Dic 062018
 

Álvaro Vázquez Cabrera.

Introducción

La presencia de abundantes ejemplos de monumentos megalíticos en Valencia de Alcántara, tanto por su tamaño como por su solidez, han provocado desde hace siglos un gran interés. Esa importancia es innegable ya que desde el momento en el que se levantaron, el ser humano se ha fijado en ellos por diversas cuestiones y han sido objeto de reutilización para diferentes fines, ya sean usados para abrigo o habitáculos para pastores, zahúrdas, o incluso, para labores de vigilancia del territorio a lo largo de los conflictos bélicos transcurridos durante la Edad Media y Moderna.

Ya desde la Edad Media encontramos documentación en la que aparecen referencias a tales monumentos funerarios. Lo hacen utilizando el término “anta”, que es como siempre lo vemos y se les denomina en Portugal. Son citados como topónimos ya que a la hora de designar un paraje natural, la presencia de un elemento tan visible como era un dolmen, y más si se conservaba el túmulo, este serviría como signo identificativo de un lugar.

La particularidad que tiene el término de Valencia de Alcántara es que la gran cantidad de dólmenes en dicho término hace que la identificación entre los datos que nos aportan la documentación y la realidad, sea confusa y difícil con los dólmenes conservados en la actualidad. De hecho, una de las causas sea el cambio de los topónimos con el paso del tiempo y el uso repetido de la denominación “tapado del anta” para diferentes lugares[1].

Más adelante veremos que, además de la documentación, los dólmenes son estudiados desde el siglo XIX por numerosos autores. Desde entonces, son varios los que no han perdurado hasta nuestros días, lo que nos hace pensar que en el pasado se produjo un proceso de destrucción por diversas causas. A veces se destruyeron al realizar labores agrícolas, convertirlos en chozos o zahúrdas [Fig. 1], reutilizar los ortostatos, el expolio de los busca tesoros, etcétera.

Ejemplos claros de esto son todos aquellos dólmenes de pizarra que han desaparecido. Es el caso de los cinco dólmenes de Porqueros, los dos de Vihuela, los dos de Fuente las Yeguas o los cuatro de la Cotadilla.

Como vemos los dólmenes eran conocidos por la población, y muy pronto despertaron interés y empezaron a ser objeto de estudio por diferentes autores. Estos nombrarán a los dólmenes de diferentes maneras: garitas, antas, sacelos, aras, habitaciones…

El primero que introduce el término “garita” será Vilanova, mientras que el término “anta” para referirse a los dólmenes no nos es extraño, ya que los vecinos portugueses la utilizan. Es curioso que al referirse a estos monumentos, los habitantes valencianos no encontraran una palabra en español para referirse a ellos.

Este término lo utilizan Viu, Barrantes y Díaz y Pérez; siendo un tópico mencionar que se trata de una palabra lusa, ya que existen poblaciones en Almería, Lugo y Pontevedra con el nombre de Antas. Además en la literatura gallega también la usan para denominar a los dólmenes.

Sacelo designa a un santuario antiguo o templos. En la historiografía aparece solo en Extremadura para señalar a los sepulcros megalíticos. Serán José de Viu y Nicolás Díaz y Pérez los que popularizaron dicho término. En otras palabras, los dólmenes han sido interpretados de diferentes maneras.

En definitiva, este trabajo consiste en poner en valor estos monumentos funerarios repasando a todos los estudiosos que se fijaron en ellos. Un valor incalculable en el que deberían incluirse en el listado de la, posible, declaración de La Raya hispanolusa como Patrimonio Mundial.

HISTORIOGRAFÍA DE LOS DÓLMENES DE VALENCIA DE ALCÁNTARA

Estos conjuntos arquitectónicos, datados en la época neolítica, fueron objeto de estudio de numerosos investigadores, arqueólogos y eruditos. Serán estos últimos los que nos proporcionen las primeras noticias que tenemos sobre estos restos en la Península Ibérica. Entre ellos abundan políticos, ingenieros, geólogos, clérigos, nobles y otras gentes de variada condición. Esos primeros descubrimientos se producen en la primera mitad del siglo XIX dándoles un origen celta[2].

La primera referencia que tenemos sobre los dólmenes de Valencia de Alcántara hay que buscarla en las Ordenanzas del Concejo, elaboradas en tiempos del maestre de la Orden, Don Juan de Zúñiga, en agosto de 1489[3]. En ellas se cita el término “anta”, pudiendo, en algunos casos, identificarlo con alguno que se haya conservado, como por ejemplo el dolmen de Valdelucía:

« del camino de Alcántara y, de allí, atravesando el camino, siguiendo la loma abaxo hasta a la Piedra de Anta y, de allí, a dar en el ribero de Alpotrel »[4].

Otros son más difíciles de situar el emplazamiento al señalar: «en la labrança que dizen de los Mostrencos, donde está el Anta, asomando a la fuente de la Piçarra»[5], ya que no se ha podido localizar con exactitud el topónimo Mostrencos, así como la referencia a la fuente de la Pizarra es algo difuso puesto que son varias las que reciben en la actualidad esa denominación y ninguna con un dolmen cercano.

Tras esta primera referencia en la documentación, hemos de esperar a una obra del siglo XVII. Se trata de la Crónica de la Orden de Alcántara de Alonso de Torres y Tapia, publicada en el siglo XVIII pero que el autor escribe un siglo antes y la termina hacia 1652.

En dicha obra, el autor menciona en numerosas ocasiones a Valencia de Alcántara como «una de las más principales y ricas que tiene esta Orden […] con una valiente fortaleza y muralla que la ciñe»[6]. En relación a los dólmenes, Torres y Tapia señala:

«Vense también en su contorno unas Antas (assí las llaman sus naturales) o losas hechas de propósito de piedra berroqueña bruta, de quatro se forma una como capilla o cueba que cubre otra, y dicen que eran aras o altares donde ofrecían sacrificios a los Dioses según costumbre de los Gentiles»[7].

El autor sitúa esos dólmenes en lo que para él era el entorno del núcleo romano originario de Valencia de Alcántara, que lo localiza una legua al sur de la actual población en el camino de Mayorga.

Algunos autores consideran que el cronista está confundiendo Valencia de Alcántara con San Vicente de Alcántara, en donde existe al sur de la localidad un yacimiento romano en dirección a Mayorga. Esta afirmación tiene parte de verdad, ya que Mayorga pertenece actualmente al término municipal de la localidad pacense; sin embargo, Torres y Tapia escribe en un momento en el que la Encomienda de Mayorga aún no había sido absorbida y hacía pocos años que se había emancipado de Valencia de Alcántara.

Vemos, según la cita, que relaciona a los dólmenes con altares erigidos por la civilización romana.

Habrá que esperar al siglo XIX para ver alguna cita sobre los dólmenes valencianos. Será José de Viu[8], en 1846, en su obra titulada Colección de Inscripciones y Antigüedades de Extremadura, refiriéndose a unos dólmenes ubicados en la Encomienda de Mayorga, que como se ha mencionado anteriormente, actualmente pertenece al término municipal de San Vicente de Alcántara[9].

El propio autor nos dice sobre este dolmen:

«Todavía antes de entrar en Julia Contrasta debemos indicar que en la encomienda de Mayorga hay una porción de Sacelos o Antas colocados a iguales distancias, sirviendo algunos de ellos para zaburdas»[10].

Con Julia Contrasta se refiere a Valencia de Alcántara, que durante décadas se identificaba esta localidad cacereña con la romana. Falsedad que copiaron, tanto Viu como Madoz, de falsos cronicones de los siglos XVI-XVII. Uno de ellos es el Cronicón de Dextro de Jerónimo Román de la Higuera, que expandió toda clase de invenciones y errores de bulto que luego se adentraron en la tradición oral, como es el caso de la mencionada Julia Contrasta.

Pasados algunos años, Emilio Hübner en su Corpus Inscriptiones Latinarum menciona que la ciudad de Julia Contrasta fue «nacida de los fraudes de Higuera». Por tanto, desenmascara al cronista.

En cuanto a su localización, se trata del primitivo nombre de la localidad portuguesa de Valencia do Miño ya que así lo confirman documentos custodiados en el Archivo de La Torre do Tombo de Lisboa, datados durante el reinado de Alfonso II y Alfonso III (1210-1279), siendo este último el que cambió el nombre de Contrasta por Valencia.

Dejando a un lado ya la referencia a la ciudad romana de Contrasta, vemos como más adelante Viu indica que en los alrededores de Valencia se conservan bastantes antas que se «componen de tres o cuatro enormes piedras planas, formando una especie de tienda de campaña con otra piedra informe que trunca la pirámide»[11]. Además reflexiona sobre el origen de estos monumentos: primitivos que servían para los sacrificios y fiestas rústicas.

Viu describe cómo son los dólmenes y su posible función: relacionados con los sacrificios y la religiosidad. Asevera que hay un gran número, aunque no indica cuántos puede haber ni se refiere a ninguno en concreto e, incluso menciona el uso al que se están dando en su momento: zahúrdas. Siguiendo el texto, a pie de página, Viu se plantea que los objetos hallados en alguno de los dólmenes se remonten a tiempos primitivos; por tanto es el primero que data a estos monumentos como prehistóricos y sin ninguna relación con los romanos.

En el Diccionario de Madoz, en la edición de 1849, se habla de «antas o capillas a Júpiter Tonante diseminadas por el campo»[12]. Curioso el atribuir los dólmenes al dios romano Júpiter, mencionando el uso a los que son destinados: chozas o zahúrdas.

El colaborador de Pascual Madoz podría ser el mismo José de Viu[13], o incluso otra persona, pero lo que sí es cierto es que sigue al cronista de la Orden de Alcántara Alonso de Torres y Tapia. Este había escrito a mediados del siglo XVII la crónica, aunque no se publicó hasta 1763, refiriéndose a una inscripción romana dedicada a “IOVIS”. El colaborador de Madoz interpreta que el cronista sigue hablando de los dólmenes, por eso piensa que esa ara votiva proviene del dolmen. Este puede ser el origen de esa relación entre las antas y el dios romano.

Ese mismo error comete Ceán Bermúdez en su Sumario que hay de las antigüedades romanas que hay en España, en 1832. En la tercera parte de la obra menciona que Valencia «se llamó Contrasta cuando estaba fundada en el sitio que dicen ahora Villa vieja, distante una legua de esta villa hacia mediodía. Cerca también de esta villa hay unas antas o losas brutas, con cuatro de ellas se formaba un sacelo, en cuyo centro se colocaban aras, y sacrificaban sobre ellas los gentiles»[14]

Como vemos, Ceán menciona a Contrasta identificándola con Valencia y las antas con su posible función: votiva, de sacrificio colocando aras. También menciona el ara dedicada a Júpiter[15].

En la Exposición Universal de París de 1867 figura «dos hachas de piedra, de la segunda mitad, procedentes de Valencia de Alcántara», presentadas por D. Amalio Maestre. Esta noticia nos la da Vicente Barrantes en 1875 en su Aparato Bibliográfico[16].

El extremeño Nicolás Díaz Pérez (1841-1889) en la introducción de su obra Extremadura (Badajoz y Cáceres), publicada en 1887, menciona que en Mayorga y en Valencia de Alcántara aparecieron un gran número de Sacelos o Antas, y dentro de ellas había saetas, cuchillos y otros utensilios de pedernal. Líneas después insiste que cerca de Valencia, concretamente en la dehesa de Mayorga y a orillas del río Salor, existen otras construcciones semejantes de granito en las que también en ellas se encuentran instrumentos similares a los anteriormente citados[17].

Por tanto vemos que habla de pasada sobre los dólmenes de Valencia de Alcántara, aunque sin citar ninguno en concreto. Al igual que Díaz y Pérez encontramos otra referencia del mismo estilo, señalando la presencia de dólmenes cerca de Valencia y en la dehesa de Mayorga por el arquitecto Vicente Paredes[18].

El que fuera Catedrático y Secretario de la Comisión de Monumentos de Badajoz entre 1867 y 1905, Tomás Romero de Castilla (1833-1910), publica en el año 1896 el Inventario de los objetos recogidos en el Museo Arqueológico de la Comisión Provincial de Monumentos de Badajoz donde da noticia sobre algunos dólmenes extremeños como origen de algunos objetos expuestos en dicho museo.

Menciona de nuevo la Encomienda de Mayorga, sin mencionar a Viu, localizándola en el término municipal de San Vicente de Alcántara; para dar noticia del hallazgo de un hacha pulimentada «en dicha dehesa abundan los Dólmenes, Antas y Menhires»[19].

En lo que se refiere a los dólmenes de Valencia, menciona dos fotografías regaladas por Don Ramiro Estévez Verdejo: una de ellas del Anta de la Marquesa, en la Aceña de la Borrega, y la otra del Anta del Cajirón[20].

A finales de siglo nos encontramos con la figura del célebre geólogo valenciano Juan Vilanova y Piera. Viaja a Valencia de Alcántara invitado por el Duque de la Victoria para visitar algunos dólmenes. Impresionado por lo que vio, Vilanova publica un informe para la Real Academia de la Historia[21], en el que cita «cinco antas, dos completas y tres en ruinas, todas con siete piedras», encontrando cuchillos de pedernal, puntas de lanzas, flechas de cristal de roca, cerámica, algunos huesos humanos y objetos de adorno.

Vilanova realiza una descripción más exacta que autores anteriores, pero no menciona ni el lugar exacto ni el nombre de los monumentos que visitó. Señala, también que han sido saqueados por buscadores de tesoros y realiza una catalogación de todas las piezas que encuentra: pertenecientes al Mesolítico.

Unos años después, en 1892, realiza una segunda visita, rápida y no informa. Sin embargo, tenemos la noticia gracias a la revista local El Curioso Averiguador de Valencia de Alcántara. Azuar escribe en 1907 como Vilanova regresa a la localidad invitado de nuevo por el Duque de la Victoria.

El Curioso Averiguador nos dice al respecto:

«Marchó al campo a practicar estudios sobre el terreno y exploró las antas de la Zafra, el Cerro Alto y el alcornocal de Valverde […] hachas pulimentadas, alguna flecha de pedernal y cerámica tosca perteneciente todo a los tiempos neolíticos […] en algunas aparecen utensilios de cobre y de bronce»[22].

De los topónimos que menciona, solo conocemos los de la Zafra. En esta segunda visita halló ejemplares de época neolítica, por lo que lo cambia la datación de su primera visita. Además menciona el haber encontrado herramientas realizadas en cobre y bronce; algo que no es propio de los dólmenes por lo que es un buen indicador de que estos monumentos fueron reutilizados con el paso del tiempo.

Es importante destacar que Vilanova tenía intención de impartir una conferencia sobre prehistoria en el Casino de Artesanos, pero que, finalmente, no pudo celebrarse ya que se tuvo que ir urgentemente a Madrid.

Antes de acabar el siglo, en 1896, Leite de Vasconcelos publica una relación de piezas arqueológicas que adquiere el Museo de Elvas, entre los que se encuentran un ídolo placa decorado por las dos caras, un fragmento de punta de lanza de sílex, cuentas de collar y fragmentos de cerámica a mano; todo ello procedente de «un anta en la propiedad denominada Aceña de la Borrega»[23].

La Aceña de la Borrega es una pedanía perteneciente al municipio de Valencia de Alcántara, por tanto el investigador portugués se está refiriendo a alguno de los dólmenes que se encuentran allí. También señala materiales, con los números 4, 15, 16 y 17; procedentes del Puerto de Aguas Claras y de Mayorga, lugares muy próximos a La Aceña de la Borrega.

En el siglo XX, Valencia de Alcántara va a ser visitada por el arqueólogo más representativo de aquel momento: José Ramón Mélida. La visita acontece en 1916 con el objetivo de elaborar su famoso Catálogo Monumental de la Provincia de Cáceres[24] y se hace eco de la noticia el diario El Noticiero de Cáceres. En él se describe la excursión de Mélida, acompañado por un natural de la zona, visitando los dólmenes de la Data y Cajirón aunque no excavaron nada ni recogen material por falta de tiempo.

El catálogo será publicado en 1924 y recoge todos esos datos de su visita a los monumentos, describiéndolos e incluyendo fotografías y dibujos de las plantas. En 1920 publica una primicia dedicada a los dólmenes de Valencia de Alcántara en la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos.

En ambos trabajos, Mélida menciona dólmenes situados al suroeste de Valencia de Alcántara, que son los mismos que se venían citando desde el siglo XIX aunque él sí menciona cuáles son, la planta y su localización. Estos dólmenes son cinco: el Cancho del Lobo, los dos dólmenes del Cercado de la Data, el del Cercado de la Anta y el del Cajirón.

De esos cinco dólmenes hoy perduran todos excepto el primero. Catalogado con el nº 146, Mélida dice lo siguiente:

«Dolmen, arruinado, que se halla en el sitio llamado Cancho del Lobo. Diez de sus piedras se ven, dos de ellas medio enterradas […] es el más próximo a la villa, de la que distará poco más de tres kilómetros»[25].

No sabemos cómo sería este dolmen, ya que de los cinco monumentos catalogados por Mélida es el único del que no realizó ninguna fotografía ni dibujo de su planta.

Los cuatro restantes «están más distantes, en el camino del Asiento de Topete a la Aceña de la Borrega». Estos son los nº 147 al 150.

Los números 147-148 los denomina Cercado de la Data, que son en la actualidad los Data I y Data II. En ellos hace mención de la reutilización de los ortostatos y por ser objeto de «buscadores de supuestos tesoros o codiciadores de las piedras»[26].

El siguiente que menciona es el Cercado de la Anta, actualmente conocido como el Anta de la Marquesa o El Mellizo [Fig. 2]. Finalmente, el número 150 lo sitúa en el «cerro del Regato del Cajirón» siendo denominado hoy día como Cajirón I, del que dice lo siguiente:

«Conserva la cubierta, pero está removido por haber sido despedazados algunos de los soportes y haberse vencido los del lado de poniente, habiéndole reforzado, los profanadores, con cantos»[27].

Es curioso que Mélida solo recogiera la existencia de cinco ejemplares y no incluyera el de Cajirón II, que se sitúa a unos escasos metros del Cajirón I[28].

Como se ha mencionado anteriormente, Mélida no lleva a cabo ninguna excavación ni recogida de materiales, pero al final del capítulo señala que «a pesar de estar profanados, sería conveniente explorarlos para descubrir las piedras ocultas como para recoger los objetos que aún estuvieran enterrados».

Es necesario decir que a Mélida le interesa y le da importancia a la conservación de la arquitectura, ya que hay que recordar que está elaborando un catálogo en un momento en el que se buscaba el acercamiento a las corrientes de pensamiento europeo y orientar la disciplina hacia la profesionalización completa. Además amplía el concepto de monumento al de yacimiento y ruina.

Al final del capítulo establece una visión de conjunto, relacionando los dólmenes de Valencia de Alcántara con los de San Vicente de Alcántara, concretamente con uno en la Encomienda de Mayorga, algunos de la provincia de Badajoz y con los de Portugal. En cuanto a la cronología, los data como monumentos neolíticos[29].

Tras los trabajos de Mélida habrá que esperar hasta finales de la década de los 50 para que publiquen el matrimonio Leisner[30] una especie de Corpus sobre el megalitismo peninsular, centrándose en Portugal pero incluyendo algunos dólmenes extremeños, entre los cuales señalan algunos de Valencia de Alcántara.

Georg y Vera Leisner se limitan a recoger la publicación de Mélida de 1924, señalando los cinco dólmenes catalogados por el arqueólogo madrileño añadiendo un sexto: el de la Aceña de la Borrega que citaba Leite de Vasconcelos. Además recogen el dolmen del Anta de la Marquesa en Portugal, algo que creará una gran confusión, ya que se encuentra en una pedanía de Valencia de Alcántara. Así catalogan seis ídolos placa procedentes de los dólmenes mencionados [Fig. 3].

Estos errores derivan del desconocimiento del terreno y de la mala interpretación de los datos que aportaba Leite de Vasconcelos. Es posible que, tanto Leite como los Leisner, al mencionar el dolmen de la Aceña de la Borrega se estén refiriendo al Anta de la Marquesa ya que es el más cercano a la población como también el mejor conservado.

A pesar de las confusiones, el estudio de los Leisner alcanzará una gran difusión y repercusión a nivel internacional que provocará que la zona de Valencia de Alcántara se revalorizara dentro del panorama científico europeo.

Casi al mismo tiempo que el matrimonio alemán, Manuel Bergés Soriano realiza su tesina de Licenciatura inédita sobre el Megalitismo extremeño, en la que incluye diez dólmenes inéditos de Valencia de Alcántara. Para ello visita la localidad e inicia una serie de prospecciones, acompañado por un guardia municipal conocedor del terreno, en las que mide, dibuja la planta y fotografía. Esos diez monumentos son tres situados en el Cerro de la Zafra, los dos de Las Tapias, los dos de Las Lanchas, los dos del Tapado del Anta y el dolmen de El Corchero.

Bergés es consciente que si se sigue prospectando la zona podría hallarse más monumentos e, incluso si se llevaran a cabo excavaciones arqueológicas permitiría datarlos cronológicamente.

Del trabajo de Bergés surge el interés de Martín Almagro Basch, que era el director de esa tesina. Almagro, director del Instituto Español de Prehistoria, pretendía dinamizar los estudios sobre el Megalitismo extremeño, dentro de un contexto arqueológico nacional con muchas particularidades. La presencia de Almagro en la región supone un toque de atención sobre el megalitismo, en un momento de apatía arqueológica en Extremadura, que procedía de un prestigioso arqueólogo con una larga trayectoria investigadora y con un gran peso académico y político.

Aunque sus excavaciones no fueron muy numerosas, abrió nuevos caminos, contando con colaboradores tan destacados como Sáenz de Buruaga, director del museo de Mérida, o Carlos Callejo Serrano, conservador del Museo de Cáceres y famoso por hallar las pinturas rupestres de la cueva de Maltravieso.

En lo que concierne a los dólmenes de Valencia de Alcántara, Almagro publica en 1962 el resultado de las excavaciones llevadas a cabo en los dólmenes de El Corchero y el de Tapias I. En ambos megalitos, el autor aporta planos y sección de la planta del monumento [Fig. 4], así como el hallazgo de materiales del ajuar [Fig. 5].

Dichas excavaciones arqueológicas fueron dirigidas por una de sus alumnas, Rosa Donoso, y hay que destacar que algunos materiales se adscriben a unos dólmenes de manera discutible[31].

Se publica un mapa de la zona donde se señalan, además de los ya conocidos y los dólmenes excavados, el de Tiracalzas, Huerta de las Monjas, Palancar y Morera; sin ser mencionados en el texto. También destacar en el mapa la denominación de los dólmenes de la Aceña de la Borrega. Se señala dos en el Asiento, uno en las Datas y otro en el Cajirón. Los dos del Asiento se refiere a los Datas y el de las Datas es el Mellizo; por tanto, vemos de nuevo la confusión de los dólmenes de esa zona.

En lo que se refiere a la excavación del dolmen Tapias I, menciona que ha sido objeto de saqueos en numerosas ocasiones por lo que hallaron gran cantidad de material de sílex fuera de la cámara, ya que los buscadores de oro al ver que no encontraban nada de lo que ellos buscaban arrojaban la mayoría del material fuera del monumento. Como nota curiosa destacar que aparecieron monedas medievales[32] portuguesas y un botón de infantería española de la época de Isabel II, con lo que vemos cómo estos monumentos sirvieron como refugio en todas las épocas.

Del dolmen Tapias II solo menciona que está en muy malas condiciones, estando en pie solo un ortostato y el resto deshecho «para usarlo como cochiquera».

Vemos de nuevo el uso al que han estado sometidos estos monumentos a lo largo de la historia, siendo muy diferentes a su función.

Por su parte, del dolmen de El Corchero destacar lo siguiente:

«Parece ser que hace unos treinta y cinco años este monumento se hallaba completo y fue destruido por el padre de la actual dueña, quien hizo una era con los fragmentos de las losas que faltan. La plataforma de la era puede verse allí mismo»[33].

A pesar de la confusión de los dólmenes de la Aceña y de algunos materiales hallados, el trabajo de Almagro significa la primera excavación arqueológica oficial en la zona.

Por las mismas fechas, Carlos Callejo recoge y cita nuevos dólmenes valencianos, agrupándolos en tres zonas principales: una, al este (fincas Las Tapias y la Zafra), otra, al sudeste (Las Datas, el Cajirón), y otra, al oeste (Corchero, Lanchas), lindando con Portugal[34].

En la década siguiente, el que fuera director del Museo de Cáceres, Miguel Beltrán Lloris, publica el estado de la cuestión de la arqueología extremeña destacando la presencia de 18 dólmenes en Valencia de Alcántara y, señala que se trata de la zona megalítica más rica de la provincia[35].

Un nuevo impulso y, posiblemente el mayor estudio, sea la obra de Elías Diéguez, que publicó y presentó en el V Congreso de Estudios Extremeños en 1976. Antes de esta obra había publicado numerosos artículos en periódicos regionales como el HOY de Badajoz o el EXTREMADURA, así como en diferentes revistas especializadas. En 1961 es nombrado miembro de la Comisión de Monumentos de Cáceres y en 1964 delegado de excavaciones arqueológicas en Valencia de Alcántara, lo que le permite estar presente en las excavaciones [Fig. 6] realizadas en este tipo de monumentos[36].

En su obra registra 43 dólmenes, de los cuales 23 son inéditos[37]. Aporta la ubicación de los monumentos, sus plantas y fotografías [Fig. 7]. La pretensión del estudio es dar a conocerlos, que sean objeto de investigación y salvarlos de la destrucción, degradación y el saqueo.

En esta obra se aprecia la imprecisa localización de algunos dólmenes, ya que los nombra con el nombre del propietario en aquel momento del terreno donde se encuentran. Ejemplo claro es el denominado Cachazo por el autor, que actualmente se conoce como Huerta de las Monjas.

También apreciamos que confunde, un autor más, los dólmenes de la Aceña. Diéguez llama Asiento al dolmen Datas I, al Datas II le denomina Datas I, y al Mellizo o Anta de la Marquesa, Datas II. Los dólmenes del Cerro de la Zafra les cambia la numeración. Por otra parte, realiza excavaciones junto con sus alumnos en el dolmen Lanchas I y el de Huerta de las Monjas.

Tras Diéguez, mencionaremos a la Catedrática de Prehistoria de la Universidad de Alcalá de Henares, Primitiva Bueno Ramírez.

Bueno ha publicado una gran cantidad de artículos y libros relacionados con la prehistoria, el megalitismo, pinturas rupestres, estelas antropomorfas o necrópolis; destacando entre ellos su obra titulada Los dólmenes de Valencia de Alcántara[38]. Se trata de una monografía donde cataloga y estudia de manera pormenorizada 48 dólmenes de los cuales 11 son inéditos. Presenta planos, fotografías y estudia todos los materiales existentes fruto de anteriores excavaciones así como los hallados en los dólmenes excavados por la autora y su equipo.

Entre los años 1985-1987 interviene y lleva a cabo excavaciones arqueológicas [Fig. 8] en los dólmenes del Anta de la Marquesa, Datas II, Cajirón I y Huerta de las Monjas. Los resultados obtenidos fueron una buena conservación de los túmulos en las Datas y en Huerta de las Monjas, descubrimiento del corredor en los cuatro ejemplares, documentación de los sistemas arquitectónicos empleados y recuperación de materiales originales[39].

La misma autora publicará años más tarde, en 2008, el último catálogo[40] realizado sobre los dólmenes valencianos, valorando lo ya conocido a partir de fuentes escritas y planteando un estado de la cuestión sobre el patrimonio de Valencia de Alcántara. El catálogo se presenta a modo de fichero con una numeración consecutiva a partir de la cronología y recogiéndolos de norte a sur.

Cada ficha cuenta con la información más relevante del monumento: nombre, clasificación, coordenadas, topónimo, localización en el mapa topográfico, breve descripción y si existen o no trabajos. Además, nos encontramos con imágenes ilustrativas, ya sean fotografías o planos.

Finalmente, las últimas intervenciones, hasta la fecha, son las acontecidas por la Junta de Extremadura. Dichas intervenciones fueron llevadas, durante los años 90 del siglo pasado, a cabo dentro de los programas de Cooperación Transfronteriza Interreg con el objetivo de consolidar y acondicionar algunos monumentos para así evitar la degradación progresiva de los mismos y acondicionarlos para la visita. Tras estas intervenciones, salieron a la luz una serie de trabajos encabezados por Carrasco Martins y Enríquez Navascués[41], donde nos dan información de los trabajos de consolidación de los dólmenes de El Palancar, Zafra II, La Miera o Datas I, añadiendo planta, alzados, algunos objetos de ajuar encontrados y fotografías [Fig. 9] del antes y el después de la intervención.

CONCLUSIONES

Valencia de Alcántara presenta innumerables vestigios del pasado, y los dólmenes son un ejemplo de ellos. Estos monumentos son conocidos desde antiguo, ya que en las Ordenanzas del Concejo de Valencia de Alcántara de 1489 ya se mencionan como «Antas»[42].

A pesar de ello, estos monumentos fueron objeto de expolio durante siglos, ya sea mediante la reutilización de los ortostatos, usados como habitáculos para animales y/o personas, como por los buscadores de tesoros.

En el amplio conjunto megalítico, podemos apreciar que aunque los dólmenes situados en la Aceña de la Borrega eran los más antiguamente citados, no eran los mejor conocidos, ya que Mélida, los Leisner, Almagro y Diéguez los confunden.

Los diferentes estudios realizados sobre los dólmenes contribuyeron en su puesta en valor y fiel reflejo de esto fue la declaración, en 1992, como Bien de Interés Cultural como Zona Arqueológica.

En definitiva, hay mucho trabajo realizado pero hay mucho más que hacer. Tanto por cantidad como por calidad, Valencia de Alcántara tiene mucho potencial. Potencial no solo científico o arqueológico, sino también turístico. Se debe llevar a cabo una mayor divulgación del patrimonio valenciano, no solo megalítico sino también monumental. Para ello, aunque existe una buena señalización de los dólmenes, se debería actualizar la señalización, limpieza de caminos y terrenos, mayor accesibilidad y conservación.

Sería interesante realizar alguna excavación arqueológica de manera científica en alguno de los monumentos, ya que solo tenemos las que realizaron Almagro, la Asociación de Amigos de la Arqueología, las de Elías Diéguez con sus alumnos, las de Bueno y su equipo en los años 80 y las intervenciones de la Junta de Extremadura una década después. Paralelamente es necesario elaborar una Carta Arqueológica.

Aun sabiendo que la iniciativa para declarar La Raya como Patrimonio de la Humanidad es debido a la gran presencia a ambos lados de la frontera de fortificaciones abaluartadas, creemos conveniente hacer hincapié a todo lo existente en esta zona: fortificaciones, costumbres, identidad cultural, gastronomía, paisaje compartido y, por supuesto, la gran concentración de dólmenes en todo este espacio. Por tanto, La Raya es mucho más y debemos trabajar todos en la misma dirección con el objetivo de cooperar, defender y proteger nuestro patrimonio.

APÉNDICE FOTOGRÁFICO

Fig. 1. Dolmen de La Barca destinado a zahúrda (Foto archivo Elías Diéguez Luengo).

Fig. 2. Anta de la Marquesa a principios del siglo XX (Mélida, 1916).

Fig. 3. Ídolos placa encontrados en dólmenes de Valencia de Alcántara (Leisner, 1959).

Fig. 4. Ajuar funerario hallado en dolmen Tapias I (Almagro, 1962).

Fig. 5. Planta dolmen El Corchero (Almagro, 1962).

Fig. 6. Excavación del Tapado del Anta (Foto archivo Elías Diéguez Luengo, 1961).

Fig. 7. Ajuar encontrado en El Corchero (Foto archivo Elías Diéguez Luengo, 1961)

Fig. 8. Excavación dolmen Huerta de las Monjas en 1987 (Bueno, 2008).

Fig. 9. Dolmen La Miera antes y después de su intervención (Enríquez y Carrasco, 1999).

BIBLIOGRAFÍA

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BALBÍN BERHMANN, Rodrigo de, “Arte megalítico en el Suroeste: El grabado de Huerta de las Monjas (Valencia de Alcántara), XIX Congreso Nacional de Arqueología, Castellón, 1987, pp. 237-247.

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NOTAS

[1] El término “tapado” procede del portugués y significa parcela. Si es cierto que existe en Valencia de Alcántara un dolmen llamado Tapado del Anta.

[2] Las primeras referencias donde se definen estos monumentos como celtas corresponden a Juan Ramis i Ramis en su publicación Antigüedades célticas de la Isla de Menorca desde los tiempos más remotos hasta el siglo IV de la era Cristiana, Mahón, 1818.

[3] Domingo BOHÓRQUEZ JIMÉNEZ, Ordenanzas del Concejo de Valencia de Alcántara, Institución Cultural “El Brocense”, Cáceres, 1982.

[4] Domingo BOHÓRQUEZ JIMÉNEZ, “Ordenanzas del Concejo…”, ob. cit. p. 163.

[5] Domingo BOHÓRQUEZ JIMÉNEZ, “Ordenanzas del Concejo…”, ob. cit. p. 95.

[6] Alonso de TORRES Y TAPIA, Crónica de la Orden de Alcántara, Madrid, 1763, T. I, p. 223.

[7] Alonso de TORRES Y TAPIA, “Crónica de la Orden…”, ob. cit. p. 229.

[8] José DE VIU, Colección de Inscripciones y Antigüedades de Extremadura, Concha y Compañía, Cáceres, 1846.

[9] Incluimos la referencia de estos dólmenes situados en Mayorga, ya que Valencia de Alcántara tenía derechos en estos territorios desde mediados del siglo XIV hasta tiempos modernos. Finalmente, en 1836, esta encomienda incrementará el término de la villa de San Vicente, tras agregarse ésta a la provincia de Badajoz. Antonio NAVAREÑO MATEOS, Arquitectura militar de la Orden de Alcántara en Extremadura, Mérida, Editora Regional de Extremadura, 1987, p. 173. Vid. Ramiro ESTEVEZ VERDEJO: Monografía de San Vicente de Alcántara, Badajoz, 1907, pp.45-46.

[10] José DE VIU, “Colección de Inscripciones…ob. cit. p. 201.

[11] José DE VIU, “Colección de Inscripciones…ob. cit. p. 201.

[12] Pascual MADOZ, Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de ultramar, Tomo XV, Madrid, 1849, p. 449.

[13] Hay que recordar que Viu vivió por un tiempo en Valencia de Alcántara, siendo Juez de Primera Instancia y Alcalde Mayor de la villa (nombrado en 1834).

[14] Juan Agustín Ceán Bernúdez, Sumario que hay de las antigüedades romanas que hay en España, en especial las pertenecientes a las Bellas Artes, Madrid, 1832, pp. 423-424.

[15] Viu también menciona dicha ara, “en un olivar a la salida de Valencia”. Actualmente se conserva en el Centro de Interpretación de Valencia de Alcántara.

[16] Vicente BARRANTES, Aparato Bibliográfico para la Historia de Extremadura, T. I, Madrid, 1875, p. 454.

[17] Nicolás DÍAZ PÉREZ, Extremadura (Badajoz y Cáceres), Establecimiento Tipográfico-Editorial de Daniel Cortezo y Compañía, Barcelona, 1887, pp. 21-22.

[18] Vicente PAREDES Y GUILLÉN, Origen del nombre de Extremadura, Plasencia, 1886, p. 33.

[19] Tomás ROMERO DE CASTILLA, Inventario de los objetos recogidos en el Museo Arqueológico de la Comisión Provincial de Monumentos de Badajoz, Tip. El Progreso de Antonio Arqueros, Badajoz, 1896, p. 13.

[20] Tomás ROMERO DE CASTILLA, “Inventario de los objetos…ob. cit. p. 207.

[21] Juan VILANOVA Y PIERA, “Valencia de Alcántara en el concepto protohistórico”, Boletín de la Real Academia de la Historia, T. XV, Madrid, 1889, pp. 192-193.

[22] Antonio AZUAR, “El libro de Valencia de Alcántara”, El Curioso Averiguador de Valencia de Alcántara, Valencia de Alcántara, 1907, pp. 11-12.

[23] José LEITE DE VASCONCELOS, “Acquisições do Museu Municipal de Elvas”, O Archeologo portugês, vol. II, nº. 1, Lisboa, 1896, pp. 3-4.

[24] José Ramón MÉLIDA, Catálogo Monumental de España. Provincia de Cáceres, Madrid, 1924, pp. 21-25.

[25] José Ramón MÉLIDA, “Monumentos megalíticos de la provincia de Cáceres”, Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, T. XLI, Madrid, 1920, p. 57.

[26] José Ramón MÉLIDA, “Monumentos megalíticos…ob. cit. p. 58. José Ramón MÉLIDA, “Catálogo Monumental…ob. cit. p. 23.

[27] José Ramón MÉLIDA, “Monumentos megalíticos…ob. cit. p. 59. José Ramón MÉLIDA, “Catálogo Monumental…ob. cit. pp. 24-25.

[28] Para saber más sobre la localización de los dólmenes, ver Francisco BEJARANO, Guía del Conjunto Megalítico de Valencia de Alcántara, Valencia de Alcántara, 1993.

[29] José Ramón MÉLIDA, “Monumentos megalíticos…ob. cit. p. 60.

[30] George y Vera LEISNER, Die Megalithgraber der Iberischen Halbinsel. De Westen, Berlín, 1959, p. 40. Juan Javier ENRÍQUEZ NAVASCUÉS, “Notas para una historiografía de los dólmenes de Extremadura”, Extremadura Arqueológica VIII, Mérida, 2000, p. 29.

[31] Se adscriben ídolos placa, puntas de flecha y cerámicas al dolmen El Corchero cuando en realidad fueron hallados en Tapado del Anta.

[32] Martín ALMAGRO BASCH, Megalitos de Extremadura I, Excavaciones Arqueológicas en España, 3, Madrid, 1962, p. 9.

[33] Martín ALMAGRO BASCH, “Megalitos de…ob. cit. p. 11.

[34] Carlos CALLEJO SERRANO, “Un lustro de investigaciones arqueológicas en la Alta Extremadura”, Revista de Estudios Extremeños, T. XVIII, 1962, p. 288.

[35] Miguel BELTRÁN LLORIS, Estudios de arqueología cacereña, Zaragoza, 1973, pp. 6-14.

[36] Para saber más ver, Carmen DIÉGUEZ CASCALES, “Biografía de Elías Diéguez Luengo”, Extremadura Arqueológica VIII, Mérida, 2000, pp. 13-15.

[37] Elías DIÉGUEZ LUENGO, “Los Dólmenes de Valencia de Alcántara”, V Congreso de Estudios Extremeños, pp. 25-42.

[38] Primitiva BUENO RAMÍREZ, “Los dólmenes de Valencia de Alcántara, Ministerio de Cultura, Madrid, 1988.

[39] Primitiva BUENO RAMÍREZ y Rodrigo BALBÍN BEHRMANN, “El proyecto arqueológico «Valencia de Alcántara: El Jardinero y yacimientos megalíticos de la comarca de Valencia de Alcántara (Cáceres)»”, Extremadura Arqueológica II, Mérida-Cáceres, 1991, pp. 89-101.

[40] Primitiva BUENO RAMÍREZ y Antonio VÁZQUEZ CUESTA, Patrimonio Arqueológico de Valencia de Alcántara, Valencia de Alcántara, 2008.

[41] CARRASCO MARTINS, María Jesús, ENRÍQUEZ NAVASCUÉS, Juan Javier, “Intervenciones en los dólmenes de Valencia de Alcántara”, Ibn Marván, nº 7, Marvao, 1997, pp. 247-265. CARRASCO MARTINS, María Jesús, ENRÍQUEZ NAVASCUÉS, Juan Javier, “Sobre los dólmenes de corredor corto de Valencia de Alcántara”, Ibn Marván, nº 9-10, Marvao, 1999-2000, pp. 271-301.

[42] Domingo BOHÓRQUEZ JIMÉNEZ, Ordenanzas del Concejo de Valencia de Alcántara, Institución Cultural “El Brocense”, Cáceres, 1982.

Dic 052018
 

Rocío García Rodríguez.

  1. Introducción

Este trabajo cita a seis de los autores extremeños humanistas vinculados a la universidad de Salamanca y a su arte. Algunos civiles, otros clérigos. Unos de ascendencia humilde, otros nobles. Algunos formados en el Estudio salmantino y otros en su región o en el extranjero. Algunos científicos, otros especializados en lenguas. Pero a esta media docena les unía su pasión por el saber, el viaje, los contactos con artistas, reyes, docentes excelsos, sus trayectorias laborales polifacéticas, sus saberes interdisciplinares y sobretodo la publicación de un gran número de tratados. Algunos se conocieron entre ellos, tanto así que eran amigos o discípulos y maestros.

Bajo el reinado de Felipe II figuran el escritor franciscano Antonio de Santa María; el traductor brocense, Benito Arias Montano. Durante el reinado de Felipe III, el filósofo y políglota Pedro de Valencia; el cronista y gramático Gonzalo de Correas y finalmente, el médico Juan de Sorapán. Sobresalieron en otros ámbitos de igual manera, pero estas son sus profesiones más conocidas. Algunos tienen instituciones culturales en su nombre actualmente.

Fig 1. Benito Arias Montano

  1. Contexto histórico

Se explica sucintamente el contexto histórico porque condiciona el arte. Esta exposición aborda el siglo XVI y en primer tercio de siglo XVII, periodo de la Edad Moderna.

En al ámbito social: Se vivía desde el antropocentrismo. Hubo un crecimiento demográfico. Era importante la raza, existía una división entre cristianos viejos y nuevos (convertidos). En Extremadura hubo mucha emigración a América.

En el campo político: España era la potencia hegemónica europea. Gobernaban la dinastía Augsburgo, en este periodo los Austria mayores.

En el área religiosa: se implantó la contrarreforma, se crearon órdenes religiosas, seminarios, se desarrolló el misticismo, hubo más prácticas del tribunal de la Inquisición.

En economía: aumentó el mercado, hubo un capitalismo inicial, existió una inflación de precios pues había pocos productos y gran población. Mala cosecha, altas tasas, guerras.

Respecto a la cultura: se divulgó el humanismo que cuestionó valores y propuso otros. Hubo descubrimientos geográficos: España se extendió, el Imperio más extenso por tres siglos.    En literatura: se publicó Lazarillo de Tormes, basada en Salamanca, novela anónima, realista, reflejaba la picaresca para sobrevivir. En el teatro: Lope de Vega estrenó obras en la Corte real. En el arte: En arquitectura el estilo manierista, en escultura el estilo romanista, en pintura el estilo trentino: pautas del Concilio de Trento. Artistas huyendo de las guerras de religión. Finalmente, las universidades se consolidaron, pero centradas en humanidades. Felipe II creó instituciones científicas.

  1. Los extremeños humanistas en la universidad de Salamanca

Antonio de Santa María (Plasencia 1521 – Segovia 1602) franciscano: de padres nobles. Sobresalió en oratoria desde pequeño. Se formó como Doctor en ambos derechos en la universidad de Salamanca como secular. Por su fama como intelectual, en Roma ejerció varios cargos en la cámara apostólica del Vaticano como civil. Con un permiso volvió a España durante años cuidó de almas. A los 41 años ingresó en el convento de la provincia de san Gabriel descalzos. Luego pasó a la provincia de San José y posteriormente al convento de San Gabriel de Segovia donde falleció a los 81 años tras escribir varias obras.

La pieza artística con la que se identificó más como miembro de la Iglesia fue el programa moral de los relieves de la escalera del edificio histórico de la universidad salmantina.

Francisco Sánchez de las Brozas, llamado el Brocense (Brozas, 1523 – Salamanca, 1600) Fue un gramático. Sus tíos financiaron sus estudios en Évora y en Lisboa donde sirvió a dos reyes. Fue a estudiar a la Universidad de Salamanca donde conoció a poetas. Tuvo doce hijos, lo que condicionó su enorme producción divulgativa y numerosas clases. Fue catedrático de retórica de la Universidad salmantina. Fue crítico por lo que su obra sufrió censura y él tuvo problemas con la Inquisición por lo que murió en arresto domiciliario. Escribió muchos libros de enseñanza científicos, filosóficos, gramáticos. Recibió apercibimientos de la Universidad por usar tratados en lengua vernácula. Corrigió el método de Nebrija de inicio del siglo XV. Reformó los estudios clásicos. Tradujo a autores clásicos. Se conservan veinte de sus publicaciones y se perdieron seis.

Tradujo a Virgilio por lo que su libro ayudó a comprender a los estudiantes alguno de los enigmas tallados en el patio de las escuelas mayores y editó y comentó los Emblemas del humanista italiano Alciato, por lo que los emblemas de la universidad le repercutieron en su selección de estudio de los emblemas renacentistas.

Benito Arias Montano (Fregenal de la Sierra, 1527 – Sevilla, 1598): fue un humanista, hebraísta, biólogo, filósofo y escritor políglota. Estudió en Sevilla y en la Universidad de Alcalá de Henares. Observó el concilio de Trento. Felipe II le encargó la biblia políglota de Amberes llamada biblia regia y fue bibliotecario del Escorial y sacerdote. Era amigo de poetas que le dedicaron obras. F. Pacheco, el pintor de corte Pantoja de la Cruz, Rubens y otros artistas flamencos le retrataron.

Pasó breves estancias en Salamanca: en la primera fue profesor de griego en el colegio trilingüe con 27 años, en la segunda tuvo tres entrevistas con Fray Luis de León[1], y en la última intervino en debates universitarios en 1561. León de Castro, el catedrático de griego de la universidad de Salamanca le acusó de judaizante y lo retiraron de Salamanca.

Su relación con el arte de la Universidad es que debatió en las escuelas menores.

Pedro de Valencia: (Zafra, 1555 – Madrid, 1620) humanista, hebraísta, crítico literario, filósofo, traductor, cronista del Felipe III, discípulo de Arias Montano. Aprendió latín con su pariente, el humanista y poeta latino Antonio Márquez. Estudió con los jesuitas de Córdoba. Estudió leyes en la universidad de Salamanca y griego con el Brocense. Tras licenciarse volvió a Zafra donde escribió hasta que le llamaron para ser el historiador oficial del rey. Sus hijos estudiaron, uno de ellos, Melchor fue catedrático de leyes.

La obra de arte de la universidad que posiblemente más repercutió en su obra fue la fachada historiada del estudio general o también llamada de escuelas mayores, por su expresión de la historia regia del Estado, un tema cercano como cronista que llegó a ser.

Gonzalo de Correas: (Jaraíz de la Vera, 1571-Salamanca, 1631) discípulo del Brocense. Fue humanista, helenista, gramático, impulsor de una reforma de la ortografía española. En la universidad salmantina estudió lenguas, teología. Fue profesor en la cátedra de griego, pidió un aumento de bajo salario. Obtuvo la cátedra de hebreo. Fue contador de las cuentas de las cátedras. Formó parte de la comisión de la biblioteca y archivo universitarios. Al morir legó su librería de más de 800 volúmenes al colegio trilingüe.

Su relación con el arte de la universidad es que fue capellán del hospital del estudio.

Juan Sorapán de Rieros (Logrosán 1572 – 1638) Médico del siglo de oro español. Fue doctor por la escuela mádica del monasterio de Guadalupe. Estudió en la Universidad de Salamanca, fue médico en Llerena, en la cancillería de Granada. Experto en paremiología y famoso por haber publicado en 1616 una recopilación de 47 refranes de medicina y gastronomía española “Medicina Española en proverbios vulgares de nuestra lengua”.

Su vinculación con el arte de la universidad salmantina es que su producción escrita ingresó en la biblioteca universitaria, bajo el techo pintado por Fernando Gallego.

  1. Escuelas mayores y los enigmas del claustro.

Antes denominado los estudios generales. Edificado entre 1411 y 1533. El maestro de obras desde 1415 fue Alonso Rodríguez. Es de estilo tardogótico y renacentista por lo prolongado de su obra, con decoración plateresca. Se ubica en la calle libreros 19. Los materiales utilizados son piedra cortada en sillares y en el exterior piedra franca de Villamayor. Es patrimonio protegido mediante la declaración BIC (Bien de interés cultural) desde el 3 de junio de 1931. En las Escuelas Mayores se estudiaba para los grados de Licenciado y Doctor, títulos mayores. El antipapa Benedicto XIII fue un mecenas de la universidad, apoyó la compra de los solares, en 1411 ordenó edificar las Escuelas Mayores (llamado edificio histórico de la universidad). Existió una rivalidad entre el maestro de obras de la catedral nueva que se estaba edificando y entre el rector y el decano de la universidad por la altura de cada edificio. El cabildo catedralicio acusó a la fábrica de obras de la universidad de querer hacer un edificio civil tan alto como un edificio religioso. La institución universitaria, en ocasiones, tuvo conflictos con la vecina jerarquía diocesana.

 

Fig 2. Enigma del claustro de la Universidad de Salamanca

Los enigmas o emblemas son bajo relieves en el patio del edificio de la universidad, en el antepecho de siete vanos exteriores de la segunda planta del claustro, en la panda que da a la galería de la biblioteca. Fechados entre 1525 y 1530, de autor anónimo aunque alguna publicación lo atribuye a Juan de Álava[2], y otra a Fernán Pérez de Oliva[3]. De estilo renacentista. La técnica es labra sobre piedra porosa de Villamayor. Cada antepecho del patio tiene relieves en su interior y exterior, pero son siete espacios los trabajados como emblemas. El ideólogo era un humanista conocedor de la filosofía de Aristóteles.

Hay siete enigmas o alegorías: cinco proceden de una novela idealista de 1499 por Francisco de Colonna, llena de emblemas, la Hypnerotomachia Poliphili (El Sueño de Polífilo). Cada espacio porta su divisa en latín (apenas legibles) rellena de metal. Del primer al tercer enigma guardan una estructura doble dividida en dos ámbitos.

Hay tres interpretaciones de su simbolismo: que es una alegoría de las actitudes deseables para el matrimonio o buen amor; que son las cualidades de Carlos V en consonancia con la fachada y la escalera de la universidad o que son las virtudes que acompañan a la sabiduría: Fortaleza, Templanza, Prudencia, Fe, Justicia, Concordia.

Enigma 1º. En el cuadro izquierdo aparecen dos amorcillos alados gemelos, en agua hasta medio cuerpo y portando entre ambos una manzana. La divisa «Los bienaventurados conservaron el medio», ilustra la Templanza. En el cuadro derecho figura una mujer sentada con un pie levantado, acompañada de la tortuga (lentitud) y las alas (velocidad), con la divisa: «Modera tu velocidad sentándote y tu lentitud levantándote». Se basa en el Sueño de Polífilo.

Enigma 2º. La victoria del Amor. Está formado por dos escenas: Cupido dispara sus flechas, y Marte quejándose a Júpiter, presenta una inscripción «¿Quién podría escapar? Ninguno o dos». Es un tema de la literatura romana y renacentista: el triunfo de Venus sobre Marte, ilustrando la fortaleza indestructible del Amor. Como la Venus de la fachada con la columna rota, símbolo de Fortaleza. Inspirado en la publicación de Colonna.

Enigma 3º. Es de tema mitológico, en el cuadro izquierdo: con cuerpo humano y triple cabeza, de can, león y lobo, con las extremidades acabadas en pezuñas y envuelto por una serpiente, a punto de unir la cola con la testa. Porta en la mano el globo terráqueo, y la leyenda: “Dañará, triturará, reirá». Se identifica al temible Cronos. Las tres cabezas se reiteran en la escalera, como Prudencia, y simbolizando el pasado, presente y futuro, o sea el Tiempo y en muchas ocasiones se representa con la serpiente, atributo de la Prudencia. Las cabezas animales aluden a Egipto, donde se adoraba al dios Serapis, similar a Júpiter, cuyo atributo era una pequeña bestia tricéfalo, con cabeza de can, león y lobo, rodeado por un eurobos (serpiente que se muerde la cola símbolo del tiempo): el lobo, a la izquierda, era el pasado, ya devorado; en el centro, el león, con su fuerza, el presente; y, a la derecha, el perro, bondadoso.

Enigma 4º. Es una charada, al reflejar cada símbolo un término de la leyenda «ofrecer a Dios los frutos de la naturaleza y del trabajo del hombre». Este texto litúrgico junto a signos cristianos como el arca y el delfín, alude a una sociedad pía y organizada. La distribución de los objetos se relaciona con los objetos litúrgicos de los templos latinos.

Enigma 5º. Cuadro la justicia: flanqueando un perro, símbolo de la amistad y una serpiente, el odio; detrás la rueda de la Fortuna (o una patena); arriba, una corona; abajo, un arca; y la inscripción «La justicia recta, despojada y desnuda de amistad y de odio y una ponderada liberalidad, conservan el reino con firmeza». Hay una balanza y una espada; el perro y la serpiente indican que la Justicia no puede dejarse influir por el amor u odio, la rueda que hay que estar por encima de los caprichos de la Fortuna; el arca es liberalidad, la corona es el reino, un sentido político.

El segundo cuadro: la concordia, presenta un caduceo, con dos serpientes, atributo de Mercurio. Abajo dos elefantes de espalda enfadados, devorados por hormigas disminuyendo, arriba, otros dos se miran amigables y, de hormigas que eran, alcanzan la altura de elefantes por amistad. A un lado una copa de agua, la otra con fuego, discordia. La leyenda, sacada de Salustio «Con la paz y la concordia las cosas pequeñas crecen, con la discordia se deshacen». En el arco de triunfo elevado a la Paz del Emperador, el día de su boda, figuraba esta inscripción, con intención política: la Paz del reino. Con justicia y paz se obtiene abundancia. Justicia y Paz son las dos grandes obligaciones del príncipe en los consejos de Guevara al Emperador y virtudes bíblicas del buen gobernante.

Enigma 6º. Es el emblema de Augusto: áncora y delfín y la divisa: Festina lente, repetida dos veces en latín y en griego como la decía Augusto, como en sus monedas.

Enigma 7º. El ouróboros (que se muerde la cola, en griego) vinculado a la Sibila. Hay ocho serpientes que se muerden la cola. La divisa de Virgilio (Georgicas) «Así el año vuelve sobre sus pasos.» Simboliza el tiempo circular según la Antiguedad, cuando los astros volvían a su misma posición, la historia se repetía (Cicerón). Es el Magnum saeclorum ordo, anunciado por la Sibila Cumana (Virgilio, Bucólica IV), que volverá a traer la Edad de Oro a la tierra, coincidiendo con el reinado de Augusto.

Iconología: el mensaje global se basa en la idea de la moral aristotélica del justo medio. Durante el quattrocento creían que los filósofos greco latinos habían entendieron las cuestiones trascendentales y las escribieron en jeroglíficos.

  1. Escuelas menores y su patio porticado

Ejecutado en 1428, el edificio actual es de 1532. La fachada es de 1533, de Pedro Chacón en estilo plateresco. Localizado en el patio escuelas nº 1.

 

Fig 3. Universidad de Salamanca. Patio de las Escuelas Menores

En las Escuelas Menores se impartían las enseñanzas que daban acceso al título de Bachiller. Aparte las enseñanzas se impartían en los Colegios Mayores y Menores o en conventos.

La fachada es muy estrecha ubicada en una esquina del Patio de Escuelas, vecina de la fachada del Hospital del Estudio. El acceso es mediante dos arcos de medio punto que reposan sobre una columna de capitel corintio. Sobre los arcos, unos medallones ofrecen las caras de un Cristo el del centro, y de Hércules y Teseo en los lados, sobre los que se ve un panel dividido en tres partes con los escudos del Imperio de Carlos V, y más arriba los bustos de San Pedro y San Pablo.

El edificio se distribuye en torno a un claustro de una planta, con arquería mixtilínea como la Casa de las Conchas de Salamanca; sobre ellos hay una balaustrada barroca.

En el lado sur, en una de las aulas del patio se conserva actualmente el «Cielo de Salamanca», una pintura mural de tema astronómico del pintor Fernando Gallego de estilo gótico, trasladada de su ubicación original en el edificio de escuelas mayores.

Las escuelas menores, actualmente, se emplean para dependencias de la Universidad exposiciones temporales. El patio es visitable en horario determinado si no se está celebrando un acto oficial de la universidad.

  1. Hospital del estudio

Fig 4. Hospital del Estudio

Su fachada da al Patio de Escuelas, en su lienzo sur, hasta lindar con la entrada al edificio de las Escuelas Menores, y calle Libreros

La fachada es sencilla, con una portada y vanos. La portada es de estilo plateresco, presenta un gran arco de medio punto que cobija dos puertas con arcos carpaneles con Santo Tomás en el tímpano. En el registro alto campean tres escudos: el de Castilla y León en el centro y a los lados los de cada uno de los reinos. Por su tipología, el soporte que sustenta los arcos parece reutilizado de otro emplazamiento, probablemente la columna primigenia fuese de piedra franca de Villamayor y de estilo tardo gótico pero fue dañada por lo que fue sustituida. Remata la fachada una crestería que, debido a su lamentable conservación, fue muy rehecha en el siglo XX, por el VII centenario de la Universidad. Gonzalo Correas fue nombrado capellán del Hospital del Estudio en 1600.

Fue hospital desde 1413 hasta 1810. El 30 de marzo de 1413, el rey Juan II, a petición del rector y del Claustro donó a la Universidad una casa del Midrás, con otras del entorno y sus corrales, localizadas en la Rúa Nueva (hoy calle de Libreros), donde se edifica el primer hospital del estudio, obras, al parecer pagadas por el obispo Lope de Barrientos. En 1483, la universidad compró otras casas vecinas con el Hospital para su ampliación. La reedificación finalizó antes de 1492. En 1546 se acabó la capilla.

En la época tenía función no sólo sanitaria, sino de hospedería para estudiantes necesitados y otros, hasta inicio del siglo XVI. Se hospedó Juan de Flandes, mientras pintó el retablo de la capilla de San Jerónimo (la de las Escuelas Mayores).

En 1529 se redactaron los primeros estatutos del Hospital del Estudio en los que por primera vez se le reconoce el uso como hospital con uso sanitario, y se nombra un médico encargado. Desde 1606 el catedrático de Cirugía acumula a la cátedra el salario de cirujano del Hospital, instaurando su función médico asistencia y docente.

Durante el siglo XVII tuvo carencias económicas, en el XVIII sufrió la competencia del Hospital General de la Santísima Trinidad, con mejores recursos. Tras el trabajo del obispo Tavira, racionalizando el sistema hospitalario salmantino, se cierra en 1810 y los estudios pasan a hacerse en el Hospital General, donde había más y variadas dolencias.

Sus salas fueron utilizadas por la universidad y entre 1855 y 1944, la capilla custodió la parte histórica de los Archivos Universitarios.

Actualmente es la sede del Rectorado de la Universidad de Salamanca, es visitable en horario laboral de esta administración.

  1. La biblioteca y su decoración pictórica.

En 1479 la sala, entre 1483 y 1486 la decoración pictórica por Fernando Gallego (1440-1507) que plasmó el cielo estrellado a la luz del día, una iconografía innovadora acorde al avance cultural que impulsaba la institución educativa.

Fig 5. Universidad de Salamanca. Cielo de la Biblioteca

Desde 1465 se abrió la primera librería del estudio salmantino. En 1473 se aprobó la construcción de una nueva sala, se ubicaría encima de la capilla con una planta rectangular. Los maestros de obras fue Alí Yusuf e Ibrahim, musulmanes. Esto demuestra la mentalidad abierta de una institución de enseñanza de tal importancia, prevalecía la calidad laboral sobre la religión. Finalizaron en 1479. Era una sala con una bóveda de cañón reforzada por dos arcos fajones de sillería que distribuían el área en tres tramos de los que los dos extremos desarrollaban un perfil poligonal. Elegir este tipo de cubierta denota la idea desde el origen de cubrirla con frescos, que ocuparon 400 m. El contexto histórico condiciona la obra: la década de 1480 es el final de la Edad Media e inicio de la Edad moderna en España, la cátedra de Astrología obtuvo un notable papel, enlazó la tradición medieval y el desarrollo de la ciencia renacentista en esta universidad.

La técnica pictórica fue mixta: óleo y temple. Óleo para figuras, temple para el fondo celeste y pan de oro para algunos elementos como estrellas. Presenta contrastes de color.

Es una representación del cielo entre el 14 y 29 de agosto de 1475 conmemorando la fundación de la biblioteca con la presencia de los reyes católicos. En este tercer fragmento conservado figuran los dioses planetarios (Sol y Mercurio) sentados en carros triunfales, cinco signos zodiacales (Leo, Virgo, Libra, Escorpio y Sagitario), las constelaciones del hemisferio norte (Boyero, Hércules, Serpenterio), las constelaciones del hemisferio sur (la corona Austral, el Ara, el Centauro, la Hidra que agarra el Cuervo y la Horza) y el roble. El cielo es movido por los cuatro vientos (Céfiro, Austro, Euro, Bóreas). Aparecen las figuras con tratamiento monumental por influencia de los frescos italianos, identificadas con letras mayúsculas. Gallego se inspiró en grabados del Poeticon Astronomicon de 1482 publicado en Venecia por Erhard Ratdolt, pues Gallego tenía raíces flamencas.

El sol es un joven imberbe sobre un carro basado en las ilustraciones de los triunfos del escritor Petrarca. Su ropa es gótica, aparecen tres caballos blancos y uno negro: Eoo, Pyrois, Phlegon y Ethon, tan citados por poetas, hay un león en la rueda alusivo a leo.

Figura Mercurio con un carro tirado por dos águilas, como las que figuran junto a San Juan Evangelista en el retablo de Trujillo. En una rueda se refleja géminis con dos gemelos y virgo en una personificación femenina.

Los signos zodiacales: leo aparece como león de fauces abiertos, virgo es la figura más bella del conjunto con porte clásico y un lirio en la mano, libra en forma de balanza, escorpio en forma de este insecto, y sagitario en forma de centauro.

Tuvo una gran valoración por sus coetáneos, el siciliano Lucio Marineo Sículo, profesor del Estudio salmantino, a finales del siglo XV, “con el mayor gusto que pueda caber por parte de los que las miran”. El viajero alemán Munzer en 1495 escribió “están magníficamente pintados los signos del zodiaco y los emblemas de las artes liberales”

En una de las aulas del patio se conserva actualmente el llamado «Cielo de Salamanca», término acuñado a mitad del siglo XX por el catedrático de historia del arte de la universidad de Salamanca. La bóveda se hundió en parte y el tercio restante fue tapado por la de la nueva capilla, y trasladada aquí por dos hermanos restauradores tras su hallazgo al practicar remodelaciones a mitad del siglo XX.

Se aplicaron los 33 trozos de lienzos limpiados y restaurados en una estructura de madera que recrea la cubierta sobre la planta poligonal. La sala tiene una luz tenue según la normativa europea UNE sobre iluminación de interiores de pinturas murales centenarias con una fuente lumínica uniforme y espejos para facilitar la visión al espectador.

Actualmente sólo es visitable por investigadores, estudiantes de historia de arte previa solicitud y acompañados de un catedrático o docente.

  1. La escalera y su programa iconológico.

 

Fig 6. Universidad de Salamanca. La escalera y su programa iconológico

Es una de las escaleras renacentistas más notables del país. La Escalera del Conocimiento fue la primera de España (la de Palencia no logró ese grado pues quedó en Estudio General). Es un elemento arquitectónico con una ornamentación dirigida a los estudiantes. La escalera tiene dos funciones: la práctica, unir el piso bajo con el superior y la intelectual: aleccionar al público. Esta pieza arquitectónica conecta el claustro bajo con el alto, dos de los más relevantes de España, además conduce a la biblioteca de la universidad, o sea, al conocimiento. La universidad aprovechaba cada elemento de su patrimonio para enseñar. El centro educativo aleccionaba con las publicaciones de sus docentes, con las lecciones de los mismos y con sus instalaciones y obras de arte.

Presenta un discurso simbólico de superación espiritual. La iconología de la escalera aconseja cuál debe ser la evolución del hombre. Posee tres tramos para cada una de las edades del ser humano: juventud, madurez y senectud y una advertencia sobre cuáles pueden ser los peligros y cuál la dirección que debían dar a sus existencias los alumnos. En el siglo XX un historiador de arte publicó una interpretación socio cultural a los relieves, en el siglo XXI una revisión, añadió una interpretación político religiosa.

El arquitecto se desconoce, la fecha según los documentos es en torno a 1512. El escultor o tallista de los relieves fue alrededor de 1517, según indican los símbolos de Carlos V. Se ubica a la derecha del zaguán de la portada central, en una esquina del patio. Se alberga bajo una bóveda muy decorada en su clave con el escudo universitario. El material es granito y piedra de Villamayor. El primer tramo posee 15 peldaños, el primer descanso tiene un banco en ángulo recto adosado al muro. Después hay 8 peldaños hasta el segundo rellano, luego 15 peldaños. La anchura varía unos centímetros en cada tramo.

La decoración está en tres tramos enmarcados por cuatro pilastras. Ofrece en tres etapas una ascensión purificadora, expresa el ideal caballeresco de perfeccionamiento moral cristiano. El Toisón borgoñón en el tercer tramo, como exigencia de superación de sí mismo inculcada desde la infancia, marcó a Carlos V. El toisón es como el de la vidriera de Dijon, alude al rey de España, condiciona el discurso: moral político y religioso.

La ornamentación de los paños entre pilastras es igual por la parte exterior y la interior; en general está mejor conservada la parte exterior. Las pilastras no son iguales en su decoración por la parte interior y exterior.

En la primera pilastra: un peregrino bajo una planta de cuya flor nace un niño. El peregrino es el protagonista del camino y el infante se inspira en los grabados del niño Jesús saliendo de una rosa. Alude a la vara florida de Aarón del Antiguo testamento y a la vara florida de José con la que se escogió que fuera el esposo de la Virgen.

Primer tramo: los bajorrelieves presentan escenas de ocio con figuras jóvenes. Una dama seduce, un loco con un cetro y capucha. Se basa en el grabado del loco sofaldando a una mujer, en el grabado del loco anti-Cristo de Basilea, y en la carta del tarot del demente.

Hay un tañedor de cornamusa, juglares cantan, bufones bailan con cintas y cascabeles en extremidades: es la danza morisca se basa en una litografía del alsaciano Van Meckenem. En la esquina hay una sirena que se mira en un espejo y un diablo la tira de la cola.

Segundo paño: en las dos pilastras figura un segundo signo unificador con las tres cabezas, humanas en la segunda pilastra (lado exterior) y animales en la tercera (lado interior): Son el símbolo de la Prudencia y del Tiempo, tema pintado por Tiziano en Alegoría de la Prudencia donde se combinan las tres cabezas humanas y animales.

Paño: presenta la segunda fase de la vida, la madurez, la edad de escoger y del compromiso. Figura una alegoría más complicada. La escena se divide en dos, el bien arriba a la derecha del relieve, el mal abajo a la izquierda, y la alegoría en tres niveles.

Parte alta: liban en una flor, del lado bueno, una abeja, y del malo, una araña. Basado en un grabado de Van Meckenem con una leyenda en latín: “De la hermosa flor, las nobles abejas sacan miel, de ella los frívolos gusanos sacan un poderoso veneno” significa que en la vida (la flor) el hombre ejerce su libre albedrío al elegir; con prudencia y el dominio de pasiones, produce miel o veneno. Este lema era muy popular, aparece seis veces en Guevara, y en un refrán: «Cuánto zuga el abeja, miel torna, cuánto el araña ponzoña».

Parte central: hay dos parejas, en la inferior lo malvado: una fémina monta a un señor: es escenifica la conocida Lay (o poemita) de Aristóteles, donde el sabio se dejó seducir y cabalgar por una prostituta. Relieve inspirado en una misericordia de la catedral de Zamora del escultor Juan de Bruselas. Simétricamente, en la parte bondadosa, un varón cabalga a una adulta. Es el matrimonio donde el hombre impone su autoridad acorde a leyes y costumbres del momento. Refleja el apólogo de Jenofonte (Memorables), Hércules en la encrucijada, que reitera en los relieves de la fachada y al que el grabado alemán daba una ilustración muy plástica. Es la elección entre la virtuosa y la prostituta, entre Virtus y Voluptas, elección que supo hacer Hércules o Carolus, según el grabado.

Parte inferior: El bien y el mal luchan: un arquero victorioso a la diestra asusta al varón de la maza, que triunfa a la siniestra: el arco es arma noble, la maza arma vulgar del tosco.

Tercer tramo: la primera escena es un rejoneo, simboliza el antagonismo entre el caballo animal domado arma del caballero, frente al toro salvaje, conducido por sus instintos. El sentido de la doma del caballo se ve en grabados como Doma de las pasiones por Bocchi. La personificación de la virtud templanza, en algunas representaciones artísticas, porta el bocado de una montura como la miniatura del Libro de Horas de Carlos I. Hay que aprender a parar los impulsos, dominarlos con juicio, para distinguir al hombre del animal. No puedes ser rey si no te rige la razón, le decía Erasmo a su discípulo Carlos.

Escena II. La cabalgata. Cuatro caballeros ascienden a la figura de la cuarta pilastra. Señala la victoria del hombre que ha dominado sus instintos por alcanzar el bien. El ideal caballeresco es el valor supremo en esa época. La meta de los caballeros es Amicitia, el el Amor puro, Dios, encarnado en la figura de la cuarta pilastra, lado interior, según el grabado la alegoría de Holcot del siglo XIV.

El sentido político religioso reside en los caballeros árabes, como cruzada y conversión. Este tipo de escudo árabe se observa en las cantigas de Santa María, en un banco de la Capilla Real de Granada, en una pintura nazarí de la Alhambra, y en otras obras. Bajo las plumas los jinetes llevan turbantes musulmanes: los mahometanos van hacia Cristo, la conversión del infiel, el triunfo real del cruzado: convencer mejor que vencer, en este contexto el arzobispo Hernando de Talavera practicó muchas conversiones.

En la III pilastra a la izquierda hay dos ramas cruzadas de la Cruz de Borgoña (de San Andrés) y, a la derecha, las llamas, el pedernal y una pieza en forma de B, el eslabón para hacer fuego símbolos que se dan en la cuna de Carlos V, en el sitial de Carlos I en la catedral de Barcelona y en un grabado por Durero para Maximiliano.

Aparece el vellocino o toisón, alusivo al logro de Jasón: el carnero es la defensa de la Iglesia y la cruzada contra el Islam. Carlos V recibió esta tradición borgoñona. Las columnas y su divisa: su emblema diseñado en su mayoría de edad y Plus Ultra. Las columnas eran las de Hércules, situadas en el océano Atlántico frente a Galicia, simbolizando la empresa de España hacia América.  Actualmente se puede visitar en un horario establecido y con un precio según edad.

  1. La fachada y el simbolismo de sus relieves

 

 Fig 7. Universidad de Salamanca. Portada

La fachada de la Universidad, también llamada puerta rica o puerta real se fecha entre 1523 y 1528 pues los libros de claustros están desaparecidos entre 1512 y 1526. Una publicación de 2014 atribuye los relieves a Juan de Talavera[4] y sus discípulos, y el mecenazgo a Juana I, costando 30.000 ducados. El autor del programa se cree que fue Pérez de Oliva. El material es piedra de Villamayor, una cantera cercana de la provincia salmantina. La estructura es renacentista, la decoración plateresca, una tendencia artística bisagra entre el tardo gótico y el Renacimiento.

Domina la idea imperial de Roma, la vía política del pensamiento carolino. La fachada se divide en tres cuerpos y cinco calles. En la base figura la monarquía española los abuelos fundadores del estado moderno; en el centro está el emperador reinante con sus símbolos; en el cuerpo alto está Roma, desde el papa hasta los dioses romanos y sus héroes: la meta a la que aspira el emperador.

El Imperio romano lo personifica Venus, madre de los césares y Hércules príncipe bueno; el Sacro Imperio, fundado por Carlomagno para la “renovatio Imperii Romani” simbolizado por el águila bicéfala; y los héroes grecolatinos, arquetipos en el Renacimiento en los medallones. El escudo del rey emperador en el centro de la fachada.

El remate es una crestería decorada tipo telón que indica la existencia de otra parte más antigua, con ornamentación calada, minuciosa del gusto hispano flamenco que impregnó el tardo gótico castellano. Esta fachada está adelantada respecto al muro original. El acceso al edificio de la universidad es mediante un doble arco carpanel o escarzano

Es una composición repetitiva, simétrica. En el registro superior de izquierda a derecha: aparecen delfines montados por niños o putti, Marte o Caín en medallón, una balanza y casco. Luego Venus o Eva en una cartela, aludiría a la pasión por el conocimiento. Después Julio César, Baco o Abel según otros autores, de perfil en un medallón sobre un cetro y un retrato: Príapo o para algunos historiadores un ángel. Según se identifique a los personajes, es una interpretación religiosa o mitológica.

En el centro el papa sedente con el escudo pontificio arriba. Quizás el antipapa Benedicto XIII de Aviñón (el Papa Luna) o Martín V o Alejandro IV de Macedonia, hablando desde su cátedra a seis varones que lo flanquean. Esta escena es la que aparece en el escudo de la Universidad de Salamanca.

A continuación, delfines montados por putti, Augusto de perfil en un medallón sobre una serpiente y calavera, según otros autores sería la diosa Juno. En el centro Hércules en una cartela, alusión a sus trabajos como ejemplo del esfuerzo intelectual. Luego Alejandro Magno o según otros autores, Júpiter en un medallón sobre un trofeo.

En el registro central de izquierda a derecha: Una sibila en una venera, debajo Carlos V en un medallón de perfil. Luego Trajano en una venera, debajo el águila bicéfala coronada. En el centro la heráldica de Carlos V coronada y rodeada del collar del toisón, después Escipión en una venera, debajo el águila de san Juan coronada, finalmente Marco Aurelio en una venera, debajo el medallón de la reina Juana o de la emperatriz Isabel.

En el registro inferior figura el medallón de Isabel I y Fernando II retratados de busto portando un cetro, y un texto en griego «Los Reyes a la Universidad y la Universidad a los Reyes». Sobre sus cabezas, aparecen el yugo y las flechas de los reyes católicos. El medallón está flanqueado por cuatro paneles con decoración a candelieri que imitan candelabros, vegetal, bestiario fantástico y animal y humano.

Hay tres frisos que separan cada registro. En la línea intermedia, en el lateral derecho figura una rana sobre una calavera. La interpretación más aceptada era la vinculación de este anfibio con las enfermedades venéreas mortales (de ahí la calavera). Enfatizaría la advertencia a los jóvenes estudiantes del peligro de la lujuria.

La iconología de la edificación muestra la rúbrica de Carlos V. La escalera presenta la moral y fe de Carlos V, caballero del Toisón, como la fachada presenta su faceta política de continuador del Imperio de Augusto. Augusto, el primer emperador romano y el más glorioso, cumplió el sueño que Alejandro no pudo ejecutar: dominar la tierra a una misma ley de razón, a una sola forma de gobierno, y hacer de la humanidad un pueblo. El legado de Augusto, inmenso y perdurable, la Pax Romana, fue muy evocada en las centurias venideras. Por lo que el gran imperio de Carlos V supuso que él podría ser el nuevo Augusto y unir la Cristiandad en un reino de paz, la Pax Christiana. Este sueño lo reflejó Ariosto, ya en 1516 en Orlando furioso. Este anhelo frustrado es el mito imperial. Un concepto de globalidad y universalidad muy actual.

10 Conclusiones

El patrimonio artístico de la universidad salmantina ha influido de forma notoria en los temas abordados en las investigaciones de los tratadistas españoles y en la selección de fuentes dignas de traducir, revisar y comentar.

Las publicaciones de los autores extremeños del Renacimiento y el siglo de oro español no están suficientemente divulgadas y estudiadas.

Las relaciones que establecieron los escritores extremeños con autores coetáneos, ya sea, en rivalidad o admiración, bien como maestros o como alumnos, repercutieron de forma directa en la calidad y cantidad de su producción escrita.

La capacidad polifacética de los humanistas extremeños como plenos hombres notables del renacimiento al nivel de artistas de Europa que abarcaban distintas disciplinas.

Se constata la tradición de que los estudiantes sobresalientes de la región se formaban en Salamanca o completaban sus estudios en la ciudad del Tormes, tendencia que ha seguido hasta nuestros días.

Bibliografía

  • CORTÉS VAZQUEZ, L: Ad summun caeli El programa alegórico humanista de la escalera de la universidad de Salamanca. Ed. Universidad de Salamanca. Salamanca, 1986.
  • FERNÁNDEZ SÁNCHEZ, T: Escritores franciscanos de Extremadura. Ed. Diputación de Badajoz. Pág. 45
  • GABAUDAN, P: El mito imperial. Estudio iconológico de los relieves de la universidad de Salamanca. Ed. Eride. 2012
  • MARTÍNEZ FRÍAS, J. M: El cielo de Salamanca. Ed. Universidad de Salamanca. Salamanca, 2006.
  • RUBIO MUÑOZ, F. J: La nación de Extremadura en la universidad de Salamanca, Ed. Norba revista de historia vol. 24, 2011. Pp. 236-240.

Recursos web

  • https://www.youtube.com/watch?v=AxUUh_M2qTI (Visita guiada escuelas mayores). Consultado: 1/08/18.
  • https://www.youtube.com/watch?v=FG23kb_fUjg (ArteHistoria: Fachada de la universidad) Consultado: 2/08/18.
  • https://www.youtube.com/watch?v=-4lTKt60p9I (El cielo de Salamanca). Consultado: 5/08/18.

Pies de página

[1] (1527, Cuenca-1591, Ávila) Fue un poeta, humanista y religioso agustino de la escuela salmantina.

[2] (Larrínoa, Álava, 1480 – Salamanca, 1537), (o Juan de Ibarra) arquitecto y escultor del tardo gótico al que incorporó novedades renacentistas, siendo uno de los iniciadores del estilo plateresco. Fue maestro de obras de la casa ducal de Alba.

[3] (Córdoba, ¿1494? – Ibíd. 1531), ingeniero, humanista y escritor, tío del cronista Ambrosio de Morales. Catedrático de Teología Moral en la Universidad de Salamanca, aficionado a los enigmas italianos.

[4] Juan de Talavera (Talavera de la Reina, ? 1476 -? 1531) fue un arquitecto, escultor y tallador español exponente de Escuela Toledana, y maestro de obras de la reina Isabel la Católica. Probablemente su padre también se llamaba Juan de Talavera, y fuera sobrino de Andrés de Talavera, ambos canteros en las obras de la Catedral de Sevilla hacia 1450.

Nov 302018
 

Antonio González Cordero.

Resumen.

Damos curso en este trabajo al estudio de una cabeza esculpida existente en la Dehesa Vieja de Perales del Puerto (Cáceres), cuyos peculiares atributos, con un marchamo de extravagancia y originalidad, nos han puesto en contacto con el fenómeno de las cabezas cortadas en el mundo céltico, al cual no fue ajena la comarca de la Sierra de Gata. Para su estudio, se parte de un contexto donde los hallazgos arqueológicos que han tenido lugar nos han permitido construir una hipótesis plausible, según la cual, estaríamos ante la imagen de una divinidad importante del panteón local indígena, asimilada a otra divinidad de la misma entidad del mundo romano. La presencia por otra parte de un foculus en la mencionada escultura y diversas circunstancias paisajísticas, nos permite sugerir la existencia de un santuario donde se llevaron a cabo ceremonias donde las emulsiones litúrgicas desempeñaron un papel relevante. Posteriores operaciones en relación con este lugar, nos reafirman en la creencia de que la religiosidad cristiana consciente de la existencia de una tradición sacra idólatra, planeó la condena de su memoria levantando un edificio religioso en las cercanías.

INTRODUCCIÓN.-

Hace treinta años, tuvimos noticias de la existencia de una escultura idoliforme en el fondo del valle de la Dehesa de Arriba en Perales del Puerto (Cáceres). Dicha figura, nunca llegó a ser publicada, entre otras cuestiones, por la dificultad para conectarla con fundamento a un campo de producciones escultóricas concretas, requiriendo su estudio, la demora necesaria para reunir pruebas capaces de dar siquiera mínimamente una respuesta a lo que se nos antojaba un problema de difícil solución [1]. Sea como fuere, y con la convicción de haber llegado a poder plantear al menos una hipótesis plausible, redactamos estas páginas con la idea de compartir este interesante hallazgo y exponer nuestras conclusiones.

LA ESCULTURA DE LA DEHESA DE ARRIBA (PERALES DEL PUERTO).- (Coordenadas ETR89: 40º08´29,94”N y 06º43´20,22” W; 539 m.s.n.m.)

Se trata de una roca esculpida, sumariamente descrita como una cabeza con un rostro monstruoso, a los que se han añadido una serie de elementos ciertamente originales. En primer lugar, cabe mencionar una pileta o foculus redondeado situado en la parte superior de la cabeza, cuyas medidas son: 60 cm de longitud por 35 cm de diámetro y 5 cm de profundidad. Dicha pileta acaba en un canal rectangular bien recortado y una abertura en el extremo, cuya misión, es la de facilitar la salida de cualquier líquido que se derrame en su interior vertiéndolo directamente sobre la frente de la escultura. Vista de perfil, frente y nariz se sitúan en un solo plano, apreciándose el morro ligeramente inclinado hacia adelante surcado por una línea vertical, la cual, conecta la abertura de la pileta con el hocico labrado mediante un círculo en huecorrelieve, su contrate con los ojos, dispuestos a ambos lados de la cara, y reproducidos en altorrelieve, proporcionan al rostro una agresiva expresividad. El añadido de una sencilla incisión horizontal de 12 cm por debajo de la nariz, simula por último la presencia de una boca sin labios (Fig 1).

Figura 1: Reconstrucción por ordenador de la cabeza-altar de la Dehesa de Arriba (Perales del Puerto, Cáceres). Vista cenital.

La roca por el frente tiene forma ovalada, pero el segundo tercio aparece retallado, especialmente el lado izquierdo, dando a entender que se intentó regularizar una parte de la piedra para incorporar una especie de cartela o tábula inacabada, no obstante, en ella aún se adivina lo que parecen dos grafos IO escritos en mayúscula junto a otro trazo ilegible. El rebaje hacia arriba de la supuesta cartela, logra finamente que la pileta resalte por este lado como el borde de un mortarium.

Avanzando hacia el último tercio de la piedra, encontramos la parte más retocada, pues acaba en una basa ligeramente trapezoidal sobre la cual se escalonan tres gruesos pliegues redondeados montados sobre el cuello de la escultura. Su talla es impecable, disminuyendo el grosor de arriba abajo y rematando los extremos con una forma ligeramente ahusada.

El resultado final, es una efigie de aparente tosquedad, pero intencionadamente bien construida por un cantero que no carecía de habilidad, pues el redondeo de pliegues del cogote y ojos, denota precisión con el cincel. Hay que apostar pues, por una talla reproducida intencionadamente con una fealdad repulsiva, además de notoria del personaje que trata de representar, y cuya rareza, ha frenado cualquier intento de análisis directo y consecuentemente la de obtener una explicación coherente de su origen y significado (Fig 2).

Figura 2: Reconstrucción por ordenador del lateral izquierdo de la cabeza-altar de la Dehesa de Arriba (Perales del Puerto, Cáceres).

Vista esa complejidad, y el difícil camino para obtener respuestas desde un punto de vista comparativo, puesto que carecíamos de cualquier referencia o paralelo, optamos por examinar en profundidad el lugar donde se ubica, esperando así, encontrar algunas claves que nos pudieran acercar a su interpretación. La investigación inicial partió de un reconocimiento a fondo del territorio, tarea que requirió varios años de observación, no sólo del contexto arqueológico, sino del propio escenario paisajístico. Los resultados, en nuestra opinión, tal y como trataremos de demostrar, fueron la única forma lógica y aceptable de ponernos en relación con los realizadores de tan arcana escultura.

Principiando por bosquejar la esencia física del lugar, debemos resaltar su condición de valle cercado por un rosario de cumbres, entre las cuales, destacan por el Sur y el Oeste la serrata de los Arenales, con alturas rayanas en los 534 m, y por el Norte, la de la Portilla, cuyo punto más elevado, cercano a los 690 m, se halla junto a la ermita de Nuestra Señora de la Peña. Finalmente hacia el Este, un conjunto de cerros de alturas intermedias, impiden la comunicación fluida con el exterior, salvo en el punto que drena el arroyo principal y el camino de las Pasaderas que se dirige a la localidad de Perales del Puerto.

Una vez situados en la hondonada, la efigie de la cual vamos a tratar, no se ubica en un lugar central o destacado, sino en un punto longincuo, en dirección oeste, hacia el borde de una ladera que se desliza desde el punto más elevado de la zona, siendo muy difícil de localizar sino se cuenta con las referencias de unos pequeños cuartos de labor ahora arruinados, al pie de los cuales asoma. Mide 76 cm de altura por 107 cm de longitud, aunque para saber la altura real habría que realizar una excavación. Varias terrazas delatan antiguas laborares agrícolas, aunque el abandono pretérito, ha facilitado la progresión del matorral y el arbolado del bosque. Hay entonces que buscar una roca de granito, cuya presencia no parece obedecer a desplazamiento alguno, sino a una posición natural, moldeada por la naturaleza con una forma capaz de iluminar al cantero ocasional, escogiéndola entre otras para dotarla de unos peculiares atributos, cuyo marchamo de extravagancia y originalidad sorprenden a cualquier visitante de este paraje.

ARQUEOLOGÍA DEL SITIO.-

La búsqueda de vestigios a los cuales poder asociar la escultura fue muy provechosa, pero en absoluto concluyente, pues las distintas localizaciones no compartían una única cronología, al contrario, se distribuían a lo largo de una escala temporal muy amplia, principiando por los abundantes paños rocosos donde se hallan reproducidos conjuntos de cazoletas, las cuales, sencillamente nos transmitían la impresión de que el valle mantuvo una ocupación durante la prehistoria reciente, aunque sin posibilidad asociativa, dada la cronología tan dilatada soportada por estas realizaciones, pudiendo corresponder su ejecución a cualquiera de los moradores de los dos yacimientos de esta etapa localizados en el entorno, uno de la Edad del Cobre y otro de la Edad del Bronce.

El primero, ya fue objeto de una catalogación porque entraba en el ámbito de estudio de nuestra tesis [2]. Se ubica, en la plataforma habilitada para aparcamiento de los coches que suben hasta la ermita de la Virgen de la Peña (40º08´14,6” N y 6º43´29,39” W), donde las máquinas empleadas para abrir la pista, han rebajado una considerable capa de tierra, dejando a la vista en los descarnados cortes de los laterales y en los montones de tierra volcados hacia la ladera, el material revelador de la existencia del asentamiento. Dentro de las categorías que establecimos en cuanto a tamaño y extensión para las ocupaciones calcolíticas, su rango es muy bajo, siendo proporcional a este espacio la exigua colecta de material cerámico con apenas dos docenas de formas, correspondiendo el mayor porcentaje a cuencos hemisféricos, algunos con mamelones en el borde, tazas de paredes finas, vasos de perfil troncocónico y vasos de cuello destacado. El material lítico también fue insignificante y consistió básicamente en un cincel de gabro muy fino y una punta de flecha de sílex de base romboidal.

El yacimiento de la Edad del Bronce debe su hallazgo también a la apertura de la pista, pues se hizo visible cuando a quinientos metros más abajo del yacimiento anterior, un rebaje en el lateral izquierdo de la montaña, dejó a la vista la sección de un foso en forma de U colmatado por material de arrastre con una coloración muy oscura y diferente a la natural meteorización del granito. Allí pudimos fotografiar varios fragmentos de cuencos carenados, ollas con digitaciones en el borde y un hacha plana de cobre (40º08´27,02” N y 6º43´34,4”W). Todo procede, como tuvimos ocasión de constatar, de un asentamiento situado unos metros más arriba, caracterizado por unos paramentos arruinados de lo que tal vez fue una cerca defensiva o redil y que según todos los indicios, alcanzó su momento de apogeo en el Bronce Pleno.

La siguiente parada en este recorrido por los asentamientos de la zona tuvo lugar ya en el fondo del valle, donde tras un largo periodo sin actividad humana aparente, se descubren vestigios de ocupación romana. El primero de los asentamientos es de poca extensión (40º08´40,3”N y 6º42´31,4”W) y se ubica sobre una pequeña colina, donde menudea el material edilicio, constituido por fragmentos de tégulas y mampostería. El segundo, es un aglomerado de proporciones considerables, pues su extensión excede la de las villae agropecuarias que conocemos en la zona, acaparando una superficie cercana a las 10 has (40º08´30,6”N y 6º42´19,6”W). La enumeración de restos que identifican el asentamiento sería muy prolija, por lo que nos limitaremos a destacar un par de contrapesos de prensas olearias, tres soleas, un lapis pedicinorum, dos de los controvertidos umbrales, sillares en gran número, fustes de columnas, basas y una gran cantidad de aparejo irregular que junto al material latericio, han nutrido los muros de separación de las fincas formando acumulaciones de un grosor espectacular cercanas al metro y medio de ancho. Aparte, tomamos nota de la existencia de una necrópolis muy extensa y de un gran número de muros a ras de tierra pertenecientes a construcciones desconectadas, típicas de un núcleo aldeano.

Debemos hacer constar también, que en el corazón mismo del yacimiento romano localizamos dos pozos mineros, uno de los cuales lo aprovecha una vivienda como aljibe para extraer el agua que inunda sus galerías. Quiso el azar que ese mismo año, un tremendo incendio asolara toda esta comarca calcinando el espeso monte que cubría el valle, y como resultado postrero, dejara a la vista un número importante de socavones donde reconocimos señales de explotación minera muy antigua. Se trataba en efecto calicatas en pos de filones centimétricos de cuarzo, muchos de las cuales debían de contener un mineral impreciso, tal vez oro u estaño, pues no existe un estudio que reconozca la existencia de estas explotaciones. Lo único cierto, es que las escombreras estaban atestadas de material romano, siendo los más significativos los fragmentos de una sítula de bronce, pesas de telar, una de ellas con inscripción, y cerámica común, en su mayoría fragmentos de orzas y morteros. En resumidas cuentas, las pruebas de la existencia de un vicus ligado a la explotación minera de la región, con una población romana asentada desde los primeros siglos de nuestra era a juzgar por su monetario, y responsable tal vez, de la miríada de restos documentados, aunque la presencia de instrumentos para la producción de vino y aceite nos hablan de una actividad económica entre sus gentes mucho más diversificada (Fig 3).

Figura 3: Soleas de prensado, lapis pedicinorum y muros construidos con mampuestos y material latericio del asentamiento indígena-romano del Pocito (Perales del Puerto, Cáceres).

Del Pocito, nombre con el que se conoce a este lugar, proceden además, tres inscripciones dedicadas a Júpiter [3] con la curiosidad añadida de ostentar un par de ellas, y tal vez también una tercera ya desaparecida, la mención a un vicus Arcobrigensis. Esta alusión podría dar pie a señalar estas ruinas como el alter ego de la ciudad celtíbero romana ubicada junto a Monreal de Ariza en Zaragoza, pues con este nombre aparece mencionada en la obra de Ptolomeo [4] un emplazamiento en algún lugar entre Coria y Braga, y cuya relación con la ciudad celtíbera, no parece totalmente descartada [5].

Otras tres inscripciones más pudieron ser acarreadas desde aquí, pues al parecer la iglesia de Perales del Puerto se construyó con material transportado desde la Dehesa de Arriba. Esta conjetura encuentra su fundamento en el relato de Antonio Sánchez Paredes, cuya presencia en la localidad coincide con las obras de remodelación del templo parroquial, en concreto el muro del lado de la Epístola [6]. El insigne historiador placentino se da cuenta entonces de que entre aquel aparejo constructivo hay algunos restos romanos, mencionando a propósito un árula anepígrafa, otra inscripción que fue a parar a la arista NO de la iglesia tan gastada que apenas se podía descifrar una línea, el relieve de una extraña cabeza de frente sobre una pieza rectangular, y el ara con la inscripción dedicada a Palántico. Sobre esta posible divinidad se preguntaba Paredes sino sería el producto de una tribu o gens desplazada de las altas tierras de la tarraconense la que rindiera culto al dios titular de la ciudad de procedencia [7] habida cuenta que ya conocía las dos lápidas con el gentilicio de arcobrigenses. Años más tarde, ulteriores investigaciones han ido desvelando el verdadero carácter de Palanticus. J. L. Melena por ejemplo, cree que se trata probablemente de un teónimo o la invocación de un ser divino cuya formación es adjetiva sobre Palantia [8], pero dada la similitud con el epíteto Toudopalandaiga, evocado en la inscripción de Talaván dedicada a la diosa Munis, más cabría considerar a Palanticus como tal, igualmente un epíteto, por lo que dicho sea de paso, esta nominación no sirve para incrementar la lista de las divinidades autóctonas, como se ha supuesto en alguna ocasión, sino para delatar procesos de fusión entre las religiones romanas e indígenas escondiendo características de dioses lusitanos registrados mediante otras denominaciones [9].

Poco más se ha vuelto a escribir sobre las antigüedades de la Dehesa de Arriba, aunque la historia de ocupaciones no acaba ahí, pues en otro extremo del valle, a la altura de la Patá del Moro, se asentó una población en época tardo antigua y visigoda cuyo testimonio más notorio son los sepulcros excavados en la roca y una solea de estrujón inacabada junto a los consabidos restos materiales de cubiertas de viviendas con un uso menor de tégulas y mayor de ímbrices con marcas sinuosas del arrastre de dedos. A esta época tardoantigua y altomedieval hay que sumar un nuevo asentamiento (40º08´18,0”N y 6º42´55,9”W) en el confín de la Dehesa representado por unos pobres restos de cabañas, tumbas delimitadas con mampostería, una de ellas cubiertas con fragmentos de una gran dolia,

El resto de ocupaciones reconocibles, pertenece ya al momento de la repoblación, cuando la villa de Perales, llamada así por el puerto de Perosín al cual se dirige la vía de la Dalmacia, prospera al amparo de los nuevos repobladores procedentes del reino de León. Esta población recupera al explotación de la Dehesa de Arriba dando continuidad al núcleo visigodo-altomedieval, pobremente representado por viviendas sin teja y sepulcros antropomorfos rectangulares, sustituidos ahora por una modelo típico de la repoblación con cabecera redondeada fuera de la caja, cuya forma ahora es trapezoidal.

Volviendo a la pieza que traemos a colación, e intentando establecer una relación con los restos documentados, el único lugar con el que pudo mantener una cierta coetaneidad solo pudo ser el núcleo romano, si bien, dadas las características de la escultura, habría que valorar en el mismo, la presencia de ciertos elementos autóctonos. La impronta de esa presencia nativa en la zona, tal vez resultaría muy difícil de percibir, sino consideráramos como fuente de su existencia a la epigrafía de la comarca, pues prescindiendo de los pocos elementos foráneos oriundos de zonas romanizadas, los antropónimos indígenas, junto a divinidades de raigambre lusitana y galaica, se adensan espectacularmente entorno a este extremo del Sistema Central, y junto al territorio portugués enmarcado por la Sierra de la Estrella, la convierten en una de las regiones capitales para comprender la religión indígena de la céltica hispana [10]

ANÁLISIS DE LA ESCULTURA.-

LA PARTE SUPERIOR.

Para profundizar, sin embargo, en las raíces autóctonas de la escultura, no vale una simple sospecha, debemos de obtener unas garantías que solo un análisis comparativo de los múltiples detalles incorporados a la figura nos puede ofrecer. En primer lugar, nos parece muy interesante el añadido de un recipiente lustral en la parte superior de la cabeza, pues tales receptáculos forman parte de un sustrato cultural más amplio y más antiguo, rastreables al menos hasta el comienzo de la edad de los metales. Descartando muchas que se han descrito por su inseguridad a la hora de considerar a la geología como interviniente, y por ceñirnos a un espacio cercano, haremos referencias a aquellas en las que la cultura material o la imaginería simbólica las ha delatado como espacios ceremoniales. Uno de los sitios más prominentes es el yacimiento de Cancho Castillo en Peraleda de San Román, un caso paradigmático de lo que pretendemos transmitir, pues a la disposición en cascada de cazoletas comunicadas por canales y motivos figurativos ocupando la casi totalidad de una decena de paneles rocosos que afloran a media altura o a ras de suelo, se une la presencia de un depósito circular excavado frente a la gran roca que sirve de telón de fondo a todo el conjunto [11]. No es caso único, pues en Las Canchorras de Ahigal, Benafrán y Canchos Serranos III en Valdehuncar, sin el alarde anterior, pocetas circulares se conectan a paneles de cazoletas y canales que desde la parte más alta de la roca en la que fueron esculpidos, drenan cualquier líquido que se vierta en ellas hacia el exterior. Otros vaciados circulares en rocas a media altura se han documentado en la ermita de Nuestra Señora de Altagracia en Garrovillas [12], en el Pradillo de Trujillo, cercano a nuevamente a un espacio con grabados de cazoletas y pinturas rupestres, o el excavado sobre una roca en las Caballerías de Matagibranzos de La Cumbre. Este lugar, no hace uso de la panoplia gráfica habitual, ni manifiesta unas vinculaciones simbólicas claras, a excepción del sitio, una cueva con una roca en el centro y sobre la misma, un círculo de trazado perfecto rebajado hasta los 2,5 cm de profundidad, con un fondo intencionadamente abombado y una salida abierta para que el líquido vertido se derrame por la pared de la roca (Fig 4 y 5).

Figura 4: Detalle del lateral izquierdo de la cabeza-altar de la Dehesa de Arriba (Perales del Puerto, Cáceres).

Figura 5: Detalle de la parte superior de la cabeza-altar de la Dehesa de Arriba (Perales del Puerto, Cáceres).

La tradición de este tipo de altares emergerá en épocas sucesivas bajo unas condiciones diferentes y con una propuesta nueva. Tal es así, la llevada a cabo en época Orientalizante en el palacio santuario de Cancho Roano, en cuyo núcleo se halló un altar circular adosado a un triángulo isósceles modelado en barro sobre el piso de una habitación, con una ligera pendiente destinada a evacuar cualquier líquido vertido en dirección a una abertura, donde era recibido por un pequeño cuenco de barro incrustado en el suelo. El análisis practicado sobre los restos de las paredes del vaso, no ha aportado ningún resultado, por lo que en principio parece que fue el agua la que jugó un papel primordial en el ritual del santuario, en sintonía con lo que se ha averiguado para otras construcciones similares y coetáneas del Mediterráneo [13].

En el Hierro Pleno aparecen otro tipo de altares esculpidos en roca, normalmente con accesos escalonados, los cuales reflejan una evolución en su concepción simbólica. Peña Carnicera en Mata de Alcántara presenta condiciones de este tipo y se equipara a otros muchos analizados en una tesis reciente [14]. Tampoco se sabe su finalidad concreta, y aunque se han interpretado como peñas de sacrificio, o lugares acondicionados para inmolar animales, igualmente se ha supuesto recibirían libaciones de agua, leche, aceite, miel, vino o perfumes, pues la falta de huellas de origen termoclástico, obligan a descartar su uso para la cremación de ofrendas; no obstante, entroncan con la tradición romana que se sirve para lo mismo de un foculus en las clásicas aras votivas. En este sentido, nuestra escultura contó ex profeso con una cavidad que sin lugar a dudas desempeñó la función de receptáculo litúrgico de sustancias líquidas, tal vez el agua por este medio consagrada, para ofrendar a un numen loci, genius loci, ente o divinidad, como parecer haber acontecido Peñalva de Villastar en Teruel [15], el Castillón de Ricabayo en Zamora [16], o el Alto de S. Bento en Malagueira, cerca de Évora, etc. Todos poseen pequeños altares excavados en la roca, pero ninguno asociado a una imagen, salvo que se quiera considerar así, al hallazgo en la población de Fresno de Sayago en Zamora, de un busto junto a dos aras y lo que parece una mesa sacrificial, [17], conjunto utilizado en alguna ocasión, para confirmar la relación existente entre las cabezas cortadas con sacrificios humanos [18]. En el resto de las cabezas del orbe galaico, la de Incio en Lugo muestra una cavidad en todo lo alto del cráneo [19] y la de Taboada luce una pequeña depresión tallada en la coronilla de la cabeza, pero en absoluto comparable con lo descrito para la de Perales. En cambio, en las regiones celticas de Gran Bretaña, numerosas cabezas poseen una cavidad expresamente para libaciones [20] (Fig 6).

Figura 6: Detalle de la parte posterior de la cabeza-altar de la Dehesa de Arriba (Perales del Puerto, Cáceres).

En la historiografía de las religiones hispanas prerromanas, de por si parca en datos de cualquier tipo, el empleo del agua como elemento lustral, aparece mencionado en un pasaje de Estrabón [21], donde describe el ritual llevado a cabo en el santuario situado en el Cabo de San Vicente, un lugar al aire libre, vinculado a un culto desconocido, donde mover las piedras del revés y del derecho después de una libación, formaba parte de la supuesta rutina litúrgica

LA PARTE ANTERIOR.

           Grandes ojos circulares y saltones, junto a otros rasgos como el tratamiento del punto de vista frontal, la ausencia de orejas, la boca delineada de formas varias, desinterés por la representación del cabello, etc., fueron características ya destacadas por Jacobsthal [22], al referirse a las -cabezas cortadas- célticas, término que empleamos con ciertas reservas [23], distinguiendo además un grupo más naturalista de otro más típicamente celta, en las que la atención se concentra en las partes esenciales que se tratan de modo expresionista, proporcionándoles a veces, un aspecto sobrecogedor, feroz, inhumano e irreal, en alusión tal vez a la personificación de potencias divinas ancestrales.

           Esta exhibición sistemática de abigarradas formas rayanas en el figurativismo o arte representacional, son a nuestro parecer las características que también exaltara Lambrechts [24], como algo típicamente celta y cuyo carácter metafórico no solo deviene en la representación de una parte por el todo, en este caso la cabeza, sino en el uso repetido de un tratamiento concreto, donde de nuevo, itera el uso de un repertorio atiborrado de rasgos primitivos, y cuyo eco, creemos haber encontrado en la escultura que durante la segunda Edad del Hierro y primeros siglos de la romanización se desarrolla en el cuarto noroccidental peninsular, según trataremos de demostrar, haciendo uso de ese marco comparativo.

           Haber hecho alusión a los ojos en primer lugar, tiene razón de ser, en que estos son uno de los rasgos más sugerentes de la imagen, pues se da una llamativa coincidencia en el tratamiento que estos reciben por parte de los canteros de ámbito céltico a pesar de la gran variabilidad interna. Por cuestión de proximidad, es obligado recurrir a la imagen del supuesto Jano de Candelario, pues el diseño frontal guarda muchas similitudes con la pieza de la Dehesa, tanto en la forma imperfecta de la cabeza, como en la órbita ocular redondeada y rebajada para dar resalte precisamente a los ojos, más una escueta línea para la boca. Bigotes y cuernos, fueron otros de los atributos inéditos en la Dehesa, acaparados por la pieza salmantina, merced a los cuales, acabó mudando la filiación romana sugerida en un principio [25], por otra céltica [26]. La condición bifronte, de indubitable rareza, remitieron por último considerarla como la representación de una divinidad.

           Los ojos por tanto son un rasgo muy considerado e importante dentro de los elementos figurativos de las imágenes, facilitando una división estética en cuatro grupos. El primero recogería ejemplares ejecutados con una tosquedad bárbara, apenas significados por una simple hendidura tipo cabeza de Barán o Monte Güimil [27]. El segundo agrupa a los que reducen su realización a sendas cavidades semicirculares tipo castro de Narla, Yecla de Yeltes I [28] o Taboada [29]. En el tercero la expresividad se acrecienta a través del uso del relieve, redondeando la órbita ocular, derivando hacia un par de subtipos, el simplemente redondeado y prominente tipo Dehesa de Perales, Seixabre [30] o Puentedeume [31] y el que en un exceso expresivo, tal vez por imitar una máscara mortuoria, llega a representarlos con los párpados entornados tipo Cibdá de Armeá, Yecla de Yeltes II, etc. El cuarto tipo recoge los ejemplares de mayor calidad, poniendo mucho cuidado en el delineado de una órbita almendrada. Del mismo son buenos ejemplos, la cabeza del castro de Santa Iria en San Salvador de Briteiros, o el guerrero de Rubiás [32].

En general, la mayor parte de las cabezas aquí relacionadas, pertenecen al grupo galaico-lusitano y se hermanan dentro de una escala de tosquedad más o menos acusada. La que damos a conocer aquí, dentro de su exclusividad, se asimila a las producciones castreñas, aunque la distancia entre los polos de origen, donde la significación e interpretación del objeto es mejor comprendida, pudo ser determinante en la variación con respecto a los modelos originales (Fig 7).

Figura 7: Ruinas de la actual ermita de la Virgen de la Peña (Perales del Puerto, Cáceres).

           La existencia de grupos no es la primera vez que se detecta, pues desde los trabajos de Jacobstahl, Lambrechts o Benoit [33] las opiniones sobre producciones concretas variaron notablemente, aunque la mayoría acabó por centrarse sobre todo en las posibles diferencias cronológicas de estas realizaciones. Benoit basándose en los hallazgos de Entremont en la Provenza francesa, proponía por ejemplo, establecer una diferencia entre los grupos en función de sus características fisionómicas, separando aquellas cabezas de rasgos más esquemáticos consideradas más antiguas, de otro grupo más moderno, compuesto por cabezas en relieve, de órbitas enormes, con indicación de párpados cerrados. Es sin embargo Jacobstahl [35] quién establece unos grupos dependiendo de las influencias recibidas, así, núcleos, caso de los ejemplares castreños, sin modelos adecuados, solo experimentaron esas influencias de lejos, de ahí el aspecto más primario y tosco de sus realizaciones. Desde este punto de vista, la mayor distancia de las tierras cacereñas pudo permitir a su vez, mayor libertad para renegociar conceptos exóticos que diría González-Ruibal [36], con respecto a Galicia del área celta central europea, de ahí que podamos hablar incluso de un subgrupo de estelas con cabeza humana e inscripción latina, con una incidencia especial en Extremadura [37].

           De todos modos, los contrastes en la ejecución de las piezas no deben achacarse a la habilidad o torpeza de los canteros o a una degeneración artística, pues un arte no evolucionado y gestado en un contexto que apenas ha conocido la romanización, no tiene por qué responder a los ideales clásicos, a imagen y semejanza de lo acontecido con la estatuaria zoomorfa meseteña, en la que igualmente se valoran otras cuestiones más volcadas en la representación de una idea, que en la fidelidad anatómica.

LA PARTE POSTERIOR.

           Uno de los detalles más extraños y que hacen de esta escultura un caso único, son los pliegues dispuestos la parte posterior de la cabeza, dos de ellos perfectamente ahusados y un tercero apenas insinuado o muy desgastado. Su falta de paralelos descarta cualquier conclusión que nos parezca certera y si bien algunas esculturas como la de Taboada hemos apreciado por encima del torque una gruesa arruga, en ningún caso alcanza el tamaño ni el acabado de la imagen de la Dehesa.

           La interpretación en este caso de torques, con frecuencia empleados para adornan el cuello de imágenes de cabezas esculpidas, nos parece igualmente remota, pese a que en la joyería peninsular, el ejemplar y también caso único de Sintra, concebido a partir de la unión de tres anillos macizos de oro o el de Sagrajas con la unión de dos, podrían sugerirlo. Falla la cronología, pues dichos torques son obras de talleres del Bronce Final Atlántico [38] y también la proporción, y el encaje mismo de la joya.

             Cabría pensar entonces en otro tipo de aderezos, en cuyo caso no acabaría de desmarcarse de la consideración de un bien suntuoso, o en la línea de los torques ceñidos a cuellos de los guerreros lusitano-galaicos, patrimonio privativo de las aristocráticas élites guerreras y categorizadores de un rango privilegiado [39], pero también un ornamento claramente provisto de connotaciones mágico religiosas y objeto reservado a las divinidades como el referido por Tito Livio [40] en alusión a lo conseguido como parte del botín de una guerra y ofrendado a Júpiter capitolino.

         Sin especular más allá, dada la carga de aspectos grotescos que acapara la imagen, tal vez no pretenda sino recrear otros atributos físicos que hablen de una deformidad o monstruosidad de una forma aún más expresiva.

LAS CABEZAS CORTADAS.-

Las esculturas que representan cabezas humanas se dispersan principalmente por todo el noroeste peninsular donde se conocen alrededor de 600 ejemplares [41]. Por debajo del Duero, la cifra desciende progresivamente, alcanzando en su dispersión la provincia de Cáceres, si bien, la proporción de hallazgos aquí es bastante modesta, a tenor del recuento de publicaciones por las cuales se conocen. En un repaso a la bibliografía generada en la región sobre este particular, reconocemos la existencia de dos de estas cabezas en Plasencia [42] una en La Vera [43], y un par más en la fuente de La Madrila en Talaván [44]. Cabe sin embargo ampliar esta cifra con el añadido de otra serie de seis cabezas, inéditas en su mayor parte, repartidas entre las poblaciones de la Sierra de Gata, lo que en términos cuantitativos convierte a esta comarca en el núcleo de mayor densidad de la provincia en cuanto a este tipo de hallazgos.

Valgan de ejemplo las cabezas talladas en piedra granítica que la familia Ojesto conserva en su casa de la localidad de San Martín de Trevejo. Una de ellas, corresponde a una testa masculina, tal vez un guerrero con los rasgos de la cara cincelados de forma muy esquemática y una prolongación en la parte posterior para empotrarla en una pared, en opinión de J. L. Martín que es quién la ha descrito [45]. Sería por tanto casi idéntica a otra cabeza expuesta en un muro de la localidad de Acebo, salvo por una especie de capacete o casco que cubre la parte superior de esta última [46].

La segunda de las imágenes de la colección Ojesto es conocida como el ídolo de Villalba, nombre de la finca mañega donde se encontró. No fue diseñada como las anteriores, pues esta se mantenía en vertical, quizá como parte del cuerpo de una estatua perdida y ahora sustituida por una suerte de pedestal también labrado con trazos incisos en zig-zags por dos de sus caras, y que en nuestra opinión, se trata de un menhir reaprovechado con decoraciones similares a la de algunos ejemplares alentejanos. La cabeza se halla rota por el cuello y dividida en dos por un corte a la altura de la mandíbula. Hace gala de una economía de detalle en las facciones, resaltando especialmente uno ojos almendrados de gran tamaño, el pelo marcado a base de rizos geométricos recogidos en una coleta en la parte posterior y una mandíbula cuadrada al más puro estilo de las imágenes antropomorfas noroccidentales, avalando así la conexión más palmaria con el mundo castreño galaico- lusitano.

Otro acomodo han encontrado las cabezas de la Sierra de Gata en las fuentes, empleadas a modo de prótomos o carátulas sobrepuestas a los caños de agua, siendo a nuestro juicio esta disposición, indicio de que muchas de ellas no fueron talladas con esta finalidad. A esta serie pertenecen las dos cabezas de la Fuente del Matadero en Cilleros, una de ellas tocada aparentemente con un casco y en la misma localidad, la de la fuente del Porquerizo, con un rostro toscamente esculpido y reducido a lo más esencial. No avalamos la antigüedad de estas últimas, pero valoramos el uso continuado que se hizo de su reproducción como temas redundantes en la plástica popular a lo largo de siglos, convirtiéndose en una tradición muy arraigada entre los canteros locales, e invadiendo el arte del medievo y con el mismo costumbrismo la plástica de tiempos más recientes, partiendo tal vez de una temática de representación preexistente, mantenida viva como una forma de reivindicar tradiciones a las que la zona se siente muy vinculada.

En síntesis, lo que tratamos de exponer, es que la cabeza de la Dehesa de Arriba de Perales no constituye una excepción en la comarca, sino otra materialización de la plástica indígena de la zona, para la cual se vislumbra una relación privilegiada con el mundo noroccidental representado por la cultura lusitano-castreño y amparada en ciertos paralelismos formales de los cuales participan ejemplares del entorno salmantino.

SIGNIFICADO.

Sobre su significado de las representaciones escultóricas de cabezas, lo cierto es que no hay una unanimidad, siendo la causa del común desacuerdo, fundamentalmente los tipos y contextos en los que se presenta este tipo de iconografía, como ya se explicó en la síntesis que sobre este particular acometieron Abad y Mora [47], donde los afortunados planteamientos interpretativos se contemplaron desde múltiples puntos de vista y no desde la óptica generalizadora de las explicaciones más antiguas, las cuales, no superaban los planteamientos panceltistas y tópicos del rito guerrero de la historiografía tradicional, y en las que claramente se hablaba de conexiones con sacrificios humanos, fundamentando esta afirmación en la cita de Estrabón [48] y Livio [49] relativa a ciertas costumbres sangrientas, usualmente entre los pueblos de la Lusitania [50], y que en alguna ocasión se han querido ver contrastadas con hallazgos arqueológicos, amén de otras fuentes más generalistas e indiscriminadas del mundo celta.

La inercia de esta teoría la mantuvo mucho tiempo en boga, principiando por Balil en la década de los cincuenta, el cual las consideraba verdaderas cabezas decapitadas [51]. Esta opinión aún se defendía en la década de los ochenta, poniendo de manifiesto la relación de las cabezas cortadas con los santuarios celtas o galo-romanos así como con otros elementos religiosos, concluyendo que las mismas, forman parte seguramente de algún ritual religioso de origen celta relacionado con divinidades agrarias o ctónicas, entre las que Marte, tenía un papel sobresaliente [52].

Mientras tanto, otras alternativas perfilaban una explicación bien distinta. Blanco Freijeiro [53] por ejemplo, se inclina por la posibilidad de que fueran representaciones de dioses, en tanto Blázquez era partidario de considerar estas cabezas como simples elementos decorativos, recalcando que, salvo el caso de Cibdá de Armeá en Allariz (Orense); al resto de las representaciones no se las puede considerar cabezas cortadas, ni trofeos, sino de un popular objeto de adorno omnipresente en las diferentes manifestaciones artísticas del mundo celta [54].

Más recientemente, Aguilera [55], sin cuestionar la existencia de ritos de decapitación en el mundo celta, reformula el tópico a partir de una revisión crítica de sus fuentes historiográficas, en las que se considera una idea importada a la historiografía española, tendente en esos momentos a reforzar el carácter indoeuropeo de las culturas peninsulares, aportando numerosos ejemplos en los que destaca el carácter especulativo de los mismos y en el que destaca la ligazón existente entre el tópico y la aparición de un ítem artístico como son las reproducciones iconográficas. En una brillante reflexión, concluye más adelante, que en toda la iberia prerromana se representaron cabezas humanas, sin encontrar un argumento que obligue a interpretarlas como cabezas cortadas, y si bien no puede descartarse algún caso, su explicación debe trascender la referencia al manido tópico para profundizar en un trasfondo mucho más diverso [56].

También se ha adjudicado a las imágenes un valor religioso, muchas veces por defecto, sobre todo a hallazgos aislados sin contexto y en muchos casos sin que ningún atributo divino sea claramente identificable. Solo se ha eximido de esta condición a piezas multicéfalas o cornudas, en estos casos, sí parece haber un acuerdo en torno a su consideración como deidades o seres sobrenaturales, en alusión clara al “Jano” de Candelario [57] o a figuras sedentes ejemplificadas por una escultura procedente de Piedrafita (Orense) sosteniendo un recipiente entre las manos como símbolo de prodigalidad del dios [58]. No obstante, tanto la descontextualización, como la presencia de ciertos atributos, no deben ser una premisa determinante en algunos casos como el que tratamos, pues existen otros ítems aún no contemplados que pueden arrojar tanta o más luz que la interpretación caprichosa de determinado atributos.

Por funerarias se han tenido también algunas cabezas y estatuas de guerreros castreños galaico-lusitanos, quizá porque a algunos les ha resultado convincente el hecho de ostentar muchas de ellas inscripciones latinas, dando pie en su interpretación a considerarlos como laudas heroicas o mortuorias consecuencia de la romanización [59]. Esta suposición ha sido puesta en cuestión recientemente, pues no se contempla la posibilidad de que los epígrafes sean un añadido anacrónico a las estatuas y en consecuencia pueda desvirtuar la datación de las mismas [60]. En cualquier caso, su significado como retratos, héroes divinizados o deidades tutelares se retoma como la interpretación más plausible. Tanta inseguridad en la interpretación de este colectivo de estatuas no es patrimonio exclusivo hispano, pues incluso en el arte celta europeo en general, y con ello tomamos de ejemplo a una de las cabezas más famosas, la de Zehrovice (Praga), con sus ojos en relieve y el cuello adornado por un torque, persiste la duda sobre si se trataba de la representación de un héroe o el retrato de una persona real.

Otra cuestión que se ha tenido también en consideración es el posible carácter de entidad tutelar o apotropaica de las cabezas, funcionando en un contexto de entrada a los poblados o aldeas, donde se haría visible desde su anclaje en muros o puerta. Sobre esta circunstancia se ha discutido también si no tendría también un sentido de advertencia sobre los enemigos, según las costumbres referidas en las fuentes acerca de la exposición de las cabezas de los enemigos vencidos como trofeos. Las cabezas de Las Lansbrica y A Graña, encontradas cerca del acceso a sus correspondientes recintos podrían avalar esta tesis.

Sin poder negar otras interpretaciones más profundas, todas las que se han relacionado, sitúan estas producciones en un plano fundamentalmente simbólico, lo que nos está hablando de su estandarización, recurrencia como tema iconográfico y sin duda polisemico, obligándonos a debatir desde el principio sobre el posible sentido de la imagen de la Dehesa en este lugar, respondiendo no tanto a lo qué es, sino al papel que pudo desempeñar, y por supuesto, deducir si existió una manifestación religiosa detrás de esta representación iconográfica o ¿a partir de que presunción podemos trabajar para distinguirla de un uso profano?

¿UN SANTUARIO?-

La presencia de una imagen en un sitio apartado y remoto de un valle no debe inducirnos de forma inmediata a pensar en ella como un objeto de culto, pues las conclusiones que podríamos obtener deberían de verse matizadas por el estudio de muchas variables posibles. Una cuestión interesante para iniciar la reflexión, ya la hemos expresado en relación al significado de estas manifestaciones, y tiene que ver con el fuerte vínculo que manifiestan en torno a ciertos aspectos rituales, mucho más en este caso, coronada por un receptáculo lustral, dependiendo su interpretación, a nuestro juicio, del entorno en el que se significan.

En este sentido, Correia ya observó en su tesis, que los santuarios rupestres parecen obedecer a criterios de localización coherentes, y aunque existan patrones ligados a movimientos a través de un territorio, una buena parte de ellos se instala en sitios visibles solo para quién los sabe ver y probablemente frecuentado únicamente por quién sabía encontrarlos [61].

De este modo, la situación de la imagen en relación a lo fenoménico y simbólico del sitio, sancionaría una práctica ritual, e igual que ya lo hizo Rodríguez Corral [62] respecto al posicionamiento de los guerreros castreños, también cabría preguntarse ¿quiénes habrían sido sus devotos o cultores, y qué motivo les empujó hasta allí?

Sobre el primer punto sólo se nos ocurre una respuesta, dada la desconexión de este valle con la geografía envolvente de estas montañas, creemos inevitable vincularlo al núcleo habitado más cercano, en concreto a las extensas ruinas de una aldea romanizada del Pocito, sintonizando con los que sabemos hoy de otros santuarios peninsulares y donde también es posible su funcionamiento como un hito liminal, pues los santuarios, normalmente alejados de las poblaciones, también acostumbran a servir de puntos de referencia en las relaciones territoriales de quienes pueblan el entorno, pese a la aparente invisibilidad con la que se muestra hacia nosotros.

Acerca de la segunda cuestión, es un hecho probado que las sociedades de la Hispania indoeuropea se sentían inmersas en la naturaleza, de ahí su percepción simbólica del paisaje y la fuerza ambiental de los lugares sacros, santuarios, generalmente al aire libre donde tiene lugar la comunicación con el más allá, manifestándose la divinidad a través de los árboles, los roquedos, las cuevas o las aguas. El análisis de los teónimos indígenas y los parajes donde aparecen, refuerzan el fondo naturalista del panteón del Occidente peninsular [63], más si cabe en la comarca de Gata, donde la presencia de los mismos en inscripciones se manifiesta con especial densidad y variedad, proporcionando incluso orónimos muy particulares como el de Salama al que nos referiremos más adelante, pues esta divinidad pudo prestar nombre al monte más alto de la Sierra de Gata, a cuya sombra se acuesta nuestro valle.

Su elección por tanto nunca es aleatoria, y en este sentido, la presencia en los alrededores de rocas con cazoletas, no nos parece entonces tan casual pese a su amplia diacronía, pues por una parte, expresa la arraigada continuidad de una concepción tradicional del lugar sagrado que, no obstante, aparecería reformulado tras la ocupación del territorio por los romanos, integrando un culto ancestral, sin que probablemente perdieran un ápice de su sacralidad, funcionando al mismo tiempo como un lugar de evocación para las comunidades indígenas de la zona.

Otra cuestión, si lo tuvo, es el nombre, de la entidad tutelar del nemeton, término céltico por cierto, que alude a lugares sagrados a cielo abierto, pues es y será, objeto de controversia. Nosotros haremos una propuesta para la cual intentaremos barajar una serie de aspectos que pueden tener ligazón con el sitio, tal y como ha sucedido en otros lugares de la península, sobre todo, aquellos donde se han fundido las tradiciones religiosas locales con las aportadas por la romanización. Desgraciadamente, y aunque para nuestro axioma partamos de un hecho comprobado que vincula la elección de lugares de culto a unos patrones repetidos e inherentes a importantes referentes paisajísticos nada azarosos, [64], el problema a dilucidar, lo plantean las particulares condiciones paisajísticas en las que incurre el propio enclave, convertido en un crisol de posibilidades, donde la presencia de minas, la abundancia de fuentes o la presencia del bosque, se combinan en un abanico de manifestaciones hierofánicas, evocadoras las unas del mundo de las fuerzas ctónicas o telúricas, otras de purificación y otras de protección, sin desdeñar el simbolismo de las montañas, que a la postre se instituyen en las progenitoras de este micro universo.

En consecuencia, el paisaje encierra en sí mismo una pluralidad de elementos y potencialidades –la piedra, el árbol, el agua y las montañas- aún presentes en la cosmovisión mítica galaica del mundo [65], y capaces cada uno de protagonizar el objeto de veneración, a la vista de los datos contenidos en epígrafes donde muchos de los nombres de las divinidades de la religión indígena hispana, estaban encarnados por elementos físicos de la naturaleza, desterrando así el absurdo de una interpretación única dentro de esta nebulosa de generalidades, simplificadoras de una realidad infinitamente más compleja.

LA ROCA MISMA.

La monumentalización de lo inanimado, el sentimiento de veneración que despierta su inerme inmortalidad, la consideración de la piedra como el estatus más perenne de la naturaleza, la convierten en el vehículo ideal de transmisión del mensaje humano con las fuerzas telúricas. Es la aldaba a través de la que los mortales invocan a sus dioses, testigos de juramentos, mesas sacrificiales, escudos del rayo y madres de la riqueza mineral que atesoran, tienen el poder predictivo, son testigo de pactos y juramentos, ónfalos de mundos, límites perennes, la summa del lenguaje primigenio y el recurso inmediato para que un mensaje prevalezca.

Un análisis antropológico reciente realizado sobre el -paisaje sacro-, para el cual se utilizaba como laboratorio el entorno de una localidad cacereña, contemplaba algunos elementos que conformaban ese paisaje combinándolos con elementos físicos asociados a tradiciones rituales y mitos transformados en leyendas. Estos aspectos permitían conocer su contexto sagrado, señalando especialmente algunas -peñas sacras-, como entes animados por un espíritu vital o numen sacro, lo cual ayudaría a explicar los fenómenos de interpretatio con divinidades del mundo clásico y su cristianización posterior en un proceso de adaptaciones de los ritos y cultos, hasta la práctica desaparición de esa visión ancestral del paisaje Sacro [66]. Blázquez, a propósito de esta cuestión, habla de cómo se habían ocupado ya los cánones del Concilio de Braga del culto a determinadas rocas, y de los muchos documentos procedentes de la Galia, donde se hallaba tan arraigado como en Hispania [67].

La roca que sustenta la imagen de la dehesa no ha resistido a los cambios religiosos tan profundos que supuso primero la extroversión y adaptación a la religión romana, después a la cristiana, o a la islámica, para conocer a quién o a qué se invocaba, pero son muchas las que han escapado a este proceso. Ejemplos cacereños de rocas que antaño fueron el referente propiciatorio de la fertilidad, las encontramos en la peña de las Cuacas cerca de Valverde de la Vera, oráculos del amor en la de Cancho Castillo, predictoras del futuro en la Porra del Burro de Valencia de Alcántara, peñas propiciatorias de la suerte encarnadas en la roca del Bolsicu en Garrovillas, etc. Almagro recoge medio centenar más, dispersas sobre todo, por la geografía noroccidental, la misma geografía que agrupa la mayoría de epígrafes dedicados a divinidades indígenas [68], de ahí que estas constituyan un complemento ideal para comprender el paisaje sacro de la Hispania Céltica.

La transformación de la roca en una entidad con aspecto tan sobrecogedor pudo tener como finalidad, la de comprender mucho mejor el rito que allí se desarrollaba y que entidad la encarnaba. En este caso, un elemento esencial del rito propiciatorio sería la roca a la que la población de aquel valle, por causas desconocidas, la había convertido en sitio propicio, un punto divisorio entre lo terreno y lo celeste a veces porque según la creencia, se hacía presente la divinidad en su epifanía. El añadido de una pila lustral refuerza la idea de que sobre ella se celebraron prácticas litúrgicas cuyo reflejo ancestral lo incentiva seguramente la presencia de cazoletas en ese entorno.

EL BOSQUE.

El bosque, es el témenos auténtico, en su origen, un espacio reservado, delimitado y consagrado a un dios, excluido de otros usos. Los más habituales prescindían del edificio y se limitaban a un simple altar. Favorecía su instalación una fuente como la que mana pocos metros debajo de la imagen, pues el acceso al espacio sagrado requería normalmente de una purificación previa o lauacra. El propio bosque donde se instala el altar, puedo ser el sujeto sagrado o parte de él, pues no es inusual que este se hallase bajo la tutela un dios al que se le realizan ofrendas.

No queremos aventurar lo que no podemos demostrar, y aunque no hay escritos muy prolijos en la Península referidos al culto a los árboles si se sabe que incluso después del final del mundo romano este culto perduraba. Lo constata S. Martín Dumiense obispo de Braga en el s. VI en su sermón contra las supersticiones [69]. También se sabe que estaba muy extendido por el espacio céltico, principalmente Irlanda y en la Galia, donde se han hallado altares consagrados a Fago, a Sexarboribus [70] y a Esus cuya versión hispana pudo formar parte de la triada de divinidades célticas más veneradas en la Península según el poeta cordobés Lucano, en cuya obra la Farsalia alude a su culto en -selváticos santuarios-, como una divinidad equivalente a Marte y al cual se honraba mediante sacrificios humanos en las poblaciones del Norte de la Península [71].

La dendrolatría sin duda ocupó un espacio importante entre los habitantes indígenas peninsulares, pero de su culto no existen testimonios claros [72], salvo las citas del Dumiense destinadas a atajar ciertas costumbres relacionadas con la veneración hacia ellos, especialmente entre los pueblos del Noroeste hispano y las menciones soterradas de ermitas cristianas dedicadas a vírgenes con apellido arbóreo distribuidas por la geografía peninsular [73]. Pensar entonces, que nuestra escultura encubra las ósmosis entre un numina loci indígena y su sustitución por una divinidad romana relacionada con los bosques, entra dentro de lo posible, pero en ese caso habrían de invocarse divinidades silvestres como Silvano, apenas mencionado un par de veces al sur de Badajoz y en localidades de otras provincias romanas muy alejadas del núcleo cacereño, aunque como deidad protectora de toda propiedad rural, la casa, las fuentes, los campos y los bosques, [74], tampoco conviene perderlo de vista, pese a que su culto tuvo lugar esencialmente en el ámbito privado.

El rango y las dimensiones de este temenos lo ignoramos todo, pero sabemos de cierto que existían espacios asignados y delimitados. La fuente de la Higuera en Torreorgaz, al sur de la provincia, atesora un testimonio valiosísimo sobre lo dicho, pues aparte del primer epígrafe de carácter votivo dedicada a una divinidad intitulada Laneane según Callejo [75], o Laeane según un corrección posterior [76]; hay otra inscripción donde se delimita la pedatura o vedado del espacio sagrado. Este segundo epígrafe corregido recientemente por Gómez-Pantoja, acrecienta el interés de este sitio por el hecho de señalar las dimensiones exactas del espacio consagrado, caso raro hasta ahora entre los llamados santuarios al aire libre, y aunque esta protección, restricción del uso o el acceso a aguadas o manantiales ha sido recogido en los digestos legales de la jurisprudencia romana o inscritas en rocas como la que nos ocupa [77], también pudo corresponder a la adaptación de una fórmula de delimitación de la romanitas, o a un concepto del espacio sagrado indígena [78]. Si así fuera, y de poderse demostrar que el concepto de distancia era una cuestión normativa, tal vez podría hablarse de una práctica aplicable también al sitio de la Dehesa Vieja.

EL AGUA Y LAS MONTAÑAS.

Junto a esta -peña sacra- debió de jugar un papel no menos importante el manantial que unos metros más abajo rezuma agua en diversa cantidad según las estaciones, alimentando la corriente del arroyo más importante del valle. Su origen se debe a que el lugar funciona como una cuenca hidrográfica a pequeña escala captando del agua de lluvia, parte de la cual, se desliza por las laderas y se filtra a través de las numerosas fracturas del granito, para aparecer a modo de fuentes y pozos artesianos en la hondonada. Se da así lugar a una relación abundantísima de topónimos subálveos, la conocida como Fuente Fría, mana unos metros más abajo de la escultura, y por los laterales del valle, se reparten otras muchas, de las cuales, solo unas pocas intituladas Fuente de Herrero, Fuente de San Antonio o El Pocito, figuran en las páginas de la cartografía al uso. El agua se acaba concentrando por último en el arroyo de Valdelaseras, cuyo eje parte en dos mitades casi iguales la cuenca y deriva su escorrentía hacia la única salida y entrada natural en dirección al aurífero Fresnedoso.

Esta relación con el agua que hipotéticamente planteamos, no es en absoluto descabellada, pues históricamente, y no faltan ejemplos en Extremadura, la tradición salutífera de algunos manantiales ha derivado en el culto o el agradecimiento a ninfas y genios que propician sus virtudes curativas, regeneradoras, fecundantes e incluso la obtención de presagios, como aquellos manantiales intermitentes en las montañas de León [79]. Enumerar simplemente aquellos que se mencionan en las fuentes antiguas los haría merecedoras por sí solos de un extenso capítulo, por lo que para el caso cacereño valen los ejemplos recogidos en trabajos de Rodrigo y Haba [80] junto a los más de 150 elementos, entre termas, inscripciones, fuentes, etc., recopilados recientemente en un amplísimo catálogo [81].

No existe pues una constancia expresa de que este lugar se valorase las propiedades del manantial ni de la supuesta Hamadriades que lo habitase, simplemente, y a nuestro juicio conviene destacar su presencia como una parte del juego de razones físicas que pudieron propiciar su elección alimentando su condición sacra, compaginándolo con el carácter lustral del receptáculo tallado en la roca esculpida. Volviendo al Dumiense, varias alusiones en su obra y en los concilios visigodos de Braga y Toledo, nos ponen nuevamente en antecedentes sobre la pervivencia del culto a las aguas en sus diversas facetas y de las prohibiciones que sobre ellos recaían.

Pese a dichas prohibiciones, la exploración etnográfica y antropológica de perduraciones probables en algunos cultos cristianos locales, nos ponen en guardia sobre la capacidad para resistir unas tradiciones dentro de otras religiones. En este sentido, un párrafo contenido en el trabajo de Sanz [82] resulta aleccionador, pues alude a un ritual consistente en hacer pasar agua por el interior de unos relicarios en forma de cabeza donde se atesoran los cráneos de los santos; ésta será empleada para salvaguardar las cosechas y evitar enfermedades humanas y animales, siendo la cabeza de San Gregorio Ostiense especialmente célebre en la España del siglo XVII como arma contra las plagas, lo mismo que sucede con la de San Vitor de Gauna cuya agua filtrada por el cráneo es empleada para bendecir los campos o curar las enfermedades de la cabeza. Lo poco excepcional de esta costumbre de utilizar reliquias sagradas para transmitir propiedades milagrosas o curativas, tiene su respaldo en otros muchos casos que se citan vinculados a ritos de mojado o baño de reliquias craneales en determinados manantiales para propiciar la lluvia [83]. El uso que se hace en las fuentes de la comarca de cabezas esculpidas, tal vez no tenga entonces que ver solamente con un uso ornamental, sino que esconda tras ella la historia de tradiciones extintas, sin que eso quiera decir que deban ser forzosamente antiguas, sino reutilizaciones o realizaciones relativamente modernas, fruto de su arraigo y del potente simbolismo de la cabeza humana, como el receptáculo corporal en el que reside la esencia anímica.

Una curiosidad sobre el agua y este lugar nos obliga a traer de nuevo a colación al epíteto Palántico, consignado en el ara incrustada en el ábside de la iglesia de Perales del Puerto, pues acerca del mismo, nos comenta Blázquez [84], que el radical Pala- es conocido en hidronimia y en la toponimia hispánica, citando a Albertós y a Menéndez Pidal [85] como fuentes autorizadas, aunque más recientemente, y a raíz del estudio de la inscripción lusitana del Cabeço de Fraguas por Tovar y otros autores, la mención a Trebopala se explicaría etimológicamente en relación con el pala de las inscripciones lepónticas del norte de Italia, con el significado genérico de piedra o roca, de suerte que el mencionado teónimo haría alusión a una divinidad que tiene su morada o residencia en la roca misma [86].

En este contexto, cabe referirnos de nuevo a las aras del lugar con el nombre de Júpiter, porque acercándonos a esas posibilidades de interpretación de la imagen de la Dehesa, debemos de considerar la posibilidad de un Júpiter sincretizado y materializado en una versión autóctona, pues admitido Palanticus como un epíteto, relacionado con el agua o una entidad rocosa, las únicas inscripciones dedicadas a alguna divinidad en el entorno cercano, tres en concreto, invocan al soberano de los dioses. La intención que subyace debajo de todo ello es de difícil lectura, pero no es inhabitual que los nuevos dioses reivindiquen e integren antiguas deidades en la nueva dinámica religiosa, de hecho resulta paradójico que la mayor concentración de inscripciones dedicadas a Júpiter se hallen en regiones de menor romanización, como demuestra el carácter indígena tan elevado de sus dedicaciones, sin que se conozcan las razones a ciencia cierta [87], aunque una de ellas pueda ser la de estrechar lazos religiosos con los nuevos gobernantes como una forma de mantener un estatus político [88]. Igualmente hay una vinculación abundante entre esta divinidad y los vici o castella, especialmente de la región lusitano galaica tal vez debida a la propagación de los cultos capitolinos impulsados por el Estado romano entre las comunidades indígenas [89].

Esta utilización de las grandes divinidades del panteón romano, normalmente solo tiene lugar con otras de su rango, es decir, tan importantes en el panteón local como para que se diera un fenómeno de asimilación, coexistencia y yuxtaposición o presenten la misma función o carácter, es decir, mantengan la suficiente equivalencia para incorporarlas al acerbo religioso de estos pueblos a través de un proceso sincrético. Así se ha propuesto por ejemplo en un estudio que se hizo sobre epígrafes cacereños el sincretismo entre Júpiter Solutorio/Eaeco, [90], estableciéndose casos de paridad entre los teónimos de Larauco y Jupiter [91] y a un nivel superior de paredría entre Taranis/Júpiter, al que los galos tiene como gran jefe de la guerra y del cielo. Deducir sin embargo, cual fue la divinidad que pudo ser sincretizada en nuestro caso, no va a resultar nada fácil, pese a ello intentaremos explorar los argumentos que nos han parecido más convincentes, para encaminarnos hacia esa posible divinidad indígena asimilada que pudo esconder la singular escultura.

Principiaremos por decir que existe un conjunto de dioses indoeuropeos, con perfiles similares entre regiones vecinas como la Galia o Hispania, muchos de ellos son dioses vecinales, regionales o vinculados a pueblos, junto a otros cuya difusión rebasa las fronteras de los actuales territorios nacionales. Su análisis comparativo, otorga validez al esquema panteístico ofrecido por Cesar, como ponen de manifiesto numerosos investigadores, acusando un comportamiento parecido en la Península, tras examinar los datos que sugieren los testimonios epigráficos. A través de ellos, se llega a la conclusión de que existe una estructura parecida a la de los dioses celtas extra-hispanos, al situarse el número de divinidades supra-locales masculinas en torno a cuatro, casi en paralelo al panteón femenino, aunque este último plantea más dificultades para su reconstrucción debido a la gran disparidad de datos. [92].

Ello nos lleva a plantear la siguiente pregunta, dado que en el espacio del valle las únicas inscripciones se hallan dedicadas al soberano celeste de los romanos y la única escultura conocida posee un estilo afín a las producciones lusitano-galaicas, ¿no podría ser esta una imagen evocadora de un dios autóctono, producto de la interpretatio romana? y si así fuera, ¿cuál de los dioses en panteón céltico hispano se llegó a asimilar con el soberano de la religión romana?

El problema no es baladí, pues identificar las divinidades que asumieron la función de Júpiter en la religión indígena hispana requiere de un profundo estudio epigráfico, con el que por fortuna contamos, y donde cabría contemplar en primer lugar, los testimonios de los cuatro grandes dioses supra locales del coherente esquema panteístico de la región: Reue, Bandua, Arentius y Quangeius, para así llegar a la caracterización religiosa de dichos teónimos y sintonizarlos con las rasgos paisajísticos que hemos ofrecido de la Dehesa de Arriba. Las pistas nos las proporcionó el extraordinario estudio de J. C. Olivares, en cuya obra, mencionada varias veces, encontramos argumentos de peso para señalar, a Reue, como el dios del panteón local más semejante a Júpiter. Se enumeran varias razones; la primera, su manifiesta vinculación con las elevaciones montañosas, lugares donde habita el poseedor del rayo y señor de las tormentas, en torno a las cuales no es infrecuente el hallazgo de altares [93].

La mención de epítetos alusivos al dios, derivados de hidrónimos y orónimos sería la segunda razón, y aquí aparece Salamati según J. L. Melena o de Salamaii según la corrección efectuada por B. Prosper [94]. Tenido hasta ahora como la denominación indígena de una divinidad, cuyo ámbito de aparición se vincula al territorio del vecino monte Jálama con el que aparentemente manifiesta una relación semántica indiscutible. Esta divinidad morador del conspicuo monte, de cerca de 1500 m de altura, habría recibido esta invocación de su propia sede, la cual significa -rica en arroyos- y sería una divinidad relacionada con las alturas. Una interpretación a cargo de J. L. Melena de una de sus denominaciones como D(eus) O(ptimus) constituiría la prueba definitiva de sus identificación con Júpiter, si bien para Prosper esto no deja de ser una conjetura forzada por la dudosa lectura del último grafo.

Independientemente de lo anterior, su equiparación con Reue, la infiere Olivares del hecho de que los territorios donde eran adorados ambos dioses no se superponen, sino que se complementan, coexistiendo ambos en el mismo grupo de divinidades en cada uno de sus ámbitos; y dado que las inscripciones de Salama/e se circunscriben principalmente al torno del monte Jálama y a otras dos localidades del occidente cacereño, las posibilidades de que las mismas sean nada más que un epíteto regional de Reue no son excluyentes. Esto encajaría por otra parte con la escasez relativa de este teónimo en la provincia cacereña, en tanto en la vecina Beira Baixa, con el que este territorio manifiesta una mayor conexión, se sobrepone a otros dioses. La sospecha de que se trató de una divinidad indígena asimilada al dios supremo romano, fue una conclusión a la que llegó también Tranoy, cuando el repaso la antroponimia de los oferentes reveló un origen mayoritariamente autóctono [95], ávidos quizá por mostrar sus deseos de integración en el nuevo espacio social.

Reue empero no se asocia solamente a las montañas, ya Fita [96] y más tarde Villar [97], lo coligaron a la toponimia fluvial, es más, para el último fue en su origen un apelativo de -río-, para convertirse más tarde en una entidad personal de carácter divino. La aparición del llamado dintel de los ríos en Mérida dedicado a Anas y Barraeca, esta última relacionando el epígrafe de Reue Anabaraecus en Trujillo (CC), certifica en opinión de Alicia Canto la existencia de un culto, a los ríos Ana y Barraeca y por tanto se haría evidente el vínculo a las aguas de esta divinidad, [98]. En resumen, además de reconocer su nexo con las alturas prominentes, Reue se asociaría también a las corrientes fluviales, del mismo modo que el Júpiter romano, recuérdese sino, las columnas erigidas en los nacimientos de fuentes y ríos, dedicadas al dios supremo [99]. Concluyendo, esa relación concreta entre aguas y montañas donde se entrelazan las facultades del indígena Reue y el romano Júpiter, en nuestro caso, nos sirve para conceptualizar la presencia de un lugar sagrado integrado en un espacio silvestre a la sombra de las montañas y bosques, en el naciente de un arroyo, curiosamente concomitante con el entorno descrito en Segura de León en Badajoz, para los restos de un posible edificio donde se halló una inscripción también dedicada a Júpiter [100].

Evidentemente se trata de observaciones empíricas con un valor limitado, las cuales no nos impiden pensar en otras probabilidades, donde las únicas que tendrían cabida, aparte de las ya mencionadas, serían aquellas que tuvieran que ver con el ámbito ctónico aún no explorado, presente también en este contexto y alusivo a los trabajos mineros o incluso a un genio local desconocido.

Comprobada la antigüedad de las zafras mineras del Pocito, fuera de la órbita de otras explotaciones de wolframio desarrollada en tiempos recientes en otros parajes del término [101] puede que exista un grado de coincidencia con la presencia de la escultura y el asentamiento de contingentes humanos romanizados buscando metales preciosos, en concreto, el oro presente en el arroyo Fresnedoso y en alguno de sus cauces tributarios, de los cuales uno, es el que nace en nuestro valle.

No sería la primera vez que la presencia de un lugar de culto se relaciona con el sector minero. El patrocinio de Panóias a cargo de Calpurnius Rufinus, tal vez encargado de las explotaciones auríferas vecinas [102] se interpreta como una iniciativa personal en función de sus convicciones religiosas, y más en concreto, concerniente al hallazgo de cabezas cortadas, Calo Lourido señala varias de las que con certeza se han podido contextualizar en castros muy romanizados, caso de Três Minas, en un ambiente minero romano [103]. La cuestión entonces es, que de poder establecer una relación entre la escultura de la Dehesa y la minería, cabría reparar al menos en un par de candidatos. La divinidad mencionada por Cicerón [104], equivalente a Vulcano y venerada bajo un nombre diferente por algunos pueblos de la Península, para los cuales el trabajo de los metales desempeñaba un papel importante cuenta con muy pocas posibilidades pese a las características del ser deforme que la adornan, pues su presencia en las fuentes epigráficas de la Península es prácticamente nula, y ciñe su representación casi exclusivamente a las monedas de la Bética y otras escasas fuentes arqueológicas [105].

Más probabilidades albergaría un culto a Sucellus, no sólo porque se trata de una divinidad asociada al mundo ctónico, es decir del submundo y en consecuencia de la minería, sino porque al mismo se le ha llegado a asociar con el Júpiter del ámbito galo-romano. Su presencia en Hispania tenía que ver precisamente con contingentes galos especializados en ese trabajo. Monedas de la ceca Nemausus (Nimes) en el Cerrón del Tamuja, en el núcleo minero capitalizado por el castro de Botija, podría dar pábulo a dicha hipótesis.

Sucellus, aunque estuvo considerado como un dios menor, tuvo un culto muy extendido en Occidente, pues era una divinidad fundamental en los cultos celtas de la Galia como representante de las riquezas de la tierra, con cualidades generatrices, tal vez por ello fue confundido, cuando no sincretizado, con Silvano y el mismo Júpiter. Desafortunadamente las representaciones de Sucellus que conocemos, en nada se acercan a la imagen de la Dehesa, por lo que estas dos últimas propuestas solo pueden ser consideradas como una hipótesis por causalidad comparativa deducida de la presencia de una actividad minera, es decir, no existiendo hasta el momento presente nada que lo confirme, nuestra escultura puede estar igualmente relacionada con otras divinidades de valores ctónicos parecidos y en absoluto excluyentes de las que al principio se ha comentado.

CONCLUSIONES.-

Con todo, el resumen se impone. Los datos recopilados nos permiten, por el momento, apuntalar una hipótesis, aunque sin duda quedan muchas cuestiones por resolver en esta ardua tarea de encontrar alguna información acerca la escultura objeto de estudio, dada la escasa variedad de datos referentes a ella. No obstante, creemos haber trabajado sobre posibilidades capaces de proporcionarnos una visión más clara y ajustada sobre su contexto y acercándonos al objetivo final de averiguar algo más sobre su significado.

Pese a que faltan elementos definitivos de juicio para hacernos una idea más completa de las características, denominación y ámbitos de esta divinidad, creemos que esta versión escultórica fue el resultado de la interpretación de una divinidad indígena del substrato naturalista, tal vez Reue, o un genius loci, asimilada al romano Júpiter, colaborando en su favor el hallazgo de aras dedicadas al mismo en el cercano vicus del Pocito y tal vez la propia inscripción que se insertó en el lateral de la cabeza, desafortunadamente inacabada y en la que IO, puede ser la abreviatura de I(ovi) O(ptimo) o sencillamente IO(vi). Las pruebas aportadas al menos confirman al ámbito lusitano galaico como fuente de inspiración del modelo de la escultura, tanto en la importancia de las cabezas humanas, cuya veneración parecen jugar un papel central en las creencias de los pueblos celtas de toda Europa [106] en la representación de una idea o símbolo, más allá de la fidelidad escultórica.

Esta despreocupación formal a la hora de representarla, tal vez tuvo que ver con el hecho de que las divinidades prerromanas hispanas debían de ser anicónicas, es decir carecían de forma definida [107] y al sincretizarse con una divinidad del panteón romano, la destreza de los artistas locales, desprendidos de toda capacidad para la naturalización, y menos de un dios, quedaría muy por debajo de sus posibilidades artísticas, eso sino pesaba sobre este tipo de imaginería el temor de algún tabú ancestral como se ha sugerido en alguna ocasión [108].

Una de las cuestiones que podría avalar su ejecución tardía, ya en la romanización plena, es que solo a partir de la llegada del pueblo itálico comienzan a ser relativamente abundantes las imágenes de dioses indígenas, siendo incluso bajo su dominio escasas en la Celtiberia [109] y casi inexistentes en la Bética cuando la presencia romana en estas zonas estaba muy consolidada. Esto parece evidenciar que la aparición de imágenes divinas en ese momento está vinculada y/o es consecuencia de la influencia y quehacer artístico romano para con lo divino, como sucede en otras partes del mundo céltico y por ello quizá deberíamos empezar a valorarlas como las imágenes de un sistema religioso al que podríamos denominar celtíbero romano [110] o indígena-romanizado. De acuerdo con ello parecen estar las tesis de Calo Lourido, el cual contempla una cronología romana para los casos galaicos, deducible del hallazgo de cabezas contextualizadas en castros romanizados, renunciando a hablar de escultura céltica prerromana e incluso de escultura romana de abolengo céltico [111]. En otros lugares de la periferia céltica, cito para el caso Irlanda, Raftery [112], averiguó también que las pocas cabezas conservadas datan después del nacimiento de Cristo y son de inspiración iconografía romano bretona.

La escultura de la Dehesa de Arriba de Perales del Puerto, no nos cabe duda, fue convertida en un referente, un lugar que dejó de ser una formación indiferenciada para convertirse en un lugar investido de significado, asociado a historias y tal vez a trasuntos mitológicos que en el marco de la codificación espacial, contribuyeron a su erección. La cabeza, síntoma y ejemplo de una iconografía alternativa e híbrida, señala por tanto la presencia sacra de una divinidad en un dominio especial, donde sin ninguna duda tuvieron lugar ceremonias y rituales desconocidos. La adicción de un fóculus, sobre la cabeza, a modo de las ara clásicas, es un complemento inédito en la estatuaria del noroeste, y justificaría por ello, la ejecución tardía e informaría de su uso como un altar.

Con toda la cautela interpretativa, debemos reconocer entonces que la pileta labrada en la parte superior de la cabeza debió de jugar un papel muy significativo en el culto, sin descartar que se tratara de un auténtico altar de ofrendas, libaciones o el lugar donde se depositaban presentes u objetos e incluso fuera un lugar de vaticinio consagrado a una poderosa divinidad ancestral del territorio, a las que había que hacerse propicio por medio de un ritual donde el vertido, tal vez de agua lustral, formaba parte importante de una liturgia teñida de virtudes imprecatorias y propiciatorias guiadas quizá por un individuo sancionado por la comunidad.

Lo que si es cierto es el uso simbólico del lugar en época anterior a la intervención romana, en el ámbito de una concepción religiosa que sería muy distinta de la que aparece documentada después, y de la que son testigos las numerosas rocas con cazoletas repartidas por la zona.

Es muy significativo el hecho de que no hayamos detectado ningún tipo de estructura, lo que parece apoyar la hipótesis de que todo este espacio podría corresponderse a un temenos que albergaría en su interior el locus sacer donde una divinidad de carácter naturalista y atmosférica extendía su protección sobre el sitio. La ausencia de templos indígenas, salvo contadas excepciones, ya fue advertida por Blázquez [113], cuando referido al culto de las divinidades protohistóricas subraya la costumbre de los pueblos celtíberos, igual que en la Galia, de no encerrar a sus dioses en construcciones fabricadas por la mano del hombre, otorgando su respaldo a esta afirmación un pasaje de Tácito [114] relativo a las poblaciones célticas, cuando afirma que recluir a los dioses entre cuatro paredes y representarlos con apariencia humana no lo consideran propio de la majestad de los seres celestes [115] siendo las rocas, las montañas, las fuentes, los ríos, el mar y los campos, los parajes elegidos para ofrecerles tributo.

Con respecto a la provincia cacereña, el temenos simple y sin una construcción que lo delatara, parece que fue lo habitual en Santa Lucia de Trampal, donde las inscripciones dedicadas a Ataecina no parece que orbitaran en torno a una estructura concreta sino a las fuentes que allí manan, y más cerca de nuestra localidad, en Cerezo, el hallazgo de varias aras consagradas a varias divinidades indígenas, en el cerro donde hoy se ubica el cementerio y sobre el que posteriormente se construyó una iglesia que recibía peregrinos desde pueblos cercanos, pudo indicar la existencia de un ámbito religioso importante durante la Antigüedad [116]. Obviamos mencionar aquí otros lugares de la provincia dotados de estructuras por la romanidad o camuflados bajo edificios religiosos de la cristiandad [117]. En todos los casos, parece que en el marco de la concomitancia religiosa, propia de la naturaleza de estos cultos, hubo una adaptación a la tradicional concepción indígena de espacio sagrado, patente en la utilización de los espacios aislados y sobre los que pesaba con antecedencia una connotación sacra.

Por último, cabe referir, que cuando las tradiciones prerromanas declinaron ante Roma, y más tarde estas ante el cristianismo, la memoria sobre ciertas divinidades y las manifestaciones de fervor hacia ellas, continuaron arraigadas y probablemente se mantuvieran en el acervo popular más tiempo del que habitualmente se les ha supuesto. Después, con el paso de los años, y la llegada de una nueva religión, muchos de aquellos recuerdos y sus prácticas cultuales se fueron diluyendo, cuando no fueron conservadas y absorbidas por el folklore popular. Así, ha ocurrido con las manifestaciones religiosas asociadas a las denominadas -peñas sacras- o Saxa Sacra esparcidas por la geografía ibérica [118] cuyos móviles de idolátricos en sus diferentes vertientes, son la mayoría de las veces ignorados por completo.

Lo acontecido en la Dehesa de Arriba, con la cabeza esculturada y su destino posterior a la llegada del cristianismo, no lo conocemos con exactitud, pero podemos intuir que fue alcanzada por las anatemizaciones conciliares empeñadas en barrer los últimos recuerdos de fiestas o congregaciones paganas. Entre las muchas prohibiciones se oficializó el alejamiento de los antiguos lugares de culto, prohibiendo por ejemplo celebrar misa en los montes e ir a ellos en procesión.

Las proscripciones de este tipo duraron hasta el siglo XV, pero esto no afectó gran cosa a lugares como el que investigamos, donde de una manera inconsciente e incluso ignorante del porqué, siguieron recordándolo y rindiéndole su peculiar su tributo tamizado ya por la influencia del cristianismo, colaborando ahora en su mantenimiento como ente sacro, la construcción de ermitas y eremitorios en estas montañas. No es arbitrario por tanto, que en torno a los picos de esta región ibérica, con unas denominaciones tan resonantes como Monsanto, Monsagro, Xálima o La Peña de Francia [119], se manifestara el carácter fronterizo de la religiosidad de muchas de las devociones locales, haciendo vibrar de nuevo el culto ancestral y de remoto respeto por el numen que las habitó, pues dichas creencias estaban profundamente incrustadas en la religiosidad popular, facilitando su pervivencia a pesar de la progresiva cristianización de fiestas, lugares paganos y divinidades.

Estas mismas connotaciones debieron de perdurar en el entorno del escondido valle de Perales, pues cuando se decidieron a levantar una ermita a la patrona de la localidad, buscaron acomodo en un pico de la sierra, por encima de la Dehesa de Arriba, lejos de la población matriz, extrañamente fuera del alcance de su vista en una zona de especial expresividad paisajística, a la que bautizaron con el sugerente nombre de la Virgen de la Peña. Hermoso subterfugio por lo que aquello que estuvo sacralizado, la iglesia tuvo la necesidad de sacralizar, cambiándolo de contexto mediante un proceso de resignificación para intentar tapar un recuerdo que de alguna manera se mantuvo vivo, reincidiendo en una nueva tentativa de conjurar el carácter maléfico pagano, generalmente asociado a la piedra que sobrevivió oculta en el valle. Las invectivas sobre ritos y usos paganos derramadas por San Martín, Obispo de Braga, sobre la región galaica, constituye una prueba palpable de la supervivencia en el siglo VI de los mismos cultos célticos que se practicaba aún entre la población rústica de esa época, conjugados con otros del paganismo grecorromano y bárbaro que no se rendiría tan fácilmente, tapados por festividades, ritos de paso y fecundidad, cosmologías y otras creencias. Todavía en el XVIII Concilio de Toledo celebrado entre los años 698 y 702, se reiteran las condenas a los idólatras veneradores de piedras, medidas que prueban la amplitud y extensión de estas perduraciones prerromanas no exclusivas del mundo galaico, sino también de su extensa periferia.

La supervivencia de lo pagano hasta bien avanzada la Edad Media está más que demostrada, sirvan de ejemplo los datos recogido por M. Almagro-Gorbea acerca de la población de determinadas regiones de Burgos, Soria y norte Guadalajara, las cuales hasta los siglos IX y X vivían independientes de musulmanes y cristianos que las fuentes árabes denominan Ayam, quienes no hablaban árabe, pero tampoco eran infieles o cristianos. Estas poblaciones aisladas y mal cristianizadas como los Sarra´inin extendidos desde el Duero hasta el Sistema Central, vivían como bandidos, haciendo emboscadas para obtener botín…lo que les permitía mantener sus costumbres ancestrales, entre ellas sus cantos épicos, hasta ser cristianizados tras la reconquista [120]. Es decir, y pese a la historia mal contada de esta región, en los siglos que siguieron a la caída de Roma, muchas poblaciones, sobre todo de zonas agrestes como esta, conocieron muy tarde las primeras esencias del cristianismo facilitando el arraigo y mantenimiento de tradiciones y recuerdos de un pasado que no conoció su aniquilación hasta nuestro presente, cuando de forma tumultuosa van a suceder grandes cambios mentales y sociales.

Hoy la ermita de la Virgen de la Peña se halla en ruinas, pero hasta el siglo pasado siguió congregando en numerosa romería fieles a los cuales se les dirigía un sermón, la concurrencia de estos debía de ser tan numerosa, que se esculpió un púlpito en una dura roca granítica al exterior del templo, donde aún permanece como otra curiosidad ligada al ámbito de las creencias religiosas, y como una demostración palpable, de los diferentes sentidos y funciones acaparados por este lugar a lo largo de su biografía cultural, testimoniando la vitalidad de un culto, al mismo tiempo que la perennidad de las formas cultuales (Fig 8).

Figura 8: Púlpito labrado al exterior de la ermita de la Virgen de la Peña (Perales del Puerto, Cáceres).

FUENTES.-

[1] El Informe sobre lugares de interés en la Sierra de Gata para ADISGATA fue redactado por Manuel de Alvarado en el año 1996, el cual nos comunicó la existencia de la cabeza altar. Recientemente varias fotos de esta escultura fueron colgadas en un blog de internet por D. Luis Ramajo (http://ilovesierradegata.blogspot.com.es/2016/01/altar-prehistorico-perales-del-puerto. html), con quién tuvimos oportunidad de compartir una de las visitas al sitio.

[2] GONZÁLEZ CORDERO, A. (2012): La Edad del Cobre en la Alta Extremadura. Asentamientos y organización del Territorio, Vol. II. Facultad de Filosofía y Letras de la Univ. De Extremadura. Cáceres. Tesis Inédita. P.173.

[3] http://edabea.es/pub/list.php?refpage=%2Fpub%2Fsearch_select.php&quicksearch= perales+del+puerto+caceres (HEp: 22157, 23148, 23149, 23150)

[4] Sobre la Arcóbriga lusitana en PTOLOMEO, (Tab. Geo.II, 5, 5).

[5] GÓMEZ-PANTOJA J. (2001) “Pastio agrestis. Pastoralismo en Hispania romana”, J. Gómez-Pantoja (coord.), Los Rebaños de Gerión. Pastores y trashumancia en Iberia antigua y medieval, Colección de la Casa de Velázquez, vol. 73. P.205. y en GAMALLO, J. L., GIMENO, H. y VARGAS G. (1992): Inscripciones del Norte y Suroeste de la provincia de Cáceres: revisión y nuevas aportaciones. Cuadernos de Prehistoria y arqueología de la Univ. Autónoma de Madrid. Pp. 399-419

[6] SÁNCHEZ PAREDES, A. (1976); Inscripciones latinas de la Vettonia. V Congreso de Estudios Extremeños. Ponencias VII y VIII, Arqu. y Arte Antiguo. Mérida. P. 91

[7] Ibidem, p.96.

[8] MELENA, J. L. (1985): Salama, Jálama y la epigrafía latina del antiguo corre-gimiento. Symbolae Ludovico Mitxelena septuagenario oblatae. Pamplona. Pp. 475-530.

[9] OLIVARES PEDREÑO, J. C. (2002): Los dioses de la Hispania Céltica. Real Academia de la Historia, BAH 15. Madrid. P. 38.

[10] OLIVARES PEDREÑO J. C.: Los dioses de la Hispania…Ob. Cit., p.132. Map. 9.

[11] GONZÁLEZ CORDERO, A. (2008): De los espacios sagrados a los espacios simbólicos: el santuario rupestre del Valle de Cancho Castillo (Peraleda de San Román). XV Coloquios Históricos del Campo Arañuelo. Navalmoral de la Mata. Pp. 13-146.

[12] PAREDES GUILLÉN, V. (1899): Repoblación de la villa de Garrovillas. Estudio Geográfico. Boletín de la Real Academia de la Historia, 34. Madrid. P. 300.

[13] CELESTINO PÉREZ, S. (2001): Los santuarios de Cancho Roano. Del indigenismo al Orientalismo arquitectónico. Arquitectura Oriental y Orientalizante en la Península Ibérica. Centro de Estudios del Próximo Oriente, 4. Madrid. P. 29 y 33.

[14] CORREIA SANTOS, Mª. J. (2015): Santuarios rupestres de la Hispania Indoeuropea. Tesis Doctoral. Universidad de Zaragoza, 67. Zaragoza. P. 149-153.

[15] CABRÉ AGUILÒ, J. (1910): La montaña escrita de Peñalba, Boletín de la Real Academia de la Historia, 56, Madrid. Pp. 258.

[16] BENITO DEL REY, L., GRANDE DEL BRÍO, R. (1994): “Nuevos santuarios rupestres prehistóricos en las provincias de Zamora y Salamanca”, Zephyrus, XLVII. Salamanca. Pp. 115.

[17] VIRGILIO SEVILLANO, F. (1978): Testimonio arqueológico de la provincia de Zamora. Zamora. P. 116.

[18] LÓPEZ MONTEAGUDO, G. (1987): Las cabezas cortadas en la Península Ibérica. Gerión, 5. Revista de Historia Antigua. Madrid. P. 247.

[19] LENERZ-DE WILDE, M. (1993): Sculptures anthropomorphes du 2º Age du Fer. Les representations humaines du Neolitique a l´Age du Fer. Eds. Du Comité des Travaux historiques et scientifiques. París. P. 242.

[20] ROSS, A. (1967): Pagan Celtic Britain. Studies in Iconography and Tradiction. London-New York. Lam. 17.

[21] ESTRABÓN (Geog. III, 1, 4).

[22] JACOBSTAHL, P. (1969): Early Celtic Art. Oxford. P. 12,

[23] El término cabezas cortadas como señalara Blázquez (Cabezas cortadas. Historia 16, nº 26. Madrid. P. 33) siguiendo las reputadas opiniones de Jacobsthal y Lambrechts, es inexacto, pues muchas de estas cabezas no representan a individuos decapitados y tampoco aluden a la costumbre celta de cortar la cabeza de los enemigos.

[24] LAMBRECHTS, P. (1954): L´exaltation de la Tête dans la pensée et dans l´art des celtes. Brugge. P. 34.

[25] MUÑOZ GARCÍA, J. (1953): El Jano de Candelario. Zephyrvs, 4. Salamanca. Pp. 69-73.

[26] BLÁZQUEZ J. Mª: Cabezas cortadas…Ob. Cit., p. 38.

[27] GONZÁLEZ-RUIBAL, A., (2004): Artistic Expression and Material Culture in Celtic Gallaecia, e-Keltoi, 6. pp. 137.

[28] BLÁZQUEZ MARTÍNEZ, J. Mª. (1962): Religiones primitivas de Hispania. Fuentes literarias y epigráficas. Biblioteca de la Escuela Española de Historia y Arqueología en Roma, 14. Madrid. P. 225.

[29] FERNÁNDEZ CARBALLO, L. (2001): O guerreiro galaico de Ralle (Taboada-Lugo): relectura etnoarqueolóxica do torques, Gallaecia, 20. Santiago de Compostela. Pp. 133-147.

[30] GONZÁLEZ-RUIBAL, A., (2001): Camino del tiempo. Orígenes protohistóricos de la Depresión Meridiana. Lorouco, 3. El Ferrol. P.164.

[31] LENERZ-DE WILDE: Sculptures anthropomorphes… Ob. Cit., p. 243.

[32] http://www.musarqourense.xunta.es.

[33] ABAD CASAL, L. y MORA RODRÍGUEZ. Mª. G. (1979): Una nueva cabeza cortada en Extremadura. Est. dedicados a Carlos Callejo Serrano. Cáceres. Pp. 21-30.

[34] BENOIT, F. (1955): L´art primitif méditerranéen de la vallée du Rhône, Aix en Provence. P. 37.

[35] JACOBSTAHL: Early Celtic…Ob. Cit., p. 12.

[36] GONZÁLEZ-RUIBAL: Artistic Expression…Ob. Cit., p. 156.

[37] ALMAGRO GORBEA, M. Y LORRIO ALVARADO, J. (1993): la Tête humaine dans l´art celtique de la Péninsule Ibérique. Les representations humaines du Neolitique a l´Age du Fer. Eds. Du Comité des Travaux historiques et scientifiques. París. P. 224.

[38] AMBRUSTER, B. R. (1995): Sur la Technologie et typologie du collier de Sintra (Lisbonne, Portugal), un œuvre d´orfèvrerie du Bronze Final Atlantique composé des tipes Sagrajas-Berzocana et Villena-Estremoz. Trabajos de Prehistoria, 52, nº 1. Madrid. Pp. 160.

[39] BRAÑAS, R. (1995): Indíxenas e romanos na Galicia Céltica. Librería Folhas Novas. Santiago de Compostela.

[40] TITO LIVIO (Hist. Rom. XXXIII, 36.13).

[41] GONZÁLEZ-RUIBAL: Artistic Expression…Ob. Cit., p. 118.

[42] SAYANS CASTAÑOS, M. (1964): Dos cabezas célticas y una romana de Plasencia (Cáceres). VIII Congreso Nacional de Arqueología. Sevilla-Málaga. Zaragoza. Pp. 265-271.

[43] ABAD CASAL, L. y MORA RODRÍGUEZ. Mª. G. Una nueva cabeza… Ob. Cit., p. 31.

[44] HERAS MORA, F. J.; CÁCERES, V. M.; CALDERÓN, Mª. N. y GIL MONTES, J. (2004): Poblamiento romano y romanización: un ejemplo en torno a Talaván (Cáceres). Norba, Revista de Historia, Vol. 16, 1996-2003. Cáceres. P.134.

[45] http://www.sierradegatadigital.es/articulo/cultura/cabezas-sueltas-de-guerreros-y-estatua-gigante-idolo/20151104041540019464.html

[46] RODRÍGUEZ ARROYO, J. C. (2007): Figuras y rostros pétreos de Sierra de Gata. Revista Alcántara, 67. Cáceres. P. 116.

[47] ABAD CASAL, L. y MORA RODRÍGUEZ. Mª. G. Una nueva cabeza… Ob. Cit., p. 24.

[48] ESTRABÓN (Geog.III, 3, 6, 7 y IV, 5).

[49] TITO LIVIO (Per, 49).

[50] BLÁZQUEZ MARTÍNEZ, J. Mª. (1958): Sacrificios humanos y representaciones de cabezas en la Península Ibérica, Latomus XVII. Bruselas. P. 27.

[51] BALIL, A. (1954): Cabezas cortadas y cabezas trofeos en el Levante español, en Congreso internacional de Ciencias prehistóricas y Protohistóricas, Actas de la IV sesión, Zaragoza. Pp. 871.

[52] LÓPEZ MONTEAGUDO, G.: Las cabezas cortadas…Ob. Cit., p. 245.

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[54] BLÁZQUEZ MARTÍNEZ, J. Mª. (1962): Religiones primitivas de Hispania. Fuentes literarias y epigráficas. Biblioteca de la Escuela Española de Historia y Arqueología en Roma, 14. Madrid. P. 224.

[55] AGUILERA DURÁN, T. (2014): El rito celta de las cabezas cortadas en Iberia: revisión de un tópico historiográfico. VII Simposio sobre los celtíberos. Nuevos hallazgos, nuevas interpretaciones. Teruel. Pp. 295-302.

[56] Ibiden, p. 299.

[57] ALMAGRO GORBEA, M. Y LORRIO ALVARADO, J. (1992): Represen-taciones humanas en el arte céltico peninsular, II Symposium de Arqueología Soriana: Homenaje a Teógenes Ortego y Frías, vol. 1, Diputación Provincial, Soria. P. 413.

[58] LUIS TORRES, Mª. I. (1995): O sedente de Pedrafita. Boletín Auriense, 25. Orense. Pp. 37-50.

[59] MARTINS M. y SILVA, A. C. F. da (1984): A estatua de guerreiro galaico de S. Julião (Vila Verde), Cadernos de Arqueología, serie 2, 1. P.43.

[60] RODRÍGUEZ CORRAL, J. (2012): Las imágenes como un modo de acción: las estatuas de los guerreros castreños. Archivo Español de Arqueología, 85. Madrid. P.80.

[61] CORREIA SANTOS, Mª. J.: Santuarios rupestres…Ob. Cit., p. 1021.

[62] RODRÍGUEZ CORRAL, J.: Las imágenes…, Ob. Cit., p. 89.

[63] CARRASCO SERRANO, G. (2007): Los pueblos prerromanos en Castilla la Mancha. Univ. De Castilla la Mancha. Cuenca. P. 133.

[64] CORREIA SANTOS, Mª. J.: Santuarios rupestres…Ob. Cit., p. 1104.

[65] MANDIANES, M. (2009): El Diablo en Galicia. Revista Murciana de Antro-pología, 16. Murcia. P. 428.

[66] ALMAGRO GORBEA, M.; BARRIGA, J. J; MARTÍN, A. M; PERIANES, E. y DÍEZ, N. (2017): El “paisaje sacro” de Garrovillas de Alconétar (Cáceres), Revista de Estudios Extremeños. LXXIII, 1. Badajoz. P. 94.

[67] BLÁZQUEZ MARTÍNEZ, J. Mª: Religiones primitivas…Ob. Cit., p. 39.

[68] ALMAGRO GORBEA, M. (2015): Sacra Saxa. Peñas Sacras propiciatoria y de adivinación de la Hispania Céltica. Estudos Arqueológicos de Oeiras, 22. Oeiras. Pp. 329-410.

[69] S. MARTÍN DUMIENSE (De correc. Rust. XVI).

[70] BLÁZQUEZ MARTÍNEZ, J. Mª: Religiones primitivas…Ob. Cit., p. 9.

[71] LUCANO (Farsalia. I, 444-446).

[72] PASTOR MUÑOZ, M. (1981): El culto al dios Silvano en Hispania, ¿innovación o sincretismo? Paganismo y cristianismo en el occidente del Imperio romano. Oviedo. P. 104.

[73] BENITO DEL REY, L., AUGUSTO BERNARDO, M. y SÁNCHEZ RODRIGUEZ, M. (2003): Santuarios rupestres pré-históricos em Miranda do Douro, Zamora e Salamanca. Miranda do Douro. P. 47.

[74] PASTOR MUÑOZ, M: El culto al dios Silvano…Ob. Cit., p. 105,

[75] CALLEJO SERRANO, C. (1965): Aportaciones a la epigrafía del campo norbense. Boletín de la Real Academia de la Historia, CLVII. Madrid. Pags. 21 y 22.

[76] ESTEBAN ORTEGA, J. (2007): Corpus de inscripciones latinas de Cáceres. I. Norba. Cáceres. Cat. nº 348.

[77] GÓMEZ PANTOJA, J. y TRIGUERO, I (e/p): Háblenme montes y valles, grítenme piedras del campo. En V. Mayoral (ed.), Arqueología y sociedad de los espacios agrarios: en busca de la gente invisible en la materialidad del paisaje, Mérida.

[78] CORREIA SANTOS, Mª. J.: Santuarios rupestres…Ob. Cit., p. 834.

[79] PLINIO (Nat. Hist. XXXI, 23-24); en Blázquez, Religiones primitivas…Ob. Cit., 35.

[80] RODRIGO LÓPEZ, V. y HABA QUIRÓS, S. (1992): Aguas medicinales y culto a las aguas en Extremadura. Espacio, Tiempo y Forma. Serie II. Hª Antigua, tomo V. Madrid. Pp. 351-382, y VELÁQUEZ SORIANO, I y RIPOLL PÉREZ, G. (1992): Pervivencias del termalismo y el culto a las aguasen época visigoda hispánica. Espacio, Tiempo y Forma. Serie II. Hª Antigua, tomo V. Madrid. Pp. 555-580.

[81] PÉREZ AGORETA, Mª. J y MIRÓ I ALAIX, C. Eds. (2018): Vbi aquae ibi salus. Aguas mineromedicinales, termas curativas y culto a las aguas en la Península Ibérica (desde la Protohistoria a la Tardoantigüedad). Madrid. 177-378.

[82] SANZ, J. C. (2010) Aguas milagrosas contra plagas en la España del s. XVII, Tiempos modernos, 7 (20). Revista electrónica de Historia Moderna. Pp. 1º-24.

[83] AGUILERA DURÁN, T: El rito celta…Ob. Cit., p. 300.

[84] BLÁZQUEZ MARTÍNEZ, J. Mª. (1975): Diccionario de las Religiones Prerromanas de Hispania. Madrid. P. 137.

[85] ALBERTOS FIRMAT, M.ª L. (1966): La Onomástica Personal Primitiva de Hispania. Tarraconense y Bética, Theses et Studia Philologica Salmanticensia, XIII, Salamanca. P.176. y PIDAL MENÉNDEZ, R. en Toponimia 166.

[86] MARCO SIMÓN, F. (2016): Sacra saxa en la tradición romana. Sacra saxa, creencias y ritos en peñas sagradas. Conferencias. Huesca. P. 190.

[87] VÁZQUEZ HOYS, A. Mª. (1983-84): El culto a Júpiter en Hispania. Cuadernos de Filología Clásica. Vol. XVIII. Madrid. Pp. 85.

[88] ESPEJO MURIEL, C. (2000): Reflexiones sobre cultos indígenas y religión romana en el sur peninsular: cuestiones metodológicas. Gerión, 18. Sevilla. Pp. 215.

[89] OLIVARES PEDREÑO, J. C: Los dioses de la Hispania…Ob. Cit., p. 181.

[90] SALAS, J.; REDONDO, J. A. y ABAL, J. L. (1983): Un sincretismo religioso en la Península Ibérica. Júpiter Solutorio Eaeco. Norba, 4. Cáceres. Pp. 243-262.

[91] RODRÍGUEZ COLMENERO, A. (1997): Aquae Flaviae I: Fontes Epigráficas da Gallaecia Meridional Interior, Câm. Munic. de Chaves, 2ª ed. Chaves. P. 64, 65 y 148).

[92] OLIVARES PEDREÑO, J. C: Los dioses de la Hispania…Ob. Cit., p. 159.

[93] OLIVARES PEDREÑO, J. C: Los dioses de la Hispania…Ob. Cit., p. 193 y ANDREU PINTADO, J. (2018): La sacralización del agua en la Hispania romana: una perspectiva epigráfica. Aguas mineromedicinales, termas curativas y culto a las aguas en la Península Ibérica (desde la Protohistoria a la Tardoantigüedad). P. 99.

[94] PROSPER PÉREZ, B. (2002): Lenguas y Religiones prerromanas del Occidente de la Península Ibérica, Salamanca. Pp. 147-151. MELENA, J. L. (1985): Salama, Jálama …Ob. Cit., p 527.

[95] TRANOY, A. (1981): La Galice romaine: recherches sur le nord-ouest de la Péninsule Iberique dans l´antiquité (Publication de Centre Pierre Paris VII), Collection de la Maison des pays ibériques. París. P. 319.

[96] FITA. F. (1911): Tres lápidas romanas del Monsteiro da Ribeira. Boletín de la Real Acadenia de la Historia, LVIII. Madrid. Pp. 513.

[97] VILLAR LIÉBANA F. (1995): El teónimo lusitano Reue y sus epítetos. Die Gröberen altkeltischen Sprachdenkmäler. Akten des Dolloquiums Innsbruck 1993. Insbruck. P. 197.

[98] CANTO, A: BEJARANO, A. y PALMA, F. (1997): El Mausoleo del Dintel de los ríos de Mérida. Revve Anabaraecus y el culto de la confluencia. Madrider Mitteilungen. Mainz. P. 286.

[99] OLIVARES PEDREÑO, J. C: Los dioses de la Hispania…Ob. Cit., p. 175.

[100] BERROCAL RANGEL l. y OYOLA FABIÁN, A. (1997): Una dedicación a Júpiter en la Beturia. Los yacimientos de las Casas de Sejo (Segura de León, Badajoz). Archivo Español de Arqueología, 70. Madrid. Pp. 281-290.

[101] INYPSA (1993). La minería en Extremadura. Junta de Extremadura. Badajoz. Pags. 66 y 69.

[102] TRANOY, A. (2004) : Panóias ou les rocheur des dieux. Conimbriga, 43. Coimbra. P. 90.

[103] CALO LOURIDO, F (1993): Arte Castrexa: escultura e decoración arquitectónica. Cuaderno de Estudios Gallegos, XLI, Fasc. 106. Santiago de Compostela. P. 91.

[104] CICERÓN (De Natura Deorum I, 84).

[105] VAZQUEZ HOYS, A. Mª (1983): Algunas consideraciones sobre los cultos locales en la Hispania romana. Paganismo y cristianismo en el occidente del Imperio romano. Memorias de Historia Antigua V-1981. Oviedo. P. 42.

[106] ALMAGRO GORBEA, M. Y LORRIO ALVARADO, J: Representaciones humanas. Ob. Cit.

[107] BLÁZQUEZ MARTÍNEZ, J. Mª: Diccionario…Ob. Cit., p. 20.

[108] CARIDAD ÁRIAS, J. (1999): Cultos y divinidades de la Galicia prerromana a través dela toponimia. Fundación Barrié. La Coruña. P. 21.

[109] MARCO SIMÓN, F. (1987): La religión en la Celtiberia. I Simposium sobre los celtíberos. P. 59.

[110] ALFAYÉ VILLA, S. (2003): Iconografía divina en Celtiberia: una revisión crítica. Archivo Español de Arqueología, 76. Madrid. P. 96.

[111] CALO LOURIDO, F: Arte Castrexa…Ob. Cit., p. 90.

[112] RAFTERY, B. (1993): La statuaire en bois et en Pierre de l´Âge du Fer irlandais. Les representations humaines du Neolitique a l´Age du Fer. Eds. Du Comité des Travaux historiques et scientifiques. París. P. 261.

[113] BLÁZQUEZ MARTÍNEZ, J. Mª: Religiones primitivas…Ob.Cit., p. 7.

[114] TÁCITO, (Germania, 9.3).

[115] ALFAYÉ VILLA, S: Iconografía divina…Ob. Cit., p. 77.

[116] OLIVARES PEDREÑO, J. C y RÍO-MIRANDA J. (2009): Tres aras votivas procedentes de Cerezo (Cáceres) y una nueva gentílitas en Lusitania. Lucentum, XXVIII. Alicante. P. 198.

[117] GÓMEZ SANTA-CRUZ, J. y ESTEBAN ORTEGA (2014): Dioses y santuarios locales en el territorio caparensis. Santuarios suburbanos y del territorio de las ciudades romanas. J. Mangas y M. A. Novillo eds. Madrid. P. 499.

[118] ALMAGRO GORBEA, M: Sacra Saxa…Ob. Cit., p. 331.

[119] En un reducido espacio del Sistema Central entorno a la raya de las dos naciones ibéricas, se levantan varios montes cuya sacralización en la antigüedad es manifiesta, pues todos se hallan plagados de ermitas, iglesias e incluso monasterios empeñados en encubrir lo que a todas luces sus propios nombres pregonan. Contando por encima podemos enumerar las siguientes dedicadas en Monsanto a Santa María, S. Miguel, S. Pedro de Vir a Corça; en Xálima a San Casiano, San Blas, Santa Clara, o la Divina Pastora; en Monsagro al Cristo del Amparo; y en la Peña de Francia: a Ntra. Sra. de la Peña de Francia.

[120] ALMAGRO GORBEA, M. (2017): Las raíces celtas de la literatura castellana. Discurso pronunciado por el autor en la Real Academia de Doctores de España. Madrid.

 

Nov 222018
 

Martiria Sánchez López.

Profesora y Cronista Oficial de la Villa.

Jaraíz de la Vera (Cáceres).

 

A.- INTRODUCCIÓN

Para el estudio de este período histórico hemos contado con documentos interesantísimos, como las Actas Municipales del Archivo Municipal de Jaraíz, así como los documentos referentes a este período del Archivo del Juzgado de Paz y los de las dos parroquias, Santa María y San Miguel.

Jaraíz, durante este período histórico, va a realizar una transformación espectacular, tanto en su economía como en los demás aspectos sociales, demográficos y culturales. Dada la extensión del tema, vamos a centrar este trabajo en los aspectos políticos, demográficos y sociales.

Este período se extiende desde 1902, en que fue proclamada la mayoría de edad de Alfonso XIII, hasta 1931, cuando termina su reinado con la inauguración de la Segunda República.

Los primeros años de este reinado se van a caracterizar por el pesimismo español después del desastre colonial de 1898, con la pérdida de nuestras colonias: Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Se va a producir un deseo regeneracionista que intentaron poner en práctica algunos ideólogos como Joaquín Costa, junto con políticos como Maura y Canalejas, que quieren terminar con la farsa política del régimen anterior y realizar una reforma social y política con una mejor distribución de la riqueza, pero no lo pudieron conseguir.

Otro acontecimiento importante que va a condicionar este reinado fue la Primera Guerra Mundial. Aunque estos hechos permitieron superar la crisis económica, se acentuaron una serie de problemas que ya existían: el tema político y militar, la cuestión de Marruecos, el problema regionalista…etc.

Los intentos de solución de Maura y Canalejas terminaron en 1912 con el asesinato de éste último. La crisis parlamentaria de la Monarquía de 1917 termina con el comienzo de la Dictadura de Primo de Rivera, que durará hasta 1930, seguida de la de Dámaso Berenguer en 1931. En este año se produce el fin de la Monarquía y el comienzo de la Segunda República.

 

 

B.- ASPECTOS POLÍTICOS DE JARAÍZ. 1902-1931

B.1. PRIMER PERÍODO: 1902-1917

Después de haber leído las Actas Municipales del Archivo del Ayuntamiento, las conclusiones que hemos sacado sobre las actuaciones de los políticos y las personas que gobernaron Jaraíz, coinciden plenamente con lo que refleja Unamuno en su libro Tierras de Portugal y España, cuando visitó esta Villa en 1920, en su camino a Yuste, donde dice: “Los vecinos de Jaraíz se imponen la obligación de la gobernabilidad de su pueblo…como es una carga, una verdadera carga, nadie la busca, pero nadie la puede rehusar. Y siendo un municipio pobre, jamás se entrampa, porque el vecindario no es pobre y anticipa a aquel cuanto necesita.”

Estos políticos consiguieron el desarrollo de Jaraíz en el campo económico, urbanístico, cultural o sanitario, hasta convertir a su pueblo en uno de los núcleos más importantes de la Alta Extremadura.

¿Quiénes fueron estos gobernantes que tanto lucharon por su pueblo? En las Actas Municipales constan todos sus nombres y apellidos, tanto de los distintos alcaldes como de los concejales y asociados que formaron las Corporaciones Municipales. Durante el primer período, el mandato de los alcaldes era bianual. El primer edil de este reinado fue Fernando Arjona y, entre los concejales, destacan Felipe López, Máximo Aparicio y Julián Paz, entre otros. Desde el primer momento, todos tuvieron el propósito de actuar siempre lo más justamente que pudieron.

Entre las distintas acciones que llevaron a cabo destaca el arreglo de las calles, en lo que los vecinos debían contribuir. Según el Acta de la época, todos debían colaborar en el pago de “peonadas” de la siguiente forma: “Los que no pagan Contribución, o menos de 10 pesetas, darán una peonada; los que pagan 30 pesetas de Contribución, darán dos peonadas, y así irán aumentando el número de peonadas por cada 20 pesetas más que paguen de Contribución.” (A.M.)

Otra de las gestiones que se lleva a cabo durante este período fue el arreglo de caminos, como el de Cuacos y la construcción de la carretera hasta Casatejada, que fue la primera que se construyó en el municipio.

También llama la atención el rigor con el que se hacían los distintos sorteos de los “quintos” que debían hacer el Servicio Militar. Así consta en el Acta de la época: “Se hace con todo rigor, presidido por el Sr. Alcalde y comandante de la Guardia Civil y sacan las bolas dos niños menores de 10 años”.

Las distintas Corporaciones siguieron mejorando las condiciones de vida del pueblo, como fue la compra de un nuevo reloj, según el Acta correspondiente: “…acordamos que se compre un Reloj de torre porque es deshonroso para este vecindario carecer de reloj”. Se adquirió, además, un aparato para la extinción de fuegos, llamado “Minimase”.

Las cuentas del presupuesto eran controladas por el Gobierno Civil de Cáceres.

En 1909 tuvo lugar la Semana Trágica de Barcelona, movimiento revolucionario de carácter anarquista que se saldó con más de cien muertos y la quema de iglesias y conventos. Una de las causas fue la guerra de Marruecos, ya que como consecuencia del famoso desastre del “Barranco del Lobo”, el gobierno se vio en la necesidad de fortalecer el ejército recurriendo a la incorporación de los llamados “reservistas”. Los conflictos se extendieron a otras ciudades contrarias al embarque de estas tropas. En Jaraíz la actitud fue distinta, ya que aquí se incorporaron los “reservistas” sin ningún problema.

En este mismo año fue nombrado alcalde D. Máximo Aparicio, que junto a la Corporación Municipal, y ante la actitud positiva de los reservistas, acuerda lo siguiente: “Animados todos de un verdadero amor patriótico para con los soldados reservistas que de esta población tuvieron de tomar parte en la campaña de Melilla y deseando darles una prueba de su cariño para con ellos, se acordó concederles una pensión de 50 céntimos diarios a las esposas e hijos de los reservistas de esta localidad, igualmente a los padres de los mismos que sean pobres.”(A.M)

Esta actitud de compromiso con los más desfavorecidos hizo que los conflictos sociales tuvieran aquí poco eco. En algunos años de malas cosechas, se atendía a los necesitados mediante la suscripción pública, como pasó en el 1912, que según el Acta de la fecha… “se traen al pueblo 4 vagones de trigo para los más necesitados, mediante suscripción pública”. También consta la expresión de agradecimiento a los vecinos que contribuyeron a ello.

 

B.2. SEGUNDO PERÍODO: CRISIS DE 1917 Y LA NUEVA LEY MUNICIPAL.

 

En 1917 se desencadena en España la crisis general que se superó con el gobierno de concentración de Cambó. Durante estos años se nombraron alcaldes cuyo mandado sólo era de un año, hasta que en 1920 se volvió a la normalidad con el mandato de dos años y con la aplicación de la nueva Ley Municipal, por la cual, según el Artículo 60, ya habrá 12 concejales y 4 comisiones: la de “Exacción de multas”, al frente de la cual se nombró a D. Germán Gómez, la de Presupuestos, Cuentas y Arbitrios, a D. Felipe Gómez al frente, la de Política Urbana y Rural, presidida por D. Marcelino Sánchez Tovar, y la de Obras Públicas, por D. Felipe Hernández. Todos estos políticos siguen trabajando con gran ilusión por la modernización del pueblo: urbanismo, teléfono, correos, vías de comunicaciones…etc. Ahora se abrirán nuevas calles: la del Príncipe de Asturias, que comunicaba la Plaza de Santa Ana con el Puente de los Bolos, la actual calle de los Derechos Humanos, la Avenida de Yuste y la calle Mérida.

La elección de alcalde seguía siendo bianual y a continuación transcribimos el Acta Municipal donde se expresa esto con gran claridad: “Abril de 1920: el alcalde saliente y los seis concejales que han de cesar y los seis concejales que deben continuar durante el presente bienio, con el fin de dar posesión a los recientemente elegidos. Fueron recibidos los seis electos y proclamados concejales, sin que exista protesta alguna contra ellos, ni tampoco protesta por ellos presentada. El presidente les dio la bienvenida y les declaró posesionados de sus cargos…Seguidamente se constituye el nuevo Ayuntamiento bajo presidencia de D. Aníbal Breña, como concejal de mayor edad. Se procedió a nombramiento de alcalde en votación secreta, con 11 votos a D. Ramiro Trujillo. Pasó a ser nombrado Alcalde…ocupó la presidencia y recibió la insignia de su cargo… a continuación se nombran las Comisiones y demás cargos…”

 

B.3. TERCER PERÍODO: LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA EN JARAÍZ

 

En el año 1923, Primo de Rivera da un golpe de Estado, con lo que comienza la Dictadura que terminará en 1931 con la República. Durante este período, todos los cargos municipales son nombrados directamente por el Gobierno Civil. El alcalde de Jaraíz durante la Dictadura fue D. Maximino Aparicio y entre los concejales destacan D. Germán Gómez, D. Manuel Ávila y D. Marcos García, entre otros. Es una época de recuperación económica que, en las zonas rurales, se traduce por la electrificación, construcción de carreteras y vías ferroviarias, lucha contra el analfabetismo, desarrollo de la Sanidad e Higiene…etc.

Es ahora cuando se crea en Jaraíz el Centro Antipalúdico para erradicar esa enfermedad que durante tanto tiempo había agotado a la población. En el aspecto cultural también se da un gran paso con la creación de la Biblioteca Municipal. Se moderniza la Secretaría del Ayuntamiento con la adquisición de la primera máquina de escribir en 1925, que se pagará en dos plazos a 100 pesetas cada uno.

Uno de los acontecimientos más importantes de este período fue el viaje del rey Alfonso XIII a Jaraíz, junto a Primo de Rivera.

 

 

C.- EL VIAJE DEL REY ALFONSO XIII A JARAÍZ

 

El viaje del Rey a Jaraíz fue uno de los acontecimientos más importantes de este período para el pueblo. El recibimiento por parte de las autoridades y de todo el vecindario fue apoteósico, hecho que el Rey siempre agradeció. El viaje lo realizó el 13 de Diciembre de 1927, acompañado por D. Miguel Primo de Rivera, siendo alcalde D. Maximino Aparicio. En las Actas Municipales constan todos los detalles del viaje, donde se le rindió “un homenaje de adhesión, respeto y cariño”.

Entre los preparativos para el acontecimiento, consta la construcción de un “Arco Triunfal” decorado con latas de pimentón, producto que ya en esta época comenzó a ser muy importante en la Vera. También se adornó el pueblo con pancartas y banderas, además de tirar trece docenas de cohetes en su honor.

El acto institucional tuvo lugar en el Salón de Sesiones del Ayuntamiento, viejo edificio del s. XVI, donde la Corporación Municipal le expuso al Rey los problemas más importantes del municipio, como eran las Comunicaciones y la Enseñanza. Se hizo popular la frase pronunciada por Primo de Rivera al entrar en aquel lúgubre patio del viejo edificio, flanqueado por dos calabozos: “Pase, su Majestad, a este humilde Ayuntamiento, que hoy deja de serlo porque los preside el Rey de España”.

En los salones del hotel Comercio de D. Antonio López se le obsequió con un “convite” o vino de honor donde se sirvieron: “licores, pastas y mazapanes”, famosos dulces típicos de Jaraíz fabricados por el especialista D. Manuel Beite, además, se le obsequió al Monarca con una lata de pimentón del exportador D. Delfín Conejero, a quien entonces se le concedió el honor de ser el proveedor de la Casa Real.

El rey prestó su atención a los problemas que le planteaban los jaraiceños, principalmente en las comunicaciones, ya que era de vital importancia la construcción del puente Cuaterno sobre el río Tiétar, para comunicar La Vera y Jaraíz con Navalmoral y el puente de la Carba sobre la garganta de Jaranda, para comunicar Jaraíz con Casatejada.

El 14 de octubre de 1929, cuando la Corporación Municipal vio los frutos de la visita real y su interés por la construcción de los dos puentes, se nombró una comisión para agradecer al Rey su visita y la construcción de estas obras.

La comisión estaba formada por el alcalde D. Maximino Aparicio, el teniente-alcalde Gerardo Aparicio, D. Marcelino Sánchez y el capitán de la Guardia Civil. Así consta en el Acta: “La Comisión visitó al Rey para cumplimentar a SM. su agradecimiento por el honor dispensado a esta Comarca visitándola y el interés de la construcción del puente sobre el río Tiétar y Garganta de Jaranda que tantos beneficios reportaron a esta región.

Para conmemorar la visita real, el Ayuntamiento mandó hacer una placa de la siguiente forma: “…en el taller de D. Valentín Andreu, con rosetones de metal…para perpetuar su recuerdo a la visita del rey Alfonso XIII…y de D. Miguel Primo de Rivera.”

Todos los gastos que el Ayuntamiento realizó en la visita del rey están especificados en el Acta Municipal del 26 de diciembre de 1929, de la que transcribimos un resumen: “ 150 ptas. a D. Pedro Leal por trabajos invertidos en la construcción del arco, 944 ptas. y 10 céntimos al dueño del Hotel Comercio, D. Antonio López, 138 ptas. a D. Manuel Beite por el importe de los dulces, 26 ptas. a D. David Enciso por 13 docenas de cohetes, 36 ptas. a D. Luis Fernández por cuatro metros de tela para banderas, 35 ptas. a D. Celestino Sánchez Aparicio por un tapete para la mesa de la Casa Consistorial.”

 

D.- POBLACIÓN Y SANIDAD

 

Para el estudio de este apartado contamos con los documentos del Archivo del Juzgado de Paz y los de las dos parroquias, aparte de los del Archivo Municipal. Hemos comprobado que la Pirámide de Edades es del tipo “Primitivo”, con muchos nacimientos y muchas defunciones.

Ahora lo analizaremos, observando las variaciones según las fechas.

La población en Jaraíz, a principios de siglo, estaba en torno a los 4000 habitantes. En la década siguiente, 1910, hay un aumento poblacional llegando hasta 4278 habitantes. En los años siguientes observamos un retroceso y luego un estancamiento, como vemos en la estadística de 1917, donde la población habrá descendido a 4234 habitantes y en 1920, seguía igual, sin aumentar nada. Ante este problema, el párroco de San Miguel, Don Marcelo Giraldo, se lamenta ante la Junta de Sanidad Local por la cantidad de defunciones que había, de la siguiente forma: “Se da cuenta a la Junta de Sanidad que hay más muertes que nacimientos”. A partir de 1920, la población se va recuperando, llegando a conta , en 1930, con 4897 habitantes. Los índices de mortalidad son elevados, alrededor del 30 / 1000 entre 1910 y 1920, descendiendo en el decenio siguiente al 20/1000, debido a las medidas sanitarias durante la Dictadura. La natalidad sigue alta, entre el 33/1000 y el 34/1000, lo que supone un crecimiento hasta 1930.

Hemos analizado las causas de las defunciones y son las siguientes: falta de higiene, epidemias, gastroenteritis, tifoideas, catarros, tuberculosis, sarampión y, sobre todo, el paludismo, que era el gran azote de la población. Durante este período se van a tomar las medidas necesarias para erradicar esta enfermedad, dándose un gran impulso a la sanidad.

El estado sanitario de Extremadura era bastante rudimentario, a principios del siglo XX, mejorando mucho durante la Dictadura. El médico rural atendía las necesidades más apremiantes y era contratado por los municipios. Durante este período histórico se dará un gran impulso a la Sanidad en general y se pondrán las bases para la erradicación del paludismo, enfermedad que había sido el azote de la población. Entre las medidas que constan en los documentos, destaca el nombramiento de un médico interino junto al titular, que era D. Venancio Trujillo. También se amplía la dotación de A.T.S. con el nombramiento de D. Gervasio Ventura, ya que hasta 1928 sólo había una plaza de “practicante” ostentada por D. Blas Martínez.

Las primeras investigaciones contra el paludismo se realizaron en Navalmoral de la Mata, por un equipo de científicos muy cualificados, cuyos resultados, de gran éxito, se extendieron a los demás municipios. En Jaraíz, desde 1911, se dan cuenta de que uno de los focos de infección era la “Laguna”, una especie de charca situada junto a la Ermita de la Virgen del Salobrar. Sin embargo, esta laguna formaba parte de la vida del pueblo, ya que era uno de los lugares más emblemáticos, que servía de piscina natural y baño público. Así lo refieren los textos: “La Junta de Sanidad acuerda que sería de utilidad pública hacer desaparecer la charca o laguna, porque es el origen del paludismo. También es beneficiosa para que aprendan a nadar todos los niños…que el foco de infección no sería difícil hacerlo desaparecer…” En efecto, se pondrán los medios para erradicar esta enfermedad sin necesidad de desaparecer la laguna. Además se contó con la ayuda extranjera, especialmente, con la Fundación Rockefeller, que aportó el 17% de los fondos invertidos en Sanidad entre los años 1929 y 1933, según los textos consultados. Ahora se crea en Cáceres el Hospital Provincial y el Instituto Provincial de Higiene. En la provincia se fundaron 30 Dispensarios Antipalúdicos, equipados con microscopios y demás instrumentos médicos.

El Dispensario de Jaraíz comenzó a funcionar en 1925, estando al frente de él el médico titular D. Ubaldo Buezas. En un principio, estuvo ubicado en la calle del Agua, hasta que se construyó el Hospital de la calle Mérida, donde está hoy la Casa de la Cultura. Las gestiones para la construcción de este Hospital se inician en 1930, siendo alcalde D. Germán Gómez y teniente alcalde D. Marcelino Sánchez Tovar.

Fue tan importante la fundación del Dispensario antipalúdico, que vinieron a visitarlo miembros del famoso organismo internacional: “El Comité de Higiene de la Sociedad de Naciones”, el 17 de Agosto de 1925, según el Acta Municipal de la fecha, que añade lo siguiente, refiriéndose al banquete con que les obsequiaron: “Se pagaron 885 pesetas a D. Leopoldo Rodríguez por 59 cubiertos a razón de 15 pesetas por el banquete dado a los miembros del Comité de Higiene de la Sociedad de Naciones, con motivo de su visita al Dispensario Antipalúdico de esta Villa”.

Una vez construido el Hospital, se trasladó el Dispensario al nuevo edificio, funcionando hasta que se desterró esta enfermedad.

 

E.- LOS PROBLEMAS SOCIALES EN EXTREMADURA Y SU REFLEJO EN JARAÍZ.

 

E.1. CARÁCTERÍSTICAS GENERALES

Después de consultar detenidamente de las Actas Municipales del archivo y otros documentos de la época, nada nos habla de huelgas ni de conflictos sociales entre los obreros, jornaleros y los patronos. Hemos percibido una normalidad absoluta en el funcionamiento de la política municipal y en la sociedad jaraiceña.

Hay una serie de circunstancias que explican este fenómeno.

Una de las causas fundamentales es que en Jaraíz y en los demás pueblos de La Vera no entra el latifundismo, sino que la propiedad de la comarca está muy repartida, mientras en el resto de Extremadura, la tierra pertenecía a los grandes terratenientes.

El reparto de tierras en pequeñas y medianas propiedades de la comarca se mantuvo a lo largo de los distintos períodos históricos, desde la fundación de los pueblos en el siglo XIII, después de la Reconquista de Alfonso VIII hasta de desamortización de las propiedades de la Iglesia y de los municipios o Bienes de Propio.

 

E.2. LOS PROBLEMAS SOCIALES Y SU REFLEJO EN JARAÍZ: ANÁLISIS DE UNAMUNO

La desamortización y sus consecuencias para La Vera y para Jaraíz lo ha estudiado magistralmente el profesor D. Teodoro Martín, fenómeno que denomina “la Mesocracia de los Pueblos”. Esto se debió a que las propiedades se compraron corporativamente y luego se repartieron en “lotes” de 8 ó 10 hectáreas, en las tierras de regadío y , a veces, en parcelas mucho más pequeñas, como los viñedos, olivares, castañares, morales…etc. A estas pequeñas propiedades acceden los arrendatarios de los muchos bienes de la Iglesia, que pasaron todos a los vecinos como nuevos dueños.

Esto contrasta con el resto de Extremadura, ya que aumentó el latifundismo al quedarse con estos bienes la nobleza tradicional y la nueva burguesía, que eran los que mejor podían pagar estos bienes desamortizados.

Todo esto es la causa de que en Jaraíz predomine una clase numerosa de medianos propietarios que cultivaban sus tierras con algunos jornaleros en las temporadas de recogida del pimiento. Los jornaleros eran muy escasos por lo que exigían jornales mucho más elevados que en el resto de la región.

En el año 1917, un obrero ganaba 1 peseta y 65 céntimos, mientras en los demás sitios de la región estaba el jornal entre 0,75 céntimos y 1 peseta.

En el 1928, el precio del jornal en Jaraíz era de 3 pesetas, según los documentos de la época.

En algunos casos, el propietario de la tierra se la cede a otro vecino para que la cultive en calidad de “mediero”, dando al dueño la mitad de la cosecha. En este período histórico, el “medierismo” era muy escaso, pero tendrá un gran desarrollo en las décadas de los años 50 y 60, como ya hemos estudiado en otros trabajos anteriores.

Todos estos factores serán alguna de las causas por las que no hubo aquí revoluciones socialistas en esta época.

Unamuno nos comenta en sus obras sobre esto los siguiente, después de haber estado en nuestro pueblo, en el año 1920: “Muy pocos, muy pocos, poquísimos jornaleros hay en Jaraíz. Los más de los que trabajan en el campo son pequeños propietarios o aparceros. A estos el dueño de la tierra la presta ésta y las semillas, abonos y aperos y el capital preciso que necesita y parten luego por mitad el fruto. Y como el aparcero aspira a ahorrar para comprar una pequeña propiedad…de aquí el profundo sentimiento anti-socialista de esta gente”.

Vemos cómo Unamuno analiza las causas fundamentales de la estabilidad social de Jaraíz.

 

E.3.-LA INDUSTRIALIZACIÓN Y SUS CONSECUENCIAS SOCIALES Y ECONÓMICAS.

Otro hecho muy importante que se produjo en la comarca y, especialmente, en Jaraíz, fue la industrialización que se originó a lo largo de este período histórico.

A principios del siglo XX se va a instalar la primera Central Hidroeléctrica de La Vera en Losar, que extenderá su servicio a todos los municipios. En el 1903, la instalación de la luz eléctrica era una realidad en la mayor parte de las localidades y en Jaraíz, como consta en el acta del Archivo Municipal, que dice: “La Sociedad Electro Industrial Antón Martínez Herranz manifiesta que habiéndose terminado el 5 de Diciembre las pruebas del alumbrado desde aquella fecha en adelante se dará oficialmente a este pueblo la luz y estando satisfechos con las pruebas acordaron declararla oficial”. (A.M.)

A partir de entonces comienza la industrialización en todos los sectores. Se crean las grandes fábricas de pimentón alrededor del casco urbano, abandonando los antiguos molinos hidráulicos instalados en las márgenes de las gargantas, también se crean nuevas Almazaras con instalaciones eléctricas y una fábrica de Conservas Vegetales, entre otras industrias.

Todas estas industrias eran derivadas de los productos agrícolas, por lo que sólo funcionaban durante unos meses, dependiendo de la recolección de los distintos cultivos. Por este motivo, había muy pocos obreros fijos, siendo muy importante los eventuales. Este fenómeno fue también beneficioso para la población, ya que los pequeños propietarios de parcelas muy reducidas podían seguir subsistiendo gracias a los jornales obtenidos en las distintas temporadas de funcionamiento de las industrias, lo que supuso una gran estabilidad social.

 

E.4. LA SENSIBILIDAD SOCIAL DE LAS CLASES DIRIGENTES Y DE LA IGLESIA

Hemos comentado ya la sensibilidad de los políticos hacia las clases más humildes. Recordamos que con motivo de la incorporación a filas de los soldados “reservistas”, durante la guerra de Marruecos, no dudaron en compensar a los familiares con una dotación económica a los más necesitados.

Hemos de tener en cuenta así mismo que en el año 1912, año de malas cosechas, las clases dirigentes no consintieron que la población pasara necesidades. El Acta Municipal de la época nos comenta la traída de trigo de la siguiente forma: “Se trajeron cuatro vagones de trigo para la población más necesitada, mediante suscripción popular”. En otra cita se expresan las “gracias” a los que han contribuido a ello.

En otros documentos consta que pagaban el viaje a hospitales de Madrid y Cáceres a los enfermos necesitados para “operaciones y consultas médicas”. También consta que se pagaba el viaje a Baños de Montemayor: “El 24 de Junio de 1929 se pagó 25 pesetas a cuatro vecinos, por ser pobres y prescrito por los médicos para los Baños de Montemayor”.

La Iglesia jaraiceña no fue ajena a los problemas sociales de los vecinos a través de sus diferentes asociaciones. Destacamos la labor del párroco de la Iglesia de San Miguel, D. Marcelo Giraldo, que en 1914 fundó y organizó el Sindicato Católico Agrario con el fin de velar por los intereses de los agricultores, concediéndoles créditos más baratos y mejores precios en el utillaje agrícola, abonos…etc.

Este sindicato tuvo poca vigencia pues desapareció en 1924 pero va a ser el precedente del Sindicato de Productores de Pimentón, creado en 1936, que tanta importancia tuvo rompiendo el Oligopolio de los Exportadores, como ya hemos tratado en otros trabajos.

F.- CONCLUSIÓN

Terminamos aquí nuestra ponencia, dada la extensión del tema. En próximos trabajos estudiaremos (D.M.) otros aspectos importantes de este período histórico, ya que contamos con una gran documentación obtenida de los Archivos Municipales, del Juzgado de Paz y los de las dos Parroquias

Destacamos, entre otros temas, la Revolución Industrial, el Urbanismo y la apertura de nuevas calles, el Alcantarillado…etc. También fue muy importante la faceta cultural con la creación de una Banda de música municipal, la fundación de un colegio de Segunda Enseñanza, donde hoy podemos admirar el arte modernista, junto a otras obras ya desaparecidas: el templete, la plaza de toros, el hospital…

Estos hombres jaraiceños lucharon, además, por conseguir los medios de comunicación modernos: el telégrafo, el teléfono, la estafeta de correos, las carreteras… pero no pudieron conseguir el sueño de traer el ferrocarril a su pueblo.

Pero esta generación, admirada por Unamuno, con sus luces y sus sombras, puso las bases del desarrollo integral de su pueblo: Jaraíz.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Nov 202018
 

Fernando Moreno Domínguez, Francisco Pérez Solís, Alberto Durán Sánchez, Gregorio Francisco González.

Como viene siendo habitual desde hace tres años, aprovechamos el inmejorable canal que nos brindan los XLVII Coloquios Históricos de Extremadura para presentar algunos hallazgos de carácter arqueológico, realizados por nosotros mismos, en la comarca de Trujillo. Al igual que en ediciones anteriores, se trata de descubrimientos de naturaleza muy diversa, pero, creemos, de sumo interés para ir completando el aún sucinto bosquejo histórico de estas tierras en sus etapas más remotas. Unas tierras que, un año más, no dejan de sorprendernos en cuanto a su inagotable potencial y extraordinaria riqueza arqueológica. En concreto, exponiéndolos en orden cronológico, traemos a colación una cueva-santuario en el paraje de San Juan el Alto (Santa Cruz de la Sierra), una nueva estela del suroeste en el término de Garciaz y un fragmento de epígrafe romano, hallado en el Puerto de Santa Cruz, de singular interés en cuanto que recoge el gentilicio latino de la ciudad de Trujillo, Turgaliensis, en uno de sus escasos registros conservados.

Una vez más, el principal objetivo de nuestra comunicación consiste en dar a conocer estos tres monumentos al gran público, intentando ofrecer una primera interpretación de los mismos. Solo el tiempo, y las futuras investigaciones que tengan a bien retomar estos vestigios, podrán determinar lo acertado o lo equivocado de nuestras hipótesis.

No podemos dejar de agradecer la ayuda prestada por Antonio González Cordero y por Joaquín L. Gómez-Pantoja, a la hora de abordar este trabajo. Por su colaboración, siempre entregada, incondicional y desinteresada, no podemos dejar de hacerles partícipes de estos descubrimientos.

 

  1. LA CUEVA DE SAN JUAN EL ALTO, SANTA CRUZ DE LA SIERRA.

 

Comenzamos nuestra presentación con uno de los hallazgos más singulares que hayamos podido realizar en los últimos años, no solo por la entidad de sus manifestaciones sino también por su destacado emplazamiento: una cueva-santuario al pie del monte-isla de Santa Cruz, en Santa Cruz de la Sierra (Cáceres); una montaña ya de por sí cargada de simbolismo que ha conocido una intensa ocupación humana desde la prehistoria como atestiguan los innumerables restos arqueológicos que la jalonan desde su base hasta la cumbre.

Ilustración n.º 1: Vista de la entrada principal de la cueva desde el norte

 

Se trata de una pequeña covacha, formada por el amontonamiento caótico de una decena de enormes bolos graníticos dejados al descubierto por la erosión atmosférica y pluvial, en la base norte del cerro de San Juan el Alto, la estribación estrecha y alargada que sirve de antesala a la sierra de Santa Cruz. Es decir, nuestra cueva se sitúa en una posición privilegiada, si se nos permite el término militar, constituyendo la avanzadilla o punta de lanza de un sistema montañoso que alcanza en el pico de San Gregorio su cota más elevada, a 844 m. s. n. m. Al cerro de San Juan el Alto, rodeado por cercas de pastos, se accede fácilmente desde el núcleo urbano de Santa Cruz de la Sierra, siguiendo una antigua calleja que conduce también al cementerio. De hecho, desde la población hasta la cueva hay apenas 600 m. de distancia, lo cual multiplica las posibilidades del monumento como importante recurso patrimonial y cultural para este municipio.

La cueva de San Juan el Alto, a 485 m. de altitud s. n. m., se configura en realidad como un espacio bastante abierto, con un total de cuatro entradas, como resultado de la formación geológica del berrocal. De todas ellas, destaca el acceso del lado norte, con forma de largo corredor de 4 m. de longitud, flanqueado por bolos graníticos, que debió de ser y sigue siendo hoy día el acceso principal. El área interior presenta una superficie de 14 m.² (6,7 m. de longitud máxima × 2,8 m. de anchura máxima), con planta trapezoidal y una altura visible de 1,70 m. en su punto más elevado. Se trata por tanto de un espacio relativamente amplio en su mitad oriental, que se va estrechando conforme se avanza hacia el lateral occidental, debido a la pared redondeada que cierra la cueva por el sur. Cabe destacar que el suelo actual, en su mayor parte de tierra, es el resultado del arrastre de sedimentos y de la actividad antrópica en el interior de la cueva. En efecto, se observan claras evidencias de su reutilización hasta la actualidad, posiblemente como establo, además de lugar de juegos de los niños de Santa Cruz: la entrada suroeste está cerrada con una malla metálica, la entrada este se encuentra parcialmente cegada con palos, tablas y tierra mientras que, en el interior de la cueva, se observan marcas de fuego en la pared sur. Mucho más lesivas resultaron las extracciones de piedra, fácilmente reconocibles en el ángulo nordeste, destinadas quizás al aumento de volumen de la cavidad. Con todo, podemos considerar que el estado de conservación del monumento es bastante aceptable, manteniendo inalterados su ambiente, el aspecto exterior y la configuración interior.

Por motivos prácticos hemos distinguido cuatro paneles principales, aunque en el interior de la cueva se observan otros elementos aparentemente dispersos en todas sus paredes. La descripción se realiza siguiendo el sentido de las agujas del reloj, a partir de la entrada principal.

Ilustración n.º 2: Plano general de la cueva de San Juan el Alto

 

En la “jamba” derecha, vista desde el interior, se localizan dos líneas paralelas de cuatro y dos cazoletas cada una, ejecutadas someramente. Estas cazoletas presentan un diámetro medio de 2 cm. Precisamente este lateral nordeste es el más dañado por las extracciones de piedra, que podrían haber destruido otros paneles existentes. Pese a todo, se distingue otra cazoleta más, de 5 cm. de diámetro, en la zona central de la pared.

El lateral este de la cueva se encuentra completamente abierto, pues el bolo granítico allí situado presenta escasa altura. Precisamente en dicho bolo encontramos un rebaje semicircular, a modo de asiento de bordes redondeados, que sin embargo no fue tallado mirando hacia el interior de la cavidad sino hacia la pared de enfrente. Junto a él se sitúa el Panel I, un grabado formado por cinco líneas horizontales paralelas, más o menos rectas, cortadas por una gran Y vertical. Estos motivos se aprecian con suma dificultad, y solo en determinadas horas del día, debido a la erosión de la superficie de la roca. En el mismo bolo, en su cara interna, se observan un par de cazoletas aparentemente aisladas.

El Panel II se sitúa contiguo al I, en el ángulo sudeste de la cueva. Se trata de una especie de banco o poyete, claramente tallado en la pared sur, en cuya superficie se labraron media docena de cazoletas de desigual tamaño (entre 12 cm. y 2 cm. de diámetro), en ocasiones emparejadas en grupos de dos mediante un canal. No obstante, el elemento más llamativo es un orificio semicircular, de 13 cm. de anchura, abierto en la pared vertical, cuya base está muy pulimentada, quizás (a modo de suposición, puesto que el orificio parece invitar a ello) por haber introducido la mano en él repetidamente. Por otro lado, en la base del poyete, casi a ras de tierra, encontramos otras dos cazoletillas unidas mediante un canal.

En la pared sur de la cueva, sobre una de las protuberancias de la roca, encontramos tallado un canal rectilíneo, de sección en V, de 63 cm. de longitud, de trazado horizontal en su arranque y caída vertical en su tramo final. De difícil interpretación, solo hemos encontrado algunas similitudes con los llamados goterones del yacimiento de las Marradas[1] (Cáceres), cuya función consistía en evitar que el agua de lluvia alcanzase ciertas partes de los abrigos.

El Panel III se localiza en el suelo de la cueva, junto a la entrada principal, aunque solo es visible parcialmente debido a la tierra que lo cubre. Se trata de un cancho redondeado, aparentemente sin trabajos previos de desbaste, en el cual son visibles en la actualidad 31 cazoletas de desigual tamaño (con un diámetro comprendido entre los 6 cm. y los 2 cm.) y profundidad. La mayor parte de ellas se sitúan ordenadas en una larga y sinuosa línea que recorre el panel de este a oeste.

Ilustración n.º 3: Panel III, en el suelo de la cueva

 

Por último, el Panel IV es el de mayor complejidad del monumento. Se sitúa en un estrecho corredor que prolonga el espacio de la cavidad hacia el oeste, precisamente en la zona más inaccesible de toda la cueva. En la pared norte de dicho corredor, sobre un panel inclinado que aparentemente no precisó de trabajos previos, se localiza una constelación de 233 cazoletas que, sin embargo, dista mucho de verse completa pues basta con remover la hojarasca acumulada junto a la alambrada para descubrir nuevos grabados. Se aprecia claramente cómo las cazoletas se concentran en las zonas más lisas de la roca, marginando las partes más abruptas e irregulares. Resulta también notable el cuidadoso trabajo de ejecución de las mismas, especialmente en el pulido y la profundidad que alcanzan algunas de ellas. El diámetro de las semiesferas oscila entre los 2 cm. y los 8 cm., sin que se pueda distinguir composición jerarquizada alguna. Por el contrario, la mayor parte se muestran aparentemente aisladas, aunque en seguida es fácil reconocer alineaciones de cazoletas tanto en sentido vertical como horizontal. Estas líneas se manifiestan de modo aún más claro en los ejemplares unidos por canalillos o directamente ensartados uno a continuación de otro. Son frecuentes, como en el resto de paneles de la cavidad, los grupos de dos cazoletas ligadas mediante un canal (en seis ocasiones), así como las cazoletas que muestran un apéndice lateral, de mayor o menor longitud, que no es otra cosa que un canalillo que no desemboca en ningún lado. El motivo más complejo del panel es el ancho canal labrado en su zona este, de 33 cm. de longitud, con dos tramos en ángulo recto, que incluso parece fagocitar a otras dos cazoletillas de menor tamaño.

 

Ilustración n.º 4: Panel IV, panel principal

 

Los grabados de cazoletas son una de las manifestaciones más frecuentes en el arte rupestre de la prehistoria extremeña y suelen vincularse con asentamientos cercanos, monumentos megalíticos o espacios de culto. Sin embargo, los paneles de San Juan el Alto presentan varias peculiaridades singulares que resultan poco frecuentes en el amplísimo corpus de este tipo de grabados: su situación en una cueva y la prolijidad de sus manifestaciones. De hecho, apenas conocemos cavidades que presenten características similares a la nuestra. Entre ellas la más cercana es la situada en el alcázar de los Altamirano, en pleno casco histórico de Trujillo, que tuvimos ocasión de presentar en estos mismos Coloquios en el año 2016[2], si bien parece claro que la cueva trujillana ha sufrido muchas más alteraciones que la de San Juan el Alto, de resultas a la edificación de su entorno.

En la provincia de Badajoz, en Almendralejo, encontramos la Casa del Moro[3], en la vega del arroyo del Harnina, descubierta a principios del s. XX por el marqués de Monsalud. Al igual que nuestra cueva, se trata de un enorme amontonamiento de bloques de gneis, si bien su espacio es mucho más reducido y parece presentar un único panel de cazoletas, también en número elevado. En su día, el marqués de Monsalud refirió la presencia de una fosa con gran número de huesos humanos junto a la Casa de Moro. En la actualidad, en la zona del Harnina se han localizado varios grabados de cazoletas al aire libre, además de otros importantes yacimientos calcolíticos.

Sin embargo, el caso más conocido es el de la cueva de la Santa Cruz en Conquezuela (Soria). Se trata de una profunda grieta vertical en un farallón de arenisca, en cuyo interior brota un manantial. En la cueva se han documentado cinco grupos de grabados que reúnen un total de 1226 cazoletas, 48 figuras antropomorfas y varios serpentiformes[4]. Por otro lado, en su entorno se han identificado varios altares rupestres de la Edad del Hierro[5], mientras que la cavidad se mantuvo como lugar de culto tanto en la Antigüedad como en la Edad Media, como evidencia la bóveda de medio cañón construida en su interior. Aún más tardíamente, en tiempos modernos, se edificó una ermita junto a la entrada.

A nuestro entender, estos cuatro monumentos presentan suficientes características comunes como para comenzar a definir una nueva tipología de yacimiento, en forma de cueva-santuario con grabados masivos de cazoletas. Se trata de cavidades de reducido tamaño, localizadas en parajes de especial significación, con una larga tradición cultual. Albergan paneles con una altísima concentración de cazoletas, de diferentes tamaños, en ocasiones unidas con canalillos, y clara disposición a alinearse en largas filas. Se tiene cierta querencia por las paredes verticales o inclinadas y, es más, se escogen las zonas más recónditas e inaccesibles de la cavidad. Así, por ejemplo, el grabado de la cueva de los Altamirano se realizó en una grieta estrecha que no supera el metro de anchura. La cueva de la Santa Cruz presenta una anchura inferior al metro y medio, situándose, además, los paneles principales a cierta altura. Pero esta apreciación resulta aun más clara en la Casa del Moro, donde hay que superar un desnivel inicial de 1,2 m. y avanzar después por un angosto pasaje hasta llegar al grabado. Podemos afirmar por tanto que estas manifestaciones tenían cierto carácter ctónico, siendo su contemplación, en el interior de la cavidad, de acceso restringido.

 

Ilustración n.º 5: Panel IV, vista general

 

El monte-isla de Santa Cruz representa un hito visual y paisajístico de primer orden en la comarca de Trujillo, siendo fácilmente distinguible por su singular forma puntiaguda. En sus laderas encontramos una larga retahíla de restos arqueológicos: vestigios de la Edad del Bronce, un castro de la Edad del Hierro[6], un castillo y un despoblado medieval… No en vano a sus pies discurre la vía natural que comunica las vegas del Guadiana con la penillanura trujillano-cacereña que, con el paso de los siglos, terminó materializándose en la Cañada Real Leonesa. En cuanto al cerro de San Juan el Alto, toma su nombre de la antigua ermita de San Juan Bautista, actual cementerio de la localidad. Al oeste del promontorio, en la zona de Mariprado, se localizó a mediados del s. XX un enterramiento orientalizante, mientras que el propio altozano conserva restos de murallas de un castro del Bronce-Hierro[7], en cuyas inmediaciones han sido identificados recientemente hasta cuatro altares de sacrificio, un espacio ritual[8] y otros grabados rupestres al aire libre.

Resulta por tanto inevitable relacionar nuestra cueva-santuario con este poblado fortificado, pues la cavidad se sitúa prácticamente al pie de las murallas, a menos de 50 m. de distancia. Sin entrar a valorar la atribución cultual, siempre problemática, de las estructuras rupestres identificadas como altares de sacrificio, lo que sí parece seguro es que nuestra cavidad habría constituido un lugar sagrado para los habitantes del castro, siendo por tanto el antecedente de todas ellas. En este sentido, teniendo en cuenta los materiales cerámicos procedentes del asentamiento, así como las referencias cronológicas que suelen manejarse para la cueva de la Santa Cruz, deberíamos situar nuestra cueva-santuario en la Edad del Bronce.

Resulta curioso comprobar cómo al menos tres de las cuevas-santuarios referidas en el presente trabajo han conocido un prolongado uso cultual que, a lo largo de los siglos, ha llegado prácticamente hasta la actualidad mediante la cercanía de ermitas cristianas. El caso más claro es de la Santa Cruz de Conquezuela, pero también en la Casa del Moro que se halla en las proximidades de la ermita de San Marcos o en el propio San Juan el Alto que conserva el topónimo cristiano.

 

Ilustración n.º 6: Panel IV, vista general

 

  1. NUEVA ESTELA DECORADA DEL SUROESTE EN GARCIAZ.

 

En la orilla oriental del río Garciaz, a los pies del Cerrón de la Butrera, encontramos una estela decorada del suroeste reutilizada en el umbral de un pozo, junto a un camino de tierra. En esta zona de su tramo medio, el serpenteante cauce del río Garciaz se encuentra jalonado por sugerentes topónimos de reminiscencias prehistóricas, tales como el Castillejo o el Toruñuelo, siendo además zona de tránsito utilizada por los cordeles de Madrigalejo o de Belén. No en vano la presencia humana está bien atestiguada en el término de Garciaz desde tiempos prehistóricos, con manifestaciones rupestres en el paraje del Cándalo (o Venero)[9] o, más cercanos a la posición de la estela, con diversos vestigios en los cerros de los Castillejos, la Butrera o Valdeagudo.

Cabe reseñar, por la entidad que presentan sus construcciones, el tercero de ellos, el castro de Valdeagudo, situado en una prominente elevación a poco más de 3 km. de distancia en línea recta del lugar del hallazgo. Este castro, aunque fechado formalmente en la segunda Edad del Hierro, cuenta con algunos elementos (un pequeño dolmen o grabados con cazoletas) que podrían apuntar a periodos de ocupación más antiguos. En cuanto al cerro de la Butrera y los Castillejos, se emplazan respectivamente a un lado y al otro del encajonado río Garciaz, flanqueando el paso del cordel de Madrigalejo, es decir, justo en el lugar donde hemos descubierto la nueva estela decorada. Según la guía turística de Garciaz publicada en el año 2014[10], en el entorno de estos dos cerros se han localizado diversas herramientas líticas talladas y pulimentadas, así como fragmentos de cerámica a mano y algunos molinos de piedra, materiales todos encuadrables en las fases Calcolítica o del Bronce. En el collado de los Castillejos, además, se reseñan paneles rupestres de cazoletas, así como una placa con damero de estas mismas representaciones. Todos los indicios apuntan, por tanto, a que la nueva estela decorada que presentamos en estos Coloquios Históricos de Extremadura pudiera vincularse directamente con esta red de poblamientos, que de hecho conforma su entorno sociocultural más inmediato.

Ilustración n.º 7: Plano topográfico de la zona, con la situación de la estela decorada (triángulo) y los asentamientos prehistóricos más cercanos (MTN50-edición1. Fuente: Iberpix4).

 

Se trata de una laja de pizarra gris con una longitud máxima de 99 cm., una anchura total de 56 cm. y un grosor de 19,5 cm. El estado de conservación de la pieza es muy deficiente. Reaprovechada en el umbral de un pozo, el desgaste producido por el paso de todos aquellos que se han acercado hasta el brocal a recoger agua es más que evidente. Muestra solo dos de los elementos característicos de este tipo de estelas: el escudo y la lanza. El escudo, formado por tres círculos concéntricos, presenta forma ovalada (diámetro de entre 48 cm. y 55 cm.), con una distancia de línea a línea de entre 8 cm. y 7 cm. El círculo interior cuenta con 18 cm. de diámetro. Carece de la habitual escotadura en V, aunque sí se aprecia una abrazadera central en forma de I mayúscula, que resulta típica en estas representaciones. Aunque con dificultad, también se distinguen las habituales cazoletillas que, normalmente de tres en tres, suelen identificarse con los clavos o remaches del escudo. Otras cazoletas de nuestra estela, que claramente no respetan las bandas concéntricas, habrían sido realizadas más tardíamente, quizás en alguna reutilización de la pieza. En cuanto a la lanza, solo se aprecian algunos trazos discontinuos de su figura, con una longitud total visible de 35 cm. En cualquier caso, cabe destacar cierta tosquedad en su ejecución, dada la curvatura apreciable en el astil. La punta de la lanza no llega a ser visible. Faltaría un tercer elemento, una espada, en el lateral derecho de la estela, que probablemente se perdió cuando la laja fue recortada para encajarla en el pozo.

Las llamadas «estelas decoradas del suroeste» o «estelas de guerrero» han suscitado un enorme interés en la bibliografía, nacional e internacional, hasta el punto de convertirse en verdaderos fósiles guías del tránsito al primer milenio a.C. en nuestra región. En realidad, bajo dicha expresión se agrupa una realidad muy heterogénea en cuanto a representaciones, técnicas, materiales, cronologías y áreas de dispersión, aunque, es cierto, todas comparten un territorio común, el cuarto suroeste de la Península Ibérica y, grosso modo, vienen siendo encuadradas entre los s. X y VII a. C., es decir, entre el Bronce Final y la primera Edad del Hierro. En cuanto a su función, las distintas interpretaciones ofrecidas hasta la fecha oscilan entre su consideración como elementos funerarios o, por el contrario, como marcadores de territorios o vías de comunicación.[11]

Ilustración n.º 8: Estela decorada del suroeste reutilizada en el brocal de un pozo en Garciaz (Cáceres)

 

Nuestra pieza se incluye en el tipo más sencillo de los establecidos para las estelas decoradas, el denominado tipo IIA por Almagro Gorbea[12], «estelas básicas» por Celestino Pérez o grupo 1 por Martín Bravo[13]. Este grupo se caracteriza por la composición simple de la lanza, el escudo y la espada, estando siempre el escudo en posición centralizada. Habitualmente es considerado el tipo más antiguo, o primigenio, de las estelas decoradas. En este sentido la nueva estela se encontraría en concordancia con el resto de estelas decoradas halladas en las comarcas linderas al valle del río Tajo, donde predomina el consabido trinomio lanza-escudo-espada[14], aunque comiencen a aparecer también otro tipo de elementos o figuras más complejos.[15]

A pesar de que no muy lejos de Garciaz se produjo uno de los primeros hallazgos de esta tipología, a finales del s. XIX, en Solana de Cabañas, los ejemplares más cercanos a nuestra estela los encontramos en el castro de Almoroquil, en el vecino término de Madroñera, a poco más de 9 km. de distancia en línea recta. Este yacimiento ha proporcionado varias estelas en pizarra, mostrando una de ellas un escudo de tres círculos concéntricos asociado a una figura antropomorfa.

El corpus de estelas decoradas del suroeste no cesa de aumentar cada año y, en nuestro caso, nos orgullecemos de incrementar este catálogo por segundo año consecutivo, después de que en el pasado 2017 presentáramos en estos mismos Coloquios otro ejemplar inédito, esta vez procedente de la localidad de Villamesías[16] (Cáceres). Si damos por cierto que este tipo de monumentos tiene un significado funerario, debemos entender que la nueva estela de Garciaz habría sido trasladada desde alguna tumba o necrópolis de los cercanos asentamientos de los Castillejos, la Butrera o Valdeagudo. Pero, si por el contrario, otorgamos a estos monumentos una función señalética, junto a antiguos caminos, en zonas de vados o pasos de montaña[17], quizás debamos considerar que nuestra estela se ha mantenido en el mimo paraje desde tiempos prehistóricos, aunque, eso sí, en posición secundaria. Debido a su peculiar situación, junto al río Garciaz, en una vía de comunicación natural, entendemos que en este caso la segunda opción sería la más acertada.

 

Ilustración n.º 9: Dibujo de la estela decorada de Garciaz (Cáceres)

 

  1. UN NUEVO TESTIMONIO DEL GENTILICIO TURGALIENSIS.

 

En ocasiones, los restos arqueológicos menos vistosos, aquellos que en apariencia presentan menor entidad, pueden contener una información valiosísima, de vital importancia, que nos ayude a completar el fragmentado panorama del pasado más remoto de nuestras ciudades. Tal podría decirse de nuestra siguiente pieza, un pequeño fragmento de epígrafe recortado por todos sus lados que, sin embargo, alberga uno de los rarísimos testimonios del primer nombre documentado de nuestra ciudad, Turgalium, en forma de gentilicio: Turgaliensis.

Ha sido hallada en el paraje de la Bazadera, término municipal de Puerto de Santa Cruz (Cáceres), un lugar aparentemente anodino entre el río Burdalillo y el arroyo Farfallo, en el camino que une las localidades de Ibahernando y Villamesías. Sin embargo, la penillanura que se extiende al sur de la ciudad de Trujillo debió de conocer un importante grado de romanización, a tenor de la ingente cantidad de yacimientos tardoantiguos presentes entre esta ciudad y la de Miajadas. En concreto, en el sitio de la Bazadera se observan abundantes materiales constructivos en superficie: tégulas, opus signinum, fragmentos cerámicos, piedras de molino, sillares e incluso un fragmento de columna. Tenemos noticias, además, sin confirmar, de la aparición en el lugar de alguna otra inscripción y hasta de un sarcófago.

El fragmento de inscripción que presentamos conserva unas medidas máximas de 39 cm. × 21 cm., con un grosor de 18 cm. Tan solo nos han llegado ocho caracteres en dos líneas de texto:

P . TVRG(aliensis) [-] / [–] E S [–]

Las letras son capitales cuadradas, con una altura de 7 cm. e interpunción redonda.

En la cara posterior, la inscripción muestra una caja rectangular, de 23 cm de longitud y 10 cm. de anchura, que evidencia su reutilización, en un momento por determinar, como lapis pedicinus en una prensa de aceite o vino.

Ilustración n.º 10: Fragmento de inscripción de la Bazadera, Puerto de Santa Cruz (Cáceres)

 

Para comprender mejor la importancia del hallazgo, debemos quizás llevar a cabo una relación de los registros, conocidos hasta la fecha, del topónimo/gentilicio de la Trujillo romana, pudiendo comprobar que la mayor parte de ellos se encuentran perdidos o en paradero desconocido. En cuanto a las fuentes escritas, la más antigua es el texto de Higinio Gromático, agrimensor de época de Trajano, que cita dos prefecturas dependientes de la colonia Augusta Emerita, una de ellas la turgaliensis. Posteriormente, en el s. VII, el Anónimo de Rávena hace mención a la mansio Turcalion.[18]

Por otro lado, a pesar de que la región trujillana ha proporcionado un elevado número de epígrafes romanos, el gentilicio resulta extraordinariamente escaso, más aún si lo comparamos con los vecinos norbensis, cauriensis, caparensis o incluso metellinensis. Hasta el día de hoy, solo se tenía constancia de tres inscripciones[19]:

  1. Ara votiva del Genio Turgaliense. Aunque se la conoce desde el s. XVII, en la casa de Blanca Salón, reapareció en los años 80 del pasado siglo en las obras del palacio de los Carvajal, junto al cementerio de la villa trujillana, siendo depositada en los antiguos huertos del convento de San Francisco el Real. Actualmente vuelve a estar desaparecida.

GENIO / TURG(alensi) / L(ucius) CRUSI / NUS PR / IMIGEN / IUS V(otum) S(olvit).

Nota: En Gómez Santa Cruz[20] y Esteban Ortega[21] se prefiere la forma Genio Turg(alensium).

  1. Estela de Maxima Teia. Felipe León Guerra[22] la vio a mediados del s. XIX en el suelo de la iglesia de Sierra de Fuentes, en el presbiterio hacia la epístola. Actualmente se considera perdida.

MAXSU / MA TEIA / TURCALE(ensis) / ARCONI / AN(norum) XX / (hic) S(ita) E(st) S(it) T(ibi) T(erra) L(evis).

Nota: Para Esteban Ortega,[23] sería: Arconi / [f(ilia)]

  1. Estela de Libaeco. Aunque en la bibliografía se la cita procedente de la finca Casilla de don Álvaro (Plasenzuela), en realidad procede del Palacio de Casillas, en el término municipal de Trujillo aunque, es cierto, próximo a la localidad de Plasenzuela. En este mismo lugar debió de existir un yacimiento tardoromano a tenor de los dos contrapesos acopiados junto a la vivienda. La estela, por su parte, según el testimonio de Callejo Serrano[24], se halló al desmontar la puerta de una verja en las obras de reforma que se estaban ejecutando por aquel entonces. El mismo bloque presentaba, además, un escudo. Bajo la inscripción se dispone una hornacina con una figura antropomorfa (para Callejo, una niña) de piernas separadas y manos en alto. Aunque en el año 1967 Callejo la fotografió junto a la casa, y en el 2012 Esteban Ortega[25] afirma que continuaba allí, actualmente se desconoce su paradero.

LIBA[—] / CAENICI F(ilius o filia) / TURGALE(nsis) / H(ic) S(itus o sita) E(st).

Nota: En Esteba Ortega se considera que el nombre del difunto es Libaeco.

Más allá de los, cada vez más numerosos, testimonios de arte rupestre prehistóricos hallados en su núcleo urbano, los orígenes de la ciudad de Trujillo suelen situarse en época prerromana. El oppidum vetón de nombre Turaca/Turaga[26], habría sido posteriormente latinizado como Turgalium en su doble papel de civitas y mansio de la vía EmeritaToletum. Como indica el texto de Higinio, en Turgalium se estableció una de las prefecturas de la colonia Augusta Emerita, cuyo territorio podría delimitarse entre los ríos Tajo, Tamuja y Gibranzos, al norte y oeste, y la comarca de las Villuercas por el oeste. Al sur, los límites de la praefectura regionis turgaliensis debían de coincidir, grosso modo, con el actual límite provincial.[27]La población alcanzó la categoría de municipio romano en época Flavia.

Teniendo en cuenta estos datos, y dadas las reducidas dimensiones de nuestro epígrafe, a la hora de interpretarlo nos encontramos en disposición de apuntar tres hipótesis distintas: 1) Que se trate de un fragmento de la estela funeraria de un/a turgaliense, establecido/a en los llanos al sur del Puerto de Santa Cruz, pues, como bien apuntan Redondo y Galán[28], son los difuntos que mueren lejos de su patria chica los que sienten la necesidad de manifestar su origo, tal y como les ocurría a Máxima Teia y a Libaeco. 2) Que se trate de un ara votiva dedicada a una divinidad tutelar de la civitas turgaliensis, similar por tanto al ara del Genio Turgalensium o a la bien conocida por estas tierras Ataecina Turobrigensis. 3) Que se trate de una mención a la praefectura turgaliensis, como bien pudiera indicar la P visible en nuestra inscripción, separada del gentilicio por una clarísima interpunción. De ser así, nos encontraríamos ante el primer testimonio epigráfico de esta división territorial administrativa.

La tercera opción, sin lugar a dudas la más compleja debido al estado fragmentario del epígrafe, es sin embargo, a nuestro entender, la más plausible.[29]Pero somos plenamente conscientes de que esta senda nos conduce de forma irremediable a nuevos interrogantes para los que, lamentablemente, no tenemos respuesta: ¿Se trata de la estela funeraria de algún funcionario vinculado a la praefectura? ¿Se trata de un mojón que delimitaba los, como hemos visto, difusos territorios de esta institución?

Habitualmente en epigrafía el término praefectus se escribe completo, o bien abreviado como praef(ectus) o pr(aefectus). En cuanto a la palabra praefectura resulta extraordinariamente escasa aunque, en nuestro país, podemos encontrarla tanto abreviada p(raefecturam), en el modius de Ponte Puñide (O Pino, A Coruña)[30] como completa.[31]

Las prefecturas eran divisiones territoriales necesarias cuando la colonia contaba con una gran extensión, como era el caso de Emérita. En la sede elegida para tal fin, los prefectos ejercían sus funciones, evitando así que la población tuviera que trasladarse a la capital, aunque de facto sus ciudadanos eran ciudadanos de la colonia.[32] Las fronteras de la prefectura solían establecerse siguiendo accidentes geográficos señalados, tales como río o montañas o, en su defecto, se utilizaban mojones de piedra.[33]

Para terminar, nos gustaría hacer un llamamiento para fomentar la conservación y estudio de los centenares de epígrafes romanos que aún permanecen diseminados en los territorios de esta praefectura turgaliensis. Muchos de ellos, además, lamentablemente, se encuentran reutilizados en paredes y construcciones, encalados, pintados o cementados, cuando no ocultos con celo en viviendas particulares. Pese a los encomiables esfuerzos que se están llevando a cabo en los últimos años en nuestra provincia,[34] estamos convencidos de que la correcta utilización de esta inagotable fuente histórica nos llevaría a resolver numerosas dudas para las cuales, a día de hoy, solo disponemos de hipótesis más o menos afortunadas; quién sabe si también para las dudas planteadas en nuestro pequeño epígrafe.

 

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Notas

[1] Rubio Andrada, M., Moreno Domínguez, F., 2012.

[2] Moreno Domínguez, F., Pérez Solís, F., Durán Sánchez, A., Francisco González, G., 2016.

[3] Murillo González, J.M., 2014, p. 127.

[4] Gómez-Barrera, J.A., 1993, p. 440.

[5] Delgado Correia dos Santos, M.J., 2015, p. 402.

[6] Martín Bravo, A.M., 1999, p. 88.

[7] Rubio Andrada, M., Rubio Muñoz, F.J., Rubio Muñoz, M.I., 2008.

[8] Ramos Rubio, J.A., Esteban Ortega, J., De San Macario Sánchez, O., 2014.

[9] Pastor González, V., Rubio Andrada, M., 1999.

[10] De La Llave Muñoz, S., 2014, p. 30.

[11] González Ledesma, C., 2007, www.estelasdecoradas.es/paginas/cronología.php

[12] Almagro Gorbea, M., 1977, p.169.

[13] Martín Bravo, A.M., 1999, p. 63.

[14] Vide la cercana estela del Carneril, Trujillo (Museo de Cáceres).

[15] Vide las estelas de Almoroquil, Madroñera (Museo de Cáceres) o de Solana de Cabañas, Cabañas del Castillo (Museo Arqueológico Nacional).

[16] Moreno Domínguez, F., Pérez Solís, F., Durán Sánchez, A., 2017.

[17] Sanabria Marcos, P.J., 2011, p. 378.

[18] Redondo Rodríguez, J.A., Galán Sánchez, P.J., 1987, p. 106.

[19] Las lecturas son de Redondo Rodríguez, J.A., Galán Sánchez, P.J., 1987, p. 107.

[20] Gómez Santa Cruz, J., 2017, p. 509.

[21] Esteban Ortega, 2012, p. 228.

[22] León Guerra, F., 1854, p. 21. Este autor, aunque acertaba con el gentilicio turcalensis, no lo identificó con la ciudad de Trujillo, sino con una supuesta Turcalia, «nombre de algun lugar, tal vez aquel» (refiriéndose al lugar del hallazgo, Sierra de Fuentes).

[23] Esteban Ortega, 2007, p. 231.

[24] Callejo Serrano, C., 1967, p. 112.

[25] Esteban Ortega, 2012, p. 181.

[26] Redondo Rodríguez, J.A., Galán Sánchez, P.J., 1987, p. 109.

[27] Gómez Santa Cruz, J., 2017, p. 501.

[28] Redondo Rodríguez, J.A., Galán Sánchez, P.J., 1987, p. 107.

[29] Tenemos que agradecer, un año más, al profesor Joaquín L. Gómez-Pantoja su inestimable ayuda y orientación a la hora de interpretar este epígrafe.

[30] De Ureña, R., 1915, p. 489.

[31] Placa de mármol de Graciano «el Joven», Mérida. Hispania Epigraphica, n.º: 10464.

[32] Castillo Pascual, M.J., 2011, p. 259.

[33] Castillo Pascual, M.J.,2011, p. 260.

[34] Esteban Ortega, 2007, 2012, 2013,2016.

Nov 192018
 

Domingo Quijada González.

Licenciado en Filosofía y Letras.

INTRODUCCIÓN

Aunque ya hace 41 años que resido en Navalmoral de la Mata, que dignó nombrarme su Cronista Oficial en 1993 (y ahora pretenden concederme la distinción de “Hijo Adoptivo”), nunca podré olvidar mis orígenes de Montehermoso, donde pasé mi infancia, gran parte de la juventud y etapas posteriores de mi vida, que posibilitaron la realización de este trabajo.

Allí viví envuelto en su peculiar habla local que, al principio, era la única existente para mí. Hasta que salí a estudiar fuera (Plasencia) y observé como mi lenguaje era diferente al de mis compañeros de aula y que, además, llamaba la atención de mis profesores (más tarde me enteré que a uno de ellos le fue muy fructífero, porque mis singulares vocablos y expresiones les fueron muy útiles para culminar su Tesis Doctoral…).

Gradualmente fui comprendiendo la idiosincrasia que teníamos los montehermoseños, así como la evolución de su léxico. A la vez que recordaba vocablos y expresiones que me habían sido tan familiares en el ámbito familiar y local: Pedru, no nais na; no, no truji traji (Pedro, no nadas nada; no, no traje traje (de baño); o “moilhu quijeris” (me da igual…), más un largo etcétera.

Como es evidente, para una mayor comprensión del tema debemos conocer los orígenes.

 

  1. LOS CONDICIONANTES HISTÓRICOS

 

La Reconquista de Extremadura

El concepto de Extremadura como lo utilizamos en la actualidad sólo comienza a esbozarse a fines del XV. No obstante, en documentos anteriores, se hace referencias a “las Extremaduras”; pero, cuando así sucede, los cronistas que lo utilizan lo hacen con gran ambigüedad, incluyendo en él a territorios dispares situados al sur del Duero y alejados de aquellos otros que hoy pertenecen a esa región (“extremo del Duero”).

Una región que en la documentación del XII y XIII aparece denominada como la Transierra, término para nombrar los territorios más meridionales del reino de León, incluyendo a la alta Extremadura. Antes de la Edad Media no existen unos territorios extremeños que tengan una unidad única desde el punto de vista administrativo, aunque será a mitad del XV cuando aparezcan referencias a esta región.

 

Los precedentes del siglo XII

La Reconquista fue un proceso lento, que se encuadra desde la mitad del s. XI hasta la primera mitad del s. XIII y sometido a grandes dificultades. Dada esa ambigüedad, la Reconquista se debió tanto a leoneses como a castellanos, aunque en tiempos del Emperador Alfonso VII (s. XII) se hizo una división territorial tomando como referencia la Vía de la Plata, reservándose la zona comprendida al Oeste de la ruta para León. No sólo participaron castellanos y asturleoneses, sino también portugueses (por ejemplo, Geraldo Sempavor) e incluso nobles de otros territorios peninsulares. Pero sin duda alguna las que más contribuyeron fueron las Órdenes Militares.

Fueron esas Órdenes las que por su ayuda recibirán extensas donaciones y villas enteras. Sin duda una dificultad importante fue propiciada por la inestabilidad de Castilla y León, y algunas veces se agrava por el hecho de encontrarse entre ellos enfrentados. Semejante desunión sería aprovechada por los musulmanes para realizar incursiones en territorio cristiano para así recuperar parte del territorio arrebatado anteriormente.

 

Consolidación de los reinos peninsulares

En la segunda mitad del XII y casi todo el siglo XIII la situación quedó del siguiente modo: León y Castilla se separan temporalmente, lo que no impide que cada uno de ellos prosiga la reconquista contra el islam: Alfonso VIII de Castilla derrota a los almohades en las Navas de Tolosa y su primo Alfonso IX de León recupera importantes territorios extremeños (es en esta etapa o reinado cuando se encuadra fundamentalmente el tema que vamos a tratar). Hasta que vuelven a unirse definitivamente con Fernando III el Santo en 1230, cuando Castilla toma la supremacía, formando un poderoso reino que incrementa la reconquista a costa del sur de Extremadura y Andalucía (en 1248 San Fernando conquista Sevilla).

 

La repoblación y colonización de Extremadura

El fenómeno de la repoblación es de larga duración y supera los límites cronológicos de la Edad Media. Ese proceso sufrió numerosos avatares en un primer momento. Es difícil tratar, en relación con el tema, de señalar áreas de repoblación o niveles cuantitativos de poblamiento, dada la falta de documentación. Habría que tener presente que un tercio del territorio extremeño se ocupa de forma rápida; al mismo tiempo que otras tierras mucho más ricas (caso del valle del Guadalquivir), que sin duda polarizaron la atención de los colonos. Independientemente hay factores que influyen en la repoblación extremeña. A medida que avanzaba la reconquista se llevaba a cabo el proceso repoblador de los territorios ganados a los árabes –repoblación exterior–, lo que se hizo de diferentes modos (según las épocas y los lugares):

 

El valle del Duero: constituyeron las llamadas «comunidades de villa y tierra«, compuestas por una ciudad o villa (que actuaba como capital) y un conjunto de aldeas y sus términos que formaban su Alfoz. Ejemplo: Salamanca o Ávila.

 

La cuenca del Tajo: el modelo repoblador fue también el de las «comunidades de villa y tierra«. Se expulsó a la abundante población musulmana, pero se incorporó a la mozárabe (a veces, procedentes del Sur, como hemos comprobado a través del léxico, etnología y folclore).

 

Las zonas poco pobladas, caso de La Mancha y algunas de Extremadura, fueron entregadas a las Órdenes Militares, que crean en ellas grandes latifundios con una economía sobre todo ganadera.

 

En todo ese proceso tuvo gran trascendencia la fundación del Honrado Concejo de la Mesta (1273), cuyos procesos de trashumancia influyeron también en la propagación de la lengua asturiana.

En el contexto geográfico que estamos tratando, la mayoría de los repobladores procedían del reino de Castilla y León, incluyendo el sector asturiano origen de esa gestación.

 

Así pues, la Extremadura occidental fue reconquistada por el Reino de León, siendo el asturleonés el dialecto histórico latino usado por los repobladores, que comenzaron con la repoblación de la actual zona altoextremeña alrededor del siglo XII (básicamente las zonas más septentrionales como Las Hurdes y Sierra de Gata, el Valle del Alagón y sus alrededores). Recordando que algunos lugares de la actual Extremadura como Trujillo, Plasencia, Medellín, Hervás, el Campo Arañuelo o Los Ibores estaban englobados dentro del Reino de Castilla, puesto que la antigua “Vía de la Plata” los separaba.

 

Influencia de la Universidad de Salamanca

Tras la unión de los reinos de León y de Castilla en 1230, el castellano sustituyó poco a poco al latín como lengua oficial de las instituciones, relegando así al asturleonés como señal de pobreza e ignorancia de aquellos que lo hablaban. Sólo en zonas rurales de Asturias, León (caso del Bierzo y la Maragatería), entorno de la Sierra de Francia salmantina y un sector del NW cacereño (como Montehermoso y sus alrededores, al estar aisladas por el Alagón. En todos esos casos, era la gente consciente de hablar una lengua diferenciada del castellano. Pero incluso allí sólo algunos autores lo usaban en sus escritos.

Es evidente que el influjo cultural de la prestigiosa Universidad de Salamanca (fundada en 1218) fue la causa de la rápida castellanización de esta región, progresivamente, especialmente desde que Nebrija edita su Gramática castellana (Salamanca 1492), que fue la primera del español y la segunda gramática de una lengua europea moderna.

Dividiéndose así el dominio asturleonés en dos desde bien temprano: el asturiano o asturleonés al norte y el extremeño al sur del antiguo reino de León. La expansión del castellano también se produjo desde el sur, con el crecimiento económico de la zona occidental de la provincia de Badajoz.

Sin embargo, la zona hablante de altoextremeño también incluye zonas que fueron conquistadas por el Reino de Castilla: como el Valle del Jerte, buena parte de la Tierra de Plasencia o Madroñera, incluyendo de hecho algunas de las zonas de habla altoextremeña mejor conservada, como Serradilla. Hay diversas hipótesis que podrían explicar este fenómeno, hablándose de la extensión de los rasgos leoneses hacia el este por medio de rutas de trashumancia, del efecto de segundas repoblaciones posteriores o del papel que pudieron tener en el origen de las hablas extremeñas las hablas cántabras, que poseen muchos rasgos en común con el altoextremeño y cuyo territorio estuvo dividido entre el reino de Castilla (Trasmiera, Valle del Pas…) y el de León (Liébana,…) en la Edad Media.

 

A.- Reyes de León:

Dado que el tema del hoy se centra fundamentalmente en el NW extremeño, repasemos los monarcas de ese reino que llevaron a cabo el proceso conquistador-repoblador:

 

Alfonso VI (de Castilla y León): 1065-1109.

Alfonso VII, el emperador (de Castilla y León): 1126-1157.

Fernando II de León (hermano de Sancho III de Castilla): 1157-1188.

Alfonso IX de León: 1188-1230 (expansión y repoblación extremeña).

Fernando III el Santo: 1230-1252 (últimos reductos y Guadalquivir).

 

La evolución entre 1142 (conquista de Coria por los cristianos) y 1230 (toma definitiva de Cáceres) puede dividirse en cuatro etapas bien diferenciadas:

Entre 1142 y 1174 (primera expedición almohade), de claro dominio cristiano.

De 1174 a 1196 (segunda expedición almohade), bajo control musulmán.

Desde esa última fecha a 1212 (Batalla de las Navas de Tolosa), época de frecuentes razzias por ambos bandos.

Tras el triunfo cristiano en Navas de Tolosa, los árabes retroceden hacia el Sur posibilitando la progresiva conquista y repoblación de Extremadura.

 

B.- Localidades del entorno de Montehermoso relacionadas con el hecho histórico

 

Granadilla fue fundada por los musulmanes en el siglo IX como baluarte estratégico de la zona, ya que se sitúa en una colina de pizarra que domina un extenso terreno y es un paso obligado por la Vía de la Plata. En su parte más vulnerable (el noroeste), los almohades levantaron la alcazaba, que más tarde sería castillo cristiano.

En 1160 el rey Fernando II de León conquistó la aldea, que entonces se llamaba Granada y hasta ese momento había pertenecido a los árabes. La rehízo y repobló dotándola de murallas y le otorgó el título de Villa en 1170. Su intención era que sirviera de muro de contención contra posibles avances de los musulmanes que se asentaban y dominaban toda la parte meridional de las Transierras leonesa y castellana. La villa era una verdadera fortificación situada estratégicamente, al ser paso obligado entre la antigua Vía de la Plata y la comarca de las Hurdes. Estaba rodeada por las vegas del río Alagón. Su nombre original fue Granada aunque, tras la conquista de Granada en 1492 por parte de los Reyes Católicos, pasó a denominarse Granadilla para evitar confusiones. Y el 31 de agosto de 1191 fue cedida a la Orden de Santiago por el rey Alfonso IX de León.

Lám 1. Mapa del norte cacereño, entre cuyas dos vías romanas se expande el léxico asturleonés

 

Posteriormente volvió a la Corona, aunque el rey Alfonso X de Castilla la entregó en 1282, junto con otros señoríos a su hijo, el infante Pedro de Castilla. Y este infante, además de ser señor de Granadilla y de Ledesma, poseía los señoríos de Alba de Tormes, Salvatierra, Miranda del Castañar y Galisteo. Hasta que en 1446 el rey Juan II fijó la sucesión señorial de la villa en los Álvarez de Toledo, Duques de Alba, que reedifican el castillo.

 

Coria: era el centro geoestratégico musulmán principal al norte del tajo, en el sector noroccidental de Extremadura.

La primera conquista tuvo lugar en 1079, por Alfonso VI de Castilla. Como anticipo de la toma de Toledo. Pero cae en poder de los almorávides entre 1110 y 1113. Un nuevo asedio cristiano en 1138, hasta que Alfonso VII la toma definitivamente en 1142; con algunas incursiones almohades posteriores que son eliminadas definitivamente por Alfonso IX, tras la batalla de las Navas de Tolosa (1212).

Lám 2. Cerro donde se ubicaba La Atalaya de Domingo Velidiz, en un meandro del río Alagón

 

La Atalaya de Pelayo Velídiz data del siglo IX, como pequeño castillo árabe que se erige sobre un montículo ubicado en uno de los meandros del Alagón (junto a unos restos romanos, y tal vez prerromanos dada su geomorfología). Realmente se trataba de una avanzadilla que protegía las espaldas de Galisteo y, sobre todo, Coria.

Alfonso VI la conquista por vez primera en 1077, como paso previo para hacer lo mismo con Coria (aprovechando la decadencia de los reinos taifas). Y se la dona a su mayordomo Pelayo Vellido (o Velídiz), de donde derivaría su posterior denominación.

Pero, tras la derrota de Zalaca (o Sagrajas) en 1086, pasa a manos almorávides durante bastantes años (como ya señalaba Publio Hurtado en 1927 en su obra “Castillos, torres y casas fuertes de la provincia de Cáceres”).

Habrá que esperar a que el hijo del anterior, Alfonso VII, la conquiste para hacer lo mismo con Coria en 1142. Incluso hubo varias razzias posteriores, porque de nuevo hallamos que Fernando II de León vuelva a conquista La Atalaya en 1170. En 1181 ya está integrada en las tierras leonesas y, dos años después, el citado monarca dona la fortaleza a la catedral de Santiago de Compostela. Lo que confirma a su muerte su hijo Alfonso IX, quien pasa unos días allí con su esposa doña Berenguela.

Lám 3. Vista aérea del castillo de La Atalaya

Ante el interés de la Orden de Santiago por poseer esa fortaleza y los deseos del monarca por ampliar sus conquistas y necesitar la colaboración de los santiaguistas, les cede la fortaleza en 1209 a cambio de otros territorios. Pero el rey vuelve a instalarse en el castillo en 1229, cuando organiza la definitiva toma de Cáceres y Montánchez.

Lám 4. Escudo de la Orden de Santiago, en la ermita de su nombre

 

Galisteo: fue conquistada en primer lugar por Alfonso VI, pero a partir de entonces cambiaría constantemente de manos (según los avances y retrocesos árabes o cristianos). Hasta que es reconquistada y repoblada definitivamente por Alfonso IX tras las tomas de Coria y Alcántara. Se puebla entre 1203 y 1217 con gente castellanoleonesa.

Se constituye a partir de entonces la Mancomunidad de Villa y Tierra de Galisteo. En el año 1268 Alfonso X el Sabio dona Galisteo y su tierra a su hijo Fernando de la Cerda. Pasa después por varios dueños, hasta que recae en los Manrique de Lara (con Juan II).

La villa de Galisteo fue cabeza del estado de su nombre, que con la misma comprendía los lugares de Aldehuela del Jerte, Aceituna, Carcaboso, Guijo de Galisteo, Holguera, Montehermoso, Pozuelo, Riolobos y Valdeobispo. La vida económica de cada aldea estaba regulada por un Concejo.

Fernando de la Cerda la donó a don García Fernández Manrique, conde de Osorno; recayendo por último, en la casa del señor duque de Montellano y del Arco, conde del Cervellón, que nombraba el corregidor y las justicias. Los mismos pueblos componían el sexmo de Villa y Tierra, aprovechando en común los pastos y montes, los cuales fueron donados por el duque, formando para su gobierno un cuaderno de leyes municipales, en el año 1531; que fue sancionado por el mismo señor en 1547; cuyo sexmo quedó disuelto en 1837, por orden de la diputación provincial, adjudicando a cada pueblo la parte de terreno correspondiente.

Lám 5. Galisteo

 

Repoblación y colonización de Montehermoso y su entorno

 

Como se desprende de lo anterior, está ligada al proceso ya comentado: Granadilla, Coria, Galisteo, La Atalaya, etc.

Precisamente, junto a la fortaleza citada, aún existe –aunque en mal estado de conservación– una antigua ermita dedicada a Santiago, levantada por los caballeros de esa Orden cuando el proceso bélico y repoblador. Todavía conserva su escudo:

Gente procedente del Norte (gallegos y asturleoneses), así como mozárabes llegados desde el Sur que iban reconquistando paulatinamente, serán los primeros en asentarse.

 

Lo podemos apreciar analizando los apellidos más antiguos y destacados de Montehermoso, según el siguiente cuadro:

Tabla 1

2.- LA LENGUA ASTURIANA

 

Con sus diferentes variantes, cuenta ya con una Gramática, el Diccionariu de la Llingua Asturiana y unas normas ortográficas. Está regulado por la Academia de la Lengua Asturiana y, aunque no goza de carácter oficial en el Estatuto de Autonomía, una ley regula su uso en el Principado.

Algunas veces se hace mención en los estudios científicos refiriéndose a esta lengua con el nombre de «asturleonés» o de «leonés», sobre todo a partir de la publicación de El Dialecto Leonés (1906) de Menéndez Pidal, quien considera al leonés o asturleonés, junto al castellano en sus distintas variedades, al mozárabe y el navarro-aragonés uno de los cuatro grupos dialectales dentro de la Península Ibérica que contribuyen a la formación de la lengua española. Esta terminología fue usada también en parte por sus discípulos. La razón de esta denominación está en el hecho de que Ramón Menéndez Pidal prima el aspecto socio-político, y particularmente del hecho repoblador, como factor determinante a la hora de entender el proceso de cohesión lingüística en la Península. Sin embargo, y teniendo en cuenta que el territorio del antiguo Reino de León y el de utilización del «romance leonés» no coincidieron exactamente, y que el proceso de cohesión lingüística fue al sur del dominio muy intensa y más temprana que al norte, ha de entenderse que es en Asturias donde se mantuvieron con mayor vitalidad y firmeza los rasgos diferenciadores de la lengua. Se propugna por ello que el término más adecuado para referirse a la situación actual en el territorio administrativo del Principado de Asturias es el de «lengua asturiana» o «asturiano», mientras que se reserva el ya acuñado de «asturleonés» para aludir a la lengua en su extensión global actual e histórica.

 

El asturiano tiene su origen en la lengua romance derivada del latín hablada en los reinos medievales de Asturias y de León. Del latín escrito en los siglos X y XI, muy alterado por las lenguas romances locales locales. El seguimiento de la evolución de la lengua se pierde, sin embargo, a partir del siglo XII, en parte por la actuación del obispo Pelayo (¿1101?-1153).

El asturiano es una variedad del asturleonés, que a su vez forma parte de las lenguas iberorromances, tipológicamente e filogenéticamente cercana al gallego-portugués, al castellano y en menor medida al navarro-aragonés. Tipológicamente es una lengua flexiva fusionante del núcleo inicial y marcaje de complemento.

Junto a las diversas hablas dialectales dispersas en el extenso dominio territorial del asturleonés, hoy en día se ha consolidado un asturiano normativo que se ha institucionalizado a través de la publicación de unas normas gramaticales uniformes por la citada Academia de la Lengua Asturiana.

 

El Estatus actual

 

El estado legal actual de la lengua asturiana en Asturias es el siguiente:

Goza de protección, sin llegar a estar reconocida como oficial por el Gobierno de Asturias.

La Ley 1/1988, de 23 de marzo, de uso y promoción del bable/asturiano, en su artículo 4, que se refiere al uso de la llingua, dice, en el apartado 2, que «se tendrá por válido a todos los efectos el uso del bable-asturiano en las comunicaciones orales o escritas de los ciudadanos con el Principado de Asturias».

En 2005 el gobierno asturiano aprobó el Plan de Normalización Social del Asturiano 2005-2007, para potenciar el uso y promoción del asturiano y del gallego-asturiano.

 

3.- EL ASTURIANO EN EXTREMADURA

 

El extremeño–ehtremeñu– es una modalidad lingüística hablada en el noroeste de Extremadura y una parte del sur de Salamanca, con un desarrollo que lleva a incluirla dentro del sistema lingüístico asturleonés (reconocido por eminente lingüistas como Menéndez Pidal, Manuel Alvar, Emilio Alarcos Llorach y otros), a pesar de no ser oficial en las comunidades donde se hallan las zonas donde está enclavado.

Aun así, el extremeño a menudo es tenido por un dialecto del idioma asturiano-leonés; de hecho aparece como un dialecto del astur-leonés en el nuevo Atlas de Lenguas en Peligro en el Mundo, de la UNESCO, DE 2009.

Ya vimos al principio los condicionantes históricos que lo propiciaron. Pero recordemos ahora su área de dispersión geográfica:

Se habla con mayor o menor vitalidad en la provincia de Cáceres: en las comarcas de la Sierra de Gata, Las Hurdes, lugares de la Tierra de Alcántara, valle del Alagón y tierra de Coria, Granadilla, Garrovilla y Ceclavín; al igual que en las comarcas salmantinas de la Sierra de Francia, El Rebollar, sur de Ciudad Rodrigo y de Béjar.

Así mismo existen pequeñas influencias de estas hablas en zonas tradicionalmente castellanohablantes como la Tierra de Plasencia: Serradilla, Malpartida de Plasencia, Valle del Ambroz y algunas localidades del Valle del Jerte (como Piornal, Rebollar o El Torno) y de la Vera (caso del Guijo de Santa Bárbara); o en parajes más alejados (como Berzocana y Madroñera).

En el resto de Extremadura, incluyendo la mayor parte del sur y el este de Cáceres o la provincia de Badajoz, las hablas tradicionales son formas de castellano que comparten con el altoextremeño sobre todo los rasgos meridionales (además de algún otro, como el diminutivo en -ino o algunos aspectos léxicos).

 

Rasgos típicos en hablas asturleonesas

Cierre general de las vocales átonas postónicas -o y -e en -u e -i respectivamente: libru, grandi. Se exceptúan en muchas variedades las palabras utilizadas como interjecciones y los vocativos. El cierre postónico provoca que los pronombres átonos posean dobletes cerrados y abiertos según estén en posición proclítica o enclítica: se dice te miru, pero miralti (mirarte).

Cierre de -o- tónica en restos lexicalizados en algunas aldeas de la Sierra de Gata y otras zonas del extremo más al norte: cumu (como), puçu (pozo, en Villamiel).

Restos lexicalizados de la -F inicial latina: fogal (hogar), fala (habla), fechal (cerrar)…

Aspiración general de -F inicial latina: h.ierru (hierro), h.umu (humo), h.uerti (fuerte), h.azel (hacer)…

Diptongación frecuente, como sucede con la palabra carueçu (carozo).

Palatalización de la -n en lexicalizaciones (más usuales en variedades noroccidentales): ñubi (nube), ñeblina (neblina), ñuca (nuca), ñuera (nuera), ñíu (nío = nido), ñogal,…

Conservación de la antigua -i latina: redi (red), h.oci (hoz), h.azi (haz), tosi, peci, sedi, …

Formas occidentales curiosas en grupos latinos -cl-, -pl-, -fl- para algunas formas: achegal, chama, chamá,

Formas de perfecto fuerte de la tercera persona del plural análogas con la tercera del singular: h.izun (hicieron), truh.un (trajeron, por analogía con truh.u, trajo), … En cambio no se da esta analogía con los perfectos «débiles» (los regulares y algunos irregulares monosílabos, es decir, los de acentos agudos en la terminación de la tercera del singular): carçarun o calçarun; al igual que h.uerun, bebierun, etc.

Mantenimiento de antiguas aspiraciones: heneru (enero), giernu, gelar (helar), …

Epéntesis de -i- en algunas palabras: unturia, quiziás, grancia, urnia, matancia, atah.arria, alabancia, h.olgazián…

Tendencia a la pérdida de las consonantes sonoras derivadas de las sordas latinas: mieu (miedo), tou (todo), fuèu (fuego), lau (lado), Estremaúra (Extremadura),…

Algunas conservaciones del grupo -mb- latino: lambel (lamer),…

En grupo consonántico motivado por pérdida de vocal latina, a veces la primera consonante se hace -l: h.ulgal (juzgar, del lat. iudicare), …

Cambio del grupo -rl- a -lr- (metátesis): mielru (mirlo), palral (hablar, de parabolare a través del paso intermedio «parlar»), chalra, bulra, pelra, cholritu,…

Formas verbales del grupo -zc- en -z-: conoçu, agraeçu, paeça, creça, reuza,…

Formas de imperativo plural en -ái, -éi e : coméi (comed), passái y sentaivus (pasad y sentaos).

 

La l > r en ciertos grupos consonánticos en algunas de las variedades más noroccidentales: pruma, frol (flor), craru (claro), puebru (pueblo), aunque este rasgo es uno de los que más rápidamente se pierden… En otras variedades, se dan lexicalizaciones, como pranta, praça, branco (en la variedad chinata), pranta, frauta, lo cual indica que este rasgo probablemente debió de estar más extendido en el pasado.

También la r>l, especialmente en el grupo -pra-, que se transforma en -pla- en algunas palabras: plau (prado), plaera (pradera), templanu (temprano).

Contracción de en + artículo: nel, ena, enus, enas/enes.

Uso de formas verbales apocopadas para la tercera persona singular del presente, especialmente en el habla de Garrovillas, o en la de Cilleros y Villamiel (entre otras): pon (pone), sal (sale), h.a (hace).

Terminación general y diminutivo –inu/ina (versión acorde a la fonética leonesa oriental del diminutivo –ín del asturleonés central u occidental, cuyo plural de hecho es en-inos o –inus en estas hablas): librinu, casina, gatinu. Sin embargo, el diminutivo más usual en –inu no sustituye de forma sistemática a los diminutivos análogos a los habituales del castellano en –itu o -illu, sino que tiene connotaciones diferentes a las de estos últimos. El diminutivo en –itu suele usarse especialmente cuando el diminutivo más que atenuar el sentido del elemento al que está sufijado lo refuerza o enfatiza, especialmente con ciertos gerundios: vengu suanditu (vengo sudando a chorro), vienis pinganditu, agora mesmitu (ahora mismo), igualicitu (igualito), se lo h.incó tuitu… etc. En todas esas expresiones un hablante nativo no juzgaría natural el uso del sufijo –inu (vengu suandinu*…etc) o se produciría un ligero cambio de matiz o sentido con él. La diferencia es notoria cuando el diminutivo se aplica a participios: está cansaínu frente a está cansaítu. Además, el uso de diminutivos en general (especialmente en -inu) es mucho más frecuente que en castellano, tanto en altoextremeño como en extremeño bajo y medio (en este caso el sufijo diminutivo obviamente ya es -ino).

 

Rasgos propios extremeños

 

Terminación generalizada de -r final etimológica en -l, como en algunas hablas del andaluz oriental: rompel, trael, ardol, abriol,… Sin embargo, existen algunas cuantas zonas (Villamiel, y parte de las Hurdes) donde esa -r se omite como en bajoextremeño: rompé, traé, ardó, abrió,…

Al igual que en las hablas andaluzas, se da una neutralización de los fonemas -r- y -l- en posición trabante de sílaba, tendiendo según las variedades ya a la generalización de la solución -r-, ya a la de -l- (como a veces en andaluz oriental), ya a una combinación de ambas según sea el sonido posterior: «almariu» (armario), «artu» (alto). En algunas variantes donde la neutralización tiende a -r- el artículo «el» puede adoptar la forma «er» como en bajoextremeño o muchas variantes andaluzas (así es el caso de Montehermoso o algunas aldeas serragatinas).

Uso de algunos «genitivos partitivos», concretamente en expresiones como «unus cuantus de», «unus pocus de añus».

Conservación de las antiguas consonantes sonoras -s- y -z- diferenciadas de sus respectivas versiones sordas -ss- y -ç-, como en el portugués o el catalán. Esta conservación se ha mantenido tradicionalmente de forma sistemática y con perfecta correspondencia etimológica en Serradilla y en una curiosa versión «ceceante» en el ya casi o prácticamente extinto dialecto chinato de Malpartida de Plasencia. Pero en muchas localidades repartidas por todo el territorio alto-extremeño (desde Madroñera a El Rebollar) se dan lexicalizaciones que pueden llegar a ser en algunos casos muy abundantes (especialmente en Garrovillas, Montehermoso y en la Sierra de Gata), llegando casi a la sistematicidad del rasgo, por lo que lo más probable es que en un pasado no muy lejano este rasgo estuviera generalizado por la zona. Ejemplos recogidos incluso fuera de Malpartida y Serradilla (caso de Montehermoso): ca^sa, vizinu, cozina (pronunciada aproximadamente «codina»), h.azel (hacer, escrito «jadel» en la ortografía tradicional), izil (decir), azeiti (aceite), aceituna o azituna, azéu («acedo» o agrio), azul (pronunciado «adul», en Garrovillas), co^sa, meiro^su…etc. En el antiguo dialecto chinato, que se caracterizaba por un particular «ceceo» convirtiendo las sibilantes en interdentales, «casa» y «cosa» se pronunciarían aproximadamente «cada» y «coda» («caza» y «coza» en la ortografía que usamos habitualmente para el extremeño), mientras que «passal» (pasar) se pronunciaría «paçal», como si tuviese una zeta castellana.

Aparecen ciertos cambios característicos de género gramatical respecto del castellano para algunos sustantivos, como «la azeiti».

Uso de la preposición «a» con el sentido de «en» con los verbos «estal» y «andal» indicando localización temporal: «Estuvun a Caçris», «andan al corral».

Empleo del «gerundio locativo», formado por el infinitivo precedido por la preposición a:-¿Lu óndi está él? -Está a frital unus güevus ena cozina.

Terminación plural -us, -is (en vez de –os y –es, como es general en asturianu): carrus, cancionis, perrus, alreoris,…

Cambio del grupo -dr- a -ir- en el interior de palabra: mairi (madre), pairi (padre), … Muy común en Montehermoso.

Aspiración del fonema antiguo /x/ (como en las formas meridionales de castellano) por influencia de la aspiración de la F- inicial latina: cah.a, pah.a, roh.u,…

Aspiración de la -s en posición final o implosiva o apertura de vocal que la precede (como en las formas meridionales de castellano), presencia de hasta 10 vocales en posición final (y no sólo ocho, por la apertura de las vocales finales -u-, -i-, que no puede darse en castellano). De esta manera se pronunciaría la -s- de dos, pies, pastu, mesmu, librus, vienis… etc.

En ciertas variedades se dan ejemplos lexicalizados del fenómeno de aspiración de la -s- intervocálica, conocido para las hablas andaluzas como heheo (que se da también por ejemplo en cántabro): vuh.otrus (vosotros, al lado de vusotrus), peh.eta (peseta), e incluso h.i o h.ei (sí). También lo hemos aprciado en Montehermoso.

Ensordecimiento y fricativización de ciertas consonantes sonoras tras aspiración, como en algunas hablas manchegas o murcianas: rah.u (rasgo), refalal (resbalar). También en fonética sintáctica: lah f’otah (las botas). Este rasgo no suele reflejarse en la ortografía.

Uso de gerundios derivados del tema de perfecto, como en cántabro o alguna que otra variedad del dominio castellano: pusiendu (poniendo), tuviendu (teniendo),…

Construcción de participios que habitualmente toman formas irregulares siguiendo el paradigma regular de forma analógica, alternando formas regulares e irregulares, como en algunas hablas andaluzas (aunque con mayor vitalidad y extensión que en éstas). H.echu alterna con h.azíu, y aBiertu con aBríu.

En algunas variedades, regularización analógica (en diversos grados, no siempre sistemática) de los tiempos formados a partir del tema de perfecto, alternando con las formas irregulares, especialmente en el subjuntivo: poniessi (por «pusiessi»), o incluso alguna vez habió (por «hubu»). Curiosamente este rasgo es compatible con el uso ya mencionado de los gerundios derivados del tema de perfecto.

Pérdida frecuente de la -d- intervocálica: cuaderno = cuaerno.

Conversión de la –b- en –g-: agüelu.

Uso de formas de primera persona del plural en algunas variedades del estilo: nuh.otrus palremus (en vez de ‘nusotrus palramus’, «nosotros hablamos»), cantemus, …

Contracción de la terminación -iera y similares en -iá y terminaciones análogas en algunas formas y palabras en el habla no enfática, como en algunas hablas andaluzas o murcianas: siquiá (por «siquiera»), tuviá (por «tuviera»), quisián (por «quisieran»),…

Al igual que en hablas meridionales como las andaluzas o murcianas, aparece alguna vez el uso en el pretérito imperfecto de subjuntivo de formas coincidentes con las del verbo sel en vez de las del verbo habel o tenel: Si h.uessin cantáu (si hubiesen cantado).

Uso ocasional del verbo tenel en lugar de habel para los tiempos compuestos sin concordancia del participio con el objeto: Le tenía h.echu una h.ienda ena punta.

Utilización de las formas pronominales reduplicadas ellus y ellus, muh.otrus y muh.otrus y vuh.otrus y vuh.otrus con sentido recíproco: Estaban palrandu ellus y ellus (estaban hablando entre ellos, estaban hablando unos con otros).

Formas en -uigu, -uiga para muchos verbos de infinitivo acabado en -uil, aunque la terminación -uil aparezca por pérdida de d intervocálica. Costruigu (construyo, de costruil), sacuiga (sacuda, de sacuil),…

Uso de la forma arcaica imus (o dimus) para decir «vamos».

Formación abundante de sustantivos derivados de verbos indicando acción o estado mediante los sufijos –aeru e -ieru: aburrieru, acabaeru, acarreaeru, ah.inaeru

Uso muy abundante y versátil de formas presentativas a las que se le pueden añadir pronombres enclíticos al final, después de lo que procede etimológicamente de adverbios de lugar: Velequí (o Velaquí) el hombri (he aquí el hombre), veleíilu o velahílu (helo allí, allí está), velequila o velaquila (hela aquí, aquí está).

Empleo abundante del adverbio de lugar pahí (ahí, por ahí) como una partícula de indeterminación (como también se hace por ejemplo en las hablas salmantinas): -¿Lo qué guardas en essi borsinu? -En él guardu cosas pahí (cualquier tipo de cosas).

Aspiración de la –s y –d final (lo que nos diferencia de los castellanos): Tomáh, pareh…

Conversión del final –ido por –íu: Garríu, comíu…

Y de la –ll por –y: Miyán, poyu, cayi…

Alteración de algunos pretéritos indefinidos en formas muy irregulares: como jidi, o jici, por hice.

Empleo de la conjunción disyuntiva –ora– como partícula exclamativa e, incluso, interrogativa: ¿No sabéih que la Chon ehtá preña?… ¡Ora!…

Uso de ciertos sufijos procedentes del astur-leonés: caso de asín, asina (por así).

O de prefijos innecesarios: como aluegu (por luego).

Y otras muchas que no puedo exponer, porque me extralimito.

Pero no sólo ocurre con el léxico, sino también con el nombre de objetos: por ejemplo, en Galicia y Asturias llaman “camaranchón” al pedrusco que soporta los hórreos, igual que en nuestro pueblo (aunque no haya ese recinto típico de allí, pero sí peñascos).

 

El uso escrito del habla norextremeña

En los primeros años del siglo XX se produjo el primer intento serio de escribir en extremeño, por el famoso poeta José María Gabriel y Galán. Nacido en Salamanca, pero que vivió la mayor parte de su vida en el norte de Cáceres (Guijo de Granadilla, junto al Alagón). Escribió algunas obras en una variante local del extremeño, sin olvidar su castellano.

 

Tabla 2

 

El Embargo (Gabriel y Galán)

 

Señol jues, pasi usté más alanti
y que entrin tos esos,
no le dé a usté ansia
no le dé a usté mieo…

Si venís antiayel a afligila
sos tumbo a la puerta. ¡Pero ya s’ha muerto!

¡Embargal, embargal los avíos,
que aquí no hay dinero:
lo he gastao en comías pa ella
y en boticas que no le sirvieron;
y eso que me quea,
porque no me dio tiempo a vendello,
ya me está sobrando,
ya me está gediendo!

Embargal esi sacho de pico,
y esas jocis clavás en el techo,
y esa segureja
y ese cacho e liendro…

¡Jerramientas, que no quedi una!
¿Ya pa qué las quiero?
Si tuviá que ganalo pa ella,
¡cualisquiá me quitaba a mí eso!
Pero ya no quio vel esi sacho,
ni esas jocis clavás en el techo,
ni esa segureja
ni ese cacho e liendro…

¡Pero a vel, señol jues: cuidaíto
si alguno de ésos
es osao de tocali a esa cama
ondi ella s’ha muerto:
la camita ondi yo la he querío
cuando dambos estábamos güenos;
la camita ondi yo la he cuidiau,
la camita ondi estuvo su cuerpo
cuatro mesis vivo
y una nochi muerto!

¡Señol jues: que nenguno sea osao
de tocali a esa cama ni un pelo,
porque aquí lo jinco
delanti usté mesmo!

Lleváisoslo todu,
todu, menus eso,
que esas mantas tienin
suol de su cuerpo…
¡y me güelin, me güelin a ella
ca ves que las güelo!…

 

 

El Embargu (Montehermoso)

 

Señol jueh, pasi’uhteh máh alanti
y que entrin toh esuh,
no le dé a’uhteh ansia
no le dé a’uhteh mieu…

Si veníh antiayel a’fligilha
soh tumbu’a la puerta. ¡Peru ya s’ha muertu!

¡Embalgal, embalgal loh avíuh,
que’aquí no’hay dineru:
lo’he gahtau’en comíah pa’ella
y en boticah que no le silvierun;
y, esu que me quea,
porqui no me dio tiempu’a vendelhu,
¡ya m’ehtá sobrandu,
ya m’ehtá gediendu!

Embalgal esi sachu de picu,
y esah jocih claváh en’er techu,
y esa segureja
y ese cachu’e liendru…

¡Jerramientah, que no quei’una!
Ya, ¿paqué lah quieru?
Si tuviá que ganalhu pa’ella,
¡cualihquiá me quitaba’a mí esu!
Pero ya no quieu vel esi sachu,
ni’esah jocih claváh en’er techu,
ni’esa segureja
ni’esi cachu’e liendru…

¡Peru’a vel, señol jueh: cuidaítu
si’argunu d’ésuh
eh’osau de tocalhi a’esa cama
ondi’ella s’ha muertu:
la camita ondi yo la’he queríu
cuando dambuh estábamuh güenuh;

la camita ondi yo la’he cuidiau,
la camita ondi’estuvu su cuerpu
cuatru mesih vivu
y’una nochi muertu!

¡Señol jueh: que nengunu sea osau
de tocalhi a’esa cama ni’un pelu,
porque’aquí lo jincu
delanti’uhteh mehmu!

Lleváisuhlu todu,
todu, menuh esu,
qu’esah mantah tienin
suol der su cuerpu…
¡y me güelin, me güelin a’ella
ca veh que lah güelu!…

 

 

Después de eso, los localismos han sido la norma en los intentos de defender el extremeño, hasta el punto de que sólo algunos tratan hoy de revivir la lengua y hacer del noroeste de Extremadura una región bilingüe; mientras que la Junta de Extremadura y la de Castilla y León, así como el resto de instituciones oficiales estatales, consideran que la mejor solución es defender la extensión y enseñanza del castellano normativo en la zona. Esto, unido a los continuos intentos por denominar al medioextremeño y al bajoextremeño como ‘lengua’ –el castúo, término acuñado por el poeta de Guareña, Luis Chamizo– hacen todavía más difícil defender la verdadera lengua y más fácil el rechazo de la administración a la normalización y enseñanza del extremeño. A pesar de las cifras que hablan de cientos de miles de hablantes (200.000 «hablantes activos» según el Ethnologue), posiblemente sólo unos miles de hablantes, casi siempre mayores, todavía conserven los rasgos dialectales astur-leoneses y propios extremeños (excepto algunos comunes con las hablas meridionales, que tienden a conservarse y a gozar de buena salud), muchas veces en medio de diversos grados de castellanización.

 

Bibliografía

 

CUMMINS, John G. (1974): El habla de Coria y sus cercanías, Londres, Thames Books.

Diccionario General de la Lengua Asturiana (DGLA), 2014. Bajo la dirección de Xose Lluis García Arias. Editorial Prensa Asturiana.

GONZÁLVEZ GONZÁLEZ, Pablo et al. (1995): Primera Gramática Ehtremeña, Calzadilla: Ayuntamiento.

de SANDE BUSTAMANTE, María de las Mercedes (1997): El habla de Acehúche, Mérida: Asamblea de Extremadura.

HERREO UCEDA, Miguel (2013): “El nuestro palral”, Aceña, núm. 7. Pescueza (Cáceres)

IGLESIAS OVEJERO, Ángel (1982): El habla del Rebollar, Salamanca.

MONTERO CURIEL, Pilar (1997): El habla de Madroñera, Cáceres, Universidad de Extremadura.

QUIJADA GONZÁLEZ, Domingo: “Los apellidos de Montehermoso y su trasfondo histórico y demográfico”. XXXV Coloquios Históricos de Extremadura, 2006.

QUIJADA GONZÁLEZ, Domingo: “Dos Vírgenes singulares de Montehermoso, la de Valdefuentes y la Inmaculada”. XLIV Coloquios Históricos de Extremadura, 2015.

RAMOS INGELMO, Cándido (1973): Estudio lingüístico del habla de Piornal, Barcelona, Universidad de Barcelona (Facultad de Filosofía y Letras).

REQUEJO VICENTE, José María (1977): El habla de las Hurdes, Salamanca, Universidad.

VIUDAS CAMARASA, Antonio (1976): «El dialecto extremeño». Boletín de la Asociación Europea de Profesores de Español VII, número 15, págs.123-131.

VIUDAS CAMARASA, Antonio (1979): «Estudios sobre el dialecto extremeño», Alminar, II, página 15, Diputación Provincial de Badajoz. (Analiza la bibliografía existente sobre las hablas extremeñas (no sólo altoextremeñas) desde finales del siglo XIX en adelante).

VIUDAS CAMARASA, Antonio (1980): «La estima social del dialecto extremeño», Aguas Vivas, Año I, pág. Colegio de Doctores y Licenciados de Cáceres.

VIUDAS CAMARASA, Antonio (1980): Diccionario extremeño, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Extremadura, Cáceres. Tabla 1

 

 

Nov 192018
 

 Prof. Dr. J. Pastor Villegas

josepastorvillegas@gmail.com

 

  1. INTRODUCCIÓN

Como es bien conocido, Extremadura es una región con unidad de Audiencia Territorial desde 1791, división administrativa biprovincial desde 1833 y otras divisiones.

Menos conocido es que las dos capitales de provincia, Cáceres y Badajoz, pertenecientes a los distritos universitarios de Salamanca y Sevilla, aspiraron a estudios superiores, discontinua e independientemente, en diferentes regímenes políticos de la Edad Contemporánea.

Las aspiraciones universitarias comenzaron a ser realidad en 1968 y 1971, respectivamente; es decir, todavía en la dictadura franquista (1939-1975). Tras la Ley 14/1970, de 4 de agosto, General de Educación y Financiamiento de la Reforma Educativa[1], se decretó crear la Universidad de Extremadura en 1973[2], gran logro porque era la única región española sin universidad.

Antes de la fecha de creación de la Universidad de Extremadura hubo estudios universitarios en Badajoz desde 1968 y en Cáceres desde 1971, dependientes de la Universidad de Sevilla y de la Universidad de Salamanca, respectivamente. Así pues, considero preuniversidad de Extremadura desde 1968 a 1973, es decir, años en que las provincias de Badajoz y Cáceres todavía pertenecían a los distritos universitarios de Sevilla y Salamanca, respectivamente.

En sus diez primeros años, la Universidad de Extremadura, se desarrolló dividida en los semidistritos universitarios de Badajoz y Cáceres, en tres etapas: últimos años de la dictadura franquista (1973-1975) y los subsiguientes años de la transición democrática[3]: transición institucional (1976-1978) y transición a la consolidación democrática (1978-1982). El año 1975 corresponde a la muerte de Francisco Franco Bahamonde y a la proclamación de Juan Carlos de Borbón y Borbón como rey, el año 1978 a la aprobación en referéndum de la Constitución Española y el año 1982 a las elecciones generales tras las que se inició mayor estabilidad democrática que en los anteriores.

La motivación principal para redactar esta aportación a los XLVII Coloquios Históricos de Extremadura, dedicados al VIII Centenario de la fundación de la Universidad de Salamanca, es haber realizado mis primeros estudios académicos en Cáceres, dependiente de la universidad salmantina, y el hecho de aprobar el curso preuniversitario en la Universidad de Sevilla y haber sido alumno de la primera promoción (1968-1973) de la Facultad de Ciencias de Badajoz, dependiente de la universidad sevillana, en la que obtuve la Licenciatura en Ciencias Químicas. Además, mi vinculación con la Universidad de Extremadura, en la que obtuve el Doctorado en Ciencias (Sección de Químicas) y haber sido Profesor Agregado Numerario de Física y Química y Catedrático de Escuelas Universitarias (Área de Química Inorgánica).

A mi motivación académica, añado la consideración de que la Universidad de Extremadura no surgió por generación espontánea en 1973 y que ni sus antecedentes, origen y desarrollo es insuficientemente conocido, al menos hasta la entrada en vigor de la Ley Orgánica 11/1983, de 25 agosto, de Reforma Universitaria[4]. Tan es así que estando casi finalizado el presente trabajo leo en un artículo de opinión reciente[5] los interrogantes: ¿Conoce la sociedad extremeña en profundidad la Universidad de Extremadura?¿Cómo se financia?, etcétera.

Las fuentes consultadas en la redacción del presente trabajo han sido del archivo-biblioteca del autor y de otros archivos y bibliotecas, algunas muy poco conocidas.

 

  1. ANTECEDENTES REMOTOS DE LA UNIVERSIDAD DE EXTREMADURA E INICIO DE LA POLÉMICA PREUNIVERSITARIA

Los antecedentes remotos de la Universidad de Extremadura son anteriores a 1968, año inaugural de la Facultad de Ciencias de Badajoz (Universidad de Sevilla).

En opinión del autor[6], como antecedente universitario más remoto en Extremadura se puede considerar la docencia e investigación en los Reales Hospitales de la Puebla y Villa de Guadalupe durante la Orden Jerónima (1389-1835); hubo cuatro hospitales importantes (Hospital de San Juan Bautista, Hospital de Mujeres, Hospital Monástico y Hospital de la Pasión) dependientes casi exclusivamente del Real Monasterio de Nuestra Señora Santa María de Guadalupe, y una botica monacal importante en el propio monasterio, en la que se pudo aprender la profesión de boticario. No obstante, no se otorgaron títulos profesionales.

El primer centro universitario extremeño fue establecido en el Seminario Conciliar de San Atón de Badajoz en la última década del siglo XVIII, cuyo origen es 1664. Por Real Cédula del rey Carlos IV y Provisión del Supremo Consejo de Castilla, dada en Madrid el 17 de agosto de 1793, se establecieron cuatro cátedras: Artes, Teología, Leyes y Cánones; la actividad docente comenzó el 18 de octubre de 1793. Dicho centro universitario fue anterior al Instituto de Secundaria de Badajoz, establecido por el Plan Pidal e inaugurado el 15 de noviembre de 1845 en dicho seminario; con posterioridad a esta fecha, fue un centro eclesiástico para la formación de eclesiásticos[7].

La villa de Cáceres, capital de la Alta Extremadura, perteneciente al distrito universitario de Salamanca, y geográficamente más centrada en Extremadura que la capital de Badajoz, consiguió dos universidades en el siglo XIX con menor duración cada una de ellas que el centro universitario de Badajoz mencionado. En primer lugar, consiguió la Universidad Literaria de Cáceres en el reinado de Isabel II por Decreto de la Junta Superior Gubernativa de la Provincia de Cáceres de 10 de octubre de 1840[8], cuya exposición de motivos es muy interesante. La segunda universidad conseguida fue la Universidad Libre de Cáceres en el Sexenio Democrático, consecuencia del Decreto de 14 de enero de 1869[9]. Esta universidad, que llegó tener Facultades de Jurisprudencia, Filosofía y Letras y de Ciencias, fue acordada por la Diputación Provincial en la sesión de 8 de septiembre de ese año, e inaugurada el 3 de octubre. El discurso inaugural lo pronunció Felipe Calzado Pedrilla, su primer Rector, en el Paraninfo del Instituto de Segunda Enseñanza, instalado en lo que fue sacristía de la iglesia de los jesuitas[10], quien comenzó justificando la necesidad de la Universidad[11].

Ambas universidades de Cáceres tuvieron vida efímera. La primera, surgida tras la creación del Instituto de Segunda Enseñanza de Cáceres el año anterior, fue convertida al año siguiente, al mismo tiempo que la de Murcia, en instituto de segunda enseñanza (que nunca había dejado de funcionar) por razones de peso. La segunda, dependiente de las subvenciones que debían proporcionales las debilitadas corporaciones locales, no pudo terminar el segundo curso de funcionamiento; la Diputación Provincial de Cáceres decidió el cierre[12].

Así pues, hay antecedentes universitarios remotos en Badajoz y Cáceres al final de la Ilustración Española y al principio del Sexenio Democrático, respectivamente. No obstante, no hubo continuidad de las universidades provinciales extremeñas de los siglos XVIII y XIX.

En el siglo XX, antes de la Guerra Civil Española, hubo algunos intentos de creación de universidad o universidades, pero no cristalizaron; los hubo cada vez más significativos en Badajoz y Cáceres en la segunda mitad del siglo XX.

Un antecedente universitario remoto en Badajoz en la década de 1950 fue el Colegio Extremeño de Estudios Universitarios, promovido por la Asociación Católica Nacional de Propagandistas, cuyos profesores eran funcionarios y profesionales liberales de la capital pacense. Otro es la petición en 1951 de la Asociación de Antiguos Alumnos del Colegio de San José, que en Villafranca de Barros regentaba la Orden Jesuita, de fundar una universidad en Extremadura, que debería ser acogida por todos los extremeños y apoyada con todo entusiasmo por tres razones: los estudiantes extremeños son numerosos, Extremadura era la única región española sin universidad y la consideración de que la solución de la problemática extremeña había de empezar por la formación integral de los propios extremeños[13].

Un antecedente universitario remoto fue también el acuerdo de la Diputación Provincial de Cáceres de 11 de octubre de 1961 de solicitar la creación de una Facultad de Farmacia, dependiente del distrito universitario de Salamanca, con motivo de la moción presentada por el vicepresidente Simón Rodas Serrano[14], quien argumentó que las cuatro Facultades de Farmacia de entonces estaban en Madrid, Granada, Santiago de Compostela y Barcelona, a 301, 514, 640 y 926 km de Cáceres, respectivamente; que la flora de la provincia de Cáceres era muy importante y que podría tener alumnos de Salamanca, Ávila, Toledo y Badajoz, distantes 214, 234, 269 y 90 km, respectivamente. En mi opinión, las razones eran objetivas para reivindicar con continuidad la concesión de dicha facultad, la cual después se concedió a la Universidad de Salamanca.

Otro ejemplo es la reivindicación de una Escuela de Peritos Agrícolas por la Diputación y el Ayuntamiento de Cáceres tras ser aprobado el Primer Plan de Desarrollo para el cuatrienio 1964-1967. No se consiguió nada porque el mismo día en que la comisión cacereña visitó al ministro, éste recibió también a una comisión de Badajoz, con la misma pretensión; el Consejo de ministros celebrado el 6 de diciembre decidió que el centro solicitado se ubicara en la ciudad de Lugo. Más detalles aporta Lope Hernández en un interesante artículo periodístico[15].

A estos ejemplos se pueden sumar otros que demuestran la torpeza de cada provincia en sus gestiones tendentes a la consecución de centros universitarios dependientes de una de las universidades más próximas o a la consecución de una universidad con sede en la capital de la provincia solicitante. Un editorial de 1967[16] ilustra bien la polémica preuniversitaria; finaliza así:

 

“Por lo que a Badajoz respecta, estamos bien seguros de que su población comprende y comparte los afanes culturales y docentes de la otra provincia extremeña. Y así, se alegró en el alma de su éxito cuando alcanzó a tener la Universidad Laboral que tan señalado beneficio y atención estatal significa. Y estamos totalmente seguros de esa correspondencia de la población hermana para nuestros sueños universitarios, que, en realidad tienen nuestra vida actual, suponen en acto de justicia que por multiplicadas y excepcionales razones se nos dice y llevan por delante todo el anticipado quehacer y los firmes pasos que ya hemos dado. Ahora bien, si queremos que llegue a crearse una Universidad de Extremadura, es necesario que no surja división obstaculizadora entre las dos provincias que integran la región, sino que se aúne el esfuerzo a favor de la que lleve recorrido más terreno. Y creemos sinceramente que lo lleva Badajoz”.

Señalo también que no hubo comunicación o acuerdo alguno reivindicando una necesaria universidad en Extremadura en los Congresos de Estudios Extremeños celebrados en diferentes poblaciones extremeñas en las décadas de los 50 y 60 del siglo pasado.

 

 

  1. ANTECEDENTES PRÓXIMOS DE LA UNIVERSIDAD DE EXTREMADURA Y CONTINUACIÓN DE LA POLÉMICA PREUNIVERSITARIA

El primer antecedente próximo de la Universidad de Extremadura fue la Facultad de Ciencias de Badajoz, dependiente de la Universidad de Sevilla. Siguieron como antecedentes próximos el Colegio Universitario de Cáceres, dependiente de la Universidad de Salamanca, y la pretensión de la Universidad de Extremadura Hispanoamericana.

 

3.1. Facultad de Ciencias de Badajoz, dependiente de la Universidad de Sevilla

El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, el pacense Adolfo Díaz-Ambrona, comunicó al Gobierno civil de Badajoz y al director del periódico HOY, que era entonces Gregorio Herminio Pinilla Yubero, sendos telegramas comunicando el día 22 de mayo de 1968 que el Consejo de ministros había autorizado la creación en Badajoz de una Facultad universitaria[17]. El texto literal del telegrama publicado fue:

 

“Decreto ley aprobado hoy Consejo de ministros autoriza creación Badajoz una Facultad Universitaria atendiendo legítimas aspiraciones Región Extremeña. Díaz Ambrona”.

 

Este telegrama fue contestado por mencionado director con este otro al ministro:

 

“Agradecidísimo noticia creación Facultad Universitaria Badajoz, preludio futura Universidad, por la que tanto luchó HOY en los treinta y cinco años de su existencia. Recibe sincera felicitación como extremeño y gratitud como miembro Gobierno que la ha concedido y por tus gestiones personales en la consecución. Abrazos, Pinilla, director de HOY”.

 

El Decreto-Ley 5/1968, de 6 de junio, autorizó el establecimiento de una Facultad universitaria en Santander, en San Sebastián y en Badajoz[18]. No se precisaba qué Facultad se concedía, disponiéndose en el mes de julio siguiente el establecimiento de las Facultades de Ciencias en Santander y Badajoz y de Derecho en San Sebastián, dependientes de sus respectivos distritos universitarios[19]. En octubre siguiente se publicó el nombramiento de Decano-Comisario de la Facultad de Ciencias de Badajoz a José María Viguera Lobo, que era entonces Catedrático de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Valencia[20].

La Facultad de Ciencias de Badajoz y el curso académico 1968-1969 fueron declarados inaugurados por José Luis Villar Palasí, Ministro de Educación y Ciencia, el 5 de noviembre de 1973. Los discursos académicos pronunciados por el Ministro y el Decano en el acto inaugural están recogidos en la publicación oficial 15 años de la Universidad de Extremadura[21]. El Ministro recibió la Medalla de oro de la Diputación Provincial de Badajoz y la Medalla de oro del Ayuntamiento de la capital pacense, quien, según un editorial, sobradamente merecía las distinciones por haber sabido hacer justicia y era principio de la futura Universidad Extremeña[22]. Por Orden de 23 de junio de 1970 se creó la Sección de Químicas y se aprobó su Plan de Estudios[23].

La Facultad pacense comenzó impartiendo la Licenciatura en Ciencias Químicas y primer curso de Escuelas Técnicas Superiores en una parte del Colegio de Salesianos “Ramón Izquierdo”, en donde siguió hasta ser inaugurado el Campus de Badajoz, cuya construcción se activó en terrenos cedidos por la Diputación provincial y el Ayuntamiento de Badajoz al Estado en 1972. Los terrenos cedidos fueron 397 841 metros cuadrados que formaban parte de la finca Rincón de la Paloma, a la derecha de la carretera Madrid-Lisboa[24].

En el curso académico 1972-1973 se impartió el quinto curso. En ese curso académico, obtuvimos la Licenciatura en Ciencias (Sección Químicas) los primeros licenciados universitarios de Extremadura. En la orla, expuesta en la Facultad de Ciencias de Badajoz, de izquierda a derecha figuran algunos de nuestros profesores: los doctores don Benito Mahedero Balsera, don Juan Remón Camacho, el ya mencionado Decano don José María Viguera Lobo, don Santiago Vicente Pérez y don Antón Civit Breu.

Se han cumplido cincuenta años de la creación de la Facultad de Ciencias de Badajoz, dependiente de la Universidad de Sevilla. El autor de este trabajo era entonces Maestro de Enseñanza Primaria por la Escuela de Magisterio de Cáceres, con plaza ganada en el Cuerpo del Magisterio Nacional, y aspiraba a obtener una licenciatura universitaria en ciencias experimentales o en ingeniería en la década de los 60. Creada la Facultad de Ciencias de Badajoz, trabajé en la docencia particular por la mañana para financiarme los estudios universitarios, y viajé casi a diario por la tarde para obtener la Licenciatura en Ciencias (Sección de Químicas) en 1973, es decir, formé parte de la primera promoción (1968-1973); fui el primer cacereño que obtuvo un título universitario en Extremadura.

3.2. Colegio Universitario de Cáceres, dependiente de la Universidad de Salamanca

La concesión a Badajoz de la Facultad de Ciencias causó decepción en la provincia de Cáceres. Germán Sellers de Paz[25] escribió hace cincuenta años un artículo de opinión en el manifestó que la falta de coordinación y de política de continuidad fueron los motivos de que Cáceres no consiguiera alguna Facultad en la reestructuración universitaria del ministro José Luis Villar Palasí, finalizando así:

 

“Aparte de nuestra decepción como cacereños, que no debemos olvidar e incluso exteriorizarla cada vez que sea necesario; estimamos que debemos ponernos de nuevo en marcha.

No haríamos justicia si silenciásemos el interés puesto desde su llegada a la provincia por el gobernador civil, señor Trillo-Figueroa, en la creación de Centros Universitarios para Cáceres e incluso en la creación de la Universidad de Extremadura, “sin rivalidad aldeana en cuanto a su capitalidad”. Ello nos hace pensar que aún puede ganarse tiempo perdido.

Pero no olvidemos se trata de una empresa importante y seria, en la que debemos poner nuestros esfuerzos todos a una.

¡Ah! Y si vamos a trabajar, dejemos en este mismo momento el pesimismo que nos frene; pero, ¡cuidado con el optimismo!, no se nos vaya la fuerza en salvas”.

En mi opinión, tras la consecución de la Facultad de Ciencias por Badajoz, la Diputación y el Ayuntamiento de Cáceres, espoleados por la decepción, comenzaron a trabajar mejor. Hasta entonces, 1968, en las peticiones de creación de centros universitarios para Cáceres se seguía un método ineficaz[26].

El cambio de método de trabajo, constituyéndose una Comisión Gestora presidida por Valentín Gutiérrez Durán (gobernador Civil de Cáceres) y una Comisión Ejecutiva surtió efecto y se llegó a la consecución del Colegio Universitario de Cáceres, dirigido por el Prof. Dr. Ricardo Senabre Sempere, dependiente de la Universidad de Salamanca. Su sede, inaugurada el 16 de octubre de 1971, fue el edificio de la Fundación Valhondo Calaff; hubo reunión del Patronato del Colegio con las autoridades académicas y otros actos en el Instituto de Bachillerato el Brocense. Se inauguró el curso general de toda la Universidad de Salamanca por su rector magnífico Felipe Lucena Conde[27]; fue un día histórico para Cáceres, como lo fue para Badajoz la inauguración de la Facultad de Ciencias casi tres años antes.

El Director del Colegio Universitario de Cáceres repasó lo conseguido tras tres años de funcionamiento[28]; afirmó que fue un logro de la provincia que lo promocionó y que lo costeaba. Y, entendiendo que el centro universitario no solo debía proporcionar enseñanzas en las aulas, apoyó en la medida de sus posibilidades las iniciativas de la sociedad circundante.

Sin duda, el Colegio Universitario de Cáceres equilibró las aspiraciones de Cáceres en la preuniversidad de Extremadura. Años más tarde, el Prof. Dr. Ricardo Senabre Sempere se despidió del cargo de Decano de la Facultad de Filosofía y Letras en 1983 con una lección magistral[29]; señaló:

 

“No hay una gestión eficaz al frente de cualquier organismo público, si no está cimentada en la ética. Todo lo demás se puede aprender, pero la moral es algo que si no se tiene no se alcanza jamás”.

 

Sin duda, al pronunciar estas palabras tuvo en cuenta los tiempos difíciles de su gestión. Con el compartí, tolerancia cero en una incipiente corrupción en la Universidad de Extremadura que más adelante se menciona.

En la inauguración del curso académico 1971-1972, se le concedió la insignia de oro de la Diputación Provincial de Cáceres. Años después, siendo catedrático de la Universidad de Salamanca, fue distinguido con la concesión de la Medalla de Extremadura en 1986[30] y con la Distinción de Hijo Adoptivo de Cáceres en 1997[31].

 

3.3. Universidad Hispanoamericana de Extremadura

El tercer antecedente próximo de la Universidad de Extremadura fue la Universidad Hispanoamericana de Extremadura, objetivo del III Plan de Desarrollo Económico y Social para 1972-1975[32]. Así consta en el resumen general de los objetivos universitarios previstos:

 

“Crear seis nuevas Universidades en Córdoba, Málaga, Santander, Universidad Hispanoamericana de Extremadura, Nueva Universidad de Madrid y Universidad Nacional de Educación Libre a Distancia y preparar el número de puestos necesarios para cubrir el doble objetivo de la extensión del sistema y de la descongestión de centros”.

 

Obviamente, la noticia tuvo un gran impacto social en Extremadura (agradecimientos, manifestaciones de júbilo, ofrecimiento de terrenos, etcétera) porque era la única región española sin universidad y el objetivo universitario llevaba el nombre de la región y el apellido hispanoamericano. El nombre y apellido eran evocadores de unión regional en el futuro y de reforzamiento también de la vinculación de Extremadura con Hispanoamérica. En general, los periódicos extremeños de la época coincidían en señalar el agradecimiento al régimen político mediante manifestaciones, editoriales y artículos de opinión.

En el IV Congreso de Estudios Extremeños celebrado en Mérida en 1972, hubo una propuesta interesante de Fernando Bravo y Bravo sobre la cuestión de dónde situar la Universidad en Extremadura, en la que refleja la situación administrativa de Extremadura[33]:

 

“Extremadura es una región natural que vive bajo el estigma de la división, pues si en el aspecto administrativo la vemos escindida en dos provincias, en el orden religioso una zona depende del arzobispado de Sevilla y otra zona del Arzobispado de Toledo, en el ámbito militar la Alta Extremadura se inscribe en la Capitanía General de Madrid y la Baja Extremadura lo hace en la Capitanía General de Sevilla. Como por casualidad se conserva la unidad en el Distrito Minero y en la Audiencia Territorial.

Hasta hace poco Extremadura era la única región de España que no poseía Universidad; pero las constantes gestiones y el incesante laborar de ambas provincias han logrado que en el próximo PLAN DE DESARROLLO se incluya la realización de la Universidad Hispanoamericana.

Pero…Pero su residenciación o localización es objeto de división, pues se adscriben diversas Facultades a varias ciudades, con perjuicio de la unidad, y a pesar de haber un núcleo de población que por su importancia actual, por su resonante prestigio histórico, por su inmejorable emplazamiento geográfico y por la facilidad de sus comunicaciones (estoy citando a MÉRIDA) está naturalmente clamando, de manera patente e incontrovertible, para ser la sede de la Universidad extremeña, y, por ello, propongo que el Congreso acoja esta propuesta, y lo haga saber así a los Gobiernos civiles y Diputaciones provinciales de Badajoz y de Cáceres, y al Ministerio de Educación y Ciencia”.

 

La revista Alcántara, editada por los Servicios Culturales de la Diputación Provincial de Cáceres, destacó que las profundas discrepancias sobre la ubicación de los centros universitarios estaban retrasando su puesta en marcha. Su posicionamiento en 1972 fue el de una Universidad compartida[34].

Concerniente al asunto Universidad, Enrique Sánchez de León Pérez[35], político pacense, recordó que tras la aprobación del III Plan de Desarrollo Económico y Social hubo:

Intereses de los rectores de las universidades de Salamanca y Sevilla para que no se creara un nuevo distrito universitario en Extremadura.

Discrepancias entre las dos provincias extremeñas sobre la localización de la futura universidad extremeña.

Posible creación de facultades aisladas en vez de distrito propio.

Inhibición de las autoridades del Ministerio de Educación y Ciencia, llegando a decidirse en pleno mes de agosto de 1972 que todas la universidades empezaran en el curso siguiente, menos la Hispanoamericana de Extremadura.

Apropiación de los gobernadores civiles de ambas provincias del asunto.

Asimismo, afirmó que dirigió una dura carta al titular ministerial, exponiéndole la necesidad de una sola Universidad donde dijese la Dirección General de Universidades, oídas todas las opiniones. Y todo ello para evitar que la futura universidad naciera dividida.

Así pues, antes de la creación de la Universidad de Extremadura continuó la polémica universitaria principalmente por el fuerte provincianismo regional secular. La posición de Badajoz era universidad única, no compartida, con Rectorado en la capital pacense. En cambio, la posición de Cáceres era la de universidad compartida.

Añado al finalizar este epígrafe que no hay que confundir la Universidad Hispanoamericana, que no llegó a establecerse, con la Universidad Laboral Hispanoamericana de Cáceres, cuyos antecedentes son de principios de la década de 1950[36] e inauguración el 4 de noviembre de 1967[37].

 

  1. ORIGEN Y DESARROLLO DE LA UNIVERSIDAD DE EXTREMADURA EN SEMIDISTRITOS UNIVERSITARIOS

La Universidad Hispanoamericana de Extremadura no se creó, pero ¡Extremadura tiene universidad desde el día 11 de mayo de 1973! En los epígrafes que siguen se trata de su creación y de su desarrollo hasta 1983, que fue también polémico.

 

4.1. Decreto de creación

Siendo ministro de Educación y Ciencia José Luis Villar Palasí, la Universidad de Extremadura fue creada por el ya referenciado Decreto 991/1973, disponiéndose:

 

“Artículo primero.—Se crea la Universidad de Extremadura, cuyo distrito estará constituido por las provincias de Cáceres y Badajoz.

Artículo segundo.—En la Universidad de Extremadura se integran la Facultad de Ciencias de Badajoz, las Escuelas Universitarias del Profesorado de Educación General Básica de Cáceres y Badajoz, y la Escuela de Ingeniería Técnica Agrícola de Badajoz y se adscribe el Colegio Universitario de Cáceres.

Artículo tercero.—Se autoriza al Ministerio de Educación y Ciencia para situar en Badajoz las Facultades científicas, médicas y demás afines y en Cáceres las humanísticas y jurídicas.

Artículo cuarto.—La Universidad de Extremadura estará regida por un Rector, auxiliado por dos Vicerrectores, con residencia estos últimos en Badajoz y Cáceres, respectivamente. Asimismo, la Universidad dispondrá también de dos Secretarias Generales, situadas cada una de ellas en las capitales de provincia señaladas.

Artículo quinito.—Uno. Hasta tanto no sean designados con las formalidades establecidas en la legislación vigente los órganos de gobierno de la Universidad, se crea una Comisión Gestora, que se encargará de las funciones docentes y administrativas precisas para su puesta en marcha y organización.

Dos. El Presidente, que habrá de ser Catedrático numerario de Universidad, será nombrado por el Ministro de Educación y Ciencia, quien designará además, a propuesta de aquél, los miembros que hayan de integrarla.

Artículo sexto.—Quedan autorizados los Ministros de Educación y Ciencia y Hacienda para dictar las disposiciones precisas para la aplicación de este Decreto.

Artículo séptimo.–El presente Decreto entrará en vigor al siguiente día de su publicación en el Boletín Oficial del Estado”.

 

Con este Decreto salomónico e insólito por sus peculiaridades de multicampus y sin fijación de la sede universitaria, innovación sin precedentes en España, indicaba que durante la gestación de la Universidad no habían existido acuerdos interprovinciales. No produjo el mismo entusiasmo en ambas provincias extremeñas, pero finalizó un largo proceso de gestación de estudios universitarios para Extremadura con desacuerdos durante años, con gestiones que dejaron mucho que desear en muchos momentos.

La noticia de la creación de la Universidad de Extremadura fue recogida en las portadas de los periódicos de la región de manera diferente. En Cáceres, se vivió con triunfalismo porque su posicionamiento en la polémica universitaria fue compartir, mientras que Badajoz solicitaba toda la Universidad. Diez años después, el periódico Extremadura recordó detalladamente lo acontecido en la tarde del 13 de abril de 1973 y la mañana siguiente; incluye también la primera fotografía, certificada, tras conocerse la gran noticia, en la que figuran Valentín Gutiérrez Durán, gobernador civil; Felipe Camisón Asensio, presidente de la Diputación Provincial de Cáceres; Alfonso Díaz-Bustamante y Quijano, alcalde de Cáceres; Ricardo Senabre Sempere, director del Colegio Universitario de Cáceres; y quince personas más[38].

 

4.2. Primeros centros universitarios y su influencia inmediata en los semidistritos

Los primeros centros universitarios de la Universidad de Extremadura fueron los que están relacionados en la Tabla 1. Todos ellos mencionados en el decreto de creación de la Universidad de Extremadura. Tales centros tenían categoría universitaria antes de la creación de la Universidad de Extremadura; los centros del Semidistrito de Badajoz estaban adscritos a la Universidad de Sevilla y los del Semidistrito de Cáceres a la Universidad de Salamanca.

En el curso académico 1968-1969 solo había en Extremadura el centro universitario Facultad de Ciencias de Badajoz, dependiente de la Universidad de Sevilla. Las Escuelas Normales, que tenían la categoría de centros de enseñanza media, se integraron en la universidad tras la Ley General de Educación de 1970, con la denominación de Escuelas Universitarias de Formación del Profesorado de Educación General Básica; la Escuela de Cáceres fue integrada en la Universidad de Salamanca y la de Badajoz en la Universidad de Sevilla. En Badajoz, se había creado en 1968 la Escuela Técnica de Grado Medio de Ingeniería Agrícola, que se denominó Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Agrícola en 1972, integrándose en la Universidad de Sevilla. El Colegio Universitario de Filosofía y Letras de Cáceres, inaugurado en Cáceres en 1971 y adscrito a la Universidad de Salamanca, se integró con la misma denominación al crearse la Universidad de Extremadura.

No se transformó en Escuela Universitaria la Escuela Pericial de Comercio de Badajoz y dejó de existir en 1973. Tampoco se integró en la Universidad de Extremadura la Universidad Laboral Hispanoamericana, que existía en Cáceres desde final de la década de 1960, cuyo funcionamiento autónomo fue suprimido por la Ley General de Educación y Financiamiento de Educación de la Reforma Educativa, y fue reconocida como Centro Universitario Laboral no estatal, dedicado a la Formación Profesional de Primer Grado, Bachillerato Superior, General y Técnico, Curso de Orientación Universitaria, Formación Profesional de Segundo Grado, Estudios de Asistentes Sociales y de Idiomas[39].

Además de los centros mencionados, se creó el Instituto de Ciencias de la Educación (ICE) de la Universidad de Extremadura, con sede principal en Badajoz, cuyo primer Director fue el Prof. Dr. Manuel Román Ceba, Catedrático de la Facultad de Ciencias[40]. Los ICEs fueron creados por Decreto 1678/1969 de 24 de julio, e integrados en las universidades españolas, naciendo con el triple objetivo de impulsar la investigación educativa, formar a los aspirantes a profesores de enseñanzas medias y ofrecer vías de mejora y perfeccionamiento de todos los niveles del sistema educativo[41]. En general, los ICEs fueron durante la transición democrática extraños y marginales; los universitarios no sabían muy bien lo que hacían, excepto montar cursos para profesores de Educación General Básica y de Bachillerato Unificado y Polivalente[42].

En la Escuela Universitaria de Formación del Profesorado de Cáceres comencé mi actividad académica en el curso académico 1974-1975 y después mi actividad investigadora en Badajoz. Por mi vinculación, primero como alumno y después como profesor, fui testigo de la influencia que los primeros centros universitarios fueron teniendo en la vida cotidiana de Badajoz, Cáceres y otras poblaciones en un cierto despertar de un largo letargo. En la prensa de Extremadura hay numerosas noticias de los acontecimientos universitarios que tuvieron repercusión social: conferencias, conmemoraciones patronales, primeras fiestas universitarias de “pasos de ecuador”, etcétera.

 

Tabla 1. Integración de centros universitarios en la Universidad de Extremadura

Nombre, creación, ubicación y dependencia anterior Nombre en la Universidad de Extremadura Semidistrito
Facultad de Ciencias de Badajoz, Decreto 1174/68 de 27 de julio, Universidad de Sevilla                                                                   Facultad de Ciencias, integrada desde la creación de la Universidad                                                           Badajoz
Escuela Universitaria del Profesorado de Educación General Básica de Cáceres, Decreto 1381/1972 de 25 de mayo, Universidad de Salamanca Escuela Universitaria del Profesorado de Educación General Básica de Cáceres, integrada desde la creación de la Universidad Cáceres
Escuela Universitaria del Profesorado de Educación General Básica de Badajoz, Decreto 1381/1972 de 25 de mayo, Universidad de Sevilla Escuela Universitaria del Profesorado de Educación General Básica de Badajoz, integrada desde la creación de la Universidad Badajoz
Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Agrícola, Decreto 1377/1972 de 10 de mayo,   Universidad de Sevilla Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Agrícola, integrada desde la creación de la Universidad Badajoz
Colegio Universitario de Cáceres, Decreto 2674/1971 de 7 de octubre,      

Universidad de Salamanca

Colegio Universitario de Cáceres, adscrito desde la creación de la Universidad. Se transformó en Facultad de Filología por Decreto 2714/1973 de 11 de octubre y en Facultad de Filosofía y Letras por Decreto 3255/1974 de 7 de noviembre Cáceres

Fuente: elaboración propia.

 

Tabla 1. Primeros centros universitarios de la Universidad de Extremadura.

 

4.3. Comisión Gestora y Rectorado

El decreto de creación de la Universidad de Extremadura disponía la creación de una Comisión Gestora, que se encargará de las funciones docentes y administrativas precisas para su puesta en marcha y organización.

El primer Presidente de la Comisión Gestora fue el ya mencionado José María Viguera Lobo, catedrático de la Facultad de Ciencias de Sevilla y Decano comisario de la Facultad de Ciencias de Badajoz desde el 20 de septiembre de 1968; fue nombrado el 2 de junio de 1973, tomó posesión del cargo el 11 de julio del mismo año y cesó el 4 de febrero de 1974. Su labor realizada fue detallada por Francisco Javier Viguera Rubio; la densa memoria de las gestiones que llevó a cabo en los 6 meses y 25 días de permanencia en el cargo está relacionada en 27 puntos[43]. Le sucedieron en el cargo Antón Civit Breu y Andrés Chordi Corbo, también catedráticos de la Facultad de Ciencias.

Antón Civit Breu y Andrés Chordi Corbo, también catedráticos de la Facultad de Ciencias, fueron los siguientes presidentes de la Comisión Gestora. El primero de ellos es autor de un dibujo, realizado el 17 de mayo de 1974[44], origen del Escudo de la Universidad de Extremadura[45] (Figura 1), que tiene en su centro una imagen de la Virgen de Guadalupe[46]. El tercer Presidente de la Comisión Gestora fue también Rector de la Universidad de Extremadura, elegido en 1977, cargo que desempeñó hasta 1981.

El segundo Rector elegido fue Guillermo Rodríguez-Izquierdo Gavala, desempeñando el cargo entre 1981 y 1984. Este candidato obtuvo el 19,31% de los votos emitidos, el profesor Cristóbal Valenzuela Calahorro obtuvo el 18,67%, el profesor Salvador Andrés Ordax obtuvo el 17,92% y el profesor Luis María López Guerra obtuvo el 11,52%; los dos primeros candidatos pertenecían al Semidistrito de Badajoz y el tercero y cuarto al Semidistrito de Cáceres. La participación del profesorado fue altísima: 97,6% el profesorado numerario; 93,2% los profesores no numerarios doctores y el 71,5% los profesores no numerarios no doctores. La participación del personal no docente fue también alta: 86,2%. La participación del alumnado fue solo del 31,1%. Del total 7509 (alumnado, profesorado y personal no docente) votaron 2717[47].

Los presidentes de la Comisión Gestora y dos primeros rectores, una vez cumplidos sus mandatos, dejaron de prestar servicio en la Universidad de Extremadura. En febrero de 1983, el recordado periodista Marciano Rivero Breña criticó negativamente la gestión de Civit Breu y la de Rodríguez-Izquierdo Zabala, y destacó la labor de Chordi Corbo, escribiendo acertadamente el párrafo que sigue[48]:

 

“El señor Chordi, bueno es recordarlo, ahora, nunca tuvo necesidad de enfrentarse a conflictos como el que ahora nos ocupa. Quizá porque a su visión de las cosas, condición imprescindible para todo buen profesor, se unía una buena mano izquierda para limar asperezas, superar injusticias y conjurar a tiempo posibles descontentos. Siquiera por el mucho esfuerzo que ello le supuso, bueno sería recuperar ahora la lección del profesor Chordi para ese aula magna que debe ser la Universidad de Extremadura. Una Universidad abierta y ancha como el horizonte. Sin compraventas de votos para ser rector o desequilibrios presupuestarios que pudieran limitarla. No entenderlo así sería tirar por la borda todo el sacrificio que significó su creación. Queremos suponer que son muchos los que tendrían que decir algo sobre el tema, a no ser que entiendan a la Universidad como un mero lugar para hacer carrera en la vida”.

 

Recuerdo del Prof. Dr. Andrés Chordi Corbo su lección magistral “La especialización de las células y el futuro del hombre”, pronunciada como catedrático de Microbiología, el 6 de octubre de 1975, en la apertura del curso académico 1975-1976. Asimismo, las conversaciones que mantuvimos durante los años siguientes al estar a mi cargo la Secretaría de la Escuela Universitaria de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas. En su despedida, no olvidó agradecer la ayuda que los secretarios de los centros universitarios le proporcionamos durante su gestión rectoral.

Recuerdo también que meses antes de finalizar su gestión rectoral obtuve plaza en el Cuerpo de Profesores Agregados de Física y Química en el primer concurso-oposición nacional convocado; fue una oposición a cuerpo universitario celebrada en Madrid. La Junta de Gobierno, que él presidía, acordó felicitarme el 26 de junio de 1981. Supongo que la felicitación se debió también a que por entonces se cuestionaba la formación, sin fundamento, de los licenciados en Ciencias por la Universidad de Extremadura.

Siendo rector Rodríguez-Izquierdo Gabala, los dos presidentes de la Comisión Gestora recibieron la Medalla de la Universidad en la apertura del curso 1983-1984, celebrada en Cáceres en octubre de 1983; la primera medalla se concedió a título póstumo y la segunda fue muy criticada. Además, recibieron tal distinción otras personas físicas y jurídicas: Prof. Dr. Andrés Chordi Corbo, Diego Castillo, Junta de Extremadura, Diputaciones provinciales de Badajoz y Cáceres, Ayuntamientos de Badajoz, Cáceres y Jarandilla de la Vera, Cajas de Ahorro de Badajoz, Cáceres y Plasencia, Fundación Valhondo Calaf de Cáceres y Fundación “La Soledad y San Manuel”, de Jarandilla. En total, 17 medallas[49].

Figura 1. Escudo de la Universidad de Extremadura, cuyo origen fue un dibujo del Prof. Dr. Antón Civit Breu realizado el 17 de mayo de 1974.

 

4.4. Nuevos centros en los semidistritos universitarios

Nuevos centros universitarios se crearon en la Universidad de Extremadura de 1975 a 1982. En estos años fue necesario crear conciencia regional que en Extremadura era prácticamente inexistente, iniciar la Preautonomía e implantar la Junta Regional, proceso relativamente lento hasta elaborar y aprobar el Estatuto de Autonomía de Extremadura, que fue aprobado definitivamente en 1983[50].

Como se puede observar en la Tabla 2, se crearon nuevos centros sin tener en cuenta las limitaciones del Decreto de creación de la Universidad de Extremadura. Obviamente, aumentaron los títulos, alumnado y profesorado. En mi opinión, demasiadas Escuelas Universitarias de Formación del Profesorado y de Enfermería, que formaron alumnos con planes de estudios diferentes.

De la Escuela Universitaria de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas, inicialmente compartiendo edificio con la Facultad de Filosofía y Letras, y después en el edificio llamado Casa Grande[51], fui seleccionado Profesor de Física General y nombrado Secretario para su puesta en funcionamiento, formando parte del Claustro Constituyente. Como curiosidad señalo que durante algún tiempo tuve que confeccionar las nóminas del profesorado que costeaban al 50% la Diputación Provincial y el Ayuntamiento de Cácere

Tabla 2. Centros universitarios nuevos hasta 1982

Nombre, creación, ubicación y dependencia anterior Nombre en la Universidad de Extremadura Semidistrito
  Facultad de Medicina, Decreto 2713/1973 de 11 de octubre Badajoz
Escuela de Ayudantes Técnicos Sanitarios, Orden Ministerial de 28 de agosto de 1972, Universidad de Sevilla Adscrita a la Facultad de Medicina desde la creación de la Universidad. Cambió a Escuela Universitaria de Enfermería de la Seguridad Social por Real Decreto 2178/1977 de 23 de julio Badajoz
  Facultad de Derecho, Decreto 2714/1973 de 11 de octubre Cáceres
Escuela de Estudios Empresariales, Decreto 2006/1972 de 21 de julio Escuela de Estudios Empresariales, adscrita por Orden 24 de febrero de 1975 Cáceres
  Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Industrial de Badajoz por Decreto 2526/1975 de 9 de octubre Badajoz
  Escuela Universitaria de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas de Cáceres, Decreto 2526/1975 de 9 de octubre. Se transformó en Escuela Universitaria Politécnica por Real Decreto 906/1979 de 9 de marzo con la Escuela Universitarias de Arquitectura Técnica; después fue creada la Escuela de Informática (Real Decreto 1617/1982 de 28 junio) Cáceres
Escuela de Ayudantes Técnicos Sanitarios, Orden de la Dirección General de Universidades e Investigación de 15 de noviembre de 1971, Universidad de Salamanca Escuela Universitaria de Enfermería adscrita a la Universidad, Real Decreto 1327/1978 de 14 de abril Cáceres
  Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales por Real Decreto 1785/1982 de 24 de julio Badajoz
  Facultad de Veterinaria, Real Decreto 1786/1982 de 24 de julio Cáceres

Fuente: elaboración propia.

 

Tabla 2. Centros universitarios nuevos en los Semidistritos de Cáceres y Badajoz hasta 1982.

 

4.5. Polémicas en la Universidad de Extremadura hasta 1983  

En la Universidad de Extremadura hubo polémicas casi desde su creación, motivadas principalmente por falta de acuerdos interprovinciales entre dos provincias atrasadas y con diferencias seculares entre ellas. En las nuevas polémicas tuvieron protagonismo significativo las autoridades universitarias de ambos semidistritos.

La apertura del curso académico 1976-1977[52], celebrada en Badajoz el 13 de octubre de 1976, fue polémica. El Presidente de la Comisión Gestora dijo que había problemas de todo tipo, algunos generales de la Universidad y otros particulares de la Universidad de Extremadura. Solo el párrafo de su discurso que sigue refleja bien la tensión universitaria:

 

“El Decreto pone a nuestra Universidad en unas condiciones de Universidad singular, de la cual hasta la fecha ninguna ventaja se ha derivado, por lo que creemos llegado ya el momento de estudiar seriamente si a la Universidad de Extremadura le conviene seguir en esta situación de excepcionalidad o si le conviene tomar soluciones que la conviertan en una (o dos) Universidades, que podrían distinguirse de las demás circunstancias de tipo académico (entiéndase la orientación de sus enseñanzas en función de su autonomía universitaria), pero en lo legal serían, o deberían ser, exactamente iguales a las Universidades del resto del país. Cabe la posibilidad evidente, de seguir como estamos, en la espera de que, algún día, un Ministro resuelva lo que otro Ministro complicó. Pero tal solución hoy parece remota. Creemos que la solución debe partir de la Universidad en función solamente de la búsqueda de lo mejor para sus alumnos y del máximo aprovechamiento de sus medios al servicio de la región extremeña y de la Patria. Y a Extremadura y a España la Universidad de Extremadura les sirve mejor cuanto mejor es la calidad de su enseñanza, cuando más facilidades tiene su juventud para cursar aquellos estudios para los cuales se siente vocacionalmente llamada, cuando mejores son sus servicios asistenciales y de asesoría afines a la misma puestos al servicio de quien acuda a ella y, finalmente, cuando mayor es su prestigio”.

 

Años después, hecho escandaloso fue el hecho conocido públicamente en 1982 de que en la Escuela Universitaria de Formación del Profesorado de Cáceres había profesorado ejerciendo desde hacía años sin la titulación universitaria mínima, y que se cursaban estudios para conseguir el título de maestro por un plan de estudios extinguido[53]. Tal hecho, al parecer, era desconocido por quien fue directora de dicho centro universitario muchos años. Era entonces rector el ya mencionado Rodríguez-Izquierdo Zabala.

Otro hecho polémico fue la destitución de don Agustín Pérez Castellano, Vicegerente de la Universidad de Extremadura, en 1983. Este hecho motivo una carta pública del Prof. Dr. Ricardo Senabre Sempere, catedrático de la Facultad de Filosofía y Letras de Cáceres, publicada con el título de “Atropellos en la Universidad”[54]. Esta carta motivó una denuncia rectoral de Rodríguez-Izquierdo Gabala ante el Juzgado de Guardia contra el autor de la carta por presunto desacato, en Badajoz, el día 21 de octubre de 1983, que fue desestimada por el Juzgado de Instrucción número 1 de la capital pacense, archivándose definitivamente el 2 de diciembre de ese año[55].

Antes de la decisión judicial, la denuncia rectoral motivó tensiones entre el Semidistrito de Cáceres y el Rectorado. Los medios de comunicación informaron que la Junta de la Facultad de Filosofía y Letras reunida el 25 de octubre de 1983 en sesión extraordinaria en un ambiente tenso había adoptado el acuerdo de pedir la dimisión del Rector (49 votos a favor, 4 en contra y 7 abstenciones) al considerar que la denuncia presentada constituía un gravísimo atentado contra la libertad de expresión y contra la capacidad crítica que debe ejercer todo universitario. Al día siguiente hubo una manifestación numerosa silenciosa (asistentes con la boca tapada con esparadrapo) desde mencionada facultad hasta la sede del Rectorado en Cáceres (Plaza de Caldereros), llegando a la invasión del Palacio de Rivera, en donde estaban reunidos el rector con el vicedecano y secretario de la Facultad de Filosofía y Letras, al grito de “queremos un rector y no un dictador”[56].

El personal no docente de la Universidad de Extremadura apoyó también al Prof. Dr. Ricardo Senabre Sempere. En un comunicado de fecha 25 de octubre de 1983[57], hecho público, manifestaron puntualizaciones interesantes.

En mi opinión, los escándalos rectorales de Rodríguez-Izquierdo Gabala influyeron para que se marchara él y el Gerente de la Universidad de Extremadura a principios de 1984. El primero, por ser jesuita, pasó a la Universidad de Comillas (Madrid), de la Compañía de Jesús, como Rector. Y el segundo, José Luis Masot Fernández, cesó a petición propia, trasladándose a la Junta de Andalucía.

La revista Alcántara recordó las vicisitudes del semidistrito cacereño hasta 1983. En particular, detalla las polémicas gestiones de la Comisión Gestora de la Universidad, presidida por su segundo presidente, y durante el Rectorado de Guillermo Rodríguez-Izquierdo Gabala, con autoridades civiles, autoridades universitarias, profesorado y alumnado[58].

 

 

  1. ASOCIACIÓN DE AMIGOS DE LA UNIVERSIDAD EXTREMEÑA

En Badajoz, la Real Sociedad de Amigos del País de Badajoz y la Asociación de Amigos de la Universidad Extremeña (A.U.E.) fueron dos colectivos que canalizaron las aspiraciones de personas empeñadas en la creación de una Universidad en Extremadura. De ambos, fue más plural y abierto el segundo colectivo.

Antonio Uríbarri Murillo (Cáceres, 1931 – Badajoz, 2012), Presidente de la A.U.E. en 1973, pronunció en Zafra una conferencia interesante y muy poco conocida el 30 de noviembre de 1973[59]. El conferenciante distinguió dos etapas de la vida de la Asociación: antes y después de la creación de la Universidad de Extremadura.

En relación con la primera etapa, se dice dónde, cuándo, quiénes y para qué fundaron la Asociación que presidía. En uno de los párrafos, consta:

 

“La cultura, el hacer que los extremeños se sientan día a día, minuto a minuto, más libres, más dignos, más hombres, fue en definitiva lo que llevó a fundar la Asociación al grupo reunido en el Hotel Zurbarán de Badajoz, la tarde del día tres de agosto de 1968. No silenciaré sus nombres: Indalecio González Galán, Francisco Espada Camacho, Francisco Muñoz Alcántara, Fernando Vivas Ramajo y el más fuerte de todos ellos, José María Montes Caraballo, alma y vida de la Asociación. Así quedó plasmada esta idea en los Estatutos: La Asociación de Amigos de la Universidad ha sido creada por la aspiración regional de una Universidad para Extremadura, que sea instrumento y cauce de la elevación cultural, social y económica de sus hombres…”.

 

Creada la Universidad de Extremadura comenzó una segunda etapa de la Asociación, con los objetivos de comunicaciones, alojamientos, investigación y facultades. No debo omitir el párrafo referente a comunicaciones:

 

“Habrá que conseguir un nuevo trazado en la carretera Badajoz-Cáceres, a la que ya en 1968 llamó José María Montes, Autopista de la Universidad, provocando la hilaridad de los acomodados, de los prudentes y de los conservadores. Las dos sedes universitarias de Extremadura deben estar unidas por una de las llamadas REDIA, cuando menos. Fijaros que el pasado Junio se ha licenciado en Químicas un estudiante cacereño, Pastor Villegas, que acudió durante cinco años consecutivos a recibir sus clases por las tardes, desde Cáceres, donde por la mañana atendía a sus obligaciones de Maestro Nacional. (Para mí, la palabra Maestro es mucho más digna que la nueva porque se ha sustituido). Y no se nos diga por los grupos de presión de otras regiones más desarrolladas que no es rentable esta carretera, porque ello implicaría la misma estrechez de miras que se ha empleado en otras ocasiones midiendo por el criterio económico que a él escapa. ¿Habremos de convertirnos los españoles en solo hombres-económicos? Además, esta carretera, cuyo trazado actual es vergonzante, propiciaría la comunicación constante entre ambas ciudades, haciendo menos oneroso el divorcio geográfico entre Ciencias y Letras que nos ha dado, y que yo personalmente no comparto; entiendo que las Letras necesitan del contacto con las Ciencias para no perderse en elucubraciones bizantinas, sin contacto con la realidad circundante; y que las Ciencias necesitan vivir junto a la poesía, para que su estudio no se haga demasiado árido y oneroso. Sería fácil que alumnos y profesores se desplazaran de una a otra ciudad para asistir a certámenes, conferencias, exposiciones, conciertos…

Las comunicaciones ferroviarias deben ser igualmente atendidas. Las líneas ya comenzadas, Villanueva de la Serena-Talavera de la Reina, Zafra-Villanueva del Fresno, deben ser concluidas. Y aún establecer otras nuevas, como Badajoz-Zafra-Granja de Torrehermosa, Cáceres-Trujillo-Navalmoral de la Mata. Pienso en los modernos trenes de cercanías, limpios, rápidos y cómodos, que facilitarían la asistencia a sus clases a muchos estudiantes. También pienso en líneas de autobuses, con horarios y precios acomodados a la vida académica. Y no comprendo el desamparo en que estamos”.

Personalmente, padecí el muy mal estado de la carretera Cáceres-Badajoz en mi formación inicial en la Facultad de Ciencias de Badajoz[60]. Todavía hoy dejan mucho que desear las comunicaciones entre ambas capitales provinciales.

En mi opinión, la A.U.E. contribuyó, principalmente en la segunda etapa, a la dilución de la polémica universitaria y a la lenta cristalización de la Universidad de Extremadura. En palabras químicas, quiso la formación de un primer“enlace covalente universitario interprovincial (BA-CC)”; intentó una mejor vía de comunicación de Badajoz a Cáceres.

 

  1. CONCLUSIONES
  2. Los antecedentes inmediatos de la Universidad de Extremadura fueron la Facultad de Ciencias de Badajoz y el Colegio Universitario de Cáceres, dependientes de la Universidad de Sevilla y de la Universidad de Salamanca, respectivamente. Ambas universidades aportaron catedráticos en comisión de servicio y facilitaron la llegada de otro profesorado para impartir docencia de calidad antes y en los primeros años de los semidistritos universitarios, e iniciar la investigación.
  3. La Universidad de Extremadura, sin acuerdos interprovinciales, fue un gran logro para Extremadura en 1973, pero polémico porque Badajoz no quería una universidad compartida. El decreto de creación fue muy peculiar; estableció los Semidistritos de Badajoz y Cáceres, y de hecho fue inicialmente un decreto de prohibición.
  4. La Asociación de Amigos de la Universidad Extremeña fue el colectivo ciudadano pro Universidad más significativo; surgió en Badajoz en 1968 y tuvo altura de miras, principalmente tras el decreto de creación, para iniciar la formación de un “enlace covalente universitario Badajoz-Cáceres (BA-CC)”, con pretensión de materialización en una mejor vía de comunicación que uniera Badajoz y Cáceres, asunto que todavía no es una realidad.

 

 

FUENTES DE CONOCIMIENTO PRIMARIAS Y SECUNDARIAS

Archivos

Archivo del autor.

 

Publicaciones

Artículos en periódicos, revistas, publicaciones oficiales, libros y capítulos de libros que están referenciados a pie de página.

 

DEDICATORIA

Este trabajo está dedicado al Prof. D. Vicente Pastor González. Las familias Pastor Villegas, Pastor Valle y otras deseamos su pronta recuperación para que continúe aportando su trabajo y experiencia en la organización de los Coloquios Históricos de Extremadura.

[1] Ley 14/1970, de 4 de agosto, General de Educación y Financiamiento de la Reforma Educativa, Boletín Oficial del Estado núm. 187, 6 agosto 1970, págs. 12525-12546.

 

[2] Decreto 991/1973, de 10 de mayo, por el que se crea la Universidad de Extremadura, Boletín Oficial del Estado núm. 119, 18 mayo 1973, pág. 9959.

 

[3] RADCLIFF, Pamela B., “De la transición democrática a la consolidación y la crispación: de 1970 hasta hoy”. En: ÁLVAREZ JUNCO, José, Nueva historia de la España contemporánea (1808-2018). Barcelona, Galaxia Gutemberg 2018, págs. 212-240.

[4] Ley Orgánica 11/1983, de 25 de agosto, de Reforma Universitaria. Boletín Oficial del Estado núm. 209, 1 septiembre 1983, págs. 24034-24042.

 

[5] CARRETERO CASTRO, Julián, “Universidad, sociedad y política”. HOY Diario Regional de Extremadura, 4 de agosto de 2018, pág. 24.

 

[6] PASTOR VILLEGAS, José, Pasado Científico de Guadalupe de Extremadura: Reales Hospitales (conferencia pronunciada en Cáceres en el Centro de Cirugía de Mínima Invasión Jesús Usón el 11 de noviembre de 2011), y Exposición Pasado, Presente y Futuro de la Medicina en el mismo centro, y después hasta el presente en la Facultad de Medicina de Badajoz. Archivo del autor.

 

[7] BLANCO COTANO, Mateo, El primer centro universitario de Extremadura: Badajoz 1793: Historia Pedagógica del Seminario de San Atón, Cáceres, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Extremadura, 1998, cap. 6 y cap. 7.

 

[8] Decreto de la Junta Superior Gubernativa de la Provincia de Cáceres sobre el establecimiento de la Universidad en esta capital, Boletín Oficial de Cáceres núm. 123, 13 octubre de 1840, págs. 1-2.

 

[9] Decreto autorizando á las Diputaciones provinciales y á los Ayuntamientos para fundar libremente toda clase de establecimientos de enseñanza, sosteniéndolos con fondos propios, Gaceta de Madrid núm. 15, 15 enero 1869, pág. 1.

 

[10] HURTADO, Publio (1850-1929), Recuerdos cacereños del siglo XIX/Publio Hurtado; introducción, notas y capítulos XVII al XX por Alfonso Artero Hurtado, Sevilla [editado por Alfonso Artero Hurtado], 2000, págs. 316-323.

 

[11] CALZADO PEDRILLA, Felipe, Discurso pronunciado en la inauguración de la Universidad de Enseñanza Libre de Cáceres el 3 de octubre de 1869 por su Rector Don Felipe Calzado Pedrilla, Cáceres, Imp. de Bello Hermanos, Arnedo y Fernández.

 

[12] SÁNCHEZ MARROYO, Fernando, “Antecedentes históricos de los estudios universitarios en Extremadura”. En: 15 años de Universidad de Extremadura. 1973-1987, Madrid, MAE, 1990, págs. 11-37.

 

[13]RODRÍGUEZ NÚÑEZ, Teresiano; SÁNCHEZ MARROYO, Fernando; CHAVES PALACIOS, Julián; GARCÍA PÉREZ, Juan: 75 años de HOY, Badajoz, Corporación de Medios, 2008, cap. 23 (págs. 246-253).

 

[14]Archivo Biblioteca de la Diputación Provincial de Cáceres, Acta de la sesión ordinaria celebrada por la Excma. Diputación Provincial de Cáceres el 11 de octubre de 1961.

 

[15] HERNÁNDEZ, Lope, “En el decimotercero aniversario de la Universidad de Extremadura (III)”, Extremadura, martes 3 de junio de 1986, pág. 2.

 

[16] “La Universidad de Extremadura”, HOY Diario Regional de Extremadura, 26 de septiembre de 1967, pág. 3.

 

 

[17] HOY Diario Regional de Extremadura, 23 de mayo de 1968, pág. 1.

 

[18] DECRETO-LEY 5/1968, de 6 de junio, sobre medidas urgentes de reestructuración universitaria, Boletín Oficial del Estado núm. 137, 7 junio1968, págs. 8254-8255.

 

[19] DECRETO 1774/1968, de 27 de julio, por el que se desarrolla el artículo primero del Decreto-ley de 6 de junio sobre medidas urgentes de reestructuración universitaria, Boletín Oficial del Estado núm. 182, 30 julio 1968, pág. 11162.

 

[20] ORDEN de 21 de septiembre de 1968 por la que se nombra Decano-Comisario de la Facultad de Ciencias de Badajoz, dependiente de la Universidad de Sevilla, a don José María Viguera Lobo, Boletín Oficial del Estado núm. 237, 2 octubre 1968, pág. 14030.

 

[21] Inauguración de la Facultad de Ciencias Químicas. En: 15 años de Universidad de Extremadura. 1973-1987. Madrid, MAE, 1990, págs. 57-73.

 

[22] “Editorial La Facultad de ciencias extremeña abre sus puertas”, HOY, 1 de noviembre de 1968, pág. 3.

 

[23] Orden de 23 de junio de 1970 por la que se crea la Sección de Químicas en la Facultad de Ciencias en Badajoz, de la Universidad de Sevilla, y se aprueba su plan de estudios, Boletín Oficial del Estado núm. 198, 19 agosto 1970, pág. 13458.

 

[24] HOY Diario Regional de Extremadura, 4 de julio de 1972, pág. 9.

 

[25] SELLERS, Germán, “Decepción en la Provincia”. Cáceres Semanario de Información General, 27 de mayo de 1968, pág. 28.

 

[26] SERRANO GARCÍA, Daniel, “El Colegio Universitario de Filosofía y Letras de Cáceres”. En: 15 años de Universidad de Extremadura. 1973-1987. Madrid, MAE, 1990, págs. 39-56.

 

[27] Cáceres Diario de Información General, 18 de octubre de 1971, págs. 1, 3-4.

 

[28] Alcántara núm. extraordinario 1974, págs. 13-14.

 

[29] HOY Diario Regional, 23 de marzo de 1983, pág. 11.

 

[30] Decreto del Presidente, de 25 de julio de 1986, por el que se concede la Medalla de Extremadura al Ilmo. Sr. D. Ricardo Senabre Sempere. Diario Oficial de Extremadura núm. 63, 31 julio 1986, pág. 938.

 

[31] El Periódico Extremadura, miércoles 25 de junio de 1997, pág. 4.

 

[32]Ley 22/1972, de 10 de mayo, de aprobación del III Plan de Desarrollo Económico y Social, Boletín Oficial del Estado núms. 113-116, 12-15 mayo 1972, pág. 8431.

 

 

[33] BRAVO y BRAVO, Fernando, “Universidad Extremeña ¿dónde?”, Alcántara núm. 170 (enero-febrero-marzo 1973), págs. 65-67.

 

[34] “La Universidad de Extremadura”, Alcántara núm. 170 (enero-febrero-marzo 1973), págs. 3-4.

 

[35] SANCHEZ DE LEÓN PÉREZ, Enrique, “Sobre la Universidad extremeña (I): Tradición”, HOY Diario Regional de Extremadura, 24 de marzo de 1984, pág. 10.

 

[36] F. B. y B, “La Universidad Laboral”. Alcántara núms. 51-52 (enero-febrero de 1952), págs. 61-66.

 

[37]VAZ-ROMERO NIETO, Manuel; HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ, López, “La Universidad Laboral de Cáceres. Su génesis y trayectoria (1951-2005)”. Ars et sapientia: Revista de la Asociación de Amigos de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, núm. 29, 2009, págs. 37-62.

[38] “La “Universidad de Extremadura cumple hoy 10 años”, Extremadura, 13 de abril de 1983, págs. 5 y 2.

[39] DUQUE CARRILLO, J. Francisco, “Pasado, presente y futuro de la Universidad de Extremadura”. Ars et sapientia: Revista de la Asociación de Amigos de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes núm. 15, 2004, págs. 41-54.

 

[40]Orden de 23 de mayo de 1974 por la que se nombra Director del Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad de Extremadura a don Manuel Román Ceba. Boletín Oficial del Estado núm. 149, 22 junio 1974, págs. 12898-12899.

 

[41]CASADO LINAREJOS, Julio, “Los primeros años del Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad de Santiago de Compostela”. Innovación Educativa, núm. 25, 2015, págs. 47-54.

 

[42] DELVAL, Juan, “La Universidad, ajena a la educación”. El PAIS, martes 24 de mayo de 1983, pág. 6.

 

[43] VIGUERA RUBIO, F. J., “Aquella primera hora de la Universidad”. En: 15 años de Universidad de Extremadura. 1973-1987, Madrid, MAE, 1990, págs. 11-37.

 

[44] MONTES CARABALLO, José María, Crónicas donde se cuenta cómo nació la Universidad de Extremadura. Badajoz, Tecnigraf, 2001, pág. 264.

 

[45] Orden de 14 de mayo de 1976 por la que se autoriza la creación del Escudo y Medalla de la Universidad de Extremadura. Boletín Oficial del Estado núm. 195, 14 agosto 1976, pág. 15913.

 

[46] PASTOR VILLEGAS, José, “La Puebla y Villa de Guadalupe (39.45ºN, 5.33ºW), universal: Apuntes de mis recuerdos e investigaciones (1927-2017)”. Revista de Estudios Extremeños 73 (núm. II, Segunda Parte), págs. 2147-2184.

 

[47]HOY Diario Regional, 1 de noviembre de 1981, pág. 13.

 

[48] RIVERO BREÑA, Marciano, “Así es si así os parece: Guerra en las aulas”. HOY Diario Regional de Extremadura, 6 de febrero de 1983.

[49] HOY Diario Regional, 18 de septiembre de 1983, pág. 12.

 

[50] LEY ORGÁNICA 1/1983, de 25 de febrero, de Estatuto de Autonomía de Extremadura. Boletín Oficial del Estado núm. 49, 26 febrero 1983, págs. 5580-5586.

 

[51] SERRANO GARCÍA, Daniel, Referencia Histórica de la Escuela Politécnica de la Universidad de Extremadura en Cáceres. Universidad de Extremadura, Cáceres, 2015, págs. 35-54.

 

[52] Palabras pronunciadas por el Excmo. y Magfco. Sr. Presidente de la Comisión Gestora de la Universidad de Extremadura, D. Antón civit Breu, con ocasión del acto de inauguración del Curso académico 1976-77, el día 13 de octubre de 1976. Badajoz, Doncel Industrias Gráficas, 1986.

[53] Archivo del autor.

 

[54] SENABRE, Ricardo, “Atropellos en la Universidad”. Hoy Diario Regional, 15 de octubre de 1983.

 

[55] HOY Diario Regional, 11 de enero de 1984, pág. 11.

 

[56] HOY Diario Regional, 27 de octubre de 1983.

 

[57] Archivo del autor, Copia de documento firmado el 25 de octubre de 1983.

 

[58] TOMÁS NAVARRO, Domingo, “Universidad…¿de Extremadura?”, Alcántara núm. 19, 1983, págs. 13-50.

 

[59] URRIBARRI MURILLO, Antonio, La Asociación de Amigos de la Universidad Extremeña en la presente encrucijada, 1973. Archivo del autor.

[60]ROMERO, Enrique, “Hizo 110 000 kilómetros para terminar la carrera”, HOY Diario Regional de Extremadura, 11 de agosto de 1973, págs. 1 y 9.

 

 

Nov 152018
 

Francisco Rivero Domínguez.

Cronista Oficial de Las Brozas (Cáceres).

 

» No prestéis crédito a nadie, ni a mí mismo, a no ser que las enseñanzas estén corroboradas por razones y argumentos sólidos. «

 

El Brocense en “Los errores de Porfirio”

 

Francisco Sánchez El Brocense (Las Brozas, 1523 – Valladolid 1600). Profesor de Retórica en la Universidad de Salamanca, humanista y gramático. Su obra máxima La Minerva «fue una obra monumental de las que rara vez logra producir el ingenio humano», en palabras de Marcial Solana en su «Historia de la Filosofía Española». Estamos en pleno Siglo de Oro español (1550 – 1650), cuando nuestro país era una potencia cultural en Europa.

 

 

Antonio de Nebrija y El Brocense

Francisco Sánchez de Las Brozas nació el 20 de julio de 1523 en este pueblo extremeño, cuando aún era una aldea de la Orden Militar de Alcántara, libertad que conquistó en 1537 cuando la compró al emperador Carlos V y éste la convirtió en villa. independiente. Francisco Sánchez nació en una casa de la calle Aldehuela a la entrada del pueblo por el sur, una casa de sencilla fachada de sillares de granito- no en balde la aldea de Las Brozas se halla asentada sobre un batolito granítico. La puerta y ventanas están adinteladas y su gran chimenea, heredera de las “lareiras” portuguesas, es de ladrillo. Desde su patio trasero hay una preciosa vista sobre la campiña brocense, declarada hace unos años una ZEPA (Zona Especial de Protección de Aves), una vista que llega hasta el Torrico de San Pedro, en los Montes de Toledo, en la cercana Aliseda y también hasta el bellísimo pueblo portugués de Marvao. De estos parajes disfrutó durante su estancia en el pueblo Francisco Sánchez.

Fueron sus padres el tapicero Francisco Núñez, natural de Garrovillas de Alconétar y Leonor Díez, de Brozas, ambos hijodalgos. Y uno se preguntará cómo puede tener el primer apellido Sánchez, pues porque antiguamente no se heredaban de padres a hijos, sino que lo escogía el propio sujeto. Este apellido, al parecer, provenía de los tíos que le ayudaron a est-udiar en Salamanca.

La tradición cuenta que fue bautizado en el templo de Santa María la Mayor, de la localidad, edificio que fue declarado Monumento Nacional en 1988 y en el que se halla la pila bautismal. El párroco que con tanto acierto dirigió las obras de restauración del edifico en pleno siglo XX, don Gregorio Carrasco Moreno, quien participara con numerosas ponencias en los Coloquios Históricos de Extremadura y concluyera su vida sacerdotal como canónigo de la concatedral de Santa María de Cáceres y director de la residencia sacerdotal de la diócesis, mandó poner una placa en el templo brocense considerando tal hecho de haber sido el lugar donde el gramático recibiera las aguas para ser cristianizado.

De niño, con once años, fue paje, en Évora, de la Reina Catalina de Portugal, hija de Juana de Castilla (Juana la Loca) y de Felipe el Hermoso; por tanto, hermana del emperador Carlos V. Su tío Rodrigo Sánchez, capellán de la princesa española y catedrático de lengua latina, fue el que le animó a estudiar latín.

Hoy la fachada de la casa natal tiene dos placas. Una en granito que dice textualmente:

 

 

AQUÍ NACIÓ EN 1523

FRANCISCO SÁNCHEZ DE LAS BROZAS

EL BROCENSE

 

La segunda de ellas, metálica, es de la Real Academia Española y dice:

 

HOMENAJE DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA DE

LA LENGUA Y LA EXCMA. DIPUTACIÒN PROVINCIAL DE

CÁCERES A FRANCISCO SÁNCHEZ DE LAS BROZAS

“EL BROCENSE” EN LA VISITA A SU CASA NATAL

BROZAS, 7 DE DICIEMBRE DE 1990

 

Vinieron a colocarla el que fuera director de esta institución Manuel Alvar, experto en el español de América, acompañado de varios académicos, y del entonces presidente de la Diputación Provincial, Manuel Veiga López.

El homenaje de la Real Academia Española a El Brocense, coincidió con la fecha de su fallecimiento (7 de diciembre de 1600), acto al que fui invitado como cronista oficial de la villa de Las Brozas. El acto estuvo presidido por Manuel Alvar, que fue mi profesor de Lengua en la primera promoción de periodistas universitarios de España en la Facultad de Ciencias de la Información e la Universidad Complutense de Madrid (Años 1971 – 1976).

En su discurso, el ilustre académico dijo que “El Brocense dio al español la universalidad, un modelo digno de imitación al comentar las obras de Garcilaso, como antes lo hiciera Bocaccio, por las calles de los pueblos de Italia, con las obras de Dante y lo hicieran los gramáticos de la época alejandrina con los comentarios a la doctrina de Homero, pues siguiendo la doctrina de Francisco Sánchez, que tenía una conciencia clarísima de que una lengua no tiene prestigio sino tiene unos autores dignos de ser comentados por las plazas de los pueblos de su nación”.

“El Brocense tuvo como obra máxima “La Minerva”, una gramática latina que racionalizó su enseñanza”, en palabras de Luis de Cañigral, de la Universidad de Castilla – La Mancha. “La Minerva no es una gramática en el sentido escolar de la palabra, pero sí tuvo un gran predicamento en la Europa del siglo XVII”.

En el prólogo de su famosa obra Minerva, El Brocense habla de que su padre le había referido de las quejas del maestro Antonio de Nebrija por estar enfermo por no poder terminar su gramática, en la que había trabajado en la corte del maestre don Juan de Zúñiga por Gata, Alcántara, Las Brozas, Zalamea de la Serena y Villanueva de la Serena. El Brocense continuaría su obra con otro estilo.

Y dice El Brocense en su introducción a la Minerva: “Estaban, pues, postradas las buenas letras cuando hace ahora cien años nuestro Antonio de Nebrija intentó castigar a estos rebeldes (habla aquí sobre los malos enseñantes del latín de aquella época) … así pues, lo que él no pudo terminar, quizás me lo dejó a mí para que lo acabara. ¿Me preguntas cómo puede ser eso? Pues porque mientras él, en mi pueblo de Brozas, donde terminaba el Diccionario y la Gramática, yacía con fiebre en casa de su hijo Marcelo, caballero de la orden de Alcántara, se quejaba suspirando constantemente, como le oí decir muchas veces a mi padre, de que dejaba la Gramática y el diccionario sin acabar”.

El estudioso de La Minerva de El Brocense, Eustaquio Sánchez Salor, dice que “es una de las gramáticas teórica y racionales más importantes dentro de la historia de la Lingüística. Es un hito, desde mi punto de vista, de los más importantes de la historia de la gramática racional y teórica”.

No será una gramática española, sino latina y fue clave en los estudios en toda Europa, continuándose hasta nuestros días con la Gramática del norteamericano Noam Chomsky, tal vez el intelectual y filólogo más importante y reconocido internacionalmente en estos días, que ha sido invitado a firmar por la independencia de Cataluña. ¡Sencillamente, una pena!

“El Periódico Extremadura en su edición del martes, 29 de marzo de 1984, página 16, daba una información de Toñi Escobero titulada “Dos catedráticos investigan la gramática de El Brocense. La Minerva cuenta ya con su primera edición crítica”. Y en el texto se informaba de que “los catedráticos de Filología Latina de la Universidad de Extremadura, Cesar Chaparro, que después fuera rector de la universidad, y Eustaquio Sánchez Salor, son los autores de la primera edición crítica de la obra más importante del humanista y filólogo extremeño Francisco Sánchez “El Brocense”: La Minerva. Ambos autores entregaron el original a la institución cultura “El Brocense” dependiente de la Diputación, que es la encargada de su publicación, bajo el epígrafe “Obras” en las que ya se han editado otros dos trabajos sobre la poesía y la retórica de “El Brocense”, siendo esta edición crítica la continuación del estudio sobre el humanista”.

La institución cultural de la Diputación había publicado hasta ahora un total de cinco volúmenes referidos al humanista extremeño y que tocaron desde su biografía, hasta la poesía o retórica, incluidas las actas del Simposio Internacional del IV Centenario de la publicación de la Minerva en 1987, simposio que se celebró en la villa de Las Brozas y en la capital, Cáceres.

La casa palacio en la que habitó Antonio de Nebrija es la única que se conserva de todas en las que vivió el gramático, se halla en Brozas, en la calle San Pedro, muy cercana al que fuera convento de San Pedro de las Monjas Comendadoras de la Orden Militar de Alcántara quienes para entrar en él tenían que probar su nobleza. La casa del gramático aún está en pie porque fue parte del convento de Carmelitas de Orihuela, que abrieron en 1914 un colegio para niños, y permaneció allí hasta 1972. Durante mi niñez, fue mi escuela y hoy sigue siendo guardería del pueblo. Sería interesante colocar una placa de granito en la fachada del colegio diciendo que aquí se halla la casa palacio en la que habitaron al menos, durante tres años, Elio Antonio de Nebrija y todos sus hijos. También se debe restaurar la casa – palacio, que cuenta con inscripciones latinas inspiradas por el estudioso de la lengua, para rememorar el ilustre pasado de la villa. Y por último hay un deseo de hermanar las villas de Las Brozas y de Zalamea de la Serena.

 

Vida personal. Pequeña biografía

Gracias a la ayuda de unos tíos suyos pudo estudiar en la Universidad de Salamanca a partir de 1545, obteniendo su grado de bachiller en Artes seis años más tarde. Durante tres cursos más de 1551 a 1554 estudió Teología. Tuvo como compañero al humanista y poeta Juan de Mal Lara y siendo aún estudiante se casa en 1549 con Ana Ruiz del Peso, que le dio seis hijos, tres hombres y tres mujeres. Fue el mismo año en el que se publicó su primera obra impresa, la traducción de la “Declaración y uso del relox español”, de Hugo Helt.

Enviudó muy joven y se volvió a casar con una prima de aquella; Antonia del Peso, que le dio otros seis hijos. Esa docena de hijos hizo que Francisco Sánchez de las Brozas tuviera una vida amargada por dar tantas clases y concentrarse en sus estudios para poder sacar un sueldo digno para poder vivir. Daba clases oficiales y también privadas, aspirando a la Cátedra de Retórica en 1553, no consiguiéndola ese año, pero si la alcanza, en propiedad, veinte años más tarde.

Cursó Gramática en tres años de 1551 a 1554. Ese mismo año es nombrado Regente de Retórica del Colegio Trilingüe, con un salario de 100 ducados. El colegio fue fundado en 1550 por el obispo de Coria, Diego Enríquez de Almansa para alojamiento de los profesores que impartían latín, griego y hebreo. En 1554 editó “Las Silvas”, de Angelo Poliziano. En noviembre del año siguiente se le ordena que imparte lecciones de Retórica fuera del Trilingüe, dado que no podía hacerlo allí por estar casado, renunciando a ello cuatro años más tarde

En el año de 1556 el claustro de la Universidad salmantina le encarga al maestro que enseñe retórica a la juventud universitaria. Para ello escribe el libro “Ars dicendi”, o el arte de hablar, con el deseo de enseñar la oratoria a los estudiantes. Tuvo tanto éxito que en breve se reedito en cuatro ocasiones

A pesar de ser reconocido como gramático, jamás obtuvo la cátedra de Gramática y de opositar a ella en dos ocasiones. Sí obtuvo en 1573 la cátedra de Retórica y tres años más tarde, en 1576, el partido de griego con un salario más que sustancioso. Su obra, en palabras de Romano García, director de la Institución Cultural El Brocense de Cáceres. “fue inmensa y plural, abarcando cuestiones de lengua, retórica, gramática crítica literaria y filosofía. Hoy está considerado como un pensador humanista de valor universal”.

En 1582, el claustro de la Universidad de Salamanca le autoriza a dar clases de su propia gramática, siempre que no fueran en horas lectivas de las que se dedicaban a la gramática castellana de Antonio de Nebrija.

En su obra Sanctius´ theory of language, publicada en Filadelfia en 1983, el estudioso Manuel Breva Claramonte considera a El Brocense como padre de la gramática general y teórica.

Gramáticos como el suizo Ferdinand de Saussure, el padre de la lingüística moderna, en el siglo XIX, o el norteamericano Noam Chomsky siguen, en el día de hoy, sus teorías gramaticales.

Su Minerva le valió en Italia y Francia el dictado de padre de la lengua latina y doctor de todos los letrados”, dice la leyenda que hay en el cuadro que se halla sobre su figura en el salón de sesiones del Ayuntamiento de Brozas,

Miguel de Cervantes le elogió en su obra “La Galatea”, con los siguientes versos:

 

Aunque el ingenio y elocuencia vuestra

Francisco Sánchez se me concediera,

por torpe me juzgara, y poco diestra

si a querer alabaros me pusiera.

Lengua del cielo, única y maestra,

tiene de ser la que para la carrera

de vuestras alabanzas se dilate

que hacerlo humana lengua es disparate.

 

El biógrafo Eugenio Escobar Prieto, deán de la catedral de Plasencia, autor del libro “Los hijos ilustres de Brozas dice de él “que tiene el Brocense en Salamanca la misma representación que Arias Montano en Alcalá, y Luis Vives en Valencia. Además de ser el mejor comentador de Horacio, ha pasado a la posteridad con los nobles títulos de Padre de la Gramática general y de la filosofía del lenguaje, hombre divino, Doctor de los literatos, Apolo y Mercurio de España, como le llama Justo Lipsio, y príncipe de los gramáticos, según Baillet”.

Durante siglos, los intelectuales y filólogos le han dedicado a El Brocense unos piropos profesionales, tales como que “la figura del humanista extremeño cautiva y seduce” y “atrae su noble independencia”, además de que su “erudición era casi inagotable”, así como “su genial manera de ver las cosas”.

Fue El Brocense un hombre discutido y arrogante en las cosas del saber. Amaba, sobre todo, la Gramática, aunque era un humanista que se interesó también por las Humanidades griegas y latinas, la Cosmografía, la Astronomía, las Leyes, la Ciencia, la Filosofía y también por la Teología, teniendo varios encontronazos con la Santa Inquisición.

El primero, a causa de sus comentarios sobre los santos y las imágenes, fue en el año de 1584 por denuncia de un clérigo y un estudiante, aunque en esta ocasión, la Inquisición lo exculpó. Para el humanista, la mayor autoridad era la razón, de ahí su continua crítica e inconformismo, por eso los censores inquisitoriales restringieron la circulación de sus obras. Las causas por las que fue denunciado en esta ocasión fueron negar el nacimiento de Jesús en el pesebre, que el Niño Jesús fuera circundando por San Simeón; que los Magos fueran Reyes o que hubiera alguna vez 11.000 vírgenes, según dice el Martirologio.

El 29 de abril de 1590 fue nombrado decano de la Facultad de Artes, pero al poco de jubilarse en 1595, una nueva denuncia; en esta ocasión por un teólogo, un monje benedictino y un abad El 26 de septiembre de 1600, la Inquisición dicta contra El Brocense la siguiente resolución: “… que el dicho Maestro Francisco Sánchez sea llamado a este Santo Oficio, y venido, e le señale una casa por cárcel en esta ciudad de Valladolid y el Fiscal siga contra él la causa con que antes que se le notifique el mandamiento para que parezca se visiten los papeles ó libros que se hallaren del susodicho y estuvieren en su poder… y hallándolos de reprobada lectura y prohibidos por el catálogo de la Inquisición los inventaríen y recojan y asimismo todos los papeles y escritos de mano que en su poder se hallaren”. La Inquisición le puso pena de cárcel, pero dada su avanzada edad le condenó a arresto domiciliario en el de uno de sus hijos en Valladolid, el médico Lorenzo Sánchez, donde falleció el 5 de diciembre de 1600, a los 78 años de edad. Días antes había hecho denuncia pública de sus errores de la fe cristiana, solicitando que se le diga por su alma 500 misas. En ese testamento, otorgado en Salamanca el 2 de enero de 1601, dice Francisco Sánchez, entre otras cosas, que “…encargo, sobre todo a mis hijos, que se conserven en el santo temor de Dios, y no por ambición, que así nada se logra”.

“Yo siempre toda mi vida he sido buen cristiano e hijo de buenos cristianos e hijosdalgo, conocidos por tales, y siempre protesté de creer todo aquello que tiene y cree la Santa Madre Iglesia Romana, y agora a la hora de mi muerte lo protesto, y creo y muero en ello y por ello”.

El erudito Marcelino Menéndez y Pelayo, cuya estatua sedente abre la Biblioteca Nacional de España, autor de los “Heterodoxos españoles”, estudia también la figura de El Brocense- De él dice: a Sánchez no le llevó a las audiencias inquisitoriales el saber filológico, ni el haber escudriñado las causas de la lengua latina, sino su incurable manía de meterse a teólogo”.

El escritor extremeño Ricardo Megías Hernández ha estudiado donde están enterrados los escritores extremeños y lo ha editado en Beturia, la editorial en la que publican muchos autores de la tierra y que él dirigió durante años. Tiene una sucinta biografía de El Brocense, “el humanista de más relevancia de la Europa culta del siglo XVI, el Siglo de Oro español” El Brocense ordenó que sus restos descansaran en el Convento de San Francisco de Salamanca, edificio ya desaparecido con los siglos, quedando sólo un bello jardín urbano con el nombre de Campo de San Francisco. Por su implicación con el tema de la Santa Inquisición, y pese a no ser condenando por ésta, la Universidad de Salamanca no le hizo los honores que como catedrático de Retórica tenía derecho.

 

Maestro de Francisco de Quevedo

Un servidor fue el mantenedor el 28 de agosto de 2004, del XXIV Certamen Poético Internacional, dedicado a Francisco de Quevedo en el claustro de Santo Domingo de Villanueva de los Infantes (Ciudad Real), lugar donde se halla la celda donde falleció el ilustre escritor. El claustro estaba a rebosar de personas interesadas en escuchar el tema: “De cómo don Francisco de Quevedo tuvo como maestro a don Francisco Sánchez de Las Brozas”.

Francisco de Quevedo (Madrid, 14 de septiembre de 1580; Villanueva de los Infantes, 8 de septiembre de 1645) conoció, cuando era un joven estudiante en la Universidad de Alcalá de Henares los procesos inquisitoriales contra El Brocense. Vio como un hombre, de pensamiento liberal para la época, era masacrado por sus ideas. Eso hizo que, en su madurez política y como escritor, elogiara al extremeño, al que consideraba uno de sus maestros.

En la obra “Introducción a la vida devota”, de San Francisco de Sales, Patrón de los periodistas, Quevedo consideraba, entre otros, como sus maestros a Epicteto, a Justo Lipsio… al doctor Francisco Sánchez de Las Brozas, blasón de España en la Universidad de Salamanca.

 

El Brocense en los organismos culturales

            Además de tener una importante calle en Las Brozas, y otras en Cáceres, Badajoz y Salamanca, Francisco Sánchez da nombre, como ya se ha dicho, a la Institución Cultural provincial, y al instituto de enseñanza media de la capital cacereña, donde hay una estatua levantada por el que fuera mi profesor de dibujo, el cántabro Ubaldo Cantos. Otra estatua se levanta en la sede de la institución cultural, en el convento cacereño de San Francisco y la más importante de todas en la plaza mayor de la villa broceña, erigida por el escultor villanovense, Ricardo García Lozano y cuyo estudio lo presentó en estos coloquios….

 

Biblioteca Nacional

Para preparar esta ponencia sobre El Brocense me he desplazado hasta la Biblioteca Nacional, sita en el Paseo de Recoletos, junto a la Plaza de Colón, en Madrid.

Pasé buena parte de la jornada en este bello edificio recorriendo sus pasillos con cuadros de los Premios Cervantes y visitando una exposición dedicada al poeta Luis Felipe. Me gasté muchas horas en la Sala Cervantes, dedicada a los investigadores, y posteriormente, tras el almuerzo en la cafetería, por la tarde, en la Sala General. En esta sala están inscritos los nombres de los grandes escritores españoles de todos los tiempos en las cuatro paredes, emparejados: San Isidoro y Alfonso X el Sabio, Raimundo Lulio y Luis Vives, Cervantes y Nebrija y Lope de Vega y Quevedo. Claro que había muchos más en el techo. No pude sacar la foto porque está estrictamente prohibido copiar un libro y no dejan bajo ningún concepto, usar el móvil como máquina de foto. Como cronista oficial de la villa de Las Brozas, me llevé una gran alegría.

Un dato más. La Biblioteca Nacional de España guarda entre sus anaqueles, en la sala Cervantes dedicada a los investigadores, o la sala general, y algunos de ellos ya digitalizados, hasta 65 documentos y libros sobre El Brocense. Varios de ellos se pueden consultar digitalizados en la Biblioteca Hispánica a través de la página www.bibliotecanacional.es. Curiosamente, la signatura de los libros consultados en 2018 es la misma que la que tenían hace un siglo cuando Pedro Urbano González de la Calle, los estudió hace ya casi un siglo para su ensayo biográfico “Francisco Sánchez de las Brozas. Su vida profesional y académica”, publicado en 1923. Me estoy refiriendo al “Proceso original de Sánchez de las Brozas”. (número 12.745 del “Índice” de la citada sala).

 

En la Real Academia Española

El edificio de la Real Academia Españolase funda en Madrid en 1713 y tras varias sedes se inaugura en 1894 el nuevo edificio en los terrenos del Buen Retiro. Obra de Miguel Aguado de la Sierra, de gran claridad volumétrica. Destacan el neoclásico pórtico con escalinata sobre los tersos paramentos de ladrillo y paños de piedra caliza. Las vidrieras del salón de actos y la estructura metálica de la cubierta con lucernarios móviles.

Pues bien, en este edifico artístico en sus tres paredes exteriores están grabados también los nombre de grandes de la literatura española. En la parte trasera, hay quince nombres, entre ellos, Garcilaso de la Vega, Diego Hurtado de Mendoza, Fray Luis de Granada, Ercilla, Pérez de Hita y en la placa central de arriba abajo: Santa Teresa, Lope de Rueda, El Brocense, Fray Luis de León y el Padre Ribadeneira, lo que da idea de la importancia que le da a nuestro biografiado la Academia que da esplendor a nuestra lengua.

 

Universidad Central de Madrid

No hace mucho, un broceño, Sebastián Martín Ruano, estaba presente en un acto cultural en la antigua Universidad Central de Madrid en la calle de San Bernardo y allí vio y fotografió una imagen más de El Brocense.

 

Mis libros originales

Un servidor, como bibliófilo, miembro de la Unión de Bibliófilos Extremeños, poseo una “Minerva” de El Brocense en mi biblioteca, adquirida a un profesor, ya fallecido de la Universidad de Extremadura. El libro tiene 431 años, con 324 páginas en latín, pues fue publicado en 1687 y comentado por Gaspar Scioppie, y con trabajos de Jacobo Perizonil.

Hoy por hoy, para animar a los bibliófilos, la obra de El Brocense “La Minerva” se puede comprar por 850 euros en “Todocolección”, concretamente la publicada en los Países Bajos en 1697. Ver en el siguiente enlace:

https://www.todocoleccion.net/libros-antiguos/el-brocense-minerva-sive-causis-latinae-linguae-franeker-paises-bajos-1697~x30247995

Otro libro original de El Brocense que está en mi biblioteca particular es el de “Las obras del famoso poeta Juan de Mena”, corregidas y declaradas por el Maestro Francisco Sánchez, Catedrático de Prima y de Retórica en la Universidad de Salamanca. Fue publicado en Madrid en 1804 por la Imprenta de Repullés. Tiene 312 páginas, de las que las 140 primeras son las obras del poeta Juan de Mena y desde la 241 hasta el final las anotaciones del Maestro Francisco Sánchez a las obras de Juan de Mena. En la contra hoja de la portada hay un papelito pegado que duce textualmente: “Se vende esta Obra y otras de diferentes materias, en Madrid en la Librería de BAUN, frente a las Gradas de San Felipe el Real”.

En la nota previa se dice que “hemos hecho la presente edición siguiendo la que corrigió, declaró y comentó el doctísimo Maestro Francisco Sánchez Brocense, que publicó Lucas de Yuntas en 1582”. Y más adelante, en las líneas que dedica el maestro Sánchez al lector: “… este poeta ha de ser tenido en mucho, porque le pueden leer todas las edades y calidades de personas, por ser casto, limpio y provechoso, donde las costumbres no recibirán mal resabio”.

Hay también tres poemas de Alonso González de la Torre, al lector; un segundo de Bernardo de Guimerá dedicado al regidor de Salamanca, don Juan de Guzmán, bajo cuyo mandato se editó el libro de poemas de Juan de Mena y un tercero, un soneto que el tal Guimerá dedicó “á su maestro el doctísimo Francisco Sánchez Brocense” y que copiamos a continuación:

 

 

SONETO

 

Qual hace el rutilante Apolo claro

todo quanto la noche tuvo oscuro,

así vos, maestro mío, lo más oscuro

haceis con excelente ingenio claro.

Qué autor hubo hasta agora ménos claro,

ó qué menos debiera estar oscuro,

que Juan de Mena, cuyo poema oscuro,

queda por vuestra industria vuelto claro?

Porque qual Febo desde su alta esfera

envia su clara luz á cualquier parte,

sin que dexe rincón que no le alumbre;

Así desde esta Salamantina esfera

vuestra doctrina rara á qualquier parte

se extiende, y nada hay ya que solo alumbre.

 

Y para terminar propongo algunas sugerencias:

 

1.- Hermanar la villa de Las Brozas con Villanueva de los Infantes, por la importancia de las dos en la glorificación del idioma castellano.

2.- Que el Camino de Turismo Cultural de la Lengua Castellana, promocionado internacionalmente por la Dirección General de Turismo de España (Turespaña) que ahora sólo discurre, muy bien. por La Rioja, Salamanca y Alcalá de Henares pase también por Extremadura, donde Antonio de Nebrija escribió su Gramática Española (Gata, Alcántara, Las Brozas, Zalamea de la Serena y Villanueva de La Serena), publicada en Salamanca en 1492, y por Castilla La Macha por la importancia de sus hombres de letras: Miguel de Cervantes, Francisco de Quevedo y Bartolomé Jiménez Patón, entre otros.

3.- Una tercera sugerencia y esta va dirigida directamente a los responsables de los Coloquios Históricos de Extremadura es que la edición del año 2023 se le dediquen a El Brocense y se le homenajee en la villa de Las Brozas, con la clausura en el pueblo que le vio nacer. Un servidor forma parte de la comisión nacional del V centenario del fallecimiento del gramático Antonio de Nebrija, muerto en Alcalá de Henares en 1522, por eso ya se está perfilando la comisión nacional del V centenario del nacimiento de Francisco Sánchez de las Brozas y creo que los coloquios no pueden dejar de estar presentes en tan digno acontecimiento cultural.

 

BIBLIOGRAFÍA

 

BARRANTES, V. Aparato bibliográfico para la Historia de Extremadura. Tomo I, página 373 y Tomo III, página 565. Establecimiento tipográfico de Pedro Núñez. Madrid 1875 -1879.

COBOS BUENO, J. M. y SÁNCHEZ SALOR, E. (1998), «Aportaciones científicas de Francisco Sánchez «El Brocense»». En Marqués de la Encomienda, C. Solís Rodríguez, F. Tejada Vizuete, M. Terrón Albarrán y A. Viudas Camarasa (Eds). El Humanismo Extremeño, II (pp. 315–328). Trujillo: Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes.

COBOS BUENO, J.M. y VAQUERO MARTÍNEZ, Materiales para una historia de la ciencia en Extremadura. Páginas 76 – 84. Universidad de Extremadura, 2000.

CUART, B. y COSTAS, J. Traducción y notas a la edición de Minerva. Institución Cultural “El Brocense”. Universidad de Extremadura. Cáceres 1995.

ESCOBAR PRIETO, Eugenio. Hijos ilustres de la villa de Brozas. 4ª edición. Asamblea de Extremadura. Ayuntamiento de Brozas. Mérida 2010.

GONZÁLEZ DE LA CALLE, P.U., Francisco Sánchez de las Brozas. Su vida profesional y académica. Ensayo biográfico, Madrid, Victoriano Suárez. 1922

HOLGADO REDONDO, A., El Humanismo en la Baja Extremadura: En M. Terrón Albarrán (Dir.) Historia de la Baja Extremadura (pp. 297–341), T. II, Badajoz, Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes. 1986.

HOLGADO REDONDO, A. «El Brocense o la arrogancia del saber». En Actas del Simposio Internacional IV Centenario de la Publicación de la Minerva del Brocense: 1587–1987 (pp. 61–79), Cáceres, Institución Cultural «El Brocense». 1989

HOLGADO REDONDO, A., Humanistas extremeños, Badajoz, Excmo. Ayuntamiento de Retamal de Llerena 2001.

MARTÍNEZ CUADRADO, Francisco. El Brocense. Semblanza de un humanista. Prólogo de José Ignacio González Lorenzo. Departamento de publicaciones de la Diputación de Badajoz. Colección Montano número 10. 2003.

MAYANS Y SISCAR, G. Opera Omnia, Tomo III, Genevae, apud Fratres de Tournes. Ginebra 1766.

MICHELENA, L. El Brocense hoy. Homenaje a don Antonio Rodríguez-Moñino 1910 – 1970. Editorial Castalia, Páginas 429 – 442. Valencia, 1975.

MORANTE, Marqués de. Biografía del maestro Francisco Sánchez, Eusebio Aguado, Madrid. (Edición facsímil, Institución Cultural «El Brocense», Cáceres, 1985), Publicada en 1859.

PECELLÍN LANCHARRO, M. Literatura en Extremadura. Tomo I, páginas 135-144. Universitas Editorial, 1980

PECELLÍN LANCHARRO, M., “Escritores extremeños víctimas de la censura”, Revista de Estudios Extremeños, nº 3, 1995.

RIVERA CÁRDENAS, F. Introducción y traducción de Minerva. Editorial Cátedra. Madrid, 1976.

SÁNCHEZ DE LAS BROZAS, F. Obras. Escritos retóricos. Introducción, traducción y notas por Eustaquio Sánchez Salor y César Chaparro Gómez. Institución Cultural “El Brocense”. Cáceres 1984.

SÁNCHEZ SALOR, E. Y CHAPARRO GÓMEZ, C. (eds.), Francisco Sánchez de las Brozas. Minerva o de Causis Linguae Latinae, Edición en latín y castellano. Cáceres, Institución Cultural El Brocense. Universidad de Extremadura, Servicio de Publicaciones, 1995.

SOLANA, M. Historia de la filosofía española. Siglo XVI. Madrid, 1941.

TOVAR. A. y DE LA PINTA LLORENTE, M. Procesos inquisitoriales contra Francisco Sánchez de Las Brozas. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Afrodisio Aguado Madrid, 1941. “Documentos para la Historia del Humanismo español”.

APÉNDICE FOTOGRÁFICO

Fig 1. Casa natal de El Brocense

 

Fig 2. La Minerva

 

Fig 3. Firma de El Brocense

 

Fig 4. Estatua en Brozas

 

 

 

 

 

 

 

 

Nov 152018
 

Teodoro A. López López.

 

Introducción.

 

No deja de tener su interés el estudio de   las cofradías antiguas en el resurgimiento de la religiosidad popular en el último tercio del XX, una vez implantadas las reformas del Concilio Vaticano II. No han faltado trabajos sobre las cofradías pacenses como la Semana Santa en Badajoz por Antonio Manzano Marchirant (1997) en donde incluye además cofradías patronales e historia de sus sedes canónicas en su magnífico libro lujosamente presentado. De encomio es el libro Hermandades y Cofradías en Badajoz y su Partido a finales de la Edad Moderna (2002) por Esteban Mira Caballos en donde transcribe el Censo del Conde de Aranda sobre hermandades, cofradías, gremios, congregaciones u otra cualquier especie de gente coligada (1770) con notas preliminares acertadas y personales. Ambas publicaciones, la primera con aportaciones históricas y actuales, y la segunda dando a conocer el movimiento cofradiero del manuscrito que se conserva en Archivo Histórico Nacional. Nuestro actual objetivo es doble: por una parte, el culto cristológico y mariológico y por otra, la práctica de la caridad cristiana, que no pueden confundirse con fiestas de interés turístico regional y la filantropía, hoy muy extendida. Es incuestionable la fe profunda del pueblo aunque no exenta de ciertas desviaciones que la jerarquía siempre ha querido corregir. En definitiva, es la vivencia del mandato principal de Cristo: el amor a Dios y al prójimo. El culto a Dios y la caridad fraterna a través de las obras de misericordias de rezar a Dios por los vivos y difuntos y enterrar a los muertos.

 

Aquí prescindimos de la base fundamental que sustenta toda esta religiosidad popular de la Semana Santa por escapar a los límites exigidos en estos trabajos. Pero no podemos al menos reseñar: la liturgia de la Semana Mayor.

Durante los siglos XVII y XVIII estaba vigentes las normas litúrgicas del Concilio de Trento promulgadas por Pío V el 1572. Se abre con la procesión litúrgica del Domingo de Ramos y la misa por la mañana como todos días del año, incluidos el Jueves Santo “Misa”, Viernes Santo “Misa de los Presantificados” (objetos santificados anteriormente) que provenía de la ”Feria sexta in Parasceve” y Sábado Santo de gloria con la vigilia mañanera de Pascua. El anuncio de la Resurrección se inicia con el repique de campanas al canto del gloria en los templos a la que seguía las salvas, el corretear de niños y preadolescentes por las calles con los campanillos, así como las niñas y mujeres que recogen en la parroquia e iglesias conventuales el agua bendita para rociarla en sus casas, diciendo: “Sal demonio del rincón, que ha resucitado nuestro Señor”.

 Será Pio XII quien lleve a cabo la reforma de la Semana Santa rescatando muchos de los símbolos y signos propios de la Liturgia el 1951 y el reforma con la Constitución Conciliar » Sacrosanctum Concilium» de 1963.

 

Censo del Conde Aranda 1770.

 

El Archivo Histórico Nacional de Madrid guarda entre sus fondos   el manuscrito de Provincia de Extremadura. Badajoz y pueblos de su partido .Cofradías que hay en cada pueblo. Consejos. Legajo 1721. Exp. 8. Nº 1-424. El titulo puede engendrar cierta confusión, cuando es toda la diócesis pacense. A saber, Badajoz capital y pueblos de su partido[1]. El resto del espacio de la baja Extremadura la ocupaban los tres obispados prioratos de San Marcos de León-Llerena, y los de la Orden de Alcántara en Magacela-Villanueva de la Serena y Zalamea de la Serena.

 

Lógicamente nos ocuparemos de Badajoz capital cuyo manuscrito es completo en información para toda diócesis pacense. Igual suerte corrieron los obispados de Toledo (mal estado), Plasencia, Córdoba, Calahorra y Barbastro, y Segovia. Puede ser que algunos obispados sueltos estén en la serie antigua de “Consejos de Castilla” o en otras series de “Varios” o estar dispersos entre otros legajos en el A.H.N.

 

Sin embargo el Censo del Conde de Aranda sobre el resto de los obispados prioratos en el territorio badajocense que se guardan en la Real Academia de la Historia y fue publicado por el Instituto Nacional de Estadística pero en unas tablas proporcionado reproducciones de información estadística del número de casados y solteros, eclesiásticos, conventos y estamentos exentos como los hidalgos y militares, careciendo desgraciadamente de cualquier dato sobre cofradías. La provincia de León en Extremadura. Provisorato de Llerena Reproducciones. Ficha editorial, 1-38[2]. Priorato de Magacela– Villanueva Reproducciones de ficha editorial 1-17[3]. Por tanto, no podemos conocer el movimiento cofradiero de los restantes pueblos badajocenses que el censo del Conde realizó. El Provisorato de Mérida y el Priorato de Zalamea no se recogen en los once tomos publicados.

 

Volvamos a la Orden de 28 septiembre de 1770 de D. Pedro Pablo Albarca de Bolea, Conde de Aranda, Presidente del Real y Supremo Consejo de Castilla, en la que se pide declaración de las erecciones, rentas, fiestas y gastos de las cofradías. La situación política era de cambio. Don Sebastián Gómez de la Torre, Intendente General y Corregidor de Badajoz había abandonado Badajoz el siete de julio de 1770 para hacerse cargo como Intendente de Valencia. El intendente sustituto don Juan de Lerena notifica al Conde de Aranda que delegaba dicha actividad en el alcalde mayor de Badajoz y corregidor don Manuel Santos Aparicio García. Se excusaba diciendo que su “deseo de no tomar facultades que no competen a la intendencia”.

 

El uno de septiembre inmediato en que llega don Jerónimo Henríquez, Marqués de Uztáriz, que se hace cargo de la Intendencia. No obstante, continúa en la gestión del censo el alcalde mayor don Manuel Santos con gran diligencia y operatividad. El catorce de octubre de 1770 se dirige al Obispo D. Manuel Pérez Minayo (1755-1779), quien a su vez encomienda la gestión a los párrocos a través sendas circulares implicando a los mayordomos de las cofradías, que responden con presteza, de modo que en mayo de 1771 habían respondido casi todas, 33 de las 36 cofradías. Eran 26 de Badajoz y 286 de los pueblos dando como resultado total de 312 cofradías para la diócesis pacense, que son las que el censo. Consecuentemente el 21 de junio inmediato D. Manuel Santos envía el informe completo al Conde de Aranda.

 

Pasos procesionales de penitencia

Tabla I[4] 5

   

 

 MARTES SANTO

 

Cofradía de Jesús de la Humildad[5]. Relación que da el mayordomo Juan Correa, la que se sirve en el convento de las monjas Madre de Dios de Valverde de esta Ciudad. Tuvo su principio el 12 octubre de 1693 y fue aprobada en dicho día por Juan Tomás Marín de Rodezno, obispo que fue de Badajoz ante Aldana y Salgado, notario mayor. Hacen dos fiestas al año: Una, sacar todos los martes santo en procesión, con la efigie de Jesús de la Humildad[6], preso entre tres sayones vestidos con una túnica larga en señal de penitencia en memoria cuando su Majestad fue preso acompañándolo con otro paso que es la Oración en el Huerto, como también María Santísima Ntra. Sra. del Mayor Dolor; otra, la Fiesta en un domingo del mes de agosto de cada año se le hace al Señor de la Humildad.

 

Renta anual

“Primeramente un censo de diez y nueve reales y veinte y siete maravedís que paga Juan Romero de una viña al sitio del Mercadillo.

Tiene esta cofradía veinte hermanos que contribuyen todos los años con cinco reales y veinte y dos maravedís cada uno y por ellos, ciento doce reales y treinta y dos maravedís.

Asímismo tiene esta cofradía ocho regidores que tienen la obligación de pedir con las varas por las calles todos los domingos del año y regulada la limosna que sacan para un quinquenio importan ciento veinte y dos reales de vellón.

Todos los años tienen un petitorio por las calles para hacer dicha procesión y lo que se ha sacado para el quinquenio son setenta reales de vellón.

En el mismo día del Martes Santo salen cuatro o seis varas a pedir por las calles para el Señor y regulado por el quinquenio lo que se ha sacado son cincuenta reales.

Los sujetos que llevan los pasos en dicha procesión contribuyen con la limosna de ochenta reales de vellón.

Tiene dicha cofradía una bóveda para enterrarse los hermanos que falleciesen y también se mandan enterrar   algunos otros sujetos por devoción que tienen y anualmente regulado para el quinquenio que produce dicha bóveda sesenta reales.

Y habiendo regulado las entradas de todos los hermanos en esta cofradía para un quinquenio, asciende a ochenta reales de vellón.

Asímismo tiene dicha cofradía dieciséis hermanas viudas que éstas contribuyen todos los años con cuatro reales cada una. ( en total) sesenta reales.

El estandarte de la procesión es costumbre de llevarlo un caballero de este pueblo que la cofradía lo invita para ello y a cada dicha función da la limosna de cien reales.

Importa el producto de estas rentas de esta cofradía por un quinquenio los expresados setecientos cincuenta y seis reales y veinte y cinco maravedís de vellón.  

 

Gastos para las dos funciones

Se paga diez ducados a la comunidad de San Francisco toda por asistir el martes santo a la procesión en la tarde, en los que se incluye treinta reales al predicador por el sermón que predica antes de salir la procesión. (Total ciento y diez reales).

De cada hermano que fallece paga esta cofradía a dicha comunidad setenta reales de vellón por la asistencia al entierro y llevan el cadáver, y habiendo regulado por un quinquenio doscientos y diez reales de vellón.

Al cura por los derechos parroquiales de procesión, se paga anualments   treinta y cinco reales de vellón.

Por la asistencia de los capellanes de coro y dos miseros a la procesión treinta y cinco reales de vellón.

Item, ochenta reales que se gastan para el refresco de la comunidad, capellanes de coro y nazarenos que llevan las insignias, ochenta reales.

Item, seis reales al tribunal económico de esta ciudad por la licencia para que se pueda sacar la procesión seis reales.

Item, por hacer los virotes para invitar a las gentes de esta capital a fin de que asistan a la procesión a acompañar a su Majestad cada uno con una vela, veinte reales.

Importan los gastos de esta procesión los expresados quinientos y catorce reales de vellón en los que se incluyen los doscientos y diez reales que van regulados por entierros de hermanos en cada año.

Y se pasan a formar los demás gastos a la cera del Señor y otros, a saber: en un domingo de los del mes agosto de cada año se hace la ofrenda al Señor de la Humildad que esta función la paga D. Fernando de Lemos y Moriano, tesorero reformado por el vínculo que en esta ciudad posee y fundó don José Rocha, que lo grabó con dicha perpetuidad y con que tuviesen la obligación los poseedores de dicho vínculo el tener la lámpara con que alumbra al Señor continuamente ardiendo lo que así se ejecuta por dicho poseedor.

En fuegos para dicha fiesta paga la cofradía treinta reales de vellón.

En las tafetanes colgaduras para la capilla mayor de la iglesia de dicho convento que es en donde se coloca el Señor para la fiesta, doce reales.

Por la cera que se consume del año en misas veinte y ocho reales.

Item, por los derechos de tomar las cuentas en la santa visita se pagan todos los años treinta y tres reales.

Item, por los derechos del cabildo que se celebra anualmente para nombrar mayordomo y regidores cuatro reales.

Item, por diferentes gastos menores que se ofrecen en dichas dos funciones, veinte reales.

Es el gasto que tiene en esta cofradía según se manifiesta de ella los expresados, seiscientos treinta reales. Y para   que conste firmo ésta en Badajoz a tres de diciembre de 1770. Juan Correa”[7]

 

Tabla II Cofradía   de Jesús de la Humildad

RENTA Conceptos varios Cantidades Cantidades Temporalización
Censos Viña 19 r. 27 mrs.
Cuota personal 20 hermanos 5 r. 22 mrs.
Petitorio Dominical y festivo 120 reales de vellón Quinquenio
Petitorio Cuaresmal 70 reales de vellón Quinquenio
Petitorio Martes santo 50 reales de vellón Quinquenio
Costaleros 80 reales de vellón
Bóveda Hermanos y algunos devotos 60 reales Quinquenio
Hermanos Entradas reguladas 80 reales de vellón Quinquenio
Cuota 16 Hermanas viudas 60 reales
Estandarte Un caballero del pueblo 100 reales
GASTOS
Procesiones Frailes gabrieles 10 ducados
Predicador 30 reales
Entierro Anuales 210 reales de vellón quinquenio
Derechos parroquiales Anuales 35 reales de vellón
Procesión Capellanes de coro y dos miseros 53 reales
Refresco Frailes, capellanes de coro y nazarenos 80 reales
Tribunal eclesiástico Licencia 6 reales
Invitaciones Gentes con una vela 20 reales
Entierros 210 reales
Segunda   fiesta Fundadores
Fuegos 30 reales
Colgaduras 12 reales
Cera Misas 28 reales
Cobrador 33 reales
Gastos menores 20 reales

 

 

MIERCOLES SANTO

 

Cristo del Rosario, coronado de espinas[8], que se venera en el Convento de Santo Domingo y fue aprobada por D. Juan Tomás Marín de Rodezno el 28 de abril de 1695 ante Sebastián Aldana y Salgado, notario mayor, con la obligación de sacar la procesión el miércoles santo por la tarde el titular entre tres sayones, en memoria de cuando en su pasión santísima le coronaron de espinas por la redención del género humano y le acompañaron Pedro y María Santísima del Mayor Dolor[9].

 

Rentas   ciertas

 

“Tiene la cofradía ocho casas en esta ciudad que valen en arrendamiento mil doscientos sesenta y cinco reales de   vellón.

 

Rentas   inciertas

 

Tiene cincuenta y dos hermanos, que contribuyen con doscientos noventa y tres reales y diez y ocho maravedís, y cada con cinco reales y y veinte y dos maravedís.

Esta cofradía tiene obligación de sacar el Santo Rosario por las calles todas las noches del año y la limosna que se produce, regulado por un quinquenio, son doscientos ochenta reales de vellón.

Asimismo para hacerla fiesta del Santísimo sale dicha cofradía con la autorización judicial y hace un petitorio por las calles que, regulado por un quinquenio lo que produce, son cuarenta reales.

Regulada la limosna que dan los hermanos de esta cofradía por llevar las insignias en la procesión del miércoles santo son cientos setenta reales.

Hace esta cofradía tiene otro petitorio en la Cuaresma con autorización para la procesión del miércoles santo que produce, por un quinquenio sesenta reales de   vellón.

Y regulada por un quinquenio las entradas de los hermanos que se asientan en esta cofradía son dos y su limosna sesenta reales.

Tiene esta cofradía veintiocho hermanas viudas que contribuyen cada un año con cuatro reales de   vellón e importan ciento doce reales.

Importa la renta anual de esta cofradía dos mil doscientos ochenta reales y dieciocho maravedís de vellón.

Descuenta de la renta anterior: primeramente se debe descontar de la dicha renta doscientos noventa y cuatro reales y diez y seis maravedís de vellón.

Por la misa del día de la fiesta del Señor se paga al convento de Santo Domingo veinte y cuatro reales. Al predicador por el sermón sesenta y ocho reales (y) por los fuegos cincuenta y cinco reales.  

 

Gastos

Procesión de Semana Santa: a la comunidad de San Gabriel por asistencia cien reales, derechos parroquiales veinte y ocho reales, monaguillos seis reales, al Sacristán del convento ocho reales. Por el refresco de la comunidad y nazarenos que llevan las insignias cuarenta reales. Por las honras que esta cofradía tiene obligación de hacer por los hermanos difuntos cincuenta y ocho reales. Por seis misas de tabla veinte y cuatro reales. Por cera amarilla para las honras seis libras cuarenta y ocho reales.

Regulados dos entierros al año de los hermanos que fallecen al respecto de setenta y dos reales cada uno importa cientos cuarenta y cuatro reales.

Item, se pagan cuarenta reales de vellón en santa visita por los derechos de formar las cuentas y visitar esta cofradía cuarenta reales.

Item, a un notario para asistir al cabildo para la elección de mayordomo y regidores cuatro reales.

Item, por el importe de seis arrobas de aceite para la lámpara del Señor a treinta reales (importan) cientos ochenta 180 reales. Hacen dichos gastos ochocientos veinte y siete reales. Hacen dichos gastos ochocientos veinte y siete reales.

De forma que queda de renta para la composición de casas y demás gastos que se ofrezcan al culto del Santísimo Cristo del Rosario los expresados mil ciento cincuenta y ocho reales y dieciocho maravedíes y, en cumplimiento de lo mandado por el señor provisor vicario general, doy ésta y firmo en Badajoz a catorce de febrero 1771. Firmado Gregorio López de Castillo”[10].

 

Tabla III   Cristo del Rosario, coronado de espinas

RENTA Conceptos varios Cantidades Cantidades Cantidades Cantidades
Ocho Casa Anual 1265 reales de vellón
Cuota personal 52   hermanos 5 reales 22 mrs. 293   reales 18 mrs.
Rosario diario nocturno Quinquenio 280 reales
Autorización judicial Quinquenio 40 reales .
Insignias Quinquenio 170   reales
Petitorio cuaresmal Quinquenio 60 Reales de vellón
Cuota Entrada de hermanos 60 reales
Cuota 28 hermanas viudas 150 reales
Renta anual 2280 reales 16 mrs. De vellón
GASTOS
Procesión Frailes gabrieles 100 reales
Fiesta del Señor PP. dominicos 24 reales
Predicador 68 reales
Fuego 53 reales
Derechos parroquiales Cura, monaguillos y sacristán del convento 28 reales

6 reales

8 reales

Refresco Comunidad, capellanes de coro y nazarenos 40 reales
Honras 58 reales
Misas Seis misas 24 reales
Cera amarilla 6 arrobas 48 reales
Entierros Anuales (dos) 72reales 144 reales
Santa Visita 40 reales
Notario elecciones 4 reales
Lámpara del Señor 6 arrobas de aceite 180 reales

 

JUEVES SANTO

Hermandad de Ntra. Sra. de la Soledad. Relaciónjurada y firmada por Manuel Domaica como mayordomo de esta cofradía, sita en la ermita intramuros de la ciudad. Fundada esta cofradía erigida 3 de abril de 1664 por D. Jerónimo Rodríguez de Valdera, obispo de Badajoz ante D. Luís Fernández, su notario. Esta ermita fue erigida para ayuda de parroquia el 1727 por orden del Obispo D. Pedro Francisco de Levanto, habiéndose en ella colocado el Santísimo, de donde sale para suministrarlo a los enfermos por tener su distrito separado de la única parroquial del Sagrario de esta Santa Iglesia Parroquial y señalado un cura vicario que cuida de él y de darle el pasto espiritual a sus feligreses.

Así mismo dicho cura vicario explica en dicha ermita a sus feligreses la doctrina cristiana y en ella concurren a ser examinados en la cuaresma de cada año para el cumplimiento pascual de la iglesia.

A dicha ermita asisten los señores Deán y cabildo de esta Santa Iglesia Catedral acompañado a la tercera letanía de las tres que en cada año se hacen en la que celebra dicho cabildo, misa cantada y sermón a sus expensas. Y dichos dos cabildos en viendo que ella padece algunas faltas de lluvias, u otras calamidades se acogen al patrocinio y amparo de esta soberana y mujer de Ntra. Sra. de la Soledad, sacándola en procesión y la llevan a la S.I.C. en los dichos dos cabildos, y le hacen por espacio de nueve días de rogativas, habiendo conseguido de esta Soberana Imagen, esta ciudad el bien apreciado. Tiene esta cofradía que sacar en procesión todos los días de Jueves Santo de cada año al Señor de la Paciencia amarrado a la columna con su Santísima Madre María de la Soledad que es el paso lastimoso de cuando el Señor fue azotado en su pasión. Tiene también la obligación la cofradía de sacar las noches del año el Santísimo Rosario por las calles y las rentas y gastos son

Renta anual cierta

 

“Primeramente tiene esta cofradía de renta cierta que cada un año le paguen por razón de censos novecientos noventa y ocho reales y cinco maravedíes de vellón.

Tiene doscientos y veinte reales de vellón que en cada un año gana una casa en esta ciudad calle de Contreras. .

 

Renta anual incierta

 

Tiene esta cofradía ocho regidores con la obligación de pedir con las varas por la calles un día en cada semana de las de un año y regulado la limosna que sacan para un quinquenio asciende a trescientos reales de vellón.

Ytem regulado el grano que en cada año dan a Nuestra Señora de limosna sus devotos importa su valor por un quinquenio quinientos cuarenta reales de vellón

Ytem en todas misas que en dicha iglesia o ermita se celebran se pide limosna para ayuda del culto de dicha Soberana Imagen y regulada por un quinquenio asciende dicha limosna a cuatrocientos reales de vellón.

Ytem hace esta cofradía un petitorio con la autorización judicial por las calles, en la cuaresma para ayuda a los gastos de procesión de Semana Santa, regulada la limosna que se saca por un quinquenio asciende a ochenta y dos reales.

Ytem en el novenario que a la Virgen se hace en cada un año se junta de limosna   noventa reales.

Ytem   de la limosna que se junta ende la limosna que se junta en el Santo Rosario por las calles de noche importa por un quinquenio de cada un año quinientos reales de vellón.

Ytem de las insignias que se alquilan en la procesión de Jueves Santo producen en cada año setenta reales de vellón.

Ytem por razón de las limosnas de los particulares con que los fieles contribuyen en cada un año por devoción, tanto los de esta ciudad como los forasteros, y aún los del Reino de Portugal que continuamente están viniendo a dicha ermita a cumplir promesas que hacen a dicha Soberana Imagen se le regulan mil reales de vellón.

Importa la renta anual que a esta cofradía se le regula por cierta e incierta los expresados cuatro mil y doscientos reales de vellón con cinco maravedís, y se pasa a demostrar los gastos a saber:

 

       Gastos

 

Primeramente se le paga seiscientos dieciocho reales de vellón al Sr. Bernabé Chamizo y a D. Juan Gordillo presbíteros en calidad de capellanes de esta cofradía seiscientos diez y ocho reales de vellón de por mitad por las obligaciones que tiene esta cofradía.

Ytem ochenta y ocho reales de vellón que en cada año se pagan a Alonso Delgado por cantor del Santo Rosario que saca de noche esta cofradía.

Ytem cuatrocientos y cuarenta reales de vellón en   cada un año se pagan al sacristán de dicha ermita por cuidar de ella.

Ytem doscientos noventa y ocho reales de vellón que se pagan por las fiestas que en cada un año se hace a Ntra. Sra. y procesión de Semana Santa y su distribución es a saber: Al Cura por la procesión de Semana Santa y fiesta de Ntra. Sra. cuarenta y seis reales; A la comunidad de san Francisco por la asistencia a la procesión de Semana Santa y función de Ntra. Sra., doscientos diez reales; A los monaguillos de la Santa Iglesia a dichas dos funciones cuatro reales y Por los fuegos para la fiesta de Ntra. Sra. treinta y ocho reales. Hacen dichos doscientos noventa y ocho reales.

Ytem por las velas de sebo que se gastan en el Santo Rosario cincuenta reales.

Ytem ciento treinta reales de vellón los mismos que en cada un año en trigo para Hostias por ser crecido el número de misas que en dicha ermita se celebran todos los días.

Ytem ciento treinta y cuatro reales de vellón que se consumen en vino para la celebración de dichas misas.

Ytem por el valor de seis arrobas de aceite regulada a veinticuatro reales cada una por un quinquenio. Son ciento cuarenta y cuatro reales.

Ytem por el agasajo que se da a la música de la Santa Iglesia Catedral de esta ciudad por ir a cantar todos los sábados en la tarde del año la Salve a Ntra. Sra. sesenta reales de vellón.

Ytem por diferentes gastos menores que se ofrecen hacer en dicha Iglesia y en los faroles que se quiebran le están asignado a este mayordomo.

Ytem sesenta reales de vellón que dan al predicador por los dos sermones que dan al predicador que en cada un año se predican en dicha ermita el uno el día de la Virgen y el otro el Jueves Santo en la tarde antes de salir la procesión. Sesenta reales.

Ytem ciento nueve reales de vellón los mismos que en cada un año paga esta cofradía por varios censos que contra sí tiene la hacienda que posee Ntra. Sra. y va demostrada.

Ytem Cuatro reales de vellón que se paga a cada un año a un notario para la elección de   mayordomo y regidores que se hace para el buen gobierno de esta cofradía.   Cuatro reales.

Ytem sesenta reales de vellón que en cada un año se pagan en la visita de su Ilma. El Sr. Obispo de esta ciudad por la formulación de las cuentas que se forman a los mayordomos de esta cofradía. Sesenta reales.

Ytem seiscientos reales de vellón los mismos que en cada un año se consumen en dicha ermita en la fiesta de Ntra. Sra., Novenario: celebración de misas y las luces que se ponen de noche a Ntra. Sra. advirtiendo que algunos años con la cera que se junta de limosna en la procesión del Jueves Santo hay la bastante para hacer dichos gastos por lo que en razón la cofradía no gasta en cera cosa alguna.

 

Esta cofradía tiene la obligación de enterrar a los hermanos que fallecen   y en cada entierro se gastan noventa y ocho reales de vellón, en la comunidad de San Francisco, derechos parroquiales y ocho capellanes de coro de la Santa Iglesia.

De forma que después de hechos los figurados; gastos dos mil novecientos y tres reales, renta cuatro mil doscientos cinco (reales) y cinco maravedís, sobrante mil doscientos reales y cinco maravedís, los cuales se convierten en el adorno de Nuestra Señora e iglesia y apara que conste donde convenga firmo en Badajoz a diez de abril de 1771. Manuel Domaica”[11].  

 

Tabla IV Nuestra Señora de la Soledad

RENTA Conceptos varios

 

Cantidades
Censos 998, 5 reales y mrs. de vellón
Casa C/ Contreras 220 reales de vellón
Grano Quinquenio 540 reales de vellón
Petitorio semanal Quinquenio 300 reales de vellón
Petitorio de las misas 400 reales de vellón
Petitorio cuaresmal 82 reales
Limosna del novenario 900 reales
Rosario por las noches 500 reales
Insignias Jueves santo 60 reales
Limosnas particulares Pacenses y foráneos 1000 reales de vellón
GASTOS
Dos capellanes de la ermita 600 reales de vellón
Cantor del Santo Rosario 88 reales de vellón
Sacristán 440 reales de vellón
Procesión de Semana santa y fiesta a Ntra. Sra. Cura, Frailes

Monaguillos, Fuego

46 reales, 210 reales

4 reales, 38 reales

Velas de   sebo Santo Rosario 50 reales
Trigo para Hostias Anualmente 130 reales
Vino Celebraciones de misas 134 reales
Lámpara. 6 @ de aceite Quinquenio 24 reales
Capilla de música – catedral Todos los sábados 60 reales de vellón
Gastos menores y faroles
Predicador Dos sermones, ante de la procesión el jueves santo y fiesta 60 reales
Censos 109 reales
Notario 4 reales
Visita canónica 60 reales
Novenario 600 reales
Entierros Párroco, frailes y capellanes de coro 908 reales

 

 

VIERNES SANTO

 

Cofradía de Dulce Nombre de Jesús, que se sirve en el convento de santo Domingo   movidos por los oficiales de sastres en un excesivo celo por quitar la mala costumbre de jurar y blasfemar el Santo Nombre de Jesús. Fue aprobada por D. Jerónimo López de la Madrid, vicario general de D. Andrés Fernández de Córdoba el 16 de marzo de 1603 y hallándose en otros conventos de PP. Dominicos semejante cofradía y Pio IV aprobó aquellas cofradías y las que se fundaran con semejante título, (Breve Pontificio de 13 de abril de 1634) concede indulgencias y jubileos. Se saca el viernes Santo por la mañana de cada año a Jesús Nazareno en procesión con la Santísima Madre Ntra. Sra., en memoria de cuanto en su Pasión Santísima iba con la Cruz a cuesta al Monte Calvario a padecer muerta de Cruz por todo el género humano, la cual licencia le fue concedida a dicha cofradía para sacar dicha procesión, a la que actualmente saca.

 

Rentas

 

Esta cofradía tiene de renta anual y corriente de casa y censos dos mil ciento setenta seis reales de vellón con nueve maravedís.

Item, los hermanos de esta cofradía asisten a llevar las insignias de la procesión del viernes santo por la mañana y cada uno contribuye al Señor Nazareno con la limosna que es de su devoción que por un quinquenio asciende   a cuatrocientos treinta reales de vellón.

Item, nombra esta cofradía ocho regidores cada año que estos tienen obligación de pedir todos los domingos del año con las varas por las calles, y la limosna que juntan por un quinquenio asciende a ciento setenta y dos reales.

Tiene así mismo esta cofradía treinta hermanos que estos en muriendo alguno, contribuyen los demás hermanos con la pecha de diez y ocho maravedís que importan, al haberse regulado por quinquenio tres entierros, cuarenta y siete reales y medio.

Regulada la limosna que los fieles contribuyen al Seños de su propia voluntad, asciende

Anualmente sesenta reales, poco más menos.

Item, se hace un petitorio con la autoridad judicial del Señor procurador de esta ciudad, por las calles, para hacer la procesión del viernes santo que regulada la limosna que se saca por un quinquenio, asciende   a ochenta reales de vellón. Que importa la renta anual los expresados dos mil novecientos sesenta y cinco reales y veinte y cinco maravedís, y los gastos que esta cofradía tiene son a saber:

 

Gastos

Primeramente por las misas y funciones que celebra la comunidad se le paga en cada un año trescientos cuarenta y dos reales de vellón.

Item, por los gastos de la procesión del viernes santo por la mañana a la comunidad de San Gabriel, derechos parroquiales, incluso a acólitos y monaguillos, doscientos ochentas reales.

Item, por la fiesta que hace esta cofradía en el día del Año Nuevo de cada un año, incluido sermón y misa cantada, ciento cincuenta reales.

Item, de la hacienda que tiene esta cofradía se pagan en cada un año por razón de convenio que contra si tiene, cuatrocientos sesenta y ocho reales.

Item, por el acto que celebra esta cofradía todos los años para la elección de mayordomo y demás oficiales de ella se pagan a un notario cuatro reales.

Item, por los derechos de la formalización de cuentas en santa visita cuarenta reales. Gasto anual diez mil doscientos ochenta y cuatro reales.

Agregase a este gasto seis arrobas de aceite para alumbrar al Santísimo en cada un año y al respecto de veinte y cuatro reales, regulado por quinquenio hacen ciento cuarenta y cuatro reales.

Importan el gasto mil cuatrocientos veinte y ocho reales y la renta anual dos mil novecientos sesenta y cinco reales y dos maravedís, sobrante mil quinientos treinta y nueve reales y veinte y cinco dos maravedís. Los mil quinientos treinta y nueve y veinticinco maravedís de vellón sobrantes, después de gastos, se aplican para ornamentos de esta cofradía como también para la decencia del Señor Nazareno y la del Santísimo Dios con el título del Dulce Nombre de Jesús en cuya conformidad y cumplimiento con mandato Judicial doy esta carta que firmo en Badajoz, a 8 de febrero de 1771. Ignacio López”[12].

 

Tabla V. Dulce Nombre de Jesús.

RENTA                                     Conceptos varios Cantidades
Casa y Censos Anual 1176   reales de vellón
Insignias Viernes Santo

S. Nazareno

Quinquenio 430 reales de vellón
Petitorio dominical Quinquenio 172 reales de vellón
Petitorio Viernes Santo Quinquenio 80 reales de vellón
Cuota de 30 hermanos Quinquenio 47 reales y medio
Limosna anual 60 reales
GASTOS
Misas y funciones Anual 342 reales de vellón
Procesión del viernes santo Clero, frailes y monaguillos 280 reales
Fiesta de Año Nuevo Misa y sermón 150 reales
Pago   por el convenio Anual 468 reales
Notario Elecciones anuales 4 reales
Santa Visita Aprobación de cuentas 40 reales
Lámpara. 6 arrobas de aceite Anual 24 reales

 

 

VIERNES   SANTO  

 

Cofradía de Santiago. Patrono y defensor de España que sale de la ermita del Castillo de esta plaza el 13 de agosto de 1605 fue aprobada   por el Lic. Mateo Canseco, provisor y vicario general que fue de este obispado por el Ilmo. D. Andrés Fernández de Córdoba, Obispo que fue de él con cuya aprobación se acudió a N. S. S. Padre Clemente VIII el cual expidió Breve Apostólico aprobando la dicha cofradía en 5 de enero de 1605 concediéndoles muchas indulgencias y gracias tanto para en vida como para la hora de la muerte a los cofrades que fueran de ella y fue admitida como Hermandad a la Iglesia lateranense como miembro de la misma para participación de todas las gracias concedidas a ella y la referida cofradía tiene obligación en los Viernes Santos del año en sacar por la tarde el Santo Entierro y sermón y el paso lastimoso del Descendimiento a la vista del predicador en la que lleva la insignia del patrón y le acompaña la Santísima Madre, con el título de las Lágrimas.

 

Renta cierta

 

“Tiene esta cofradía ciento cincuenta y dos reales y doce maravedís de censos, que cada un año se pagan por diferentes sujetos de esta ciudad.

Tiene esta cofradía ciento y un hermanos que estos contribuyen en cada entierro que hay en dicha cofradía con la pecha   de seis cuartos y habiéndose regulado por un quinquenio los que han fallecido han debido contribuir con tres entierros y por ellos dos cientos treinta y un reales y treinta maravedís. .

Item por razón de cincuenta las insignias de la Pasión de Cristo Señor Nuestro que éstas las llevan con mayor decencia o más tantos nazarenos, y dan de limosna la que es su voluntad, y habiéndose regulado por el mismo quinquenio importa dicha limosna trescientos reales.

Item tiene esta cofradía ocho regidores que estos todos los meses deben contribuir con la limosna de   dos reales de vellón cada uno, los que salen a pedir con las varas para juntar dicha limosna todos los domingos del año y su producto son ciento noventa y dos reales..

Item, por llevar la urna en donde vas u Divina Majestad dan limosna los fieles que la llevan setenta y dos reales

Item, por llevar la Virgen cuarenta y ocho reales.

Item, haze esta cofradía con la Autoridad judicial dos petitorios para ayudar a los gastos de dicha procesión que estos regulados por el mismo quinquenio importan ciento noventa reales.

Item, el día de la procesión se entregan cuatro varas a personas de buena conducta que estos bajan a la Ciudad, y pidan limosna para el Señor en la que juntan noventa reales.

Item, para hacer la función del glorioso Santiago que es el 25 de julio se hace otro petitorio del que sacará setenta reales.

Importa la renta anual cierta e incierta los expresados mil doscientos cuarenta y ocho reales y 8 maravedís de vellón   y se pasa a demostrar los gastos que esta cofradía tiene y son a saber:

Gastos

Primeramente al Párroco por la asistencia a la fiesta del Santo Patrono por la mañana y tarde inclusos los derechos del Sacristán veinte y cinco reales. Item, a los monaguillos de la Santa Iglesia ochos reales. Item, a la comunidad de San Gabriel por la asistencia de dicha fiesta setenta y dos reales. Item, al Predicador sesenta reales. Item, por el refresco que es costumbre dar a la comunidad por la tarde treinta reales. Importa dicha función cinto noventa y cinco reales.

 

Gastos de la procesión del Viernes Santo: al Párroco y Sacristán por su asistencia veinte y ocho reales y a la comunidad de San Gabriel por lo mismo 88 r., al Predicador por el sermón sesenta reales. Importan dichos gastos ciento setenta y seis reales.

Entierros regulados; Por tres entierros regulados al año se pagan a la comunidad de San Gabriel doscientos dieciséis reales. Al Capellán por celebrar las Misas en los domingos y días de fiestas en el año que aplica para los hermanos vivos y difuntos de esta cofradía doscientos cuarenta reales.

De manera que conferida la renta de esta cofradía con los gastos de ella quedan sobrantes cuatrocientos veinte y un reales de vellón y ocho maravedís y los que se distribuyen en el mayor culto del Señor y para que conste donde convenga doy esta que firmo en Badajoz   a seis de diciembre de 1770. Joseph Jaramillo Melilla”[13].

 

Tabla VI Cofradía de Santiago

RENTA Conceptos varios Cantidades Cantidades
Censos 152 reales 12 mrs.
Cuota personal 101 hermanos

Quinquenio. Entierro.

231 reales 30 mrs.
Insignias de la Pasión Quinquenio

Nazarenos

300 reales
Petitorio dominical 8 regidores 192 reales
Petitorio cuaresmal Anual 190 reales
Petitorio de Santiago 25 de julio 70 reales
Procesión Llevar la urna 72 reales
Procesión Llevar la Virgen 48 reales
GASTOS
Fiesta de Santiago Mañana y tarde 25 reales
Monaguillos De la Santa Iglesia 8 reales
Comunidad de san Gabriel Procesión 72 reales
Predicador Procesión del viernes santo 60 reales
Refresco
Párroco Procesión del Viernes santo 28 reales
Comunidad de san Gabriel Procesión del Viernes santo 88 reales
Predicador Procesión del Viernes santo 60 reales
Entierros regulados Tres al año 216 reales
Capellán Misas en días de precepto 240 reales

                                    

Conclusiones      

Para Cicerón la historia era “maestra de la vida” y para Cervantes “maestra de la verdad”. En realidad, ambas sentencias eran y son retos de apuestas para el futuro. Aquí mencionaremos un decálogo de grandes conclusiones. El periodo que hemos historiado nos lleva a concienciarnos a una serie de /procesos tendenciales que no podemos repetir. El Código de Derecho Canónico (1983) recoge con precisión para que todos estatutos se acomoden a la regla universal.

 

  1. La razón de su existencia es fundamentalmente el culto de latría (Dios) e hiperdulía (María) y no deben ser suplantados por el desorbitado deseo de una fiesta de interés turístico regional.
  2. La asistencia espiritual y corporal a los cofrades no se pueden confundir con el sentido de ciertas organizaciones laicales de filantropía, actualmente muy sensible a los necesitados, ocultando las obras de caridad, que debe caracterizar a las cofradías de la Iglesia Católica.
  3. La moralidad pública de los cofrades no se debe olvidar para que las irregularidades de algunos cofrades se vayan corrigiendo.
  4. El evitar el gasto superfluo y demasiado para corregir el pugilato entre las cofradías no acorde con la praxis de austeridad que el Papa Francisco quiere para la Iglesia de hoy.
  5. La figura del Obispo, ordinario del lugar siempre ha sido y es la autoridad máxima en el control de las cofradías.
  6. Medidas de comportamiento ejemplar de los hermanos durante los cortejos profesionales suprimiéndose los disciplinantes debe reflexionar a los costaleros.
  7. La falta de dotación económica llevó a abolir algunas cofradías que se financiase sólo de limosnas. Hoy con cariz de subvenciones públicas.
  8. Se manda para rogativas públicas, se pidiese la licencia de la autoridad civil, pero nunca la aprobación para erigir una cofradía que siempre es prerrogativa del Ordinario del lugar.
  9. Los petitorios públicos que se hagan escrupulosamente y satisfaga principalmente la aplicación de misas por los difuntos cofrades, predicadores, ministros en las procesiones…. Que el tiempo ha ido reduciendo. No puede salir procesión sin presidencia eclesiástica.
  10. La picaresca nunca falta a la condición humana, que hemos de precaver del fraude con las limosnas. Una sana contabilidad y transparencia nos hace sintonizar con nuestros tiempos.

Apéndice documental I.

EL INTENDENCIA DE LA PROVINCIA DE EXTREMADURA REMITE UN ESTADO DE COFRADÍAS QUE HAY EN LOS PUEBLOS DE SU COMPRENSIÓN

  • Sr. D. Juan de Lerena[14]

 

  1.  

“Muy Sr. Mío en contestación del oficio que V.S. me ha pasado en este día sobre la orden que expresa de hermandades, gremios y congregaciones u otra cualquier especie de gentes coligadas, que celebren una o más fiestas del año, dirigida en los 28 de septiembre del año próximo pasado a la Intendencia por el Excmo. Sr. Conde de Aranda, debo manifestarle a V. S. se me remitió por el Sr. Marqués de Uztáriz, pareciéndole corresponder al consentimiento los particulares de ella se trata y habiendo acusado el recibo a su Exª en los ocho de octubre inmediato, he pasado a los pueblos del partido por cartas , excusando brevedad como en ella se previene, la noticia individual de su concepto, para que me repitan una puntual relación de cuanto comprende lo que lo que han ejecutado, a excepción de dos o tres que aún no han cumplido; a los que instaré para que con la brevedad posible lo ejecuten y yo pueda cumplir con lo demás que se manda. Dios guarde a S.M. como lo deseo. Badajoz mayo 6 de 1771. BSM de V.S. con afecto siempre.   Dn Manuel Santos Aparicio y Gaspar”.    

 

  • Excmo. Sr. Conde de Aranda[15]

 

 

“Muy Sr. Mío: Por ausencia del Intendente de este ejercicio he recibido la orden que V. E. se sirve comunicar con fecha de 30 de abril anterior sobre la formación de una noticia exacta de la Hermandades, Cofradías, Congregaciones, Gremios y cualquier otra especie de gente congregadas que haya en los pueblos de este distrito, con presencia de ella y de las noticias que existen? en la correspondencia de esta Intendencia, he pasado un oficio al Alcalde mayor que hace las veces de corregidor en esta Ciudad, quien me ha contestado que el que acompaña original.

 

Comprendo que de haberse pasado esta orden de V. E. al Corregidor, fue un deseo de no tomar facultades que no competan a la Intendencia, pero si fuera del agrado de V.E., el que cuide yo del cumplimiento de ella, lo ejecutaré con muchísima satisfacción y aún puedo asegurar esto mismo por la experiencia que tengo de su modo de pensar con respecto al Intendente, cuyas veces estoy haciendo.

Nuestro Señor guarde   a V. E. muchos años como deseo. Badajoz 7 de mayo 1771. Excmo. Sr. BSM de V.E. rendido. Juan de Lerena”.

 

  • Excmo. Sr. Conde de Aranda[16]

 

 

“Muy Sr. Mío: habiendo recibido de los pueblos del partido de este corregimiento a virtud de lo que V.E. previo en la orden de 28 de septiembre anterior, todas las relaciones de la cofradías, congregaciones y hermandades, que hay en ellos, expresión de los demás particulares que contiene; he formado para la mejor inteligencia el adjunto plan, que pasó a manos de V.E. con las relaciones remitidas.

Aunque desde luego no descubro en ello el efecto principal aunque se ha dirigido la orden de V.E. que es el gasto superfluo o demasiado que suelen traer consigo algunas Mayordomías y por consiguiente, las ruinas de las casas; no por eso dejo de tocar son infinitas las hermandades y cofradías que no tienen dotación alguna y solo son ejercidas regularmente por la voluntad del Cura; para estas hablo de experiencia en las Ciudades donde he servido y aún en los pueblos cortos por donde en los viajes de mi carrera he transitado, se emplea una persona, que suele ser un oficial menestral en andar desde el amanecer   con una vara y en el remate un Jesús Nazareno, una Virgen u otro Santo metiéndose en todas la casas a pedir, comiendo en unas u bebiendo en otras y como en esto gastan toda la mañana, no tienen de que comer su familia; porque no trabaja y lo que sucede es y que la limosna lo paga y con el tiempo sobre los cuartillos, suele haber varios juicios, sino   acaso formales pleitos por lo que contemplo nada útiles estas cofradías que no tienen autoridad de erección sin dotación alguna;

 

Hay otra, que aunque tengan estas, suele pedirse en la misma conformidad las limosnas, y este modo de pedir, es el que me parecía se debiera absolutamente quitar por otros prejuicios que he notado en el oficio, de las entradas muy de mañana en las casas. De esta misma clase son las demandas que se destinan para las procesiones de Semana Santa, que comúnmente empiezan desde la mitad de la cuaresma; por lo que me parecía, que a expresión de la cofradías de Sacramento y Animas y las que tengan alguna dotación y que por lo mismo estén dotadas en el reglamento. Todas las demás que puramente consiste en limosna, sería muy conveniente se aboliesen, y si en aquellas, como regularmente suele suceder el algunas partes, se hubiese de pedir, que sea sólo los días de fiestas en el convento o parroquia de su dotación a la puerta de la iglesia. Todo lo expuesto es solo con el fin de ejecutar vitar lo que pueda ser de algún prejuicio y bajo de la superior penetración de V. E. le dará el uso que tenga por conveniente y sea de su mayor agrado.

Dios guarde a V. E. muchos años así como deseo. Badajoz 15 de julio de 1771.Excmo. Sr. Blm de V. E. D. Manuel Santos Aparicio y García”.

 

 

Apéndice II Cofradías patronales según el Censo del Conde de Aranda[17]

 

Tabla VII

 

Cofradías Años Obispos o provisores (vicarios g.) Sede canónica
1 Santísimo Sacramento 1592 Francisco López de la Madrid Parroquial de Santa María
2 Ntra. Sra. del Rosario 1567 Provisor Convento de Santo Domingo
3 Ntra. Sra. del Carmen 1616 Cristóbal de Vera Convento de Sta. Lucía
4 Ntra. Sra. de la Cabeza 1616 Cristóbal de Vera Convento de Sta. Lucía
5 Ntra. Sra. de Belén 1655 Diego López de Vega Convento de Trinitarios
6 Ntra. Sra. de Concepción 1605 Juan de Sosa, provisor y vicario general Ermita del Castillo.
7 Ntra. Sra. de la Consolación 1605 Andrés Fernández de Córdoba Convento de Sta. Lucía
8 Ntra. Sra. del Rosario 1560 Diego de Simancas Ermita del Castillo
9 Ntra. Sra. de Balvanera 1633 Amador Merina Malaguilla Convento de Trinitarios
10 Dulce Nombre de María
11 Señor San José 1562 Juan de Ribera Ermita extramuros
12 Santo Ángel Custodio 1610 Hernando de Mena, provisor, v.g. Parroquia de la Concepción
13 Hermandad de San Pedro 1602 Diego Quijada, vicario general Parroquial de Santa María
14 San Antonio de Padua 1566 Juan de Ribera Frailes observantes franciscanos
15 San Diego de Alcalá 1620 Juan de Chaves, provisor Convento de San Francisco
16 San Ramón Nonato 1771 Parroquial San Andrés
17 Santa Báarbara 1632 Cristóbal de Mata, maestrescuela Monjas de Madre de Dios de Valverde
18 La Santa Veracruz 1746 Angel Manrique Iglesia parroquial de San Andrés
19 Ntra. Sra. de las Benditas Animas advocación de San Nicolás de Tolentino 1603 Andrés Fernández de Córdoba Monjas de San Agustín
20 Hermandad de San Pedro 1727 Francisco Pedro de Levanto y Vivando Parroquia de San Andrés
21 San Lorenzo 1740 José Guerrero Corchuelo, provisor vicario general Parroquia de la Concepción

 

  1. Cofradía del Santísimo Sacramento. Situada en la parroquial de Santa María del Castillo, después en Santa María la Real. Fue aprobada por Francisco López de la Madrid, provisor y vicario general. Su procesión era el segundo domingo de la inflautada del Señor.
  2. Hermandad de labradores de N. S. del Rosario, sita en el convento de los PP. Dominicos. Aprobada por los Pontífices Papas con muchas gracias e indulgencias y extendidas en todo la Cofradía de N. S. derentas y sus funciones las costeaban con limosnas voluntarias   de los hermanos y otros devotos, se halla dotada de algunos censos que suman 528 reales y 26 maravedíes anuales.
  3. Cofradía de N. S. del Carmen. Monjas del convento de Santa Lucía. Fue aprobada en enero de 1616 por D. Cristóbal de Vera, obispo ante Melchor Suárez, notario mayor. Se celebraba su fiesta.
  4. Cofradía de N. S. de la Cabeza. Monjas del convento de Santa Lucía. Fue aprobada en enero de 1616 por D. Cristóbal de Vera, obispo ante Melchor Suárez, notario mayor. Se celebraba su fiesta.
  5. Cofradía de N. S. de Belén. En el convento de los frailes de la Santísima Trinidad, de mayo el cual se halla al presente suprimido. Fue aprobada el 5 de mayo de 1655 por D. Diego López de la Vega. Sus rentas y gastos….
  6. Cofradía de la Concepción. Tienesu servicioen la Iglesia de San Andrés. Fue aprobada por el Lic. Juan de Sosa, provisor vicario general el 10 de mayo de 1617.
  7. Cofradía de N. S. de la Consolación, sita en la ermita del Castillo según auto del provisor y Vicario general el 2 de noviembre de 1770 que se me ha hecho saber: que sus devotos conscientes de la decadencia de su devoción y reparo de dicha su ermita se congregaron para la fundación con el fin y adornar su ermita de reparar y aumentar el culto y devoción a Ntra. Sra., rogar a Dios por los hermanos y bienhechores, asistir a los enterramientos y otras obras de piedad para lo que ofrecieron licencia y aprobación D. Mateo Canseco, provisor y vicario general, en el pontificado de D. Andrés Fernández de Córdoba como consta por el auto de 7 de octubre de   1605. Cargas de misas según consta por libro de hacienda…
  8. Cofradía de N. S. del Rosario, sita en la ermita del Castillo, de la cual no sabemos sobre su fundación, a no ser por el pleito con la otra de su nombre sobre la precedencia en las procesiones magnas de Badajoz. Por una ejecutoria expedida por el   Lic. Luís Picado, provisor y Vicario general, que fue de este obispado por el obispo D. Diego de Simancas, a 7 de octubre de 1560 en el que consta que ha de ir en el lugar más preeminente que la de San Antonio guardándole   su antigüedad, ya que fue aprobada antes que la de San Antonio.
  9. Cofradía de N. S. de de Balvanera. Sita en la parroquia de la Concepción y fundada el 1 de abril de 1633 y aprobada el 29 de dicho mes y año por el obispo Amador Merino y Malaguilla ante D. José Condado, secretario. Esta hermandad fue establecida para sacar el Santo Rosario todas las noches del año por las calle y juntamente todos los días festivos por la mañana antes de salir el sol. Las tierras y gastos….
  10. Hermandad del Nombre de María. Que sirve en el convento de los religiosos trinitarios y tuvo su principio el año 1720 por los mismos frailes de ella, sin más aprobación de consistorio, bajo orientación de la fundada en 1660 por el Padre Fray Simón de Rojas, a la sazón Sant, con la aprobación de D. Juan de Palafox y Mendoza, obispo de Osma en el reinado de nuestro monarca Carlos II, que de Dios goce…. Sus rentas
  11. Cofradía de N. S. del Glorioso Patriarca San José. Erigida en el 1566 Bachiller Melchor de Bobadilla y maestro de carpinteros y fue aprobada por José Calderón, provisor y vicario general, en el pontificado de Juan de Ribera, a la sazón Santo.
  12. Cofradía de N. S. del Santo Ángel Custodio. Sita en la iglesia parroquial de la Concepción Y aprobada por D. Hernando de Mena provisor y vicario general, que fue de este obispado el 28 de junio de 1610. Rentas….
  13. Hermandad de San Pedro. Tiene su servicio en Santa María la Real el su erección fue 26 de abril de 1602 por D. Diego Quijada, vicario general.
  14. Cofradía de San Antonio en el convento San Francisco, religiosos observantes de la Ciudad. Provincia de San Miguel.Con la autorización de Juan de Ribera el 1566.

15.Cofradía deSan Diego de Alcalá. Sita en el convento de N.P. San Francisco. Las constituciones fueron aprobadas el 9 de noviembre de 1620 por el señor provisor Lic. Juan de Chaves.

16.Cofradía de San Ramón Nonato. Sita en la parroquia de San Andrés. Su fiesta se celebra el último día de agosto, que es el día propio del Santo según costa de los libros de cuentas de ella. No tiene renta alguna. De limosna se saca por un quinquenio noventa reales de vellón.

  1. Cofradía de Santa Bárbara. Enel convento de las monjas Madre de Dios de Valverde, ante el notario eclesiástico Francisco Sánchez.
  2. 18. Cofradía de la Santa Veracruz. Aprobada el 3 de mayo de 1746 por el provisor y vicario general Lic. Antonio Pérez Nieto, que fue de esta ciudad y obispado por Ilmo. Fray Ángel Manrique. Hacía con licencia el petitorio para ayuda de los gastos de la Fiesta de la Cruz que se celebra el tres de mayo. Eran componentes 64 hermanos y 33 hermanas viudas.
  3. Cofradía de las Benditas Animas del Purgatorio, advocación de San Nicolás de Tolentino, sita en el convento de las monjas de San Agustín .de esta ciudad: “en virtud de lo mandado por el provisor y vicario general del obispado, relativo a lo dispuesto por el Excmo. Sr. Conde de Aranda, presidente del real y supremo consejo de Castilla en su orden comunicada por el Sr. Alcalde mayor y corregidor interino de la Ciudad”. Fue fundada con licencia y aprobacióndel Obispo D. Andrés Fernández de Córdoba y anuencia de varios vecinos de ella el 24 de abril de 1608 y ellos mismos hicieron las constituciones que la rigen y fueron aprobadas en mayo del referido año y las confirma el 14 de septiembre de 1629 el obispo D. Juan Roco Campofrío. Todos los lunes tenían que celebrar misa cantada y 18 misas rezadas en el convento de San Agustín.

Anualmente se celebra la fiesta de su patrono San Nicolás con toda solemnidad y exposición del Santísimo todo el día. Procesión tarde y mañana a la que concurren todos los hermanos con velas, que la suministra la cofradía y la capilla musical de la Santa Iglesia Catedral. Hay cohetes y fuegos, gastando en exceso.

Siempre que muere un hermano se colabora con un real de limosna para decir 72 misas rezadas y una cantada. También se le da sepultura.

  1. Hermandad de San Pedro formado por clérigos ordenados in sacris. Ubicado en la parroquia de San Andrés en cumplimiento del auto del provisor y vicario general del 2 de noviembre del pasado año. , se me ha notificado a fin de relación según en él se contiene: certifico de dicha hermandad fue establecidapor los sacerdotes y clérigos de ella y se emplearán en diferentes obras de caridad, y son:

-Rogar a Dios por los hermanos vivos y difuntos

-Asistirlos en sus enfermedades y necesidades, visitándolos y consolándolos en el pasto espiritual hasta que expiren y queden con los ornamentos sagrados.

-Hacer sus entierros, los de sus padres y madres con asistencia personal, graciosamente, cantando vigilia y misa y con una misa cada hermano por el alma del fallecido por los forasteros y regulares, y también si tienen convento de su orden en la ciudad.

-Asistir a los reos a muerte y auxiliándolos corporal y espiritualmente hasta el suplicio, rezando los salmos penitenciales y otras preces, como solemnizando su entierro, todo graciosamente.

-La de solemnizar la fiesta de dicho Santo Apóstol, su titular y patrono, con I y II Vísperas cantada y sermón. Cantar un aniversario, vigilia, misa y responso por los hermanos difuntos, para cuyos gastos en su primera fundación no tenía renta alguna y sólo se ejecutaba a expensas de las contribuciones voluntarias y limosnas de sus individuos y no se hacía petitorio público para esto en tiempo alguno. Para ejemplo de algunos fieles y hermanos que le han hecho algunas fundaciones con cargas de misas que cumple dicha Hermandad y tiene las rentas.

  1. Cofradía de San Lorenzo que sirve en la parroquia de la Concepción de la Ciudad. Tuvo su principio el año 1626 por la devoción de diversos maestros de herreros, cerrajeros, herradores y caldereros, vecinos de esta Ciudad que lo nombran su protector. El día del Santo misa cantada, sermón y vísperas. Se ilumina la torre y se disparan cohetes, asistiendo a la procesión del Santísimo y su octava que se haría el mismo día de San Lorenzo con la cera e insignias de la cofradía y siendo la procesión por la calle. Honras en la conmemoración de fieles difuntos con el dinero que sacasen los seis regidores   en todos los domingos   del año y si algunos faltasen el mayordomo y regidores los expulsasen. En 1746 tuvieron aprobación de las constituciones por el provisor y vicario general José Guerrero Corchueloel nueve de enero de 1741.

 

Apéndice III Fondos de Cofradías en el Archivo diocesano[18].

  1. Cofradías de penitencia.
  2. Cofradía de Jesús de la Humildad. Reclamaciones de limosnas al ex mayordomo Francisco Esteban. Año 1726. Bienes. Titular del racionero Pedro Muñoz. Agregación que hizo Juan Rodríguez Suárez. Año 1797.
  3. Cofradía del Rosario o coronado de espinas. Que se dé por nula la elección de mayordomo hecha a favor de José Nicolás de los Reyes. Año 1722. Sobre que se anule la elección del mayordomo Francisco Pérez. Año 1774.
  4. Cofradía de Ntra. Sra. de la Soledad. En 1670 Silvestre Martines y en su nombre D. Francisco López de Espinosa funda una capellanía cuyo censo es sobre casas en la calle de la Soledad. En 1695. El Dr. D. Rodrigo Grajera, tesorero de la catedral, que vivía junto a la ermita de la Soledad crea una capellanía con carga de 30 misas rezadas al año, a unas casas   a la vuelta de la ermita y otros varios censos. 1671. Al Licenciado Juan de Zafra, beneficiado de Talavera se le opone Tomás de Escobedo Chaves sobre un censo de una casa en la calle de la Soledad. La Hermandad contra diferentes personas por deudas en los petitorios y en el amo. Año 1715. Sobre destituir a Juan Pasareño del cargo de ermitaño y nombrar a Juan de los Santos. Año 1722. Memoria de una misa diaria a las 10 horas por dos capellanes alternando, cuyo fundador fue D. Pedro Atanasio Romero de Salas, administrador general de las Rentas Provinciales de Guadix. Sobre paga de oblata. Año 1792.
  5. Cofradía del Dulce Nombre de Jesús: Graduación de cofradías leg. 2 nº 23 y 24 y leg. 19, 369. Bienes y cargas. Libro en pergamino. Año 1690. Libro en pergamino de asiento de hermanos. El Cristo Nazareno salía en procesión el Viernes Santo por la mañana. Andas de Ntra. Sra. del Mayor Dolor. Año 1704. Libro de cuentas en pergamino del que se desprende que se celebraban dos fiestas con sermones, una el día de Año Nuevo, otro en la madrugada del Viernes Santo, en que salían los pasos de Jesús Nazareno y la Virgen. Año 1776.
  6. Cofradía de Santiago. Sita en su ermita del castillo. Sobre la nulidad de elección del mayordomo. 1720. Después sita en el convento de los Remedios, porque la habían destruido los franceses, y por tanto, se pide que se permita trasladar sus imágenes al convento de San Francisco. Año 1829. Conflicto entre cofrades y devotos sobre la propiedad de las limosnas. La imagen se hizo entre 1686 y 1695 y las manos en el 1709.
  7. Cofradías patronales o gremiales
  8. Cofradía Del Santísimo. Expedientes de censos, testamentos, olivares, tierras, viñas, pleito, molino, curas, procesiones, donaciones. Siglo XVI (20 expedientes); XVII (15); XVIII (15). En el 1770 se remató un censo de tres ducados impuesto sobre un olivar, ubicado en al Granadilla, en Mateo Pavón Guerrero a favor de la cofradía del Santísimo. Fechas extremas 1520-1770.
  9. Cofradía de Ntra. Sra. de Gracia, Quieren algunos que vuelva S. Agustín, porque estuvo antes. Año 1612.   S. XVII (1).
  10. Cofradía de la Concepción. Vínculo fundado en el 1556 por D. Juan Montero. Establece una misa cantada el día de su fiesta. El cura del Sagrario Catedral la reclama, en cuya demarcación estaba la ermita de S. Andrés. Año 1690. Que se digan las misas de alba fundadas por Dª Ana Manuela del Moral, viuda del contador Juan Lobato Villares (Unas veces dice ermitas y otras iglesia). Francisco Hernán, mayordomo. Año 1717. S. XVII (2) y XVIII (1).
  11. Cofradía del Ángel Custodio, en la iglesia del Salvador. Patrono de los mesoneros y taberneros. Año 1630 (0).
  12. Cofradía de San Pedro. El capellán Antonio Fernández Franco reclama estipendios. Año 1638 (1). Con motivo de la guerra de la sucesión, la ermita se hace cuartel. Las Imágenes de San Pedro, Dios Padre y la Virgen de la Esperanza son llevadas a la iglesia de Santa María. Ahora piden los cofrades pasar al convento de la Trinidad a lo que se oponen. Año 1727 (1).
  13. Cofradía de Ntra. Sra. de la Cabeza. El mayordomo con el lic. D. Luís de Escobedo, marido de Dª Ana Mogollón, que como heredera de Dª Inés de Zafra, debe restituir a la cofradía una lámpara de plata. Año 1646 (1).
  14. Cofradía de la Consolación. Que García Pérez Pavón pague un censo de unas casas en el barrio de la manceba (del Río) que baja a la huerta de Pelambres. Aduce que la casa fue destruida cuando la guerra de la Sucesión. Año 1647 (1). Contra Catalina Mª sobre unas casas que dejó el alférez Marcos Sánchez Laguna, desaparecido en el mar cuando regresaba de Roma. Año 1710. Contra los bienes del ex mayordomo D. Diego de Alvarado por alcances de 3125 reales. Hay data de cuentas. Año 1730 (2).
  15. Cofradía de San José. Alcances, 1647 (1). Sobre pago de censo de una casa en el castillo. Año 1717. Alcance del mayordomo Nicolás Sánchez. Año 1753. Patrono de los carpinteros. Descripción de algunos altares. Ornamentos. Elección de mayordomo. Año 1776. (3)
  16. Cofradía de Santa Bárbara. Alcances del mayordomo. Año 1649. El mayordomo pide a Catalina González cien reales por alcances de entierros. Año 1650. Antonio Morgado, ex mayordomo reclama 700 reales en contra de la cofradía. Año 1652. Contra Antonio Mejía, barbero, sobre pago de entierros. Año 1688. (4)
  17. Cofradía del Rosario de los Morenos. Contra Sebastián Zambrano para que devuelva las limosnas recogidas en 1662 en la campiña de Jurumeña y en la dehesa los Rostros. Año 1669.   El mayordomo sobre que Juan Moreno devuelve 4000 ladrillos que malversó. Esta cofradía es distinta de la otra existente en el convento de Santo Domingo. Año 1674. (2)
  18. Cofradía de San Antonio. Que D. Fernando Gómez Cumbrera, ex mayordomo, entregue el libro de cuentas y de bienes. Año 1670 (1)
  19. Cofradía de Animas. Sobre propiedad de un horno frente a S. José. En 1753 se arrienda como propio de la cofradía. Año 1686. Francisco Ruiz Romo pide se anule el cabildo, ocho regidores, mayordomo y el P. Prior de S. Agustín, en el que no se eligió por hermano. Año 1725. Que se acepte la liquidación de nueve escrituras de bienes raíces depositadas en la caja de amortización al 3 % en virtud del decreto del 1798. (3)
  20. Cofradía de San Marcos. Nueva fundación. Constitución. Curiosa ceremonia con el toro de san Marcos. Año 1703 (1).
  21. Cofradía de San Lorenzo. El mayordomo y colector de misas con D. Francisco Cayetano de S. Miguel, albacea y heredero de Diego Vázquez Casas sobre pago de misas dejadas por éste en testamento. Año 1718. Catalina Hurtado, viuda de Ambrosio Paino contra el mayordomo sobre el pago de 455 reales de cera. Año 1722. (2)
  22. Cofradía de los Remedios. Pagode un censo sobre casas c. del Olivo. Año 1720 (1).
  23. Cofradía de San Diego de Alcalá. Que se alza remate de una viña en la cañada de Sancha Brava o arroyo de la Higuera, en precio de 30 ducados el millar. Año 1723.
  24. Venerable Orden Tercera de S. Francisco. Auto de graduación de 1609. Año 1723. Sobre la presidir a las cofradías laicales de esta ciudad en virtud de Breves Pontificios. Año 1730. (2)

18.Hermandad de San Pedro. Los capellanes de coro sobre la asistencia de la Hermandad a los entierros de sus miembros, padres, clérigos, forasteros ajusticiados. Hay un laudo del obispo Sr. Merino Malaguilla. La Hermandad se fundó en 1548 en el altar de Mayor. Año 1730. La Hermandad de San Pedro, sita en la parroquia de S. Andrés contra el cabildo canónico sobre que los ministros deben ponerse a los costados del preste, cuando se va de capa. Año 1755. (2)

  1. Cofradía de Ntra. Sra. del Carmen. Redención de cuentas. Año 1731 (1).
  2. Cofradía de Ntra. Sra. de Belén. . Data de cuentas de Ntra. Sra. de Belén y de las del Ángel de la Guarda, San Antonio de Padua, Ntra. Sra. de la Consolación, Ntra. Sra. de la Cabeza, Ntra. Sra. de la Concepción, Santa Bárbara, Animas, Ntra. Sra. del Carmen y Santísimo Sacramento. Data de cuentas. Año 1741. (2)
  3. Cofradía de Ntra. Sra. Balvanera o de la Aurora. El mayordomo se opone a la venta de una casa, sita en calle Mesones, esquina a la de los Aguadores, dejada a la cofradía por Manuel Ovejero y su mujer. Año 1772(1).
  4. Cofradía de la Escuela de Cristo. Año 1787(0).
  5. Cofradía de San Felipe Neri. S. XVIII (0).
  6. Cofradía de la Corte de María. S. XVIII (0).
  7. Cofradía del Sagrado Corazón de María. S. XVIII (0).
  8. Cofradía. Escuela de María. S. XVIII (0).
  9. Cofradía de Siervas de Ntra. Sra. de los Dolores. S. XVIII (0).

28 Cofradía del Botoa. Bartolomé Cuéllar, hortelano, pide se le perdone 150 reales. Año 1724 (1).

  1. Congregación de la Doctrina cristiana. Constituciones. Libro en pergamino (1).

30.Hermandad de la Misericordia. El lic. Gregorio Hernández Rueda contra la hermandad. Año 1694 (1).

  1. Cofradía de San Atón. Fundador Juan Sánchez Valverde en su ermita en la carretera de Campo mayor. Año 1647 (1).

Parte ilustrativa

 

  1. Fermín Rey Velasco. Historia económica y social de Extremadura 1983. Mapa. División administrativa. Siglo XVIII.

  1. Nuestro Padre Jesús Nazareno (1603).

  1. Nuestra Señora de la Soledad (1664)

  1. Cristo Yacente (1605).

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS

[1] Archivo Histórico Nacional Consejos 7091, Exp 8 fols.83-208. Alburqueque, Alconchel, Almendral, Barcarrota, Burguillos del Cerro, Higuera de Vargas, Jerez de los Caballeros, la Albuera, la Alconera la Atalaya, la Codosera la Morera, la Parra, la Roca de la Sierra, la Torre de Miguel Sesmero, Nogales, Oliva de Jerez, Salvaleón, Salvatierra de los Barros, Santa Marta de los Barros, Solana de los Barros, Talavera la Real, Valencia del Mombuey, Valle de Matamoros, Valverde de Burguillos, Valverde de Leganés, Villalba, Villanueva del Fresno, Villar del Rey, Zafra y Zahinos.

 

[2] Censo de Aranda.   Instituto Nacional de Estadística. Tomo I.   Edición digital 2018. Madrid. Fols. 620-643.

 

[3] Ibídem. Fols. 644-658.

 

[4]              Las normas de 1768 mandaban que todas las cofradías se recogiesen antes de la caída de la noche.

 

[5]   Ibídem. Fols. 13-15

 

6 No es aventurado decir que Jesús de la Humildadpreso entre tres sayones vestidos con una túnica larga en señal de penitencia en memoria cuando su Majestad fue preso” sea la imagen de Nuestro Padre Jesús del Prendimiento, talla anónima del siglo XVII, restaurada por el imaginero Santiago Arolo en 1987, secuestrada en los sótanos sombríos y que recientemente procesiona el miércoles santo. Los avatares de ubicación se explica por la exclaustración de las monjas clarisas de la Madre de Dios de Valverde y el traslado al mismo del templo del distrito parroquial de San Andrés, pasado las tres imágenes de la cofradía a la Iglesia desamortizada de los frailes descalzo-alcantarinos, que posteriormente sacaban de la Iglesia de la Concepción.

 

[7] A.H.N. Fols. 13-15

 

[8] Ibídem. Fols. 17-20

 

 

[9] Sobre la efigie del “Cristo del Rosario, coronado de espinas” que hoy se encuentra en archivo de la cofradía lo que sigue. “ seis de enero de 1902 hago entrega a perpetuidad como párroco del Sagrario Catedral la Hermandad de la Soledad, de una imagen del Señor en su paso de “Ecce Homo”, que hasta el día de hoy ha pertenecido a la Iglesia de Santo Domingo –era templo auxiliar de dicha parroquia-, así como todos los objetos `propios de la imagen. Hace entrega D. Sócrates Gómez y la recibe el presidente de la Hermandad D. Cayetano Pesini”.  En el Archivo diocesano de Badajoz existe un inventario de la iglesia de santo Domingo del 1927 en el que aparece el Cristo del Rosario, coronado de espinas. Son varias piezas del puzle que esperamos algún día recomponer.

 

[10] Ibidem. Fols. 17-20

 

 

 

 

[11]

Ibídem. Fols. 25-28

 

[12]

Ibídem. Fols. 10-11

 

[13]

Ibídem. Fols. 21-22.

 

[14] Ibídem. Fol. 2

 

[15] Ibídem. Fol. 4

 

[16] Ibídem. Fol. 6

 

 

[17] Ibídem. Fols. 8, 41- 80.

 

 

[18] López López, Teodoro A. Revista Semana Santa 2015. Las Cofradías de Badajoz en los Archivos. Badajoz págs. 31-37.

 

 

Nov 132018
 

Ángela López Vacas.

“Que venero a la universidad de

Salamanca, mi madre”

 Cuando se hace referencia a una institución de la antigüedad y repercusión cultural y social, como es la Universidad de Salamanca, cualquier personaje individual se hace pequeño ante tal grandiosidad. En sus ochocientos años de existencia han sido muchas las vicisitudes por la que ha pasado como organismo, e innumerables los alumnos que han pisado sus aulas. Sin embargo, todos y cada uno de esos alumnos se han nutrido de unas enseñanzas que posteriormente han extendido por todo el territorio nacional e internacional. Esta relación tan intrínseca entre universidad-alumno es la grandeza en sí de su esencia; que se transforma en semilla en otras tierras por manos de sus pupilos. Por ello, lo que pasa en Salamanca, no se queda en Salamanca, sino que nutre de nuevas ideas todo el panorama. En definitiva, tan importante y necesario es el origen como el receptor que hará de intermediario entre la fuente de conocimiento y el pueblo en general.

El objetivo de este trabajo es precisamente resaltar la figura de un alumno y profesor de la universidad de Salamanca que, a finales del siglo XVIII sale de su Extremadura natal para formarse allí, y una vez concluidos sus estudios se instala en Madrid donde llevará a cabo una labor pastoral, literaria y humanista muy destacada, publicando la primera historia de su pueblo natal, Fuente del Maestre. Sirvan estas páginas para honrar la figura de D. Álvaro María Guerrero y Guerrero, iniciador de los estudios históricos en Fuente del Maestre al igual que la Universidad de Salamanca, que despertó en él tal inquietud.

Las siguientes páginas se estructuran en torno a tres lugares que, como tres vértices de un mismo triángulo vital perimetran a nuestro personaje: Fuente del Maestre (Badajoz), origen y fin; Salamanca, formación y enseñanza; Madrid, explosión poética.

  

FUENTE DEL MAESTRE: CUNA

Álvaro María Guerrero nace en las postrimerías del Antiguo Régimen y fallece tan sólo unos meses después de la publicación de la primera Constitución liberal española, 1812, por lo que vivió unos tiempos convulsos a nivel político, cultural y social. Nace en la villa de Fuente del Maestre el día 8 de diciembre de 1757. Sus padres, Juan Guerrero de Toro y Zambrano y Beatriz Alonso Guerrero Perianes procrearon una familia donde Álvaro sería el mayor, seguido de sus dos hermanas María Buenaventura y Leonor Josefa, las cuales no tuvieron descendencia.

Desde su niñez sintió inclinación al sacerdocio recibiendo las primeras órdenes con diecisiete años después de entrevistarse con el teniente del vicario general, el licenciado D. José Calixto Baca y Ulloa y superar satisfactoriamente los exámenes sinodales. En 1773, con el fin de conseguir las licencias oportunas para recibir la prima clerical tonsura se abre un expediente sobre “su vida, fama y costumbres, limpieza y renta eclesiástica a cuyo título solicita ordenarse”. La información que de este documento se obtiene permite conocer mejor su persona. El auto, que se ciñe a cinco puntos, fue atestiguado por D. Fernando González Valero, mayordomo del concejo en el Ayuntamiento, D. Matías Cepeda Perianez y Bolaños, regidor perpetuo y D. Antonio Sánchez Hidalgo de Miranda, quienes juraron por Dios y una cruz decir la verdad. Los tres testimonios fueron unánimes al afirmar que:

1.- Los padres y descendentes eran conocidos y todos naturales y vecinos de la villa pudiendo afirmar que en legítimo matrimonio criaron, educaron y alimentaros a Álvaro María, siendo de pública notoriedad por todos. Eran de familia bastante acomodad y al ser el primogénito de su casa, habría de recaer las propiedades muy considerables de sus padres, una vez finados. Situación económica privilegiada respecto a otros clérigos locales.

2.- El candidato tiene dieciséis años según la partida bautismal y está confirmado, según copia literal de la misma, del 19 de abril de 1774. Su residencia en la villa “que siempre ha permanecido en ella” hasta el momento ha sido constante, lo que nos lleva a deducir que sus primeros años de formación humanística y clásica se completaron en la Universidad de Salamanca. Siempre llevó una vida honesta y virtuosa, inclinado más a las cosas eclesiásticas que a las mundanas y que frecuentaba los sacramentos los días festivos y las Pascuas del año.

3.- Su conducta moral es intachable y carece de impedimento canónico, por lo tanto, sin ningún defecto físico ni irregularidad.

4.- Su ascendencia era de familia de viejos cristianos, con dos tíos sacerdotes: D. Álvaro González Guerrero y D. Francisco Flores Guerrero, ambos hermanos de su madre. De sanas tradiciones cristianas y exento de cualquier asunto pendiente ante el tribunal de la Inquisición.

5.- Tenía el beneficio de una capellanía que fundó Dª Isabel Guerrero Zambrano en la parroquial de La Fuente, que por ser erigida antiguamente estaba exenta de diezmos y gravámenes, con única carga de dos misas rezadas anuales, según el estipendio de dos reales cada una. El sistema beneficial reinante exigía a todo clérigo un título antes de ordenarse, de modo que se previniera una posible mendicidad. El beneficio eclesiástico de Álvaro María Guerrero lo componía una suerte de tierra de seis fanegas, en el sitio de la Peña de Santa María, dentro de la jurisdicción y término local, a una distancia de un cuarto de legua, de primera calidad. El precio de cada fanega de tierra era de 500 reales, ascendiendo a un total de 3000. El estudio pormenorizado firmado el 6 de septiembre de 1773 por los peritos labradores Fernando Lavado Enríquez y Juan Rico Valero sobre estas tierras se resume en estos términos: la producción mínima anual, hecha regulación por un quinquenio es de 46 fanegas de trigo, que a 28 reales por fanega, importan 1208 reales, alternando con otras hojas de cultivo de garbanzos, habas o cebada. Los gastos a descontar eran la alzada y binada (8 reales), siega y recolección (200 reales), por una cuartilla de voto (7,50 reales), arrojando un total de 547 reales anuales. Con todo ello, el 26 de septiembre de 1774, D. Diego Quintano, síndico procurador general de la villa informa al vicario general favorablemente sobre la capellanía así como aprobando los informes de testigos y tasación de los peritos. Finalmente, en 1778, con 21 años de edad y ya en Salamanca, recibe la ordenación sacerdotal.

SALAMANCA: LA FORMACIÓN.

Gracias a los archivos de la Universidad de Salamanca conocemos que Guerrero del Toro, Álvaro María, natural de Fuente del Maestre, priorato de León ingresó y permaneció estudiando en tal insigne universidad desde el 22 de diciembre de 1775 hasta el 25 de junio de 1783. Un total de ocho años resumidos en las once hojas que conforman su expediente.

Su primera noticia universitaria, aparte de la cronología de ingreso antes señalada, es totalmente novedosa ya que nos permite conocer físicamente al joven Álvaro dos siglos y medio después: “Álvaro María Guerrero de Toro, natural de la Fuente del Maestre, priorato de León de edad diez y siete años, pelo rojo, ojos claros con bastantes pecas en la cara”. La siguiente referencia aparece el 5 de diciembre de 1779 cuando solicita matricula en la universidad para ingresar en la facultad mayor porque ya era bachiller en filosofía (1778), y aunque podemos deducir que aspira a la licenciatura en Filosofía se matricula en Leyes haciendo tres cursos 1779-80, 1780-81 y 1781-82. El curso 1782-83 lo dedica a Cánones Eclesiásticos.

Lo cierto es que a partir de 1784, con 26 años, se licencia con ambos Derechos: Leyes Civiles y Cánones Eclesiásticos. Y como tal se le presenta en el Correo de Madrid en 1788 cuando se le es publicado un elogio a D. Lucas Alemán: “elogio de D. Lucas Alemán y Aguado, por D. Álvaro María Guerrero, presbítero de ambos derecho en la Universidad de Salamanca”[1]. Concluidos sus estudios, Álvaro María pasa a formar parte del claustro de profesores de Derecho de la Universidad de Salamanca. La primera noticia de 1784 que así lo afirma “(…) por el bachiller Don Álvaro María Guerrero, diácono y profesor de ambos Derechos en la universidad de Salamanca”[2]; tres años más tarde, y en el mismo lugar, se dice “(…) el bachiller Don Álvaro María Guerrero, presbítero, profesor de Derecho Real en dicha ciudad (Salamanca), compuso la siguiente canción”[3].

Durante su estancia en Salamanca, Álvaro María tendrá como residencia el colegio de Santa María de la Vega, extramuros de la ciudad donde compartirá experiencias con otro extremeño ilustre: el poeta Juan Meléndez Valdés (1775-1787). La elección de este colegio menor entre los existentes en Salamanca en esos momentos no es casual, puesto que el colegio de la Vega[4] es el colegio que la Orden de Santiago y el convento de San Marcos de León tenían en Salamanca para formar a sus caballeros, y tanto Fuente del Maestre como Ribera del Fresno, ambas de la provincia de León en Extremadura y villas natales de los autores respectivamente, pertenecían durante el siglo XVIII a dicha orden.

La mayor universidad española estaba, en el siglo XVIII, en plena decadencia, y las reformas ilustradas que Carlos III implantó en la Universidad de Salamanca intentaron paliarlo. El principal problema es que los estudios se hallaban estancados en conocimientos totalmente superados, lo que llevó a luchas entre catedráticos salmantinos y otros, entre ellos los isidorinos del colegio de Nuestra Señora de la Vega que dependía absolutamente del convento de canónigos regulares de San Isidoro, con sus correspondientes obligaciones. Destacado fue el drama que supuso la lucha reformista de los canónigos isidorianos, enfrentados al muro del inmovilismo dominante en la Universidad de Salamanca, especialmente patente en la Facultad de Teología, que sistemáticamente marginaba a los catedráticos isidorianos, dominada por los “malos teologones” de las múltiples Órdenes religiosas que tenían catedráticos en dicha Facultad[5].

Nuestro protagonista permanece durante trece años en Salamanca por lo que participa activamente en este proceso de crisis y confrontación intelectual. En este tiempo, ha estudiado e impartido clases en la universidad “inmovilista”, pero ha convivido con las reformas isidorinas fraguadas en el colegio de Nuestra Señora de la Vega. Fruto de esta disputa intelectual es la publicación de una reflexión sobre jurisprudencia[6] recién llegado a Madrid desde Salamanca. En líneas generales, apela a la creación de un código donde se recopilen y reduzcan los numerosos códigos que dificultan su practicidad; igualmente cree necesario la creación de un diccionario de derecho español que se una a los dos ya existentes: civil y canónico; y finalmente, propone reformas metodológicas en las universidades, haciendo referencia expresa a la universidad de Salamanca.

Señor editor mi amigo: ¿por qué no he de hablar a Vm. alguna vez en mi facultad? Olvidemos por ahora las Musas y toque nos algo de Jurisprudencia. Los españoles (a pesar de tanto contrario como tenemos) han hecho progresos en el siglo XVIII, nuestras Universidades y Academias están llenas de sabios profesores, que penetrados de bellas máximas, van desterrando la preocupación. Ya no se oyen aquellas molestas disputas que nacieron con el peripato, y si aún duran en alguna parte son oídas con desprecio de los verdaderos sabios, siendo de creer logren un total exterminio de las escuelas. La buena filosofía se va derramando insensiblemente por la nación, y esta no perdona fatiga, ni trabajo que pueda conducir a su mayor cultura. El sabio magistrado que nos rige, bajo los poderosos auspicios del Rey nuestro Señor Don Carlos IV, está de acuerdo para hacernos felices. Las ciencias, artes y comercio han tomado nievo aspecto. La divina balanza de Astre es regida con felicidad y aplauso, el trabajo premiado y el ocio perseguido.

Mas como no sea posible remediar tantas cosas en tan brece tiempo, debemos fijar nuestra atención en as que nos hacen más falta. La Jurisprudencia, apreciado por todos los pueblos cultos, está en el nuestro en su mayor esplendor; no obstantes, los amantes profesores de tan ilustre ciencia lo serían mejores si nuestros códigos fuesen más reducidos y tuviéramos recopiladas la multitud de cédulas y pragmáticas que andan dispersas. ¡Cuántas veces un abogado suspende la pluma en lo más intrínseco de un libelo por no hallar ley donde apoyar sus razones, constándole por otra parte la hay, sobre el particular que se controvierte! ¿y qué sucede? Que en aquel mismo punto (si es hora de ello) tiene que mendigar dentro de otro compañero o de una biblioteca, la ley que a su negocio hacía, perdiendo de consiguiente, cuatro o más horas de trabajo, y acaso las peregrinas especies de que antes pretendía valerse.

Entre los periódicos que salen a la luz en esta Corte, ninguno tiene más subscriptores que el Memorial literario, y no es otra la causa que la de haber tomado sus compositores la molestia de insertar todas las Cédulas reales de S.M. y Señores del Consejo, y por lo mismo tiene aquella obra más subscriptores abogados que de ninguna otra facultad. Esto prueba precisamente la necesidad que tenemos de un Código completo de nuestras leyes.

No hace menos falta un Diccionario del derecho español; el civil y canónico lo tienen, y en ellos se desentrañan los términos peculiares de esta noble facultad, ya los que tuvieron su origen en la filosofía o se derivan de los Jurisconsultos filosóficos, ya los que son dimanados de la misma jurisprudencia. Los Diccionarios son el alma de los idiomas y facultades. ¡Qué gracias nos son debidas a la Academia por nuestro Diccionario castellano! ¡O cuántos progresos ha hecho nuestra patria con esta bien acabada obra.

Otro de los puntos sobre que se debía meditar, es el que a los jóvenes que han de seguir la facultad de la jurisprudencia, se les obligase a estudiar al menos un año de oratoria. Es una lástima ver en las Universidades, dar principio un joven a esta facultad, con haberse preparado dos años antes, estudiando la Lógica del P. Goudin u otro peripatético y la Ética de Aristóteles. Que tal vez no entiende el mismo que la explica.

En Salamanca, después de los dichos dos años, se estudian otros dos de Instituciones comentadas por el Venio, el tercer año el Heineceo in Pandectis y el cuarto el derecho público de los Romanos, con esto se halla un joven idóneo para graduarse de Bachiller y con este grado (sufriendo su examen) se alista en la Academia de Leyes, y todo el tiempo que permanece en ella no hace otra cosa que defender textos, conciliar dichos y componer Antinomias de los Proculeyanos y Sabinianos y de Ulpiniano, Paulo, Gayo, Pomponio, sin que una sola vez se oiga en aquella asamblea noble, un nombre de Jurisconsulto español, como no sea comentador del derecho Romano ¿Y qué utilidad sacamos de esto? El hallarnos idóneos al cabo de tanto tiempo para sostener unas conclusiones por espacio de ocho días, con puntos de media hora y no saber hacer un memorial para un pobre que pide limosna, aunque nos den puntos de ocho días. Basta señor editor, otro día será otra cosa. Mis saludos a Lucas y Cacea, y un abrazo a Genovio. B. L. M. de Vm. Su más fino corresponsal Álvaro María Guerrero.”

La contestación no tarde en llegar, y en un par de semanas recibe, por el mismo medio, dos respuestas. La primera de autor desconocido que sólo se presenta por iniciales y la segunda de D. Lucas Alemán. En cuanto a la primera de ellas, el autor dirige una crítica a Guerrero, que lo clasifica como “escritor moderno”, afirmando que esas reformas ya se han llevado a cabo y por lo tanto sus propuestas están ya pasadas. Con respecto a la segunda, el tono es distinto, alejándose del debate jurídico y centrándose en aspectos personales.

Señor Editor: Muy Señor mío con mucho gusto he leído el periódico de Vm, fecha 7 del presente en el que viene insertada una carta sobre Jurisprudencia por su fino corresponsal Don Álvaro María Guerrero; yo aunque no lo soy, no obstante me he determinado decirle lo siguiente para que si gusta lo común, que a dicho caballero, a fin de que, cuando se ponga a escribir, lo haga con solidez.

Nos propone este escritor moderno el modo con que en Salamanca se estudia el derecho de los Romanos, al tiempo que se necesita para graduarse, y entrar en las Academias; a consecuencia nos dice que en estas no se oye el nombre de un Juriscosulto Español, que todo se dirige a conciliar dichos, y a componer antinomias de los Proculeyanos, y Sabinianos. Si este señor mirara con otros ojos a la universidad donde ha adquirido lo poco o mucho que sabe y procurara saber cuando se pone a escribir de ella su constitución actual, no ignoraría, que se han establecido dos Academias amen de la de derecho Romano; en una de ellas se explica la Economía civil y Política, y en la otra la práctica universal forense, juntamente con aquella, dirigiéndolas sabiamente el doctor Don Ramón Salas, del gremio y claustro de esta universidad, como lo acreditan las constituciones hechas por él mismo, con orden, y aprobación de dicho claustro.

También no ignoraría, que en la expresada universidad, se ha detectado el Peripato; que a los jóvenes se les suministra diferente doctrina, de la que se desdeña haber adquirido; y a la verdad se puede afirmar que la universidad de Salamanca a mudado de aspecto desde que el Rector Licenciado Torrero tomó su dirección.

Por lo que he dicho no quisiera se creyese reprobada lo demás de su carta, cuando no lo admite, si bien el que se le alabe tan bello pensamiento, aunque no original, pues los mismos que concilian dichas antinomias están cansados de clamar por un código nacional y desear un estudio de tanta utilidad.

Vm. Amigo Editor haga un lugar en su periódico a estas cuatro letras que, si merecen aprobación, darán ánimo al autor de ellas para remitirle algunas ideas dignas de atención. B. L. M. D. V. su afectísimo S. J. G. P. M. c. P.” [7]

A Don Álvaro María Guerrero. Muy Señor mío: en el número 222 del Correo planta Vm. Una carta tan llena de cascabeles, sobre jurisprudencia, que si yo fuera abogado le ponía un pleito ejecutivo. Habla como un orador Ciceroniano, y concluye diciendo: mis saludes a Lucas y Cacea y un abrazo a Genevio. En primer lugar ¿En qué bodegón hemos comido? Tantas letras tiene un Don Político en castellano, una voz que llena la casa cuando no hinche la barriga y que se da ya a un tabernero, por gracia que le vino en el bautismo? A mise me ha de quitar que la tenga por derecho? Extra de eso ¿quién le ha dicho a su merced que yo ni el Señor Cacea queremos de un hombre Guerrero semejantes saludes ni saludos? Dulces y picantes de su tierra; vaya en gracia; pero saludes? Acaso tenemos mal de rabia? Si el Señor Don Genevio toma su abrazo, buen provecho que a bien que buenas barbas cata: reforme Vm. Su escuela jurisconsulta y sus aulas salamanquinas y no nos meta a los tres en cocidos ni digestos. Dios guarde a Vm. Muchos años” [8]

Inevitable la respuesta a ambas cartas por parte de Guerrero, sin embargo lejos de estar movido por enemistad hacia el señor Alemán, así como la indiferencia que le genera un texto anónimo hacia su persona, Álvaro María hace una réplica con un único fin: defender su veneración y estima hacia la Universidad de Salamanca.

Señor Editor, mi venerado amigo: si yo tuviera el genio aprehensivo del Señor Cacea, ya me había Vm. presentado (en la carta que insertó en su periódico número 227 pág 1438) otro Don Etcétera con quien chocar, aunque el mío sea más humano, pero como yo (gracias a Dios) nunca he hecho aprecio de Autores que ocultan su nombre, me he quedado tan fresco. Si me hubiera de atender al mérito de dicha carta, yo me ahorraría el trabajo de responder, pero no puedo excusarme en vista de suponerme ingrato hacia la universidad de Salamanca, cosa que yo tanto venero y estimo. Si el autor de dicha carta es profesor de aquella gran Madre, en ella me vería el año pasado hasta fines de marzo, y en todo este tiempo no hubo novedad en la erección de Academia que ahora dice se ha establecido: me constas los desvelos del Señor Doctor Don Ramón de Salas, mi maestro, y las vivas diligencias que practicó a este fin. Pero también me consta que nada pudo conseguir por entonces. Así mismo, el Señor Torrado, rector de la Universidad estuvo conmigo en Madrid, y supe la nueva planta de Filosofía, que después un amigo me notició, no haber tenido efecto. Posteriormente he sabido que uno y otro se sigue en el día. Ahora Señor Editor ¿Qué se opone esto a la universidad de Salamanca? ¿En qué está la ofensa a este sapientísimo cuerpo? Yo no la percibo. Y (vuelvo a decir) que venero a la universidad, mi madre, y que la carta que dice lo contrario, ha entendido mi discurso como ahora llueven tomates.

Si me hubiera motejado la proposición que decía que la Filosofía Moral de Aristóteles, tal vez se explicaba por quién no la entendía, en tal caso pudiera llevar algún fundamento para reconvenirme; pero yo a esto diría, que aquel tal vez apela por los Bachilleres sustitutos, que tal vez suelen ir a esta Cátedra por enfermedad o ausencia del propietario; y en este sentido queda a salvo el honor del Reverendísimo Madariaga y otros Señores Doctores que la han regentado en diversos tiempos.

Además, que aun suponiendo un imposible, como es el que yo ofendiera a la universidad de Salamanca, tanto agravio le haría mi ofensa, como honor la carta del señor J. G. P. M. C. P.

Protesto Señor Editor que solo el manifestar mi afecto a la universidad, me ha movido a tomar la pluma, y que esta será la última vez que responda a sujetos que se produzcan con iniciales, aunque se empeñara Don Manuel Arias de Paredes, Pasante de teología, del Colegio Militar del Rey, mi Amigo íntimo, que es cuanto a Vm. Puede ponderar. S. S. S. y Amigo Guerrero.”[9]

En definitiva, la relación entre la universidad de Salamanca y Álvaro María Guerrero es recíproca ya que, sin lugar a dudas la universidad marcó su vida intelectual pero al mismo tiempo, Guerrero no pasará sin más por sus aulas sino que desde el cariño y la alta estima que profesa hacia ella, propone cambios de mejora, acorde con los nuevos tiempos y con la grandeza institucional que ella representa.

 

MADRID: LA EXPRESIÓN LITERARIA.

Se desconoce la fecha exacta en la que Guerrero pasa de Salamanca a Madrid. Su expediente académico se cierra el 25 de junio de 1783 y al menos hasta 1787 es profesor en dicha universidad; sin embargo en la publicación anteriormente trascrita en la que Álvaro María defiende a la sapientísima universidad de Salamanca afirma que “si el autor de dicha carta es profesor de aquella gran Madre, en ella me vería el año pasado hasta fines de marzo”. Si esta misiva fue publicada en 1789, podemos presuponer que tal traslado tiene lugar a mediados de 1788. Su estancia en Madrid va a ser corta pues en 1793, después de cincos años, regresa a Extremadura, la tierra que lo vio nacer treinta y siete años atrás.

En Madrid desarrollará la labor pastoral propia de su ministerio. Su amigo y poeta Lucas Alemán dice de él “es verdad que sus ocupaciones y su famosa destreza en el violín, no le permite lugar para rascarse”[10]. Pero será allí donde desarrolle su gran pasión: la poesía. Publicó en seis periódicos y revistas literarias de la época de forma muy asidua, por lo que su obra fue tan prolífera que aparece entre uno de los asiduos en los periódicos nacionales “los poetas verdaderamente populares en el siglo XVIII se llamaban Álvaro María Guerrero, Lucas Alemán (Dr. Casal Aguado), Francisco Gregorio Salas (…) que con más frecuencia aparecen en las páginas de la prensa“[11]. En total, sus publicaciones ascienden a 117, aunque hay que descartar las tres poesías del Diario de Valencia que ya habían sido publicadas con antelación en el Diario de Madrid, así como la descripción histórico-geográfica de la villa de Fuente del Maestre, su patria chica, que además de en el Correo de Madrid fue también publicada en el Diario de Barcelona cinco años después, por lo que podemos hablar de 111 escritos originales[12]. Todos ellos están firmados y fechados por el autor pero cuatro de ellos, los correspondientes a los números 67, 68, 69 y 81, están publicados bajo el pseudónimo de Francisco Ortiz Barajas.

  1. MANUSCRITOS

1.- Letrilla satírica escrita en ocasión de lo que se decía al representante “El viejo y la niña” (1 hoja autógrafa)

2.- Comedia el hidalgo tramposo.

  1. IMPRESOS

II.1.- Poesías publicadas en el Memorial Literario:

3.- Descripción de las fiestas que la ciudad de Salamanca celebró el feliz nacimiento de los Serenísimos Infantes Don Carlos y Don Felipe (diácono y profesor de ambos derechos en la universidad de Salamanca (Salamanca, Nicolás Villagordo, 1784)

4.- El llanto de Salamanca. Canción: “Las lágrimas que vierten…” (t. XIII, 1787, p.360-367)

5.- Canto. En elogio del ejercicio de matemáticas que en los reales estudios de San Isidro tuvo el Excmo. Sr. D. Agustín de Silva y Palafox, Conde-Duque de Aliaga “No envidia Manzanares los guerreros…” (VII-1789, p. 472-477)

II.2.- Poesías publicadas en el Diario Curioso de Madrid.

6.- Oda a una tortolilla “Tortolilla solitaria…” (21-IX-1788, t. IX, p. 955)

7.- Soneto “Malo es estar un hombre sin dinero…” (30-IX-1788, t. IX, p. 990)

8.- Oda “Pues suena en Martianes…” (6-XI-1788, t. X, p. 1142)

9.- Oda “Al pie de un arroyuelo…” (13-X-1788, t. X, p. 1042)

10.- Soneto “Quieres ser fraile, cura, obispo, papa…” (6-XI-1788, t. X, p. 1143)

11.- Glosa “Que cuando Filis salga…” (10-XI-1788, t. IX, p. 911)

12.- Soneto “¿Quieres ser escritor? Toma la pluma…” (25-XI-1788, t. X, p. 1218)

13.- Oda anacreóntica “Dícese que Barajas…” (6-XII-1788, t. X, p. 1262)

14.- Soneto acróstico a la muerte de Carlos III “De la tierra se parte y va seguro…” (16-XII-1788, t. X, p. 1303.

15.- Oda a la proclamación “Todos han cantado…” (18-II-1789, t. XI, p. 195)

16.- Soneto, definición de petimetre “Un hombre que estirándose el pellejo…” (1-III-1789, t. XI, p. 238)

17.- Soneto moral, consuelo en las desdichas “Si presentes desdichas fueran parte…” (2-III-1789, t. XI, p.242)

18.- Oda “Oye dulce amigo…” (3-IV-1789, t. XII, p. 370)

19.- Oda a D. Pedro Alonso Salanova “Señor Don Pedro Alonso Salanova…” (13-IV-1789, t. XII, p. 410)

20.- Oda a los poetas del Diario “Una opaca noche…” (23-IV-1789, t. XII, p. 450)

21.- Oda “No canto las guerras…” (15-V-1789, t. XII, p. 539)

22.- Oda, sencillos sentimientos de un pastor enamorado “Cuando el sol hermoso…” (29-V-1789, t. XII, p. 594)

23.- Anacreóntica “Mientras yo en la Corte…” (28-IX-1789, t. XIII, p. 1082)

24.- Anacreóntica “El oro (dicen muchos)…” (28-IX-1789, t, XIII, p.1083)

25.- Letrilla “Diversos los hombres…” (8-X-1789, t. XIV, p. 1122)

26.- Letrilla “De cosas y cosas…” (15-X-1789, t. XIV, p. 1149)

27.-Poesia “Señor Salanova…” (4-XI-1789, t. XIV, p. 1230)

28.- Soneto “Sin peinar, sin vestir, sin más ornatos…” (4-I-1790, pp. XV, p. 14)

29.- Oda a José Risel de Molina “Muchacho venturoso…” (6-I-1790, t. XV, p. 22)

30.- Letrilla a Lucas Alemán “Oh, cuántos engaños…” (10-I-1790, t. XV, p. 38)

31.- Himno en acción de gracias por las lluvias de los días 20 y 21 de febrero “Oh, Dios. Oh Dios inmenso…” (10-III-1790, t. XV, p. 273)

32.- Oda pintando la felicidad de la aldea y el bullicio de la corte “Contentamente vivo…” (16-IV-1790, t. XVI, p.421)

33.- Oda a D. Pedro Alonso Salanova “Se acabó el ayuno…” (26-IV-1790, t. XVI, p. 463)

34.- Letrilla contra varios resabios “De una niña tierna…” (8-V-1790, t. XVI, p.511)

35.- Soneto en elogio de Ana Beniu “Benigna las tres gracias a porfía…” (13-V-1790, t. XVI, p. 532)

36.- Soneto en elogio de Ana Beniu “De Nina el frenesí, tal ha sabido…” (13-V-1790, t. XVI, p.532)

37.- Oda “No con mi blanca lira…” (18-V-1790, t. XVI, p. 551)

38.- Anacreóntica a Dorila “Ya los canoros cisnes…” (27-V-1790, t. XVI, p. 587)

39.- Oda al Dr. D. José Jesús de Prado “Hoy justamente, Prado…” (8-VI-1790, t. XVI, p.635)

40.- Soneto a Antonio Pérez Carrasco “Buenos días Carrasco, adiós Carrasco…” (13-VI-1790, t. XVI, p. 657)

41.- Oda anacreóntica a D. José de Castro “Deja Castro de hablarme…” (1-VII-1790, t. XVII, p.727)

42.- Letrilla “Por ser una pieza…” (28-VII-1790, t. XVII, p.836)

43.- Soneto a la magnificencia de la Familia Real en el conflicto del fuego del 16 de agosto “¿Quién debe más a su monarca Augusto…” (10-IX.1790, t. XVII, p. 1016)

44.- Soneto al sacerdote Pedro Botón “Por dar la vida al mísero aligido…” (12-IX-1790, t. XVII, p. 1024)

45.- Letrilla “Los frailes ayunan…” (30-IX-1790, t. XVII, p.1095)

46.- Oda “Desde que sabe Anfriso…” (16-X-1792, t. XXIV, p. 1171)

47.- Letrilla “Quien para una amigo…” (18-X-1792), t. XXIV, p. 1219)

48.- Himno a Santo Tomás de Aquino “Del gran Tomás de Aquino…” (16-III-1793, t. XXV, p. 315)

49.- Letrilla “En esto de vicios…” (6-V-1793, T. XXVI, p.523)

II.3.- Poesías publicadas en el Correo de Madrid.

50.- Elogio de D. Lucas Alemán “¿Quién es el gran adalid…” (14-VI-1788, núm. 172, p. 1002)

51.- Letrilla “De cualquier tonto…” (11-X-1788, núm. 198, p. 1206)

52.- Soneto al Sr. Editor del Correo “Si yo fuera editor primeramente…” (12-XI-1788, núm. 206, p. 1269)

53.- Soneto al drama intitulado “El señorito mimado” de Iriarte “Por más que el necio quiera motejarte…” (12-XI- 1788, núm. 206, p. 1271)

54.- Letrillas a D. Lucas Alemán y Aguado “Tengo ciertas dudas…” (19-XI-1788, núm. 208, p. 1289-90)

55.- Soneto al notorio distinguido mérito de D. Francisco Gregorio de Salas “Oh Salas, con tu musa cuánto salas…” (3-XII-1788, núm. 213, p. 1321)

56.- Descripción histórico-Geográfica de la villa de Fuente del Maestre (3-XII-1788, núm. 212, p. 1322)

57.- Concluye la descripción de la villa de Fuente del Maestre (6-XII-1788, núm. 213, p. 1328)

58.- Respuesta a las dudas de D. Lucas Alemán y Aguado “Puesto que a mis dudas…” (17-XII-1788, núm. 216, p. 1352-54)

59.- Verdadera conclusión de la descripción de la villa de Fuente del Maestre (31-XII-1788, núm. 220, p. 1382)

60.- Canto de Climene, ninfa de Tormes “No el horroroso espanto…” (31-XII-1788, núm. 220, p. 1383-84)

61- Décima “Confuso y agradecido…” (14-I-1789, núm. 224, p.1416)

62.- Décima “Cuando con Matusalén…” (4-III-1789, núm. 238, p. 1523-26)

63.- Sobre el empleo del Don “Cuando en España, maguer de otros discursos…” (18-III-1789, núm. 243, p. 1568)

III.4.- Poesías publicadas en el Diario de Valencia.

64.- Letrilla contra varios resabios “De una niña tierna…” (5-XII-1790)

65.- Soneto. La devoción de un petimetre “Sin peinar, sin vestir, sin más ornato…” (15-VIII-1791)

66.- Anacreóntica a Dorila “Ya los canoros cisnes…” (20-IX- 1791)

III.5.- Poesías publicadas en el Diario de las Musas.

67.- Letrillas satíricas “Poner a los vicios…” (8-I-1791, núm.39, p.162)

68.- Letrilla “Pues de España sacan…” (16-I-1791, núm. 47, p.195)

69.- Epigrama “Alzándole el rabo Juan…” (19-I-1791, núm. 50, p. 208)

70.- Epigrama “Un médico majadero…” (19-I-1791, núm. 50, p. 208)

71.- Letrilla “Como cada uno…” (21-I-1791, núm. 52, p.215)

72.- Anacreóntica “Mientras el crudo enero…” (26-I-1791, núm. 57, p. 236)

73.- Letrilla “Señores machacas…” (28-I-1791, núm.59, p. 243-44)

74.- Himno a S. Pedro Nolasco “No cantará mi musa…” (31.I.1791, núm. 62, p. 253)

75.- Letrilla “De ser censurado…” (31-I-1791, núm. 62, p. 256)

76.- Letrilla a la perra de Barajas “Luciano de las moscas…” (1-II-1791, núm.63, p.259)

77.- Himno a la Purificación de Ntra. Sra. “La Madre de pureza…” (2-II-1791, núm. 64, p.261)

78.- Oda “Estaba yo en mi huerto…” (2-II-1791, núm. 64, p. 263)

79.- Himno a S. Blas, Obispo “Blas, milagroso armenio…” (3-II-1791, núm.65, p.265)

80.- Himno a S. Andrés Corsino “Del árbol de Corsino…” (4-II-1791, núm. 66, p. 269)

81.- Letrilla “Viva el Coliseo…” (4-II-1791, núm. 66, p. 271)

82.- Himno a Sta. Águeda “Siete pueblos en Grecia…” (5- II-1791, núm. 67, p. 243)

83.- Himno a Sta. Dorotea “Oíd, cuál nos instruye…” (6-II-1791, núm. 68)

84.- Himno a S. Juan de Mata “Cantemos las virtudes…” (8-II-1791, núm.70, p. 285)

85.- Himno a Sta. Polonia “Cuando de Alejandría…” (9-II-1791, núm.71, p. 289)

86.- Himno a Sta. Escolástica “Escolástica insigne…” (10-II-1791, núm. 72)

87.- Romance “Si como tus versos son…” (15-II-1791, núm.77, p. 314-16)

88.- Oda al nacimiento de la Infanta María Teresa de Borbón “¡Qué gozo!, ¡qué alegría!…” (18-II-1791, núm. 80, p. 339)

89.- Letrilla “En cuanto el sol corre…” (19-II-1791, núm.81, p. 332)

90.- Letrilla “Todo lo que sea…” (17-III-1791, núm. 79, p. 323-324)

III.6. Poesías publicadas en el Diario de Barcelona.

91.- Descripción histórico-geográfica que D. Álvaro Mª Guerrero, de su patria, la villa de la Fuente del Maestre, en la provincia de Extremadura. (1-I-1793, núm. 1, p.1)

92.- Continuación de la descripción geográfica de la villa de Fuente del Maestre, en la provincia de Extremadura. (3-I-1793, núm. 3, p. 9)

93.- Fin de la descripción de Fuente del Maestre (6-I-1793, núm. 6, pág.21)

94.- Letrilla “Que a Pedro sus padres…” (28-I-1793, núm. 28, pág.109)

95.- Letrilla “Con las bellas luces…” (5-II-1793, núm.36, pág. 145)

96.- Coplilla “Al castillo de Emaús…” (7-II-1793, núm. 38, pág. 153)

97.- Letrilla “Varias clases de hombres…” (20-III-1793, núm. 79, p. 321)

98.- “Pues habéis glosado…” (2-IV-1793, núm. 92, p. 378)

99.- “Si lo sabéis, lo sabréis…” (5-IV-1793, 95, p.389)

100.- “Los escritos de Vd…” (20-IV-1793, núm. 110, pág. 449)

101.- “Canto las armas y el valor hispano…” (30-IV-1793, núm. 120, p. 493)

102.- Letrilla “Ni nadie lo ha visto…” (7-VI-1793, núm. 158, p. 657)

103.- Letrilla “Hay muchos hombres…” (1- VII-1793, núm. 182, p.754)

104.- Oda a la Perra de Barajas “Luciano de las moscas…” (16- VII-1793, núm. 197, p. 813)

105.- Letrilla “Pues el ocio abunda…” (27-VII-1793, núm. 208, p. 857)

106.- Octavas “Si el númen puede ponderar la Historia…” (5-VIII-1793, núm. 217, p. 893)

107.- Continúan las octavas (6-VIII-1793, núm. 218, p. 897)

108.- Concluyen las octavas (7-VIII-1793, núm.219, p. 901)

109.- Oda anacreóntica a Doris “Huyendo del Noto…” (12-VIII-1793, núm. 224, p. 921)

110.- Carta de Guerrero criticando la inacción de su Pueblo (7-IX-1793, núm. 250, p. 1025)

111.- Romance “Después, Señor Editor,…” (28-X-1793, núm. 301, p. 1229)

112.- Oda “Ausente del dueño mío…” (30-X-1793, núm. 303, p.1237)

113.- Elegía en la muerte de D. Manuel Arias de Paredes “Lloro la muerte de mi Anfriso amado…” (22-XI.1793, núm. 326, p.1329)

114.- Letrilla “De muchos ociosos…” (30-XI-1793, núm. 334, p. 1361)

115.- Romance “De la Corte se ausentó…” (27-XII-1793, núm. 361, p. 1361)

116.- Glosa “Señor Don Lesmes Requejo…” (30-XII-1793, núm. 364, p. 1481)

117.- Letrilla “Lo que ha de servir…” (14-V-1793, núm. 134, p.537)

Su abundante obra se reparte de forma dispar. El Diario Curioso de Madrid recoge 43 de ellas, es decir, el 38% del total. Que el corpus de su obra se encuentre en el primer diario español de publicación diaria, fundado por Francisco Nipho, considerado el padre y gran innovador del periodismo español moderno, es de resaltar. Entre las novedades que este Diario noticioso introdujo fue la división en dos bloques: una de carácter económico y comercial, y otra de noticias y discursos, curiosos y eruditos, siendo el primero en publicar las cartas de los lectores. Álvaro María Guerrero será un asiduo en la segunda sección entre noviembre de 1788 y mayo de 1793.

El Diario de Barcelona y el de las Musas serán también un importante medio de difusión de su poesía con 27 (23%) y 24 (21%) respectivamente. En cuanto al primero, que vio la luz en 1792, es una de las publicaciones con más continuidad e influencia en la historia de la prensa de Cataluña, y en él, Guerrero publicará únicamente durante dos años (desde el 1 de enero de 1793 hasta el 14 de mayo del año siguiente) pero con una asiduidad casi semanal. Con respecto al segundo, fundado en 1790 llevará a cabo una crítica política, social y cultural bajo el prisma de la ilustración en los apenas dos años en los que estuvo funcionando. En este diario colaborarán escritores e intelectuales muy conocidos en la época, y entre ellos Guerrero con una publicación diaria en muchos de sus momentos.

El Correo de Madrid apareció en 1787 con el objeto de “fomentar el gusto por la lectura generalmente en todas las clases del Reyno por un medio curioso y deleitable”, por lo que dedicó especial importante a los artículos literarios, tanto de divulgación como a las composiciones poéticas, las fábulas, los cuentos y las cartas. 14 obras de Guerrero aparecen en sus páginas desde mayo de 1788 hasta febrero de 1789.

Con una mucha menor proporción, Álvaro María Guerrero, participa en el Diario de Valencia con tres poesías no originales, ya que habían sido publicadas anteriormente por el autor en el Diario Madrid; así como en el Memorial Literario, considerado uno de los mejores periódicos españoles de carácter ilustrado avanzado. En este último, a pesar de publicar únicamente tres obras, hay que destacar que es en este diario donde ve la luz la primera publicación de Guerrero en 1784 titulada “Descripción de las fiestas con que la ciudad de Salamanca celebró el feliz nacimiento de los serenísimos infantes Don Carlos y Don Felipe. En octavas por el bachiller D. Álvaro María Guerrero, diácono y profesor de ambos Derechos en la Universidad de Salamanca”. Es una muy larga descripción de 34 páginas donde muestra las fiestas, adornos, vestimentas y oficios religiosos ante tales nacimientos.

El propio autor hace un recorrido por su trayectoria literaria en una carta al editor publicada en el Diario de Barcelona[13]. En ella muestra el orden de aparición del 94% de su obra entre los cuatro principales periódicos de la época: “Señor editor del Diario de Barcelona. Yo soy un hombre que en todo danzo, sin ser bailarín. Comencé a dar razón de mi persona en el Correo de Madrid, papel que murió, requiescat in pace; aplíqueme después al Diario de la Corte, y me di a conocer por mis producciones en todo el orbe literario, que es decir, en Carabanchel, Chamartín y Cien Pozuelos; no contento con esto me hice alumno del Diario de las Musas, que también le llevó la trampa, y ahora soy del Señor Editor, mi amigo, a quien estimo a uso de acabar cartas.

Del estudio general de su obra poética, la mayoría poesía circunstancial, se deduce que es un gran versificador, dominando las formas clásicas, particularmente el soneto y la lira, sin olvidar la oda. Guerrero es un poeta neoclasicista abierto, llegando al borde del romanticismo pero sin entrar en él, aferrándose a la tradición clásica española. El uso de la décima y letrillas está destinado para poesía festiva. Poeta fino y agudo, debe su formación lírica en la escuela salmantina del neoclasicismo, alrededor de su cabeza destacada, Juan Meléndez Valdés. Por tanto, debemos volver a Salamanca puesto que será allí donde Guerrero despierte su gusto por la poesía de la mano de su escuela poética. De ella, y de su coetáneo Meléndez Valdés, tenderá a una poesía ilustrada, de carácter fundamentalmente pragmático con el que pretendía “enmendar las costumbres de los mozos y de los viejos”[14]. Igualmente, de allí tomará el gusto por los temas mitológicos y la poesía de Anacreonte. El periodo de mayor florecimiento de esta escuela entre 1770 y 1794, corresponde plenamente con los años de estancia de Guerrero en Salamanca, 1775 hasta 1788.

Un análisis, tanto formal como literario, de toda la obra de Álvaro María Guerrero excede nuestro espacio, sin embargo es obligado resaltar la publicación del 3 de diciembre de 1788 en el Correo de Madrid[15] por la trascendencia histórica de la misma. Y es que en ese día, y en dos entregas más correspondientes a los días 6 y 31 del mismo mes, realiza la primera descripción histórico-Geográfica de la villa de Fuente del Maestre. Esta descripción es de vital importancia para la historia local de dicha villa ya que es la primera reflexión consciente y ordenada sobre su devenir histórico así como una descripción geográfica, económica y social de ese momento, realizada además por un oriundo de la misma. Por lo tanto, no nos quedamos cortos al afirmar que dicho texto es el primer estudio histórico local, y Álvaro María Guerrero es el primer cronista de la villa de Fuente del Maestre. Movido por su amor a la literatura y a la antigüedad, así como al amor natural que cada uno tiene al suelo en el que nace, realiza esta descripción que él mismo califica como “noticias tan exactas como interesantes”. El propio autor revela sus fuentes: “registrando archivos y revolviendo libros, he podido hallar las siguientes noticias del pueblo de mi naturaleza. (…) No se puede pasar en silencio (sin notorio agravio) la apología de un sujeto que me suministró muchas de las noticias que aquí se insertan: este fue Don Diego Quintano de Bargas y Machuca, Fernández de Córdoba, cuyas prendas son tan recomendables por su profunda ciencia e ilustre cuna. Fue este caballero conocido por el sabio de aquel país, poseía con perfecta erudición, los principales idiomas europeos, estaba muy versado en Historia Sagrada y profana, en toda materia de política, en antigüedad y bellas letras, a cuyas cualidades juntaba las de un corazón heroico y alma grande, tuve el honor de tratarle, y confieso con ingenuidad que era un hombre de los que de tarde en tarde producen los siglos. Murió en el presente año de 1788, en el mes de octubre habiendo dejado a su ilustre posteridad (entre otras cosas) una suntuosa biblioteca, adornada de selectos y preciosos volúmenes, mapas geográficos y dos hermosos globos”.

Si la descripción en sí es trascendental para los locales y estudiosos, igual e incluso más importancia posee el lugar de publicación: el Correo de Madrid, diario semanal de tirada nacional, destinado al gran público en general. Esta “proeza” histórica para Fuente del Maestre se vuelve a repetir, de manos del mismo autor, cinco años después en el Diario de Barcelona, donde con fecha de 1, 3 y 6 de enero de 1793, vuelve a publicar la descripción histórica-geográfica. Por ello, a pesar de que ambas publicaciones son idénticas, lo cierto es que permiten una difusión nacional amplísima de la primera historia local de Fuente del Maestre. Consideramos tal su valor e importancia histórica que incluimos el texto completo en un apéndice.

Además de esta destacada publicación, el amor de Álvaro María Guerrero a su patria natal se deja ver en varios de sus poemas, ya sean completos ya sean en versos concretos. En espera de que en futuros trabajos se pueda realizar un estudio de la historia local de Fuente del Maestre a través de su obra literaria, quisiera resaltar algunos ejemplos que hacen referencia a la comida y por supuesto a Barajas, amigo íntimo de nuestro autor.

Pues échame Barajas,                           “Dicenme que Barajas

un vaso que rebose                                  regidor de mi pueblo

del néctar que destilan                           tiene arrugado el rostro

las parras de San Jorge”[16]                     y nevado el cabello.”[17]

 

EXTREMADURA: REGRESO A LOS ORÍGENES.

El triángulo vital Extremadura-Salamanca-Madrid, concluye con el regreso de Álvaro María Guerrero a sus orígenes, a su patria, a Fuente del Maestre, donde permanecerá hasta su muerte el 25 de agosto de 1812, siendo enterrado en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Candelaria. Será él mismo quien nos diga cuándo y cómo se produce este cambio, sin lugar a dudas, radical en la vida de un profesor universitario salmantino y poeta ilustrado en la corte de Madrid.

Yo, Señor Don Pedro, salí de Madrid destinado a vivir en un País, cuyas costumbres son absolutamente contrarias a las de la Corte; llegué al seno de mi familia; y en un mes que ha pasado después de mi llegada, no he podido cumplir con mis amigos los de fuera, por atender a pagar las que se llaman visitas en esta mi tierra y que son indispensables so pena de incurrir el que falte a ellas en la nota de grosero”[18]

Esta carta al editor del Diario de Barcelona publicada el 7 de septiembre de 1793, unida a otra del mismo diario publicada el 16 de julio del mismo año pero firmada el 17 de junio en Fuente del Maestre, nos permite situar el regreso de Álvaro María a finales de la primavera de 1793. Ya en Fuente del Maestre, su lírica cambiará pasando de una poesía festiva y mitológica a un intento de “pintar las costumbres del País en el que nací y ahora vivo (…) si en ellas se encontraren algunas máximas que hagan al caso a los que en su mano tienen las riendas del Gobierno”[19]. De tal modo, el 7 de septiembre de ese mismo año publica “todas las observaciones que llevo hechas sobre los males físicos que afligen al Pueblo de mi naturaleza; ellos son notorios y piden el más pronto remedio, si esto se lo debemos al periódico de V.d. ¿Cuántas gracias llevará de nuestra parte? ¿y cuánto tendremos que agradecerle?”[20]. Es una crítica dura donde se resaltan los malos usos y costumbres en Fuente del Maestre durante el siglo XVIII ante la pasividad de las autoridades civiles y religiosas.

El ritmo en su creación literaria desciende aunque continúa participando de forma regular en el Diario de Barcelona. Desde el 7 de junio de 1793, fecha en la que con toda seguridad ya vivía en Fuente del Maestre, hasta el 14 de mayo del siguiente año, cuando es publicada su última letrilla, encontramos un total de 14 escritos entre letrillas, odas, romances y cartas al editor.

En cuanto a su vida personal, continúa su labor pastoral y sacerdotal en la parroquia de Valencia de las Torres e Higuera de Llerena[21] (1794-1812) cuyos no más de 1000 vecinos no le eximen de una vida tranquila dedicada al estudio y la charla con sus amigos, los mismos a los que hace referencia en varias de sus poesías.

“(…) Huyo de tales canallas,

y a mis papeles me atengo;

otros ratos a mis libros,

que me dan buenos consejos.

            Algunos ratos las cartas

de Pepillo Risel leo,

y estoy con ellas más ancho

que con Tánger el Marrueco.

            Otras veces con Tarifa,

paso unos ratos muy buenos,

y con el Calvo Botica,

que es amigo verdadero.

            En lugar de censurar

faltas que todos tenemos,

a leer nos dedicamos,

y nos va muy bien en ello”[22]

 

Sus últimos años transcurren en la tranquilidad de un pueblo y como responsable de la casa tas el fallecimiento de su padre en 1785. Las muertes de sus tíos maternos sacerdotes, Álvaro y Francisco, acaecida en 1805 lo convierten en heredero de sus bienes, así como tras la muerte de su madre en 1811. Mantiene los lazos familiares con sus hermanas, Leonor Josefa (soltera) con la que vivirá y María Buenaventura que contraerá matrimonio en 1805 con Juan López de Bolaños, con el que no tuvo descendencia. Ambas hermanas sobreviven a su hermano Álvaro María convirtiéndose en herederas de sus bienes. Tras la defunción de la última de ellas, Leonor Josefa en 1845, heredaron los pobres de la villa.

Con apenas 57 años, y tras casi una veintena al frente de las parroquias de Valencia de las Torres e Higuera la Real, Álvaro María Guerrero y Guerrero entrega su alma a Dios el 25 de agosto de 1812, tras haber testado dos días antes ante el escribano Manuel González de Silva, y recibido todos los sacramentos, excepto la comunión, lo que nos puede indicar que fue una muerte repentina. Su cuerpo descansa en la parroquia de Fuente del Maestre tras las pompas fúnebres de su dignidad y como cofrade de la Hermandad Sacerdotal de San Pedro. Aquí se cierra un ciclo de vida y de bienes materiales, que se convierten en insignificantes en comparación al legado cultural, histórico y poético del primer cronista de Fuente del Maestre, que se formó personal e intelectualmente en Salamanca y que desarrolló una amplísima producción poética en Madrid, para finalmente regresar con todo su bagaje, a su tierra, a Extremadura.

 

APÉNDICE

Descripción Histórico-geográfica que da Don Álvaro Mª Guerrero de su Patria, la Villa de la Fuente del Maestre, en la provincia de Extremadura, en 15 de noviembre de 1788.

Señor Editor, mi venerado dueño: por tres cosas debe el hombre exponer su vida, por Dios, por el Rey y por la Patria. Cualquier trabajo que se consagre en obsequio de alguna de ellas, será heroico y plausible. El amor natural que cada uno tiene al suelo en que nace, anima mis ideas a hacer este corto trabajo. Y si cada uno de por sí lo ejecutara de su primer oriente, la época de nuestras historias fuera más correcta, y los amantes de la literatura y la antigüedad, no se hallarán defraudados de unas noticias tan exactas, como interesantes. Registrando archivos y revolviendo libros, he podido hallar las siguientes noticias del pueblo de mi naturaleza.

La Villa de Fuente del Maestre en la Provincia de Extremadura, está situada a los 12 grados de longitud meridional, y 38 de latitud septentrional. Según la división Romana, perteneció a la provincia Bética, y por ello fueron sus fundadores los antiguos Betones, en tiempos del Emperador Augusto, en la era de Cesar, 38 años antes de la humana redención. Su restaurador en la reconquista de España, fue el Rey Don Alfonso el IX de León, padre de San Fernando, quien la dio a la orden de Santiago, bajo cuyo dominio se halla en el presente. Su capital es la Ciudad de Llerena, a la distancia de 9 leguas de su mediodía, distando 7 de Mérida a su oriente, y 11 de Badajoz al norte. Su jurisdicción en Real, mero misto imperio, que hasta el año de 1787 se ejerció por dos Alcaldes Ordinarios de uno y otro estado, elegidos por el pueblo según las leyes municipales de la misma orden, y un cabildo compuesto por 24 Regidores perpetuos. Desde el presente año de 1788 ejerce la jurisdicción un Alcalde Mayor, que nombra el Real Concejo de las Órdenes. Su situación es en un valle y dos suaves pendientes. Está murada, y lo estuvo en tiempo del Rey Don Pedro el Justiciero, consta por privilegio librado por el Infante Maestre Don Fabrique. Tiene 4 puertas a los 4 puntos cardinales, la primera al oriente, que se llamó de Mérida, y al presente se llama de la Villa, la segunda al mediodía que se dice del postigo, la tercera al occidente ya destruida, que tuvo la denominación de la Parra, y la cuarta al norte que se llama de la nueva. Ocupa dicha Real Jurisdicción seis leguas en circuito, tres de norte a mediodía, y dos y media de oriente a poniente. (Se continuará)[23]

Concluye la descripción de la Villa de Fuente del Maestre. Tiene una Parroquia de soberbia y especialísima fábrica, con advocación a Santa maría de las Candelas que también es patrona de la Villa, con razonables rentas, además de la obligación que tiene el Maestre y Comendador como poseedores de diezmos y primicias, de subministrarla lo necesario para el culto Divino, decencia y manutención de su fábrica. Tiene dos conventos, uno de Religiosos menores de San Francisco y provincia de San Gabriel, fundado por Elvira García Zambrano, el año de 1684. Su titular nuestra Señora de la Esperanza y otro de religiosas de la Concepción Franciscana, cuya fundación se ignora.

Tiene un hospital para enfermos pobres, que antiguamente se llamó de San Bartolomé, y al presente y desde que Francisco Zambrano, Escribano de la Chancillería de Valladolid, aumentó su dotación que hoy cobra en Juros, tiene la del Espíritu Santo y Nuestra Señora de las Angustias. Tiene diversas fundaciones de obras pías, para casar doncellas, dotar religiosas y subministrar limosnas a pobres, las principales son: 1. La fundada por el bachiller Pedro Alonso Zambrano, quien dotó también una capilla con la advocación de los Santos Apóstoles y capellanía, para su capellán, Patrono y Administrador, con otras circunstancias que constan de su fundación, cuya fecha es del año de 1590; 2. Fundado por otro bachiller Pedro Alonso Zambrano, para dotar doncellas y religiosas de las cualidades que pide su fundación, cuya fecha es del año 1660; 3. La fundada por Álvaro González Baca y su mujer, año de 1644, únicamente para dotar religiosas, y dos capellanías que la sirvan y administren. Hay en ella seis ermitas, la una con advocación a San Juan Bautista, intramuros, y las cinco restantes fuera, que son San Jorge a la distancia de tres cuartos de legua de la población, los Santos Mártires Fabián y Sebastián, Nuestra Señora del Buen Suceso, San Lázaro y Santa Lucía. En esta última se encuentran algunos monumentos de antigüedad: hay en ella una cruz del temple, y sobre la pila del agua bendita una lápida sepulcral de un soldado romano.

Tuvo esta villa sujeta a su jurisdicción cuatro Aldeas, a saber: Magacela, Villagordo, San Jorge y la Alameda, de cuyas fábricas sólo han quedado señales de sus ruinas. En los tiempos precedentes a su Reconquista tuvo la denominación de Fuente Roniel, según lo afirma el cronista Raez de Andrade en su historia de las Órdenes Militares, hablando de una correría o expedición que hicieron los maestres de Santiago y Alcántara, en que tomaron la torre de Zafra y Fuente Roniel. Por lo que hace a hombres ilustres, es patria del erudito Martín de Anaya Maldonado, de la extinguida compañía de Jesús, según consta de la crónica de aquellos Religión, citando su patria de Bautismo. Así mismo lo es de Juan Esteban Silvestre, famoso conquistador del Perú, que prendió por su mano, en las mismas montañas al Inca Mancocapak como lo refiere el cronista Antonio de Herrera en sus décadas de las Indias, dotó y fundó cierta capellanía en la misma Villa, y en ella tiene ilustres descendientes. El número de personas de menor nota, pero aventajadas en ciencias y armas es bastante, pero se omite por parecer una inútil digresión.

No se puede pasar en silencio (sin notorio agravio) la apología de un sujeto que me suministró muchas de las noticias que aquí se insertan: este fue Don Diego Quintano de Bargas y Machuca, Fernández de Córdoba, cuyas prendas son tan recomendables por su profunda ciencia e ilustre cuna. Fue este caballero conocido por el sabio de aquel país, poseía con perfecta erudición, los principales idiomas europeos, estaba muy versado en Historia Sagrada y profana, en toda materia de política, en antigüedad y bellas letras, a cuyas cualidades juntaba las de un corazón heroico y alma grande, tuve el honor de tratarle, y confieso con ingenuidad que era un hombre de los que de tarde en tarde producen los siglos. Murió en el presente año de 1788, en el mes de octubre habiendo dejado a su ilustre posteridad (entre otras cosas) una suntuosa biblioteca, adornada de selectos y preciosos volúmenes, mapas geográficos y dos hermosos globos.

Tiene dicha villa varios minerales de agua puras, limpias y saludables, y entre ellos los más sobresalientes son: la fuente llamada del Corro, situada en su Plaza Mayor casi al medio, y pilar del ejido de Nuestra Señora del Buen Suceso, cuyas fábricas son elegantes y hermosas, una y otra de cantería muy particular. Tiene dos escuelas públicas dotadas por S. M. la una de primeras letras con maestro y pasante, y la otra de latinidad con un catedrático. En ella se enseña a la juventud del vecindario. Su jurisdicción eclesiástica, pertenece al Ilustrísimo Señor Prior del Real convento de San Marcos de León, quien nombra dos provisores para que la ejerzan en toda la extensión del maestrazgo, perteneciente a dicha Provincia, uno en la ciudad de Mérida y otro en la de Llerena; y el capítulo de dicha Real casa, nombra un vicario general para la santa visita eclesiástica, y todos tres tienen jurisdicción preventiva en dicha villa que tuvo origen en la extensión de su antiguo Vicario, pues apeteciéndoles a ambos provisores, por ser uno de los pueblos de más consideración, se concedió a ambos con el derecho de prevención , terminando pacíficamente la disputa. En este estado se halla la Villa de Fuente del Maestre en el presente año de 1788. Guerrero.

Aunque Don Álvaro María Guerrero remitió completo el discurso Histórico-Geográfico de su patria, la villa de Fuente del Maestre, por haberse traspapelado en la imprenta esta parte de dicho discurso, se omitió su publicación. La inserto ahora para que no se juzgue siniestramente del conocido mérito de este autor.

La calidad del terreno es fertilísima en todo género de frutos, pues está situada en el centro de la vega que corre Badajoz a Llerena, de quien dice el proverbio castellano, vega por vega de Badajoz a Llerena. Según el cómputo hecho por peritos tiene 4500 fanegas de olivos, que por un quinquenio por la escasez de unos años, y la abundancia de otros, produce en cada uno de ellos 80 arrobas de aceite, siendo de notar que hay olivos que producen 12 arrobas, particularmente en el sitio que llaman del Tiro, son los mayores árboles que en su clase se encuentran en la península. Tiene plantada de viñas 1200 fanegas, hay tres clases: las de primera se regula cada fanega por 300 arrobas de uva cada año, las de segunda por 200, y las de tercera por 100. En el sitio que llaman San Jorge ha habido año que una fanega de tierra ha dado 480 arrobas de uva; ningún forasteros ve estas viñas sin admiración. Tiene doce mil fanegas de tierra de labor, que se labran cuando les toca su turno de sobresaliente calidad, que produce mucho trigo, cebada, centeno, habas etc. Tiene cinco dehesas, y en ellas 7 fanegas de tierra que sirven para el pasto de ganados; y coto de yegua y potros, que si ocuparan el terreno que les correspondería, quedará más ámbito a la benéfica mano del labrador, que es el que realmente sostiene las urgencias del estado. Dos de ellas se siembran un año en pos del otro, y se puede decir que son de los labradores menos cuantiosos, aseguran su subsistencia. Tiene 30 huertas de buenas frutas y hortalizas.

Su escudo de armas es en el Gefe una cruz maestra de gules, en campo de plata; en el segundo una fuente de plata en campo de gules, con un león a su lado derecho de púrpura armado, y lampasado de oro, y una cruz de Santiago de gules. A la orla una inscripción que dice así: LA FUENTE DEL MAESTRE. Este le fue dado por el Maestre Don Lorenzo Suárez de Figueroa, en el reinado de San Fernando, por los servicios que le hizo en dicha reconquista. Sus diezmos pertenecen a la Mesa Maestral de dicha Orden. Su vecindario se compone de 1300 vecinos que excede en 500 al cómputo hecho en el año 1737. Un estado eclesiástico de 70 sacerdotes, dotados de razonables rentas, y un cura párroco que regularmente es de la misma Orden, Tiene un cuerpo de nobleza de más de 20 familias con ricos mayorazgos. A la parte del poniente tiene un río denominado Guadajira que desemboca en Guadiana, con buen pescado, y cantidad de molinos de pan. Divide este río los términos confinantes de Zafra, Feria y Villalba”.

 

Ángela López Vacas

Fuente del Maestre 25 de julio de 2018,

 

 

 

 

 

 

 

 

[1] Correo de Madrid, Tomo III, núm. 151, página 1002, 1788, Madrid.

[2] Memorial literario, instructivo y curioso de la corte de Madrid, Vol. I, p. 83, 1784.

[3] Memorial literario, instructivo y curioso de la corte de Madrid, Vol. XII, p.360, 1787.

[4] Para más información sobre el colegio de Santa María de la Vega durante el periodo de estancia de D, Álvaro Mª Guerrero ver: “El colegio menor universitario Nuestra Señora de la Vega de Salamanca durante la Ilustración. 1771-1808” de Antonio Astorgano Abajo. Universidad de Zaragoza.

[5] Ibid.

[6] Correo de Madrid, núm.222, página 1399, miércoles 7 de enero de 1789.

[7] Correo de Madrid, núm. 227, página 1438, del sábado 24 de enero de 1789.

[8] Correo de Madrid, Tomo IV, página 1503, 1789.

[9] Correo de Madrid, Tomo IV, página 1527, 1789.

[10] Diario de Barcelona, 17 de junio de 1793, nº 168, p. 697.

[11] Aguilar Piñal, Francisco. Índice de las poesías publicadas en los periódicos españoles del siglo XVIII, en Cuadernos Bibliográficos, nº 43, Madrid, 1981.

[12] Aguilar Piñal, Francisco. Bibliografía de autores españoles del siglo XVIII, volumen 4, Consejo Superior de Investigaciones Científicas-Instituto de filología, Madrid, 1986.

[13] Diario de Barcelona, nº 38, p. 154, 7 de febrero de 1793.

[14] Diario de Barcelona, nº. 301, p. 1229, 28 de octubre de 1793.

[15] Correo de Madrid, nº. 212, p. 1222, 3 de diciembre de 1788.

[16] Diario de Madrid, t. XIII, p. 1083, 28 de septiembre de 1789.

[17] Diario de Madrid, t. X, p.1262, 6 de diciembre de 1788.

[18] Diario de Barcelona, nº 250, p. 1025, 7 de septiembre de 1793.

[19] Diario de Barcelona, nº. 197, p. 813, 16 de julio de 1793.

[20] Diario de Barcelona, nº. 250, p.1025, 7 de septiembre de 1793.

[21] López López, T.A., “Dos curas fontaneses en La Higuera”, en revista patronal de Higuera la Real, p. 47-50.

[22] Diario de Barcelona, nº. 301, p. 1229, 28 de octubre de 1793.

[23] Parte I del discurso. Correo de Madrid, T.IV, nº 212, 3 de diciembre de 1788.

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