Oct 011989
 

José Antonio Ramos Rubio.

Presento esta comunicación en los Coloquios Históricos de Extremadura no solo por ser un documenta importantísimo, hasta ahora inédito, encontra­do en el Archivo Histórico (Legado de Paredes Guillén), legajo 112 n° l, sino por su gran relación con Extremadura y concretamente con la ciudad de Tru­jillo, muchos nos hemos preguntado si el caballero Iván de Vargas que está enterrado en la iglesia de Santa María la Mayor de Trujillo es el mismo o tiene algún parentesco con aquel Iván de Vargas al cual sirvió en Madrid San Isidro. Familiar es probable que fuera, pero desde luego no se trata de la misma persona ya que Iván de Vargas, el que está enterrado en Trujillo pertenece a una época muy distinta de la que vivió San Isidro. En la capilla de los Vargas de la parroquia de Santa María de Trujillo se puede leer la siguiente inscripción: «CAPILLA DEL NOBLE LINAJE DE LOS VARGAS EN QUE YAZE EL ESFORZADO CABALLERO IVAN DE VARGAS QUE LA MANDO HAZER Y CON EL LOS MAYO­RAZGOS DE SUS ANTECESORES. MURIO EL AÑO DE 1517. ACABOSE ESTA OBRA EN EL DE 1522».

 

San Isidro fue labrador en Madrid, hijo de labradores y esposo de Santa Ma­ría de la Cabeza, pasó la vida entre el trabajo humilde del campo, al servicio de don Juan de Vargas, y la oración; matizando una y otra con algunos milagros. Murió en 1170. En las representaciones artísticas viste el traje de los anti­guos labriegos de Castilla, muy parecido al actual de algunos pueblos cas­tellanos: chaqueta y calzón corto, siempre con barba y el cabello hasta los hombros y los atributos son herramientas de labranza: pala, azadón, laya o ara­do[1].

El documento que presento aparece fechado en el año 1740 y recoge toda la historia y genealogía de los Vargas de Madrid desde el primero de los cita­dos Iván de Vargas, al que sirviera San Isidro, hasta llegar a nombres tan conocidos en Extremadura por nosotros como el obispo don Gutierre de Vargas y Carvajal, bajo cuyo auspicio se alzaron en distintos puntos de nuestra región notables iglesias construidas por arquitectos insignes como Sancho de Cabrera, el gran maestro trujillano.

Del Manuscrito de Tapia, en las Crónicas Trujillanas del siglo XVI recogidas por Miguel Muñoz de San Pedro y publicadas en el año 1952, podemos recoger las siguientes notas: “De qué parte vinieron los Vargas a esta ciudad, no me atrevo a afirmar, por haber diversidad en los que dicen de su venida. Unos di­cen que vinieron de Badajoz con los Bejaranos,… otros dicen que vinieron de una aldea de Toledo, llamada en aquel tiempo Mazarambroz, donde residía Garci Pé­rez de Vargas,… otros dicen de su venida, que fue de otras partes. Lo que sea cierto, no lo sé; sé que en Extremadura hay muchos caballeros principales y tam­bién los hay de Madrid; y casa muy rica y muy principal, la de esta ciudad lo es mucho. Las armas de los Vargas son ondas azules y blancas en campo de plata”[2].

Es patente la descendencia de algunos caballeros Vargas de Badajoz que en Tru­jillo incluyeron en su escudo una cabeza de onza como las ponen los Bejaranos en los suyos.

En el documento que ahora presento y tengo que reducir por falta de tiempo, hago mi estudio del linaje de los Vargas que tuvieron casa en Madrid y muchos de ellos marcharon a otras ciudades entre las que se encuentran Plasencia y Trujillo.

En la casa de los Vargas de Madrid, aparece la siguiente leyenda en la portada:

 

“ESTA ES LA CASA SOLAR DE IVAN DE BARGAS

AL QUAL SIRVIÓ COMO CRIADO EL GLOSIOSO

SAN YSIDRO”

 

En la actualidad los restos de San Isidro y Santa María de la Cabeza, descansan en la Catedral de San Isidro, que fue construida entre 1622 y 1664 por los jesui­tas. El templo ha sido reconstruido fielmente en el año 1936 después de haber su­frido un incendio; los restos de los santos fueron trasladados por orden del rey Carlos III aquí desde la iglesia de San Andrés donde estuvieron anteriormente.

Antes de estar en la Catedral de San Isidro, sus restos se veneraron en la capilla del obispo, llamada así porque aunque su construcción la iniciara el consejero de los Reyes Católicos, don Francisco de Vargas, se terminó en 1535 bajo el auspi­cio del hijo de éste, don Gutierre de Vargas Carvajal, que fue obispo de Pla­sencia.

Hasta 1555 tuvieron allí los Vargas la urna donde reposaban los restos de San Isidro, que, al perder el pleito con la parroquia, tuvieron que devolver a la iglesia vecina de San Andrés[3].

Vamos a parar a dar una breve descripción genealógica de la ilustre y anti­quísima Casa de los Vargas de Madrid, pasando más adelante a ofrecer una serie de noticias de las hazañas y empleos de diferentes caballeros del apellido Vargas, desde los más antiguos que nos presenta el documento hasta los más conocidos en Extremadura.

«Entre las casas que hay en la provincia de Castilla, en la villa de Madrid hay una muy notoria que se dice Vargas, que el alabarla parece ofenderla; pues que su nobleza es tan grande, y tan antigua, que casi se puede decir es inmemorial, aparece en los más verídicos anales, archivos y padrones por antiquísima casa solariega de la nunca bien celebrada villa de Madrid, corte del monarca don Felipe V (que Dios guarde) y de sus gloriosos progenitores desde que el rey Don Alonso el sexto la ganó a los moros el año 1083 quedando la duda de si antes de la última conquista de Madrid que fue en el dicho año estaba en ella la Casa de Vargas o si quedó después heredada; pero siendo cierto que en Madrid hubo siempre cristianos mozárabes entre los moros, es probable quedasen en ella los caballeros de este apellido al cual[4],algunos hacen godo, y otros romano de la progenie de Lucio Bargunteyo, Senador romano, de quien Salustio hizo memoria en la conjuración de Catherina (que es Catilina), queriendo apoyar este sentir con las monedas de Filgio Ursino, y que las ondas de mar de plata, que traen en sus armas en campo de azul, son por alusión al río Vargas de Tracia, de quien hace memoria Plinio. Todas estas son conjeturas, que a lo sumo llegan a los términos de proba­bilidad. Según dice Covarrubias[5]: esta palabra Vargas en arábigo vale tanto como Padre Bueno, y es apellido de Casa Noble; y lo cierto es que en aquella con­quista lucieron esforzados tres hermanos Vargas, con el mayor aplauso de su valor, ocupado en los primeros empleos de las armas de católico talante, conquistador de nuestra corte, de donde sin violencia se infiere, que no sería de poca estima la clara estirpe, que merecía a su dueño la confianza de tales cargos, además de ser común adagio en aquel tiempo”.[6]

 

Quintana, en Grandeza de Madrid, folio 283, nos dice: “Los Vargas son gavilanes por la nobleza que se le atribuye al gavilán, y lo dilatada de esa familia; siendo constante que pusieron con sus hazañas la corona sobre las sienes del rey don Alon­so, quien piadosamente mostró su generosidad dándose por bien servido, y señalándoles tierras,  así en Toledo al hermano segundo, que hizo allí su asiento después de las guerras, como al mayor y tercero que se quedaron en Madrid, de quienes fue sucesor el memorable Iván de Vargas, de cuyos padres y hacienda se trata en este documento, habiendo obtenido algunos testimonios importantes que aquí se van a tratar de las informaciones que llevaron a cabo una serie de personas para la canonización de nuestro celestial protector San Isidro, patrón de Madrid (fue beatificado en 1619 por Paulo V y canonizado por Gregorio XV (1622)), por haber sido el referido Iván de Vargas, hombre dichoso en haberle cultivado sus tierras este celestial labrador, el cual tributó muchos beneficios que no solo se reconocían en las crecidas cosechas sino en repetidos milagros”.[7]

Continúa el documento: “Iván de Vargas tuvo con su mujer Nufla dos hijos y una hija, doña María de Vargas que fue a la que resucitó San Isidro. El mayor de los hijos fue Fernán Sánchez de Vargas que quedó a vivir en Madrid de quien fue sucesor Sancho Fernández de Vargas, uno de sus hijos, cuya hacienda recayó en doña María de Vargas hija de Fernán Sánchez de Vargas, de ésta pasó a don Nuño Sánchez de Vargas, que lo había sido de los bienes del primer hijo de Iván de Vargas. El citado don Nuño casó con doña Mayor Alfonso Mexia, y tuvieron a Diego de Vargas, vasallo del rey y regidor de Madrid por el año 1448, quien reedificó hacia el año 1455 la capilla de los Vargas[8], que es la primera del lado del Evangelio en la capilla mayor del convento de N. P. San Francisco donde yace[9] con su mujer, y tiene epitafio, y es tan antigua que dicen que el mismo santo señaló el sitio para su fábrica a uno de sus ascendientes para que la hiciese”.

El referido Diego de Vargas fue un caballero muy valeroso, sirvió al rey don Juan II en la batalla de Olmedo y mandó por una cédula suya a Ruy Díaz de Mendoza[10] acuda con la gente que pidiese Diego de Vargas, corregidor de Toro, de quien hizo gran confianza. La misma tuvo con el rey don Enrique IV, y así en su nombre tuvo la vigilancia de la torre y puerta de moros de esta villa de Madrid, cuando los grandes de Castilla estaban divididos en bandos, siguiendo unos la voz del infante don Alonso, y otros la de Su Alteza.

Posteriormente, Su Alteza se la entregó a Francisco Luzón, regidor de Madrid, a quien por el año 1471 decidió de nuevo se la devolviese a Diego de Vargas por Real Cédula que es la siguiente:

 

Francisco de Luzón, mi regidor de la noble villa de Madrid, ya sabéis como yo envié mandar a Juan de Luján y a Diego de Vargas que vos entregasen la puerta de moros que ellos tenían para que vos la tobiessedes por mi mandado, quanto mi voluntad fuese; agora por algunas cosas que cumplen a mi servicio, yo vos mando que luego sin alguna dilación tomedes la dicha puerta e torre a Diego de Vargas, para que la el tenga, porque así se cumple a mi servio en libre y pacífico estado de la villa, e non fagades otra cosa so pena de privación de vuestros oficios e confiscación de vuestros bienes. Fecha a 18 de febrero del 71. Yo el Rey. Por mandado del Rey, Juan de Oviedo”.

 

El referido don Diego de Vargas se casó con doña María Alfonso de Medina y Velasco[11], y tuvieron a Diego de Vargas “el cojo”, y al licenciado Francisco de Vargas. El padre renunció[12] en el citado hijo mayor Diego de Vargas el regimiento de Madrid con facultad del rey don Enrique, y tomó él la posesión en tiempos de los Reyes Católicos, como consta en una cédula del año 1481, el cual se halla en los Padrones de la Parroquia de San Pedro. Se casó con doña Constanza de Vivero, hija de Pedro de Vivero y de doña Inés Zapata, tuvieron siete hijos: Francisco de Vargas, Diego de Vargas, Gabriel de Vivero, Rodrigo de Vargas, Juan Zapata y Pedro de Vivero y Francisca de Vargas.

El mayor de los dichos siete hijos fue Francisco de Vargas, paje de la Reyna Católica, y del serenísimo príncipe don Juan, veedor general de la gente de guerra de los Reyes Católicos, regidor de Madrid y alcayde de sus alcázares. Defendiéndolos a él y a su mujer[13] en tiempo de las alteraciones de Castilla, su mujer se llamaba doña María de Lago, hija de don Juan Lago y de doña Catalina de Coalla.

Tuvieron por hijo a don Diego de Vargas, paje del emperador Carlos V, como consta en su Real Cédula del año 1520, fue corregidor de Valladolid y se casó con doña Elvira Bernardo de Quirós, y tuvieron a don Francisco de Vargas, que fue caballero de la Orden de Santiago, murió en Nápoles visitando los caballeros de su Orden por mandato de Felipe II, se casó con doña Luisa Negrón y tuvieron a don Diego de Vargas, que fue caballero de la Orden de Calatrava, gentil-hombre en boca del archiduque Alberto, sirvió en las galeras de España, en las Armadas del Adelantado y en Flandes en la caballería ligera, se casó con doña María de Chaves y habiendo muerto sin sucesión, recayó esta casa de Vargas en su hermana Pérez de Peñalosa, vecina de la villa de Móstoles, donde falleció también sin haber tenido hijos. En el 30 de enero de laño de 1681 se extinguió la descendencia y sucesión legítima del referido Francisco de Vargas Vivero, entrando al goce y posesión de todos los mayorazgos, sus agregados y demás derechos (que poseían los referidos como tronco de la casa de los Vargas de Madrid) los descendientes del hijo segundo del mencionado Diego de Vargas y doña Constanza Vivero, su mujer, llamado también como su padre.

El licenciado Diego de Vargas que sirvió al rey muchos años y después fue Corregidor de Vizcaya, se casó con doña Catalina de Luján, hija de Pedro de Luján y de doña Mencía de Lago y tuvieron a don Lorenzo de Vargas y Luján, caballero Procurador de la Orden de Santiago, capitán de infantería, que después de haber servido algunos años al rey se casó con su prima hermana doña Juana de Sotomayor y tuvieron a don Lorenzo de Vargas, caballero de la Orden de Santiago, que sirvió al rey cincuenta años, empezando en las galeras de Nápoles, pasando por otros muchos cargos que se haría extensísimo el nombrarlos, se casó con doña Antonia Ponce de León de la Excma. Casa de los Señores Duques de Arcos, y tuvieron a don Alonso de Vargas.

Don Alonso de Vargas y Ponce de León, fue caballero de la Orden de Santiago, estuvo al servicio de la reyna Isabel de Borbón, desde el 8 de mayo del 1633 hasta el 10 de enero de 1641, en cuyo día le ciñó espada el marqués de Santa Cruz, mayordomo mayor de Su Majestad para salir a servir a una compañía de infantería; después fue capitán de caballos corazas, y habiendo servido muchos años en España pasó a las Indias con un gobierno donde murió; se había casado con doña María Margarita de Contreras y tuvieron entre otros hijos a don Diego Vargas Zapata y Luján Ponce de León, Marqués de la Nava de Barcinas, gobernador, conquistador y pacificador y capitán general que fue del Nuevo México, cuya conquista hizo a su costa habiendo reducido a nuestra Santa Fe y al dominio de nuestro Católico monarca la villa de Santa Fe y doce pueblos de esta villa divididos en más de seiscientas leguas, bautizándose por entonces 2.214 personas de todas edades. Murió en el año 1704 en una campaña, en el sitio de Bernalillo. Se casó con doña Beatriz Pimentel de Prado, hija de don Juan Pimentel (vecino de la villa de Torrelaguna y deudo muy cercano del Conde de Benavente) y doña Isabel Olazábal, su legítima mujer. Los dichos Diego y Beatriz, tuvieron entre otros hijos varones, que murieron sin tomar estado, a doña Isabel María de Vargas y Pimentel, marquesa de la Nava de Barcinas, como legítima sucesora y heredera de la casa de su padre, don Diego de Vargas, por la muerte de dos hijos varones, la hija mayor doña Isabel se casó con don Ignacio López de Zárate, marqués de Villanueva de la Sagra, caballero de la Orden de Santiago, del Consejo de Su Majestad el Rey de Castilla, Regente Provincial de Nápoles, Gobernador de Capua; y tuvieron por hijo a don Diego Joseph López de Zárate Vargas y Pimentel, marqués de Villanueva de la Sagra y de la Nava de Barcinas, capitán de infantería, agregado del Estado Mayor de Cádiz, y Alférez en las Reales Guardias de Infantería Española de Su Majestad, casó tres veces, con doña Mariana de Morales, de quien no le quedó sucesión; la segunda con doña Juana Joseph Ignacia de Ubilla, de la cual tuvo a María Francisca de los Ángeles (que es marquesa de Santa Sabina por su madre), y la tercera mujer fue doña Gertrudis Joseph Gaytan y Medina, de quien tuvo cuatro hijos: don Antonio María, don Ignacio Joachín, don Pedro Pablo y doña María López de Zárate Vargas y Gaitán, siendo de inmediato sucesora legítima del referido marqués de Villanueva el expresado.

Así queda explicada la genealogía de la casa de Vargas de Madrid que en el momento de redactarse este documento, en el año 1740, vivía el referido marqués de Villanueva.

Este documento se elaboró con el fin de despejar una serie de equivocaciones que había publicado don Luis de Salazar en su Historia de la casa de Lara, diciendo en el Tomo I, capítulo 15, fol. 592 lo siguiente: “La casa de Vargas la gozan los condes de Casarrubias, llevando a cabo su estudio genealógico del siguiente modo. Diego de Vargas, vasallo del rey, Regidor de Madrid, en 1473, y Alcayde de la Puerta de Moros; casó con doña María de Medina, con quien yace en su capilla de San Francisco donde tiene epitafio y procrearon entre otros hijos a don Diego de Vargas, que heredó su casa por quien la gozan los condes de Casarrubias, sus descendientes, y a Francisco de Vargas, de los Consejos de Castilla, Cámara y Hacienda de los RR. CC. y emperador Carlos Quinto, contador mayor de cuentas y alcayde de Truxillo”.

El fallo estuvo en no tener presente los papeles del marqués de Villanueva, que fue octavo nieto de los referidos Diego y María de Medina. Don Luis de Salazar, de su propia mano, en el tomo 10, fol. 22 de la “Historia de la casa de Lara”, expone ya bien la sucesión en la persona del marqués de Villanueva, relación que averiguó después de haber impreso y dado a luz el primer tomo de su obra. Lo averiguó por los hábitos de Santiago que tuvieron todos los abuelos del marqués de Villanueva sucesivamente desde don Lorenzo de Vargas y Luján, caballero Procurador de la Orden de Santiago.

La capilla de los Vargas, sita en el convento de San Francisco de Madrid, en la que las mismas piedras están publicando su derecho con once bultos que por sus letreros explican sus representaciones así:

A los dos lados del Altar hay dos de rodillas que son: Diego de Vargas y Dª María de Medina, su mujer.

      Después, de medio cuerpo, por el lado del Evangelio inmediatos al bulto de Diego de Vargas, su hijo mayor: Diego de Vargas y Dª Constanza de Vivero, ambos en una medalla, después sus siete hijos de este modo: Francisco Vargas, Pedro de Vivero (clérigo), el licenciado Diego de Vargas, Juan Zapata, Rodrigo de Vargas, Dª Francisca de Vargas y don Gabriel de Vivero (que murió sin línea)”.

 

      Y asimismo disfruta el dicho marqués de Villanueva de ser el único pariente mayor y cabeza de la ilustrísima y antiquísima casa de los Vargas de Madrid, como sucesor por línea recta en la forma dicha del hermano mayor de los tres hermanos, y primeros Vargas, que vinieron con el rey don Alonso el sexto a la conquista de Toledo y Madrid (que entonces era uno de los muchos lugares de dicho reyno), que se entregó al citado rey don Alonso hacia el año 1083 como aseguran todos los historiadores, ya citados. Es importante anotar que las estatuas de los Vargas de la capilla que tenían en el Convento de San Francisco el Grande de Madrid, están en la actualidad[14]  en el depósito municipal de Madrid. El templo gótico en el que estuvieron los sepulcros de don Enrique IV y doña Juana, y de famosos próceres como los Lujanes, los Vargas y Ruy González de Clavijote; se renovó para erigir en su lugar el que ahora existe.

Para terminar, voy a exponer una relación de hombres importantes en la historia de España, con el apellido Vargas, cuyas memorables hazañas y distinguidos talentos en todas las profesiones hace presente siempre su eterna fama, todos ellos provienen de este fecundo tronco de la Casa Vargas de Madrid y en relación con Extremadura vamos a pasar a conocer la procedencia del obispo de Plasencia don Gutierre de Vargas y Carvajal.

El referido don Francisco de Vargas, fundador[15], que fue de los Consejos de Castilla, Cámara y Hacienda de los Reyes Católicos y emperador Carlos V, Contador Mayor de Cuentas y Alcaide de Truxillo[16], Tesorero General, Chanciller de Castilla. Reedificó por el año 1510 por el mucho amor que tuvo a sus padres la capilla de estos en San Francisco de Madrid. Falleció en el año 1524 como aparece en el epitafio en la capilla del obispo, sita en San Andrés. Casó con doña Inés de Carvajal, natural de Plasencia (1523-1559). Marca la época más gloriosa del Obispado. Asistió al Concilio de Trento. Durante su Obispado y bajo su auspicio se alzaron y ampliaron muchas de nuestras iglesias más importantes y grandiosas (San Martín, Santa María la Mayor, Trujillo; y las parroquias de Jaraicejo, Guareña, Garciaz, Berzocana, Cuacos, Monroy, a estas hay que sumar las obras en la misma catedral placentina).

Fue un hombre importante en su tiempo, en opinión de Fray Alonso Fdez.: “Muy inteligente en el arte de la Arquitectura, a que los grandes señores son comúnmente aficionados; y, así hay en el obispado de Plasencia edificados muchos templos y muy hermosos, aún en lugares pequeños con las armas del obispo[17].

Carmelo Solís, nos ofrece muchas referencias del citado obispo en su trabajo sobre el cantero trujillano Sancho de Cabrera. Gran confianza tenía el obispo en el citado maestro trujillano ya que casi todas las obras que se hicieron bajo su Obispado, las realizó él.

Don Gutierre de Vargas y Carvajal falleció en Jaraicejo, señorío de los obispos placentinos[18], el 27 de abril de 1559. Su cuerpo reposa en la iglesia de San Andrés, en un fastuoso sepulcro realizado posiblemente por el palentino Francisco Giralte, que también realizó el retablo mayor de la citada iglesia. Los sepulcros son de estilo plateresco, de alabastro.

Junto a la estatua orante del obispo Gutierre de Vargas, están una serie de personajes entre los cuales podemos destacar al licenciado Barragán que fue capellán mayor de la capilla. En la misma iglesia están las estatuas orantes de don Francisco de Vargas y de doña Inés de Carvajal, padres del obispo.

El Illmo. Sr. Don Alonso de Vargas y Toledo, natural de dicha ciudad, religioso agustino, y Obispo de Badajoz y de Osma, y Arzobispo de Sevilla donde murió el 27 de diciembre del año 1300.

Otros con el apellido Vargas que aquí no se dan cuenta son ramas transversales procedentes del primitivo origen del linaje de los Vargas, que aquí queda estudiado.

Y otros muchos caballeros con el apellido Vargas que al no aparecer relación con Extremadura en las fuentes consultadas no hablo de ellos por no alargarme, son: Diego Pérez de Vargas, destacado en la conquista de Orán; el bienaventurado mártir, Martín de Vargas, sirvió en la conquista de África, fue hecho prisionero y padeció martirio y por no querer renegar de nuestra Fe Católica le mataron; el Illmo. Sr. Gonzalo de Mena y Vargas, obispo de Calahorra y Burgos y Arzobispo de Sevilla; el Illmo. Sr. D. Diego de Vargas, obispo de Provenza, en Italia, etc


[1] FERRANDO ROIG, JUAN: “Iconografía de los santos”. Ed. Omega, S.A. Barcelona, 1950. Págs.142 y 143.

[2] MUÑOZ DE SAN PEDRO, M: “Crónicas Trujillanas del Siglo XVI”. 1952, pp. 323 y ss.

[3] LÓPEZ SANCHO, Lorenzo: “Madrid”. Everest, León. 1979, pág. 36.

[4] DE POZA, Andrés: “Libro del antiguo lenguaje de España”. Cap. 10.

[5] DE COVARRUBIAS, Sebastián: “Tesoro de la Lengua Castellana”. Palabra Vargas.

[6] QUINTANA: “Grandeza de Madrid”. Fol. 283.

[7] Juan Diácono Marineo Siculo, Fr. Juan de Marieta, Alonso de Villegas, Padre Juan Gutiérrez, y otros, …Son los que realizaron el informe para la canonización de San Isidro, que tuvo lugar el año 1622 por Gregorio XV.

[8] QUINTANA: op.cit. Libro 2, fol. 283 v.

[9] SALAZAR: “Historia de la casa de Lara”. Tomo I, cap. 15, pág. 592.

[10] QUINTANA: “Grandezas de Madrid”. Libro 2, fol. 282.

[11] SALAZAR: op. cit. Tomo I, cap. 15, fol. 592.

[12] QUINTANA: op. cit. Libro II, fol 289 v.

[13] IBIDEN. Libro II, cap. 99.

[14] Agradezco a Matilde Muro Castillo las informaciones sobre la localización actual de las estatuas de los Vargas en Madrid.

[15] SALAZAR: op. cit. Tomo I, cap. 15, fol. 592.

[16] QUINTANA: op. cit. Libro II, fol. 285.

[17] Fr. Alonso Fernández: “Historia y Anales de Plasencia” (1622). Edición F.E.T. y J.O.N.S. Cáceres, 1952.

[18] SOLÍS RODRÍGUEZ, Carmelo: “El arquitecto trujillano Sancho de Cabrera (1500-1574)”. Actas del V Congreso de Es. Ext. Badajoz, 1976.

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