Gregorio Carrasco Montero.
Introducción.
Se desarrolla la XXXVI edición de los Coloquios Históricos de Extremadura. Me incorporé a los mismos hace 29 años, en la VIII edición. He aportado, pues, veintinueve comunicaciones variadas. En aquella, ya lejana ocasión, presentaba, a instancias del M. I. Sr. Dr. D. Francisco Fernández Serrano, a un extremeño del S. XVI, Antonio Sánchez Cabañas, primer historiador dela bella e histórica ciudad de Ciudad Rodrigo. Era algo de lo que aquel extremeño hizo por esa ciudad charra.
Hace varios años que traigo a estos Coloquios de Extremadura, bien coloquiados en esta ciudad de Trujillo, figuras que están necesitando estudios más extensos que los que podamos presentar en estas ocasiones coloquiales. Algunos trujillanos me han animado a traer a estas personas cuyas trayectorias o estudios no son especialmente conocidos y a veces fueron decisivos en movimientos sociales, fundaciones, reivindicadores de la restauración del Monasterio de Guadalupe, etc.
Quizá algún día, cuando aumente las publicaciones de los diversos Coloquios, alguien, picado previamente por la curiosidad se decida a una investigación a fondo de estos hombres y mujeres y puedan presentarnos a esas desconocidas u olvidadas figuras en toda su dimensión.
II Raíces del Admirador.
Presentamos en esta ocasión, como reza el título, a un charro admirador de la bella comarca del norte cacereño, Sierra de Gata. Me han movido a realizar y presentar esta comunicación el interés, la admiración, el cariño sobre la misma y que se nota en muchos escritos inéditos. Destaco sobre todo los cuatro cuadernos apaisados y que él titula JÁLAMA.
¿De quién se trata? La documentación que empieza a recoger los datos de la pequeña historia de cada cual: partida de nacimiento en el juzgado, partida sacramental del bautismo en la parroquia, la de defunción en ambos registros, así como certificados del Sr. Canciller Secretario del Obispado de Ciudad Rodrigo dan pie a pergeñar algo, al menos, de su personalidad.
Su ascendencia paterna es portuguesa según lo delata su primer apellido. Efectivamente, su abuelo paterno, José de Sousa, era natural de Mallasorda, Reino de Portugal, lo confirma. Había contraído matrimonio canónico en Castillejo Martín Viejo con Demetria Díaz, natural del pueblo anteriormente citado, de la provincia de Salamanca.
La declaración del nacimiento de su hijo ante el juez de paz, que hizo como padre, se presenta a sí mismo como ejerciente de “administrante y sangrador” en Alamedilla (Salamanca), donde nació nuestro D. Samuel Sousa Bustillo. Se inscribió como hijo de Juan de Sousa y Manuela Bustillo. Este matrimonio se ha acercado más, por razones profesionales, a la frontera portuguesa o raya que pasó su abuelo paterno para casarse en España.
Este abuelo por línea paterna practica la misma profesión de “administrante-sangrador” y estaba domiciliado para ello en Villasbuenas de Gata (Cáceres) ¿No pasaría el niño Samuel temporadas con sus abuelos paternos en la villa de Villasbuenas de Gata? Sin duda que sí. Desde allí y en desplazamientos con su abuelo contemplaría la Almenara de Gata, el más cercano castillo de San Juan de Máscoras en Santibáñez el Alto. Todo quedaría grabado en sus retinas y mente. Con seguridad lo llevaría a otros pueblos de la comarca y contemplaría otros castillos, templos y otros edificios con más empaque que los que pudo ver en Alamedilla y en Castillejo Martín Viejo y otros de las zonas de Ituero, Azaba y Argañán. Otro tanto ocurriría con los picachos como Jálama, la Jañona, la Golosa, etc. sobrepasando todos los 1.000 m. de altura.
III Venciendo la soledad del cura rural.
Sea como fuere el adolescente Samuel Sousa Bustillo empieza los estudios de la carrera sacerdotal en el Seminario Conciliar de San Cayetano de Ciudad Rodrigo. Concluirían con la ordenación de presbítero teniendo lugar el 12 de junio de 1.897, a los veinticuatro años de edad. Ignoramos el cargo o cargos que desempeñara antes de mayo de 1.902. Tampoco, por falta de tiempo, no hemos consultado el libro de calificaciones obtenidas por Sousa Bustillo en las diversas etapas de su formación intelectual: Latín, Humanidades, Filosofía, Teología y Cánones, como entonces se decía. Las creemos buenas o muy buenas. Lo demuestra que tan solo cinco años después de su conclusión se presentó al convocado concurso general a curatos de la diócesis de Ciudad Rodrigo.
Cumplidos todos los requisitos se posesionó en propiedad de una de las parroquias de más habitantes de la diócesis mirobrigense como era la parroquia de Santiago el Mayor de El Payo. Lo de los habitantes era muy mirado entonces. Y lo de la propiedad también. E
Ésta en el nuevo Código de Derecho Canónico no se contempla de la misma forma.
Allí de desenvolvió con su bagaje intelectual a cuestas y los proyectos pastorales de aquellas kalendas en el corazón, sin duda, desde el 10 de mayo de 1.902 hasta el 29 de diciembre de 1.941. Cuarenta y uno de su existencia dedicada a las gentes de aquella parroquia.
En los seminarios los formadores siempre advertían, como elemento de formación, de los peligros que podían acarrear la soledad sacerdotal. Especialmente en los ambientes rurales que eran los que mayormente se daban en la diócesis referida. Por la psicología y circunstancias de los pueblos: sin luz eléctrica, sin comunicaciones, muchos de aquellos en la época carentes de las carreteras de tierra, técnicamente caminos vecinales.
Era el caso que encontró Sousa Bustillo a su llegada en algún caballo y sus pocos muebles en un par de carros de vacas. No tuvo camino vecinal hasta bien entrado y avanzado el s. XX y que él vio realizar.
También, es verdad, que los mismos formadores eclesiásticos orientaban para defenderse y no caer en esos peligros. Unos medios eran de orden espiritual, otros de orden pastoral y un tercer grupo de orden intelectual. Es decir, exhortando a que se cultivaran intelectual y culturalmente. Lo mismo exhortaban, sigue siendo válido ahora, a compartir con algún compañero cercano dificultades y problemas y ayudarse mutuamente a resolverlos. Incluso a compartir los éxitos si los había.
No es de esta ocasión y lugar averiguar cómo vivó esa autodefensa y espiritualidad D. Samuel. Sí fijarme y consignar aquí su derivación intelectual e histórica utilizando su misma producción histórico literaria que sigue inédita.
IV Dos anécdotas reveladoras.
Quiero referir dos anécdotas que a mí me contaron. Creo que reflejan un tanto, por lo menos, su personalidad humana y espiritual.
A.- Dieciséis años después de su toma de posesión llegó con toda agresividad la llamada y conocida popularmente gripe de 1.918. Por los libros de defunción de las parroquias se puede comprobar lo de agresividad aplicada a dicha gripe.
Muchos murieron en su parroquia de El Payo. Se ha comentado que con los derechos arancelarios que le proporcionó la gripe célebre por la mortandad que causó hasta hablarse también de ella como verdadera peste, D. Samuel compró una huerta que el ingenio popular bautizó como la “Huerta de la Epidemia”. Hombre observador, ingenioso y de buen gusto, a pesar de la pobreza y el atraso, hizo de la huerta dicha un lugar de paseo y retiro.
Me gusta imaginar y pensar que este párroco se hizo un lugar más pobre y, por supuesto, sin la fama que en su tiempo tuvo La Flecha de Fr. Luis de León por aquello de la escondida vida…
Esta huerta la adquirió pensando en la persona que le atendía. Este pequeño predio y todas sus pertenencias, incluidas las literarias, se las dejó a ella. ¡Cómo se alegraría cuando le llegó la trombosis que le incapacitó en gran parte y le condenó a la silla!
B.- Esta segunda es dura. A mi juicio, sin embargo, reaccionó como sacerdote y pastor que cuida de todos los que le han confiado y pretendía ayudar especialmente en momentos difíciles como fueron para muchos tanto en los preámbulos como en el desarrollo de la infausta guerra civil.
Pues un profesional del pueblo le llevó a su despacho parroquial una lista, confeccionada por autoridades locales y otros profesionales, de los que iban a ser “mareados” diciéndole: Mira la lista a ver si te parece que falta alguno. Después de leerla y releerla le contestó al que se había personado en la casa parroquial creyendo que tenía más confianza “creo que falta uno”. Se calló. A la pregunta del profesional personada en su despacho que quién era le respondió: “El que falta eres tú”. Allí no murió nadie. Las relaciones tuvieron punto final y no por él.
Presentación de sus cuadernos
Cuatro titulados Jálama.
Hasta 14 se hallan en manos de su actual poseedor. Alguno carece ya de la primera página. En general están bien conservados. La enumeración que él mismo hizo corresponde a la materia que trata. O al lugar que estudia.
Cuatro dedica a la montaña mágica de la Sierra de Gata en Cáceres. Recoge los nombres de la misma que han llegado hasta nosotros. El actual en castellano es Jálama y que él utilizó. Los pueblos de la Fala: San Martín de Trevejo, Eljas y Valverde del Fresno conservan y usan el nombre árabe o Xálima. Añadimos lo que él no conoció. En algunas piezas epigráficas se grabó el de Salamati. Se cree que fue una diosa a la que se tributó culto en esta destacada montaña.
Cuaderno nº 1 de Jálama.
Empezamos diciendo que conoce perfectamente este altísimo picacho. Tanto lo que es territorio de la provincia charra como lo que pertenece por partida doble a la provincia cacereña. Con bastantes metros de altura.
Afirma que es Monte Hermoso porque el significado de Xálima es “pecho hermoso de mujer cuya figura tiene el dicho monte”.
Describe, narra y cuenta sus contenidos de fauna, minerales, restos de templos, acuíferos, jornadas cinegéticas, hallazgos de fósiles, anécdotas, sucesos, habla de cabras y cabreros, caza del jabalí.
Aconseja una ascensión nocturna para contemplar el espectáculo del amanecer en la misma cúspide mirando por el norte a Castilla y por el sur y el oeste valles y pueblos de Extremadura.
Yo tengo que destacar la facilidad y fluidez con que lo hace. Adoba con citas acontecimientos, la posesión de algún establecimiento con nombres de políticos, obispos, literatos, ingenieros, etc. Así aparecen en sus cuadernos Albiñana, Pereda con sus Peñas Arriba, Vázquez de Mella, Lerroux, cardenal Almaraz y otros muchos. Lo cual quiere decir que estaba al día a pesar de las limitaciones: sin luz eléctrica, radio, y que buscaba por toda la zona informaciones, visitó personalmente los pueblos, ruinas como las del convento eremitorio de Ntra. Sra. de los Ángeles que señalara San Francisco de Asís para que allí se hiciera tal eremitorio. Enumera ríos, otros montes y cuando lo hace del Picoto añade: “a doscientos metros de este monte, hacia el oeste están labradas artísticamente, en piedras naturales y planas, a flor del suelo, los escudos de España y Portugal, señal de la frontera de ambas naciones, la que debiera desaparecer para hacer una nación peninsular. Potente y próspera, según deseos del gran pensador Vázquez de Mella.
Este verano la prensa hablada y escrita se ha ocupado del tema y se trasluce que en Portugal existe un movimiento de intelectuales que estudian, hablan y escriben de tal asunto..
Seguidamente D. Samuel consigna en ese cuaderno otra curiosidad, que los lejanos y quizá hasta los cércanos la ignoran.
“Próximamente –de los escudos nacionales- está la piedra que sirvió de mesa a cuatro obispos en la que estando sentados cada cual en su jurisdicción comieron y conversaron amigablemente. A saber: el de Ciudad Rodrigo y el de Coria, o sea, el Prior Mitrado de la Orden de Alcántara (españoles) y el de Guarda y Viçeu (portugueses)”.
Visitaba los archivos parroquiales y así en sus cuadernos aparecen datos que él divulgaba. Ser un investigador nato y oidor atento de hechos y leyendas lo demuestra al hablar de Casar de Palomero: “Los de este pueblo, donde escribo, en cuyo archivo hay muchas partidas en las que consta que los moribundos dejaban ordenado que se les dijesen misas a la Santa Cruz del Casar”. Y había, y hay, muchos kilómetros desde El Payo al Casar de Palomero. Sumémosle los medios de comunicación de entonces y la proliferación de algo más de medio siglo para acá.
Pasó muchas horas observando en y desde él. Se ven en “más de 30 leguas de Extremadura, Castilla y Portugal” diversidad de accidentes orográficos. Hace una curiosa división. Lo que se ve a la parte sur, este y oeste lo llama regiones y distingue cinco. Lo de la parte norte no llama regiónes sino cuencas, exceptuando lo que se llama El Rebollar que se considera región.
Primera región. Se encuentra dentro de Portugal y es la llamada Sierra de la Estrella o Serra da Estrela. Segunda región. Limita con la anterior y es la llamada Sierra de Gata. La estudiará ampliamente. Tercera región. La visitó y de ella da abundantes datos y son las conocidas Hurdes o Jurdes. Cuarta región. Empieza con el monte de 1.723 m. y denominado de la Peña de Francia y la región se denomina Sierra de Francia. Quinta región. La Bejarana.
Todo eso se puede ver. Él además visitó en gran parte. Recogió datos de todo tipo y que exigen otra comunicación.
Cuaderno nº 2 de Jálama. Continúa en el mismo tono que el primero. En él podemos descubrir esta curiosidad. Enumeró, después de haberlos recorrido, los puertos antiguos de la región de Sierra de Gata. Comunicaban ambas partes de la Vetónica, o sea Extremadura y Castilla. De algunos dice que eran verdaderas veredas de cabras. Hoy algunos se han convertido en carreteras o se han abandonado totalmente. Sólo sirven para senderismo.
La comunicación entre ambas comunidades, en el lenguaje actual, se hacía por 10 puntos geográficos. Buscando siempre, aunque a veces no se conseguía, lo que facilitaba la orografía. Son, con todo, los siguientes: 1) El de Valverde del, Fresno. 2) El de Eljas, 3) El de San Martín de Trevejo. Se fundía con el anterior en Santa Clara. 4) El de Villamiel, conocido también por el puerto del Hocino. 5) El de Acebo, que se une con el de Villamiel por la mina Blanquita. 6) Otro de Acebo, llamado el de la Ventosa. 7) El de Perales o Puerto Blanco. 8) El de Gata, que desemboca en el desfiladero de Jartín. 9) El dificilísimo de escalar de Descargamaría. 10) El de Robledillo de Gata. Según acostumbra salpicando sus descripciones con elementos históricos o incluso humanos que él captó visual o auditivamente.
En tiempos de recuperación de los distintos Caminos de Santiago no debo dejar de referenciar lo que él dejó escrito: “En estos desfiladeros había ermitas construidas por iniciativa de los frailes de los conventos cercanos de pueblos limítrofes, ora para su refugio en temporales de nieve y lluvia, durantes sus viajes apostólicos; ora para amparo de los transeúntes, a los que se les suministraba techo, lumbre, alguna nuez, higo paso y el cuscurro de pan por los ermitaños ejercitando la caridad”. Todas sufrieron el abandono y han desaparecido. Sólo queda la de Blas en Gata.
A aquellos edificios sucedieron los llamados ventorros. Se pagaba todo añadiendo “y hasta el pelo los burros los además pagan también veinte céntimos de estaca”. Aquellas ermitas y estos ventorros “fueron testigos mudos del paso de los peregrinos para cumplir votos visitando el sepulcro del Apóstol Santiago”. “Término de la jornada del paso de la cordillera era la Hospedería instalada en la iglesia de Robleda (Salamanca) de la que se conserva todavía el atrio cubierto, y del exterior que era cercado con paredes defensivas, no hay más que la puerta de entrada”.
Después de haber estudiado a Jálama tiene en el 2º Cuaderno este título: Breve Reseña Geográfica, Histórica y Estadística de los Pueblos de la Sierra de Gata. Son 19 pueblos “que a continuación describiré e historiaré”, añade. Señala el nombre del pueblo y situación geográfica, topografía urbana, clima, producciones, industrias, la ganadería, el comercio, historia, personajes ilustres, hacendados principales, carácter e sus habitantes. Con esta estructura describe e historia cada pueblo.
Comienza con Valverde del Fresno en este segundo cuaderno Jálama. Sigue Eljas. A continuación estudia Navasfrías y Genestosa éste ya despoblado y ambos de la provincia de Salamanca Los estudia aquí por deferencia a los que pertenecieron a la Orden Militar de Caballería de Alcántara y Encomienda de Eljas. Concluye el segundo cuaderno Jálama iniciando el estudio de San Martín de Trevejo que sigue en el tercero. Continúa en el mismo cuaderno con el estudio de Villamiel y Trevejo, en la antigüedad Trebejo. Tras él tiene sitio Cilleros en el cuarto y último cuaderno de Jálama.
Con Salvaleón y Milana hace lo mismo que con la Genestosa que ya vimos. Despoblados desde mucho tiempo atrás fueron encomiendas. Continúa con el estudio de Acebo. Y hace larga alusión a la Cervigona, primera centralita eléctrica que dio luz a ocho pueblos de la misma Sierra de Gata.
Viene seguidamente el pueblo que asumió en sí mismo el nombre de toda la comarca, Gata. Con el estudio de esta villa finalizan los Cuadernos Jálama. Queda incompleto el estudio de dicha villa. Habría un quinto cuaderno que, o no pudo escribirlo o se ha perdido. Por ello faltan los estudios de los pueblos siguientes: Cadalso, Descargamaría, Hoyos, Perales del Puerto, Robledillo de Gata, Santibáñez el Alto y Villasbuenas de Gata.
Dos cuadernos a los que él mismo titula: Pasatiempos de un mal poeta. A uno de ellos falta la primera página; en la que iba el título.
Y el primero lo inicia la narración en verso de una subida a Jálama. Vuelve a notarse su admiración por Extremadura. Otro poema es “Fabula: La Zorra y la Gazapa”. Se trata de la caza natural de la zorra para alimentar a su descendencia con gazapos y otros animales. Tiene, como fábula, las oportunas consecuencias moralizantes. También con dosis moralistas escribe el poema “Rosita la Bella”: Otros son: “Paráfrasis del Ave María”, “La romería”; Epigrama:“El Cura y el Zafio”; termina este primer cuaderno con el poema “La Nevada”.
El Nº 2 de Pasatiempos de un mal Poeta lo comienza con el poema titulado “Carta al Amigo”. Siguen: “¡Pago el invento!”; “La Fiesta de Aldea”; “Día de campo”; “El Viático”; “El Típico Rebollar”; “El Ciego de Perales”; “El envío para Azabeño”; “¡Campesinos!”.
Cuadros de Tipos y Costumbres. Son otros dos cuadernos de D. Samuel Sousa Bustillo. En la primera página del primer cuaderno la titula de esta manera:“Cuadros de Tipos y Costumbres y Paisajes”. Introducción. En ésta explica que lo que pretende hacer es describir hombres modestos. De los héroes se ocupan bien cortadas plumas. Narrar sus vidas y costumbres para que los conozcan los que nunca los vieron.
Cuadro nº 1, “Los loberos” y Cuadro nº 2, “Los Intelectuales de Aldea…También Pescan”. Este sigue en el Cuaderno Dos con el mismo título en portada que el primero. Cuadro nº 3, en verso, “Los Cabrerillos del Rebollar”. Cuadro nº 4 “La Caza del Jabalí”. Con él termina dichos cuadros.
Otros dos cuadernos apaisados de Anécdotas. En el primero encontramos las siguientes, sólo títulos, ya que sería excesivamente prolijo para este trabajo. Analizarlas sería para otro tipo de estudios.
Comienza con “¡Dicen que me divierto!”. Dos: “Si el cura era Agudo el Obispo no era Lerdo”. Tres: “El Cura que cayó de Ala y Volvió a Volar”. Cuatro: “El Cura Renovador de Costumbres”. Cinco: “El Santo Cristo y el Encierro” Seis: “Con las Hijas de María no sirven precauciones”. Siete: “¡La Ciudad y el Campo no se conocen!”. Subtítulo: “O en qué se conoce el pánico de los señoritos”. En el segundo cuaderno encontramos la anécdota 8: “Argumento decisivo”. Anécdota 9: “Caso Nuevo de Moral”. La 10 la titula así: “La Procesión da unas Vueltas”. Anécdota 11: “Anverso y Reverso”. Subtítulo: “El cura casamentero y el que no sabe de eso”. Con esta terminan las anécdotas.
En estos cuadernos salen varias veces Extremadura, la Sierra, curas de esta tierra que confirman lo que he dicho sobre su admiración.
De caza también entendía.
Un cuaderno vertical, sin tapas, no sabemos en qué compartimento literario lo colocaría, tiene un largo trabajo. Lo dedica a la caza y lo titula: “La Caza del Jabalí”. Sin duda que tiene presente Peñas Arriba. Aunque allí fuese otra caza. Pero allí donde vivió y en su monte, tantas veces repetido, caía en su tiempo nieve de lo lindo. Por eso terminado el trabajo con el que abre el cuaderno añade otro sobre la caza del mismo animal pero con este añadido: “Caza del Jabalí en un Día de Nieve”,
Otro cuaderno de D, Samuel sin tapa con el título de su contenido. Además le faltan primeras páginas. Las que han quedado son versos; de la que debió ser primera pieza sólo son 14 versos y en son de consejos, terminando: “que el enemigo del hombre,/ es el hombre su enemigo”.
Completo está el poema “¿Cómo se da gusto?”. Sigue “El Jilguero”. Lo arriba afirmado lo versifica él: “Sentado en la huerta/ debajo de un pino estaba, cuando/ vi un pajarito,/ que revoloteaba/ buscando su nido…” “La Siesta en el Río”. “El Voto del Cazador”. “Vida y Muerte del Tío Pedro”. “Semblanza”. “Ardiente Declaración y Despecho”. “Las Bravas del Rebollar”. “Pedrosín”. Con este romance, versificando historia y portazgo, el pueblo que fue y ya no existe y mil datos de la naturaleza y de las personas que entonces trabajaban como dehesa lo que fue término municipal del pueblo arrasado, etc. termina este cuaderno sin título.
La enfermedad, sin duda, iba menoscabando su capacidad intelectual y sin darse cuenta repite algunos trabajos. Así ocurre con el cuaderno que yo enumero como 14.
A pesar de estos fallos y algún otro, incluso ortográfico, estuvo hasta el final cultivándose, observando y transmitiendo a sus Cuadernos reflexiones y conclusiones. Sus páginas han quedado sembradas de datos históricos y humanos, de enseñanzas descubiertas por él en la misma naturaleza. Como hombre de fe y sacerdote orienta a la alabanza al Creador. Da lecciones en sus Cuadernos de estar al día de descubrimiento arqueológicos, acontecimientos sociales y políticos. Los califica con las sensaciones del momento. Y no suele equivocarse. ¡Ah! Y algún año se pasó las vacaciones de estudiante en pueblo extremeño. Admiró a Extremadura y recorrió la Sierra de Gata.
Gregorio Carrasco Montero.