Oct 012007
 

Juan Carlos Rodríguez Arroyo.

Introducción.

«Ocurrió que un acebano se propuso reducir a la pobreza evangélica nada más y nada menos que a don Jacinto Benavente, archifamoso de la época con su Premio Nóbel a cuestas, despojándole de cuantos objetos valiosos y de poco volumen poseía, joyas principalmente. Pero don Jacinto no estaba por la labor de seguir, forzosamente, los caminos del Señor. Así que denunció ante la policía el despojo del cual había sido objeto.

Las sospechas recayeron desde el comienzo en nuestro paisano, mal sirviente del escritor. Así que la policía llegó a Acebo; buscó y rebuscó en la casa del presunto ladrón y no encontró nada. Agotada su paciencia empleó los métodos persuasivos de la época y el presunto ladrón cantó lo que sabía. Las joyas enterradas en un lugar de Jálama. Don Jacinto se había salvado de la pobreza.

El malafactor de Benavente estuvo unos años en la cárcel. Se benefició de los indultos dados por la República y regresó a su pueblo natal.

Por esta época, la convivencia en Acebo se había ido degradando con los enfrentamientos entre socialistas y cedistas. En todo follón que se organizaba allí estaba haciendo uso de la violencia más sin sentido el expresidiario. Cuando comenzó la guerra incivil fue uno de los que sufrieron aquellos vergonzosos paseos que acababan con un tiro en la nuca y un cadáver arrojado a cualquier cuneta o las aguas del Tajo       

 

Esta fue la primera vez que escuché hablar de Cachana, justo cuando terminé de leer el libro de Domingo Domené (Historia de los Hombres y Pueblos de Sierra de Gata, Villamiel 1991).

No recuerdo si anteriormente había oído ese nombre entre las gentes de Acebo, o en las múltiples conversaciones que había mantenido con mis padres a lo largo de mis 37 años; lo cierto es que cuando me puse manos a la obra para escribir el libro (Descubriendo Acebo, Perspectiva Histórica y Socioeconómica de un Municipio de la Sierra de Gata, Madrid 1999 ) y llegué al capítulo de la Guerra Civil nadie me mencionó a este personaje, bien cierto es que la familia se ha encargado de mantener en secreto toda su historia, y que en Acebo como en otras partes de España ese conflicto civil y la represión posterior es tabú; tanto entre los que padecieron sus consecuencias, como entre aquellos que cometieron ciertos actos de gran indignidad humana contra sus semejantes . Es por ello que por mucho que algunos quieran hoy en día darles un entierro como se merecen a ciertos muertos y aunque se sepa donde yacen sus restos es totalmente imposible darles la  sepultura moral que les corresponde; ya que en unos casos sus familiares y en otros la propia sociedad se niegan a reconocer los hechos que derivaron en asesinatos a sangre fría, como el que se perpetró contra Vidal Fernández Fernández  “ Cachana”.

Durante estos ocho años que llevo con esta historia entre mis manos la he dejado y retomado en múltiples ocasiones, la primera vez fue cuando intenté buscar datos en el seno de su propia familia;  en ese momento mi madre me aconsejó dejarlo, ya que ese era un tema muy delicado donde las heridas no habían cicatrizado aún.

Me dio mucho que pensar y lo abandoné durante un tiempo pero la historia de este personaje, mitad bandolero, y mitad justiciero me quemaba entre las manos y fue entonces cuando decidí acudir a un familiar suyo al que conocía desde hacia tiempo (su sobrino) y al cuál su madre en recuerdo de su hermano le había puesto el mismo nombre. Le solicité la información que pudiese tener y sobre todo si me podía proporcionar algún retrato que tuviese de su tío, pero éste me respondió de una forma un tanto contrariada y en seguida se puso a la defensiva negándome el retrato que aseguraba tener en su poder.

Esa fue la segunda ocasión y la más larga en la que se produjo el abandono de la investigación de esta historia. Volví a recurrir a Domingo Domené para ver si él tenía más datos, pero me comentó que él los hechos los conocía por un párroco del municipio salmantino de El Payo, y que éste ya estaba fallecido.

Mientras tanto pude leer en un viaje a Acebo (Cáceres) en un autobús de la compañía AUTORES “Soldados de Salamina” si esa historia era interesante la de “Cachana” sobrepasaba los límites de lo anecdótico. Aunque, tengo que decirlo y es que el fin de esta investigación no busca el revanchismo político, ni tan siquiera quedar por encima de ningún otro trabajo literario, sino investigar la historia de un personaje y su posible influencia en la obra de nuestro premio Nóbel Jacinto Benavente.

Aunque algunos puedan interpretar este objeto de investigación como pretencioso; lo cierto es que cuando me puse manos a la obra y comencé a leer algunas biografías de este autor teatral eran numerosos los estudiosos de su obra que reconocían que una parte muy desconocida del trabajo literario de Benavente era la de su etapa teatral ambientada en temas rurales, así como la correspondiente a la época de la Segunda República y la Guerra Civil.

Poco a poco iba recopilando datos entre los vecinos más longevos de Acebo, casi siempre en los bares y después de haber bebido numerosos chatos de vino de pitarra. A medida que esos datos se iban acumulando, más interesante se volvía el personaje de Cachana.

En una de mis numerosas estancias en Acebo, conseguí, después de buscar durante dos días libro por libro en el Archivo Municipal, la partida de nacimiento (ANEXO1) . Pero el gran problema con el que me encontraba era que en el trabajo de Domingo no se especificaba la fecha del juicio en el que se declaró culpable a nuestro personaje. Por más intentos de encontrarlo a través de la prensa microfilmada del diario ABC que se conservaba en la Biblioteca Nacional no había manera. Por este motivo decidí seguir el consejo de uno de los socios de la Librería Tierra de Fuego (calle del pez, Madrid), solicitar la ayuda de Dº Santiago Castelo (Subdirector del ABC). Cierto es que pensaba que al ser una persona tan ocupada no creía que tuviese muchas posibilidades de éxito, pero la respuesta no se hizo esperar, y no sin un gran éxito, ya que Dº Santiago Castelo me proporcionó los artículos publicados entre 1931 y 1933 de los hechos que le comentaba.

A ello podía unir la documentación que me proporcionó Dº Francisco Oropesa después de una conversación durante unas vaquillas que habíamos “corrido”en la localidad cacereña de Villasbuenas de Gata. En esas fotocopias, éste último, me aportaba un pasaje del libro “Concierto Ocarina” de Jesús Alviz (ANEXO 2) donde se ponía de manifiesto que este autor extremeño también había tratado la historia de este personaje, ya que posteriormente pude enterarme que tenía algún vínculo familiar con él, y que estaba apasionado por la posible relación sentimental que pudieron mantener Vidal Fernández y Jacinto Benavente.

No me di por vencido ante la negativa del sobrino de Cachana a proporcionarme esa foto de su tío, por lo que aproveché la amistad de mi hermano con otro familiar de este represaliado para solicitársela, éste se mostró dispuesto en un principio. Pero en cuanto se lo comentó a su padre de nuevo se me cerraron las puertas, por lo que definitivamente decidí prescindir de esa foto; aunque no de investigar y de escribir esta historia. Cuanto más avanzaba, más patente creía que se hacía la hipótesis de mi estudio; y no porque al principio, como creía, la ciudad imaginaria creada por Jacinto Benavente de Moraleda, donde ambientaba muchas de sus obras teatrales rurales, se podía corresponder con Moraleja. Y que Aldeancabo era una forma encriptada de mencionar Acebo; sino porque Jacinto Benavente era un hombre de ciudad de origen burgués que desconocía totalmente la vida del campo español, y que para poder escribir sus obras teatrales ambientadas en temas rurales necesitaba empaparse de la vida del campesina. Para algunos especialistas en la obra de este autor sus conocimientos sobre el campo y la sociedad rural española los achacan a sus estancias en el municipio toledano de  Aldeaencabo.

Yo no lo niego, pero estoy convencido de que Vidal Fernández Fernández contribuyó de una forma consciente o inconsciente en la obra literaria del Nóbel. Quizás la hipotética contratación como sirviente en la casa de Don Jacinto únicamente se debió al interés por parte de éste en la aportación que ése personaje le podía ofrecer ¿Lo utilizó, sin que Cachana inicialmente lo sospechase?, o como ha mantenido Jesús Alviz ¿Ambos personajes mantuvieron una relación amorosa? Son muchísimas las personas que achacan a Benavente una supuesta homosexualidad que nadie ha conseguido demostrar, y cuya única base es la ambigüedad con la que trató este tema en obras como “De muy Buena Familia”, marzo de 1931, y ciertas entrevistas en las que no definió de forma clara su condición sexual.

 

PREMISAS

Partimos de unas premisas para desarrollar la investigación sobre este personaje al que se le atribuyen hechos y actuaciones que fueron decisivas en la vida de ciertas personas, y en sucesos acaecidos en determinados lugares:

 

 

1.- Vidal era el sirviente de Jacinto Benavente.

2.- Vidal y Jacinto Benavente eran amantes.

3.- Fue el autor del robo sufrido por Jacinto Benavente.

4.- Pudo influir en la obra literaria de nuestro premio Nóbel

5.- Fue excarcelado con motivo de una amnistía durante uno de los gobiernos republicanos de la década de los 30.

6.- Participó activamente en las movilizaciones obreras de la década de los 30 en Acebo

7.- Fue asesinado en Sancti Spiritu (Salamanca)

 

 

CACHANA, BENAVENTE Y SU

CONTEXTO HISTÓRICO

 

 

Jacinto Benavente nació en una familia acomodada el 12 de agosto de 1866, su padre era el doctor Mariano Benavente y su Madre se llamaba Venancia Martínez.

En 1868 debido a una serie de escándalos económicos, en los que estaban envueltos el marques de Salamanca y algunos miembros de la familia real, motivó que la sociedad española se echase a la calle y derribase la monarquía con la revolución conocida con el nombre de Gloriosa.

Por tanto podemos decir que Benavente nace en un periodo revolucionario y durante un claro y contundente cambio de gobierno; tan claro, contundente y violento como serían los cambios de gobierno que viviría a lo largo de toda su vida y especialmente al final de la misma.

La nueva monarquía pasaría a estar representada a partir de ese instante por Amadeo I. Gobernante que no sabría dar respuesta a las demandas de las clases y sectores populares, mientras que un nuevo programa de desamortizaciones se vislumbraba en el horizonte económico y social español, que no haría otra cosa que tensionar aún más una estructura económica eminentemente agrícola

Eran tiempos difíciles en Extremadura, la puesta en marcha a nivel nacional de una desamortización llevada a cabo contra los bienes de la Iglesia, de las órdenes militares y comunales propició la aparición de los llamados caciques; los cuales se apoderaron mediante subastas amañadas de buena parte de estas tierras e inmuebles; lo cual empobrecería aún más al campesinado. Por tanto, lo que en un principio estaba enfocado como una forma de distribución de tierras entre el campesinado más humilde y el saneamiento de la hacienda pública, tan sólo sirvió para enriquecer a unas clases medias y aristocráticas y para sojuzgar y someter a los caprichos de una clase cunera y absentista a la gran inmensidad de la sociedad extremeña. En concreto en Acebo se sacó a subasta pública el convento de las religiosas de Santa Clara y el de los monjes franciscanos de Santiago.

En 1873 Amadeo I abdica y abandona el país proclamándose la primera República bajo la inspiración de Pi y Margall con su federalismo autonómico, que derivaría en los distintos casos de cantonalismo que asolaron el territorio español y que tuvo su máxima expresión en Cartagena, aunque en Extremadura se dieron situaciones bastantes llamativas entre algunas localidades.

En 1874 se había declarado a Alfonso XII Rey de España con cierto disgusto de Cánovas que prefería una vía menos “tradicional” para el cambio. Esta Restauración había sido aceptada de un modo general excepto por republicanos y carlistas.

La ideología dominante seguía siendo la agraria tradicional sustentada por una oligarquía terrateniente a la que se aliaba la financiera. Los monárquicos Borbones no habían parado de presionar ni un solo instante desde su destronamiento a Isabel II, insistiéndola en que abdicara en su hijo, objetivo que conseguirían en la fecha indicada anteriormente.

Cánovas sería el que asumiría plenos poderes y recomendaría a Alfonso XII que cursase estudios en el colegio Sandhurst para aprender la práctica parlamentaria inglesa, sugiriéndole la firma del manifiesto del mismo nombre. Pretendía desde el principio este líder integrar a todos aquellos vencederos y vencidos para que aceptasen la monarquía y un sistema parlamentario como el que existía en otros países europeos por aquella época, incluso a aquellos que destronaron a la reina Isabel. Éste constituiría el Ministerio de Regencia hasta que llegase Alfonso XII.

En 1876 se proclamaría la Constitución. Durante cierto tiempo existió un acuerdo entre Cánovas y Sagasta para la alternancia política, pero esto lo que provocó fue una división por una falta de información entre la España real y la oficial; así se va produciendo una sucesión de gobiernos de coalición y de concentración que poco a poco van poniendo en peligro los primeros años de gobierno de Alfonso XIII: “ crisis orientales”, pérdidas de los territorios de ultramar, las escaramuzas en el norte de África, y los crecientes movimientos obreros que se iban radicalizando a medida que las demandas sociales no eran atendidas. Uno de los grandes fracasos de los sistemas políticos de la Europa de finales del siglo XIX y del siglo XX fue el hecho de no articular un sistema adecuado para la incorporación al parlamentarismo de las grandes masas obreras, ello derivaría en la aparición de los grandes totalitarismos del siglo XX.

Debido a estos problemas la única forma de poder controlar el voto de las grandes masas campesinas y obreras, las cuales obtendrían su derecho al voto mediante el sufragio universal de 1891, era a través de un sistema casi feudal como el caciquil. Este sistema servil se articulaba con el político de Madrid, el cacique de cada comarca, el Gobernador Civil en cada capital de provincia, el obispo y el que cerraba el círculo era el capitán General.

En esta situación podemos entender fácilmente que la gran masa campesina vivía alienada siendo caldo de cultivo para la expansión de las nuevas teorías a favor de la mejora de las condiciones de vida, así como del reparto de la tierra.

A las cinco de la tarde del día 18 de Noviembre de 1891 en uno de los muchos chajurdones que salpicaban por aquel entonces el campo extremeño, y en concreto la localidad cacereña de Acebo, nacería Vidal Fernández Fernández (Cachana); el mismo año en que se estrenaba el Sufragio Universal y que pondría de manifiesto la gran fuerza que podría tener un coyuntural bloque republicano.

Hijo de Bernardino Fernández Ramada y de Santiaga Fernández Martín, según consta en la partida de nacimiento, el futuro que le esperaba a Vidal era el de cualquier descendiente de jornaleros y pequeños agricultores. En un entorno socioeconómico nacional y regional mayoritariamente agrícola las personas como Vidal ya venían con su destino marcado antes de nacer, seguir siendo jornaleros, como lo habían sido sus padres, siempre y cuando hubiese trabajo. A finales del siglo XIX y durante buena parte de principios del XX uno de los grandes problemas de la población campesina era la falta de empleo; y el poco que había era controlado y gestionado como arma de presión contra las movilizaciones campesinas por los grandes propietarios de tierras y por una burguesía emergente que dominaba el poder político y económico. Sobre todo después de las grandes desamortizaciones que les permitieron quedarse con la mayor parte de las tierras comunales y eclesiásticas.

Una de las hipótesis que podríamos barajar para que un joven Vidal se decidiese a abandonar Acebo y trasladarse a una ciudad como Madrid, que por aquel entonces era una urbe donde el trabajo existente era fundamentalmente burocrático y de servicios, sería esa carestía de trabajo que en muchos casos impedía que un jornalero trabajase de una forma continuada los 365 días del año.

Muy distinta era la vida en las grandes ciudades y sobre todo si se había nacido en el seno de una familia acomodada como la de Jacinto Benavente. Éste hasta 1892 había estado estudiando; primero en una escuela municipal de la calle León en el colegio Santo Ángel de la Guarda y en el de San José, más tarde pasaría al Instituto de San Isidro para completar sus estudios de bachillerato.

Durante este tiempo tiene la oportunidad de ir conociendo a gran cantidad de personajes del mundo del teatro, así como a escritores que solían ser asiduos de la consulta de su padre.

En 1881 inició sus estudios de ingeniero que rápidamente cambió por los de derecho en la Universidad Central. Pero en 1885 muere el doctor Benavente y nuestro premio Nóbel abandona definitivamente los estudios, y de esta forma en 1892 aparecen sus primeras obras Teatro Fantástico; Versos y Cartas de Mujeres.

Estas dos personas con una diferencia de edad de 25 años y cuatro meses estaban destinadas a conocerse e incluso a algo más, según nuestro excepcional escritor Jesús Alviz. De mundos tan dispares y a tantos kilómetros de distancia parece sorprendente que el destino vincule a las personas como llegó a unir a estas dos.

Mientras tanto durante los primeros gobiernos liberales se hizo una legislación favorable en materia de derechos y libertades, así como en la cuestión social. Por otra parte se intentó dar una respuesta al problema regional mediante el mantenimiento del derecho foral, pero las demandas sociales y regionales superaban la capacidad de reacción y de respuesta del sistema. La demanda de modernización social y política crecía incesantemente, mientras el régimen quedaba  cada vez más rígido. A partir de 1898 se suceden las crisis, y después de 1917 fue una crisis continua. La UGT y la CNT comenzaron en esa fecha a movilizarse con una huelga general, al igual que algunos sectores del ejército constituyeron las llamadas Juntas de Defensa. Ante estos hechos y para poder salir de la crisis y así evitar una revolución proletaria se dio un golpe de estado llevado a cabo por el General Primo de Rivera, Capitán General  de Cataluña, el 13 de septiembre de 1923. Aceptado de inmediato por el Rey, el golpe tenía el pleno apoyo de la burguesía catalana, del ejército, la iglesia y la burguesía terrateniente.

Durante todo este tiempo Jacinto Benavente se ha ido consolidando como un gran dramaturgo estrenando alguna de sus obras teatrales más importantes de la escena teatral de la época (Los Intereses Creados, La Malquerida, Señora Ama). También ha tenido la oportunidad de realizar su primer viaje a América con María Guerrero; así como de participar en la política nacional de la mano del partido de Eduardo Dato.

En 1917 Ramón Pérez de Ayala publica su libro Máscaras en el que combate la obra de Jacinto Benavente. Pero a pesar de toda la campaña contra la obra benaventina por su marcada germanófila nuestro premio Nóbel sigue estrenando sus obras de teatro con mayor o menor éxito.

Antes de la llegada de la Dictadura de Primo de Rivera en 1922 muere su madre y  es en esta fecha cuando inicia su segundo viaje por América como director artístico de la compañía de Lola Membrives. Durante su estancia en Argentina  tiene noticia de que el premio Nóbel de ese año ha recaído en su persona. Lo recogerá más adelante de la mano del Dictador, hecho que no se lo perdonarán algunos de los intelectuales de la época.

Todos estos antecedentes me hacen sospechar que Vidal Fernández a pesar de que pudiese llevar ya bastante tiempo en una ciudad como Madrid realizando distintos trabajos, es probable que hasta el regreso del viaje de América, en el año 1923, y con posterioridad a la muerte de doña Venancia, la madre de Jacinto Benavente, no entrase al servicio de nuestro dramaturgo.

El tipo de relación que pudieron mantener nuestros personajes parece ser, según Jesús Alviz, que fue algo más que una relación entre un criado y un  patrón, incluso llegó a asegurar que Cachana era quien mandaba en su casa, decidía quién entraba y quién se podía entrevistar con nuestro Nóbel.

Ciertamente creo que en este aspecto nuestro eminente escritor extremeño pudo estar equivocado, sobre todo si nos atenemos a las declaraciones que se desprenden del juicio que tuvo lugar en la Audiencia Provincial de Madrid desde 1932 a1933 (“Con las criadas, con todo el mundo, no hacías más que desacreditarme con el espionaje y preguntando quién iba y quién no iba a casa. Eres un falso, un judas y un envidioso y basta……..) En el que un demandado Jacinto Benavente se defiende de las acusaciones de injurias y calumnias interpuestas por su secretario personal Dº Ernesto Pérez Saúco a raíz de unas afirmaciones que hizo nuestro Nóbel contra su secretario con motivo del robo que tuvo lugar en la casa de Dº Ernesto, y en el que se sustrajeron unos bienes propiedad del dramaturgo que su secretario tenía en depósito. Jacinto Benavente en todo momento acusa del hurto a su secretario; es más llega a decir, según se recoge en el juicio: “Aunque tú no seas yo siempre diré que has sido tú ……”. En ningún momento menciona a Vidal Fernández, que habría sido lo lógico si  éste hubiese sido su sirviente y el que realmente mandase en casa del dramaturgo, según la tesis mantenido por Jesús Alviz.

No es la primera vez que corre el rumor de la homosexualidad de Jacinto Benavente, ya que él mismo se encargaba de mantener y estimular esos rumores en cuanto a la ambigüedad de su condición sexual; la cual podría haber quedado reflejada en su obra teatral “De muy buena familia “estrenada el 11 de marzo de 1931 en el teatro Muñoz Seca. De hecho su biógrafo Angel Lázaro comenta, según recoge en su libro Eduardo Galán, No hay una actriz que pueda jactarse de haber oído la declaración de amor del comediógrafo ni nadie ha señalado todavía a una mujer como la amante del poeta que tan admirables tipos de mujer retrata en sus comedias. Se habla insistentemente de ciertas anormalidades fisiológicas. Los rumores llegan a oídos de Jacinto Benavente, y él se encoge de hombros.

En el juicio que tuvo lugar entre Pérez Saúco y Jacinto Benavente éste último le dice a su secretario: “y no vuelvas a escribirme porque sin abrir las cartas irán a la mierda y cuidado con poner anónimos a nadie como acostumbras como toda marica enredadora, que al fin, como te dije acabarás en ladrón de la casta de Ricardito y Navarrete.

Por tanto no sabemos, sí realmente el homosexual era su secretario; como parece insinuarse en este comentario. Y tampoco sabemos el tipo de relación que pudo tener éste con Vidal Fernández,  y si la hipotética contratación de Vidal como sirviente de Benavente la pudo gestionar este personaje en base a algún tipo de interés sentimental.   

Aunque, hay autores como Francisco J. Díaz de Castro y Almudena del Olmo que nos comentan que en sus años mozos Benavente estuvo enamorado de una trapecista inglesa, La Bella Geraldine. E incluso se le llegó a atribuir la paternidad de su ahijada Rosario.

¿Qué tipo de relación pudieron mantener nuestros personajes? Vidal parece ser que era un personaje alto,  bien parecido y de constitución fuerte, según me han comentado algunos vecinos de Acebo que lo conocieron, pero ha sido imposible de corroborarlo, debido a que como he comentado anteriormente no he podido conseguir la foto que guarda la familia de éste. Aunque en una de las últimas conversaciones mantenida con uno de sus descendientes parece ser que su hermana, ya fallecida, confirmaba que era una persona con un gran atractivo físico y que la mujer de nuestro Nóbel se había enamorado de él y que le regalaba joyas y dinero, objetos que fueron objeto de la denuncia por robo interpuesta por Jacinto Benavente. Lo que desconocía esta pobre mujer era la soltería de nuestro dramaturgo.

Pero si es cierto que otra vecina de Acebo, Anastasia Arroyo,  mediante una entrevista mantenida con ella y grabada en video, me confirmó que era especialmente atractivo y educado, y que su asesinato fue una injusticia.

Mientras tanto Jacinto Benavente ya era una persona madura, bastante delgada y de una altura más bien baja, eso sí con una imagen muy cuidada y característica “bigotes mefistofélicos”; muy al contrario de la que mantenían otros intelectuales de su época, los cuales preferían darle un toque más bohemio.

Vidal además mantenía una visión izquierdista de la vida.  Algunos vecinos de Acebo aseguran que intervino en la colocación de una bomba en el metro de la puerta de Sol y que había llegado a formar parte de unas células anarquistas en Madrid; aunque no sabemos si este hecho fue antes de perpetrarse el hurto en casa de Benavente, o con posterioridad al mismo, y más concretamente entre febrero y Abril de 1934. En esta fecha en la que se discute la ley de amnistía de la República que liberaría de la cárcel a infinidad de presos políticos. Hay quienes sostienen  que muy posiblemente Cachana sería liberado con una de esas amnistías, y muy probablemente permanecería en Madrid en unos meses de gran agitación social y política donde los asesinatos, extorsiones, ajustes de cuenta y huelgas generales, previos al estallido revolucionario de Asturias del 34 configuraban el panorama habitual de la vida pública. Sin embargo por lo que se deduce de la sentencia del juicio 663-931 del 13/12/1934 a Vidal se le considera inocente del hurto, aunque se le condena como encubridor del mismo a la multa de 500 pts y al pago de la mitad de las costas causadas. Pero como se declara insolvente se le condena a un mes y un día de arresto, abonándosele todo el tiempo de la prisión provisional sufrida. Declarando extinguidas sus responsabilidades por esta causa. De esta sentencia por tanto se deduce que no fue liberado por una amnistía de la República, sino porque era declarado inocente del robo.

Empero, Jacinto Benavente era una persona más bien de derechas como así lo atestigua su inclusión en las listas del partido de Eduardo Dato y su posición a favor de Alemania en el transcurso de la Primera Guerra Mundial. Durante este periodo de tiempo desde 1923 a 1933 aproximadamente la ambigüedad política de Jacinto Benavente también se pone de manifiesto con el estreno de la obra Santa Rusia 1932; ¿Quizás fruto de la influencia de las ideas izquierdosas de Vidal Fernández?, o ¿Quizás fruto de la influencia de ese viaje que realizó a Moscú en 1929?; como algunos estudiosos de su obra han querido ver.

¿Por qué una persona como Jacinto Benavente recurriría a los servicios de un personaje como Cachana, como aseguran Domingo Domené y Jesús Alviz?; cuando seguramente podía haber encontrado cualquier criado que no procediese del campo, y con experiencia en el servicio doméstico,  además de con una trayectoria menos turbulenta.

Independientemente de la teoría de la posible relación sentimental, se me ocurre que quizás nuestro dramaturgo buscase a alguien que le pudiese describir la vida en el campo; así como las características de las personas que allí viven y eso a pesar de que son numerosos los estudiosos de su obra, en los que se atribuye la ambientación de sus dramas rurales a sus estancias en la localidad toledana de Aldeancabo.

Los personajes del teatro benaventino utilizan, según Eduardo Galán, en obras como La Malquerida modismos propios del habla campesina, palabras de registro vulgar, y en ocasiones, de la jerga labriega. Todo ello dentro de un intento de aproximación al habla campesina a través de la imitación fonética: pérdida de consonantes intervocálicas, ápocopes, aféresis y un largo etc., de fenómenos fonéticos que en época de Benavente eran habituales en los teatros. Errores sintácticos, vulgarismos fonéticos y semánticos, caracterizan el habla de sus personajes. Pero no existe un estudio pormenorizado y riguroso por parte del autor.

De La Infanzona, Eduardo Galán nos comenta: el lenguaje campesino apenas se refleja, tan sólo algún vocablo terruñero.

Pero más que una influencia en las obras teatrales ambientadas en temas rurales donde se manifiesta la influencia de Vidal Fernández es en la obra teatral “De muy buena familia”. En esta obra el Nóbel critica las amistades y las tendencias sexuales de un individuo de clase media alta que se relaciona con el mundo del hampa y con personajes de poca catadura moral. Esto podría ser una crítica velada a las amistades y tendencias sexuales que su secretario Dº Ernesto Pérez Sauco tenía en ese momento, entre las que se encontraría Vidal Fernández.

Como algo premonitorio de lo que iba a suceder, Jacinto Benavente en esta obra utiliza como hilo conductor la vida ociosa de un miembro de una familia burguesa que para mantener su ritmo de vida se vincula con personajes sin escrúpulos que no dudarán en hacerle un chantaje por un hecho que cuestionaría la reputación futura de su familia.

Jacinto Benavente le exige varias veces a su secretario que deje de enviarle anónimos  que no cederá ante ningún chantaje. Todo esto nos demuestra que existe un importante paralelismo entre esta obra estrenada en marzo de 1931 y el robo que sufre Ernesto Pérez Sauco en mayo de 1931, cuyo principal afectado es Jacinto Benavente.

El 30 de mayo de 1931, se comete un hurto en domicilio de Dº Ernesto Pérez Saúco en la calle Mayor nº 51, denunciando el hurto en la comisaría del distrito centro, haciendo constar que los perjudicados por el robo eran Dº Jacinto Benavente y Dº Pedro Clemente, la hermana del denunciante Sr. Pérez Saúco haciendo constar que lo robado ascendía a (ANEXO 3):

-102.000 pts Pérez Saúco

-31.000 pts Jacinto Benavente

-3,600 pts Pedro Clemente

– Varias alhajas de Dº Jacinto y de la hermana de Pérez Saúco.

Dº Jacinto por esas fechas se encontraba de viaje en el extranjero. Cuando se entera del robo no para de darle vueltas hasta que llega a la conclusión de que es imposible que su secretario tuviese ahorrada la cantidad de 102.000pts por lo que sospecha que ha sido víctima de una estafa en la que el cabecilla es su secretario, que en compañía de varios compinches, entre los que se encontraba Vidal y algunos agentes de la autoridad, deciden robarle las joyas y el dinero que Benavente había entregado en deposito a Dº Pérez Saúco con motivo de su viaje al exterior, y por la gran inseguridad que se vivía durante esas fechas en Madrid. Jacinto Benavente comentará como muchas personas adineradas se verán obligadas a emigrar al extranjero para evitar las persecuciones y la confiscación de sus bienes. Su secretario, buscando una coartada simuló que él también había sido victima del robo. En agosto de ese mismo año es detenido Cachana en Ciudad Rodrigo como autor material de dicho robo.

¿Cuáles pudieron ser los motivos que llevaron a estas personas a realizar dicho latrocinio?, se me ocurren varios motivos:

1.-Por el simple hecho de enriquecerse.

2.-Una venganza personal al no reconocérseles la contribución a la obra literaria del premio Nóbel.

3.-Como  venganza por una cuestión sentimental.

4.-Una venganza por ideales políticos.

Este robo guarda unas estrechas similitudes, como hemos comentado anteriormente, con la obra teatral que estrena en Marzo de 1931 “De muy buena familia”. Es realmente interesante como en ella Benavente a través de sus personajes hace una crítica  abierta a determinadas relaciones personales que mantienen personas de distintas clases sociales. Todo esto lo expresa por boca de personajes como Moisés cuando critica abiertamente las relaciones de su sobrino Manolo con ciertos amigos y el daño que esa amistad le puede provocar a él y a su familia. O cuando este personaje dice: “El muchacho que me recomendó con tanto empeño para la oficina, no quieras saber…..Los agentes que vigilan siempre a la puerta, porque, como en toda oficina de pagos y cobros , anda siempre alrededor gente maleante, nos avisaron que el tal amigo de tu hermano estaba fichado en la Dirección de Seguridad. ¿Qué te parece? ¿De dónde saca Manolo esas amistades?. Curiosamente Vidal Fernández según se desprende de la sentencia del juicio 663-931 también tenía antecedentes.

Incluso en el tema central de la obra se deja ver un intento de chantaje exactamente igual al que se desprende de algunas declaraciones de Benavente recogidas en el juicio entre éste y su secretario Ernesto Pérez Sauco por infamias en las que se dice: “Vas a hacer el puñetero favor de no molestar más o tendré que tomar una determinación seria. A parte el robo, el robo, no puedo creer en tanta imbecilidad, si no sé como has podido creer que yo podía tragarme el embrollo urdido entre muchos. Con las criadas, con todo el mundo no hacías más que desacreditarme con el espionaje y preguntando quién iba a casa. Eras un falso, un judas y un envidioso, y basta, basta porque soy capaz de ir a Madrid y soltarte dos tiros, estoy ya harto. Ya es bastante cabronada seguir dándote dinero. No decías que iba a descubrirse todo?. No se ha descubierto ni se descubrirá nunca. Y yo creeré toda mi vida que el ladrón has sido tú, tú y nadie más que tú, con el agravante de poder creer que yo soy imbécil y podía tragarme esa tontería tan mal urdida. Y no vuelvas a escribirme, porque sin abrir las cartas irán a la mierda y cuidado con poner anónimos a nadie como acostumbras ……”.

Podemos ver que existe un cierto paralelismo entre la figura de su secretario y los personajes de su obra como son el caso de Manolo, Rafael y Pepe. La figura de Benavente podría estar representada por Moisés o Enrique mientras que la de Vidal podría ser la de ese amigo anónimo que le recomienda Manolo a su tío Moisés.

Es curioso como Benavente se expresa de la misma forma y en los mismos términos contra su secretario, como se recoge más arriba (párrafo extraído del juicio) que cuando alguno de sus personajes critica la actuación de alguno de sus sirvientes ej. “La verdad inventada”  Jesusa a Romana- soplona, enredadora, cotilla, más que cotilla. Sí picazo tenías que ser para ser buena. Anda para adentro. No tienes tú la culpa , sino quien te da alas y te consiente. 

 

Los vecinos más ancianos de Acebo recuerdan la detención de Cachana por parte de los carabineros y como durante su arresto se fugó arrojándose por un precipicio próximo a la zona de la Cervigona. No debió ser muy prolongada su fuga ya que al final fue arrestado en Ciudad Rodrigo el 1 de agosto de 1931 y sometido a un interrogatorio, de los típicos de la época. Aún a pesar de ser un individuo bastante duro de pelar, las torturas hicieron mella en él, declarando donde había guardado parte de las joyas y del dinero  robado a nuestro Intelectual. Esta detención y el robo sufrido aparece recogido en la prensa de la época y más concretamente en varios artículos del diario ABC con fechas 06/06/1931, 02/08/1931, 19/02/1933, 22/02/1933, 18/11/1934 y 27/11/1934. (ANEXO 4)

Jacinto Benavente se debió conformar con la parte de los objetos que le reintegraron, pero parece ser que no fueron ni todas las joyas, ni todo el dinero que fueron objeto del latrocinio y que Cachana a pesar de las torturas conservó algo en su poder.

Según el sumario 663 de 1931 (ANEXO 5) por estafa a Dº Jacinto Benavente se dictó auto que contiene el resultado y parte dispositiva del tener literal siguiente resultando: Que de las diligencias practicadas en este sumario aparece que el día 30de mayo de 1931 Ernesto Pérez Saúco se apropió de acuerdo con Antonio Garzón Salazar y Vidal Fernández Fernández, ya procesados por esta causa , de 31.000pts y 500 marcos en metálico y alhajas tasadas pericialmente 4.208pts que tenía a su cuidado su secretario particular de Dº Jacinto Benavente a quién pertenecían el metálico y efectos y con el fin de simular la existencia de un robo de todo ello compareció en la comisaría de vigilancia del distrito centro demandando el hecho de autos como constitutivo de un delito de robo en el que se atribuyó la calidad de perjudicado juntamente con Jacinto Benavente………….Se declara procesado y sujeto a resultas a Ernesto Pérez Saúco, con el modo y forma que la ley proviene, hágasele saber instruyéndole de sus derechos y recíbasele declaración indagatoria…….lo mandó y firma el Sr. Dº Celestino Valledor y Suárez Otero, Juez Municipal el interino de Instrucción número 4 en Madrid a 13 de Diciembre de 1932.

Jacinto en todo momento culpó a su secretario y llega a decirle “ aunque se descubra mañana a los verdaderos ladrones yo siempre diré que has sido tú para perjudicarte en todo lo que pueda.

El otro juicio por injurias y calumnias entre Ernesto Pérez Saúco y Jacinto Benavente , según los recortes de prensa, duró bastante tiempo. Hasta que el 22 de febrero de 1933 se absolvió a Jacinto Benavente del delito de injurias y calumnias ya que no procedía la citada denuncia al estar imputado en el hurto su secretario Ernesto Pérez Saúco .

Durante el transcurso del mismo Cachana permaneció en prisión hasta que  según el certificado redactado por el secretario de sala de la Audiencia de Madrid Dº Joaquín Garrigues y Martínez se absuelve a Dº Ernesto Pérez Sauco por falta de prueba de culpabilidad de los delitos de hurto y estafa de que es acusado por el Ministerio Fiscal acusación particular. Y se condena a Vidal Fernández Fernández, natural de Acebo, nacido 18/11/1891, hijo de Bernardino y de Santiaga, y de profesión sirviente, con instrucción, y con antecedentes penales, a la pena de quinientas pesetas de multa y al pago de la mitad de las costas causadas por un delito de encubrimiento de robo. El 13 de diciembre de 1934 se declaran extinguidas las responsabilidades de Vidal por esta causa y se ordena  la entrega de las joyas y el dinero a Benavente, aunque hasta 1935 no se le entregará todo. Es más desde Madrid se ordenará al juez municipal de Acebo, que curiosamente se corresponde con el personaje sospechoso de la delación, que se encargue de que Vidal pague la cantidad a la que le obliga el juzgado (ANEXO 6).

No sabemos si es a raíz de esta intervención por parte de este juez municipal cuando comienza la animadversión entre ambos que derivaría supuestamente en esa orden o acusación que posteriormente acabaría con la vida de Vidal.

El regreso a Acebo no fue como el de una personada marcada por un delito, muy al contrario durante el tiempo que estuvo en Madrid se fue refinando en sus modales y adoptó la apariencia de un burgués de provincias, incluso con el mismo estilo de vida, marcada por el ocio y el hedonismo.

La situación personal de Jacinto Benavente en la década de los treinta era precaria al igual que la situación de España, la cual sufriría unos cambios muy radicales: Disolución de la compañía de Jesús, laicidad de la educación, legalización del divorcio, autonomía catalana y reforma agraria.

Esta situación personal se había venido agravando debido a su antirepublicanismo y su conservadora forma de pensar. Esa situación tan precaria es la que le lleva a acusar a los dirigentes republicanos de intervenir su correspondencia con sus amigos y de no hacer nada para evitar los altercados en sus representaciones teatrales. Como ejemplo puede valer la carta que le envía a Dº Jesús Gabaldón en la que le dice: “ Dígale a a la Sra. López Heredia que no cuente con la obra y menos para el teatro Muñoz Seca, en donde se ha perpetrado el robo cometido por mi secretario, en donde no pienso poner más los pies, porque aquello es una cueva de putas y ladrones, de donde salen ahora las noticias del descubrimiento del robo para despistar”.

Curiosamente se niega a representar sus obras en el mismo teatro en el que en el mes de marzo había representado la obra “ De muy Buena Familia”.

A pesar de todo esto Jacinto Benavente continuaba en Madrid estrenando algunas de sus obras como Santa Rusia en 1932, que surge como fruto de un viaje que realiza por este país y en cuya obra idealiza a un grupo de intelectuales rusos exiliados en Londres entre los que se encontraría Lenin. En esta obra cuestiona la existencia de Dios y por boca de Lenin critica las revoluciones de corte burgués.

Esta visión idealizada de los líderes marxistas se contradice con las conferencias que pronuncia en estos años y en las que critica a la República, según Eduardo Galán. Éste se plantea la duda si Benavente era un hombre progresista próximo a la izquierda o por el contrario era un monárquico conservador.

Para Sánchez Palacios no hay lugar a dudas Benavente fue un auténtico conservador de esas personas que se las denomina de derechas, personas de orden y de legítimos derechos de soberana independencia.

Debido a su posición a favor de Alemania durante la Primera Guerra Mundial y a su negativa a secundar un manifiesto contra la concesión del Nóbel en 1905 a Echegaray; así como su participación en política en las filas del partido de Eduardo Dato le sirvió para granjearse la enemistad de los intelectuales más progresistas del momento. Esta enemistad se agravaría con la celebración de la entrega en España del Nóbel a su persona ya que se realizó ante la presencia del General Primo de Rivera y varios militares de su gabinete el 1 de marzo de 1924.

Francisco J. Díaz nos comenta que durante los años de la Dictadura y de la República Benavente desarrolla su actividad creativa y en estos años sus obras tratan más explícitamente que nunca los temas sociales de la pobreza , la justicia, el patriotismo, la moral social, y todo ello desde unos planteamientos de reaccionaria, cuando no demagógica, ambigüedad. Esta parte de su obra según este autor ha sido escasamente estudiada.

Lázaro Carreter dice: Su postura política resulta sumamente equívoca; da pasos hacia la izquierda, pero otras veces sus actitudes parecen reaccionarias. No está dispuesto, como tantos espíritus superiores, a dejarse encasillar; y esto, en un medio tan virulentamente politizado como es el nuestro de aquellos años, resulta imperdonable. En 1932 estrena Santa Rusia que promueve viva indignación en un sector de opinión, en 1935 irrita al otro con un discurso antirrepublicano, en Málaga.

Para el hispanista norteamericano Robert Louis Sheelan no existe duda tampoco en incluir a Benavente entre los miembros de la generación del 98 y por tanto entre personajes progresistas “Sus actitudes generacionales tales como su preocupación por las gentes de la España rural, su amor por la tierra, su protesta contra la corrupción política y el caciquismo, contra la hipocresía y la doble moral de la clase alta, su defensa de las mujeres y los niños, su ataque al colonialismo, sus constantes intentos de fortalecer la voluntad de los jóvenes, su innovadora revolución de las técnicas dramáticas y el estilo literario, todo esto indica claramente que las críticos que se han negado a considerarle miembro de la generación del 98 sencillamente no han conseguido examinar su obra en toda su integridad o han permitido que otros factores enturbien sus juicios.

En mí opinión Jacinto Benavente era una persona con un espíritu liberal y progresista que luchaba por desligarse de una educación y unos hábitos burgueses. Con una gran influencia conservadora que le constreñía y le impedía respirar; pero de la que no fue capaz de librarse, a pesar de esos intentos que hizo en algunas etapas de su vida y que no intentaría más una vez que la República pierde la guerra.

Será en el año 1933 cuando Jacinto Benavente estrene una obra “la verdad inventada” en la que se plantea la situación del estado de la Nación y es posible que en ella se refleje el robo que sufrió en el año 1931, o en la que muestre su queja por ser víctima de toda esa situación de inseguridad que se vivía en esa España.

Mientras tanto, y como hemos mencionado más arriba, Vidal fue liberado después de pasar varios años en prisión y aprovechó este hecho para regresar a su localidad natal. Los vecinos de Acebo, que conocieron a Vidal, comentan que pasaba largos periodos fuera del pueblo y que cuando aparecía por éste era con un grupo de amigos, los cuales se pasaban el día jugando en el casino grandes cantidades de dinero y sin ningún tipo de trabajo. Empero Anastasia Arroyo nos comenta, en la entrevista mantenida con ella, que cuando le conoció era una persona bastante mayor, de unos cincuenta años, muy trabajador, y realmente educado. Y por tanto ella no cree que este señor hubiese hecho nada malo. Es más, tanto Anastasia como su marido piensan que defendió los intereses de los acebanos al obligar a uno de los caciques de Acebo, que más se había opuesto a la colocación de obreros durante el periodo 1933-1936, a pagar un canon al Ayuntamiento por el uso que sus reses hacían de los baldíos y de los ejidos municipales.

Mientras tanto, por lo que nos han comentado algunos vecinos que vivieron esa época, y por los datos que podemos obtener de algunos estudios que describen esa etapa histórica en la provincia de Cáceres, como los de los profesores Fernando Ayala Vicente y Fernando Sánchez Marroyo, podemos deducir que el paro era un mal endémico en toda Extremadura, y en concreto en la provincia de Cáceres. Esa situación tan precaria de la sociedad rural extremeña es lo que provocó continuos estallidos de violencia y de manifestaciones que fueron reprimidas salvajemente, y que desencadenaron sucesos como el de Castilblanco el 31/12/1931. Incluso Azaña en sus diarios en enero de 1933 dice: Continúan las invasiones de fincas en Cáceres, se hace propaganda diciendo que son atentados comunistas y sindicalistas. No es exacto los pequeños agricultores se mueren de hambre y muchos propietarios se niegan a dar trabajo ¿Pedirán que nos limitemos a rechazar las invasiones a tiros?

El atraso secular de la sociedad extremeña de la época y la incapacidad de sus elites intelectuales y económicas para sacarla de ese pozo, la estaba carcomiendo y transformándola en una sociedad cada vez más violenta; donde las más mínimas garantías democráticas brillaban por su ausencia, y en la que las instituciones públicas estaban controladas, y por tanto al servicio, de los intereses de los oligarcas y los caciques de las distintas localidades (Doctor Camisón, Cardenal Segura, etc….).

La sociedad acebana por aquel entonces vivía completamente dividida en dos grandes bloques monolíticos e irreconciliables, que nutrían sus filas de individuos desencantados con unos regímenes políticos donde la corrupción estaba a la orden del día, y donde las desigualdades sociales eran la norma habitual, y en la que el escalar socialmente era tan difícil como el que a uno le tocase la lotería. Acebo por esas fechas debía contar con una población entorno a los 2400 vecinos aproximadamente, de los que un 60% o 70% vivían en condiciones infrahumanas, y que eran la mano de obra barata que los caciques necesitaban para explotar sus fincas agrícolas; así como la fuerza de la que se nutrían las explotaciones mineras de wolframio de Jálama en las que las condiciones de trabajo eran extremas y extenuantes, sin ningún tipo de seguridad y en las que trabajaban tanto hombres, como mujeres, y niños por unos jornales de hambre; cuando no por un mendrugo de pan y tocino. La clase adinerada y pudiente vivía en el centro del pueblo, en las proximidades a la iglesia y del ayuntamiento mientras que la mayor parte de jornaleros, pastores y mineros vivían en pequeñas barriadas como las del Cristo, Cordero y Torrita. Donde familias enteras de varios miembros se hacinaban en bodegas y en viviendas de apenas unos cuantos metros, en las que no existían ni agua corriente, ni luz eléctrica; y en las que las condiciones de salubridad eran mínimas, viéndose obligados a convivir en múltiples ocasiones con los animales que se utilizaban en las tareas agrícolas.

La educación tan sólo llegaba a unos cuantos privilegiados, puesto que la mayor parte de los niños se veían obligados a compaginar la escuela con el trabajo en el campo y a una edad muy temprana no les quedaba más remedio que abandonarla.

Las carencias eran múltiples, a nivel laboral el trabajo escaseaba y los caciques usaban los jornales como un arma para conseguir sus intereses como se pone de manifiesto en la documentación sacada del Archivo histórico Provincial de Cáceres. En cuanto a la alimentación a pesar de ser Acebo famoso por su producción de aceite y de cítricos eran muchos los vecinos que no tenían ni para poder comer un triste Mojeteo (ensalada de naranjas, limones, etc.). Eran numerosas las familias que pasaban hambre y que para satisfacer esa necesidad se veían obligados a cocer las hierbas que encontraban por el campo, así como las mondas de las patatas que se echaban de alimento a los cerdos. Por este motivo era frecuente encontrar a niños famélicos con gran cantidad de problemas gástricos y con sus vientres completamente hinchados. No les quedaba más remedio que subsistir de esta manera ya que al que le cogían rebuscando entre los restos de las cosechas, robando en alguna finca o, pescando en los ríos con los tresmayos y el ambui, o cazando; los encerraban en el calabozo y después de no tener dinero para comprar comida, encima los multaban o les daban una paliza. Se daba la situación que había animales que comían y vivían mejor que algunos seres humanos.

Tal era la situación que se llegó al caso de desenterrar el cadáver de ciertos animales que habían fallecido por ciertas enfermedades para poder comer. En otro caso un grupo de mineros debido a la carestía que sus familias estaban pasando y a pesar de trabajar jornadas de 12 horas en las minas decidieron darle muerte a una vaca de uno de los terratenientes de Acebo para poder dar de comer a su gente. El juicio se iniciaría durante la República y se prolongaría durante los primeros años del franquismo, y curiosamente esos mineros lo ganaron.

Estos jornaleros y mineros eran los integrantes principales de los partidos de izquierda, mientras que los partidos de derechas estaban integrados por comerciantes y por pequeños, medianos y grandes propietarios de tierras o ganaderos. Los enfrentamientos eran continuos algunos son recogidos en sus libros por Fernando Ayala Vicente; como el que tuvo lugar entre falangistas y socialistas en uno de los cafés de la plaza de Acebo. Dicho local, frecuentado por personajes de derecha, fue tiroteado. Las manifestaciones debían ser continuas y por lo que nos comentan los más viejos del lugar la rotura del alumbrado público estaba a la orden del día, ya que tenía por finalidad realizar cualquier acción contra el rival en el mayor anonimato.  Los navajazos, los tiroteos, y las agresiones a personas y animales, así como la tala de árboles propiedad de los contrarios era la tónica general en una población donde, como hemos mencionado anteriormente, las condiciones de vida no reunía los más mínimos requisitos para considerarla digna y la cuál estaba inmersa en una fase prerrevolucionaria donde el Orden era incapaz de imponerse, ya que éste era violado una y otra vez por unos y otros.

En el año 1933 gana las elecciones la CEDA y buena parte de los logros conseguidos en el anterior periodo por las masas obreras se pierden.

Los obreros tenían puestas grandes esperanzas en las reformas que el gobierno de la nación estaba llevando a cabo para mejorar la situación laboral en el campo extremeño y poder acabar de una vez por todas con el paro endémico. Pero como bien señala Julián Chaves Palacios el problema era de carácter estructural, debido a que el principal medio de producción era la tierra, y ésta estaba controlada por una oligarquía agraria que desde el primer momento se opusieron a las reformas y normas que el gobierno del Frente Popular intentó poner en marcha. En algunos documentos conservados en el Archivo Histórico Provincial de Cáceres, referidos a Acebo, el alcalde pone en conocimiento del Gobernador Civil la postura de los propietarios de tierras, y la negativa de éstos a contratar los obreros según las nuevas normas y como esta actitud tiene como único objeto boicotear a la República. (ANEXO 7)

Ese periodo de inestabilidad política, de inseguridad y de violencia sería aprovechado, según algunos vecinos, por un no ya tan joven Cachana, para unir a un grupo de desencantados y desposeídos que como en los mejores tiempos de la historia de los bandoleros constituyeron una banda con algunos tintes mafiosos bajo el liderazgo de un hombre con antecedentes de individuo duro e indomable; cuyo destino de jornalero le venía impuesto por la clase social en la que había nacido, y ante el cual se había rebelado para crear a una personalidad nueva que aprende constantemente de lo que observa a su alrededor. Según nos comentan algunos vecinos de Acebo, Vidal se dedicaba durante estas fechas a preparar pequeñas timbas en los casinos de los pueblos de la comarca, y quizás de la región, e incluso de fuera de ésta (Salamanca), en las que una vez que estaba todo el dinero apostado sobre la mesa, un dinero de señoritos y de gentes pudientes, los compinches de Cachana entraban armados en los casinos y ante la sorpresa de sus compañeros de juegos, estos tenían que soportar como les arrebataban sus bienes económicos; o por decirlo en términos anarquistas tenían que soportar como el grupo de acólitos de Cachana realizaban simple y llanamente unas  “expropiaciones” económicas. Sin embargo, testimonios como el de Anastasia calificando a este personaje de buena persona me hace dudar de ese otro testimonio.

Las tabernas y los casinos eran los lugares de ocio por excelencia de una sociedad en la que la mejor forma de pasar el rato para los hombres era este tipo de establecimientos, y para las mujeres lo era reunirse junto al fuego de la chimenea en invierno y en verano en la calle, a la sombra un balcón frente a una “mojailla”de hacer encaje de bolillos.

Las tabernas y los casinos generaron infinidad de problemas a los obreros y éstos fueron denunciados por los dirigentes sindicales y de los partidos de izquierda; ya que sus miembros solían abusar del vino y en numerosas ocasiones este abuso lo promovían mediante invitaciones los caciques para desmovilizar a los seguidores de los partidos de izquierda cuando se convocaba una huelga o manifestación, es por ello por lo que ciertos dirigentes defendían la clausura de las tabernas. Medida  que se puso en práctica durante la Guerra Civil en el frente de Aragón por los anarquistas.

Al atardecer cuando volvían de su trabajo los hombre, sin apenas comer nada durante todo el día, se reunían en las tabernas frente a un gran vaso de vino, cuando tenían dinero para pagarlo. Lo bebían entre varios, así uno de tras de otro, hasta que se emborrachaban y hablaban más de la cuenta. Ciertas cosas que se dijeron durante esas fechas provocarían represalias en los meses y años posteriores a la Guerra Civil

Pero Vidal no fue una persona que únicamente tuviese en mente la vida ociosa y el latrocinio, nada más lejos de la realidad son varios los vecinos de Acebo, e incluso Dº Domingo Domené en su libro “ Historia de los Hombres y Pueblos de Sierra de Gata“, quienes nos comentan que es en esta época de violencia política, que tan bien nos describe Fernando Ayala Vicente en sus libros, cuando Vidal Fernández participa en todas las huelgas y manifestaciones que se convocan en Acebo, y en todos los enfrentamientos entre socialistas y cedistas. Aparentemente haciendo uso de la violencia más extrema. Para ello se valía de la fama que le precedía y de una gran fuerza física. Si esto fue así; sería a raíz de su salida de la cárcel en 1934. Pero en Acebo ya existían conflictos obreros mucho antes, al menos desde 1931, fecha en la que se constituye la Asociación obrera el Despertar de Jálama, donde no se cita a Vidal en ningún momento; así como tampoco se le cita en los informes que envía el representante de las fuerzas del orden con motivo de las huelgas que tienen lugar en Acebo durante los años 1933, 1935, y 1936.

No era el único, en teoría, que actuaba de esta manera, así tenemos el caso de unos hermanos, los Sabas, que fueron capaces de desarmar a una pareja de la Guardia Civil.

Los burgueses, los caciques y los extremistas de derechas fueron tomando nota de las actuaciones de Cachana; y aunque su presencia en Acebo les resultaba cada vez más molesta por el momento no podían hacer nada contra él.

Como hemos mencionado durante el periodo que va desde el año 1933 al año 1936 hubo varios intentos de huelgas generales en Acebo, todos ellos llevados a cabo por una masa de obreros que reclamaban el simple derecho de poder trabajar.

En 1933 la situación en esta pequeña localidad cacereña, de unos dos mil cuatrocientos habitantes, se fue complicando. En primer lugar se procedió a realizar actos de sabotaje por parte de algunos vecinos de este municipio como la tala de árboles en una zona conocida por el Coto (ANEXO 8). Y posteriormente dirigidos por la sociedad obrera El Despertar de Jálama intentaron convocar una huelga general de jornaleros; ya que los patronos y los propietarios de tierras se negaban a darles trabajo.

Los problemas laborales continuarían y aunque durante el año 1934 ,aparentemente, no se recoge ningún suceso entre la documentación que se conserva en el Archivo Histórico Provincial, hemos de suponer que la situación laboral entre los obreros acebanos no había mejorado. Así en el año 1935 volvieron a surgir los problemas cuando se pone en marcha la construcción de la escuela de Acebo. Debido al alto índice de parados de esta localidad, una parte de estos obreros reclamaban el poder turnarse con los que ya trabajaban en la obra, para así compartir el trabajo, a lo que los que ya estaban empleados se oponían. Debido a que el gobernador civil ordenó que los obreros se turnasen, el contratista de la obra suspendió la misma hasta que se pudo llegar a un acuerdo, antes de que los obreros llegasen a las manos y cometiesen actos de sabotaje contra la construcción. (ANEXO 9)

En el año 1936 de nuevo la Sociedad obrera el Despertar de Jálama reclama que se coloque al 75% de los obreros que se encuentran en paro, de los 200 que están afiliados a dicha sociedad. Y que la colocación de los obreros, en adelante, sea rotatoria, además de que el jornal se eleve a 2,50 Pts. Esta solicitud crispa los ánimos de los patronos y propietarios de tierras los cuales se niegan a aceptar esas condiciones y proceden a un “lock-out“. (ANEXO10)

El alcalde de Acebo sancionó a varios propietarios, entre ellos a uno de los más grandes que existían en esta localidad, Don Cándido con una multa de 10 pesetas. Éste recurrió la multa, pero el Gobernador Civil no le dio la razón, y se vio obligado al pago de la misma.

Debido a esta negativa el 29 de junio de 1936 la Sociedad obrera presenta una solicitud de huelga general que se hará efectiva el día 13/07/1936, cinco días antes del estallido de la guerra civil. Serán unos 212 obreros los que iniciarán esa huelga, en principio y según la documentación del Archivo pacífica; aunque se solicitarán fuerzas del orden público para restaurar la paz entre patronos y obreros. Evidentemente esta huelga fue un suicidio para muchos de los que participaron en ella, y seguramente buena parte de esos 212 obreros serían objeto de las represalias que posteriormente se cometieron en esta localidad. (ANEXO 11)

En el resto de los pueblos de la Sierra de Gata la situación era muy similar surgiendo en alguno de ellos líderes locales que tendrán un papel importantísimo en los años siguientes. Entre estos personajes hemos de citar a:

Máximo Calvo Cano dirigente comunista originario de Cadalso, este individuo era un jornalero que siendo muy joven emigró a Cuba donde trabajó en los campos de caña de azúcar. Posteriormente regresaría a España donde se convertiría en Carabinero, trabajo que desarrollaría durante unos años hasta que decidió volver a Cadalso y casarse con una antigua novia, como modo de vida decidió abrir un bar. Con el tiempo se convertiría en alcalde de este municipio de la Sierra de Gata. Siendo alcalde sufrió un intento de asalto de su casa por parte de un grupo de derechistas, para evitar dicho asalto no dudó en utilizar un arma de fuego asesinando, a una persona. Por dicho motivo fue encarcelado hasta que con la amnistía de 1934 fue liberado. Regresaría a Cadalso, aunque el alzamiento le pillaría en una reunión del partido comunista de España en Cáceres. Permanecerá en esa ciudad durante un tiempo haciéndose pasar por distintos personajes, hasta que los nacionales descubren su presencia en Navas del Madroño donde detendrán a infinidad de vecinos acusados de colaboradores de Máximo y de conspirar contra el nuevo régimen. Finalmente Máximo Calvo sería localizado en una zona conocida por el nombre del pizarral en el término municipal de Almoharín donde mantuvo un intenso enfrentamiento a tiros con guardias civiles y falangistas hasta caer muerto.

Otro de los personajes claves de la Sierra durante estas fechas fue Sabino Pérez. Era el alguacil del ayuntamiento de Villamiel con el tiempo se convertiría en el jefe comarcal de falange. Debido a un enfrentamiento, el uno de mayo, entre seguidores del Frente Popular y de los partidos de derechas fue condenado a catorce meses y un día de prisión y doscientas sesenta y cinco pesetas de indemnización. Sería internado en la cárcel de Cáceres, de la que sería liberado el 19 de julio de 1936. Volvería inmediatamente a la Sierra, y junto con Jesús Corbín, ambos con unas instrucciones muy claras acerca de lo que debían hacer para aniquilar a la oposición política, y controlar la mayor parte de los ayuntamientos serranos, extenderían el terror por toda la comarca.

Según nos cuenta Arrarás, en su Crónica de la Cruzada Española, la conspiración en Cáceres fue llevada a cabo por el jefe de la falange de esta ciudad, el capitán José Luna Meléndez, que reunido con el comandante Joaquín González Martín, el capitán Alfonso Pérez Vineta y Francisco Visedo, junto con un enlace de Valladolid, el capitán Eloy de la Pisa Bedoya, constituyen la Junta militar de Cáceres que conspirará para que Cáceres quede del lado de los insurrectos. El día 13 de julio se encierra a los más destacados falangistas de esta capital de provincia, y es probable que Sabino Pérez durante ese encierro obtuviese instrucciones precisas del capitán Luna también encerrado en esas fechas.

El día 19, una vez que ha triunfado el alzamiento, y que los insurrectos se habían hecho con el control de Cáceres se dio la orden de liberar a todos los falangistas presos en la cárcel; pero unos cuantos comunistas intentaron hacerse con el capitán Luna y con todos esos falangistas encerrados con él. Para ello se dirigieron a la cárcel por la calle nidos y lanzaron la camioneta en la que iban contra la cárcel, pero la escasa guardia que tenía que poner en libertad a los detenidos lanzó una ráfaga de ametralladora inutilizando la camioneta e hiriendo a cuatro comunistas.

Una vez libre el capitán Luna y el resto de los falangistas presos, éstos se distribuyeron por toda la provincia haciendo uso del terror más absoluto, como del que hizo uso Sabino. Esta violencia desmedida tenía por finalidad suplir su inferioridad numérica y poder controlar a unas poblaciones en las que predominaba el elemento obrero, y por tanto izquierdista, o frente populista.

Muchos fueron los vecinos de la comarca de Sierra de Gata que sufrieron la ira de un  personaje como Sabino Pérez, pero especialmente los de Villamiel, Cilleros y San Martín de Trevejo. Este individuo fue el que se encargó de asesinar a Vidal Fernández “Cachana”. Evidentemente cumplió las instrucciones que le dieron sus jefes en Cáceres a la perfección, pero tanto ensañamiento como demostró en sus actuaciones sólo se explica desde un odio profundo a sus semejantes y un completo desprecio por la vida humana.

A su mando se encontraban Celedonio García Prieto, León Telesforo Costa Horna, Aurelio García Sánchez, Jesús Perales Ramada, Lorenzo Pérez Arroyo, etc. Todos vecinos de Acebo. Celedonio García era maestro en la localidad de Hoyos, fue uno de los fundadores, en el año 1931, de la Asociación Obrera vinculada a la UGT, “El Despertar de Jálama”, posteriormente se desligaría de esta organización y se convertiría en el jefe de la Falange de Acebo, como así lo demuestra su detención por apología del fascismo el dos de julio de 1936. Telesforo era el escribiente del juzgado municipal de Acebo y Lorenzo era el boticario de la misma localidad; los demás eran pequeños propietarios y comerciantes.

Estas personas fueron los que se encargaron de la toma del control del pueblo el mismo día en que se produjo el alzamiento nacional. Según nos cuenta Anastasia Arroyo parece ser que con sus escopetas y con otras armas se dirigieron al barrio del Cristo, reduciendo, y atemorizando a todos los obreros que allí existían. La madre de Anastasia Arroyo, al enterarse de lo que ocurría en Acebo y en España, acudió a Vidal Fernández que estaba en una finca próxima a la de la familia de Anastasia Arroyo, y le advirtió de lo que estaba sucediendo a lo que éste respondió “¡Corcho, corcho!”.

Desde ese instante Celedonio y Telesforo como cabezas visibles del fascismo acebano se encargaron de que sus acólitos y subalternos extendiesen un régimen de terror en esta localidad. Una vez controlado el municipio se encargaron de extender el miedo por el resto de los municipios de la Sierra de Gata. Cuando acabaron en esta zona incluso pasaron a otras provincias. En Salamanca Telesforo se atrevió a asesinar al sobrino del obispo de Salamanca. Por este asesinato sería condenado a pasar un tiempo entre rejas. Jesús Pérez nos confirma este asesinato y su reclusión en prisión, a pesar de ser un falangista distinguido, según le contó su padre. Anastasia Arroyo nos confirma, también, este hecho y nos aclara que este individuo saldría de la cárcel a petición de un buen número de vecinos de Acebo. Pasaría sus últimos días como secretario del juzgado de Talavera.

El conflicto armado había estallado, tan sólo había sido cuestión de que uno de los polos políticos nacionales antagónicos e irreconciliables rompiese la baraja y se decidiera por empuñar las armas. Eso sucedió el 17 de julio de 1936 en Melilla donde las fuerzas norteafricanas del ejército español se levantaron en armas contra el régimen republicano.

Por estas fechas Jacinto Benavente se encontraba en Barcelona en casa de un conocido. Sería arrestado y encarcelado por sus anteriores críticas a la República. Durante una semana se le obligó a dormir en el suelo además de sufrir otras humillaciones. A pesar de alguna oposición es puesto en libertad debido a su edad y a que autorizó el uso de su nombre a favor de la República. De allí pasaría a Valencia debido al miedo que el clima enrarecido de Barcelona le provocaba.

Inmediatamente el estado español quedaría dividido en dos bandos con unas claras demarcaciones geográficas, así Badajoz quedaría bajo la autoridad de la República mientras que en Cáceres amplias zonas quedarían bajo mando rebelde; como fue el caso de la Sierra de Gata, que debido a la mala organización de las fuerzas obreras y su incapacidad para reaccionar bajo un mando único, y con inmediata celeridad fueron sometidas por un grupúsculo de personajes afines a las fuerzas rebeldes; como el capitán de carabineros de Coria Jesús Corbín. Éste con 10 voluntarios tomó el Ayuntamiento de esta localidad, asesinó al alcalde, y aseguró el control de la mayor parte de los pueblos de la comarca.

Esta fecha marca un antes y un después en la vida de Cachana. Una vez controlada toda la Sierra por las fuerzas leales a los insurgentes es cuando comienzan las represalias y la depuración de los elementos que más se habían significado en etapas anteriores en contra de la propiedad privada, la religión,  a favor del marxismo, del reparto de tierras, la educación y las mejoras de las condiciones de vida del campesinado cacereño.

Parece ser, según comenta algún vecino de Acebo, que Vidal Fernández fue avisado y se le recomendó que se fuese del pueblo, pero éste declinó la invitación y decidió permanecer en la localidad donde había nacido, ya que según dijo- él no había matado a nadie-. Y aunque hubiese intentado la huida a Portugal habría sido devuelto a los insurgentes debido a la colaboración del régimen portugués en estas fechas con las fuerzas de Franco, como nos comenta Julián Chávez Palacios en su libro “la Guerra Civil en Extremadura”.

Pero mientras tanto aquellos que habían ido tomando nota de sus actuaciones pasadas pronto buscarían la forma de vengarse, directa o indirectamente, y recurrieron, como sucedió durante todo este periodo en la Sierra de Gata, a la ayuda y complicidad de los vecinos de otros pueblos. En este caso serían un grupo de voluntarios falangistas de Villamiel que una mañana cualquiera, de un mes cualquiera, de ese maldito año 1936, se acercarían a Acebo para cometer uno de los actos más viles que un ser humano puede cometer, quitarle la vida a otra persona.

Esa mañana, de un día aciago, Vidal Fernández se había levantado, aparejado su mula y se había encaminado a su huerta en las Vegas, por el camino se encontraría con mi Bisabuelo Norberto Alviz y durante un largo periodo de tiempo caminaron juntos y supongo que conversarían de la cosecha, del ganado e incluso del conflicto armado que les estaba tocando vivir; hasta que por la orden de un vecino de Acebo que había sido juez municipal, un grupo de falangistas de la localidad de Villamiel comandados por el extremista,  Sabino Pérez,  lo localizó y obligándole a montar en el camión y a mi Bisabuelo a hacerse cargo de la mula de Vidal, se dirigirían hacia  pueblo salmantino Sancti Espíritu, curioso el pueblo que eligieron para cometer su vileza.

Según la entrevista mantenida con Anastasia Arroyo, parece ser que el personaje que ordenó su muerte fue un cacique local que se vengó de esta manera por haber querido Vidal que este individuo tributase por el uso que su ganado hacía de las tierras comunales de Acebo.

Mientras tanto es probable que una maestra de Acebo y natural de San Martín de Trevejo,  Dª Pepita ( hipotéticamente Josefa Mogin Leirado), estuviese viviendo en sus carnes una auténtica pesadilla ya que un grupo de vecinos de Acebo de ideología falangista ( Ventura y Telesforo), junto con unos cuantos de Peñaparda la habían secuestrado, debido a sus antecedentes políticos, y la habían trasladado en un carro tirado por pencos hasta una caseta propiedad de un vecino del mismo pueblo y afín a los sublevados, el tío Caminero, en el puerto de Perales donde fue brutalmente violada por estos personajes . No contentos con este hecho ignominioso, antes de darla muerte, le amputaron los pechos para luego trasladar su cadáver al municipio en el que no había nacido, pero si era donde residía, con el único fin de que sirviese de escarmiento y aviso al resto de los que en otro tiempo habían sido unos revoltosos políticos. Julián Chaves Palacios recoge este suceso en su libro  “La Represión en la Provincia de Cáceres durante la Guerra Civil 1936-1950”, aunque nos dice que ella y su marido aparecieron muertos en una cuneta de un pueblo de la provincia de Cáceres.

Durante su traslado, Vidal, debió sufrir todo tipo de humillaciones y golpes hasta que una vez llegados a Sancti Espíritu  su grupo de captores decidió colgarlo boca abajo de una encina y castrarlo para luego introducirle sus genitales en la boca. La escena debió de ser dantesca y me imagino que sus secuestradores y asesinos debían de estar en esa fase sanguinolenta y de excitación que los instintos más primarios del ser humano hacen aflorar cuando el cazador le da muerte a su presa.

Esta parece ser que era la idea que algunos tenían mediante la cual crearían una nueva sociedad libre de aquellos elementos perjudiciales para su buen funcionamiento.

La familia de Vidal debió enloquecer y por lo que Jesús Alviz refleja en su libro “Concierto Ocarina” en su página 68 la búsqueda de los restos se convirtió en una obsesión que los llevó a la ruina. Viéndose su hermana obligada a servir, por casualidades de la vida, en una casa de gentes de dinero sobre la que cayó la sospecha de la delación.

Siempre he oído comentar a las gentes de Acebo que en este pueblo nunca murió nadie, aunque a continuación siempre apostillan que el único fallecido fue Cachana. Parece que existe un acuerdo tácito entre víctimas y verdugos para querer olvidar esos años de salvajismo y de locura generalizada en los que fueron muchas las familias acebanas que vieron como alguno de sus miembros era humillado, torturado y vilipendiado en aras de una nueva sociedad que se vanagloriaba de unos ciertos valores cristianos. Valores cristianos que se salvan gracias al párroco de Acebo (Don Higinio) de aquellos años, y al alcalde (Luciano Rivero), que a pesar de no poder impedir esos actos ignominiosos y esos asesinatos; si pudieron impedir que hubiese más muertos, y en concreto 56 personas que fueron encerradas en una casa del Vajondo, y que durante toda la noche fueron torturadas, y a los que al día siguiente  se las había planeado fusilar en uno de los puentes del Tajo. Debido a la intervención de este miembro de la Iglesia, que amenazó al alcalde con no volverle a dirigir la palabra si autorizaba el asesinato de esos paisanos, se pudieron salvar. Ya que al día siguiente el Regidor Público, que lo había sido también durante la Segunda República, se enfrentó a los falangistas de otro pueblo que se presentaron en Acebo para matarlos conminándoles a que abandonasen el municipio ya que bajo su responsabilidad podía asegurar que esas personas no eran problemáticas.

Los paseos, el aceite de ricino, y los cortes de pelo estaban a la orden del día, llegaron a tal extremo este tipo de prácticas que en uno de esos escarmientos públicos se obligo a una madre y a un hijo en la plaza del pueblo a fornicar.

La represión y el miedo llegaron a tal extremo que familias enteras quedaron divididas. Como los hermanos Macario (socialista), al cual le cortaron el pelo con una navaja a la que le sacaron el filo de la hoja a golpes con una piedra para que le pudiera arrancar el cuero cabelludo, e Isidoro (derechas) que después de la guerra se fue voluntario a Italia y estuvo como guardia personal del DUCE, éste último le daría como premio una pluma estilográfica, una medalla y un gracioso cachetillo en la mejilla acompañado de un “¡Bravo Ragazzo!”.

Este tipo de hechos y de traiciones se repetían entre individuos que hasta antes de la guerra habían sido miembros del mismo partido como sucedió con “el tío Viudo” cuando después de regresar de un campo de prisioneros en Valencia. Ciudad en la que se había hecho comisario político cuando las tropas republicanas estaban esperando a los barcos del ya casi extinto gobierno de la República para que les evacuasen ante la inminente toma de la plaza por las tropas de Franco. El “tío Viudo” cuando regresó a Acebo fue apaleado por las calles del pueblo por sus propios compañeros de partido; ya que era la mejor forma que tenían éstos de demostrar ser los más afectos al nuevo régimen y renunciar a su pasado. La cosa no acabó en tragedia ya que intercedieron en su favor vecinos de la localidad afines al nuevo gobierno.

Curiosamente algunos de los fundadores de la asociación obrera El Despertar de Jálama, de ideología socialista y vinculada al PSOE y a la UGT, luego fueron firmes defensores del régimen franquista, como fue caso de Celedonio García.

Los asesinatos nunca los realizaban los vecinos del mismo pueblo sino que se desplazaban a otras localidades próximas donde cometían sus fechorías. Así sucedió con ese comerciante de Peñaparda denunciado por otro comerciante del mismo pueblo y que fue bajado a Acebo para que lo asesinaran. Varios de los falangistas que lo tenían que asesinar se opusieron, entre ellos el hermano de la tía reina, pero aunque la esposa de este “desgraciado” trató de convencerlos para que le dejasen en libertad, al final fue un vecino de Acebo, conocido por el mote de tacones, que aún estando ciego, se atrevió a disparar el arma que le pusieron entre sus manos y así acabar con la vida de un inocente.

Todavía permanece en el recuerdo de muchos los motes y nombres de aquellos que se atrevieron a cometer tales actos de salvajismo en un municipio tan pequeño como  era Acebo en aquellas fechas ( Ventura, Telesforo, Pilulo, Tripaseca, Tacones, Sastre, Correo, Peluchi, Mamateta). Algunos de ellos eran jóvenes de entre 15 y 18 años, como he comentado anteriormente, dirigidos por el jefe de la falange local Telesforo. Muchos de ellos con el paso de los años se arrepentirían de las locuras que cometieron en sus años mozos. Es por ello por lo que hoy en día resulta tan difícil investigar estos actos ignominiosos; ya que los que los sufrieron no quieren acordarse de las humillaciones sufridas, y los que los cometieron no quieren recordar el instinto más primario que les llevó a cometer actos de salvajismo denostados hoy en día por todos los miembros de una sociedad, que en nada se siente orgullosa de esos crímenes

No sabemos si Jacinto Benavente pudo tener noticias en algún momento de la muerte de Vidal y de haberlas tenido no sabemos si se alegró o por el contrario lo sintió. No obstante el 6 de diciembre de 1945 estrena en Buenos Aires con la compañía de Lola Membrives “La infanzona” y en Madrid el 10 de enero de 1946, Es un drama rural en tres actos en donde se describe la muerte de un individuo muy parecida a la de Vidal y donde la hermana de ese personaje benaventino también trabaja en la casa de aquellos que asesinaron a su hermano.

Lo cierto es que la ambigüedad de un personaje como Benavente nos deja las puertas abiertas para todo tipo de especulaciones y la anterior puede ser una de las muchas que se me ocurren ya que si tenemos en cuenta lo que nos comenta Virtudes Serrano “Durante la guerra apoyó a la República, pero al terminar aquella cambia radicalmente de actitud y sus juicios sobre los vencidos son de una dureza inexplicable. La nueva actitud pasa a formar parte de su materia teatral en la comedia Aves y Pájaros (estrenada el 30 de octubre de 1940), donde los republicanos son presentados como seres perversos y convertidos en aves de rapiña (buitres y cuervos), que al fin son aniquilados por las águilas, a pesar de haber contado con los tibios, el miedo de los políticos y los intereses del capital.

La actitud de Benavente en el final de la guerra también nos la relata Eduardo Galán: “Cuando el General Varela ocupa Valencia se inclina ante él y lastimosamente pronuncia  me obligaron, mi general, ya sabe, me obligaron- ¿cuándo y con quién era sincero Benavente? se pregunta este autor  

Los años fueron pasando y con el tiempo la hermana de Vidal se casó con un vecino de Acebo que era de derechas, y un buen día estando los dos en casa a ésta le dio por desempolvar una fotografía de Cachana y colgarla en el salón de la casa pero en cuanto su marido la vio le exigió que la volviese a esconder de donde la había sacado. Por más que ésta le suplicaba, aquél no cedía, y viendo que su mujer no paraba de sollozar y que no le hacía caso se fue al piso de arriba y después de rebuscar un buen rato bajó las escaleras con una foto de su hermano, miembro de falange fallecido en la guerra, y la colgó en la pared de enfrente y a la misma altura de la que se encontraba la de Cachana.

Por mucho que algunos se afanen en enterrar a ciertos cadáveres que permanecen ocultos en las cunetas de las carreteras o en lo más profundo de algunos barrancos, mientras las familias de los fallecidos no quieran será imposibles darles el entierro que se merecen, y menos cuando las extravagancias de las guerras, y el posterior paso del tiempo hacen confluir el devenir de algunas personas creando situaciones personales, y sentimentales completamente sarcásticas como la anteriormente comentada.

 

CONCLUSIONES

A lo largo de todo este trabajo he intentado demostrar que Vidal Fernández había influido en la obra literaria de nuestro premio Nóbel Dº Jacinto Benavente. Inicialmente, como he expuesto anteriormente, pensaba y partía de la premisa que la influencia o la aportación la había realizado en la descripción de los personajes de las obras rurales de nuestro literato. A medida que avanzaba en la investigación esta premisa se va demostrando cada vez más difícil de probar, y de hecho no puedo atribuirle el mérito a Vidal de la descripción de los personajes que realiza Benavente en sus obras rurales. Pero si se puede apreciar una pequeña influencia en la obra teatral “de muy buen familia”, cuando Benavente por boca de alguno de sus personajes critica las amistades de un miembro de una familia burguesa, y las relaciones de éste con los bajos fondos; donde indirectamente estaría representado Vidal Fernández.

De no haber sido por el robo sufrido por nuestro escritor, éste no habría escrito una serie de obras teatrales (“la verdad inventada 1933”, “la melodía de jazz-band”, “cuando los hijos de Eva no son los hijos de Adán”, “ Santa Rusia”) en las que se ponía de manifiesto la inseguridad que se vivía en el país durante el periodo republicano y su descontento con una República que no garantizaba su seguridad y la de la representación de sus obras. Hemos de tener en cuenta que el robo se produce en el año 1931 y por diferentes motivos Jacinto Benavente se ve implicado o no se olvida del asunto hasta el año 1935, fecha en la que se le confirma la posesión de las joyas que se le devolvió en años anteriores. Durante estos años escribe estas obras en las que por la temática que trata es bien seguro que su hastío y el incidente del robo quedasen reflejados de algún modo.

Vidal queda libre el 13 de diciembre de 1934, después de haber permanecido en prisión desde su detención el dos de agosto de 1931 en Ciudad Rodrigo. Y será liberado no por la amnistía de la república, sino por que se le exculpa del robo aunque tiene que devolver las joyas a Benavente y darle una indemnización a éste. Indemnización que se encargará que se le entregue a nuestro escritor el que ejerce de juez municipal en Acebo en el año 1935, que será el mismo que algunas fuentes orales vinculan con la orden de asesinato de Vidal.

Durante le periodo que va desde 1933 a 1936 Acebo es un municipio en el que las reivindicaciones obreras estaban a la orden del día, con continuos llamamientos a la huelga y con enfrentamientos entre obreros y patrones. En ese ambiente a Vidal se le vincula con estos movimientos huelguísticos, pero en la documentación que he manejado para este estudio en ningún momento se le cita, y tan sólo podemos contar con el testimonio de Anastasia Arroyo en el que nos manifiesta que obligó a uno de los terratenientes de Acebo a tributar al Ayuntamiento por el uso que hacían sus reses de las tierras comunales.

No puedo demostrar si realmente se conocieron nuestros dos personajes, aunque yo opino que sí, y tampoco puedo aseverar, como han hecho otros, si llegaron a mantener una relación sentimental. Pero si puedo confirmar que Vidal fue una persona especialmente atractiva y que su condición sexual no era precisamente heterosexual, siempre según la información oral que he recogido en mi investigación. En la mentalidad machista de algunos que justifican, o al menos no condenan ese asesinato, siempre recurren al comentario despectivo “de Acebo sólo se asesino a uno, ese que era maricón”. La forma como se cometió su asesinato aparentemente nos pondría de manifiesto su condición sexual; ya que el asesino, o los asesinos lo colgaron boca abajo de una encina, lo castraron y le introdujeron sus genitales en la boca

Ni su condición sexual, ni sus actividades políticas, ni tan siquiera sus antecedentes penales justificarán nunca su asesinato y menos la forma en la que lo cometieron. Ya que por esa regla de tres a aquéllos que lo delataron y a aquéllos que lo asesinaron también los deberían haber ajusticiado, ya que  algunos tenían antecedentes penales, otros eran homosexuales y otros habían tenido una actividad política un tanto dudosa, pues alguno que otro sirvió a los intereses de la República desde las fila de partidos de izquierda.

Creo que realmente con quien Vidal pudo llegar a tener una relación afectiva fue con el secretario de Benavente; ya que éste último jamás se manifestó, ni realizó el más mínimo comentario contra Vidal. Mientras que ciertas descalificaciones contra Ernesto Pérez Sauco por parte de nuestro premio Nóbel me hace sospechar que Ernesto era homosexual, y buscó a alguien de su confianza para que colaborase con él en el hurto y a su vez guardase las joyas y el dinero propiedad de Benavente; y para ello ¿Quién mejor que su amante?

No sé cuál fue el motivo por el que los asesinos eligieron Sancti Spiritu para perpetrar esta fechoría, pero lo cierto es que se cometió allí, prueba de ello es la fotografía de la portada donde se puede apreciar la cruz grabada en el tronco de la encina donde asesinaron a Vidal. (Fotografía proporcionada por Saturnino Rodríguez Miguel)

 

AGRADECIMIENTOS

Este trabajo se ha podido finalizar gracias a la colaboración desinteresada de:

Mª Montaña Paredes Pérez (Directora del Archivo histórico Provincial de Cáceres), Mª Concepción Contel Barea ( Directora del AHN), Mª Josefa García Gómez (Subdirectora del Archivo General de la Administración Alcalá de Henares), Elena Calderón (Archivo Central Tribunal Supremo), José Luis La Torre Merino (Jefe de Departamento de Referencias AHN),  Saturnino Rodríguez Miguel (Ayuntamiento Sancti Espíritu), Severiano Blanco (ex Guardia Civil, Eljas), Santiago Castelo (Subdirector ABC), Domingo Domené (ex alcalde de Villamiel), Anastasia Arroyo (vecina de Acebo), Jesús Pérez (comerciante acebano), Emiliano Rodríguez Párraga (comerciante), Francisco Oropesa (abogado).

 

BIBLIOGRAFÍA

 

Ángel David Martín Rubio “La persecución religiosa en Extremadura durante la guerra civil 1936-1939“. Asociación Cultural Carlos V, Badajoz 1996

Antonio Torres del Moral “Constitucionalismo Histórico Español” Átomo Ediciones, 1986.

Domingo Domené “Historia de los Hombres y Pueblos de Sierra de Gata”, Asociación Amigos del Castillo de Trevejo, 1991.

Eduardo Galán “Dramas Rurales, Señora Ama, La Malquerida, La Infanzona” EDT. Novelas y Cuentos Clásicos, 1994.

Fernando Ayala Vicente “La Violencia Política en la Provincia de Cáceres durante la Segunda República 1931-1936.” Editores Extremeños 2003.

Fernando Ayala Vicente, “Partidos y Elites Político-Sociales en la Provincia de Cáceres durante la Segunda República 1931-1936”, Colección Extremos. 2002.

Fernando Ayala Vicente, “La vida Política en la Provincia de Cáceres durante la Segunda República” Diputación de Cáceres, Institución Cultural el Brocense. 2002

Fernando Ayala Vicente, “Las Elecciones en la Provincia de Cáceres durante la II República “, Editora Regional de Extremadura, 2001

Fernando Ayala Vicente, “Orígenes de la UGT en Extremadura”, Asamblea de Extremadura, 2004

Fernando Sánchez Marroyo, “Sindicalismo Agrario y Movimiento Obrero, Cáceres 1906-1920”, Obra Cultural de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Cáceres, 1979

Francisco J. Díaz de Castro y Almudena del Olmo Iturriarte “Los Intereses Creados” Austral, 1998.

Javier Huerta Calvo y Emilio Peral Vega “Teatro Fantástico” Austral, 2001

Julio Mathias “Benavente” Epesa, 1969

Justo Vila Izquierdo “Extremadura La Guerra Civil”, Biblioteca Popular Extremeña, Universitas Editorial, 1984.

Justo Vila Izquierdo “La guerrilla Antifranquista en Extremadura” Biblioteca popular Extremeña, 1986

Julián Chaves Palacios “La Guerra Civil en Extremadura “Editora Regional de Extremadura, 2004

Julián Chaves Palacios “Violencia Política y Conflictividad Social en Extremadura. Cáceres en 1936”. Diputación de Cáceres, Institución cultural el Brocense, 2000

Jesús C. Rodríguez Arroyo, “Descubriendo Acebo, Perspectiva Histórica y Socioeconómica de un Municipio de la Sierra de Gata” 1999

Jesús Alviz “Concierto Ocarina “.

Julián Chaves Palacios, “La Represión en la Provincia de Cáceres durante la Guerra Civil 1936-1950”, 1994

Joaquín Arrarás Iribarren “Historia de la cruzada española” Ediciones españolas S.A, 1939.

Martin Baumeister. “Campesinos sin tierra, supervivencia y resistencia en Extremadura (1880-1923). Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Diputación de Badajoz. 1997

Mariano de Paco “Señora Ama, La Malquerida” Espasa Calpe 1995

Marcelino Cardalliaguet Quirant “Historia de Extremadura”, Universitas Editorial, Biblioteca Popular Extremeña, 1993.

Paloma Román “Sistema Político Español” McGrawHill, 2001

Robert Louis Sheehan “Benavente and the Spanish Panorama “Estudios de Hispanofilia, 1976.

Serge Berstein “Los Regímenes Políticos del Siglo XX”, 1996.

Virtudes Serrano “Señora Ama, La Malquerida” EDT. Cátedra 2002

Victor Chamorro “Historia de Extremadura volumen IV”

Trabajo Realizado Por:

Jesús Carlos Rodríguez Arroyo

DNI. 5275638J

C/ Andrés Borrego nº 19, 3º D, 28004 Madrid

Tf 650547912

chuchi_arroyo@hotmail.com

Licenciado en CC. EE. En el C.E.U. San Pablo Madrid.

Doctorando en RR. II. Tesis “El mercado laboral en los países de Visegrado”

Autor del libro “Descubriendo Acebo, Perspectiva Histórica y Socioeconómica de un municipio de Sierra de Gata”

Artículo publicado en la Revista Piedras con Raíces, número 9 primavera 2005

“Primera catalogación de los Chajurdonis acebanos” (Chozos de pastores).

Artículo en la revista Piedras con Raíces, número 8, invierno 2005 “Simbología prerromana en Sierra de Gata”

Creador página Web www.acebo.freeservers.com

Cofundador de la Asociación cultural acebana “La-Raya”

El contenido de las páginas de esta web está protegido.