Mar 032014
 

José Luis Barrio Moya.

Institución de Estudios Complutenses

       El dia 31de diciembre de 1738, y una vez ya casados, se firmaron las capitulaciones matrimoniales entre el caballero extremeño Don Josè Banfi y Parrilla y la dama madrileña Doña Manuela Montoya y Banfi, seguramente prima suya. Don Josè Banfi y Parrilla habìa nacido en la localidad cacereña de Trujillo, siendo hijo de Don Juan Bautìsta Banfi, natural de Madrid “del Consejo de Su Magestad, su oidor en el tribunal de la Contratacion de las Indias” y de Doña Josefa Parrilla y Montoya , nacida en la poblaciòn toledana de Escalona. Por su parte Doña Manuela Montoro era natural de Madrid, nacida en el seno del matrimonio formado por Don Marcos Antonio Montoro, natural de La Coruña “diocesis del arzobispado de Santiago, reino de Galicia”, quien fue ”secretario de Su Magestad y ofizial maior de la secretaria del Despacho Universal de la Guerra”, y de la dama madrileña Doña Laura Polonia Banfi, ambos ya difuntos cuando se hija contrajo matrimonio.

         En las citadas capitulaciones Don Josè Banfi confiesa que es “secretario de Su Magestad con ejercicios de decretos en la secretaria del despacho universal de Yndias”, cargo este que le producìa muy saneados ingresos. Asimismo declara que “cuando se trato el matrimonio con Doña Manuela Montoro, su tio y tutor, Don Germàn Parcelia y Montoya, “capitan de cavallos, cavallero de campo de Su Magestad y furrier mayor de sus Reales Cavallerizas le prometio que llevaria su sobrina como dote la cantidad de detecientos y veinte mill reales de vellon poco mas o menos” (1). En aquella cantidad se incluìa el valor de una casa “que sirve de cochera, cavalleriza y pajar” situada en la madrileña calle del Molino, asi como lo que importò la tasaciòn de los “trastos de omenage de casa, bestidos , ropa blanca de lana y seda, tapiceria, plata labrada, oro, diamantes, perlas, aljofar, china, charol, libros, reloxes, armas, trastos de cozina, coche, mulas, guarniciones, dinero y creditos”. A tenor de todo lo antecedentemente expuesto el caballero trujillano hizo una muy ventajosa boda.

Doña Manuela Montoro llevò en su dote una selecta colecciòn artìstica formada por 105 pinturas, una escultura de Santa Teresa de Jesùs, tasada en 1100 reales, un relicario de coral y bronce, ocho “targetas doradas con su figura de marfil en cada una” y dos paises o “fabulas bordadas en tafetan amusco”.

La temàtica de las pinturas era de lo mas variado puesto que se registraban escenas religiosas y de gènero, paisajes, bodegones, alguna mitologìa, batallas, seis cuadros con”los triunfos de Alejandro” y retratos, entre ellos uno de Felipe V a caballo “hecho en plima a pergamino” y los muy curiosos de Alfonso X el Sabio, Pedro el Cruel y Maria de Padilla. Singular importancia tenìan “dos laminas en lapiz lazuli, la una del Bautismo de Xpto y la otra de la huida a Ejipto con piedras esquisitas en sus marcos de evano ochavados”, valoradas en la elevada cantidad de 3000 reales de vellòn. Por lo que respecta a los autores de las pinturas el anònimo tasador menciona originales de Mateo Cerezo, Lucas Jordan y David Teniers.

PINTURAS.-

– Primeramente una hechura de bulto de Santa Theresa de Jesus con tres angeles y su arco de diversas flores, 1100 rs.

– yd otra pintura de San carlos borromeo contemplando a Xpto en el sepulcro, de dos varas y media de alto y dos varas poco menos de ancho con su marco dado de negro y filete dorado, 200 rs.

– yd un retrato o pintura de la adultera, de dos varas de alto y tres de ancho con su marco negro y filete dorado, 1100 rs.

-yd otra pintura de Santiago, de dos varas y media de alto y siete quartas de ancho, con su mkarco negro y filete dorado, 240 rs.

 

– ytt una pintura de un Santisimo Xpto de Burgos orixinal de Matheo Zerezo, de dos varas y media de alto y siete quartas de ancho con su marco negro y filete dorado, con esquinazos y tergetas tanvien dorados, 400 rs (2).

– otra pintura de San Martin, de vara y dos tercias de alto y vara y quarta de ancho con su marco dorado, 240 rs.

– otra pintura del nacimiento hecha por Jordan, de vara y media tercia de alto y vara y octava de ancho con su marco dorado, 600 rs (3).

– unos patines, de tres quartas de alto y poco menos de vara de ancho con su marco dorado, 300 rs.

– un quadro de arboles, apaisado, de vara y media de ancho y tres quartas y media de alto con su marco negro a lo antiguo, 30 rs.

– una pintura de Santa Barbara prediziendo el martirio, de poco menos de dos varas de alto y vara y terzia de ancho con su marco negro a lo antiguo, 100 rs.

– otra pintura de Nuestra Señora, San Joseph y el Niño, de vara y media de alto y vara y quarta de ancho con su marco negro antiguo, 100 rs.

– otra pintura de un Santisimo Xpto en el sepulcro, de vara y media de ancho y cerca de cinco quartas de alto con su marco negro antiguo, 120 rs.

– otra pintura de San Antonio en el desierto apaisada, de vara y quarta de alto y vara y media de ancho con su marco negro y filetes de pino sin pintar, 120 rs.

– una pintura de la huida de Egipto apaisada, de zerca de dos varas de alto y vara y quarta de ancho con su marco negro antiguo, 30 rs.

– otra pintura del Dilubio universal apaisada, de vara y quarta de alto y una y dos tercias de ancho con su marco dorado a lo antiguo, 45 rs.

– un Exce omo mui maltratado, de zerca de dos varas de alto y poco menos de vara y quarta de ancho con marco negro antiguo, 60 rs.

– una pintura de Nuestra Señora con el Niño en los brazos, de dos tercias de alto y media vara de ancho con su marco negro y filete dorado, 60 rs.

– un quadro apaisado pintado en el unos ladrones, de media vara de alto y tres quartas de ancho con su marco negro y filete dorado, 100 rs.

– otro quadro de unos pastores igual en todo al antecedente, 100 rs.

– una pintura de Nuestra Señora dando de mamar al niño y San Joseph, de tres quartas de alto y media vara de ancho con su marco negro, 60 rs.

– otro quadro de unos ladrones apaisado pintura en tabla, de dos tercias menos dos dedos de alto y tres quartas de ancho, con su marco de evano, 120 rs.

– otra pintura del niño Dios y San Joseph, de vara menos dos dedos de alto y dos tercias de ancho con su marco negro y filete dorado, 60 rs.

– otra pintura de Nuestra Señora dando el pecho al niño correspondiente en todo a la antecedente, 50 rs.

– un retrato de Don Pedro el Cruel, de tres quartas menos dos dedos de alto y media vara y un dedo de ancho con su marco negro y perfil dorado, 120 rs.

– otra retrato de Doña Maria de Padilla del propio tamaño y marco que la antecedente, 60 rs.

– un quadro apaisado de unos pastores, de vara menos ochava de alto y vara y quarta de ancho con su marco negro y filete dorado, 200 rs.

– seis triunfos de Alejandro con sus marcos dorados, lamina de papel de ymprenta con vidrios de cristal por delante, 600 rs.

– una pintura de Santa Rosa de Lima en cobre con su marco de evano bronceado de medida regular, 300 rs.

 

– otra lamina en cobre del propio tamaño y marco que la antecedente del Nacimiento del niño Dios, 600 rs.

– dos laminas en lapiz lazuli, la una del Bautismo de Xpto y la otra de la huida de Egipto con piedras esquisitas en sus marcos de evano ochavados, 3000 rs.

– una lamina de la Encarnazion del hijo de Dios ochavada en piedra con su marco de evano, 200 rs.

– dos laminas de cobre con su vidrio delante, la una de San Marcos y la otra de San Luis, con marco de evano, de una tercia de alto y un jeme de ancho, 400 rs.

– una lamina de Nuestra Señora con su hijo difunto de un jeme de alto y medio palmo de ancho, 120 rs.

– otra lamina de Nuestra Señora y el niño Dios del mismo tamaño que la antecedente, 60 rs.

– otra lamina de Nuestra Señora del Sagrario con su vidrio, de una tercia de alto y palmo de ancho, con su marco negro de pino y filetes dorados, 120 rs.

– un relicario de coral y bronzes de la huida de egipto en su caxa con vidrio delante, 3000 rs.

– una lamina de Jesus, maria y Joseph, de una tercia de alto y quarta de ancho con marco negro antiguo ochavado, 100 rs.

– un frutero de abes, de dos terzias de alto y lo mismo de ancho, 15 rs.

– un pais de arboledas pintada una caza en ella, de una bara de alto y dos de ancho con su marco negro antiguo, 30 rs.

– otro pais antiguo en tabla pintado en el un bosque, de dos tercias de ancho y media vara de alto con su marco negro ancho, 30 rs.

– un paisito y en el pintado San Antonio predicando a los pezes, pintura en tabla con su marco dorado, 180 rs.

– otro paisito y en el pintado unos pasageros de la propia calidad que el antecedente, 280 rs.

– un retrato de un joben en lienzo, de una terzia de alto y un palmo de ancho con su marco dorado, 20 rs.

– una lamina de cobre pintado en ella San Antonio con su vidrio xptal, marco negro y filetes dorados, 120 rs.

– otra lamina de San Isidro labrador, de dos tercias de alto y media vara de ancho, con marco negro y filetes dorados a lo antiguo, 60 rs.

– un fruterito de un palmo de ancho y un jeme de alto en tabla, con marco negro y dos filetes dorados, 20 rs.

– dos fruteros con sus marcos encarnados y filetes dorados, de tres quartas de alto y dos de ancho, 200 rs.

– una pintura de un Santisimo Xpto en cobre con la Magdalena al pie de la cruz con su marco de evano, 180 rs.

– una pintura en vidrio de Nuestra Señora con su marco dorado y embutido en vidrio dado de negro con filetes dorados, 600 rs.

– otra pintura y en ella una batalla apaisada, con marco a la moda dado de negro con filetes dorados, 600 rs.

– dos marinas apaisadas, de una vara y dos tercias de alto y dos varas y quarta de ancho con su marco a la moda dado de negro y filetes dorados, 360 rs.

– otra pintura de Nuestra Señora de la Concepzion, de vara y quarta de alto y siete quartas de ancho con marco a la moda dado de negro y filetes dorados, 360 rs.

– un quadro apaisado de unos navios, con su marco dorado, de tres quartas de alto y vara y media de ancho, 100 rs.

 

– un retrato del beato Camilo de Lelis, de dos tercias de alto y media vara de ancho con marco dorado, 120 rs.

– una pintura de Nuestra Señora de la Concepzion de vara y ochava de alto y tres quartas de ancho con su marco azul, 100 rs.

– una pintura de Santa theresa de Jesus de a dos varas de alto y vara y quarta de ancho con su marco negro hecho a lo antiguo y filetes dorados, 50 rs.

– otra pintura de Santa Carthalina martir, de vara y media de alto y una menos dos dedos de ancho con marco a lo antiguo dorado, 60 rs.

– otra pintura de Nuestra Señora de Velen en tabla, de dos tercias de alto y media vara de ancho, con marco negro y filetes dorados, 50 rs.

– doze pinturitas en cobre apaisadas, de a tercia de ancho y un jeme de alto con sus marcos negro y filetes dorados, 720 rs.

– un retrato de Don Alonso el Savio en tabla, de media vara de alto y una tercia de ancho, con su marco dorado, 120 rs.

– yt el Dios de las aguas echo a pluma con su vidrio xptal por delante, de poco mas de una tercia de alto y una quarta de ancho, con su marco dorado, 100 rs.

– un Apocalipsis de miniatura de una sexma en quadro con su marco de evano y bronzes dorados, 1200 rs.

– una lamina en tabla de un Santisimo Xpto con sus vidrios delante, de una tercia de alto y una quarta de ancho con marco negro tallado de oro, 600 rs.

– una pintura de San Agustin en pergamino con vidrio delante y marco embutido en cristal con filete dorado, 50 rs.

– un retrato o pintura de un pobre pidiendo limosna, pintado en tabla por David teniel, de mas de tercia de alto y una quarta de ancho con su marco dorado, 600 rs (4).

– ocho targetas doradas con su figura de marfil en cada una , 4800 rs.

– un Exce omo en pergamino cortado, con marco dorado y vidrio delante, 15 rs.

– una pintura de Nuestra Señora de los Dolores en pergamino cortado con su marco dorado y vidrio delante, 15 rs.

– una papelera pintada en lienzo de vara de alto y tres quartas de ancho, 600 rs.

– una pintura de Nuestra Señora de Mejico en bastidor, sin marco, de vara y media quarta de alto y dos tercias de ancho, 50 rs.

– un retrato de un viejo bestido de garnacha con los guantes en una mano, de cinco quartas de alto y una vara de ancho con su marco negro cubierto de evano, 300 rs.

– un retrato de una vieja con una pluma blanca en la mano correspondiente en todo al retrato antecedente, 300 rs.

– otro retrato de una muger vestida de encarnado con su canastillo de rosas en una mano y en la otra una rosa, con su marco negro, de vara y media de ancho, 60 rs.

– un retrato de una muger bestida de blanco, sentada en una silla encarnada con un ramillete de flores y rosas en la mano del propio tamaño y marco que la antecedente, 60 rs.

– otro retrato de una muger bestida de negro con una rosa encarnada en la mano del propio tamaño y marco que la antecedente, 120 rs.

– otro retrato de una muger vestida de blanco recogiendose la falda, del mismo tamaño y marco que las antecedentes, 120 rs.

– un retrato de un hombre vestido de negro con espadin y baston, balona y bueltas de encajes, ygual a los antezedentes en alto, ancho y marco, 50 rs.

– un paisito en tabla y en el pintado un hilanderode media vara de ancho y una tercia de alto con  marco negro y filete dorado, 120 rs.

 

– un paisito en tabla pintado en el una batalla del propio tamaño y marco que la antecedente, 100 rs.

– dos paises o fabulas bordadas en tafetan amusco, de media vara de ancho y una quarta de alto con marcos dorados y sus xpistales delante, 360 rs.

– dos laminas barnizadas, de media vara de ancho y una tercia de alto con sus marcos dorados, 60 rs.

– dos paisitos de pluma, de una tercia de ancho y ocho dedos de alto con sus cristales delante y marcos delante, 60 rs.

– otros dos paisitos de pluma desiguales , en el uno un hombre dormido y en el otro varias frutas, con sus xpistales delante y marcos tallados y dorados, 60 rs.

– un retrato del señor Phelipe quinto a cavallo hecho en pluma, en pergamino, de media vara de alto y una tercia de ancho con su xptal delante, marco azul y filetes dorados, 40 rs.

– un fruterito en tabla con su marco negro y filetes dorados, 20 rs.

– un quadro de nueve dedos de alto y ocho de ancho pintado en el unos borrachos dandose puñadas, con su marco dorado, 360 rs.

MADERA.-

Doña Manuela Montero llevò a su matrimonio con el hidalgo extremeño toda una serie de muebles tales como sillas de red, tabuertes de estrado, bufetes de nogal embutidos en concha, papeleras asimismo de nogal, alacenas de pino, varias mesas, cofres, camas y catres. Destacaban por la riqueza de sus materiales los siguientes muebles:

– dos escriptorios de Valladolid embutidos en concha y bronceados con sus mesas y pies de nogal, 480 rs.

– dos escriptorios grandes embutidos en raiz de olivo con sus pies de pino dados de negro, 1000 rs.

– una arca de caoba con pie de pino dado de negro y sus tres vidrios cristales, la misma en la que esta metida Santa theresa, 1200 rs.

– una urna de evano con su vidrio y dentro de ella un Santisimo Xpto en piedra, 100 rs.

– un espexo de vara y tercia de alto la luna y vara menos tres dedos de ancho con su copete grande dorado embutido en el con su figura y un arbol, su marco dorado y colgados sus vidrios embutidos en ellas, 1800 rs.

– otros dos espexos yguales de vara y quatro dedos de alto la luna y tres quartas y tres dedos de ancho con sus marcos, copetes y colgaderos y flores de vidrio adiamantado con su figura en cada copete, 2400 rs.

CHAROL.-

– ytt doze platillos de charol con onze jicaras de lo mismo, 368 rs.

– una frasquerita encarnada de charol larga para diferentes chucherias, 120 rs y 16 maravedis.

– una caja redonda negra de charol, 48 rs.

– dos onzas de charol con sus tapas de lo mismo, 64 rs.

– dos escudillas de charol con sus tapas de lo propio, 48 rs.

– un tocador azul de charol con su espejo dentro y todos sus miriñaques, 256 rs.

– otro tocador de charol encarnado con su mesa y espejo correspondiente de lo propio, 830 rs.

– otro tocador de charol encarnado con su espejo y su mesa, 256 rs.

– una mesita cafetera encarnada, 60 rs.

– un ramilletero encarnado de charo, 150 rs.

– quatro ramilleteros de lo propio mas pequeños, 224 rs.

– otros quatro ramilleteros de charol encarnado medianos, 288 rs.

– dos vandejas verdes de charol ochavadas, 60 rs.

– otras dos vandejas negras de charol quadradas, medianas, 80 rs.

 

– dos vandejas negras de lo propio maiores que las antezedentes, 112 rs.

– otra bandeja negra de charol quadrada con sus pies, 180 rs.

No podìa faltar en la dote de una dama del siglo XVIII una gran cantidad de vestidos y ropa de casa y Doña Manuela Montero no era una excepciòn. De esta manera se citaban entre sus bienes colchones, sàbanas, servilletas, toallas, manteles, colchas, paños de mano, etc. De todo ello sobresalìan “un trage de casa y brial de raso de China, color de caña bordado de sedas de China”, tasado en 1000 reales y, sobre todo, “una colgadira de cama ymperial bordada sobre raso liso blanco perfilado de seda negra y formada con blanco, el campo bordado de una cadeneta con unas florezitas encarnadas de raso liso formadas con blanco y unos quadros redondos con dorado y toda ella sin forro como sale del bastidor”, que alcanzò una valoraciòn de 10000 reales de vellòn.

TAPICERIA.-

– una tapiceria fabricada en Amberes, bien tratada y buenos coloridos Historia de Dario, que tiene de caida cinco anas y de corrida cinquenta y siete anas y media, cuia tapiceria se compone de diez paños, 14275 rs.

– quatro sobrepuertas, que las dos estan cosidas una con otra y una columna pintada sobre tela de manteleria forrrado todo en Angulema y todas cinco piezas calen, 200 rs.

– un paño desermanado entrefino de figuras grandes que tiene de caida cinco anas y de corrida tres y media, 525 rs.

– un paño de gorrillas vien tratado, de cinco anas de caida y nueve de corrida, 675 rs.

– una alfombra turca entera de pelo y de buen colorido, que tiene de largo cinco varas menos tercia y de ancho quatro menos quarta, 875 rs.

– una alfombra de catalufa nueva forrada en Angulema que tiene quarenta y una vara de dicha tela, 984 rs.

– dos alfombras, la una grande y la otra pequeña, 300 rs.

– un retrato de Phelipe quinto de tapizeria fino, que tiene de alto una anna y de ancho annas menos sexma con su marco dorado, 360 rs.

Dentro del apartado de “china” se incluìan ensaladeras, jarros, cuencos, vinageras, jìcaras, platos, escudillas, frascos, dos vasos de porfidio, varios objetos de cristal, asi como dos tibores grandes de China, tasados en 15000 reales y “una fuente de alabastro quese compone de nueve piezas aconchada”, que lo fue en 90 reales. Se registraban ademas los siguientes “barros”.

– tres tinajas de barro de Guadalajara de las Yndias, 45 rs.

– dos dozenas de barros de distintos tamaños y colores, 240 rs.

– dos barros pequeños de sigilata, 30 rs.

LIBROS.-

Doña Manuela Montero llevò a su matrimonio una pequeña biblioteca formada por 90 tomos, y aunque se registraban en ella algunas obras de devociòn y varias vidas de santos, lecturas comunes a las mujeres españolas de los siglos XVII y XVIII, creemos que la librerìa en cuestiòn perteneciò a su padre, Don Marcos Antonio Montero, y que ella recibiò como herencia. Basamos esta hipòtesis en el hecho de que junto a las obras arriba mencionadas se encontraban otras con temas militares, jurìdicos, administrativos, matemàticos y genealogicos, entre ellas las Reflexiones militares, del vizconde del Puerto, que para nada se puede interpretar como lectura femenina.

Los autores representados eran Felipe de Comines, el padre Feijòo, Nicolas Caussìn, Sor Maria de Agreda, Juan de Ferreras, Josè Barcia, Antonio Alvarado, Diego de Castejòn, fray Francisco de los Santos, etc. Como algo curioso a destacar es la presencia de un libro manuscrito que lleva el sugerente tìtulo Mahoma y Lutero.

– yd tres tomos en quarto de la Explicacion de la doctrina xptiana dividida en platicas y puestos dichos tres tomos en pasta, en quarto, 50 rs.

 

– nuebe thomos en quarto puestos en pasta intitulados reflexiones militares del vizconde del Puerto (Alvaro NAVIA Y OSORIO, vizconde del PUERTO.- Reflexiones militares, Madrid 1724), 180 rs.

– un tomo en quarto puesto en pasta intitulado Historia ytaliana en el mismo idioma, 10 rs.

– otro libro intitulado traslazion del Santisimo Sacramento al templo de Nuestra Señora de el Pilar de Zaragoza asimismo en quarto, 6 rs.

– otro libro intitulado Primacia que goza la Santa Yglesia de Tholedo en marquilla puesto en tafilete (Diego CASTEJON Y FONSECA.- Primacia de la Santa Iglesia de Toledo defendida contra las impugnaciones de Braga, Madrid 1645), 50 rs.

– otro libro intitulado Cathalogo de los ilustres duques y condes de francia en quarto puesto en pasta, 12 rs.

– otro libro de a folio puesto en pasta intitulado Descripzion del real monasterio del Escorial (fray Francisco de los SANTOS.- Descripciòn brece el monasterio de San Lorenzo el Real del Escorial, Madrid 1657), 20 rs.

– otro libro en octavo puesto en tafilete intitulado Comercio de Olanda, 15 rs.

– otro libro en octavo puesro en pasta intitulado Ordenanzas de Luis dezimo quarto en idioma frances, 4 rs.

– otro libro instruccion de la navegazion en idioma ytaliano con sua mapas, de papel de marca, 6 rs.

– otro libro de a folio intitulado Abreu sobre bacantes en Yndias, 20 rs.

– otro libro intitulado las memorias de felipe de Comines, tomo primero (Felipe de la CLYTE, señor de COMINES.- Memorias, Paris 1529), 20 rs.

– otro libro Scritura de los servicios de veinte y quatro mill millones en folio del año de setezientos y diez y seis, 15 rs.

– otro libro en folio intitulado nuevo aranzel para secretarias y demas ofizinas de los Consejos, 12 rs.

– otro libro intitulado crisol de la verdad de la causa sin causa sobre la prision del duque de Osuna en folio, 8 rs.

– otro libro yntitulado Silva discurso predicables y politicos, en folio, 8 rs.

– otro libro de a folio intitulado Practica de rentas reales (Juan de la RIPIA.- Pràctica de la administraciòn cobranza de las rentas reales y viruta de los ministros que se ocupan de ella, Madrid 1676), 12 rs.

– otro libro de a folio yntitulado Fueros del señorio de Vizcaya, 10 rs.

– otro libro yntitulado Ypocrates defendido en quarto, 6 rs.

– otro libro en quarto que se yntitula los jovenes jesuitas, 6 rs.

– otros tres libros intitulados Luz de verdades catholicas, 20 rs.

– otro libro en quarto intitulado Teatro critico universal (fray Benito Jerònimo FEIJOO.- Teatro crìtico universal, Madrid 1726), 20 rs.

– otros dos libros en quarto intitulados las palabras de San Pablo (Francìsco de la CRUZ.- Cinco palabras del apòstol San Pablo, Nàpoles 1681), 30 rs.

– un libro en quarto vida de San Agustin por Gante (fray Francìsco Antonio de GANTE.- El monstruo del Africa indefinible. Vida de San Agustìn, Madrid 1720), 15 rs.

– otro libro de a folio intitulado el perfecto artillero, 60 rs.

– dos tomos en octavo yntitulados Historia Sagrada, 8 rs.

– otro libro intitulado ynstruzion de novizios, en octavo, 4 rs.

– otro libro en octavo intitulado avisos importantes a toda la juventud de los que siguen la malizia, 3 rs.

 

– tres tomos en quarto que se yntitulan Corte Santa (Nicolas CAUSSIN.- La Corte Santa, Parìs  1647, Madrid 1654), 12 rs.

– otro libro Mistica ciudad de Dios en quarto, thomo segundo (Sor Maria de AGREDA.- La mìstica ciudad de Dios, Madrid 1670), 8 rs.

– otro libro en octavo intitulado tregonometria para la navegazion, 4 rs.

– otro libro puesto en pasta intitulado bocabulario maritimo, 6 rs.

– seis thomos de a folio intitulados Cronica del Carmen Descalzo, 120 rs.

– otro libro de a folio yntitulado Sermones del padre Pedro del Espiritu Santo (fray Pedro del ESPIRITU SANTO.- Sermones de Jesùs, Maria y Joseph, Madrid 1717), 20 rs.

– otro libro en octavo puesto en pasta intuitulado antifoneras desagravios de fernan gonzalez, 4 rs.

– otro libro de a folio intitulado maoma y Lutero manuescripto, 30 rs.

– otro libro de a folio Regla y establecimiento de la cavalleria de Santiago del espada, 15 rs.

– dos thomos de a folio yntitulados Obras del maestro Alvarado (Antonio de ALVARADO.- Obras completas, Madrid 1717), 40 rs.

– otro libro en quarto intitulado origen de la excma. Casa de Sarmiento, 6 rs.

– otro libro en quarto intitulado Armonica vida de Santa theresa de Jesus escrita por el padre Butron y Mujica (Josè Antonio BUTRON Y MUJICA.- Armònica vida de Santa Teresa de Jesùs, Madrid 1722), 24 rs.

– otro libro que se yntitula Sermones varios de fray Pedro de la Conzepcion carmelita descalzo (fray Pedro de la CONCEPCION.- Sermones varios, Madrid 1717), 6 rs.

– otro libro septimo que se yntitula Reparos istoricos sobre los doze años primeros de la Historia de España (Juan de FERRERAS.- Reparos històricos a los doce primeros años del tomo VII de la Historia de España, Alcalà de Henares 1723), 6 rs.

– otro libro enoctavo que se yntitula Vida de San Millan, 4 rs.

– otro libro en octavo que se yntitula Tratado de la eleccion y metodo de los estadios, 6 rs.

– otro libro en octavo Oya penas de la malizia, 8 rs.

– dos thomos en octavo puestos en pasta intitulados Cartilla politica y cristiana (Diego Felipe de  ALBORNOZ.- Cartilla polìtica y cristiana, Madrid 1666), 20 rs.

– otros dos thomos en quarto que se yntitulan Teatro critico universal, 20 rs.

– otro libro en quarto puesto en pasta que se intitula Zertamen de San Juan de Mata, 8 rs.

– otro libro en quarto que se yntitula Regla de la Maestranza de Sevilla, 4 rs.

– otro libro en octavo dorado en encarnado intitulado ynfamia ilustrada, 10 rs.

– dos thomos de a folio que se yntitulan Sermones Doctrinales en latin por Barcia (Josè BARCIA Y ZAMBRANO.- Despertador christiano de sermones doctrinales, Granada 1677), 60 rs.

– otro libro yntitulado Coronica general de la orden de San Benito por Yepes tomo segundo, zenturia segunda en folio (fray Antonio de YEPES.- Crònica general de la Orden de San Benito, Irache 1607), 15 rs.

– otro libro de a folio intitulado vida de Sor Maria Angela Astarch, 12 rs.

– otro libro de a folio que se intitula Pregmatica de administracion y cobranza de rentas reales, 8 rs.

– otro libro en quarto intitulado Vida y milagros de San Benito (fray Nicolàs BRAVO.- Benedictina en que se trata la milagrosa vida del glorioso Sanb Benito, Salamanca 1604), 12 rs.

– otro libro en quarto que se yntitula las tres Musas de Quevedo (Francìsco de QUEVEDO Y VILLEGAS.- Las tres Musas ùltimas castellanas, Madrid 1716), 8 rs.

– otro libro en quarto, thomo primero intitulado Dia espiritual del padre Puente, 6 rs.

 

– otro libro en quarto que se yntitula Panegirico historico moral sobre la vida de San Castrobono, 20 rs.

– otro libro en quarto intitulado Ypocrates aclarado del doctor Bois, 10 rs.

– otro libro en quarto que se intitula Vida del padre Camilo de Lelis (Sancio CHICATELI.- Vida y virtudes del venerable padre Camilo de Lelis traducida del italiano por Luis MUÑOZ, Madrid 1653), 8 rs.

– otro libro en quarto que se intitula Vida de San Felix de Cantalicio, 3 rs.

– otro libro en quarto intitulado Ylustraciones a las maravillas de san Vizente ferrer, 8 rs.

– otro libro en octavo intitulado gritos de las animas del Purgatorio, 2 rs.

– otro libro en quarto intitulado vida de San Serapio, 5 rs.

– otro libro en octabo yntitulado Ferreras contra Ferreras, 6 rs.

Pero ademas de todo lo anteriormente expuesto Doña Manuela Montero aportò a su uniòn con el hidalgo extremeño numerosos trastos de cocina, ropas de casa y vestidos, asi como escopetas, relojes , joyas y objetos de plata, estos dos ùltimos tasados respectivamente por Francìsco Beltràn de la Cueva y Josè Serrano.

ARMAS.-

– una escopeta con su caxa a la romana guarnecida de plata, cañon del maestro tres serras y la llave de Pasqual, 900 rs.

– dos pistolas de los mismos maestros guarnecidas de plata, 1000 rs.

RELOXES.- yd, un relox de sobremesa del maestro Joseph Vindismill, de ocho dias de cuerda con sus movimientos de campana, quartos, dias, de minutos y repetizion con su caxa de charol encarnado y bronzes dorados y sobre caja de camino, 2100 rs.

– un relox de Ginebra con su caxa y muestra de oro, la caxa de afuera tallada y zapeada que dize su autor Vindismill y la cadena con su gancho todo de metal dorado y es de muestra de minutos, quasi nuevo, 1410 rs.

– otro relox antiguo de Ynglaterra con sus dias del mes, pendola y cadena con su caxa y muestra de oro, 480 rs.

– otro relox de repetizion de Ynglaterra del maestro V. Villan Uberter consu cajon, mustra y guarda polbo, todo de plata y todo el vien tratado con su cadena y gancho de plata y nacar, 2100 rs.

PLATA Y JOYAS.-

Dentro de ese apartado se incluìan no sòlo numerosas alhajas, realizadas en oro con diamantes y esmeraldas, sino tambièn muchìsimos objetos de plata, tales como platos, bandejas, macerinas, cocos guarnecidos de filigrana, relicarios, cajas, cucharas, tenedores, vasos, candeleros, cazuelas, cabos de cuchillos, salvillas, flamenquillas, fuentes, escribanias, jìcaras, tinteros, salvaderas, jarros, manillas de aljòfar, rosarios de cocos, frascos, pomos, campanillas, agujas para el pelo, brazaletes, cruces, etc. Pero tal vez la pieza mas sorprendente era una firma de Santa Teresa guarnecida de oro.

El mismo dia 31 de diciembre de 1738 Don Josè Banfi y Parrilla priocedìa a inventarias y tasar los bienes que el mismo poseìa en el momento de contrarer matrimonio,cuya parte mas importante era una copiosìsima biblioteca amen de las pinturas siguientes y otros bienes (5).  PINTURAS.-                                                                                                              primeramente una pintura de Nuestra Señora de la Concepzion de miniatura, obalada, con su xptal y marco dorado, tallado y picado, 240 rs.

– yd otra pintura de Nuestra Señora de Mejico, de dos tercias de alto al olio con su marco dorado, 300 rs.

– yd otra pintura en papel de Nuestra Señora con su xptal y marco dorado, 80 rs.

– yd otra pintura de santa Getrudis en cobre pintada al olio con su marco dorado y cristal, 180 rs.

 

– yd una cara de Dios con su marco de plata, 300 rs.

LIBROS.-

La librerìa que Don Josè Banfi poseìa en el momento de su matrimonio estaba formada por un total de 457 tomos a los que habìa que sumar “diferentes libros de Cizeron” y “otros libros sueltos en pergamino”. A juzgar por sus libros el caballero trujillano fue un entusiasta de la cultura clàsica greco romana y asi se registran en su biblioteca las obras de Homero, Jenofonte, Aristòteles, Luciano, Tucìdides, Plutarco, Cornelio Tàcito, Lucano, Julio Cèsar, Justino, Trogo Pompeyo, Flavio Josefo, Tito Livio, Terencio, Cayo Plinio, Ovidio, Ciceròn, Quinto Curcio y todas las de Sèneca, incluidas sus tragedias, y la biografìa del filosòfo estòtico escrita por Juan Pablo Màrtir Rizo. 

Muy aficionado a la Historia se registraban en su biblioteca las obras de Ambrosio de Morales, Floriàn de Ocampo, Esteban de Garibay, Juan de Mariana, Pedro Abarca, Jerònimo Zurita, Hernando del Pulgar, Vicente Baccallar y Sanna, Enrico Caterino, Luis de Màrmol, Paulo Giovio, Bernardino de Mendoza, Carlos Coloma, Francìsco Manuel de Melo, Francìsco de Moncada, Martìn Martini, Juan de Palafox, Juan Haller, Pedro de Salazar, Pedro de Mendoza, Juan Botero, etc. Aquella aficion por la Historia se extendiò por la de Amèrica y demas posesiones españolas por lo que Don Josè Bafi coleccionò los libros de Antonio Herrera, Gonzalo Fernàndez de Oviedo, Alvar Nùñez Cabeza de Vaca, Bernal Dìaz del Castillo, Antonio de Solis, Luis Hennepin, Alonso de Ovalle, fray Bartolomè de las Casas, Francìsco Lòpez de Gòmara, Antonio de Morga, Alejandro Olivier, etc.

Muy numerosas eran las obras “lùdicas” en donde se englobaban poesìa y teatro,. Dentro de la primera figuraban las de los mas grandes poetas, españoles y europeos de los siglos XV, XVI y XVII, tales como Alonso de Ercilla, Pedro de Oña, Juan de Mena, Jorge Manrique, Juan Boscàn, Garcilaso de la Vega, Torcuato Tasso, Luis de Camoens, Fernando de Herrera, Gabriel Bocangel, Sor Juana Inès de la Cruz, Francìsco de Bances Candamo, etc. Por lo que respecta a  teatro poseìa las comedias de Calderòn y Solìs, la incalificable Celestina, de Fernando de Rojas y la Cinna de Corneille, entre otras. Asimismo se contabilizaban varias biografìas como la del romano Mecenas, Tomàs Moro, Carlos V, San Agustìn, Alejandro Magno, sin que faltase la de Diego Garcìa de Paredes, “el Sansòn extremeño”, escrita por Tomàs Tamayo de Vargas.

Apasionado por la literatura de viajes contaban con obras de aquel gènero tan significativas como las de Marco Polo, Pedro Teixeira, Fadrique Enrìquez de Rivera, Fernàn Mèndez Pinto y Juan de Persia.

Pero ademas de todo ello tuvo las obras de Cervantes, Lope de vega, Gòngora, Graciàn, Quevedo, Saavedra y Fajardo, Santa Teresa de Jesùs, varias novelas picarescas, como la Vida del escudero Marcos de Obregòn, de Vicente Espinel, la de Estebanillo Gonzàlez y La picara Justina.

Poseyò tambièn obras significativas de San Agustìn, San Ambrosio, Tomàs de Kempis, fray Antonio de Guevara, Bossuet, los Emblemas de Alciato, las Agudezas de Juan Owen, las Aventuras de Telemàco, de Fenelòn, la Mìstica ciudad de Dios, de Sor Maria de Agreda, el Catecìsmo històrico, de Fleury, la Arcadia, de Jacobo de Sannazaro, el Pastor Fido, de Guarini, los Proverbios Morales, de Juan de Barros y un largo etcetera que a continuaciòn reseñamos.

LIBROS DE A FOLIO.-

– yd la Biblia sacra dos thomos con sus laminas que manifiestan los mas misterios y al fin tablas geograficas cronologicas las del Breviario y otros con yndizes biblicos por el padre Lublin, 400 rs.

– otro Coronica general de España por Ambrosio de Morales continuando la de florian de Ocampo en tres thomos (Florìan de OCAMPO.- La crònica general de España continuada por Ambrosio de MORALES, Alcalà de Henares 1574), 240 rs.

 

– Historia general de España por estavan de Garibay quatro thomos (Esteban de GARIBAY.- Historia universal de todos los reinos de España, Amberes 1571), 200 rs.

– Coronica del Santo rey don fernando escrita por el arzobispo Don Rodrigo, 30 rs.

– Historia general de España por el padre Mariana onze tomos (Juan de MARIANA.- Historia general de España, Madrid 1608), 120 rs.

– Reyes de Aragon por el padre Abarca primero y segundo tomo con un zelebre epitafio manuescrito del rey Don Pedro el zeremonioso (Pedro ABARCA.- Los reyes de Aragòn en anales històricos distribuìdos, Madrid 1682), 110 rs.

– Anales de Aragon por Geronimo Zurita y el yndize de toda su historia, siete tomos, (Jerònimo de ZURITA.- Anales de Aragòn, Zaragoza 1562), no se taso.

– Coronica de los Reyes catolicos de hernando del Pulgar (Hernando del PULGAR.- Chrònica de los muy altos y esclarecidos Reyes Catòlicos, Valladolid 1565), 90 rs.

– Comentarios al reinado de Phelipe quinto hasta el año de mil setezientos y onze por el marques de San Phelipe (Vicente BACALLAR Y SANNA, marquès de SAN FELIPE.- Comentarios a la guerra de España e historia de su rey Phelipe V el Animoso, Gènova 1725), 60 rs.

– Vida de la reina Doña Margarita de Austria escrita por Don Diego de Guzman patriarcha de las Yndias (Diego de GUZMAN.- Vida y muerte de Doña Margarita de Austria, reyna de España, Madrid 1617), 36 rs.

– Comentarios al señor de Alarcon (Alfonso SUAREZ DE ALARCON.- Comentarios de los hechos del señor Alarcòn, marquès de la Valle Siciliana, Madrid 1665), 15 rs.

– Guerras ziviles de francia por Henrique Catherino (Enrico CATERINO DAVILA.- Guerras civiles de Francia, Venecia 1630), 30 rs.

– Historia de Genofonte traducida de griego en castellano por Diego Gracian (Las obras de XENOFONTE trasladadas del griego al castellano por Diego GRACIAN DE ALDERETE, Salamanca 1552), 30 rs.

– Historia de Tucidides traducida por el mismo (TUCIDIDES.- Historia de la guerra del Peloponeso traducida por Diego GRACIAN DE ALDERETE, Salamanca 1564), 30 rs.

– Morales de Plutarco traduzidas por el mismo PLUTARCO .- Las Morales traducidas por Diego GRACIAN DE ALDERETE, Alcalà de Henares 1548), 30 rs.

-Ofizios de san Ambrosio traduzidos por Diego Gracian (San AMBROSIO.- Los Oficios traducidos por Diego GRACIAN DE ALDERETE, Toledo 1534), 36 rs.

– Anales de Cornelio Tazito con aforismos traducidos por Barrientos (Baltasar ALAMOS DE BARRIENTOS.- Tàcito español con aforìsmos, Madrid 1614), 40 rs.

– Rebelion de los moriscos de Granada por Luis del Marmol (Luìs del MARMOL Y CARVAJAL.- Historia de la rebeliòn y castigo de los moriscos de Granada, Màlaga 1600), 45 rs.

– la Descripzion general de Africa por el mismo,tres thomos (Luìs del MARMOL Y CARVAJAL.- Descripciòn general de Africa, sus guerras y vicisitudes desde la fundaciòn del mahometìsmo hasta el año 1571, 1º y 2º tomos, Granada 1573, 3º, Màlaga 1599), 250 rs.

– Seguro de Tordesillas por el conde de Aro (Pedro FFERNANDEZ DE VELASCO, conde de HARO.- Seguro de Tordesillas, Milàn 1611), 30 rs.

– Historia de Lucano traduzida por Martin Laso de Oropesa (LUCANO.- La Farsalia traducida al castellano por Martìn LASSO DE LA VEGA, 1544), 24 rs.

– Comentarios de Zesar en latin (Cayo Julio CESAR.- Commentariorum de bellu gallico, Burgos 1491), 10 rs.

– otros en castellano impreso el año de mill quinientos y quarenta y nueve (Cayo Julio CESAR.- Comentarios a la guerra de las Galias, traducidos por LOPEZ DE TOLEDO, Parìs 1549), 15 rs.

 

– Justino historiador general y abreviador (JUSTINO clarisimo abreviador de la historia general del famoso TROGO POMPEYO, Alcalà de Henares 1540), 12 rs.

– Trogo Pompeyo en latin y otro en castellano (Trogo POMPEYO.- El abreviador Justino. Historiarum Philippicarum et totius mundi originum, traducido en castellano por Jorge BUSTAMANTE, Amberes 1542), 45 rs.

– otro de la paz y la guerra por Ugo Grozio traducido del frances, dos tomos (Hugo GROOT o GROCIO.- De jure belli ac pacis libri tres, Paris 1613), 200 rs.

– Coronica del gran capitan escrita por Paulo Jobio traduzida en castellano (Paolo JOBIO o GIOBIO.- La vida y crònica de Gonzalo Hernàndez de Còrdoba llamado el Gran Capitàn, Zaragoza 1554), 30 rs.

– Guerra de flandes por don Bernardino de Mendoza (Bernardino de MENDOZA.- Comentarios de lo sucedido en las guerras de los Paises Bajos desde el año de 1567 hasta el de 1577, Madrid 1592), 12 rs.

– otro Comentarios de Don Carlos Coloma (Carlos COLOMA.- La guerra de los Estados Baxos desde el año de 1588 hasta el de 1599, Amberes 1625), 24 rs.

– el conde de Lucanor escrito por el principe Don Juan Manuel, nieto del santo rey Don Fernando (infante Don JUAN MANUEL.- El conde de Lucanor, Sevilla 1575), 40 rs.

– Movimiento y separacion de Cathaluña en tiempo de Phelipe quarto por Clemente Libertino (Francìsco Manuel de MELO con el seudònimo de Clemente LIBERTINO.- Historia de los movimientos, separaciòn y guerra de Cataluña en tiempos de Felipe IV, Lisboa 1645), 8 rs.

– Vida del rey de Portugal Don Sebastian por Juan de Baena (Juan de BAENA PARADA.- Epìtome de la vida y hechos de Don Sebastiàn, dècimo sexto rey de Portugal, Madrid 1692), 15 rs.

– Vida de Raphael de Espinosa pastelero de Madrigal que fingio ser el rey de Portugal Don Sebastian (ANONIMO.- Historia de Gabriel de Espinosa, pastelero de Madrigal, que fingiò ser el rey Don Sebastiàn, Càdiz 1595), 4 rs.

– Hechos de Garcia de Paredes por Don thomas Tamayo de Bargas (Tomàs TAMAYO DE VARGAS.- Diego Garcìa de Paredes y relaciòn breve de su tiempo, Madrid 1621), 12 rs.

– Historia de la Yglesia y del mundo desde la creacion hasta el dilubio por Don Gabriel Albarez de Toledo (Gabriel ALVAREZ DE TOLEDO.- Historia de la iglesia y del mundo que contiene los sucesos desde su creaciòn hasta el diluvio, Madrid 1713), 18 rs.

– Restauracion de la antigua abundancia de España por Miguel Caxa de Leruela (Miguel CAXA DE LERUELA.- Restauraciòn de la antigua abundancia de España, Nàpoles 1631), 12 rs.

– Historia de Phelipe terzero por Don Juan Isidro Faxardo, 15 rs.

– Vida del duque de Alba don fernando de Toledo escrita en latin por el padre Esterio, dos thomos, 30 rs.

– Expedicion de catalanes y aragoneses en Asis (Francìsco de MONCADA.- Expediciòn de catalanes y aragoneses contra turcos y griegos, Barcelona 1623), 12 rs.

– Historia del marques de Pescara y otros siete capitanes de su tiempo escrita por el maestro Valles (Paulo GIOVIO.- Historia del fortìsimo capitan Don Hernando de Avalos, marquès de Pescara y de otros siete capitanes recopilado por el maestro Pedro VALLES, Zaragoza 1555), 30 rs.

– Historia general de Yndias por Herrera, quatro thomos que son en pasta con muchas estampas (Antonio HERRERA Y TORDESILLAS.- Historia general de los hechos de los castellanos en islas y tierra firma del mar oceàno, Madrid 1601), 240 rs.

– Historia general de Yndias por Gonzalo de Obiedo (Gonzalo FERNANDEZ DE OVIEDO.- De la natural historia de las Indias, Toledo 1526), 60 rs.

 

– Historia de Mexico por Bernal Diaz del Castillo (Bernal DIAZ DEL CASTILLO.- Verdadera historia de la conquìsta de la Nueva España, Madrid 1632), 40 rs.

– Historia de Mexico por Solis (Antonio de SOLIS Y RIVADENEIRA.- Historia de la conquista de Mèxico, Madrid 1684), 18 rs.

– Descubrimiento de la florida del ynca Garcilaso (el inca Garcilaso de la VEGA.- La Florida del inca, Lisboa 1605), 30 rs.

– Conquista del Peru por el mismo, dos tomos (el inca Garcilaso de la VEGA.- Historia general del Perù, Còrdoba 1617), 60 rs.

– Historia de Chile por Oballe (Alonso de OVALLE.- Històrica relaciòn del reyno de Chile, Roma 1646), 60 rs.

– Comentarios y naufragios de Caveça de Baca que fue gobernador de Buenos Aires (Alvar NUÑEZ CABEZA DE VACA.- Naufragios de Alvaro Nùñez de Vaca, Valladolid 1555), 30 rs.

– Historia general de las Yndias por el obispo de Chiapas fray bartholome de las Casas (fray Bartolomè de las CASAS.- Brevìsima relaciòn de la destrucciòn de las Indias, Sevilla 1552), 15 rs.

– La conquista de Arauco por Don Alonso de Ercilla, tres tomos (Alonso de ERCILLA.- La Araucana, madrid 1569), 15 rs.

– Arauco domado poema (Pedro de OÑA.- El Arauco domado, Lima 1596), 12 rs.

– tratado del ympero universal de los reyes de Castilla en las Yndias por fray Bartholome de las Casas obispo de Chiapas (fray Bartolomè de las CASAS.- Tratado comprobatorio del Imperio soberano y principado universal que los reyes de Castilla y Leòn tienen sobre las Indias, Sevilla 1553), 8 rs.

– manifiesto sobre la yntroduzion de esclavos negros en Yndias, 8 rs.

– Gomara Historia general de Yndias y conquista de Mexico (Francìsco LOPEZ DE GOMARA.- Historia de las Yndias y crònica de la conquìsta de la Nueva España, Zaragoza 1552), 24 rs.

– Piratas de America de freire traduzido por Ajerdem (Alexandro OLIVIER EXQUEMELING “FREYRE”.- Piratas de la Amèrica, Colonia 1681), 45 rs.

– Conquista de las Molucas por Argensola (Bartolomè Leonardo de ARGENSOLA.- Historia de la conquìsta de las islas Molucas, Madrid 1609), 15 rs.

– Biblioteca oriental y occidental nautica y geografica por Antonio de Leon (Antonio de LEON PINELO.- Epìtome de la biblioteca oriental y occidental, naùtica y geogràfica, Madrid 1629), 30 rs.

– tartaros de China por el padre Mattoni Martino traduzido del latin por Don Estevan de Aguilar y Zuñiga (Martìn MARTINI.- De bello tartàrico historia, Roma 1564, traducciòn castellana de Esteban de AGUILAR Y ZUÑIGA, Madrid 1665), 8 rs.

– Tartaros de China escrito por Juan de Palafox (Juan de PALAFOX Y MENDOZA.- Historia de la conquìsta de China por el tàrtaro, Paris 1670), 15 rs.

– Livertad de la ley de Dios en la China, 4 rs..

– Historia y subcesos de las yslas Filipinas por el sr. Francisco de Morga (Antonio MORGA.- Sucesos de las islas Filipìnas, Mèxico 1609), 30 rs.

– Historia de las provincias orientales de Marco Paulo veneto traduzido al castellano (Marco POLO.- El libro del famoso Marco Polo de las cosas maravillosas que vio en las partes orientales traducido por Rodrigo SANTAELLA, Sevilla 1503), 15 rs.

– Josepho Guerra de los judios impresion de Flandes en castellano (Flavio JOSEFO.- Guerra de los judios, Amberes 1551), 40 rs.

 

– Josefo de antiquitate en latin y otro en castellano en que estan traduzidos los veinte libros de Antiguedades judaicas, otro del Ymperio de la raçon y martirio de los Macabeos y la vida del mismo Josepho (Flavio JOSEFO.- Los veinte libros de Flavio Josefo, de las antiguedades judaìcas y de su vida por el mismo escrita con otro libro suyo del imperio de la razon en el que trata del martirio de los Macabeos, Amberes 1554), 130 rs.

– Historia del cisma de Ynglaterra por el padre Ribadeneira, dos tomos (Pedro de RIBADENEIRA.- Historia eclesiàstica del scisma de Ynglaterra, Madrid 1595), 30 rs.

– Compendio de la Historia de España por Parra (Manuel Juan de la PARRA.- Compendio de la historia general de España, Madrid 1734), 4 rs.

– las Decadas de Tito Libio en castellano, dos thomos (Tito LIVIO.- Dècadas, Colonia 1553), 150 rs.

– Historia natural de Plinio en castellano, dos tomos (Cayo PLINIO.- Historia natural, Madrid 1599), 120 rs.

– Tejeira Relaciones de los reynos de Persia y de Armuz y de un viaje hecho por el mismo desde la Yndia oriental a Ytalia por tierra (Pedro TEIXEIRA.- Relaciones de Pedro Teixeira del origen, descendencia y sucesiòn de los reyes de Persia y de Harmuz y de su viaje hecho por el mismo autor desde la India oriental hasta Ytalia por tierra, Amberes 1610), 24 rs.

– Viaje a Jerusalen por el marques de Tarifa (Fadrique ENRIQUEZ DE RIVERA.- El viaje que hizo a Jerusalen desde XXIV de noviembre de MDXVIII hasta XX de octubre de MDXX, Lisboa 1580), 15 rs.

– Peregrinaciones de Fernan Mendez Pinto (Fernàn MENDEZ PINTO.- Historia oriental de las peregrinaciones de Fernàn Mèndez Pinto, Lisboa 1614, 1ª ed. castellana, Madrid 1620), 36 rs.

LIBROS EN OCTAVO.-

– Historia de los emperadores romanos, dos thomos, traducidos por Diego Villa Sante, 20 rs.

– yd Historia de Marco Antonio y Cleopatra, 4 rs.

– yd Vida de Numa Pompilio por el testo de Plutarco (PLUTARCO.- Vida de Numa Pompilio, Zaragoza 1667), 4 rs.

– yd. Discursos sobre la historia universal de Bossuet traduzidos del franzes por Don Andres Salzedo, dos thomos (Jacobo Benigno BOSSUET.- Discurso sobre la Historia Universal traducidos por Andrès de SALCEDO y Miguel Josè FERNANDEZ, Madrid 1728), 24 rs.

– yd Compendio del templo de Salomon sacado de la Sagrada Escritura, 10 rs.

LIBROS EN QUARTO.-

– Historia romana por el padre Haller (Juan HALLER Y QUIÑONES.- Compendio de la Historia Romana, Madrid 1735), 30 rs.

DE A FOLIO.-

– Conquista de la ziudad de Africa por Pedro Salazar de a folio (Pedro SALAZAR.- Historia de la guerra contra la ciudad de Africa, Nàpoles 1552), 40 rs.

– yd la liga de Smalcalda por el mismo de a folio (Pedro SALAZAR.- Historia de la guerra de Carlos quinto emperador contra los principes y ciudades rebeldes del reyno de Alemania, Nàpoles 1548), 40 rs.

LIBROS EN OCTAVO.-

– yd la vida de ferdinando segundo de Austria por Don Joseph Pellicer en octabo (Josè PELLICER DE OSSAU.- Vistudes y vida espiritual de Ferdinando de Austria, segundo del nombre, Zaragoza 1642), 4 rs..

– yd historia de Phelipe Cathania en castellano tambien en octavo, 4 rs.

– yd vida de Mezenas por Juan Pablo Martir Rizo en octabo (Juan Pablo MARTIR RIZO.- Historia de la vida de Mecenas, Madrid 1626), 10 rs.

– yd vida de Thomas Moro por fernando de Herrera en octabo (Fernando de HERRERA.- Tomàs Moro, Sevilla 1592), 8 rs.

 

– Historia de Alejandro escrita por Quinto Curzio traduzida en castellano por Don Matheo Ibañez de Segovia de a folio (Quinto CURCIO.- De la vida y acciones de Alexandro el Grande traducida de la lengua latina por Mateo IBAÑEZ DE SEGOVIA, Madrid 1699), 20 rs.

– las vidas de los hombres ylustres de Plutarco traducidas del griego en frances, en ocho thomos, en octabo, 100 rs.

– Vida de los emperadores romanos en franzes en tres tomos de a octabo, 45 rs.

OBRAS DEL CONDE DE LA ROCA.-

– Epitome de carlos quinto en quarto (Juan Antonio VERA Y FIGUEROA, conde de la ROCA.- Epìtome de la vida y hechos del invicto emperador Carlos V, Madrid 1624), 12 rs.

– Don Pedro el Cruel defendido en quarto (Juan Antonio VERA Y FIGUEROA, conde de la ROCA.- El rey Don Pedro defendido, Madrid 1647), 12 rs.

– el embajador en quarto (Juan Antonio VERA Y FIGUEROA, conde de la ROCA.- El embajador, Sevilla 1620), 18 rs.

– La vida de Judas Iscariote poema en octabo (Juan Antonio VERA Y FIGUEROA, conde de la ROCA.- Judas desesperado traducido de Guilio LILIANI, Madrid 1730), 4 rs.

– el Fernando orestaurazion de Sevilla poema en quarto (Juan Antonio VERA Y FIGUEROA.- El Fernando o Sevilla restaurada, Sevilla 1623), 24 rs.

– la mejos lis de francia en octabo (Juan Antonio VERA Y FIGUEROA.- La mexor lis de Francia, Leòn 1655), 15 rs.

OBRAS DE DON DIEGO SAAVEDRA.-

– Empresas politicas ympresion de flandes en octabo (Diego de SAAVEDRA Y FAJARDO.- Idea de un principe cristiano representada en cien empresas, Munich 1640), 30 rs.

– Republica literaria en octabo (Diego SAAVEDRA Y FAJARDO.- Repùblica literaria, Madrid 1655), 4 rs.

– Corona gotica tres tomos en quarto (Diego de SAAVEDRA Y FAJARDO.- Corona gòtica, castellana y austriaca, Munster 1646), 80 rs.

OBRAS DE GUEVARA.-

– Epistolas dos tomos en octabo (fray Antonio de GUEVARA.- Epìstolas familiares, Valladolid 1538), 30 rs.

– Marco Aurelio con relox de prinzipes tres thomos en octabo (fray Antonio de GUEVARA.- Aureo libro del emperador Marco Aurelio con el Relox de Principes, Sevilla 1528), 60 rs.

– Menosprezio de Corte y alabanza de aldea, Arte de Marear y travajos de la galera en octabo (fray Antonio de GUEVARA.- Menosprecio de Corte y alabanza de aldea, Valladolid 1539), 15 rs.

– Aviso de privados y doctrina de cortesanos en octabo (fray Antonio de GUEVARA.- Libro llamado aviso de privados y doctrina de cortesanos, Valladolid 1539), 15 rs.

– Oratorio de religiosos en octabo (fray Antonio de GUEVARA.- Oratorio de religiosos y exercicios de virtuosos, Valladolid 1542), 15 rs.

– Monte Calbario dos thomos en octabo (fray Antonio de GUEVARA.- El libro titulado Monte Calvario, Valladolid 1529), 75 rs.

– Historia de la vidade los diez Cesares en quarto (fray Antonio de GUEVARA.- Dècadas de las vidas de los diez Cesares emperadores romanos desde Trajano a Alejandro, Valladolid 1539), 15 rs.

OBRAS DE ZERBANTES.-

– Historia de Don Quixote dos thomos en quarto (Miguel de CERVANTES SAAVEDRA.- El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, madrid 1605), 15 rs.

 

– La Galatea en quarto (Miguel de CERVANTES SAAVEDRA.- La Galatea, Alcalà de Henares 1585), 8 rs.

– Nobelas en quarto (Miguel de CERVANTES SAAVEDRA.- Novelas ejemplares, Madrid 1613), 8 rs.

– Persiles y Segismunda en quarto (Miguel de CERVATES SAAVEDRA.- Los trabajos de Persiles y Segismunda, Madrid 1616), 8 rs.

OBRAS DE FELIX DE LUZIO.-

– Vida de Heraclito y Democrito en quarto (Felix Lucio ESPINOSA Y MALO.- Vida de los filosòfos Demòcrito y Heràclito, Zaragoza 1676), 30 rs..

– las Epistolas en quarto (Fèlix Lucio ESPIONOSA Y MALO.- Epìstolas varias, Madrid 1675), 24 rs.

– Vida de santa Rosalia en octabo (Fèlix Lucio ESPINOSA Y MALO.- Vida prodigiosa de Santa Rosalia, Palermo 1688), 6 rs..

– Ocios morales en quarto (Fèlix Lucio ESPINOSA Y MALO.- Ocios morales, Zaragoza 1693), 24 rs.

– Advertencias politicas y el Pincel en octabo (Fèlix Lucio ESPINOSA Y MALO.- Advertencias polìticas, Madrid 1722. IDEM.- El pincel, Madrid 1681), 6 rs.

OBRAS DE LORENZO GRACIAN (6).-

– el Discreto (Baltasar GRACIAN.- El Discreto, Hueca 1646), 4 rs.

– el Heroe (Baltasar GRACIAN.- El Hèroe, Madrid 1630), 4 rs.

– el Politica Fernando (Baltasar GRACIAN.- El polìtico Don Fernando el Catòlico, Zaragoza 1640), 8 rs.

– el Comulgador (Baltasar GRACIAN.- El Comulgador, Zaragoza 1655), 6 rs.

– el Criticon tres tomos en octabo (Baltarsar GRACIAN.- El Criticòn, Zaragoza 1651), 20 rs.

                                     – – – – – – – –

– Relaciones de Persia, guerras de persianos y tartaros por Don Juan de Persia (Juan de PERSIA.- Relaciones de Don Juan de Persia, Valladolid 1604), 15 rs.

– Descripcion del mundo por Olmo en folio (Josè Vicente OLMO.- Nueva descripcion del orbe de la Tierra, Valencia 1691), 40 rs.

– Descubrimiento de un gran pais mayor que la Europa entre el nuebo Mexico y el mar Glazial por el padre Henepin en octabo (Luis HENNEPIN.- Nuevo descubrimiento de un gran pais situado en Amèrica, entre el nuevo Mèxico y el mar glacial, Utrecht 1697, 1ª ed. castellana, Bruselas 1699), 6 rs.

– Descripzion de las provincias y reinos del munda sacada de las referencias toscanas de Juan Botero por fray Jaime Rebullosa en octabo (Juan BOTERO.- Descripciòn de todas las provincias y reinos del mundo sacada de las relaciones toscanas de Juan Botero por fray Jayme REBULLOSA, Barcelono 1603), 60 rs.

– Teatro de los principes del mundo sacado de las propias relaciones por el mismo autor con adicion a el libro de razon de estado en octabo (Juan BOTERO.- Theatro de los mayores principes del mundo sacado de las relaciones toscanas de Juan Botero por fray Jayme de REBULLOSA, Barcelona 1605), 45 rs.

– Conzeptos espirituales sobre el Magnificat traduzido por el propio autor en octabo, 20 rs.

– Historia eclesiastica de Europa por el mismo autor en octabo (Juan BOTERO.- Historia eclesiàstica y estado presente de la religiòn en todos los reinos de Europa, Asia y Africa sacada de las relaciones toscanas de Juan Botero por fray Jayme de REBULLOSA, Barcelona 1608), 20 rs.

 

– Razon de Estado de Botero traducio por Antonio de Herrrera en octabo (Juan BOTERO.- Los diez libros sobre la razon de Estado traducidos por Antonio de HERRERA, Barcelona 1599), 18 rs.

– Elementos de Euclides del padre Clavio en latin (Crìstobal CLAVIO.- Euclides elementarum  libri XVI cum scholiis, Roma 1574), 5 rs.

– Geografia de Cluberio en latin, 5 rs.

– Espejo geografico de Don pedro Urtado de Mendoza, dos tomos, en octabo (Pedro de la PUENTE HURTADO DE MENDOZA.- Espejo geogràfico, Madrid 1690), 60 rs.

– Resumen Nautico en octabo, 20 rs.

– el Athlas de Ajerdem en quarto, 50 rs.

– Descripcion del mundo dividida en sus quatro partes, cada una en un tomo con todos los mapas de San Son en quarto, 140 rs.

– un libro de a vara con veinte y siete estampas diferentes, 60 rs.

– Mapas de Mr. de l,Ysle que comprende noventa y seis en un libro casi de vara en quadro, 500 rs.

– la carta Ydrografica de todas las costas del Mediterraneo, de la misma medida, 50 rs.

– la geografia de Medrano, no se taso.

– Diccionario de la lengua española cinco tomos de a folio, 250 rs.

– Diccionario franzes y español por Sorbino de a folio (Francìsco SOBRINO.- Dictionnaire francaise et spagnol, Bruselas 1705), 60 rs.

– Bocabulario de Antonio de Nebrija con las mejores adiciones de a folio (Antonio de NEBRIJA.- Vocabulario Nebrissense, Venecia 1519), 30 rs.

– calepino de Salas igualmente con adiciones, en quarto, 30 rs.

– Tesauro de salas en quarto, 8 rs.

– Arte de la milicia española por Don sancho de Londoño, 15 rs.

– Ciencia de Corte seis thomos en quarto, 75 rs.

– todas las obras de Antonio Perez queson las relaciones, los aforisimos de estas y el memorial de su causa y la primera y segunda parte de sus cartas tambien con sus aforismos, dos thomos (Antonio PEREZ.-Relaciones, Pau 1591, IDEM.- Aforìsmos, Paris 1598, IDEM.- Cartas, Paris 1598), 60 rs.

– Ungenius de re militari y otros autores que comentan este en quarto, 30 rs.

– Avisos del parnaso de trajano Bocalini en castellano, el mas completo de todas las impresiones en quarto (Trajano BOCCALINI.-Avisos del Parnaso, Madrid 1653), 50 rs.

– Declamaciones geniales por Loredano dos tomos (Juan Francìsco LOREDANO.- Declaraciones geniales, Valencia 1731), 6 rs.

– Ydea y prozeder de la franzia desde las pazes de Nimega hasta el año de mill seiscientos ochenta y seis, 4 rs.

– Emblemas de Solorzano diez tomos en octabo (Juan SOLORZANO Y PEREIRA.- Emblemàtica polìtica, Madrid 1655), 110 rs.

– Certon apostolico de el bachiller Ziudad Real fuero de el rey Don Juan el segundo, en quarto, 30 rs.

– el Cortesano traduzido por Boscan en octavo (Baltasar de CASTIGLIONE.- El cortesano traducido en lengua castellana por Juan BOSCAN, Barcelona 1534), 24 rs.

– Emblemas de Alziato en castellano con estampas (Andrès ALCIATO.- Los emblemas traducidos en rimas españolas por Bernardino de DEZA PINCIANO, Lyòn 1549), 24 rs.

– Dialogos de Mejia (Pedro MEXIA.- Coloquios o Diàlogos, Sevilla 1547), 12 rs.

– Diaologos de Luciano traducidos por Don francisco de Herrera (LUCIANO.- Diàlogos morales traducidos por Francìsco de HERRERA, Madrid 1621), 24 rs.

– Viage de coches a Alcala por Salazar en quarto, 10 rs.

 

– Escuela de Daniel en quarto, 7 rs.

– el escudero Marcos de Obregon por Vizente Espinel en quarto (Vicente ESPINEL.- Relaciòn de la vida del escudero Marcos de Obregòn, Madrid 1618), 30 rs.

– Paragon de los dos Cronveles de Ynglaterra por Rodrigo Mendez Silva en octabo (Rodrigo MENDEZ SILVA.- Paragòn de los dos Cronveles de Inglaterra, Madrid 1657), 12 rs.

– David preseguido por el marques Virgilio Malvezzi en octabo (Virgilio MALVEZZI.- David perseguido traducido por Alvaro de TOLEDO, Milàn 1635), 8 rs.

– el Romulo del mismo en octabo (Virgilio MALVEZZI.- El Ròmulo traducido del italiano por Francìsco de QUEVEDO Y VILLEGAS, Pamplona 1632), 8 rs.

– los Claros varones de España y las treinta y dos cartas de Hernando del Pulgar en octabo (Hernando del PULGAR.- Libro de las claros varones de España, Sevilla 1500), 18 rs.

– la glosa del mismo en las coplas de Mingo Rebulgo y las de Don Jorge Manrique traduzidas por un monge cartujo en octabo (Hernando del PULGAR.- Glosa de las coplas de Rebulgo, Burgos 1485), 15 rs.

– otra Zelebre glosa a las Coplas de Don Jorge Manrique en octabo, 12 rs.

– Cartas en refranes por Blasco de Garay en octabo (Blasco de GARAY.- Cartas de refranes, Toledo 1541), 10 rs.

– Doctrina de Epiteto traduzida del griego por el Brocense en octabo (EPICTETO.- Doctrina del estòico filòsofo Epicteto traducida del griego por Francìsco SANCHEZ DE BROZAS, Salamanca 1600), 6 rs.

– el filosofo de aldea en octabo, 6 rs.

– la Mogiganda del gusto en seis nobelas en octavo (Andrès del CASTILLO.- La Mojiganga del gusto en seis novelas, Zaragoza 1641), 4 rs.

– el Curso filosofico de Tosca cinco thomos en quarto (Tomàs Vicente TOSCA.- Compendium philosophicum, Valencia 1721), 75 rs.

– Alberto Magno de Secretis mulierum propietate que lapidum animalium et arborum en octabo (Alberto MAGNO.- Secretis mulierum traducido al castellano por Miguel Artacho (s.l), 1720), 36 rs.

– Abenturas de Telemaco en franzes en octabo (Francìsco de LA MOTHE FENELON.- Las aventuras de Telèmaco, Parìs 1717), 10 rs.

– Mentor moderno en franzes tres tomos en octabo, 30 rs.

– el Galateo en octabo (Lucas GRACIAN DANTISCO.- El Galateo español, Madrid 1599), 4 rs.

– Discurso sobre la campana de Velilla en quarto (Juan de QUIÑONES.- Discurso sobre la campana de Velilla, Madrid 1625).

OBRAS DE QUEVEDO .-

. tres tomos en que esta al fin el memorial dado a Phelipe quarto, yambien ay el quarto thomo de obras postumas desta ympresion y tamaño en quarto (Francìsco de QUEVEDO Y VILLEGAS.- Obras, Madrid 1650), 75 rs.

– Providencia de Dios del mismo en quarto (Francìsco de QUEVEDO Y VILLEGAS.- Providencia de Dios, Zaragoza 1700), 6 rs.

– Virtud militantante del mismo en octabo (Francìsco de QUEVEDO Y VILLEGAS.- Virtud militante contra lascuatro pestes del mundo , Zaragoza 1651), 4 rs.

– Diferentes libros de Cizeron como son los de oficcis, de anuncia, de serenitate y otros en castellano, en quarto, 18 rs.

–  Epistolas de Zizeron traduzidas en castellano por Pedro Simon Abrill en quarto (Marco Tulio CICERON.- Epìstolas traducidas del latìn por Pedro Simòn ABRIL, Tudela 1572), 12 rs.

 

– Philosophia racional sacada de varios philosophos y de Aristoteles por Simon Abrill en quarto (Pedro Simòn ABRIL.- Primera parte de la filosofìa llamada lògica o parte racional, Alcalà de Henares 1587), 30 rs.

– Republica de Aristoteles en castellano por Simon Abrill (ARISTOTELES.- Los ocho libros de la Repùblica traducidos de lengua griega en castellano por Pedro Simòn ABRIL, Zaragoza 1584), 15 rs.

– las Politicas de Justo Lipsio traduzidas por Don Bernardino de Mendoza en quarto (Justo LIPSIO.- Los seis libros de las Polìticas traducidos por Bernardino de MENDOZA, Madrid 1604), 15 rs.

OBRAS DE SENECA EN CASTELLANO.-

– Seneca y Neron traduzido por Juan Francisco fernandez de Heredia en quarto (Sèneca y Neròn compuesto por Juan Francìsco FERNANDEZ HEREDIA, Lisboa 1642), 10 rs.

– Proverbios de Seneca traduzidos y explicados por Don Pedro Diaz de Toledo en folio (Lucio Anneo SENECA.- Proverbios glosados por el doctor Pedro DIAZ DE TOLEDO, Medina del Campo 1552), 36 rs.

– obras de Seneca traduzidas por el señor Pedro Diaz de Toledo y su vida bienaventurada, siete Artes liberales, Preceptos y doctrinas y dos tratados de la Providencia de Dios de a folio (Lucio Anneo SENECA.- Obras. De la vida bienaventurada. De las siete artes liberales. Preceptos y doctrinas, Amberes 1548), 36 rs.

– los siete libros de Seneca traduzidos por el licenciado Pedro Fernandez de Navarrete y son de divina providenzia, vida bienaventurada, tranquilidad de animo, constancia del sabio, brevedad de la vida, de consolazion y de la pobreza, en quarto (Lucio Anneo SENECA.- Los siete libros de Sèneca traducidos por Pedro FERNANDEZ DE NAVARRETE, Madrid 1627), 12 rs.

– los siete libros de seneca de veneficios, a ebucio liberal traduzidos por Pedro Fernandez de Navarrete en quarto, 12 rs.

– Espejo de bien hechores que contiene y es traduzion de los mismos siete libros de veneficios por fray Gaspar Ruiz Montiano en quarto (Lucio Anneo SENECA.- Espejo de bienhechores agradecidos que contiene los siete libros de beneficios traducidos por Gaspar RUIZ MONTIANO, Barcelona 1606), 24 rs.

– Vivir contra fortuna, escuelas politicas de Seneca explicado aunque no en rigurosa traduzion por el licenciado Don Geronimo de Molina alcalde maior de Murcia, en quarto (Vivir contra fortuna. Escuelas polìticas de SENECA traduciòn de Jerònimo MOLINA, Madrid 1652), 20 rs.

– los dos libros de Clemencia escriptos a Neron traduzidos por Don Alonso de Rebenga y Proaño en octabo (Lucio Anneo SENECA.- Los dos libros de clemencia traducidos por Alonso de REVENGA Y PROAÑO, Madrid 1626), 10 rs.

– Doctrina moral de las epistolas de Seneca a Luzilo traduzida por Don Juan Atelio de Sande en octabo ( Doctrina moral de las epìstolas que Lucio Anneo SENECA escribio a Luzilo traducidas por Juan MELIO DE SANDE, Madrid 1612), 10 rs.

– Flores de Seneca sacadas de las mas de todas sus obras, traduzidas del latin por Juan martin Cordero en octabo (Flores de Lucio Anneo SENECA traducidas por Juan MARTIN CORDERO, Amberes 1555), 12 rs.

– Las troyanas tragedia escripta en latin por Seneca y traduzida en verso castellano por Don Jusepe Antonio Gonzalez, tiene adjunto otro libro que es nueva ydea de la tragedia antigua o ilustrazion ultima a el singular libro de Poetica de Aristoteles stirgita por el mismo autor, en quarto (Lucio Anneo SENECA.- Las troyanas. Nueva idea de la tragedia antigua traducida por Juan Antonio GONZLEZ DE SALAS, Madrid 1633), 40 rs.

– Vida de Seneca escripta por Juan Pablo martir Rizo en quarto (Juan Pablo MARTIR RIZO,. Historia de la vida de Lucio Anneo Sèneca español, Madrid 1625), 20 rs.

 

– Desengaño del hombre en el tribunal de la fortuna y casa de descontentos en octabo, 8 rs.

– espejo del hombre criado en octabo, 8 rs.

– el horador cristiano en octabo, 8 rs.

– Oraculo de las Sibilas de Porreño en quarto (Baltasar PORREÑO.- Oràculo de las doce Sibilas, profetisas de Cristo nuestro señor, Cuenca 1621), 18 rs.

– el envajador politico y cristiano por Carlo Carrafa traducido al castellano, en quarto, 20 rs.

– Mistica ciudad de Dios por la venerable Madre Sor Maria de Jesus de Agreda, tres tomos, impresion de flandes y puestos en pasta de a folio (Sor Maria de AGREDA.- La mìstica ciudad de Dios, Madrid 1670), 100 rs.

– Oraciones reales predicadas al rey Don Carlos segundo por el padre Guerra trinitario calzado, de a folio (Fray Manuel GUERRA Y RIVERA.- Oraciones varias consagradas a Maria predicadas a Carlos II, Barcelona 1699), 30 rs.

– Sermones del mismo a todos los misterios y festividades de Nuestra Señora, dos thomos, de a folio (fray Manuel GUERRA Y RIVERA.- Festividades de Maria Santìsima, Madrid 1688), 60 rs.

– la Quaresma del padre Guerra dos tomos de a folio (fray Manuel GUERRA Y RIVERA.- Quaresma continua, Madrid 1699), 60 rs.

– Sermones a diversas festividades de Santos por el padre Guerra en quarto (fray Manuel GUERRA Y RIVERA.- Sermones de varios santos, Madrid 1677), 12 rs.

– Confesiones de San Agustin traduzidas en castellano por el padre Gante, dos thomos, en octabo (San AGUSTIN.- Confesiones traducidas por fray Francìsco Antonio de GANTE, Madrid 1733), 15 rs.

– Vida de san Agustin por el padre Gante en quarto (fray Francìsco Antonio de GANTE.- El monstruo del Africa indefinible. Vida de San Agustìn, Madrid 1720), 15 rs.

– Meditaziones de San Agustin traduzidas por el padre Ribadeneira (San AGUSTIN.- Meditaciones traducidas por fray Pedro de RIVADENEIRA, Amberes 1720), 10 rs.

– Empresas sacras por el padre Nuñez de Zepeda con estampas muy finas en quarto (Francìsco NUÑEZ DE CEPEDA.- Idea del Buen Pastor, copiada por los Santos Doctores y representada en Empresas Sacras, Lyon 1682), 36 rs.

– Vida interior del señor Palafox en ydioma castellano y toscano copiada de la original que escrivio el mismo con el titulo de Confesiones y confusiones en quarto (Juan de PALAFOX Y MENDOZA.- Vida interior, Sevilla 1691), 30 rs.

– Umitazion de Cristo del padre Kempis con reflexiones del padre Nieremberg (Tomàs de KEMPIS.- Imitaciòn de Cristo traducida por fray Juan Eusebio NIEREMBERG, Amberes 1656), 10 rs.

– Yntroduzion a la vida devota de San francisco de Sales en octabo (San Francìsco de SALES.- Introducciòn a la vida devota, Bruselas 1618), 12 rs.

– Cathecismo historico compuesto por el cardenal Fleuri dos thomos en octabo (Claude FLEURY.- Cathecìsme historique, Parìs 1682), 15 rs (7).

– Conzilio tridentino de la ultima impresion hecha en Roma, en octabo, 15 rs.

– Luz conzionatoria de Don Joseph de Renteria y Montiano, dos tomos en quarto, 20 rs.

– El pastor de Noche Buena de palafox en octabo (Juan de PALAFOX Y MENDOZA.- El pastor de Noche Buena, (s.l), 1644, 4 rs.

– las questiones del tostado de a folio (Alonso de MADRIGAL llamado el TOSTADO.- Libro de las cuatro cuestiones vulgares, Salamanca 1507), 30 rs.

– Vida de Santa Margarita de Cortona de Cornejo en octabo, 5 rs.

 

– Vida del venerable Contreras natural de Sevilla en octabo (fray Gabriel de ARANDA.- Vida del siervo de Dios, el venerable padre Francìsco de Contreras, natural de esta ciudad de Sevilla, Sevilla 1691), 8 rs.

– Vida de la venerabla madre Juana de la Encarnacion agustina descalza en Murcia, 4 rs.

– Pasion de Xpto comunicada a esta religiosa en quarto, 10 rs.

– Vida de la venerable Sor Maria Angela Astorch fundadora de las capuchinas de Murca de a folio, 18 rs.

– oficio de Nuestra Señora tres tomos en tafetan, en octavo, 60 rs.

– Semana santa puesta en tafilete, en octabo, 24 rs.

– otro ofizio de Nuestra Señora con otros ofizios y oraciones puesto en tablas de tafilete, mas que en quarto, 60 rs.

OBRAS DE LOPE DE VEGA.-

– la Jerusalen conquistada de ympresion bien gruesa, en quarto (Fèlix LOPE DE VEGA.- la Jerusalèn conquistada, Madrid 1604), 36 rs.

– La Corona tragica en quarto (Fèlix LOPE DE VEGA.- Corona tràgica, Madrid 1627), 14 rs.

– Rimas sacras o triunfos divinos en quarto (Fèlix LOPE DE VEGA.- Triunfos divinos con otras rimas sacras, Madrid 1625), 20 rs.

– Pastores de Velen en octabo (Fèlix LOPE DE VEGA.- Pastores de Belen, Madrid 1612), 18 rs.

– Poema de la vida de san Ysidro (Fèlix LOPE DE VEGA.- El Isidro, Madrid 1599), 18 rs.

– Autos Sacramentales en quarto (Fèlix LOPE DE VEGA.- Autos Sacramentales, Madrid 1644), 24 rs.

– el Peregrino en su patria en quarto (Fèlix LOPE DE VEGA.- El peregrino en su patria, Sevilla 1604), 10 rs.

– la Hermosurade Angelica en octabo (Fèlix LOPE DE VEGA.- La hermosura de Angèlica, Madrid 1602), 24 rs.

– la Dragontea en octabo (Fèlix LOPE DE VEGA.- La Dragontea, Madrid 1598), 24 rs.

– La Filomena con la Andromeda la tapada y otros asumptos en quarto (Fèlix LOPE DE VEGA.- La Filomena con la Andròmeda y otras diversas rimas, Madrid 1621), 30 rs.

– La Dorotea en octabo (Fèlix LOPE DE VEGA.- La Dorotea, Madrid 1632), 8 rs.

– La Arcadia en octabo (Fèlix LOPE DE VEGA.- La Arcadia, madrid 1598), 18 rs.

– Romanzero espiritual (Fèlix LOPE DE VEGA.- Romancero espiritual, Pamplona 1619), 12 rs.

– Rimas dos tomos (Fèlix LOPE DE VEGA.- Rimas, Madrid 1609), 20 rs.

– La gatomachia de thome de Burguillos en quarto (Fèlix LOPE DE VEGA.- La gatomaquia poema èpico burlesco publicado bajo el nombre de Tomè de Burguillos, Madrid 1634), 12 rs.

– Soliloquios divinos en octabo (Fèlix LOPE DE VEGA.- Solìloquios, Valladolid 1612), 30 rs.

– La zirze con otras obras en quarto (Fèlix LOPE DE VEGA.- La Circe con otras rimas, Madrid 1624), 60 rs.

OBRAS DEL CONDE DE REBOLLEDO.-

– Silba militar y politica = la selba segrada = la contanzia victoriosa = los ozios y las silbas danicas = todas quatro en quarto (Bernardino de REBOLLEDO.- Silva militar y polìtica, Amberes 1661.- IDEM.- Selva sagrada o misas sacras, Amberes 1661.- IDEM.- La constancia victoriosa, Colonia 1655. IDEM.- Ocios, Amberes 1650.- IDEM.- Selvas dànicas, Copenhague 1655), 80 rs.

OBRAS DE CRISTOBAL DE MESA.-

– Las eglogas y georgicas de Virgilio traduzidas por Xtobal de Mesa a que estan añadidas las rimas deste y el poema de el Pompeyo = la Eneida de Virgilio traduzida por el mismo = Las nabas de Tolosa = el Patron de España = las rimas varias, todas como en octabo (Cristobal de MESA.- Las navas de Tolosa, Madrid 1594.- IDEM.- Las Eglogas y Geòrgicas de Virgilio con las Rimas y el Pompeyo, Madrid 1618.- IDEM.- El patròn de España, Madrid 1612), 120 rs.

 

– obras de garcilaso de la Vega (Garcilaso de la VEGA.- Obras, Salamanca 1568), 20 rs.

– obras de Boscan en octabo (Juan BOSCAN.- Obras, Barcelona 1543), 30 rs.

– Rimas de Camoens (Luis de CAMOENS.- Rimas varias, Lisboa 1685), 30 rs.

– obras del bachiller de la Torre (Francìsco de la TORRE.- Obras, Madrid 1631), 18 rs.

– obras de fray Luis de Leon en octabo (fray Luis de LEON.- Obras, Salamanca 1589), 30 rs.

– obras de Gongora dos tomos en octabo (Luis de GONGORA.- Obras, Madrid 1633), 50 rs.

– obras del principe de Esquilache mas que en quarto (Francìsco de BORJA Y ACEVEDO, principe de ESQUILACHE.- Obras en verso, Madrid 1619), 45 rs.

– la Ulisea de Omero traduzida del griego en castellano por Goznalo Perez en octabo (HOMERO.- La Odisea traducida del greigo al castellano por Gonzalo PEREZ, Salamanca 1550), 30 rs.

– Poesias de fernando de Herrera en quarto (Fernando de HERRERA.- Poesias, Sevilla 1582), 15 rs.

– el pasto Fido traduzido por Doña Isabel Correa (Juan Bautìsta GUARINI.- Il pastor Fido traducido del italiano en metroespañol e ilustrado con reflexiones por Doña Isabel CORREA, Amberes 1694), 20 rs.

– el original de este en ytaliano y franzes en octabo (Juan Bautìsta GUARINI.- Il pastor Fido, Venecia 1590), 15 rs.

– la Farsalia traduzida por Don Juan de Jauregui (Marco Anneo LUCANO.- La Farsalia traducida por Juan de JAUREGUI, Madrid 1684), 50 rs.

– Las rimas sacras y profanas deste en quarto (Juan de JAUREGUI.- Rimas, Sevilla 1618), 20 rs.

– las Heroticas amatorias de Don Estevan Manuel de Villegas en quarto (Esteban Manuel de VILLEGAS.- Las Eròtica o Amatorias, Madrid 1618), 15 rs.

– las Heroydas de Obidio y ymbectiba contra Ybati en castellano en quarto, 20 rs.

– las Metamorfosis y transformaciones de Obidio en castellano en octavo (Publio OVIDIO NASON.- Las matamorfosis traducidas en verso castellano por Antonio PEREZ SINGLER, Salamanca 1580), 8 rs.

– la Diana de Jorge de Monte mayor dos thomos en octabo (Jorge de MONTEMAYOR.- Los siete libros de Diana, Valencia 1559), 60 rs.

– el Cancionero obras poeticas del mismo en octabo (Jorge de MONTEMAYOR.- Cancionero, Zaragoza 1562), 24 rs.

– La picara Justina o la montañesa en octabo (Andrès PEREZ.- La pìcara Justina, Medina del Campo 1605), 8 rs.

– la Eufrosina en castellano en octavo, 10 rs.

– las trescientas de Juan de Mena con la glosa del comendador fernan Nuñez en octabo (Juan de MENA.- La trescientas glosadas por Fernàn NUÑEZ DE TOLEDO, Sevilla 1499), 24 rs.

– otras Comentadas por el Brozense en octabo (Juan de MENA.- Las trescientas glosadas por Francìsco SANCHEZ DE BROZAS, Salamanca 1582), 15 rs.

– la Jerusalen livertada de torquato tasso traducida por Antonio Sarmiento y Mendoza (Torcuato TASSO.- La Jerusalen libertada traducida por Antonio SARMIENTO DE MENDOZA, Madrid  1649), 15 rs.

– Poesias de Don Antonio de Solis en quarto (Antonio de SOLIS.- Varias poesias sagradas y profanas, Madrid 1692), 8 rs.

– Comedias del mismo en quarto (Antonio de SOLIS.- Comedias, Madrid 1681), 8 rs.

– Poesias de Don Agustin de Salazar en quarto (Agustìn de SALAZAR Y TORRES.- Cithara de Apolo, varias poesias divinas y humanas, Madrid 1681), 10 rs.

 

– las Comedias del mismo en quarto (Agustìn de SALAZAR Y TORRES.- Comedias, Madrid 1681), 10 rs.

– el robe de Proserpina de Cayo Lucio Claudiano traducido del latin por Don Francisco Faria en octabo (Cayo Lucio CLAUDIANO.- El robo de Proserpina traducida por el doctor Don Francisco FARIA, Madrid 1608), 12 rs.

– otro poema moderno de la Proserpina por Don pedro Silbestre que es anagrama del nombre del autor, en quarto (Pedro SILVESTRE.- La Proserpina poema heròico jocoso, Madrid 1721), 15 rs.

– La Arcadia de San Nazaro traducida en español en quarto (Jacobo de SANNAZARO.- La Arcadia, Venecia 1502, 1504. 1ª ed, castellana traducida por Diego LOPEZ DE AYALA, Toledo 1547), 24 rs.

– La Cintia de Aranjuez en octabo, 16 rs.

– Theagenes y Cariclea en quarto (HELIODORO.- Historia etiòpica de Teàgenes y Cariclea. Salamanca 1581), 10 rs.

– la Cruzada de Monzon en quarto, 12 rs.

– Geroglificos varios de nuestra Señora por Solis (Luìs de SOLIS VILLALUZ.- Geroglìficos varios sacros y divinos epitetos en que se cifran algunas de las eminetìsimas glorias de Nuestra Señora, Madrid 1734), 12 rs.

– Vida de Carlos quinto poema por Zapata, en quarto (Luìs ZAPATA.- Carlo furioso poema, Valencia 1566), 15 rs.

– Vida de Nuestra Señora por Mendoza en octabo (Antonio HURTADO DE MENDOZA.- Vida de Nuestra Señora Maria Santìsima, Madrid 1650), 15 rs.

– Las Moschea en octabo (Josè de VILLAVICIOSA.- La Moschea, poètica inventiva en octava rima, Cuenca 1615), 8 rs.

– obras de Don Juan Oben dos thomos en quarto (Juan OWEN.- Epigramàtica, Londres 1600, 1ª ed castellana, Madrid 1679), 14 rs.

– obras del conde de Villamediana en quarto (Juan de TASSIS, conde de VILLAMEDIANA.- Obras, Madrid 1635), 15 rs.

– obras de Geronimo Canzer en quarto (Jerònimo CANCER.- Obras varias, Madrid 1651), 36 rs.

– la lira de las Musas de Dan gabriel Bocangel en quarto (Gabriel BOCANGEL Y UNZUETA.- La lira de las musas de humanas y sagradas voces, Madrid 1635), 30 rs.

– Rimas de Lupercio y Bartolome Leonardo de Argensola en quarto (Lupercio y Bartolomè LEONARDO DE ARGENSOLA.- Rimas, Zaragoza 1634), 12 rs.

– obras de Don Luis Ulloa en que esta el poema de la Raquel del rey Don Alonso, en quarto (Luìs ULLOA Y PEREIRA.- Obras, Madrid. IDEM.- Alfonso octavo prinicpe perfecto divertidopor Raquel hebrea (s.l.), 1643, 15 rs.

– Donayres del parnaso en octabo, no se taso.

– Proberbio de barros en octabo (Alonso de BARROS.- Proverbios morales, Madrid 1608), 15 rs.

– Comedias de Calderon nueve tomos (Pedro CALDERON DE LA BARCA.- Comedias, madrid 1637-1677), 90 rs.

– Comedias de terencio en latin y en castellano en quarto (Publio TERENCIO.- Comedias, Strasburgo 1470, 1ª ed, castellana, Las seis comedias de Terencio escritas en latìn y traducidas en castellano por Pedro Simòn ABRIL, Zaragoza 1577), 30 rs.

– la tragicomedia de los jardines y campos sabeos, primera y segunda parte pr Doña pheliziana Enriquez de Guzman en quarto (Feliciano ENRIQUEZ DE GUZMAN.- Tragicomedia de los jardines y campos sabeos, Coimbra 1624), 15 rs.

 

– la Zelestina tragicomedia de Calisto y Melibea sin nombre de autor en octabo (Fernando de ROJAS.- La Celestina, Burgos 1499), 20 rs.

– las obras de Sor Juana Ines de la Cruz religiosa de la Concepcion Geronima de la ziudad de Mejico, tres tomos en quarto (Sor Juana Inès de la CRUZ.- Poemas de la ùnica poetisa americana, musa dècima, Zaragoza 1682), 48 rs.

– el Nuevo Testamento traduzido fielmente en castellano del original griego, en octavo, 100 rs.

– Seneca tragedias cum notis variorum, en quarto (Lucio Anneo SENECA.- Tragedias cum notis, Amsterdan 1632), 12 rs.

– Doctrina cristiana por fray Bartolome de los Martires en quarto (fray Bartolomè de los MARTIRES.- Catecìsmo o doctrina cristiana traducida de lengua portuguesa en castellano por Juan de ARISTIZABAL, Madrid 1653), 30 rs.

– retrato politico del rey Don Alonso el octabo, en quarto, 3 rs.

– Abisos de cortesanos en quarto, 6 rs.

– el secretario del rey por Pedraza en quarto (Francìsco BERMUDEZ DE PEDRAZA.- El secretario del rey, Madrid 1620), 20 rs.

– obras de Boscan y Garzilaso en quarto (Las obras de BOSCAN y GARCILASO, Barcelona 1543), 24 rs.

– el templo de la fama por Valdecebro en quarto (Andrès FERRER DE VALDECEBRO.- Rl templo de la Fama, Madrid 1680), 24 rs.

– Carta pastoral de Valero en quarto (Francìsco VALERO Y LOSA.- Carta pastoral acerca de la ignorancia de las verdades cristianas, Madrid (s.a), 4 rs.

– Historia del gran chaco en quarto, 10 rs.

– Vida de Cristo y maria de a folio, 40 rs.

– opera fratis Josephi a Santo Benenicto de a folio (Josè de SAN BENITO.- Fratris Josephi a Sancto Benedicto, madrid 1725), 24 rs.

– Representazion al rey nuestro señor Don Phelipe quinto dirigida al mas seguro aumento de su real herario por Don Miguel de Zavala y Auñon en pasta, de a folio (Miguel de ZABALA Y AUÑON.- Representaciòn al rey nuestro señor Felipe V dirigida al mas aumento del real erario, madrid 1732), 80 rs.

– Memorial de Chumacero en quarto (Juan de CHUMACERO Y CARRILLO.- Memorial de Su Magestad Catòlica a nuestro muy santo papa Urbano VIII por Don fray Domingo Pimentel y Don Juan de Chumacero y Carrillo, Madrid 1643), 12 rs.

– el espejo de la muerte por don carlos Bundetto en pasta y mas que en quarto (Carlos BUNDETO.- El epejo de la muerte, Amberes 1700), 30 rs.

– tratado de reclutas, quintas y lebas por Don francisco de oya y ozores en pasta y mas que en quarto (Francìsco de OYA OZORES.- Tratado de levas, quintas y reclutas de gente de guerra segùn las Ordenanzas y cèdulas modernas, Madrid 1734), 15 rs.

– Cienca heroica dos thomos en pasta por Don Joseph de Abiles en octabo (Josè de AVILES.- Ciencia heròica, Barcelona 1725), 45 rs.

– Vida de santa Genobeba en pasta y traducido en español por el señor Corisius en octabo, 8 rs.

– La Araucana quarta y quinta parte en dos thomos por Osorio en octabo, 24 rs.

– Estudios monasticos dos thomos en octabo, 18 rs.

– Politica de Dios por Quevedo en octabo (Francìsco de QUEVEDO Y VILLEGAS.- Polìtica de Dios, gobierno de Cristo, tiranìa de Satanàs, Zaragoza 1626), 8 rs.

– Vida de Alejandro Magno por don fernando de Biedma en octabo (Fernando de BIEDMA.- Vida de Alejandro Magno, Madrid 1634), 8 rs.

– obras liricas por Don francisco antonio de Bances Candamo (Francìsco Antonio de BANCES CANDAMO.- Obras lìricas, Madrid 1720), 10 rs.

 

 – Delizias del Carmelo por fray Joseph de la Virgen y herrera, 4 rs.

– Dezimas a la muerte, 2 rs.

– Viage del rey Don Sebastian a Africa en octabo, 10 rs.

– tragedia de Cinna traducida en castellano por el marques de San Juan en octabo (Pierre CORNEILLE.- Cinna tragedia traducida por el marquès de SAN JUAN, Madrid 1713), 4 rs.

– Estevanillo Gonzalez en octavo (ANONIMO.- Vida y hechos de Estevanillo Gonzàlez, hombre de buen humor, Amberes 1646), 4 rs.

– tratado de cometas por el padre Casari en octabo, 4 rs.

– el pastor Fido en español en pasta, en octabo (Juan Bautìsta GUARINI.- El pastor Fido traducido del italiano en verso castellano popr Crìstobal SUAREZ DE FIGUEROA, Nàpoles 1692), 15 rs.

– Gramatica franzesa en octabo, 12 rs.

– Vida de la venerable madre Paula de la Madre de Dios de a folio, 18 rs.

– Historia eclesiastica de Rebullosa en octabo, 18 rs.

– las Republicas del mundo por fray Geronimo Roman, la ultima ympresion añadida, tres tomos en folio (Jerònimo ROMAN.- Repùblicas del mundo, Madrid 1575), 200 rs.

– las obras del padre Kempis en latin, quatro tomos en quarto, marquilla, en pasta (Tomàs de KEMPIS.- Obras, Amberes 1648), 80 rs.

– obras de Santa theresa en quarto marquilla impresion de Amberes (Santa Teresa de JESUS.- Obra, Salamanca 1588), 150 rs.

– Argenis por Pellizer primera parte en pasta (Josè PELLICER DE OSSAU.- Argenis, Madrid 1626), 40 rs.

– las obras de Gongora en pasta, quarto marquilla, ympresiond de Bruselas (Luìs de GONGORA.- Obras, Madrid 1633), 45 rs.

– Juego de armerias y baraja, ordenanzas militares en pasta y folio y folio las militares y guardias, 55 rs.

– de otros libros sueltos en pergamino, 70 rs.

– OBRAS DE MEDRANO.-

yd la geografia en dos thomos = el perfecto artillero y bombardero = el perfecto arquitecto de militar y zivil = y otra Geografia puesta en verso, todos quatro en octabo, 150 rs.

– el laurel de Apolo (Fèlix LOPE DE VEGA.- El laurel de Apolo, Madrid 1630), 15 rs.

Aunque lo mas valioso de los bienes de Don Josè Banfi y Parrilla era su biblioteca, tambièn llevò a su boda algunas joyas y objetos de plata y diversas armas, ropas de casa, muebles, entre ellos una silla poltrona, las guarniciones de los caballos, una berlina nueva tasada en 8000 reales y un coche con siete vidrios, forrado de tercipelo carmesì, tambièn nuevo, que lo fuè en 14500 reales, asi como 24000 reales mas en diferentes monedas.

PLATA Y ORO.-

– una bandeja de plata sobre dorada con sus flores de filigrana, 900 rs.

– yd una arquita de plata sobre dorada, guarnezida de piedras, porzelanas y filigrana, 1230 rs.

– una palancana y jarro y bocado, 1420 rs.

– un espadin con guarnizion de plata sobredorada, 240 rs.

– una caxa de oro y nacar y esmaltada, 2000 rs.

– otra caxa de tumbaga quadrada prolongada, 750 rs.

– un estuche de matematica con todas sus erramientas guarnezidas de plata, 720 rs.

– un estuche de concha con tigeras y nabaja, todo guarnezido de plata, 240 rs.

– una pluma y compas de plata con su caxa de zapa, 120 rs.

RELOX.-

 

– un relox de plata de repeticion, tallado y burilado, 1200 rs.

ESCOPETAS.-

– una escopeta hecha por Joseph cano, 2000 rs.

– otra escopeta con llave hecha por el dicho Joseph Cano y el cañon sevillano, 1000 rs.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

JOSE LUIS BARRIO MOYA

INSTITUCION DE ESTUDIOS COMPLUTENSES

 

NOTAS.-

(1).- ARCHIVO HISTORICO DE PROTOCOLOS DE MADRID.- Protocolo = 16853, folº. 796-848.

(2).- Mateo Cerezo naciò en Burgos en 1637. Discìpulo de Juan Carreño de Miranda, tiene su pintura un punto de distinciòn que le aproximan a Van Dyck, a la vez que un càlido colorido que le acercan a Ticiano. Cultivò la pintura religiosa y el bodegòn, falleciendo prematuramente en Madrid, en 1666, cuando sòlo contaba veintinuevo años. (Vid.- Josè Regelio Buendia e Isamel Gutièrrez Pàstor.- Vida y obra del pintor Mateo Cerezo (1637-1666), Burgos 1986).

(3).- Luca Giordano conocido en España como Lucas Jordàn naciò en Nàpoles en 1634, ciudad en la que falleciò en 1705. Discìpulo de Ribera en su Nàpoles natal, fue un artìsta de prodigiosa facilidad de ejecuciòn, lo que le valiò el apodo de “fa presto”. En 1692 llegò a España llamado por Carlos II para decorar la basìlica de El Escorial. En los diez años que Lucas Jordàn permaneciò en España realizò una obra aburmadora, tanto en grandes ciclos de frescos como en cuadros de caballete.

(4).- David Teniers (Amberes 1610 – Bruselas 1690) se dedicò, sobre todo, a la pintura de gènero, en la que destacò tanto que fue muy conocido en toda Europa, siendo sus obras muy solicitada.

Cuadros de Teniers se mencionan con cierta frecuencia en invetarios españoles de los siglos XVII y XVIII.

(5).-ARCHIVO HISTORICO DE PROTOCOLOS DE MADRID. Protocolo = 16853, folº. 850-867.

(6).- Baltasar Gracìan siempre publicò sus obras bajo en nombre de Lorenzo.

(7).-Esta obra fue prohibida y colocada en el Indice.

Feb 202014
 

   Alonso J. R. Corrales Gaitán.                 

   Creo que ni este es el lugar, ni por supuesto ante ustedes es necesario ponerse a hablar largo y tendido sobre Cáceres, pues por muy amplia que hiciese esta explicación, sin duda me quedaría corto. Seguro que otras personas que me han precedido, han hecho esta descripción mas completa y detallada.

                        En este trabajo lo único que voy a tratar de aportar, son unas pocas ideas de cómo hacer mas entretenida la visita a Cáceres. Para ello se me ha ocurrido apuntar unos itinerarios o rutas, fáciles de seguir que cualquiera, acompañado por una libreta para tomar notas de lo que consideramos interesante, y llevar una cámara fotográfica, eso sí con varios carretes de repuesto.

                        Partimos de la base que el supuesto visitante va a pasar en Cáceres como mínimo un fin de semana, de no ser así este entretenido estudio no podría ser aplicable.

                        Antes de continuar tengo que decir que particularmente he seguido una a una todas las rutas, que aquí voy a tratar y por ello puedo asegurar que cualquiera las puede recorrer, disponiendo únicamente del tiempo necesario y de ropa cómoda.

                        Las rutas que propongo son las siguientes:

                       

          Ruta de la muralla.

          Ruta de la heráldica.

          Ruta de los palacios.

          Ruta de las fuentes.

          Ruta de los museos.

          Ruta de las ermitas.

          Ruta de los tesoros.

          Ruta de las leyendas.

          Ruta del subsuelo.

Y    Ruta de las casas con nombre propio.

                       

                        De esta manera podemos hacer nuestra visita más entretenida y completa, pues es mas que evidente que si nos limitamos a acceder a la ciudad monumental, aunque en ello empleemos varias horas, lo más probable es que se pasen muchos casos por alto.

                        Lo verdaderamente positivo que tiene este sistema que yo apunto, es que puede conocerse bastante bien un tema o ruta, sin necesidad de dedicar mucho tiempo  otro que a lo mejor no nos agrada tanto. Es como si estudiásemos una carrera, en este caso Cáceres, tomando asignatura por asignatura, que en este caso concreto son las distintas rutas.

                        A falta, hasta este preciso instante de un libro que sirviéndonos de guía, contenga todas las rutas aquí señaladas, nos deberemos ayudar con otras publicaciones que ya iremos apuntando a lo largo de este trabajo.

 

                        RUTA DE LA MURALLA.- Es recomendable realizar este itinerario en dos ocasiones, una de día y otra de noche, en ambos casos se podrá disfrutar de la belleza de tan magnífico conjunto monumental.

                        Este itinerario se debe iniciar por el Arco de la Estrella o Puerta Nueva, y continuarlo hacia la derecha subiendo los denominados Adarves, de esta sencilla manera conoceremos las distintas entradas a la ciudad monumental y sus numerosas torres defensivas.

                        Lo ideal sería poder hacer este paseo por encima de la muralla, pero como esto no es posible nos conformaremos con hacerlo por la parte interior de la misma. Esta primera ruta puede durar algo mas de la hora. No podemos olvidar que son dos kilómetros aproximadamente de longitud.

 

                        RUTA DE LA HERÁLDICA.- En este tema, es Cáceres una  de las  ciudades mas ricas y completas, pues están registrados varios centenares de escudos heráldicos y de armas, tanto en los exteriores como en los interiores de los edificios civiles y religiosos de la ciudad. Es una manera relativamente sencilla de estudiar las familias que representan, así como los estilos de los mismos y la influencia en las distintas zonas del recinto medieval.

                        En esta gran variedad de escudos heráldicos se puede encontrar el visitante, a familias originarias de prácticamente todos los lugares de España, así como de zonas de Portugal, Francia o Italia, que intervinieron o bien en la Reconquista de la ciudad, en el siglo XIII, o que en fechas posteriores aquí se asentaron levantando su palacio o casa familiar.

                        Recomendamos iniciar este itinerario partiendo de la entrada ya mencionada anteriormente del Arco de la Estrella, y desde allí partir a través de la Plaza de Santa María hasta la parte mas alta del recinto amurallado, hasta así recorrerlo todo, pero para ello debemos de ir con los ojos bien abiertos, pues cientos de escudos están situados en los lugares mas insospechados además de los clásicos de sobre puertas o ventanas.

 

                        RUTA DE LOS PALACIOS.- Considerando que en Cáceres existen mas de medio centenar de estos nobles edificios, que poseen toda la riqueza histórica de un conjunto monumental único, declarado Patrimonio de la Humanidad, se pueden llegar a encontrar infinidad de elementos muy interesantes, formando parte de esta gran variedad de construcciones.

                        Por desgracia no todos los palacios están abiertos al público, existiendo no obstante un elevado número de ellos que lo están únicamente por la mañana, por ubicarse allí organismos oficiales, pero en algunos casos determinados, a pesar de ser casas particulares, dada la buena disponibilidad de los ciudadanos cacereños y su carácter abierto y agradable, es muy posible que dejen acceso limitado a su casa-palacio. Algo que sin duda el turista no olvidará.

                        La visita a estos edificios puede prolongarse por varias horas, dado que existe un elevado número de detalles arquitectónicos o de mero adorno, además de permanente lugar de custodia de no pocas obras de arte de todo tipo.

 

                        RUTA DE LAS FUENTES.- Para poder realizar una visita a estas tan peculiares construcciones, es necesario que sepan desplazarse algo mas libremente por nuestra ciudad, ya que las fuentes se encuentran diseminadas por distintas y distantes zonas de Cáceres, destacando muy especialmente las que aún se conservan próximas a la denominada Ribera de Cáceres, algunas de las cuales han sido restauradas en los últimos años.

                        En sus mejores tiempos nuestra ciudad llegó a contar con una docena de estas fuentes, ubicadas en las proximidades del recinto amurallado y alguna mas a pocos kilómetros. Siendo aún utilizadas en la primera mitad del presente siglo para abastecer a la población cacerense, especialmente en los años de fuertes sequías.

                        En la actualidad son un simple recuerdo de aquellas épocas, conservando su nombre originario y alguna historia o anécdota curiosa, entre las mas conocidas o las más importantes por encontrarse más cercanas al núcleo urbano, tenemos:

 

                        Fuente del Concejo.- Situada en la Ribera, cerca de la Puerta y Arco del Cristo, fue construida en el siglo XV por iniciativa de Alfonso Golfin, como consecuencia del ensanche que se ha producido en aquella zona con relación al tráfico rodado, ha sufrido numerosas transformaciones, la más significativa en los años ochenta del siglo XX. Hasta la década de los años sesenta los cacereños bebíamos de sus aguas y muchas familias la utilizaban para guisar.

                        Fuente del Rey o del Marco.- Se encuentra mas arriba del Convento de San Francisco El Real, es encauzada en 1501 y se cierra con un muro en 1570. Durante los años treinta, cuarenta y cincuenta era frecuente ver allí a infinidad de jóvenes cacereños bañándose, pescando o cogiendo ranas y culebras. No hace muchos años todo aquel entorno ha sido profundamente remodelado por la escuela taller municipal, convirtiéndose en un atractivo lugar.

                        Fuente Nueva y Pilar de San Francisco.- La primera es arreglada en el siglo XV, y los pilares son reconstruidos en el año 1683, de los dos que originariamente se encontraban en aquella zona, el mas bonito se trajo en los años setenta al Foro de los Balbos, junto al Ayuntamiento.

                        Fuente Fría. Situada entre el Puente de San Francisco y el Convento que lleva este mismo nombre, se construyó en el siglo XV, ha pasado por épocas muy malas en las que estuvo a punto de desaparecer por la suciedad y el abandono municipal, hasta hace cuatro o cinco años su agua seguía utilizándose por numerosas familias cacerenses para guisar y beber. Afortunadamente desde hace algunos años todo aquel terreno ha sido remodelado y no peligra su existencia.

                        Fuente de Aguas Vivas.- También fue canalizada en el siglo XV, durante la época de los reyes católicos se le conocía como “fuente de las arañas”, por la gran cantidad de esos bichos que siempre tenía en sus inmediaciones.

                       

                        Otras fuentes y manantiales que existieron en las  afueras y dentro de la población, fueron: de la Concepción, del Paseo Alto, Valhondo, Hinche, Balincero; Santa Ana, Santa Olalla, Arropez, etc. Algunas de estas aún existen en la actualidad aunque o no dan agua o ya no es potable.

                         La gran mayoría de ellas daban un agua sabrosa y muy buena para guisar, existiendo algún manantial que según la opinión ciudadana de la época, daba un agua que curaba ciertos males del cuerpo y del alma.

 

                        RUTA DE LOS MUSEOS.- Los visitantes no deben ignorar que en esta ciudad hay media docena de museos de contenido  muy variado, así como la existencia de otras exposiciones complementarias situadas en distintos lugares de la ciudad.

                        Entre otros tenemos: El Museo Provincial situado en el Palacio de las Veletas; el Diocesano de la Concatedral de Santa María; el Museo Municipal Permanente en la Casa Mirón; el Museo de la Casa Pedrilla; el instalado en la Casa ärabe; y el  Palacio de Carvajal.

                        No obstante y desde mi particular punto de vista, en una ciudad como la nuestra podrían existir algunos museos más, ya que se dan una serie de características adecuadas para ello, incluso hay gran variedad de elementos y objetos que podrían exponerse, como por ejemplo el patrimonio de las cofradías penitenciales, de la cofradía de la Virgen de la Montaña, de pintura costumbrista, de maquetas de distintas construcciones de la ciudad, etc.

                        Con la observación detenida de todo lo contenido en estos lugares, se puede hacer un completísimo estudio histórico-cultural de la ciudad, y de las distintas generaciones que nos han precedido.

 

                        RUTA DE LAS ERMITAS.- No obstante y a pesar de lo hasta ahora apuntado, existen muchos temas que en Cáceres se dan en una gran medida, como es el caso que nos ocupa.

                        A lo largo de nuestra dilatada historia, han llegado a pertenecer al término municipal de Cáceres, un total de 44 ermitas de todos los tipos y estilos, de las cuales 17 han desaparecido totalmente; 8 se han transformado en iglesias o con otra finalidad; siendo en la actualidad otras 8 las ermitas que como tal se conservan en la ciudad. Y en los cercanos alrededores quedan otras 11 algunas en completa ruina.

                        Desde el punto de vista artístico e histórico, sería muy interesante que el visitante pudiese conocer estar construcciones, levantadas al más puro estilo cacerense y que a pesar del tiempo transcurrido desde su creación, aún conservan el encanto popular de sus remotos orígenes y el particular trabajo de las personas que vivieron relacionadas con ellas.

                        Incluso de disponer de mas tiempo, se podría estudiar todo el patrimonio que las ermitas poseen y las cofradías que se hicieron cargo de su cuidado, además de sus celebraciones y origen.

                        Afortunadamente para todos nosotros,  con el inicio de la década de los años noventa del siglo XX, se despertó un general interés por la recuperación de determinadas ermitas que se encontraban en un estado lamentable, desgraciadamente aún quedan algunas otras en completa ruina. En el año 1998 publiqué el libro titulado “Ermitas Cacerenses”, donde están todas estas 44 construcciones y su historia, obra que puede resultar apropiada para conocer estas populares construcciones.

 

                        RUTA DE LOS TESOROS.- A partir de este punto, iniciamos el recorrido por un apartado muy especial que muy bien podríamos subtitular “Paseo por el Cáceres mágico”.

                        En este primer paso se pueden visitar aquellos lugares donde según la tradición oral o de las leyendas populares, en distintos momentos de la historia fueron escondidos tesoros, con la esperanza de recuperarlos, una vez hubiesen llegados tiempos mejores.

                        Y así tenemos los siguientes casos:                                                                                      – Una de las historias más curiosas que aún merodean  por la ciudad de Cáceres y que por desgracia es desconocida para una gran mayoría de sus ciudadanos, es que esta ciudad sirvió en varias ocasiones como lugar donde se ocultaron distintos bandoleros  y sus seguidores, además de ocultar aquí sus tesoros.

                        Dicho esto debemos recordar que en las inmediaciones del Santuario de la Virgen de la Montaña, patrona de Cáceres, es decir en lo alto de la llamada Sierra de la Mosca, el bandolero  martín Paredes, liberal, polígamo, ladrón de templos y conventos, poseía un espléndido escondite, con capacidad para media docena de caballos y jinetes, y que solía utilizar gran parte de su valioso botín.

                        Esta cueva-refugio era un lugar abierto por la naturaleza y que a principios del siglo XIX, oculta su entrada por una alta vegetación sirvió de importante almacén de variadas joyas y objetos valiosos, hasta que el año 1823 fue detenido el bandolero por la autoridad, y a partir de ese momento nada más se supo de toda aquella riqueza.

                        Desde el mes de octubre de aquel año fue encarcelado hasta que falleció de un infarto en 1840 cuando era trasladado camino del patíbulo instalado en la Plaza Mayor.

                        Durante años fueron muchos los aventureros que vagaron la totalidad de la Sierra de la Mosca en busca del tesoro del bandolero, accediendo a las distintas cuevas que allí existían, nada se sabe del resultado de dichas excursiones.

                        Hasta el principio de la década de los setenta del siglo que finaliza, estaba a la vista la boca de una cueva que según los viejos del lugar era la cueva de Martín Paredes, posteriormente su entrada fue ocultada con toneladas de escombros.

                        Hoy el tesoro continua sin aparecer.

                       

                        – Una historia increíble.

                        Lo que en la actualidad es Colegio Infantil de San Antonio, de los padres franciscanos, edificio que se encuentra adosado al templo de Santo Domingo, se construyó en el año 1493 como Convento de Nuestra Señora del Rosario, de la orden de los dominicos predicadores y bajo cuyo cuidado permaneció el edificio hasta el año 1822, en que dichos religiosos se marcharon de Cáceres.

                        En 1873 el Convento era adjudicado al  Ministerio de Hacienda, instalándose allí la Tesorería de la misma, y resulta que el funcionario responsable, en determinadas ocasiones se quedaba hasta altas horas de la noche, contabilizando las grandes sumas de monedas en oro que la caja de seguridad guardaba. Ocurrió que una de estas veces, según cuentan las crónicas de la época, varias personas accedieron a dichas dependencias sin que de ello se percatase el confiado tesorero, dándose el inexplicable  caso policial que tanto el funcionario como la gran cantidad de oro que allí se guardaba desapareciesen sin dejar rastro alguno.

                        Vinieron expertos de distintos puntos de España, tanto policiales como seguidores de pistas, pero el misterio de la desaparición continuó sin ninguna pista. Lo que sorprendió a cacereños, extremeños y a todos cuantos conocieron dicho suceso.

                        En el año 1902 un enorme incendio daba fin a la ubicación de la Delegación de Hacienda en lo que fue Convento de los Dominicos. Los años fueron pasando con más o menos suerte para el edificio en su conjunto, pero no fue hasta el año 1936 cuando se realizaron unas profundas obras de restauración en toda la construcción, lo que sacó a la luz infinidad de objetos y elementos arquitectónicos y artísticos de todo tipo.

                        En un determinado lugar del destrozado edificio apareció un esqueleto completo, corriéndose inmediatamente la voz de que se trataba sin duda del desaparecido tesorero. Aprovechando la disculpa del hallazgo varios aventureros descendieron por el pozo que tiene el patio principal del citado edificio, ello en busca de las sustanciosas monedas. Pero lo encontrado nada tenía que ver con aquel magnífico tesoro. Se sacaron una docena de monedas de todo tipo, un rosario y poco más.

                        Lo desaparecido ascendía a varios millones de pesetas, según valoración de aquella época, Aún en la actualidad no ha aparecido nada de nada. ¿Estará oculto en el pozo? ¿Será cierto que existen galerías subterráneas de comunicación entre el pozo y otras construcciones próximas?

                        Lo mas seguro es que nunca lleguemos a saber la verdad de este misterioso asunto.

 

                        En la ciudad de Cáceres existen una docena de historias por el estilo,            relacionadas con “tesoros escondidos”. Existiendo edificios que durante siglos se han conocido como Casa del Tesoro; la Huerta del Tesoro; los tesoros encontrados en la Calle de Pintores; Calle Machacona; Cuesta de Aldana o Torre de Bujaco, etc- Son algunos de los casos más populares referidos a esas sumas de dinero o joyas escondidas y que fueron encontradas por distintas personas. Sin duda todo esto puede representar una nueva atracción para los turistas que visitan nuestra ciudad. Para poder seguir mejor esta pista, no haya nada como adquirir la obra “Aproximaciones a los Tesoros escondidos en la provincia de Cáceres y Badajoz”, publicado en el año 1995, o consultar la obra titulada: “Leyendas y curiosidades de Cáceres”.

 

             – Y siguiendo por este camino del “Cáceres mágico”, apunto un tema que me parece tremendamente atractivo tanto para los visitantes como para los propios cacerenses, me estoy refiriendo al titulado Ruta de las Leyendas. Para ello además de conocer la propia historia de las mismas, sería muy interesante estar en el lugar exacto donde se produce la leyenda, así podremos estar mejor en situación de comprender esa misteriosa historia..

                         Hasta este preciso instante he podido recuperar de prácticamente el olvido histórico, una treintena de leyendas de todos los tiempos y épocas, que agrupadas pueden darnos una idea clara de la riqueza cultural  sobre la que se asienta la ciudad de Cáceres.

                        Como consecuencia de la limitación lógica de este trabajo, nos vamos a limitar a relacionar algunas de las leyendas más curiosas. De interesar a alguien este apartado nos agradaría mucho profundizar largo y tendido en él

.

                        La leyenda de la Galería de la Reconquista, vinculada en una gran parte al patio del Museo de las Veletas, de Cáceres; la leyenda de mansa Alborada, encantamiento que se produce próximo a la denominada Huerta del Conde, en una pequeña callejuela junto al Convento de San Francisco El Real; el trono regio de piedra, asiento pétreo único superviviente del desaparecido alcázar de la ciudad, que era utilizado por la Reina Católica en sus sesiones con el Concejo; el pendón de San Jorge, estandarte originario de la reconquista de la ciudad en el siglo XII y guardado celosamente en el Ayuntamiento de Cáceres; la Casa de los Trucos, comprada por el Obispo Galarza a la familia hebrea de los Cohen, donde existen infinidad de secretos; el pozo de los enamorados, existente en la carretera de Cáceres a Trujillo y donde se suicidaron dos enamorados hace varios siglos; la existencia y el recorrido real de Río verde,  corriente subterránea de agua que transcurre bajo gran parte de la ciudad antigua y que inunda numerosas ruinas y desvanes de la ciudad; la autentica fundación del Convento de San Francisco El Real, hoy Complejo Cultural dependiente de la Diputación Provincial; la existencia de la Ermita de la Excomunión o del  Lignum Crucis, levantado en el patio interior del palacio de los Duques de Abrantes; restos de la ermita de la Magdalena y sus accesos, construcción existente bajo el Convento de San Pablo; contenido del amplio terreno conocido popularmente como Huerta del Conde o Calerizo desde la época de la reconquista de la ciudad; la existencia en Cáceres de un personaje misterioso llamado Ceresole; la vida de un ermitaño muy especial Astrágalo;; y un largo etcétera son algunas de esas leyendas que pueden ser un importante atractivo de la ciudad.

                        Y así llegamos hasta la:

 

             – RUTA DEL SUBSUELO.- Sin lugar a dudas esta es la mas complicada de recorrer, pues aunque se conoce un gran número de estancias que transcurren bajo el suelo de la ciudad de Cáceres, muy pocas pueden llegar a ser conocidas o vistas por el curioso y menos por el turista.

                               Desde mi particular punto de vista este es uno de los más grandes atractivos que tiene hasta este preciso momento mi ciudad, la existencia de numerosas construcciones subterráneas. Su ubicación ha sido dada a conocer en muchas ocasiones, pero sobre todo con mis dos publicaciones aparecidas en 1993 y en 1997 respectivamente y actualmente agotadas, además de innumerables conferencias y artículos periodísticos.

                        Todo lo cual puede dar una idea bastante clara al visitante de la demostrada ubicación de este interesantísimo mundo subterráneo que muchas veces parece sacado de las obras de Julio Verne. Medio centenar de casos vienen a respaldar todo lo dicho, con la gran posibilidad de que queden otros muchos hoy desconocidos incluso para los investigadores del tema.

                        Ciertamente es un tema muy de actualidad pues rara es la ocasión que se comienzan las obras en alguna casa antigua y no aparece alguna construcción de este tipo, desgraciadamente la gran mayoría de las veces se oculta el hallazgo a la autoridad correspondiente pero en otras ocasiones da tiempo a verla incluso a fotografiarla, a pesar de que seguidamente desaparezca, la mayoría de las veces para siempre.

                        Me estoy refiriendo a pasadizos, aljibes, habitaciones, escaleras, bodegas, mazmorras y un variado etcétera. De fácil construcción dado lo irregular del terreno y las distintas alturas sobre las cuales está levantada toda la ciudad monumental de Cáceres.

                        El origen de las mismas es bastante variado, destacando muy especialmente las realizadas en la época musulmana, hebrea o incluso de tiempos posteriores.

                        Una visita a una construcción subterránea que puede muy bien servir de modelo para este gran número de casos, es en el Restaurante Bodega  Medieval, existente desde hace unos en la parte mas alta de la ciudad medieval dentro del Palacio de los Aldanas, originariamente llamado de los Gaitán. Allí se conservan perfectamente arregladas varias habitaciones que se utilizan de comedor, con infinidad de elementos originarios de la época en que se construyó, en el siglo XIV.

                        En la calle Ancha, en el conocido popularmente como Palacio del Vino, existen igualmente dos habitaciones bajo el nivel del suelo que también pueden dar una idea clara de todo este tipo de construcciones repartidas por nuestros Palacios y edificios históricos. Así como el aljibe existente debajo de la Iglesia de la Preciosa Sangre, junto a la Plaza de San Jorge, o las dependencias bajas de la Diputación Provincial y sus pozos. Estos son los casos más fáciles de observar en todo el recinto amurallado, el resto están únicamente para el uso particular y en casos muy concretos  para el curioseo del investigador de turno.

                        Sería algo muy positivo el hacer un plano de la ubicación y situación actual de todas estas construcciones, algo que serviría para ofrecer otro atractivo mas de Cáceres. Inexplicablemente algo así aún no ha interesado a las autoridades y lo mas probable es que no llegue nunca a interesar dada su aparente poca repercusión económica.

                       

                        Y la última ruta que por ahora apunto, es la de aquellas viviendas que han llegado hasta nosotros con nombre propio, ello motivado por alguna particularidad , actividad ocurrida en las mismas o por el simple  apodo de las personas que en algún momento la ocuparon..

                        Así nos podemos encontrar con:

–          Casa de los trucos.

–          Casa del Tesoro.

–          Casa del Mono.

–          Casa de los Judíos.

–          Casa de los aljibes.

–          Casa de las culebras.

–          Casa de los Palomares.

–          Casa del águila.

–          Casa de los Sarmientos.

–          Casa quemada.

–          Casa del gigante.

–          Casa del Sol.

–          Casa de los caballos.

–          Casa de los Crehuet.

–          Casa del candelabro.

–          Casa del duende.

–          Casa de la Virgen.

 

             En un trabajo como el que estamos presentando aquí, en el que contamos con un espacio y tiempo limitado, nos es francamente imposible el desarrollar abiertamente todo lo apuntado en el mismo, por tal motivo nos vamos a limitar a apuntar brevemente la ubicación de cada una de las casas relacionadas.

Se da el nombre de Casa de los Trucos, al edificio es conocido oficialmente como Palacio del Obispo Galarza, se levantó en el siglo XV. Está situado en la calle general Ezponda, próximo a la Plaza de la Concepción y frente a la Plaza Mayor. Tal y como ya hemos apuntado en otro apartado del presente trabajo, en sus orígenes el edificio fue levantado por la familia hebrea Cohen, siendo comprado por el Prelado en el año 1492. Desde el inicio de los años noventa del siglo XX está deshabitado. Es propiedad del  Obispo.

A la casona de la Duquesa de Fernan Núñez, se le conoce popularmente como la Casa del Tesoro, como consecuencia de la superstición local de creerse allí enterrado un fabuloso tesoro dentro de varios cántaros de barro desde el siglo XV.

La situación de dicho edificio, es en las proximidades del Ayuntamiento de Cáceres, en la Plazuela de las Piñuelas, se conoce también a este edificio como Casa de D. Publio Hurtado Pérez, por haber vivido durante muchos años en aquel  lugar, el insigne investigador, quien la compró el año 1870.

Originariamente este conjunto de lo que hoy parece un solo edificio, es el resultado de tres construcciones unidas por el tiempo.

La más próxima físicamente al Ayuntamiento fue construida en el año 1909, la central que compró el Sr. Hurtado Pérez y la que da a la Gran Vía, que sufrió una profunda reforma en el año 1932, colocándole ka galería acristalada y la fachada curva.

Desde hace un par de años ocupan dicho edificio distintas dependencias del Ayuntamiento.

“De ore leonis liberame” (de las fauces del león defiéndeme), es el lema del escudo principal de est Palacio, que se construyó en el siglo XV y que está situado a mediados de la conocida Cuesta de Aldana, calle que transcurre desde el Palacio de su mismo nombre hasta la Plaza de Santa María. Con el paso del tiempo a este edificio también se le ha llamado Palacio de Espadero Pizarro, Cáceres Andrada y Cáceres Nido, como consecuencia e tener en sus muros escudos heráldicos de mencionadas familias.

Se le conoce como Casa del Mono por un simio encadenado que se encuentra esculpido en el arranque de su escalera interior.

Desde el año 1971 y hasta 1989  como museo de pintura, albergó distintas obras de arte religioso, para convertirse desde entonces hasta nuestros días en la sede de la biblioteca de D. Alonso Zamora Vicente.

Hay que aclarar que en la actualidad no se conserva en nuestra ciudad ningún edificio que se llame Casa de los Judíos, esta fue una denominación popular por haber levantado inicialmente el edificio varios miembros de esta religión, pues allí estaba ubicada la sinagoga nueva, lo que ocurría en el siglo XV.

Se le conoce oficialmente como Palacio de la Isla y está ubicado próximo a la Plaza de la Concepción, el edificio que hoy se contempla fue construido en el siglo XVI por la familia Blázquez. En los años veinte del siglo XX fue una casa de huéspedes, para ser vendido en 1948 al Ayuntamiento, quién poco después lo convertiría en Biblioteca Pública y  Archivo Histórico Cultural. En el año 1992 finalizaba esta tarea cultural en dicho edificio.

El edificio histórico que hace varios siglos se conoció como  Casa de los Aljibes, posteriormente se llamaría Casa de las Veletas que es la denominación con la que ha llegado hasta nuestros días. Se trata de la sede del  Museo Provincial de Cáceres, desde el mes de diciembre del año 1931.

La Casa de las Veletas es lo que queda del que fue Alcázar árabe, cuyo origen se remonta al siglo XIII, esta emplazado en lo mas alto de la ciudad medieval cacerense, cerca de la Iglesia de San Mateo. Mencionado baluarte ocupó prácticamente la totalidad de aquel terreno y fue destruido en tiempos del monarca Enrique, para ser reedificado por los descendientes de Vasco Porcallo de Ulloa.

Con la denominación de Casa de las Culebras se han mantenido hasta los años cincuenta como denominación a una vivienda existente en las cercanías de la Real Audiencia de Extremadura, construida en el siglo XVIII y cuyo título se lo comenzaron a dar a partir del siglo XIX cuando un domesticador de serpientes ocupó las habitaciones de la planta baja y como consecuencia de que se le escaparan varios de dichos reptiles,  el vecindario comenzó a llamar el lugar con dicho calificativo.

Los cacereños de varias generaciones han llamado Casa de los Palomares, a la casa número 3 de la calle Sancti Spiritu, de antiguo aquel lugar había sido enfermería de los religiosos dominicos del próximo Convento de Santo Domingo, con el que estaba y está unido mediante un pasillo elevado sobre la Calle Río Verde. Y el título tan peculiar le viene dado por vivir durante muchos años en dicha casa la familia apellidada Palomares.

La casa del Aguila fue construida en el siglo XV por la familia Sande, y está  ubicada detrás de la Iglesia de San Mateo cerca de la Casa del Sol y pegada a la Casa de Los Aldanas o Bodega Medieval.

Recibió hasta hace poco el nombre de Casa de Los Sarmientos, la vivienda que con el número 2 se levanta en la calle Moreras, que fue construida en el siglo XVII, y reedificada casi en su totalidad en el siglo XVIII por sus propietarios, la familia Sarmientos.

 A la Casa Quemada, oficialmente se le conoce como Palacio de Carvajal, que fue construido en el siglo XV, adosándolo a la torre cilíndrica árabe del siglo XI-XII, que se conoce popularmente como Torre de la Higuera, siendo su primer propietario D. Pedro de Carvajal, que casó con Doña María de Mayoralgo.

A finales del siglo XIX se produjo un misterioso incendio que dañó totalmente determinadas zonas del palacio, motivo por el que comienzan a llamarlo Casa Quemada, este hecho acompañado de varias curiosas leyendas supuestamente ocurridas en este edificio, lo hacen sumamente interesante tanto para los cacerenses como para los foráneos.

Tenemos que desplazarlos por la Calle de Caleros, más allá de la Ermita del Vaquero, en la parte derecha en una pequeña plazoleta camino de Fuente Concejo, allí  durante varios siglos existió una casa que los vecinos conocían como casa del Gigante, esto era como consecuencia de vivir allí  en el siglo XVII, Juan Pérez, que con casi dos metros de altura, era la atracción de aquella zona. Procedía de Segovia y estaba casado con Juana Jiménez, de estatura normal. Ni que decir tiene que los propios muebles, tales como sillas y cama eran de proporciones especiales, además de su ropa y demás objetos particulares, lo que motivó que a su muerte tanto sus descendientes como amigos recogieron todos estos objetos y por su particularidad los guardaron como verdaderas reliquias.

Pero tal y como hemos señalado al comienzo de este apartado de las Casa, en Cáceres existen otros muchos edificios que por una serie de particularidades se conocen popularmente con otro adjetivo distinto al  nombre oficial, así podemos visitas Casa del Sol, o residencia de los Solís, hoy ocupada desde el siglo XIX por los Religiosos de la Preciosa Sangre y se encuentra detrás de la Iglesia de San Mateo, en la facha principal aparece un espléndido sol, de ahí su título.

También tenemos a la denominada Casa de los caballos por recordar que en su interior durante algún tiempo se reguardaron varios de estos animales, utilizados por las tropas militares, en la actualidad es una dependencia más adjunto al Palacio de las Veletas por la parte de las traseras o de la judería.

 Con el fin de no cansar a los presentes solamente diremos que nos quedan: la casa de los Crehuet, la del candelabro, del duende, o la de la Virgen. Siendo algunas de las más conocidas, pero no cabe duda que otras muchas viviendas con un nombre especial existen en Cáceres, que con el mero hecho de visitarlas y conocer parte de su historia peculiar, puede significar otro atractivo turístico para la ciudad.

Además señalar que junto a las rutas aquí tratadas podemos también añadir la Ruta de las reliquias, la de los libros o alguna otra.

Tal y como puede ver cualquiera, todo un amplio abanico de posibilidades.

Por todo esto y por otros muchos atractivos más, Cáceres bien merece una detenida visita.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                      

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                        D. PUBLIO HURTADO PEREZ   (1850-1929).

 

 

 

                        Antes de comenzar a desgranar los datos referidos a este insigne investigador cacerense, he de confesar a todos los presentes que es mi investigador preferido. Sí, D. Publio ha sido para mí durante todos estos años una auténtica enciclopedia del saber de nuestra tierra, lo admiro profundamente y he leído todo cuanto de él se puede leer, lo publicado y lo inédito. Prácticamente todos mis temas de investigación tienen un apoyo documental en los trabajos que en su día realizó el Sr, Hurtado.

            Mi amistad con dos de sus descendientes, D. Alfonso Artero Hurtado y D. Miguel Hurtado Urrutia, me han ayudado especialmente en muchas de mis tareas, y ha servido para que amplíe notablemente mis conocimientos sobre esta tierra.

            Tanta admiración siento por D. Publio Hurtado Pérez, que mi anterior libro titulado: “Ermitas Cacerenses”, decidí dedicárselo a él, a quién tal y como ha ocurrido con otros tantos investigadores o artistas en vida, no se le ha dado el valor  que merece, ni prestada la atención que necesita.

            Este admirado cacerense nació el día 21 de enero de 1850, siendo el mayor de cinco hijos, tres varones y dos hembras, que tuvo el matrimonio formado por D. Antero Hurtado Valhondo, Relator de la Real Audiencia de Extremadura, y Rosalía Pérez Sandoval, los dos naturales de esta ciudad.

                               Nació en la por entonces Calle de Grajas, hoy Donoso Cortés, lugar donde con el paso del tiempo se levantó la que por muchos años fue la sede de Correos y Telégrafos, y que desde hace algunos años ocupan unas dependencias primero de la Universidad de Extremadura y después de la Junta. Fue bautizado D. Publio el 25 de enero de 1850 en la Iglesia parroquial de San Juan bautista, por el sacerdote D. Blás Gómez Durán, siendo su padrino el abuelo paterno, D. Ignacio Hurtado y Grande de Vegas, y por costumbre de la época le impusieron los siguientes nombres: Publio, Fructuoso, Ignacio, Ramón y Antonio.

                        En honor a la verdad hay que decir que según sus notas parece que no fue un estudiante brillante aunque no es menos cierto que al menos aprobaba las asignaturas en junio, sin tener necesidad de examinarse en septiembre. Y se da la circunstancia de que obtenía las mejores notas en Ciencias que en Letras.

                        En 1864 contrajo unas denominadas fiebres nerviosas, que tardaron bastante tiempo en curar, pero que le dejaron secuelas durante toda su vida. Esto le complicó bastante el finalizar sus estudios, pero no impidió que se dedicase casi plenamente a la lectura, e investigación, además de escribir algunos poemas.

Su primer trabajo en verso  aparecería en el año 1866, titulado “Ilusiones

de una noche”. Cursó Estudios de Derecho en Salamanca y Madrid. Después de no pocas interrupciones como consecuencia de sus continuas fiebres, consigue el grado de Licenciado en derecho Civil y Canónico el 26 de enero de 1872. Tal y como era de esperar dado su interés por todo lo que significaba cultura, durante su estancia en Salamanca participó en cuantas tertulias pudo, escribiendo y dirigiendo el periódico “El Independiente”. Una vez finalizados sus estudios regresa a Cáceres incorporándose al Colegio de Abogados el 3 de febrero de 1872. En el mes de junio de dicho año es nombrado Vice-Consul de Portugal en la provincia de Cáceres, cargo que debió de desempeñar con gran clase dado que el Rey Lusitano le nombró por ello Caballero de la Real Orden Militar de Nuestro Señor Jesucristo, primer galardón que recibía.

                        Como otros muchos ciudadanos es llamado a filas por estar desarrollándose en  aquellos  momentos la tercera guerra carlista, pese a sus fiebres y a su gran miopía le dan aquí en Cáceres apto para el servicio de armas, pero afortunadamente en un nuevo reconocimiento que se le realiza en Badajoz es dado definitivamente por no apto, con fecha 20 de noviembre de 1874. Y es en este mismo año cuando edita una obra en Lisboa, titulada: “Amor y Martirio”.

                        En el año 1877 contrae matrimonio con  Doña María del Sagrario Muro y Muro, pasando a vivir la pareja a la casa con el número 10 de la Plaza de Concepción. Pero dada la pequeña fortuna que había logrado reunir D. Publio, le permitió comprar una casa en el año 1881 a la Duquesa de Fernán Núñez, ubicada en la denominada Plazuela de las Piñuelas Altas, dicha compra ascendió a la nada por entonces despreciable cantidad de 40.000 reales, allí viviría hasta el día de su fallecimiento en el año 1929.

                        Ya en su hogar, es nombrado por el Ayuntamiento como Cronista de la venida a Cáceres de los monarcas de España y Portugal, con motivo de la inauguración del ferrocarril Madrid- Lisboa. Todo lo que sucedió fue magníficamente narrado y detallado por D. Publio, fue un acontecimiento muy importante para nuestra ciudad y sus vecinos.

                        Y es a partir de este año 1881 cuando se intensifica la actividad literaria de nuestro insigne cacerense, apareciendo tanto obras literarias incluidas en revistas de tirada nacional como algunos poemas. Pero a toda esta creación se van uniendo poco a poco trabajos de investigación que sin duda es lo que más le gusta a nuestro protagonista, todo esto motivado por la relativa facilidad que tiene para poder acceder a los archivos tanto públicos como privados, ojeando todo papel que cae en sus manos, dándose la particularidad que llegó a anotar los extractos de los libros de acuerdos hasta el año 1837, algo que hoy es imposible de hacer por haber desaparecido los correspondientes tomos. Otra de las prácticas que solía utilizar con bastante frecuencia era el interrogar a cuantas personas mayores vivían por entonces, quienes les facilitaron muchos de sus datos por haberlos vivido en primera persona.

                        Casi paralelo a la aparición de sus obras, le fueron dados los distintos nombramientos, tales como: Académico Correspondiente de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, Académico de la Historia, Vocal de la Junta Promotora del IV Centenario del Descubrimiento de América, y es aquí donde presenta su primer trabajo serio titulado: “Indianos Cacereños”. Que fue premiado y publicado por la Diputación Provincial de Cáceres.

                        En 1905 presentaría su obra titulada “Los extremeños en América”, que quedó sin publicar y que ha salido a la luz en 1993 gracias al empeño de sus herederos (D. Alfonso y D. Miguel). Pero junto a la aparición de estas obras, continúan los malestares de D. Publio, por lo que las visitas a los balnearios es algo habitual, además de aparecerle otras muchas complicaciones tanto externas como internas. En el año 1894 escribe la novela titulada “Alonso Golfín”.

                        Fue D. Publio Hurtado Pérez uno de los promotores y fundadores de la Revista de Extremadura, lo que ocurría en febrero de 1899; en estos años de existencia de la mencionada Revista comienzan a aparecer los trabajos literarios que ascienden a mas de una docena, pero además va dando a conocer poco a poco sus investigaciones como por ejemplo: “Historia de Cáceres”, “Supersticiones Extremeñas”, “Alonso Ramos o un poeta concepcionista”. De la primera obra mencionada, decir que en la actualidad permanente inédita, ya que por aquel tiempo se limitó a presentar un simple apéndice titulado “Los Carvajales” ; otra obra también escrita en su día, pero no publicada  es “Recuerdos cacereños del siglo XIX”, hoy se encuentra en preparación y posiblemente salga a la luz a finales del año 1999. Luego vendrían las obras “Tribunales y Abogados Cacereños (1910)”; “Castillos, Torres y Casas Fuertes de la provincia de Cáceres”, cuya primera edición apareció el año 1912, apareciendo la segunda edición mas completa y salvando los errores correspondientes en el año 1927. En febrero del año 1915 puso a disposición del Ayuntamiento una gran obra de investigación  que durante cinco años había realizado  en el Archivo Municipal, esta se llamó “Ayuntamiento y familias cacerenses”, en la actualidad se ha convertido en un auténtico tesoro bibliográfico imposible de encontrar un original, pero que durante muchos años los ejemplares que sobraron, se utilizaban por el personal del Ayuntamiento para encender las estufas, motivo por el que desaparecieron por lo menos una veintena de los mismos, así como para calzar las mesas o armarios, claro nos estamos refiriendo a hace mas de cincuenta años, A partir de estos momentos, tanto por su avanzada edad, así como por la variedad y riqueza de sus obras, comienza a ser llamado por todos  “Patriarca de las Letras Extremeñas” .

                        La Real Academia de la Historia le encargó en el año 1912 la reorganización de la Comisión de Monumentos, lo que aceptó hasta el año 1920 coincidiendo con el descubrimiento del  tesoro de Aliseda.

                        En 1914  D. Publio Hurtado fue nombrado Académico Correspondiente de la Real Academia de Declamación, Música y Buenas Letras de Málaga, y en 1918 de la de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, ya era desde 1915 Presidente de la Junta Provincial de Turismo, y en 1917 lo era como Presidente de la Junta del Patronato del Museo de Bellas Artes.

                        Pero continúan las publicaciones con la obra “La Parroquia de San Mateo y sus agregados”, aparecida en 1918, según no cuentan sus descendientes, los datos aquí aparecidos venían de una obra inédita de D. Publio, y a la que dedica prácticamente toda su vida, titulada “Cáceres histórico monumental”, En 1920 aparecía “Extremadura en Toledo”.

                        La figura de D. Publio Hurtado Pérez había calado tanto en la sociedad cacerense d aquella época, que sus habitantes solicitaron a la Corporación Municipal un reconocimiento oficial hacia su figura, bautizando con su nombre la plazuela donde estaba su casa, al mismo tiempo que se solicitaba a la Diputación la concesión de la medalla al Mérito Provincial, actos estos promovidos fundamentalmente por el escritor D. Federico Reaño García (1878-1927).

                        Poco después era creado el Ateneo de la ciudad de Cáceres, el cual comenzó sus actividades el lunes 12 de octubre de 1925, y fue en aquel mismo día cuando se descubrió una bella placa hecha con azulejos, que afortunadamente hoy se conserva, por la cual se daba el nombre de Publio Hurtado Pérez a aquella plazuela llamada hasta entonces como de las Piñuelas. Acto al que acudió todo el vecindario y autoridades de Cáceres bajo la presidencia del Sr. Alcalde D. Arturo Aranguren , agradeciéndolo emocionado D. Publio desde uno de los balcones de su casa con unas entrañables palabras. Por la tarde en el salón de actos de la Diputación Provincial se inauguraba el Ateneo y se imponía la medalla al Mérito Provincial al gran cacerense “patriarca de las Letras Extremeñas”, quién ya por entonces estaba medio ciego, presidía el acto el Presidente de la Diputación D. Gonzalo López Montenegro y Carvajal.

                        En señal de agradecimiento hacia las autoridades y todos sus paisanos, el Sr. Hurtado dedicó la fantasía mitológica “El Cinturón de Afrodita”, primero en el periódico El Noticiero y posteriormente en separata. Y fue en este mismo año de 1925 cuando la Comisión Provincial de Monumentos propuso que se le concediese el ingreso en la Orden Civil de Alfonso XII, lo que fue secundado por la Diputación y el Ayuntamiento de Cáceres, así como los doce periódicos de la època, por lo cual se le concedió dicho galardón el 22 de enero de 1926.

                        A partir de estos momentos tan felices, su trabajo va decreciendo como consecuencia de su falta de vista así como su elevada edad, pero a pesar de ello concluye el trabajo titulado “Apodos Cacereños”, además de pronunciar algunas conferencias y atender tal y como siempre ha hecho siempre en su casa, a cuantas personas inquietas quieren saber algo de Cáceres. En 1928 aparecería su obra titulada “Nobleza cacereña”, lo que ocurre en la revista malagueña Blasón.

                        Junto a su familia pasa los últimos años de su vida en su casa, realizando pocas actividades y aún menos viajes. En uno de estos marcha en 1928 a Badajoz, para pasar unos días con su hijo Manuel, donde contrae una fuerte gripe, la cual continua padeciendo a su regreso a Cáceres, sin que los médicos consigan recuperarle, lo que precipita su fallecimiento el día 3 de enero de 1929.

                        Así fallece el insigne D. Publio Hurtado Pérez, pero los cacereños continuarían varios meses después, recordándole tal y como lo demuestran distintas actividades culturales que se realizaron en nuestra ciudad, de todo tipo.

                        Hoy, habiendo transcurrido ochenta años desde su fallecimiento, afortunadamente se le sigue recordando y si cabe se le valora cada día más. Sus  libros son verdaderas piezas documentales, muy apreciadas por los investigadores incluso por los bibliófilos.

 

                        A la vista de todo lo expuesto y de infinidad de datos inéditos, que aún permanecen guardados en su archivo y biblioteca, podemos afirmar rotundamente que la influencia cultural que ha ejercido D. Publio en Cáceres y provincia, e incluso me atrevería a decir que en toda Extremadura, es enorme.

            Es mas que probable que en los próximos años, salgan publicados algunos trabajos que en su día fueron realizados por este fructífero investigador, y que en la actualidad se conservan inéditos gracias a la especial dedicación de su biznieto D. Alfonso Artero Hurtado, quién guarda tan impresionante fondo documental en Huelva, su lugar habitual de residencia.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                     

                        COLOQUIOS    HISTORICOS   DE   EXTREMADURA

 

 

 

 

 

            TRUJILLO   1999 .-

 

 

 

 

 

 

 

                               Comunicaciones de  D. Alonso J. R. Corrales Gaitán.

 

 

 

 

 

                               CACERES  Y  SUS  RUTAS.-

 

 

 

 

 

                        Buenas Tardes.  Creo que ni este es el lugar, ni por supuesto ante ustedes es necesario ponerse a hablar largo y tendido sobre Cáceres, pues por muy amplia que hiciese esta explicación, sin duda me quedaría corto. Seguro que otras personas que me han precedido, han hecho esta descripción mas completa y detallada.

 

                        En este trabajo lo único que voy a tratar de aportar, son unas pocas ideas de cómo hacer mas entretenida la visita a Cáceres. Para ello se me ha ocurrido apuntar unos itinerarios o rutas, fáciles de seguir que cualquiera, acompañado por una libreta para tomar notas de lo que consideramos interesante, y llevar una cámara fotográfica, eso sí con varios carretes de repuesto.

 

                        Partimos de la base que el supuesto visitante va a pasar en Cáceres como mínimo un fin de semana, de no ser así este entretenido estudio no podría ser aplicable.

 

                        Antes de continuar tengo que decir que particularmente he seguido una a una todas las rutas, que aquí voy a tratar y por ello puedo asegurar que cualquiera las puede recorrer, disponiendo únicamente del tiempo necesario y de ropa cómoda.

 

                        Las rutas que propongo son las siguientes:

 

                       

 

          Ruta de la muralla.

 

          Ruta de la heráldica.

 

          Ruta de los palacios.

 

          Ruta de las fuentes.

 

          Ruta de los museos.

 

          Ruta de las ermitas.

 

          Ruta de los tesoros.

 

          Ruta de las leyendas.

 

          Ruta del subsuelo.

 

Y    Ruta de las casas con nombre propio.

 

                       

 

                        De esta manera podemos hacer nuestra visita más entretenida y completa, pues es mas que evidente que si nos limitamos a acceder a la ciudad monumental, aunque en ello empleemos varias horas, lo más probable es que se pasen muchos casos por alto.

 

                        Lo verdaderamente positivo que tiene este sistema que yo apunto, es que puede conocerse bastante bien un tema o ruta, sin necesidad de dedicar mucho tiempo  otro que a lo mejor no nos agrada tanto. Es como si estudiásemos una carrera, en este caso Cáceres, tomando asignatura por asignatura, que en este caso concreto son las distintas rutas.

 

                        A falta, hasta este preciso instante de un libro que sirviéndonos de guía, contenga todas las rutas aquí señaladas, nos deberemos ayudar con otras publicaciones que ya iremos apuntando a lo largo de este trabajo.

 

 

 

                        RUTA DE LA MURALLA.- Es recomendable realizar este itinerario en dos ocasiones, una de día y otra de noche, en ambos casos se podrá disfrutar de la belleza de tan magnífico conjunto monumental.

 

                        Este itinerario se debe iniciar por el Arco de la Estrella o Puerta Nueva, y continuarlo hacia la derecha subiendo los denominados Adarves, de esta sencilla manera conoceremos las distintas entradas a la ciudad monumental y sus numerosas torres defensivas.

 

                        Lo ideal sería poder hacer este paseo por encima de la muralla, pero como esto no es posible nos conformaremos con hacerlo por la parte interior de la misma. Esta primera ruta puede durar algo mas de la hora. No podemos olvidar que son dos kilómetros aproximadamente de longitud.

 

 

 

                        RUTA DE LA HERÁLDICA.- En este tema, es Cáceres una  de las  ciudades mas ricas y completas, pues están registrados varios centenares de escudos heráldicos y de armas, tanto en los exteriores como en los interiores de los edificios civiles y religiosos de la ciudad. Es una manera relativamente sencilla de estudiar las familias que representan, así como los estilos de los mismos y la influencia en las distintas zonas del recinto medieval.

 

                        En esta gran variedad de escudos heráldicos se puede encontrar el visitante, a familias originarias de prácticamente todos los lugares de España, así como de zonas de Portugal, Francia o Italia, que intervinieron o bien en la Reconquista de la ciudad, en el siglo XIII, o que en fechas posteriores aquí se asentaron levantando su palacio o casa familiar.

 

                        Recomendamos iniciar este itinerario partiendo de la entrada ya mencionada anteriormente del Arco de la Estrella, y desde allí partir a través de la Plaza de Santa María hasta la parte mas alta del recinto amurallado, hasta así recorrerlo todo, pero para ello debemos de ir con los ojos bien abiertos, pues cientos de escudos están situados en los lugares mas insospechados además de los clásicos de sobre puertas o ventanas.

 

 

 

                        RUTA DE LOS PALACIOS.- Considerando que en Cáceres existen mas de medio centenar de estos nobles edificios, que poseen toda la riqueza histórica de un conjunto monumental único, declarado Patrimonio de la Humanidad, se pueden llegar a encontrar infinidad de elementos muy interesantes, formando parte de esta gran variedad de construcciones.

 

                        Por desgracia no todos los palacios están abiertos al público, existiendo no obstante un elevado número de ellos que lo están únicamente por la mañana, por ubicarse allí organismos oficiales, pero en algunos casos determinados, a pesar de ser casas particulares, dada la buena disponibilidad de los ciudadanos cacereños y su carácter abierto y agradable, es muy posible que dejen acceso limitado a su casa-palacio. Algo que sin duda el turista no olvidará.

 

                        La visita a estos edificios puede prolongarse por varias horas, dado que existe un elevado número de detalles arquitectónicos o de mero adorno, además de permanente lugar de custodia de no pocas obras de arte de todo tipo.

 

 

 

                        RUTA DE LAS FUENTES.- Para poder realizar una visita a estas tan peculiares construcciones, es necesario que sepan desplazarse algo mas libremente por nuestra ciudad, ya que las fuentes se encuentran diseminadas por distintas y distantes zonas de Cáceres, destacando muy especialmente las que aún se conservan próximas a la denominada Ribera de Cáceres, algunas de las cuales han sido restauradas en los últimos años.

 

                        En sus mejores tiempos nuestra ciudad llegó a contar con una docena de estas fuentes, ubicadas en las proximidades del recinto amurallado y alguna mas a pocos kilómetros. Siendo aún utilizadas en la primera mitad del presente siglo para abastecer a la población cacerense, especialmente en los años de fuertes sequías.

 

                        En la actualidad son un simple recuerdo de aquellas épocas, conservando su nombre originario y alguna historia o anécdota curiosa, entre las mas conocidas o las más importantes por encontrarse más cercanas al núcleo urbano, tenemos:

 

 

 

                        Fuente del Concejo.- Situada en la Ribera, cerca de la Puerta y Arco del Cristo, fue construida en el siglo XV por iniciativa de Alfonso Golfin, como consecuencia del ensanche que se ha producido en aquella zona con relación al tráfico rodado, ha sufrido numerosas transformaciones, la más significativa en los años ochenta del siglo XX. Hasta la década de los años sesenta los cacereños bebíamos de sus aguas y muchas familias la utilizaban para guisar.

 

                        Fuente del Rey o del Marco.- Se encuentra mas arriba del Convento de San Francisco El Real, es encauzada en 1501 y se cierra con un muro en 1570. Durante los años treinta, cuarenta y cincuenta era frecuente ver allí a infinidad de jóvenes cacereños bañándose, pescando o cogiendo ranas y culebras. No hace muchos años todo aquel entorno ha sido profundamente remodelado por la escuela taller municipal, convirtiéndose en un atractivo lugar.

 

                        Fuente Nueva y Pilar de San Francisco.- La primera es arreglada en el siglo XV, y los pilares son reconstruidos en el año 1683, de los dos que originariamente se encontraban en aquella zona, el mas bonito se trajo en los años setenta al Foro de los Balbos, junto al Ayuntamiento.

 

                        Fuente Fría. Situada entre el Puente de San Francisco y el Convento que lleva este mismo nombre, se construyó en el siglo XV, ha pasado por épocas muy malas en las que estuvo a punto de desaparecer por la suciedad y el abandono municipal, hasta hace cuatro o cinco años su agua seguía utilizándose por numerosas familias cacerenses para guisar y beber. Afortunadamente desde hace algunos años todo aquel terreno ha sido remodelado y no peligra su existencia.

 

                        Fuente de Aguas Vivas.- También fue canalizada en el siglo XV, durante la época de los reyes católicos se le conocía como “fuente de las arañas”, por la gran cantidad de esos bichos que siempre tenía en sus inmediaciones.

 

                       

 

                        Otras fuentes y manantiales que existieron en las  afueras y dentro de la población, fueron: de la Concepción, del Paseo Alto, Valhondo, Hinche, Balincero; Santa Ana, Santa Olalla, Arropez, etc. Algunas de estas aún existen en la actualidad aunque o no dan agua o ya no es potable.

 

                         La gran mayoría de ellas daban un agua sabrosa y muy buena para guisar, existiendo algún manantial que según la opinión ciudadana de la época, daba un agua que curaba ciertos males del cuerpo y del alma.

 

 

 

                        RUTA DE LOS MUSEOS.- Los visitantes no deben ignorar que en esta ciudad hay media docena de museos de contenido  muy variado, así como la existencia de otras exposiciones complementarias situadas en distintos lugares de la ciudad.

 

                        Entre otros tenemos: El Museo Provincial situado en el Palacio de las Veletas; el Diocesano de la Concatedral de Santa María; el Museo Municipal Permanente en la Casa Mirón; el Museo de la Casa Pedrilla; el instalado en la Casa ärabe; y el  Palacio de Carvajal.

 

                        No obstante y desde mi particular punto de vista, en una ciudad como la nuestra podrían existir algunos museos más, ya que se dan una serie de características adecuadas para ello, incluso hay gran variedad de elementos y objetos que podrían exponerse, como por ejemplo el patrimonio de las cofradías penitenciales, de la cofradía de la Virgen de la Montaña, de pintura costumbrista, de maquetas de distintas construcciones de la ciudad, etc.

 

                        Con la observación detenida de todo lo contenido en estos lugares, se puede hacer un completísimo estudio histórico-cultural de la ciudad, y de las distintas generaciones que nos han precedido.

 

 

 

                        RUTA DE LAS ERMITAS.- No obstante y a pesar de lo hasta ahora apuntado, existen muchos temas que en Cáceres se dan en una gran medida, como es el caso que nos ocupa.

 

                        A lo largo de nuestra dilatada historia, han llegado a pertenecer al término municipal de Cáceres, un total de 44 ermitas de todos los tipos y estilos, de las cuales 17 han desaparecido totalmente; 8 se han transformado en iglesias o con otra finalidad; siendo en la actualidad otras 8 las ermitas que como tal se conservan en la ciudad. Y en los cercanos alrededores quedan otras 11 algunas en completa ruina.

 

                        Desde el punto de vista artístico e histórico, sería muy interesante que el visitante pudiese conocer estar construcciones, levantadas al más puro estilo cacerense y que a pesar del tiempo transcurrido desde su creación, aún conservan el encanto popular de sus remotos orígenes y el particular trabajo de las personas que vivieron relacionadas con ellas.

 

                        Incluso de disponer de mas tiempo, se podría estudiar todo el patrimonio que las ermitas poseen y las cofradías que se hicieron cargo de su cuidado, además de sus celebraciones y origen.

 

                        Afortunadamente para todos nosotros,  con el inicio de la década de los años noventa del siglo XX, se despertó un general interés por la recuperación de determinadas ermitas que se encontraban en un estado lamentable, desgraciadamente aún quedan algunas otras en completa ruina. En el año 1998 publiqué el libro titulado “Ermitas Cacerenses”, donde están todas estas 44 construcciones y su historia, obra que puede resultar apropiada para conocer estas populares construcciones.

 

 

 

                        RUTA DE LOS TESOROS.- A partir de este punto, iniciamos el recorrido por un apartado muy especial que muy bien podríamos subtitular “Paseo por el Cáceres mágico”.

 

                        En este primer paso se pueden visitar aquellos lugares donde según la tradición oral o de las leyendas populares, en distintos momentos de la historia fueron escondidos tesoros, con la esperanza de recuperarlos, una vez hubiesen llegados tiempos mejores.

 

                        Y así tenemos los siguientes casos:                                                                                      – Una de las historias más curiosas que aún merodean  por la ciudad de Cáceres y que por desgracia es desconocida para una gran mayoría de sus ciudadanos, es que esta ciudad sirvió en varias ocasiones como lugar donde se ocultaron distintos bandoleros  y sus seguidores, además de ocultar aquí sus tesoros.

 

                        Dicho esto debemos recordar que en las inmediaciones del Santuario de la Virgen de la Montaña, patrona de Cáceres, es decir en lo alto de la llamada Sierra de la Mosca, el bandolero  martín Paredes, liberal, polígamo, ladrón de templos y conventos, poseía un espléndido escondite, con capacidad para media docena de caballos y jinetes, y que solía utilizar gran parte de su valioso botín.

 

                        Esta cueva-refugio era un lugar abierto por la naturaleza y que a principios del siglo XIX, oculta su entrada por una alta vegetación sirvió de importante almacén de variadas joyas y objetos valiosos, hasta que el año 1823 fue detenido el bandolero por la autoridad, y a partir de ese momento nada más se supo de toda aquella riqueza.

 

                        Desde el mes de octubre de aquel año fue encarcelado hasta que falleció de un infarto en 1840 cuando era trasladado camino del patíbulo instalado en la Plaza Mayor.

 

                        Durante años fueron muchos los aventureros que vagaron la totalidad de la Sierra de la Mosca en busca del tesoro del bandolero, accediendo a las distintas cuevas que allí existían, nada se sabe del resultado de dichas excursiones.

 

                        Hasta el principio de la década de los setenta del siglo que finaliza, estaba a la vista la boca de una cueva que según los viejos del lugar era la cueva de Martín Paredes, posteriormente su entrada fue ocultada con toneladas de escombros.

 

                        Hoy el tesoro continua sin aparecer.

 

                       

 

                        – Una historia increíble.

 

                        Lo que en la actualidad es Colegio Infantil de San Antonio, de los padres franciscanos, edificio que se encuentra adosado al templo de Santo Domingo, se construyó en el año 1493 como Convento de Nuestra Señora del Rosario, de la orden de los dominicos predicadores y bajo cuyo cuidado permaneció el edificio hasta el año 1822, en que dichos religiosos se marcharon de Cáceres.

 

                        En 1873 el Convento era adjudicado al  Ministerio de Hacienda, instalándose allí la Tesorería de la misma, y resulta que el funcionario responsable, en determinadas ocasiones se quedaba hasta altas horas de la noche, contabilizando las grandes sumas de monedas en oro que la caja de seguridad guardaba. Ocurrió que una de estas veces, según cuentan las crónicas de la época, varias personas accedieron a dichas dependencias sin que de ello se percatase el confiado tesorero, dándose el inexplicable  caso policial que tanto el funcionario como la gran cantidad de oro que allí se guardaba desapareciesen sin dejar rastro alguno.

 

                        Vinieron expertos de distintos puntos de España, tanto policiales como seguidores de pistas, pero el misterio de la desaparición continuó sin ninguna pista. Lo que sorprendió a cacereños, extremeños y a todos cuantos conocieron dicho suceso.

 

                        En el año 1902 un enorme incendio daba fin a la ubicación de la Delegación de Hacienda en lo que fue Convento de los Dominicos. Los años fueron pasando con más o menos suerte para el edificio en su conjunto, pero no fue hasta el año 1936 cuando se realizaron unas profundas obras de restauración en toda la construcción, lo que sacó a la luz infinidad de objetos y elementos arquitectónicos y artísticos de todo tipo.

 

                        En un determinado lugar del destrozado edificio apareció un esqueleto completo, corriéndose inmediatamente la voz de que se trataba sin duda del desaparecido tesorero. Aprovechando la disculpa del hallazgo varios aventureros descendieron por el pozo que tiene el patio principal del citado edificio, ello en busca de las sustanciosas monedas. Pero lo encontrado nada tenía que ver con aquel magnífico tesoro. Se sacaron una docena de monedas de todo tipo, un rosario y poco más.

 

                        Lo desaparecido ascendía a varios millones de pesetas, según valoración de aquella época, Aún en la actualidad no ha aparecido nada de nada. ¿Estará oculto en el pozo? ¿Será cierto que existen galerías subterráneas de comunicación entre el pozo y otras construcciones próximas?

 

                        Lo mas seguro es que nunca lleguemos a saber la verdad de este misterioso asunto.

 

 

 

                        En la ciudad de Cáceres existen una docena de historias por el estilo,            relacionadas con “tesoros escondidos”. Existiendo edificios que durante siglos se han conocido como Casa del Tesoro; la Huerta del Tesoro; los tesoros encontrados en la Calle de Pintores; Calle Machacona; Cuesta de Aldana o Torre de Bujaco, etc- Son algunos de los casos más populares referidos a esas sumas de dinero o joyas escondidas y que fueron encontradas por distintas personas. Sin duda todo esto puede representar una nueva atracción para los turistas que visitan nuestra ciudad. Para poder seguir mejor esta pista, no haya nada como adquirir la obra “Aproximaciones a los Tesoros escondidos en la provincia de Cáceres y Badajoz”, publicado en el año 1995, o consultar la obra titulada: “Leyendas y curiosidades de Cáceres”.

 

 

 

             – Y siguiendo por este camino del “Cáceres mágico”, apunto un tema que me parece tremendamente atractivo tanto para los visitantes como para los propios cacerenses, me estoy refiriendo al titulado Ruta de las Leyendas. Para ello además de conocer la propia historia de las mismas, sería muy interesante estar en el lugar exacto donde se produce la leyenda, así podremos estar mejor en situación de comprender esa misteriosa historia..

 

                         Hasta este preciso instante he podido recuperar de prácticamente el olvido histórico, una treintena de leyendas de todos los tiempos y épocas, que agrupadas pueden darnos una idea clara de la riqueza cultural  sobre la que se asienta la ciudad de Cáceres.

 

                        Como consecuencia de la limitación lógica de este trabajo, nos vamos a limitar a relacionar algunas de las leyendas más curiosas. De interesar a alguien este apartado nos agradaría mucho profundizar largo y tendido en él

 

.

 

                        La leyenda de la Galería de la Reconquista, vinculada en una gran parte al patio del Museo de las Veletas, de Cáceres; la leyenda de mansa Alborada, encantamiento que se produce próximo a la denominada Huerta del Conde, en una pequeña callejuela junto al Convento de San Francisco El Real; el trono regio de piedra, asiento pétreo único superviviente del desaparecido alcázar de la ciudad, que era utilizado por la Reina Católica en sus sesiones con el Concejo; el pendón de San Jorge, estandarte originario de la reconquista de la ciudad en el siglo XII y guardado celosamente en el Ayuntamiento de Cáceres; la Casa de los Trucos, comprada por el Obispo Galarza a la familia hebrea de los Cohen, donde existen infinidad de secretos; el pozo de los enamorados, existente en la carretera de Cáceres a Trujillo y donde se suicidaron dos enamorados hace varios siglos; la existencia y el recorrido real de Río verde,  corriente subterránea de agua que transcurre bajo gran parte de la ciudad antigua y que inunda numerosas ruinas y desvanes de la ciudad; la autentica fundación del Convento de San Francisco El Real, hoy Complejo Cultural dependiente de la Diputación Provincial; la existencia de la Ermita de la Excomunión o del  Lignum Crucis, levantado en el patio interior del palacio de los Duques de Abrantes; restos de la ermita de la Magdalena y sus accesos, construcción existente bajo el Convento de San Pablo; contenido del amplio terreno conocido popularmente como Huerta del Conde o Calerizo desde la época de la reconquista de la ciudad; la existencia en Cáceres de un personaje misterioso llamado Ceresole; la vida de un ermitaño muy especial Astrágalo;; y un largo etcétera son algunas de esas leyendas que pueden ser un importante atractivo de la ciudad.

 

                        Y así llegamos hasta la:

 

 

 

             – RUTA DEL SUBSUELO.- Sin lugar a dudas esta es la mas complicada de recorrer, pues aunque se conoce un gran número de estancias que transcurren bajo el suelo de la ciudad de Cáceres, muy pocas pueden llegar a ser conocidas o vistas por el curioso y menos por el turista.

 

                               Desde mi particular punto de vista este es uno de los más grandes atractivos que tiene hasta este preciso momento mi ciudad, la existencia de numerosas construcciones subterráneas. Su ubicación ha sido dada a conocer en muchas ocasiones, pero sobre todo con mis dos publicaciones aparecidas en 1993 y en 1997 respectivamente y actualmente agotadas, además de innumerables conferencias y artículos periodísticos.

 

                        Todo lo cual puede dar una idea bastante clara al visitante de la demostrada ubicación de este interesantísimo mundo subterráneo que muchas veces parece sacado de las obras de Julio Verne. Medio centenar de casos vienen a respaldar todo lo dicho, con la gran posibilidad de que queden otros muchos hoy desconocidos incluso para los investigadores del tema.

 

                        Ciertamente es un tema muy de actualidad pues rara es la ocasión que se comienzan las obras en alguna casa antigua y no aparece alguna construcción de este tipo, desgraciadamente la gran mayoría de las veces se oculta el hallazgo a la autoridad correspondiente pero en otras ocasiones da tiempo a verla incluso a fotografiarla, a pesar de que seguidamente desaparezca, la mayoría de las veces para siempre.

 

                        Me estoy refiriendo a pasadizos, aljibes, habitaciones, escaleras, bodegas, mazmorras y un variado etcétera. De fácil construcción dado lo irregular del terreno y las distintas alturas sobre las cuales está levantada toda la ciudad monumental de Cáceres.

 

                        El origen de las mismas es bastante variado, destacando muy especialmente las realizadas en la época musulmana, hebrea o incluso de tiempos posteriores.

 

                        Una visita a una construcción subterránea que puede muy bien servir de modelo para este gran número de casos, es en el Restaurante Bodega  Medieval, existente desde hace unos en la parte mas alta de la ciudad medieval dentro del Palacio de los Aldanas, originariamente llamado de los Gaitán. Allí se conservan perfectamente arregladas varias habitaciones que se utilizan de comedor, con infinidad de elementos originarios de la época en que se construyó, en el siglo XIV.

 

                        En la calle Ancha, en el conocido popularmente como Palacio del Vino, existen igualmente dos habitaciones bajo el nivel del suelo que también pueden dar una idea clara de todo este tipo de construcciones repartidas por nuestros Palacios y edificios históricos. Así como el aljibe existente debajo de la Iglesia de la Preciosa Sangre, junto a la Plaza de San Jorge, o las dependencias bajas de la Diputación Provincial y sus pozos. Estos son los casos más fáciles de observar en todo el recinto amurallado, el resto están únicamente para el uso particular y en casos muy concretos  para el curioseo del investigador de turno.

 

                        Sería algo muy positivo el hacer un plano de la ubicación y situación actual de todas estas construcciones, algo que serviría para ofrecer otro atractivo mas de Cáceres. Inexplicablemente algo así aún no ha interesado a las autoridades y lo mas probable es que no llegue nunca a interesar dada su aparente poca repercusión económica.

 

                       

 

                        Y la última ruta que por ahora apunto, es la de aquellas viviendas que han llegado hasta nosotros con nombre propio, ello motivado por alguna particularidad , actividad ocurrida en las mismas o por el simple  apodo de las personas que en algún momento la ocuparon..

 

                        Así nos podemos encontrar con:

 

–          Casa de los trucos.

 

–          Casa del Tesoro.

 

–          Casa del Mono.

 

–          Casa de los Judíos.

 

–          Casa de los aljibes.

 

–          Casa de las culebras.

 

–          Casa de los Palomares.

 

–          Casa del águila.

 

–          Casa de los Sarmientos.

 

–          Casa quemada.

 

–          Casa del gigante.

 

–          Casa del Sol.

 

–          Casa de los caballos.

 

–          Casa de los Crehuet.

 

–          Casa del candelabro.

 

–          Casa del duende.

 

–          Casa de la Virgen.

 

 

 

             En un trabajo como el que estamos presentando aquí, en el que contamos con un espacio y tiempo limitado, nos es francamente imposible el desarrollar abiertamente todo lo apuntado en el mismo, por tal motivo nos vamos a limitar a apuntar brevemente la ubicación de cada una de las casas relacionadas.

 

Se da el nombre de Casa de los Trucos, al edificio es conocido oficialmente como Palacio del Obispo Galarza, se levantó en el siglo XV. Está situado en la calle general Ezponda, próximo a la Plaza de la Concepción y frente a la Plaza Mayor. Tal y como ya hemos apuntado en otro apartado del presente trabajo, en sus orígenes el edificio fue levantado por la familia hebrea Cohen, siendo comprado por el Prelado en el año 1492. Desde el inicio de los años noventa del siglo XX está deshabitado. Es propiedad del  Obispo.

 

A la casona de la Duquesa de Fernan Núñez, se le conoce popularmente como la Casa del Tesoro, como consecuencia de la superstición local de creerse allí enterrado un fabuloso tesoro dentro de varios cántaros de barro desde el siglo XV.

 

La situación de dicho edificio, es en las proximidades del Ayuntamiento de Cáceres, en la Plazuela de las Piñuelas, se conoce también a este edificio como Casa de D. Publio Hurtado Pérez, por haber vivido durante muchos años en aquel  lugar, el insigne investigador, quien la compró el año 1870.

 

Originariamente este conjunto de lo que hoy parece un solo edificio, es el resultado de tres construcciones unidas por el tiempo.

 

La más próxima físicamente al Ayuntamiento fue construida en el año 1909, la central que compró el Sr. Hurtado Pérez y la que da a la Gran Vía, que sufrió una profunda reforma en el año 1932, colocándole ka galería acristalada y la fachada curva.

 

Desde hace un par de años ocupan dicho edificio distintas dependencias del Ayuntamiento.

 

“De ore leonis liberame” (de las fauces del león defiéndeme), es el lema del escudo principal de est Palacio, que se construyó en el siglo XV y que está situado a mediados de la conocida Cuesta de Aldana, calle que transcurre desde el Palacio de su mismo nombre hasta la Plaza de Santa María. Con el paso del tiempo a este edificio también se le ha llamado Palacio de Espadero Pizarro, Cáceres Andrada y Cáceres Nido, como consecuencia e tener en sus muros escudos heráldicos de mencionadas familias.

 

Se le conoce como Casa del Mono por un simio encadenado que se encuentra esculpido en el arranque de su escalera interior.

 

Desde el año 1971 y hasta 1989  como museo de pintura, albergó distintas obras de arte religioso, para convertirse desde entonces hasta nuestros días en la sede de la biblioteca de D. Alonso Zamora Vicente.

 

Hay que aclarar que en la actualidad no se conserva en nuestra ciudad ningún edificio que se llame Casa de los Judíos, esta fue una denominación popular por haber levantado inicialmente el edificio varios miembros de esta religión, pues allí estaba ubicada la sinagoga nueva, lo que ocurría en el siglo XV.

 

Se le conoce oficialmente como Palacio de la Isla y está ubicado próximo a la Plaza de la Concepción, el edificio que hoy se contempla fue construido en el siglo XVI por la familia Blázquez. En los años veinte del siglo XX fue una casa de huéspedes, para ser vendido en 1948 al Ayuntamiento, quién poco después lo convertiría en Biblioteca Pública y  Archivo Histórico Cultural. En el año 1992 finalizaba esta tarea cultural en dicho edificio.

 

El edificio histórico que hace varios siglos se conoció como  Casa de los Aljibes, posteriormente se llamaría Casa de las Veletas que es la denominación con la que ha llegado hasta nuestros días. Se trata de la sede del  Museo Provincial de Cáceres, desde el mes de diciembre del año 1931.

 

La Casa de las Veletas es lo que queda del que fue Alcázar árabe, cuyo origen se remonta al siglo XIII, esta emplazado en lo mas alto de la ciudad medieval cacerense, cerca de la Iglesia de San Mateo. Mencionado baluarte ocupó prácticamente la totalidad de aquel terreno y fue destruido en tiempos del monarca Enrique, para ser reedificado por los descendientes de Vasco Porcallo de Ulloa.

 

Con la denominación de Casa de las Culebras se han mantenido hasta los años cincuenta como denominación a una vivienda existente en las cercanías de la Real Audiencia de Extremadura, construida en el siglo XVIII y cuyo título se lo comenzaron a dar a partir del siglo XIX cuando un domesticador de serpientes ocupó las habitaciones de la planta baja y como consecuencia de que se le escaparan varios de dichos reptiles,  el vecindario comenzó a llamar el lugar con dicho calificativo.

 

Los cacereños de varias generaciones han llamado Casa de los Palomares, a la casa número 3 de la calle Sancti Spiritu, de antiguo aquel lugar había sido enfermería de los religiosos dominicos del próximo Convento de Santo Domingo, con el que estaba y está unido mediante un pasillo elevado sobre la Calle Río Verde. Y el título tan peculiar le viene dado por vivir durante muchos años en dicha casa la familia apellidada Palomares.

 

La casa del Aguila fue construida en el siglo XV por la familia Sande, y está  ubicada detrás de la Iglesia de San Mateo cerca de la Casa del Sol y pegada a la Casa de Los Aldanas o Bodega Medieval.

 

Recibió hasta hace poco el nombre de Casa de Los Sarmientos, la vivienda que con el número 2 se levanta en la calle Moreras, que fue construida en el siglo XVII, y reedificada casi en su totalidad en el siglo XVIII por sus propietarios, la familia Sarmientos.

 

 A la Casa Quemada, oficialmente se le conoce como Palacio de Carvajal, que fue construido en el siglo XV, adosándolo a la torre cilíndrica árabe del siglo XI-XII, que se conoce popularmente como Torre de la Higuera, siendo su primer propietario D. Pedro de Carvajal, que casó con Doña María de Mayoralgo.

 

A finales del siglo XIX se produjo un misterioso incendio que dañó totalmente determinadas zonas del palacio, motivo por el que comienzan a llamarlo Casa Quemada, este hecho acompañado de varias curiosas leyendas supuestamente ocurridas en este edificio, lo hacen sumamente interesante tanto para los cacerenses como para los foráneos.

 

Tenemos que desplazarlos por la Calle de Caleros, más allá de la Ermita del Vaquero, en la parte derecha en una pequeña plazoleta camino de Fuente Concejo, allí  durante varios siglos existió una casa que los vecinos conocían como casa del Gigante, esto era como consecuencia de vivir allí  en el siglo XVII, Juan Pérez, que con casi dos metros de altura, era la atracción de aquella zona. Procedía de Segovia y estaba casado con Juana Jiménez, de estatura normal. Ni que decir tiene que los propios muebles, tales como sillas y cama eran de proporciones especiales, además de su ropa y demás objetos particulares, lo que motivó que a su muerte tanto sus descendientes como amigos recogieron todos estos objetos y por su particularidad los guardaron como verdaderas reliquias.

 

Pero tal y como hemos señalado al comienzo de este apartado de las Casa, en Cáceres existen otros muchos edificios que por una serie de particularidades se conocen popularmente con otro adjetivo distinto al  nombre oficial, así podemos visitas Casa del Sol, o residencia de los Solís, hoy ocupada desde el siglo XIX por los Religiosos de la Preciosa Sangre y se encuentra detrás de la Iglesia de San Mateo, en la facha principal aparece un espléndido sol, de ahí su título.

 

También tenemos a la denominada Casa de los caballos por recordar que en su interior durante algún tiempo se reguardaron varios de estos animales, utilizados por las tropas militares, en la actualidad es una dependencia más adjunto al Palacio de las Veletas por la parte de las traseras o de la judería.

 

 Con el fin de no cansar a los presentes solamente diremos que nos quedan: la casa de los Crehuet, la del candelabro, del duende, o la de la Virgen. Siendo algunas de las más conocidas, pero no cabe duda que otras muchas viviendas con un nombre especial existen en Cáceres, que con el mero hecho de visitarlas y conocer parte de su historia peculiar, puede significar otro atractivo turístico para la ciudad.

 

Además señalar que junto a las rutas aquí tratadas podemos también añadir la Ruta de las reliquias, la de los libros o alguna otra.

 

Tal y como puede ver cualquiera, todo un amplio abanico de posibilidades.

 

Por todo esto y por otros muchos atractivos más, Cáceres bien merece una detenida visita.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                      

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                       

 

 

 

 

 

 

 

                       

Feb 202014
 

Enrique Cerrillo Cuenca

 RESUMEN

En este artículo se intenta sintetizar el conocimiento actual de una etapa mal conocida en el panorama arqueológico extremeño, el Neolítico, a través de los escasos datos que se poseen.  El conocimiento de tal periodo ha sido posible gracias a la revisión que se ha realizado de asentamientos como la cueva de El Conejar o Los Barruecos, que pueden relacionarse con asentamientos de otros ámbitos geográficos próximos. La integración de éstos dentro de la penillanura cacereña y su relación con otras áreas plantea nuevas vías de análisis que deben seguirse en un futuro.

 Introducción 

Aproximarse al conocimiento del Neolítico en la penillanura cacereña es adentrarse en lo que se denomina una edad oscura. El Neolítico es en la actualidad una de las fases peor conocidas en el panorama general de la Prehistoria en Extremadura, los inconvenientes para tal desarrollo han estado patentes de un modo u otro en los estudios llevados a cabo sobre dicho periodo. Pero no es menos cierto que el panorama se plantea esperanzador, y pueden abrirse nuevas vías de investigación a través de los materiales recogidos en las antiguas campañas de excavación.

El gran reto no es por tanto ampliar el conocimiento de esta etapa con nuevas excavaciones, sino racionalizar la investigación y orientarla hacia aquellos aspectos que nos son desconocidos. Para ello es necesario plantear diversos niveles de conocimiento sobre los que deben ejecutarse posteriormente proyectos de investigación, y es en esa misma línea en la que hemos orientado nuestro trabajo. En la actualidad nuestro conocimiento del Neolítico es bastante restringido, pues se ha limitado a un conocimiento arqueográfico, es decir, se ha planteado desde la descripción de los elementos que conforman la escasa cultura material de los asentamientos, y en contadas ocasiones se han elevado las conclusiones a un nivel de interpretación global.

 Con esta misma la intención de abrir nuevas vías de investigación, en 1998, comenzamos una labor de revisión de un conjunto de materiales que eran susceptibles de pertenecer a un Neolítico reciente que preludiaba la Edad del Cobre. Los materiales procedían de los asentamientos cacereños de El Conejar y Los Barruecos y con ellos ensayamos un sistema de ordenación tipológica que sirvió como telón de fondo de un trabajo más amplio[1]. Ambos asentamientos ya habían sido excavados durante la década de los 80, pero sus materiales habían sido asignados a periodos distintos, en parte por el escaso grado de conocimiento que en esa década se poseía del Neolítico. Así los materiales de El Conejar fueron adscritos a la Edad del Bronce[2] y los de Los Barruecos en sus niveles neolíticos al tránsito al Calcolítico[3].

 La investigación previa sobre el Neolítico.

A finales del siglo XVIII tenemos las primeras descripciones de las cuevas de Cáceres[4], pero no a los restos que en ellas se incluían. Durante el siglo XIX el florecimiento de las ciencias, unido a la difusión de las primeras noticias arqueológicas, impregnadas de cierto cientifismo, animaron a ciertos círculos sociales a aventurarse en la “exploración” de las cuevas. Así conocemos como hacia la mitad del siglo XIX se había fundado en Cáceres una sociedad para explorar las cuevas de las inmediaciones por un abogado de la localidad, D. Tomás Santibáñez. Desconocemos si estas investigaciones fueron suficientemente fructíferas, pues sólo poseemos una escueta mención en un artículo de V. Paredes[5]. A lo largo del siglo XX esta tradición de “exploraciones” debió seguir y fruto de ella tenemos las primeras referencias a materiales concretos.

 En 1916 Ismael del Pan efectuó excavaciones en la cueva de El Conejar recogiendo una cantidad abundante de cerámicas para las que propuso, entre otras, una cronología neolítica[6]. Las excavaciones revelaron en el mismo lugar un ídolo placa[7], propio de la Edad del Cobre. Por la misma época en Plasencia se excavaba la cueva de Boquique, y sus materiales se recogieron en un breve artículo de P. Bosch[8]. J.R. Mélida recoge, no obstante, multitud de cuevas entre las que se encuentran algunas con restos de poblamiento en su catálogo de monumentos de la provincia[9].

 

La puesta en marcha de la Universidad de Extremadura ya en los años 80 fomentó un rápido auge de la investigación y se desarrollaron excavaciones en distintos asentamientos entre los que se encontraban la cueva de El Conejar en Cáceres, Los Barruecos en Malpartida de Cáceres, y el Cerro de la Horca en Plasenzuela. No obstante algunos años antes M. Almagro Gorbea había excavado la cueva de Boquique[10] y algunos de sus materiales habían sido previamente estudiados por Cleofé Rivero[11]. Todos estos avances sirvieron poco al conocimiento del Neolítico, pues excepto en el caso del Cerro de la Horca, el nivel neolítico no fue reconocido en ninguno de los asentamientos.

 

Los primeros resultados vinieron de la mano de A. González Cordero, que identificó algunas de las cerámicas de los niveles más antiguos del Cerro de la Horca como neolíticas, al mismo tiempo que algunas cuevas en la zona de Montánchez y un asentamiento (Cerro Soladado) en la comarca de la Vera[12]. La importancia de las cerámicas del Cerro de la Horca es muy significativa pues habían sido halladas en un buen contexto estratigráfico que permitía fecharlas adecuadamente. Al mismo tiempo se podían relacionar con estos niveles los demás asentamientos a los que antes aludíamos que tenían entre sus materiales cerámicas muy semejantes, permitiendo establecer dos modelos muy distintos de ocupaciones: las al aire libre y en cueva, que habrían coexistido en un mismo tiempo. La excavación de la cueva de La Charneca en Oliva de Mérida confirmaba la presencia de este tipo de cerámicas en la provincia de Badajoz[13]. Ya en los años 90, A. González identifica Los Barruecos y El Conejar dentro de un momento que denomina “Neolítico Tardío”[14].

 

 

Un territorio neolítico.

 

Llegado este punto de la investigación emprendimos una revisión de los materiales que se habían obtenido tras la excavación de Los Barruecos y El Conejar, planteando alternativas al conocimiento que hasta entonces se tenía del periodo. Las grandes síntesis que se habían realizado no colaboraban en demasía para sistematizar una cronología[15]. Nuestra intención fue la de establecer el conocimiento del poblamiento en diversos niveles: el entorno ecológico, la actividad económica, la cultura material y las posibles relaciones que el poblamiento neolítico pudiese tener con otras zonas limítrofes. La cronología de estos asentamientos puede situarse a grandes rasgos en el IV milenio a.C., según las dataciones absolutas a las que haremos alusión.

 

El conocimiento del entorno natural planteaba bastante dificultades, pero era uno de los puntos que debían tenerse en cuenta en la interpretación global. La reconstrucción del paisaje se presentaba compleja, pues tan sólo se poseían datos referentes a la localización exacta de algunos asentamientos y análisis de fauna y malacología realizados durante el transcurso de las excavaciones. Otro tipo de datos que podrían contribuir al estudio de la flora o de las masas forestales, nos son desconocidos por el momento.

 

La penillanura cacereña es el marco geográfico en el que se ha analizado el poblamiento neolítico. La intención era hallar ciertas similitudes en la localización de los asentamientos que permitiese hablar de pautas. La penillanura cacereña se configura como un espacio extenso en el que conviven tres tipos esenciales de terrenos: la tierra llana, los riberos y los relieves residuales[16]. También pueden establecerse diferencias entre el tipo de materiales de las distintas zonas, que a grandes rasgos se pueden clasificar en las zonas de pizarras precámbricas que conforman la penillanura, los batolitos graníticos, las zonas calizas formadas en el Devónico y las formaciones cuarcíticas que pueden observarse en la Sierra de Cáceres. El territorio se enclava en la red hidrográfica del río Tajo, que se encajona profundamente en la Meseta, formando las zonas de ribero, caracterizadas por valles angostos. Los afluentes del Tajo, el Salor y el Almonte, se unen a éste por el Sur, regando la parte meridional de la penillanura.

 

Los asentamientos estudiados guardan una relación distinta con cada uno de los elementos señalados. En primer lugar parece que no existe una relación evidente entre los grandes cursos de agua y el poblamiento conocido, no se han atestiguado asentamientos en zonas próximas al Tajo o sus afluentes, por el contrario el poblamiento neolítico se localiza en zonas donde las corrientes de agua existen pero son reducidas.

 

En el caso de Los Barruecos el asentamiento se localiza al aire libre entre los bolos graníticos junto a los cuales discurre una corriente de agua. La evacuación de alteritas de esta zona ha provocado que en las inmediaciones del asentamiento se hayan instalado en época reciente dos pequeños embalses conocidos como el Barrueco de Abajo y el Barrueco de Arriba[17]. El Conejar es una pequeña cavidad donde el fenómeno kárstico proporciona el abastecimiento de agua de la gruta y sus inmediaciones. Esta cavidad, situada en las afueras de Cáceres se enclava en la zona conocida como Calerizo, una formación caliza establecida en el Devónico[18]. La formación de oquedades en esta zona es relativamente frecuente y tradicionalmente se han recogido algunas más, que hasta la fecha carecen de estudios detenidos[19]. El Cerro de la Horca posee una localización bastante similar a la de Los Barruecos, geomorfológicamente hablando, pues se localiza sobre el batolito granítico de Plasenzuela. Al mismo tipo de formaciones se asocian las cuevas de Atambores y Peña Aguilera en las inmediaciones de Montánchez.

 

El análisis de la fauna de Los Barruecos y el Conejar reveló como se conocían las especies domesticas básicas: el cerdo, la oveja y la cabra. No obstante junto a ellas aparece el caballo que no es una especie propiamente doméstica hasta el III milenio a.C., el estudio de la dentición de los restos de caballo reveló las conexiones que estos ejemplares mostraban con los ejemplares paleolíticos[20], por lo que pudieran ser producto de la caza. Otros ejemplares pueden relacionarse con actividades cinegéticas como el uro, el ciervo, etc.

 

Al mismo tiempo hay que unir los estudios malacológicos de El Conejar, que hasta el momento permanecían inéditos[21]. El estudio de las conchas de moluscos nos ha informado como la dieta se completaba con otro tipo de recursos, en este caso los moluscos de río. A ello hay que unir otras especies que proceden del mar de cuya integración en el asentamiento trataremos más adelante.

 

Por el momento las prácticas agrícolas no están bien documentadas. Las actividades agrícolas complementarían a la reducida cabaña ganadera y la recolección de frutos y moluscos, pero no hay evidencias directas. Con ello quiere decirse que no se poseen estudios de semillas, pero existen elementos líticos en sílex (microlitos) que pueden interpretarse como dientes de hoz, o algunas molederas de cereal. El tipo de agricultura, sobre el que sólo pueden realizarse conjeturas, debiera ser intensiva; es decir se prefería el cultivo localizado antes que las grandes extensiones de tierra, por lo que la calidad de las tierras no supondría un obstáculo excesivo.

 

 

La evidencia del poblamiento: cerámica, industria lítica e industria ósea.

 

La cerámica es el principal apoyo a la hora de identificar los asentamientos de este periodo. En el estudio que realizamos sobre las cerámicas neolíticas de El Conejar y Los Barruecos[22], se distinguieron tres vertientes a la hora de estudiar los recipientes: las formas de los recipientes y su tamaño, los elementos de prehensión y suspensión, y las decoraciones que presentaban. El objetivo de dicho estudio era diferenciar distintos tipos de recipientes, que probablemente fuesen empleados en actividades diferentes. Para ello se utilizaron técnicas matemáticas e informáticas que permitían describir los recipientes a partir de fragmentos del borde, técnicas que no expondremos aquí[23].

 

Durante la elaboración de nuestro estudio distinguíamos dos grupos de recipientes, de un lado los recipientes de tendencia abierta y de otro los de tendencia cerrada. Al mismo tiempo dentro de estos grupos se distinguieron tipos que representaban a recipientes con características comunes. Empleando las técnicas y divisiones citadas dentro del grupo de las formas abiertas se distinguieron platos, cuencos y vasos (denominaciones aproximadas de dichas formas) de distinto tamaño. El segundo grupo estaba compuesto fundamentalmente por ollas, y algunos vasos, todos ellos con tendencia cerrada. El denominador común de todas estas formas era su tendencia esférica. El almacenaje de líquidos y otros alimentos quedaba garantizado de esta manera.

 

También realizamos un estudio de los elementos de prehensión y suspensión: es decir de aquellos elementos que permitían el manejo de la pieza, mediante el aditamento de asas, mamelones o algunos apliques. La cerámica neolítica conserva en gran proporción elementos que son característicos de este periodo y que no están presentes en las cerámicas de etapa posteriores. Es frecuente en los recipientes la aparición de asas, probablemente, en un número superior a tres que permitían suspender la pieza en el aire con algún tipo de cuerdas. También resulta frecuente el añadido de mamelones, pequeñas protuberancias que contribuyen a su manejo y prehensión, algunos de ellos perforados. Otros elementos, menos numerosos, facilitan el manejo de los recipientes, es el caso de pequeños cordoncillos que se sitúan en sentido vertical u horizontal sobre las paredes del recipiente.

 

Las decoraciones son bastante frecuentes. La más común es la decoración conocida como “boquique” consistente en el arrastre de un punzón sobre la superficie del recipiente, aún fresco, dando la sensación de dibujar una línea continúa en cuyo interior se albergan puntos. Los motivos que se trazan con este tipo de técnica decorativa son variados: motivos rectos, líneas diagonales, guirnaldas, etc., que pueden combinarse en el mismo recipiente. La cerámica presenta también motivos realizados mediante la incisión, estos son generalmente combinaciones de líneas, que forman pueden formar “espigados”, chevrons, etc. Suele ser frecuente realizar incisiones radiales en el borde de los recipientes, generalmente de los de tendencia abierta.

 

Son frecuentes las cerámicas impresas, donde con un elemento denominado “matriz” se imprime un motivo de un modo recurrente sobre el recipiente. A veces las impresiones pueden hacerse con un punzón de sección circular, dando origen a bandas de puntos impresos, motivo muy frecuente. En otras ocasiones la matriz utilizada es la propia uña del artesano, que imprime insistentemente sobre la vasija. En ambientes próximos a la costa suele ser frecuente la utilización de conchas en la decoración de las vasijas. Sin embargo, no resulta frecuente en el interior, donde se cuentan con contados ejemplos. En el caso de la cueva de El Conejar encontramos en un fragmento impresiones que pudiesen pertenecer a una concha marina, algo que no debe extrañar, pues en el interior de la cueva se recogió el cardium, variedad de concha con la que se elaboran los motivos.

 

Los motivos decorativos no acaban aquí, podemos incluir pequeñas pastillas aplicadas, líneas bruñidas, cerámicas peinadas, o la combinación de varias técnicas decorativas. A veces pueden rellenarse incluso con una pasta blanca que resalta los motivos, aunque no es un motivo excesivamente frecuente.

 

En cuanto al acabado final de las piezas suele ser variable, en ocasiones el exterior se alisa o se bruñe cuidadosamente. A veces se trata con un baño a la almagra o a la aguada (ésta última es una solución más diluida), pero no es una técnica muy frecuente. Las cocciones de las cerámicas suelen realizarse en ambientes reductores, aunque no faltan cocciones oxidantes. Las pastas por lo general están poco decantadas y presentan desgrasantes de tamaño medio o grueso.

 

La industria ósea es poco conocida. Sólo se conservan algunos punzones que han sido convenientemente pulidos para ser usados. Otros punzones muestran una perforación en su cabeza que probablemente estén relacionados con actividades textiles rudimentarias. Algunos huesos pueden aparecer marcados con pequeñas estrías; en un caso a modo de decoración la cabeza del hueso había sido pulida y sobre ella se habían dispuesto pequeñas estrías en sentido radial.

 

La industria lítica es el apartado peor conocido de todos. Por un lado tendríamos la industria lítica tallada, compuesta generalmente de pequeñas piezas. La industria tallada suele realizarse sobre sílex, poco frecuente en este marco geológico, por lo que debía proceder de un cierto cauce comercial o de vetas muy localizadas. Las piezas son, por lo general de pequeño tamaño. Los microlitos son escasos en cuanto a hallazgos, se poseen muestras de pequeñas hojas fruto de una industria de tendencia laminar. Son muy frecuentes las piezas realizadas sobre lascas.

 

En cuanto a la industria lítica pulimentada, ésta es escasa, esta conformada por “hachas” de pequeño tamaño y de factura poco elaborada, como en los casos de Los Barruecos y El Conejar, generalmente reducidas a fragmentos.

 

 

La integración de los yacimientos en la evolución cultural de la cuenca extremeña del Tajo.

 

La penillanura cacereña se encuentra situada drenada por la red fluvial del Tajo y en este marco espacial más amplio hemos decido integrar el poblamiento. La cuenca extremeña del río Tajo presenta al mismo tiempo semejanzas con ámbitos costeros, meseteños o de las cuencas del Guadiana y Guadalquivir, que trataremos a continuación.

 

Las evidencias contemporáneas a este tipo de poblamiento son fundamentalmente dos: el arte rupestre y el megalitismo. Ambas manifestaciones son susceptibles de relacionarse con los asentamientos de esta época, pero las dificultades en la relación con los poblados resulta muy compleja, por dos causas:

 

No existe en ningún caso una vinculación física directa entre los dólmenes y los asentamientos de esta misma época.

 

Ausencia de cronologías absolutas en este tipo de manifestaciones.

 

El caso del megalitismo resulta especialmente problemático. Si bien el megalitismo es un fenómeno muy frecuente en la provincia de Cáceres, este se encuentra muy localizado en la zona occidental. En el estudio del fenómeno de la zona de Alcántara, Primitiva Bueno propuso como ciertos elementos presentes en los dólmenes presentaban una tradición arcaica que podía retraer estas construcciones hasta el IV milenio[24]. Aunque la zona occidental de la provincia es muy rica en este tipo de enterramientos, ninguno de éstas ha podido relacionarse con algún tipo de hábitat neolítico[25]. Este hecho ha llevado a establecer varias hipótesis de trabajo.

 

Eduardo Galán y Ana María Martín[26] propusieron que el emplazamiento de los dólmenes obedecía a un criterio de demarcación de las vías naturales de comunicación que atravesaban el valle del Tajo. Argumentaban que la inexistencia de asentamientos en las inmediaciones obligaba a estas sociedades a localizar las vías de tránsito de algún modo, a falta de poblados, lo más evidente serían los dólmenes.

 

Victor Hurtado exponía[27] razones similares. En un análisis social de estas manifestaciones entiende el dolmen como un esfuerzo colectivo de grupos humanos reducidos y unidos bajo una determinada solidaridad común. Estos grupos humanos tendrían una vocación pastoril, pues el terreno pizarroso de la zona occidental de la provincia era apto para esta práctica, de ahí la concentración de monumentos y la escasez de poblamiento.

 

Desde luego las interpretaciones sociales del megalitismo de la zona occidental son una propuesta interesante. Primitiva Bueno ha propuesto recientemente que la variabilidad constructiva de los en las plantas de los dólmenes se debe precisamente a variables de carácter social antes que temporal[28]. Sin embargo no queda resuelta aún la integración del poblamiento y los dólmenes. Evidentemente nuestro conocimiento de tal poblamiento es una cuestión de mera aleatoriedad, conocemos pocos asentamientos que no permiten análisis exhaustivos. En primer lugar, nunca se ha podido determinar la extensión de los asentamientos, que cabe pensar que es bastante reducida. En segundo lugar sólo se ha localizado este tipo de hábitat donde la sedimentación geológica es muy débil (caso de cuevas y abrigos), o fortuitamente en excavaciones. Cabe pensar que el poblamiento es un fenómeno más generalizado de lo que en principio pudiera pensarse, pero las condiciones favorables a su detección son muy reducidas.

 

Cabría tener presente como hipótesis de partida que no existen “zonas megalíticas” y “zonas de poblamiento” culturalmente distintas, sino una misma realidad social que comienza a asimilar formas novedosas de enterramiento como son los dólmenes, que se impondrán a las inhumaciones individuales. Estudiar la pervivencia de uno y otro caso es una cuestión de tiempo.

 

Cabe la posibilidad de establecer un estudio diacrónico de los asentamientos, pero las fases intermedias localizadas entre el final del IV milenio y la segunda mitad del III son mal conocidas, no sólo en la penillanura, sino en el resto de la Cuenca extremeña del Tajo.

 

 

 

Contemporaneidad con otras áreas limítrofes.

 

En este apartado van a estudiarse los ámbitos geográficos próximos y la posible relación de éstos con la Cuenca del Tajo, hablando en un sentido cultural. Para ello se han determinado algunas áreas de desigual extensión, que comparten una cierta homogeneidad. Éstas áreas no deben ser entendidas en ningún caso en el sentido de círculos culturales cerrados fácilmente definibles, sino como una organización previa que facilite la exposición.

 

La Cuenca Media del río Guadiana.

 

Grupo de Sierra Morena.

 

Andalucía Occidental.

 

La fachada atlántica.

 

El interior peninsular, con especial referencia a los asentamientos meseteños.

 

 

La Cuenca Media del río Guadiana cuenta con único asentamiento, éste es el de la Charneca. La cueva de la Charneca fue excavada por J. J. Enríquez Navascués[29] y supuso la primera referencia actual a este tipo de materiales dentro de Extremadura. Aunque su interior se encontraba bastante revuelto, su excavador estudio un interesante cuadro cerámico con las características anteriormente descritas. Este asentamiento es la única muestra que poseemos dentro de un territorio profundamente conocido en época calcolítica. Sin embargo pueden hacerse referencias a las cerámicas impresas halladas en otros puntos de la provincia de Badajoz, aunque en ámbitos ya muy tardíos: se trata de los casos de los yacimientos de La Pijotilla[30], donde se halló un fragmento con decoración de boquique, y el de Granja de Céspedes[31]. En estos últimos casos resulta difícil establecer una filiación neolítica para estos ejemplos.

 

En el grupo de Sierra Morena se han incluido aquellos asentamientos que han sido localizados en esta zona de sierra, cabe pensar en el estudio de un aprovechamiento de los recursos particularmente serrano. Los ejemplos engloban las provincias de Badajoz, Sevilla y Huelva. Los ejemplos de Badajoz se localizan en las estribaciones septentrionales de Sierra Morena y sólo se poseen las referencias que diese J. J. Enríquez[32] en su momento, se trata de dos asentamientos en cueva localizados en los términos municipales de Monesterio y de Fuentes de León. De bastante proximidad a Extremadura es el conjunto de cuevas de Santiago de Cazalla, donde Pellicer y Acosta[33] empredieron excavaciones que arrojaron cronologías controvertidas para algunos autores. El cuadro cerámico de esta cueva resulta paralelizable a los conjuntos anteriormente vistos, aunque hay ejemplos de cerámica cardial que parecen retrotraer la ocupación neolítica. Ya en la provincia de Huelva han comenzado a estudiarse algunos casos de ocupaciones neolíticas en cueva, caso de la cueva de la Mora en Jabugo[34] y asentamientos al aire libre, colecciones de El Judío y la Dehesa[35].

 

En la zona de Andalucía Occidental pueden incluirse algunos asentamientos excavados y otros reconocidos en prospección. Los ejemplos más antiguos son los situados en la zona de la provincia de Cádiz, con dataciones interesantes que pueden retrotraerse hasta el IV milenio. Son los casos de los asentamientos al aire libre de El Retamar, que han permitido una reconstrucción cultural muy fiable[36]. Al mismo tiempo, también pueden relacionarse cronológicamente los asentamientos del dolmen del Alberite, con dataciones de V milenio o la cuevas de la Dehesilla y El Parralejo[37]. En la zona de Córdoba no debe olvidarse la cueva de Los Murciélagos de Zuheros. La zona de Jaén posee un yacimiento de gran relevancia y similitud como la cueva del Nacimiento de Pontones, con discusiones en torno a su cronología[38]. Sevilla cuenta con otros asentamientos, tanto en cueva (caso de las cuevas de Santiago de Cazalla) o al aire libre, recientemente reconocidos en labores de prospección en el río Corbones[39]. En el yacimiento del Neolítico Final-Calcolítico Inicial de Papa Uvas, J. C. de la Cruz reconocía algunos materiales estratigráficamente situados en un momento anterior al III milenio, pero de difícil integración cultural y cronológica. En Granada pueden localizarse otros asentamientos que comparten ciertos paralelos culturales, como es el caso de la cueva de la Carigüela, que no trataremos aquí.

 

Las seriaciones de los distintos cuadros cerámicos en Andalucía no están uniformados, y existen ciertas dudas en cuanto a su correcta datación y prolongación en el tiempo. Las seriaciones más tradicionales comienzan a superarse, éstas incluían un primer momento con cerámicas cardiales o Neolítico Antiguo, un neolítico sin cardial o Neolítico Medio y por último un Neolítico Final, caracterizado por las cazuelas carenadas. Algunos de estos esquemas cronológicos han comenzado a ser puestos en entredicho, lo que dificulta la uniformidad, al mismo tiempo que facilita el reconocimiento de una realidad cada vez más compleja.

 

La fachada atlántica ofrece una problemática muy similar, las seriaciones tradicionales ofrecidas por Guilaine[40], muy propias del ámbito mediterráneo han sido puestas en entredicho. En la actualidad, J. Zilhâo[41] propone otras dataciones basadas en una división distinta. En primer lugar un Neolítico Antiguo caracterizado por los materiales más arcaicos como la cerámica cardial que daría paso a un Neolítico Antiguo Evolucionado con cerámicas decoradas con boquique, este ocuparía la primera mitad del V milenio, a grandes rasgos. El Neolítico Medio es mal conocido en los poblados y estaría caracterizado por las cerámicas lisas. Por último se llegaría al ya conocido Neolítico Final con una relativa abundancia de poblados, caracterizados por la cazuela carenada.

 

El área del cabo de San Vicente muestra una atractiva continuidad entre el Mesolítico y el Neolítico, aunque muy discutida, donde se plantean los problemas verdaderos del tránsito entre las etapas. Sin embargo son dos zonas las que más llaman nuestra atención, de un lado la zona de Estremadura y Évora, donde se han hallado ejemplos muy similares a los casos cacereños. En Estremadura se han localizado yacimientos con cerámicas a boquique como el caso de Penna d’Aigua y algunos otros recogidos por Zilhaô[42]. De bastante interés resulta la cueva de Caldeirâo, lugar donde se fechó en el VI milenio un vaso cardial de carácterísticas decorativas semejantes a un fragmento de El Conejar. La zona de Évora resulta prometedora, pues se han localizado varios asentamientos con cerámicas impresas, en algunos casos asociados a megalitos, y en otros con mínimos ejemplos de cerámica cardial[43]. Algunos autores han comenzado a plantear la continuidad existente entre el IV y el III milenio tipológicamente hablando, lo que debate las cronologías que defiende Zilhâo. Por otro lado se ha señalado en más de una ocasión el fuerte vínculo tipológico existente entre los asentamientos portugueses del Neolítico Antiguo Evolucionado y los extremeños.

 

El interior peninsular plantea problemas de otro orden. Hasta el momento se argumentaba que era una zona relativamente a los fenómenos culturales que se daban en las costas. Ello ha limitado tremendamente la investigación desfavoreciendo su estudio. En la provincia de Salamanca existen dos ejemplos muy interesantes: de un lado el poblado de las Peñas de El Bardal, publicado inicialmente por S. López como un asentamiento calcolítico con claras raíces neolíticas[44]; y que posteriormente ha sido confirmado como un ejemplo neolítico. De otro lado el dolmen del Torrejón, en Villamayor, ofreció un interesante fragmento de cerámica cardial, entre otros elementos arcaicos[45]. En Segovia se han realizado excavaciones en la Cueva de la Vaquera, único asentamiento que ha proporcionado dataciones[46], muy tardías con respecto a las fechas que Zilhâo propone para la cerámica con decoración a boquique en Portugal. La cultura material que ha proporcionado la cueva guarda paralelos muy interesantes con las cuevas extremeñas, lo que nos hablaría de una cierta homogeneidad. También se poseen dataciones antiguas en ambientes funerarios de Valladolid[47], o las dadas a conocer recientemente en Soria[48]. Igualmente se localizaron cerámicas antiguas bajo el túmulo de la Velilla en Osorno, ya en Palencia. Madrid cuenta con algunos asentamientos como el de la Cueva del Aire en Patones[49]. Recientemente se ha localizado en la provincia vecina de Toledo un asentamiento con cerámicas muy similares en cuanto a sistemas decorativos que sus excavadores fechan en el Neolítico[50]. En la provincia de Ciudad Real se ha localizado una inhumación individual con elementos muy característicos y que nos recuerdan al Conejar: de un lado conchas marinas y de otro cerámicas que sus autores denominan cardialoide[51]. Una referencia distinta merecen las elevadas cronologías de VII milenio del abrigo de Verdelpino en Cuenca.

 

 

Perspectivas: intensificación como modelo de explicación.

 

En este apartado se sintetizan nuestras impresiones acerca de los fenómenos culturales acontecidos durante el IV milenio en la zona de la penillanura cacereña. El desconocimiento tradicional del Paleolítico Superior en la provincia de Cáceres[52] y la perduración de los modos de vida durante una etapa posterior indefinida dificultan cualquier intento de aproximación a una reconstrucción cultural. Ello ha forzado que nuestra visión sea la del Neolítico como un elemento novedoso en este ámbito, y por tanto como un modo de vida plenamente importado y tardío en virtud a las dataciones que arrojan los asentamientos de otros ámbitos. Por otro lado el desajuste existente entre las dataciones de las distintas zonas no propicia una visión de conjunto y facilita la impresión de una realidad deslavazada.

 

La fragilidad del estudio del Neolítico en este ámbito geográfico es indiscutible. Nuestra intención actual es la de establecer vías para analizar la pervivencia de algunos elementos durante el III milenio. El problema vuelve a radicar en la presencia de una nueva fase mal conocida: el tránsito entre este Neolítico de cerámicas impresas y el Neolítico Final. En nuestra opinión este inconveniente se resuelve con una adecuada ordenación de materiales, como ya expusimos en otra ocasión[53] y desde la perspectiva de la “intensificación”.

 

A partir del III milenio parece iniciarse un aumento generalizado del poblamiento, que es común a otros ámbitos peninsulares. El primer tercio del III milenio en el Suroeste peninsular es conocido como Neolítico Final, momento en que se generaliza el uso de la cazuela carenada, recipiente de gran diámetro caracterizado por su escasa profundidad y la presencia de carena media-baja. El fenómeno de este tipo de poblamiento ha sido bien estudiado en la Cuenca Media del Guadiana por V. Hurtado[54] y J. J. Enríquez[55]. Sin embargo, la provincia de Cáceres no ha ofrecido por el momento evidencias significativas de este periodo. Los datos que se poseen son los de Sierra de la Pepa (Plasenzuela) donde A. Cordero estudió un interesante ejemplo de Calcolítico Inicial[56]. En nuestra revisión del material de Los Barruecos se localizaron ciertos elementos que eran susceptibles de pertenecer a esta etapa, precedidos estratigráficamente de otros que pudieran representar la conexión aparente entre ambas etapas.

 

Las pruebas son muy débiles dentro del panorama extremeño. Ello nos lleva a plantear el tránsito del IV al III milenio como un momento desconocido pero basado en la continuidad de muchos factores: cierta tradición en las formas cerámicas, la industria lítica de tendencia laminar, etc. Además la generalización de las actividades productivas debe ser entendida como el logro de un buen grado de conocimiento de las mismas. Para ello es necesario establecer una hipótesis de trabajo que hemos denominado intensificación. Esta hipótesis pretende reflejar las continuidades aparentes entre el IV y el III milenio y plantear un tránsito de larga duración antes que un cambio, en el sentido pleno de la expresión. La consecución gradual de las prácticas agrícolas y ganaderas será, pues, un proceso irreversible que se consolidará al mismo tiempo que otros aspectos culturales (sociedad, poblamiento, territorio, etc.) enmascarados en la cultura material. No hay que olvidar que algunas de las bases para la formación del sustrato cultural del III milenio estaban ya establecidas con anterioridad: poblamiento al aire libre, elementos ideológicos y religiosos, etc. En este sentido la tarea es determinar una secuencia cultural que debe comenzar con una correcta coordenación de la cultura material disponible.

 

Cáceres, agosto de 1999.

 

BIBLIOGRAFÍA:

 

P. Acosta: «El Neolítico en Andalucía Occidental: estado actual». Homenaje a Luis Siret. Almería, 1984. Sevilla, 1986. Pp. 136-151.

 

M. Almagro Gorbea: El Bronce Final y el Periodo Orientalizante en Extremadura. B. P. H., 14. Madrid, 1977.

 

J. Arias González y M. C. Jiménez González: “Ídolo-placa y otras piezas funerarias procedentes del dolmen de “El Torrejón” (Villamayor, Salamanca). Xábiga, 7. Pp. 7-17.

 

M. D. Asquerino y P. López:  “La cueva del Nacimiento (Pontones). Un yacimiento neolítico en la Sierra del Segura”. T.P., 38. Pp. 107-138.

 

P. Bosch Gimperà: «La cova del Boquique a Plasencia». Anuari IEC, VI. Barcelona, 1915-1920. Pp. 513-516.

 

S. B. Boxoyo: Noticias históricas de la muy noble y leal villa de Cáceres provincia de Extremadura. Monumentos de la Antigüedad que conserva. Por un presbítero secular de dicha villa. (Edición a cargo de M. Muñoz de San Pedro, Cáceres, 1955).

 

P. Bueno Ramírez: Los dólmenes de Valencia de Alcántara. E. A. E., 155. Madrid, 1988.

 

P. Bueno Ramírez: La necrópolis de Santiago de Alcántara (Cáceres). Una hipótesis de interpretación para los sepulcros de pequeño tamaño del Megalitismo occidental. Universidad de Valladolid, Seminario de Estudios de Arte y Arqueología. Valladolid, 1994.

 

P. Castaños Ugarte: «Animales domésticos y salvajes en Extremadura. Origen y Evolución». R. E. E., XLVII. Pp. 9-67.

 

C. Callejo Serrano: “Las cuevas del Calerizo de Cáceres”. V Congreso de Estudios Extremeños. Badajoz, 1976.

 

E. Cerrillo Cuenca: Orden tipológico en Arqueología. Aplicación metodológica para el análisis de la cerámica a mano. Cáceres, 1999. (Memoria de Licenciatura inédita, Universidad de Extremadura, Área de Arqueología).

 

E. Cerrillo Martín de Cáceres: «Materiales de superficie de la cueva del Conejar, junto a Cáceres». Homenaje al profesor Martín Almagro Basch. Vol. II. Madrid, 1983. Pp. 37-44.

 

E. Cerrillo Martín de Cáceres: «El tiempo pre y protohistórico». En G. Barrientos Alfageme, E. Cerrillo Martín de Cáceres y J. M. Álvarez Martínez: Historia de Extremadura. Tomo I: La Geografía y los tiempos antiguos. Badajoz. Pp. 61-100.

 

G. Delibes: “Ritos funerarios, demografía y estructura social entre las comunidades neolíticas de la submeseta norte”. Arqueoloxía da Morte. Arqueoloxía da Morte na Península Ibérica desde as Orixes ata o Medievo. Xinzo de Limia, 1996. Pp. 63-94.

 

M. Diniz y M. Calado “O Povado neolítico da Valada do Mato (Évora, Portugal) e as origens do megalitismo alentejano” en R. De Balbín Behrmann y P. Bueno Ramírez. (eds.): II Congreso de Arqueología Peninsular. Tomo II, Neolítico, Calcolítico y Bronce. Zamora, 1998. Pp. 23-31.

 

J. J. Enríquez Navascués: «Excavaciones de urgencia en la cueva de la Charneca (Oliva de Mérida, Badajoz)». Noticiario Arqueológico Hispano, 28. Pp. 8-24.

 

J. J. Enríquez Navascués: El Calcolítico o Edad del Cobre de la cuenca extremeña del Guadiana: los poblados. Badajoz, 1990.

 

J. J. Enríquez Navascués: «El Neolítico en la Cuenca Media del Guadiana». Rubricatum 1. Actes I Congrés del Neolític a la Península Ibèrica. Formació i implantació de les comunitats agrícoles. Vol. 2. Bellaterra, 1996. Pp. 676-696.

 

J. J. Fernández caro y B. Gavilán Ceballos: “Yacimientos neolíticos en el río Corbones (Sevilla)”. SPAL, 4. Pp. 25-67

 

D. Gómez Amelia: “Los Barruecos (Cáceres) unas formas modélicas sobre granitos”. Norba Geografía, V. Pp. 63-78.

 

A. González Cordero: «Asentamientos neolíticos en la Alta Extremadura». Rubricatum 1. Actes I Congrés del Neolític a la Península Ibèrica. Formació i implantació de les comunitats agrícoles. Vol. 2. Bellaterra, 1996. Pp. 697-702.

 

A. González Cordero, J. Castillo Castillo y M. Hernández López: «La secuencia estratigráfica en los yacimientos calcolíticos del área de Plasenzuela (Cáceres). Extremadura Arqueológica II. I Jornadas de Prehistoria y Arqueología en Extremadura (1986-1990). Pp. 11-26.

 

J. Guilaine: Premiers bergers et paysans de l’Occident mediterranéen. París, 1976.

 

J. L. Gurría Gascón y Y. Sanz Tamayo: «Los fenómenos kársticos en los ‘calerizos’ de Cáceres y Aliseda». Actas del VI Coloquio de Geografía. Asociación de Geógrafos Españoles. Palma de Mallorca, 1983. Pp. 47-55.

 

J. M. Gutiérrez López, F. Giles Pacheco, J. Ramos Muñoz y J: Aguilera Rodríguez: “Aportaciones al análisis macroespacial. El poblamiento de la Cuenca Media del Guadalete y Piedemonte de las sierras de Cádiz durante el Neolítico” en J. Ramos Muñoz y F. Giles Pacheco (eds): El dolmen de Alberite (Villamartín). Aportaciones a las formas económicas y sociales de las comunidades neolíticas en el noroeste de Cádiz. Cadiz, 1996. Pp. 341-351.

 

M. D. Fernández-Posse: “Los materiales de la Cueva del Aire de Patones (Madrid)”, N.A.H., 10

 

V. Hurtado: «Interpretación sobre la dinámica cultural de la cuenca media del Guadiana del IV al II milenio a.C.» Extremadura Arqueológica, V. Homenaje a M. Gil-Mascarell. Cáceres, 1995. Pp. 53-80.

 

S. López Plaza: “Aportación al conocimiento de los poblados eneolíticos de SO de la Meseta Norte española: la cerámica”. Setúbal Arqueológica, V. Pp. 76-102.

 

J. R. Mélida: Catálogo Monumental de la Provincia de Cáceres. Madrid, 1924.

 

I. del Pan: “Exploración en la cueva prehistórica del Conejar (Cáceres)”, Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural, XVII, 1917, p. 185

 

I. del Pan:  “Un recuerdo inédito de mi exploración de la cueva cacereña del “Conejar”. Ensayo paleontológico”, Homenaje al Prof. Eduardo Hernández Pacheco, Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural, 1921.

 

V. Paredes Guillén: “De la Sociedad Excursionista Extremeña y algo de Prehistoria de Extremadura”. Revista de Extremadura, XI. Cáceres, 1909. Pp. 418-427.

 

M. Pellicer y P. Acosta: «El Neolítico Antiguo en Andalucía Occidental». Le neolithique ancien Mediterranéen. Actes du Colloque International de Prehistoire. Montpellier, 1982. Pp. 49-60.

 

F. Piñón y P. Bueno: «El Neolítico en el Suroeste» en P. López (ed): El Neolítico en España. Madrid, 1988. Pp. 222-244

 

F. Piñón y P. Bueno: «Estudio de las colecciones de materiales procedentes de la Dehesa (Lucena del Puerto) y el Judío (Almonte). Testimonios sobre la ocupación neolítica del litoral onubense». Huelva Arqueológica, VII. Huelva, 1985.

 

C. Rivero de la Higuera: «Materiales inéditos de la Cueva de Boquique. Datos para una nueva sistematización de la Edad del Bronce en Extremadura». Zephyrus XXIII-XXIV. Pp. 101-130.

 

 

G. Rodríguez: «La cueva del Nacimiento de Pontones -Santiago- Provincia de Jaén (España)» Le Néolithique ancien mediterranéen. Actes du colloque international de Prehistoire. Montpellier, 1981. París. Pp. 237-245.

 

M. A. Rojo Guerra y M. Kunst: “La Peña de la Abuela. Un enterramiento monumental neolítico sellado por el fuego”. Revista de Arqueología, 220.

 

I. L. Rubio y M. C. Blasco: “Análisis cerámicos de la Cueva de la Vaquera (Torreiglesias, Segovia)”. Zephyrus, XLI-XLII. Pp. 149-160.

 

M. I. Sauceda: «La cueva del Conejar (Cáceres). Una muestra de los materiales recogidos en 1981». Norba, 5. Pp. 47-58.

 

M. I. Sauceda: «La secuencia cultural de «Los Barruecos» Malpartida de Cáceres (Cáceres)». Extremadura Arqueológica II. I Jornadas de Prehistoria y Arqueología en Extremadura (1986-1990). Cáceres, 1991. Pp.27-44.

 

J. R. Villa González y J. M. Rojas Rodríguez-Malo: “Una inhumación individual de época neolítica en Villamayor de Calatrava (Ciudad Real)”. Rubricatum 1. Actes I Congrés del Neolític a la Península Ibèrica. Formació i implantació de les comunitats agrícoles. Vol. 2. Bellaterra, 1996. Pp. 509-518.

 

J. R. Villa González y J. M. Rojas Rodríguez-Malo: “Aportación al conocimiento del Neolítico en la Cuenca Media del Tajo”. Rubricatum 1. Actes I Congrés del Neolític a la Península Ibèrica. Formació i implantació de les comunitats agrícoles. Vol. 2. Bellaterra, 1996. Pp. 707-714.

 

L. Zamora Canalleda: La Cueva de la Vaquera (Torreiglesias, Segovia). Madrid, 1977.

 

J. Zilhâo: “O neolítico do Maciço calcárico estremenho, crono-estratigrafía e povamento”. Rubricatum 1. Actes I Congrés del Neolític a la Península Ibèrica. Formació i implantació de les comunitats agrícoles. Vol. 2. Bellaterra, 1996. Pp. 659-671.

 

J. A. de Zulueta Artaloyta: La tierra de Cáceres. Estudio geográfico I. Madrid, 1977.

 



* Este artículo resume brevemente algunas de las ideas recogidas en nuestra Memoria de Licenciatura, sobre las que se han añadido nuevas consideraciones: E. Cerrillo Cuenca: Orden tipológico en Arqueología. Aplicación metodológica para el análisis de la cerámica a mano. Cáceres, 1999. (Memoria de Licenciatura inédita, Universidad de Extremadura, Área de Arqueología).

** Licenciado en Historia, Universidad de Extremadura.

[1] E. Cerrillo Cuenca: op. cit.

[2] E. Cerrillo Martín de Cáceres: «Materiales de superficie de la cueva del Conejar, junto a Cáceres». Homenaje al profesor Martín Almagro Basch. Vol. II. Madrid, 1983. Pp. 37-44. M. I. Sauceda: «La cueva del Conejar (Cáceres). Una muestra de los materiales recogidos en 1981». Norba, 5. Pp. 47-58.

[3] M. I. Sauceda: «La secuencia cultural de «Los Barruecos» Malpartida de Cáceres (Cáceres)». Extremadura Arqueológica II. I Jornadas de Prehistoria y Arqueología en Extremadura (1986-1990). Cáceres, 1991. Pp.27-44.

[4] S. B. Boxoyo: Noticias históricas de la muy noble y leal villa de Cáceres provincia de Extremadura. Monumentos de la Antigüedad que conserva. Por un presbítero secular de dicha villa. (Edición a cargo de M. Muñoz de San Pedro, Cáceres, 1955).

[5] V. Paredes Guillén: “De la Sociedad Excursionista Extremeña y algo de Prehistoria de Extremadura”. Revista de Extremadura, XI. Cáceres, 1909. Pp. 418-427.

[6] I. del Pan: “Exploración en la cueva prehistórica del Conejar (Cáceres)”, Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural, XVII, 1917, p. 185

[7] I. del Pan:  “Un recuerdo inédito de mi exploración de la cueva cacereña del “Conejar”. Ensayo paleontológico”, Homenaje al Prof. Eduardo Hernández Pacheco, Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural, 1921, p.

[8] P. Bosch Gimperà: «La cova del Boquique a Plasencia». Anuari IEC, VI. Barcelona, 1915-1920. Pp. 513-516.

[9] J. R. Mélida: Catálogo Monumental de la Provincia de Cáceres. Madrid, 1924.

[10] M. Almagro Gorbea: El Bronce Final y el Periodo Orientalizante en Extremadura. B. P. H., 14. Madrid, 1977.

[11] C. Rivero de la Higuera: «Materiales inéditos de la Cueva de Boquique. Datos para una nueva sistematización de la Edad del Bronce en Extremadura». Zephyrus XXIII-XXIV. Pp. 101-130.

[12] A. González Cordero: «Asentamientos neolíticos en la Alta Extremadura». Rubricatum 1. Actes I Congrés del Neolític a la Península Ibèrica. Formació i implantació de les comunitats agrícoles. Vol. 2. Bellaterra, 1996. Pp. 697-702.

[13] J. J. Enríquez Navascués: «Excavaciones de urgencia en la cueva de la Charneca (Oliva de Mérida, Badajoz)». Noticiario Arqueológico Hispano, 28. Pp. 8-24.

[14] A. González Cordero: op. cit.

[15] F. Piñón y P. Bueno: «El Neolítico en el Suroeste» en P. López (ed): El Neolítico en España. Madrid, 1988. Pp. 222-244

[16] J. A. de Zulueta Artaloyta: La tierra de Cáceres. Estudio geográfico I. Madrid, 1977.

[17] D. Gómez Amelia: “Los Barruecos (Cáceres) unas formas modélicas sobre granitos”. Norba Geografía, V. Pp. 63-78.

[18] J. L. Gurría Gascón y Y. Sanz Tamayo: «Los fenómenos kársticos en los ‘calerizos’ de Cáceres y Aliseda». Actas del VI Coloquio de Geografía. Asociación de Geógrafos Españoles. Palma de Mallorca, 1983. Pp. 47-55.

[19] C. Callejo Serrano: “Las cuevas del Calerizo de Cáceres”. V Congreso de Estudios Extremeños. Badajoz, 1976.

[20] P. Castaños Ugarte: «Animales domésticos y salvajes en Extremadura. Origen y Evolución». R. E. E., XLVII. Pp. 9-67.

[21] Salvo algunas referencias que pueden encontrarse en E. Cerrillo Martín de Cáceres: «El tiempo pre y protohistórico». En G. Barrientos Alfageme, E. Cerrillo Martín de Cáceres y J. M. Álvarez Martínez: Historia de Extremadura. Tomo I: La Geografía y los tiempos antiguos. Badajoz. Pp. 61-100.

[22] E. Cerrillo Cuenca: op. cit.

[23] Análisis cluster y Análisis de Componentes Principales.

[24] P. Bueno Ramírez: Los dólmenes de Valencia de Alcántara. E. A. E., 155. Madrid, 1988.

[25] P. Bueno Ramírez: op. cit,

[26] E. Galán Domingo y A.  Martín Bravo: op. cit.

[27] V. Hurtado: «Interpretación sobre la dinámica cultural de la cuenca media del Guadiana del IV al II milenio a.C.» Extremadura Arqueológica, V. Homenaje a M. Gil-Mascarell. Cáceres, 1995. Pp. 53-80.

[28] P. Bueno Ramírez: La necrópolis de Santiago de Alcántara (Cáceres). Una hipótesis de interpretación para los sepulcros de pequeño tamaño del Megalitismo occidental. Universidad de Valladolid, Seminario de Estudios de Arte y Arqueología. Valladolid, 1994.

[29] J. J. Enríquez Navascués: Op. cit.

[30] J. J. Enríquez Navascués: El Calcolítico o Edad del Cobre de la cuenca extremeña del Guadiana: los poblados. Badajoz, 1990.

[31] J. J. Enríquez Navascués: El Calcolítico o Edad del (op. cit.)

[32] J. J. Enríquez Navascués: «El Neolítico en la Cuenca Media del Guadiana». Rubricatum 1. Actes I Congrés del Neolític a la Península Ibèrica. Formació i implantació de les comunitats agrícoles. Vol. 2. Bellaterra, 1996. Pp. 676-696.

[33] P. Acosta: «El Neolítico en Andalucía Occidental: estado actual». Homenaje a Luis Siret. Almería, 1984. Sevilla, 1986. Pp. 136-151.

[34] F. Piñón y P. Bueno: op. cit.

[35] F. Piñón y P. Bueno: «Estudio de las colecciones de materiales procedentes de la Dehesa (Lucena del Puerto) y el Judío (Almonte). Testimonios sobre la ocupación neolítica del litoral onubense». Huelva Arqueológica, VII.

[36] J. M. Gutiérrez López, F. Giles Pacheco, J. Ramos Muñoz y J: Aguilera Rodríguez: “Aportaciones al análisis macroespacial. El poblamiento de la Cuenca Media del Guadalete y Piedemonte de las sierras de Cádiz durante el Neolítico” en J. Ramos Muñoz y F. Giles Pacheco (eds): El dolmen de Alberite (Villamartín). Aportaciones a las formas económicas y sociales de las comunidades neolíticas en el noroeste de Cádiz. Cadiz, 1996. Pp. 341-351.

[37] J. M. Gutiérrez López et alii: op. cit. M. Pellicer y P. Acosta: «El Neolítico Antiguo en Andalucía Occidental». Le neolithique ancien Mediterranéen. Actes du Colloque International de Prehistoire. Montpellier, 1982. Pp. 49-60.

[38] M. D. Asquerino y P. López:  “La cueva del Nacimiento (Pontones). Un yacimiento neolítico en la Sierra del Segura”. T.P., 38. Pp. 107-138. G. Rodríguez: «La cueva del Nacimiento de Pontones -Santiago- Provincia de Jaén (España)» Le Néolithique ancien mediterranéen. Actes du colloque international de Prehistoire. Montpellier, 1981. París. Pp. 237-245.

[39] J. J. Fernández caro y B. Gavilán Ceballos: “Yacimientos neolíticos en el río Corbones (Sevilla)”. SPAL, 4. Pp. 25-67

[40] J. Guilaine: Premiers bergers et paysans de l’Occident mediterranéen. París, 1976.

[41] J. Zilhâo: “O neolítico do Maciço calcárico estremenho, crono-estratigrafía e povamento”. Rubricatum 1. Actes I Congrés del Neolític a la Península Ibèrica. Formació i implantació de les comunitats agrícoles. Vol. 2. Bellaterra, 1996. Pp. 659-671.

[42] J. Zilhâo: op. cit.

[43] M. Diniz y M. Calado “O Povado neolítico da Valada do Mato (Évora, Portugal) e as origens do megalitismo alentejano” en R. De Balbín Behrmann y P. Bueno Ramírez. (eds.): II Congreso de Arqueología Peninsular. Tomo II, Neolítico, Calcolítico y Bronce. Zamora, 1998. Pp. 23-31.

[44] S. López Plaza: “Aportación al conocimiento de los poblados eneolíticos de SO de la Meseta Norte española: la cerámica”. Setúbal Arqueológica, V. Pp. 76-102.

[45] J. Arias González y M. C. Jiménez González: “Ídolo-placa y otras piezas funerarias procedentes del dolmen de “El Torrejón” (Villamayor, Salamanca). Xábiga, 7. Pp. 7-17.

[46] L. Zamora Canalleda: “La Cueva de la Vaquera (Torreiglesias, Segovia), las dataciones de C-14 ofrecen una fecha de 3700. I. L. Rubio y M. C. Blasco: “Análisis cerámicos de la Cueva de la Vaquera (Torreiglesias, Segovia)”. Zephyrus, XLI-XLII. Pp. 149-160, las dataciones por termoluminiscencia en cambio dan una cronología de 3200 a.C.

[47] G. Delibes: “Ritos funerarios, demografía y estructura social entre las comunidades neolíticas de la submeseta norte”. Arqueoloxía da Morte. Arqueoloxía da Morte na Península Ibérica desde as Orixes ata o Medievo. Xinzo de Limia, 1996. Pp. 63-94.

[48] Caso de la Peña de la Abuela, enterramiento neolítico con una cronología de principios del IV milenio, M. A. Rojo Guerra y M. Kunst: “La Peña de la Abuela. Un enterramiento monumental neolítico sellado por el fuego”. Revista de Arqueología, 220. Madrid, 1999.

[49] M. D. Fernández-Posse: “Los materiales de la Cueva del Aire de Patones (Madrid)”, N.A.H., 10

[50] J. R. Villa González y J. M. Rojas Rodríguez-Malo: “Una inhumación individual de época neolítica en Villamayor de Calatrava (Ciudad Real)”. Rubricatum 1. Actes I Congrés del Neolític a la Península Ibèrica. Formació i implantació de les comunitats agrícoles. Vol. 2. Bellaterra, 1996. Pp. 509-518.

[51] J. R. Villa González y J. M. Rojas Rodríguez-Malo: “Aportación al conocimiento del Neolítico en la Cuenca Media del Tajo”. Rubricatum 1. Actes I Congrés del Neolític a la Península Ibèrica. Formació i implantació de les comunitats agrícoles. Vol. 2. Bellaterra, 1996. Pp. 707-714.

[52] A excepción de las muestras de arte rupestre de Maltravieso y la Mina de Castañar de Ibor. M. I. Sauceda hace referencias a industria del Paleolítico Superior en las inmediaciones de Los Barruecos, M. I. Sauceda: “La secuencia cultural…” Op. cit.

[53] E Cerrillo Cuenca: op. cit.

[54] V. Hurtado Pérez: «Interpretación sobre la dinámica…” Op. cit.

[55] J. J. Enríquez Navascués: El CalcolíticoOp. cit.

[56] A. González Cordero, J. Castillo Castillo y M. Hernández López: «La secuencia estratigráfica en los yacimientos calcolíticos del área de Plasenzuela (Cáceres). Extremadura Arqueológica II. I Jornadas de Prehistoria y Arqueología en Extremadura (1986-1990). Pp. 11-26.

Dic 252013
 

Antonio Hidalgo Mateos.

Introducción

Cuando el hombre explota la naturaleza extrayendo la biomasa para satisfacer sus necesidades alimentarias, energéticas, de vestimenta, hogar, etcétera, desvía parte de los excedentes de la biomasa en su propio beneficio, impidiendo un aumento de la complejidad natural. Los sistemas poco complejos, como los pastizales y cultivos, proporcionan mayores cantidades de excedentes que son fácilmente transformables en alimento sin que por ello se produzcan grandes cambios en su estructura, ya que están adaptados a que, periódicamente, se extraiga parte de su biomasa.

Las sociedades, a través de la historia, han simplificado los ecosistemas naturales invirtiendo el proceso natural de recambio sucesional. Por medio de la simplificación se obtienen recursos más productivos, pero ello suele llevar implícita una pérdida de la estabilidad y de los valores que son naturales y que caracterizan a los ecosistemas poco alterados. Esta situación de alta rentabilidad es inestable y su mantenimiento continuado requiere de un cierto control por parte del hombre por medio de roturaciones, laboreo, fertilización, eliminación de malas hierbas, incendios, etcétera, todo con el fin de frenar la tendencia natural de cambio de los ecosistemas hacia situaciones de mayor complejidad.

Para explicar la sobreexplotación de los sistemas naturales hay que tener en cuenta dos factores fundamentales que van a determinar la intensidad de las modificaciones: el crecimiento de la población y la capacidad de actuación que sobre el medio puede efectuar el hombre en relación a los medios tecnológicos disponibles. El crecimiento de la población es la principal fuerza de presión sobre el uso del suelo, determinando la conversión de extensas áreas forestales en cultivos y pastos para la producción de alimentos. Por otro lado, la introducción de nuevas tecnologías incide en el establecimiento de sistemas cada vez más eficientes de control y manipulación del paisaje, ya que los medios de actuación sobre la naturaleza han variado sustancialmente a lo largo de la historia. Pero, con el tiempo, el aumento progresivo de la capacidad de transformar la naturaleza ha puesto a disposición del hombre mayores cantidades de recursos, lo que ha desencadenado tanto el crecimiento demográfico como la modificación a gran escala de la naturaleza.

Hasta mediados del siglo pasado, las únicas fuentes de energía de las que dispuso el hombre fueron el agua, el viento, la gravedad y la muscular, limitando en gran medida la capacidad para actuar sobre los ecosistemas, siendo el fuego el principal agente de deforestación. Entre las causas de la deforestación habría que incluir la demanda de suelos para establecer agrícolamente a una población cada vez mayor, a los privilegios mantenidos por los ganaderos trashumantes a través de la Mesta, así como a la presión que el abasto de leña para usos domésticos, pese a ser escasa en la mayoría de los pueblos, ejerce, cuando es desmedida, sobre el entorno natural.

La transformación de los ecosistemas naturales los aleja cada vez más de sus características naturales. Desde el bosque, que permite casi exclusivamente actividades de caza o recolección, se va pasando progresivamente a formaciones cada vez más abiertas con capacidad para sostener un sistema ganadero. Pero, en el proceso de simplificación del entorno natural, hay situaciones intermedias que representan un compromiso entre la explotación  y la conservación de la naturaleza, esto es, sistemas en los que se complementan elementos  propios de la madurez (árboles y arbustos) con otros de mayor simplicidad (pastizales, cultivos, animales domésticos) que representan los componentes productivos del sistema. Así, van a coexistir vestigios del ecosistema original, con una matriz formada fundamentalmente por comunidades seminaturales favorecidas por el hombre. En tal entorno, aparecen unas relaciones de alta dependencia que se van a traducir en el desarrollo y mantenimiento de la estabilidad, así como de la persistencia del conjunto, compatibilizando la supervivencia de elementos del bosque con un uso sostenido de los recursos.

Tal es el caso de las formaciones adehesadas, ya que, si en su origen pudieron estar relacionadas con procesos naturales, el hombre ha sido, en gran medida, el responsable de la creación y extensión de este tipo de paisajes. La reticularización de estos entornos en grandes áreas fue el resultado de la progresiva acomodación a lo largo de los siglos entre la actividad tradicional continuada del hombre y los elementos naturales. La acción humana ha contribuido a ello con procesos de selección, tanto directamente como a través del ganado, así como con la creación de estructuras en el paisaje que han condicionado en gran medida su evolución futura (muros, edificaciones, abrevaderos, puntos de sal, etcétera), pero en la dehesa se nos presenta la forma más característica dentro de la Península Ibérica de una actuación respetuosa del hombre  sobre la naturaleza. Este es mi postulado de partida, el análisis de la configuración del entorno adehesado en Talayuela a través de los datos de las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada y la influencia entre los distintos medios naturales resultantes de la actuación del hombre.

 

Elementos estructurales y funcionales de la dehesa en Talayuela

Para definir la dehesa hemos de partir de la sucinta definición dada por González Bernáldez, según el cual, «originalmente representó una reserva o porción segregada del régimen común de pastos, que se cercaba y defendía para uso de un propietario, para mantener el ganado de labor (dehesas boyales) o para reservar pastos para los ganados que iban extremos». Esta definición propone un determinado tipo de utilización ganadero extensiva –que no la única– pudiendo abarcar situaciones con o sin arbolado.

En nuestro caso vamos a considerar el término dehesa para aquel supuesto en el que se va a desarrollar un único sistema agrosilvopastoril, esto es, de uso múltiple, que presenta un paisaje heterogéneo donde va a destacar la existencia de un arbolado disperso, principalmente de las especies del género Quercus. Como sistema de explotación diversificado, la dehesa se fundamenta en el aprovechamiento de tres fuentes principales de producción primaria y que se engarzan de una forma bastante compleja entre sí: monte, labor y pasto.

En 1751, la villa de Talayuela, a tenor de los datos extraídos de las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada[1], ocupaba una extensión de cinco leguas[2] de levante a poniente y cuatro leguas de norte a sur, con la forma que se puede apreciar en el Mapa I. Limitaba por levante con tierras del término pertenecientes a la jurisdicción de Oropesa, así como con el partido de Ávila, mientras que por poniente lindaba con el término de Casatejada; por el norte con el río Tiétar, y por el sur con las heredades de Navalmoral de la Mata.

Con una superficie total de 43.962 fanegas, aproximadamente unas 26.377 hectáreas, estaba conformada por once unidades diferentes, de las cuales seis eran dehesas propiamente dichas, con una superficie en conjunto de 33.932 fanegas, otras tres baldíos con dedicación a pastos, que bien podemos considerarlos adehesados, con una superficie de 7.500 fanegas, así como un ejido de 1.200 y, por último, la dehesa boyal de 1.330 fanegas; de ello se desprende que, respecto a la superficie total antes citada, el territorio adehesado representa un 77%, frente al 17% del baldío dedicado a pastizal, así como el 3% del ejido y de la dehesa Boyal, con lo que tendríamos un 97% del territorio disponible ocupado por dehesas.

Las 33.932 fanegas de territorio adehesado se dividen en seis dehesas que varían en su superficie, desde las 700 fanegas de la dehesa Barquilla a las 19.682 de la dehesa de San Benito Roblealto, pasando por las 4.000 de la dehesa de Seminejo, las 1.100 de la Dehesilla de los Gallegos, las 4.100 de la dehesa de Zentenillo o las 4.350 fanegas de la dehesa de las Lanas. Por otro lado, también nos encontramos con una superficie de unas 7.500 fanegas de tierra registradas como baldíos de pasto y bellota, superficie dividida en tres unidades de extensión variable, tal es el caso de baldío de Miramontes con una superficie de 5.500 fanegas, las 1.200 del baldío del Turuñuelo o las 800 de baldío de Valdiguelo. Finalmente se nos describen, por un lado el Ejido, con una superficie de  1.200 fanegas y, por otro, la Dehesa Boyal, con una superficie de 1.330 fanegas de extensión (ver Mapas II y III).

Una vez definidas a grandes rasgos las diferentes dehesas y su extensión, es del todo indispensable pasar a analizar de una forma más pormenorizada la dedicación que se le dan a las tierras así como la calidad de cada una de las unidades productivas que van a configurar el paisaje de Talayuela y que nos servirán para definir, en el caso de que se diera, la racionalidad ecológica en la producción de una dehesa, determinando las relaciones de la comunidad con respecto al medio natural.

 

 

El monte

El monte representa el sistema más maduro, en alguno de los casos son los restos del bosque original. Por norma general se encuentra asociado a las zonas más altas y escarpadas, allí donde el acceso es más difícil a los ganados, o bien donde los suelos son más pobres, alcanzando su mayor desarrollo en sierras, crestones, rañas y zonas elevadas de la ladera. Estas formaciones leñosas en los territorios van a cumplir una doble función: por un lado aminoran los procesos erosivos del suelo y, por otro, actúan como elementos de captación de nutrientes desde las zonas más profundas del subsuelo. Estas áreas, por lo común, dentro de las dehesas no suelen presentar estructura de bosque, tal y como concebimos éste, sino que en la mayoría de los casos suele venir asociado como formaciones arbustivas; ello hace que, en aquellos lugares de suelos erosionables o mal drenados den lugar a manchas de monte mediterráneo de gran diversidad arbustiva (carrascas, madroños, brezos).

En algunos casos, este tipo de matorral se asocia a determinados ciclos de mantenimiento de los pastos, como las roturaciones itinerantes, aunque no sea el caso de Talayuela, ya que no se hace ninguna mención a tal respecto en el interrogatorio. De lo que sí, efectivamente, se hace eco la documentación del Catastro, es de la existencia de un área de pinares bastante extenso, sobre todo si tenemos en cuenta que el sistema de producción predominante en todo el término es el dependiente de las dehesas. Es por esta razón que, en la esquematización del presente trabajo he querido diferenciar de manera clara el área de bosque de aquella de arbolado en la que trataré sobre el papel principal de la encina en el complejo, a la par que completo, mundo de la dehesa.

Así pues, comentaba la existencia de un área de pinar (Mapa IV) con una extensión de unas 523 fanegas, lo que representa un 1% de la extensión del territorio. Independientemente de la configuración de la propiedad de los mismos, la mayoría de ellos son propios de la ciudad de Plasencia, se encuentran repartidos en cuatro lugares diferentes, pero todos ellos conforman un extenso área con cierta uniformidad, así en la dehesa Barquilla hay 33 fanegas, y junto a ella, más a poniente, están las 250 de la dehesa Zentenillo, que, junto a las 40 fanegas de la dehesa de las Lanas, algo más a norte, conforman una de las áreas de distribución del pinar que viene a ser delimitado en el norte por el río Tiétar; la otra área se encuentra como a dos leguas hacia el sur, se trata del baldío del Turuñuelo que tienen unas 200 fanegas de pinares; tanto unos como otros ocupan siempre tierras de primera calidad.

Cultivos

Los cultivos pueden llegar a ser las zonas más intervenidas por el hombre, aunque en este caso no llegan a representar, con 714 fanegas destinadas al mismo, más que el 2% del total de la tierra. Son predominantemente de secano y se seleccionan para ello los mejores suelos: fondos de valle y áreas aluviales. La capacidad agrícola de estos suelos varía desde las tierras de prado, que no se llegan a labrar y que dan fruto anualmente, pasando por las de primera calidad que son cultivadas cada año, las de segunda calidad que se cultivan cada dos años o las de tercera, que se cultivan cada tres o cuatro años, si es que no son destinadas a pastos. El cultivo principal es el de los cereales, trigo y cebada, aunque en corta proporción también el mijo, los garbanzos, así como hierbas forrajeras (heno fundamentalmente) y centeno, principalmente en terrenos desmontados de matorral, con lo que se intenta aprovechar la fertilidad aportada por la mineralización de la materia orgánica, y que será consumido de manera directa por el propio ganado. Por otro lado, en las zonas de regadío siembran hortalizas y frutales con una productividad anual.

En Talayuela se distribuyen en un área próxima a la localidad, y nunca llegan a estar a más de dos leguas del área de habitación humana (Mapa V). Corresponde el 25% del área de labor, esto es 182 fanegas, a las tierras de 1ª calidad; el 10% del área cultivada, unas 73 fanegas, es de 2ª calidad, mientras que el 57% de la superficie, unas 400 fanegas, es de 3ª calidad que por tener mayor beneficio de estiércol se sembraban anualmente de forraje; sólo un 8%, unas 59 fanegas, corresponden a tierras de regadío que estaban dedicadas a hortalizas y frutales de mayor calidad, incluyendo en las mismas ciertos prados de heno en tierras de 1ª calidad que producían con una periodicidad anual sin necesidad de sembrar (Gráfico I). Hay que destacar, como se puede apreciar en el mapa adjunto, que la distribución de las tierras de regadío van a estar próximas al cauce del río Tiétar, algo más al norte.

 

Los pastizales

En una situación intermedia entre el área de bosque y los cultivos se encuentran los pastizales, aunque no por ello dejan de ser el recurso más importante de la dehesa. El espacio destinado en Talayuela  a pasto y bellota, como así aparece anotado, ocupa unas 35.131 fanegas, esto equivale al 80% de las 43.962 que ocupa el término de Talayuela. Estas 35.131 fanegas se dividen a su vez en tres categorías diferentes, en función de la calidad de su tierra, de tal forma que las de 1ª calidad ocupan el 15% del total de las tierras de pasto, esto es unas 5.149 fanegas; el pasto de 2ª calidad, con 16.609 fanegas, representa un 47% del pastizal; y, por último, están los pastizales de 3ª calidad que con 13.373 fanegas ocupan el 38% del mencionado espacio (Mapa VI).

Bajo las cifras anteriores se engloban una gran variedad de comunidades herbáceas en directa relación con la mayor o menor calidad de los suelos, la fertilidad de los mismos, así como de la disponibilidad de los recursos hídricos. Es por ello que nos encontremos que en las zonas más pobres, las tierras de 3ª calidad, se establecen los pastizales de efímeras o posíos, que suelen ocupar, por regla general, la mayor superficie de la dehesa, variando mucho su productividad de unos años a otros en función de la meteorología. En las tierras de 2ª calidad están las majadas, esto es, los pastizales por excelencia de la dehesa; conforman un modelo ejemplar de las interacciones que se establecen entre la vegetación herbácea y los herbívoros domésticos (sobre todo ovejas), situándose en zonas de querencia del ganado, así como en las proximidades de los pueblos, y se caracterizan por el hecho de que reciben el aporte continuado de la fertilidad de las deyecciones de los ganados cuando se da una fuerte presión del pastoreo. Por último, en las tierras de 1ª calidad están los vallincares, zonas fértiles y húmedas caracterizadas por los valores más altos de producción; en Talayuela aparecen gestionados como prados de siega, henificándose y ensilándose como reserva para épocas desfavorables. Una variable de los vallincares la constituyen los denominados bonales, cuando a los anteriores se les somete a encharcamiento temporal en superficie, principalmente en las zonas más húmedas como los fondos de los valles, vaguadas o navas, configurándose como prados semiagostantes.

 

El arbolado

Una descripción profunda de los elementos de la dehesa no puede ser completa si no se considerara el arbolado que caracteriza el paisaje. El arbolado desempeña un papel primordial dentro del sistema, tanto por ser una buena fuente de recursos alimentarios como por su importancia en el mantenimiento de la estabilidad y productividad de todo el conjunto de la dehesa. La especie autóctona por antonomasia de la dehesa es la encina de bellotas dulces, pero en menor medida suelen aparecer en estos ecosistemas enebros, coscojas y alcornoques; en el caso de Talayuela documentamos, tanto por la respuesta seis,[3] «Si hay algún Plantío de Árboles en las Tierras que han declarado, como Frutales, Moreras, Olivos, Higueras, Almendros, Parras, Algarrobos, etc. A la pregunta seis dijeron: que en el término de esta villa hay como veinte y siete olivos de corta consideración, veinte y nueve de higueras y once morales; monte de encina, algún alcornoque, tres pedazos de pinar y no otros algunos, y responden«, como la siete[4], «En quáles Tierras están plantados los Árboles que declaren. A la pregunta siete dijeron: que los árboles que llevan expresados están plantados en la tierra de primera, segunda y tercera calidad, y las encinas, alcornoques y pinares en el monte, ejido, baldíos y dehesas, y responden«, la existencia de encinas y alcornoques, así como pinares, morales e higueras, estos últimos en menor consideración y asociados a áreas próximas al núcleo habitado así como en los márgenes de las piezas de tierra (huertas en mayor medida).

El arbolado cumple en la dehesa una función muy importante y diversa. Por un lado es el responsable de la creación de unas características edáficas propias; el potente sistema radical actúa como una impresionante bomba capaz de extraer de zonas muy profundas agua y nutrientes, haciendo que éstos se encuentren disponibles a través de la degradación de la hojarasca. Se debe considerar a los árboles, encinas principalmente, como auténticas islas de fertilidad en las cuales, bajo la frondosa copa de las mismas se acumulan grandes cantidades de materia orgánica, fósforo, potasio y nitrógeno.

Los encinares son, igualmente, los responsables de la creación de ambientes microclimáticos contrastados: por un lado modifican el régimen de radiación gracias a la sombra originada por su copa, por otro amortiguan las oscilaciones térmicas, factor de enorme importancia en las estaciones más desfavorables de Extremadura: el duro invierno y el tórrido verano; también son los responsables de la disminución de la velocidad del viento, así como de influir y alterar el régimen de distribución de las precipitaciones; son un importante elemento en la lucha contra la erosión y degradación de los suelos puesto que, debido a la gran envergadura de la copa, atenúan la fuerza del impacto de las gotas de lluvia al chocar previamente contra las hojas antes de impactar contra el suelo. El ambiente creado por el microclima de las dehesas no sólo va a influir en las características del sistema sino que, también, influye sobre el comportamiento de los animales silvestres y domésticos, encontrando en las mismas cobijo frente a las condiciones climáticas extremas, condicionando, de igual manera, sus desplazamientos y actividades. Ello tuvo que suponer una importante repercusión en todo lo referente a la gestión de las explotaciones agroganaderas del XVIII.

 

Los recursos económicos de la dehesa en Talayuela

Una de las esencias de la dehesa es la compleja estructura espacial que la define, creando un amplio abanico de recursos potencialmente utilizables, factor fundamental en determinadas situaciones ambientales, muy variables en el tiempo y en el espacio. Aunque la gestión de una dehesa va dirigida fundamentalmente hacia el aprovechamiento ganadero, hay otros muchos productos, como los procedentes del matorral y del arbolado, que representaron uno de los pilares básicos de la economía de la dehesa tanto en el siglo XVIII como en épocas precedentes; de ellos se aprovechaba la leña y sus derivados, el carbón vegetal en mayor medida, así como otros productos más variados como el corcho, la miel, el polen, la cera o los taninos.

La producción de leña se destina, principalmente a su transformación en carbón vegetal; así, podemos documentar en la dehesa de San Benito Roblealto (Mapa IV) unos ingresos anuales de 10.352 reales procedentes de una fábrica de carbón, carboneras (denominadas en algunos lugares boliches) conformadas por grandes túmulos de leña (de 5.000 a 70.000 kg.) cubiertos por una capa de tierra que permitía realizar una combustión incompleta. De estas carboneras obtenían, y aún hoy día lo siguen haciendo aunque utilizando métodos más modernos, distintos tipos de carbón vegetal: carbonilla[5], cisco, picón, etcétera, productos todos ellos destinados a abastecer el mercado doméstico local. Paralelamente, en esta misma dehesa de San Benito Roblealto se obtienen ingresos por otros conceptos; el total de los ingresos de la dehesa de San Benito Roblealto asciende a 99.202 reales, de los que 45.000 reales corresponden al pasto, otros 32.000 reales a la bellota, 1.700 reales por la Alcabala de la Feria que se celebra en ella el día de San Marcos, así como los ya mencionados 10.352 reales de la fabricación de carbón vegetal, los 100 reales de la corcha o los 150 reales de la leña seca. Destacar que los 100 reales procedentes de la venta de la corcha, casi con total seguridad, irían destinados a la fabricación de colmenas, a tenor de los datos obtenidos tras el análisis de la pregunta número once del Catastro de Ensenada, «Qué especies de Frutos se cogen en el Término[6]«. En ella se nos da cuenta de que uno de los frutos que se producen en las dehesas de Talayuela es la miel, siempre asociado a la existencia diseminadas colmenas en estos extensos encinares que llegaron a ocupar el 80% del total del territorio.

 

El gran recurso de la dehesa es, sin duda alguna, el pasto, ya sea en su forma de tapiz herbáceo (suelo) o bien por otros productos derivados del estrato arbóreo y arbustivo, bellota y ramón principalmente (vuelo). El pastizal presenta una importancia muy variable ya que la existencia de comunidades muy heterogéneas, asociadas a las diferentes potencialidades productivas del suelo, van a condicionar el establecimiento de una especie de mosaico variado de productividad con tres categorías diferentes, de tal forma que las de 1ª calidad, en los vallincares más ricos, ocupan el 15% del total de la tierras de pasto, esto es, unas 5.149 fanegas; el pasto de 2ª calidad, en los majadales, con 16.609 fanegas, representa un 47% del pastizal; y, por último, están los pastizales de 3ª calidad, los más pobres pastizales de efímeras, que con 13.373 fanegas ocupan el 38% del mencionado espacio.

Se puede apreciar de manera clara como, en función de las diferentes calidades de pasto arriba mencionadas, es bastante fácil sacar un gráfico con la productividad de cada fanega de pasto (Gráfico II); para ello hemos utilizado las variables de la renta obtenida por los pastos, tal y como nos indica el interrogatorio, desglosándola de la obtenida por la montanera y comparándola, a la vez, con la extensión de cada una de las unidades productivas. Analizando la serie obtenida para la productividad por fanega de pasto, hemos creado cuatro grupos; el primero de ellos está compuesto por aquellas propiedades que rentan menos de 1 real por fanega de pasto, y lo forman la dehesa Barquilla con 0,71 reales, la dehesa de Seminejo con 1 real, el baldío del Turuñuelo con 0,83 reales, así como el baldío de Valdiguelo con 0,94 reales; un segundo grupo lo forman aquellas propiedades que por cada fanega de pasto, obtienen unos ingresos que varían entre 1 y 2 reales, entre los que tenemos, la Dehesilla de los Gallegos con 1,82 reales, el baldío de Miramontes con 1,45 reales y la dehesa de Zentenillo, con 1,46 reales; el tercer grupo está conformado por las tierras cuyos pastos vale entre 2 y 3 reales por fanega, estando constituido únicamente por la dehesa de San Benito Roblealto con 2,29 reales; finalmente el cuarto grupo lo conforman aquellos pastos cuyo valor por fanega supera los 3 reales, valor que sólo lo llegan a alcanzar los pastos de la Dehesa de las Lanas con 3,45 reales la fanega (Mapa VI).

A grandes rasgos podemos deducir que el 16% del espacio dedicado a pastizales, unas 6.700 fanegas, está ocupado por dos dehesas y dos baldíos, y las cuatro forman parte del 1er grupo definido; al 2º grupo le corresponden el 26% del espacio dedicado a pastizal, que con 10.700 fanegas está constituido por dos dehesas y un baldío; el 48% que corresponde a los pastos incluidos en el 3er grupo son de una sola dehesa que ocupa unas 19.682 fanegas; por último, el 4º grupo, con 4.350 fanegas, representa el 10% del pastizal y corresponde, al igual que en el caso anterior, a una sola dehesa.

Pero si en la dehesa es importante la cantidad y calidad de los pastos, no menos lo es cuándo está disponible su producto: el pasto. La totalidad de las especies germinan en otoño, a favor de las primeras lluvias de septiembre-octubre y, si las condiciones de precipitación son apropiadas, los pastos se desarrollan lo suficiente como para poder ser consumidos  por el ganado en la denominada «otoñada». Durante el invierno, las bajas temperaturas impiden el desarrollo de los pastos de la otoñada, sobre todo fuera del área de arbolado que, como ya comentamos, crea un microclima especial que modera las temperaturas y suaviza el impacto de las heladas, pese a lo que las especies se mantienen inactivas. Ya en la primavera, cuando las temperaturas son benignas y las precipitaciones son lo suficientemente abundantes, se produce un rápido desarrollo de los pastos, originando en las zonas de tierras más propicias, aquel 15% que ocupaban los vallincares, unos excedentes que, incluso cuando el verano los seca y agosta, pueden ser aprovechados por el ganado en los duros meses del estío extremeño.

Como recurso complementario de la dehesa no se puede dejar de citar la importancia del ramón: conjunto de hojas y ramas finas. Gracias a él, la encina desempeña un relevante papel, sobre todo en invierno, cuando escasean las especies herbáceas, más aún en un área como la de Talayuela con un 80% de su superficie conformada como una explotación adehesada de pasto y montanera.

La bellota es otro de los recursos utilizados en las economías del Antiguo Régimen para alimentar a los ganados, y no sólo a los ganados puesto que en determinadas coyunturas adversas, el hombre ha podido subsistir gracias a éste preciado glande. Por término medio, en una explotación adehesada podían darse producciones muy inestables en función de variables tales como el arbolado o la densidad de la concentración de encinas, fluctuando de 200 a 700 kg. en situaciones de 30 a 60 árboles por hectárea. Como base en la alimentación del cerdo ibérico, la montanera, la bellota ha desempeñado desde la antigüedad hasta nuestros días un papel clave en la configuración de la dehesa y su explotación.

La explotación de la dehesa basada en la montanera ha sido la responsable, en gran medida, del mantenimiento de la fisionomía característica de las superficies adehesadas así como del nacimiento en los áreas rurales de una cultura tradicional vitalmente vinculada con las extensiones de arbolado y feroz defensora las mismas; defensa efectuada a lo largo de los siglos y no sólo fundamentada en el desarrollo de un amplio y complejo corpus legislativo que se proyecta sobre los Fueros y Actas Municipales, sino también, basado en el desarrollo progresivo de técnicas cada vez más refinadas, entre las que bien podríamos incluir los complejos sistemas de selección, tendentes a favorecer los individuos más productivos y de frutos más dulces, así como el mantenimiento de una relación apropiada entre los árboles portadores de flores masculinas y femeninas, al igual que la elección de determinados tipos de podas que incrementen la producción de bellotas, o la siembra selectiva de las especies.

Es común que las diferentes especies del género Quercus presenten un desfase fenológico en la maduración de los frutos. Las más tempranas, llamada «primerizas», «brevales» o «sanmigueleñas», maduran a principios de septiembre; en octubre o noviembre lo hacen las «segunderas» o «medianas»; las «tardías» o «palomeras» maduran hacia enero. De esta forma, mediante una distribución apropiada de las distintas especies, podían mantener unas condiciones apropiadas para la montanera durante 6 meses al año, lo que llevaría al hombre a seleccionar las especies remplazando en algunos lugares unas especies por otras.

Tal y como hemos analizado la productividad de la superficie de pasto, así procederé con la dedicada a bellota. Tomando como referencia la superficie catastrada para cada una de las dehesas y baldíos, he relacionado esta superficie con el valor que anualmente rentaba la bellota, también catastrado, con lo que hemos obtenido el rendimiento en reales de cada fanega dedicada a la montanera. Aquí he procedido de manera algo más sintética que con el análisis de la productividad de las tierras de pastizal, así he reducido a dos los grupos: por un lado, un primer grupo en los que se han incluido aquellas tierras que rentaban menos de 1 real por fanega al año; por otro lado, un segundo grupo configurado por aquellos espacios cuya renta anual era superior a 1 real por fanega (Gráfico II).

El primer grupo está compuesto por tres dehesas, la dehesa Barquilla con 0,29 reales, la Dehesilla de los Gallegos con 0,64 reales, y la dehesa de Seminejo de 0,20 reales por fanega, así como por otros tres baldíos como el de Miramontes de 0,18 reales, el del Turuñuelo de 0,42 reales, y el del Valdiguelo con 0,19 reales la fanega. Por su parte, el segundo grupo lo conforman tres dehesas, la Dehesa de las Lanas con una rentabilidad anual de 1,61 reales por fanega, la de San Benito Roblealto con 1,63 reales, y la de Zentenillo con 1,46 reales. Observamos, trabajando con los dos grupos creados, que el primer grupo, aquel de menor rentabilidad pero con mayor número de unidades productivas, representa un 32% de la superficie destinada a montanera, unas 13.300 fanegas, y el valor anual de las rentas obtenidas por tal concepto representan sólo el 7% del total de los ingresos de las nueve dehesas y baldíos analizados, unos 3.350 reales; por su parte, el segundo grupo, tiene en total una extensión de 28.132 fanegas, lo que representa el 68% del mencionado espacio, produciendo en conjunto unos 45.000 reales, lo que representa el 93 de los ingresos totales por bellota. Ello quiere decir que, pese a que el segundo grupo de dehesas tiene una mayor extensión, proporcionalmente tienen una mayor rentabilidad que las del primero, ya que éstas sólo produce un 7% teniendo el 32% de la superficie.

Conclusión

Las variaciones inherentes en la producción a lo largo del año, determinaron el establecimiento de un sistema productivo diversificado, a la vez que complementario de los recursos alimentarios, tanto para la manutención de los ganados como para la alimentación del hombre. Como se ha podido apreciar, en invierno adquirían especial importancia los productos procedentes de especies leñosas, con un papel fundamental la obtención de bellotas así como, en menor medida, el consumo del ramón. Ya en primavera, cuando las condiciones meteorológicas favorecían el desarrollo de los pastizales, la base de la alimentación estaba establecida en el pasto herbáceo. Con la llegada del verano, y con ello de las condiciones más duras en la dehesa extremeña, la disponibilidad de pastos naturales es muy escasa, limitándose a las hierbas secas y a algo de ramón de verano. Es en este momento cuando resultaban importantes los productos procedentes de las áreas de dehesa dedicadas al cultivo para su persistencia : rastrojos, paja, forrajes, etcétera.

Por todo ello, como creo haber demostrado, la dehesa en Talayuela en el momento de ser catastrada, necesitaba de la persistencia de un sistema de producción diversificado, y lo mantenía, en el que intervinieron de forma complementaria, tanto la doble dimensión del suelo y vuelo, como el trinomio fundamental: monte, labor y pasto.

La variedad, tanto geográfica, como ecológica, incluso biológica, es uno de los principales rasgos que se aprecian al profundizar en las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada de 1751 para la tierra de Talayuela; variedad entendida siempre como un hábil complejo y delicado mecanismo para reducir los riesgos para la comunidad. Ello es debido a que las estrategias multiuso que se aplican en este caso, tienden a conservar los recursos naturales manteniendo la diversidad medioambiental y biológica; racionalidad ecológica que aquí, efectivamente, se desarrolla, no sólo como una estrategia de subsistencia, sino también como consecuencia directa del proceso de apropiación de la naturaleza en una economía predominantemente dirigida a la población.

 


[1] Archivo General de Simancas. Sección Hacienda. Dirección General de Rentas. Serie I. Única Contribución. Respuestas Generales del Marqués de la Ensenada. Extremadura, Libro 151, rollo 11, pág. 556.

[2] Cada legua castellana equivale, aproximadamente, a unos cinco kilómetros.

[3]  Archivo General de Simancas. Sección Hacienda. Dirección General de Rentas. Serie I. Única Contribución. Respuestas Generales del Marqués de la Ensenada. Extremadura, Libro 151, rollo 11, pág. 556.

[4]  A. G. de Simancas. Sección Hacienda. Dirección General de Rentas. Serie I. Única Contribución. Respuestas Generales del Marqués de la Ensenada. Extremadura, Libro 151, rollo 11, pág. 556.

[5] La carbonilla se obtiene en polvo y, por lo general, se acumula en briquetas.

[6] A. G. de Simancas. Sección Hacienda. Dirección General de Rentas. Serie I. Única Contribución. Respuestas Generales del Marqués de la Ensenada. Extremadura, Libro 151, rollo 11, pág. 556.

Oct 172013
 

 Manuel Rubio Andrada.

 EL  POBLAMIENTO  DEL  AVION

 

SITUACION Y GENERALIDADES

    Se localiza en el mapa topográfico 1:50000, hoja 705 correspondiente a Trujillo, edición de 1958.  Tiene de coordenadas con respecto al meridiano de Madrid: longitud W 2º 10´ 30´´ y de latitud N 39º 25´ 35´´.

     Para visitar los restos de este poblamiento hay que marchar desde Trujillo al río Magasca por la carretera N-V; pasado éste se toma el camino que parte inmediatamente y remonta el valle  por su margen izquierda; llegados a la autovía continuareis el camino hasta el cordel donde podéis dejar el vehículo; un bello puentecillo os ayudará a cambiar de margen; ascended brevemente hacia el N; enseguida a vuestra derecha veréis una puerta que da entrada a la finca del Avión; ya dentro, si continuáis por el camino de la casa, podréis observar a vuestra izquierda una pequeña elevación salpicada de numerosos bolos graníticos; en la parte que mira al S, más que verse se intuyen las ruinas del recinto defensivo.

 

    Su descubrimiento, como en el caso anterior, fue debido a una de las muchas prospecciones familiares que hicimos por esta solana del berrocal trujillano hace ya algunos años. Nos llamó la atención una extensa superficie de granito que contenía una vieja cantera y tras ella unos soberbios bolos de la misma materia; entre estos observamos unas cuantas cerámicas de factura manual que nos alertaron del emplazamiento en una mesetilla casi escondida de la parte alta.  El lugar presenta numerosos factores que determinaron su asentamiento: una pradera ribereña de inmejorables tierras tanto para pastos como para cultivos, el amplio valle de Bajohondo proyectado hacia el interior del berrocal que como siempre ofrece abundante caza menor, una fuente de agua muy próxima en la finca de La Viña -a la otra parte del cordel-; sobre todo, es un punto de control inmediato de la vía natural de comunicaciones proyectada de N a S por el valle medio del río Guadiana. Sus restos no se ven fácilmente desde el exterior por estar la mesetilla que le sustenta en una zona granítica de caprichosa distribución, un tanto laberíntica, lo que despista en las primeras visitas.

 

 

LAS DEFENSAS

 

    Su construcción se llevó a cabo sobre la parte superior de una de las enormes masas graníticas que emergen en esta parte del berrocal trujillano en dirección próxima al N-S, las  irregularidades, fragmentaciones y espacios huecos fueron cuidadosamente nivelados con piedras y tierra hasta lograr una meseta rectangular bastante uniforme situada a 6 u 8 metros de altura que permitía la construcción del hábitat en dos terrazas a diferente nivel; la situada más al S ocupa un plano unos 2 metros más baja, por esto, en zonas reducidas, el relleno debe alcanzar varios metros.

 

    Ya he dicho que este espacio está inmerso en la parte alta de una gran masa granítica fragmentada superiormente de forma bastante caótica y ocupada también por algunos bolos que allí se depositaron; estos constituyen una irregularidad que suele facilitar los asentamientos elementales. En su adaptación al medio el hombre hubo de variar el tamaño y forma de sus construcciones ayudándose parcialmente de la roca, el espacio así logrado resulta demasiado pequeño para un poblado; la docena de chozas parece incluso un número excesivo ya que cada cabaña necesita externamente de una superficie mínima donde desenvolverse. Estas observaciones inducen a suponer algún tipo de construcción colectiva o bien que la superficie fortificada estuviera reservada a un grupo especial del poblado o que este fuera solamente una parte de un complejo defensivo mayor. Una buena excavación quizás podría aclararnos algo más en estos sentidos.

 

     Actualmente el sistema defensivo que posee no se extiende por la parte N en donde no hay dificultades naturales para su acceso. Fue levantado en general con piedras de granito cuya masa supone solamente un trabajo individual muy pequeño -tal vez mujeres y niños- cuyo número supongo no fue muy grande, entre 25 y 50 personas. En ocasiones se recurre a apuntalar con grandes piedras cuyo movimiento presupone un trabajo mas fuerte y  colectivo ayudándose para su colocación posiblemente de la palanca, pequeñas rampas etc. (fig 3).

 

    La superficie nos ha llegado completamente arrasada y no es posible ver a simple vista su técnica de construcción; puede observarse una tendencia general a lograr superficies rectangulares; excepto en el N, el talud exterior fue realizado con piedras generalmente pequeñas aunque no faltan las medianas; ya indiqué que en lugares muy puntuales se sostuvo esta fábrica con grandes piedras para impedir los deslizamientos desde la parte alta. Todo aparece alineado con mucha perfección. El resultado es un castillete perfectamente defendido, excepto en la parte N, donde el poblado parece se presenta menos definido,  aquí su vulnerabilidad es manifiesta por ser el mismo nivel que el terreno externo  y resulta una cuestión difícil de explicar salvo que posteriores manipulaciones hubieran retirado los materiales de allí. El enorme esfuerzo de elevación en la mayoría del recinto, su nivelación, etc, son soluciones que en el punto N y NE no tienen aplicación; aquí sería necesario la elevación artificial del terreno acompañado o no de un foso externo cuestiones poco aplicadas en la época de su construcción. Ello evidencia que los ataques eran esperados preferentemente desde el SE, S y W, en general desde la línea que ocupa el cordel, en la zona que mira hacia la cuenca del río Magasca. En términos de hipótesis podemos admitir la existencia de un poblado mayor en la zona central de los berrocales,  donde hoy se asienta la ciudad de Trujillo, que no es visible desde allí. De este poblado mayor sería esencialmente un arrabal y una avanzadilla de control militar con una ostentosa muralla hecha entre otras finalidades  para impresionar a los viajeros del S y situada a no más de media hora de carrera del poblado principal. Por el momento la realidad solamente nos ofrece su pequeñez y parcial indefensión.

 

LAS CERAMICAS

     La parte situada en el NE tiene una pequeña zona que ofrece mayor facilidad para la defensa natural por existir diferentes volúmenes de granito con los que habría sido posible conseguir un talud exterior, observándose una corta diferencia de nivel aparentemente natural que induce a considerar este espacio como integrado en las defensas; es aquí donde más restos de cerámicas se observan y donde presentan mayor personalidad. Cabe preguntarse si era un basurero en una zona en proyectada expansión, en donde cotidianamente se vertían tierra, piedras, desperdicios etc, con el fin de elevar interiormente el terreno.

 

CAZUELAS CARENADAS

 

   Siguiendo con el mismo índice utilizado en el poblamiento del Acebuche los restos de cerámica observados aparentemente no presentan ninguna variedad de platos de borde almendrado, su lugar está ocupado por fragmentos de otro tipo de recipientes denominados cazuelas carenadas que son generalmente de poca altura, gran diámetro y una carena bien marcada situada  algo superiormente a la parte central de la pared lateral.

 

Nº 1.- Es un fragmento de color pardo con poco desgrasante de mediano tamaño siendo su factura manual y la cocción mixta; el ancho es de unos 7 mm siendo algo mayor en el ángulo de carena, el diámetro debía estar entre 20 y 30 cm y las superficies de sus caras se alisaron algo. El borde se terminó afilándose un poco y la parte superior termina de forma redondeada (fig 4) .

 

Nº 2.- Fragmento de cerámica de color pardo con escaso desgrasante de mediano tamaño; factura manual y cocción mixta; tienen de ancho sus paredes en torno a los 10 mm siendo algo mayor en el ángulo de carenación, el diámetro debía estar entre los 20 y 30 cm terminándose externamente sus caras con un buen alisamiento. Para realizar el borde se disminuyó un poco el grosor y se redondeó su extremo superior (fig 4).

 

Nº 3.- Fragmento de cerámica de color pardo; factura manual y cocción mixta; tiene de ancho 11 mm y perteneció a un recipiente de diámetro muy ancho -más de 30 cm-, sus caras se terminaron con un buen alisado. Acaba superiormente con un borde afilado en la cara interna y redondeado en la parte superior (fig 4).

 

Nº 4.- Fragmento de cerámica de color pardo acompañado de poco desgrasante de pequeño y mediano tamaño; su factura fue manual y la cocción mixta; el ancho de sus paredes estaba en torno a los 10 mm perteneciendo a una vasija de gran diámetro más de 30 cm, sus caras se terminaron con un alisado corriente. El borde superior se terminó disminuyendo un poco la cara externa y redondeando la parte superior (fig 4).

 

Nº 5.- Fragmento de color pardo algo claro acompañado de poco y pequeño desgrasante;  factura manual y cocción mixta; tiene de ancho 10 mm perteneciendo a un recipiente de diámetro bastante grande, su caras se terminaron por un alisado. El borde es algo disminuido y superiormente termina de forma redondeada (fig 4).

 

Nº 6.- Fragmento de cerámica de color pardo algo claro con poco y pequeño desgrasante; factura manual y cocción mixta; tiene de grueso 8-12 mm y perteneció a un recipiente cuyo diámetro era muy grande, la parte externa de sus caras se alisó con esmero. El borde se consiguió por disminución y más afilado en la parte interna, la parte superior se remató de forma redondeada (fig. 4).

 

Nº 7.- Fragmento de color pardo claro con poco y mediano desgrasante; factura manual y cocción mixta; tiene de ancho 10-11 mm y el diámetro del recipiente al que pertenecía era muy grande, sus caras se terminaron externamente con un mal alisado en la parte interna  y algo mejor en la externa. Se hizo un borde disminuido e interiormente más afilado, la parte superior se acabó de forma redondeada (fig. 4).

 CUENCOS

Nº 8.- Fragmento de color gris-pardo con poco y mediano desgrasante; factura manual y cocción eminentemente reductora; su ancho es de 5 mm y perteneció a un recipiente que debía tener entre 12 y 18 cm de diámetro de abertura, sus caras se acabaron algo alisadas. El borde se realizó muy afilado y con la terminación superior redondeada (fig. 4).

 

Nº 9.- Fragmento de cerámica de color gris-pardo con escaso y menudo desgrasante; factura manual y cocción mayormente reductora; tiene de ancho unos 5 mm y perteneció a un recipiente que debía tener entre 8 y 12 cm de diámetro en su boca, las caras se terminaron muy bien alisadas. El borde se realizó afilando un poco las paredes del recipiente y redondeando la terminación superior (fig. 4).

 

Nº 10.- Fragmento de cerámica de color pardo rojizo con algunos desgrasantes gruesos y pequeños, de factura manual y cocción mixta; su ancho es de 5 mm y debió pertenecer a un cuenco cuyo diámetro superior estaría entre 12 y 18 cm, sus caras se acabaron con un simple alisado. La parte superior se remató con un borde algo afilado y su terminación superior redondeada (fig. 4).

 

Nº 11.- Fragmento de cerámica de color gris acompañado de pequeño desgrasante, realizado con factura manual y cocción reductora; tiene de ancho 5 mm y perteneció a un recipiente cuyo diámetro debía tener entre 12 y 18 cm, sus caras se terminaron algo alisadas. El borde superior se terminó de forma afilada, algo doblado hacia el interior y la parte superior redondeada (fig. 4).

 

Nº 12.- Fragmento de cerámica de color pardo rojizo con pequeño y escaso desgrasante; factura manual y cocción mixta; tiene de ancho 6 mm y perteneció a un recipiente cuyo diámetro estaba entre los 12 y 18 cm. Sus caras se terminaron de algo alisadas. El borde se terminó simplemente redondeando la parte superior (fig. 4).

 

Nº 13.- Fragmento de color castaño con pequeño y escaso desgrasante, realizado manualmente y posiblemente con cocción mixta; tiene de ancho 6 cm y el diámetro del recipiente al que perteneció debía tener unos 20 cm de diámetro, sus caras se terminaron por un alisado bastante simple. La parte superior del borde acaba de manera plana y redondeada (fig. 4).

 

Nº 14.- Fragmento de cerámica de color pardo rojizo acompañado de escaso y pequeño desgrasante; se realizó manualmente y su cocción debió ser mixta; el ancho es de 7 mm y perteneció a un recipiente cuyo diámetro estaba sobre 20 cm, sus caras se terminaron con un alisado normal. El borde se terminó algo afilado al interior y con la parte superior algo redondeada (fig. 4).

 

Nº 15.- Fragmento pardo rojizo con escaso y pequeño desgrasante; factura manual y cocción mixta; tiene de ancho 5 mm y perteneció a un recipiente cuyo diámetro desconocemos, sus superficies se presentan bien alisadas. La parte superior se terminó de manera plana con los ángulos redondeados (fig. 4).

 

Nº 16.- Fragmento pardo rojizo acompañado de poco y pequeño desgrasante; tiene factura manual y cocción mixta aunque parece predominar una atmósfera oxidante; el fragmento presenta un ancho de 6 mm y su diámetro nos resulta desconocido, las dos caras se presentan alisadas. Se realizó el borde afilando ligeramente la superficie exterior y redondeándole (fig. 4).

 

Nº 17.- Fragmento de color pardo y gris con escaso y pequeño desgrasante; tiene factura manual y cocción predominantemente oxidante, el ancho es de 7 mm y perteneció a un recipiente que debió tener 15-20 cm de diámetro, las caras se presentan alisadas. El borde se terminó recto y superiormente redondeado (fig. 4).

 

Nº 18.- Fragmento de cerámica de color gris en el interior y pardo claro en el exterior con escaso y pequeño desgrasante; factura manual y cocción mixta. Su ancho es de 6-7 mm y perteneció a un recipiente cuyo diámetro debía ser de 15-20 cm, las caras se terminaron de manera alisada. Superiormente se terminó algo afiladas sus caras y redondeando la parte superior (fig. 4).

 

Nº 19.- Fragmento de cerámica de color gris-pardo en compañía de desgrasante escaso y pequeño; factura manual y cocción mixta, tiene de ancho 6 cm y su diámetro tiene 15-20 cm , ambas caras se terminaron alisadas. El borde se realizó afilando algo sus caras y redondeándola parte superior (fig. 4).

 

Nº 20.- Fragmento de color gris con algún desgrasante de tamaño mediano; factura manual, la cocción fue realizada en atmósfera reductora; tiene de ancho este fragmento 6 mm y perteneció a un recipiente cuyo diámetro estaba entre 12 y 18 cm, la cara interna se terminó bien alisada algo más deficiente se presenta la parte externa. Para realizar el borde se adelgazó un poco las caras y se redondeó la parte superior (fig. 4).

 

Nº 21.- Fragmento de color pardo claro con desgrasante muy fino y escaso; factura manual y cocción mixta; tiene de ancho 8-9 mm y su diámetro debió estar muy próximo a los 20 cm, la cara interna se alisó con normalidad y la externa con mayor fineza. El borde se terminó afilando un poco la cara interna y redondeándolo superiormente (fig. 4).

 

Nº 22.- Fragmento pardo y gris con escaso y pequeño desgrasante, de factura manual y cocción mixta; tiene de ancho 6 mm y perteneció a un recipiente cuyo diámetro debía tener entre 18 y 25 cm, sus caras están alisadas aunque la externa presenta un mal acabado. El borde se realizó adelgazando algo la parte interna y redondeando la parte superior (fig. 4).

 

Nº 23.- Fragmento pardo rojizo acompañado de numerosos y pequeños desgrasantes; su factura es manual llena de irregularidades y la cocción es bastante oxidante; el ancho de sus paredes no pasa de los 6 mm y el diámetro del recipiente al que perteneció debía estar en los 25 cm, el acabado de sus paredes es alisado. El borde superior se terminó redondeando la terminación superior (fig. 4).

 

Nº 24.- Fragmento de color gris acompañado de pequeños desgrasantes; su factura es manual con bastante irregularidades y la cocción es reductora; tiene de ancho 9 mm y pertenecía a un recipiente cuyo diámetro rondaba los 20-25 cm, ambas caras se presentan mal alisadas. El borde se terminó algo afilado y redondeado (fig. 4).

 

Nº 25.- Fragmento de cerámica de color pardo con poco y grueso desgrasante, de factura manual y cocción eminentemente reductora; el ancho es de 10 mm y el diámetro del recipiente al que pertenecía era de unos 25 cm, se terminaron ambas caras con buen alisado. El borde se realizó afilando ambas caras y dejando la parte superior de forma lisa (fig. 4).

 

Nº 26.- Fragmento de cerámica de color pardo grisáceo acompañado de pequeños y medianos desgrasantes, de factura manual y cocción mixta; tiene de ancho 7 mm y perteneció a un recipiente cuyo diámetro tenía sobre 20 cm, ambas caras están alisadas. El borde se realizó sencillamente con la parte superior redondeada (fig. 4).

 

Nº 27.- Fragmento de cerámica de color pardo con escasísimos y pequeños desgrasantes; fue realizado de forma manual y cocción mixta; el ancho no pasa de los 7 mm y el diámetro está sobre 20-25 cm; la cara interna está muy rodada y la externa se presenta alisada. El borde se realizó rebajando algo la cara interna y terminándolo superiormente de manera redondeada (fig. 4).

 

Nº 28.-Fragmento de cerámica de color gris, aparentemente sin desgrasante, de factura manual y cocción reductora; tiene de ancho 7 mm y el diámetro del recipiente al que perteneció estaría entre los 20-25 mm, la superficie de la cara interna está muy rodada y la externa presenta un buen alisado. El borde se realizó rebajando algo la cara externa y redondeando la parte superior (fig. 4).

 

Nº 29.- Fragmento de cerámica de color pardo con pocos y pequeños desgrasantes; factura manual y cocción mixta; tiene de ancho 10 mm y su diámetro debió ser más bien grande, sus caras se terminaron con un buen alisado. El borde se realizó rebajando la cara interna y la parte superior redondeada (fig. 4).

 

Nº 30.-Fragmento de cerámica de color pardo rojizo acompañada de pocos y pequeños desgrasantes; factura manual y cocción mixta; tiene de ancho 9 mm y desconocemos el diámetro del recipiente al que perteneció, sus caras se terminaron bien alisadas. El borde se realizó disminuyendo escasamente la parte superior y redondeándolo (fig. 4).

 

Nº 31.- Fragmento de cerámica de color gris con pocos desgrasantes de tamaño mediano; factura manual y cocción principalmente reductora; tiene de ancho 7 mm y perteneció a un recipiente de unos 10 o 12 cm de diámetro, la terminación de ambas caras es simplemente alisadas. El borde se realizó con la parte superior redondeada (fig. 4).

 

Nº 32.-Fragmento de cerámica de color gris con algunos granos gruesos de desgrasantes; factura manual y cocción reductora; tiene de ancho 7 mm y su diámetro parece que fue grande, las dos caras se presentan alisadas. Se terminó superiormente de forma redondeada (fig. 4).

 

Nº 33.- Fragmento de cerámica de color gris con algunos desgrasantes de mediano tamaño, de factura manual y cocción eminentemente reductora; tiene de ancho unos 8 mm y su diámetro parece que fue grande, las caras se terminaron de forma alisada. Se realizó el borde con un buen afilado desde un par de centímetros (fig. 4).

 

Nº 34.- Fragmento de cerámica de color gris con abundantes y pequeños desgrasantes; factura manual y cocción principalmente reductora; tiene 8 mm de ancho y perteneció a un recipiente cuyo diámetro estaba entre 15 y 20 cm, sus caras se terminaron por alisado. El borde se realizó disminuyendo la pared por ambas caras y redondeando la parte superior (fig. 4).

 

Nº 35.- Fragmento de cerámica de color pardo acompañado de desgrasantes de variado tamaño, su factura es manual y la cocción mixta; tiene de ancho 11 mm y perteneció a un recipiente cuyo diámetro tenía entre 20 y 25 cm de diámetro, la cara interior se alisó normalmente y la externa presenta peor acabado. El borde se realizó disminuyendo algo la cara exterior y redondeando la superficie superior (fig. 4).

 

Nº 36.- Fragmento de cerámica de color gris acompañada de escasos desgrasantes de variado tamaño; la factura fue manual y la cocción esencialmente reductora; tiene de ancho 10 mm y perteneció a un recipiente que tenía entre 20 y 25 cm de diámetro, las superficies se terminaron por alisado. El borde se realizó afilando un poco las paredes y redondeando ligeramente la parte superior (fig. 4).

 

Nº 37.- Fragmento de cerámica de color pardo acompañada de desgrasantes de variado tamaño; tuvo una factura manual y su cocción fue mixta; el grueso es de 9 mm y perteneció a un recipiente cuyo diámetro desconocemos pero que intuyo fue de más de 20 cm. El borde se realizó redondeando simplemente la parte superior (fig. 4).

 

Nº 38.- Fragmento de cerámica de color gris acompañadas de pequeños desgrasantes; su factura fue manual y la cocción fue esencialmente reductora; tiene de ancho 10 mm y el diámetro del recipiente al que pertenecía era de 15-20 cm, sus caras se terminaron por alisado. El borde se terminó redondeando la superficie superior (fig. 4).

 

Nº 39.- Fragmento de cerámica de color naranja con escasos desgrasantes de mediano tamaño;  factura manual y cocción predominantemente oxidante; tiene de ancho 10 mm y el recipiente  al que perteneció tenía de diámetro entre 25 y 30 cm, la cara interna se terminó bien alisada peor acabado presenta la cara externa. El borde se realizó reduciendo ligeramente el grueso de la pared y redondeando la parte superior (fig. 5).

 

Nº 40.- Fragmento de cerámica de color pardo claro en el interior y castaño en las partes externas acompañado de gruesos desgrasantes; fue realizado con factura manual y cocción irregular; tiene de ancho 11 mm y perteneció a un recipiente cuyo diámetro era muy grande, sus caras se terminaron muy bien alisadas. El borde se realizó disminuyendo un poco la parte externa y redondeando la superficie superior (fig. 5).

 

Nº 41.-Fragmento de cerámica de color variado entre pardo y gris con abundantes desgrasantes de tamaño mediano; fue realizado con factura manual y cocción irregular aunque con claro predominio reductor; tiene de ancho 10 mm y perteneció a un recipiente cuyo diámetro era muy grande, sus caras se terminaron bien alisadas. El borde se terminó simplemente redondeando la superficie superior (fig. 5).

 

Nº 42.- Fragmento de cerámica de color pardo rojizo acompañado de desgrasantes de mediano tamaño; se realizó con factura manual y cocción mixta; tiene de ancho 10 mm y perteneció a un recipiente cuyo diámetro desconocemos aunque intuimos que era muy grande, su cara interna se terminó alisada, peor acabado muestra la externa. El borde se realizó disminuyendo la pared desde 2 cm y redondeando la superficie superior (fig. 5).

 

Nº 43.- Fragmento de cerámica de color pardo en el exterior y gris en el interior, con pocos desgrasantes de mediano tamaño; su realización fue manual y la cocción irregular,  preferentemente reductora; el ancho de su pared es de 4 mm y el diámetro de 13 cm, la cara interna está muy bien alisada y peor acabado ofrece la cara externa. El borde se realizó disminuyendo escasamente la pared y redondeando la superficie superior (fig. 5).

 

Nº 44.- Fragmento de cerámica de color gris en el interior y pardo rojizo en las caras con numerosos desgrasantes de mediano tamaño; fue realizado en factura manual y cocción irregular; tiene de ancho 12 mm y el diámetro del recipiente al que perteneció debía tener entre 20 y 25 cm; su cara interna está simplemente alisada estando muy rodada la superficie externa. El borde se realizó redondeando la parte superior (fig. 5).

 

Nº 45.- Fragmento de cerámica de color pardo claro con algunos desgrasantes de mediano tamaño; factura manual y cocción reductora; tiene de ancho 6 mm y el diámetro del recipiente al que perteneció estaba entre 12 y 18 cm, la cara interior se realizó muy bien alisada y la exterior está simplemente alisada. El borde se hizo disminuyendo algo la pared interna y redondeando la parte superior (fig. 5).

 

Nº 46.- Fragmento de cerámica de color rojizo en la parte interna y pardo claro en la externa con abundante material desgrasante de mediano tamaño; tiene factura manual y la  cocción fue mixta; el ancho de su pared es de  6 mm y perteneció a un recipiente que tenía entre 12 y 18 cm de diámetro, su superficie interna esta algo alisada y la exterior rodada lo que no presenta problema para observa una decoración consistente en siete líneas circulares, separadas entre si unos 4 mm y paralelas al borde, realizadas con la técnica de punto en raya. El borde se realizó disminuyendo algo las paredes y con la superficie superior redondeada y oblicua a la parte interna (fig. 5).

 

Nº 47.- Fragmento de cerámica de color pardo con caras externas claras y acabado a la «almagra» con pocos desgrasantes de tamaño medio; factura manual y cocción mixta; tiene de ancho 11 mm y desconocemos el diámetro del recipiente al que perteneció; ambas caras se alisaron finamente antes de ser pintadas. El borde se realizo con un rebaje de los dos cm superiores de la pared, algo más marcado en la cara externa, la superficie superior redondeada (fig. 5).

 

Nº 48.- Fragmento de cerámica de color pardo-castaño acompañada de algo de desgrasantes de mediano y pequeño tamaño; factura manual y cocción mixta; tiene de ancho 15 mm y su diámetro estaba entre los 35 y 45 cm, su cara interna está muy bien alisada y la externa se acabó con menor esmero. El borde es simplemente la terminación plana  con un engobe o quizás pintura negra. Fue un gran cuenco o plato (fig. 5).

 

Nº 49.- Fragmento de cerámica de color pardo con abundantes desgrasantes de tamaño grande; factura manual y cocción eminentemente reductora; tiene de ancho 13 mm y perteneció a un recipiente cuyo diámetro estaba comprendido entre 25 y 35 cm, sus caras se terminaron de manera alisada. El borde superior se terminó de manera plana. Fue un plato o cuenco grande (fig. 5).

 

VASOS

 

Nº 50.- Fragmento de cerámica de color ocre claro en la parte interna y naranja en las caras externas con algunos  desgrasantes de mediano y pequeño tamaño; aparentemente tiene factura manual y cocción preferentemente oxidante; el ancho de sus caras es de 6 mm y perteneció a un recipiente cuyo diámetro era de 8 o 10 cm, ambas caras se terminaron muy bien alisadas. El borde se hizo afilando la parte superior y redondeando la cara superior (fig. 5).

 

Nº 51.- Fragmento de cerámica de color pardo-gris con muy escasos desgrasantes de tamaño fino; factura manual y cocción  preferentemente reductora; su cara tiene de ancho 7 mm como máximo y su diámetro estaba en los 10-14 cm, sus caras se terminaron bruñidas. El borde se acabó afilando el extremo superior. El fragmento parece pertenecer a un vaso de forma globular (fig. 5).

 

Nº 52.- Fragmento de cerámica marrón con las caras claras y escasos desgrasantes de pequeño tamaño; factura manual y cocción en atmósfera predominantemente reductora; tiene de ancho 5-6 mm y el recipiente al que perteneció tenía de diámetro 5-7 cm, sus paredes se terminaron con un buen bruñido. El borde se realizó a partir de un cuello doblando al interior desde 3 cm; su parte superior busca la vertical terminando de forma redondeada con pequeño rebaje interior. El recipiente debió ser un vaso hemisférico con pequeño cuello (fig. 5).

 

Nº 53.- Fragmento de cerámica de color pardo con desgrasantes de mediano tamaño y algunos grandes; factura manual y cocción reductora; el ancho de sus caras es de 6-7 mm y el diámetro del recipente  tuvo sobre 12-16 cm de diámetro, sus caras se terminaron por un alisado bastante simple. Se realizó el borde disminuyendo el grosor de la pared y volviéndola ligeramente al exterior; la parte superior se realizó de forma redondeada. Perteneció seguramente a un vaso de forma globular y cuello apuntado (fig. 5).

 

Nº 54.- Fragmento de cerámica de color ocre claro en el interior y  caras naranjas con pocos desgrasantes de pequeño tamaño, de factura manual y cocción preferentemente oxidante; tiene de ancho 6,5 mm y el recipiente al que perteneció tenía unos 8-10 cm de diámetro, sus caras se terminaron bien alisadas aunque la cara externa nos ha llegado bastante rodada. Para conseguir el cuello se dobló la parte superior hacia el interior y  después buscando  la vertical, finalmente se redondeó después de afilar un poco la pared (fig. 5).

 

Nº 55.- Fragmento de cerámica de color marrón con abundante desgrasante de pequeño tamaño; factura manual y cocción mixta; el ancho es de 4 mm y el diámetro del recipiente al que perteneció tiene un valor desconocido, sus caras se remataron por alisado. El borde se realizó engrosando ligeramente la pared desde 1 cm y redondeando la parte superior con ligera disminución en la cara externa (fig. 5).

 

Nº 56.- Fragmento de cerámica de color marrón claro y caras anaranjadas con algún  desgrasante de tamaños muy grueso y pequeño; factura manual y cocción preferentemente mixta; tiene de ancho 7 mm y el diámetro del recipiente al que perteneció estaba entre 12 y 15 cm, sus caras se acabaron de manera alisada. El borde se terminó de manera redondeada (fig. 5).

 

Nº 57.- Fragmento de cerámica de color pardo con bastantes desgrasantes de variados tamaños; factura manual y cocción mixta, su ancho oscila entre 3 y 7 mm y perteneció a un recipiente cuyo diámetro estaba entre 12 y 18 cm, ambas  caras se terminaron mal alisadas. El borde se realizó de manera afilada por rebaje de la cara interna (fig. 5).

 

Nº  58 .- Fragmento de cerámica de color pardo acompañada de pequeños y medianos desgrasantes; factura manual y cocción mixta; tiene de ancho 6,5 mm y perteneció a un recipiente cuyo diámetro estaba entre 12 y 16 cm, las dos caras se terminaron externamente de manera alisada. El borde fue realizado con la parte superior redondeada y la cara interna algo disminuida (fig. 5).

 

Nº 59.- Fragmento de cerámica de color gris con algunos desgrasantes de tamaño grande y pequeño, de factura manual y cocción reductora; tiene de ancho 9,5 mm y el diámetro de recipiente al que perteneció aparenta tener 10-14 cm, sus caras se presentan alisadas. El borde se realizó con la parte exterior algo disminuida y la superficie superior redondeada (fig. 5).

 

Nº 60.- Fragmento de cerámica de color gris con algunos de desgrasantes de pequeño y gran tamaño; su factura es manual y la cocción reductora; el ancho oscila entre 4 y 6 mm y el diámetro del recipiente al que perteneció estaba comprendido entre 14 y 18 cm, tanto la cara interna como la externa se presentan muy rodadas. El borde se realizó ligeramente vuelto, engrosado y redondeado desde unos 8 mm (fig. 5).

 

Nº 61.- Fragmento de cerámica de color marrón con algunos desgrasantes de pequeño y mediano tamaño; factura manual y cocción predominantemente oxidante; tiene de ancho 7,5 mm y perteneció a un recipiente cuyo diámetro  era de 11-15 cm, las dos caras se presentan alisadas. El borde se hizo con la parte superior redondeada (fig. 5).

 

Nº 62.- Fragmento de cerámica de color naranja con algunos de desgrasantes de mediano tamaño; factura manual y cocción oxidante; tiene de ancho 7 mm y el diámetro del recipiente al que perteneció medía entre 13 y 16 cm , la cara interna se presenta bien alisada y la externa muy bien alisada. El borde se realizó sencillamente por la terminación superior redondeada (fig. 5).

 

nº 63.- Fragmento de cerámica de color pardo-gris muy alterado con abundantes desgrasantes de mediano tamaño; factura manual y cocción predominantemente reductora; por deterioro su ancho oscila entre 4 y 11 mm, tenía un diámetro de 10-14 cm; la cara interna se presenta alisada y la externa muy deteriorada. El borde se consiguió redondeando la parte superior (fig. 5).

 

Nº 64.- Fragmento de cerámica de color gris y pardo con numerosos desgrasantes de mediano tamaño; factura manual y cocción mixta; tiene de ancho 7 mm y desconocemos el diámetro del recipiente al que pertenecía, las caras se presenta alisadas. El borde está ligeramente vuelto al exterior, disminuido  y redondeada su parte superior (fig. 5).

 

Nº 65.- Fragmento de cerámica de color pardo claro, algo rojizo con numerosos desgrasantes de tamaño grande; factura manual y cocción mixta; tiene de ancho 9-10 mm y el diámetro del recipiente al que pertenecía es de 18 cm, sus caras se terminaron de manera alisada. El borde se realizó con la parte superior redondeada (fig. 5).

 

Nº 66.- Fragmento de recipiente de color pardo con algunos de desgrasantes de mediano tamaño; factura manual y cocción mixta; tiene de ancho 7 mm y el diámetro de recipiente estaba entre 24 y 28 cm, sus caras se presentan alisadas. El borde se realizó simplemente con la parte superior plana (fig. 5).

 

Nº 67.- Fragmento de cerámica de color pardo con algunos desgrasantes de tamaño grande y varios medianos; factura manual y cocción mixta; su ancho es de 8 mm y el diámetro del recipiente al que perteneció era de 20-25 cm, ambas caras se alisaron externamente. El borde se realizó de forma redondeada con ligero abultamiento al exterior (fig. 5).

 

Nº 68.- Fragmento de cerámica de color pardo y gris con abundantes desgrasantes de mediano y pequeño tamaño; factura manual y cocción preferentemente reductora; tiene de ancho 10 mm y el diámetro del recipiente al que perteneció estaba entre 28 y 32 cm, la cara interna nos ha llegado mal alisada y algo mejor la externa. El borde fue realizado de forma redondeada con rebaje de la parte interna y un ligerísimo abultamiento al exterior marcado de manera muy tenue desde 1 cm (fig. 5).

 

Nº 69.- Fragmento de cerámica de color naranja con escasos desgrasantes de muy pequeño tamaño; factura manual y cocción oxidante; tiene de ancho 7 mm y el diámetro del recipiente al que perteneció era de unos 16-20 cm, sus caras se presentan alisadas. El borde se realizó de manera redondeada desde 5 mm. Este fragmento presenta una decoración irregular por ungulación en torno a la boca (fig. 5).

 

Nº 70.- Fragmento de cerámica de color naranja con algunos desgrasantes de mediano tamaño y numerosos más pequeños; su factura es manual y la cocción oxidante; tiene de ancho 10 mm y el diámetro del recipiente al que perteneció estaba comprendido entre 18 y 24 cm, sus caras se presentan mal alisadas. El borde se realizó algo afilado y con la parte superior redondeada. Presenta una decoración por ángulos en torno a la boca (fig. 5).

 

Nº 71.- Fragmento de cerámica de color gris en el interior y naranja oscuro en sus caras con numerosos desgrasantes de mediano tamaño y algunos grandes y medianos; factura manual y cocción irregular; tiene de ancho 11 mm y el diámetro del recipiente al que perteneció estaba entre 16 y 20 cm, sus superficies se presentan alisadas. El borde se realizó afilando la cara externa desde unos tres cm y con la parte superior redondeada. Este fragmento presenta un pequeño mamelón cerca del filo del borde (fig. 6).

 

Nº 72.- Fragmento de cerámica de color pardo con pequeños y medianos desgrasantes; factura manual y cocción mixta; tiene 8 mm de grueso y el diámetro estaba entre 28 y 32 cm, sus caras están alisadas. El borde se realizó afilando externamente la pared desde 5 mm. Presenta un pequeño mamelón cerca de la boca (fig. 6).

 

Nº 73.- Fragmento de cerámica de color gris, castaño y pardo con abundantes desgrasantes de mediano tamaño; factura manual y cocción irregular; su ancho oscila entre 9 y 11 mm y el diámetro del recipiente al que perteneció era grande, ambas caras se presentan alisadas. El borde se realizó redondeando la parte superior (fig. 6).

 

Nº 74.- Fragmento de cerámica de color castaño  con abundantes desgrasantes de mediano tamaño y algunos mayores; factura manual y cocción mixta; tiene de ancho 11-12  mm y el diámetro del recipiente al que pertenecía era grande, su cara interna está algo bruñida aunque mayor perfección presenta la externa. El borde se realizó afilando algo al exterior desde unos 8 mm y redondeando la parte superior (fig. 6).

 

Nº 75.- Fragmento de cerámica de color pardo con numerosos desgrasantes de pequeño tamaño y algunos grandes; factura manual y cocción mixta; tiene de ancho 10-15 mm y el diámetro del recipiente al que pertenecía  estaba entre 16 y 20 cm, sus caras se terminaron de manera alisada. El borde se realizó afilando algo sus caras desde 1 cm y redondeando la parte superior (fig. 6).

 

Nº 76.- Fragmento de cerámica de color gris, pardo en la cara exterior, con algún desgrasante de mediano tamaño y muy numerosos más pequeños; factura manual y cocción irregular aunque preferentemente reductora; tiene de ancho 12-14 mm y el recipiente al que pertenecía debía tener de diámetro más de 35 cm, ambas caras se terminaron de manera alisada. El borde se realizó con ligero abultamiento en las dos caras y la parte superior plana (fig. 6).

 

Nº  77.- Fragmento de cerámica de color gris con algún desgrasante de mediano tamaño y numerosos más pequeño; factura manual y cocción reductora; tiene de ancho 13-14 mm y el diámetro del recipiente al que perteneció debió pasar de los 35 cm, ambas caras se presentan alisadas. El borde se terminó de forma redondeada en la parte superior con algo de rebaje en la cara interna desde 1 cm; la cara externa ofrece una incisión muy superficial en torno al borde y desde esa misma distancia (fig. 6).

 

Nº 78.- Fragmento de cerámica de color gris con numerosos desgrasantes de mediano tamaño acompañados de algunos grandes; factura manual y cocción predominantemente reductora; tiene de ancho sobre 10 mm y el diámetro del recipiente al que perteneció tenía entre 18 y 24 cm, ambas caras están muy mal alisadas. El cuello está señalado por un estrechamiento y vuelta al exterior de la parte superior de la pared desde unos 5 cm y se acentúa en el último centímetro, la terminación superior es redondeada. Presenta un mamelón situado a unos 6 cm del labio superior (fig. 6).

 

Nº 79  Fragmento de cerámica de color oscilante entre el pardo y el rojo con escasos desgrasantes de pequeño y mediano tamaño, de factura manual y cocción irregular; su ancho oscila entre los 10 y 12 mm, el diámetro del recipiente al que pertenecía era de más de 30 cm, la cara interna está mal alisada y algo mejor la externa. Este fragmento pertenece a un recipiente tendente a tener una forma esférica. El borde está vuelto al exterior desde el último centímetro bajando un poco de la horizontal, su parte superior es redondeada. Tiene una decoración incisa formada por una banda situada a 1 cm del borde y paralela al mismo; ésta contiene cinco líneas, dos superiores y tres inferiores con un espacio intermedio de unos dos cm; en éste se trazaron series alternante de cuatro  tracitos verticales de 4 y 8 mm. La línea inferior de esta banda se ve limitada por una serie de zig-zag que forman con ella triángulos de unos 4 cm de altura, estos se rellenaron de líneas verticales separadas unas de otras un par de milímetros. Pertenece a un recipiente de almacén, posiblemente una tinaja. (fig. 6).

 

Nº 80.- Fragmento de cerámica de color pardo aparentemente sin desgrasantes, de factura manual y cocción mixta; tiene de ancho 5 mm y el diámetro del recipiente al que perteneció estaba entre 12 y 16 cm, sus caras están externamente mal alisadas. Este fragmento nos ha llegado sin borde, se observa una incisión gruesa y superficial posiblemente cerca y paralela al mismo (fig. 6).

 

Nº 81.- Fragmento de cerámica de color gris con escasos desgrasantes de mediano tamaño; factura manual y cocción reductora; tiene de ancho 5-6 mm y el diámetro del recipiente al que perteneció debía ser pequeño, la cara interna esta muy bien alisada y la externa se terminó con mayor simpleza. El fragmento no presenta borde pero por la curvatura se puede afirmar  que es un pequeño recipiente con un cuello bien marcado (fig. 6).

 

 

FRAGMENTOS CAMPANIFORMES

 

Nº 82.- Fragmento de cerámica de color gris y pardo en su cara externa con numerosos desgrasantes de pequeño tamaño; factura manual y cocción mixta; tiene de ancho 3 mm y el diámetro del recipiente al que perteneció era  de 20 a 25 cm, sus caras están bien alisadas. El borde se realizó afilando y redondeando la parte superior de sus caras. La decoración ofrece una banda formada por tres circunferencias horizontales próxima al labio; bajo ella comienza otra formada por tres líneas en zig-zag, de éstas, la superior es un inciso muy superficial y lleno de tracitos verticales, todo ello muy borroso. Este fragmento presenta también una línea igualmente incisa en la parte inferior. Esta decoración es campaniforme Ciempozuelos (fig. 7).

 

Nº 83.- Fragmento de cerámica de color gris acompañada de algún desgrasante de mediano tamaño y numerosos pequeños, de factura manual y cocción reductora; tiene de ancho 7 mm y perteneció a un recipiente que tenía un gran diámetro, la cara interna nos ha llegado rodada y la externa alisada . Desconocemos la forma del borde. Su decoración puntillada está formada por una banda de tres circunferencias horizontales; una línea superior en zig-zag inmediatamente por la parte de arriba e inferiormente otra semejante pero con los zig-zag más extendidos (fig. 7) .

 

Nº 84.- Fragmento de cerámica de color pardo con algunos desgrasantes de pequeño tamaño; factura manual y cocción mixta; tiene de ancho 5 mm y no sabemos la medida del diámetro del recipiente al que pertenecía, sus caras se acabaron por alisado. Desconocemos la forma del borde.  Ofrece parte de una decoración puntillada a base de dos ángulos, posible banda en doble zig-zag, y en la parte superior cinco tracitos verticales (fig. 7).

 

Nº 85.- Fragmento de cerámica de color pardo en el interior y naranja en el exterior, aparentemente sin desgrasantes, de factura manual y cocción predominantemente oxidante; presenta un ancho de 5 mm y el diámetro del recipiente al que perteneció nos es desconocido, sus caras se presentan alisadas.  Se desconoce la forma de su borde. Su decoración por incisión presenta una serie de cinco bandas paralelas formadas por cuatro circunferencias (fig. 7).

 

Nº 86.- Fragmento de cerámica de color gris con numerosos desgrasante de mediano tamaño; factura manual y cocción reductora; tiene un ancho de 5-6 mm y se desconoce el diámetro del recipiente al que perteneció, su  cara interna se presenta alisada y la externa algo rodada. Desconocemos la forma del borde.  Se observa una decoración puntillada formada por una banda de seis circunferencias y un zig-zag superior (fig. 7).

 

Nº 87.- Fragmento de cerámica de color gris con algunos desgrasantes de mediano tamaño; factura manual y cocción reductora; tiene su pared un ancho de 11 mm y se desconoce su diámetro, sus caras se alisaron. Desconocemos la forma del borde.  En cuanto a su decoración se observa una banda formada por cuatro circunferencias horizontales realizadas por puntillado (fig. 7).

 

Nº 88.-  Fragmento de cerámica de color castaño con numerosos desgrasantes de pequeño tamaño; factura manual y cocción mixta; tiene de ancho entre 5 y 10 mm, se desconoce el diámetro del recipiente al que perteneció, sus caras se alisaron. Se desconoce la forma de su borde. Su decoración consta de una banda formada por tres circunferencias horizontales por puntillado (fig. 7).

 

Nº 89.- Fragmento de cerámica de color pardo y gris en la cara interna con algunos desgrasantes de gran tamaño y numerosos finos; factura manual y cocción mixta; tiene un ancho de 8 mm y se desconoce su diámetro, la cara interna se terminó con un buen espatulado y la externa se alisó. Desconocemos la forma del borde superior. En su decoración puntillada se observa una banda formada por cuatro circunferencias horizontales y paralelas (fig. 7).

 

Nº 90.- Fragmento de cerámica de color pardo con algúnos desgrasantes de pequeño tamaño; factura manual  y cocción mixta; tiene de ancho 3 mm y desconocemos la medida del diámetro del recipiente al que perteneció, sus caras se terminaron de manera alisada. Se desconoce la forma del borde. Se observa una decoración puntillada formada por un zig-zag superior e inferiormente dos líneas circulares (fig. 7).

 

Nº 91.- Fragmento de cerámica de color gris -pardo en la cara externa-, con numerosos y pequeños desgrasantes; factura manual y cocción mixta; tiene de ancho 3 mm y perteneció a un recipiente cuyo diámetro desconocemos, sus dos caras se presentan externamente alisadas. Desconocemos la forma del borde. Su decoración ofrece dos franjas alternantes con otra lisa, la superior ofrece líneas oblicuas y paralelas y la inferior un reticulado; la técnica empleada es el puntillado (fig. 7).

 

Nº 92.- Fragmento de cerámica de color pardo en la parte interna y rojizo en las caras, se observan algunos desgrasantes de tamaño pequeño; su factura es manual y la cocción fue mixta; tiene de ancho 5 mm y desconocemos la medida de su diámetro, las caras se terminaron de manera alisada. Se desconoce la forma del borde. Su decoración consta de dos líneas incisas, bastante gruesas, en zig-zag paralelos (fig. 7).

 

Nº 93.- Fragmento de cerámica de color pardo siendo algo más claro en la cara interna con algúnos desgrasantes de mediano tamaño y numerosos más pequeños; fue realizado  de manera manual siendo su cocción mixta; tiene un ancho de 7 mm y se desconoce su diámetro, las caras se terminaron de manera alisada. Su decoración está formada por los restos de una banda formada por siete circunferencias horizontales y realizadas con la técnica del puntillado (fig. 7).

 

Nº 94.- Fragmento de cerámica de color gris en el interior y pardo en sus caras, aparentemente sin desgrasantes; factura manual y cocción preferentemente reductora; tiene de ancho 6 mm y se desconoce su diámetro, las dos caras se terminaron por alisado. No sabemos la forma del borde. La decoración que nos ha llegado esta formada por una banda de al menos tres líneas circulares y paralelas al borde y un zig-zag inferior (fig. 7).

 

Nº 95.- Fragmento de cerámica de color pardo con numerosos desgrasantes de pequeño tamaño; factura manual y cocción mixta; tiene de ancho 6 mm y se desconoce su diámetro, sus caras se terminaron de manera alisada. Desconocemos igualmente su borde. Consta su decoración de cinco líneas circulares y paralelas, como siempre muy próximas; las dos superiores en zig-zag y las tres inferiores horizontales (fig. 7).

 

Nº 96.- Fragmento de cerámica de color pardo en el que no se observan desgrasantes, de factura manual y cocción mixta; tiene de ancho de 7 a 9 mm y se desconoce su diámetro, las dos caras se terminaron muy bien alisadas especialmente la interna. Desconocemos la forma del borde. Su decoración presenta tres bandas: una  puntillada superior formada por tres circunferencias horizontales; centralmente otra lisa e inferiormente una más compuesta por cinco líneas paralelas formadas en zig-zag. Se observan restos de pasta blanca (fig. 8).

 

Nº 97 Fragmento de cerámica de color gris y pardo claro en la cara interna, no se observan desgrasantes; su factura fue manual y la cocción mixta; tiene de ancho 5 mm y se desconoce su diámetro, ambas caras se acabaron de manera alisada. Se desconoce la forma del borde. Su decoración está formada por una línea incisa horizontal e inmediatamente bajo ella seis puntos horizontales (fig. 8).

 

Nº 98.- Fragmento de cerámica de color pardo y gris en la cara interna con algunos desgrasantes gruesos y numerosos pequeños; factura manual y cocción mixta; tiene de ancho unos 5 mm y se desconoce su diámetro, sus caras se terminaron de manera alisada -la externa nos ha llegado rodada-. Desconocemos la forma del borde. Su decoración se realizó con una serie de cuatro líneas incisas y convergentes, las más internas forman un ángulo agudo (fig. 8).

 

Nº 99.- Fragmento de cerámica de color pardo en el interior y algo más claro en sus caras,  con numerosos y medianos desgrasantes, de factura manual y cocción mixta; tiene de ancho 11 mm y su diámetro nos es desconocido, las dos caras se presentan alisadas. Su borde se realizó rebajando la parte alta de la cara interna y redondeando la parte superior. La decoración que nos ha llegado consta de dos líneas puntilladas horizontales (fig. 8).

 

Nº 100.- Fragmento de cerámica de color pardo, algo más claro en la cara interna, no se observan desgrasantes; su factura es manual y la cocción es mixta y su diámetro nos es desconocido, ambas caras se terminaron de manera alisada. Se desconoce la forma del borde. Este fragmento nos ha llegado muy rodado y solamente nos ofrece dos líneas puntilladas y horizontales (fig. 8).

 

 Nº 101.- Fragmento de cerámica de color pardo con escasos desgrasantes de pequeño tamaño; factura manual y cocción mixta; tiene de ancho 6 mm y se desconoce el diámetro del recipiente al que perteneció, sus caras se terminaron de manera alisada decorándose la parte externa; el fragmento presenta tres bandas: una superior, puntillada, formada por tres circunferencias horizontales; en los 29 mm de la banda central se realizaron por incisión cuatro líneas en zigzag circulares y paralelas al borde denotando con ello un perfecto dominio del espacio; en la banda inferior fueron trazadas cuatro circunferencias igualmente puntilladas (fig. 8).

 

CERAMICA A LA ALMAGRA

 

Nº 102.- Fragmento de cerámica de color gris con algún desgrasante muy pequeño; factura manual y cocción reductora; tiene de ancho 8 mm y se desconoce el diámetro del recipiente al que perteneció, su cara interna se presenta muy deteriorada y la externa se pinto a la almagra. El borde del cuenco se realizó afilando la pared lateral desde un par de centímetros y se remató de forma redondeada (fig. 8).

 

 

INDUSTRIA OSEA

 

Nº 103.- Fragmento de hueso tendente a la forma prismática triangular -posible costilla-, de 55  X 15 X 10 mm, fue decorado en su cara menor por una serie de incisiones de 9 mm, alternativamente horizontales e inclinadas hacia el lado izquierdo (fig. 8).

 

INDUSTRIA LITICA

 

     Se caracteriza por su escasez y poca definición formal lo que traduce aparentemente una corta personalidad en este sentido.

 

Nº 104.- Lasca de forma irregular, color negro brillante. Parece ser un fragmento de un bello cuchillo trapezoidal (fig. 8).

 

Nº 105.- Lasca de cuarzo blanco tendente a la forma triangular rectangular con un cateto dentado por retoque de una de sus caras (fig. 8).

 

Nº 106.- Canto rodado en forma de esfera de cuarcita de 43 mm de diámetro (fig. 8).

 

Nº 107.- Fragmento de canto rodado de cuarcita de 68 mm de alto; presenta forma de pico aunque no tenemos testimonio de su utilización como tal (fig. 8).

 

Nº 108.- Fragmento de canto rodado de cuarcita de 77 mm de alto; presenta forma de pico aunque no sabemos si fue utilizado (fig. 8).

 

 

 

CAZOLETAS

 

      Los volúmenes de granito más significativos, cercanos al poblado, ofrecen en algunas superficies de su base numerosas cazoletas cuyos dibujos ofrezco en las figuras 9, 10 y 11 . Estos grabados acompañan algunos  poblados de  nuestra Comunidad de cultura semejante aunque  no hay publicación alguna sobre ellos. Parece ser que no tienen una cronología muy definida; en nuestro caso veremos que no son propias del Calcolítico pleno y si pueden serlo de sus inicios o finales ( 1).

 

    Las cazoletas fueron realizadas en cuatro espacios distintos siendo el común de ellos el estar protegidos de manera aviserada por los grandes bolos de  granito que forman pequeños abrigos o covachas destacando  por su aspecto caprichoso, su volumen etc.

 

    El soporte sobre el que se realizaron es de granito con una variedad muy granulosa, dura y bastante compacta. El primero de ellos, grupo A, está situado en el W del poblado a unos 200 pasos; la superficie sobre la que se asienta ofrece una clara fragmentación en la parte N lo que nos hace suponer que el conjunto de cazoletas no nos ha llegado completo. Este  está formado unicamente por cuatro cazoletas de profundidad y tamaño diferentes. La nº 1 tiene de diámetro 80 mm y 20 mm de profundidad; la nº 2, 75 mm x 12 mm; la nº 3, 57 mm x 15 mm y la nº 4,  55 mm x 10 mm, todas situadas de manera más o menos paralela al racheado límite de la fragmentación (fig. 11).

 

     El segundo grupo es el B, se situó en una superficie  bajo otro enorme bolo  que se encuentra  90 pasos al N del poblamiento, en este caso las cazoletas parecen estar completas aunque la erosión pueda haber terminado con algunas; el conjunto lo forman 69 unidades habiendo significativas diferencias entre ellas. La más llamativa ocupa la parte  alta de la superficie que tiene una ligera inclinación; tiene de dimensiones 65 mm x 25 mm y presenta un perfecto acabado interno gozando el granito de un fino pulido. Solamente dos cazoletas están situadas más al S de la enumerada, que parece ser la principal por los motivos apuntados; el resto se extiende por la parte situada al N y NW como puede apreciarse en el dibujo de la figura 10; sus dimensiones son de 35-50 mm X 0.5-25 mm. Todas las cazoletas se agrupan pareciendo formas estelares aunque sin aparente relación con las constelaciones actuales (fig. 9).

 

     Los grupos 3º y 4º, grupos C y D, se observan en dos superficies bajo el mayor bolo granítico de esta zona que está situado unos 85 pasos al E del reseñado anteriormente. La enorme roca se encuentra sostenida caprichosamente en tres lugares dejando bajo ella un espacio hueco muy propicio para ser aprovechado como pequeño hábitat, al parecer no fue así ya que no se observan restos significativos en sus inmediaciones. Esta enorme roca rezuma agua inferiormente durante algunos días posteriormente a haber llovido observándose algunas grietas hacia el N que terminarán arruinándola. Para realizar los grupos de cazoletas se eligieron dos rocas de la base en granito bastante granuloso; la situada a la izquierda tiene 19; dos de ellas son doble; otras dos son algo mayores 60 mm X 20 mm, y están situadas al N y E del grupo; la última de la izquierda -en sentido N- es claramente de inferior tamaño, 35 mm x 10 mm; el resto presenta unas dimensiones semejantes comprendidas entre 45-50 mm x 10-15 mm (fig. 11).

 

     El cuarto grupo se realizó sobre otra superficie rocosa situada a la derecha del mismo covacho; está formado por 43 cazoletas;  hay una muy pequeña de sólo 30 mm x 10 m; el resto tiene unas dimensiones comprendidas entre 40-80 mm x 10-35 mm. En este último conjunto aparecen las cazoletas en grupos mejor definidos por existir un mayor distanciamiento entre ellos. Algo separadas del grupo anterior, hacia el S se distingue un subconjunto de 9 cazoletas (fig. 10).

 

    En la parte N del interior del poblado se hicieron tres orificios cilíndricos en la roca del suelo, de unos 25 cm de ancho por 30 de profundidad, que debieron ser utilizados como morteros para machacar, triturar e incluso moler. Su corto número indica cierto colectivismo en su uso.

 

 

CONCLUSIONES

 

    Los fragmentos del 1 al 7 pertenecen a un tipo de vasijas denominadas cazuelas  carenadas; por sus diámetros, casi siempre grandes, deducimos que eran recipientes de uso común bien para la presentación de los alimentos y su posterior distribución en otros más pequeños como puedan ser los cuencos. La poca altura que poseen estos recipientes ha hecho que sean considerados como verdaderas paelleras, nombre con el que también son conocidos, pudiendo realizarse en ellos un buen número de platos cocinados generalmente a fuego lento. También puede utilizarse como recipiente de pequeño almacenamiento, tueste, secado, etc. La manufactura y acabado nos habla de su pertenencia a una vajilla modesta pero cuidada, posiblemente de uso cotidiano.

 

    Su  número aunque escaso es muy  significativo ya que constituyen un tipo de recipiente común en numerosos poblados del SW. En el espacio provincial están presentes en la sierra de La Pepa, La Cumbre, Cáceres ( 2), en Los Barruecos de Malpartida de Cáceres, Cáceres ( 3), faltando en el Campo Arañuelo y La Jara cacereña     ( 4). Su uso tampoco está generalizado entre los poblados de la provincia de Badajoz estando presentes en los poblados de Araya, Sta Engracia, Camino de Meriendas, Carrascalejo y El Lobo ( 5); todos ellos englobados en una cultura más amplia imperante , como antes se dijo, en el SW peninsular de la que uno de los poblados conocidos más representativos es posiblemente el de Papas Uvas en Huelva ( 6).

 

      Por los  estratos inferiores de Zambujal, en los que aparecen cazuelas carenadas, sabemos con certeza que sus comienzos fueron muy prematuros, antes quizás del tercer milenio a. C., tendiendo a finalizar su uso en torno al 2.600-2.500 a. C. ( 7). Pero además se conservan dos fragmentos de cerámica a la almagra, nº 47 y 102, y uno decorado con punto y raya -fig 8, nº 46-, los tres de claro apogeo tardo neolítico, por lo que la filiación temprana, Neolítico final-Calcolítico inicial, de todas estas cerámicas ofrece escasas dudas.

 

    Los cuencos, casi todos de diámetro inferior a 25-30 cm, nos indican que son de uso individual a excepción de los fragmentos representados en los nº 48 y 49 -el primero con pintura negra en su borde- y un excelente acabado interior que pertenecen a grandes platos de un diámetro mayor, ambos parecen más propios del Calcolítico medio y están  presentes en el poblamiento del Acebuche, ya enumerado; su fragmento número 8 corresponde al borde almendrado de un gran plato con un tipo  de pintura semejante al ahora reseñado con el número 48. Por otra parte el fragmento número 2 de aquel poblado es formalmente semejante al número 48 de aquí. Es decir, aunque en corto número, hay correspondencias culturales que nos indican claramente el cambio de hábitat a la parte alta a comienzos del Calcolítico pleno.

 

    Todos los cuencos son recipientes de uso general por lo que resulta muy difícil asegurar por ellos la cronología del poblado; sus acabados, en general algo más toscos, denotan igualmente su pertenencia a una vajilla de uso cotidiano.

   

   Los vasos como los cuencos no suelen señalar con claridad una cronología, los observados en este poblado presentan dentro de la unidad de su forma una gran variedad. Hay dos fragmentos -51 y 52-, que presentan un buen bruñido en pastas bastante cuidadas, aunque la cocción del número 51 parece ser muy buena, la del 52 no lo es tanto; ambos hubieron ser objetos de cierta estima. Pese a la pequeñez de los fragmentos, la mayoría pertenecen a vasos de forma redondeada, globulares. Los números 50, 51, 56, 58, 59, 61, 62, 64, 65, 66, 68, 69, 70, 71, 72, 73, 74, 75, 76,77, y 79 no tienen cuello, ni siquiera su inicio, mientras que en los 52, 53, 54,  55, 60, 67 y 78 se observa más o menos desarrollada la estrechez correspondiente; el resto, por su deterioro, no permite clasificarlos debidamente. Unicamente los números 78 y 79 de la fig. 6, nos informan de verdaderos recipientes de almacén y ambos parecen señalar épocas tardías quizás muy próximas a la Edad del Bronce.

                                         

    Ya he reseñado la importancia de la decoración de Boquique -punto en raya- de la forma 46, fig.8, para datar los comienzos del poblado hacia el Neolítico final. Hay también un corto número de vasos globulares, nº 69 y 70, que aparecen decorados con una  serie pequeña de motivos incisos muy populares y por ello comunes a diversas  épocas; fueron realizados a base de ungulaciones logrando formas circulares paralelas a la boca y muy cerca de ella; estos poco pueden aportar a fijar cronologías generales aunque si pueden contribuir a  comparaciones de unos poblados con otros dentro del área que ahora estudiamos para buscar semejanzas tendentes a igualar o separar  fenómenos sociales, culturales etc.

 

   Resultado diferente ofrecen los fragmentos procedentes de vasos campaniformes que contribuyen a fijar una cronología firme en cuanto a su aparición y posterior abandono, esto debió coincidir con el fin de la habitabilidad de este poblamiento. Este tipo de cerámicas está representado por las formas número 82, 83, 84, 85, 86, 87, 88, 89, 90, 91, 92, 93, 94, 95, 96, 98, 99, 100 y 101. Dentro de la clasificación que de ellas se hace -Marítimo, Palmela y Ciempozuelos-, solamente los números 82 -Ciempozuelos- y 91 -Marítimo- ofrecen una pureza técnica y decorativa para poder ser debidamente agrupadas, el resto de las decoraciones de esos fragmentos, la mayoría también por su pequeñez, me obliga a clasificarlos como híbridos de las diferentes tipologías.

 

  Fragmentos campaniformes se encuentran también en el batolito de Plasenzuela, en el poblamiento del cerro de La Horca, prácticamente de todas las tipologías ( 8); también he observado un fragmento de cuenco campaniforme inciso, rellenado de pasta blanca en la superficie del «Fortín» cercano al poblamiento del Castillejo  por lo que hay que suponer que éste debe poseer dicha cerámica de finales del Calcolítico si bien los estudios que hay sobre el mismo no  reseñan nada semejante ( 9). En Los Barruecos de Malpartida de Cáceres apareció el campaniforme marítimo en los niveles superficiales prehistóricos (10). Desconozco si en la parte de Valencia de Alcántara apareció ésta cerámica en el poblado del Jardinero debido a la poca divulgación que su excavación ha tenido. En los numerosos poblamientos de la Jara cacereña y Campo Arañuelo, no aparece este tipo de cerámica aunque si está presente en  enterramiento -solo en el famoso dolmen de Guadalperal, Peraleda de la Mata, Cáceres (11)-.

 

    Entre los poblamientos de la provincia de Badajoz, en su zona central cercana a Mérida encontramos fragmentos semejantes en La Pijotilla,  Badajoz; La Palacina, Alange; y una presencia superficial de tipo testimonial avalada por escasos fragmentos  en Vista Alegre y Los Corvos en Villagonzalo; El Apeadero, Zarza de Alange. En la zona de Llerena se observan en Huerta de Dios, Casas de Reina; El Pedrosillo, Llerena; Cerro Cabril, Valencia de las Torres y Los Palacios en Valverde de Llerena (12). De los 71 yacimientos calcolíticos localizados en la provincia de Badajoz solamente nueve o diez tienen cerámica campaniforme que, por sus esmeradas características debían ser  un producto de lujo en esta época; de esos nueve o diez poblados siete u ocho tienen una presencia testimonial con uno o dos fragmentos en superficie. De los que tienen buena presencia de campaniforme sólo dos están en el Guadiana medio, el gran poblado de La Pijotilla, de más de dos km de diámetro -parcialmente arrasado en el verano de l996 por el trazado del gaseoducto (13)-, y el más modesto de La Palacina. Por lo tanto nuestro asentamiento, junto con el cerro de La Horca en Plasenzuela tiene unas características, al menos de pervivencia, que les une a los más impotantes yacimientos de finales del Calcolítico peninsular como puedan ser Los Millares, Santa Fé de Mondujar,  Almería;  Valencina de la Concepción, Sevilla;  Zambujal, Torres Vedras, Portugal, etc. Es en la época final de estos grandes poblados cuando el nuestro también parece agonizar;  en ella parece que la mayoría de esos setenta y un poblamientos de la provincia de Badajoz ya habían dejado de estar habitados ya que sus cerámicas no evolucionaron y parecen detenerse en momentos precampaniformes. Cabe reseñar la ausencia de cerámicas repujadas en nuestros poblamientos -cronológicamente le correspondería al Acebuche- presentes en los coetáneos de la sierra de Plasenzuela (14), La Pijotilla (15) y en La Jara cacereña (16).

 

     La escasez de objetos procedentes de la industria o sea y lítica poco puede aportar ya que son objetos que se utilizan durante largo tiempo en algunos yacimientos dando la impresión que cada grupo humano buscaba solucionar sus problemas cotidianos mediante una forma determinada a veces incluso muy elemental cual es el caso de las puntas de cuarcita que la proximidad del río Magasca surtiría de estos útiles de apariencia tan tosca y primitiva; semejante cuestión ocurrió en el poblado del Lobo en un ambiente cultural del Calcolítico pleno (17) e incluso en la solana del castillo de Alange de la época del Bronce (18).

 

    En cuanto a las cazoletas poco se puede decir en lo referente a sus contenidos, ni tan siquiera su filiación a una determinada cultura ya que son comunes a diferentes poblaciones en épocas muy diversas. Una tríada de ellas se encuentra en nuestro campo de S. Juan, en la parte S del edificio correspondiente al mercado regional de ganados; otras son fácilmente visibles en la parte  alta de la sierra de Sta Cruz, Sta Cruz de la Sierra, Cáceres. También se asocian a algunos poblados de La Jara cacereña como los de Navaluenga y el Castillo; falta su reseña en los trabajos de la sierra de Plasenzuela, Malpartida de Cáceres y Valencia de Alcántara. Igualmente están ausentes en las descripciones de los materiales correspondientes a los poblados de la provincia de Badajoz que cito a lo largo de este estudio. De ello se deduce que su valoración ha debido ser oscilante aunque conocidos sus contenidos durante largo tiempo, tal vez hasta época medieval; hoy no nos queda ningún vestigio para saber sus fondos.

 

    Con la anterior panorámica la cronología del Avión estaría comprendida entre un Neolítico final-Calcolítico inicial representado esencialmente por el fragmento de punto en raya, las decoradas a la almagra y los fragmentos de cazuelas carenadas con una fechas de comienzo en torno al 3000 a. de C. y un término del 2600-2500 a. de C.; es manifiesta la ausencia de cerámicas que representen al Calcolítico pleno por lo que debemos admitir su despoblamiento entre estas fechas y el 2000 a. de C.  Renace de nuevo más o menos a partir del -2000, en los finales del Calcolítico -época campaniforme-. Posiblemente pervivió un poco durante el Bronce;  la existencia, aunque escasa, de grandes recipientes de almacén, ver los nº 78 y 79, y sobre todo la decoración de este último que parece una decoración tipo Ciempozuelos aplicado a recipientes no campaniformes parece apuntar una época tardía, no pudiendo dar fechas aproximadas para esta finalización pero que debió ser anterior al 1500 a. de C.

 

BIBLIOGRAFIA

 

( 1) González Cordero A. y Quijada González D. (1991): Los orígenes del Campo Arañuelo y La Jara Cacereña y su integración en la Prehistoria Regional, pág 148 y 149. Ayuntamiento de Navalmoral de la Mata, Cáceres.

 

( 2) González Cordero A., Castillo Castillo J. y Hernández López M. (1991): La secuencia estratigráfica en los yacimientos calcolíticos del área de Plasenzuela (Cáceres). E. A. II, pág 20. Consejería de Educación y Cultura  de la Junta de Extremadura y Universidad de Extremadura.

 

( 3) Sauceda Pizarro M. I. (1991) : La secuencia cultural de «Los Barruecos». Malpartida de Cáceres. Cáceres. E. A. II, pág 34.  Consejería de Educación y Cultura de la Junta de Extremadura. Universidad de Extremadura.

 

( 4) González Cordero A. y Quijada González D. (1991): Obr. cit., pág 126.

 

( 5) Enríquez Navascués J. J. (1990): El Calcolítico o Edad del Cobre en la cuenca extremeña del Guadiana: Los poblados., pág 194. Museo Arqueológico Provincial de Badajoz. Publicaciones 2. 

 

( 6) Martín de la Cruz J. C. (1985): Papas Uvas I, Aljaraque, Huelva. Campaña 76-79. E. A. E. 136, pág 183.

 

( 7) Enriquez Navascués J. J. (1990): Obr. cit., pág 192.

 

( 8) González Cordero A., de Alvarado Gonzalo M., Municio González L. y Piñón Varela F. (1988): El poblado del cerro de la Horca (Plasenzuela, Cáceres). Datos para la secuencia del Neolítico tardío y la Edad del Cobre en la Alta Extremadura. T. P. 45.

 

( 9) González Cordero A. y otros (1988): Obr. cit.

 

(10) Sauceda Pizarro M. I. (1991):Obr. cit.

 

(11) González Cordero A. y Quijada González D. (1991): Obr. cit., pág 81.

 

(12) Enríquez Navascués J. J. (1990): Obr. cit., pág 187 y ss.

 

(13) Aroca J. L. (1996): Diario Hoy, 20-8-96.

 

(14) González Cordero A. y otros (1991): Obr. cit., pág 19.

 

(15) González Cordero A. y otros (1988): Obr. cit., pág 98.

 

(16) González Cordero A. y Quijada González D. (1991): Obr. cit., pág.

 

 

 

 

    

 

 

 

 

Oct 082013
 

 XXVIII COLOQUIOS HISTÓRICOS DE EXTREMADURA

BARRIO MOYA, José Luis LA CARTA DE DOTE DE DON JUAN MEJIA, MILITAR EXTREMEÑO AL SERVICIO DE FELIPE V (1731)

Desde la más remota antigüedad fue costumbre generalizada en­tre los pueblos de las más diversas culturas el que los varones en­tregaran a las mujeres con las que contraían matrimonio una cierta cantidad de dinero u otro tipo de bienes. Esta costumbre era normal entre las tribus germánicas y se la conocía con el nombre de arras. En Roma, aunque existió la llamada «sponsalicie lergitates», que no era otra cosa que una donación que los esposos se hacían mutua­mente, no hubo, sin embargo, una entrega de bienes del marido a la mujer, sino que por el contrario, era la esposa quien daba al marido la donación -dote- que servía para ayudar a sufragar los gastos del enlace. En el Renacimiento y con el descubrimiento del Derecho Ro­mano, la costumbre de la dote se extendió por toda Europa. En Es­paña la institución de la dote influyó notablemente en la sociedad del Antiguo Régimen, ya que para las mujeres fue algo tan fundamental que sin una buena dotación era muy difícil que encontrasen marido. Como consecuencia de todo ello, el dotar generosamente a una hija podía significar un ascenso dentro de la jeraquizada sociedad de la época. Un buen ejemplo de lo que decimos lo tenemos en los cuan­tiosos bienes que la dama madrileña doña Petronila Montero de Pi­neda ofreció al militar extremeño don Juan Mejía en 1731 con ocasión de su enlace, y que incluían censos y juros, un oficio de escribano, valorado en 22.000 reales de vellón, cuadros, esculturas, muebles, joyas, objetos de plata, ropas, relojes, utensilios de cocinas y seis ca­sas en Madrid.

Todo lo aportado por la dama madrileña alcanzó una valoración de 432.419 reales de vellón.

BAZAGA IBÁÑEZ, Manuel J. LOS TEMPLARIOS EN EL CAMINO DE SANTIAGO

Es indudable que la Orden de los Caballeros Templarios extendían su influencia y participaban en todos los acontecimientos que en la Edad Media ocurrían en tierras conocidas: Cruzadas, peregrinaciones a Roma o a los Santos Lugares y no podían por menos el estar presente en las peregrinaciones a Santiago de Compostela y allí dejaron huellas de sus actividades espirituales y materiales. Por ello en este trabajo se recogen algunos de los sitios y actividades en que se movieron en aquella época.

BENITO MARTÍN, Luis ÑUFLO DE CHAVES, GRAN CONQUISTADOR ESPAÑOL. TRUJILLO, CÁCERES (1518) CHACO BOLIVIANO (1568)

Esta comunicación intenta narrar la obra de Ñuflo de Chaves, aven­turero y descubridor español (Trujillo, Cáceres -1518) a las órdenes, pri­mero, de Alvar Núñez Cabeza de Vaca y, posteriormente, de Domingo Martínez de Irala. Su vida activa, como conquistador, es apasionante y transcurre principalmente en torno al Chaco Boliviano, donde es asesi­nado en 1568. Destaca, entre su obra, la fundación de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, en la actual Bolivia.

BLÁZQUEZ DE YÁÑEZ, Diego EL AVISADOR DE BADAJOZ (1882-1887) (Seis años con este título)

Se inscribía en la C/. Lagares, n.° 6, y lo dirigía Emilio Orduña. – Termina en los núms. 6 y 13 de enero de 1887, jueves ambos.

EL AVISADOR (agosto 1887-1891) Cambio de cabecera (Tres años con este título)

Se inscribía en la C/. Comedias, n.° 13. Nunca pone director. – Se dividió en ÉPOCAS y AÑOS. – Tiene siempre Semanario y Revista, a excepción de connotar algunas efemérides que caían en otros días de la semana.

CALDERÓN BERROCAL, M.a del Carmen «DOCUMENTACIÓN PACENSE»

Obra de conjunto que estudia el patrimonio documental extremeño desde el siglo XIV al XX rescatándolo de su olvido, constata e identifica pasado y presente documental y se proyectan al futuro desde el recono­cimiento y el estudio de la documentación local, descubriendo caminos nuevos a seguir en la investigación con temas inéditos que interesarán a estudios económicos, de mentalidad, de religiosidad, historia del arte, biografías; se enriquecerá la historia conocida de particulares y familias como los Pizarro, incluso rescataremos notas de nuestro pasado vincu­lado a Hispanoamérica.

CÁRDENAS BENÍTEZ, M.a de» Pilar DON HERNANDO BARRANTES MALDONADO, GOBERNADOR DE ESPÍRITU SANTO DE LA GRITA

CARRASCO MONTERO, Gregorio FRAY PEDRO DE ALCÁNTARA EN LA BASÍLICA VATICANA

Entre los fundadores y reformadores, con pleno derecho, está co­locada la estatua del Santo descalzo de Extremadura.

Situada en tan solemne e importantísimo lugar despierta sensibili­dades espirituales, históricas, raciales. La razón del tema sanalcantarino en la presente edición de los Coloquios Históricos de Extremadura es di­vulgar la escritura o contrato para ejecutarla.

Un valenciano es el escultor de la referida estatua situada en la fila de la izquierda y en primer término o pilar.

Un extremeño, General de la Orden Franciscana, fue quien movió todos los hilos de la realización y colocación.

Texto en castellano de la escritura entre Francisco Vergara, que fue el escultor contratado, y el síndico apostólico.

CERRILLO CUENCA, Enrique EL NEOLÍTICO EN LA PENILLANURA CACEREÑA: REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS ACTUALES

En este artículo se intenta sintetizar el conocimiento actual de una etapa mal conocida en el panorama arqueológico extremeño, el Neolí­tico, a través de los escasos datos que se poseen. El conocimiento de tal periodo ha sido posible gracias a la revisión que se ha realizado de asentamientos como la cueva de El Conejar o Los Barruecos, que pue­den relacionarse con asentamientos de otros ámbitos geográficos pró­ximos. La integración de éstos dentro de la penillanura cacereña y su re­lación con otras áreas plantea nuevas vías de análisis que deben seguir­se en un futuro.

CORRALES GAITÁN, Alonso J. R. CÁCERES Y SUS RUTAS

En estas fechas de estío en las que esperamos que nos visiten va­rios miles de ciudadanos de todas las procedencias y con el ánimo de conocer Cáceres, se me ocurre apuntar una serie de rutas o itinerarios para poder hacer su estancia más variada e interesante, saliendo algu- nas veces de los propios circuitos habituales del turismo y que con el pa­so del tiempo se convierten en meros recorridos aburridos.

Pero para esto partimos de la base que al menos permanecerán en Cáceres un fin de semana, pudiendo seguir los pasos de cualquiera de las diez rutas que se me ocurren y que seguidamente propongo.

Aconsejamos que para llevarlas a feliz término el visitante debería de ir acompañado con cámara de fotografías o de vídeo, así como una libreta para tomar notas y, por supuesto, con ropa y calzado apropiado.

Y podrá realizar las siguientes rutas: De la muralla; de la heráldica;

de los palacios; de las fuentes; de los museos; de las ermitas; de los Tesoros; de las leyendas; del subsuelo; y de las casas con nombre propio. Más adelante se podrían buscar otros itinerarios alternativos y que servirían para valorar aún más el amplio sector cultural-histórico que se da en Cáceres y alrededores.

«PUBLIO HURTADO PÉREZ (1850-1929)»

El pasado 3 de enero se conmemoró el setenta aniversario del fa­llecimiento de tan importante personaje. El «patriarca de las letras extre­meñas» a lo largo de su vida nos dejó un gran número de obras de todo tipo, así como un impresionante archivo aún pendiente de publicar en gran parte por sus descendientes.

DIEZ PRESA, Macario CANTO A TRUJILLO

Trujillo es historia. Pero pletórica de poesía. Al hermanar simbiótica­mente imagen, historia y poesía, «Canto a Trujillo» viene a ser un mag­nífico exponente de dicho trasfondo poético. Su historia, sí, estaba ya es­crita. Sólo faltaba el poeta inspirado que cantara ese misterio y ese en-duende de tan noble y señera villa cacereña.

Ese inspirado poeta y cantor de Trujillo fue Máximo González del Va­lle, sacerdote claretiano, quien no contento con haber sabido apresar el misterio y alma de Trujillo, acertó a darle resonancia con tan logrado estilo poético: estilo y lenguaje que confieren vuelo y trascendencia a toda una larga y densa historia, con nada menos que 135 sonetos -60 de los cuales se nos brindan tan magníficamente emparejados con la imagen de sus respectivos y fastuosos monumentos y sus más célebres personajes- los que reflejan la honda y mistérica belleza de esta noble villa extremeña.

González del Valle nació en San Vicente de la Barquera (Santander) en 1913. Y murió en Palencia en 1989. Se le ha calificado de hombre «desmesurado» por su desbordante producción literaria, su «sobrecogedora y tremenda fecundidad» y su amplísimo elenco de premios lite­rarios, además de sus ciento cincuenta «flores naturales».

Los 60 sonetos de «Canto a Trujillo» vienen a ser algo así como un ha­ber robado su misterio a este rico y espléndido paisaje encarnado y reman­sado en la histórica Trujillo, como otros tantos pálpitos del alma trujillana. He aquí algunos ejemplos… ¡Qué poemas tan llenos de colorido y musi­calidad! Su lectura nos trae a la memoria una feliz expresión de E. Deschamps, tal vez pocas veces hecha tan plástica realidad y que reza así:

«La poesía es la pintura o imagen que se mueve y la música que piensa». No es, pues, exagerado afirmar que Trujillo ha encontrado en González del Valle su más generoso intérprete y su cantor más inspirado.

González del Valle es, en «Canto a Trujillo», un idealizador; pero que, lejos de restar realismo a sus personajes, monumentos, calles y plazas, les confiere una nueva y casi luminosa existencia. Cada personaje, cada monumento, cada plaza o cada calle reciben algo así como un bautismo poético, que ni la pura historia, como simple facticidad, ni la simple imagen, como tal, con sus aguas podían conferirles, pero que esperando estaban, se lo confiriese con las suyas el numen poético de un genio inspirado, tras haber contemplado esa misma historia y esa imagen hecha piedra.

DOMÍNGUEZ VINAGRE, Alfonso

Con el transcurso de los años se han ido conformando las «historias oficiales» de nuestras localidades. La mayoría de ellas resultan deudo­ras de la ampulosa historiografía decimonónica y han utilizado de mane­ra poco crítica las fuentes clásicas produciendo visiones erróneas y de­formes que se perpetúan con la repetición y se canonizan a través de obras divulgativas. Muchas de estas historias locales necesitan de una relectura crítica que incorpore los avances de la investigación histórica y actualice sus presupuestos metodológicos.

En nuestro caso revisamos la versión «oficial» de la reconquista y re­población de Salvatierra de los Barros, para poner de manifiesto que tiene su origen en una interpretación errónea de las crónicas por parte de los his­toriadores regionales de los S. XVI y XVII. El relato tradicional consigna que Alfonso IX reconquista en 1229 la localidad y acomete su repoblación, reconstruyendo su castillo. Tratamos de mostrar que las crónicas se refie­ren a la población portuguesa homónima, que el rey leonés no pudo pro­tagonizar el hecho, ni éste producirse antes de 1230, como tampoco pudo darse una repoblación por iniciativa real. Utilizamos fuentes fiables y me­todología actual para formular una versión alternativa, fundada y coheren­te con el estado actual de los conocimientos. Nuestra hipótesis considera que Salvatierra surge como un intento en el verano de 1230 por parte del concejo de Badajoz de hacerse con el control de su alfoz, todavía en ma­nos musulmanas en su mayor parte. Paralizado el avance cristiano con la muerte del monarca en septiembre, Salvatierra quedará como avanzadilla del concejo pacense, rodeada de posiciones musulmanas que no serán reconquistadas hasta la siguiente década. El poblamiento se vio condicio­nado por su inicial origen militar, por lo agreste del terreno y por su depen­dencia jurisdiccional de la ciudad.

FERNÁNDEZ MUÑOZ, Yolanda «FRANCISCO BECERRA, ARQUITECTO DE DOS MUNDOS: EXTREMADURA Y AMÉRICA, EN EL SIGLO XVI» (Etapa americana)

Fueron especialmente fecundos en la conformación espiritual de los pueblos americanos, la presencia activa de artistas extremeños, que emigrados a Indias, trasvasaron a las ciudades del Nuevo Mundo, for­mas aprendidas en sus pueblos de origen.

Destacará entre ellos, el cantero trujillano Francisco Becerra, que em­prenderá su camino hacia las Américas, cuando no contaba más de 35 años. Becerra llevará consigo además de su gran formación artesanal, el goticismo arraigado en Trujillo en plantas y cubiertas, la decoración plate­resca de raíz toledana en patios, portadas y una limpieza de formas donde prevalecía lo arquitectónico sobre lo ornamental, apuntándose así los nue­vos cánones del último cuarto del s. XVI. Su obra americana cubrió exten­sas zonas de los Virreinatos de Nueva España y Perú.

Francisco Becerra, caminó entre dos mundos, Extremadura y Amé­rica, abriéndose paso en la historia con su obra, tendiendo nuevos lazos entre el arte de la península y el colonial, de ahí que su estudio suponga uno de los grandes retos para conocer nuestros antepasados, descu­briendo a su vez, nuestra propia identidad.

FERNÁNDEZ SÁNCHEZ, TeodoroRIVAS MATEOS, CIENTÍFICO Y POLÍTICO

El nombre de «Rivas Mateos» se hizo famoso en las primeras dé­cadas de la agonizante centuria.

Su culta y recia personalidad alcanzaron dimensiones gigantescas en los campos científicos, dentro y fuera de España.

La política le pidió su eficaz colaboración para cargos importantes y nacionales. Aunque su mayor renombre y prestigio le cupo a nivel cien­tífico, catedrático e investigador.

Nació en Serradilla el 16 de enero de 1875. A los 20 años concluyó la carrera; a los 21, Doctor en Farmacia; a los 25, Catedrático por opo­sición en la Universidad Compostelana de Mineralogía y Zoología.

Allí casó con la señorita Adela Goday. Pasó luego a la Universidad de Barcelona y a los 30 años ocupó la Cátedra de Mineralogía y Botánica en la Universidad Central.

Realizó un amplio profundo y brillante estudio sobre la flora extremeña, descubriendo nuevas especies en sus montes, como el Monfragüe, la Mosca, etc.

Fue elegido miembro de la Sociedad Lineana, representó a España en un Congreso Internacional celebrado en Suecia y Noruega. Por su brillante intervención fue nombrado Doctor «Honoris Causa» de la Uni­versidad de Upsala.

FERNÁNDEZ SERRANO, Francisco Galo «DOS LOAS DEL CARDENAL JUAN DE CARVAJAL Y SU PUENTE» «LAS HOJAS PARROQUIALES EN LA DIÓCESIS DE PLASENCIA» «TRES DESCONOCIDOS ESCRITORES EXTREMEÑOS DEL SIGLO XX»

FLORES OLAVE, Lucía LA RELIGIOSA DE LA EDAD MODERNA

La personalidad jurídica de una mujer dependía de su estado civil. ¿Cuál sería la circunstancia social y personal de las religiosas?

El trabajo supone un resumen acerca de la consideración social so­bre la figura de la Religiosa en la Edad Moderna, consideración que atiende a su circunstancia social, como la personal. Se incluyen docu­mentos que apoyan los planteamientos.

GARCÍA-MURGA ALCÁNTARA, Juan NOTICIAS DE LAS ANTIGÜEDADES ROMANAS EMERITENSES A TRAVÉS DE VIAJEROS DE LOS SIGLOS XVI AL XIX

Las narraciones sobre viajes han constituido siempre una inestima ble fuente de valoraciones artísticas, llegando en ocasiones a configurar verdaderas corrientes culturales, como ocurre con el origen y consolida­ción del Camino de Santiago. Con frecuencia las noticias de los viajeros se han visto reducidas a relatos, al no poder utilizarse hasta tiempos muy recientes los modernos medios de reproducción gráfica, como la fotogra­fía o el cine.

Es innegable la utilidad del libro de viajes para el conocimiento del es­tado de los monumentos en el pasado y la evolución de los mismos, o para informarse de obras ya desaparecidas. El conocimiento del estado de los monumentos en el pasado hace que éstos nos revelen su propia historia y evolución hasta nuestros días y poder conocer de este modo el grado de desarrollo de nuestra propia cultura. En cuanto al lenguaje de los viajeros debe tenerse en cuenta que se adaptaba a su tiempo, con las lógicas va­riaciones de contexto cultural que tanto pueden llamarnos la atención.

En viajeros, y también cronistas, como Bernabé Moreno de Vargas, Barreiros, Ponz, Laborde, etc., se presenta una cambiante visión de las antigüedades y ruinas romanas emeritenses, auténtico símbolo de la ciu­dad y expresión verdadera de nuestro desarrollo cultural actual, de cara a generaciones venideras.

GONZÁLEZ-HABA Y GUISADO, José M.a TRUJILLO Y MIGUEL DE CERVANTES

Hablaré de algo de la pequeña historia de Trujillo, aquélla que cada día amanece, y es desconocida:

En dos ocasiones, habla Cervantes de Trujillo y de hijos suyos.

En el Quijote, cita a nuestra ciudad y a García de Paredes. En los trabajos de Persiles y Segismunda, el nombre de nuestro pueblo aparece junto a los de don Juan de Orellana y don Francisco Pizarro.

Dos lugares encontré para el último citar:

Nuestro don Juan Tena, cuando afirma que en el reinado de Felipe II Cervantes estuvo en Trujillo, bien para informarse del matrimonio de su hija Isabel, bien en su caminar desde Portugal a Madrid, hospedán­dose en el palacio de don Juan Pizarro de Orellana.

Y Astrana Marín, que recuerda cómo las descripciones de nuestro ge­nial escritor tienen visos de realidad, disfrazadas por el velo de la ficción, así como debido a sus relaciones con los Cervantes Gaete de Trujillo.

Hasta aquí lo conocido sobre el particular.

Pero, en 1992, adquirí un libro titulado «El Caballero del Verde Ga­bán», obra de L.G. Hortigón.

Lo leí y saboreé. Sus noticias sorprendentes sobre Cervantes y Trujillo, me llamaron la atención. Su parentesco con la judía trujillana Johana Sánchez, la finca Valdepalacios y el desarrollo de parte del Quijote en ella, etc., etc., son la esencia de esta comunicación, cuya verdad dejo en manos de los historiadores.

GRANADOS CLAVER, Montaña DISEÑO E IMPLEMENTACIÓN DE UNA APLICACIÓN SIG PARA LA CREACIÓN DE RUTAS TURÍSTICAS: EL CASO EXTREMEÑO

El turismo es una alternativa a la actividad agraria en Extremadura, los medios y esfuerzos encaminados a la promoción y un mayor cono­cimiento de los recursos turísticos en Extremadura, pueden suponer a corto y largo plazo una fuente de trabajo e ingresos insustituible.

En esta ponencia se pretende demostrar la utilidad de los Sistemas de Información Geográfica para el turismo en la creación y planeamiento de rutas, así como en la difusión de las ya establecidas oficialmente. Por otra parte, se dan a conocer las pautas de diseño de este tipo de aplica­ciones a los agentes que puedan estar interesados en el diseño y la pro-moción de itinerarios turísticos.

El resultado de la implementación de esta aplicación SIG se concre­ta, a modo de ejemplo, en la visualización y diseño de algunas rutas sus­ceptibles de ser publicadas en Internet, en las que el usuario final puede conseguir información detallada de la región e incluso diseñar sus pro­pios itinerarios.

HIDALGO MATEOS, Antonio LA TIERRA DE TALAYUELA SEGÚN LAS RESPUESTAS GENERALES DEL CATASTRO DE ENSENADA

Entre 1751, como fecha de inicio, y 1756 como punto de culminación, lleva a cabo uno de los mejores catastros efectuados durante la Edad Mo­derna y, más aún, en épocas posteriores. Dentro de la política borbónica de llevar a cabo una profunda reforma de las instituciones y de la economía bajo su reinado, se pretendían simplificar y unificar toda la larga lista de im­puestos que existían en la península y, para ello, se pretende implantar la Única Contribución. Así pues, para poder llevar esta medida a cabo se ha de efectuar un profundo interrogatorio para conocer la base imponible so­bre la que se pretendía implantar la citada medida. Consta el mismo de unas cuarenta preguntas relacionadas un tercio de las misma con la agri­cultura y la ganadería, base de la economía de Antiguo Régimen.

Partiendo de las primeras trece preguntas de las Respuestas Generales que existen en el Archivo General de Simancas sobre Talayuela, el presente trabajo pretende hacer un análisis de la configuración de la tierra, dehesas principalmente, en el término de Talayuela. Así se sistematizarán cada una de las calidades, tipos, nombres y uti­lidades que a cada una de las mismas se les dieron, y que así se hicieron constar en el catastro. De la misma forma se intenta com­prender la relación existente entre hombre y ecosistema llegando a profundizar en cómo la configuración del entorno medio y próximo de­termina los hábitos y comportamientos campesinos.

IGLESIAS AUNIÓN, Pablo LA PRESENCIA FRANCISCANA EN LAS VEGAS BAJAS DEL GUADIANA DURANTE EL PERIODO MODERNO. EL CONVENTUAL DEL STMO. CRISTO DEL PASMO EN MONTIJO: 1583-1890.

La Comarca de Montijo se encuentra situada en el corazón de las Vegas Bajas del Guadiana donde desde mediados del siglo XVI, el franciscanismo tuvo una importancia extraordinaria. Próxima a ella, el con­vento de San Isidro de Loriana realizó una actividad que influyó directa­mente en localidades como Montijo, Puebla de la Calzada, Torremayor, Lobón y Mérida, entre otros.

Aunque el convento franciscano fundado por fray Alonso del Manzanete ha sido estudiado ya desde varias perspectivas, su presencia en cofradías por medio de sermones, erección de hermandades de clara marca franciscana, hospicios levantados por la acción de los frailes y erección de otros conventos como el de las clarisas bajo la advocación del Stmo. Cristo del Pasmo en Montijo resulta de enorme interés en el proceso de investigación.

Junto a ello, la utilización de nuevas fuentes inéditas aparecidas, completarán aún más el estudio sobre todo lo anteriormente menciona­do: Visitas de la Orden Militar de Santiago para los siglo XV y XVI; Man­das Testamentarias para el siglo XVII; Catastro del Marqués de la Ense­nada y Censo de Floridablanca para el XVIII. Por último, un conjunto do­cumental de enorme interés sobre funcionamiento interno en los conven­tuales estudiados de origen franciscano en la comarca montijana, que han dado su propia idiosincrasia, visible aún hoy en día.

JURADO RIVAS, José Carlos APLICACIÓN SIG PARA LA DIFUSIÓN VÍA INTERNET DE LA RED DE SISTEMAS NATURALES EN EXTREMADURA Y SUS ITINERARIOS TURÍSTICOS

A partir de la década de los ochenta se asiste a un replanteamiento a escala global de los factores que favorecen el desarrollo y el intercam­bio económico. Se toma plena conciencia de la importancia de los recur­sos naturales, no sólo en el ámbito ecológico sino económico, se formu­lan tesis críticas con la explotación del turismo y surgen términos como ecoturismo, turismo sostenible, turismo rural, etc.

Todos estos conceptos tienen sus bases en los principios de desa­rrollo sostenible, por lo tanto, propugnan los principios básicos de con­servación, administración y conservación medioambiental.

Extremadura cuenta con una red de espacios de interés ecológico importante, así como una estructura económica en el ámbito rural muy adecuada para el desarrollo de turismo ecológico y rural como alterna­tiva de desarrollo. La correcta gestión y planificación del turismo en áreas con un equilibrio ecológico frágil es de vital interés.

En este trabajo se explica cómo desarrollar una de las potencialida­des de la aplicación SIG (Sistema de Información Geográfica), basándo­nos en el análisis de los espacios naturales y planteadas rutas óptimas respetuosas con el medio y que integren el elemento antrópico. Con la integración de esta aplicación en Internet, conseguimos una difusión res­ponsable de los recursos turísticos.

LÓPEZ LÓPEZ, Teodoro Agustín EL EPISCOPOLOGIO PACENSE DE BADAJOZ: ELENCO YA CERRADO (1255-1994)

Las «Listas episcopales» tuvieron en la primitiva iglesia gran impor­tancia. Así lo testimonia S. Ireneo (140-202), Tertuliano (160-223), Eusebio (265-340), S. Epifanio (315-403) y S. Agustín (354-430). Su objetivo era probar la sucesión apostólica.

Posteriormente, las «iglesias locales» siguieron la costumbre de conservar los nombres aunque fueran para continuar su memoria histórica. En nuestro caso, la diócesis de Badajoz desde el s. XVI hasta nues­tros días han aparecido una decena de episcopologios, pero casi todos estos catálogos han sido publicados en la Historia de la Diócesis o ciu­dad con datos más o menos extensos, completando las listas. Carece­mos de una obra autónoma sobre los setenta y nueve prelados titulares.

Nos proponemos en este trabajo volver sobre el tema y recoger las consagraciones episcopales de los obispos pacenses, por un lado; y cerrar el elenco de obispos, que abría Fray Pedro Pérez, «primus episcopus pacensis» en el 1255 y ahora cierra D. Antonio Montero Moreno, «últimus episcopus pacensis» en 1994, por otro.

LUENGO PACHECO, Ricardo LA POSESIÓN DE LIBROS PROHIBIDOS EN PLASENCIA

El control establecido a través de elementos de persuasión, de la re­presión y del miedo, ha sido utilizado de muchas maneras, a veces con desiguales resultados y nunca de forma positiva. Pero el hombre siem­pre ha mostrado ser capaz de sortear de una u otra forma ese muro que los estados, las instituciones y la sociedad, han ido creando alrededor de él con la simple intencionalidad de demostrar la valentía de la libertad por encima de la opresión. Dentro de la Historia, uno de los sucesos que más atención han traído, debido en muchas ocasiones al halo de misterio y oscurantismo que se le ha atribuido, el Tribunal de la Santa Inquisición ha desatado importantes estudios y análisis sobre su creación, su fun­cionamiento, los personajes más influyentes, sus juicios, sus formas de represión, intentando desenmarañar un ovillo que el paso del tiempo, la historiografía y la mirada desvirtuada y apasionada de muchos historiadores han ido perpetuando a lo largo de los siglos. El problema ha sido la globalización de los males y los bienes que produjo la Inquisición; como sarcásticamente sostenía Menéndez Pelayo, la falta de industria, la vagueza de los españoles, las corridas de toros e incluso la siesta, eran problemas atribuidos a la Inquisición.

LUQUE TALAVÁN, Miguel LAS ACTIVIDADES MERCANTILES DEL VECINDARIO DE LA CIUDAD DE LOS REYES A TRAVÉS DE UN TESTIMONIO INÉDITO DEL SIGLO XVI: EL MANUSCRITO AVLON/SALAS

Exponemos aquí los resultados de una investigación realizada sobre un manuscrito inédito propiedad de la Fundación «Xavier de Salas» (Madrid/Trujillo. España). El Manuscrito Avlón/Salas se compone de dos uni­dades documentales distintas e incompletas, aunque complementarias, emitidas ambas en la Ciudad de los Reyes o Lima entre el 14 de marzo de 1551 y el 23 de julio de 1551. La importancia de este manuscrito le viene no tanto por su contenido que es más bien usual-, si no porque la nómina de personajes en él citados no puede ser más atractiva desde el punto de vista histórico: Los conquistadores del Perú, don Francisco de Ampuero y Cocas, don Gonzalo Díaz de Pineda o don Hernán González de la Torre; un miembro del linaje de los Pizarro, don Martín Pizarro; o la princesa inca doña Inés Yupanqui Huaylas, son algunos de ellos.

SUMARIO: I.-Introducción. 2.-Análisis del Manuscrito Avión/Salas. A.-Significación Jurídica: La ordenación notarial en Indias. B.-Los perso­najes. C.-La mujer en Indias frente al Derecho. 3.-El linaje de los sobera­nos del Tahuantinsuyu y D.a Inés Yupanqui Huaylas. A.-El linaje de los so­beranos del Tahuantinsuyu. B.-D.a Inés Yupanqui Huaylas y el Marqués D. Francisco Pizarro. C.-D.a Inés Yupanqui Huaylas y D. Francisco de Am­puero. 4,-Epílogo. 5.-Apéndice. Transcripción del Manuscrito Avlón/Salas.

MARTÍN JIMÉNEZ, Marcela DON ÁNGEL RODRÍGUEZ CAMPOS. «HELÉNIDES DE SALAMINA», EL MAESTRO DE CASAR DE CÁCERES QUE SE VESTÍA DE GRECORROMANO. AUTOR DE «EL PALANQUINO»

Desde cuando tuve conciencia de la existencia de D. Ángel Ro dríguez Campos, como persona grecorromana, no puedo ni sé decirlo, creció conmigo. Cada vez que iba a visitar a mi tío don Saturnino Mar­tín Moreno a Casar de Cáceres, solía verlo y a mí no me extrañaba su atuendo, era tan pequeña que creía que eso era lo más lógico. Llegó no obstante un momento que los comentarios de personas ma­yores me hicieron fijarme con detenimiento y empecé a comprender que era distinto.

Con el tiempo descubrí más cosas; cuando era jovencita y le daba libros a su ahijado, D. Ángel Jiménez Sánchez, de mi padre, D. Tomás Martín Gil, empecé a comprender lo importante que era, por la clase de libros que leía y estudiaba.

En memoria de la amistad de mi tío Saturnino y de mi padre con D. Ángel Rodríguez Campos «Helénides de Salamina», me he propuesto traerlo al recuerdo de todos los que lo conocimos, para resaltar sus cua­lidades, y, sobre todo para que puedan tener noticias de él las jóvenes generaciones.

Realmente dejó una gran huella en la vida y en la historia de Ca­sar de Cáceres. Por fortuna, aún viven muchas personas que pueden hablarnos de él que no sólo fueron sus alumnos sino también sus ami­gos.

Esta comunicación es, además de los recuerdos personales, el tes­timonio de sus convecinos, a quienes desde aquí doy las más expresivas gracias.

MARTIN MANUEL, Marciano «NOTICIAS SOBRE LOS JUDÍOS DE TRUJILLO EN EL REINADO DE PEDRO I (1350-1369)»

Desarrolla una parcela de la vida en el judaismo trujillano en el ecua­dor del siglo XIV, en la cual adquiere especial relevancia la familia de los Cohén. Así las cosas, en 1347-1350 los Cohén adquieren la dehesa de las Abiertas, conocida popularmente como «la dehesa del judío», que traspasan al monasterio de Guadalupe en 1363.

También reflejamos algunas de las actividades laborales desarrolla­das por los judíos y su participación en calidad de testigos en las cartas de compra-venta de bienes realizadas por los judíos a los cristianos en­tre los años de 1347 y 1365.

Concluimos aportando otras noticias de interés como la custodia de una parte del tesoro real en el Alcázar de Trujillo por orden de don Se-muel ha-Leví en 1355, la vida intelectual en la judería y la posible escuela rabínica en 1360, el desarrollo del árbol genealógico de los Cohén y un pequeño censo de los judíos que habitan en Trujillo en el citado reinado.

MARTÍN MARTÍN, Teodoro LA EXCLAUSTRACIÓN EN EL MONASTERIO DE YUSTE

Entendemos por tal el hecho de la expulsión de los frailes de su con­vento y la apropiación de sus objetos, bienes y propiedades por el Es­tado en régimen de incautación. A los religiosos se les oferta su secula­rización o bien su adscripción a otro instituto o servicio religioso. En todo caso se les entregaría una pensión vitalicia.

Tres fueron los procesos de exclaustración que sufrió el Monas­terio de Yuste. EI primero con ocasión de la invasión de las tropas na­poleónicas. Hasta aquellos remotos parajes llegaron los fragores de la contienda. Todo ello comenzó después de la batalla de Talavera (julio de 1809).

Era el mes de agosto de 1809, quince días después de la victoria ob­tenida por los españoles e ingleses sobre las fuerzas del general Víctor. Una columna francesa estuvo merodeando en la Vera, los frailes de Yuste ante su aproximación huyeron. La soldadesca francesa profanó la iglesia, robó cuanto encontró a su mano y saqueó su rica despensa va­ciando sus bodegas, de cuyas resultas se hallaban casi todos ellos ebrios. A los pocos días marcharon del lugar salvo una docena que, al ser su embriaguez tan absoluta, se quedaron en el Monasterio.

Conociendo los colonos y criados de la Casa esta circunstancia, hi­cieron venganza sobre los mismos, a los cuales dieron muerte de forma violenta. Echándoles en falta sus camaradas del ejército francés torna­ron al Monasterio y viendo lo sucedido, en venganza, pusieron fuego al edificio, cuyas partes más monumentales y preciosas fueron pasto de las llamas. Estas se extendieron a casi todo el conjunto. Fue testigo de todo ello el único fraile que se atrevió a divisar los acontecimientos, se trató de Fray Luis de Puertollano, de mote, el padre Fusquias.

* * *

DESAMORTIZACIÓN Y ÉLITES LOCALES EN LA VERA DE PLASENCIA

Esta comunicación trata de aproximarse a una de las consecuen­cias sociopolíticas de la desamortización: La creación de nuevos estra­tos sociales en las zonas rurales hispánicas. A través de varios aparta­dos nos introducimos en las distintas enajenaciones que tuvieron lugar a lo largo del siglo XIX, en especial la de Madoz. Fue la venta de los te­rrenos de propios y comunes la que más influyó en la aparición en la co­marca de La Vera de nuevas élites sociales, que con el tiempo serán la base del régimen caciquil. Esto se comprueba con nombres y apellidos y datos concretos en el territorio referenciado. Una amplia y compleja ga­ma de fuentes documentales han servido de soporte a la investigación.

MARTÍN NIETO, Serafín LAS ÚLTIMAS VOLUNTADES DEL INDIANO CACEREÑO JUAN DURAN DE FIGUEROA

En la madrugada del 3 de abril de 1605 rendía su alma a Dios Juan Duran de Figueroa. Atrás dejaba una larga y azarosa vida.

Nació en Cáceres, en torno a 1530, en el seno de una familia hidalga, considerada desde siempre como una de las que participaron en la reconquista de su villa natal. Dados los escasos recursos con que contaba su padre y atraído como tantos nobles y menesterosos por el Dorado, Juan Duran de Figueroa emigró a Indias, donde casó con doña Isabel Vaca, de la que no tuvo descendencia. A su regreso a España, durante un tiempo se estableció en Madrid, donde desem­peñó el cargo de factor del rey. Pero retornó definitivamente a Cá­ceres, donde ya viudo y septuagenario, tuvo un hijo natural, don Fran­cisco Duran de Figueroa, cuya descendencia se extinguiría en dos ge­neraciones.

A su mecenazgo se debió el convento de la Concepción, levantado sobre el solar de la plazuela de su nombre, derribado en 1848. En aten­ción a que las piedras del desaparecido convento y algunos elementos arquitectónicos se aprovecharon en la construcción del actual cemente­rio, a él se trasladaron sus restos mortales, inaugurando las nuevas se­pulturas.

En esta ponencia nos ocupamos de algunos aspectos de tan inte­resante personalidad, hoy desconocida para los cacereños.

* * *

EL CONVENTO DE LAS COMENDADORAS DE SANCTI SPÍRITUS DE LA VILLA DE ALCÁNTARA

Este año en que se conmemora el V Centenario del nacimiento de San Pedro de Alcántara, resulta interesante conocer algunos aspectos de la historia de su villa natal. He seleccionado el convento de Sancti Spíritus o de las Comendadoras, dependiente de la casa matriz de la impor­tante Orden de Caballería que lleva el nombre de esta bella localidad de nuestra provincia, además, porque en él profesaron algunas parientes del santo alcantarino y en cuya erección, en calidad de diputado de la no­biliaria Cofradía del Sancti Spíritus, desempeñó un papel relevante Juan de Sanabria, hermano de María Villela de Sanabria, madre del santo al­cantarino, al obtener personalmente licencia del Emperador Carlos, el cual mandó que desde las Huelgas Reales de Burgos partiesen cuatro religiosas cistercienses para fundarlo.

MÉNDEZ HERNÁN, Vicente LA OBRA DE LOS ENTALLADORES, AFINCADOS EN BARRADO, FRANCISCO VENTURA Y JOSÉ MANUEL DE LA INZERA VELASCO, MAESTROS RETABLEROS DE LA VERA DE PLASENCIA

Desde la segunda mitad del siglo XVII y la centuria siguiente, los ta­lleres artísticos afincados en la ciudad de Plasencia denotan un agota­miento ante la imposición cada vez más inminente de talleres foráneos. Sin embargo, las comarcas más ricas de la Diócesis, de la que era Sede Episcopal la fundación alfonsina, continuaron manteniendo en gran me­dida obradores propios con los que sufragar la demanda eclesiástica de obras artísticas. Este fue el caso de la villa de Barrado y la prolífica pro­ducción retablística que desde su taller acometieron los entalladores, procedentes probablemente del Norte, Francisco Ventura y su hermano José Manuel de la Inzera Velasco, junto a Francisco Antonio, hijo de al­guno de los anteriores. El presente trabajo pretende establecer una sín­tesis biográfica de estos artistas al tiempo que mejorar y completar el importante catálogo de obras de ellos hoy conocemos, y en virtud de las cuales evolucionaron desde el estilo barroco hasta las sugestivas crea­ciones del Rococó: los retablos mayores de la ermita de Ntra. Sra. de Sopetrán en Jarandilla (debió ser construido entre 1747/48 y 1749, pues en 1750 ya se menciona como obra concluida), y parroquiales de Barrado (hacia mediados del siglo XVIII), San Miguel de Jaraíz en la Vera (1751-1753), Arroyomolinos de la Vera (c.1754-56), Jerte (1760-1762), etc.

MILLÁN CHAPARRO, Miguel EL MATRIMONIO EN ABADÍA (1731-1808)

A lo largo de setenta y siete años, que es el periodo investigado, Abadía va desgranando aquellos elementos que convergen en la evolu­ción del sistema matrimonial. Cómo se constituye una unidad familiar en una comunidad aldeana. El análisis realizado en nuestra investigación demuestra que Abadía mantiene las mismas características de otros lu­gares extremeños, donde la conformación de la pareja respondía más a intereses familiares que a los propios sentimentales. Otro aspecto es la geografía del matrimonio, donde vemos que esta comunidad, situada en un paso obligado de los ganaderos del Norte peninsular, entroncan re­laciones con personas de este pequeño núcleo rural. En este sentido po­demos decir que hubo un gran dinamismo, sobre todo en lo referente a los varones, que son los que tienen un mayor espectro geográfico. Pero Abadía también refleja uno de los grandes males que azotó al Antiguo Régimen, así la muerte es una de las presencias constantes en los ma­trimonios abadenses, donde la longevidad matrimonial no duraba más de catorce años, mientras que en los frutos del matrimonio, los hijos, ve­mos que de nueve que es la media obtenida para todo el periodo, ésta se reduce a tres durante los primeros años de la vida.

Un último aspecto que trata la investigación es el económico, estudio que hacemos partiendo de las dotes, tanto femeninas como masculinas. Estas nos reflejarán cómo evoluciona la unidad familiar económicamente, los útiles que se aportan y las cuantías de los mismos, que para finalizar contrastaremos con los inventarios posmorten. Una rica documentación permite en este sentido abordar de una manera rigurosa el matrimonio en la base de la pirámide como es la comunidad aldeana de Abadía.

* * *

CÁCERES: ELECCIONES MUNICIPALES, ABRIL 1931

Cáceres se acostó el 12 de abril de 1931, como el resto del país, mo­nárquica y se levantó republicana. En cuestión de muy poco tiempo cam­bió un sistema pero sin tener la base suficiente como para poder conso­lidarlo. Así, la República nacida tras las elecciones de abril estuvo des­provista desde el principio de una moderna estructura social que fuera capaz de sostenerla. La precipitación de los acontecimientos y una falta absoluta de olfato político hicieron que las expectativas creadas se frus­traran demasiado rápido y que los elementos que habían servido de sos­tén al régimen monárquico fueran creando desde el mismo momento que el rey partía para el exilio la estrategia para no perder los privilegios que se veían amenazados.

El grueso de una población como la cacereña compuesta mayoritariamente por clase obrera y que ante las elecciones había ampliado sus expectativas para que se hiciera justicia; justicia para comer en definiti­va, se encontró con que el nuevo sistema tampoco iba a facilitar las co­sas. La composición de los órganos municipales tampoco era muy con­secuente con la conformación social cacereña, donde los intereses de clases quedan perfectamente reflejados por la adscripción profesional de los candidatos.

El triunfo de la República en Cáceres supuso, a parte de nuevas ex­pectativas, el desmantelamiento del viejo sistema de clientela que ads­cribía a unos individuos con otros. En este sentido se entiende el optimis­mo y el entusiasmo que despertó la victoria republicana tras las eleccio­nes municipales. Pero pronto surgieron los desórdenes, la violencia y el libertinaje, con lo que las aspiraciones de crear y consolidar un régimen tendente a la democracia y la libertad que velara por la justicia, se verían truncadas.

MIRA CABALLO, Esteban NUEVOS APORTES A LA BIOGRAFÍA DEL PRIMER GOBERNADOR DE LAS INDIAS, EL EXTREMEÑO NICOLÁS DE OVANDO

Nuevamente aprovechamos la oportunidad que nos brindan los Co­loquios Históricos de Extremadura para poner sobre el tapete algunos aportes referentes al primer gobernador de las Indias, el extremeño frey Nicolás de Ovando.

Un personaje de gran relevancia en la historia de Extremadura y América y que, por desgracia, aún no se le ha dado el sitio que merece dentro de la Historia.

En la presente ponencia ofrecemos nuevos puntos de vista sobre sus orígenes familiares así como su posible lugar de nacimiento. Asimis­mo, desarrollamos algunos aspectos novedosos relacionados con su nombramiento como gobernador de las Indias.

MONTAÑA CONCHIÑA, Juan Luis de la LA VIDA COTIDIANA DE UNA COMUNIDAD URBANA: LA VILLA DE TRUJILLO EN LA EDAD MEDIA

La vida cotidiana representa una nueva orientación conceptual de lo histórico. Lo cotidiano encarna el sentir de una comunidad, la globalidad de actos y actitudes que componen la vida misma, en definitiva, es una forma de hacer e interpretar la Historia.

En esta forma de construir Historia confluyen tres acepciones esen­ciales: Historia privada, Historia local e Historial total.

Desde esta perspectiva que nos proporciona historiar la vida cotidia­na tratamos de articular una visión viva y dinámica de la ciudad de Trujillo a finales de la Edad Media. En ésta «mirada histórica» confluyen deter­minados elementos en muchas ocasiones omitidos que conforman el rit­mo de la vida diaria de las distintas comunidades que dan vida a la villa, escenificado todo ello a través del desarrollo urbano, de la articulación de barrios y colaciones, de las relaciones entre los distintos grupos y sus diferencias, así como sus preocupaciones más inmediatas: la comodi­dad de las viviendas, el comercio y los negocios, la alimentación y el abastecimiento diario, la seguridad y la indigencia.

MONTAÑÉS PEREIRA, Roberto C. CECLAVÍN, 1933: ENTRE LA MISERIA SOCIAL Y LA HUELGA REVOLUCIONARIA

El presente trabajo pretende enmarcarse en los estudios acerca la de conflictividad campesina acaecidos durante la II República, marco político propicio para la profusión de movimientos sociales de protesta. El trabajo aborda una dimensión microespacial, reducido a Ceclavín y es un recurrido por una coyuntura muy concreta, el primer semestre del año 1933, en el que se alcanzaron las mayores cotas de subversión rural, que en el caso del citado municipio cacereño hemos de analizar desde una doble óptica: la estructural, presidida por el paro obrero forzoso que condenaba a la miseria a un nutrido proletariado rural y la coyuntural, ca­racterizada por la agudización de los problemas económicos de abaste­cimiento de subsistencias y por una práctica política presidida por la pa­rálisis y la lucha interna por el control del poder municipal entre las dis­tintas tendencias ideológicas y sectores sociales.

Todos estos factores se van a manifestar en la huelga campesina ocurrida el 2 de junio y cuya desigual interpretación desde las filas del campesinado y de la patronal nos permite ahondar en las diferencias de una estructura social marcada por su polarización y desarticulación ade­más de ofrecernos una perspectiva de los principales problemas de la II República en el ámbito rural y a escala local.

MORENO MORALES, Marcelino SABÍA USTED QUE… (NOTICIAS, CURIOSIDADES, ANÉCDOTAS REFERIDAS A ALGUNAS POBLACIONES AL SUR DE LA PROVINCIA DE CÁCERES)

Sabía usted que… no es sino una fórmula expositiva, mediante la que se pretende dar a conocer, informar, presentar una serie de hechos, sucesos, anécdotas…, relacionadas con algunos municipios al Sur de la provincia de Cáceres, este formato permite una presentación de estos sucesos de una manera dinámica y didáctica, y sobre todo divulgativa, por ello no se profundiza en la investigación de sucesos que se narran, pero en todo momento existen referencias documentales o hechos que permiten corroborar su existencia, teniéndose en cuenta también la opi­nión e hipótesis de investigadores de reconocido prestigio.

Se presentan informaciones referidas a varios pueblos, por ejemplo;

Sabía usted que el nombre de Alcuéscar puede proceder de la población de Huesear (Granada)…, que en Arroyomolinos tuvo lugar una importan­te batalla de la Guerra de la Independencia…, que en Benquerencia tuvo Se presentan informaciones referidas a varios pueblos, por ejemplo;

Sabía usted que el nombre de Alcuéscar puede proceder de la población de Huesear (Granada)…, que en Arroyomolinos tuvo lugar una importan­te batalla de la Guerra de la Independencia…, que en Benquerencia tuvo lugar un milagro en el siglo XVIII…. que existen diversas teorías acerca del nombre de Botija…, que las antiguas minas de Plomo y Plata de Plasenzuela están siendo estudiadas por el Instituto Geológico de Estados Unidos…, que Ruanes es una población con una notable presencia de nobles e hidalgos entre sus gentes…, que Carlos V pernoctó en Salva­tierra de Santiago….que el primitivo nombre de Santa Ana fue Aldea del Pastor…, o que en Zarza de Montánchez se sitúa la que posiblemente es la encina más grande del mundo.

PAULE RUBIO. Ángel HALLAZGO DE DOS ESTELAS ROMANAS. SU UBICACIÓN E HISTORIA

HALLAZGO DE TRES INSCRIPCIONES LATINAS: DOS SOBRE BLOQUES GRANÍTICOS Y UNA SOBRE PIEDRA GRANÍTICA EN UN MURO

PASTOR SERRANO, Juan José LA ABADÍA DE ROTURAS

Al repasar el tema de la Abadía de Cabañas (o las Villuercas) que se presentó en 1990, con motivo de los XIX Coloquios Históricos Extre­meños por parte de D. Ignacio Plaza Rodríguez, se me ocurren puntua­lizar algunos datos, conociendo, como conozco, el tema.

Creo que todo comienza cuando Alfonso VIII llega a estas tierras do­minadas por los judíos, ayudados por los templarios, y para constatarlo tenemos en el claustro de la antigua catedral una sala templaria donde los canónigos rezan en invierno el oficio divino, y también que el primer obispo de Plasencia es templario y el segundo de Avila.

Entonces se conquistan estas sierras y transierras donde quedan los templarios para su defensa de los árabes y estando al lado de los ju­díos quedan gustosos con el mandato.

Lo que pasa es que los templarios no hacen su casa en Cabañas, ni en Roturas, sino en Berzocana, y desde allí dominan toda la sierra, pe­ro hacen establos en todos los poblados en los que quedan ruinas elo­cuentes.

No es extraño que en aquellos años de confusión, tener una Orden que defendiera los pueblos sin bajas de sus vasallos del rey era intere­sante.

Por eso a Alfonso VIII le vino bien tener a los templarios y para éstos la ocasión de conocer a los judíos, dominantes de las sierras, a los que tes oponen la devoción de la Virgen y la Eucaristía, para que no olvidaran que eran católicos.

Por eso no había ninguna abadía, ni civil, ni religiosa, sólo los judíos que dominaban y los templarios que cobraban los diezmos y primicias y esto sucedía poco después de 1180.

Por eso seguro que Ignacio en su trabajo expone cuándo Cabañas se convirtió en cabecera.

Diremos que fue Cabañas comprada por Trujillo en 1272 según Car­men Fernández Daza en su obra TRUJILLO EN LA BAJA EDAD MEDIA, p. 78, dando a Cabañas 300 ducados, por los servicios prestados por los de Cabañas al rey Alfonso X en la guerra de Granada.

PELEGRI PEDROSA, Luis Vicente EL VECINDARIO DEL DONATIVO DE 1646 EN LA SERENA

En 1646 el imperio español, el mayor que existió jamás, comenzaba a desmoronarse ante el mundo. Estaba reciente el desastre de Rocroi, primera derrota importante sufrida por los hasta entonces invictos tercios españoles, el cese del omnipotente valido, el conde-duque de Olivares, y el fracaso de su programa reformista, el inicio de la guerra con Portu­gal, cuyas consecuencias serían padecidas por los territorios de frontera como Extremadura. En medio de estas circunstancias la Corona tuvo que arbitrar recursos extraordinarios para aliviar su maltrecha Hacienda, que para mantener ejércitos y política imperial exprimía con hombres e impuestos a las provincias castellanas, entre las que se encontraba Ex­tremadura. Además de haberse hecho ordinarios formas hasta entonces excepcionales de impuestos, la Corona recurrió a pedir donativos a los súbditos, para cuya cobranza se realizaron vecindarios localidad a loca­lidad, organizadas por partidos, y que representa uno de los mejores re­cuentos demográficos de ese momento. La Serena, de la Orden de Al­cántara, agrupaba entonces 18 villas en el partido de Villanueva.

* * *

UNA COMPAÑÍA MINERA CON DINERO INDIANO EN EL SIGLO XVI

El dinero indiano que llegó a una ciudad tan destacada en la coloni­zación del Nuevo Mundo como fue Trujillo tuvo múltiples aplicaciones, pe­ro una de las más llamativas que hemos hallado, tras varios años de inves­tigación del tema, es la activación de la minería merced a contratos en los que participó el capital indiano. Esa minería estaba volcada por entonces en Extremadura en la plata, ejemplo máximo son las minas de Guadalcanal, y se realizaba en pequeñas bocaminas a cielo abierto a modo de pe­queñas explotaciones familiares. Pero un sector tan complejo como el mi­nero siempre actúa como germen de concentración de capital y de desa­rrollo económico. En esta ocasión tratamos de un documento excepcional encontrado entre los protocolos notariales de Trujillo, en el cual se recoge un contrato de compañía minera entre Juan de Chaves y un rico indiano, Gonzalo de las Casas, cuyas vidas conocemos gracias a las Crónicas Trujillanas y al trabajo de AItman sobre los emigrantes de Trujillo del siglo XVI.

PLAZA RODRÍGUEZ, Ignacio ESTUDIO SOBRE LA PROPIEDAD RURAL EN ALDEACENTENERA

Antes de entrar en el tema propiamente dicho, creo de interés ex­poner algunos datos sobre fincas del actual T.M. anteriores a las com­pras efectuadas por aldeanos, como consecuencia de la Desamortiza­ción de Madoz.

Como propiedades vecinales, nos encontramos con la existencia de dos Ejidos; el Centenera y el Ansadero (donde el actual pueblo). Debie­ron concederse a este Arrabal de la ciudad de Trujillo, durante el reinado de Don Pedro I de Castilla, año 1253. Se otorgaron estos terrenos junto a los núcleos de población y tenían los privilegios de las «cinco cosas ve­dadas» a la ganadería trashumante. Sólo los animales pequeños de los vecinos podían disfrutar los ejidos.

Se ha conservado la propiedad como bien municipal del Ejido Cen­tenera, no la del Ansadero, que se fue vendiendo en parcelas a los ve­cinos y constituyen las numerosas cercas muradas que rodean a este pueblo.

La finca de la Cantamplina; por escritura firmada en Trujillo, en el año 1507, por su dueña, se establece una Capellanía sobre esta finca, que en aquella fecha pertenecía a la ciudad, al no poseer T.M. Aldeacentenera.

Villa de Garciaz. Notas de algunas de sus Capellanías: La de Martín Sanz Vizcaíno, fundada, el año 1680, a favor de su hermano Pedro, clé­rigo. Deja rentas en Trujillo; unas cercas. El apellido, Sanz, es anterior a los encontrados en Aldeanueva, siglo XVIII. La fundada por Pedro Moreno de Gilpérez con importantes rentas relacionadas con las fincas «Los San­tos» y «Las Hoías», de Aldea de Zentenera, fecha 13-12-1675. Escribano. José Romero. Están arrendados los Santos, en 60.000. maravedís, es su mayor particionero, don José Carlos Calderón, vecino de la villa de Gar­ciaz, tocan a la Capellanía 5.290, creciendo y menguando.

QUIJADA GONZÁLEZ, Domingo LA ESCISIÓN DEL CAMPO ARAÑUELO: RELACIONES HISTÓRICAS ENTRE EL SECTOR TOLEDANO Y ELCACEREÑO

El Campo Arañuelo no abarca sólo los actuales límites provinciales o autonómicos, ya que se extiende también geográfica e históricamen­te sobre la vecina y hermana provincia de Toledo.

En 1833 se lleva a cabo la nueva división de España en provincias, bajo el ministerio de Javier de Burgos; y, desde entonces, tierras e indi­viduos con un origen común, y llamados a vivir unidos, fueron separados por una discutida decisión política: al parecer, fue imposible reagrupar y organizar de un modo racional y coherente pueblos de una comarca con un trasfondo geográfico, étnico, histórico, económico y cultural propio. Lo que podía haber sido un modelo positivo de comarcalización y desa­rrollo en todos los sentidos, se convierte en una distribución irracional e ilógica. De este modo, el Campo Arañuelo queda desgajado y repartido entre Toledo y Cáceres.

Hoy se aboga por un sistema de estructuración comarcal, en base a elementos geográficos e históricos, como el mejor modelo para gene­rar riqueza y equilibrar servicios; pero, en nuestro caso común, nos en­contramos con esas trabas autonómicas que lo frenan.

La filosofía de este trabajo casa con algo que es evidente: – Nunca se podrá desligar la interrelación que existe entre el Campo Arañuelo cacereño y el toledano, su origen común. – Jamás, estando tan próximas ambas parcelas -y de acuerdo con el apartado anterior-, hubo menos contactos y relaciones profundas (en el verdadero sentido): tanto económicas, como sociales y culturales (e, incluso, otras muchas más). Y, como prueba de lo aseverado, exponemos diferentes muestras del origen común y de las relaciones históricas que hubo entre el sector oriental cacereño y el occidental toledano.

RAMOS BERROCOSO, Juan Manuel MÉNDEZ HERNÁN, Vicente DOS CUADROS ATRIBUIDOS AL PINTOR DE CÁMARA PATRICIO CAJÉS EN MAJADAS DE TIÉTAR

La desamortización de la que fue objeto el Monasterio de Yuste en 1820 propició la salida de una serie de piezas repartidas o adquiridas por las parroquias cercanas. Una de ellas, un retablo-relicario ejecutado ha­cia finales de 1580, sin duda para albergar las reliquias que el monarca Felipe 11 había donado al cenobio en 1587, fue trasladado a la iglesia pa­rroquial de Majadas de Tiétar. Allí se encontraba cuando en 1947 pudo fotografiarlo y publicarlo José R. Fernández Oxea, único testimonio grá­fico del conjunto de esta obra, perdida a comienzos de la década de 1960 a raíz del desmontaje que debió sufrir para ser de nuevo trasladada a su lugar de origen. Por los inventarios antiguos de la parroquia sabemos que este relicario contaba con una puerta, decorada en ambas caras con los lienzos que hoy enjoyan los lienzos murales del cuerpo eclesial y la sacristía de Majadas: «El Martirio de San Mauricio y la legión tebana y La Gloria de estos mártires». Se trata de dos obras ejecutadas dentro del estilo que abanderó desde El Escorial Felipe II en comunión con los pos­tulados del Concilio de Trento. Portante, es este entorno regio el que de­bemos tener muy en cuenta para establecer la procedencia de los cua­dros y el relicario del que formaron parte, sobre todo porque en uno de ellos, el que está menos estropeado, hemos logrado identificar la firma en virtud de la cual es posible adjudicar ambos lienzos a la mano de Pa­tricio Cajés, pintor de cámara de Felipe II, padre del conocido Eugenio y estante en España desde que legara de Arezzo en 1567 para participar en las decoraciones de la fundación filipina.

RAMOS RUBIO, José Antonio REFERENCIAS DE LOS VIAJEROS Y LOS CRONISTAS LOCALES DE TRUJILLO EN EL MEDIEVO

Se trata de un trabajo original e inédito, una obra representativa e im­portante para la historia de la ciudad. Se trata de una recopilación de las vivencias y opiniones de los autores locales y de los viajeros que han pa­sado por nuestra ciudad y la han descrito en sus obras literarias o histó­ricas a lo largo del Medievo. Por tanto, el trabajo presenta dos campos de estudios que a su vez se complementan y es preciso también un análisis desde el punto de vista de la historiografía, para señalar su importancia in­trínseca, así como formar una serie histórica coherente. Portante, en esta comunicación no sólo se encontrarán las referencias del cronista local o del viajero, sino también una narración histórico artística y geográfica so­bre el patrimonio de Trujillo a lo largo de la Edad Media. Siempre ha cons­tituido el viaje un procedimiento de comunicación y aprendizaje. Ya hayan sido viajes políticos, religiosos, comerciales o científicos, han servido a los hombres para que sus sociedades se transformen en sus modos de vida y pensamiento. El tema del viaje en las letras es casi tan antiguo como la literatura, porque entre las más remotas obras clásicas griegas, ya nos en­contramos con viajes, tal es el caso de la Odisea, de Hornero, y la Anábasis, de Jenofonte. Desde San Pablo o Marco Polo hasta el turista de hoy, muchas cosas han cambiado en los medios y en el atuendo del viajero, pe­ro hay algo que permanece inalterable después de tanto tiempo: el afán de conocer otros hombres y otras tierras. Las guías turísticas que usamos hoy en nuestros desplazamientos, tienen un largo pasado detrás de sí. Ha podido variar el punto de vista elegido, la profundidad en el tratamiento, la fortuna crítica, pero hay algo que permanece a través de los siglos: el afán del viajero por percibir el espíritu que anima a las formas que encuentra en su peregrinación. Formas que cambiarán en su existencia misma y en la percepción viajera. Pero ese afán permanecerá a pesar de los cambios so­ciológicos, filosóficos y estéticos.

RIVERO, Francisco DONOSO CORTÉS, MARQUÉS DE VALDEGAMAS

Todos le conocemos como Donoso Cortés, pero su verdadero nom bre era Juan Francisco María de la Salud Donoso Cortés, que con el tiempo sería Marqués de Valdegamas. Nació en 1809 en la localidad pa­cense de Valle de la Serena, un pueblo situado en la comarca de la Se­rena. Donoso murió en París en 1853, aunque está enterrado en el ce­menterio de San Justo en Madrid, junto al literato extremeño Juan Me-léndez Valdés, y a Leandro Fernández de Moratín.

Lo primero que hay que decirles que fue un político, un pensador que está de lleno en la historia de España en sus dos vertientes: La vida pú­blica y el pensamiento. Su pensamiento fue liberal-cristiano, continuan­do con un eclecticismo moderado siguiendo la línea marcada por Jovellanos y Balmes y que continuaron después Antonio Cánovas del Castillo y Marcelino Menéndez Pelayo.

Estudió Leyes, Filosofía e Historia en la Universidad de Salamanca. A sus 23 años escribió un ensayo titulado «Memoria sobre el estado ac­tual de la monarquía». Donoso Cortés fue en Madrid un destacado ate­neísta. Hoy cuelga entre sus paredes el famoso cuadro con todos los grandes pensadores de su tiempo.

En 1837 conseguía el acta de diputado en las Cortes por Cádiz. Po­co tiempo después fue desterrado a París por el general Espartero. De nuevo en España, fue nombrado por la regente María Cristina director de estudios de su hija Isabel.

Con el tiempo, Donoso alcanzó un ministerio en el Gabinete del general Ramón María de Narváez. También llegó a ser la cabeza de la Constitución de 1845, logrando así estabilizar España dentro del constitucionalismo. Como pensador se encuadra a Donoso Cortés co­mo hombre moderado siguiendo la pauta del doctrinismo francés, y le continuó Antonio Cánovas del Castillo. En 1851 publicó un ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo y el socialismo que influyó en toda Europa. Fue también miembro de la Real Academia Española de la Lengua. Su influencia en Europa fue tan grande que el príncipe de Metternich le brindó su amistad. Más tarde consiguió ser embajador en Alemania y en Francia, muriendo en París al poco tiempo de su toma de posesión.

SAN PEDRO DE ALCÁNTARA EN AMÉRICA

RUBIO ANDRADA, Manuel PASTOR GONZÁLEZ, Vicente EL GRABADO DEL CÁNDALO, Garciaz

En este trabajo se presenta un estudio de este grabado descu­bierto en los primeros años de la década de 1970. La semejanza de algunos motivos armamentista, estelares, etc. nos conduce al menos a una conclusión: La extensión hacia esta parte de la serranía cacereña de este tipo de monumentos hasta ahora tenidos como patrimo­nio de la zona de Hurdes. No es el único grabado de esta zona pero sí el mejor. En próximas ediciones esperamos seguir publicando es­tudios como el que ahora mostramos.

RUBIO DE ORELLANA-PIZARRO, Rosario LA MUJER EN LA CONQUISTA DE AMÉRICA

A la vista de cuantas historias, relaciones y narraciones que de la con­quista de América se han hecho cabe preguntarse si en ella hubo realmen­te presencia femenina, como efectivamente así fue. La mujer estuvo, y muy presente, en aquel gran acontecimiento del siglo XVI, participando en muchas y variadas acciones propias de aquella gesta, ignorando o burlan­do muchas veces la norma que prohibiera su intervención directa y activa.

La presencia femenina en la conquista no fue exclusiva de la mujer española. También la mujer indígena tuvo en e!!a una participación activa que es de justicia señalar. En muchas ocasiones decisiva para la perma­nencia y supervivencia de los españoles, motivadas principalmente por amor y devoción a alguno de ellos, no dudando en tales casos en trai­cionar a los suyos.

Paradigma de ello fue Malinche, india noble «La Malinche», bauti­zada Marina, doña Marina, cuya relación de trabajo como intérprete de las lenguas habladas en la zona se convirtió en una relación amorosa. Su amor a Cortés y su plurilingüismo fueron decisivos en el éxito de la conquista de Méjico. Previamente había salvado a los españoles de una segura destrucción al avisar a Cortés de la conjura de los caciques cholulas que planeaban dar muerte a los españoles, quien les arrebata la iniciativa desprendiéndose de amigos tan peligrosos en celada que les tiende al convocarlos para una supuesta fiesta.

Otro caso similar de tantos reseñables fue el de la india Fulvia, del entorno de Balboa, que salva la vida de éste y de la población de La An­tigua denunciando una poderosa conspiración para acabar, decían, con los invasores.

Doña Luisa Xicontecate de Tlascala, india noble también, de gran relevancia y fiel compañera de campaña de Pedro de Alvarado, madre de dos hijos suyos, única descendencia que llegaría a tener, ya que con doña Beatriz de la Cueva, su segunda esposa, no la tuvo.

Anayansi, aquella dulce indiecita, el gran amor de Balboa, hija del cacique amigo Chimú, que se la entregó en prueba y refrendo de leal amistad y cuyas buenas relaciones en la Zona le supuso a Balboa ayuda importante para su descubrimiento del Pacífico.

En este abanico apresurado de recuerdos cabe también mencionar, entre tantos, a aquellas mujeres indígenas de Santa Marta que acompa­ñaron a Jiménez de Quesada, río Magdalena arriba, y aquellas otras que acompañaron a Sebastián de Belalcázar desde Quito, como intérpretes, confidentes e incluso como valerosos soldados.

RUBIO SUERO, Vanessa FRANCISCO BECERRA: UN ARQUITECTO ENTRE DOS MUNDOS

Se hace notar este personaje que nace en una época de especial significación para la historia artística de la ciudad de Trujillo. «Hombre de mediana estatura y delgado, con poca barba y los dientes saltos, delante los menos, y la barba entre rubia y negra» que realizó una gran labor en ese difícil arte que es la arquitectura.

Francisco Becerra, nacido en 1540 de la unión de Alonso Becerra y Constanza Fernández en nuestra muy noble y muy leal ciudad de Tru­jillo. La vocación artística le vino de su linaje, por ello con tan sólo trece años, en 1553, trabajó en las obras de San Martín bajo la dirección de Sancho Cabrera.

Dirige junto a su padre las obras de Santo Domingo en Trujillo. Llega a América en 1573 tras el informe de nobleza de sangre y lleva a cabo una importante labor constructiva tanto en Nueva España como en Perú.

Marco Dorta dijo de él «uno de los mejores artistas que en su tiempo cruzaron el Atlántico». Y Llaguno escribió «el mejor arquitecto que pasó a la América en el buen tiempo de la arquitectura española».

SENDÍN BLÁZQUEZ, José LAS COFRADÍAS PENITENCIALES DE SEMANA SANTA

Propiamente nos vamos a referir a las Cofradías de la Vera Cruz, porque es la más universal y significativa de todas. Para nosotros se trata de una concepción ascética y popular al servicio del hombre pe­nitente.

Queremos creer que nos hallamos ante vivencias muy tangibles de la adhesión del cristiano a la Pasión de Cristo. No cabe duda que el hombre de la calle, el que formaba como número en las Cofradías, posiblemente no sabía aportar explicaciones teológicas de sus prác­ticas y comportamientos. Sin embargo, en el fondo de su alma hay una pureza de intenciones que le hace asumir las mejores actitudes con que el ser humano puede responder a las exigencias que el evan­gelio reserva para los creyentes.

No se trata solamente de vivir en cristiano sino de adentrarse en si­tuaciones de élite. Las disciplinas hirientes de un cofrade son las mismas. a las que se obligaban por voto las religiosas contemplativas o las órde­nes penitenciales. Aquí además se hacen públicamente para herir la conciencia de los que miran y siempre desde el más estricto anonimato.

No importa mucho que llegaran algunos casos o algunos momentos de desviación de principios. De ninguna manera las justificamos, pero las comprendemos como obras de los humanos.

Ellas fueron la causa motriz de que Carlos III publicara su famosa Cédula Real de 1777, «a consecuencia de cierta representación del Re­verendo Obispo de Plasencia».

No hemos llegado a comprender que un obispo como D. José Gon­zález Laso Santos de San Pedro, ligado siempre a Plasencia incluso an­tes de ser obispo por Deán de la Catedral, se prestara a solicitar del Rey esa orden y sobre todo con ese carácter universalista. Mucho más cuan­do a los pocos meses de su toma de posesión había sido ya testigo de la expulsión de los jesuítas. No debía resultar difícil adivinar actitudes aprovechadas para actuar frente a lo religioso.

Quizás fuera un desmedido celo y el carácter impositivo del pastor, pues elegido obispo en 1766, le tenemos recurriendo al rey en 1776. Sus reclamaciones son demasiado absolutas. Reclama medidas contra las disciplinas procesionales, las mismas procesiones nocturnas, los bailes ante las imágenes y los trabajos en los días de fiesta.

La contestación real no pudo ser más absolutista:

– Las penitencias serían «racionales» y «secretas». – Las procesiones se recogerían «antes de ponerse el sol». – Las imágenes no saldrían «a este fin a otros sitios con el pre­texto de celebrar su festividad»… – La dispensa para trabajar en festividades se debe hacer «ge­néricamente», «graciosamente», «sin pensionarla».

SORIA HERNÁNDEZ, Teodoro MITOLOGÍA GRIEGA ESCRITA EN EXTREMADURA

Se trata de un trabajo de investigación sobre mitología clásica escrito en Extremadura y desde Extremadura. Se analizan las leyendas, las sa­gas, los mitos de la antigüedad desde el punto de vista histórico y psico­lógico. Se localizan los sitios de culto helénico y la persistencia de los mitos en la época romana y cristiana en Grecia, en Roma y en Lusitania.

SORIA SÁNCHEZ, Valentín INVENTARIO DE ARTE RUPESTRE EN EXTREMADURA

Una interesante aportación para el inventario del arte rupestre en Ex­tremadura ha realizado Manuel Rubio Andrada. En los XXIV Coloquios Históricos de Extremadura celebrados en Trujillo se estudiaron restos de grabados rupestres. Las actas de tales reuniones han sido publicadas y editadas por la imprenta Morgado de Cáceres a finales de 1998. Manuel Rubio Andrada, respetado amigo, es profesor de la ciudad de Trujillo y re­corre la comarca explorando y encontrando abrigos pictóricos.

El trabajo de investigación se titula: Estudio de las pinturas rupes­tres del Paso de Pablo en Cabañas del Castillo, Cáceres. Manuel Rubio

Añorada presentó una investigación en el XXIII Congreso Arqueológico Nacional de Cartagena sobre arte esquemático en Extremadura.

En estas líneas pretendo ahora recoger resumidas algunas pince­ladas sobre este yacimiento arqueológico de arte rupestre extremeño. De momento dejo a un lado diversas anotaciones que llevo recolectando de epigrafías y otros hallazgos arqueológicos de Extremadura.

Manuel Rubio Andrada distingue en uno de los conjuntos del Paso de Pablo de Cabañas del Castillo unos gruesos puntos dibujados.

Otro rincón del panel de piedra describe una palmera con dos se­micircunferencias a ambos lados más o menos simétricas.

En un tramo cercano se marcan bien los cuernos de un bóvido. Se acerca otro animal con unos voluminosos cuernos.

Se diseña en la pared un paisaje con unas piezas como de un arado. Se adivina un bóvido.

Se describe en otro lugar un ramiforme. En otro conjunto pictórico campea un cáprido con amplia cuerna.

Parecidos modelos de arte rupestre se encuentran en Zarza de Alange, Badajoz, en el Morrón del Pinto, Quintana, Fuencaliente, Ciudad Real.

También evoca este dibujo un conjunto hallado cerca del río Ruecas en la población no lejana de Cañamero en las Villuercas, cerca de Gua­dalupe.

Manuel Rubio Andrada en su estudio sigue mostrando en otro con­junto un venado y otro animal cuadrúpedo.

Más sencilla es una rama pequeña situada en otro conjunto pictó­rico.

Se advierte la cabeza y el tronco esquemático antropoide con su tronco y extremidades. Se entrevé en otra zona cercana un ramiforme junto a un arbolito y un venado.

En una esquina Manuel Rubio Andrada contempla un cuadrúpedo y un arma o herramienta grande.

Juguetean cerca dos mustéridos. En sitio limítrofe se delinean un ra­miforme y un cánido.

Estas pinturas de arte rupestre extremeño de Cabañas del Castillo, en opinión de Manuel Rubio Andrada, tienen algunos parecidos con las que se encuentran en la roca de la Virgen del Castillo en Gullón, Ciudad Real, en la Cueva de los Arcos y Cavas Vacas de Tamoso, Aldeaquema-da, Jaén y se parecen a las figuras grabadas del dolmen de Cubillejos de Lara en Burgos.

RECUENTO EPIGRÁFICO DE TRUJILLO Y OTROS LUGARES EXTREMEÑOS

TrujilloPONTIN/APFQV/ARTAHSTTLVillamesíasTANCINV/SCA VQV/IRIF.AN/LXXXVH/SEST.TLFR/ATERFCTrujillo. Inscripción rupes­tre LGIOVAWRIA Talavera de la Reina AMIAISPA/NI.VRIL/OVCO/-V.SLMTalavera de la Reina ATAECIN/AEFLAVS/PRESW Alburquerque-GALLIO/QVADRATO/QVAESTORI/VIIIVIR/ GALLIVS.SYRIA/CVS.PA-TERETAL/LIASERANIF/MAXVMA MA/TERFC. Alburquerque IOWSO LVT/ORIO/CAMA/LV.V.S/L.M. Badajoz DMS/MATER/POSVITFILIO-CALTVSIOMEMO/RIAVIX SIT.AN/SDVODECI. Badajoz. CIV-LIVS/FRONTOMTVLAE/BMDSD.Gbarcarrota. MINVSILVAN VEX-VOTVMIMODES/TINI. Cabeza de Buey .1M. AEMILIVS/REBVRRVS/-TVRIAN.LIX/H.SETTL2CRVTILIVS/VRBANVS/TVRIM/AN.LXX/H.SE.-T.T.L.Casas de Reina, DMS/LRVFINIVSPRIMVS/I TALICVS/D.RE-GIENSIS/ANXXXX/FABIACAMPANA/VXOR/MMF/HSESTTL2CIÓRN ELIAE/SEVERIANA/EX.TESTAMENATO.P.NVMISI/SVSVPERSTITIS/-DCOCCEIASEV/3IVNONISAC/RVM.TERENTIAPVE/LLATESTAMEN-TO/PONIIVSSITEX/ARGENTILIBRIS/L4GENIOOPPIDVIVS TVSMO-DESTIF/XVIR.MAX/PONENDAMCV/RAVIT Codosera CLEME/NS.-CEL/F. AROPA/NICE 0/V:ALS Gevora MARCO/AVRELIO/(S)ARINO/-NPBOLIS/IMOCAE/S Medellín CRAECIA/MODE STA/HEIC.SITAST/-SITTIBEITERR/ALEVISLEG/ETVALE/LPXII Puebla de la Calzada EX-QFFICI NA/DEXTERISiruela.CIVLIVS/CLEMENS/ANLX/HSE. Usagre-‘SALVTIAVG/LPETRONIVSLLI B.Villar de Rena.CAEVCILIA T.RF/PE-OCVLAA/NORVM.XV/L.P.XVI.Za!ameadelaSerena.TONGILIATFMA-XUMASCAEVINI/EMERITENSIS.ANNORVM.LX.EX.SIBI.ET/LGRAN IO.L.FPAP.SCAEVINOVIRO/ANN.LXXXV.D.S.PE.F.C/H.S.S.S.V.T.L

VÁZQUEZ FERNÁNDEZ, Luis MEMORIA DE GRACIAS QUE PUEDE OTORGAR DON FERNANDO PIZARRO, DEL CONSEJO DE CASTILLA, EN VIRTUD DE LA COMISIÓN QUE DE SU MAJESTAD FELIPE IV TIENE. (De un documento inédito)

Después de encuadrar la vida política de don Fernando Pizarro Ore llana, como miembro del Consejo Real de Castilla, en el reinado de Fe­lipe IV -teniendo en cuenta la «decadencia» socio-económica que iba en aumento- paso a presentar el contenido de este «Memorial de gracias», que nos desvela a un Pizarro con plenos poderes: Para transmitirlos, en favor de los estamentos y personas significadas del Reino, con ocasión de la cobranza de donativos que el mismo Rey pidió a sus subditos para sufragar los gastos de guerra.

Es amplia la gama de «gracias» que otorga don Francisco Pizarro Orellana, quien comienza dirigiéndose a «Verintiquatrías, Regimientos, Curadurías, Escrivanías, Procuraciones, Alferazgos, Thesorerías y to­dos los demás officios de que se aya de despachar nuevo Título, así por renunciación como por nombramiento, y por vacación…».

Y concede «perdones de muerte», «remisiones de galeras y destie­rros, facultades para hacer Mayorazgos de bienes libres»; «licencia para mancipar hijos», «licencia a Clérigos para dejar alimentos a sus hijos», «li­cencia a Clérigos Letrados para que puedan avogar», «naturalezas a ex­tranjeros para gozar de todo lo que gozan los naturales», «confirmación de previlegios antiguos», «restituciones de honras», «previlegios de hidal­guías», «concessión de mercados y ferias», «legitimaciones a hijos bas­tardos y naturales para heredar y gozar de honras y officios y demás pre-heminencias que los legítimos»…

Acabo aludiendo a sucesos de la Corte en el año mismo (1635) en que aparece este manuscrito, y de los cuales don Fernando Pizarro es­tuvo al corriente, para ofrecer «la comedia humana» en la que participó . la existencia del cortesano. Finalizo afirmando que este documento iné­dito nos amplía la visión de la personalidad de este intelectual, que fue, a la vez, hombre de Gobierno, de la máxima confianza de Felipe IV.

Oct 011999
 

Alfonso Domínguez Vinagre.

A fuerza de repetirse, algunos errores se convierten en verdades. Esto es especialmente cierto en lo que respecta a la historia local, donde, con el transcurso de los años se han ido conformando las que podrían llamarse “historias oficiales”, deudoras, en su mayor parte, de la ampulosa historiografía decimonónica, y, en última instancia, de las obras de los grandes historiadores regionales de los siglos XVI y XVII. Aunque hay que reconocer el mérito y la gran utilidad de este tipo de obras (como, a título de ejemplo, el “Memorial de Ulloa”, la obra de Solano de Figueroa o la “Historia y anales de la ciudad y obispado de Plasencia” de A. Fernández), la historiografía local ha sido muy poco crítica con este tipo de fuentes, produciendo visiones erróneas y deformes que, y esto es lo grave, se perpetúan con su actual repetición y se canonizan con su inclusión en obras divulgativas pretendidamente serias. Muchas de estas historias locales necesitan en el presente una relectura crítica que incorpore las últimas aportaciones de la investigación histórica y que actualice sus presupuestos metodológicos. Es preciso separar el grano, si lo hay, de la paja, y determinar qué pertenece en realidad a la Historia y qué a la leyenda.

Es nuestro propósito ejemplificar esta deconstrucción crítica de la historia local en lo que respecta a la “historia oficial” de la reconquista y repoblación de Salvatierra de los Barros. La versión tradicionalmente admitida es, a modo de ejemplo, la recogida en la Gran Enciclopedia Extremeña:

“En 1229 fue reconquistada a los árabes por el maestre de Alcántara Arias Pérez que la repobló y reedificó su castillo, pasando a incorporarse después, con categoría de aldea, a los dominios de la ciudad de Badajoz.”[1]

Esta versión omite, sin embargo, uno de los datos que está presente en el resto de los relatos existentes: que la operación de reconquista y repoblación fue iniciativa directa del monarca leonés Alfonso IX. Así se consigna, por ejemplo, en los folletos turísticos editados por el Ayuntamiento de la localidad, o en autores como Mª. Teresa Terrón[2] o Lozano Tejada. Aunque existen discrepancias en las diferentes versiones respecto a la fecha de la reconquista (1229, 1228, 1227 y 1190, esta última fuera de lugar), las narraciones más rigurosas dan por cierta la fecha de 1229. ¿De donde proceden y qué veracidad tienen esas afirmaciones?

La versión anteriormente expuesta, que ya fue difundida en los años 50 y 60 por autores locales como Antonio Jiménez o Valentín Cintas, viene avalada por la autoridad de la tradición. Así se reconoce ya en el informe que en 1791 el ilustrado cura de Salvatierra, Agustín Casillas, redacta como respuesta al Interrogatorio de la Real Audiencia de Extremadura:

“…tubo su fundación, según tradición y noticias verídicas, en los años de 1229, reynando el señor don Alonso el Dézimo de León. Suponen que anterior a ésta fue abrigo de hombres foragidos, y por esto se llamó Tierra Salba, y después Salbatierra.”[3]

Casillas, sin embargo, había tomado la noticia, incluida la confusión de reyes y la pintoresca teoría del origen del nombre y la localidad, de la obra de Ortiz de TovarPartidos triunfantes de la Beturia Túrdula, escrita en 1779, apenas 10 años antes. Escribe allí Ortiz de Tovar:

“Ganólos a los moros (Salvatierra y Salvaleón) el Rey Don Alonso X de León, año 1229 y mandóla poblar de cristianos encargando esta población al Maestre de Alcántara Don Arias Pérez. Por estos tiempos dicen las historias que algunas gentes acosadas de sus patrias vinieron a habitarlas y hallando buena acogida en ellas las llamaron a una Salvatierra, porque en aquella tierra estaban salvos, y a la otra, Salvaleón…”[4]

Aquí se encuentra el origen del relato que consigna el año de 1229 como el de la conquista, pero equivoca a Alfonso IX con su nieto que reinaría bastante más tarde. Igualmente ésta es la fuente de la que beben las versiones actuales que mencionan la participación del maestre Arias Pérez en la conquista. Pero Ortiz de Tovar ni ofrece datos que avalen sus afirmaciones, ni apoya su particular teoría sobre el origen y fecha de la población en ningún tipo de base documental. El libro de Ortiz de Tovar está plagado de invenciones, confusiones y adolece de una gran falta de rigor histórico, por lo que no es, precisamente, una fuente demasiado fiable.

Mucho más crédito merecen las fuentes a partir de las cuales Ortiz elaboró, seguramente, su relato. Se trata, en primer lugar, de la Crisis histórica de la ciudad de Badajoz de Ascensio de Morales, escrita en 1753 y, esta sí, bien documentada y rigurosa. En ella se afirma que Alfonso IX, ya en su vejez, lanzó una ofensiva contra los moros y, derrotando al caudillo Abenhut, “…ganó de él a Mérida, e a Montanchez, e Badajoz, e Cáceres, et pobró Salvaleón, et Salvatierra et Sabugal e otros lugares…”. Nos informa, asimismo, de que el hecho queda recogido en la Crónica del Arzobispo D. Rodrigo y en la Crónica General de Alfonso X, de donde toma el relato[5]. Dató igualmente la conquista de Badajoz -erróneamente- en 1228.

La otra fuente básica, de la que con toda seguridad proceden todas las versiones posteriores sobre la reconquista de Salvatierra es la monumental obra de Solano de Figueroa “Historia eclesiástica de la ciudad y obispado de Badajoz”, fechada en 1670. Solano adjudica a Alfonso IX la reedificación del castillo y vincula la reconquista de la villa con la de Salvaleón:

“…edificóle (el castillo) el Rey D. Alonso el Noveno, cuando á Salvaleón, como lo testifican las crónicas referidas… pobló esta villa (Salvaleón) el Rey D. Alonso Nono de León, como lo dice el Arzobispo D. Rodrigo, l.7, cap. 25 y la General del Rey D. Alonso IV, part. fol. 353”.

En otro lugar:

“Después de recuperada de Moros la tierra, y reedificado el castillo de esta villa fue aldea de Badajoz…”[6]

Aquí está, en el tardío S. XVII, la génesis de la “historia oficial” de la reconquista y repoblación de Salvatierra y es el relato de Solano la base de la narración tradicional que Antonio Jiménez popularizaría desde sus artículos locales. La obra de Solano, que manejó documentación original y fuentes bibliográficas precisas, está fuera de toda sospecha y constituye una de las fuentes esenciales para el estudio de la Historia de Extremadura, pero creemos que, en el caso que nos ocupa, cometió un fatal error a la hora de interpretar el escueto texto de las crónicas mencionadas.

Dichos textos marcan el final del viaje emprendido para encontrar el origen de la leyenda. La crónica latina del Arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada, “De rebus hispaniae”, datada a mediados del S. XIII, es la más antigua y coetánea a los hechos narrados. El texto latino narra que Alfonso IX en su vejez emprendió la guerra a los árabes y “obtinuit ab eis Montem angii, Emeritam, Badallocium, Alcantaram atque Canceres. Populavit etiam Salvaleonem, Salvaterram et Sabucale, et alia plurima loca…”[7]. La Crónica General de Alfonso X, elaborada en la segunda mitad del S. XIII vierte la noticia al romance:

“et gano dellos Montanges, Merida, Badaioç, Alcantara, Cançres; poblo Salva Leon, poblo Salvatierra, et Sabugal et muchos otros logares…”[8]

Solano de Figueroa identificó las Salvaleón y Salvatierra del texto con las poblaciones de la Baja Extremadura y consideró que Alfonso IX era también el responsable de la reedificación del castillo de Salvatierra tras su conquista. Estaba equivocado, y con él todos los que hasta hoy se han limitado a repetir su relato; ahí van los argumentos:

Primeramente, si Alfonso IX hubiese sido el responsable directo de la repoblación de Salvaleón y Salvatierra (que es lo que el texto dice) los lugares habrían recibido su Carta-puebla o fuero que los convertía en villas independientes con término y jurisdicción propia. Sabemos que esto no fue así, porque desde el inicio ambas poblaciones figuran no como villas, sino como aldeas del concejo de Badajoz, como el propio Solano consigna en su obra, y dependientes jurisdiccionalmente de dicha ciudad.

En segundo lugar, el Salvaleón y la Salvatierra que el texto menciona resultan ser, en realidad, las poblaciones homónimas, situadas en la frontera portuguesa al norte del río Tajo: Salvaleón, bastión fronterizo en el norte de la provincia de Cáceres, que dotado del fuero de Coria y dado para su repoblación al Maestre de Alcántara por Alfonso IX en 1227[9], se convertiría en encomienda de la Orden de Alcántara. De esta villa, como es sabido, apenas queda hoy un puñado de piedras y muros a poca distancia de Valverde del Fresno[10]. Y Salvaterra do Extremo, actual población fronteriza portuguesa situada a pocos kilómetros del Salvaleón medieval, que era el enclave más meridional de la región del Coa, zona que conoció una intensa actividad repobladora por parte de Alfonso IX y que pertenecería al reino de León hasta 1296 en que Portugal la invade y ocupa[11]. La otra población que el texto menciona, Sabugal, también mencionada, pertenece igualmente a la zona leonesa del Coa. Todas las investigaciones y datos actuales avalan la idea de que son éstas las poblaciones mencionadas en las crónicas.

Por último, está fuera de lugar cualquier fecha anterior a 1230 como momento de la reconquista de la población. Hasta esa fecha el monarca leonés no pudo traspasar la línea fronteriza del Guadiana. En Abril de 1230 conseguiría por fin, tras derrotar a Abenhut, el control de Badajoz[12] y ningún dato nos hace pensar que con anterioridad se conquistaran los territorios al sur de la ciudad. Alfonso IX, por otra parte, le concedió el titulo de ciudad, la dotó de fuero y fijó sus límites, abandonándola al poco de su conquista para volver hacia el norte el 31 de Mayo; en Septiembre moriría. Poco tiempo tuvo, pues, para culminar la conquista de la Baja Extremadura, y resulta improbable que fuera el responsable de la reconquista y repoblación de Salvatierra como la versión tradicional afirma.

Mención aparte merece la teoría de Anthony Denney, quien adquirió y rehabilitó el castillo de la localidad en los años 70. Esta versión, expuesta con detalle por Lozano Tejada en su libro “Castillos extremeños”[13], viene a plantear que Salvatierra fue objeto de una repoblación temprana, edificándose el castillo en pleno S.XII como avanzadilla leonesa en territorio musulmán. En este caso no se aporta ningún testimonio documental como prueba, sino que la teoría se formula sobre la base de los recursos arquitectónicos empleados en el diseño de la fortificación, que se pretenden emparentados con los castillos sirios de los cruzados. Estos recursos fueron muy habituales, tras la estancia de los cruzados en Lisboa, en los castillos portugueses del S.XII. Esta versión, sin ser descabellada, nos parece igualmente incierta.

Efectivamente, existieron enclaves cristianos y repoblaciones tempranas más o menos esporádicas en el Suroeste Extremeño en pleno Siglo XII, durante los años 1165-1180, como Alconchel, Torre de Miguel Sexmero, Táliga, Albuera y Olivenza, ligados a la actividad del aventurero portugués Geraldo Sempavor y la contraofensiva leonesa de Fernando II, primero en ayuda de los musulmanes y después frente a ellos, hasta la definitiva reacción almohade que recupera las plazas ocupadas por los cristianos hasta la Alta Extremadura[14], pero en ningún lugar se menciona a Salvatierra. De haber contado con fortificación cristiana, habría dejado algún tipo de rastro documental. También Martínez y Martínez piensa que Salvatierra se convirtió en enclave cristiano, junto con Monsalud y Burguillos durante la campaña que Fernando II supuestamente emprendió en 1177 por tierras de Jerez de los Caballeros, teoría que para Terrón Albarrán carece de todo fundamento y “…pertenece más a la fantasía que a la historia”[15]. La plaza de Jerez sí que sería dominada por las milicias del concejo de Ávila en 1172[16]. Seguimos sin embargo sin encontrar mención alguna a Salvatierra en todos estos episodios.

Respecto a la datación de los recursos arquitectónicos de la fortaleza, está perfectamente documentado que el castillo, tal como en la actualidad lo conocemos, fue reconstruido sobre una base anterior por Hernán Gómez de Solís en el último tercio del S.XV, si bien sobre patrones estéticos caducos para la época, pero con elementos, como las numerosas bocas de fuego, que son inequívocamente bajomedievales; si alguna fortificación existió en el S. XII constaría de una simple cerca torreada o una atalaya. La hipótesis en cuestión nos parece poco sólida, aunque ciertamente sugerente.

Tras desenmascarar los errores que los relatos tradicionales esconden, trataremos de reconstruir una imagen coherente y fundada del proceso de conquista cristiana y poblamiento de la localidad. A la hora de afrontar esta tarea nos encontramos con la dificultad invencible del silencio. Las crónicas callan los detalles de la reconquista de Badajoz y el grueso de la documentación medieval de la ciudad, a la que desde el inicio Salvatierra aparece ligada, desapareció en alguna guerra. Sin embargo trataremos de aventurar nuestra propia hipótesis, aprovechando los pocos datos que existen y utilizando las investigaciones más actuales sobre la zona y la época.

Probablemente Alfonso IX, tras la conquista de Badajoz en 1230 y antes de su regreso, realizó un reparto de los territorios que todavía estaban sin conquistar al sur de la ciudad, delimitando zonas de expansión muy a “grosso modo” porque eran dominios aúnen manos musulmanas[17] entre los contingentes que intervinieron en la campaña. La Orden de Alcántara, además de la zona oriental de la provincia, recibió ciertas rentas, posesiones y derechos en la ciudad por la participación directa en su conquista; La Orden de Santiago, Mérida y las amplias llanuras del sur; el Temple, la zona occidental de sierra y frontera. Alconchel, Burguillos y Jerez les serían donadas por Alfonso IX antes de su marcha y también de su conquista[18]. Badajoz quedó como concejo autónomo dependiente del Rey y se le asignó un amplio alfoz o término que incluía como hitos principales la Sierra de San Pedro, las Vegas Bajas, Tierra de Barros, Zafra, Atalaya, Salvatierra, Barcarrota, Olivenza y las poblaciones portuguesas de Campomaior y Ougüela. No se conserva el alfoz original establecido por Alfonso IX, pero sí su confirmación posterior de Alfonso X en 1258[19]. Salvatierra, sin ser mencionada directamente en el documento[20], cae dentro de los límites que se establecen. Incluso bien podría tratarse del inidentificado castillo de Nadit, que por sus coordenadas geográficas no estaría lejos de Peña Utrera[21].

El topónimo de Salvatierra (tierra salva o segura), como el de Salvaleón, hace referencia directa a operaciones militares de conquista y, efectivamente, hay que vincular su origen al establecimiento de algún tipo de puesto militar de frontera que aseguraría una exigua población y el control de un territorio amenazado todavía por cercanos enclaves enemigos. En el caso de otras dos Salvatierras del momento, Salvatierra de Calatrava y Salvaterra do Extremo se trató de avanzadillas cristianas, a modo de islas, en pleno territorio musulmán. Creemos que también es así para nuestra población.

La toponimia de origen leonés de ambas poblaciones indica claramente que hay que vincular la ocupación de sus territorios con la campaña de Alfonso IX de León culminada en 1230 con la toma de Badajoz, la última campaña bélica de León como reino independiente (con Fernando III se unificarían los dos reinos). Y casi con toda seguridad debió producirse antes de Septiembre de ese año, fecha en que Alfonso muere en Villanueva de Sarriá. La muerte del monarca supuso la paralización de toda actividad bélica cristiana en la frontera.

Sin embargo la pronta marcha del monarca del escenario pacense hace difícil que él mismo se encargara de ultimar la reconquista de los territorios de su inmenso alfoz, todavía, como hemos consignado, en manos musulmanas en su mayor parte. Terrón Albarrán piensa que los territorios del sur en todo caso se conquistaron sin su presencia[22].

Pensamos que la fundación de la localidad es fruto de los primeros intentos del concejo de Badajoz, durante el verano de 1230 y ya sin la presencia del Rey, de hacerse con el control del término que Alfonso le había asignado, protagonizados por las milicias concejiles y la hueste que participó en su conquista, portuguesa y leonesa fundamentalmente, con el auxilio de las ordenes militares. El resultado sería la ocupación de las primeras estribaciones de Sierra Morena, como la Sierra de Monsalud, y la construcción de algún tipo de fortificación sobre los restos de una anterior construcción musulmana[23] en un promontorio privilegiado de la sierra de Peña Utrera (813 m.), magnífico observatorio natural del Suroeste extremeño, lugar donde se asienta el actual castillo. Desde allí se tenía control visual de las conquistadas tierras llanas del sur de la ciudad y de las tierras montañosas por conquistar y en las que la ofensiva quedó frenada de Jerez, Zafra y Feria. El elemento militar constituiría el primer aporte humano para la inicial repoblación de la ciudad y también de sus aldeas. Este impulso quedaría frustrado tras la muerte del monarca y la crisis sucesoria posterior, tomando los musulmanes la iniciativa y consolidando el control de las plazas de Jerez, Fregenal y Zafra[24]. Las aldeas y puestos fortificados de Salvatierra y Salvaleón-Monsalud marcarán la línea de máximo avance cristiano en la comarca durante la década 1230-40, rodeados por enclaves musulmanes que no serán reconquistados definitivamente hasta la campaña de 1238 de Fernando III en su camino hacia Sevilla; Feria sería reconquistada en 1241 por la milicia santiaguista junto con Almendralejo y Fuente del Maestre, Zafra en 1238 y definitivamente en 1241[25]. Los templarios no asegurarían la conquista de Jerez y Burguillos, donadas por Alfonso IX con anterioridad, hasta 1240[26].

El origen de Salvatierra hay que situarlo en esos ocho o diez años en que, detenido el avance cristiano, quedará rodeada de enclaves musulmanes, periodo durante el cual será el enclave cristiano más meridional del reino de León. Esta nos parece una hipótesis fundada y aceptable.

Respecto al poblamiento, la ausencia de datos nos obliga a ser muy cautos. Trataremos de engarzar los pocos datos documentales existentes con un análisis toponímico, geográfico y arqueológico, y aplicaremos, cuando sea procedente, los modelos explicativos que otros autores han encontrado válidos en coordenadas espaciales y temporales semejantes. Los recientes trabajos del profesor Bernal Estévez nos han sido muy valiosos en ese sentido[27].

El poblamiento debió ser en sus inicios bastante escaso, reducido inicialmente a la guarnición militar y a unos pocos pobladores asentados en las riberas y manantiales próximos a la cerca defensiva, alzada probablemente sobre los restos de una anterior fortificación musulmana y en la que encontrarían refugio en caso de peligro. Los topónimos documentados en los S. XIV y XV de la zona (La Jara, Alcornocal, Carrascal, Torviscal, Chaparral, Peña Buitrera…) nos describen un paisaje dominado por la densa masa vegetal y el bosque cerrado de encina, alcornoque y monte bajo, muy poco transformado por la mano del hombre, lo que nos permite suponer la ausencia de un asentamiento humano de consideración anterior a la conquista[28] y una mayor dificultad para su poblamiento. Para los primeros pobladores Salvatierra, por su relieve montañoso, su densidad vegetal y la existencia de fortificación, ofreció la protección y la seguridad que una empresa de frontera necesitaba, pero condicionó una débil ocupación y explotación económica del territorio.

Sólo a partir de mediados de siglo, con el alejamiento definitivo de la frontera, el impulso repoblador se intensifica en todos los territorios dependientes del concejo de Badajoz. Alfonso X potenciará el proceso repoblador mediante la delimitación definitiva del alfoz[29], la confirmación del fuero, la realización de repartimientos y la adopción de medidas repobladoras como la explotación comunal de los montes[30], la autorización de rozas y roturaciones y repartos de tierras; medidas todas ellas que fomentaron el asentamiento de nuevos pobladores[31]. Dadas las características del medio físico de Salvatierra y la modalidad de explotación de la tierra en el concejo pacense, desde el inicio la ganadería extensiva protagonizaría la actividad económica de la aldea.

Esta segunda oleada repobladora atrajo sobre todo a leoneses del norte, zamoranos, astures, salmantinos y gallegos, pero también a un importante contingente de portugueses. La toponimia que puede rastrearse a lo largo de los siglos en la zona de Salvatierra así lo atestigua: Rocha, Perailes, Prades, Marianes, Porrino, Valbellido, Coellos, Larios… Su número no debió ser, de todas formas excesivo, concentrándose en el núcleo que daría lugar a la localidad, obviamente el más cercano al castillo, y en ciertos asentamientos de menor importancia ­-heredades-aldea- dispersas por la zona como Rochafría, Cuellos o Don Blasco, que tuvieron su origen en los repartimientos inmediatamente posteriores a la reconquista.

Entre los pobladores podría distinguirse un primer grupo social heredero de los participantes en la conquista de Badajoz, que recibieron extensas heredades en todo el término de la ciudad y en las aldeas, controlando desde ella el funcionamiento del concejo. En el caso de Salvatierra, los Rocha, los Pérez, los Alfón o los Tordoya. Pero la gran mayoría de los pobladores eran hombres libres, labradores y ganaderos que acudían ante el atractivo de ciertos años de exención fiscal, la posesión de alguna suerte de tierra rozada, viña, casa y un escaso número de animales para el autoconsumo[32]. Además, todos los pobladores gozaban del derecho a la explotación comunal del bosque y el agua; leña, caza, bellota, frutos y pastos, complementos indispensables para una economía familiar y autárquica. Socialmente la mentalidad comunitaria y colectiva debió ser muy fuerte, con un grado mínimo de dependencia personal para sus pobladores. Por otra parte, la lejanía de la capital debió intensificar el elevado grado de autonomía de la aldea.

Este éxito inicial de la política repobladora del concejo de Badajoz, del que Salvatierra dependía desde el punto de vista jurisdiccional y fiscal, se verá frenado a finales del S.XIII, para convertirse durante la siguiente centuria en una profunda crisis demográfica y social. Las epidemias, la usurpación de terrenos comunales[33], las malas cosechas, el mayor atractivo de las tierras del Guadalquivir, y, sobre todo, la proximidad de una frontera portuguesa muy inestable a partir de ahora por los continuos conflictos bélicos con el país vecino, marcarán el inicio de una crisis poblacional[34]. Para Salvatierra esto significará la desaparición de algunos de los asentamientos humanos iniciales, como Cuellos; la formación de grandes propiedades y dehesas en manos de la nobleza urbana, como Rochafría, obtenidos por compra fácil aprovechando el abandono de tierras, o por simple usurpación de patrimonio comunal y, por último, la potenciación del carácter estratégico de la fortaleza, sufriendo durante el S. XIV importantes reformas con objeto de adecuarla para la guarda de la frontera con Portugal.

Pero esa ya es “otra historia”.


NOTAS:

[1] Gran Enciclopedia Extremeña, Tomo IX, Madrid, 1992, pp. 86-89.

[2] TERRÓN REYNOLDS, M. T., Castillos de Badajoz, Madrid, 1992.

[3] A.H.P.C., Respuestas al interrogatorio de la Real Audiencia de Extremadura (1791), leg. 642, n.5.

[4] ORTIZ DE TOVAR, J. M. R., Partidos triunfantes de la Beturia Túrdula (1779), Rev. Guadalupe, 1989, p. 332.

[5] MORALES, A. de, Crisis histórica de la ciudad de Badajoz (1753), Badajoz, 1908, p. 119.

[6] SOLANO DE FIGUEROA, J., Historia eclesiástica de la ciudad y obispado de Badajoz (1670), Ed. C.E.Ex., Badajoz, 1932, 1ª, I, pp. 33 y ss.

[7] JIMÉNEZ DE RADA, R., De rebus hispaniae, lib.VII, p. 167, fac. de la ed. de 1793, Valencia, 1968.

[8] CRÓNICA GENERAL DE ALFONSO X, II, Ed. de R. Menéndez Pidal, Madrid, 1977, p. 678.

[9] MOXÓ, S. de, Repoblación y sociedad en la España medieval, Madrid, 1979, p. 252; BERNAL ESTÉVEZ, A., Poblamiento, transformación y organización social del espacio extremeño, Cáceres, 1998, p. 44.

[10] El estudio más completo de la villa y fortaleza de Salvaleón es: VELO NIETO, G., Castillos de Extremadura, Madrid, 1968, pp. 491 y ss.; en él se incluye el documento de confirmación de la donación, donde aparece su alfoz, de Fernando III del 2 de Abril de 1231; Ibídem, p. 498.

[11] RAU, V., Estudos de história medieval, Lisboa, 1986, p. 62.

[12] Sobre la fecha exacta de la toma existen divergencias entre los autores que no tratamos de solventar, nos inclinamos por Abril, con Julio González (quien piensa que fue el día 7) y Terrón Albarrán (entre el 16 y 27 de ese mes), frente al 19 de Marzo que sugiere Rodríguez González; GONZÁLEZ, J., Alfonso IX, Madrid, 1944, p. 68.; TERRÓN ALBARRÁN, M., La Extremadura musulmana, Badajoz, 1991, P. 208; GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, A., Historia de Badajoz, Badajoz, 1999, p. 99.

[13] LOZANO TEJADA. M., Castillos extremeños, Montijo, 1988. La obra de Lozano Tejada, además de unas magníficas tomas aérea de la fortificación, es el intento más serio de analizar el origen de esta. Algunos de los datos y teorías que maneja le serían, con toda seguridad, facilitados por Anthony Denney, ya fallecido, a quién yo mismo aporté material bibliográfico en mi tierna juventud.

[14] TERRÓN ALBARRÁN, M., “Historia política de la Baja Extremadura en el periodo islámico”, en Historia de la Baja Extremadura, I, Badajoz, 1986 p. 419 y ss.; GONZÁLEZ, J., Regesta de Fernando II, p. 96.; PINO, J. L. del, “La reconquista y repoblación de Extremadura”, en Rev. Ifigea, Córdoba, 1984, p. 36

[15] TERRÓN ALBARRÁN, M., Ibídem, p. 432.

[16] Ibídem, p. 430.

[17] Que Alfonso IX estableció los límites del alfoz de Badajoz antes de su conquista es la tesis que defiende Terrón Albarrán en TERRÓN ALBARRÁN, M., La Extremadura musulmana, Badajoz, 1991, p. 211, y José Luis del Pino en sus trabajos sobre el tema. Era una práctica, por otra parte corriente.

[18] En el documento de confirmación de Alfonso X en 1283 se indica que Alfonso IX dio Burgos y Alconchel a Esteban Belmonte, Maestre del Temple, pero nos inclinamos a pensar, con la mayoría de los autores, que aún no estaban en manos cristianas; GUERRA GUERRA, A., “La orden militar de templarios en la Baja Extremadura”, en Actas del V Congreso de Estudios Extremeños, ponencia V, p. 278.

[19] RODRÍGUEZ AMAYA, E., La tierra en Badajoz (1230-1500), Badajoz, 1952, pp. 10 y ss.; DEL PINO, J.L., Extremadura en las luchas políticas del S. XV, Badajoz, 1991, pp 55 y 69.

[20] Bernal y Del Pino afirman, citando a Rodríguez Amaya equivocadamente, que Salvatierra es mencionada en el documento; BERNAL ESTÉVEZ, A., Op. cit., p.134; DEL PINO, J. L., Op. cit, loc. cit., Salvatierra no aparecerá documentada hasta el S. XIV

[21] “… e como entra Bodión en Ardilla e dende como va al castillo de nadit e como va a la cabeza de Moncarche e como en el agua de Fragamuñoz…”; RODRÍGUEZ AMAYA, E., Op. cit, loc. cit.

[22] TERRÓN ALBARRÁN, M., “Historia política de Badajoz durante la dominación musulmana”, p. 453.

[23] Así lo piensa Mª Teresa Terrón; TERRÓN REYNOLDS, M. T., Op. cit., p. 74, y así parece seguirse del relato de Solano; SOLANO DE FIGUEROA, F.,Op. cit., loc. cit. Sin embargo, Cooper, buen conocedor de las fortificaciones extremeñas no encuentra antecedentes musulmanes en el recinto. Para él el castillo de Salvatierra tiene su origen en los conflictos bélicos fronterizos con Portugal del S. XIV; COOPER, E., “Desarrollo de recintos fortificados en Extremadura (S. XIV)”, en La fortificación medieval en Extremadura, Cáceres, 1998, actas inéditas. No existe resto almohade, aunque hay menciones en el S.XV a anteriores estructuras de tapial, pero sí pueden identificarse cimentaciones que podrían corresponder al periodo omeya.

[24] PINO, J.L. Del, La reconquista y repoblación de Extremadura, p. 39.

[25] TERRÓN ALBARRÁN, M., Op. cit., p. 458. Sugiere 1236 para la conquista de Zafra. También MAZO ROMERO, F. Y DEL PINO, J.L., “El régimen señorial de Badajoz durante la Edad Media”, en Historia de la Baja Extremadura, I, p. 685

[26] GUERRA, A., La Orden militar de Templarios en la Baja Extremadura en V Congreso de Estudios Extremeños, ponencia V, Mérida, 1975, p. 269. Guerra también piensa que León sólo consolidó su dominio en estas tierras al segundo intento; Ibídem, p. 293. El documento de donación en: Íbídem, p. 278; También en: MAZO ROMERO, F. El condado de Feria, p. 44.

[27] BERNAL ESTÉVEZ, A., Poblamiento, transformación y organización social del espacio extremeño, Cáceres, 1998. También BERNAL ESTÉVEZ, A., “El efecto frontera en la repoblación del término de Badajoz”, en Actas del VI Centenario del Señorío de Feria, Mérida, 1996, pp. 59-62.

[28] No obstante, Bernal ha puesto de manifiesto que en el sur del alfoz de Badajoz existió una numerosa población musulmana que mantuvo su residencia tras la conquista cristiana. Para el autor, topónimos como “Nogales, “Morera”, “La Parra” y otras referencias a árboles frutales denotan la presencia de población musulmana y su cultura del agua. En nuestra localidad podría aplicarse este planteamiento a “El Moral”. BERNAL ESTÉVEZ, A., Op. cit., p. 135.

[29] PINO, J. L. Del, “La reconquista y repoblación de Extremadura”, p. 44 y 45.

[30] El 20 de Septiembre de 1279 Alfonso X concedía al concejo de Badajoz privilegio para la explotación de montes y arbolados, posteriormente confirmado y ampliado por Sancho IV.; RODRÍGUEZ AMAYA, E., La tierra en Badajoz, pp. 52 y 53.

[31] El proceso de repoblación, para la zona de Badajoz, ha sido estudiado por J.L. de la MONTAÑA CONCHINA, en “Notas para la repoblación y organización del territorio en el Valle del Guadiana. Badajoz en el S. XIII”, en Actas de los XXIII Coloquios históricos de Extremadura, Trujillo, 1997, pp.303-316, así como en su tesis doctoral inédita.

[32] La repoblación extremeña a base de unidades familiares de producción ha sido puesta de manifiesto por Julián Clemente, quien cita un caso de Coria como ejemplo, consistente en: una casa, una vez de molino, asno, vaca, dos bueyes, doce ovejas y un cerdo, encontrándose en Cáceres también una viña; CLEMENTE RAMOS, J., “La sociedad rural extremeña (S.XII y XIII)”, R.E.E., XLVI, nº. III, 1990, p. 551.

[33] Proceso magníficamente estudiado hace ya tiempo en: RODRÍGUEZ AMAYA, E., La tierra en Badajoz (1230-1500), Separata de R.E.E., Badajoz, 1952

[34] BERNAL ESTÉVEZ, A., Op. cit., pp 137 y ss.

Oct 011999
 

Macario Díez Presa.

No es solamente historia. Trujillo es también estampa. Y es poema. El todavía recién editado Canto a Trujillo, en el que historia, estampa y poesía se han dado tan espléndida cita, viene a proclamarlo. Muy en tono mayor, por cierto.

Permítaseme dar eco, aquí a unas palabras, que han servido de introducción a dicho Canto, pero que fueron ya, desde el momento en que se emitieran, toda una llamada, que no tardaría en ir obteniendo una generosa y deslumbrante respuesta.

“La historia de Trujillo ya está escrita, pero el poema de Trujillo espera al hombre de la inspiración y del arrebato genial que cante la grandeza de una Ciudad que llenará el mundo con su nombre. Aquí no hay piedra sin misterio. Ni sombras sin leyenda. Pero lo más llamativo de Trujillo es su interior; es decir, el alma, la pasión, el empuje que vibra y salmodia en cada cosa. Y cada cosa no es sino la huella y la abultada sombra de un santo, un héroe, un conquistador, un virrey, un labriego o un pastor”.

Se llamó en vida Máximo González del Valle. Misionero claretiano. Y él fue quien, tras su primer emocionado encuentro y su avizor recorrido por esta señorial e histórica villa cacereña, pronunciara las palabras transcritas, con las que, hoy, aquí y ahora, nos place evocar su figura. Poeta entre los poetas, no se contentó con haber sabido apresar (tal vez como ningún otro) el misterio y el alma de tan señera noble villa extremeña. Quiso, además, darle resonancia. Pero con el único lenguaje capaz de traducir ese secreto y fascinante embrujo que sobre nosotros ejerce siempre toda realidad rebosante de alma y de misterio. Y, como la contraportada del espléndido y aludido Canto a Trujillo, “Trujillo tuvo ya al poeta, al juglar, que cantó generosamente sus grandezas. Tan generosamente, que llegó (si así es lícito expresarse) a codificar el alma y misterio de Trujillo nada menos que en ciento treinticinco sonetos, sesenta de los cuales se nos brindan hoy bellamente emparejados con la histórica imagen de sus respectivos fastuosos monumentos y sus más célebres personajes.

Decía Tolstoi que, sea cual fuere la sosa que describe el poeta, lo que buscamos, vemos o experimentamos nosotros es el alma del propio poeta. Pero no en su desnuda subjetividad (añadiríamos ahora nosotros), sino como alma contemplativa que sabe escuchar, acierta a traducir y logra transmitir la “música callada” de lo que encuentra a su paso. En efecto. En efecto el lenguaje poético no es sino el intento de hacer propias las cosas mismas en lo que tienen de más secreto, misterioso y trascendente. Una verdad palmariamente confirmada, con respecto a su juglar, en Canto a Trujillo. Por lo que no es, a su vez, menos verdad que asomarse, aquí y ahora, el alma de nuestro poeta puede enseñarnos a leer el presente poemario en empática sintonía con el pathos o pasión poética que lo inspirara. Asomémonos, pues, al alma de nuestro poeta.

González del Valle nació (“me nacieron”, diría él, evocando a su admirado Unamuno), en 1.913. En San Vicente de la Barquera, encantadora villa santanderina, hija por igual, del mar y de la tierra, esos “dos eternos hontanares de poesía”, como él los denominara. Y muere en 1´989. En Palencia, su hogar durante la más prolongada y, tal vez, más fecunda etapa de su vida.

¿Quién es González del Valle como poeta? A raíz de su muerte, se dijo de él ser un hombre “desmesurado”. Hiciéronle merecedor de tal calificativo su desbordante producción literaria, su “sobrecogedora y tremenda fecundidad, y su amplísimo elenco de premios literarios, entre los que figuran cincuenta flores naturales.

González del Valle parece mostrar ya desde muy pronto seguridad en sí mismo como poeta. Solo así cabe interpretar la osadía con que tan prematuramente se lanzase a la palestra. Lo cuenta él mismo. “Era por los años treinta. El río Ebro socavaba los cimientos del Pilar de Zaragoza. Y se convocó un concurso de poesía para llamar la atención sobre el tema. Tenía yo cariño por el Ebro, que nace cerca de mi tierra. Y tenía gran devoción al Pilar. Me salieron unos versos muy espontáneos. Y gané el concurso. Tenía entonces poco más de quince años”.

Y, a partir de ese momento, más que simple y gradual progreso fue el suyo un correr “acelerado” y un fluir “torrencial”. “Hoy he compuesto cuatro sonetos y otras tantas cancioncillas”, exclama González del Valle tan pronto como viera aparecer a unos reporteros que se disponían a entrevistarle con ocasión de un premio nacional que se le había otorgado. “A las cinco de la tarde, me recluyo en mi habitación conventual; desconecto el teléfono interior; y, contemplando el sol poniente, me viene la inspiración”.

Y, como un sol poniente que arrebola todo lo que toca, la inspiración de González del Valle lo coloreó todo de poesía. Porque lo contempló, tocó, escuchó y vivió todo poéticamente. ¡Qué penetrantes “ultra-ver” y “ultra-oir” los de su imaginación poética, cuyas creaciones hacen crecer la realidad de las cosas! S, como bien alguien ha dicho, “sólo lo expresado existe”, con su inspirada y creadora forma de verlo, tocarlo, escucharlo, vivirlo y expresarlo todo, estaba González del Valle no sólo descubriendo sino dando, incluso, a todo una nueva existencia. Por lo que, aunque pudiera parecerlo, no es, no, ninguna tautología afirmar que nuestro poeta respondiera poéticamente, es decir creatívamente -poesía significa creación a su inspiración poética. En efecto, en los poemas de González del Valle se da una lograda sintonía entre esa numinosa poesía que lleva en sí cualquier cosa (real o soñada) y el númen creador, que sabe, por un lado, descubrirla y acierta, por otro, a expresarla poéticamente. Ya hemos dicho que el lenguaje poético no es sino un intentar apropiarse las cosas o hacerlas propias. González del Valle parece saber por propia experiencia (y son palabras suyas) que:

“Detrás de cada cosa, hay otra cosa….
Todo oculta un misterio. No reposa
la vida en apariencias. Lo no cierto
concha es, a veces, del radiante acierto;
la noche…estuche de alba prodigiosa.
Por eso, la esperanza. Y la esperanza
dardo hacia Dios, áncora que alcanza
fondos intactos….”

(Luz en la luz), Bilbao, sin fecha, p. 32.

Más aún: parece, incluso, convencido nuestro poeta de que, aun sin el cultivo de técnicas literarias, agraciados hemos sido todos con ese númen poético. ¿No será por eso por lo que nos invita a todos a lanzarnos por tales sendas de “aventura?”

“Salgamos a vivir: a la aventura
de robar un misterio a cada cosa…
Ver, abrir, oler todo. La criatura,
siendo nuestra, es más suya, más dichosa:
desde nosotros va, piensa, reposa…
Cada ser nos reserva una tonada.
Cada punto es un pórtico de gloria.
No seamos cobardes. ¡Al camino!
¡A llegar por lo humano a lo divino,
y en el riesgo aparvar gozo y victoria!”

(Ibis. p. 11)

Los sesenta sonetos de Canto a Trujillo no son sino eso: “Un robar su misterio a cada cosa…”. Se fraguaron, sí, en la fantasía (ese privilegio sentido del misterio y del alma de las cosas), pero, como confiesa el mismo González del Valle, “brotaron del corazón, en su lento y continuo contacto con ellas”. “¿No es esto la poesía?, se pregunta él y nos pregunta. “Pues, si lo es, para ti mi poesía”, sigue diciendo. “Y, si no lo es, perdona lance al viento los frutos de mi fraternidad con el universo”, ese “vasto símbolo de Dios”, en expresión de otro poeta (Carlyle), que González del Valle hace también suya. “Yo (sigue diciendo nuestro poeta) acaricio, beso, diálogo con todo ese “vasto símbolo. No puedo, no sé olvidar que la creación es la voz del Verbo, y que todas las cosas son como un coro de voces que lo van repitiendo. De ahí que a mí (como a todos los poetas) me resulte gratísima tarea intimar con las cosas, sumergirme en ellas, barruntar lo eterno y absoluto a través de ellas” (Oraciones de barro, Palencia 1972, solapas).

Tal es, a grandes rasgos dibujada, la estampa de nuestro poeta, por él mismo versificada en el siguiente soneto:

“Soy todo lo que soy por ser nacido
de raíz muy cristiana, y en un monte
donde Dios es color, paz, horizonte,
sorpresa para el alma y el sentido.
Desperté en la belleza. Fui invadido
por la gracia del mirlo y del bisonte.
Me encontré elemental y cuatrifronte
sobre cualquier misterio, flor o nido.
Todo me supo bien. En todo hallé
la música de Dios. Y el universo
me injertó en todo, para todo, en todo.
Creí, amé, esperé. Fiel a mi fe,
busqué una luz más alta y me hice verso
para todos, en todo, y a mi modo”.

(Flor y raíz, Palencia 1.970, p. 107).

Muy acertadamente, pues, ha podido decir de González del Valle la crítica literaria que “es un gran poeta, de cuerpo entero, que busca dentro de sí mismo y se hunde en el mundo de las cosas con verdadero amor, con apasionado afán, con humildad y grandeza”.

González del Valle cultivó casi todas las formas de expresión poética. Pero mostró su clara preferencia por el clásico soneto. Poemarios nos ha legado cuyas composiciones son solamente sonetos, como Cúspide y abanico, con ciento cuarenta y tres; Juventud, es tu hora, con treinta y uno; Luz en la luz, con cuarenta y uno. Y ahora su póstumo: Canto a Trujillo, con sus sesenta sonetos.

El 23 de Marzo de 1.974, el crítico literario del diario nacional “Ya” emitía el siguiente juicio: “Hay una gran vitalidad en la poesía de González del Valle y un excelente dominio del lenguaje y de la preceptiva. Como suele suceder en poetas de su temperamento y disciplina, los sonetos son las composiciones más rotundamente logradas”. Canto a Trujillo no deja de ser una magnífica muestra (por no decir demostración) de tan acertado juicio crítico-literario. El impactante y seductor embrujo de Trujillo desató torrencialmente la inspiración de González del Valle. Y de su inagotable vena poética brotó este efluvio de poemas, como otros tantos pálpitos del alma trujillana y su misterio.

¿No es, pues, ahora más fácil ya también para nosotros apresar ese misterio que respiran, por una parte, y esa alma que, por otra, informa los sesenta sonetos de Canto a Trujillo?

¿Quién consideraría, por tanto, exagerado afirmar que Trujillo no ha tenido intérprete ni cantor tan generoso, ni tan inspirado, como González del Valle? ¡Qué poemas ten rebosantes de musicalidad y con colorido! Como nacidos de un vate audaz y enamorado, que supo plasmar en ellos belleza a raudales, filigrana, originalidad y calor humano, incluso colosalismo verso a verso. Su lectura nos trae a la memoria una feliz expresión de E. Deschamps, tal vez pocas veces, como en este caso, hecha tan plástica realidad, y que reza así: “La poesía es la pintura o imagen que se mueve y la música que piensa”.

En Canto a Trujillo, González del Valle aparece trascendiéndose a sí mismo, ya que su inspiración poética so se agota nunca ni en la pura imagen ni en su simple expresión verbal. En este poemario es su poesía algo así como un místico parentesco de realidad y percepción, de experiencia y de lenguaje, de palabras y de cosas, de misterio y de fantasía adivinadora.

Si se nos permite la analogía, diríamos ser aquí González del Valle un orfebre que, con el diamante de su creadora fantasía y su mágica palabra, talla y pulimenta la realidad sensible en lo que de más diamantino lleva ya ésta en sí misma. En su Tratado de orfebrería, dice el famoso Benvenutto Cellini que “no puede tallarse un diamante si no se dispone de otro con el que tallarlo”. Un recorrido por Trujillo: “La encina secular”, “Las Chumberas”. “Las Huertas de Ánimas”. “La Alberca”. “El Pago de San Clemente”. “Las Murallas”. “Las Puertas del Triunfo”, “De San Andrés” o “De Santiago”, “El Rollo”, “La Alhóndiga”, “La Torre de los Bejaranos”, “El Alcazarejo”,”La Torre del Alfiler”, y todo un largo etc., son como diamantes al natural, cuyos más secretos reverberos (que no todos aciertan a descubrir), nos ha alumbrado González del Valle con el diamante de su pasión por la belleza, incentivada dicha pasión por su musa poética. Diríase que su lirismo poético brota aquí de su realística, pero hipnotizadora contemplación de las cosas con que, por Trujillo, fuera tropezando ensoñadoramente.

En Canto a Trujillo, González del Valle es, sí, un idealizador; pero que, lejos de restar realismo a los personajes, monumentos, plazas y calles; les confiere, no sólo, como ya hemos dicho, nueva, sino incluso numinosa existencia. Numinosa, sí: Porque su contemplación de tales realidades es algo así como una visión a lo divino, en la que no se sabe ya donde termina lo subjetivo y dónde empieza lo objetivo, y viceversa. En pocos poemas, como en Canto a Trujillo, se hace tan patente lo que el mismo González del Valle expresara en un poema suyo, que reza así:

“Yo solo, casi nada. Conjugando
desde mí, puedo ser (soy) universo.
Yo penetro en las cosas,
las cosas me penetran:
ellas se me hacen yo, yo nazco en ellas…
Son la vida de mi vida.
quieren, piensan y adoran desde mí,
por mí son ellas;
y en ellas guiña el OTRO.
Por esta conjugación -¡Qué gozo, hermanos! –
yo comulgo las cosas, las cosas me comulgan:
Dios, el hombre, las cosas… ¡Unidad!”.

(Vértice y corazón, Palencia 1.974, p. 44)

Subrayemos este último verso: “Dios, el hombre, las cosas. ¡Unidad!”, por lo que, como sería fácil de adivinar, tiene de cumplimiento en nuestro caso concreto.

En Canto a Trujillo, cada personaje, cada monumento, cada plaza, cada cosa reciben (si así vale expresarse) un rebautismo poético, que ni la historia ni la imagen, como tales, con sus aguas podías conferirles, pero que esperándo estaban se lo confiriese con las suyas un inspirado poeta, tras haber dado renacimiento a esa misma historia, perpetuada en la piedra y objetivada en la imagen, ¿Quién, si no un poeta, podía rebautizar a Francisco Pizarro como

“centauro y fuego— (p. 76)

Y a Francisco Becerra con el sobrenombre de

“padre de catedrales, mayoral
de la piedra y el hierro… ”
? (p. 84).

¿Quién, más que un poeta, contemplando a Francisco de Orellana, puede dirigirse a él y decirle:

“….Tus ojos, amarillos
de polvo, de trigales y esteperas,
sueñan un mar azul sobre riberas
de enormes cactus y rosados brillos”
? (p. 78).

Y solamente un poeta ha podido rebautizar a un Juan de Tena con el sobrenombre de:

“Buzo de pergaminos. Concha, fuente
de la historia dormida. Bieldo y viento
de sombras. Luz mas luz. Hombre aliento
de Trujillo en la piedra perviviente”
 (p. 88).

Y seguimos con los ejemplos. Sólo un poeta es capaz de contemplar el Castillo como:

“Frente señera de la hispanidad,
ideas en sillares encarnadas,
anclas al sol y velas desplegadas
de la impaciencia de la cristiandad”
 (p. 32).

O unas Murallas, calificándolas de:

“Versos escalonados hacia el cielo,
pasos petrificados nube arriba,
costillares de un ímpetu que estriba
sobre las alas de su enorme vuelo”
 (p. 34).

Frente a una Puerta del Triunfo, con su arco agudo, solamente un poeta era capaz de darle el nombre de:

“…….saeta
del alma de Trujillo disparada,
y oración del camino y de la arada
con figura de arpón y fe secreta”
 (p. 36).

Y ante la Puerta de San Andrés, solamente un poeta era capaz de ver en ella:

“Más que puerta un abierto corazón
con rumor de amorosas despedidas,
con esquilas de llanto, con heridas
en la carne vivaz de la ilusión”
 (p. 38)

Frente a la Torre de los Bejaranos, sólo la creadora fantasía de un poeta podía denominarla:

“Lanza cuadrada sobre nube dura,
Cuarteto de un divino trovador,
Escala hacia la luna, erecta flor,
La más erecta al sol de Extremadura”
. (p. 50).

Nadie más que un poeta podía dar al Alcazarejo la bella denominación de:

“Cuadratura del sol, vela en el viento” (p. 54).

O al Palacio de los Orellana la no menos bella de:

“Platería de estrellas y de alas,
disfrazada de piedra; filigrana
del bulto y de la sombra; alta ventana
del alma y las pupilas españolas”
 (p. 60).

Solo un poeta, ante la Torre del alfiler, podía sintonizar con la tal vez más secreta imagen de su constructor, ya que los maestros del arte suelen tener siempre un común punto de partida y de referencia o de llegada:

“Alfiler desprendido de una estrella
se clavó, punto arriba, sobre el suelo,
Es de allá y es de aquí. Es tierra y cielo,
Torciendo y retorciendo una querella…
Es Trujillo que sube, poco a poco.
Tras un astro ideal…..”
 (p. 62).

Solamente un poeta, a lo González del Valle, podía dar al Templo de Santa María la inspirada calificación de:

“Palmeral de granito bautizado,
bosque de salmos con pasión de estrellas”
 (p. 110).

Y tan solo un poeta, como González del Valle, tal vez en oración contemplativa, dentro de su sagrado recinto, pudo en el Templo de San Martín exclamar:

“Oh nave capitana, oh palo y quilla
de este imperio de piedra que es Trujillo:
proa y timón a Dios, y un alto brillo
de luna y de bitácora amarilla.

Apuntas, más no llegas a la orilla
de un atrevido afán. Huele a tomillo,
no a juncos, tu costado. Y es sencillo,
casi humano, tu olor a maravilla.

Te quedas en la ruta, no madura
tu obsesión de llegar. Y es tu hermosura
querer ser y no ser, y ser no siendo.

Poco importan tu forma y tu color.
tu misterio está dentro. En tu interior
Dios está eternamente amaneciendo”
 (p. 114).

Y aquí es donde hay algo que no puede dejar de subrayarse. En efecto, como en los sonetos inspirados por El Berrocal, Huertas de Ánimas, Belén de Trujillo, Puerta del Triunfo, etc., etc., éste que acabamos de transcribir explícitamente fe de cómo en González del Valle (y según reza el último verso de un ya aludido poema suyo) “Dios, el hombre y las cosas… ¡unidad!”.

¿Por qué (preguntamos una vez más) todas estas intuiciones de la imaginación poética han de suponerse menos reales que las de la percepción sensible? Tales imágenes (que, por deslumbradoras, pudieran calificarse de “excesivas”, y que tal vez nosotros mismos no sabemos plasmar, pero que recibimos del poeta) ¿no vienen a ser algo así (valga la expresión) como “drogas virtuales” que nos abren o nos transportan a un mundo de ensueño, sí, pero cargado de realismo y rebosando historia? Alumbradas por el poeta, y por un lector o por un oyente percibidas, tales imágenes poéticas transmiten un supercontenido que (por efímero que pueda calificarlo un psicólogo) no deja de conferir panorámicas y horizontes de inmensidad a las cosas.

Y concluyamos ya. Frente a una poesía puramente virtuosista, nutra o sin horizontes hacia lo alto, la de González del Valle (y Canto a Trujillo no deja de ratificarlo) comporta una clara desvelación, revelación y sentido transcendente de todo lo real, por nuestro poeta intuido y cantado desde dentro y mirando hacia arriba. Cabalmente, por eso, llega, sin duda, Canto a Trujillo a hacer vibrar las más secretas cuerdas de nuestra sensibilidad.

No volverá ya nuestro poeta a inspirarse en ese fascinante misterio y esa volátil alma que definen lo mejor de Trujillo: “su interior”. Pero aquí queda su obra poética confiriéndole, más allá de su muerte, presencia en Trujillo y cercanía. Como Juan Ramón Jiménez, también González del Valle pudiera haber dicho: “Y yo me iré, y se quedarán los pájaros cantando”. No sólo los pájaros. En Trujillo seguirán todas sus cosas interpretando a coro sea “música callada”, que tan generosa y tan bellamente acertara a traducir nuestro poeta, para brindárnosla después en estos sesenta sonetos que han venido a dar cuerpo y alma a este ejemplar y modelo de elegancia editorial, titulado Canto a trujillo, que ahí queda también ya para siempre como una “ultra-visión” de tan noble y señorial villa extremeña.

Oct 011999
 

Alonso J. Corrales Gaitán.

Investigador.

Antes de comenzar a desgranar los datos referidos a este insigne investigador cacerense, he de confesar a todos los presentes que es mi investigador preferido. Sí, D. Publio ha sido para mí durante todos estos años una auténtica enciclopedia del saber de nuestra tierra, lo admiro profundamente y he leído todo cuanto de él se puede leer, lo publicado y lo inédito. Prácticamente todos mis temas de investigaciones tienen un apoyo documental en los trabajos que en su día realizó el Sr. Hurtado.

Mi amistad con dos de sus descendientes, D. Alfonso Artero Hurtado y D. Miguel Hurtado Urrutia, me ha ayudado especialmente en muchas de mis tareas, y ha servido para que amplíe notablemente mis conocimientos sobre esta tierra.

Tanta admiración siento por D. Publio Hurtado Pérez, que mi anterior libro titulado: “Ermitas cacerenses”, decidí dedicárselo a él, a quién tal y como ha ocurrido con otros tantos investigadores o artistas en vida, no se le ha dado el valor que merece, ni prestada la atención que necesita.

Este admirado cacerense nació el día 21 de enero de 1850, siendo el mayor de cinco hijos, tres varones y dos hembras, que tuvo el matrimonio formado por D. Antero Hurtado Valhondo, Relator de la Real Audiencia de Extremadura, y Doña Rosalía Pérez Sandoval, los dos naturales de esta ciudad.

Nació en la por entonces Calle de Grajas, hoy Donoso Cortés, lugar donde con el paso del tiempo se levantó la que por muchos años fue la sede de Correos y telégrafos, y que desde hace algunos años ocupan unas dependencias primero de la Universidad de Extremadura y después de la Junta. Fue bautizado D. Publio el 25 de enero de 1850 en la Iglesia parroquial de San Juan Bautista, por el sacerdote D. Blas Gómez Durán, siendo su padrino el abuelo paterno, D. Ignacio Hurtado y Grande de Vegas, y por costumbre de la época, le impusieron los siguientes nombres: Publio, Fructuoso, Ignacio, Ramón y Antonio.

En honor a la verdad hay que decir que según sus calificaciones, parece que no fue un estudiante brillante aunque no es menos cierto que solía aprobar las asignaturas en junio, sin tener necesidad de examinarse en septiembre. Y se da la circunstancia de que obtenía las mejores notas en Ciencias que en Letras.

En 1864 contrajo unas denominadas fiebres nerviosas, que tardaron bastante tiempo en curar, pero que le dejaron secuelas durante toda su vida. Esto le complicó bastante el finalizar sus estudios, pero no 9impidió que se dedicase casi plenamente a la lectura, e investigación además de escribir algunos poemas.

Su primer trabajo en verso aparecería en el año 1866, titulado “Ilusiones de una noche”. Cursó Estudios de derecho en Salamanca y Madrid. Después de no pocas interrupciones como consecuencia de sus continuas fiebres, consigue el grado de Licenciado en Derecho Civil y Canónico el 26 de enero de 1872. Tal y como era de esperar dado su interés por todo lo que significa cultura, durante su estancia en Salamanca participó en cuantas tertulias pudo, escribiendo y dirigiendo el periódico “El Independiente”. Una vez finalizados sus estudios regresa a Cáceres incorporándose al Colegio de Abogados el 3 de febrero de 1872. En el mes de junio de dicho año es nombrado Vice-Cónsul de Portugal en la provincia de Cáceres, cargo que debió desempeñar con gran clase, dado que el monarca lusitano le nombró por ello Caballero de la Real Orden Militar de Nuestro Señor Jesucristo, primer galardón que recibía.

Como otros muchos ciudadanos, es llamado a filas por estar desarrollándose en aquellos momentos la tercera guerra carlista, pese a sus fiebres y a su gran miopía le dan aquí en Cáceres apto para el servicio de armas, pero afortunadamente en un nuevo reconocimiento que se le realiza en Badajoz es dado definitivamente por no apto, con fecha 20 de noviembre de 1874. Y es en este mismo año cuando edita una obra en Lisboa, titulada «Amor y Martirio”.

En el año 1877 contrae matrimonio con Doña María del Sagrario Muro y Muro, pasando a vivir la recién formada pareja a la casa con el número 10 de la Plaza de la Concepción. Pero dada la pequeña fortuna que había logrado reunir D. Publio Hurtado, le permitió comprar una casa en el año 1881 a la Duquesa de Fernán Núñez, ubicada en la denominada Plazuela de las Piñuelas Altas, dicha compra ascendió a la nada por entonces despreciable cantidad de 40.000 reales, allí viviría hasta el día de su fallecimiento en el año 1929.

Ya en su hogar, es nombrado por el Ayuntamiento como Cronista de la venida a Cáceres de los monarcas de España y Portugal, con motivo de la inauguración del ferrocarril Madrid-Lisboa. Todo lo que sucedió fue magníficamente narrado y detallado por D. Publio, fue un acontecimiento muy importante para nuestra ciudad y sus vecinos.

Y es a partir de este año 1881 cuando se intensifica la actividad literaria de nuestro insigne cacerense, apareciendo tanto obras literarias incluidas en revistas de tirada nacional como algunos poemas. Pero a toda esta creación se van uniendo poco a poco trabajos de investigación que sin duda es lo que más le gusta a nuestro protagonista, todo esto motivado por la relativa facilidad que tiene para poder acceder a los archivos tanto públicos como privados, ojeando todo papel que cae en sus manos, dándose la particularidad que llegó a anotar los extractos de los libros de acuerdos existentes hasta el año 1837, algo que hoy es imposible de hacer por haber desaparecido parte de los correspondientes tomos. Otra de las prácticas que solía utilizar con bastante frecuencia era el interrogar a cuantas personas mayores vivían por entonces en nuestra ciudad, quienes les facilitaron muchos de sus datos por haberlos vivido en primera persona.

Casi paralelo a la aparición de sus obras, le fueron dados los distintos nombramientos, tales como: Académico Correspondiente de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, Académico de la Historia, Vocal de la Junta Promotora del IV Centenario del Descubrimiento de América, y es aquí donde presenta su primer trabajo serio titulado: “Indianos cacereños”. Que fue premiado y publicado por la Diputación Provincial de Cáceres.

En 1905 presentaría su obra titulada “Los extremeños en América”, que quedó sin publicar y que ha salido a la luz en 1993, gracias al empeño de sus herederos D. Alfonso y D. Miguel. Pero junto a la aparición de estas obras, continúan los malestares de D. Publio, por lo que las visitas a los balnearios es algo habitual, además de aparecerle otras complicaciones tanto externas como internas. En el año 1894 escribe la novela titulada “Alonso Golfín”.

Fue D. Publio Hurtado Pérez uno de los promotores y fundadores de la Revista de Extremadura, lo que ocurría en febrero de 1899, en estos años de existencia de la mencionada Revista, comienzan a aparecer los trabajos literarios que ascienden a mas de una docena, pero además va dando a conocer poco a poco sus investigaciones como por ejemplo “Historia de Cáceres”, “Suscripciones Extremeñas”, “Alonso Ramos o un poeta concepcionista”. De la primera obra mencionada, decir que en la actualidad permanece inédita, ya que por aquel tiempo se limitó a presentar un simple apéndice titulado “Los carvajales”; otra obra también escrita en su día, pero no publicada es “Recuerdos cacereños del siglo XIX”, que hoy se encuentra en preparación, y posiblemente salga a la luz a finales del año 1999.

Luego vendrían las obras “Tribunales y Abogados cacereños (1910)”; “Castillos, torres y casas fuertes de la provincia de Cáceres”, cuya primera edición apareció el año 1912, siendo la segunda edición mas completa y salvando los errores correspondientes que vería la luz en el año 1927. En febrero del año 1915 puso a disposición del Ayuntamiento una gran obra de investigación que durante cinco años había realizado en el Archivo Municipal, esta se llamó “Ayuntamiento y familias cacerenses”, en la actualidad se ha convertido en un auténtico tesoro bibliográfico imposible de encontrar un original, pero que durante muchos años los ejemplares que sobraron, se utilizaban por el personal del Ayuntamiento para encender las estufas, motivo por el que desaparecieron mas de una veintena de los mismos, así como para calzar las mesas y armarios, claro nos estamos refiriendo a hace mas de cincuenta años. A partir de estos momentos, tanto por su avanzada edad, así como por la variedad y riqueza de sus obras, que comienza a ser llamado por todos “Patriarca de las Letras Extremeñas”.

La Real Academia de la Historia le encargó en el año 1912 la reorganización de la Comisión de Monumentos, lo que aceptó de muy buen agrado hasta el año 1920, coincidiendo con el descubrimiento del llamado tesoro de Aliseda.

En 1914 D. Publio Hurtado fue nombrado Académico Correspondiente de la Real Academia de Declamación, Música y Buenas Letras de Málaga, y en 1918 de la de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, ya era desde 1915 Presidente de la Junta Provincial de Turismo, y en 1917 lo era como Presidente de la Junta del Patronato del Museo de Bellas Artes.

Pero continúan las publicaciones con la obra “La Parroquia de San Mateo y sus agregados”, aparecida en 1918, según nos cuentan sus descendientes, los datos aquí aparecidos venían de una obra inédita de D. Publio, y a la que dedicó prácticamente toda su vida, titulada “Cáceres histórico monumental”; en 1920 aparecía “Extremadura en Toledo”.

La figura de tan insigne investigador, había calado tanto en la sociedad cacerense de aquella época, que sus habitantes solicitaron a la Corporación Municipal un reconocimiento oficial hacia su figura, bautizando con su nombre la plazuela donde estaba su casa, al mismo tiempo que se solicitaba a la Diputación Provincial la concesión de la medalla al Mérito Provincial, actos estos promovidos fundamentalmente por el escritor y amigo del protagonista de nuestra biografía, D. Federico Reaño García (1878-1927).

Poco después era creado el Ateneo de la ciudad de Cáceres, el cual comenzó sus actividades el lunes 12 de octubre de 1925, y fue en aquel mismo día cuando se descubrió una bella placa hecha en azulejos, que afortunadamente hoy se conserva, por la cual se daba el nombre de D. Publio Hurtado Pérez, a aquella plazuela llamada hasta entonces como de las Piñuelas. Acto al que acudió todo el vecindario y autoridades de Cáceres bajo la presidencia del Sr. Alcalde D. Arturo Aranguren, agradeciéndole emocionado D. Publio desde uno de los balcones de su casa con unas entrañables palabras. Por la tarde en el salón de actos de la Diputación Provincial se inauguraba el Ateneo y se imponía la medalla al Mérito Provincial al gran cacerense “Patriarca de las Letras Extremeñas”, quién ya por entonces estaba medio ciego, presidía el acto el Presidente de la Diputación Provincial D. Gonzalo López Montenegro y Carvajal.

En señal de agradecimiento hacia las autoridades y todos sus paisanos, el Sr. Hurtado dedicó la fantasía mitológica “El Cinturón de Afrodita”, primero en el periódico local El Noticiero y posteriormente en separata. Y fue en este mismo año de 1925 cuando la Comisión Provincial de Monumentos propuso que se le concediese el ingreso en la Orden Civil de Alfonso XII, lo que fue secundado por la Excma. Diputación y el Ayuntamiento de Cáceres, así como los doce periódicos de la época, por lo cual se le concedió dicho galardón el día 22 de enero de 1926.

A partir de estos momentos tan felices, su trabajo va decreciendo como consecuencia de su falta de vista así como su elevada edad, pero a pesar de ello concluye el trabajo titulado “Apodos Cacereños”, además de pronunciar algunas conferencias y atender tal y como siempre hizo en su casa, a cuantas personas inquietas culturalmente hablando, quieren saber algo relacionado con nuestra ciudad. En 1928 aparecería su obra titulada “Nobleza cacereña”, lo que ocurre en la revista malagueña Blasón.

Junto a su familia pasa los últimos años de su vida en su casa, realizando pocas actividades y aún menos viajes. En uno de estos marcha en 1928 a Badajoz, para pasar unos días con su hijo Manuel, donde contrae una fuerte gripe, la cual continua padeciendo a su regreso a Cáceres, sin que los médicos consigan recuperarle, lo que precipita su fallecimiento el día 3 de enero de 1929.

Así fallece el insigne D. Publio Hurtado Pérez, pero los cacereños continuarían varios meses después, recordándole tal y como lo demuestran distintas actividades culturales que se realizaron en nuestra ciudad, de todo tipo.

Hoy, habiendo transcurrido ochenta años desde su fallecimiento, afortunadamente se le sigue recordando y si cabe se le valora cada día más. Sus libros son verdaderas piezas documentales, muy apreciadas por los investigadores incluso por los bibliófilos.

A la vista de todo lo expuesto y de infinidad de datos inéditos, que aún permanecen guardados en su archivo y biblioteca, podemos afirmar rotundamente que la influencia cultural que ha ejercido D. Publio Hurtado en Cáceres y provincia, e incluso me atrevería a decir que en toda Extremadura, es enorme.

Es mas que probable que en los próximos años, salgan publicados algunos trabajos que en su día fueron realizados por este fructífero investigador, y que en la actualidad se conservan inéditos gracias a la especial dedicación de su biznieto D. Alfonso Artero Hurtado, quién guarda tan impresionante fondo documental en Huelva, su lugar habitual de residencia desde hace muchos años.

Oct 011999
 

Gregorio Carrasco Montero.

La Roma eterna y universal, pagana o sacra, siempre esconde en sus entrañas, ya mitológicas, ya históricas, algunas sorpresas.

No solo para los que la visitan por primera vez, que entonces todo es llamativo, bien por los innumerables personajes exósticos que pululan buscando toda clase de sensaciones, bien por las ganas de parar en sus vías e iniciar buena charla con la Roma a quien le nacieron y crecieron coliseos y catacumbas, fontanas y basílicas, esclavos y legionarios, emperadores y papas.

En los nichos practicados en los pilares que sustentan o refuerzan la grandiosa nave de la colosal basílica de San Pedro se colocaron estatuas de rebeldes e inconformistas de la Iglesia. Porque esos fueron siempre los fundadores y reformadores.

Los extremeños topamos en ella con la del más destacado de los hijos de esta tierra de incierta etimología, que llamamos Extremadura. Es la de aquel Santo que anduvo descalzo miles y miles de kilómetros, per pisando con mucho amor cada centçímetro cuadrado de la misma porque era su tierra, más parda y pobre que actualmente, y por éllo más franciscana entonces que ahora. Y porque ya se sabe, mejor, se sabía que “o por fraile o por hermano, todo el mundo es franciscano”.

Por ello y por mucho más, entró en el cielo con su capucho desbordado de paz y del mucho bien realizado.

En tan cualificado lugar, el hombre que quiso soledades y silencio y al que buscaron los que necesitaban de guías y respuestas, despierta aún sensibilidades espirituales de altura y sentido religioso.

El que dejó todas las posibilidades que le ofracía a “su lindo entendimiento” tanto la universidad como la polçitica, los reclamos del mundo recién descubierto o la vieja Orden Militar de la venera verde, sigue pregonando su mensaje de renuncia. Allí, en definitiva, proclama los valores y características de lo que seguimos llamando extremeñidad.

Ante aquella estatua y en aquel lugar mirando la imagen escultural del glorioso santo, San Pedro de Alcántara, todo extremeño bien nacido siente algo especial. Hasta se hincha un poco más el globo, más bien flácido, del regionalismo extremeño.

RAZÓN DEL TEMA

Tocábamos el tema sanalcantarino en los precedentes Coloquios de 1998, porque poco después de finalizados tendría lugar en la S.I. Catedral la solemne apertura del Año Jubilar con motivo del V Centenario natalicio de Juan Garavito y Vilela de Sanabria.

Volvemos de nuevo a él pocos días antes de su clausura en la villa que le viera nacer.

Aprovecho este momento para mostrar mi gratitud, como Delegado Diocesano del V Centenario Alcantarino, al C.I.T. por haber dedicado la presente edición a este Santo Patrono de toda la región.

El año pasado lo hicimos presente recordando al obispo devotísimo del Alcantarino, el valenciano Excmo. Sr. Dr. D. Ramón Peris Mencheta, impulsor de todos los valores extremeños.

Este año lo reiteramos a cuenta de otro valenciano, haciéndolo igualmente presente en estos Coloquios de 1999.

El valenciano de esta ocasión fue un escultor que dejó en la basílica vaticana con mármol blanco de Carrara la figura resultante de vivir en esta tierra los valores evangélicos en plenitud. Escultor que trató de transmitir a la posteridad el hombre eremita, el extremeño reformador, el asceta alcantarino, el director espiritual, a uno de los grandes místicos del S. XVI.

Perfectamente documentado se encuentra D. Francisco Vergara, que es tal artista. Completa existe la escritura contrato firmada entre él y el Síndico Apostólico sobre las características y coste que habría de tener la estatua del santo paisano.

No pretendemos, ni mucho menos, presentar un estudio de sus características.

Artísticas. Sabemos que un sacerdote valenciano prepara en la actualidad, para su publicación, un libro sobre dicho artista. Sin duda que dedicará buen espacio a la citada estatua.

Solo intentamos ahora, por esta ocasión en los Coloquios, que tenga divulgación la escritura antes aludida.

La publicó completa y en italiano el P. Ivars en la Revista Archivo Ibero Americano. Traducida al castellano la publicaba el 10 de octubre de 1915 el Boletín Oficial de la diócesis de Coria en el Nº 26 del año 50 de su publicación. De este citado boletín la transcribiremos después.

PROTAGONISTA DEL HECHO

¿Quién promovió la ejecución y colocación de la estatua de nuestro glorioso San Pedro de Alcántara?

Cuando lo extremeño ha sido tantas veces precerido y olvidado en tantas y tantas cosas sorprende lo referente a la misma y encontrarla muy bien colocada en tan solemne lugar.

Efectivamente, tenía que ser un Ministro General de la Orden de los Frailes Menores y español el que se preocupase de ello. Todo lo cual quizá no hubiese sido suficiente para que desde el S. XVIII esté la imagen marmórea del más penitente de los santos en uno de los lugares más llamativos y públicos de la Iglesia Católica y de la Roma Imperial.

Tenía que ser, además, extremeño. Fray Pedro Juan de Molina, natural de Mérida, miembro de una extremeñísima familia “que se honraba con el parentesco del glorioso santo extremeño”. No podía ser de otra manera.

Sí, Fray Pedro Juan de Molina fue quien movió los hilos necesarios para que nuestro patrono ocupase un lugar en la basílica más visitada de la cristiandad, entre los fundadores y reformadores, pregonando a las generaciones posteriores la plena aceptación del evangelio, su peculiar manera de vivirlo en Extremadura, Castilla, Portugal, etc.

Ya tuvo este Ministro General conciencia del sentido de reliquia y valor referencial de El Palancar en momento en que tal vez la decadencia pugnaba contra esta reliquia sanalcantarina, o la acechaba la amenaza de abandono, iniciando lo que pudo ser la primera restauración del convento más chico del mundo.

Otros dos religiosos, en dos distintas órdenes, pertenecieron a esta misma distinguida familia emeritense. Ambos fueron devotísimos del pariente santo y divulgadores de sus virtudes y valores.

Uno ingresó en la esclarecida orden del santo obispo y fecundísimo escritor, Agustín de Hipona.

Fue consagrado este agustino extremeño obispo de Santiago de cuba, siendo trasladado sucesivamente a los obispados de Barcelona y Málaga. Elevado a la dignidad cardenalicia Fray Gaspar de Molina y Oviedo, que así es como se llamaba, ostentó también los importantísimos cargos de Comisario General de Cruzada y Presidente del Consejo Real de Castilla.

Trinitario fue otro miembro de la familia Molina, de nombre Fray Jacinto de Molina Maldonado. Predicó un llamativo sermón en la fiesta de San Pedro de Alcántara en Arenas el 29 de octubre de 1740.

Impresa tan pieza oratoria se la dedicó a su pariente cardenal, Fray Gaspar de Molina y Oviedo.

Dicen los que alcanzaron a leerla que desarrolla en la dedicatoria, cosa muy habitual entonces, una serie de llamativos datos genealógicos con los que demuestra el parentesco con el santo Fray Pedro de Alcántara de los Molinas Emeritenses.

Oviedos y Maldonados, este se usa en su madre y parientes por línea materna, son apellidos vigentes en la época del patrono extremeño en la Villa Alcantarina.

Escritura otorgada en Roma en 17 de septbre. De 1750 entre el Síndico Apostólico y D. Francisco Vergara sobre el precio de una estatua de San Pedro de Alcántara.

“Siendo así que el Rmo. P. Pedro Juan de Molina, Ministro General de la Orden de San Francisco desea erigir en la Basílica de San Pedro en el Vaticano de Roma, en el nicho sobre el agua santa, a mano izquierda de la entrada a dicha basílica, en mármol blanco la estatua de San Pedro de Alcántara con un ángel de mármol igualmente blanco, y el pedestal de jaspe de color plomizo, que con la inscripción que indicará el M.R.P. Procurador General de S. S. Con letras de bronce dorado a semejanza de las otras estatuas que se encuentran colocadas en los otros nichos de dicha basílica; y habiendo aceptado el modelo hecho por el señor D. Francisco Vergara, se ha convenido, y ha sido establecida la obra con las siguientes bases capitales, y condiciones, es a saber:

Primero. Que la dicha estatua debe ser con arreglo al sobredicho modelo ya ejecutado por el señor D. Francisco Vergara, y del otro, que él mismo hará en grande para exponerse en dicho nicho de San Pedro, para ser allí examinado y aprobado por los peritos antes de comenzar a trabajar el mármol.

Segundo. Que dicha estatua con su ángel y pedestal debe ser terminada y colocada en su nicho en todo el año 1752 con la mayor exactitud y habilidad posible.

Tercero. Que debe ser cuidado del dicho señor Vergara hacer venir el mármol de Masa de Carrara que sea para estatuas sin hendiduras ni manchas notables, y en las medidas más bien sobrantes que escasas, de otro modo esté obligado a hacer venir otro a satisfacción, franco y bueno, desembarcado sobre el Ripa de Roma.

Cuarto. Que igualmente sea cuidado del mismo señor hacer transportar el mármol al sitio y lugar donde él deberá trabajarlo; y hecha la estatua con su ángel, hacerlos transportar a San Pedro y colocar dicho nicho.

Quinto. Que por el trabajo, estudio, fatiga, mármoles, transportes por mar y por tierra, colocación en el nicho de San Pedro, y todo otro gasto cualquiera que él sea, que ocurriera en dicha obra, se ha convenido que dicho P. Rmo. General Molina hará pagar al dicho señor D. Francisco Vergara escudos cuatro mil, moneda Romana, sin que dicho señor pueda pretender nada más por cualquier accidente, desgracia o motivo que pueda acaecer, tomando el mismo señor Vergara a su cuenta y riesgo cualquier accidente o desgracia que pueda sobrevenir en dicha obra, y contentándose con dicha suma para todas las expensas y fatigas empleadas y por emplear hasta el perfecto y total cumplimiento y colocación de la misma.

Sexto. Dicha suma de escudos cuatro mil será pagada al referido señor D. Francisco Vergara en el modo siguiente es a saber, Escudos 500 en el acto de suscribir el presente contrato; 2º, debiendo dicho señor Vergara ponerse de acuerdo con un mercader de Carrara para tener los mármoles sobredichos puestos y desembarcados sobre la Ripa de Roma, a cuenta y riesgo de dicho mercader, tomando las garantías justas y convenientes dicho señor Vergara, a fin de que dicho mercader cumpla enteramente su obligación, no debiendo el Rmo. General ser en ningún caso responsable, a tenor de lo expresado arriba en el n. 5, el Rmo. P. General hará pagar a dicho mercader de orden suya el precio de dichos mármoles, parte antes de que vengan y parte después de desembarcados en la Ripa, conforme al contrato que habrá pactado dicho señor Verga, 3, cuando el mismo señor Vergara, después de la aprobación del modelo grande, comience a trabajar el mármol, el P. General le hará dar otros 500 escudos; 4, cuando esté acabada toda la estatua con el ángel, y se hallen la una y el otro en estado de ser transportados a San Pedro, se le hará dar otras 500, y cuando después sea puesta en el nicho de San Pedro, con su ángel y pedestal, y aprobada en tal manera que no habrá nada más que corregir, entonces se le hará dar el remanente de la suma convenida de 4.000 escudos.

De aquí que con la presente, que ha de valer como público y jurado instrumento, el sobredicho Señor Vergara se obliga a trabajar dicha estatua (la cual con su cruz deberá ser de una sola pieza de mármol) el ángel y el pedestal, como arriba y perfeccionar la obra y colocarla antes de que acabe el año 1752, todo a sus expensas, en el nicho sobre al agua santa, al entrar a mano izquierda de la sobredicha basílica de San Pedro, por la suma de escudos 4000 que se han de pagar de mano a mano, como está explicado arriba en el nº 6, esto es: 500 escudos al sucribirse la presente, el precio de los mármoles según el convenio que él hará; 500 escudos antes de trabajar él el mármol, otros 500 cuando la estatua y el ángel se hallen en estado de ser trasladados a San Pedro y colocados en el nicho; y lo restante cuando todo esté allí colocado y totalmente cumplido.

Y por el contrario el Sr. D. Felipe Martínez, Síndico Apostólico de dicho P. General obliga al mismo a pagar dichos escudos 4000 en el modo, y en los términos sobredichos. Y para la observancia de todas las cosas sobredichas, el sobredicho Señor D. Felipe Martínez, como Síndico sobredicho, obliga al referido Rmo. P. General Molina, y el dicho Señor D. Francisco Vergara se obliga a sí mismo, a sus herederos y bienes en la más amplia forma de la R. C. Apostólica, con todas las acostumbradas cláusulas, etc.

De la presente han sido hechas dos copias, las cuales serán suscritas por ambas partes.

En Roma, hoy 17 septiembre 1750.”

El contenido de las páginas de esta web está protegido.