejemplares con una confor- mación semejante a los anteriores pero con añadido explícito del sexo masculino. su aspecto rígido e hierático, especialmente en la figura 6, los convierten en verdaderos ídolos fálicos, exentos de cualquier vestigio de actitud vital.

Esta lámina se cierra con dos antropomorfos de similares características, pero ahora con añadido de bordones, tal vez armas, que sujetan con uno de sus brazos, y que les proporciona aspecto de vigilantes. Uno de ellos (fig. 8) lleva también adornos en el atuendo, expresados mediante trazos sobre los hombros.

B) Formas semiesquemáticas cuya estructura básica es ancoriforme (lámina VIII). En este tipo se incluyen aquellos antropomorfos cuyos brazos se cur- van decididamente hacia abajo evocando la morfología de los ancorifor- mes que revisamos en las láminas IV y V.

Comenzamos su análisis con un papel completo extraído de la Cueva del Castillo de Monfragüe (Torrejón el Rubio), cuyos motivos (figs. 1 a 13) res- ponden en su totalidad a esta tipología. Observamos en ellos dos técnicas distintas de realización: una a base de trazos muy finos, empleadas en el pequeño grupo de la izquierda (figs. de 1 a 3), y que en el derecho se com- bina con el segundo procedimiento, de dibujo bastante más grueso,

20  GONZÁLEZ CORDERO, A. Y DE ALVARADO GONZALO, M._»Pinturas esquemá- ticas y grabados rupestres de los Barruecos (Malpartida de Cáceres)», Actas de las 11 lornadas de metodología y didáctica de la Historia. Prehistoria y Arqueología, Cáceres, 1985, p. 156.

ejecutado probablemente con el dedo. Pero el interés principal de estos conjuntos, singulares en la panorámica esquemática peninsular, reside en su especial composición. Se trata de dos agrupaciones de hombres organi- zados en torno a personajes tocados con haces de plumas, que ocupan posiciones centrales. La más espectacular es la de mayor tamaño, con for- ma de rombo, que parece expresar no sólo la subordinación a unos líderes políticos y religiosos, que se distinguen mediante el penacho, sino también la existencia de una aparente jerarquización social expresada gráficamente de esta manera.

El modelo de motivo se repite en la figura 14, pero experimenta notables variaciones en la 15. en esta los trazos curvos que proporcionan el aspecto ancoriforme dejan de representar los brazos para reproducir, aparentemen- te, un llamativo tocado en la cabeza de extremos curvados. También la mitad inferior consigue una gran originalidad gracias a la expresión de las dos piernas con sus pies perfectamente delimitados, y otros dos trazos en- volventes, que pueden significar un faldellín o prenda similar. Por parale- lismo con esta figura añadimos la siguiente (fig.16) en la que, bastante mas sumariamente, aparecen también ambas piernas enmarcadas con un atuendo de apariencia idéntica.

Las figuras 17 Y 18 suponen otras dos soluciones elaboradas a partir de un esquema ancoriforme, al que se añaden una serie de trazos que complican su morfología, un tanto confusa por el deterioro de parcial de ambos: se- miadosados al lado izquierdo del primero, y añadidos a diversas partes del segundo. Este último, singular por estar elaborado con pintura negra, pare- ce un personaje en movimiento tocado con una pluma en la cabeza, que porta un objeto curvo en brazo izquierdo y una serie de elementos col- gantes, tal vez adornos o detalles distintivos del atuendo, tanto del brazo y pierna izquierdo como de la cintura. Su aspecto contrasta con el estatismo general de los motivos esquemáticos y recuerda lejanamente a las figuras levantinas, algunos milenios anteriores.

La lámina se completa con otros originales diseños antropomorfos en los que el esquema ancoriforme (que, como en la figura 15, vuelve a reprodu- cir el tocado de la cabeza y no los brazos) se combina con el de «phi» grie- ga para representar las extremidades superiores.

C) Formas semiesquemáticas cuya originalidad no admite su adscripción a ninguno de los tipos anteriores. En cada uno de ellos puede observarse una solución distinta para la realización de la figura humana:

1 º) Trazo vertical (cuerpo) a cuyo lado izquierdo se adosan oblicuamente dos trazos parale- los (brazo y pierna izquierda) siendo la otra pierna la mitad del eje princi- pal, y la cabeza el extremo superior sobresaliente. La ausencia del brazo derecho hace pensar en una representación humana de perfil (fig. 1) (21).

2º) Forma circular de gran tamaño (cabeza) de la que surgen directamente ambas piernas, con unos pequeños salientes a media altura y ligera indica- ción de los pies. Persisten igualmente restos de los brazos (fig. 2).

3º) Agru- pación de tres figuras paralelas (figs. 3, 4 Y 5), con un estilizadísimo eje corporal que remata arriba con cabeza triangular y se bifurca abajo en piernas igualmente sinuosas. En uno de los casos (fig. 5) éstas acaban en formas circulares, tal vez representación de los pies. A esta inusual morfo- logía se une el hecho de que los motivos se encuentran elaborados con pigmentos de color blancos.

4º) Lo más interesante de este motivo (fig. 6), bastante deteriorado, es el peculiar tocado o peinado en su cabeza, con las dos prolongaciones laterales, y la superior, posible arranque de una pluma.

5º) El último motivo (fig. 7) es una nueva escena de equitación en la que el jinete abandona la habitual morfología en «T», adquiriendo unos rasgos más naturalistas: puede apreciarse con claridad la cabeza y uno de los bra- zos.

DISTRIBUCiÓN GEOGRÁFICA Y CONCLUSIONES

Del análisis de los cuadros tipológicos anteriores y de la distribución de las distintas categorías de figuras por las estaciones pictóricas conocidas en la provincia cacereña (lámina X) podemos obtener las siguientes conclusiones:

A) La presencia de antropomorfos de uno u otro tipo se detecta en la prác- tica totalidad de los yacimientos de pintura esquemática de nuestra provin- cia, con la única excepción de algunos pequeños abrigos de la Sierra de las Corchuelas, en Monfragüe, y de la comarca de Las Villuercas.

B) Los esquemas ancoriformes, o los antropomorfos con esa estructura, son, como constamos, los más frecuentes (encontramos ejemplares en casi todas las estaciones esquemáticas estudiadas) y las que ofrecen una mayor abundancia de variantes morfológicas entre los conservados. Hay lugares (La Madrastra 11, Cancho de la Burra) en los que encontramos auténticos repertorios.

Los de tipología cruciforme gozan también de una elevada frecuencia de aparición, aunque siempre inferior a la de los anteriores, presentando una casi total homogeneidad formal.

Las formas en «T» y las de brazos en asa, los otros dos motivos-tipo puro que aparecen en la provincia, se ven restringidos a unos pocos ejemplares en determinados yacimientos.

C) Pese a la aparición repetitiva de cada categoría de motivos esquemáti- cos en los distintos yacimientos cacereños (reiteración estereotipada habi- tual a nivel peninsular), puede observarse, no obstante, determinadas preferencias locales en cuanto a su morfología o técnica de elaboración en algunos lugares. Así encontramos una especial concentración de motivos en asa en La Cueva de El Escobar, abundancia de esquemas cruciformes en la Cueva Chiquita o de antropomorfos en «M» en el abrigo 11 de Los Ba- rruecos, un empleo insistente del trazo fino para los ancoriformes de cier- tos enclaves del entorno de Cañamero (La Madrastra 11 o Cancho de la Burra) o la seriación de la figura humana de brazos y piernas curvadas que se da en la Cueva del Castillo, en Monfragüe, y se extiende a estaciones próximas (Cueva de los Murciélagos). Esto permite deducir la existencia de diferentes criterios entre los creadores de estas pinturas, que parecen tener la posibilidad de seleccionar a partir de distintos tipos el más adecuado para lo que pretenden reflejaren sus composiciones, aplicándose, incluso, una impronta personal.

D) Puede deducirse además, a la vista de la existencia de una serie de a tropomorfos singulares, no sometidos a esquemas previos conocid ( (lámina IX), que, frente a artistas que repiten modelos extendidos por a plias parcelas geográficas, hay otros que trataron de ensayar nuevas tipol gías más o menos originales que carecían del éxito y difusión de q gozaron otros esquemas.

 

Lámina IX: 1.- Cancho del Reloj (Cabañas del Castillo; 2.- Alberquillas 11 (Cañamero): 3 a 6.- Cancho de la burra (Cañamero): 7.- Los Barruecos I (Malpartida de Cáceres).

BIBLIOGRAFíA

El material gráfico reproducido en este trabajo procede de Beltrán LLori M.: «Las pinturas rupestres esquemáticas del Castillo de Monfragüe en T rrejón el Rubio (Cáceres)», Estudios de Arqueología cacereña, Monografí arqueológicas, XV, Zaragoza, 1973, pp. 59-85; García Mogollón, F. l.: «L pinturas esquemáticas del Monfragüe, en la provincia de Cáceres», R.E T. XXX, nº 3, 1974, pp. 551-580; González Cordero, A. y de Alvara Gonzalo, M.: «Pinturas esquemáticas y grabados rupestres de los Barruec (Mal partida de Cáceres)», Actas de las 11 ornadas de metodolo ía didá ca de la Historia, Prehistoria y Arqueología, Cáceres, 1985, pp. 155-16 Amador Carretero, P., Fernández Gómez, L. y Linares Tirado, l. M.: «Pint, ras esquemáticas inéditas de «El Buraco» (Santiago de Alcántara)», Actas’ VI Congreso de Estudios Extremeños, Arqueología, Mérida, 1979, p 15-32; García Arranz, l. l.: la intura Ru estre es uemática en la com r de las Villuercas (Cáceres), memoria de la licenciatura en prensa, y de cos directos efectuados por el autor.

Ene 242017
 

Ciriaco Fuentes Baquero. PROVISIONAL

INTRODUCCIÓN

Se conserva en el Archivo Parroquial de Ntra. Sra. de la Asunción de Arro- yo de la Luz (Cáceres), (Legajos VII, Docum. 4) Un interesante documento referido a un proceso o pleito con el que se intenta dar cumplimiento al testamento realizado el día 29 de Diciembre de 1.644 por Fernando Alonso Texado y su mujer Juana González, la Prieta. Se contiene este interesan- te proceso en un tomo de 193 folios cosidos a mano.

Llama poderosamente la atención en este pleito la actitud del juez que es cura párroco de casar de Cáceres y que condena al alcalde de Arroyo y le excomulga públicamente. En un día, el 13 de diciembre de 1653, este juez redacta y escribe personalmente diez documentos y los entrega personal- mente a los interesados. No tiene notario, ni secretario oficial, ni alguacil. Todo lo hace él.

La burocracia judicial clásica y los lentos trámites de la justicia no entra- ban en el esquema mental de este juez del siglo XVII.

Iremos comentando brevemente los datos de tan curioso proceso y procu- raremos reproducir parte de los textos originales del documento.

LOS CAUSANTES

El matrimonio formado por Fernando Alonso lejano y Juana González, la prieta, es de los típicos ricos arroyanos del siglo XVII. son «gente potente y desahogada», dicen algunos testigos. no poseen grandes fincas, pero si abundante ganadería e importante labor. Arriendan fincas para pastar sus Ovejas y tierras para hacer su siembra. A su servicio trabaja cierto personal, capataces, mayorales, pastores, yunteros, criados, etc. No tienen hijos. No suelen ser buenos pagadores y, desconfiados de quiénes les sirven, acos- tumbran no pagar a la servidumbre que, por su parte, que acostumbran a tomar lo de los dueños estableciendo una compensación que consideran justa.

Como testimonio de ser malos pagadores dice catalina Sánchez, la Rebolla, viuda de Juan Gómez, el Brozeño, que su marido sirvió una temporada al matrimonio en la sementera y barbachera por 200 reales de los que solo cobró 26. Y un testigo aclara: «una vez junto a San Francisco riñeron en tanta manera Juan Gómez el Broceño y Fernando Alonso Texado que si no fuera por la gente que delante estaba anduvieran a los brazos y el dicho Fernando Alonso confesó allí en deberle la partida que bien sabía él que le debía, mas que lo guardase que se lo pagaría».

Hace su testamento el matrimonio ante el escribano público Lucas Hol-, guín a 29 de Diciembre de 1644, «estando sanos y buenos y creyendo co-: mo fielmente creemos en el alto misterio de la Santísima Trinidad, etc.»

Entre las mandas y disposiciones de índole religiosa establecen:

«lten mandamos digan por cada uno de nos luego que qualquiera aya falleJ cido ducientas missas rezadas».

A distintos santos y advocaciones mandas se digan 50 misas rezadas desta-‘ cando la aeñalada así: IIDos misas una por cada uno a honor del Señor San Pedro de Alcántar» (Notese que San Pedro de Alcántara fue canonizado e ¡ el año 1.669, lo que nos demuestra que en Arroyo se le llamaba ya Sa Pedro de Alcántara 25 años antes de declararlo Santo el Papa).

FUNDACiÓN DE CAPELLANíA

«Item mandamos que luego al punto que ayamos fallecido ambos a dos de todos nuestro bienes ansi rrayzes como muebles que nos dexaremos a, tiempo que Dios nuestro Señor nos Ilebe de la presente vida se funde un capellanía almituna como desde luego para el caso si se da la fundamos sin que en manera alguna el Señor Obispo de Coria ni su Provisor en s nombre se puedan entrometer en ella en manera alguna».

Muere el matrimonio en el año 1.650 y el Alcalde interviene todos los bi nes y hace inventario con el escribano Lucas Holguín. Los trámites par dar cumplimiento a sus cláusula. Esto hace aparezca un personaje impo ‘ tante en el proceso, el juez Alonso Martín Baco Cavallero.

EL JUEZ ECLESIÁSTICO

El licenciado Don Alonso Martín Baco Cavallero es Cura Párroco de Casa de Cáceres. Es hombre de honda preparación jurídica y de una entereza toda prueba. Trabajador infatigable y valiente donde los haya y es cap de redactar y escribir 10 documentos en un día y excomulgar con sentencia pública y declaratoria al mismo Alcalde de Arroyo, así como declarar la máxima pena eclesiástica para un pueblo que es el entredicho.

El obispo de Coria era a la sazón Don Francisco Zapata y Mendoza que vino en visita pastoral al Arroyo en 1.651. La gente contó al obispo lo que no iba bien en la parroquia, que era bastante. Los mayordomos de la igle- sia no entregaban al final de su gestión el saldo a favor de la misma, mu- cha gente no pagaba sus deudas a la parroquia, el testamento del matrimonio rico estaba sin cumplir porque el alcalde no agilizaba los trá- mites. Hacía falta una persona preparada, enérgica e independiente que pusiera orden en la administración religiosa arroyana y el Obispo se acor- dó del Cura del Casar. Le nombra juez de comisión para todos estos asun- tos y le ordena se traslade a la Villa del Arroyo para ejercer su función. Así aparece en arroyo el Licenciado Alonso Martín Baco Cavallero actuando de juez, de notario y de alguacil. Este es su primer

AUTTO

«Alonso Martín Baco Cavallero, cura Propio de la Parrochial del Cassar de cáceres, Por comission del Ilmo. y Rvmo. Señor Don Francisco Zapata y Mendoca, Obispo de Cotie, para la cobranca de los devitos de la Parro- chial desta Villa del Arroyo el Puerco y sus mayordomos.

Juez por dicha comission para executar y cumplir el testamento de Fernan- do Alonso Texado yJuana Gonzáles, la Prieta, su mujer, de cuyas comissio- nes doy fee que por ser notorias no van aqui ynsertas. Hago saber al Sr. Oiego Sanchez Bermexo Alcalde Ordinario desta Villa y a su lugarthenien- te y demas ministros de justicia a quien la presente toca o tocar puede … y para que todo tenga complido efecto exorto y requiero a V. Merced de parte de la Santa Madre Iglesia y de la mia le pido y supplico y necesario siendo le mando, pena excomunion mayor trina canonica monicione pre- missa en derecho late sentencie y de cinquenta mili maravedias aplicados para gastos de guerra contra infieles, que dentreo del dia de la notificacion que le doy por todos plecos y ultimo por peremptorio se yniba del conoci- miento de dichos bienes y los mande entregar con los papeles y auttos ori- ginales que sobre ellos se huvieren caussado. Y so la dicha excomunion mayor late sentencie mando a Lucas Holguin Valver de escribano por ante quien han pssado el testamento y demás diligencias en esta recen fechas que dentro del dia de la notificacion me los entregue originales que le mandare pagar sus derechos. Dado en la Villa del Arroyo del Puerco a nueve dias del mes de diciembre de mili y seiscientos cinquenta y tres años.»

Por ante mi como juez y notario

Líe. Alonso Martin Beço Cavallero

El día 12 comunica personalmente al Alcalde el precedente auto. Parece que el Alcalde se queda tranquilo y no responde, por lo que el Juez inicia su gran actividad del día 13 de diciembre de 1.653.

Auto (13-XXII-53)

«En la Villa del Arroyo el Puerco a trece dias del mes de diciembre de mi y seiscientos y cinquenta y tres años, visto que Diego Sanchez Bermxo Alcalde Ordinario desta Villa no se a ynivido del conocimiento de dicha caussa, Pongo y Promulgo contra el susodicho Excomunion Mayor y tal por publico excomulgado. Por estos escriptos lo declaro y mando se despache mandamiento declaratoria en forma para que el Cura o su Thniente de la parrochial desta Villa por tal le publiquen y declaren.»

Líe. Alonso Martín Baço Cavallero

Con la misma fecha está la Notificación de declaración de excomulgado para que el Cura de Arroyo o su Theniente lo hayan tengan y declaren tal público descomulgado, no lo admitiendo a las horas canónicas ni a los divinos oficios hasta ver carta de absolucion en esta raçon»

En el mismo día «aviendo visto la omission y negligencia de Diego Sánchez Bermexo, Alcalde Ordinario y que se dexa estar descomulgado y que en su reveldia debe ser castigado con mayores penas y censuras, Mando despache Anathema contra el susodicho y se le agraven las censuras»

DECLARACIÓN DE ANATEMA (13-XII-53)

«Alonso Martín Baço Cavallero, ete. hago saber al cura o su Theniente de la Parrochial desta Villa del Arroyo el Puerco como Diego Sanchez Bermexo Alcalde Ordinario su pheligres esta en sentencia de Excomunion Mayor … y por mi visto y apreciando la contumancia debe crecer la punición y castigo. Por tanto mando que los domingos y fiestas a las misas mayores anathematizen y maldigan al susodicho excomulgado con las maldiciones siguientes:

Maldito sea de Dios y de su bendita Madre

Guerfanos se vean sus hijos y su mujer biuda

El sol se le oscurezca el dia y la luna de noche

Mendigando a de puerta en puerta y no halle quien bien le haya

Vengan sobre ellas plagas y maldiciones que ynvio Dios sobre sodoma y

Camorra, Satan y Abiron que por justo juizio de Dios los trago la tierra vivos, con las demás maldiciones del Psalmo Deu lauden mea ne taqueris

Y dichas maldiziones matando las candelas en agua, repicando las campanas. y digan que asi como estas candelas mueren en el agua muera el anima del dicho excomulgado.

y descienda a los ynfiernos como la de Judas Apostata Amen. Hace la comunicación oficial al Cura o su Teniente y promulga el

MANDAMIENTO DE PARTICIPANTES (13-XII-53)

En este mandamiento, también dirigido al Párroco de Arroyo o su Teniente, se les manda que manifiesten y exhorten «a los fieles cristianos que lo evi- ten en sus tratos y comunicaciones dexandolo como miembro apartado y que las personas a cuyo cargo esta la provisión de los mantenimientos no le den pan, vino, carne, aceyte, pescado ni otro mantenimiento alguno».

ENTREDICHO (13-XII-53)

»Alonso Martin Baço Cavallero … etc. Para que el dicho Alcalde Ordinario procure el remedio y beneficio de la absolución y salga de dichas censu- ras, entendiendo que para ello podrian ser causa las voces y clamores del pueblo, por el presente pongo en esta Villa y demas iglesias sufraganeas y de su Campana el eclesiastico entredicho y les mando pena de excomu- nion mayor que lo guarden y cumplan conformes uso y costumbres que el derecho manda».

Por fin, rompe el silencio el Alcalde que da respuesta al fogoso Cura Pro- pio del Casar Don Alonso diciéndole que no tiene competencia para esta asunto porque los causantes son laicos y el tema cae bajo la jurisdicción real que él administra. Que no tiene poder para gravar las censura ni para declarar eclesiástico Entredicho. En la misma fecha, siempre el 13 de di- ciembre, ordena el Juez se trasladen todos los autos al Obispo de Coria y, en el ínterin, que se suspendan las censuras y el Entredicho. Así lo comuni- ca al Licenciado Gonzalo Sánchez Arias, Teniente de Cura del Arroyo.

Son enviados con urgencia al Obispo todos los documentos. Desde Arroyo a Caria hay más de doce leguas y dos barcas, la del Tajo supliendo al puente Alcanétar y la del Alagón en la ciudad cauriense donde hay un puente sin río y un río sin puente.

El Obispo confirma y refrenda la autoridad de Don Alonso invistiéndolo de los máximos poderes canónicos el día 16 de diciembre. Designa el Obispo como Notario en la causa al sacerdote casareño Don Pedro Sánchez Julián que en la misma fecha comunica oficialmente a Don Alonso el Decreto y mandatos episcopales.

El Alcalde D. Diego Sánchez Bermejo se inhibe y el escribano Lucas Hol- guín entrega todas las actuaciones.

A pesar de la fogosidad del Juez el proceso se alarga durante todo el año: 1.654 actuando abogados, procuradores, testigos, etc.

Parece que las excomuniones, pena suprema de la Iglesia, no producían los efectos fulminantes que los jueces eclesiásticos intentaban. Algunos reos vivían tranquilos bajo la excomunión. Así Juan Núñez Carrasco es excomulgado solemnemente al dejar pasar con creces el plazo concedido para pagar a la causa los doce ducados que adeuda por el resto del caballo que compró a Fernando Alonso Tejado. El plazo era hasta pasar la feria de mayo de Trujillo. Era ya septiembre.

Terminan los folios del proceso sin la sentencia definitiva y la fundación de la Obra Pía o Capellanía determinada en el testamento de Fernando Alonso Texado y Juana González, la Prieta.

Ene 222017
 

Teodoro Fernández Sánchez. PROVISIONAL.

VOZ DE LA TIERRA

Fue el 16 de Junio de 1.930. El diario cacereño «Nuevo Día», publicó un artículo explosivo que levantó revuelo extraordinario.

Sus titulares parecían gritos para una arenga bélica: «¡Agricultores de Espa- ña! ¡Marchemos sobre Madrid!».

Su contenido vibrante, estremecedor y a la vez altamente sabroso. Repercusión amplísima en todos los rincones de la geografía agrícola, don- de centenares de labradores, victimados y sufridos, se sintieron solidarios, porque alguien ponía el dedo en la llaga.

Extremadura y Andalucía reaccionaron rápidamente impacientes y espe- ranzadas. Y enviaron cartas de felicitación, mensajes animadores para di- fundir las ideas realistas, valientes y oportunas lanzadas por el articulista.

Sus certeras frases, como banderillas de fuego, se clavaron en las concien- cias infladas de algunos políticos que vomitaron rabiosa fetidez.

Para algún ateneista fueron como saetas venenosas. El mismo Manuel Aza- ña escribió unas frases irónicas en los márgenes del diario «El Sol», y tuvo la gentileza de enviar un ejemplar al autor extremeño.

Algunos días después, en las columnas de otro rotativo madrileño, se ver- tieron furiosos comentarios que vomitaban la ponzoña de corazones podridos.

Eran tiempos inquietos. Cuando se gestaba la mal nacida República con sus frecuentes y abortivos eructos, huelgas y rebeliones.       .

Uno de los graves problemas de entonces, y de tantas épocas, era el de la Agricultura. El campo jamás fue justipreciado.

¿AUTOR?

Un extremeño, austero y viril, honra de la tierra que le vio nacer en la comarca tujillana, y muy sensible a las angustias laborales de sus coterráneos.

Hijo de agricultores y agricultor también, que sentía en sus propias carnes las heridas de los explotadores de la clase campesina, políticos y caciques. Aquella numerosa población extremeña, siempre postergada y sufrida, que regaba con el sudor y la sangre los surcos abiertos entre encinares y retamas.

Con toda su reciedumbre y coraje de un hombre curtido por los aires y el sol, lanzó el grito de los saciados de oprobios realizar una acción noble y justa para desenmascarar la hipocresía de los campos.

y no le tembló el pulso al escribir con palabra firme, exacta y rotunda. Era hombre equilibrado, de mirada serena, juicio rápido, indomable y el débil. Ante la hipocresía, duro e insobornable, pero dulce para con la inocencia y el arrepentimiento. Bravura de león y sencillez de paloma.

Su inteligencia amplísima, sintetizables conceptos, y vertía consejos pru- dentes y oportunos en frases lapidarias.

Intuía los problemas y adivinaba soluciones tajantes.

Valoraba con justeza, inquiría con ingenuidad y rectificaba sin rubor. Cul- tura maciza, elocuencia persuasiva, voluntad férrea y corazón inmenso.

Su nombre y apellidos son estos: Francisco Cabello Casero. Y durante aquel tiempo Párroco de Serradilla (Cáceres).

¡AGRICULTORES DE ESPAÑA, MARCHEMOS SOBRE MADRID!

Hace años que con indignación, a duras penas contenida, vengo presen- ciando la actuación irritante de la política sobre la Nación en general, y, sobre todo en lo que atañe a los intereses de la agricultura, fuente principal de nuestra riqueza patria, y de la que viven I a inmensa mayoría de los habitantes de España. Indignación que no puedo contener ante los lamen tables sucesos desarrollados en Valladolid y Palencia. Allí se han mancilla do las calles con la sangre de nuestros hermanos los labradores. ¡Sangre bendita que con tanta profusión e ha vertido en África por la Patria y por los desaciertos políticos! ¡Sangre generosa que todos los días riega en si- lencio los surcos de la tierra ingrata.

Vaya por delante mi convicción sincera de que o tendrán la culpa las auto- ridades superiores, alguna imprudencia de los subalternos, sería la causa de los tristes sucesos: porque sería peligrosísimo que la santa causa de los sufridos y, hasta ahora, pacíficos trabajadores del campo, tratase de ser sofocada a tiros.

Tampoco trato de suponer a los Poderes públicos enemigos de los agricul- tores, pero sí los acuso de cobardes, y esta acusación no va lanzada contra el actual Gobierno, a quien creo animado de los mejores propósitos res- pecto a la actual crisis de la agricultura, pero sí va lanzada sobre la actua- ción política de todos los gobiernos.

Por eso se hace preciso unirse y obrar con energía.

En la Asamblea celebrada recientemente en Guadalupe para conseguir la continuación de las obras del ferrocarril Talavera-Villanueva, el presidente de los obreros de Logrosán, propugno, con certera visión de la realidad, por la unión de obreros y patronos; y esto es lo que hace falta para resolver el problema completo y vital del campo: unirse y obrar con energía y serenidad.

Los obreros del campo ganan míseros salarios, porque la agricultura veja- da, atropellada por tasas, cortapisas y entradas de trigo exótico, está en ruinas y mal puede retribuir debidamente a sus jornaleros: los arrendata- rios, aplastados materialmente por los altos precios de las tierra y la baratu- ra de su productos, se encuentran casi en pero situación que los braceros: los ganaderos con las carnes y las lanas de sus ganados depreciadas, van llevando sus rebaños al matadero, porque sostenerse es ir a la ruina todos, pues, todos nos sentimos atropellados por el abandono de los políticos: debemos defendernos con energía, y, si puede ser, dentro de la ley.

¡Oh, si se hiciesen caso de mi los honrados trabajadores del campo!. De- bíamos en in día determinado, tomar por asalto los trenes que se dirigen a Madrid e irrumpir en la capital de la nación para que se enterasen de que España no es Madrid.

Poco necesitamos para el viaje: un costal al hombro con cinco panes es suficiente para nuestra subsistencia. Las gentes del campo estamos acos- tumbrados a pasar mucha hambre y muchas penalidades. Tampoco tene- mos que preocuparnos del alimento; no necesitamos fondas ni hoteles acostumbrados a todas las inclemencias. Dormiremos en las plazas públi- cas. Esta manifestación monstruo no necesitaría llevar armas. Si alguien injustamente se opusiese a nuestro paso, las fuertes viras de nuestros zapa- tos de campo, serían suficientes para quitarlos del medio.

Ya veríais como ante nuestra presencia, sacaban una cuarta de lengua y enmudedan las cotorras del Ateneo, cómo se escondían como ratas los picapleitos de la Corte, aspirantes a ser administradores de nuestra Hacien- da Pública y cuyos servicios no hemos solicitado: veríais correr como lie- bres a los estudiantes, que se figuran que su misión como tales, se reduce a pasar en perpetua juerga los cursos y ejercitar el derecho de pernada du- rante las vacaciones: a gritar en Madrid ¡viva la república! e izar las ban- dera rojas del comunismo.

Y cuando regresemos de nuestra expedición, preparamos en los pueblos para recibir a los comuneros que nos quieren imponer con las calles pre- viamente desenrolladas.

Francisco Cabello. Párroco de Serradilla.

(«Nuevo Día, Cáceres, 16 de junio de 1.930)

La precedente reproducción es copia literal de lo que insertó el diario cacereño. Pero no coincide exactamente con los dos borradores que conser- vamos, unos escrito de su puño y letra y el otro a máquina, con acotaciones y notas manuscritas.

En el periódico aparecen algunas frases y giros que faltan el los citados borradores, pero es posible, y casi seguro, que realizó un tercer borrador y lo envió a la redacción, que fue el definitivo.

Es frecuente en los escritores que los borradores primeros no son plena- mente iguales a los últimos.

Una semana después, es 23 de junio, también lunes, apareció el artículo nº 2 de la serie. Por su importante y sabroso contenido merece que lo in- sertemos literalmente, basta con su nota, porque complementa el primero.

UNA CRUZADA NACIONAL.

El día que despierte el León del Campo. enmudecerán los gozquecillos de la política

«Se ha resuelto favorablemente la crisis del trigo, como esperábamos, y hemos escuchado los consejos de prudencia, que se dan a los agricultores; consejos que, especulativamente considerados, son incontrovertibles, pero que en contacto con la realidad, admiten algunos reparos.

«¿Quién da estos consejos? Seguramente no es agricultor, y el hecho de no serlo, no le resta competencia, ni menos buena intención, pero el que no siente sobre sí las consecuencias del peligro, es natural que mire al proble- ma con menos interés, o, si se quiere, con más serenidad.

«Al espectador que presenta contristado el incendio de una casa, le es muy fácil aconsejar a sus moradores, que no griten, que esperen el auxilio de la autoridad, a quien se ha avisado del peligro, y que acudirá pronto con el eficaz remedio, pero lo que ya no es tan fácil, es que no griten y se alboro- ten los que están oliendo a chamusquina.

«Por lo tanto, el motín, no; la protesta clarnerosa a la macha heroica, o sea, la manifestación fuerte y eficaz, si; no para imponerse con el temor, pero si para ahogar las falsas campañas; si, para que el Gobierno se sienta asistido por una masa de opinión verdadera, fuerte y honrada, que apoye sus pro- pósitos justos, que no se los negamos.

«La actitud enérgica de los alcaldes de Castilla debe ser secundada por los habitantes del Agro Hispano. Y así como el alcalde de Móstoles levantó el patriotismo de todos para arrojar de España al inversor, la actitud de esos alcaldes debe levantar una Cruzada para arrojar del campo la política de invasión de los vividores de la misma.

«lA qué se espera? Respeto la opinión de los que creen que las Asociacio- nes Católico-Agrarias no deben intervenir en la política. Pero no la com- parto. En la guerra han apelado muchas veces los católicos para defender su fe.

«lPor qué no han de acudir a la lucha electoral estas Asociaciones Católi- cas, y las que, sin llamarse católicas lo son también, para defender sus in- tereses? Hora es ya de que los dueños manden en su propia casa; y los agricultores que somos los más, no debemos mendigar ante los Poderes Públicos, como ha sucedido ahora, sino mandar y dictar las leyes desde el Parlamento, que al salvar la riqueza nacional, que es la Agricultura, salven la Patria. Es necesario que no se repita el bochornoso espectáculo de que se lleven gimiendo las Pensas y debatiéndose en el Congreso, con pirotéc- nicos discursos, problemas tan ridículos como «La secularización de los cementerios», el fantasma del «Clericalismo», o, como ahora hacen los pe- riódicos de gran circulación acerca de la constitución del 76, «el restable- cimiento del Jurado», y otras zarandajas, mientras la Nación se hunde. Todos estamos interesados en la cruzada del campo, desde el terrateniente hasta el último gañán.

«Los olivareros de Andalucía, los labradores y ganaderos extremeños, los agricultores castellanos, los viticultores de la Mancha, podemos y debemos formar un partido agrario invencible, que dirigido por nuestros hombres, que los tenemos de mucha valía, sin motes políticos, llevaría a cabo la regeneración de España; y ante su fuerza avasalladora nada significarían los personajes y personajillos, los grupos y grupitos políticos que aspiran, sin fuerza en la opinión, a dirigir los destinos de la Patria.

«El día en que despierte el León del campo, contestará a los ladridos de los insignificantes partidos políticos que se quieren oponer a su fuerza arrolla- dora con el conocido verso, que no se si la memoria lo transcribe literal- mente, pero sí su sentido, t es como sigue:

Cuando los perros mastines

los ladran los gozquecillos, alzan la pata, se mean

y prosiguen su camino. 14

NOTA: Después de escrito este artículo, me envían a Madrid un número de «El Sol», donde «Heliófilo», en su «Charlas al Sol», se hace eco y comenta mi anterior artículo: «¡Agricultores de España! ¡Marchemos sobre Madrid!», con acotaciones de lápiz rojo y una nota del anónimo remitente que dice así:

«No hagamos el juego, hermano cavernícola, a los que quieren que reine en España la paz de los Sepulcros, el silencio de los muertos, para seguir robando y deshonrándonos a todos los que pensamos como hombres, no solo como Machos. Lea usted el libro del Padre Claret (el Rasputín de la Corte de Isabel 11) «Alfalfa espiritual para los borregos de Cristo». ¿Aspira usted a ser el Rasputín de España? Por aquí hay muchas damas rasputinescas.»

Aunque el pedante artículo no está hecho para contestar a «El Sol», ni el anónimo remitente, resultan sin haberlo pretendido contestados. El primero con el fondo del mismo, y el segundo, y el segundo con el cuarteto final, no en el sentido literal, sino en el figurado; aunque la aclaración es inne- cesaria, la hago porque mi intención es contestar, nunca ofender, ni inju- riar al adversario.

Francisco Cabello, Párroco de Serradilla. (Nuevo Día, lunes, 23 de junio de 1.930)

(14) Los versos son del P. Isla. Literalmente dicen: “A un mastín, por más que fieros/ le ladran los gosquecillos,/y con saltos y brinqui lIos/ le van oliendo el trasero;/ él, sin mostrarse severo/ y sin ponerse mohino/ al ver aquel torbellino/ de perros que le rodean/ alza la pata … los mea! y prosigue su camino».

 ENORME RESONANCIA

La repercusión del primer artículo, ya aludida, fue amplia, rápida y desbor- dante con todos los matices. Algunos duramente críticos, vetatorio otro, pero masivamente laudatorios, llenos de júbilo y esperanza.

El serial de ocho artículos mantuvo en tensión a centenares de lectores, porque intento convertirse en una cruzada en favor y defensa de los traba- jadores del campo.

El elenco de nombre de personas, muchas de categoría, que se sumaron al mensaje fue muy abultado. De hecho se convirtió en un homenaje plebis- citariamente honroso que exaltó el autor y le empujó a seguir la campaña.

Presentar una antología con todos los escritos, sería impropio y vanidoso. Pero algunos fragmentos pueden ser interesantes y oportunos. Se conser- van los textos completos de las personas siguientes: Ilmo. Sr. Vicepresiden- te de la Diputación Provincial de Cáceres; Sr. Presidente del Comité Provincial de la «Liga Agraria Cacereña»; Excmo. Sr. D. Marcelo Rivas Ma- teos, Catedrático de la Universidad Central; Excmo. Sr. D. Severino Aznar, Académico de número de la de Ciencias Morales y Políticas; D. León Leal Ramos, abogado y sociólogo; D. Domingo Martín lavato, abogado; D. Ra- fael Sánchez Belloso, Director del periódico «El defensor de Carmona» (Sevilla); D. Benedicto Barbero Bermejo, Arcipreste de Don Benito; D. Pe- dro Prieto Saavedra, Presidente de la «Convencida», en Logrosán; con otras personalidades de la ciudad de Trujillo, Miajadas, Iaraiz de la Vera, Ma- droñera, Malpartida de Cáceres; La Cumbre, etc.

Los congratulados fueron incontables aunque no recurriesen a la pluma para manifestar su gozo esperanzador.

Aquel gesto audaz y valiente de D. Francisco Cabello en favor de los hon- dos problemas del agro en nuestra prétida región, despertó enorme ilusión en los tostados trabajdores de nuestros campos de encinares, de pastos, y de pan llevar, en las cuencas del Tajo y del Guadiana. Su nombre se citó con admiración prometedora de los ámbitos sociales y entre los paladines del resurgimiento del agro vital para Extremadura.

Y también empezó a inquietar en algunos núcleos políticos el ideario de este recio extremeño, porque su verbo, su fuerza, su coraje eran tajantes y arrolladores.

En los círculos sociales de la región brotó un clima ardiente de impacien- cia por tomar rápidas medidas eficaces. Muchos apuntaban hacia el Sr. Cabello, como líder inteligente» enérgico y eficaz.

En los medios eclesiásticos, aunque menguada, no faltó la división de opiniones.

Hoy, a la distancia de más de media centuria, pensamos que el apoyo hubiese sido unánime.

Un comentario que vale por muchos, por ser del bando contrario, fue el de un miembro del Ateneo de Madrid, quien hablando con el ilustre cátedray i auténtico extremeño, serradillano, Rivas Mateos, refiriéndose al Párroco Sr .• ‘ Cabello, pronunció estas palabras que merecen subrayarse: «Pelea con ga- . rrota y escribe con un estilo especial que desconcierta».

Se hicieron otros muchos comentarios sabrosos, con los que se puede for- mar un álbum interesante, curioso y elocuente.

DECÁLOGO SOCIAL

Impropiamente se me antoja encabezar este capítulo con la palabra «decá- : lago». Porque son diez los artículos en los que el Sr. Cabello intentó sinteti- zar un poco su pensamiento sobre el sangrante problema entonces de los agricultores. : ,

Cada uno de los artículos lleva en su cabecera una titulación diáfana que, í indica el tema en que él se desarrolla. Y la claridad de ideas que llenaba la’, mente de D. Francisco Cabello, brillaba siempre en sus palabras, conversa- ciones y escritos. Sobraban lo exégetas y comentaristas. .

La decena vio la luz en el diario Nuevo Día. Después de su relación por, orden de publicación y la titulación correspondiente se añade la fecha.] Todos menos los dos últimos, se publicaron en el año 1.930. Los dos últimas en el 31 y el 32 respectivamente.           ‘

Son los siguientes: 1 º – «[Agricultores de España! ¡Marchemos sobre Madrid!». (16-VI-30)

2º – «Una cruzada nacional. El día que despierte le León del Campo, enmudeceran los gozquecillos de la política». (23-VI-30)

3º – «Agricultores de España. No esperes vuestra redención del adveniv miento de la República». (4-VII-30).

4º – «Agricultores de España. Vuestra redención depende de vosotros mis!: mas». (lB-VII-30).

5º – «Posiciones periodísticas. «El Sol» enemigo de los campesinos'[‘ (22-VII-30).

6º «Del momento actual. Nadie se preocupa de la suerte de los agricultores». (4-X-30)

7º  «Política nacional. Los actuales momentos son decisivos para (inconcluso en texto).

8º – «Al Ateneo de Madrid. En Extremadura vamos perdiendo el miedo a los fantasmas». (3-VII-30)

9º – «Con respeto, pero con la mayor energía, protestamos». (5-1-1.931)

10º – «Redentores malditos». (2-1-1.932)

Existen otros artículos del Sr. Cabello, pero como no tienen relación con el tema que estudiamos, los marginamos.

Y existe una colección de artículos de diversos autores que se adhirieron a la campaña, que fueron apareciendo en el mismo diario cacereño «Nuevo Día». Algunos firman con su nombre y apellidos, otros con seudónimo. Insertamos la relación con la fecha de su publicación:

1º – «La cruzada agraria. ¿Quienes han de formar parte en ella?». Por Hierónimo Agrario. 12-VII-30

2º – «Hay que despertar. Derrumbamiento nacional». Por Teodoro Rodrigo. 12-VII-30

3º – «El nudo de la cuestión. Carta abierta a D. Francisco Cabello». Por Ambrosio Tejado. 15-VII-30

4º – «El nudo de la cuestión. Para D. Francisco Cabello, Párroco de Serrdilla. Por Ambrosio Tejado. lB-VII-30

5º – «Ante le problema. Aviso a los labradores». Por un español. 19-VII-30 6º – «La cuestión agrícola. Carta abierta». Por Germán García. 19-VII-30

7º – «Ante el problema. Labradores españoles vuestra redención está en la escuela». Por Claudio Casares. 21-VII-30

8º – «Para Serrejón. El verdadero camino de la redención». Por un español. 22-VII-30

9º – «Desde Sierra de Fuentes. A los agricultores de la provincia». Por Juan Antonio lirnénez. 5-VIII-30

10º – «Intervención del Sr. Cabello en el homenaje al ingeniero de Montes. D. Fancisco Sanz López». 20-X-30

11º – «Una protesta contra la decisión del Vicario Capitular … w 2-1-31

12º – «Nuestra protesta. La Liga Agraria y el caso del Párroco de Serradi- 11 a». Por Domingo Martín Jabato, Claudio Casares Sanguino – David González Caballero. 12-1-30

Esta relación no totaliza el número completo de adhesiones públicas. Estas se conservan todas íntegramente.

Sigue una relación de fragmentos de adhesión.

 Selección de párrafos de algunas cartas recibidas con ocasión del famoso artículo .

… «Estamos poco acostumbrados a ver expresada en un periódico una idea y una opinión sin tapujos ni arrumacos, sincero y valiente … » Antonio Mon- tesino, Cordobilla de Lácara, 20-VII-l.930.

«La orientación de su amena prosa, la enjundia y virilidad de sus escritos, es motivo suficiente para destacar su literatura y acreditar un programa».

«¡Adelante pues! No entrega su atención al ladrido de los gozquecillos, ridfculos animalitos que pretenden estorbarle al paso.

«Con razón y oportunamente, recuerda V. los versos de P. Isla:

«A un mastín, por mas que fieros,

le ladran los gozquecillos

y con saltos y brinquillos

le van oliendo el trasero;

él, sin mostrarse severo,

y sin ponerse mohino, al ver aquel torbellino de perros que le rodean, alza la pata … los mea

y prosigue su camino … »

Rafael Sánchez Belloso, Carmona, 30-VI-l.930. De «El defensor de Carmona»

«Tu no has pedido más que el anomimato, regalo que te hace el «SOL- queriendo desacreditarte.»

Benedicto Barbero Bermejo. Don Benito, 27-VI-l.930. » … con toda la sal y gracia de la pura cepa extremeña.

«Encrespa los puños y desgasta el esmalte dental de pura rabia los senderos y rumbos inútiles siempre y mil veces dañosos, que vuelve otra vez a to- mar la política infame.

«Son tan ruines 105 programas que predican y esbozanl ¡Está preterida la, agricultura y se hace criminal dejación de sus problemas!… ‘

» … algún día se levantará esa falange campesina, harta de vejámenes y pre-, tericiones reventantes para poner coto a esos pseudo-sabios y pseudo-s españoles … » Arrestos no le faltan y motivos les sobran … »

Madroñera. 15-VII-l.930.

» … necesitamos un hombre honrado, como V. que se ponga al frente de los agricultores de la povincia para emprender el camino emprendido … V. de- be ir a la cabeza … Necesitamos quien nos guíe, los espíritus están todos unidos … »

La Cumbre, 12-VII-l.930. Miguel Árias Sánchez, Industrial.

» … Ios caciques siempre nos esgañaron … pero no tardará el día en que ven- ga esa libertad para la que nos unimos todos con V.»

Pedro Prieto Saavedra. Logrosán, 21-VI-1.930.

«Me ha llamado la atención su artículo bien pensado y redactado, con ver- dad y hechos. En cada provincia debiera publicarse su artículo.

Cabezallosa, 1 O-XI-l.930. Francisco Rodríguez, Estanquero.

» … ojalá sirviera de estfmulo y acicate para la redención de los labradores de esta provincia esclavizada como ninguna otra por los caciques … »

Jaraiz de la Vera, 4-VII-l.930. Secundino Leno.

» … oportunísimos y valientes artículos … no abandones la empresa es la

más justa y necesitada de defensa, porque es la causa de los humildes       .

Miajadas, l-VII-l.930. Agustín Martín.

«Al nacer la Liga Agraria en el brillante acto de Torreorgaz, tuvimos un re- cuerdo y un elogio, justo y sincero para el esforzado paladín que, en la prensa cacereña, levantó el espíritu de nuestros labradores, haciendo posi- bles actos como aquel, cuyo éxito, más que a nosotros se debía a la cam- paña de prensa que Vd. inició con el aplauso unánime de la provincia …

» … al volver, ayer, a surgir su nombre en el mitin de Trujillo … no tendría disculpa el que no nos dirigiésemos a Vd. en demanda de su opinión y de sus sabios consejos, que nos conduzcan más fácilmente al triunfo de la cruzada que hemos emprendido … »

Domingo Martín Jabato, Abogado. Cáceres, l-XII-l.930

«Aunque joven, yo sabía que la campaña agraria había de costarnos dis- gustos y sinsabores, pero nunca creí, ni pude sospechar, que la primera copa de hiel había de ser Vd. el que forzosamente tuviera que apurarla …

» … tengo conocimiento de la prohibición de que ha sido víctima … quiero condolerme a su lado y ofrecerle a Vd. mi leal e incondicional apoyo en todo cuanto crea que yo pueda serie útil.

“Hoy escribo a sus valientes convecinos por el gesto gallardo que han tomado ante el caso de Vd., y ese no es obstáculo tampoco para que los or- ganizadores de la Liga Agraria digamos públicamente nuestra opinión

 

 

relativa al descortés tratamiento de que fue víctima por un Vicario Capit < lar, dicho sea con todos los respetos.

«sepa, pues, que si en los infortunios son más necesarios los consuelos q proporciona el saberse asistido de la amistad, en estos momentos cue con el de su buen amigo y s.s.

Domingo Martín Jabato, Abogado.

Vicepresidente de la Diputación Provincial de Cáceres.

Cáceres, 10-1-1.931

«Le agradezco su vibrante artículo para el primer número (de Liga Agraria que como cosa de Vd. gustó mucho y fue justamente elogiado.

«Creo haber oído que, con motivo de la publicación de este artículo, Vicario Capitular de Plasencia, había vuelto a amonestar a Vd. cosa qu siento en el alma y que desearía no fuera cierta …

«Ojalá … siga Vd. siendo el primero en la brecha, cuyo puesto nadie pue disputarle en nuestra provincia … »

Cáceres, 19-IV-1.931. D. González.

Comité Provincial de «LIGA AGRARIA».

Frutos inmediatos

Unos de los frutos inmediatos de aquel artículo: «La Marcha sobre Madrid fue el rápido y enérgico despertar de su timidez y letargo los hombres d campo extremeño y andaluz. Sonó como un fuerte clarinazo en todos I pueblos de labradores tan sufridos y olvidados por una marginación injusta y cruel.

Sacudió el sueño de los dormidos, iluminó a los vacilantes y encendió entusiasmo en las víctimas preferidas.

La reacción fue enérgica y rápida. En Cáceres, pocos meses después, fundó la «Liga Agraria», con motivo de un brillante mitin celebrado en T rreorgaz con éxito rotundo.

Pronto se multiplicaron los comités locales en muchos pueblos. En los pr’ meros números del boletín de la Liga Agraria se insertaron sendos artíc los, recios y vibrantes ya del famoso Párroco de Serradilla.

Cuando en los mítines se hacía alusión al gesto valiente del Clérigo, hr de labradores, curtido en los campos soleados de las cercanías trujillan cada vez que se pronunciaba su nombre, el público interrumpía al ora con clamorosa ovación en honor de aquel al que empezaron a llamar profeta de la redención del problema agrario.

Muchos le instaron para que aceptase ser el paladín y capitán de aquel novimiento regenerados del agro extremeño y de la vida de sus curtidos rabajadores.

Pero el Sr. Cabello, merecedor indiscutible del liderazgo, declinó el honor ( la responsabilidad por obvias razones.

No obstante sus pensamientos, palabras y criterios se convirtieron en ci- niento Y gran potencial en aquella empresa naciente en defensa de la. ¡gricultura.

Masiva y popularmente fue reconocido el mérito del autor de aquella Im- )eriosa llamado y la oportunidad de la misma en toda la región extremeña Ila limítrofe del sur.

Por escrito y de palabra le llegaron muchos testimonios de sincera y efusi- la congratulación y elogios. Unos le calificaron como el gran adelantado le la noble solución para nuestros campos, otros con demanda de su ayu- la y estímulo. Porque sus ideas, plasmadas en múltiples colaboraciones )eriodísticas, sirvieron de luz y abrieron cauce para una fecunda semente- a de esperanza en favor de los campos. El alborozo de los agricultores fue desbordante y expresivo .

Lógicamente no faltaron criterios dispares en niveles ideológicos y políti- :os de ciertos grupos. Pero algunos de los que pudieron llamarse «contra- ios», se adhirieron sinceramente a su gesto y programa.

\unque parezca absurdo u contradictorio, ocurrió, con autenticidad irre- iatible y testigos supervivientes, el caso siguiente:

Cuando se fundó por aquellos años el partido socialista en Serradilla, el comité local, tuvo la singular ocurrencia de acudir al Párroco, D. Francisco Cabello, que celebrase una misa cantada con sermón (costumbre muy se- radillana de los devotos) en el santuario del Cristo de la Victoria, como Primer acto del programa inaugural. No sin tener que disipar un torbellino le pensamientos favorables y contrarios, aceptó la petición de los devotos socialistas. Pasado tiempo, varios años, contaba confidencialmente aquella anécdota con toda la serie de ideas, vacilaciones, sentimientos, etc. que se igitaron en su cerebro. La sorpresa inesperada le hizo dudar, y hasta pensó si su aceptación sería ortodoxa. Luego estos interrogantes: ¿Una misa por el socialismo ateo? ¿Un sermón sobre la doctrina materialista? ¿Sería inter- lretado como un mitin dentro del Templo Sagrado? .. Y otros muchos más.

Pero con su agudeza y talento rápido y su dinámica habilidad, logró escribir una bella pieza oratoria, plenamente ajustada a la ortodoxia y los cánones, con doctrina social basada en la encíclica «Rerun novarun», de León XIII y el Evangelio. La complacencia y satisfacción de todos fue insuperable. El respeto y devoción ante el Sto. Cristo de la Victoria fueron perfectos y ejemplares.

Flores y Espinas

Un gran admirador de los éxitos de D. Francisco Cabello, al enjuiciar su fricción con el Vicario Capitular de Plasencia, lo calificó con esa frase real y ascética: «Las flores también tienen espinas».

Sólo el tiempo demostrará si aquel artículo titulado: «Agricultores de España! iMarchemos sobre Madrid!», pasará a ser histórico. Mas lo que nadie podrá negar, es que tuvo eco como un dinamitazo y que fue un gesto aleccicionador y estimulante desde aquel 16 de junio de 1.930, en que lo publi-» có el diario cacereño Nuevo Día.

Algunas publicaciones lo reprodujeron íntegramente con frases laudatorias  y oportunas.

Los republicanos de Ateneo de Madrid rompieron lanzas contra la audacia y coraje del bravo extremeño.

Desde el plano eclesiástico, llegaron avisos y un veto. Plasencia, en sede vacante, estaba gobernada por el Vicario Capitular, Sr. D. Francisco Javier Flores Gómez, quien no aplaudió al Sr. Cabello, Párroco de Serradilla, n¡ le otorgó el permiso conveniente, requerido por el canon 1.386,\ (afortunadamente fenecido), ordenándole que suspendiese la campaña iniciada sobre el problema agro-social, tan sangrante en estas regiones extremeño-andaluzas.

El diario cacereño ya había publicado un serial de ocho artículos sobre diversos matices del tema.

En el mes de diciembre del citado año, recibió el Párroco de Serradilla una carta del Obispado, fechada el 10 de diciembre, rogándole que una sema- na después, el día 17, se personase ante el Provisor a las once de la rnaña-i na; anticipándole que se abstuviese de escribir en los periódicos. :

Aquella seca citación sonaba un poco a preámbulo de un proceso canóni-] co por incumplimiento de las leyes eclesiásticas.’

La campaña periodística quedó suspendida. Salió únicamente un artículo que, acaso estaba ya en prensa, y vio la luz en las páginas del diario.

Sumisa y diligentemente el Párroco estaba ante el despacho del Provisor. Iniciado el diálogo, se impusieron la obligación de guardar secreto de cuanto allí se tratase. Cortésmente D. Francisco prometió plena obediencia, en cuanto disponían las leyes de la Iglesia, pero en lo de guardar secreto, , caso de que se iniciase el proceso, se negó, porque tenía perfecto derecho a defenderse y buscar un abogado al que era necesario exponerle el asunto con todas sus circunstancias. «Nemo tenetur se ipsum pródere».

Parece que el intento de proceso no avanzó, aunque la publicación de artículos con la firma del Sr. Cabello, quedó suspendida. En el ambiente silencio expectante.

Como algunas publicaciones reclamaban insistentemente colaboraciones del presunto paladín y defensor del Agro, se hizo público el veto impuesto por la autoridad eclesiástica a la pluma de D. Francisco.

Semejante decisión de la superioridad causó enorme disgusto en muchos lectores. Tal vez mayor en el propio interesado. Comenzaron a llegar car- tas de «condolencia» al clérigo intrépido y de protestas enérgicas al Obispado placentino.

Algunos no se resignaron a verse privados de los sabrosos artículos que ya estaban caldeando el clima campesino, y se lanzaron a una campaña periodística en defensa del Párroco silenciado acusando al censor de antisocial.

No estimo discreto insertar el contenido de las cartas y los artículos escri- tos sobre el polémico asunto. Pero existe uno que por sus gran pondera- ción y además por ser inédito, merece insertarlo íntegramente por varias razones: Por su sensatez y equilibrio, la categoría de su autor y el modo sincero y objetivo con que está escrito. Esto no dudo que llenará de gozo y digno orgullo a todos lo serradillanos. Rebosa comedimiento y respeto. Rechaza toda rebeldía y polémica. No quiere ofender a nadie. Intenta úni- camente defender bien a quien conoce bien y quiere mejor.

Se conservan los originales autógrafos, y ya empiezan a ser historia. Su autor es hijo predilecto de Serradilla, el Dr. D. Marcelo Rivas Mateos, ex- diputado en Cortes, ex-director General de Enseñanza Primaria. Fue catedrático en las Universidades de Santiago, Barcelona y Madrid, eminente botánico, distinguido con valiosas condecoraciones extranjeras.

Sin pretenderlo, el ilustre profesor, en su amplio documento inédito y des- conocido, hace una confesión de sus sentimiento religiosos. Parece, en parte, un testamento espiritual. Y de hecho lo escribió estando muy próxi- mo al final de su vida, aunque nadie lo esperaba. A mi juicio, goza de ple- na autenticidad, porque manifiesta algunas cosas, como de soslayo, para evitar toda intención vanidosa. Pocos días después pisó el umbral que lo sumergió en la inmortalidad.

Don Marcelo escribe:

«Me produce asombro y extrañeza la noticia que me dan hoy, de que al cura de mi pueblo, D. Francisco Cabello, sabio y prudente Párroco de Serradilla, el Vicario Capitular de Plasencia, le ha prohibido escribir en eJ periódico gubernamental «Nuevo Día», de Cáceres, por razones que no se me alcanzan.

«Y yo, serradillano asta la médula de los huesos, conocedor, como pocos, de la exquisita e intensa labor cristiana que el Sr. Cabello viene desarrollando en mi pueblo, tengo hondamente que dolerme de que tal medida haya podido tomarse.

«Tengo del Vicario Capitular las mejores referencias, y todas las noticias coinciden en que se trata de un Sr. inteligente incapaz de cometer, a sabiendas, ninguna injusticia.

«Pues si el Sr. Vicario Capitular de la Diócesis de Plasencia es tan ecuánime, bondadoso y justiciero, y el Sr. Cabello es «uno de los mejores curas Párrocos de la diócesis de Plasencia», -y son palabras del fallecido Obispo Dr. Regueras, en carta a mi dirigida y que conservo-, ¿qué ha pasado para » que el primero tome una determinación tan peligrosa y grave?

«No soy político, y la repulsión que hacia la política siento, es cada vez mayor; pero algo, poco, entiendo de política regional, y no creo que en’ Extremadura nadie lo pondrá en duda. Y los años y la experiencia me di-: cen que no estaré lejos de la verdad, si supongo que el Sr. Vicario Capitular, -dignidad de todos mis respetos y distinciones-, ha escrito al dictado, 0, se ha inspirado en cantos de plañideras, de esas que rodean las altas jerarquías en las épocas preelectorales.

«La política electoral todo lo toca, lo manosea y lo pudre; no tiene respeto;’ a nada, ni a nadie. La cuestión es triunfar. Todos los procedimientos son buenos para triunfar. Todos los procedimientos son buenos para alcanzar el éxito. Y alguien pensó que dando una pirueta sobre las espaldas del cura’ párroco de Serradilla, aumentaría el valor electoral de algún candidato. V, al Sr. Vicario Capitular, inocentemente, sin darse cuenta del enorme daño» que causaba, refrendó la decisión del valido.

«Señor Vicario Capitular: No hay pueblo más cristiano, laborioso, de costumbres más sanas y decentes en toda la Diócesis de Plasencia, que ef pueblo de Serradilla. ¿Razón? En conciencia creo que ello es debido a que/, el Cristo de la Victoria así lo quiere y dispone; pero también aseguro qué nuestro Párroco ha sido el instrumento por él elegido, para elevar a todos’ lo serradillanos hasta el sagrado camarín, donde está la venerada imagen que a todos no domina y conmueve. Además, el Sr. Vicario sabe que et Cristo de la Victoria es nuestra vida, nuestra sangre, vida y sangre del pue- blo de Serradilla, sin distinción de ideas, edad y sexo.

Y que el cura Párroco Sr. Cabello, es quién le encarriló, quien no llevó hasta Él, para adorarlo, para venerarlo, para rezarle nuestros pensamientos. Hombre que procede así, Párroco que cuida intensamente de su pueblo, que el pueblo lo admira y quiere con exaltado ardor, no puede ser rozado con nada que pueda aminorarle el prestigio. El honor, la honra, el presti- gio, son tan sutiles, tan delicados, que una simple partícula de barro, los mancha y destruye. Y en el caso presente, esto sería una iniquidad, una irreparable injusticia.

«Yo se que el cura de mi pueblo es valiente, decidido, sincero y muy amante de todo lo rural. Un amigo mío del Ateneo de Madrid dice que el Párroco de Serradilla, -hoy conocido y apreciado por toda la gente de or- den de España- «pelea con garrota y escribe en un estilo especial, que des- concierta». Y es verdad; los amoldados o adaptados, los que luchan con careta y suavidad de terciopelo de Corinto, los miméticos, los que juegan con baraja matada, no comprenden, no pueden comprender que un cura párroco hable de «poner unos panes en el costal», del «azadón de cuatro lubras» y de la «puntera del zapato», para resolver ciertos conflictos plan- teados por algunos melenudos superhombres y pseudo-intelectuales, que traen revuelta la Nación y no tienen ni un prosaico y sonoro salivazo. y conste que no me asusta ningún sistema político que se siente en Dios, en la Patria y en el trabajo.

«yo no entro ni salgo en determinado capftulo del que no entiendo, ni ten- go porque entender; soy católico, y la disciplina es nervio en toda socie- dad cristiana; acepto y acato todo cuanto viene de mis superiores jerárquicos. Hay detalles y circunstancias que nosotros desconocemos y quizás la prudencia, -y los momentos diffciles por los que atraviesa la Patria- aconsejen determinadas resoluciones. Un padre somete a cierta disciplina a su hijo, y aún cuando le duela, es precepto cristiano obedecer y someterse al mandato con toda incondicionalidad.

«Quien conozca a D. Francisco Cabello y lo trate, tiene que firmar conmi- go que se ha compenetrado de manera tal con el alma serradillana, que no hay forma de diferenciarle de nosotros: Su llaneza, su plática cristiana en la Iglesia, y en el lugar del amor de la lumbre, bajo la amplia chimenea de la campana, es inspiración de aquella tierra; tiene nuestro acento, nuestras costumbres añejas de familia medieval, nuestra rusticidad, si se quiere, con la epidermis curtida por el sol calcinador de los riberos del Tajo, con arru- gas en la cara, para parecemos más a los importantes riscos del Monfra- güe. Por eso nuestro Párroco se apoderó de Serrad iII a, siendo hoy el remate de toda autoridad serradillana.

«Creo con el «Nuevo Día» que la política al uso intervino en la resolución
del Sr. Vicario Capitular, y, por lo tanto, hoy será difícil que la autoridad
diocesana pueda rectificar. Pero el pleito esta en pie; no hay sentencia
suprema.

«El cristianismo español y la política están pidiendo con toda urgencia
unos cuantos Curas Párrocos de Serradilla. Es el alma rural, cristiana, justi-
ciera, la que habla. Sus apóstrofes se inspiran en el amor a los humildes,
en su infinita piedad hacia los que cotidianamente riegan con sudor y san-
gre la tierra extremeña que nos dio la vida.

«A la vista está que el Cura Párroco de Serradilla es una de tantas víctimas
como lleva a término la politiquería electoral. Mal camino, mal camino. La
cobardía de los más y mejores, dan el triunfo a los menos y peores. Y no
hay que dudarlo; los hombres de bien y patriotas, deben unirse. La salva-
ción de España está en la población rural.

Madrid, 15-1- 1. 931.

Marcelo Rivas Mateos.

Datos Biográficos

En una meseta de los campos extremeños con encinas milenarias, alfom-
brada de sabrosos pastos y ondulantes mieses, junto al riachuelo Magasca,
que apellida y apadrina la humilde aldea de Santa Marta, en la comarca
trujillana, el
13 de enero de 1.877, vino al mundo Francisco Gumersindo
Cabello Casero. La humilde Parroquia de Santa Marta de Magasca le brin-
dó las aguas regeneradoras del bautismo.

Santa Marta fue aldea eclipsada por el refulgente señorío de Trujillo, cuyo
poder feudalista dominaba amplias latitudes. Nunca tuvo murallas almenas
y suntuosos castillos de los poderosos linajes conquistadores. Madoz, po-
cas décadas antes, fija en 10 sus vecinos y en 54 las almas, que lo habitan.

Francisco fue el primogénito del matrimonio formado por Miguel Cabello,
de José y María, y Natividad Casero Santos, de Sabino y Francisca. Todos
naturales de la limítrofe villa de La Cumbre. (libro de bautizados número
4º , folio 44 vuelto. Archivo Parroquial de Santa Marta de Magasca. Cáceres, obispado de Plasencia).

El bautismo de Francisco se celebró el 15 del mismo mes de enero, por el.
Párroco D. Miguel Cercas Ruiz, y apadrinado por Francisco Casadomer y
Petra Mateos.

El joven matrimonio se instaló en Santa Marta para robustecer, con honradez laboral, la economía incipiente de su hogar buscando mayor rendimiento agropecuario. Durante varios lustros el sudor de sus frentes  regó aquellos campos.

Superada la infancia del primogénito, y cursados los estudios de las prime-
ras letras, trabajó con su padre hasta los 15 años.

Con tres lustros, pero sin complejos, marchó a la capital diocesana para
ingresar en el seminario de Plasencia en el otoño de 1.891. Cursó, como
alumno externo los años de latinidad y alguno de filosofía, alcanzando
siempre calificaciones de notable y sobresaliente. Después de estudiar el
trienio de filosofía, inició en 1.897 los cursos teológicos.

Desde el seminario placentino marchó a la Universidad salmantina para
obtener el grado de Licenciado en Sagrada Teología.

Terminó con lucido aprovechamiento, y el día 15 de junio de 1.902, en el
aula magna, a las 11 de la mañana defendió con brillantez, la proposición
o tesis que sostiene la resurrección universal de los cuerpos y el inmediato
juicio de todos los hombres.

Conservamos el anuncio y convocatoria de la importante lid teológica, que
dedicó a los Purísimos Corazones de Jesús y María, a Santa Marta, patrona
del pueblo en que nació, y a sus queridos padres.

Pocos días antes, el 24 de mayo del mismo año 1.902, recibió el sacra-
mento del orden del Presbiterado.

Sus primeros cargos ministeriales fueron, Coadjutor de la Parroquia de San-
tiago, en Don Benito (Badajoz): después Ecónomo de Nuestra Sra. de Be-
lén, en Miajadas (Cáceres) y sucesivamente de Garguera y de Monroy,
para alcanzar seguidamente, previo concurso-oposición el de Párroco de
Santa Cruz de la Sierra, donde desarrollo gran labor pastoral.

Finalmente, mediante otro concurso-oposición, le fue otorgada la impor-
tante Parroquia de Ntra. Sra. de la Asunción en la Villa de Serradilla
(Cáceres), propiedad que conservó hasta el fin de su vida.

Huellas Pastorales

Al estrenar su apostolado en Serradilla, se propuso restaurar todo lo dete-
riorado de la parroquia.

Venciendo su natural timidez para pedir, tendió la mano a sus nuevos feli-
greses, exponiendo las necesidades parroquiales
y el deseo de barrer la
pobreza en todo lo referente al culto sagrado.

Distribuyo una circular, impresa, con fecha 1 de ¡¡oviembre de 1.919, pre-
sentando las necesidades más urgentes: la fundición de la campana

grande, que por estar cascada ofendía a los oídos y deshonraba a la ilustre’
villa. ‘

Amenazaba ruina el tejado de la Sacristía con peligro de que se perdiesenlos ornamentos sagrados.

Urgía el arreglo de los dichos ornamentos y adquirir otros nuevos más dig~
nos y hermosos. Porque el tiempo deteriora hasta la mejor.’

Logró estimular y sensibilizar a sus feligreses para que con celo se esmera-
sen el multiplicar el decoro de la Parroquia, casa de Dios y de todos, en
I~
que recibieron el honor de hacerse hijos de Dios, el gran sacramento de 191
Confirmación, el augusto y divino manjar de la Eucaristía, la santlficación
del amor de los esposos, y la fuerza espiritual del viaje a la eternidad.

El día 1 O del citado noviembre comenzó a visitar en su propio domicilio •• ‘
sus feligreses que lo recibieron cariñosamente. .
i

Los ocho mil reales presupuestados entonces podrían convertirse hoy en’;
ocho millones, suma muy respetable. Y todo se consiguió.¡

Más tarde se realizó un fuerte revestimiento con cal del exterior a los mu-~
ros del templo. Para evitar la humedad del pavimento, se llevó a efecto
un’
fuerte saneamiento y se asentó un firme y discreto enlosado.

Parte fundamental de todo inmueble es el tejado. Se renovó totalmente y:
se evitó el aire y el calor, además de otras filtraciones que lo llenaban del
suciedad.

Manos femeninas y expertas de la villa bordaron con hilo de oro un rico;
palio para la procesión con el Santísimo el día del Corpus. Los lienzos pir)¡.:
tado fueron ejecutados por el sacerdote pintor D. Eugenio Alarcón. ,

Se enriqueció el templo parroquial con nueva imágenes de la Virgen de 10$1
Dolores, del Carmen y de la Inmaculada.

Reinstauró la casi extinguida Cofradía de Ánimas y fundó la de la Virgerf’
de los Dolores, dando gran solemnidad a la novena con predicaci6n\

diaria.

Para los hombres reinstauró la vieja Cofradía de la Vera Cruz, dando mél-1,
yor esplendor a los cultos pasionarios de la Semana Santa y logrando
nu-»
merosa participación de varones en los actos litúrgicos y las procesiones. ,:

Con la generosa cooperación de los maestros, se fundó la Cantina y ROP*H
ro escolares para alimentar y vestir a los niños que asistían a la escuel »
Durante muchos años, ambas secciones caritativas tuvieron gran pujanza,

llegando a distribuir cuantiosas sumas en comidas y vestidos. ‘

 

y todo con aportaciones voluntarias. Para ello se organizaban rifas, bala-
das y otros actos que estimulaban la generosidad de los particulares y algu-
nas entidades locales para fin tan humanitario.

Fue uno de los insignes promotores de la dedicación de un himno al Stmo.
Cristo de la Victoria, mediante concurso literario en el que intervinieron
ilustres personalidades de las letras y las artes.

Al ocurrir el tercer centenario de la llegada de la milagrosa imagen del
Stmo. Cristo de la Victoria a Serradilla, se organizaron fiestas solemnísimas
con participación de prestigiosos oradores y Obispos. Alma de aquella pro-
gramación y ejecución fue D. Francisco Cabello compartiendo esfuerzos y
entusiasmo con buenos colaboradores.

Sería injusto silenciar la ardiente devoción que siempre profesó a tan devo-
ta imagen. Cantó sus glorias y milagros con unción y entusiasmo. Fueron
muchas las decenas de sermones predicados en el Santuario para su honor
y gloria, a ruego de agradecidos devotos. Porque siempre ejerció con
maestría, claridad, fluidez y contundencia el arte de hablar para cautivar y
convencer. Toco casi todos los temas.
Y supo concertar la profundidad con
la sencillez, la rotundida con el deleite del auditorio, porque pensaba cla-
ro, sentía hondo.

Su fin

El tiempo todo lo destruye. Sin armas, sin ruido, en silencio, acaba con
todos los seres vivientes de la creación. Nada puede frenar su lenta, pero
irresistible fuerza destructora. Poderosos, sabios, héroes … todos se rinden a
sus pies.

Don Francisco Cabello gozó siempre de una salud robusta, fruto de una
juventud curtida y tostada en los campos trujillanos.

Ya de mayor se vio aquejado de las molestias y ardores de estómago, que
le obligaban a veces, a arrojar un puñado de bicarbonato en su boca y pa-
sarlo con un vaso de agua para mitigar los dolores.

A los setenta años de edad, y aquejado de esta enfermedad estomacal, se
trasladó al Hospital de San Pedro, en la Mutual del Clero, ubicado en la
calle San Bernardo, 101, Madrid. Allí fue intervenido quirúrgicamente.
Más tarde la ciencia ni sus expertos lograron devolverle la salud.

Y el mismo día que nacía la primavera del año 1.947, el alma de aquel
hombre robusto, recio extremeño, sacerdote enérgico, el 21 de marzo de
1.947, voló al encuentro del Señor, dejando huérfana espiritualmente la
fervorosa parroquia de Serradilla.

Aquellas mismas noches se llenaba el templo parroquial para celebrar I tradicional novena de Ntra. Sra. de los Dolores con inmensa devoción popular.

Los feligreses que rezaban para consolar a la Madre de Cristo, rezaban fer-: vorosos demandando la salud de su párroco y pastor.

Pero fueron otros los designios infinitos de Dios. Su cadáver fue inhumado en Madrid, aunque poco después se trasladó al’ cementerio de Santa Bárbara de Serradilla, donde sus cenizas esperan I ‘ resurrección, verdad dogmática que el defendiera brillantemente en Sala- manca para alcanzar su licenciado en Teología.

A la sazón ejercía también el cargo eclesiástico de Arcipreste. » Me llenó de emoción el conocer su último deseo. Dijo que al morir, quería’ volver a su parroquia para ser inhumado con sus feligreses, a fin de que er, día de la esperanza, resucitase con su pueblo y sus parroquianos. Fue sU último sermón predicado sin palabras. .

El Boletín del Obispado de Plasencia (abril de 1.947. pág. 129) insertó est párrafo necrológico, entre otros: «Su muerte, como su vida ejemplar, nos da el consuelo de pensar que habrá recibido el premio de los Santos que~’ como él, pasaron la vida haciendo el bien, sin otro afán que la gloria de’ Dios y la salvación de las almas». .

Casi tres décadas consumió en esta parcela con ilusión, talento y ferviente, devoción al Santísimo Cristo de la Victoria, nuestra esperanza. ‘

Al margen de la pastoral

Don Francisco Cabello supo conquistarse la admiración y estima de su¡ feligreses con su oratoria clara, contundente y sencilla, además de su am»)’ plia cultura. .

Frecuentemente en reuniones de carácter social, cultural o humano, surgí un grito espontáneo, entre los hombres maduros y sensatos, que decía:

«Que hable D. Francisco, que diga unas palabras … l»

Nunca se hizo rogar, ni jamás se disculpó ante el miedo de la improvisa ción. Parecía que en aquellas ocasiones su mente estaba más lúcida y s inspiración era más genial, exacta y oportuna.

No sintió dudas ni vacilaciones. Sereno y con lenguaje fluido brotaban s palabras precisas y elocuentes para cautivar al auditorio, quedando todo con el sabrosos placer que causaban sus amenas y acertad intervenciones.

Su oratoria no fue fogosa ni altisonante, sino clara y profunda, objetiva, tajante y persuasiva. Convencía a la inteligencia y movía las voluntades.

Sirvan de testimonio dos actuaciones extrapastorales. Ambas con éxito afortunado.

Una en la bella ciudad del [erte, Plasencia, el día 19 de octubre de 1.930. Motivo, rendir cálido homenaje al ingeniero de montes D. Francisco Sanz López, y potenciar su honorabilidad vindicando su ejemplaridad profesional.

Le ofrecieron un banquete en el teatro «Romero»; adornado de una artística y expresiva dedicatoria al Sr. Sanz López.

Entró en el amplio coliseo acompañado de los alcaldes de Plasencia y Her- vás. El público lo recibió con fervorosa ovación.

Una banda musical amenizó el banquete que fue servido por el hotel «Eloy», haciendo gala de elegancia y pulcritud.

Cuando llegó el momento de la ofrenda del homenaje, se levantó el culto Párroco de Serradilla, D. Francisco Cabello. Alguna sorpresa, pero más abundosa complacencia en los comensales. Previos los saludos de rigor, alcaldes y secretarios en su mayor número, con palabras justas, sinceras y objetivas, ensalzó con entusiasmo la labor y la honradez del ingeniero de- mócrata, hombre que, a pesar de su bondad y limpísima actuación, no pudo verse libre de las salpicaduras de la calumnia reptil y envidiosa.

Resaltó el buen nombre y la fama del homenajeado en toda su trayectoria profesional e intachable. Hizo ver que el banquete no era la revisión de un expediente, sino la expresión clamorosa de la franca alegría de sus amigos. Porque así sabe Extremadura rendir culto a los hombres que, como el Sr. Sanz López, se hacen acreedores a que la voz de tantos pueblos represen- tados por sus mandatarios, proclame en solemne plebiscito, la honradez de un caballero.

Resumió la beneficiosa gestión del Sr. Sanz López en favor de Serradilla, en cuyo nombre cantaba la jubilosa gratitud de toda la villa.

Con elocuentes frases dijo el Párroco que este homenaje, su significación y sinceridad, son el mejor regalo, la más brillante joya que se puede brindar a sus hijos, como herencia y ejemplo.

y concluyó que se pidiese la Cruz del Mérito Civil para el ingeniero Sanz lópez, tan digno y ejemplar.

Una delirante ovación acogió la propuesta del Sr. Cabello.

~iguieron otras intervenciones oficiales y oficiosas, para terminar con la Intervención emocionada del homenajeado.

Confesó el Sr. Sanz que después de haber vivido en profundidad toda la recia sinceridad y nobleza de Extremadura, ya no sabía si era madrileño por su nacimiento o extremeño por vivencia y arraigo. Dijo que era el mo- mento de vivir exhaustivamente tanta verdad y tan entrañable afecto, de olvidar agravios y de agradecer la cooperación de todos su compañeros y subalternos, para sentirse únicamente amigo, extremeño u español.

Hay amistades que honran y dignifican, otra manchan y degradan.

  1. Francisco Cabello gozó de entrañable amistad con el ínclito Sr. D. Mar- celo Rivas Mateos, hijo de Serradilla, figura eminente de las Ciencias, a quien sus paisanos declararon «Hijo predilecto», dedicándole la Plaza en la que vio la luz primera.

El día que se rindió un masivo homenaje, durante el banquete, fue D. Francisco el elegido para ser orador oferente en nombre de los comensales.

Tuvo lugar el día 31 de agosto de 1.930.

Al levantarse para hablar dijo que le único título con que se justificaba su actuación era ser el Párroco de Serradilla, aparte de la amistad, para haber aceptado ser el presentador del homenaje.

Hizo una rápida película de la vida de D. Marcelo, con sus triunfos, sus premios, su inabarcable y legítima fama de hombre de ciencia.

Describió la impresión emotiva que le causó la noticia de haberle declara- do «Hijo predilecto». Y añadió: En confidencial diálogo me había dicho D. Marcelo: … «después de estos acuerdos, yo he recibido títulos, condecora- ciones y honores, pero todo me importa un bledo … porque esto de mis pai- sanos me llega al alma.» … Y entonces continúa D. Francisco, una lágrima furtiva brotó en sus ojos, y yo disimulé haberla observado.

Relató también algunos méritos científicos para ser proclamado hijo predi- lecto de su propia villa. A los 21 años mediante reñidas oposiciones ganó la cátedra de mineralogía en la Universidad de Santiago, tres años después la misma en Barcelona, y luego la de Madrid. Cuando murió D. Bias l.áza- ro Ibiza, el mejor botánico del mundo, el claustro de profesores propuso al Gobierno que el mejor sucesor de Dr. Lázaro, y el más digno era Rivas Mateos. Acumuló ambas cátedras.

Por eso honrarle a él es honrar a Serradilla.

Comenzó el programa homenaje con una solemne misa cantada en la Igle- sia de Santo Cristo de la Victoria, a quien D. Marcelo veneró desde su in- fancia, según consejo de su madre, fervorosa cristiana.

Todos los actuantes fueron previamente seleccionados entre los residentes en Serradilla.

La parte musical, bien orquestada, corrió a cargo de profesionales del arte sonoro en nuestra hidalga villa, quienes interpretaron una misa polifónica de Trueba.

No pudo faltar la intervención de D. Francisco Cabello, cuyo prestigio ora- torio era de todos conocido. Los llamados temas de «circunstancias», no fueron óbice para que ofreciese una brillante pieza oratoria objetiva y au- téntica, sin hipérboles, rebosante de claridad, persuasión y amenidad emotiva.

Cada día la misa entre D. Marcelo Rivas y D. Francisco Cabello, se hizo más íntima y profunda.

Por fortuna se conservan los últimos testimonios manuscritos que ambos se intercambiaron en ocasiones trascendentes, incluida la del veto eclesial que se impuso al Párroco de Serradilla para escribir en los periódicos, tema que se estudia en otra parte de este mismo trabajo.

BIBLIOGRAFíA

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«La Epopeya de la Raza Extremeña en Indias» 1978, Vicente Navarro del Castillo

«Catálogo de Pasajeros a Indias» siglos XVI, XVII Y XVIII, 1980, Luis Romera Iruela y Mª Carmen Galbis Díez

«Diccionario autobiográfico de conquistadores y pobladores de Nueva Es- paña» 1923, Francisco A. de Icaza

«Diccionario de Extremeños Ilustres», Nicolás Díaz Pérez »Solar de Conquistadores». Mizuel Muñoz rlp San Ppnm

«Trujillo, Plaza Mayor», Pedro de Lorenzo

«La hispanidad de Trujillo en las Américas», Vicente González Hernández «Manual de historia de España» 1967, José L. Asian Peña.

 

 

 

Ene 162017
 

Gregorio Carrasco Montero.

Las palabras de Cohélet, hijo de David, rey de Jerusalén, cuando se puso a explotar e investigar con la sabiduría cuanto acaece bajo el sol quedaron formuladas para la posteridad, después de su reflexión filosófica, en el ca- pítulo 1 º, v. 9. Se usan en determinados sectores aplicables a diversos te- mas. Me estoy refiriendo al Nihil novus sub sole, nada bajo el sol.

Y años llevamos ya –casi nos duelen ojos y oídos- viendo y oyendo noti- cias y proyectos sobre lo que ahora pomposamente llaman, unas veces acciones, otras planes transfronterizos: Carretera Navalmoral–Plasencia– Coria–Monfortinho: Puente internacional sobre el río Eljas que baja desde mi Sierra de Gata haciendo frontera durante muchos kilómetros hasta mezclarse con el Tajo. Se espera, pero más bien parece que con indiferen- cia cansados de tanto esperar, esa carretera y otras acciones en la zona norte cacereña. Sus pueblos acortaría «distancias y mejorías» sus salidas hacia la capital de España. Lo mismo con el centro y costas portuguesas, digan lo que digan, para llevarse las aguas de futuros despegues e intereses a otros molinos.

MEMORIAL RAZONADO

El tres de enero pasado se cumplieron 128 años –3 Enero 1.862- de la conclusión con elegante firma en abreviatura –parece decir Lic. Vte. Maestr- de un memorial razonado para constituir por un grupo de extre- meños, una sociedad que pusiera en explotación las aguas termales de las hoy conocidas y anunciadas Termas de Monfortinho, que entre las gentes sencillas de los pueblos cercanos se siguen llamando de Fuente Santa. El documento manuscrito se conserva en su original en el Archivo Diocesano

de Coria–Cáceres. Consta de 53 folios. Falta la cubierta en la que debería estar título del mismo, nombre del grupo a quien presuntamente estaría dirigido, así como la personalidad del autor.

Tres parte se pueden señalar en tal estudio:

. Situación geográfica de la Fuente Santa y descripción de aguas, tierras, intentos de explotación de cal en los mismos parajes, etc.

. Presupuestos detallados de edificios y dependencias indispensables para poner en funcionamiento la proyectada explotación, menaje, etc.

. Conclusiones y condiciones.

Diremos algo de cada una de esas partes.

Bella y detalladísima es la descripción que nos ofrece en la primera parte con amplia aportación de elementos en distintas direcciones: humanas, científicas, curiosas, comparativas, etc. Y comienza con este tenor:

«En el limítrofe Reino de Portugal, provincia de la Beira, Concejo o partido judicial de Idanha a Nova, término y señorío de Monfortinho, a un tiro de bala del río Eljas, que por varias leguas sirve de frontera entre los dos rei- nos, existe la célebre Fuente Santa, cuyas aguas tantas virtudes medicinales se le atribuyen y ha justificado la experiencia de muchísimos años.

Esa fuente está al estribo de una de las elevadas sierras de Monfortinho, y ya casi en la parte llana, teniendo delante de sí y a los lados de su frente una vega confinante al río de unas 300 fanegas y la espalda de ella un te- rreno tan poco accidentado que puede decirse plano y es de mucha exten- sión hasta las bases de las más altas sierras en cuya falda radica el pequeño pueblo de Monfortinho. Frente de esa vega están las de Moreras, al E. de la cual yacen las de arriba hasta el arroyo del vino, y al O. la Torbiscosa, to- das en la parte española de la parte acá del río y pertenecientes a la Enco- mienda de Benavente propia del Excmo. Sr. Duque de Abrantes. Estas vegas españolas tienen muchísima más extensión longitudinales que las de Fuente Santa porque no están como éllas interrumpidas luego por montañas.

La Fuente, pues, está en una cuenca de más de una legua de extensión, rodeada por las sierras de Monfortinho y sus adyacentes, por la Cabeza del Mocho y por las Sierras de Benavente muy poco elevadas. El terreno es pintoresco.

El señorío y término de Monfortinho es sumante grande, cubierto de monte bajo, de jara, lentisco, charneca, madroño, mata de cadena de encina y poca de cabeza para, por lo general de muy inferior calidad y gran parte estéril e inaprovechable hasta para cabras. La planicie se siembra de

centeno. La caza menor y mayor abunda extraordinariamente. El río tiene buena y delicada pesca y nunca deja de correr aunque en verano se reduce mucho. En los veranos los aurearios (sic) de Montehermoso pescan una buena can- tidad de arenas y granos de oro en las orillas españolas de grandes charcos del río mezcladas con platino y detritus de hierro. Aunque todo aquel terreno puede decirse virgen de reconocimientos geológicos, lo mismo la parte española que la portuguesa es de esquisto, arcilloso muy calcáreo y en algunos puntos de la portuguesa calcáreo casi puro que da cal morena y blanca utilizables para la construcción. la piedra sílice rodada, pero no esférica, y de grandes dimensiones, se en- cuentra en abundancia a las inmediaciones de la Fuente Santa. En todo el terreno que me ocupa y con profusión fajas largas y estrechas de tierra colorada–gredosa que entiendo muy a propósito para ladrillo y teja. A cinco cuartos de legua de Fuente Santa en dirección al pueblo español de la Zarza empieza el terreno granítico con grandes canteras muy buenas para piedra de sillería.

El Eljas no tiene puente -(todavía está sin él)- ni barca en más de tres le- guas, y si bien suelta pronto el agua en las crecidas y da vado en invierno, ellas alguna vez son demasiado grandes y suelen coger no escasa parte de unas y otras vegas porque por allí vas poco encauzado.

Repetida Fuente Santa ocupa un punto despoblado en la Beira Alta, pues el pueblo más cercano es el prenotado de Monfortinho que dista media legua larga y solo tiene 30 vecinos miserables (sic.). Salvaterra do Extremo 130 vecinos a más de dos leguas. Pennha Garcia 1.220 vecinos ya él hay que ir para sacar las gufas para las caballerías a dos leguas y media. Idanha a Nova más de 700 vecinos a cuatro leguas largas.

y en España la primera caseta de carabineros (ruinoso) a un cuarto de le- gua. y miren hacia donde vamos con los pueblos españoles de entonces pasando por las horcas de la emigración:

Zarza la Mayor (3.315 almas) a dos y media leguas. Alcántara (4.577 al- mas) a seis leguas. Cáceres (1.4787 almas) de catorce a quince leguas. Co- ria (2.656 almas) a cinco y media leguas. Moraleja (1.435 almas) de dos y media a tres leguas. Cilleros (2.455 almas) a dos y media leguas. Brozas (5.525 almas) y siete y media leguas.

y consigna los latifundios del pasado.

Todo el señorío y pueblo de Monfortinho con la Fuente Santa y sus aguas pertenecen al Excmo. Sr. D. Antonio de Govea Ossorio Metelo, vecino de Penamacor.

Las aguas del Eljas como nacidas en la Sierra de Gata, entre el pueblo del mismo nombre y Valverde del Fresno, son frías y delgadas y en su curso no arrastran cieno sino arenas y cascajo.

Datos y circunstancias espigados en el documento.

Las circunstancias son elementalísimas para los bañistas «que siendo bas- tante la afluencia de portugueses y españoles hasta ahora no han tenido para albergues mas que unos catorce o dieciséis chozas muy malos, mez- quinos e incómodos que se hacen en principio de los baños y se quitan a la conclusión». Ya hay en sitio más elevado una casilla, que con solo tres cuartos al hilo sin ventanas ni puertas a los portadas, a teja vana e inde- pendientes entre sí. En mismas fechas varios trabajadores se hallan hacien- do el horno para ensayar la cal.

Apunta número de concurrentes: «En este año, aún en medio de esas fata- les es condiciones y circunstancias han pasado de un mil (millar) seiscientas personas las concurrentes». Lo que habla muy alto y con elocuencia en favor de las virtudes medicinales que se asignan a aquellas aguas. Removi- das las causales justas del retraimiento de ir a ellas el número de concu- rrentes duplicaría al menos y tanto más cuanto que ya el puente de Alcántara está viable, que se está trabajando en la carretera de Cáceres a aquella Villa y que sucede lo mismo en la importante de Castilla. Y si el ferrocarril extremeño castellano se ejecutase, pasando (según estudios he- chos) a unas siete leguas extraordinariamente el acceso a los de Extrema- dura Baja, Andalucía y Castilla la Vieja y todavía más si se siguiese el trazado primero que patrocinó el Sr. Godínez pues iba entre Alcántara y la Zarza.

Se entretiene entre las características de las agua y añade.

Tenemos, pues, que por la etimología de Santa, por la constante tradición, y por una no desmentida experiencia, estas aguas tienen alto crédito y aún las considero únicas para ciertas clases de enfermedades cutáneas, para los reumas de ciertas clases, para enfermedades de la matriz, y cuidado que el herpes es por desgracia muy generalizado en Extremadura y Portugal. La temperatura en estío y en invierno y constante dentro y fuera de la fuente y en el inmediato manantial es de 25 grados.

Otro intento de explotación: «Hace mas de treinta años que un especula- dor rico, español y comerciante, convencido de que una buena casa de baños y una cómoda hospedería allí sería un negocio muy lucrativo, solici- tó con empeñe del Sr. General Govea, padre del actual propietario, que le vendiese las aguas y cierta porción de terreno, haciéndole al efecto venta- josas proposiciones, pero el general, muy rico, como lo es su hijo, se negó constantemente». En 1.856, dice el autor de este documento, otros amigos

conmigo en Cáceres percibimos igual pensamiento y me dirigí al Sr. Go- vea, actual propietario que me honra con su amistad, y defirió a él, porque entrando en la venta todo el señorío de Monfortinho y marcando el precio por él, que no recuerdo exactamente (porque la carta la di y tiene el Dr. D. Ramón Cerrudo) que no era exagerada. La proposición no nos convino entonces y se dejó el negocio.

En julio de 1861 amigos de esta ciudad y de Casillas de Coria me invitaron para que entrase con ellos en la empresa de ensayo, y en su caso de explo- tación, de cal en el propio terreno de Monfortinho. Muy gustoso escribí al Sr. Govea concretándome a la cal y ofreciéndole parte en ella y indicándo- le que a la vez podríamos hacer allí otros negocios. En 20 de agosto me contestó finamente desde Lisboa diciéndome su aceptación y que para Ilevarlo a cabo nos reuniríamos en diciembre actual en Penamacor. En esa carta me dice: «Quien quisiere allí mismo hacer un establecimiento de ba- ños debería coger grandes resultados»:

Consiguiente a tan espontánea indicación al contestarle en 4 de diciembre de acuerdo con mis dignos consociados le manifesté nuestro deseo de se- cundaria, le pedí me dijese si continuaba en su idea de 1856 de venta ge- neral del señorío o cuales eran sus intenciones. Y en 20 del referido de este me contestó: «En cuanto a venta general del predio y lo mismo sobre cual- quier arreglo que independientemente de aquella podamos concluir sobre edificación de un establecimiento de baños, hallo acertado no entramos en semejantes negocios por medio de cartas, sino dejamos todo eso para tratarlo de viva voz cuando V. Exca se digne ir o mandar a Penamacor. Si V. Exca. fuere o alguno de sus consocios a Penamacor, desde ahora le pido se utilicen de mi casa, y no haga V. Exca como la otra vez, lo que para mi sería un grande disgusto».

Hasta aquí, sigue, la historia de lo ocurrido en el negocio de los baños y la compendiada de aquel terreno, sus aguas y algunas de sus condiciones.

De la cal. Tomamos solo algunos datos para evitar la extensión de este trabajo aunque sea interesante por su concepción y razonamientos.

Hay piedra calcárea aplicable con éxito a la construcción. La cal morena no es tan pura como la blanca y ésta no hay encontrada más que en una calera. y además se cubre en invierno por un arroyo ya que ocupa un pun- to muy bajo.

Habla después de lo que nuestros aranceles marcan como derechos de entrada a esa cal portuguesa: 4 reales 36 céntimo por quintal castellano y lo peor que tiene que introducirse precisamente por el puente de Segura e ir, dice a aduanarse a Alcántara». Eso y el aumento del trayecto parece que

dejó en suspenso la explotación de la cal como negocio. Pone como punto de referencia Coria y dice que dadas las circunstancias de ser portugués el centro productor habría más leguas desde el mismo a Coria que desde Cá- ceres, otro centro productor, a Coria.

Pero acudieron al Excmo. Sr. Ministro de Hacienda para que rebajara a 50 céntimos el derecho y para que se habilitasen como aduanas la entrada la Zarza, Moraleja y Cilleros. Termina siendo muy reticente el memorial en lo referente a la explotación de la cal y exige una serie detallada de exáme- nes y cálculos antes de poner manos a la obra. Pero ve muy claro lo de los baños. y a partir de la década de los cuarenta de nuestro siglo se ve que tenía toda la razón.

iQué clase de baños pretendenl. El autor del memorial entra de nuevo en una reflexión en búsqueda de lo mejor que pueda hacerse y sin pillarse las uñas. Así prosigue: «comprendí desde luego que respecto a la casa de ba- ños, hospedería, cuadras y capilla había tres caminos que tomar: uno, edi- ficarlos en grande escala y suntuosos como los de Cestona, Archavaleta, Ontaneda, Panticosa, Bagneres, Bareges, Wisbaden, Baden y otros. Con relación a todos estos citados hace una pequeña síntesis de su situación geográfica, descripción de los edificios que tienen esas estaciones termales y en algún caso como en las francesas aporta el dato del coste total, 300.000 francos, de entonces, claro (1.140.000 R); segundo, hacer nada más que una casa de baños con otra muy modesta de hospedaje; tercero, levantar un establecimiento que diste tanto de la suntuosidad, extensión y lujo de los primeros como de la mezquindad, llene cumplidamente el ob- jeto, llame gente y se construya de un modo y en unas condiciones aptas para continuarlo, embellecerlo y ensancharlo mañana si la utilidad corres- ponde a las esperanzas y la conveniencia lo exige. «.

Elegí sin vacilar el tercer camino como más prudente, más adecuado, más en armonía con nuestras fuerzas y nuestras intenciones, y sobre él he cal- culado mis planos (que no están unidos al memorial) y mis ideas calculan- do los presupuestos.

Segunda parte. Explicación de los planos y presupuestos

Solo apuntamos o nominamos los edificios que proyecta y presupuesto total cuando se pueda.

Casa de Baños. Cerca de 8 folios dedica a especificar los distintos elemen- tos que debe tener su funcionamiento con presupuesto detallado de cada uno y el total lo cifra en 40.000 rles.

Casa Hospedería. Más de 5 folios dedica a este edificio con todo sus ele- mentos perfectamente detallados con un presupuesto de 84.000 rles.

Capilla Pública. Me ha parecido curiosa su reflexión en torno a este edifi- cio además de significar que todos los consocios son católicos y que vaía edificar en país extranjero y de creencias; al aumentar la concurrencia ten- gamos presente que al enfermo dos cosas le anima más para decidirle ir, el médico y el confesor. El primero en tanto tiene esperanza y para lograrlo;

el seguhdo esencialmente cuando perdida la esperanza solo ve delante de

sí el sepulcro y la eternidad.

En algo más de dos folios y lo mismo de detallado todo da un presupuesto de 7.300-rles.

Cuadras. Después de insistir en la necesidad de la guía para las caballerías a sacar en Penha García y apunta que esto puede arreglarse con el gobier- no portugués. En folio y medio explica y da el presupuesto de las mismas en 7.100 rles.

Menaje de la Casa Hospedería. Toldo para el patio, reloj, cocina, zaguán, comedor, habitaciones, sala de recreo, despensa, diversos y además inclu- ye en este capítulo menaje de Capilla, cuadras, casa de baños, diversos,.

En cinco folios y medio con exhaustivo recorrido por cada una de esas dependencias da un presupuesto de 27.000 rles.

Presupuesto de artículos de consumo. En este apartado desborda la minu- ciosidad de los detalles. Va pasando del chocolate a la pimienta, de la miel a los ajos, de la paja a las velas de sebo, desde el vino de Oporto al aguardiente español, desde los librillos de fumar a las obleas para decir misa, desde el lacre a las plumas metálicas o de ave para escribir. Todo eso entre un presupuesto global de 22.700 rles.

Curioso y pragmático en este apartado es cuando emite su opinión dicien- do: «opino que sería útil a la empresa lograr del Sr. Govea la concesión exclusiva del acotamiento para caza de todo el señorío en su favor para surtir de ella el establecimiento y para permitir a los concurrentes a que se ejerciten en esta diversión y lo propio para pesca del río en su mitad.»

Botiquín. Establecimiento de importancia ya que la farmacia más cercana está en Zarza la Mayor y dista dos leguas y media. No hace presupuesto porque lo deja a la competencia de dos facultativos de los que dice que son consocios y da sus apellidos, Sres. Flores y González.

Sigue en tres folio y medio un presupuesto de gastos e ingresos anuales probables en los cuales se puede espigar datos o noticias del personal que estima necesario para el buen funcionamiento de todo el complejo tales como: Gerente que no debe ser consocio – un administrador que utilizará

un pequeño, preciso y claro reglamento – un guarda de almacén – una mujer de disposición como ama de llaves o de gobierno – un cocinero – un ayudante de cocina – dos camareros – dos bañeros – un capellán que comerá en la mesa redonda por cuenta de la empresa – un mozo de paja – un médico, pero dice que ignora las leyes portuguesas en cuanto al ejer- cicio de la medicina en los balnearios.

A casi todos los enumerados anteriormente, es una curiosidad, se les seña- la el cuarto o habitación que de acuerdo con los planos, cosa que no están unidos a los folios citados, deberán ocupar además de sus específicas obligaciones.

Tercera Parte

La que podemos llamar así se puede meter en la frase taurina de atar bien los machos. Totalmente pragmática para asegurar exitosamente la compra y mejor funcionamiento. Dice que hay que llevar a la entrevista de Pena- macor bien estudiado todo. Resaltamos algunos detalles: los derechos so- bre la fuente yaguas sean claros, absolutos ni contradichos por nada ni por nadie y que los ceda redondamente en pleno dominio y propiedad.

Que tiene que ceder 100 fanegas de la vega adyacente y pendiente de la fuente y otras 100 detrás de ella y otras tantas a los lados, para asegurar, claro está el manantial. Que el Sr. Govea y sus sucesores no permitirán poner otro establecimiento en todo lo que le pertenece y tiene que dar, siempre que lo haya en sus terrenos, el combustible necesario en tempora- da de baños y para la construcción de edificios y cercas usar piedra piza- rra, barros, arenas etc. de su señorío y permitir hacer caminos tanto de la parte de Portugal como de España para el acceso a los baños. Se entretiene en la formas de pago ya en moneda española o en la portuguesa, ya en el estudio de los cambios e hipotecas.

Termina el amplio memorial indicando que no es ingeniero civil, ni arqui- tecto, aunque nos quedamos con las ganas de saber quién y qué era, y por eso todos los consocios deben estudiarlos y cuando se haya hecho convo- car una junta general para nombrar una comisión de no más de tres que redacten con toda libertad y sin el más mínimo temor de herir mis suscep- tibilidades las reformas que merezca.

Si el negocio se consuma hay instantáneamente que constituirse en socie- dad teniendo presentes las prescripciones vigentes en España, aunque co- mo las operaciones son en el extranjero a lo mejor no hay que sujetarse a ellas, redactar un reglamento para su gobierno y nombrar una junta directiva.

 

Coria 3 de enero de 1862. La historia posterior nos ha dicho con los he- chos que no debió haber inteligencia entre este grupo de extremeños y el Excmo. Sr. General Govea.

A modo de conclusión

En la parte española, río Eljas acá, pero cuando el hombre no hablaba de fronteras, un castro neolítico dominó los alrededores de fuente, río sierra y llano.

Más arriba del emplazamiento actual y más pegado al Eljas, en la vega do Cravo (Clavel) los romanos tuvieron ya termas en plena actividad. Abando- nadas, pero no olvidada la tradición del oro, que ya buscaron ellos mis- mos, hace unos cincuenta y tantos años unos auríferos ¿de Montehermoso? al remover tierras encontraron restos de cañerías romanas y una estatua de piedra.

Monfortinho. pueblo, tuvo antes de la Guerra de Restauración Portuguesa una relativa entidad y un convento cuyos monjes buscaría, en la lejanía y soledad de entonces el hábitat propicio para el Ora et Labora de la vida contemplativa. Fue arrasado por los españoles en las guerras fronterizas con el tira y afloja, de una y otra parte, que se resumían en fuegos, robos y destrucciones. Monfortinho cayó en picado. En 1862, fecha del memorial, era un pueblo miserable habitado por ocho senderos (arrendatarios) y sus obreros y familias. En 1903 compran los renderos los terrenos que trabajan que es hoy la feligresía de Monfortinho.

Los mismos escritores portugueses afirman que en el siglo pasado y en el primer cuarto del actual eran los españoles los aguistas. Portugueses prácti- camente, no iban. Junto al baño viejo, siguen, hadan chozas de retama para dormir de noche. Pasaban el día a la sombra que se buscaban.

En esa inmovilidad permaneció el tema del agua, baños y bañistas hasta la década de los años treinta que se trazó la carretera desde el cruce de Sal- vaterra do Extremo. Entonces empezó a evolucionar cuando se pudo llegar con carretas y en algún que otro coche.

En 1940 se inauguraba el balneario actual así como el hotel de Fonte San- ta. Después fueron aumentando instalaciones, hoteles, pensiones. Es hoy un bonito lugar para el relax además de lo terma!’ Abierto por anchas y asfaltadas estradas, escoltadas por naranjos y otros árboles hornamentales, con campo de tiro de pichón, parques bien poblados, piscinas, polideporti- vos, aeródromo.

No termino sin hacer alusión a lo turístico. Desde las termas se puede visi- tar en pocos kilómetros: Monsanto. Los folletos de turismo dicen: En

llanura vieja un coloso de piedra se mantiene orgullosamente desafiando la Sierra de Penha Garda en altura. el paisaje desde este bello pueblo por- tugués es impresionante. Lo destacan en turismo cuando afirman: Mira para lejos, para España, para Portalegre, para Guarda. Con bello castillo templario, y mejores iglesias y santuarios entre los que destaca S. Pedro de Vila Cerca, romano y visigótico mezclados y con la iglesia románica de S. Miguel hacen de Monsanto el florón arquitectónico más bello y rico de la Biera Bixa.

Idanha -a- Velha (Egitania). Muy ligbada a lo nuestro extremeño por dos razones: lO! la vía romana Mérida – Astorga se ramifica en Norba (Cáceresl para alargarse al resto de la Lusitania y comunicarla. Esta ramificación pa- saba por Egitania después de cruzar y dejar atrás el Puente Romano de AI- cántara y el de Segura. Los romanos la dotaron de impresionante muralla y da la sensación que por algunas de sus entradas aún conservadas va a en- trar de un momento a otro alguna cuádriga triunfal. Los cristianos le deja- ron basílica visigótica con algunas reformas posteriores y en el exterior de su puerta principal bautisterio paleocristiano, uno de los primeros de la península y bastante dejado en la actualidad, junto a los muros de la basílica restos arqueológicos de la mansión episcopal. 20! fue Egitania o Idanha a Velha una de las doce sufragáneas de Emérita Augusta. Hoy Egi- tania no es diócesis y nuestra Mérida no ha visto restituida su condición de archidiócesis.

 

 

 

 

 

 

 

Ene 092017
 

PROVISIONAL.

José María Cancho Sánchez.

Traemos aquí un libro de tema extremeño que consideramos ha estado extraviado durante un tiempo para nuestra cultura general. Al menos, no hemos sido capaz de encontrarlo en las bibliografías generales sobre Extremadura, ni en las más especםficas relacionadas con la comarca de Hurdes o Batuecas. Es por tanto, a nuestro entender un libro relacionado con nuestra tierra y que por diversas circunstancias, desconocidas para nosotros, no consta en las listas de libros clasificados como de tema extremeסo, aunque seguro dormirá en algunas de las bibliotecas de estudiosos que existen en nuestra región, tal y como permanece el ejemplar que hemos manejado.

Se trata de una novelita «La pobre niña jurdana», escrita por S. Ramos Almodóvar.

Caracterםsticas fםsicas

La fecha de publicaciףn no consta. Nos inclinamos a creer, por las razones que vamos a exponer, que pudo ser alrededor de los תltimos aסos veinte de este siglo. Nos apoyamos en el dato de que el autor era director de la revista «Letras Regionales» que se empezף a publicar en Cףrdoba en el aסo 1.924, y la novela estב editada por la misma revista. Por otra parte, el ejemplar que hemos consultado, perteneciente al archivo de Tomבs Puli- do, estב unido, encuadernado, a otro volumen publicado en 1.930, y la comparaciףn de las caracterםsticas fםsicas de ambos hace suponer que in- cluso la novela objeto de estudio es anterior en algunos aסos al que estב claramente datado.

En efecto, «La pobre niסa jurdana» estב editada por la revista «Letras Regio- nales» que se publica en Cףrdoba. Dicha revista, en su nתmero 38 –de ~osto de 1.928-, seסalaba, ademבs de precisar que era el aסo IV de su PUblicaciףn, que era una «revista mensual ilustrada», y que contaba con

¡’ -redactores y colaboradores en todas las regiones de Espaסa». Para ·;f·.··

demostrarlo facilitaba una larga lista de nombres entre los que sobresalen desde Armando Palacios Valdיs, los Hermanos Alvarez Quintero, Concha Espina o Josי Marםa Pemבn a nivel nacional, a Juan Luis Cordero, Luis Cha- mizo, Publio Hurtado, A. Reyes Huertas … , nombres que ya habםan alcan- zado, al menos, un cierto prestigio dentro de nuestras letras extremeסas.

Segתn indicaba la revista en su portada se publicaban «novelas, cuentos, leyendas, poesםas, historia literaria, crםticas, pבginas femeninas, folklore, crףnicas, secciףn «literatos nuevos», concursos, bibliografםa, etc., etc.».

Dentro de esta dedicaciףn encaja perfectamente «La pobre niסa jurdana», aunque es preciso resaltar que fue publicada aparte de la revista. Sus tama- סos son diferentes: la novela mide 185 x 110 mm., mientras que letras re- gionales tiene unas dimensiones de 240 x 170 mm.

La portada de la obra estב ilustrada por un dibujo a pluma firmado por A. Blanco. Nos muestra la imagen de un joven cabrero sentado tristemente sobre una piedra. Tras יl se vislumbra una llanura surcada de sembrados que nos hace pensar que el dibujante no conocםa la regiףn de las Hurdes.

La obra parece que puede formar parte de una colecciףn titulada «Clבsicos y Modernos», segתn se deduce de la portada. Ademבs se indica el precio del ejemplar: una peseta. El volumen consta de 86 pבginas, de las cuales 76 son de texto.

El autor

Del autor sabemos poco. Parece ser que era de origen extremeסo, ya que fue colaborador habitual de revistas regionales de la יpoca: «El Obrero Ca- tףlico», Cבceres, 1.919 … ; «La Gripe», Cבceres, 1.920 … ; «Hurdes», Camino- morisco, 1.926 … ,13 y que se trasladף a Cףrdoba, donde le vemos ya como director de la revista a que hemos aludido.

«La pobre niסa jurdana» serםa probablemente una obra de juventud. Desde luego, no fue lo תnico que escribiף Ramos Almodףvar. En la contraportada de nuestro volumen figuran como otras obras del autor, dos novelas de temas cordobeses, «El alma de la mezquita» y «El ermitaסo de Cףrdoba»; y una colecciףn de cuentos de su regiףn natal titulados «De la vida extreme- סa». Ademבs figura como en preparaciףn la obra poיtica «Pיtalos vivos».

13 Datos sacados de:Publicaciones periףdicas extremeסas. 1.808–1.988.- Mercedes Pulido Cordero y Tomבs Nogales Flores. –Departamento de Publicaciones de la Diputaciףn Provincial de Badajoz.–Badajoz, 1.989

El argumento

la novela nos relata un argumento que no es muy original. El tema de la curaciףn de nuestros males ingiriendo sangre de una persona joven y sana nos viene desde los remotos tiempos paleolםticos. Asם estב desarrollado en este caso:

En la publicaciףn imaginaria El Encino, limםtrofe a la regiףn de Hurdes, vive Juliבn, un joven desahuciado por la medicina. Su tuberculosis galo- pante le lleva hacia la tumba. Su padre el tםo Meriסolo, ha de hacerse car- go de su sobrina Cristina, ya que el padre de la joven emigra a Amיrica. ֹsta, en su contacto con su joven primo hace surgir el amor en el corazףn del enfermo, al cual infunde unas ganas de vivir que hasta entonces no habםa sentido. luliבn hace lo imposible por recuperar su salud. Para ello no duda en acudir a una curandera de las cercanas Hurdes, la tםa Ringב, «mala como un dolor de costado». La curandera, despuיs de prescribirle conoci- mientos, pףcimas y otros remedios parecidos, convence a luliבn que solo se curarב si consigue renovar su sangre perdida con otra joven. Pero ello no es posible sin cometer un asesinato y beber la sangre aתn caliente de la vםctima. Juliבn, tras unas vacilaciones primeras toma la resoluciףn de obe- decer a la curandera. La ocasiףn se le presenta cuando se topa con una pareja de jףvenes cabreros hurdanos. Decide matar a la joven, –la pobre niסa jurdana-, para lo cual aleja al otro chico con un pretexto. Una vez ha conseguido su propףsito consigue beber la sangre de la niסa, degollבndola. Pero eso no le sirve de nada ya que a los pocos dםas muere.

Para castigar a la curandera el autor nos cuenta que la vםctima de Juliבn es precisamente la hija de la tםa «Ringב», la cual cuando conoce el crimen, se lanza a recorrer los montes desesperada.

Sin entrar en otras consideraciones literarias acerca de la obra, hemos de seסalar la falta de equilibrio entre las distintas partes de la novela. En efec- to, sus comienzos, y el desarrollo posterior, hacen prever una narraciףn siempre en el mismo «tempo». Sin embargo, la descripciףn relacionada con el crimen y posterior castigo se desenvuelve en apenas cinco pבginas.

Sus referencias a Hurdes:

Cuando el autor transcribe los diבlogos entre los personajes unas veces lo hace en castellano y otras, segתn considera necesario para el desarrollo del argumento lo hace en lo que el propio Ramos Almodףvar define como

» … ese extraסo dialecto lleno de res y de תes finales, de jotas silbantes y prolongadas» (pבg. 71)

Traemos solo algunos ejemplos. Asם en la pבgina 15, el tםo Meriסolo se ex- presa de la siguiente manera:

 

7~

«-¡Ti asegugu yo, el tםu Meriסolu me yamu, que antis de tres dםas yueviJ. Cuantitu la mi chimenea no traga jumu, agua barrunta di fiju»

Juliבn, el protagonista, le habla asם a su prima en la pבgina 22:

«–Qui yo me mueru, prima, y no es de ley que ti si pegui el mi mal. No ti acerquis, No ti acerquis … Ni arrejuntis la mi cuchara ni el mi vasu co lo tuyu».

y la tםa «Ringב le repite a Juliבn en la pבgina 72 cuבl es el remedio de su mal:

«Nu has querido jacer casu de m» ( … ) Tu mal solo tieni un remediu. Ya lo sabis; Ya te lu he dichu otras vecis».

Por otra parte, nos encontramos a lo largo del texto con algunas descrip- ciones de la comarca hurdana. Todas ellas influidas fuertemente por la leyenda negra sobre la zona:

En varios lugares del texto es considerada como «tierra e jambri» (pבgs. 41, 71, 75).

El la pבgina 41 se describe asם a sus habitantes:

»Aficionףse juliבn a aquellas correrםas mercantiles por las alquerםas misיrti- mas. Tal vez hallaba propicio el trato con los hombrecillos enanos, que sentםan carcomidos sus cuerpos por enfermedades fatales. Entre ellos era poco menos que un gigante … »

En la pבgina 65 se hace una descripciףn absolutamente negativa de la re- giףn y su situaciףn:

«Las cauchas misיrrimas, los vericuetos escarpados y estיriles, la vegeta- ciףn raquםtica, el riachuelo casi estancado … , las jurdes, la regiףn tristםsima de agobios y desventuras inexplicables, de necesidades latentes y conteni- das, de ignorancias, de enfermedades, de muerte …

Mבs adelante, el autor, quizבs queriendo luchar contra esa imagen desola- da que da la regiףn se permite una nota de color, que debemos tomar co- mo seסal de esperanza. Asם en la pבgina 70, describe:

«Pues estב la maסana clara y esplיndida, con derroche de luces en los cie- los transparentes y quietud armoniosa en los campos estיriles y misera- bles, donde entre peladas crestas y matorrales raquםticos y casuchas como establos, habitadas por hombres enfermos y enanos, fulgen al sollos raci- mos de guindas, como collares de tubיs maravillosos».

Yen la pבgina 75 salva tambiיn a algunos de sus habitantes:

«No todo es miseria y raquitismo en la tierra jurdana. Como flores en la se- ca aridez de los caminos, de vez en cuando en aquellas alquerםas desven- turadas crecen tallos lozanos de humanidad fresca y vigorosa.

Isabel era asם: una bella flor perfumando la horrible desolaciףn de la «tierra e jambri», una piedra preciosa entre el chinarral disperso de aquellos cam- pos de maldiciףn».

La pena es que esta es la vםctima de la tragedia.

Conclusiףn: Estamos ante un libro un tanto extraסo, que se habםa perdido para la rnayorra de los aficionados y estudiosos, pero que hay que unir a la cada vez mבs extensa bibliografםa existente sobre esta regiףn del norte de Extremadura.

Ene 072017
 

Manuel José Bazaga Ibáñez.

No cabe la menor duda que hasta que Colón llegó a América, aquellas tierras eran países desconocidos para el Occidente, pero los descubridores se encontraron con unos habitantes y con una cultura que no esperaban. La gloria del descubrimiento histórico quedó reservada íntegramente a Colón y a las carabelas de España. ¿Pero cuales eran los orígenes de la pobla- ción existente y de quienes provenía su cultura que no imaginaron encontrar? Cortés, cuando los españoles entraron en Tenochtitlan, Méjico actual, Moctezuma le saludó con palabras que le admitía con el Gran Se- ñor que habría de llegar: «Os considero como parientes, según lo que me dijo mi padre, que se lo había oído al suyo; nuestros predecesores, de lo que desciendo, no eran naturales de estas tierras, vinieron con un Gran Señor, que poco después regresó a su país, prometiendo que volvería a buscarlo. Esa es la razón por la que hemos esperado, y creemos que sois vosotros, dado el lugar de donde venís». Pero la expedición marítima de que se nos habla no es nada más que la aventura de un grupo de navegan- tes, que encuentran en América, una población preexistente. No es de este lugar tratar de averiguar los orígenes de la población aborigen de aquellas tierras, puede que antiguos hebreos, polinesios, monjes irlandeses, vikin- gos y algún otro, pero ¿llegaron los Templarios antes que Colón? puede ser. Indicios hay para pensar en ello, si bien esta Orden de Caballería no lo dio a conocer al mundo civilizado y el secreto quizás fuera el Gran Secre- to que nunca quisieron desvelar. Hay varios motivos para creer que antes de 1492, llegaron al continente americano.

¿Quienes eran y qué buscaban en aquellas lejanas tierras los componentes de esta Orden, mitad monjes, mitad soldados?

Hugo de Payns fue el fundador del Temple, milicia de Cristo, nacido para en principio, defender a los peregrinos a Tierra Santa, aunque luego sus motivaciones e extendieron de tal forma que no solo fueron protectores de desvalidos, sino prestamistas de poderosos, constructores esotéricos, con una expansión, muy semejante a las grandes multinacionales actuales.

De 1118 a 1127 Hugo de Payns y sus escasos seguidores, nueve en total marchan a Tierra Santa, aceptando la invitación de Balduino 11. Allí en- cuentra alojamiento y obtiene las primeras mercedes a cambio de guardar los caminos de malhechores y como premio la remisión de sus pecados.

En 1127 Hugo de Payns vuelve a Occidente como enviado de Balduino con el solo objetivo de reclutar hombres que defiendan los Santos Lugares.

Durante el Concilio de Troyes, Hugo somete sus proyectos sobre la recién creada Orden y logra que se la reconozca oficialmente por la Iglesia en 1128. En este Concilio, que contó con la asistencia de varios arzobispo, diez obispos, siete abades y algún teólogo, el Papa mandó como represen- tante suyo a Mateo de Albano, también estaba presenta Bernardo de Clair- vaux, fundador del Cister y protector de los Templarios. La Orden nace bajo una absoluta garantía de ortodoxia, aunque no mucho más tarde hay una eventual heterodoxia templaria, sobre los fines secretos y ocultistas de la Orden. Manifestaciones numerológicas mágicas, construcciones identifi- cativas con la cruz templaria y su incansable búsqueda del saber a todo lo largo de su existencia hacen que incluyan entre sus objetivos además del beneficio económico logrado en su indudable e inmejorable organización mercantil: desarrollaron la letra de cambio, traficaron y prestaron servicios en todas las ramas del comercio, traspaso de fondos, préstamos con garan- tías, depósito, etc. Unas metas tan significativas como ocultas, que les pro- porcionó tal poderío que los Reyes les envidiaban yel Papa los temía.

Aparte de las numerosas y cuantiosas do naciones que recibieron; las nece- sidades materiales en Oriente eran grandes, y Occidente debía mantener- las, supieron crear una compleja organización que además de financiar la guerra Santa, tenía que mantener todas sus casas o encomiendas por lo que el Temple había de obtener pingues beneficios de la explotación de los bienes que se les habían cedidos.

Siempre prefirieron las rentas regulares, mejor en dinero, que en especies, ya que era más fácil transferir recurso a Oriente en metálico, que en otra cosa, pero pronto se transforma en administradores, tesoreros, o prestamis- tas, dado lugar más tarde a la acusación de usureros, entre los cargos que se les hicieron, para destruir la Orden.

La financiación de las grandes obras que realizaron en sus tiempos, les plantean un problema. Sus préstamos, para el pago de los salarios de los obreros que intervienen en las obras, no puede realizarse en letras de cam- bio y la moneda metálica escasean en la Edad Media. La plata casi no existe y el oro es poco conocido. ¿De donde sacaron entonces las grandes cantidades pagadas en metálico en préstamos a obispos o ciudades para construir esos maravillosos monumentos góticos, más de ochenta catedrales? .

En los siglos doce y trece se acuñan monedas en plata y oro que se con- vierten con rapidez en el medio de pago normal, ¿de donde viene ese me- tal? El secreto es celosamente guardado por los caballeros Templarios, quizás fue su Gran Secreto, que hemos mencionado.

El Temple mantiene en aquellos tiempos una considerable flota que trasla- da desde los puertos del Mediterráneo, aprovisionamiento y tropas a tierra Santa. Pero también desde los puertos del Atlántico y mar del Norte, se observa gran actividad en los barcos de la Orden. El puerto se La Rochelle, en el Atlántico no significa para el Temple una base secundaria, es la sede de una casa que mantiene su autoridad sobre esa amplia zona. Este punto era escala de normandos, bretones y vascos. De aquí parten siete rutas templarias que cubren toda Francia. Cuando la disolución de la Orden en 1314 hacia este puerto se dirigen las cajas que guardan el tesoro o el se- creto de la Orden.

Todo lo que antecede hace necesaria la contestación a tres preguntas:

¿De donde sacaron los templarios la plata con la que hicieron posible la financiación de las catedrales y grandes obras construidas en Europa?

¿Para qué les servía el puerto de La Rochelle?

¿Hacia dónde partieron los navíos que recogieron la carga que en 1.307 afluyó al puerto?

Hay indicios que nos hacen pensar que los Templarios llegaron a América antes que Colón. Se dice por personas autorizadas que éste se valió de n plano templario, obtenido en Portugal, para arribar aquellas costas y en aquellos paisajes, Méjico y Perú, obtuvieron la plata que luego transforma- da en moneda cedían, mediando el correspondiente beneficio a los que acudían a aquellos con tal pretensión.

Fray Diego Durán, en su Historia de los Indios de la Nueva España nos dice: «Hubo en esta tierra de Nueva España una Orden de Caballeros que profesaban la milicia. Todos ellos eran hijos de caballeros y señoras, por no admitirse entre ellos gentes de baja estofa. Tenían sus templos, sus prelados y mayores a quienes obedecía, y se regían por sus ordenaciones. No cabe duda la correlación existente entre los caballeros mejicanos con los Templarios, y con otras órdenes militares, cristianas o no.

Juan de la Varende, historiador de Normandía hace decir a uno de sus per- sonajes, que los templarios extraían el metal de las minas de Méjico.

En el tímpano de la Iglesia templaria de Vecelay, en Borgoña, de mediados del siglo XII se ve a un hombre, a una mujer ya un niño provistos de orejas desmesuradas. El hombre vestido con plumas, al estilo de los guerreros mejicanos y un casco vikingo. La mujer de torso desnudo, luce una larga falda. Es conocida la costumbre entre los Incas de estirarse las orejas, y si bien se trataba de un vikingo, su casco así lo denunciaba, era un vikingo indianizado.

Otra prueba que podemos aducir de que los Templarios conocían lo que hoy llamamos América, es un sello de la Orden, descubierto en los Archivos Nacionales de Francia, estampado en un documento donde se lee:

Secretum Templi, Secreto del Temple. En el centro se ve un personaje que solo puede ser un amerindio, vestido con un simple taparrabo, con tocado de plumas, semejante a los que usaban los indígenas de América del Nor- te, Méjico y Brasil.

La Varende dice la verdad, al menos en un punto: los templarios conocían la existencia del Nuevo Mundo. Este era su secreto, tan importante, que para guardarlo y explotarlo la Orden había creado una jerarquía superior a la del Gran Maestre. Los signos que hemos encontrado, nos dicen que co- nocían un pueblo diferente al nuestro, que América, aunque sin este nom- bre, no era desconocida para los templarios. Si en la Orden tenían secretos que no han podido ser desvelados, este quizás fuera en el que mayor in- terés tenían que no fuera conocido y aunque no el único, ya que toda sus actividades están llenas de signos cabalísticos, construcciones esotéricas y localizaciones misteriosas de sus casas y encomiendas, si el más importan- te ya que de él obtenían el mayor poder, las riquezas que les proporciona- ba toda la fuerza de que llegaron a disponer en el poco tiempo que vivió la Orden.

No cabe duda de que los pueblos mexicanos en el siglo X, ya trabajaban los metales, si bien de forma rudimentaria, conocían el oro la plata, el co- bre y algunas aleaciones desconocidas en Europa. En la época del antiguo imperio Azteca, no utilizaban la plata que extraían de sus minas, salvo pa- ra algún que otro adorno, sin otro valor que el ornamental. Entonces la plata sobrante y quizás lago de oro, tomaba el camino del Atlántico. Los vikingos explotaban minas especialmente de plata en el noroeste brasile- ño, aunque prefirieron el hierro y estaño para sus armas y herramientas, exportando la plata por su puerto de Parnaiba. ¿Hacia dónde y cómo? Este problema también tenemos que plantearnoslo al tratar de los incas. Lo cierto es que estos metales preciosos los transformaban en lingotes. ¿Por- qué esta transformación? La única respuesta lógica porque habían de co- merciarlos en unidades constantes fáciles de contar y transportar. La plata partía del puerto de Santos, en este caso con destino desconocido. Los vi- kingos de Tiahuanaco enviaban a Santos y a Pasrnaiba durante los siglos XII y XIII, una gran parte de la plata extraída de la sierra de la Plata del Pia- ni y de la Upa-Assin. Esta plata se perdía en el Atlántico; los templarios conocían la existencia de América y poseían un puerto en el Atlántico, La Rochelle e inundaban la Europa occidental con una moneda de plata cuyo origen siempre permaneció en el secreto, pero que la tradición popular situaba más allá del océano. Se impone una conclusión: El Temple impor- taba la plata de América.

Abundando en la tesis de que los Templarios estuvieron en América antes de Colón, y así se ha comprobado por numerosos textos; en alguno de ellos se habla de personas con cara de dios, el cronista Muñoz Camargo, llama Templarios a los sacerdotes mexicanos y Eugene Beauvois, en su obra los Templarios del antiguo México dice, que uno de ellos estaba con- sagrado al dios Tezcatlipoca, y recibía el nombre de Casa del Señor Terres- tre y sus adeptos el de tecpantlacas, que según el autor ya citado no eran otra cosa que miembros de la Orden de los Pobres Hermanos de Armas de Cristo y del Templo de Salomón o más conocida Orden del Temple o Ca- balleros Templarios.

Los recpantlacas llegaron a México a finales del siglo XIII – 1272-1294. Quizás no fueron los únicos y se produjo más de una oleada de inmigra- ción. Francisco de San Antón Muñoz Chimalpahin, escribió a principios del siglo XVII la historia de su pueblo y nos dice que los tecpantlacas, des- pués de abandonar Europa cruzaron la gran mar y alcanzaron tierra firme en un punto en que desemboca un gran río –golfo de San Lorenzo y el río del mismo nombre-, desde allí salieron de nuevo a la mar recorriendo lu- gares imposibles de identificar y en 1299, se establecieron a orillas del la- go Chalco. Se señala el año 1276 como fecha de otra llegada a México de caballeros de la Orden.

Si bien se ha tratado de la presencia de los Templarios en América hemos de respondernos a una pregunta que todavía no ha sido suficientemente aclarada ¿Dónde se dirigieron los barcos que en 1307 escaparon de Fran- cia, desde el puerto de La Rochelle, presuntamente cargados con los teso- ros de la Orden –ya otra vez, en 1291, tuvieron que sacar sus tesoros al perder Acre, embarcándolos hacia destino más seguro–? La respuesta no deja de mirar a México. cuando el Papa Clemente V y el Rey de Francia Felipe IV, el Hermoso pusieron en peligro la existencia de la Orden, los Templarios forzosamente hubieron de pensar en asegurarse una base de repliegue segura. Hubo hombres que embarcaron en Francia y no se sabe a donde fueron, pero hombres que desembarcaron en México y no se sabe de donde provenían.

Si los archivos del Temple se cargaron en la Rochelle puede que su destino fuera Chalco, donde encontraron refugio. Quizás pensaron establecerse definitivamente en aquellas tierras, cuando en Occidente les negaron el pan y el agua, y con confesiones más o menos manejadas les hicieron des- aparecer o integrarse en otras órdenes militares. Puede que también se di- jeran que todo pasaría y mientras tanto en aquellas lejanas tierras encontrarían el descanso que sin duda deseaban. Pero no fue así, aislados al otro lado del Océano no acudieron nuevos reclutas que llenaran el va- do que la muerte dejaba entre ellos. sus Caballeros y Capellanes eran sol- teros. Los emigrantes casados no se llevaron sus mujeres pensando en la provisionalidad de su estancia, entonces unos y otros desaparecieron sin dejar más huellas humanas que algunos mestizos. La Orden en América desapareció n para siempre, pero símbolos templarios perduraron en aque- llas tierras y los descubridores y conquistadores españoles encontraron da- tos fehacientes de una civilización que les había precedido. Cortés oyó de Moctezuma como sus antepasados, los hombres blancos, habían civilizado a Méjico. Tampoco Pizarro dejó de asombrarse: los incas eran blancos o rubios y que tanto unos como otros, alzaban en sus monumentos y en al- gunos de sus edificios el símbolo por excelencia de la Redención, la Cruz.

Después de la Cruz esotérica de la Orden del Temple, la Tau, y de la Cruz mágica de Caravaca, los templarios otorgaban especial importancia a la cruz de ocho puntas, denominada heráldicamente «cruz de las ocho beati- tudes o de las bienaventuranzas». La cruz de ocho puntas se ha hallado en numerosos lugares de Méjico y Perú y es evidente que no puede deberse su presencia a los vikingos que desembarcaron en el siglo X en el golfo de Méjico, más cuando en aquella época Escandinavia era todavía pagana.

La cruz de San Juan, que también se ha encontrado en aquellos lugares, es exactamente la misma que figura en el sello del Gran Maestre Secreto de la Orden, de la que hablamos al principio, es la cruz auténtica de los Tem- plarios. En aquellas tierras se pueden encontrar cruces lineales, que pue- den que no tengan otro significado que simples figuras geométricas, pero así mismo se encuentran cruces paté, algunas de las cuales por lo menos –cruces de Malta o de San Juan- se vinculan exclusivamente con la tradi- ción monástica de Europa, y en particular con la del Temple. Además de en Méjico, se encuentran en América del Sur, Paraguay, donde los vikin- gos poseían una plaza fuerte que protegía el camino del Atlántico y donde habían instalado una fundición de metales preciosos. Estas cruces, asocia- das con otros signos, no podían provenir más que de los hermanos del

Temple: sello de Salomón, insignia de los artesanos afiliados a la Orden, el triple recinto de Colombia y Perú, que aparecen en todas partes por donde pasaron los templarios, completan un cuadro que nos aseguran que estu- vieron allí.

Las estatuas de Tezcatlipoca llevaban en la mano un objeto al que llama- ban irlachiayan, que se trata sin duda de una imitación de ostensorio. F. de Mely nos dice que el ostensorio es el atributo de Santa Clara, de San Nor- berto y de San Bernardo, cuyo papel en la fundación del temple fue decisi- va, revela la similitud con las procesiones del Corpus-Cristi que se celebraban en países católicos de occidente. I::a semejanza entre el irla- chiayan mexicano y el ostensorio de las ceremonias católicas podría ser una coincidencia si se diese en otro contexto, pero el hecho de que no existiera más que en los templos de tezcatlipoca, atendidos por los tec- pantlacas, templos que en muchos puntos tenían una disposición idéntica a la de las iglesias romanas, dan fundamentos a nuestra exposición y si se piensa que otros objetos litúrgicos vienen a completar un cuadro tan evo- cador, puede afirmarse con fundamentos, que los Templarios y Orden de los Caballeros de Cristo estuvieron en América antes que llegara Colón, aunque su estancia en aquellos lugares no tuviera la transcendencia que el arribo de las carabelas españolas en 1492.

BIBLIOGRAFíA

lacques de Mahieu – Colón llegó después

Auge y caída de los Templarios – Alain Denurger Historia de las Cruzadas – Mijail Zaborov

Las Vírgenes Negras. El gran misterio de los Templarios Eau Begg La meta secreta de los Templarios

La mística solar de los Templarios, Juan G. Atienza Hernán Cortés, Jaime lerez

Los Templarios están entre nosotros. Gerard de Sede

La vida cotidiana de los Templarios en el siglo XIII, Georges Bordonave Beltrán, un Templario en el exilio. William Watson

El Enigma del Temple. G. Lenotre

A la sombra de los Templarios. Rafael Alarcón H. Pizarra, oro, gloria y muerte. Siegfrierd Huber Felipe el Hermoso. Alexandre de Saint Phalle

Ene 062017
 

Fernando Ayala Vicente.

INTRODUCCIÓN (Provisional)

Tradicionalmente se ha venido comentando la secular desmovilización del pueblo extremeño, llegando incluso a pensarse que fuera una característi- ca propia de su idiosincrasia.

Abandonado por los poderes públicos, subyugado como consecuencia de su servil condición, encadenado a clientelismos no siempre paternalista, se atribuía a nuestra s gentes una apatía organizativa, resultado del conformismo del sobreviviente.

El trabajo que presentamos a continuación, pretende mostrar como en una época en la que se percibieron leves atisbos de libertad, se produjeron si- multáneamente grandes avances en la concienciación socio–política. Pro- liferaran entidades de todo tipo, nosotros atenderemos a las más significativas para el devenir histórico de un marco espacial, que lo hemos circunscrito a la ciudad de Trujillo, y de un marco temporal, que se va a limitar a la experiencia de la 11 República española.’

Por otra, parte haremos constar, que no nos vamos a limitar a reseñar úni- camente una relación de sociedades y de partidos políticos, sino mas bien intentaremos interrelacionarlas con su experiencia vital, es decir, veremos la influencia de la demografía, las repercusiones de la estructuración y composición social, la trascendencia de la distribución de la riqueza etc.

 

SOCIEDADES Y FORMACIONES POLíTICAS. SU IMPORTANCIA

Trujillo, una ciudad de 13.056 habitantes en 1.931,2 contaba con un total de 35 sociedades y partidos políticos. Su análisis se puede abordar desde varios puntos de vista: cronológico, ideológico, importancia del número de afiliados, implantación en el electorado … , dado que muchos de estos as- pectos se trataran en el siguiente apartado, nos limitaremos en esta ocasión en señalar en primer lugar cuales son estas sociedades, para continuar pre- cisando algunos detalles de su constitución, organización directivos … , de cualquier forma, una información mucho más detallada de todas estas agrupaciones viene dada en el apéndice nº 1.3 Es conveniente añadir a las 35 sociedades anteriormente nombradas 3 más registradas en Huertas de Ánimas.

Dada la dificultad por la no constancia en las fuentes» en la mayoría de las ocasiones de adivinar el auténtico carácter de muchas de estas sociedades (a pesar de que en algunos casos lo podemos presumir), hemos preferido agrupar/as en 4 grandes conjuntos donde consideramos pueden tener sufi- ciente cabida. Nos encontramos, por consiguiente, con:

1) Sociedades eminentemente políticas: Aquí pueden encajar los partidos que enumeramos a continuación: juventud Socialista, Agrupación Socialis- ta (constituida en junio de 1.931 bajo la presidencia de Praxedes Corrales). Círculo tradicionalista (constituido en marzo de 1.932, siendo presidente Julio Gómez de Segura), Unión Agraria Local (cuyo presidente era en 1.932 Adolfo Fernández, teniendo en 1.935 la cantidad nada despreciable de 777 afiliados), Izquierda Republicana (esta sociedad nos resulta cierta- mente curiosa, lleva la coletilla de «Acción Colectivista», siendo su presi- dente en 1.934, Eloy Gallego, pues bien, aparece también registrada otra sociedad con el nombre de Izquierda Republicana, y bajo la presidencia de Manuel Gómez en 1.935).

2) Sociedades profesionales o corporativas: Ramo de Construcciones, Se- cretarios de Ayuntamiento, Asociación de labradores, La Esperanza, Ofi- ciales albañiles, La Unión obrera, La Unión y confianzas (carreros, carreteros y similares), Defensa de la Clase Media, Asociación

Farmacéutica, La Unión (oficiales y oficialas sastres), Funcionarios y obre- ros municipales, Asociación de Propietarios del Partido, La buena fe, Obre- ros del transporte mecánico, Maestros y oficiales zapateros, Agrupación ciudadana independiente, Obreros zapateros, La Prosperidad (ebanistas, carpinteros y similares), Federación de Sociedades agrícolas, Propietarios rurales, Maestros católicos de la provincia.

3) Sociedades obreras de carácter socialista: Federación local obrera (formada en septiembre de 1.925) y El Progreso (Sociedad de obreros de la tierra)

4) Otras: La Virgen de la Victoria (cuyo fin era acrecentar el culto religio- so), Sociedad de cazadores–pescadores, Hijas de los Dolores de María In- maculada, Asociación Católica femenina.

Por último, en Huertas de Ánimas tenemos una sociedad política: juventud Socialista y dos profesionales: Ramo de la Construcción y Sindicato Agrícola.

Una vez clasificadas y conocidas las sociedades existentes, vamos a tratar de ver si existe alguna relación con la comunidad donde se desenvuelven.

 

CONEXiÓN CON LA REALIDAD POLíTICO–ECONÓMICO V SOCIAL

Comenzaremos con el estudio del electorado trujillano a partir del desen- volvimiento de las sucesivas consultas», Haciendo un simple análisis com- parativo, observamos como en las primeras elecciones de ámbito nacional (28 de junio de 1.931, para Cortes Constituyentes) se sigue la tónica gene- ral de toda España, es decir la candidatura republicano–socialista, que era la única con una sólida organización, obtiene la abrumadora mayoría con el 63.1 % de los sufragios, seguidos muy de lejos por los radicales con un 14.37%, mientras que las derechas, muy divididas, se tienen que confor- mar con un 8.53% los agrarios y tan solo un 1.47% los conservadores».

El 4 de octubre de 1.931, se produce una nuevo convocatoria para cubrir un acta de diputado vacante, en esta ocasión únicamente dos candidatos

van a polarizar la atención de la provincia de Cáceres, el socialista Valien- te, y el republicano radical Aguilera. En Trujillo, Valiente va a obtener 1.259 votos frente a los 240 de Aguilera»,

La última contienda que vamos a señalar, fue la celebrada el 19 de no- viembre de 1.933 para diputados a Cortes. Los resultados van a ser total- mente distintos a los de junio de 1.931, lo cual nos lleva a sacar una serie de consecuencias. Por una parte, se puede sacar que el electorado a ma- durado, y ha podido adquirir capacidad diferenciadora, sustrayéndose por fin de las ataduras y atávicos clientelismos, por otro lado es lógico pensar, que al igual que sucede en el resto de España la candidatura en el poder ha sufrido un serio desgaste que se ha traducido en este tremendo descala- bro. Por último es sensato precisar, que si en 1.931 las derechas obtuvie- ron un nivel mínimo de votos (víctimas por un lado de un rechazo general a determinadas personas y por otro a una escasa organización debido a la desbandada que produjo el advenimiento del nuevo régimen), ahora en 1.933 se va a producir el fenómeno opuesto, la coalición republicano– socialista, como consecuencia de intereses divergentes ha desaparecido, los socialistas han preferido probar suerte en solitario, por el contrario las derechas no sólo se han organizado sino que han conseguido atraerse en coalición a los radicales de Lerroux. Los resultados en Trujillo son en resu- men los siguientes: la CEDA ha conseguido superar el listón del porcentaje alcanzado por la coalición republicano–socialista en 1.931 logrando una aplastante victoria con el 63.77% de los votos y obteniendo prácticamente el doble que sus más inmediatos rivales, los socialistas, que van a tener únicamente el 34.42%. Detrás vendrán una serie de candidaturas testimo- niales como la de Izquierda Independiente (escisión del PSOE) con el 0.03%, la Coalición Republicana con el 0.27%, la del Partido Republicano Radical Socialista Independiente con el 0.15%, o la primera aparición de los comunistas en unas elecciones generales, pero en Trujillo no va a obte- ner ni un sólo votos.

Por lo que respecta a la realidad social, que nos puede ayudar para la in- terpretación de los datos anteriormente anal izados, señalaremos que nues- tro estudio se centra en una población como es Trujillo, que tenía en 1.933, 13.056 de los cuales casi la mitad (4.789) eran analfabetos». Por otra parte, y dado que en 1.933 las mujeres consiguen el derecho al voto, dato este de incalculable valor y que se ha prestado a múltiples interpreta- ciones (vinculación al marido, dependencia de la Iglesia … ), en nuestro

caso, en nuestro caso vamos a contar que con un censo electoral de 6.256 electores las mujeres van a constituir el 54.78%10

El último factor que analizaremos para la comprensión de la dinámica electoral, será el determinante económico. Lo haremos por una parte con la elección de una clase social hipotéticamente importante por su posible afinidad política, nos estamos refiriendo a los jornaleros, esas masas que contaban tan sólo con la fuerza de su trabajo y que se las supone vincula- ción a la izquierda. En el periodo objeto de nuestro estudio, Trujillo conta- ba exactamente con 1.335 jornaleros, lo cual suponía el 21.34% del censo electoral. A este número tan significativo de jornaleros le vamos a unir una peculiar distribución de la riqueza, estudiada a partir del Repartimiento». En Trujillo nos vamos a encontrar con un número total de 1.094 propieta- rios, que se clasifican de la siguiente forma: a) 90 grandes propietarios que van a controlar el 73.17% del total de la riqueza mientras constituyen tan sólo el 8.23% del total de propietarios. b) 102 medianos propietarios (el 9.32% del total), que se van a hacer con el 13.44% de la riqueza. e) 902 pequeños propietarios (el 82.45% del total), que poseen tan solo el 13.39% de la riqueza».

De todos los datos expuesto en este trabajo se podrían colegir una serie de conclusiones. Así, si interrelacionamos una serie de parámetros, como son la importancia de las organizaciones o sociedades existentes, el número de jornaleros y la composición social, más la distribución de la riqueza, nos debería dar un determinado decantamiento del electorado. Esto no va a suceder con una rigurosa exactitud, pues si comprobamos los factores an- teriormente nombrados, podemos deducir que dado el elevado número de jornaleros (potenciales votantes de la izquierda), así como la implantación de numerosas sociedades y partidos obreros y si a esto se le añade la injus- tas distribución de la riqueza ¿porque no se produce siempre una victoria desbordante de la izquierda? Las explicaciones pueden ser muy variadas, algunas las hemos apuntado ya (organización de los partidos, desgaste del poder .. .), pero otras podían ser las siguientes: analfabetismo, ancestral des- movilización política, clientelismos personales muchas veces identificados con prácticas caciquiles, miedos, nula experiencia en comportamientos y vida en democracia … algunas de estas razones iban siendo combatidas, pero otras perduraban. Resulta claramente marcada por ejemplo, la

influencia decisiva del diputado cedista Gutiérrez Fernández, vecino de la localidad y que quedó cristalizada no solo en la consecución de numero- sos votos, sino también en la organización de un agrarismo de derechas muy extendido en toda la comarca.

Por último, todas estas conclusiones nos hacen reafirmar la relativa inde- pendencia para esta época de las variables porcentaje de voto de la iz- quierda/porcentaje de concentración de la riqueza, poniendo en entredicho el determinismo economicista y abogando por la necesidad de tener en cuenta el peso de los factores ya enunciados.

 

CONCLUSiÓN

El aprendizaje democrático llevaba consigo el paulatino avance en las for- mas de organización de la sociedad. Si el incipiente desarrollo de las agru- paciones cuyo ejemplo hemos mostrado, podía ser una prueba de ello, no cabe duda de que fallaron otros muchos engranajes, cuyo perfecto funcio- namiento hubiera sido deseable para una cordial convivencia.

Pero no podemos vivir ahora de ucronías, la Historia no nos debe servir para recrear el pasado, sino como en nuestro caso, mostrar, interpreta y llegado el momento criticar endeble mecanismos de selección, pero siem- pre sin abstraernos de la realidad.

NOTAS

(1) Si bien hemos de tener en cuenta que una gran mayoría de las sociedades estudiadas tienen una génesis  antes del 14 de abril de 1931.

(2) Censo de población de 1930. Dirección Provincial de Estadística. Cáceres.

(3) Apéndice nº 1: Sociedades y partidos políticos. Se encuentra en la pág 16.

(4) La fuente utilizada para fichar el registro de estas sociedades ha sido, por una parte El Registro Civil de Asociaciones, y por otra, documentación procedente del Gobierno Civil de Cáceres, catalogada como Sociedades. Archivo Histórico Provincial de Cáceres.

(5) Hay que precisar, que la convocatoria de febrero de 1936, cuyos resultados fueron transcendentales, no se recogen los datos  por no hallarse en las fuentes consultadas. Para más información véase: Ayala Vicente, Fernando: La vida política en Cáceres durante la II República. Elecciones y partidos políticos. Memoria de Licenciatura inédita. Cáceres 1989. También del mismo autor: Las polémicas elecciones de 1936 en la provincia de Cáceres. Alcántara, nº 20. Institución Cultural El Brocense. Exma Diputación Provincial.

(6) Actas del Censo Electoral. Junio de 1931. Archivo de la Ema Diputación Provincial de Cáceres.

(7) Ibid. Octubre de 1931.

(8) Ibid. Noviembre de 1933.

(9) Censo de Población de 1930.Dirección Provincial de Estadística. Cáceres.

(19) Censo Electoral de 1932. Archivo de Administración de Hacienda de Cáceres.

(12) Una relación de los nombres de los grandes propietarios, así como de la riqueza que poseían, se halla en el apéndice 2, situado en la pág 18.

APÉNDICES

Apéndice 1: Sociedades y partidos políticos.

Fuentes: Registro Civil de Asociaciones y documentación catalogada como «Sociedades», provenientes del Gobierno Civil de Cáceres. Archivo Histórico Provincial.

Datos: Trujillo

Nombre                                                          Reglamento

 

Círculo Tradicionalista                                 14-03-1.932
Presidente: Santiago Martín. 1933.

Agrup. Ciudadana Indep.                              14-03-1.932

Presidente: Luis Andrada Moreno (1932)

El Progreso                                                      17-12-1931

 

la Prosperidad                                               30-08-1932

Federación de Soc. Agrícolas

Maestros y oficiales zapateros

Asociación Católica femenina

Obreros del Transp. mecánico

Obreros zapateros

Asociación de labradores

La Virgen de la Victoria

Asociación farmacéutica

Oficiales Albañiles

La Unión Obrera

La Buena fe

Presidente: Andrés Sánchez (1934)                    27-6-1931

La Esperanza

La Unión y Confianza

Defensa de la Clase Media

Presidente: Francisco Recio (1920)            26-8-1920
La Unión

Hijas Dolores de Mª  lnmaculada

Agrupación Socialista

Presidente: Práxedes Corrales (1931)         2-6-1931

Funcionarios y obreros murncip,

Federación local obrera

Sociedad Cazadores Pescadores

Asoc. Propietarios del Partido

Maestros Católicos de la Prov.

Izquierda Republicana. Presidente: Manuel Gómez (1935)             6-5-1935

Unión Agraria Comarcal.   Presidente: Adolfo Fernández (1932)         24-6-1933

Juventud Masculina Católica. Presidente: Timoteo Sánchez  Yuste (1934)      15-6-1934

Izquierda Republicana.   Presidente: Eloy Delgado (1934)       8-5-1934

Juventud Católica Femenina. Presidente: Antonia Moreno (1936)      13-7-1934

Juventud Social ista. Presidente: Vicente Risco (1934)

Propietarios Rurales

Ramo de Construcciones

Secretarios de Ayuntamiento

Datos: Ánimas

Nombre

Sindicato Agrícola. Presidente: Luciano Pablos Parejo (1931)   22-7-32

Ramo de la Construcción

Juventud Socialista

Apéndice nº 2: Grandes Propietarios.

Fuente: Repartimiento de ‘_930. Archivo de la Administración de Hacien- da en Cáceres.

N.B. La primera parte de este apéndice se refiere a todos aquellos grandes propietarios, que tienen su riqueza en Trujillo, independientemente de que sean o no residentes en Trujillo (en realidad, son aquellos a los que hemos hecho referencia en nuestro trabajo). Nos ha parecido interesante, incluir una segunda parte, donde están aquellos grandes propietarios, que tienen en común ser residentes en Trujillo, mientras que sus propiedades se en- cuentran fuera de la localidad.

Datos: Trujillo
NOMBRE RIQUEZA   NOMBRE     RIQUEZA
Pedro de la Calle Garda 25.060 Francisco Casillas Cabeza de 3.985
Vaca
Andrés Castellano Gendre 8.811 Juan Castellano Gendre 9.456
Enrique Cortés Pérez 5.717 Francisco Charnorro Carrasca 3.301
Juan Elías Vargas 3.170 Luis Fernández de la Pelilla (por 4.051
su esposa)
Adolfo Fernández Gutiérrez 3.296 Juan Fernández de los Ríos 5.828
José García de Guadiana 16.352 Julián Garda de Guadiana 20.259
Eugenio García Saez 3.752 Alfonso Higuera Ávila 20.605
Margarita Iturralde Arteaga 31.958 José López Muriera 2.818
Francisco Martín Madrid 5.775 lius Martínez Gutiérrez 7.708
Narciso Matínez Gutiérrez 7.264 Aurelia Mediavilla Martín Mora 5.460

 

Manuela Mediavilla Martínez 3.350 Carlos Miguez Barón 4.258
José Montalvo Martin 4.038 José Muñoz Seco 3.943
José O’Mullony Martinez 4.785 Fernando Ore llana Orellana 2.776
Agustin Orellana Aloe 4.838 Manuel Pérez Aloe 19.644
Juan Antonio Pérez Aloe Mediavilla 20.095 Antonio Pérez Aloe Silva 17.317
Manuel Pérez Aloe Silva 7.824 Pedro Salazar Roldán 3.028
Francisco Sainz Arias 3.473 Juan Sainz Arias 4.393
Camen Sánchez Moreno 3.163 Francisco Serrano Mateos 3.379
Juan Terrones L6pez 5.640 Conde de T respalacios 18.347
Álvaro Zurita Izquierdo 4.807 Cándido Ávila Campos 2.615
Valentin Ávila Rodríguez 2.510 José Gutierrez Sánchez 2.627
Juan Jiménez Pérez 2.542 Antonio Mateos Mateos 5.440
Manuel Mateos Vizcaino 10.009 Maximiano Pablos Parejo 3.170
Custodio Gil Ruiz 2.660 Fulgencio Fernández Castuera 3.717
Simón Vega Martin 2.973 José Amil Martelo 13.364
Concepción Amil Martelo 13.280 Enrique Grande Calderón 95.837
Juan José Martínez Garda 11.553 Alonso Redondo Tirado 2.790
Marquese Viuda de Lorenzana 33.678 Mercedes Zurita Izquierdo 4.596
Manuel Carvajal y Jiménez de Molina 5.656 Duque de Castro Enrique 3.794
Marquesa de la Coquilla 31.511 Duque de Valencia 38.823
Duque de Arión 21.713 Duque de Peñaranda 16.922
Antonio Carcfa Vargas 20.390 Miguel González Castejón 2.931
José Maria Hornedo y Aragón 5.327 Marqués de Albayda 6.754
Jerónimo del Moral 2.678 José María Prieto Ureña 2.835
Felisa Ortíz Angulo 2.689 Bernardo Rodríguez de la Fuente 5.637
Marqués de Santa Marta 10.796 Luis Speleta Contreras 4.697
Emilio Torres y González Arnau 5.075 Conde de Torre Arias 3.374
Ramona Ulloa Calderón 13.920 Vizconde de Rodas 17.784
Lucas Abril Solís 4.065 Juan Mariscal Chaves 4.184
Nicanora Sánchez Abril 3.661 Diego Sánchez Abril 2.735
Amelia Sánchez Abril 6.884 Josefa Sánchez Días 4.037
Fernando Sánchez Grande 3.004 Adolfo Torres Abril 3.654
Felisa Collazos Díaz 3.401 Saturnino Lubián Lubián 6.888
Juan Fernández 5.467 Francisco Figueroa Ramiro 3.485
Andrea Varela de la Iglesia 4.394 Pedro Rubio Rueda 4.588

 

 

 

2″ DATOS: PUTRU            
Hermanos de Juana Cuadrado Abril 22.189 Hermanos de Juana Cuadrado 10.694
Abril
Alfonso Higuero Ávila 9.023 Alfonso Higuero Ávila 18.575
Severiano Sánchez 14.117 Hno. de José Cano Díez     21298

 

 

 

 

Emilio Martrnez Montero 7.304 Marra Blבzquez Arjona 4.695
Manuela Artaloytia Fernבndez 4.704 Manuel Artaloytia Fernבndez 3.677
Condesa de la Encina 5.041 Vizconde de Amaya 10.724
Rita Higuero Avila 12.928 Mercedes Martrnez Cuadrado 21.578
Ana Navarro Cano 12.941 Ana Josefa Navarro Cano 9.879
Vizconde de Amaya 5.798 Vizconde de Amaya 19.239
Marqués de la Conquista 17.097 IIdefonso Miguel Romero 8.428
Condesa de Romero 12.070 Salvador Blבzquez Pedraza 5.326
Juan Fernבndez Paredes 13.163 Francisco Martrn Madrid 25.128
Agustrn Martrn Mora 24.231 Antonio Orellana Pיrez Aloe 28.471
Lucra Orellana Pיrez Aloe 5.157 Luda Orellana Pיrez Aloe 13.486
Marra de los Angeles Trespalacios Carvajal 17.667 Antonio Pérez Aloe 7.518
Marcelino Bote Pajares 10.115 Guillermo Cáceres Miña 6.274
Julián García Guadiana 14.329 Teresa Spina Collazos 34.134
Ana Navarro Cano 6.764 Fernando Orellana y Orellana 5.993
Antonio Agustrn Ore llana y Pérez Aloe 20.672 Juan Elras   Vargas 10.828
Adriano Mediavilla Martrnez 8.408                 Juan Mediavilla Elras 11.653
Antonio Rurz Mena 12.097       Antonio Rurz Mena 25.547
Antonio Rufz Mena 6.390 Herederos de la Condesa de 5.252
Teva
Duque de Valencia 32.558 Mercedes Martrnez Cuadrado 29.564
Manuel Martrnez Cuadrado 16.669 Manuel Artaloytia Sבnchez 74.187
Valeriana Morales Triguero 6.392 Josי Salazar Nתסez 20.031
Marcelino Bote Pajares 12.469 Josי L6pez Munero 5.097
Luis Fernבndez de la Pelilla 13.090 Josי Garda Juadiana 33.949
Jacoba Pיrez Elfas 7.671 Juana Sבnchez Sבnchez 8.077
Juana Sבnchez Sבnchez 9.823 Alfonso Higuero Avila 92.424
Rila Higuero Avila 18.887 Teodoro Dueסas Pיrez 8.049
Enrique Cortés Pérez 8.970 Conde de la Encina 6.735
Emilio Sבnchez y Sבnchez 3.712 Casilla Cabeza de Vaca 7.675
Luis Fernבndez Pelilla 7.452 Marra Guillén Cano 33.028
Rita Higuero Avila 17.670

 

 

Dic 012016
 

Mª Luisa Avís Rol.

INTRODUCCiÓN

Antes de comenzar, me siento en la obligación de pedir disculpas por mi atrevimiento al tratar un tema sobre el que tan sólo puedo dar leves pince- ladas, sin descubrir grandes cosas. No obstante, y con ello deseo justificar- me en cierto modo, no quería dejar pasar la ocasión que me brindan estos Coloquios Históricos, sin mencionar al menos, en este su bicentenario, una institución tan importante y decisivo papel ha jugado en el proceso de consolidación histórica de nuestra región.

Les pido, pues, que disculpen la poca profundidad en la exposición – en lo que a detalles concretos se refiere -, pero el objetivo de mi ponencia no es otro sino; informar, reflexionar, pues si con sólo mencionar algunos aspec- tos puntuales se toma conciencia de la importancia de la Real Audiencia, mantenedora del sentimiento de extremeñismo durante dos centurias, y de ahí se entronca con el recién nacido Tribunal Superior de Justicia (en ade- lante T.S.J.) de Extremadura, yo habré conseguido mi propósito, que no es otro que el deseo de que –pese a que la mayoría de la gente, siente el te- ma de la justicia un poco alejado de su realidad vital-, apostemos desde la justicia y desde fuera de la justicia, por una Extremadura moderna, progre- sista y democrática.

 

NECESIDAD ACUCIANTE EN 1790 DE UN ALTO TRIBUNAL EN EXTREMADURA

Diversos artículos – fundamentalmente los del extremeño D. Antonio Ter- cero Moreno, quien ha trabajado en su tesis doctoral sobre la Audiencia Territorial –en adelante A.T.- de Extremadura, y que actualmente es profe- sor de Historia en Barcelona -, además del extracto del Discurso del pri- mer Regente de la Audiencia en el acto de apertura redactado por el extremeño Juan Menéndez Valdés, y de la Pragmática Sanción con fuerza de ley de 30 de Mayo de 1.790, han servido de base para la redacción de la presente ponencia, en la que junto con los datos históricos, he querido ir constatando aspectos más actuales, más del sentir popular.

El discurso para el día solemne de la apertura, habla de la A.T. como «San- tuario de la Justicia», y comienza diciendo: «Nos congregamos aquí para empezar a dispensar justicia a una de las principales y más ilustres provin- cias de la Monarquía española».

Extremadura siempre ha sido una provincia ilustre, pero olvidada, se nos dice en el aludido Discurso, frase que doscientos años después resuena en nuestros oídos con aires cercanos, pues seguimos oyendo que nuestra tie- rra es poco desarrollada, pobre, aletargada aún, y, a veces, hasta mísera en muchos núcleos concretos. Sigue estando sumida Extremadura en una es- pecie de letargo del olvido, del que sólo saldrá con una actitud positiva, con un talante abierto y un extremeño formado de acuerdo con los tiem- pos en que vive.

Por la época de la creación de la Real Audiencia, a Extremadura le falta población, agricultura, caminos, industria, comercio, centros de estudios donde formarse e instruirse dignamente, etc.; y hoy, doscientos años des- pués, aún sigue faltando un poco de todo esto, pero, sobre todo, un autén- tico extremeñismo, y más aún, el coraje suficiente para valorar y defender lo nuestro.

Los integrantes de la que fuese Audiencia Territorial de Extremadura, antes de establecerse realizan una primera visita de aproximación para captar de un modo directo las necesidades de esta región y orientar así su labor ( «Para poderles remediar más acertadamente», se dice en el Discurso). Y la

visión que tienen esos Magistrados –llamados Ministros del Discurso -, es tremendamente negativa: hablan de pueblos llenos de bandos y partidos ciegos por mandar a cualquier precio; de gentes ignorantes que aún no alcanzan a ver los precipicios para poderlos evitar; de Corregidores déspo- tas; de pleitos suscitados por acusaciones o calumnias que hacen perderse familias enteras; de la división entre los infelices jornaleros y los poderosos hacendados, que siempre sofocan con su voz imperiosa el gemido del po- bre, haciendo valer siempre el dinero y el favor. Esta situación ha sido eter- namente descrita y contada, a veces, hasta la saciedad, incluso utilizada demagógicamente, pero lo cierto es que lo descrito es un hecho real, resul- tado de una situación general de ignorancia, desigualdad y miseria que durante mucho tiempo ha asolado nuestra tierra. Lo ideal frente a esto, no es precisamente la situación opuesta, sino unos extremeños formados, con unos objetivos comunes, donde las tensiones e influencias políticas no cu- pieran, pero me temo que esto sería poco menos que caer en la temida -por ser irrealidad – utopía.

La situación real de esta Extremadura de finales del siglo XVIII, era que el poder y la mala fe a veces aplastaban a pobres padres de familia; el interés de los propios Ministros de la leyera patente, y en definitiva, la indefen- sión y la penosa esclavitud de los más pobres, atendidos en Tribunales le- janos «donde no alcanzaran o llegaran desfigurados los lastimeros gritos de su opresión y sus necesidades», hacían cada vez más acuciante la necesi- -dad de un Tribunal cercano, limpio de influencia, independiente, y, en el que los extremeños pudieran confiar saneando y regenerando así nuestra provincia, que, como se dice en el aludido Discurso, «no ha oído la voz de la justicia, sino de lejos, ni sentido su mano bienhechora».

Tenemos pues, en esos finales del siglo XVIII una Extremadura necesitada, en la que hay que empezar satisfaciendo sus necesidades primarias, pero donde el papel saneador y regenerador de la justicia será clave para darle nueva vida. Ese es el objetivo del Rey Carlos IV, que encomienda a los integrantes de la que será durante doscientos años A.T. de Extremadura, que apliquen con inalterable igualdad a estos pueblos integrantes de Extre- madura la santa justicia, escuchando cada día sus clamores y sus quejas. «La justicia y las leyes son una, y hablan donde quiera el mismo lenguaje incorruptible y puro, pero la verdad de este idioma y su acertada aplica- ción la ha de hacer siempre el hombre, que es, en todas partes, sin adver- tirlo, esclavo desgraciado de sus opiniones, de la edad en que vive, de los libros y doctos que le crean, del cuerpo a que está unido».

Esta vulnerabilidad del hombre es la que hace desconfiar en la mayoría de los casos de la independencia de la justicia, pues son hombres los que

aplican este Derecho, con sus personalidades, ideas, opiniones, y se hace sumamente diffcil comprender cómo ese hombre se ha de despojar de to- do eso en el momento de juzgar, haciéndose objetivo y puro; sólo así pue- de lograrse esa casi utópica independencia judicial, la tan aludida imparcialidad.

La justicia, las normas, son importantfsimas, son clave en la buena marcha de un pueblo; tienen un decisivo papel en el conjunto de la sociedad. En el Discurso inaugural se está convencida de este aserto y se llega a decir:

«Las Leyes deciden siempre la suerte de los pueblos, los forman, los modifi- can y rigen a su arbitrio, y sus ejecutores tienen con ellas, en su mano, su felicidad o su ruina».

Pero la justicia no debe reducirse al objetivo primario de su administración entre particulares, sino que debe conllevar también una labor de prevención.

Lo cierto es que, doscientos años después de la creación de la A.T. de Ex- tremadura, y con un recién nacido Tribunal Superior de Justicia, el pueblo sigue desconfiando del concepto «justicia», y sigue viéndola distante, ma- jestuosa, lenta, poco adecuada o adaptada a los tiempos (pues al ser el Derecho Justicia, debe adecuarse a los hábitos, costumbres, sentimientos e instintos morales e intelectuales arraigados en la conciencia colectiva; ade- más de que el jurista ha de descubrir el brote espontáneo de esa regla que está en la naturaleza de las cosas).

La solución para conseguir ese acercamiento al pueblo, y para que éste cobre confianza, sería una mayor sencillez, probablemente un menor for- malismo, más medios y que los jueces, en todo caso, sean personas forma- das además de instruidas, libres e independientes, cercanos e inmersos en el mundo en que viven. Todos estos logros se están consiguiendo, pero el ciudadano debe aportar su grano de arena, al menos desasistiendo a esa especie de campaña de desprestigio popular de nuestro ordenamiento jurí- dico, de nuestra justicia, que tan sólo consigue perjudicar y quebrantar cada vez más nuestra sociedad, por su gran incidencia en la misma.

La raíz de un delito, muchas veces tiene su germen en la propia sociedad, por lo que hay que comenzar desde la base y extirpar el mal en su raíz (utilizando los medios políticos necesarios para ello), pues no cabe duda que la decisión del pleito más pequeño influye necesariamente en el orden social y la felicidad pública. Así por ejemplo, despojar o mantener a un pobre labrador en sus arrendamientos anima o desalienta la agricultura en todo un territorio; el trato igualitario sanea o divide en bandos enemigos

un pueblo; condenar un delito sin penetrar en su raíz puede multiplicarlo más que destruirlo.

Por todo ello, es necesario que las normas sean claras y los jueces impar- ciales. En el Discurso del primer Regente de la Audiencia, se apuntan algu- nos de los caracteres que ha de reunir el Magistrado –o el Ministro de la ley-, caracteres que aún hoy son de actualidad, y sobre todo fundamenta- les para que el logro de la justicia sea una realidad. Entre ellos se mencio- na: humanidad, sencillez, orden, atención, firmeza, grandeza de alma, un determinado tino político, una consumada prudencia; y haciendo alusión a la independencia, se dice que su alma debe ser incontratable a sus fata- les seducciones; entre éstas y los ministros de la ley, debe haber siempre un muro de bronce.

Con todas estas virtudes, podíamos ir configurando al hombre perfecto, y con ello concluir que el talante humano es uno de los aspectos clave del juzgador.

en 1.970 se era muy consciente de la necesidad de una justicia organizada en una Extremadura necesitada y débil donde el trato desigualitario e in- justo, los delitos autorizados o escandalosamente disimulados, y, en defini- tiva, el desorden en general era una realidad contra la que había que luchar. Por ello, la Real Audiencia venía a ser como un soplo de esperan- za: «La perfección estará reservada al Tribunal que establecemos, obra de las luces de nuestros días, y fruto de su prudencia consumada».

En definitiva, surge la Audiencia Territorial en el año 1.790 –como dice la Pragmática Sanción del rey Carlos IV por la que se establece la misma-, como medio más barato y sencillo de resolver recursos y contiendas, pues antes tenían que ser resueltos en las Chancillerías, haciéndose más costo- sos por la distancia.

LA PROBLEMÁTICA DE SU UBICACiÓN:

Y una vez clara la necesidad de la Real Audiencia, se plantea el tema de su ubicación. El rey Carlos IV encarga al Consejo el estudio de este tema, y son consultadas fuentes diversas: el Procurador General del Reino y el Di- putado de la Provincia de Extremadura fundamentalmente.

La problemática que se genera en torno a este tema de la ubicación, marca el perfil sociológico de la Real Audiencia.

El estudio de este tema descubre la problemática en que se debatieron en los momentos iniciales de su funcionamiento institución y región.

Son muchos los datos que se barajan antes de decidir su ubicación; incluso Trujillo es mencionada como posible sede por el Diputado de Extremadura; pero lo cierto es que la Audiencia extremeña desde sus co- mienzos en 1.790 se ubica en la villa de Cáceres, donde permaneció hasta nuestros días, pese a los repetidos intentos de traslado a la ciudad de Bada- joz, traslado que no llegó a consumarse pese a estar dispuesto por Real Orden en 1.800.

Pero, ¿ Por qué fue precisamente Cáceres la elegida como sede de la Audiencia?

El establecimiento de la A.T. en la villa de Cáceres y no en Mérida o Bada- joz, fue, antes y después, sin duda alguna, motivo de tensiones: se piensa que hubo entre ambos organismos y ciudades enfrentamientos y crispa- ción, fomentados por las ambiciones personales de las autoridades regio- nales, y por ciertas rivalidades locales dentro de la región.

Había razones poco aconsejables para su establecimiento en Cáceres, fun- damentalmente la política centralizadora de los Borbones: dentro del orde- namiento jurídico administrativo borbónico no encajaba el hecho de la no concurrencia en la misma localidad de la Capitanía General y la Real Au- diencia, instituciones ambas de ámbito provincial, con funciones y organi- zaciones distintas, pero estrechamente relacionadas entre sí, de tal modo que era el capitán general al que le correspondía la presidencia de la Au- diencia, si bien ésta era meramente nominal, y en quien realmente recaía el gobierno y la dirección orgánica era en el Regente y en los Ministros.

Había dos razones principales que no apuntaban a Cáceres como posible sede:

1.- No era la capital provincial (condición que recaía en Badajoz).

2.- Los organismos públicos de ámbito provincial – de acuerdo con el criterio seguido por la administración de la época- solían ubicarse precisa- mente en la capital provincial.

Pero, pese a todo y a los expedientes de 1 .800 Y de 1 .824 – que, por cier- to, son contradictorios, pues en el primero se resuelve el traslado de la Au- diencia a Badajoz, y en el segundo se decide mantenerla en Cáceres, y se resuelve además que el Capitán General fije su residencia en esta villa, resoluciones que no se llevaron a cabo jamás -, la Real Audiencia se ubica en la villa de Cáceres. Una serie de razones justifican tal ubicación:

1 .- El ser de Badajoz plaza de armas en situación fronteriza, con los ries- gos que esta circunstancia entrañaba.

2.- La ubicación excéntrica de Badajoz con respecto a la provincia, lo cual obligaría a largos desplazamientos a los habitantes de los pueblos más apartados .

3.- «Por ser la villa de Cáceres pueblo más sano, mejor surtido, más pobla- do y más oportuno que otro alguno de aquella provincia», ; así se justifica en la Pragmática Sanción con fuerza de ley de 30 de Mayo de 1.790,dada en Aranjuez e integrada en la Novísima Recopilación por la que se creaba la Real Audiencia de Extremadura.

4.- El Regente de la Audiencia nos dice que Badajoz es insalubre, hay es- casez de habitaciones para los Ministros y subalternos, de modo que si se estableciera en esta ciudad la Real Audiencia, el alquiler de las casas sub- iría estrepitosamente.

5- A todas estas razones, podían unirse otras de índole estrictamente polí- tica, y, sobre todo, el querer mantener la independencia de la A.T., aleján- dola de la influencia y control del Capitán General.

En el fondo del asunto, puede que todo se reduzca a la existencia de una pugna de competencia de poderes entre la Capitanía General (que encarna el poder militar de la provincia) y la Audiencia (que representa el poder civil).

Lo cierto es que con la Audiencia alejada del Capitán General, el alto Tri- bunal goza de una autonomía e independencia básicas en su labor, y que, en modo alguno deben verse sacrificadas. El Tribunal no puede perder li- bertad, y con la ubicación en Badajoz se plantea la posible pérdida de la misma, debido a las posibles interferencias del poder militar en campos de competencia de la administración civil.

 

CONCLUSIONES:

Con esta exposición, como les apuntaba al principio, he pretendido fun- damentalmente informar, reflexionar un poco sobre la justicia en general y sobre la Audiencia Territorial de Extremadura en particular, precisamente en su bicentenario, y procurar así un mayor acercamiento de este bien ge- neral de los pueblos que es la justicia, al pueblo precisamente. Si con esta humilde ponencia he conseguido un poco ese acercamiento, habré logra- do igualmente mi principal propósito: que la justicia sea más accesible al ciudadano y que éste no desconfíe de ella.

Con la creación de la Real Audiencia se persigue en 1.790 el bien general de Extremadura; hoy, en 1.990, doscientos años después, el objetivo debe ser el mismo desde el Tribunal Superior de Justicia de Extremadura, sin rencillas, sin ambigüedades ni intereses personales. Nuestra tierra merece nuestro apoyo, nuestro optimismo y en manos de la justicia está buena parte de la salud de nuestro pueblo, de cualquier pueblo. Apoyémosla,

pues, y apostemos -como les decía al principio- por una Extremadura moderna, progresista y democrática.

 

 

5

 

 

 

Dic 012016
 

Juan Francisco Arroyo Mateos.

Méritos mas que suficientes del extremeño pastor de la Virgen Gil Cordero para poder ser en breve beatificado por el Papa; como lo fue recientemen- te en Méjico su muy semejante Heraldo de Nª! Sª! de Guadalupe el indio Juan Diego.

¿Quién es Gil Cordero? Fue aquel vaquero extremeño, al que se le apare- ció la Virgen María en el año 1.326, a orillas del río Guadalupe, en una de las estribaciones de la sierra de Villuercas, de la provincia de Cáceres (España).

Como la Madre de Dios hizo su aparición junto al referido río Guadalupe, de ahí surgió el nombre de la nueva advocación mariana de Ni! Si! de Guadalupe.

El devoto Gil, máxime después de la aparición, vivió cristianísimamente, llegando a morir en olor de santidad. Baste por ahora esta breve idea.

Y ¿Quién era Juan Diego? Es aquel indio mejicano también muy piadoso, al que a sí mismo se le apareció más tarde la Santísima Virgen, el 9 de di- ciembre de 1.531, en el cerro de Tepeyac, cuando se dirigía a la ciudad de Méjico para asistir a la Santa Misa.

De algún modo María Santísima, quizás por eso de que Hernán Cortés y muchos de los que le acompañaron en la conquista y evangelización meji- cana eran extremeños, quiso ser conocida con la denominación de Ni! Si! de Guadalupe, demostrando que era la misma Virgen María que se apare- ció mucho antes en España, en donde había realizado y continuaba obran- do numerosos y grandes portentos como el de la batalla del Salado, en que tras invocarla el Rey Alfonso XI y prometer edificarle un buen templo (que luego lo declaró de Patrimonio Real) si le ayudaba a la contienda, logró derrotar fácilmente a 400.000 moros; perdiendo él solamente a 20 de sus soldados.

Juan Diego, que también tuvo éxito en aquello que le encomendó la Vir- gen, debido a los milagros que esta efectuó para convencer inicialmente al obispo de entonces, primero que hubo en Méjico, Fray Juan de Zumárraga, pudo ver igualmente el Santuario, pequeño en un principio, que enseguida se construyó a Nª Sª de Guadalupe, en dicho país.

Fue Juan Diego muy ejemplar Católico hasta su muerte, motivo por el que hace poco que, en Mayo de 1.990, el Papa Juan Pablo 11, en su visita a la nación Azteca, le ha concedido el honor de los altares, procediendo a su beatificación.

NECESARIAS DEDUCCIONES

De todo lo cual podemos inferir que existen relevantes hechos históricos que deben unir muy fraternalmente a Extremadura y a toda España con América y de modo especial con la nación mejicana.

Nos referimos ahora de manera más particular a lo de rendirse Veneración a la Santísima Virgen, tanto en nuestra tierra, como en todo Iberoamérica, bajo la conocida y ya muy extendida advocación a N~ Si! de Guadalupe.

Sin embargo echamos de menos que el español Gil Cordero, tan semejante a Juan Diego en cuanto a llevar a feliz término la misión que le confió el Cielo y además en su buen tenor de vida cristiana hasta su óbito, no haya sido aún beatificado.

Esto se debe a que en España no se presentaron todavía las propicias opor- tunidades ni ha habido, por ello, la necesarias diligencias de la Jerarquía eclesiástica, como no obstante las hubo desde hace tiempo para que la segunda estancia del actual Papa en Méjico se viera honorificada con un suceso que a todos iba a agradar profundamente como fue la beatificación de Juan Diego.

De donde puede sacarse la inevitable consecuencia de lo muy justo que es abordar, desde hoy mismo, trabajos eclesiales y seglares que reclamen y consigan-también en breve la beatificación de Gil Cordero, quién por ha- ber venido antes a la vida y haber promovido asimismo antes el culto a Ni! Sª de Guadalupe, tiene sobre el consabido y devoto indio mejicano, varias precedencias naturales e históricas que exigen en justicia no retardar ya demasiado la merecida y desde ahora añorada beatificación.

MÉRITOS SOBRENATURALES DE GIL CORDERO

Poco o nada se sabe acerca de la niñez y juventud de este fidelísimo vi- dente, que hubiera pasado completamente ignorado en la historia de no

haberlo elegido María Santísima como persona con suficientes dotes para llevar a cabo lo que le encomendó.

Las vacas que guardaba y alimentaba Gil Cordero no eran de otro amo, sino de su propiedad, aunque no sepamos si fueron muchas o pocas.

Quizás sus padres gozaban de una situación desahogada, que les impelía a estar muy agradecidos a Dios y, por esto, se cultivarían y practicarían en la familia todas las virtudes cristianas, descollando la de un gran amor y de- voción a la Virgen María.

Lo cierto es que Nuestra Señora, que conoce bien el fondo de los corazo- nes y las disposiciones buenas y malas de cada Alma, escogió al ganadero Gil Cordero, entre muchas personas de su tiempo, para su gran designio Guadalupense, cumplido el cual, siguió aquel observando una perseveran- te buena conducta católica, porque, como lo ha hecho constar el autor José Pallés en su Año de María, fundándose en otros escritores antiguos:

«El pastor Gil – dice – se donó junto con su familia al servicio de Nuestra Señora de Guadalupe, y que desde entonces fue llamado por todos Gil de Santa María de Guadalupe, apellido que adoptó con singular contento y satisfacción, muriendo algunos años después empleado en el servicio de la Madre de Dios, y siendo enterrado en aquel mismo templo (construido donde le indicó la Virgen), en cuya edificación y celebridad tan directa parte tuvo. Podemos tener por seguro que goza de la bienaventuranza eter- na, pues no es otro el premio que da el Señor a los que en vida se han es- merado en publicar las Glorias y en extender la devoción y culto a su bendita y misericordiosa Madre).

¡No se puede decir más! porque, aunque todavía el Sumo Pontífice no ha- ya beatificado a Gil Cordero, este párrafo antiguo demuestra que fue «ca- nonizado» enseguida por las gentes o pueblo, que tiene mucha importancia eclesial según aquello de: «Vox populi est vox dei» la voz del pueblo es la voz de Dios. También un semejante comportamiento popular pudo influir mucho en la orden de beatificación de Juan Diego, ya que el pueblo mejicano lo consideraba como hombre santo. ¡Ojalá, por tanto, España igualmente consiga pronto lo mismo respecto a uno de sus hijos, Gil Cordero, que tan olvidado viene estando inmerecidamente!.

COMO SE APARECiÓ EN EXTREMADURA LA VIRGEN DE

GUADALUPE

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Los historiadores no titubean en afirmar que Gil Cordero era natural de la extremeña ciudad de Cáceres, aún cuando por circunstancias que

ignoramos, atendiera su rebaño muy lejos, es decir, «junto al castillo de Halia, correspondiente a la jurisdicción de Talavera».

Por allí estaba en el campo, cuando una vaca se separó de las otras tan precipitadamente que muy pronto la perdió de vista y empleó tres días en buscarla, caminando hasta muy cerca de la fuente del río Guadalupe, des- de donde ya se disponía a regresar, viéndose contrariado en sus esfuerzos.

Pero quiso la «Divina Providencia» que al mirar él la vegetación exuberan- te de la montaña en que se hallaba, descubriese a pocos pasos, inespera- damente, la res que se le había extraviado. acercose presto a la misma; más la encontró ya muerta.

Sin embargo, queriendo aprovechar su piel, se dispuso a extraérsela empe- zando por practicar en el pecho del animal una incisión en forma de cruz. Pero, jOh maravilla inaudita! porque entonces la vaca se levantó instantá- neamente viva y sana.

Gil Cordero, se sobrecogió de temor no sabiendo como explicar éste pro- digio. Y todavía sin haber salido aún de su asombro, se vio envuelto en rayos de una luz intensísima. Procuró entonces averiguar el punto de don- de procedía esa luz misteriosa, y otorgósele la gracia de ver que irradiaba desde una refulgente y bellísima Matrona, que lo miraba con un Amor y Dulzura indescriptibles.

MENSAJE CELESTIAL

Poco después la hermosísima Señora empezó a hablar a Gil Cordero di- ciéndole que Ella era la Madre de Dios y que había sido quien devolvió la vida a la vaca. Prometiéndole por ella grandes ganancias (gracias y mila- gros), para demostrarle que la aparición o visión no era fruto de su fantasía. Le ordenó que viajase a Cáceres e intimara allí al clero y pueblo de la ciu- dad, invitándolos a que se dirigieran con respeto y reverencia al lugar don- de Gil había encontrado la vaca muerta y que, una vez que hubieran llegado, cavasen junto a unas cercanas y grandes piedras puesto que en- contrarían allí una Imagen suya o que la representaba a ella. Agregole, por último que era de su voluntad el que a dicha imagen se le erigiera un tem- plo en aquel mismo sitio; templo este que andando el tiempo alcanzaría tan gran renombre que su fama se extendería no sólo a toda España sino de uno a otro confín de mundo entero; y dicho esto, desapareció la visión.

Con referidos acontecimientos quedó como aturdido de emoción y alegría el venturoso vaquero, quien no tardó en volver a su rebaño que, junto al castillo de Halias, dejó al cuidado de otros compañeros; ya en presencia de estos, les expuso todo lo ocurrido, que naturalmente en un primer

 

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momento se resistieron a creer; pero que luego se dieron por vencidos «cuando Gil les mostró la vaca y la cicatriz de la incisión que le hizo en el pecho para despellejarla»,

Comenzó así a cumplirse una de las promesas de la Virgen, al aludir que por la vaca obtendría Gil grandes ganancias: que lo creyeran, etc.; porque luego aquellos le animaron a que marchara a la capital de la provincia para obedecer enteramente a la Madre de Dios.

No nos estamos saliendo del tema principal al recordar estas cosas, ya que estos y otros sucesos emparentados con la conducta de Gil Cordero ayu- dan a conocer las buenas disposiciones de su alma, a fin de que se pueda entender mejor lo justo que sería alcanzar cuanto antes su beatificación, como ya se hizo con el indio Juan Diego, pues ambos han tenido compor- tamientos paralelos y muy fieles a las consignas de la Virgen.

GIL SE DESPLAZA A LA CIUDAD CACEREÑA

El asunto no era para demorarlo. muy pronto Gil Cordero viajó a Cáceres para obedecer a la Virgen María testimoniando sobre cuanto había visto y oído. Lo imaginemos cuando llegó a su casa, que todavía puede recordar- se o saberse cual era por lo que dejó publicado, hace ya unos tres o cuatro siglos, el historiador [oan Solano, según veremos más adelante.

Observó que había ocurrido algo triste y del todo imprevisto, porque en- contró a su esposa no risueña, sino «sumergida en un mar de lágrimas, por- que durante aquel tiempo se le había muerto un hijo», al que dentro de pocas horas iban a dar sepultura.

Gil trató de ofrecerle consuelo, contándole lo que había sucedido e invi- tándola esperar en la que puede hacer obras sorprendentes; razón por la que invocaron a la Virgen y le encomendaron el luctuoso suceso.

Así las cosas, llegó el momento de sacar el difunto a la entrada de la vi- vienda. Muchos familiares, vecinos, amigos y conocidos estaban allí pre- sentes. Y no tardó en verse venir a los sacerdotes (el párroco, algún coadjutor y quizás otros más) para asperjar el cadáver y rezar las primeras oraciones, tras de lo que el finado sería conducido a la iglesia y después al cementerio, tal y como se venía haciendo hasta hace pocas décadas en nuestro siglo, antes del Vaticano 11.

Pero resultó entonces que, a punto de iniciarse el rito funerario, se abrió de repente el ataúd (pues suponemos estaría ya cerrado hasta con llave) y re- sucitó el niño fallecido, parecidamente al hijo de la viuda de Naín, del Evangelio aunque aquí se debió a un milagro alcanzado por la intercesión de la antes invocada Nuestra Señora de Guadalupe.

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Muy grande, como es de suponer, fue la admiración y asombro de todos los concurrentes del clero y simples fieles; circunstancia esta que aprove- chó Gil Cordero para exponer todo lo que antes le había ocurrido también de manera prodigiosa y para manifestar lo que la Virgen Santísima solicita- ba a los cacereños.

CÁCERES CREYÓ AL MENSAJERO DE NUESTRA SEÑORA

Se prestó fe a las palabras de Gil Cordero, pues la cosa no era para menos, y no tardaron luego en trasladarse al lugar de la aparición guadalupense algunas personas de alto relieve social y no pocos fervorosos católicos, v.g. : una comisión eclesiástica; etc.; etc ..

y llegados que fueron al sitio señalado, se cavó por donde lo había indica- do la Virgen, y al poco rato encontraron la entrada a una cueva, en la que ya hacía seiscientos once años que había sido ocultada una imagen de María Santísima, la cual se hallaba tan hermosa y bien conservada como si en aquel momento acabaran de depositaria allí.

Junto a la imagen se encontró una campana, que quizás era la de su ante- rior santuario en tierras andaluzas.

Además había un pergamino, en el que se narraba la historia de aludida Efigie Mariana.

La exposición de júbilo de los vecinos de Cáceres presentes allí – dice José Pallés – no es para descrita; «puede solo imaginarsela un pueblo tan cató- lico y mariano como lo es la España. En el colmo de su dicha, aquellos fieles sacaron en triunfo de la cueva y recibieron con aclamaciones de en- tusiasmo y lágrimas de gratitud y amor a la que iba a ser la Celestial pana- cea de todos sus males».

QUISIERON LLEVARLA A CÁCERES

Cáceres es una gran privilegiada de Ni! Si! de Guadalupe, porque, en el mensaje que dio a Gil Cordero, la Virgen no mencionó a Toledo, aunque después y quizás contraviniendo el más exacto cumplimiento de la volun- tad de Dios, la autoridad eclesiástica toledana se adueñase del santuario – monasterio guadalupense; ni aludió a Plasencia, en cuya diócesis, como ocurre todavía estuviera enclavada esa zona de Guadalupe, siendo por entonces Obispo de Plasencia Don Domingo, tercero de éste nombre que estuvo de prelado desde el año 1.295 al 1.336, según lo deducimos de lo que historifica el Padre Benedictino Gregario Argáiz, del siglo XVII; ni se refirió a la noblísima capital de Ciudad Real, ni menos aún mentó a la muy apartada aunque extremeña ciudad de Badajoz.

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María Santísima solo habló de Cáceres e hizo un llamamiento únicamente al clero y ciudadanos de Cáceres para que se responsabilizaran de todo lo concerniente a su imagen, una vez encontrada, y de la construcción de un templo para ella.

Por esa época de las Apariciones de Nª Sª de Guadalupe que, como diji- mos, ocurrieron en el año 1.326, era Obispo cauriense Don Alonso o Al- fonso que, según el Padre Argáiz, estuvo al frente de la Diócesis desde el 1.282 al precisamente 1.326, sucediéndole Don Pedro Méndez de Soto- mayor, que ocupó la sede episcopal al menos por el 1.329 al 1.331, en que tuvo ya otro sucesor. No sabemos si referido Obispo de 1.326 murió antes o después de la Aparición.

Si falleció antes, vacó la Sede episcopal por cuando se apareció la Virgen. Lo cierto es que una competente Comisión Diocesana, como ya insinuába- mos, salió desde Cáceres al lugar de la Aparición para enterarse de todo y obrar luego lo que se estimara oportuno.

Los muchos cacereños que habían concurrido al sitio que les indicó Gil Cordero, consiguiendo encontrar la citada imagen de María Santísima, enardecidos sin duda por haber mencionado la Virgen muy exclusivamen- te a Cáceres, a su clero y vecindario, quisieron llevar la Imagen a Cáceres y allí eregirle el Santuario, sobre todo en el siglo en el que Cáceres no te- nía como Patrona a la Virgen de la Montaña, pues esto solo llegó a ser rea- lidad por el año 1.600, que fue por cuando vivió el emérita Francisco de Paniagua, que es quien introdujo la veneración o culto a Nª Sª de la Mon- taña, muriendo él en 1.636.

Pero Gil Cordero se opuso a estas pretensiones, argumentando que la Vir- gen claramente le manifestó que su voluntad era que se edificara un tem- plo allí mismo donde apareció y fue encontrada la santa Efigie. Entonces todos obedecieron a este designio mari ano.

Tampoco ahora divagamos del fin primordial que nos propusimos, porque en esto último que acabamos de exponer se atisba meridianamente la gran fidelidad de Gil Cordero a lo que la Virgen le reveló y mandó, virtud esta, que unida a otras tan excelsas o más que las que practicó en Méjico Juan Diego, le hacen así mismo también al español y extremeño pastor Gil, acreedor de la oportuna Beatificación.

CONSTRUCCIÓN DEL SANTUARIO Y CONCESiÓN DE MlJCHAS GRACIAS

Obedientes «los ciudadanos de Cáceres» a la voluntad de la Madre de Dios, le erigieron una ermita en donde fue encontrada su imagen,

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colocando esta allí. y ya sabemos como esta pequeña iglesia, sobre todo a partir de lo que luego hizo el Rey Alfonso XI en agradecimiento, etc., por su triunfo en la batalla del Salado, llegó a ser, merced además a otras apor- taciones posteriores, la gran Basílica – Monasterio que hoy día podemos todos contemplar.

Después la Virgen, no dejándose vencer en generosidad, «empezó a derra- mar tan liberalmente los tesoros de sus inauditas misericordias sobre todos cuantos con fe la imploraban que el número – y fama le da – grandeza de los milagros, extendiéndose por toda España, puso en el caso al Rey (Alfonso XI) de encargar al Cardenal Don Pelayo Gómez Barroso, Arzobis- po de Toledo por entonces, que se trasladara a Guadalupe, y abriese una información jurídica, sobre dichos milagros; información que, esclarecien- do y autorizando más la verdad – dice José Pallés – , contribuyó poderosa- mente a hacer más célebre la Santa Imagen de María, y mayor la confianza que en ella tenían los devotos».

Tan afamada era la Virgen de Guadalupe, que el nombre de esta advoca- ción mariana se difundió extraordinariamente por América hasta el punto de dársele como ya expusimos, la denominación de Ni! Si! de Guadalupe a la misma Madre de Dios, aparecida en Méjico a Juan Diego, extendiéndo- se mucho su culto por todo el nuevo mundo.

ANTECEDENTES DE LA IMAGEN GUADALUPANA

Dijimos que junto a la imagen fue encontrado un pergamino en el que «seis siglos atrás habían escritos los piadosos sevillanos – dice José Pallés – la historia de la venida (de dicha Efigie Mariana) a España y el culto que recibieron hasta la irrupción de los moros en la capital andaluza».

Estas palabras indican que la imagen de Ni! Si! de Guadalupe procedía de Sevilla. Más, ¿Cómo llegó a esta ciudad?

Se trata de una historia muy relacionada con tres grandes santos: San Gre- gorio Magno, San Leandro, arzobispo de Sevilla, y el hermano de este San Isidoro.

La cosa ocurrió de esta manera: San Gregorio y San Leandro viajaron a Constantinopla por asuntos concernientes a la Religión de Cristo. Allí se encontraron y se conocieron, llegando a hacerse muy íntimos amigos.

Terminada su misión en Constantinopla fue cuando al regresar San Grego- rio, que todavía no era Papa, fue elegido para Sumo Pontífice, mientras que San Leandro continuó en Sevilla, en calidad de Arzobispo, su gran labor contra los arrianos o en pro a la fe verdadera.

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Quiso San Gregorio desde un principio saber lo que pensaban y oír los consejos de las más altas personalidades de la iglesia y, por esto, invocó en Broma una especie de Sínodo, al que invitó a San Leandro, quien por su ciencia y santidad sería el mejor consejero que podría tener.

Pero, como por entonces había en España problemas muy graves que ne- cesitaban de la presencia de San Leandro, éste no podía acudir a Roma, optando, sin embargo, por que fuera, en su lugar, su hermano San Isidoro, que era no menos ilustre que él en santidad, prudencia y saber.

El resultado fue que el Papa estimó tanto a San Isidoro que, después de haber despedido a los otros altos dignatarios de la iglesia tras oír su dicta- men, quiso aún retenerlo por algunos días junto a sí.

Llegó, por fin, el momento de la Despedida y entonces, deseoso de hacer un presente a su amigo San Leandro, entregó a San Isidoro:

1º Un ejemplar de El Libro de los Morales que dedicó al Arzobispo hispa- lense; obra esta que es una admirable comentario sobre el libro de lob y que escribió San Gregorio precisamente por deseos e insinuación de San Leandro.

2º Muchas e inapreciables reliquias de santos mártires, etc., que segura- mente perduran en la Catedral hispalense.

3º y en particular, o especialmente, una prodigiosa Imagen de Santa María Santísima, que para este efecto sacó de su oratorio privado, en donde tier- namente era venerada por tan gran Pontífice. Fue la Efigie mari ana que más tarde llegaría a ser mundialmente conocida con el nombre de Nª Sª de Guadalupe.

IMAGEN DE ORIGEN APOSTÓLICO

Muy contento y agradecido se mostró San Isidoro con referidos regalos, pensando sobre todo en lo mucho que se habría de alegrar su hermano Leandro.

Poco después, acompañado de los sacerdotes de su séquito, se dispuso a venir a España en un barco mercante. Al principio el mar estaba en com- pleta calma; pero, porque ello entraba en los planes de Dios para que se estimar la Imagen de NiI Sil, quiso el Señor que se levantara una gran tem- pestad que pusiera en gravísimo peligro la embarcación. San Isidoro y sus acompañantes comprendieron la necesidad de invocar a la Virgen diri- giendo sus oraciones a la Imagen que llevaban en su compañía. Y, ¡Oh prodigio! pues inmediatamente se serenó el mar embravecido, como cuan- do Cristo obró igual milagro ante los Apóstoles.

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Más aún, para que nadie creyera que se trataba de una casualidad, hizo el Altísimo que la nave quedase envuelta en muy fúlgidos resplandores, que terminaron por infundir gran respeto gratitud y asombro en los corazones de todos los viajeros.

¿Qué misterios no encerraría esta imagen de la Santísima Virgen María? ¿Quién se la habría dado antes a San Gregorio? ¿Cuál era su más remota procedencia? .

A este respecto es sumamente extraordinaria la noticia que ofrece el dic- cionario español Espasa abreviado, pues dice: «Esta preciosa imagen de Maria, pequeña y morena, tiene por autor según algunos, a San Juan Evan- gelista que la copió directamente de la Virgen».

Sus razones tendrían estos investigadores, pues, si se conocen las grandes habilidades de referido Santo para escribir el Cuarto Evangelio, el Apoca- lipsis y tres Epístolas neotestamentarias de gran contenido bíblico, pudo también ser mucha su destreza para esculpir imágenes, sobre todo si tuvo o contó hasta con cierta ayuda angélica, porque recordemos que viviendo todavía María Santísima, vino esta milagrosamente a Zaragoza para visitar al Apóstol Santiago, hermano de Juan, y le entregó la imagen de Nuestra Señora del Pilar, que traída desde Efeso en donde residían con San Juan Evangelista, pudo esta asimismo, posible y fundadamente, haber labrado ambas imágenes: la del Pilar y la de Guadalupe.

LAMENTABLE EXTRAVÍO

Muchos cacereños leerían el pergamino que se halló junto a la imagen de Ni! Si! de Guadalupe explicando la historia y, tras de ello, acordaron dárse- lo al muy devoto Alfonso XI, el de la batalla del salado; pero con tan mala fortuna que a este, tan ajetreado en sus luchas contra la morisma, se le ex- travió, lamentándolo el enormemente,. Tampoco nadie se quedó con una copia e ignoramos que después, durante tantos siglos, haya sido encontra- do; motivo por el que el monasterio de Guadalupe seguirá careciendo de dicho escrito o documento de importancia y valor incalculable. Menos mal que se recordaban sus datos esenciales o no faltarían otras fuentes de consulta; gracias a lo que a podido continuar sabiéndose lo más principal de lo que le atañe a la bendita imagen Guadalupense.

DEVOCiÓN DE LOS ESPAÑOLES A LA VIRGEN DE GUADALUPE

Debió ser bastante conocida la historia y prodigios obrados por Ni! Si! de Guadalupe y, por esto, los Españoles le han profesado desde un principio

gran devoción, muy evidente y cierta es esta afirmación en cuanto a lo que afecta a las más altas dignidades de la patria, seguramente por recordar el rotundo triunfo que la Virgen guadalupana otorgó al rey Alfonso XI en la aludida batalla del salado. Se sabe, por ejemplo, que el santuario extreme- ño de Ni! Sª de Guadalupe fue el preferido de los reyes católicos. dicese que Isabel la católica lo visitó diez veces, la primera a los trece años, y que ambos reyes acudieron a darle las gracias por la pacificación de sus reinos. Don Fernando murió precisamente en el camino, cuando iba a visitar Gua- dalupe. Don Juan de Austria, después de la victoria de Lepanto, envió al santuario el final de la nave capitana turca, demostrando esto que él se encomendaría a la Virgen de Guadalupe, a la que por esto, cabe atribuirle el éxito de la batalla de Lepanto, como antes la del Salado. Felipe 11 le hizo varias visitas y le regaló su escritorio de plata, del que, adaptándolo, fabri- case su gran Sagrario. Cristóbal Colón, en su segundo viaje, dio a una de las islas descubiertas el nombre de Sta. María de Guadalupe y, en una oca- sión, peregrinó al monasterio para cumplir una promesa que hizo en mo- mentos muy graves en que su barco o nave estuvo próximo a hundirse durante una gran borrasca. Interminable sería la lista de destacadísimas personas que han profesado y continúan teniendo una gran devoción a la Virgen en su advocación de Nª Si! de Guadalupe. Pues se ha llegado a de- cir que, en siglos pasados, los santuarios mari anos más famosos y concurri- dos fueron el del Pilar de Zaragoza, el de Loreto en Italia y el de Guadalupe en Extremadura (España).

PROYECCiÓN MUNDIAL

Sabido es que, en el descubrimiento de América, su evangelización y con- quista de algunos territorios a sus aborígenes, participaron una inmensidad de extremeños, quizás más que de ninguna otra región española: Pizarro, Hernán Cortés, Núñez de Balboa, franciscanos del convento de Belvís de Monroy, etc .. Y muy curioso, hubo un párroco, Don Adrián, quien por la década de los cincuenta de este siglo XX, demostró y siguió probando que incluso Cristóbal Colón era extremeño, esgrimiendo para ello fuertes argu- mentos, que indicaban que fue natural de Oliva de la Frontera (Badajoz). Tal vez encontró su Partida de Bautismo u otras cosas que ayudaban a identificarlo y no confundirlo con nadie, aun cuando sus padres y abuelos procedieron de Génova (Italia), pero no él. Convendría estudiar mejor este evento.

Ahora bien, siendo tan numerosos los extremeños que tomaron parte en los avatares y civilización del Nuevo Mundo, lo lógico es pensar que no olvidaron a Nª Si! de Guadalupe, sino que continuaron teniéndole

devoción, tratando de extender por doquier su honor y culto, edificándole templos y designando con el nombre de Guadalupe a no pocas poblacio- nes, etc., sucediendo esto mismo, un poco más tarde, en las Islas Filipinas.

Un detalle histórico y elocuente es el que Hernán Cortés se decidió a en- viar, para la Virgen de Guadalupe de España, una lámpara y un metálico escorpión de oro macizo, porque esto da a entender que siempre tenía en el pensamiento a Nª Sil de Guadalupe, a la que se encomendaría en sus actuaciones guerreras, de las que por salir victorioso, cumplió así la pro- mesa que seguramente antes hizo.

Por otra parte, como después la Virgen se apareció oportunamente a Juan Diego y se autocalificó como Nª Sª de Guadalupe (aunque esto no lo sabe- mos con certeza; pero que así fue denominada por la Iglesia y por los fie- les), contribuyó ello, tras la subsiguiente gran devoción del pueblo mejicano, a que la advocación de «Virgen de Guadalupe» tuviera fama o resonancia en toda América y en todas las naciones civilizadas de los otros continentes.

MENSAJE DE LA VIRGEN EN MÉJlCO

Fue – recordemos – a los diez años y casi cuatro meses del dominio de los españoles en las provincias mejicanas, cuando en un sábado, a nueve de Diciembre, se le apareció la Virgen al consabido Indio Juan Diego en el pequeño cerro de Tepeyac, el año 1.531.

No nos detenemos en detalles descriptivos, sino que nos ceñimos a lo más esencial, como fue el mensaje que le dió María Santísima diciéndole:

«Sábete, hijo mio muy querido, que yo soy la siempre Virgen María, Madre de Dios Verdadero, autor de la vida, criador de todo, y señor del cielo y de la tierra, el cual está en todas partes; y es mi deseo que se me labre un templo en este sitio donde como Madre Piadosa, y tuya, y de tus semejan- tes, mostraré mi clemencia amorosa, y la compasión que tengo a los natu- rales, y de aquellos que me aman y buscan, y de todos los que solicitaren mi amparo, y me IIamaren en sus trabajos y aflicciones. Aquí oiré sus lágri- mas y ruegos para darles consuelo y alivio; y para que tenga efecto mi vo- luntad, has de ir a la ciudad de Méjico, y presentándote al Obispo que allí reside, le dirás que yo te envio, y cómo gusto de que se me edifique un templo en este lugar. Referirasle cuanto has visto y oído, y ten por cierto que te agradeceré lo que por mi hicieres, ensalzándote y haciéndote famo- so. Has oido, hijo mio, mi deseo; vete en paz, y pon todo el esfuerzo que pudieres».

Escuchando este requerimiento de María Santísima, Juan Diego se dispuso a cumplirlo yendo a visitar al Obispo de Méjico P. Fray Juan de Zumárra- ga, quien, en otra segunda comparecencia, terminó por decirle que solici- tara a la Virgen alguna prueba, por que él pudiera conocer que quien se le aparecía era la auténtica madre de Dios.

y en efecto, Nuestra Señora exhortó a Juan Diego que subiera a lo alto del cerro y cogiese las rosas que allí encontrara, para que, depositadas y en- vueltas por su capa, las presentase al Prelado. Así lo hizo el vidente, que- dando luego el Obispo completamente impresionado al contemplar unas rosas tan lindas, lozanas y frescas, impregnadas todavía de rocío. Pero su asombro llegó al colmo, cuando además observó que en la capa o tilma donde se le ofrecieron las flores, había quedado estampada como por obra de los Ángeles, la imagen de la Santísima Virgen. Piénsese además que era impropio que en Diciembre hubiera rosas …

No necesitó más milagros el Obispo, sino que grata e inmensamente sor- prendido por lo que acababa de ver, creyó que se trataba de una verdade- ra aparición de la Madre de Dios, procurando rendir veneración a la hermosísima pintura de María que le regalaba el Cielo.

Enterado el pueblo mejicano de estos sucesos, se construyó pronto un tem- plo en el lugar indicado por la virgen; el templo que cada vez fue siendo mejor y mucho más amplio hasta edificarse la muy grandiosa y actual Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe de Méjico, de mirada desde afuera se asemeja a un gran manto de la Virgen, deseándose que cobije no solo a la nación Azteca, sino a toda América de la que también fue nom- brada Patrona Celestial.

IMPORTANTíSIMOS PRONUNCIAMIENTOS

Si casi solo se atiende a la parte final del citado Mensaje a Juan Diego, pu- diera no reflexionarse acerca de lo que se dice al principio del mismo, cuando la Virgen habló sobre la divinidad de Jesucristo, proclamándolo Dios verdadero en contra esto de los muchos herejes arrianos y sus seme- jantes, como los actuales Testigos de lehová y otros sectarios anticristianos. Ahora bien, de esa verdad se deriva otra, que es la de ser María Santísima Madre verdadera de Dios, ya que Cristo al hacerse hombre sin dejar de ser Dios mediante el misterio de la Encarnación obrado en el Seno Virginal de María, nació luego de esta en cuanto Dios y hombre verdadero, motivo por el cual la Virgen fue hecha Madre de Dios, que es como ella también se autoproclamó en ese mismo mensaje de Méjico. Además los calificati- vos de Autor de la Vida, Criador de Todos, Señor del Cielo y de la Tierra, y

. Ente Divino que está en todas partes, reafirman la misma verdad sobre la

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divinidad del Salvador, quien, en unión del Padre y del Espíritu Santo, lo creó todo, que como decir que el mundo o naturaleza toda no siempre existió sino desde cuando Dios sacó de la nada todas las cosas. Por otra parte, María Santísima, se autodefinió «la siempre Virgen», o sea, que fue Virgen antes del parto, en el parto y después del parto, enseñando con esto que otra de sus singulares prerrogativas es la de su Virginidad perpetua. Fijémonos, por último, en lo de agregarse que Cristo, por ser Dios, está en todas partes; atributo este que habla bien claro sobre la infinita inmensidad de Dios, que todo lo ve para premiar oportunamente a los buenos y casti- gar a los malos, puesto que es un Dios justo y remunerador.

HÁGASE TAMBIÉN JUSTICIA A GIL CORDERO PROCURÁNDOSE SU BEATIFICACIÓN

Estamos tratando de todos muy brevemente y por esto hemos omitido refe- rir que la Virgen curó instantánea o milagrosamente a un tío de Juan Die- go, que estaba tan grave que ya había solicitado le administrasen los últimos sacramentos. Sin duda que este nuevo prodigio reforzaría cada vez más la fe del buen indio, quien supo mantenerse siempre ya tan virtuoso, que se le juzgó posteriormente merecedor de la eclesial honra de ser Beato.

Ahora bien, ¿no ocurrió mucho antes semejantemente lo mismo en Extre- madura con Gil Cordero, tras el milagro de la resurrección súbita de uno de sus hijos en Cáceres, cuando ya el clero se disponía a recitar las preces fúnebres para enseguida conducir el cadáver a la iglesia para hacerle las exequias y después lIevarle al cementerio?

Juan Diego y Gil Cordero han sido pues dos almas muy afines, o que han desempeñado parecidísimos cometidos en sendas Apariciones de Ni! Si! de Guadalupe, observando luego ambos, un buen comportamiento católico hasta su muerte.

¿No merecerá paralelamente por tanto, también Gil Cordero el oportuno y pronto Honor de su beatificación?

Cuando en lo básico (buena vida y santa muerte) todo fue perfecto, lo de- más puede ser muy fácil de conseguirse, si la Jerarquía Eclesiástica pone sin demora las debidas diligencias, como lo hizo respecto a Juan Diego para realzar la segunda visita del Papa a Méjico y para ofrecer al pueblo mejicano el estímulo hacia una ejemplar vida católica y de gran devoción a la Virgen, como el que ha supuesto ver elevado al honor de los altares a uno de sus paisanos. Así pues, lograr la Beatificación de Gil Cordero podrá también ser fácil si deberás se trabaja en ello.

NUEVOS DATOS ESCLARECEDORES

El muy culto loan Solano, del siglo XVII escribió cierta obra, uno de cuyos apartados temáticos lo tituló así: «EI pastor Santo, a quien se le apareció la santísima imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, fue natural de Céceres».

En estas pocas palabras vease cómo Gil Cordero tuvo ya fama de Santo desde tiempos muy remotos y también cómo constaba que era natural de la ciudad de Cáceres.

Después añade textualmente: Esta proposición (de ser Gil Cordero natural de Cáceres) es asentada en historias y tradiciones; y en Cáceres tan sabida, que se le conserva hoy su pobre casa en la calle de los Caleros y sobre la puerta un escudo de piedra, con un ramo de azucenas, por ser estas parti- cular símbolo de la Serenísima Reina de los Ángeles, y un águila pasada por el pecho. Y aunque este Santo Varón (debido a no estar aún beatifica- do ni canonizado) no está capaz de sagrados cultos; pero no se puede ca- llar esta dicha (de considerarlo Santo el pueblo), por haber sido el fundamento de tantas (gracias o favores) como ha recibido el mundo, por la invención (prodigioso hallazgo) de tan inmenso tesoro (la imagen de Ni! s~ de Guadalupe).

Agrega el mismo escritor que lo primero que la Virgen habló a Gil Cordero fue lo siguiente: «Toma tu vaca, y lIévala al hato con las otras, y vete luego para tu tierra, y dirás a los Clérigos lo que has visto. (Este vaquero insiste en un paréntesis el propio joan Solano era natural de Céceres). E decir/es has de mi parte, que te envio Yo allá, y que vengan a este lugar, donde ahora estás, y que caben donde estaba tu vaca muerta, debajo de estas pie- dras, y fallarán ende (- encontrarás alli +-) una imagen mia. Cuando la sa- caren di/es que no la muden ni la lleven de este lugar, donde ahora está; más que hagan una casilla (ermita), en que la pongan».

Aclara que la esposa de Gil Cordero se llamaba Mencia Ramos y que cuando trató de consolaría por la muerte del hijo, lo hizo diciéndole: «No te desconsueles, que quien tuvo mano para dar vida a la vaca muerta, po- drá dársela también a este muchacho difunto». Tras de lo que hincándose de rodilla, y con fervorosa oración y tiernas lágrimas, nacidas más de la confianza que del desconsuelo pidió a Nuestra Señora la vida de su Hijo, por crédito de su embajada (para que lo creyesen a él en cuanto les comu- nicaba de parte de la Virgen); y se lo ofreció para que le sirviese perpetua- mente en el sitio y lugar en que Ella se le había aparecido.

Terminada esta oración, fue cuando «en presencia de muchos que habían concurrido al entierro, y de los Clérigos y ministros de la Parroquia, que

 

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habían llegado para llevar al cuerpo del difunto, el muchacho – dice loan Solano – cobró vida, aliento y habla; y en presencia de todos pidió a su padre con instancia que lo llevase luego al Santo Lugar, donde se le había aparecido la Reina de los Cielos».

Según ya dijimos, Gil Cordero aprovechó esta ocasión para dirigirse a la gente, explicándoles el suceso principal, cosa que hizo con las siguientes frases:

«Venerables sacerdotes y devoto pueblo. No sin misterio ha escogido la Reina de los Ángeles, un rústico pastor, para crédito de sus maravillas; para que se conozca que su grandeza estriba en sf misma; y que no hace apre- cio de las personas autorizadas del siglo, porque el crédito tenga más segu- ridad en la verdad del cielo, que en los testimonios de la tierra. Yo soy un pastor rudo y sin letras. Ya lo sabéis, pues soy vuestro vecino. pero por este camino debéis levantar más la esperanza, pues ni mi autoridad fuera sufi- ciente para empeña ros ni mi talento para persuadiros. Tened por cierto que la Reina de los Ángeles fue servida demostrarme un Tesoro, que no se ha- llará en las venas y minerales del Oriente. El cielo mismo se enriquece con mirar/a; ¿Qué no tendrá quien la posee? su voluntad es que se la fabriquen por ahora un decente hospedaje (santuario) y se sirve de que seáis vosotros los testigos y los obreros. Dichoso pueblo, a quien la santfsima virgen es- coge para que le fabrique casa, pudiendo elegir a otros más vecinos. Voso- tros y yo somos los más interesados por más favorecidos. Vamos, vamos a obedecerla, que ffo en su clemencia, que muy presto saldréis de la duda y tocareis con vuestras manos la verdad».

Después, oportunamente, Gil Cordero y su familia marchándose a residir junto a la primitiva iglesia o ermita que se construyó para la imagen en- contrada, siendo así los primeros habitantes o ciudadanos de la luego cada vez mayor puebla de Guadalupe.

EL GRAN MILAGRO DE SU CUERPO INCORRUPTO

Pasaron los años y, por fin, llegó para Gil Cordero el día de su fallecimien- to. Más, ¿dónde lo enterraron? responde a esto [oan Solano diciendo que:

«El lugar de su sepultura se ha entendido siempre que fue el de la Epfstola dentro de la Capilla Mayor (del Monasterio de Guedelupe). Y asf lo dijo el Padre Fray Gabriel de Talavera en el tratado primero de sus observaciones, párrafo 20, por estas palabras: «está en una pared de la Capilla Mayor, en el arco por donde se entra a la sacristfa, una pintura ya con el tiempo mal- tratado aunque es de mucho respeto lo que se deja ver. y aquf se cree que está sepultado».

«La pintura agrega era un retrato de toda la historia, y venía a ser un epitafio en jeroglíficos, que sin letras contaba lo que pudiera leer el más curioso. Y se debe notar que un sepulcro tan autorizado y suntuoso, que hoy ni años atrás no se dieron si no a personas Reales, se dio sin embar- go – a un pastor rudo por haber conseguido en el mundo los honores de virtuoso (considerándolo la gente antes y después de su muerte como San- to). Tan a lo real y magnífico quiere ser tratada la santidad. Pero lo que el Padre Fray Gabriel puso por tradición (porque hasta que escribió su histo- ria, que fue en el año 1.546, no había más clara noticia) se vio patente en el año 1.618, con la ocasión de haberse alargado la capilla mayor del santuario».

«Después entonces sigue diciendo – , derribando aquel arco, adonde es- taba la pintura referida, y adonde se creía que estaba enterrado el Santo Pastor, se halló –efectivamente– su venerable cadáver entero (incorrupto, o no hecho un montón de huesos y cenizas, milagro este extraordinario o raro incluso en grandes santos canonizados, pero que Dios concede a per- sonas de rango humilde, como fue también San Isidro Labrador), después de ciento setenta años de su muerte; envuelto en una sábana con unas puntas y randas coloradas (adornos de encaje hechos en la tela), y sobre el cuerpo había algunas flores amarillas, que tocadas se deshacían en polvo. Y unos pergaminos en que estaba escrito lo historiado del santo di- funto; y en ellos le llaman Don Gil de Santa María, en la conformidad que habemos ponderado (porque fue nada menos que el Rey Alfonso XI quien ordenó que se lo denominase de esta manera)».

Añade que después «se volvió a colocar referido cadáver en la misma co- rrespondencia que antes tenía y por eso está sobre la puerta donde se sale de la sacristía al Altar Mayor. Toda esta relación última me la escribió – explica el Padre Fray Juan de Mirandil/a, religioso autorizado de dicha Santa Casa, y me dicen la tiene impresa el Padre Montalvo en el libro que escribió de los Milagros de Nuestra Señora».

Afirma, por último, que vio a una persona que poseía un hueso de un dedo del cadáver de Gil Cordero, que se lo quitó con atrevida confianza durante aludidas obras que fue necesario realizar, pensando aquella que así obten- dría protección y favores, como los que alcanzan venerando Reliquias de Santos canonizados.

Sin un milagro de Dios, todo cuerpo humano se vuelve putrefacto a las veinticuatro hora de su muerte. Conservarlo el señor incorrupto y con olor agradable por mucho tiempo, supone un nuevo milagro cada día, porque bastaría que, en un solo día, dejase Dios de actuar en su acción milagrosa,

para que todo cuerpo (no manipulado o artificialmente embalsamado – se sobreentiende -) empezara y terminara por corromperse.

De acuerdo con este razonamiento, los milagros que Dios ya ha hecho a favor de la beatificación y canonización de Gil Cordero han sido tantos como días hubo en ciento setenta años desde su muerte, que fue cuando se supo que su cadáver permanecía incorrupto.

Ignoramos si después ha querido Dios seguir perpetuando el prodigio; lo cual podrá averiguarse, si con motivo de iniciarse su urgente profeso dio- cesano de beatificación, vuelven a examinarse sus restos, para al mismo tiempo poderse leer la historia que sobre el propio Gil Cordero se escribió en un pergamino que, como queda dicho, se encuentra dentro de su sepulcro.

PUNTO FINAL

Viene ahora, como conclusión, una gran pregunta que es la siguiente: a tenor de todo lo que hemos investigado o referido, ¿tendrá el español Gil Cordero menos motivos para su pronta beatificación y canonificación que los que se hayan tenido en cuenta para beatificar recientemente al mejica- no Juan Diego? .. Luego …

APÉNDICE

Cosas muy parecidas a las expuestas podrían decirse acerca del eremita Francisco de Paniagua, natural del pueblo cacereño de Casas de Millán, porque fue quien introdujo en Cáceres la devoción a Nuestra Señora de la Montaña; cuyos frutos espirituales han sido y siguen siendo inmensos o no menores que si hubiera fundado una Orden Religiosa destinada a fomentar el culto a la Santísima Virgen, ya que a las Santas Patronas se las suele te- ner casi todos los días en el pensamiento, se las reza, se las visita y se las obsequia de otras mil maneras. Por tanto creemos que hombres de estos de talante humilde, sencillo y pobre; pero que, por su amor a la Virgen y su ejemplar comportamiento cristiano, ocasionaron mucho bien espiritual o eterno, como Francisco de Paniagua y Gil Cordero, no desmerecen la oportuna beatificación ni los desvelos que la jerarqufa eclesiástica deba afrontar para ello, como se hace en algunas demarcaciones católicas, des- eosas de ver a sus hijos elevados al honor de los altares, pues en la Iglesia, menos que en ninguna entidad social, no debe haber discriminaciones.

BIBLIOGRAFíA

AÑO DE MARíA. Por José Pallés. Obra del siglo XIX. Tomo 1. Pág. 734-742. Tomo II Pág. 452-463.

AÑO MARIANO. Por Robles, S. J. y Figares, S. J. Pág. 583-584; 840-842. DICCIONARIO ESPASA-CALPE ABREVIADO. Tomo IV. Pág. 484.

LA SOLEDAD LAUREADA POR SAN BENITO Y SUS HIJOS. Obra del 1665. Por el Padre Maestro Fray Gregoria de Argáiz, 0.5.8. Tomo V. Pág. 308. Y otro Tomo que habla sobre Ambracia o Plasencia. Pág. 317.

SAN JONÁS y SANTOS DE CÁCERES. Obra del Siglo XVII. Por loan Sola- no

 

Abr 172016
 

Felix Arranz Castell

Primera comunicación a los XIX Coloquios Históricos de Extremadura en Trujillo, por el Doctor Felix Arranz Castell, Miembro de Número de la So- ciedad de Médicos Escritores.

Entre muchas de nuestras desdichas de las que todavía no nos hemos re- puesto, fue la invasión napoleónica seguida de nuestra Guerra de la Independencia.

La guerra comenzó por la frontera portuguesa ayudados por los ingleses y por eso Extremadura conoció el saqueo e incendio de sus ciudades y monumentos.

Medellín con su famosa batalla y sus 12.000 muertos.- Trujillo destruido hasta la médula sobre todo la zona antigua, anterior a la conquista. Plasen- cia también sufrió lo suyo a pesar de estar bien pertrechada.

Patrullas a la desbandada robaron y saquearon Guadalupe y como no, el Monasterio de Yuste, ultima morada del emperador Carlos I que tanto pá- nico impuso en la Europa de su época. ‘

Dicen las crónicas que en 1809 aparecieron en Yuste dos cadáveres – de- gollados dentro de un pozo, de dos gabachos, nombre que el que se llamaba entonces a los franceses y que este fue el motivo del saqueo segui- do del incendio del Monasterio, hoy gracias a Dios reconstruido y con mucho acierto.

La reconstrucción llevada a cabo por el anterior Jefe del Estado, Francisco Franco, no se contentó con esto sino que recuperó el retablo neoclásico de oro viejo que se habían llevado los vecinos de Casa Tejada a su iglesia.

También se recuperó una colcha de gruesa seda natural, de color verde esmeralda, que había pasado de generación en generación hasta nuestros días.

Pero Franco no se conformó con eso, sino que creó de nuevo la Orden Jerónima, cuya comunidad dirigida por el Abad De la Madrid, que es la

que cuida hoy el Monasterio. Dios quiera que esta Comunidad que tanto realza dio a las Ordenes Monásticas de España vuelva a resurgir para po- der ocupar sus antiguos Monasterios y si no todos al menos el de El Esco- rial, donde el padre Soler dejó escritas más de cien partituras para clavicémbalos, pero que se pueden tocar a piano, y que yo he escuchado muchas veces.

De todo el mundo es conocida la afición de nuestro emperador por la relo- jería, afición que fue heredada por su hijo Felipe, cuyos relojeros fueron Hans de Evalo y Filipini.

El relojero de el Emperador fue luanelo Turtiano, que tiene una calle en el Madrid de los Austrias, «la cale de Juanelo», muy cerca de la cabecera del Rastro donde yergue su figura majestuosa el héroe de Cascorro, Eloy Gonzalo. Pese a ello hay muy poca gente que sepa que esta calle fue dedi- cada al relojero del Emperador.

Todos los aficionados a la relojería nos hemos afanado en buscar piezas de Luanelo Turriano, sin conseguirlo hasta ¡qué casualidad! apareció una en París en la colección Spitzer.

Este reloj estuvo oculto a la curiosidad hasta finales del siglo XIX. Fue ven- dido en París en 1893 en la subasta celebrada, la cual llevaba en número 2.644, apareciendo también catalogado en la colección Spitzer nº6 lámina 3¡1, Sección relojes.

En esta época se describe el reloj como sigue:

» Péndulo de forma circular, de bronce dorado y ébano (altura 0,39; diámetro 0,15). En la base hexagonal se eleva un templo también hexagonal cuya cúpula, sostenida por columnas corintias, está sentada sobre un plano circular. Toda esta construcción es de ébano, decorado con aplicaciones de bronce y dorado. En las intercolumnas van aplicadas unas figuras, Venus y El Amor, Marte (o un guerrero que sostiene en la mano una serpiente alada) y un hombre desnudo apoyado en una lanza, con escudo. Sobre este edificio de ébano se alza otro monumento circular de dos piezas, sus- tentado por cinco columnas de bronce dorado, especie de dosel que alber– ga la figura de Carlos 1, sentado en su trono con vestidura imperial. En el frente de la cúpula está la esfera dividida en doce horas, y su alrededor van fijos once escudos de plata esmaltada, coronados. En el centro de la cúpula levantan seis pináculos de ágata montados en plata y en el remate una figurita de Antonio, colocada en la base de cristal de roca«.

Desde que se celebró la venta en París en el año 1893, seguida de la dis- persión de la colección Spitzer, se había ignorado el paradero de este re- loj, el cual, por cierto, tampoco se le había dedicado mucha atención.

Ahora sabemos que su comprador fue un ingeniero francés, M. Bloch – Firmente, cuya formidable colección se pondría a la venta en París en Ma- yo de 1961 según Luis Montañés con el cual me une una estrecha amistad, su actual propietario es el suizo [osep Fresmensdorf, coleccionista especia- lizado en Relojes del Renacimiento, que es el que ha facilitado los detalles de la pieza excepcional, así como abundantes fotografías.

La primera extrañeza de Fresmensdorf fue verificar que el aspecto exterior de su reloj no era el que tenía la lámina del libro de la colección Spitzer. Sin embargo no podían ser postizos los adornos que en esta faltaban. Ob- servó también que el famoso anticuario o el catalogador a su servicio, se equivocó en las medidas, ya que en realidad la pieza es de 45×18 cm. de diámetro, 15 cm. en el diámetro del centro y el número de escudos citaba once de los cuales se identificaban solamente nueve, siendo en realidad que el reloj tiene doce.

¿Qué podría haber ocurrido? Si se descarta la fácil tentación de pensar en una restauración amañada, cosa que no ha podido ser demostrada, hay que pensar que Spitzer no tuvo el reloj delante en el momento de hacer la ficha, o no dio importancia a los posibles errores de transcripción ‘de su catalogador.

Las partes metálicas visibles, son de plata dorada y no de cobre como ex- presan las fichas. Los pináculos de la cornisa superior descritos como por- tando piedras de ágatas, perdieron estas cuando todavía el reloj estaba en manos de Spitzer.

En cuanto a la fotografía debieron tomarse indudablemente cuando el reloj estaba desmontado y sujeto a la limpieza, este fue el motivo por le cual faltaban en la primera fotografía algunas piezas de ornamentación tan substanciales como las hornacinas de la pislázuli.

Del reloj solamente funcionaban ciertas partes aisladas cuando en 1961 lo adquiriera Fresmensdorf, el cual tenía una pieza de movimiento reempla- zada deficientemente y hecha de latón. Su nuevo propietario tuvo que dar el reloj al relojero señor Niedemberger quien restauró y cambió esta pieza por su similar hierro dulce y desde entonces funciona admirablemente, incluso sonando las campanillas de las que tiene dos, una alojada en el campanil y otra grande abajo, para dar las horas.

El mecanismo de este reloj está construido enteramente de hierro dulce, denotando un trabajo de sorprendente finura.

El brazo derecho de la estatua, que sostiene el centro del Emperador, es autómata y se mueve al compás de las campanas. El reloj tiene sonería de horas, cuartos y medias.

Dice Luis Montañés que la obra no parece proceder de los acreditados talleres de Habsburgo, por entonces los más activos en la producción de piezas de esta clase, porque presenta otra técnica y un modo de hacer por completo diferente. Además por esta época se trabajaba con piezas de bronce y latón.

La singularidad de su ornamentación hace pensar en una ofrenda, de cierta importancia.

Carlos 1, fuera de esta pieza que tratamos, no ha vuelto a figurar en ningún reloj, ni siquiera en las pródigas composiciones de los estilos imperio, épo- ca en la que tanto se abusó de las figuras históricas.

Por lo demás no solo está resuelto todo él en razón de exaltar la presencia y majestad cesáreas sino que aún se añaden a la intención esos doce escu- dos de sus reinos y testimonio de dedicatoria expresa.

En la identificación de los escudos podría estar, pues, la explicación de su origen. Hay doce, como queda dicho y todos pertenecen a reinos hispáni- cos, algunos honoríficos (Jerusalén) y otros de derecho (Croacia) pero se advierte de inmediato que se trata de reinos vinculados a la Corona Espa- ñola. Los escudos corresponden a los Reinos de Castilla, León, Toledo, Galicia, Aragón, Valencia, Navarra, Granada, Dos Sicilias, Sicilia Estaufer, Croacia y Jerusalén.

La identificación de los escudos fue bastante ardua y en esto me ayudó el doctor Erwin Neumann de Viena, por mediación del Agregado Cultural de la Embajada Española en dicha ciudad .

. He aquí la explicación del doctor Neumann; Primero: Escudo de Croacia «se trata aquí del reino efectivo de Croacia, cuya corona llevó en su tiem- po no Carlos 1 sino su hermano Fernando 1».

«Carlos 1 nunca fue de facto rey de Croacia», pero de una demostración de derecho familiar desde el punto de vista de la sucesión de la linea espa- ñola de la Casa de Habsburgo en Croacia, para que en caso de que la li- nea austríaca se extinguiera (así era en los casos de Hungría y Dalmacia) pasase este Estado a los Reyes de España. Este escudo de Croacia, no signi- fica, pues, referido a Carlos 1 un dominio sino un derecho jurídico eventual.

Por consiguiente, el escudo del Águila, se refiere al de Sicilia. Se trata, pues del viejo escudo genealógico siciliano, de origen de los Staufeen, del cual sale por alianza con el escudo de la casa de Aragón, el nuevo escudo siciliano, (Cuadros en diagonal con dos águilas y el escudo dividido en la Casa de Aragón).

En cuanto a la aparición de esta joya de la relojería española, apareció en París la versión que ha surgido de la última venta es de la que con ocasión del vandálico incendio del Monasterio de Yuste en 1.809, un alto oficial del ejército de Napoleón, salvó el reloj de las llamas, porque le gustó y pensó regalárselo a su esposa en París.

Como esta versión es con toda seguridad la verdadera, ya que hay que pensar que al ser un reloj ofrenda, el Emperador se llevó esta pieza a su última morada, que recordaba de una forma nostálgica su inmenso poderío.

y si esto fuera cierto, tendríamos necesariamente que pensar que este inge- nio fue hecho por su relojero Juanelo Turriano, ya que su mecanismo no parece en nada a los relojes de centroeuropa. Si fuese así, estaríamos pues ante la única pieza que queda de este singular relojero que fue también el artífice de un mecanismo que permitía subir el agua del Tajo al Alcázar de Toledo con un sistema de Cangilones bastante complicado.

De este artilugio, no quedaban nada más que «los Juanelos» inmensos monolitos de piedra noble que el General Franco, asesorado por el arqui- tecto Pedro Muguruza Otaño, los colocó en la entrada de Cuelgamuros (Valle de los Caídos).

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