Oct 292019
 

Provisional

José Luis Barrio Moya.

            A pesar de los muchos y sólidos estudios que sobre los músicos españoles de los siglos XVII y XVIII que han aparecido en los últimos años, es todavía muchos de aquellos profesionales que continuan en el olvido, como es el caso de don Ramón Rodríguez Monroy, quien desde su localidad natal de Gata alcazó en el Madrid de Carlos IV un puesto en la Real Capilla y en la orquesta que mantenía en su palacio la culta e ilustrada doña Josefa Alonso Pimentel Téllez Girón, IX duquesa de Osuna.

            El nombre de don Ramón Roríguez Monroy no figura en el documentado Dicccionario de la Música Española e Hispanoamericana[1]. Tampoco lo citan Antonio Martín Moreno [2], Antonio Gallego [3] y Monserrat Sánchez Siscaet [4]. Por todo ello creemos que las noticas que vamos a dar sobre don Ramón Rodríguez Monroy son del todo inéditas

            Don Ramón Rodríguez Monroy nació en la localidad extremeña de Gata obispado de Coria, siendo hijo de don Juan Rodríguez Monroy y doña María Rodríguez, ambos naturales de la citada población.

            No conocemos la fecha exacta de su nacimiento ni tampoco donde llevó a cabo sus estudios musicales, salvo que en 1788 ya se encontraba en Madrid, próximo a contrarer matrimonio con doña Agueda Rodríguez, natural de Madrid e hija del madrileño don José Julián Roríguez y de doña Gabriela Porres nacida en la ciudad de Toledo. Doña Agueda Rodríguez era viuda de don Juan Antonio Calzadillo..De aquella unión no se logró descendencia y quedó rota por la muerte de aquella señora.

El día 15 de junio de 1788 y ante el escribano Diego Rubio, don Ramón Rodríguez Monroy, hacía relación de los bienes que aportaba a su matrimonio [5], Es curioso destacar que en aquel documento no declarase que era músico de la Real Capilla, cosa que si haria en sus tres testamentos, otorgados en 1801, 1806 y 1811.

VESTIDOS.-

Fueron muy abundantes, destacando una capa de paño color de perla de la fábrica de Brihuega, tasada en 260 reales de vellón.

primeramente dos baras y media de paño de color de rosa, 125 rs.- un corte de chupa de tela de oro vordada, 240 rs.- una chupa de rso liso bordada, 214 rs.- una chupa de gase de plata bordada de oro, 300 rs.- un vestido completo de Semana Santa con su chupa y bueltas de tisu y sus forros correspondientes, 600 rs.- una casaca de pana color de aceituna, 220 rs.- un vestido completo de muer de Francia color tornasolado de listas, 450 rs.- un par de calzones de raso liso doble negro, 130 rs.- una chupa negra de grodetur de listas, 180 rs.- un vestido de paño negro que es compuesto de casaca, chupa y calzon, 300 rs.- yt otro de paño negro color vedrde botella, 180 rs.- yd otro de paño tanvien entero color de tabaco obscuro, 340 rs.- yd otro tamvien entero de lanilla negro, 180 rs.- yt otrio entero dce seda verde manzana de listas, 240 rs.- yt un par de calzones negros de seda de listas, 90 rs.- yt otro par de varragan negro asargado, 80 rs.- yt una almilla y calzones de coton para peinarse, 30 rs.- yt una capa de paño color de perla de la fabric de Brihuega, 260 rs.- yt un sortu de ratina color de pompadur, 100 rs.- yt un cabriole de vaieton con embozos de raso liso, 200 rs.- yt otro de paño de ala de cuerbo a la jerezana, 130 rs.- yt una almilla de color de caña, 30 rs.- yt otra de color de ante para peinarse, 110 rs.- yt unos botines de paño, 45 rs.

ROPA BLANCA NUEVA.-

Bajo este epígrafe se registraban colchas, sábanas, almohadas, camisas, calzoncillos, camisolas, corbatines, justillos, peinadores, calcetas, pañuelos y medias de seda.

PINTURAS.-

yt una Nuestra Señora de la Concepcion pintada sobre raso liso, de tres quartas de alto y lo correspondiente de ancho, 100 rs.- yt quatro estampas con sus cristales y marcos dorados, 40 rs.- yt un quadrito pequeño de San Ramon con su marco de christal, 40 rs.- yt una estampa de Nuestra Señora de los Desamparados con su media caña, 6 rs.- yt un Santo Christo de bronce pequeño y un lignum crucis, 12 rs.- yt seis cornucopias, 120 rs.- yt diez varas de friso con su media caña, 70 rs.

MADERA.-

yt una cama de cavecera de quatro tablas, 214 rs.- yt un armario de madera de plazuela con quatro cajones y herrage dorado, 150 rs.- yt un tocador de nogal con embutidos, 130 rs.- yt una arquita de enebro, 20 rs.- yt una mesa de nogal, 20 rs.- yt un cofre forrado en pellejo con su cerradura y llave, 60 rs.- yt un paraguas de tafetan, 120 rs.

INSTRUMENTOS.-

Aqui incluyó el músico extremeño los instrumentos musicales propios de su profesión, entre los que destacaban dos violines de la famosa familia de los Stradivarius, uno de ellos con su caja forrada en badana negra, tasado en 2000 reales y otro, más modesto, en 240 reales

yb contrabajo de hechura de pera hecho en Bolonia, 1500 rs.- yt un biolin de extradivarios con su caja forrada en badana negra, 2000 rs.- yt otro estradivarios, 240 rs.- yt otro de Salmon cion su caja de pino sin forrar, 240 rs.- yt otro aleman y varios arcos de contrabajo, 120 rs.- yt un templador de yerro de contrabajo, 6 rs.

COLCHONES Y FUNDAS.-

yt quatro colchones poblados de lana, 240 rs.

ORO, PLATA Y SIMILOR.-

En este apartado, ademas de joyas y objetos de plata, incluyó varias composiciones suyas, como cartetosm, minués y sinfonías.

yt una caja de oro redonda gravada, 1500 rs.- yt otra caja de oro con esnaltes imitado a piedra, 1920 rs.- yt una repeticion de oro guarnecida de gorgones con cadenas de lo mismo con tres sellos grandes ya usada, su autor Wetoud, 1920 rs.- yd otro relolx de oro guarnecido de jergones con cadena de oro, sin estrenar, su autor Terrien, 1080 rs.- yt otro tamvien de oro, sin estrenar, guarnecido de jergones y esmaltadao comn su cadena de lo mismo, su autor Remilli, 1320 rs.- yt otro de oro liso, usado, su autor Alexandro Pattrivid Wer, 420 rs.- yt un cubierto de plata, 100 rs.- yt dos cajas de plata, la maior lisa en ochenta reales y la otra, ynglesa, labrada, en sesnta reales y ambas en 140 rs.- yt otras dos cajas de concha grandes y redondas, las dos en 60 rs.- yt otra de similor, 30 rs.- yt otra de porcelana esmaltada en oro, 80 rs.- yt una sortija de un topacio con cerco de brillantes, 755 rs.- yt un bote de plata para tabaco, 40 rs.- yt una caja de pasta de papel grande y redonda, 20 rs.- yt un juego de cinco evillas de christal de roca engastadas en oro, 300 rs.- yt dos ebillas de plata con perlas, 160 rs.- yt dos ebillas de plata lisas y vaciadas, 45 rs.- yt un juego de quatro evillas de piedras de Francia, echura antigua, 80 rs.- yt otro juego de similor, 16 rs.- yt otro de acero con piedras, 20 rsd.- yt un espadin de plata, 650 rs.-yt otros dos de acero, 120 rs.- yt otro de similor y china, 60m rs.- yt una bolsa de piel de lobo marino bordada de oro, 40 rs.- varias obras de musica que son dos, unas de quartetos y otras sinfonias, su autor Monrroy, 200 rs.- yt nueve juegos de minues impresion por el mismo Monrroy, 64 ers.-. yt seis laminas de estaño en que estan gravados dichos minues, 120 rs.- yt varias sonatas, un libro de lecciones de violin y varios borradores, 300 rs.

LIBROS.-

Don Ramón Rodríguez Monroy tenía en el momento de sun matrimonio una pequeña biblioteca formada por sesenta y cinco títulos y varios papeles diferentes de los que no se esoecifica nada mas.

            Por lo que respecta a la temática se registraba obras religiosas como el Año cristiano, de Jean Croiset en la traducción del padre José Francisco de Isla, las Confesiones, de san Agustín, el Penitente instruido, de Paolo Segneri, los Ejércicios espirituales, de san Ignacio de Loyola, los Sermones sobre el Miserere, de fray Juan Crisóstomo Olóriz, etc.

            Poseyó la Historia de la conquista de México, de Antonio de Solís y Rivadeneira, el Espectáculo de la naturaleza, de Noël Antonine Pluche, las Obras de Quevedo y Gracían, el Teatro crítico universal, de fray Benito Jerónimo Feijoo, las Obras médico chirúrgicas, de madame Fouquet, la Monarquía hebrea, de Vicente Bacallar y Sanna, marqués de San Felipe, el Directorio gramatical, de Domingo Santos, la Corte Santa, de Nicolás Caussin, la Historia del emperadior Teodosio, de Esprit Flechier, etc.

            Como obras relacionadascon su profesión tenía los Dialectos músicos en que se manifiesta los mas principales elementos de la música, de fray Francisco de Santa María, el poema La Música, de Tomas de Iriarte y los Fragmentos músico. Reglas generales y muy necesarias para canto llano, canto de órgano, contrapunto y composición, de fray Pedro Nasarre y un libro de Lecciones de violín, del que no se cita el autor

yt seis tomos de a folio Pineda Monarquia hebrea, 120 rs.

= yt un tomo tamvien en folio Solis Historia de Mejico (Antonio de SOLÏS Y RIVADENEIRA.- Historia de la conquista de México, población y progresos de la América septentrional, conocida por el nombre de la Nueva España, Madrid 1684), 24 rs.

– yt otro Casani Historia de la provincia de Granada (José CASANI.- Historia de la provincia de la Compañía de Jesús del nuevo reyno de Granada en la América, Madrid 1741), 20 rs.

– yt otro Nasarra tomo segundo, 30 rs.

– yt doce tomos en quarto del Año christiano (Jean CROISET.- Año cristiano y exércicios devotos para todos los días del año traducido por fray José Francisco de ISLA, Madrid 1753), 120 rs.

– yt seis tomos en quarto de las Dominicas del año, 60 rs.

– yt diez y seis tomos del espectaculo de la naturaleza (Noël Antoine PLUCHE.- Espectáculo de la naturaleza o Conversaciones acerca de las particularidades de la Historia Natural traducido del francés por Esteban TERREROS PANDO, Madrid 1755), 180 rs.

– yt quince tomos de todas las obras del padre Feijoo (fray Benito Jerónimo FEIJOO.- Teatro crítico universal, Madrid 1726-1739), 120 rs.

– yt seis tomos de las obras de Quevedo (Francisco de QUEVEDO Y VILLEGAS.- Obras, Madrid 1650), 60 rs.

– yt dos tomos Demostracion del teatro critico (fray Martín SARMIENTO.- Demostración crítico apologética del Theatro Crítico Universal que dió a la luz el R.P.M. fr Benito Gerónimo Feijoo, Madrid 1732), 20 rs.

– yt un tomo primero de dicha Demostracion suelto, 10 rs.

– yt tres tomos Maximas cristianas de Garau (fray Francisco GARAU.- El sabio instruído de la nat uraleza en quarenta máximas políticas y morales, Barcelona 1675), 30 rs.

– yt dos tomos Florez Reynas de España (fray Enrique FLÓREZ DE SETIËN.- Memorias de la reynas catholicas. Historia genealógica de la Casa Real de Castilla y León, Madrid 1761), 40 rs.

– yt un tomo Florez clave historial (fray Enrique FLÓREZ DE SETIÉN.- Clave historial cion que se abre la puerta a la historia eclesiastica y política, chronología de los Papas, Emperadores, Reyes de España, Italia y Francia con el origen de todas las monarquías, Madrid 1743), 10 rs.

– yt dos tomos obras de Madama Fouquet (Marie de MAUPEAU, vizcondesa de VAUX.- Obras médico-chirúrgicas de Madama Fouquet traducidas por Francisco Monroy y Olaso, Valladolid 1748), 20 rs.

– yt un tomo Codorniu Filosophia moral (fray Antonio CODORNIU.- Índice de la philosofía moral christiano política dirigida a los nobles de nacimiento y espíritu, Gerona 1746), 10 rs.

– yt un tomo oloriz oraciones diversas (fray Juan Crisóstomo OLÓRIZ.- Oraciones diversas dedicadas a la excelentísima eeñora Doña Ana María del Pilar Silva y Portocarrero, condesa de Aranda, Zaragoza 1743), 12 rs.

– yt otro Señeri el devoto de Maria (Paolo SEGNERI.- El devoto de la Virgen María traducido al español por Juan ESPINOLA BAEZA, Madrid 1696), 6 rs.

– yd otro Oloriz sobre el Miserere (fray Juan Crisóstomo OLÓRIZ..- Sermones sobre el Miserere, Zaragoza 1744), 8 rs.

– yd otro Dialectos musicos de Santa Maria (fray Francisco de SANTA MARÍA.- Diañectos músicos en que se manifiesta los más principales elementos de la armonía, Madrid 1778), 12 rs.

-yt otro Vida de los dos Tobias (Vicednte BACALLAR Y SANNA, marqués de SAN FELIPE.- Vida de los dos Tobías, Madtid 1746), 10 rs.

– yt otro Rodríguez Palestra Medica (fray Antonio José RODRÍGUEZ.- Palestra crítico-médica en que se trata introducir la verdadera medicina y desaloxar la tyrana intrusa del reyno de la naturaleza, Pamplona 1734), 4 rs.

– yt otro Historia de los tulipanes, 12 rs.

– yt otro Medico y cirujano de los pobres (Paul DUBÉ.- El médico y cirujano de pobres traducido por Francisco ELVIRAL, Madrid 1755), 12 rs.

– yt otro Yndagaciones sobre el pulso (Theophile BORDEU.- Idioma natural del cuerpo humano: indagaciones sobre el pulso traducido por José Ignacio CABALLO DE CASTRO, Madrid 1768), 12 rs.

– yt Directorio gramatical (Domingo SANTOS.- Directorio gramatical, Madrid 1753), 3 rs.

– yt dos tomos obras de Gracian (Baltasar GRACIÁN.- Obras, Madrid 1663), 30 rs.

– yt dos tomos en pasta Monarquia hebrea por el marques de San Phelipe (Viente BACALLAR Y SANNA, marqués de SAN FELIPE.- Monarquía hebrea: los jueces de Israel y de Juda, Génova 1719), 50 rs.

– yt un tomo tamvien en pasta Poema de la Musica por Yriarte (Tomás de IRIARTE.- La Música poema, Madrid 1779), 24 rs.

– yt otro tomo en pasta la Hermosura sin lunar por el padre Navarro (Joaquín NAVARRO.- La hermosura sin lunar, qual es la del alma y cuerpo de María Santisíma, Madrid 1762), 6 rs.

– yt seis tomos en lo mismo obras de Yriarte (Tomás de IRIARTE.- Colección de obras en verso y prosa, Madrid 1787), 100 rs.

– yt un tomo Gramatica de la lengua española, 10 rs.

– yt veinte y quatro tomos en octabo intitulados Corte Santa de Causino (Nicolás CAUSSIN.- La Corte Santa traduycida del francés por Francuisco Antonio CRUZADO Y ARAGÓN, Madrid 1664), 100 rs.

– yt varios papeles sueltos, 8 rs.

– yt dos tomos en octavo Croyset discursos espirituales (Jean CROISET.- Discursos espirituales sobre los asuntos mas importantes para la vida christiana traducidos por José de ESCOBEDO, Barcelona 1751), 8 rs.

– yt tres tomos tamvien en octavo el Arte explicado (Marcos MÁRQUEZ DE MEDINA.- El arte explicado y gramático perfecto, Madrid 1738), 12 rs.

– yt dos tomos lo mismo Historia de los emperadores romanos, 8 rs.

– yt otros dos Historia del emperador Theodosio (Esprit FLECHIER.- El héroe español: historia del emperador Teodosio traducido por fray José Francisco de ISLA, Madrid 1731), 8 rs.

– yt otros dos Confesiones de San Adustin (san AGUSTÍN.- Confesiones traducidas por fray Pedro de RIBADENEIRA, Madrid 1598), 8 rs.

– yt un tomo Valero Carta pastoral, 4 rs.

– yt otro Esplicacion de la bula de la Santa Cruzada (fray Bernabé GALLEGO DE LA VERA.- Explicación de la Bula de la Santa Cruzada, Madrid 1652), 3 rs.

– yt dos tomos Economia de la vida humana (Robert DODSLEY.- Economía de la vida humana traducida al españo, por Manuel de JUNCO Y PIMENTEL, Madrid 1755), 4 rs.

– yt un tomo Eloquencia española (Bartolomé JIMÉNEZ PATÓN.- Eloquencia española en arte, Toledo 1604), 6 rs.

– yt un tomo retiro espìritual (Louis BOURDALEUE.- Retiro espir itual para las comunidades religiosas, Madrid (s.a), 4 rs.

– yt quatro Platiquillas, 4 rs.

– yt un juego de damas (José Carlos GARUZ DE LA SIERRA.- Libro nuevo. Iuego de damas dividido en tres tratados, Mad rid 1684), 3 rs.

– yt un tomo Lunario, 2 rs.

– yt otro Arte de Nebrija (Antonio de NEBRIJA.- Arte de la lengua castellana, Salamanca 1492), 3 rs.

– yt dos tomos Historia de Carlos doce (François AROUET DE VOLTAIRE.- Historia de Car los XII, rey de Suecia traducida por Leonardo de URIA Y ORUETA, Madrid 1734), 6 rs.

– yt un tomo Molestias del trato humano (fray Juan Crisóstomo OLÓRIZ.- Molestías del trato humano, Madrid 1745), 3 rs.

– yt otro Puente tesoro escondido (fray Luis de la PUENTE.- Tesoro erscondido en las enfermedades y trabajos, Sevilla 1672), 4 rs.

– yt un juego de manos, 3 rs.

– yt un tomo la livertad de la ley de Dios en la China (fray José SUÁREZ.- La libertad de la ley de Dios en el imperio de la China traducido de lengua portuguesa por Juan de ESPINOLA, Lisboa 1696), 2 rs.

– yt otro tomo Nasarre Fracmentos musicos (fray Pablo NASARRE.- Fragmentos músicos. Reglas generales muy necesarias para canto llano, canto de órgano, contrapunto y composición, Zaragoza 1683), 4 rs.

– yt nueve papeles diferentes, 4 rs.

– yt un tomo Pinamonte causa de ricos (Giovanni Paolo PINAMONTE.- La causa de ricchi ovvero il denito ed il frutto della limosna, Bolonia 1697), 4 rs.

– yt dos tomos en pasta en octabo intitulados Compendio de la Historia de España (Pierre DUCHESNE.- Compendio de la historia de España traducido por fray José Frabncisco ISLA, Madrid 1758), 10 rs.

– yt un tomo de Semana Santa, 12 rs.

– yt quatro tomos Sucesos memorables del mundo (Nicolás FONTAINE.- Historia de los sucesos memorables del mundo con reflexiones instructivas traducida por Leonardo de URIA Y ORUETA, Madrid 1751), 12 rs.

– yt un tomo oficio parbo de Nuestra Señora en cstellano, 8 rs.

– yt otro el Alma victoriosa (Francisco Javier HERNÁNDEZ.- El alma victoriosa de la pasión dominante por medio del examen de la conciencia, Valencia 1758), 4 rs.

– yt otro estaciones de Jersusalen (Adrien PARVILLIERS.- La devotion des predestines ou les stations de Jerusale et du calvaire, Rouen 1679), 6 rs.

– yt otro el penitente instruido en pergamino (Paolo SEGNERI.- El penitente instruído traducido por Juan de ESPINOLA BAEZA, Madrid 1695), 2 rs.

– yt otro el confesor in struido (Paolo SEGNERI.- El confesor instruiído traducido por Juan de ESPINOLA BAEZA, Madrid 1695), 2 rs.

– yt otro Ejercicios de san Ygnacio (san Ignacio de LOYOLA.- Ejérciciosz espìrituales, Roma 1548), 3 rs.

– yt un tomo Devocionario en pasta, 4 rs.

CRÉDITOS EN FAVOR.-

Además de todo lo anteriormente expuesto don Ramón Rodríguez Monroy llevó a su matrimonio toda una serie de deudas que contra él tenían contraidas diversas personas, entre ellas los músicos Domingo Rodil, de la Real Capilla y Vicente Julia, de las Guardias Walonas asi como la duquesa de Osuna.

yt dos mil reales de vellon en un vale hecho y firmado por don Josef Tiburcio Rodriguez, vecino de esta Corte, su fecha quince de noviembre de mill setezientos ochenta y seis, 2000 rs.

– yt trescientos y veinte reales de vellon que le esta deviendo don Domingo Rodil, musico de la Real Capilla, 320 rs.

– yt sesenta reales de vellon que esta deviendo don Viente Julia, musico de Guardias Walonas, 60 rs.

– yd dos mil ciento y sesenta reales de vellon que esta deviendo la excmª señora doncesa de Benavente, duquesa de Osuna por su consignacion de trescientos y sesenta reales cada una, 2160 rs.[6]

            Hay que destacar que durante los reinados de Carlos III y Carlos IV, ninguno de aquellos monarcas hicieron innovación alguna en la organización de la Capilla Real, que se vió gravemente afectada por la galopante crísis económica del momento, hasta el punto que Carlos IV, en 1798, estableció que para subvencionar la guerra contra Francia toda los miembros de la Capilla Real debián donar un mes de su sueldo, lo que provocó las airadas protestas de los músicos. [7]

            El día 8 de marzo de 1806 don Ramón Rodríguez Monroy otorgaba el primero de los tres testamentos que conocemos de su mano. [8]

            En aquel documento declara ser musico de la Real Capilla de Su Magestad, vecino de esta Corte y natural de la villa de Gata, obispado de Coria, así como el nombre de sus padres.

            Establece que tras su muerte, su cuerpo fuese amortajado con el hábito del Carmen y sepultado en la yglesia parroquial donde fuere feligres al tiempo de mi fallecimiento y que mi entierro se haga de secreto que devera costear la concordia funeral de los individuos musicos de la Real Capilla de Su Magestad con arreglo a las constituciones establecidas, abonandose y sacandose de mis bienes el esceso que pueda haver por razon de la ofrenda que exija la parroquia.

            Pide que se celebrasen por su alma doscientas misas rezadas, pagando por cada una cuatro reales de vellón. Legaba treinta reales de vellón a los Santos Lugares de Jersusalén, redención de cautivos cristianos y reales hospitales General y Pasión de Madrid.

            Nombraba por sus testamentarios a su hermano don Juan Roríguez Monroy, vecino de la villa de Gata, a su cuñado don José Simón Ramos, marido de su hermana doña María Rodríguez Monroy y a sus compañeros de la Real Capilla, don José de Zayas y don Felipe Martínez.

            Por último instituía por herederos a sus hermanos Juan y María Rodríguez Monroy, y en caso de que ambos falleciesen antes que él, la herencia pasaría a sus sobrinos Vicente, María y Paula, hijos de su hermana y de don José Simón Ramos

            El día 7 de 1806 don Ramón Rodríguez Monroy otorgaba un nuevo testamento ante el escribano José Antonio Canosa, donde repite muchas decisiones expuestas en el primero, aunque también con algunas variaciones. [9]

            Piden que se celebren por su alma veinte misas rezadas, pagando por cada una seis reales de vellón y las que llaman de San Vicente Ferrer con la limosna de diez reales de vellon cada una.

            No olvida a su criada María Candela Cabañas a la que en prueva de mi agradecimiento y teniendo presente sus loables prendas, quiero y es mi voluntad se la de la cama de su uso completa, de quatro sabanas, quatro fundas, quatro almoadas, colcha y manta y que hasta que se concluya mi testamentaria y permanezca en mi casa se la contribuya con seis reales diarios para su manutencion, satisfaciendola asimismo la soldada o salario de cinquenta reales mensuelaes y la pido me encomiende a Dios

            Nombraba por sus testamentarios a su hermano don Juan Rodríguez Monroy, don Juan Guillermo presbitero, capellan de honor de Su Magestad, don Pedro Pareja, asimismo presbitero y don Cayetano Solana, y como herederos a sus hermanos y sobrinos ya citados.

            El 16 de febrero de 1811 el músico extremeño otorgaba un tercer testamento ante el ya mencionado escribano José Antonio Canosa. [10]

            En este nuevo testamento don Ramón Rodríguez Monroy repite muchas de las claúsulas de los dos anteriores, aunque tambiém icluye otras nuevas. Así declara que don Manuel Gómez Blasco, vecino de la villa de Gata, le debe seis mil reales de vellón que le prestó sin interés alguno, para resolver algunos asuntos económicos ue le acuciaban.

            Nombraba por su única heredera a su criada María Candela Cabañas eso en el caso de que se halle al tiempo de mi muerte o en mi casa y compañia aunque quando este bien enferma o imposivilitada y en defecto de uno y otro quiero y es mi voluntad que todos los referidos mis bienes se combiertan la mitad de ellos en misas y sufragios por mi alma y las demas obligaciones y la otra mitad la hereden y lleven por iguales partes mis sobrinos carnales don Jose Maria, doña Paula y don Vicente Ramos Monroy.

            Por último instituñian por sus testamentarios a don Isidro Pareja, presvitero, teniente beneficiado de la parroquia de san sebastian y don Mariano Sancho.

Desgraciadamente en ninguno de sus tres testamentos don Ramón Rodríguez Monroy declara en que iglesia quiere ser enterrado, lo que resulta muy dificil hallar su partida de defunción, que nos aclararía la fecha de su fallecimiento y el lugar de su sepultura.

DOCUIJMENTO 1º.

Testamento de don Ramon Rodríguez Monrroy.

                                                                                 8 de marzo de 1801.

En el nombre de Dios todo poderoso Amen. Sepase por el presente testamento como yo Don Ramon Rodriguez Monrroy, musico de la Real Capilla de Su Magestad, de estado viudo de doña Agueda Rodriguez, vecino que soy de esta Corte y natural de la villa de Gata, obispado de Coria, hixo lexitimo de Don Juan Rodriguez Monrroy y de Doña Maria Rodriguez ambos difuntos, naturales y vecinos que fueron de la misma villa de Gata, hallandome fuera de cama sin enfermedad alguna y con el conocimiento, memoria y expedicion que se requiere para este acto, creyendo como firmemente creo en el incomprensible misterio de la Santisima Trinidad, Padre, Hijo y Espiritu Santo que son tres personas y un solo Dios verdadero y en todo lo demas que nos enseña, cree y confiesa Nuestra Santa Madre Yglesia Catolica Apostolica Romana, vaxo de cuya fe y creencia he vivido y protesto vivir y morir como fiel catolico christiano, temeroso del am uerte que es induvitable a toda criatura y su hora incierta y modo ignorado, paraestar prevenido quando llegue imboco por mi intercesora y abogada a Maria Santisima Madre de dios y señora nuestra, al Santo Angel de mi guarda, santos de mi nombre y devocion y a los demas de la Corte celestial pra que intercedan con su divina Magestad me perdone mis culpas y pecados y lleva a gozar mi alma a la gloria eterna, vaxo de cuya protestacion e invocazion paso a ordenar mi testamento en la forma siguiente.

– lo primero encomienda mi alma a Dios nuestro señor y el cuerpo mando se restituia a la tierra, el qual cadaver sea amortajado con el havito de Nuestra Madre y señora del Carmen de antigua y regular observancia y sepultado en la yglesia parroquial donde fuere feligres al tiempo de mi fallecimiento y que mi entierro se haga de secreto que devera costear la concordia funeral de los individuos musicos de la Real Capilla de Su Magestad con arreglo a las constituciones establecidas, aboonandose y sacandose de mis bienes el esceso que pueda haver por razon de la ofrenda de exija la parroquia.

– es mi voluntad se digan por mi alma e intencion doscientas misas rezadas con la limosna de quatro reales por cada una y sacadas la quarta parroquial las demas se celebren por los sacerdotes seculares o regulares que pareciese a mis testamentarios que adelante nombrare.

– a las mandas forzosas y acostumbradas que lo son los Santos Lugares de Jerusalen, redencion de christianos cautibos y los Reales Hospitales General y Pasion de esta Corte quiero se las de por una vez treinta reales de vellon opara que se repartan entre todas con igualdad, con los quales las desisto, quito y aparto del derecho que pudieran tener a mis bienes.

– declaro que si al tiempo de mi fallecimiento se encontrase entre mis papeles alguna memoria firmada de mi mano concerniente a mi ultima voluntad quiero que su contenido se observe y cumpla invulnerablemente.

– y para cumplir y pagar lo que dexo dispuesto y ordenado en este testamento y que ciontuviese la citada memoria si la dejase, nombre por mis albaceas y testamenarios a mi ermano don Juan Rodriguez Monrroy, vecino de la expresada villa de Gata, a don Josef Simon Ramos, marido de mi hermana Doña Maria Rodriguez Monrroy, vecinos de la ciudad de Plasencia y a mis compañeros de capilla don Josef de Zayas y Don Felipe Martinez, vecinos de esta Corte, a quienes y a cada uno ynsolidum doy todo mi poder y facultad cumplida para que berificado mi fallecimiento entren y se apoderen de todos mis bienes, creditos y efectos y vendan los necesarios en publica o secreta almoneda y con su producto satisfagan y cumplan lo que dexo dispuesto y ordenase en la referida memoria, cuyo cargo quiero les dure el año del albaceazgo y el demas tiempo que desde luego les prorrogo en amplia forma.

– y el remanente que resultare quedar de todos mis bienes, derechos y acciones y futuras sucesiones que por qualesquier titulo me puedan pertenecer, lo divido en tres partes iguales, la una pata mi hrmano Don Juan Rodriguez Monrroy, presbitero, otra para mi ermana Doña Maria Rodriguez Monrroy, a quienes nombro por mis herederos de las dos primeras terceras partes con la precisa circunstancia de que si el Don Juan Rodriguez Monrroy falleciese ante que yo, en este caso ha de ser mi hermana Doña Maria Rodriguez Monrroy mi heredera de las dichas dos primeras terceras partes, a cuyo fin y para que en aquel cso la nombro de ellas por mi unica heredera y si la citada Doña Maria Rodriguez Monrroy falleciese antes que yo nombro por mis herederos a de una de las dichas tres partes de mis bienes a mis sobrinos Don Vicente, Doña Maria y Doña Paula Ramos Monrroy, hixos de la nominada Doña Maria Rodriguez Monrroy, mi hermana y el referido Don Josef Simon Ramos, su marido, y si como dejo prevenido falleciese tambien antes que yo mi ermano Don Juan Rodriguez Monrroy de modo que se berifique sobrevivir yo a mis dos citados hermanos, en este caso nombro por mis herederos a los referidos mis tres sobrinos para que los percivan por iguales partes con la vendicion de Dios a quien les pido me encomienden y de la ultima tercera parte de mis bienes nombro a mi alma y a la de mi difunta mujer Doña Agueda Rodriguez por herederas para que se invuiertabn su importe en misas y sufragios y sobre que asi se cumplira hago a mis testamentarios el mas especial encargo y les confiero la comision mas solemne.

– y por el presente reboco, anulo y doi por cancelados y e ningun valor ni efecto otros qualesquier testamentos, poderes para hacerlos, codicilos y demas disposiciones testamentarias que anteriormente huviese echo y otorgado por escrito, de palabra o0 en otra forma para que ninguna valga ni haga fe judicial ni extrajudicialmente sino es este testamento y la citada memoria si la dejare que quiero sean y se entiendan por mi ultima voluntad en aquella via y forma que mas haya lugar en derecho, en cuyo testimonio asi lo dejo y otorgo ante el presente escribano de provincia en esta villa de Madrid a ocho de marzo de mil ochocientos uno, siendo testigos llamados y rogados Don Andres Josef de Morales, don Antonio Luis Beruti, Don Josef Vallester, Don Enrique Amat y Don Josef Olidann, vecinos y residentes en esta Corte y el otorgante a quien yo el ynfraescrito escribano doy fe conozco lo firmo.

Ramon Rodriguez Monrroy. Ante mi = Manuel Ysidro del Campo.

(ARCHIVO HISTÓRICO DE PROTOCOLOS DE MADRID. Prototcolo = 20824, folº. 59-60 vltº. Escribano = Manuel Isidro Valdés del Campo).

DOCUMENTO 2º.

Testamento otorgado por Don Ramon Rodriguez Monrroy musico de la Real Capilla por el que instituye por sus herederos a sus hermanos y siobrinos que se expresan.

                                                                                               7 de enero de 1806

En el nombre de Dios todo poderoso Amen. Sepase por el presente testamento como yo D. Ramon R odriguez Monrroy, musico de la Real Capilla de Su Magestad, de estado viudo de Dª Agueda Rodriguez, vecino que soy de esta Corte y natural de la villa de Gata, obispado de Coria, hijo lejitimo de D. Juan Rodriguez monrroy y Dª Maria Rodriguez, ambos difuntos, naturales y vecinos que fueron de la misma villa de Gata, hallandome fuera de cama sin enfermedad alguna y con el conocimiento y memoria que se requiere para este acto, creyendo como firmemente creo en el incomprensible misterio de la Santisima Trinidad, Padre, Hijo y Espiritu Santo, tres personas y un solo Dios verdedero y en todo lo demas que nos enseña Nuestra Santa Madre Yglesia Catolica Apostolica Romana, bajo de cuia fe y creencia he vivido y protesto vivir y morir como catolico christiano, temeroso de la muerte que es inebitable a toda criatura y su hora y modo ignorada, para estar prebenido quando llegue nombro por mi intercesora y abogada a Maria Santisima Madre de Dios y señora nuestra, al Santo Angel de la Guarda, santos de mi nombre y debocion y a los demas de la Corte celestial para que intercedan con su Divina Magestad me perdone mis culpas y pecados y llebe a goçar mi alma a la gloria eterna, bajo de cuia protecion e imbocacion paso a ordenar mi testamento en la forma siguiente.

– lo primero encomiendo mi alma a Dios nuestro señor y el cuerpo mando a la tierra, el qual cadaber es mi voluntad sea amortajado con el abito de nuestro serafico padre san Francisco y sepultado en la yglesia parroquial de donde fuere feligres a el tiempo de mi fallcimiento y que mi entierro se haga de secreto que debera costear la Concordia funeral de los individuos musicos de la Real Capilla de Su Magestad con arreglo a las constituciones establecidas, abonandose y sacandose de mis bienes el exceso que pueda haber por razon de la cofradia que exije la parroquia.

– es mi boluntad se digan por mi alma e intencion veinte misas rezadas con la limosna de seis reales de vellon por cada una, de las que sacada la quarta parte parroquial, las demas de celebren por las sacerdotes seculares o regulares que parecieren a mis testamentarios que adelante nombrare.

– asimismo le es se celebren por mi alma las misas que llaman de San Vicente Ferrer con la limosna de diez reales de vellon cada una, lo que se acostumbre, lo que se dispondra inmediatamente por mis testamentarios.

– a las mansas forzosas y acostumbradas que son los Santos Lugares de Jersuslen, redencion de cautivos cristianos y Reales Hospitales General y Pasion de esta Corte, quiero se les den por una vez treinta reales de vellon para que se repartan entre todas con igualdad, con los quales quito y aparto del derecho y accion que podian tener a mis bienes.

– declaro que si al tiempo de mi fallecimiento se encontrase entre mis papeles alguna memoria escrita firmada de mi puño concerniente a esta mi ulltima voluntad, quiero que su contenido se guarde inbiolablemente y se protocolice con los registros del presente escribano para que siempre conste y que se den las copias o testimonios de ella que se necesitaren pues asi es mi boluntad.

– con atencio al notorio servicio con que me esta sirbiendo Maria Candela Cabañas mi criada, en prueva de mi agradecimiento y teniendo presente sus loables prendas, quiero y es mi boluntad se la de la cama de su uso completa de quatro sabanas, quatro fundas, quatro almoadas, colcha y manta y que hasta que se concluya mi testamentaria y permanezca en mi casa se la contribuya con seis reales diarios parasu manutencion, satisfaciendola asimismo la soldada o salario de cinquenta reales mensuales y la pido me encomienda a Dios.

– y para cumplir y pagar lo que dejo dispuesto en este mi testamento y contubiere la memoria citada si la dejare, nombro por mis albaceas y testamentarios a don Juan Rodriguez Monrroy mi hermano, Don Juan Guillermo presbitero, capellan de honor de Su Magestad, Don Pedro Pareja, igualmente presbitero y a Don Cayetano Solana, estos tres ultimos vecinos de esta Corte y a cada uno insolidum y les doy poder y facultad cumplida para que verificado mi fallecimiento se apoderen de todos mis bienes, nedan los necesarios en publica om secreta almoneda y de su producto satisfagan lo que dejo dispuesto y ordenare por dicha memoria, cuio cargo quiero les dure el año del albaceazgo y eol demas tiempo necesario que desde luego les prorrogo en amplia forma.

– y en el remanente que resultare quedar de todos mis bienes, derechos y acciones y futuras sucesiones que pior qualquier titulo me puedan pertenecer lo dibido en tres partes iguales y dejo por herederos respectivede la una parte a mi hermano el referido Don Juan Rodriguez Monrroy presbitero y en el caso que falleciese antes que yo quiero recaiga en mis sobrinos, hijos de doña Maria Ramirez y Monrroy, difunta, mujer que fue de Don Manuel Lopez Gomez, vecinos de la dicha villa de Gata, de la segunda parte a mis sobrinos Don Vicente y doña Paula Ramos y Monrroy, hijos de mi hermana doña Maria Rodriguez Monrroy, difunta, mujer que fue de Don Jose Simon Ramos que reside en la ciudad de Plasencia y de la otra tercera parte hago igualmente de heredera en fabor de la referida mi actual criada Maria Candela Cabañas , esto en el caso de que me este sirbiendo al tiempo de mi fallecimiento pues en el de no estarlo o que yo la sobreviviere es mi boluntad que dicha tercera parte se invierta en misas y sufragios por mi alma y la de mi difunta mujer Doña Agueda Rodriguez y a todos y a cada uno pido me encomienden a Dios.

– y por el presente reboco, anulo y doy por nulos y de ningun valor ni efecto otros quelesquier testamentos, poderes para hacerlos, codicilos y demas disposiciones testamentarias que anteriormente hubiere hecho y otorgado por escrito, de palabra o en otra forma para que ninguna valga ni haga fe judicial ni estrajudicialmente sino es este testamento y citada memoria si la dejare que es mi boluntad se tenga y guarde por mi ultimna y postrimera boluntad en aquella via y forma que mas haya lugar en dreceho, en cuio testimonio asi lo digo y otorgo ante el presente escribano de Su Magestad y del numero de esta villa de Madrid asiedte de enero de mil ochocientos seis, siendo testigos Don Ramon de la Vega, escribano de Su Magestad y el Colegio de esta Corte, Don Martin de Dondiz, Don Manuel Montero, Don Carlos Castrovega y don Miguel Antonio Sotes, residentes en esta Corte y el otorgante a quien doy fee conozco lo firmo.

Ramon Rodriguez Monrroy. Ante mi = Jose Antonio Canosa.

(ARCHIVO HISTÓRICO DE PROTOCOLOS DE MADRID. Protocolo = 21401, folº. 20-23 vlltº. Escribano = José Antonio Canosa.).

DOCUMENTO 3º.

Testamento que otorgo Don Ramon Rodriguez Monrroy, musico de la Real Capilla de Su Magestad.

                                                                                  16 de febrero de 1811.

Sepase por esta publica escritura de testamento, ultima y postrimera voluntad vieren comop yo Don Ramon Rodriguez Monrroy, vecino de esta Corte, viudo de Doña Agueda Rodriguez, natural que soy de ola villa de Gata obispado de Coria, hijo legitimo y de legitimo matrimonio de Don Juan Rodriguez Monrroy y Doña Maria Rodriguez que lo fueron de la misma, ambos difuntos, estando por la divina misericordia en mi libre, sano juicio, memoria y entendimiento natural, creyendo como firmemente creo en el mas alto e incomprensible misterio de la Santisima Trinidad, Padre, Hijo y Espiritu Santo y en todo lo demas misterios que tiene, cree y confiesa nuestra Santa Madre Yglesia Catholica Romana, bajo de cuia fe y creencia he vivido y protesto vivir y morir como fiel cristiano, temeroso de la muerte cosa cierta a toda criatura y su hora dudosa, para estar prevenido quando este caso llegue e implorando el auxilio de Maria Santisima Madre deDios y señora nuestra, Santo Angel de mi guarda, santo de mi nombre y demas de la Corte Celestial bajo de cuyo seguro amparo otorgo que dispongo mi testamento en la forma siguiente.

– lo primero encomiendo mi alma a Dios nuestro señor que la crio y redimio con el infinito precio de su sacratisima sangre, pasion y muerte y el cuerpo mando a la tierra de cuio elemento fue formado, el qual combertido en cadaver sea amortajado con el avito de nuestro padre San Francisco y sepultado en el sitio y paraje destinado por Reales Ordenes, dejando las demas disposiciones de mi entierro y acompañamiento al arvitrio de los testamentarios que nombrare pues asi es mi voluntad.

– mando se digan y celebren por mi alma quarenta misas rezadas con limosna de seis reales de vellon cada una, de las que sacadas la quarta correspondiente al derecho parroquial las restantes se diran en las yglesias y altares privilegidaos que pareciere a los propios mis testamentarios.

– a las mandas forzosas Santos Lugares de Jresusalen, redemcion de cautivos christianos. Reales Hospitales General y Pasion de esta Corte, les lego la limosna acostumbrada con lo que las desisto, separo y aparto del derecho y accion que pudieran tener a mis bienes.

– declaro que Manuel Gomez y Blasco, vecino de la villa de Gata me es deudor de seis mil reales de vellon en dinero metalico que le preste sin interes alguno para su s urgencias y de cuia cantidad formalizo a mi favor el correspondiente resguardo que firmo en la propia villa en quince de abril de mil ochocientos uno, obligandose a su pago en los terminos que de el resultaren y e hallara entre mis papeles y dichos seis mil reales los lego y mando a mi hermano Don Juan Rodriguez Monrroy y caso que este haya fallecido antes que yo quiero y es mi voluntad se repartan por iguales partes entre mis sobrinos carnales y los hijos que existan del citado deudor Manuel Gomez y Blasco.

– quiero que todos los bienes vinculados que me deven recaer en mi por muerte de mi hermano Don Juan Rodriguez Monrroy aun quando se declarasen por libres por la caracteristicas, los lleve y herede la persona a quien corresponda segun los llamamientos de su primitiva fundacion, sin que el heredero que nombre ni otro tenga accion ni derecho a ellos pues asi es mi voluntad.

– nombro por mis testamentarios a Don Ysidro Pareja previtero teniente beneficiado de la parroquia de San Sebastian y Don Mariano Sancho, vecinos de esta Corte y a cada uno insolidum para que luego que se verifique mi fallecimiento entren y se apoderen de los bienes que dejare, vendan los suficientes en publica almoneda o fuera de ella y de su producto cumplan y paguen lo que ba dispuesto, cuio encargo les dure el año el albaceazgo o el tiempo que necesitaren para este fin se les prorogo por el que huvieren menester.

– con atencion al particular cariño y amor que profeso a los referidas mis testamentarios les lego y mando a cada uno un relox de los que se hallaren de mi uso y les pido me encomienden a Dios.

– prevengo que si al tiempo de mi muerte se hallase alguna memoria escrita o firmada de mi mano es mi voluntad que lo que en ella se contenga se tenga y estime como parte de este mi testamento con el que yo quiero se protocolice dandose los testimonios que se pidieren.

– y el remanente que quedare de todos mis bienes muebles y raices, presente y futuros que al presente me correspondan por qualquier causa o razon instituyo y nombro por mi unica y universal heredera de todos ellos a Maria Candela Cabañas, mi criada, esto en el caso de que se halle sirviendome al tiempo de mi muerte o en mi casa y compañia aunque quando este bien enferma o imposivilitada y en defecto de uno y otro quiero y es mi voluntad que todos los referidos mis bienes se combiertan la mitad de ellos en misas y sufragios por mi alma y las demas obligaciones y la otra mitad la hereden y lleven para si por iguales partes mis sobrinos carnales Doña Maria, Doña Paula y don Vicente Ramos Monrroy y a cada uno en su caso les pido me encomienden a Dios.

– y por el presente reboco, anulo y doy por nulos, de ningun balor ni efecto todos los testamentos y qualquier otras disposiciones testamentarias que con anterioridad a esta haya hecho y otorgado por escrito, de palabra o en otra forma que ninguna quiero balga ni haga fe en juicio ni fuera de el, salbo este testamento y memoria citada si la dejare, que ha de tenerse y estimarse por mi ultima y determinada voluntad en la via y forma que en derecho lugar haya. Asi lo dijo y otorgo ante el presente escribano de Su Magestad y del numero de esta villa de Madrid en ella a diez y seis de febrero de mil ochocientos once siendo testigos el presbitero Don Jose Grandas, Don Juan Antonio de Mata, esrcibano de Su Magestad, don Antonio de Villavicencio, Francisco Martin vecino de San Garcia y estante en esta y don Joachin Sanchez residentes en este Corte y el otorgante a quien doy fe conozco lo firmo.

Ramon Rodriguez Monrroy. Ante mi = Jose Antonio Canosa.

(ARCHIVO HISTÖRICO DE PROTOCOLOS DE MADRID. Potocolo = 21406, folº. 59-62 vltº. Escribano = José Antonio Canosa).

[1] .- A.A.V.V.- Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, Madrrid, Socidad Generral de Autores y Editores 1999.

[2] .- MARTÍN MORENO, Antonio.- Historia de la música española. Siglo XVIII, Madrid, Alianza Música, 1985.

[3] .- GALLEGO, Antonio.- La música en tiempos de Carlos III, Madrid, Alianza Música, 1988.

[4] .- SÁNCHEZ SISCART., Montserrat.- Guía histórica de la Música en Madrid, Madrid, Comunidad de Madrid, Consejería de Educación, 2001.

[5] .- Archivo Histórico de Protocolos de Madrid. Protocolo = 18926, folº. 102-111. Escribano = Diego Rubio

[6] .- Doña Josefa Alonso Pimentel Téllez Girón, IX duquesa de Osuna fue una de las damas mas cultas y refinadas del Madrid ilustrado. Pr otectora de Goya que la retrató y realizó para ella varias obras, mantuvo una orqueta privada en su palacio madrileño. Orquesta que dirigió duranta algún tiempo Luigi Boccherini, quien compusó para ellas var ias obras, destacando la zarzuela Clementina. Por la nota que expresó don Ramón Roríguez Monroy parece ser que formó parte de la mencionada orquesta nobiliaria. Sobre los gustos musicales de la duqesa de Osuna véase FERNÁNDEZ QUINTANILLA, Paloma.- La IX duqesa de Osuna. Una ilustrada en la Corte de Carlos III, Madrid, ed. Doce Calles, 2017, pp. 189-193.

[7] .- ROBLEDO, Luis.- “Capilla Real” en Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, Tomo III, Madrid, Sociedad General de Autores y Editores, 1999, p.128.

[8] .- Archivo Histórico de Protocolos de Madrid. Protocolo = 20824, folº. 59-60 vltº. Escribano = Manuel Isidro Valdés del Campo. Ver Documento 1º.

[9] .- Archivo Histórico de Protocolos de Madrid. Protocolo = 21401, folº. 20-23 vltº. Escribano = José Antonio Canosa. Ver Documento 2º.

[10] .- Archivo Histórico de Protocolos de Madrid. Protocolo = 21406. folº. 59-62 vltº. Escribano = José Antonio Canosa.. Ver Documento 3º.

Oct 262019
 

Álvaro Meléndez Teodoro, Trujillo 2019.

Provisional

 RESUMEN.

Extremadura, tierra de antigua tradición militar acoge, desde hace casi treinta años, a una de las Unidades militares más antiguas del mundo, el Regimiento de Infantería “Saboya” nº 6. Tiene su origen en 1537, cuando el Emperador Carlos I dispuso que se levantara un tercio con gente veterana del tercio viejo de Lombardía para la defensa del ducado de Saboya frente a la invasión llevada a cabo por los franceses del rey Francisco I.

Casi 500 años de historia, con participación en los más importantes momentos de la Historia de España avalan su trayectoria. Muchas de sus intervenciones y vicisitudes son desconocidas, ya sea por no haber sido recogidas adecuadamente, por haberse perdido su memoria y documentación o, simplemente, por no haber tenido la diligencia precisa para asentar adecuadamente el día a día de esta Institución, sin olvidarnos de cuantos testimonios han podido perderse en los azares de la guerra…o de la política de nuestro país.

Aportamos algunas situaciones, algunos hechos, curiosos en algún caso, dramáticos en otros, que ayuden a completar, a ir rellenando páginas en blanco del Historial de tan insigne Regimiento.

 

 

Regimiento de Infantería Saboya nº 6, “El terror de los franceses”.

Fundado en 1537. En 1991 llegó a Badajoz, procedente de Madrid, formando parte desde entonces de la Brigada “Extremadura” XI, estando acantonado en la Base Militar “General Menacho” en Bótoa (Badajoz).

En varias ocasiones anteriores y distintas situaciones históricas pasó por Extremadura:

En 1729 vino a Badajoz para dar escolta a la boda del futuro Fernando VI con la princesa portuguesa Bárbara de Bragança.

En 1801, formando parte de la 4ª División, General Negrete, intervino en la Guerra de las Naranjas. Con su División tomó parte en el sitio, y ocupación, de Campomayor y Ouguela.

Por último en 1828, llegó a Badajoz desde Sevilla. Era época de turbulencias políticas y en 1829 salió de nuestra ciudad con el Coronel cesado y los Oficiales destinados de modo forzoso a diversas Unidades a causa de movimientos e intentonas liberales.

Bien podemos presumir en Extremadura de contar entre nosotros con el Viejo Tercio de Saboya, muy cercano ya a los 500 años de historia lo que lo hace formar parte de las más antiguas Unidades de combate del mundo.

 

El Regimiento “Saboya” en Badajoz, año 1729. Bodas Reales:

Dice el conde de Clonard en el Historial del Regimiento de Saboya: …1727. Iniciado el sitio de Gibraltar, el regimiento marcha al campo de San Roque para nutrir la línea de los sitiadores. Los granaderos de Saboya prestaron el servicio en los puestos de preferencia y el cuerpo entero se dedicó con indeclinable ardor a los trabajos de trinchera. Durante esta malhadada operación, sufrió Saboya pérdidas considerables; muchos individuos de tropa fueron muertos y heridos y en la última clase deben incluirse los capitanes D. Juan Carrasco y D. Juan Pacheco, y los tenientes D. Diego Durán y D. Francisco de Silva. Levantado el cerco, marcha a Cádiz y de aquí sale para dirigirse a Badajoz (24 de diciembre).

  1. Al paso por Badajoz de la infanta de Portugal doña Bárbara, prometida esposa del príncipe de Asturias D. Fernando, el regimiento de Saboya formó con las demás tropas que había en el mismo punto, ostentando aquel aire marcial, que no se puede describir y que sin embargo tanto halaga y seduce a la vista del observador. Desde esta ciudad regresó a Cádiz y, declinando el año, el primer batallón se puso en marcha para Málaga y el segundo para el campo de Gibraltar…

En resumidas cuentas es acertada la descripción que contiene este relato aunque nos permitiremos señalar ligeras apreciaciones sobre estos años.

El sitio de Gibraltar, el tercero desde la falaz ocupación británica, comenzó en febrero de 1727 a las órdenes del conde de las Torres. Su nombramiento se debió más a las intrigas palaciegas que a sus dotes militares. Levantó un ejército de veinte batallones, alrededor de doce mil hombres, con pocos medios y sin marina alguna que bloqueara el peñón. Desde el primer momento comenzaron las disensiones entre los mandos españoles. Se cuenta que el marqués de Bay –hijo del que fuera Capitán General de Extremadura- y el marqués de Castelar habían conseguido a base de sobornos hacerse abrir una de las puertas de la plaza y que el de las Torres se negó a ello alegando que…no mancharía su gloria con una traición… la plaza fue reforzada y los españoles, sin una clara superioridad artillera, avanzaban las trincheras a costa de terribles pérdidas.

Las presiones diplomáticas de las diversas cortes europeas y el reconocimiento claro de la inutilidad de tal sangría impulsaron a suspender las hostilidades en junio, aunque el ejército siguió ocupando sus posiciones hasta abril de 1728. Esta inútil muestra de orgullo daría lugar a La Línea.

En diciembre de 1728 se reciben en Badajoz las primeras disposiciones referentes al enlace Real que ha de celebrarse en la ribera de Caya y a la estancia de los Reyes en esta Plaza. Era por entonces Capitán General Feliciano de Bracamonte que se había distinguido en la Guerra de Sucesión al mando del Regimiento de caballería de Santiago.

La política de alianzas había impuesto el doble enlace matrimonial de la Corona española con la portuguesa. Se casaban el príncipe de Asturias Fernando, futuro Fernando VI, con Bárbara de Bragança, hija del rey Juan V de Portugal y además María Ana Victoria de Borbón, conocida como Marianina, hermanastra de Fernando con el príncipe de Brasil, futuro Juan I de Portugal.

Se dispone de abundante documentación, publicada en diversas ocasiones, acerca de este enlace y contamos con testimonios de testigos que dejaron constancia escrita de los hechos que acaecieron en las jornadas de los enlaces reales[1].

El primero de ellos, del escribano Solís, nos habla de la entrada de los Reyes, Felipe V e Isabel de Farnesio[2], en la ciudad y especifica algunas de las fuerzas militares que llegaron a Badajoz para los honores y la protección de la regia comitiva. Leemos[3]: …el día 16 de enero, a las cuatro y media de la tarde entraron los Reyes, Princesas e Infantes en esta Plaza con perfecta salud, aunque bastante trabajados del cansancio del viaje y rendida la familia y equipajes por los malos caminos y crueles poco vistos en este clima. A media legua de esta Plaza encontraron sus Majestades, puestos en batalla, a los batallones de Saboya, que habían llegado de Andalucía, el batallón de Reales Guardias Españolas que había salido de la Plaza a este efecto así como también el de Guardias Walonas que hizo alto en su marcha para el mismo fin; también salieron al encuentro de los Reyes los 300 Guardias de Corps que habían llegado el día antes y con estos y las tropas referidas se hallaban en batalla los cuatro regimientos de caballería de Alcántara, Salamanca, Calatrava y Dragones de Pavía que habían llegado el mismo día. Todos, excepto la Guardia de Corps y la de Infantería, que volvieron a la Plaza, quedaron a las órdenes del Mariscal de campo don Gonzalo de Carvajal…

Los Reyes se hospedaron en el Palacio del Obispo, que por entonces se hallaba en la calle del Obispo esquina a la calle de Martín Cansado.

La boda en sí se celebró en un edificio levantado sobre el puente de Caya el día 19.

el 19 a las dos de la tarde salieron Sus Majestades, Príncipes e Infantas todos en coche… la llegada fue a las dos y media y a un tiempo entraron ambas familias en la casa; de nuestra parte se puso toda la tropa referida, en batalla, en la margen del río, la zona inmediata al Palacio la ocuparon las Guardias de Infantería y las de Corps…

El descomunal séquito causó grandes problemas para su alojamiento aunque al final pudo todo solucionarse con grandes gastos y esfuerzos, como leemos en el informe de José Nicolás Gallardo:

Se entregó al Aposentador una copia del Padrón vecindario de esta ciudad sin exceptuar persona[4] alguna para este efecto. Por los preparativos hechos se le dio destino y alojamiento a toda la real comitiva, señores y guardias de Corps[5] de forma que todos quedaron aposentados adecuadamente a pesar de que había casas que tenían cincuenta personas alojadas, por lo que se calcula que han llegado a la ciudad más de ochocientas personas sin contar con los regimientos de caballería de Alcántara, Calatrava, Salamanca Dragones de Pavía y quinientos guardias de Corps. Y los cuatro regimientos de infantería de Badajoz, África y dos de Saboya[6] que tenían quinientos hombres cada uno de ellos…

No hay más citas referentes al Regimiento de Saboya en los documentos consultados. Sí sabemos que las fuerzas que tomaron parte en estos acontecimientos pasaban el tiempo en las guardias asignadas, de honores, y en demostraciones, ejercicios, que se hacían para cumplimentar a visitantes ilustres de los diversos países europeos asistentes a esta Boda Real.

Para la ciudad es un orgullo especial el haber albergado el enlace de Fernando VI, que se ganaría el apelativo de “el Justo”, y de Bárbara de Bragança. Reina que ha pasado a la posteridad más por su fealdad que por las cualidades morales e intelectuales que la acompañaron[7].

Terminamos con la cita que hace Ferrer de este episodio:

En enero de 1727 salió de Ceuta para concurrir al sitio de Gibraltar y allí estuvo hasta noviembre que regresó a Cádiz. El 24 de diciembre del siguiente año pasó desde la isla gaditana a Badajoz, con el objeto de asistir a las funciones reales que se verificaron allí en conmemoración del enlace del príncipe de Asturias, terminadas las cuales volvió el regimiento a Cádiz en abril de 1729…

 

El Regimiento “Saboya” en Badajoz, año 1801. La campaña de Portugal:

Un Historial manuscrito del Regimiento de Saboya, firmado por el Brigadier Jefe del Regimiento Pedro Adorno en 1806, dice textualmente:

1801.- En 9 de Marzo emprendió su marcha para la Última Campaña contra Portugal en la cual se halló en el reconocimiento de la Plaza de Yelbes y en los diez y seis días que duró el Sitio de la de Campo-Mayor hasta su rendición; asimismo estuvieron las partidas de descubierta de este Cuerpo (antes de la entrega de aquella Plaza) en la Intimación y rendición del Pueblo fortificado de Higuela en dicho Reyno.

Habiendo quedado el Regimiento en Campo-mayor, salió de aquella Plaza, con dirección a la de Ciudad Rodrigo, en 6 de octubre; donde permaneció hasta 8 de Diciembre de 1802.

Esta intervención del Regimiento se inscribe en la llamada, popularmente, “Guerra de las naranjas” sostenida contra Portugal entre febrero y junio de 1801[8].

La 4ª División –4761 hombres- estaba mandada por Francisco Javier de Negrete y la componían los Regimientos de Saboya, Príncipe, Voluntarios de Tarragona y Cazadores de Andalucía con la Caballería del Regimiento Santiago. Salió en la madrugada del 20 de mayo contra Campo Mayor donde, tras varias escaramuzas, comenzó a sentar el sitio y completar el cerco de la plaza.

El asedio quedaría al cargo de la 4ª División que desde el primer momento comenzó un feroz cañoneo contra la ciudad y sus defensas. Campo Mayor se defendió valientemente y respondía con acierto al bombardeo, efectuando además varias salidas. La defensa se prolongó por dieciséis días, en que recibió cerca de 11000 proyectiles de artillería, y se rindió con honores el 7 de junio. Al salir los soldados portugueses entregaron tres banderas con las que sería retratado, por Goya, Manuel Godoy. El Regimiento de Saboya sería uno de los destacados para la ocupación de la ciudad, en la que permanecería hasta octubre, de donde marcharía para Ciudad Rodrigo. Durante esta campaña el Regimiento intervino también en la ocupación de Ouguela. Ouguela es una fortaleza situada unos diez kilómetros al norte de Campo Mayor. Es un antiguo castillo medieval reforzado con foso y elementos abaluartados para permitir el establecimiento de artillería. Se sitúa muy cerca de la frontera y a la altura aproximada de Bótoa.

El Regimiento de Saboya en esta época se componía de tres batallones, cada uno de ellos con cinco compañías, cuatro de fusileros y una de granaderos. Ésta organización la tenía desde1792 y la mantuvo hasta la reforma de 1802, que redujo el número de compañías.

Los Historiales consultados reflejan las acciones relatadas de la siguiente manera:

Ferrer, en 1847, escribe… 1801 a 1809. Declarada la guerra a Portugal fue a tomar parte en ella el regimiento de Saboya, emprendiendo su marcha desde Sevilla en el mes de marzo y concurriendo en primer lugar al reconocimiento que se practicó sobre la plaza de Yelves. Desde ella se destacaron varias partidas de dicho cuerpo con algunas compañías de otros, y fueron a tacar y tomaron el pueblo fortificado de la Higüela, mientras el resto de las fuerzas ponían sitio a la plaza de Campo –Mayor que se les rindió a los dieciséis días de asedio. Aunque las operaciones se continuaron por aquella parte, el regimiento de Saboya no en ellas, puesto que, habiéndose reunido todo, se encargó de custodiar, por el gobierno español, la plaza recién conquistada, hasta el 6 de octubre, en cuyo día se retiró a Ciudad-Rodrigo… y el conde de Clonard, hacia 1856, relata… 1801. Rotas las hostilidades con Portugal, el regimiento de Saboya marcha a incorporarse en la cuarta división de nuestro ejército que acampaba en Santa Engracia, cerca de Badajoz. Los dos primeros batallones salvan la frontera, practican un reconocimiento sobre la plaza de Yelbes, y van a tenderse ante los muros de Campo Mayor. Las operaciones de sitio, aunque penosas, fueron fecundas en gloria para todo el cuerpo, pues el tercer batallón vino desde Santa Engracia a reunirse con los otros dos. Cuando se rindió la plaza entraron a guarnecerla las fuerzas de Saboya, excepto algunas en escaso número destacadas para la ocupación de Onghela[9]

 

El Regimiento “Saboya” en Badajoz, conflictivo año 1828:[10]

En 1828, procedente de Sevilla, se acuarteló en la ciudad durante un año. En 1829 salió nuevamente destinado a diversas poblaciones de Castilla, cosa por otra parte habitual en las Unidades militares españolas que, en general, carecían de un acantonamiento fijo. Esto daba lugar a numerosas quejas y reclamaciones, recogidas abundantemente en la documentación de la época, basadas en los numerosos traslados y problemas personales y familiares que acarreaba.

En esta ocasión el traslado se produjo debido a diversos acontecimientos ocurridos en la ciudad de Badajoz; acontecimientos enmarcados en el ambiente político del final del reinado de Fernando VII. Como se deduce del texto, ya se perfilan claramente las facciones encontradas que en apenas un lustro darían lugar a la llamada 1ª Guerra Carlista.

El relato que reproducimos a continuación aparece publicado en el Diario de Badajoz los días 10, 11 y 12 de marzo de 1892 firmado por Nicolás Díaz y Pérez.

Diario de Badajoz, jueves 10 marzo 1892:

“En varios trabajos históricos que hemos publicado recientemente, citamos la existencia en Badajoz de una Logia Masónica, fundada allá por los años de 1811, bajo la obediencia de la Sere. Gran. Ord. de España sin que fuese dicha Logia la primera que existió en Extremadura, pues en 1782 consta que hubo otra, cuyo templo estaba instalado en la calle Mesones nº 17 y su Ven. Maes. Lo era el ilustrado abogado y Alcalde-Mayor D. Vicente Payno y Hurtado.

La Logia de 1811 trabajaba en la calle de Corregidores, en los altos de la casa de esquina, con balcones a la de los Padres, y en la cual se reunían los militares franceses, algunos elementos de la población civil, que había fraternizado con el invasor, pues esta Logia fue fundada por Mr. Philippon, gobernador militar que fue de Badajoz.

Documentos que hemos registrado estos días nos demuestran, contra lo que hemos dicho anteriormente, que dicha Logia existía en Trab. Acti. en 1829, pues los a ella afiliados jugaron un gran papel en el proceso que se formó, en dicho año, y del cual nos proponemos dar un extracto, aunque brevemente, en los presentes apuntes.

Este proceso, que llamó la atención en toda España, acredita como la francmasonería de Badajoz tenia minado lentamente al ejército que guarnecía aquella plaza, y aún el mismo Consejo Supremo de la Guerra estaba en gran parte ganado por dicha sociedad secreta.

Desde 1828 hallábase de guarnición en Badajoz el Regimiento de Saboya. Había en él varios oficiales llamados “antiguos”, procedentes del ejército constitucional y en su mayoría todos francmasones, comuneros o carbonarios, y otros llamados “modernos” que se habían batido a favor del Rey en 1823 y tenían fama justificada de fernandinos o realistas.

El coronel de Saboya protegía a los primeros contra los segundos, y en 1827, estando en Sevilla de guarnición, alarmaron los liberales a los oficiales de Artillería contra los modernos, haciéndoles creer que estos estaban dispuestos a sublevarse en unión de los voluntarios realistas; pero el general Quesada despreció aquellos avisos, constándole la lealtad de los modernos o realistas y que, en todo caso, eran otros los que conspiraban.

Trasladado el Regimiento a Badajoz trataron los antiguos, o liberales, de ganar en su favor al general San Juan y deshacerse de los realistas. Principiaron por aliarse con los oficiales de artillería y caballería y con todos los indefinidos y demás liberales de la población; se afiliaron a la Logia de Badajoz y se entendían con los jóvenes D. Diego Bootello, D. Vicente Orduña, D. Fernando Pinna, D. Manuel Morón y D. Gregorio Hoyuelos, francmasones y doceañistas entusiastas y dirigieron repetidos anónimos al general San Juan, avisándole que por gestiones secretas de los oficiales modernos, el Regimiento estaba en connivencia con los insurgentes de Cataluña.

Formose sobre el caso el correspondiente proceso.

La mayoría de los jefes militares estaban en inteligencia con los francmasones. Acaso tratarían unos y otros con el regimiento de caballería que guarnecía Olivenza en 1826, que proclamó la Constitución y huyó a Elvas.

Los ministros pidieron intervenir en el proceso de Badajoz y en el dictamen presentado al Rey con el voto de la minoría del Consejo de Guerra se halla el siguiente párrafo: Se ha querido acriminar al Capitán General de Extremadura porque en su primera exposición negó con algún calor la existencia de los partidos llamados carlistas y ancoristas y se pidió a la comisión del consejero Pino lo que allí resultase para probarla. Vuestra Majestad teniendo presente, sin duda, cuan falibles han sido los procedimientos de la tal comisión, se sirvió mandar que se pasasen los autos originales y su resultado actual; pero Pino no lo hizo así y creyó bastante una relación, con su parecer, de tres causas seguidas contra personas residentes en Extremadura.

Las causas formadas eran tres, y sus resultados ningunos, a pesar de que el señor Pino daba los hechos por probados. La primera se seguía en Plasencia a D. Miguel Ruiz de Linares, atribuyéndole que había circulado proclamas y papeles subversivos; pero al cabo de año y medio aún no estaban hechas las pruebas. Los complicados en ella eran veinte realistas, entre ellos algunos canónigos y clérigos. La segunda contra los autores de una proclama circulada desde Valladolid, la cual se sobreseyó por no haberse averiguado nada, aunque se apercibió a un oficial de Correos y al intendente para que fuesen más vigilantes. La tercera se formó a D. Mateo Jara, tesorero de la Catedral de Coria, por haber escrito cartas elogiando la sublevación de Cataluña: él negó que las cartas interceptadas fueran suyas. Esta causa se hallaba aún en sumario, y sobre estos fundamentos, nulos en derecho y en sentido común, estribaban las pretendidas pruebas del señor Del Pino.

El gobernador de Badajoz y los Jefes de la guarnición establecieron retenes y armamentos extraordinarios, sin contar con el General San Juan de quien desconfiaban. Por desgracia (continuaba el dictamen del Ministerio) se han olvidado las costosas lecciones de la experiencia, queriendo que los hombres débiles o delincuentes del año 20 sean ahora modelo del honor militar”.

Los autores de aquella intriga no pudieron impedir que, al arrestar a uno de los oficiales que más habían trabajado en ella, se le cogiese una cifra con signos sospechosos, sin duda para corresponderse con alguna sociedad secreta y acaso con las Logias de Plasencia y La Abadía, y además objetos de grosera lubricidad que acreditaban su impiedad y malas costumbres, y papeles que le comprometían. El ministro de la Guerra propuso al Rey la absolución del general San Juan y la desaprobación de lo actuado por el Gobernador y el coronel de Saboya.

El dictamen presentado al Rey en 5 de abril de 1828 por Calamontes, contra el de la mayoría del Consejo de Guerra decía así:

Las consultas sobre las ocurrencias de la Plaza de Badajoz, que V. M. me ha hecho ver, ofrece un cuadro muy desagradable del estado de las opiniones.

El Supremo Consejo de la Guerra, dividido lastimosamente, forma en este negocio una mayoría que se empeña en hacer delitos las acciones más indiferentes de los llamados realistas, al mismo tiempo que disculpa los excesos y aún los actos de más marcada insubordinación en los que se titulan procedentes de las filas constitucionales.

Por otra parte; los ministros que hacen voto particular queriendo sostener una opinión contraria, se exceden a su vez juzgando sobre documentos que no obran en el expediente empleando nombres de discordia y faltando al principio de justicia establecido por ellos mismos en favor de los oficiales, que han sido sumariados o declararon como testigos.

En esta lamentable diversidad de pareceres me he tomado el trabajo de reconocer el cúmulo de papeles unidos a la consulta y si bien hallo exacto en el fondo el juicio que forman del asunto los ministros del voto, creo que el dictamen propuesto por ellos puede admitir alguna reforma. Diré a V.M. en pocas palabras las razones que encuentro para opinar así.

El motivo de la formación de este expediente ha sido la alarma y las precauciones militares que dispusieron en vario días el gobernador y jefes de la guarnición con el pretexto de impedir que se realizase un movimiento insurreccional, parecido al de Cataluña, anunciado por voces que dijeron haber oído y cuyas medidas de precaución ocultaron cuidadosamente al Capitán General a quién, por lo que resulta, supusieron cómplice en dicho movimiento. En este supuesto, parece que la cuestión queda reducida a si hubo o no fundamento para tales temores y si con él, o sin él, pudieron obrar como lo hicieron el gobernador y jefes.”

Diario de Badajoz, viernes 11 marzo 1892:

“Apurado el origen de tan ruidosa alarma resulta, por confesión de sus mismos autores, que la causa el aviso dado por el Coronel del regimiento de caballería de aquella guarnición, de haber oído una noche desde su ventana, según dice, la conversación de dos desconocidos que hablaban en la calle del proyecto sedicioso. Si esto fuera verosímil pudiera atribuirse semejante conducta a un exceso de celo, efecto de los resabios que dejaron en la milicia las últimas convulsiones políticas, pero está tan mal forjada aquella ocurrencia que es preciso buscar la verdadera causa en otros antecedentes.

Esta causa se ve palpablemente en la discordia de los oficiales del Regimiento de Saboya, a pesar de lo que diga el Inspector de Infantería sobre su excelente organización, antes de los sucesos de Badajoz. Divididos en modernos, procedentes del ejército que combatía por la buena causa en 1823, y en antiguos, que sirvieron durante la época y bajo el régimen constitucional, se miraban recíprocamente como enemigos. El Coronel protegía a los últimos, y estos alentados con tan fuerte apoyo y con la travesura de uno de los Comandantes, llamado Soto, trataron de deshacerse de los primeros; para lo cual, estando en Sevilla en los meses de la revolución de Cataluña, los acusaron de adictos a aquellas novedades y suponiéndolos dispuestos a una rebelión, conferenciaron sobre el asunto con los oficiales del regimiento de artillería existente en aquella ciudad. Acordaron que, dada la señal de alarma derribarían una pared que separaba los dos cuarteles y se reunirían las tropas de ambos cuerpos. Los datos en que se apoyaba esta acusación no debieron ser muy fundados cuando el Capitán General Quesada despreció el aviso y el Inspector no procuró, como debía hacerlo siendo aquellos ciertos, el castigo de los acusados cuando menos con la expulsión de su Cuerpo. Nada hay más natural que el que los oficiales mirados como sospechosos se resintiesen de este proceder, aislándose de sus contrarios, que según se ve continuaron en los mismos sentimientos de enemistad mientras permanecieron en Sevilla y durante su marcha a Extremadura; y seguramente no puede hacérseles un crimen de su queja porque el militar no merece serlo sin honor y sin delicadeza.

Este es el estado en que el Regimiento de Saboya entró en Badajoz. Allí se repitió el proyecto de Sevilla con igual fin y por los mismos medios, buscando en la credulidad o en las pasiones del Gobernador un apoyo que no hubieran tenido en el general San Juan, como no lo hallaron en Quesada, y alarmando a la caballería y a la artillería como lo hicieron en Andalucía. De forma que por la simple narración de estos hechos se descubre la verdad y que la ocurrencia á que se atribuye la alarma es pura invención.

Se ha querido acriminar al Capitán General de Extremadura porque en su primera exposición negó con algún calor la existencia de los partidos llamados carlistas y ancoristas y se pidió a la comisión del consejero Pino lo que allí resultase para probarla. Vuestra Majestad teniendo presente, sin duda, cuan falibles han sido los procedimientos de la tal comisión, se sirvió mandar que se pasasen los autos originales y su resultado actual; pero Pino no lo hizo así y creyó bastante una relación, con su parecer, de tres causas seguidas contra personas residentes en Extremadura, la cual ha servido a la mayoría del Consejo para fundar aquel cargo contra San Juan, calificando de hechos probados los que refiere dicho Ministro y deduciendo de ellos que eran ciertos y fundados los recelos del Gobernador y guarnición de Badajoz y por consecuencia la complicidad del general cuya separación se pide.

…Es importante que V.M. sepa cuales son estas causas de cuyo progreso y estado hay noticia en el Ministerio de mi cargo. La primera se sigue en el juzgado del Correxidor de Plasencia contra D. Miguel Ruiz de Linares, dorador de oficio, y otros varios con motivo de un anónimo dirigido al Regente de Extremadura, atribuyendo a aquél la circulación de proclamas y papeles subversivos y de una carta interceptada con sobre a doña Luisa Mora. En cuyo procedimiento han sido envueltos varios eclesiásticos y otros sugetos hasta el número de veintiuno, los cuales están sufriendo sus efectos desde fines de 1827, sin que la causa tenga todavía estado para dar con acierto una providencia definitiva como lo dijo Pino en Setiembre último, siendo el actual según otro parte suyo de Febrero de este año, el de haber tomado los autos los procesados para responder la acusación, en la que manifiesta dicho consejero se les hace cargo de haber intentado sublevar la provincia, luego que el movimiento de Cataluña se hiciese más general, para lo que el dorador recorría los pueblos.

La segunda causa se formó en averiguación de los autores y espendedores de un papel anónimo que se circuló desde Valladolid a varias provincias titulado “Revelación de un secreto”, de cuyas resultas fueron interceptadas varias cartas dirigidas a diferentes sujetos y entre ellas una que lo era a D. Pedro León, secretario de la Subinspección de Voluntarios Realistas de Badajoz, y contenía una de las proclamas de Cataluña pero a pesar de que se practicaron las más activas diligencias nada resultó de importancia y habiendo examinado los autos el Consejo Real fue de parecer, con el que V.M. se conformó en 25 del corriente Abril, de que se archivase en la causa sin más progreso, haciendo a D. Lucas Monedero, oficial de Correos y a D. Justo Pastor, Intendente las advertencias oportunas sobre que el primero se abstenga de percibir o dar curso a cartas con segundo sobre para otras personas y que ambos tengan gran cuidado en no dar motivos de sospechas; a D. Pedro León, que ha sido la persona por quien se hizo mérito de esta causa, no pareció acreedor a prevencia [sic]alguna.

La tercera y última se formó contra don Mateo Jara, tesorero de la Catedral de Coria, por interceptación de cartas en las que manifiesta el que escribe tener conocimiento de la sublevación de Cataluña y que la protegía y aún la fomentaba en otras provincias. Jara niega haber escrito tales cartas y solo algunos revisores de letras habiéndolas comparado con escritos del acusado creen hallar parecido el carácter de letra. Esta causa anda unida a la de D. Juan José Marco del Pont por haberlo estimado así en Consejo Real con motivo de que las citadas cartas aparecen dirijidas [sic] al referido Marco.

Si la primera y tercera no están concluidas ni en estado de juzgar su verdadero mérito, parece muy aventurado el que les dio Pino en su dictamen y tanto más si se considera que en la segunda ha contradicho su juicio el Consejo Real, como lo ha hecho en casi todas las formadas por la comisión regia que desempeña. Por consecuencia quedan sin importancia alguna los razonamientos que la mayoría del Consejo de la Guerra fundaba sobre el informe de aquel Ministro para acusar a San Juan; y reducido el motivo de la alarma a las intrigas y rivalidades de la oficialidad del Saboya, no puede negarse que esta se hizo culpable aunque se quisiera prescindir de los deberes a que está obligado un militar.

No habiendo pues otro motivo para semejante alboroto, tampoco deja de ser criminal la reserva con que el Gobernador y jefes de la guarnición tomaron providencias de armamentos y rondas nocturnas sin dar conocimiento al Capitán general contra lo mandado, desacreditándolo en la provincia cuyo mando le está confiado y preparando escenas parecidas a aquella de nuestra reciente historia en que otros generales se vieron despojados de su autoridad por una milicia tumultuaria: y como los Ministros del voto se explican sobre este punto suficientemente, es innecesario que yo me detenga en demostrar los males que la tolerancia de semejantes escándalos pudiera acarrear al Estado.

Por desgracia parece que se han olvidado las costosas lecciones de la experiencia, queriendo que los hombres débiles o delincuentes en el año 20 sean ahora el modelo del honor militar y sirvan de contrapeso al entusiasmo que todavía se muestra en los que vertieron su sangre para hacer posibles los rápidos triunfos del ejército francés. A esta equivocación han debido sin duda los autores de la alarma la acalorada defensa que en su favor hace la consulta y la excesiva indulgencia con que se les quiere juzgar, como lo demuestran varios incidentes que sin necesidad se han complicado con este negocio y la marcha observada en él.

Véase lo que ha producido la suspensión del Coronel de Saboya y de seis Capitanes vocales de un Consejo de guerra que juzgó al soldado Pedro Sola. Sobre él dio el Fiscal militar del Consejo un dictamen en 28 de Noviembre aprobando la conducta del general San Juan después de un maduro examen, como él dice, y poco después retracta su opinión y culpa a este jefe de arbitrario y parcial.

En el que causó la aprehensión al oficial Soto de una clave sospechosa de signos convencionales, no tiene el Consejo inconveniente en proponer por toda pena que se le destine a otro regimiento con su empleo.

No por eso dejaré de confesar que el general San Juan hubiera procedido de un modo digno de él, si por lo mismo que se trataba de ofender su buen nombre hubiese mostrado menos animosidad en perseguir las faltas de los jefes de la guarnición, ciñéndose puramente al asunto de la alarma y recomendando a su Auditor esta misma prudencia. También es muy fundada la sorpresa que manifiesta el Consejo al ver copiada en el voto particular la Real Orden de 3 de Enero de 1828 expedida por el Ministerio de mi cargo y asimismo la contradicción que se observa en dicho voto cuando sostiene que el Auditor no es digno de pena por hallarse el negocio en sumario y no haber sido oído, poniendo en seguida que se de el retiro a varios oficiales como perjuros a pesar de que este delito no está aún probado legalmente y de que es una misma la causa y su estado. Si los Ministros que se separaron de la mayoría juzgaban interesante para el acierto del Consejo que se tuviese a la vista la citada Real orden de 3 de Enero, debieron pedirlo antes de acordar la consulta, pues aunque aquella es cierta y conduce con efecto para hacer ver que mucho antes de los últimos sucesos se trataba de envolver a San Juan en causas de esta especie, también es sabido, como se dice en la réplica al voto, que los Tribunales no pueden fallar ni dar pareceres en justicia desviándose de los hechos que en los autos o expedientes resultasen alegados y probados.

Conforme, pues, a la indicación que hice al principio de este escrito y sin perder de vista que en lo único en que se conviene unánimemente es en la necesidad de terminar el asunto por una providencia gubernativa, opino con el voto singular en lo que propone, excepto en la parte que declara la coalición del Gobernador de la plaza y de los jefes de la guarnición contra el General, con la prevención de que se les remueva de sus destinos, porque esta pena así impuesta les haría pedir un Consejo de Guerra, en el que volverá a empeñarse el asunto más ruidosamente. También me parece por la misma razón que el retiro propuesto para los oficiales de Saboya, Domínguez Mármol y Soto, se reduzca a traslación a otros cuerpos en la que deberán ser comprendidos el Coronel y cuantos oficiales del mismo regimiento tuvieron parte en las discordias que datan desde Sevilla, sea cual fuere su opinión, sin perjuicio de que Soto sea juzgado con arreglo a ordenanza por el mérito que produce la pieza de documentos, y por último, que la guarnición de Badajoz se remueva en su totalidad destinando los cuerpos que la componen a diferentes puntos…

Diario de Badajoz, sábado 12 marzo 1892:

“El dictamen de Calomarde estaba inspirado en la verdad. Pero acaso no diría todo lo que ya era público en Badajoz, y él sabría, sobre la conducta de los procesados. Estos, los liberales, estaban en inteligencia para una sublevación. Estorbábanles a su plan los oficiales de procedencia realista y de aquí el quererlos echar de Badajoz, para obrar con más libertad y contar con un seguro éxito.

Don Mariano Lisazos, secretario de San Juan y realista como el primero, de acuerdo con Pazos y con Navarro vigilaban a los liberales y cuando se preparaban a presentar una relación contra estos, llegó a Badajoz el fallo del proceso dado por el propio Rey.

Fallo de acuerdo en un todo con lo propuesto por Calomarde, y que hacía innecesario lo que intentaba Lisazos, porque todos los liberales quedaban castigados.

He aquí el fallo:

…Apruebo la conducta del general San Juan, que en este negocio no ha desmentido el celo y fidelidad con que me ha servido hasta ahora. El coronel, y demás jefes y oficiales de Saboya, sin distinción de procedencia, que tuvieron parte en las discordias de este regimiento desde que se manifestaron en Sevilla, serán trasladados a otros cuerpos, sin perjuicio de que Soto sea juzgado con arreglo a ordenanza por el mérito que produce la pieza de documentos, y toda la guarnición de Badajoz se renovará destinando a diferentes puntos los cuerpos que la componen.

Por lo respectivo a Foxá, al Auditor, al capellán Cala y al soldado Sola, suspensión de los vocales del Consejo en que fue juzgado y sobreseimiento en las sumarias, me conformo con el parecer de los Ministros que suscriben el voto particular…

Así terminó aquella causa que tanto escándalo produjo en España.

En fines de Mayo de 1829 nuevos cuerpos guarnecían la Plaza de Badajoz y en el fuerte de San Cristóbal estaban presos el comandante Soto y otros oficiales, cuando muerto Fernando VII fueron puestos en libertad y ascendidos al empleo inmediato.

Se sabe que las Logias de Extremadura estaban en inteligencia con la guarnición de Badajoz, Olivenza, Plasencia, Cáceres, Alburquerque y Valencia de Alcántara para una intentona revolucionaria, El Gobernador De Gabriel, llamado ”cuatro ojos”, extremaba las precauciones contra todo liberal y vigilaba la reunión de los francmasones, aunque nunca supo el lugar en que estos se reunían.

La Logia de Badajoz, a la que pertenecían las personas más respetables de la capital, llevó tan en secreto sus trabajos, que jamás pudieron sorprenderlos las autoridades.

Lo propio ocurría en la Logia Placentina y a la que en La Abadía sostenía el administrador del Duque de Alba, que guardaron siempre el mayor secreto y nadie supo quienes eran los que las frecuentaban.

A muy poco de la muerte del Rey desterraron de España al Infante Don Carlos, que se acogió en Portugal. La tarde que pasó por Badajoz hicieron una manifestación los realistas y salieron a recibirlo, y a acompañarlo hasta la frontera, el obispo D: Mateo Delgado y Moreno, el coronel Cagigal, los Berrios, los Navarros, Padillas, Pazos y multitud de curas, entre estos el presbítero Ramírez que luego fue obispo de Badajoz.

Los liberales a su vez se reunieron en el café de España, situado en la plaza de San Juan, anatematizando todos a una la manifestación de los realistas. Por la noche los francmasones celebraron tenida y se acordó en ellas que un triángulo pasase a saludar a las autoridades y ofrecerles la incondicional adhesión, cumpliendo las órdenes recibidas del Gran Comendador el Infante Don Francisco de Paula Borbón, quien reclamaba el concurso de todos hhe.[11] A favor de las ideas liberales. De esta entrevista de los francmasones con las autoridades salió el destierro del obispo al inmediato pueblo de La Oliva, los Cagigales fueron conducidos a Alburquerque, el cura Ramírez y varios otros sacerdotes pasaron largo tiempo encerrados en el castillo de San Cristóbal y hasta treinta y seis realistas fueron paseados por la provincia, en pago sin duda de los paseos que ellos habían hecho dar a los liberales hasta muy poco   antes.

Terminaremos estos datos consignando que entre los liberales de aquella época aparecían en Badajoz el franciscano P. Gallardo, que después murió de Deán de Ceuta, los agustinos PP. José Segundo Flores y Claudio José Barreros, y el presbítero D. Pascual Sama, que después murió de canónigo de Badajoz. Acaso no iríamos muy lejos de la verdad si afirmásemos que todos cuatro pertenecían a la Logia de Badajoz, pues si no eran francmasones vivían en intimidad con ellos. NICOLÁS DÍAZ Y PÉREZ.”

 

Anotaciones al texto

El autor, el extremeño Nicolás y Díaz y Pérez (1841-1902)[12], fue un intelectual, político, investigador y autor de numerosas obras literarias e históricas. Su militancia política liberal y republicana le llevó en diversas ocasiones al exilio y la cárcel.

Personaje singular de biografía muy compleja. Alcanzó el más alto grado de la Masonería. Su obra historiográfica es muy discutida por sus fabulaciones aunque sigue siendo imprescindible su consulta, ya que sus investigaciones abren caminos y aportan datos de gran valor, eso sí, en ocasiones teñidos por su color político.

El contexto en que presenta los hechos narrados es el correcto y fiel reflejo de los agitados años finales del reinado fernandino, la llamada “década ominosa”[13].

1828 es el año en que se restaura la antigua organización militar, disuelta en 1823 tras la invasión de los cien mil hijos de San Luis; caso que no afectó al Regimiento “Saboya” que por decreto de 10 de agosto de 1823 llevaba el nº 5, de los cinco únicos regimientos de línea mantenidos[14]

El texto analizado presenta una salvedad que no desmerece en absoluto la veracidad de lo expuesto, la intervención de la Masonería en este caso está descartada de todo punto. Los historiadores modernos no han encontrado prueba alguna de la existencia de masones en Badajoz, ni tan siquiera en España, hasta la época de la Restauración, segunda mitad del siglo XIX. Es bien conocido el interés de los masones decimonónicos en atribuirse una “genealogía” ilustre y antigua en España[15], haciéndose partícipe, cuando no protagonistas, de cualquier intentona revolucionaria de tan agitado siglo.

En el artículo se menciona el dictamen emitido, el 5 de abril de 1828, por “Calamontes” –publicado el 10 de marzo-, consideramos que es una errata de imprenta ya que a quién se refiere el texto, como se aprecia más adelante es a Calomarde4.

La Plana Mayor de la Plaza de Badajoz[16], en 1828 y 1829, la formaban los siguientes personajes:

Capitán General el Mariscal de Campo José San Juan; 2º Cabo y Gobernador Militar de la Plaza el brigadier Francisco Javier de Gabriel, Secretario de la Capitanía General Felipe Arsú; Teniente de Rey el coronel Juan Manuel Marín; Gobernador del Fuerte de San Cristóbal el capitán Manuel Sainz y Gobernador del Castillo de Pardaleras el teniente coronel Pedro González.

El Regimiento de Infantería “Saboya” estaba mandado por el coronel Francisco Llamas que sería sustituido, tras los acontecimientos narrados, por el brigadier Francisco Warletta[17].

La Capitanía general de Sevilla la mandaba el Teniente general Vicente Genaro de Quesada, Primer marqués de Moncayo. Nacido en La Habana (Cuba) en 1782 sirvió de cadete en Cuba y luego en las Reales Guardias Españolas. Peleó el 2 de mayo de 1808 en Madrid y posteriormente en Burgos. En 1812 interviene en la recuperación de Sevilla. Fue un destacado realista y siempre apoyó a Fernando VII.

 

El Regimiento de Saboya en la Guerra de Independencia, notas de la prensa de la época.

Entresacamos y transcribimos noticias de la actuación del Regimiento en la epopeya de la Guerra de la Independencia. Interesantes y aclaratorias estas notas de prensa que, no obstante la clara intencionalidad propagandística de los medios durante la Guerra, ayudan a conocer personajes, lugares y acciones en las que se vieron involucrados nuestros hombres.

 

Combate de las Cabrillas, Valencia, 20 de junio de 1808.

…180 hombres del regimiento de Saboya, que tomaron parte en la acción[18], al mando del capitán Galíndez, hicieron cuanto estuvo de su parte por disputar el paso al enemigo; pero su valor fue, desgraciadamente, inútil, quedando los más de ellos tendidos en el campo y cayendo prisionero su jefe… (Príncipe, t. 2º, pág. 208)

 

…Quartel general de Villafranca 24 de octubre:- El día 21 llegó a este quartel general el regimiento de Saboya, que ha venido de Valencia, y anteayer entró en Lérida la división del Sr. marqués de Lazán… (Gaceta de Madrid[19], suplemento 4 noviembre 1808)

 

Valencia 18 de Octubre.- Según expreso recibido el 14 por el Sr. Administrador de Correos de esta ciudad, del de los de Vinaroz, se le comunica la siguiente noticia:

“Son las quatro y media de la tarde del 12 y acaba de llegar un posta despachado por el General de Cataluña, desde Villafranca, para el Coronel del Regimiento de Saboya, que se halla aquí, cuyo posta regresa inmediatamente a Villafranca, con la noticia de haberse salido de Barcelona el exercito francés llevando todo su botín, habiendo roto el cordón de Granollers y penetrado por el Vallés, se dirige hacia Figueras, y ha dexado de guarnición unos pocos italianos en Barcelona, los quales se iban a toda prisa pasando a nuestro exercito..”

Dicen que el Regimiento de Saboya sale esta noche a marchas dobles para Cataluña. (Diario Mercantil de Cádiz[20], 29 octubre 1808)

 

…Manresa 13 de Octubre.- Con fecha de 11 del corriente, escriben de Villafranca que en Tortosa han llegado ya los 6000 fusiles que remite la Junta de Sevilla para este Principado.

De Valencia nos dicen que el día 7 salieron para Cataluña dos Batallones del Regimiento de infantería Saboya… (DMC, 31 octubre 1808)

 

…El Consejo de Regencia se ha servido conferir los empleos de coroneles de los regimientos de infantería 1º de Saboya y de Valencia a D. Melchor Álvarez[21]

y D. Francisco Cabrera… (Gazeta de la Regencia de España e Indias[22], 29 mayo 1810)

 

 

Combate de Sarriá, 10 julio 1810.

Tarragona. Parte que ha recibido el Excmo. Sr. General en Gefe de éste Exercito y Principado del Mariscal de campo D. Miguel Iranzo, Comandante general de la Línea del Llobregat, que se inserta en este Diario para la debida satisfacción del público:

“Excmo. Sr. = habiendo sabido que el enemigo había recogido y depositado en la casa del maestro de Escuela de Esplugas 34 cuarteras de cebada, dispuse que en la noche del 10 del corriente pasasen 65 granaderos y 50 caballos, con carros correspondientes para extraerlas; y, en efecto, a las 12 de la misma ya se hallaba en la provisión de este punto: igual operación verificó el comandante de los Tiradores D. Josef Fernández Morera, pues informado que en el molino del Clot se estaba moliendo bastante cantidad de trigo, determinó fuese a sacarlo una partida a las órdenes de D. Pablo Pellicer y D. Sebastián Olestia, subtenientes el primero de Tiradores de Saboya y el 2º de la Primera sección Ligera catalana; y pudieron apoderarse y cargar quantos carros encontraron, sacando 60 cuarteras de harina, y lo que no pudieron traer lo arrojaron al río, cuya harina también ya se halla en esta Provisión.

Los franceses, a la cuenta incomodados de las dos inesperadas presas, salieron ayer de la plaza en dos Divisiones, la una dirigiéndose a Esplugas y la otra a Sarriá, y atacaron la altura de San Pedro mártir a eso de las 5 y media de la mañana, punto que mandaba el capitán primero de la Sección ligera D. Daniel Dresayre con 200 hombres entre soldados de la misma y somatenes, los que con la mayor bizarría fueron rechazados en la primera carga y volviendo a emprenderla la segunda, sufrieron igual suerte, poniéndolos en vergonzosa fuga, se replegaron en Sans nuestros contrarios en número de 1200 con 45 coraceros, emprendiendo su ruta a retaguardia del pueblo de Sarriá.

Yo, que observé desde aquí la idea del enemigo, marché inmediatamente, adelantando 200 caballos y un batallón de Saboya sobre Sans y Cruz Cubierta, a las órdenes del barón de la Barre para atender los movimientos de la guarnición de la plaza; hice que se encaminase uno de Granaderos Provinciales y otro del citado Saboya, a las órdenes de sus coroneles, D. Benigno Osorio y D, Josef González, por mi flanco izquierdo para que cayesen sobre dicho pueblo de Sarriá, y al teniente coronel D. Andrés Basigalupi, a cuyo cargo estaba la fuerza de las alturas le previne los entretuviese por su frente.

Osorio llegó a Sarriá y los atropelló a su salida, protegido por las guerrillas de Basigalupi, mandadas por el citado Dresayre, y D. Pedro Sabater, subteniente de Saboya, poniéndolos en precipitada fuga, siguiéndoles al alcance con éstas y otra que formó de Granaderos Provinciales, al mando del capitán del propio Cuerpo D. Josef Estany y 30 caballos del Regimiento de Dragones del Rey a cargo de su capitán D. Francisco Armijo.

Corrieron los coraceros y tropas de los invencibles hasta debaxo del cañón de la Plaza, y hubiéramos tenido un día completo si el terreno no impidiese haberlos podido cargar por nuestra caballería; no obstante se dexaron 4 coraceros muertos, 40 de infantería, 2 prisioneros, 7 pasados y 74 heridos que entraron en Barcelona: por nuestra parte tuvimos 16 heridos entre somatenes, tiradores y dos Granaderos provinciales.

Así Gefes como oficiales y soldados han llenado sus deberes en la referida acción, lo que comunico a V. E. para su inteligencia y satisfacción. Dios guarde a V. E. muchos años = Casa Gilaber y Julio 12 de 1810 = Miguel Iranzo = Excmo. Sr. D. Enrique O’Donnell. (Diario de Mallorca[23], 28 julio 1810)

 

Combate en Albocácer, 19 julio 1810.

El capitán general de este reyno ha publicado un extracto de los partes remitidos por el general O’Donojú desde el 9 hasta el 13 de julio, acerca de los movimientos de los franceses, que en número de 10000 infantes y 700 caballos se encaminaron hacia Tortosa…

Después escribe el mismo general, desde Albocácer con fecha del 19, que habiéndose presentado aquel día el enemigo con fuerzas superiores a las suyas, se trabó un combate muy encarnizado, especialmente entre nuestra columna de granaderos y otra enemiga que vinieron a la bayoneta; pero al fin después de haberles causado una pérdida tres veces mayor que la nuestra fue preciso abandonar el campo de batalla. Murió en esta ocasión el capitán de granaderos de Saboya, D. José Peñacarrillo y 7 granaderos, y quedaron heridos 16 de los nuestros, entre ellos mortalmente el teniente de granaderos, graduado de capitán, del 2º de Valencia D. Mariano Tur… (GREI, 21 agosto 1810)

 

Alicante 11 de setiembre.-…El coronel del 1º de Saboya, D. Melchor Álvarez, marchó el 15 [agosto] con su división y la partida de excontrabandista en busca de los enemigos, que estaban saqueando los pueblos de San Jorge y Trayguera; pero llegó tarde y solo pudo hacer 8 prisioneros y quitarles 200 cabezas de ganado… (GREI, 4 octubre 1810)

 

Combate en el camino de Mora, 26 octubre 1810.

…Tarragona 3 de noviembre.- Por parte que ha dirigido al general en jefe el comandante de la división de Falset, barón de La Barre, sabemos, que noticioso este jefe de que los enemigos habían disminuido considerablemente sus fuerzas en García y en los campamentos de Darmos, Mas de las Forcas y Pediet, determino el 26 del pasado hacer un reconocimiento; disponiendo que el coronel D. Benigno Osorio con 400 infantes y 25 caballos saliese a las 4 de la mañana con dirección a Giamets y darmos; que el capuitán de Saboya D. Luis Pérez, con 150 tiradores, reforzados por otros 50 de la Sección y 25 caballos, lo verificase a la misma hora por el camino de Mora, a tomar posición y posesionarse del Mas Roig enfrente del campamento de las Forcas, teniendo a su derecha a D. Francisco Camps para sostenerlo con sus somatenes; y que D, Baltasar Blaser se dirigiese sobre García con todo su destacamento de 300 hombres sostenido por D. Mariano Vila con el suyo de 120.

Dadas ya las respectivas instrucciones, mandó romper el fuego a las 7 de la mañana en todos los puntos de ataque, el que se empeñó con el mayor tesón por la parte de Darmos y el camino de Mora, pero no tanto sobre García por el excesivo número de enemigos, que cargaron sobre Blaser a quien fue preciso emprender su retirada después de haberlos observado largo tiempo e incomodado con sus guerrillas…

…la tropa peleó con la mayor bizarría, arrojándose varias veces sobre el enemigo hasta insultarlos en sus ventajosas posiciones…

…Nuestra pérdida consistió en un granadero de Castilla la Nueva muerto y 3 heridos, la del enemigo no bajó de 20 entre muertos y heridos… (GREI, 25 diciembre 1810)

 

Valencia 11 de noviembre.- En la tarde del 30 de octubre, entró repentinamente en Teruel un cuerpo enemigo de 3000 infantes y 500 caballos, mandado por el general Clopiski, compuesto en gran parte de tropas del exercito que observa a Tortosa. Tratóse de retirar algunas piezas de artillería que había en Teruel por el camino de Valencia: pero las alcanzó al día siguiente en Alventosa un destacamento enemigo que las condujo a Teruel el 1º del corriente.

Nuestro comandante general, noticioso de lo ocurrido, hizo marchar en toda diligencia un cuerpo considerable de infantería y caballería al mando del coronel del Regimiento de Saboya, D. Melchor Álvarez: pero cuando éste jefe llegó a Segorbe los franceses habían ya evacuado a Teruel y encaminádose a Daroca… (GREI, 22 diciembre 1810)

 

Escaramuza del 15 de noviembre de 1810.

Del mismo barón de Labarre.- “En el día de hoy, las compañías de cazadores de Saboya y Granaderos de Castilla la Nueva han sostenido un vivo fuego durante 3 horas, junto con los somatenes de Camps y José Giner, muy inmediatos a los campamentos enemigos, siendo el resultado el de 10 enemigos muertos y más de 12 muertos; y por nuestra parte un somatén muerto y 3 heridos, todos de José Giner, sin ninguna desgracia en los de Camps, y entre la tropa un soldado de la sección herido.

El capitán de Cazadores de Saboya, D. Luis Pérez, me ha dado parte de haberse portado los somatenes con mucho espíritu y valor, volviendo al ataque dos de los heridos a vengar la muerte de su compañero, como lo ha verificado matando a un enemigo uno de los dos, y por lo mismo no puedo menos de hacerlo presente a V.E. para que tenga la satisfacción de saber que los somatenes se baten y se van haciendo soldados. = Falset, 15 de noviembre de 1810 = El barón de Labarre” (GREI, 10 enero 1811)

 

Acción del Perelló, 3 marzo 1811.

Tarragona 12 de marzo. Noticia de la acción del Perelló de 3 del corriente.- Sabedor el comandante general del Principado de que los enemigos se hallaban situados en el Perelló y venta del Platé, cubriendo el primer punto con 2000 hombres y el segundo con unos 400, dispuso saliese el 28 próximo pasado de la villa de Reus, con objeto de atacarlos, una división al mando del mariscal de campo D. Juan Courten, compuesta del tercer batallón de Granaderos provinciales de Castilla la Nueva y los regimientos: 2º de Infantería de Saboya, Almería, Palma, Almansa, primer batallón de Granada, tercero de Iliberia y Cazadores de Gerona, que componían en todo 4000 hombres escasos y 230 caballos de los regimientos de la Maestranza y Santiago.

Estas fuerzas hicieron noche el 2 del corriente en el Plá de Burgá y el 3 se dirigieron sobre los citados puntos que ocupaba el enemigo para formalizar su ataque. En este mismo día mandó el general en jefe al brigadier D. Juan Antonio Martínez, coronel del regimiento de Infantería Granada y comandante de una sección de las divisiones del exercito, se adelantase sobre el Coll de Balaguer, con objeto de entretener la guarnición del fuerte e impedir socorriese a los de Perelló y Platé, obligándola a disparar algunos cañonazos por los que conociese el general Courten que estaba empeñada, y siguiese con mayor desembarazo su ataque, seguro de que las fuerzas enemigas contra que se batía no podían esperar socorro de Balaguer. El comandante general se puso al frente de esta sección.

Luego que sus guerrillas se avistaron con las avanzadas enemigas del fuerte, las obligaron a encerrarse precipitadamente, dexando en nuestro poder algunos prisioneros, dos muertos en el campo y un herido de gravedad. Al aproximarse la columna de ataque empezó el enemigo el fuego de cañón y de obús, disparando bastante número de granadas reales, cuasi todas sin fruto por su mala dirección y desigualdad del terreno: las partidas de nuestros tiradores llegaron a situarse baxo el tiro del cañón e incomodaron sin cesar al enemigo. La tropa toda se hallaba animada del espíritu que podía desearse para dar el asalto al castillo; pero como no era este el objeto, permaneció en posición hasta las quatro de la tarde, hora en que se calculaba habría ya concluido su ataque el general Courten y se retiró a Cambrils, y al día siguiente a esta plaza.

En el parte que el referido general Courten ha dirigido al comandante general le comunica que, no obstante, haber retardado su marcha la mala calidad del terreno, y no haber podido llegar al Perelló tan a tiempo como tenía premeditado, por cuya razón noticiosos los enemigos según avisos que tuvo, se hallaban ya prevenidos a recibirle en mayor número de los que se se había dicho; luego que se presentaron nuestras guerrillas y partidas de reconocimiento, empeñaron a los del Platé en un vivo fuego y obligándoles a ceder el terreno y replegarse sobre los que en su auxilio venían del Perelló, dexando en la retirada bastantes muertos, sin contar los muchos heridos, que las acémilas que llevaban a prevención les proporcionaron no dexar en nuestro poder.

Verificada su reunión cerca de aquel punto, quiso sostener el enemigo su ataque mucho más obstinado apoyándose detrás del pueblo, pero nuestros soldados, impacientes por la decisión del combate, se arrojaron sobre él con su acostumbrada bizarría a la bayoneta, desalojándolo de su fuerte posición. No obstante, el enemigo procuró rehacerse y siguió su retirada con algún orden, disputando el terreno a nuestras tropas: esto hizo más sangrienta la acción y que fuese dexando por todas partes el campo cubierto de cadáveres, desde los puntos del Platé y Perelló hasta la Ampolla, en cuya posición fue reforzado por una división auxiliar que salió a sostenerle de la plaza de Tortosa, con cuyo refuerzo y, confiado en su superioridad de número se mantuvo en posición.

Pero habiendo ya conseguido el objeto nuestras tropas, emprendieron su retirada con el mayor orden, sin ser incomodadas en ella por no haberse determinado el enemigo a cargarlas viendo la disciplina, orden y serenidad con que maniobraban, no habiendo tenido por tanto más pérdidas que la que sufrieron en el ataque. La del enemigo fue de más de 300 muertos y, según declaración formal de dos personas fidedignas fugadas de Tortosa, y que se hallaban en la plaza el día 3, ascienden a 500 los heridos que tuvo.

No tengo expresiones suficientes (dice el general Courten) para poder manifestar a V.E. mi satisfacción, al ver el valor y bizarría de las tropas que he tenido el honor de mandar: parecía que cada uno iba a porfía a quien sería el primero en acometer al enemigo: sus dignos gefes y oficiales han dado muy buenas pruebas del honor con que acostumbran comportarse, y así no puedo menos de recomendarlos a V.E.; y en particular a los tenientes coroneles graduados D. Antonio Roten, D. Marcos Antonio Iglesias, capitán D. Pedro Mexía, al de Lanceros D,. Pedro Chacón, y a todos los comandantes y demás individuos de las guerrillas e igualmente recomiendo a V.E. al teniente coronel D. Mariano Villa, el que por los exactos conocimientos que me ha dado de todos aquellos terrenos ha contribuido mucho para el éxito de la empresa, habiendo ido durante el fuego dos veces a la vanguardia enviado por mí… (GREI, 4 mayo 1811)

 

…El Consejo de Regencia…ha promovido a sargentos mayores…al teniente coronel D. Mariano Villaespesa, capitán del 2º de Saboya… (GREI, 14 marzo 1811)

 

Orden de Batalla del 2º Ejército, 6 abril 1811.

Extracto de la Orden del día 6 de abril del 2º Exercito que, según el nuevo plan defenderá los reynos de Valencia y Aragón y provincia de Cuenca: dada en el Quartel general de Murviedro. Este Exercito constará de las siguientes Divisiones:

Primera División= General el Mariscal de campo D. José Miranda.

Primera Sección = 1º y 2º Batallón del Regimiento de Infantería de Valencia, 1º y 2º del de Ávila, 2º Batallón de Cazadores de Valencia.

Segunda Sección = 1º y 2º Batallón de Infantería de Castilla, 1º de Cazadores de Orihuela.

Caballería = 3er Escuadrón de Dragones de Numancia.

 

Segunda División = General el Mariscal de campo Conde de Romree.

Primera Sección = 1º y 2º Batallón de Saboya, 3º de Cazadores de Orihuela.

Segunda Sección = 1º y 2º Batallón del Infante D. Carlos, 1er Batallón de Cazadores de Valencia.

Caballería = 1º, 2º y 3er Escuadrón de Dragones del Rey, 3º de Cazadores de la Real Maestranza y Regimiento de Dragones de la Reyna.

 

Tercera División = Comandante general el Coronel D. José Martínez de San Martín.

Regimiento de Infantería de Línea 1º de Badajoz, Batallón de Tiradores de Cuenca, quatro compañías sueltas de Alcaraz, un esquadrón yeguar de Lanceros de Sevilla nº 1, dos esquadrones ligeros de Cuenca, uno ídem de La Mancha, un destacamento de Zapadores, otro ídem de Artillería con dos piezas.

 

División de Reserva, de guarnición e instrucción = General el Mariscal de Campo D. Bernardo Acuña.

Primera Sección, en Valencia = Los quintos del 1º y 2º batallón del 1º de Saboya, 3er batallón de Valencia, 3er batallón del Infante D. Carlos, ídem del de Ávila, ídem del de Castilla.

Segunda Sección, en Alcira = 5ª y 6ª Compañía del 1er Batallón de Cazadores de Valencia, ídem del 2º de ídem, ídem del 2º de Orihuela, ídem del 3º de ídem.

Tercera Sección, en San Felipe = Los quartos esquadrones de Dragones del Rey y de Numancia y de Cazadores de la Real Maestranza.

Guarnición de Peñíscola = 3er batallón de Cazadores de Valencia con sus Compañías de reserva. (El Conciso[24], 16 mayo 1811)

 

A modo de conclusión.

No es cierre alguno esta pequeña aportación. Quiere ser un primer paso para ayudar a completar, iluminar, el largo, heroico y fatigado Historial de esta Unidad militar de la Infantería Española.

Sería nuestro mayor deseo que los responsables de custodiar, labrar, las Memorias del Regimiento “Saboya” incorporaran estas notas a tan ricas vicisitudes, entendiéndolo como un recuerdo, una honra, a quienes les precedieron en la defensa de España. Gracias.

 

ANEXOS.

 

Anexo 1.- EL REGIMIENTO “SABOYA” Y LA VIRGEN DE LAS LÁGRIMAS.

En la tarde del 24 de noviembre de 2011 llevóse a cabo en la Iglesia parroquial de Santa María la Real de la plaza de Badajoz, antiguo convento de San Agustín y antaño Iglesia Castrense, el acto de entrega de un “lienzo de campaña”, con la efigie de Nª Sª de las Lágrimas, titular de la Pontificia y Real Hermandad y Cofradía de Nª Sr. Jesucristo Yacente (Santo Entierro), Nª Sª de las Lágrimas y Santiago Apóstol, de la cual el Regimiento “Saboya” es Hermano Honorario.

La presidencia del acto la compusieron el Ilmo. Sr. Coronel Jefe del Regimiento, don Jesús de Hoyos, el Sr. Teniente de Alcalde don Alberto Astorga, que ostentaba la representación del Sr. Alcalde, el Hermano Mayor de la Hermandad y Cofradía, don Rafael Mingarro, la Sra. Concejala de Cultura doña Paloma Morcillo, y los también concejales doña Rosario Gómez de la Peña y don Jesús Coslado, el Sr. Teniente coronel Jefe de la Plana Mayor del Regimiento don José Rodríguez de Austria, el Sr. Teniente coronel Jefe de Batallón don Álvaro Capella y el Sr. Suboficial Mayor don Cristóbal Godoy.

El acto se abrió con las palabras del Sr. Coronel Jefe del Regimiento agradeciendo el amable gesto y ofrenda de la Hermandad y Cofradía y resaltando la labor de los miembros de la Unidad de su mando que actualmente desempeñan su misión en las lejanas tierras libanesas. A continuación tuvo lugar la Santa Misa, oficiada por el Sr. Cura párroco don Julián Arroyo Díez y cantada por el Coro de la Universidad de Mayores dirigido por el Profesor don Jesús Fernández Picón, al término de la cual se bendijo la imagen, impresa en un lienzo blanco con la leyenda: ”A nuestros Hermanos del Regimiento Saboya nº 6: Que Ntra. Sra. de las Lágrimas os bendiga y proteja siempre bajo su manto, y de manera muy especial cuando marchéis en Misiones de Paz por el mundo. Hermandad del Santo Entierro de Badajoz (Cofradía de Santiago)”.

Cerró este acto el Hermano Mayor que resaltó los lazos de unión con la Unidad y las misiones de paz en el extranjero que llevan a cabo los soldados españoles, agradeciendo la colaboración prestada y facilidades otorgadas por el Excmo. Sr. General Jefe de la Brigada “Extremadura” XI don Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu, Jefe de la Agrupación española de misión en el Líbano. A donde será enviado el lienzo para acompañar a los hombres del Regimiento en su misión.

Durante todos los actos la imagen de Nª Sª de las Lágrimas, que había sido bajada de su capilla, estuvo escoltada por miembros del Regimiento “Saboya” con uniformes del siglo XVII y por la Bandera Coronela del mismo, a sus pies estuvo el bastón de mando del Sr. Coronel jefe de la Unidad.

Asistieron además una nutrida representación de Jefes, Oficiales, Suboficiales y Tropa, hermanos de la Cofradía convocante y Hermanos de otras Hermandades y Cofradías de la ciudad de Badajoz, hasta llenar por completo el templo.

 

Anexo 2.- 480º ANIVERSARIO DEL REGIMIENTO “SABOYA” 1537-1017.

El Terror de los Franceses” cumple cuatrocientos ochenta años.

 El pasado sábado, 4 de noviembre, el Regimiento más antiguo de los que tienen guarnición en Badajoz celebró el 480º aniversario de su creación, como Tercio de Infantería, para la protección del Ducado de Saboya en la guerra contra Francia del año 1537.

Los actos se iniciaron a las 10’30 horas con una misa en la capilla de la Base, en honor a la Virgen del Rosario, patrona que mantiene el Regimiento desde tiempos de la batalla de Lepanto, siglo XVI, junto con la Inmaculada como el resto de unidades de la Infantería española.

Los numerosos asistentes, familiares y amigos, así como la tradicional representación de los vecinos de Villaescusa de Haro recorrieron las instalaciones del museo así como una interesante exposición de vehículos y material situada en la avenida principal de la Base hasta que llegó el momento de la formación, que tendría lugar en la explanada del comedor.

La formación, de unos 600 hombres, estaba al mando del Sr. Tcol. Jefe de la Plana Mayor Regimental, D. Carlos de Andrés y Carretero, y la componían:

Banda de cornetas y tambores de la Brigada “Extremadura” XI.

Sección de Granaderos “Álvaro de Sande”, ataviados con uniformes del siglo XIX.

Batallón Mecanizado “Cantabria” I/6, con Escuadra de Gastadores, Mando, Plana Mayor y Compañías orgánicas

Batallón Protegido “Las Navas” II/6, Mando, Plana Mayor y Compañías orgánicas.

Escoltada por la sección de granaderos se incorporó a la formación la Bandera Coronela, que posteriormente ocupó su puesto junto al Ilmo. Sr. Coronel Jefe del Regimiento, D. Antonio Ramón Llorens Pérez, que presidió los actos.

Tras la entrada de la Bandera Nacional y la revista a las tropas, parte de ellas a punto de partir hacia Líbano en misión de paz, se iniciaron los actos con la lectura de la reseña histórica del Regimiento y la imposición de condecoraciones.

Es de destacar el nombramiento como “Saboyano de Honor” al Sr. Teniente Coronel Jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Badajoz, D. José Mª Martínez Rangel, el ingreso en la “Orden de la Tizona” del Subteniente D. José Mª Alzás Coello y la entrega del Diploma al Soldado Distinguido al Cabo Primero D. Antonio Pintado Martín.

En su alocución, el Sr. Coronel tuvo un recuerdo para los miembros de la Unidad que están prestando su servicio en tierras de Letonia así como de ánimo para los que estaban a punto de partir. Tampoco faltó el recuerdo para el antiguo Suboficial Mayor de la unidad, D. Francisco J. Estébanez Ruiz, que falleció esta misma semana por una dolencia cardiaca.

El final de estas sentidas palabras y la retirada de la Enseña Nacional parecieron dar paso a la tromba de agua que se desencadenó de repente y que puso un punto mayor de emoción si cabe al acto de Homenaje a los Caídos. Los soldados aguantaron impasibles bajo el chaparrón, que en lugar de deslucir el acto le dio mayor realce, y el público supo agradecer con sus aplausos al paso de las tropas en el desfile final.

Con la retirada de las tropas amainó la lluvia, lo que permitió la realización de una vistosa exposición dinámica en la que los vehículos tácticos del Regimiento evolucionaron ante el público, finalizando con la simulación de un asalto por tropas a pie, con munición de fogueo y el apoyo de los vehículos, que fue muy aplaudida.

Los actos finalizaron a las 13.30 h con un Vino de Honor, el tradicional “vino español”, en los comedores de la Base, en la que soldados, familiares y amigos pudieron compartir las animadas experiencias de este día tan señalado.

 

APÉNDICE FOTOGRÁFICO

Foto 1. 03 Saboya 1805

                                                        

 Foto 2. Aniversario Menacho 100316 (43)

 

Foto 3. R.I. Saboya 110518 (4)

Foto 4. R.I. Saboya 110519, J. del pozo Cayero 1

Foto 5. I. Saboya nº6, 021

 

Foto 6. R.I. Saboya, relevo de mando 141218 (3)

 

BIBLIOGRAFÍA Y DOCUMENTACIÓN:

ADORNO, Brigadier Pedro, Rgto. Ynfª Saboya, Noticias que puede dar el expresado Rgtº en cumplimiento a la orden del Excmo. Sr. Inspector Gral de Ynfª. de 16 de Mayo de 1806, manuscrito, Archivo Regimiento Saboya, Base Militar de Bótoa, Badajoz.

AGUSTÍN PRÍNCIPE, Miguel, Guerra de la Independencia. Narración histórica de los acontecimientos…, Madrid, Manini y Cía., 1844-1847.

ALFONSO, “El Saboya nº 6 recupera a su Virgen” en Diario HOY, Badajoz, 18 noviembre 1995.

ALMIRANTE, José, Bosquejo de la Historia Militar de España, Madrid, Rivadeneyra, tomo IV, 1923.

ANÓNIMO, Historia eclesiástica de la ciudad y obispado de Badajoz, continuación de la escrita por D. Juan Solano de Figueroa, Badajoz, Caja Rural, preámbulo de Antonio del Solar y Taboada, 1945.

ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE BADAJOZ, Protocolo 521, escribano Solís y Ardila, 16 enero 1729.

ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE BADAJOZ, Protocolo 439, escribano J. N. Gallardo, 28 enero 1729.

DIARIO DE BADAJOZ. Fechas señaladas, Biblioteca de la Real Sociedad Económica de Amigos del País.

DÍEZ, F. y DE PABLO, A. Escudos de armas del Ejército español: Las Unidades de infantería españolas desde Felipe V a Juan Carlos I, Madrid, Aldaba, 1992.

EL MUNDO MILITAR, Madrid, 10 junio 1860;

FERRER, José, Álbum del Ejercito…, Madrid, Imprenta Ducazcal, 1847, tomo III.

GAZETA DE LA REGENCIA DE ESPAÑA E INDIAS, nº 31 de 29 mayo 1810; nº 77 de 4 octubre 1810; nº 111 de 22 diciembre 1810 (operaciones en Teruel); nº 112 de 25 diciembre 1810 (operaciones en Cataluña).

GAZETA DE MADRID nº 10, 1 febrero 1805; suplemento del 4 de noviembre 1808.

GILGADO, Antonio, “Cinco siglos en combates de élite” en Diario HOY, Badajoz, 22 octubre 2018.

GUÍA, Guía de forasteros en Madrid, Estado Militar de España, Madrid, Imprenta Real, años 1828 y 1829.

HERALDO DE BADAJOZ, 3 diciembre 1896;

LA COALICIÓN, Badajoz, 22 septiembre 1896;

NUEVO DIARIO DE BADAJOZ, 26, 27 noviembre 1895;

PÉREZ CAMINERO, Ramón, Bodas Reales en Badajoz. Documentos del Archivo Histórico Provincial, Badajoz, Junta de Extremadura, 2003.

REDACCIÓN, “El Regimiento Saboya nº 6 celebró su 467º aniversario” en Diario HOY, Badajoz, 16 octubre 2004.

“Homenaje al Saboya 6 en San Agustín” en La Crónica de Badajoz, 22 noviembre 2011.

“La cofradía del Santo Entierro entrega un lienzo de la Virgen de las Lágrimas al regimiento Saboya nº 6” en Diario HOY, Badajoz, 24 noviembre 2011.

TORRES GALLEGO, Gregorio, “La Guerra de las Naranjas” en Revista Española de Hª Militar, nº 11 y 12, Valladolid, 2001.

 

[1] En el Archivo de la Caja Rural de Badajoz se conserva un manuscrito, anónimo aunque atribuido a un clérigo pacense del siglo XVIII, y en el Archivo Histórico Provincial dos documentos de escribanos, notarios, testigos de los hechos. Véase la bibliografía.

[2] Felipe V estaba en su “segundo reinado” ya que había abdicado en su hijo Luis I en 1724, 10 de enero, y éste había muerto el 31 de agosto debiendo hacerse cargo de la Corona nuevamente.

[3] Transcribimos libremente a un lenguaje muy asequible. Pueden consultarse los originales que son de fácil lectura y comprensión aunque con lógicas diferencias gramaticales y ortográficas que aquí obviamos.

[4] De ordinario los nobles, los eclesiásticos y determinados individuos estaban exentos de acoger en su casa a los “visitantes” oficiales, generalmente mandos y tropas de los ejércitos. En esta ocasión y dada la gran categoría de los asistentes al enlace real no hubo excusa alguna para no recibirlos.

[5] Se refiere únicamente a los mandos de este Cuerpo distinguido.

[6] Es clara la confusión de batallón por regimiento que sufre el relator.

[7] Fernando VI reinó de 1746 a 1759. Destacó por su prudencia y por los progresos que fomentó en el arte y la cultura. Su época, evitando en lo posible conflictos bélicos, sirvió de recuperación a una España muy castigada por las guerras. Fiel a su gran amor, la reina Bárbara, apenas la sobreviviría un año. La reina murió el día 27 de agosto de 1758 y el rey el 10 de agosto de 1759. Cuando se casaron el príncipe Fernando tenía 16 años y ella 18. Bárbara de Bragança, que hablaba seis idiomas, ha sido probablemente la reina más culta que ha habido en España.

[8] La declaración formal de guerra se firmó el 27 de febrero, las hostilidades empezarían más tarde, y la paz llegó con la firma del Tratado de Badajoz el 8 de junio.

[9] Ouguela.

[10] Una primera referencia a este tema se publicó, como conferencia dictada en 1811, con motivo de los veinte años de la llegada del Regimiento “Saboya” a Badajoz.

[11] Hermanos.

[12] Puede leerse: BARROSO, A. y REY, F. Nicolás Díaz y Pérez, republicano, masón, escritor. Badajoz, Diputación Provincial, 1986.

[13] Abarca desde finales de 1823 cuando recupera los plenos poderes, tras derribar el sistema constitucional apoyado en los llamados “Cien mil hijos de San Luís” hasta su fallecimiento el 29 de septiembre de 1833.

[14] Recuperaría el nombre, al igual que los demás regimientos, por Real Decreto de 1 de noviembre de 1826.

[15] FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ, P. V. La masonería en Extremadura, Badajoz, Diputación Provincial, 1989, página 28.

LÓPEZ CASIMIRO, F. Masonería y republicanismo en la baja Extremadura, Badajoz, Diputación Provincial, 1992, página 27.

Tadeo Calomarde (1773-1842), perteneció a la camarilla de Fernando VII, desempeñaba en la época de los acontecimientos narrados el cargo de Ministro de Gracia y Justicia. Partidario del absolutismo fernandino persiguió a los liberales mediante juntas de purificación y comisiones militares.

[16] Badajoz era capital de la Capitanía General de Provincia de Extremadura desde la instauración de esta Institución, por Felipe V, a principios del siglo XVIII.

[17] El listado de coroneles- jefes del Regimiento Saboya consultado difiere según los autores. Como en muchas otras Unidades es una tarea a realizar el unificar dicho listado.

[18] Combate de las Cabrillas, Valencia, 20 de junio de 1808.

[19] En adelante GM.

[20] En adelante DMC.

[21] En el listado oficial de primeros jefes del Regimiento Saboya, Melchor Álvarez figura con la fecha 1812, por estas noticias ya conocemos que, al menos, en mayo de 1810 ya ejercía dicho mando.

[22] En adelante GREI.

[23] En adelante DMLL.

[24] Editado en Cádiz.

Oct 242019
 

Jesús Barbero Mateos

Maestro

 Introito.

Si durante el siglo XVIII se habían producido en Serradilla los primeros intentos para establecer una institución educativa, con relativo éxito, el XIX supuso la verdadera consolidación de las escuelas de la villa. No sin el padecimiento de importantes altibajos en el proceso, la institución escolar se asentó de forma sólida.

Hasta el momento, prácticamente el único objetivo de las sucesivas iniciativas, había sido el cumplimiento de la ley, desplazando a un segundo plano los intereses y necesidades de los niños y, en general, de la sociedad en su conjunto. Restaba promover su óptimo desarrollo para que llegara a convertirse en verdadero motor de transformación social, bienestar individual de los niños y niñas y desarrollo y la modernización de la localidad.

Con el transcurrir de los primeros años de la vigésima centuria, los niños comenzaría a ser considerados sujetos del derecho a la educación y situados en el primer plano de las prioridades, al tiempo que la sociedad local asumía su papel como garante de un ejercicio eficaz del mismo.

 

Análisis de situación en España.

Pero unos altos índices de mortalidad infantil, el endémico analfabetismo, la falta de cultura y expectativas respecto de la educación en los padres, casi nula escolarización de los hijos, depauperada situación económica, incumplimiento institucional de la normativa jurídica o falta de celo para su cumplimiento, una estructura social cerrada y tradiciones culturales encorsetadas, funcionaban como un todo interrelacionado de factores explicativos de la dinámica de la época.

Las ideas de extensión educativa y de educación popular que habían sido defendidas por la revolución de 1.868, fueron abandonadas durante la Restauración por el estado liberal, a favor de una selección clasista, concentrada en una educación media y alta selectiva y en una limitada instrucción primaria. Ello supuso que España entrara en el siglo XX con una de las tasas de analfabetismo más altas de Europa. Las cifras más elevadas se correspondían con las zonas rurales. Las capas sociales más bajas fueron permeabilizándose más lentamente en relación con el valor de la educación como instrumento propedéutico para que los niños se enfrentasen con éxito a la nueva sociedad.

La escuela contribuiría a aportar una nueva imagen de la infancia, que con mucha dificultad llegaba a las clases populares, debido a la inadecuada política educativa en la enseñanza primaria. Muchas de las reformas del primer tercio del siglo XX encontraron problemas de aplicación, debido al enfrentamiento entre el Estado, que quería mejorar la enseñanza pública, y la Iglesia que formaba a los vástagos aristócratas y burgueses.

A todo esto se unía la paupérrima situación económica de las familias, que no permitía costear una enseñanza elemental privada.

Además a los padres no les interesaba que sus hijos estudiaran, pues les resultaba más beneficioso que trabajaran lo antes posible para obtener un jornal, aunque fuera bajo, que ayudara a la economía familiar.

Esta situación favorecía ampliamente el analfabetismo.

No sería hasta 1.909, cuando el Decreto de 25 de junio estableciera la obligatoriedad de asistencia a la escuela durante todo el curso, hasta los diez años. Sin embargo, a partir de esta edad, se permitía a los niños dejar de asistir para ayudar a sus padres.

De nada había servido que la Ley Moyano reglamentara una enseñanza obligatoria y gratuita para todos los niños de 6 a 12 años, cuando el problema de la escuela se identificaba con el problema social: no se puede exigir a quien tiene hambre que se instruya. De esta forma la utilidad de la educación era minimizada a favor de necesidades más inmediatas. Si a ello unimos el estado lamentable de maestros y escuelas, la estimulación para acudir tampoco era tan atrayente como para pensar que allí no se estaba perdiendo el tiempo[1]. Todo ello pone de manifiesto la insuficiencia y deficiencia que arrastraba la escuela decimonónica.

Esta empezaría a solucionarse en el siglo XX, cuando el estado crea al Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes en 1.900, asumió el pago de los maestros en 1.901 y creó la Dirección General de Enseñanza Primaria en 1.911. Gran parte de la responsabilidad en este salto cualitativo, la tuvo el interés de los regeneracionistas por la educación. Aún así, a principios de siglo la educación proseguía la tónica decadente de finales de la centuria anterior. En las décadas de los años 20 y 30 se pretendió llevar a la práctica lo que había escrito Jovellanos en plena Ilustración: “No hay redención económica posible, sin una anterior redención intelectual”.

A partir de la dictadura de Primo de Rivera, política y pedagogía parecen ponerse de acuerdo, en el inicio de la dignificación del maestro y de la escuela, aunque fuese en aras de la subordinación ideológica, como ocurrió durante la República y la dictadura[2]. Como consecuencia se inició una gran campaña de alfabetización cuyos ecos llegaron a todos los rincones de España.

Por lo tanto, dos hechos se pueden destacar hasta la proclamación de la II República: un revulsivo en cuanto a concepción y metodología y la reforma de la Dictadura de 9 de julio de 1926. Mediante un Decreto-Ley el gobierno había habilitado un crédito de 100 millones de pesetas para la construcción de escuelas.

El panorama se vislumbraba diferente en 1931, más aún para la educación. Con la proclamación de la Segunda República, se hizo una apuesta clara por la escuela pública y laica. Proclamaba el cambio el hecho de que un gobierno y forma de Estado se hubiese dado a sí misma el nombre de República de los maestros, lo cual ponía de manifiesto la intencionalidad pedagógica de los nuevos tiempos, a pesar que en 1.932, según la “Revista de Escuelas Normales”, la República había recibido de la Monarquía, en relación con la educación, inmoralidad, despilfarro e incultura. Heredó un alto grado de analfabetismo e insuficiencia de escuelas[3].

Los artículos 48 al 50 de la nueva Constitución aportaron claras novedades[4]: la cultura sería servicio del Estado a prestar por instituciones educativas, mediante el sistema de escuela unificada; la enseñanza primaria sería gratuita y obligatoria; reconocía la libertad de cátedra; protegía a los más necesitados para su acceso a todos los grados de la enseñanza; reconocía a las iglesias, bajo inspección estatal, el derecho a enseñar sus doctrinas; habría competencia exclusiva del Estado en la expedición de títulos; ordenaba por ley la edad escolar para cada grado, la duración de los periodos de escolaridad, el contenido de los planes pedagógicos, las condiciones para la enseñanza en los centros privados; aceptaba la enseñanza de las lenguas autonómicas, con obligatoriedad de desarrollar las clases en castellano…

A los catorce días del primer gobierno, Marcelino Domingo promulgó un decreto para renovar todo el plan de la Dictadura y restablecer el de 1903. Otras tres reformas se produjeron hasta 1935. Todo este proceso político y social ocasionaría notables sobresaltos en la educación española. El trienio de la Guerra Civil supondría el aniquilamiento de todo lo que se había levantado durante la etapa anterior.

Situación básica en Extremadura.

Por lo que atañe a Extremadura, cabe decir que funcionaban en 1923, 1.042 escuelas, en Badajoz, 549 unitarias y 5 graduadas; y en Cáceres, 477 unitarias y 11 graduadas. Estas unidades atendían a una población total de 644.625 y 410.032 habitantes en cada una de las dos provincias, con una población entre 6 y 12 años de 83.367 y 56.387 respectivamente según el censo de 1920. Por su parte la población no escolarizada hacia 1923 en Badajoz era del 54% y en Cáceres del 44%.

Seis años más tarde, en el curso académico 1928/29 existía una diferencia palpable: Badajoz 669 escuelas y Cáceres 540 escuelas. Este aumento se correspondió con la tónica nacional en el mencionado periodo. En todo caso, los que estudiaban en estas aulas de la escuela pública, considerada la escuela para pobres, eran los menos pobres.

De todas formas, desde Serradilla se advertía:

En nuestro país necesitamos pan y escuela. Formemos ciudadanos fuertes de cuerpo y alma, que lo demás se nos dará por añadidura. La misión de la escuela es única e insustituible. Debe atenderse debidamente la preparación de los maestros y su adecuada remuneración, los locales y el apoyo social”[5].

Rozando la tercera década del Siglo XX, comienza una etapa de progreso para la escolarización. Con el aumento del número de escuelas, crece la asistencia. En Cáceres la matrícula de los escolares avanza de 31.028 en 1916 a 51.032 en 1929, mientras que en Badajoz en 1925 había matriculados 45.208 alumnos y en 1929, 64.411.

Con todo esto, tenemos dos hecho significativos: Extremadura presenta uno de los índices de analfabetismo mayores del país. Badajoz, con el 68,32% está en el lugar decimocuarto y Cáceres con un 66´10% ocupa el decimoctavo puesto (la media española era del 63% en 1.900). Por otro lado y a pesar de que los años veinte fueron una época de cambio rápido con una mejora evidente, había pocas aulas y pocos profesores y, consecuentemente, Extremadura estaba afectada por una de las menores tasas de escolarización de España.

El advenimiento de la II República hizo que en Extremadura se aspirara a lograr la socialización y extensión de la cultura, tratando de hacerla llegar a los sectores sociales que, secularmente, habían sido relegados del sistema escolar. Durante este periodo, la provincia de Cáceres experimentó un considerable avance educativo, tanto desde la perspectiva de las construcciones escolares, como de la implicación de los maestros[6].

Pero también los sobresaltos del periodo llegarían a las aulas serradillanas. Entre los días 18 y 19 de enero de 1932 se produjo una manifestación pública en contra de las medidas adoptadas por la superioridad en materia religiosa:

“Cumpliendo órdenes de la superioridad, el pasado 18 procedieron los profesores de estas graduadas a retirar de sus clases la imagen del Crucificado. Enseguida corrió por el pueblo tal noticia, que fue desfavorablemente comentada, y en el mismo día partidas de jóvenes recorrieron las calles invitando al vecindario a hacer una manifestación de protesta, que se llevó a efecto en la mañana de ayer. A las 10 comenzaron a reunirse en la plaza gran número de personas que rápidamente fue engrosando, hasta dirigirse en manifestación a la graduada de niñas donde las profesoras trataron, inútilmente, de prohibir la entrada, consiguiendo el pueblo penetrar en las clases, que en señal de protesta estaban casi vacías, y colocar nuevamente el crucifijo en su lugar. Desde allí se dirigieron a la graduada de niños donde procedieron de igual forma, a pesar de las negativas de sus profesores. La manifestación, entonando cantos religiosos, se trasladó al santuario del Santísimo Cristo de la Victoria, que rápidamente se vio lleno de público, donde el párroco de la localidad, D. Francisco Cabello, hizo uso de la palabra, congratulándose de la espontánea y pública manifestación de fe que había dado el pueblo de Serradilla”[7].

La creencia religiosa en Serradilla, por sus vinculaciones con el Cristo de la Victoria, seguía siendo muy fuerte. Tras la guerra civil, el franquismo abortaría, más si cabe en esta tierra, las posibilidades de avance en el campo de la educación, hasta límites escandalosos, durante casi cuatro décadas.

 

Los ecos del Krausismo en Serradilla. Lastres y propuestas de solución

Ya desde el inicio de la centuria, los planteamientos educativos propugnados por el movimiento krausista, aunque con notable retraso, llegarían con fuerza a Serradilla.

Tal como planteaba Urbano González Serrano, los planteamientos pedagógicos debían tener un lugar esencial en la planificación y desarrollo de la educación. La educación para la formación y progresión personal debía entenderse como la permanente actualización del ciclo vital, pretendiendo lograr la elevación moral e intelectual de los españoles, e intentando la modernización del país, a través de una pedagogía asentada sobre bases científicas y racionales.

Desde esta perspectiva, asentaba su concepción pedagógica sobre tres principios básicos:

Análisis crítico del modelo de enseñanza.

La enseñanza tradicional arrastraba una grave disfunción estructural, el intelectualismo abstracto que promovía un saber totalmente desconectado de una realidad suplantada por las apariencias. El absoluto divorcio de la instrucción y la educación, engendraba como fruto un desarrollo atrofiado de la inteligencia, centrado en la promoción de su función más mecánica, la de la memoria. Se trataba de un tipo de enseñanza que fomentaba la pasividad del alumno.

Frente a este pernicioso modelo, Giner de los Ríos y González Serrano, proponían tomar como eje central del proceso educativo la espontaneidad del alumno, que superase la lejanía entre el pensamiento y la vida; la teoría y la práctica; las ideas y la conducta. Así lo concretaba González Serrano:

“La pedagogía moderna persigue el ideal de asociar la escuela al taller, como el medio más adecuado para que toda enseñanza sea teórico-práctica. Ensayos que se encaminan a tan nobilísimo empeño, son los “Jardines de la Infancia” ideados por Fröebel, las “excursiones escolares”, las enseñanzas prácticas, las escuelas de artes y oficios, los gabinetes de material científico, las investigaciones experimentales y otros tantos medios para la indagación y la enseñanza de la verdad en vivo, donde el fruto se recoge maduro y en sazón, pero observado y estudiado en la semilla y en todo el largo trayecto de su fecunda elaboración”[8].

El maestro ejercería su misión instructiva y educadora sobre los elementos variables de la personalidad, sin violentar la capacidad del alumno para ejercer su libertad.

Educación asentada sobre bases científicas.

La enseñanza tradicional no estaba logrando alcanzar el propósito que perseguía: perpetuar su ideología. Más bien se cumplía con frecuencia, que los anhelos y tendencias de la juventud se encaminaban en la dirección contraria a los intereses e ideas de los maestros:

«¿Por qué maestros conservadores educan a discípulos demócratas?, ¿qué razón existe para que los profesores liberales devuelvan a la sociedad, como fruto de sus enseñanzas, generaciones conservadoras?»

González Serrano concluye con rotundidad que el proselitismo produce, por rechazo, el efecto contrario al que pretende. Por ello, la educación debía plantearse como una ciencia, cuyas raíces han de hundirse, necesariamente, en los conceptos de sensación y percepción desarrollados por la psicología experimental, siendo la ley primordial guíe todo modelo educativo, el funcionalismo psíquico, condicionado tanto por la naturaleza, como por el medio en el que vive y se desarrolla el educando.

Desarrollo de una pedagogía nacional.

La personalidad colectiva española tiene un carácter propio y unas cualidades específicas y determinadas, que se reflejan en el modo de ser y comportarse de todos sus individuos.

Como la educación, en sentido integral, trata de la formación, el maestro ha de tener esto siempre muy presente, para que su tarea no esté en disonancia con el medio en el que se mueven los educandos, sin olvidar que la formación debe tener una carácter cosmopolita, para que, dado el caso, se pueda dar una fácil adaptación a cualquier circunstancia y ambiente.

En su propuesta estimaba que la pedagogía nacional no debía repetir, de la forma rutinaria, mecánica y nominalista en que lo venía haciendo la enseñanza tradicional. Bien al contrario, debía primarse la espontaneidad del ver frente a la receptividad del mirar, evitando tomar referencia acrítica ni copia servil o imitación de doctrinas foráneas, sin considerar las circunstancias y condiciones del propio entorno.

Frente a una enseñanza tradicional adocenada, el krausismo pretendía un modelo progresista de educación, considerando al niño como un adulto en ciernes y dejando libre a su inteligencia para alcanzar por sí misma el conocimiento y la verdad:

“El maestro, lo mismo que el labrador rotura y prepara su tierra, debe disipar las tinieblas de la inteligencia del alumno, emanciparla de preocupaciones, mostrarle el camino y procedimiento para hallar la verdad y habituarle a que entienda que quien la enseña y la impone, por su carácter impersonal, es la realidad misma” [9].

Afloraba la valoración de la labor de la educación y su efecto en los alumnos, así como la trascendencia de la tarea de los maestros, que superaban la concepción de meros cuidadores de niños, para ser concebidos como modeladores del alma, forjadores de voluntades y cultivadores de la inteligencia. Atentos:

“El maestro es, en el cumplimiento de su deber, el funcionario que dota a la patria del ejército más fuerte y poderoso, disciplinando la inteligencia de los futuros ciudadanos, sembrando y cultivando las semillas de la regeneración social. Suprimid al maestro y la humanidad volverá al estado de barbarie. Merece, por consiguiente, atención especial del gobierno y de los pueblos.

Dadnos buenos y muchos maestros y transformaremos la sociedad, porque el problema social actual es de enseñanza, de maestros. De la buena enseñanza surge el progreso, la paz y la armonía de los pueblos.

Todos los materiales que posee una escuela serán insuficientes, si no hay un maestro que les de vida, dirija y ordene con entusiasmo. Hoy la misión del maestro, además de enseñar, es educar. Los pueblos que no tienen más medios solo tienen por guía al maestro, que debe atesorar tres condiciones esenciales: saber, saber enseñar, educar. Aquí estriba la importancia del maestro”[10].

 

En definitiva, transcurridos más de 175 años desde la fundación de la escuela y de la cátedra de gramática, el siglo XX supondría un considerable salto cualitativo, en lo que respecta a la oferta escolar en Serradilla. La escuela de niñas y luego la de niños, pasarían a graduarse, ampliándose sus secciones a medida que las necesidades de escolarización lo demandaban y posteriormente sería creada la escuela de párvulos. Los avances producidos en la oferta educativa, las infraestructuras y las condiciones de acceso a la escuela, se verían complementados con la paulatina evolución de los procesos educativos.

Un importante salto cualitativo situaba la consideración de la educación en Serradilla en el umbral del espectacular despegue que comenzaría a producirse recién entrado el nuevo siglo.

La educación pasaría a considerar su imbricación con el entorno uno de sus pilares fundamentales. Gracias a este planteamiento, se pondrían en marcha novedosas, cuasi revolucionarias iniciativas socioeducativas que, partiendo del análisis objetivo y ajustado de la realidad concreta, permitiera dar respuesta a las necesidades de los niños, más allá de los muros de la escuela: cantina, ropero, mutualidad, biblioteca…

Entremos en un análisis más detallado de estas iniciativas.

 

Elementos educativos auxiliares.

Los avances esbozados y las nuevas perspectivas respecto de la educación, generarían la necesidad de dotar a la escuela de unas instituciones complementarias de su labor, de unos elementos de compensación de las enormes carencias económicas, tal es el caso de la cantina, ropero y mutualidad escolar; de compensación de carencias sociales, como en el caso de las asociaciones de alumnos y antiguos alumnos, que contribuyeran a vincular por más largo tiempo a los alumnos a la escuela, la participación en las colonias escolares y la fundación de los exploradores; o de compensación de carencias culturales, promoviendo la vida cultural de la localidad o abriendo y dinamizando bibliotecas escolares. Serradilla lo asumiría e impulsaría desde el primer momento, como veremos seguidamente.

 

1.- Mutualidad Escolar.

La primera iniciativa que se planteó para dar respuesta a las necesidades de los niños serradillanos, fue la Mutualidad Escolar. El magisterio de la villa pronto se interesaría por su puesta en marcha, cuando en julio de 1.913, Rosario Marchante Lora, directora de la Escuela Graduada de niñas, afirmaba:

“Tiene innumerables ventajas y beneficios como poderoso remedio educativo de la voluntad y porque es útil y práctica, al habituar al individuo, desde los primeros años de su vida, a pensar en el mañana y a vencer las adversidades y calamidades de la vida. Es la preparación más adecuada para encauzar debidamente las corrientes societarias de la época actual».

 

Se proponía promover y fomentar la prosperidad de la Mutualidad Escolar y para ello no vacilaba la maestra en pedir la cooperación de todos, especialmente de las autoridades locales y personas influyentes e ilustradas, altruistas y desinteresadas, como forma de acrecentar los intereses morales y materiales de la villa:

“Hay que marchar al compás de los tiempos, sin petrificarse en la rutina del pasado. En la Escuela Nacional radica nuestro mejoramiento social y el progreso y regeneración de la Patria. Todos unidos debemos agitar fuertemente la opinión del vecindario, luchar contra la ignorancia y la apatía, hacer propaganda en toda ocasión, para convencer a los incrédulos, estimular a los reacios y alentar y animar al débil de voluntad. Así podremos, en plazo no muy lejano, ver realizado nuestro anhelo”[11].

 

Poco a poco iría calando la propuesta, hasta que el 29 de noviembre de 1.917, Isabelo Sánchez, Víctor Mena y Diego Carrasco, maestros de la graduada de niños, constituyeran en Serradilla, con domicilio en la propia escuela, la Mutualidad Escolar titulada “El Progreso Serradillano”[12].

Días antes de la fundación, Víctor Mena disertaba sobre el asunto:

“El domingo último pronunció una importantísima conferencia sobre el tema “La Mutualidad Escolar”, el ilustre profesor de esta Graduada, D. Víctor Mena. El joven estudiante de derecho D. Teodoro Rodrigo García pronunció breve y elocuente improvisación apoyando la tesis expuesta por el orador, siendo ambos muy aplaudidos y felicitados por el auditorio. Con facilidad de expresión, pleno dominio del asunto y sobre todo, decidida voluntad educativa, el conferenciante fue exponiendo detalladamente la esencia de la Mutualidad; las ventajas inmensas que seguramente proporciona; el modo de establecerlas y su funcionamiento y, finalmente, en párrafos convincentes, exhorta a los padres de los niños y al vecindario en general para que propaguen la beneficiosa y regeneradora práctica del ahorro”[13].

 

Los estatutos de la Mutualidad recogían sus fines y la dinámica de funcionamiento. En cuanto a los fines que perseguía eran, entre otros:

Seguro mutuo de enfermedad y fallecimiento.

Constitución de dotes infantiles y pensiones de retiro para la vejez, usando los servicios del Instituto Nacional de Previsión.

En el seguro de enfermedad, la mutualidad ayudaba con un subsidio de 50 céntimos diarios durante el primer mes de enfermedad y 75 céntimos los dos meses siguientes. Si duraba más de tres meses, la Junta Directiva resolvería lo adecuado.

Se excluía la enfermedad que durase menos de cuatro días, las ocasionadas por riñas o delitos y las crónicas padecidas al ingresar en la Mutualidad.

Si fallecía un socio se abonaría a la familia una cantidad en concepto de subsidio funerario.

Para tener derecho a subsidios había que tener una antigüedad mínima de seis meses y estar al corriente del pago de cuotas.

 

Se consideraban tres tipos de socios:

Mutualistas: con 50 céntimos de cuota de entrada y 10 semanales, teniendo derecho a todos los beneficios. Estarían comprendidos entre los 3 y los 10 años.

Protectores: los que contribuyesen con donativos y aportaciones, sin tener opción a derechos ni prestaciones.

Honorarios: los que la Junta Directiva estimase conveniente, en función de sus servicios a la Mutualidad.

 

El capital social se compondría de las cuotas de entrada, las semanales, las suscripciones de socios protectores u honorarios, los intereses de los fondos invertidos, donativos y subvenciones. De las cuotas semanales de los mutualistas, se destinarían 5 céntimos a la caja de socorros mutuos, para caso de enfermedad o fallecimiento. Con los otros cinco se formaría una dote infantil o pensión para la vejez, a través del Instituto Nacional de Previsión. Cuando hubiese fondos suficientes se harían imposiciones por cada mutualista en el mismo organismo. En caso de que no hubiese fondos para abonar los subsidios, los que se concediesen estarían subordinados a los fondos sociales.

La institución estaría guiada por una Junta Directiva, cuyos cargos se elegirían en asamblea y se renovarían cada año entre mayores de edad, teniendo cada cargo un adjunto infantil, con voz y sin voto, elegido por sus compañeros, “para que los niños entren de lleno en la vida social”.

La Junta Directiva sería la encargada de decidir sobre admisión e interpretación de estatutos y se reuniría, al menos, dos veces al año.

En el caso de que se disolviese la mutualidad, los fondos ingresarían proporcionalmente, en las libretas de seguros de cada mutualista.

El entusiasmo inicial, sin embargo, iría poco a poco apagándose, de tal forma que en febrero de 1.924, Vidal Lucas, maestro de la graduada, escribía:

“Mutualidad y Cantina tienen una vida lánguida que acabará por extinguirse. Insto a todos a contribuir dejando a un lado el egoísmo y predicando con el ejemplo”.

La institución seguiría funcionando, a la par que poderes públicos e instituciones sociales y económicas, trataban de promocionar su desarrollo con la puesta en marcha de algunas iniciativas específicas.

La Caja Extremeña de Previsión social convocó premios a las Mutualidades Escolares y a los niños mutualistas en enero de 1.926: 4 premios de 35 pts y 6 de 20 para las Mutualidades más activas. 4 premios de 25 pts y 10 de 10 pesetas para los niños mutualistas con mejores virtudes morales. Para ello cada escuela debía proponer a tres niños.

En marzo de 1.928 se convocó en Mérida un certamen regional de Mutualidades escolares y Previsión Infantil que resultó ser un éxito. En las jornadas formativas previas para maestros, se trataron interesantes temáticas: enseñanza de la previsión en las Normales, himno de las mutualidades escolares extremeñas, cotos escolares de previsión…

El acto central se celebró el día 3 de junio en el Teatro Romano, con asistencia de las autoridades y más de seis mil maestras y maestros, entre ellos las de la escuela serradillana, Filomena Serrano y María Sánchez Gómez.

 

2.- Cantina y ropero.

Sin dejar transcurrir mucho tiempo, se produjo el nombramiento del serradillano Marcelo Rivas Mateos como Director General de Enseñanza Primaria. Con este motivo, el magisterio provincial organizó en Plasencia un banquete en su honor el día 21 de diciembre de 1.917. Se le invitó a visitar Serradilla para inaugurar la cantina y el ropero, recientemente constituidos, invitación que aceptó, ofreciendo una merienda a 50 niños y niñas pobres, con 100 pesetas pagadas por el Gobierno, para el día de Navidad de 1.917.

Foto 1. Anselma Alonso Ropero apartando la comida de la Cantina Escolar. Día1 de marzo de 1.920. Tomada de Eduardo Gómez

Foto 2. Niños comiendo bajo la mirada de D. Isabelo Sánchez, director de la escuela, el mismo día.

 

 

 

 

 

 

 

 

No podía hacer menos. Él mismo se había comprometido con su puesta en marcha:

“Aquí he tenido al Alcalde y al Secretario de nuestro pueblo y espero que podré hacer una buena obra que deje gratísimo recuerdo en Serradilla. Hay que crear Cantinas Escolares para alimentar y educar a los niños pobres; hay que formar Roperos Escolares con que vestir y calzar a los desgraciados…, hay que hacer lo que se pueda.”[14].

La cantina era una institución benéfica que se encargaba de ofrecer comidas a los niños pobres. funcionaba entre los meses de enero y abril.

Qué duda cabe que el ambiente para su constitución era propicio y la dinámica de apoyos pronto se consolidaría. En febrero de 1.918, se hicieron efectivas importantes subvenciones, que habían sido concedidas por el gobierno. Para allegar fondos, el patronato organizaba actividades a las que se podía acceder a cambio de una módica cantidad en beneficio de la institución: veladas teatrales o recitales como el celebrado en junio de 1.922, cuando escribiría José María Vecino:

Vistiendo al niño pobre,

sois los magos que vertéis una esperanza,

en los tiernos corazones que ya sufren

y ya gimen y ya lloran las desgracias…

 

Incluso llegaron a organizarse becerradas benéficas con idéntico fin, que resultaron ser un éxito, como la que tuvo lugar en septiembre de 1.920.

                                                                             

Foto 3. Entrega de ropa a veinte niños pobres de la escuela. Domingo de Ramos de 1.919. En pie, de izquierda a derecha, el maestro, Isabelo Sánchez, el alcalde, Arsenio Mateos, el cura, Cipriano Pajares y la maestra, Rosario Marchante. Tomada de Eduardo Gómez

 

En 1.931, al visitar los redactores de El Cronista las Escuelas Graduadas,

“Los señores maestros encargados respectivamente de la Secretaría de la Cantina y Ropero escolares y de la Mutualidad Escolar, nos facilitaron muy interesantes datos sobre el funcionamiento y la vida de estas instituciones, que tanto contribuyen a que la importante labor escolar rinda los más excelentes resultados”.

La salud de estas instituciones estaba fuerte y dando los apetecidos frutos.

Tras solicitar la edificación de nuevas escuelas, se aseveraba en el quincenal,

“cuando hayamos conseguido todo esto, que nos ofrece, en verdad, dificultades insuperables, es cuando llegará la verdadera regeneración de Serradilla, en todos los órdenes. Entonces es cuando será posible implantar entre nosotros multitud de instituciones y servicios escolares y circumescolares necesarios, para que la obra educativa alcance el grado necesario de eficacia: escuelas maternales, cantina, ropero, mutualidad, biblioteca, museo, labores y trabajos manuales, campo de demostración agrícola, gabinete de antropometría y psicología, inspección médico-escolar, etc”.

 

El interés por la educación y sus implicaciones sociales se había extendido a todas aquellas iniciativas y servicios relacionados con los pequeños más desprotegidos.

 

3.- Asociación de Alumnas y antiguas alumnas. Bibliotecas Escolares.

También con premura se percibiría la necesidad de promover el asociacionismo y de impulsar la fundación de enriquecedoras y compensadoras bibliotecas.

A mediados de 1917, las páginas de EL CRONISTA se hacían eco de ello:

“Biblioteca, archivo, museo. Ninguna de estas tres cosas poseemos y las tres son de absoluta necesidad para conseguir el progreso de nuestra cultura, el conocimiento y valía de nuestros derechos para aumentar y conservar nuestros intereses, y la fehaciente comprobación de nuestra importancia histórica y artística, para que ocupemos el puesto, aunque modesto nunca despreciable, que nos corresponde en el concierto de los pueblos civilizados.

La biblioteca podría comenzar con sencilla instalación; sin pretensiones ni lujo, con el constante afán de adquirir el máximum posible de buenos y apropiados libros.

El archivo. Se necesita un verdadero archivo, donde se custodien los documentos importantes relativos a la Historia e intereses del municipio.

El museo. Los pueblos necesitan conservar, purificar, robustecer y enaltecer su espíritu colectivo, su alma popular, que cuanto más vigorosa, mayor capacidad tendrá para defender los intereses morales, políticos y materiales de la colectividad, que alícuotamente serán al fin de los individuos.

Prestan instrucción las bibliotecas, se conservan y estudian nuestros derechos en los archivos, y son los museos las gloriosas páginas de nuestra historia, escritas con las obras de nuestros antecesores, que afanosos debemos recoger, cuidadosos conservar y satisfechos ensalzar”[15].

Los resultados no tardarían en producirse. En mayo de 1.922, tras múltiples gestiones, se logró que el estado concediese una biblioteca escolar para la escuela graduada de niños, aunque la realidad se impondría más lentamente, pues en 1.926 aún no la había remitido.

Las maestras, que hacía tiempo querían fundar una biblioteca para que las niñas siguieran relacionándose con la escuela, consiguieron su objetivo en junio de 1.927.

Además de las escolares, en marzo de 1.928 se fundó la biblioteca del Sindicato Agrícola y también funcionaba la popular del ayuntamiento, formada en febrero del mismo año, cuando el Ateneo cedió la suya al consistorio, con la condición de que sirviera de base para formar una biblioteca popular municipal y al incremento de cuyos fondos contribuyeron Raimundo Rodríguez, doblando los fondos existentes, y Agustín Sánchez. Estas instituciones vendrían a constituirse en centros culturales complementarios para la villa, a promover un ambiente de necesidad formativa en sus vecinos y a compensar las dificultades de acceso a los libros de la mayor parte de la población.

 

Por su parte, Filomena Serrano, directora de la escuela graduada femenina, defendía que era esencial la creación de un asociación de alumnas y antiguas alumnas, que estimulara y mantuviera por más tiempo en las niñas el amor a la instrucción, y contribuyera a hacer mujeres instruidas, útiles y cultas. Para ello proponía desarrollar secciones de economía doméstica, labores, floricultura, conferencias, teatro… Con la eficaz ayuda de Marcelo Rivas habían conseguido una biblioteca del Ministerio de Instrucción Pública, además de múltiples donativos bibliográficos de particulares. Hasta que el día 25 de septiembre de 1.930, se puso en marcha la biblioteca de la Asociación de Alumnas y Antiguas Alumnas, con el visto bueno de la Inspección de primera enseñanza.

Tras un año de andadura, unas 300 niñas y jóvenes de la localidad estaban asociadas y la biblioteca contaba con unos 1100 volúmenes, habiendo recibido aportaciones de fondos del habilitado provincial del Magisterio, Raimundo Rodríguez; del Jefe Provincial de Inspección, Juvenal de Vega y Relea; del editor Agustín Sánchez; de maestros, vecinos y asociadas[16].

Los fondos estaban divididos en tres secciones:

Para niñas en edad escolar, que había empezado a funcionar en octubre de 1.928. Su fondo era de unos 400 títulos. La asociación era voluntaria, a cambio de 5 céntimos mensuales. Estaban inscritas casi todas las alumnas de los cursos superiores.

Además de las alumnas, podían pertenecer las antiguas alumnas entre 14 y 18 años, con una cuota de 5 céntimos al mes. Su fondo constaba de unos 250 volúmenes. Las asociadas editaban quincenalmente una revista manuscrita, lo que lleva acarreado, además, el uso de la prensa en la escuela.

Antiguas alumnas, de 18 años en adelante, con una cuota mensual de 10 céntimos. Su fondo era de 350 volúmenes y estaban suscritas a una revista ilustrada.

 

La asociación de alumnas y antiguas alumnas promovida por Filomena Serrano, perseguía dos objetivos fundamentales:

Aproximar a las niñas a la escuela para ilustrar su inteligencia y modelar su corazón.

Aficionarlas al estudio y al gusto por la lectura, base de toda instrucción.

Para conseguirlo, como se ha apuntado, se pondría en marcha una biblioteca, se programaría la celebración de conferencias, fiestas escolares o exposiciones, o se organizarían actividades en torno al día del libro, se planificarían viajes, excursiones científico-recreativas…

Así se verificó el día 12 de octubre de 1930, con motivo de la Fiesta de la Raza, celebrándose un importantísimo acto cultural en la escuela Graduada de niñas:

“Convocadas las asociadas de las tres secciones que constituyen la hermosa y ya verdaderamente grande biblioteca, concurrieron éstas con verdadero entusiasmo, mezclándose en cariñosa camaradería las actuales y antiguas alumnas, todas deseosas de demostrar su adhesión a sus ilustres profesoras, a la que el deseo de seguir concurriendo al sagrado templo de minerva donde tanto bien obtienen para la educación de su espíritu y ampliación de sus conocimientos. Se sostuvieron importantes conversaciones, referentes al creciente desarrollo de la biblioteca que además de recibir constantemente regalos de volúmenes que este año han pasado de 200, también cuenta con donativos en metálico. Grata es nuestra complacencia por el éxito creciente de esta cultural institución y muy sincera nuestra felicitación a sus elementos directivos que han sabido elevarla a las regiones del triunfo”[17].

Por su parte, el día 8 de abril de 1931,

“marcharon en peregrinación a Guadalupe, por dos días, el párroco D. Francisco Cabello, la directora de la graduada Dª Filomena Serrano y otras profesoras, la Junta y varias señoritas de la “Asociación de antiguas alumnas”[18].

 

También promoverían reuniones periódicas en la escuela para hablar de “religión, moral, historia, geografía, ciencias físico-naturales, puericultura, higiene, economía doméstica, sericultura”.

Invertirían anualmente en obras benéficas, patrióticas y culturales, allegando fondos de las cuotas de las asociadas, donaciones, aportaciones del ayuntamiento y organización de veladas literarias y musicales. Uno de los usos del dinero se destinaba a “encargar una misa en memoria de las asociadas fallecidas”.

 

Los estatutos fundacionales consideraban tres tipos de asociadas:

Alumnas, con una cuota de 5 céntimos al mes, que debían salir “del dinero de golosinas o bagatelas”[19].

Ex alumnas de 13 a 17 años, que pagarían 10 céntimos de entrada y 5 al mes.

Ex alumnas mayores de 17 años, abonando 25 céntimos de entrada y 10 al mes.

Además de asistir y participar en las reuniones, las asociadas podían hacer propuestas a la junta directiva y pertenecer a la misma, examinar los libros, asistir a reuniones y conferencias y pertenecer a la biblioteca. Las principales obligaciones consistían en pagar las cuotas, cumplir el reglamento y aceptar y desempeñar los cargos para los que fueran elegidas.

Uno de los cargos más representativos venía regulado en el Capítulo VI de los estatutos: la bibliotecaria. Sería elegida mediante votación y sus atribuciones irían desde llevar el registro de préstamo de libros o tener voz y voto en la Junta Directiva, hasta ir a la escuela cada sábado último de mes para comprobar el estado de los libros y oír las reclamaciones de las lectoras.

 

El fondo bibliográfico se agruparía en tres bloques:

Cuentos e historietas.

Viajes, descubrimientos científicos, historia, religión y biografías.

La misma temática que el bloque 2, pero con contenidos más ampliados, libros científicos, novelas nacionales y extranjeras, además de libros de autores clásicos.

Todas las obras debían ser buenas moral y literariamente, rechazando las que no cumplieran con estos requisitos. Cada ejemplar estaría forrado en papel fuerte, llevaría el sello de la asociación e incluiría en las primeras páginas máximas relacionadas con la lectura, el valor de los libros y el buen trato que merecen.

Las lectoras estaban obligadas a ajustarse a la hora del préstamo para sacar una única obra y a entregar los libros prestados dentro del plazo establecido, en buen estado de conservación, pudiendo renovar el préstamo por una sola vez.

No podían prestar libros de la biblioteca a personas que no vivieran en su casa.

En caso de darse de baja sin justificación y pedir posteriormente el alta de nuevo, la asociada debía pagar todas las cuotas dejadas de pagar. Para las ausencias temporales de la localidad, los familiares podían sacar libros, eso sí, pagando la cuota.

La gestión directa del préstamo correría cada mes a cargo de tres asociadas.

 

También establecía un sistema sancionador de los incumplimientos:

La pérdida o desperfecto grave, suponía el abono del libro.

Las manchas hacían pagar entre un tercio y la mitad. Si estaban en el forro, se abonarían 10 céntimos

El deterioro intencionado conllevaba el abono del libro y suspensión de derechos por el tiempo que acordase la Junta Directiva.

Cada semana de retraso o fracción se sancionaría con el pago de 10 céntimos.

En caso de impago de cuotas durante tres meses consecutivos, se causaría baja.

Cuando se produjesen infracciones del reglamento, la Junta Directiva, graduando la gravedad del incumplimiento, impondría la sanción que estimase más oportuna.

 

Cada uno de los tres grupos de asociadas tendría una junta directiva, estando las dos primeras subordinadas a la del tercer grupo.

En caso de disolución, los fondos bibliográficos se donarían a una biblioteca popular de la localidad y, en su defecto, al Ayuntamiento de la villa, con la condición de crearla. En caso de que esto no se cumpliera, la Junta Directiva decidiría qué hacer con los libros, siempre que no se desmembrase el conjunto.

Según las crónicas de la época era…

“selecta y bien surtida la biblioteca escolar dirigida y administrada por la “Asociación de alumnas y antiguas alumnas”. Esta asociación realiza positivamente una labor cultural y social de gran importancia”.

Poco más tarde, también la escuela de niños contaría con su propia biblioteca. En 1.931, había

una importante cantidad de volúmenes destinados a la biblioteca escolar, que se halla en formación y que aún no funciona por falta de local apropiado” [20].

 

La llegada de la Guerra Civil afectaría a bibliotecas serradillanas, que fueron objetivo de depuraciones ideológicas a partir de lo recogido en la Orden de 4 de septiembre de 1.936:

“Por los Gobernadores Civiles, Alcaldes y Delegados Gubernativos se procederá, urgente y rigurosamente, a la incautación y destrucción de cuantas obras de matiz socialista o comunista se hallen en bibliotecas ambulantes y escuelas”.

Sólo se autorizaría el uso de libros cuyos contenidos respondieran a los principios de la religión y de la moral cristiana y los que exaltaran los principios del movimiento nacional.

 

4.- Otras iniciativas complementarias innovadoras e interesantes.

Cerrando el análisis y como una nueva muestra del interés que Serradilla manifestaba por la educación integral, moderna y racional de los niños, más allá incluso de la propia institución escolar, incluimos la puesta en marcha de algunas iniciativas tendentes a complementar la formación reglada.

Una de ellas, tal vez la de mayor recorrido, fue el establecimiento en la localidad de los Exploradores de España[21] en las primeras décadas del siglo.

Pretendía ser una institución noble, útil y patriótica, destinada a educar e instruir a los jóvenes adolescentes, para completar la educación del hogar y la instrucción de la escuela. Así trataba de contribuir a la acción de guiar por buen camino a los jóvenes,

“ en esa edad peligrosa que media entre la niñez y la mocedad. ¡Dichosos los pueblos donde con buena voluntad se implante! Estos recogerán el fruto teniendo ciudadanos educados e instruidos, base necesaria para la felicidad y prosperidad de la patria.

Esto se consigue fomentando e inculcando en los jóvenes Exploradores el amor a Dios y a la Patria, el respeto a las leyes y autoridades; desarrollando en ellos la iniciativa, el espíritu de observación, el sentimiento del deber y el noble valor para cumplirle, la caridad y el compañerismo, y el fortalecimiento de sus energías tanto físicas como morales.

En otro orden de ideas, el Explorador aprende multitud de cosas útiles y prácticas para la vida, que no se aprenden en la escuela, y menos después de abandonarla. Se le enseñan nociones prácticas de geometría, medicina, astronomía, agricultura y otras ciencias, siempre en forma amena y a ser posible al aire libre en instructivas e higiénicas excursiones. Y además se le inicia en la instrucción militar y deberes del soldado, habituándole a la disciplina y ejercicios militares, que hoy por más o menos tiempo todos han de practicar.

                                                                 

 Foto 4. Exploradores participantes en un campamento. Tomada de Wikipedia

 Confiamos en que no faltarán jóvenes que con sus nombres cubran las listas abiertas para fundar la asociación: pero esto no basta; para conseguirlo necesitamos algo más, necesitamos que todo serradillano que para ello sea útil, se decida a prestar su ayuda desinteresada y entusiasta; que cada cual enseñe aquello que mejor sepa. Y como afortunadamente no faltan en esta villa elementos para formar lúcidos cuadros de instructores, no dudamos que habiendo en todos buena voluntad, el mayor éxito coronará nuestro empeño”[22].

           

No sería, finalmente, hasta febrero de 1.920, cuando se concretara la creación en Serradilla de los Exploradores de España, a cuyo efecto el vecino Andrés Alonso llevaba una lista en la que figuraban los nombres de más de sesenta muchachos.

En el Cronista se apoyaba la iniciativa con estas palabras:

“Noble y digno es el propósito y cuenten los iniciadores con nuestro apoyo incondicional. Nada de vacilaciones y “siempre adelante”[23].

                                                  

Foto 5. Los exploradores. Wikipedia

Algunas otras iniciativas interesantes e innovadoras se pondrían en marcha en torno a los alumnos, ya desde 1.916, serían las fiestas de la paz, el libro, el árbol y la raza.

En diciembre de 1.919, 200 niños de la catequesis se fueron a hacer calvotes a Las Trochas.

A partir de 1.929 comenzó a celebrarse la fiesta de la Flor, promovida por la reina Victoria Eugenia para recaudar fondos destinados a la lucha contra la tuberculosis, creación de sanatorios y dispensarios. Para estimular su implantación en los pueblos, se premiaba a algunos niños que precisasen reponer su organismo con mejor clima, alimentos y ejercicios adecuados, por encontrarse en situación de riesgo de contraer la enfermedad.

                                                                Foto 6. Niña de primera comunión en torno a la década de 1930

 

En Serradilla se celebró por primera vez en septiembre de 1.929 y se recaudaron 478´78 pesetas. En torno a esta iniciativa se organizarían colonias escolares. Cada año, en relación a la cantidad recaudada en la fiesta de la flor, se elegía un número de niños para ir a la colonia escolar que se desarrollaba en Serrota (Gredos).

En verano de 1.930, tres fueron los niños serradillanos que pudieron disfrutar de la misma. En julio de 1931, fueron tres los niños de la villa entre 7 y 10 años, los que marcharon a la citada colonia escolar. Tras examinar a los pequeños candidatos, se consideró que los que más necesitaban reponerse, por estar en riesgo de contraer tuberculosis eran: Luis Naharro Recuero, Pedro García Villar y Emiliano Sánchez Martín.

                                                          

 

Foto 7. Niños de Serradilla en una salida, en torno a la segunda década. Tomada de Eduardo Gómez

La sensibilidad de los poetas locales también tomó a los alumnos como inspiración. Tal es el caso de José María Vecino, quien en 1.928 escribió:

¡Si supieras, oh niño que juegas,

que bello es el libro que tengo en las manos!

Tiene, en mil colores,

figuras soberbias de fieras y pájaros;

le adornan las flores que tú no conoces;

¡tiene más encantos!…

¡Si supieras, oh niño que juegas!…

mas no me hagas caso,

que yo… ¡ya soy hombre muy serio!

tú… sigue jugando.

 Epílogo.

La educación y sus elementos constituyentes han evolucionado sustancialmente desde que, a principios del siglo XX, el Estado asumiera la creación de un ministerio propio para abordar su desarrollo.

Las novedosas corrientes psicológicas y pedagógicas que comenzaron a desarrollarse, impulsaron nuevos modelos y planteamientos en la escuela: racionalidad y análisis crítico, paidocentrismo, consideración del entorno, conveniencia de la experimentación, superación del marco escolar como único elemento educativo, o necesidad de dar respuesta a las necesidades socioeconómicas y culturales de alumnos y familias.

De forma precoz la escuela de Serradilla, la femenina primero, asumirían estos nuevos planteamientos con fuerza, impulsando la puesta en marcha de iniciativas culturales, educativas y sociales, que supusieran un claro y definitivo avance hacia la formación integral de las niñas y los niños de Serradilla.

Mutualidad Escolar, Cantina y Ropero, Bibliotecas Escolares, Asociacionismo del Alumnado, además de otras acciones complementarias, arrancarían junto a este nueva forma de entender la educación primaria.

Visto y analizado con la perspectiva que da el tiempo y teniendo en cuenta el actual modelo, ¿hemos avanzado tanto?

                                                             

Foto 8. Materiales de antiguas escuelas. Museo de Serradilla

 

Referencias.

 

A.M.S. Expedientes de educación. Legajo 58. Memorias.

AHPC. Gobierno Civil. Asociaciones. Estatutos de la Sociedad de Cultura Femenina “Asociación de alumnas y antiguas alumnas” de la Escuela Nacional de Niñas de Serradilla.

AYALA VICENTE, F. “La educación en la provincia de Cáceres durante la II República”. Badajoz. Muñoz Moya Editores. 2.004.

CIEZA GARCÍA, J.A. “Mentalidad y educación en España durante el primer tercio del siglo XX”. En HISTORIA DE LA EDUCACIÓN, REVISTA INTERUNIVERSITARIA, nº 5. 1.986. Ed. Universidad de Salamanca. Pp. 299-316.

EL CRONISTA. Serradilla. 20 de Noviembre de 1917.

EL CRONISTA. Serradilla. 20 de febrero de 1.920.

EL CRONISTA. Serradilla. nº 356 de 20/10/1930.

EL CRONISTA. Serradilla. nº 368 de 20/4/1.931.

EL CRONISTA. Serradilla. nº 382 de 20 de noviembre de 1.931.

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ESTEBAN, L. “Introito a la historia de la escuela”. En Historia de la Educación, revista interuniversitaria. Nº 16. 1.997. Ed. Universidad de Salamanca.

GONZÁLEZ SERRANO, U. “La asociación como ley general de educación”. Pág. 8. Citado por JIMÉNEZ GARCÍA, A en “El Krausopositivismo”. Diputación Provincial. Badajoz, 1.996.

PALMERO DE LA CÁMARA, M.C. “La formación del magisterio en la Rioja republicana”, en HISTORIA DE LA EDUCACIÓN. REVISTA INTERUNIVERSITARIA. Nº 8. 1.989. Ed. Univ. Salamanca. Pp. 275-291.

REAL ANTÓN, J.M. EL MIGAJÓN. LA REVISTA DE SERRADILLA nº 150. Junio de 2.003. Carta de 21/11/1.917, de Marcelo Rivas, a Agustín Sánchez.

RODRIGO, T. “La Función del Maestro”, en EL CRONISTA de Serradilla. Octubre de 1.926

SÁNCHEZ RODRIGO, A “Biblioteca, Archivo y Museo municipales”. En EL CRONISTA. Serradilla. 5 de junio de 1.917.

SÁNCHEZ RODRIGO, A. En EL CRONISTA de Serradilla. Abril de 1925.

SÁNCHEZ RODRIGO, A. en El Cronista nº 382 de 20/11/31. Serradilla.

SÁNCHEZ RODRIGO, A. en EL CRONISTA. Serradilla, 20 de febrero de 1.916.

SÁNCHEZ, J. “El Educador”. En EL CRONISTA de Serradilla. Agosto de 1.928.

Wikipedia. Voz Exploradores de España.

 

Notas

[1] CIEZA GARCÍA, J.A. “Mentalidad y educación en España durante el primer tercio del siglo XX”. En HISTORIA DE LA EDUCACIÓN, REVISTA INTERUNIVERSITARIA, nº 5. 1.986. Ed. Universidad de Salamanca. Pp. 299-316.

[2] ESTEBAN, L. “Introito a la historia de la escuela”. En HISTORIA DE LA EDUCACIÓN. REVISTA INTERUNIVERSITARIA. Nº 16. 1.997. Ed. Universidad de Salamanca ESTEBAN, L.

[3] PALMERO DE LA CÁMARA, M.C. “La formación del magisterio en la Rioja republicana”, en HISTORIA DE LA EDUCACIÓN. REVISTA INTERUNIVERSITARIA. Nº 8. 1.989. Ed. Univ. Salamanca. Pp. 275-291.

[4] PÉREZ BLÁZQUEZ, J.M. Op. Cit.

[5] SÁNCHEZ RODRIGO, A. En EL CRONISTA de Serradilla. Abril de 1925.

[6] AYALA VICENTE, F. “La educación en la provincia de Cáceres durante la II República”. Badajoz. Muñoz Moya Editores. 2.004.

[7] Noticias. En EL CRONISTA nº 386 de 20/1/32.

[8] GONZÁLEZ SERRANO, U. “La asociación como ley general de educación”. Pág. 8. Citado por JIMÉNEZ GARCÍA, A en “El Krausopositivismo”. Diputación Provincial. Badajoz, 1.996.

[9] RODRIGO, T. “La Función del Maestro”, en EL CRONISTA de Serradilla. Octubre de 1.926.

[10] SÁNCHEZ, J. “El Educador”. En EL CRONISTA de Serradilla. Agosto de 1.928.

[11] A.M.S. Expedientes de educación. Legajo 58. Memorias.

[12] Sus estatutos han sido consultados en el AHPC. Sección Gobierno Civil. Asociaciones. Serradilla.

[13] EL CRONISTA. Serradilla. 20 de Noviembre de 1917.

[14] Carta de fecha 21/11/1.917, que Marcelo Rivas, Director General de Primera Enseñanza, envió a Agustín Sánchez y que fue publicada en EL MIGAJÓN. LA REVISTA DE SERRADILLA nº 150 de junio de 2.003, aportada por José María Real Antón.

[15] Sánchez Rodrigo, Agustín. “Biblioteca, Archivo y Museo municipales”. En EL CRONISTA. Serradilla. 5 de junio de 1.917.

[16] EL CRONISTA. Serradilla. nº 382 de 20 de noviembre de 1.931.

[17] EL CRONISTA. Serradilla. nº 356 de 20/10/1930.

[18] EL CRONISTA. Serradilla. nº 368 de 20/4/1.931.

[19] Estatutos de la Sociedad de Cultura Femenina “Asociación de alumnas y antiguas alumnas” de la Escuela Nacional de Niñas de Serradilla. AHPC. Gobierno Civil. Asociaciones.

[20] SÁNCHEZ RODRIGO, A. en El Cronista nº 382 de 20/11/31. Serradilla.

[21] Los Exploradores de España fue una asociación infantil y juvenil fundada por el capitán de caballería Teodoro Iradier y Herrero en 1912 e inspirada en los boy scouts, cuyo objetivo era la educación física, moral, cívica y patriótica. En sus primeros años tuvo un rápido crecimiento y expansión. ​ En junio de 1912 recibió el apoyo personal del rey Alfonso XIII y de los gobiernos de la época, a pesar de lo cual su camino no fue fácil, al contar con la oposición de la Iglesia católica y algunos sectores de la cultura que veían con recelo su evolución muy militarizada y supeditada al servicio del poder. ​Tras un periodo de decadencia entre 1914 y 1919, recibió apoyo del Directorio militar de Primo de Rivera durante los años 1920, experimentando un cambio de rumbo educacional y un fuerte aumento de participantes, en lo que se podría considerar la edad de oro de la institución.

Los exploradores aportaría una renovada visión sobre cómo ejercer la pedagogía: la formación del carácter y la instrucción en valores religiosos y de ciudadanía. Wikipedia.

[22] SÁNCHEZ RODRIGO, A. en EL CRONISTA. Serradilla, 20 de febrero de 1.916.

[23] EL CRONISTA. Serradilla. 20 de febrero de 1.920.

Oct 242019
 

Jesús Barbero Mateos

Maestro

 (Provisional)

Introito.

Si durante el siglo XVIII se habían producido en Serradilla los primeros intentos para establecer una institución educativa, con relativo éxito, el XIX supuso la verdadera consolidación de las escuelas de la villa. No sin el padecimiento de importantes altibajos en el proceso, la institución escolar se asentó de forma sólida.

Hasta el momento, prácticamente el único objetivo de las sucesivas iniciativas, había sido el cumplimiento de la ley, desplazando a un segundo plano los intereses y necesidades de los niños y, en general, de la sociedad en su conjunto. Restaba promover su óptimo desarrollo para que llegara a convertirse en verdadero motor de transformación social, bienestar individual de los niños y niñas y desarrollo y la modernización de la localidad.

Con el transcurrir de los primeros años de la vigésima centuria, los niños comenzaría a ser considerados sujetos del derecho a la educación y situados en el primer plano de las prioridades, al tiempo que la sociedad local asumía su papel como garante de un ejercicio eficaz del mismo.

 

Análisis de situación en España.

Pero unos altos índices de mortalidad infantil, el endémico analfabetismo, la falta de cultura y expectativas respecto de la educación en los padres, casi nula escolarización de los hijos, depauperada situación económica, incumplimiento institucional de la normativa jurídica o falta de celo para su cumplimiento, una estructura social cerrada y tradiciones culturales encorsetadas, funcionaban como un todo interrelacionado de factores explicativos de la dinámica de la época.

Las ideas de extensión educativa y de educación popular que habían sido defendidas por la revolución de 1.868, fueron abandonadas durante la Restauración por el estado liberal, a favor de una selección clasista, concentrada en una educación media y alta selectiva y en una limitada instrucción primaria. Ello supuso que España entrara en el siglo XX con una de las tasas de analfabetismo más altas de Europa. Las cifras más elevadas se correspondían con las zonas rurales. Las capas sociales más bajas fueron permeabilizándose más lentamente en relación con el valor de la educación como instrumento propedéutico para que los niños se enfrentasen con éxito a la nueva sociedad.

La escuela contribuiría a aportar una nueva imagen de la infancia, que con mucha dificultad llegaba a las clases populares, debido a la inadecuada política educativa en la enseñanza primaria. Muchas de las reformas del primer tercio del siglo XX encontraron problemas de aplicación, debido al enfrentamiento entre el Estado, que quería mejorar la enseñanza pública, y la Iglesia que formaba a los vástagos aristócratas y burgueses.

A todo esto se unía la paupérrima situación económica de las familias, que no permitía costear una enseñanza elemental privada.

Además a los padres no les interesaba que sus hijos estudiaran, pues les resultaba más beneficioso que trabajaran lo antes posible para obtener un jornal, aunque fuera bajo, que ayudara a la economía familiar.

Esta situación favorecía ampliamente el analfabetismo.

No sería hasta 1.909, cuando el Decreto de 25 de junio estableciera la obligatoriedad de asistencia a la escuela durante todo el curso, hasta los diez años. Sin embargo, a partir de esta edad, se permitía a los niños dejar de asistir para ayudar a sus padres.

De nada había servido que la Ley Moyano reglamentara una enseñanza obligatoria y gratuita para todos los niños de 6 a 12 años, cuando el problema de la escuela se identificaba con el problema social: no se puede exigir a quien tiene hambre que se instruya. De esta forma la utilidad de la educación era minimizada a favor de necesidades más inmediatas. Si a ello unimos el estado lamentable de maestros y escuelas, la estimulación para acudir tampoco era tan atrayente como para pensar que allí no se estaba perdiendo el tiempo[1]. Todo ello pone de manifiesto la insuficiencia y deficiencia que arrastraba la escuela decimonónica.

Esta empezaría a solucionarse en el siglo XX, cuando el estado crea al Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes en 1.900, asumió el pago de los maestros en 1.901 y creó la Dirección General de Enseñanza Primaria en 1.911. Gran parte de la responsabilidad en este salto cualitativo, la tuvo el interés de los regeneracionistas por la educación. Aún así, a principios de siglo la educación proseguía la tónica decadente de finales de la centuria anterior. En las décadas de los años 20 y 30 se pretendió llevar a la práctica lo que había escrito Jovellanos en plena Ilustración: “No hay redención económica posible, sin una anterior redención intelectual”.

A partir de la dictadura de Primo de Rivera, política y pedagogía parecen ponerse de acuerdo, en el inicio de la dignificación del maestro y de la escuela, aunque fuese en aras de la subordinación ideológica, como ocurrió durante la República y la dictadura[2]. Como consecuencia se inició una gran campaña de alfabetización cuyos ecos llegaron a todos los rincones de España.

Por lo tanto, dos hechos se pueden destacar hasta la proclamación de la II República: un revulsivo en cuanto a concepción y metodología y la reforma de la Dictadura de 9 de julio de 1926. Mediante un Decreto-Ley el gobierno había habilitado un crédito de 100 millones de pesetas para la construcción de escuelas.

El panorama se vislumbraba diferente en 1931, más aún para la educación. Con la proclamación de la Segunda República, se hizo una apuesta clara por la escuela pública y laica. Proclamaba el cambio el hecho de que un gobierno y forma de Estado se hubiese dado a sí misma el nombre de República de los maestros, lo cual ponía de manifiesto la intencionalidad pedagógica de los nuevos tiempos, a pesar que en 1.932, según la “Revista de Escuelas Normales”, la República había recibido de la Monarquía, en relación con la educación, inmoralidad, despilfarro e incultura. Heredó un alto grado de analfabetismo e insuficiencia de escuelas[3].

Los artículos 48 al 50 de la nueva Constitución aportaron claras novedades[4]: la cultura sería servicio del Estado a prestar por instituciones educativas, mediante el sistema de escuela unificada; la enseñanza primaria sería gratuita y obligatoria; reconocía la libertad de cátedra; protegía a los más necesitados para su acceso a todos los grados de la enseñanza; reconocía a las iglesias, bajo inspección estatal, el derecho a enseñar sus doctrinas; habría competencia exclusiva del Estado en la expedición de títulos; ordenaba por ley la edad escolar para cada grado, la duración de los periodos de escolaridad, el contenido de los planes pedagógicos, las condiciones para la enseñanza en los centros privados; aceptaba la enseñanza de las lenguas autonómicas, con obligatoriedad de desarrollar las clases en castellano…

A los catorce días del primer gobierno, Marcelino Domingo promulgó un decreto para renovar todo el plan de la Dictadura y restablecer el de 1903. Otras tres reformas se produjeron hasta 1935. Todo este proceso político y social ocasionaría notables sobresaltos en la educación española. El trienio de la Guerra Civil supondría el aniquilamiento de todo lo que se había levantado durante la etapa anterior.

Situación básica en Extremadura.

Por lo que atañe a Extremadura, cabe decir que funcionaban en 1923, 1.042 escuelas, en Badajoz, 549 unitarias y 5 graduadas; y en Cáceres, 477 unitarias y 11 graduadas. Estas unidades atendían a una población total de 644.625 y 410.032 habitantes en cada una de las dos provincias, con una población entre 6 y 12 años de 83.367 y 56.387 respectivamente según el censo de 1920. Por su parte la población no escolarizada hacia 1923 en Badajoz era del 54% y en Cáceres del 44%.

Seis años más tarde, en el curso académico 1928/29 existía una diferencia palpable: Badajoz 669 escuelas y Cáceres 540 escuelas. Este aumento se correspondió con la tónica nacional en el mencionado periodo. En todo caso, los que estudiaban en estas aulas de la escuela pública, considerada la escuela para pobres, eran los menos pobres.

De todas formas, desde Serradilla se advertía:

En nuestro país necesitamos pan y escuela. Formemos ciudadanos fuertes de cuerpo y alma, que lo demás se nos dará por añadidura. La misión de la escuela es única e insustituible. Debe atenderse debidamente la preparación de los maestros y su adecuada remuneración, los locales y el apoyo social”[5].

Rozando la tercera década del Siglo XX, comienza una etapa de progreso para la escolarización. Con el aumento del número de escuelas, crece la asistencia. En Cáceres la matrícula de los escolares avanza de 31.028 en 1916 a 51.032 en 1929, mientras que en Badajoz en 1925 había matriculados 45.208 alumnos y en 1929, 64.411.

Con todo esto, tenemos dos hecho significativos: Extremadura presenta uno de los índices de analfabetismo mayores del país. Badajoz, con el 68,32% está en el lugar decimocuarto y Cáceres con un 66´10% ocupa el decimoctavo puesto (la media española era del 63% en 1.900). Por otro lado y a pesar de que los años veinte fueron una época de cambio rápido con una mejora evidente, había pocas aulas y pocos profesores y, consecuentemente, Extremadura estaba afectada por una de las menores tasas de escolarización de España.

El advenimiento de la II República hizo que en Extremadura se aspirara a lograr la socialización y extensión de la cultura, tratando de hacerla llegar a los sectores sociales que, secularmente, habían sido relegados del sistema escolar. Durante este periodo, la provincia de Cáceres experimentó un considerable avance educativo, tanto desde la perspectiva de las construcciones escolares, como de la implicación de los maestros[6].

Pero también los sobresaltos del periodo llegarían a las aulas serradillanas. Entre los días 18 y 19 de enero de 1932 se produjo una manifestación pública en contra de las medidas adoptadas por la superioridad en materia religiosa:

“Cumpliendo órdenes de la superioridad, el pasado 18 procedieron los profesores de estas graduadas a retirar de sus clases la imagen del Crucificado. Enseguida corrió por el pueblo tal noticia, que fue desfavorablemente comentada, y en el mismo día partidas de jóvenes recorrieron las calles invitando al vecindario a hacer una manifestación de protesta, que se llevó a efecto en la mañana de ayer. A las 10 comenzaron a reunirse en la plaza gran número de personas que rápidamente fue engrosando, hasta dirigirse en manifestación a la graduada de niñas donde las profesoras trataron, inútilmente, de prohibir la entrada, consiguiendo el pueblo penetrar en las clases, que en señal de protesta estaban casi vacías, y colocar nuevamente el crucifijo en su lugar. Desde allí se dirigieron a la graduada de niños donde procedieron de igual forma, a pesar de las negativas de sus profesores. La manifestación, entonando cantos religiosos, se trasladó al santuario del Santísimo Cristo de la Victoria, que rápidamente se vio lleno de público, donde el párroco de la localidad, D. Francisco Cabello, hizo uso de la palabra, congratulándose de la espontánea y pública manifestación de fe que había dado el pueblo de Serradilla”[7].

La creencia religiosa en Serradilla, por sus vinculaciones con el Cristo de la Victoria, seguía siendo muy fuerte. Tras la guerra civil, el franquismo abortaría, más si cabe en esta tierra, las posibilidades de avance en el campo de la educación, hasta límites escandalosos, durante casi cuatro décadas.

 

Los ecos del Krausismo en Serradilla. Lastres y propuestas de solución

Ya desde el inicio de la centuria, los planteamientos educativos propugnados por el movimiento krausista, aunque con notable retraso, llegarían con fuerza a Serradilla.

Tal como planteaba Urbano González Serrano, los planteamientos pedagógicos debían tener un lugar esencial en la planificación y desarrollo de la educación. La educación para la formación y progresión personal debía entenderse como la permanente actualización del ciclo vital, pretendiendo lograr la elevación moral e intelectual de los españoles, e intentando la modernización del país, a través de una pedagogía asentada sobre bases científicas y racionales.

Desde esta perspectiva, asentaba su concepción pedagógica sobre tres principios básicos:

Análisis crítico del modelo de enseñanza.

La enseñanza tradicional arrastraba una grave disfunción estructural, el intelectualismo abstracto que promovía un saber totalmente desconectado de una realidad suplantada por las apariencias. El absoluto divorcio de la instrucción y la educación, engendraba como fruto un desarrollo atrofiado de la inteligencia, centrado en la promoción de su función más mecánica, la de la memoria. Se trataba de un tipo de enseñanza que fomentaba la pasividad del alumno.

Frente a este pernicioso modelo, Giner de los Ríos y González Serrano, proponían tomar como eje central del proceso educativo la espontaneidad del alumno, que superase la lejanía entre el pensamiento y la vida; la teoría y la práctica; las ideas y la conducta. Así lo concretaba González Serrano:

“La pedagogía moderna persigue el ideal de asociar la escuela al taller, como el medio más adecuado para que toda enseñanza sea teórico-práctica. Ensayos que se encaminan a tan nobilísimo empeño, son los “Jardines de la Infancia” ideados por Fröebel, las “excursiones escolares”, las enseñanzas prácticas, las escuelas de artes y oficios, los gabinetes de material científico, las investigaciones experimentales y otros tantos medios para la indagación y la enseñanza de la verdad en vivo, donde el fruto se recoge maduro y en sazón, pero observado y estudiado en la semilla y en todo el largo trayecto de su fecunda elaboración”[8].

El maestro ejercería su misión instructiva y educadora sobre los elementos variables de la personalidad, sin violentar la capacidad del alumno para ejercer su libertad.

Educación asentada sobre bases científicas.

La enseñanza tradicional no estaba logrando alcanzar el propósito que perseguía: perpetuar su ideología. Más bien se cumplía con frecuencia, que los anhelos y tendencias de la juventud se encaminaban en la dirección contraria a los intereses e ideas de los maestros:

«¿Por qué maestros conservadores educan a discípulos demócratas?, ¿qué razón existe para que los profesores liberales devuelvan a la sociedad, como fruto de sus enseñanzas, generaciones conservadoras?»

González Serrano concluye con rotundidad que el proselitismo produce, por rechazo, el efecto contrario al que pretende. Por ello, la educación debía plantearse como una ciencia, cuyas raíces han de hundirse, necesariamente, en los conceptos de sensación y percepción desarrollados por la psicología experimental, siendo la ley primordial guíe todo modelo educativo, el funcionalismo psíquico, condicionado tanto por la naturaleza, como por el medio en el que vive y se desarrolla el educando.

Desarrollo de una pedagogía nacional.

La personalidad colectiva española tiene un carácter propio y unas cualidades específicas y determinadas, que se reflejan en el modo de ser y comportarse de todos sus individuos.

Como la educación, en sentido integral, trata de la formación, el maestro ha de tener esto siempre muy presente, para que su tarea no esté en disonancia con el medio en el que se mueven los educandos, sin olvidar que la formación debe tener una carácter cosmopolita, para que, dado el caso, se pueda dar una fácil adaptación a cualquier circunstancia y ambiente.

En su propuesta estimaba que la pedagogía nacional no debía repetir, de la forma rutinaria, mecánica y nominalista en que lo venía haciendo la enseñanza tradicional. Bien al contrario, debía primarse la espontaneidad del ver frente a la receptividad del mirar, evitando tomar referencia acrítica ni copia servil o imitación de doctrinas foráneas, sin considerar las circunstancias y condiciones del propio entorno.

Frente a una enseñanza tradicional adocenada, el krausismo pretendía un modelo progresista de educación, considerando al niño como un adulto en ciernes y dejando libre a su inteligencia para alcanzar por sí misma el conocimiento y la verdad:

“El maestro, lo mismo que el labrador rotura y prepara su tierra, debe disipar las tinieblas de la inteligencia del alumno, emanciparla de preocupaciones, mostrarle el camino y procedimiento para hallar la verdad y habituarle a que entienda que quien la enseña y la impone, por su carácter impersonal, es la realidad misma” [9].

Afloraba la valoración de la labor de la educación y su efecto en los alumnos, así como la trascendencia de la tarea de los maestros, que superaban la concepción de meros cuidadores de niños, para ser concebidos como modeladores del alma, forjadores de voluntades y cultivadores de la inteligencia. Atentos:

“El maestro es, en el cumplimiento de su deber, el funcionario que dota a la patria del ejército más fuerte y poderoso, disciplinando la inteligencia de los futuros ciudadanos, sembrando y cultivando las semillas de la regeneración social. Suprimid al maestro y la humanidad volverá al estado de barbarie. Merece, por consiguiente, atención especial del gobierno y de los pueblos.

Dadnos buenos y muchos maestros y transformaremos la sociedad, porque el problema social actual es de enseñanza, de maestros. De la buena enseñanza surge el progreso, la paz y la armonía de los pueblos.

Todos los materiales que posee una escuela serán insuficientes, si no hay un maestro que les de vida, dirija y ordene con entusiasmo. Hoy la misión del maestro, además de enseñar, es educar. Los pueblos que no tienen más medios solo tienen por guía al maestro, que debe atesorar tres condiciones esenciales: saber, saber enseñar, educar. Aquí estriba la importancia del maestro”[10].

 

En definitiva, transcurridos más de 175 años desde la fundación de la escuela y de la cátedra de gramática, el siglo XX supondría un considerable salto cualitativo, en lo que respecta a la oferta escolar en Serradilla. La escuela de niñas y luego la de niños, pasarían a graduarse, ampliándose sus secciones a medida que las necesidades de escolarización lo demandaban y posteriormente sería creada la escuela de párvulos. Los avances producidos en la oferta educativa, las infraestructuras y las condiciones de acceso a la escuela, se verían complementados con la paulatina evolución de los procesos educativos.

Un importante salto cualitativo situaba la consideración de la educación en Serradilla en el umbral del espectacular despegue que comenzaría a producirse recién entrado el nuevo siglo.

La educación pasaría a considerar su imbricación con el entorno uno de sus pilares fundamentales. Gracias a este planteamiento, se pondrían en marcha novedosas, cuasi revolucionarias iniciativas socioeducativas que, partiendo del análisis objetivo y ajustado de la realidad concreta, permitiera dar respuesta a las necesidades de los niños, más allá de los muros de la escuela: cantina, ropero, mutualidad, biblioteca…

Entremos en un análisis más detallado de estas iniciativas.

 

Elementos educativos auxiliares.

Los avances esbozados y las nuevas perspectivas respecto de la educación, generarían la necesidad de dotar a la escuela de unas instituciones complementarias de su labor, de unos elementos de compensación de las enormes carencias económicas, tal es el caso de la cantina, ropero y mutualidad escolar; de compensación de carencias sociales, como en el caso de las asociaciones de alumnos y antiguos alumnos, que contribuyeran a vincular por más largo tiempo a los alumnos a la escuela, la participación en las colonias escolares y la fundación de los exploradores; o de compensación de carencias culturales, promoviendo la vida cultural de la localidad o abriendo y dinamizando bibliotecas escolares. Serradilla lo asumiría e impulsaría desde el primer momento, como veremos seguidamente.

 

1.- Mutualidad Escolar.

La primera iniciativa que se planteó para dar respuesta a las necesidades de los niños serradillanos, fue la Mutualidad Escolar. El magisterio de la villa pronto se interesaría por su puesta en marcha, cuando en julio de 1.913, Rosario Marchante Lora, directora de la Escuela Graduada de niñas, afirmaba:

“Tiene innumerables ventajas y beneficios como poderoso remedio educativo de la voluntad y porque es útil y práctica, al habituar al individuo, desde los primeros años de su vida, a pensar en el mañana y a vencer las adversidades y calamidades de la vida. Es la preparación más adecuada para encauzar debidamente las corrientes societarias de la época actual».

 

Se proponía promover y fomentar la prosperidad de la Mutualidad Escolar y para ello no vacilaba la maestra en pedir la cooperación de todos, especialmente de las autoridades locales y personas influyentes e ilustradas, altruistas y desinteresadas, como forma de acrecentar los intereses morales y materiales de la villa:

“Hay que marchar al compás de los tiempos, sin petrificarse en la rutina del pasado. En la Escuela Nacional radica nuestro mejoramiento social y el progreso y regeneración de la Patria. Todos unidos debemos agitar fuertemente la opinión del vecindario, luchar contra la ignorancia y la apatía, hacer propaganda en toda ocasión, para convencer a los incrédulos, estimular a los reacios y alentar y animar al débil de voluntad. Así podremos, en plazo no muy lejano, ver realizado nuestro anhelo”[11].

 

Poco a poco iría calando la propuesta, hasta que el 29 de noviembre de 1.917, Isabelo Sánchez, Víctor Mena y Diego Carrasco, maestros de la graduada de niños, constituyeran en Serradilla, con domicilio en la propia escuela, la Mutualidad Escolar titulada “El Progreso Serradillano”[12].

Días antes de la fundación, Víctor Mena disertaba sobre el asunto:

“El domingo último pronunció una importantísima conferencia sobre el tema “La Mutualidad Escolar”, el ilustre profesor de esta Graduada, D. Víctor Mena. El joven estudiante de derecho D. Teodoro Rodrigo García pronunció breve y elocuente improvisación apoyando la tesis expuesta por el orador, siendo ambos muy aplaudidos y felicitados por el auditorio. Con facilidad de expresión, pleno dominio del asunto y sobre todo, decidida voluntad educativa, el conferenciante fue exponiendo detalladamente la esencia de la Mutualidad; las ventajas inmensas que seguramente proporciona; el modo de establecerlas y su funcionamiento y, finalmente, en párrafos convincentes, exhorta a los padres de los niños y al vecindario en general para que propaguen la beneficiosa y regeneradora práctica del ahorro”[13].

 

Los estatutos de la Mutualidad recogían sus fines y la dinámica de funcionamiento. En cuanto a los fines que perseguía eran, entre otros:

Seguro mutuo de enfermedad y fallecimiento.

Constitución de dotes infantiles y pensiones de retiro para la vejez, usando los servicios del Instituto Nacional de Previsión.

En el seguro de enfermedad, la mutualidad ayudaba con un subsidio de 50 céntimos diarios durante el primer mes de enfermedad y 75 céntimos los dos meses siguientes. Si duraba más de tres meses, la Junta Directiva resolvería lo adecuado.

Se excluía la enfermedad que durase menos de cuatro días, las ocasionadas por riñas o delitos y las crónicas padecidas al ingresar en la Mutualidad.

Si fallecía un socio se abonaría a la familia una cantidad en concepto de subsidio funerario.

Para tener derecho a subsidios había que tener una antigüedad mínima de seis meses y estar al corriente del pago de cuotas.

 

Se consideraban tres tipos de socios:

Mutualistas: con 50 céntimos de cuota de entrada y 10 semanales, teniendo derecho a todos los beneficios. Estarían comprendidos entre los 3 y los 10 años.

Protectores: los que contribuyesen con donativos y aportaciones, sin tener opción a derechos ni prestaciones.

Honorarios: los que la Junta Directiva estimase conveniente, en función de sus servicios a la Mutualidad.

 

El capital social se compondría de las cuotas de entrada, las semanales, las suscripciones de socios protectores u honorarios, los intereses de los fondos invertidos, donativos y subvenciones. De las cuotas semanales de los mutualistas, se destinarían 5 céntimos a la caja de socorros mutuos, para caso de enfermedad o fallecimiento. Con los otros cinco se formaría una dote infantil o pensión para la vejez, a través del Instituto Nacional de Previsión. Cuando hubiese fondos suficientes se harían imposiciones por cada mutualista en el mismo organismo. En caso de que no hubiese fondos para abonar los subsidios, los que se concediesen estarían subordinados a los fondos sociales.

La institución estaría guiada por una Junta Directiva, cuyos cargos se elegirían en asamblea y se renovarían cada año entre mayores de edad, teniendo cada cargo un adjunto infantil, con voz y sin voto, elegido por sus compañeros, “para que los niños entren de lleno en la vida social”.

La Junta Directiva sería la encargada de decidir sobre admisión e interpretación de estatutos y se reuniría, al menos, dos veces al año.

En el caso de que se disolviese la mutualidad, los fondos ingresarían proporcionalmente, en las libretas de seguros de cada mutualista.

El entusiasmo inicial, sin embargo, iría poco a poco apagándose, de tal forma que en febrero de 1.924, Vidal Lucas, maestro de la graduada, escribía:

“Mutualidad y Cantina tienen una vida lánguida que acabará por extinguirse. Insto a todos a contribuir dejando a un lado el egoísmo y predicando con el ejemplo”.

La institución seguiría funcionando, a la par que poderes públicos e instituciones sociales y económicas, trataban de promocionar su desarrollo con la puesta en marcha de algunas iniciativas específicas.

La Caja Extremeña de Previsión social convocó premios a las Mutualidades Escolares y a los niños mutualistas en enero de 1.926: 4 premios de 35 pts y 6 de 20 para las Mutualidades más activas. 4 premios de 25 pts y 10 de 10 pesetas para los niños mutualistas con mejores virtudes morales. Para ello cada escuela debía proponer a tres niños.

En marzo de 1.928 se convocó en Mérida un certamen regional de Mutualidades escolares y Previsión Infantil que resultó ser un éxito. En las jornadas formativas previas para maestros, se trataron interesantes temáticas: enseñanza de la previsión en las Normales, himno de las mutualidades escolares extremeñas, cotos escolares de previsión…

El acto central se celebró el día 3 de junio en el Teatro Romano, con asistencia de las autoridades y más de seis mil maestras y maestros, entre ellos las de la escuela serradillana, Filomena Serrano y María Sánchez Gómez.

 

2.- Cantina y ropero.

Sin dejar transcurrir mucho tiempo, se produjo el nombramiento del serradillano Marcelo Rivas Mateos como Director General de Enseñanza Primaria. Con este motivo, el magisterio provincial organizó en Plasencia un banquete en su honor el día 21 de diciembre de 1.917. Se le invitó a visitar Serradilla para inaugurar la cantina y el ropero, recientemente constituidos, invitación que aceptó, ofreciendo una merienda a 50 niños y niñas pobres, con 100 pesetas pagadas por el Gobierno, para el día de Navidad de 1.917.

 

 

 

 

 

 

 

 

Foto 1. Anselma Alonso Ropero apartando la comida de la Cantina Escolar. Día1 de marzo de 1.920. Tomada de Eduardo Gómez

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Foto 2. Niños comiendo bajo la mirada de D. Isabelo Sánchez, director de la escuela, el mismo día.

 

 

 

 

 

 

 

 

No podía hacer menos. Él mismo se había comprometido con su puesta en marcha:

“Aquí he tenido al Alcalde y al Secretario de nuestro pueblo y espero que podré hacer una buena obra que deje gratísimo recuerdo en Serradilla. Hay que crear Cantinas Escolares para alimentar y educar a los niños pobres; hay que formar Roperos Escolares con que vestir y calzar a los desgraciados…, hay que hacer lo que se pueda.”[14].

La cantina era una institución benéfica que se encargaba de ofrecer comidas a los niños pobres. funcionaba entre los meses de enero y abril.

Qué duda cabe que el ambiente para su constitución era propicio y la dinámica de apoyos pronto se consolidaría. En febrero de 1.918, se hicieron efectivas importantes subvenciones, que habían sido concedidas por el gobierno. Para allegar fondos, el patronato organizaba actividades a las que se podía acceder a cambio de una módica cantidad en beneficio de la institución: veladas teatrales o recitales como el celebrado en junio de 1.922, cuando escribiría José María Vecino:

Vistiendo al niño pobre,

sois los magos que vertéis una esperanza,

en los tiernos corazones que ya sufren

y ya gimen y ya lloran las desgracias…

 

Incluso llegaron a organizarse becerradas benéficas con idéntico fin, que resultaron ser un éxito, como la que tuvo lugar en septiembre de 1.920.

 

 

 

 

 

Foto 3. Entrega de ropa a veinte niños pobres de la escuela. Domingo de Ramos de 1.919. En pie, de izquierda a derecha, el maestro, Isabelo Sánchez, el alcalde, Arsenio Mateos, el cura, Cipriano Pajares y la maestra, Rosario Marchante. Tomada de Eduardo Gómez.

 

En 1.931, al visitar los redactores de El Cronista las Escuelas Graduadas,

“Los señores maestros encargados respectivamente de la Secretaría de la Cantina y Ropero escolares y de la Mutualidad Escolar, nos facilitaron muy interesantes datos sobre el funcionamiento y la vida de estas instituciones, que tanto contribuyen a que la importante labor escolar rinda los más excelentes resultados”.

La salud de estas instituciones estaba fuerte y dando los apetecidos frutos.

Tras solicitar la edificación de nuevas escuelas, se aseveraba en el quincenal,

“cuando hayamos conseguido todo esto, que nos ofrece, en verdad, dificultades insuperables, es cuando llegará la verdadera regeneración de Serradilla, en todos los órdenes. Entonces es cuando será posible implantar entre nosotros multitud de instituciones y servicios escolares y circumescolares necesarios, para que la obra educativa alcance el grado necesario de eficacia: escuelas maternales, cantina, ropero, mutualidad, biblioteca, museo, labores y trabajos manuales, campo de demostración agrícola, gabinete de antropometría y psicología, inspección médico-escolar, etc”.

 

El interés por la educación y sus implicaciones sociales se había extendido a todas aquellas iniciativas y servicios relacionados con los pequeños más desprotegidos.

 

3.- Asociación de Alumnas y antiguas alumnas. Bibliotecas Escolares.

También con premura se percibiría la necesidad de promover el asociacionismo y de impulsar la fundación de enriquecedoras y compensadoras bibliotecas.

A mediados de 1917, las páginas de EL CRONISTA se hacían eco de ello:

“Biblioteca, archivo, museo. Ninguna de estas tres cosas poseemos y las tres son de absoluta necesidad para conseguir el progreso de nuestra cultura, el conocimiento y valía de nuestros derechos para aumentar y conservar nuestros intereses, y la fehaciente comprobación de nuestra importancia histórica y artística, para que ocupemos el puesto, aunque modesto nunca despreciable, que nos corresponde en el concierto de los pueblos civilizados.

La biblioteca podría comenzar con sencilla instalación; sin pretensiones ni lujo, con el constante afán de adquirir el máximum posible de buenos y apropiados libros.

El archivo. Se necesita un verdadero archivo, donde se custodien los documentos importantes relativos a la Historia e intereses del municipio.

El museo. Los pueblos necesitan conservar, purificar, robustecer y enaltecer su espíritu colectivo, su alma popular, que cuanto más vigorosa, mayor capacidad tendrá para defender los intereses morales, políticos y materiales de la colectividad, que alícuotamente serán al fin de los individuos.

Prestan instrucción las bibliotecas, se conservan y estudian nuestros derechos en los archivos, y son los museos las gloriosas páginas de nuestra historia, escritas con las obras de nuestros antecesores, que afanosos debemos recoger, cuidadosos conservar y satisfechos ensalzar”[15].

Los resultados no tardarían en producirse. En mayo de 1.922, tras múltiples gestiones, se logró que el estado concediese una biblioteca escolar para la escuela graduada de niños, aunque la realidad se impondría más lentamente, pues en 1.926 aún no la había remitido.

Las maestras, que hacía tiempo querían fundar una biblioteca para que las niñas siguieran relacionándose con la escuela, consiguieron su objetivo en junio de 1.927.

Además de las escolares, en marzo de 1.928 se fundó la biblioteca del Sindicato Agrícola y también funcionaba la popular del ayuntamiento, formada en febrero del mismo año, cuando el Ateneo cedió la suya al consistorio, con la condición de que sirviera de base para formar una biblioteca popular municipal y al incremento de cuyos fondos contribuyeron Raimundo Rodríguez, doblando los fondos existentes, y Agustín Sánchez. Estas instituciones vendrían a constituirse en centros culturales complementarios para la villa, a promover un ambiente de necesidad formativa en sus vecinos y a compensar las dificultades de acceso a los libros de la mayor parte de la población.

 

Por su parte, Filomena Serrano, directora de la escuela graduada femenina, defendía que era esencial la creación de un asociación de alumnas y antiguas alumnas, que estimulara y mantuviera por más tiempo en las niñas el amor a la instrucción, y contribuyera a hacer mujeres instruidas, útiles y cultas. Para ello proponía desarrollar secciones de economía doméstica, labores, floricultura, conferencias, teatro… Con la eficaz ayuda de Marcelo Rivas habían conseguido una biblioteca del Ministerio de Instrucción Pública, además de múltiples donativos bibliográficos de particulares. Hasta que el día 25 de septiembre de 1.930, se puso en marcha la biblioteca de la Asociación de Alumnas y Antiguas Alumnas, con el visto bueno de la Inspección de primera enseñanza.

Tras un año de andadura, unas 300 niñas y jóvenes de la localidad estaban asociadas y la biblioteca contaba con unos 1100 volúmenes, habiendo recibido aportaciones de fondos del habilitado provincial del Magisterio, Raimundo Rodríguez; del Jefe Provincial de Inspección, Juvenal de Vega y Relea; del editor Agustín Sánchez; de maestros, vecinos y asociadas[16].

Los fondos estaban divididos en tres secciones:

Para niñas en edad escolar, que había empezado a funcionar en octubre de 1.928. Su fondo era de unos 400 títulos. La asociación era voluntaria, a cambio de 5 céntimos mensuales. Estaban inscritas casi todas las alumnas de los cursos superiores.

Además de las alumnas, podían pertenecer las antiguas alumnas entre 14 y 18 años, con una cuota de 5 céntimos al mes. Su fondo constaba de unos 250 volúmenes. Las asociadas editaban quincenalmente una revista manuscrita, lo que lleva acarreado, además, el uso de la prensa en la escuela.

Antiguas alumnas, de 18 años en adelante, con una cuota mensual de 10 céntimos. Su fondo era de 350 volúmenes y estaban suscritas a una revista ilustrada.

 

La asociación de alumnas y antiguas alumnas promovida por Filomena Serrano, perseguía dos objetivos fundamentales:

Aproximar a las niñas a la escuela para ilustrar su inteligencia y modelar su corazón.

Aficionarlas al estudio y al gusto por la lectura, base de toda instrucción.

Para conseguirlo, como se ha apuntado, se pondría en marcha una biblioteca, se programaría la celebración de conferencias, fiestas escolares o exposiciones, o se organizarían actividades en torno al día del libro, se planificarían viajes, excursiones científico-recreativas…

Así se verificó el día 12 de octubre de 1930, con motivo de la Fiesta de la Raza, celebrándose un importantísimo acto cultural en la escuela Graduada de niñas:

“Convocadas las asociadas de las tres secciones que constituyen la hermosa y ya verdaderamente grande biblioteca, concurrieron éstas con verdadero entusiasmo, mezclándose en cariñosa camaradería las actuales y antiguas alumnas, todas deseosas de demostrar su adhesión a sus ilustres profesoras, a la que el deseo de seguir concurriendo al sagrado templo de minerva donde tanto bien obtienen para la educación de su espíritu y ampliación de sus conocimientos. Se sostuvieron importantes conversaciones, referentes al creciente desarrollo de la biblioteca que además de recibir constantemente regalos de volúmenes que este año han pasado de 200, también cuenta con donativos en metálico. Grata es nuestra complacencia por el éxito creciente de esta cultural institución y muy sincera nuestra felicitación a sus elementos directivos que han sabido elevarla a las regiones del triunfo”[17].

Por su parte, el día 8 de abril de 1931,

“marcharon en peregrinación a Guadalupe, por dos días, el párroco D. Francisco Cabello, la directora de la graduada Dª Filomena Serrano y otras profesoras, la Junta y varias señoritas de la “Asociación de antiguas alumnas”[18].

 

También promoverían reuniones periódicas en la escuela para hablar de “religión, moral, historia, geografía, ciencias físico-naturales, puericultura, higiene, economía doméstica, sericultura”.

Invertirían anualmente en obras benéficas, patrióticas y culturales, allegando fondos de las cuotas de las asociadas, donaciones, aportaciones del ayuntamiento y organización de veladas literarias y musicales. Uno de los usos del dinero se destinaba a “encargar una misa en memoria de las asociadas fallecidas”.

 

Los estatutos fundacionales consideraban tres tipos de asociadas:

Alumnas, con una cuota de 5 céntimos al mes, que debían salir “del dinero de golosinas o bagatelas”[19].

Ex alumnas de 13 a 17 años, que pagarían 10 céntimos de entrada y 5 al mes.

Ex alumnas mayores de 17 años, abonando 25 céntimos de entrada y 10 al mes.

Además de asistir y participar en las reuniones, las asociadas podían hacer propuestas a la junta directiva y pertenecer a la misma, examinar los libros, asistir a reuniones y conferencias y pertenecer a la biblioteca. Las principales obligaciones consistían en pagar las cuotas, cumplir el reglamento y aceptar y desempeñar los cargos para los que fueran elegidas.

Uno de los cargos más representativos venía regulado en el Capítulo VI de los estatutos: la bibliotecaria. Sería elegida mediante votación y sus atribuciones irían desde llevar el registro de préstamo de libros o tener voz y voto en la Junta Directiva, hasta ir a la escuela cada sábado último de mes para comprobar el estado de los libros y oír las reclamaciones de las lectoras.

 

El fondo bibliográfico se agruparía en tres bloques:

Cuentos e historietas.

Viajes, descubrimientos científicos, historia, religión y biografías.

La misma temática que el bloque 2, pero con contenidos más ampliados, libros científicos, novelas nacionales y extranjeras, además de libros de autores clásicos.

Todas las obras debían ser buenas moral y literariamente, rechazando las que no cumplieran con estos requisitos. Cada ejemplar estaría forrado en papel fuerte, llevaría el sello de la asociación e incluiría en las primeras páginas máximas relacionadas con la lectura, el valor de los libros y el buen trato que merecen.

Las lectoras estaban obligadas a ajustarse a la hora del préstamo para sacar una única obra y a entregar los libros prestados dentro del plazo establecido, en buen estado de conservación, pudiendo renovar el préstamo por una sola vez.

No podían prestar libros de la biblioteca a personas que no vivieran en su casa.

En caso de darse de baja sin justificación y pedir posteriormente el alta de nuevo, la asociada debía pagar todas las cuotas dejadas de pagar. Para las ausencias temporales de la localidad, los familiares podían sacar libros, eso sí, pagando la cuota.

La gestión directa del préstamo correría cada mes a cargo de tres asociadas.

 

También establecía un sistema sancionador de los incumplimientos:

La pérdida o desperfecto grave, suponía el abono del libro.

Las manchas hacían pagar entre un tercio y la mitad. Si estaban en el forro, se abonarían 10 céntimos

El deterioro intencionado conllevaba el abono del libro y suspensión de derechos por el tiempo que acordase la Junta Directiva.

Cada semana de retraso o fracción se sancionaría con el pago de 10 céntimos.

En caso de impago de cuotas durante tres meses consecutivos, se causaría baja.

Cuando se produjesen infracciones del reglamento, la Junta Directiva, graduando la gravedad del incumplimiento, impondría la sanción que estimase más oportuna.

 

Cada uno de los tres grupos de asociadas tendría una junta directiva, estando las dos primeras subordinadas a la del tercer grupo.

En caso de disolución, los fondos bibliográficos se donarían a una biblioteca popular de la localidad y, en su defecto, al Ayuntamiento de la villa, con la condición de crearla. En caso de que esto no se cumpliera, la Junta Directiva decidiría qué hacer con los libros, siempre que no se desmembrase el conjunto.

Según las crónicas de la época era…

“selecta y bien surtida la biblioteca escolar dirigida y administrada por la “Asociación de alumnas y antiguas alumnas”. Esta asociación realiza positivamente una labor cultural y social de gran importancia”.

Poco más tarde, también la escuela de niños contaría con su propia biblioteca. En 1.931, había

una importante cantidad de volúmenes destinados a la biblioteca escolar, que se halla en formación y que aún no funciona por falta de local apropiado” [20].

 

La llegada de la Guerra Civil afectaría a bibliotecas serradillanas, que fueron objetivo de depuraciones ideológicas a partir de lo recogido en la Orden de 4 de septiembre de 1.936:

“Por los Gobernadores Civiles, Alcaldes y Delegados Gubernativos se procederá, urgente y rigurosamente, a la incautación y destrucción de cuantas obras de matiz socialista o comunista se hallen en bibliotecas ambulantes y escuelas”.

Sólo se autorizaría el uso de libros cuyos contenidos respondieran a los principios de la religión y de la moral cristiana y los que exaltaran los principios del movimiento nacional.

 

4.- Otras iniciativas complementarias innovadoras e interesantes.

Cerrando el análisis y como una nueva muestra del interés que Serradilla manifestaba por la educación integral, moderna y racional de los niños, más allá incluso de la propia institución escolar, incluimos la puesta en marcha de algunas iniciativas tendentes a complementar la formación reglada.

Una de ellas, tal vez la de mayor recorrido, fue el establecimiento en la localidad de los Exploradores de España[21] en las primeras décadas del siglo.

Pretendía ser una institución noble, útil y patriótica, destinada a educar e instruir a los jóvenes adolescentes, para completar la educación del hogar y la instrucción de la escuela. Así trataba de contribuir a la acción de guiar por buen camino a los jóvenes,

“ en esa edad peligrosa que media entre la niñez y la mocedad. ¡Dichosos los pueblos donde con buena voluntad se implante! Estos recogerán el fruto teniendo ciudadanos educados e instruidos, base necesaria para la felicidad y prosperidad de la patria.

Esto se consigue fomentando e inculcando en los jóvenes Exploradores el amor a Dios y a la Patria, el respeto a las leyes y autoridades; desarrollando en ellos la iniciativa, el espíritu de observación, el sentimiento del deber y el noble valor para cumplirle, la caridad y el compañerismo, y el fortalecimiento de sus energías tanto físicas como morales.

En otro orden de ideas, el Explorador aprende multitud de cosas útiles y prácticas para la vida, que no se aprenden en la escuela, y menos después de abandonarla. Se le enseñan nociones prácticas de geometría, medicina, astronomía, agricultura y otras ciencias, siempre en forma amena y a ser posible al aire libre en instructivas e higiénicas excursiones. Y además se le inicia en la instrucción militar y deberes del soldado, habituándole a la disciplina y ejercicios militares, que hoy por más o menos tiempo todos han de practicar.

 

 

 

 

Foto 4. Exploradores participantes en un campamento. Tomada de Wikipedia

 

Confiamos en que no faltarán jóvenes que con sus nombres cubran las listas abiertas para fundar la asociación: pero esto no basta; para conseguirlo necesitamos algo más, necesitamos que todo serradillano que para ello sea útil, se decida a prestar su ayuda desinteresada y entusiasta; que cada cual enseñe aquello que mejor sepa. Y como afortunadamente no faltan en esta villa elementos para formar lúcidos cuadros de instructores, no dudamos que habiendo en todos buena voluntad, el mayor éxito coronará nuestro empeño”[22].

 

No sería, finalmente, hasta febrero de 1.920, cuando se concretara la creación en Serradilla de los Exploradores de España, a cuyo efecto el vecino Andrés Alonso llevaba una lista en la que figuraban los nombres de más de sesenta muchachos.

En el Cronista se apoyaba la iniciativa con estas palabras:

“Noble y digno es el propósito y cuenten los iniciadores con nuestro apoyo incondicional. Nada de vacilaciones y “siempre adelante”[23].

 

 

 

 

 

Foto 5. Los exploradores. Wikipedia

Algunas otras iniciativas interesantes e innovadoras se pondrían en marcha en torno a los alumnos, ya desde 1.916, serían las fiestas de la paz, el libro, el árbol y la raza.

En diciembre de 1.919, 200 niños de la catequesis se fueron a hacer calvotes a Las Trochas.

A partir de 1.929 comenzó a celebrarse la fiesta de la Flor, promovida por la reina Victoria Eugenia para recaudar fondos destinados a la lucha contra la tuberculosis, creación de sanatorios y dispensarios. Para estimular su implantación en los pueblos, se premiaba a algunos niños que precisasen reponer su organismo con mejor clima, alimentos y ejercicios adecuados, por encontrarse en situación de riesgo de contraer la enfermedad.

 

 

 

 

 

Foto 6. Niña de primera comunión en torno a la década de 1930

 

En Serradilla se celebró por primera vez en septiembre de 1.929 y se recaudaron 478´78 pesetas. En torno a esta iniciativa se organizarían colonias escolares. Cada año, en relación a la cantidad recaudada en la fiesta de la flor, se elegía un número de niños para ir a la colonia escolar que se desarrollaba en Serrota (Gredos).

En verano de 1.930, tres fueron los niños serradillanos que pudieron disfrutar de la misma. En julio de 1931, fueron tres los niños de la villa entre 7 y 10 años, los que marcharon a la citada colonia escolar. Tras examinar a los pequeños candidatos, se consideró que los que más necesitaban reponerse, por estar en riesgo de contraer tuberculosis eran: Luis Naharro Recuero, Pedro García Villar y Emiliano Sánchez Martín.

 

 

 

 

Foto 7. Niños de Serradilla en una salida, en torno a la segunda década. Tomada de Eduardo Gómez

La sensibilidad de los poetas locales también tomó a los alumnos como inspiración. Tal es el caso de José María Vecino, quien en 1.928 escribió:

¡Si supieras, oh niño que juegas,

que bello es el libro que tengo en las manos!

Tiene, en mil colores,

figuras soberbias de fieras y pájaros;

le adornan las flores que tú no conoces;

¡tiene más encantos!…

¡Si supieras, oh niño que juegas!…

mas no me hagas caso,

que yo… ¡ya soy hombre muy serio!

tú… sigue jugando.

 

 

 

 

 

 

 

Epílogo.

La educación y sus elementos constituyentes han evolucionado sustancialmente desde que, a principios del siglo XX, el Estado asumiera la creación de un ministerio propio para abordar su desarrollo.

Las novedosas corrientes psicológicas y pedagógicas que comenzaron a desarrollarse, impulsaron nuevos modelos y planteamientos en la escuela: racionalidad y análisis crítico, paidocentrismo, consideración del entorno, conveniencia de la experimentación, superación del marco escolar como único elemento educativo, o necesidad de dar respuesta a las necesidades socioeconómicas y culturales de alumnos y familias.

De forma precoz la escuela de Serradilla, la femenina primero, asumirían estos nuevos planteamientos con fuerza, impulsando la puesta en marcha de iniciativas culturales, educativas y sociales, que supusieran un claro y definitivo avance hacia la formación integral de las niñas y los niños de Serradilla.

Mutualidad Escolar, Cantina y Ropero, Bibliotecas Escolares, Asociacionismo del Alumnado, además de otras acciones complementarias, arrancarían junto a este nueva forma de entender la educación primaria.

Visto y analizado con la perspectiva que da el tiempo y teniendo en cuenta el actual modelo, ¿hemos avanzado tanto?

 

 

 

 

 

 

Foto 8. Materiales de antiguas escuelas. Museo de Serradilla

 

 

 

Referencias.

 

A.M.S. Expedientes de educación. Legajo 58. Memorias.

AHPC. Gobierno Civil. Asociaciones. Estatutos de la Sociedad de Cultura Femenina “Asociación de alumnas y antiguas alumnas” de la Escuela Nacional de Niñas de Serradilla.

AYALA VICENTE, F. “La educación en la provincia de Cáceres durante la II República”. Badajoz. Muñoz Moya Editores. 2.004.

CIEZA GARCÍA, J.A. “Mentalidad y educación en España durante el primer tercio del siglo XX”. En HISTORIA DE LA EDUCACIÓN, REVISTA INTERUNIVERSITARIA, nº 5. 1.986. Ed. Universidad de Salamanca. Pp. 299-316.

EL CRONISTA. Serradilla. 20 de Noviembre de 1917.

EL CRONISTA. Serradilla. 20 de febrero de 1.920.

EL CRONISTA. Serradilla. nº 356 de 20/10/1930.

EL CRONISTA. Serradilla. nº 368 de 20/4/1.931.

EL CRONISTA. Serradilla. nº 382 de 20 de noviembre de 1.931.

EL CRONISTA nº 386 de 20/1/32. Noticias.

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PALMERO DE LA CÁMARA, M.C. “La formación del magisterio en la Rioja republicana”, en HISTORIA DE LA EDUCACIÓN. REVISTA INTERUNIVERSITARIA. Nº 8. 1.989. Ed. Univ. Salamanca. Pp. 275-291.

REAL ANTÓN, J.M. EL MIGAJÓN. LA REVISTA DE SERRADILLA nº 150. Junio de 2.003. Carta de 21/11/1.917, de Marcelo Rivas, a Agustín Sánchez.

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SÁNCHEZ RODRIGO, A “Biblioteca, Archivo y Museo municipales”. En EL CRONISTA. Serradilla. 5 de junio de 1.917.

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Wikipedia. Voz Exploradores de España.

 

 

[1] CIEZA GARCÍA, J.A. “Mentalidad y educación en España durante el primer tercio del siglo XX”. En HISTORIA DE LA EDUCACIÓN, REVISTA INTERUNIVERSITARIA, nº 5. 1.986. Ed. Universidad de Salamanca. Pp. 299-316.

[2] ESTEBAN, L. “Introito a la historia de la escuela”. En HISTORIA DE LA EDUCACIÓN. REVISTA INTERUNIVERSITARIA. Nº 16. 1.997. Ed. Universidad de Salamanca ESTEBAN, L.

[3] PALMERO DE LA CÁMARA, M.C. “La formación del magisterio en la Rioja republicana”, en HISTORIA DE LA EDUCACIÓN. REVISTA INTERUNIVERSITARIA. Nº 8. 1.989. Ed. Univ. Salamanca. Pp. 275-291.

[4] PÉREZ BLÁZQUEZ, J.M. Op. Cit.

[5] SÁNCHEZ RODRIGO, A. En EL CRONISTA de Serradilla. Abril de 1925.

[6] AYALA VICENTE, F. “La educación en la provincia de Cáceres durante la II República”. Badajoz. Muñoz Moya Editores. 2.004.

[7] Noticias. En EL CRONISTA nº 386 de 20/1/32.

[8] GONZÁLEZ SERRANO, U. “La asociación como ley general de educación”. Pág. 8. Citado por JIMÉNEZ GARCÍA, A en “El Krausopositivismo”. Diputación Provincial. Badajoz, 1.996.

[9] RODRIGO, T. “La Función del Maestro”, en EL CRONISTA de Serradilla. Octubre de 1.926.

[10] SÁNCHEZ, J. “El Educador”. En EL CRONISTA de Serradilla. Agosto de 1.928.

[11] A.M.S. Expedientes de educación. Legajo 58. Memorias.

[12] Sus estatutos han sido consultados en el AHPC. Sección Gobierno Civil. Asociaciones. Serradilla.

[13] EL CRONISTA. Serradilla. 20 de Noviembre de 1917.

[14] Carta de fecha 21/11/1.917, que Marcelo Rivas, Director General de Primera Enseñanza, envió a Agustín Sánchez y que fue publicada en EL MIGAJÓN. LA REVISTA DE SERRADILLA nº 150 de junio de 2.003, aportada por José María Real Antón.

[15] Sánchez Rodrigo, Agustín. “Biblioteca, Archivo y Museo municipales”. En EL CRONISTA. Serradilla. 5 de junio de 1.917.

[16] EL CRONISTA. Serradilla. nº 382 de 20 de noviembre de 1.931.

[17] EL CRONISTA. Serradilla. nº 356 de 20/10/1930.

[18] EL CRONISTA. Serradilla. nº 368 de 20/4/1.931.

[19] Estatutos de la Sociedad de Cultura Femenina “Asociación de alumnas y antiguas alumnas” de la Escuela Nacional de Niñas de Serradilla. AHPC. Gobierno Civil. Asociaciones.

[20] SÁNCHEZ RODRIGO, A. en El Cronista nº 382 de 20/11/31. Serradilla.

[21] Los Exploradores de España fue una asociación infantil y juvenil fundada por el capitán de caballería Teodoro Iradier y Herrero en 1912 e inspirada en los boy scouts, cuyo objetivo era la educación física, moral, cívica y patriótica. En sus primeros años tuvo un rápido crecimiento y expansión. ​ En junio de 1912 recibió el apoyo personal del rey Alfonso XIII y de los gobiernos de la época, a pesar de lo cual su camino no fue fácil, al contar con la oposición de la Iglesia católica y algunos sectores de la cultura que veían con recelo su evolución muy militarizada y supeditada al servicio del poder. ​Tras un periodo de decadencia entre 1914 y 1919, recibió apoyo del Directorio militar de Primo de Rivera durante los años 1920, experimentando un cambio de rumbo educacional y un fuerte aumento de participantes, en lo que se podría considerar la edad de oro de la institución.

Los exploradores aportaría una renovada visión sobre cómo ejercer la pedagogía: la formación del carácter y la instrucción en valores religiosos y de ciudadanía. Wikipedia.

[22] SÁNCHEZ RODRIGO, A. en EL CRONISTA. Serradilla, 20 de febrero de 1.916.

[23] EL CRONISTA. Serradilla. 20 de febrero de 1.920.

Jul 222019
 

Manuel Rubio Andrada

Resumen

En este trabajo estudiamos una zona del valle medio del río Zapatón situada en la terminación de su encajonamiento en la sierra de las Calderas (Badajoz). Tiene la particularidad de ser terreno sumergido por el pantano del Águila – Villar del Rey y que emergió en el invierno de 2017-2018 como consecuencia de la sequía general.

El estudio comprende dos partes. Una se ocupa de los restos habitacionales y sus distintas interpretaciones a través de la historiografía reciente; la otra lo hace de la cercana necrópolis en tholos y los curiosos grabados en objetos muebles.

Por diversos datos, relacionamos estos restos con el poblado de Cheles situado muy cerca del río Guadiana, km más abajo en esta misma margen.

  1. INTRODUCCIÓN

La reciente sequía estival acaecida en el pasado 2017-2018 ha sacado a la luz algunos restos arqueológicos de sumo interés para la región extremeña. Concretamente, examinaremos una zona del valle medio del río Zapatón situada en el norte de su encajonamiento en la sierra de las Calderas (Badajoz) que normalmente yace bajo las aguas del pantano del Águila – Villar del Rey. Las condiciones climáticas aludidas permitieron llevar a cabo un estudio que hemos dividido en dos partes. Una se ocupa de los restos habitacionales y sus distintas interpretaciones a través de la historiografía reciente; la otra lo hace de la cercana necrópolis en tholos y los curiosos grabados en objetos muebles.

  1. EL POBLAMIENTO DE LAS CALDERAS



    1. Localización



El río Zapatón se sitúa en el centro oeste de la provincia de Badajoz y discurre recto de norte a sur. Ayudado por los ríos Gévora y Guadiana, une las inmediaciones de las sierras de Aliseda con el sur -Ayamonte (Huelva)-. Es una ruta fluvial recta con numerosos vestigios arqueológicos.

El espacio ahora estudiado corresponde a un área relativamente pequeña situada en ambas márgenes del río Zapatón al ser cruzado por el antiguo camino que, desde Villar del Rey ascendía hacia San Vicente de Alcántarai. Hoy este antiguo camino es una ruta de senderismo bien señalizada que parte muy poco antes de cruzar el río Albarragena, en la carretera que desde Aliseda se dirige a Alburquerque, en sentido de esta última población. La ruta termina en el pantano justo en las ruinas del primer monumento que vamos a estudiar.

La localización aproximada sería el punto determinado por las siguientes coordenadas geográficas: latitud norte, 39º 13´ 47.98´´ y longitud oeste 6º 49´ 41.27´´. Término municipal de Alburquerque.

Las condiciones climáticas, concretamente la extraordinaria ausencia de lluvias y la aridez del primer trimestre de 2018 tuvieron como consecuencia que en febrero de este año pudieran avistarse los restos arqueológicos emergidos en ambas márgenes del pantano de Peña del Águila-Villar del Rey; un mes después volvió su inmersión.

Como hemos mencionado, un camino bien señalado lo comunica con la carretera que une Alburquerque–Aliseda. Esta vía surge a la derecha, dirección Aliseda, recién pasado el puente sobre el río Albarragena: es el cordel que une San Vicente de Alcántara con el pantano de Peña del Águila.

    1. El medio

Tanto las inmediaciones como los kilómetros de camino transcurren por un paisaje apacible, formado por suaves lomas de pizarras precámbricas con intermitentes afloramientos de granito. El territorio está bien adehesado, con la flora y fauna que le son propios si bien esta última, en su estado natural, tiene poca representación. En el este, el pantano de Torre Águila–Villar del Rey ofrece una amplia y apacible tabla de agua con abundante fauna piscícola, así como nutridas colonias de cormoranes, ánades reales, etc.

Hacia el sur, en la margen derecha, el panorama cambia: pasada pronto la llanura del valle, cubierto de pedrizas, se eleva la montuosidad desde la inmediatez del pantano. Son los plegamientos hercinianos de cuarcita, de perfil cortado; se extienden hacia el suroeste más allá del castillo de Azagala. Generalmente sus laderas ofrecen un tupido bosque mediterráneo, en su estado puro; se distribuye en grandes explotaciones de renombrado prestigio cinegético.

    1. Historiografía reciente

El lunes 11 de diciembre de 1995, Francisco José Negrete comunicaba en el diario extremeño Hoy, en su página 3, el hallazgo en el término de Alburquerque de un monumento singular. Lo hacía mitad noticia, mitad entrevista con la directora de excavación, María Cleofé Rivero de la Higuera, natural de Villar del Reyii.

Según la comunicación, junto a ella, se congregan importantes asistentes al acto, numerosas personalidades políticas, militares, civiles etc. que quisieron contribuir con ella a la presentación in situ del importante hallazgo. A lo largo de la entrevista, la directora exponía sus conclusiones sobre lo excavado iii.

Fig. 1. Fotografía de la excavación publicada en el diario Hoy, el 11 de diciembre de 1995 por F. J. Negrete

Según afirma la investigadora María Cleofé Rivero, se trataba de un “megarón calcolítico” -palacio de la Edad del Cobre-, de unos 5000 años de antigüedad, lo cual constituía un descubrimiento sin precedentes en toda la Península Ibérica. Era novedosa la asignación palaciega de las estructuras excavadas, cuya noticia nos transcribió el citado diario, pero el conocimiento de esas estructuras viene de antes.

Aurelio Cabrera ya presentó su parecer sobre estas ruinas en un viaje de reconocimiento arqueológicoiv. De él nos legó su memoria en un artículo publicado en varios medios, entre ellos en la Revista del Centro de Estudios Extremeños, en su tomo VII, 1933/1, se titula: De Arqueología del Arte III. En la página 38, lámina 2ª ofrece una fotografía de la fachada a poniente, como veremos el gran ortostato del SW es inconfundible (Fig. 2).

Fig. 2. La gran pilastra del pórtico. Fotografía de Aurelio Cabrera. Revista del Centro de Estudios Extremeños. T VII. 1931/1

En la página 39 se inclina por reconocer las ruinas como posible estructura sacra: “La planta que describen según están situadas se ajustan a un paralelogramo entrelargo, simulando, aunque rudimentariamente la de un templo con su pronaos y puerta correspondiente mirando al oeste […]”.

Después de la excavación acaecida en la década de los noventa del pasado siglo, el pantano ascendió de nivel y estas ruinas quedaron sumergidas y por tanto selladas. Las más de 50 bolsas de plástico blanco que se ven en el fondo de la fotografía que nos ofreció el diario Hoy, cuyos materiales se supone que proceden de la excavación, deberían guardar, entre otros, buenas cantidades de materiales que la investigadora María Cleofé Rivero debió de identificar esencialmente como calcolíticos ya que así asigna a los restos. En contraste con esta riqueza de materiales, desconocemos la existencia de estudio o publicación alguna sobre los mismos.

Además de estos estudios, hemos de mencionar otros, pero ya relativos a esas dos comunicaciones. En primer lugar, un estudio de Bueno Teodoro se hace eco de la noticia: “Recientemente las excavaciones dirigidas por Maria Cleofé han dado como resultado el hallazgo de un megarón, monumento megalítico de unos 4000 años de antigüedad […]”.v

Del relato de Aurelio Cabrera se ocupan Murillo González y Paoletti Ávilavi. En las páginas 2035 y 2036 de su trabajo sobre las pinturas rupestres y otras evidencias de poblamiento le atribuye la denominación probablemente palaciega de estos restos. Como se puede ver en la transcripción que mencionamos de ese autor, se inclinó por el carácter sacro de las ruinas.

Finalmente, también destaca la publicación de un artículo de los hermanos Palomo Lechón también sobre los estudios de Aurelio Cabrera de la primera mitad del siglo XXvii. Nada aporta sobre nuestro monumento que en esa fecha estaba sumergido. Así pues, parece que lo que resta de las ruinas del “megarón” al día de hoy solamente está presente en dos testigos: las fotografías del diario Hoy de 11 de diciembre de 1995 y la que publicó Cabrera en la lámina 2ª de su trabajo de 1933-1.

Los autores mencionados citan comunicaciones tenidas con la mencionada directora de la excavación, siempre de forma oral, siendo alguna de ellas relativamente recientes (2014). En las mismas se observa un empeño en presentar la construcción del río Zapatón como palaciega. Veamos la posible causa.

Situemos la noticia de la excavación presentada en los acontecimientos arqueológicos del momento y en ellos a su protagonista, María Cleofé Rivero. Ella hizo todo lo posible por interesar al doctor Maluquer en las ruinas de Cancho Roano; en esto fue una pionera. El insigne arqueólogo así nos lo menciona y la acepta en los comienzos de la excavación: la incorpora como controladora del grupo extremeño en su equipo de trabajoviii. Allí debió recalar los primeros años de descubrimientos y las variadas teorías de esos primeros días.

Los restos del Zapatón, con la noticia en la prensa adecuadamente tratada, intentan transferirnos, como una operación de marketing, el mundo “de grandeza oriental” de Cancho Roano, entonces de apogeo muy noticiable. Sin embargo, más de dos décadas después, la sequía de 2017 nos permitió contemplar los restos de la excavación: su teoría como se verá es difícil de sostener.

    1. El edificio denominado “Megarón calcolítico”

El paisaje inmediato

Sus restos se rodean de una superficie bastante llana de unos 1000-1500 m de larga y de ancho en torno a los 500 m. Se extiende a lo largo de la margen derecha del río Zapatón, bastante desarbolada, de ellos no existen restos sumergidos.

La superficie de este espacio se presenta cubierta de piedras -sobre todo cuarcitas- que dificultan el cultivo y el pastizal. Por su forma y tamaño parecen residuos de alguna pedriza presentando escasas señales de pulimento por rozamiento del agua, aunque se observan algunos cantos rodados. A medida que se desciende de norte a sur, los fragmentos aumentan de tamaño no llegando, por lo general, a pasar del que una persona adulta puede movilizar. Continúan todo el cauce visible del pantano hacia el sur.

Para ganar espacio para el pastizal y para el cultivo, entre otras operaciones, se dio la necesidad de retirar y amontonar piedras; así, en el entorno donde los amontonamientos existen se ofrece la tierra virgen desprovista de piedra y, a día de hoy, de la vegetación habitual. La superficie lograda, a veces, está bien acotada y deslindada por gruesos y rectos muros, aunque derruidos por efecto de la inmersión. Tal antropización se produjo especialmente en las proximidades de los restos del edificio objeto de este estudio.

En este medio inmediato al edificio observamos tres tipos de construcciones: una estructura mural, la necrópolis y los amontonamientos de rocas.

La estructura mural

A comienzos de febrero de 2018, veinticuatro rocas de la estructura emergían dispuestas según el croquis adjunto (Fig 3).

Fig. 3. Croquis. La estructura mural por los restos observados el 2 de enero de 2018 (las no numeradas emergieron días después).

Posteriormente el agua siguió descendiendo y nos permitió comprobar la inexistencia de restos en la parte noreste y la localización exacta de otros de mayor potencia en el ángulo sureste. Las rocas forman actualmente un mampuesto seco en el que se aprecian diferentes acabados (Fig 4).

Como hemos mencionado, buena parte del lado norte parece no haber existido. En el resto de los lados, la mayoría de los materiales son piedras de acarreo sin trabajar, entre las que hay algunas grandes e irregulares con las que se fortaleció el muro.

Fig. 4. Los restos arqueológicos del “Megarón Calcolítico” emergidos de las aguas el 2 de enero de 2018

Antes mencionamos que el ángulo SE parece fortalecido con elementos de mayor potencia; aquí se utilizaron algunos sillares bien labrados y otros que aparentan una labra parcial. Como es tónica general se construyó el muro a dos hiladas y siempre se mantuvieron las caras planas al exterior mientras que el interior del muro fue completado con relleno de cascajo observable en algún tramo.

Pensando en su habitabilidad es lógico suponer algún tipo de aparejo, aunque, si algún día lo tuvo, el agua se ha encargado de retirarlo. Lo que resta de la obra está bien conseguido y denota la profesionalidad de sus alarifes.

El edificio mide de longitud 15,5 m y de ancho 8,70 m y tiene una orientación este-oeste (vano de entrada – centro de la cabecera) (Fig. 4). Los cuatro muros que limitan la construcción tienen distinto ancho. Lo que nos ha llegado del situado en el norte mide 0,62 m; el sur oscila entre 0,65 y 0,72 m, e indudablemente está alzado con materiales más potentes; la hilada este mide 0,62 m y la del oeste (que da al pórtico) 0,42 m.

Basados en la disposición longitudinal de las rocas emergentes número 24 – 23 – 22 y 21, nos permiten suponer, aunque con evidentes carencias, un trazado longitudinal en el lado norte. Esta distribución forma un acotamiento rectangular perteneciente a un proyecto de volumen prismático marcado en los inicios de su base por los restos murales descritos.

Las rocas 23 y 24, en el lado norte y la 12 en el lado sur, señalan una prolongación hacia el oeste de los respectivos muros; ambas, con el lado oeste de la nave, indican un nuevo volumen prismático, abierto a poniente; sus dimensiones son de 8,70 m –las mismas del ancho del edificio- y 3,10 m los laterales. Dicho volumen menciona la existencia de un pórtico o porche en ese lado; la existencia de restos de un murete en su parte norte y sur nos puede indicar que el pórtico fue proyectado cerrado en esos lados.

Las rocas centrales 18 y 19 marcan un vano que daría entrada desde el pórtico a la nave. Con bastante claridad se observa la existencia de otro posible vano, algo mayor, en el centro del muro sur.

El sillar número 14, en el sureste interior, ocupa una zona algo confusa compuesta por rocas potentes, parcialmente labradas, muy desordenadas, posiblemente procedentes de acarreos o derrumbes de esa parte.

Mención especial merece la pilastra número 12 cuya forma prismática, su tamaño, labra, transporte… nos menciona, entre otras cuestiones, un pasado alejado de la humildad que ahora la acompaña. Desde el vértice que ocupa parece que fue colocada para ser mudo testigo de los avatares del monumento a través del tiempo. Mide de alto 1,98 m; la cara del oeste 0,71 m y la norte 0,39 m.

Objetos observados en las inmediaciones de la estructura mural

  1. Cerámicas

Solamente hemos observado fragmentos en el pórtico, sus inmediaciones o en amontonamientos de piedra muy próximos.

Distribuimos los fragmentos en dos grupos. Al primero pertenecen aquellos que facilitan la identidad del recipiente, generalmente a bordes o a la decoración. En el otro grupo situamos los restos de paredes poco tipificables. Hay que reseñar la ausencia de restos de cubierta y la presencia testimonial de pellas y tégula, solamente unos pocos fragmentos localizados en los inicios del pórtico por el noroeste.

El primer grupo (Fig. 5) lo componen seis fragmentos de ollas (nº 1 al 6), seis de cuencos (nº 7 a 12), uno de plato de borde reforzado almendrado (nº 13) y dos a grandes recipientes de almacén (14-15).

Fig. 5. Repertorio de fragmentos más representativos.

Sus características generales son: realización manual, cocción reductora, color pardo a pardo rojizo, variados desgrasantes poco seleccionados, acabado alisado de alguna de sus caras, textura poco fina, pastas poco decantadas, formas de tendencia esférica, escasa decoración (solamente el fragmento 1 nos muestra dos líneas incisas próximas a un asa en mamelón). La terminación superior es recta y ligeramente afilada en cuencos y de labio algo más vuelto al exterior en las ollas. Una excepción es el fragmento número 13, observado en el interior de un amontonamiento próximo, su perfil presenta forma almendrada.

Hemos de señalar que la mayor parte de estas piezas presentan restos de pigmentación rojiza “almagra” menos visibles en los pertenecientes a grandes recipientes (nº 14 y 15).

Al segundo grupo corresponden 101 fragmentos del cuerpo de las vasijas y, aunque de características semejantes, no podemos asegurar al tipo de Vaso al que pertenecieron. Curiosamente solo un escaso número de estos presentan restos de pintura rojiza -almagra-.

Fig. 6. Posible oculado y azuelas

  1. Posible oculado

Es un resto de tendencia prismática con las aristas suavemente redondeadas y caras ligeramente cóncavas (Fig. 6-a). Está realizado con arcilla parda, bien cocida, con numerosos y variados desgrasantes; las superficies bien alisadas se encuentran pintadas de almagra no así la cara inferior producto de la ruptura. Mide de alto 72 mm, 4,1 de ancho y 15 mm de profundidad.

A 10 mm del lado más cóncavo -el superior-, la pieza se encuentra perforada por dos orificios de 5 mm de diámetro, que, a manera de ojos, pueden también facilitar su suspensión. En una de las caras se observa entre ellos, un elemental raspado superficial que completaría el inacabado rostro.

  1. Azuelas

En la misma zona se observa un conjunto de bolsas blancas de plástico. Ubicada en la parte superior de una de ellas encontramos una azuela de gabro: azuela nº 1 (Fig. 6-b). Tiene 13,3 cm de alto, 2,5 cm de grosor; es su ancho mayor 6,5 cm y 3,5 cm el menor, con filo amortizado. Presenta color almagra en parte de su superficie sobre todo en uno de los laterales, el tono es más oscuro e intermitente que en el posible oculado.

La azuela 2. Se halló en las inmediaciones del edificio (Fig. 6-c). Es un fragmento posible mitad de pieza. De mayor tamaño que la anterior, muy tosca, de roca dura, aunque granulosa y veteada… nos presenta dudas sobre su acabado y funcionalidad. Mantiene color almagra oscuro, aunque escaso e intermitente.

  1. Bandeja

Siempre se puede suponer que la acción del agua pudo depositar algún residuo rojo oscuro sobre las cerámicas, las azuelas, el oculado ya que se observan de manera intermitente aglomerados de arcilla rojiza, pero… un nuevo hallazgo, de especiales características, puede completar más la contradictoria intrahistoria de nuestro edificio.

Fig. 7.- Bandeja metálica con almagra en parte de su superficie

Se trata de un objeto metálico observado en superficie. Estaba parcialmente enterrado en las cercanías de un amontonamiento de piedras próximo a las estructuras de la edificación. Es una bandeja metálica, actual, aparentemente de uso cotidiano; en realidad es una figura compuesta por un óvalo truncado por dos lados menores rectos. Tiene de larga 30,6 cm, de ancho máximo 21,3 cm y de profundidad 2,6 cm. Su color es plateado (Fig. 7) y el material bien pudiera tratarse de latón o una aleación metálica creemos que de escaso valor.

Gran parte de su fondo interior se encuentra cubierto por la habitual pigmentación roja almagra de tonalidad oscura semejante a la mencionada en los otros objetos. En uno de los laterales mayores se observan varios filamentos rectos en sentido transversal. Igualmente, el fondo externo de la bandeja posee esa misma pintura extendida con mayor regularidad a lo largo de toda su extensión.

    1. La necrópolis

Por el oeste, a unos diez metros de los restos del edificio, se observan en superficie un corto número de tumbas, en idéntica orientación W-E (Fig. 8). Los materiales que se utilizaron son irregulares. Una de mejor presencia está formada lateralmente por sillares bien labrados; otra de labra más tosca y una dudosa tercera realizada con simples pizarras, hemos de suponerles algún tipo de argamasa hoy arrastrada por el agua.

Fig. 8. Tumbas presentes en la zona de necrópolis del oeste e inmediatas al edificio

La tumba número 1 es la más alejada del recinto. Se construyó como acabamos de mencionar, con sillares de granito bastante bien labrados. La cabecera, señalada por su mayor longitud con respecto a los pies, está orientada al W; mide de ancho 0,60 m; sus pies al E, tienen 0,33 m; el largo es de 1,80 m y se presenta colmatada de cieno ignorando si contiene otro tipo de restos.

La número 2 se situó entre la primera y el edificio. Tiene idéntica orientación y sus lados norte y este están parcialmente destruidos en superficie. Los materiales que la forman son también de granito, aunque de menor calidad, simplemente desbastados y más estrechos. Su ancho por la cabecera es de 0,45 m y 1,67 m mide el largo de su lado sur. Está igualmente colmatada.

Puede rastrearse alguna otra tumba, más confusas por estar peor limitadas, sin duda fueron realizadas con materiales de menor consistencia pues solamente podemos suponer sus restos por intermitentes pizarras bastante delgadas.

No observándose otros restos como cipos limitativos en las esquinas.

    1. Los amontonamientos de piedras.

Ya hablamos del panorama que ofrece el medio en las proximidades del edificio. Las piedras de cuarcita se habían retirado para lograr pastizal y tierras de cultivo. Son numerosos los amontonamientos de piedras -pasan de veinte- siempre de forma caótica e irregular (Fig. 9). Frecuentemente redondeados, de unos 4 x 4 m y de altura variable llegando a tener 1,5 m. Otros aparentan provenir de estructuras alargadas. En ellos no se observan restos de corredor u otra cuestión que apunte el mundo megalítico.

Fig. 9. Los amontonamientos de piedras. Vista parcial

Algunos presentan en sus bajos numerosas lascas de pizarra generalmente de escaso grosor, color gris oscuro y sin disposición especial. Menos frecuentes son los restos de arcilla y de grandes ladrillos muy alterados, localizables en situaciones parecidas. Algunos dejan su entorno inmediato coloreado de rojo a anaranjado. Todo ello puede ser indicio de algún tipo de enlosado.

También están presentes numerosos molinos barquiformes (10 – 12), en general son de granito duro y casi todos con señales de uso; la mayor parte de ellos están sin fragmentar y en buen estado. Solamente observamos un fragmento de un molino circular en uno de los restos de muro lindero.

    1. Relaciones

Aunque testimonial por su número, del posible “oculado” cubierto de pintura almagra solamente podemos decir que tiende a situar cronológicamente su fabricación en los finales del Neolítico ix.

La mayoría de los fragmentos de cerámica pueden pertenecer al Calcolítico medio por su asociación con el resto de plato de borde almendradox así como las azuelas. No parecen ser de ese tiempo los números 14 y 15 y menos los fragmentos de tégula.

Por otro lado, la extraña distribución en la superficie del edificio o sus inmediaciones de dichos objetos, las azuelas y los restos cerámicos, añaden puntos de sospecha sobre su localización primera en un lugar diferente, estratigráficamente más adecuado.

Su coloración irregular, a la almagra, podría ser causada por algún componente del fango… pero contribuye a sembrar también fundadas dudas su distribución parcial en los fragmentos de mayor identidad.

En sentido igualmente de desconfianza, tomamos los diversos conjuntos de bolsas de plástico blancas con restos impropios e inservibles, utilizables como fondo decorado en la fotografía de prensa (Fig. 1) y que hoy permanecen en la misma zona (Fig. 10). No olvidemos que, en una de esas bolsas, muy próxima a la edificación, en el NW, se halló una azuela manchada de almagra.

Por todas estas cuestiones consideramos intrusivos todos estos objetos: oculado, cerámicas calcolíticas, azuelas, bandeja y bolsas de plástico.

Fig. 10. Las bolsas de plástico blanco de la Fig. 1, permanecen en su primitivo sitio

La existencia próxima de una necrópolis a poniente contribuye a oscurecer un poco más el ya confuso panorama arqueológico. Las sepulturas tienen la misma orientación del edificio, este-oeste, ello nos puede indicar una religiosidad semejante en ambos espacios. Lo cual nos lleva a suponer un recinto con categoría de sacro en nuestra construcción. Pero la ausencia en los restos de cualquier forma de santuario las sitúa con un grupo, muy poco numeroso, de ermitas sin ábside, de trazado rectangular o incluso cuadrado entre las que se encuentran la ermita de los Mártires de la sierra de San Blas en Cheles (Badajoz)xi y la homónima de Magacela, (Badajoz)xii.

Así, la forma y orientación de las sepulturas si contribuye a clarificar las cosas. Su marcada forma antropomorfa, mayor amplitud en su parte W, las aleja con claridad de la religión islámica, generalmente estrechas y en las que el difunto yacía sobre un costado, mirando a La Meca; su orientación era NE – SW diferente al W-E que presentan estas. La presencia de escasos restos de tégulas en sus proximidades contribuye a suponer, con cierto argumento, su utilización en época romana o inmediatamente posterior.

En otro orden de cosas, la técnica constructiva y la reutilización de sillares en la construcción del edificio imposibilitan datar su cronología antes de ese periodo -romano-. Pero las cosas se complican. Hay que apuntar la ausencia de material cerámico relativos a la cubierta del edificio, la falta de material procedente de derrumbe… si bien puede suponerse que se retiró al estar en desuso o que la cubierta fuera enteramente vegetal; también es significativa la ausencia de señales de pilastras para ayudar a soportar el peso de la cubierta más allá de su posible presencia en la cimentación. En la misma línea apunta la carencia de materiales correspondientes a la mayor parte del muro norte. Todas estas cuestiones comunican incertidumbre sobre su terminación.

Tras lo dicho y aunque todos estos elementos ofrecen muchas posibilidades de ser un lugar cristianizado debemos intentar ofrecer las posibilidades de reconocer en él los restos de una pequeña mezquita de alquería. Veamos los datos que disponemos en este aspecto. Es cierto que el muro sur presenta mayor fortaleza en cuanto a materiales y anchura, por esto podría corresponder a la quibla, pero en él no hay rastros del habitual mihrab, tal vez por qué no se llegó a su altura. Igualmente, no hemos observado restos de otras construcciones frecuentes en ellas como el alminar -torre- o el alminbar -púlpito-, ni cerámicas islámicas.

De todo lo dicho sacamos la conclusión de que los restos constructivos clasificados como “Megarón Calcolítico” no pasan de ser la construcción inacabada de un edificio, de época histórica, que apunta una finalidad religiosa concreta – el cristianismo – aunque resulte confusa esta conclusión por su presunta interrupción repentina y, consecuentemente, la falta de definición de las estructuras.

A un tiempo indefinido pueden pertenecer los molinos barquiformes distribuidos en sus inmediaciones -se utilizaron en amplios periodos de la Prehistoria y en época medieval-. Su conversión harinera en el inmediato entorno del edificio nos relata una intensa producción agrícola en un poblamiento elemental caracterizado por un grupo humano de siervos posiblemente cristianos: “los que trabajan”.

  1. LA NECRÓPOLIS MEGALÍTICA DE LAS CALDERAS: EL THOLOS

    1. Localización

Este monumento funerario se encuentra en la margen izquierda del río, la opuesta al poblamiento, y algo más abajo; se puede afirmar que está relativamente próximo a los restos del edificio estudiado -sobre un km-. Actualmente está sumergido en las aguas del pantano de Villar del Rey-Águila que abastece de agua a la ciudad de Badajoz.

La sequía del verano de 2017 lo puso al descubierto, aunque a veces era visible en el suroeste de una pequeña isla la cual puede observarse en fotografía por satélite (Fig. 11).

Fig. 11. Vista aérea del monumento en una isla del pantano de Villar del Rey-Águila

El tholos se localiza en el punto geográfico determinado por las coordenadas: latitud norte 39º 13´ 18.04´´ y longitud oeste 6º 49´ 27,69´´. Término municipal de Alburquerque.

Para visitarlo, si las aguas lo permiten, se puede partir de Aliseda, vía Alburquerque, hasta el cruce de Villar del Rey (14 km.); desde este cruce hasta el camino de Alpotreque que surge por la derecha, recién pasada la placa 26 km (unos 12 km más). De aquí al pantano 4,6 km por camino en buen estado; una vez en él debemos descender por su margen izquierda unos 500 m. El monumento, si emerge, es fácilmente visible.

Fig. 12. Fotografía del monumento megalítico ofrecida por D. Aurelio Cabrera Gallardo en 1933. Al fondo dos de los picos de la sierra de las Calderas

    1. El medio

La masa arbórea -encinar-, presente en la fotografía número 12, debió acompañar a nuestro tholos antes de su inmersión. Su estado actual se lo ofrecemos en la Figura número 13. En el fondo de ambas fotografías, se divisa la inconfundible silueta de la sierra de las Calderas. Los dos picachos miden 349 m y 345 m. Las elevaciones en el resto del horizonte son más bajas y redondeadas por ser terreno pizarroso, no pasan de los 300 m.

El paisaje actual ofrece una dehesa bastante cuidada con su flora correspondiente, aunque con indicios de dejadez en lo que respeta al encinar y la presencia de matorral de tendencia xerófila propio de suelos mediterráneos degradados.xiii La fauna menor actual debe haber decrecido con respecto a la que pudo observar don Aurelio en torno a 1930; en todas nuestras visitas no hemos oído el aleteo o el canto de la perdiz, ni el correteo de liebres o conejos… si son visibles en el pantano preferentemente garza real, ánades reales, cormoranes… en el pantano se intuye abundancia de pesca por sus saltos característicos.

Mayores señales hay de caza mayor, sobre todo en la margen derecha, en torno a los inmediatos picachos de las Calderas; en sus laderas, sobre todo en altura, predomina la exuberante vegetación propia del primitivo bosque mediterráneo. Las explotaciones ganaderas más numerosas son bovino y ovino, pastan libremente en el campo en los terrenos adehesados ya mencionados y debidamente limitadas.

    1. Historiografía reciente

Ya hemos mencionado como Cabrera Gallardo organizó un viaje de prospección arqueológica en 1913xiv. Partía de Alburquerque y terminaba en Villar del Rey. Situados en su ruta justo cuando llegan a orillas del río Duratón, visitan unos restos, visibles en la fotografía de las láminas 2ª y 3ª del citado trabajoxv. Como hemos visto estos vestigios corresponden al erróneamente denominado “Megarón Calcolítico”xvi localizado por nosotros y ya estudiado en este trabajo.

Cabrera y sus acompañantes se dirigieron a continuación, río Zapatón abajo tomando el viejo camino de Villar del Rey. Visitan unas ruinas denominadas “Los Monasterios” en la que parece encontrar materiales romanos -posiblemente se trate de unos restos romanos ubicados frente al “Megarón”, en la margen contraria-. Indicamos ese lugar pues afirma que tienen poco tiempo pues han de llegar al anochecer a Villar del Rey.

Poco después, llegan a un terreno en el que unos trabajadores están desbrozando de jaras, retamas, madroñeras etc. Se acercan a ellos e indaganxvii:

[…] habían encontrado unas piedras movedizas, como ellos las llaman, colocadas en la parte alta de varios montecitos o cabezos que en bastante número existe en aquellos lugares […]

El relato continúa con la descripción de un tholos:

[…] Despertada la curiosidad de los campesinos por esta reunión de piedras, habían excavado la tierra que las cubría, hallándolas colocadas en un orden de hiladas superpuestas de mayor a menor, hasta formar un cono cuya cúspide terminaba una sola piedra de mayor tamaño generalmente y fuera de la tierra una gran parte. En el interior de cada uno de estos montones de tierra y piedras hallaron otras más grandes pero planas, que al ser levantadas ponían al descubierto una cavidad entrelarga de mayor longitud que la de una persona tendida.

Algo más adelante añadía que “como estaban cerca unos de otros visité hasta siete, decidiéndome a fotografiar por falta de tiempo solamente uno”xviii (Fig 12).

Ya vimos que estos viajes de Cabrera fueron objeto de un trabajo, llevado a cabo en 2014, por los hermanos Palomo Lechónxix. En él la aportación al entorno del río Zapatón en el área que nos ocupa es mínima, se limitan a transcribir el cuarto párrafo del tercer artículo no entrando a pormenorizar en los contenidos de este.

Igualmente ocurre con el trabajo de Murillo y Paolettixx, en el mismo, este tema es tratado con carácter secundario y de forma superficial, siguiendo en esto la exposición que el mismo descubridor hace en la relación que Hernández Pachecoxxi nos trasmite. Sin duda en aquellos momentos la atención de Cabrera Gallardo y de Hernández Pacheco era acaparada por la magnificencia de los monumentos y materiales hallados en los megalíticos de las proximidades de San Vicente de Alcántara.

Nuestro trabajo lleva como objeto el estudio de esos hallazgos pasados por alto una y otra vez incluso por sus propios descubridores.

    1. Descripción del tholos

Fig. 13. Vista del tholos de las Calderas

El corredor está perfectamente orientado al E y coincide con los equinoccios. Se mantienen bien señalados 10 m antes de llegar a la cámara; su ancho actual está entre los 0,70 y 0,90 m. y su altura es decreciente hacia el exterior -0,60 a 0,20 m-. Se encuentra bastante colmatado (Fig. 13).

Actualmente la forma de la cámara aparenta ser elíptica, con un eje mayor, de 5,30 m, que parte del corredor y un eje menor, perpendicular en su centro, que mide 4,30 m. No se encuentra limitado por ortostatos estando rodeada por piedras sueltas. Si seguimos la fotografía de Cabrera, parece que un anillo de cortos ortostatos limitaría lateralmente la cámara y por la descripción del mismo autor la cubierta se cerraría por falsa cúpula o aproximación de hiladas; superiormente se situaría el túmulo.

Las piedras son relativamente pequeñas generalmente pueden ser acarreadas por un solo individuo e incluso un niño. Amontonadas, su altura es oscilante llegando a 1,40 m en las zonas norte y sur, decrece notablemente por el oeste. Aunque con variaciones el túmulo presenta actualmente un diámetro exterior de unos 20 m.

Cabe añadir la existencia en él, de una pequeña estructura de tendencia rectangular, de no más de 2 m de lado mayor, adosada al exterior del túmulo en su parte sur-oeste y cubierta en gran parte por los sucesivos derrumbes.

Ya vimos como Cabrera nos describió este u otro monumento cercano pues nos afirma que había lo menos seis. Pensamos que podría haber más pues se trata de un reconocimiento rápido pues la noche se los echaba se aproximaba xxii.

Objetos observados en el tholos o en sus inmediaciones

  1. Cerámicas

Los fragmentos observados estaban situados en el estrato superficial que les correspondía: el nivel de la base del tholos. Anormalmente se encuentran condensadas en un punto situado en los finales del túmulo, en el lado sureste. El lote, no muy numeroso, corresponde en general a fragmentos con escasa personalidad, pertenecientes a las paredes de diversos recipientes de apariencia globular.

La mayoría de las cerámicas muestra unas características comunes. Fueron realizados con pasta elemental -cuidada pero más bien gruesa- y su textura, colorido etc. son bastante homogéneos. Interiormente tienden a presentar color gris oscuro, las caras van de anaranjadas a pardo claro, aunque desvaídos por la acción del agua del pantano. La composición de las pastas es menos uniforme, presentando unas veces finos desgrasantes, otras de muy variado tamaño. Su ancho no suele ser muy significativo -entre 8 y 14 mm-, la mayoría rondan los 10 – 12 mm. Las paredes presentan superficies alisadas, aunque algo bastas debido a la prolongada acción de las aguas. El color rojizo que presentan la mayoría de los fragmentos en ambas caras pertenece a una fina capa que recubre las superficies, podrían ser restos de pintura a la almagra.

Todas fueron realizadas manualmente y los recipientes a los que pertenecieron nos son de tipología desconocida debido a la ausencia de elementos que las caractericen.

Un par de fragmentos son de labios sencillos, posiblemente pertenecientes a cuencos u ollas globulares de uso cotidiano; otros, en corto número son de asientos elementales y el resto posiblemente formaron parte de las paredes de recipientes de las dos formas apuntadas.

  1. Placa grabada

Se trata de una estrecha pizarra -8 mm- con forma de un trapecio; la base mayor mide 60 mm, la menor 52 mm y la altura 118 mm. Presenta un contorno aparentemente logrado de forma elemental, el lado superior es redondeado (Fig. 14).

Una de sus caras presenta diferentes niveles por ello se prescindió de ella, la otra en cambio es lisa; en ella se realizó un grabado lineal de apenas un milímetro de profundidad no pudiendo determinar si el perfil es en V o en U.

Consideramos que el espacio está dividido por dos líneas horizontales que se extienden de derecha a izquierda. La superior se situó a 26 mm del lado superior y la más inferior a 75 mm. Con estos dos acotamientos se dividió la superficie en tres partes de tamaño diferente.

El espacio superior presenta a la izquierda una línea inclinada de 16 mm; con ella se consiguió un espacio triangular isósceles. Continúa a la derecha el inicio de una incisión circular de un par de mm de diámetro y un milímetro escaso de profundidad. Se situó antes de llegar al centro.

Fig. 14. Plaquita grabada del Tholoi de las Calderas

En la parte media encontramos las siguientes actuaciones:

En el extremo izquierdo de la línea horizontal superior, muy cerca del límite de la roca, se desprende un trazo, de clara tendencia vertical, aunque resultó ligeramente ondulado: mide 58 mm. Por resaltes de la pizarra, sus extremos no alcanzan las correspondientes líneas a las que parecen dirigirse. Claramente menciona la intención de acotar el espacio por el lado izquierdo. Lo probable es que este espacio que estamos describiendo se encontrara limitado por otra línea de tendencia vertical en el lado derecho, muy cerca del límite de la roca, pero ese espacio nos ha llegado con un resalte; en la parte baja de este se puede apreciar un tracito de diez milímetros que sería su terminación inferior.

En el segmento horizontal más central, a 30 mm del extremo izquierdo, se realizó un segmento de 18 mm, hacia arriba y con verticalidad; corta a la horizontal perpendicularmente y deja en la parte inferior solamente 2 mm.

En la superficie interior de este espacio medio, en su lado izquierdo, hay un trazo horizontal de 24 mm; se situó a treinta mm del extremo superior. De su extremo derecho parte hacia arriba un trazo escalonado en tres segmentos de 10, 8 y 10 mm. En la terminación superior del segmento hay un espacio sin trazo que aparenta ser un vano y tras él comienza uno más de 7 mm, en el mismo sentido vertical; este último se extiende hasta cortar al trazo superior ya descrito.

En la supuesta línea que limita por la derecha este espacio central, fue realizado a 11 mm del extremo superior, otra de 14 mm y de tendencia horizontal.

La zona inferior tiene varios segmentos de tendencia horizontal los cuales no terminan con claridad en su parte izquierda muy posiblemente, por la ruptura del soporte.

El espacio se encuentra limitado en su parte superior por la correspondiente línea horizontal que acota el espacio medio. Presenta una línea en su parte central; es de tendencia vertical y de 17 mm; comienza muy próxima a la base de la zona media, aunque no la corta y no parece que concluyera en la parte inferior del soporte.

En el espacio izquierdo, bastante centrada se hizo una línea de 28 mm que corta 11 mm a la línea central. Muy cerca de su extremo derecho, se puede observar una forma de “nota musical” que después de contractarlo con la visión real del objeto consideramos caprichoso fruto de luces, trazos, resaltes etc.

El espacio también se acotó horizontalmente, en su parte inferior izquierda, con dos paralelas muy próximas. Parten del extremo de la línea central y tienen de longitud 28 mm.

Su lado derecho aparece bien señalado a 5 mm del borde con dos paralelas de características semejantes a la descrita pero ahora de tendencia vertical; miden 40 mm y cortan en un par de milímetros a la línea de base superior y llegan al extremo de la roca en la parte inferior.

En el tramo inferior de este espacio, se observa una línea ligeramente inclinada hacia la parte superior izquierda de 25 mm. Parte cerca del acotamiento por la derecha. Con aumento se observa en su terminación derecha un tracito paralelo que es quién corta al acotamiento. Tiene tan solo 5 mm. Aún puede observarse otro en esta parte derecha, cerca ya del límite inferior de la roca, es paralelo al superior y tiene uno 20 mm de longitud.

  1. Betilo

Entre los escasos materiales observados destaca esta roca de color marrón, muy dura, perfectamente pulida. Tiene forma de trapecio y la consideramos una posible representación anicónica (sin imagen) -betilo-. Mide de alto 96 mm, el ancho es de 52 – 40 mm y 23 mm de profundidad. Su superficie mantiene restos de color almagra.

    1. Relaciones

No dudamos de que el monumento descrito por Cabrera hace clara referencia a una construcción funeraria con cubierta en forma de falsa cúpula: un tholos.

Según su fotografía, esas cimas cortadas del fondo deben corresponder al único afloramiento de cuarcitas que se puede observar desde el tholos. Lo integran cuatro picachos de los que dos de ellos son visibles en la fotografía número 12: en el fondo emerge el pico más oriental de las Calderas y a su derecha un segundo picacho de visión muy reducida. Solamente se ve uno desde el monumento que ahora presentamos (Fig. 13).

El monumento ahora estudiado puede ser el mismo o quizás otro muy cercano, que, o no llegó a emerger en el invierno de 2017 – 2018 o bien nosotros no localizamos. Pero con certeza debió ser uno de los siete que visitó aquella tarde, ya avanzada; sus situaciones eran muy próximas.

El relato antes mencionadoxxiii nos sitúa en unas construcciones semejantes, en forma y número, a las encontradas en la necrópolis del poblado calcolítico de Cheles, Badajozxxiv con las que, a pesar del expolio de esta, se pueden relacionar cronológicamente.

En otro orden de cosas diremos que la presencia de forma generalizada de restos de recipientes de cerámica, aparentemente recubiertos de pintura a la almagra (cuestión que ha de comprobarse) señala cronológicamente un periodo concreto de tiempo que puede resultar dispar con el tipo de arquitectura empleado en el tholos, el cual nos parece más tardío.xxv Puede sospecharse algún teñido natural debido a su característica actual de inmersión o alguna manipulación posterior a su factura.

Como novedad aportamos la plaquita grabada con una compleja estructura lineal en un espacio aparentemente destinado al mundo megalítico. A nuestro entender el trazo superior horizontal divide los posibles contenidos en dos; a su vez el inclinado superior del lado izquierdo acota un espacio triangular propio de los inicios de un ídolos-placa que se continuó levemente al comenzar a hacer una perforación. Por esto parece que en sus inicios estaba destinada a contener un monumento de ese tipo.

El resto del grabado es bien diferente, ofrece una división espacial en dos partes conseguidas por el siguiente trazo horizontal. De ellas, la superior presenta su superficie dividida en cuatro estancias, articuladas por vanos, que permiten acceder de una a otra. En la zona inferior el espacio de la derecha se articula mediante un vano amplio; en su izquierda los compartimientos permanecen incomunicados sin ninguna abertura entre derecha e izquierda.

Sobre las diversas cuestiones que puedan suponerse como contenidos de esta segunda parte, parece que el más racional es considerarlo un plano o croquis de un deslinde o construcción. Por los ángulos rectos señalados no parece que pueda ser una representación muraría anterior a la influencia fenicia es decir son posteriores al Bronce Final. Esa deducción cronológica no debe suponerse separada de una serie de trazos lineales, paralelos e igualmente próximos presentes en algunos grabados de la La Zepa de la Serena.

En el espacio inferior, en tres ocasiones se utilizan ese tipo de trazos paralelos. En la Zepa mencionada, están presentes, de forma individual o asociados, en los grabados de arroyo Tamujoso, Campanario, roca 12, Fig. 759/1, Pág 365; roca 28, Fig. 824/3 pág 396; río Guadalefa, Campanario, roca 23, panel 1, Fig. 599/25 y 600/24, pág 287; Los Terciones, Puebla de Alcocer, roca 06, Fig. 152/1, pág 83; arroyo del valle de Casatejada, Puebla de Alcocer, roca 21, fig 298, pág 147, en este conjunto va acompañando a una innegable forma de alabardaxxvi. Igualmente están presentes en los grabados del río Tejadilla, Tejadilla XII, pág 534 y 535xxvii.

Todos estos pares de líneas no parecen tengan un contenido especial en los paneles que les contienen; simplemente parecen sustituir a un trazo simple, aparentemente sin otros contenidos.

La forma de alabarda realizada en la roca 21 del valle de Casatejada, nos ayuda a aproximarnos con cierta claridad a la cronología de nuestra plaquita, en un sentido amplio. Quizás en los principios de la Edad del Hierro con claras pervivencia de elementos anteriores concilie los elementos más señalados. De épocas no muy lejanas, realizado igualmente en ambiente del Bronce tardío, debieron ser las líneas paralelas semejantes, muy próximas, realizadas en el grabado del río Tejadilla (Fig 15).

Fig 15. Grabado de Tejadilla XII. Paralelas muy próximas con estructuras y armas del Bronce Final.

Aunque cronológicamente los comienzos de la Edad del Hierro, nos parece un tiempo muy tardío para la utilización de nuestro monumento, la plaquita debió reutilizarse y pudo realizarse cuando ya las creencias en Ídolos Oculado habían perdido gran parte de su vigencia o en cierto desuso aunque las creencias que contenía el monumento debía tener aún cierta influencia social no hay que olvidar que fue reutilizado con estructuras murarías de forma poco concreta.

Por el momento no tenemos más remedio que aceptar los hechos como se nos presentan: observando la vista aérea de los restos de la construcción de algunos edificios de época Orientalizante, como el de La Ayuela y relacionándolo con las dos partes inferiores de la plaquita vemos que pueden representar una o parte de una construcción propia de los periodos centrales del primer milenio antes de Cristo.

  1. CONCLUSIONES GENERALES

Este tholos, más los enumerados en el relato, pueden constituir una necrópolis megalítica; a ella hay que añadir los vestigios de su poblamiento. Este se localiza en la margen contraria, algo más arriba, en el mal denominado “Megarón”, con sus próximos y variados restos arqueológicos que pensamos vienen a ser partes de secuencias de un único asentamiento.

Las semejanzas de los restos del edificio con los restos de la ermita de Los Mártires de Cheles; así como la ubicación próxima de una necrópolis en tholos y la inmediatez de restos romanos en las dos ubicaciones nos lleva a aceptar la posibilidad de unos inicios y evolución de poblamiento semejantes.

El paulatino desarrollo a través del tiempo de los distintos elementos que componen los dos yacimientos ha dejado unas señalizaciones, en ocasiones similares y en otras algo más diferentes. Si nos detenemos en las de carácter espacial observaremos que el cambio de habitación en lugar próximo es algo lógico y no escaso en los desarrollos de poblamiento.

En el caso de Cheles puede consultarse el mencionado artículo de D. Víctor Hurtadoxxviii; en el de las Calderas contamos con este estudio y la mencionada descripción de la necrópolis que nos legó D. Aurelio Cabreraxxix.

Otra cuestión por estudiar es ver si en las proximidades de la ermita de los Mártires existe una necrópolis como ocurre en los restos del edificio de las Calderas, dato que en parte confirmaría aún más la semejanza secuencial entre ambos poblamientos.

Con este trabajo hemos intentado dar a conocer y relacionar unos restos aparentemente inéditos, otros redescubiertos y poco conocidos por las circunstancias de su inmersión y finalmente los que sufrieron una manipulación de difícil comprensión, aunque sin duda interesada; lo cual, afortunadamente, es poco frecuente.

Notas:

i Mapa topográfico 1/50000, hoja nº 751, Villar del Rey. Dirección general del Instituto Geográfico y Catastral, 1ª edición, 1939.

ii NEGRETE, Francisco José: “Hallan en Alburquerque un monumento único en toda la Europa occidental”, Diario HOY, 11-12-1995, p. 3.

iii Llama la atención que el artículo ofrece una fotografía de la excavación en la que no aparecen los altos personajes que se asegura asistieron (Fig. 1). Generalmente “deben salir en la foto”

iv CABRERA GALLARDO, Aurelio: “De Arqueología del Arte III”, Revista de Estudios Extremeños, 1, tomo VII, 1933, p. 37.

v BUENO TEODORO, Antonio: Villar del Rey. Geografía, Historia y Tradiciones, Badajoz, Diputación de Badajoz, 2002, p. 96.

vi MURILLO GONZÁLEZ, José María y PAOLETTI ÁVILA, Elena Xiomara: “Pinturas rupestres esquemáticas y otras evidencias de poblamiento prehistórico en el sur de la sierra de San Pedro (Extremadura, España)”, Arkeos 37, 2015, pp. 2035 – 2036.

vii PALOMO LECHÓN, Agustín y PALOMO LECHÓN Sandra: “Tras las huellas de Cabrera. Arqueología y Prehistoria en el Alburquerque de primeros del s. XX”, Revista de Estudios Extremeños, Tomo LXX, 2, 2014, p. 707.

viii MALUQUER DE MOTES, Jordi: El santuario protohistórico de Zalamea de la Serena, Badajoz. Barcelona, CSIC-Universidad de Barcelona, 1981, pp. 227 – 228.

ix RIVERO GALÁN, Encarnación: “La cerámica a la almagra en Andalucía: Ensayo tipológico”, Habis 16, 1985, p. 453 ss.

x JIMÉNEZ ÁVILA, Francisco Javier y MUÑOZ HIDALGO, Diego: “Aportaciones al conocimiento del Calcolítico de la cuenca media del Guadiana: La comarca de Zafra (Badajoz)”, Norba, 10, 1989-1990, p. 27.

xiii Sabemos por el relato de don Aurelio Cabrera (1913), que parte de aquel territorio de encinar adehesado estaba muy descuidada e invadida por el jaral, retamas, madroñeras… y se procedía en aquellos momentos a limpiarlo por una cuadrilla de trabajadores.

xiv PALOMO LECHÓN, Agustín y PALOMO LECHÓN, Sandra: “Tras la huella de Cabrera, Arqueología y Prehistoria en el Alburquerque de principios del s. XX”, Revista de Estudios Extremeños, Tomo LXX, 2, 2014. p. 707.

xv CABRERA GALLARDO, op. cit. pp. 38 (lámina 2) y 41 (lámina 3).

xvi NEGRETE, op. cit., p. 3.

xvii CABRERA GALLARDO, op. cit., p. 40.

xviii Ibidem

xix PALOMO LECHÓN y PALOMO LECHÓN, op. cit., p. 707.

xx MURILLO GONZALEZ, y PAOLETTI ÁVILA, op. cit. p. 2029.

xxi HERNÁNDEZ, Eduardo y CABRERA, Aurelio: “Pinturas prehistóricas y dólmenes de la región de Alburquerque (Extremadura)”, Boletín de la Real Sociedad española de Historia Natural, Tomo 16, 1916, p. 118 ss.

xxii CABRERA GALLARDO, op. cit., p. 40.

xxiii Ibidem, p. 40.

xxiv HURTADO, Víctor: El asentamiento fortificado de San Blas (Cheles, Badajoz) III milenio A.C., Trabajos de Prehistoria, 61, 1, 2004, pp. 141 – 155.

xxv RIVERO GALÁN, op. cit., pp.. 453 – 480; ATOCHE PEÑA, Pablo: “La cerámica a la almagra en la cueva de la Carigüela (Piñar, Granada): Su evolución en el horizonte Neolítico”, Tabona, 1985-198, pp. 92.

xxvi COLLADO GIRALDO, Hipólito y GARCÍA ARRANZ, José Julio (coords.): Corpus de Arte Rupestre en Extremadura II. Arte Rupestre en La Zepa de la Serena, Badajoz, Junta de Extremadura – Consejería de Cultura y Turismo – Dirección General de Patrimonio Cultural, 2007.

xxvii RUBIO ANDRADA, Manuel y PASTOR GONZÁLEZ, Vicente: “Los grabados prehistóricos del río Tejadilla”. XXIX Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo: Coloquios Históricos de Extremadura, 2000, p. 535.

xxviii HURTADO, op. cit.

xxix CABRERA GALLARDO, op. cit., p. 40.

Ene 152019
 

Luis Enrique Rodríguez-San Pedro Bezares.

            Intentar esbozar en breves palabras la evolución de una institución tan significativa como la Universidad de Salamanca dentro de la tradición cultural hispánica no constituye una tarea fácil. Y no sólo por la diversidad de niveles potenciales de estudio que se enmarcan en ella, sino por las variaciones y circunstancias contradictorias de una evolución de ocho siglos. Tanto más cuanto esta complejidad ha de exponerse en una conferencia pública de tiempo reducido. Ante el dilema, he renunciado a la posibilidad de presentar aquí una vistosa e impresionista exhibición de tópicos, de gestas y figuras notables. Por el contrario, voy a procurar sacrificar el ornato al contenido y exponer algunos de los rasgos más estructurales que configuraron la historia salmantina en la sucesión de sus etapas[1].

            Diremos en primer lugar, que Salamanca mantiene un desarrollo que, de algún modo, podríamos enclavar en las periodizaciones convencionales: etapa medieval, moderna y contemporánea. Durante la primera de ellas, la Universidad del Tormes no es mucho más que una universidad jurídica peninsular destacada. En los siglos modernos se convierte en la más afamada e influyente de la Monarquía hispánica y, tras esta etapa clásica, se va sumiendo en un declive provinciano que, arrastrado por el siglo XIX, no se irá remontando sino en el curso del XX. Expuesto esto, intentaremos desarrollar aquí las características destacadas de estos períodos, con atención a sus distintos niveles de comprensión: instituciones de gobierno, bases económicas, régimen docente, corrientes culturales y aspectos sociales.

1.Etapa Medieval: fundación y consolidación

Dentro del panorama europeo, Salamanca apareció con posterioridad a otras universidades destacadas como Bolonia, Módena, París, Montpellier, Oxford o Cambridge. Más aún, se inspira en modelos boloñeses, con lo que se sitúa dentro del tipo de las llamadas universidades meridionales de orientación jurídica, frente a la preferencia por la enseñanza de la teología o las artes liberales que caracterizarían a París u Oxford, por ejemplo. Es, sin embargo, la más antigua de las universidades peninsulares hoy existentes, dada la efímera aparición de la de Palencia alrededor de los años 1209-1212. La de Salamanca fue promocionada por el rey Alfonso IX de León, posiblemente hacia fines del año 1218, con categoría de Estudio de su reino. Debemos advertir que el término “universidad”, con la significación que hoy se le otorga, no aparece en los documentos salmantinos hasta el siglo XV, y que durante el XIII esta palabra poseía una significación corporativa. Es por tanto el título de “Estudio General” el que manifiesta la diversidad de sus enseñanzas, su característica no privada (abierto a todos) y la validez de sus graduaciones. La institución recibió en 1254 unos importantes estatutos de organización y dotación de rentas, otorgados por el rey Alfonso X el Sabio. Se consolidaban, de este modo, unas doce cátedras, con disciplinas de derecho canónico, civil, medicina, lógica, gramática y música. El espaldarazo final le llega en 1255, cuando la autoridad pontificia le otorgó la “licentia ubique docendi”, con reconocimiento de la validez internacional de sus grados, salvo en París y Bolonia; restricción ésta abolida al siglo siguiente, el año 1333.

            La organización institucional de este período medieval quedó configurada a través de diversas constituciones jurídicas pontificias; las del papa Benedicto XIII en 1381 y 1411, y las definitivas de Martín V en 1422, las cuales seguirán rigiendo en sus capítulos esenciales hasta el siglo XIX. Con respecto a la distribución de poderes, apreciamos una amplia participación estudiantil en el gobierno del Estudio, según el mencionado modelo boloñés: el rector es un estudiante, y le asesora un consejo de otros ocho escolares territorialmente representativos. Frente a ellos se van estructurando contrapesos progresivos, con introducción de influencias parisinas, tales como la participación de los profesores desde los claustros de diputados y plenos, claramente consolidados para el siglo XV y principios del XVI. En concreto, el claustro de diputados se diseñó para conseguir un cierto equilibrio de poderes: diez de sus miembros eran catedráticos ordinarios o de propiedad vitalicia, y otros diez pertenecían al profesorado auxiliar temporal y a los graduados o simples estudiantes. Por lo que respecta al claustro pleno, se trata de la asamblea máxima del gremio, con participación del rector, catedráticos, diputados y consiliarios estudiantes. A lo dicho hay que agregar la decisiva figura del maestrescuela catedral, vitalicio, representante del poder pontificio, juez del Estudio en lo civil y criminal, y en quien recae la potestad de la colación de grados. Finalmente, cabe señalar la existencia del primicerio o presidente del claustro de catedráticos.

            La autonomía institucional se consigue por medio de una financiación peculiar. Se trata de una participación en los diezmos eclesiásticos a través de las tercias reales del obispado de Salamanca. Esto vincula la solidez económica con los ritmos agrarios del entorno, produciéndose agudas insuficiencias durante las convulsiones críticas del siglo XIV. Respecto a los repartos salariales, el profesorado jurista resulta el más favorecido proporcionalmente, lo que denota la destacada valoración de estas facultades en la época. Por lo demás, los profesores auxiliares o ayudantes no recibieron estipendios hasta alrededor del año 1439, y éstos jerarquizados y diferentes según disciplinas, del mismo modo que en las cátedras vitalicias. No obstante, el profesorado podía recurrir a complementos económicos a través de beneficios eclesiásticos que, asimismo, permitían mantenerse en la universidad a determinados contingentes de estudiantes.

            En estas circunstancias, se fueron incrementando las cátedras dotadas, señaladamente en derecho. Hacia 1393 existían ocho: dos de civil, dos de decreto y cuatro de decretales. Durante el siglo XV, las cátedras asalariadas y ordinarias alcanzaron una media de 24, mientras que se multiplicaron las adjuntías o cátedras cursatorias, llamadas también menores. El predominio continuó recayendo en las disciplinas canónicas, dada la asistencia mayoritaria de clérigos. Además, la facultad de teología comienza su funcionamiento entre 1381-1386, y se robustece desde principios del cuatrocientos. Los teólogos podían cursar en la Universidad o en los Estudios conventuales de dominicos y franciscanos, con posibilidad de convalidaciones. Resta señalar, en este apartado, el hecho de que regentaban las diversas cátedras ordinarias doctores y licenciados, mientras las cursatorias quedaban encomendadas a bachilleres.

            El método pedagógico comprendía “lectiones”, “repetitiones” y “disputationes”, como en el resto de las universidades europeas del momento. Se trataba de comentarios analíticos sobre textos consagrados, conferencias magistrales públicas y ejercicios dialécticos. La lengua académica era el latín, lo que facilitaba los intercambios y la movilidad internacional. Las autoridades de referencia eran el derecho civil romano justinianeo (“corpus iuris civilis”) o el derecho pontificio medieval (“corpus iuris canonici”; así como los clásicos grecolatinos y Aristóteles. No existían exámenes de curso, sino pruebas finales o grados académicos: bachiller, licenciado y doctor. Hay que advertir, además, que Salamanca no impartió sus clases en edificios propios hasta el siglo XV, y que, con anterioridad, pululaban los maestros por dependencias y locales dispersos, alquilados o cedidos. Los grados eran conferidos en la catedral vieja, y el examen de licenciado en la capilla de Santa Bárbara, costumbre mantenida hasta el siglo XIX.

            Con todo ello, Salamanca se constituye como uno de los más destacados centros universitarios medievales, junto a los de Coimbra, Valladolid y Lérida, principalmente. Predominarán en ellos las enseñanzas jurídicas, y se produce cierta movilidad del alumnado por universidades como Bolonia (para el derecho), París (teología) y Montpellier (medicina). El desarrollo jurídico contribuye a la conformación de las estructuras gubernativas de la Iglesia y de las Monarquías, con un cierto talante autoritario-romanista. Los canonistas salmantinos llegan hasta la Curia romana o, junto a los teólogos, participan en concilios como los de Constanza y Basilea, a comienzos del cuatrocientos. Sin embargo, las posturas conciliaristas que allí se defendieron se diluyeron posteriormente, por el hecho de que Salamanca terminó subsistiendo gracias a una decidida protección papal. Por ello, a lo largo del siglo XV, Salamanca se configura como una universidad tradicional, dentro del sistema romanista y canónico; y únicamente desde mediados de dicho siglo se aprecian atisbos humanísticos, en parte por influencias externas. El caso de Nebrija parece paradigmático, ya que, habiéndose formado en Italia, terminó marchándose de la atmósfera salmantina hacia los nuevos horizontes de Alcalá. La teología, por su parte, se mueve dentro de la ortodoxia, con raras excepciones, como la condena en 1479 de ciertas doctrinas del maestro Pedro Martínez de Osma sobre la penitencia. De otro lado, la abundancia de manuscritos científicos en algunos colegios, como el de San Bartolomé, vinculados a las cátedras de filosofía natural y astronomía, señalan un desarrollo importante de estas disciplinas, por lo menos en pequeños cenáculos. El panorama se completa con una Librería central universitaria, que contaba con unos 200 volúmenes hacia 1470, y que debía abrirse a los estudiosos unas cuatro horas al día. La imprenta se introdujo, asimismo, en la ciudad hacia 1472, pero la dependencia respecto a las grandes imprentas y circuitos europeos del libro se mantuvo a todo lo largo de los siglos XVI y XVII.

            Una primera consideración, dentro de los aspectos sociales, recae en el hecho de que la universidad medieval excluyó de sus aulas al potencial alumnado femenino. Y esto, que era cierto para toda Europa, lo era también para Salamanca. Pero, no debemos tampoco pensar en grandes contingentes de escolares varones. Frente a los mil matriculados que ostentaba Bolonia a finales del siglo XII, la salmantina de principios del XV quizás alcanzaba 500 ó 600, elevándose a unos 3.000 entrado el siglo XVI. En el conjunto, predominaban los clérigos sobre los laicos, y entre aquellos los canónigos. Estos estudiantes se agrupaban en “naciones” o asociaciones de apoyo mútuo. En un principio debieron de ser cuatro: una comprendería las diócesis galaico-portuguesas; otra el resto de las leonesas; la tercera la provincia eclesiástica de Burgos; y la cuarta la provincia eclesiástica de Toledo. Para el siglo XV estas cuatro naciones se habían desdoblado en las ocho consiliaturas asesoras del rector. Por contingentes de procedencia, parece evidente un predominio de ambas Mesetas (sobre todo la Meseta Norte) y del Noroeste peninsular (Galicia-Asturias-Portugal); asimismo, encontramos limitadas proporciones procedentes de Extremadura y Andalucía; raros llegados de la Corona de Aragón y rarísimos extranjeros no peninsulares. Hay que advertir, no obstante, que las reducidas procedencias de la Corona de Aragón se debían a una mayor preferencia por los traslados hacia Bolonia o las universidades del medio francés. Parecidas circunstancias a las descritas concurren en el profesorado: un predominio del originario de Castilla-León y Portugal, con algunas excepciones de extranjeros aventureros. Por último, podemos destacar, entre fines del XIV y comienzos del XV, los inicios y desarrollo de la fundación de colegios, instituciones beneficiales de acogida de estudiantes, con amplia tradición en Francia e Inglaterra: en 1386 se fundaba el de Pan y Carbón; y en 1401 el que luego sería Mayor de San Bartolomé, inspirado en el de los Españoles de Bolonia, c. 1364.

2.Siglos XVI y XVII: la Universidad de referencia

            El tránsito de la etapa medieval a la moderna irá convirtiendo a la salmantina en universidad modelo, una especie de estereotipo de prestigio, celebrado/a como la primera, afamada y más influyente universidad de las Españas. Es decir, la institución de educación superior sobresaliente entre las treinta y dos fundaciones con grados reconocidos existentes en la Península Ibérica hacia 1625; pluriforme en materias de enseñanza, con las cátedras mejor financiadas, y la menos regional en sus contingentes de alumnado. No cabe duda de que tales primacías se debieron substancialmente al desarrollo de los estudios jurídicos y, en segundo plano, de los teológicos, con lo que se convertía en foco universitario volcado en las necesidades burocráticas de vertebrar las estructuras de la Monarquía y en asumir la defensa y expansión de la fe Católica. Más aún, y como alguien ha dicho, la circunstancia americana otorgó a Salamanca “la ocasión para la mayor expansión de una universidad que han visto los siglos”; expresión ésta, algo enfática y de resonancias cervantinas, con la que se ha querido definir la floración de unas treinta universidades, de alguna manera filiales, en suelo indiano (referencias, hombres e ideas).

            Por lo que se refiere al equilibrio de los poderes, la consolidación de una Monarquía autoritaria desde fines del XV, con el reinado de los Reyes Católicos y sus sucesores, reafirmó la intervención regia en los asuntos académicos, a través del Consejo de Castilla, con una cierta marginación de las iniciativas papales y su protagonismo medieval. De modo que los controles reales tomaron forma en visitadores periódicos, con potestad para impulsar y canalizar reformas y sucesivas modificaciones de estatutos de gobierno. No obstante, el marco jurídico prosiguió dentro de las Constituciones pontificias de 1422, a las que se fueron añadiendo estatutos complementarios en 1538, 1561, 1594, 1604 y 1618, culminando en la Recopilación general de 1625, que se constituye en flexible marco de referencia jurídica hasta 1771 y la reforma subsiguiente.

            Aun cuando existieron algunos intentos de reforma, el poder ejecutivo continuó en el rector, estudiante generoso o noble habitualmente, asesorado por un consejo consultivo de ocho estudiantes, representantes de las diversas cofradías regionales de escolares y elegidos a propuesta de éstas. El maestrescuela catedral mantuvo el simbolismo de la autoridad papal, ejerciendo jurisdicción mediante tribunal propio sobre todo el gremio universitario. Asimismo, se mantuvieron los diversos claustros, como organismos de gobierno administrativo, económico y académico. Con todo, hay que señalar durante esta etapa una tendencia hacia la aristocratización de los poderes, intentando reducir la participación estudiantil, concentrando responsabilidades en los catedráticos de propiedad y aumentando las preeminencias de las oligarquías colegiales. Las facciones y camarillas fueron continuas y, desde mediados del XVII, parece apreciarse una disolución del sistema asambleario gubernativo hacia la proliferación de juntas especiales decisorias.

            La hacienda universitaria mantiene sus fundamentos medievales: la participación en los excedentes agrarios circundantes a través de tercias reales sobre el diezmo. Entre 1600 y 1700, por ejemplo, las medias quinquenales de estos ingresos se situaron entre 6.000.000 de maravedís en años bajos y 15.000.000 en años prósperos, con medias seculares de 8.500.000 aproximadamente. Y como las tercias suponían entre el 80 y el 85% de la recaudación total, la universidad mimetizará en su economía el discurrir cíclico de la Castilla interior, con una situación más próspera desde los Reyes Católicos y siglo XVI que en la crisis del XVII, y una clara recuperación en el XVIII. En este contexto, el pago de las cátedras se elevaba al 50% del gasto, bien entendido que siguieron manteniéndose las fuertes desigualdades en las dotaciones y pago, con predominio de las disciplinas jurídicas y las cátedras de propiedad. Las facultades privilegiadas, derecho y teología, copaban a fines del XVII el 65% de los salarios globales del profesorado, los cuales se complementaban, asimismo, con propinas de actos y grados académicos.

            Sobre estas bases se alzaba el régimen docente, que a finales del siglo XVI articulaba en torno a 26 cátedras de propiedad o vitalicias y unas 30 temporales, cursatorias o regencias. Estas cátedras se proveían por voto de estudiantes, según el sistema boloñés, que se mantuvo hasta 1623 y 1641; a partir de estas fechas fue suprimido por irregularidad, corrupción y conflictividad. Las cátedras pasaron entonces a ser designadas por el Consejo de Castilla, lo que abocó hacia acaparamientos partidistas por parte de las oligarquías burocráticas y colegiales. Y es que los colegios, surgidos como instrumento para la conformación de una élite académica preparada para el acceso a grados, cátedras y oficios de la administración, terminaron coaligándose en intereses con los altos burócratas del aparato de gobierno: si estos promovían a los colegiales a cátedras y cargos, los colegios otorgarían becas a familiares y allegados a sus bienhechores. De este modo, la seguridad de la beca colegial y el turnismo de los ascensos, primando la antigüedad y la capacidad de influencias sobre el mérito, dislocaba todo el interés por el estudio. El estudiante manteísta meritorio, no colegial, termina desmoralizándose ante los rodillos de parcialidades y camarillas. Y esta selección endogámica del profesorado tomó la forma de turnismo en las cátedras jurídicas entre colegiales. Asimismo, las enseñanzas teológicas pasan a turnos de escuela en la primera mitad del siglo XVIII; aunque anteriormente, desde 1606, se había producido una progresiva dotación de cátedras sin oposición, vinculadas a las doctrinas y financiación de órdenes religiosas diversas.

            El método medieval de enseñanza se mantuvo, fundamentado en la lección magistral, la relección y las disputas académicas y ejercicios dialécticos. El principio de autoridad se derivaba de ciertos libros y autores consagrados: corpus de derecho romano y decretales pontificias; la Biblia y una escolástica teológica de predominio tomista en el siglo XVI; síntesis galénica en medicina; lógica y filosofía aristotélicas; Euclides, Ptolomeo y los clásicos latinos y griegos, etc. Todo ello se consolidó en dos tiempos, los planes de estudio de 1561 y 1594, completados con modificaciones parciales para las artes y filosofía en 1604. A partir de aquí, la Recopilación de 1625 rige como referencia, aunque con negligencias y relajaciones en su cumplimiento. Además, los abusos en el dictado produjeron considerables retrasos de los programas. Por su parte, los cursos comprendían seis meses y un día desde la fecha de la matrícula, y las clases cesaban únicamente entre el ocho de septiembre y el dieciocho de octubre. No existían exámenes finales y el “pase de curso” requería tan sólo matrícula y asistencia. La revalidación de conocimientos se producía a través de los grados de bachiller, licenciado y doctor: el primero de ellos servía para el ejercicio profesional, mientras que el segundo probaba la habilidad erudita para la futura docencia, y el doctorado era mera cuestión de pompa y festejos. Todo tenía lugar en las Escuelas Mayores y Menores, que constituían la Universidad por excelencia. A ella se agregaban unos 20 conventos regulares masculinos y más de 25 colegios vinculados, con ciertas tensiones de disgregación y enseñanza autónoma, sobre todo en los primeros.

            Con estas coordenadas, la Universidad salmantina de los siglos modernos presenta un perfil de acusado carácter jurídico y de promoción burocrática y funcionarial: una institución regia y eclesiástica muy vinculada al “cursus honorum” letrado y administrativo. Esto no obstaculizó que, desde el último cuarto del XV y primera mitad del XVI, Salamanca se incorporase al movimiento humanista; aunque, ciertamente, ensombrecida por Alcalá que, en su apogeo renacentista, le restará alumnos. Por los años centrales del XVI, la confluencia del derecho, la teología tomista, las nuevas lógicas y las lenguas clásicas, cristalizan en la llamada “Escuela de Salamanca”, cuya principal aportación supondrá la reflexión práctica sobre un conjunto de problemas de proyección europea y americana: naturaleza del poder y de la justicia; derechos de la persona y del Príncipe; comunidad internacional y derecho de gentes; conflictos internacionales y guerra justa; así como teorización económica y tensiones derivadas de la colonización y transculturación americana. En este contexto, destaca la movilidad del profesorado eclesiástico, a traves de sus Estudios conventuales: Francisco de Vitoria había llegado procedente de París; y Francisco Suárez, por Valladolid, Alcalá y, más tarde, Roma, recalaba en Salamanca para culminar su obra en Coimbra. Luego, tras la participación de destacados teólogos en el Concilio de Trento, la salmantina adopta perfiles más rígidos, que oscurecen la floración humanista. Baste recordar el proceso de fray Luis de León y de los hebraístas. La síntesis aristotélico-escolástica y el romanismo jurídico se imponen. Se aboca a un “tiempo largo” de cierto tradicionalismo, que se adentra hasta la primera mitad del siglo XVIII.

            En esta etapa (siglo XVII), Salamanca permaneció fiel a los cauces jurídicos del “mos italicus”; mientras en teología se multiplicaron las escuelas teológicas desde fines del XVI y las sistematizaciones escolásticas durante el XVII. El cosmos aristotélico mantiene su pervivencia hasta bien entrado el XVIII. La Universidad salmantina, como otras de su tiempo, parece adormecerse, conservar sus saberes, erigirse como brazo letado y legitimación ortodoxa de un orden social. Puede hablarse de un cierto declive teórico en esta institución, desincorporada del racionalismo filosófico y del cientifismo experimental de la naturaleza, propios de las vanguardias del seiscientos. No obstante, su contribución a la formación de los cuadros jurídicos y administrativos de la Monarquía y de la Iglesia resultó destacada. Y esta preocupación práctica, junto al desarrollo de una teología ortodoxa, contribuyó a desatender las disciplinas de pura erudición y las lenguas auxiliares. Además, este acusado predominio del derecho y de la teología marginó, incluso económicamente, a las restantes disciplinas; de este modo, a fines del XVII, la cátedra de matemáticas-astronomía, junto con la de música, eran las peor pagadas de todas las de propiedad. El temor a la herejía y a las “novedades peligrosas” fija la permanencia de los viejos planes de estudio. A esto se unirá una mediocre y endogámica selección del profesorado, y una instrumentalización de los saberes como legitimación y promoción.

            En este punto, cabe referirse a la Biblioteca universitaria que, hasta 1550, fue nutriendo sus fondos e incorporando libros de humanidades. Sin embargo, estas adquisiciones disminuyen desde dicha fecha, y en 1610 nos encontramos con unos locales descuidados y un contingente de 1.250 volúmenes, que rezuma saberes medievales y arcaísmo. El hundimiento de la sala de lectura en 1664 ennegrece aún más el panorama, pues los libros permanecerán arrinconados y desordenados hasta 1693, con múltiples desapariciones. Será en la primera mitad del XVIII cuando la biblioteca se remoce con nuevas compras y locales; pero cumple señalar que, durante su etapa clásica, las bibliotecas de instituciones privadas (colegios y conventos) y las particulares constituyen focos culturales más nutridos y efectivos que la propiamente universitaria, Y cuando, finalmente, se consolidan sus fondos en el siglo XVIII, en gran parte procederán del colegio-convento de los jesuitas expulsos.

            No podemos olvidar tampoco que, durante esta etapa, la institución universitaria y, destacadamente, sus estudios de derecho, constituyeron cauce de promoción y movilidad social. Y esto resulta particularmente cierto por lo que respecta al siglo XVI, ya que posteriormente se acentúa una tendencia a la aristocratización y selección más oligárquica. Ante las perspectivas que se abrían, la matrícula alcanzó entre 5.000 y 7.000 alumnos anuales en la segunda mitad del XVI, si bien a mediados del XVII se hará patente un declive que aboca a los 2.000 matriculados de las postrimerías del seiscientos. Entre ellos continuaron predominando los jurístas, destacadamente los canonistas, siguiendo en importancia la teología y las artes/filosofía, con pequeños contingentes de médicos. Por lo que respecta a las procedencias, durante la segunda mitad del XVI, el prestigio de Salamanca atrae hacia sí una confluencia de estudiantes de todo el ámbito peninsular, e incluso europeos e indianos en proporciones superiores a cualquier otra universidad hispana de la época. De modo que Salamanca se configura como la menos regional de las tres grandes universidades de la Monarquía (además de Valladolid y Alcalá); y esto a pesar del predominio del alumnado meseteño: y es así que los 9.000 portugueses que pasaron por sus aulas entre 1580 y 1640 podrían dar testimonio de su pluralidad. Estos estudiantes se agrupaban en asociaciones y cofradías regionales (“naciones”) que, a fines del XVI y principios del XVII eran ocho: Galicia, Portugal, Campos (Castilla la Vieja y Leon), Vizcaya, Extremadura, La Mancha, Andalucía y Corona de Aragón.

3.Siglo XVIII: Reformas ilustradas

            Cuando, dejando atrás la etapa clásica de la Universidad, nos adentramos por el siglo XVIII, constatamos la pervivencia de inercias tradicionalistas, hasta que se produce el despliegue de las reformas ilustradas. No obstante, estas reformas representan una suerte de compromiso entre lo viejo y lo nuevo; se trata de restaurar y mejorar y no propiamente de acometer reestructuraciones radicales. Más aún, el reformismo se aplica con cierta intensidad en la etapa de Carlos III, y se ralentiza bajo Carlos IV, dados los conflictos inherentes a este reinado y el temor a las consecuencias de la Revolución francesa. La resultante final culminará en el Plan Caballero de 1807, que se proyecta como Plan General de Universidades. A partir de los proyectos presentados por Salamanca que, una vez más, asume su papel de universidad modelo, se pretende una uniformización del resto de las universidades existentes.

            En los aspectos institucionales, las reformas articuladas en torno al Plan de 1771 pretendieron un mayor control del Consejo Real sobre la autonomía universitaria. Asimismo, se reforzó la autoridad rectoral, prolongando su mandato a períodos de dos años (desde 1770), y reservando el cargo para graduados mayores, con exclusión de catedráticos. Este reformismo vino acompañado de una pareja merma de la autoridad del maestrescuela y de su jurisdicción. Por otro lado, una vez desarticulada la prepotencia jesuita, tras la expulsión de la orden en 1767, la Monarquía y ciertos grupos ilustrados pretendieron atenuar la influencia colegial, tanto en la burocracia del reino como en la provisión de cátedras universitarias. Diversas disposiciones reales se sucedieron entre 1771 y 1777 para la reforma de los colegios, aunque, a medio plazo, parece que se reprodujeron los antiguos vicios.

            A pesar de todo, el reformismo dieciochesco no proporcionó nuevas rentas económicas al Estudio, ni procuró conseguir una distribución más equitativa de los ingresos. Los catedráticos de propiedad continuaron gozando de una desmedida participación en las rentas decimales, reivindicando privilegios remontables a 1422. Con ello, la mayor parte de la reforma hubo de sufragarse a través del arca de gastos comunes, con las dificultades a ello inherentes. En conjunto, la facultad de medicina fue la más favorecida económicamente por las nuevas disposiciones, incorporando, incluso, nuevos diezmos del obispado en el tardío año de 1789, al tiempo que se producía un incremento de los asignados de sus cátedras cursatorias.

            En el capítulo del régimen docente se había llegado al consentimiento tácito de una costumbre de oposiciones formularias, con turnos y antigüedad de acceso para colegiales y clero regular. Todo ello se mantenía hacia mediados del XVIII, y las reformas se dirigieron a conseguir un concurso-oposición abierto, bajo la supervisión del Consejo. Se trataba de abolir los turnos y abrir las oposiciones al mérito y a la concurrencia (1770). Además de esto, el Plan de estudios exigió una atención especial, lo que cristalizó en las disposiciones de 1771. No hay que considerarlas como revolucionarias, pero contribuyeron a la introducción de nuevos enfoques y materias de estudio. En derecho canónico se favorecían las corrientes regalistas, limitando el estudio del derecho medieval pontificio. En leyes se reglamentó la enseñanza del derecho real o nacional, aunque continuó predominando el romanismo. En teología se pretendió acentuar los aspectos bíblicos y positivos, así como las disciplinas prácticas; pero la escolástica retornó al predominio tomista, frente a la proliferación de escuelas del siglo anterior. Se produjo una apertura hacia los estudios de física experimental para los médicos que, al mismo tiempo, incrementaron el talante empírico-clínico de la enseñanza. Finalmente, tanto las matemáticas como las letras clásicas recibieron protección decidida.

            Lo que no se modificó demasiado fue el método docente, consolidándose la lección magistral y las tradicionales disputas. No obstante, la introducción de compendios y manuales terminó con el dictado, y la relección cayó en desuso. Se incrementó la normativa para el control de asistencia necesario para el “pase de curso”, y no llegaron a introducirse exámenes anuales. Por su parte, se consolidaron los estudios de licenciatura, que tomaron apariencia de cursos académicos, con inclusión en ellos de nuevas materias de estudio. Otros complementos iban en la línea de mejorar los equipamientos, recomendándose la creación de un jardín botánico y un museo de simples medicinales, entre otros proyectos. Restaba ejercer controles sobre la disgregación tradicional de las enseñanzas paralelas en los conventos. Por ello, las disposiciones de 1770-1771 establecían la obligación para el clero regular de matricularse en la universidad y oír en sus aulas, caso de que aspiraran a convalidar estudios y a la validez de los grados.

            Algunas de estas reformas resultaron particularmente acertadas. Y así, en el plan de estudios médico, los proyectos salmantinos mantendrán vigencia a través de los programas para todo el reino hasta mediados del ochocientos. En definitiva, cabe afirmar que hacia finales del setecientos se habían producido en Salamanca renovaciones y novedades en las disciplinas médicas, con el apoyo de las cátedras científicas de filosofía y ciertos sectores del derecho. Esto iba preparando el tránsito a un nuevo tipo de universidad que, en el siglo XIX, marginará de su ámbito a canonistas y teólogos, que habían sido secularmente sus auténticos señores. Grupos reformistas y renovadores ilustrados se integrarán progresivamente en el movimiento liberal y, como detalle representativo, Diego Muñoz Torrero, rector salmantino en 1787, ostentará posteriormente la presidencia de la comisión que elabore la Constitución de Cádiz. En otro orden de cosas, la Biblioteca universitaria experimentará un impulso decisivo, no sólo por la restauración y nuevas adquisiciones de la primera mitad del siglo, sino por el ingreso de no menos de 12.000 volúmenes procedentes del Colegio real de los jesuitas expulsados.

            Lo que parece también evidente es que durante el siglo XVIII se redujo la proyección exterior de la universidad en el ámbito de las Españas, mientras ascendía la importancia de otros centros hasta entonces periféricos. El alumnado oscilará entre 2.000 y 1.500 matriculados, con fuertes contingentes de regulares y colegiales en la primera mitad del siglo, lo que delata a una universidad en la que se han consolidado ciertos sectores privilegiados o influyentes. Además, progresivamente, la procedencia del alumnado manteísta se regionaliza hacia la Meseta Norte y Extremadura, disminuye la capacidad de convocatoria y promoción de Salamanca, y la competencia de otras universidades (Zaragoza, Valencia, Sevilla), así como el traslado del pálpito social hacia regiones periféricas, van sumiendo a la que había sido primera universidad de la Monarquía de España en el declive provinciano que heredaría el siglo siguiente. No obstante, la proyección transterritorial perdida entre los manteístas se mantiene en parte entre los colegiales mayores y clero conventual.

  1. Siglo XIX: Desmantelamiento y declive

            Salamanca, símbolo universitario del Antiguo Régimen, pierde sus referencias gloriosas durante la etapa contemporánea. A lo largo del siglo XIX no pasará de constituir una evocación ruinosa, y a partir del inicio del novecientos se va trabajosamente reconstruyendo al nivel de una universidad de provincias. La Ley Pidal (1845) constituye el punto de partida de la universidad liberal española, un nuevo modelo constitucional que consolida sus directrices en la Ley Moyano de 1857: centralización de la educación superior por el Estado; control de fondos, programas y libros de texto; funcionarización del profesorado, etc. Sin atender al peso histórico de su pasado, Salamanca pasó a la categoría de universidad provinciana, uno más de los diez distritos que se configuran de nuevo cuño. Será Madrid y su Universidad Central omnipotente quienes pasan a suplantar a la Salamanca modélica, y la capital y su universidad se convierten en el punto de referencia de la vida académica y científica del siglo XIX.

            En este contexto, se diluye la antigua estructura administrativa de Salamanca, que queda integrada como una más en el tejer y destejer de los proyectos universitarios de carácter centralista y uniformizador. En 1820 se produce una breve restauración del Plan Caballero de 1807, con posterioridad a la pretensión de Fernando VII de retrotraerse a los planes dieciochescos de 1771. Por su parte, reglamentos y planes liberales como los de 1821 y 1836 culminarán en el mencionado de Pidal de 1845, cristalización del proyecto universitario moderado, de inspiración francesa. La Ley Moyano de 1857 supone, por su parte, el espaldarazo definitivo. El rector universitario pasa a convertirse en una especie de delegado del gobierno central, designado por el ministerio correspondiente. A partir de él se establece una jerarquía universitaria de arriba abajo, por designación y propuestas rectorales, desapareciendo cualquier concesión a organizaciones electivas. Al tiempo, queda establecido un cuerpo nacional de catedráticos-funcionarios por libre oposición. En este ámbito conviene destacar la eficaz labor de consolidación universitaria del rector salmantino Mamés Esperabé (1869-1900), uno de los más sobresalientes organizadores y administradores de esta etapa.

            No menores cambios registra el capítulo hacendístico, pues las leyes desamortizadoras privan a Salamanca de las tercias decimales, fundamento económico de su tradicional autonomía. A partir de aquí, los ingresos tenderán a establecerse sobre los derechos de matrícula, grados y exámenes; es decir, según un proyecto en el que la instrucción pública debía ser costeada por quienes la recibieran. Estos ingresos se complementan en forma de presupuesto de Instrucción Pública, otorgado por el gobierno central y que, por su insuficiencia, hubo de completarse con ayudas paralelas de la Diputación y del Ayuntamiento locales. El 80% del gasto se destinaba a sueldos de personal, y el salario de los catedráticos aparece ya fijo y homologado, contrariamente a las variaciones y jerarquías del Antiguo Régimen.

            Las modificaciones docentes fueron, asimismo, destacadas. Tras la Ley Moyano, Salamanca quedó reducida a las facultades de teología, derecho y filosofía y letras. Para culminar el desmantelamiento, las tendencias laicistas de los gobiernos liberales condujeron a la supresión de los estudios de teología en 1868, los cuales perdieron rango universitario y se trasladaron al Seminario diocesano. El declive tuvo un cierto paliativo por el hecho de que al año siguiente, en 1869, la Diputación refundó y financió a su costa una facultad libre de medicina y ciencias, de cuyo sostenimiento se hará cargo también (aunque en menor medida) el Ayuntamiento. Salamanca quedaba limitada a un puñado de facultades con escasos alumnos, y de las cuales la de derecho se mantendrá como la más influyente y nutrida.

            En el método pedagógico, la quiebra con el pasado vendrá simbolizada en el abandono del latín por el romance, lo que suponía un claro distanciamiento de la trayectoria eclesiástica y cultural tradicional. Se implanta la lección magistral a partir de los libros de texto oficiales, con un aprendizaje memorístico y la introducción de exámenes finales por asignaturas. La docencia se torna rutinaria, tanto más cuanto que no exige de investigación e, incluso, ha desaparecido la posibilidad del doctorado, que pasa a ser conferido en Madrid.

            En este ambiente poco hay que decir de una atmósfera intelectual provinciana, con tensiones ocultas o manifiestas entre grupos más tradicionalistas y otros de posiciones liberales, donde entran en juego incluso las jerarquías eclesiásticas o personas vinculadas a la nacida Institución Libre de Enseñanza. Las clases continúan impartiéndose en los viejos edificios tradicionales, con algunos anexos en el Hospital provincial, y se financia un pequeño jardín botánico. La Biblioteca central se incrementa con fondos procedentes de la desamortización del convento de San Esteban en 1834, y con algunas donaciones particulares. Por su parte, las facultades de derecho y letras comienzan también la creación de sus bibliotecas propias: esta última en 1871.

            Salamanca es en esta época un poblachón monumental de acusado ruralismo, en torno a una universidad disminuida. El colorido social del Antiguo Régimen se ha desvaído. Han desaparecido de las calles los generosos, los pícaros y los buscavidas, sustituidos por la uniformidad del estudiante burgués. Siguen siendo varones, pero los límites de procedencia se han replegado al distrito. Su número ha disminuido respecto al siglo anterior; aunque los 200/300 matriculados en la mitad de la centuria se hayan incrementado hasta unos 1.000 en sus postrimerías, contabilizando entre ellos a los alumnos libres. Se trata de futuros funcionarios de la administración pública o aspirantes a profesiones liberales, horizontes máximos para una promoción de provincianos.

            La Universidad de Salamanca no es en el ochocientos sino un despojo que, incluso, corrió el riesgo de desaparecer como tal. Poco quedaba de la tradición precedente y de sus símbolos; si acaso la retórica. A fines de la centuria, un grupo de tradicionalistas en torno al obispo Cámara abrigaron proyectos de convertirla en Universidad Católica. Por las mismas fechas, una celebración de IV Centenario del Descubrimiento de América promovió la idea de constituir una Universidad Hispano-Americana. El hito de 1900 nos sitúa ya casi en el ayer, e inicia un lento proceso de reconstrucción. Se trata de un tema que, quizás, requeriría otra conferencia especializada. En esta me he limitado a las principales líneas de una trayectoria histórica, a la consolidación y declive del modelo universitario clásico. Sin embargo, cabe sospechar que, en este complejo discurrir de siglos y circunstancias cambiantes, en este tejer y destejer de atmósferas culturales contrapuestas, lo único vertebral y permanente sea la continuidad en la referencia simbólica, la fascinación de un nombre: Salamanca.

  1. Extremeños en la Universidad de Salamanca clásica

            Extremadura era una de las ocho “naciones” de estudiantes en la Universidad salmantina clásica, y su representación gráfica era una E coronada, que aparece en los vítores triunfales de las fachadas salmantinas. En la academia, la procedencia de estudiantes se articulaba en los siglos XVI y XVII por diócesis religiosas. Por ello, los extremeños se vinculaban a las de Plasencia, Coria, Badajoz y a las “Nullius diocesis”, o territorios de las Órdenes militares. En esos siglos, la tierra de Béjar formaba parte de la diócesis de Plasencia. En Salamanca, la nación de Extremadura tenía su sede física, para reuniones, ceremonias y entierros en el convento de los Agustinos calzados (hoy en ruinas), donde asimismo la tenía la nación de Andalucía[2].

            Con respecto a su poder e influencia, tengamos en cuenta que el equipo ejecutivo de la Universidad de Salamanca estaba formado por un rector y ocho consejeros o consiliarios vicerrectores. Y uno de ellos representaba a la nación extremeña. Como la elección del profesorado se hacía por votos de estudiantes (hasta 1641), las naciones con contingentes de matrícula destacada poseían mucha influencia en el proceso. Un proceso con abundante corrupción y violencia, incluso con enfrentamientos armados entre naciones. Se jugaban elevadas cuotas de poder y de dinero en estas elecciones azarosas. Como nación, la de Extremadura acostumbraba tener frecuentes conflictos con la de vasconavarros o de Vizcaya.

            En cuanto a los mencionados contingentes de alumnos, la de Extremadura era una de las regiones españolas que más estudiantes enviaba a Salamanca durante los siglos XVI y XVII. En el tránsito entre estos dos siglos suponía entre el 8% y el 10% de la matrícula global, y ocupaba la cuarta posición entre naciones de manteístas o estudiantes comunes, después de Campos (Castilla y León), La Mancha (Castilla la Nueva) y Portugal. El contingente de extremeños en Salamanca en el último cuarto del XVI suponía cifras anuales entre 400 y 600 alumnos, dentro de una matrícula global entre 6.000 y 7.000 inscritos. Por su proximidad, Salamanca atraía a más extremeños de las diócesis de Coria y Plasencia, mientras los procedentes de las “Nullius diocesis” y Badajoz compatibilizaban atracción con otras universidades de su entorno como Sevilla.

            Por lo que toca a los aspectos sociales, los estudiantes predominantes eran de procedencia urbana. De los extremeños en Salamanca destacaban los oriundos de ciudades como Plasencia, Coria, Cáceres, Trujillo y Badajoz. Luego, un sector de población intermedia: Brozas, Mérida, Llerena, Jerez, Fregenal y Zafra. El título de “don”, como señal de nobleza, se muestra en porcentajes reducidos y en linajes conocidos procedentes de Plasencia (Barahona, Paniagua, Solís); Trujillo (Altamirano, Loaysa, Escobar, Tapia, Paredes, Pizarro); Cáceres (Golfín, Ovando, Portocarrero, Andrada, Becerra)… La facultad que más extremeños atraía a finales del siglo XVI en Salamanca era la de cánones, porque permitía abundantes plazas y promoción en la burocracia administrativa de la Iglesia y de la Monarquía. Esta facultad podía suponer hasta un 60% de los efectivos.

            Y, para finalizar, permítanme unas breves notas sobre Trujillo. Esta ciudad enviaba anualmente entre 30 y 40 estudiantes a la Universidad de Salamanca de finales del siglo XVI. Lo que no era poco. Iban a estudiar predominantemente cánones, buscando el ascensor social y la promoción “por las letras”, es decir, por los estudios jurídicos. Como cifra comparativa, recordemos que la ciudad contaba por entonces con 1.500 vecinos, unos 6.000 habitantes. Existían, además, redes familiares y clientelares de apoyo a estos estudiantes: en el siglo XVI, el trujillano fray Jerónimo de Loaysa, arzobispo Lima, dejó un importante legado para que su pariente Gutierre Espadero Paredes estudiara en Salamanca. Por último, refirámosnos al trujillano don Luis de Tapia Paredes, nacido con posterioridad a 1560. Era un segundón noble del mayorazgo de los Paredes, y estudió Cánones en Salamanca en la década de 1580. Se licenciaría en 1596. Fue dos años colegial del Arzobispo, y en 1616 promovido a oidor de Valladolid. Posteriormente, fue Alcalde de Casa y Corte (1618) y consejero de Indias y de Castilla. Un claro ejemplo de promoción por las letras y el derecho en la Monarquía de los Austrias, en la que también jugó sus cartas la nación de Extremadura.

[1] Me basaré en mis propias publicaciones. Luis E. Rodríguez-San Pedro Bezares (coord.), Historia de la Universidad de Salamanca, Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca, 2002-2018, 6 vols. Y Luis E. Rodríguez-San Pedro Bezares, La Universidad de Salamanca. Ochocientos años, Valladolid, Junta de Castilla y León, 2018.

[2] Para estas notas sobre los extremeños en Salamanca durante los siglos XVI y XVII seguiremos los trabajos de Francisco Javier Rubio Muñoz, “La nación de Extremadura en la Universidad de Salamanca durante su etapa clásica”, en Norva. Revista de Historia, 24 (Cáceres, 2011), pp. 225-256. Y, del mismo, “Estudiantes y paisanos. Los extremeños en la matrícula universitaria salmantina de finales del siglo XVI. La tierra de Trujillo”, en XL Coloquios Históricos de Extremadura, Trujillo, 2012, pp. 711-750.

Ene 102019
 

Jesús Bermejo Bermejo.

Las Cofradías[1] en la España de la Edad Moderna se constituyeron como el principal foco asociativo del pueblo.

En la Edad Moderna, el Concilio de Trento (1545-1563) impulso estas asociaciones como medio de defensa frente a las ideas luteranas que se expandían por el centro de Europa y que alcanzarán su máximo auge durante el Barroco.[2]

Estas asociaciones religiosas llegaban a disponer de un depósito económico común que facilitaban mucho la vida a sus miembros.

Estas normas comunes permitían, en gran medida, cierto prestigio social y una llave para la aspiración de cargos de responsabilidad; factores que van a propiciar una rápida y completa expansión.[3]

Es por todo esto que el análisis de las cofradías se debe abarcar no solo desde un punto de vista descriptivo y costumbrista, haciendo alusión al contenido religioso y social; sino también desde un punto de vista antropológico y, dentro de este, desde una antropología cultural y social.

En La Cumbre de 1752 había cuatro cofradías constituidas:

La Cofradía del Santísimo.

La Cofradía de las Ánimas.

La Cofradía de la Vera Cruz.

La Cofradía de San Gregorio.

Por los intereses y fervor de la época, prácticamente todos los habitantes del pueblo pertenecían a una o a otra y, a su vez, todos formaban parte de una quinta Cofradía cuya advocación era a Nuestra Señora del Rosario.

La Cofradía de San Gregorio.

El pueblo se sentía vinculado espiritualmente a los Santos. Estos aparecen como figuras cercanas a las gentes sencillas; se configuran como seres humanos que escuchan y empatizan con la gente del pueblo ya que, al igual que ellos, también han pasado dificultades y han encontrado en Dios el consuelo, la ayuda y la salvación. Estas antiguas Cofradías derivaron, en muchas ocasiones, a que el pueblo en cuestión adoptase la figura del Santo como su Santo Patrón.

Podemos catalogarla dentro de las “Cofradías Devocionales”. Estas estaban configuradas por aquellas que rendían culto a la Virgen, a los Santos, al Santísimo Sacramento y a las Ánimas Benditas.

La figura de San Gregorio.

San Gregorio Ostiense fue elegido para predicar penitencia y organizar rogativas que eliminasen las plagas de langostas, que diezmaban los campos y empobrecían, más aún, al campesinado.

Efectivamente, San Gregorio viajó por las provincias de Navarra y la Rioja, durante cinco años. Contó con varios discípulos, entre ellos, Domingo de la Calzada y, es sabido que los fieles siguieron sus indicaciones, saneándose toda la región de las plagas.

La fama de San Gregorio contra las plagas de Langostas se extendió a todo el territorio nacional. Hasta la basílica de Sorlada (Navarra) acudían de todos los rincones a por el agua milagrosa del Santo para bendecir los campos.[4]

La llegada del agua y las salidas de “la Santa Cabeza”[5] hacia los lugares donde las plagas de langostas causaban estragos hizo que el Santo fuera famoso.

Efectivamente, en el siglo XVI, el obispo de Pamplona recibe una carta del Gobernador Real del Consejo de Castilla diciéndole que “están infestados de la plaga de la langosta los reinos de Andalucía, Murcia y Valencia y las Provincias de Estremadura y la Mancha y que creiendo que no basten quantas providencias se quieran tomar para su total exterminio le encargaba hacer salir la Cabeza de San Gregorio para «llevarla a los referidos Reinos y Provincias» y al mismo tiempo le pedía aviso del «costo y gasto de esta diligencia…»”[6].

Fig 1. San Gregorio. Foto del autor

El Agradecimiento de La Cumbre: la ermita de San Gregorio.

En La Cumbre también hubo plagas de langostas y, como los Santos se identificaban con el pueblo, los problemas del campo eran compartidos, a través de las plegarias, lo que les daba fuerzas para continuar en su lucha y quehacer diario.

A la luz de los acontecimientos descritos, en el siglo XVI se comenzó a construir en La Cumbre una ermita en honor a San Gregorio, que ya tenía Cofradía.

Desconocemos, hasta la fecha, el año exacto en que se puso la primera piedra, aunque podemos advertir un hecho al que se hace referencia en el interrogatorio de 1785: …“El reverendísimo Padre Fray Alonso Barrantes[7], General de la religión de San Benito, le regaló a la parroquia de esta villa parte de la canilla de San Gregorio Ostiense y otras reliquias auténticas [8]que hacen prodigios contra la langosta, la peste y la rabia”[9]... Por tanto, podemos deducir que la construcción empezó a efectuarse a últimos del siglo XV y/o comienzos del XVI, cuando el avance de las plagas de langostas hacían verdaderos estragos en el campo.

Fig 2. Ermita de San Gregorio en La Cumbre (Foto del autor)

Lo que sí sabemos con certeza es que, en el año 1752, ya existía como tal, ya que como cita Don Juan Thomas Olguín de Tamayo, cura de la parroquia de la villa de La Cumbre, en el Catastro del Marqués de la Ensenada: “…hay una ermita de San Gregorio, cuya es la cofradía dicha, a la que se concurre tres veces al año: el día de San Marcos, de cuenta de la villa por voto con la letanía y se dice misa y se da cuenta en Badajoz; el día de San Gregorio, por el día, con procesión y misa cantada por cuenta de la Cofradía y por la tarde, a vísperas; y el día segundo de Pascua de Resurrección, con una procesión general por cuenta de la Cofradía de las Ánimas….en 19 años que llevo de cura de esta villa no he conocido desazón ni quimera alguna. Renta tiene lo de su Cofradía y el mayordomo de ella recoge las limosnas, no tiene ermitaño”…[10]

El edificio es sencillo, obra de sillarejo y mampostería. Fue construido con piedra de granito y pizarra. Es de una sola nave, con cubierta de bóveda de riñón[11] y ábside de forma poligonal; el exterior presenta portada con arco de medio punto laureado con dos ventanas cuadradas y otra pequeña, en el ábside, de forma rectangular. Anchos contrafuertes, tres a ambos lados y dos en el ábside, custodian sus muros y, en el tejado, una espadaña albergaba la campana del esquilón.

Una cruz de granito de poca altura, probablemente posterior a la ermita, vigila su entrada en la que, en otro tiempo, se encontraba una extensión de tierra, perteneciente en gran parte a la Cofradía de San Gregorio, llamada “La Hoz de San Gregorio”.

Organización y bienes de la Cofradía

Las cofradías devocionales de Santos solían estar formadas por gentes sencillas que veían en su protector la solución divina a sus problemas ganaderos.

La Cofradía de San Gregorio de La Cumbre tuvo un nutrido grupo de vecinos campesinos que pagaban por pertenecer a ella 26 reales y tenían de carga 40 misas cantadas y dos oficios generales por los hermanos vivos y difuntos.

Estaba gobernada por un alcalde y dos diputados; uno actuaba de mayordomo y otro de escribano. Las cuentas de la misma eran consultadas, a su vez, por el escribano del ayuntamiento con intervención del cura. Para las acciones de justicia, esta Cofradía se atenía a las leyes de la Justicia Real. Los derechos y gastos de sepultura corrían a cargo de la misma y se hacían en el interior de la Iglesia[12]. Cada hermano que moría tenía derecho a que se dijeran 5 misas por la salvación de su alma.

Tuvo pocas tierras, que se encontraban en la “Hoz de San Gregorio”[13] y correspondían a seis fanegas, situadas en la “vereda de los molinos”[14], y treinta y tres ovejas, que se alimentaban de los pastos y barbechos de esas mismas tierras, cuando se dejaban descansar. Estas fanegas las tenía arrendadas, en 1752, a Fernando Polo, que pagaba siete reales por fanega cada tercer año que se sembraba.

En 1899[15], ya no aparece rastro de la Cofradía de San Gregorio.

En cuanto a la ermita, los avatares del XIX no consiguieron romper sus muros aunque si la dejaron en estado ruinoso, tal y como recalca Pascual Madoz, (en su “Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar”) en 1847, al referirse a La Cumbre… “en las afueras una ermita arruinada con el título de San Gregorio…”.[16]

A principios del siglo XX, calmados los campos, los vecinos de La Cumbre intentaron volver a la normalidad. La talla de San Gregorio volvió a la ermita que volvió a restaurarse.

Tras un periodo de abandono del edificio, en los años 90 limpiaron y restauraron la ermita de San Gregorio voluntarios del pueblo que trabajaban en la construcción. Pusieron una puerta metálica y restituyeron el tejado, lo que evitó su destrucción.

Entre los primeros años del siglo XXI, se volvió a instaurar la festividad de San Gregorio y arregló parte de la fachada de la ermita, el interior y restauró la talla del Santo, que peregrina desde la iglesia a la ermita en procesión para, posteriormente, oficiar misa en la puerta del restaurado edificio.

 

La Cofradía de la Vera Cruz

En el siglo XVIII, las cofradías dedicadas a la Vera Cruz y a la Santa Cruz tuvieron su auge al estar influenciadas por los franciscanos, quienes gozaban de indulgencias y privilegios pontificios.[17]

La mayoría de los autores centran a las Cofradías en un origen consuetudinario, es decir, asociaciones o juntas de personas con intereses comunes que se reunían para regular y ordenar sus actividades y dirimir conflictos.

La Cofradía de la Vera Cruz en La Cumbre tenía “…13 fanegadas de tierra, 37 ovejas y por cada hermano que muere, entra, tiene o percibe 12 reales; su instituto es cantar 15 misas anuales y dos oficios mayores por los hermanos vivos y difuntos, y de mandar decir cuatro misas por cada hermano que muere…”.[18]

Estas cofradías veracrucenses tenían muy presente el tema de la muerte y el temor a Dios; y lo manifestaban a través de la disciplina y las procesiones; y son claras las muestras de sacrificio y los actos de caridad. En ellas, se asistía a las necesidades de los hermanos. El cofrade enfermo debía de ser visitado durante la noche y ayudado en la comida y en la ropa. Se asistía, igualmente, al hermano difunto y se celebraban misas, cada mes, por los cofrades difuntos.

Estos, a su vez, eran recordados en las festividades. Estas eran bases que verificaban el interés y beneficio de pertenecer a una Cofradía durante la Edad Moderna.[19]

Para la Cofradía de la Vera Cruz, los actos públicos constituían su principal función y su primordial actividad. Este parece ser el origen de la suntuosidad de las procesiones en las principales ciudades. La figura de Cristo era entendida como un ente superior, la puesta en escena y el muestreo al público mediante actos solemnes eran medidas para acercarlo más al pueblo y los integrantes de estas cofradías actuaban como emisarios de ese hecho.

El Cristo de la Cofradía de la Vera Cruz de La Cumbre.

Los cristos articulados son una tipología que engloba, cuando menos, asombro y misterio en cuanto a la técnica y orígenes de los mismos.

El Cristo de la Vera Cruz de La Cumbre (el “monumento” como se le conoce hoy día) se trata de un cristo con articulación en los hombros de estilo, probablemente, gótico.

Fig 3. Cristo de la Vera Cruz de La Cumbre (foto del autor)

Se trata de un Cristo de acusado realismo dado los materiales y técnicas empleados. La cabeza, tronco y extremidades presentan una gran dureza que recuerda al papel maché. Es evidente que está hueco para dar mayor ligereza a la hora de colocarlo en distintas posiciones (en la cruz, reclinado sobre la urna de cristal, etc.). Todo está cubierto con un barniz y adherido al papel maché que lo recubre y que le da brillantez y realismo.[20]

No es posible datar una fecha exacta; Don Clodoaldo Naranjo Alonso, en su libro “Trujillo y su tierra”, al hablar de La Cumbre, en la página 53, menciona el paisaje de Casillas y Rodas donde “…se descubrieron objetos romanos y de fabricación árabe, trazados de vivienda antigua y una ermita en ruinas, de muy remoto origen, dedicada a un Santísimo Cristo, trasladado después a esta parroquia…”.

La imponente figura inspira dolor, compasión, pero también miedo.

Organización y bienes de la Cofradía.

El punto neurálgico del quehacer de las cofradías cristológicas respecto a sus actividades consistían en la celebración de vigilias, los desfiles procesionales, las actividades de Semana Santa y la conservación de su imagen o imágenes.

Al igual que la Cofradía de San Gregorio, la de la Vera Cruz de La Cumbre tenía los mismos derechos y gastos de sepultura[21]; estaba gobernada por un alcalde y dos diputados; uno actuaba de mayordomo y otro de escribano.

En cuanto a los bienes de esta Cofradía[22], en 1752 las treces “fanegadas” de tierra estaban repartidas en varias extensiones de tierra que eran aprovechadas por varios arrendatarios.

Sebastián Cabello, vecino de La Cumbre, tenía arrendada a esta cofradía varias fanegas[23] de tierra:

Una en el “sitio de Machalinos” de primera calidad por la que pagaba 11 reales.

Otra de segunda calidad en “sitio del Molino del Cura”, por la que pagaba, también, 11 reales.

Una tercera, también de segunda calidad, en el “sitio de la vereda de los Molinos” por la que paga nueve reales de vellón[24].

Francisco Alía, también vecino de La Cumbre, tenía arrendada a esta cofradía:

Una fanega de tierra de segunda calidad en el “sitio de Vaciatroje” por la que pagaba nueve reales de vellón.

Seis celemines[25] de otra tierra de segunda calidad en el “camino de Plasenzuela” por la que pagaba cuatro reales y diecisiete maravedíes[26].

Martín Campos, tenía varias extensiones de tierra arrendadas a la cofradía:

Una fanega de tercera calidad en el “sitio de la Mata del Perdigón” y pagaba siete reales.

Otra de misma calidad en el “sitio del Cerro de la Somada” y pagaba siete reales de vellón.

Otra de primera calidad en el “sitio de los Herreros” y pagaba once reales de vellón.

Tres celemines de primera calidad en el “sitio de los Herreros” por la que pagaba dos reales y veinticinco maravedíes.

Seis celemines de tierra de tercera calidad en el “sitio del Fontarrón” por la que pagaba diecisiete maravedíes de arrendamiento.

Francisco Castro, vecino de La Cumbre, tenía arrendada:

Una fanega de tierra de primera calidad en la “Hoja de los Valles” por la que pagaba once reales.

Otra fanega de segunda calidad en el “sitio de la Laguna” por la que pagaba nueve reales de vellón.

Y tres celemines de tierra de primera calidad en el “sitio de la Laguna de la Alquería” por la que pagaba once reales.

Por último, para completar las “trece fanegadas” Fernando Polo tenía arrendada una fanega de tierra de tercera calidad en el “sitio del Fontarrón” por la que pagaba siete reales de vellón.

El pago por el arrendamiento de las tierras variaba en función de la extensión de las mismas y de la calidad; se hacía por cada cosecha cada tercer año, de manera que se sembraba uno y se descansaba dos; por lo que los beneficios había que dividirlos en tres partes. Con este último arrendatario, por ejemplo, por una fanega de tierra de tercera calidad, si pagaba siete reales de vellón cada tercer año, sacaba un producto valorado en sesenta reales a los que había que quitarle los siete de arrendamiento (cincuenta y tres) y dividirlo entre tres, que serían diecisiete reales, veintidós maravedíes y dos tercios de un real de vellón cada año.

Ignoramos, por el momento, si tuvieron casas propias u otros tipos de bienes; aun así, apreciamos las ganancias y contribuciones económicas que hicieron de esta cofradía una hermandad fuerte, en la cual sus cofrades apreciaban el beneficio que les suponía la adhesión a la misma. No obstante, a pesar de estas ventajas, la figura del Cristo como dimensión teológica superior y su vinculación a la pasión y muerte; contando, además, con las procesiones públicas y actos de penitencia, han dejado reminiscencias en la cultura religiosa de La Cumbre hasta nuestros días.

La Cofradía del Santísimo Sacramento

Otra de las Cofradías de La Cumbre es la del Santísimo Sacramento que, junto con la de Ánimas, entra dentro de las llamadas cofradías sacramentales. Estas tenían un sentido religioso más profundo. La dimensión de Jesucristo alcanzaba mayores exigencias espirituales; pues su sangre y su cuerpo se hacían presentes en la eucaristía y hacía que aumentase la fe y el misticismo ya que, si en la Cofradía de la Vera Cruz se intentaba conseguir el mayor realismo y la mayor cercanía con el pueblo a través del Cristo articulado, en esta Cofradía del Santísimo Sacramento la divinidad y la simbología se hacían patente, precisamente, por todo lo contrario.[27]

El origen de estas Cofradías hay que buscarlo en la Edad Media, en la fiesta del Corpus Christi, sesenta días después del Domingo de Resurrección.[28]Efectivamente, hay diversas hipótesis y teorías que se pierden con el tiempo; aun así, en el siglo XIII Santa Juliana de Lieja promovió la idea de celebrar la festividad en honor al Cuerpo y Sangre de Cristo. Así ocurrió en 1246 por primera vez y, en 1263, se produjo un “milagro” en Balsena (Italia) cuando el sacerdote local alzó la hostia consagrada y brotó sangre[29].

También, como muchas tradiciones religiosas, el origen de las mismas se mezclan con rituales paganos que tenían que ver con las estaciones del año y alabanzas a la agricultura; tradiciones que la Iglesia[30] camuflaba entre sus celebraciones y que han derivado en lo que conocemos hoy día.

Con el fin de fomentar el culto a Jesucristo sacramentado en la Eucaristía nació la Cofradía del Santísimo Sacramento de La Cumbre que, según el Interrogatorio de 1752, tenía “seis fanegadas de tierra en los baldíos de esta villa, que solo tiene el aprovechamiento de tres en tres años y vale cada una de arriendo de diez a once reales, y 102 ovejas, las que vale cada una de arriendo cuatro reales, dos censillos de corta consideración que uno y otro valen 65 reales y las entradas de cada hermano que entra que vale cada una 26 reales; su instituto es los terceros domingos de cada mes misa cantada y procesión de minerva, día de corpus su octava y jueves santo, misa cada día con sus procesiones generales, y todos estos sufragios son por los hermanos vivos y difuntos, y también para la cera que se gasta en la Semana Santa y manda decir por cada hermano que muere seis misas”.

Como advertimos en el Interrogatorio de 1752, aparte de la gestión funeraria de sus hermanos difuntos, cada tercer domingo de cada mes se cantaba misa a costa de esta cofradía y se realizaba la procesión de minerva[31].

Todos los cofrades debían asistir a esta ceremonia donde se exponía el Santísimo Sacramento en el altar, adornado con un número de velas y varias hachas[32], además de los estandartes y símbolos que se exponían a ambos lados del altar.

A continuación se realizaba la procesión de minerva que transcurría por el interior de la iglesia, con los estandartes y el palio acogiendo al Santísimo; siempre acompañado de velas y hachas encendidas.

El Día del Corpus Christi era la fiesta principal de esta Cofradía. Esa mañana se celebraban unas vísperas[33] a las que asistían todos los hermanos; había misa cantada y se sacaba al Santísimo Sacramento en procesión, bajo palio, con velas y hachas encendidas. En distintos rincones del pueblo (casa de algún hermano que ha pedido rogativa, casa de algún miembro de la junta directiva, etc.) se improvisaban altares engalanados con veras y flores, tradición que ha sobrevivido hasta nuestros días. Al final del acto, se elegían a los nuevos miembros de la junta de gobierno, en su caso, lo que refleja su importancia.

El Jueves Santo cobra importancia también para estas cofradías por el acto de La Última Cena de Jesús con sus Apóstoles. Tras el lavatorio de pies por el sacerdote y finalizados los oficios vespertinos; el Santísimo Sacramento se disponía en un altar para tal efecto; el Sagrario quedaba abierto[34]. Todos los cofrades debían acompañar al Santísimo desde el Jueves Santo al Viernes Santo; se hacían grupos, mediante sorteo, que se iban turnando y solo estaban exentos los enfermos y los ancianos.

Además de los establecido, esta Cofradía (al igual que las otras) se encargaba de las misas votivas[35].

Bienes de esta Cofradía y su supervivencia en la historia.

Ya hemos hecho mención a las seis fanegadas de tierra y a sus 102 ovejas. Según el Interrogatorio de 1752, en esta Cofradía:

Dos fanegas las tenía arrendadas Francisco Bote, eran de segunda calidad y pagaba por ellas dieciocho reales de vellón.

Otra fanega era arrendada por María Sánchez, de segunda calidad en el “sitio del Cerro de la Somada” por la que pagaba nueve reales de vellón.

Y Francisco Castro tenía el resto en el “sitio del Fontarrón”, de primera calidad, por la que pagaba once reales de vellón cada fanega de tierra.[36]

Al igual que en las otras Cofradías, la gestión económica se establecía en que se pagaba por la sembradura, es decir, se sembraba un año y se descansaba dos, por lo que el arrendamiento y los beneficios había que dividirlos en tres.

Asimismo, Francisco Bote, por ejemplo, conseguía de beneficio 200 reales de vellón; paga dieciocho y tenía que dividir los 182 restantes entre tres, de tal manera que le queda para cada año 60 reales, 22 maravedíes y dos tercios de un real de vellón.

Reminiscencias de esta Cofradía hasta nuestros días en La Cumbre.

Las vicisitudes analizadas en la Cofradía de San Gregorio y el convulso Siglo XIX diezmaron mucho la conservación de estas asociaciones religiosas. Sin embargo, hemos encontrados documentos que atestiguan la existencia de esta Cofradía en La Cumbre a principios del siglo XX.

En el Archivo Histórico Provincial de Cáceres[37] encontramos documentos en el que se nos detalla los censos redimibles[38] que, en 1890, tenían varios vecinos de La Cumbre contra esta Cofradía, lo que verifica su existencia, al menos, hasta esa fecha.

Precisamente por su supervivencia en el tiempo y la continuación, por parte de la Iglesia, de la celebración del Corpus Christi han hecho que tengamos reminiscencias y pruebas de la importancia de la Cofradía del Santísimo Sacramento en La Cumbre.

En conversaciones con los informantes[39], efectivamente, recuerdan la existencia de una Hermandad en la que sus miembros solo asistían al sacerdote en la celebración del Corpus.

Si nos atenemos a los cánones de la sociedad en un pueblo de Extremadura en el siglo XX solían ser los más hacendados del pueblo los que sujetaban el palio donde se sacaba en procesión la sagrada forma. De esta manera, es evidente la vinculación del poder terrenal con el divino.

Observamos entonces una peculiar escena; el Santísimo Sacramento protegido entre las manos del sacerdote y cobijado de un sol de junio, bajo un palio por las personas más influyentes del pueblo[40]…<< principalmente eran los representantes del ayuntamiento que, también, eran los más hacendados y que se sucedían, cada cierto tiempo, en los cargos>>…; mientras, el pueblo llano observa desde una distancia corta pero determinante. La estratificación social analizada desde una procesión donde todos saben en qué lugar ponerse.

Hoy día, estas tradiciones y actos han continuado realizándose y se sigue celebrando el engalanamiento de calles y altares en rincones y lugares estratégicos, por donde pasaba la Sagrada Forma, hacía estación y bendecía los alimentos, el agua y demás enseres.

Durante el pasado siglo XX, << los altares no tenían, obligatoriamente, un lugar determinado. El vecino/a que tuviera que hacer alguna rogativa u ofrenda elaboraba uno en la puerta de su casa. Ese jueves de Corpus no se trabajaba en el campo y los agricultores ofrecían en el altar alguna cuartilla[41] o media fanega de cereal, según la rogativa; también se ofrecían diversos alimentos y se pedía limosna; el dinero recaudado era gestionado, posteriormente, por la iglesia del pueblo…>>.[42]

Fig 4. Altar el día del Corpus Christi en la, actual Calle Ancha, de La Cumbre en los años 40 (foto cedida por Francisco S.R.)

Por su colorido y su fusión con la celebración de las comuniones, semanas antes, esta tradición continúa en la actualidad. Celebrándose en domingo y no en jueves, como era originario. Se recorren las calles del pueblo entre canticos eclesiales y balcones engalanados con mantas y mantones coloridos… las calles están sembradas, preferentemente, de plantas de tomillos, aunque también se pueden ver escobas, juncos, ect.

Es una fiesta “floral”, de máxima exaltación agrícola, de ahí la abundancia de plantas y flores; el color es fundamental[43], en las que se pedía, entre otras cosas, buenas cosechas.

De ahí, que, cuando se celebraba en jueves, los campesinos no fueran a trabajar y, en mayor o menor medida, donaran algunas cantidades de cereal, huevos, dulces y otros alimentos con el fin de que quedasen bendecidos y sus rogativas fueran cumplidas.

La procesión, actualmente, la encabezan los niños y niñas que han tomado la Comunión ese año (que se suele celebrar en el mes de mayo); estos, con el traje y/o vestido de aquel día llevan una cesta cada uno con pétalos de flores que van esparciendo a medida que avanza la procesión; después está el palio con el sacerdote ostentando la Sagrada Forma en la Custodia[44]; los palos lo sujetan, hoy, por los padres de estos niños/as y, a continuación, los familiares y amigos acompañan la comitiva hacia los altares; constituidos, mayoritariamente, por un mesa grande de madera que se cubre con una tela o paño blanco; encima del mismo, además de adornos florales, se ponen el pan, el vino y el agua para ser bendecidos; justo delante suele haber una alfombra y cojines para los que se arrodillan; a ambos lados, se colocan los alimentos que, hoy en día, son, principalmente, huevos y dulces y el cesto de las limosnas.

Todo el conjunto resalta por el colorido de los balcones, las diversas flores y las plantas esparcidas alrededor.

La procesión llega entre cánticos y los vecinos se unen junto al altar. El sacerdote se arrodilla ante el mismo y se entona el “Pater Noster”; a continuación se bendicen los alimentos y se da las gracias. En el momento en que está el cura arrodillado, junto a él, puede haber algunas personas, también arrodilladas, que han hecho alguna súplica y sujetan velas encendidas.

La procesión recorre los altares hasta terminar en la iglesia, donde se guarda la sagrada forma, se reza y hay un agradecimiento compartido.

El dinero de las limosnas recaudado, en otro tiempo gestionado por la Cofradía del Santísimo y la iglesia del pueblo, se suele destinar a asociaciones benéficas como Cáritas.

La Cofradía de las Ánimas

Estamos ante la cofradía que más miembros albergó en La Cumbre y, por ende, la más acaudalada en cuanto a tierras y bienes. Sin embargo, el rastro de las costumbres hacia las ánimas del purgatorio se pierde totalmente y, en la actualidad, no hay reminiscencias a este tipo de culto.

Efectivamente, Los siglos que engloban la baja Edad Media estuvieron envueltos en una espiral de guerras, epidemias y años de malas cosechas en la agricultura[45]. Estas circunstancias causaron un gran aumento de la mortalidad y un descenso demográfico acusado.

La Sociedad estaba mucho más relacionada con la muerte que hoy día. Si a esta circunstancia unimos el analfabetismo y la religiosidad, la preocupación por el final de la vida y el deseo de un más allá seguro y placentero constituía un tema importante. La idea de un Paraíso en el que no se sufriera las calamidades terrenales era un objetivo primordial en el pensamiento cristiano. Pero antes de llegar al mismo, todos debían dar cuentas de sus faltas, purgar sus pecados y, en función de ellos, estarían listos, o no, para el Paraíso.

Es precisamente la preocupación por esa “vida futura” la que desarrollaría el culto a la rogativa por los fieles difuntos, en especial a las Ánimas Benditas del Purgatorio[46].

Fig. 5. Cuadro de la Ánimas del Purgatorio en la Iglesia de La Cumbre (Foto del autor).

A partir del Concilio de Florencia del año 1459 se desarrolla el culto a la Ánimas, alcanzando, como las otras Cofradías, gran desarrollo en los siglos XVI-XVII. Fue durante estas fechas donde las iglesias parroquiales dedicaron altares a las Ánimas Benditas del Purgatorio y, por consiguiente, proliferaron Hermandades y Cofradías de Ánimas dedicadas a rezar por las almas de los fieles difuntos, para que cuanto antes, fueran aceptadas en el Paraíso.

La Cofradía de las Ánimas de La Cumbre, según el Interrogatorio de 1752, tenía: “ sesenta y tres fanegadas de tierras de pan llevar en los baldíos desta villa, que solo tiene el aprovechamiento de tres a tres años, y bale cada una de arriendo de diez a once reales, una cerca que hace tres fanegas de sembradura de centeno bajo las mismas circunstancias y bale entre ochenta a cien reales, más otras dos cerquitas que entre ambas hacen lo mismo y poco más o menos balen la cantidad dicha, lo que se pide por el lugar y en la yglesia y las entradas de cada hermano que bale cada una seis reales ydem 25 obejas, las que de arriendo le bale cada una cuatro reales, este es su fondo fijo; sus cargas y instituto es la misa de alba todos los días de fiesta, la que se dice por un sacerdote del partido de Montánchez por no haberle en el pueblo, más una misa con oficio y procesión de difuntos y un oficio mayor, todo lo dicho se aplica por los hermanos vivos y difuntos, y después del fallecimiento de cada hermano se le dicen dos misas y asiste la cofradía a su entierro con su cera e insignias; el número de hermanos en casi imposible poder saber… en el cumplimiento de las misas cuida el juez eclesiástico, pero si se ofrece algo en justicia conoce el juez real”.[47]

Debió de ser la que más miembros tuvo. De hecho, es más que probable que muchos de sus integrantes fueran, a su vez, hermanos de otras; por eso se explica que la Cofradía de las Ánimas se encargara de la procesión de San Gregorio hacia su ermita el segundo día de Pascua de Resurrección.

También debió presidir la mayoría de los enterramientos de La Cumbre, que se hacían en la Iglesia, puesto que no había “…cementerio, ni necesidad del por hallarse la yglesia fuera del pueblo y ser capaz para la vecindad…[48]. El miedo al infierno y la presencia cercana de la muerte[49] hacia crecer el número de limosnas, con el fin de que los rezos permitieran al alma estar el menor tiempo posible en el purgatorio.

Las Misas de Alba todos los días de fiesta, dichas por un sacerdote de Montánchez, antes de empezar el día, manifiesta la enorme religiosidad y la constante preocupación social sobre el porvenir del alma después de la muerte.

Entre otras funciones, también, estaban la Misa de Difuntos, que era señalada por la Iglesia para velar por las almas de los fallecidos; y la Noche de Reyes, en la que había tradición de acordarse de los difuntos y en las que las campanas de la iglesia llamaban al rezo por la noche. En muchas localidades, con sus particularidades y variantes, salían grupos de hermanos de estas Cofradías, ataviados con ropajes negros, estandartes y capas, haciendo sonar esquilas, a las casas para rezar por el alma de los difuntos y murmurando oraciones como: “Las ánimas de esta casa descansen en paz”[50]

Es precisamente, este halo de misterio y tenebrosidad, la que otorgaba un máximo respeto e importancia a la labor principal de estas Cofradías.

Bienes de la Cofradía de las Ánimas de La Cumbre.

La Cofradía de las Ánimas de La Cumbre era la más opulenta en cuanto a miembros, limosnas y tierras. Estableceremos la relación de tierras, el lugar, los arrendatarios[51] y el pago por el alquiler de las mismas, según el Interrogatorio del Marqués de la Ensenada de 1752:

Juan Casero, vecino de la localidad, tenía varias tierras arrendadas a esta cofradía en el siglo XVIII:

Una fanega de tierra de tercera calidad en el “sitio de las Zorreras” en siete reales cada cosecha.

Dos fanegas de segunda calidad en el “sitio de la vereda de los Molinos” por la que pagaba nueve reales por fanega.

Dos fanegas de tierra de segunda calidad en el “sitio de Machalinos” por la que pagaba once reales por fanega.

Doce celemines de primera calidad en el “sitio de Pozuelo” a cinco reales y siete maravedíes cada cosecha.

Dos fanegas de primera calidad en el “sitio de Machalinos” en once reales cada cosecha.

Una fanega de primera calidad en el “sitio de Machalinos” en once reales de vellón cada cosecha.

Seis celemines de segunda calidad en la “Hoja de San Gregorio” en cuatro reales y medio cada cosecha.

Una fanega de primera calidad en el “sitio de Pozuelo” a once reales de vellón cada cosecha.

Una tierra de una fanega de segunda calidad en el “sitio de Machalinos” en nueve reales de vellón cada cosecha.

Juan de Ávila el Menor tenía arrendada en el “sitio de la Sauceda” una fanega de tierra de tercera calidad por la que pagaba siete reales de vellón cada cosecha.

Francisco Alía tenía arrendada otra tierra en “el sitio del cerro de la Somada” de una fanega de segunda calidad en nueve reales de vellón cada tercer año. También tenía otra fanega en el “sitio de la Laguna”, de segunda calidad, a nueve reales de vellón cada cosecha. Luego tenía otra tierra de tres fanegas de tercera calidad en el “sitio de Guadaperal” en siete reales de vellón por fanega. Al igual que todos, cada cosecha se sembraba un año y se descansaba dos.

Francisco Bote tenía varias tierras arrendadas a esta Cofradía:

Tres celemines de primera calidad en el “sitio de la Somada[52]” por la que pagaba once reales por fanega.

Una fanega de primera calidad en el “sitio de los Herreros” en once reales de vellón.

Dos fanegas de primera calidad en el “sitio del Tapiado” a nueve reales de vellón cada fanega.

Tres fanegas de segunda calidad en el “sitio del Guijarro” a nueve reales de vellón cada fanega.

Dos fanegas de segunda calidad en el “sitio de la Retuerta” en nueve reales de vellón por fanega.

Seis celemines de primera calidad en el “sitio de los Herreros” en once reales de vellón cada cosecha.

Cuatro fanegas de tercera calidad en el “sitio de Fuente Jerrumbrosa” a siete reales por fanega.

Una fanega de segunda calidad en el “sitio de Vacía Troje” a nueve reales cada cosecha.

Una fanega de segunda calidad en el “sitio del Cerro de la Somada” a nueve reales de vellón cada cosecha.

Una fanega de segunda calidad en el “sitio de Fuente Jerrumbrosa” en nueve reales de vellón cada fanega.

Seis celemines de primera calidad en el “sitio de la Hoja de los Valles” en once reales de vellón cada fanega.

Dos fanegas de segunda calidad en el “sitio del Fontarrón” a nueve reales de vellón cada fanega.

Y, por último, una tierra de seis celemines de primera calidad en el sitio de la vereda de los Molinos a once reales de vellón cada fanega.

Juan de Ávila tenía arrendada dos fanegas de primera calidad en la “Hoja de los Valles” en once reales de Vellón cada fanega. Y otra tierra de seis celemines, de segunda calidad, en el “sitio de Pozuelo” en nueve reales de vellón por fanega.

Sebastián Cabello tenía arrendada otra tierra de comida de una fanega de primera calidad en once reales de vellón cada tercer año en el sitio del Fontarrón. Y otra fanega de primera calidad en el “sitio de Malmeda” a siete reales de vellón cada tercer año.

Miguel Badillo tenía arrendada una tierra de dos fanegas de segunda calidad en el “sitio de las Zorreras” en nueve reales por fanega cada tercer año.

Fernando Polo tenía arrendada una tierra de seis celemines de tercera calidad en el sitio del Fontarrón a razón de siete reales por fanega cada cosecha. Y dos fanegas de segunda calidad, en el “sitio de Alonso Arias” a nueve reales por fanega.

Por último, termina la relación de bienes con el vecino Alonso Amarilla, que tenía arrendada otra tierra de una fanega, de tercera calidad, en el “sitio de Retuertas” a siete reales de vellón cada fanega.

Como vemos, esta Cofradía tenía más ingresos que las demás en cuanto a rentas, bienes y limosnas; riquezas que afianzaban más su estatus entre la población y proporcionaba fortaleza a sus quehaceres y obligaciones.

A modo de conclusión.

Las circunstancias, descritas en apartados anteriores, erosionaron la economía y estructura de las cofradías. Las leyes fiscales, promulgadas por Felipe IV y Carlos II para evitar la bancarrota, afectaron a las hermandades religiosas. A finales del siglo XVIII, Carlos IV estableció algunos decretos que diezmaron, todavía más, la economía de las mismas.[53]

Y por si no fuera poco, los difíciles tiempos del siglo XIX, analizados en la Cofradía de San Gregorio, con sus continuos saqueos durante la Guerra de la Independencia y la pobreza que generaron este y otros conflictos posteriores, obligaron a estas cofradías a la venta de sus bienes.

Tras la desaparición del beneficio económico de las mismas, el cambio de pensamiento religiosos se hacía patente y, a pesar de llevar siglos de ritos y devoción, los envites de los nuevos tiempos acabaron por diezmar a las Cofradías, que llegaron a tener prohibidas la pedida de limosnas[54], lo que fulminó su estatus y acabó en su declive.[55]

Hoy día, aparte de los rituales el Día de Difuntos, apenas quedan reminiscencias de esta Cofradía que, sin embargo, debió de ser la más importante y rica entre los habitantes de La Cumbre.

 

[1] Las cofradías, esencialmente las que aquí tratamos, se nos ofrecen en una clara definición como “una asociación de hombre y mujeres, hombres y su familia, pertenecientes o no a una misma profesión, corporación, gremio o estamento socio-económico, abierta o cerrada numéricamente, que se unen por y para diferentes fines o causas, especialmente piadosas y benéficas, aunque también profesionales, sociales, recreativos, políticos, etc. Bajo la advocación de un santo, marianas, cristológicas, sacramentales o penitenciales, u otra persona de la Trinidad, patrón o protector. Con una organización más o menos amplia, no necesariamente con estatutos, con o sin aprobación episcopal”. Archivo Histórico Diocesano de Cáceres. Caja 55-57. Número de inventario, 56. Recto, página 1.

[2] En el año 1671 se celebró en Badajoz un sínodo que estuvo convocado por Fray Francisco de Roys y Mendoza, que nos vale para movernos al otro ámbito regional en la regulación de las parroquia y del tema de las procesiones: “Y porque las procesiones generales se hazen por utilidad y bien espiritual y temporal de todo el pueblo y muchas veces para cumplir el voto público conviene que a lo menos se hallen en ellas los que representan al pueblo, que son sus justicias y regidores.” Felipe II en Madrid. Real Cédula de 12 de julio de 1564. Novíssima Recopilación…, Ley XIII. Libro Y. Título I. Arias Montano y su tiempo. Catalina Pulido Corrales (Coordinación). Editorial Regional de Extremadura. Badajoz, 1998. Página 115.

[3] López Vacas, Ángela: La labor social de las cofradías durante el Antiguo Régimen en Fuente del Maestre, Coloquios Históricos de Extremadura, Trujillo, 2014.

[4] https://www.ewtn.com/spanish/Saints/Gregorio_Ostiense.htm (consultado en agosto 2018).

[5] El culto a los restos de los mártires o los santos, ya sean corporales –como los huesos, el cabello o incluso tejido orgánico– u objetos asociados con el santo en cuestión y su martirio han sido uno de los elementos más llamativos del cristianismo desde sus orígenes. El culto a las reliquias se popularizó inmensamente durante la Edad Media; las gentes esperaban de ellas efectos casi mágicos y no dudaban en peregrinar cientos de kilómetros. http://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/las-reliquias-fe-y-negocio-en-la-edad-media_8589/3 (consultado en julio de 2018).

[6] Pares. Archivo de San Gregorio. Sorlada (Navarra). 2018.

[7] Fray Alonso Barrantes vivió en el siglo XV y fue uno de los hijos de Pedro Barrantes, el primer Señor de La Cumbre.

[8] De ser cierto estaríamos ante un auténtico expolio, seguramente perpetrado por algún párroco de La Cumbre, posteriores a esa fecha, que se creyó con el poder suficiente de “robar” tales reliquias de su parroquia y, probablemente, venderlas o trasladarlas. A día de hoy no lo sabemos.

[9] González Cáceres José Luis. La Cumbre desde el recuerdo. Gráficas Joman 2008.

[10] Entre el 7 de febrero de 1757 y el 29 de marzo, la cabeza del Santo, en atención a lo establecido en la Real Cedula, estuvo recorriendo los campos de Extremadura, ignoramos si estuvo en La Cumbre. J. Barragán Landa. Las plagas del campo español y la devoción a San Gregorio. Cuadernos de etnología y etnografía de Navarra, ISSN 0590-1871, Año nº 10, Nº 29, 1978, págs. 273-298.

[11] Riñón: en un arco, una bóveda o una cúpula, la zona intermedia comprendida entre el arranque y la clave. (https://www.glosarioarquitectonico.com/glossary/rinon/). Consultado en julio de 2018.

[12] “No hay cementerio ni necesidad del por hallarse la Iglesia fuera del pueblo y ser capaz para la vecindad” Interrogatorio Real Audiencia 1791

[13] Llamada así en los documentos consultados en 1752, ha existido el valle (la hoz) de forma comunal hasta los años ochenta del pasado siglo; hoy no hay constancia del nombre, tan solo la ermita.

[14] Efectivamente, el camino desde la ermita de San Gregorio al río Gibranzos es el “camino de los molinos” hoy en día.

[15] Archivo histórico provincial de Cáceres Legajo 10 carpeta 22. Página 5, recto.

[16] Madoz Pascual. Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar. 1847. Pag 357.

[17] Aragón Ruano, Álvaro. El proceso de institucionalización de las cofradías guipuzcoanas durante la Edad Moderna. Programa de Formación de Investigadores del Departamento de Educación, Universidades e Investigación del Gobierno Vasco. Año 2000. Pag. 205-222.

[18] Interrogatorio del Marqués de la Ensenada 1752.

[19] Pablo Iglesias Aunión. Una aproximación a la religiosidad y piedad popular por medio de las cofradías en Extremadura durante los tiempos modernos. Coloquios históricos de Extremadura. 1998.

[20] FERRO COUSELO, Jesús; LORENZO FERNÁNDEZ, Joaquín., “La capilla y santuario del Santísimo Cristo de la catedral de Orense”, Museo Arqueolóxico Provincial, Ourense, 1998, p.15

[21] corrían a cargo de la misma y se hacían en el interior de la Iglesia por hallarse fuera del pueblo y ser capaz para la vecindad. Interrogatorio del Marqués de la Ensenada 1752.

[22] Libro becerro. Interrogatorio de 1752. Archivo Histórico de La Cumbre (Cáceres)

[23] Fanega de tierra: es una medida agraria de superficie. En Extremadura, una fanega es igual a 6400 metros cuadrados.www.Wikipedia.es

[24] En el siglo XIX, el rey José I mandó acuñar durante su reinado dos sistemas monetarios paralelos basados en el real como unidad monetaria, pero con dos valores diferentes: el real español tradicional y el «real de vellón» (nombre de la aleación de cobre y plata en que estaba acuñado), con una equivalencia de 2,5 reales de vellón por cada real tradicional. www.wikipedia.es

[25] El celemín se usaba para medir la superficie de los terrenos agrarios. Correspondía a unos 537 m². www.wikipedia.es

[26] Maravedí: Moneda de cobre de curso legal en España que, con sucesivas acuñaciones, estuvo vigente desde los Reyes Católicos hasta la primera reforma en el sistema monetario de Isabel II (1474-1854). www.wikipedia.es

[27] Arias de Saavedra, Inmaculada y López Guadalupe, Miguel Ángel, Las cofradías y su dimensión social en la España del antiguo régimen, en Cuadernos de Historia Moderna nº 25, 2000, p. 189-232.

[28] Fiesta que sigue celebrándose a nivel nacional e internacional.

[29] Aunque los entendidos trataron de explicar el suceso atribuyéndolo a la posible presencia en el pan del pigmento rojo conocido como prodigiosina, segregado por la bacteria Serratia marcescens, el prodigio fue muy difundido y entendido como una prueba real de que se debía instaurar tal celebración. El corpus en Extremadura. José Luis Rodríguez Plasencia. Biblioteca Cervantes Virtual.

[30] Recordemos que la Iglesia tenía mucha influencia romana y adoptaba muchas de las costumbre como la de preservar las tradiciones paganas para una mayor aceptación del pueblo.

[31] La titulada como Misa de Minerva toma su nombre de la iglesia romana de Santa María sopra Minerva, un templo cristiano que se levantó sobre otro pagano, dedicado a la diosa romana de la sabiduría. Ordenanzas de la cofradía del Santísimo Sacramento de Trujillo durante la Edad Moderna. Antonio Cantero Muñoz. Coloquios Históricos de Extremadura. 2007.

[32] Hacha: Vela de cera, grande y gruesa, en especial la de cuatro pabilos. RAE.

[33] Vísperas es el oficio divino vespertino en la Liturgia de las Horas de la Iglesia católica. RAE.

[34] Este acto piadoso, tiene como objetivos dar gracias a Jesús por la institución de la Eucaristía y desagraviar, con homenajes, los ultrajes que recibió. Ordenanzas de la cofradía del Santísimo Sacramento de Trujillo durante la Edad Moderna. Antonio Cantero Muñoz. Coloquios Históricos de Extremadura. 2007

[35] Al definir «Misa votiva», el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, dice textualmente que es la «que, no siendo propia del orden del calendario litúrgico, se puede decir en ciertas ocasiones por devoción». DRAE.

[36] Libro Becerro. Interrogatorio de 1752.

[37] Archivo Histórico Provincial de Cáceres. HCL 27; 8 Y 9.

[38] Censo redimible: Aquel cuya redención depende del transcurso de un lapso determinado o el cumplimiento de una condición resolutoria. http://www.enciclopedia-juridica.biz14.com

[39] Entrevista realizada a Miguel Bermejo González, 90 años, jubilado. Junio de 2018.

[40] Entrevista realizada a María Isabel González Cabello, 58 años, auxiliar de geriatría, en julio de 2018.

[41] La cuartilla es una unidad de medida de volumen para áridos equivalente a la cuarta parte de una fanega. www.wikipedia.es

[42] Entrevista a María Isabel González Cabello, 58 años, auxiliar de geriatría. Julio de 2018.

[43]   El color se relaciona con las plantas desde la Edad Media, donde ciertos colores solo estaban en la naturaleza.

[44] A la custodia se le llama también ostensorio. Es la pieza de oro o de otro metal precioso, donde se coloca la hostia, después de ser consagrada, para adoración de los fieles (creyentes). www.wikipedia.es

[45] Volvemos a retrotraernos a San Gregorio, La Vera Cruz y el porqué de la necesidad de la sociedad a pertenecer a una Cofradía.

[46] El Purgatorio se define como un estado del alma transitorio de purificación y expiación donde, después de la muerte, las personas que han muerto en estado de gracia sufren la pena temporal que aún se debe a los pecados perdonados y, tal vez, expiar sus pecados veniales no perdonados para poder acceder a la visión beatífica de Dios. DRAE.

[47] Interrogatorio del Marqués de la Ensenada de 1752.

[48] Interrogatorio del Marqués de la Ensenada de 1752

[49] Grandes mortandades que con frecuencia ocurrían, ocasionadas principalmente por pestes, sequías, hambrunas, plagas y guerras, habían insensibilizado a la gente ante la muerte, pero no se admitía que los difuntos, por muy pobres que fueran, quedaran sin sepultura y no tuvieran una plegaria en su inhumación. La Noche de Reyes en Puerto de Santa Cruz. Francisco Cillán Cillán. Alcántara: revista del Seminario de Estudios Cacereños, Nº. 68, 2008, págs. 95-109

[50] La creencia en el más allá (parte I). Francisco Cillán Cillán, Ars et sapientia: Revista de la asociación de amigos de la Real Academia de Extremadura de las letras y las artes, Nº. 28, 2009, págs. 77-106.

[51] Nótese que se repiten los arrendatarios en unas y otras cofradías. De estos documentos podemos averiguar los ricos agricultores y ganaderos cumbreños del siglo XVIII.

[52] Lugares destacados del término de La Cumbre.

[53] Pérez-Coca Sánchez-Matas, Carmen (1994): Derecho, vida y costumbres de Plasencia y su diócesis en los siglos XV y XVI. Documentación sinodal de la segunda mitad del siglo XVI. UNEX, Cáceres, vol. I y II.

[54] Al prohibir las autoridades civiles cualquier uso de mendicidad.

[55] La Noche de Reyes en Puerto de Santa Cruz. Francisco Cillán Cillán. Alcántara: revista del Seminario de Estudios Cacereños, Nº. 68, 2008, págs. 95-109

Ene 102019
 

Juan Rebollo Bote

 

  1. Introducción[1]

Memoria no es sinónimo de Historia. Historia, con mayúscula, es la disciplina científica que estudia, siguiendo unas pautas teóricas y metodológicas precisas, el pasado del Ser Humano y su desarrollo en sociedad. Por el contrario, la Memoria, si se quiere también con mayúscula y con artículo determinado[2], presenta mayores dificultades a la hora de ser definida debido a la pluralidad de conceptos que se ha venido desarrollando en las últimas décadas[3]. Sin entrar en demasiadas disquisiciones conceptuales permítasenos sintetizar su definición partiendo de la base de lo subjetivo del término, de la multitud de manifestaciones que sobre la misma se pueden llegar a dar y de la necesidad, al fin y al cabo, de adjetivar cada una de ellas. No hay una sola memoria (histórica) sino muchas, que se crean, a veces involuntariamente, según lo que interese o se demande recordar o reinterpretar en relación con el pasado y que arraigan en la sociedad hasta llegar a confundirse con la Historia. Simplificando, la Memoria es solo una parte de la Historia, un discurso determinado, parcial pero extendido socialmente, y establecido a lo largo del tiempo mediante la fijación y exaltación de hechos o personajes históricos concretos. Sin embargo, y en teoría, mientras que la Historia la (re)construyen los científicos sociales (historiadores “objetivos”), la Memoria tiene múltiples creadores posibles (subjetivos), entre ellos, también los propios historiadores.

No obstante, los datos históricos han sido común e inevitablemente procesados en función de unos contextos ideológicos y socioculturales que han determinado, consciente o inconscientemente, lo que debiera ser estudiado y/o recordado. Los historiadores, como actores sociales e intelectuales protagonistas de estos procesos de construcción histórica no han podido, y quizá no puedan, abstraerse de esta subjetividad propia del tiempo y del espacio en que viven y desarrollan su actividad historiadora. Por citar tan solo un ejemplo evidente, en el siglo XIX (el “siglo de la Historia” como incipiente disciplina científica), el ideal romántico absorbió a historiadores y eruditos locales y nacionales en una indagación en el pasado que rescatase historias y encontrase explicaciones, no siempre justificadoras, que establecieran unas bases memorísticas – idealizadas – de sus sociedades contemporáneas[4]. En los albores del siglo XXI sigue ocurriendo lo mismo. Acaso sea el sino de este oficio historiador la imposibilidad de alcanzar la objetividad que, si bien, ha de tenerse por fin. En cualquier caso, “lo que nos llega” (la/s Memoria/s) ha de ser igualmente sometido, lo más objetivamente posible, al análisis de la ciencia histórica.

En este sentido, la Edad Media ha sido uno de los periodos históricos más recurridos a la hora de fijar las bases de la Memoria de gran parte del territorio europeo. Aún hoy, cualquier discurso político-ideológico en Europa alude frecuentemente a la etapa medieval y, particularmente, a los episodios más resonados y perpetuados de la memoria europea[5], impulsada notablemente a partir de mediados del siglo XX. El Medievo está en todos lados y, para el caso de la península Ibérica, la singularidad de la coexistencia hispánica de “las tres culturas” o, mejor dicho, “las tres religiones”, ha sido tema recurrente en los últimos tiempos al que acudir para construir la memoria contemporánea española y, en mayor o menor medida, portuguesa. Especial atención fue tomando la pretendida “convivencia” (léase “conveniencia” o “conllevancia”) y “tolerancia” (añádase “discriminatoria”, a pesar de la contradicción) entre las tres comunidades étnico-religiosas hispano-medievales que serviría, según ciertos relatos idealizados, de modelo para las sociedades modernas[6]. Por este y otros motivos los estudios sobre el pasado islámico y judío peninsular y su relación e interacción con los cristianos en la Edad Media se fueron incrementando según avanzaba la ciencia histórica y se conformaba cierta corriente de la memoria colectiva, o memorias colectivas (mitos contrapuestos: la “Reconquista” versus la armonía de “las tres culturas”)[7], en España y Portugal. Este particular legado histórico, su impronta patrimonial e, incluso, cierto halo simbólico permanente desde aquellos tiempos, se mantendrían hoy por doquiera en la Península y formaría parte ineludible de la identidad cultural ibérica, según ciertos relatos.

Pero hasta llegar a la concepción actual de esta corriente memorística peninsular – “la España de las tres culturas” – el proceso tuvo que pasar por diferentes consideraciones ideológicas. No es objetivo de este trabajo el analizar este fenómeno, de larga tradición historiográfica y excelentemente estudiado ya, pero téngase en cuenta que la historia de musulmanes, judíos, conversos y moriscos resultó primero ajena, luego exótica, y por último particular y conveniente a la memoria hispánica (entiéndase asturleonesa, castellana, navarra, aragonesa, portuguesa, española, etc.). Así, al compás del progreso de la Historia otras memorias no historiográficas se han ido también desarrollando en España, siendo igualmente múltiples y parciales las visiones que sobre lo islámico y lo judío se han tenido en las diferentes esferas sociales. Esto ha sido particularmente manifiesto desde la segunda mitad del siglo XX, cuando comenzaron a proliferar infinidad de acciones políticas y socioculturales al amparo de inercias económicas y autonómicas encaminadas a construir las diversas – y frecuentemente contrapuestas – memorias locales, comarcales y/o nacionales.

La profusión a partir de entonces de literatura histórica o pseudohistórica, excavaciones de unos yacimientos arqueológicos y no de otros, restauraciones y puestas en valor de un interesado patrimonio artístico, recreaciones y conmemoraciones de “fiestas de interés cultural”, inversiones en proyectos políticos y turísticos identitarios, etc., ha incurrido corrientemente en simplificaciones, medias verdades y hasta conscientes manipulaciones en relación al pasado medieval peninsular en general y a la cuestión hispano-islámica e hispano-judía en particular. Aunque la configuración de las diferentes memorias medievales ha seguido unas pautas comunes en todo el territorio ibérico, fundamentada en el sustrato cultural latino-cristiano en oposición a la alteridad arabo-islámica y judeo-hebrea, cada corriente memorística local o regional peninsular presenta importantes matices dependiendo de factores históricos diversos como la existencia de particularidades lingüísticas propias, la presencia dilatada o no en el tiempo del dominio andalusí en una determinada zona geográfica o la conservación de patrimonio documental, artístico o arqueológico de la Edad Media, entre otros.

Así, por ejemplo, la extraordinaria preservación de documentación histórica plenomedieval o de monumentos de vinculación con las tres religiones en Toledo, explica la conformación de la memoria toledana “de las tres culturas” y de la “Escuela de Traductores”[8]. De igual modo, resulta evidente el peso que el legado islámico ha tenido en la construcción de cierta memoria andaluza – “el mito de al-Andalus”[9] -, o, por el contrario, el escaso interés que ha provocado aquel en el noroeste peninsular, donde los mitos castellanos han marcado el patrón de la memoria nacionalista española –“la Reconquista” – (lengua castellana, “el Cid”, etc.), a pesar de las reconocibles influencias islámicas de la submeseta norte (toponimia árabe, dilatado dominio andalusí en la actual provincia de Soria, comunidades mudéjares de la cuenca del Duero, etc.). Por otro lado, la lengua catalana ha eclipsado cualquier otra circunstancia histórica en las memorias del este español, aunque el recuerdo andalusí se mantiene vivo, si bien todavía con una connotación negativa y siguiendo el mito reconquistador, por ejemplo, en las fiestas de “moros y cristianos” levantinas. Sin embargo, no ha ocurrido lo mismo con el pasado judío ibérico, que en los últimos decenios se ha visto revitalizado (y en gran parte reinventado) y que hoy forma parte de la memoria colectiva de muchos pueblos españoles y portugueses.

El caso que venimos a tratar en este trabajo, la memoria islámica y judía en la región de Extremadura, su conformación, o la ausencia de ella, ha seguido el mismo modelo que se ha venido implantando en otras regiones peninsulares, es decir, tomándose tradicionalmente “lo moro” y “lo judío” como extraño a la realidad española y extremeña, pero provechoso, sobre todo el eco judaico, desde un tiempo a esta parte. Analizamos cómo el pasado musulmán y judaico regional ha experimentado un notable cambio en relación al desconocimiento que de él se tenía hasta hace no demasiadas décadas, solventándose en gran parte (memoria historiográfica). Y exponemos ejemplos de la visión que se tiene de la historia y del patrimonio andalusí, mudéjar, morisco y judío en la sociedad extremeña y de su utilización política y turística, deudora en gran medida de evocaciones e interpretaciones frecuentemente alejadas de la Historia (memoria patrimonial e identitaria).

 

  1. Memoria historiográfica

Entendamos la historiografía como la memoria histórica documentada. Cierto es que no todas las producciones sobre historia están realizadas por historiadores (“profesionales”) que sigan los cánones de la ciencia histórica (la Historiografía), sin embargo, los trabajos elaborados por eruditos y estudiosos del pasado, independientemente de la calidad académica de los mismos, no dejan de ser registro escrito de la Memoria. Siguiendo esta pauta, toda literatura que sigue unos criterios mínimos de rigor histórico, no ficcional, crea memoria historiográfica (versus memoria literaria). La memoria historiográfica, al fin y al cabo, se nutre de Historia y de historia. Pero no existe una sola memoria historiográfica sino tantas como corrientes intelectuales haya en una sociedad. Y es que el trabajo intelectual de estudiar el pasado a través de la documentación conservada no es tarea única del científico social, sino de otros muchos actores sociales igualmente útiles al rescate y conformación de la memoria dispersa. El registro histórico escrito es, por tanto, el primer fundamento – intelectual, si se quiere – de la Memoria. De la difusión social que alcance la historiografía académica dependerá el grado de rigurosidad histórica que termine por prevalecer en la memoria colectiva. Por ello, la socialización de la Historia – de la disciplina científica – debe ser tarea principal de los historiadores para evitar, en la medida de lo posible, las comunes tergiversaciones y errores de interpretación histórica que arraigan en la sociedad. Es en este momento cuando debemos plantearnos el papel del historiador en la sociedad y su contribución, o no, a la conformación de la Memoria.

En Extremadura el desarrollo historiográfico de mayor recorrido, y que por tanto más ha penetrado en la memoria histórica extremeña, es el que ha tenido como protagonistas los estudios sobre historia y arqueología romanas y los relacionados con la empresa americana de los conquistadores extremeños, amén de la tradicional preponderancia histórica y artística de las instituciones y edificaciones eclesiásticas y nobiliarias. En efecto, la antigüedad e importancia romana de Mérida, los “héroes” conquistadores Hernán Cortés, Francisco Pizarro y otros, o la magnificencia de la sede episcopal de Plasencia y de la Virgen y Monasterio de Santa María de Guadalupe, entre otros temas históricos, han sido los principios de estudio y memoria de la región extremeña desde los escritores intelectuales de la Edad Moderna[10]. Todo ello fue dejando el poso sobre el que se erigiría la visión española – y la de los propios extremeños – sobre la historia de Extremadura y de su identidad regional, ya visible en eruditos de los siglos XVII y XVIII y desarrollada posteriormente con el regionalismo de finales del siglo XIX y principios del XX[11]. Con el correr de la centuria decimonónica aparecerán los primeros estudios históricos sobre diferentes aspectos de tiempos, espacios y obras de “moros” y “judíos” que irán conformando entre la intelectualidad extremeña los esquemas en los que encajar los monumentos de adscripción musulmana y las resonancias del pasado hebreo. A partir de entonces, comienza a enraizar tímidamente en Extremadura una memoria historiográfica (pseudo)islámica y (pseudo)judía que todavía hoy arrastra mitos difíciles de desmontar.

  • La etapa andalusí en Extremadura.

 

Los más de quinientos años de dominio islámico sobre la actual región de Extremadura (ca. 713-1248) pasaron desapercibidos durante mucho tiempo para la memoria extremeña. Al igual que para la mayor parte de España, el periodo andalusí habría supuesto una especie de paréntesis en la constitución histórica regional. Roma (Mérida), el cristianismo católico (la devoción a la Santa Eulalia y a la Virgen de Guadalupe), América (“tierra de conquistadores”) y, posteriormente, la dureza de la vida campesina (“tierra de emigrantes”) definirían el ser de Extremadura. Aquellos cinco siglos “moros” apenas habrían dejado unas pocas huellas toponímicas y algún que otro resto patrimonial, según la concepción tradicional. El islam no ejercería, por tanto, como tampoco lo judío o lo portugués, de fundamento histórico e identitario extremeño y no sería útil, en un principio, a la construcción de la Memoria.

Sin embargo, como apuntábamos, durante el siglo XIX y la primera mitad del XX, por no citar sutiles referencias de eruditos anteriores, algunos historiadores y demás estudiosos extremeños y foráneos comenzaron a interesarse por el pasado arabo-musulmán de la región espoleados por el auge que tomaban los estudios sobre al-Andalus, así como inspirados por el estudio de monumentos históricos o la aparición de restos arqueológicos “del tiempo de los moros”[12]. Otro de los motivos que justificaron ahondar en el periodo musulmán fue la búsqueda de la continuidad espiritual romana y cristiana bajo la órbita sarracena, lo que provocó asimismo el incremento del conocimiento sobre el pasado andalusí de Extremadura. De aquellas primeras fases de la historiografía islámica regional proceden ciertas tesis tradicionales – y algunos mitos – que tomaron impulso en aquel contexto romántico y que aún hoy siguen ejerciendo influencia en la memoria histórica extremeña, a pesar de que algunas de ellas son desechadas por gran parte de los historiadores actuales. Nos referimos a errores de interpretación propios del momento en que se formulan postulados históricos, al crédito que se otorgan a ciertas leyendas o a la adscripción islámica de algunas edificaciones (véase infra Granadilla o Galisteo). Algunas de estas teorías tienen origen en autores medievales y modernos, como la creencia en una Badajoz romana sobre la que se asentarían los musulmanes – Civitas pacensis (de una supuesta Pax Augusta) – o la existencia de una sede episcopal en la propia ciudad badajocense durante los siglos de dominio islámico (sucesora de la diócesis de Mérida), algo de lo que no existen pruebas concluyentes. Otras, como las leyendas de las conquistas cristianas de Cáceres (a consecuencia la traición de la Mansaborá) o de Trujillo (con la ayuda del mozárabe Fernán Ruiz) no resisten a un análisis histórico del fenómeno pero forman parte del imaginario colectivo sobre la llamada “Reconquista”.

A partir de los años 60 el conocimiento sobre la época islámica en Extremadura experimenta un notable crecimiento, de nuevo al amparo del desarrollo que los estudios andalusíes tomaban gracias a arabistas e historiadores españoles y extranjeros que traducían y desentrañaban las crónicas árabes. Así, aparecieron trabajos importantes sobre las noticias geo-históricas de la antigua Lusitania bajo dominio Omeya y Aftasí[13]. Será la figura de Manuel Terrón Albarrán quien durante las décadas siguientes marcará un antes y un después en la historiografía extremeña en lo que al reino-taifa de Badajoz se refiere, si bien desde una perspectiva donde predomina el enfoque tradicional[14]. Mención especial merecen las publicaciones sobre las fuentes árabes que atañan específicamente a Extremadura, lo cual ha permitido abrir este periodo histórico al estudio de un más amplio espectro de la sociedad extremeña gracias a la posibilidad de consultar directamente la documentación arabo-islámica que concierne a la región[15].

Entre los últimos años del siglo XX y comienzos del actual el creciente interés por la Extremadura medieval[16] provocó un importante aumento de la producción historiográfica islámica extremeña y propició la celebración de jornadas científicas como Bataliús-el reino taifa de Badajoz o como Lusitania islámica-Frontera Inferior de al-Andalus[17]. En este campo, han tenido un papel destacado la arqueología islámica (incluidos los estudios sobre epigrafía o numismática) y los intentos de aunar la herencia histórica y patrimonial andalusí en una visión que trascendiese el enfoque cronístico y localista, lo que ha contribuido muy señaladamente al avance de la ciencia a nivel regional y peninsular. Sin ánimo de ser exhaustivos, hay que subrayar la labor de arqueólogos como Fernando Valdés, Víctor Gibello, Samuel Márquez y Pedro Gurriarán, Sophie Gilotte o la de los miembros del Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida[18]. Y es que las excavaciones sistemáticas de los últimos tiempos en yacimientos arqueológicos como el complejo emeritense, la alcazaba de Badajoz o la ciudad de Albalat (Romangordo), además de otras intervenciones menos conocidas (en fortificaciones como Magacela, Capilla, etc., o en asentamientos rurales como Valdelobos, La Albuera, etc.)[19], están aportando una valiosa información histórica y acentuando el interés progresivo de las administraciones y de la sociedad en el periodo andalusí de Extremadura.

Todo lo anterior, sumado al conocimiento portugués sobre este campo histórico, deja entrever el buen estado de salud del que gozan los trabajos sobre la etapa islámica del suroeste ibérico en la actualidad, que han hecho converger a la historiografía extremeña con la del resto del territorio peninsular en los últimos años. A pesar de ello, todavía quedan importantes huecos que rellenar ya que, además de la limitación documental existente, los estudios o las intervenciones arqueológicas no abarcan todos los rincones de la geografía extremeña por igual. De todas formas, el próspero ritmo historiográfico andalusí, por reciente, no ha terminado de calar en el discurso histórico extremeño, aún muy dado a resaltar las bases memorísticas tradicionales. Salvo las excepciones que comentaremos en las líneas siguientes, aquel periodo histórico todavía permanece ajeno a la memoria extremeña, que sigue viendo “el tiempo de los moros” como algo extraño a la realidad cultural de la región.

 

    1. Las minorías musulmana y judía en Extremadura.

Como bien es sabido, la historia islámica de los territorios conquistados por los reinos hispano-cristianos no terminaría con la incorporación de las plazas andalusíes a Portugal, León o Castilla. Una considerable parte de la población musulmana continuaría habitando sus tierras bajo el señorío cristiano – los mudéjares -. En Extremadura se llegarían a constituir en torno a una decena de aljamas de moros en las que quedarían organizados los mudéjares extremeños durante los siglos XIII y XV[20]. Sin embargo, esta comunidad étnico-religiosa no parece haber sido objetivo historiográfico en Extremadura hasta tiempos muy recientes. Una vez más, la escasez y dispersión documental sobre esta minoría, su consideración marginal o su no apreciada relevancia en el contexto general extremeño, han mantenido a los mudéjares de esta región en un casi completo olvido. Apenas encontramos referencias concretas sobre los mudéjares extremeños hasta la segunda mitad del siglo XX cuando, a raíz de la publicación de las fuentes fiscales por Ladero Quesada[21], algunos historiadores comienzan a tratar a este colectivo, si bien de manera muy secundaria[22]. No ha sido hasta comienzos del siglo XXI cuando han aparecido trabajos específicos sobre la comunidad mudéjar extremeña[23], cuyo estudio global estamos desarrollando en la actualidad.

Mayor atención ha recibido la minoría (cripto)musulmana en su etapa moderna – los moriscos -, tras el edicto de conversión forzosa de 1502. Ahora sí, la más abundante documentación conservada para el siglo XVI y hasta la expulsión de 1609 ha favorecido disponer de un mejor conocimiento sobre este particular. Un nombre destaca entre todos los que se han aproximado a los moriscos extremeños, Julio Fernández Nieva, quien se dedicó desde los años 70 a reconstruir la historia de aquel grupo étnico-cultural a través de la documentación inquisitorial del Tribunal de Llerena[24]. Son muchísimos los historiadores y estudiosos que se han acercado, desde la óptica local, regional o nacional, al tema morisco[25]. Pero si alguna comunidad morisca sobresalió entre todas las extremeñas por su importancia demográfica, por la pervivencia de sus costumbres islámicas, por sus conflictos con la Inquisición y por las consecuencias de su expulsión, esa fue la de Hornachos, la cual ha sido ampliamente estudiada[26]. La singularidad hornachera ha llevado a la celebración de jornadas de estudios moriscos en la localidad y a su reconocimiento y reivindicación en los últimos años[27]. En 2009, el cuarto centenario de la expulsión de los moriscos también promovió en Extremadura variados actos académicos y extraacadémicos conmemorativos[28]. Todo lo anterior ha permitido que, sobre todo para el caso de Hornachos, lo morisco sí haya entrado a formar parte de la memoria histórica local, como trataremos más abajo.

Algo similar a la cuestión morisca en Hornachos – que no a la cuestión mudéjar – ha sucedido en otros lugares extremeños en lo referente a la integración en las memorias locales de la otra minoría religiosa por excelencia, la judía. Hasta el siglo XIX, los relatos de viajeros y cronicones de investigadores locales apenas hacían mención de la historia judía de los pueblos extremeños más que para repetir la concepción negativa que de la comunidad hebrea imperaba hasta entonces en España y para dar por verídicas las leyendas que circulaban acerca de las fechorías judías contra cristianos[29]. A finales de aquel siglo la noción sobre lo judío va mudando en algunos historiadores imbuidos por el revisionismo histórico que trata de rescatar el pasado de manera científica y comienza a erigirse en tema de principal interés también en Extremadura[30]. Y así, al igual que ocurría con la herencia islámica que se exhumaba en aquel contexto decimonónico, el legado judío también fue objeto de construcciones históricas, pseudohistóricas y legendarias hasta el punto de desarrollarse con el tiempo falsificaciones y alteraciones como las de la judería de Hervás o el apedreamiento de la cruz de Casar de Palomero por unos judíos el viernes santo de 1488[31]. Aquellos mitos y leyendas sobre judíos y barrios que supuestamente habrían habitado durante la Edad Media continúan manteniendo hoy una enorme presencia en el discurso histórico y turístico de multitud localidades extremeñas. El imaginario judío conformado a lo largo del siglo XX – “judíos errantes y usureros” – pronto enraizó en las memorias locales y se extendió ampliamente por la sociedad sin esperar a la madurez de la historiografía académica.

Esta madurez historiográfica fue desarrollándose en Extremadura a raíz de la reunión de jornadas de estudios judaicos y sefardíes y de la publicación de gran cantidad de estudios en las últimas décadas del siglo XX[32]. Dos especialistas en historia de los judíos de la península Ibérica pusieron las bases historiográficas modernas del judaísmo extremeño a comienzos de los años 80, José Luis Lacave y Haim Beinart, con trabajos de enfoque regional el primero y con un monográfico sobre la comunidad judía de Trujillo el segundo[33]. Otros historiadores fueron desarrollando estudios de carácter más local o provincial, como el propio Julio Fernández Nieva para la Baja Extremadura o Marciano Martín Manuel para la Alta Extremadura, entre otros muchos[34]. Desde la arqueología, se han de señalar las intervenciones realizadas en el Convento de San Vicente Ferrer de Plasencia y en el berrocal de la misma ciudad, áreas del primer barrio y de la necrópolis de la comunidad judía, respectivamente, de las que se han obtenido material e información muy relevante de los judíos placentinos[35]. Pese a la importancia de estos y otros elementos patrimoniales judíos en Extremadura, como sinagogas y juderías, el legado hebreo no siempre ha conseguido presentarse ante la sociedad extremeña de manera óptima y rigurosa, debido a motivos de diversa índole, lo que ha acarreado deformaciones históricas lamentables que forman parte hoy de la memoria local de aquellos lugares donde “lo judío” ha terminado por prender.

 

  • Memoria patrimonial e identitaria.

 

Si la historia escrita, rescatada y archivada – memoria historiográfica -, es el cimiento del edificio memorístico de una sociedad, el patrimonio es la fachada que todo el mundo ve y que antes irradia hacia el exterior la sombra o el brillo que sirven para la idealización de lo observado – memoria patrimonial -. Pero como toda superficie sombría o brillante, dependerá de la luz que le llegue y del enfoque por el que mire el observador. Puede haber efectos ópticos que no se adecúen a la realidad arquitectónica de la Historia. La influencia que el patrimonio artístico y arqueológico ejerce en la Memoria y en el imaginario colectivo de una población es indudable. Es común, por ejemplo, que surjan relatos legendarios de contexto y protagonistas romanos donde se conservan restos de aquella época (véase Mérida) y lo mismo sirve, más patente si cabe, para el caso islámico o judío medieval. La memoria patrimonial, por tanto, es la más fácil de reconocer a primera vista por estar más extendida socialmente que la memoria historiográfica, ésta última más circunscrita a la élite culta de un grupo social. A su vez, la utilización política (y económica) de los restos materiales, monumentales o simbólicos de una determinada época histórica termina forjando, en mayor o menor medida, la identificación de la sociedad con el tiempo recordado y el discurso constituido en torno a aquel legado patrimonial – memoria identitaria -.

La significativa herencia patrimonial islámica y judía de la península Ibérica ha ido siendo interpretada y reinterpretada en función de las tendencias político-ideológicas y económicas vigentes mediante acciones y reacciones, extraacadémicas en su mayor parte, que han acabado por presentar el legado medieval de un modo no siempre ajustado al discurso histórico que ha ido marcando la Historiografía. Así, algunos de los puntos que más separan a la Historia (real) de la Memoria (supuesta), según nuestra opinión, son la cuestión terminológica-conceptual y el problema de la identificación cultural del determinado resto histórico-artístico. Consideramos que la conceptualización teórica es primordial a la hora de identificar y analizar la memoria patrimonial e identitaria. Cuestiones como ¿qué es lo islámico? o ¿qué es lo judío? deben prefijarse antes de acometer cualquier tipo de construcción histórica, memorística u observación de las mismas en lo relacionado con la etapa medieval ibérica. Aunque una problemática conceptual y filosófica de esta índole daría para un estudio que excede el presente, en los siguientes epígrafes partiremos de un muy somero esclarecimiento terminológico para luego de exponer los ejemplos de memoria patrimonial e identitaria que hemos escogido en relación con la historia de la región extremeña.

 

  • Patrimonio e identidad «islámico-andalusí»

 

Habitualmente, en amplios sectores de la población “occidental” contemporánea se dibuja una imagen de lo islámico que probablemente no tenga demasiado que ver con la generalidad de la cultura islámica actual, y aún menos con la Historia del Islam[36]. De la misma manera que ocurre con las sociedades de base cultural cristiana, donde no es igual un individuo o país (cristiano) de Oriente a otro de Occidente ni uno del siglo III a otro del siglo XVIII, el islam difiere también según las diferentes zonas geográficas y los distintos tiempos históricos. Aunque evidente, es necesaria hacer esta aclaración en tanto que, en el caso particular de la península Ibérica, la equiparación del registro histórico del Islam ibérico con el islam contemporáneo tiende a establecer esquemas ideológicos contaminados de la situación política del momento presente. Ahí radica una de las más comunes y equivocadas consideraciones sobre lo islámico con respecto a la historia peninsular, asociar el islam medieval con el islam de la actualidad. Además, aunque la cultura islámica tiene su fundamento en la religión musulmana, aquella engloba más espectro que lo meramente religioso. Así, cuando nos refiramos a lo islámico en esta exposición nos estaremos refiriendo a la cultura histórica, el Islam (civilización, si se quiere), que abarca desde el momento de su aparición en la Historia de península Ibérica – siglo VIII – hasta la expulsión de los moriscos – siglo XVII -, aunque su rastro pueda seguirse todavía hoy en España en aspectos esenciales de la cultura ibérica de la que forma parte inherente, como el patrimonio literario, artístico o arquitectónico.

Aquí entroncaríamos con el problema de la identificación del patrimonio con tal o cual cultura o etapa histórica. Esto quiere decir que, por ejemplo, la Mezquita de Córdoba no tiene que ser identificada con el islam actual, sino con el Islam (histórico) andalusí. Y continuando con este hilo terminológico, lo andalusí tampoco se ha de identificar con lo andaluz, como a menudo ocurre, puesto que son conceptos históricos distintos aunque esta última voz derive de la primera. Por Islam andalusí se ha de entender el periodo comprendido entre el siglo VIII y el fin del dominio islámico sobre según qué área geográfica peninsular – mediados del siglo XIII para el caso extremeño -, a partir del cual utilizamos (según consenso historiográfico) el término “mudéjar” – islam en minoría -. Y es que el Islam peninsular pasó por distintas fases históricas muy diferenciadas a su vez política, ideológica y socioculturalmente, lo cual necesita de precisiones conceptuales que son responsabilidad del historiador. De los términos y conceptos que se utilicen dependerá en última instancia la visión que se tenga de la Historia a nivel social. Insistimos, en esta cuestión terminológica y conceptual vemos uno de los mayores problemas de las desacertadas interpretaciones y distorsiones históricas que quedan incrustadas en la memoria de una sociedad. Téngase en cuenta, por ejemplo, que la palabra “moro ha quedado en castellano como sinónimo de “musulmán” cuando su significado originario es étnico (de la provincia romana de la Mauritania, maurià moro).

El primer ejemplo extremeño de memoria patrimonial que traemos a colación en relación al uso de vocablos no siempre congruentes históricamente es el de la ciudad de Cáceres, pero acontece en casi cualquier lugar de España. Nos referimos al abuso del término “árabe” para adjetivar el patrimonio islámico. Si bien es cierto que la andalusí fue una cultura lingüísticamente árabe y que durante el emirato y el califato las familias que acaparaban el poder eran originarias mayoritariamente de la península de Arabia, no creemos que su uso deba seguir generalizándose para denominar cualquier manifestación islámica, más cuando existen adjetivos más apropiados con los que designar. “Lo islámico” (religión, cultura) no es lo mismo que “lo árabe” (lengua, etnia). La tradicional y continua apelación al recinto fortificado de Cáceres como “muralla árabe”, aunque puede parecer etéreo, supone un error de precisión histórica que ha penetrado considerablemente en la memoria colectiva de la sociedad cacereña. Sabemos que la cerca cacereña fue construida entre finales del siglo XII y principios del siglo XIII por los almohades, que no eran árabes más que lingüísticamente[37]. En consecuencia, consideramos más fiel a la Historia denominar al patrimonio islámico de Cáceres como “almohade” o “andalusí”, y no como “árabe”.

Afortunadamente, en los últimos años se ha venido corrigiendo en algunos espacios museísticos cacereños este matiz terminológico y conceptual[38] que, sin embargo, sigue confundiéndose entre la mayoría de la población residente y visitante de la ciudad, así como en los actores políticos y turísticos (y aun en los culturales) encargados de dar a conocer el patrimonio. Pero más allá de su correcto nombramiento hay que recalcar la enorme importancia científica y social que la muralla y el aljibe de Cáceres han ido adquiriendo en los últimos años a pesar de no existir todavía una sala dedicada a la etapa musulmana en el Museo Provincial, proyectada desde hace años, prueba de la etapa de transición que vive la historia andalusí cacereña. Otro ejemplo, el llamado “Baluarte de los Pozos”, que no es un baluarte sino una coracha, es uno de los elementos arqueológicos más notables del Cáceres islámico y, sin embargo, el más desconocido de todos. En la Torre de los Pozos se conservan, incluso, restos de inscripciones coránicas y dos estrellas de ocho puntas. Este extraordinario patrimonio está gozando en la actualidad de cierto miramiento público gracias a su buen estado de conservación y al impulso turístico que se está produciendo en la ciudad[39], aunque esto último enturbie la rigurosidad histórica con la que se califica y se socializa el pasado musulmán de Cáceres. De la conjugación entre rigor histórico y sostenibilidad cultural y turística del patrimonio dependerá la imagen y la memoria futura de la ciudad. El ejemplo cacereño puede extrapolarse a otros polos turísticos extremeños como Trujillo, Mérida, Medellín, etc., donde se conservan alcazabas, aljibes y otros restos patrimoniales islámicos que poco a poco van tomando consideración social.

No sólo las inexactas designaciones al patrimonio y la agresiva política turística que se cierne sobre los conjuntos monumentales infunden a errores que se generalizan y que entran a formar parte de la Memoria. También la adscripción cultural de una edificación histórica puede llegar a establecerse como una verdad absoluta difícil de derribar en la plenitud de la sociedad de la información. Esto es lo que ocurre con la consideración de algunas fortificaciones extremeñas como construcciones de época islámica. Pongamos como ejemplos los enclaves cacereños de Granadilla y Galisteo, en el norte de la provincia, fundado presumiblemente por los “árabes” en el siglo IX el primero y amurallado por los almohades el segundo, según las tesis de algunos intelectuales de entre los siglos XIX y XX[40]. Estas teorías, sin base documental alguna[41], son repetidas hasta la saciedad en folletos turísticos regionales y hasta en trabajos más o menos serios de historiadores e historiadores del arte[42]. Aunque tenga sentido augurar un origen andalusí para estos asentamientos altoextremeños, la falta de documentación escrita y de intervenciones arqueológicas impide defender informaciones tan detalladas como las mantenidas hasta ahora. Ello es una muestra más tanto de la autoridad de la que todavía hoy disfrutan los eruditos decimonónicos, cual Patrística fuera, como de la necesidad de reforzar el papel de la ciencia histórica en la sociedad actual. Desde el punto de vista de la identidad local y comarcal, otorgarle una autoría islámica a los pueblos y castillos extremeños no solo es una prueba de la antigüedad del lugar sino también, y más importante, una demostración de la riqueza “multicultural” del mismo. Para la memoria local la veracidad histórica es secundaria, “lo islámico” toma parte vaga y difusa en la memoria patrimonial a falta de mejor discurso.

Modelo ilustrativo de evolución de la memoria islámica-andalusí en Extremadura es Badajoz. La ciudad badajocense fue, desde finales del siglo IX y sobre todo a partir del califato y las primeras taifas, el núcleo urbano principal del occidente de al-Andalus. Sin embargo, como ya apuntábamos al hablar de la memoria historiográfica, su historia musulmana pasó desapercibida hasta bien entrado el siglo XIX, cuando surgieron las primeras obras sobre el reino aftasí de Badajoz[43]. Menos suerte aún ha tenido su patrimonio (islámico y no islámico), muy desatendido y completamente desconocido para la inmensa mayoría de la población local hasta hace pocos años. Es esta una señal evidente del escaso interés que la herencia de un periodo de esplendor de la ciudad como el andalusí ha tenido entre la sociedad badajocense, que ha permanecido tradicionalmente de espaldas a su patrimonio. No obstante, desde finales de los años 70, bajo la dirección de Fernando Valdés se han venido acometiendo intervenciones arqueológicas en la alcazaba y en sus alrededores que han conseguido paliar en parte el desconocimiento sobre el Badajoz musulmán, siendo germen de la memoria patrimonial islámica que se habría de desarrollar en la ciudad[44].

En la actualidad, el casco histórico de Badajoz está siendo escenario de rehabilitaciones y puestas en marcha de proyectos sociales, culturales y turísticos que están floreciendo al amparo de la revalorización del patrimonio artístico y arqueológico. Gracias a esta inercia, y al trabajo de historiadores, arqueólogos e investigadores locales que han ido constituyendo lo que hemos venido en llamar la memoria historiográfica, los restos materiales de época islámica, así como también el patrimonio militar ligado a los conflictos fronterizos con Portugal, se están convirtiendo en símbolo de la “recuperación badajocense”, con la alcazaba a la cabeza. A esta restauración del patrimonio – memoria patrimonial – va unido el creciente interés social por el mismo, hasta el punto de tomarse lo islámico como singularidad local y estableciéndose así, paulatinamente, una memoria identitaria de base andalusí. Casos paradigmáticos a este respecto son la conmemoración de la fundación de Badajoz por el rebelde emeritense Ibn Marwan en el año 875 – Al-Mossassa Batalyaws -, que se viene celebrando desde hace dos décadas pero que ha tomado un importante impulso en los últimos años, como revela su declaración como “Fiesta de Interés Turístico de Extremadura” en el año 2017. Otra prueba más del peso que el pasado islámico está tomando en la sociedad badajocense es la conmemoración del “Milenario del Reino de Badajoz” (2013), con numerosas actividades culturales que promovieron el mejor conocimiento de la historia andalusí de la ciudad que, en este caso, sí está consiguiendo gradualmente enraizar en la sociedad, aunque a paso lento[45].

Un último ejemplo, en este caso concerniente al ámbito rural, de la entidad que poco a poco va cogiendo el patrimonio andalusí en la memoria histórica e identitaria extremeña es el caso de Romangordo (Cáceres). Desde 2009, bajo la dirección de la arqueóloga francesa Sophie Gilotte, se llevan a cabo intervenciones en el yacimiento arqueológico de Madinat Albalat, único de época almorávide actualmente en excavación en España (campañas 2009-2018). En este caso, la arqueología ha supuesto para el municipio tanto un aliciente cultural como una seña de identidad para la comarca – la Campana de Albalat –, que dinamiza el territorio con la realización de actividades diversas como charlas, jornadas de puertas abiertas al yacimiento o exposiciones como Al-Balat, vida y guerra en la frontera de al-Andalus (Museo de Cáceres y Romangordo, 2017)[46]. El que este recurso histórico y arqueológico se haya promocionado de manera estrictamente cultural (que no turística, de momento), gracias en gran parte a la interacción y colaboración entre investigadores y población local y a las acciones de la constituida Asociación Madinat Albalat, hace de este uno de los más fieles ejemplos de integración del patrimonio andalusí en la memoria extremeña.

 

  • Patrimonio e identidad «mudéjar», «morisca» y «judía».

 

Como avanzábamos más arriba, en la memoria social española “lo islámico” – o, más usualmente, “lo moro” – se asocia casi en exclusividad a la religión musulmana y “lo andalusí”, popularmente se relaciona con la región de Andalucía. Pues bien, “lo mudéjar” se tiene más bien por el estilo artístico de cierta influencia islámica característico de la península Ibérica en la Edad Media y no tanto por la minoría musulmana que vivió en territorio cristiano entre los siglos XII y XVI[47]. Es común también relacionar aquella arquitectura “mudéjar” con los moros, como se les llama en la documentación castellana de la época. Sin embargo, a pesar de que la albañilería era un oficio muy extendido entre la minoría islámica, no todas las construcciones del estilo denominado “mudéjar”, que es un arte cristiano por otro lado, estarían realizadas por musulmanes.

Llama la atención, por ejemplo, que en la comarca extremeña de La Serena, donde existieron importantes aljamas de moros como Magacela o Benquerencia de la Serena, no se dé este estilo artístico, como tampoco abunda en ciudades como Plasencia o Trujillo, donde sí se tienen atestiguados mudéjares albañiles y carpinteros. Cosa distinta ocurre en la antigua Provincia de León de la Orden de Santiago (franja central norte-sur de la actual provincia de Badajoz, grosso modo) donde muchas edificaciones “mudéjares” sí fueron dirigidas por maestros alarifes de la zona de Hornachos y Llerena[48]. Por tanto, puede inducir a error identificar automáticamente las construcciones de estilo “mudéjar” con las comunidades musulmanas que habitaron Extremadura, algo que es recurrente en el discurso turístico extremeño, sobre todo de la provincia de Badajoz[49].

Pero si descartamos el mencionado aspecto artístico de la memoria mudéjar de Extremadura nos encontramos con un casi absoluto silencio en cuanto al elemento patrimonial se refiere. Al contrario de lo ocurrido para el caso judío, que ha promocionado la consciente judaización de muchas localidades extremeñas, no parece que los “barrios moros” hayan interesado ponerse en valor. No existen “morerías” en Extremadura. Tan sólo un puñado de topónimos urbanos permite reconocer hoy el área de habitación de las familias musulmanas que poblaron la región en la Baja Edad Media[50]. Estamos ante un notorio olvido de la memoria extremeña, bien por la limitada documentación conservada al respecto, bien por motivaciones político-económicas que escapan a la Historia.

Sin embargo, aunque escasas, son suficientes las referencias documentales de las que se disponen para solventar esta omisión en lugares como Plasencia o Trujillo donde, a finales del siglo XV, los musulmanes quedaron circunscritos en calles aledañas a las plazas mayores de ambas ciudades[51]. Una escueta mención, en un panel informativo, a la mezquita mudéjar (no árabe) preexistente en el lugar donde se asienta actualmente la iglesia de San Francisco de Trujillo ha sido tachada en un, suponemos, acto vandálico. También conocemos la situación del barrio moro en Alcántara. En Mérida, la pervivencia del topónimo y las excavaciones arqueológicas de la calle Morerías, que sacaron a la luz hornos alfareros que podrían relacionarse con la comunidad islámica emeritense (mudéjar o morisca), no dejan lugar a dudas en este sentido, sin embargo, con cierta lógica, priman los restos romanos[52]. Cuestión aparte son las localidades de Magacela y Benquerencia de la Serena, cuya población fue mayoritariamente islámica en época medieval, lo que, por otra parte, no daría pie a la configuración de distrito musulmán ninguno. Pero tampoco allí aparece lo mudéjar en el recuerdo local.

Particular es el caso de Hornachos, bien conocido, que eclipsa toda circunstancia islámica postandalusí en Extremadura. Aquí la memoria patrimonial e identitaria, no ya mudéjar sino fundamentalmente morisca, sí que tiene una raigambre más patente, sobre todo de unos años a esta parte. Desde el punto de vista del patrimonio hay algunos elementos “moriscos” que forman parte inherente de la memoria del pueblo desde hace siglos, aunque sea de nuevo a través de los ecos distorsionados de la fábrica “árabe” del castillo, de los “aires mudéjares” de las iglesias comarcales o de los nombres salvaguardados en la “Fuente de los Moros” o en la “Senda Moruna”. El proceso de fijación de la identidad morisca de Hornachos hay que buscarlo en el rescate de la memoria historiográfica a finales del siglo XX, con protagonismo en la localidad desde la celebración de las Jornadas sobre Estudios Moriscos, y en la búsqueda de las consecuencias del asentamiento en Salé de los hornacheros expulsados en 1609, de los cuales todavía quedan descendientes en suelo marroquí. La ratificación política de este hecho llegó con el hermanamiento entre Hornachos y Rabat firmado en 2004, a lo que siguió posteriormente la grabación de un largometraje que resalta los vínculos históricos entre ambos territorios[53]. Los actos conmemorativos del cuarto centenario de la expulsión, en 2009, allanaron el camino para la celebración en los años siguientes del Festival Morisco de Hornachos (2011-2017) y la creación del Centro de Interpretación de la Cultura Morisca (2011), siguiendo la estela de las “Fiestas con Historia” y los “Museos de Identidad” que promueve la administración pública extremeña. “Lo morisco” sí ha penetrado con ímpetu en la identidad hornachega del siglo XXI.

La excepción que supone Hornachos en la consideración que de la minoría islámica, concretamente la morisca, se tiene en la memoria histórica de Extremadura es la norma común en muchos municipios de la región en lo que respecta a “lo judío”, aunque de manera manifiestamente adulterada en muchos de los casos. En cualquier rincón extremeño – español por extensión -, encontramos frecuentemente una zona distinguida como “judería” o “barrio judío” por el simple y mero hecho de coincidir en ella algunas estrechas y abigarradas callejuelas, de aire antiguo, compuestas de casas bajas encaladas y, solo en ocasiones, apoyadas históricamente en sutiles referencias documentales que mencionan a algún habitante judío o judeoconverso. Pero sólo en contados lugares se llegarían a cumplir los decretos de apartamiento judío (e islámico) promulgados por los reyes, es decir, de conformarse barrios judíos propiamente dichos, dependiendo en última instancia de diversos condicionantes de carácter jurisdiccional y logístico[54]. Que existieran comunidades judías no quiere decir que se constituyeran juderías. A menudo se trata de modestos barrios donde residieron tradicionalmente los sectores más humildes y marginados de una sociedad, entre ellos las minorías religiosas, y donde normalmente se preserva la arquitectura popular. Además, no habría una arquitectura particularmente judía, puesto que la comunidad hebrea participaría de la misma tradición arquitectónica que el resto de la sociedad hispánica, excepción hecha de espacios y elementos rituales específicos. En Extremadura, muchos de aquellos barrios donde se conserva la arquitectura tradicional han sufrido un proceso de judaización, como ha ocurrido en Cabezuela del Valle, Garganta la Olla, Casar de Palomero, etc. De la judeofobia política de los siglos modernos se ha pasado al filojudaísmo turístico de los últimos tiempos, siguiendo a Marciano Martín[55].

No obstante, el mejor ejemplo extremeño de esta memoria patrimonial “pseudojudía” es Hervás[56]. La villa hervasense, especialmente el Barrio de Abajo, es un conjunto de arquitectura popular extraordinariamente preservado, solo en parte habitado por judíos a fines de la Edad Media (unas 45 familias dependientes de la aljama de Béjar), que, sin embargo, desde el siglo XIX ha sufrido una judiítis, es decir, una inflamación de “lo judío”[57]. Sobre todo fue a partir de los años 60 y 70, en contexto del acercamiento político hispano-israelí, cuando interesó convertir a Hervás, nunca mejor dicho, en una suntuosa judería de trece calles. En 1969, Hervás es declarado “Conjunto Histórico-Artístico” y, desde entonces, es promocionado como “Palestina en la Alta Extremadura”[58]. Incluso se produjo un acto de hermanamiento hispano-israelí, de lo que queda constancia en la calle “Amistad Judeo-Cristiana”, donde aún se puede ver la placa conmemorativa en idioma hebreo. Años después, asociada la villa con otras ciudades españolas, participa de la creación de la Red de Juderías de España – Caminos de Sefarad (1995). Un sinfín de Estrellas de David y referencias judaicas, inclusive leyendas inventadas, se encuentran por doquier actualmente en Hervás, siendo difícil discernir entre las calles históricas donde habitaría la comunidad judía y la magnificada judería turística. Desde 1997 se celebra ininterrumpidamente la fiesta de Los Conversos, donde recreaciones teatrales y actividades diversas rememoran “el pasado” del pueblo. “En Hervás, judíos los más”, reza el dicho popular que forma hoy parte principal de la identidad y de la memoria de la localidad.

Otra tergiversación de la herencia judía extremeña es la pretendida sinagoga de Valencia de Alcántara. Basta con observar unas fotografías del antes y el después de su reconversión turística como templo judío para darse cuenta del atropello histórico que parece haberse cometido. En este caso, como apunta de nuevo Marciano Martín, ni las fuentes documentales ni una tradición oral arraigada avalan que el inmueble número 36 de la calle Gasca fuera edificio sinagogal en algún momento de su historia[59]. Sólo la conservación de un antiguo peristilo central de cuatro columnas, probablemente del siglo XVI, y otros argumentos de dudosa fundamentación histórica (orientación, dimensiones, etc.)[60] llevaron a interpretarlo como sinagoga por primera vez en 1968 y a convertirlo en tal en 2001, estimulados por la judiítis imperante. Esta fiebre ha llevado incluso a promocionar como barrio judío-gótico el excelente patrimonio histórico-artístico valentino en un intento de atraer al viajero infectado del virus turístico judío. Otros pueblos extremeños parecen marchar en la actualidad por la misma deriva corruptora, como Alburquerque o Alcántara, donde la impronta ficticia judía aflora en cualquier rincón artístico o legendario y ensombrece otros aspectos históricos de mayor relevancia social y cultural para la memoria local. Aún así, en todos estos lugares mencionados está atestiguada históricamente la presencia de comunidades judías.

Pero no toda la memoria patrimonial judeoextremeña emerge únicamente siguiendo los caminos de la deformación histórica. A los restos materiales de más o menos clara filiación judía (inscripciones hebreas, ranuras de mezuzás, ermitas superpuestas a sinagogas, etc.) se unen otros de carácter divulgativo que se ajustan, en mayor o menor medida, a la realidad documentada. Pongamos como ejemplo a Plasencia, cuya historia hebrea está muy bien estudiada[61] y que desde hace unos años tiene instaladas, allá donde está documentado, unas pequeñas placas con el nombre y la fecha de los judíos que residieron en la ciudad a finales de la Edad Media. Algo que, por otro lado, no se ha producido para el colectivo mudéjar, otro ejemplo más de la primacía de lo judío en la memoria extremeña. También es de destacar la puesta en valor de la necrópolis judía excavada en el berrocal de la ciudad, a pesar de que el vandalismo y la dejadez posterior han vuelto a sumir en el abandono este resto patrimonial judío único en Extremadura. De todos modos, en Plasencia se han realizado acciones de interés en lo que respecta a la socialización de la historia y el patrimonio judío, a pesar de no haber cuajado totalmente. Nos referimos a la encaminada puesta en marcha del Proyecto Plasencia Sefarad o al Centro de interpretación de la Cultura judía, de nuevo intentos de poner en valor la herencia hebrea pero sin resultado cierto.

Estos proyectos placentinos, así como las Jornadas Europeas de la Cultura Judía o la Semana de Cocina Sefardí, están incentivados en Extremadura por la pertenencia de Plasencia, Hervás y Cáceres a la ya mencionada Red de Juderías de España – Caminos de Sefarad, que promueve el conocimiento sobre la cultura histórica judía desde un punto de vista marcadamente turístico a nuestro juicio. Paradigmático a estos efectos es también el caso cacereño, cuyo espacio museístico dedicado a los judíos extremeños es el llamado “Centro turístico Baluarte de los Pozos”. Y es que en la sobreexplotación turística de la herencia histórica, es decir, en su utilización política y económica hasta límites insospechados, se halla el error de la imprecisa interpretación del patrimonio. El “Baluarte de los Pozos” es un espacio arqueológico ideal para explicar la fortificación islámica cacereña. Sin embargo, su situación en plena judería ha integrado con calzador información sobre las distintas comunidades hebreas de la provincia de Cáceres y hasta maquetas de edificios monumentales de la ciudad, fragmentando así un discurso histórico-arqueológico coherente.

De otro lado, en Mérida, tal vez la obcecación por “lo romano” se llevó por delante los restos de la antigua sinagoga emeritense en las obras de rehabilitación del entorno del Templo de Diana. En Coria, cuya historia judía también está suficientemente documentada, aún quedan restos del bañadero judío, pero lamentablemente todavía no se ha excavado. Y, como último ejemplo, en Trujillo, donde prima “lo americano”, tampoco se ha divulgado como debiera la extraordinaria importancia que tanto judíos como mudéjares tuvieron en el crecimiento económico y urbanístico de la ciudad a finales del siglo XV. Son algunos ejemplos de las diferentes visiones que de “lo judío” se tienen en Extremadura.

 

  • A modo de reflexión.

 

Hemos creído conveniente hacer una puesta al día, no un estado de la cuestión, sobre la memoria islámica y judía que se ha venido desarrollando en Extremadura en los últimos tiempos. Tan sólo hemos apuntado algunos ejemplos sobresalientes. Un análisis detallado y exhaustivo de cada uno de ellos, y de otros muchos que han quedado fuera, podría matizar algunas de las consideraciones que hemos realizado en la exposición. El objetivo de este trabajo era el acercamiento global a diferentes aspectos historiográficos, patrimoniales e identitarios que se dan en la región extremeña. Por un lado, a las producciones de eruditos e historiadores que han estudiado y rescatado el pasado andalusí y de las minorías religiosas en Extremadura (memoria historiográfica). De otro lado, a la puesta en valor e interpretación de algunos restos materiales y espacios arquitectónicos y arqueológicos islámicos y judíos de la región (memoria patrimonial) y a la utilización de esa historia y de ese patrimonio en lugares donde lo islámico y lo judío han impregnado el discurso local (memoria identitaria). En fin, una aproximación general a lo que pervive en el recuerdo extremeño, lo que se ha olvidado y lo que se ha distorsionado, interesadamente o no, con respecto a la realidad histórica.

Así, podemos decir que en Extremadura se tiene una visión de la Historia medieval que aún bebe en gran parte de la historiografía tradicional de corte cristiano-céntrico aunque la inercia de las últimas décadas tiende a equilibrar el nivel de conocimiento en lo que respecta a la etapa andalusí y a las comunidades religiosas minoritarias. La arqueología ha propiciado un gran avance en este sentido gracias a yacimientos como Mérida o Albalat para el caso islámico o Plasencia para el caso judío. A pesar de ello, todavía queda mucho camino por recorrer ya que el reconocimiento de la huella islámica y judía sigue siendo limitado, parcial y deficiente debido a que los estudios se han circunscrito a unas pocas localidades. El olvido más notorio es el que afecta a la minoría mudéjar extremeña, que apenas es reivindicada si la comparamos con la resonancia social de la comunidad judía. En Extremadura ha habido judiítis, pero no mudejaritis. La excepción, para la etapa morisca, decíamos que era Hornachos, donde las evocaciones islámicas sí forman parte de la identidad hornachega del siglo XXI. En el caso judío, por más extendido, es donde se han dado las mayores adulteraciones históricas, como referíamos para el caso de la “judería” de Hervás o de la “sinagoga” de Valencia de Alcántara.

El patrimonio conservado – o inventado – y la política turística que lo reinterpreta determinan a menudo la identidad y la memoria histórica de un pueblo. Así, creemos que sucede con la celebración de fiestas como Al-Mossassa Batalyaws en Badajoz, el Festival Morisco en Hornachos o Los Conversos en Hervás. El Mercado medieval de las tres culturas de Cáceres podría ser otro buen ejemplo del uso y abuso de la historia y de los conceptos históricos que encierran aquellos términos – “medieval”, “tres culturas” -, que fijan una memoria equívoca e idealizada. De todas formas, es inevitable la utilización de la Historia y el patrimonio para los distintos reclamos de la sociedad contemporánea. Es más, es aconsejable en pro de desarrollar la concienciación, sensibilización y socialización histórica y patrimonial. El reto está en saber discernir entre lo cultural y lo turístico, que no es lo mismo. La Historia ha de tener una función pedagógica para con la sociedad. La Memoria es solo una parte de la Historia, selectiva y, en multitud de ocasiones, filtrada según intereses del momento. El historiador – investigador – tiene la obligación de estudiar e interpretar el patrimonio y la documentación histórica para exponer, no para justificar, acontecimientos pasados, interrelacionarlos con el presente y, en la medida de lo posible, explicar los sucesos venideros. El oficio de historiador debería revestir igualmente de la responsabilidad de divulgar la Historia a la sociedad para evitar la manipulación y tergiversación de las diferentes ideologías.

 

[1] En los Coloquios Históricos de Extremadura celebrados en Trujillo en septiembre de 2018 presentamos una comunicación titulada “Ecos urbanos de moros en Cáceres y en Trujillo”. Debido a la aparición posterior a dicha fecha de nueva documentación sobre el caso particular trujillano que requería de un análisis pormenorizado y de nuevas reinterpretaciones, optamos por aportar para la publicación de las actas una temática distinta pero afín. Este trabajo es el resultado de la reflexión avuelapluma sobre la memoria islámica y judía en Extremadura que tratamos en el VI Congreso de Jóvenes Medievalistas, celebrado en Madrid en febrero de 2018.

[2] En este trabajo escribiremos el término Memoria, con mayúscula, cuando nos refiramos a su significación singular y general (la Memoria), pero anotaremos memoria/s, en minúscula, cuando su concepto refiera a memorias plurales y particulares, adjetivadas normalmente (las memorias; la memoria historiográfica, patrimonial, identitaria, etc.).

[3] No es objetivo de este trabajo la diferenciación y argumentación teórica entre Historia y Memoria. Para una visión muy general de las memorias históricas en el caso español, García Cárcel, R La herencia del pasado. Las memorias históricas de España, Ed. Galaxia Gutenberg – Círculo de Lectores, Barcelona, 2011 (3ª edición, 2013), pp. 65-76.

[4] García Cárcel, R., La herencia…, pp. 357 y ss.

[5] Le Goff, J., ¿Nació Europa en la Edad Media?, Crítica, Barcelona, 2003.

[6] Epalza, M. de, «Pluralismo y tolerancia: ¿un modelo toledano?», en Cardaillac, L., Toledo, siglos XII-XIII. Musulmanes, cristianos y judíos: la sabiduría y la tolerancia, Alianza Editorial, Madrid, 1992, pp. 251-261.

[7] Fanjul, S., Al-Andalus contra España: la forja de un mito, Akal, 2000; Menocal, Mª R., El Ornamento del Mundo: como los musulmanes, judíos y cristianos crearon una cultura de tolerancia en la España Medieval, Plaza and James, 2008.

[8] Cardaillac, L., Toledo, siglos XII-XIII. Musulmanes, cristianos y judíos: la sabiduría y la tolerancia, Alianza Editorial, Madrid, 1992; Martínez Gil, F., La Invención de Toledo. Imágenes históricas de una identidad urbana, ALMUD Ediciones Castilla-La Mancha, Ciudad Real, 2007, pp. 57-100.

[9] García sanjuán, A., La conquista islámica de la Península Ibérica y la tergiversación del pasado: del catastrofismo al negacionismo, Marcial Pons Historia, Madrid, 2013.

[10] Otras ruinas romanas como las del yacimiento de Cáparra, el puente de Alcántara, iglesias y palacios de las grandes familias nobles extremeñas (Cáceres, Trujillo, etc.), las dehesas y su importancia para la Mesta, el retiro de Carlos V en Yuste, la ciudad capital de Badajoz, mártires y religiosos como Santa Eulalia o San Pedro de Alcántara y otros personajes históricos como Diego García de Paredes, han sido objeto de mención e interés en viajeros, historiadores y literatos; Pérez Marqués, F., Espejo literario de Extremadura, Diputación de Badajoz, Badajoz, 1991.

[11] Un buen ejemplo de ello puede verse en la parte dedicada a la historia de Extremadura del escritor extremeño Sorapán de Rieros, a comienzos del siglo XVII, Sorapán de Rieros, Medicina Española contenida en proverbios vulgares de nuestra lengua, Granada, 1616 Reproducción digital UCM Biblioteca Complutense (http://alfama.sim.ucm.es). refrán XLI, pp. 446 y ss. Sobre los inicios del regionalismo extremeño, García Pérez, J., Entre la frustración y la esperanza. Una historia del movimiento regionalista en Extremadura (1830-1983), Asamblea de Extremadura, Mérida, 1991.

[12] Por citar algunos ejemplos, la aparición a finales del siglo XIX del epitafio de Sabur/Sapur, primer rey de la taifa de Badajoz, Codera y Zaidín, F., “Un reyezuelo de Badajoz desconocido hasta hoy”, Boletín de la Real Academia de la Historia, 4, 1884, pp. 353-359. Uno de los precursores en el intento de hacer una historia global del reino de Badajoz fue Matías Ramón Martínez y Martínez, a pesar de las limitaciones y de los errores de interpretación que tuvo. Su obra póstuma (publicada en 1904): Martínez y Martínez, M. R., Historia del reino de Badajoz durante la dominación musulmana, 1904, Edición preparada por Fernando Valdés, Diputación Provincial de Badajoz, Colección Historia de Badajoz y su Alfoz, nº 2, Departamento de Publicaciones de la Diputación Provincial, Badajoz, 2005. En cuanto a trabajos pioneros sobre monumentos extremeños de época islámica: Torres Balbás, L., “Paseos arqueológicos por la España musulmana: la alcazaba de Badajoz”, Revista del Centro de Estudios Extremeños, XII-3, Diputación Provincial, Badajoz, 1938, pp. 225-277; Hernández Jiménez, F. “The Alcazaba of Mérida” en Early Muslim Architecture. K.A.C., Creswell, ed. T. II, Oxford, 1940, pp. 197-205; Serra y Ráfols, J. de C., “La Alcazaba de Mérida” A.E.A. nº 19. Homenaje a Portugal, C.S.I.C., 1946, pp. 334-345; Torres Balbás, L., “Cáceres y su cerca almohade”, Al-Andalus, XIII, 2, Madrid-Granada, 1948, pp. 446-472.

[13] Hernández Giménez, F., “La kura de Mérida en el siglo X”, Al-Andalus, XXV (1960), pp. 313-371; Idris, H. R., “Les Aftasides de Badajoz”, Al-Andalus, XXX (1965), pp. 227-290.

[14] Terrón Albarrán, M., El solar de los aftásidas. Aportación temática al estudio del reino moro de Badajoz. Siglo XI. Centro de Estudios Extremeños – Institución “Pedro de Valencia”, Badajoz, 1971; “Historia política de la Baja Extremadura en el periodo islámico”, en Historia de la Baja Extremadura, t. I: De los orígenes al final de la Edad Media, Badajoz, 1986, pp. 283-556; y Extremadura musulmana. Badajoz, 713-1248, Badajoz, 1991.

[15] Pacheco Paniagua, J. A., Extremadura en los geógrafos árabes, Badajoz, 1991; Pérez Álvarez, Mª. Á., Fuentes árabes de Extremadura, Cáceres, 1992.

[16] Sobre la historiografía medieval extremeña desde mediados del siglo XX hasta la primera década del siglo XXI, véanse: García Oliva, Mª D., “1945-1995: la historiografía medieval sobre la actual región extremeña en los últimos cincuenta años”, Revista Alcántara, nº 39, 1996, pp. 107-134; y Montaña Conchiña, J. L. de la, “La Historia Medieval en Extremadura: 25 años de investigación”, en Norba. Revista de Historia, Vol. 22, 2009, pp. 57-83.

[17] La bibliografía es abundante, remitimos a la nota anterior, pero destacamos algunas obras fundamentales y otras más recientes: Manzano Moreno, E., La frontera en al-Andalus en época de los Omeyas. CSIC, Madrid, 1991; Clemente Ramos, J., “La Extremadura musulmana (1142-1248). Organización defensiva y sociedad”, Anuario de Estudios medievales, 24, 1994, pp. 647-702; Díaz Esteban F. (ed.), Bataliús, el Reino Taifa de Badajoz: estudios, Madrid, Letrúmeno, 1996; e íb., Bataliús II: nuevos estudios sobre el Reino Taifa de Badajoz, Madrid, Letrúmeno, 1999; Viguera Molins, Mª J., “Extremadura y Al-Andalus”, Actas I Jornadas de Historia de Llerena, Badajoz, 2000, pp. 19-44; García Oliva, M.ª D., “Un espacio sin poder: la transierra extremeña durante la época musulmana”, Studia historica. Historia medieval, nº 25, 2007, pp. 89-120; Franco Moreno, B., De Emerita a Marida: el territorio emeritense entre la Hispania gothorum y la formación de Al-Andalus (ss. VII-X): transformaciones y pervivencias, Tesis doctoral (acceso abierto en e-spacio), UNED, 2008; Franco, B., Alba, M., Feijoo, S. (coords.), Frontera inferior de al-Andalus, I-II Jornadas de Arqueología e Historia Medieval, vol. I, Consorcio Ciudad Monumental Histórico-Artística y Arqueológica, Mérida, 2011; Zozaya, J. y Kurtz, G. S. (coords.), Bataliús III: estudios sobre el reino aftasí, Dirección General de Patrimonio Cultural, Museo Arqueológico Provincial de Badajoz, 2014; Franco, B. (ed.), Frontera Inferior de al-Andalus, IV Jornadas de Arqueología e Historia Medieval, La Lusitania tras la presencia islámica (713-756 d.C./94-138 H.), vol. 2, Consorcio de la Ciudad Monumental histórico-artística y arqueológica de Mérida, 2015; Rebollo Bote, J., “Espacios de nadie y de todos: Territorio y sociedad en la frontera andalusí el norte del Tajo extremeño (siglos VIII-XI)”, en Vegueta. Anuario de la Facultad de Geografía e Historia, 15, 2015, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, pp. 185-209; íb., “Re-conociendo el Trujillo islámico”, Actas de los XLV Coloquios Históricos de Extremadura, ACCHE, Trujillo, 2017; Franco Moreno, B., “Batalyaws, de qarya a madina. Una ciudad para el Occidente de al-Andalus”, Revista de estudios extremeños, Vol. 73, nº 1, 2017, pp. 57-90. Para el ámbito de la cultura en el reino aftasí: Rebollo Ávalos, Mª J., La cultura en el reino de Taifa de Badajoz, Ibn’Abdun de Évora (m. 530/1135), Badajoz, 1997; íb., “Sobre algunas personalidades notables del reino taifa de Badajoz”, Miscelánea de estudios árabes y hebraicos. Sección Árabe-Islam, vol. 46, 1997, pp. 267-275; íb., “Reyes y sabios aftasíes, hombres de estado y literatos”, Actas de las I Jornadas de Historia Medieval de Extremadura, Cáceres, 2000, pp. 195-200.

[18] Sobre arqueología medieval extremeña, véase: Franco, B. y Gibello, V., “La arqueología medieval en Extremadura. Estado de la cuestión”, Boletín de Arqueología Medieval, 16, 2012, pp. 67-120. Por destacar los trabajos y arqueólogos más significativos: Pavón Maldonado, B., “Arqueología musulmana en Cáceres (Aljibes medievales)”, AlAndalus, XXXII, 1967, pp. 181-210; Valdés Fernández, F., “La fortificación islámica en Extremadura: resultados provisionales de los trabajos de las alcazabas de Mérida, Badajoz y Trujillo y en la cerca urbana de Cáceres”, en Extremadura arqueológica, nº 2, 1991, pp. 547-558; íb., “Arqueología islámica de Extremadura: los primeros cuatrocientos años”, Extremadura Arqueológica, 4, 1995, pp. 265-296; íb., “La mezquita privada de ‘Abd Al-Rahman Ibn Marwan al-Yilliqui en la alcazaba de Badajoz”, Cuadernos de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid, 25-2, 1999, pp. 267-290; íb., “Acerca de la islamización de Extremadura”, Cuadernos emeritenses, 17, 2001, pp. 335-369; Gilotte, S., “La Villeta de Azuquén: une fortification du Xe-XIe siècle dans la région de Trujillo”, en Mil Anos de Fortificações na Península Ibérica e no Magreb (500-1500): Simpósio Internacional sobre Castelos, Lisboa, 2001, pp. 825-832; Gibello Bravo, V., El poblamiento islámico en Extremadura. Territorio, asentamientos e itinerarios, Junta de Extremadura, Mérida, 2006; Alba, M., Feijoo, S. y Franco, B., “Mérida islámica (s VIII-IX): el proceso de transformación de la ciudad tardoantigua en una medina”, XELB: revista de arqueología, arte, etnología e historia, nº 9, 2009, pp. 191-228; Gilotte, S., “Al margen del poder. Aproximación arqueológica al medio rural extremeño (ss. VIII-XIII)”, en Arqueología Medieval, La transformació de la frontera medieval musulmana, II, Pagès Editors, Lleida, 2009, pp. 53-79; íb., Aux marges d`al-Andalus. Peuplement et habitat en Estrémadure centre-orientale (VIIIe – XIIIe siècles), II Vol., Academia Scientiarum Fennica. Vantaa, 2010; y, entre los estudios más recientes, por citar un par de ellos sobre Badajoz y Cáceres: Márquez, S. y Gurriarán, P., “Tras la huella de los almohades. Reflexiones sobre las últimas fortificaciones del Badajoz andalusí”, Cuadernos de arquitectura y fortificación, nº 0, 2012, pp. 55-76; e íb., “El recinto almohade de Cáceres: nuevas aportaciones”, Arqueología y Territorio medieval, nº 24, 2017, pp. 207-228.

[19] Franco, B. y Gibello, V., “La arqueología medieval…”, pp. 87 y ss.

[20] Rebollo Bote, J., “De andalusíes a mudéjares: Continuidad musulmana en la Extremadura de las Órdenes Militares”, en Miranda, B. y Segovia, R. (Coords.), Las Órdenes Militares en Extremadura. Federación Extremadura Histórica, Garrovillas de Alconétar, 2015, pp. 153-175.

[21] Los trabajos de Miguel Ángel Ladero Quesada sobre los mudéjares de Castilla son imprescindibles para adentrarse en el estudio de esta minoría: Ladero Quesada, M. Á., Los mudéjares de Castilla en tiempo de Isabel I, Instituto «Isabel la Católica» de Historia Eclesiástica, Valladolid, 1969; íb., “Los mudéjares de Castilla en la Baja Edad Media”, en Actas del I Simposio Internacional de Mudejarismo. Centro de Estudios Mudéjares, Teruel, 1981, pp. 339-390; íb., “Los mudéjares en los reinos de la Corona de Castilla. Estado actual de su estudio”, en Actas del III Simposio Internacional de Mudejarismo, Centro de Estudios Mudéjares, Teruel, 1986, pp. 5-20; íb., “Los mudéjares de Castilla en la Baja Edad Media”, en Los Mudéjares de Castilla y otros estudios de historia medieval andaluza, Universidad de Granada. Granada, 1989; íb., “Los mudéjares de Castilla cuarenta años después”, en La España Medieval, 33, 2010, pp. 383-424.

[22] Algunos historiadores que no tenían como objetivo particular el estudio de la comunidad mudéjar sino otros tangenciales o generales, por ejemplo, sobre el arte mudéjar: Mogollón Cano-Cortés, M. P., El Mudéjar en Extremadura. Vol. I, Tesis doctoral, Universidad de Extremadura, 1984; sobre el poblamiento medieval extremeño: Bernal Estévez, Á., Poblamiento, transformación y organización social del espacio extremeño (siglos XIII al XV), Editora Regional de Extremadura, Mérida, 1998; y otro del mismo autor sí específico sobre las minorías religiosas, aunque breve, íb., “Las minorías étnico-religiosas en la Extremadura bajomedieval”, Apuntes para la Historia de Badajoz, I. Badajoz, 1999, pp. 165-172; en obras generales sobre comarcas o ciudades extremeñas en época medieval: sobre la Orden de Santiago, Rodríguez Blanco, D., La Orden de Santiago en Extremadura en la Baja Edad Media (siglos XIV y XV), Editora Regional Extremeña, Diputación Provincial de Badajoz, Badajoz, 1985 (sobre las minorías religiosas, pp. 365-382); o sobre Plasencia: Santos Canalejo, E. C., La Historia medieval de Plasencia y su entorno geo-histórico. La Sierra de Béjar y la Sierra de Gredos. Institución Cultural “El Brocense”, Cáceres, 1986 (sobre las minorías, pp. 519-541); también autores que han estudiado el tema morisco se han aproximado al precedente mudéjar, como Julio Fernández Nieva o los trabajos conjuntos de Mª Ángeles Hernández, Rocío Sánchez e Isabel Testón, véase infra.

[23] Sobre todo estudios de ámbito local: sobre Mérida, a raíz de las excavaciones arqueológicas de la zona de Morerías en 1994-1995, por ejemplo, Alba Casado, M., “Evidencias arqueológicas y fuentes escritas sobre el barrio alfarero de Mérida durante los siglos XV, XVI y XVII”, Actas das IV Jornadas de cerámica medieval e pos-medieval, celebradas en el año 2000, Tondela (Portugal), 2008, pp. 143-155; sobre Plasencia, destacan: Molènat, J. P., “Alfaquíes anonymes dans la Castille des Rois Catholiques. Une affaire de succession entre moros d´Estremadure dans les dernières années du XVe siècle”, en Echevarría Arsuaga, A. (ed.), Biografías mudéjares, Madrid, 2008, pp. 417-470; y Redondo Jarillo, M. C., “La comunidad mudéjar de Plasencia durante el reinado de los Reyes Católicos”, Medievalismo, 23, 2013, pp. 291-341; sobre Hornachos, de su etapa “premorisca”, Molènat, J. P., “Hornachos fin XVe – début XVIe siècles”, En la España Medieval, 31, 2008, pp. 161-176; y sobre los famosos manuscritos hornacheros, Pérez, Mª Á. y Rebollo, Mª J., Manuscritos árabes de Hornachos. Introducción, estudio y traducción. Badajoz, 2008; sobre los mudéjares de Magacela y Benquerencia de la Serena, Díaz Gil, F., “Herederos de al-Asnām, aljamas de la Serena (siglos XIII-XV)”, en Actas de los III Encuentros de Estudios Comarcales Vegas Altas, La Serena y La Siberia, Magacela-La Coronada, 2010, pp. 87-107; sobre Trujillo, Rebollo Bote, J., “La Comunidad mudéjar de Trujillo: algunas características sobre su aljama y morería”, XLIII Coloquios Históricos de Extremadura, Asociación Cultural Coloquios Históricos, Trujillo, 2015, pp. 691-716; y de carácter más general, ya citado (nota 20), íb., “De andalusíes a mudéjares…”, 2015, pp. 153-175; e íb., “Morerías de Extremadura: espacios urbanos de vecindad islámica (mudéjar) a finales del siglo XV”, Roda da Fortuna, Revista Eletrônica sobre Antiguidade e Medievo, Vol. 4, Nº 1-1 (Número Especial), 2015, pp. 456-475.

[24] Fernández Nieva, J., “Un censo de moriscos extremeños de la Inquisición de Llerena (año 1594)”, Revista de Estudios Extremeños, T. XXIX, Nº I, Badajoz, 1973, pp. 149-176; La inquisición y los moriscos extremeños (1585-1610), Univ. de Extremadura, Badajoz, 1979; “Inquisición y minorías étnico religiosas en Extremadura”, Revista de Estudios Extremeños, T. XLI Nº 2. Badajoz, 1985, pp. 213-260.

[25] Por citar tan solo algunos de carácter regional, Vincent, B., “Los moriscos de Extremadura en el siglo XVI”, en Minorías y marginados en la España del siglo XVI, Diputación Provincial de Granada, Granada, 1987; Testón Núñez, I., “Minorías étnico-religiosas en la Extremadura del siglo XVII”, Norba T. III. Cáceres, 1982, pp. 261-271; Hernández, M. Á., Sánchez, R. y Testón, I., “Los moriscos en Extremadura 1570-1613”, en Studia Historica Historia Moderna, vol. XIII, 1995, pp. 89-118; íb., “La expulsión de los moriscos de Extremadura (1609-1614)”, en Chronica nova: Revista de historia moderna de la Universidad de Granada, Nº 36, 2010, pp. 197-226. Son numerosos los estudios sobre los moriscos a nivel local, sirvan como ejemplo Miranda Díaz, B., “Aportación documental sobre los orígenes de la persecución morisca en Extremadura: los informes inquisitoriales de Benquerencia”, en Marginados y minorías sociales en la España Moderna, Sociedad Extremeña de Historia, Badajoz, 2006, pp. 83-101; o Miranda, B. y Córdoba, F. de, Los moriscos de Magacela. Ayuntamiento de Magacela, 2010.

[26] Sin duda alguna, es la que tiene mayor recorrido historiográfico. Por destacar algunas obras sobre los moriscos hornacheros en España y en su exilio de Salé-Rabat: Bourland, C. B., “Los moriscos de Hornachos”, Modern Philology, Vol. 1, Nº 4, 1904, pp. 547-562; Coindreau, R., Les corsaires de Salé, Institut des Hautes Étu- des Marocaines, Rabat, 1948; Sánchez Pérez, A., “Los moriscos de Hornachos, corsarios de Salé”, Revista de Estudios Extremeños T. XX, Nº 1. Badajoz, 1964, pp. 93-150; Fernández Nieva, J., “El enfrentamiento entre Moriscos y Cristianos Viejos. El caso de Hornachos en Extremadura. Nuevos datos”, en Les Morisques et leur temps, París, 1983, pp. 269-295; González Rodríguez, A., Hornachos, enclave morisco. Peculiaridades de una población distinta, Editora Regional de Extremadura, Mérida, 1990; Pérez Álvarez, Mª Á. y Rebollo Ávalos, Mª J., “Lengua y cultura de los moriscos: la comunidad de Hornachos”, en Alborayque Revista de la Biblioteca de Extremadura, 3, Badajoz, 2009, pp. 127-143; Mira Caballos, E., “Los moriscos de Hornachos: una revisión histórica a la luz de nueva documentación”, en XXXVIII Coloquios Históricos de Extremadura, T. I, ACHDE, Trujillo, 2010, pp. 17-54; Vincent, B., “Comprender el mito hornacero”, Revista de Estudios Extremeños, Tomo LXIX, Nº II, 2013, pp. 965-976.

[27] En 1998 se celebraron en Hornachos las I Jornadas de Estudios Moriscos, que tuvieron continuación en 2001: Actas II Jornadas de Estudios Moriscos, Ayuntamiento de Hornachos, 2002.

[28] Alborayque Revista de la Biblioteca de Extremadura, 3 (Número dedicado a la Expulsión de los moriscos), Biblioteca de Extremadura, Badajoz, 2009; Actas de los XXXVIII Coloquios Históricos de Extremadura, dedicados a los moriscos en Extremadura en el IV centenario de su expulsión (Trujillo del 21 al 27 de septiembre de 2009), Asociación Cultural Coloquios Históricos de Extremadura, 2010.

[29] Ejemplos de aquella concepción pueden verse en la obra del fraile extremeño Francisco de Torrejoncillo (Centinela contra judíos, 1674) o en Romualdo Martín Santibáñez (Historia de la Santa Cruz del Casar de Palomero, 1870), en Martín Manuel, M., “La judería de Hervás, historia de una invención”, Actas XLII Coloquios Históricos de Extremadura, ACHDE, Trujillo, 2014, pp. 255-284.

[30] Anselmo Arenas López (Curso de Historia de España, 1881) o José Benavides Checa (Prelados placentinos. Notas para sus biografías y para la Historia documental de la Santa Iglesia Catedral y ciudad de Plasencia, 1907) son algunos de los historiadores extremeños de entre siglos que procuran un mayor rigor científico sobre la historia judía, en Martín Manuel, M., “La judería de Hervás…”, p. 258.

[31] Agradecemos a Marciano Martín Manuel las interminables conversaciones mantenidas sobre los judíos de Hervás y el habernos facilitado su trabajo todavía inédito “El legado judío de Casar de Palomero (Cáceres): el fruto de la intolerancia” (XVIII Jornadas de Historia de Llerena, noviembre de 2017).

[32] Viudas Camarasa, A. (ed.), Actas de las Jornadas de Estudios Sefardíes (Cáceres, 24-26 de mayo de 1980), Universidad de Extremadura – Instituto de Ciencias de la Educación, Cáceres, 1981; y Cortés, F., Castellano, L., Escudero, A. J., y Escudero, I. (coords.), Del candelabro a la encina: raíces hebreas en Extremadura / Actas de las Jornadas de Estudios Judaicos, Diputación de Badajoz, Badajoz, 1996.

[33] Beinart, H., Trujillo. A Jewish community in Extremadura on the eve of the expulsión from Spain, Jerusalén, 1980; Lacave Riaño, J. L., “Sinagogas y juderías extremeñas”, Sefarad, Revista de Estudios Hebraicos y Sefardíes, Año 40, nº 2, 1980, pp. 215-234; íb., “Los judíos de Extremadura antes del siglo XV”, Actas de las Jornadas de Estudios Sefardíes, Universidad de Extremadura, Cáceres, 1981, pp. 201-213; e íb., Juderías y sinagogas españolas, MAPFRE, Madrid, 1992 (sobre Extremadura, pp. 389-411).

[34] Sobre las comunidades judías y las juderías de la provincia de Badajoz, Fernández Nieva, J., “Judíos y judaizantes en la Baja Extremadura”, Actas de las Jornadas de Estudios Sefardíes, Cáceres, 1981, pp. 250-265; íb., “Aljamas y sinagogas en la Extremadura meridional”, en Del candelabro a la encina…, Badajoz, 1996, 331-350; Kurtz, W., “Judíos en Badajoz: algunas notas a partir de la documentación del Archivo Catedralicio de Badajoz”, en Pax et Emerita. Revista de Teología y Humanidades de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz, V. I, Ed. Arzob. de Mérida-Badajoz, Badajoz, 2005, pp. 427-495; Clemente Ramos, J., “Judíos y cristianos nuevos en Medellín (1450-1520)”, Revista de Estudios Extremeños, T. LXXI, Nº III, 2015, pp. 1713-1734; Ballesteros Díez, J. A., “Judíos en Mérida (siglos II al XVII)”, Revista de Estudios Extremeños, T. LXXII, Nº II, 2016, pp. 1061-1090. Sobre los judíos de la provincia cacereña, Martín Manuel, M., Documentos para la historia de los judíos de Coria y Granadilla, Ayuntamiento de Coria, 1999; íb., “Juderías y sinagogas en los obispados de Coria y Plasencia: estado de la cuestión”, en Juderías y sinagogas de la Sefarad medieval / López, A. M., Izquierdo, R. (coords.), 2003, pp. 459-488; íb., Judíos y cristianos nuevos en la historia de Trujillo, Badajoz, 2008; Historia de los judíos de Plasencia y su tierra I. De los orígenes a la Inquisición siglos XII–XVIII; 2. Colección Diplomática (1187–1823), Sevilla Medios Audiovisuales, 2009.

[35] Matesanz, P., y Sánchez, C., “Elementos judíos en la intervención arqueológica en el convento de San Vicente Ferrer de Plasencia (Cáceres)”, Judaísmo hispano: estudios en memoria de José Luis Lacave Riaño, Elena Romero Castelló (coord.), CSIC, Madrid, 2003, vol, 2, pp. 513-514; y Franco, B. y Gibello, V., “La arqueología medieval…”, p. 112.

[36] Utilizaremos Islam, con mayúsculas, para referirnos a la civilización o cultura histórica (equivalente a Cristiandad), e islam, con minúsculas, para la religión musulmana (equivalente a cristianismo).

[37] Además, no está claro que los árabes, étnicamente hablando, poblaran Cáceres durante la Alta Edad Media, puesto que el territorio actual extremeño estaría habitado en su mayor parte por descendientes de hispano-godos (muladíes, mozárabes) y gentes venidas del norte de África (bereberes), a excepción de los principales centros de poder (Mérida, Coria, Badajoz).

[38] A mediados de 2017 este aspecto se solventó en parte en la panelería referente al aljibe islámico de Cáceres, en el Museo Provincial, donde hasta entonces se hablaba de “aljibe árabe” y ahora podemos leer “aljibe andalusí”. No ha ocurrido lo mismo en otros Centros de Interpretación cacereños, donde se sigue informando del carácter “árabe” de la “ciudad medieval”.

[39] Tanto el recinto fortificado como el aljibe islámico son objetos de multitud de estudios y nuevas interpretaciones: Sobre la muralla, véanse: Márquez, S. y Gurriarán, P., “La muralla almohade de Cáceres, aspectos constructivos, formales y funcionales”, Arqueología y Territorio Medieval, 10.1, 2003, pp. 57-118; y, ya citado en la nota 16, íb., “El recinto almohade de Cáceres…”, 2017, pp. 207-228; y, de reciente publicación, Cerrillo Martín, E., La des-construcción de la muralla de Cáceres, Ayuntamiento de Cáceres, 2017: Sobre el aljibe, Bustamante, R., Cabezas, Mª T., y Gibello, V., “Sistema constructivo del aljibe almohade de la Casa de las Veletas de Cáceres”, Actas del VI Congreso Nacional de Historia de la construcción, V. I, Instituto Juan de Herrera, Madrid, 2009, pp. 258-268.

[40] Madoz, P., Diccionario histórico-geográfico de Extremadura. Publicaciones del Departamento de Seminarios de la Jefatura Provincial del Movimiento, Cáceres, 1955 (Reedición de la obra de 1846); Mélida, J. R., Catálogo monumental de España. Provincia de Cáceres (1914-1916), T. I, Madrid, 1924.

[41] Clemente Ramos, J., “La tierra de Galisteo (c. 1375 – c. 1425). Transformaciones del poblamiento y apropiaciones ilegales”, en Arqueología y Territorio Medieval, 17, 2010, pp. 31-46, aquí, p. 32.

[42] Velo y Nieto, G., Castillos de Extremadura, Madrid, 1968, p. 264; Lozano Bartolozzi, Mª M., “Granadilla, un conjunto urbano en un medio rural”, Norba, Revista de Arte, Geografía e Historia, nª 1, 1980, pp. 51-68, aquí pp. 54-55; Andrés Ordax, S., Monumentos artísticos de Extremadura, Editora Regional, Mérida, 1986, p. 259.

[43] Véase nota 12.

[44] Valdés Fernández, F., En torno al Badajoz islámico: trabajos sueltos de arqueología andalusí, Departamento de Publicaciones, Diputación de Badajoz, 2001.

[45] Díaz Esteban, F. (coord.), Badajoz, mil años de libros: exposición bibliográfica, Alborayque Libros, Badajoz, 2014; y, ya citado, las actas del congreso Bataliús III: Zozaya, J. y Kurtz, G. S., Bataliús III…

[46] Gilotte, S. y Cáceres, Y. (coords.), Al-Balat: vida y guerra en la frontera de al-Andalus (Romangordo, Cáceres) [Museo de Cáceres, julio-septiembre 2017], Junta de Extremadura, Diputación de Cáceres, 2017.

[47] El llamado arte mudéjar es cuestionado en su término y concepto desde hace años, véase: Ruiz Souza, J. C., “Los estilos nacionales y sus discursos identitarios: el denominado estilo mudéjar”, en La Historia del Arte en España: devenir, discursos y propuestas / Molina Martín, Á. (coord.), 2016, pp. 197-216.

[48] Mogollón Cano-Cortés, M. P., “Los alarifes moriscos y las realizaciones mudéjares en la villa de Hornachos”, en Mudéjares y moriscos, cambios sociales y culturales: Actas Simposio Internacional de Mudejarismo, Teruel, 2004, pp. 243-254

[49] Ruta del Mudéjar-Dip. de Badajoz (http://www.dip-badajoz.es/ficheros/turismo/ruta_del_mudejar.pdf).

[50] A pesar las dudas que existen sobre algunos nombres de calles y su relación con áreas de asentamiento mudéjar o morisco, algunos ejemplos documentados históricamente y otros actuales podemos reconocerlos en Cáceres (Moros, actual General Margallo), Jerez de los C. (Morería), Llerena (Morería), Medellín (Morería, en torno a Santa Cecilia), Mérida (Morería), Valencia de Alcántara (Mezquita), etc.

[51] Rebollo Bote, J., Op. Cit. “Morerías de Extremadura…”, 2015, pp. 464 y ss.

[52] Alba Casado, M., Op. Cit., “Evidencias arqueológicas…”, 2008, pp. 143-155.

[53] Documental “El amor de la patria: Los moriscos de Hornachos y la república de Salé” (2012), producido por la Asociación Cultural Mórrimer.

[54] No se llevaría a cabo de igual forma, por ejemplo, en jurisdicciones señoriales que en las de realengo, más cumplidoras de los mandamientos regios estas últimas. Está documentado el encerramiento de los judíos de Plasencia tras la orden de 1412, que perduraría pocos años. En un caso excepcional, las minorías de Cáceres fueron conminadas a vivir en barrios separados en 1478. Dos años después, en 1480, otro mandato real extendió las segregaciones a todo el reino, pero el estrecho lapso hasta el edicto de expulsión de los judíos de 1492 no daría tiempo a hacerlo efectivo en muchos lugares extremeños.

[55] Martín Manuel, M., La invención de la tradición judía, Discurso de ingreso en el Centro de Estudios Bejaranos, CEB, Béjar, 2010.

[56] Íbidem.

[57] Martín Manuel, M., Op. Cit., Judíos y cristianos nuevos…, 2008, p. 345 y ss.

[58] Íbidem, p. 371.

[59] Íbidem, p. 346 y ss.

[60] Balesteros, C., y Oliveira, J. de, La Sinagoga de Valencia de Alcántara. Ed. Ayuntamiento de Valencia de Alcántara, 2ª Edición, Valencia de Alcántara, 2003.

[61] Martín Manuel, M., Op. Cit., Historia de los judíos de Plasencia…, 2009.

Dic 262018
 

Antonio Cantero Muñoz.

INTRODUCCIÓN

Este trabajo comprende la historia de la Cofradía de Jesús Nazareno de Trujillo, desde 1820 hasta 1848, etapa de indudable relevancia tras su reconstitución, después de un periodo bastante difícil, que abarca desde la última década del siglo XVIII[1] a la Guerra de la Independencia. Es preciso abordarlo con rigor y cierto desarrollo, pues aunque existe una rica y valiosa documentación[2], solo ha sido utilizada sin realizar un estudio en profundidad por José Antonio Ramos Rubio[3], incurriendo a veces en errores. Tengo que agradecer a Arturo Vicente Pérez, la ayuda informática que me ha prestado para la realización de este trabajo.

LA COFRADÍA DEL NAZARENO EN 1820

La Guerra de la Independencia supuso un duro quebranto, en todos los órdenes de la vida de nuestro país, cosa que también ocurrió en Trujillo, sufriendo consecuencias negativas en su rico patrimonio artístico[4], con importantes efectos que afectaron a todas cofradías en general[5]. Con respecto a la del Nazareno, dejó de existir durante ese periodo bélico[6], como también nos hace saber el Libro de Cuentas de la cofradía, que comienza en 1819 a aportar datos relativos a su estado[7]:

Mediante qe esta Cofradía padeció unas más qe otras, y tocándole a esta su total ruina causada pr la Guerra de la independencia, qe no le quedó ni Yglesia más qe las paredes, ni Efigies más qe halgunos restos de barias partes, ni tampoco libros, archibo, ni cosa halguna. Fue tal la actibidad de los hermanos qe aporfia trataron de bolber a ordenar y auilitar lo posible, ayudados de los muchos debotos qe sin igual hay en este Pueblo qe todos anelan, y han anelado desprenderse de sus intereses con el mayor esplendor en obsequio de N. P. J. N“.

La iglesia de San Lorenzo

Desde mediados del siglo XVII era donde recibía culto Nuestro Padre Jesús[8], pero del tenor literal del texto anterior, refleja que se encontraba en muy mal estado, lo que impediría la normal celebración de cultos religiosos con decoro. Se puso todo el empeño en proceder a su restauración: se arreglaron los techos, paredes, suelo, puertas, bóveda. Así entre 1819 y 1820, se apuntan muchos gastos por estos conceptos, siendo más en las cuentas de los años siguientes, que por espacio omitimos reseñando algunos ejemplos[9]. La importante inversión económica que se efectuó, permitió que tras varios años, se encontrara en buen estado y reedificada[10], como refleja la descripción que realizó Felipe Fernández en 1827, cuando dejó de ser mayordomo[11]:

Primeramente la Yglesia faldegada, suelo nuevo, pintada la Capilla Mayor, cepo, pila de agua uendita, púlpito, altar mayor, y dos coraterales con sus aras, lienzos y manteles, lámpara de oja de lata nueba, dos atriles, cortinas al Señor, y cuatro más en los coraterales, vidriera con reja de alambre, un esquilón puesto, y los tejados vien reparados, puerta falsa, Sachristia y cocinilla, cuarto del púlpito, todo aseado y corriente con más los efectos siguientes: todo esto a fin de mil ochocientos veinte y siete.”

Debemos de plantearnos si la crisis que sufre la Cofradía de la Caridad a comienzos del siglo XIX[12], suponía que pasaba el templo a ser propiedad del Nazareno, por continuar recibiendo culto allí. En apoyo de esta tesis, está el primer inventario que aparece en el libro de cuentas de 1820, donde se incluye como propia la de San Lorenzo[13].

Entiendo que esta idea no es correcta, pues la ermita era aneja a la Iglesia de Santiago[14], por tanto dependía de ella. Así en las cuentas de 1822-1823 se abonó 10 reales por los derechos de la parroquia de Santiago. En otro caso, sería de aplicación lo dispuesto en el Decreto de 1 de octubre de 1820, que además de suprimir todos los hospitales, destinaba sus bienes al crédito público[15], en su artículo 30 establecía que “los Ordinarios eclesiásticos podrán, con la aprobación del Gobierno, habilitar interinamente, y hasta la nueva división de parroquias, las iglesias que resulten vacantes y se juzguen precisas para la cura de almas”. Entiendo que conforme a esta norma, también daba lugar a la que continuara dependiendo de la de Santiago, sin pertenecer a la Cofradía del Nazareno como propiedad, aunque así se refleje en el inventario mencionado. Este hecho determinará que en los estatutos de 1846, se establecía que el párroco de Santiago fuera el patrono de la hermandad, continuando en años posteriores esa relación de dependencia[16].

La imagen de Jesús Nazareno y otras que recibían culto en San Lorenzo

En el inventario de 10 de septiembre de 1820 que aparece en el libro de Cuentas[17], solo se refleja “una imagen de Jesús Nazareno y otra del Señor de las Espinas”. Los primeros gastos se centraron en ellas, en los años sucesivos se fueron incorporando otras efigies, teniendo todas el denominador de ser de candelero, constando que la titular iba acompañado del Cirineo:

Cuentas 1819-1820: los pagos se centraron en el Nazareno, Cirineo y Ecce Homo[18]. Cuentas 1821-1822: Se comienza a recuperar las del Señor del Huerto, Columna, San Juan y la Magdalena[19]. Cuentas 1822-1823 se destinaron 32 reales para encarnar las manos del Nazareno; 2 reales por colocar a la Soledad. Cuentas 1824-1825: cien naranjas para el Huerto que recibió de Bartolomé Rodríguez[20]. Cuentas 1826-1827: se compraron ornamentos para las sagradas imágenes[21]. Cuentas 1827-1828, se realizó un importante desembolso derivado de la adquisición de una nueva túnica para el titular de la cofradía[22].

Actos de culto, organización y actividades asistenciales de la Cofradía del Nazareno

En el libro de cuentas aparecen pagos por estos conceptos, pero es muy ilustrativa la junta general que tuvo lugar el 26 de septiembre de 1827[23]. Comenzó con el recordatorio de carecer de estatutos, por ser recogidos en su día por el administrador de la Caja de Consolidación, la referida reunión refleja los cultos anuales, actividades asistenciales a los cofrades y a los pobres, organización interna de la cofradía. Destaca la procesión del Miércoles Santo, además de los siente sermones que se predicaban en Cuaresma, que eran los mismos que venían en los antiguos estatutos:

El catorce del mismo setiembre la fiesta de Misa Cantada con diáconos y sermón y asisten los oficiales zesantes y luego entregan los oficios a los elegidos. Todos los años, siete misas de Tabla aplicadas por hermanos vivos y difuntos y bien hechores. La fiesta del catorce se aplica por la paz y concordia de nuestros Reyes y Príncipes Cristianos. Yten el hermano de luz o hermana debe decirse a cada hermano de luz o hermana de luz difuntos cuarenta y nuebe misas rezadas y una cantada de réquiem. Yten tiene obligación esta cofradía a los hermanos y hermandas mandarlas decir cinco misas y a los ocho qe lleban a N.P.J.N por concordia qe se hizo con la cofradía de la Soledad, se les a de mandar decir ocho misas con la obligación de llebar al Sr del Sto Sepulcro el Viernes Sto en la procesión, y los hermanos de luz de dicha cofradía an de acompañar el Miércoles Sto y los hermanos de N. P. J. A la Soledad el Viernes Sto. Yten tiene obligación esta cofradía de enterrar dos pobres cada año y mandarles decir dos misas.

Ay qe asistir con las insignias a todas las procesiones Generales y entierros de pobres hermanos. Yten Ay qe asistir a los hermanos de luz con el terno y dos velas, y a los hermanos de paso medio terno y dos velas y a los pobres con dos hachas. Si muriese algun pobre o pariente en casa o a la puerta de los hermanos de luz se le asistirá con medio terno. Yten asistirá pa dar S.M. el terno entero pa todos los hermanos y a las familias medio terno. Yten todo hermano que enviude no tendrá nada la segunda mujer no pagando media entrada dos libras de cera.

Gestión económica de la Cofradía del Nazareno

En primer lugar, los derivados del rendimiento de censos o bienes de su propiedad, aunque podría parecer que no era posible que existieran en 1820, sobre todo si tenemos en cuenta la Desamortización de Godoy[24], que a partir de 1798 afectó tan negativamente a cofradías y hermandades. Sin embargo, en Trujillo en la última década del siglo XVIII, los bienes de las cofradías no se vendieron pues fueron secuestrados[25], más tarde entregados a la Sociedad Económica de Amigos del País, que a partir de 1805 tras pleito entablado por las cofradías resuelto a su favor, recuperaron bienes, escrituras y alhajas que no habían sido enajenados[26]. Por lo expuesto, el libro de cuentas nos hace saber que disfrutaba de los bienes inmuebles y varios censos[27], por algunos de los cuales no se cobrara lo que correspondía.

Una parte importante del dinero se obtenía con los muchos donativos que se percibían, de personas de distintos niveles sociales y por ello de distinta cuantía, estando muy presentes las clases privilegiadas de la localidad, especialmente la nobleza: eran habituales los donativos anuales del conde de Quintanilla, marqués de la Conquista, o marqués de la Liseda.

Además se recibían limosnas por otros conceptos, que por cuestión de espacio nos limitamos a mencionar: en los siete sermones que se predicaban en Cuaresma; lo que donaba quien portaba al Nazareno cuando se trasladaba a otro templo; lo obtenido en San Martín cuando era llevado allí; lo que recogía la cofradía en las Huertas de Ánimas; donativos del clero regular; por corridas de toros[28]; las cuotas de entrada de los cofrades; comida y dulces que después se vendían.

Tengo que hacer especial mención a lo obtenido por representación de comedias, recordando que don Juan Tena Fernández señala la existencia de la Casa de Comedias, donde la Cofradía de la Caridad obtenía recursos económicos[29]. Sin embargo, en esta época la del Nazareno ocupó su lugar, así como del beneficio económico por las representaciones que allí tenían lugar, como consta en las cuentas dadas en 1820 “Yd lo es de la 1ª Comedia doscientos setenta y seis rs. Yd trescientos veinte y uno de la 2ª Comedia”. La cofradía invertía dinero para que fuera mayor la asistencia: “Yd lo es treinta rs qe di al Sargto Pino pª la tropa que fue a la Comedia”. Otro cargo fueron “cinco rs qe di a Manuel Valiente pr quitar dos cortinas de la Casa de las Comedias”.

Estado de la Cofradía de Jesús Nazareno de Trujillo en 1827

Hemos reflejado el gran esfuerzo realizado, para recuperar la Iglesia de San Lorenzo, restaurar las imágenes, restaurar o adquirir nuevos ornamentos, así como su reorganización interna. Después de varios años, este trabajo se ve reflejado en el inventario de bienes realizado por Felipe Fernández, que fue realizado a finales de 1827[30]:

Primeramente la Yglesia faldegada, suelo nuevo, pintada la Capilla Mayor, cepo, pila de agua uendita, púlpito, altar mayor, y dos coraterales con sus aras, lienzos y manteles, lámpara de oja de lata nueba, dos atriles, cortinas al Señor, y cuatro más en los coraterales, vidriera con reja de alambre, un esquilón puesto, y los tejados vien reparados, puerta falsa, Sachristia y cocinilla, cuarto del púlpito, todo aseado y corriente con más los efectos siguientes: todo esto a fin de mil ochocienots veinte y siete. Una Efigie de N.P.J .N. Una del Sr de la Caña. Y una del Sr del Huerto. Y una del Sr Sn Juan.

LA COFRADÍA DEL NAZARENO EN LA DÉCADA DE LOS AÑOS CUARENTA SIGLO XIX

El marco temporal que comenzó a partir del año 1835, se iba a caracterizar por la adopción de medidas legales de carácter desvinculador, como la gran desamortización eclesiástica entre 1835 y 1843. Así la Ley de 29 de julio de 1837, establecía en sus artículos 2º y 3º, que eran bienes nacionales enajenables casi todos los del clero secular y cofradías, y el 6º que el producto o renta de los mismos se destinaran a sufragar los gastos del culto y clero. Con la llegada al poder de los moderados, su vigencia fue suspendida, pero cuando Espartero se hizo cargo del gobierno, se restableció conforme al Real Decreto 14 agosto 1841 y Ley 2 septiembre de 1841.

Existe un documento del Ayuntamiento de Trujillo de 1841, que refleja el interés mostrado por la Administración en conocer los bienes de las cofradías, para proceder a su desamortización[31]. Contiene inventarios de bienes inmuebles y rentas pertenecientes a parroquias, cofradías, Cabildo de Beneficiados, así como censos de las mismas. Sobre el Nazareno, indica que disfruta de “una hermita en la qe se benera la efigie de esta cofradía al sitio del mercadillo de esta ciudad, compuesta de una nabe, sacristía, cuarto llamado del púlpito y un corral pequeño. Un Huerto en el Arrabal de Huertas de Animas, con un olibo de labor de cabida de 1 cuartilla, la lleva en arredamto Franco Muñoz”.

La antigua Iglesia de San Lorenzo, que durante el siglo XIX es conocida como Ermita de Jesús, ya hemos afirmado antes no era propiedad de la cofradía. Lo cual queda acreditado con el proceso desamortizador que siguió en estos años, pues la cofradía perdió el referido huerto[32], cosa que no ocurrió con el templo por ser anejo a la Iglesia de Santiago, que continuó destinado al culto.       La perdida del huerto aparece en la junta general celebrada el 24 de enero de 1847, al expresar que sus únicos recursos provenían solo de limosnas[33]: “costeándose las funciones y sermones de esta cofradía con las limosnas de los fieles por carecer de otros medios”.

Tras la caída de Espartero y la llegada al poder del general Narváez en 1843, las relaciones con la Iglesia se van normalizando, siendo unos años en los que las manifestaciones de religiosidad popular se recuperan un poco. Hemos de tener presente, que la del Nazareno fue la que sufrió menos quebranto de las tres penitenciales que existían en Trujillo, pues la Vera Cruz tenía su sede en el convento de San Francisco, la Soledad en el dominico de la Encarnación, cuyos templos en 1836 quedaron cerrados al culto. Por ello tras la desamortización del cenobio de los hijos de Santo Domingo de Guzmán, se trasladó la cofradía de la Soledad a la Ermita de Jesús[34]. Por tanto carece de fundamento, la afirmación que hace Ramos Rubio que las cofradías de la Soledad y el Nazareno, fueron extinguidas con motivo de la Desamortización[35].

Estatutos de la Cofradía de Jesús Nazareno de 1846 y su reglamento

El Libro de Cuentas de 1820-1916, refleja que tras la Guerra de la Independencia, se quedó sin libros ni archivo[36]. Pero eso no fue lo que ocurrió, pues en en 1792 sus primeros estatutos, aprobados en 1616 por el obispo de Plasencia, se remitieron a la Real Audiencia de Extremadura, posteriormente al Consejo de Castilla, al objeto de comprobar si procedía su autorización por la autoridad civil, conforme a la normativa dictada por el Conde de Aranda[37]. Se acordó redactar unos nuevos, fechados el 1 de noviembre de 1845[38], a instancia de don Manuel Lebrón, exclaustrado de la Orden de San Agustín, cura ecónomo de Santiago y por ello patrono de la cofradía. Esta normativa para ser modificada, era preciso dar conocimiento al patrón o superior eclesiástico, siendo aprobados el 10 de marzo de 1846 por el obispo don Cipriano Valera.

Funciones religiosas

El art. 1º señala que su fin era promover el culto a Jesús Nazareno, pero condicionado a la situación económica de la cofradía. Los actos de cultos más relevantes eran: misereres que se cantaban todos los miércoles de Cuaresma, Sermones de Pasión que se predicaban esos días (art. 2)[39]; procesión del Miércoles Santo con Sermón de Pasión (art. 3); misa cantada solemne el 14 de septiembre, festividad de la Exaltación de la Santa Cruz[40], aplicada “por la paz y concordia de nuestros Reyes y demás Príncipes Cristianos, por la exaltación de la Santa Fe Católica, y demás fines piadosos” (art. 8).

Funciones asistenciales

Eran muy importantes, pues estamos en un momento histórico en el que el Estado no se hacía cargo de las mismas, actuando las cofradías como mutuas de protección social en el tema de entierros. Así el art. 11º establecía que asistiera la cofradía a los entierros de los cofrades[41]. El art. 12º regulaba su presencia en caso de muerte de algún pobre[42], los hermanos de paso[43], viuda[44]

Los artículos 15 al 18 fijaba las misas a celebrar por los cofrades, con una clara distinción entre hermanos de luz y de paso, oficiando más misas por los primeros, pues los de paso posiblemente serían gente de condición humilde, que se hacen cargo del porteo de imágenes. También por los hermanos de la Soledad en virtud de la concordia de la que ahora hablaremos[45].

Organización de la Cofradía

Elección de los cargos

Según el art. 32, venían regulados en el reglamento, que disponía que todos los años el 14 de septiembre al finalizar la misa, se procedería en la sacristía a la elección por los cofrades de los siguientes: alcalde, diputado mayor y menor, secretario, mayordomo de iglesia, mayordomo de arca. El acto era presidido por el patrono o por quien este nombrase, entregando los cofrades de luz el nombre y oficio que le quisieran dar, siendo elegido el que más votos tuviera y en caso de empate, la suerte era la que resolvía la situación. Esta elección debía ser aprobada por el patrono. Verificado, se procedía a leer en voz alta su nombre, dando lectura a constituciones y reglamento.

El Alcalde

Convocaba las juntas de la cofradía, presidía y la representaba en los actos, debiendo ser obedecido por todos los cofrades, no solo en los actos de culto. Tenía facultades de policía, pudiendo acordar la expulsión o poner multas[46], siendo el encargado que se guardará el debido respeto en la Iglesia de San Lorenzo[47]. En razón de la concordia con la cofradía de la Soledad, le correspondía junto con su alcalde, nombrar los hermanos de paso para las procesiones de Semana Santa. También, las obras y reparos de la fábrica de la iglesia, ropas y utensilios que fueran necesarios, lo que refleja un uso común de ambas hermandades, como veremos en el punto 6º de la suscrita con fecha 27 de noviembre de 1844.

En lo que respecta a su cese, solo el patrono podría suspenderlo en su oficio, pero con conocimiento del superior eclesiástico. Asimismo, podía ser privado o suspendido, en los siguientes supuestos: si nunca o rara vez asistía a las juntas, fiestas, entierros y demás actos de la cofradía; por injuriar con palabras afrentosas a los hermanos; cuando no cuidará de la observancia de las constituciones y reglamento; ocultar limosnas o bienes; cuando imponga penas sin deber.

Los diputados

Sustituyen al alcalde cuando este ausente,o enfermo impedido por causa legítima, llevando el estandarte en los actos de la cofradía. Ayudaban al alcalde durante la Semana Santa, para que los actos de culto tuvieran mayor lucimiento, en la procesión iban delante de quienes llevasen la Verónica.

El Secretario

Cuidar del archivo y documentación de la cofradía[48]. Hacer inventario de libros y cualquier documentación que exista[49]. Leer y advertir a los cofrades de luz sus obligaciones. Entregar copia del reglamento a los oficiales que lo pidan, avisar de los actos de culto. Llevar en regla la documentación, asistiendo a las juntas. Iba delante del Señor del Huerto en la procesión del Miércoles Santo.

Mayordomo del arca[50]

Guardar con cuidado los bienes, limosnas e intereses de la cofradía, para sufragar los gastos de culto. Llevar inventario de lo que reciba al comenzar su cargo, con los siguientes libros: uno donde consten las limosnas que reciba con expresión del donante; otro donde refleje el dinero entregado para destino al culto y gastos de la iglesia, expresando quien los recibe, su finalidad y fecha de entrega.

Mayordomo de Iglesia

Hacerse cargo, guardar y cuidar con esmero los ornamentos, ropas, cera y efectos destinados al culto, debiendo cuidar de su aseo y buen aspecto de las imágenes[51]. Realizar dos inventarios de los bienes que se le entregasen, uno se guardaba en el archivo, otro lo conservaba hasta su entrega al sucesor. Cuidaba de llevar un control de la cera que gastaba y disponía la cofradía.

El Santero

Cuidaba materialmente de la Iglesia de San Lorenzo, de su buen estado, así como de tener todo preparado para los actos de culto[52].

Los cofrades

El art. 23 se refería a los hermanos de luz, pagando de entrada dos libras de cera y 88 reales en un año, anotando su entrada en un libro que se llevaba a tal fin, con su edad, fecha de entrada, si pagó todo lo antes indicado, y el consentimiento del patrono.

Los hermanos de paso, pagaban una libra de cera y once reales en el término de un año, anotando en un libro distinto del anterior, con las mismas indicaciones. Para su admisión, era preciso el consentimiento no solo del patrono, sino también de los hermanos de luz.

Cuando algún hermano incurriese en conducta indecorosa, sería reprendido por el alcalde, la primera vez a solas, luego con testigos, pudiendo acordar su expulsión, con intervención del superior eclesiástico.

Según el art. 5, tenían obligación los cofrades que desempeñen oficio de la hermandad, de reunirse el Domingo de Ramos por la mañana en la sacristía de San Lorenzo, nombrar entre ellos dos que en comisión se pasaban “a las casas de las Autoridades Eclesiástica y Cibil, a pedirles licencia para hacer la Procesión, y en seguida pasen también a la casa del Patrono y cura de la Yglesia de Nro Padre Jesús (que es el Sor Cura de la Parroquia de Santiago) a manifestarle lo acordado por dichas Autoridades, y la hora de la Procesión. Estos mismos conbidaran a el Clero, Autoridades y Corporaciones que en la Ciudad hubiere”.

El art. 6º, que tenían obligación todos los cofrades de ayudar en Semana Santa a los oficiales, en disponer y preparar todos los utensilios y demás cosas que hayan de servir para el culto en las fiestas y procesiones, pero obedeciendo siempre y respetando las disposiciones de los oficiales, para que no haya altercado ni discordias.

El art. 7º establecía que debían respetar y obedecer las disposiciones y preceptos del alcalde de la Soledad, como también las Concordias que las dos cofradías tuvieren hechas o en adelante hicieren.

El art. 21º refleja cuales eran las juntas generales obligatorias: 14 de septiembre para elección de oficiales; 14 octubre, era cuando el mayordomo daba las cuentas generales; el Domingo de Ramos; por último, la que se debía tener el primer día de Pascua de Resurrección. Conforme al art. 22º, además de las indicadas, habría junta general cuando “hayan de tratarse y acordarse cosas de consideración y grauedad, y deben tenerse en la Sacristía de la Yglesia de Nro Padre Jesús”.

Relación de la Cofradía del Nazareno con otras cofradías: agregación de la Cofradía de la Piedad y Concordia con la Cofradía de la Soledad.

El libro de actas nos hace saber importantes datos de gran relevancia, para conocer su devenir histórico en el corto periodo de cuatro años. Se refleja un cierto estado de decaimiento del movimiento cofrade de Trujillo, dando pie a que las hermandades se fusionen o concierten acuerdos, para celebrar los cultos con dignidad. Asimismo, un comportamiento que dejaba mucho que desear por parte de algunos cofrades, por exceso en la ingerir bebidas alcohólicas.

Aportamos la Concordia que por ahora es la primera que hemos localizado, de 27 de noviembre de 1844, entre la del Nazareno representado por Antonio Vivar, con la Soledad en cuyo nombre participó Vicente Retamosa[53], cuyos extremos son los siguientes:

1ª Que como la Cofradía de N. S de la Soledad se halla reunida con la de N. P Jesús, por hauerse extinguido el Combento de N. Sra de la Encarnación, donde se hallaba fundada seguirán por la tanto dichas cofradías unidas sin dejar de obseruar las instituciones particulares de cada una y obedecer en todo y por todo las Bulas Pontificias que tengan.

2ª Que todos los hermanos de ambas cofradías obedecerán y respetarán las disposiciones de los dos Alcaldes, tanto en las Procesiones como en las Festiuidades que celebren, so pena de no hacerlo serán multados con dos o tres libras de cera, según la grauedad, o circunstancias de la falta.

3ª Que siendo la embriaguez un mal que ofende la moral pública, y la que desacredita a la misma persona a quien aflije, procuraran por lo tanto los Alcaldes no admitir por hermanos a los que tal bicio tengan, despidiendo de su seno, a los que incurriesen en tal nota, cuya despedida quedará certificada en los Libros de entradas que tenga cada Cofradía, por medio de un acuerdo el cual se pondrá en conocimto de la autoridad eclesiástica, que exista en esa Ciudad. Que ningún cofrade podrá introducirse a desempeñar ni calificar obligaciones que no tenga consignadas por mandato de sus respectivos alcaldes.

4ª Que ningún cofrade podrá introducirse a desempeñar ni calificar obligaciones que no tenga consignadas por mandato de sus respectivos Alcaldes.

5º Que en las elecciones que se uerifique ya en la renouacion de empleos para el seruicio de las Cofradías todos los años, y ya por muerte o largas ausencias de algunos de los cofrades se ponga en conocimiento de la autoridad eclesiástica que exista en esta Ciudad para que se sirba aprouarlas si lo tiene a bien, o releguir los que antes hubiere nombrados, según los méritos y las circunstancias de estos.

6ª Que los alcaldes por si puedan mandar hacer no solo las obras que necesite la Capilla, sino también, comprar Bestiduras para las Ymagenes, y demás ornamentos que se necesiten, llevando cuenta circunstanciada de los gastos para presentarlas después.

Remitido el acuerdo a Plasencia, el 14 de diciembre de 1844 Mariano Villanueva, en calidad de provisor y vicario general por delegación de don Cipriano Valera, acordaba lo siguiente sobre este acuerdo, con la posibilidad de adoptar otras modificaciones sobre el mismo[54]:

Aprobación del artículo 1º y 2º y que “se obserue la costumbre en cuanto sea posible con respecto a las procesiones y festiuidades”. En cuando al tercero, hacer uso del mismo con carácter restrictivo y con la anuencia del obispo, “precediendo antes dos correcciones con los qe adolezcan del vicio abominable que se designa, primera secreta suave y en ocasión oportuna; segunda y ultima a presencia de cinco o más hermanos de la mayor distinción”. Aprobación del artículo 4º. Con respecto al 5º, que la aprobación de elecciones quede sujeta al visto bueno del obispado. También se aprobó el artículo 6º al disponer “que los alcaldes se asocien de dos o tres hermanos pª obrar lo qe marca el artículo sexto”.

Debo reseñar la junta extraordinaria de 29 de agosto de 1846[55]. Tenía por objeto hacer saber el patrono que ante la falta de cofrades, solicitó autorización al obispado para que pudiera invitar a cinco eclesiásticos y ocho seglares, “personas de conocida providad y piedad” para que formaran parte de la cofradía sin pagar nada, pues no había hermanos y era necesario su ingreso. En contestación, el 2 de septiembre desde Plasencia se aprobó esa invitación por don Juan Narciso Sánchez, en nombre del obispo don Cipriano Varela[56].

El 14 de septiembre de 1846, se nombró la primera junta de gobierno conforme a los estatutos[57]. La junta celebrada el 22 de noviembre de 1846 adopto otra decisión de cierta relevancia, relativo a llevar una insignia en el hábito de los cofrades[58]. Para llevarlo a la práctica, se comisionó a don Francisco Reglado, quien debería dar cuenta de ese cometido.

La celebrada el 7 de marzo de 1847 tiene cierta relevancia, pues concurren representantes de la cofradía de la Soledad: Vicente Retamosa, Blas Borreguero, Francisco García Fabian Mariscal y Francisco Serrano. Se habló de la concordia que hemos descrito y que de hecho seguía en vigor, entendiendo la del Nazareno que con la aprobación de sus estatutos la mantenía en vigor, en consideración de que “acercándose en el tiempo en que una y otra Cofradía hacen sus procesiones de Semana Santa, y que estas no pueden celebrarse con la solemnidad y fausto deuidos sin el ausilio y concurrencia mutua de ambas cofradías, pedía que se llevara a efecto la Concordia”. Se acordó que una comisión compuesta por miembros de ambas cofradías, examinase cuanto en la documentación de la Cofradía de la Soledad existía sobre esta cuestión, al objeto de solicitar aprobación del obispado para dar mayor valor jurídico a este acuerdo.

En la junta de 28 de marzo de 1847 se vuelve a plantear el tema de la concordia, teniendo presente que la Soledad aun no tenía por entonces los estatutos aprobados, se acordó sobre este particular lo siguiente de manera provisional:

1º Que a la procesión del Nazareno del Miércoles Santo, debía asistir la Soledad con sus insignias, estandarte, seis velas. De igual forma, procedería la del Nazareno a la del Viernes Santo.

2º Que a dichas procesiones era obligada la presencia de los hermanos de ambas cofradías y, los que fueren de paso de una y otra, cuando fueren elegidos para el desempeño de cualquier oficio que se le confiera, estaban obligados a su desempeño sin excusa ni pretexto alguno, debiendo obedecer los de la Soledad al alcalde del Nazareno el Miércoles Santo, y viceversa el Viernes.

3º Que la Cofradía de la Soledad, ha de dar doce túnicas para vestir doce niños, que acompañen al Nazareno y paso de la Oración en el Huerto en la procesión del Miércoles Santo. Este acuerdo derivaba que no las tenía la del Nazareno, que por contra se obligaba a dar a la Soledad la imagen o imágenes que necesite para la procesión del Viernes Santo.

4º Que debiendo asistir los hermanos de una y otra cofradía, a los actos religiosos que en la Semana Santa se celebran, organizados por una o por otra, siendo uno de ellos los sermones el de las Siete Palabras, Descendimiento y Soledad, que se predicaba en la tarde del Viernes Santo en la Iglesia de San Francisco, se debían colocar en la nave mayor los bancos necesarios para los hermanos de luz de ambas cofradías.

En esta junta se refleja los pasos que salen, y el número e identidad de las personas que los lleven: estandarte Señor del Huerto ocho hermanos; Verónica, seis hermanos; Señor de la Columna, seis hermanos; Señor de las Espinas, cuatro hermanos; Jesús Nazareno, ocho hermanos; Magdalena, cuatro hermanos; San Juan, cuatro hermanos; Soledad, cuatro sacristanes con sobrepelliz.

En la junta de 5 de diciembre de 1847, se dio cuenta de petición formulada por Fernando Rubio y Juan Pedro Giménez, para que la Piedad quedará agregada a la del Nazareno[59].

La junta general de 16 de enero de 1848, dio noticia de un memorial de la Cofradía de la Soledad, dando cuenta que habían sido aprobados sus estatutos, remitiendo copia de los mismos. Además, que teniendo en cuenta la concordia que existía entre ambas, se comisionó a Lucas Gomero, Gregorio Ildefonso Cidoncha, para que don Francisco Ayala como alcalde de la Soledad, procedieran a concretar los auxilios mutuos derivados de la concordia. A tal fin, se acordó remitir a la Soledad copia de los estatutos.

De igual forma, se dio cuenta de un Decreto del obispado de 7 de enero de 1848, que acordaba la agregación de la Cofradía de la Piedad a la del Nazareno. Como consecuencia, se acordó que al fallecimiento de cualquier hermano del Nazareno o de la Piedad, debían asistir todos los hermanos de una y otra cofradía.

En la junta general de 5 de febrero de 1848 se reflejó la concordia entre ambas hermandades[60], asistiendo por el Nazareno, don Lucas Moreno, alcalde; don Gregorio Ildefonso Cidoncha, vicario eclesiástico, don Antonio de la Cruz vocales del Nazareno. Don Vicente Retamosa, don Francisco Solano de Ayala, y don Sebastián Mansilla, de la Cofradía de la Soledad, en virtud de comisión conferida por ambas cofradías, “para organizar la concordia que deue existir entre las dos Corporaciones, en la misma vía y forma que lo han sido de tiempo inmemorial hasta esta parte, a pesar de las guerras y demás vicisitudes que por desgracia ha afligido al pueblo español, han creído según la tradición y otras noticias conciliar los intereses de ambas cofradías, en los términos siguientes:

Que el Domingo de Ramos y hora de las tres de su tarde, se han de reunir en la Sacristía de la Yglesia de Nuestro Padre Jesús todos los hermanos de luz y de paso de ambas Cofradías, para disponer el orden que se han de celebrar todos los años en la Semana Santa, presidiendo esta junta mancomunadamente los dos Alcaldes. Cuando se hace de modo coparticipativo en vistas de un fin único.

Que a la procesión que hace el Miércoles Santo la Cofradía de Nuestro Padre Jesús, asistirá con sus insignias, estandartes y doce belas la de Nuestra Señora de la Soledad; asistiendo con las suias, estandarte e igual número de belas la de Nuestro Padre Jesús a la procesión que en el Viernes Santo hace la de la Soledad.

3º Que a las dichas procesiones hayan de asistir los hermanos de ambas cofradías, y los que fueren de paso, ya de una ya de otra, y fueren elegidos para el desempeño de cualquier oficio que se les cofieran, ejecutaran sin excusa ni pretexto alguno, debiendo obedecer los de la Soledad al Alcalde de la de Jesús, o a quien haga sus veces en la procesión del Miércoles Santo, y los de esta al de la Soledad en igual forma en la del Viernes.

4º Que la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad ha de dar doce túnicas para vestir doce niños que acompañen a Nuestro Padre Jesús, y paso de la Oración del Huerto, en la procesión del Miércoles Santo, y la de este lo hara de las Ymagenes y demás que necesite la de Nuestra Sra de la Soledad.

5º Una y otra Cofradía asistirán con sus insignias y estandartes a los oficios del Jueves Santo, que se celebran en la Yglesia de San Francisco, en razón de hallarse en aquel día las Ymágenes de ambas en citada Yglesia, siendo de cuenta de los dos Alcaldes que por los Secretarios se nombren los hermanos que han de hacer la vela al Santísimo Sacramento.

6º Concluido que sea el Sermón de Pasión que el Jueves Santo por la noche costea la Cofradía de Nuestro Padre Jesús, será obligación de ambas Cofradías, la traslación de las Ymagenes a la Capilla de Nuestro Padre Jesús, con todo el decoro deuido, con el fin de que la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad tenga suficiente tiempo para preparar las festiuidades que al día siguiente han de celebrar.

7º Tienen obligación ambas cofradías de asistirse incondicionalmente con sus insignias y estandartes a las festiuidades que por Constituciones les están encargadas hacer.

8º Si ocurriera hacer alguna otra función por deseo de otra se asistirán obligatoriamente en los mismos términos.

Funerales de los hermanos

9º Cuando falleciere algún hermano de luz de las cofradías de Nuestro Padre Jesús y de Nuestra Sra de la Soledad, asistirán a su entierro y funerales las insignias y estandartes de ambas cofradías, con seis hachas y dos belas cada una, y su fuese hermano de paso, se le asistirá con las mismas insignias y cuatro hachas; y si falleciere alguna persona o pariente en la casa de algún hermano de luz de dichas cofradías, asistirán a su entierro y funeral las mismas insignias, estandartes y cuatro hachaas (art. 11, 12, y 13 de las Constituciones de Nuestro Padre Jesús, y 13 de la Soledad).

10º Que la caja tahud que tiene la Cofradía de Nuestro Padre Jesús para el uso de los hermanos que fallece; esa estensibo su uso para el mismo fin de los que fallezcan de la Cofradía de Nra. Sra de la Soledad.

11º Habiendo costeado D. Francisco Ayala, hermano mayor de la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, una caja con el fin de ponerla al uso de los parbulos que fallezcan siendo hijos de la Cofradía de que es hermano mayor, siendo sus deseos el que se estrechen y aromizen las Cofradías de que es obgeto esta Concordia, tiene una satisfacción el que dicha caja sea extensiuo su hijos de los hermanos de la de Nuestro Padre Jesús, en la misma forma con que se hace para los hijos de los hermanos de Nuestra Señora de la Soledad, pasando con la deuida anticipación auiso a dicho hermano mayor.

12º Que para que cada Cofradía pueda cumplir con las anteriores obligaciones, se pasarán respectivamente nota de los que son hermanos tanto de luz como de paso, como, asimismo los que de aquí en adelante se admitiesen para lo cual los respectivos Secretarios anotaran en un cuaderno que al efecto han de lleuar.

José Antonio Ramos Rubio, en su libro titulado El Procesionario de Trujillo, señala que en virtud de la Concordia mencionada, el 5 de febrero de 1848 se unen las cofradías del Nazareno y Soledad, siendo esta apreciación errónea, lo cual ha tenido cierta transcendencia[61]. Concordia significa instrumento jurídico, autorizado en debida forma, en el cual se contiene lo tratado y convenido entre las partes, en este caso son dos partes iguales. Así se refleja en el punto 1º cuando expresa que está “presidiendo esta junta mancomunadamente los dos Alcaldes. Cuando se hace de modo coparticipativo en vistas de un fin único”. Mancomún significa “de acuerdo dos o más personas, o en unión de ellas”, pero no unión de entidades distintas, es decir trabajar juntos para un fin. En el mismo libro de actas, se refleja que la Concordia es un acuerdo sin más entre hermandades sobre puntos concretos, en ningún caso de unión, como se vuelve a reflejar en el acta de 23 de abril de 1876[62]. La citada Concordia dejó de estar en vigor el 14 de noviembre de 1880, continuando cada cofradía su vida propia independiente, como consta en las juntas de ambas entidades correspondientes a los años siguientes.

Este error ha tenido su trascendencia, pues la Asociación Junta de Cofradías y Hermandades Penitenciales de Trujillo, en la controversia relativa al no reconocimiento del año 1616, como el de fundación de la actual Cofradía de Jesús Nazareno, entregó una documentación a quien la pidiera, en su folio 6 en el apartado de Hechos Probados, indica en su punto 1º que “La antigua cofradía de Jesús Nazareno se une a la cofradía de la Soledad el 15 de febrero de 1848”. Este error, también consta en la documentación histórica que fue presentada a la Junta de Extremadura, para que fuera declarada Fiesta de Interés Turístico Regional, como refleja el referido punto antes mencionado.

La Junta General celebrada el 16 de abril de 1848, Domingo de Ramos, fue también bastante relevante, fijando que la procesión comenzaría a las dieciséis horas cuarenta y cinco minutos, transcurriría señalando las calles por la que transcurría[63].

 

 

[1]     CANTERO MUÑOZ A.: La Semana Santa en Trujillo durante la Edad Moderna. Badajoz 2006. El Capítulo V El conflicto entre las ideas racionalistas de la Ilustración y las manifestaciones de religiosidad popular páginas 165-200. Intento realizar un estudio de las dificultades que sufrieron todas las cofradías trujillanas (no solo las penitenciales), por la entrada en vigor de una nueva normativa sobre cofradías y hermandades, impregnada de las ideas racionalistas, que eran muy críticas con las tradicionales manifestaciones de religiosidad popular.

[2]     Archivo Parroquial de Santa María. Cofradía Nuestro Padre Jesús Nazareno. Cuentas 1826-1916.

[3]     RAMOS RUIBO J.A.: Historia de la Semana Santa en Trujillo, Cáceres 1993 páginas 25-28. CILLÁN CILLÁN F y RAMOS RUBIO J.A. El Procesionario de Trujillo páginas 234-236

[4]     SÁNCHEZ RUBIO M.A., TESTÓN NUÑEZ, I., SÁNCHEZ RUBIO, R., ORELLANA-PIZARRO GONZÁLEZ J.L. : Trujillo y la Guerra de la Independencia. Un triste monumento de una ciudad desgastada. Badajoz 2008.

[5]     Me llama la atención la afirmación que hace José Antonio Ramos Rubio, cuando señala que en 1811 tiene lugar la fundación de la Cofradía de la Soledad (El Procesionario de Trujillo página 234). Esa cofradía nació en la segunda mitad del siglo XVIII, conforme consta en páginas 94 y ss de mi libro titulado La Semana Santa de Trujillo durante la Edad Moderna. Ramos Rubio no aporta documento que acredite tal fecha de fundación, sin tener en cuenta que el año 1811 fue un año muy difícil para Trujillo, además que el convento de la Encarnación, en cuyo templo recibía culto la Soledad, se encontraba en estado ruinoso, siendo usado por tropas británicas como cuartel, como indica Clodoaldo Naranjo Alonso en su libro Trujillo. Sus hijos y monumentos. Serradilla 1929, página 332. De igual forma Ramos Rubio afirma, que la Iglesia de San Lorenzo continuó abierta al culto, celebrando sus funciones religiosas, sin acreditar esa afirmación con documento alguno, quedando sin valor esa afirmación, con la lectura de la documentación aportada en esta comunicación.

[6]     Archivo Histórico Provincial Cáceres. Real Audiencia. La Cofradía de Jesús Nazareno con Manuel Flores sobre devolución de unos huertos:”Ocurrió la lamentable época de la Guerra de la Independencia la que motibo su desbanezer la Cofradía de Nro Padre Jesús hasta el año de mi ochocientos ueinte que uolvio el Nazareno o mas bien a ponerse en el estado que tenía antes”.

[7]     Aunque en el título del libro de cuentas se indica que su comienzo es 1826 al señalar “En el año de 1826 siendo mayordomo de arca el Sr Dn Felipe Manl Fernández dio principio este libro”, se especifica que los primeros datos son de 1819-1820: “Libro pª la Cofradía de N. P. J. N qe da principio con las noticias qe se han podido adquirir en el año de 1820, sirbe pª estracto de las Cuentas Cargos y Data, en los mismos términos qe se recogen las limosnas y su distribución en beneficio del culto del Sr y sufragios a qe alcancen las limosnas.

[8]     CANTERO MUÑOZ A: Ordenes religiosas y cofradías penitenciales durante la Edad Moderna. La fundación de la Cofradía de Jesús Nazareno en en el convento de la Merced de Trujillo. Colóquios Históricos de Extremadura 2006. La cofradía se fundó en el Convento de la Merced, pero se trasladó a los pocos años a la Iglesia de San Lorenzo.

[9]     Se corresponden al periodo de 1819-1820 los siguientes gastos: 16 arrobas de cal por 31 reales. Unas 3000 tejas pagadas a Diego Bernal por 240 reales. Madera que importo 164 reales que recibió Pedro Blazquez. 56 reales un carro de cal. 65 reales abonados a Luis el Portugués tapiando el arco y la portada. 24 reales a Felipe Pinto por 300 tejas, que se hizo cargo de su porteo como limosna. 30 reales de cal blanca para blanquear la iglesia. 10 reales de un tejuelo para su puerta. 8 reales de tres escarpias para la bóveda. 30 reales abonados a Ramón Vicioso por diez canalones. 39 reales a Juan Priego por 300 tejas. 326 reales a Pedro Bernabon por faldegar la Iglesia. 64 reales a Pedro Blazquez por varias maderas para las obras efectuadas. Ramón Rodríguez por cien canalones 250 reales. Pedro Carrasco por dos pares de puertas nuevas y componer las principales de la iglesia y otras algunas maderas 784 reales. Franco Serrano para pagar tres mil tejas en el tejar 240 rs. Una cerradura loba para la puerta de la Iglesia, dos cerrojos y diez y seis nudos codillos para los dos pares de puertas 116 reales. José Martín por coger las aguas de la bóveda de la iglesia 880 reales. Diego Bernal tres mil tejas 240 reales.

[10]   Archivo Parroquial de Santa María. Cofradía Nuestro Padre Jesús Nazareno. Cuentas 1826-1916. Estracto de las Cuentas de José Palacios del año 1819 al año 1820. Cuentas qe doy yo José Palacios Mayordomo de Yglesia y Comisionado pr la Cofradía de N. P. J. N pr asistencia del Mayordomo de Arca pa perciuir las limonsas de este año desde catorce de Setre de 1819 y cumplió entró tal de 1820. En la Ciudad de Truxillo en 10 días del mes de Noure del año de 1820, estando juntos los hermanos de N. P. J. N.ha reciuir las cuentas a nuestro hermano José Palacios mayordomo de Yglesia y Comisionado pr ausencia del mayordomo de arca qe ha aperciuido y la distribucion qe ha echo en redificar la Yglesia de la Caridad y N.P.J. donde esta fundada qe con su cargo y Data con reciuos qe acredita

[11]   Archivo Parroquial de Santa María. Cofradía Nuestro Padre Jesús Nazareno. Cuentas 1826-1916..

[12]   Ramos Rubio en El Procesionario indica que desapareció la Cofradía de la Caridad tras la destrucción de su hospital (página 234). Esa afirmación no es correcta. La Cofradía de la Caridad no desaparece con la Guerra de la Independencia. Son muchos las actas del Ayuntamiento de Trujillo que reflejan su existencia, al exigirles a sus mayordomos las cuentas. Así Archivo Municipal de Trujillo, Acta 29 septiembre 1820: “ Se dio cuenta del Meml de Antonio Ramos, y demás hermanos del Hospl de Caridad de esta ciudad, exponiento la imposibilidad de dar las cuentas de dicho Establecimto en el ínterin las presenta Dn Jose de Vega, de los años qe fue mayordomo, y se acuerda qe se estrecha a dicho Vega para qe presente referidas cuentas”. La de 4 mayo 1821: “ Di cuenta de un Memorial de Dn Cirilo Vega, apoderado de su Padre Dn Jose Vega, manifestándome aber incluido en las Cuentas del Hospl de Caridad una onza de oro anual qe se paga a los Mayordomo y se acuerda qe informe la Cofradía”. Acta de 26 marzo 1822: “La Comisión encargada de examinar las cuentas de Dn Jose de Uega, mayordomo qe fue del Hospital de Caridad en su informe manifiesta q después de un escrupuloso reconocimiento y detenido examen de las cuentas pertenecientes a los años de mil ochocientos trece hasta el de mil ochocientos diez y seis, aparece contra el Dn José un no se lo que pone liquido de seis mil novecientos quarenta y ocho rs.”. Acta de 21 abril 1823: “Respecto a la reclamacion q hace referencia la Junta Municipal de Beneficencia de esta ciudad, pidanse con urgencia pr medios de oficios dirigios a los Maymos de las Cofradías de la Caridad y Espiritu Santo a fin de qe en un breve terminº presente las cuentas de sus productos hasta fin del año”.

[13]   Archivo Parroquial de Santa María. Cofradía Nuestro Padre Jesús Nazareno. Cuentas 1826-1916: “Ynventario de las fincas y alajas qe tiene dicha cofradía: Primte la Yglesia abilitada. Un huerto con tres olivos grandes en las Huertas de Animas. Una imagen de Jesús Nazareno Otra del Señor de las Espinas”.

[14]   Archivo Histórico Municipal de Trujillo. Protocolos Notariales de Trujillo Juan Duran, Legajo 171: “estando la yglesia del hospital en que la Santa Caridad recoje y cura a los pobres, así forasteros como naturales de sus enfermedades, y da sepoltura en ella a los que mueren en él, sin auer podido ganar licencia para tener en dicha Yglesia sacramentos que les ministrar, mediante lo qual y lo tran distancia q della aya a la de Señor Santiago a quien es aneja, an huerto algunos sin auer reciuido el de su santísimo cuerpo por uiático”. Esta idea se refleja en muchos documentos, además de que todos los autores que se refieren a ella la definen como aneja a la Parroquia de Santiago.

[15]   Durante el Trienio Liberal se dictaron importantes normas desamortizadoras. Así el R. D. de 9 de agosto de 1820, supuso la nueva vigencia del Decreto de 13 de septiembre de 1813, que acordó enajenar los del Santo Oficio. Por su parte el Decreto de 1 de octubre de 1820, suprimió «todos los monasterios de las órdenes monacales; los canónigos regulares de San Benito, de la congregación claustral tarraconense y cesaraugustana; los de San Agustín y los premonstratenses; los conventos y colegios de la Órdenes militares de Santiago, Calatrava, Montesa y Alcántara; los de la de San Juan de Jerusalén, los de la de San Juan de Dios y los betlemitas, y todos lo demás de hospitales de cualquier clase»; todos sus bienes quedaban aplicados al crédito público

[16]   Archivo Parroquia San Martín Trujillo. Aunque posterior a esta fecha, hay inventario de la Iglesia de Nuestro Padre Jesús Nazareno, fechado e 1893, donde se forma expresa se reitera esa dependencia, cuando indica que “tanto esta Yglesia como la de San Lázaro, vienen perteneciendo a la jurisdicción parroquial de Santiago. Pero desde 1882 que viene rigiendo la demarcación local de Parroquias que entonces se hizo, se ha consignado en el expediente, que estas dos Yglesias continuan a cargo del actual párroco de Santiago, mientras este desempeñe la referida Parroquia, quedando después a la Jurisdicción de aquel territorio que hoy pertenece a Santo Domingo. Pareciendo al actual Párroco de Santiago su deber de reclamar todos los derechos que desde tiempos muy antiguos (tal vez pasen de cuatro siglos) biene teniendo la referida Parroquia, presentó un escrito en debida forma, haciendo ver en el, lo respetable de este derecho, no temporal ni limitado, sino perpetuo; pero no fue atendido por el Comisionado que entendió en estas diligencias, lo que consigno para los efectos convenientes”. Trujillo 12 enero 1893. Fdo Pedro Trancón.

[17]   Archivo Parroquial de Santa María. Cofradía Nuestro Padre Jesús Nazareno. Cuentas 1826-1916.

[18]   Archivo Parroquial de Santa María. Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Cuentas 1826-1916 Así, abono de 10 reales al conductor que trajo la túnica del Nazareno; 80 reales por diez varas de holandilla para forrarla; 80 reales para el armazón del Nazareno; 240 reales por la túnica nueva del Nazareno; 36 reales para la funda de la cruz grande; 10 reales para colgarla en la pared; 50 reales para cubrir las andas del Nazareno; un tornillo para sujetarle la cruz al hombro 10 reales; 12 reales por la chapa y otro tornillo para fijar la cruz; 18 reales para fijar el Nazareno a las andas; 36 reales por el armazón y 5 reales para una vara de muselina; 26 reales la túnica del Cirineo; 14 reales para tres tornillos para el “Señor de la silla”, refiriéndose al Ecce Homo; 130 el armazón del Ecce Homo; 180 reales por pintar la cruz grande.

[19]   Archivo Parroquial de Santa María. Cofradía Nuestro Padre Jesús Nazareno. Cuentas 1826-1916. Hay que destacar el abono de 16 reales de romero y brezo para ornamentar al Huerto, cargo que se repite todos los años. Además las siguientes: 6 reales por una puntilla para el Señor del Huerto; 30 reales de San Juan; 26 reales para las andas de San Juan; 12 reales para el pomo de la Magdalena; 4 reales por teñir capa y túnica de San Juan; 2 reales de seda para San Juan; 40 reales por renovar al Señor de la Columna; 16 reales por 2 tornillos para el Señor de la Columna; 10 reales por un tornillo, clavos, andas para el Huerto; 18 reales por un tornillo para San Juan y otro para la Magdalena; 16 reales por romero y brezo para el Huerto; 22 reales por 11 varas para San Juan; cuatro palos para cuatro horquillas; 12 reales para seda y alfileres para la Magdalena; 24 reales por cuatro horquillas para llevar al Nazareno.

[20]   Archivo Parroquial Santa María. Cofradía Nuestro Padre Jesús Nazareno. Cuentas 1826-1916. Asimismo 2 reales de tres potencias para el Ecce Homo, que este año aparece como Señor de la Caña, abonados a José Selván; 6 reales a Sebastián Muñoz de una bardana para almohadillas para las andas del Nazareno; 157 reales a Pedro de Avellaneda por el vestido y ornamentos para San Juan

[21]   Archivo Parroquial Santa María. Cofradía Nuestro Padre Jesús Nazareno. Cuentas 1826-1916. 210 reales para la peluca del Nazareno; 20 reales a Pedro Blázquez del Ángel y las manos de San Juan; Pedro Avellaneda 9 reales por la túnica del Nazareno; 16 reales a Pedro Avellaneda por el galón a la túnica grande; 144 reales a Matías García para las vestiduras de las efigies; 16 reales para piñas de romero y brezo para el Huerto; 90 reales a Pedro Corrales de hacer caballetes para las andas del Señor del Huerto; 8 reales a Jerónimo Nieto por la varilla para el Ángel del Huerto.

[22]   Archivo Parroquial Santa María. Cofradía Nuestro Padre Jesús Nazareno 1826-1916: 640 reales del cordón; 1044 reales por 18 varas de terciopelo; 95 reales por diez varas y media de holandilla azul para la túnica; 252 reales de catorce varas galón de oro para la túnica; 25 reales del vestido del Cirineo por seda y tela; 2 reales a Francisco Salván por adornar al Huerto; 294 reales por diez varas y media de galón ancho para la túnica; 50 reales para un baúl para guardar la ropa; 99 reales hechura de la túnica por parte de Pedro Avellaneda.

[23]        Asistieron Miguel Rodrigo Morada, Manuel Martín, Lucas Martín, Antonio Estevez, José Palacios; José Dupaso, Francisco Serrano y Felipe Fernández. Asimismo, acordó lo siguiente: “Deberán los hermanos darle obediencia al Alcalde y oficiales, y servir el oficio qe se le nombré, y al qe no lo hiciese si es ermano de luz se le multa en dos librar de cera y si es hermano de paso pagara seis rs. Tiene obligación de juntarse los hermanos oficiales el Domingo de Ramos pr la mañana pasar en casa del Sr Alba pedirle ora de la procesión del Miércoles Sto y en seguida pedir licencia al Sr Corregidor y conuidarle a la procesión, y en seguida al Sr Uicario y Sr Cura de Sn Tiago como patrón. Ay que pagar a cada sacerdote qe baya a la procesión real y real y medio qe se paga con el recibo del abad. Si no uviese ordenantes pª llevar la Virgen de la Soledad en la procesión, la llevaran cuatro hermanos de paso qe hayan pasado a hermanos de luz. Es obligación del secretario llevar las papeletas y rrepartirlas a los hermanos de paso qe an de llevar las imagenes y a los hermanos de luz a sus casas. Todos los hermanos de luz llevaran de su cuenta es obligación del diputado mas antiguo rejir el estandarte, el Escribano el Huerto, al Sor de las Espinas le regirá un ermano qe haiga sido alcalde y el segundo diputado a de regir la Verónica, y el alcalde con el bordon a N. P. J y si uviese capellán rregira a Sn Juan y sino no lleva quien lo rija. Asisten en la procesión el Juez y sacerdotes del Cabildo a cada uno una bela la del Juez de libra y los demás de quarteron llebara cada paso seis belas. Es obligación del mayordomo dar cuentas 30 días después de la Elección y deue ser el catorce de octubre de cada año deben asistir oficiales viejos y nuebos nombrados, se le abonan al mayordomo en cuentas 30 rs pa el día de sus cuentas. El primer día de Pascua de Resurrección se juntan los oficiales en la sacristía, se pesa la cera qe haiga y se le entrega al Mayordomo de arca y las hachas y dos velas en casa del mayordomo de cera. Obligación del Mayordomo de Yglesia acerse cargo del recado de decir misa, cáliz y demás ornamentos asear la Yglesia y abrir la Yglesia siempre que sea necesario y bayan a decir misa.”

[24]   HERR. R.: La Hacienda Real y los cambios rurales en la España de finales del Antiguo Régimen. Madrid 1991.

[25]   CANTERO MUÑOZ A.: La Semana Santa de Trujillo durante la Edad Moderna. Badajoz 2006. página 195 y siguientes.

[26]   Archivo Histórico Provincial Cáceres. Real Audiencia. La Cofradía de Jesús Nazareno con Manuel Flores sobre devolución de unos huertos

[27]   Archivo Parroquial de Santa María. Cofradía Nuestro Padre Jesús Nazareno. Cuentas 1826-1916. “una cerc en este Arrabal de Huertas, qe renta anualmte de cuarenta y cuatro a cincuenta rs, esta existe corriente hace los cobros de esta José Palacios en descuento del alcance qe aparece en sus cuentas. También aparece a favor de esta Cofradía un Censo en Logrosan qe pagaba Alfonso Malpartida cincuenta y ocho rs anuales, y no se cobra desde el año 1808. Otro censo en la Conquista qe pagaba Franco Muñana de cincuenta y ocho rs y creo lo agregaron a las Ánimas de aquel Lugar, y no esta en el día correinte pr falta de documentos. Otro la Merced de esta Ciudad, qe tampoco esta corriente pr falta de lo mismo (siete rs anuales). Otro qe pagaba la Cofradía de las Ánimas de esta Ciudad, Escra ante Calderon en 13 de julio de 1783 de 46 rs anuales, tampoco esta corriente. Otro la Cofradía de la Cruz pr manda qe hizo a esta de N.P.J.N. Da Ana de Zuñita de 33 rs anuales tampoco esta corriente.”

[28]   En las cuentas correspondientes a 1819-1820 aparece “doscientos cuarenta qe balio la nobillada”.

[29]   TENA FERNANDEZ J. Trujillo Histórico y Monumental. Trujillo 1988 páginas 135-136.

[30]   Archivo Parroquia Santa María Trujillo, Libro cuentas Jesús Nazareno 1826-1916. Asimismo consta lo siguiente:Efectos entregados al mayordomo de Yglesia Antonio Estevez. Un cáliz, patena, y cuchará de plata qe no es de la cofradía y si nos lo emprestó Dn Fernando de Orellana. Yguela y Purificador, unos corporales, bolsa y taperostia. Y dos misales. Y una casulla. Y una alua, manípulo y estela, un amito, una campanilla de misa. Seis medias velas. Unas vinajeras. Un plato de oja de lata. Entregado a José Dupaso. Dos paños de Lavatorio. Un cíngulo. Tres bacinicas para pedir. Ocho cruces para pedir. Ocho llaves tres de la mesa, ropero y dos de la lacena, otra de la sachristia, arca de cera y otra de la puerta que da al patio. Cruz grande. Andas del Sr del Huerto. Andas del Sr de las Espinas. Tres varillas dos en los altares, una más en la ventana. Mesa grande de altar. Un cuadro de San José. Una mesa vestuario con tres cajones. Un arca de la cera. Tres vancos. Una mesa mas. Un Cirineo. Un ataud nuevo de lujo, su funda de gante. Ángel del Huerto renovado. La cabeza de un Apóstol. Dos manos. Un rostro de un niño. Y los ojos de Christal. Arcas nuevas. Una estampa de pedir. Seis candeleros grandes nuevos de oja de lata. Cruz de altar de Y. Seis candeleros viejos. Un baso de lámpara. Un cordón viejo. Una peluca de seda. Y otra de pelo. Un cáliz del Ángel del paso. Doce tornillos con tuercas. Ocho orquillas de llevar andas juntadas. Cuatro azucenas con su cruz para el altar nuebas de oja de lata. Un cofre nuevo con los efectos siguientes: Una túnica de terciopelo de gala nueba forrada en olandilla con dos galones uno más ancho qe otro guarnecido todo al rededor. Una cajita con el cordón de oro mezclado con seda morada. Una camisa del Sr. Otra del Sr de la Caña. Un bestido del Sr Sn Juan con su capa. Un frontal de cuatro baras grande bordado qe coge el ancho del archo. Un paño morado nuevo para el púlpito. Un bestido nueuo morado del Sr de la Caña. Ornamentos, casulla, estola, manípulo, bolsa de corporales bordado y nuevo. Dos cortinas de chita. Bola con cruz nueva. Un bestido de mosolina. Un taparostia. Medio papel de alfileres. Un cordón y borla de Sr Sn Juan de oro. Un cordón viejo del Sr. Un vestido de olandilla nuevo, cobatin y gorro de Simón. Un terno de cera de ocho achas nuevo de cuatro libras cada acha y doce libras y media de cera sobrante y servible. Estandarte. Cruz qe lleva el alcalde de paz de oja de lata”.

[31]   Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 964 carpeta 18 año 1841

[32]   Archivo Histórico Provincial Cáceres. Hacienda. Clero H-CL 200:9. Aparece la Cofradía del Nazareno en relación de las entidades afectadas por las fincas vendidas

[33]           Archivo Parroquial de Santa María. Libro de Acuerdos y Concordias Cofradía Nuestro Padre Jesús.

[34]   Archivo Parroquial de Santa María. Parroquia de San Andrés. Libro donde se anotan los hermanos de luz de la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, establecida en la Yglesia de San Francisco, Parroquia de San Andrés de la Ciudad de Trujillo: “Entrada de un hermano José Andrade casado con Vizenta Robles.- En la ciudad de Trujillo a diez de Abril de mil ochoctos quarenta. Estando juntos y congregados como lo es de costumbre en la Capilla de Jesús Nazareno los hermanos los hermanos únicos qe hay de Nra Sra de la Soledad y la Uendita Madalena Bizente Carrasco y Felipe Pinto de Rubio por hermano a Jose Andrade, casado con Vizenta Robles, quedando sujeto a nro Alcalde de dicha cofª y para qe conste lo señalamos como es de costumbre en el mismo día y año

[35]   Del examen que estamos analizando, consta que la Cofradía del Nazareno existió en el periodo desamortizador del Trienio Liberal, así como en la etapa comprendida entre 1835-1843. Con respecto a la Soledad, tenemos datos que acreditan que en 1818 se dio entrada a hermanos, cosa que sucedió en años sucesivos (Archivo Parroquial de Santa María, Parroquia de San Andrés. Libro donde se anotan los hermanos de luz que existen en la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, establecida en la Yglesia de San Francisco, Parroquia de San Andrés de la Ciudad de Trujillo, aparece un hermano dado de alta en 1818 , continuando las altas en los años del Trienio Liberal. De igual forma en el periodo de 1835 y siguientes, hay entradas de hermanos, lo que ocurre es que la cofradía se traslada a la Ermita de Jesús, y se queda con pocos hermanos.

[36]   Archivo Parroquial de Santa María. Cofradía Nuestro Padre Jesús Nazareno. Cuentas 1826-1916.

[37]   CANTERO MUÑOZ, A. La Semana Santa en Trujillo durante la Edad Moderna. Badajoz 2006, página 192 y siguientes. Refleja el proceso legal seguido contra todas las cofradías de la localidad, por no ajustarse a la normas dictadas en su día por el Conde de Aranda.

[38]          Archivo Parroquia de Santa María. Libro donde se anotan los hermanos de luz de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de la ciudad de Trujillo. Año 1846. Constituciones y Reglamento de la Cofradía de Nro Padre Jesús de Nazareno de la Ciudad de Trujillo. A continuación se anotan los hermanos de luz que tiene dicha Cofradía. Da principio en Septiembre de 1846. La variedad de los tiempos y épocas aciagas que en el siglo presente han ido sucediéndose, redujo a esta Cofradía de Ntro. Padre Jesús, en otro tiempo modelo de Caridad, piedad y deboción, a un estado lastimoso y casi de nulidad. Empero ni las muchas calamidades que s obre la Yglesia Católica de España vinieron, ni el haber perdido esta Cofradía los bienes y rentas que poseía, fueron causa que sus cofrades desmayasen y desistiesen del principal objeto de su Ynstitución. Más como entre las muchas perdidas que sufrió, sea la más lamentable la perdida de Constituciones y Reglamento por donde pueda gobernarse: Yo Fray Manuel Lebrón, Presbítero Esclaustrado del Orden de Hermitaños Descalzos de San Agustín, Cura Ecónomo de la Yglesia Parroquial de Sor Santiago de esta Ciudad de Trujillo, Patrono de la referida Cofradía y Cura de la Yglesia de la misma, movido no solamente de los ruegos de los Cofrades y Vicario Ecco, sino tambien del servicio de Dios, y después de recoger lo poco que por tradición se ha conservado, he compuesto y escrito las Constituciones y Reglamento siguientes, que doy a dicha Cofradía para su buen gobierno, y presento a la aprobación del Superior Eclesiástico de este Obispado. Trujillo a primero de noviembre de mil ochocientos cuarenta y cinco.

[39]        1 Miércoles de Cuaresma La Oración del Huerto; 2 Miércoles de Cuaresma Venta de Jesús; 3 Miércoles de Cuaresma, Prisión; 4 Miércoles de Cuaresma Bofetada; 5 Miércoles de Cuaresma Azotes; 6 Miércoles de Cuaresma La Corona de Espinas; 7 Miércoles de Cuaresma Cruz a cuestas y Procesión; 8 Sermón: Jueves Santo a las 8 de la noche Pasión.

[40]          Esta celebración, como todas las funciones y fiestas que tuvieren lugar en la Iglesia de San Lorenzo, serían oficiadas por el cura de la Iglesia de Santiago, por ser patrono de la cofradía y cura del templo donde el titular recibía culto (art. 9); asistir con todas las insignias y estandarte a las procesiones generales que se organicen (art. 10); asistir en corporación, a todas las funciones y fiestas costeadas por la cofradía, así como las que fueran invitados por las autoridades civiles y eclesiásticas (art. 4).

[41]        “asistir con todas las Ynsignias a los entierros, honras y funerales de los hermanos de luz, acompañárselos con un terno de hachas y dos velas, y cuando se le administre su Divina Magestad por Viático, se llevarán las mimas luces para acompañar al Santísimo Sacramento”.

[42]        “Si muriese algún pobre o pariente en casa o a la puerta de los hermanos de luz, avisara dicho hermano a el Mayordomo de Yglesia, para que le asista con medio terno de hachas”.

[43]          “A los hermanos de paso se les acompañará con medio terno de hachas y dos velas, y lo mismo cuando se les administre el viático”.

[44]          Art. 14º “Si quedase viuda la mujer de segundas nupcias de algún hermano, nada tendrá, sino paga media entrada”.

[45]          Art. 15º Por cuanto esta Cofradía debe ser ejemplo y dechado de Caridad, Piedad y Devoción para la edificación de los fieles, y para que el número de sus cofrades se aumente, se impone la obligación de costear y mandar celebrar en la Yglesias de N. P. J una Misa cantada de Requien y veinte y nueve rezadas aplicadas por el alma de cada hermano o hermana de luz que falleciere, si tubiere pagado por completo su entrada. Art. 16º También se impone y tiene obligación de mandar celebrar a sus espensas en la misma Yglesia cinco misas rezadas por cada hermano de Paso que falleciere. Art. 17º También tiene obligación de mandar celebrar cuatro misas, cuando falleciere cualquier hermano de la Cofradía de Nra Sra de la Soledad, por razón de concordia que tienen de auxiliarse mutuamente. 18º Es también obligación de la Cofradía, mandar celebrar y aplicar siete misas en cada año por las Almas de todos los hermanos vivos y difuntos y Bienhechores de la Cofradía, si hubiere fondos para ello.

[46]        Art. 6º del Reglamento. Celar la conducta de todos los cofrades, amonestarles una vez a solas, y otra delante de uno o dos testigos, si cree será provechosa su amonestación, y por último dará parte al patrono. Art. 7º del Reglamento. Ymponer y exigir las multa de una, dos o tres libras de cera a los oficiales y cofrades desobedientes y que no cumplan sus obligaciones, consultando antes y certificándose del delito y sus circunstancias para graduar la pena.. Art 17º Podrá suspender de sus oficios a los oficiales que amonestados por algún defecto no se enmendaren, pero en tal caso deberá auisar al Patrono, para que este nombre a otro cofrade de los mas discretos y cuidadosos del buen lustre y honor de la cofradía, para que desempeñe el oficio vacante hasta la elección venidera. Art. 18. No consentirá que las cosas destinadas a el culto sean estraidas de la Yglesia y sacristía para usos profanos y de particulares, ni que se profanen aquellas con introducciones de bebidas, comidas y otras cosas que no conviene en lugares santos.

[47]          No podía permitir que los objetos de culto salieran del templo, ni tuvieran otro destino que el contemplado en las constituciones. Tampoco recibir limosnas ni bienes, pues debería ponerlos a disposición a la mayor brevedad del mayordomo del arca, si bien debería registrarlas para cotejarlas con el libro que llevaba el antes citado. Tampoco realizar gastos extraordinarios, sin consultar a los demás cofrades.

[48]   El art. 27 de los estatutos, establecía los libros que debían existir y cuidaba el secretario: libro de admisión de cofrades, libro de hermanos de paso, libro de cuentas con inventario de bienes, libros de acuerdo y concordías, libro de cargas piadosas.

[49]          Art. 32º. “Hacer el inventario de los libros de la Cofradía, con espresion de las ojas que cada uno tenga, y de todos los papeles sueltos y escritura que haya en el archivo, de los legajos y las ojas que cada uno tenga declarando en general las materias de que tratan, tanto los libros como legajos y demás papeles; y de dichos dos inventarios guardará uno, que se copiará y escribirá a continuación de los inventarios generales de la cofradía, que todos los años deben estamparse en el libro de cuentas de la cofradía, y el otro inventario le entregará a el Diputado mayor para que este le tenga en su poder, la presente y confronte con el que dicho Secretario tenga guardado, al tiempo de la entrega que haga de su oficio, cuando cese de ejercerle”.

[50]          También le correspondía las siguientes funciones: arrendar los bienes, para sufragar los gastos de culto. Recaudar limosnas en Semana Santa, entierros, cuotas de entrada y cualquier interés y renta. Cada tres meses, entregaría al alcalde lista de limosnas, con expresión del donante. Por último, dar cuenta de su actividad a la junta general del 14 de octubre

[51]          Art. 47. “cuidar de la limpieza y buen aseo de las Ymagenes y sus ropas, de que se laven armarios y utensilio. Art. 48. Procurar que las Ymagenes y las cosas destinadas a el culto se traten con decencia y honor. Art. 49. Disponer y arreglar los utensilios y demás que haya de servir en la Semana Santa y Misereres. Art. 50. Ympedir que en la Sacristía se haga ruido o hable mientras se celebra misa, se predica y cantan los Misereres, e impedir se profanen, y por tanto estará bajo su mando el morador o santero que habita la casa de la Cofradía y cuida de la Yglesia y Sacristía. Art. 51. Preparar con tiempo vino, hostias y demás que se necesite para la celebración de las misas; y proveer de que se tenga siempre en las pilas agua bendita. Art. 52. Cuidar que las hostias se renueven cada ocho días, y que el vino sea puro y bueno, y que todas las coas estén bien colocadas y al pronto.

Art. 53. Debe extender su cuidado a que cuando los corporales y purificadores se hayan de lavar, sean lavados primero por un Sacerdote, para que aquella agua se heche en una piscina sagrada o sumidero.

[52]          Art. 56º. Cuidar y guardar la Yglesia, Sacristía y Casa de la Cofradía con todo lo que contienen adentro. Art. 57º Barrer la Yglesia y Sacristía, y limpiar el polvo de los altares, Ymagentes y utensilios de culto. Art. 58º. Hechar aguar bendita en las plias, traer hostias y vino, preparar el recado de decir misa, y ayudarla si sabe, abrir y cerrar las puertas de la Yglesia a las horas que se acostumbra en las demás Yglesias de la Ciudad, y siempre que fuere necesario. Art. 59º. Será responsable de lo que por robo e incendio falte a la cofradía, si se le probare malicia o descuido. Art. 60. No podrá introducir en la Yglesia y Sacristía cosas que no sean destinadas a el culto, y mucho menos podrá admitir personas que moren y duerman en ellas, y si tal aconteciere, será despedido y hechado fuera de la casa de la Cofradía por el Alcalde con intervención del Diputado Mayor, Mayordomo de Yglesia y Secretario, los que pueden encomendar este cargo a otra persona que juzgaren digna de el por su vida cristiana y buenas costumbres, y pueda ser preferido cualquier hermano. Art. 61. No permitirá que los cofrades, ni persona alguna tengan en la Sacristía, reuniones con objeto de comer, beber, hablar u otras ocas, que con convienen en lugares santos, y si contraviasen este precepto, los cofrades darán auivo al Mayordomo de Yglesia, para que lo impida o lo ponga en conocimieto del Alcalde y lo corrija.

[53]   Archivo Parroquial de San Martín: “mobidos del celo, y buenos deseos a perfeccionar cuanto sea posible al culto y buen orden, y régimen que deuen observar ambas cofradías en las Procesiones de Miercoles y Biernes Sto y así mismo queriendo cortar los abusos, y desobediencia que se notan en algunos hermanos que ofenden la moral pública como se insinua en la Esposicion que obra por cabeza, han determinado por lo tanto proponer a la Autoridad Eclesiástica por si mereciere su aprobación, la concordia, y ordenanzas comprendidas en los artículos siguientes.”

[54]   Archivo Parroquial de San Martín: “ Que deseoso Su Señoría de que en todo se conserve el mayor orden y unión, y que los hermanos de estas Cofradías den el buen egemplo que es de esperar, ha dispuesto pr ahora y sin perjuicio de adoptar en lo sucesivo, si la necesidad lo exije, otras medidas

[55]        Asistieron Manuel Lebrón en calidad de patrono por ser cura de Santiago, asistiendo los siguientes hermanos de luz: Antonio Palacios, Manuel Iglesias, Pedro Fernández, Francisco Salvan, Alfonso González, y Jacinto González

[56]        Fueron admitidos como hermanos de luz las siguientes personas: don Francisco Gómez Sánchez, cura párroco de San Andrés; don Francisco Reglado, cura ecónomo de Santo Domingo; don Antonio de la Fuente, ecónomo de San Martín, fray Juan Galán; don José Cisneros Viles; don Ramón Gallardo, don Antonio de la Cruz, don José Secos Bueno, don Andrés Gómez Holguín, don Pedro Avellaneda, don Fernando Tapia, don Alfonso Carvajal, don Vicente Molano, “siendo todos personas de prouidad y honradez, acordaron tener a estos Sres por Hermanos de luz de esta cofradía, aprovando cuanto se ha hecho y resuelto sobre el particular por el patrono y sor gobernador eclesiástico”.

[57]   Fueron nombrados Antonio Palacios, alcalde; Manuel Iglesias diputado primero; Pedro Fernández, diputado segundo; Francisco Selván, mayordomo del arca; Alfonso Carvajal, mayordomo de cera; Ramón Villagrande, secretario; Julián Chavarría para aseo, limpieza de la iglesia y demandadero.

[58]          “deseando esta cofradía que los hermanos de luz de ella tengan algún distintivo o condecoración con la que sean conocidos y asistan a los actos públicos como en los oficios, procesiones, y otros según y como lo observan los de otras cofradías, hermandades y congregaciones cuyos hermanos usan de condecoración alusiva respectivamente al objeto de su institución, se acuerda se hagan escapularios con la Ymagen de NP Jesús Nazareno llebando la Cruz a cuestas estampada en tafetan de color morado y al reberso del cuadro o circulo de ella la inscripción JHS

[59]          El tenor literal de la petición era el siguiente: “de esta vecindad, hermanos de la Cofradía de Ntra Señora de la Piedad, se les agregue a esta de Jesús, mediante a no existir mas que los dos de su antigua cofradía, venerándose como se venera la Ymagen de Ntra Sra de la Piedad en la Yglesia de Jesús, refundiéndose en la de este los efectos, libros, papeles que aun se conservaban de la de la Piedad. Enterada la Junta de dicha solicitud se acuerda: que no hay inconveniente en la agregación que se solicita, y se les tenga desde luego agregados a esta cofradía sin perjuicio de lo que en el particular se sirva resolver el Sor Gouernador Eclesiástico de este obispado, para lo cual se pasará el memorial con este decreto al Sor Uicario Ecco pª que se sirva elebarlo a dicho Sor Gobernador para su superior aprobación”.

[60]          En la junta general que tuvo lugar el 20 de febrero de 1848 fue aprobada lo antes expuesto por unanimidad, acordando sacar copia para que sirviese de adición a las constituciones.

[61]   CILLAN CILLAN F. RAMOS RUBIO J.A.: El Procesionario de Trujillo. Badajoz 2010. En la página 236 consta lo siguiente: “EL día 5 de febrero de 1848 se unen las Cofradías de Jesús y la Soledad, que se habían reorganizado aún con mayor fuerza que antes de que fueran extinguida con motivo de la Desamortización”. Acto seguido cita como fuentes documentales el acta de 5 de febrero de 1848 y otra anterior de 28 de marzo de 1847.

[62]           Archivo Parroquial de Santa María. Libro de Acuerdos y Concordias Cofradía Nuestro Padre Jesús. 23 de abril 1876 vuelve a referirse a la Concordia, pero de dos cofradías distintas e independientes que trabajaban juntas: “reunidos en la Sacristía de San Franco de esta Ciudad los alcaldes y oficiales de las Cofradías de Ntro P. J y Ntra Sera de la Soledad, con el objeto de tratar asuntos concernientes a ambas cofradías, por el Alcalde de la de la Soledad se propuso el cumplimiento en todas sus partes de la concordia celebrada por ambas Cofradías en 5 de febrero de 1848 para ayudarme mutuamente en las funciones que respectivamte están obligadas a celebrar en la Semana Santa

[63]          Calle de la Encarnación, Calle Nueva, Calle de San Miguel, Calle de Sofraga, Calle de Sillería, alrededor de la Plaza, Calle Carnicería, Calle de Herreros, hasta San Francisco, en cuya iglesia terminará, “omitiendo la entrada de las Ymagenes en las Yglesias de San Miguel y de San Martín con el fin de que no se diuida dicha procesión”.

Dic 262018
 

 Álvaro Meléndez Teodoro, colmega@gmail.com

 

RESUMEN:

El presente trabajo se centra fundamentalmente en la búsqueda y exposición de las noticias aparecidas en la prensa, de 1810, relativas a Extremadura.

Esta comunicación forma parte de un más amplio trabajo encaminado a recopilar todas las noticias de la campaña en nuestra región, 1808-1812, y la localización de los periódicos en que se publicaron.

Esta comunicación es, pues, un resumen de lo publicado en diversos periódicos y revistas españolas, referentes a la campaña del año citado en nuestra región, con las pertinentes notas aclaratorias del autor.

 

DIARIO DE MADRID nº 123, 3 mayo.[1]

A lo largo de estos meses el rey José Napoleón ha organizado fuerzas militares en las zonas ocupadas de Andalucía, milicias cívicas. En este diario decreta la organización de fuerzas en todas las provincias que “reprimen los desórdenes públicos, proteja las comunicaciones de personas y bienes y asegure las propiedades y la quietud de todos”, tendrán la denominación de “cazadores de montaña de caballería o infantería”.

DM nº 128, 8 mayo.

Real decreto del rey José Napoleón, Real Alcázar de Sevilla 17 de abril de 1810, por el que se dispone una nueva división administrativa del estado. España, para su gobierno en lo civil, se dividirá en 38 prefecturas, una será Mérida y otra Cáceres. Cada prefectura se dividirá en subprefecturas cuyas capitales, en lo concerniente a Mérida serán Badajoz y Llerena y en lo tocante a Cáceres, Talavera de la Reina y Plasencia. Las subprefecturas se dividirán en municipalidades. En los días siguientes aparece publicado el articulado organizativo.

MEMORIAL MILITAR Y PATRIÓTICO DEL EXÉRCITO DE LA YZQUIERDA[2] nº 10, 8 mayo.

NOTICIAS OFICIALES.-… El General Herrasti, en 1 de mayo, comunica que los franceses están sobre Ciudad Rodrigo y comienzan a bloquearla. Parte del General Ballesteros, desde el Cuartel general de Cabeza Rubia el 17 de abril, sobre combates en Zalamea la Real.

MMPEI nº 11, 11 mayo.

OTICIAS OFICIALES.-… Parte de Manuel Beyga y Pereyra, comandante de partida en la zona Talavera-Mérida. El enemigo entró en Arroyo de San Serván el día 7 a las 16 horas. El día 8 combate en Lobón con 50 dragones, a los que causó 2 muertos y 5 heridos y abandonaron material.

GAZETA DE LA REGENCIA DE ESPAÑA E INDIAS[3],  nº 24, 11 mayo.

…Plasencia 22 de abril.- El exército de la izquierda ocupa la posición de Coria. El general la Carrera que manda la vanguardia, hace frecuentes reconocimientos sobre Aldea-Nueva del Camino, Lagunilla y el Cerro, amenazando por la espalda a los enemigos, quienes de resultas han evacuado a Aldea-Nueva, donde tenían 600 hombres con 2 piezas de artillería. Han levantado asimismo el hospital que tenían en Bejar, y hecho un embargo general en los contornos para conducir los enfermos y efectos a Salamanca baxo la escolta de algunas tropas.- Los enemigos que estaban por la parte del Barco de Avila, y enviaban descubiertas hasta Cabezuela, no han vuelto a hacerlo, y este lugar se halla ocupado ya por 200 soldados nuestros, que reunidos a 300 paisanos del Valle, pueden resistir, ayudados de la situación, a fuerzas muy superiores.-

Por la parte del Campo Arañuelo, entre Almaraz y Talavera, se observa que el enemigo hace diferentes movimientos, cuyo objeto se ignora.

Badajoz 1 de Mayo.- Replegados en Mérida, los enemigos que se hallaban en Almendralejo y Don Benito dirigieron sus movimientos sobre el Montijo y la Puebla en número de 5 mil hombres, los mil de caballería. El 22 se propusieron atacar, como lo efectuaron, al Brigadier España, que cubría a La Roca con unos 1500 hombres, entre los quales solo contaba 80 caballos. Empeñóse la acción, y conociendo España que los movimientos de los franceses se dirigían a cortarle la comunicación con la plaza de Alburquerque, empezó a retirarse en el mejor orden, sostenidos por cinco compañías de granaderos y cazadores y los 80 caballos, cuya bizarría contuvo a los enemigos, a quienes no fue posible impedir la reunión de estas tropas con las del general O’Donnell que cubre a Alburquerque, hasta cuya vista llegaron los enemigos, pero con noticias que tuvieron del movimiento del general Mendizábal, que se hallaba en Campo-Mayor, se retiraron al Montijo y Puebla.

Poco satisfechos, sin duda, de aquella jornada, en que tuvieron gran mortalidad por el acertado fuego de los cazadores y la intrepidez de nuestra caballería, se dirigieron el 26 en la noche sobre esta plaza, para reconocer nuestras fuerzas y robar ganado. Sobre la una de la noche dieron con la partida avanzada que la gran guardia del puente de Ebora destacó hacia el camino del Montijo. El comandante de ésta pasó avisos a los ganaderos, al gobernador del fuerte de S. Cristóbal y al general en xefe, por quien se tomaron las disposiciones conducentes, por si (lo que no esperaba) intentasen alguna cosa contra esta plaza. El encuentro de la gran guardia hizo replegar a los enemigos sobre el cortijo de los Catalanes, y al amanecer del 27 formaron en batalla en el campo que llaman las Bardocas, donde presentaron unos 400 caballos y 2 cañones ligeros. Después de reconocer el campo, fueron adelantándose por el puente de Ebora[4], y viendo frustrado su principal objeto, porque la mayor parte del ganado vacuno y caballar se habían situado baxo los fuegos de la plaza y fuertes, tomaron posición en el campo de Sta. Engracia, sobre la derecha del camino de Campo Mayor, y destacaron partidas de guerrilla hasta el camino de Caya.

Nuestro general en xefe, visitados los puestos de la plaza y dadas sus disposiciones para la salida de algunos cuerpos hacia la cabeza del puente, se dirigió al fuerte de S. Cristóbal para observar más de cerca al enemigo, quien retiró las partidas que había extendido hacia la línea que llaman de Verbic, de resultas de las disposiciones que dio nuestro general para que las atacasen nuestras guerrillas de caballería e infantería, sostenidas por 2 cañones volantes y los fuegos del fuerte. Reunidos los enemigos en el campo de Sta. Engracia, destacaron guerrillas con dirección a la fuente de Quadrejones, que escaramuzearon con las nuestras sin ningún resultado, hasta que ansiosos los tiradores de Zafra y una partida de paisanos de llegar a las manos, avanzaron por el llano: lo que observado por el enemigo, destacó un cuerpo de caballería para que los cargase, como lo hizo, cogiéndonos un oficial y 5 hombres de cazadores de Zafra, e hiriéndonos otros 4 y entre ellos un cadete, que no pudieron tomar la primera posición. La superioridad de la caballería enemiga no permitió a nuestro general maniobrar sobre el llano que ocupaban los enemigos, y conociendo estos que no dexariamos la posición que habíamos tomado, resolvió retirarse repasando primero como unos 200 caballos el puente de Ebora, los quales se unieron a la artillería situada en las Bardocas[5], y a las 2 de la tarde todos se hallaban en el primer puesto que ocuparon al amanecer, desde el qual se dirigieron al Montijo.

Dos de nuestros prisioneros que se huyeron aquella misma tarde, dicen que llevaban 2 carretas de heridos, y que vieron enterrar 2 muertos. Perdieron también 2 caballos y un prisionero que les hizo la partida de paisanos que obtuvo permiso de nuestro general para ir de guerrilla. Aunque solo presentaron al frente de esta plaza los referidos 400 caballos, sabemos que dexaron en el monte 6 regimientos de infantería con 4 cañones.

Son dignas de elogio la serenidad y firmeza de ánimo de todos los vecinos de este pueblo, pues no contentos con ayudar al servicio de la artillería, estaban impacientes porque no se les permitía salir al campo…

GM nº 131, 11 mayo.

Este número de la Gazeta del Madrid ocupado está dedicado, prácticamente en su totalidad, a informaciones de Extremadura, como podremos comprobar.

…Madrid 10 de mayo. Segundo cuerpo del exército de España. ORDEN DEL DÍA:

Montijo 26 de abril de 1810.- Los enemigos quisieron aprovecharse del momento en que el segundo cuerpo se hallaba solo en Extremadura, para levantar a todos los habitantes de esta provincia con objeto de reunirlos a su exército para atacar a dicho cuerpo a un mismo tiempo en todos sus puntos, y cortar sus comunicaciones. Muchas partidas de tropas de línea y de guerrillas se habían esparcido por toda la provincia para cortar las comunicaciones, y para obligar a los habitantes a tomar las armas, y enviar a Badajoz los soldados dispersos. Una proclama del marqués de la Romana mandaba a todos los habitantes que exterminasen a los franceses por qualquiera medio que pudiesen, amenazando con pena de muerte a las justicias que no executasen estas órdenes (1)

El exército francés se hallaba a fines de marzo en Cáceres. El 30 el puesto de Miajadas en donde el gefe de esquadrón Jaquín del 18 de dragones mandaba un esquadrón de su regimiento y un destacamento de infantería, fue atacado por 1.000 hombres que salieron de Badajoz. Pero se vieron bien pronto forzados a retirarse a Medellín, en donde esperaban recibir artillería y refuerzos, habiendo perdido en la refriega a su comandante.

El 31 salió el exército francés de Cáceres, y entró en Mérida el 1º de abril. A su llegada 600 hombres de infantería española que había en aquella ciudad huyeron, y los dragones los persiguieron hasta las rocas de S. Serván, haciendo algunos prisioneros, y matando otros muchos.

El exército marchó después a Medellín y a D. Benito, de donde los insurgentes habían huido ya, abandonando un repuesto considerable de municiones de guerra. Mientras el exército francés estaba en Medellín, un cuerpo de caballería española vino a Mérida, y empleaba todos los medios de terror para forzar a los habitantes a tomar las armas. Por desgracia la crecida del Guadiana impidió a nuestra caballería ligera vadear este río para desalojar al enemigo; pero el 14 se le persiguió hasta Torremayor.

El exército francés marchó el 14 y días siguientes por la orilla izquierda del Guadiana para coger por la espalda a un cuerpo de tropas enemigas que había ido por el camino de Sevilla con ánimo de atacar al quinto cuerpo.

El 17 una avanzada de dragones, y el 18 el general Dijeon, con su brigada de dragones y los volteadores del 2º regimiento de infantería ligera, encontraron en la Zarza la retaguardia de la división española de Contreras, que se retiraba en el mayor desorden a Xerez de los Caballeros y a las fronteras de Portugal, de resultas de un choque que tuvo con un destacamento del quinto cuerpo. En la Zarza cogimos muchos hombres y muchos caballos.

Mientras el exército francés marchaba de este modo por la orilla izquierda del Guadiana, se había dexado sin tropas la orilla derecha para atraer al enemigo, y hacer que se adelantase con las tropas que empleaba en armar a los habitantes del país, hasta que estuviesen tan cerca que pudiésemos alcanzarlos en solo un día de marcha.

En efecto, un cuerpo de tropas escogidas del exército que la Romana traxo de Dinamarca, compuesto de algunas compañías de granaderos de los regimientos de Zamora, de Castilla, de Navarra, etc… y de los voluntarios de Sevilla, y de un esquadrón del regimiento de caballería de Borbón, con algunos destacamentos de otros regimientos, vino a apostarse en la Roca baxo las órdenes del brigadier D. Carlos España, para proteger el armamento de los paisanos que hacían reunirse por fuerza en la Aliseda y en Villa del Rei.

El 20 las tropas que marchaban por la orilla izquierda del Guadiana, pasaron este río por el puente de Mérida. La quarta división de dragones y la segunda de infantería se dirigieron a la Roca por La Nava. La división de caballería ligera y la primera de infantería fueron hacia Montijo, desde donde la caballería ligera continuó su marcha por el camino que va desde Villa del Rei a la Roca para cortar la retirada de los enemigos. El general Soult llegó a medio día a la Roca, y encontró al enemigo pronto a defenderse; y, según las instrucciones que tenía, empezó a maniobrar para entretenerlo hasta que llegasen el general Hindelet y el general Honssage. Quando el general Houssage llegó a la Roca con la brigada de los dragones del general Dijeon, los enemigos quisieron aventurar un ataque contra la cabeza de la columna; pero el 17 regimiento de dragones, que estaba al frente, los atacó inmediatamente con el mayor denuedo, como asimismo a la infantería , que estaba apostada en las huertas del pueblo, mientras el general Soult por su parte hacía lo mismo con la compañía escogida, el primer esquadrón del primer regimiento de húsares, los lanceros de la legión hannoveriana, y todo el resto de la caballería ligera.

En un momento todo el exército enemigo fue rechazado y desbaratado, a pesar de estar la infantería muy bien situada y defendida por las tapias de las huertas y detrás de las peñas. El regimiento de Zamora quiso formar el quadro, pero no pudo guardar la formación; y habiendo intentado tomar las armas de nuevo, fue enteramente destruido a sablazos y a lanzadas. Solo dos compañías de volteadores del regimiento 17º que marchaban en la vanguardia han podido entrar en acción; el resto de la división del general Hindelet no tuvo tiempo de llegar. De los enemigos solo se han salvado unos 600 o 700 hombres, que estaban de reserva en el camino de Alburquerque, y que se refugiaron a todo correr a esta villa.

El campo de batalla quedó cubierto de armas y cadáveres; 500 prisioneros entre sanos y heridos han sido enviados a Mérida con 14 oficiales.

Los ataques de la Roca han sido sumamente brillantes. Para citar a todos los que se han distinguido sería necesario nombrar uno por uno a todos los soldados del 17º regimiento de dragones, a los de la compañía escogida del 1º de húsares y a todos los lanceros de la legión hannoveriana. Los señores generales La Hussaye y Soult se han distinguido muy particularmente. Merecen también particular mención Mr. Basthel, capitán comandante del 17º de dragones; Mr. Monchil, teniente; y Mr. Chamont, alférez del mismo regimiento; Mr. Dayorian, gefe de esquadrón; Mr. Tuiller, capitán, y Mr. Mennier, alférez del primer regimiento de húsares; Mr. Emiens, capitán de lanceros de la legión hanoveriana; Mr. Bataillón, alférez del 22º de cazadores a caballo; Mr. Bougainville, alférez del 27º de dragones y Mr. Gonvillo, alférez de la legión hannoveriana.

El 21 el exercito francés llegó a a Villa del Rei y sus avanzadas y descubiertas hasta el castillo de Alburquerque.

El 23 continuaron los reconocimientos por diferentes puntos y se hicieron muchos prisioneros. El general en gefe se ha visto precisado a contener el ardor de las tropas, que querían atacar inmediatamente al exercito enemigo, que estaba acampado alrededor del castillo de Alburquerque: ataque fácil, que cree deber reservar para otra ocasión.

Mr. de Mormont, alférez del primer regimiento de húsares, prendió un sargento de caballería española, que llevaba cartas para el marqués de la Romana y para la junta de Badajoz, escritas por D. Antonio Morillo, miembro de esta junta, con fecha del 23 (2). Dice en ellas que ya tenía reunidos 14.000 paisanos; pero que no tenía más que 2.000 fusiles, y que le faltaban víveres y municiones. Pide oficiales para mandar y contener a estos paisanos que, a exemplo de muchos clérigos, que ya habían desertado, querían absolutamente volverse a sus casas. Añade que aunque había escrito a las justicias, amenazándolas con pena de muerte si no les hacían volver, estas amenazas no producían ningún efecto, etc…En fin, se queja al marqués de la Romana de junta por haberle dado una comisión tan difícil y sin medios para executarla; y concluye que, si prontamente no recibe lo que pide, se verá obligado a disolver esta reunión de hombres, que tenían mui pocas disposiciones para hacer la guerra. Esta carta fue escrita el 23 por la mañana, en el cortijo de Palomares, y el autor no sabía todavía la acción de la Roca, aunque la distancia no es de más de quatro leguas. Inmediatamente que el general en gefe recibió esta carta hizo salir toda la caballería ligera y el 41 regimiento de infantería para Palomares; pero el 24 a las 7 de la mañana, que fue quando llegaron, supieron que el 23 por la tarde todos los paisanos habían vuelto a sus casas y que Morillo con 60 hombres de caballería, que lo acompañaban, había tomado el camino de S. Vicente para volverse a Badajoz.

La quarta división de dragones ha continuado su marcha hacia Aliseda, Malpartida y Arroyo del Puerco, para dar alcance a los trozos de paisanos que puedan haber quedado reunidos.

Los habitantes de la Extremadura, acosados y fatigados por las providencias que toman la junta de Badajoz y el marqués de la Romana, y con las vexaciones que hacen sufrir a los de los países que no están ocupados por tropas francesas para obligarlos a armarse, desean fervientemente verse libres de sus opresores; y así es que muchos se han ofrecido para trabajar en las obras del sitio de Badajoz, pues miran ya a los soldados franceses como amigos y protectores suyos. La buena conducta y disciplina que guarda el segundo cuerpo, y el respeto de los soldados a las personas y propiedades de los lugares que han recorrido, han contribuido mucho a esta mudanza en el espíritu y modo de pensar de los habitantes. El general en gefe ha remitido la propuesta de los ascensos y recompensas para los militares que se han distinguido en estas operaciones.

El general en gefe del segundo cuerpo de exercito de España = Regnier.

Por ampliación, el gefe de estado mayor = Barbot.

(1) Véase después de esta orden del día, y de la otra que sigue, la proclama del feroz e insensato marqués de la Romana, que no contento con haber violado torpemente su palabra de honor, y arrastrado a otros muchos infelices con engaños e imposturas a que hicieran lo mismo, trata ahora en su rabia y desesperación de emplear los medios más horribles para destrozar la patria; pero bien pronto este monstruo y todos los demás que se le semejan serán lanzados del suelo español, que se horroriza y estremece con su execrable presencia.- A continuación de la proclama hemos insertado la instrucción dada por la junta de Badajoz, relativa al mismo asunto.

(2) Véanse a continuación estas cartas, por las quales pueda qualquiera venir en conocimiento del estado de confusión y de desorden en que se encuentran las tristes reliquias de los exercitos insurgentes, la falta de oficiales instruidos que las gobiernen, y la escasez de armas, municiones, víveres y quantos medios son necesarios para hacer la guerra. A pesar de todo esto los gefes de la insurrección todavía pretenden llevar a los infelices paisanos, arrancados a la fuerza del seno de sus familias y hogares, al campo de batalla, donde infaliblemente habrán de ser sacrificados peleando contra tropas disciplinadas y bien provistas de todos aquellos recursos que proporcionan la victoria.

…Montijo 29 de abril de 1810. ORDEN DEL DÍA: Una partida de guerrilla, compuesta de 700 a 800 hombres, mandada por el brigadier español D. Isidoro Mir, atacó a las 4 de la mañana del 25 de este mes a los forrageros del destacamento de Miajadas. Las tropas que escoltaban el forrage eran solo 30 hombres de infantería y 15 de caballería, los quales, a pesar de ser tan inferiores en número a los enemigos, les hicieron frente y se fueron retirando en buen orden hasta el castillo de Miajadas. Los enemigos rodearon inmediatamente el castillo, e intimaron al comandante que se rindiese prisionero de guerra con toda su guarnición. Mr. Legentil, gefe de esquadrón del 8º regimiento de dragones, comandante de la plaza de Miajadas, respondió a la intimación con una descarga de fusilería. El enemigo principió entonces a batirse en retirada, y fue a situarse en el camino de Truxillo en la altura del Escurial.

El gefe de esquadron Legentil oyó al medio día hacia aquel punto varias descargas de fusilería, y reuniendo todos los caballos disponibles de la guarnición, formó con ellos un destacamento de 44 caballos y 60 hombres de infantería, y poniéndose al frente, se dirigió hacia el parage de donde venía el ruido de las descargas, y halló allí un destacamento de 66 hombres del regimiento 31º de infantería ligera, que al venir de Truxillo se había encontrado con el enemigo y se estaba batiendo con él, Mr. Legentil mandó a la infantería que avanzase a paso de carga; él se dirigió con la caballería hacia el flanco de los enemigos, los embistió con denuedo, los derrotó completamente, y los fue persiguiendo a sablazos por espacio de dos leguas. Los españoles han tenido en esta acción 100 hombres y 12 caballos muertos; y se le han cogido dos prisioneros, 15 caballos, 42 carabinas y todos sus bagages.

El general en gefe manifiesta su satisfacción a las tropas de la guarnición de Miajadas por la conducta y valor que han mostrado en esta ocasión, y señaladamente al gefe de esquadron Legentil. Los señores Peirelade, teniente del 4º regimiento de infantería ligera; Lambret, subteniente del mismo regimiento; Gastaglot, subteniente del 15º de línea; Lestoquoi, teniente del 22º de cazadores de a caballo; Susdelins, subteniente de la legión hannoveriana, y Gombaut, subteniente del 8º de dragones, se han distinguido también en esta acción.

El general en gefe hizo anteayer con la división de caballería ligera un reconocimiento hasta llegar cerca de las mismas murallas de Badajoz; y a pesar del fuerte cañoneo de la plaza, se cogió a los enemigos un gran número de caballos, mulas y bueyes que estaban pastando a medio tiro de cañón de las murallas. El general en gefe, después de haber reconocido las obras exteriores y la cabeza de puente, mandó que se retirase la caballería ligera, luego que el enemigo advirtió este movimiento, destacó de la plaza 2000 hombres de infantería, 200 o 300 caballos y dos piezas de artillería, que vinieron picando nuestra retaguardia; pero sin atreverse a salir del glacis de la plaza. Previendo el general en gefe este movimiento, mando que 200 caballos se emboscasen detrás de una colina contigua al fuerte de S. Cristobal, los quales inmediatamente que vieron que la infantería enemiga había llegado a la colina, la acometieron con ímpetu, le mataron bastante gente, y cogieron 17 prisioneros, entre ellos dos oficiales. Las tropas que hicieron este reconocimiento volvieron por la tarde a Montijo, trayéndose 600 bueyes, 130 caballos y potros y 50 mulas. Los bueyes se han dado a las tropas de la división; las mulas se han entregado para la conducción de artillería, y los caballos que están en estado de servir se repartirán entre los tres regimientos de caballería ligera, para montar los hombres que estaban sin caballos; y los que están inservibles se venderán a beneficio de estos tres regimientos.

Copia de una carta escrita al marqués de Monsalud, miembro de la junta de Badajoz, por D. Antonio Morillo, miembro de la misma junta:

“Remito a V.E. los dos adjuntos pliegos para la suprema junta, y para el Excmo. Sr. marqués de la Romana: por ellos verá V. E. lo que pasa; y a mí solo me queda el consuelo de que he hecho quanto he podido; que he reunido mui cerca de 14000 hombres, y que si se acaban de dispersar no he tenido culpa alguna.

“Espero que con el dador me diga el señor Romana y la junta lo que tengan por conveniente a la más posible brevedad, y que no suceda lo que con las demás representaciones, que no he tenido respuesta alguna. Dios guarde a V. E. muchos años. Campamento de Palomares 23 de abril de 1810.= Antonio Morillo.= Excmo. Sr. marqués de Monsalud.

P.D. El dador no se vendrá sin respuesta de todo, pues de lo contrario me voi saliendo a esa.

Copia de una carta escrita al marqués de la Romana por D. Antonio Morillo, miembro de la junta de Badajoz:

“Ya consta a V.E. que luego que se dio licencia por la suprema junta de esta provincia al estado eclesiástico de la villa de Alburquerque para que se retirase, lo hice presente a la misma y aun a V. E., haciendo presente los grandes perjuicios que se iban a experimentar con la ausencia de los clérigos, de que provino la dispersión de la mayor parte de aquellas urbanas. Del mismo modo he dirigido otras quatro representaciones a la misma, haciendo saber la necesidad tan grande que tenía de armas de fuego de qualquiera clase, chuzos, lanzas, municiones, tambores, piedras de fusil, y algunos oficiales para la organización de los alarmados; y que se hacía preciso me dirigiese una orden para sacar trigo del que tenemos en tierra de Caros, pues era absolutamente imposible a los pueblos el mantener de este ramo a sus alistados por no tener granos para surtirlos, ni aun a los vecinos que quedaban en ellos.

“Señor: las determinaciones que sobre todo ha tomado dicha junta (sin embargo de instar constantemente como debía) las ignoro, pues yo solo he recibido por disposición del comandante general de la provincia quatro caxones de cartuchos mojados; y no es lo peor esto, sino que no he recibido una contestación siquiera de la referida junta.

“Con este motivo, viéndose estos infelices sin armas, sin tener que comer, pues a sus pueblos les ha faltado este recurso enteramente por lo respectivo a pan, sabedores de que los enemigos han rechazado a nuestras tropas de la villa de Puebla de Ovando y la Roca, y que aun los siguen hasta la encomienda de Asajado,[6] cuyo sitio está ya a nuestra retaguardia, claman con razón, ¿que han de hacer? Pues aquí solo se han podido reunir cosa de 2000 armas de fuego, de las que la mayor parte se han compuesto por los armeros, y otras existen descompuestas, faltando a muchas de aquellas las piedras.

“A exemplo del estado eclesiástico de Alburquerque se han marchado a sus casas casi los demás, que eran bastantes, y gran parte de los alistados, por lo que me he visto en la precisión de oficiar a las respectivas justicias, para que todos los que se han fugado a sus pueblos los remitan a disposición del general O’Donell para que los destine a sus cuerpos, haciéndolas responsables con sus cabezas, aunque mi intención era como se volvían a reunir.

“Excmo, Sr.: Yo creo faltaría a mis deberes si no manifestase a V.E. quanto ha sucedido, para que con vista de ello me diga a la brevedad posible lo que deba hacer; pues si me hubieran mandado oficiales, armas, municiones y las piedras de fusil, no libertando la junta a nadie, tendríamos alarmados para mucho tiempo: todo esto me causa el mayor sentimiento; pero al cabo me queda el consuelo de que por mi parte no tan solamente he hecho mi deber, sino que he sacado, y juntaría mucha más gente que lo que se podía esperar. Dios guarde a V. E. muchos años. Campamento de Palomares 23 de abril de 1810.= Antonio Morillo.= Excmo. Sr. Marqués de la Romana.

Copia de una proclama del marqués de la Romana:

“No debiendo consentirse que tropa extrangera contamine el territorio libre de España, ordeno a todos los pueblos se armen y corran contra los que hallen en qualquiera punto, exterminándolos, destruyéndolos de qualquiera modo de sea conforme al solemne y primitivo juramento que ha hecho la nación de vivir libre. Las justicias y prohombres de esta provincia serán responsables baxo su cabeza de la execución del presente decreto, para poder en breves días acabar con todos los franceses que hai dentro de la provincia. Badajoz a 3 de abril de 1810.= El marqués de la Romana.”

Copia de instrucción dada por la junta de Badajoz:

“La junta suprema de gobierno de la provincia de Extremadura, a nombre de S. M. el señor D. Fernando VII, que Dios guarde, por la presente confiere la más amplia comisión, con todo el lleno de sus facultades, al Excmo. Sr. D. Antonio Morillo, vocal de la misma superioridad, para que valiéndose de su acreditado valor, zelo y patriotismo, revolucione los pueblos del partido de Cáceres, y demás de la provincia que tenga por conveniente, con el fin de hacer tomar las armas (para lo que recogerá las que encuentre) a todo hombre útil, con los quales incomode al enemigo, impida las correrías que executa devastando el país con la saca de víveres y ganados, procurando recoger y remesar estos artículos con toda seguridad a esta plaza, aunque sea por el reino de Portugal. Igualmente recogerá los dispersos y desertores que hai en los pueblos, o estén refugiados en el campo; los enviará con custodia para su incorporación al exército, haciendo lo demás que considere útil al servicio de la patria. En tan interesante empresa será auxiliado por las juntas y justicias respectivas, baxo la más estrecha responsabilidad, facilitándole los correspondientes víveres para la subsistencia de los individuos que le acompañen al objeto indicado; y si alguna de las referidas juntas y justicias, o ciudadanos que olvidando sus sagradas obligaciones no cumpliesen las unas con los encargos que estrechamente se le imponen, y los otros se separasen de contribuir con sus personas y bienes a la justa causa que defendemos, cuidará el citado señor comisionado de notificarlo instructivamente a esta superioridad, para la imposición del castigo que merezca por el consejo de guerra permanente, creado en esta ciudad para semejantes casos y otros de la mayor importancia.

“Dado en el palacio de gobierno de esta ciudad de Badajoz a 3 de abril de 1810.= Francisco María Miesco.= El marqués de Monsalud.= Luís María de Mendoza.= De acuerdo de la Suprema Junta= Plácido Lorenzo Gonzalez de Valcárcel, escribano.”

GREI nº 25, 15 mayo.

Reproduce el artículo publicado por el Memorial Militar y Patriótico del Exercito de la izquierda, referente al “2 de mayo”. Hubo acto religioso-patriótico en la Catedral de Badajoz con juramento del Marqués de la Romana, y de todos los oficiales y asistentes a dicho acto, de no abandonar la lucha contra el invasor. Posteriormente hubo revista general, con las fuerzas formadas en el camino de Elvas, junto a la cabeza del puente de Palmas.

Posteriormente informa del combate sostenido, el pasado 21 de abril, en la Roca de la Sierra y el meritorio comportamiento de los españoles, a pesar de su derrota.

…Tanto nuestras tropas como las francesas están en movimiento. El 2 de este mes se hallaba el general Ballesteros en Calera, pueblo entre Fuente de Cantos y Monesterio. El general Mendizabal está hacia Alburquerque. Los enemigos devastan Mérida y sus contornos; una división de ellos compuesta de 4.000 infantes y 800 caballos estaba acampada, a primeros del corriente, entre Santos y Villafranca…

DIARIO DE MALLORCA[7] nº 138, 21 mayo.

Badajoz, [no se aprecia el día] de Abril.- Los franceses que volvieron a ocupar a Mérida, han vuelto a evacuarla con igual precipitación, abandonando también el punto de Medellín y colocando su quartel general en Cabeza del Buey.

De un momento a otro debemos esperar una terrible explosión, que la energía de nuestros gefes y el entusiasmo reanimado, nos lisonjean sea funesta a las legiones de harpías que devastan nuestra Península.

El día 8 de este mes se presentó en esta capital Juan Hurtado, vecino de Villa Gonzalo, en el partido de Mérida, con un sargento francés que al paso de una división por aquel pueblo pudo hacer prisionero con sus armas, después de una obstinada resistencia, y la Suprema Junta de esta capital, instruida de su bizarra y heroica acción decretó, según lo acordado en acta de 16 de Marzo, se le diesen a este valiente español 4 fanegas de tierra fructífera en el pueblo de su domicilio, con propiedad para sí, sus hijos y sucesores con quinientos ducados en metálico para su establecimiento.

“Españoles, el gobierno con mano pródiga premia vuestras heroicas acciones: la patria las exige y vuestra misma felicidad las excita: ¡No haya pues quien no apetezca ser el primero en el exterminio de los tiranos!

Del 13.- Parte dado por el Comandante de guerrilla D. Josef Balladares a esta Suprema Junta. Excmos. Sres.: Por mi anterior, fecha primero del corriente, verían VVEE la posición que ocupaba de Aznalcollar. El día 2 fui atacado y conseguí replegarlos hasta Gerena, habiéndoles matado 2 hombres y quitándoles 40 ovejas que remití al Sr. Ballesteros.

El 3 me volvieron a tacar en número de 100 caballos y 500 infantes, que también fueron rechazados hasta dicho punto, al que avancé a tiro y medio de fusil y les quité 21 fanegas de harina que les subían del molino, la que también envié a dicho General.

El mismo día por la noche salió el Teniente de mis guerrillas, D. Manuel de las Serranes, con la primera compañía a las inmediaciones de Santiponce, donde supe que había 200 reses vacunas y 2000 lanares, para ver si podía quitárselas: en efecto lo verificó; más abiendome atacado los enemigos el 4 al amanecer en número de más de 1000 infantes y 500 caballos, me retiré del pueblo a una cumbre inmediata pasada la rivera, como a un tiro de fusil, tomando ellos las alturas del pueblo, pero no se atrevieron a seguirme no obstante que veían mis pocas fuerzas; pero si lo hicieron al referido Teniente, quien luego que se vio perdido, tuvo la precaución de hacer espantar todo el ganado vacuno, que lo tenía ya con la mayor fuerza de la compañía en las llanuras inmediatas al pueblo, con lo que consiguió entretenerlos y pudo retirarse, aunque apretado, a la montaña con el mayor número de gente, que nunca desamparó; sin embargo le cogieron 7 ya a 4 de estos, después de matarlos a balazos, les cortaron los pies y las manos: todos pudieran haverse salvado, si no hubiera sido porque un pícaro paisano que mandé para que avisase a dicho teniente de la novedad ocurrida, lejos de hacerlo así le dixo que no había alguna, que nuestras tropas eran las que ocupaban el pueblo, por lo que se vino con todo descuido hasta meterse a dos tiros de bala: no puedo menos de hacer presente y recomendar a VE. A este benemérito oficial que, tanto en esta como en todas ocasiones se maneja con la mayor serenidad y espíritu.

Yo sostuve el punto hasta que supe que por las alturas del convento del Tardón venían a cortarme, por lo que me retiré a un sitio llamado de la Fábrica entre Aznalcollar y el Torilejo.

Habiendo sabido que los enemigos se habían retirado y que solo habían dexado en el pueblo veinte caballos para sacar la plata de la Iglesia y otros efectos, los ataqué el 5 al obscurecer poniéndolos en precipitada fuga, habiéndome dexado una carga de plata, dos caxas de medicinas y 24 reses vacunas, todo lo qual he remitido inventariado a disposición del Excmo. Sr. Marqués de la Romana.

Por haberse sabido que los enemigos avanzaban por el camino real hacia Santa Olalla, en número de 5 mil, pasé por disposición del general Ballesteros a ocupar el castillo de las Guardias y hoy este de Zufre; pero sabemos por nuestras espías que se han replegado a la venta del Chaparro, y que están situados en Guillena y Garrobo componiendo entre todos de 6 a 7000 con 11 piezas pequeñas.

En el día de ayer, 6 que salieron a robar ganado a los cortijos o majadas próximas a la ribera cayeron en manos de una descubierta mía y todos fueron muertos; así pagan y pagarán el trato que dan a los míos.

Dios guarde a VE. Muchos años. Zufre 8 de Abril de 1810 = Excmos. Sres. = Josef Valladares = Excmo. Sr.

Parte del mariscal de campo D. Martín de la Carrera al Excmo. Sr. Marqués de la Romana:

“Excmo. Sr.: Tengo la satisfacción de participar a V. E. el feliz resultado de una pequeña empresa que me propuse. En efecto, antes de ayer de madrugada el batallón de Lemos en su corta fuerza de 300 hombres escasos, con 30 caballos mandados por sus bizarros comandantes D. Antonio Ponce y D. Joaquín de Mera, auxiliados por la Primera partida de Patriotas castellanos, que manda D. Josef Armengol, capitán del regimiento de infantería de Fernando VII, que juntos compondrían 360 hombres, atacaron en Aldeanueva[8] a 800 franceses, 200 de ellos de caballería, matándoles 200 hombres, cogiéndoles prisioneros, muchas armas y caballos y un botín riquísimo, todo lo que estoy aguardando, pues hoy va a entrar aquí.

Los enemigos que pudieron escapar volvieron a Aldea Nueva en el mismo día, pues Ponce y Mera se retiraron según mis instrucciones, pero ayer mañana abandonaron dicho pueblo y se disponían también a retirarse de Baños según los últimos avisos.

Incluyo a V. E. el parte original que me han remitido estos dignos oficiales y le ruego atienda a los sujetos que recomiendan: pues me consta su buen porte ahora y antes.

Los prisioneros saldrán mañana para ese quartel general con la correspondiente escolta.

El resto de la división está impaciente pero espero proporcionar a todos iguales ocasiones.

Nuestro Señor guarde la importante vida de V. E. muchos años. Coria 11 de Abril de 1810 = Excmo. Sr. = Sr. Martín de la Carrera = Excmo. Sr. Marqués de la Romana.”

DM nº 142, 22 mayo.

Real decreto del rey José Napoleón, Real Alcázar de Sevilla 23 de abril de 1810, por el que se dispone una nueva división militar del estado. España se organizará en 15 divisiones militares. Las prefecturas de Cáceres y Ciudad Rodrigo conformarán la 11ª y tendrá capital en Cáceres; Mérida, Sevilla y Córdoba conformarán 12ª división y tendrá por capital a Sevilla.

MMPEI nº 16, 29 mayo.

…NOTICIAS OFICIALES.-… Parte del General Carlos O’Donnell desde Alburquerque: Acciones contra los franceses del Teniente coronel Juan Arjona en la comarca de Mérida, donde se le une la partida del Teniente coronel Domingo García Luna -30 de Infantería y 22 caballos-, Trujillanos, Miajadas, Montánchez y otras localidades. La presencia del Mariscal Soult en Alcuescar, con 1.300 caballos, 600 voltigeurs y 3 ó 4 piezas, hace que se retiren a Aliseda y Alburquerque.

Acción de Trujillo el 18 de mayo, en la que toman parte el Batallón de Voluntarios de Navarra y el Regimiento de Infantería del Rey. Desertores franceses señalan que han tenido 14 muertos y numerosos heridos. Por su parte los españoles declaran 11 muertos propios.

Según un parte francés interceptado: Los españoles atacan a las 02’30 horas con 1.300 hombres y 200 caballos. Se combate en las calles hasta el amanecer y los españoles, División del General Carlos España procedente de Alburquerque y Cáceres, dejan 6 muertos y 2 prisioneros. Los franceses tienen gravemente heridos a 14 dragones y el jefe que firma el parte, Desroche, ha perdido dos dedos de una mano y pide el relevo en dicho escrito.

GREI nº 31, 29 mayo.

Fechado en Badajoz, 15 de mayo, informa de manera pormenorizada del reconocimiento armado que fuerzas francesas, procedentes de Mérida, Almendralejo y Arroyo de San Serván efectúan sobre la ciudad de Badajoz por la zona este. Hay salidas de las fuerzas de la plaza y fuego de artillería, centrándose los encuentros en la zona de San Miguel-Picuriñas. Los españoles se atribuyen un resultado feliz, causando al enemigo setenta muertos, a cambio de muy pocas bajas propias.

…Badajoz 19 de mayo.- En el ataque que hubo el día 12 a vista de esta plaza, tuvieron los franceses más de 70 muertos. Fue singular el acierto de nuestra artillería.

El 13, un cuerpo de 500 caballos enemigos se acercó a la plaza de Olivencia. Tuvieron la osadía de intimarle la rendición, pero recibieron la contestación que merecían, y se retiraron sin intentar cosa alguna a las dos horas, tomando la dirección por Valverde, que es por donde habían ido. Tienen mucha deserción: el día 14 se vinieron 13, que estaban descalzos y miserables, y raro es el día que no pasan algunos.

Ha llegado a Campomayor y Yelves[9] un cuerpo numeroso de tropas inglesas y portuguesas al mando de los generales Hill y Beresford; y quizá de resultas de esto los enemigos, que el 15 se hallaban en Talaverilla, Lobón, Arrollo y Mérida, han hecho movimiento, y dexando una corta guarnición en Mérida, se han situado por la mayor parte en Zafra, los Santos, Feria y Burguillos.

DIARIO DE BADAJOZ[10] nº 152, 31 mayo.

…“Relación de los pantalones y botines que los vecinos de la plaza de Olivenza han hecho gratuitamente para la tropa de la tercera división del exército de la izquierda al mando del general Don Francisco Ballesteros”.- Inserta los nombres de los contribuyentes y el número de piezas que donaron cada uno. Entre otros: Ezequiela Ramos, Antonio Trinidad, Antonio de Silva, Juan Lobo Infantes, José Lino Antúnez…

DMLL nº 150, 1 junio.

La correspondencia recibida de Galicia, Portugal y Extremadura alcanza hasta el 11, 24 y 28 del pasado…Nuestras partidas obtienen siempre señaladas ventajas: en un encuentro que tuvo el 15 la del Sr. Pantigodo, entre Villa-Mesía y el Escorial[11]con unos 30 franceses, los puso en fugo, matándoles 6 soldados y un oficial. Un piquete de 60 dragones que se presentó el 16 sobre Zafra, fue ahuyentado y perseguido por una gran guardia de la división del Sr. Contreras[12], lográndose también quitarles varios efectos que llevaban, según escribe este jefe en fecha del 17 en Burguillos = En el Diario de Badajoz del 27 se lee: ”Se dice que el enemigo ha sido bien escarmentado en Astorga, que ha perdido mucha gente y se le ha hecho gran número de prisioneros. Esperamos la confirmación y detalles”

GREI nº 33, 5 junio.

…Badajoz 16 de mayo.- A fines de abril entraron en la Cabezuela 100 caballos y 50 infantes enemigos, se quedaron en el pueblo y mataron un paisano y una muger. Se retiraron por el camino de Tornabacas, en donde los esperaban algunos soldados del batallón de Barcelona, con otros de guerrillas y paisanos, los quales mataron 14 infantes y un dragón, hiriéndoles otros 4. El general Carrera había dado disposición de que se pasase por las armas a 2 prisioneros en descuento de la muger y el paisano que asesinaron en la Cabezuela, según lo tiene ofrecido al mariscal Ney, a quien previno a mediados de marzo usarla de represalia con los prisioneros; en caso semejante, como también que no se daría quartel a los franceses en los distritos de pueblos incendiados por ellos.

El brigadier D. Carlos España hizo un reconocimiento sobre Tuxillo el 18. Nuestras partidas cercaron el convento y las casas del general y comandante: el enemigo hacía fuego vivísimo por las troneras de los edificios y con la artillaría del castillo, mas con todo atacaron las partidas con valor y mataron un oficial y 2 soldados en la casa del comandante. Tuvimos 3 oficiales y 15 soldados heridos, con algunos muertos de estos últimos. España se retiró a la Sierra de Fuentes,- Al día inmediato mataron nuestras guerrillas un dragón que llevaba al general Regnier un pliego del comandante de aquella ciudad, en que le manifestaba haber quedado herido en el ataque del día anterior, y pedía licencia por tres meses para ir a Francia a curarse, respecto a que en España no hay sosiego para ello.

En la dehesa de Villa-Gonzalo, junto a Mérida, ha sido batido por una partida de patriotas, el 20, un destacamento enemigo. Perdieron 30 muertos y 40 prisioneros: se les cogieron también 10 galeras cargadas de trigo y 80.000 reales que conducían a Mérida de las contribuciones que imponen a los pueblos.

Las partidas de observación, que el general O’ Donell destacó a Alcuescar y Mirandilla en las inmediaciones de Mérida el día del ataque de Truxillo, hicieron prisioneros a 4 dragones con sus caballos: avisan que los enemigos han reforzado a Truxillo con 200 hombres sacados de los 2000 que tienen en Mérida.

En la noche del 23 se presentó en esta plaza el secretario de un general francés que se ha huido desde Toledo, trayéndose todos los papeles que estaban a su cargo.

SEMANARIO POLÍTICO DE MALLORCA[13] nº 55, 9 junio, extraordinario.

…Cádiz 8 de Mayo.-…Uno de los Oficiales que fueron hechos prisioneros en la bizarra acción sobre la Roca[14] el 21, escribe que los muertos que en ella tuvieron los enemigos si no pasan se aproximan a 300. Refiere que la tropa de su mando después de haber peleado a la bayoneta y llenado su obligación, solo se rindió quando se halló envuelta por fuerzas muy superiores, quales eran 800 caballos y un batallón de volteadores. “Este hecho, añade, ha impuesto tanto a los franceses que solo por él nos tratan con arreglo a las leyes de la guerra, habiendo merecido nos visite el General y toda la oficialidad, pues aprecian el valor tanto como desprecian a los que olvidados de los sentimientos de honor cometen la debilidad de jurar al intruso Josef”…

…Tanto nuestras tropas como las francesas están en movimiento. El 2 de este mes se hallaba el General Ballesteros en Calera, pueblo entre Fuente de Cantos y Monasterio. El general Mendizábal está hacia Alburquerque. Los enemigos devastan a Mérida y sus contornos; una división de ellos compuesta de 4 mil infantes y 800 caballos estaba acampada, a primeros del corriente, entre Santos y Villafranca…

GREI nº 36, 15 junio.

…Badajoz 1º de Junio.

…Noticioso el brigadier D. José Imaz de que los enemigos habían impuesto una contribución a la villa de Burguillos, y que se preparaban a saquearla, destacó desde Xerez de los Caballeros el 30 del pasado al coronel D. Manuel Miralles con 260 hombres de infantería y 13 caballos. Aproximándose este oficial, y sabiendo que ya se había dado principio al saqueo, dio disposiciones para rodear el pueblo, pero avisados de ello los enemigos lo abandonaron con precipitación, arrojando al suelo lo que ya habían robado, y huyendo con tal velocidad que no se pudo hacerles otro daño que el de herirles algunos hombres. La contribución que habían impuesto a Burguillos era de 300 caballerías de carga, 500 pares de zapatos, 500 duros, 3 mulas y 1.000 raciones diarias.

DMLL nº166, 17 junio.

Badajoz 12 de mayo.- Parte dirigido a esta Suprema Junta por el Coronel D. Ventura Ximénez, Comandante de guerrilla:

Hallándome en las inmediaciones de la villa de Hinojosa[15] y Belalcázar en persecución del enemigo, noticioso por el capitán D. Diego Blázquez de la orden de V. E. dada a ésta por la prisión de algunos de los sujetos de los antes dichos pueblos, traté de aproximarme más en cumplimiento de mis deberes y justo obsequio de V. E., llevando por objeto de mis ideas la posible precaución ofensiva y defensiva, a cuya virtud me coloqué el 21 del corriente en la villa de Monte-Rubio[16], distante 4 leguas de dicha villa, pareciéndome oportuno salir la misma noche fuera del pueblo, emboscada mi partida como lo executé, y al día siguiente a la hora de las 6 de la mañana regresé al mismo Monte-Rubio, en tiempo que los franceses tocaban en las paredes con sus avanzadas de caballería, a quienes inmediatamente acometí a toda carrera por espacio de dos horas largas, dexandoles muertos 7 dragones, muchos heridos y los demás en vergonzosa fuga, sin maletas, morriones, carabinas, etc…que recogieron mis soldados con 5 caballos útiles para el servicio, no habiendo de nuestra parte la más mínima pérdida, refugiándose los pocos que escaparon a la villa de Hinojosa, donde se hallaban en número de 500 hombres, quienes a vista de la entrada de sus compañeros se pusieron en movimiento para marchar, y marcha que si no la han executado, espero la efectúen con celeridad, y que este pueblo y los de sus inmediaciones (que creen los pérfidos han de servir para su defensa) servirán para su derrota, y se alarmarán formando con nosotros un cuerpo, que es quanto hoy trato con el alto parecer de V. E. y por esto me parece conveniente situarme en estos pueblos, cortando toda cizaña tan perjudicial a la patria y dando aviso de todo a V. E. como lo hago.

Dios guarde a V. E. muchos años. Casa del Bercial, jurisdicción de Monte-Rubio, a 23 de Abril de 1810 = Excmo. Sr. = B. L. M. de V. E. Ventura Ximénez =Excmo. Sr. Presidente y Vocales de la Suprema Junta de Extremadura…

DMLL nº 175, 25 junio.

Cádiz 21 de Mayo, Las últimas noticias auténticas que hemos recibido de Extremadura, con fecha 10 del presente, son las siguientes:

Los enemigos no han vuelto a presentarse desde el 27 del pasado, desde cuyo día no ha habido uno en que no se presenten dos o tres pasados con armas y caballos; los que vinieron ayer aseguraron que el General Regnier continúa con la mayor parte de sus fuerzas en el Montijo y pueblos inmediatos, causando los mayores estragos en ellos, lo que aunque es lastimoso nos proporciona la ventaja de que el odio de los pueblos y la aversión hacia semejante canalla aumenta de día en día. La división de D. Carlos O’Donnell está situada en Alburquerque, observando los movimientos de los enemigos, y la de Mendizábal ha vuelto a Campo-Mayor. La Carrera permanece en Coria, alarmando los pueblos contiguos al puerto de Baños y en sus inmediaciones pasan de 500 los paisanos que hay apostados en varios puntos con el objeto de aprovecharse de la primera ocasión para volver a caer sobre 600 franceses que hay en Aldea nueva. Estos han llevado a Salamanca los enfermos que tenían en Plasencia y Baños por no creerlos seguros en dichos puntos. Las divisiones de Ballesteros e Imaz (la de Imaz es la que mandó Contreras) ocupan Aroche, Xerez de los Caballeros y pueblos inmediatos y los gabachos las miran con el mayor respeto, pues se sabe la precipitación y miedo con que cruzan el camino Real de Sevilla a Santa Olalla.

DMLL nº 196, 15 julio.

Badajoz 9 de Junio.- El general Ballesteros sigue haciendo respetar a los franceses las armas españolas. Después de la acción que anunciamos en el diario del 30 pasado, ha arrollado por segunda vez al enemigo en número de 6 mil infantes y 800 caballos, fuerzas superiores a las nuestras: nuestra pérdida ha sido de muy corta consideración, respecto a la exorbitante que ha tenido el enemigo batido completísimamente. Todos los cuerpos han sostenido la gloria del nombre español y el honor de nuestras armas, señalándose el regimiento de dragones de Lusitania que con un valor digno de imitación sostuvo y batió la caballería enemiga. Los detalles por ser muy difusos se darán en otro número…

APÉNDICE FOTOGRÁFICO

 

NOTAS

[1] Este Diario está publicado, en este año, en el Madrid ocupado por los franceses. En adelante DM.

[2] En adelante MMPEI.

[3]    En adelante GREI.

[4] Puente sobre el río Gévora, también conocido como puente de Cantillana. Levantado en el siglo XVI.

[5] Paraje unos tres kilómetros al norte de Badajoz, inmediato al río Guadiana y cercano a Sagrajas.

[6]    Posible error de transcripción, debe referirse a Azagala, entre Alburquerque y Villar del Rey.

[7] En adelante DMLL.

[8] Aldeanueva del Camino (Cáceres)

[9] Elvas (Portugal)

[10] En adelante DB.

[11] Sic, por ESCURIAL.

[12] General Juan Senén de Contreras.

[13] En adelante SPMLL.

[14] Combates de la Roca de la Sierra 21 y 22 de abril de 1810.

[15] Hinojosa del Duque (Córdoba)

[16] Monterrubio de la Serena (Badajoz)

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