Oct 011992
 

Manuel Rubio Andrada.

SITUACIÓN Y GENERALIDADES

La cercana sierra de S. Serván se encuentra situada en la parte SW de la ciudad de Mérida. Está formada por una cadena montañosa de cuarcitas primarias que emergieron en suelos generalmente pizarrosos. La población de S. Serván se encuentra cercana al comienzo del flanco W; de ella recibe el nombre.

Por su número y contenido esta sierra es uno de los núcleos con pinturas rupestres de tipo esquemático más importantes de nuestro país. Las que presenta la cara NE fueron presentadas y estudiadas por H. Brehuil en 1933[1], la cara W permaneció en el anonimato hasta 1983 siendo publicado un inventario muy completo de las mismas por Manuel León Gil y Ramón García-Verdugo Rubio[2]. Este estudio insiste en el dibujo individual de cada signo, su denominación y localización, faltando en él, las relaciones necesarias para una mayor comprensión.

En el trabajo que ahora presento aporto una relación de uno de los conjuntos de esa sierra con otros de las culturas maya y azteca. Culturas diferentes y muy distantes que, como cosa natural, tenían de fondo común la importancia del Sol y la Luna en las medidas temporales, la semejanza entre la expresión de esas medidas y su funcionamiento me llamó la atención proponiéndolo ahora como centro de reflexión y coloquio. Esta expresión conduce al descubrimiento de un sistema de numeración que pudo utilizarse durante parte de la Edad del Bronce extremeño. En los casos del maya y azteca era vigesimal[3].

El tema de la representación de un calendario y su relación estructural con «el calendario azteca» o «piedra solar» en uno de los conjuntos de la cueva Bermeja en el Parque Natural de Monfragüe fue presentado por mí en los Coloquios Históricos de Extremadura celebrados en 1983 en Trujillo; posteriormente en 1991 A. González Cordero redescubre estos mismos conjuntos inclinándose por la hipótesis antes apuntada[4] (Lám 1). Ahora relaciono el de la sierra de S. Serván con los calendarios religiosos maya y azteca publicados por la Sociedad Estatal para el Quinto Centenario (5).

DESCRIPCIÓN DE LAS PINTURAS

Se encuentran en el abrigo número 13 denominado por sus descubridores «Las Emes», en la cara W de la citada sierra de San Serván. Son sus coordenadas lat. 38º 50′ 15» y long. 2º 42′ 40», hoja 777 del mapa topográfico 1/50000 (Fig 1 y 2).

En esencia constan de dos circunferencias tangentes, segmentadas externamente, realizadas en color rojo y trazo grueso estando parcialmente perdidas en la parte derecha; el tamaño difiere en ambas, sus diámetros internos están aproximadamente en la proporción 6/10; la mayor presenta internamente tres círculos de tendencia concéntrica y el centro marcado por un punto; la circunferencia menor parece tener 15 ó 16 segmentaciones y la mayor lo probable es que posea 24; solamente tiene la maya en su círculo menor 13 y 20 en el mayor (Fig 3).

Esto probablemente indica que las «semanas» de nuestros antepasados tenían 24 días y las de los mayas 20. Si se multiplica el número de días de la «semana» por las veces que se segmentó la circunferencia pequeña se obtiene la duración de un año ó 23×16=368 días. El nuestro arroja una duración posible total de 24×15=360 días, siendo la de los maya y azteca de solamente 20×13=260 días[5]. El sistema de numeración empleado en cálculos ordinarios, el utilizado por los «extremeños» muy posiblemente fuera de base 24 ó muy cercana a ese número. ¿Se extendería el empleo de este sistema de numeración a otros ámbitos de la vida?, lo probable es que si, de cualquier modo esta hipótesis está por comprobar. El material con que contamos es bien escaso y frágil, estaría formado por algunos conjuntos de puntos y barras que, dentro del esquematismo, pueden indicar tablas elementales de contabilidad.

Podemos preguntarnos por la causa de que los calendarios americanos durasen solamente 260 días, -13 semanas de 20 días -, ello lo motiva el empleo de una contabilidad temporal basada en su sistema de numeración, que era precisamente el vigesimal; cabe señalar la existencia en aquellas naciones precolombinas de otro calendario civil que duraba 365 días, la combinación de ambos calendarios nos daba una duración de 18.980 días, este siglo de 52 años, indicaba la terminación de un ciclo solar y temían que el Sol no volviera a salir más, los cinco últimos días era de funestos presagios y el fin de año se apagaba todo el fuego y se escrutaba el firmamento hasta que un nuevo día confirmada el renacer del Sol. El empleo de ambos calendario estaba justificado para hallar mayores precisiones cósmicas.

FUNCIONAMIENTO

Las circunferencias se ensamblan a manera de ruedas dentadas, lo que mecánicamente se denomina piñones; para que los piñones coincidan es necesario que los segmentos de ambas circunferencias sean idénticos, esta cuestión que en términos reales no sale exacta, se lograba con mayor o menor espacio en los piñones y en los ángulos que ocupan – la diferencia entre segmentos era muy pequeña, ó, 273 cm. en los americanos y ó, 152 cm. en el extremeño -. Para su funcionamiento era necesario que estuvieran construidos en un material que posibilitase la rotación y las coincidencias entre los piñones de las ruedas tuvieran de holgura las pequeñas diferencias entes apuntadas. Lo que ahora traemos a estudio es una representación de esas maquinas de medir el tiempo que, sin duda existieron.

Por lo demás su mecanismo es muy sencillo, cada día pasa un piñón de cada circulo en el extremeño y un piñón con su ángulo correspondiente en los americanos; la terminación de estos ciclos y su repetición dura el tiempo que se denomina un año. El de nuestra edad del Bronce se basaba, muy posiblemente, en la división temporal de 24 espacios lunares – entre lunas nuevas y llenas -. Al estar perdida buena parte de la pintura extremeña hace que no podamos precisar la duración del año «extremeño». Lo que no impide reconocer su existencia mediante este calendario. La división de los segmentos de la circunferencia pequeña puede ser debido al conocimiento en primer lugar de la duración anual y los veinticuatro ciclos lunares y un repartimiento de aquellos entre éstos les daría el número exacto de segmentaciones a practicar en la primera circunferencia. Como una sencilla operación en la que se conoce el resultado y uno de los datos, calculándose con sencillez la cantidad que falta.

EL AUTOR

En primer lugar voy a tratar de profundizar en las características personales del individuo que realizó esta pintura: no poseía excesiva técnica ni entrenamiento en la ejecución del dibujo, el desajuste en el engranaje es manifiesto. Estas cuestiones no concurren en el autor del calendario de cueva Bermeja en Serrejón, Cáceres, donde todo es pulcritud y cálculo en el trazado.

Como individuo perteneciente a una sociedad se puede decir que estos conocimientos, junto a otros de tipo mitológico que sin duda irán surgiendo, debieron estar suficientemente extendidos, al menos entre algunos individuos culturalmente más inquietos y avanzados en las poblaciones a las que pertenecieron. De estos, como pueblo, no conocemos absolutamente nada, ninguna construcción o poblado, ningún resto de cerámica, mueble, arma, etc. Los arqueólogos llevan ya decenios tratando de llenar la secuencia que va desde finales del Calcolítico -entorno al 1800 a.C.- y los comienzos del Hierro -entorno al 700 a. de C.- sin que sus plausibles esfuerzos hayan aportado significativos resultados. En lugar de los habituales poblamientos encontramos únicamente algunos objetos hallados individualmente y con escasas conexiones. Sin duda hay que comenzar a suponer un despoblamiento que, debido a causas desconocidas, ocupó todo ese «milenio». Según mis observaciones la mayoría de estas múltiples realizaciones pictóricas y los grabados fueron realizados hacia el final de ese largo período; alguien los realizó pero sus circunstancias vitales nos son desconocidas por el momento. Formas culturales nada elementales en sus fondos, aunque si en sus formas.

Tales son las ausencias que bien podemos bautizar este milenio como «el milenio misterioso». Misterio que no debe circunscribirse a Extremadura, ya que en Comunidades cercanas el problema es parecido. De cualquier modo yo espero que la ciencia aclare tan atractivo misterio.

Sitúo nuestro calendario hacia esos siglos de comienzos del primer milenio antes de C. cuando el contacto con la cultura oriental es muy notoria.

Puede pensarse que sea una realización importada desde el Próximo Oriente o desde Centro Europa, yo no lo creo así por la razón de que hay numerosas pinturas de esteliformes solares que apuntan el tema de la sincronización y la división en segmentos, tales como en el conjunto VIII de la cueva de Los Murciélagos, Torrejón, Cáceres; en la cueva del Cristo en el Valle del río Batuecas, Salamanca; varias tentativas más en la misma sierra de San Serván no pudiendo rastrearse el fenómeno hacia la provincia de Ciudad Real, Andalucía o Portugal. No ocurre así en el S de la provincia de Salamanca. Este tipo de realizaciones es propio de un espacio bastante bien determinado que ocupa el S de Salamanca y la zona central de Extremadura, hasta la sierra de S. Serván. A pesar de ello creo que resulta algo distante la síntesis que ahora estudiamos, ello hace suponer que se hayan perdido algunas realizaciones intermedias.

Pienso que si fuera un calendario importado aparecería únicamente acabado, sin estadios intermedios de desarrollo. Llegado a este punto puede suponerse que los pueblos americanos habrían estado en comunicación con nuestros antepasados muchos siglos antes del famoso viaje de Colón. Como hipótesis de trabajo puede aceptarse, pero nada más. En ese caso nuestra realización aporta algo más que un grano de arena, ella, junto a otros hechos, que ya alguien anda buscando, demostrarían tan atrevida teoría. Por el momento soy de la opinión de que su coincidencia, por no ser única, piénsese en el tejido, la fundición de los metales, las armas líticas, etc. es producto de la casualidad.

CRONOLOGÍA

La datación de esta realización, como otras semejantes, no se puede por el momento precisar con mucha exactitud; se puede aproximar la fecha de sus realización en un sentido amplio, su factura debió realizarse en torno a los comienzos del primer milenio a. de C., (-1000 a -800). Para llegar a esta datación me fijo en algunas realizaciones que poseen entre otros rasgos significativos, trazos lineales y puntuaciones conjuntados, en un ambiente pictórico generalmente abstracto lineal. Entre ellos se observan algunos conjuntos con esquemas de trineos y carros de bronce que ayudan a datar esos conjuntos en torno al 800 a. de C., indirectamente ayudan a situar estos[6]. Es un proceso de relación de unos conjuntos con otros semejantes y estos con terceros. En el que ahora os presento es fácilmente relacionable, entre otros con el citado panel de la cueva del Cristo. Éste posee numerosos conjuntos lineales y puntuales ordenados que, estilísticamente son representativos por su orden y autonomía. Semejantes a estos se encuentran también en Puerto Palacios, Almadén, Ciudad Real y sobre todo en los Buitres, Peñalsordo, Badajoz acompañando a los citados carros de bronce.

BIBLIOGRAFÍA:

[1] BREUIL, Henri: Les peintures rupestres schématiques de la Peninsule Iberique, vol. II. Legny. 1933

[2] LEÓN GIL, Manuel y GARCÍA-VERDUGO RUBIO, Ramón: Las pinturas rupestres esquemáticas en Mérida, sierra de Arroyo de S. Serván, San Serván, (Badajoz). Departamento Cultural de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Badajoz, Mérida, 1983.

[3] AROCA, José L.: Los mayas utilizaban numeración vigesimal. Periódico Hoy 7-7-92.

[4] GONZÁLEZ CORDERO, Antonio y QUIJADA GONZÁLEZ, Domingo: Los orígenes del Campo Arañuelo y la Jara Cacereña y su integración en la Prehistoria regional. Navalmoral de la Mata, Excmo. Ayuntamiento 1991, pág. 131 ss.

[5] LUCENA SALMORAL, Manuel: América 1492, Sociedad Estatal para la ejecución de programas del Quinto Centenario 1990. Pág. 164 ss.

[6] ALMAGRO, Martín: Las estelas decoradas del suroeste peninsular. Biblioteca Prehistórica Hispana, vol. III. Madrid 1966.

Lámina III

Lámina 1.- Pintura del P. N. de Monfragüe. Conjunto del Calendario. Cueva Bermeja, Serrejón, (Cáceres).

Figura 1

Figura 1.- Esquema de calendario del abrigo de Las Emes, Arroyo de San Serván (Badajoz).

Figura 2

Figura 2.- Reconstrucción del esquema del calendario del abrigo de Las Emes, Arroyo de San Serván (Badajoz).

Figura 3

Figura 3.- Esquema del calendario maya.

 

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