Nov 062019
 

Martín Almagro-Gorbea.

Real Academia de la Historia.

Lección inaugural.

Resumen

Esta comunicación analiza las relaciones entre el Museo del Prado, nuestra más insigne pinacoteca, símbolo del Patrimonio Cultural de España que cumple ahora 200 años de existencia, con la Muy Noble, Muy Leal, Insigne y Muy Heroica Ciudad de Trujillo, la antigua Turgalium prerromana, una de las más importantes poblaciones de Extremadura, símbolo de nuestra cultura y de nuestra historia más que milenaria.

Esta relación la simboliza Don Xavier de Salas Bosch, Director del Museo del Prado. Se analiza su figura como gran admirador y evergeta de Trujillo, desde que se enamoró de esta ciudad, al visitarla junto a su mujer, Carmen Ortueta, en 1967. Este encuentro suscitó una poderosa atracción por Trujillo, entonces decadente, y Xavier de Salas puso su prestigio social como brillante Director del Museo del Prado, su refinada capacidad intelectual y su larga experiencia profesional para revitalizar esta ciudad y difundir su excepcional Patrimonio Histórico y Artístico como cuna de conquistadores y símbolo de la Historia de Extremadura, de España y de Iberoamérica.

En esta línea se analiza la fundación en 1971 de la Asociación de Amigos de Trujillo, de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes en 1979 y, finalmente, en 1981, de la Fundación Xavier de Salas en el Convento de La Coria, en el barrio antiguo de la ciudad, cuyas numerosas actividades dan una necesaria dimensión internacional a Trujillo, pues los objetivos iniciales de protección e impulso del Patrimonio Histórico-Artístico, que fueron la base de su desarrollo turístico en el siglo XX, se han ampliado a nuevos horizontes, como actividades emprendedoras, cooperación al desarrollo, defensa del medio ambiente y del paisaje y fomento de jóvenes investigadores y de actividades artísticas y culturales, para que Trujillo sea un centro cultural de excelencia a nivel internacional que potencie su desarrollo en el siglo XXI.

En resumen, este análisis permite comprender el importante papel histórico de Xavier de Salas en el desarrollo de Trujillo en los últimos 50 años, cuya ejemplaridad ha cristalizado en la Fundación Xavier de Salas, que debe proseguir esta línea pionera en el siglo XXI.

——————————————————–

Fig 1. Excmo. Sr. Don Xavier de Salas y Bosch (1907-1968).

Este breve ensayo está dedicado a analizar y recordar la relación existente entre el Museo del Prado, nuestra más insigne pinacoteca y verdadero símbolo del Patrimonio Cultural de España, cuyo bicentenario se celebra este año (1819-2019), y esta Muy Noble, Muy Leal, Insigne y Muy Heroica Ciudad de Trujillo, la antigua Turgalium prerromana, una de las más importantes poblaciones de Extremadura y también símbolo vivo de nuestra cultura y de nuestra historia más que milenaria.

Esta relación entre el Museo del Prado y la Ciudad de Trujillo puede parecer paradójica, pero estos XLVIII Coloquios Históricos de Extremadura se han dedicado con gran acierto a la figura de Don Xavier de Salas Bosch (fig. 1), que fue Director del Museo del Prado y una figura sobresaliente en la historia de Trujillo del último tercio del siglo XX. Es para mí un honor tratar de una personalidad tan singular, a la que conocí cuando era joven como estudiante y por la amistad entre nuestras familias, aunque, en este caso, no sea siempre fácil transmitir a la gente de nuestros días lo que representa una figura como Xavier de Salas y su obra, pues no han vivido de cerca los esfuerzos, que en algunos aspectos se pueden considerar titánicos, para crear la Fundación Xavier de Salas, en tantos sentidos modélica y que tanto honra y prestigia a Trujillo y a toda Extremadura, institución a la que testimonio mi profunda admiración por la eficaz labor en estas tierras que desarrolla en los cada día más complejos campos de la cultura.

 

Don Xavier de Salas y Bosch nació en Barcelona en 1907[1], en una familia amante del Arte y del Coleccionismo, afición de príncipes y de humanistas desde el Renacimiento. De este ambiente procede su humanismo y el gusto refinado que siempre le caracterizó, así como su interés por las antigüedades y el Arte, que cultivó con gran altura de miras, como otros miembros de su familia, entre los que destaca Don Pablo Bosch[2], que reunió una de las grandes colecciones españolas de cuadros, monedas y medallas a inicios del siglo XX, que generosamente legó al Museo del Prado en 1915[3].

Xavier de Salas estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Barcelona, en la que se licenció en 1929. Después se trasladó a Madrid, donde se doctoró en 1930 con una tesis sobre Notas sobre algunas crónicas del siglo XV, dirigida por Antonio de la Torre[4], al mismo tiempo que se licenciaba en Derecho en la Universidad de Salamanca. Sin embargo, su sólida formación histórica y artística se forjó en el ámbito familiar y se consolidó con visitas de estudio a museos y con su interés por las obras de arte que poseían coleccionistas y anticuarios, así como en numerosas lecturas, otro de sus hábitos preferidos. Pensionado por la Junta de Ampliación de Ampliación de Estudios[5], durante los años 1933 y 1934 estuvo en Viena con el Prof. Julius V. Schlosser (Viena, 1866-1938)[6], un gran especialista en el Renacimiento que le inculcó su interés por la bibliografía artística, y después en Berlín, entonces capital de los estudios de Historia del Arte, donde trabajó con el Prof. Albert E. Brinckmann (1881-1958)[7] en el Kunsthistorische Institut, mientras mantenía relaciones con sus maestros y colegas franceses y con los mejores historiadores del arte de la Barcelona de aquellos años, como José Gudiol Ricart (Vich, 1904-Barcelona, 1985)[8], el gran especialista en Arte Medieval de Cataluña, fundador del Museo Diocesano de Vich, que era amigo de la familia, o el gran arquitecto del modernismo catalán e historiador del arte, José Puig y Cadafalch (1867-1956 )[9].

Trasladado a Madrid, completó su formación con el gran historiador del Arte Español, Elías Tormo (1869-1957)[10], del que se consideraba discípulo, con quien inicia la carrera docente y sus primeras publicaciones, en el círculo de los historiadores del arte de Madrid, entre los que se incluía Manuel Gómez Moreno[11], otra gran figura de aquella brillante generación.

En 1931 inicia su carrera docente como Profesor de Historia del Arte de la Universidad de Barcelona, donde en 1945 obtiene la cátedra. Sin embargo, al año siguiente, en 1946, en los peores años de la postguerra mundial, se traslada a Gran Bretaña como Delegado de la Junta de Relaciones Culturales en el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y como Agregado Honorario de la Embajada de España en Londres (1947) y después como Agregado Cultural (1954-1963). Junto a estos cargos, desempeñó el de Director del Instituto de España en Londres, donde llevó a cabo una gran labor de difusión de la cultura y del arte español, que es el precedente del actual Instituto Cervantes. Su eficaz labor en esos años la reconocía todo el mundo, tanto en España como en Inglaterra y así lo evidencia, muchos años después, el obituario que publicó a su muerte el periódico The Times (7.6.1982).

En 1961 regresó a España al ser nombrado Subdirector del Museo del Prado, cuando lo dirigía Francisco Javier Sánchez Cantón (1891-1971)[12] y, poco después, en 1963, obtuvo una Cátedra de Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid, que desempeño hasta su jubilación en 1977. Yo fui alumno suyo por esos años en la antigua Facultad de Filosofía y Letras y recuerdo algunos detalles, como su habla siempre parsimoniosa y su fino sentido del humor, que tanto recordaban el de un dandy inglés y que destacaba en aquella facultad de la “generación del 68”. También recuerdo su especial sensibilidad y gran intuición artística para entender una obra de arte, al margen de los secos datos eruditos. Dos hechos, que definen su personalidad artística, han quedado desde entonces impresos en mi memoria. Uno es su interés personal para adquirir el precioso Cristo muerto de Antonello de Mesina (c. 1430-1479), una joya del Prado de gran calidad artística y de no menos importancia histórica, pues posteriormente se ha confirmado que perteneció al VII Duque de Lemos, que fue Virrey de Nápoles entre 1610 y 1616[13], por lo que llenaba un vacío en nuestra gran pinacoteca, que yo entonces como estudiante visitaba con asiduidad. Otra, es su identificación como Epimeteo y Pandora de dos pequeñas esculturas manieristas del Museo del Prado atribuidas al Greco[14], piezas de atractiva belleza, que él supo valorar como especialista de las relaciones del Greco con Miguel Ángel, tema al que dedicó en 1967 su Discurso de ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando[15], que fue contestado por Francisco Javier Sánchez Cantón.

Junto a la docencia universitaria, dedicó gran interés a los Museos. Fue Comisario-Director del Museo de Cataluña y Secretario de la Junta de Museos de Barcelona. Después fue Secretario y Presidente del Comité Español del ICOM (Consejo Internacional de Museos) y Presidente del Comité de Exposiciones del ICOM y de su Comité Consultivo, lo que le permitió llevar a cabo numerosas exposiciones en España y el extranjero. Fue igualmente miembro del Comité Internacional de Historia del Arte (CIHA), del que llegó a ser Presidente en 1973, y participaba habitualmente en los congresos nacionales e internacionales de Historia del Arte. En 1970 sustituyó a Francisco Javier Sánchez Cantón como Director del Museo del Prado, donde impulsó la investigación[16], logró incorporar importantes adquisiciones y organizó exposiciones, hasta que alcanzó su jubilación en 1978, tras la que fue nombrado Director Honorario y Presidente del Real Patronato, creado en 1980. Además, su condición de políglota, pues junto al catalán y castellano familiares, hablaba francés, inglés, alemán e italiano, le permitió ser siempre un conferenciante dedicado a difundir por el mundo el Arte Español.

En sus investigaciones en la Historia del Arte Español, destacan sus trabajos sobre el gran escultor renacentista Damián Forment[17] y sobre el Greco y Goya, al que dedicó más de 50 artículos, pero publicó estudios desde el Renacimiento y el Barroco al Arte Moderno, por ejemplo, sobre Rosales y Fortuny, y también de Arte Contemporáneo, además de sentir especial interés por la Museología, dada su gran experiencia en ese campo. Igualmente, hay que hacer una referencia especial a su labor erudita de valorar la literatura artística histórica, como evidencia su edición de la Biografía Pictórica Valentina del Doctor Marcos Antonio de Orellana, obra escrita en 1799 que permanecía inédita[18], e, igualmente, se interesó por las ideas sobre Historia del Arte que mantenían en su correspondencia y en sus obras figuras como Gracián, Jovellanos, Azara, Goya, Ceán Bermúdez, etc. Dirigió la Revista Arte Español de 1966 a 1969 y es autor de más de 250 publicaciones de Historia del Arte y de Historia, así como de numerosas recensiones bibliográficas publicadas en las mejores revistas especializadas[19], en especial de Inglaterra, donde difundió con gran altura del Arte Español

Fue miembro de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona (1943), con una interesante visión sobre el Bosco en la literatura española[20], de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, de Valencia (1941), de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, de Sevilla (1947), de la Real Academia de Bellas Artes de San Jorge, de Barcelona (1965), de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (1967), cuyo discurso de ingreso contestó Javer Sánchez Cantón. También era miembro de numerosas corporaciones académicas extranjeras, como Honorary fillow del Institut of Linguist de Londres (1963), miembro de The Hispanic Society de New York (1965), Académico Honorario de la Royal Academy de Londres, Membre associé de l’Academie Royale Flamende de Bélgica (1970), Vicepresidente de la Anglo-Spanisch Society de Londres (1977), Honorary Member of the Society of Dilettanti, de Londres (1977), etc. A lo largo de su vida recibió numerosas distinciones y condecoraciones, como la de Comendador y la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica, Comendador de la Orden del Mérito Civil, fue Gran Oficial de la Orden de la Estrella Polar de Suecia, Honorary Commander of the Order of British Empire, Officier dans l’Ordre des Arts et des Letres de Francia, Comendateur de l’ordre de Léopold II de Bélgica, la Gran Cruz de la Verdienstorder de la República Federal Alemana, etc.

Esta breve visión de la vida y la obra de Don Xavier de Salas no se comprende sin la fortuna que tuvo de contar con una mujer excepcional y de gran personalidad, Dña. Carmen Ortueta de Salas (1912-2012)[21], entregada con gran altura de miras y gran eficacia al mundo de la cultura. Dinámica, trabajadora, de ideas audaces, incansable para alcanzar sus objetivos y con gran capacidad de gestión.

Carmen Ortueta nació en 1912 en Cabezón de la Sal, en la Cantabria meridional, que da hacia la Meseta. Estudió en Madrid Historia en la Universidad Central, una universidad que contaba con figuras como Claudio Sánchez Albornoz, Elías Tormo, José Ortega y Gasset, Hugo Obermaier y toda una pléyade de personalidades que hoy día se echan a faltar en nuestras universidades. Formó parte de los más de 200 profesores y alumnos del inolvidable Crucero por el Mediterráneo de 1933[22] y trabajó en la sección de Estudios Medievales bajo la dirección de Claudio Sánchez Albornoz en el Centro de Estudios Históricos[23], hechos que revelan su sólida formación.

Tras su boda con Xavier de Salas, vivió con él 17 años en Londres y siempre le acompañó e impulsó sus iniciativas académicas y culturales. En particular, ha sido el espíritu de su enraizamiento en Trujillo y de la creación de la Fundación Xavier de Salas en el Convento de la Coria, siempre con el objetivo de que esta ciudad se revitalizara y alcanzase el prestigio internacional que merecía.

En este sentido, quiero recordar algunas frases de su magnífico discurso de ingreso en la Real Academia de Extremadura, en el que demuestra conocer el valor que tiene la tradición histórica, como buena conocedora del mundo[24]:

El valor de la Defensa del Patrimonio es algo que nos concierne a quienes amamos Extremadura de una manera muy especial, en la medida en que desde esta región en gran parte se llevó a cabo la empresa americana española. Esta, más que una gesta militar de conquista y dominio, debe considerarse y valorarse como una de las más formidables empresas culturales que Europa ha emprendido, pues es nuestra cultura la que, una vez llevada a cabo la conquista, ha permanecido y ha sido reinterpretada en tantos pueblos hispánicos.

Podemos desde aquí mirar con orgullo a la civilización que nuestros antepasados, muchos de ellos extremeños, hicieron posible y no debemos olvidar que el Patrimonio Histórico-Artístico tan bien representado en esta ciudad es lo que nos queda de aquellos hombres excepcionales y de aquellos tiempos remotos. Los mismos países americanos han sido los primeros en reconocer esta vinculación entre España y América.

 

Al mismo tiempo, sus experiencias le llevan a plantear soluciones entonces futuristas, pero que todavía no ha asimilado de la forma debida nuestra adormecida sociedad:

La Protección del Patrimonio Artístico se presenta como un problema social puesto que concierne a todos…[25] Es importante que la intervención de los ciudadanos consista en algo más que reclamar y exigir del Estado…, pues muy importante es para la Defensa del Patrimonio la intervención del particular y la propiedad privada que ello implica.

Es importante insistir en que a la larga la conservación de un determinado edificio, una vez realizada su restauración, depende en gran medida de que adquiera una función real. La experiencia ha demostrado que un edificio no utilizado está más expuesto al deterioro y en última instancia a la ruina, que un edificio que cumple una tarea en la vida social.

Ciertamente, hay determinados edificios, como iglesias, palacios, castillos, conventos y monasterios que difícilmente pueden permitir otras actividades que las de una institución. Pero no está dicho en ninguna parte que esa institución forzosamente tenga que ser una Institución Estatal.[26]

 

Tras la muerte de su marido, Carmen Ortueta mantuvo su impulso a estas iniciativas durante más de 20 años como Directora de la Fundación Xavier de Salas, además de haber sido cofundadora, Secretaria General y Presidenta (1987-1992) de Hispania Nostra y representante de España en Europa Nostra del Consejo de Europa, Miembro de la Junta Directiva del ICOMOS, del Consejo del Patrimonio Cultural Mundial, y académica numeraria y Tesorera de la Real Academia de Extremadura desde su ingreso en 1982 en esta institución.

En su larga y eficaz vida recibió numerosas distinciones, pues era “una mujer con fuerza y convicción”, en palabras de Alberto Casero. Fue Medalla de Oro de las Bellas Artes, «por su incansable labor en pro de la cultura» en la Fundación Xavier de Salas, la primera otorgada a una personalidad relacionada con la conservación del Patrimonio Histórico-Artístico, y también recibió la medalla de Europa Nostra, distinción que esta institución concede a defensores de la cultura en Europa.

 

El enraizamiento en Trujillo

En la vida de éxito, académico y social, en España y en el extranjero, de Xavier de Salas destaca y hasta puede sorprender la atracción que sintió por Extremadura[27], de la que participaba toda su familia. Ese amor por estas tierras, entonces en una dura situación, le llevó a desarrollar una intensa actividad, como él mismo contaba y como corroboran sus obras, facta, non verba:

Nada personal ni familiar nos ligaba a Extremadura cuando hace unos doce años (1967), mi mujer y yo llegamos a ella. Nadie hubiera podido predecir los resultados de aquella Semana Santa de Pascualete, y de aquellas visitas a Trujillo, en días grises y lloviznantes. No podíamos imaginar que de aquella visita surgiera, -como el amor se da, súbitamente, como dicen, por un flechazo- nuestro asentamiento en Trujillo[28]. Trujillo él veía como plaza fuerte de la Corona de Castilla, erguida en la frontera frente a los reinos musulmanes y al de Portugal, cuyo castillo todavía en pie, domina la dilatada llanura mostrando su fortaleza y la de la villa murada que se asienta a sus pies. Trujillo, que quedó estrechamente ligado por sus hijos a la Historia de América[29].

 

No quiero racionalizar esos sentimientos por Trujillo y Extremadura, que casi parecen una expansión lírica, pero que en realidad reflejan cómo su fina sensibilidad artística cultivada desde su niñez y su humanismo le permitieron descubrir el tesoro que era esta ciudad, entonces todavía abandonada y decadente, que casi parecía condenada hacia su ruina en la grave crisis demográfica, económica y social de la época, aunque la labor de Xavier de Salas y de Carmen Ortueta contribuyeron a paliar, suerte que no han tenido otras poblaciones de lo que hoy se denomina la España despoblada.

Luis Díaz del Corral recordaba en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, cómo “quienes conocíamos los gustos del matrimonio Salas tan íntimamente unido también por lo que se refiere a la amistad, nos preguntábamos cómo podía haberse entusiasmado durante los últimos tiempos con una ciudad ruda como Trujillo, en medio de un paisaje tan agreste. Tenían además que superar obstáculos y remoras naturales en una población de mentalidad tan tradicional, como la extremeña; pero los logros del amoroso tesón puesto en la empresa se evidenciaban… Las iglesias, los palacios, las casas, las calles de Trujillo eran distintas de las que habíamos visto en viajes anteriores. El arreglo, la pulcritud, el embellecimiento se detentaba por doquier…”

Fig 2. Ruinas del convento de la Coria

La inteligencia y la finura de espíritu había logrado revitalizar la joya que es Trujillo para la Historia y la Cultura mundial. Era un verdadero triunfo del espíritu sobre las circunstancias. Don Xavier de Salas y Doña Carmen Ortueta se afincaron en Trujillo. El afán que les debió mover no podía ser disfrutar de la ciudad, entonces no tan agradable como ahora, sino intentar recuperar todos sus valores, para sus habitantes y para todo el mundo. Al servicio de esta idea pusieron su inteligencia y su finura de espíritu, su amplia formación y su experiencia de mundo, pero también sus relaciones sociales y sus medios económicos, a los que añadían las subvenciones que, con su esfuerzo, supieron obtener de la Administración y de fundaciones internacionales, como la Kress Foundation y la Word Monument Found de Estados Unidos y otras del programa Interreg II de la Unión Europea en colaboración con Hispania Nostra.

Fig 3. Claustro del convento de la Coria, antes y después de su restauración

Para entender lo que puede considerarse como un auténtico milagro, parece oportuno recoger las palabras del Marqués de Sieteiglesias en su discurso de contestación a Dña. Carmen Ortueta de Salas en su de ingreso a la Real Academia de Extremadura, en el que señala los “tres actos trascendentales para la cultura extremeña en los cuales tuvo Xavier de Salas una enorme participación”[30]:

  • La creación de la Asociación de Amigos de Trujillo
  • La fundación de la Real Academia de Extremadura
  • La institución de la Fundación Xavier de Salas en el Convento de La Coria

 

La Asociación Amigos de Trujillo, de la que D. Xavier fue Vicepresidente y Dña. Carmen Secretaria, la fundaron con un selecto grupo de amigos para impulsar la conservación del importante patrimonio monumental de la ciudad, entonces en grave peligro[31].

La idea le surgió al visitar por primera vez Trujillo invitados por los Condes de Romanones, Don Luis de Figueroa y Doña Aline Griffith, a su finca Pascualete en la Semana Santa de 1969[32]. Don Xavier recordaba que “al recorrer la Villa conducidos por la Condesa, hasta tal punto nos contagió su entusiasmo, que en ese mismo paseo decidimos afincarnos y vivir aquí. Aquella misma noche, en la sobremesa, surgió la idea de la Asociación«[33]. Era el principio de su larga y fecunda aventura vital en Trujillo.

Los estatutos aprobados en 1971 buscaban atraer a las personas que desearan evitar el estado de ruina en que había caído una parte importante de la ciudad. El Artículo 1 indica que su finalidad era estimular el interés por la ciudad de Trujillo y propagando su rango artístico e histórico y conseguir el apoyo material y moral para conservar y restaurar el conjunto arquitectónico de la ciudad[34].

En esta línea de actuación, el matrimonio Salas adquirió en 1969 las ruinas del Convento de San Francisco el Real de la Puerta de Coria, fundado en el siglo XV, e iniciaron su restauración y puesta en valor[35], que se convirtió en la gran empresa de su vida. Pero a través de la Asociación también se impulsó la instalación del Parador Nacional de Trujillo y se salvaron más de 10 casas solariegas y otros diversos edificios de la ciudad.

En esta empresa, el aspecto esencial fue relanzar la imagen de Trujillo al exterior como un gran objetivo turístico, capaz de atraer congresos y alcanzar renombre internacional. El objetivo se ha cumplido. Como señala Mª del Mar Lozano Bartolozzi[36], “influyó en ello la mentalidad de un hombre muy refinado social e intelectualmente como era Xavier de Salas”, que, además, tenía una amplia experiencia del mundo. La misión quedó cumplida, aunque la revalorización de Trujillo, que ya se ha logrado, tiene todavía un aspecto esencial que corre un grave riesgo: su paisaje singular, como señalaba Don Xavier: “Los ‘Amigos de Trujillo’ fuimos inicialmente un grupo de personas caídas bajo eI encanto de esta ciudad de áspera grandeza que es Trujillo, como también bajo el encanto de esta dilatada llanura que podemos atisbar desde cualquier punto de esta ciudad, encaramada sobre ella[37], por lo que se pueden parafrasear las palabras de Miguel de Oriol, cuando señala que hay que salvar “Su silueta característica que aparece recortada en la altura contra el cielo, desde cualquier punto que uno se acerque”…[38]

 

La Academia de Extremadura de las Letras y las Artes

Xavier de Salas también fue uno de los fundadores e impulsores de la Real Academia de Extremadura. Después de numerosas iniciativas que no alcanzaron el objetivo, el 29 de diciembre de 1979, Xavier de Salas y su mujer, Carmen Ortueta, reunieron en su domicilio de Trujillo a diversas personalidades extremeñas interesadas en la idea, entre ellos Antonio Vargas-Zúñiga, Académico Numerario de la RAH y Antonio Hernández Gil, Presidente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación[39]. Esa reunión permitió materializar una antigua aspiración, defendida desde 1948 y repetidamente reclamada en los Congresos de Estudios Extremeños.

Antonio Vargas-Zúñiga y Montero de Espinosa, Académico Numerario de la Real Academia de la Historia; Antonio Hernández Gil, Presidente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación; Xavier de Salas y Bosch, Académico Numerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando; Manuel Terrón Albarrán, Académico Correspondiente de la Real Academia de la Historia por Badajoz, y Antonio Rubio Rojas, Académico Correspondiente de la Real Academia de la Historia por Cáceres, firmaron el Acta de Fundación de la Academia[40] e integraron la comisión gestora en presencia de los Presidentes de las Diputaciones Provinciales de Badajoz y de Cáceres y de los Presidentes de las Instituciones «Pedro de Valencia» y «El Brocense», además de contar con la adhesión explícita de Luis Ramallo García, Presidente de la Junta Regional Preautonómica de Extremadura.

La denominación propuesta fue de Academia de Extremadura de las Letras y las Artes con un ámbito territorial que comprendía toda la región y con su sede “en Trujillo, Ciudad Monumental que resume el acervo de cuantos valores históricos y artísticos que encierra la región extremeña y que aglutina su vocación hacia los pueblos de América, a los que la Academia, pulsando el hondo sentir de Extremadura, dedicará singular atención”, como expresa el Acta de Fundación, firmada “en la Ciudad de Trujillo, el día veintinueve de diciembre de 1979”. En la primera junta pública y solemne, celebrada en diciembre de 1980, Don Xavier de Salas leyó su discurso de ingreso sobre Las artes en Extremadura y la misión de la Academia[41].

Hubo otras muchas iniciativas de Xavier de Salas para impulsar Trujillo como una ciudad excepcional en el rico Patrimonio Histórico-Artístico de España. Para ello invitaba a sus amplias relaciones sociales y organizaba reuniones y congresos. Don Xavier participó activamente en los Congresos de Estudios Extremeños y como Presidente del comité Español de Historia del Arte organizó en Trujillo el I Congreso Nacional de Historia del Arte en 1977[42], que reunió a los principales especialistas en esta ciudad, para dar a conocer a todos su patrimonio.

Otra importante iniciativa suya en Extremadura fue la organización del Premio Cáceres para artistas plásticos, patrocinado por la Diputación Provincial, pues, además, a sus amplios conocimientos de la Historia del Arte, unía un profundo interés por el Arte Contemporáneo y las vanguardias.

 

La Fundación Xavier de Salas en el Convento de La Coria

La tercera de las grandes iniciativas en pro de Trujillo y de Extremadura es la Fundación Xavier de Salas, en el Convento trujillano de La Coria[43].

A fin de dar continuidad hacia el futuro al impulso dado, con gran altura de miras, a la Ciudad de Trujillo y a todo lo que ésta simboliza y para contribuir al desarrollo cultural y social de Extremadura e Iberoamérica, Xavier de Salas y su mujer, Carmen Ortueta, quisieron hacer una aportación permanente a la ciudad que estuviera a la altura de su significación histórica. Con este objetivo y basándose en su amplia experiencia, surgió en 1981 la idea de crear una fundación y ubicar su sede en el Convento de La Coria, en el barrio antiguo de la ciudad: la Fundación Xavier de Salas.

No es necesario recordar aquí que el llamado Convento de la Coria es un excepcional edificio de Trujillo[44]. El antiguo convento de clarisas de San Francisco el Real, conocido popularmente como La Coria por estar cerca de la puerta de Coria, fue fundado en la segunda mitad del siglo XV, aunque su patio y su iglesia gótica se erigen a inicios del siglo XVI. Tras sucesivas reformas, que refleja su compleja planta, se mantuvo hasta su decadencia en el siglo XVIII y su devastación en la ocupación francesa, pero quedó definitivamente abandonado tras la Desamortización en 1836, que expulsó a las religiosas del edificio.

El convento, al quedar abandonado, sufrió una progresiva ruina y era una viva imagen de la monumental degradación de esta bella la ciudad (fig. 2), cuando Xavier de Salas y Carmen Ortueta, con su fina intuición y su visión de futuro, lo adquirieron en 1969, en un acto que entonces pudiera considerarse quijotesco[45]. Tras un lento y costoso proceso de restauración[46], culminado en 1981, un año antes de fallecer Don Xavier, el edificio, ya recuperado y que parecía renacido (fig. 3,A-B), fue donado para sede de la Fundación Xavier de Salas[47]. En el noble edificio de La Coria pasó a desarrollar la Fundación sus múltiples actividades, a la vez que se daba vida a un gran monumento, que, de otro modo, estaría abocado inexorablemente a la ruina. Esta forma de actuar resulta muy poco frecuente en España, frente a lo que ocurre en los países de nuestro entorno, donde la sociedad civil toma la iniciativa, sin depender siempre de las instancias políticas. En una palabra, fue una idea genial y una empresa ejemplar.

La Fundación Xavier de Salas es la culminación de la intensa actividad desarrollada en Trujillo desde 1969 por la fina sensibilidad e intuición del matrimonio Xavier de Salas y Carmen Ortueta, como describe su hijo y continuador, el Prof. Jaime de Salas Ortueta: “Puso al servicio de las obras de restauración tanto su conocimiento de la historia del arte como su aquilatada sensibilidad… A ello puede añadir su propio interés por los jardines y la agricultura y su amor por la artesanía y antigüedades[48].

A la Fundación dedicó Xavier de Salas los últimos años de su vida, siempre junto a su esposa y con el asentimiento de toda la familia. Gracias a ella su impagable labor ha sido continuada por su admirable esposa, Doña Carmen Ortueta y, actualmente, por su hijo, Don Jaime de Salas Ortueta.

Después de más de treinta años, la Fundación prosigue hoy su trabajo. Sus objetivos iniciales de protección e impulso del Patrimonio Histórico-Artístico se han ampliado a nuevos horizontes: la actividad emprendedora, la cooperación al desarrollo, la defensa del medio ambiente y del paisaje, la potenciación de nuevos investigadores, el fomento de actividades artísticas y culturales y la investigación histórica, antropológica y musical para que Trujillo sea un centro cultural de excelencia a nivel internacional. Todos esos programas se coordinan y desarrollan desde el Convento de La Coria, cuya Fundación, además, pone sus instalaciones y estructura a disposición de instituciones, fundaciones, asociaciones, empresas y grupos particulares que quieran realizar actividades académicas, culturales y sociales.

Fig 4. I Coloquios Históricos de Extremadura, celebrado en la Fundación Xavier de Salas en 1984

Antes de finalizar este ensayo, parece oportuno hacer tres breves comentarios. Uno, es reconocer las múltiples actividades que, año tras año, realiza la Fundación Xavier de Salas, entre las que hay que destacar la colaboración desde 1984 a 2019 con estos Coloquios Históricos de Extremadura (fig. 4) y con otras instituciones, como la Universidad de Charleston, desde 1996, que ha permitido una creciente confraternización entre los estudiantes americanos y las familias que los acogen en Trujillo, además de llevar a cabo numerosas actividades rutinarias, entra las que se puede hacer referencia a las realizadas en el pasado año 2018, actividades que prosiguen en este año 2019, para lo que basta examinar la página web[49].

El segundo comentario es, más bien, una llamada de atención sobre el papel de revulsivo cultural de la actividad que desarrolla la Fundación Xavier de Salas. Trujillo, -y toda Extremadura-, se considera que es la tierra de los conquistadores. Pero muchas veces se olvida que también ha sido cuna y sede de importantes figuras intelectuales. Este desarrollo cultural explica la trascendencia que ha tenido en la Historia la colonización hispana en América. Basta recordar cómo los españoles llevaron allí importantes avances de su época, como hospitales (1503)[50], imprentas (1524)[51], música de órgano (1530)[52], acuñación de moneda (1535)[53], que pasó a ser la primera moneda de circulación universal[54], universidades (1538)[55], bibliotecas públicas, como la Biblioteca Palafoxina (1646)[56], academias, como la Real Academia de las Bellas Artes de San Carlos, en México (1781)[57], la primera expedición para vacunar a la población (1804)[58], etc., sin olvidar la organización municipal y jurídica, la introducción de una nueva economía y de animales domésticos que aportaban proteínas y fuerza de trabajo[59], expediciones científicas[60] y arqueológicas[61], etc., innovaciones esenciales en el mundo actual que llegaron a la América Hispana antes que a muchas ciudades europeas contemporáneas y, por supuesto, antes que a Estados Unidos. Esta experiencia debe animar a que, una vez que prácticamente se ha salvado el casco histórico y se ha revitalizado la ciudad con el turismo, se debe proseguir en la misma línea, pues hay que proseguir en la apuesta hacia el futuro, para que Trujillo vuelva a ser una ciudad capaz de desarrollar nuevas ideas, como las que se fomentan desde la Fundación, con el objetivo de seguir aportando al mundo global, gracias al impulso del conocimiento y de la inteligencia basados en una formación de excelencia.

Y el último comentario es un acto de justicia, acorde con la conocido sentencia latina suum quique tribuere. No se puede terminar este breve análisis sin agradecer, en nombre de nuestra sociedad, de nuestra cultura y de nuestras instituciones, la labor eficaz y entrañable de la Fundación Xavier de Salas en esta Ciudad de Trujillo, agradecimiento tanto mayor al haber sido concebida al servicio de la sociedad, como evidencian los hechos.

Somos ciudadanos del siglo XXI y debemos reconocer la ejemplaridad de esta empresa, tan útil para Trujillo y para todos, surgida de un ciudadano particular. Por ello, debe ser elogiada, agradecida, premiada y apoyada y debemos expresar nuestra admiración por esta obra, que ha cristalizado en la Fundación Xavier de Salas.

Como conclusión de todo lo visto, el Director del Museo del Prado, Xavier de Salas, debe ser considerado una gran personalidad en la historia de Trujillo del siglo XX. De refinado espíritu y gran sentido de servicio a la sociedad, puso sus elevadas ideas y su visión de futuro al servicio de la Cultura y del Patrimonio de esta noble ciudad de Trujillo, y, a través de ella, de Extremadura, de España, de Iberoamérica y de todo nuestro actual mundo global. Por ello esta merecida Laudatio es un homenaje personal, pero que hay que considerar colectivo, a su ejemplar labor. En el mismo sentido, hay que expresar nuestros mejores augurios a la Fundación Xavier de Salas y, al mismo tiempo, tener presente que el mejor homenaje de todos a la memoria de su fundador debe ser colaborar e impulsar ese legado, para que sea cada vez más útil a Trujillo, a las queridas tierras de Extremadura y al mundo americano a ellas unidas en nuestro mundo global. Como reza otra conocida frase latina, Vivat, crescat, floreat.

 

Notas

[1] S. Andrés Ordax, “Xavier de Salas y la Historia del Arte”, Memorias de la Real Academia de Extremadura, I, 1983, p. 107-127; M. Águeda Aguilar, ed., Estudios. Xavier de Salas. Cáceres. Universidad de Extremadura, 2010; AA. VV., Xavier de Salas. Forma y sensibilidad (Kalías. Revista de Arte. IVAM. Centre Julio González), Valencia, 1997; Mª P. García Sepúlveda, “Salas y Bosch, Xavier de”, Diccionario Biográfico Español, 45, Madrid, 2013, p. 165; “Salas Bosch, Xavier de”, Enciclopedia del Museo del Prado, https://www.museodelprado.es/aprende/enciclopedia/voz/salas-bosch-xavier-de/7cb64ecf-2926-49c7-9d80-338bcea6735e (consultado 2019.9.25).
[2]Bosch y Barrau, Pablo”, Enciclopedia del Museo del Prado, 1, Madrid, 2006, p. 236, 537 s.
[3] Catálogo provisional de las obras de arte legadas al Museo del Prado por D. Pablo Bosch, Madrid, 1916.
[4] “Antonio de la Torre y del Cerro”, Gran enciclopedia catalana, Barcelona https://www.enciclopedia.cat/EC-GEC-0066620.xml (consultado 2019.9.25).

[5] J. M. Sánchez Ron, ed., 1907-1987. La Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas 80 años después, Madrid, CSIC., 1988; E. Caballero Garrido, ed., La Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas: historia de sus centros y protagonistas (1907-1939), Madrid, Siglo XXI, 2010.

[6] E. H. Gombrich «Obituary of Julius von Schlosser», Burlington Magazine, 74, 1939, p. 98; M. Haja, «Schlosser Julius Alwin von», Österreichisches Biographisches Lexikon 1815–1950, 10, Vienna, 1994, p. 218.

[7] H. Ladendorf y H. Brinckmann, eds., Prof. Dr. Dr. h. c. A. E. Brinckmann. Verzeichnis der Schriften. Köln, 1961; S. Arend, “Albert Erich Brinckmann (1881–1958)”, Kunstgeschichte an den Universitäten im Nationalsozialismus (Kunst und Politik,  5), Göttingen, 2003, p. 123–142.

[8] G. Bazin, Histoire de l’histoire de l’art. De Vasari à nos jours, Paris, 1986 p. 443; “José Gudiol Ricart”, Archivo Español de Arte 58, 1985, p. 466-467; A. López-Yarto, “Los autores del Catálogo Monumental de España”, El Catálogo Monumental de España (1900-1961). Investigación, restauración y difusión, Madrid, 2012, p. 45.

[9] E. Jardí, Puig i Cadafalch. Arquitecte, polític i historiador de l’art, Barcelona, Editorial Ariel, 1975; J. Bassegoda, “Puig y Cadafalch, José”, Diccionario Biográfico Español, 42, Madrid, 2013, p. 410-414.

[10] M. Cabañas Bravo, “Elías Tormo y Monzó”, El laboratorio de España. La Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, 1907-1939, Madrid, 2007, p. 566-367; Mª del M. del Pozo Andrés, “Tormo y Monzó, Elías”, Diccionario Biográfico Español, 48, Madrid, 2013, p. 77-79.

[11] E. Gómez Moreno, Manuel Gómez Moreno Martínez, Madrid, 1995; M. Almagro-Gorbea, “Manuel Gómez Moreno y Martínez (1935-1956), El Gabinete de Antigüedades de la Real Academia de la Historia, Madrid, 1999, p. 156-158.

[12] E. Lafuente Ferrari, “Don Francisco Javier Sánchez Cantón, in memoriam”, Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 33, 1971, p. 5-22; J. M. Pita Andrade, “Sánchez Cantón, Francisco Javier”, Enciclopedia del Museo del Prado, Madrid.

[13] M. Sáez González, “Sobre la procedencia del Cristo muerto de Antonello da Messina”, Boletín del Museo del Prado, 27, 2009, p. 26-32.

[14] X. de salas, «Sobre las pequeñas estatuas de Pandora y Epimeteo, por El Greco», Archivo Español de Arte, 37, 1964, p. 75-76; R. Copel, Museo del Prado. Catálogo de la escultura de época moderna (siglos XVI-XVIII), Madrid, 1998, p. 62-63; L. Ruiz Gómez, Catálogo razonado de El Greco en el Museo del Prado, Madrid, 2007, p. 224-231; L. Ruiz, El Greco. Guía de sala, Fundación Amigos del Museo del Prado, Madrid, 2011, p. 54.

[15] X de Salas, Miguel Ángel y El Greco (Discurso de ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando), Madrid, 1967.

[16] X. de Salas, “Museo e investigación”, Arte Español, 2, 1968-1969, p. 128-137.

[17] X. de Salas, “Damià Forment i el monestir de Poblet”, Estudis Universitaris Catalans, XIII, 1928, p. 454-455; Id., “Escultores renacientes en el Levante español«, Anales y Boletín de los Museos de Arte de Barcelona, I,1, p. 79-92, I,2, p. 35-87 y I,3, p. 93-118, 1941-1943.

[18] X. de Salas, ed., Marcos Antonio de Orellana, Biografía pictórica valentina o Vida de los pintores, arquitectos y grabadores valencianos (Fuentes Literarias para la Historia del Arte Español), Madrid, 1930 (reed. Valencia, 1967).

[19] Véase S. Andrés Ordax, 1983, p. 114-127 y “Bibliografía de Xavier de Salas”, en Águeda Aguilar, ed., 2010, p. 491-509.

[20] X. de SalasEl Bosco en la literatura española, Barcelona, 1943.

[21] M. Gracia Rivas, “In memoriam Carmen Ortueta de Salas”, Ars et sapientia. Revista de la Asociación de Amigos de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, 38, 2012, pp. 27-31; J. A. Ramos Rubio, “Carmen Ortueta de Salas”, Boletín de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, 20, 2012, pp. 7-10.

[22] F. Gracia Alonso, J. M. Fullola Pericot, El sueño de una generación. El crucero universitario por el Mediterráneo de 1933, Barcelona, 2006.

[23] J. Mª López Sánchez, Las Ciencias Sociales en la Edad de Plata española. El Centro de Estudios Históricos, 1910-1936 (Tesis Doctoral de la Universidad Complutense de Madrid), Madrid, 2003; id., Heterodoxos españoles. El Centro de Estudios Históricos. 1910-1936, Madrid, 2006; F. Abad, “El Centro de Estudios Históricos de la Junta para Ampliación de Estudios (1907-1938)”, Cauce, 30, 2007, p. 7-39.

[24] C. Ortueta de Salas, La Protección del Patrimonio Histórico en Extremadura, Discurso de la Académica Electa Excma. Sra. D.ª Carmen Ortueta de Salas… y contestación del Excmo. Sr. D. Antonio de Vargas Zúñiga y Montero de Espinosa, Marqués de Sieteiglesias, Trujillo, Real Academia de Extremadura de las Letras y de las Artes, 1983 (1985).

[25] C. Ortueta de salas, 1985, p. 12.

[26] C. Ortueta de salas, 1985, p. 15-16.

[27] Mª del Mar Lozano Bertolocci, “Don Xavier de Salas y Trujillo, la huella de una aquilatada sensibilidad”, en Águeda Aguilar, ed., 2010, p. 17-37.

[28] X. de Salas, “Las artes en Extremadura y la misión de la Academia”, Memoria de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, I, 1983, p. 1983, p. 48.

[29] X. de Salas, 1983, p. 54.

[30] A. Vargas Zúñiga y Montero de Espinosa, “Contestación del Excmo. Sr. Antonio de Vargas Zúñiga y Montero de Espinosa, Marqués de Sieteiglesias”, en C. Ortueta de Salas, 1985, p. 43.

[31] M. del M. Lozano Bartolozzi, 2010, “Don Xavier de Salas y Trujillo. La huella de una aquilatada sensibilidad”, en M. Águeda Vilar, ed., Xavier de Salas, Estudios, p. 18-27.

[32] A. Griffith (Condesa de Romanones), La Historia de Pascualete, Madrid, 1964.

[33] M. del M. Lozano Bartolozzi, 2010, p. 18.

[34] M. del M. Lozano Bartolozzi, 2010, p. 19.

[35] M. del M. Lozano Bartolozzi, 2010, p. 21.

[36] M. del M. Lozano Bartolozzi, 2010, p. 27.

[37] M. del M. Lozano Bartolozzi, 2010, p. 25.

[38] M. del M. Lozano Bartolozzi, 2010, p. 25.

[39] s.a., “La Real Academia de Extremadura de las Letras y Las Artes. Antecedentes”, Memoria de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, I, 1983, p. 1983, p. 13-27.

[40] Ibidem, p. 15-17.

[41] Memoria de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, I, 1983, p. 31-45.

[42] Primer Congreso Español de Historia del Arte. Trujillo, 10-12 de junio de 1977, Editorial Atrio, Granada, 1977.

[43] M. del M. Lozano Bartolozzi, 2010, p. 27-32.

[44] S. Andrés Ordax y F. J. Pizarro Gómez, El patrimonio artístico de Trujillo (Extremadura), Trujillo, 1987, p. 81 s.; J. L. Díaz, “Convento de La Coria en Trujillo”, https://arteenruinas.com/convento-la-coria-trujillo/ (consultado 25.9.2019).

[45] Mi experiencia personal me permite recordar cómo mi padre, Martín Almagro Basch, también actuó de forma que puede considerarse quijotesca y hasta cierto punto visionaria cuando compró en Albarracín una casa hidalga, prácticamente en ruinas, que vendían para sacar de ella sus maderas y sus vigas antes de dejar que se cayera. Gracias a ello hoy sigue siendo una de las más características casas hidalgas de esa ciudad, entonces condenada a la decadencia, como ya había pasado con otros edificios, arruinados y hundidos. En aquellos años se subía el agua para la obra en burros desde el río, a 60 m de profundidad, y casi no había comida para quien llegaba, pues era una economía cerrada de autoconsumo. Sin embargo, sin aquellos esfuerzos en duras circunstancias, es difícil asegurar que hoy pudieran disfrutar Albarracín y de Trujillo tantas gentes como actualmente visitan y gozan estas ciudades.

[46] http://www.fundacionxavierdesalas.com/es/HISTORIA/ (consultado 2019.8.3); https://www.google.com/search?q=restauraci%C3%B3n+del+Convento+de+La+Coria&safe=active&rlz=1C2CAFB_enES704ES704&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwi5592LhufjAhWR3eAKHS25CMwQ_AUIESgB&cshid=1564847213235214&biw=2048&bih=941 (consultado 2019.8.3)

[47] La Fundación está reconocida en el Registro de Fundaciones del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte como institución benéfico-docente de carácter privado y con personalidad jurídica propia y está inscrita en el Registro de Organizaciones no Gubernamentales de Desarrollo de Extremadura y es miembro de la Asociación Extremeña de Fundaciones y de la Asociación Española de Fundaciones.

[48] Mª del M. Lozano Bertolocci, “Don Xavier de Salas y Trujillo, la huella de una aquilatada sensibilidad”, en M. Águeda Aguilar, ed., Estudios. Xavier de Salas. Cáceres, Universidad de Extremadura, 2010, p. 29.

[49] 1. Grupo de estudios de etnología americana. 2. Conversaciones académicas hispano-alemanas. 3. Colaboración con la universidad de Extremadura. programa economía, empresa y futuro. 4. Programa de cooperación para el desarrollo de la artesanía iberoamericana (COIBART). 5. Programa de medio ambiente. 6. Seminario permanente sobre paisaje y territorio. 7. Promúsica (Festival de Música Ciudad de Trujillo). 8. Colaboración con el Charleston College. 9. Colaboración con el Ayuntamiento de Trujillo. 10. Revista digital de difusión de recursos y actividades culturales. 11. La Coria: lugar de encuentro cultural en Trujillo. 12. Ediciones “La Coria” y publicaciones relativas a las actividades desarrolladas. 13. Museo didáctico. 14. Biblioteca (http://www.fundacionxavierdesalas.com/es/PORTADA/; consultado 25.9.2019).

[50] J. J. Muñoz Delgado, El primer hospital de América y otros relatos médicos, Bogotá, 1995; F. Aguirre Medrano, Historia de los hospitales coloniales de Hispanoamérica, México, 1999.

[51] J. T. Medina y Zabala, Historia de la imprenta en los antiguos dominios españoles de América y Oceanía, 1-2, Santiago de Chile, 1958; Mª del P. Cuesta Domingo, “Imprenta, bibliotecas y universidades en la América del siglo XVI”, en M. Almagro-Gorbea y C. Esteras, eds., Itinerario de Hernán Cortés (catálogo de exposición), Madrid, 2015, p. 313-321.

[52] J. A. Guzmán Bravo, “Los primeros órganos tubulares en México”, Anuario Musical, 70, 2015, p. 43-62.

[53] J. Torres, “La implantación de la moneda en América”, Revista de Filología Románica, 11-12, 1994-1995, p. 115-130; G. Anes y G. Céspedes del Castillo, Las casas de moneda en los reinos de Indias, I-II, Madrid, 1996-1997; A. Canto, “La primera moneda de circulación global”, en M. Almagro-Gorbea y C. Esteras, eds., 2015, p. 303-305

[54] G. Céspedes del Castillo, “El real de a ocho, la primera moneda universal”, XIII Congreso Internacional de Numismática. Madrid, 2003, Madrid, 2005, p. 1751-1760; A. Canto, “La primera moneda de circulación global”, en M. Almagro-Gorbea y C. Esteras, eds., 2015, p. 303-305; C. Martínez Shaw, “México y el comercio mundial, entre Atlántico y Pacífico”, en M. Almagro-Gorbea y C. Esteras, eds., 2015, p. 295-301.

[55] M. de Solía y Haro, La primera universidad de América. Orígenes de la antigua Real y Pontificia Universidad de México, México, 1940; Mª del P. Cuesta Domingo, 2015.

[56]  P. A. Palou, Breve noticia histórica de la Biblioteca Palafoxiana y de su fundador Juan de Palafox y Mendoza y los colegios de S. Juan, S. Pedro y S. Pantaleón, México, Secretaría de Cultura, 2002; Mª del P. Cuesta Domingo, 2015.

[57] Estatutos de la Real Academia de San Carlos de Nueva España, México, 1785; La Academia de San Carlos de la Nueva España. La Academia de 1792 a 1810, México, Secretaría de Educación Pública, 1976; E. Fuentes Rojas, La Academia de San Carlos y los Constructores del Neoclasicismo, México, 2002; E. Báez Macías, “La Real Academia de las Bellas Artes de San Carlos de la Nueva España”, en M. Almagro-Gorbea y C. Esteras, eds., 2005, p. 339-341.

[58] A. E. Fernández, La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna. Doscientos años de lucha contra la viruela, Madrid, 2004.

[59] J. L. de Rojas, “Una nueva economía”, en M. Almagro-Gorbea y C. Esteras, eds., 2015, p. 283-285.

[60] F. J. Puerto Sarmiento, “Estudios y expediciones científicas”, en M. Almagro-Gorbea y C. Esteras, eds., 2005, p. 329-337.

[61] J. Alcina, Arqueólogos y Anticuarios. Historia antigua de la arqueología en la América española, Barcelona, 1995; J. Maier, “Expediciones en el siglo XVIII a las ruinas de Palenque, la Pompeya americana”, en M. Almagro-Gorbea y C. Esteras, eds., 2005, p. 341-347.

 

El contenido de las páginas de esta web está protegido.