Ago 242015
 

José Barrio Moya.

Don Juan Manuel Álvarez de Faria, tío de Manuel Godoy, fue un destacado militar extremeño que a lo largo de su vida profesional alcanzó los más altos puestos en los ejércitos reales, culminando su carrera al ocupar, entre 1796 y 1799, el cargo de ministro de la Guerra por decisión de Carlos IV.

Don Juan Manuel Álvarez de Faria nació en Badajoz en el año 1737, siendo hijo de don Diego Álvarez de Faria, natural de la ciudad pacense, y doña Juana Sánchez Zarzosa, que lo fue de la villa de Alburquerque.

Don Diego Álvarez de Faria fue coronel de las milicias provinciales de Extremadura, regidor perpetuo de Badajoz y gobernador del Real Consejo de Hacienda. De su matrimonio con doña Juana Sánchez Zarzoso, además de don Juan Manuel, nacieron doña Antonia Álvarez de Faria, quien casó a su vez con don José Godoy y Sánchez de los Ríos, siendo padres de Manuel Godoy, el famoso y controvertido primer ministro y favorito de Carlos IV, José Godoy, canónigo de Badajoz y Toledo, Luís Godoy, capitán general de Extremadura y Diego Godoy, al que Carlos IV concedió el título de duque de Almodóvar del Campo.[1]

Muy joven don Juan Manuel Álvarez de Faria se trasladó a Madrid , y siguiendo la tradición familiar, ingresó en la milicia, cuya trayectoria en aquel cuerpo conocemos gracias a su muy completo expediente personal conservado en el Archivo General Militar de Segovia.[2] Entre 1759 y 1763 don Juan Manuel Álvarez de Faria fue cadete del regimiento de artillería, ascendiendo el 1 de marzo de aquel último año a subteniente de la misma arma. En 1766 fue nombrado capitán de granaderos y en 1784, teniente general graduado. Durante aquellos años don Juan Manuel Álvarez de Faria intervino en diversas acciones bélicas, entre ellas el sitio de Almeida [3] y el bloqueo de Gibraltar.[4]

El 27 de octubre de 1793 el marqués de Villarias recibía una nota de Alange en la que le comunicaba que satisfecho el rey de los buenos servicios, zelo e inteligencia del mariscal de Campo Don Juan Manuel Alvarez, se ha dignado poner a su cargo la Ynspeccion General de toda la Infantería que estava vacante por muerte de los tenientes generales Don Felix O,Neille y marques de Zayas, y de orden de S.M. lo aviso a V.E. para su inteligencia y cumplimiento en la parte que le toca. Dios guarde a V.E. muchos años. San Lorenzo 27 de noviembre de 1793. Alange. [5]

            El 27 de octubre de 1796 Carlos IV enviaba una nota a don Juan Manuel Álvarez de Faria redactada en los siguientes términos como tuve a bien conceder a D. Miguel Joseph Azanza, secretario del Despacho Universal de la Guerra, la facultad de poner media firma en las Ordenes y Providencia de su ministerio, para aliviarle en lo mucho que tenia de material su expedicion, y me merece ahora la misma consideración el facilitaros medio que os abrevie el despacho de lo mucho que se han aumentado los negocios del expresado Ministerio de la Guerra y los del propio ramo en lo perteneciente a Indias que teneis a vuestro cargo, he venido en esta atencion, y por lo satisfecho que me hallo del zelo y completo desempeño que habeis acreditado en los encargos de mi Real servicio, en concederos el permiso de que firmeis con solo el apellido Alvarez todos los Oficios, Ordenes, Pasaportes y demas de esta clase que expidais para España e Indias, exceptuando los Despachos y demas documentos donde Yo ponga mi firma, en los quales pondréis la vuestra entera, y a fin de que esta mi Real determinación llegue a noticia de todos los que deban saberla, la comunicareis a los demas Ministros y a todos los Tribunales y Xefes de España e Indias. Tendreislo entendido para su cumplimiento. Señalado de la Real mano de S. M. En San Lorenzo a veinte y siete de octubre de mil setecientos noventa y seis. [6]

            El 29 de octubre de 1796 don Juan Manuel Álvarez de Faria comunicaba la antecedente al duque de Alburquerque de la siguiente manera que de orden del Rey remitia a V.E. para su noticia y govierno los adjuntos ejemplares del Real Decreto que S.M. ha tenido a bien dirigirme con fecha de 27 del corriente, concediendome su Real permiso para que firme solamente con el apellido de Albarez en los casos que en el se expresan. Dios guarde a V.E muchos años. San Lorenzo 29 de octubre de 1796. Juan Manuel Alvarez.[7]

            Por lo que respecta a su vida privada don Juan Manuel Álvarez de Faria contrajo matrimonio con doña María Antonia Sanz Merino, nacida en la ciudad de Panamá, viuda de don Mariano Giraldo, marqués de Casa Palacio, natural que fue de la ciudad de la Plata en America. [8] De aquella unión nació una hija, bautizada con el nombre de María Dolores, la que con el paso de los años se convirtió, por su matrimonio, en duquesa de Moctezuma.

El 17 de septiembre de 1802 don Juan Manuel Álvarez de Faria daba a su esposa un poder para testar, habida cuenta que la gravedad de mi enfermedad no me permite disponer con la claridad, madurez y reflexion que deseo las cosas concernientes a mi ultima voluntad. [9]. En aquel documento el militar extremeño declaraba el nombre de sus padres, su lugar de nacimiento y ser theniente general de los reales exercitos, consejero de Estado y cavallero del insigne orden del Toyson de Oro. Apostillaba asimismo que daba a su esposa aquel poder para que aquella con claridad, madurez y reflexion que desea las cosas concernientes a su ultima voluntad, teniendo entera satisfacion y confianza en la exmª señora doña Maria Antonia Sanz Merino las desempeñara con el acierto y eficacia correspondiente, por haverselas comunicado y estar bien conocida.

            Nombraba por sus testamentarios a la mencionada su esposa y a don Juan Manuel de Cárdenas del Consejo de S,M en el supremo de Guerra, e instituía por su única y universal heredera a su hija doña María Dolores Álvarez Sanz para que todos sus bienes los haia con arreglo a leyes de estos Reynos con la vendicion de Dios y la suya.

            Don Juan Manuel Álvarez de Faria falleció en Madrid el 18 de septiembre de 1802, siendo enterrado en la iglesia de san Martín en uno de los nichos de la bobeda del santo Cristo de los Milagros. [10]

            El mismo día 18 de septiembre de 1802 don Antonio de Córdoba y Heredia comunicaba a don José Antonio Caballero que a las tres de esta mañana ha fallecido en esta plaza el señor don Juan Manuel Alvarez, teniente general de los Reales Exercitos, lo que participo a V.E . para su noticia y la de S.M. Dios guarde a V.E. muchos años. Madrid 18 de septiembre de 1802. [11]

            El 20 de septiembre de 1802 don Diego Godoy pedía a don Antonio de Córdoba y Heredia que haviendo fallecido el teniente general don Juan Manuel Alvarez, mi tio, lo noticio a V.E. para que en el caso de no haber ningun inconveniente invencible tenga V.E la bondad de expedir las ordenes convenientes para que en el entierro que sera a las seis de la tarde de este dia, se hagan a su cadaver los honores fúnebres militares que señala la ordenanza para los tenientes generales que mueren en cuartel. La circunstancia de no hallarse los Reyes nuestro señores ni el principe de Asturias y la imposibilidad de poder esperar una Real resolucion sobre el particular, que en todo caso no se duda que seria favorable a las intenciones de los parientes del difunto señor, y consecuente con la intencion y aprecio que en vida merecio a SS.MM. son las causas que doy a V.E . este aviso con la solicitud que incluye, esperando de la mucha atencion de V.E. que me dara la contestación que fuere de su agrado con toda brevedad posible como lo exige la urgencia del caso. Dios guarde a V.E. muchos años . Madrid 20 de septiembre de 1802. Diego de Godoy. [12]

            Don Antonio de Córdoba y Heredia accedió a los deseos de don Diego Godoy, a la vez que este comunicaba la noticia a Manuel Godoy.

Excmº´señor generalisimo Principe de la Paz como gefe superior del Exercito pongo en noticia de V.E. que haviendo fallecido en esta Plaza, y en la noche del 17 al 18 del corriente, el teniente general Don Juan Manuel Alvarez, mi tio, y deseando su viuda, hijos y demas parientes que en su entierro se hiciesen al cadaver los honores fúnebres militares correspondientes a su grado, pase al capitan general de esta Provincia un oficio cuya copia incluyo y en su vista dispuso dicho gefe que al difunto señor se le hiciesen en su entierro los honores que señala la ordenanza para los Tenientes Generales que mueren en cuartel donde no residen los Reyes Nuestros Señores ni el Principe de Asturias. Todo lo qual acava de verificarse y espero merecer la aprovacion de V.E. que se dignara significarla. Nuestro señor guarde la importante vida de V.E, muchos años . Madrid 20 de septiembre de 1802. Diego de Godoy. [13]

            Tras la muerte de don Juan Manuel Álvarez de Faria sus testamentarios procedieron a realizar el inventario y tasación de sus bienes, llamado para su valoración a los respectivos peritos que fueron buscados y llamados, pero cuyos nombres no se citan. [14]

El militar extremeño dejó a su fallecimiento una importante hacienda en la que se incluía muebles, relojes, pinturas, alfombras m ropas y vestidos, armas, utensilios de cocina, objetos de plata y joyas, libros e incluso comestibles como café y cacao.

La tasación se llevó a cabo el 9 de octubre de 1802 con asistencia de la viuda e hija del fallecido y los testigos don Francisco Lobo presbitero, colegial de Maese Rodrigo en Sevilla, don Tomás López Arizmendi oficial de la Reservacion de Vales Reales y don Juan Vidal y Fernández, todos vecinos de Madrid, pero con la ausencia de don Juan Manuel de Cárdenas, su albacea, que se hallaba en el reyno de Galicia, a quien luego que regrese a esta Corte se manifestara este ynventario en el estado que tenga para su examen, cotejo y aprovacion en devido cumplimiento de la ultima voluntad y nombramiento de albacea unico hecho por el difunto.

SILLERIA.-

– una docena de sillones pintados de porcelana con sus filetes dorados y asiento y respaldo de damasco amarillo con sus fundas de coton, 1440 rs.- otra docena de sillas sin brazos, iguales, cada una correspondiente a los anteriores, 1080 rs.- dos canapes de quatro asientos cada uno correspondientes a los anteriores, 760 rs.- seis taburetes de abanico pintados de porcelana y sus filetes dorados con asientos de raso blanco y su guarnicion de filoseda rayada con sus fundas de coton, 540 rs.- dos canapes de quatro asientos cada uno que corresponden a la silleria antecedente, 600 rs.- seis sillones de brazos, de nogal, de obalo con respaldos y asientos de damasco carmesí, 600 rs.- un sofa igual a dichos sillones, 800 rs.- ocho taburetes de nogal, de abanico, con asientos de filoseda listada, 560 rs.- un canape de quatro asientos identico a los expresados taburetes, 280 rs.- una docena de taburetes de arpa pintados de porcelana con sus filetes azules y asientos de filoseda listada con cubiertas de coton en los asientos, 600 rs.-un sillon de buelta de aya forrado en cabra negra, 120 rs.- ocho taburetes de tijera de cordoban negro, 48 rs.- treinta y seis sillas de Vitoria altas, 504 rs.- treinta y cinco idem, 279.- veinte ydem bajas, 240 rs.- ocho altas ordinarias, 16 rs.- cinco bajas ydem, 5 rs.

COLGADURAS DE SEDA.-

Recibían el nombre de colgaduras todo un conjunto de telas y tapices que cubrían y adornaban las paredes de las habitaciones de las grandes casas. Don Juan Manuel Álvarez de Faria poseyó varias, siendo la mas valiosa una de damasco amarillo forrada en lienzo con sus medias cañas doradas que contiene ciento y cuarenta y cuatro varas, tasada en 3168 reales.

ARAÑAS.-

– dos arañas de cristal de Alemania con ocho mecheros cada una con sus colgantes de perlas, 6000 rs.- otra idem con seis mecheros y sus colgantes, 1300 rs.- otra idem, 1200 rs.- otra como antigua, 1000 rs.- dos arañitas de sobremesa con cuatro mecheros cada una, 800 rs.

TREMOES.-

La palabra tremó es de origen francés y designaba a una serie de adornos, con apariencia de marcos, que se colocaban en los espejos de pared.

un tremo pintado de porcelana y color de caña con sus filetes dorados y un pais por adorno con su luna correspondiente y su mesa de marmol blanco con sus pies identicos al trono, 2000 rs.- otro idem de porcelana con sus filetes dorados y por adorno un trofeo de musica, con su luna correspondiente y su mesa de marmol jaspeado con sus pies iguales al trono, 1800 rs.- otro idem de caoba con embutidos y su luna, 1200 rs

RELOXES DE SOBREMESA.-

– un relox de sobremesa de marmol blanco bronceado con dos miniaturas y su campana de cristal, 2700 rs.- otro idem de marmol blanco bronceado con dos columnas negras y una aguila encima con su campana de cristal, 3600 rs.- otro idem con su caja de madera broinceada, 1000 rs.

MUEBLES-

Don Juan Manuel Álvarez de Faria dejó a su muerte una selecta colección de muebles, entre los que destacaban un pianoforte y dos bidés, lujo inusual en la época.

quatro estatuas de cuerpo entero de yeso mate con sus pedestales de madera pintados de porcelana y sus filetes dorados, 600 rs.- quatro rinconeras de madera pintadas de porcelana con filetes dorados y sus campanas de cristal con juguetes, 640 rs.- una papelera de caoba con embutidos y erraje bronceado, 900 rs.- otra ydem chica con su pie, 320 rs.- una comoda de nogal con tres cajones y erraje dorado, algo maltratada, con embutidos, 280 rs.- dos idem iguales buenas, 720 r s.- dos cantinas de caoba con su cajon y arillo de bronce, 320 rs.- otra idem de nogal embutida, 90 rs.- un forte piano con su funda de tafilete amarillo, 3200 rs.-un vide de nogal con su fondo de porcelana, 90 rs.- otro idem con la funda de oja de lata, 20 rs.- un neceser de nogal con varias piezas para afeitar, 400 rs.- una prensa para ropa, 120 rs.- un bastidor para bordar, 40 rs.- un biombo de pino cubierto de tafetan, 90 rs.- otro idem pintado con seis ojas de lienzo, 100 rs.- una sombrerera de pino redonda, 10 rs.- un armario grande pintado de porcelana al oleo, 220 rs.

            Pero además de todo lo arriba referido se registraron tinajas, paraguas, cubas, frisos, fuelles, escaleras, espejos, mamparas, faroles, felpudos, baúles y arcas.

CAMAS.-

– una cama matrimonial de caoba con su armazon de hierro y su colgadura de damasco de seda amarillo con dos colchas y su rodapie, que contiene ciento y veinte varas, tres colchones de coton, dos hijuelas y quatro fundas, 7900 rs.- otra idem con todo su armazon de hierro y colgadura de tafetan listado con dos tarimas de madera pintadas de verde y su coti forrado con gancho de hierro y dos colchones tambien de coti, 3400 rs.- un catre pintado de color obscuro con su armazon de ydem y colgadura de damasco de seda amarillo con su colchon que tiene cuarenta y seis varas, 560 rs.- otro idem tambien pintado de color obscuro colgado de tafetan verde, 360 rs.- un catre de tixera para camino en un cajon grande con su cerradura, 300 rs.- otro idem dentro de una maleta, 200 rs.

MESAS.-

– un bufete cubierto de caoba con embutidos, diez cajones y errajes bronceados, 700 rs.- un pupitre forrado en cabra negra y su cerradura, 50 rs.- una mesa de cedro con un cajon grande y tres chicos, de embutidos y erraje bronceado, 200 rs.- una mesa con juego de damas y embutidos con su cajon y errajes bronceados, 100 rs.

ALFOMBRAS.-

una alfombra de moqueta francesa que tiene ciento y seis varas, 2016 rs.- otra idem con cuarenta y dos varas, 504 rs.- otra idem de paño blanco y verde, 600 rs.- otra idem de Alcaraz con tres varas de largo, 80 rs.- otra idem de tres varas, 60 rs.- un tapete de alfombra azul turquí, 30 rs.

ROPA DE COLOR Y BLANCA.

Dentro de la ropa de color se registraban casacas, calzones, chupas, chaquetas, capas, betas, levitas, so obreros, guantes, chalecos y un uniforme de media gala de teniente general con su funda de lienzo crudo y dos pares de calzones, que alcanzó una tasación de 1000 reales. Por lo que respecta a la ropa blanca se incluían camisolas, camisas, calzoncillos, pañuelos, calcetas, madias, sábanas, almohadas, peinadores, gorros, manteles, servilletas, cortinas, ponchos, colchas, jergones, colchones y mantas.

ARMAS.-

No podían faltar en el inventario del militar extremeño toda una serie de armas tanto blancas como de fuego, tales como sables, espadas, cuchillos, escopetas, carabinas y pistolas así como diversos bastones de mando y frascos de pólvora. Destacaban dos pistolas de uno de los famosos armeros Bustindui, valoradas en 400 reales.

un sable con su cachorrito en el puño, 360 rs.- una espada con puño de madera y guarnicion de acero, 180 rs.- otra idem sin plancha, 50 rs.- otra idem de acero clabeteada con borlas, 280 r s.- otra idem sin borlas, 180 rs.- tres cuchillos de monte con sus cananas, 360 rs.- dos carabinas, 300 rs.- una escopeta vizcayna, 500 rs.- un par de pistolas de Gustingui, 400 rs. [15].- un frasco de asta para polbora, 120 rs.- un latigo con su puño de marfil, 30 rs.- dos bastones de unicornio con puños de carey, 320 rs.- otro idem de carei rajado, guarniciones de oro en el puño, 160 rs.- otro idem de madera ordinaria, 40 rs.- un estuche de afeitar con cinco ojas de navaja, 200 rs.- otro idem en forma de libro que contiene seis nabajas, un espejo, un frasquito y una piedra todo con remates de plata, 200 rs.- dos cajitas de fuego, 30 r s.- dos cepillos, 8 rs.

PIEZAS DE CHIMENEA.-

En 900 reales se tasaron las siguientes piezas dos morillos de yerro y bronce.- una paleta grande.- unas tenazas.- una plancha de yerro con su muelle para cortar el ayre.- otra idem para hacer mas chica la chimenea.- unas cortinas de tafetan verde con su varilla.- una tapa de pino forrda en oja de lata.- un fuelle y un corcho.

COBRE, CHINA Y CRISTAL.-

Fueron numerosos los utensilios de cocina que el militar extremeño dejó a su muerte. Dentro del epígrafe de cobre se registraron cacerolas, marmitas, velones, cucharones, almireces, calentadores, cucharas, cazos, chocolateros, jarros, espumaderas, torteras, candeleros, braseros, ollas, sartenes, badiles, parrillas, tenazas, romanas, garabatos, cuchillas, balanzas, cerrojos, planchas, faroles, enfriadoras, aceiteras, tinteros y vasos. Por lo que toca a china se englobaban jícaras, platillos, cafeteras, soperas y platos, azucareros y fruteros. Sobresalía un juego de cafe que consta de doce jicaras, doce platillos, su azucarero, su cafetera y su lechera, tasado en 1000 reales. Como piezas de cristal se contaban campanas para platos, fruteros, copas, vasos , botellas y fanales,

COCHES.-

un coche ingles en muy buen estado acabado de charolar, dorado todo el hierro, tallas de fuego y molduras, con sus correones nuebos pespunteados de blanco, el salpicadero tambien nuevo, forrado de terciopelo bueno con toda la franja correspondiente, ocho cristales y ocho persianas con sus ladillos y almoadones, 15000 rs.- otro coche con juego a la española y caxa a la ynglesa forrada en terciopelo, cordoneria y franxa a todo coste, tableros de chapa, la caja pintada de berde ingles con medallones y el juego de amarillo, ocho cristales, ocho persianas, quatro muelles a la polinea y todo el muy poco usado, 14500 rs.- otro coche con caja a la francesa y juego a la española, pintada su caja de berde ingles, forrada de piel de diablo rayado, con sus cristales , ladillos y almohadones bastante usado, 2600 rs.- una berlina con juego a la francesa y caxa a la ynglesa colgada de quatro muelles, forrada de terciopelo bueno, con su pescante y franxas correspondientes, dos faroles, todo a medio usar, 7000 rs.- otra berlina con juego a la española y caxa a la inglesa con quatro muelles y ojas de hierro, forrada de paño blanco, con sus cristales, quatro persianas y el calze, mui maltratado, 5000 rs.-otra berlina de camino con juego a la española y caxa a la ynglesa, forrada en filoseda listado con quatro muelles pequeños, todo nuevo, 6000 rs.

            Se completaban los coches y berlinas con varias mulas y sus correspondientes guarniciones-

CAJAS.-

– una caja de concha con su cristal y cifre encima, 80 rs.- otra idem con una miniatura de marfil, 100 rs.- otra idem de carey guarnecida de acero, 140 rs.- otra idem de pasta con su pays y cristal, 40 rs.- otra idem de pasta con guarnicion de similar y su miniatura, 80 rs.- otra idem de concha para cigarros, 40 rs.- un canutero de idem, 60 rs.- un estuche de carey con varias piezas de plata, 100 rs.- otro idem de zapa verde, 80 rs.-otro idem chico de lo mismo, 30 rs.- un anteojo de larga vista, 320 rs.- un lente en caxa de concha, 50 rs.- mas otro chico, 30 rs.- unas gafas, 12 rs.- un par de hevillas de plata elasticas, 90 rs.- otro par idem de ojuela, 30 rs.- una pipa de China con guarnicion de polata, 10 rs.- dos candeleritos de cristal para sobremesa, 100 rs.

ORATORIO.-

Desde que Felipe II estableció en Madrid la capital de su monarquía, los nobles que levantaron sus palacios para estar cerca del poder, no olvidaron de edificar en ellos sus propias capillas privadas. Según la condesa D,Aulnoy, una intrigante francesa que residió en Madrid en 1679 y 1680, cuenta en su obra Viaje por España que realizó en aquellos años que las iglesias de la Corte se ven poco frecuentadas por los grandes señores, que oyen misa y rezan en las capillas particulares de sus casas. Sólo en ciertos días del año acuden a los templos, como por ejemplo en Semana Santa. [16]. Por ello en la casa madrileña del militar extremeño no podía faltar su pequeño oratorio donde él y su familia podía asistir a los oficios divinos. En la pequeña capilla encontramos todo lo necesario para el adorno y servicio de la misma.

un cofre que contiene un altar portátil de nogal con su guarnicion de raso camesi, su remate de dosel con galon y fleco de oro brillante, 4500 rs.- un par de cortinas en pabellón, de tafetan carmesí que cubre todo el altar, 190 rs.- un ornamento que hace a quatro colores blanco, encarnado, morado y verde, compuesto de una casulla, dos est olas, dos manipulos, dos paños de caliz, todo de raso con galon de oro brillante y una bolsa de corporales, 1400 rs.- otro ornamento de tafetan negro con galon de oro, compuesto de casulla, estola, manipulo, paño de caliz y bolsa de corporales, 480 rs.- un f rontal que hace a los quatro colores dichos, 600 rs.- una sabanilla de altar, 90 rs.- una alba, 360 rs.- un amito, 44 rs.- un cíngulo, 80 rs.- dos corporales con su hijuela, 90 rs.- siete purificadores, 56 rs.- dos relicarios con guarnicion de ilillo de plata, 80 r s.- un quadro de Nuestra Señora de Guadalupe, 30 rs.- un misal, 50 rs.- un atril, 24 rs.- tres sacras, 30 rs.- dos aras, 30 rs.- dos tapetes de coton, 24 rs.- una alfombrita, 20 rs.- un frontal de tafetan carmesí. 70 rs.- un paño de tela de oro guarnecido de encaje de plata, 40 rs.- una sabanilla guarnecida de encage, 90 rs.- una cubierta de tafetan carmesí para la gradilla, 35 rs.- un crucifijo de plata con cruz de madera, 140 rs.- un manto de terciopelo negro de Nuestra Señora de los Dolores con su ceñidor con galon de oro, 1100 rs.- la tunica con su toca y demas vestido interior, 340 rs.- una mesa de pino grande con su gradilla, 80 r s.- un Niño Dios con solo su ropa. sin incluir la plata, 40 rs.

PLATA.-

Don Juan Manuel Álvarez de Faria poseyó una riquísima colección de piezas de plata, la mayor parte de ellas de carácter civil y uso cotidiano que nos informa de la riqueza del militar extremeño. Se registraban palancanas, jarros, jaboneras, platos, cucharas, candeleros, fuentes, soperas, salseras, macerinas, tazas, chocolateros, braserillos, palmatorias, espuelas con sus charreteras, un cogedor de azúcar, cálices, campanillas, patenas, un sol dorado, un corazón con siete espadas, etc. Las piezas que alcanzaron una mayor tasación fueron:

un tocador nuevo de plata, 11861 rs.- un cofrecito de marfil todo calado con dibujos chinescos y su guarnicion de plata sobredorada, 2000 rs.

ALHAJAS.-

Si numerosos y variados fueron los objetos de plata de don Juan Manuel Álvarez de Faria no andaban a la zaga las joyas, todas ellas realizadas en oro y plata con guarniciones de perlas, diamantes y otras piedras preciosas, tales como sortijas, veneras, manillas, arracadas, collares, pulseras, sellos, etc. Destacamos las joyas más valiosas:

un collar de perlas que tiene treinta perlas de varios tamaños y una perlilla en el medio, con tres perlitas encima de la perilla, todo de superior calidad, 90000 rs.- dos arracadas con doscientos y quatro brillantes y seis perillas y ocho perlas en los copetes y lazo de tres orlas en el medio de ellas ocho perlas, 53200 rs.- seis flores de brillantes con doce ojas cada una y una perla en medio con cincuenta y quatro brillantes, 41200 rs.- dos manillas con cuatrocientos y noventa y nueve perlas, 26000 rs.- unas pulseritas de oro esmaltadas para las manillas de perlas, 140 rs.- una caxa que tiene la orla veinte brillantes y el lazo treinta y tres, 10800 rs.- tiene la tapa de dicha caxa setecientos diamantes rosas y en el costado de la tapa sesenta y tres y los trofeos con los dos del costado tienen mil ciento veinte y seis, 11652 rs.- además tiene de oro la dicha caja onze onzas y siete ochavas, 1742 rs.- una venera de Santiago echa el cuerpo de dos orlas, la de dentro de engastes y la de fuera festoneada y encima un lazo con tres ojas con una florecita y en las dos puntas colgando dos borlitas que en todo tiene dicha venera ciento y nobenta y seis brillantes, 8640 rs.- una venera de Maria Luisa, 453 rs. y 24 mrs.- un Toyson de oro grande, 959 rs y 32 mrs.- una Nuestra Señora de Guadalupe de oro, 316 rs.- y 13 mrs.- un sello de plata con mango negro, 30 rs.- otro sello con mango de marfil, 35 rs.- dos Vírgenes del Pilar grandes, 127 rs. y 8 mrs.- nueve monedas de la jura del rey y varias medallas, 365 rs.- una cruz chiquita de perlas con sus sarcillos, 900 rs.

LIBRERÍA.-

Dentro del conjunto de los bienes que dejó a su muerte don Juan Manuel Álvarez de Faria, fue seguramente su biblioteca privada la que ofrece un mayor interés. No era muy numerosa en títulos pero si de una temática variada, puesto que incluía obras de carácter militar, historia, medicina, química, economía, flora, gramática y diccionarios de las lenguas inglesa, italiana y francesa, etc. Alternaban obras tan destacadas de la cultura dieciochesca como el Espíritu de las leyes, de Montesquieu, con otras tan curiosas y domésticas como un Modo de cultivar hortalizas o un Modo de fundir campanas.

            Dentro de la temática militar poseyó el Tratado de castramentación, de Vicente Ferraz, los Avisos militares sobre el servicio de Infantería, Cavallería y dragones, de José Carrillo de Albornoz, la Instrucción metódica y elemental para la táctica, manejo y disciplina de la cavallería y dragones, de García Ramírez de Arellano, las Reflexiones militares, de Álvaro Navia y Osorio, el Honor militar, de Clemente Peñalosa, etc,

Entre los libros de historia se registraban el Compendio cronológico de la Historia de España, de José Ortiz y Sanz, el Compendio de la historia civil del reyno de Chile, de Juan Ignacio Molina, el Compendio histórico del descubrimiento y conquista de la India Oriental, del francés Louis d,Ussieux, en la traducción castellana de Manuel Antonio Ramírez, los Anales de Sevilla, de Diego Ortiz de Zúñiga, etc.

Tuvo además la Corte Santa, de Nicolás Causin, la Flora peruana, de Hipólito Ruiz y José Pavón, un Viaje de España, en francés, el Proyecto económico, de Bernardo Ward , el Evangelio en triunfo, de Pablo de Olávide, etc. La tasación se llevó a cabo de la manera siguiente:

treinta y un guias de tafilete, 31 rs. [17] .- diez guias en pasta, 12 rs.- nueve Oficios de la octava del Corpus, 72 rs.- cinco oficios de varias facultades, 40 rs.- dos Semanarios, 44 rs.- quatro Semanarios de la defensa de la Inquisición, 8 rs.- diez y nueve cuadernos en pasta que tratan de diversas oraciones, inauguraciones y elogios a personas señaladas, 38 rs.- once idem en tafilete, 44 rs.

– uno de Castromentacion o arte de acampar (Vicente FERRAZ.- Tratado de castromentación o arte de campar dispuesto para el uso de las Reales Escuelas Militares del cargo del Real Cuerpo de Ingenieros, Madrid 1800), 30 rs.

uno ensayo de la policia en general (ANÓNIMO.- Ensayo sobre la policía general de los granos, sobre sus precios y sobre los efectos de la Agricultura traducido del francés por Tomás ANZANO, Madrid 1795), 10 rs.

tres tomos de la Historia del Toison (Julián PINEDO Y SALAZAR.- Historia de la insigne Orden del Toisón de Oro, Madrid 1787), 50 rs.

un Diccionario de la pesca tomo 5º (Antonio SAÑEZ REGUART.- Diccionario histórico de las artes de la pesca nacional, tomo V, Madrid 1795), 20 rs.

dos tomos Memorias de la Academia, 60 rs.

Juzgados militares, seis tomos (Félix COLÓN DE LARRATEGUI.- Juzgados militares de España y sus Indias, Madrid 1787), 36 rs..

Vida del padre Veyra un tomo ( ANÓNIMO .- Breve resumen de la vida del venerable padre Antonio de Vieyra sacada de las obras que se imprimieron en Barcelona en el año de 1734, Pamplona 1735), 4 rs.

Tratado de enfermedades de los ojos un tomo (tal vez Francisco MARTÍN.- Ensayo óptico, catóptrico y dióptrico del que se saca enfermedades de los ojos, Madrid 1743), 5 rs.

Compendio de la Historia de España, seis tomos (José ORTIZ Y SANZ.- Compendio cronológico de la Historia de España, Madrid 1795), 36 rs.

Almanak nautico un tomo (ANÓNIMO.- Almanaque náutico y efemérides astronómicas, San Fernando 1791), 2 rs.

espiritu de Bufon un tomo (George Louis LECLERC., conde de BUFFON.- Espíritu traducido del francés por Tiburcio MOSQUIEYRA SERRADOR, Valladolid 1798), 6 rs.

Maximas de la Guerra un tomo (ANÓNIMO.- Máximas de la guerra sacadas de las obras del exmº. señor marqués de la Mina, Tolosa 1767), 3 rs.

Espiritu de las leyes un tomo (Charles Louis de SECONDAT, barón de MONTESQUIEU.- L, esprit des lois, Ginebra 1748), 2 rs.

Avisos militares un tomo (José CARRILLO DE ALBORNOZ., duque de MONTEMAR.- Avisos militares sobre el servicio de la Infantería, Caballería y dragones, Madrid 1773), 4 rs.

Ordenanza economica de Marina un tomo (ANÓNIMO.- Ordenanza de S.M. para el gobierno económico de la Real Hacienda de Marina, Madrid 1799), 8 rs.

Ynstruccion de la caballeria dos tomos (García RAMÍREZ DE ARELLANO.- Instrucción metódica y elemental para la táctica, manejo y disciplina de la caballería y dragones, Madrid 1767), 18 rs.

Noticias antiguas un tomo, 8 rs.

Salmos de David un tomo (Salmos de David traducidos por Pedro Antonio PÉREZ DE CASTRO, Madrid 1799), 8 rs.

Defensa de Malta un tomo (José María CALDERÓN DE LA BARCA.- Gloriosa defensa de Malta contra el formidable exercito de Solimán II por los caballeros de San Juan de Jerusalem, Madrid 1796), 3 rs.

Regla de Santiago un tomo (ANÓNIMO.- Regla de la Orden de la caballería de Santiago, Madrid 1791), 3 rs.

Lecciones de quimica un tomo (Valentín de FORONDA.- Lecciones de química, Madrid 1791), 6 rs.

Gramatica de Chantreau un tomo (Pierre-Nicolás CHANTREAU.- Arte de hablar bien el francés o Gramática francesa, Madrid 1781), 12 rs.

el Ebangelio en triunfo quatro tomos (Pablo de OLÁVIDE Y JAÚREGUI..- El Ebangelio en triunfo o historia de un filosofo desengañado, Valencia 1797), 32 rs.

Modo de cultivar hortaliza un tomo, 10 rs.

Memorias poliitcas tres tomos sueltos, 12 rs.

Hist oria de la union de Portugal a Castilla (Girolamo FRANCHI CONESTAGGIO.- Historia de la unión del reyno de Portugal a la corona de Castilla traducida por Luís de BAVIA, Barcelona 1610), 3 rs.

Diccionario italiano un tomo, 6 rs.

veinte y dos tomos de Biblia, 580 rs.

Modo de fundir campanas un tomo, 16 rs.

Proyecto economico de Ubar un tomo (Bernardo WARD.- Proyecto económico, Madrid 1779), 8 rs.

Instruccion de pastores un tomo, 10 rs.

cartas de Foronda dos tomos (Valentín de FORONDA.- Cartas sobre los asuntos mas exquisitos de la economía política, Madrid 1789), 16 rs.

Miscelanea de Foronda (Valentín de FORONDA.- Miscelánea de varios discursos, Madrid 1787), 6 rs.

Logica traducida por Foronda un tomo (Valentín de FORONDA.- Lógica de Condillac. Puesta en diálogo, Madrid 1794), 6 rs.

Reflexiones militares dos tomos (Álvaro NAVIA Y OSSORIO, marqués de SANTA CRUZ DE MARCENADO.- Reflexiones militares, Turín 1724), 24 rs.

Diccionario de Gatel cuatro tomos (Claude Marie GATTEL.- Nuevo diccionario español- francés y francés español con interpretación latina, Lyon 1790), 100 rs.

Viage de España en frances tres tomos, 45 rs.

Causino Corte Santa tres tomos sueltos (Nicolás CAUSSIN.- La Corte Santa traducida del francés por Esteban de AGULAR Y ZÚÑIGA, Madrid 1675), 18 rs.

Anales de Sevilla dos tomos sueltos (Diego ORTIZ de ZÚÑIGA.- Annales eclesiásticos y seculares de la muy noble y muy leal ciudad de Sevilla, Madrid 1677), 18 rs.

Historia de la Yndia oriental un tomo (Louis d,USSIEUX.- Compendio histórico del descubrimiento y conquista de la India Oriental traducido del francés por Manuel Antonio RAMÍREZ, Córdoba 1773), 15 rs.

Castro Portugal convencido (Nicolás FERNÁNDEZ DE CASTRO.- Portugal convenzida con la razón para ser venzida con las armas de Don Phelipe IV, Milán 1648), 20 rs.

Libertad de los mares franceses, tres tomos, 12 rs.

Compendio de la Historia de Chile dos tomos (Juan Ignacio MOLINA.- Compendio de la historia civil del reyno de Chile, Madrid 1795), 6 rs.

Gali fracturas de rotula un tomo (Leonardo GALLI.- Nuevas indagaciones acerca de las fracturas de la rótula, Madrid 1795), 10 rs.

Flora peruana un tomo en folio (Hipólito RUIZ y José PAVÓN.- Florae peruvianae et chilensi prodromus, Madrid 1794), 30 rs.

otro idem en cuarto, 5 rs.

Diccionario yngles quatro tomos, 120 rs.

Honor militar quatro tomos (Clemente PEÑALOSA Y ZÚÑIGA.- El honor militar. Causas de su origen y decadencia, Madrid 1795), 4 rs.

– Ordenanzas militares tres tomos, 18 rs.

varios mapas, 20 rs.

La biblioteca de don Juan Manuel Álvarez de Faria, que como ya hemos dicho no es muy abundante en títulos, parece responder, por su afán enciclopédico, a los gustos de un ilustrado de la España de la época, al que los sucesos revolucionarios de Francia y la férrea censura impuesta por Carlos IV y sus ministros a la entrada de obras extranjeras, convirtieron sus afanes culturales en extremadamente conservadores.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

APORTACIÓN DOCUMENTAL-

Poder para testar el exmº. señor Don Juan Manuel Albarez de Faria a la exmª. Señora Doña Maria Antonia Sanz Merino, su esposa.

                                                                                              17 de septiembre de 1802.

En la villa de Madrid a diez y siete de septiembre de mil ochocientos y dos, el exmº. señor don Juan Manuel Albarez de Faria, t teniente general de los reales exercitos, consejero de Estado y cavallero del insigne orden toison de oro, natural de la ciudad de Badajoz, hijo legitimo de los señores don Diego Albarez de Faria y doña Juana Sanchez Zarzoso, ya difuntos, hallandose enfermo en la cama de la enfermedad que su Divina Majestad se ha servido darle, aunque sano de sus cinco sentidos y potencias, creiendo como firmemente creo en el altisimo, inefable misterio de la veatisima trinidad, Padre, hijo y Espiritu Santo, tres personas que aunque realmente distintas y con diversos atributos son un solo Dios verdadero y una esencia, y en todo lo demas Misterios y sacramentos que tiene, cre y confiesa nuestra santa madre la iglesia católica apostolica romana, bajo de cuia verdadera fe y creencia he vivido y protexta vivir y morir como catholico y fiel christiano, tomando por su intercesora y abogada a la serenissima Reyna de los Angeles Maria Santissima Madre de Dios y señora nuestra, al santo Angel de mi guarda, santos de mi nombre y debocion y demas de la Corte celestial, para que impetren de Dios nuestro señor que por los infinitos meritos, pasion y muerte de nuestro Redentor Jesu-Christo, le perdone sus culpas y pecados, y que quando su divina voluntad fuere servido sacarle de esta vida para la eterna, lleve su alma a gozar de su veatifica presencia, a cuia honra y gloria temiendose de la muerte que es natural y precisa a toda criatura y su hora incierta, para que quando llegue no halle a S.E. disponiendo de disposición testamentaria, desde luego en la via y forma que mas haia lugar dijo que por quanto la gravedad de su enfermedad no le permite disponer con la claridad, madurez y reflexion que desea las cosas concernientes a su ultima voluntad, teniendo entera satisfacion y confianza de que la señora doña Maria Antonia Sanz de Merino, su esposa, las desempeñara con el acierto y eficacia correspondiente por haverselas comunicado y estar bien cerciorada, otorga y confiere a la mencionada exmª señora su esposa, tan amplio, firma y eficaz poder como es necesario para que a nombre de S.E. el señor otorgante y representando su persona formalice y ordene dentro o fuera del termino legal, su testamento y ultima voluntad, haciendo en el los legados pios, forzosos y gravosos que le pareciere, disponiendo su entierro segun su estado y circunstancias, disponiendo igualmente se celebren por su alma las misas y sufragios en las Iglesias o conventos que fuere de su agrado, haciendo tambien todas las declaraciones necesarias, remisiones de deudas, descargos de su conciencia y demas cosas que S.E le tiene comunicadas y comunicara en lo sucesivo si pudiera, pues aprueva todo lo que con arreglo a las referidas facultades practicare y quiere tenga la misma validacion y subsistencia que si aquí totalmente fuera expresado, y que por tal se estime , para lo qual y cada cosa la da el mas absoluto y eficaz poder con todas las firmezas convenientes que legalmente se requiere y con libre, franca y general administración y para ello otorgar su testamento y evacuar enteramente todo lo que disponga, ordene y declare en virtud de este poder, la prorroga el tiempo que el derecho previene por el que necesite sin limitacion y solo reserva en si lo siguiente.

– para cumplir todo lo pio que ordene la expresada exmª. Señora mi esposa, en virtud de este poder la nombra y al señor Don Juan Manuel de Cardenas, del Consejo de S.M. en el supremo de la Guerra, y a cada uno insolidum, y les confiere amplia facultad oara que se apoderen de mis bienes, vendan los mas efectivos y de su producto lo cumplan y paguen todo, cuio encargo les dure el año legal y el mas tiempo que necesitaren, pues se le prorroga.

– y en el remanente de todos sus bienes, derechos y acciones instituie por su universal heredera a la señora Doña Maria de los Dolores Albarez Sanz de Merino, su hija y de la mencionada exmª. Señora doña Maria Antonia Sanz de Merino, para que los haia con arreglo a leyes de estos Reynos con la vendicion de Dios y la suia.

– y por el presente revoca S.E. los testamentos, codicilos, poderes para testar y demas disposiciones que antes de ahora haia otorgado en cualquier forma para que ninguna valga, ni haga fe judicial ni extrajudicialmente . escepto este poder y testamento que en su virtud de ordene, que quiere y manda se tengan y cumplan por su ultima y deliberada voluntad o en la mejor forma que haia lugar en derecho. Asi lo otorga y firma S.E. a quien doy fe conozco, siendo testigos los señores Don Francisco Ruiz de Campomanes, presbítero, cavallero del orden de Santiago, del Consejo de S.M. en el Real de las Ordenes, el mariscal de Campo Don Joseph Salas, Don Francisco Zunzuñigui y Don Francisco Albarez de Quevedo, vecinos de esta Corte y no lo firmo el señor otiorgante por allarse agravado en la enfermedad, a su ruego lo hizo uno de los dichos señores testigos-

Testigo a ruego = Jose de Salas. Ante mi = Antonio Sanz del Olmo.

(ARCHIVO HSITÓRICO DE PROTOCOLOS DE MADRID. Protocolo = 22651, folº. 143-144 vltº. 3ª foliación. Escribano = Antonio Sanz del Olmo)

[1] .- Sobre el apellido Faria véase GARCÍA CARRAFFA, Alberto y Arturo.- Enciclopedia heráldica y genealógica hispano .americana, Tomo XXXIII, Madrid 1929, pp. 88-95.

[2] .- Archivo General Militar de Segovia. Nuevo Célebres. Caja = 006. Carpetas 1 y 2 .

[3] .- En 1762 y como consecuencia del llamado Pacto de Familia los monarcas borbónicos de España, Francia, Nápoles y Parma., declararon la guerra a José I de Portugal y Jorge III de Inglaterra. Para llevar a cabo las acciones militares España organizó un ejército, al mando del marqués de Sarria que, saliendo de Zamora el 5 de mayo de 1762 invadió Portugal, apoderándose de poblaciones tan importantes como Braganza, Chaves, Miranda y Moncorvo, pero al cambiar la táctica de campaña, las tropas tuvieron que retirarse a Ciudad Rodrigo. A principios de agosto de 1762 se reanudaron las operaciones y los ejércitos españoles y franceses, estos al mando del príncipe de Beauran, sitiaron la plaza fuerte de Almeida, que tuvo que capitular el 25 de agosto.

[4] .- En 1779 Carlos III decidió recuperar Gibraltar, en manos inglesas desde el tratado de Utrecht. Para lograr aquel propósito se alió con Francia, comenzando los ejércitos de ambos países un bloqueo al peñón por mar y tierra. Las tropas españolas de tierra estaban al mando del teniente general Álvarez de Sotomayor, mientras que las navales las dirigía el del mallorquín Antonio Barceló. La guarnición de Gibraltar contaba con tan solamente 2000 soldados bajo el mando de lord Elliot. En un principio pareció que la suerte sonreía a los sitiadores, pero la llegada de la armada británica al mando del almirante Rodney, dió un vuelco a la situación y las fuerzas hispano-francesas fueron derrotadas el 16 de enero de 1780 , a pesar de los esfuerzos de don Juan de Lángara. (vid.- JUDERÍAS, Julián .- Gibraltar: apuntes para la historia de la pérdida de esta plaza, de los sitios que le pusieron los españoles y de las negociaciones entre España e Inglaterra, Madrid 1915).

[5] .- Archivo General Militar de Segovia. Ibidem. Carpeta 2, p. 1.

[6] .- Archivo General Militar de Segovia. Ibidem.Carpeta 2, p. 5

[7] .- Archivo General Militar de Segovia. Ibidem. Carpeta 2, pp. 3-4.

[8] .- El título de marqués de Casa Palacio fue concedido por Fernando VI, el 28 dee julio de 1750, a don José de Palacio y Lanzagorta, contador de las Reales Cajas de Potosí

[9] .= Archivo Histórico de Protocolos de Madrid. Protocolo = 22651, folº, 143-145 vltº. 3ª foliación. Escribano = Antonio Sanz del Olmo, Ver aportación documental.

[10] .- Archivo de la iglesia de san Martín. Libro 26 de Difuntos, folº. 231 vltº-232.

[11] .- Archivo General Militar de Segovia. Ibidem, Carpeta 2, p. 9.

[12] .= Archivo General Militar de Segovia. Ibidem. Carpeta 2, p. 17.

[13] ..= Archivo General Militar de Segovia. Ibidem, carpeta 2, p. 19

[14] .- Archivo Histórico de Protocolos de Madrid. Protocolo = 23124, folº. 382-406. Escribano = Juan de Raya

[15] .- Obras de algún miembros de la conocida familia de armeros, de origen vasco, Bustindui, activos durante los siglos XVIII y XIX, seguramente de Agustín , quien se estableció en Madrid en 1760 (vid.- MARCO RODRÍGUEZ, María del Rosario.- Catálogo de las armas de fuego del Museo Arqueológico Nacional de Madrid, Madrid, Ministerio de Cultura, 1980, p. 264

[16] .- D,AULNOY, condesa.- Viaje por España en 1679 y 1680, Tomo I, ed. Iberia, Barcelona 1962, p.187.

[17] .- Recibía el nombre de guía el título de algunos libros en las que se recogían preceptos o noticias con que realizar ciertas cosas , tanto espirituales como materiales.

Jul 192015
 

Ángel Paule Rubio.

Rey Alfonso XIII en su discurso de creación del Parque Nacional de Covadonga dijo: “Vamos a hacer algo único en el mundo. Unir el arte de la Naturaleza a la Religión y a la Historia, en el lugar del nacimiento de una Nación”. Más tarde, en 1927 se aprueba la Real Orden de Sitios y Monumentos Naturales de Interés Nacional.

Esta pequeña nota, nos indica la importancia que hemos de dar a paisaje cultural del presente histórico de nuestros ancestros. Para ello debemos hacer un pequeño recorrido desde la Prehistoria hasta la Historia y el momento que nos ocupa. Tantas cosas han ocurrido que juntas han ido dando forma a un paisaje, donde cada huella del pasado tiene su rescoldo histórico. Sumada ésta a tantas huellas dejadas: Caminos, paredones, muros de pastores, acequias, corrales de ganados, aceñas, batanes, linares, lagares de pan, de harina, de aceite, de pimentón…, todas juntas van configurando la lucha hombre – naturaleza en un largo proceso histórico.

 

EL ORIGEN DE LOS PAISAJES

Vayan por delante algunas pinceladas. Me atrevería a pensar y pienso que deberíamos iniciar el recorrido desde el Neolítico, cuando el hombre comienza a domesticar plantas y animales, a defenderse de la furia del viento y de las aguas torrenciales. Su vida sedentaria les hace pensar en la armonía entre el hombre y el paisaje. Construye recintos para su vida y la de sus animales. Cultiva plantas como la vid y el olivo. Hoy, los que nos dedicamos a recorrer el territorio y admirar el paisaje, vemos, están ahí lagaretas, excavadas en la roca, junto a su viña; lagares de aceite tan rudimentario para machacar aceitunas o acebuches ( olivo silvestre). Piedras cóncavas alargadas que, sirviendo de soporte, pasaban otras piedras alargadas y redondeadas sobre ella para triturar las bellotas y los cereales.

Extraen minerales para fabricar armas. Hoy se encuentran rocas horadadas con la forma del útil que querían hacer.

Estrabón, geógrafo griego, y Plinio, naturalista romano, nos hablan de una Iberia con paisaje boscoso que la cubría. La sociedad de entonces, al aumentar demográficamente, amplia la agricultura y para ello talan muchos bosques. La minería cambia zonas mineras en montones de tierra. Construyen balsas para que por el ímpetu del agua transporten la tierra para, después, obtener el mineral deseado. Construyen puentes. Cambia el paisaje.

En la Edad Media cambia las técnicas constructivas. Se introducen nuevas especies vegetales. Abancalamiento y terrazas para mejorar el regadío. El ganado lanar se mueve desde los pastos de invierno a los de verano. Nuevos caminos y puentes, vías pecuarias: cañadas, cordeles y veredas. Formas de vida distintas con nuevo paisajes.

Colón descubre América, introduciendo nuevos cultivos: patatas, maíz. Los viajes necesitan barcos. Ello exige tal cantidad de árboles para su construcción quedando nuestro paisaje desnudo.

La desamortización de bienes públicos y de la Iglesia, pasaron a manos privadas. Nueva etapa de destrucción de bosques y aumento del regadío. Otra nueva forma de paisaje.

Con el siglo XX hay un proceso de cambio, de estructuras, de la vida rural. Éxodo del campo a la ciudad, despoblamiento y abandono de las tierras En tierras fértiles se intensifica la producción. Se sustituyen las variedades de cultivo por otras. Los barbechos bienales y trianuales, un año sembrado y al menos, dos de descanso se sustituyen por adición abonos minerales que enriquecen el suelo, no dejando descansar las tierras. Se empobrecen. Cultivándose sólo las tierras fértiles, el resto del campo se abandona.

Hoy, principios del S. XX, en plena crisis, hemos perdido la orientación .Estamos en un cruce de caminos. El camino que nos ha traído hasta aquí, ha sido buscar a ultranza la productividad, pero hemos olvidado la Naturaleza, el campo y la tierra. Debemos de cambiar la ruta o añadir nuevos conceptos. Buscar la armonía, el equilibrio, la solidaridad y, sobre todo, cuidar con cariño el medio ambiente, hoy, olvidado A la tierra no se le engaña. Ella, de vez en cuando protesta enérgicamente y nos dice qué debemos hacer y qué debemos evitar, pero no sabemos leer el mensaje.

En 1992, se celebró la Cumbre de Río de Janeiro, reuniéndose los Jefes de Estado y de Gobierno del mundo. Se perfiló la ruta y se lleno de contenido el concepto”Desarrollo sostenible”. Se definió: “Aquel desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas propias”

Surgen objetivos importantes dirigidos a la relación del campo con el medio ambiente, entendiendo como interacción de la agricultura, la ganadería y la actividad forestal. Hace unos años participamos en un evento en Valverde del Fresno, donde se reunieron varias naciones para hablar del árbol en general. Yo, abrí este Congreso con el título de La Primera Fiesta del Árbol Forestal en el mundo en 1805.Se habló de repoblación, del cultivo, de plantas autóctonas, de basuras o restos vegetales. El planteamiento fue bueno, pero hoy no se ha hecho nada de lo que se pretendió hacer.

El sábado 8 de Marzo del 2014 se ha celebrado el Primer Congreso de Arboricultura en Extremadura, en la localidad cacereña de Villanueva de la Sierra. También aporté mi pequeño óbolo con mi ponencia sobre “El Árbol”. Fueron muchas las inscripciones para exponer sus conferencias. Científicos, botánicos, naturalistas, paisajistas y biólogos. Todas las intervenciones fueron muy interesantes. Su Coordinador D. Álvaro Tejerina Gallardo las recogió en su haber a favor de la Naturaleza paisajística. Espero que de este evento hayan tomado conciencia la sociedad, las familias y sobre todo la administración.

Hemos olvidado, tal vez, que la agricultura y la ganadería forman simbiosis para el equilibrio de la Naturaleza. La ganadería evita los incendios, detiene la erosión .La repoblación forestal aporta nutriente al suelo, microbios, retiene el viento, fija las plantas con su sistema radicular al suelo, previniendo la erosión, el arrastre de millones de toneladas de tierra fértil, con la consiguiente desnudez de nuestro suelo tendente, si no le ponemos remedio, a la desertización.

Hoy tenemos muchas máquinas, fertilizantes, plaguicidas fungicidas y tantas cosas que producen desechos que fuerzan a la Naturaleza a producir hasta debilitarla, cansarla hasta hacerla estéril. Ensucian nuestras aguas y ya no podemos beber en cualquier sitio por estar contaminadas. La flora autóctona, la charca, los pajarillos, los insectos se nos mueren. El equilibrio biológico está en peligro.

Se puede decir que es necesario aumentar la productividad, no es importante. Lo importante es mejorar la calidad de los productos, la salubridad del clima, el ambiente con sus olores y aromas, el oxígeno del aire. En definitiva, cambiar el impacto ambiental. Concienciar social y políticamente, ser amable con el medio ambiente. Dejad que la Naturaleza haga su función, busque su equilibrio y nos devuelva la sonrisa.

 

INNOVACIÓN TECNOLÓGICA

A más innovación tecnológica, más necesidad de nuevas tecnologías para rentabilizar el producto, pero siempre fabricado fuera de la actividad agrícola. No olvidaremos al agricultor en tiempos muy cercanos haciendo sus propios pertrechos agrarios, viviendas, corrales, lagares, usando siempre los materiales del entorno, inserto en la Naturaleza.

Al aumentar la productividad se deterioran los precios y los excedentes se acumulan, la presión político social se acelera y los pequeños agricultores y las empresas acuden a subvencionar el producto y esto lleva a abandonar el campo. Triste situación, generando ansiedad: Mis fincas, mis rebaños, mis árboles. Nuestros hijos, su futuro. El amor a la Naturaleza. Mis vivencias. Una incógnita.

 

IMPACTOS AMBIENTALES NO DESEADOS

Producimos más a costa de agotar la fertilidad del suelo. Los acuíferos se salinizan. La tierra pierde su poder regenerador. Al perder el bosque, las aguas arrastran el poco suelo fértil que queda produciendo inundaciones que arrasándolo todo, animales, casas, puentes y jardines: el caos.

Al contaminarse el suelo también se contamina la atmósfera perdiendo su capa de ozono, o al menos debilitándola y la cadena trófica pierde sus eslabones de coherencia.

El paisaje pierde su encanto: el aroma, la belleza, el tintinear del pequeño riachuelo, el cántico de los pájaros, la alegría del sendero.

Es justo que el hombre del campo rentabilice sus productos a un nivel digno. Este hombre de campo no sólo produce bienes materiales tangibles, sino que también es productor de bienes y servicios para el recreo de todos los ciudadanos.

Si damos un paseo por la ribera de un rio, una dehesa, por el litoral marítimo, por ese bosquecillo, por un humedal, nos sentiremos envueltos por los misterios de la armonía universal, paz, sosiego, tranquilidad y llegaremos a casa henchidos de vida. Eso es así. Todos lo hemos sentido. Pues bien, estos bienes públicos, semipúblicos o privados, de manera directa e indirecta van asociados y derivados del trabajo campesino, del pastor guardando sus rebaños, del protector del bosque. Todo está en armonía, si algo del conjunto desapareciera, perderíamos el gozo de la belleza paisajística.

Cuántas veces, en épocas diferentes, coincidiendo con las recolecciones, el pueblo enmudece, pero el campo se llena de vida, sus hombres y mujeres lo alegran, con su ir y venir, sus canciones. Caminos estrechos, tortuosos, pero de un deambulear pletórico. Sus animales, cargados de frutos, bueyes tirando del arado, escenas que todavía podemos recordar y vivirlas sentados bajo algún árbol solitario, junto a alguna fuente saltarina. Recuerdos y vivencias que no debemos olvidar.

Todavía podemos contemplar la dehesa mediterránea, nuestra dehesa, hoy única en Europa. Este ecosistema que saca el agua de la tierra, la bombea, ambienta el aire, oxigena la atmósfera, disminuye el agujero de ozono y, sin embargo, nada.

Los Estados deben pensar globalmente y actuar en el paisaje. Pensar que si el campesino abandona el campo, éste se pierde.

No olvidemos los majadales, modelo de estabilidad, diversidad y productividad. Su caminar levantando densas polvaredas, las sendas que estos mismos animales han formado, sus deyecciones son, sin duda, una protección de incendios, conservando las especies amenazadas. Viene a mientes la trashumancia con sus caminos llenos de vida, costumbres, ritos y tradiciones, al final de cuentas, cultura.

Hace apenas unos días pensando en la trashumancia y en la cultura que dejaban en su transitar desde los pasos de invierno a los del estío pude comprobar en la Rioja como, tres relojes, llenos de antigüedad, lanzaban desde sus torres, en la hora completas, aquella canción: “Ya se van los pastores a la Extremadura….”. Relojes en Calahorra, Logroño y Santo domingo de Silos. ¿Dónde están estos paisajes?

CONSERVEMOS EL SUELO DE NUESTROS MAYORES

Nuestro decálogo:

  • Evitar la erosión.
  • Abonar con materia orgánica.
  • Labores adecuados. No minimizar la cohesión de la tierra.
  • Rotación de cultivos.
  • Incorporar todos los residuos vegetales.
  • Evitar la quema de rastrojos. Incendios.
  • Administrar adecuadamente el agua.
  • Conservar las razas autóctonas de plantas y de animales.
  • Dejar descansar la tierra.
  • Conservar las dehesas.

CONSERVAR LOS PUEBLOS

  • Ley de suelo. No urbanizar en cualquier sitio. Armonía con el entorno.
  • Conservar, proteger y recuperar todos los restos arqueológicos del pasado.
  • Proteger y enriquecer las estructuras del campo. Considerar al campesino como centro. Protector y un amante innato de todo lo que le rodea, es su hábitat y por ello no le hace daño, más, confundiéndose con él a través de su buen hacer.
  • Garantizar la economía haciendo rentables sus productos.
  • Formar e informar.
  • Restaurar los espacios degradados
  • Reconocimiento en valores del trabajo campesino, para que no se sienta marginado y desprotegido

 

ARQUELOGÍA DE LOS PAISAJES.

La Arqueología es una ciencia que estudia la vida del hombre a través de sus huellas en el pasado. Por ellas y sabiendo leer su mensaje, el prehistoriador y arqueólogo puede decirnos como era su vida, su entorno, sus preocupaciones, su arte y sus creencias. Difícil ciencia.

Demos un paseo por el campo. Hagamos un estudio territorial arqueológico y de inmediato nos daremos cuenta que lo que contemplamos es producto de una cultura y que los hombres son sus creadores. Veremos también en él una sociedad organizada.

Cuando hablamos de Arqueología nos viene la idea de excavación, excelente en si misma, necesaria para conocer la evolución de la vida con todo lo que esta lleva. Vamos a ser más humildes. Para esto sólo nos hace falta la prospección ocular. Técnica destinada a localizar yacimientos que podrían excavarse en un futuro, o bien podría servirnos para hace una Carta Arqueológica de un pueblo o de un territorio, con la finalidad de conocerlos, protegerlos, restaurarlos o simplemente conservarlos.

¿Qué podemos encontrar en una excursión por el campo de un pueblo?

  • Molinos (Cultura del agua).
  • Caminos, senderos, cañadas. Englobémoslos en “Red Viaria”.
  • Muros, paredones, pozos, corrales de ganados en el campo, canalizaciones, parcelas delimitadas con lindones o paredones (interesante parcelario, centuriaciones romanas), repartos de tierras con sus mojones y límites, epigrafía (rocas que han servido de límites de términos), como las de Aceituna y Montehermoso de la época de Vespasiano (Ariño E. y Paule A). Delimitación territorial de esta misma época (Rev Aquitania).

Todo esto forma el paisaje. Todo aquello que nos produzca curiosidad debemos anotarlo, haciendo una ficha. Así iríamos haciendo la Carta Arqueológica de un territorio.

Quiero empezar por molinos o lagares como fuente de vida en un momento de su historia. He elegido un territorio, en este caso un pueblo y su término y de ello vamos a hablar. Ya desde estos mismos Coloquios Históricos de Extremadura hemos publicado sobre muros, refugios de pastores en el campo; de molinos prehistóricos , de viga y otros muchos más temas para ir completando el modelo de sociedad y de paisaje de uno más de nuestros pueblos norteños, que bien definidos se trata de una forma de vida sin contrastes . Hoy vamos a ampliar nuestra Carta Arqueológica.

La defensa de la Arqueología Rural del norte de Cáceres, Sierra de Gata y Hurdes se siente amenazada por falta de interés de los Ayuntamientos y de los propios dueños. Por ello, aunque no sea mucho hemos emprendido un sendero relacionando todo aquello de interés para el futuro, haciendo un pequeño trabajo sobre lo que queda de un modo de vida de nuestros ancestros y nosotros somos sus herederos.

 

LAGARES DE ACEITE

Su historia.- El hombre y el animal fueron las primeras fuentes de energía. Piedras para machacar y frotar. Redondas, rectangulares, cilíndricas, alargadas, deslizándose una sobre otra fueron los primeros artilugios que usó el hombre para beneficiarse de su uso, transformando físicamente los productos en otros destinados al consumo de alimentos.

La ciencia sigue su camino evolutivo y las cosas van mejorando. El hombre y el animal se van liberando de su trabajo, buscando nuevas formas de energía. El agua como fuente de energía es su próxima meta.

El Rey de Ponto, Mitrídates, ya cita los molinos hidráulicos en el S. I a.d.C.   Estrabón y Vitrubio, ya describían estos nuevos ingenios. El Fuero Juzgo en el S. VII nos habla de pesqueras junto a molinos.

Sobre sus dueños y propietarios hay bastantes documentos. Los califica como obras grandes que necesitan dinero para su construcción. La iglesia, nobles, capellanías, vínculos son sus propietarios.

Cundo se define cada trabajo como profesión en Europa en la edad Media, aparecen los nombres nuevas actividades como herreros, molineros, carpinteros, panaderos, es cuando se produce la intensificación de la agricultura. Hombres y mujeres aprendieron a hilar. Aparece el cultivo del lino en terrenos poco productivos y por ese motivo los tejedores de lino, eran más pobres que los tejedores de paño.

El paño de lana, fino o grueso aparece en Toscana y Flandes alcanzando la mayor densidad de población. Inglaterra hacia e1 año.1100 tenía 5600 molinos. Europa llegó a tener un número asombroso de sencillos molinos de agua Los molineros eran respetados y considerados importantes.

Todas las actividades implicadas como moler el grano, batanear las telas, batir la chapa, remover el papel, serrar madera entraron en decadencia hace no más de 200 años con el invento de la máquina de vapor. Había cambiado la fuente de energía.

Un nuevo avance fue la aparición de la electricidad, convirtiéndose de repente en la nueva forma de energía motriz, no hace más de 100 años.

Hoy, la energía nuclear.

Así son las cosas y la tecnología en su avance conquista nuevas formas para el bien de la humanidad.

No olvidemos que, sin darnos apenas cuenta, nos estamos olvidando de la Naturaleza, del paisaje en su armonía cósmica. La belleza que encierra las huellas del pasado El hombre inmerso en la Naturaleza, valiéndose de ella para construir sus casas, corrales, batanes y molinos, con los únicos materiales que le ofrece, está integrado plenamente, es más, formando parte de ella.

No decimos un volver atrás, no, solamente pedir se respete, se conserve y se recupere lo que está en peligro.

Sobre lagares y molinos hemos sido ponentes en tres ocasiones. La primera eb 1980 con el título “La aceituna, economía y cultura”, la segunda en 1998 “El Lagar. Prensa de viga para aceitunas y uvas”. La tercera en 2006 “La arquitectura rural en piedra seca en el Norte de Cáceres”

Hoy, 2014 lo hago con el título “Paisaje cultural y lagares de aceite”. Los tres trabajos tienen algunas pinceladas comunes, paro nada tienen que ver con mi ponencia.

En ella vamos a catalogar para integrar en una “Carta arqueológica” es estado actual de estas ruinas, huellas del pasado. Lanzamos al viento con ilusión su posible restauración, o protección. Analizar exhaustivamente lo que vemos, sentimos y deseamos.

El DOE nº 245 de 17/12/2013 declara un conjunto de molinos como “Bien de Interés Cultural”.

Con estos antecedentes entendemos que nuestra arquitectura rural, inserta plenamente en el paisaje, con gran influencia antrópica sería interesante conservar. No sólo los lagares, de interés cultural relevante, sino un estudio paisajístico donde se conjuguen tantas relaciones socio-laborales, tantas formas de vida, que si no llegamos a tiempo, perderemos. Recordemos, que no sólo la viña y la casa (tenencias raíces de antaño) forman nuestro acervo cultural, sino las huellas del pasado que conforma nuestra idiosincrasia.

No sólo por estas, aparentes y pequeñas cosas, me han motivado, más aún, mis vivencias, mi formación arqueológica, mi amor por mis ancestros, mi pasión por dejar “algo” para el futuro de nuestros hijos lo que me ha movido a plasmar para todos este recuerdo del pasado.

Después de realizar escrupulosamente mis prospecciones oculares, hemos deducido agruparlas en tres formas de lagares o modelos.

 

PRIMER MODELO: Energía humana o animal

El edificio que alberga el ingenio.es de estructura de piedra, mampostería, muy elemental, vigas de madera del entorno y cubierta de teja árabe-De forma rectangular, sin más   huecos que la puerta y alguna ventana a modo de saetera

Su interior consta de tres partes: La tahona, la prensa de viga y una balsa de alpechines.

TAHONA: Un espacio destinado a triturar las aceitunas. Consta de un cuerpo cilíndrico, de base graníticas de 2,5 m. de diámetro. Rodeando su base se levanta una fila de piedras de 60 cm. Un eje vertical que gira sobre el centro de la base, se eleva 3 m. Acoplado a ese eje vertical un travesaño de madera o de hierro, que sobrepasando el cilindro se unce un animal que, dando vueltas alrededor del cilindro, llamado alfanje muele las aceitunas Cuatro morejones, caminando por caminos distintos, trituran las aceitunas depositadas en su interior.

PRENSA DE VIGA:

Artilugio formado por una viga de álamo de 10-12 m. de longitud, y grosos por ambos extremos 65-45 cm respectivamente.

Apoyada en la pared, previamente reforzada. Dos piedras de granito del entorno, ”vírgenes” ancladas en la pared, distantes entre sí 1 m. Sus dimensiones: 180-34-70 cm. Dos agujeros centrales de 20 cm de diámetro en cada piedra, por donde pasa un cabrio de madera. En otros lagares, estas piedras, en vez de agujero llevan un ranura de 20 cm. por 60 cm. Una tercera piedra sirve de unión apoyada sobre las otras dos formando un trilito

Huso: es un instrumento de madera, cilíndrico o tornillo roscado entra en un agujero, situado en la parte más delgada de la viga Dos mitades de tuerca, una por debajo y otra por encima del agujero pasa el huso. Este lleva una palanca central, activada por dos hombres haciendo girar el huso. El otro extremo va anclado a una piedra de granito, troncocónica que lo hace subir o bajar según suba o baje el huso.

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Pilón: Piedra troncocónica de granito Tiene, por dimensiones: Diámetro mayor 100 cm., menor 90cm y altura 100 cm. El anclaje del pilón y huso es muy complicado. Aquellos artesanos, que sabían de todo, lo construyeron con una normalidad que, a los aqueólogos nos ha costado comprenderlo.

Alpechinera: Balsa o pozo donde s recoge el alpechín, formado por restos de aceite, agua y sustancias sólidas derivadas de la molturación. Es de olor fétido y sin embargo está dentro del lagar. El razonamiento es sencillo. Recogida el aceite previamente en el tinajero, parte de esta escapa y va a la balsa. Decantada aquí nuevamente, con un cazo y con sumo cuidado, arañando la parte superior, para no llegar al agua, el poco aceite que quedaba. Los lagareros llamaban “borras” y les servía para hacer jabón.

Tinajero: Tres tinajas, de barro o latón recogen el líquido resultante del prensado. Allí, por densidades y, como líquidos no miscibles, forman tres capas: superior, aceite; central agua y, la última partículas sólidas.

Corralada: En el exterior del edificio y formando parte del mismo, estaban los chiqueros, depósitos rectangulares de mampostería donde cada aparcero entrojaba sus aceitunas hasta su molturación.

 

SEGUNDO MODELO: El agua como fuente de energía. Rueda horizontal.

Fue un avance técnico importante. La energía animal se sustituye por la fuerza del agua, apareciendo los lagares de rodezno o de cubo. Continua usándose la “prensa de viga”

Su funcionamiento requiere la cantidad de agua suficiente y altura de caída que se consigue a través de un canal o caño desde un rio o arroyo que ganado la altura suficiente para mover las álabes o cazoletas del rodezno.

Rodezno: Instalación hidráulica.

El agua que llega a través del canal, procedente del rio cae sobre el rodezno por una rampa en forma cúbica, de máxima inclinación. Al chocar contra las álabes hace girar el rodezno a través de un eje que llega hasta un morejón o muela anclado al eje.

Una vez que el agua ha realizado su función es devuelta al río a través del cárcavo. Las aceitunas depositadas en el alfanje por el movimiento de rotación del morejón son trituradas, formando una masa semisólida compuesta de alperchines, agua y sustancias sólidas.

El morejón se mueve más o menos de prisa, dependiendo de la cantidad de agua que caiga sobre el rodezno. Una compuerta abre o cierra la entrada del agua.

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 TERCER MODELO: Energía hidráulica con rueda vertical.

Rueda vertical: De hierro de cuatro metros de altura, anchura 60 cm. Un con junto de radios desde el centro hasta la periferia, donde van encajados los “cangilones” El agua cae desde el canal llenándolos, que por el peso y fuerza del agua hace girar la rueda. El giro se transmite en forma horizontal a los alfanjes moviendo los morejones.

Canal: Parte del arroyo o río, paralelo a él, pero siguiendo la horizontal, ganando altura, hasta alcanzare la altura, un poco superior al de la rueda.

Prensa hidráulica: sustituye a la prensa de viga. La misma energía del gua de la rueda, por medio de un juego de poleas y una transmisión de “correones” de cuero” se transmite a un ingenio, “prensa” basada en el principio de Pascal. La presión transmitida por un tubo de pequeña sección lleno de agua, acciona un tubo con una superficie mucho mayor. Esta potencia eleva un cilindro que, a su vez, presiona las capacetas, llenas de masa, puestas sobre una vagoneta que sube y baja a través de cuatro postes metálicos. La presión hace que la masa de aceitunas en el interior de las capacetas suelten su liquido que, al igual que la prensa de viga recorres el mismo proceso.

 

CUARTO MODELO: Energía diesel o eléctrica.

Diríamos Que el modelo tres se sigue usando aquí, con el cambio de la fuente de energía. Primero se usó el motor diesel y donde llegaba la electricidad, ´por su menor coste y comodidad se electrificó.

Hay que añadir un sistema nuevo. Tres ruedas de granito, cónicas, ensambladas y sobre una plataforma elevada giran dando un mayor rendimiento a la industria. No sustituyen a los morejones, aunque pueden hacerlo.

El proceso es el mismo.

En las siguientes tablas se muestra la información básica de los lagares estudiados así como las características que presentan conforme a los modelos definidos arriba.

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Hay otros lagares, que podríamos definirlo como fábricas de aceite, al margen derecho de la Arroyo de la Higuera, preludio de la citada Arroyo de los Lagares. No han pasado por las fases primigenias de la historia evolutiva de los lagares. Nacieron ya en el período de la energía eléctrica vamos a nombrarlos para su constancia en la economía olivarera de este pueblo:

  1. Lagar de Tío Pedro
  2. Lagar de Gonzalo Casasola
  3. Lagar de los Guuillermatos
  4. Lagar de los Chilanes
  5. Lagar de los Brenitos
  6. Lagar de Canana
  7. Lagar de los Charranguinas.

Todas estas industrias funcionaron casi al unísono de los lagares citados. Sus nombres responden al de sus dueños. Su energía fue la electricidad y sus métodos modernos.

Además de estos lagares de aceite hay otros molinos de harina en el Rio Tralgas. Además por toponimia y documentos observamos que hay tres molinos de aceite más, pero no los hemos localizado. Dos de lino y un batán.

En el Río Tralgas, había una fábrica de Jabones, que hoy conservamos como una gran reliquia del pasado. Su enorme chimenea de muchos metros de altura. Funcionaba con vapor que se obtenía de la combustión del orujo de la aceituna. Fue industria importante, con caserío donde vivían varias familias. La materia prima venía de los distintos molinos, fábricas y lagares de toda la provincia. Su titular, Santa Marta, se veneraba en una hornacina en la pared principal del edificio.

Una segunda fábrica de jabones, del mismo estilo y función, se enclavaba en el Río Pedroso. Hoy, muestra su majestuosa chimenea y muchos restos, arruinados, de su edificio.

 

APÉNDICE DOCUMENTAL.

1) Convento s. XII.

2) Vínculo del Bachiller Bartolomé Rodríguez Carcavoso.

El 28/2/581 fundó un Vínculo e hizo testamento de sus bienes. El Bachiller Carcavoso, hombre culto, religioso y de gran valía dentro de la Catedral de Coria, hacendado como muestra su testamento. Natural de Villanueva de la Sierra, su biografía ocuparía, muy bien, el con tenido de mi ponencia.

Dice: “ Los bienes, juros y actiones que describo y nombro son los siguientes: La casa grande donde vivo con su huerta y pajares, con los corrales que están junto a ella y el “lagar” que tengo en la fuente del Arroyo y un huerto… Iten dexo al Vínculo un molino de pan en el Arroyo de Trasgas…Item: dexo doce vasijas de vino en el corral…dexo todas las vasijas de aceite que se hallan en mi casa, las cuales mando se midan”

Es suficiente decir que en 1581 ya existía un molino y un lagar. De su ubicación se deduce que el lagar es de tahona y la prensa de viga.

3) Ordenanzas municipales de Villanueva de la Sierra. Vieron la luz a finales del s. XV y se reeditan en 1753 “Por su mucha antigüedad” …se ha pretendido sustituir un original deteriorado por otro nuevo”

Ordenanza nº 38: Delimitación de la Dehesa Boyal. desde el Rio Tralgas hasta el Río de Pedroso y Pedroso arriba hasta el molino de el Cubo…desde Pedroso a la fuente del Riscal y desde allí al Arroyo de la Molinilla…”

Por tradición oral y por su topónimo nos dice que allí existía otro molino, amén del citado del Cubo.

Ordenanza 79: Viñas y olivares. No saquen sus ganados a pactar en tiempos de la recolección de aceitunas y uvas”… “Curaran sus linos en el Río Trasgas en Julio y Agosto sólo desde el Camino de Hernán Pérez hasta el molino de los Santos.”

  1. 4) Catastro de Ensenada. Única Contribución. Respuestas generales de la Villa de Villanueva de la Sierra (Cáceres).

A la décima séptima pregunta dijeron: “Dentro de este término se hallan cuatro molinos harineros situados en el Río Trasgas. Seis molinos de aceite, el uno propio de Juan Rodríguez de Prada, este con tres días y medio de seis días de la semana. De don Pedro Sánchez, menor, con un día y medio y de Andrés Rico, este con un día. Se halla situado en el Arroyo de la Robaldea con una muela o caldera. Otro de Cristóbal Sánchez, Catalina Gasco, don León de Oliveros, Presbítero, don Fernando de Oliveros, Presbítero y don Narciso Sánchez, Clérigo de Menores, divididos por días. Está situado en dicho Arroyo de la Robaldea. Otro en la Arroyo de la Robaldea de don Pedro Canillas, Presbítero, de don Francisco Miguel, Presbítero, de don José Rico, Presbítero, de Miguel Izquierdo y Francisco Gordo. Otro en el mismo sitio de don Francisco Miguet, Presbítero, de Felipe del Castillo, de Juan Valencia y de Pedro Sánchez. Otro en dicha arroyo de la Robaldea de don Joseé Rico, Presbítero, de Juan Gasco y de Miguel Durán. Otro en la ribera del arroyo de Trasgas de don Agustín Rodríguez, Presbítero y Cura Menor y de don Juan Calvo, Presbítero.

5) 23-2-1791. Interrogatorio Real Audiencia de Cáceres.

Contestada por don Joseph García Manrique, Alcalde Mayor y por don Juan García, Cura.

Pregunta 35: “solo hay sobrantes de aceite y vino. El 1/9 renta 86 cántaros de aceite y de vino 373”.

Pregunta 38: “en invierno hasta la primavera muelen molinos de pan”.

Pregunta 40: “en esta villa hay 10 molinos de aceite en el arroyo que llaman de la Robaldea, los 8, y los 2 restantes, uno en el arroyo de Trasgas y el otro en el de la Molinilla en años abundantes de agua mueren las aceitunas con ruedas o piedras llamada el morejón y cuando no la hay con la tahona que está dentro de la casa del molino, pero la molienda con agua es más ventajosa porque acude más aceite”.

  1. 1848. Diccionario Geográfico-Histórico de Pascual Madoz. V. de la Sierra.

Industria y comercio: 13 molinos de aceite, 4 harineros y telares de lienzo, no dice cuantos. Se extrae el aceite y el vino importándose cereales, hierro y combustible.

 

BIBLIOGRAFÍA

Ariño Gil, Enrique y Paule Rubio, Ángel. Una delimitación territorial de época de Vespasiano. Aquitania 2001-2002.

Gil Sierra, Jacinto. Molinos y molineros de la Comarca de Olivenza. 2007

 APÉNDICE GRÁFICO

1

Localización de molinos y lagares

Jul 012015
 

Adrian Elías Negro Cortés.

Universidad de Extremadura.

1. Introducción

 

El propósito del presente trabajo es analizar dos inscripciones, una de ellas descubierta en Herguijuela, pequeño pueblo a unos 15 km de Trujillo, en la finca “Dehesa de Valzarzoso” y la otra descubierta en Ibahernando, en la finca “Magasquilla de los Donaires” a 10 km tanto de Trujillo como de Herguijuela.

 

Son dos inscripciones de época visigoda que han sido estudiadas por varios autores. Nos proponemos analizar las lecturas dadas hasta el momento a estas dos inscripciones y, si es posible, tratar de proponer alguna propia. Son las únicas inscripciones visigodas halladas en la zona de Trujillo.

 

  1. Inscripción de Herguijuela

 

Depositada en el museo arqueológico de Cáceres, en la actualidad sólo se conserva un fragmento, el ángulo superior izquierdo. Es una lápida de mármol blanco, las letras son capitales cuadradas y no se aprecia interpunción. En la actualidad se encuentra depositada en el Museo de Cáceres.

 

El primer estudioso en analizar esta inscripción fue Roso de Luna, quien tuvo oportunidad de estudiar y transcribir la inscripción entera[1]. En 1903, Roso estudió esta inscripción en la casa de Andrés Mariscal. Teodoro Fernández Sánchez la donó al museo arqueológico de Cáceres, donde ingresó en 1975 con el número de inventario 623. Las dimensiones de la lápida son (41) x (35) x 2,5, según Roso.

 Nuevas aportaciones sobre dos inscripciones visigodas aparecidas en la zona de Trujillo

Fig 1b

  Fig. 1: Inscripción de Herguijuela. Todas las imágenes que reproducimos en este texto proceden del corpus Hispania Epigraphica, alojado en http://eda-bea.es/pub/search_select.php

 

Esteban interpreta lo que Roso transcribe. Roso no conocía en profundidad la lengua latina, lo que le llevó a proponer la transcripción arriba expuesta, con algunos errores. La transcripción, ofrecida por Esteban[3], es la siguiente

 

[Cruz] GUNTHO-

ERTA FAM[U]

LA DE[I] VIXIT ANN(OS)

XXXV REQUIEVIT

IN PACE D(IE) IIII K(A)L(ENDAS)

MAIAS ERA

DCLVI

 

No es una inscripción que ofrezca especiales problemas de lectura gracias a que se conserva la transcripción realizada por Roso, es una inscripción funeraria con todas sus partes usuales, la difunta, los años con los que falleció, la fórmula funeraria requievit in pace, que en ocasiones se completa con die y la fecha en la que murió

 

El único problema es discernir si la inscripción se abre con una cruz o un crismón. Roso, al igual que nosotros, opina que la inscripción se abre con un crismón, no con una cruz como afirma Esteban. También Salas afirma que la cruz no es tal, sino crismón[4]. Por lo demás, estamos de acuerdo con la lectura que ofrece Esteban.

 

Este autor no ofrece la traducción. Salas sí que la ofrece[5], y es la siguiente:

 

Gunthoerta, sierva de Dios, vivió 35 años. Descansó en la paz del Señor el día 4 de las kalendas de mayo, era de 656

 

La fecha corresponde al 28 de abril de 618. Otras inscripciones similares pueden ser la hallada en Galisteo, población situada al norte de la provincia de Cáceres[6] y que reproducimos a continuación:

 

AETERNALIS FA-

MULUS DEI VIXIT

AN(NOS)·XLVI·REQ(UIEVIT)·IN

PAC(E)·VIII·K(A)L(ENDAS)·SE-

PTEM(BRES) ERA D(OMI)NI

DCXLVIII

 

De nuevo nos encontramos el nombre del difunto, los años que vivió, la fórmula funeraria y la fecha del deceso. No tenemos imagen de esta inscripción, al llevar perdida desde inicios de siglo. Veamos otro ejemplo, procedente de Mérida[7] (ver apéndice Fig. 3) :

 

ASELLA FAMU-

LA DEI VIXIT ANN(OS)·

XXVI REQUIEVIT IN PA-

CE D(IE) VIII ID(US) SEPTEM-

BRES ERA DLX

 

En este caso encontramos la fórmula funeraria requievit in pace die tal y como nos aparece a nosotros en Herguijuela.

 

Esta inscripción, pese a estar perdida, no presenta problemas de transcripción y lectura gracias al testimonio de Roso, que la copió. Salvo el detalle del crismón, estamos plenamente de acuerdo con Esteban en su lectura y en la traducción de Salas. No presenta problemas, pues estaba entera cuando Roso la estudió y posteriormente Salas y Esteban corrigieron los errores de lectura de Roso, motivados por su desconocimiento de la lengua latina.

 

Vamos a realizar nuestra lectura, desarrollo y traducción de la inscripción siguiendo el método de edición epigráfica que propone Andreu[8]:

 

(Crismón)[9] GUNTHO

ERTA FAM

LA DE VIXIT ANN

XXV REQUIEVIT

IN PACE D IIII KL

MAIAS ERA

DCLVI

 

(Crismón) Guntho/erta fam/(u)la de(i) vixit ann(os)/ XXV requievit /in pace d(ies) III k(a)l(endas) / maias era / DCLVI

 

Gunthoerta, sierva de Dios, vivió 35 años. Descansó en la paz del Señor el día 4 de las kalendas de mayo, era de 656 (28 de abril de 618)

 

Esta inscripción fue publicada por Roso en 1903[10], Beltrán en 1982[11] y Salas en 2003[12] y también puede localizarse en los siguientes corpora: CMPC, 509; CPILC, 720 y HEpOL, 16924.

 

  1. Inscripción de Ibahernando

 

Se trata de una inscripción en la que se consagra una iglesia. Está muy deteriorada, dividida en nueve fragmentos. Faltan varios fragmentos de la parte central. Las letras están profundamente grabadas con un ductus regular, son capitales cuadradas de distinto tamaño, sin interpunción. Fue adquirida por el Museo de Cáceres a Luis Cercas en 1962, entrando en el museo con el número de inventario 3478.

 

Sus dimensiones son de (35) x (24) x 2,5. La lectura ofrecida por Esteban[13] es la siguiente:

 

(Cruz) IN N(OMINE)·D(OMI)NI SACRATA

EST HE[C BA]SELICA S(AN)C(TA)E

MAR[IAE —]

QUENDIS A[B] [ORON]-

TIO PONTIF[ICE—] [—] APRI-

[LES ERA D]CLXXXII

Fig. 2

Lám 2. Inscripción cal de Ibahernando

Este autor no ofrece traducción. Al principio, como en la inscripción anterior, nosotros creemos que aparece un crismón. Cerrillo, manteniendo la misma lectura, hace un análisis mucho más detallado de la inscripción[14].

 

(CRUZ) IN N(OMINE) D(OMI)NI S[A]CRATA

EST HE[C BA]SELICA S(AN)C(T)E

MARI[E]

QVENDIS A [—] (ORON)

TIO PONTIF[ICE EMERITENSE] [SUB DIE VII KALENDAE] APRI

[LES ERA D]CLXXIII[15]

Está claro que se trata de una inscripción destinada a consagrar una nueva iglesia. Según De Santiago[16], los elementos esenciales con los que cuenta toda inscripción son la notificación, con el verbo consacrare o dedicare, la advocación bajo la que se coloca el templo, el nombre del obispo que oficia y la fecha. Según el mismo autor, la mayoría de inscripciones corresponden a la primera mitad del siglo VII, quizás por la política de unidad religiosa llevada a cabo por Leovigildo y Recaredo.

 

De hecho, en ella aparecen referencias a Santa María y se hace referencia al obispo consagrante, Oroncio, del que se sabe que sucedió a Esteban como obispo de Mérida. La zona de Ibahernando pertenecía a la diócesis emeritense, así que es aceptable que Oroncio sea el consagrante. La fecha, abril 673 de la era, corresponde a marzo o abril de 635.

 

Cerrillo da una fecha mucho más acotada, siguiendo este razonamiento. Aceptando que la fecha es abril de 673 de la era, la iglesia fue consagrada entre el 16 de marzo y el 13 de abril de 635, que corresponderían a las kalendas, idus y nonas del mes de abril. La basílica tuvo que ser consagrada en domingo. Los domingos de ese período fueron el 19 y el 26 de marzo y el 2 y 9 de abril. El 9 de abril de 635 era domingo de Pascua, por lo que es altamente improbable que el obispo de Mérida se ausentara de su sede en tan señalado día[17].

 

El 25 de marzo era la fiesta de la Virgen hasta 656, fecha en la que se trasladó al 18 de diciembre, de lo que Cerrillo deduce que la fecha más plausible para consagrar la basílica fuera el 26 de marzo y así reconstruye la inscripción.

 

Con respecto a la línea 5, donde se lee tio pontif, coincidimos plenamente con la interpretación de Esteban, pues parece improbable que se haga referencia a los años con un ordinal—veremos en los ejemplos cómo se utilizan cardinales para hacer referencia a los años que lleva cada dirigente en el cargo—y, teniendo constancia que hay un obispo llamado Oroncio en Mérida, parece natural pensar que se está designando a ese clérigo por su nombre

 

Pero en el cuarto renglón nos aparece quendis, vocablo que carece de significado en latín y que supone un problema de difícil solución. Cerrillo no ofrece ninguna[18], proponiendo sin mucho entusiasmo que se trate de una forma verbal impersonal de un verbo similar a obsequor, pero, como él mismo dice después, se necesita un segundo término en la invocación que no aparece ni en ésta ni en otras inscripciones similares que tendremos oportunidad de analizar.

 

Fijándonos en otra inscripción de consagración de iglesia aparecida en Guadix podemos tratar de descubrir qué se nos quiere decir con quendis[19]. Fijémonos en esta inscripción, leída por De Santiago (ver fig. 4 en el apéndice):

 

IN NOMINE DNI SACRAT [A ] [ES]T ECLESIA DOMNE ME[..] [..C]RVCIS DIE TER[TIO ] [ID]VS MAIAS ANN[O] [V]NDECIMO ET QV[ARTO] [R ]EGNO GLORIOSIS[SIMO] [RU]M DOMINOR NROR [CHIN] [DA]SVINDI ET RECCISV[INDI] [RE]GUM ET QUINTO DECI[MO ] [PO]NTIVICATUS SAN [CTIS ] [SI]MI IVSTI EPISCO[PI ]

RECONDITE SUNT IC RELIQ[VIE DE]

CRVORE DNI SCI BABILE SEC [—] [DE] PANE DNI SCE PAVLE SCI ES[TEFANI] [DE]CRUCE DNI DE SEPVLCRO [DNI] [DE V]ESTE DNI SCE CRVCIS SCI IV[LIANI] [SCI] FELICI GERVDESIS SCI AND[REE] [SCI R]OCATI SCI CLEMENTI SCOR F[AVSTI] [IANV]ARI ET MARTIALIS [SCOR] [SEPTE]M DORMIENTES IN E[FESUM] [SCOR] GERVASI ET PROTAS[I DE LIG] [NO S]CE CRVCIS SCI IV[LIANI]

SCI SATVRNINI SCE [IVSTE] [ET RV]FINE SCOR FERRE[OLI ET] [EV]LALIE SCI IVSTI ET PASTO[RI] [S]CORVM FACVNDI <ET> P

[RI]MITIVI SCE LEVC[ADIE] [SCI] SATVRNINI SC[I IVS] [TI E]T PASTORI SC[I CRI] [STOF]ORI.

 

In nomine D(omi)ni sacrata / est eclesia dom(i)ne Me[..] / [..]crucis die

tertio / idus maias / anno / undecimo et quarto / regno gloriosissimo/rum

dominor(um) n(ost)ror(um) Chin/dasvindi et Reccisvindi / regum et quinto

decimo / pontivicatus sanctis/simi Iusti / episcopi. / Recondite sunt ic

reliquie de / cruore D(omi)ni, S(an)c(t)i Babile, sec[—] /, de pane

D(omi)ni, S(an)c(t)e Paule, S(an)c(t)i Estefani, / de cruce D(omi)ni, de

sepulcro D(omi)ni, / de veste D(omi)ni, S(an)c(t)e crucis, S(an)c(t)i Iuliani,

/ S(an)c(t)i Felici gerudesis, S(an)c(t)i Andree, S(an)c(t)i Rocati, S(an)c(t)i

Clementi, S(an)c(t)or(um) Fausti, / Ianuari et Martialis, S(an)c(t)or(um) /

septem dormientes in Efesum, / S(an)c(t)or(um) Gervasi et Protasi, de

lig/no s(an)c(t)e crucis, S(an)c(t)i Iuliani, / S(an)c(t)i Saturnini, S(an)c(t)e

Iuste / et Rufine, S(an)c(t)or(um) Ferreoli et Eulalie, S(an)c(t)i Iusti et Pas-

tori, / S(an)c(t)orum Facundi <et> P/rimitivi, S(an)c(t)e Leuc[adie],

S(an)c(t)i Saturnini, S(an)c(t)i Ius/ti et Pastori, S(an)c(t)i Cri/stofori.

Se aprecia la estructura usual de estas inscripciones, la invocación, que hemos marcado en verde, la acción de consagrar, usando la forma sacrata, al igual que aparece en nuestra inscripción de Ibahernando y la fecha, mucho más extensa y detallada de lo que aparece en la inscripción cacereña. A continuación, en la inscripción granadina se detallan las reliquias que se iban a conservar en la iglesia, que hemos marcado en verde. La iglesia de Guadix iba a tener gran cantidad de reliquias de santos, por lo que se aprecia aquí.

 

Esta estructura se repite en otras inscripciones de consagración de iglesias, como la de Vejer de la Frontera, recogida también por De Santiago[20] (ver fig. 5 en el apéndice):

 

+ I NE DNI NS IHSVXPI HIC

SVNT RELIQ

SCORVM VIN

CENTI FELICI

IVLIANI MARTI

RVM DEDICA

TIO VIVS BASI

LICE SVB D XVIII

KL DECEMBRES

ANNO SEXTO

DECIMO DOM

NI PINMENI EPI

AERA DCLXXXI

 

(Cruz) I(n) n(omin)e D(omi)ni n(o)s(tri) Ih(e)suchr(ist)i hic / sunt reliq(uie)

/ S(an)c(t)orvm Vin/centi, Felici, / Iuliani marti/rum, dedica/tio uius ba-

si/lice sub d(ie) XVIII / k(a)l(endas) decembres, / anno sexto / decimo

dom(i)/ni Pinmeni ep(iscop)i, / aera DCLXXXII.

Analicemos lo que tenemos de nuestra inscripción utilizando este sistema

 

CRUZ IN N(OMINE)·D(OMI)NI SACRATA

EST HE[C BA]SELICA S(AN)C(TA)E

MAR[IAE —]

QUENDIS A[B] [ORON]-

TIO PONTIF[ICE—] [—] APRI-

[LES ERA D]CLXXXII

 

Falta la relación de los santos cuyas reliquias se van a conservar en la basílica que se está consagrando, que sí apreciamos en las otras dos inscripciones del mismo tipo que aquí reproducimos. Por dogma católico, cada nueva iglesia debe contar con alguna reliquia de santo, que se sitúa bajo el altar mayor de cada nuevo templo cristiano, incluso en nuestros días.

 

Ello solucionaría el hueco que se aprecia en el tercer renglón. Cerrillo propone virgini[21] pero en ninguna de las inscripciones de consagración apreciamos que se le ponga un epíteto a María. Después de la R del tercer renglón se aprecia lo que podría ser la parte superior de una C. Nuestra propuesta es que se tratase de la C de hic y que este hic formara parte de la fórmula hic sunt reliquie que suele encabezar una lista de uno o más santos cuyas reliquias se conservan en la nueva iglesia.

 

Hemos visto cómo en otras inscripciones del mismo período y con el mismo tema se repite el esquema invocación—acción—relación de reliquias—datación, por lo que pensamos que la inscripción de Ibahernando no era una excepción. Por ello presentamos nuestras lectura, desarrollo y traducción tentativas:

 

(Crismón) IN N DNI S[Ạ]CRATA

EST HE[C BA]SELICA SCE

MAR[IAE HIC SUNT RELI]

QVENDI SA[NCTORUM ORON]

TIO PONTIF[ICE —] [—] APRI

[LES ERA D]CLXXIII

 

(Crismón)* in n(omine) d(omi)ni s[a]crata/ est he[c ba]selica s(an)c(ta)e/ Mar[iae hic sunt reli]/ qu(i)endi sa[nctorum —** Oron]/ tio pontif[ice ***—]/ [—* ***] apri[les era D]CLXXXII

 

*Nos parece evidente que la invocación es un crismón, no una cruz, pese a las opiniones de Cerrillo o Esteban y tras consultar el capítulo sobre crismones de Paniagua

**Aquí irían los nombres de los santos cuyas reliquias se conservarían en la basílica que está siendo consagrada y los años que llevaría el pontífice Oroncio como obispo de Mérida—en principio, dos.

***Según Cerrillo, hay espacio suficiente para que aparezca el nombre de la diócesis, en este caso emeritensis

****Aquí podría hacerse referencia a la data, quizás mencionando los años de reinado de algún dirigente visigodo o de la manera detallada que propone Cerrillo.

 

La traducción sería:

 

En el nombre del Señor se consagró esta basílica a Santa María. Aquí están enterradas las reliquias de los santos [—] Oroncio obispo [—] abril, año de la era 689.

 

Esta inscripción ha sido publicada por Callejo[22], conservador del Museo de Cáceres, Vives[23], Cerrillo[24] y Salas[25] y aparece en los corpora HEpOL 25249 y CPILC 721.

 

Juzgamos nuestra transcripción como plausible aunque no irrefutable. Es, por supuesto, una de muchas lecturas que se pueden hacer de esta inscripción, cuyo deficiente estado de conservación hace muy difícil que vayamos a saber nunca a ciencia cierta el contenido exacto de la inscripción.

 

  1. Conclusiones

 

La primera inscripción, aunque perdida, no ofrece dificultad alguna para su lectura y transcripción, salvo la duda entre cruz y crismón al principio, debate en el que nosotros nos inclinamos hacia el crismón.

 

Pensamos que podemos aportar algo en lo relativo a la segunda inscripción, en la que ofrecemos una nueva lectura de los renglones 3 y 4. Proponemos que, como sucede en otros ejemplos de consagraciones de iglesias visigodas, se plasmen ahí los santos cuyas reliquias se van a conservar en el templo que se está consagrando.

 

Hay un contraste muy acusado entre la epigrafía romana y la medieval en la provincia de Cáceres. Los estudiosos de la UEX, con Julio Esteban a la cabeza, han estudiado bien la epigrafía romana, pero no se ha hecho ningún estudio sobre epigrafía medieval, siendo un campo por explotar en la comunidad extremeña.

Apéndice fotográfico:

Fig. 3

Fig. 3: Epitafio de Asella

Fig. 4

Fig. 4: Dibujo de la inscripción de consagración de una iglesia visigoda en Guadix

Fig. 5

Fig. 5: Dibujo de la inscripción de consagración de una iglesia visigoda en Vejer de la Frontera

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[1] ROSO DE LUNA, M. “Lápida visigótica de Herguijuela”, Boletín de la Real Academia de la Historia, 43, 1903, p. 554

[2] ROSO DE LUNA, M. “Lápida visigótica de Herguijuela”, Boletín de la Real Academia de la Historia, 43, 1903, p. 554

[3] ESTEBAN ORTEGA, J. Corpus de inscripciones latinas de Cáceres II: Turgalium, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Extremadura, Cáceres, 2012. Inscripción 532, p. 105

[4] SALAS MARTÍN, J. y ESTEBAN ORTEGA, J. Epigrafía romana y cristiana del Museo de Cáceres, Publicaciones del Museo de Cáceres, Cáceres, 2003 p. 119 nº 125

[5] Ibíd.

[6] RAMÍREZ SÁDABA, J.L. y MATEOS CRUZ, P. Catálogo de las inscripciones cristianas de Mérida, Cuadernos emeritenses, 16, Asociación de Amigos del Museo Nacional de Arte Romano, Mérida, 2000, p. 49 nº13

[7] RAMÍREZ SÁDABA, J.L. y MATEOS CRUZ, P. Catálogo de las inscripciones… p. 55 nº18

[8] ANDREU PINTADO, J. “La edición epigráfica” en ANDREU PINTADO, J. (coord..) Fundamentos de Epigrafía Latina pp. 37-60 pp. 44-45

[9] Tras examinar el capítulo de crismones de PANIAGUA FAIRÉN, M. Epigrafía medieval al norte del Duero (siglos XI-XV), Ediciones La Ergástula, Madrid, 2013 pp 63-81, estamos plenamente convencidos de que la inscripción se inicia con un crismón en lugar de una cruz.

[10] ROSO DE LUNA, M. “Lápida visigótica de Herguijuela”, Boletín de la Real Academia de la Historia, 43, 1903, p. 554

[11] BELTRÁN, M. El Museo de Cáceres. Sección de arqueología, Dirección de Bellas Artes, Madrid, 1982, p. 94

[12] Ver  nota 3

[13] ESTEBAN ORTEGA, J. Corpus de inscripciones latinas de Cáceres II… inscripción 593 p. 147

[14] CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES, E. La basílica de época visigoda de Ibahernando, Institución Cultural “El Brocense”, Cáceres, 1983 p. 88

[15] CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES, E. La basílica de época visigoda… p. 101

[16] DE SANTIAGO FERNÁNDEZ, J. “El hábito epigráfico en la Hispania Visigoda”, Encuentros de la Cátedra de Epigrafía y Numismática UCM, pp. 291-344. Disponible en http://pendientedemigracion.ucm.es/centros/cont/descargas/documento20967.pdf p. 317

[17] CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES, E. La basílica de época visigoda… pp. 92-93

[18] CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES, E. La basílica de época visigoda… p. 91

[19] DE SANTIAGO FERNÁNDEZ, J. “El hábito epigráfico…” p. 332

[20] DE SANTIAGO FERNÁNDEZ, J. “El hábito epigráfico…” p. 333

[21] CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES, E. La basílica de época visigoda… p. 91

[22] CALLEJO SERRANO, C. “Cuatro inscripciones visigodas en Extremadura”, Ampurias, 24, pp. 244-248 p. 245

[23] VIVES, J. Inscripciones cristianas de la España romana y visigoda, Biblioteca Histórica Bàlmes, Barcelona, 1969, nº 549

[24] Ver nota 13

[25] SALAS MARTÍN, J. y ESTEBAN ORTEGA, J. Epigrafía romana y cristiana… pp. 119-120, nº 125

Jun 182015
 

 

Esteban Mira Caballos.

 

1.-BREVE SEMBLANZA

 

Hernando Pizarro fue el único hijo varón legítimo de Gonzalo Pizarro. Nació en la ciudad de Trujillo entre 1502 y 1503, llegando al Perú siendo un joven de poco menos de treinta años[1].  Era orgulloso y, como decía Antonio de Herrera, más inclinado a severidad que a mansedumbre[2].

Abandonó el Perú en dos ocasiones, la primera en 1533, cuando acudió a Sevilla enviado por el gobernador para llevar el quinto real, justificar la actuación de los Pizarro en la conquista y, de paso, solicitar nuevas mercedes. Conseguido sus objetivos regresó a Nueva Castilla, en el primer tercio de 1535[3].  El 3 de abril de 1539 retornó de nuevo a España, con la intención de justificar lo injustificable, es decir, la ejecución del gobernador de Nueva Toledo, Diego de Almagro El Viejo. Sin embargo, las cosas no salieron según lo esperado; nada más pisar tierras peninsulares comenzaron sus problemas con la justicia, agudizados por su falta de liquidez ya que le embargaron gran parte del capital repatriado. Los almagristas se habían encargado de difamarlo en la Corte, acusándolo de ser el causante de las rebeliones de Manco Cápac y de Diego de Almagro así como del ajusticiamiento de éste último. Tres meses después, su desprotección se acentuó a raíz del asesinato de su propio hermano en su palacio limeño. Lo cierto es que, carente de apoyos y de  argumentos para su defensa, fue apresado y encarcelado.

Alonso Enríquez de Guzmán, gentilhombre de la Casa real y albacea testamentario de Diego de Almagro, solicitó la pena de muerte así como una indemnización de 126.000 ducados para él por haberle robado su hacienda, y de 500.000 pesos más para Diego de Almagro El Mozo[4]. Asimismo, exigió la confiscación de las valiosísimas piezas de oro y plata que había traído consigo y que, según decía, se las había arrebatado previamente al difunto Almagro[5]. El fiscal Villalobos procedió contra él con los cargos de asesinato de un gobernador Real, de negligencia en la acción contra los indios y de fraudes, robos y desfalcos a la hacienda pública[6].

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Imagen 1: Castillo de la Mota en Medina del Campo.

 Se ordenó su prisión sin fianza a la espera de juicio, recluyéndolo en el Alcázar de Madrid desde el 14 de mayo de 1540[7]. Consciente de que se jugaba la cadena perpetua e incluso la pena de muerte, buscó los servicios de los mejores juristas del momento, como Sebastián Rodríguez y Juan de Uribe, ambos solicitadores de causas en el Consejo de Indias. El primero, había trabajado para su hermano Francisco Pizarro, cobrando trescientos ducados anuales, justo la misma cuantía que el licenciado Francisco Calderón cobraba por defender a Hernando. Sin embargo, decidió hacerse con los servicios del primero para el pleito con los almagristas, y dejar al segundo para otros asuntos menores. No obstante, tuvo ciertas diferencias con Sebastián Rodríguez porque sólo le ofreció cien ducados anuales[8]. Finalmente, el jurista aceptó pese a la rebaja de salario, probablemente por el prestigio que le podía reportar defender a uno de los conquistadores del Perú. La carta de apoderamiento a favor de Sebastián Rodríguez y de Juan de Uribe se escrituró en el Alcázar de Madrid, el 23 de mayo de 1540. El primero estuvo ayudado por los doctores Rivera y Buendía, primero, y después por el licenciado Castillo y por Francisco Hernández de la Canal, con un salario anual de 50.000 maravedís cada uno.

Otros muchos apoderados se encargaron de la gestión de su hacienda y de afrontar otros muchos pleitos que el trujillano mantenía, como el licenciado Francisco Calderón, Juan de Reina, Íñigo López de Mondragón, Diego Rodríguez de Narváez, Francisco Morán, Juan Sánchez de Casas y Martín Alonso, vecinos de Trujillo[9]. Toda una legión de abogados, letrados y procuradores necesarios para defenderse de la veintena de pleitos a los que simultáneamente tuvo que enfrentarse desde su regreso a España[10].

Pasó casi dos décadas en prisión, exactamente desde 1540 a 1559, los primeros años en Madrid y el resto en el castillo de Medina del Campo[11]. El 3 de marzo de 1545 se dictó la sentencia por la que se conmuto la pena de destierro a la frontera africana por su permanencia carcelaria en la Mota[12]. Y finalmente, el 20 de abril de 1562, tras más de dos décadas de pleitos y apelaciones, se otorgó la sentencia definitiva por la que se le obligó al pagó de diversas indemnizaciones, entre ellas 2.000 ducados a los hospitales del Perú[13].

Huelga decir que pese a su reclusión privilegiada, dispuso de una amplia capacidad de movimientos, pudiendo gestionar pacientemente su patrimonio familiar. De hecho, encontramos numerosas escrituras, otorgadas en la citada fortaleza, en la que con frecuencia aparecía entre los testigos el alcaide de la misma, Hernán Ruiz Vaca. Inicialmente padeció graves problemas financieros ya que las remesas de capitales del Perú llegaban a cuenta gotas y a veces, incluso, sufría la confiscación de los oficiales reales. Intentó eludir el fisco, introduciendo oro y plata sin registrar pues aunque fue condenado por ello en alguna ocasión es posible que en otras hubiese tenido más suerte[14]. De hecho, en 1544, en la carta escrita a su hermano Gonzalo le decía que estaba tan endeudado –declaraba deber unos 25.000 ducados- que prefería estar preso que suelto[15]. Y aunque un año antes había apoderado al padre Diego Martín para que acudiese al Perú a cobrar lo que pudiese de su hacienda, lo cierto es que el dinero aún tardaría algunos años en llegar[16].

 

2.-ANÁLISIS DEL TESTAMENTO DE 1557

Conocíamos hasta la fecha un solo testamento y fundación de mayorazgo, protocolizado el 30 de julio de 1578, mientras que unos días después formalizó su codicilo, exactamente el 8 de agosto de ese mismo año[17]. Asimismo, teníamos noticias de otra escritura de última voluntad otorgada en Sevilla el 6 de octubre de 1534, antes de reembarcarse hacia Nueva Castilla. Sin embargo, este último documento nos consta solo por su revocación, formalizada en la Mota el 7 de junio de 1552[18].  El testamento que ahora transcribimos y analizamos era totalmente desconocido por la historiografía y aporta varios datos de interés para el conocimiento de la vida del más longevo de los hermanos Pizarro.

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Imagen 2.- Retrato en piedra de Hernando Pizarro, en la fachada del palacio de la Conquista que él mismo mandó construir (fotografía del autor).

El 10 de octubre de 1557, el trujillano tenía la condición de abintestato, pues había revocado cinco años antes el otorgado en 1534. Sin embargo, de forma repentina enfermó gravemente y, temiendo un fatal desenlace, otorgó la escritura en la que básicamente dejó atado todo lo que después amplió en 1578. Lo primero que me ha llamado la atención es que si Hernando Pizarro hubiese fallecido en 1557, no habría cambiado prácticamente nada la historia posterior. Es decir, por aquellas fechas, más de dos décadas antes de su óbito, había conseguido aglutinar la mayor parte de la fortuna familiar y había dejado ya suficiente descendencia como para perpetuar su linaje.

Empieza, como era habitual en la época, invocando el dogma de la Santísima Trinidad, manifestando su condición de buen cristiano y encomendando su alma a Dios. Se trata de una fórmula notarial rutinaria pero también una manifestación clara de las creencias del otorgante y el deseo de garantizarse la vida eterna. Prueba de ese temor a la otra vida son dos cláusulas sorprendentes: una a favor de los indios y otra en recuerdo de los almagristas. En relación, a los primeros reconoce que bajo amenazas les arrebató ilícitamente cierto oro por valor de hasta 500 o 600 ducados. Como forma de restitución, con la idea de que Dios le perdonase sus pecados, ordena que se inviertan hasta 1.000 ducados en rentas para que sus réditos se distribuyan entre los pobres. Y no es la única limosna que deja a los menesterosos, pues, en otra de las cláusulas dispuso que el día de su entierro se repartiesen 50 ducados de limosna, de la forma que su esposa ordenase. Las disposiciones a favor de los pobres son una constante en los testamentos españoles de la época, correspondiendo siempre a los albaceas –en este caso a uno sólo, su propia esposa- su distribución[19]. Y en relación a los segundos, es decir a los de Chile, inserta la siguiente cláusula:

Ítem, mando por las ánimas de las personas que se les dieron en un reencuentro que tuve con Almagro, cien misas y den a los sacerdotes que las dijeren lo acostumbrado[20].

 

Parece que se refiere a la batalla de las Salinas (1538), en la que no sólo resultaron derrotados los almagristas sino que a los supervivientes se les persiguió con saña, rematando a los heridos. Se ve que tenía cierto cargo de conciencia que pretendía aliviar o limpiar, dejando un centenar de misas por las almas de los fallecidos en aquella contienda.

Como manifestó siempre, tenía la intención última de ser enterrado en su Trujillo natal. Para ello encarga que depositen su cuerpo temporalmente en alguna iglesia o  monasterio, para que en cuanto fuera posible se trasladase al templo trujillano que su esposa eligiese. No sugiere ninguna iglesia en particular ni para su depósito temporal ni para el definitivo. Sin embargo, sabemos que dos de sus hijos fallecidos prematuramente, mientras estaba encerrado en la Mota, fueron inhumados provisionalmente en la iglesia del convento dominico de San Andrés de Medina del Campo[21]. Con toda probabilidad, éste hubiese sido el templo elegido para custodiar temporalmente sus restos hasta su traslado a Trujillo. Por cierto, menciona un dato que desconocíamos hasta la fecha: su padre estaba enterrado en la iglesia del lugar de la Zarza, ordenando que se trasladasen a su misma sepultura en Trujillo.

Manifiesta su intención de que su entierro no sea fastuoso sino de pompa moderada.  Y bien es cierto, que teniendo en cuenta su cuantiosa fortuna, sus honras fúnebres fueron modestas, repartiéndose los sufragios de la siguiente forma:

 

Cuadro I

Misas establecidas en su testamento

Beneficiario
500 Hernando Pizarro
200 Sus padres, Gonzalo Pizarro e Isabel de Vargas
100 Por los almagristas
100 Su hermano Francisco Pizarro
100 Su hermano Juan Pizarro
100 Su hermano Gonzalo Pizarro
50 Su hermana Francisca Rodríguez
50 Su hermana María de Aguilar
50 Ánimas del Purgatorio
TOTAL: 1.250

 

Como ya hemos dicho, no dispuso ni de un funeral excesivo ni tampoco dejó dispuestas un gran número de misas por su alma. Medio millar de sufragios por su alma no es una cantidad excesiva, teniendo en cuenta que muchas personas con una fortuna muy inferior a la suya fundaron capellanías a perpetuidad, con un número de sufragios muy superior. Por poner algunos ejemplos ilustrativos, en 1600, el perulero metellinense Alonso Velázquez terminó de disponer el alma de su hermano Juan Velázquez, estableciendo 2.800 sufragios, que se celebrarían en Medellín, Mérida, Trujillo y Usagre[22]. Por su parte, la carmonense Elvira de Castellanos que amasó una pequeña fortuna, en su testamento otorgado en Veracruz el 30 de abril de 1605, al margen de la fundación de una capellanía, dejó un total de 2.172 misas, a oficiar en las iglesias de su ciudad natal o en Sevilla[23]. Y por poner un último ejemplo, el badajocense Francisco Amado de la Parra, dispuso 2.000 misas por su alma a celebrar en templos de su ciudad natal[24]. Estos ejemplos son suficientes para verificar la modestia de su pompa fúnebre y de los gastos en sufragios dispuestos por el hermano del gobernador de Nueva Castilla.

Otra cuestión que no por sabida deja de llamarnos la atención es el hecho de que, pese a estar encerrado en la Mota, dispusiese de un amplio cuerpo de servicio, pues menciona en su escritura a numerosos criados. Parece que había dos asistentas especiales: Mari Velázquez y María de Cabrera, a quienes deja la suma de 300 y 100 ducados respectivamente. Y en relación a la segunda de ellas, encomienda a su esposa que mire mucho por ella y le ayude en su casamiento. Además, alude a un ama que servía en su casa, a quien le deja ocho ducados de limosna, al tiempo que ordena pagar los salarios que se debiesen a todos los demás mis criados y criadas. Y aunque, no se citan en el manuscrito, también disponía de esclavos, como un tal Antonio, negro, que en 1558 tuvo una hija con una india libre que presumiblemente también pertenecía al cuerpo de servicio del castillo[25]. Se verifica algo que ya intuíamos y es que, en la Mota, el matrimonio Pizarro dispuso de algo así como una corte principesca. Más adelante, hay una cláusula en la que el trujillano ordena que todas las joyas que había regalado a su esposa, pese a no existir escritura, eran de propiedad exclusiva de ella, disponiendo que ningún heredero se las pudiese reclamar. Y eso sin contar con los vestidos suntuarios que poseía la ilustre mestiza: sayas, basquiñas de terciopelo, chamelotes bordados de oro, sombreros de terciopelo, tocas con rostro de oro, etc.[26]

Aclara datos relativos a su descendencia que desconocíamos. Tradicionalmente, la historiografía había sostenido que con su esposa Francisca Pizarro Yupanqui tuvo tres hijos: Francisco, el primogénito, Juan y una hija fallecida con corta edad, en julio de 1553, llamada Inés[27]. Conocíamos la existencia de un cuarto hijo, llamado Gonzalo, que murió siendo un niño y cuyo cuerpo quedó depositado el 15 de febrero de 1555 en el convento dominico de San Andrés, ubicado en Medina del Campo[28]. Pues bien, en el texto que ahora estudiamos, se mencionan tres hijos: Francisco, Juan y doña Isabel Pizarro, además de señalar que su esposa, estaba en esos momentos preñada. Por tanto queda claro que, si el embarazo de su esposa llegó a término, Hernando Pizarro tuvo al menos seis hijos legítimos. Eso sí, de todos ellos solo dos alcanzaron la edad adulta: Francisco y Juan. El primero de ellos, Francisco Pizarro Pizarro, se convirtió en el heredero del mayorazgo, establecido por Hernando en 1557 y ratificado dos décadas después. Quedaba regulado que si éste fallecía pasaría a Juan Pizarro y si éste también moría pasaría a su hija legítima Isabel Pizarro, y en adelante volverían a heredar de varón en varón, siempre respetando la primogenitura.

A sus hijos ilegítimos, habidos con Isabel de Mercado, Francisco y Francisca Pizarro, les dejaba 4.000 ducados a cada uno que se les debían entregar cuando  contrajeran esponsales. Ahora bien, ponía una condición muy clara: debían obedecer a Francisca Pizarro Yupanqui y si alguno de ellos les fuere desobediente y contra su voluntad se le saliere de casa o de su dominio, perderían su herencia. Mientras no se casasen permanecerían bajo la tutela de la mestiza quien se encargaría de administrar los 8.000 ducados, alimentándolos y si fuera posible, incrementando el capital. Todo ello, siempre y cuando permaneciera viuda, porque –decía- estoy confiando de su humildad y honra que no se casará sino que criará y administrará sus hijos. En caso de contraer matrimonio en segundas nupcias, la curaduría de sus hijos recaería en Juan Cortés, una persona de la más absoluta confianza de la familia Pizarro[29]. Si este último fallecía, pasaría a Martín de Chávez y tras el óbito de éste a Juan Hinojosa de Vargas.

Por cierto, dicho sea de paso, que la línea legítima de Francisco Pizarro y Pizarro se terminó extinguiendo por lo que el marquesado de la Conquista y el mayorazgo familiar pasaron a la línea ilegitima iniciada por Francisca Pizarro Mercado.

También se vislumbra entre las páginas de la escritura la gran actividad económica desplegada por Hernando desde el castillo. Menciona una compañía que tenía con Rafael Arrayol, que se encargaba de vender brocados y otros productos textiles. Asimismo, declaró que había enviado a Antonio Ribera 5.775 escudos para que, en la feria de Flandes, los invirtiese en sus negocios. También hace alusión a la llegada de caudales en las flotas de 1556 y 1557, así como las deudas que tenía pendiente de cobro por distintos préstamos que había formalizado.

 

Cuadro II

Deudas pendientes de cobro por

Hernando Pizarro[30]

 

Deudor Naturalezao vecindad Capitalprestado Capitalpendiente de cobro
Juan Matienzo de Prado Trujillo 900 900
García Val de Orellana Orellana 1.000 500
Gaspar de Osorio, corregidor, y su mujer Medina del Campo 300 300
Juan Pereira Medina del Campo 800 400
Alonso Téllez Girón Puebla de Montalbán ¿? ¿?
TOTALES 3.000 2.100

 

Las deudas no cobradas ascendían pues a 2.100 ducados, lo que no dejaba de ser una pequeña cantidad, comparado con el capital que reclamaba a la Corona: más de 25 millones de maravedís, suyos y de su esposa, que habían llegado en las flotas de 1556 y 1557 y que estaban retenidos en la Casa de la Contratación.

Ahora bien, una persona con esa actividad económica y con ese volumen de ingresos y de gastos también tenía deudas. Así, por ejemplo, declaró deber a Pedro Barrantes, vecino y regidor de Trujillo, cierta cantidad de los 40.000 maravedís al año que le pagaba por una cantidad a censo que le entregó, a través de su mayordomo Diego Moreno.

Finalmente, conocemos dos de sus albaceas testamentarios, ambos de la máxima confianza del otorgante: su esposa Francisca Pizarro y el ya citado Juan Cortés, vecino y regidor de su ciudad natal.

Este nuevo documento, con ser un pequeño aporte nos permite perfilar mejor la biografía de Hernando Pizarro. Una vida de la que aún sabemos poco, por haberse situado siempre a la sombra de su hermano. Sin embargo, Hernando fue una pieza clave, pues fue el único Pizarro que sobrevivió a la conquista y consiguió culminar el sueño de ennoblecimiento de su estirpe.

 

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APÉNDICE I

 

Testamento de Hernando Pizarro, La Mota, 10 de octubre de 1557

 

En el nombre de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas y un solo Dios verdadero, señor y conservador de todas las cosas, el cual por su omnipotencia me libro por la su sabiduría del pecado en que incurrimos piadosamente o nos redimimos por la su infinita bondad, esperamos que nos ha de glorificar al cual como a juez universal hemos de dar estrecha cuenta de todas cuantas cosas en esta vida hablamos, pensamos y hacemos y de cuantas indulgencias tomamos por la cual cuenta… Yo Hernando Pizarro, vecino de la ciudad de Trujillo, estante al presente en la Mota, fortaleza de la villa de Medina del Campo, estando como estoy malo y enfermo del cuerpo de enfermedad que Dios nuestro Señor Jesucristo fue servido de me dar, por sano y libre de mi juicio y entendimiento natural, creyendo como creo en todo aquello que todo fuel cristiano debe creer, otorgo y conozco que hago y ordeno este mi testamento y última voluntad a servicio de Dios Nuestro Señor… en la forma y de la manera siguiente:

Primeramente, mando y encomiendo mi ánima a Dios nuestro señor Jesucristo que la crio, compró y redimió por la preciosa sangre y el cuerpo a la tierra para lo que fue hecho.

Ítem, mando que si Dios Nuestro señor fuere servido de me llevar de esta presente vida de la enfermedad que ahora tengo que mi cuerpo sea sepultado en la iglesia y monasterio donde a doña Francisca Pizarro, mi mujer, quisiere y le pareciere para que de allí sea llevado mi cuerpo a mi naturaleza que es en la ciudad de Trujillo o donde (a) ella le pareciere porque yo lo dejo a su elección.

Ítem, mando que por cuanto yo he tenido y tengo escrúpulos de conciencia en lo que he habido de algunos indios que me han dado, así por amenazas como en otra manera que podrá ser hasta en cuantía de quinientos o seiscientos ducados poco más o menos, lo cual lo he comunicado con mi confesor. Por ende, porque Dios me perdone mis pecados (y) haya mérito de mi alma, quiero y mando y es mi voluntad que se dé y reparta entre los pobres, los más menesterosos y que más pobreza tengan, hasta en cuantía de mil ducados y que se empleen en renta que esté situada para que se gaste y distribuya para pobres, como a mis testamentarios les pareciere.

Ítem, mando que den de mis bienes a Mari Velázquez, mi criada, que al presente es, por el servicio que a mi y a la dicha doña Francisca, mi mujer, nos ha hecho trescientos ducados, sin que la dicha m i mujer sea obligada a le dar otra cosa alguna de su parte por razón del dicho servicio…

Ítem, mando que se den a María de Cabrera, mi criada, de mis bienes, cien ducados de más y allende de lo que doña Francisca, mi mujer, le diere. A la cual ruego y encargo mire mucho por ella y le ayude para su casamiento.

Ítem, mando que el día de mi entierro me entierren con pompa moderada, no mirando a las cosas del mundo.

Ítem, mando que el día de mi enterramiento se den cincuenta ducados de mis bienes de limosna a elección y parecer de la dicha doña Francisca Pizarro, mi mujer.

Ítem, mando que se digan por mi ánima el día de mi enterramiento, todas las misas que se pudieren decir en las iglesias y monasterios del pueblo donde mi cuerpo sea enterrado y en los días siguientes se diga por mi ánima, a cumplimiento de quinientas misas y por ellas se pague lo acostumbrado.

Ítem, mando que se digan por las ánimas de mis padres, que sean en gloria, doscientas misas, las cuales se digan en la ciudad de Trujillo y por ellas den lo acostumbrado.

Ítem, mando que los huesos de mi padre que están en la iglesia del lugar de la Zarza, cerca de Trujillo, depositados, se traigan y pasen a la parte donde la dicha doña Francisca Pizarro me enterrare e hiciere entierro para mí y para ella porque así es mi voluntad.

Ítem, mando que digan por las ánimas del marqués, don Francisco Pizarro, y Juan Pizarro y Gonzalo Pizarro,  mis hermanos, difuntos, que sean en gloria, por cada uno de ellos mando que se digan cien misas y por las decir se dé lo acostumbrado.

Ítem, mando que por cuanto yo y Juan Cortés, vecino y regidor de la ciudad de Trujillo, quedamos por albaceas y cumplidores del ánima y testamentarios de Juan Pizarro, mi hermano, y yo quedé por su heredero y no tengo mayoría no está acabado de cumplir, mando que lo que estuviere por cumplir se haga conforme y como el dicho Juan Pizarro, mi hermano, por su testamento, dejó dispuesto y mandado.

Ítem, mando se digan por las ánimas de Francisca Rodríguez, mi hermana, y de María de Aguilar, mi hermana, difuntas, que Dios perdone, por cada una de ellas cincuenta misas y den a los sacerdotes o frailes que la dijeren lo acostumbrado.

Ítem, mando que se diga por las ánimas del purgatorio cincuenta misas.

Ítem, mando por las ánimas de las personas que se les dieron en un reencuentro que tuve con Almagro, cien misas y den a los sacerdotes que las dijeren lo acostumbrado.

Ítem, mando que paguen a todos los demás mis criados y criadas, todo lo que pareciere que yo les debo de salario.

Ítem, mando que den a la ama que sirve en casa que se dice Paca?, demás y allende de lo que se le debiere de su servicio, ocho ducados.

Ítem, mando que se den a la dueña Ribera treinta ducados porque ruegue a Dios por mi alma.

Ítem, digo y declaro que Juan Matienzo de Prado, vecino de Trujillo, me debe novecientos ducados que creo que hizo conocimiento de ellos. Mando que se cobren de él.

Ítem, mando se cobren de don García Val de Orellana, vecino de Orellana, cien ducados que debe por virtud de un conocimiento que contra él tengo de mil ducados y ha pagado los quinientos, debe los otros quinientos.

Ítem, digo y declaro que Gaspar de Osorio, corregidor que fue de la villa de Medina del Campo, y la señora doña Ana de Luzón, me deben trescientos ducados, los doscientos… mando se cobre los dichos trescientos ducados.

Ítem, digo y declaro que yo tengo una obligación contra Juan Pereira, vecino de la dicha villa, en cuantía de ochocientos ducados de los cuales me pagó hasta cien mil maravedís… Mando no se cobren de él cuatrocientos ducados.

Ítem, digo y declaro que yo dí a vender ciertos brocados con Rafael Arrayol, los cuales vendió a don Alonso Téllez Girón, señor de la Puebla de Montalbán. Mando que se cobre de los herederos de Rafael Arrayol, la escritura y razón que dejó acerca de lo susodicho porque los brocados eran…

Ítem, digo que por cuanto entre mi y Rafael Arrayol, que Dios tenga en su gloria, hubo ciertas cuentas, dares y tomares y la feria de mayo próxima pasada no se averiguaron, mando que las dichas cuentas se averigüen con los herederos del dicho Rafael Arrayol y lo que por ellas pareciere que se me debe, se cobre de los dichos.

Ítem, mando que todo lo que pareciere que yo debo a mercaderes vecinos de esta villa de cosas y mercadurías que desde la feria de mayo acá se han traído de sus tiendas, lo cual sabe Villaescusa, sastre, que se pague de mis bienes.

Ítem, digo y declaro que yo debo a Pedro Barrantes, vecino y regidor de la ciudad de Trujillo, ciertos maravedís de que le pago cuarenta mil maravedís de censo en cada un año que le vendió Diego Moreno, mi mayordomo. Mando que el dicho censo se quite lo más presto que ser pudiere de mis bienes.

Ítem, tengo y declaro que yo envié, la feria de mayo próxima pasada, a Flandes a don Antonio Ribera, cinco mil setecientos y setenta y cinco escudos y cédulas de cambio para mis negocios y no son menester allá. Y le (he) escrito que me los torne a remitir. Mando se cobre de lo de quien los hubiere de pagar.

Ítem, declaro que tengo una carta ejecutoria y memoria del Consejo Real de Indias contra Su Majestad, como albacea testamentario y heredero de Juan Pizarro, mi hermano, de veinte y nueve mil ducados (que) son del mayorazgo y vínculo del dicho Juan Pizarro. Mando que se procure de cobrar para el dicho mayorazgo y que se cobren los frutos corridos de los dichos veinte y nueve mil ducados. Hay pleito pendiente ante los señores del dicho Real Consejo de Indias y es ya pasado y término probatorio, y mis probanzas están presentadas y mando que se concluya hasta que en ello se dé sentencia. Y los frutos que se adjudicaren por la dicha sentencia sean del cuerpo del dicho mayorazgo del dicho Juan Pizarro porque en la clausula del testamento como parece por ella manda que no entren en sus bienes en poder del heredero hasta tanto que estén comprados de bienes raíces. Y como éstos no han sido comprados, ni situados juros por ellos, parece que conforme a la dicha cláusula lo corrido y registrado será del dicho mayorazgo del heredero.

Ítem, digo y declaro que su Majestad me debe por dos cédulas, según parece por fe del contador Zarate, contador de la Casa de la Contratación de Sevilla, veinte cuentos y cincuenta y nueve y tantos mil maravedís y más lo corrido del interés. Mando que se procure de cobrar de su majestad. Tengo en mi poder las dichas cédulas y recaudos de todo lo susodicho.

Ítem, digo y declaro que en la flota que vino el año pasado de mil quinientos y cincuenta y seis de Nombre de Dios, trajeron para la dicha doña Francisco Pizarro, mi mujer, y mío, hasta once mil y tantos pesos de oro, que los nueve mil de ellos que son de la dicha doña Francisca, mi mujer, y ni los unos ni los otros, no se han cobrado de Su Majestad. Mando se cobre de Su Majestad o de quien en su nombre los hubiere de pagar. Y lo que toca a la dicha mi mujer que se dé a ella porque es suyo y le pertenece.

Ítem, declaro que todo lo que está comprado por los privilegios y escrituras en nombre de doña Francisca Pizarro, mi mujer, que es suyo propio de su dote, que lo tenía antes y al tiempo que conmigo casase.

Ítem, declaro que (a)demás de lo susodicho he habido y debo a la dicha doña Francisca Pizarro, mi mujer, de su propia hacienda que tenía antes que conmigo se casase, cuatro mil y setecientos pesos de oro. Mando que se pague de mis bienes porque son suyos de su propia hacienda.

Ítem, digo y declaro que han escrito que en estos navíos que ahora son venidos a Sevilla que llegaron a seis del mes de septiembre próximo pasado de este presente año traía seis mil y trescientos y treinta y un pesos de oro o plata que son de Francisca Pizarro, mi mujer…

Ítem, digo y declaro que todos los demás bienes que yo tengo, los dejo por privilegios de Su Majestad y escrituras de compras que por los dichos privilegios y escrituras parecerá lo que es, que dineros no dejo ningunos, ni barras de oro, ni plata, ni tejuelos, sino es la plata labrada para servicio de la casa.

Ítem, mando que den de mis bienes a doña Francisca Pizarro, mi hija natural, cuatro mil ducados de mis bienes para ayuda a su casamiento, casando con voluntad de la dicha doña Francisca Pizarro, mi mujer, y no de otra manera. Y su caso fuere que la dicha mi hija falleciere sin hijos legítimos de legítimo matrimonio, que los dichos cuatro mil ducados vuelvan a mis herederos.

Ítem, mando a don Francisco Pizarro, mi hijo natural, otros cuatro mil ducados y que si muriere sin hijos legítimos, de legítimo matrimonio, que vuelvan a mis herederos y que los dichos cuatro mil ducados se le den casando con voluntad de la dicha doña Francisca Pizarro, mi mujer, y no de otra manera.

Ítem, digo que por cuanto yo he mandado en estos dos capítulos de sus escrituras a doña Francisca y don Francisco Pizarro, mis hijos naturales, cada cuatro mil ducados con ciertas condiciones en ellos contenidos, que (a)demás de las dichas condiciones es mi voluntad que no se les den hasta que se casen y que quede de procuradora y administradora de ellos y de sus bienes la dicha doña Francisca Pizarro, mi mujer, a la cual se los encomiendo y de sus frutos de los dichos ocho mil ducados los alimente y la renta de lo cual sea para que les vaya creciendo y si alguno de ellos les fuere desobediente y contra su voluntad, se le saliere de casa y de su dominio, mando que pierda la dicha herencia porque así es mi entera y determinada voluntad. Y debajo de dicho gravamen se lo mando y no de otra manera.

Ítem, mando y declaro que todos los bienes y hacienda que en las Indias y provincias del Perú haya de doña Francisca Pizarro, mi mujer, son suyos y que yo no tengo entrada ni salida a ellos.

Ítem, mando a la dicha doña Francisca Pizarro, mi mujer, todas las joyas que yo le he dado porque se las dí y no les hice carta de arras y por razón de su virginidad la doy y mando las dichas joyas.

Ítem, confirmándome de los bienes que tengo digo que el tercio y quinto de todos mis bienes muebles y raíces, oro, plata y joyas y dinero que tengo en estos reinos de España, como en las provincias e Indias del Perú, llamada Nueva Castilla y Nuevo Toledo, minas y casas, y rentas y derechos y acciones que yo tengo, así por escritura como por mercedes como en otra cualquier manera a don Francisco Pizarro, mi hijo  mayor legítimo, y de doña Francisca Pizarro, mi mujer, para que los haya y tenga y posea por bienes vinculados de mayorazgo sin los poder vender, trocar, ni cambiar, ni en otra manera enajenar sino que siempre estén en pie, sujetos y obligados a restitución del heredero que derecho sucediere en ellos, que ha de ser su hijo mayor varón legítimo de legítimo matrimonio que lo haya con el dicho vínculo y gravamen. Y si su hijo varón mayor muriere que lo haya el segundo debajo del dicho gravamen y los demás hijos los hayan sucesivamente y de allí adelante sus hijos y nietos y herederos de su hijo mayor varones sin que lo pueda heredar hija porque es mi voluntad de que este dicho vínculo y mejora y mayorazgo y en ningún tiempo lo herede hija porque yo las excluyo. Y si por caso, el dicho mi hijo mayor no tuviere hijos legítimos de legítimo matrimonio haya y herede el dicho mi mayorazgo y mejora mi hijo segundo con las dichas condiciones y gravámenes. Y si el segundo muriere sin hijos legítimos como está dicho, lo haya el tercero, y si sucediere que todos los dichos mis hijos muriesen, lo cual Dios no quiera, sin herederos como dicho es quiero y es mi voluntad que por esta vez los haya y herede doña Isabel Pizarro, mi hija, y de la dicha doña Francisca y de allí en adelante vaya de varón en varón que no entren más en poder de mujer. Y si en algún tiempo faltare a mis sucesores hijos varones que lo herede el pariente más cercano que sea de mi linaje de los Pizarro y el nombre de Pizarro. Y si hubiere dos parientes o más en igual grado que lo herede el mayor en días que viniere por línea de varón, con las mismas condiciones y vínculos, por manera qque ahora ni en ningún tiempo se puedan perder, ni vender, ni trocar, ni cambiar, ni enajenar. Y que todos los que lo heredaren se llamen de nombre y alcurnia de los Pizarro como yo me llamo y no lo puedan heredar ninguno de ellos de otra manera. Y es mi voluntad que si alguno de los dichos mis herederos y sus sucesores en algún tiempo hicieren o consintieren delito o delitos por donde merezcan perder sus bienes que(…) antes que piensen de hacer y cometer su delito le relevo y aparto de la dicha herencia y bienes (…).

Ítem, mando a su pariente y heredero del vínculo y mayorazgo de Juan Pizarro, mi hermano, que sea en gloria, con cargo que después de mis días lo haya y herede mi hijo segundo y que se llame Juan Pizarro conforme a la voluntad del testamento. Y que no habiendo más de un hijo lo haya y herede en dicho mi vínculo, con cargo que después adelante, habiendo dos herederos se torne a dividir y apartar y que el dicho mayorazgo del dicho Juan Pizarro herede el hijo segundo y el mío, el mayor con las condiciones y vínculos y de la forma y manera que el dicho Juan Pizarro lo hubiere dispuesto. Y mando que así se haga y cumpla porque así es m i voluntad.

Ítem, mando que todo lo remanente de mis bienes, sacado el dicho tercio y quinto, lo hayan y hereden mis hijos e hijas legítimas y de la dicha doña Francisca Pizarro, mi mujer, que son los dichos don Francisco Pizarro, mi hijo mayor, y Juan Pizarro y doña Isabel y lo que Dios diere a la dicha doña Francisca Pizarro, mi mujer, de que está preñada, por iguales partes porque así es mi voluntad.

Ítem, mando que la dicha doña Francisca Pizarro, mi mujer, quede por curadora y tutora y tenedora de mis bienes e hijos en (…) y porque yo estoy confiando de su humildad y honra que no se casará sino que criará y administrará sus hijos, mando que quede por – y señora de todos mis bienes por sus días y hasta tanto que mis hijos sean de edad (…) y goce como heredera de los bienes, n o se casando, y si lo hiciere que le sea quitada la curaduría de sus hijos y la tenga Juan Cortés, vecino y regidor de la dicha ciudad de Trujillo, y después de sus días Martín de Chávez, hijo de Luis de Chávez, vecino y regidor de Trujillo, y si falleciere antes que ellos tengan edad, tenga la dicha curaduría Juan de Hinojosa de Vargas, hijo de Francisco de Hinojosa, mi primo, y encargo y pido por merced a la dicha doña Francisca Pizarro, mi mujer, que haga la misma mejora de sus bienes en nuestro hijo mayor juntamente con la que yo hago para que todo se haga un cuerpo y quede vinculado para siempre jamás.

Y para cumplir y pagar este mi testamento y las mandas y legados en él contenidas nombro por mis testamentarios a la dicha doña Francisca Pizarro, mi mujer, y a Juan Cortés, vecino y regidor de Trujillo y a Catalina de la ¿? A los cuales (…)

Y por esta presente carta revocó, ceso y anulo y doy por ninguno y de ningún valor y efecto otro cualesquier testamento o testamentos, codicilo o codicilos y poder que pareceré que hasta el día de hoy haya hecho y otorgado, así por escrito como por palabra, los cuales quiero y es mi voluntad que no valgan ni hagan fe ni prueba en juicio ni fuera de él, salvo éste mi testamento que al presente hago y otorgo, el cual quiero que valga por testamento… Otorgué esta escritura de testamento y todo lo en ella contenido ante Juan de–, escribano público del número de la dicha villa de Medina del Campo, por la majestad real al cual rogué que la signase con su signo que fue fecha y otorgada en la Mota y fortaleza de ella, a diez días del mes de octubre de mil y quinientos y cincuenta y siete años, testigos que fueron presentes a lo que dicho es … Y yo el presente escribano doy fe que conozco y lo firmo de su nombre. Y asimismo, los testigos que dijeron saber firmar y por los que no supieron. Y asimismo fue testigo de lo susodicho Hernando Xiques Jiménez, vecino de la dicha villa, Hernando Pizarro, Cristóbal de Arada, Antonio de Escobar.

(AGI, Escribanía 496B, Pieza 2ª, fols. fols. 5r-11v).

 

 

Apéndice II:

Hijos de Hernando Pizarro

 

Hernando Pizarro
Isabel de Mercado
Francisca Pizarro Yupanqui
Francisca Pizarro Mercado (h.1545-1609) & Fernando de Orellana y Tapia
Francisco Pizarro Mercado (murió joven)
Francisco Pizarro Pizarro, desposado con Francisca Sarmiento, luego con Estefanía de Orellana y, finalmente, con Micaela Manrique
Juan Pizarro Pizarro
Inés Pizarro Pizarro (fallecida en 1553)
Gonzalo Pizarro Pizarro (fallecido en 1555)
Isabel Pizarro Pizarro
¿?, Francisca Pizarro estaba embarazada en 1557

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

[1] Hernando Pizarro no había nacido en 1500 como ha señalado la historiografía sino entre 1502 y 1503 que es cuando su padre y su madre se desposaron, pues no debemos olvidar que era legítimo. Sin embargo, tampoco es posible retrasar más allá de 1503 su nacimiento, pues conviene recordar que está documentada su presencia en Navarra junto a su progenitor. El 27 de julio de 1521 se expidió en Gante una real cédula por la que se ratificaba el nombramiento de capitán de Infantería expedido por el capitán general en sustitución del traidor Juan Nicorte que se había pasado al bando francés. En el mismo documento se alude al buen servicio que prestaron Hernando Pizarro y su padre en el cerco de Logroño. AGI, Patronato 90A, n. 1, r. 1.  Está claro que si en 1521 fue nombrado capitán de Infantería debía tener al menos 18 años, retrotrayendo su nacimiento hasta 1503. Lo cierto es que cuando lo reclutó Francisco Pizarro era ya el heredero del mayorazgo de Gonzalo Pizarro y, además se había criado dentro del mundo del privilegio que le otorgaba su condición de hidalgo.

[2] HERRERA, Antonio de: Historia General de los hechos de los castellanos en las Islas y Tierra Firme del Mar Océano. Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 1991, T. III, p. 630.

[3] Sobre este primer retorno del trujillano, véase mi trabajo: “El retorno a España de Hernando Pizarro (1534): documentos inéditos”, Actas de los XLI Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo, 2013, pp. 523-551.

[4] A.D.A. Carpeta 170, Leg. 17, doc. 2.

[5] Alonso Enríquez denunció que se las quitó de su casa y las sacó a subasta con un testaferro para quedárselas con un desembolso mínimo. Hernando Pizarro se defendió con dos argumentos: uno, que las piezas eran originariamente propiedad de su hermano, el marqués, y que se las robaron cuando entraron los almagristas en la ciudad de Cuzco. Y dos, que en cualquier caso, Almagro, tras arrebatárselas al mayordomo del marqués Antonio de Cisneros, se las entregó en pago de alguna deuda a Alonso del Valle y que éste a su vez las sacó a subasta pública para obtener liquidez. Pero lo cierto es que sus argumentos no convencieron y en 1542 se ordenó la confiscación de dichas piezas mientras se dirimía el juicio. Pleito entre el fiscal y Hernando Pizarro, 1542. AGI, Justicia 1065, N. 6, R. 1.

[6] Los cargos se relacionan en una Real Provisión dirigida al acusado y fechada en Madrid, el 22 de agosto de 1562. A.D.A., Carp. 170, Leg. 32.

[7] Nunca se tuvo claro donde recluir a una persona como Hernando Pizarro pues, por un lado, se estaba en deuda con una familia que había aportado tantos territorios a la Corona y, por el otro, pesaban sobre él graves acusaciones. Del Alcázar, que estaba situado en el mismo solar donde ahora está el Palacio Real,  pasó a las casas del Comendador Ludeña y de allí a una casa grande en la calle de Teresa Gil, todas ellas en Madrid. Finalmente, se decidió su traslado al castillo de la Mota, en Medina del Campo, donde como es bien sabido cumpliría la mayoría de su condena. Declaración de Alonso de Montalván, vecino de Madrid, a la pregunta décima de la probanza de Sebastián Rodríguez. AGI, Justicia 1053 A, N. 1.

[8] Desconocía el letrado que sólo le abonaría el primer año de servicios por lo que entabló un pleito con el trujillano, solicitando los 250 ducados que le debía de salario y que éste se había negado a abonarle. Pleito entre Sebastián Rodríguez y Hernando Pizarro, 1544-1545. AGI, Justicia 1053A, N. 1.

[9] Toda la lista de apoderados salen por aquí y por allá en el extenso pleito con Sebastián Rodríguez, 1544-1545. AGI, Justicia 1053A, N. 1.

[10] En la pregunta séptima de la probanza de Sebastián Rodríguez se mencionan algunos de los procesos en los que estuvo inmersa la defensa de Hernando Pizarro: el pleito principal sobre la muerte de don Diego de Almagro, otro con el fiscal del Consejo y otros con Juan de Antona sobre trece cántaros de plata, con Hernán Sánchez de Badajoz, con Diego del Castillo, con Hernando de Villanueva, con un Chillón vecino de Granada sobre la muerte de un hermano suyo, con Alonso Enríquez de Guzmán que le reclamaba 50.000 pesos de oro, con Hernando de Sosa que reclamaba 20.000 pesos de oro, con Alonso de Zayas, vecino de Zafra sobre la muerte de un hermano y de su padre, con Pedro de León, con Pedro Román y sus hijos, con Sebastián Rodríguez, con varios conquistadores por el oro entregado para el servicio del rey, etc. Citados en AGI, Justicia 1053 A, N. 1.

[11] MUÑOZ DE SAN PEDRO, Miguel: “La sombra de doña Isabel de Mercado”, Revista de Estudios Extremeños, T. XXVI, N. 1. Badajoz, 1970, p. 83. FERNÁNDEZ MARTÍN, Luis: Hernando Pizarro en el Castillo de la Mota. Valladolid, C.C.B.S., 1991, p. 18. VÁZQUEZ FERNÁNDEZ, Luis: Tirso y los Pizarro. Aspectos histórico-documentales. Kassel, 1993, p. 206.

[12] FERNÁNDEZ DE OVIEDO; Gonzalo: Historia General y Natural de las Indias. Madrid, Atlas, 1992, T. V, p. 253. Ambas partes apelaron la sentencia, a los denunciantes por parecerles demasiado condescendiente con el trujillano, y al acusado por parecerle excesivamente dura. En cualquier caso, aunque el proceso prosiguió por algún tiempo la sentencia no se revocó. FERNÁNDEZ MARTÍN: Ob. Cit., p. 29.

[13] Real Provisión a Hernando Pizarro, Madrid, 22 de agosto de 1562. A.D.A. Carp. 170, Leg. 32.

[14] El 7 de marzo de 1544 se dio emplazamiento a Diego Velázquez en el pleito que tenía por haber desembarcado 2.500 marcos de plata para Hernando Pizarro en Lisboa sin registrar en la Casa de la Contratación. A.D.A., Carp. 170, Leg. 38.

[15] PÉREZ DE TUDELA BUESO, Juan: Documentos relativos a Pedro de La Gasca y a Gonzalo Pizarro. Madrid, Real Academia de la Historia, 1964, pp.166-170.

[16] VÁZQUEZ FERNÁNDEZ, Luis: “Hernando Pizarro versus Gonzalo, su hermano, gobernador del Perú: la Mota de Medina, 2-XII-1544”, Actas de los XXXVI Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo, 2008, p. 829.

[17] Publicados por CUESTA, Luisa: “Una documentación interesante sobre la familia del conquistador del Perú”, Revista de Indias Nº 8. Madrid, 1948, pp. 885-892; y MUÑOZ DE SAN PEDRO, Miguel: “La última disposición del último Pizarro de la conquista”, B.R.A.H., T. 126, Cuaderno I y II. Madrid, 1950, T. I, 387-425 y T. II, 527-560.

[18] FERNÁNDEZ MARTÍN: Ob. Cit., p. 58. Aunque en el archivo sevillano se conserva el volumen de Pedro de Castellanos de ese año de 1534, no lo he podido encontrar porque faltan algunas hojas que coinciden precisamente con la fecha de dicha escritura.

[19] FERNÁNDEZ DOMINGO, Jesús Ignacio: Estudio del testamento de don Hernando Cortés, Marqués del Valle de Oaxaca. Badajoz, Diputación Provincial, 1999, p. 25.

[20] Véase el apéndice documental.

[21] FERNÁNDEZ MARTÍN: Ob. Cit., p. 57.

[22] GARCÍA MUÑOZ, Tomás y Esteban MIRA CABALLOS: “Los Velázquez de Medellín: fundaciones y donaciones de una familia de peruleros”, XLII Coloquios Históricos de Extremadura, Trujillo, 2014 (en prensa).

[23] Véase mi libro: Carmona en la Edad Moderna. Religiosidad y arte, población y emigración a América. Sevilla, Muñoz Moya Editor, 1999, pp. 358-359.

[24] MÉNDEZ VENEGAS, Eladio: Fundaciones de indianos badajocenses. Badajoz, autoedición, 1990, p. 78.

[25] FERNÁNDEZ MARTÍN: Ob. Cit., p. 46.

[26] Ibídem.

[27] Véase por ejemplo a VÁZQUEZ FERNÁNDEZ: Tirso y los Pizarro…, p. 6.

[28] FERNÁNDEZ MARTÍN: Ob. Cit., p. 57.

[29] Juan Cortés era un hidalgo trujillano que pasó a las Indias, en 1530, como escudero de su paisano Hernando Pizarro. En agosto de 1531, estando en Coaque, recibió un indio que se tasó en cinco pesos de oro. Tomó parte en el reparto del botín de Cajamarca. En 1534 regresó a España junto a Hernando Pizarro con 9.430 pesos de oro y 362 marcos de plata. Fue regidor del cabildo de Trujillo y apoderado de los hermanos Pizarro. Como albacea testamentario de Juan Pizarro dio poder en Trujillo, el 19 de marzo de 1551 a Juan de Uribe para que cobre en Sevilla 29.000 ducados que el finado envió a España y fueron secuestrados en Sevilla. En los últimos años de su vida alcanzó el cargo de regidor del cabildo de Trujillo.

[30] Las cifras están expresadas en ducados.

Jun 162015
 

Juan Rebollo Bote.

 La herencia islámica de la península Ibérica es uno de los aspectos más determinantes de la Historia mediterránea y europea. Su estudio se presenta indispensable para poder comprender la sociedad actual en sus más diversos matices, más aún cuando su objeto refiere a determinadas áreas regionales o locales de palpable pasado andalusí como la que nos ocupa. No obstante, a pesar de esta necesidad, el desarrollo de la historiografía sobre el islam ibérico y sus distintas líneas de investigación no siempre ha llevado el mismo ritmo ni se ha cubierto por igual en los diferentes ámbitos geográficos de la península. Tal es el caso de Extremadura, región que presenta un notable déficit historiográfico en lo que respecta al estudio de la minoría musulmana que vivió bajo dominio cristiano entre los siglos XIII y XV, los llamados mudéjares. El mudejarismo hispánico, aunque ahonda sus raíces en el siglo XIX[1], se asienta como realidad historiográfica tras la publicación de las obras de Miguel Ángel Ladero Quesada y la celebración de los Simposios Internacionales de Mudejarismo de Teruel a partir del último tercio del siglo XX[2]. Desde entonces han proliferado los trabajos sobre este colectivo en las diferentes escalas local, regional o de reino[3]. En lo que a la Corona de Castilla toca, las numerosas investigaciones llevadas a cabo a partir de los datos aportados por Ladero Quesada, han permitido en los últimos años tejer un mapa muy completo de los mudéjares de tan vasto territorio[4].

Sin embargo, como decíamos, la región extremeña parece haber quedado al margen de este avance de la historiografía mudéjar hasta hace pocos años cuando, quizás estimulado por la conmemoración del cuarto centenario de la expulsión de los moriscos, se comenzó a enfocar a la minoría musulmana bajomedieval como objeto particular de estudio[5]. Hasta entonces, los trabajos sobre el islam en Extremadura se habían centrado, y continúan centrándose mayoritariamente, bien en el período de dominio político musulmán (siglos VIII-XIII)[6], bien en los moriscos de la Edad Moderna (siglos XVI-XVII)[7]. Esto refleja el creciente interés que se ha ido produciendo por la Historia islámica de Extremadura en aras de comprender el sustrato cultural y la conformación del ente regional, pero al mismo tiempo se sigue manteniendo un silencio científico intermedio entre las etapas históricas del inicio-dominio político y el final-expulsión del islam en territorio extremeño. Pese a este letargo, el campo historiográfico mudéjar en Extremadura no ha estado completamente yermo ya que desde el arte, la arqueología o la filología ha habido contribuciones muy relevantes[8], aunque parciales por su enfoque y lejos de la totalidad del fenómeno socio-cultural del mudejarismo. Por otro lado, las numerosas y valiosísimas investigaciones sobre la otra minoría religiosa medieval, la judía, mucho mejor estudiada que la islámica[9], pueden también favorecer de forma notable el desarrollo próximo de los estudios sobre los mudéjares extremeños.

En el caso concreto de Trujillo, su legado islámico ha sido abordado en algunos estudios interesantes y desde diferentes puntos de vista[10], y su minoría judía ha gozado de artículos y monografías excelentes[11]. Pero una vez más, los musulmanes de época tardomedieval apenas han sido motivo de algunas líneas en obras más generales. Aún así la bibliografía sobre la etapa medieval cristiana de la ciudad es más que suficiente para ejercer de fundamento en que apoyarse a la hora de abordar la temática propuesta[12]. Así las cosas, con esta primera aproximación no se pretende abarcar toda la complejidad mudéjar trujillana, lo que requeriría de más espacio y profundidad, pero sí se aspira a solventar el hueco historiográfico que sobre esta minoría religiosa persiste en Trujillo y Extremadura. El presente trabajo se inscribe pues en el marco regional extremeño del mudejarismo ibérico en tanto que Trujillo fue enclave importante de la Corona de Castilla y León en la Baja Edad Media y como tal, núcleo en el que cohabitaron e interactuaron grupos étnico-culturales dinámicos y diversos que enriquecieron el acervo histórico de la ciudad y su tierra. Los mudéjares trujillanos continuaron con la tradición arabo-andalusí del lugar y vivieron un islam en minoría hasta que éste dejó de ser tolerado en 1502.

 

  • El contexto de la aljama de los moros de Trujillo.

 

La expansión de los reinos de León y Castilla hacia el sur andalusí, principalmente a partir de la segunda mitad del siglo XI, supuso un primer acopio de gentes musulmanas bajo el dominio cristiano. Es el comienzo de la denominada “era mudéjar”. Este término (del árabe “mudayyan”, que viene a significar “al que se le ha permitido quedarse”) refiere a los musulmanes libres que vivieron en señorío cristiano hispánico a quienes se les permitió continuar profesando la religión islámica y regirse por su propia tradición[13]. Aunque este vocablo no aparece en las fuentes hasta finales del siglo XV, su adopción por parte de la historiografía especializada refleja la utilidad práctica del mismo en tanto que es aclaratorio y diferenciador con respecto a otros musulmanes no libres (cautivos, esclavos), de otros territorios mediterráneos o de otros tiempos (moriscos). Las fuentes de la época, sin embargo, se refieren a los mudéjares como moros (Castilla), mouros forros (Portugal) o sarracenos (Aragón), sin que estas expresiones tengan necesariamente una connotación peyorativa ya que eran utilizadas para una mayor concreción del colectivo musulmán[14].

Así pues, a partir de las tomas de Coimbra (1064), Coria (1079) y Toledo (1085) empezó a desarrollarse una nueva minoría étnico-religiosa en el seno de la sociedad cristiano-ibérica en expansión. Estas conquistas fueron arrinconando al reino islámico de Badajoz y producirían en principio un lógico repliegue del poblamiento musulmán al sur del Tajo y a su estuario. Ejemplo de ello lo tenemos en la noticia que nos aportan las crónicas sobre la marcha de la población de Albalat tras conocer la nueva conquista cristiana de la plaza de Coria en 1142[15]. Por lógica geográfica, probablemente los musulmanes de Albalat huyeran hacia Trujillo, por ser éste el núcleo fortificado más cercano y de mayor importancia en dirección sur. A partir de la ocupación cristiana definitiva de Coria y en contexto del declive almorávide peninsular por la irrupción almohade, el territorio del antiguo reino de Badajoz es troceado por las conquistas portuguesas de Santarem y Lisboa (1147), el avance leonés por Alcántara (1166) y las acciones de Giraldo Sempavor por toda la mesopotamia extremeño-alentejana (ca. 1164-1170). De esta época conocemos los primeros fueros de moros que regulan la pervivencia de musulmanes libres en los territorios conquistados por los cristianos[16]. De especial relevancia son las “cartas de foral” otorgadas a los mouros forros (libres) de Lisboa, Almada, Palmela y Alcácer por el rey Alfonso I de Portugal en 1170, que constituyen el primer ordenamiento de reconocimiento jurídico de las comunidades islámicas portuguesas por las que éstas se organizan en comunas o aljamas y se les garantiza la tolerancia religiosa y el regirse por sus leyes y autoridades a cambio de ciertos tributos y prestaciones[17]. En León y Castilla no existe una documentación específica mudéjar similar a la portuguesa, pero algunas normas de “convivencia” entre los distintos grupos religiosos vienen recogidas en fueros locales “de frontera” como los de Plasencia, Coria, o los posteriores de Cáceres y Usagre[18]. Esto explica como con la expansión cristiana al sur del Sistema Central, la sociedad castellana y leonesa se complejiza y se enriquece culturalmente con la incorporación del sustrato andalusí preexistente.

Es en estos momentos, en 1169-70[19], cuando se conforma el señorío cristiano de Trujillo (con Monfragüe, Montánchez y Santa Cruz) bajo la figura de Fernando Rodríguez (o Ruiz) de Castro “el Castellano”, tras unos años de dominio portugués por ocupación de Giraldo Sempavor (ca. 1165-1169). Trujillo ejercía a mediados del siglo XII, junto con Cáceres, de ciudad principal de frontera y aglomeraría la mayor parte del poblamiento andalusí de la zona. El apoderamiento trujillano de Fernando Rodríguez suponemos que no debió forzar al exilio a demasiados musulmanes visto el contexto general de “voluntad integradora” pos-conquista, más aún cuando sabemos que “el Castellano” tenía buenas relaciones con los almohades[20]. Fruto de estas relaciones amistosas el señorío de Trujillo, que podemos considerar como “mixto” entre cristianos y musulmanes, sobrevivirá a la reconquista islámica del tramo extremeño de 1174 y se prolongará en el tiempo hasta después de la batalla de Alarcos en 1195, aunque desde 1185 fue de plena posesión castellana[21]. La vuelta al dominio islámico en 1196 perdurará hasta la conquista cristiana definitiva de enero de 1232[22]. Las fuentes no precisan qué ocurrió entonces con los musulmanes trujillanos y el silencio documental es casi absoluto hasta el siglo XV. No obstante, nos aventuramos a plantear la hipótesis de la continuidad de la población islámica en el Trujillo cristiano partiendo de algunas premisas generales.

Por un lado, partimos de la base de la escasez poblacional de la Alta Extremadura durante el último período islámico. Especialmente en lo que refiere al norte del río Tajo, la presencia musulmana debió ser testimonial y agrupada en torno a Coria y quizás Galisteo. Sobre el río, Alcántara y Albalat ejercerían como polos principales de poblamiento y en menor medida Monfragüe y Alconétar, pero tras el avance cristiano de mediados del siglo XII debieron acusar despoblación como sabemos para el caso de Albalat. Más al sur, la densidad poblacional, lejos de ser alta, sí debió ser mayor y más dilatada en el tiempo puesto que los topónimos y lugares islámicos son más numerosos, y los núcleos principales, como Cáceres y Trujillo, mantuvieron su importancia político-militar hasta las conquistas cristianas de finales del primer tercio del siglo XIII. Para entonces, al norte del Tajo, con el alejamiento de la frontera y tras ser tomada Alcántara definitivamente en 1213, leoneses y castellanos habían comenzado a repoblar el poco habitado norte extremeño[23]. Así pues, no hubiese tenido mucho sentido prescindir entonces de los muchos o pocos musulmanes que hubieran allende del río Tajo cuando, a la altura de 1230, la expansión cristiana hacia sur continuaba imparable y los efectivos repobladores norteños no abundaban. Es más, según refiere Juan Luis de la Montaña, para el período 1230-1290, la penillanura trujillano-cacereña todavía registra un escaso poblamiento debido al enfoque repoblador en el entorno de Plasencia y en las de por sí más pobladas y fértiles vegas del Guadiana[24].

De otro lado, cuando Trujillo se incorpora a la recién unificada corona de Castilla y León se instituye como concejo de realengo, es decir, dependiente directamente del rey. Este aspecto es relevante de cara a la evolución socio-jurídica de los mudéjares castellanos, de lo cual hablaremos más abajo. En esos instantes es rey Fernando III, que se caracteriza por llevar a cabo una política de pactos con las comunidades musulmanas que permanecen en el reino castellano por las cuales se les permite la continuidad de sus prácticas religiosas y legales. Este rey, acaso consciente de la debilidad demográfica de su reino ante la incorporación de grandes extensiones de territorio, promovió incluso el establecimiento de musulmanes en Castilla la Vieja, lo cual refleja una cierta tolerancia religiosa en su tiempo[25]. No hay noticias en este sentido en referencia a Trujillo, pero sospechamos que pudiese haberse dado algún tipo de pacto con los musulmanes trujillanos con el fin de no despoblar aún más la penillanura. Este “espíritu tolerante” continuaría durante el reinado de Alfonso X al menos hasta la fecha crítica de 1264, en que se produce una rebelión mudéjar en Murcia y Andalucía apoyada por el rey de Granada y tras la cual cambia por completo la política benefactora anterior. Una de las consecuencias de la misma fue el traslado de parte de los mudéjares del sur hacia otras áreas castellanas, entre las que podría haber estado el territorio extremeño, pero de las que apenas ha quedado rastro en las fuentes[26].

Por tanto, vemos como durante los dos primeros tercios del siglo XIII los reyes cristianos incorporaron una gran cantidad de población musulmana a sus reinos[27], constituyéndose así las llamadas aljamas de moros en las cuales las comunidades islámicas quedaban organizadas. Será durante el reinado de Sancho IV de Castilla (1284-1295) cuando, en palabras de Ana Echevarría, “culmina el proceso de organización y administración de las aljamas castellanas y queda sentada la distribución de los mudéjares para los siglos siguientes”[28], incrementándose así el control regio sobre esta minoría. Aparecen ahora los primeros datos concretos sobre las aljamas mudéjares en fuentes relativas a las Órdenes Militares y en los libros de cuentas y gastos del rey Sancho IV de Juan Mateo de Luna. Entre las morerías[29] extremeñas que se citan se encuentran de un lado[30] las de Badajoz, Mora[31], Valencia[32], Hornachos, Magacela, Benquerencia[33], Alcántara y otros lugares de las órdenes, y de otra parte las juderías y morerías del obispado de Plasencia[34] y la moreria de Coria[35]. No se cita a Trujillo entre ellas, sin embargo, es fácil adivinar que la aljama trujillana sería una de las componentes de la diócesis placentina, de la que formaba parte como núcleo principal, al igual que la de Medellín[36]. Otra aljama que no se nombra pero que se puede entrever en la expresión “y otros lugares de las órdenes” es la de Mérida, puesto que la de Llerena parece haberse constituido posteriormente[37]. Todas ellas, a excepción de la de Coria, pervivirán como aljamas hasta el siglo XV, que es cuando tenemos información más evidente sobre los mudéjares en Castilla y Extremadura.

De todo lo anterior se deduce la pervivencia en Trujillo[38], como en otros enclaves extremeños, de una comunidad islámica, probablemente no en exceso numerosa, pero continuadora de la tradición andalusí y que sufrirá un progresivo empeoramiento de la convivencia urbana y de su propia condición jurídica en el contexto castellano de la crisis del siglo XIV. En este siglo se produce un descenso demográfico generalizado provocado por las continuas guerras y pestes que acechan a Europa y a la península Ibérica. Las consecuencias económicas y sociales son devastadoras y ello se traduce para judíos y musulmanes en un aumento de la discriminación. Ya durante el reinado de Alfonso X se habían dado los primeros pasos legislativos de regulación de las relaciones y distinción entre los cristianos y las minorías (Cortes de Valladolid y Jerez, 1258-1268) y en Las Partidas y en las Cantigas hay referencias contra los moros. También con Sancho IV y Alfonso XI se dictan leyes discriminatorias. Sin embargo, todas estas medidas restrictivas no llegaron nunca a ser aplicadas en la práctica[39]. La segunda mitad del siglo XIV comienza con la guerra civil castellana entre Pedro I y Enrique de Trastámara y tras la entronización de este último (1369) se dictaron algunas disposiciones favorables para los mudéjares con el fin de no acrecentar la debilidad económica de ciertos territorios con campos sustentados por esta minoría, muy mermada demográficamente por los aconteceres de este siglo.

No obstante, a fines de la centuria se acrecentó la animadversión a las minorías y volvieron a legislarse restricciones e incluso se creó un nuevo impuesto moro, el servicio y medio servicio (1388). La situación en esos momentos en Extremadura era especialmente trágica debido a las guerras con Portugal[40] y a las condiciones socioeconómicas del territorio, e indudablemente esto debió afectar tanto a judíos como a musulmanes. En Trujillo (ca 1384) existe la referencia documental del lugar “donde apedrearon al  moro[41], lo que de por sí nos aproxima al contexto social de fines del Cuatrocientos castellano a la vez que nos mantiene sobre la pista de la continuidad de poblamiento islámico trujillano. A principios del siglo XV seguiría el deterioro jurídico mudéjar y judío con los Ordenamientos promulgados por Catalina de Lancaster[42], regente de Juan II, en los que se recalca la distinción en las vestimentas (1408), la limitación de oficios, la eliminación de justicia propia y la segregación física en barrios delimitados (1412). Aunque estos mandatos quedaron una vez más sin vigencia en gran parte de la corona castellana, especialmente en áreas señoriales y de las Órdenes Militares, en algunos realengos como Valladolid o Plasencia se hicieron efectivos los encerramientos por primera vez y tuvieron su repercusión social y urbanística para el resto del período medieval[43].

Tras varias décadas de febril intransigencia religiosa seguirían otras de relativa tolerancia bajo Juan II y Enrique IV que se vieron truncadas durante el reinado de los Reyes Católicos. Las Cortes de Madrigal de 1476 suponen el principio del fin de la “eras mudéjar y sefardí” y en las celebradas en Toledo en 1480 se establece la definitiva separación urbana entre las diferentes comunidades étnico-culturales del reino. Y el marco en que esto sucede se parece bastante al ocurrido en la segunda mitad del XIV, luchas sucesorias y conflicto con Portugal, culpabilidad de los males del momento en el otro religioso y demandas de una nobleza dividida y engrandecida en medio del fortalecimiento regio que abogan por un control más férreo de las minorías. A todo ello hay que añadir presiones europeas y eclesiásticas y el proyecto de conquista del reino granadino. Esto último supuso además la creación de otro nuevo impuesto, los castellanos de oro (1482), que agravó más si cabe la situación mudéjar. El final islámico estaba cerca, la expulsión de los judíos y la toma de Granada de 1492 presagiaban el mismo destino para los musulmanes castellanos, lo que ocurrió tras el edicto de bautismo o exilio obligatorio del 11 de febrero de 1502 y que tan solo seis días después se redujo a la conversión forzosa como única posibilidad[44].

 

  • Aspectos demográficos y económicos de los mudéjares trujillanos en el siglo XV.

 

Ya hemos apuntado como, a pesar de la escasez documental, existen indicios suficientes para suponer la continuidad en Trujillo de cierta población musulmana tras la conquista cristiana. Sin embargo, es difícil conocer su desarrollo social en el ámbito local al menos hasta la segunda mitad del siglo XV. Pese a ello, presumimos que la comunidad islámica trujillana debió tener una evolución similar a las del resto de las aljamas castellanas en territorio de realengo. Anotábamos más arriba como este aspecto cobra cierta relevancia a la hora de aproximarnos a los mudéjares trujillanos. La cuestión radica en los diferentes grados de protección hacia las minorías según éstas residieran en dominios señoriales o en posesiones directamente dependientes del rey. Por regla general las aljamas pertenecientes a señoríos nobles o de las órdenes militares gozaban de un mayor amparo por parte de su señor mientras que en áreas de realengo la lejanía de la autoridad regia hacía más fácil el agravio cristiano a las minorías y el conflicto entre el concejo y las aljamas. Desde finales del siglo XIII en adelante los reyes fueron procurando ejercer un mayor control sobre las diversas comunidades religiosas a la par que se producía una gradual centralización y fortalecimiento regio, muy notable ya a partir de mediados del XIV. Esto provocó igualmente una progresiva jerarquización de las aljamas y la consecuente diferenciación social y económica entre sus integrantes.

En este contexto se potencia la figura del alcalde mayor de las aljamas de moros de Castilla, como máxima autoridad judicial común a todos los mudéjares del reino y que era nombrado directamente por el rey[45]. Las aljamas castellanas irían así progresivamente perdiendo la autonomía prometida en los pactos y capitulaciones realizados tras las conquistas. La estructura interna de las aljamas difería según la dimensión de la misma y del ámbito jurisdiccional que abarcara. Una comunidad mudéjar de tamaño medianamente importante como era la trujillana tenía al alcalde mayor de la aljama o alcadí como autoridad en materia de justicia y representación que se rodearía de los hombres buenos y viejos de la aljama para ejercer sus funciones. Con el tiempo, en algunas aljamas el alcalde mayor sería un cristiano designado por el concejo y que aglutinaría tanto a la comunidad musulmana como a la judía, como de hecho ocurrió en Trujillo a finales del siglo XV, cuando Diego Pizarro fue nombrado alcalde de los moros y judíos de Trujillo[46]. Como autoridad religiosa se encontraba el alfaquí, que era el experto en legislación coránica y asesoraba al alcalde mayor. Entre los mudéjares trujillanos se documenta Hamed Alfaque[47], sin que podamos precisar si su apelativo refiere o no a dicha función en la aljama, aunque creemos que sí. Otros cargos propios de las aljamas mudéjares eran: los repartidores, que ejercían de los recaudadores fiscales; el alamín o mayordomo, encargado de las cuentas; los veedores, que eran elegidos para organizar la hacienda; o el procurador de los moros, voz de la comunidad en las relaciones con el concejo y del cual tenemos constancia en Trujillo en 1485 en la persona de Graçian[48].

Como venimos manifestando, existe un mayor volumen de información para la segunda mitad del siglo XV que nos permite aproximarnos a la entidad demográfica y económica que la aljama de moros de Trujillo tenía en las últimas décadas de su existencia como tal. Esta información viene dada tanto por los datos fiscales conservados para gran parte del reino castellano, como por la documentación específica trujillana recogida principalmente en el Archivo General de Simancas y en el Archivo Municipal de Trujillo. En lo que respecta a los datos de tributación mudéjar que han llegado hasta nosotros, hemos de ser cautos a la hora de utilizarlos debido a la parcialidad de los mismos y al carácter aproximativo de los números que no siempre permiten identificar el montante económico con el demográfico o con la importancia relativa de la aljama. Los tres tipos de impuestos moros que conocemos son: la cabeza de pecho, contribución a cambio de protección real y que se conoce desde el reinado de Enrique III (1390-1406); el servicio y medio servicio (1388, reinado de Juan I), que empezó siendo extraordinario pero que a finales del siglo XV se pagaba anualmente, era una contribución general de 150.000 maravedíes a repartir entre todas aljamas moras del reino; y el castellano de oro, anual y per cápita (pecha), que se crea para la financiación de la guerra de Granada pero que los musulmanes lo continuarán sufragando hasta su bautismo forzoso. Los más útiles a nuestro propósito de conocer la importancia demográfica y económica de la aljama trujillana son el servicio y medio servicio, cuyos datos nos ofrecen información desde 1463 hasta 1501 con significativos vacíos entre 1464-1480 (a excepción de 1477) y entre 1486-1491, y el castellano de oro o pecha cuyo ámbito cronológico es 1495-1501. En cuanto al tributo de cabeza de pecho tan solo apuntar que la aljama de Trujillo pagaba más que la de Plasencia, 1.400 maravedíes de la “moneda vieja” frente a 800[49], lo que nos pone al aviso de una mayor contribución y por ende importancia económica de la trujillana en la diócesis placentina, aunque ello no nos permite hacer muchas más elucubraciones.

 

LOCALIDAD 1463 1464 1477 1480 1481 1482 1484 1485 1486 1491
Trujillo 3.500 2.500 3.000* 5.000 5.500 5.500 4.500 6.000 4.500 6.000*
Plasencia 1.500* 1.500* 2.000* 4.500* 4.000* 5.000* 4.000* 4.500 4.500 4.500
Medellín 2.800 2.800 2.000* 2.500* 2.000* 2.000* 1.000 300
TOTAL 7.800 6.800 7.000 12.000 11.500 12.500 9.500 10.800 9.000 10.500

 

LOCALIDAD 1493 1494 1495 1496 1497 1498 1499 1500 1501
Trujillo 7.100* 7.000* 7.000* 7.450* 7.000* 6.500* 7.000* 6.500* 6.500
Plasencia 6.000* 6.000* 6.000 6.000 5.500 5.000 4.700 4.700 4.700
Medellín 200 200 200 200 200 200 200
TOTAL 13.100 13.000 13.200 13.650 12.700 11.700 11.900 11.400 11.400

Tabla 1: Contribución del servicio y medio servicio en las aljamas de las diócesis de Plasencia[50].

*En estos años se indica que los moros de estas aljamas contribuyen con los que ellos suelen pechar[51].

 

Hay que tener en cuenta varias cosas de cara al análisis del servicio y medio servicio. Por un lado sabemos que, al menos para los años 1477 y el intervalo 1491- 1501, los mudéjares de la villa de Cáceres pagaban con la aljama de Trujillo. Nada se nos dice para el resto del período, pero entonces nos surge una pregunta, ¿dónde o con qué aljama contribuyen los musulmanes cacereños los demás años? Creemos igualmente que con la de Trujillo, pues la ausencia de tal matiz indicador suponemos que se debería a la simplificación de la información escrita, del mismo modo que se anotan unos años sí y otros no la contribución conjunta de los mudéjares de Las Garrovillas con los de Plasencia. No debemos pues ver en ello la desaparición por momentos de la población islámica cacereña o garrovillana. Es más, hemos de presuponer que otros musulmanes dispersos por la tierra de Trujillo y por la de Plasencia contribuirían de igual forma en sus correspondientes aljamas sin que tengamos noticias de su vecindad rural[52]. Dicho esto, podemos observar como, en comparación con el resto de las aljamas de la diócesis, Trujillo es la mayor contribuyente casi en la totalidad de los años de los cuales tenemos datos. Incluso, podemos añadir que en el contexto general extremeño, la aljama trujillano-cacereña parece ser la más poderosa económicamente a excepción del caso extraordinario de Hornachos[53]. Por otro lado es interesante apreciar el desarrollo económico antagónico entre las aljamas de Plasencia y la de Medellín, puesto que la primera experimenta un notable crecimiento en el último tercio de siglo, mientras que la segunda decae enormemente a partir del comienzo de la década de los 80. Las causas de esta opuesta evolución quizás tengamos que buscarlas en una diferenciada política y trato hacia las minorías que los señores de ambos condados hubieran ejercido en el contexto de posguerra sucesoria en que esto parece determinarse y que se ve reflejado al final de la “era mudéjar” en una debilidad demográfica metellinense casi extrema frente a la populosidad de la aljama placentina.

 

Aljamas 1495  1496 1498 1499 1500 1501
Hornachos 432 426 425 429 427 427
Plasencia 81 82 107 106 103 105
Trujillo 71 73 100 90 89 91
Medellín 10 9 7 7 7 7
Total diócesis 162 164 214 203 199 203

Tabla 2: Número de pechas para el período 1495-1501 de las aljamas de la diócesis de Plasencia y la de Hornachos.

 

En el pago de las pechas o castellanos de oro se contabiliza el recaudo por cabeza de familia o vecino pechero, con lo cual estos datos sí que sirven de modo aproximativo para calcular la demografía mudéjar. En el cuadro 2 tenemos las pechas de las aljamas de la diócesis placentina, a las cuales hemos añadido las de Hornachos con el fin de que sirvan de referencia comparativa, ya que la aljama fornacense era la mayor de toda la Corona de Castilla[54]. Para obtener el número aproximado de la población musulmana de las aljamas, se ha de multiplicar el número de pechas por el número de los miembros que componen una familia pechera, que tradicionalmente viene considerándose entre 4 y 5. Nosotros preferimos tomar como media la cifra de 4,5. Así, tendríamos para el caso trujillano una población aproximada de 320/330 mudéjares en 1495-96, que ascenderían a unos 450 individuos en 1498 para descender a 400/410 en los últimos años del islam permitido. Vemos como la aljama de Plasencia está algo más poblada que la trujillana pero en cualquier caso ambas se mantienen lejos de la de Hornachos (unos 2.000 individuos). Por otro lado, se puede confirmar el progresivo declive de la aljama de Medellín, que ya veíamos al analizar su contribución económica finisecular y que según las pechas rondaría poco más de la treintena de personas a finales del período.

Volviendo a la comparación de las aljamas trujillana y placentina y enlazando de nuevo con los datos que aporta el servicio y medio servicio, es significativa la fecha de 1501. Para este año la contribución económica de Trujillo es de 6.500 maravedíes entre unos 400/410 habitantes por 4.700 que se pagan en Plasencia con unos 470 musulmanes. Es decir, la aljama trujillana, a pesar de tener una comunidad mudéjar menos numerosa, aporta más que la algo más poblada aljama placentina. Ello nos pone al aviso de una cierta mayor importancia económica general de la comunidad musulmana de Trujillo además del indicio de ciertas familias trujillanas enriquecidas, de lo que hablaremos a continuación. Pero antes es necesario comentar otro aspecto demográfico interesante. Se trata del notable aumento de vecinos pecheros que se produce a partir de 1496, que hace incrementar las aljamas trujillana y placentina en alrededor de 115/120 habitantes mudéjares en 1498. Ello se debió muy probablemente a la llegada de musulmanes procedentes de Portugal, los cuales sabemos que fueron expulsados de dicho reino en 1496-97 y que entrarían a Castilla por la Alta Extremadura, ya que todas las aljamas cacereñas ven aumentado su número. En 1496 las aljamas de Alcántara, Valencia, Plasencia y Trujillo sumaban un total de 221 vecinos pecheros (aproximadamente unos 1.000 mudéjares) y para 1498 tenemos la cifra de 323 (unos 1.450), lo que significa un incremento de más de 100 familias musulmanas (450/500 individuos)[55], seguramente portuguesas. En el caso concreto trujillano se eleva el número de pechas hasta 100 en 1498, pero descienden a 90 al año siguiente y más o menos así se mantendrá hasta la fecha crítica de 1502. Este descenso quizás se deba a que Trujillo sirvió de asentamiento itinerante hacia el resto de Castilla de muchas familias islámicas portuguesas. Sin embargo, no parece ocurrir lo mismo en Plasencia tras el arribo portugués, cuya aljama mantendrá el número de pechas por encima de 100 en los últimos años mudéjares, aunque ello empobrecería su contribución económica según reflejan los datos del servicio y medio servicio para 1498-1501.

Así las cosas, la comunidad mudéjar de Trujillo superaría los tres centenares de individuos antes de la llegaba de más musulmanes en 1497/98. En el supuesto de que este número aproximado de habitantes moros fuera el mismo en la década anterior (1480s), podríamos hablar de una importancia demográfica similar, si no superior, de la minoría mudéjar sobre la judía, según las precavidas estimaciones sobre esta última de Marciano de Hervás[56]. Sea como fuere, lo que sí parece claro es la mayor capacidad económica de los judíos con respecto a los musulmanes como reflejan las contribuciones para el mantenimiento del ejército y de la Hermandad en la campaña militar granadina de 1485[57]. Como sabemos, la Historia de ambas comunidades étnico-culturales corrió cauces muy parejos en la Castilla bajomedieval, por ello el estudio y la comparación entre ambas se hace necesario en ciudades como Trujillo. La gran mayoría de las medidas restrictivas tomadas por el concejo trujillano en el siglo XV son conjuntas para ambas minorías. Entre éstas, bien estudiadas por Marciano de Hervás, se encontraron las de llevar distintivo en las ropas[58], guardar los días festivos cristianos[59], no comprar en las carnicerías infieles[60] o la regulación del tiempo y las formas del trabajo en las tiendas y viñas[61]. En referencia a esta última medida enlazamos con la actividad económica de la comunidad mudéjar, cuyas ocupaciones profesionales documentadas se limitan a las artesanales (zapatero, curtidor, ollero, herrador, barvero, carpintero[62]), propias de esta minoría, y a la agrícola, sin que podamos descartar la ganadera, tan característica de la tierra de Trujillo.

No obstante, los primeros datos que tenemos acerca de la actividad económica de los musulmanes trujillanos pertenecen a una serie de fiadores de la recaudación de alcabalas a mediados del siglo XV. Entre ellos se documentan los nombres de Abdalla Chicato, Mahomad Blanco y Hamed Garçon, su hermano (1451); Abrahen moro zapatero (1451); Abdalla Pineda, hijo del Maestre Hoçeyne Ferrador (1453); y Abdalla Chicarro (1453)[63]. En estos nombres vemos ya reflejados algunos de los apellidos que predominan en la documentación mudéjar trujillana finisecular y varios de estos personajes parecen ejercer una notable función en el seno de la aljama todavía varios años después. En efecto, por un documento de  1480, Maestre Abdalla Pineda y Hamete Garçon, además de Maestre Alí Zorzal, Alí Chicato y Maestre Alí ¿Cizneron? piden que se les entregue a otro moro trujillano hijo de doña Xançia que dizen que torno cristiano[64]. De todos ellos parece ser que es Maestre Abdalla Pineda, hijo de Maestre Hoçeyn Ferrador, la persona de mayor estatus social de todos los citados en tanto que aparece siempre en primera posición acompañado de los otros moros. Según veremos cuando nos refiramos a la morería, las casas de Abdalla Pineda y el alcaçer de los herederos de Alí Ferrador, que podría ser lo mismo, parece que se encontrarían en primera línea de expansión del barrio moro, es decir más cercanos a la judería o en ella propiamente, lo que podría corresponder a una preeminencia social. Su condición de maestres y el apelativo familiar ferrador, nos induce a pensar  que gozarían del mayor estatus artesanal y económico dentro de la aljama. Además de la familia de los Ferrador, otra reseñada es la de los Chicato (¿mismo apellido que Chicarro?), si bien su relevancia socioeconómica no parece destacar tanto a tenor de que Alharín, hijo de Abdalla Chicato, era siervo de Juan de Chaves[65] y Alí Chicato fue arrendador de la carnicería musulmana[66]. Otro apellido mudéjar que parece estar vinculado a la nobleza trujillana es el de Orellana, Abrayn Orellana (1483) y su hijo Abdalla Ismael (1485), y que estará muy extendido entre los moriscos de Trujillo en el siglo XVI[67].

Otra de las familias de la aljama trujillana de la segunda mitad del siglo XV es la de los Ollero-Rondi. En 1476 se perdona a Haçan e Abrayme, fijos de Abrayme Ollero e Rondi su sobrino por la muerte de Avdalla hijo de Farax[68]. Los conflictos internos de la aljama hemos de encuadrarlos también en el contexto político del momento puesto que, al igual que los judíos[69], los mudéjares eran partidarios de uno u otro bando trujillano en el tiempo de la guerra civil castellana[70]. Acaso propiciada o acrecentada por ésta, lo cierto es que las rivalidades mudéjares perdurarían en el tiempo y así, en 1484 se supo que el citado Avdalla o Ahdalla Farax fue asesinado por Mahomad Crespo y Alí de Castilblanco[71]. No sabemos cómo de involucrada estuvo la familia Ollero-Rondi en la muerte de Abdalla Farax. Pero la referencia a esta familia, y más concretamente al apellido Rondi, es muy interesante en tanto que parece vincular la zona extremeña con la toledana. De un lado, conocemos que en 1450 el abad del cabildo de los clérigos de Medellín entregó a Mahomat Rondi y a su mujer Morayma una viña en el pago de la Ortiga[72], y que otro Mahomad Rondi, o quizás el mismo o un descendiente, vivía o tenía casas en la Calle Nueva de la morería trujillana en 1497. Por otro lado, sabemos que un Rondi toledano, don Abdalla el Rondi, ejerce de alcalde mayor de las aljamas de Castilla a finales del siglo XIV y que sus descendientes continuarán con un alto estatus dentro de la aljama toledana del siglo XV[73]. Además, en Talavera de la Reina se documentan Rondi el Viejo, que será eximido de llevar la señal distintiva mora, o Abrahen Rondi, que estuvo en Guadalupe[74]. Todo ello pone muy en relación las tierras extremeñas y toledanas a través de esta relevante familia[75].

Pero sin duda alguna es la familia de los De la Plaza, los que gozan de mayor prestigio social y económico en la aljama de los moros de Trujillo. Sabemos que Mahomad de la Plaza recibió privilegios de parte del rey Juan II de Castilla y que éstos aún amparaban a sus descendientes a la altura de 1484. En este año, el linaje De la Plaza lo componían mas de veynte personas e eran los mas ricos e acabdalados de la aljama, por lo que cierta parte de la misma se quejó de que la lejana dispensa regia cubriese a tantos individuos de no contribuir en la repartición fiscal mudéjar[76]. La cuestión se decantó finalmente por el otorgamiento real en 1491 de una nueva exención de impuestos a Mahomad de la Plaza, hijo de Hamed de la Plaza y nieto de aquel primer Mahomad, como cabeza de la nueva generación familiar[77]. Los De la Plaza acaparan gran parte de la documentación mudéjar trujillana del último cuarto de siglo, en la que aparecen ejerciendo como cabecillas de la aljama o al menos de una parte de ella. Es difícil conocer con exactitud el por qué de tales privilegios y preeminencia socio-económica aunque deducimos que ello se debería al enriquecimiento artesanal y mercantil a lo largo de generaciones. Probablemente, ya en la primera mitad del siglo XV, el primer Mahomad habría gozado de cierta prosperidad profesional en sus tiendas en la Plaza Mayor, lo que daría motivo al arraigo del apelativo familiar. Sabemos que su hijo Hamed, barbero, y los hijos de éste obtuvieron por parte del concejo en 1484 la prerrogativa especial de poder vender sus mercadurias en las casas que tienen en la plaça en qualquier día[78], pudiéndose saltar así la obligación de las minorías de guardar los días festivos cristianos. Además de ejercer de tenderos comerciantes y barberos, profesiones éstas de relativa comodidad, otros miembros del “linaje” sabemos que fueron zapateros[79]. Así pues, los De la Plaza tomaron parte activa en los conflictos internos, agravios cristianos y en fin, en la vida misma de la aljama y morería de Trujillo de fines del tiempo mudéjar, y tendrán su continuación en la etapa morisca[80].

 

  • El apartamiento islámico en el Arrabal

 

Tras las conquistas cristianas del territorio andalusí, los musulmanes que permanecieron bajo el poder castellano y leonés tendieron a agruparse en determinadas áreas de sus localidades con el fin de facilitarse su organización y solidaridad religiosa. Esta tendencia se vería reforzada con el aumento del rechazo social y político al que las minorías hubieron de hacer frente a partir de la segunda mitad del siglo XIV. Con los ordenamientos pronunciados por Catalina de Lancaster a principios del XV se constituyeron los primeros barrios moros y judíos bien delimitados y cercados en algunas ciudades castellanas. Aunque el confinamiento práctico no se llevó a cabo en este momento en la mayor parte del reino, este antecedente marcó simbólicamente el devenir urbano de las diferentes comunidades religiosas. Con el crecimiento económico y demográfico del Quinientos castellano también llegó la expansión extramuros de muchas villas y ciudades en las que se conformaron arrabales alrededor de los lugares de mercado. Se crearon nuevos templos y los grupos sociales dependientes de la actividad comercial y artesanal fueron situando sus casas y tiendas en torno a las plazas. Entre estos grupos se encontrarían muchos judíos y musulmanes que sustentaban su economía en las nuevas áreas de expansión urbana. Esto ocurriría igualmente en Trujillo, que en el siglo XV vería extender su espacio poblado en torno a la plaza del arrabal de la iglesia de San Martin (siglo XIV). El otorgamiento del título de ciudad en 1430 y la concesión de mercado franco en 1465 avisan de la entidad urbana que la localidad trujillana alcanzaba mediado el siglo. Ya en 1434 tenemos constancia del asentamiento de judíos y mudéjares en la plaza[81], por lo que deducimos que dichas minorías tuvieron un papel muy relevante en el crecimiento del arrabal trujillano mucho antes de la delimitación de la judería y la morería tras el decreto de apartamiento de 1480.

Así las cosas, las comunidades religiosas minoritarias, junto a trabajadores rurales emigrados y comerciantes, conformarían el grueso de la población que se asienta en los arrabales urbanos durante la expansión del siglo XV. No hay que esperar al edicto de encerramiento de las minorías promulgado por los Reyes Católicos para hablar de distritos judío y moro propiamente dichos en ciudades y villas realengas como Trujillo y Cáceres, pues en estas localidades ya existían espacios urbanos concretos de vecindad de estos grupos religiosos. La diferencia radicaría entonces en la condición cercada o murada que tendrán estos ya existentes barrios después del mandato de 1480. Ejemplo evidente de ello es la conformación de la judería nueva de Cáceres en el entorno de la plaza mayor a partir de la transformación en ermita de San Antonio de la sinagoga intramuros en 1470[82] y la posterior promulgación del apartamiento entre cristianos, judíos y moros cacereños en 1478[83], como disposiciones anteriores al edicto general castellano. Algo parecido podría haber ocurrido en Trujillo puesto que hay constancia de los templos judaico e islámico del arrabal antes de la orden de 1480, aunque sería a partir de esta fecha cuando se desarrollarían y cercarían los barrios. La judería trujillana ha sido ya muy bien estudiada y de su sinagoga se ha llegado a intuir una primera fecha constructiva a finales del siglo XIV o principios del XV, lo cual apoya la hipótesis de un espacio de temprano asentamiento hebreo en el arrabal[84]. Asimismo, la comunidad mudéjar podría haber seguido los mismos pasos con la edificación de una mezquita en la zona de expansión sur de la ciudad, al costado del barrio judío. De esta mezquita, posterior convento de San Francisco, nos da cuenta un documento de 1479 en el que se exime de huéspedes a la aljama de moros de Trujillo y a su templo y corrales[85]. Parece obvio pues que los apartamientos judío y moro trujillanos se efectuaron en torno a oratorios y “proto-barrios” ya existentes en el arrabal.

Sabemos por un documento de 1482, tan solo dos años posterior a la orden de encerramiento, que en la calle que sale de los mesones de Santi Spiritus (Calle Nueva, actual calle Margarita Iturralde), entonces ejido de la ciudad, ya tenían solares los moros Yuçuf de la Plaça y Ali Botali y existía el alcaçer de los herederos de Aly Ferrador, con los que lindaba el solar que Álvaro de Escobar dejó en censo a Mahomad hijo de Avdalla de Alcántara[86]. Ya dijimos más arriba que uno de los herederos de Aly Ferrador podría haber sido Abdalla Pineda, hijo de Hoçeyn Ferrador, del cual sabemos que vivió en la calle Nueva de la judería[87]. Así, siguiendo a Marciano de Hervás, creemos que las casas de Abdalla Pineda se encontrarían en dicha calle Nueva en una zona de transición entre los barrios judío y moro[88] y que, añadimos, pudieran corresponderse con el mismo alcaçer de los herederos de Aly Ferrador, en primera línea de expansión del barrio islámico. En efecto, el espacio urbano mudéjar se desarrollaría a partir de entonces hacia el ejido de la ciudad, gran parte del cual era propiedad de Álvaro de Escobar, en el área comprendida entre la judería y el alcaçer de los Ferrador por el norte, la mezquita por el oeste, la plazuela de Sancti Spiritus por el sur, y San Miguel por el este[89]. Parte de la morería sería también la calle que es a espaldas de la calle Nueva […] que dizen del Pozuelo, donde en 1494 tenían casas Hamed Boto (zapatero), Hamed Alfaque (yerno de Avdaya del Barco) y Mahomad Çegallon[90]. Esta calle del Pozuelo pudiera corresponderse con la calle Gurría, hoy cegada, y su continuación hasta la intersección entre San Miguel y la calle Nueva en su sector islámico, enlazando así la Rinconada de la judería con la morería en paralelo a la calle Nueva. La calle del Pozuelo habría sido igualmente una primitiva zona de asentamiento y expansión urbana de las minorías. Pero la arteria principal de ambos distritos judío y moro sería la calle Nueva, dividida por ello en dos sectores y probablemente con postigos que separaran ambos grupos religiosos. La parte islámica se desarrolló y pobló enormemente en los últimos años del siglo XV[91] y aún en los primeros años moriscos hasta el punto de ser la calle trujillana más poblada a la altura de 1518[92]. En esta calle se encontraban también las dos carnicerías musulmanas hasta que en 1487 el concejo obligó a trasladarlas a la calle Olleros y fusionarlas en un solo establecimiento[93].

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Imagen 1: La morería de Trujillo sobre el plano de Coello de mediados del siglo XIX.

 

La dedicación mayoritariamente artesanal y comercial de la población del arrabal haría arraigar los nombres de los oficios según su predominio en las distintas calles del perímetro de la judería y la morería desde fines del siglo XV. Así, las calles de Olleros, Herreros, Carnicerías o Zurradores, responderían a esta dinámica. Asimismo, la plazuela del Azoguejo, que no existía en aquel entonces, podría deber su nombre a cierta actividad mercantil en la zona limítrofe entre ambos barrios. Existe documentación a este respecto que nos habla de los intentos por parte del concejo de prohibir o regular el comercio en las calles de la morería y la judería antes de que las mercancías llegaran a la plaza[94]. Además de las tiendas y los talleres artesanales, conocemos la existencia de mesones en la plazuela de Sancti Spiritus y de las posadas de los judíos Cohen en la Rinconada de la plaza Mayor. Por otro lado, a los templos judío y musulmán, hemos de sumar los cristianos de San Martín, San Miguel, Sancti Spiritus y, a partir de 1492, los conventos de la Encarnación y de Santa Isabel, éste último en el lugar de la sinagoga después de la expulsión de los judíos. Por tanto, hemos de imaginar un arrabal trujillano muy poblado, activo y bullicioso en los últimos momentos de coexistencia entre las tres religiones. Ya en 1502, con el edicto de bautismo forzoso de todos los musulmanes de Castilla, el templo islámico de Trujillo tornará a convento de San Francisco y los mudéjares “se convertirán” en moriscos que seguirán viviendo mayoritariamente en la calle Nueva de la hasta entonces morería.

Fuera del barrio moro, los musulmanes también gozarían de espacios propios como el cementerio o maqbara. En 1498, la aljama mudéjar solicitó al concejo señalar en el berrocal, çercana a la çerca de la Jorjoterra, un pedaço de tierra para honsario e fasya la torre de Montejo, que es en el exudillo, ante lo cual se preguntaba Marciano de Hervás si los moros estarían solicitando un nuevo lugar de enterramiento o si por el contrario requerían de más territorio en el solar de su cementerio[95]. No encontramos respuesta para ello, pero hemos de tener en cuenta el incremento que se produce de la población mudéjar trujillana por las mismas fechas en que el documento se redacta. Y en lo que respecta a la ubicación exacta de la necrópolis, conociendo la inmensidad del berrocal trujillano y desconociendo la pista de la çerca de la Jorjoterra, su detección se presenta dificultosa. No obstante, el topónimo Montejo y sobre todo las noticias sobre el pago de los moriscos en el Albaladejo relativas ya al siglo XVI, nos hacen intuir su localización al suroeste del municipio, en el entorno del embalse de la Albuera[96]. Sea donde fuere, su descubrimiento ayudaría a conocer mejor a este grupo étnico-cultural trujillano antes del cambio forzado de sus costumbres religiosas.

 

  • Conclusiones

A lo largo de estas páginas hemos visto como la tradición andalusí pervivió en el territorio extremeño y trujillano una vez que éste pasó a dominio cristiano. A partir de entonces los musulmanes vivieron su religión en minoría, no tratándose de un islam residual sino de la continuación en el tiempo y la adaptación a la nueva realidad político-social de la cultura preexistente. Sin embargo, con el correr de los siglos bajomedievales las comunidades mudéjares castellanas sufrieron un progresivo deterioro de su primitiva condición tolerada y fueron perdiendo derechos sociales y jurídicos. La animadversión hacia ellos varió según reinados e intereses de las jerarquías, pero a finales del siglo XV se vislumbraba ya el final del período “tolerante”. La orden de encerramiento de 1480 supuso el fracaso definitivo de la integración cultural de la sociedad castellana y en 1502 terminó la “era mudéjar”. No obstante, la herencia islámica subsistió durante un tiempo más y probablemente su espíritu y sangre corran aún por nuestras calles contemporáneas.

La aljama mudéjar de Trujillo gozó de relevancia artesanal y económica en el ámbito local y comarcal y de cierta importancia demográfica en su contexto extremeño y castellano. Ejemplo de lo primero es la aglomeración de artesanos en el arrabal y la propia expansión urbana de finales del siglo XV en torno a los barrios de las minorías. En la actualidad se otorga a los judíos una mayor distinción histórica de haber procurado el crecimiento finisecular del arrabal, sin embargo, la minoría musulmana determinó igualmente, si no más, el devenir urbanístico de la ciudad. De otro lado, un futuro descubrimiento de la necrópolis islámica posibilitaría un mejor conocimiento de los hasta ahora muy olvidados mudéjares trujillanos. En cuanto al aspecto regional e interregional queda por estudiar la movilidad y relaciones de los mudéjares trujillanos y extremeños con los del resto de la corona castellana y con el particular vecino portugués. Algunas familias mudéjares trujillanas nos pueden aportar una valiosa información a este respecto. Familias que por otro lado seguirán habitando el arrabal trujillano en el siglo XVI continuando así con el legado islámico-andalusí, gran parte del cual queda aún por redescubrir. Sirva pues el presente estudio de primera y general aproximación a la realidad mudéjar de Trujillo en la que seguiremos profundizando en próximos trabajos. 

 

[1] La principal obra sobre los mudéjares de la centuria decimonónica es, FERNÁNDEZ Y GONZÁLEZ, F., Estado social y político de los mudéjares de Castilla, Madrid, 1866, reimp., Madrid, 1985.

[2] Miguel Ángel Ladero Quesada publicó las fuentes documentales para el estudio de los mudéjares en 1969 y a partir de entonces profundizó en su análisis histórico, LADERO QUESADA, M. Á., Los mudéjares de Castilla en tiempo de Isabel I. Valladolid, 1969; “Los mudéjares de Castilla en la Baja Edad Media”, en Actas del I Simposio Internacional de Mudejarismo, Centro de Estudios Mudéjares, Teruel 1981, pp.349-390; o “Los mudéjares en los reinos de la Corona de Castilla. Estado actual de su estudio”, en Actas del III Simposio Internacional de Mudejarismo, Centro de Estudios Mudéjares, Teruel, 1986, pp. 5-20. Los Simposia Internacionales de Mudejarismo organizados por el Centro de Estudios Mudéjares de Teruel (CEM) comenzaron su andadura en 1975 y van ya por la XII edición (Actas 2013). La revista Sharq al-Andalus, coeditada por el CEM y por la Universidad de Alicante, centra su investigación en los estudios mudéjares y moriscos desde principios de los años 90.

[3] En este sentido destacan los estudios sobre la Corona de Aragón, especialmente de los reinos de Aragón y Valencia, sobre el reino de Navarra y sobre el caso particular del reino de Granada, para los cuales la documentación y bibliografía es amplísima y muy rica. Sirvan como obras de carácter general: HINOJOSA MONTALVO, J. Los mudéjares. La voz del Islam en la España cristiana, Centro de Estudios Mudéjares, Instituto de Estudios Turolenses, Teruel, 2002, 2 vols.; o ECHEVARRÍA ARSUAGA, A., La minoría islámica de los reinos cristianos medievales: moros, sarracenos, mudéjares, Ed. Sarriá, Madrid, 2004. Para el reino de Portugal véase: BARROS, M. F. L. de, Tempos e Espaços de Mouros. A minoría muçulmana no Reino Portugês (Séculos XII a XV), Lisboa, Fundação para a Ciência e a Tecnologia, 2007; o ib. A Comuna Muçulmana de Lisboa (sécs. XIV e XV), Lisboa, Ed. Hugin, 1998 (Colecção «Biblioteca de Estudos Árabes», nº 4); o, de especial interés para la región extremeña, BRANCO CORREIA, F. “Los Mudéjares en Elvas (Portugal), una sociedad de frontera”, en Los Moriscos y su legado, desde ésta y otras laderas, Instituto de Estudios Hispano-lusos, 2010, pp. 173-181.

[4] Por citar tan solo algunos de los investigadores de las regiones limítrofes con Extremadura: Castilla la Vieja ha sido estudiada, entre otros historiadores, por TAPIAS SÁNCHEZ, S. de, “Los mudéjares de Extremadura castellano-leonesa: notas sobre una minoría dócil (1085-1502)”, Studia Historica. Historia Medieval, 7 (1989), pp. 95-125, ECHEVARRÍA ARSUAGA, A., The City of the Three Mosques: Ávila and its Muslims in the Middle Ages, Textualia, Reichert Verlarg, 2011, JIMÉNEZ GADEA, J., “Estelas funerarias islámicas de Ávila: clasificación e inscripciones”, Espacio, Tiempo y Forma. Serie I, Nueva época. Prehistoria y Arqueología, t. 2, 2009, pp. 205-252, o VILLANUEVA ZUBIZARRETA, O., “Regulación de la convivencia con los mudéjares en las ciudades de la cuenca del Duero”, en La convivencia en las ciudades medievales, Encuentros Internacionales del medievo. Nájera, 2007, 351-367; sobre Castilla la Nueva, ROMERO SAINZ, M., Mudéjares y moriscos en Castilla-La Mancha: aproximación a su estudio, Llanura, Piedranueva (Ciudad Real), 2007, para Toledo véase, MOLÉNAT, J. P., “Les musulmans de Tolède aux XIV et XV siècles”, Les Espagnes médiévales: aspects économiques et sociaux: mélanges offerts à Jean Gautier Dalché, Les Belles Letres, Paris, 1983, pp. 175-190, para Talavera de la Reina, MORENO MORENO, Y., “Los mudéjares talaveranos y sus actividades laborales durante el siglo XV”, en Cuaderna nº 18-19 (2010-2011), pp. 51-75, o para el Campo de Calatrava, ALMAGRO VIDAL, C. “La Orden de Calatrava y la minoría mudéjar”, en FERNANDES, I. (coord.), As Ordens Militares. Freires, Guerreiros,Cavaleiros. Actas do VI Encontro sobre Ordens Militares, Vol. 2, Palmela, 2012, 617-630; y en la Andalucía del Guadalquivir destaca GONZÁLEZ JIMÉNEZ, M., “Mudéjares andaluces (ss. XIII-XV)”, Andalucía entre Oriente y Occidente (1236-1492), Actas del Coloquio Internacional de Historia Medieval de Andalucía, Emilio Cabrera (coord.), Diputación Provincial, Córdoba, 1988, pp. 537-550. Para un estado de la cuestión, LADERO QUESADA, M.Á., “Los mudéjares de Castilla cuarenta años después” en La España Medieval, 2010, vol. 33, pp. 383-424.

[5] A partir de 2008 empezaron a ver la luz las escasas investigaciones enfocadas de manera concreta en la minoría mudéjar de Extremadura: MOLÉNAT, J. P., “Alfaquíes anonymes dans la Castille des Rois Catholiques. Une affaire de succession entre moros d´Estremadure dans les dernières années du XVe siècle”, en Biografías mudéjares, Madrid, 2008; ib. “Hornachos fin XVe-début XVIe siècles”, En la España Medieval, vol. 31 (2008), pp. 161-176; DÍAZ GIL, F., “Herederos de al-Asnām, aljamas de la Serena (siglos XIII-XV)”, en XXXVIII Coloquios Históricos de Extremadura, T. I, Trujillo, 2010, pp. 83-103; REDONDO JARILLO, M. C., “La comunidad mudéjar de Plasencia durante el reinado de los Reyes Católicos”, Medievalismo, 23, 2013, pp. 291-341.

[6] Baste citar algunos ejemplos: PÉREZ ÁLVAREZ, M. Á., Fuentes árabes de Extremadura, Universidad de Extremadura, Cáceres, 1992; TERRÓN ALBARRÁN, M., Extremadura musulmana. Badajoz 713-1248, Badajoz, 1991; CLEMENTE RAMOS, J., La Extremadura musulmana (1142-1248). Organización defensiva y sociedad, Anuario de Estudios medievales, nº 24, 1994, pp. 647-702; DÍAZ ESTEBAN, F. (ed.), Bataliús, el Reino Taifa de Badajoz: estudios, Madrid, Letrúmeno, 1996; y Bataliús II: nuevos estudios sobre el Reino Taifa de Badajoz, Madrid, Letrúmeno, 1999; GIBELLO BRAVO, V. M.El poblamiento islámico en Extremadura. Territorio, asentamientos e itinerarios, Mérida 2006; FRANCO MORENO, B., “El poblamiento del territorio extremeño durante el periodo Omeya de Al-Andalus (ss VIII-XI): estudio historiográfico y últimos resultados arqueológicos”, VIII Congreso de Estudios Extremeños / coord. por Faustino Hermoso Ruiz, 2007, pp. 571-595; o las Actas de Congresos como los realizados desde hace pocos años en Mérida sobre La Frontera Inferior de al-Ándalus.

[7] La bibliografía es abundante sobre todo en el caso de los moriscos de Hornachos, algunos estudios clásicos sobre estos musulmanes “conversos” en Extremadura son: FERNÁNDEZ NIEVA, J., “Un censo de moriscos extremeños de la Inquisición de Llerena (año 1594)”, Revista de Estudios Extremeños, Tomo XXIX, Nº I, Badajoz, 1973, pp. 149-176; HERNÁNDEZ BERMEJO, M. Á., SÁNCHEZ RUBIO, R. y TESTÓN NÚÑEZ, I., “Los moriscos en Extremadura 1570-1613”, en Studia Historica Historia Moderna, vol. XIII (1995), pp. 89-118; GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, A., Hornachos, enclave morisco. Peculiaridades de una población distinta, Mérida, Editora Regional de Extremadura, 1990; o más recientemente las Actas de los XXXVIII Coloquios Históricos de Extremadura, dedicados a los moriscos en Extremadura en el IV centenario de su expulsión (Trujillo del 21 al 27 de septiembre de 2009), Asociación Cultural Coloquios Históricos de Extremadura, 2010.

[8] De hecho, fue María del Pilar Mogollón quien primeramente se acercó al estudio de los mudéjares desde la perspectiva regional, pero su objetivo era el arte y no el aspecto socio-religioso islámico, MOGOLLÓN CANO-CORTÉS, M. P.: El Mudéjar en Extremadura, vol. I, Tesis doctoral, Universidad de Extremadura, 1984; o ib. “Los alarifes moriscos y las realizaciones mudéjares en la villa de Hornachos”, en Mudéjares y moriscos, cambios sociales y culturales: actas, 2004, pp. 243-254 (Simposio Internacional de Mudejarismo (9. 2002. Teruel)). Desde la arqueología, las excavaciones del área de la Morería de Mérida han aportado una valiosísima información para el conocimiento de los musulmanes bajomedievales: ALBA CALZADO, M. (1997): «Ocupación diacrónica del Área arqueológica de Morería (Mérida)». Excavaciones Arqueológicas en Mérida 1994-1995, Memoria 1, Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida, pp. 285-316; ib., “Origen de la “Morería” de Mérida”, FORO nº 28, Mérida, 2002; ib. (2008): “Evidencias arqueológicas y fuentes escritas sobre el barrio alfarero de Mérida durante los siglos XV, XVI y XVII.” Actas das IV Jornadas de cerámica medieval e pos-medieval, celebradas en el año 2000, Tondela (Portugal), pp. 143- 155. Y desde la filología, tras el descubrimiento de los manuscritos árabes de Hornachos en 2003, PÉREZ ÁLVAREZ, M. Á. y REBOLLO ÁVALOS, M. J., “Lengua y cultura de los moriscos: la comunidad de Hornachos”, en Alborayque Revista de la Biblioteca de Extremadura, 3, (2009) Badajoz, pp. 127-143.

[9] La minoría judía en Extremadura, como en el resto de España y Portugal, ha recibido una mayor atención por parte de los historiadores y demás estudiosos, pero aún se carece de una obra que recopile todo el judaísmo regional. Algunos estudios son: LACAVE RIAÑO, J. L., “Sinagogas y juderías extremeñas”, Sefarad, Revista de Estudios Hebraicos y Sefardíes, Año 40, nº 2 (1980), pp. 215-234; ib., “Los judíos de Extremadura antes del siglo XV”, Actas de las Jornadas de Estudios Sefardíes, Cáceres, (24-26 de mayo de 1980), Universidad de Extremadura, 1981, pp. 201-213; FERNÁNDEZ NIEVA, J., “Judíos y judaizantes en la Baja Extremadura”, Actas de las Jornadas…, 1981, pp. 251-265; CORTÉS CORTÉS, F., CASTELLANO BARRIOS, L., ESCUDERO RÍOS, A. J., y ESCUDERO RÍOS, I. (coords.), Del candelabro a la encina: raíces hebreas en Extremadura / Actas de las Jornadas de Estudios Judaicos, Badajoz, Diputación de Badajoz, 1996; sobre el judaísmo en la provincia de Cáceres destacan las obras de Marciano de Hervás, entre otras,  HERVÁS, M. de, Documentos para la historia de los judíos de Coria y Granadilla, Coria, Ayuntamiento de Coria, 1999; o ib., Historia de los judíos de Plasencia y su tierra I. De los orígenes a la Inquisición siglos XII–XVIII; 2. Colección Diplomática (1187–1823), Sevilla Medios Audiovisuales 2009 (Libro electrónico).

[10] Desde las fuentes documentales cronísticas, VIGUERA MOLINS, M. J., “Trujillo en las crónicas árabes”, en Actas del Congreso Trujillo Medieval, Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, Trujillo, 2002, pp. 185-226; y epigráficas, DÍAZ ESTEBAN, F., “Dos nuevas inscripciones árabes de Trujillo y relectura de una tercera” Homenaje al Prof. Darío Cabanelas, 2, Granada, Universidad de Granada, 1987, II, pp. 171-181; ib., “Inscripciones árabes y hebreas de Trujillo”, en Actas del Congreso Trujillo Medieval…, 2002, pp. 27-40; PÉREZ ÁLVAREZ, M. Á., Fuentes Árabes…, pp. 209, 215, 217, 219, 223, 225; desde la arqueología del territorio está siendo muy importante la labor de Sophie Gillote, GILLOTE, S., “La Villeta de Azuquén: une fortification du Xe-XIe siècle dans la région de Trujillo”, Mil Anos de Fortificações na Península Ibérica e no Magreb (500-1500): Simpósio Internacional sobre Castelos, Lisboa, 2001, pp. 825-832; ib., “Émergence et déclin de la structure urbaine musulmane en Estrémadure centre orientale”, Castrum 8. Le château et la ville. Espaces et réseaux (VIe-XIIIe siècle), Casa de Velázquez-École Française de Rome, Madrid, 2008, pp. 71-88; ib., “Al margen del poder. Aproximación arqueológica al medio rural extremeño (ss. VIII-XIII)”, en Arqueología Medieval, La transformació de la frontera medieval musulmana, II, Pagès Editors (2008), Lleida, 2009, pp. 53-79; o la arquitectura islámica trujillana, RAMOS RUBIO, J. A., “La alcazaba medieval de Trujillo”, XVII Coloquios Históricos de Extremadura, 1988; VALDÉS FERNÁNDEZ, F., “La fortificación islámica en Extremadura: resultados provisionales de los trabajos de las alcazabas de Mérida, Badajoz y Trujillo y en la cerca urbana de Cáceres”, en Extremadura arqueológica, nº 2 (1991), pp. 547-558.

[11] BEINART, H., Trujillo: a Jewish Community in Extremadura on the Eve of Expulsion from Spain, Jerusalem: Magnes Press of Hebrew University, 1980; RAMOS RUBIO, J. A., «La Comunidad Judía de Trujillo. La judería y la sinagoga», Bataliús, el Reino Taifa de Badajoz: estudios, Madrid, Letrúmeno, 1996, pp. 219-232; ib., “Nuevas aportaciones histórico-artísticas de la comunidad judía de Trujillo”, Alcántara, 40 (1997), pp. 13-35; HERVÁS, M. de, “Noticias sobre los judíos de Trujillo en el reinado de Pedro I (1350-1369)”, XXVIII Coloquios Históricos de Extremadura, Badajoz, 2001; ib., “Nuevos datos sobre el apartamiento judío y la sinagoga de Trujillo (1480-1492)”, Judaísmo hispano: Estudios en memoria de José Luis Lacave Riaño, 2 (Madrid, 2002), pp. 607-616; y más recientemente, ib., Judíos y cristianos nuevos en la historia de Trujillo, Badajoz, 2008.

[12] Entre las fuentes sobre el Trujillo medieval sobresalen por su relevancia: las documentales, SÁNCHEZ RUBIO, M. A.,  Documentación medieval, Archivo Municipal de Trujillo (1256-1516), 3 tomos, Institución Cultural “El Brocense”, Cáceres, 1992-1995.; y bibliográficas, ib., El Concejo de Trujillo y su alfoz en el tránsito de la Edad Media a la Edad Moderna, Caja Salamanca y Soria, Unex, Badajoz, 1993; o  FERNÁNDEZ-DAZA ALVEAR, C., La ciudad de Trujillo y su tierra durante la Baja Edad Media, Junta de Extremadura, Badajoz, 1993; así como multitud de estudios publicados en las Actas de los Coloquios Históricos de Extremadura celebrados en Trujillo desde 1971.

 

[13] Sobre el término, véase MAÍLLO SALGADO, F., “Acerca del uso, significado y referente del término mudéjar”, en Actas del IV Congreso Encuentro de las Tres Culturas, ed. C. Carrete Parrondo, Toledo, 1988, pp. 103-112.

[14] ECHEVARRÍA ARSUAGA, A., “Los Mudéjares: ¿minoría, marginados o “grupos culturales privilegiados”?, Medievalismo, nº 18 (2008), pp. 45-65, aquí p. 48.

[15] GILLOTE, S., “El yacimiento de Albalat en el contexto del poblamiento medieval en el norte de Extremadura”, I-II Jornadas de Arqueología e Historia Medieval, Frontera Inferior Andalusí, Mérida, 2011, pp. 147-164, aquí pp. 161-162.

[16] Es importante diferenciar entre moros siervos o esclavos y moros libres (mudéjares), pues los primeros ya aparecen en la documentación cristiana desde épocas anteriores, véase ECHEVARRÍA ARSUAGA, A., “La “mayoría” mudéjar en León y Castilla: legislación real y distribución de la población (siglos XI-XIII)”, En la España Medieval, 29 (2006), pp. 7-30, esp. pp. 14-18.

[17] Ibédem, p. 23; y BARROS, M. F. L. de.: “As comunas muçulmanas em Portugal (subsidios para o seu estudo)” en Revista da Facultade de Letras, II série, vol. VII, Porto, 1990, p. 87.

[18] ECHEVARRÍA ARSUAGA, A., “La “mayoría”…”, pp. 21-24.

[19] CLEMENTE RAMOS, J., La Extremadura musulmana…, pp. 649-650.

[20] Así parece deducirse de la noticia que Ibn Ṣāḥib al-Ṣalā nos aporta de él cuando refiere que sirvió al califa almohade durante varios meses en 1168 en Marrakech, PÉREZ ÁLVAREZ, M. Á., Fuentes árabes…, p. 145. Sobre este noble castellano en la corte del rey de León, véase LUIS CORRAL, F., “Un castellano en la corte del rey Fernando: breves notas para el estudio de las relaciones monarquía/nobleza en el siglo XII”, en El historiador y la sociedad: homenaje al profesor José Mª Mínguez / coord. por Pablo de la Cruz Díaz Martínez, Fernando Luis Corral, Iñaki Martín Viso, Universidad de Salamanca, 2013, pp. 115-127.

[21] A la muerte de Fernando Rodríguez de Castro en 1185, su hijo Pedro Fernández se hizo vasallo de Alfonso VIII de Castilla y le entregó el señorío de Trujillo, que posteriormente el rey donó a la Orden de Santiago.

[22] Sobre la fecha de la conquista castellano-leonesa de Trujillo hay algunas divergencias, RUIZ MORENO, M. J., “1233, la reconquista de Trujillo”, XLII Coloquios Históricos de Extremadura (2013).

[23] MONTAÑA CONCHIÑA, J. L. de la, “Poblamiento y ocupación del espacio: el caso extremeño (siglos XII-XIV)”, Revista de Estudios Extremeños, vol. 60, nº 2 (2004), pp. 569-596, aquí pp. 576-578.

[24] Ibídem, p. 581.

[25] ECHEVARRÍA ARSUAGA, A., “La “mayoría”…”, p.24

[26] Algunos musulmanes cautivos fueron trasladados  a Toledo, ECHEVARRÍA ARSUAGA, A., La minoría islámica…, pp.34-37.

[27] Hemos de tener en cuenta que también emigrarían muchos musulmanes hacia el reino de Granada, siguiendo la recomendación de los alfaquíes.

[28] ECHEVARRÍA ARSUAGA, A., “La “mayoría”…”, pp. 27-28.

[29] El término morería  refiere en este concreto a aljama y no a morería como espacio físico o barrio islámico, concepto de finales del siglo XV.

[30] GABROIS DE BALLESTEROS, M., Historia del Reinado de Sancho IV. Madrid, Tip. de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1922-1928, Apéndice documental, p. CLXXIX.

[31] Se refiere a la localidad portuguesa de Moura que, perteneciente al reino castellano-leonés, se vinculó al “ámbito extremeño” hasta que por el tratado de Alcañices de 1297 pasó al reino de Portugal. En su artículo, la profesora Echevarría también cita la morería de Serpa, también localidad portuguesa en aquellos momentos castellana, pero en las fuentes que nosotros hemos manejado no aparece dicha topónimo, ECHEVARRÍA ARSUAGA, A., “La “mayoría”…”, p. 28.

[32] Valencia de Alcántara.

[33] Benquerencia de la Serena.

[34] De las que se recauda 7.382 maravedíes, cifra que sin embargo no aporta demasiado al análisis particular de la minoría musulmana trujillana por lo general del dato, LÓPEZ DAPENA, A., Cuentas y gastos (1292-1294) del rey D. Sancho IV el Bravo (1284-1295), Córdoba, 1984, p. 199.

[35] Nótese que no se refiere a las del obispado de Coria sino tan solo a la de la localidad cauriense, en la que se recaudan 569 maravedíes, Ibídem, p. 636.

[36] De los cuatro principales núcleos de la diócesis placentina: Béjar, Plasencia, Trujillo y Medellín, solamente los dos últimos están al sur del Tajo y por tanto en territorio fehacientemente poblado de musulmanes, frente a las dudas que se puedan tener para el área norte del río. Si bien, pensamos que para estos momentos también estaba constituida la aljama de Plasencia debido probablemente a alguna política repobladora castellana de principios del siglo XIII de la que quizás también participó Trujillo.

[37] Con esta locución interpretamos que la población mudéjar no se limitaba tan solo a las localidades citadas si no que por el contrario estaba muy dispersa por gran parte del territorio extremeño, principalmente en el maestrazgo de la Orden de Santiago, donde tenemos constancia para siglos posteriores de aljamas constituidas en Mérida y Llerena y de musulmanes repartidos por todo el ámbito rural, RODRÍGUEZ BLANCO, D., La Orden de Santiago en Extremadura en la Baja Edad Media (siglos XIV y XV), Editora Regional Extremeña, Colección de Historia, Excma. Diputación Provincial de Badajoz, Badajoz, 1985, p. 366.

[38] Otro factor interesante por estudiar en profundidad para fortalecer aún más la hipótesis de la permanencia musulmana en el Trujillo cristiano es la toponimia, a través de la cual se podría rastrear la pervivencia de ciertos elementos de época andalusí como por ejemplo el topónimo Albaladejo, documentado en Trujillo a principios del siglo XVI siempre en relación con “el pago de los moriscos”, LÓPEZ ROL, M. L.,  Archivo Municipal de Trujillo, Catálogo I (1256-1599), Badajoz, 2007, p. 85 y ss.

[39] ECHEVARRÍA ARSUAGA, A., La minoría islámica…, pp.38-39.

[40] MONTAÑA CONCHIÑA, J. L. de la: ““E levaran captivos e derribaram o logar todo”. La Guerra en la frontera castellano-portuguesa (siglos XIV-XV)” en Norba, Revista de Historia, vol. 21 (2008), pp. 11-28.

[41] AMT. Leg. 1.1, Nº 1, Fols. 1r-1v; doc. 51 en SÁNCHEZ RUBIO, M. A.,  Documentación medieval…, tomo I, p. 61.

[42] FERNÁNDEZ Y GONZÁLEZ, F., Estado social y político…, pp. 397-399, doc. LXXVI y pp. 400-405, doc. LXXVII.

[43] El Ordenamiento de 1412 se cumplió en Valladolid donde se llevó a cabo el confinamiento moro, al contrario que en Ávila donde la comunidad mudéjar protestó por la violación de su situación jurídica. Sobre estos casos, véase: VILLANUEVA ZUBIZARRETA, O., “Vivir y convivir bajo la señal de la media luna: mudéjares y moriscos en Valladolid”, El arte mudéjar en Valladolid, Diputación de Valladolid, 20017, pp. 19-33; y ECHEVARRÍA ARSUAGA, A., The City of the Three Mosques: Ávila… En Plasencia se efectuó en 1412 la segregación espacial de los judíos en el área de la Mota, HERVÁS, M. de, Historia de los judíos de Plasencia…, pp. 31 y ss.

[44] Sobre la legislación medieval contra las minorías existe cuantiosa bibliografía. Sirva como ejemplo para el caso mudéjar castellano, ECHEVARRÍA ARSUAGA, A., “Política y religión frente al Islam: la evolución de la legislación real castellana sobre los musulmanes en el siglo XV”, Qurtuba, Estudios Andalusíes, 4 (1999), pp. 45-72.

[45] ECHEVARRÍA ARSUAGA, A., La minoría islámica…, pp. 67-71.

[46] AGS, RGS (mayo 1476), fol. 346.

[47] AMT. Leg. 5.22; doc. 147 (7-13, agosto, 1494) de SÁNCHEZ RUBIO, M. A., Documentación medieval…, tomo 1, pp. 203-204

[48] AMT. Leg. 2, carp. 2 <Ordenanzas municipales (1415-1517)> fols. 130-131; SÁNCHEZ RUBIO, M. A., Documentación medieval…, tomo 3, p. 133.

[49] LADERO QUESADA, M. Á., “Los mudéjares de Castilla…”, p.360.

[50] Datos publicados en VIÑUALES FERREIRO, G., “El repartimiento el <servicio y medio servicio> de los mudéjares de Castilla en el último cuarto del siglo XV”, Al-Qantara XXIV, 1 (2003), pp. 179-202, aquí p. 190.

[51] Con la aljama trujillana tributan los musulmanes de Cáceres y con la placentina los de Garrovillas, mientras que con la metellinense no se especifica.

[52] Existen ciertos indicios de habitantes musulmanes en poblaciones como Cañamero o Castilnovo a finales del siglo XV y ya como moriscos a principios del XVI.

[53] Hornachos aportó 20.000 maravedíes en 1477 de servicio y medio servicio, mientras que entre 1480 y 1493 pagó “sólo” 6.000-7.000 maravedíes, para volver a ser la mayor contribuyente entre 1494 y 1501 (12.000 mrvs.), VIÑUALES FERREIRO, G., “El repartimiento el <servicio y medio servicio>…”, pp. 194-195.

[54] Hornachos estuvo poblada exclusivamente de musulmanes en la Baja Edad Media y su aljama ejercía igualmente como institución concejil de la villa, MOLÉNAT, J. P., “Hornachos fin XVe- …”, p. 162 y ss.

[55] LADERO QUESADA, M. Á., Los mudéjares de Castilla…, p. 19.

[56] El profesor Luis Suárez había calculado que la comunidad judía de Trujillo tendría unas 300 familias a finales del siglo XV, cifra que Haim Beinart rebajó a unas 50 y que Marciano de Hervás tomó como más fiable, aunque dejando la posibilidad de que el listón se pudiera alzar hasta las 60-70 familias hebreas trujillanas, . La mayor comunidad judía altoextremeña fue la de Cáceres, con unas 130 familias, HERVÁS, M. de, Judíos y cristianos nuevos…, p. 62

[57] A pesar de que teóricamente las minorías religiosas estaban eximidas de estos impuestos, judíos y mudéjares trujillanos fueron obligados a sufragar algunas campañas de la Guerra de Granada. Para 1485-1486, Marciano de Hervás recoge estos datos tributarios del AMT donde la minoría hebrea aporta casi tres veces más que la musulmana, Ibídem, pp. 232-233.

[58] SÁNCHEZ RUBIO, M. A., Documentación medieval…, tomo 3, p. 131; AMT, leg. 5 carp. 1: <Actas municipales (1485-87)> fol. 42;  y leg. 2 carp. 2 <Ordenanzas municipales (1415-1517)> fol. 128, cit. en HERVÁS, M. de, Judíos y cristianos nuevos…, p. 213.

[59] La prohibición del trabajo en público en los días festivos cristianos podía ser solventada por el pago de un impuesto fraudulento llamado la “iguala”, lo que dio lugar a una serie conflictos entre los alguaciles y las minorías, SÁNCHEZ RUBIO, M. A.,  Documentación medieval…, tomo 3, pp. 132-133; y HERVÁS, M. de, Judíos y cristianos nuevos…, pp. 207-209.

[60] Ibídem, pp. 184-189.

[61] Ibídem, pp. 209 y ss.

[62] Todos estos oficios artesanales nos aparecen vinculados a los musulmanes trujillanos. El trabajo del cuero y del zapato parece haber sido de cierta importancia para esta minoría mudéjar como se aprecia en las Actas del Concejo de 1498, AMT, Leg. 3 fol. 32-83 y 87v; y apunta FERNÁNDEZ-DAZA ALVEAR, C., La ciudad de Trujillo…, p. 202. En cuanto a la construcción, hay referencias a mudéjares en la obra de la desconocida torre de las brujas en 1498 y destaca el caso específico del moro carpintero, Roduan, que trabaja en la construcción de las casas del concejo en 1484 y en las del monasterio de la Encarnación en 1492, parece lógico que pudiera tratarse del mismo que se documenta en el Archivo del Cabildo catedralicio de Plasencia, HERVÁS, M. de,  Historia de los judíos de Plasencia…, p. 121.

[63] Apéndice en FERNÁNDEZ-DAZA ALVEAR, C., La ciudad de Trujillo…, pp. 440-441.

[64] AGS, RGS (junio 1480), fol. 310.

[65] AGS, RGS (julio 1476), fol. 799.

[66] AMT. Leg. 5, carp. 1: <Actas Municipales (1485-1487)> fols 94v y 99-99v, en HERVÁS, M. de, Judíos y cristianos nuevos…, p. 188.

[67] Este apellido continuará siendo muy utilizado entre los musulmanes conversos y varias familias Orellana vivieron, o continuaron viviendo, en la Calle Nueva en el siglo XVI. Por citar tan solo un ejemplo, Juan de Orellana, ollero, compra en censo en 1515 las casas que fueron de Isabel García, cristiana nueva condenada por herejía, SÁNCHEZ RUBIO, M. A.,  Documentación medieval…, tomo 2, Doc. nº 335 (AMT. Leg. 10.9) pp. 163-164. Sobre este aspecto de continuidad mudéjar-morisca en Trujillo estamos trabajando ahora y ofreceremos algunos resultados en un futuro próximo.

[68] AGS, RGS (octubre 1476), fol.661.

[69] HERVÁS, M. de, Judíos y cristianos nuevos…, pp. 128-136.

[70] Sabemos por un documento de 1479 que el cristiano Fernando de Olid había pasado armas a los moros, AGS, RGS (abril 1479), fol. 5.

[71] AGS, RGS (agosto 1484), fol. 63.

[72] CLEMENTE RAMOS, J.,  La Tierra de Medellín (1234-1450). Dehesas, ganadería y oligarquía, Diputación Provincial, Badajoz, 2007, p. 128.

[73] MOLÉNAT, J. P., “Les noms des mudéjars revisités, à partir de Tolède et du Portugal”, en Les non-dits du nom. Onomastique et documents en terres d´Islam, Christian Müller y Muriel Roiland-Rouabah (dir.), Beyrouth, Presses de l´Ifpo, 2013, pp. 437-459.

[74] MORENO MORENO, Y., “Los mudéjares talaveranos…”, p. 70.

[75] Al contrario de lo que pudiera pensarse, los mudéjares castellanos tuvieron mucha movilidad entre las diferentes aljamas del reino y también entre reinos. Sin ir más lejos, existe la constancia de musulmanes “extremeños” en Andalucía, Mahoma Hornachero o Abrayn Trujillo,  GONZÁLEZ JIMÉNEZ, M., “El trabajo mudéjar en Andalucía. El caso de Sevilla (siglo XV)”, IV Simposio Internacional de Mudejarismo, Teruel, 1995, Apéndice II, pp. 54-55. Sobre la movilidad transfronteriza véase BRANCO CORREIA, F. “Los Mudéjares en Elvas (Portugal), una sociedad de frontera”, en Los Moriscos y su legado, desde ésta y otras laderas, Instituto de Estudios Hispano-lusos, 2010, pp. 173-181.

[76] AGS, RGS (julio 1484), fol. 26.

[77] AGS, RGS (noviembre 1491), fol. 207.

[78] AMT. Leg. 4, carp. 7: <Actas municipales (1482-1485)> fol. 46, en HERVÁS, M. de, Judíos y cristianos nuevos…, pp. 209-210.

[79] Uno de los cuatro hijos de Mahomad de la Plaza “el Viejo” que conocemos fue Alí Voto/Boto, apellido que se relaciona con la actividad de la zapatería, Hamed Boto, zapatero, vivía en la calle del Pozuelo en 1494, AMT. Leg. 5.22, Doc. 147 de SÁNCHEZ RUBIO, M. A.,  Documentación medieval… tomo 1, pp. 203-204.

[80] Varios fueron los acontecimientos de finales de siglo en los que los De la Plaza jugaron un papel relevante en el seno de la aljama mudéjar trujillana. Además de los debates producidos en torno a las exenciones tributarias, entre otros ejemplos, están documentados un pleito con los musulmanes Orellana (AGS, RGS (abril 1485), fol. 194) o la toma de ciertos bienes moros por parte del corregidor de la ciudad (AGS, RGS (marzo y abril 1495), fols. 422 y 135 resp.). Tras la conversión forzosa, varios miembros del linaje de los De la Plaza continuarán con éste apellido durante los siglos moriscos. Sobre éste aspecto verán la luz próximos trabajos.

[81] En este año Marieme, mora, alquila una casa al cabildo placentino en la ciudad de Trujillo al cantón de la calle que dicen e Garcia que sale de la puerta a la plaça, que han por linderos de la una parte casas de Barsilay, judío…, Doc. 50, HERVÁS, M. de, Colección Diplomática (1187–1823); y ib. Historia de los judíos de Plasencia…, p. 60.

[82] En la Plaza Mayor de Cáceres tenían casas y tiendas varios judíos ya a mediados del siglo XV, lo que presupone también la existencia de un barrio hebreo extramuros muy temprano, que  llegaría a ser el único para esta comunidad judaica, la más numerosa de la Alta Extremadura, cuando la sinagoga intramuros tornó en iglesia en 1470.

[83]AGS, RGS (agosto 1478), fol. 30.

[84] Aunque no hay noticias documentales al respecto, el ordenamiento de confinamiento de 1412 podría haber afectado también a Trujillo al menos en aspectos urbanísticos como la construcción de una sinagoga extramuros. Sobre el barrio judío, HERVÁS, M. de, Judíos y cristianos nuevos…, pp. 137-150, y sobre la sinagoga y su posible origen en el siglo XIV, ib., pp. 151-171.

[85] AGS, RGS (julio-agosto 1479), fols. 25 y 29.

[86] AMT. Leg. 4.6; Doc. 85 de SÁNCHEZ RUBIO, M. A.,  Documentación medieval… tomo 1, pp. 105-107.

[87] AGS, RGS (agosto 1492), fol. 45; y HERVÁS, M. de, Judíos y cristianos nuevos…, p. 183.

[88] Ibídem, p. 183.

[89] Los cristianos que vivían en esta área vendieron o intercambiaron sus casas para que fuese espacio de exclusividad mudéjar, como nos apuntan las tempranas noticias de 1483, AGS/RGS (octubre 1483) fol. 55 y (noviembre 1483) fol. 54.

[90] AMT. Leg. 5.22; Doc. 147 de SÁNCHEZ RUBIO, M. A.,  Documentación medieval… tomo 1, pp. 203-205.

[91] Sirva de ejemplo como en 1497 musulmanes como Mohamed Çegallon o Abrahyn de la Plaça toman en censo casas que lindan con las de Yuçuf de la Plaça y Ali Botali, o Ali Zorzal y Mahomad Rondi, respectivamente. AMT. Leg. 3.1 Fols. 359v-362r y 362v-365r; Docs. 174 y 175 de SÁNCHEZ RUBIO, M. A.,  Documentación medieval… tomo 2, pp. 16-18.

[92] ALMAGRO VIDAL, C., “Datos sobre la población de Trujillo (1518)”, en Homenaje a Mª Angustias Moreno Olmedo, Universidad de Granada, 2006, pp. 579-593, aquí p. 585.

[93] Los judíos tan sólo dispusieron de una carnicería, por dos de los mudéjares, lo que refuerza la idea de una más numerosa población islámica que judaica. Alí Chicato era arrendador de la carnicería mora en 1485, AMT. Leg. 5, carp. 1 <Actas Municipales (1485-1487)> fols. 84, 94v y 99; HERVÁS, M. de, Judíos y cristianos nuevos…, p. 188; y Doc. 241 de SÁNCHEZ RUBIO, M. A.,  Documentación medieval… tomo 2.

[94] AMT. Leg. 4, carp. 7 <Actas Municipales (1482-1485)> fol. 13v; HERVÁS, M. de, Judíos y cristianos nuevos…, p. 177.

[95] AMT. Leg. 6, carp. 8 <Actas Municipales (1498-1499)> fol. 252; HERVÁS, M. de, Judíos y cristianos nuevos…, p. 192.

[96] A pesar de la suposición de Marciano de Hervás de que la necrópolis mudéjar se encontrara cercana a la judía, como ocurre en muchos territorios, nosotros no creemos que esto necesariamente tuviera que ser así, ya que no en todos los lugares se cumple esta tendencia, ib., pp. 189-192. En cuanto al pago de los moriscos en el Albaladejo (del árabe al balat, cuyo significado es “calzada” o “carretera”, más el sufijo castellano “–ejo”, “pequeño”), documentado desde el segundo cuarto del siglo XVI, se encontraría en el camino o carretera que sale de Trujillo en dirección suroeste, lugar perfectamente posible donde situarse una necrópolis según la tradición islámica de enterrar en torno a las calzadas.

May 242015
 

Marciano Martín Manuel.

LA ESCUELA UNITARIA Y PRIVADA EN EL ALBOR DEL SIGLO XX

En las postrimerías del siglo XIX Hervás estaba estructurada en dos capas sociales, con acentuados desniveles económicos y educativos. En la pirámide social se asentaba la burguesía local, integrada por los empresarios de las industrias textiles y las fábricas del mueble, los dos pivotes económicos, hoy, prácticamente extinguida. Los comerciantes y pequeños propietarios sustentaban la clase media. Y los obreros, jornaleros y campesinos, agrupados en asociaciones gremiales, formaban la base social.

Funcionaba un centro educativo en la planta baja del antiguo convento de los trinitarios descalzos, con anterioridad a 1863[1], sito en la Plaza del Convento, número 13, hoy, rehabilitado como Hospedería «Valle del Ambroz». En la planta superior residía el maestro interino de instrucción de primaria de niños, Faustino Castellano Rubio, que ejerció su labor docente desde 1856 hasta su jubilación en 1889, como apunta mi colega Pedro Emilio López Calvelo[2]. Había dos escuelas diferencias por sexos, que resultaban insuficientes para acoger los ciento cincuenta escolares. Juana Peña era maestra de la escuela unitaria de niñas[3].

El ayuntamiento de Hervás tomó conciencia de la necesidad de establecer una escuela de párvulos durante la Regencia de María Cristina, en 1887. La creación de una biblioteca escolar fue otra de las aspiraciones del consistorio. Los libros eran la fontana de la sabiduría, que la sociedad necesitaba escanciar para elevar los precarios niveles educativos. Por intercesión del diputado a Cortes por el partido de Hoyos, Joaquín González Fiori, el ministro de Fomento obsequió a la villa la colección de la Biblioteca Agrícola, compuesta por ciento cuarenta y ocho volúmenes, en junio de 1888[4]. La escuela pública, anquilosada en un sistema formativo empobrecido y con fuertes niveles deficitarios, emergió como un centro de enseñanza destinado mayoritariamente a la instrucción de las capas sociales menos favorecidas. En el otro extremo de la balanza descolló la escuela religiosa privada orquestada por las monjas josefinas trinitarias, semillero educativo de la burguesía y la clase media.

El modelo de escolarización rural articulado en la escuela unitaria principió con la ley Moyano de 1857. La escuela unitaria agrupaba promiscuamente a alumnos de diversas edades y niveles culturales, con el consiguiente esfuerzo del maestro para atenderles debidamente, a la que cabe añadirse la precaria instrucción escolar pivotada en métodos didácticos anacrónicos. En el ocaso del siglo XIX se desarrolló el modelo educativo de la escuela graduada, como alternativa de una enseñanza racionalizada en las aulas, la cual agrupaba al alumnado por edades, sexo y niveles de conocimientos. La creación del Ministerio de Instrucción Pública, en 1900, impulsó con tibieza el desarrollo de la alfabetización del medio rural en la Alta Extremadura.

La escuela pública trató de romper el aislamiento cultural y despertar del largo letargo educativo introduciendo reformas en la infraestructura. En Hervás se articularon varias secciones en la escuela graduada de niños y niñas. Cuatro maestros y seis maestras desempeñaban las labores docentes en 1903[5], aplicados al aprendizaje de la escritura, lectura, nociones de aritmética e instrucción religiosa. La confesión católica era la raíz secular del hervasense desde sus orígenes fundacionales por Alfonso VIII de Castilla en el siglo XII, acrecentada hasta el paroxismo en la edad conflictiva del barroco, tras la conversión de los judíos al cristianismo, con la vigilancia paroxística de los familiares de la Inquisición y los revisores de librerías privadas, cuya responsabilidad confió el tribunal de Llerena al padre prior del convento de los trinitarios descalzos.

La política nacional, con sus vaivenes ideológicos, marcó el rumbo educativo en la enseñanza pública. En agosto de 1909, tras la suspensión de las garantías constitucionales, el gobernador civil de Cáceres requirió informes al ayuntamiento sobre el funcionamiento de las escuelas laicas, los nombres de los maestros nacionales, sus ideales políticos, la tendencia en la enseñanza, el número y las clases de escuelas que funcionaban en los pueblos del partido judicial. En marzo del año siguiente, a petición del Ministerio de Hacienda, el gobernador civil solicitó la relación de las asociaciones religiosas que se dedicaban a la docencia[6].

En la historia del magisterio local debe inscribirse con hebras de oro el nombre del munífico sevillano Braulio Navas Villalobos. Braulio Navas donó un solar al ayuntamiento, con una extensión de 896 metros cuadrados, en la calle del Robledo, en 1914, y financió la construcción de una escuela nacional graduada de niños, que palió la precaria infraestructura y la insuficiencia de locales. Hervás mostró su gratitud bautizando a una de sus calles con su nombre y apellido, hoy, convertida en una complaciente y bulliciosa avenida peatonal. El edificio escolar alberga en la actualidad el Instituto de Enseñanza Secundaria «Valle del Ambroz». Con motivo de la finalización del curso escolar, el centro efectuó una exposición de los trabajos realizados por los alumnos, los días 16 y 17 de julio, a cuyo acto invitaron al alcalde presidente. Otro de los problemas que acechaba al magisterio era las bajas por enfermedad de los maestros, que no siempre se solventaban con la eficacia requerida. Alejandro Cirilo Gómez, maestro propietario de la escuela nacional, se hallaba en Madrid, por motivos de salud, el 1 de setiembre de 1916. Su intención era permanecer en la capital cuatro o cinco días, por cuya causa no podía abrir el centro escolar. Sugirió al alcalde presidente de la junta local de primera enseñanza que traspasara la apertura de la escuela nacional al maestro José Gómez Díaz, o a cualquier otro maestro, para que el alumnado no sufriera perjuicio alguno en la enseñanza[7].

El Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes transformó la escuela unitaria de niños de Braulio Navas en escuela graduada con cuatro secciones. Asimismo incrementó los recursos humanos con la creación de tres plazas de maestros, con un salario anual de mil pesetas, y una gratificación extraordinaria de doscientas cincuenta por las clases de adultos. Detrás de esta iniciativa educativa se hallaba el conde de Casa Valencia, diputado a Cortes por el partido de Hoyos y Hervás. Enrique Polo de Lara, ex oficial mayor del Ministerio, y Bernardo Ezquer, inspector jefe de primera enseñanza, notificaron la buena nueva al consistorio[8]. Estaba prevista la inauguración de la escuela nacional graduada de niños en 1916, pero faltaba por consignar la partida económica en los presupuestos del Ministerio de Instrucción Pública. La apertura del centro se dilató algunos años. Enrique Polo de Lara lo achacó a los conflictos políticos y a la burocracia administrativa[9]. No cesaban las dificultades y contratiempos. El viento había derribado un chopo que cayó sobre el tejado de la escuela nacional. En previsión de futuros accidentes, el ayuntamiento solicitó derribar otros dos chopos carcomidos, pero el ayudante de obras públicas dijo que no era atribución suya, sino del ingeniero de Obras Públicas que estaba atareado en la construcción del tramo viario que enlazaba la antigua carretera nacional 630 Salamanca–Cáceres con el paseo del Robledo.

En junio de 1922 entró en funcionamiento el «Campo Escolar de Experimentación Agrícola», una actividad aneja a la escuela nacional graduada de niños, financiado por el Ministerio de Instrucción Pública. El maestro nacional Modesto Sánchez Gómez era el director del programa. Su función consistía en formar adecuadamente a los futuros campesinos y despertar su interés por el entorno natural. A la inauguración asistió el inspector jefe de primera enseñanza. Por la noche estaba prevista la fiesta de la Mutualidad Escolar en el local del primer grado de la escuela graduada de niños, a cargo del maestro Guillermo Mena Flores, con la asistencia de los escolares mutualistas. En el transcurso del acto haría uso de la palabra el inspector y propagandista de la Previsión y del Ahorro, León Leal Ramos[10].

LAS ESCUELAS NACIONALES DURANTE LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA (1923–1930)

La escuela graduada de niñas lindaba pared con pared con el hospital de beneficencia San Esteban, de cuyo mantenimiento se encargaba la Sociedad de Socorros Mutuos «La Humanitaria». La integridad física de los escolares estaba en riesgo permanente, por la precariedad de las instalaciones, y con grave peligro de contagio por enfermedad. El médico Serapio Peña Turiño denunció al ayuntamiento el estado insalubre en que se encontraba la escuela graduada y solicitó el desalojo de una de las dos instituciones, como lo había ordenado Instrucción General de Sanidad[11]. Por otra parte, el sindicato agrícola «El Porvenir del Obrero», a través de su secretario Cipriano Hernández, denunció al delegado provincial de Cáceres los favoritismos de las autoridades municipales en el reparto arbitrario de los libros escolares entre los escolares, el 15 de enero de 1924[12]: «a los niños de los que sus padres pueden pagar los libros, se les da nuevos, y a los de los pobres, uno para cada dos y deteriorados».

En lo que respecta a la vida política, el maestro nacional Alejandro Cirilo Gómez Castillejo fue sustituido en la alcaldía por Eduardo Cortés Amores, el 16 de octubre de 1924. A finales de diciembre, el gobernador civil de la provincia fundó en Hervás el partido único Unión Patriótica, en el que se significaron personas afines a la ideología conservadora con aspiración de heredar el poder del directorio militar. Eduardo Cortés Amores, Ventura Peña Díaz (que militaría luego en Izquierda Republicana), Longinos Amador Calzado y Emilio González, destacaron entre sus dirigentes.

La escuela rural debía desempeñar un papel dinamizador en la formación educativa de las clases sociales menesterosas, dirigido por un cuadro de maestros competentes que prepararía y formaría al alumnado en los nuevos avances del progreso. Sin embargo, la dictadura militar encaminó sus esfuerzos políticos en la preservación de los privilegios ancestrales de la monarquía y el catolicismo. El delegado gubernativo encauzó a la sociedad cacereña por la vereda de los valores morales, la familia y la religión, como evidenció en el aleccionador manifiesto dirigido a los sacerdotes y maestros nacionales del partido de Hoyos y Hervás. Entre otros temas, postuló: «El sumo sacerdote ostenta con preferencia el título de Maestro, según puede verse en multitud de pasajes bíblicos». Solicitó la creación de cantinas y roperos escolares de caridad y la erradicación de la blasfemia heretical y el alcoholismo. Requirió al patrón, y especialmente al obrero y campesino, «que tengan unión y cordura para dejarse gobernar sin seccionarse en bandos ni partidos. Enseñadle a este punto las doctrinas del papa León XIII y cardenales Gibbons, Monning, Guisasola y Portier». Inculcó en los patronos conservadores del textil y del mueble su deber con el cumplimiento de la ley del Retiro Obrero Obligatorio, que no siempre efectuaron, el apoyo solidario a los jurdanitos desamparados, y el ejercicio de «una acción altamente educadora sobre la actual generación infantil, esperanza legítima de nuestra amadísima patria».

Los hijos del campesinado con escasos recursos económicos solían ausentarse de las clases en la época de las faenas agrícolas. Consciente del absentismo escolar, el delegado gubernativo recordó al alcalde presidente que como primer mandatario de la vida municipal estaba obligado a velar por la asistencia obligatoria «a la escuela de todos los niños residentes en el término que se hallen en edad escolar». Los pueblos, para acrecentar su grandeza, necesitaban una juventud saludable, por lo que era menester recibir instrucción educativa. Por otra parte, el delegado gubernativo Alfredo García inquirió al consistorio si había realizado las gestiones pertinentes ante el Ministerio para solicitar la construcción de nuevas escuelas, o si estimaba oportuno crear alguna. Por último, requirió al consejo escolar que colocase la bandera nacional en un sitio visible de la fachada del colegio público[13].

La junta provincial de protección de la infancia y represión de la mendicidad proyectó establecer una colonia escolar. Solicitó un local al ayuntamiento con capacidad para alojar quince niños y quince niñas, dos directores y dos o tres funcionarios, además del coste del arriendo de las camas. En julio, el ayuntamiento tributó un homenaje a los niños y maestros de las escuelas nacionales, a petición del concejal Joaquín Lacruz, futuro falangista[14].

En lo que respecta al cuadro docente, Ramón Márquez Sánchez tomó posesión como maestro interino de la escuela nacional unitaria de niños el diecisiete de febrero de 1926. A las once de la mañana compareció ante el alcalde y el secretario, con el documento de traslado de su nombramiento firmado por el jefe de la sección administrativa de primera enseñanza de Cáceres. Cesó en el cargo el once de junio para tomar plaza en propiedad en una escuela de la provincia de Ávila. Felipe Sánchez–Marín Calero asumió la interinidad el diecinueve de junio. Mostró la cédula personal de 11º clase señalada con el número 1.905, expedida en Malpartida de Plasencia (Cáceres) el nueve de octubre del año anterior, así como la credencial de su nombramiento librada por el jefe de la sección administrativa de primera enseñanza, y el pase de licencia ilimitada como sargento, rubricado por el coronel del Regimiento de Infantería de Segovia número 75, el treinta de junio de 1924. Fue cesado el treinta y uno de agosto de 1926. Braulio Muñoz de la Peña, que ejercía como maestro nacional interino en la escuela pública de Casas del Monte (Cáceres), recibió la plaza en propiedad. Falleció en Béjar (Salamanca) el diecisiete de octubre de 1932[15].

La dictadura de Primo de Rivera estableció la fiesta nacional del libro, según la Real Orden de nueve de febrero de 1926, institucionalizada el siete de octubre. La fiesta del libro serviría de catapulta educativa y cultural para impulsar en la sociedad el establecimiento de una biblioteca escolar dedicada a promover la afición y el interés por la lectura. Julián Martínez Reus, presidente de la Cámara Oficial del Libro de Madrid, informó al ayuntamiento, el veintisiete de septiembre, el deber de cooperar moral y materialmente en la jornada festiva con la adquisición de libros, para dar mayor realce y eficacia a la fiesta, en vista de lo cual le prestó desinteresadamente «sus servicios técnicos para asesorarle en la mejor y más provechosa inversión de esa cantidad o para servir de intermediario, completamente gratuito».

El alcalde Francisco Sánchez Peña, en conformidad con la disposición oficial del Gobernador Civil, inserta en el Boletín Oficial del veintidós de septiembre, se dirigió al inspector jefe de primera enseñanza de la provincia de Cáceres para que le asesorase sobre los libros que debía adquirir el ayuntamiento, con vistas a distribuirlos entre los niños de las escuelas públicas el día de la citada fiesta, y fomentar la creación de una biblioteca escolar. El ayuntamiento requirió información sobre el lugar donde podía proveerse de libros. Tenía previsto invertir «el 3 por 1.000 del importe del presupuesto, que en el semestre actual ascendía a 69.485,50 pesetas, o sea, el 50 % del total fijado para el año 1927». El inspector jefe de primera enseñanza sugirió comprar los setenta volúmenes de la «Biblioteca Infantil» en el establecimiento de Hijos de Santiago Rodríguez, en Burgos, por el importe de ciento ochenta y cinco pesetas. Asimismo recomendó adquirir diez o doce tomos de la colección «Libros de la Naturaleza», de la editorial Calpe, anotó entre paréntesis el domicilio, calle Pi y Margall número 7, de Madrid, por el precio de 1,75 el ejemplar, y la colección «Invenciones e Industrias»[16].

Siete personalidades de la nobleza española figuraban entre los miembros de la institución cultural «Patronato Social de Buenas Lecturas», subtitulada: «Liga Hispano–Americana contra la inmoralidad». La sede se hallaba en Madrid, en la calle Fuencarral número 138. Tenía delegaciones en Barcelona y Córdoba. Era una empresa de carácter privada dirigida por José Ignacio Suárez de Urbina, que editaba libros en consonancia con el pensamiento moral del régimen. En su catálogo figuraban revistas católicas y colecciones de libros que abarcaban temas como la erradicación de las lecturas inmorales, la pornografía, el naturalismo sin Dios y la lucha contra la novela revolucionaria. Desde la sede de Córdoba, la empresa comercial envió al ayuntamiento hervasense, el cuatro de octubre de 1927, dos paquetes de libros de la colección «Biblioteca Patria de Obras Premiadas», cuya premisa divulgativa era «mantener en lo posible la pureza del idioma y de las buenas costumbres españolas». Zacarías Hernández Lumeras, primer teniente de alcalde, notificó a la población, en un bando, que a las diez y media de la mañana tendría lugar la apertura de la fiesta del libro en el local de la sección primera de la escuela graduada de niños, a cargo del maestro Perfecto Sánchez Bustamante. La Fiesta del Libro consistía en la entrega a los maestros nacionales de los libros adquiridos por el ayuntamiento con destino a los fondos de la biblioteca popular escolar.

Al año siguiente, el director del Patronato Social de Buenas Lecturas, José Ignacio Suárez de Urbina, notificó al alcalde presidente que el gobernador civil José García Crespo había instado a los ayuntamientos a la promoción de la fiesta popular del «día del libro», así como la formación de bibliotecas populares y la distribución de obras literarias que por su temática contribuyesen a la moralización de la sociedad. Le adjuntaba una remesa de la colección «Biblioteca Patria de Obras Premiadas», por valor de cien pesetas con ochenta céntimos, «deducido el 10 por 100 que la ley exige», a la vez que le ofrecía cómodos plazos para satisfacer el abono de los libros. En el lateral izquierdo de la epístola (lám 1) figuraba un ex libris encabezado con el famoso verso de Pedro Crespo: «Al Rey la hacienda y la vida se ha de dar pero el honor el patrimonio del alma y el alma solo es de Dios. Calderón de la Barca. El alcalde de Zalamea». Debajo de la divisa, la figura del personaje teatral con la inscripción: «Día del libro. Ediciones especiales para los Ayuntamientos españoles amantes de la moralidad y el casticismo en la literatura». Una orla envolvía el dibujo con un lema moralizador: «Son la perdición de los pueblos las novelas naturalistas como las revolucionarias». Un funcionario del ayuntamiento escribió en el margen de la carta: «Devueltos los dos paquetes de libros en mayo de 1928»[17].

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 Lám. 1- Fotografía del documento Patronato Social de las Buenas Lecturas

La religión católica era el puntal ideológico que sustentaba la vida política, social y educativa de Hervás. Alfredo García, delegado gubernativo, pidió informes al ayuntamiento de las obras de saneamiento y de las actividades de las asociaciones católicas. La hermandad del Santísimo Cristo de la Salud y la de la Congregación de San Vicente de Paul celebraban sus reuniones anuales en los salones de la Escuela Dominical. Militaban más de sesenta mujeres en ambas entidades, según informaron las dirigentes Severina Herreros y Eloísa Robles[18].

Poco afecto a las huelgas obreras y a la ideología marxista, el partido Unión Patriótica veló por la rigidez moral y la pureza católica de la villa, laminó el movimiento sindicalista campesino y obrero, e impuso una severa y pacata censura con el séptimo arte, el principal aliciente del lugareño, junto con los salones de baile, para ocupar el escaso tiempo de ocio. Las proyecciones cinematográficas tenían lugar en el Café de Artesanos de don Heraclio Herrero, en la calle Braulio Navas. El gobierno prohibió la exhibición de películas como Sombras [Acorazado] Potenkim, de S. M. Eisenstein, El Correo de San Petersburgo, Castillo Skotin, y «cualquier otra de asunto de propaganda de ideas bolcheviques, que no hayan sido previamente censuradas y aprobadas por la dirección General de Seguridad en Madrid y en el Gobierno Civil de Barcelona». Los rectores de la censura cinematográfica dieron orden taxativa de cortar en Los amores de Manón la escena en que la cual la protagonista, después de haber sido despreciada por su amante, entra en el seminario en el que ha ingresado su hombre, y conversa con él delante del altar. También prohibió El azote de la humanidad y Valencia y romanzas de España, distribuida por la Metro Goldwing Mayer. La distribuidora americana, obsecuente con la implacable censura, decidió retirar de las salas las películas que resultaban depresivas o lesivas para los ojos de la sociedad. No obstante, la censura prosiguió con su feroz desangramiento fílmico. La legión de los condenados, de William A. Wellman, fue autorizada con siete cortes. El documental Las maravillosas curas del doctor Asuero, de Nemesio Manuel, y Entre la vida y la muerte, fueron menos afortunadas y no lograron licencia de exhibición[19].

El ayuntamiento retomó el proyecto de construcción de la colonia escolar con capacidad para acoger doscientos niños y niñas. Hubo una reunión previa en las Casas Consistoriales, el veintiséis de julio de 1928, en la cual se involucraron veintinueve industriales y pequeños comerciantes. El ayuntamiento trasladó la resolución al Patronato Provincial de Construcciones Escolares de Cáceres, que presidía el gobernador civil José García Crespo. Estaba previsto entrevistarse en Badajoz con el director general de primera enseñanza, Ignacio Suárez Somonte[20]. La indolencia mostrada por el patronato provincial y la dejadez y desidia de la clase política dejaron en suspenso el proyecto educativo.

Braulio Muñoz de la Peña, maestro de la escuela unitaria de niños, disolvió la Mutualidad Hervasense, a sugerencia del inspector jefe de primera enseñanza, para organizar otra entidad de nuevo cuño. Hubo interés en el claustro de maestros nacionales por aprender los nuevos métodos de enseñanza y las corrientes pedagógicas e incorporarlo en la educación, como demandaba la sociedad contemporánea. La maestra nacional María Hernández participó en un congreso de pedagogía convocado a nivel nacional por una asociación de maestros[21].

La provincia de Cáceres promovió un acto de Homenaje a la Vejez y al trabajo a través de la Caja Extremeña de Previsión Social. En Hervás se censaron cincuenta y tres ancianos mayores de ochenta años en 1928. Tras la revisión forzosa solicitada por la Caja Extremeña, la cifra le había parecido excesiva, se cifró el empadronamiento en cuarenta y dos ancianos. El índice de mortandad infantil superaba las doscientas defunciones anuales. El acto homenaje de la Vejez tuvo lugar a las seis de la tarde del dieciséis de junio en el Paseo del Robledo de Abajo, con la asistencia de los gobernadores civil y militar, el presidente de Diputación y el inspector jefe de primera enseñanza. El delegado gubernativo requirió la participación de los niños con el objetivo de dar una mayor promoción social al encuentro y presentarlo como un cálido homenaje de la infancia a la vejez. Desde la dirección de Caja Extremeña notificaron al secretario del ayuntamiento que no debían faltar obreros de las fábricas y mujeres, no importaba que no fuesen obreras, así como el cuerpo de los maestros nacionales y los niños, pero aconsejó que prescindiesen de los más pequeños para evitar ruidos molestos. El anciano Claudio Díaz González fue agraciado con una pensión vitalicia, y cinco obreros y una obrera recibieron una bonificación de cuatrocientas pesetas que otorgaron el ayuntamiento y diversos fabricantes del textil.

Con motivo de la finalización del curso escolar se celebró en la escuela unitaria de niños, que dirigía Braulio Muñoz, y en la unitaria de niñas, que corría a cargo de María Hernández, una exposición escolar con los trabajos realizados por los alumnos, como era tradición. A la inauguración asistió la corporación municipal. También hizo acto de presencia la junta local de primera enseñanza, integrada por el cura párroco José Rodríguez Trinidad, el médico Emilio García Gutiérrez, el farmacéutico Florián González Ávila, Sofronio Mártil Lumeras, Antonia Maxedo e Inés Sánchez[22].

La destitución y reposición de funcionarios contrarios y afectos al régimen vigente, que afectó sobremanera a los maestros nacionales, fue un rasgo constante en la vida educativa durante las dos dictaduras militares y la segunda república. En marzo de 1930, con el gobierno de Dámaso Berenguer, el ayuntamiento, presidido por Aureliano Martín, que había sustituido a Francisco Sánchez Peña, convocó la junta local de primera enseñanza para que dirimiera las diferencias suscitadas entre Francisco de Borja Sánchez, maestro de sección de graduadas, y el director Alejandro Cirilo Gómez, al que había denunciado en la inspección de primera enseñanza por motivos que desconozco.

Primitivo Martín Sánchez fue designado alcalde, el diecinueve de abril. Por su parte, el clero local no descuidó a los parroquianos menos favorecidos económicamente y procuró ofrecerles una instrucción educativa de carácter religiosa. El sacerdote don José María Barbero fundó una escuela nocturna privada, en 1863, enclavada en la Escuela Dominical. Formaba parte de la Confederación de Mujeres Católicas de España. El párroco de Santa María, José Rodríguez Trinidad, y los coadjutores Benito Herrero y Ángel Martín Peña, rectores de la junta de gobierno de la escuela nocturna, solicitaron al ayuntamiento, el veintiocho de mayo, una ayuda económica para subvenir las atenciones de la institución y coadyuvar al esplendor de la asociación.

LA ESCUELA PÚBLICA DURANTE LA SEGUNDA REPÚBLICA

En las elecciones municipales de abril de 1931, Hervás confió la mayoría a la coalición republicano–socialista. La Asamblea Popular Hervasense al Servicio de la República forzó la dimisión del ayuntamiento monárquico, que presidía Primitivo Martín Sánchez.

La escuela rural figuraba en el programa republicano como eje vertebrador de la política educativa. En su agenda se anotaba extender el proceso de alfabetización a las capas desprotegidas socialmente, a la vez que intensificar progresivamente la graduación en la escuela pública. Marcelino Domingo estaba al frente del Ministerio de Instrucción Pública, y Rodolfo Llopis, en la dirección general de primera enseñanza. La corporación republicano–socialista mostró su inquietud por solventar el grave problema de la educación, pero factores primordiales, como la resistencia de los monárquicos al proceso de descatolización de la escuela pública y la clausura de los centros de enseñanzas católicos ralentizaron, y entorpecieron, la dinámica del programa social.

El concejal conservador Matías Álvarez Benavides, industrial del mueble, que conocía a fondo la problemática escolar porque había ejercido como concejal monárquico, expuso en el pleno municipal de veintitrés de mayo el tema de «la construcción de un local tan capaz como sea necesario para instalar un grupo de escuelas que solucione la cuestión de carencia de locales adecuados, propugnando al propio tiempo puede instalarse la cesión de cierto solar situado en la calle de Braulio Navas». El derechista Primitivo Martín sugirió la redacción de un informe previo, efectuado por un técnico cualificado, con el desglose de las aulas y el capítulo presupuestario. Estaba previsto que el edificio albergase las casas de los maestros nacionales. El maestro nacional Felipe Cifuentes Francés, de dieciocho años de edad, solicitó una subvención al ayuntamiento para abrir una escuela privada, pero el alcalde adujo que carecía de atribuciones[23].

No obstante, la alcaldía republicana, a propuesta de la inspección de primera enseñanza, palió el problema de la insuficiencia de locales reacondicionando de forma provisional «en la escuela unitaria de niñas nº 2 y primer grado de la de niños, la graduada de niñas con tres secciones a base de una unitaria creada con carácter provisional». Se hizo cargo de los gastos de las obras de carpintería y albañilería, destinó una partida de mil seiscientas veintisiete pesetas en la adquisición de material docente, que compró en el establecimiento de Jacinto González, de Zamora, y encargó el mobiliario al industrial Ventura Peña. Antonio de la Cámara, inspector de primera enseñanza, levantó el acta de recepción de los nuevos locales de las escuelas de niñas[24]. La sección provincial de estadística de Cáceres solicitó la relación de las comunidades religiosas, título de la orden, domicilio y patrimonio, el cuatro de agosto.

El ayuntamiento republicano–socialista se volcó con el tema de la formación educativa y se preocupó por solventar las necesidades perentorias de las familias menesterosas. Había más de quinientas familias acogidas al ramo de la beneficencia municipal. El dinero recaudado en la cuestación de la fiesta de la flor, que tenía lugar el primer día de la feria de septiembre[25], se destinó a las colonias escolares que se organizaban en la provincia, a cambio el pueblo recibía varias plazas para los niños pobres de la localidad. El ayuntamiento republicano contribuyó con una dádiva de cien pesetas, y auspició otra partida mensual de cien pesetas para la institución benéfica «La gota de leche», dirigida a la lactancia de niños de familias pobres. En junio de 1936 se repartieron doscientos catorce litros de leche entre la población infantil, por un importe de setenta y seis pesetas[26].

El consejo local de primera enseñanza solicitó al ayuntamiento, el veinte de noviembre, el nombramiento de un maestro interino que se ocupara de la enseñanza del cuarto grado, que estaba vacante, un auxiliar docente para atender la escuela unitaria de niños, la elaboración de un censo escolar, una subvención razonable para comprar el material docente para la escuela unitaria de niños, y una cantidad adicional para dotar de enseres a la cantina y al ropero escolares. También solicitó proveer de agua corriente a los retretes de niñas, de nueva construcción, y ampliar la dotación destinada al «alquiler de casas a los maestros por ser insuficientes las 250 pesetas que marca el estatuto, aparte de que al hacerlo le serviría de estímulo en el desempeño de su cargo». El diputado a Cortes por Cáceres, Antonio Canales, comunicó al alcalde socialista Ángel Barrios que el director general de primera enseñanza había dado luz verde a la creación de una escuela graduada de niñas[27].

Las deficiencias en la calidad de la enseñanza, la precariedad de los materiales educativos y las bajas de los maestros eran evidentes. El maestro nacional Felipe Cifuentes solicitó hacerse cargo de uno de los dos grados de las escuelas de niños que se encontraban cerradas, uno por vacante, y otro por enfermedad del titular. Había más de noventa niñas en expectativa de matrícula, el doce diciembre. El veterinario Heliodoro Hernández, presidente del consejo local de primera enseñanza, instó al consistorio que gestionase en la dirección general de primera enseñanza la creación de dos plazas de maestras nacionales para atender las secciones graduadas de niñas, cuyos locales y materiales estaban preparados. La respuesta no tardó en llegar. María Dolores Fonseca Redondo tomó posesión como maestra interina de una de las vacantes, que cesó por renuncia el diecisiete de febrero de 1934. Isabel Encinas Rentero ocupó la segunda plaza. Asimismo, el consejo escolar anunció una manifestación infantil, prevista para el día diecinueve, como medida de coerción en apoyo de la cantina escolar, a cargo de los presupuestos municipales, cuyo importe no debía ser inferior a las dos mil quinientas pesetas[28].

El sector laicista, que a lo largo de los siglos había contemplado impávido el anquilosamiento de la vida educativa, no se quedó de brazos cruzados y la emprendió contra la enseñanza religiosa que contravenía el espíritu laicista de la joven república. Ventura Peña y Heliodoro Hernández, secretario y vicepresidente de la Asamblea Popular al Servicio de la República, presentaron un escrito en el consistorio, el treinta de enero de 1932, en el que solicitaron, entre otros puntos, que la enseñanza fuera completamente laica en las escuelas nacionales, se retirasen los atributos religiosos de las aulas, y se llevase a efecto la secularización del cementerio municipal. La batalla de los crucifijos, de cuyo tema me he ocupado en uno de mis trabajos publicados en las actas los Coloquios Históricos de Extremadura[29], saltó a la palestra.

Resumiendo, la Constitución republicana había sido aprobada en diciembre. Refrendaba la laicidad del Estado, el matrimonio civil, el divorcio, la secularización de los cementerios municipales y la prohibición de la enseñanza a las órdenes religiosas. A rebufo de la Carta Magna, el ayuntamiento republicano–socialista ejecutó la laicización de las escuelas nacionales, como estaba previsto en su programa electoral. Impelido por la dirección general de primera enseñanza, también se lo había exigido la Asamblea Popular, la corporación municipal ordenó la retirada de los crucifijos de las escuelas nacionales, conforme con la circular de la dirección general de primera enseñanza de catorce de enero de 1932. Pero el magisterio católico conservador se movilizó contra la ordenanza laicista. Las maestras nacionales Natividad Vidal, Águeda Pérez, Antonia Esteban, Victorina Rodríguez, Ángeles Fraile, Judit Hernández, Severina López Vidal, Pilar González, hija de Santos González, Marina Lumeras, y el maestro José Campos convocaron una manifestación para el día veintiocho con las niñas y las madres, al término de la cual entregarían en el ayuntamiento un manifiesto con el pliego de firmas en la que solicitaba a los poderes públicos la restitución de los emblemas católicos en las escuelas públicas. El alcalde Ángel Barrios prohibió taxativamente la manifestación, que consideraba contraria a las disposiciones de las Cortes. El alcalde presidente, que temía que el sector laicista promoviese una contramanifestación, pidió a las maestras de signo conservador que se abstuviesen de acudir al ayuntamiento, de lo contrario se vería en la obligación de denunciar a los padres a las autoridades superiores. Ángel Barrios instó a las maestras María Dolores Pulido Jiménez, María Hernández, Andrés Sánchez, Braulio Muñoz, Luis Sánchez Arrojo, Conrado Hernández, Felipe Cifuentes y Blanca Sánchez, que demorasen la salida de los escolares de las aulas hasta pasada las doce de la mañana, para que no coincidiesen en las calles con la salida de los obreros de las fábricas y prevenir alteraciones de orden público. Intimidó con dar informes al gobernador civil de los maestros nacionales que contravinieses la normativa.

La creación del comedor escolar en una de las dependencias del hospital de San Esteban fue otro de los logros sociales del ayuntamiento republicano–socialista. La cantina escolar, con su cocina fogón, se inauguró el trece de abril. Recibió una subvención del ayuntamiento de tres mil pesetas. El comedor escolar alimentó a noventa niños pobres desde el veintidós de enero hasta el seis de octubre de 1935, y desde el siete de enero hasta el diez de julio de 1936. Se sirvieron 25.740 comidas, a razón de cincuenta y dos céntimos el cubierto, con aportaciones sufragadas por el Estado, el ayuntamiento, las cuestaciones de la fiesta de la flor, las novilladas y las suscripciones populares. Durante la guerra civil, el comedor escolar alimentó a cuarenta niños, por espacio de tres meses, mantenido por el ayuntamiento. Dejó de funcionar en 1937[30].

El sector católico, irritado por la retirada de los crucifijos de las escuelas nacionales, exteriorizó su protesta colgándose un crucifijo al cuello. Los laicistas lo tomaron como una provocación a las leyes de la República. El golpe de estado del general Sanjurjo fue la coartada de la izquierda anticlerical republicana para yugular las actividades del Circulo Tradicionalista, y descabalgar de la alcaldía al socialista radical Ángel Barrios, sustituido por el moderado Amandio López Comendador. Los sindicatos campesinos y obreros presionaron al gobernador civil para que clausurase el Círculo Tradicionalista y la Escuela Dominical, cuyas instituciones consideraban que era un subterfugio de los monárquicos y católicos para conspirar contra la República[31].

Era evidente que en las aulas de la Hervás republicana coexistían dos modelos educativos antagónicos, detrás de las cuales operaban fuerzas sociales con distinta pedagogía. Un colectivo de maestros, sensibilizado por introducir las reformas necesarios que elevaran el ínfimo nivel educativo del alumnado y su integración en el tren de la modernidad, contendió por impulsar la reforma educativa de la ILE. Pero el renacimiento cultural de la enseñanza laica chocó frontalmente con los contrarreformistas católicos.

El inspector provincial de primera enseñanza, a instancia del director general, aconsejó a las autoridades municipales, el veintiuno de septiembre de 1932, la conveniencia de crear un grupo de escuelas para atender la cultura popular. El ayuntamiento estaba por la labor de habilitar nuevos locales, pero carecía de infraestructura adecuada y de recursos financieros[32]. Detrás de la disposición rondaba la comisión provincial de sustitución de la enseñanza religiosa.

Los niños y niñas de las escuelas nacionales no olvidarían en mucho tiempo el día de la investidura del presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, porque fueron agasajados por el ayuntamiento con una merienda extraordinaria de cincuenta y dos panes y cuarenta y ocho kilos y medio de jamón.

El ayuntamiento emprendió la construcción de un edificio destinado a colonia escolar, de tipo preventorial, el catorce de noviembre de 1932, en un solar ubicado en «Los Campillares», en el monte castañar gallego, con capacidad para albergar cien niños. El ayuntamiento tenía previsto invertir veinticinco mil pesetas y Diputación otra cifra similar. El cinco de marzo del año siguiente, el consistorio retomó el tema de las colonias escolares. El presupuesto se cifró en ciento cuarenta y cinco mil pesetas. La dirección general de Sanidad otorgaría una subvención de treinta y cinco mil pesetas, el ayuntamiento aportaría otra cifra similar, además del solar, madera, piedra y agua para las obras, estipulado en diez mil pesetas, Diputación, veinticinco mil, la comisión gestora de la lucha antituberculosa, cinco mil, y la dirección general de primera enseñanza, treinta y cinco mil pesetas[33].

Por otra parte, el problema de la escolaridad infantil seguía sin resolverse. Faltaba un grado para acoger a los veinticuatro niños que estaban sin matricularse. La Casa del Pueblo mostró su preocupación por la educación escolar. Su presidente, el socialista Miguel Ibero, envió al ayuntamiento dos oficios de protesta para que los remitiese al inspector de primera enseñanza. La alcaldía apremió a los maestros nacionales para que admitieran en las clases al mayor número posible de niños. En mayo, el consistorio planteó «ampliar el local de la escuela unitaria de niños con la habitación que tiene adosada en sentido longitudinal y dividiendo el local en dos por medio de un tabique», y habilitar la puerta de acceso por el patio. El presupuesto fue aprobado en agosto.

Los socialistas de la Casa del Pueblo tenían otra perspectiva de la enseñanza. Entre sus prioridades figuraba la enseñanza laica, obligatoria y gratuita a los hijos de los obreros y la erradicación del analfabetismo a través de las escuelas nacionales y la escuela nocturna de adultos que impartían en la sede socialista. Era el contrapunto al magisterio de la Escuela Dominical católica. Maestros vinculados con el socialismo impartían la enseñanza de las primeras letras a los obreros y campesinos afiliados a los sindicatos de la UGT. Con motivo de la fiesta del primero de mayo, la Casa del Pueblo entregó un manifiesto al ayuntamiento con una serie de propuestas, entre las cuales solicitó cambiar el nombre de la Plaza del Collado por el del notario socialista Antonio Soldevilla, en «gratitud por las buenas enseñanzas repartidas entre los obreros», –también impartió clases nocturnas el tejedor Francisco Rubio Minuto[34]–; establecer dos escuelas de párvulos para acoger a los hijos de los obreros que carecían de medios económicos para matricularse en la escuela privada, se refería al centro educativo de la congregación religiosa de las monjas josefinas trinitarias, de la que luego trataré; y efectuar las gestiones pertinentes en el Ministerio para abordar la construcción del grupo escolar que ofrecería instrucción educativa gratuita a los niños de la localidad[35].

El ayuntamiento trató en el pleno municipal de veinticuatro de julio la petición de un préstamo financiero de ciento veinticinco mil pesetas a la Caja Extremeña de Previsión Social para afrontar la construcción del grupo escolar, avalado con dos fincas del monte público del castañar y la dehesa Cruces de la Sierra. El tema se debatió acaloradamente en la sesión del diez de agosto. Para el concejal agrario Vicente Cid era prioritario elaborar, en primer lugar, un censo escolar exhaustivo para conocer el número de secciones, estaban previstas doce, así como el presupuesto total de las obras. La propuesta del grupo socialista suponía una hipoteca municipal de quince mil pesetas anuales durante veinticinco años, más diez mil pesetas de amortización, a la que había que añadir los alquileres de las casas de los maestros. Matías Álvarez Benavides y Tomás Sánchez Hoyos, concejal de la comisión de Hacienda, se adhirieron a la propuesta de Vicente Cid. El socialista Ángel Barrios se inclinó por aprobar primeramente el empréstito, y a posteriori, confeccionar el censo escolar con vista a evitar dilaciones vacuas y el posterior archivo, como había sucedido con anteriores proyectos. La izquierda contaba con mayoría en el ayuntamiento, pero su propuesta no salió adelante porque faltaba el socialista Nicomedes Blanco, que acababa de firmar un contrato con Diputación, y ese día habían asistido al pleno los cinco concejales de las derechas[36]. El socialista Ángel Barrios reemplazaría poco después a Nicomedes Blanco en la comisión mixta encargada de estudiar la sustitución de la enseñanza primaria por las confesiones religiosas. La Casa del Pueblo interpretó la actuación de los concejales de derechas como una obstrucción a la labor municipal, que no deseaba que los hijos de los obreros tuviesen acceso a una instrucción educativa gratuita. Instaron al gobernador civil a la destitución de los tres concejales conservadores, a los que acusaban de no asistir a los plenos municipales. La Casa del Pueblo no mentía con respecto a Vicente Cid Gómez–Rodulfo. Apenas pisaba la arena política, excepto ese día, que dirigió el debate y aglutinó los votos de la derecha.

A la semana siguiente, Tomás Lucas García, que dirigía la comisión provincial de sustitución de la enseñanza religiosa impartida por las congregaciones religiosas, inquirió al alcalde socialista Amandio López si tenía «dispuestos los locales y materiales necesarios para la creación de las escuelas que ese pueblo necesita para sustituir la enseñanza religiosa. Creo innecesario dado su probado amor a la cultura y a los niños insistir en la urgencia de lo indicado». Se refería a la escuela privada de las monjas josefinas trinitarias. El federal Aniceto García Sánchez informó al concejo de la necesidad de habilitar tres locales para recoger a los niños y niñas que recibían la instrucción educativa en la congregación religiosa, pero decidieron no deliberar el asunto, ni someterlo votación, porque ese día la izquierda no contaba con mayoría[37].

En el capítulo de nombramientos, ceses y sustituciones de maestros, Valentina López Fernández tomó posesión de la sección de graduadas de niñas, primer grado, como maestra interina, el quince de febrero de 1934. Aurelia Rodríguez Nieto, que había recibido la plaza en propiedad, la sustituyó el doce de julio. María Luisa García Subero tomó la plaza de maestra de niñas en propiedad, el uno de abril de 1933, por cese de la interina Isabel Encinas Rentero, que acabaría permutando su plaza con su madre Emérita Margarita Subero Hita, en Zaragoza, en junio de 1935. Por último, María Dolores Redondo renunció a la plaza de maestra interina de la escuela nacional graduada de niñas, el cinco de febrero de 1935.

El sistema educativo de la segunda república prestaba especial atención al respeto y la comunicación social entre los distintos sexos, y ponderó un modelo educativo que vinculaba con el programa formativo de la Institución Libre Enseñanza (ILE). Los avances pedagógicos en el campo escolar debían entenderse como una conquista social republicana, contestada por los sectores conservadores que mantenían el programa de la educación diferenciada. A petición de los maestros Cifuentes, Gallego y Payo, el ayuntamiento demolió el muro de separación de los recreos de las escuelas unitarias y graduadas, por considerarlo beneficioso para las relaciones sociales, en abril de 1934. La escuela rural debía actuar como paradigma educativo en la formación del alumnado y estimular en lo posible sus facultades innatas. En el pleno del cinco de junio, Ángel Barrios volvió a la carga con la construcción de las escuelas nacionales. La cantina escolar había agotado los recursos económicos y su presidente, el socialista Marino Colmenar, también jefe de policía, requirió una subvención para proseguir con la manutención de los niños pobres.

Hubo un golpe de timón antidemocrático en la alcaldía. Plácido Lanzos Herreros, militante del Partido Radical, asumió, por designación directa del gobernador civil, el cargo de concejal, y luego la alcaldía interina, el once de agosto de 1934. Los concejales socialistas y republicanos fueron sustituidos por otros de derechas, así como algunos funcionarios, el recaudador de la contribución, el depositario de fondos, el fontanero, etcétera. Radicales, Agrarios y Acción Popular se repartieron el manjar político. La república estaba seriamente herida. El radical Tomás Sánchez Hoyos, el agrario Vicente Cid y el popular Gorgonio Colmenar integraron la comisión de Instrucción pública y beneficencia[38].

El ayuntamiento radical–agrario planteó en el pleno municipal de veintisiete de noviembre la construcción del grupo escolar, formado por doce grados, seis para niños y seis para niñas, la cantina escolar, el museo y la casa de conserje. El concejo se acogió a las normas y beneficios establecidos por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes de quince de junio, que concedía doce mil pesetas por cada sección y el resto de las dependencias. Encargaron el proyecto al arquitecto madrileño Manuel Vías Saenz, que determinaría el montante de las obras para poder proceder en consecuencia con los recursos necesarios[39].

El estado ruinoso y la precariedad de las escuelas nacionales estuvieron a punto de producir una tragedia. El tejado del aula de primer grado de niños se derrumbó y destrozó varias mesas. Afortunadamente, el incidente no acaeció en horas lectivas. Un nuevo desprendimiento de la techumbre obligó a cerrar temporalmente el local de segundo grado de niños, en enero de 1936[40]. El alcalde Plácido Lanzos visitó en Madrid al arquitecto de construcciones escolares, Pedro Sánchez Sepúlveda, para estudiar la ejecución del grupo escolar.

El consistorio conservador revitalizó el ideario educativo de Primo de Rivera en las escuelas públicas, que tendría continuidad en la dictadura de Franco. El inspector jefe de primera enseñanza instó a los maestros nacionales, el nueve de octubre, a la organización de los actos conmemorativos de la fiesta de la raza para motivar e involucrar al alumnado en la sociedad, a la vez que proponía el desarrollo de temas históricos específicos, como el descubrimiento y la colonización de América, los nuevos pilares culturales y educativos de la identidad regional extremeña. Firmaron el enterado cuatro maestras y seis maestros.

La práctica del deporte también entraba en la agenda extraescolar. La asociación Juventud Católica masculina, inscrita en Acción Católica, solicitó al ayuntamiento la adquisición, o cesión, de una parcela en el barrio de San Andrés para construir un campo de deportes, el siete de mayo. El futuro campo de fútbol.

Funcionaban una serie de asociaciones de maestros nacionales en el partido judicial de Hervás a finales de 1935. Mutualidad Escolar «General María» presidida por el monárquico Cirilo Gómez, Mutualidad Escolar «Virgen del Carmen» dirigida por María de Guzmán, Mutualidad Escolar Hervasense, del monárquico Emiliano Rodríguez, y Mutualidad Escolar «María Auxiliadora», de María Dolores Pulido Jiménez, de orientación republicana de izquierdas[41].

Las elecciones generales a Cortes de febrero de 1936 darían un nuevo golpe de timón a la política educativa. El partido Regional Agrario anotó en su programa el derecho a la libre elección de los padres de recibir una formación religiosa y moral que estuviera en consonancia con sus convicciones y el dictado de su conciencia. Por su parte, el presidente del partido socialista, Luis García Holgado, abordó en el mitin del Frente Popular el tema de la enseñanza y las escuelas nacionales. El socialista radical Ángel Pérez Barrios recuperó la alcaldía el veinte de febrero. El gobernador civil frentepopulista repuso a los cuatro concejales socialistas que habían sido depurados por el gobernador de las derechas, destituyó a los concejales interinos de derechas, y a los que habían sido elegidos por sufragio popular, y nombró en su lugar a cuatro concejales de Izquierda Republicana, sin el refrendo de las urnas.

La izquierda reanudó el tema de la construcción del grupo escolar. El alcalde radical Ángel Barrios propuso en el pleno de uno de marzo que se intensificasen las gestiones para llevar a la práctica la construcción del centro. La construcción del centro educativo coadyuvaría a paliar el paro obrero. La corporación de izquierdas ratificó la propuesta que había efectuado el consistorio radical–agrario el veinticuatro de noviembre de 1934: la construcción de un grupo escolar con doce grados. Pocos días después, el once de marzo, el alcalde Ángel Barrios abordó el tema de la sustitución de la enseñanza religiosa. Para el rector del concejo resultaba «verdaderamente lamentable que en un régimen republicano, y en los cuatro años de vigencia de nuestra ley fundamental, no hayan sido cumplidos totalmente precepto de tanta importancia como el laicismo en la enseñanza pública y sigan por este motivo recibiendo enseñanza religiosa en colegios, niños y niñas pertenecientes a un Estado laico». Propuso construir «dos escuelas de párvulos, una para niñas y otra para niños, con objeto de que reciban en ellas la enseñanza laica los niños que hasta ahora asisten a colegios religiosos». La alcaldía frentepopulista dirigió los dardos contra el colegio privado de monjas josefinas trinitarias. El arquitecto del Ministerio de Instrucción Pública, Luis Prieto, examinó diversos terrenos para el emplazamiento del grupo escolar. Se decantó por un solar en la Plaza de González Fiori, frente al ayuntamiento, propiedad de Benedicto Hernández Herrero, que tasó en doce mil pesetas, cuya propuesta refrendó el ayuntamiento el dieciocho de marzo. En esta misma sesión, el pleno del ayuntamiento resolvió la creación de dos escuelas, una de párvulos y otra unitaria de niñas, para realojar a las alumnas de las escuelas de las monjas josefinas trinitarias, así como el sufragio de los gastos del material de enseñanza[42].

 

EL COLEGIO DE MONJAS JOSEFINAS TRINITARIAS Y LA ESCUELA DOMINICAL

La comunidad religiosa de las monjas josefinas trinitarias se instaló en Hervás en 1887. El ayuntamiento monárquico firmó un convenio con la congregación, el uno de mayo de 1919, en virtud del cual ofrecía alojamiento gratuito a una superiora y a dos religiosas, el vestuario y un salario de cuarenta y cinco pesetas mensuales por el trabajo de cuidar a los pobres enfermos en el hospital de San Esteban[43]. Poco después vinieron cinco hermanas con el encargo de trabajar en la Escuela Dominical. Se instalaron provisionalmente en la calle Pizarro, número doce. En 1923 funcionaba una escuela privada de párvulos diferenciada por sexos dirigida por sor Ramona de Jesús, directora de la comunidad, sita en la calle Centiñera, su actual emplazamiento. El alcalde Ángel Barrios vivía en el número catorce, con su esposa Encarnación Gómez Pérez y su hermana soltera Dolores Barrios Pérez. La congregación religiosa estaba obligada a admitir en su centro, siempre que hubiera plazas vacantes, niñas pobres, en compensación por la cesión municipal gratuita del agua en su vivienda, como solicitó Pelayo Blázquez Carril en abril de 1932[44].

La Escuela Dominical también estuvo en el punto de mira republicano. El sacerdote Benito Herrero y Julia Comendador Muñoz, maestra nacional jubilada, dirigían la institución. El centro católico instruía las primeras letras y la doctrina católica «a las sirvientas y obreras los domingos y festivos de 3 a 5 de la tarde y los viernes de 6 a 8 de la noche»[45]. La mujer era el correaje de transmisión de los valores tradicionales en el hogar y en la fábrica. Según el director espiritual, el sacerdote Benito Herrero, «la mujer en Hervás es más culta que el hombre pudiendo afirmar que el noventa por ciento de ellas saben leer y escribir»[46]. Luis García Holgado movió ficha para candar las puertas a la Escuela Dominical, sede de Acción Católica masculina y femenina, considerada por los republicanos anticlericales como un centro de expansión reaccionario. El alcalde Ángel Barrios denunció a la Inspección provincial de primera enseñanza, que dirigía Eduardo Málaga, un ex monárquico, que el centro católico operaba en materia educativa fuera de los cauces legales. El consejo local de enseñanza, en virtud de las órdenes legales transmitidas por el inspector de la primera enseñanza, resolvió el cierre de la institución católica, el inspector provincial se lo comunicó al gobernador civil, y este ejecutó la clausura. Las mujeres católicas de la Escuela Dominical recibieron instrucción nocturna de carácter laicista en las escuelas nacionales, impartidas por las maestras que se presentaron voluntarias.

Entre tanto, el ayuntamiento tramitó la adquisición del solar y encargó el proyecto municipal al arquitecto Luis Prieto Bances, que necesitaba como requisito indispensable para solicitar la subvención del Estado. El concejo recibió, el diecisiete de abril, el proyecto, desglosado en diecisiete grados: doce aulas, cantina, biblioteca museo, vivienda del conserje, e inspección médico escolar[47].

En el fragor por el control de la educación entre laicistas y católicos, las represalias revanchistas de los patronos–concejales de derechas que no estaban dispuesto a transigir con un reparto más equilibrado en los beneficios del capital, y el desencanto de una CNT hostil con la iglesia y la burguesía, indignada por una reforma agraria que no llegaba, e impaciente por consumar una revolución social que se le escapaba de las manos; en este ambiente de enfrentamiento y ruptura social, el laberinto español de Gerald Brenan, aconteció el incendio provocado de la iglesia parroquial de Santa María. En la transición de la madrugada del domingo de Ramos, veintinueve de marzo, y el lunes treinta, el retablo barroco del altar mayor fue pasto de las llamas. Ante la actitud pasiva del ayuntamiento frentepopulista, la administración de justicia abrió el «sumario número 43 de 1936 por incendio de la iglesia parroquial de Santa María de Aguas Vivas».

Las provocaciones de la derecha gilroblista no se hicieron esperar. A la mañana siguiente, la maestra nacional María Dolores Pulido Jiménez entró en el retrete de las niñas y leyó un letrero que rezaba: «Viva Acción Popular y muera doña Lola que es una puta». El consejo escolar pidió a las autoridades municipales que abriera una investigación. El jefe de orden público, Marino Colmenar, se personó en la escuela y realizó una prueba caligráfica a «varios niños y niñas de distintas escuelas teniendo la sospecha de que pudieran ser uno de los niños de la escuela de don Emiliano Rodríguez», de filiación derechista[48].

El inspector provincial de primera enseñanza citó al alcalde Ángel Barrios en Cáceres para solventar el problema de la sustitución de la educación religiosa. El ayuntamiento tenía previsto construir dos locales, «para recoger a la población escolar que recibe enseñanza por esa congregación religiosa, una de párvulos y otra de niñas». Fijó el presupuesto en dos mil pesetas por escuela y la compra de material educativo. El inspector de primera enseñanza se trasladó a Hervás, el veintiséis de mayo. El ayuntamiento se comprometió a facilitar los locales necesarios para alojar a las alumnas de las dos escuelas, que arrendaría a un particular, pero los materiales de enseñanza correrían a cargo del Estado, por falta de presupuesto en las arcas municipales. La alcaldía tramitó las garantías hipotecarias para afrontar el préstamo que había solicitado a la Caja Extremeña de Previsión Social. Ofreció el producto del monte castañar y la sierra números seis y siete. En el pleno de tres de junio, el concejal de Izquierda Republicana, Julio González, exhortó al consistorio para que las amortizaciones no hipotecasen la economía municipal. El Estado subvencionó el proyecto del grupo escolar con doscientas cuatro mil pesetas, publicado en La Gaceta de Madrid de junio. Asimismo, el ayuntamiento transfirió a Diputación, en los plenos municipales de quince y dieciocho de julio, el proyecto de la colonia escolar en «Los Campillares» porque no disponía de recursos económicos. Fue el último acuerdo republicano en materia extra escolar[49]. La segunda república feneció a las siete de la tarde del día veintiuno de julio de 1936.

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Lám 2.- Alumnos y alumnas del colegio de monjas josefinas trinitarias de Hervás (Cáceres) en 1938. Agradecimiento: Doña Carmen Manuel Pérez

Concluimos el ensayo con el destino del cuerpo docente. Petra Bello Pajares fue nombrada maestra interina de la sección graduada de niñas, el siete de marzo de 1936, sustituyó a Emeteria Margarita Subero Hita, derechista, trasladada a Zaragoza. Cirilo Gómez Castillejo tomó posesión del primer grado de la escuela de graduadas de niños, el cuatro de septiembre. Concepción Sabater Gundin asumió una interinidad, el cuatro de noviembre de 1937, fue sustituida por Rosa González Crespo, en mayo de 1942, que estaba en paradero desconocido. María Ángeles Becerra Ortiz se hizo cargo de la sección segundo grado de graduadas de niñas, el uno de diciembre de 1938. Desde Pontevedra pidieron informes de la actuación política y social del maestro Víctor Sánchez Mártil, natural de Hervás, en enero de 1939. Salió de Hervás con doce años y había fijado su residencia en Salamanca.

Capítulo aparte merece el maestro nacional Tomás Herranz Martínez. Tenía plaza en propiedad en la escuela graduada de niños desde abril de 1935. Era militante socialista y presidente de la Asociación de Trabajadores de la Enseñanza. Trabó amistad con el presidente de la CNT local. El catorce de julio de 1936 marchó a Madrid. Fue depurado por la sección administrativa de primera enseñanza, suspendido de empleo y sueldo, y declarado ausente a finales de año, pero no fue fusilado[50]. María Dolores Pulido Jiménez, izquierdista, también fue separada del cuerpo, el cinco de septiembre de 1936, mientras se llevaba a cabo el proceso de investigación. En enero de 1937 se solicitaron informes del maestro nacional Cirilo Alejandro Gómez Castillejo, que había sido trasladado a la escuela nacional de Villar de Plasencia por una reyerta con sus colegas. Gonzalo Ovejero Borrell cubrió una plaza vacante como interino en la graduada de niños número 2 por destitución del titular en 1938[51]. Las depuraciones de los maestros nacionales recordaban las depuraciones que sufrieron los cristianos nuevos en el siglo XVII. El republicano, como el descendiente de judío, fue discriminado de la vida política, la universidad y la enseñanza. Necesitaron certificados oficiales de pureza ideológica para asimilarse en la sociedad católica (los cristianos nuevos) y reincorporarse en la escuela (los republicanos). Después de todo, republicanos y judíos, Sefarad y la República, estuvieron unidos por los mismos vínculos: las leyes de la discriminación y del destierro[52].

La vida del maestro nacional Ángel Sánchez Herrero fue un carrusel ideológico. Durante la dictadura de Primo de Rivera fue alcalde de Guadalupe, en septiembre de 1928, y participó en la coronación de la virgen que presidió Alfonso XIII. Recibió a la República con júbilo, se afilió al partido Radical–Socialista, jaleó la retirada de los crucifijos de la escuela, e introdujo leves reformas en la enseñanza, como sacar de paseo a los chicos y chicas cogidos del brazo. Se instaló de Hervás por concurso oposición, en 1934, pero no se significó políticamente porque su familia era de derechas. Le concedieron el campo escolar, cuyo cargo intentó quitarle el Frente Popular para colocar a un maestro más izquierdoso que él. Se adhirió al Movimiento Nacional e ingresó en FET y las JONS, el veintiuno de julio de 1936. Fue nombrado delegado local de las organizaciones juveniles de Falange y «destituido por ineptitud, abandono y poco entusiasmo». Había sido sancionado por la comisión depuradora de magisterio de Cáceres con la suspensión de empleo y sueldo durante tres meses, el diez de enero de 1938, pero, a petición del alcalde y algunos concejales parientes lejanos, cancelaron el proceso[53].

El ayuntamiento nacional reactivó el proyecto de construcción del centro educativo, en enero de 1937. Benedicto Hernández, juez de instrucción de primera instancia de Coria, ratificó la venta del solar[54]. Hervás quedó en la retaguardia durante la guerra civil. El coronel gobernador militar mandó desalojar las escuelas graduadas de niñas, unitaria de niñas, primer grado de la graduada de niños y unitarias de niños uno y dos, para hospedar a las fuerzas del grupo de Regulares de Tetuán número uno. Acomodaron el moblaje de la escuela graduada de niñas en los dos salones contiguos del piso principal del hospital de San Esteban, en el mismo edificio. En otro salón establecieron las escuelas unitarias de niños y los muebles del primer grado de la graduada de niños y de la escuela unitaria de niñas, en noviembre 1937. El campo escolar se acomodó en la huerta de la Cerecilla, de Victoriano Cazás Herrero, bajo la dirección del maestro nacional Ángel Sánchez Herrero. Su mujer, la maestra nacional Aurelia Rodríguez, agradeció al ayuntamiento nacional la reposición del crucifijo en el local de primer grado de la escuela de niñas, en mayo de 1938[55].

El nuevo centro educativo, por el que tanto lucharon los dirigentes de la segunda república, fue inaugurado el uno de octubre de 1947. Costó 1.235.186 pesetas. Se concertó un crédito de 350.000 pesetas con el Banco de Crédito de España.

SUMMARY

In 1914, Braulio Navas Villalobos donated land located on Robledo Street to the township and financed the establishment of a grade school for children. In June, 1922, under financing by the Ministry of Public Education, the “Campo Escolar de Experimentación Agrícola” (a farm for experimental agriculture) was set up as an extra activity in a field next to the public grade school. The military dictatorship of Primo de Rivera (1923–1930) was keen on preserving the privileges previously granted by the Monarchy and Catholic Church. The provincial department for the protection of children and the eradication of beggary planned the erection of a boarding school to be located in the area called “Los Campillares”. Various social propositions were made, such as that in 1926, for the establishment of a national holiday to be called National Book Day, and, that in 1928, for the boarding school for boys and girls. The Second Republic (1931-1936) committed itself to build schools, to secularize the public schools, to provide free lunches and clothes for needy students, and to set up two classrooms for children studying at the Catholic school run by Trinitarian nuns. The new public school, for which the leaders of the Second Republic worked hard to achieve, was inaugurated October 1, 1947.

 

En Hervás, primavera–verano de 2014.

[1] Archivo Municipal de Hervás [=AMH], legajo [=leg.] 26, carpeta [=carp.] 3, libro 179: «Actas municipales 1863», fols. 4v–5, 10 y 15.

[2] Era natural de Aldeanueva del Camino, Hervás le dedicó una calle en 1893, Hervás: de calles y plazas. Política, personajes y acontecimientos en la denominación de sus vías públicas, Mérida 2009, pp. 43–44.

[3] AMH, leg. 29, carp. 1: «Actas municipales 1887», fols. 29v–31 y 68v–70.

[4] AMH, leg. 29, carp. 2: «Actas municipales 1888», fols. 37–37v.

[5] AMH, leg. 39 carp. 1, 21 febrero 1903.

[6] AMH, leg. 39 carp. 3, 18 agosto 1909; y carp. 4, 28 marzo 1910.

[7] AMH, leg. 41 carp. 1, 14 julio y 8 de septiembre 1916, y carp. 3, 10 enero y 29 agosto 1916;  véase Pedro Emilio López Calvelo, Hervás: de calles y plazas, pp. 35–37.

[8] AMH, leg. 34, carp. 4, libro 12: «Actas municipales 1917», fols. 55–55v.

[9] Publicó un artículo en El Liberal de Sevilla, el 26 de octubre de 1916, recogido por Pedro Emilio López Calvelo, Hervás: de calles y plazas, p. 124.

[10] AMH, leg. 43, carp. 2, 16 junio 1922.

[11] AMH, leg. 44, carp. 2, 16 diciembre 1923.

[12] AHPCC, Gobierno Civil, caja 4030: «Hervás 1923–1929».

[13] AMH, leg. 45 carp. 2, 15 diciembre 1925.

[14] AMH, leg. 44, carp. 3, 24 junio 1925; y carp. 4, 13 julio 1925.

[15] AMH, leg. 84 carp. 3.

[16] AMH, leg. 45, carp. 2, 27 y 28 septiembre 1926.

[17] AMH, leg. 45, carp. 2, 4 y 8 de octubre 1927; leg. 19, carp. 1, 8 octubre 1927; y leg. 46, carp. 1, 26 julio 1928.

[18] AMH, leg. 45 carp. 2, 16 enero y 24 marzo 1926.

[19] AMH, leg. 45, carp. 4, 17 y 28 septiembre, 17 y 18 octubre, 7 noviembre 1927; 25 marzo, 4 mayo, 5 agosto 1929.

[20] AMH, leg. 46 carp. 1, 26 julio 1928.

[21] AMH, leg. 46 carp. 2, 30 enero y 23 mayo 1929.

[22] AMH, leg. 46 carp. 2, 6 marzo, 13 y 15 junio 1929; y carp. 3, 12 julio 1929.

[23] AMH, leg. 36, carp. 2: «Actas municipales 1931», fols. 10, 21v–22, 35 y 42v

[24] AMH, leg. 36, carp. 2: «Actas municipales 1931», fols. 61–71v.

[25] La junta antituberculosa de Cáceres envió a la junta local de damas nueve mil flores para la fiesta de la flor del día 3 de septiembre de 1930, en AMH, leg. 47 carp. 1, 26 agosto 1930.

[26] AMH, leg. 36, carp. 2: «Actas municipales 1931», fol. 34; y leg. 37, carp. 2: «Actas municipales 1936», fol. 76v.

[27] AMH, leg. 36, carp. 2: «Actas municipales 1931», fols. 106 y 113; y leg. 47, carp. 2, 6 diciembre 1931.

[28] AMH, leg. 48, carp. 1, 19 diciembre 1931.

[29] «La iglesia católica en Hervás durante el bienio republicano–socialista, 1931–1933», XLI Coloquios Históricos de Extremadura, Badajoz 2013, pp. 431–452; otros artículos complementarios: «La revolución de octubre de 1934 en Hervás (Cáceres), Actas de las III Jornadas de Historias Locales de Extremadura, Garrovillas de Alconétar (Cáceres); y «La huelga general de los trabajadores de la tierra de Hervás, junio de 1934», en Memoria Histórica de Plasencia y Comarcas 2013, Universidad Popular de Plasencia. Excmo. Ayuntamiento de Plasencia, Plasencia 2013, pp. 53–61.

[30] AMH, leg. 36, carp. 2: «Actas municipales 1931», fols. 151, –271; leg. 36, carp. 3: «Actas municipales 1933», fol. 69; leg. 48, carp. 1; y leg. 41, carp. 2, 25 febrero 1937.

[31] AHPCC, Gobierno Civil, caja 4030 «Hervás 1932».

[32] AMH, leg. 48 carp. 1, 21 setiembre 1932.

[33] AMH, leg. 36, carp. 3: «Actas municipales 1932», fols. 34v–35; y «Actas municipales 1933», fols. 56v–57.

[34] Así me lo comunicó el socialista Ángel Pérez Neila en «Habla el alcalde», La Corredera, junio 1983, pp. 20–21.

[35] AMH, leg. 48, carp. 2, ¿abril? 1933; y leg. 36, carp. 3: «Actas municipales 1933», fols. 56v–57, 69, 72–72v y 84v.

[36] AMH, leg. 33, carp. 3: «Actas municipales 1933», fols. 87 y 93–94v.

[37] AMH, leg. 48 carp. 3; y leg. 36, carp. 4: «Actas municipales 1934», fols. 10–10v.

[38] AMH, leg. 36, carp. 4: «Actas municipales 1934», fols. 85v y 93.

[39] AMH, leg. 36, carp. 4: «Actas municipales 1934», fol. 99.

[40] AMH, leg. 37, carp. 1: «Actas municipales 1935», fols. 42 y 90; leg. 49, carp. 3, 9 octubre 1935; y leg. 50 carp. 2, 7 enero 1936.

[41] AMH, leg. 49 carp. 4, septiembre 1935.

[42] AMH, leg. 37, carp. 2: «Actas municipales 1936», fols. 16v, 22v–23, 27v–28 y 29–29v.

[43] AMH, leg. 153, carp. 13.

[44] AMH, leg. 44, carp. 3, 10 julio 1923; y leg. 36, carp. 2: «Actas municipales 1932», fol. 171; y GINARTE GONZÁLEZ, Ventura. Hervás: su historia, su tierra, su gente, Madrid 1991, p. 44;

[45] AMH, leg. 47, carp. 1, 27 marzo y 28 mayo 1930; y GINARTE GONZÁLEZ, Ventura, Hervás: su historia, su tierra, su gente, Madrid 1991, pp. 38–39

[46] AMH, leg. 38, carp. 8, 28 agosto 1902; y leg. 65, carp. 1, 17 octubre 1962.

[47] AMH, leg. 37, carp. 2: «Actas municipales 1936», fols. 37v y 40–40v; y leg. 2, carp. 2. 29 enero 1937.

[48] AMH, leg. 50, carp. 2, 30 marzo 1936.

[49] AMH, leg. 37, carp. 2: «Actas municipales 1936», 53v, 54v–55, 56v, 61 y 91.

[50] AMH, leg. 54, carp. 2, 5 septiembre 1936; leg. 84, carp. 4; y leg. 57 carp. 3, 13 septiembre 1947.

[51] VÁZQUEZ CALVO, J. C; y GARCÍA JIMÉNEZ, S., La depuración de la enseñanza primaria en la provincia de Cáceres, 1936–1944. El personal docente, la administración educativa y la organización escolar, Institución Cultural El Brocense, Cáceres 2008, pp. 55, 79, 80, 85, 170, 178, 179, 323, etc.

[52] Véanse mis trabajos: La Capa de Elías: la asimilación de los cristianos nuevos, Badajoz 2013; y «La judería de Hervás (Cáceres), historia de una invención», Actas de los XLII Coloquios Históricos de Extremadura, 2014.

[53] AHPCC, Gobierno Civil, caja 485, «junio 1942».

[54] AMH, leg. 2, carp. 2, 16 febrero 1937.

[55] AMH, leg. 150, carp. 1, 30 noviembre 1937; libro 37, carp. 3, «Actas municipales 1938», fol. 54; y leg. 52, carp. 4.

Abr 212015
 

 

Ángela López Vacas

Lic. Ciencias Religiosas.

Profesora Secundaria (Historia)

INTRODUCCIÓN

Con este trabajo se intenta llevar a cabo una aproximación a las cofradías como células sociales en dos vertientes, por un lado las cofradías como elemento estructural social, y por otro como instituciones de caridad. La gran complejidad y amplitud del tema, no hay que olvidar que en el siglo XVIII se estimaban más de 25.000 cofradías en toda España, ha hecho que el campo de estudio se limite a la población de Fuente del Maestre (Badajoz).

Existe una gran variedad de fuentes que de forma directa nos dan noticia de las cofradías y su funcionamiento. Aún conociendo que algunas de estas fuentes se encuentran en manos particulares, las utilizadas para este estudio han sido:

  • Archivo Parroquiales, especialmente los libros de defunciones, libros de becerro.
  • Archivo Diocesano.
  • Libros de visita de la orden de Santiago.
  • Archivo Municipal de Zafra.
  • Interrogatorio de la Real Audiencia de Cáceres (1798).
  • “Historia de Fuente del Maestre” Gómez-Jara (1872).

 

1.  APROXIMACIÓN A LAS COFRADÍAS

El vigente Código de Derecho Canónico de 1983, en el canon 298 dice que “existen en la Iglesia asociaciones… en las que los fieles, clérigos o laicos, o clérigos junto con los laicos, trabajando unidos buscan fomentar una vida más perfecta, promover el culto público o la doctrina cristiana, o realizar otras actividades de apostolado, a saber, iniciativas para la evangelización, el ejercicio de obras de piedad o de caridad y la animación con espíritu cristiano del orden temporal

Dentro de estas asociaciones como tal se deben englobar a las cofradías. Sin embargo, ¿es correcto utilizar de forma sinónima los términos Hermandad y Cofradía?  Etimológicamente significan lo mismo: Hermandad (hermano carnal) y Cofradía (con el hermano) pero de nuevo el Código de Derecho Canónigo hace una distinción en el canon 701 “las asociaciones de fieles que han sido originadas para ejercer alguna obra de piedad o caridad, se denominan pías uniones; las cuales, si han sido constituidas a modo de cuerpo orgánico, se llaman hermandades… Las hermandades que han sido erigidas además para el incremento del culto público, reciben el nombre particular de cofradías”. A pesar de esta sutil diferencia, lo cierto es que tradicionalmente se han utilizado los dos términos para expresar una misma realidad. Por ello, aún siendo conscientes de este matiz, a lo largo de este estudio se usará de forma indistinta los términos Hermandad y Cofradía.

Volviendo al canon 298 del Derecho Canónico, las cofradías se asientan en dos pilares: cultual y asistencial, los cuales lejos de ser dos polos opuestos tienen un mismo origen teológico fundamentado en la Eucaristía. Los evangelistas sinópticos (Mateos, Marcos y Lucas) la entienden como rito cultual de consagración, mientras que el evangelista Juan como una acción social reflejada en el lavatorio de los pies.

Sin menospreciar en absoluto la base cultual de toda cofradía, será el pilar, benéfico-asistencial y social, el objeto de nuestro estudio.

 

1.2. LAS COFRADÍAS EN FUENTE DEL MAESTRE

Las primeras noticias de asociacionismo religioso en Fuente del Maestre se encuentran en las crónicas del visitador de la Orden de Santiago a la villa de Fuente del Maestre en el siglo XV; siendo la cofradía de la Cruz y la hermandad de San Pedro las dos primeras en nombrarse. Es tarea imposible recuperar todos los datos de cada una de las cofradías existentes puesto que los documentos más específicos, como pueden ser actas, libros de cuentas o inventarios, estaban custodiados en casas de mayordomos  y presidentes que con el paso del tiempo se han ido perdiendo. Por todo ello, la importancia radica no tanto en encontrar los orígenes sino en testimoniar su existencia.

Basándonos en las fuentes documentales citadas podemos rastrear las siguientes cofradías y hermandades en Fuente del Maestre[1].

Tabla 1: Cofradías y Hermandades en Fuente del Maestre.

COFRADÍA FECHA SEDE CANÓNICA
Cofradía de la Cruz 1548 Iglesia parroquial Ntra. Sra. Candelaria
Hermandad de San Pedro 1644 Iglesia parroquial Ntra. Sra. Candelaria
Nuestra Señora del Rosario 1644 Iglesia parroquial Ntra. Sra. Candelaria
Dulce Nombre de Jesús 1654 Iglesia parroquial Ntra. Sra. Candelaria
Nuestra Señora de la Cabeza 1654 Ermita de San Lázaro
Cofradía de San Francisco 1674 Convento Franciscano
Nuestra Señora de la Soledad 1675 Iglesia parroquial Ntra. Sra. Candelaria
San Marcos 1656 Iglesia parroquial Ntra. Sra. Candelaria
San Blas 1700 Convento Concepcionista
Hermandad de la Aurora 1732 Ermita de Santa Lucía
Hermandad de Santa Bárbara 1732 Iglesia parroquial Ntra. Sra. Candelaria
Nuestra Señora de los Dolores 1733 Ermita de San Juan
Hermandad de Ánimas 1759 Iglesia parroquial Ntra. Sra. Candelaria
Hermandad de San Antonio Abad (San Antón) 1768 Convento Concepcionista
Nuestra Señora de Belén 1769 Iglesia parroquial Ntra. Sra. Candelaria
Jesús de la Humildad 1869 Ermita de San Juan
Archicofradía Sagrado Corazón de Jesús 1870 Convento Franciscano
Conferencias de San Vicente Paúl 1872 Ermita del Espíritu Santo
Pía Unión de San Antonio 1898 Convento Franciscano
Virgen del Carmen 1900 Ermita de San Juan
Hermandad Virgen de Guadalupe 1910 Convento Franciscano
Hermandad del Mayor Dolor 1988 Convento Franciscano

 

Como se puede ver la trayectoria cofrade es larga, pudiéndose hablar de un camino ininterrumpido desde el siglo XV hasta la actualidad. Estas veintitrés cofradías no nacen todas a la vez ya que son fruto de una evolución histórica y teológica[2].

◘ Siglos XII-XIII: Cofradías de devoción a los santos protectores que agrupaban gentes de una misma profesión. En nuestro caso no tenemos constancias de cofradías en tiempos tan tempranos.

◘ Siglos XIV-XV: Cambio en el sentido religioso: Jesucristo en el horizonte devocional. Surgen las cofradías Sacramentales y cofradías de la Caridad para el enterramiento de los muertos.  En Fuente del Maestre encontramos testimonio existencial de la Cofradía de la Cruz y la Hermandad de San Pedro.

◘ Siglo XVI: El Concilio de Trento (1543-1565) promueve las cofradías de la Pasión (Semana Santa) al tiempo que ejerce un control sobre ellas. Nuestra Señora de la Soledad es un buen ejemplo de ello.

◘ Siglo XVII: La espiritualidad barroca lleva a la exteriorización del culto en escenarios urbanos. Al mismo tiempo, frente al protestantismo, la Contrarreforma promueve el culto a Jesús Sacramentado e Inmaculada Concepción de María. Es en este momento cuando nace la archicofradía del Sagrada Corazón de Jesús en Fuente del Maestre.

◘ Siglo XVIII: La Ilustración y la política regalista de los Borbones, especialmente con Carlos III, traerá una nueva moral laica que hará que muchas cofradías desaparezcan. Sin embargo los laicos tomarán las riendas de asociaciones como es el caso de las Conferencias de San Vicente Paúl.

◘ Siglo XIX: Es un periodo de declive y reorganización. Los desastres de la guerra de la Independencia y las desamortizaciones darán al traste con la riqueza de muchas cofradías. Como consecuencia algunas cofradías se unifican como es la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y la cofradía de nuestro Padre Jesús Nazareno. Las cofradías de la Pasión siguen siendo del gusto del gusto de la población decayendo las de  Glorias, Sacramentales y de Ánimas.

 

2. EL PAPEL DE LAS COFRADÍAS EN LA SOCIEDAD

Las cofradías no deben ser entendidas como masas anónimas; cierto es que su fuerza radica en el grupo pero para el cofrade particular pertenecer a una cofradía va mas allá del carácter religioso, puesto que lo coloca de forma clara dentro de las relaciones sociales.

Las cofradías en el Antiguo Régimen se van a constituir como uno de los pocos cauces asociativos, pues no hubo ninguna otra asociación que rebasara en número e implantación social a las cofradías. Por ello, las cofradías eran algo más que una asociación con fines religiosos, era un medio de afirmación social dentro de una sociedad legalmente desigualitaria. Por lo tanto, pertenecer a un grupo legitimado por la Iglesia, que aportaba sus propias normas, estatutos e insigneas, que se regía por normas comunes para todos, donde la renovación de cargos era anual y donde cualquier hermano podía aspirar a cargos de responsabilidad  permitía, especialmente para los cofrades de baja extracción social, el mejor modo de prestigio social.  En definitiva, la cofradía se convertía en la “célula social[3] del Antiguo Régimen.

La realidad cofrade estaba totalmente incardinada en el conjunto de la sociedad. Eran especialmente importantes para el pueblo llano ya que se convertía en casi su único cauce de convivencia y asociación. Sin embargo, a pesar de esta base popular, nobles y clérigo también se agrupaban en torno a cofradías ya fueran  mas generales, ya fueran en hermandades mas exclusivas tales como las nobiliarias, clericales o grupales de la mas diversa índole.

En definitiva, la pertenencia a una cofradía aportaba a todas las clases sociales.

Para el pueblo pertenecer a una cofradía era acceder a gracias espirituales y materiales, además le permitía abrirse a la sociedad otorgándole ocasiones de ocio y de desempeño de cargos directivos. Los cofrades, especialmente los de baja extracción, no obtenían grandes beneficios materiales pero sí mentales. La pertenencia a una cofradía, y más aún, el desempeño de cargos directivos en ellas aumentaba la autoestima, reforzaba su imagen pública, y por lo tanto, su consideración social. En definitiva consistía en la mejor vía para sentirse integrado en su comunidad.

En cuanto a los nobles, la pertenencia a una cofradía le permitía alcanzar gracias espirituales pero, pertenecer a una cofradía abierta a todo el pueblo le permitía además llevar a cabo una función directiva y tutelar de la sociedad. Era un modo de ejercer su dominio sobre su entorno a través del mecenazgo costeando fiestas, cultos, desempeñando cargos directivos. En ocasiones los nobles crearon hermandades cerradas y exclusivas por la cual se mostraba su posición privilegiada frente a la movilidad de ciertos sectores sociales en ascenso.

Finalmente los clérigos también se agruparán en torno a cofradías propias. Al igual que los grupos anteriores, estas cofradías tendrán un fin cultual, es decir, alcanzar gracias espirituales. Pero a diferencia de los grupos sociales anteriores, las hermandades clericales no responderán a mecanismos de diferenciación social, ya que el clero no necesitaba de ello, sino más bien a fines asistenciales entre sus miembros. Auxilio en la enfermedad, acompañamiento en el entierro y realización de sufragios serán los fines más frecuentes de estas cofradías.

Naturalmente, las cofradías y su labor asistencial se van a ir adaptando a cada núcleo poblacional, en cuanto que van a dar respuesta a una situación social concreta. Volviendo a nuestro centro de estudio, Fuente del Maestre, será necesario analizar su estructura social para luego pasar a ver qué cofradías y cómo se adaptan a este delimitado contexto.

Dos son los censos poblacionales que nos aportan datos sobre la estructura social en Fuente del Maestre durante el Antiguo Régimen. Por un lado, el “catastro de Ensenada” de 1753 y, pocos años más tarde el “censo de Floridablanca” de 1787.  Según el primero, la población fontanesa es de unos 4840 habitantes; el segundo la estima en 4790 habitantes. Este último nos presenta una población joven donde el 52´6% de la población tiene menos de 25 años[4]. Según el censo de Floridablanca, Fuente del Maestre se presenta como el segundo núcleo de población de la zona sólo superado por Zafra con una estimación de 1559 familias frente a las 1114 familias  de Fuente del Maestre. El resto de municipios oscilan entre las 880 familias de Villafranca de los Barros, las 997 de Los Santos de Maimona, las 1065 de Almendralejo o las 442 familias de Feria[5].

En cuanto a la estructuración social se nos presenta una sociedad desigual y dividida en estamentos. Por el censo de Floridablanca se hace referencia a la división estamental que nos aporta los siguientes datos: al estamento eclesiástico pertenecían 79 individuos, los nobles (en su mayoría hidalgos) eran 147 a los que habría que añadir 20 individuos adscritos al fuero militar. De este modo de las 1315 personas de las que se conocía su profesión, 246 eran privilegiados y 1069 pertenecían al estado llano. En líneas generales y hablando en términos absolutos podemos afirmar que la población de Fuente del Maestre durante el Antiguo Régimen está compuesta por el estamento religioso que ocupa el 6% de la población, por los nobles con un 12% y el estado llano con un 81% de la población fontanesa.

 

Cuadro 2: Estructura social de Fuente del Maestre. Siglo XVIII.

 Cuadro 2 Estructura social de Fuente del Maestre

Dentro de este 81% que ocupa el estado llano es posible hacer distinciones sociales en relación a su dedicación profesional. Tomando nuevamente el censo de Floridablanca de 1787 se describen las siguientes profesiones:

 

Cuadro 3: Estructura profesional en Fuente del Maestre. Siglo XVIII.

PROFESIÓN PROFESIÓN
Abogados 3 Labradores 320
Escribanos 3 Jornaleros 518
Empleados Sueldo Real 7 Artesanos 95
Estudiantes 36 Fabricantes 18
Criados 69
Demandante 1

 

Será en este núcleo poblacional de importante población, jerarquizada y estructurada, dedicada al sector primario, donde diversas cofradías nacerán en torno a cada uno de los estamentos sociales. De todas las cofradías fontanesas en este momento nos interesan aquellas cerradas y centradas en cada uno de los estamentos sociales que intentarán dar respuesta a sus necesidades espirituales y materiales.

Una de las cofradías de origen más antiguo será la Hermandad de San Pedro exclusiva del estamento eclesiástico; otra exclusivamente formada por personas pudientes es la Conferencia de San Vicente Paúl, tanto de hombres como de mujeres; finalmente, el pueblo llano también se agrupará siguiendo dos líneas, por un lado las cofradías gremiales como es la Cofradía de Nuestra Señora de la Cabeza que aglutinaba a los labradores, o la Hermandad de Jesús de la Humildad que reunía a los artesanos locales; y por otro lado las cofradías asistenciales como es la Cofradía de la Virgen de los Dolores y que estaba orientada a las mujeres más desamparadas de la villa como eran las viudas.

3. COFRADIAS ESTAMENTALES

3.1. COFRADÍA CLERICAL

La hermandad de San Pedro, constituida únicamente por clérigos, es la más antigua de las aquí estudiadas. Los primeros documentos corresponden a los libros de cuentas que datan de 1644. Hermandad de tipo devocional, se encuentra bajo la advocación de San Pedro, primer obispo de Roma y patrón del clero. Su sede canónica se localiza en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Candelaria.

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FOTO 1: Imagen de San Pedro.

 

No se conservan los estatutos originales pero en las cuentas de 1665 se dice “en conformidad con constituciones detalladas” por lo que sabemos que debieron existir, al igual que una probación eclesiástica por parte del Obispado. A pesar de ello, y gracias a estos libros de cuentas que aún hoy se conservan es posible conocer aspectos tan interesantes como su organización, su economía y sus actividades cofrades.

En cuanto a la organización de la hermandad, ésta se estructura en torno a un mayordomo y oficiales cuya renovación es anual, más concretamente desde el día de Nuestra Señora de la Encarnación (25 de marzo). Lo más llamativo es el modo de votación para la renovación de estos cargos. Según nuevamente los libros de cuentas, a partir de 1644 el método es el siguiente: Congregados en el coro la junta directiva formada por el mayordomo, los oficiales, el presbítero mayordomo de la cofradía de Nuestra Señora del Rosario, los dos alcaldes, los regidores y el notario, junto con los hermanos presbíteros se procede del siguiente modo. Los que configuran la junta directiva nombran al nuevo mayordomo, que debería ser un hermano con rentas ya que el mayorazgo llevaba asociado una aportación económica extra, sin embargo para los cargos de oficiales se hacen cédulas con el nombre de los hermanos. Se entran en un sombrero de donde se van sacando, la persona cuyo nombre esté escrito en ese papel elige a otro hermano como oficial. Y así hasta que se concluya con la elección.

El aspecto que mejor se conoce a través de sus libros de cuentas es precisamente su economía. Al ingreso en esta hermandad cada hermano debía de pagar una cuota de entrada a la que se unía una cuota anual el día de Nuestra Señora de la Candelaria ya fuera monetaria ya fuera en especie (aceite y/o cereal). De modo general, los ingresos procedían de las limosnas dominicales de los hermanos, las limosnas procesionales, limosnas de los cofrades, de ofrendas y limosnas de particulares, así como del pago del mayordomo. En lo que confiere a los gastos destacan los pagos al capellán por las misas, procesiones y órdenes de seminaristas, al predicador en la virgen del Rosario y al organista; de igual modo pagos al sastre por su trabajo realizado, al abogado y procurador por un  pleito con otra cofradía, al sacristán. Otra partida importante está destinada al mantenimiento como es la compra de cera, aceite para la lámpara y el pago de los gastos de las fiestas, incluidos 4 docenas de cohetes, de celebración de San Pedro.

Finalmente, las actividades cofrades llevadas a cabo por esta hermandad de San Pedro se pueden estructurar en torno a actividades de culto (procesión en la festividad de San Pedro, misas con predicador para la celebración de Nuestra Señora del Rosario), actividades benéficas (la atención de los hermanos en necesidad así como el pago de entierro de sus miembros) y actividades de corte social (celebraciones festivas populares el día de San Pedro).

 

3.2. COFRADÍA NOBILIARIA

A pesar de que la nobleza en Fuente del Maestre se constituyera fundamentalmente por hidalgos, lo cierto es que constituían un significativo 12% de la sociedad, por lo que al igual que el resto se estructurarán en torno a una asociación: las Conferencias de San Vicente Paul, divididas en hombres y mujeres.

La primera Conferencia de San Vicente Paúl nace en Francia el 23 de abril de 1833, por un grupo de siete jóvenes universitarios motivados por la mala situación de los pobres. Fue introducida en España por el músico madrileño Santiago Masarnau Fernández quien la había conocido en 1839 en París donde entonces residía y trabajaba. Inició sus actividades en 1849 en Madrid y se constituyó formalmente en 1850, aunque fue suprimida tras la revolución de 1868 e incautados sus bienes hasta 1874 cuando se autorizó de nuevo su funcionamiento.

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FOTO 2: Imagen de San Vicente Paúl.

 

No tardó mucho en llegar este sentimiento cristiano hasta Fuente del Maestre pues el 9 de abril de 1861 nace la Conferencia de San Vicente Paúl de la sección masculina. Habría que esperar sesenta y tres años para que apareciera la Conferencia femenina (13 de diciembre de 1924). Ambas nacen con el mismo espíritu de caridad y asistencia hacia los más pobres.

Su número de miembros era abierto pero su ingreso conllevaba una importante exigencia: debían ser mujeres y hombres pudientes económicamente, estos últimos eran en su mayoría hacendados, médicos, propietarios… Su organización se estructura en torno a una Junta Directiva constituida por el presidente, vicepresidente, secretario y tesorero. Sus estatutos no dicen nada acerca de la duración de estos cargos ni del sistema de elección. Semanalmente tenían lugar las reuniones ordinarias que en el caso de las señoras eran todos los lunes a las 15´30 horas en la ermita del Espíritu Santo, y en el caso de los hombres cada miércoles a la hora de ánimas en la casa de D. Fermín Sara y Conde sita en la calle Espíritu Santo 16.

Sus fuentes de ingresos económicos son muy variadas. En primer lugar la colecta secreta entre sus miembros durante las reuniones semanales, así como los donativos de socios protectores de la fundación. En segundo lugar las limosnas extraordinarias tanto en metálico como en especies (aceitunas, aceite, tocino…) procedentes de las más diversas índoles como las limosnas de sacerdotes, alcaldes, obispo… o los fondos recaudados en una velada literaria, en la colecta de un banquete o el 10% del valor de un décimo premiado en la lotería.

Las actividades cofrades se estructuran en torno a dos principales labores. Por un lado religiosa, y es que con el fin de mejorar su formación cristiana en las reuniones semanales se llevaba a cabo el rezo de preces, la lectura de un libro piadoso y la guía espiritual de un sacerdote. Además el día de San Vicente Paúl (27 de septiembre) tenía lugar misa con procesión. Por otro lado hay que destacar su importante labor benéfica a los pobres del pueblo. Entre sus actuaciones se encuentra la visita a las familias pobres, la asistencia de enfermos sin recursos, el suministro de recursos y medicinas a los necesitados y una especial vigilancia sobre niños huérfanos y abandonados para que asistieran a la escuela. El reparto de bienes se realizaba de dos maneras, o bien se entregaban los bienes procedentes de limosnas (panes, garbanzos…) o bien se entregaban bonos para ser canjeados en los establecimientos de la localidad. Aunque lo cierto es que esta ayuda estaba destinada a familias acogidas por la asociación, en ocasiones la ayuda era esporádica o puntual dependiendo de las necesidades.

 

3.3.  COFRADÍAS POPULARES

Ya se ha afirmado que las cofradías constituían el principal cauce asociativo  participativo del pueblo en una sociedad legalmente desigual. Por ello, el pueblo llano irá creando asociaciones religiosas las cuales, dirigidas exclusivamente por ellos atienda a sus concretas necesidades espirituales y materiales. En la ciudad de Fuente del Maestre, entre las muchas cofradías con este perfil popular vamos a centrarnos en tres, las cuales nacen en un grupo social muy concreto y con una finalidad muy determinada. Además, y a pesar de los avatares históricos, continúan su labor hoy en día, eso sí, con una visión más universal.

La más antigua en el tiempo, la primera noticia es de 1654, es la Hermandad de Nuestra Señora de la Cabeza  creada por labradores y hacendados en una población mayoritariamente agrícola. Igualmente de tipo gremial se crea en 1869 la Sociedad de Socorro Mutuos de Artesanos “La Protectora” bajo la advocación de Jesús de la Humildad. De tipo devocional aparece en 1770 la Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores constituida únicamente por mujeres con el fin de acompañar y socorrer a las mujeres, en especial a las viudas, población muy vulnerable durante el Antiguo Régimen.

 

3.3.1. HERMANDAD NUESTRA SEÑORA DE LA CABEZA

Hermandad gremial de labradores y hacendados, principal grupo social en Fuente del Maestre, estaba formada en sus orígenes por un número cerrado de 100 hermanos al que sólo se podía ingresar tras el fallecimiento de uno de ellos. De devoción mariana está bajo la advocación de Nuestra Señora de la Cabeza.

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FOTO 3: Imagen de Nuestra Señora de la Cabeza.

 

La primera noticia que se ha podido rastrear sobre su existencia se encuentra en el libro I de defunciones parroquiales, donde el 5 de mayo de 1654, Diego Sánchez, labrador y mayordomo de esta hermandad ordena que se digan 5 misas por los fundadores de esta hermandad. La siguiente noticia no será hasta 1770 cuando en el libro IV de defunciones D. José Calixto Baca, vicario general y juez, insta para que se cumplan las normas pías de la hermandad. En el interrogatorio de la Real Audiencia de Cáceres de 1798, concretamente en respuesta a la pregunta veintidós, de la hermandad  se dice que  “no (posee) fincas ni fondos, sólo limosnas que piden los hermanos que lo emplean para adorno y culto de las imágenes y costear una función de misas cantadas”.

Debido a la antigüedad de esta hermandad no se conservan los estatutos fundacionales originales pero a lo largo de sus, al menos 400 años, ha sufrido tres renovaciones estatuarias. La primera tiene lugar el 9 de diciembre de 1829 donde se aprueban 15 artículos con los que suplantar los estatutos perdidos a causa de la guerra de la Independencia. La segunda renovación se lleva a cabo el 5 de agosto de 1905, donde 27 jóvenes de clase labradora reorganizan la extinguida hermandad mediante 13 artículos que, entre otros fija la celebración de la fiesta a la patrona el último domingo de Abril. La última y actual renovación ha tenido lugar en 1929.

Estos estatutos reciben la aprobación eclesiástica episcopal en 1905. Años más tarde, concretamente el 19 de abril de 1922, la hermandad recibe el título de Real convirtiéndose en mayordomo honorífico de la hermandad el rey Alfonso XIII y camarera honorífica su esposa Victoria Eugenia de Bahenberg.

Los hermanos se organizan en una junta directiva que se renueva anualmente con el voto de los hermanos salientes de dicha junta. Esta junta tiene lugar el mismo día de la festividad. Los requisitos para ejercer un cargo directivo son: tener buena conducta y honradez, estar avalado por algún socio y guardar una espera de tres años para poder ser reelegido. El cargo de mayordomo era de gran importancia aunque suponía una carga económica para quien lo ostentaba -90 reales de vellón- para gastos extraordinarios de la festividad.

El mantenimiento económico de la hermandad se limita a las cuotas de los hermanos y las limosnas de simpatizantes. En el año 1829 la cuota de entrada era de 10 reales de vellón y si era hijo de hermano sin estado, 5 reales.

Sus libros de cuentas reflejan unos ingresos que proceden de limosnas populares, limosnas de los devotos, venta de cebada y trigo pagado por los hermanos como cuotas, pago de los mayordomos por sus años de mayordomos y las cuotas de entrada de los hermanos. En cuanto los pagos se centran en pagar al predicador, en la compra de papel, cinta, ceras… En 1829 se produce un hecho más que significativo. Y es que todos los gastos de ese año irán destinado a la reedificación de la ermita extramuros de San Lázaro destruida por las tropas francesas durante la guerra de la Independencia (1808-1814). Aparte de la ayuda económica, los hermanos aportaron sus carros y bestias para el acarreo de tierra y piedras. Una vez concluida, la ermita se convierte en la sede jurídica de dicha hermandad.

Finalmente, en cuanto a las actividades cofrades se pueden subdividir en tres apartados.

Por un lado actividades de culto, como es la misa cantada con sermón, posterior a la procesión el día de la festividad de la Virgen de la Cabeza; y la obtención de 50 días de indulgencias por la asistencia a los actos.

Por otro lado actividades sociales, como fue la aportación económica y material para la reedificación de la ermita de San Lázaro en1828 que repercutió en todo el pueblo.

Igualmente habría que hablar de actividades benéficas ya que la hermandad sufragaba los gastos de los hermanos, de su mujer o de los hijos solteros fallecidos, con el fin de no recibir un entierro de caridad.

 

3.3.2. SOCIEDAD DE SOCORRO MUTUOS DE ARTESANOS “LA PROTECTORA”

Constituida el 7 de marzo de 1869 por un grupo de cuatro amigos que “guiados por la Divina Providencia al pasar por una casa que a la sazón se quejaba un hombre enfermo amargamente” decidieron formar la sociedad con el fin de consolar a los hermanos en las calamidades  bajo la advocación de Jesús de la Humildad.

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FOTO 4: Imagen de Nuestro Padre Jesús de la Humildad.

De tipo gremial, agrupaba a los artesanos del pueblo, se constituía en miembros activos, es decir, artesanos menores de 45 años, sin enfermedad crónica que no esté bajo la vigilancia de la autoridad, y miembros honorarios que podía ser cualquier persona que quisiera contribuyendo con lo que guste recibiendo de este modo el acompañamiento de luces.

Los hermanos se organizaban en una Junta Directiva constituida por un presidente, un vicepresidente, seis vocales (estos ocho miembros tenían que ser hermanos artesanos), un secretario, un subsecretario, un tesorero, cuatro cobradores y cuatro mandatarios. Todos ellos son cargos honoríficos de al menos un año de duración, sin retribución y que sepan leer y escribir. Los estatutos fundacionales acotan muy bien las obligaciones de cada cargo.

La junta general a la que concurrirá también el alcalde primero y el cura párroco se celebraba cada Domingo de Ramos. En ella se renovaba la mitad de la junta directiva mediante suerte. Hecha la primera renovación en los años siguientes ya no se sorteaba sino que saldrían los antiguos que quedaban, de modo que todos los hermanos pudieran acceder a  un cargo directivo. Algunos de los miembros fundadores son Manuel Bernardo Álvarez, José Román, José Pallero y Francisco Valero Asensio.

Las actividades cofrades se dividen en dos aspectos:

Por un lado aparecen los actos de culto como son acompañar al patrón en la función y procesión que se celebra el Miércoles Santo por la tarde, sufragando los gastos de la misma; ofrecer los Santos Sacramentos alcanzando estos beneficios a la familia. En el archivo diocesano pacense a fecha de 22 de marzo de 1887, la hermandad pide autorización para la bendición de la imagen de Jesús de la Humildad que está en restauración para procesionar con ella durante la Semana Santa. Por lo que desde sus inicios se considera una hermandad penitencial.

Por otro lado hay que destacar su importante labor benéfica como es socorrer a los hermanos enfermos con 400 milésimas de escudo diarias; abonar los gastos de funeral en caso de fallecimiento; paga de jubilación; paga de viudedad de 200 milésimas de escudo diarias; cobertura de ciertos gastos médicos. Para poder certificar dichos gastos fue necesario que la hermandad contrate a un médico cirujano.

Única fuente de ingresos son las cuotas de los hermanos activos y de las limosnas de los hermanos honorarios. La cuota de entrada a la hermandad era de 400 milésimas de escudo a la que hay que añadir 100 milésimas semanales.

La ayudad mutua entre los hermanos artesanos ofrece a esta Hermandad un marcado carácter socio-asistencial que no puede limitarse a una simple sociedad de socorro mutuo de carácter laico, ya que al mismo tiempo nace con un marcado fin espiritual y penitencial.

 

3.3.3. HERMANDAD DE NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES.

Se trata de una hermandad con una cierta peculiaridad ya que estaba integrada exclusivamente por mujeres, en concreto 72  en referencia a la tradición de los años de la Virgen. Para su ingreso, estas mujeres debían ser mayores de 15 años, o antes si estaban casadas con licencia de sus padres además de ser católica, bautizada y practicante. Si más mujeres quisieran ingresar recibirían el nombre de supernumerarias las cuales gozarían de todos los beneficios de la hermandad pero no tendrían voto ni oficio hasta que no hubiera vacante.

Hermandad de tipo devocional se encuentra bajo la advocación de la Virgen de los Dolores. Teniendo su sede canónica en la ermita intramuros de San Juan Bautista.

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FOTO 5: Imagen de Nuestra Señora de los Dolores.

En cuanto a su fundación como Escuela de María para mujeres tiene lugar el día 11 de Agosto de 1770 en Villafranca de los Barros. Sin embargo la devoción a la Virgen de los Dolores es mucho anterior. La primera referencia documental a dicha advocación aparece en el testamento de D.Rodrigo Ortíz Villafranca, que otorga en 1621 ante el escribano Francisco Guerrero Becerra “una pequeña casa en la calle Duarte para que la habite en el nombre de la Virgen, la viuda mas pobre de la villa”. Del mismo modo, y anterior a la fecha de fundación oficial de 1770, aparecen dos referencias en el libro de defunciones parroquiales de Fuente del Maestre, ambas de 1733. En la primera se dice que la cofradía de la Virgen de los Dolores paga el entierro al ermitaño de la ermita de San Juan, Francisco Marchena; la segunda afirma que, junto a la cofradía de la Aurora, la de los Dolores entierra a los más pobres de la villa.

La Escuela de María para hombres y mujeres contribuye a aumentar el culto mariano anterior a la fundación de la cofradía. De este modo mandan construir el altar mayor al escultor y tallista Francisco Valero que costó 6500 reales procedentes de limosnas entre 1733 y 1738. Además varias disposiciones testamentarias muestran este culto aportando bienes materiales.[6]

“Leonor Sánchez, labradora, carga a su casa de calle Bullones, 20 misas cantadas y su marido una arroba de aceite” (1736)

“Juan Muñoz Zamorano dona unas alhajas y carga a sus herederos con 8 misas rezadas y 1 cantada por un olivar situado en el Rascón y su casa en la calle Nueva” (1736)

“Alonso de Bolaños y Guzmán, 60 fanegas de tierra en el Moral, un molino lagar y un cortinal en el camino del Rascón se distribuyan para estipendiar las celebraciones litúrgicas de la Dolorosa” (1749)

Sin embargo las leyes desamortizadoras arrasan con todos los bienes excepto “la casita” de la calle Duarte (1621), tal vez por su finalidad benéfica. La cofradía sigue los mismos derroteros que sus bienes puesto que, a pesar del conocimiento exacto de su creación en 1770, su nombre no aparece en el listado de cofradías elaborado pocos años después por el Interrogatorio de la Real Audiencia de Cáceres (1789), ni es citada por el historiador local Gómez-Jara (1872) en su obra “Historia de Fuente del Maestre”. Puesto que según informa el bachiller Bolaños, cura arcipreste de Fuente del Maestre “No hay cofradías, ni congregaciones religiosas, pues todas ellas fueron disueltas desde 1837[7] sin embargo continúa la devoción con la función del viernes de Dolores.  No será hasta 1867 cuando D.Juan de la Cruz Gómez-Jara la restaura gracias a la aportación económica (22000 reales) de D.Alonso Ceballos y Rico.

Las hermanas se organizan en torno a una Junta de Gobierno constituida por la hermana mayor, dos conciliarias, una secretaria, dos enfermeras, una portera, una depositaria y dos monitoras. Cargos todos por periodo de un año. Y para evitar confusión sólo las hermanas que tienen oficio tienen voto en la elección de la hermana mayor y conciliarias. Cada hermana escribe tres nombres que serán dados a la secretaria. La que saque más votos será la hermana mayor y las dos siguientes las conciliarias. La elección de los demás oficios se hace privadamente entre la hermana mayor y las conciliarias.

En cuanto a la economía, no se ha encontrado nada en referencia a cuotas de ingreso o periódicas, por el contrario sólo se habla de limosnas de los devotos. En el libro de cuentas más antiguo que se posee (1809-1821) todas los ingresos provienen de los productos vendidos de sus cargas, especialmente aceite, y del censo de varias casas. Por otro lado, los gastos se estructuran en tono al pago del mantenimiento de las tierras (peonadas, platones, cavar los pies a los olivos…), al mantenimiento del culto (pago de misas rezadas, al predicador por el sermón, cera gastada en la novena…) y la ayuda económica entre las hermanas.

Y es que estos gastos reflejan las actividades cofrades de esta hermandad.

  • Mejora de la vida social: el cuidado de las tierras de cultivo conllevaba un gasto en peonadas que repercutía en jornaleros de la localidad; la cesión de la “casita” a la viuda más pobre ofrecía un cierto alivio para esa familia; el entierro de los más pobres de la localidad evitaba, en cierto modo, los entierros de caridad.
  • Mejora en la vida de fe de las hermanas: las novenas, misas cantadas, procesión y sermones ayudaban a este fin. Así como la escuela semanal con el rezo del rosario, lecturas y meditación, especialmente si alguna hermana recibe el viático o fallece.
  • Promoción de la solidaridad entre las hermanas cofrades: visitar a las hermanas enfermas y si se viera a una muy pobre avisar para que se le mande limosna; si alguna hermana necesitara cuidados se avisarán a las enfermeras para que le vayan a ayudar.

 

 

4. CONCLUSIONES

Retomando la idea con la que se empezó este estudio, las cofradías deben ser entendidas como verdaderas “células sociales”, organizadoras de la sociedad en todos sus ámbitos, a saber: en el ámbito del poder, por alcanzar cotas de privilegios u organizar las relaciones sociales; en el ámbito de la beneficencia, en la búsqueda de estrategias de solidaridad grupal; y por supuesto, en el ámbito cultual, dentro del amplio mundo de las creencias y devociones.

En definitiva, es necesario valorar la auténtica significación y las profundas connotaciones sociales de unas asociaciones que en muchos casos han sido despreciadas por su carácter populista, y en otras relegadas al campo de lo anecdótico y teatral.

BIBLIOGRAFÍA

 

  • VV. Historia de la previsión social en España, El Albir, Barcelona, 1981
  • Arias de Saavedra, I. Las cofradías y la dimensión social en la España del Antiguo Régimen, en cuadernos de Historia Moderna 2000, nº 25
  • Arias Saavedra, I. y López-Guadalupe Muñoz, M.L. Auge y control de la religiosidad popular andaluza en la España de la Contrarreforma. Granada.
  • López Casimiro, F., Reformismo ilustrado en la Baja Extremadura: Fuente del Maestre en la segunda mitad del siglo XVIII, en Estudios Extremeños
  • López López, Teodoro A. El asociacionismo religioso en la piedad popular
  • Martín Martín, Teodoro. Fuentes para el estudio de las Cofradías en el Antiguo Régimen, con ejemplos de La Vera (Cáceres) y Madrid.

 

Cuadro 4 Resumen

 

[1] Las fechas en cursiva  hacen referencia a la primera noticia de la que se tiene constancia testimonial de su existencia aunque es seguro que existiera con anterioridad; las fechas que aparecen subrayadas corresponde con el año exacto de su creación.

[2] AA.VV. Historia de la previsión social en España, El Albir, Barcelona, 1981, p.32.

[3] Arias de Saavedra, I. Las cofradías y la dimensión social en la España del Antiguo Régimen, en cuadernos de Historia Moderna 2000, nº 25, pp.189-232.

[4] López Casimiro, F., “Reformismo ilustrado en la Baja Extremadura: Fuente del Maestre en la segunda mitad del siglo XVIII”, en Estudios Extremeños, pp. 289-341.

[5] Para hallar la población total es necesario utilizar el coeficiente multiplicador de 4,3 aceptado por los especialistas en demografía histórica sobre el número de familias.

[6] Archivo Parroquial. Becerro viejo 1. Nº 48, 65 y 81.

[7] Archivo Diocesano de Badajoz. Legajo 674  nº24820.

Abr 152015
 

 

Pablo Iglesias Aunión.

 

1. Introducción

Asomarnos desde el balcón del Antiguo Régimen a la Extremadura del XIX, supone aceptar una visión en la que predomina el régimen señorial además de tener que incrustar nuestra mirada en una realidad que nos suena a corrientes historiográficas que plantean interesantes debates. La elección para la zona conocida en la Baja Extremadura como Comarca Emeritense de los acontecimientos que marcan desde la primera mitad del siglo XIX toda la historia contemporánea extremeña al darse los primeros pasos del liberalismo  si bien es cierto con enorme lentitud, supone claramente sentirse llamado a la asistencia de progresiva de la disolución del Antiguo Régimen pero, deja aún latente su mano prolongada en los dedos del embiste económico y el golpe siempre duro de la muerte.

El siglo XIX  supone una sacudida para los pueblos de Extremadura y concretamente de nuestra Comarca Emeritense desde esa liquidación de las estructuras sociales estamentalizadas para el nacimiento de la sociedad de clases; el adiós a la economía señorial que desciende los peldaños de una ascendente escalera burguesa y que verá también el final del absolutismo regio. Pero no podemos generalizar para toda España este proceso y como afirma Domínguez Ortíz “al comenzar el siglo XIX, la mayor parte del territorio nacional estaba sometido al régimen señorial, es decir, que entre la autoridad soberana del rey y el vasallo se interponía otra jurisdicción particular, consentida o delegada.”[1]

Lógicamente Extremadura no queda fuera de esta afirmación y son los datos y la cuantificación de su demografía decimonónica la que nos explica en buena medida a lo que nos referimos en este estudio. La jurisdicción extremeña aparece así descrita en el Diccionario de Sebastián Miñano para el año 1827[2]:

 

Extremadura. Jurisdicción según Miñano. Año 1827

 

Señorío Habitantes      % Núcleos   % Habitantes núcleos
Realengo 109.915    18,52    70 19,23     1.570,21
Señorío Laico 238.027   20,12   173 47,52     1.375
Órdenes Militares 242.917   40,95    117 32,14     2.076,2
Eclesiásticos 2.401     0,40       4 1,09         600

Pablo Iglesias Aunión

 

Las localidades de nuestra comarca emeritense quedarán mayoritariamente dentro del modelo cuya herencia es el de las órdenes militares. Las estructuras sociales y de propiedad de la tierra van a estorbar de manera considerable al proceso que llevarán a cabo las revoluciones burguesas marcando así la peculiaridad del la Extremadura del siglo XIX.

Cuando empezamos a subir los umbrales del siglo XIX, todavía perviven los llamados Grandes de España, una nobleza de recio realengo y unos señoríos se conocen como segunda nobleza latentes en ejemplos en nuestra comarca  como el conde de La Roca (Roca de la Sierra) sin olvidar en todo ello la importancia que en nuestra historia comarcal tienen los amplios territorios de la Orden de Santiago cuya dependencia eclesiástica quedará latente hasta la incorporación de la antigua encomienda emeritense al Obispado de Badajoz en el año 1873[3].

La llamada comarca de Mérida se adentra en la Contemporaneidad con los pueblos y villas ahogados por las cargas de la Corona, los impuestos de los señores y de la Iglesia. El hombre se dedicaba especialmente a la agricultura y la ganadería con una economía que podemos decir, seguía más pendiente de las condiciones climatológicas que de los nuevos términos de una economía liberal. Mirando si estas condiciones afectaban negativamente o favorecían sus cosechas y de esta manera, no verse en la ya tan familiar realidad de las llamadas crisis de subsistencia a las que el hombre de los Tiempos Modernos estaba tan acostumbrado por desgracia y que a buen seguro, en este espacio cronológico de los años iniciales del XIX aún recordaba con la que tuvo que soportar a finales del siglo XVIII.

Y no hablaremos de otro mal endémico en el hombre extremeño que venía sufriendo desde que como tal, la guerra. Queríamos empezar el nuevo modelo como habíamos dejado el antiguo con luchas, enfrentamientos y muerte de la mano de la recién terminada guerra de la Independencia de los franceses (1808-1814). Por unos modelos económicos, políticos y sociales agotados que empezaban a dejar ver en nuestros pueblos la preponderancia de una nueva oligarquía local, de unos labradores hacendados que se hacían con la administración local, naciendo de esta manera el  modelo de la imposición y la nuevas formas de relaciones sociales que supuso una mano de obra asalariada que como expresa Rey Velasco supone en una visión de conjunto la llegada del “nuevo régimen”: “Desde esta perspectiva se colocan las bases para el advenimiento, que sólo será posible en el siglo XIX, cuando se pongan en cuestión la propiedad de la tierra que en el siglo XVIII permanecen intocables, de la Revolución Burguesa.”[4]

 

2. Los primeros planteamientos liberales: de la división del Reino en Provincias a Mendizabal (1833-1841)

 

En el primer cuarto del siglo XIX aparecen los primeros intentos de reformas con los cuales se quiere o se desea poner en funcionamiento un proceso que llegase a tocar –aunque fuera levemente- el modelo establecido en el Antiguo Régimen y que para el caso extremeño parecía estar tan bien anclado.

Ahogados por un reparto de tierra y una utilidad de ésta que se remonta en una justificación que nos lleva a época medieval, nos resulta ahora interesante poder levemente evocar aquellos procesos. Porque cuando en nuestra comarca se habla de repoblación, se está hablando de órdenes militares y concretamente de la orden militar de Santiago que puso en práctica mediante perfecto maridaje y arbitrado por la Iglesia y la Corona,  unas formas peculiares de repartimiento de tierras que rápidamente fueron cayendo en manos de un sector eclesiástico y cuya herencia aparece presente en el modelo propio del Antiguo Régimen que como sabemos caracterizó a España durante los siglos XVI, XVII y XVIII, generando una profunda crisis en sus estructuras que se reflejaron claramente en el presente siglo XIX.

La lentitud de los procesos de reforma que, en la II República y durante la época franquista fueron un total y rotundo fracaso, nos hace entender ante que realidad y dónde nos encontramos. Extremadura queda asentada claramente sobre el latifundio, sobre esas grandes extensiones en manos de unas minorías, de unos terratenientes, herederos de la gran nobleza extremeña[5], quienes incluso con las medidas desamortizadoras de Mendizabal y Madoz, lograron acceder a aquellas tierras que dichas leyes arrebataron a la Iglesia siendo subastadas públicamente por el Estado. Precisamente, nobleza e Iglesia se habían repartido el sistema de tierras durante estos siglos por medio de los conocidos mayorazgos y manos muertas[6].

Y así, con una agricultura de baja producción, de escasos beneficios y de un rendimiento caro como fiel reflejo de la visión que ya en el siglo XVIII ofrecía Jovellanos o León de Arroyal avanzábamos en el tiempo. Jovellanos lo hacía en los siguientes términos cuando procedió a la elaboración de su Informe dentro del llamado Expediente de Reformar Agraria donde decía: “No es creíble que los grandes propietarios puedan cultivar sus tierras ni cuando lo fuese sería posible que las cultivasen bien. Si alguna vez la necesidad o el capricho los moviesen a labrar por su cuenta una parte de su propiedad o establecieran en ella una cultura inmensa y por consiguiente imperfecta y débil, como sucede con los cortijos y olivare cultivados por señores o monasterios de Andalucía[7]…o prefieran lo agradable a lo útil…Por una consecuencia de esto, reducidos los propietarios a vivir holgadamente de sus rentas, todas sus rentas se cifrará en aumentarlas y las rentas subirán, como han subido entre nosotros, al sumo posible. No ofreciendo entonces la agricultura ninguna utilidad, los capitales huirán, no solo de la propiedad sino también del cultivo y la labranza, abandonada a manos débiles y pobres, será débil y pobre como ellas; porque, si es cierto que la tierra produce en proporción al fondo que se emplea en su cultivo, ¿qué producto será de esperar de un colono que no tiene más fondos que su azada y sus brazos?”

Los deseos de transformar la estructura y propiedad de la tierra no aparecen únicamente plasmados en la segunda mitad del siglo XIX ya que a finales del siglo XVIII existía un claro deseo por parte de algunos ministros ilustrados aunque como sabemos que dichos deseos fueron “encarpetados” ya que en España, estas medidas no se llevaron a efecto (curioso que fueran aplicadas en otros países de Europa con éxito). Al terminar el siglo XVIII, la economía española sigue siendo una economía de tipo señorial, con una gran concentración de la propiedad, con unas relaciones propiamente señoriales y un estancamiento técnico como notas dominantes y definitorias. El campesino carece de excedentes que pueda destinar al comercio para posteriormente invertir parte de sus beneficios en la mejora o adquirir productos referentes en la industrialización. Al gran propietario –como señala Jovellanos- le basta con unos beneficios que obtiene con facilidad. La demanda o mejor dicho, la atención a la posible demanda de productos procedente de la industria llegaba vía importación.

Con este sistema literalmente anquilosado a inicios del siglo XIX nos empezamos a mover en una Comarca de Mérida cuyos pueblos, los que vamos a pasar analizar en este trabajo, se encuentran marcados y señalados por unas relaciones de producción de tipo señorial como ya he indicado; la falta de articulación de un mercado interior; la producción industrial reducida a una artesanía que atiende a los mercados locales mientras que los urbanos son abastecidos por las susodichas importaciones; las compras de cereales procedente del extranjero hacían que llegasen desde la periferia peninsular a las zonas del interior enormemente encarecidos a la vez que este sistema, anima a la descapitalización y privan a los productores del interior de un mercado esencial[8].

Y todo ello sin adentrarnos en el apasionante debate historiográfico –nos ocuparía trabajo de investigación- de si “hubo revolución burguesa en España”. Lo cierto es que analizando las fuentes que hemos podido estudiar para esta visión del XIX en la Comarca Emeritense, para que podamos efectivamente hablar de revolución burguesa debería darse primero una implantación de la libertad de contratación o libre disposición de la fuerza del trabajo, que supone la abolición de esta mercancía y la abolición de todo tipo de prestaciones de carácter feudal[9].

La llegada de un liberalismo que empuje hacia una industrialización y un camino desde y hacia el comercio, supone indispensablemente la supresión de las corporaciones feudales como son los gremios y de todo tipo de aduanas y trabas al tráfico interior igualmente de corte feudal y absolutista. Una importante transformación de la propiedad feudal de la tierra en la llamada propiedad capitalista, la conversión en mercancía, comportaba la expropiación a la Iglesia y a los municipios por un lado y por otro, sentir esa misma transformación de carácter de clase de la nobleza, un aburguesamiento por la vía de la capitalización de la renta de la tierra. La aplicación y el desarrollo del proceso desamortizador en la Comarca Emeritense siguiendo la pista a elementos sociales bajo esta premisa nos va a permitir poder entender qué ocurrió en la Baja Extremadura.

Bajo la estructura del Estado ha de aparecer una liquidación del Estado Absolutista que llegará progresivamente a partir de la muerte de Fernando VII en 1833 y el ascenso del llamado estado isabelino que abre las puertas a un Estado Burgués bien sea bajo formas monárquicas o republicanas en el siglo XIX. Recordemos que en esta Centuria y quizá incluso a partir de los años del reinado de Carlo IV (1788-1808) cuando abdica en Fernando (1814-1833) y llega la guerra de la Independencia (1808-1814), los sistemas de gobierno que se irán sucediendo se basarán en monarquías como la de Isabel II (1833-1868), monarquía constitucional de Amadeo de Saboya (1869-1873), República (1873-1874) para desde este momento, abrirse un periodo que abraza la restauración Borbónica (1875-1930 con las monarquías de los Alfonsos), la dictadura de Primo de Rivera y la II República (1931-1936) que desembarca en la Guerra Civil (1936-1939). Pues bien, a lo largo de todos estos amplios y complejos periodos, incluso durante la Dictadura de Franco (1939-1975), las transformaciones del campo extremeño como lo refleja la realidad de la comarca emeritense han sido realmente pocas.

Existió un intento de reforma agraria liberal[10] en el siglo XIX (1834-1874) en el que claramente la agricultura tradicional sufrió importantes cambios para que pudiéramos de esta manera comenzar a hablar de revolución industrial. En estos momentos la agricultura tradicional presenta importantes resistencias para que podamos hablar de una reforma agraria. Lo que en España se realizó lo expresa claramente Joseph Fontana: “En España, la liquidación del Antiguo Régimen se efectuó mediante una alianza entre la burguesía liberal y la aristocracia latifundista, con la propia monarquía de árbitro, sin que hubiese un proceso paralelo re revolución campesina. Lejos de ello, los intereses del campesinado fueron sacrificados y amplias capas de labriegos que anteriormente vivían en la relativa prosperidad, vieron ahora afectada su situación por el doble juego de la liquidación del régimen señorial en beneficio de los señores y el aumento de los impuestos.”

¿Qué ocurre entonces en Extremadura, en la Comarca Emeritense? Tomamos una primera aproximación a la Extremadura del siglo XIX a través de la visión que se nos ofrece tras el Real Decreto de 1833 por el que se procede a la división del territorio en 49 provincias (Javier Burgos, 1833). Extremadura quedaba dividida en dos: Badajoz con una población de 306.053 habitantes  y Cáceres, con 241.325. Todo ello se lleva a cabo mediante unos informes a modo de respuestas que las poblaciones proporcionan y que como es obvio generan interesante información.

He querido tomar para la Comarca de Mérida como referencia el núcleo más importante en estos momentos de dicha Comarca, la Villa de Montijo[11] que nos presente un total de ochocientos cuarenta vecinos, es decir unos 4.200 habitantes. Con un Concejo compuesto por un corregidor letrado, dos alcaldes ordinarios, un alférez de cabildo, dos regidores, seis jurados, dos diputados, un síndico general síndico general  y un personero. Además, existía un alcalde mayor de realengo (recordemos la presencia socio-institucional todavía claramente del modelo o estructura del Estado propio del Antiguo Régimen) que era nombrado directamente por su Majestad de la Real Cámara de Castilla, que será nombrado hasta el año 1817 y que llega a cobrar un sueldo de quinientos ducados pagados por contribución vecinal.

Nos sirve pues la villa montijana como modelo para ir desde ella desgranando todo el tejido comarcal que vamos a presentar de manera que, Montijo es indudablemente botón de muestra para analizar esa realidad que presenta la Baja Extremadura a inicios del siglo XIX y que nos va a facilitar el conocimiento más profundo y amplio geográficamente de esos diferentes momentos que hemos calificado como de impactos desde la desamortización a nivel socio-económico y político.

La Comarca Emeritense es en su mayor parte una comarca socio-económicamente dedicada a las labores y tareas dentro del Sector Primario es decir: jornaleros, labradores, trajineros, ganaderos, hortelanos y leñadores. A ellos les seguían el Sector Terciario con curas, religiosos, abogados, militares, maestros en primeras letras (en poblaciones pequeñas no existía[12]), médico, escribano, boticario, escribano real, sacristán , organista, administrador de la rentas, albéitar (equivalente hoy al veterinario), gitanos, impedidos, viudas, solteros y sin profesión. Para terminar aparece el Sector Secundario que lo configuraban en las poblaciones de la Comarca barberos, carpinteros, zapateros, carboneros, aguadores, herreros, molineros, sastres, alarifes (albañil), panaderos, comerciantes, confiteros, jaboneros, pañeros, tejedores, albarderos (dedicados esencialmente a la carga de los animales y en estas zonas ricas en la producción de viñas está directamente relacionado con la carga de uva y su transporte en los animales), yegüeros y sombrereros.

 

3. La desamortización Eclesiástica de Mendizabal (1836-1841) y la desamortización general de Madoz (1855)

En este entorno y dentro el contexto que hemos ido presentando para la Comarca de Mérida, aparecen las llamadas leyes desamortizadores de ministros Mendizabal y Madoz[13]. La desamortización[14] de los bienes eclesiásticos se llevó a cabo en dos procesos o etapas consecutivas. Por la primera fueron nacionalizados y ordenada su venta en el año 1836, siendo ministro de hacienda Juan Álvarez Mendizabal durante la regencia de María Cristina, (primera de las regencias ante la minoría de edad de Isabel II desde 1833-1840). Como pieza final del proyecto se hacía mención a que el dinero que de ello se obtuviera iría destinado a sufragar los gastos para poner punto y final a la guerra carlista (1837-1840), poder sanear la hacienda y crear una “clase” de propietarios interesados en la causa liberal. Debido a esta primera etapa de la desamortización eclesiástica que quedará completa en 1841 con Espartero (segunda regencia de la reina Isabel, 1841-1843), incluyéndose dentro de los bienes sujetos a expropiación los pertenecientes al clero secular. Las ventas alcanzaron la cifra de 3.477 millones de pesetas es decir, el equivalente a unos 3/5 de los bienes de la Iglesia en el año 1836. La llegada al poder los moderados suspendió la desamortización hasta 1855 con la Ley Madoz[15].  Para el Partido de Mérida, del que analizamos una parte de los que venimos llamando comarca emeritense, fueron importantes los siguientes períodos desamortizadores en función siempre, de las fluctuaciones cronológicas que se recogen entre los años 1836 a 1847, 1850 y 1852[16].

Las instituciones eclesiásticas rápidamente sufrieron los negativos efectos de esta primera desamortización. Así por ejemplo, las Cofradías y Hermandades o comunidades de religiosas se vieron seriamente afectados. En Montijo, la hermandad patronal de Barbaño o el convento de las madres Clarisas, Santísimo Cristo del Pasmo son un buen ejemplo de ello. Las consecuencias para las bienes eclesiásticos que habían estado durante siglos amortizados fueron un duro golpe. Por ejemplo, el citado convento franciscano de las clarisas en Montijo, contempló como le fueron desamortizadas doscientas cuatro fanegas de tierras, unas cincuenta y nueve suertes o unidades de remate de la tierra.

Éstos bienes para una comunidad contemplativa en el siglo XIX suponía prácticamente abogarla a su desaparición (si bien logró pervivir).  Igual ocurre por ejemplo con la Cofradía de Nuestra Señora de Barbaño que poseía bienes concentrados como propiedad del clero secular en Montijo. Antes de la desamortización, poseía una huerta de seis fanegas que es sacada a subasta tanto por su valor de tasación que alcanzó los 16.000 reales, como por su valor de capitalización que llegó a los 12.000.

En el momento de ser sacada a subasta, no se encontró comprador por lo que en el año 1848 está sin comprador pero la Hermandad ya no disfruta de ella puesto que estaba arrendada a Francisco Piñero, alcalde de Montijo (400 reales de renta). Incluso la titularidad de su ermita la perdió que pasó a los llamados bienes de propios de Montijo arrendándose a Pedro Gragera Asensio y sus familiares. Cuando la venta de propios fue autorizada, la huerta volvió a ser comprada por la Hermandad.

Esto es una pequeña muestra de lo que realmente escondió la desamortización en la Comarca de Mérida. Mantuvo la estructura de la tierra bajo el latifundio y los bienes desamortizados no se redistribuyeron ni mucho menos con arreglo a algún criterio equitativo sino que, con el fin de maximizar los ingresos y minimizar los plazos de obtención de éstos, los llamados bienes nacionalizados se vendieron en pública subasta al mejor postor. Y esos mejores postores eran gente con posibles para pujar y sobrepujar: aristócratas, comerciantes, hombres de negocios. La propiedad cambió de mano pasando de las manos eclesiásticas y municipales a manos laicas y privadas pero nunca se dispersó ni se repartió para mejorar condiciones de vida.

Las grandes víctimas de la desamortización fueron indudablemente en primer lugar la Iglesia y los municipios y en segundo lugar, los campesinos empobrecidos. Los primeros por razones obvias los segundos, porque para muchos de ellos se había convertido el aprovechamiento de los bienes eclesiásticos y municipales en una forma de vida que ahora quedaba fuera al pasar a una manos privadas de una oligarquía que las arriendas a precios que ellos no pueden[17]. O en otros casos, son cedidas para que puedan ser, por ejemplo casas que poseen, habitadas de manera gratuita por personas que prestan servicios desinteresados a la Iglesia o en pago de éstos.

  • Una huerta mitad de riego mitad de secano. Se desconoce procedencia, perteneciente a la Hermandad de Nuestra Señora de Barbaño de Montijo. En sus cuentas aparece como entrada que en el año 1605 fue donada por el vecino de Mérida García de Vargas. Tienen una cabida de seis fanegas. Está arrendada por dos años, venciendo el plazo el 28 de septiembre de 1849. Su remate anual es de cuatrocientos dos reales con cargas para la contribución. Fue su arrendador el mencionado Joaquín Piñero (alcalde).
  • Una casa, que no está habitada que llama de “las novenas” y que únicamente se habita para custodias efectos del culto en épocas que no hay que hacer uso de ella. La reside el mayordomo el día que se celebra la festividad de la Virgen de Barbaño (8 de septiembre).
  • Otra casa arrendada al santero o ermitaño de la ermita. Está habitada gratis y habitada por éste cuando ha de ayudar a decir misa, cuidar las lámparas y dedicarse al aseo para la propia ermita.
  • Otra casa, habitada por Juan Piñero, hortelano de la ermita, en la que habita con su familia y las caballerizas.

 

Es sólo un pequeño ejemplo de cómo al proceder a desamortizar estos bienes, los mencionados beneficios se pierde, pues los nuevos propietarios programan otras utilidades bien diferentes. Es el Archivo Parroquial de San Pedro Apóstol de Montijo[18], el que nos ha permitido analizar un interesante conjunto documental que abre la visión desamortizadora a la Comarca de Mérida de tal manera que afecta a localidades como Torremayor, Puebla de la Calzada, La Garrovilla, Esparragalejo, Montijo, Puebla de la Calzada y las dehesas de Barbaño Torreáguila.

De esta manera y comenzando por las llamadas fincas rústicas[19] de la parroquial montijana, la cual mantenía bienes vinculados al término de Torremayor y en el propio Montijo, con el beneficio curado de la parroquia de San Pedro, el Estado tomó posesión y fueron nombradas por la Nación el ayuntamiento de Montijo el Comisionado de la Desamortización don Pedro Reinoso. La relación es la siguiente:

 

  • Fábrica de la Iglesia de San Pedro Apóstol. Montijo.

 

 

1.- Cercado de 20 fanegas en el Exido: linda por saliente y medio día con el mismo ejido. Por poniente con tierras de Miguel de Rivera, vecino de Montijo. Por el norte con Puebla de la Calzada. Renta anual de 14 fanegas de cebada. Arrendatarios: Felipe Ramírez, Pedro Cardoso, Joseph Hernández, Fernando Ramos, Joseph Domínguez, Francisco Domínguez y Francisco Fernando. Fecha de vencimiento: 15 de agosto de 1844. Cargas: no tiene.

2.- Un cercado con cabida de 2 fanegas de trigo en sembradura en el Exido. Linderos: unida por saliente con Calleja y unas viñas; al mediodía con casas de Joseph Conde y otros vecinos. Por poniente con tierras de don Vicente Domínguez. Al norte con tierras de Isabel Domínguez. Renta Anual: 120 reales. Arrendamientos: Manuel Calvo. Fecha de vencimiento 15 de agosto de 1844. Cargas: no tiene.

3.- Una suerte de tierra llamada La Muta de 5 fanegas  en el Exido. Linderos al saliente con tierras de Felipe Ramírez y en poniente con otras de Juan Gragera. Renta Anual: 120 reales. Arrendatarios: Felipe Ramírez. Fecha de vencimiento: 15 de agosto de 1844. Cargas no tiene.

4.- Un cercado de 2 fanegas en el Éxido. Linderos por saliente con tierras de Juan Ramírez y al mediodía con la Calzada, haciendo rincón al poniente con el Ejido Ejial. Renta anual de 50 reales. Arrendatarios: Joseph Conde. Fecha de vencimiento: 15 de agosto de 1844. Cargas: no tiene.

5.- Un cercado de una fanega en el Exido. Por mitad corresponde a la fábrica de la iglesia parroquial de San Pedro y la otra mitad al Beneficio Curado. Linderos: hace rincón con huerta de Francisco Moreno. Al mediodía en camino de Arroyo de san Serván. Renta anual de 50 fanegas. Arrendamientos a don Juan María Soriano. Fecha de vencimiento: 15 de agosto de 1844. Cargas no tiene.

 

  • Beneficio curado de la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol

 

 

1.- Una suerte de tierras de 7 fanegas en el Exido. Linderos por saliente con tierras de don Miguel Rivera, vecino de Montijo. Por poniente con otra suerte de tierra de Clemente Tejada de la misma vecindad. Renta anual en siete fanegas de cebada. Arrendatarios, Joseph Carrasco y Joseph Hernández. Fecha de vencimiento: 15 de agosto de 1844. Cargas, no tiene.

2.- Una tierra de 12 fanegas en el baldío de Mérida. Linderos por saliente y mediodía con tierras de los vecinos de Montijo. Por poniente con cercado de Rodrigo Pinilla de esta vecindad. Al norte con Calzada. Renta anual 6 fanegas de avena. Arrendamientos a Francisco Suárez y don Juan María Sorcán. Fecha de vencimiento el 15 de agosto de 1844. Cargas no tiene.

3.- Una tierra de 6 fanegas en el baldío de Mérida al sitio de las Cocojas. Linderos no especificados. Renta anual de 2 fanegas de trigo. Arrendatarios, Blas Quintana, siendo su fecha de vencimiento el 15 de agosto de 1844. Cargas no tiene.

 

Aparecen en el mencionado libro de bienes nacionalizados de la parroquial montijana, los bienes eclesiásticos que nos interesan de manera especial por su ubicación y linderos y que nos permiten comprender una vez más la situación de las tierras importante dentro del modelo productivo del momento en la Comarca. Bienes que recordemos son inventariados por el Comisionado de Desamortización don Pedro Reynoso:

 

  1. Una huerta en Barbaño, en la dehesa del mismo nombre. Con una renta anual de seis fanegas. Linda con huertas en la dehesa de Torreáguila. Tienen un valor de 400 reales.
  2. Una tierra llamada La Bachillera, en el Charco de Roma. Produce seis fanegas y tiene un valor de ochenta reales.
  3. Una tierra en los Alisares, de ocho fanegas, junto al Molino de Aguilar. Tiene un valor de treinta y siete reales.
  4. Una tierra en Los Millares, de veinte fanegas. Linda con La Rabuda y comino de La Roca. Tiene un valor de sesenta reales.
  5. Un tierra al Carcajal, junto a la viña que dice del Conde, en la dehesa de Torreáguila, por valor de una fanega.
  6. Una tierra al Arenal llamada Asomadilla, junto a la laguna de la Asomadilla, con valor de una fanega.

 

Pero no eran únicamente los beneficiados de estas tierras, de su arrendamiento y aprovechamiento los vecinos de Montijo. Existe una relación de fincas rústicas y urbanas que se hallan arrendadas a los pueblos del Partido de Mérida y en la que además aparecen los ramos a los que pertenecen y son de gran interés:

 

  1. Dehesa de Barbaño: una huerta propiedad de la Cofradía de Nuestra Señora de Barbaño. Arrendadas en años anteriores por 250 y 300 reales.
  2. En el término de La Garrovilla una tierra de veinte fanegas entre Millas y Piedehierro. Pertenece a la Capellanía de Andrés Portillo. Arrendada en cantidad y producción anterior de dos fanegas de trigo y tres de cebada. Además, posee en término de Mérida nueve suertes de tierra con un total de ciento seis fanegas de tierra.
  3. En el término de Montijo, en la dehesa de Barbaño, una casa que pertenece a la Cofradía de Nuestra Señora de Barbaño, que no está arrendada. Dista de Montijo y Puebla___de legua y de la de Lobón y Torremayor, una legua. En el mismo lugar posee dos casas más.
  4. En Montijo una cosa hospital, perteneciente al hospital ermita Nuestro Padre Jesús Nazareno. Todas estas casas han sido habituadas sin retribución alguna.

No todo los bienes pertenecientes al clero regular fueron desamortizados. En el estudio de la mencionada documentación podemos realizar un registro[20] de todas las fincas urbanas y rústicas que se hallan a cargo y con arreglo a las órdenes vigentes en ese momento que no puede ser enajenadas. Lo cierto es que traemos hasta este presente estudio, el mapa de la comarca que se puede ampliar con esta documentación mencionada:

 

La Garrovilla

Origen Sujetos Tierras Años
Beneficio curado Vicenta Cantos y vecinos de Montijo Tierras y huertas situadas al sitio llamado El Pozo 1824, 1843 y 1844
Fábrica de la parroquia Tierras en La Majandona 1842, 1843 y 1844
Fábrica de la parroquia Pedro Doblado y Juan Hernández Casa de morada 1842, 1843 y 1844
Fábrica de la parroquia Juan Rodríguez, Antonio López y Francisco Suárez Sobre casas en la calle del Palacio 1842, 1843 y 1844
Fábrica de la parroquia Francisco Durán y Vicente Arbelio Casas en Los Silos 1842, 1843 y 1844
Nuestra Señora de La Caridad Juan Lucas Ramos Sobre tierras conocidas como Los Olivos 1842, 1843 y 1844
Ánimas Benditas Herederos de Vicente Rodríguez Sobre tierras llamadas Las Vegas 1842, 1843 y 1844
Ánimas Benditas Mateo Pinilla Cercado inmediato a la ermita del Stmo. Cristo 1842, 1843 y 1844
Fábrica de la iglesia Sebastián Barrera Sobre casas linderos a la iglesia que fueron Juan Ramos 1842, 1843 y 1844
Fábrica de la Iglesia Don Mateo Sobre cercado 1842, 1843 y 1844
Fábrica de la Iglesia González Inmediato al anterior que fue de don Pedro Doblado. 1842, 1843 y 1844
Fábrica de la Iglesia Juan María Sánchez Siete cuartillas de tierra en La Calva 1842, 1843 y 1844
Fábrica de la Iglesia Vicente Cantos 1 cuartilla de tierra en La Calva 1842, 1843 y 1844
Fábrica de la Iglesia Francisco Cortés 1 cuartilla de tierra en La Calva 1842, 1843 y 1844
Fábrica de la Iglesia Pedro Mayo 1 cuartilla de tierra en La Calva 1842, 1843 y 1844
Fábrica de la Iglesia Domingo Alcón 1 cuartilla de tierra en La Calva 1842, 1843 y 1844
Fábrica de la Iglesia Martín Rodríguez 1 cuartilla de tierra en La Calva 1842, 1843 y 1844
Fábrica de la Iglesia Catalina Durán Sobre casa de su morada en la calle de la Iglesia 1842, 1843 y 1844
Fábrica de la Iglesia Juan Izquierdo y Serafín Rodríguez Sobre cercos llamados Los Pozos 1842, 1843 y 1844
Fábrica de la Iglesia Francisco Santos y herederos Sobre tierras que no se han podido averiguar al no decir el sitio 1842, 1843 y 1844

 

 

 

 

 

 

 

 

Esparragalejos

 

Origen Sujetos Tierras Años
Fábrica de la parroquia Juan José Jiménez Sobre cuatro partes del Codo del Olivillo 1824, 1843 y 1844
Fábrica de la parroquia Francisco Castañeda Sobre cuatro partes del Codo del Olivillo 1842, 1843 y 1844

 

            Pero sin duda y desde una perspectiva general, sobre toda esta situación de propiedades, suertes, tierras, casas, huertas y cercados, tanto en lo que se refiere a las fincas rústicas como urbanas, la visión quedaría realmente incompleta si dejásemos fuera de este estudio las propiedades relacionadas con las cofradías y hermandades. Cofradías a las cuales se les asestará un duro golpe pues muchas de ellas quedarán enormemente mermadas e incluso conocerán su desaparición. La desamortización provocó la nacionalización de sus bienes y como digo, muchas de ellas dejaron documentalmente de producir, síntoma de su declive e incluso de su momentánea desaparición cuando no, de un irregular funcionamiento.

Como muestra de todo ello, plasmo en este estudio una relación que está fundamentada en el estudio de los arbitrios[21] destinados al culto y clero del Partido de Montijo[22] desde sus diferentes iglesias parroquiales. De esta manera una vez más elaboramos un mapa comarcal con algunos ejemplos clarificadores de lo que está ocurriendo en estos años centrales del siglo XIX:

 

  • Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol. Montijo.

 

 

A.- Cofradía del Santísimo Sacramento: Roque Morcillo con una renta de dos fanegas de viña durante los años de 1838 y 1839. Total de cuatrocientos ochenta reales. Andrés Molano, cuarenta fanegas y una casa en la calle Corral. Total, dos reales y siete maravedíes. Teresa Fernández, con seis reales y veinte maravedíes sobre casa en la calle de Mérida, a esta cofradía. Miguel de Rivera, con tres reales y veinte maravedíes, sobre tierra en Valdelabrava.

B.- Hermandad de Nuestra Señora de Barbaño: Joaquín Piñero. Doscientos cuarenta reales. Viuda de Alonso Soltero Rico, diecisiete reales y veintidós maravedíes por los años 1844 y 1849. Pagó un total de dos reales y treinta y dos maravedíes sobre tierras al Descanso.

C.- Nuestra Señora del Rosario: Juan Pérez Herrador, pagó ocho reales u ocho maravedíes de censo sobra la casa en la calle Carreras. Miguel de Rivera, veintisiete reales y ocho maravedíes, sobre casa en la calle Porras.

D.- Cofradía del Dulce Nombre de Jesús: setenta y nueve reales y dos maravedíes, desde 1848 a 1849, pagando sobre casas en la calle de los Arcos, trece reales y seis maravedíes.

E.- Cofradía de la Santa Cruz: viuda de Alonso Soltero, setenta y tres reales por los años de 1844 hasta 1849. Sobre tres partes de una casa en la calle del Pozo.

F.- Santísimo Sacramento: Cristóbal Carretero, veintiocho reales y dos maravedíes. Tierras con Rodrigo Campos en Valdelabrava e los años 1848 y 1849.

G.- Nuestra Señora del Rosario: en 1848 y 1849 sobra casas en la calle Peñas de los hijos de Miguel Carretero.

H.- Hermandad de la Santa Cruz:  Juan Vacas Mayor en 1842, con seis reales y veinte maravedíes sobre tierras en Navaluenga.

I.- Hermandad de Nuestra Señora de Barbaño: Juan Vaca Menos sobre tierras en La Cañada, con ocho reales y seis maravedíes. Igualmente a favor de la Hermandad, el presbítero don José Cavro en 1849, veintiséis maravedíes en tierras del callejón de la Calzada.

J.- Santísimo Sacramento: viuda de Mateo Domínguez, con ocho reales y nueve maravedíes en 1848-1849, sobre tierras en el callejón de La Zorra.

 

  • Iglesia de Santiago. Torremayor.

 

 

A.- Cofradía de las Ánimas: Vicente Rodríguez, presbítero. Dos reales del año 1849 sobre molino en la calle Angosta.

B.- Cofradía de San Ildefonso: viuda de Serván Gragera. Sobre una casa en la calle del Conde.

 

  • Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. La Garrovilla.

 

 

A.- Cofradía de Nuestra Señora de la Caridad: Fernando Soltero, sesenta reales sobre los años de 1848 y 1849 respectivamente. En renta de seis fanegas de tierra en as Rocas del Cuervo.

  • Iglesia Parroquial de Nuestra Señora. Puebla de la Calzada

 

 

A.- Cofradía del Santísimo Sacramento: don Mateo Mendoza, vecino de Puebla de la Calzada, nueve reales y treinta maravedíes en 1849 sobre una suerte de tierra situada en La Vega.

B.- Cofradía del Santísimo Sacramento: Mateo Amigo Agomaz, en 1849 treinta reales sobre casas en la Calle Nueva.

 

3.1. Los nuevos propietarios: el reparto de la riqueza.

 

Una vez iniciado y llevado a cabo el proceso de desamortización como es lógico se produjeron importantes cambios de propiedad y en cuanto al reparto de estas riquezas. Ahora lo vemos detenidamente junto a Montijo con otra importante localidad como es Puebla de la Calzada. En el año 1852[23], esta localidad contaba con un total de 430 contribuyentes, de los cuales 35 eran individuos que tenían una contribución superior a doscientos reales, lo que les daba derecho al voto en Cortes. Existían además, un total de veintitrés persona con una cuota de contribución superior a cuatrocientos reales.

La distribución de la que hablamos está hecha en función al llamado repartimiento individual de la Contribución superior a quinientos reales. Ofrezco dos tablas comparativas más el caso concreto de otra importante localidad de la Comarca Emeritense como es La Nava de Santiago. El área de influencias de estas propiedades es ejemplo y clarificadora imagen de los efectos desamortizadores en la Comarca dentro de lo que podría ser extrapolable a la Baja Extremadura y cómo quedó la estructura y el reparto de la propiedad  a  partir de la segunda mitad del siglo XIX.

 

 

 

 

 

 

Repartimiento individual de la Contribución. Relación de los Contribuyentes

en cuota superior a quinientos reales.

VILLA DE MONTIJO, año 1852

Nombre Contribuyente Tierras Casas Ganadería Cuota Contribución
Joaquín Bootello Gragera 4.756 1.800 24.913 4.315
Francisco Piñero 2.685 852 9.979 1.852
Alonso Gragera 1.625 1.542 9.853 1.674
Celedonio Madroñero 1.610 324 7.997 1.320
Joaquín Calderón Robles 1.892 1.656 5.328 1.223
Andrés García 518 945 6.618 1.197
Agustín García 2.666 1.557 3.260 1.025
Pedro Narciso Berriz 2.956 2.406 1.695 967
Diego Ángel Codes 3.202 1.119 2.567 944
Alonso Guzmán 1.255 1.248 4.052 898
Cristóbal Carretero 1.564 693 3.839 833
Pedro Gutiérrez Romana 2.681 825 2.305 796
Pedro Triguero 4.489 1.128 150 790
Rodrigo Campos 1.192 762 2.723 641
Catalina Bootello Gragera 2.138 1.335 1.185 663
Marina Caballero 4.283 480 32 652
Álvaro Sánchez 1.192 762 2.723 613
Pedro Gutiérrez Bautista 722 1.058 2.717 613
Bartolomé Pinilla Marchena 821 1.572 1.992 581
Pedro Bruno 1.334 1.029 1.954 591
Luis Molina 2.515 642 1.146 589
Cristóbal Pinilla 1.504 1.059 1.699 584
Juan Miguel Barrena 1.137 384 1.980 562
Joaquín Tobar 1.694 1.059 1.135 561
Vicente Núñez 1.462 642 1.769 530
Bartolomé Gragera 2.200 597 786 503

 

 

 

 

Repartimiento individual de la Contribución. Relación de los Contribuyentes

en cuota superior a quinientos reales.

VILLA DE PUEBLA DE LA CALZADA, año 1852

Identificación Domicilio Tierras Casas Ganadería Cuota Contribución
Don Miguel de Coca Calzada 3.008 1.007 20.850 3.424
Don Bartolomé Coca Calzada 2.224 2.001 14.250 2.574
Don Alonso Coca Badajoz 2.876 1.851 11.590 2.241
Alonso Gragera Bejarano Concepción 4.881 2.614 6.835 1.974
Viuda de don Sancho Conejo Plaza 5.947 3.551 2.830 1.693
Diego Guzmán Gragera Calzada 1.706 1.500 7.790 1.510
Juan Pozo Maza Concepción 1.335 1.752 7.406 1.441
Mateo Amigo Gragera Nueva 2.893 801 5.146 1.214
José Gragera Calzada 2.519 1.725 7.406 1.441
Pedro Amigo Gragera Angosta 6.243 2.025 100 1.149
Pedro José Bejarano Badajoz 2.702 1.026 3.310 942
Viuda de Bartolomé Gragera Calzada 534 951 3.960 747
Alonso Lopo Guzmán Nueva 1.224 1.125 3.285 601
Don Mateo Gragera Amigo Badajoz 1.046 1.556 2.650 721
Viuda de Juan Gragera Nueva 2.278 651 1.990 675
Juan Guzmán Lavado Concepción 119 975 3.285 601
Antonio Gragera Silos 2.227 1.851 230 598
Viuda de Antonio Guisado Plaza 2.631 .1575 30 577
Pedro Rafael Guisado Plaza 2.524 1.363 200 561
Don Juan Coca Concepción 1.450 1.401 1.200 551

 

Junto a estas dos importantes localidades y para poder realizar un análisis comparativo, en la Comarca de Lácara existen importantes núcleos que supieron adquirir a lo largo de los siglos desde que nacen bajo el amparo de la Orden Militar de Santiago entre los siglos XIII y XV, interesantes extensiones de tierras bien para disfrute comunal bien en manos de la Iglesia (parroquias, cofradías, ermitas, etc.) y que al llegar las estudiadas medidas desamortizadoras, vieron de la misma manera que en los casos de las grandes localidades, transformada su estructura de la propiedad.

Es el caso de La Nava de Santiago la cual nos arroja para este estudio importantes elementos que nos sirven y ayuda a entender mejor el proceso desamortizados. De esta manera en La Nava[24] aparecen casos que están recogidos en el Boletín de la Provincia de Badajoz con fecha del 2 de junio de 1848 y que traemos como un claro complemento a nuestro estudio. En él aparece un listado de fincas nacionalizadas, con mención a una casa en la calle de La Carrera y unas tierras de una fanega en Las Merinas, ambas procedentes de la Cofradía de Santa Quiteria que eran arrendadas por treinta reales la casa y cinco la tierra.

En esta localidad, la desamortización en 1855 incluyó bienes no sólo ya eclesiástico sino también municipales sacando por ejemplo a pública subasta para su venta el Ejido y la Dehesa Boyal pertenecientes al ayuntamiento.

 

4. Una realidad transformada: consecuencias y valoración.

 

Hay una valoración socio-económica que cae por su propio peso y que nos servirá de punto y final al presente trabajo. Donde diversas realidades se desprenden de esta rápida visión por las transformaciones que la desamortización y la llegada de estas medidas liberales causó en los pueblos y villas de la comarca Emeritense.

Una de esas realidades se desprende en la estructura socio-política y llama poderosamente la atención cuando se realiza un estudio de este contenido, el peso que tuvo en todo ello el llamado derecho a voto en Cortes que exige como es lógico una explicación. Recordemos que estamos dentro del proceso conocido como reinado de Isabel II (1833-1868) y esto supone que los instrumentos para promover la parte representativa de los órganos constitucionales son ya los partidos políticos, con unas estructuras muy diferentes a lo que hoy podemos entenderlos. Supone hablar de  grupo de notables sin otra mayor organización que la capacidad de poder reunirse con cierta regularidad en centros, generalmente urbanos donde la cohesión llegaba desde las clientelas personales.

Durante este periodo, los partidos existentes son: dentro de la legitimidad moderados y progresistas; más tarde aparecerá la Unión Liberal. Fuera del sistema, carlistas  (derecha) e igualmente más tarde demócratas  y republicanos (izquierda). Es importante para poder políticamente comprender lo que ocurrió con la desamortización saber que los moderados estuvieron en el poder casi todo el periodo mientras que los gobiernos progresistas, donde se dictaron y aprobaron las mencionadas leyes desamortizadoras, duraron poco.

La etapa de 1833 fue la de la constitución del grupo social dominante representado por un partido y constituido por una oligarquía agraria, miembros de las clases medias a su servicio[25]. Un buen ejemplo de todo ello son los pueblos de la comarca, con una representación se estos individuos como hemos podido por ejemplo entender en las tablas que aparecen para Montijo y Puebla de la Calzada en el año 1852. Entre los años de 1844 y 1868 se produce la verdadera institucionalización del régimen moderado con una constitución, la de 1845 que actúa de marco general. En el año 1852  vinculando la fecha con las citadas tablas de contribuyente, las oligarquías locales están claramente configuradas por estos moderados.

Se generaron lógicamente cambios. Economía y sociedad se van transformando de manera muy lenta en una Extremadura donde la agricultura seguía apoyada como ya hemos visto en los latifundios y la mano de obra seguía siendo barata (los jornaleros llegaban a configurar en España algo más de tres millones de individuos). Los beneficios eran asegurados para los propietarios a pesar de un inmovilismo en materia de técnicas de cultivo, de una explotación que seguía siendo extensiva y de los bajos rendimientos. Una producción que seguía teniendo a los cereales como cultivo de mayor amplitud si bien aparecen otros de interés en cualquier estudio como la vid[26] y las llamadas tierras de regadío tan presentes en las huertas para nuestros pueblos de la comarca.

El profesor Sánchez Marroyo expone una idea que debemos tener clara y presente para el siglo XIX extremeño en relación a la agricultura: “El siglo XIX fue el siglo de la Reforma Agraria Liberal, amplio y complejo proceso que transformó en profundidad todo el sistema de la propiedad característico del Antiguo Régimen. Como consecuencia de ello, al iniciarse el último cuarto del siglo XIX, el panorama que ofrecería el mundo rural era muy diferente al de treinta años antes.”[27]  Dicha situación que presenta el profesor Marroyo para el último cuarto del siglo XIX y la casi inmediata entrada en el XX, es la mejor definición para afirmar  todo asiste a importantes cambios.

Desde una visión jurídica y económica, Extremadura ve plasmada una serie de medidas que fueron sin duda la culminación de un proceso de privatización masiva del suelo que antes se encontraba en manos amortizadas y que posterior a Mendizabal y Madoz, tras levantarse los impedimentos que dificultaban a cada titular gozar de los beneficios que reportaban el disfrute de la propiedad, nos permite afirmar que la realidad estaba claramente cambiando.

Pero tampoco podemos lanzar las campanas al vuelo es decir, que podamos hablar ya en nuestra comarca y en el suelo extremeño de una apertura hacia la modernidad y la total transformación. Durante un largo periodo de la Restauración, España siguió siendo un país eminentemente agrario y fue necesario aun esperar algunas décadas más para que pudiéramos hablar de un desarrollo industrial, quizás por todo ello se habla de una ausencia de revolución burguesa: “Extremadura, desde luego, no se encontró entre ellas y, muy al contrario, al no avanzar este sector productivo se fue alejando cada más de los indicadores de bienestar que caracterizaban a las zonas más progresivas del país.”[28]

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

5. Fuentes Bibliográficas

 

Acosta Sánchez, J.: El desarrollo del capitalismo y la democracia en España. Barcelona, 1976.

 

Iglesias Aunión, P.: Historia de la Comarca de Lácara. De la crisis del Antiguo Régimen a la Edad Contemporánea (1761-1970) Edita: Adecóm-Lácara. Publica: Diputación Provincial de Badajoz, 2002.

 

  • Historia, religión y fe en nuestra Señora de Barbaño. Piedad y Religiosidad Popular en Montijo. Montijo, 1999.
  • Enseñanza e instrucción pública en la Extremadura del Antiguo Régimen. Concejo e Iglesia en la Educación para la Baja Extremadura: 1585-1791. Siglos XVI-XVIII. XLI Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo, 2012.

 

Naranjo Sanguino, M.A.: La desamortización de Mendizabal-Espartero en la provincia de Badajoz 1836-1852. Departamento de Publicaciones de la Diputación Provincial de Badajoz. Badajoz, 1997.

 

Rey Velasco, F.: Historia económica y social de Extremadura a finales del Antiguo Régimen. Biblioteca Popular Extremeña. Universitas Editorial. Badajoz, 1983. Pág. 108.

 

Sánchez Marroyo, F.: La restauración de Extremadura: predominio oligárquico y dependencia campesina. Los Tiempos Actuales. Historia de Extremadura. Tomo IV. Biblioteca Básica de Extremadura. Badajoz, 1985.

 

– Movimientos populares y reforma agraria en el campo extremeño durante el Sexenio Democrático (1868-1873). Departamento de Publicaciones de la Diputación Provincial de Badajoz. Colección Historia. Badajoz, 1992.

 

Villalobos Cortés, F.: Visión de la Nava de Santiago en el siglo XIX. La Nava de Santiago, 1988.

 

 

6. Fuentes Inéditas

 

Archivo Histórico Diputación Provincial de Badajoz. Repartimientos individuales de la contribución territorios, industrial y de comercio de la Provincia de Badajoz. Años 1852

 

Archivo Parroquial de San Pedro Apóstol. Montijo.

 

    • Caja 55. Relación de Bienes Eclesiásticos nacionalizados. Libro 1º. Año 1846.
  • Caja 55. Administración subalterna de los fincas del Estado. Partido de Montijo. Libro 1º. Años 1846.
  • Caja 55. Fincas de la Iglesia administradas a favor del Estado y que no pueden enajenar. Villas de Montijo, Esparragalejo y La Garrovilla.
  • Caja 55. Arbitrios destinados al culto y clero en el Partido de Montijo. Archivos Parroquiales. Cofradías. Obras Pías. Hospital. Varios pueblos de la Comarca.Archivo Parroquial de la Asunción. La Garrovilla.

 

  • Sección de Cofradías y Hermandades. Cofradías de Nuestra Señora de la Caridad, Ánimas, Santísimo Sacramento, Santísimo Cristo de la Piedad para las fechas extremas comprendidas entre 1790-1834.

 

  •  

 

[1] Rey Velasco, F.: Historia económica y social de Extremadura a finales del Antiguo Régimen. Biblioteca Popular Extremeña. Universitas Editorial. Badajoz, 1983. Pág. 108.

[2] Ibíd.

[3] El acontecimiento histórico al que hago referencia es la publicación de la Bula “Quo Gravius” (1873), del Papa Pio IX, por la cual se suprimían los Prioratos de las Órdenes Militares de Santiago (Llerena) y de Alcántara (Magacela y Zalamea de la Serena), cuyos amplísimos territorios jurisdiccionales quedaron, en su gran mayoría, integrados en la Diócesis de Badajoz, con lo cual aumentaría en más de cinco veces su superficie territorial y su población.

[4] Ibídem. Nota 1. Pág. 128.

[5]Aragón Mateos, Santiago: La nobleza extremeña en el siglo XVIII. Premio de Ciencias Sociales Diego Muñoz Torrero: 1990. Edita: Asamblea de Extremadura, Excelentísimo Ayuntamiento de Mérida y Consejo Ciudadano de la Biblioteca Pública Municipal Juan Pablo Forner. Mérida, 1991.

[6] Recordemos que los Recordemos que los mayorazgos eran grandes extensiones de tierra en manos de la nobleza y las manos muertas en manos de la Iglesia que habían podido ser mantenidas bajo su control al no poder ser vendidas, ni divididas ni enajenadas. La desamortización aplicable jurídicamente el efecto contrario.

[7] Lo podemos aplicar igualmente a la Extremadura del siglo XVIII.

[8] He podido realizar un estudio de toda esta Comarca y delimitar geográficamente los mismo pueblos, villas y aldeas que para el presente estudio presento aquí, el llamado Catastro del Marqués de la Ensenada para los años centrales del siglo XVIII. En el caso de la red comercial, todos estos pueblos se limitan por un lado, a satisfacer sus necesidades más elementales y por otro lado, a acudir a los mercados y ferias de ciudad próximas: Mérida o Badajoz. Todo ello en un claro sistema de gremios y dentro de una clara economía de subsistencia que perdurará y tardará en ser arrancada de sus estructuras

[9] Para el análisis y estudio del problema de la burguesía en España y los efectos de una posible revolución, es importante conocer la obra de J. Acosta Sánchez El desarrollo del capitalismo y la democracia en España. Barcelona, 1976. Pág. 10.

[10] Sánchez Marroyo, Fernando: Movimientos populares y reforma agraria en el campo extremeño durante el Sexenio Democrático (1868-1873). Departamento de Publicaciones de la Diputación Provincial de Badajoz. Colección Historia. Badajoz, 1992.

[11] Para el estudio de la realidad socio-política y administrativa en este caso de la villa de Montijo en el primer tercio del siglo XIX, he procedido al vaciado un conjunto documental que va desde censos y padrones en el Archivo Histórico Parroquial de San Pedro a diversos informes y expedientes procedentes del Archivo Histórico Municipal y del Archivo Histórico Provincial de Badajoz que se irán desgranando y desglosando a lo largo del presente estudio y que será citados y recogidos en el aparatado correspondiente a fuentes inéditas.

[12] Iglesias Aunión, P.: Enseñanza e instrucción pública en la Extremadura del Antiguo Régimen. Concejo e Iglesia en la educación para la Baja Extremadura: 1585-1791. Siglo XVI al XVIII. XLI Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo, 2012.

[13] Juan Álvarez Mendizabal y Pascual Madoz constituyen las dos figuras claves de los procesos desamortizadores en el siglo XIX español si bien hemos de tener presente que ya en el reinado de Carlos III con el Conde de Aranda, se intentaron llevar a cabo las primeras medidas, precisamente aplicable de manera muy directa a Extremadura (2-05-1766). Carlos IV y Godoy (1798), el propio gobierno de José I (1808-1813) las Cortes de Cádiz (1812) o con Fernando VII durante el Trienio Liberal (1820-1823), son periodos donde la historia de las desamortizaciones queda escrita. Pero a nosotros nos interesan la medidas de Mendizabal (1836-1837) y las de Madoz (1855), pasando por encima de las medidas desamortizadoras del general Espartero (1841).

[14] Por desamortización hemos de entender la incautación bajo el proceso de nacionalización por parte del Estado de los bienes consistentes en manos muertas, mayorazgos y tierras comunales pertenecientes a la Iglesia, Nobleza y los Municipios para, por medio de pública subasta, ser vendidos. Teóricamente los beneficios de dichas ventas deben ir dirigidos a ayudar a la hacienda pública y a otras necesidades siempre de Estado, pero en el caso español ocurrió.

[15] De lo expresado anteriormente en cuanto a las referencias documentales, cabe citar ahora la obra del profesor Miguel Ángel Naranjo Sanguino sobre la desamortización en la provincia de Badajoz para los años 1836-1852 y de este mismo autor, el estudio presentado en los Primeros Coloquios de Historia de Montijo en 1987 titulado La desamortización eclesiástica en Montijo. De Pablo Iglesias Aunión, el estudio que se realiza sobre la desamortización eclesiástica igualmente en Montijo y concretamente en la Hdad. de Nuestra Señora de Barbaño en la obra Historia, religión y fe en nuestra Señora de Barbaño. Piedad y Religiosidad Popular en Montijo. Montijo, 1999.

[16] Naranjo Sanguino, M.A.: La desamortización de Mendizabal-Espartero en la provincia de Badajoz 1836-1852. Departamento de Publicaciones de la Diputación Provincial de Badajoz. Badajoz, 1997. Pág. 58.

[17] Basta citar el ejemplo en Montijo del convento del Stmo. Cristo del Pasmo el cual ya no puede emplear las tierras que les han sido desamortizadas para los fines, que desde su creación en 1704 venía realizando: la caridad.

[18] Archivo Parroquial de San Pedro Apóstol de Montijo. Fondo Histórico Libro de Relaciones de Bienes Eclesiásticos que pasaron a Bienes Nacionales de Montijo. Libro 1º: 1846-1852.

[19] Archivo Parroquial de San Pedro Apóstol. Fondo Histórico. Provincia de Badajoz. Partido de Mérida. Villas de Montijo y Torremayor. Año: 1844. Libro de Relaciones de Bienes Eclesiásticos que pasaron a manos Nacionales de Montijo. Caja 55. Libro 1º: 1846-1852

[20] Archivo Parroquial de San Pedro Apóstol. Fondo Histórico. Fincas de la Iglesia, administradas a favor del Estado y que no pueden ser enajenadas. Villa de Montijo y La Garrovilla. Libro de Relaciones de Bienes Eclesiásticos que pasaron a manos Nacionales de Montijo. Caja 55. Libro 1º: 1846-1852

[21] Arbitrio en cuanto a los derechos e impuestos con los que se regulan aquellos fondos para gastos públicos, generalmente municipales y en este caso, que van a destinarse al expresado culto y clero.

[22] Archivo Parroquial de San Pedro Apóstol. Fondo Histórico. Arbitrios destinados al culto y clero en el Partido de Montijo. Iglesias Parroquiales. Libro de Relaciones de Bienes Eclesiásticos que pasaron a manos Nacionales de Montijo. Caja 55. Libro 1º: 1846-1852

 

[23] Archivo Histórico Diputación Provincial de Badajoz. Repartimientos individuales de la contribución territorios, industrial y de comercio de la Provincia de Badajoz. Años 1852. También en la obra de Pablo Iglesias Aunión titulada: Historia de la Comarca de Lácara. De la crisis del Antiguo Régimen a la Edad Contemporánea (1761-1970) Edita: Adecóm-Lácara. Publica: Diputación Provincial de Badajoz, 2002. Pág. 246.

[24] Villalobos Cortés, F.: Visión de la Nava de Santiago en el siglo XIX. La Nava de Santiago, 1988. Pág. 129.

[25] En los pueblos que he podido estudiar dentro de la comarca de Mérida, hay una ausencia de clases medias ya que socialmente la representación aparece por una burguesía financiera y comercial, elementos que no se dan en localidades eminentemente rurales, dominados por la propiedad de la tierra en cuento a una riqueza lejos de esos centros.

[26] Especialmente interesante su cultivo a raíz de la plaga de filoxera en Francia que lanzó la vid española hasta 1890, dentro de un periodo que se ha conocido como edad de oro generando importantes cuotas de exportación.

[27] Sánchez Marroyo, F.: Movimientos populares y Reforma Agraria. Tensiones sociales en el campo extremeño durante el Sexenio Democrático (1868-1871). Diputación Provincial de Badajoz, 1992. Pág. 14

[28] Sánchez Marroyo, F.: La restauración de Extremadura: predominio oligárquico y dependencia campesina. Los Tiempos Actuales. Historia de Extremadura. Tomo IV. Biblioteca Básica de Extremadura. Badajoz, 1985. Pág. 963.

Mar 312015
 

 

Teodoro Martin Martín.

UNED

1. Introducción

Aprovechando la celebración del IV Centenario de la muerte de Luisa de Carvajal y Mendoza, ocurrida en Londres en 1614, hemos tratado de acercarnos a una faceta nueva de su vida. Esta, junto a su obra, ya ha sido estudiada por diferentes especialistas. Nuestro propósito aquí es abordar un aspecto poco conocido, cual es su vinculación a la ciudad y la universidad de Lovaina.

En nuestro reciente trabajo sobre esta ciudad belga[1], no hallamos rastro alguno sobre la citada conexión y por ello en el estudio aquella no aparecía. De hecho doña Luisa nunca visitó Lovaina. No obstante, sí merece relacionar este espacio geográfico con nuestro personaje, por cuanto fue ella la que patrocinó la fundación en aquella urbe de un centro de formación para sacerdotes jesuitas ingleses.

Este pues va a ser el objetivo que nos trazamos en esta comunicación, el por qué, cómo y qué evolución tuvo la fundación, con el dinero de su herencia, de un Noviciado de jesuitas en aquella ciudad. Para ello nos hemos propuesto consultar todos aquellos libros, documentos y manuscritos sobre nuestra autora, existentes en los distintos archivos y bibliotecas españolas.

Seguidamente estableceremos unos criterios de valoración de aquellas fuentes documentales, para poder calibrar con precisión y acertamiento cuáles fueron las motivaciones que la llevaron a patrocinar aquella institución. ¿Por qué los jesuitas? ¿No existían entonces otras órdenes reformadas? ¿Qué destino y desarrollo tuvo la creación del Noviciado? También veremos la evolución posterior del mismo hasta su localización en Saint Omer.

Entiendo que aunque este es un tema muy puntual, nos sirve para adentrarnos en la rica personalidad de Luisa de Carvajal. Una mujer extraordinaria, excepcionalmente “rara” para aquellos tiempos, pero con unas convicciones tan lúcidas y determinantes que hacen de ella un personaje singular. Contradictorio y complejo sí, pero a la vez eminente. Todo ello sin entrar a valorar su obra literaria en forma de cartas y poesías. Sin duda alguna estas están entre lo más granado de la creación ascética y espiritual de aquel tiempo.

Luisa de Carvajal y Mendoza renunció a toda una serie de comodidades que le proporcionaba su origen y posición social, entregándose a las profundidades de un mundo oscuro y peligroso. Ello fue posible por sus firmes convicciones religiosas, muy arraigadas ya desde su primera juventud. A ellas va a dedicar la mayor parte de su existencia, aunque ello le suponga sinsabores y conflictos mil. A todos ellos se enfrentó y venció porque como ha dicho algún tratadista de su vida y obra NO PODÍAN CON ELLA.

2.Fuentes y Bibliografía

2.1. Documentos

Hemos consultado las siguientes fuentes archivísticas:

a)  En el Archivo General de Palacio, en Madrid, se conservan, procedentes del Monasterio de la Encarnación, 178 cartas; así como otros manuscritos de nuestro personaje. Así mismo el testamento de Luisa de Carvajal. También el Proceso de beatificación, en forma de 38 respuestas a un interrogatorio predeterminado de 47 preguntas.

b) En la Real Biblioteca de Palacio se halla la Librería particular del Conde de Gondomar. De esta procedencia existen también una colección de 18.000 cartas privadas. Relacionadas con doña Luisa hay catalogadas 33, que van de 1611 a 1615.

c) En la Biblioteca Nacional hemos consultado la mayor parte de los libros que mencionamos en el apartado de bibliografía. Además en aquella hallamos la estampa retrato de doña Luisa, obra de Jean de Courbes y publicada en Madrid en 1632.

Figura 1b

d) En la Biblioteca de la Real Academia de la Historia es posible acceder al interrogatorio de preguntas para la información sobre la vida, virtudes y santidad de la sierva de Dios y Venerable Luisa de Carvajal y Mendoza, elaborado por el doctor Juan Doyega de Mendieta, Madrid 1626; consta de 11 hojas. Existen así mismo, diversas cartas de doña Luisa, de don Rodrigo Calderón, del padre Miguel Valpolo y de don Diego Sarmiento. Todas ellas en la colección Salazar y Castro, signatura N-28.

e) En el Monasterio de la Encarnación es posible contemplar el cofre con los restos de doña Luisa, sitos en el relicario del citado convento. También una pintura anónima que representa en actitud orante a nuestra biografiada, se halla en una saleta que precede al coro de las monjas agustinas recoletas.

Figura 2b

f) En la Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial no hallamos manuscritos, pero sí diferentes libros sobre las poesías y el epistolario de doña Luisa de diferentes años y ediciones.

g) En el Archivo del Colegio de San Albano de Valladolid (vulgo Los Ingleses) existe, en la serie II, el libro 8, en el que es posible consultar diferentes documentos referidos a nuestro tema. Agradezco la información que sobre este centro me proporcionó el profesor Javier Burrieza de la Universidad vallisoletana.

h) La iglesia de Saint James (Santiago), en Londres, recuerda el paso por aquella ciudad de doña Luisa mediante una inscripción epigráfica sobre una gran lápida y en la parte superior un escudo con las armas de Carvajal y Mendoza.

 

2.2.Bibliografía

Para obtener información sobre Luisa de Carvajal, además, hemos recurrido a los siguientes trabajos sobre la misma, que ordenaremos siguiendo un criterio de edición cronológica:

-Licenciado Luís Muñoz: Vida y virtudes de la Venerable Virgen doña Luisa de Carvajal y Mendoza. Su jornada de Inglaterra y sucesos en aquel reino. Incorpora una estampa de doña Luisa obra de Jean de Courbes (1592-1641). Imprenta Real. Madrid 1633.

-Georgina Fullerton: The Life of Luisa de Carvajal. Burns and Oates, Londres 1873.

-Poesías espirituales de la Venerable doña Luisa de Carvajal y Mendoza. Muestra de su ingenio y de su espíritu. Texto impreso por Antonio Izquierdo en Sevilla en 1885. Se trata de una edición de 48 poesías espirituales a cargo de don Manuel Pérez de Guzmán, marqués de Jerez de los Caballeros, sin presentación ni introducción.

-Antonio Rodríguez Moñino y María Brey Aparicio: Luisa de Carvajal (poetisa y mártir). Apuntes bibliográficos. Artes Gráficas Municipales, Madrid 1933.

-Jesús González Marañón y Camilo María Abad: Luisa de Carvajal y Mendoza. Epistolario y poesías. Volumen 179 de la Biblioteca de Autores Españoles. Atlas, Madrid 1965.

-Camilo María Abad: Una misionera española en Inglaterra: Doña Luisa de Carvajal y Mendoza. Universidad Pontificia de Comillas, Santander 1966.

-Escritos autobiográficos (Texto Impreso) de Luisa de Carvajal y Mendoza. Introducción y notas de Camilo María Abad. Colección Espirituales Españoles. Editor Juan Flors, Barcelona 1966.

-Teodoro Fernández Serrano: IV Centenario de doña Luisa de Carvajal y Mendoza. Revista “Alcántara” nº 147, Cáceres, julio-diciembre 1966.

-Teodoro Fernández Serrano: Una extremeña hacia los altares. Diario “Hoy” de Badajoz, domingo 9 de abril de 1967.

-Valeriano Gutiérrez Macías: Doña Luisa de Carvajal y Mendoza, una mártir de la fe de Cristo y poetisa del amor divino. En el volumen II de su obra Mujeres Extremeñas. Cáceres 1977. Incluye una selección de versos.

-Aquilino Camacho Macías: Doña Luisa de Carvajal y Mendoza (1566-1614). Revista “Alminar” nº 8, Badajoz, octubre de 1979.

-Poesías Completas de Luisa de Carvajal y Mendoza. Texto Impreso. Edición a cargo de Mª Luisa García Nieto Onrrubia. Colección Clásicos Extremeños nº 1.  Diputación de Badajoz, 1990.

-Anne J. Cruz: Luisa de Carvajal y Mendoza y su conexión jesuita. “Asociación Internacional de Hispanistas”. Volumen II. Universidad de California, Irvine 1994. Tengo noticias, gracias a Leticia Sánchez Hernández, de que Anne J. Cruz acaba de editar este mismo año un libro titulado The Life and Writings of Luisa de Carvajal y Mendoza. Publicado por el Centro de Estudios para la Reforma y el Renacimiento. Victoria University, Toronto 2014.

-This Tight Embrace. Luisa de Carvajal. Edición de Elisabeth Rhodes. Marquette University Press, Milwaukee 2000.

-María de las Nieves Pinillos Iglesias: Hilando Oro. Vida de Luisa de Carvajal y Mendoza. Ediciones del Laberinto, Madrid 2000.

-M. García Verdugo: Luisa de Carvajal en sus contextos: aventurera y escritora. En “Espéculo” nº 26, Revista de Estudios Literarios. Universidad Complutense, Madrid 2004.

-Adelaida Cortijo y Antonio Cortijo Ocaña: Correspondencia entre Luisa de Carvajal y el Conde de Gondomar (1612-1614). Universidad de California, Santa Barbara 2005.

-Luisa de Carvajal y Mendoza. Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia. Por Manuel Mañas Núñez. Volumen XII. Madrid 2010.

-The letters of Luisa de Carvajal y Mendoza. Edición de Glyn Redworth. Pickering and Chatto. Londres  2010, 2 volúmenes.

Christopher J. Henstock: Luisa de Carvajal: Text, context and selfidentity. University of Manchestyer. Tesis doctoral 2012.

Otros trabajos consultados:

  1. Padre Bartolomé del Alcázar: Chrono-historia de la Compañía de Jesús en la provincia de Toledo y elogio de sus varones ilustres, fundadores y bienhechores. Madrid 1710, 2 volúmenes.
  2. Carmen Manso Porto: Don Diego Sarmiento de Acuña, Conde de Gondomar (1567-1626). Xunta de Galicia. Santiago de Compostela 1996.
  3. José Antonio Maravall: Poder, honor y élites en el siglo XVII. Ediciones Siglo XXI, Madrid 1984.
  4. Teodoro Martín Martín: El concepto de jardín en la Constancia de Justo Lipsio. En “La Ciudad de Dios”, San Lorenzo de El Escorial, volumen CCXXVII, nº 1, enero-abril de 2014.
  5. Teodoro Martín Martín y Alejandro Martín Romo: Visiones Hispánicas de Lovaina. “Cuadernos de Investigación Histórica” nº 29. F.U.E. Madrid 2012.
  6. Geoffrey Parker: Felipe II. La biografía definitiva. Planeta, Barcelona 2010.
  7. Ciriaco Pérez Bustamante: La España de Felipe III. Volumen XXIV de la Historia de España de don Ramón Menéndez Pidal. Espasa Calpe, Madrid 1983.
  8. Wenceslao Ramírez de Villaurrutia. La embajada del conde de Gondomar en Inglaterra en 1613. Madrid 1913.
  9. Oscar Ruíz Fernández: Las relaciones hispano-inglesas entre 1603 y 1625. Diplomacia, comercio y guerra naval. Tesis leída en la Universidad de Valladolid el año 2012.
  10. Reinhold Schneider : Philipp der Zweite oder Religion und Macht. Frankfurt a M. und Hamburg. 1966.
  11. Eduard Van Even: Louvain dans le passé et dans la prèsent. Edición de Auguste Fonteyn. Lovaina 1895.

3. Breve apunte biográfico

Luisa de Carvajal y Mendoza nació en Jaraicejo (antigua provincia de Extremadura) el 2 de enero de 1566. Era hija de Francisco de Carvajal y Vargas, caballero nobilísimo y de María de Mendoza y Chacón, primogénita de los condes de Monteagudo. Por su origen era doblemente aristócrata. Quedó huérfana a los seis años pasando a vivir con su tía María de Chacón en las Descalzas Reales de Madrid. A los diez muere su tutora y parte para Almazán con su tío materno, Francisco Hurtado de Mendoza, al cual seguirá a Pamplona cuando este sea nombrado virrey de Navarra.

En aquel siglo de espiritualidad tremendista, “los métodos educativos que su tío le impuso pecaron de rigurosos con una niña de trece años”[2]. Seguramente de él heredó también el gusto por la poesía. Esta y su dedicación a Dios y su religión fueron el norte que guió su vida desde los diecisiete años. Después de una breve estancia conviviendo con su tío en Madrid, a la muerte de este en 1592, decide rodearse de unas amigas y establecer en su propia casa una auténtica comunidad monástica, que perduró doce años. Funda así un pequeño beaterio en compañía de aquellas tres o cuatro criadas de la mansión de su tío que la habían seguido.

Se ubicaron en una casa de la calle de Toledo, no muy lejos del colegio de la Compañía, que había patrocinado la Emperatriz María de Austria, hermana de Felipe II, a su vuelta a Madrid. Allí Luisa hizo una serie de votos: De perpetua pobreza en 1593, de obediencia y mayor perfección ambos en 1595 y el de martirio en 1598.

Figura 3b

 Esta fase de su existencia en el beaterio de Madrid fue crucial en su vida. Así nos lo relata su más que amiga, hermana y fiel compañera, Inés de la Asunción. Esta fue una de las cuatro criadas que la siguieron en la desafiante aventura de entregarse a Dios de un modo por lo demás insólito. Ella, como dice Nieves Pinillos, allí “ya no era sino una compañera más y juntas habían de vivir como pobres y del trabajo de sus manos…Al decidir Luisa vivir del trabajo de sus manos escogió la muerte social, ser el oprobio del mundo, pero también conseguiría, aunque a alto precio, ser bastante más libre”[3].

Esta forma de vida habría tenido bastante parecido con la de un beaterio si no fuese por la introducción revolucionaria y rebelde del trabajo para sustentarse y de la frecuentación de lo más despreciado de la sociedad…Recogían prostitutas enfermas y las traían a casa para atenderlas[4].

“Sintió simpatía y cariño por los católicos ingleses. Supo por una carta del embajador de España, Juan de Mendoza, que había sufrido martirio el padre Eduardo Campiano, valeroso soldado de la Compañía de Jesús. Creció mucho este pensamiento con una relación que le llegó de la vida y martirio del padre Enrique Valpolo, de la misma orden religiosa, el cual fue ejecutado en el año 1595 en Londres”[5].

Entre 1603 y 1605 permanece en Valladolid para seguir de cerca el complicado proceso de recuperar su hacienda. En la citada ciudad se había instalado la Corte y con ella los consejos que la asesoraban. Ella tenía problemas para heredar, dado que según el testamento paterno ello solo era posible si contraía matrimonio o ingresaba en un convento. Ninguna de las dos situaciones reflejaba su modus vivendi. Conseguido su propósito de obtener sus derechos hereditarios en 1605 decidió lo siguiente: “Ya sabe vuestra merced que la hacienda ha de ser de la Compañía, como lo es su dueño, y lo será mientras viviere, que a esto se les ofrece tan pobre en la ofrenda y posibilidad, cuanto rica de voluntad y afición verdadera”[6]. La hacienda por voluntad expresa de Luisa se destinaba a la fundación de un Noviciado para la misión de los padres jesuitas en Inglaterra.

A finales de enero de 1605 parte para Londres a cuya capital llega, poco antes de que en noviembre del mismo año se produjera la Conspiración de la pólvora, intento por parte de algunos radicales católicos de hacer volar por los aires el parlamento inglés con su rey Jacobo I dentro. En la mencionada ciudad inglesa sostiene públicas controversias con gentes del común y teólogos protestantes, creando a su alrededor una pequeña comunidad femenina católica. Su labor de apostolado, en un ambiente hostil, la hace objeto de persecución, sufriendo dos veces prisión, una en 1608 y otra en 1613.

Sus nueve años de estancia en Londres supusieron un esfuerzo extraordinario para una mujer con delicada salud, bajo un clima con un sempiterno mal tiempo; “todos estos meses no hace otra cosa el cielo sino llover”, decía en una de sus cartas. El idioma también fue una barrera al principio ya que lo desconocía, pero poco a poco, según señalaba, “ya voy suelta en hablar inglés”. Es cierto que siempre contó con el apoyo de los tres embajadores españoles que conoció en Inglaterra, pero el ambiente adverso siempre la acompañó en su periplo británico. “La Iglesia y la Monarquía Española eran las únicas lealtades terrenales ante las que se inclinaba Luisa”[7].

El 2 de agosto de 1613 llegó a Portsmouth el nuevo embajador de España, don Diego Sarmiento de Acuña. Coincidió con la publicación ese mismo año, por el padre Francisco de Suarez de la Compañía de Jesús, de la obra “Defensa de la fe católica contra los errores del anglicanismo”. Esta fue muy mal recibida por el monarca inglés y en general por la iglesia anglicana, dado que defendía la teoría del tiranicidio en el caso de situaciones como la existente en Inglaterra. En ese ambiente tiene lugar la detención, en octubre, de Luisa y sus compañeras de beaterio, las cuales fueron llevadas a la cárcel pública. La habilidad y las gestiones del nuevo representante diplomático español debieron ponerse a prueba. Logró al fin la liberación de las encausadas con la condición de que salieran del país[8].

Sin embargo tal premisa no se va a cumplir por cuanto Luisa, nada más salir de la cárcel, se sintió enferma y falleció de neumonía el mismo día que cumplía 48 años, es decir, el 2 de enero de 1614. El 4 de agosto de 1615 salieron por fin de Inglaterra sus restos los cuales, tras hacer puerto en San Sebastián, se depositaron en el relicario de las madres agustinas recoletas del Real Monasterio de la Encarnación en Madrid. Fue una disposición adoptada por el propio rey Felipe III para con esta institución, fundada por el mismo monarca y su esposa Margarita de Austria unos año antes. En este convento reposan hoy día con la dignidad y el aprecio que le dedican sus religiosas.

De Luisa de Carvajal nos ha quedado “su ejemplo de hija de la Iglesia, de católica militante sin complejos ni miedos, su limpia prosa, sus bellos versos místicos y su forma de ser mujer en un mundo en que serlo no era ni ventajoso ni fácil, y mucho menos si se desafiaba lo establecido y se ejercía el derecho impensable a la libertad de elección”[9].

 

3.1. Su decisión testamentaria

 

El fallecimiento de su tío y tutor espiritual en 1592 coincide con la decisión de Luisa de Carvajal de independizarse y poner en ejecución sus convicciones religiosas. Su instalación en la calle Toledo de Madrid supone una actitud clara y diáfana acerca de cuál va ser su estilo de vida.

En este modo de vida auto elegido la pobreza y el trabajo eran sus parámetros básicos; en consecuencia, una de las preocupaciones que la embargó en estos años fue la obtención de la herencia que le correspondía de sus padres y su aplicación a los fines benéficos que ella consideraba más apropiados.

El ambiente existente en España después del desastre de la Armada Invencible en 1588 y las lecturas que nuestra autora llevó a cabo a cerca de la persecución y martirio de católicos ingleses, hizo que Luisa no abandonara nunca las esperanzas de que Inglaterra volviera a ser de nuevo un país católico. Por ello, a lo largo del pleito que sostuvo con su hermano por conseguir la herencia paterna, la “misión de Inglaterra” estaría siempre presente. Esta se llevaría a cabo de dos formas: una mediante su compromiso personal de marchar a aquel país, la otra aplicando sus bienes a una fundación con igual propósito de combatir la herejía anglicana.

Así pues, “rebelándose contra la tradicional pasividad femenina, y a pesar de sus votos de pobreza y obediencia, Carvajal inicia un pleito por derechos de herencia primero contra los ejecutores y después contra su hermano. Para ello se ve obligada a trasladarse con la Corte a Valladolid en 1603, donde vivirá al lado del colegio jesuita de San Albano y conoce a los jesuitas Richard Walpole (Walpolo) y Joseph Creswell, vicerrector de la misión inglesa”[10].

La autora del anterior texto sostiene el gran influjo que los discípulos de San Ignacio tuvieron en su toma de posición. Siendo cierta esta influencia, hablar de una conjura jesuítica es menospreciar la capacidad de decisión de Luisa. Contra viento y marea nuestra protagonista tiene la clara convicción de cuál es su misión  y a ella encamina sus recursos económicos y sus energías personales. Las conveniencias políticas del momento, paz con Inglaterra de 1604 o los consejos de reflexión y prudencia por parte de los propios superiores jesuitas antes de partir para Inglaterra, nos hablan de una voluntad decidida de evangelización. Que esto fuera un despropósito histórico es otra cuestión, pero lo que si se desprende de toda su actuación es la firme determinación que tiene y a ella enfoca todas sus energías.

En carta al Duque de Lerma, firmada en Londres el 20 de noviembre de 1613 le dice: “Puedo asegurar a vuestra excelencia de que la vocación de venir a Inglaterra que desde que era muchacha tuve, conforme a la doctrina de la Santa Iglesia, ha sido muy probable y clarísima vocación de Dios y con los sucesos (dos prisiones) se ha confirmado de día en día. Y sin muy especial ayuda suya, no fuera posible haberme conservado tanto tiempo entre aquesta gente en la manera en que ello ha sido”[11].

Resuelta a su favor la petición hecha al consejo de recibir la parte de la herencia que le pertenecía, decide firmar testamento en Valladolid el 7 de enero de 1605, con un añadido del 26 de mismo mes, con su letra esmerada y renglones rectos, en el que dispone:[12]   1º que se cobren los 19.000 y pico ducados con los réditos que hubieren corrido a la mayor brevedad (ella ya no puede dilatar más su viaje). 2º Que a continuación se le den a su hermano don Alonso los 5.000 ducados estipulados en la sentencia real. 3º Que con el resto se paguen todas sus deudas de las que deja una memoria. 4º Que si es posible se vaya buscando en qué emplear el dinero que sobre para cuando esté disponible. 5º Que el dinero que se cobre se deposite en el Colegio inglés, para que el padre Ricardo Walpolo y el vice prefecto de la misión, bajo conciencia, lo empleen en lo dicho anteriormente… 7º Que el dinero que sobre después de pagado todo, se emplee sobre alcabalas poco cargadas o juro de segura cobranza libre de pleitos y marañas…” Además del dinero quedante de su herencia para la fundación de un Noviciado inglés, establece que el ajuar de su casa y los libros sean para el mismo destino, igual que el crucifijo que era de su tío, con el lignum crucis que tiene, que ha de ponerse en un relicario pequeño de oro. (Véase el Archivo del Colegio de Ingleses de Valladolid;  Serie II, libro 8, documento 104).

Figura 4b

 Aspiraba ella que bien colocada su hacienda pudiera rentar al año 1.500 o 2.000 ducados, con los cuales podría sustentarse un número conveniente de novicios. En 1550 el beato Juan de Ávila calculaba que con 2.000 ducados se podían mantener 48 seminaristas. Hay que subrayar que el padre general de los jesuitas, Claudio Aquaviva, aceptó la fundación de un seminario para sacerdotes ingleses el 25 de junio de 1605 y otorgó a la fundadora carta de hermandad con la Compañía[13].

Por todo lo anterior “hizo donación de todo el derecho que por ella le tocaba a favor de la misión de Inglaterra, para que se fundase un Noviciado en Flandes, donde se criasen naturales de aquel Reino, que sacerdotes doctos y virtuosos volvieran a su patria a conservar en muchos la Religión Católica… Ha sido la fundación de estos seminarios calificada por obra de las más gloriosas que ha habido desde los Apóstoles acá, y uno de los mayores blasones en materia de fe y religión que tiene España”[14].

 

3.2. ¿Por qué en Lovaina?

Luisa de Carvajal partió de Valladolid, donde seguía la Corte, el 27 de enero de 1605, camino de Inglaterra. En Vizcaya visitó la casa de San Ignacio prosiguiendo después su viaje hacia Paris. Desde aquí salió hacia Ruan, dejando el camino derecho de Bruselas, llegando a Saint Omer, donde se detuvo un mes en casa de la cuñada del padre jesuita Personio. A principios de mayo del precitado año desembarcaría en Dover, iniciándose con su marcha a Londres el último periplo de su vida.

Aunque se trasladase a las Islas, Luisa no se desentendió de su fundación, pero sí dejó que la misma la llevase a cabo la orden jesuita y alcanzase sus cometidos fundacionales. Estableció también que la decisión de donde ubicar el Noviciado correspondiera a los hombres de la Compañía. Esta por esas fechas se hallaba en un proceso de constitución y desarrollo de colegios y seminarios por todos los países católicos. Se iniciaron con los de Douai en 1568 y Roma en 1576, ambos por el padre William Allen. El padre Robert Parsons fundaría el de Valladolid en 1589, el de Sevilla en 1592 y en 1593 el de Saint Omer. El colegio de Madrid fue obra del padre Joseph Creswell y ya en 1622 el de Lisboa lo gestionó William Newman. Citamos solo algunos de los que tienen relación con nuestro estudio.

El Noviciado inglés comenzó en Lovaina en 1606, gracias a los fondos que aportó Luisa de Carvajal. Allí permanecería hasta 1612 en que se traslada a Watten. Esta población está a diez kilómetros al norte de Saint Omer y se aprovecharon las instalaciones de la antigua abadía de Saint Bertín, originaria del siglo XIV.

El Noviciado inglés fundado en Lovaina y luego trasladado a Watten es diferente, pues, del colegio jesuítico de Saint Omer, del cual aun hoy podemos contemplar su monumental fachada barroca, con cinco niveles o pisos, construida con piedra blanca y ladrillo. Fue obra del arquitecto jesuita Jean Du Blocq y su planta constaba de una sola nave con seis tramos, sin transepto, más un ábside poligonal.

Figura 5b

Por el contrario el noviciado de Watten, del cual hoy no quedan más que ruinas y heredero del de Lovaina, tuvo un tipo de organización a la inglesa, si bien varios de los primeros rectores eran españoles. En él se establecieron cinco clases de humanidades superiores, con cursos de Filosofía y Teología. Este Noviciado al igual que el colegio de Saint Omer pasó a Francia en 1677 y desapareció un siglo después  con la disolución de la Compañía de Jesús.

En la universitaria Lovaina los padres de San Ignacio aparecieron a mediados del siglo XVI, logrando fundar una casa en 1563, sita en la calle de los Orfelines. Dada la precariedad de esta primera fundación en 1595, por una suma de 10.000 florines, adquieren tres grandes casas linderas en la calle del Mayeur (hoy San Miguel). En años posteriores adquieren otros solares cercanos y van componiendo lo que será el gran Colegio de San Miguel, del cual hoy permanece su impresionante iglesia barroca. Los edificios claustrales complementarios fueron levantados en gran parte en torno a 1610; eran muy extensos, con un amplio jardín y huerta. La biblioteca del colegio era de las más ricas y más preciosas del país, la misma se iba incrementando constantemente con donaciones, entre ellas la del sabio Justo Lipsio[15]. Este colegio fue suprimido por bula de Clemente XIV en 1773[16].

La obra de Van Even recoge entre las páginas 492 y 493 un excelente grabado del colegio de los jesuitas de Lovaina en 1725. En él se puede visualizar la amplitud del complejo y el carácter imponente de su iglesia, hoy afortunadamente conservada. Es en esta sede donde se asentó el Noviciado para sacerdotes ingleses patrocinado por Carvajal y que se trasladaría en 1612 a las cercanías de Saint Omer. Coincide pues la construcción del colegio de San Miguel con la donación hecha por nuestra biografiada. Allí pues se alojarían los novicios de la fundación hasta su posterior traslado a Watten. El epistolario de doña Luisa refleja muy bien las inquietudes y dificultades que tendrá aquel en la sede de la calle San Miguel, esquina a la de Namur, de la urbe brabantina.

Figura 6

 Todos los autores que hemos consultado reflejan que la primitiva fundación de Carvajal fue en Lovaina[17]. Robert Parsons en nombre de la Compañía y por disposición de la fundadora dispuso que los 14.000 ducados de la donación se aplicaran al fin establecido en el testamento. El Noviciado abrió sus puertas en 1606 con seis sacerdotes, dos escolares y cinco hermanos coadjutores. El primer maestro y rector fue el padre Tomás Talbot. En 1609 era enviado desde Roma para trabajar en el Noviciado de Lovaina el padre Juan Gerard[18]. El Noviciado de Luisa de Carvajal rápidamente adquirió una notoriedad parecida a la de los fundadores. Pronto sería una  preocupación particular tanto de los ministros de Jacobo I en Londres como de la Corte de Bruselas[19].

La ubicación en Lovaina de la fundación tenía sentido si recordamos el prestigio de que gozaba el Alma Mater Lovaniensis en aquella época, siendo considerada como la Atenas del Norte. La proximidad a las islas era otra razón más para su ubicación. No se descartaba tampoco el apoyo que los archiduques Alberto e Isabel Clara Eugenia otorgarían al nuevo Noviciado. Esto último sin duda no tuvo lugar. La expansión y crecimiento del colegio de San Miguel en estos años contaría con los fondos dispuestos por Luisa de Carvajal. ¿En qué cuantía? Este es un tema de difícil concreción, dada la inexistencia de documentación al respecto.

El traslado a Saint Omer en 1612 es la explicación de que los distintos testigos que responden al interrogatorio del Proceso de Beatificación hablen del Noviciado de Flandes, sin especificar la ciudad. Téngase en cuenta que el citado Proceso se inicia en 1625 y que por tanto aquel ya no se halla en la capital brabantina sino en la más cercana a Calais, exactamente en Watter near Saint Omer[20].

3.3. Vicisitudes de la Fundación

En el epistolario de doña Luisa puede seguirse la maternal solicitud con la que ella siempre se interesó por el Noviciado para sacerdotes ingleses de Lovaina. Veamos algunos ejemplos en sus cartas, todas ella escritas desde Londres:

En carta a Magdalena de San Jerónimo, amiga desde la infancia y que formó parte del séquito de Isabel Clara Eugenia en los Países Bajos, le dice el 2 de febrero de 1606: “Lo de Lovaina suplico a Vuestra Merced favorezca, pues ve la extrema necesidad que estas almas tienen de aquella ayuda, y la Santa Iglesia de que este rico pedazo de muro, que contra tantas violencias se ha sustentado en pié, no caiga en tierra; y en razón de estado para Flandes y lo demás de la Iglesia”[21]. Y el 2 de marzo la vuelve a decir: “Y no olvide lo de Lovaina, le suplico humildemente”[22].

En otra misiva dirigida a la condesa de Miranda el 7 de mayo del referido año le pide que “el Rey se haga patrón del Noviciado que se hace con los dineros que yo dejé para eso, que no tienen ninguno; y la necesidad del amparo del Rey es grande y sin costalle nada podrá honralle y aumentalle. Confío que vuestras excelencias, saliendo o no saliendo, nos harán esta merced”[23].

El 18 de enero de 1607 nueva carta a Magdalena de San Jerónimo.”No se olvide vuestra merced de los pobrecitos de Lovaina y de la suma necesidad que estas almas padecen y tienen de socorros; y a Su Alteza suplico humildemente lo mismo”[24]. En otra dirigida a esta religiosa el 3 de marzo del mismo año insiste en las dificultades de la fundación de Lovaina[25].

Figura 7b

El 12 de agosto de 1607 se dirige a Joseph Creswell, antiguo rector del colegio jesuítico de Roma y residente por estos años en Valladolid, y le dice: “El mejor camino es por el padre Baulduino (agente de negocios de la misión inglesa en Flandes), en compañía de los dineros que se enviaren al noviciado de Lovaina; y entretanto que se envían, los puede vuestra merced guardar, están del todo seguros”[26]. Unos días más tarde el 22 de agosto y al mismo  destinatario le señala:

“Y digo, señor, que en lo de la casica mía, yo no he ofrecido darla al colegio ni a nadie por tiempo de mi vida; quedó en la donación para el Noviciado de Lovaina, incluida en lo general, ya he escrito que, en conciencia y justicia, no debo réditos”.

“En cuanto a los dineros de la señora doña Ana María, suplico a vuestra merced los ponga en la renta del Noviciado, por cuenta del mismo Noviciado y como dinero suyo; quítele vuestra merced el nombre de dinero de las monjas de Bruselas; que si falta el padre Baulduino, podrá estar en peligro de ser tenido suyo de ellas; y sin comparación esto que digo; y lo que rentare esa cantidad júntelo vuestra merced con el mismo dinero del Noviciado para ellos, que yo no quiero renta…Y yo no pediré nada de estos 500 ducados; hasta que me falten dineros de otras limosnas; y hasta entonces mejor me los guardará vuestra merced o el mesmo Noviciado, que nadie en el mundo… No lo sepa la mesma señora que lo dio porque veo que sienten devoción mayor en darme a mí que a esa obra. Y aunque yo lo he excusado en algunas cartas y he querido anteponer la necesidad del Noviciado a la mía, no he podido trocar su ánimo”[27].

En una segunda carta dirigida al padre Creswell el mismo día le comunica: “Mucho deseo que el Rey Nuestro Señor se haga patrón del Noviciado y que no tenga otro patrón sino él y esto querría suplicar a la Reina Nuestra Señora. Avíseme vuestra merced en qué forma lo haré, y escribiré a su Majestad y a mi prima doña Inés y a su marido. En el alma me holgaré que salga vuestra merced con lo de los 40.000 ducados; bien lo han menester”[28].

Nueva misiva al padre Creswell el 31 de agosto de 1607 diciéndole: “Mientras no se envía el dinero con lo de Lovaina o semejante ocasión, puede correr por Lovaina si los Fúcares dieren algo de interés por lo que se detiene en su poder”[29]. El 16 de diciembre inmediato en nuevo escrito al referido jesuita le ordena: “Para mis libros tome vuestra merced de los dineros que han dado o dieren para mí, que no quiero consentir sean del Noviciado inglés de Lovaina, que si vuestra merced trata de eso, ni tomaré libros, ni jamás pediré otra ninguna cosa. Si Nuestro Señor Dulcísimo se sirve de que se den esos 40.000 ducados al Noviciado y que el Rey se haga patrón, quedará muy bien puesto. Y puede hacerse patrón, porque no se sabrá jamás, siendo el secreto guardado entre personas tales como vuestra merced y el padre Personio (Parsons) y los semejantes”[30].

De nuevo el destinatario de la carta del 29 de junio de 1608 es el padre Creswell. “Dígame vuestra merced si podríamos alcanzar del piadosísimo pecho del Rey Nuestro Señor, por medio del duque (Lerma), y del Duque por el Señor don Rodrigo (Calderón), que Su Majestad se hiciese patrón del Noviciado de Lovaina, pues tiene la mitad o más de la renta de patronazgos de la Casa de Austria, por lo cual no se le pudo dar al obispo sin aprobación del Archiduque, a lo que he entendido. Y sin dar Su Majestad nada, será gran lustre para aquella santa y devota casa, y espero crecería a su gran consuelo y gloria de Nuestro Señor”[31].

A la madre Mariana de San José, religiosa agustina recoleta y futura priora de la Encarnación de Madrid, le escribe el 5 de julio de 1609. “Siempre ando pensando por do poder entrar a dar principio a la fundación de esa recolección en Flandes, que deseamos. En Lovaina, do está el Noviciado inglés, ha habido un monasterio de San Agustín, de monjas flamencas e inglesas”[32]. A la monja agustina Inés de la Asunción le pide, el 22 de noviembre de 1609, “oraciones por lo de Lovaina o cualquiera otro cabo; que si es gusto de Dios, oración lo ha de hacer todo”[33].

La última carta que hemos hallado en su epistolario, donde menciona a Lovaina, es la que dirige al padre Creswell el 15 de octubre de 1611. “Voy hablando muy razonablemente inglés, sin maestro, a puro trabajo de mi cabeza…El libro contra la proclamación y leyes últimas pienso que será de gran provecho en inglés para animar y fortalecer a los católicos… Si vuestra merced envía uno de estos libro a mí o a Mr. Rich, a Lovaina, podrá ser se imprima en inglés”[34].

El relato que da sentido a todas estas cartas denota la preocupación constante y esforzada de Luisa por el Noviciado que ha patrocinado en Lovaina. Sus gestiones para la obtención de nuevos fondos y el anhelado patronazgo regio de Felipe III son sus dos grandes preocupaciones. Estas sabe trasmitirlas a sus distintos interlocutores, sean gentes de la nobleza, jesuitas o religiosas.

Luisa conoció de los frutos espirituales de su Noviciado, ya que Tomás Garnet, sobrino de Henry Garnet, fue ejecutado en 1608, siendo el primer mártir de la institución jesuita que esta mujer ayudó con su fortuna a fundar en Lovaina. Varios siglos después Tomás Garnet, Henry Walpole y otros mártires ingleses fueron canonizados en Roma el 25 de octubre de 1970.

Lo que no lograron los novicios de Lovaina fue un deseo expresado por Luisa de Carvajal en 1612. En aquella fecha dejó dicho que, “si yo fuere mártir y se pudiese recoger mi cuerpo, vuestra señoría le ponga donde fuere servido, dando alguna parte al Noviciado de la Compañía de Jesús inglés, que está en Lovaina. Fundóse de la pobre renta que les dejé, y es el primero que jamás ha habido de esa nación. No siendo mártir no merezco entierro”[35].

3.4. Una mujer singular

Aunque en nuestro trabajo nos hemos limitado a analizar las vinculaciones de Luisa de Carvajal y Lovaina, de las mismas, de su propia biografía y de su obra literaria se desprende que nos hallamos ante una figura eminente de nuestro ayer. Un personaje nada común, con una fuerza interior que la lleva a tomar decisiones poco frecuentes en la España de los Austria. Por todo ello merece figurar como una protagonista señera dentro de nuestro rico pasado histórico.

No es nada extraño que el estudio de sus cartas y poesías haya sido lo que más ha preocupado a los estudiosos de su obra. Ya en 1885 y en Sevilla, don Manuel Pérez de Guzmán, marqués de Jerez de los Caballeros, hizo una edición de 48 poesías espirituales de Luisa. En las mismas se puede observar el alma auténticamente mística de la autora. En ellas y en su propia vida “lo que más vivamente aflora es el amor divino que espontáneamente sigue a la contemplación infusa… Tales son los sentimientos que vibran en las poesías de Silva, nombre pastoril en que ella ha trocado el nombre propio. Acaso los más hondos son el del tormento de la ausencia y el del anhelo del martirio”[36].

“La poesía de doña Luisa se adscribe a un tipo de mística marcada por inconfundibles rasgos jesuíticos” señala García Nieto Onrubia, que prosigue más adelante, “Se vale del instrumento de la metáfora y de la imagen, que sobresalen en su corpus poético, por encima de otros recursos literarios hasta configurar el eje central de su poesía”[37]. Mañas Núnez califica su poesía “como religiosa, espiritual y de exaltación del amor místico con Dios. En ella el alma es como un jardín”[38]. El conjunto de su obra poética asciende a 50 poemas.

En el año 2012 Glyn Redworth realizó una edición en inglés de su epistolario. Ascendía el número de cartas a 179, con una breve introducción a cada una de ellas. La primera escrita desde Madrid es de 1598 y estaba dirigida a su prima Isabel Velasco. La última desde Londres es de noviembre de 1613 e iba dirigida al duque de Lerma. En esta edición se añade una del Rey de España Felipe III, firmada en Madrid en mayo de 1613 y dirigida a Luisa de Carvajal. Cuando redacto estas líneas no ha llegado a mis manos la nueva edición inglesa de su vida y obra hecha por Anne J. Cruz, desde la Victoria University de Toronto en 2014.

En la vida de Luisa de Carvajal es paradigmático su periplo y estancia en Londres. Allí conoció a tres embajadores españoles ante la Corte de Jacobo I. En sus cartas hace un retrato muy preciso, de gran profundidad y calado a cerca de estos representantes. Tras la embajada extraordinaria del Condestable de Castilla, don Juan Fernández de Velasco, duque de Frías, que fue el que logró la firma del tratado de paz de 1604, le sucedieron don Pedro de Zúñiga Cabeza de Vaca (1605-1609), don Alonso de Velasco (1610-1612) y don Diego Sarmiento de Acuña, conde de Gondomar(1613-1618). Este repetiría de 1620 a 1622.Por ejemplo de don Alonso de Velasco dice Luisa de Carvajal que “era poco inteligente y que carecía del despejo, valor y gracia de don Pedro de Zúñiga”[39].

Figura 8b

 Al hábil embajador conde de Gondomar le correspondería lidiar con los últimos meses de estancia de Luisa en Londres. “A iniciativa personal de don Diego se debe en 1613 la puesta en libertad de doña Luisa de Carvajal, piadosa señora que ayudaba a los religiosos perseguidos y a la conversión de herejes, y había sido detenida por orden del arzobispo de Canterbury. Por si fuera poco, la osadía de don Diego fue aun más lejos al decirle al Rey Jacobo I que doña Luisa no había cometido ningún delito para ser expulsada del reino, pero si ordenaba que saliese, él estaba dispuesto a acompañarla. Así logró que la mujer se quedase en el palacio de la embajada, donde falleció. Desde allí gestionó el traslado de sus restos a España”[40].

Cuando se planteó lo anterior el prestigio de doña Luisa era tal que todos los a ella vinculados en vida pretendieron hacerse con sus restos. En dos cartas, una de 24 de abril de 1614 y otra de 28 de mayo de 1615, el padre Miguel Valpolo escribía al conde de la Oliva y marqués de Siete Iglesias, don Rodrigo Calderón, solicitando que parte de su cuerpo se quedara en Londres, donde ella había vivido y sufrido. En las mismas escribía así mismo, “como también a Lovaina,  a donde está la casa que reconoce a la Santa Señora por la primera y principal bienhechora”[41]. Pero ni siquiera la pretensión del marqués de Siete Iglesias de llevar el cadáver de Luisa a su fundación de Porta Coeli de Valladolid tendrá lugar. En aquel mismo año 1615 el propio Rey Felipe III, es posible que a instancias de la priora de la Encarnación, Mariana de San José, gran amiga de Luisa, disponga que sus restos reposen en esta Real Fundación madrileña, donde hoy día permanecen.

La lectura del Proceso de Beatificación de Luisa de Carvajal, iniciado en 1625, es un buen documento para resaltar su vida y obra. Dentro del alambicado y a veces repetitivo lenguaje de la época se obtienen datos muy valiosos a cerca de la consideración y estima que se la tenía en los años posteriores a su fallecimiento. Fueron en total 38 los testigos que contestaron a las 47 preguntas formuladas en una causa de la que fue juez Juan Doyega de Mendieta, vicario general de la villa de Madrid. El interrogatorio se cerró en 1627. En el Archivo de la Encarnación se conserva el original del referido documento[42].

Figura 9a

Figura 9b

 [1] Martín Martín Teodoro y Martin Romo Alejandro: Visiones Hispánicas de Lovaina. “Cuadernos de Investigación Histórica”.  F. U. E. Madrid 2012.

[2] Pinillos Iglesias Mª Nieves: Hilando Oro. Vida de Luisa de Carvajal. Ed. Laberinto. Madrid 2000, pág. 34.

[3]      “          “         Mª     “       : Ob. Cit. pág. 62.

[4]      “          “         Mª     “       : Ob. Cit. pág.67

[5] Muñoz Luís: Vida y virtudes de la Venerable Virgen doña Luisa de Carvajal y Mendoza. Madrid 1633. Pág. 95.

[6] Abad Camilo Mª: Escritos autobiográficos de Luisa de Carvajal y Mendoza. Juan Flors. Barcelona 1966 páginas 37 y 38.

[7] Pinillos Iglesias Mª Nieves: Ob. Cit. pág. 190.

[8] Para ahondar en las relaciones hispano inglesas en la época de Felipe III véase el capítulo XVIII del volumen XXIV de la Historia de España de don Ramón Menéndez Pidal. Espasa Calpe Madrid 1983. Es obra de Ciriaco Pérez Bustamante. Sobre el Conde de Gondomar remito a la espléndida obra de mi compañera en la Real Academia de la Historia, Carmen Manso Porto: Don Diego Sarmiento de Acuña Conde de Gondomar (1567-1626). Xunta de Galicia. Santiago 1996.

[9] Pinillos Iglesias Mª Nieves: Ob. Cit. pág. 224.

[10] Cruz Anne J.: Luisa de Carvajal y Mendoza y su conexión jesuítica. “Asociación Internacional de Hispanistas”. Volumen II. Universidad de California Irvine 1994 pág. 99.

[11] Rodes Elisabeth Ed.: This tight embrace. Marquette University Press. Milwaukee 2000 pág. 292 y siguientes.

[12] Pinillos Iglesias Mª Nieves: Ob. Cit. páginas 108 y 109. El testamento de Luisa esta también en el libro III de la obra de Luis Muñoz páginas 99-101.

[13] Luisa de Carvajal y Mendoza. Epistolario y poesías. Atlas. Madrid 1965. Biblioteca de Autores Españoles 179, pág. 33.

[14] Muñoz Luís: Ob. Cit. pág. 99.

[15] Sobre este personaje puede verse mi artículo El concepto de jardín en la Constancia de Justo Lipsio. Publicado en “La Ciudad de Dios”, volumen CCXXVII nº 1. San Lorenzo de El Escorial, enero marzo de 2014 página 161 y siguientes.

[16] Van Even Eduard: Louvain dans le passé et dans le prèsent. Louvain 1895, pág. 489 y siguientes.

[17] Muñoz Luis: Ob. Cit. pág. 99. Abad Camilo Mª: Una misionera española en la Inglaterra del siglo XVII. Pág. 411. Camacho Macías Aquilino: Luisa de Carvajal y Mendoza. “Alminar” nº 8, Badajoz octubre de 1979. Pag. 2.

[18] Abad Camilo Mª: Escritos autobiográficos de Luisa de Carvajal y Mendoza. Página 248 nota 7.

[19] Rodes Elisabeth ed.: This tight embrace. Pág. 15.

[20] Véanse las respuestas al interrogatorio del Proceso del cual hay una copia en microfilm en el Archivo General de Palacio de Madrid. En especial las respuestas a la pregunta número 15.

[21] Luisa de Carvajal y Mendoza. Epistolario y poesías. BAE 179 pág. 156.

[22]     “                “                “                   “                   “           “             “     161.

[23]     “                “                “                   “                   “           “             “     170.

[24]     “                “                “                   “                   “           “             “     205.

[25]     “                “                “                   “                   “           “             “     207.

[26] Luisa de Carvajal y Mendoza. Epistolario y poesías. BAE 179. Pág. 224.

[27]     “                “                 “                   “                 “             “             “     236 y 237.

[28]     “                “                 “                   “                 “             “             “     237.

[29]     “                “                 “                   “                 “             “             “     226.

[30]     “                “                 “                   “                 “             “             “     234.

[31] Luisa de Carvajal y Mendoza. Epistolario y Poesías. BAE 179. Pág. 250.

[32]     “                “                  “                    “               “            “              “     289.

[33]     “                “                  “                    “               “            “              “     295.

[34]     “                “                  “                    “               “            “              “     333.

[35] Pinillos Iglesias Mª Nieves: Ob. Cit. pág.173.

[36] Luisa de Carvajal y Mendoza. Epistolario y Poesías. BAE 179. Pág. 421.

[37] García Nieto Onrubia Mª Luisa: Poesías completas de Luisa de Carvajal y Mendoza. Colección Clásicos Extremeños nº 1.Diputación de Badajoz 1990, páginas 22 y 24.

[38]Mañas Núñez Manuel: Voz correspondiente al volumen XII, página 34, del “Diccionario Biográfico Español” de la Real Academia de la Historia. Madrid 2010.

[39] Pérez Bustamante Ciriaco: La España de Felipe III. En la Hª de España de Menéndez Pidal. Espasa Calpe. Madrid 1983 pág. 368.

[40] Manso Porto Carmen: Ob. Cit. pág. 22 y 23.

[41] Archivo de la Real Academia de la Historia. Colección Salazar N-28, folios 73 y 91.

[42] Proceso de Beatificación de Luisa de Carvajal sito en Monasterio de la Encarnación. Existe en microfilm en el Archivo General de Palacio de Madrid. Fondo de Luisa de Carvajal y Mendoza.

Mar 302015
 

Antonio Sánchez de la Calle, Leticia Sánchez Leonato e Irene Sánchez Leonato

Foto 1

1.- Introducción:

Tras el triunfo del Frente Popular de febrero de 1936, se fue fraguando un golpe de estado militar que culminó en el alzamiento del 18 de julio. Al no lograrse con la rapidez prevista el objetivo, el golpe acabó convirtiéndose en una larga guerra. El conflicto supuso para el país una brutal sangría humana, un profundo bache demográfico, un gigantesco salto atrás en el plano económico y un auténtico desastre desde el punto de vista intelectual, cultural y moral.

En Extremadura el desarrollo del levantamiento no fue uniforme ni homogéneo, resultando bien distinto en cada una de sus dos provincias. Mientras que en Badajoz se había padecido un período de intensos conflictos sociales durante los años republicanos, en Cáceres no habían abundado los desórdenes ni alteraciones campesinas, reinando, en cambio, la tranquilidad y el orden público. En Cáceres capital, a pesar de que las autoridades civiles se encontraban confiadas en un rápido fracaso del levantamiento, 19 de julio, el comandante Linos Lage, al frente de un batallón del Regimiento de Argel, proclamaba en la Plaza Mayor el estado de guerra.

En Plasencia, el teniente coronel José Puente Ruiz, comandante del Batallón de Ametralladoras número 2, en contacto con los militares de Cáceres, apenas recibió la orden declaró el estado de guerra sin encontrar resistencia alguna. Precisamente la ciudad abasteció de tropas (junto con las de Cáceres) a las unidades que se dedicaron a neutralizar las poblaciones de la provincia que permanecían fieles a la República.

 2.– La represión

  1. 1.- Ejecutados

Con el triunfo nacionalista apareció la violencia desde los primeros instantes. Pero es preciso distinguir en ella matices y momentos diferentes. En este sentido cabe hablar de una violencia incontrolada al principio, y dirigida posteriormente.

En relación con el número de muertes producida directa o indirectamente, el caso de Plasencia es significativo, pues fue uno de los centros, junto a los de Cáceres, Badajoz y Mérida, donde se concentró la administración militar y sanitaria. Asimismo se centralizaron los actos de las jurisdicciones castrenses y la atención médica de numerosos combatientes. Esto hizo que buena parte de las ejecuciones judiciales realizadas en la ciudad, así como los numerosos soldados que murieron en la misma quedaran registrados. Plasencia aparecía como un gran centro productor de sobremortalidad, y teniendo en cuenta que apenas se produjeron  muertes de civiles partidarios del alzamiento, aparecen dos tipos de fallecidos por acción violenta: los muertos en combate procedentes de los lejanos frentes y las víctimas de la represalia sobre los partidarios de la República.

Las fuentes utilizadas han sido el Registro Civil, los Libros Parroquiales y el Libro del Cementerio. Desde un punto de vista cuantitativo, la comparación entre las tres fuentes arroja, entre 1936 y 1941, el siguiente resultado en cuanto a fallecidos: 1514 en los RR.PP.; 2478 en el R.C.; y 2671 en el cementerio. La guerra supuso una auténtica dislocación de la vida pública y las propias instituciones administrativas se vieron afectadas, pues algunas anotaciones no se llegaron a efectuar, y otras se hicieron con cierta demora después de ocurrir el óbito. En estas condiciones resulta difícil establecer con toda seguridad las cifras reales de la represión nacionalista, y las cifras discordantes permiten sólo una aproximación al tema. Posiblemente la información oral podría complementar los datos disponibles.

Tomando como fuente el R.C., (7% de diferencia con el L.C.), se pueden distinguir dos tipologías:

  1. 1. 1.- Asesinatos incontrolados: En los primeros meses de la contienda (julio-septiembre) fueron frecuentes en la ciudad y sus alrededores los “paseos”, donde eran eliminados de manera irregular aquellos individuos que se había significado por su protagonismo en la vida pública, los partidos y organización del frente Popular. En el registro placentino es muy frecuente inscripciones como “herida de arma de fuego” y “hemorragia”. Las localizaciones, por su parte eran significativas: carreteras de Salamanca, de Cáceres, de Plasencia a La Alberca, y de Plasencia al Barco de Ávila. En el ámbito urbano sobresalen: el barrio de San Juan, el depósito municipal de la calle del Rey, la calleja de las Escuelas Graduadas, la pared del depósito del aguas, el puente de Niebla, la fábrica de la luz (San Lázaro).

Estas muertes se caracterizaron por la aparición de los cadáveres en pleno campo, indicándose el nombre de la carretera más cercana, el punto kilométrico, la cuneta, el nombre de la finca o el puente más próximo. También destaca el hecho de que aparecieron muchos sin identificar, lo que les hizo inscribirse como desconocidos, lo que permite suponer que pudieran proceder de pueblos cercanos.

  1. 1. 2.- Las ejecuciones judiciales: A partir de octubre de 1936 comienzan a aparecer en el R. C. individuos muertos por la actuación de tribunales militares. Durante un breve periodo de tiempo los paseos y ejecuciones se alternaron hasta que los primeros terminaron por desaparecer: la represión sobre los desafectos se institucionalizó y la jurisdicción militar se encargó de ellos. Además, las ejecuciones, que en algunos casos anteriores se efectuaban en las cercanías del cementerio, pasaron a realizarse en el campo de tiro del batallón, al amanecer. En el cuadro puede verse la evolución de los asesinatos incontrolados y las ejecuciones.

De esta forma, el número de víctimas causadas por la represión nacionalista en la ciudad asciende a 101, de las cuales 53 fueron ejecuciones “legales” (véase Cuadro número 1). Atendiendo a la profesión de los ejecutados, la mayor parte eran trabajadores modestos del campo, jornaleros y clase obrera en general; a la que habría que unir, con carácter minoritario, algunos profesionales de la enseñanza (maestros de escuela) y, en menor medida, otros sectores (médicos).

El hecho de que la ciudad quedara inmediatamente bajo control del ejército sublevado hizo que no se produjera represión de los republicanos. Sin embargo hubo algunos casos dudosos. Ya al proclamarse la II República se produjeron algunos desmanes. Concretamente, la noche del 16 de abril de 1931 fueron asesinados dos serenos en la Plaza. Pero este tipo de hechos no se repetirá hasta la llegada de la contienda, y fueron muy pocos casos, la mayor parte de carácter dudoso. En diciembre de 1937 muere un civil “por explosión”; en septiembre fallece una chica de 14 años en el Hospital Provincial a consecuencias de “heridas de arma de fuego”; en agosto del año siguiente cae otra mujer a causa de las heridas producidas por los “forajidos rojos”. Y por último, en junio de 1939 mueren tres civiles a consecuencia del “shock traumático por la explosión de un artefacto”. Como se puede comprobar, estas noticias no son reveladoras de que los óbitos fuesen causados por la acción republicana, a excepción de la mujer herida por los “rojos”.

           

 

 

 

  1. 2.- Las bajas convencionales del conflicto

En este apartado, que acoge a los “fallecidos por causas relacionadas con la guerra”, tienen cabida las personas muertas en “acción de guerra” y “en combate”. Los primeros serían todos los desaparecidos por actos de guerra como los bombardeos sobre la ciudad, explosiones fortuitas, etc. En los segundos entrarían los fallecidos en actos bélicos, heridas de metralla, bala, etc.; así como los que murieron en los hospitales militares a causa de las heridas sufridas en la batalla.

  1. 2. 1.- Muertes causadas por “acción de guerra. El 17 de agosto de 1936 tuvo lugar un ataque de la aviación republicana que provocó algunas víctimas en el cuartel que albergaba al Batallón de Ametralladoras número 2. Como consecuencia de la explosión de la bomba lanzada por un aeroplano murieron cinco individuos que fueron enterrados el día 17; de ellos tres eran militares y otros dos braceros (R.C.).Los días 18, 19, 23 y 25, fallecen otros cuatro “a consecuencia de la gangrena producida por una bomba de aviación” y “a consecuencia de bombardeo enemigo”. En febrero de 1937 falleció en el Hospital Provincial otro individuo a consecuencia de las heridas producidas por el bombardeo producido en la estación de ferrocarril de Empalme. A partir de entonces no vuelven a repetirse este tipo de ataques. No obstante, habría que incluir en este apartado otras muertes causadas por “acción de guerra” como las personas afectadas de forma accidental por explosiones de artefactos bélicos, como el caso de una mujer el 9 de diciembre de 1937 (lesiones producidas por explosión); o los tres individuos que a mediados de junio de 1939 cayeron por “shock traumático causado por la explosión de un artefacto”: tal vez una bomba extraviada por el ejército. Fueron, pues 9 víctimas causadas por el bombardeo republicano del cuartel; otro en Empalme por la misma causa; y cuatro civiles por la explosión de algún ingenio bélico. Pero aunque, 14, no sea una cifra alta, hay que tener en cuenta de que en Plasencia no se desarrollaron apenas acciones de guerra.
  2. 2. 2.- Muertes en combate. Un cariz muy distinto presenta la cifra de los caídos por las “heridas de guerra”. El hecho de que la zona quedara en poder de los nacionalistas desde el inicio de la sublevación, unido a la existencia de un Hospital Provincial, determinó que ya en los primeros meses de la contienda comenzaran a funcionar en ella una serie de centros de asistencia médica para atender los múltiples soldados heridos en campaña. Plasencia se convirtió, pues, en un núcleo de retaguardia hospitalario y de abastecimiento para las múltiples unidades que operaban en la zona.

En el Cuadro número 2 se detalla la estacionalidad de las defunciones militares en los establecimientos hospitalarios según las fuentes. En ambas el año 1937 refleja el máximo durante la guerra, con puntas en marzo y julio, pero son más fiables los datos del R. C. El análisis de las defunciones mensuales muestra una elevación en diciembre de 1936, en febrero-marzo y julio-agosto de 1937, y septiembre de 1938. Por último, marzo-abril fueron los meses más intensos en 1939.

Es posible que el aumento de diciembre de 1936 estuviera relacionado con las escaramuzas sostenidas en la zona de Villar de Rena, Villar del Pedroso y Carrascalejo; y lo mismo se pude decir con lo sucedido en la primavera de 1937 en la Sierra de Yelves, la comarca de Rena, y la reducción de la bolsa de la Serena en el verano de 1938. Las bajas de esta última ofensiva fueron elevadas en ambos bandos (véase Cuadro número 3). De hecho, tan sólo durante el ataque republicano de finales de agosto se cifran las pérdidas nacionalistas en 210 jefes, oficiales y suboficiales, y 4.919 soldados entre muertos, heridos y desparecidos. No es de extrañar que a Plasencia afluyeran numerosos heridos que terminaran muriendo en los centros de la ciudad.

Como puede verse en el Cuadro número 4, el número de difuntos militares fue considerable: algo más de 200 en los años de guerra. Todos ellos murieron en alguno de los múltiples hospitales que funcionaron en la ciudad. En un primer momento, el único que atendía a los heridos era el Hospital Provincial. Todos los fallecidos murieron en ese establecimiento. Posteriormente se fueron habilitando otros en la primera mitad de 1937, como el de las “Josefinas”, ubicado en la calle Sancho Polo; y el del Seminario Menor, en la calle Ancha. También en La Casa de Salud (manicomio) y el Colegio de San Calixto se instalaron centros que funcionaban en julio de 1938.Por último, en las Escuelas Graduadas se ubicó otro que, por atender en él a los regulares africanos, mereció popularmente el nombre de hospital “de los moros”.

De los 211 fallecidos en centros hospitalarios, 160  (76%) pertenecían a unidades regimentales regulares; 26 eran legionarios (12%); 17 eran africanos conocidos como regulares (8%), y, por último, sólo 8 eran falangistas (4%).

Las curvas representadas en la Gráfica número 1 reflejan la evolución de las defunciones según las fuentes. A partir de 1931-32 la diferencia entre ellas se va haciendo cada vez mayor. Recuérdese que fue bajo la II República cuando se realizó la secularización de los cementerios, por los que muchas muertes no se inscribieron en los RRPP, pero sí en el R.C. La diferencia en 1936 puede deberse, además de las razones expuestas, al hecho de que buen número de asesinatos en los primeros meses del alzamiento pertenecían a otros pueblos y muchos pudieron ser enterrados en otra localidad.

La evolución de las defunciones es paralela en todas las fuentes hasta julio de 1936. Pero desde agosto, las cifras civiles (y también las procedentes del cementerio) experimentan una fuerte subida, que no se corresponde con las parroquiales, donde por el contrario, descienden. Es posible que los individuos asesinados este mes no se inscribieran en los RR.PP.; máxime cuando en la ficha del L.C. existe una anotación al margen especificándose que fueron enterrados en el “cementerio civil”. Y lo mismo puede decirse de septiembre y diciembre, justo cuando se produjo un mayor número de asesinatos y ejecuciones (posiblemente algunos rechazaran el auxilio espiritual del último momento debido a sus ideas).

De los valores gráficos se desprende lo siguiente:

1.- En el primer año de la guerra, la diferencia de fallecidos existente entre las fuentes revela los numerosos asesinatos incontrolados que hubo y que no aparecen inscritos en los RRPP.

2.- Una buena parte de los ejecutados “oficialmente” tampoco fueron inscritos en esos libros. Pero, al igual que los anteriores, sí lo fueron en el R. C. y L. C.

3.- Sumando las cifras de “paseados” y ejecutados, los porcentajes de los datos parroquiales se aproxima a los que, en condiciones normales, representan en relación a los civiles.

4.- En los últimos tres años del conflicto hubo un elevado número de militares que sucumbieron por heridas de guerra y tampoco fueron inscritos en los RRPP, lo cual contribuyó a acentuar la diferencia existente entre las fuentes.

5.- A ello habría que unir la dinámica tradicional de los óbitos acaecidos en la ciudad de personas procedentes de otros núcleos cercanos que eran ingresados y morían en el Hospital, siendo inscritos en el RC, pero no en los RRPP.

 

3.- La economía

Una vez que los nacionales comprobaron la imposibilidad de resolver el conflicto en poco tiempo, adoptaron una amplia gama de medidas para hacer frente a sus necesidades económicas. Desde agosto de 1936 pusieron en marcha:

  • Repetidas Campañas de “Suscripción proejército”, con el lema “oro para la patria”
  • Subsidio “procombatientes” (obligatorio) que gravaba a las familias de acuerdo con el montante de su riqueza.
  • Lotería patriótica para sustituir el acorazado “España” o “poblaciones liberadas”
  • Otras recaudaciones: “Plato único”, “Días sin postre”, “Auxilio de invierno”, “Día de la Banderita”, “Día del Homenaje de la Retaguardia al Frente”, “Día de la botella”, “Aguinaldo del combatiente”

 

Estas peticiones, suscripciones y donativos constituían una presión más sobre las débiles economías de los hogares placentinos. Un dato significativo del estado en que se encontraba la ciudad a finales  de 1936 y principios de 1937 viene dado porque, la mitad de los 12.712 habitantes estaban incluidos en la Beneficencia Municipal.

  1. 1.- El sector primario: La agricultura fue uno de los subsectores más perjudicados: algunos pequeños agricultores fueron llamados al servicio de las armas, y quedaron sus cosechas sin recoger. Todos los productores de cereales, aceite y vino, fueron obligados a declarar de la cosecha recogida, remanente de la anterior, tierras en propiedad, consumo propio y disponibilidad para la venta (para evitar la reventa y el alza de precios). Pero esto no evitó que a medida que avanzaba la guerra faltaran alimentos como el arroz, los tomates, las judías, las patatas y el café.

También la producción ganadera quedó estrictamente controlada: tanto la lanar, como la porcina y la vacuna fueron deslindadas en cuanto al sacrificio para el consumo de carne y para reproducción. Según Mª L. Caballero, había pocas vacas dedicadas al consumo (pues el resto se dedicaba para la crianza). Además, se declaró una epidemia de aftas y peste porcina que inmovilizó numerosos animales.

  1. 2.- El sector secundario: La elaboración de harinas y pan era una de las actividades más destacada. Al principio de la guerra existían en la ciudad 4 fábricas de harina que abastecían a 11 panaderías, aumentando a 13 al final de la contienda. Por el contrario, la fabricación de hornos de ladrillo y losetas bajaron de 6 a 3 por la crisis de la construcción; lo mismo que las de chocolate (de 8 a 6). Sin embargo, aumentaron las de jabón (de 3 a 5), de loza ordinaria (5 a 6), de pimentón (1 a 2). Mantuvieron su número la fábrica de lejía, la de orujo y la “Electro Hidráulica del Jerte.
  2. 3.- El sector terciario: Ni la construcción ni los transportes dejaron sentir de una forma relevante los efectos de la contienda: no hubo edificios destruidos, y la ciudad continuó estando bien comunicada. El comercio, por su parte, siguió siendo el eje de la vida económica de la ciudad. La Plaza de Abastos (1933), constituyó un acierto al centralizar en su recinto los puestos que antes se ubicaban en la Plaza Mayor. Tanto la citada plaza como los locales de ultramarinos estaban controlados para evitar los abusos de acaparadores y revendedores; y las listas con los precios de los artículos tasados estaban expuestas.

Tras la guerra, el hambre y la pobreza aumentaron y los carniceros se quejaban de que no había carne para comer en la comarca porque se habían suprimido muchos mercados semanales y mensuales. Por otra parte, muchos ganaderos se abstenían de vender sus reses para no sujetarse a los precios tasados. Los placentinos que quisieran (y pudieran) comprar alimentos necesitaban inscribirse en el Padrón de Cédulas Personales, pues sólo así recibían la cartilla de racionamiento y podrían adquirir los productos de subsistencia mediante los cupones de abastecimiento.

4.- La población

Una situación tan dramática tuvo también su reflejo en la evolución de la población. En efecto, las tres variables demográficas contenidas en la Gráfica número 2 sufren variaciones destacadas.

Tanto los nacidos inscritos en los RRPP como en el RC muestran un lento pero continuo ascenso desde principios de la década de los treinta hasta el año 1936. Desde entonces, ambas líneas rompen su tendencia para descender hasta 1939. Son años en los que las parejas no pueden concebir por la separación de los cónyuges motivada por la situación bélica; o bien no quieren, debido las condiciones de penuria que atravesaba la ciudad. Era difícil traer un hijo al mundo sabiendo que en aquellas circunstancias tenía menores posibilidades de sobrevivir. Además, la falta de una alimentación correcta, en cantidad y calidad, reducía la fertilidad, provocando, incluso la amenorrea.

Por su parte, también los matrimonios muestran un mínimo en los primeros años de guerra. Como era lógico ambas variables estaban interrelacionadas, porque en una situación semejante, los placentinos redujeron sensiblemente los enlaces nupciales en una época de incertidumbre, miedo y  hambre; y era más sensato esperar el fin de la contienda para fundar nuevos hogares con mejores perspectivas. A medida que se acercaba el fin de la guerra, las bodas aumentaron hasta culminar en el máximo de 1940. Este alza se relaciona con la gran natalidad que se produjo el mismo año (“Baby Boom”). Pero en 1941, la falta de alimentos, la carestía, el racionamiento, el hambre y la adversa climatología (cuyo invierno fue de los más duros del siglo) retrajeron los enlaces y los nacimientos. A partir de aquí las variables comienzas a recuperarse.

La mortalidad presenta cierta estabilidad hasta 1936. Pero desde entonces se dispara y permanece alta durante la guerra (diferencia entre RC y RRPP por falta anotación). Con la excepción de 1941 (año crítico, como ya se vio), las defunciones comienzan su descenso. El impacto bélico en la población fue tal que, desde la epidemia de sarampión de 1914, los valores nunca habían sido tan elevados.

Como suele ocurrir en momentos de catástrofe, la falta de alimentos fue una constante en la vida de los placentinos durante la guerra y la posguerra. Todavía están presenten en la memoria de algunos las largas colas que se formaban para recoger productos que los soldados repartían. En consecuencia, el estado de desnutrición era alarmante. Y los organismos se fueron debilitando progresivamente: el número de fetos que nacieron muertos aumentó del 20% al 30% en 1939; y se disparó el número de muertes infantiles por denominaciones como “No ser del tiempo”, “No ser viable”, “Falta de vitalidad”, y “Debilidad congénita”. La mortalidad infantil fue, durante el período 1936-1941, del 32%. Pero no sólo los niños resultaron perjudicados, pues también los ancianos sufrieron el embate, aumentando sensiblemente las defunciones en el asilo. Y lo mismo puede decirse de los internados en el Manicomio.

Así pues, los óbitos afectaban mayoritariamente a los individuos más débiles: niños, ancianos, dementes y vagabundos, calificativos que aparecen frecuentemente en los RRPP, lo cual corrobora la selectividad de la muerte.

En 1941, tras casi dos años de posguerra, las debilidades orgánicas se hicieron sentir y las enfermedades encontraron un terreno abonado para prender en unos organismos debilitados: las defunciones producidas por enfermedades relacionadas con la desnutrición fueron casi el 16% del total de muertes registradas ese año. A ellas habría que añadir otras causadas por morbos de tipo infecciono (tuberculosis, meningitis, bronquitis y tosferina), que se acentuaban en periodos críticos.

También la falta de limpieza e higiene, tanto pública como privada, se cobró sus víctimas en la posguerra: en abril de 1939 aparecieron diversos focos de viruela (calle Rosas, Casa de Salud, Hospital Militar…). En diciembre, se decreta un despiojamiento general ante casos de tifus exantemático; a la vez que se insta a los farmacéuticos a proveerse de suero para combatir la difteria ante la muerte de varias personas por esa causa.

La repetición continuada de estas normativas evidencia una falta de cumplimiento no sólo por la vecindad, sino también por las autoridades locales, a quienes se encargaba de recriminar la Jefatura Provincial de Sanidad de Cáceres. En una comunicación oficial, se informaba que, pese a las múltiples ocasiones en que se había ordenado la puesta en marcha de la campaña profiláctica contra el tifus, todavía no se había ejecutado el mandato “…demostrando con ello un abandono y desobediencia dignas de un ejemplar castigo…”. Y es que, la contienda, con todo el cúmulo de elementos dramáticos que llevó aparejados, se tradujo, al menos en los primeros años de posguerra, en un descenso de los niveles higiénicos, que facilitaron la acción de bacterias, virus y organismos patógenos. Y estos, en última instancia, favorecieron el aumento de la mortalidad, como ocurrió en 1941.

Desde 1941 hasta 1944 los valores descienden tanto en los RRPP como, sobre todo, el RC. Superada la causa principal del desastre demográfico, la población placentina se recupera lentamente, aumentando la natalidad y provocando un crecimiento considerable, que sentaría las bases del despegue demográfico y económico placentino.

       

 

 

5  – Conclusión

Ya hemos visto las consecuencias demográficas, económicas y sociales que la contienda produjo en Plasencia. A las que podrían añadirse los efectos morales que sufrió la generación posterior; así como la cuestión irresoluta de la recuperación de restos de los que se ocupa la Memoria Histórica.

Que no se repita más este tipo de enfrentamientos, porque los efectos de las guerras civiles, además de inciviles, tardan mucho en cicatrizar, y perduran en la memoria colectiva.

Yo espero que este trabajo, además de ser una pequeña aportación al conocimiento de nuestra historia local, sirva también para conocer mejor lo que supuso la contienda y… de esta forma no tengamos que repetirla.

 Foto 2

Cuadro 1

Cuadro 2

Cuadro 3

Cuadro 4

Gráfica 1

Gráfica 2

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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