Nov 152018
 

Teodoro A. López López.

 

Introducción.

 

No deja de tener su interés el estudio de   las cofradías antiguas en el resurgimiento de la religiosidad popular en el último tercio del XX, una vez implantadas las reformas del Concilio Vaticano II. No han faltado trabajos sobre las cofradías pacenses como la Semana Santa en Badajoz por Antonio Manzano Marchirant (1997) en donde incluye además cofradías patronales e historia de sus sedes canónicas en su magnífico libro lujosamente presentado. De encomio es el libro Hermandades y Cofradías en Badajoz y su Partido a finales de la Edad Moderna (2002) por Esteban Mira Caballos en donde transcribe el Censo del Conde de Aranda sobre hermandades, cofradías, gremios, congregaciones u otra cualquier especie de gente coligada (1770) con notas preliminares acertadas y personales. Ambas publicaciones, la primera con aportaciones históricas y actuales, y la segunda dando a conocer el movimiento cofradiero del manuscrito que se conserva en Archivo Histórico Nacional. Nuestro actual objetivo es doble: por una parte, el culto cristológico y mariológico y por otra, la práctica de la caridad cristiana, que no pueden confundirse con fiestas de interés turístico regional y la filantropía, hoy muy extendida. Es incuestionable la fe profunda del pueblo aunque no exenta de ciertas desviaciones que la jerarquía siempre ha querido corregir. En definitiva, es la vivencia del mandato principal de Cristo: el amor a Dios y al prójimo. El culto a Dios y la caridad fraterna a través de las obras de misericordias de rezar a Dios por los vivos y difuntos y enterrar a los muertos.

 

Aquí prescindimos de la base fundamental que sustenta toda esta religiosidad popular de la Semana Santa por escapar a los límites exigidos en estos trabajos. Pero no podemos al menos reseñar: la liturgia de la Semana Mayor.

Durante los siglos XVII y XVIII estaba vigentes las normas litúrgicas del Concilio de Trento promulgadas por Pío V el 1572. Se abre con la procesión litúrgica del Domingo de Ramos y la misa por la mañana como todos días del año, incluidos el Jueves Santo “Misa”, Viernes Santo “Misa de los Presantificados” (objetos santificados anteriormente) que provenía de la ”Feria sexta in Parasceve” y Sábado Santo de gloria con la vigilia mañanera de Pascua. El anuncio de la Resurrección se inicia con el repique de campanas al canto del gloria en los templos a la que seguía las salvas, el corretear de niños y preadolescentes por las calles con los campanillos, así como las niñas y mujeres que recogen en la parroquia e iglesias conventuales el agua bendita para rociarla en sus casas, diciendo: “Sal demonio del rincón, que ha resucitado nuestro Señor”.

 Será Pio XII quien lleve a cabo la reforma de la Semana Santa rescatando muchos de los símbolos y signos propios de la Liturgia el 1951 y el reforma con la Constitución Conciliar » Sacrosanctum Concilium» de 1963.

 

Censo del Conde Aranda 1770.

 

El Archivo Histórico Nacional de Madrid guarda entre sus fondos   el manuscrito de Provincia de Extremadura. Badajoz y pueblos de su partido .Cofradías que hay en cada pueblo. Consejos. Legajo 1721. Exp. 8. Nº 1-424. El titulo puede engendrar cierta confusión, cuando es toda la diócesis pacense. A saber, Badajoz capital y pueblos de su partido[1]. El resto del espacio de la baja Extremadura la ocupaban los tres obispados prioratos de San Marcos de León-Llerena, y los de la Orden de Alcántara en Magacela-Villanueva de la Serena y Zalamea de la Serena.

 

Lógicamente nos ocuparemos de Badajoz capital cuyo manuscrito es completo en información para toda diócesis pacense. Igual suerte corrieron los obispados de Toledo (mal estado), Plasencia, Córdoba, Calahorra y Barbastro, y Segovia. Puede ser que algunos obispados sueltos estén en la serie antigua de “Consejos de Castilla” o en otras series de “Varios” o estar dispersos entre otros legajos en el A.H.N.

 

Sin embargo el Censo del Conde de Aranda sobre el resto de los obispados prioratos en el territorio badajocense que se guardan en la Real Academia de la Historia y fue publicado por el Instituto Nacional de Estadística pero en unas tablas proporcionado reproducciones de información estadística del número de casados y solteros, eclesiásticos, conventos y estamentos exentos como los hidalgos y militares, careciendo desgraciadamente de cualquier dato sobre cofradías. La provincia de León en Extremadura. Provisorato de Llerena Reproducciones. Ficha editorial, 1-38[2]. Priorato de Magacela– Villanueva Reproducciones de ficha editorial 1-17[3]. Por tanto, no podemos conocer el movimiento cofradiero de los restantes pueblos badajocenses que el censo del Conde realizó. El Provisorato de Mérida y el Priorato de Zalamea no se recogen en los once tomos publicados.

 

Volvamos a la Orden de 28 septiembre de 1770 de D. Pedro Pablo Albarca de Bolea, Conde de Aranda, Presidente del Real y Supremo Consejo de Castilla, en la que se pide declaración de las erecciones, rentas, fiestas y gastos de las cofradías. La situación política era de cambio. Don Sebastián Gómez de la Torre, Intendente General y Corregidor de Badajoz había abandonado Badajoz el siete de julio de 1770 para hacerse cargo como Intendente de Valencia. El intendente sustituto don Juan de Lerena notifica al Conde de Aranda que delegaba dicha actividad en el alcalde mayor de Badajoz y corregidor don Manuel Santos Aparicio García. Se excusaba diciendo que su “deseo de no tomar facultades que no competen a la intendencia”.

 

El uno de septiembre inmediato en que llega don Jerónimo Henríquez, Marqués de Uztáriz, que se hace cargo de la Intendencia. No obstante, continúa en la gestión del censo el alcalde mayor don Manuel Santos con gran diligencia y operatividad. El catorce de octubre de 1770 se dirige al Obispo D. Manuel Pérez Minayo (1755-1779), quien a su vez encomienda la gestión a los párrocos a través sendas circulares implicando a los mayordomos de las cofradías, que responden con presteza, de modo que en mayo de 1771 habían respondido casi todas, 33 de las 36 cofradías. Eran 26 de Badajoz y 286 de los pueblos dando como resultado total de 312 cofradías para la diócesis pacense, que son las que el censo. Consecuentemente el 21 de junio inmediato D. Manuel Santos envía el informe completo al Conde de Aranda.

 

Pasos procesionales de penitencia

Tabla I[4] 5

   

 

 MARTES SANTO

 

Cofradía de Jesús de la Humildad[5]. Relación que da el mayordomo Juan Correa, la que se sirve en el convento de las monjas Madre de Dios de Valverde de esta Ciudad. Tuvo su principio el 12 octubre de 1693 y fue aprobada en dicho día por Juan Tomás Marín de Rodezno, obispo que fue de Badajoz ante Aldana y Salgado, notario mayor. Hacen dos fiestas al año: Una, sacar todos los martes santo en procesión, con la efigie de Jesús de la Humildad[6], preso entre tres sayones vestidos con una túnica larga en señal de penitencia en memoria cuando su Majestad fue preso acompañándolo con otro paso que es la Oración en el Huerto, como también María Santísima Ntra. Sra. del Mayor Dolor; otra, la Fiesta en un domingo del mes de agosto de cada año se le hace al Señor de la Humildad.

 

Renta anual

“Primeramente un censo de diez y nueve reales y veinte y siete maravedís que paga Juan Romero de una viña al sitio del Mercadillo.

Tiene esta cofradía veinte hermanos que contribuyen todos los años con cinco reales y veinte y dos maravedís cada uno y por ellos, ciento doce reales y treinta y dos maravedís.

Asímismo tiene esta cofradía ocho regidores que tienen la obligación de pedir con las varas por las calles todos los domingos del año y regulada la limosna que sacan para un quinquenio importan ciento veinte y dos reales de vellón.

Todos los años tienen un petitorio por las calles para hacer dicha procesión y lo que se ha sacado para el quinquenio son setenta reales de vellón.

En el mismo día del Martes Santo salen cuatro o seis varas a pedir por las calles para el Señor y regulado por el quinquenio lo que se ha sacado son cincuenta reales.

Los sujetos que llevan los pasos en dicha procesión contribuyen con la limosna de ochenta reales de vellón.

Tiene dicha cofradía una bóveda para enterrarse los hermanos que falleciesen y también se mandan enterrar   algunos otros sujetos por devoción que tienen y anualmente regulado para el quinquenio que produce dicha bóveda sesenta reales.

Y habiendo regulado las entradas de todos los hermanos en esta cofradía para un quinquenio, asciende a ochenta reales de vellón.

Asímismo tiene dicha cofradía dieciséis hermanas viudas que éstas contribuyen todos los años con cuatro reales cada una. ( en total) sesenta reales.

El estandarte de la procesión es costumbre de llevarlo un caballero de este pueblo que la cofradía lo invita para ello y a cada dicha función da la limosna de cien reales.

Importa el producto de estas rentas de esta cofradía por un quinquenio los expresados setecientos cincuenta y seis reales y veinte y cinco maravedís de vellón.  

 

Gastos para las dos funciones

Se paga diez ducados a la comunidad de San Francisco toda por asistir el martes santo a la procesión en la tarde, en los que se incluye treinta reales al predicador por el sermón que predica antes de salir la procesión. (Total ciento y diez reales).

De cada hermano que fallece paga esta cofradía a dicha comunidad setenta reales de vellón por la asistencia al entierro y llevan el cadáver, y habiendo regulado por un quinquenio doscientos y diez reales de vellón.

Al cura por los derechos parroquiales de procesión, se paga anualments   treinta y cinco reales de vellón.

Por la asistencia de los capellanes de coro y dos miseros a la procesión treinta y cinco reales de vellón.

Item, ochenta reales que se gastan para el refresco de la comunidad, capellanes de coro y nazarenos que llevan las insignias, ochenta reales.

Item, seis reales al tribunal económico de esta ciudad por la licencia para que se pueda sacar la procesión seis reales.

Item, por hacer los virotes para invitar a las gentes de esta capital a fin de que asistan a la procesión a acompañar a su Majestad cada uno con una vela, veinte reales.

Importan los gastos de esta procesión los expresados quinientos y catorce reales de vellón en los que se incluyen los doscientos y diez reales que van regulados por entierros de hermanos en cada año.

Y se pasan a formar los demás gastos a la cera del Señor y otros, a saber: en un domingo de los del mes agosto de cada año se hace la ofrenda al Señor de la Humildad que esta función la paga D. Fernando de Lemos y Moriano, tesorero reformado por el vínculo que en esta ciudad posee y fundó don José Rocha, que lo grabó con dicha perpetuidad y con que tuviesen la obligación los poseedores de dicho vínculo el tener la lámpara con que alumbra al Señor continuamente ardiendo lo que así se ejecuta por dicho poseedor.

En fuegos para dicha fiesta paga la cofradía treinta reales de vellón.

En las tafetanes colgaduras para la capilla mayor de la iglesia de dicho convento que es en donde se coloca el Señor para la fiesta, doce reales.

Por la cera que se consume del año en misas veinte y ocho reales.

Item, por los derechos de tomar las cuentas en la santa visita se pagan todos los años treinta y tres reales.

Item, por los derechos del cabildo que se celebra anualmente para nombrar mayordomo y regidores cuatro reales.

Item, por diferentes gastos menores que se ofrecen en dichas dos funciones, veinte reales.

Es el gasto que tiene en esta cofradía según se manifiesta de ella los expresados, seiscientos treinta reales. Y para   que conste firmo ésta en Badajoz a tres de diciembre de 1770. Juan Correa”[7]

 

Tabla II Cofradía   de Jesús de la Humildad

RENTA Conceptos varios Cantidades Cantidades Temporalización
Censos Viña 19 r. 27 mrs.
Cuota personal 20 hermanos 5 r. 22 mrs.
Petitorio Dominical y festivo 120 reales de vellón Quinquenio
Petitorio Cuaresmal 70 reales de vellón Quinquenio
Petitorio Martes santo 50 reales de vellón Quinquenio
Costaleros 80 reales de vellón
Bóveda Hermanos y algunos devotos 60 reales Quinquenio
Hermanos Entradas reguladas 80 reales de vellón Quinquenio
Cuota 16 Hermanas viudas 60 reales
Estandarte Un caballero del pueblo 100 reales
GASTOS
Procesiones Frailes gabrieles 10 ducados
Predicador 30 reales
Entierro Anuales 210 reales de vellón quinquenio
Derechos parroquiales Anuales 35 reales de vellón
Procesión Capellanes de coro y dos miseros 53 reales
Refresco Frailes, capellanes de coro y nazarenos 80 reales
Tribunal eclesiástico Licencia 6 reales
Invitaciones Gentes con una vela 20 reales
Entierros 210 reales
Segunda   fiesta Fundadores
Fuegos 30 reales
Colgaduras 12 reales
Cera Misas 28 reales
Cobrador 33 reales
Gastos menores 20 reales

 

 

MIERCOLES SANTO

 

Cristo del Rosario, coronado de espinas[8], que se venera en el Convento de Santo Domingo y fue aprobada por D. Juan Tomás Marín de Rodezno el 28 de abril de 1695 ante Sebastián Aldana y Salgado, notario mayor, con la obligación de sacar la procesión el miércoles santo por la tarde el titular entre tres sayones, en memoria de cuando en su pasión santísima le coronaron de espinas por la redención del género humano y le acompañaron Pedro y María Santísima del Mayor Dolor[9].

 

Rentas   ciertas

 

“Tiene la cofradía ocho casas en esta ciudad que valen en arrendamiento mil doscientos sesenta y cinco reales de   vellón.

 

Rentas   inciertas

 

Tiene cincuenta y dos hermanos, que contribuyen con doscientos noventa y tres reales y diez y ocho maravedís, y cada con cinco reales y y veinte y dos maravedís.

Esta cofradía tiene obligación de sacar el Santo Rosario por las calles todas las noches del año y la limosna que se produce, regulado por un quinquenio, son doscientos ochenta reales de vellón.

Asimismo para hacerla fiesta del Santísimo sale dicha cofradía con la autorización judicial y hace un petitorio por las calles que, regulado por un quinquenio lo que produce, son cuarenta reales.

Regulada la limosna que dan los hermanos de esta cofradía por llevar las insignias en la procesión del miércoles santo son cientos setenta reales.

Hace esta cofradía tiene otro petitorio en la Cuaresma con autorización para la procesión del miércoles santo que produce, por un quinquenio sesenta reales de   vellón.

Y regulada por un quinquenio las entradas de los hermanos que se asientan en esta cofradía son dos y su limosna sesenta reales.

Tiene esta cofradía veintiocho hermanas viudas que contribuyen cada un año con cuatro reales de   vellón e importan ciento doce reales.

Importa la renta anual de esta cofradía dos mil doscientos ochenta reales y dieciocho maravedís de vellón.

Descuenta de la renta anterior: primeramente se debe descontar de la dicha renta doscientos noventa y cuatro reales y diez y seis maravedís de vellón.

Por la misa del día de la fiesta del Señor se paga al convento de Santo Domingo veinte y cuatro reales. Al predicador por el sermón sesenta y ocho reales (y) por los fuegos cincuenta y cinco reales.  

 

Gastos

Procesión de Semana Santa: a la comunidad de San Gabriel por asistencia cien reales, derechos parroquiales veinte y ocho reales, monaguillos seis reales, al Sacristán del convento ocho reales. Por el refresco de la comunidad y nazarenos que llevan las insignias cuarenta reales. Por las honras que esta cofradía tiene obligación de hacer por los hermanos difuntos cincuenta y ocho reales. Por seis misas de tabla veinte y cuatro reales. Por cera amarilla para las honras seis libras cuarenta y ocho reales.

Regulados dos entierros al año de los hermanos que fallecen al respecto de setenta y dos reales cada uno importa cientos cuarenta y cuatro reales.

Item, se pagan cuarenta reales de vellón en santa visita por los derechos de formar las cuentas y visitar esta cofradía cuarenta reales.

Item, a un notario para asistir al cabildo para la elección de mayordomo y regidores cuatro reales.

Item, por el importe de seis arrobas de aceite para la lámpara del Señor a treinta reales (importan) cientos ochenta 180 reales. Hacen dichos gastos ochocientos veinte y siete reales. Hacen dichos gastos ochocientos veinte y siete reales.

De forma que queda de renta para la composición de casas y demás gastos que se ofrezcan al culto del Santísimo Cristo del Rosario los expresados mil ciento cincuenta y ocho reales y dieciocho maravedíes y, en cumplimiento de lo mandado por el señor provisor vicario general, doy ésta y firmo en Badajoz a catorce de febrero 1771. Firmado Gregorio López de Castillo”[10].

 

Tabla III   Cristo del Rosario, coronado de espinas

RENTA Conceptos varios Cantidades Cantidades Cantidades Cantidades
Ocho Casa Anual 1265 reales de vellón
Cuota personal 52   hermanos 5 reales 22 mrs. 293   reales 18 mrs.
Rosario diario nocturno Quinquenio 280 reales
Autorización judicial Quinquenio 40 reales .
Insignias Quinquenio 170   reales
Petitorio cuaresmal Quinquenio 60 Reales de vellón
Cuota Entrada de hermanos 60 reales
Cuota 28 hermanas viudas 150 reales
Renta anual 2280 reales 16 mrs. De vellón
GASTOS
Procesión Frailes gabrieles 100 reales
Fiesta del Señor PP. dominicos 24 reales
Predicador 68 reales
Fuego 53 reales
Derechos parroquiales Cura, monaguillos y sacristán del convento 28 reales

6 reales

8 reales

Refresco Comunidad, capellanes de coro y nazarenos 40 reales
Honras 58 reales
Misas Seis misas 24 reales
Cera amarilla 6 arrobas 48 reales
Entierros Anuales (dos) 72reales 144 reales
Santa Visita 40 reales
Notario elecciones 4 reales
Lámpara del Señor 6 arrobas de aceite 180 reales

 

JUEVES SANTO

Hermandad de Ntra. Sra. de la Soledad. Relaciónjurada y firmada por Manuel Domaica como mayordomo de esta cofradía, sita en la ermita intramuros de la ciudad. Fundada esta cofradía erigida 3 de abril de 1664 por D. Jerónimo Rodríguez de Valdera, obispo de Badajoz ante D. Luís Fernández, su notario. Esta ermita fue erigida para ayuda de parroquia el 1727 por orden del Obispo D. Pedro Francisco de Levanto, habiéndose en ella colocado el Santísimo, de donde sale para suministrarlo a los enfermos por tener su distrito separado de la única parroquial del Sagrario de esta Santa Iglesia Parroquial y señalado un cura vicario que cuida de él y de darle el pasto espiritual a sus feligreses.

Así mismo dicho cura vicario explica en dicha ermita a sus feligreses la doctrina cristiana y en ella concurren a ser examinados en la cuaresma de cada año para el cumplimiento pascual de la iglesia.

A dicha ermita asisten los señores Deán y cabildo de esta Santa Iglesia Catedral acompañado a la tercera letanía de las tres que en cada año se hacen en la que celebra dicho cabildo, misa cantada y sermón a sus expensas. Y dichos dos cabildos en viendo que ella padece algunas faltas de lluvias, u otras calamidades se acogen al patrocinio y amparo de esta soberana y mujer de Ntra. Sra. de la Soledad, sacándola en procesión y la llevan a la S.I.C. en los dichos dos cabildos, y le hacen por espacio de nueve días de rogativas, habiendo conseguido de esta Soberana Imagen, esta ciudad el bien apreciado. Tiene esta cofradía que sacar en procesión todos los días de Jueves Santo de cada año al Señor de la Paciencia amarrado a la columna con su Santísima Madre María de la Soledad que es el paso lastimoso de cuando el Señor fue azotado en su pasión. Tiene también la obligación la cofradía de sacar las noches del año el Santísimo Rosario por las calles y las rentas y gastos son

Renta anual cierta

 

“Primeramente tiene esta cofradía de renta cierta que cada un año le paguen por razón de censos novecientos noventa y ocho reales y cinco maravedíes de vellón.

Tiene doscientos y veinte reales de vellón que en cada un año gana una casa en esta ciudad calle de Contreras. .

 

Renta anual incierta

 

Tiene esta cofradía ocho regidores con la obligación de pedir con las varas por la calles un día en cada semana de las de un año y regulado la limosna que sacan para un quinquenio asciende a trescientos reales de vellón.

Ytem regulado el grano que en cada año dan a Nuestra Señora de limosna sus devotos importa su valor por un quinquenio quinientos cuarenta reales de vellón

Ytem en todas misas que en dicha iglesia o ermita se celebran se pide limosna para ayuda del culto de dicha Soberana Imagen y regulada por un quinquenio asciende dicha limosna a cuatrocientos reales de vellón.

Ytem hace esta cofradía un petitorio con la autorización judicial por las calles, en la cuaresma para ayuda a los gastos de procesión de Semana Santa, regulada la limosna que se saca por un quinquenio asciende a ochenta y dos reales.

Ytem en el novenario que a la Virgen se hace en cada un año se junta de limosna   noventa reales.

Ytem   de la limosna que se junta ende la limosna que se junta en el Santo Rosario por las calles de noche importa por un quinquenio de cada un año quinientos reales de vellón.

Ytem de las insignias que se alquilan en la procesión de Jueves Santo producen en cada año setenta reales de vellón.

Ytem por razón de las limosnas de los particulares con que los fieles contribuyen en cada un año por devoción, tanto los de esta ciudad como los forasteros, y aún los del Reino de Portugal que continuamente están viniendo a dicha ermita a cumplir promesas que hacen a dicha Soberana Imagen se le regulan mil reales de vellón.

Importa la renta anual que a esta cofradía se le regula por cierta e incierta los expresados cuatro mil y doscientos reales de vellón con cinco maravedís, y se pasa a demostrar los gastos a saber:

 

       Gastos

 

Primeramente se le paga seiscientos dieciocho reales de vellón al Sr. Bernabé Chamizo y a D. Juan Gordillo presbíteros en calidad de capellanes de esta cofradía seiscientos diez y ocho reales de vellón de por mitad por las obligaciones que tiene esta cofradía.

Ytem ochenta y ocho reales de vellón que en cada año se pagan a Alonso Delgado por cantor del Santo Rosario que saca de noche esta cofradía.

Ytem cuatrocientos y cuarenta reales de vellón en   cada un año se pagan al sacristán de dicha ermita por cuidar de ella.

Ytem doscientos noventa y ocho reales de vellón que se pagan por las fiestas que en cada un año se hace a Ntra. Sra. y procesión de Semana Santa y su distribución es a saber: Al Cura por la procesión de Semana Santa y fiesta de Ntra. Sra. cuarenta y seis reales; A la comunidad de san Francisco por la asistencia a la procesión de Semana Santa y función de Ntra. Sra., doscientos diez reales; A los monaguillos de la Santa Iglesia a dichas dos funciones cuatro reales y Por los fuegos para la fiesta de Ntra. Sra. treinta y ocho reales. Hacen dichos doscientos noventa y ocho reales.

Ytem por las velas de sebo que se gastan en el Santo Rosario cincuenta reales.

Ytem ciento treinta reales de vellón los mismos que en cada un año en trigo para Hostias por ser crecido el número de misas que en dicha ermita se celebran todos los días.

Ytem ciento treinta y cuatro reales de vellón que se consumen en vino para la celebración de dichas misas.

Ytem por el valor de seis arrobas de aceite regulada a veinticuatro reales cada una por un quinquenio. Son ciento cuarenta y cuatro reales.

Ytem por el agasajo que se da a la música de la Santa Iglesia Catedral de esta ciudad por ir a cantar todos los sábados en la tarde del año la Salve a Ntra. Sra. sesenta reales de vellón.

Ytem por diferentes gastos menores que se ofrecen hacer en dicha Iglesia y en los faroles que se quiebran le están asignado a este mayordomo.

Ytem sesenta reales de vellón que dan al predicador por los dos sermones que dan al predicador que en cada un año se predican en dicha ermita el uno el día de la Virgen y el otro el Jueves Santo en la tarde antes de salir la procesión. Sesenta reales.

Ytem ciento nueve reales de vellón los mismos que en cada un año paga esta cofradía por varios censos que contra sí tiene la hacienda que posee Ntra. Sra. y va demostrada.

Ytem Cuatro reales de vellón que se paga a cada un año a un notario para la elección de   mayordomo y regidores que se hace para el buen gobierno de esta cofradía.   Cuatro reales.

Ytem sesenta reales de vellón que en cada un año se pagan en la visita de su Ilma. El Sr. Obispo de esta ciudad por la formulación de las cuentas que se forman a los mayordomos de esta cofradía. Sesenta reales.

Ytem seiscientos reales de vellón los mismos que en cada un año se consumen en dicha ermita en la fiesta de Ntra. Sra., Novenario: celebración de misas y las luces que se ponen de noche a Ntra. Sra. advirtiendo que algunos años con la cera que se junta de limosna en la procesión del Jueves Santo hay la bastante para hacer dichos gastos por lo que en razón la cofradía no gasta en cera cosa alguna.

 

Esta cofradía tiene la obligación de enterrar a los hermanos que fallecen   y en cada entierro se gastan noventa y ocho reales de vellón, en la comunidad de San Francisco, derechos parroquiales y ocho capellanes de coro de la Santa Iglesia.

De forma que después de hechos los figurados; gastos dos mil novecientos y tres reales, renta cuatro mil doscientos cinco (reales) y cinco maravedís, sobrante mil doscientos reales y cinco maravedís, los cuales se convierten en el adorno de Nuestra Señora e iglesia y apara que conste donde convenga firmo en Badajoz a diez de abril de 1771. Manuel Domaica”[11].  

 

Tabla IV Nuestra Señora de la Soledad

RENTA Conceptos varios

 

Cantidades
Censos 998, 5 reales y mrs. de vellón
Casa C/ Contreras 220 reales de vellón
Grano Quinquenio 540 reales de vellón
Petitorio semanal Quinquenio 300 reales de vellón
Petitorio de las misas 400 reales de vellón
Petitorio cuaresmal 82 reales
Limosna del novenario 900 reales
Rosario por las noches 500 reales
Insignias Jueves santo 60 reales
Limosnas particulares Pacenses y foráneos 1000 reales de vellón
GASTOS
Dos capellanes de la ermita 600 reales de vellón
Cantor del Santo Rosario 88 reales de vellón
Sacristán 440 reales de vellón
Procesión de Semana santa y fiesta a Ntra. Sra. Cura, Frailes

Monaguillos, Fuego

46 reales, 210 reales

4 reales, 38 reales

Velas de   sebo Santo Rosario 50 reales
Trigo para Hostias Anualmente 130 reales
Vino Celebraciones de misas 134 reales
Lámpara. 6 @ de aceite Quinquenio 24 reales
Capilla de música – catedral Todos los sábados 60 reales de vellón
Gastos menores y faroles
Predicador Dos sermones, ante de la procesión el jueves santo y fiesta 60 reales
Censos 109 reales
Notario 4 reales
Visita canónica 60 reales
Novenario 600 reales
Entierros Párroco, frailes y capellanes de coro 908 reales

 

 

VIERNES SANTO

 

Cofradía de Dulce Nombre de Jesús, que se sirve en el convento de santo Domingo   movidos por los oficiales de sastres en un excesivo celo por quitar la mala costumbre de jurar y blasfemar el Santo Nombre de Jesús. Fue aprobada por D. Jerónimo López de la Madrid, vicario general de D. Andrés Fernández de Córdoba el 16 de marzo de 1603 y hallándose en otros conventos de PP. Dominicos semejante cofradía y Pio IV aprobó aquellas cofradías y las que se fundaran con semejante título, (Breve Pontificio de 13 de abril de 1634) concede indulgencias y jubileos. Se saca el viernes Santo por la mañana de cada año a Jesús Nazareno en procesión con la Santísima Madre Ntra. Sra., en memoria de cuanto en su Pasión Santísima iba con la Cruz a cuesta al Monte Calvario a padecer muerta de Cruz por todo el género humano, la cual licencia le fue concedida a dicha cofradía para sacar dicha procesión, a la que actualmente saca.

 

Rentas

 

Esta cofradía tiene de renta anual y corriente de casa y censos dos mil ciento setenta seis reales de vellón con nueve maravedís.

Item, los hermanos de esta cofradía asisten a llevar las insignias de la procesión del viernes santo por la mañana y cada uno contribuye al Señor Nazareno con la limosna que es de su devoción que por un quinquenio asciende   a cuatrocientos treinta reales de vellón.

Item, nombra esta cofradía ocho regidores cada año que estos tienen obligación de pedir todos los domingos del año con las varas por las calles, y la limosna que juntan por un quinquenio asciende a ciento setenta y dos reales.

Tiene así mismo esta cofradía treinta hermanos que estos en muriendo alguno, contribuyen los demás hermanos con la pecha de diez y ocho maravedís que importan, al haberse regulado por quinquenio tres entierros, cuarenta y siete reales y medio.

Regulada la limosna que los fieles contribuyen al Seños de su propia voluntad, asciende

Anualmente sesenta reales, poco más menos.

Item, se hace un petitorio con la autoridad judicial del Señor procurador de esta ciudad, por las calles, para hacer la procesión del viernes santo que regulada la limosna que se saca por un quinquenio, asciende   a ochenta reales de vellón. Que importa la renta anual los expresados dos mil novecientos sesenta y cinco reales y veinte y cinco maravedís, y los gastos que esta cofradía tiene son a saber:

 

Gastos

Primeramente por las misas y funciones que celebra la comunidad se le paga en cada un año trescientos cuarenta y dos reales de vellón.

Item, por los gastos de la procesión del viernes santo por la mañana a la comunidad de San Gabriel, derechos parroquiales, incluso a acólitos y monaguillos, doscientos ochentas reales.

Item, por la fiesta que hace esta cofradía en el día del Año Nuevo de cada un año, incluido sermón y misa cantada, ciento cincuenta reales.

Item, de la hacienda que tiene esta cofradía se pagan en cada un año por razón de convenio que contra si tiene, cuatrocientos sesenta y ocho reales.

Item, por el acto que celebra esta cofradía todos los años para la elección de mayordomo y demás oficiales de ella se pagan a un notario cuatro reales.

Item, por los derechos de la formalización de cuentas en santa visita cuarenta reales. Gasto anual diez mil doscientos ochenta y cuatro reales.

Agregase a este gasto seis arrobas de aceite para alumbrar al Santísimo en cada un año y al respecto de veinte y cuatro reales, regulado por quinquenio hacen ciento cuarenta y cuatro reales.

Importan el gasto mil cuatrocientos veinte y ocho reales y la renta anual dos mil novecientos sesenta y cinco reales y dos maravedís, sobrante mil quinientos treinta y nueve reales y veinte y cinco dos maravedís. Los mil quinientos treinta y nueve y veinticinco maravedís de vellón sobrantes, después de gastos, se aplican para ornamentos de esta cofradía como también para la decencia del Señor Nazareno y la del Santísimo Dios con el título del Dulce Nombre de Jesús en cuya conformidad y cumplimiento con mandato Judicial doy esta carta que firmo en Badajoz, a 8 de febrero de 1771. Ignacio López”[12].

 

Tabla V. Dulce Nombre de Jesús.

RENTA                                     Conceptos varios Cantidades
Casa y Censos Anual 1176   reales de vellón
Insignias Viernes Santo

S. Nazareno

Quinquenio 430 reales de vellón
Petitorio dominical Quinquenio 172 reales de vellón
Petitorio Viernes Santo Quinquenio 80 reales de vellón
Cuota de 30 hermanos Quinquenio 47 reales y medio
Limosna anual 60 reales
GASTOS
Misas y funciones Anual 342 reales de vellón
Procesión del viernes santo Clero, frailes y monaguillos 280 reales
Fiesta de Año Nuevo Misa y sermón 150 reales
Pago   por el convenio Anual 468 reales
Notario Elecciones anuales 4 reales
Santa Visita Aprobación de cuentas 40 reales
Lámpara. 6 arrobas de aceite Anual 24 reales

 

 

VIERNES   SANTO  

 

Cofradía de Santiago. Patrono y defensor de España que sale de la ermita del Castillo de esta plaza el 13 de agosto de 1605 fue aprobada   por el Lic. Mateo Canseco, provisor y vicario general que fue de este obispado por el Ilmo. D. Andrés Fernández de Córdoba, Obispo que fue de él con cuya aprobación se acudió a N. S. S. Padre Clemente VIII el cual expidió Breve Apostólico aprobando la dicha cofradía en 5 de enero de 1605 concediéndoles muchas indulgencias y gracias tanto para en vida como para la hora de la muerte a los cofrades que fueran de ella y fue admitida como Hermandad a la Iglesia lateranense como miembro de la misma para participación de todas las gracias concedidas a ella y la referida cofradía tiene obligación en los Viernes Santos del año en sacar por la tarde el Santo Entierro y sermón y el paso lastimoso del Descendimiento a la vista del predicador en la que lleva la insignia del patrón y le acompaña la Santísima Madre, con el título de las Lágrimas.

 

Renta cierta

 

“Tiene esta cofradía ciento cincuenta y dos reales y doce maravedís de censos, que cada un año se pagan por diferentes sujetos de esta ciudad.

Tiene esta cofradía ciento y un hermanos que estos contribuyen en cada entierro que hay en dicha cofradía con la pecha   de seis cuartos y habiéndose regulado por un quinquenio los que han fallecido han debido contribuir con tres entierros y por ellos dos cientos treinta y un reales y treinta maravedís. .

Item por razón de cincuenta las insignias de la Pasión de Cristo Señor Nuestro que éstas las llevan con mayor decencia o más tantos nazarenos, y dan de limosna la que es su voluntad, y habiéndose regulado por el mismo quinquenio importa dicha limosna trescientos reales.

Item tiene esta cofradía ocho regidores que estos todos los meses deben contribuir con la limosna de   dos reales de vellón cada uno, los que salen a pedir con las varas para juntar dicha limosna todos los domingos del año y su producto son ciento noventa y dos reales..

Item, por llevar la urna en donde vas u Divina Majestad dan limosna los fieles que la llevan setenta y dos reales

Item, por llevar la Virgen cuarenta y ocho reales.

Item, haze esta cofradía con la Autoridad judicial dos petitorios para ayudar a los gastos de dicha procesión que estos regulados por el mismo quinquenio importan ciento noventa reales.

Item, el día de la procesión se entregan cuatro varas a personas de buena conducta que estos bajan a la Ciudad, y pidan limosna para el Señor en la que juntan noventa reales.

Item, para hacer la función del glorioso Santiago que es el 25 de julio se hace otro petitorio del que sacará setenta reales.

Importa la renta anual cierta e incierta los expresados mil doscientos cuarenta y ocho reales y 8 maravedís de vellón   y se pasa a demostrar los gastos que esta cofradía tiene y son a saber:

Gastos

Primeramente al Párroco por la asistencia a la fiesta del Santo Patrono por la mañana y tarde inclusos los derechos del Sacristán veinte y cinco reales. Item, a los monaguillos de la Santa Iglesia ochos reales. Item, a la comunidad de San Gabriel por la asistencia de dicha fiesta setenta y dos reales. Item, al Predicador sesenta reales. Item, por el refresco que es costumbre dar a la comunidad por la tarde treinta reales. Importa dicha función cinto noventa y cinco reales.

 

Gastos de la procesión del Viernes Santo: al Párroco y Sacristán por su asistencia veinte y ocho reales y a la comunidad de San Gabriel por lo mismo 88 r., al Predicador por el sermón sesenta reales. Importan dichos gastos ciento setenta y seis reales.

Entierros regulados; Por tres entierros regulados al año se pagan a la comunidad de San Gabriel doscientos dieciséis reales. Al Capellán por celebrar las Misas en los domingos y días de fiestas en el año que aplica para los hermanos vivos y difuntos de esta cofradía doscientos cuarenta reales.

De manera que conferida la renta de esta cofradía con los gastos de ella quedan sobrantes cuatrocientos veinte y un reales de vellón y ocho maravedís y los que se distribuyen en el mayor culto del Señor y para que conste donde convenga doy esta que firmo en Badajoz   a seis de diciembre de 1770. Joseph Jaramillo Melilla”[13].

 

Tabla VI Cofradía de Santiago

RENTA Conceptos varios Cantidades Cantidades
Censos 152 reales 12 mrs.
Cuota personal 101 hermanos

Quinquenio. Entierro.

231 reales 30 mrs.
Insignias de la Pasión Quinquenio

Nazarenos

300 reales
Petitorio dominical 8 regidores 192 reales
Petitorio cuaresmal Anual 190 reales
Petitorio de Santiago 25 de julio 70 reales
Procesión Llevar la urna 72 reales
Procesión Llevar la Virgen 48 reales
GASTOS
Fiesta de Santiago Mañana y tarde 25 reales
Monaguillos De la Santa Iglesia 8 reales
Comunidad de san Gabriel Procesión 72 reales
Predicador Procesión del viernes santo 60 reales
Refresco
Párroco Procesión del Viernes santo 28 reales
Comunidad de san Gabriel Procesión del Viernes santo 88 reales
Predicador Procesión del Viernes santo 60 reales
Entierros regulados Tres al año 216 reales
Capellán Misas en días de precepto 240 reales

                                    

Conclusiones      

Para Cicerón la historia era “maestra de la vida” y para Cervantes “maestra de la verdad”. En realidad, ambas sentencias eran y son retos de apuestas para el futuro. Aquí mencionaremos un decálogo de grandes conclusiones. El periodo que hemos historiado nos lleva a concienciarnos a una serie de /procesos tendenciales que no podemos repetir. El Código de Derecho Canónico (1983) recoge con precisión para que todos estatutos se acomoden a la regla universal.

 

  1. La razón de su existencia es fundamentalmente el culto de latría (Dios) e hiperdulía (María) y no deben ser suplantados por el desorbitado deseo de una fiesta de interés turístico regional.
  2. La asistencia espiritual y corporal a los cofrades no se pueden confundir con el sentido de ciertas organizaciones laicales de filantropía, actualmente muy sensible a los necesitados, ocultando las obras de caridad, que debe caracterizar a las cofradías de la Iglesia Católica.
  3. La moralidad pública de los cofrades no se debe olvidar para que las irregularidades de algunos cofrades se vayan corrigiendo.
  4. El evitar el gasto superfluo y demasiado para corregir el pugilato entre las cofradías no acorde con la praxis de austeridad que el Papa Francisco quiere para la Iglesia de hoy.
  5. La figura del Obispo, ordinario del lugar siempre ha sido y es la autoridad máxima en el control de las cofradías.
  6. Medidas de comportamiento ejemplar de los hermanos durante los cortejos profesionales suprimiéndose los disciplinantes debe reflexionar a los costaleros.
  7. La falta de dotación económica llevó a abolir algunas cofradías que se financiase sólo de limosnas. Hoy con cariz de subvenciones públicas.
  8. Se manda para rogativas públicas, se pidiese la licencia de la autoridad civil, pero nunca la aprobación para erigir una cofradía que siempre es prerrogativa del Ordinario del lugar.
  9. Los petitorios públicos que se hagan escrupulosamente y satisfaga principalmente la aplicación de misas por los difuntos cofrades, predicadores, ministros en las procesiones…. Que el tiempo ha ido reduciendo. No puede salir procesión sin presidencia eclesiástica.
  10. La picaresca nunca falta a la condición humana, que hemos de precaver del fraude con las limosnas. Una sana contabilidad y transparencia nos hace sintonizar con nuestros tiempos.

Apéndice documental I.

EL INTENDENCIA DE LA PROVINCIA DE EXTREMADURA REMITE UN ESTADO DE COFRADÍAS QUE HAY EN LOS PUEBLOS DE SU COMPRENSIÓN

  • Sr. D. Juan de Lerena[14]

 

  1.  

“Muy Sr. Mío en contestación del oficio que V.S. me ha pasado en este día sobre la orden que expresa de hermandades, gremios y congregaciones u otra cualquier especie de gentes coligadas, que celebren una o más fiestas del año, dirigida en los 28 de septiembre del año próximo pasado a la Intendencia por el Excmo. Sr. Conde de Aranda, debo manifestarle a V. S. se me remitió por el Sr. Marqués de Uztáriz, pareciéndole corresponder al consentimiento los particulares de ella se trata y habiendo acusado el recibo a su Exª en los ocho de octubre inmediato, he pasado a los pueblos del partido por cartas , excusando brevedad como en ella se previene, la noticia individual de su concepto, para que me repitan una puntual relación de cuanto comprende lo que lo que han ejecutado, a excepción de dos o tres que aún no han cumplido; a los que instaré para que con la brevedad posible lo ejecuten y yo pueda cumplir con lo demás que se manda. Dios guarde a S.M. como lo deseo. Badajoz mayo 6 de 1771. BSM de V.S. con afecto siempre.   Dn Manuel Santos Aparicio y Gaspar”.    

 

  • Excmo. Sr. Conde de Aranda[15]

 

 

“Muy Sr. Mío: Por ausencia del Intendente de este ejercicio he recibido la orden que V. E. se sirve comunicar con fecha de 30 de abril anterior sobre la formación de una noticia exacta de la Hermandades, Cofradías, Congregaciones, Gremios y cualquier otra especie de gente congregadas que haya en los pueblos de este distrito, con presencia de ella y de las noticias que existen? en la correspondencia de esta Intendencia, he pasado un oficio al Alcalde mayor que hace las veces de corregidor en esta Ciudad, quien me ha contestado que el que acompaña original.

 

Comprendo que de haberse pasado esta orden de V. E. al Corregidor, fue un deseo de no tomar facultades que no competan a la Intendencia, pero si fuera del agrado de V.E., el que cuide yo del cumplimiento de ella, lo ejecutaré con muchísima satisfacción y aún puedo asegurar esto mismo por la experiencia que tengo de su modo de pensar con respecto al Intendente, cuyas veces estoy haciendo.

Nuestro Señor guarde   a V. E. muchos años como deseo. Badajoz 7 de mayo 1771. Excmo. Sr. BSM de V.E. rendido. Juan de Lerena”.

 

  • Excmo. Sr. Conde de Aranda[16]

 

 

“Muy Sr. Mío: habiendo recibido de los pueblos del partido de este corregimiento a virtud de lo que V.E. previo en la orden de 28 de septiembre anterior, todas las relaciones de la cofradías, congregaciones y hermandades, que hay en ellos, expresión de los demás particulares que contiene; he formado para la mejor inteligencia el adjunto plan, que pasó a manos de V.E. con las relaciones remitidas.

Aunque desde luego no descubro en ello el efecto principal aunque se ha dirigido la orden de V.E. que es el gasto superfluo o demasiado que suelen traer consigo algunas Mayordomías y por consiguiente, las ruinas de las casas; no por eso dejo de tocar son infinitas las hermandades y cofradías que no tienen dotación alguna y solo son ejercidas regularmente por la voluntad del Cura; para estas hablo de experiencia en las Ciudades donde he servido y aún en los pueblos cortos por donde en los viajes de mi carrera he transitado, se emplea una persona, que suele ser un oficial menestral en andar desde el amanecer   con una vara y en el remate un Jesús Nazareno, una Virgen u otro Santo metiéndose en todas la casas a pedir, comiendo en unas u bebiendo en otras y como en esto gastan toda la mañana, no tienen de que comer su familia; porque no trabaja y lo que sucede es y que la limosna lo paga y con el tiempo sobre los cuartillos, suele haber varios juicios, sino   acaso formales pleitos por lo que contemplo nada útiles estas cofradías que no tienen autoridad de erección sin dotación alguna;

 

Hay otra, que aunque tengan estas, suele pedirse en la misma conformidad las limosnas, y este modo de pedir, es el que me parecía se debiera absolutamente quitar por otros prejuicios que he notado en el oficio, de las entradas muy de mañana en las casas. De esta misma clase son las demandas que se destinan para las procesiones de Semana Santa, que comúnmente empiezan desde la mitad de la cuaresma; por lo que me parecía, que a expresión de la cofradías de Sacramento y Animas y las que tengan alguna dotación y que por lo mismo estén dotadas en el reglamento. Todas las demás que puramente consiste en limosna, sería muy conveniente se aboliesen, y si en aquellas, como regularmente suele suceder el algunas partes, se hubiese de pedir, que sea sólo los días de fiestas en el convento o parroquia de su dotación a la puerta de la iglesia. Todo lo expuesto es solo con el fin de ejecutar vitar lo que pueda ser de algún prejuicio y bajo de la superior penetración de V. E. le dará el uso que tenga por conveniente y sea de su mayor agrado.

Dios guarde a V. E. muchos años así como deseo. Badajoz 15 de julio de 1771.Excmo. Sr. Blm de V. E. D. Manuel Santos Aparicio y García”.

 

 

Apéndice II Cofradías patronales según el Censo del Conde de Aranda[17]

 

Tabla VII

 

Cofradías Años Obispos o provisores (vicarios g.) Sede canónica
1 Santísimo Sacramento 1592 Francisco López de la Madrid Parroquial de Santa María
2 Ntra. Sra. del Rosario 1567 Provisor Convento de Santo Domingo
3 Ntra. Sra. del Carmen 1616 Cristóbal de Vera Convento de Sta. Lucía
4 Ntra. Sra. de la Cabeza 1616 Cristóbal de Vera Convento de Sta. Lucía
5 Ntra. Sra. de Belén 1655 Diego López de Vega Convento de Trinitarios
6 Ntra. Sra. de Concepción 1605 Juan de Sosa, provisor y vicario general Ermita del Castillo.
7 Ntra. Sra. de la Consolación 1605 Andrés Fernández de Córdoba Convento de Sta. Lucía
8 Ntra. Sra. del Rosario 1560 Diego de Simancas Ermita del Castillo
9 Ntra. Sra. de Balvanera 1633 Amador Merina Malaguilla Convento de Trinitarios
10 Dulce Nombre de María
11 Señor San José 1562 Juan de Ribera Ermita extramuros
12 Santo Ángel Custodio 1610 Hernando de Mena, provisor, v.g. Parroquia de la Concepción
13 Hermandad de San Pedro 1602 Diego Quijada, vicario general Parroquial de Santa María
14 San Antonio de Padua 1566 Juan de Ribera Frailes observantes franciscanos
15 San Diego de Alcalá 1620 Juan de Chaves, provisor Convento de San Francisco
16 San Ramón Nonato 1771 Parroquial San Andrés
17 Santa Báarbara 1632 Cristóbal de Mata, maestrescuela Monjas de Madre de Dios de Valverde
18 La Santa Veracruz 1746 Angel Manrique Iglesia parroquial de San Andrés
19 Ntra. Sra. de las Benditas Animas advocación de San Nicolás de Tolentino 1603 Andrés Fernández de Córdoba Monjas de San Agustín
20 Hermandad de San Pedro 1727 Francisco Pedro de Levanto y Vivando Parroquia de San Andrés
21 San Lorenzo 1740 José Guerrero Corchuelo, provisor vicario general Parroquia de la Concepción

 

  1. Cofradía del Santísimo Sacramento. Situada en la parroquial de Santa María del Castillo, después en Santa María la Real. Fue aprobada por Francisco López de la Madrid, provisor y vicario general. Su procesión era el segundo domingo de la inflautada del Señor.
  2. Hermandad de labradores de N. S. del Rosario, sita en el convento de los PP. Dominicos. Aprobada por los Pontífices Papas con muchas gracias e indulgencias y extendidas en todo la Cofradía de N. S. derentas y sus funciones las costeaban con limosnas voluntarias   de los hermanos y otros devotos, se halla dotada de algunos censos que suman 528 reales y 26 maravedíes anuales.
  3. Cofradía de N. S. del Carmen. Monjas del convento de Santa Lucía. Fue aprobada en enero de 1616 por D. Cristóbal de Vera, obispo ante Melchor Suárez, notario mayor. Se celebraba su fiesta.
  4. Cofradía de N. S. de la Cabeza. Monjas del convento de Santa Lucía. Fue aprobada en enero de 1616 por D. Cristóbal de Vera, obispo ante Melchor Suárez, notario mayor. Se celebraba su fiesta.
  5. Cofradía de N. S. de Belén. En el convento de los frailes de la Santísima Trinidad, de mayo el cual se halla al presente suprimido. Fue aprobada el 5 de mayo de 1655 por D. Diego López de la Vega. Sus rentas y gastos….
  6. Cofradía de la Concepción. Tienesu servicioen la Iglesia de San Andrés. Fue aprobada por el Lic. Juan de Sosa, provisor vicario general el 10 de mayo de 1617.
  7. Cofradía de N. S. de la Consolación, sita en la ermita del Castillo según auto del provisor y Vicario general el 2 de noviembre de 1770 que se me ha hecho saber: que sus devotos conscientes de la decadencia de su devoción y reparo de dicha su ermita se congregaron para la fundación con el fin y adornar su ermita de reparar y aumentar el culto y devoción a Ntra. Sra., rogar a Dios por los hermanos y bienhechores, asistir a los enterramientos y otras obras de piedad para lo que ofrecieron licencia y aprobación D. Mateo Canseco, provisor y vicario general, en el pontificado de D. Andrés Fernández de Córdoba como consta por el auto de 7 de octubre de   1605. Cargas de misas según consta por libro de hacienda…
  8. Cofradía de N. S. del Rosario, sita en la ermita del Castillo, de la cual no sabemos sobre su fundación, a no ser por el pleito con la otra de su nombre sobre la precedencia en las procesiones magnas de Badajoz. Por una ejecutoria expedida por el   Lic. Luís Picado, provisor y Vicario general, que fue de este obispado por el obispo D. Diego de Simancas, a 7 de octubre de 1560 en el que consta que ha de ir en el lugar más preeminente que la de San Antonio guardándole   su antigüedad, ya que fue aprobada antes que la de San Antonio.
  9. Cofradía de N. S. de de Balvanera. Sita en la parroquia de la Concepción y fundada el 1 de abril de 1633 y aprobada el 29 de dicho mes y año por el obispo Amador Merino y Malaguilla ante D. José Condado, secretario. Esta hermandad fue establecida para sacar el Santo Rosario todas las noches del año por las calle y juntamente todos los días festivos por la mañana antes de salir el sol. Las tierras y gastos….
  10. Hermandad del Nombre de María. Que sirve en el convento de los religiosos trinitarios y tuvo su principio el año 1720 por los mismos frailes de ella, sin más aprobación de consistorio, bajo orientación de la fundada en 1660 por el Padre Fray Simón de Rojas, a la sazón Sant, con la aprobación de D. Juan de Palafox y Mendoza, obispo de Osma en el reinado de nuestro monarca Carlos II, que de Dios goce…. Sus rentas
  11. Cofradía de N. S. del Glorioso Patriarca San José. Erigida en el 1566 Bachiller Melchor de Bobadilla y maestro de carpinteros y fue aprobada por José Calderón, provisor y vicario general, en el pontificado de Juan de Ribera, a la sazón Santo.
  12. Cofradía de N. S. del Santo Ángel Custodio. Sita en la iglesia parroquial de la Concepción Y aprobada por D. Hernando de Mena provisor y vicario general, que fue de este obispado el 28 de junio de 1610. Rentas….
  13. Hermandad de San Pedro. Tiene su servicio en Santa María la Real el su erección fue 26 de abril de 1602 por D. Diego Quijada, vicario general.
  14. Cofradía de San Antonio en el convento San Francisco, religiosos observantes de la Ciudad. Provincia de San Miguel.Con la autorización de Juan de Ribera el 1566.

15.Cofradía deSan Diego de Alcalá. Sita en el convento de N.P. San Francisco. Las constituciones fueron aprobadas el 9 de noviembre de 1620 por el señor provisor Lic. Juan de Chaves.

16.Cofradía de San Ramón Nonato. Sita en la parroquia de San Andrés. Su fiesta se celebra el último día de agosto, que es el día propio del Santo según costa de los libros de cuentas de ella. No tiene renta alguna. De limosna se saca por un quinquenio noventa reales de vellón.

  1. Cofradía de Santa Bárbara. Enel convento de las monjas Madre de Dios de Valverde, ante el notario eclesiástico Francisco Sánchez.
  2. 18. Cofradía de la Santa Veracruz. Aprobada el 3 de mayo de 1746 por el provisor y vicario general Lic. Antonio Pérez Nieto, que fue de esta ciudad y obispado por Ilmo. Fray Ángel Manrique. Hacía con licencia el petitorio para ayuda de los gastos de la Fiesta de la Cruz que se celebra el tres de mayo. Eran componentes 64 hermanos y 33 hermanas viudas.
  3. Cofradía de las Benditas Animas del Purgatorio, advocación de San Nicolás de Tolentino, sita en el convento de las monjas de San Agustín .de esta ciudad: “en virtud de lo mandado por el provisor y vicario general del obispado, relativo a lo dispuesto por el Excmo. Sr. Conde de Aranda, presidente del real y supremo consejo de Castilla en su orden comunicada por el Sr. Alcalde mayor y corregidor interino de la Ciudad”. Fue fundada con licencia y aprobacióndel Obispo D. Andrés Fernández de Córdoba y anuencia de varios vecinos de ella el 24 de abril de 1608 y ellos mismos hicieron las constituciones que la rigen y fueron aprobadas en mayo del referido año y las confirma el 14 de septiembre de 1629 el obispo D. Juan Roco Campofrío. Todos los lunes tenían que celebrar misa cantada y 18 misas rezadas en el convento de San Agustín.

Anualmente se celebra la fiesta de su patrono San Nicolás con toda solemnidad y exposición del Santísimo todo el día. Procesión tarde y mañana a la que concurren todos los hermanos con velas, que la suministra la cofradía y la capilla musical de la Santa Iglesia Catedral. Hay cohetes y fuegos, gastando en exceso.

Siempre que muere un hermano se colabora con un real de limosna para decir 72 misas rezadas y una cantada. También se le da sepultura.

  1. Hermandad de San Pedro formado por clérigos ordenados in sacris. Ubicado en la parroquia de San Andrés en cumplimiento del auto del provisor y vicario general del 2 de noviembre del pasado año. , se me ha notificado a fin de relación según en él se contiene: certifico de dicha hermandad fue establecidapor los sacerdotes y clérigos de ella y se emplearán en diferentes obras de caridad, y son:

-Rogar a Dios por los hermanos vivos y difuntos

-Asistirlos en sus enfermedades y necesidades, visitándolos y consolándolos en el pasto espiritual hasta que expiren y queden con los ornamentos sagrados.

-Hacer sus entierros, los de sus padres y madres con asistencia personal, graciosamente, cantando vigilia y misa y con una misa cada hermano por el alma del fallecido por los forasteros y regulares, y también si tienen convento de su orden en la ciudad.

-Asistir a los reos a muerte y auxiliándolos corporal y espiritualmente hasta el suplicio, rezando los salmos penitenciales y otras preces, como solemnizando su entierro, todo graciosamente.

-La de solemnizar la fiesta de dicho Santo Apóstol, su titular y patrono, con I y II Vísperas cantada y sermón. Cantar un aniversario, vigilia, misa y responso por los hermanos difuntos, para cuyos gastos en su primera fundación no tenía renta alguna y sólo se ejecutaba a expensas de las contribuciones voluntarias y limosnas de sus individuos y no se hacía petitorio público para esto en tiempo alguno. Para ejemplo de algunos fieles y hermanos que le han hecho algunas fundaciones con cargas de misas que cumple dicha Hermandad y tiene las rentas.

  1. Cofradía de San Lorenzo que sirve en la parroquia de la Concepción de la Ciudad. Tuvo su principio el año 1626 por la devoción de diversos maestros de herreros, cerrajeros, herradores y caldereros, vecinos de esta Ciudad que lo nombran su protector. El día del Santo misa cantada, sermón y vísperas. Se ilumina la torre y se disparan cohetes, asistiendo a la procesión del Santísimo y su octava que se haría el mismo día de San Lorenzo con la cera e insignias de la cofradía y siendo la procesión por la calle. Honras en la conmemoración de fieles difuntos con el dinero que sacasen los seis regidores   en todos los domingos   del año y si algunos faltasen el mayordomo y regidores los expulsasen. En 1746 tuvieron aprobación de las constituciones por el provisor y vicario general José Guerrero Corchueloel nueve de enero de 1741.

 

Apéndice III Fondos de Cofradías en el Archivo diocesano[18].

  1. Cofradías de penitencia.
  2. Cofradía de Jesús de la Humildad. Reclamaciones de limosnas al ex mayordomo Francisco Esteban. Año 1726. Bienes. Titular del racionero Pedro Muñoz. Agregación que hizo Juan Rodríguez Suárez. Año 1797.
  3. Cofradía del Rosario o coronado de espinas. Que se dé por nula la elección de mayordomo hecha a favor de José Nicolás de los Reyes. Año 1722. Sobre que se anule la elección del mayordomo Francisco Pérez. Año 1774.
  4. Cofradía de Ntra. Sra. de la Soledad. En 1670 Silvestre Martines y en su nombre D. Francisco López de Espinosa funda una capellanía cuyo censo es sobre casas en la calle de la Soledad. En 1695. El Dr. D. Rodrigo Grajera, tesorero de la catedral, que vivía junto a la ermita de la Soledad crea una capellanía con carga de 30 misas rezadas al año, a unas casas   a la vuelta de la ermita y otros varios censos. 1671. Al Licenciado Juan de Zafra, beneficiado de Talavera se le opone Tomás de Escobedo Chaves sobre un censo de una casa en la calle de la Soledad. La Hermandad contra diferentes personas por deudas en los petitorios y en el amo. Año 1715. Sobre destituir a Juan Pasareño del cargo de ermitaño y nombrar a Juan de los Santos. Año 1722. Memoria de una misa diaria a las 10 horas por dos capellanes alternando, cuyo fundador fue D. Pedro Atanasio Romero de Salas, administrador general de las Rentas Provinciales de Guadix. Sobre paga de oblata. Año 1792.
  5. Cofradía del Dulce Nombre de Jesús: Graduación de cofradías leg. 2 nº 23 y 24 y leg. 19, 369. Bienes y cargas. Libro en pergamino. Año 1690. Libro en pergamino de asiento de hermanos. El Cristo Nazareno salía en procesión el Viernes Santo por la mañana. Andas de Ntra. Sra. del Mayor Dolor. Año 1704. Libro de cuentas en pergamino del que se desprende que se celebraban dos fiestas con sermones, una el día de Año Nuevo, otro en la madrugada del Viernes Santo, en que salían los pasos de Jesús Nazareno y la Virgen. Año 1776.
  6. Cofradía de Santiago. Sita en su ermita del castillo. Sobre la nulidad de elección del mayordomo. 1720. Después sita en el convento de los Remedios, porque la habían destruido los franceses, y por tanto, se pide que se permita trasladar sus imágenes al convento de San Francisco. Año 1829. Conflicto entre cofrades y devotos sobre la propiedad de las limosnas. La imagen se hizo entre 1686 y 1695 y las manos en el 1709.
  7. Cofradías patronales o gremiales
  8. Cofradía Del Santísimo. Expedientes de censos, testamentos, olivares, tierras, viñas, pleito, molino, curas, procesiones, donaciones. Siglo XVI (20 expedientes); XVII (15); XVIII (15). En el 1770 se remató un censo de tres ducados impuesto sobre un olivar, ubicado en al Granadilla, en Mateo Pavón Guerrero a favor de la cofradía del Santísimo. Fechas extremas 1520-1770.
  9. Cofradía de Ntra. Sra. de Gracia, Quieren algunos que vuelva S. Agustín, porque estuvo antes. Año 1612.   S. XVII (1).
  10. Cofradía de la Concepción. Vínculo fundado en el 1556 por D. Juan Montero. Establece una misa cantada el día de su fiesta. El cura del Sagrario Catedral la reclama, en cuya demarcación estaba la ermita de S. Andrés. Año 1690. Que se digan las misas de alba fundadas por Dª Ana Manuela del Moral, viuda del contador Juan Lobato Villares (Unas veces dice ermitas y otras iglesia). Francisco Hernán, mayordomo. Año 1717. S. XVII (2) y XVIII (1).
  11. Cofradía del Ángel Custodio, en la iglesia del Salvador. Patrono de los mesoneros y taberneros. Año 1630 (0).
  12. Cofradía de San Pedro. El capellán Antonio Fernández Franco reclama estipendios. Año 1638 (1). Con motivo de la guerra de la sucesión, la ermita se hace cuartel. Las Imágenes de San Pedro, Dios Padre y la Virgen de la Esperanza son llevadas a la iglesia de Santa María. Ahora piden los cofrades pasar al convento de la Trinidad a lo que se oponen. Año 1727 (1).
  13. Cofradía de Ntra. Sra. de la Cabeza. El mayordomo con el lic. D. Luís de Escobedo, marido de Dª Ana Mogollón, que como heredera de Dª Inés de Zafra, debe restituir a la cofradía una lámpara de plata. Año 1646 (1).
  14. Cofradía de la Consolación. Que García Pérez Pavón pague un censo de unas casas en el barrio de la manceba (del Río) que baja a la huerta de Pelambres. Aduce que la casa fue destruida cuando la guerra de la Sucesión. Año 1647 (1). Contra Catalina Mª sobre unas casas que dejó el alférez Marcos Sánchez Laguna, desaparecido en el mar cuando regresaba de Roma. Año 1710. Contra los bienes del ex mayordomo D. Diego de Alvarado por alcances de 3125 reales. Hay data de cuentas. Año 1730 (2).
  15. Cofradía de San José. Alcances, 1647 (1). Sobre pago de censo de una casa en el castillo. Año 1717. Alcance del mayordomo Nicolás Sánchez. Año 1753. Patrono de los carpinteros. Descripción de algunos altares. Ornamentos. Elección de mayordomo. Año 1776. (3)
  16. Cofradía de Santa Bárbara. Alcances del mayordomo. Año 1649. El mayordomo pide a Catalina González cien reales por alcances de entierros. Año 1650. Antonio Morgado, ex mayordomo reclama 700 reales en contra de la cofradía. Año 1652. Contra Antonio Mejía, barbero, sobre pago de entierros. Año 1688. (4)
  17. Cofradía del Rosario de los Morenos. Contra Sebastián Zambrano para que devuelva las limosnas recogidas en 1662 en la campiña de Jurumeña y en la dehesa los Rostros. Año 1669.   El mayordomo sobre que Juan Moreno devuelve 4000 ladrillos que malversó. Esta cofradía es distinta de la otra existente en el convento de Santo Domingo. Año 1674. (2)
  18. Cofradía de San Antonio. Que D. Fernando Gómez Cumbrera, ex mayordomo, entregue el libro de cuentas y de bienes. Año 1670 (1)
  19. Cofradía de Animas. Sobre propiedad de un horno frente a S. José. En 1753 se arrienda como propio de la cofradía. Año 1686. Francisco Ruiz Romo pide se anule el cabildo, ocho regidores, mayordomo y el P. Prior de S. Agustín, en el que no se eligió por hermano. Año 1725. Que se acepte la liquidación de nueve escrituras de bienes raíces depositadas en la caja de amortización al 3 % en virtud del decreto del 1798. (3)
  20. Cofradía de San Marcos. Nueva fundación. Constitución. Curiosa ceremonia con el toro de san Marcos. Año 1703 (1).
  21. Cofradía de San Lorenzo. El mayordomo y colector de misas con D. Francisco Cayetano de S. Miguel, albacea y heredero de Diego Vázquez Casas sobre pago de misas dejadas por éste en testamento. Año 1718. Catalina Hurtado, viuda de Ambrosio Paino contra el mayordomo sobre el pago de 455 reales de cera. Año 1722. (2)
  22. Cofradía de los Remedios. Pagode un censo sobre casas c. del Olivo. Año 1720 (1).
  23. Cofradía de San Diego de Alcalá. Que se alza remate de una viña en la cañada de Sancha Brava o arroyo de la Higuera, en precio de 30 ducados el millar. Año 1723.
  24. Venerable Orden Tercera de S. Francisco. Auto de graduación de 1609. Año 1723. Sobre la presidir a las cofradías laicales de esta ciudad en virtud de Breves Pontificios. Año 1730. (2)

18.Hermandad de San Pedro. Los capellanes de coro sobre la asistencia de la Hermandad a los entierros de sus miembros, padres, clérigos, forasteros ajusticiados. Hay un laudo del obispo Sr. Merino Malaguilla. La Hermandad se fundó en 1548 en el altar de Mayor. Año 1730. La Hermandad de San Pedro, sita en la parroquia de S. Andrés contra el cabildo canónico sobre que los ministros deben ponerse a los costados del preste, cuando se va de capa. Año 1755. (2)

  1. Cofradía de Ntra. Sra. del Carmen. Redención de cuentas. Año 1731 (1).
  2. Cofradía de Ntra. Sra. de Belén. . Data de cuentas de Ntra. Sra. de Belén y de las del Ángel de la Guarda, San Antonio de Padua, Ntra. Sra. de la Consolación, Ntra. Sra. de la Cabeza, Ntra. Sra. de la Concepción, Santa Bárbara, Animas, Ntra. Sra. del Carmen y Santísimo Sacramento. Data de cuentas. Año 1741. (2)
  3. Cofradía de Ntra. Sra. Balvanera o de la Aurora. El mayordomo se opone a la venta de una casa, sita en calle Mesones, esquina a la de los Aguadores, dejada a la cofradía por Manuel Ovejero y su mujer. Año 1772(1).
  4. Cofradía de la Escuela de Cristo. Año 1787(0).
  5. Cofradía de San Felipe Neri. S. XVIII (0).
  6. Cofradía de la Corte de María. S. XVIII (0).
  7. Cofradía del Sagrado Corazón de María. S. XVIII (0).
  8. Cofradía. Escuela de María. S. XVIII (0).
  9. Cofradía de Siervas de Ntra. Sra. de los Dolores. S. XVIII (0).

28 Cofradía del Botoa. Bartolomé Cuéllar, hortelano, pide se le perdone 150 reales. Año 1724 (1).

  1. Congregación de la Doctrina cristiana. Constituciones. Libro en pergamino (1).

30.Hermandad de la Misericordia. El lic. Gregorio Hernández Rueda contra la hermandad. Año 1694 (1).

  1. Cofradía de San Atón. Fundador Juan Sánchez Valverde en su ermita en la carretera de Campo mayor. Año 1647 (1).

Parte ilustrativa

 

  1. Fermín Rey Velasco. Historia económica y social de Extremadura 1983. Mapa. División administrativa. Siglo XVIII.

  1. Nuestro Padre Jesús Nazareno (1603).

  1. Nuestra Señora de la Soledad (1664)

  1. Cristo Yacente (1605).

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS

[1] Archivo Histórico Nacional Consejos 7091, Exp 8 fols.83-208. Alburqueque, Alconchel, Almendral, Barcarrota, Burguillos del Cerro, Higuera de Vargas, Jerez de los Caballeros, la Albuera, la Alconera la Atalaya, la Codosera la Morera, la Parra, la Roca de la Sierra, la Torre de Miguel Sesmero, Nogales, Oliva de Jerez, Salvaleón, Salvatierra de los Barros, Santa Marta de los Barros, Solana de los Barros, Talavera la Real, Valencia del Mombuey, Valle de Matamoros, Valverde de Burguillos, Valverde de Leganés, Villalba, Villanueva del Fresno, Villar del Rey, Zafra y Zahinos.

 

[2] Censo de Aranda.   Instituto Nacional de Estadística. Tomo I.   Edición digital 2018. Madrid. Fols. 620-643.

 

[3] Ibídem. Fols. 644-658.

 

[4]              Las normas de 1768 mandaban que todas las cofradías se recogiesen antes de la caída de la noche.

 

[5]   Ibídem. Fols. 13-15

 

6 No es aventurado decir que Jesús de la Humildadpreso entre tres sayones vestidos con una túnica larga en señal de penitencia en memoria cuando su Majestad fue preso” sea la imagen de Nuestro Padre Jesús del Prendimiento, talla anónima del siglo XVII, restaurada por el imaginero Santiago Arolo en 1987, secuestrada en los sótanos sombríos y que recientemente procesiona el miércoles santo. Los avatares de ubicación se explica por la exclaustración de las monjas clarisas de la Madre de Dios de Valverde y el traslado al mismo del templo del distrito parroquial de San Andrés, pasado las tres imágenes de la cofradía a la Iglesia desamortizada de los frailes descalzo-alcantarinos, que posteriormente sacaban de la Iglesia de la Concepción.

 

[7] A.H.N. Fols. 13-15

 

[8] Ibídem. Fols. 17-20

 

 

[9] Sobre la efigie del “Cristo del Rosario, coronado de espinas” que hoy se encuentra en archivo de la cofradía lo que sigue. “ seis de enero de 1902 hago entrega a perpetuidad como párroco del Sagrario Catedral la Hermandad de la Soledad, de una imagen del Señor en su paso de “Ecce Homo”, que hasta el día de hoy ha pertenecido a la Iglesia de Santo Domingo –era templo auxiliar de dicha parroquia-, así como todos los objetos `propios de la imagen. Hace entrega D. Sócrates Gómez y la recibe el presidente de la Hermandad D. Cayetano Pesini”.  En el Archivo diocesano de Badajoz existe un inventario de la iglesia de santo Domingo del 1927 en el que aparece el Cristo del Rosario, coronado de espinas. Son varias piezas del puzle que esperamos algún día recomponer.

 

[10] Ibidem. Fols. 17-20

 

 

 

 

[11]

Ibídem. Fols. 25-28

 

[12]

Ibídem. Fols. 10-11

 

[13]

Ibídem. Fols. 21-22.

 

[14] Ibídem. Fol. 2

 

[15] Ibídem. Fol. 4

 

[16] Ibídem. Fol. 6

 

 

[17] Ibídem. Fols. 8, 41- 80.

 

 

[18] López López, Teodoro A. Revista Semana Santa 2015. Las Cofradías de Badajoz en los Archivos. Badajoz págs. 31-37.

 

 

Nov 132018
 

Ángela López Vacas.

“Que venero a la universidad de

Salamanca, mi madre”

 Cuando se hace referencia a una institución de la antigüedad y repercusión cultural y social, como es la Universidad de Salamanca, cualquier personaje individual se hace pequeño ante tal grandiosidad. En sus ochocientos años de existencia han sido muchas las vicisitudes por la que ha pasado como organismo, e innumerables los alumnos que han pisado sus aulas. Sin embargo, todos y cada uno de esos alumnos se han nutrido de unas enseñanzas que posteriormente han extendido por todo el territorio nacional e internacional. Esta relación tan intrínseca entre universidad-alumno es la grandeza en sí de su esencia; que se transforma en semilla en otras tierras por manos de sus pupilos. Por ello, lo que pasa en Salamanca, no se queda en Salamanca, sino que nutre de nuevas ideas todo el panorama. En definitiva, tan importante y necesario es el origen como el receptor que hará de intermediario entre la fuente de conocimiento y el pueblo en general.

El objetivo de este trabajo es precisamente resaltar la figura de un alumno y profesor de la universidad de Salamanca que, a finales del siglo XVIII sale de su Extremadura natal para formarse allí, y una vez concluidos sus estudios se instala en Madrid donde llevará a cabo una labor pastoral, literaria y humanista muy destacada, publicando la primera historia de su pueblo natal, Fuente del Maestre. Sirvan estas páginas para honrar la figura de D. Álvaro María Guerrero y Guerrero, iniciador de los estudios históricos en Fuente del Maestre al igual que la Universidad de Salamanca, que despertó en él tal inquietud.

Las siguientes páginas se estructuran en torno a tres lugares que, como tres vértices de un mismo triángulo vital perimetran a nuestro personaje: Fuente del Maestre (Badajoz), origen y fin; Salamanca, formación y enseñanza; Madrid, explosión poética.

  

FUENTE DEL MAESTRE: CUNA

Álvaro María Guerrero nace en las postrimerías del Antiguo Régimen y fallece tan sólo unos meses después de la publicación de la primera Constitución liberal española, 1812, por lo que vivió unos tiempos convulsos a nivel político, cultural y social. Nace en la villa de Fuente del Maestre el día 8 de diciembre de 1757. Sus padres, Juan Guerrero de Toro y Zambrano y Beatriz Alonso Guerrero Perianes procrearon una familia donde Álvaro sería el mayor, seguido de sus dos hermanas María Buenaventura y Leonor Josefa, las cuales no tuvieron descendencia.

Desde su niñez sintió inclinación al sacerdocio recibiendo las primeras órdenes con diecisiete años después de entrevistarse con el teniente del vicario general, el licenciado D. José Calixto Baca y Ulloa y superar satisfactoriamente los exámenes sinodales. En 1773, con el fin de conseguir las licencias oportunas para recibir la prima clerical tonsura se abre un expediente sobre “su vida, fama y costumbres, limpieza y renta eclesiástica a cuyo título solicita ordenarse”. La información que de este documento se obtiene permite conocer mejor su persona. El auto, que se ciñe a cinco puntos, fue atestiguado por D. Fernando González Valero, mayordomo del concejo en el Ayuntamiento, D. Matías Cepeda Perianez y Bolaños, regidor perpetuo y D. Antonio Sánchez Hidalgo de Miranda, quienes juraron por Dios y una cruz decir la verdad. Los tres testimonios fueron unánimes al afirmar que:

1.- Los padres y descendentes eran conocidos y todos naturales y vecinos de la villa pudiendo afirmar que en legítimo matrimonio criaron, educaron y alimentaros a Álvaro María, siendo de pública notoriedad por todos. Eran de familia bastante acomodad y al ser el primogénito de su casa, habría de recaer las propiedades muy considerables de sus padres, una vez finados. Situación económica privilegiada respecto a otros clérigos locales.

2.- El candidato tiene dieciséis años según la partida bautismal y está confirmado, según copia literal de la misma, del 19 de abril de 1774. Su residencia en la villa “que siempre ha permanecido en ella” hasta el momento ha sido constante, lo que nos lleva a deducir que sus primeros años de formación humanística y clásica se completaron en la Universidad de Salamanca. Siempre llevó una vida honesta y virtuosa, inclinado más a las cosas eclesiásticas que a las mundanas y que frecuentaba los sacramentos los días festivos y las Pascuas del año.

3.- Su conducta moral es intachable y carece de impedimento canónico, por lo tanto, sin ningún defecto físico ni irregularidad.

4.- Su ascendencia era de familia de viejos cristianos, con dos tíos sacerdotes: D. Álvaro González Guerrero y D. Francisco Flores Guerrero, ambos hermanos de su madre. De sanas tradiciones cristianas y exento de cualquier asunto pendiente ante el tribunal de la Inquisición.

5.- Tenía el beneficio de una capellanía que fundó Dª Isabel Guerrero Zambrano en la parroquial de La Fuente, que por ser erigida antiguamente estaba exenta de diezmos y gravámenes, con única carga de dos misas rezadas anuales, según el estipendio de dos reales cada una. El sistema beneficial reinante exigía a todo clérigo un título antes de ordenarse, de modo que se previniera una posible mendicidad. El beneficio eclesiástico de Álvaro María Guerrero lo componía una suerte de tierra de seis fanegas, en el sitio de la Peña de Santa María, dentro de la jurisdicción y término local, a una distancia de un cuarto de legua, de primera calidad. El precio de cada fanega de tierra era de 500 reales, ascendiendo a un total de 3000. El estudio pormenorizado firmado el 6 de septiembre de 1773 por los peritos labradores Fernando Lavado Enríquez y Juan Rico Valero sobre estas tierras se resume en estos términos: la producción mínima anual, hecha regulación por un quinquenio es de 46 fanegas de trigo, que a 28 reales por fanega, importan 1208 reales, alternando con otras hojas de cultivo de garbanzos, habas o cebada. Los gastos a descontar eran la alzada y binada (8 reales), siega y recolección (200 reales), por una cuartilla de voto (7,50 reales), arrojando un total de 547 reales anuales. Con todo ello, el 26 de septiembre de 1774, D. Diego Quintano, síndico procurador general de la villa informa al vicario general favorablemente sobre la capellanía así como aprobando los informes de testigos y tasación de los peritos. Finalmente, en 1778, con 21 años de edad y ya en Salamanca, recibe la ordenación sacerdotal.

SALAMANCA: LA FORMACIÓN.

Gracias a los archivos de la Universidad de Salamanca conocemos que Guerrero del Toro, Álvaro María, natural de Fuente del Maestre, priorato de León ingresó y permaneció estudiando en tal insigne universidad desde el 22 de diciembre de 1775 hasta el 25 de junio de 1783. Un total de ocho años resumidos en las once hojas que conforman su expediente.

Su primera noticia universitaria, aparte de la cronología de ingreso antes señalada, es totalmente novedosa ya que nos permite conocer físicamente al joven Álvaro dos siglos y medio después: “Álvaro María Guerrero de Toro, natural de la Fuente del Maestre, priorato de León de edad diez y siete años, pelo rojo, ojos claros con bastantes pecas en la cara”. La siguiente referencia aparece el 5 de diciembre de 1779 cuando solicita matricula en la universidad para ingresar en la facultad mayor porque ya era bachiller en filosofía (1778), y aunque podemos deducir que aspira a la licenciatura en Filosofía se matricula en Leyes haciendo tres cursos 1779-80, 1780-81 y 1781-82. El curso 1782-83 lo dedica a Cánones Eclesiásticos.

Lo cierto es que a partir de 1784, con 26 años, se licencia con ambos Derechos: Leyes Civiles y Cánones Eclesiásticos. Y como tal se le presenta en el Correo de Madrid en 1788 cuando se le es publicado un elogio a D. Lucas Alemán: “elogio de D. Lucas Alemán y Aguado, por D. Álvaro María Guerrero, presbítero de ambos derecho en la Universidad de Salamanca”[1]. Concluidos sus estudios, Álvaro María pasa a formar parte del claustro de profesores de Derecho de la Universidad de Salamanca. La primera noticia de 1784 que así lo afirma “(…) por el bachiller Don Álvaro María Guerrero, diácono y profesor de ambos Derechos en la universidad de Salamanca”[2]; tres años más tarde, y en el mismo lugar, se dice “(…) el bachiller Don Álvaro María Guerrero, presbítero, profesor de Derecho Real en dicha ciudad (Salamanca), compuso la siguiente canción”[3].

Durante su estancia en Salamanca, Álvaro María tendrá como residencia el colegio de Santa María de la Vega, extramuros de la ciudad donde compartirá experiencias con otro extremeño ilustre: el poeta Juan Meléndez Valdés (1775-1787). La elección de este colegio menor entre los existentes en Salamanca en esos momentos no es casual, puesto que el colegio de la Vega[4] es el colegio que la Orden de Santiago y el convento de San Marcos de León tenían en Salamanca para formar a sus caballeros, y tanto Fuente del Maestre como Ribera del Fresno, ambas de la provincia de León en Extremadura y villas natales de los autores respectivamente, pertenecían durante el siglo XVIII a dicha orden.

La mayor universidad española estaba, en el siglo XVIII, en plena decadencia, y las reformas ilustradas que Carlos III implantó en la Universidad de Salamanca intentaron paliarlo. El principal problema es que los estudios se hallaban estancados en conocimientos totalmente superados, lo que llevó a luchas entre catedráticos salmantinos y otros, entre ellos los isidorinos del colegio de Nuestra Señora de la Vega que dependía absolutamente del convento de canónigos regulares de San Isidoro, con sus correspondientes obligaciones. Destacado fue el drama que supuso la lucha reformista de los canónigos isidorianos, enfrentados al muro del inmovilismo dominante en la Universidad de Salamanca, especialmente patente en la Facultad de Teología, que sistemáticamente marginaba a los catedráticos isidorianos, dominada por los “malos teologones” de las múltiples Órdenes religiosas que tenían catedráticos en dicha Facultad[5].

Nuestro protagonista permanece durante trece años en Salamanca por lo que participa activamente en este proceso de crisis y confrontación intelectual. En este tiempo, ha estudiado e impartido clases en la universidad “inmovilista”, pero ha convivido con las reformas isidorinas fraguadas en el colegio de Nuestra Señora de la Vega. Fruto de esta disputa intelectual es la publicación de una reflexión sobre jurisprudencia[6] recién llegado a Madrid desde Salamanca. En líneas generales, apela a la creación de un código donde se recopilen y reduzcan los numerosos códigos que dificultan su practicidad; igualmente cree necesario la creación de un diccionario de derecho español que se una a los dos ya existentes: civil y canónico; y finalmente, propone reformas metodológicas en las universidades, haciendo referencia expresa a la universidad de Salamanca.

Señor editor mi amigo: ¿por qué no he de hablar a Vm. alguna vez en mi facultad? Olvidemos por ahora las Musas y toque nos algo de Jurisprudencia. Los españoles (a pesar de tanto contrario como tenemos) han hecho progresos en el siglo XVIII, nuestras Universidades y Academias están llenas de sabios profesores, que penetrados de bellas máximas, van desterrando la preocupación. Ya no se oyen aquellas molestas disputas que nacieron con el peripato, y si aún duran en alguna parte son oídas con desprecio de los verdaderos sabios, siendo de creer logren un total exterminio de las escuelas. La buena filosofía se va derramando insensiblemente por la nación, y esta no perdona fatiga, ni trabajo que pueda conducir a su mayor cultura. El sabio magistrado que nos rige, bajo los poderosos auspicios del Rey nuestro Señor Don Carlos IV, está de acuerdo para hacernos felices. Las ciencias, artes y comercio han tomado nievo aspecto. La divina balanza de Astre es regida con felicidad y aplauso, el trabajo premiado y el ocio perseguido.

Mas como no sea posible remediar tantas cosas en tan brece tiempo, debemos fijar nuestra atención en as que nos hacen más falta. La Jurisprudencia, apreciado por todos los pueblos cultos, está en el nuestro en su mayor esplendor; no obstantes, los amantes profesores de tan ilustre ciencia lo serían mejores si nuestros códigos fuesen más reducidos y tuviéramos recopiladas la multitud de cédulas y pragmáticas que andan dispersas. ¡Cuántas veces un abogado suspende la pluma en lo más intrínseco de un libelo por no hallar ley donde apoyar sus razones, constándole por otra parte la hay, sobre el particular que se controvierte! ¿y qué sucede? Que en aquel mismo punto (si es hora de ello) tiene que mendigar dentro de otro compañero o de una biblioteca, la ley que a su negocio hacía, perdiendo de consiguiente, cuatro o más horas de trabajo, y acaso las peregrinas especies de que antes pretendía valerse.

Entre los periódicos que salen a la luz en esta Corte, ninguno tiene más subscriptores que el Memorial literario, y no es otra la causa que la de haber tomado sus compositores la molestia de insertar todas las Cédulas reales de S.M. y Señores del Consejo, y por lo mismo tiene aquella obra más subscriptores abogados que de ninguna otra facultad. Esto prueba precisamente la necesidad que tenemos de un Código completo de nuestras leyes.

No hace menos falta un Diccionario del derecho español; el civil y canónico lo tienen, y en ellos se desentrañan los términos peculiares de esta noble facultad, ya los que tuvieron su origen en la filosofía o se derivan de los Jurisconsultos filosóficos, ya los que son dimanados de la misma jurisprudencia. Los Diccionarios son el alma de los idiomas y facultades. ¡Qué gracias nos son debidas a la Academia por nuestro Diccionario castellano! ¡O cuántos progresos ha hecho nuestra patria con esta bien acabada obra.

Otro de los puntos sobre que se debía meditar, es el que a los jóvenes que han de seguir la facultad de la jurisprudencia, se les obligase a estudiar al menos un año de oratoria. Es una lástima ver en las Universidades, dar principio un joven a esta facultad, con haberse preparado dos años antes, estudiando la Lógica del P. Goudin u otro peripatético y la Ética de Aristóteles. Que tal vez no entiende el mismo que la explica.

En Salamanca, después de los dichos dos años, se estudian otros dos de Instituciones comentadas por el Venio, el tercer año el Heineceo in Pandectis y el cuarto el derecho público de los Romanos, con esto se halla un joven idóneo para graduarse de Bachiller y con este grado (sufriendo su examen) se alista en la Academia de Leyes, y todo el tiempo que permanece en ella no hace otra cosa que defender textos, conciliar dichos y componer Antinomias de los Proculeyanos y Sabinianos y de Ulpiniano, Paulo, Gayo, Pomponio, sin que una sola vez se oiga en aquella asamblea noble, un nombre de Jurisconsulto español, como no sea comentador del derecho Romano ¿Y qué utilidad sacamos de esto? El hallarnos idóneos al cabo de tanto tiempo para sostener unas conclusiones por espacio de ocho días, con puntos de media hora y no saber hacer un memorial para un pobre que pide limosna, aunque nos den puntos de ocho días. Basta señor editor, otro día será otra cosa. Mis saludos a Lucas y Cacea, y un abrazo a Genovio. B. L. M. de Vm. Su más fino corresponsal Álvaro María Guerrero.”

La contestación no tarde en llegar, y en un par de semanas recibe, por el mismo medio, dos respuestas. La primera de autor desconocido que sólo se presenta por iniciales y la segunda de D. Lucas Alemán. En cuanto a la primera de ellas, el autor dirige una crítica a Guerrero, que lo clasifica como “escritor moderno”, afirmando que esas reformas ya se han llevado a cabo y por lo tanto sus propuestas están ya pasadas. Con respecto a la segunda, el tono es distinto, alejándose del debate jurídico y centrándose en aspectos personales.

Señor Editor: Muy Señor mío con mucho gusto he leído el periódico de Vm, fecha 7 del presente en el que viene insertada una carta sobre Jurisprudencia por su fino corresponsal Don Álvaro María Guerrero; yo aunque no lo soy, no obstante me he determinado decirle lo siguiente para que si gusta lo común, que a dicho caballero, a fin de que, cuando se ponga a escribir, lo haga con solidez.

Nos propone este escritor moderno el modo con que en Salamanca se estudia el derecho de los Romanos, al tiempo que se necesita para graduarse, y entrar en las Academias; a consecuencia nos dice que en estas no se oye el nombre de un Juriscosulto Español, que todo se dirige a conciliar dichos, y a componer antinomias de los Proculeyanos, y Sabinianos. Si este señor mirara con otros ojos a la universidad donde ha adquirido lo poco o mucho que sabe y procurara saber cuando se pone a escribir de ella su constitución actual, no ignoraría, que se han establecido dos Academias amen de la de derecho Romano; en una de ellas se explica la Economía civil y Política, y en la otra la práctica universal forense, juntamente con aquella, dirigiéndolas sabiamente el doctor Don Ramón Salas, del gremio y claustro de esta universidad, como lo acreditan las constituciones hechas por él mismo, con orden, y aprobación de dicho claustro.

También no ignoraría, que en la expresada universidad, se ha detectado el Peripato; que a los jóvenes se les suministra diferente doctrina, de la que se desdeña haber adquirido; y a la verdad se puede afirmar que la universidad de Salamanca a mudado de aspecto desde que el Rector Licenciado Torrero tomó su dirección.

Por lo que he dicho no quisiera se creyese reprobada lo demás de su carta, cuando no lo admite, si bien el que se le alabe tan bello pensamiento, aunque no original, pues los mismos que concilian dichas antinomias están cansados de clamar por un código nacional y desear un estudio de tanta utilidad.

Vm. Amigo Editor haga un lugar en su periódico a estas cuatro letras que, si merecen aprobación, darán ánimo al autor de ellas para remitirle algunas ideas dignas de atención. B. L. M. D. V. su afectísimo S. J. G. P. M. c. P.” [7]

A Don Álvaro María Guerrero. Muy Señor mío: en el número 222 del Correo planta Vm. Una carta tan llena de cascabeles, sobre jurisprudencia, que si yo fuera abogado le ponía un pleito ejecutivo. Habla como un orador Ciceroniano, y concluye diciendo: mis saludes a Lucas y Cacea y un abrazo a Genevio. En primer lugar ¿En qué bodegón hemos comido? Tantas letras tiene un Don Político en castellano, una voz que llena la casa cuando no hinche la barriga y que se da ya a un tabernero, por gracia que le vino en el bautismo? A mise me ha de quitar que la tenga por derecho? Extra de eso ¿quién le ha dicho a su merced que yo ni el Señor Cacea queremos de un hombre Guerrero semejantes saludes ni saludos? Dulces y picantes de su tierra; vaya en gracia; pero saludes? Acaso tenemos mal de rabia? Si el Señor Don Genevio toma su abrazo, buen provecho que a bien que buenas barbas cata: reforme Vm. Su escuela jurisconsulta y sus aulas salamanquinas y no nos meta a los tres en cocidos ni digestos. Dios guarde a Vm. Muchos años” [8]

Inevitable la respuesta a ambas cartas por parte de Guerrero, sin embargo lejos de estar movido por enemistad hacia el señor Alemán, así como la indiferencia que le genera un texto anónimo hacia su persona, Álvaro María hace una réplica con un único fin: defender su veneración y estima hacia la Universidad de Salamanca.

Señor Editor, mi venerado amigo: si yo tuviera el genio aprehensivo del Señor Cacea, ya me había Vm. presentado (en la carta que insertó en su periódico número 227 pág 1438) otro Don Etcétera con quien chocar, aunque el mío sea más humano, pero como yo (gracias a Dios) nunca he hecho aprecio de Autores que ocultan su nombre, me he quedado tan fresco. Si me hubiera de atender al mérito de dicha carta, yo me ahorraría el trabajo de responder, pero no puedo excusarme en vista de suponerme ingrato hacia la universidad de Salamanca, cosa que yo tanto venero y estimo. Si el autor de dicha carta es profesor de aquella gran Madre, en ella me vería el año pasado hasta fines de marzo, y en todo este tiempo no hubo novedad en la erección de Academia que ahora dice se ha establecido: me constas los desvelos del Señor Doctor Don Ramón de Salas, mi maestro, y las vivas diligencias que practicó a este fin. Pero también me consta que nada pudo conseguir por entonces. Así mismo, el Señor Torrado, rector de la Universidad estuvo conmigo en Madrid, y supe la nueva planta de Filosofía, que después un amigo me notició, no haber tenido efecto. Posteriormente he sabido que uno y otro se sigue en el día. Ahora Señor Editor ¿Qué se opone esto a la universidad de Salamanca? ¿En qué está la ofensa a este sapientísimo cuerpo? Yo no la percibo. Y (vuelvo a decir) que venero a la universidad, mi madre, y que la carta que dice lo contrario, ha entendido mi discurso como ahora llueven tomates.

Si me hubiera motejado la proposición que decía que la Filosofía Moral de Aristóteles, tal vez se explicaba por quién no la entendía, en tal caso pudiera llevar algún fundamento para reconvenirme; pero yo a esto diría, que aquel tal vez apela por los Bachilleres sustitutos, que tal vez suelen ir a esta Cátedra por enfermedad o ausencia del propietario; y en este sentido queda a salvo el honor del Reverendísimo Madariaga y otros Señores Doctores que la han regentado en diversos tiempos.

Además, que aun suponiendo un imposible, como es el que yo ofendiera a la universidad de Salamanca, tanto agravio le haría mi ofensa, como honor la carta del señor J. G. P. M. C. P.

Protesto Señor Editor que solo el manifestar mi afecto a la universidad, me ha movido a tomar la pluma, y que esta será la última vez que responda a sujetos que se produzcan con iniciales, aunque se empeñara Don Manuel Arias de Paredes, Pasante de teología, del Colegio Militar del Rey, mi Amigo íntimo, que es cuanto a Vm. Puede ponderar. S. S. S. y Amigo Guerrero.”[9]

En definitiva, la relación entre la universidad de Salamanca y Álvaro María Guerrero es recíproca ya que, sin lugar a dudas la universidad marcó su vida intelectual pero al mismo tiempo, Guerrero no pasará sin más por sus aulas sino que desde el cariño y la alta estima que profesa hacia ella, propone cambios de mejora, acorde con los nuevos tiempos y con la grandeza institucional que ella representa.

 

MADRID: LA EXPRESIÓN LITERARIA.

Se desconoce la fecha exacta en la que Guerrero pasa de Salamanca a Madrid. Su expediente académico se cierra el 25 de junio de 1783 y al menos hasta 1787 es profesor en dicha universidad; sin embargo en la publicación anteriormente trascrita en la que Álvaro María defiende a la sapientísima universidad de Salamanca afirma que “si el autor de dicha carta es profesor de aquella gran Madre, en ella me vería el año pasado hasta fines de marzo”. Si esta misiva fue publicada en 1789, podemos presuponer que tal traslado tiene lugar a mediados de 1788. Su estancia en Madrid va a ser corta pues en 1793, después de cincos años, regresa a Extremadura, la tierra que lo vio nacer treinta y siete años atrás.

En Madrid desarrollará la labor pastoral propia de su ministerio. Su amigo y poeta Lucas Alemán dice de él “es verdad que sus ocupaciones y su famosa destreza en el violín, no le permite lugar para rascarse”[10]. Pero será allí donde desarrolle su gran pasión: la poesía. Publicó en seis periódicos y revistas literarias de la época de forma muy asidua, por lo que su obra fue tan prolífera que aparece entre uno de los asiduos en los periódicos nacionales “los poetas verdaderamente populares en el siglo XVIII se llamaban Álvaro María Guerrero, Lucas Alemán (Dr. Casal Aguado), Francisco Gregorio Salas (…) que con más frecuencia aparecen en las páginas de la prensa“[11]. En total, sus publicaciones ascienden a 117, aunque hay que descartar las tres poesías del Diario de Valencia que ya habían sido publicadas con antelación en el Diario de Madrid, así como la descripción histórico-geográfica de la villa de Fuente del Maestre, su patria chica, que además de en el Correo de Madrid fue también publicada en el Diario de Barcelona cinco años después, por lo que podemos hablar de 111 escritos originales[12]. Todos ellos están firmados y fechados por el autor pero cuatro de ellos, los correspondientes a los números 67, 68, 69 y 81, están publicados bajo el pseudónimo de Francisco Ortiz Barajas.

  1. MANUSCRITOS

1.- Letrilla satírica escrita en ocasión de lo que se decía al representante “El viejo y la niña” (1 hoja autógrafa)

2.- Comedia el hidalgo tramposo.

  1. IMPRESOS

II.1.- Poesías publicadas en el Memorial Literario:

3.- Descripción de las fiestas que la ciudad de Salamanca celebró el feliz nacimiento de los Serenísimos Infantes Don Carlos y Don Felipe (diácono y profesor de ambos derechos en la universidad de Salamanca (Salamanca, Nicolás Villagordo, 1784)

4.- El llanto de Salamanca. Canción: “Las lágrimas que vierten…” (t. XIII, 1787, p.360-367)

5.- Canto. En elogio del ejercicio de matemáticas que en los reales estudios de San Isidro tuvo el Excmo. Sr. D. Agustín de Silva y Palafox, Conde-Duque de Aliaga “No envidia Manzanares los guerreros…” (VII-1789, p. 472-477)

II.2.- Poesías publicadas en el Diario Curioso de Madrid.

6.- Oda a una tortolilla “Tortolilla solitaria…” (21-IX-1788, t. IX, p. 955)

7.- Soneto “Malo es estar un hombre sin dinero…” (30-IX-1788, t. IX, p. 990)

8.- Oda “Pues suena en Martianes…” (6-XI-1788, t. X, p. 1142)

9.- Oda “Al pie de un arroyuelo…” (13-X-1788, t. X, p. 1042)

10.- Soneto “Quieres ser fraile, cura, obispo, papa…” (6-XI-1788, t. X, p. 1143)

11.- Glosa “Que cuando Filis salga…” (10-XI-1788, t. IX, p. 911)

12.- Soneto “¿Quieres ser escritor? Toma la pluma…” (25-XI-1788, t. X, p. 1218)

13.- Oda anacreóntica “Dícese que Barajas…” (6-XII-1788, t. X, p. 1262)

14.- Soneto acróstico a la muerte de Carlos III “De la tierra se parte y va seguro…” (16-XII-1788, t. X, p. 1303.

15.- Oda a la proclamación “Todos han cantado…” (18-II-1789, t. XI, p. 195)

16.- Soneto, definición de petimetre “Un hombre que estirándose el pellejo…” (1-III-1789, t. XI, p. 238)

17.- Soneto moral, consuelo en las desdichas “Si presentes desdichas fueran parte…” (2-III-1789, t. XI, p.242)

18.- Oda “Oye dulce amigo…” (3-IV-1789, t. XII, p. 370)

19.- Oda a D. Pedro Alonso Salanova “Señor Don Pedro Alonso Salanova…” (13-IV-1789, t. XII, p. 410)

20.- Oda a los poetas del Diario “Una opaca noche…” (23-IV-1789, t. XII, p. 450)

21.- Oda “No canto las guerras…” (15-V-1789, t. XII, p. 539)

22.- Oda, sencillos sentimientos de un pastor enamorado “Cuando el sol hermoso…” (29-V-1789, t. XII, p. 594)

23.- Anacreóntica “Mientras yo en la Corte…” (28-IX-1789, t. XIII, p. 1082)

24.- Anacreóntica “El oro (dicen muchos)…” (28-IX-1789, t, XIII, p.1083)

25.- Letrilla “Diversos los hombres…” (8-X-1789, t. XIV, p. 1122)

26.- Letrilla “De cosas y cosas…” (15-X-1789, t. XIV, p. 1149)

27.-Poesia “Señor Salanova…” (4-XI-1789, t. XIV, p. 1230)

28.- Soneto “Sin peinar, sin vestir, sin más ornatos…” (4-I-1790, pp. XV, p. 14)

29.- Oda a José Risel de Molina “Muchacho venturoso…” (6-I-1790, t. XV, p. 22)

30.- Letrilla a Lucas Alemán “Oh, cuántos engaños…” (10-I-1790, t. XV, p. 38)

31.- Himno en acción de gracias por las lluvias de los días 20 y 21 de febrero “Oh, Dios. Oh Dios inmenso…” (10-III-1790, t. XV, p. 273)

32.- Oda pintando la felicidad de la aldea y el bullicio de la corte “Contentamente vivo…” (16-IV-1790, t. XVI, p.421)

33.- Oda a D. Pedro Alonso Salanova “Se acabó el ayuno…” (26-IV-1790, t. XVI, p. 463)

34.- Letrilla contra varios resabios “De una niña tierna…” (8-V-1790, t. XVI, p.511)

35.- Soneto en elogio de Ana Beniu “Benigna las tres gracias a porfía…” (13-V-1790, t. XVI, p. 532)

36.- Soneto en elogio de Ana Beniu “De Nina el frenesí, tal ha sabido…” (13-V-1790, t. XVI, p.532)

37.- Oda “No con mi blanca lira…” (18-V-1790, t. XVI, p. 551)

38.- Anacreóntica a Dorila “Ya los canoros cisnes…” (27-V-1790, t. XVI, p. 587)

39.- Oda al Dr. D. José Jesús de Prado “Hoy justamente, Prado…” (8-VI-1790, t. XVI, p.635)

40.- Soneto a Antonio Pérez Carrasco “Buenos días Carrasco, adiós Carrasco…” (13-VI-1790, t. XVI, p. 657)

41.- Oda anacreóntica a D. José de Castro “Deja Castro de hablarme…” (1-VII-1790, t. XVII, p.727)

42.- Letrilla “Por ser una pieza…” (28-VII-1790, t. XVII, p.836)

43.- Soneto a la magnificencia de la Familia Real en el conflicto del fuego del 16 de agosto “¿Quién debe más a su monarca Augusto…” (10-IX.1790, t. XVII, p. 1016)

44.- Soneto al sacerdote Pedro Botón “Por dar la vida al mísero aligido…” (12-IX-1790, t. XVII, p. 1024)

45.- Letrilla “Los frailes ayunan…” (30-IX-1790, t. XVII, p.1095)

46.- Oda “Desde que sabe Anfriso…” (16-X-1792, t. XXIV, p. 1171)

47.- Letrilla “Quien para una amigo…” (18-X-1792), t. XXIV, p. 1219)

48.- Himno a Santo Tomás de Aquino “Del gran Tomás de Aquino…” (16-III-1793, t. XXV, p. 315)

49.- Letrilla “En esto de vicios…” (6-V-1793, T. XXVI, p.523)

II.3.- Poesías publicadas en el Correo de Madrid.

50.- Elogio de D. Lucas Alemán “¿Quién es el gran adalid…” (14-VI-1788, núm. 172, p. 1002)

51.- Letrilla “De cualquier tonto…” (11-X-1788, núm. 198, p. 1206)

52.- Soneto al Sr. Editor del Correo “Si yo fuera editor primeramente…” (12-XI-1788, núm. 206, p. 1269)

53.- Soneto al drama intitulado “El señorito mimado” de Iriarte “Por más que el necio quiera motejarte…” (12-XI- 1788, núm. 206, p. 1271)

54.- Letrillas a D. Lucas Alemán y Aguado “Tengo ciertas dudas…” (19-XI-1788, núm. 208, p. 1289-90)

55.- Soneto al notorio distinguido mérito de D. Francisco Gregorio de Salas “Oh Salas, con tu musa cuánto salas…” (3-XII-1788, núm. 213, p. 1321)

56.- Descripción histórico-Geográfica de la villa de Fuente del Maestre (3-XII-1788, núm. 212, p. 1322)

57.- Concluye la descripción de la villa de Fuente del Maestre (6-XII-1788, núm. 213, p. 1328)

58.- Respuesta a las dudas de D. Lucas Alemán y Aguado “Puesto que a mis dudas…” (17-XII-1788, núm. 216, p. 1352-54)

59.- Verdadera conclusión de la descripción de la villa de Fuente del Maestre (31-XII-1788, núm. 220, p. 1382)

60.- Canto de Climene, ninfa de Tormes “No el horroroso espanto…” (31-XII-1788, núm. 220, p. 1383-84)

61- Décima “Confuso y agradecido…” (14-I-1789, núm. 224, p.1416)

62.- Décima “Cuando con Matusalén…” (4-III-1789, núm. 238, p. 1523-26)

63.- Sobre el empleo del Don “Cuando en España, maguer de otros discursos…” (18-III-1789, núm. 243, p. 1568)

III.4.- Poesías publicadas en el Diario de Valencia.

64.- Letrilla contra varios resabios “De una niña tierna…” (5-XII-1790)

65.- Soneto. La devoción de un petimetre “Sin peinar, sin vestir, sin más ornato…” (15-VIII-1791)

66.- Anacreóntica a Dorila “Ya los canoros cisnes…” (20-IX- 1791)

III.5.- Poesías publicadas en el Diario de las Musas.

67.- Letrillas satíricas “Poner a los vicios…” (8-I-1791, núm.39, p.162)

68.- Letrilla “Pues de España sacan…” (16-I-1791, núm. 47, p.195)

69.- Epigrama “Alzándole el rabo Juan…” (19-I-1791, núm. 50, p. 208)

70.- Epigrama “Un médico majadero…” (19-I-1791, núm. 50, p. 208)

71.- Letrilla “Como cada uno…” (21-I-1791, núm. 52, p.215)

72.- Anacreóntica “Mientras el crudo enero…” (26-I-1791, núm. 57, p. 236)

73.- Letrilla “Señores machacas…” (28-I-1791, núm.59, p. 243-44)

74.- Himno a S. Pedro Nolasco “No cantará mi musa…” (31.I.1791, núm. 62, p. 253)

75.- Letrilla “De ser censurado…” (31-I-1791, núm. 62, p. 256)

76.- Letrilla a la perra de Barajas “Luciano de las moscas…” (1-II-1791, núm.63, p.259)

77.- Himno a la Purificación de Ntra. Sra. “La Madre de pureza…” (2-II-1791, núm. 64, p.261)

78.- Oda “Estaba yo en mi huerto…” (2-II-1791, núm. 64, p. 263)

79.- Himno a S. Blas, Obispo “Blas, milagroso armenio…” (3-II-1791, núm.65, p.265)

80.- Himno a S. Andrés Corsino “Del árbol de Corsino…” (4-II-1791, núm. 66, p. 269)

81.- Letrilla “Viva el Coliseo…” (4-II-1791, núm. 66, p. 271)

82.- Himno a Sta. Águeda “Siete pueblos en Grecia…” (5- II-1791, núm. 67, p. 243)

83.- Himno a Sta. Dorotea “Oíd, cuál nos instruye…” (6-II-1791, núm. 68)

84.- Himno a S. Juan de Mata “Cantemos las virtudes…” (8-II-1791, núm.70, p. 285)

85.- Himno a Sta. Polonia “Cuando de Alejandría…” (9-II-1791, núm.71, p. 289)

86.- Himno a Sta. Escolástica “Escolástica insigne…” (10-II-1791, núm. 72)

87.- Romance “Si como tus versos son…” (15-II-1791, núm.77, p. 314-16)

88.- Oda al nacimiento de la Infanta María Teresa de Borbón “¡Qué gozo!, ¡qué alegría!…” (18-II-1791, núm. 80, p. 339)

89.- Letrilla “En cuanto el sol corre…” (19-II-1791, núm.81, p. 332)

90.- Letrilla “Todo lo que sea…” (17-III-1791, núm. 79, p. 323-324)

III.6. Poesías publicadas en el Diario de Barcelona.

91.- Descripción histórico-geográfica que D. Álvaro Mª Guerrero, de su patria, la villa de la Fuente del Maestre, en la provincia de Extremadura. (1-I-1793, núm. 1, p.1)

92.- Continuación de la descripción geográfica de la villa de Fuente del Maestre, en la provincia de Extremadura. (3-I-1793, núm. 3, p. 9)

93.- Fin de la descripción de Fuente del Maestre (6-I-1793, núm. 6, pág.21)

94.- Letrilla “Que a Pedro sus padres…” (28-I-1793, núm. 28, pág.109)

95.- Letrilla “Con las bellas luces…” (5-II-1793, núm.36, pág. 145)

96.- Coplilla “Al castillo de Emaús…” (7-II-1793, núm. 38, pág. 153)

97.- Letrilla “Varias clases de hombres…” (20-III-1793, núm. 79, p. 321)

98.- “Pues habéis glosado…” (2-IV-1793, núm. 92, p. 378)

99.- “Si lo sabéis, lo sabréis…” (5-IV-1793, 95, p.389)

100.- “Los escritos de Vd…” (20-IV-1793, núm. 110, pág. 449)

101.- “Canto las armas y el valor hispano…” (30-IV-1793, núm. 120, p. 493)

102.- Letrilla “Ni nadie lo ha visto…” (7-VI-1793, núm. 158, p. 657)

103.- Letrilla “Hay muchos hombres…” (1- VII-1793, núm. 182, p.754)

104.- Oda a la Perra de Barajas “Luciano de las moscas…” (16- VII-1793, núm. 197, p. 813)

105.- Letrilla “Pues el ocio abunda…” (27-VII-1793, núm. 208, p. 857)

106.- Octavas “Si el númen puede ponderar la Historia…” (5-VIII-1793, núm. 217, p. 893)

107.- Continúan las octavas (6-VIII-1793, núm. 218, p. 897)

108.- Concluyen las octavas (7-VIII-1793, núm.219, p. 901)

109.- Oda anacreóntica a Doris “Huyendo del Noto…” (12-VIII-1793, núm. 224, p. 921)

110.- Carta de Guerrero criticando la inacción de su Pueblo (7-IX-1793, núm. 250, p. 1025)

111.- Romance “Después, Señor Editor,…” (28-X-1793, núm. 301, p. 1229)

112.- Oda “Ausente del dueño mío…” (30-X-1793, núm. 303, p.1237)

113.- Elegía en la muerte de D. Manuel Arias de Paredes “Lloro la muerte de mi Anfriso amado…” (22-XI.1793, núm. 326, p.1329)

114.- Letrilla “De muchos ociosos…” (30-XI-1793, núm. 334, p. 1361)

115.- Romance “De la Corte se ausentó…” (27-XII-1793, núm. 361, p. 1361)

116.- Glosa “Señor Don Lesmes Requejo…” (30-XII-1793, núm. 364, p. 1481)

117.- Letrilla “Lo que ha de servir…” (14-V-1793, núm. 134, p.537)

Su abundante obra se reparte de forma dispar. El Diario Curioso de Madrid recoge 43 de ellas, es decir, el 38% del total. Que el corpus de su obra se encuentre en el primer diario español de publicación diaria, fundado por Francisco Nipho, considerado el padre y gran innovador del periodismo español moderno, es de resaltar. Entre las novedades que este Diario noticioso introdujo fue la división en dos bloques: una de carácter económico y comercial, y otra de noticias y discursos, curiosos y eruditos, siendo el primero en publicar las cartas de los lectores. Álvaro María Guerrero será un asiduo en la segunda sección entre noviembre de 1788 y mayo de 1793.

El Diario de Barcelona y el de las Musas serán también un importante medio de difusión de su poesía con 27 (23%) y 24 (21%) respectivamente. En cuanto al primero, que vio la luz en 1792, es una de las publicaciones con más continuidad e influencia en la historia de la prensa de Cataluña, y en él, Guerrero publicará únicamente durante dos años (desde el 1 de enero de 1793 hasta el 14 de mayo del año siguiente) pero con una asiduidad casi semanal. Con respecto al segundo, fundado en 1790 llevará a cabo una crítica política, social y cultural bajo el prisma de la ilustración en los apenas dos años en los que estuvo funcionando. En este diario colaborarán escritores e intelectuales muy conocidos en la época, y entre ellos Guerrero con una publicación diaria en muchos de sus momentos.

El Correo de Madrid apareció en 1787 con el objeto de “fomentar el gusto por la lectura generalmente en todas las clases del Reyno por un medio curioso y deleitable”, por lo que dedicó especial importante a los artículos literarios, tanto de divulgación como a las composiciones poéticas, las fábulas, los cuentos y las cartas. 14 obras de Guerrero aparecen en sus páginas desde mayo de 1788 hasta febrero de 1789.

Con una mucha menor proporción, Álvaro María Guerrero, participa en el Diario de Valencia con tres poesías no originales, ya que habían sido publicadas anteriormente por el autor en el Diario Madrid; así como en el Memorial Literario, considerado uno de los mejores periódicos españoles de carácter ilustrado avanzado. En este último, a pesar de publicar únicamente tres obras, hay que destacar que es en este diario donde ve la luz la primera publicación de Guerrero en 1784 titulada “Descripción de las fiestas con que la ciudad de Salamanca celebró el feliz nacimiento de los serenísimos infantes Don Carlos y Don Felipe. En octavas por el bachiller D. Álvaro María Guerrero, diácono y profesor de ambos Derechos en la Universidad de Salamanca”. Es una muy larga descripción de 34 páginas donde muestra las fiestas, adornos, vestimentas y oficios religiosos ante tales nacimientos.

El propio autor hace un recorrido por su trayectoria literaria en una carta al editor publicada en el Diario de Barcelona[13]. En ella muestra el orden de aparición del 94% de su obra entre los cuatro principales periódicos de la época: “Señor editor del Diario de Barcelona. Yo soy un hombre que en todo danzo, sin ser bailarín. Comencé a dar razón de mi persona en el Correo de Madrid, papel que murió, requiescat in pace; aplíqueme después al Diario de la Corte, y me di a conocer por mis producciones en todo el orbe literario, que es decir, en Carabanchel, Chamartín y Cien Pozuelos; no contento con esto me hice alumno del Diario de las Musas, que también le llevó la trampa, y ahora soy del Señor Editor, mi amigo, a quien estimo a uso de acabar cartas.

Del estudio general de su obra poética, la mayoría poesía circunstancial, se deduce que es un gran versificador, dominando las formas clásicas, particularmente el soneto y la lira, sin olvidar la oda. Guerrero es un poeta neoclasicista abierto, llegando al borde del romanticismo pero sin entrar en él, aferrándose a la tradición clásica española. El uso de la décima y letrillas está destinado para poesía festiva. Poeta fino y agudo, debe su formación lírica en la escuela salmantina del neoclasicismo, alrededor de su cabeza destacada, Juan Meléndez Valdés. Por tanto, debemos volver a Salamanca puesto que será allí donde Guerrero despierte su gusto por la poesía de la mano de su escuela poética. De ella, y de su coetáneo Meléndez Valdés, tenderá a una poesía ilustrada, de carácter fundamentalmente pragmático con el que pretendía “enmendar las costumbres de los mozos y de los viejos”[14]. Igualmente, de allí tomará el gusto por los temas mitológicos y la poesía de Anacreonte. El periodo de mayor florecimiento de esta escuela entre 1770 y 1794, corresponde plenamente con los años de estancia de Guerrero en Salamanca, 1775 hasta 1788.

Un análisis, tanto formal como literario, de toda la obra de Álvaro María Guerrero excede nuestro espacio, sin embargo es obligado resaltar la publicación del 3 de diciembre de 1788 en el Correo de Madrid[15] por la trascendencia histórica de la misma. Y es que en ese día, y en dos entregas más correspondientes a los días 6 y 31 del mismo mes, realiza la primera descripción histórico-Geográfica de la villa de Fuente del Maestre. Esta descripción es de vital importancia para la historia local de dicha villa ya que es la primera reflexión consciente y ordenada sobre su devenir histórico así como una descripción geográfica, económica y social de ese momento, realizada además por un oriundo de la misma. Por lo tanto, no nos quedamos cortos al afirmar que dicho texto es el primer estudio histórico local, y Álvaro María Guerrero es el primer cronista de la villa de Fuente del Maestre. Movido por su amor a la literatura y a la antigüedad, así como al amor natural que cada uno tiene al suelo en el que nace, realiza esta descripción que él mismo califica como “noticias tan exactas como interesantes”. El propio autor revela sus fuentes: “registrando archivos y revolviendo libros, he podido hallar las siguientes noticias del pueblo de mi naturaleza. (…) No se puede pasar en silencio (sin notorio agravio) la apología de un sujeto que me suministró muchas de las noticias que aquí se insertan: este fue Don Diego Quintano de Bargas y Machuca, Fernández de Córdoba, cuyas prendas son tan recomendables por su profunda ciencia e ilustre cuna. Fue este caballero conocido por el sabio de aquel país, poseía con perfecta erudición, los principales idiomas europeos, estaba muy versado en Historia Sagrada y profana, en toda materia de política, en antigüedad y bellas letras, a cuyas cualidades juntaba las de un corazón heroico y alma grande, tuve el honor de tratarle, y confieso con ingenuidad que era un hombre de los que de tarde en tarde producen los siglos. Murió en el presente año de 1788, en el mes de octubre habiendo dejado a su ilustre posteridad (entre otras cosas) una suntuosa biblioteca, adornada de selectos y preciosos volúmenes, mapas geográficos y dos hermosos globos”.

Si la descripción en sí es trascendental para los locales y estudiosos, igual e incluso más importancia posee el lugar de publicación: el Correo de Madrid, diario semanal de tirada nacional, destinado al gran público en general. Esta “proeza” histórica para Fuente del Maestre se vuelve a repetir, de manos del mismo autor, cinco años después en el Diario de Barcelona, donde con fecha de 1, 3 y 6 de enero de 1793, vuelve a publicar la descripción histórica-geográfica. Por ello, a pesar de que ambas publicaciones son idénticas, lo cierto es que permiten una difusión nacional amplísima de la primera historia local de Fuente del Maestre. Consideramos tal su valor e importancia histórica que incluimos el texto completo en un apéndice.

Además de esta destacada publicación, el amor de Álvaro María Guerrero a su patria natal se deja ver en varios de sus poemas, ya sean completos ya sean en versos concretos. En espera de que en futuros trabajos se pueda realizar un estudio de la historia local de Fuente del Maestre a través de su obra literaria, quisiera resaltar algunos ejemplos que hacen referencia a la comida y por supuesto a Barajas, amigo íntimo de nuestro autor.

Pues échame Barajas,                           “Dicenme que Barajas

un vaso que rebose                                  regidor de mi pueblo

del néctar que destilan                           tiene arrugado el rostro

las parras de San Jorge”[16]                     y nevado el cabello.”[17]

 

EXTREMADURA: REGRESO A LOS ORÍGENES.

El triángulo vital Extremadura-Salamanca-Madrid, concluye con el regreso de Álvaro María Guerrero a sus orígenes, a su patria, a Fuente del Maestre, donde permanecerá hasta su muerte el 25 de agosto de 1812, siendo enterrado en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Candelaria. Será él mismo quien nos diga cuándo y cómo se produce este cambio, sin lugar a dudas, radical en la vida de un profesor universitario salmantino y poeta ilustrado en la corte de Madrid.

Yo, Señor Don Pedro, salí de Madrid destinado a vivir en un País, cuyas costumbres son absolutamente contrarias a las de la Corte; llegué al seno de mi familia; y en un mes que ha pasado después de mi llegada, no he podido cumplir con mis amigos los de fuera, por atender a pagar las que se llaman visitas en esta mi tierra y que son indispensables so pena de incurrir el que falte a ellas en la nota de grosero”[18]

Esta carta al editor del Diario de Barcelona publicada el 7 de septiembre de 1793, unida a otra del mismo diario publicada el 16 de julio del mismo año pero firmada el 17 de junio en Fuente del Maestre, nos permite situar el regreso de Álvaro María a finales de la primavera de 1793. Ya en Fuente del Maestre, su lírica cambiará pasando de una poesía festiva y mitológica a un intento de “pintar las costumbres del País en el que nací y ahora vivo (…) si en ellas se encontraren algunas máximas que hagan al caso a los que en su mano tienen las riendas del Gobierno”[19]. De tal modo, el 7 de septiembre de ese mismo año publica “todas las observaciones que llevo hechas sobre los males físicos que afligen al Pueblo de mi naturaleza; ellos son notorios y piden el más pronto remedio, si esto se lo debemos al periódico de V.d. ¿Cuántas gracias llevará de nuestra parte? ¿y cuánto tendremos que agradecerle?”[20]. Es una crítica dura donde se resaltan los malos usos y costumbres en Fuente del Maestre durante el siglo XVIII ante la pasividad de las autoridades civiles y religiosas.

El ritmo en su creación literaria desciende aunque continúa participando de forma regular en el Diario de Barcelona. Desde el 7 de junio de 1793, fecha en la que con toda seguridad ya vivía en Fuente del Maestre, hasta el 14 de mayo del siguiente año, cuando es publicada su última letrilla, encontramos un total de 14 escritos entre letrillas, odas, romances y cartas al editor.

En cuanto a su vida personal, continúa su labor pastoral y sacerdotal en la parroquia de Valencia de las Torres e Higuera de Llerena[21] (1794-1812) cuyos no más de 1000 vecinos no le eximen de una vida tranquila dedicada al estudio y la charla con sus amigos, los mismos a los que hace referencia en varias de sus poesías.

“(…) Huyo de tales canallas,

y a mis papeles me atengo;

otros ratos a mis libros,

que me dan buenos consejos.

            Algunos ratos las cartas

de Pepillo Risel leo,

y estoy con ellas más ancho

que con Tánger el Marrueco.

            Otras veces con Tarifa,

paso unos ratos muy buenos,

y con el Calvo Botica,

que es amigo verdadero.

            En lugar de censurar

faltas que todos tenemos,

a leer nos dedicamos,

y nos va muy bien en ello”[22]

 

Sus últimos años transcurren en la tranquilidad de un pueblo y como responsable de la casa tas el fallecimiento de su padre en 1785. Las muertes de sus tíos maternos sacerdotes, Álvaro y Francisco, acaecida en 1805 lo convierten en heredero de sus bienes, así como tras la muerte de su madre en 1811. Mantiene los lazos familiares con sus hermanas, Leonor Josefa (soltera) con la que vivirá y María Buenaventura que contraerá matrimonio en 1805 con Juan López de Bolaños, con el que no tuvo descendencia. Ambas hermanas sobreviven a su hermano Álvaro María convirtiéndose en herederas de sus bienes. Tras la defunción de la última de ellas, Leonor Josefa en 1845, heredaron los pobres de la villa.

Con apenas 57 años, y tras casi una veintena al frente de las parroquias de Valencia de las Torres e Higuera la Real, Álvaro María Guerrero y Guerrero entrega su alma a Dios el 25 de agosto de 1812, tras haber testado dos días antes ante el escribano Manuel González de Silva, y recibido todos los sacramentos, excepto la comunión, lo que nos puede indicar que fue una muerte repentina. Su cuerpo descansa en la parroquia de Fuente del Maestre tras las pompas fúnebres de su dignidad y como cofrade de la Hermandad Sacerdotal de San Pedro. Aquí se cierra un ciclo de vida y de bienes materiales, que se convierten en insignificantes en comparación al legado cultural, histórico y poético del primer cronista de Fuente del Maestre, que se formó personal e intelectualmente en Salamanca y que desarrolló una amplísima producción poética en Madrid, para finalmente regresar con todo su bagaje, a su tierra, a Extremadura.

 

APÉNDICE

Descripción Histórico-geográfica que da Don Álvaro Mª Guerrero de su Patria, la Villa de la Fuente del Maestre, en la provincia de Extremadura, en 15 de noviembre de 1788.

Señor Editor, mi venerado dueño: por tres cosas debe el hombre exponer su vida, por Dios, por el Rey y por la Patria. Cualquier trabajo que se consagre en obsequio de alguna de ellas, será heroico y plausible. El amor natural que cada uno tiene al suelo en que nace, anima mis ideas a hacer este corto trabajo. Y si cada uno de por sí lo ejecutara de su primer oriente, la época de nuestras historias fuera más correcta, y los amantes de la literatura y la antigüedad, no se hallarán defraudados de unas noticias tan exactas, como interesantes. Registrando archivos y revolviendo libros, he podido hallar las siguientes noticias del pueblo de mi naturaleza.

La Villa de Fuente del Maestre en la Provincia de Extremadura, está situada a los 12 grados de longitud meridional, y 38 de latitud septentrional. Según la división Romana, perteneció a la provincia Bética, y por ello fueron sus fundadores los antiguos Betones, en tiempos del Emperador Augusto, en la era de Cesar, 38 años antes de la humana redención. Su restaurador en la reconquista de España, fue el Rey Don Alfonso el IX de León, padre de San Fernando, quien la dio a la orden de Santiago, bajo cuyo dominio se halla en el presente. Su capital es la Ciudad de Llerena, a la distancia de 9 leguas de su mediodía, distando 7 de Mérida a su oriente, y 11 de Badajoz al norte. Su jurisdicción en Real, mero misto imperio, que hasta el año de 1787 se ejerció por dos Alcaldes Ordinarios de uno y otro estado, elegidos por el pueblo según las leyes municipales de la misma orden, y un cabildo compuesto por 24 Regidores perpetuos. Desde el presente año de 1788 ejerce la jurisdicción un Alcalde Mayor, que nombra el Real Concejo de las Órdenes. Su situación es en un valle y dos suaves pendientes. Está murada, y lo estuvo en tiempo del Rey Don Pedro el Justiciero, consta por privilegio librado por el Infante Maestre Don Fabrique. Tiene 4 puertas a los 4 puntos cardinales, la primera al oriente, que se llamó de Mérida, y al presente se llama de la Villa, la segunda al mediodía que se dice del postigo, la tercera al occidente ya destruida, que tuvo la denominación de la Parra, y la cuarta al norte que se llama de la nueva. Ocupa dicha Real Jurisdicción seis leguas en circuito, tres de norte a mediodía, y dos y media de oriente a poniente. (Se continuará)[23]

Concluye la descripción de la Villa de Fuente del Maestre. Tiene una Parroquia de soberbia y especialísima fábrica, con advocación a Santa maría de las Candelas que también es patrona de la Villa, con razonables rentas, además de la obligación que tiene el Maestre y Comendador como poseedores de diezmos y primicias, de subministrarla lo necesario para el culto Divino, decencia y manutención de su fábrica. Tiene dos conventos, uno de Religiosos menores de San Francisco y provincia de San Gabriel, fundado por Elvira García Zambrano, el año de 1684. Su titular nuestra Señora de la Esperanza y otro de religiosas de la Concepción Franciscana, cuya fundación se ignora.

Tiene un hospital para enfermos pobres, que antiguamente se llamó de San Bartolomé, y al presente y desde que Francisco Zambrano, Escribano de la Chancillería de Valladolid, aumentó su dotación que hoy cobra en Juros, tiene la del Espíritu Santo y Nuestra Señora de las Angustias. Tiene diversas fundaciones de obras pías, para casar doncellas, dotar religiosas y subministrar limosnas a pobres, las principales son: 1. La fundada por el bachiller Pedro Alonso Zambrano, quien dotó también una capilla con la advocación de los Santos Apóstoles y capellanía, para su capellán, Patrono y Administrador, con otras circunstancias que constan de su fundación, cuya fecha es del año de 1590; 2. Fundado por otro bachiller Pedro Alonso Zambrano, para dotar doncellas y religiosas de las cualidades que pide su fundación, cuya fecha es del año 1660; 3. La fundada por Álvaro González Baca y su mujer, año de 1644, únicamente para dotar religiosas, y dos capellanías que la sirvan y administren. Hay en ella seis ermitas, la una con advocación a San Juan Bautista, intramuros, y las cinco restantes fuera, que son San Jorge a la distancia de tres cuartos de legua de la población, los Santos Mártires Fabián y Sebastián, Nuestra Señora del Buen Suceso, San Lázaro y Santa Lucía. En esta última se encuentran algunos monumentos de antigüedad: hay en ella una cruz del temple, y sobre la pila del agua bendita una lápida sepulcral de un soldado romano.

Tuvo esta villa sujeta a su jurisdicción cuatro Aldeas, a saber: Magacela, Villagordo, San Jorge y la Alameda, de cuyas fábricas sólo han quedado señales de sus ruinas. En los tiempos precedentes a su Reconquista tuvo la denominación de Fuente Roniel, según lo afirma el cronista Raez de Andrade en su historia de las Órdenes Militares, hablando de una correría o expedición que hicieron los maestres de Santiago y Alcántara, en que tomaron la torre de Zafra y Fuente Roniel. Por lo que hace a hombres ilustres, es patria del erudito Martín de Anaya Maldonado, de la extinguida compañía de Jesús, según consta de la crónica de aquellos Religión, citando su patria de Bautismo. Así mismo lo es de Juan Esteban Silvestre, famoso conquistador del Perú, que prendió por su mano, en las mismas montañas al Inca Mancocapak como lo refiere el cronista Antonio de Herrera en sus décadas de las Indias, dotó y fundó cierta capellanía en la misma Villa, y en ella tiene ilustres descendientes. El número de personas de menor nota, pero aventajadas en ciencias y armas es bastante, pero se omite por parecer una inútil digresión.

No se puede pasar en silencio (sin notorio agravio) la apología de un sujeto que me suministró muchas de las noticias que aquí se insertan: este fue Don Diego Quintano de Bargas y Machuca, Fernández de Córdoba, cuyas prendas son tan recomendables por su profunda ciencia e ilustre cuna. Fue este caballero conocido por el sabio de aquel país, poseía con perfecta erudición, los principales idiomas europeos, estaba muy versado en Historia Sagrada y profana, en toda materia de política, en antigüedad y bellas letras, a cuyas cualidades juntaba las de un corazón heroico y alma grande, tuve el honor de tratarle, y confieso con ingenuidad que era un hombre de los que de tarde en tarde producen los siglos. Murió en el presente año de 1788, en el mes de octubre habiendo dejado a su ilustre posteridad (entre otras cosas) una suntuosa biblioteca, adornada de selectos y preciosos volúmenes, mapas geográficos y dos hermosos globos.

Tiene dicha villa varios minerales de agua puras, limpias y saludables, y entre ellos los más sobresalientes son: la fuente llamada del Corro, situada en su Plaza Mayor casi al medio, y pilar del ejido de Nuestra Señora del Buen Suceso, cuyas fábricas son elegantes y hermosas, una y otra de cantería muy particular. Tiene dos escuelas públicas dotadas por S. M. la una de primeras letras con maestro y pasante, y la otra de latinidad con un catedrático. En ella se enseña a la juventud del vecindario. Su jurisdicción eclesiástica, pertenece al Ilustrísimo Señor Prior del Real convento de San Marcos de León, quien nombra dos provisores para que la ejerzan en toda la extensión del maestrazgo, perteneciente a dicha Provincia, uno en la ciudad de Mérida y otro en la de Llerena; y el capítulo de dicha Real casa, nombra un vicario general para la santa visita eclesiástica, y todos tres tienen jurisdicción preventiva en dicha villa que tuvo origen en la extensión de su antiguo Vicario, pues apeteciéndoles a ambos provisores, por ser uno de los pueblos de más consideración, se concedió a ambos con el derecho de prevención , terminando pacíficamente la disputa. En este estado se halla la Villa de Fuente del Maestre en el presente año de 1788. Guerrero.

Aunque Don Álvaro María Guerrero remitió completo el discurso Histórico-Geográfico de su patria, la villa de Fuente del Maestre, por haberse traspapelado en la imprenta esta parte de dicho discurso, se omitió su publicación. La inserto ahora para que no se juzgue siniestramente del conocido mérito de este autor.

La calidad del terreno es fertilísima en todo género de frutos, pues está situada en el centro de la vega que corre Badajoz a Llerena, de quien dice el proverbio castellano, vega por vega de Badajoz a Llerena. Según el cómputo hecho por peritos tiene 4500 fanegas de olivos, que por un quinquenio por la escasez de unos años, y la abundancia de otros, produce en cada uno de ellos 80 arrobas de aceite, siendo de notar que hay olivos que producen 12 arrobas, particularmente en el sitio que llaman del Tiro, son los mayores árboles que en su clase se encuentran en la península. Tiene plantada de viñas 1200 fanegas, hay tres clases: las de primera se regula cada fanega por 300 arrobas de uva cada año, las de segunda por 200, y las de tercera por 100. En el sitio que llaman San Jorge ha habido año que una fanega de tierra ha dado 480 arrobas de uva; ningún forasteros ve estas viñas sin admiración. Tiene doce mil fanegas de tierra de labor, que se labran cuando les toca su turno de sobresaliente calidad, que produce mucho trigo, cebada, centeno, habas etc. Tiene cinco dehesas, y en ellas 7 fanegas de tierra que sirven para el pasto de ganados; y coto de yegua y potros, que si ocuparan el terreno que les correspondería, quedará más ámbito a la benéfica mano del labrador, que es el que realmente sostiene las urgencias del estado. Dos de ellas se siembran un año en pos del otro, y se puede decir que son de los labradores menos cuantiosos, aseguran su subsistencia. Tiene 30 huertas de buenas frutas y hortalizas.

Su escudo de armas es en el Gefe una cruz maestra de gules, en campo de plata; en el segundo una fuente de plata en campo de gules, con un león a su lado derecho de púrpura armado, y lampasado de oro, y una cruz de Santiago de gules. A la orla una inscripción que dice así: LA FUENTE DEL MAESTRE. Este le fue dado por el Maestre Don Lorenzo Suárez de Figueroa, en el reinado de San Fernando, por los servicios que le hizo en dicha reconquista. Sus diezmos pertenecen a la Mesa Maestral de dicha Orden. Su vecindario se compone de 1300 vecinos que excede en 500 al cómputo hecho en el año 1737. Un estado eclesiástico de 70 sacerdotes, dotados de razonables rentas, y un cura párroco que regularmente es de la misma Orden, Tiene un cuerpo de nobleza de más de 20 familias con ricos mayorazgos. A la parte del poniente tiene un río denominado Guadajira que desemboca en Guadiana, con buen pescado, y cantidad de molinos de pan. Divide este río los términos confinantes de Zafra, Feria y Villalba”.

 

Ángela López Vacas

Fuente del Maestre 25 de julio de 2018,

 

 

 

 

 

 

 

 

[1] Correo de Madrid, Tomo III, núm. 151, página 1002, 1788, Madrid.

[2] Memorial literario, instructivo y curioso de la corte de Madrid, Vol. I, p. 83, 1784.

[3] Memorial literario, instructivo y curioso de la corte de Madrid, Vol. XII, p.360, 1787.

[4] Para más información sobre el colegio de Santa María de la Vega durante el periodo de estancia de D, Álvaro Mª Guerrero ver: “El colegio menor universitario Nuestra Señora de la Vega de Salamanca durante la Ilustración. 1771-1808” de Antonio Astorgano Abajo. Universidad de Zaragoza.

[5] Ibid.

[6] Correo de Madrid, núm.222, página 1399, miércoles 7 de enero de 1789.

[7] Correo de Madrid, núm. 227, página 1438, del sábado 24 de enero de 1789.

[8] Correo de Madrid, Tomo IV, página 1503, 1789.

[9] Correo de Madrid, Tomo IV, página 1527, 1789.

[10] Diario de Barcelona, 17 de junio de 1793, nº 168, p. 697.

[11] Aguilar Piñal, Francisco. Índice de las poesías publicadas en los periódicos españoles del siglo XVIII, en Cuadernos Bibliográficos, nº 43, Madrid, 1981.

[12] Aguilar Piñal, Francisco. Bibliografía de autores españoles del siglo XVIII, volumen 4, Consejo Superior de Investigaciones Científicas-Instituto de filología, Madrid, 1986.

[13] Diario de Barcelona, nº 38, p. 154, 7 de febrero de 1793.

[14] Diario de Barcelona, nº. 301, p. 1229, 28 de octubre de 1793.

[15] Correo de Madrid, nº. 212, p. 1222, 3 de diciembre de 1788.

[16] Diario de Madrid, t. XIII, p. 1083, 28 de septiembre de 1789.

[17] Diario de Madrid, t. X, p.1262, 6 de diciembre de 1788.

[18] Diario de Barcelona, nº 250, p. 1025, 7 de septiembre de 1793.

[19] Diario de Barcelona, nº. 197, p. 813, 16 de julio de 1793.

[20] Diario de Barcelona, nº. 250, p.1025, 7 de septiembre de 1793.

[21] López López, T.A., “Dos curas fontaneses en La Higuera”, en revista patronal de Higuera la Real, p. 47-50.

[22] Diario de Barcelona, nº. 301, p. 1229, 28 de octubre de 1793.

[23] Parte I del discurso. Correo de Madrid, T.IV, nº 212, 3 de diciembre de 1788.

Nov 122018
 

 

Carlos María Neila Muñoz.

 

Introducción.

 

Según la Real Academia Española, se define nupcialidad como el número proporcional de nupcias o matrimonios en un tiempo y lugar determinados. En Demografía se utiliza este término para hacer referencia a la propensión a casarse por los individuos de una población.

 

La información cuantitativa de los datos recogidos en las treinta poblaciones[1] es el paso previo a la explicación social, demográfica, etnográfica e histórica. Aspectos como el sexo, el estado civil, el lugar de nacimiento, la profesión y la edad sirven como base para comprobar y evaluar si los enlaces matrimoniales incidieron en las vidas diarias de las poblaciones de la provincia de Cáceres o si la Guerra civil potenció, de alguna manera, esos enlaces, bien sea por relación inmediata; directa y/o fundamental.

 

En el caso de la nupcialidad, las pautas y normas generacionales y culturales, tales como la educación, la formación, la socialización, la experiencia vivencial, los objetos personales íntimos, los objetos profesionales… influyen en los contrayentes en el momento de formar un núcleo familiar en un contexto contemporáneo y en un tiempo cronológico que les ha tocado vivir. Todas estas actitudes y aptitudes se trastocan cuando el período de tiempo está influenciado por circunstancias ajenas a la decisión de vivir y de morir. Por estos motivos y otros parecidos, las variables demográficas que intervienen en el crecimiento demográfico, modifican sus valores cuantitativos en descenso (mortalidad) o en alza (natalidad), desarrollándose ambos con una temporalización que aúna criterios sociogeográficos similares en función de factores tales como el desarrollo económico, el grado de urbanidad frente a ruralidad, la higiene privada y pública y la dieta alimenticia amplia y variada. Campos Luque (1999: 1) expone que “durante los primeros años el siglo XX la estructura demográfica, extremadamente sensible aún a los cambios y problemas económicos –crisis de subsistencias, epidemias, medio ambiente, atraso en el desarrollo de medidas higiénico-sanitarias, analfabetismo-, se caracteriza por unos rasgos generales poco alentadores. La transición de una demografía antigua a un régimen demográfico moderno, no había hecho sino mostrar muy leves indicios a lo largo de siglo XIX y el retraso con respeto a los principales países europeos es manifiesto. Pero durante el primer tercio del siglo XX la transformación, aunque lenta, parece tomar ya un camino sin marcha atrás”. Pero, el número de matrimonios celebrados en las distintas localidades, ¿ha provocado una relación directa y/o indirecta en el devenir de esas comunidades en los cuatro años que duró “nuestra” contienda fratricida? Pues para intentar contestar este hecho, se ha desmenuzado, cotejado y comparado las actas de matrimonio de los registros civiles para evaluar cómo ha incidido la unión religiosa (parroquia) y civil (juzgado) en la trayectoria demográfica cacereña. Todo un recorrido histórico, antropológico, sanitario y demográfico en la última fase del ciclo de la vida en las poblaciones al finalizar -en un contexto más amplio y general- la Guerra Civil española.

 

España salió de una primera crisis demográfica (gripe de 1918 y 1919) y, años después, se vio inmersa en la segunda gran crisis demográfica del siglo XX por ser protagonista de su propia historia. Así, Iruzubieta Barragán (2008: 346) expresa que «las crisis sanitarias sufridas por la humanidad han dejado impresas unas dolorosas huellas en el discurrir demográfico de ésta. De entre las crisis sanitarias destacan aquellas cuya etiología infecciosa ha acompañado a las sociedades a la par que se desarrollaba una lucha por su control. La peste, el cólera, el paludismo, la viruela o la gripe han sido algunas de las patologías infecciosas más devastadoras para el ser humano. Los procesos infecciosos han sido los responsables de la mayor parte de la mortalidad total a lo largo de la historia de la humanidad hasta la década de los años 50 del siglo XX, momento en el que la tendencia cambió de rumbo, con un mayor protagonismo de los procesos crónicos asociados a una mayor esperanza de la vida y a la acción de nuevos factores etiológicos. Es indudable la importancia de dos conceptos asociados a la prevención de enfermedades infecciosas como son las vacunas y la higiene. El impulso, a finales del siglo XIX y principios del XX, de medidas encaminadas a mejorar aspectos como el saneamiento de las ciudades y de las viviendas, el control de la potabilidad del agua o la calidad de los alimentos, se completaban con unas mejoras de la asistencia sanitaria de la población. La implantación y generalización de campañas de vacunación fueron un paso decisivo, y en algunas patologías definitivo, en el control de los procesos infecciosos«.

 

La nupcialidad, tal y como expresa Calvente Martínez (2015: 5) “A diferencia de la mortalidad y la fecundidad, no se trata de un fenómeno que influya directamente en la dinámica y en la estructura de la población. Sin embargo, y aun no siendo necesario estar casado para tener hijos, es indiscutible su relación con otros fenómenos, especialmente con la fecundidad. La fecundidad es usualmente mayor en las mujeres casadas que en las que no lo están, sobre todo en las poblaciones en las que casi la totalidad del proceso reproductivo ocurre en el matrimonio. De hecho, en algunas poblaciones, la fecundidad está determinada principalmente por la proporción de población femenina casada. Una menor frecuencia del matrimonio o un retraso en el mismo supone un descenso en la tasa de natalidad. En países desarrollados, la importancia creciente de los nacimientos fuera del matrimonio ha ido quitando, progresivamente, importancia a este argumento”.

 

Metodología de trabajo.

 

El trabajo de campo que se ha realizado para conseguir los valores cuantitativos y cualitativos propios de esta investigación, como paso previo para la obtención de conclusiones, se ha prolongado durante los cinco últimos años como complemento a las investigaciones de la incidencia de la gripe española de 1918 y 1919 en el mayor número posible de localidades de la provincia de Cáceres. En esta investigación, la nupcialidad se ajusta a los hechos acaecidos en la contienda civil fratricida española y la consiguiente incidencia en una de las variables demográficas que muestra la evolución de la población en un determinado espacio y en un tiempo en concreto (1936 a 1939). Los datos anónimos e impersonales[2] que aparecen en ella se han extraído de los libros de matrimonio depositados en los Registros Civiles de las poblaciones, desde el año 1871 que es cuando se crearon estos organismos administrativos en España y se comenzó a tener constancia de los movimientos de población como herramienta administrativa, legal y del Estado en igualdad de condiciones con los documentos que, hasta ese momento, monopolizaba la iglesia en el control de la administración de los tres sacramentos relacionados directamente con el nacimiento, el matrimonio y la muerte. Para el acceso a los Juzgados de Paz y/o a los Registros Civiles se ha solicitado por escrito la autorización correspondiente, bien a los encargados y/o a los jueces responsables en última instancia del organismo. En los escritos se explicaba qué se pretendía hacer, para qué y de qué manera acceder a las fuentes. En unas localidades, a esos requerimientos, se ha contestado por escrito; en otras, por email y en otras, la mayor parte de las ocasiones, por vía telefónica. En los distintos Registros Civiles, estudiando cada certificación de matrimonio en el trabajo de campo, se ha recogido los datos clasificados en los siguientes campos:

 

  1. Tomo del libro-fuente
  2. Número de la certificación
  3. Localidad de celebración del enlace
  4. Mes del enlace
  5. Año del enlace
  6. Edad del cónyuge masculino
  7. Lugar de nacimiento del cónyuge masculino
  8. Profesión el cónyuge masculino
  9. Edad del cónyuge femenino
  10. Lugar de nacimiento del cónyuge femenino
  11. Profesión el cónyuge femenino

 

Lejos de la hipotética diversidad geográfica y, buscando la unificación poblacional dentro de un contexto geográfico administrativo, las localidades de la provincia de Cáceres objeto de estudio, análisis, comparación y evaluación en el momento de cerrar esta investigación (agosto, 2018), han sido:

 

Acehúche, Alcántara, Albalá, Aliseda, Brozas, Cáceres, Cañaveral, Casar de Cáceres, Casas de Millán, Coria, Garrovillas, Herreruela, Hinojal, Mirabel, Monroy, Morcillo, Navas del Madroño, Pedroso de Acim, Plasencia, Plasenzuela, Portezuelo, Robledillo de Trujillo, Santa Ana, Santiago del Campo, Sierra de Fuentes, Talaván, Torrejón el Rubio, Torreorgaz, Valdemorales, Villa del Rey[3].

(Cuadro nº 1: Mapa de la provincia de Cáceres con la distribución geográfica de las localidades objeto de estudio)

La población de Hecho y de Derecho de las localidades donde se ha llevado a cabo el trabajo de campo, según los datos que obran en el INE (Instituto Nacional de Estadística) y recogida en los correspondientes censos municipales, ha sido la siguiente (cuadro nº 2):

 

  Censos de Población (1877 – 2011)

«Población Derecho». Comparación y Evolución

 
       
    Población de Derecho

Localidad: Cáceres

Población de Derecho

Localidad: Plasencia

Población de Derecho

Resto de localidades

 
             
  1877 11847 6404 44780  
  1887 13749 7608 49561  
  1897 13665 8067 50554  
  1900 13617 7965 51739  
  1910 14562 8923 57600  
  1920 20218 10016 59821  
  1930 24352 11805 66040  
  1940 29030 15308 72275  
  1950 40009 17507 75130  
  1960 45960 20962 73533  
  1970 55341 26051 58091  
  1981 65758 31201 44292  
  1991 74589 36060 42655  
  2001 82716 36690 41584  
  2011 95616 41162 41207  

(Cuadro nº 2: Censos de población de las 30 localidades de esta investigación (1841-2011). Comparación y evolución de la población de Derecho. A partir del censo de 2001, la población que aparece es la población «Residente», equivalente a la de «Derecho»)

En el cuadro nº 2 se lee numéricamente cómo ha ido evolucionando la población en las localidades de Cáceres y Plasencia y en el resto de las 28 localidades objeto de estudio de la provincia de Cáceres desde el censo poblacional de 1877 hasta el de 2011. En el cuadro nº 3, las variables cualitativas se traducen en tres líneas claramente diferenciadas:

(Cuadro nº 3: Comparación y evolución de la Población de Derecho de las 30 localidades, desde el censo de 1877 hasta el de 2011)

 

La población de Cáceres, como capital de la provincia ha mantenido su progresión constante en el siglo XIX y en el XX. La localidad crece como foco de atención laboral, administrativo, sanitario y político de la provincia del norte de Extremadura. La segunda población en número de habitantes, tomando como referencia el censo poblacional de 2011, es Plasencia, centro neurálgico del norte de la provincia de Cáceres. Si se toma como referencia los últimos cuatro censos de población (desde 1981 a 2011), las localidades que han crecido en número de habitantes –además de Cáceres y de Plasencia-, han sido: Casar de Cáceres (de 3758 a 4792 habitantes); Coria (de 10390 a 12994 habitantes) y Sierra de Fuentes (de 1623 a 2059 habitantes). En todas las demás localidades se ha observado un descenso poblacional a partir del censo de 1960 y estabilizándose a partir del censo del año 1981. A partir de aquí, la población se ha mantenido con regularidad y con más o menos fluctuaciones.

 

 

Matrimonios celebrados en las distintas poblaciones de la provincia de Cáceres entre 1936 y 1939. Temporalización.

 

El número de enlaces matrimoniales en todas y en cada una de las treinta localidades se muestra en el cuadro de datos que a continuación aparece (cuadro nº 4) y que han sido estudiados, filtrados, evaluados y valorados en este trabajo de campo realizado.

 

 

Matrimonios celebrados en las localidades de la provincia de Cáceres
Localidad 1936 1937 1938 1939 Total
           
Acehúche 4 8 7 20 39
Albalá 10 5 0 0 15
Alcántara 24 20 16 26 86
Aliseda 22 15 14 33 84
Brozas 20 20 20 38 98
Cáceres 127 142 158 253 680
Cañaveral 14 14 8 21 57
Casar de Cáceres 16 15 12 30 73
Casas de Millán 7 8 5 15 35
Coria 13 24 83 28 148
Garrovillas 23 26 23 60 132
Herreruela 4 0 2 7 13
Hinojal 13 8 4 26 51
Mirabel 5 17 9 11 42
Monroy 6 9 19 23 57
Morcillo 7 12 13 30 62
Navas del Madroño 8 11 12 28 59
Pedroso de Acim 3 0 0 1 4
Plasencia 40 57 60 97 254
Plasenzuela 5 9 5 10 29
Portezuelo 6 0 0 6 12
Robledillo de Trujillo 7 21 11 18 57
Santa Ana 4 3 5 6 18
Santiago del Campo 9 4 5 7 25
Sierra de Fuentes 3 5 6 22 36
Talaván 10 9 11 22 52
Torrejón el Rubio 12 13 10 9 44
Torreorgaz 7 1 5 28 41
Valdemorales 5 3 3 8 19
Villa del Rey 1 7 2 4 14

(Cuadro nº 4: Matrimonios celebrados en la provincia de Cáceres (1936-1939))

 

Los matrimonios que se han celebrado en las 30 localidades de la provincia de Cáceres en los 4 años objeto de este estudio, han sido 2336. Y de esos enlaces, la frecuencia y proporción por años (1936-1939) fue, tal y como se refleja en el cuadro nº 5:

 

 

  Matrimonios (1936-1939)  
  Años Frecuencia Porcentaje  
         
  1936 435 18,62%  
  1937 486 20,80%  
  1938 528 22,60%  
  1939 887 37,97%  
         
  Total… 2336    

(Cuadro nº 5: Matrimonios celebrados en los años 1936, 1937, 1938 y 1939 en las 30 localidades)

 

 

Los datos numéricos se traducen en el siguiente gráfico (tabla nº 6) donde se aprecia cómo, según avanzaban los años y la contienda fratricida, aumentaba el número de enlaces, por lo menos en las localidades de la provincia de Cáceres.

Cuadro nº 6: Matrimonios celebrados en los años 1936, 1937, 1938 y 1939 en las 30 localidades)

Los datos y los gráficos anteriores (cuadros nº 5 y 6) hacen referencia a los meses de los cuatro años de forma consecutiva, apreciándose que el número de matrimonios avanza según progresan los años y según la situación bélica se va estabilizando en los frentes de la provincia a favor de un bando –los sublevados- frente a otro bando -las tropas fieles de la República-. A este hecho contribuye que el estamento religioso, vencedor y potenciado por los mandos políticos del nuevo régimen, quería legalizar religiosamente y por el rito católico los amores y las uniones entre mujeres y hombres de los pueblos de la Extremadura rural, latifundista y caciquil.

 

En cuanto a la temporalización por meses en los cuatro años, los enlaces se han distribuido de la siguiente manera (cuadro nº 7):

 

 

  Meses Número de matrimonios celebrados en los años  
  1936 1937 1938 1939  
             
  Enero 36 31 32 43  
  Febrero 34 28 26 47  
  Marzo 34 44 23 44  
  Abril 44 39 47 27  
  Mayo 58 33 68 34  
  Junio 41 33 37 39  
  Julio 44 33 33 52  
  Agosto 29 34 35 84  
  Septiembre 39 73 55 164  
  Octubre 32 65 61 140  
  Noviembre 16 37 48 119  
  Diciembre 28 36 63 94  

(Cuadro nº 7: Número de matrimonios celebrados en los años 1936, 1937, 1938 y 1939, por meses)

Los datos anteriores se representan en el gráfico correspondiente (cuadro nº 8) donde se observa cómo el número de enlaces ha ido evolucionando en sentido positivo según avanzaban los cuatro años del período bélico en el contexto geográfico cacereño y donde la tranquilidad se iba estabilizando ajustándose a unas normas sociales, religiosas, culturales… determinadas.

(Cuadro nº 8: Matrimonios celebrados por meses en los años 1936, 1937, 1938)

 

En porcentajes, los meses más prolijos en las celebraciones matrimoniales, sin concretar los años de forma individual y sí de manera conjunta, son (cuadro nº 9):

 

  Porcentaje de matrimonios celebrados por meses

(1936-1939)

 
       
  Enero 6,07876712  
  Febrero 5,77910959  
  Marzo 6,20719178  
  Abril 6,72089041  
  Mayo 8,2619863  
  Junio 6,42123288  
  Julio 6,93493151  
  Agosto 7,79109589  
  Septiembre 14,1695205  
  Octubre 12,7568493  
  Noviembre 9,41780822  
  Diciembre 9,46061644  

(Cuadro nº 9: Porcentajes de matrimonios celebrados por meses en los años 1936, 1937, 1938)

 

En el cuadro nº 10 se materializa el porcentaje mensual en un gráfico de barras donde se aprecia la diferencia entre el mes con menos celebraciones (febrero: 5,77%) y el mes que más bodas acogió (septiembre: 14,16%).

(Cuadro nº 10: Porcentajes de matrimonios celebrados por meses en los años 1936, 1937, 1938)

 

 

Una vez evaluados los datos cuantitativos (cuadros nº 7, 8, 9 y 10), se extraen las siguientes conclusiones:

 

  • Septiembre, con un 14,16%, marca el mes en el que más enlaces se celebraron en el total de las treinta localidades donde se ha realizado trabajo de campo. Esto pudo ser debido a que en el calendario agrícola es un mes en el que se prepara la tierra para la posterior siembra y en el que ya se ha recogido la cosecha de cebada blanca, avena y trigo y se ha cobrado el trabajo de todo el año en forma de dinero o especias.
  • En este mes también se celebran las fiestas patronales con bailes y toros (vaquillas). El relax y la tranquilidad lejos del frente ayudan a legalizar situaciones de enamoramiento que, hasta este momento, tenían ciertos visos pecaminosos.
  • Los meses de junio y julio son periodos de tiempo de mucho trabajo en el campo. El fruto de todo un año se va a recoger en estos momentos y no hay tiempo para fiestas y/o eventos de ningún tipo, manera o forma. Así es bajo el número de enlaces (6,42% y 6,93%, respectivamente) y se circunscriben más al ámbito urbano que al rural donde se trabaja de sol a sol.
  • A partir del primero de octubre se siembra la cebada, la avena y el trigo y otra vez el tiempo laboral lo marca la tierra, el campo, las plantas…
  • Enero, febrero, marzo y abril son meses de baja frecuencia porque ni el tiempo atmosférico acompaña ni, tampoco, la duración lumínica del día.

 

 

Edades de las personas que contrajeron matrimonio

 

Otro factor a tener en cuenta en el estudio de los enlaces matrimoniales en las localidades es la edad de los cónyuges masculino y femenino. En el cuadro nº 11 se aprecia la edad de casamiento tanto de hombres como de mujeres por separado en los años de la horquilla cronológica de investigación (1936 a 1939):

 

 

  Edades de las personas que contrajeron matrimonio en la provincia de Cáceres en las localidades objeto de investigación (1936-1939)  
  Tramos de edades (años) Cónyuge masculino Cónyuge femenino  
         
  < 18 1 14  
  18 – 19 15 103  
  20 – 21 64 293  
  22 – 23 234 507  
  24 – 25 529 538  
  26 – 27 544 343  
  28 – 29 347 180  
  30 – 31 173 93  
  32 – 33 102 51  
  34 – 35 66 28  
  36 – 37 40 19  
  38 – 39 21 12  
  40 y más 91 44  

(Cuadro nº 11: Edades de las personas que contrajeron matrimonio en las localidades de la provincia de Cáceres)

 

Los matrimonios del cuadro nº 11 se representan de dos líneas o curvas con los valores correspondientes por sexo (cuadro nº 12):

(Cuadro nº 12: Edades de los cónyuges en los cuatro años: 1936-1939)

 

Arroyo Pérez (2003: 173), expone que “…la edad al matrimonio coincide con la de máxima actividad laboral y también con el período de mayor fecundidad de este colectivo de personas. Así pues, existe una implicación directa sobre la fuerza de trabajo disponible y también sobre el potencial reproductor de la población”.

 

En el cuadro nº 13 aparecen reflejados el total de enlaces matrimoniales, sin hacer referencia al sexo de las personas que se unieron en el período de tiempo objeto de estudio, por tramos de edad, como muestra comparativa de cuáles eran las distintas edades de los enlaces en los tramos de edades representadas en el eje de abscisas.

 

…los mozos no eran hombres hasta que no habían venido de cumplir con la patria, aunque después de la talla ya podían entrar en los bares y fumar delante de los padres. ¡Un paso más en la vida!. A partir de ese momento tenían que buscar trabajo casi siempre en el campo. Y… ya nos podíamos casar con pocas perspectivas de futuro y dependiendo de los padres o de los suegros para comer casi siempre… y a trabajar de sol a sol el hombre en el campo y la mujer en casa… ¡vaya vida![4].

(Cuadro nº 13: Edades de los cónyuges sin distinción de sexo)

 

Los hombres y las mueres se casaron en el tramo de edad que transcurría entre los 24 y los 25 años de edad. En cuanto a la edad media por localidad, ¿variará mucho de una población a otra? ¿Y la desviación típica de las edades en relación al sexo de los contrayentes? (cuadro nº 14).

 

  Localidad Edad media cónyuge masculino (años) Desviación típica

(hombres)

Edad media cónyuge femenino (años) Desviación típica

(mujeres)

 
             
  Acehúche 26,97 3,39 25,71 3,06  
  Albalá 26,82 4,28 24,32 4,21  
  Alcántara 27,61 5,43 24,03 4,46  
  Aliseda 27,94 6,00 24,47 5,70  
  Brozas 28,39 6,99 25,87 5,53  
  Cáceres 27,10 4,34 22,35 4,23  
  Cañaveral 27,67 5,95 25,20 3,68  
  Casar de Cáceres 27,10 4,95 23,80 4,70  
  Casas de Millán 27,97 4,30 25,48 3,50  
  Coria 26,80 6,03 24,60 4,94  
  Garrovillas 27,40 3,97 25,80 3,95  
  Herreruela 28,50 4,01 25,70 4,03  
  Hinojal 26,00 4,34 21,90 3,85  
  Mirabel 28,04 4,02 25,02 3,98  
  Monroy 27,05 4,28 22,93 4,01  
  Morcillo 27,01 4,36 23,90 4,46  
  Navas del Madroño 28,10 4,28 26,20 4,08  
  Pedroso de Acim 35,75 4,32 31,00 4.42  
  Plasencia 27,60 4,01 24,80 4,15  
  Plasenzuela 28,60 5,02 24,80 4,32  
  Portezuelo 28,50 4,13 25,58 4,24  
  Robledillo de Trujillo 27,30 4,24 26,20 4,71  
  Santa Ana 26,81 4,70 24,67 4,63  
  Santiago del Campo 28,90 4,21 24,80 4,92  
  Sierra de Fuentes 27,47 4,14 24,27 4,78  
  Talaván 27,80 4,02 24,20 4,19  
  Torrejón el Rubio 28,25 5,03 25,09 4,28  
  Torreorgaz 27,30 5,15 24,90 4,93  
  Valdemorales 29,80 6,92 26,30 5,80  
  Villa del Rey 24,71 4,31 22,42 4,63  

(Cuadro nº 14: Desviaciones típicas y edades medias de los cónyuges por localidades y por sexo)

 

Se representa en el cuadro nº 15 todos y cada una de las edades media de los cónyuges masculino y femenino por localidad.

 (Cuadro nº 15: Edades medias de los cónyuges masculino y femenino por localidad (1936-1939))

 

 

¿Qué conclusiones se extraen de la visión pormenorizada de los cuadros (nº 11, 12, 13, 14 y 15)? Las siguientes:

 

  • Las dos curvas (cónyuges masculino y femenino) son simétricas respecto al eje de abscisas (tramos de edades) aunque la del hombre se desplaza dos años a la derecha, según avanza la edad. Esto quiere decir que el sexo masculino contrae matrimonio, aproximadamente, dos años más tardes que el sexo femenino.
  • La edad en que el cónyuge masculino contrajo matrimonio varía en la horquilla que va desde los 26 a los 27 años y el cónyuge femenino en la horquilla que varía entre los 24 y 25 años. Como se puede comprobar hay una diferencia clara entre ambos sexos: más veterano el hombre y más joven la mujer.
  • Cuando la variable de la edad es a partir de los «40 años y más» y en cuanto a su incidencia en la celebración de los enlaces, los hombres se casan más a esas edades avanzadas que las mujeres: 91 sobre 44, lo que supone en porcentajes 4,09% sobre un 1,97% con respecto al total de personas.
  • Tomando como referencia los mismos tramos de edades en el eje de abscisas, pero suprimiendo la opción “sexo”, se comprueba que el tramo de edad más concurrido es entre los 24 y 25 años (47,81%); seguido por el tramo (26-27), con un 39,27% y el tramo (22-23), con un 33,15%. Esto quiere decir que la edad más prolífera para contraer matrimonio fue entre los 24 y 25 años, cuando el hombre había ya recorrido un tramo de su vivencia cronológica: servicio militar; trabajo… y cuando la mujer está en condiciones madurativas (fisiológicas y psicológicas) de ser madre y tener descendencia para perpetuar el apellido paterno.
  • Los matrimonios entre solteros se realizaron en las edades de 24 años en 1936, 1937 y 1938 y más jóvenes en el año 1939, como consecuencia del regreso generaciones jóvenes desde el campo de batalla, bien sea por permisos o por licencias.
  • Los enlaces entre soltero y viuda presentaron un porcentaje similar entre viudo y soltera, más en los primeros años y se redujeron apreciablemente según avanzaban los años de la contienda.
  • Los matrimonios entre viudos, tienen un peso específico muy reducido porque el futuro de las personas, de la familia, del patrimonio, del trabajo… de la vida, estaba en situación muy precaria por los avatares del frente de batalla, aunque la provincia de Cáceres se mantuvo estable casi desde los primeros meses de la sublevación militar.

 

 

Profesión de los cónyuges

 

Otra variable para seguir profundizando en la intrahistoria de la nupcialidad en este período de tiempo sangriento de la historia reciente de la península ibérica, es la profesión de los cónyuges masculino y femenino en los distintos enlaces que se han tomado como referencia en el trabajo de campo realizado en las localidades. En el cuadro nº 16 y en el cuadro nº 17, se muestran los porcentajes. Las profesiones masculinas que en número de 24, se relacionan con una frecuencia de más de diez personas, aparecen por orden creciente de los porcentajes de las frecuencias, reflejadas en el cuadro nº 16, más la variable de “Se desconoce; Se ignora; No aparece”.

 

Profesiones del cónyuge masculino
Profesión Porcentajes
     
Peluquero 0,4286
Abogado 0,5143
Ganadero 0,5143
Tipógrafo 0,5143
Guardia de Asalto 0,5572
Maestro nacional 0,7715
Sargento de Infantería 0,8572
Escribiente 0,9429
Herrero/Herrador 0,9429
Ferroviario 0,9858
Zapatero 0,9858
Comerciante/Dependiente 1,2858
Mecánico 1,2858
Bracero 1,5002
Chófer/Conductor 1,5859
Albañil 1,6288
Guardia Civil 1,6716
Industrial 1,6716
Carpintero 1,7145
Empleado 3,0004
Militar 3,9005
Obrero 3,9434
Labrador 11,4444
Jornalero 24,6463
     
Se ignora 21,51 / 502

(Cuadro nº 16: Profesiones del cónyuge masculino)

 

Las profesiones del cónyuge masculino que se reflejan con una frecuencia menor de 10 (sin estar incluido), son las siguientes en número de 132:

 

Agente comercial, Agente de investigación, Agente de policía, Agente de seguros, Agente de vigilancia, Ajustador, Alarife, Albardero, Alfarero, Alférez, Alguacil conserje, Aparcero, Aparejador, Aperador, Arquitecto, Auxiliar de enfermería, Barbero, Blanqueador, Brigada de aviación, Brigada del ejército, Caballero mutilado, Cabo corneta, Cabo de asalto, Cabo de carabineros, Cabo de la Legión, Cabo de seguridad, Cabo del ejército, Camarero, Caminero, Capitán de infantería, Carabinero, Carnicero, Cartero urbano, Cerrajero, Cestero, Cocinero, Contable, Delineante, Ebanista, Electricista, Empleado de banco, Escritor, Espartero, Estudiante, Factor, Farmacéutico, Fontanero, Forjador, Fotógrafo, Funcionario, Ganadero; Guardia de asalto, Guardia de seguridad, Guardia municipal, Guarnicionero, Hojalatero, Hortelano, Ingeniero agrónomo, Inspector de seguros, Lechero, Legionario, Médico de guardia, Médico, Mesero, Metalúrgico, Molinero, Músico militar, Músico, Obras públicas, Obrero agrícola, Oficial de Correos, Oficial de Correos, Oficial provisional de infantería, Operador de cine, Panadero, Pastor, Peluquero, Periodista, Perito agrónomo, Perito mercantil, Perito químico, Pintor, Practicante de cirugía, Practicante, Procurador, Profesor veterinario, Propietario, Relojero, Sargento corneta, Sargento de artillería, Sargento de infantería, Sargento de la Legión, Sargento del ejército, Sastre, Secretario judicial, Soldado de ingeniería, Tablajero, Tejero, Telefonista, Teniente de aviación, Teniente de infantería, Teniente médico militar, Tratante, Vendedor, Veterinario, Viajante, Vigilante de caminos, Vox pública.

 

Desde la perspectiva actual de separación de medios geográficos y económicos y para llegar a una aproximación o conclusión, teniendo como referencia los matrimonios que se han celebrado en las localidades objetos del trabajo de campo, es necesario tener en cuenta los dos ámbitos donde se enmarcan esas localidades: un mundo urbano: Cáceres; Plasencia; Coria… y un mundo rural: restantes localidades. Las profesiones relacionadas con el campo y sus trabajos o actividades, son: bracero; ganadero; hortelano; ingeniero agrónomo; jornalero; labrador; lechero; pastor; profesor veterinario; tratante… son, en total un 39,99%.

 

Vamos a ver, Carlos, todos los hombres vivían del campo y para el campo. Mi abuelo me contaba que los dueños contrataban en función de la temporada de cosecha o de sembrado o de lo que sea. En otros sitios podía ser en función del ganado que bajaba desde arriba a los campos. Pero, toda la vida de los abuelos estaba en función de la contratación en los campos por los señores que eran dueños… y la abuela en la casa sacando a mis padres “p’adelante”…[5].

 

Bajo el epígrafe de «fuerzas y cuerpos de seguridad», a nivel municipal o nacional, se engloba: alférez; alguacil conserje; cabo del ejército; carabinero; guardia civil; guardia de asalto; guarda municipal; militar; sargento del ejército; carabinero; teniente médico militar… supone un 9,77%. Es necesario tener en cuenta que en pleno período de contienda había ciertas profesiones que demandaban mucha mano de obra y que, además, unido al estatus de poder social en las distintas comunidades, eran profesiones solicitadas con mucho futuro en la sociedad que se estaba gestando.

 

Todas las profesiones del cónyuge femenino se agrupan en 10 tipos y aparecen en el cuadro nº 17.

 

Profesiones del cónyuge femenino
Profesión Porcentajes
     
Modista 0,0428
Funcionaria Hacienda 0,0428
Telefonista 0,0428
Estudiante 0,0428
Empleada 0,0428
Practicante 0,0856
Sin profesión especial 0,2140
Maestra Nacional 0,8133
Su Sexo 36,4297
Sus Labores 39,1267
     
Se Ignora 23,1164 / 540

(Cuadro nº 17: Profesiones del cónyuge femenino)

 

 

Existe una variedad más amplia de profesiones masculinas, frente a las profesiones o actividades femeninas. Eliminando la opción de “Se Ignora; No aparece; Se desconoce”, que en este apartado es bastante elevado: 23,11%, las mujeres que contraían matrimonio se dedicaban a “Sus Labores” (39,12%); “Sin profesión especial” (0,21%) y a “Su Sexo” (36,42%), calificativos que querían decir que la mujer dedicaba las veinticuatro horas del día al mantenimiento de la casa-morada donde vivía el núcleo familiar con ascendientes y/o con descendientes: tres generaciones. La diferencia que existía entre las dos variables no es determinante y varía en función de las personas a las que se pregunta, aunque una expresión tiene más estilo o más fuerza –la primera- que la otra –la segunda-. Por ejemplo, tal y como se aprecia en estas dos transcripciones:

 

…ten en cuenta que era una sociedad hecha por y para el hombre y que la mujer no podía o no debía salir de casa para dedicarse sólo a ella para cuidar de los padres o suegros, del marido y de los hijos. Cuando se ponía “Sus Labores” quería decir que la mujer o bien era conocida, por ella o por sus padres o por sus hermanos, o porque se le podía dar bien mandar en casa. “Su Sexo” quería decir que lo que tendría que hacer era obligatorio, supiera o no: ¡era como despectivo![6].

 

En este otro ejemplo también se lee el comentario de otra informante:

 

…se ponía “Su Sexo” porque las mujeres tenían que cuidar a los hijos, la casa, las gallinas, el huerto pequeño, lavar la ropa… ¡cosas que eran obligatorias y necesarias hacer porque se creía que era su misión en la tierra después de casarse. Ahora, si la mujer tenía algo de estilo o sabía manejarse o su novio era un poco más abierto, un poco he dicho, pues su ponía “Sus Labores” o, también, si el hombre encargado del Registro Civil conocía a los cónyuges pues ponía más empeño en la redacción de la correspondiente certificación…[7].

 

Si se eliminan las tres variables: “Su Sexo”; “Sus Labores” y “Sin Profesión Especial” queda que la profesión más utilizada por las mujeres que se convertían en cónyuges en el período de tiempo investigado es «Maestra Nacional», con 18 (0,81%). Las profesiones femeninas (maestra nacional; funcionaria de Hacienda; practicante; telefonista…) eran muy adelantadas en ese momento histórico y reservadas a mujeres donde sus familias habían tenido tradición en ocupar puestos laborales lejos del campo/tierra (cosecha y/o animales). El magisterio español era una disciplina a la que se podía acceder de manera relativamente sencilla y que no se requería un proceso formativo largo y costoso.

 

…ya ves la señorita, como no quería estar en casa, pues sus padres la mandaron a Cáceres a estudiar “ser maestra” que era lo único que podía hacer para salir de las cuatro paredes y ser algo en la vida… y que, ¡cuidado! Que los padres pudieran presumir no sólo de las tierras, sino también de tener una hija maestra para limpiar los culos a los niños… ¡esto no lo pongas![8].

 

Han existido casos de mujeres «practicantes» sin titulación pero con la experiencia en consultas de médicos y que, por la presencia continuada, podían estar en posesión de ejercer una profesión en forma de actitudes vivenciales pero sin aptitudes administrativas. Ser «telefonista» no implicaba estudios, sino una familia conocida y de reputación en la localidad para ejercerlo. Muy pocas mujeres podían tener el título de «modista», aunque todas las mujeres supieran coser y hacerse su ropa o, en la mayor parte de las veces, repararlas o adaptarlas a las inclemencias del tiempo, a las labores temporales del campo o al avance cronológico y madurativo de la edad.

 

…íbamos por la tarde después de las labores de casa a aprender a coser para hacernos el ajuar y saber dar cuatro puntadas y algo de corte. Sólo para eso y ya era importante. Pero también íbamos a cotillear y ponernos al día de todo lo que se decía, pasaba y se rumoreaba en el pueblo. Lo que una no sabía, lo sabía la otra y, al cabo de varios años salíamos de aquella casa casi con el ajuar hecho, sabiendo hacernos una blusa, pero sin título ni nada… pero sabiendo algo más de la vida del pueblo[9].

 

 

Emparejamiento geográfico (residencia).

 

Desde la perspectiva analítica de la investigación del siglo XXI, es necesario conocer las reglas de unión entre los cónyuges en función del lugar donde habían nacido y el lugar donde contraían el enlace. Éstos se han clasificado en función de cuatro variables («Entre cónyuges nacidos en la misma población»; «Cónyuge masculino oriundo + Cónyuge femenino de otra población»; «Cónyuge femenino oriundo + Cónyuge masculino de otra población» y «Cónyuges de distintas localidades»), más una quinta opción de «Se desconoce el origen de un cónyuge», que por diversos motivos no aparece la localidad en las distintas actas de fallecimiento (cuadro nº 18 y gráfico en el cuadro nº 19).

 

 

Emparejamiento geográfico por nacimiento Porcentaje
     
Entre cónyuges nacidos en la misma población 51,68
Cónyuge masculino oriundo + Cónyuge femenino de otra población 13,56
Cónyuge femenino oriundo + Cónyuge masculino de otra población 17,64
Cónyuges de distintas localidades 16,38
Se desconoce el origen de un cónyuge 1,39

(Cuadro nº 18: Emparejamiento geográfico: matrimonios por nacimiento)

 

La residencia de los enlaces cuyos cónyuges eran de la misma localidad donde nacieron y que contrajeron matrimonio en esa localidad, se denomina «endogamia geográfica», representando el mayor porcentaje de uniones, lo que quiere decir que los noviazgos se producían entre los cónyuges de la misma localidad donde nacieron y pasaron todas las etapas psicológicas y madurativas de las personas. La reproducción genética se repetía para la perpetuación en el tiempo y en espacio de las distintas generaciones.

 

…pero sin nos conocíamos de toda la vida en el pueblo: fuimos a la escuela, la primera comunión, la confirmación, las romerías, los toros… pues juntos para todo y para los bailes y, por qué no, para los primeros besos y aquellos paseos de la mano detrás de una encina… pues los noviazgos entre nosotros sin que vengan de fuera…[10].

(Cuadro nº 19: Emparejamiento geográfico de los contrayentes)

 

 

Los cónyuges masculinos que eran destinados en alguna localidad de la provincia y que sus profesiones tenían relación con las fuerzas de orden público y/o con el ejército y venían sin compromiso femenino –en teoría-, tenían a su disposición una amplia variedad de mujeres que “necesitaban” un proyecto de convivencia. Eran profesiones con mucho futuro en la España que salía de la contienda con posibilidades de promoción laboral –en un caso- y en calidad de vida –en otro caso-.

 

…aquel sargento de puesto que tenía una “mala leche” impresionante y que daba “leches” por un tubo parecía que estaba amargado en el pueblo porque había venido “al culo del mundo” como decía cuando se calentaba en la taberna… “pue” así y “to” y se enamoró de la “pepita la chica”, la de “tío castañuela” y se casaron y aquí vivieron “toa” la vida y, fíjate, enterrados los dos en el cementerio porque no tuvieron hijos…[11]

 

Hay también un porcentaje considerable (16,38%) de cónyuges que se casaron en localidades que no eran las poblaciones que les vieron nacer y esto se debía a que había un traslado del hombre, con motivo de su profesión a otro destino y, con el tiempo, traía a su novia para casarse y fundar una familia en el nuevo destino. Son casos de «exogamia geográfica».

 

Mis vecinos eran de un pueblo de Andalucía, más allá de Sevilla, no me acuerdo cuál, ten en cuenta que hace muchos años y ya se fueron sus hijos. Vino primero el señor Juan que era de trenes y, al poco tiempo vino la señora María con su madre y aquí se casaron porque la señora María era viuda y el señor Juan ya no tenía padres y como aquí se quedaron “pue” se casaron en la iglesia porque no podían estar en “pecao””[12].

 

 

Conclusiones.

 

 

De un análisis detallado de las variables cuantitativas y cualitativas expuestas anteriormente a lo largo y ancho de esta investigación, se extraen las siguientes conclusiones (cuadro nº 20):

 

Localidades objeto de estudio 30 localidades en la provincia de Cáceres
Matrimonios 1936 435 (18,62%)
Matrimonios 1937 486 (20,80%)
Matrimonios 1938 528 (22,60%)
Matrimonios 1939 887 (37,97%)
Matrimonios totales 2336 (100,00%)
Mes de celebración en 1936 Julio 44/435 (10,11%)
Mes de celebración en 1937 Septiembre 73/486 (15,02%)
Mes de celebración en 1938 Octubre 61/528 (11,55%)
Mes de celebración en 1939 Septiembre 164/887 (18,48%)
Tramo de edad de los cónyuges masculinos 26-27 años
Tramo de edad de los cónyuges femeninos 24-25 años
Tramo de edad de los cónyuges sin distinción de sexo 24-25 años
Tipos de profesiones de los cónyuges masculinos 132 (más: “Se Ignora; No aparece; Se desconoce”)
Profesión masculina con más frecuencia Jornalero (24,64%)
Tipos de profesiones de los cónyuges femeninos 10 (más: “Se Ignora; No aparece; Se desconoce”)
Profesión femenina con más frecuencia Sus Labores (39,12%)

(Cuadro nº 20: Resumen de datos cuantitativos y cualitativos)

 

La perspectiva de los estudios sobre la nupcialidad entre 1936 y 1939 ha transitado desde la antropología social y cultural, hasta la rama histórica poblacional y sociológica, porque se desarrolló en un contexto de tragedia humana fratricida en el cual la contienda nacional provocó sangre, sudor y lágrimas. La presente investigación con 30 localidades investigadas a fecha agosto de 2018, ha tratado de cubrir el vacío existente en el entorno geográfico cacereño sobre los enlaces matrimoniales en este vector de espacio-tiempo claramente definido y determinado.

 

En este trabajo de campo a lo largo de una serie registros civiles de varias localidades de la provincia de Cáceres, se ha pretendido comprobar las semejanzas y/o diferencias que pudieron existir entre el «modelo europeo de matrimonio» expuesto por John Majnal[13] y extrapolado a la población española por Cachinero Sánchez –entre otros-. Mencionado modelo se distingue por una elevada edad al contraer matrimonio y por un número considerable tanto de hombres como de mujeres que nunca llegan a contraer algún tipo de enlace matrimonial, bien sea administrativo y/o religioso. Los parámetros metodológicos de mencionado modelo se han registrado en Europa Occidental al oeste de la línea imaginaria Leningrado-Trieste y se prolongó hasta el final de la II Guerra Mundial. Pues bien, de las conclusiones extraídas del estudio de las treinta localidades, se llega a conclusión que este período cronológico, por sus peculiares circunstancias «más allá del bien y del mal», no es en absoluto representativo, ni sirve como piedra angular para establecer ni montar metodológicamente ningún edificio hipotético para, en un futuro, poder apoyarlo o revatirlo.

 

Los efectos demográficos de esta variable relacionada directamente con el ciclo de la vida: natalidad y mortalidad, llevó consigo, de forma global, pocos nacimientos porque los descendientes no se concibieron ya que no hubo matrimonios celebrados por la muerte de personas en tragedias individuales y colectivas. En los cuatro años, los enlaces después de recolección y de la venta de las cosechas ascendieron según transcurría la contienda en tierras cacereñas, porque la Guerra Civil española que en un elevado porcentaje se llevó consigo al sexo masculino. La alta mortalidad y la baja natalidad provocaron una nupcialidad muy reducida y, en muchos casos, con muchos problemas genéticos y vulnerables a cualquier enfermedad vírica y estacional, ya que “uno de los principales factores para saber si estamos en un ciclo demográfico antiguo, de transición o moderno reside en las causas de mortalidad. El predominio de la mortalidad exógena –epidemias infecciosas, crisis de subsistencias-, es característico de una demografía y una sociedad con bajos niveles sanitarios, educativos y de prevención. Este tipo de mortalidad irá cediendo a medida que se cuente con mejoras sanitarias e higiénicas” (Campos Luque, 1999: 17).

 

En los casos de las poblaciones de la provincia de Cáceres estudiadas y evaluadas, fueron múltiples los factores que agravaron, atenuaron o disminuyeron el impacto de la nupcialidad; unos, como la concentración o densidad de la población, la cultura sanitaria existente en Extremadura y las condiciones vivenciales, incidieron sobre la extensión de la unión sacralizada por un clero que había tomado parte y conciencia de unas ideas políticas sobre otras, bien sea por convencimiento –unas veces- y otras por miedo al estamento militar y/o caciquil.

 

Actualmente el comportamiento restrictivo de la nupcialidad representa aún un elemento clave en la dinámica de la población en España, determinando en gran medida el proceso reproductivo.

Por otro lado, el fenómeno de nupcialidad ayuda a comprender los procesos de formación y disolución de la familia. Generalmente el matrimonio y su disolución marcan el comienzo y el fin del núcleo familiar.

No todo el mundo se casa y el proceso es repetible, por lo que en el estudio de la nupcialidad son posibles varias transiciones entre los distintos estados civiles: de soltero a casado, de viudo o divorciado a casado o viceversa. Cabe destacar la importancia del primer matrimonio, pasar del estado de soltero al de casado, ya que este supone la entrada en el proceso reproductivo y de ahí su importancia.

La nupcialidad ha cambiado en sus formas y componentes, que han sufrido transformaciones relevantes. El primer cambio apreciable es el producido por las disoluciones repetidas y las nuevas formas a las que dan lugar. Sin embargo, el cambio más trascendente es el producido por la modalidad de matrimonio entre personas del mismo sexo.

Hoy en día el matrimonio se define como la unión de dos personas que tiene por finalidad constituir una familia. Hasta hace pocos años se consideraba un elemento esencial de la definición el hecho de que ambos contrayentes debían ser de sexo opuesto, pero recientemente este elemento ha sido objeto de moderaciones debido a la apertura, en algunos ordenamientos, al matrimonio entre personas del mismo sexo”. Calvente Martínez (2015: 5-6)

 

Si se deja a un lado la dinámica poblacional referente a la nupcialidad en el período de tiempo investigado (1936-1939) y se da un salto cuantitativo y cualitativo en el tiempo –pero no en el espacio- hasta el siglo XXI, Arroyo Pérez (2003: 156) expresa que “El proceso de formación de parejas a través del matrimonio y la disolución de este mediante el divorcio está sufriendo cambios sustanciales que necesariamente se reflejan en los datos e indicadores estadísticos.

El mayor acceso de las personas a los distintos ciclos educativos, a los niveles universitarios y a los procesos formativos especializados alargan la vida prelaboral de los jóvenes y puede incidir en una cada vez más tardía edad de acceso al matrimonio.

Las dificultades existentes en algunos ámbitos para obtener un puesto de trabajo estable, o aún un puesto de trabajo, el encarecimiento del acceso a la vivienda tanto en alquiler como en propiedad son otros factores no favorables a contraer matrimonio a edades jóvenes si los futuros esposos piensan hacerlo cuando tengan resueltos estos problemas.

La existencia cada vez más generalizada de otras formas de convivencia en pareja puede rebajar la intensidad del matrimonio o retrasar su calendario. Este retraso del calendario es uno de los factores que influyen en la disminución de la descendencia. La aparición y existencia de normas legales, divorcio, para la disolución de matrimonios y la creciente aceptación social de la nueva figura de estado civil, así como la posibilidad de nuevos accesos de los cónyuges a posteriores matrimonios son también algunos hechos que afectan a la dinámica de formación

 

 

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—– (2005): “Demografía contemporánea de Brozas (Estudio antropológico: años 2000-2004)”, en Revista Aldehuela, nº 130; año XXVII, Marzo-Abril, 2005. Páginas 18 a 19. Asociación Cultural “Francisco Sánchez de las Brozas”. Brozas (Cáceres).

 

[1] En la actualidad, agosto, 2018, la provincia de Cáceres cuenta con 222 municipios, después de la segregación de Vegaviana de Moraleja y de Alagón del Río de Galisteo el 25 de junio y el 9 de julio de 2009 respectivamente, y posteriormente la de Tiétar de Talayuela el 1 de julio de 2011, en una extensión de 19868 km2 (segunda por extensión de España, después de Badajoz).

[2] La Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de carácter personal, tiene por objeto “…garantizar y proteger, en lo que concierne al tratamiento de los datos personales, las libertades públicas y los derechos fundamentales de las personas físicas, y especialmente de su honor e intimidad personal y familiar. Se entiende por datos de carácter personal: cualquier información concerniente a personas físicas identificadas o identificables”.

[3] Expreso las más sinceras gracias a las personas que han accedido a mis pretensiones investigadoras y han tenido la paciencia de aguantarme durante muchos días a lo largo de estos últimos años consultando los libros de nacimientos, matrimonios y defunciones: jueces; secretarios; gestores procesales y administrativos; tramitadores procesales y administrativos; auxiliares judiciales; funcionarios de la administración local que realizan funciones de secretarios de juzgados de paz e idóneos. En el caso que me ocupa, en los Registros Civiles de las localidades citadas a continuación: Abertura: Luci Carballo Pañero; Acebo: Estefanía Lancho Hernández; Alcántara: Cándido Rico Rodríguez; Aldehuela de Jerte: Irene Herrero Ruano; Almoharín: Guadalupe Borreguero Alegre; Aliseda: Begoña Cambero Rodríguez y Rocío Lorenzo Santano; Brozas: Juan Pedro Torres Rosado y Cesáreo Hilario Moreno Pérez; Cáceres: Miguel Vicente Gómez González, Moisés Bermejo Pacheco, Jesús Díaz Doncel, Carmela Ramos Durán, Sofía Martín Mangas, María Antonia Rojo Fernández, Inmaculada Calero Blázquez y Manuela Martínez Navarrete; Cañaveral: Pilar Lancho Íñigo; Casas de Millán: Pilar Barroso Clemente; Ceclavín: Victoria Arias Santano; Coria: Vicente Blanco Conejero; Cumbre, La: Juana Bermejo Ortiz; Garrovillas: Jesús Espinosa Álvarez y Martín Castro Hernández; Herreruela: Miguel González del Molino y Serafín Hidalgo Chivo; Holguera: Juan Manuel Gómez García; Logrosán: Juzgado y Registro Civil de la localidad; Madroñera: Silvia E. Jiménez García; Madrigalejo: Alfonso Sojo Ramos; Mata de Alcántara: Cristina Hernández Durán; Mirabel: María Paz Pérez Morales; Monroy: Manuel Tobías Albarrán y Sandra Bernal Bernal; Morcillo; Montánchez: María Isidora José Matos; Montehermoso: María Benito Téllez; Moraleja: Agustín Flores Mateos; Navas del Madroño: Mamerto Galán Santano, María Teresa Hernández Alonso, Claudio Bravo López y Ana Isabel Canales Duque; Pozuelo de Zarzón: Juan Ramón Gil Alonso; Pedroso de Acim: Luis Izquierdo Pérez; Perales del Puerto: Ilsa Foj Canalis; Plasencia: Pedro Caballero Palomero, Puerto Belén Sánchez Carrón y Guadalupe Antón Vega; Plasenzuela: Jesús González Cebrián; Portezuelo: Julia María Pérez Ramos; Riolobos: Ángel Cuarto Egido y María Teresa Fernández Fernández; Santibáñez el Bajo: Rosario Esteban Cabezalí; Robledillo de Trujillo: Gloria Donaire Guasch; Salorino: Miguel González del Molino y Mercedes Liberal Gibello; Santa Ana; Sierra de Fuentes: Sergio Domínguez Maestre; Torrecillas de la Tiesa: Juan Antonio Sánchez Cordero; Torrejoncillo: Constantino Cabello Calvo; Torreorgaz: César Nevado Pavón; Torrequemada: Sara Bazaga Paniagua; Valdefuentes: Francisco Valverde Arenas; Valdemorales: Victoria Lobato Acedo; Villa del Rey: José Flores Tapia y Cristina Fernández Durán; Zarza de Montánchez: Joaquín Moreno Sánchez y Zorita: Isidoro Rivera Urbina.

[4] Navas del Madroño (Cáceres; Extremadura); 14 enero 2018

[5] Brozas (Cáceres; Extremadura); 21 septiembre 2015

[6] Brozas (Cáceres; Extremadura); 18 mazo 2017

[7] Cáceres (Cáceres; Extremadura); 13 enero 2018

[8] Brozas (Cáceres; Extremadura); 21 abril 2016

[9] Cáceres (Cáceres; Extremadura); 30 mayo 2016

[10] Alcántara (Cáceres; Extremadura); 07 abril 2017

[11] Brozas (Cáceres; Extremadura); 14 marzo 2011

[12] Plasencia (Cáceres; Extremadura); 16 mayo 2016

[13] MALNAL, J. (1974): “European Marriage in Perspective”, en D. V. GLASS y D. E. C. EVERSLEY (eds.): Population in History. Páginas 104 – 143. Edward Arnold. Londres. Citado por CACHINERO SÁNCHEZ, B. (1982): «La evolución de la nupcialidad en España (1887-1975)», en REIS (Revista Española de Investigaciones Sociológicas). Volumen 20/82. Página 81. CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas). Madrid.

Nov 102018
 

Soledad Ucedo Ávila.

La ciudad de Coria se encuentra situada en el valle del río Alagón, y es el principal enclave del noroeste de la provincia de Cáceres. Goza de una privilegiada situación estratégica, tanto desde el punto de vista económico, por su fértil valle, como él de las comunicaciones, ya que es paso obligado hacia las tierras del norte y este de Portugal. Todo ello hace que sea importante núcleo de asentamiento desde épocas remotas, primero, el pueblo vetón, luego como municipio romano y posteriormente como medina musulmana y sede episcopal cristiana. Son precisamente estos dos últimos los que marcan el siglo que estudiamos.[1]

La educación es el proceso de socialización de un individuo. Al educarse una persona asimila y aprende conocimientos de la sociedad en la que vive, así, en Coria al igual que en Extremadura y España, la Baja Edad Media, se caracteriza por la aparición de la clase comercial o burguesía y la creación de las ciudades o burgos.

Por esta época comienzan a distinguirse dos grupos sociales muy diferenciados:

  • Los caballeros, que serían los clásicos burgueses de la época, propietarios de rebaños medianos, deseosos de controlar los pastos, la leña y el agua de las dehesas comunes.
  • Los pequeños propietarios, el simple pueblo llano, que no podrán oponerse al creciente control que realizaban sobre la villa y su tierra los caballeros.

Son los del primer grupo social, los caballeros, quienes ocupan cargos públicos del concejo y los únicos responsables de la conversión de la asamblea abierta en un concejo oligárquico, que sólo defiende aquellos intereses de los que lo dirigen. Esto ocasiona que el panorama económico general sea lamentable: a la propiedad de la tierra en manos de una minoría, a la concentración de la ganadería ovina en manos de la nobleza y de los eclesiásticos, hay que añadir los problemas derivados de un irracional aprovechamiento de los recursos. La producción de lana no se industrializa aquí, y el dinero que produce se invierte en el exterior extremeño porque los ricos y poderosos maestres, obispos y nobles, no residen en Extremadura. La inversión en productos de lujo contrasta con la imposibilidad que tiene una mayoría poblacional de lograr niveles dignos de subsistencia. En 1268 comprar ovejas es para el jornalero extremeño algo imposible, necesitaría dedicar íntegramente los salarios de varios años (Fig 1 y 2).

Fig. Nº 1

Fig. Nº 2

Las ciudades o burgos estaban rodeadas de murallas con puertas de acceso fortificadas que se cerraban por la noche para controlar las personas y las mercancías que entraban y salían. Las calles confluían en el espacio más importante, la Plaza Mayor, donde se instalaban los mercados y las ferias, a su alrededor estaban los edificios más importantes: el Ayuntamiento, la iglesia, el hospicio, etc.

Sus calles eran tortuosas, sucias y empinadas, estaban mal urbanizadas y carentes de higiene. Todos los desperdicios y basuras se echaban allí, siendo los cerdos los únicos encargados de “limpieza”, lo que ocasionó las terribles epidemias de peste. Otro gran peligro en las ciudades medievales eran los devastadores incendios, ya que la madera era principalmente el material de construcción. Por eso existía el toque de cubre fuego, para extinguir al acostarse los fuegos del hogar, tapando las brasas con ceniza.[2]

En el siglo XIII la enseñanza tuvo una orientación cristiana y se daba en los monasterios y en las escuelas episcopales, siendo éstas una institución de origen medieval que se desarrolló alrededor de las bibliotecas de las catedrales, de ahí que se les denominen también, escuelas catedralicias.

La catedral de Coria, ubicada donde se hallaban una antigua catedral visigoda, después, la mezquita mayor de la ciudad y en este siglo la iglesia catedral románica, se convirtió en el foco educativo y cultural de la ciudad, a pesar de que hasta mediados del siglo XIII la iglesia extremeña no parece sólidamente organizada, con anterioridad, debido a la invasión musulmana, ya que la presencia de estos en Extremadura, duró cinco siglos, desde el 711 hasta el 1232, no tenemos noticias de la constitución de los cabildos. Coria fue recuperada por los cristianosen el reinado de Alfonso VII de Castilla (Fig. 3).

Fig. Nº 3

Las circunstancias de inestabilidad política de los primeros años tras la recuperación de la ciudad cauriense, explica el origen tardío del cabildo y la composición básica del mismo. El obispo parece ser la única autoridad existente y el que controla los designios de la diócesis, sólo a partir de la segunda mitad de siglo y debido a los impulsos reconstituyentes del cardenal Gil para la iglesia hispana, encontramos los síntomas de organización, que para aumentar sus rentas mantenían ingentes cabañas ganaderas, con unos beneficios insuficientes, como ejemplo, si examinamos los privilegios otorgados a la catedral de Coria durante esta siglo, son muy escasos, ya que a las delimitaciones jurisdiccionales en cuanto al cobro de los derechos diocesanos, podemos observar las exenciones o privilegios concedidas en cuanto al pago del montazgo, tributo por el tránsito de ganado por el monte, en la que el obispo de Coria en los desplazamientos de su cabaña, intentaba aumentar su ganadería con los ganados provenientes de otras zonas, así los beneficios recaían sobre el propio obispo, no para la catedral que sus fondos provenían principalmente de las tercias reales del diezmo eclesiástico, es decir, el 10% del valor de las cosechas que se entregaban a la iglesia, al ser éste un impuesto sobre la producción agrícola, la situación económica estuvo fuertemente influida por las crisis agrarias que se producían regularmente.

Lo mismo ocurrió con la puesta en marcha de la regulación de las enseñanzas tanto de clérigos como de fieles diseñada desde el corazón del Obispado.

No fue hasta el año 1233 cuando aparecieron las primeras referencias sobre la composición del capítulo cauriense con las figuras del “vicario”, del “decanus”, el “cantor”, el “archidiaconus”, un “thesaurarius”, los “canonicus” y los “capellani”, todas con vocablos en latín, porque era este idioma el que constituía la lengua en la enseñanza, ya que fue la utilizada en toda Europa. Estos clérigos se regían por un sistema de vida reglado en comunidad.[3]

La enseñanza en esta escuela, impartidas por los clérigos, era, en un principio gratuita, pero los maestros recibían algunos regalos de los alumnos, en su mayoría varones, ya que su finalidad era la formación superior de personas para dedicarse al mundo eclesiástico. La educación de las niñas se confiaba a los conventos de mujeres. Había dos tipos de enseñanzas:

  1. LA SCHOLA MINOR, destinada a enseñar los conceptos básicos de lectura, escritura y canto, así como el latín (idioma universal de la época) a los estudiantes más jóvenes, lo que corresponde a una escuela elemental.
  2. LA SCHOLA MAJOR, que acogía a los estudiantes que habían adquirido los conceptos básicos, lo que corresponde a una escuela secundaria.

Los temas principales estaban orientados a la religión cristiana, siendo muy importante la lectura y estudio de la Biblia, se impartían otras materias estructuradas desde la época de Carlomagno en el siglo IX, en las que se buscaba revivir el sabor clásico estableciendo los programas de estudio a partir de las siete artes liberales: El Trivium o enseñanzas literarias, que incluía el estudio de gramática, retórica y dialéctica y El Quadrivium o enseñanzas científicas donde se estudiaba aritmética, geometría astronomía y música [4] (Fig 4).

Fig. Nº 4

La catedral transmitía toda la cultura del Obispado de Coria por la presencia de diferentes educadores en la escuela catedralicia, que enseñaban estas doctrinas cristianas y otros saberes a los estudiantes, como ya hemos dicho, todas influenciadas, al igual que en Europa en la Edad Media, a través de la escuela fundada, tres siglos antes, por San Isidoro de Sevilla, que se le considera en la historia el hombre más sabio de su tiempo. Escribió obras históricas, filosóficas, teológicas y gramaticales. La más conocida son “Las Etimologías”, monumental enciclopedia que refleja la evolución del conocimiento desde la antigüedad pagana y cristiana hasta el siglo VII. Este texto, también llamado Orígenes y dividido en veinte libros, con 448 capítulos, constituye una enorme obra enciclopédica en la que se recogen temas de teología, historia, literatura, arte, derecho, gramática, cosmología y ciencias naturales.[5]

Alfonso IX de León, fue un hombre ilustrado y adelantado a su tiempo, planteó las primeras Cortes, que permitían la participación de diversos sectores de la población, no sólo los nobles. Hizo una labor importante en cuanto a la reconquista en Extremadura, estuvo en Coria en el 1224 y la cultura en Coria, al igual que la vida social se vio favorecida cuando, Alfonso IX concede el primer fuero, ley o conjunto de derechos que el monarca permite a esta ciudad, redactado en latín y muy extenso, vigente en un periodo de tiempo entre 1208 y 1227 (Fig 5).

Fig. Nº 5

También fue muy importante para el funcionamiento general de la catedral de Coria, la coordinación del arzobispo, dignidades y canónigos caurienses con el arzobispo de Compostela, que desde el hallazgo del sepulcro del Apóstol Santiago en el siglo IX, la ciudad de Compostela, era lugar de acogida a los peregrinos cristianos de toda España, que como protección de los musulmanes, que aún permanecían por estas tierras, se crearon algunas órdenes religiosas y militares, como la de Alcántara, los templarios o la de Santiago,esta última, tuvo su origen en Cáceres yel nombre definitivo de la Orden tiene su fundamento en la devoción que durante los siglos medievales se tuvo en España al Apóstol Santiago. Toda España considera a Santiago el Mayor como el primero en predicar el evangelio a los habitantes de Hispania.

Las reuniones frecuentes de los canónigos caurienses con el arzobispo de Compostela dio como fruto las primeras Constituciones para la catedral de Coria, cuyo objetivo principal era procurar el establecimiento de unas reglas o normas básicas para el buen funcionamiento de su iglesia, unificando criterios y fortaleciendo la conservación de los privilegios ya concedidos. El arzobispo de Compostela ordenaba que en la Iglesia Catedral de Coria siempre hubiera un sacerdote cuya misión principal era cantar misa en el altar mayor los días festivos y otros días a requerimiento del chantre, canónigo, que dirigía el coro de la catedral, también decir la misa canónica de su beneficio o la ordinaria en el altar de la capilla de San Miguel; servir en el coro en las horas canónicas; oír las confesiones; imponer las penitencias y administrar los distintos sacramentos, recibiendo como renta las ofrendas del altar, así como los diezmos y otros impuestos de los parroquianos pertenecientes a esta iglesia. Este capellán perpetuo era presentado por el deán, sacerdote que preside el cabildo después del obispo.

Con toda esta actividad organizada se podía observar una evolución positiva en el mundo de la cultura en la ciudad de Coria. El 23 de abril de 1261, Alfonso X “el Sabio” otorga a la catedral un Privilegio Rodado, donde podemos observar la rueda con las armas reales y en su interior el nombre del rey. Se conserva en el museo catedralicio del claustro de la catedral actual [6] (Fig 6).

Fig. Nº 6

Es primordial en este siglo en lo que a la educación se refiere, por el afán de aprender y ampliar conocimientos, la aparición de las universidades en toda Europa, principalmente en Bolonia, Oxford, París o Cambridge.En España, para descubrir los orígenes de la universidad hay que trasladarse a Palencia, al año 1212. Es cuando el rey Alfonso VIII de Castilla otorgó el reconocimiento oficial del StudiumGenerale de Palencia, destacándolo como centro de estudios superiores por excelencia y concediéndole una renta anual para su mantenimiento. Los alumnos de Palencia salían con el título de licenciados en Teología y Artes, tras cursar los dos ciclos de enseñanza que existían: el Trivium (Gramática, Retórica y Lógica) y el Quadrivium (Aritmética, Geometría, Astronomía y Música), pero, Alfonso IX de León, decidió trasladar la universidad a Salamanca en 1218, que se acerca ahora a cumplir los 800 años de historia ininterrumpida, creando, promocionando y divulgando el conocimiento, pasando por ella profesores, personajes ilustres, como Fray Luis de León o Miguel de Unamuno, entre otros.

Esta escuela fundada por Alfonso IX no se considera universidad propiamente dicha, pero sí fue el precedente más inmediato de las universidades, bastando sólo ligeras modificaciones operadas en su vida externa para convertirse en tales, sin necesidad de alterar sus métodos de enseñanza, ni planes de estudio. Esta transformación se realizó en Salamanca, ya en el reinado de Fernando III, “El Santo”, que cuando lograba la unidad real de León y Castilla, estableció en nuestro suelo, bajo los mejores y más gratos auspicios, la primera Universidad española, así brillantemente comenzó la vida universitaria en la ciudad de Salamanca, llena de energía y ganas de prestigio como se observa en los solemnes actos académicos desde la obtención de la Bula Pontificia de reconocimiento y la licentiadocendi o autorización para ejercer la docencia a los profesores de la Universidad. [7]

Durante el reinado de Alfonso X “El Sabio”, hijo de Fernando III, en la Universidad de Salamanca hubo un gran esplendor. [8] El Rey Sabio en “Las Partidas”, la define: “La Universidad es el ayuntamiento o asociación de maestros y discípulos cuyo jefe es el Rector…” Con el afán de dar viguroso impulso a la cultura de España, el Rey hizo que se tradujeran al latín las mejores obras de los griegos, que los árabes nos dieron a conocer en su lengua, también las que estos habían compuesto sobre Matemáticas, Química, Medicina y Astronomía. Toda esta actividad tuvo una gran repercusión en el mundo científico, así la Universidad de Salamanca vio ocupada en poco tiempo sus aulas por discípulos de otros países, atraídos tanto por su renombre y fama como por la generosa emulación que supo despertar en todos. Hubo intercambio de libros, profesores y estudiantes en las distintas facultades.

Alfonso X dotó a la universidad de unos estatutos que definían su sistema de financiación y creaban el cargo de bibliotecario y nuevas cátedras, así en un primer estudio contó, según el decreto del año 1254, con el siguiente profesorado:

  • Un maestro en leyes, para impartir la asignatura de Derecho.
  • Otro maestro en decretos, término que procede del latín “decretum” que trata sobre la autoridad de una materia. Es un tipo de acto administrativo emanado del poder ejecutivo y que posee un contenido normativo reglamentario.
  • Dos de decretales, para escribir las cartas de los Papas donde se comunicaban las decisiones referentes a cuestiones disciplinarias.
  • Dos de lógica, es decir filosofía para estudiar las formas y principios generales que rigen el conocimiento y el pensamiento humano.
  • Dos de gramática, para que desde el punto de vista lingüístico se hablara y escribiera correctamente las lenguas, castellana y latina.
  • Dos de física o medicina
  • Un apotecario, es decir, boticario o farmacéutico con conocimientos detallados de medicamentos. Etimológicamente procede del sustantivo “apoteca” o botica y del sufijo “ario” que indica que recibe algo.
  • Un bibliotecario, ya que contaba con una biblioteca pública, con 2774 manuscritos en aquella época.
  • Dos conservadores, que defendían los valores familiares y religiosos, bajo la autoridad del obispo, el decano y el rector.
  • Uno de órgano, para en la asignatura de música, enseñar el manejo de este instrumento armónico de teclado.

El espaldarazo final le llegó en el año 1255 con la bula del papaAlejandro IV, que aprueba la creación de la universidad de Salamanca y le concede sello propio, así como la licentia ubique docendi, con la que se reconocía la validez de los grados otorgados por la Universidad de Salamanca en todo el mundo. [9] (Fig 7).

Fig. Nº 7

La institución tardó siglos en tener edificios propios donde impartir la docencia. Hasta el siglo XV, las clases se daban en el claustro de la Catedral Vieja y en casas alquiladas al cabildo.

Los estudiantes, clérigos o fieles, que recibían educación en la escuela catedralicia de Coria cuando finalizaban sus estudios en ésta, bien por voluntad propia o por consejo de otros clérigos, decidían realizar estudios superiores, estudios que, una gran mayoría, los realizaban en la Universidad de Salamanca, al igual que otros procedentes de diferentes ciudades como Plasencia, Trujillo o Cáceres, ya que la universidad atraía más al mundo urbano que al rural. El que el porcentaje de matrículas fuera numeroso en la USAL es debido a diversos factores, entre ellos cabría destacar, en primer lugar, razones socio-económicas. Matricularse en ésta no resultaba aparentemente costoso. Sin embargo, el mero hecho de trasladarse a una ciudad distinta encarecía el precio de los estudios, y dependiendo del estatus, los vínculos o la suerte, había diversas formas de mantenerse en una ciudad universitaria como Salamanca. Los estudiantes más pobres intentaban sobrevivir mediante algunas de las becas que otorgaban los colegios, por medio de la protección eclesial, como sirvientes de un estudiante adinerado, otro factor es la proximidad desde el punto de vista geográfico, Coria y Salamanca están relativamente cercas y hay que añadir los intelectuales, miembros de la sociedad más cultivados que habían recibido una educación de primeras letras en las escuela monacal o episcopal, así como nociones básicas del latín.

Finaliza así mi trabajo, ya que se centra en la educación recibida en la escuela episcopal de la catedral de Coria en el siglo XIII, pero esta catedral ha seguido su actividad eclesiástica y cultural (conciertos, conferencias,…) hasta hoy. Sí, ha cambiado su infraestructura con respecto al siglo XIII, conservando de la catedral visigoda una solería de mosaicos geométricos, soterrados en lo que hoy es la crujía sur del claustro, que se pretende destapar próximamente para que pueda ser apreciado por el personal que visite el claustro. Vestigio también visigodo, que se conserva en este museo, es un Cimacio, elemento arquitectónico que remata el capitel de una columna (Fig 8).

Fig. Nº 8

No hay restos de la mezquita musulmana, pero sí de la catedral románica, donde se centra este trabajo, conservándose un par de canecillos y en la capilla de la Inmaculada, situada en la base de la torre, de planta cuadrangular, un escudo propiedad de la familia Maldonado en la pared exterior de la capilla, que la tenían como panteón familiar.

A este templo románico se le añadió un claustro mudéjar durante el siglo XIV, luego sustituido por el actual gótico, a mediados del siglo XV. Es a finales de este siglo cuando el obispo Pedro Ximénez de Préxamo decide, por problemas de espacio, derribar la iglesia románica y comenzar a construir una nueva. La traza aprobada fue la presentada por Bartolomé de Pelayos, esta traza, aunque luego modificada, será la que dará en esencia la forma al nuevo templo. La catedral es de estilo gótico de transición, con importantes añadidos platerescos ybarrocos. En su interior guarda una magnífica colección de pintura, escultura y orfebrería. [10] (Fig 9).

Fig. Nº 9

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. Saiz Conde y J.J. Arenaza Lasagabaster. Historia del Arte y la Cultura. Ediciones S.M. Madrid, 1961.

Fernando Lázaro y E. Correa Calderón. Antología Literaria, 6º curso. Ediciones Anaya. Salamanca, 1972.

Fernando Lázaro y E. Correa Calderón. Curso de Literatura (Española y Universal). Ediciones Anaya. Salamanca, 1972.

Espasa-Calpe. Enciclopedia Universal Ilustrada, tomos XXII y LXV. Editorial Espasa-Calpe, S.A. Madrid 1929.

www.chdetrujillo.com

www.turismoextremadura.com/catedral de Coria

 

 

FUENTES HISTÓRICAS

[1] WIKIPEDIA .- Coria. Punto 2.- Geografía física /Punto 3-2 Edad Media

[2] V. Saiz Conde y J.J. Arenaza Lasagabaster. Historia del Arte y la Cultura. Págs. 107 y 108 Ediciones S.M. Madrid, 1961.

[3] WIKIPEDIA.- Catedral de Santa Mª de la Asunción de Coria. Punto 1. Historia.

[4] V. Saiz Conde y J.J. Arenaza Lasagabaster. Historia del Arte y la Cultura. Págs. 74 y 110 Ediciones S.M. Madrid, 1961

[5] V. Saiz Conde y J.J. Arenaza Lasagabaster. Historia del Arte y la Cultura. Pág. 74 Ediciones S.M. Madrid, 1961.

[6] García- Mogollón- Florencio. Catedral de Coria. Wikipedia. Edilesa 1999

[7] Espasa-Calpe. Enciclopedia Universal Ilustrada, tomo LXV. Pág. 1154 Editorial Espasa-Calpe, S.A. Madrid 1929.

[8] Fernando Lázaro y E. Correa Calderón. Curso de Literatura (Española y Universal). Págs. 110 y 111. Ediciones Anaya. Salamanca, 1972.

[9] Espasa-Calpe. Enciclopedia Universal Ilustrada, tomo LXV. Pág. 1159 Editorial Espasa-Calpe, S.A. Madrid 1929.

[10] WIKIPEDIA.- Coria. Puntos 3 Historia: 3.1 Prehistoria y antigüedad/ 3.2 Edad Media y 10 Patrimonio: 10.2 Edificios religiosos/ 10.3 monumentos.

 

 

 

Nov 092018
 

 

Dra. Guadalupe Pérez Ortiz. Directora de los Archivos Eclesiásticos de Mérida-Badajoz. mgperort@gmail.com

Francisco González Lozano. Rector del Seminario Metropolitano San Atón de Badajoz. fglozano@hotmail.com

 PROVISIONAL

RESUMEN. El trazado de genealogías se ve ampliamente respaldado en el marco de los archivos de la Iglesia. Sin embargo, esta fuente de contenidos es inversamente proporcional a los medios, a la formación, al tiempo, etc., tanto por parte de los archiveros como de los usuarios. Somos conscientes que para la consecución de un buen estudio genealógico es imprescindible utilizar un método como herramienta de recolección de información, representación y análisis. A lo largo de este trabajo ofreceremos pautas que nos conduzcan hacia una nueva praxis archivístico-eclesiástica en contenidos genealógicos. Especialmente significativos serán los apartados dedicados al conocimiento de los archivos parroquiales de la Baja Extremadura que desde 2013 se han concentrado en los Archivos Eclesiásticos de Mérida-Badajoz.

 

  1. Introducción

 

En los últimos años la genealogía ha adquirido un despertar muy importante, en cuanto a su carácter de ciencia auxiliar de la historia, la demografía, la economía, la sociología, etc. Sin embargo, los estudios sobre la historia de las familias se afrontan en muchas ocasiones sin una formación en la materia; cualquier persona puede interesarse por los orígenes de su familia.

Los archiveros eclesiásticos dan fe de que en la actualidad un número elevado de sus usuarios carecen de formación específica al respecto; nos referimos con ello tanto a aspectos archivísticos como de tipo genealógico propiamente dichos. Sin embargo, las cuestiones genealógicas son un tipo de trabajo que se sitúa dentro de una disciplina científica y eso conlleva la utilización de una metodología y herramientas determinadas.

Los archivos eclesiásticos, especialmente los parroquiales y diocesanos, en aquellas diócesis donde se ha producido una concentración de registros parroquiales[1], día a día, se ven repletos de usuarios que intentan localizar datos que les permitan trazar historias, ya sea para investigaciones exhaustivas que dan lugar a estudios y publicaciones sobre temas genealógicos, ya sea para la simple localización de sus antepasados. Ante ello, el archivero eclesiástico debe estar preparado. Asimismo, consideramos que la formación de nuestros usuarios es también una cuestión primordial en todo este proceso, que incluye, claro está, la enseñanza y la investigación, pues estos aspectos son ineludibles para alcanzar unos satisfactorios resultados. Somos conscientes de que que analizar esta problemática es una cuestión absolutamente necesaria en el siglo XXI, cuando podemos afirmar que estamos ante un boom genealógico.

 

  1. Aproximación a las fuentes de información

 

En la antigüedad la tradición oral era fundamental en cuestiones de carácter genealógico pero el devenir de los tiempos nos sitúa el documento como la primera y principal fuente de datos fiables para el trazado de genealogías.

Una de las reglas básicas de la genealogía consiste en no dar por cierto nada hasta que no ha sido constatado por medio de un documento.

Para la construcción de un perfil genealógico se necesitan datos que proporcionen la suficiente información sobre nuestros parientes o sujetos de interés: nombres, apellidos, fechas, lugares, etc., relacionados con nuestra ascendencia. Estos son los datos que los usuarios deben localizar en los archivos; para ello, es muy útil y facilitaría enormemente la labor del archivero que el usuario sepa dónde y cómo localizar esos contenidos, es decir, que pueda utilizar las herramientas con las que contamos en nuestros centros: inventarios, guías, cuadros de clasificación, etc.

En España, las fuentes principales para la investigación genealógica son dos: los archivos civiles y los eclesiásticos, de estos últimos los más relevantes son los registros parroquiales en los que profundizaremos a lo largo de nuestra investigación (registros de bautismos, matrimonios y defunciones); aunque existen otras tipologías archivístico-eclesiásticas que contienen datos para el trazado de genealogías: archivos diocesanos (especialmente los que tienen concentrados los registros parroquiales), archivos de órdenes religiosas, archivos de beneficencia y archivos de seminarios. También existen, aunque en menor medida e importancia, los archivos familiares que en algunos casos son fuente de datos genealógicos muy relevantes. En base a ello podemos detectar dos problemas: en primer lugar, nuestros usuarios desconocen a qué archivos deben acudir; si nos centramos en los archivos eclesiásticos no saben más allá de los registros parroquiales, qué otros archivos eclesiásticos pueden proporcionales datos de carácter genealógico; y en segundo término, dónde y cómo localizar los contenidos genealógicos dentro de los cuadros de clasificación de los diferentes archivos.

Veamos brevemente cada uno de estos tres grupos de archivos que contienen datos de carácter genealógico:

Respecto a los archivos particulares o familiares, numerosas personas conservan documentación referida a su familia, que puede resultar de suma utilidad, incluso algunos han bosquejado árboles genealógicos que han servido de referencia para enriquecer ciertas investigaciones. En España la mayor parte de los archivos personales y familiares se hallan custodiados en instituciones públicas, entre las que destacan los archivos estatales[2]. Podremos encontrar documentos tales como fotografías, cartas, diarios, invitaciones, libros de familia, cartillas militares, libros de escolaridad, títulos de propiedad, carnés, recortes de obituarios, etc.

En cuanto a los archivos civiles en España, el primero se puso en marcha en el año 1841 y fue sustituido por un nuevo sistema, todavía vigente en la actualidad, a partir del 1 de enero de 1871[3]. Anteriores a esa fecha los datos útiles para investigaciones genealógicas se sitúan exclusivamente en los archivos eclesiásticos, de ahí la afluencia máxima que en los últimos tiempos acontece en nuestros archivos.

Los archivos civiles fueron creados siguiendo la estructura de los eclesiásticos; sus registros recogen anotaciones de nacimientos, matrimonios y defunciones independientemente de la condición religiosa del individuo.

Los documentos fundamentales del registro civil son: la partida de nacimiento, la de matrimonio y el certificado de defunción.

En la partida de nacimiento constan el nombre y los apellidos del recién nacido, hora, día, mes y año, población, calle, número en donde se produjo el nacimiento o clínica, pero en dicho caso figura el domicilio de los padres; fecha, lugar de nacimiento, estado, edad y profesión de los mismos, así como sus nombres y apellidos y lugar de nacimiento, estado y nombre de los abuelos paternos y maternos, profesiones y fecha en que se extendió el asiento, así como los testigos presentes en el acto de la inscripción y la firma de todos ellos.

En la partida de matrimonio, el nombre y apellidos de los contrayentes, con indicación de estado, domicilio y nacionalidad, fechas y lugares de sus nacimientos y nombres de sus padres, naturaleza de los mismos, fecha del acta y testigos.

Finalmente en el certificado de defunción, el nombre y apellidos, estado, nacionalidad, profesión y fecha de nacimiento, nombre del padre y de la madre, hora, día, mes y año y lugar del fallecimiento, causa del mismo y cementerio en donde recibió sepultura el cadáver, nombre del padre y de la madre, del consorte e hijos, si los tuviere, así como la fecha de cuando se extendió el asiento, nombre del declarante y nombre del médico que extendió el certificado.

Respecto a los archivos eclesiásticos, son considerados como las fuentes más relevantes para el trazado de genealogías, especialmente cuando no existían los registros civiles[4]. A partir de la celebración del Concilio de Trento en 1563, las parroquias quedan obligadas a recoger en libros los datos de sus feligreses, especialmente los relativos a nacimientos, matrimonios y defunciones[5]. Esta normativa será de aplicación obligatoria en España desde el 12 de julio de 1564, fecha en que el rey Felipe II decretó oficialmente la ejecución de lo acordado en el Concilio[6].

Aunque los archivos parroquiales son la fuente fundamental de contenidos genealógicos desde el siglo XVI en España, no son los únicos que proporcionan este tipo de datos en el marco de los archivos de la Iglesia. Nuestros usuarios deben por tanto conocer otros archivos eclesiásticos portadores también de estos contenidos, máxime cuando algunos archivos parroquiales han desaparecido por diferentes vicisitudes a lo largo de los tiempos (guerras, incendios, expolios, saqueos, etc.). Estos archivos, como ya hemos señalado en párrafos anteriores, son los archivos diocesanos, de órdenes religiosas, de beneficencia y de seminarios. Cada uno de ellos contiene información de las personas que han pasado por sus instituciones, aportando en muchos casos datos únicos a los estudios genealógicos, especialmente interesantes a aquellos que van más allá de la mera consecución de un árbol genealógico.

 

  1. Procedimiento para una consulta eficaz (técnicas y métodos)

 

Los archiveros eclesiásticos dan fe de que en la actualidad un número elevado de sus usuarios carecen de formación para emprender estudios de carácter genealógicos.

Una cuestión importante a nivel metodológico que debe comprometer a los archiveros eclesiásticos es transmitir a sus usuarios que la ejecución de un método conlleva una serie de principios o reglas que les van a facilitar ejecutar una correcta reconstrucción genealógica, a saber:

  1. Optar siempre por fuentes documentales frente a las de tipo oral.
  2. Dar prioridad absoluta a los testimonios oficiales sobre los relatos de tipo personal.
  3. Contrastar los datos a partir de los documentos.
  4. Saber que las fuentes cuyo autor están más cercanas en el tiempo y lugar a los hechos que se investigan serán prioritarias.
  5. Comprobar la veracidad de los documentos y la identidad de las personas que en ellos aparecen, pues uno de los fallos más comunes en nuestros usuarios es la confusión entre personas con un mismo nombre o incluso con los mismos nombres y apellidos, y ante esta situación nuestros usuarios deben cerciorarse de la identidad concreta de cada miembro de la familia en base a otros datos o fechas.
  6. Tener presente que es muy aconsejable, especialmente en documentos antiguos, revisar el papel, las tinturas, la escritura y tipografía empleada, con el fin de ver que esos elementos concuerdan con la época en la que se sitúan sus búsquedas.

La investigación genealógica es un tipo de estudio que precisa del conocimiento de muchas temáticas para conseguir unos resultados positivos; en definitiva precisa de un método. En principio, cualquier técnica o método de investigación puede ser dirigida a los estudios genealógicos, lo cierto es que hay uno que está especialmente ligado a ellos, por cuanto consiste básicamente en la reconstrucción de las relaciones familiares.

En la investigación social, la antropología se ha destacado por desarrollar técnicas de recolección de datos y análisis conceptual conocidas como método genealógico[7]. Podemos definir el método genealógico como el procedimiento técnico por el cual un investigador efectúa una recolección de datos sobre los integrantes -tanto ascendientes como descendientes- de una o más familias y efectúa después el procesamiento y análisis de esa información[8].

Como primera tarea para utilizar este método deberemos recoger la información y registrarla en forma sistemática. Comenzamos con Ego, nuestro informante, y empezamos a anotar los nombres y datos de cada una de las personas que éste o ésta considera sus parientes. Utilizaremos algunas convenciones para graficar estos datos[9].

En nuestra familia reconocemos dos tipos básicos de relaciones, aquellas definidas por la relación conyugal o afín, la que identificaremos conectando un triángulo, nuestro símbolo para hombre, con un círculo, nuestro símbolo para mujer, a través de dos líneas horizontales paralelas. Podemos escoger diferenciar el tipo de línea para identificar un matrimonio legal de una unión consensual y podemos cruzar estas líneas por una diagonal para representar que la relación ha sido descontinuada. De la misma manera cruzaremos el símbolo que identifica el sexo de la persona, cuando ésta ha fallecido.

Imagen n.º 1- Relación conyugal o afín

El otro tipo de relación será la relación consanguínea[10] que será la que representa la relación de Ego con sus padres, sus hermanos y sus hijos y que representaremos conectando a Ego y sus consanguíneos a través de una línea vertical u horizontal.

Imagen n.º 2- Relación de consanguinidad

Existe una tercera posibilidad de parentesco que deberemos tomar en consideración y seria el parentesco ficticio o ritual para la cual también deberemos establecer una convención[11].

Imagen n.º 3- Relación ficticia o ritual

Además, el método genealógico nos permite adentrarnos en otros patrones como oficios, localizaciones, escolaridad, conductas, matrimonios, fecundidad, educación, enfermedades, etc.

Los datos que nuestros usuarios van recopilando en el archivo, tras la consulta de los documentos, pueden ir anotándose en unas tarjetas. Si creamos un modelo tipo, facilitaremos a los usuarios, especialmente a aquellos con menor formación en contenidos genealógicos, unos patrones de búsqueda que darán efectivos resultados porque evitarán que se dispersen en las consultas, una de las principales problemáticas que encontramos, y se concentren en los datos que les van a ser realmente útiles en sus investigaciones.

Registro genealógico en archivos eclesiásticos

 

Nº:       RELACIÓN CON X:

 

NOMBRES:                             APELLIDOS:

 

DATOS PERSONALES:EDAD         SEXO             OTROS

 

LUGAR DE NACIMIENTO: RURAL     URBANO

 

MOVIMIENTOS ESPACIALES: DESDE   HACIA

 

DATOS MÉDICOS: (ENFERMEDADES O TENDENCIAS):

 

ESCOLARIDAD:

 

PROFESIÓN U OFICIO:

 

LUGAR  DE TRABAJO:

Imagen n.º 4- Registro de datos

Esta tarjeta es un modelo mínimo que consideramos puede ser de gran utilidad en el marco de los archivos eclesiásticos. Posteriormente y dependiendo del interés específico de la investigación pueden incluirse más datos para ser consultados en archivos civiles: religión, afinidad política o sindical; cuestiones económicas, etc.

 

  1. Los archivos parroquiales principal fuente de contenidos genealógicos

 

La iniciación de los libros parroquiales en concreto puede variar dependiendo de qué país se trata para el que tratas de averiguar información, pero es en la Edad Media cuando se empiezan a anotar los datos de actos religiosos oficiales. Entradas más detalladas comienzan a partir de mediados del siglo XIX.

Como ya indicábamos, a partir de la celebración del Concilio de Trento en 1563, las parroquias quedaron obligadas a recoger en libros los datos de sus feligreses, especialmente los relativos a nacimientos, matrimonios y defunciones[12]. Por tanto, los registros parroquiales se convierten en la primera fuente de consulta para el trazado de genealogías.

Los genealogistas deberán consular los registros sacramentales contenidos en los archivos parroquiales. Esta primera serie agrupa a su vez, en líneas generales, las series correspondientes a los registros de actas de cinco o seis de los siete sacramentos administrados por la Iglesia; excepto el del Orden sacerdotal, que aparecerá en archivos de obispados y de seminarios. Además pueden localizarse registros especiales, como registros de bautismos reservados, de bautismos de expósitos, de primeras comuniones o de defunciones en hospitales, etc.

De Bautismos. Esta serie contiene las inscripciones de actas de bautizos. Al nombre del bautizado, fecha del bautizo, nombre del padre y sacerdote oficiante, se añadieron poco a poco otras circunstancias y nombres, como lugar de nacimiento, legitimidad o no del bautizado, profesión del padre, nombre de la madre, nombre de los abuelos, nombre de los padrinos, las parroquias de donde son naturales, etc. Las partidas van numeradas y en los márgenes de las mismas, además del nombre del bautizado y sus dos apellidos, puede haber diversas anotaciones: niños mellizos, partos prematuros, cambio de párroco, confirmación o matrimonio posterior con referencia exacta en el registro correspondiente, etc.

 

Libros de Bautismo
 

·               el nombre de los padres/ a veces los padrinos

·               el nombre de la localidad

·               hoy en día: la fecha completa, algunas veces la hora del nacimiento, el santo abogado bajo cuyo patrocinio nació, abuelos paternos y maternos, testigos.

Imagen n.º 5- Libro de bautismo

Imagen n.º 6- Registro bautismo

 

En los libros actuales, al margen se señala la fecha de confirmación, matrimonio u orden sacerdotal, datos de sumo interés para las investigaciones genealógicas.

 

De Matrimonios. En las actas registradas se suele indicar además del nombre de los contrayentes su estado de libertad y soltería, naturaleza y vecindad, la no existencia de impedimentos, la ejecución de las tres canónicas amonestaciones pertinentes, las dispensas eclesiásticas si las hubiese, el nombre y apellido de los padres y padrinos, el nombre del sacerdote oficiante, de los testigos, etc. Al margen suele inscribirse el nombre completo de ambos contrayentes.

Libros de matrimonios
 

·               la fecha del matrimonio

·               nombre y edad de la pareja,  así como el nombre y procedencia de sus padres

·               el consentimiento al matrimonio de los padres

·               el nombre de los padrinos y testigos

·               el grado de parentesco de los novios, con su correspondiente dispensa, si se necesitara en caso de parientes consanguíneos.

Estos libros nos informan sobre la nupcialidad, sobre la edad y el origen de los novios, sobre el celibato masculino y femenino y también sobre la duración de los matrimonios.

Imagen n.º 7- Registro de matrimonio

 

De Comuniones. Aquí queremos comprender únicamente aquellos libros en que se hayan registrado actas o listas de personas que comulgaron o confesaron.

De Confirmaciones. No en todas las parroquias existía un libro en el que constaran relaciones nominales de confirmados; en muchos de los casos, se solían anotar en el libro de bautismos. Algunas anotaciones complementarias como nombre del obispo confirmante, padrinos, etc., figuraban casi siempre en el encabezamiento o final de las listas. En estos registros es muy interesante la figura del padrino porque en muchos casos se aporta la relación de parentesco o no, que mantiene con el confirmado, ampliando por tanto el marco de referencia genealógico.

De Defunciones. Esta serie corresponde a actas de fieles que han recibido el sacramento de la unción, extremaunción y sepultura eclesiástica. En algunos lugares junto a los datos prosopográficos (fecha, nombre, apellidos, estado civil, edad y profesión del difunto, causa de la muerte, nombre del cónyuge del difunto, datos de los padres, etc.) se registraban también sus últimas voluntades. Al margen suele inscribirse el nombre completo del difunto.

Libros de defunciones
 

·               fecha del fallecimiento

·               nombre de la persona fallecida

Hoy en día: el lugar de sepultura, padres, pareja e hijos, causa de fallecimiento, si hizo testamento con cláusulas a favor de la Iglesia, si recibió los últimos sacramentos en su postrera enfermedad.

Hay también información sobre el índice de mortalidad, mortalidad infantil, causas de esta mortalidad como puede ser enfermedades, epidemias, catástrofes naturales y malas cosechas.

Imagen n.º 8- Registro de defunción

 

  1. Los fondos parroquiales de la Baja Extremadura concentrados en los Archivos Eclesiásticos de Mérida-Badajoz

 

Los diferentes contenidos expuestos en los apartados anteriores son concretados y puestos en práctica en los Archivos Eclesiásticos de Mérida-Badajoz.

El masivo uso que se está dando de los registros parroquiales para el trazado de genealogías en España desde hace más de dos década hizo replantearse a los obispos de las diferentes diócesis españolas la necesidad de salvaguardar a la vez que dar uso del patrimonio archivístico que contenían sus parroquias.

La Asociación de Archiveros de la Iglesia y un nutrido grupo de expertos recomendó a los prelados emprender tareas de concentración de archivos parroquiales en un único lugar con el fin de prestar mejor servicio pero sobretodo de proteger un patrimonio único.

En el marco de unas nuevas instalaciones, inauguradas por el arzobispo don Santiago García Aracil en septiembre de 2007, y con la firme idea de salvaguardar el patrimonio archivístico que custodian las parroquias distribuidas por la geografía de la baja Extremadura, así como de dar una mejor atención a los usuarios, se decide el traslado de dichos fondos a los Archivos Eclesiásticos de Mérida-Badajoz, situados en Badajoz capital.

En un primer momento, esta medida supuso un foco de controversia entre diferentes colectivos pero los hechos nos permiten constatar que la concentración de archivos, cada vez más usual en las diferentes diócesis españolas, permite a los investigadores acceder de una forma más provechosa a los recursos existentes. Debemos tener en cuenta que en los Archivos Eclesiásticos de Mérida Badajoz se concentran además de los registros parroquiales, los fondos diocesanos, de la orden de Alcántara, de la orden de Santiago y de la catedral. De este modo cuando los investigadores, especialmente aquellos que vienen de fuera, acceden a nuestras instalaciones multiplican los recursos documentales a los que pueden acceder de forma muy significativa y sin moverse de lugar.

Para ello, en el año 2011, se acondiciona una amplia sala-depósito y durante los años 2012-2013 se produce el traslado de los diferentes depósitos parroquiales a los archivos eclesiásticos, gracias a la encomiable labor realizada por los párrocos, que debieron inventariar la documentación y prepararla para su traslado, y por el archivero del momento que organizó y coordinó el traslado.

Imagen n.º 9. Depósitos archivos parroquiales de Mérida-Badajoz

En la actualidad salvo excepciones (Bienvenida, Entrín Alto y Bajo, Quintana de la Serena, Higuera de la Serena, Magacela, Reina (matrimonios y defunciones), Peraleda del Zaucejo, Puerto Hurraco y Villanueva de la Serena) cuya documentación desapareció por diversos avatares: guerras, incendios, etc., se custodian y se ponen a disposición de nuestros usuarios en nuestras instalaciones los fondos archivísticos de todas las parroquias de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz.

La cronología de dicha documentación se distribuye entre los siglos XV al XX. Siendo la fecha de datación más antigua la referida a un libro de bautismos de la localidad de Llerena (Parroquia de Nuestra Señora de la Granada) cuya fecha de inicio es el año 1440. La fecha límite que se fijó en el traslado era del año 1900 pero por la propia estructura de los libros sacramentales algunas poblaciones abarcan fechas más reciente. Teniendo en cuenta este hecho, deberemos seguir siempre las directrices vigentes en cuanto a la protección de datos se refiere y por tanto, no se podrá consultar documentación con una fecha de datación inferior a los cien años de antigüedad.

Los fondos provenientes de las parroquias de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz pueden ser divididos en dos grandes bloques:

Registros sacramentales: bautismos, matrimonios, defunciones, defunciones de párvulos y confirmaciones. Son los que utilizan principalmente nuestros usuarios para los estudios genealógicos.

En la actualidad tenemos en el archivo más de 20 personas confeccionando sus árboles genealógicos y desde principios de año hemos atendido más de 200 solicitudes vía postal y mail. Para ello se les pide a nuestros usuarios mediante un sencillo formulario que aporten de la forma más precisa posible el nombre completo, la población y el año. Hay que tener en cuenta que nuestros archivos no se encuentran indexados y la gran mayoría de los libros no aportan índices, por lo que nuestros usuarios deben ser muy precisos a la hora de realizar sus solicitudes, porque de este hecho depende que las búsquedas genealógicas den resultados positivos o no.

 

Otras grandes temáticas: cofradías y hermandades, fundaciones, libros de cuentas, padrones, testamentos, libros de fábrica, libros becerro, etc.

 

Los padrones parroquiales son una fuente muy interesante para el estudio de las poblaciones y son de utilidad para nuestros usuarios cuando las búsquedas en los libros sacramentales no aportan los datos que esperan. Las principales problemáticas son que en el caso de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz únicamente un reducido número de parroquias (10%) aporta estos libros y por otra parte, que los usuarios desconocen esta fuente como importante para el trazado de perfiles genealógicos.

 

  1. Distribución de los archivos parroquiales de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz por población y año

 

Exponemos a continuación una amplia tabla con los diferentes pueblos que integran la Archidiócesis de Mérida-Badajoz en la que se incluyen los registros parroquiales y las fechas extremas que cada una de estas poblaciones abarca.

Está tabla es de gran utilidad para nuestros investigadores que realizan estudios sobre cuestiones genealógicas dado que es la primera toma de contacto con estas cuestiones cuando llegan a nuestro archivo y les permite trazar un mapa cronológico de la Baja Extremadura en cuanto a registros sacramentales se refiere.

 

LOCALIDAD BAUTISMOS ÍND. MATRIMONIOS ÍND. DEFUNCIONES ÍND. CONFIRMACIONES
ACEUCHAL 1511-1899 2 1572-1909 1629-1905 1816-1927
AHILLONES 1549-1898 2 1611-1891 1711-1892
ALANGE 1669-1932 1600-1953 1745-1914
ALBUERA, LA 1742-1921 1815-1939 1769-1934
ALBURQUERQUE. San Mateo 1589-1906 1 1580-1900 1 1566-1905 1 1860-1927
ALBURQUERQUE. Santa Maria 1564-1903 1 1607-1899 1 1603-1908 1 1716-1829
ALCONCHEL 1610-1902 1663-1909 1669-1900
ALCONERA 1710-1893 1 1594-1866 1641-1899
ALJUCÉN – CARRASCALEJO 1657-1905 1 1656-1913 1657-1905
ALMENDRALEJO 1518-1899 1574-1899 1637-1899
ALMENDRAL. La Magdalena 1545-1903 1 1581-1913 2 1636-1960
ALMENDRAL. San Pedro 1553-1898 1 1565-1887 1648-1906
ARROYO DE SAN SERVÁN 1531-1913 3 1626-1908 1 1798-1913 1
ATALAYA 1564-1881 1 1564-1885 1655-1883
AZUAGA 1562-1900 3 1576-1900 2 1676-1900 1 1599-1824
BADAJOZ. San Andrés 1865-1921 3 1564-1917 1636-1914 1741-1893
BADAJOZ. La Concepción 1865-1917 1 1564-1915 1 1633-1915 2 1848-
BADAJOZ. San Fernando 1899-1916 1 1899-1940 1899-1926 1900-1969
BADAJOZ. San Juan Bautista 1549-1899 6 1657-1916 1 1657-1913 1783-1931
BADAJOZ. Santa María la Real 1554-1903 5 1581-1907 3 1638-1904 3 1580-1808
BARCARROTA. Santiago 1569-1909 2 1603-1903 1 1723-1909
BARCARROTA. Soterraño 1549-1913 2 1586-1915 1686-1911
BENQUERENCIA DE LA SERENA 1579-1901 1 1567-1905 1826-1906
BERLANGA 1834-1898 2 1743-1905 1894-1900 1
BIENVENIDA
BODONAL DE LA SIERRA 1541-1898 3 1564-1898 1673-1897
BURGUILLOS DEL CERRO (2) 1848-1902 1848-1897 1847-1898
BURGUILLOS DEL CERRO. San Juan 1565-1902 1564-1907 1603-1902
BURGUILLOS. Santa María de la Encina 1555-1848 1587-1844 1627-1847
CABEZA DEL BUEY 1509-1898 2 1761-1891 1 1629-1899
CABEZA LA VACA 1570-1913 1564-1902 1750-1917
CALAMONTE 1737-1906 1641-1897 1773-1905
CALERA DE LEÓN 1565-1912 1592-1904 1699-1902
CALZADILLA DE LOS BARROS 1546-1899 1579-1890 1771-1890
CAMPANARIO 1511-1903 2 1571-1897 1656-1903
CAMPILLO DE LLERENA 1565-1908 1 1578-1911 1743-1915
CARDENCHOSA, La 1719-1914 1719-1965 1719-1920
CARMONITA 1612-1905 1781-1916 1737-1883 1
CASAS DE REINA 1852-1907 1853-1919 1882-1908
CASTUERA 1852-1898
CHELES 1610-1908 1601-1963 1670-1915
CODOSERA, La 1592-1893 1 1590-1890 1677-1887 1960-1922
CORDOBILLA DE LÁCARA 1581-1912 1 1584-1892 1 1873-1916
CORONADA, La 1647-1911 1586-1908 1667-1916
CORTE DE PELEAS 1816-1903 1816-1916 1816-1920
DON ÁLVARO 1612-1901 1 1633-1890 1 1732-1891
ENTRÍN ALTO Y BAJO
ESPARRAGALEJO 1613-1903 1733-1899 1711-1901
ESPARRAGOSA DE LA SERENA 1723-1896 1617-1870 1716-1901
ESPARRAGOSA DE LARES 1594-1901 1 1901-1911
FERIA 1501-1903 1 1564-1896 1 1637-1900
FREGENAL. Santa Catalina 1531-1900 1 1579-1899 1622-1891
FREGENAL. Santa Ana 1550-1899 1 1564-1891 1 1622-1894 1
FREGENAL. Santa María 1545-1893 2 1564-1891 1622-1900
FUENTE DE CANTOS 1555-1913 2 1590-1913 1 1634-1917 1878-1915
FUENTE DEL ARCO 1565-1896 1613-1895 1737-1892
FUENTE DEL MAESTRE 1554-1900 2 1564-1903 1 1654-1903 1815-1906
FUENTES DE LEÓN 1547-1899 1 1593-1902 1650-1906 1887
GARROVILLA, La 1714-1911 1577-1905 1714-1918
GRANJA DE TORREHERMOSA 1790-1900 1819-1900 1860-1898
GUARDA, La 1852-1922 1852-1919 1852-1922
HABA, La 1623-1906 1701-1902 1652-1906
HELECHAL 1891-1903 1891-1908 1847-1904
HIGUERA DE LLERENA 1654-1915 1743-1900 1769-1902
HIGUERA DE VARGAS 1669-1932 1 1679-1914 1669-1917
HIGUERA DE LA SERENA
HIGUERA LA REAL 1546-1897 3 1586-1893 2 1613-1898 1
HINOJOSA DEL VALLE 1732-1903 1797-1907 1812-1907
HORNACHOS 1584-1897 1 1565-1890 1 1670-1900
HOYA DE SANTA MARÍA 1792-1902 1859-1896 1863-1902
JEREZ. San Bartolomé 1559-1898 1566-1896 1638-1885
JEREZ. Santa Catalina 1566-1899 2 1586-1886 1 1638-1897
JEREZ. San Miguel 1574-1896 1 1583-1894 1 1638-1899
JEREZ. Santa María 1542-1897 1 1609-1878 1638-1891
LAPA, La 1843-1894 1843-1856 1856-1894
LLERA 1699-1904 1 1771-1900 1714-1907
LLERENA. Santiago 1524-1899 1564-1902 1710-1904 1587-1954
LLERENA. Nstra. Señora de la Granada 1440-1913 4 1591-1904 1509-1909 1571-1963
LOBON 1600-1899 1 1602-1853 1627-1895
MAGACELA
MAGUILLA 1663-1902 1 1663-1910 1768-1906
MALCOCINADO 1733-1891 1848-1894 1848-1899
MALPARTIDA DE LA SERENA 1692-1899 1 1744-1913 1 1725-1904
MEDINA DE LAS TORRES 1512-1909 1712-1909 1607-1902
MÉRIDA. Santa María 1526-1902 5 1594-1909 1 1616-1906 2
MÉRIDA. Santa Eulalia 1566-1917 1 1595-1927 1629-1917
MIRANDILLA 1612-1920 1686-1912 1817-1905
MONESTERIO 1509-1897 1 1573-1898 1617-1895
MONTEMOLIN 1551-1905 1571-1920 1791-1905
MONTERRUBIO DE LA SERENA 1501-1897 1 1592-1876 1632-1896 1877-1924
MONTIJO 1594-1906 5 1645-1901 1807-1883
MORERA, La 1528-1919 1564-1743 1851-1910
NAVA DE SANTIAGO La 1616-1913 1708-1888 1655-1938
NOGALES 1602-1900 2 1680-1897 1649-1904
OLIVA DE LA FRONTERA 1607-1914 3 1668-1912 1 1695-1912 1818-1927
OLIVA DE MÉRIDA 1579-1912 1598-1909 1716-1900
OLIVENZA. Santa María 1797-1907 2 1797-1903 2 1793-1909 2 1799-1869
OLIVENZA. La Magdalena 1796-1905 7 1786-1923 1 1797-1902
PALLARES 1785-1892 1785-1901 1813-1907
PALOMAS 1587-1896 1706-1908 1786-1891
PARRA, La 1590-1900 1710-1911 1647-1900
PERALEDA DEL ZAUCEJO
PUEBLA DE LA CALZADA 1644-1902 2 1705-1903 1645-1885 4
PUEBLA DE LA REINA 1834-1895 1887-1907 1891-1904
PUEBLA DE OBANDO 1871-1927 1889-1954 1900-1921
PUEBLA DE SANCHO PÉREZ 1531-1901 1 1564-1892 1606-1879
PUEBLA DEL MAESTRE 1610-1899 1627-1903 1681-1903
PUEBLA DEL PRIOR 1551-1895 1693-1898 1711-1901
PUERTO HURRACO
REINA 1820-1899
RETAMAL DE LLERENA 1592-1909 1630-1907 1606-1915
RIBERA DEL FRESNO 1518-1896 1561-1891 1629-1900
ROCA DE LA SIERRA, La 1700-1909 1699-1934 1700-1917
SALVALEON 1548-1917 2 1629-1897 1 1636-1921
SALVATIERRA DE LOS BARROS 1587-1918 1554-1900 1632-1921
SAN BENITO DE LA CONTIENDA 1788-1926 1764-1901 1811-1898
SAN JORGE DE ALOR 1800-1910 1771-1928 1737-1910
SAN PEDRO DE MÉRIDA 1595-1897 1701-1905 1802-1906
SAN VICENTE DE ALCÁNTARA 1588-1935 21 1587-1938 2 1721-1936 3
SANCTI SPIRITUS 1596-1899 1658-1858 1851-1907
SANTA MARÍA DE NAVA 1792-1902 1790-1925 1790-1926
SANTA MARTA DE LOS BARROS 1564-1900 2 1584-1896 1 1645-1896 1
SANTO DOMINGO 1794-1923 1760-1851 1762-1894
SANTOS DE MAIMONA, Los 1563-1914 1 1591-1901 1660-1863
SEGURA DE LEÓN 1567-1910 2 1566-1910 1 1627-1906
SOLANA DE LOS BARROS 1548-1916 1670-1906 1662-1908
TALAVERA LA REAL 1533-1901 1 1566-1901 1635-1893
TÁLIGA 1789-1925 1798-1934 1766-19083
TORRE DE MIGUEL SESMERO 1573-1921 1625-1903 1697-1916
TORREMAYOR 1598-1906 1717-1925 1762-1908
TORREMEJÍA 1813-1920 1 1814-1924 1814-1918
TRASIERRA 1512-1901 1697-1882 1825-1900
TRUJILLANOS 1606-1913 1777-1909 1764-1887
USAGRE 1553-1909 2 1603-1902 1673-1913
VALENCIA DE LAS TORRES 1851-1904 1835-1902
VALENCIA DEL MOMBUEY 1672-1902 1688-1906 1669-1902
VALENCIA DEL VENTOSO 1532-1900 1564-1909 1618-1900
VALLE DE LA SERENA 1864-1876
VALLE MATAMOROS 1563-1905 1610-1882 1634-1901
VALLE SANTA ANA 1601-1912 1627-1898 1 1639-1909
VALVERDE DE BURGUILLOS 1535-1906 1618-1896 1712-1900
VALVERDE DE LEGANÉS 1701-1907 1 1797-1907 1 1809-1915
VALVERDE DE LLERENA 1527-1900 1564-1898 1751-1895
VALVERDE DE MÉRIDA 1562-1913 1565-1891 1793-1920
VILLAFRANCA DE LOS BARROS 1545-1900 6 1620-1899 2 1683-1900
VILLAGARCIA DE LA TORRE 1548-1908 1 1566-1917 1629-1913
VILLAGONZALO 1784-1920 1873-1906 1680-1901
VILLALBA DE LOS BARROS 1545-1900 1682-1899 1683-1898 1886-1925
VILLANUEVA DE LA SERENA
VILLANUEVA DEL FRESNO 1672-1916 1676-1916 1674-1918
VILLAR DEL REY 1607-1904 1702-1895 1701-1903 1774-1905
VILLARREAL 1801-1924 1798-1902 1851-1889
ZAFRA 1534-1898 4 1564-1890 4 1647-1897 4
ZAHINOS 1736-1916 1750-1918 1738-1916
ZALAMEA DE LA SERENA 1818-1883 2 1777-1808 1860-1899 3
ZARZA DE ALANGE 1525-1916 2 1598-1912 1 1773-1906

Tabla 1. Registros sacramentales en los Archivos Eclesiásticos de Mérida-Badajoz

 

  • Conclusiones

 

  1.  

El boom genealógico que se está desarrollando en la actualidad obliga a los archiveros, muy especialmente a los eclesiásticos, a replantearse algunos de sus métodos de trabajo, así como a ofrecer a sus usuarios formación y herramientas que les permitan realizar consultas para la obtención de resultados satisfactorios.

El estudio de las relaciones de parentesco sólo puede hacerse mediante una comprensión adecuada del método genealógico, dado que es una herramienta de vital importancia, tanto para la recolección de información como para la representación y el análisis posterior de los contenidos genealógicos.

La base para la construcción de un buen perfil genealógico implica, además de los datos obtenidos a través de entrevistas, los datos contenidos en los documentos de archivo, porque son el reflejo fiel de nuestro pasado. El método genealógico permitirá a los investigadores estudiar, más allá de los contenidos nominales, otros importantes patrones, tales como desplazamientos geográficos, escolaridad, afiliación política y sindical, patrones de matrimonio, enfermedades, educación, religión, etc.

Los archivos eclesiásticos son vitales para el trazado de genealogías en nuestro país fundamentalmente debido a su antigüedad (s. XVI) y a su continuidad en el tiempo. No sólo los registros parroquiales contienen datos de utilidad para los estudios genealógicos. Como ya hemos visto los usuarios deben acceder a otros archivos eclesiásticos tales como de obispados, de beneficencia, de órdenes religiosas y de seminarios, para completar sus investigaciones genealógicas.

La ubicación en un mismo lugar de los fondos parroquiales de la Baja Extremadura permite por una parte la salvaguarda de un patrimonio único y por otra facilita a los usuarios el mejor aprovechamiento de su tiempo dado que en unas mismas instalaciones pueden acceder a fondos de diversas poblaciones.

La indexación y posterior digitalización de los fondos parroquiales son dos tareas pendientes en la gran mayoría de los archivos eclesiásticos españoles. En el caso de Mérida-Badajoz la amplitud de los fondos, tanto en volumen como a nivel cronológico, y la escasez de medios hacen muy difícil estas tareas. Hasta el momento y mientras las condiciones físicas de los registros sacramentales nos lo permitan facilitaremos a nuestros usuarios estos registros como fuente documental única del pasado y de la historia.

 

  • Bibliografía[13]

 

 

Alfaro de Prado, Antonio (2004) – El Registro Civil de 1841-1870, 30 años de provisionalidad. [Consultado 1 de febrero de 2018] Disponible en http://www.genealogiahispana.com/archivos/el-registro-civil-de-1841-1870

 

Belmonte García, Adrián (2011) – Archivos personales y familiares de la región de Murcia. Tejuelo. 11, p. 5.

Davinson Pacheco, Luis (2007) – Una mirada al método genealógico y un ejemplo de su aplicación en un pueblo de Tlaxcala, México. Familia y Diversidad en América Latina. Estudios de casos. Buenos Aires: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales.

Diego, Natividad de (2000) – Los archivos españoles de la Iglesia Católica. Cuadernos de historia moderna. 25, p. 339-372.

Fugueras, R.; Mundet, Juan Ramón (2004) – El árbol genealógico. La averiguación de nuestros antepasados. Madrid: Alianza Editorial.

García Pérez, Mª Sandra (2009) – Apuntes sobre los archivos parroquiales en España. Biblios. 33-34, p. 1-11.

Jociles, María Isabel (2006). Método genealógico e historias familiares… Revista Venezolana de Sociología y Antropología. 47,16, p. 793-835.

Murdock, George (1994) – Guía para la clasificación de los datos culturales. México: UNAM.

Ruiz Pérez, Sonia (1994). El método genealógico. Boletín de la Sociedad Puertorriqueña de Genealogía. 6, p. 1-2.

 

 

[1] Sirva de ejemplo la provincia de Badajoz donde han sido concentrados en los Archivos Eclesiásticos de Mérida-Badajoz.

[2] BELMONTE, 2011: 5.

[3] ALFARO DE PRADO, 2014.

[4] Fugueras; Mundet, 2004: 58.

[5] DIEGO, 2000: 341.

[6] GARCÍA PÉREZ, 2009: 3.

[7] JOLICES, 2006; PICÓ, 1996; RUIZ PÉREZ, 1994.

[8] MURDOCK, 1994: 110.

[9] RUIZ PÉREZ, 1994: 71-77.

[10] DAVINSON PACHECO, 2007: 169, 175.

[11] RUIZ PÉREZ, 1994: 71-77

[12] DIEGO, 2000: 341.

[13] Existe una amplísima bibliografía en relación a los contenidos genealógicos. En este apartado exponemos exclusivamente la que ha sido utilizada para la elaboración de este trabajo.

Nov 072018
 

Teodoro Martín Martín.

(R. S. G.)

Resumen.

El objetivo de esta comunicación es llevar a cabo una reflexión personal sobre lo realizado por mí en lo que a investigaciones sobre la región extremeña se refiere. Tras una breve introducción los contenidos se estructuran en tres capítulo, más una coda provisional. Comienza con mi primer artículo, que se remonta a 1972, para concluir con los llevados a cabo en el pasado más reciente. Creo que reflexiones de este tipo, muy alejadas del autobombo sirven para, tras echar la vista atrás, evaluar lo que se ha realizado. También poner en conocimiento de otros investigadores temas y épocas ya estudiadas para complementarlas y si es necesario superarlas.

Introducción

Era costumbre entre los antiguos que cuando se llegaba a una cierta edad en su evolución vital, volviendo la vista atrás, hicieran un balance de lo que habían realizado en todos los ámbitos de su existencia. Mi propuesta aquí no tendrá ese alcance, solo intentará mostrar, con toda modestia, una faceta que me ha entretenido a lo largo de mi vida: Mi obra histórica relacionada con Extremadura.

Lejos de mi la intención de mostrar algún tipo de vanidad u orgullo por ello, todo lo contrario. Mi propósito con esta reflexión es hacer una evaluación de lo realizado para proseguir y mejorar mi trabajo. Pero a la vez proporcionar a los extremeños que les interese y a otros estudiosos de la región, qué es lo que he hecho sobre la Historia en nuestra comunidad. En esta relación solo aludiré a trabajos científicos y no a colaboraciones ocasionales en periódicos o revistas divulgativas.

El concepto confesión de autor lo tomo en homenaje a la tertulia que, dirigida por el llorado escritor Manuel Andújar, teníamos hace ya años en el cafetín Croché de San Lorenzo de El Escorial. En ella aprendí lo bueno y brillante que tenían nuestras letras en los años ochenta y noventa del pasado siglo, con ocasión del paso por dicha tribuna de lo mejor de la literatura y el pensamiento español.

Si es cierto el aserto de que es de bien nacidos ser agradecidos debo dejar constancia de la obra benefactora que llevaron a cabo seres normales como Manolo Míguez y Kiky González. Además de los múltiples conferenciantes que pasaron por allí, sin duda lo más granado de nuestro mundo cultural. Su mención sería pretenciosa e injusta dada la brevedad de esta introducción.

Primeros intentos

Mi primera aportación a la historia de Extremadura se remonta a 1972. En ese año ya aludí a los efectos que el fenómeno de la desamortización tuvo en la comarca de la Vera[1]. Fue una extensión del estudio de esta temática que inicié con mi tesis de licenciatura en el Viejo Estudio salmantino. Al citado trabajo le siguieron otros dos titulados; La Desamortización en Extremadura en el Trienio Liberal (1820-1823)[2] y la Desamortización en Extremadura (1836-1895).[3] La pretensión de los mismos era adquirir, a la altura de los años setenta del pasado siglo, una visión general a través de estadísticas globales. No era su cometido abordar con fuentes primarias una profundización en la cuestión, cosa que afortunadamente han hecho ya otros investigadores vinculados a nuestra Universidad. Pienso en los trabajos de los profesores García Pérez, Naranjo Sanguino y Roso Díaz.

Consciente de que había que ahondar en espacios y tiempos concretos llevé a cabo estudios específicos que se plantearon las causas y las consecuencias de la exclaustración. En este caso limitados a la comarca de la Vera. En esta línea se contemplan los artículos siguientes: Conflicto y desamortización en la Vera[4] y Desamortización y élites locales en la Vera de Plasencia[5]. También abordaron esta temática los que dediqué en concreto a nuestro más querido cenobio y que fueron: La exclaustración en el Monasterio de Yuste[6], la Desamortización en Yuste[7], Ruina y abandono en Yuste[8], el Expolio de Yuste[9] y también Crisis y resurrección en Yuste[10].

De igual modo hice una aproximación a la situación de los conventos de la Vera, estudiando su dominio territorial en vísperas del proceso desamortizador, que se plasmó en un artículo con dicha denominación[11]. Todos estos trabajos me sirvieron para ahondar más en esta problemática pero ya fuera de nuestra región: Salamanca, Madrid; o con otro enfoque, como fueron la desaparición de las capillas musicales o las bibliotecas y pinacotecas conventuales.

De estos primeros años es también el análisis de la reforma provincial y eclesiástica que tiene lugar en Extremadura en el Trienio Liberal que se plasmó en otro trabajo[12]. A este periodo histórico le dedique más tarde otras dos colaboraciones. La primera sobre la reforma de los conventos[13] y la segunda sobre la actividad política de un personaje destacado de la Extremadura de comienzos de siglo XIX, Francisco Fernández Golfín[14]. Así mismo en estos mis primeros años de investigación deben situarse los comentarios que hice sobre el catálogo inventario de los documentos del Monasterio de Guadalupe, obra de Luís de la Cuadra Escrivá de Romaní en 1976[15]. La percepción de la gran mole de Gredos desde nuestra región también fue analizada por mí en La imagen de Gredos[16].

Otra temática que me preocupó y que ha dado pié a múltiples artículos míos es el monasterio al que decidió retirarse en 1555 el Emperador Carlos V. En 1999 inicié una aproximación a su historia para mí tan querida. No me olvido que nací en Aldeanueva de la Vera a cinco mil metros del cenobio. Fruto de ella fue un artículo sobre las fuentes documentales para su estudio[17]. A este le siguieron, a parte los ya citados en el apartado de la desamortización, los que se mencionan a continuación y cuyo título expresa fielmente su contenido.

El Dominio territorial del Monasterio de Yuste[18], el Alcaide de Yuste[19], Yuste en la poesía de Álvaro Valverde[20], Carlos V en las Doloras de Campoamor[21], Carlos V según Carlos Mª Esquivel[22], Luís de Santa María monje de Yuste[23], Yuste en 1656[24], El Monasterio de Yuste fundación y bienhechores[25], la Vida en Yuste según las actas capitulares de la orden jerónima[26] y Noticia de Yuste[27].

Cuadro 1. Monasterio de Yuste

Este último vino a poner de manifiesto la existencia de un manuscrito hallado por mí en la Real Biblioteca de Palacio en Madrid. En él el autor francés Félix Desvignes, se aproxima a la abdicación, retiro y muerte de Carlos V en Yuste. Se escribió en 1861 en francés y está dedicado a la Reina Isabel II. Se halla inédito y pretendemos hacer una edición bilingüe del mismo, dado su interés y novedad en algunos de sus planteamientos. Para Desvignes Carlos V imita a Diocleciano en su actitud de renuncia a la vida pública. Es posible que los planteamientos de autores como W. Sterling Maxwell, A. Mignet, A. Pichot o C. A. Saint Beuve deban ser reinterpretados a la luz de este novedoso trabajo.

Consolidación de un tema

A partir del año 2000 se produce en mí un evidente interés por las cuestiones históricas que atañen a Extremadura. Ello fue compatible con seguir trabajando en otros temas como jardines, la acción exterior de España o conventos y monasterios a nivel nacional. También la herencia hispana en ciudades como Lovaina, o temas relacionados con Salamanca, ciudad donde cursé mis estudios universitarios o Madrid ciudad en la que resido.

De esta inquietud surgió lógicamente aproximarme a la problemática histórica de mi lugar de nacimiento. Así apareció el artículo sobre El Convento de Santa Catalina de Siena a finales del Antiguo Régimen[28]. Al que le siguió otro sobre Las fuentes para su estudio[29]. Y sobre todo el libro El Convento de Santa Catalina de la Vera (1445-1845)[30]. Más tarde aparecería La huella dominicana en Aldeanueva[31], con lo que cerraba el ciclo sobre este cenobio aldeanovense.

No así el interés por la orden de predicadores en nuestra región, siguiendo el proyecto del padre Barrado, extremeño, de llevar a cabo un amplio estudio sobre la huella de los hijos de Santo Domingo en Extremadura. Fruto de este proyecto aún vivo han sido otras tantas colaboraciones como son: El Convento dominico de la Fuente Santa de Galisteo (Cáceres): Fuentes para su estudio[32], más El Convento de Santa Ana en Belvis de Monroy[33]. Aún no publicado pero sí concluido puede citarse el titulado Las dominicas de la Encarnación en Puebla de Sancho Pérez.

Un personaje que me ha preocupado y ocupado de manera persistente ha sido don Pedro de Godoy, último representante de la Escuela de Salamanca, catedrático de Teología en su Universidad y obispo de Osma y Sigüenza, ciudad donde está enterrado. Este personaje, natural de Aldeanueva, ha sido, por razones obvias, un acicate para mí en la investigación del tema de las biografías. El resultado de este esfuerzo son los siguientes trabajos citados en orden cronológico de aparición. El libro Dos escritores de la Vera en el siglo XVII Pedro de Godoy y Martín de la Vera[34]. Pedro de Godoy confesor de Felipe IV[35]. La imagen de Pedro de Godoy en Sigüenza[36]. Licentia docenti por Salamanca[37]. El testamento de Pedro de Godoy[38] y la voz Pedro de Godoy[39]en el Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia.

Cuadro 2. Obispo Godoy

Otra biografía que me interesó fue la del 15º prior del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, fray Martín de la Vera. Este personaje, autor de una singular obra escrita, había nacido en Garganta la Olla. Murió desterrado por el poder político del momento, el valido Conde Duque de Olivares, en el convento de Ávila en 1637. Su recia personalidad, fue además discípulo de Arias Montano y del padre Sigüenza, me fascinó y de esta atracción surgieron los artículos: Dos imágenes y una figura fray Martín de la Vera[40] y Biografía de fray Martín de la Vera [41]. La investigación inserta en el libro: Dos escritores de la Vera en el siglo XVII completó lo hecho por mí a cerca de esta figura privilegiada de la orden jerónima.

Sobre personajes extremeños relevantes debo citar los siguientes trabajos: Recuerdos de Carmelo Solís desde la Vera[42] y Vargas Carvajal un obispo del Renacimiento[43]. Sobre el militar Francisco Fernández Golfín, héroe de la libertad en España, aparte del ya citado al hablar del Trienio Liberal, cabe mencionar el estudio Francisco Fernández Golfín en la Real Academia de la Historia[44], donde abordo su discurso de ingreso en aquella Docta Institución a fines del siglo XVIII. Del también político liberal José María Calatrava Pintado, natural de Mérida y autor del primer código penal español, realicé estos dos trabajos: El pensamiento político de José Mª Calatrava[45] y José Mª Calatrava liberal desventurado[46]. Fue también presidente del Gobierno de España y presidente de su Tribunal Supremo, una figura paradigmática del primer liberalismo hispano.

Cuadro 3. Benito Árias Montano

Son también mencionables dentro de este género de las biografías abiertas el estudio sobre Arias Montano y la Universidad de Lovaina[47], en el siglo XVI o el referido a Luisa de Carvajal y Lovaina[48]. Por último sería digno de reseñar la aproximación biográfica que hice hacia la figura de mi paisana Juana Valleros Mateos, maestra y doctora ejemplar en la ciudad del Tormes[49].

Como era previsible el acercamiento a mi pueblo de nacencia había de ocupar parte de mis esfuerzos investigadores. Comencé con un breve artículo titulado Aproximación a la Historia de Aldeanueva[50], al que le siguieron La fuente del boticario[51] y Las coladas ganaderas de Aldeanueva[52]. El libro titulado Aldeanueva de la Vera un pueblo con Historia[53], supuso la primera visión sintética en la evolución del municipio y sus gentes desde los orígenes prehistóricos hasta nuestros días. Proseguí después con otras cuestiones interesantes en trabajos como: Alfonso XIII en Aldeanueva[54], Aproximación a la Educación en Aldeanueva[55], Crimen y violencia social en la Vera[56], Aldeanueva industrial[57], Dos alcaldes de Plasencia oriundos de Aldeanueva[58] y Aldeanueva de la Vera a fines del Antiguo Régimen[59]. Creo que todos ellos proporcionan una visión bastante cercana a lo que ha sido la evolución histórica de los pencones, gentilicio con el que se conoce a los habitantes de mi pueblo.

Consciente de la personalidad y el protagonismo que tienen los pueblos de nuestra región en su devenir histórico he llevado a cabo aproximaciones a algunos de ellos para conocer su singularidad. Sean un ejemplo los trabajos titulados: Trujillo en el siglo XVII[60], El Guijo de Santa Bárbara una retrospectiva histórica[61] y la Fuente del Maestre a fines del Antiguo Régimen[62].

A lo largo de mi vida ha habido otros temas abordados por mí y que también tenían como preocupación o como fondo poblaciones extremeñas. Sean ejemplos de ello mis impresiones sobre la ciudad del Jerte en mi etapa de alumno en el colegio de San Calixto y que expresé en mi artículo Vivencias en el tiempo[63]. Me aproximé a la importancia y regulación de las rentas decimales en la diócesis placentina en el siglo XVII a través de un artículo titulado El diezmo en la diócesis de Plasencia[64]. Muy tangencialmente me ocupé de la importancia de las instituciones de caridad en: Fuentes para el estudio de las cofradías en el Antiguo régimen con ejemplos en La Vera y Madrid[65]. El cometido y transcendencia que tuvo el colegio de la orden alcantarina en la universidad salmantina lo analicé en el trabajo: El colegio de la Orden de Alcántara en Salamanca[66].

Cuadro 4. Escudo de la Orden de Alcántara

Hacia un jardín deleitoso

Desde mis años de estudiante en Salamanca y después, desarrollando mi vida profesional en Barcelona y Madrid, siempre he concebido a nuestra región como un jardín delicioso. Un lugar a donde volver para disfrutar, recrearme y reflexionar sobre lo que se tercie, a veces meras banalidades. Es un poco la visión que hoy día se tiene de Extremadura como espacio ecológico. La falta de industrialización y sus peculiaridades geográficas han hecho de ella un lugar sin excesos medioambientales provocados por un perverso desarrollismo.

Estas dos concepciones sobre la región extremeña, la personal mía y la social o colectiva, han generado en mí un especial interés por el tema de la Naturaleza. Contemplada esta en sus dos vertientes: la salvaje y espontánea; pero también la naturaleza ordenada por el hombre, no otra cosa es lo que hoy llamamos jardines. Estos son espacios donde la mente y el espíritu humano son capaces de relajarse, pensar, sentir y a la vez gozar de lo más inmediato que nos ofrece el planeta Tierra en el que habitamos.

Por todo lo dicho se puede desprender que los jardines hayan sido uno de mis temas favoritos. Ya lo mostré en mi trabajo sobre el jardín musical de la Casita del Infante don Gabriel en San Lorenzo de El Escorial (2011). O en el que dediqué al estudio de la idea de jardín en La Constancia de Justo Lísio (2014). También lo he intentado plasmar en el territorio extremeño. Sean una prueba de ello los siguientes estudios:

En primer lugar el libro sobre un jardinero catalán del siglo XVI, perteneciente a la orden jerónima. Fue un personaje peculiar que sirvió a los dos grandes monarcas hispanos de aquella centuria. Me estoy refiriendo a fray Marcos de Cardona, jardinero de Carlos V en Yuste y de Felipe II en El Escorial [67]. En este lugar se halla enterrado, poniendo de manifiesto las antiguas y profundas conexiones de Cataluña con el resto de España, tan en cuestión en estos últimos años. El hallazgo de este personaje y su obra fue reconocido por la histórica villa de Cardona, que en el año 2009 me invitó a pronunciar una conferencia sobre su antepasado el día de San Jordi y puso el nombre de Marc de Cardona a su Biblioteca Municipal.

A este libro le siguieron otras investigaciones con la misma temática como son: Los jardines de Aldeanueva[68], donde analizo y describo dos curiosos espacios ajardinados de origen privado, existentes en mi pueblo. La imagen que de otro jardín histórico extremeño, hoy lamentablemente desfigurado, tuvieron diez visitantes que desde el siglo XVI lo contemplaron, la expreso en Visiones de la Abadía[69]. Dos jardines señoriales que pertenecieron a los Manrique de Lara en Pasarón y a los condes de Oropesa en Jarandilla los estudio en Jardines señoriales en la Vera de Plasencia[70]. Por último hice una aproximación a algunos jardines de Cáceres y Badajoz en la centuria pasada en el artículo que lleva por título Sobre jardinería extremeña en la primera mitad del siglo XX[71].

Estos temas sobre la naturaleza organizada son sin duda un campo abierto y sugerente por donde pueden deambular nuevas investigaciones. Animo a los jóvenes historiadores e investigadores en general, a proseguir en el análisis y profundización en esta tierra, que aún tiene mucho que decir y demandar para lograr ser conocida, después de lo cual podrá ser oída y reconocida. En esto último queda mucho por andar. Yo seguiré caminando por una senda que hasta ahora me ha dado muchas satisfacciones.

A modo de coda provisional

De lo expuesto en las páginas precedentes no ha de concluirse que cierro mi ciclo de investigaciones sobre la región extremeña. Todo lo contrario. Mientras goce de salud y buen ánimo proseguiré en mi empeño por conocer más y mejor el lugar donde nací. Además hago mía la frase de Marie Curíe de que no hay que pensar nunca en lo que se ha hecho, sino en lo que queda por hacer. Si además este trabajo te produce satisfacciones y puede ser compartido por colegas y estudiosos del saber más que mejor.

El lector que haya seguido con atención lo hasta aquí expuesto habrá observado mi interés por determinados temas como son: El diezmo, el Trienio Liberal, la desamortización y la exclaustración de regulares, La Vera y el Monasterio de Yuste o la orden de predicadores. Además de los que directamente afectan a mi pueblo natal: Historia de Aldeanueva, el Convento de Santa Catalina de Siena y el Maestro Pedro de Godoy. También me han preocupado notables biografías como las de: Arias Montano, Martín de la Vera, Fernández Golfín y José María Calatrava. Los jardines y su problemática han sido también uno de mis gozos en esta labor de estudio, que pienso proseguir y que hasta ahora lo que he hecho es un provisional balance.

Es mi deseo personal con esta comunicación a los XLVII Coloquios Históricos de Extremadura, que se celebran todos los años en la encantadora ciudad de Trujillo, unirme a las conmemoraciones del VIII Centenario del VIEJO ESTUDIO SALMANTINO. Para los que somos doctores por Salamanca y antiguos alumnos de su Universidad es siempre un honor y a las vez un privilegio poner de relieve estas vinculaciones y más si se hacen desde nuestra tierra tan deudora de esta ALMA MATER hispana.

[1] Revista de Estudios Extremeños Volumen XXVIII nº 2. Badajoz 1972.

[2] Revista de Estudios Extremeños Volumen XXXI nº 1. Badajoz 1975.

[3] Revista de Estudios Extremeños Volumen XXXIV nº 3. Badajoz 1978.

[4] Boletín de la Real Sociedad Geográfica Volumen CXXVI-CXXVII Madrid 1991-92.

[5]Actas de los XXX Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo 2001.

[6] Actas de los XXX Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo 2001.

[7] Actas de los XXXIII Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo 2004.

[8] VIII Congreso de Estudios Extremeños. Badajoz 2007.

[9] Simposio sobre La Desamortización. San Lorenzo de El Escorial 2007.

[10] La Comarca de la Vera nº 20. Jaraíz de la Vera 2008.

[11] Alcántara nº 192. Cáceres julio-septiembre 1978.

[12] Revista de Estudios Extremeños Volumen XXIX nº 3. Badajoz 1973.

[13] Actas de los XL Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo 2011.

[14] Actas de las IV Jornadas históricas de Tierra de Barros. Almendralejo 2013.

[15] Alcántara nº 177. Cáceres octubre-diciembre 1974.

[16] Boletín de la Real Sociedad Geográfica. Volumen CXXXIII. Madrid 1997.

[17] Simposio sobre la orden jerónima y sus monasterios. Volumen II. San Lorenzo de El Escorial 1999.

[18] Boletín de la Real Sociedad Geográfica Volumen CXXXIX-CXL. Madrid 2003-04.

[19] La Comarca de La Vera nº 5. Jaraíz de la Vera 2004.

[20] Revista La Vera nº 83. Jarandilla de la Vera mayo 2005.

[21] La Comarca de la Vera nº 10. Jaraíz de la Vera 2005.

[22] Actas de los XXXIV Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo 2005.

[23] Actas de los XXXVI Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo 2007.

[24] La Comarca de la Vera nº 18. Jaraíz de la Vera 2007.

[25] Actas de los XXXVI Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo 2007.

[26] Actas de los XXXIX Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo 2010.

[27] Revista Cultural Pencona nº 13. Aldeanueva de la Vera 2017.

[28] Actas de los XXIX Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo 2000.

[29] Archivo Dominicano Volumen XXII. Salamanca 2001.

[30] Editorial San Esteban. Salamanca 2002.

[31] La Comarca de la Vera nº 25. Jaraíz de la Vera 2009.

[32] Archivo Dominicano Volumen XXXVII. Salamanca 2015.

[33] Actas de los XLVI Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo 2017.

[34] Editorial Asociación Obispo Manzano. Jaraíz de la Vera 2003.

[35] Revista La Vera nº 72. Jarandilla junio 2004.

[36] Actas de los XXXIII Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo 2004.

[37] Papeles del Novelty nº 13. Salamanca 2006.

[38] Revista Cultural Pencona nº 3. Aldeanueva de la Vera 2007.

[39] Voz en el Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia Volumen VIII. Madrid 2010.

[40] Simposio sobre El Escorial y la pintura. San Lorenzo de El Escorial 2001.

[41] Actas de los XXX Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo 2001.

[42] Actas de los XXXI Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo 2002.

[43] Actas de los XXXV Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo 2006.

[44] Actas de las V Jornadas históricas de Tierra de Barros. Almendralejo 2014.

[45] Monografías ASPUR nº 5 .Madrid 2008.

[46] La Aventura de la Historia nº extraordinario. 25 españoles para la libertad. Madrid noviembre de 2014.

[47] Boletín de la Real Academia de Extremadura Volumen XXIII. Trujillo 2015.

[48] Actas de los XLIII Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo 2014.

[49] La Comarca de la Vera nº 14. Jaraíz de la Vera 2006.

[50] Revista Cultural Pencona nº 1. Aldeanueva de la Vera 2005.

[51] Revista Cultural Pencona nº 2. Aldeanueva de la Vera 2006.

[52] Revista Cultural Pencona nº 4. Aldeanueva de la Vera 2008.

[53] Editado por El Ayuntamiento de Aldeanueva de la Vera 2009.

[54] Revista Cultural Pencona nº 7. Aldeanueva de la Vera 2011.

[55] Revista Cultural Pencona nº 8. Aldeanueva de la Vera 2012.

[56] Actas de los XLII Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo 2013.

[57] Revista Cultural Pencona nº 10. Aldeanueva de la Vera 2014.

[58] Revista Cultural Pencona nº 12. Aldeanueva de la Vera 2016.

[59] Actas de los XLV Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo 2016.

[60] Actas de los XXXVIII Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo 2009.

[61] Actas de los XLI Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo 2012.

[62] Actas de las VIII Jornadas históricas de Tierra de Barros. Almendralejo 2016.

[63] Revista La Vera nº 57 y 60. Jarandilla marzo y junio de 2003.

[64] Revista de Estudios Extremeños Volumen LX nº 2. Badajoz 2004.

[65] Simposio sobre la Iglesia y las instituciones de caridad. San Lorenzo de El Escorial 2006.

[66]Primer Congreso Nacional de las Ordenes Militares en Extremadura. Ed. Extremadura Histórica. Garrovillas 2015.

[67] Editorial Cocheras del Rey. San Lorenzo de El Escorial 2008.

[68] Revista Cultural Pencona nº 9. Aldeanueva de la Vera 2013.

[69] Actas de las VI Jornadas históricas de Tierra de Barros. Almendralejo 2014.

[70] Actas de los XLIV Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo 2015.

[71] Actas de las VII Jornadas históricas de Tierra de Barros. Almendralejo 2015.

Nov 052018
 

Alicia Díaz Mayordomo.

Universidad de Extremadura.

adiazmay26@gmail.com

Resumen: El objetivo de este texto es reflexionar, a través del concepto de paisaje urbano histórico, sobre la gestión de la ciudad antigua patrimonio de la humanidad de Cáceres para, finalmente, plantear propuestas de mejora. La zona monumental de Cáceres, tal como la conocemos y percibimos en la actualidad, es el resultado de un extenso proceso de hechos históricos y sociales que dieron forma al conjunto de edificaciones monumentales ubicadas en el interior del recinto amurallado. La importancia de esta herencia patrimonial posibilitó que, en la Asamblea General de la UNESCO, celebrada en París los días 25 y 26 de noviembre de 1986, la ciudad fuese declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad.

Sin embargo, los paradigmas de protección, gestión y conservación desde el momento de dicha declaratoria han cambiado, situándonos en la actualidad en el entorno de trabajo de los paisajes culturales, considerándolos una de las herramientas más novedosas. Concretamente, desde el Memorando de Viena (2005) y tras años de debates e intensas reuniones, en la 36ª Conferencia General de la UNESCO se adoptaron nuevas aproximaciones a la conservación de los conjuntos históricos, cuya concepción principal fue la de paisaje histórico urbano.

Por lo tanto, planteamos el paisaje urbano histórico como la herramienta idónea para las tareas de gestión y conservación con criterios de sostenibilidad y multidisciplinariedad patrimonial del conjunto monumental cacereño.

 

  • INTRODUCCIÓN.

La 36ª Conferencia General de la UNESCO planteó en 2011 las Recomendaciones sobre el paisaje urbano histórico. Esta nueva figura de protección, la cual podría considerarse una categoría adscrita a los paisajes culturales, se posiciona como un avance teórico y práctico favorable a aspectos próximos a la visión integrada del patrimonio y su entorno o la incorporación de la perspectiva ambiental, además de tener en cuenta a la ciudadanía como una parte decisiva del todo. Estas formulaciones continúan en el tiempo y, actualmente, son un gran número de entidades y gobiernos los que aplican el paisaje urbano histórico con un claro afán integrador del patrimonio y la sociedad afectada.

En la actualidad, Cáceres y su Plan de Gestión de la Ciudad Vieja se encuentran en periodo de revisión tras más de 30 años desde la inclusión en la Lista de Patrimonio Mundial, en los que únicamente se han realizado modificaciones puntuales. El Ayuntamiento de Cáceres ha puesto a cargo de esta tarea a un grupo de profesionales que, desde su adjudicación en 2017, poseen 24 meses para para su desarrollo[2].

Es por ello por lo que, siendo la parte antigua uno de los principales recursos que hoy día tiene la ciudad como producto turístico, nos vemos en la necesidad de plantear un estudio sobre el paisaje urbano histórico y su posible implantación en Cáceres como herramienta de gestión patrimonial. Además, se ha de tener en cuenta que las ciudades se han convertido en verdaderos iconos del turismo mundial, siendo la condición de Patrimonio Mundial de la Humanidad de la UNESCO un sello de calidad interpretado, a menudo, en términos de recursos económicos.

Así pues, se ha estructurado este trabajo en cuatro apartados claves. El primero, dedicado al estudio del patrimonio de la ciudad monumental de Cáceres, sin querer llegar a plasmar un conocimiento exhaustivo, pero con el que se pretende mostrar un panorama general. Tras ello, un apartado destinado al concepto de paisaje urbano histórico, su origen, desarrollo y evolución a partir de una revisión del concepto de patrimonio y las diversas cartas y documentos relativas a la conservación de los conjuntos históricos. En tercer lugar, se inserta el capítulo principal, las aportaciones para la protección y gestión del paisaje urbano histórico en Cáceres. Y, finalmente, una conclusión a modo de reflexión sobre el desarrollo de este trabajo.

  • BREVES APUNTES SOBRE EL PATRIMONIO DE LA CIUDAD MONUMENTAL DE CÁCERES.

Comprender el desarrollo monumental del patrimonio en Cáceres implica conocer, al menos de una manera general, su historia. Por ello, considerando la imposibilidad de abordar con detalle la totalidad de la Historia de la ciudad de Cáceres y la inutilidad de la misma en los fines de este trabajo, en la presente ocasión, tratamos de revisar con brevedad las diferentes etapas y acontecimientos destacados del devenir cacereño.

Los primeros testimonios de presencia humana en Cáceres se encuentran en el complejo kárstico de la zona, conocida hoy como Arroyo del Marco, que alberga una serie de cuevas que llevan escritos en sus suelos y paredes los primeros capítulos de la historia de Extremadura[3]. Como han demostrado recientes investigaciones, el enclave vital es la Cueva de Maltravieso, donde algunas de sus pinturas de arte rupestre han sido datadas de una antigüedad de, al menos, 66.700 años, modificando la cronología más del triple de lo que se estimaba hasta el momento, siendo los neandertales quienes realizaron estas pinturas[4]. No obstante, el motivo más conocido lo constituyen las más de setenta manos en negativo, algunas de ellas con el dedo meñique amputado, y motivos ideomórfos realizados en la etapa del Paleolítico por el homo sapiens.

La barrera que marca en nuestro territorio la entrada a la época netamente histórica es la presencia romana. Entre los años 155 a 152 a.C., la contienda lusitana va a determinar la intervención del cónsul Servilio Cepión, que se abrirá camino a través de la creación de una arteria que comunique la Península Ibérica de norte a sur, La Vía de la Plata. De esta forma surge Castra Caecilia, emplazamiento romano con función militar de control entre el Tajo y el Guadiana. Este primer emplazamiento como campamento militar, será abandonado por las necesidades de tierra de labor y vivienda segura para los veteranos de las legiones, lo que hace surgir la colonia, asentándose sobre un valle alto, limitado por dos arroyos, Aguas Vivas al oeste y El Marco al este. La nueva colonia tomó el nombre de su fundador, el procónsul Cayo Norbano Flacco y pasará a denominarse NORBA CAESARINA, siendo la fecha de su fundación el 35 a.C.[5].

De la presencia romana en la Ciudad Monumental de Cáceres se conservan numerosos vestigios. En primer lugar, la ordenación urbanística está definida por la adaptación a la planimetría impuesta por el carácter de las colonias romanas, trazado hipodámico, dos vías principales perpendiculares que comunicaban las cuatro puertas, de la ciudad de las cuales, en la actualidad, únicamente se conserva la del Cristo, en el lado meridional de la muralla (Figura 1). Todo el conjunto se encontraba delimitado por una muralla de sillares graníticos colocados a soga y tizón, de la cual solo se conserva, en algunas zonas, el nivel inferior, puesto que fue reaprovechado su material y, posteriormente, empleada por la presencia árabe de la ciudad. Cabe señalar, igualmente, importantes documentos como son los restos romanos hallados en el Palacio Mayoralgo, donde en sus excavaciones apareció una thoracata de bronce, custodiada por el Museo Municipal de Cáceres[6].

Figura 1. Arco del Cristo o puerta del río. Vista extramuros. Fuente: Archivo personal

Con la llegada de los primeros pueblos germánicos, a comienzos del siglo V, y la posterior caída del Imperio Romano, la colonia Norba Caesarina perdió gran parte del desarrollo obtenido hasta el momento. No será hasta mediados de la Edad Media, en el siglo XII, con el dominio de Abu Ya´qub Yusuf, el momento en el que la posición de Cáceres, como atalaya en el curso medio del Tajo, comience a interesar a la presencia musulmana en la Península y se lleve a cabo la toma de la ciudad por lo almohades. Estos serán los que reconstruyan el recinto fortificado romano, con una muralla de tapial de argamasa recubierto con una pintura almagra en tono rojizo y la parte superior con merlones blancos. Además, cuenta con diversas torres que jalonan irregularmente el perímetro dependiendo, en su mayor o menor concentración, de las condiciones del terreno a defender, siendo las más destacadas las albarranas como la Torre del Horno, la de la Hierba y la de Bujaco, pero sin restar importancia al conjunto total de torres que constituyen testimonio de esta época[7].

Otra construcción destacable de las manifestaciones artísticas árabes en Cáceres es el magnífico aljibe, de arcos de herradura, único testimonio de lo que fue su alcázar. Este se localizaría bajo el patio de armas de la fortaleza y se caracterizaría por sus proporciones y ser uno de los más antiguos de la Península[8].

El final del dominio musulmán de Cáceres se produjo cuando la ciudad fue recuperada definitivamente por Alfonso IX de León el 23 de abril de 1229. En este momento de la Reconquista y su posterior proceso de repoblación es cuando se comienza a forjar el aspecto actual de la ciudad, puesto que fue dicho rey quien otorgó la Carta de Población en mayo de 1229, la cual ha llegado hasta nosotros en función de Privilegio Rodado de Fernando III, de 12 de mayo de 1231, implantando de esta manera el Fuero que convirtió a Cáceres en una villa se realengo libre y franca[9].

En un primer momento, la tarea de repoblación fue ardua pues, a pesar de las disposiciones favorables a la llegada de nuevo pobladores, no existía un interés por venir a Cáceres ante la inseguridad y la escasa fertilidad de los suelos. Por lo tanto, hubo necesidad de conceder a los primeros pobladores derechos excepcionales por acudir al llamamiento real[10].

Con el transcurso del tiempo y la llegada de pobladores del norte de la Península, la sociedad cacereña de los siglos XIII al XV evoluciona de una forma progresiva hacia un elitismo nobiliario. Se asentó, en una primera etapa, una nobleza compuesta de castellanos, gallegos y asturianos, la cual formó, podríamos denominar, la primera fila de nobles cacereños. Tras ellos, y de la mano de políticas matrimoniales, desembocó una segunda nobleza en el siglo XVI, procedente de Salamanca, Galicia y León, de fuertes troncos familiares, directamente relacionados con el poder real, quienes en la actualidad se encuentran representados en los cientos de escudos presentes en el Conjunto Monumental de Cáceres: Ovando, Ulloa, Mogollón, Sande, Carvajal, Golfines, Solís, Pizarro, Espadero…[11] (Figura 2).

FIGURA 2. Detalle de la fachada principal con su respectivo escudo de la Casa del Sol perteneciente a la familia Solís.

Fuente: Archivo personal.

Es en este momento y con la presencia de dichas familias nobiliarias, cuando, en gran medida, se forma la tipología urbana medieval que presenta Cáceres en su actualidad.

FIGURA 3. Plaza de Santa María.

Fuente: Archivo personal.

Dentro del recinto amurallado existen dos espacios fundamentales que demarcan el desarrollo urbano en torno a ellos: la plaza de Santa María y la de San Mateo, ambas áreas irregulares herederas de la formulación medieval. La plaza de Santa María (Figura 3) desde su configuración en esta primera etapa medieval y hasta el siglo XVI, fue centro religioso y político, ya que en su puerta se reunía semanalmente el Concejo. La iglesia, edificio de la segunda mitad del siglo XV y principios del XVI, aunque con testimonio de una fábrica anterior, fue el lugar de enterramiento de algunas de las principales familias de la nobleza. Junto a ella se desarrolló, en el siglo XV, el convento de Santa María de Jesús que a finales del siglo XIV era un beaterio, ampliado un siglo después, y que ocupa un solar donde hoy está la Diputación Provincial.

En segundo lugar, la plaza de San Mateo, ubicación con la altura más elevada de la Parte Antigua. Está formada por la confluencia de varias plazoletas, calles y construcciones. La parroquia de San Mateo responde, a una edificación del siglo XVI con añadidos posteriores, aunque a juicio de algunos historiadores y por menciones en textos del siglo XV de un templo de pequeñas dimensiones, se levantaría una edificación primitiva sobre el solar de una mezquita[12].

Por lo tanto, en el transcurso de los siglos XV y principios del XVI, entre los reinados de Fernando IV y los Reyes Católicos, es el momento en el que la nobleza cacereña levanta gran parte de sus palacios y casas fuertes, aunque, ciertamente, poseen reformas, en su mayoría, del siglo XVI. La arquitectura de la etapa inicial es reflejo de una sociedad cerrada, ya que son construcciones que conservan un acusado carácter de fortaleza, aspecto que pervivirá durante el siglo XV, lo que queda de manifiesto por la amplia presencia de torres defensivas adosadas a las viviendas. Se caracterizan por ser obras austeras, con paramentos lisos de mampostería, reforzados en los vanos y en las esquinas con sillares graníticos. En oposición, a finales del siglo XVI, eclosionan y alcanzan su máximo apogeo la nueva tipología de renacentista de casas-palacios, estructuradas desde un patio interior, de una u dos alturas, de arquerías simples o superpuestas.

De esta primera fase se conservan algunos restos del palacio de los Toledo-Moctezuma, el Palacio Episcopal, el Palacio de los Mayoralgo, así como la amplia actividad constructiva que se dio en torno a la iglesia de San Mateo, iniciada en esta etapa y continuada con posterioridad, realizándose en su cercanía las casa de los descendientes de Ulloa, la de Lorenzo Fernández de Ulloa y Diego García de Ulloa (comendador de Alcuescar), la de los Cáceres-Ovando o de las Cigüeñas, la de los Espadero Pizarro o del Mono, la de los Golfines de Arriba y la de los Becerra[13]. Todos ellos confieren una unidad constructiva a la villa alta, conformando el conjunto actual más homogéneo gótico-renacentista peninsular, con una treintena de torres palaciegas y defensivas (la mayoría desmochadas por Isabel la Católica), que, junto a las espadañas de las iglesias intramuros y extramuros, perfilan la silueta monumental de Cáceres[14].

Además de la imperiosa arquitectura nobiliaria y religiosa, en el Conjunto Monumental de Cáceres se conserva testimonio de una serie de viviendas populares, la villa del llano, abierta, mercantil y pechera. Se desarrolla principalmente en el espacio que bordea a la muralla, adosadas a la misma y formando un barrio, entre otros, en la parte oriental que, ya desde documentos del siglo XV, se denominaba judería vieja. Se encontraba a la sombra del alcázar, el actual Palacio de las Veletas y contó con sinagoga, convertida en ermita cristiana tras la expulsión de esta población por los Reyes Católicos[15].

Finalmente, en esta etapa medieval también es el momento en el que se comienza a configura el espacio actual de la Plaza Mayor, puesto que, debido al crecimiento de la ciudad, se empezó a extender por el lado oriental, en el lugar donde se celebraba la feria. En esta zona se instalaron tiendas, talleres de artesanos, algunas viviendas y determinadas construcciones religiosas, como ermitas. El espacio rectangular contó con soportes de vigas de madera que se sustituirán en el siglo XVI, por arcos sobre pilares, bajo los que se instalaron los gremios de artesanos dando nombre por su comercio a los distintos tramos de los portales: Portal de la Botica, de los Escribanos, Plateros, etc.[16].

Este gran desarrollo constructivo realizado en el siglo XV y durante gran parte del XVI fue, en gran medida, síntoma del fuerte impulso económico proveniente de la Conquista y Colonización de América. Aunque se debe señalar que la aportación al movimiento migratorio hacia ultramar de Cáceres fue escasa, en comparación a otros núcleos extremeños como Trujillo[17].

Durante el siglo XVI y la entrada en la etapa de la Edad Moderna, se plantea un crecimiento económico y demográfico, con el ya señalado desbordamiento extramuros de la ciudad, momento en el que se levantan las dos únicas iglesias fuera de la ciudad antigua, la de Santiago y la de San Juan de los Ovejeros, esta última vinculada a las actividades de la Mesta, además del convento de San Francisco, aunque la fundación inicial de esta data del siglo XV[18].

La ciudad en este momento reflejaba dos zonas claramente diferenciadas. Por una parte, la zona intramuros con un aspecto urbano muy definido por las construcciones eclesiásticas y nobiliarias y, por otro, la parte exterior, la cual es clara heredera del estamento social agrícola. La mayoría de las casas de este último enclave, constaban de una sola planta, sin presentar claras separaciones de espacios entre personas y animales, desarrollándose por este motivo condiciones de higiene y sanidad deplorable que desembocaron en plagas e infecciones sanitarias que diezmaron a la población en gran medida[19].

FIGURA 4. Fachada principal de la Iglesia de San Francisco Javier y colegio, Fundación de los Jesuitas.

Fuente: Archivo personal.

Durante el siglo XVII Cáceres sufrió una profunda gran crisis, cuyos rasgos fueron paulatinamente atenuados en el XVIII, con la llegada de la dinastía de los Borbón que supuso la introducción de nuevas ideas en la vida cultural de la Ilustración. Una muestra de esta recuperación lo plasman las dos grandes obras llevadas a cabo en el conjunto monumental. En primer lugar, entre las iglesias de Santa María y San Mateo, se construye el hito de la iglesia y colegio de los Jesuitas (Figura 4). De innegables proporciones, se localizan en el espacio céntrico del casco histórico, caracterizándose por sus dos grandes fachadas barrocas, correspondientes al estilo de la Compañía, que se salen de la proporción del resto de los edificios.[20] La obra se atribuye al arquitecto salmantino Andrés García de Quiñones[21]. En segundo lugar, y plasmando una situación importante, la pérdida de la jerarquía de la muralla y sus torres, se permite parte de la demolición de sus lienzos, tanto para el aprovechamiento de su material en nuevos edificios, como para su adaptación a la vida moderna y al movimiento de vehículos como carruajes, dando lugar a la construcción del conocido como Arco de la Estrella a cargo del arquitecto barroco Manuel de Larra Churriguera. Igualmente, en este siglo XVIII, en la búsqueda de una modernidad para la ciudad, se continúa la modificación de palacios, convento y ermitas. Sin embargo, el hecho más destacado que aporta a Cáceres, de nuevo, un atisbo de protagonismo es la inauguración de la Real Audiencia de Extremadura en 1791.

En el siglo XIX, en un primer momento, la Ciudad Monumental se ve muy afectada por las leyes de Desamortización de Mendizábal, desapareciendo varios inmuebles religiosos. Las funciones pasarán a ser más administrativas que de otro tipo[22]. Cáceres se convertirá en una ciudad con poca actividad, permaneciendo su trazado urbano casi inalterado hasta finales de este siglo e inicios del siguiente cuando se diseñan los planes de ensanche: calles que unen la Plaza Mayor con la Plaza de San Juan o el futuro Paseo de Cánovas, cuyo patrimonio de casas herederas de este estilo decimonónico se perderá, casi en su totalidad, a lo largo del siglo XX[23].

 

FIGURA 5. Vista de la Torre de Espadero y de la Plazuela del Socorro desde la Cuesta del Maestre, Cáceres.

Fuente: Archivo personal

Sin embargo, en este momento y debido a su expansión urbanística, la población de Cáceres se duplica, pasando de 7.340 habitantes en 1829 a 15.442 en 1897, para cuadriplicarlo en 1930 y alcanzar las 25.869 personas censadas. Los hitos explicativos de este dinamismo fueron tres. En primer lugar, la consecución de la capitalidad de provincia en 1833. Tras ello, el descubrimiento de los fosfatos en Aldea Moret (1866), cuya explotación minera se prolongará durante un siglo. Y, en último lugar, la llegada paralela a la mina del ferrocarril, que rompió con el aislamiento de Cáceres[24].

Finalmente, y como aspecto destacable desarrollado en el siglo XX en el espacio de la Zona Monumental de Cáceres, se han de señalar las intervenciones llevadas a cabo por el arquitecto-conservador, José Manuel González Valcárcel. Este, formado en la conservación llamada “Estilo Bellas Artes”, favoreció una restauración iluminista y la descolocación de elementos patrimoniales en favor de unos ideales de protección de “arquitectura de pedigrí” en detrimento de los problemas socioeconómicos del Conjunto en el momento, como fue el abandono progresivo de la población de este espacio[25].

Hoy Cáceres es una ciudad heredera del crecimiento poblacional de finales del siglo XX, con funciones universitarias y administrativas, cuyo casco antiguo representa, tanto en su patrimonio material como inmaterial, la historia que ha sobrepasado y ha permanecido en el tiempo y fuera de si propio tiempo.

Por lo tanto, vemos como Cáceres es una ciudad que ha evolucionado muy lentamente, sin sufrir grandes cambios hasta épocas muy recientes, por lo cual aún podemos ser testigos de su contenido histórico. Hasta el siglo XIX ha prevalecido sin excesivas reformas con su conformación y organización medieval basada en una población de la antigüedad romana[26].

  • EL CONCEPTO DE PAISAJE URBANO HISTÓRICO: de la concepción del patrimonio como objeto al interés del desarrollo y la gestión sostenible.

La disciplina de la Historia del Arte o, en general, la cultura le ha otorgado al paisaje un papel predominante en la práctica, puesto que desde las obras artísticas de la Antigüedad fue empleado como fondo decorativo. No obstante, su definición histórica es tardía, debido a que no fue hasta el siglo XVI el momento en el que los pintores se especializaron en los llamados géneros menores. Se dejó de lado cualquier justificación narrativa, el arte dejó de ser una ilustración de la historia para plasmar la naturaleza por su propio ser. Fue en el Romanticismo, tras la crisis iconoclastia protestante y el moralismo reformista del siglo XVIII, el momento en el que el paisaje llegó a su culmen, se desarrolló, se volvió sublime[27]. Prueba de ello lo constituyen artistas del denominado como paisajismo inglés: William Turner, Caspar David Friedrich, John Constable o, entre muchos otros, Camile Corot.

Esta cuestión de protagonismo perduró hasta las primeras vanguardias del siglo XX. Tras ello, el arte contemporáneo ha prescindido de los límites establecidos hasta el momento y pone en entredicho la idea de lo bello. Hoy, el término de género y, específicamente, el paisajístico, se trata de algo ambiguo al entrar en juego nuevas formas y medios de producción como la fotografía, el cine, videojuegos u ordenadores[28].

Sin embargo, dejando a un lado el desarrollo del género paisajístico en la Historia del Arte, en el panorama actual el paisaje es valorado como una figura de protección patrimonial, como integrante de la calidad de vida y de la identidad cultural, hasta el punto de emerger como parte del derecho a unas condiciones de vida saludables y dignas[29]. Se podría decir, coincidiendo con la argumentación de José Javier Cano Ramos, director del Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la Junta de Extremadura, que, actualmente, en medio de la era posmoderna, el protagonismo del paisaje ha sobrepasado el arte y las ciencias sociales para ser uno de los ejes que determina el territorio a la hora de gestionarlo[30].

De esta manera, el concepto de paisaje que en la actualidad se emplea, es consustancialmente distinto al que se presentaba a principios del siglo XX. La percepción tradicional basada en la idea de que el paisaje es un elemento de permanencia se trata de una creencia falsa, ya que ha manifestado la velocidad de cambio de nuestro entorno y, debido a su relación intrínseca con el patrimonio y con la cultura, ha dado lugar a la producción de cartas y textos a nivel internacional para su protección, gestión y salvaguarda.

A partir de esta base se va a elaborar un recorrido por los diferentes documentos, reuniones, convenios y cartas elaborados por los organismos internacionales, tales como UNESCO, ICOMOS o ICOM, con la finalidad de plasmar el progreso del término de patrimonio y su faceta actual de gestión con los paisajes culturales, concretamente con el Paisaje Urbano Histórico. Las fronteras fundamentales de este trabajo se establecerán en torno a cinco hitos: La Carta de Venecia (1964), La Convención del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural (1992), la creación de la categoría de paisaje cultural en La Guía operativa para la implementación de la Convención del Patrimonio Mundial y, finalmente, El Convenio Europeo del Paisaje del año 2000 junto con las Recomendaciones sobre el paisaje Urbano Histórico (2011)[31].

FIGURA 6. Esquema desarrollado para la comprensión del concepto de paisaje urbano histórico.

Fuente: elaboración propia.

Primeramente, la evolución del concepto de patrimonio se desarrolla de forma paralela a los diferentes periodos que una sociedad experimenta en la búsqueda de su identidad. Por lo tanto, su percepción, sin duda, está relacionado con su contexto, lugar y la sociedad y su forma de vida. En el ámbito europeo, el concepto y la atribución de valores al patrimonio se materializa tras la Revolución Francesa (1789-1799), momento en el que el Gobierno y la sociedad gala fueron conscientes de las pérdidas sufridas y deciden intervenir para recuperar el monumento, vinculado exclusivamente al patrimonio arquitectónico histórico-artístico y la obra de arte, del cual se reconocen su singularidad e identidad cultural.[32] Tras ello, y continuando en la órbita francesa, será el arquitecto Viollet-le-Duc (1814-1879), quien continúe la plasmación teórico/práctica de la revalorización del patrimonio por medio de las intervenciones de conservación. Este, por primera vez, define en qué consiste la intervención en un monumento, concretamente la restauración, la cual consistió en devolver al monumento al estado de plenitud que hubo de tener.

El trabajo violletiano hoy día se conoce como “restauración en estilo” y plantea el problema de otorgarle prioridad a un periodo concreto, vulnerando y eliminando las demás secciones anteriores o posteriores. Por lo tanto, el problema radicó en la prioridad hacia lo medieval que plantearon, hecho provocado por el momento en el que se desarrollaron sus teorías, Francia buscaba una proyección de grandeza nacional a través de lo medieval, de un estilo gótico superior.

            En el mismo periodo de tiempo, aparece el trabajo del crítico inglés John Ruskin (1819-1900). Defendió al monumento como un documento que refleja la relación de estilos que sobre él han ido sucediéndose y entendió que la conservación es la única manera de intervenir sobre ellos. Respeta la superposición de estilos y las actuaciones de conservación, únicamente se limitan a cuidadosas limpiezas e incorporación de elementos que impidan la pérdida de algún fragmento. En resumen, con Ruskin aparece el valor de la ruina, introduciendo en el ámbito del patrimonio europeo la búsqueda de la verdad en relación con la esencia y el alma de los edificios y su visión de la arquitectura como un arte protagonizado por la belleza[33].

            En cierto modo, las doctrinas de Ruskin tuvieron continuidad con las teorías del arquitecto Camilo Boito (1836-1914) y del historiador Gustavo Giovannoni (1873-1947), quienes participaron en la elaboración de la Carta de Atenas de 1931. Este documento introduce dos novedades consustanciales: la importancia de valorar qué uso ha de tener el monumento y el acuñamiento del término ambiente, así como su protección.

El paso dado con la consideración del ambiente, como un objeto especial y como la medida de proteger el empleo de los monumentos históricos en favor de un uso público, posibilita el avance hacia una concepción del patrimonio en la que no sólo se protejan los bienes de una manera superflua, sino que haya tras ella una labor de investigación y de contextualización. Esta nueva mirada, significa un primer paso hacia la contemplación paisajística de los edificios y, en especial, a la protección de los entornos, los centros históricos, considerando la ciudad como un todo unitario[34].

Tras estas consideraciones iniciales, el posicionamiento que emprendió camino hacia un cambio de mentalidad donde el patrimonio se acercó a la ciudad y a la población, fue La Carta Internacional sobre la Conservación y la Restauración de los Monumentos y Sitios de 1964, conocida habitualmente como Carta de Venecia. Esta planteó la valoración de las arquitecturas menores en relación con la dimensión de los monumentos. En su Artículo 1 recoge los nuevos principios del monumento:

“La noción de monumento histórico comprende la creación arquitectónica aislada, así como el conjunto urbano o rural que da testimonio de una civilización particular, de una evolución significativa, o de un acontecimiento histórico. Se refiere no sólo a las grandes creaciones sino también a las obras modestas que han adquirido con el tiempo una significación cultural[35]”.

Así pues, a partir de los años sesenta del siglo XX se muestra un cambio de mentalidad, donde, a pesar de que el objeto por excelencia continúa siendo el monumento y la obra de arte, las teorías previamente referidas colaboran en la tarea de ampliar la noción de patrimonio y se empieza a considerar el espacio de la ciudad como un todo unitario. Marca un punto de inflexión, cuestionando las teorías de restauración y conservación llevadas a cabo hasta el momento y planteando nuevas ideas y conceptos, focalizando la atención no en el objeto patrimonial, sino en el conjunto histórico, del que se valoran tanto sus aspectos formales como su percepción[36].

A este magno desarrollo debemos seguir agregándole acuerdos e iniciativas como fue La Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural adoptada por las UNESCO en 1972, de la cual su producto principal fue la creación de la Lista de Patrimonio Mundial, cuya función es el control del patrimonio de valor universal excepcional. Igualmente, la tarea novedosa llevada a cabo fue la diferenciación de los bienes patrimoniales[37] en dos categorías básicas: culturales y naturales. En los artículos 1 y 2 plasma las diferentes acepciones de estas nuevas categorías, de las que reflejamos el patrimonio cultural que implica a los centros históricos:

“Los conjuntos: grupos de construcciones, aisladas o reunidas, cuya arquitectura, unidad e integración en el paisaje les dé un valor universal excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia[38]”.

            Esta convención es considerada renovadora puesto que enfoca la protección desde un punto de vista colectivo e integra su protección en los programas de planificación general, como se indica en su Artículo 5. Los valores de los bienes ya no se limitan a su contenido histórico-artístico, sino que con el surgimiento del concepto de patrimonio cultural se comienzan a tomar en cuenta los valores económicos, ambientales, sociales, urbanos o, entre otros, simbólicos. Se supera así, de manera definitiva, el concepto de patrimonio como objeto u obra de arte exenta para pasar a considerarse como un contenedor de patrimonio[39].

En sintonía con el reconocimiento de los conjuntos arriba definidos, surgen nuevas reflexiones a tener en cuenta. La más relevante es La Recomendación relativa a la salvaguarda de los conjuntos históricos o tradicionales y su función en la vida contemporánea, implantada por la UNESCO en 1976. Su desafío principal fue la rapidez de la urbanización a nivel global, aunque con especial atención en los países en vías de desarrollo. Uno de los aportes más destacados fue el planteamiento, por primera vez, del término “marco natural”, entendido como medio o territorio y vinculado al asentamiento humano por los lazos sociales, económicos y culturales. Así, en las definiciones trabajadas en el documento fruto de la Recomendación, se recoge el “conjunto histórico o tradicional”, en cuyo segundo apartado se define esta nueva aportación:

“Se considera “medio” de los conjuntos históricos el marco natural o construido que influye en la percepción estática o dinámica de esos conjuntos o se vincula a ellos de manera inmediata en el espacio o por lazos sociales, económicos o culturales[40]”.

En la misma línea se encuentra La Carta internacional para la conservación de las ciudades históricas y áreas urbanas históricas (1987), conocida como Carta de Washington. El aporte fundamental de este documento es la consideración de los valores espirituales que determinan la imagen de una población y el valor de la composición urbana, pues protege la edificación y la trama de la ciudad, así como la relación entre ambas y la sociedad[41]. Es, pues, una parte fundamental de las políticas de cambio de concepción en torno al patrimonio, pues se tiene en cuenta la implicación de la sociedad con éste.

Analizando ya a la aparición de la figura de “paisaje cultural” hemos de plantear la iniciativa que se desarrolla con la Convención del Patrimonio Mundial de la Unesco de 1992 en la que surge, en la amalgama de conceptos, el paisaje cultural, definido como:

“Los paisajes culturales son bienes culturales y representan las “obras conjuntas del hombre y la naturaleza” […]. Ilustran la evolución de la sociedad humana y sus asentamientos a lo largo del tiempo, condicionados por las limitaciones y/o oportunidades físicas que presenta su entorno natural y por las sucesivas fuerzas sociales, económicas y culturales, tanto externas como internas[42]”.

Así, desde la aportación de dicha Convención se ha desarrollado una abundante literatura científica y enfoques muy diversos sobre el paisaje, extendiéndose el concepto, en las últimas décadas, de forma acelerada. Aún más cuando ha existido un cierto empeño en calificarlo y acotarlo, por su función o característica principal o por el interés y fin que determina la configuración del paisaje particular. Su consideración como espacios y referentes a conservar y preservar y utilizar sosteniblemente es lo que ha hecho que se consideren vitales desde diferentes entidades como es UNESCO, el Consejo de Europa con el Convenio Europeo del Paisaje celebrado en Florencia en el año 2000 y normas de diferente escala espacial y temática[43].

El Convenio ha llevado a cabo el trabajo de crear una figura que incorpora el territorio al ámbito patrimonial, situando el paisaje en un primer plano de las políticas europeas en materia de Patrimonio Cultural, Medio Ambiente y Ordenación del Territorio. Sus dos novedades principales consistieron en fusionar los conceptos de Patrimonio Cultural y Natural en una visión integral del paisaje; además de introducir una visión social otorgándole, como ya se ha mencionado, una consideración de elemento de bienestar[44]. No obstante, debido a la propia definición de esta figura (por «paisaje» se entenderá cualquier parte del territorio tal como la percibe la población, cuyo carácter sea el resultado de la acción y la interacción de factores naturales y/o humanos[45]) establece que todo territorio es paisaje y, además, no lo concibe como un bien patrimonial, sino que se vincula con el individuo y su bienestar, introduciendo, a nuestra percepción, un enorme grado de complejidad en la práctica.

Por lo anteriormente señalado, a partir de los problemas planteados en el Memorando de Viena[46], y después de años de intensos debates, en la 36ª Conferencia General de la UNESCO en 2011se adoptaron las Recomendaciones sobre el paisaje urbano histórico, las cuales son susceptibles a considerarlas como una categoría específica del paisaje cultural y proponen una nueva aproximación a la conservación de los conjuntos urbanos históricos, cuyo elemento principal es el paisaje urbano histórico. Discurre como una modalidad innovadora de preservación del patrimonio y de la ordenación de las ciudades históricas. No obstante, a diferencia de las aportaciones del Convenio Europeo del Paisaje, al ampliar la mirada patrimonial y crear la necesidad de nuevos recursos, se considera más como una herramienta de gestión que como una figura de protección.

La definición recogida en su respectivo documento revela la dimensión patrimonial de esta nueva mirada:

  1. Definición.
  2. “Se entiende por paisaje urbano histórico la zona urbana resultante de una estratificación histórica de valores y atributos culturales y naturales, lo que trasciende la noción de “conjunto” o “centro histórico» para abarcar el contexto urbano general y su entorno geográfico.Este contexto general incluye otros rasgos del sitio, principalmente su topografía, geomorfología, hidrología y características naturales; su medio urbanizado, tanto histórico como contemporáneo; sus infraestructuras, tanto superficiales como subterráneas; sus espacios abiertos y jardines, la configuración de los usos del suelo y su organización espacial; las percepciones y relaciones visuales; y todos los demás elementos de la estructura urbana. También incluye los usos y valores sociales y culturales, los procesos económicos y los aspectos inmateriales del patrimonio en su relación con la diversidad y la identidad.
    […] La noción de paisaje urbano histórico tiene en cuenta las tradiciones y percepciones de las comunidades locales a la vez que respeta los valores de la comunidad nacional e internacional[47]”.

Por lo tanto, el paisaje urbano histórico supera la visión estática de los documentos anteriores en relación con el patrimonio material e inmaterial, dejando de lado la idea de edificio único y aislado para pasar a una percepción dinámica de la ciudad. Igualmente, una de sus características principales es priorizar el contexto en el que se ubica el patrimonio y, de esta manera, hacer partícipe al propio ciudadano, un protagonista desde a participación social, la cual ha de estar coordinada por los diversos poderes públicos.

Como resumen, puede afirmarse que el concepto de patrimonio ha dejado de focalizar su atención en el monumento o la obra de arte para centrarse en el paisaje y su relación con la sociedad, adquiriendo una dimensión holística y compleja de manejar. Ante ello, el buque insignia planteado por la UNESCO como herramienta clave para la gestión sustentable de la ciudad es el paisaje urbano histórico, donde la participación ciudadana y la inclusión de la interdisciplinariedad patrimonial forman los pilares básicos de esta nueva concepción.

  • PROPUESTAS DE GESTIÓN DEL PAISAJE URBANO HISTÓRICO DE LA CIUDAD MONUMENTAL DE CÁCERES.

Los últimos trabajos de la UNESCO promueven un planteamiento holístico de estrategias de conservación y puesta en valor del patrimonio urbano, que se concentran en objetivos de desarrollo sostenible, como se ha podido ver en el apartado previo. Nos encontramos ante la evolución del concepto de patrimonio y, en particular, en un cambio de concepción en torno a los conjuntos urbanos inscritos en la Lista de Patrimonio Mundial, como es el caso de la Ciudad Vieja de Cáceres, la cual justifica su inclusión en 1986 bajo dos criterios (iii) y (iv)[48]:

“Las murallas de Cáceres aportan un testimonio excepcional de las fortificaciones realizadas por los Almohades en España. Comparada con la Torre de Espantaperros de Badajoz o la Torre del Oro de Sevilla, la Torre Mochada de Cáceres se integra en un conjunto de muros y torres representativos y largo tiempo conservado.” Criterio (iii).

“Como varias ciudades de Italia, Cáceres ofrece un ejemplo eminente de villa dominada, de los siglos XIV al XV, por poderosas facciones nobiliarias rivales, que dictaron la organización del espacio mediante la implantación de casas-fortalezas, casas-palacios y torres. Este ejemplo es considerado único por las características históricas específicas de esta villa de Extremadura, donde se concitan, desde la Edad Media al Clasicismo, las influencias artísticas más diversas y más contradictorias (el islam, gótico del norte, renacimiento italiano, de América, etc.)”. Criterio (iv).

FIGURA 7. Plaza Mayor de Cáceres.

Fuente: Archivo personal

.

Actualmente, en el panorama general de actuación, no se habla solo de ciudades históricas, sino que se aborda el paisaje urbano histórico, como concepto más amplio que permite pensar las Ciudades Patrimonio de la Humanidad desde una perspectiva más abarcante, desvelando las interacciones territoriales y temporales que las dotan de identidad[49]. Se tratan de espacios continuos, espaciales y temporales, en los que la población, presente, pasada y futura, van dejando sus huellas en la historia, ciudades vivas. El planteamiento de los centros urbanos ricos en patrimonio percibidos como guetos de preservación histórica han dejado de considerarse tales, para ser gestionados como un activo social, cultural y económico, cuyas medidas bien aplicadas pueden funcionar como un catalizador del desarrollo económico a través del turismo, el comercio y la revalorización del suelo y los inmuebles, generando, a su vez, los ingresos necesarios para costear su mantenimiento, restauración y rehabilitación[50].

El caso de estudio que venimos planteando, Cáceres, se presenta como una ciudad en la que, a falta de otros motores industriales que la apoyen, el turismo es uno de los impulsores de su economía, siendo el Conjunto Monumental su mayor reclamo. En el año 2017 recibió un total de 711.153 visitantes, aumentando con respecto a 2016 en un 11%. Las pernoctaciones son consustancialmente menores, aunque también se elevan con respecto a años anteriores, con un total de 432.000. Así, el principal problema que se presenta es el corto periodo del turista en la ciudad y la estacionalidad de este. Pese a ello, Cáceres se sitúa como el principal destino nacional de turismo de interior en crecimiento de generación de empleo en este sector (11,4%)[51].

En las labores más recientes llevadas a cabo en la ciudad para la mejora del singular patrimonio de la Parte Antigua de Cáceres, se encuentra la reelaboración del ya citado Plan Gestión, el cual debe responder a las nuevas dificultades y perspectivas que se presentan, entre ellas el turismo. De esta manera, a falta de su publicación e implantación en el plazo previsto de 24 meses desde su concesión por el Ayuntamiento en 2017, apostamos por el Plan de Gestión de Cáceres como un nuevo plan con propuestas innovadoras, más que una revisión del existente, en el que se encuentren relaciones directas con la UNESCO, así como con los demás organismos de gestión de niveles provinciales, autonómicos y estatales, además de ser las herramientas vinculadas al paisaje urbano histórico su principal enfoque de trabajo.

Así pues, mediante el estudio previo de la experiencia de ciudades en las que se ha implantado el paisaje urbano histórico y las directrices dadas por la UNESCO desde 2011, nos vamos a limitar a mostrar una serie de propuestas, las cuales consideramos óptimas y necesarias, para las mejoras de conservación y gestión de Cáceres[52].

En primer lugar, el espacio paisajístico e histórico de Cáceres ha de seguir tres perspectivas de trabajo esenciales, estructurándose estas e interrelacionándose entre sí: una escala territorial, es decir, la geografía local presente en la ciudad, la penillanura Trujillano-Cacereña[53]; el propio paisaje interior de la ciudad, desde la zona antigua hasta la zona denominada como “amortiguamiento” que representan igualmente la historia de Cáceres; y el paisaje cultural, vinculado a los dos anteriores y que, además, incluye el patrimonio intangible.

Para ello, plasmando los conceptos generales del Plan de Gestión de Salamanca[54], en relación con el valor universal de la ciudad y los principios de la UNESCO, en Cáceres tendrían que desplegarse los siguientes contenidos:

  • Identidad cultural: distinción del Conjunto Monumental como unidad física, así como el patrimonio inmaterial adscrito a él.
  • Densidad monumental: continuidad del espacio protegido y su homogeneidad.
  • Habitabilidad urbana: riqueza y solvencia de la vida urbana con disposición de usos en relación con su hábitat.
  • Calidad ambiental/Paisaje: legibilidad de los espacios urbanos y unidad de los lugares reconocibles y valores paisajísticos
  • Ciudadanía: sentimiento de pertenencia y participación ciudadana.

Las acciones y estrategias planteadas poseen un doble componente, una gestión de los ciudadanos y del patrimonio, se piensa como un proceso continuo de administración de recursos a partir de sus valores históricos, urbanos y ambientales. Por ello, en función de los objeticos a cumplir se plantean dos tipos de estrategias:

  • Estrategias/actuaciones de conservación.
  • Estrategias/actuaciones de puesta en valor.

En el primer grupo de actuaciones se expone un enfoque hacia la gestión directa del Patrimonio, incluyendo una nueva normativa específica a las herramientas implantadas del paisaje urbano histórico, así como acciones preventivas y de control, además de una definición clara y sencilla del marco político e institucional de gestión. Entre ellas planteamos la revisión del catálogo de patrimonio monumental y arquitectónico, para implantar una visión más interactiva y cercana a la perspectiva de los paisajes urbanos históricos, contemplando no sólo el patrimonio físico sino su interrelación con el territorio y con el patrimonio intangible, para conseguir eliminar la lectura aislada imposible de conjugar con este planteamiento. En segundo lugar, y de vital importancia, ampliar la zona de protección actual, no solo al Centro Histórico y sus inmediaciones, sino a un territorio más extenso puesto que aumenta el valor paisajístico de la ciudad y por ello ha de ser protegido[55].

Tras ello, el segundo grupo de actuaciones, las estrategias de puesta en valor estarían enfocadas a introducir el paisaje urbano histórico como elemento clave de conservación del conjunto de la ciudad. De esta manera, tras un análisis visual tanto de la ciudad vieja como de su ampliación de espacio protegido, habría de considerar los puntos, miradores o espacios preferentes que se representan con las vistas tradicionales de la ciudad, para valorar y definir “paisajes preferentes” y “paisajes de intervisibilidad” como espacios para preservar la imagen de la ciudad[56].

Paralelamente, y como herramienta dinámica de evaluación paisajística, a modelo del que se estableció en Salamanca con su Plan de Gestión en 2008, se desarrollaría un modelo virtual en tres dimensiones de la Ciudad Monumental de Cáceres, que permitiría evaluar las posibles modificaciones urbanísticas precisas a su implantación, facilitando así la toma de decisiones en lugares y situaciones con una protección especial.

En relación con la planificación sostenible, es inamovible la participación ciudadana, considerándola como una pieza indispensable en la toma de decisiones. Se debe dar voz a los habitantes, los cuales de esta manera aumentan el valor del patrimonio de su ciudad, al ser partícipes e involucrarse en ella. El órgano de gestión encargado debe habilitar dispositivos concretos, fijos y abiertos a la participación. Para ello, proponemos la creación de una aplicación para dispositivos móviles personales, en la que de una manera sencilla e intuitiva, cada ciudadano interesado pueda tener, en su teléfono personal, información básica histórico-artística sobre el patrimonio protegido; actualización de las actividades y estrategias llevadas a cabo por el organismo competente, así como la posibilidad de una evaluación previa y posterior; una agenda del programa cultural del momento; además de una adaptación de esta misma para los diferentes públicos, contando en todo momento con el rango de edad más corto, para comenzar a concienciar en valores culturales desde un primer momento.

Por último, en cuanto a las estrategias y actividades de puesta en valor, no podemos obviar la relevancia del turismo en Cáceres que, como ya se ha mencionado, ha de seguir mejorando sus actuaciones para implementar el número de visitantes y sus pernoctaciones. Para ello es necesario mejorar y expandir la imagen de la ciudad, actualizando la perspectiva a las nuevas concepciones de paisaje urbano histórico, así como implementar los eventos culturales y los servicios favorables y de calidad. Igualmente, plantear las diferentes variantes del turismo y la adaptabilidad de la ciudad, en la medida de lo posible. Y, finalmente, continuar en la búsqueda de medios de transporte de calidad que favorezcan y faciliten la llegada de visitantes que no posean su propio vehículo.

  • CONCLUSIONES.

De la investigación realizada se infiere que el concepto de patrimonio en el siglo XXI se encuentra intrínsecamente unido a la diversidad de valores culturales que plasma la sociedad de la globalización. Este amplio y variado aspecto no hace sino alumbrar el inicio de una nueva etapa en el ámbito patrimonial, en el que este aporta bienestar y calidad de vida a los ciudadanos. Nuevas herramientas de gestión, de la mano de organismos internacionales como son la UNESCO o el Consejo de Europa, entre otros, facilitan políticas de gestión, planificación y puesta en valor. No obstante, la cultura, debido a la variedad y unicidad, se presenta junto con cierto grado de complejidad, debiendo ser conscientes de su fragilidad a la hora de intervenir.

Destacando la complejidad de nuestro ámbito de estudio, Cáceres, al poseer la singularidad de la pertenencia a la Lista de Patrimonio Mundial, en el que se pretende revalorizar lo que ya tiene valor, hemos apostado por la gestión de su patrimonio, material e inmaterial, con estrategias de la mano de los paisajes urbanos históricos.

Consideramos las herramientas conjuntas al paisaje urbano histórico como un mecanismo idóneo para hacer de las ciudades, creación humana vinculada a la propia realidad por su carácter funcional, un espacio en el que se abandone la concepción de estos Centros Histórico como islas de memoria o simples contenedores de lo histórico, para continuar con estrategias de adaptabilidad a la vida contemporánea y activa de la ciudad, incidiendo en los lugares menos estables y en los valores intangibles que aportan, al integrar a la ciudadanía, la sostenibilidad planteados por la UNESCO en sus últimos trabajos.

Cáceres, una ciudad en la que su Conjunto Histórico Monumental, protegido desde el año 1986 por su singularidad mundial, al conjugar una rica mezcla de culturas, como es la romana, árabe, cristiana o judía y por poseer monumentos excepcionales, debe poseer una protección permanente de este patrimonio de capital importancia para el conjunto de la comunidad internacional. Por ello, nuestro trabajo, aunque se ha limitado a mostrar un planteamiento inicial de gestión y puesta en valor por medio del concepto del paisaje urbano histórico, pretende con las pautas y propuestas señaladas, configurar una síntesis operativa de estrategias para alcanzar el objetivo final, conservar e implementar la cultura de la ciudad.

Como colofón y entre otros objetivos a largo plazo, se propone una ampliación del trabajo aquí realizado, habiendo consultado el nuevo Plan de Gestión que se está llevando a cabo en la actualidad por parte del Ayuntamiento de Cáceres, así como extender esta formulación a otras villas extremeñas con similar patrimonio en volumen e importancia, proponiendo las ciudades de Trujillo, Guadalupe y Alcántara, enclaves necesarios de una justa declaratoria de protección internacional.

[1] El presente trabajo es fruto del proyecto Paisajes patrimoniales en la ciudad histórica Patrimonio de la Humanidad de Cáceres realizado a través de la convocatoria 2017 de la Acción II: Becas de Investigación, Desarrollo Tecnológico e Innovación para no Doctores correspondiente al Plan de Iniciación a la Investigación, Desarrollo Tecnológico e Innovación de la Universidad de Extremadura.

[2] BERMEJO TRIJO, José Luis, La Parte Antigua se juega su futuro, Periódico Extremadura, 17/12/2017. http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/caceres/parte-antigua-juega-futuro_1059893.html

[3] PIZARRO GÓMEZ, Francisco Javier (Coord.), Nosotros. Extremadura en su patrimonio, España, Caja de Extremadura & Lunwerg Editores, 2006, p. 21.

[4] NÚÑEZ, Cristina, Descubren en Cáceres las huellas de arte neandertal más antiguas del mundo, Periódico Hoy, 22/02/2019. https://www.hoy.es/caceres/primer-arte-obra-20180222200319-nt.html [Fecha de consulta: 09/08/18].

[5] CAMPESINO FERNÁNDEZ, Antonio, Estructura y paisaje urbano de Cáceres, Cáceres (España), Colegio Oficial de Arquitectos de Extremadura, Delegación de Cáceres, 1982, pp. 33-34.

[6] PIZARRO GÓMEZ, Francisco Javier (Coord.), Nosotros… Op. Cit., p. 106.

[7] Para ampliar información consultar: MARQUEZ BUENO, Samuel & GURRIARÁN DAZA, Pedro, “La muralla almohade de Cáceres: aspectos constructivos, formales y funcionales”, Revista de Arqueología y Territorio Medieval, Universidad de Jaén, Nº10, Vol. I, (2003), pp. 57-118.

[8] Ibid., pp. 147-148.

[9] CAMPESINO FERNÁNDEZ, Antonio, Estructura… Op. Cit., pp. 36-37.

[10] Ibid., p. 37.

[11] Ibid., p. 38.

[12] FERNANDEZ LÓPEX, José y PIZARRO GÓMEZ, Fco. Javier (Coords.), Extremadura. La España Gótica, Ediciones Encuentro, S.A., España, 1995, pp. 103-115.

[13] Ibid., pp.113-114.

[14] REGINFO GALLEGO, Juan Ignacio, CAMPESINO FERNÁNDEZ, Antonio-José y SÁNCHEZ MARTÍN, José Manuel, “El turismo en la ciudad de Cáceres (1986-2010): un cuarto de siglo emblemático” en Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, Nº67 (2015), p. 382.

[15] Ibid., pp. 113.

[16] Ibid., pp. 113.

[17] “Las cifras relativas a las salidas de habitantes de la villa, entre 1534 y 1592, señalan la existencia de únicamente 36 pasajeros hacia el continente americano y 1 hacia Filipinas”. FUENTE: RUBIO Y MUÑOZ BOCANEGRA, Ángel: “La emigración extremeña a Indias: Siglo XVI. Aportación documental para un fichero de emigrantes extremeños del mismo siglo” en Revista del Centro de Estudios Extremeños, IV. 1930, pp. 49-53, a través de la publicación CAMPESINO FERNÁNDEZ, Antonio, Estructura… Op. Cit., pp. 52-53.

[18] LOZANO BARTOLOZZI, M. Mar, El desarrollo urbanístico de Cáceres (Siglos XVI-XIX), España, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Extremadura, 1980, pp. 163-164.

[19] MARTÍN JIMENEZ DE MUÑANA, Miguel, Historia de Cáceres, España, Ediciones Égloga, 2011, p. 91.

[20] LOZANO BARTOLOZZI, M. Mar…, Op. Cit., p. 115.

[21] PIZARRO GÓMEZ, Francisco Javier (Coord.), Nosotros… Op. Cit., p. 279.

[22] LOZANO BARTOLOZZI, M. Mar…, Op. Cit., p. 15.

[23] Ibid., p. 292.

[24] REGINFO GALLEGO, Juan Ignacio, CAMPESINO… Op. Cit., p. 382.

[25] Ibid., pp. 382-383.

[26] LOZANO BARTOLOZZI, M. Mar…, Op. Cit., p. 14.

[27] CANO RAMOS, José Javier (Dir.) Paisajes Culturales de Extremadura I, España, Dirección General de Bibliotecas, Museos y Patrimonio Cultural. Dirección General de Turismo, 2016, pp. 19-24.

[28] Ibid., p. 24.

[29] ZOIDO NARANJO, Florencio, Los paisajes como patrimonio natural y cultural. Recurso web disponible en:http://paisajeyterritorio.es/assets/los-paisajes-como-patrimonio-natural-y-cultural.-zoido-naranjo,-f..pdf [Fecha de consulta: 05/08/18].

[30] CANO RAMOS, José Javier (Dir.) Paisajes Culturales… Opus Cit., p. 22.

[31] La estructura planteada de selección y revisión de documentos se encuentra, en parte, basada en el artículo de REY PEREZ, Julia, “Del patrimonio como objeto arquitectónico hacia la patrimonialización del paisaje: un recorrido por las cartas y textos internacionales del Patrimonio Cultural” en Estoa, Revista de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Cuenca, Nº10, Vol. 6, (2017), pp. 35-48.

[32] REY PEREZ, Julia, “Del patrimonio… Opus Cit., p. 36.

[33] Ibid., p. 37.

[34] ICOMOS, Carta de Atenas para la restauración de los monumentos históricos, (1931). Recurso web disponible en: http://www.icomoscr.org/doc/teoria/VARIOS.1931.carta.atenas.restauracion.monumentos.historicos.pdf [Fecha de consulta: 06/08/18]

[35] ICOMOS, Carta Internacional sobre la conservación y la restauración de los monumentos y los sitios, (1964). Recurso web disponible en: https://www.icomos.org/charters/venice_sp.pdf [Fecha de consulta: 06/08/18]

[36] REY PEREZ, Julia, “Del patrimonio… Opus Cit., pp. 39-40.

[37] La Comisión Franceschini (1964-1967) aportó a la valoración del patrimonio un cambio terminológico realmente significativo al sustituir el término “patrimonio histórico-artístico” por el de “bien cultural”, el cual, según parte de la definición aportada es “cualquier bien que constituya testimonio dotado de valor de civilización”. FUENTE: MARTÍNEZ PINO, Joaquín, La Comisión Franceschini para la salvaguardia del patrimonio italiano. Riesgo, oportunidad y tradición de una propuesta innovadora. Recurso web disponible en: https://www.academia.edu/6647907/_La_Comisi%C3%B3n_Franceschini_para_la_salvaguardia_del_patrimonio_italiano._Riesgo_oportunidad_y_tradici%C3%B3n_de_una_propuesta_innovadora_Revista_Patrimonio_Cultural_y_Derecho_n._16_2012._P%C3%A1gs._189-208 [Fecha de consulta: 07/08718].

[38] UNESCO, Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural, (1972), Recurso web disponible en: http://portal.unesco.org/es/ev.php-URL_ID=13055&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201.html [Fecha de consulta: 07/08718].

[39] REY PEREZ, Julia, “Del patrimonio… Opus Cit., pp. 40-41.

[40] UNESCO, La Recomendación relativa a la salvaguarda de los conjuntos históricos o tradicionales y su función en la vida contemporánea, (1976). Recurso web disponible en: http://portal.unesco.org/es/ev.php-URL_ID=13133&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201.html [Fecha de consulta: 07/08718].

[41] REY PEREZ, Julia, “Del patrimonio… Opus Cit., p.42.

[42] UNESCO, Convención del Patrimonio Mundial (1972). Recurso web disponible en: https://whc.unesco.org/archive/opguide05-es.pdf [Fecha de consulta: 07/08718].

[43] ALVARADO CORRALES, Eduardo, “Los Barruecos y Granadilla (Cáceres). Paisajes patrimoniales singularizados para el turismo y el desarrollo rural”, LOZANO BARTOLOZZI, Mª del Mar y MENDEZ HERNÁN Vicente (Coords.), Patrimonio cultural vinculado con el agua: paisaje, urbanismo, arte, ingeniería y turismo, España, Editorial Regional de Extremadura, 2014, p. 22.

[44] MINISTERIO DE ASUNTOS EXTERIORES. Gobierno de España, El Convenio europeo del paisaje ratificado por España. Recurso web disponible en: https://www.mecd.gob.es/cultura-mecd/dms/mecd/cultura-mecd/areas-cultura/patrimonio/Convenio_europeo_paisaje.pdf [Fecha de consulta: 09/08/18].

[45] CONSEJO DE EUROPA, Convenio Europeo del Paisaje, (2000). Recurso web disponible en: https://rm.coe.int/CoERMPublicCommonSearchServices/DisplayDCTMContent?documentId=09000016802f3fbd [Fecha de consulta: 07/08718].

[46] La Conferencia “Patrimonio Mundial y arquitectura contemporánea” (Viena 2005), conocida como Memorando de Viena, se establece como un aporte a los problemas de desarrollo que amenazaban a los conjuntos históricos, monumentos o paisajes culturales. Especial atención se les prestó a los casos estudiados previamente por la Comisión, como el centro histórico de Viena o la Catedral de Colonia, ambos patrimonios afectados y en peligro por la construcción de estaciones ferroviarias. FUENTE: LALANA SOTO, José Luis, “El Paisaje Urbano Histórico: Modas, paradigmas y olvidos” en Revista Ciudades, Nº14 (1), (2011), pp. 18-19.

[47] UNESCO, Recomendaciones sobre el Paisaje Urbano Histórico, (2011). Recurso web disponible en: http://portal.unesco.org/es/ev.php-URL_ID=48857&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201.html [Fecha de consulta: 07/08718].

[48] UNESCO, Old town of Caceres. Recurso web disponible en: https://whc.unesco.org/en/list/384 [Fecha de consulta: 12/08/18].

[49] DE LAS RIVAS SANZ, José Luis y VÁZQUEZ JUSTEL, Gregorio, “El Paisaje Urbano Histórico de la “Ciudad Vieja” de Salamanca, claves para un Plan de Gestión” en Revista Ciudades de la Universidad de Valladolid, N.º 14(1), (2011), p. 63.

[50] UNESCO, NUEVA VIDA PARA LAS CIUDADES HISTÓRICAS. El planteamiento de los paisajes urbanos históricos. Recurso web disponible en: https://whc.unesco.org/document/128593 [Fecha de consulta: 12/08/18].

[51] EUROPA PRESS, Cáceres gana turismo extranjero pero debe trabajar en aumentar las pernoctaciones. 25/06/2018. Recurso web disponible en: http://www.europapress.es/extremadura/noticia-caceres-gana-turismo-extranjero-debe-trabajar-aumentar-pernoctaciones-20180625175427.html [Fecha de consulta: 13/08/18]

[52] Las ciudades estudiadas serán, en primer lugar, Salamanca (España), a partir del trabajo DE LAS RIVAS SANZ, José Luis y VÁZQUEZ JUSTEL, Gregorio, “El Paisaje Urbano Histórico de la “Ciudad Vieja” de Salamanca, claves para un Plan de Gestión” en Revista Ciudades de la Universidad de Valladolid, Nº 14(1), (2011), pp. 57-80 y, en segundo lugar, los ejemplos mostrados en el documento NUEVA VIDA PARA LAS CIUDADES HISTÓRICAS. El planteamiento de los paisajes urbanos históricos, publicado como recurso web por la UNESCO.

[53] El territorio que comprende el entorno de Cáceres, en la llanura Trujillano-Cacereña se trata de un espacio ZEPA (Zona de Especial Protección de Aves) con un total de 19 elementos protegidos, entre ellos 11 hábitats, representados por una amplia zona subesteparia, destacando formaciones de Quercus, así como retamales. A nivel de especies animales, se protegen invertebrados, reptiles y lobos. Además, cabe destacar, en último lugar, que en el Casco Antiguo se presenta un ave silvestre que recoge esta normativa de protección, el Cernícalo Primilla.

[54] DE LAS RIVAS SANZ, José… Op. Cit., pp. 67-70.

[55] Según se ha anunciado en julio de 2018, el nuevo Plan de Gestión de la Ciudad Vieja de Cáceres ampliará el área de amortiguamiento con 70 hectáreas. FUENTE: https://www.hoy.es/caceres/plan-gestion-blindara-20170714082843-ntvo.html [Fecha de consulta: 13/08/18].

[56] DE LAS RIVAS SANZ, José… Op. Cit., p.71.

Oct 312018
 

Manuel García Cienfuegos.

Cronista Oficial de Montijo y Lobón.

Resumen.

El estudio de la ponencia que presento en esta edición de los Coloquios Históricos de Extremadura tiene como temática la epidemia de la gripe española que tiñó de luto nuestros pueblos y ciudades, al cumplirse este año el centenario de la propagación de la misma. En “La epidemia de la gripe española (año 1918) en Montijo, Puebla de la Calzada y Lobón”, se focaliza y analiza las consecuencias que ésta tuvo sobre tres poblaciones de la comarca de las Vegas Bajas del Guadiana, en la provincia de Badajoz.

Para ello he realizado recuentos sobre 2.200 partidas de defunciones en el período 1916-1920. Estudiando 622 de ellas, pertenecientes a 1918, año de mayor penetración de la epidemia. Así mismo he practicado recuentos sobre 505 partidas de bautismos con la finalidad de estudiar el crecimiento vegetativo, utilizando en el vaciado documental fuentes civiles y eclesiásticas.

La gripe española se cebó especialmente con la población joven, entre 16 a 40 años, falleciendo en este segmento de edad prácticamente la mitad de los afectados, teniendo en los meses de octubre y noviembre los de mayor frecuencia de óbitos inscritos.

El estudio analiza las condiciones higiénicas en las que vivía la población. Las Tasas Brutas de Mortalidad (TBM), Mortalidad Específica (TME) y Crecimiento Vegetativo (TCV), la edad de los finados, en la que se refleja una elevada mortandad en los párvulos. Las zonas más afectadas por la epidemia en la población, los funerales, los acuerdos municipales que se tomaron desde las Juntas de Sanidad y Beneficencia, entre las que destaca la urgencia en la construcción de nuevas sepulturas en los cementerios. Siendo estudiada, en un apartado especial, la causa de la muerte en adultos y párvulos.

El contexto social en el que se desarrolló la epidemia de la gripe se ve inserto en la I Guerra Mundial (1914-1918) que, a pesar de la neutralidad española, ocasionó una fuerte inflación, erosionando el poder adquisitivo de los salarios, junto a la falta de trabajo, creando un malestar social de por sí ya intenso en nuestros pueblos. Tiempos en los que tomaron protagonismo el asociacionismo, las reivindicaciones y la lucha colectiva como una vía de actuación pública en defensa de los intereses de la clase obrera.

 

INTRODUCCIÓN

 

La gripe es una enfermedad aguda muy contagiosa que se propaga rápidamente, produciendo serios problemas en términos de morbilidad y mortalidad que ha afectado al hombre a lo largo de la historia[1]. Descrita por Hipócrates en el año 412 antes de Cristo, encontramos explicaciones sobre catarros epidémicos unidos a épocas estacionarias, las cuales posiblemente sean episodios de lo que hoy conocemos como gripe.

España sufrió epidemias en 1833 y 1834, en 1854, 1865 y 1885, convirtiéndose en el gran asesino de la población española, pues se calcula en cerca de 800.000 las víctimas causadas por la cadena de epidemias de cólera sufridas a lo largo del siglo XIX[2]. Una vez más, el clasismo era uno de los criterios de expansión de la enfermedad. Ya lo había sido con la tuberculosis que afectaba menos a los bien alimentados y a los que vivían en mejores condiciones; con la fiebre amarilla pasaba lo mismo, pues quien podía alejarse de la costa e ir a vivir al interior también se libraba de ella. En el caso del cólera, los barrios que disponían de una mejor red de aguas y cuya densidad de usuarios, era menor, tenía menor incidencia de afectados[3].

La gripe española provocó un número inusual de muertes debido probablemente a que causaba una tormenta de citoquinas en el cuerpo. El virus H1N1 de la gripe española infectaba las células pulmonares, lo que provocaba una sobreestimulación del sistema inmune a través de la liberación de citoquinas en el tejido pulmonar. Esto conducía a una amplia migración de leucocitos hacia los pulmones que causaba la destrucción de los tejidos pulmonares y la secreción de líquido dentro del órgano[4].

 

1.- LA GRIPE ESPAÑOLA

Algunos autores sugieren que la Peste de Atenas, narrada por Tucídides[5], podría corresponder a una epidemia de gripe. En el siglo XIV, esta enfermedad, comienza a ser denominada en Florencia como ‘influenza’ (di freddo, influencia del frío, di stelle, influencia de las estrellas), en Francia, posteriormente, fue denominada ‘grippe’, término del que se traduce al español: atrapar, agarrar. En Alemania se le conoce como grupen, que significa temblar de frío. La enfermedad se puede manifestar de diversas formas: esporádica, epidémica y pandémica. A lo largo del siglo XX, cuatro pandemias de gripe[6] causaron la muerte de un importante número de personas.

La epidemia más grave del siglo XX, la gripe, se propagó con rapidez ante la inoperancia gubernamental para atajar aquel azote. Aquella plaga, que se desencadenó en la primavera de 1918, llevó a la tumba a cerca de 40 millones de personas[7]. En España, sus repercusiones fueron espantosas: murieron 300.000 personas a pesar de que las cifras oficiales redujeron las víctimas a sólo 147.114. Pero el país más castigado fue la India, donde fallecieron 15 millones de los afectados por la epidemia, alcanzando la mortalidad, en ciertas zonas, al 20% de la población.

En la virulencia de la epidemia gripal de 1918 se aunaron varios factores que provocaron más del doble de víctimas que la Gran Guerra. En primer lugar, la específica mutación del virus gripal de ese año. Existe la teoría de que fue el resultado de una recombinación genética entre un virus animal, concretamente la gripe porcina, y otro humano, ante la cual la memoria inmunológica de la humanidad era inexistente.

Aparte de las complicaciones pulmonares conocidas, esta gripe afectaba especialmente al sistema neurológico, provocando la llamada encefalitis de Von Economo, (encefalitis letárgica o epidémica)[8], la Gran Guerra fue decisiva para su expansión. Los primeros casos aparecieron en Kansas, el 4 de marzo de 1918, entre soldados del ejército norteamericano que esperaban acuartelados su traslado a Europa. Es curioso que, a pesar de este claro origen norteamericano -en EE.UU. causó unas 600.000 muertes-, la enfermedad fuese conocida como gripe española[9].

El hecho de que la epidemia de 1918 siga conociéndose como gripe española se debe a que los periódicos europeos no incluían ninguna noticia sobre la enfermedad para no sembrar la alarma entre las tropas entonces inmersas en la I Guerra Mundial[10], donde imperaba la censura. Los periódicos de España, al margen de la contienda, sí daban cuenta de la epidemia. Por eso las referencias que se tienen procedían de fuentes españolas.

 

2.- TRES ETAPAS

La gripe en España tuvo tres etapas: en la primavera de 1918 (pandemia normal), el otoño del mismo año (pandemia asesina) y primavera de 1919 con una disminución de los efectos negativos. El comienzo de la pandemia se produjo en el frente occidental y se ocultó para mantener la moral de los ejércitos. En esa misma época habían aparecido gripes de alta virulencia en África Occidental (Sierra Leona) y en China, y fueron posiblemente trabajadores chinos quienes la exportaron a Estados Unidos y de ahí por medio de los soldados americanos a Europa a través de Francia durante la guerra.

Una vez en Francia, la expansión mundial de la gripe fue muy sencilla. Los transportes masivos exigidos por la guerra estimularon el tránsito de hombres y mercancías, con lo que barcos y ferrocarriles se convirtieron en vías de transmisión. Ello hizo que, rápidamente, se extendiese por los países neutrales. Si a ello se añaden los graves problemas alimenticios que sufrían, gran parte de las poblaciones y las limitaciones que aún tenía la medicina, se comprenderá la gravedad de la epidemia[11].

 

3.- PRIMERA OLEADA. CONTEXTO SOCIAL

La primera oleada de la gripe llegó a España en mayo de 1918, en los trenes que transportaban obreros españoles y portugueses de regreso de Francia, afectando sobre todo a Extremadura, Madrid, Andalucía y puntos de Castilla León[12].

En Madrid coincidió con las fiestas de San Isidro cuyos festejos, con gran participación popular, favorecieron el contagio. Los cuarteles con su hacinamiento y sus deficientes condiciones higiénicas se convirtieron en los focos más virulentos.

Aquel 1918 fue el primer año del llamado, por su efervescencia social, trienio bolchevique. Inflación, escasez de carbón, alimentos y medicamentos provocaron gran malestar social, plasmado en cientos de huelgas. El campo sufría aún más esta situación, lo que suscitó una masiva emigración hacia las ciudades, contribuyendo al contagio.

La neutralidad de España en la I Guerra Mundial produjo, de una parte, un excepcional boom económico a ciertas economías (vasca, asturiana y catalana), pero sumió, a la economía española en un círculo inflacionista sin precedentes en su historia.

Los precios de los productos de primera necesidad se duplicaron entre 1914 y 1919, beneficiando a las clases más pudientes y grandes propietarios, provocando el empeoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores quedando reflejada esta grave situación en la oleada de reivindicaciones huelguísticas que estalló a partir de 1914. En ese año hubo 212 huelgas, 463 en 1918 y 1.060 en 1920, la unidad moral y social del país sufrió un deterioro muy grave[13].

A partir de 1917 el panorama obrero y campesino cambió de forma notable, comenzaron a surgir asociaciones, círculos y agrupaciones socialistas, con una inspiración cada vez más radicalmente marxista y revolucionaria[14]. En Montijo, en 1918, se fundó en la Casa del Pueblo[15] la Agrupación Socialista. Su reglamento fue redactado por Sebastián Gabardino, Francisco Zambrano y Pablo Martín[16]. En Puebla de la Calzada se crearon la sociedad Unión Obrera que años más tarde pasó a llamarse La Defensora del Derecho, con sede en la Casa del Pueblo, en la calle Nueva, y el Sindicato Agrícola[17].

Fueron tiempos de fuertes tensiones sociales con manifestaciones y huelgas, en las que la clase trabajadora pedía reducir la jornada laboral y mejoras salariales. Lobón contó con el Círculo de Unión Obrera, que en 1920 se transformó en la Casa del Pueblo, sede de la UGT y de la Agrupación Socialista[18], y el Sindicato Católico Agrario.

A mediados de año se desata en Lobón, al igual que en otros pueblos de la comarca y de Extremadura, el conflicto con los segadores portugueses que llegan para trabajar en la recolección. El alcalde, Joaquín Chorot de Coca[19], manifiesta en el pleno del 18 de junio “algunos obreros han pretendido que no se dejara entrar en el pueblo ni en el término a los portugueses para segar, por el perjuicio que habían de proporcionar a los obreros del pueblo y quizás a la salud pública”. Expresando “que su pretensión no podía ser atendida, pero les prometí reconocer las cartas de sanidad que tuviese y si alguno no la tenía ordenar su expulsión”. El alcalde, ante algunos rumores en contra de los obreros portugueses, dirigió un oficio al Gobernador pidiéndole fuerza de la Guardia Civil en prevención de alteración del orden público, llegando a Lobón una pareja que fue enviada por el teniente de línea del puesto de Montijo[20].

En el campo político la crisis de los grandes partidos era cada vez mayor, tanto que Alfonso XIII amenazaba con abdicar y la sombra de un golpe militar era cada vez más afilada. El ambiente político y social se había deteriorado y la violencia en las calles era constante. El otoño comenzó con una larga huelga de panaderos, a la que siguió la de cocheros y la de carteros. El medio millón de españoles que regresaban de la vendimia francesa y los soldados portugueses repatriados tras la guerra se encargaron de extender la enfermedad por las estaciones del ferrocarril[21]. Por este motivo, la propagación de la enfermedad se vio favorecida por factores propios e inherentes al conflicto como fueron el hacinamiento, la desnutrición, la falta de higiene, la falta de medicinas, las migraciones, los desplazamientos masivos de personas, etc.[22].

 

4.- SEGUNDA OLEADA

Al igual que en primavera, el Gobierno trató de ganar tiempo; tranquilizaba a la población negando la epidemia o subestimándola, esperando que desapareciese por sí sola. Por ello, hasta el 27 de septiembre, nadie se atrevió a decretar oficialmente el estado de epidemia. En cientos de pequeños pueblos los enfermos se quedaron sin asistencia por muerte o huida de los médicos. Familias enteras enfermaron sin que nadie les atendiera o alimentara. En el mundo rural, donde el atraso, la pobreza y la malnutrición eran factores crónicos, la gripe causó importantes estragos.

Cuando el 23 de noviembre se pudo, por fin, debatir el tema en las Cortes, los diputados socialistas Besteiro y Largo Caballero denunciaron el atraso de la asistencia médica, así como las nefastas condiciones de vida de la población que había contribuido a la mortandad. Maura pagó parte de la factura de la gripe y, a principios de ese mes había abandonado el poder[23].

 

5.- LA GRIPE EN EXTREMADURA

La causa de la muerte en la Extremadura de la Restauración continuó siendo obviamente diversa, pero en buena parte mantenía una estrecha dependencia de las ancestrales situaciones de desnutrición y miseria, siendo presa fácil tanto de los brotes epidémicos, como de cualquier otra enfermedad infectocontagiosa. A finales del siglo XIX tuvieron lugar las dos últimas invasiones coléricas. La de 1885 en Extremadura, según las estadísticas oficiales, fue muy exigua. La epidemia del cólera en 1890 fue aún mucho más débil y tuvo en Llerena, donde se produjeron algunos fallecimientos, uno de sus focos más importantes. Si el cólera dejó de significar en esta etapa el factor de muerte que había sido en la época de Isabel II, otras enfermedades protagonizaron la mortalidad catastrófica, bien entrado ya el siglo XX. Entre ellas hay que destacar la gripe. La epidemia gripal de 1918 tuvo funestas consecuencias demográficas, causando una fuerte elevación de las tasas de mortalidad.

El quinquenio 1916-1920 supuso una parada en la tendencia decreciente que afectó a la serie. Mientras en los otros cuatro años de ese lustro la media de fallecimientos en Extremadura fue de 26.800, en 1918 hubo 38.132. Teniendo en cuenta el número de fallecimientos que por término medio en un año normal producía la gripe, podemos calcular en unas 12.000 las víctimas que originó la epidemia en la región en los últimos meses de 1918. Aproximadamente uno de cada cien extremeños falleció a consecuencia de la gripe ese año[24].

La pirámide poblacional de la provincia de Badajoz sufrió la entalladura correspondiente a la mortalidad de 1918 ocasionada por la gripe, especialmente acusada en la capital, junto a una elevada mortalidad infantil[25]. Es la crónica del diario independiente Correo de la Mañana, que se editaba en Badajoz, la que informa el 1/X/1918 que “de varios pueblos de la provincia se reciben noticias de haberse extendido rápidamente la epidemia de la gripe”[26].

Las causas habituales de la muerte que afectaban duramente a la población extremeña para el período estudiado eran y por orden cuantitativo: Enteritis, tuberculosis, paludismo, fiebres tifoideas, viruela, sarampión, difteria, tifus… Las crisis agrarias y de subsistencias agravaban los crónicos estados de desnutrición de las clases más desfavorecidas por la falta de trabajo[27].

Más que la inanición como causa directa de la muerte, la repercusión demográfica más trascendental era el debilitamiento general de los organismos que quedaban con menos defensas y fácilmente expuestos a los efectos letales de los agentes patógenos. En este estado, el movimiento obrero y campesino extremeño conoció una expansión sin precedentes. En ambas provincias se alcanzó un importante grado de movilización que afectó a los trabajadores de todos los sectores productivos. Las causas de la expansión de asociaciones obreras son múltiples.

Junto al ambiente de crisis generalizada de todo el sistema político-social, característico de aquellos años, hay que situar en primer plano los efectos y las repercusiones de la I Guerra Mundial en España, a pesar de su neutralidad, como anteriormente indicamos. La inflación galopante erosionó el poder adquisitivo de los salarios, lo que incrementó un malestar social de por sí ya intenso en la región[28].

La acción colectiva apareció como una vía de actuación pública muy operativa para defender los intereses de la clase trabajadora, frente al latifundismo, rentistas y oligarcas. Se puede decir que se desató una verdadera fiebre de asociacionismo que afectó a todos los estamentos de la comunidad[29].

 

6.- LA GRIPE EN MONTIJO

Para estudiar la repercusión que la gripe tuvo en Montijo se ha consultado para la elaboración y cuantificación de los datos, el archivo de la Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol, utilizando para ello los Libros de Defunciones números XI (1907-1917) y XII (1917-1926).

Durante el quinquenio 1916-1920 se producen en Montijo 1.137 fallecimientos, correspondiendo a los adultos 659 (57,9%) y a los párvulos[30] 478 (42,1%). La tabla nos informa de la distribución por años.

 

Año Adultos Párvulos Total %
1916 103 91 194 17,07
1917 132 96 228 20,05
1918 206 130 336 29,56
1919 115 72 187 16,45
1920 104 88 192 16,87
TOTAL 659 478 1.137 100,00

 

La mayor cuantía de fallecimientos se concentra en el año 1918, con 336, perteneciendo 171 a los hombres (50,8%) y 165 (49,1%) a las mujeres. Vemos ahora cómo estos 336 fallecimientos se distribuyen por meses, obteniendo que durante octubre y noviembre se registran un total de 82 y 78 defunciones respectivamente, prácticamente la mitad de los óbitos producidos de la totalidad del año.

 

Meses Adultos Párvulos Total %
Enero 11 7 18 5,36
Febrero 10 5 15 4,46
Marzo 7 4 11 3,27
Abril 8 5 13 3,87
Mayo 8 4 12 3,57
Junio 7 11 18 5,36
Julio 11 12 23 6,85
Agosto 9 16 25 7,44
Septiembre 10 14 24 7,14
Octubre 60 22 82 24,40
Noviembre 55 23 78 23,22
Diciembre 10 7 17 5,06
TOTAL 206 130 336 100,00

 

La causa de esta elevada mortandad para octubre y noviembre está representada en la gripe, a causa de ella hay registrados 82 fallecimientos[31], significando el 24,4% del total de los fallecidos del año, correspondiendo 66 defunciones a los adultos y 16 a los párvulos. En el siguiente cuadro reflejo la comparativa entre la mortandad total y la tipificada por causa de la gripe.

 

Mes Fallecidos Fallecidos por gripe %
Octubre 82 34 41,46
Noviembre 78 47 60,25
Diciembre 17 1 1,22
TOTAL 177 82 46,32

 

De los 177 fallecimientos que se registran para los meses de octubre-diciembre de 1918 en Montijo, 82 son debidos a causa de la gripe, el 46,3% del total de los registros. El resto de los fallecidos se reparten entre las enfermedades del aparato digestivo (gastroenteritis, enteritis y enterocolitis), aparato respiratorio (tuberculosis, pulmonía, bronquitis, asma y catarro), otras infecciones (fiebres infecciosas, meningitis, gangrena y paludismo), enfermedades cardiovasculares y desgaste orgánico.

La gripe hizo su aparición en Montijo el 15 de octubre de 1918 con la muerte de una mujer, María Campos Cerezo, casada con Alonso Cerezo Pajuelo, de 40 años, hija de Telésforo y Bernarda, viviendo en la calle Méndez Núñez[32]; al día siguiente está en la calle Alameda, cuatro días después llega a la calle Senador Piñero, Puerta del Sol, Huertas, San Gregorio, Arriba, Badajoz, Mártires, Hernán Cortés, López de Ayala, Carrera, Plaza de Jesús, Moreno Nieto… En poco menos de doce días la gripe estaba extendida prácticamente por todo el casco urbano.

El anotador parroquial, Juan Pérez Amaya, párroco de San Pedro Apóstol, al registrar los fallecimientos a causa de la gripe y siguiendo los partes de los facultativos, emplea la siguiente terminología: gripe, bronconeumonía gripal, fiebre gripal, infección gripal, pulmonía gripal, neumonía gripal, bronquitis gripal, edema pulmonar gripal, pleuritis purulenta gripal.

La zona oeste del casco urbano de Montijo fue la más castigada por la gripe ya que en ella se producen 33 fallecimientos (40,2%) registrados en las calles Conde, Cervantes, Plazuela de Jesús, Piñuela, Badajoz, Valle, Mártires, Huertas, Espronceda, Muñoz Torrero y Bailén. Mientras que la zona este de Montijo, calles de San Gregorio, Arriba, Nueva, Puerta del Sol, Moreno Nieto y Méndez Núñez, hay 21 fallecidos (25,6%). En ambas zonas es donde se distribuían las clases populares, en las que vivían jornaleros y braceros[33].

Esta distribución por áreas geográficas del casco urbano tiene también un reflejo similar con los enterramientos denominados de caridad, produciéndose dieciocho a lo largo del año[34], correspondiendo, once a los párvulos y siete para los adultos, repartidos por las calles Conde, Mártires y Huertas con tres entierros en cada una de ellas; dos para Moreno Nieto y San Gregorio y uno para Bailén, Valle, Piñuela, Hernán Cortés y San Antonio.

 

7.- ESTADO HIGIÉNICO-SANITARIO

La situación higiénico-sanitaria fue determinante, en buen grado, para la aparición de condicionantes en el desarrollo de enfermedades y epidemias. Muchas zonas de la población servían de basureros y vertederos, apenas existía red de saneamiento, las calles poco empedradas y sucias por los excrementos de los animales y las inmundicias que sobre ellas se arrojaban eran verdaderos focos de infección muy perjudiciales para la salud pública.

El agua empleada para la higiene y el consumo provocaba la extensión de enfermedades que encontraba en ella una importante vía de difusión al surtirse el vecindario de aguas insalubres. En las casas, algunas habitaciones no tenían ventilación directa, solían vivir dos y tres familias en la misma casa, causando un problema de hacinamiento. Muchas viviendas contaban en sus corrales con graneros y pajares, alojándose los animales que se utilizaban en las labores agrícolas, aves de corral y cerdos, conviviendo así el hombre con éstos, siendo muy frecuentes los estercoleros. Otra incidencia negativa eran las aguas estancadas que proliferaban por la población.

Los productos habituales de consumo no aportaban todos los componentes que el cuerpo humano necesitaba. La dieta alimenticia era desequilibrada, de mala calidad, generalmente escasa, y ocasionalmente inexistente, perjudicando a los mecanismos de defensa del cuerpo. Junto a ello, los enfermos no encontraban en la asistencia médica la solución a sus males.

El atraso en el que estaba inmersa la medicina de la época y el escaso número de profesionales que la ejercían eran las causas de esta situación. Téngase presente que la penicilina no fue descubierta por el escocés Fleming hasta el año 1928, pero su utilización terapéutica no se inició hasta el año 1943[35]. Cualquier infección hacia verdaderos estragos en los pacientes.

El aumento de la esperanza de vida ha sido el resultado, en primer lugar, de un decrecimiento de la mortalidad infantil, que a su vez está relacionada con el nivel de pobreza, la higiene, la disponibilidad de una alimentación adecuada y muchos otros factores sociales, económicos y culturales[36].

En cuanto al desarrollo de la higiene, las medidas más importantes relacionadas a la disminución de la enfermedad, como son: la ventilación de las habitaciones, el lavado del cuerpo y de la ropa, la higiene de los alimentos, alcantarillado, pavimentación y la disposición de los cementerios, entre otras. Enfermedades como el cólera, el sarampión, la viruela, la tuberculosis, la fiebre tifoidea… eran una amenaza constante para la población[37].

En Montijo ejercían la medicina los facultativos Esteban Amaya Moro y Manuel Zúñiga. Las medicinas que prescribían se expendían en las farmacias de Francisco Alonso Llinas y Juan Camacho Pichardo[38]. Entre la diversidad terapéutica empleada para cortar la gripe destacaron las sales de quinina, opio y sus derivados, yodo y yoduros, digital y sus derivados, acetato y carbonato amónicos, antipirina, aspirina, entorina, piramidón, esparteína y sus sales, cafeína y sus sales, estricnina y sus sales, adrenalina, colesterina, benzoato sódico, alcanfor, salicilato sódico, novocaína, desinfectantes y sueros[39].

El Correo de la Mañana, diario pacense, informa que se aplicaba para los más necesitados: leche condensada, caldos, cloruro, quinina, junto con calderas de agua hirviendo para desinfectar ropas y enseres[40].

Mucho y bueno fue lo que ayudaron las instituciones de la Iglesia como la Conferencia de San Vicente de Paúl, que regentaba el Hospital Municipal, junto con los desvelos que pusieron en ayudar a las clases más desfavorecidas los párrocos de Montijo, Puebla de la Calzada y Lobón, Juan Pérez Amaya, Constantino Lázaro y Álvaro Martín Núñez. El obispo de Badajoz, Adolfo Pérez Muñoz[41], concedió, a varias poblaciones, donativos destinados a las clases más desfavorecidas[42]. Asimismo, el prelado pacense publicó una pastoral elogiando el comportamiento del clero durante la epidemia de gripe, en la que hizo constar el fallecimiento de veintiún sacerdotes a consecuencia del contagio[43].

 

8.- LA GRIPE EN PUEBLA DE LA CALZADA

En la cercana villa de Puebla de la Calzada se inscriben durante 1912-1918 un total de 857 actas de defunciones. 470 adultos (54,84%) y 387 párvulos (45,16%)[44]. La siguiente tabla informa de la distribución de las defunciones por años.

 

Año Adultos Párvulos Total %
1912 49 41 90 10,50
1913 55 52 107 12,48
1914 38 61 99 11,55
1915 55 37 92 10,73
1916 62 51 113 13,18
1917 69 58 127 14,82
1918 142 87 229 26,73
TOTAL 470 387 857 100,00

 

La mayor cuantía de fallecimientos se concentra en el año 1918, con 229, perteneciendo 125 a los hombres (54,59) y 104 (45,41%) a las mujeres. Vemos ahora cómo estos 229 fallecimientos se distribuyen por meses, obteniendo que durante octubre y noviembre se registran un total de 70 y 48 defunciones respectivamente, la mitad de los óbitos producidos de la totalidad del año.

 

Meses Adultos Párvulos Total %
Enero 10 3 13 5,68
Febrero 4 2 6 2,62
Marzo 1 1 2 0,87
Abril 1 7 8 3,49
Mayo 1 17 18 7,87
Junio 8 8 16 6,98
Julio 7 9 16 6,98
Agosto 4 6 10 4,36
Septiembre 7 3 10 4,36
Octubre 53 17 70 30,58
Noviembre 41 7 48 20,97
Diciembre 5 7 12 5,24
TOTAL 142 87 229 100,00

 

La causa de esta elevada mortandad para octubre y noviembre está representada en la gripe, a causa de ella hay registrados 80 fallecimientos, significando el 34,94% del total de los fallecidos del año, correspondiendo 71 defunciones a los adultos (88,75%) y 9 a los párvulos (11,25%). En el siguiente cuadro se refleja la comparativa entre la mortandad total y la tipificada por causa de la gripe.

 

Mes Fallecidos Fallecidos por gripe %
Julio 16 1 6,25
Agosto 10 1 10,00
Octubre 70 43 61,42
Noviembre 48 33 68,75
Diciembre 12 2 16,66
TOTAL 156 80 51,28

 

La llegada de la gripe a Puebla de la Calzada se produce de manera incipiente en el verano, el 14 de julio[45] y 27 de agosto[46], para llegar con gran intensidad en los meses de octubre y noviembre, con porcentajes superiores al sesenta por ciento de los óbitos inscritos[47]. Los días 28 y 29 de octubre fueron los de mayor virulencia, registrándose siete y ocho fallecidos por gripe. En similitud con los datos de Puebla se encuentra la ciudad de Zafra pues el mayor registro de muertes por gripe se inscribe en octubre, llegando a darse cinco fallecidos por día[48].

Si comparamos los datos de los óbitos producidos en Puebla de la Calzada con los registrados en Montijo la conclusión es esclarecedora en tanto que la Tasa Bruta de Mortalidad[49] es de 35,36 ‰ para Montijo, 49,78 ‰ para Puebla de la Calzada y 51,81 ‰. para Lobón. Montijo duplica en población a Puebla de la Calzada y los fallecidos por gripe registran un total de 82 y 80 casos respectivamente. En este sentido, la Tasa de Mortalidad Específica[50] (TME) reafirma aún más el análisis de las cifras ya que Montijo presenta una TME del 8,63 ‰, Puebla de la Calzada registra una TME del 17,39 ‰ y Lobón del 3,63‰; este último dato nos dice el bajo índice de la TME, al registrase solamente cuatro casos de gripe en los fallecidos.

Si equiparamos estos datos con los de la población de Los Santos de Maimona, en el que la pandemia de la gripe de 1918 se hizo notar, ésta presenta una TBM del 31 por mil, con una TME del 7 por mil[51], tasas muy por debajo de las que se producen en Montijo. Con los datos obtenidos sobre las tres poblaciones estudiadas en el año de la gripe ha sido elaborada la siguiente tabla.

 

Concepto Montijo Puebla Lobón
Núm. habitantes 9.500 4.600 1.100
Núm. fallecidos 336 229 57
Fallecidos por gripe 82 80 4
TBM 35,36 49,78 51,81
TME 8,63 17,39 3,63

 

El anotador parroquial de Puebla de la Calzada, Constantino Lázaro, cuando inscribe las 229 actas de defunción[52], detalla los funerales que se le hacen al difunto que iban desde los considerados de primera clase hasta los de caridad. Se registran 14 funerales de primera, segunda y tercera; 191 de cuarta y quinta, y 24 de caridad. Percibiéndose por las cifras anterior reseñadas las desigualdades sociales de la época.

La gripe española se cebó especialmente con la población joven, de entre 11 a 40 años, falleciendo más de la mitad de los afectados por esta epidemia. El cuadro que a continuación se inserta asevera esta información.

 

EDAD MONTIJO PUEBLA LOBÓN TOTAL %
0-7 15 8 1 24 14,46
8-10 1 3 4 2,41
11-15 5 5 10 6,02
16-20 7 7 14 8,43
21-30 14 17 1 32 19,28
31-40 18 19 1 38 22,90
41-50 9 8 1 18 10,84
51-60 5 8 13 7,83
61-70 6 2 8 4,82
71-80 2 2 4 2,41
81-90 1 1 0,60
TOTAL 82 80 4 166 100,00

 

9.- LA GRIPE EN LOBÓN

La Corporación Municipal, en el final del verano, adopta dos acuerdos; el primero ordenando la vigilancia en las eras para impedir que se hiciesen extracciones de grano, especialmente de trigo. El otro acuerdo preveía que antes de que comenzasen las lluvias y los plazos de la siembra, se procediera al empedrado de las calles, comenzando por la calle Madrid, calle principal que atraviesa el casco urbano, que estaba en muy mal estado[53]. Un recuento por las actas del Registro Civil de Lobón nos ofrece el número de inscripciones por fallecimientos que se producen en el quinquenio 1916-1920[54].

 

Año Adultos Párvulos Total %
1916 18 18 36 17,48
1917 25 22 47 22,81
1918 27 30 57 27,67
1919 18 11 29 14,08
1920 18 19 37 17,96
TOTAL 106 100 206 100,00

 

Las cifras reflejan una mayor frecuencia en la mortalidad para el año 1918. Así mismo queda reflejada la aproximación entre el número de adultos y párvulos fallecidos. El 51,45% para los primeros y el 48,55%. En este sentido las cifras de Montijo son del 57,05% para los adultos y 42,05 en los párvulos. Para Puebla de la Calzada los adultos representan el 54,84% y los párvulos el 45,16%.

En 1918 el libro de defunciones de la iglesia parroquial de Lobón registra 57 fallecidos (27 adultos y 30 párvulos). En el vaciado documental de las partidas inscritas solamente se han localizado tres casos cuya causa de la muerte es bronconeumonía gripal. Tres defunciones que se producen en un mismo día, el 25 de octubre[55]. Son cifras muy insignificantes si las comparamos con las poblaciones cercanas de Montijo y Puebla de la Calzada.

 

10.- ACUERDOS MUNICIPALES SOBRE LA EPIDEMIA DE GRIPE

Se estudian los acuerdos que toman las Corporaciones Municipales de los pueblos afectados por medio de los informes que emiten las Comisiones de Sanidad y Beneficencia. En este sentido la Corporación Municipal de Lobón acuerda en la sesión del 22/X/1918, tres días antes de producirse los primeros óbitos, autorizar al alcalde para que con los informes del médico Paulino García Ronquillo y los demás que crea oportunos, “socorra con los elementos de alimentación que sean necesarios a los pobres de solemnidad y sus familias que se encuentran enfermos por la gripe muy fuerte que hay en esta villa, con cargo al apartado de Beneficencia”[56].

En Puebla de la Calzada se repartían trescientos litros de caldo sustancioso gratis a los enfermos pobres, pidiéndose medicamentos, leche condensada y huevos desinfectados al Gobernador Civil; destacándose la labor de ayuda del farmacéutico Francisco Hernández Piñero y de los facultativos Sancho Nevado y Vicente Gragera que asistían a más de doscientos enfermos cada uno. Y de forma muy destacada la incansable labor del párroco Constantino Lázaro por el reparto realizado de muchos cientos de pesetas[57].

El Ayuntamiento de Montijo “en vista del desarrollo que tiene la epidemia reinante en algunos pueblos de la provincia y principalmente en el inmediato pueblo de La Garrovilla[58] y haberse presentado algunos casos, ninguno de carácter leve en esta localidad consideraba oportuno constituir una Junta de Socorros para en caso de que se extendiera la epidemia poder auxiliar a las familias pobres con su inscripción que se abriera al efecto y la cual debía encabezar el Ayuntamiento en primer término”.

La Corporación por unanimidad acordó “se constituya dicha Junta y que el sr. alcalde en unión del Cura Párroco, Juan Pérez Amaya, designe las demás personas que han de componerla y que el Ayuntamiento se inscriba con doscientas cincuenta pesetas que se abonarán en vista de la urgencia y lo agotado de los respectivos capitulares del presupuesto de la partida cuarta del artículo segundo del Capítulo segundo en el cual resultara sobrante de su consignación”[59].

Los integrantes de la Corporación Municipal de Montijo vuelven a tratar la epidemia de la gripe española en la sesión que celebra el Día de los Difuntos, 2/XI/1918, en la que el alcalde, Francisco Rodríguez Cavero, manifiesta que “en virtud del excesivo número de defunciones que están ocurriendo con motivo de la epidemia reinante, están para agotarse los nichos construidos en el Cementerio[60] y en previsión de ello y no haber consignación en el presupuesto había tratado del particular por la urgencia que implicaba con el Maestro de Obras que construyó los últimos, el cual se comprometía a efectuarlo por el precio y condiciones de los construidos y esperar a percibir su importe al ponerse en vigencia el presupuesto del año próximo, lo que ponía en conocimiento de la Corporación para el acuerdo conducente”[61].

La Corporación por unanimidad y en virtud de lo urgente del asunto acordó que se construyan los necesarios en las condiciones expuestas por el alcalde. Así mismo y “viendo necesario emplear algunos jornaleros en abrir sepulturas por no bastar las que puede hacer el sepulturero por sí solo, se acordó que durante las circunstancias actuales se ocupen los necesarios para la regularización de dicho servicio pagándose su importe con cargo a la consignación respectiva y caso de agotarse ésta del capítulo de imprevistos”[62]. En los últimos días de diciembre se acordaba “datar al Depositario de la cantidad de trescientas pesetas por jornales invertidos en la apertura de sepulturas durante la epidemia de la gripe con cargo al capítulo de imprevistos por no haber consignación para dicho objeto”[63].

La Junta Provincial de Badajoz dispuso clausurar los establecimientos públicos y privados de enseñanza de la provincia y de los espectáculos públicos en local cerrado, junto con la supresión de ferias y mercados[64]. En este contexto destaca el telegrama enviado por el ministro de la Gobernación al Gobernador Civil, notificándole el acuerdo de prohibir la entrada de todas las personas en el cementerio el Día de Difuntos[65].

 

11.- CAUSA DE LA MUERTE EN MONTIJO

Tras el vaciado de las 336 actas de defunción que se inscribieron, en 1918, en la Parroquia de San Pedro Apóstol, se ha estudiado la causa de la muerte para el año de la gripe en Montijo que ofrecemos en el siguiente cuadro.

 

Causa de la muerte Adultos Párvulos Total %
Aparato digestivo 11 38 49 14,58
Aparato respiratorio 26 16 44 13,09
Otras infecciones 23 22 45 13,39
Total enfermedades infecciosas  

60

 

76

 

138

 

41,07

Aparato digestivo 10 2 12 3,57
Aparato respiratorio 67 23 90 26,79
Total enfermedades sin un claro carácter infeccioso  

 

77

 

 

25

 

 

102

 

 

30,15

Enfermedades cardiovasculares y del sistema nervioso central  

 

47

 

 

2

 

 

49

 

 

14,28

Traumatismos 1 1 2 0,59
Otras causas 21 26 47 13,91
TOTAL 206 130 336 100,00

 

Dentro de las enfermedades infecciosas relacionadas con el aparato digestivo se incluyen: gastroenteritis, enteritis y enterecolitis. Las del aparato respiratorio las forman: bronconeumonías, bronquitis, tuberculosis, pleuresía, pulmonía y asma. Y en otras infecciones las identificadas con meningitis, fiebres perniciosa e infecciosa, hipertermia, septicemia, paludismo, gangrena, carbunco, viruela y escarlatina.

En las enfermedades sin un claro carácter infeccioso se han incluido las del aparato digestivo, entre las que se encuentran la úlcera de estómago y gastralgia, hernia, cirrosis, cólico hepático y hemorragia intestinal; junto con los del aparato respiratorio: anginas de garganta, catarro y gripe.

Las enfermedades cardiovasculares y del sistema nervioso central son las catalogadas por la asistolia, angina de pecho, paradas cardiacas, miocarditis, colapsos, insuficiencias, lesiones del corazón; más las relacionadas con las arterias: arterosclerosis, ateroma, aneurisma y hemorragia cerebral, neurobiosis, apoplejía y hemiplejia.

En los traumatismos solamente se han localizado dos casos: ingestión de sosa y herida por arma de fuego. En la primera se trata de un párvulo de veintinueve meses en la calle Muñoz Torrero y en la segunda un hombre casado de treinta y cuatro años en la calle del Conde. Y en otras causas se reflejan en los adultos: desgaste orgánico, consumición por senectud, carcinoma (cáncer) anemia, aborto e ictericia; y en los párvulos raquitiquismo, falta de desarrollo, miseria fisiológica, debilidad congénita y atrepsia.

La causa de la muerte en 1918 estuvo determinada en Montijo para los adultos, en las enfermedades sin un claro carácter infeccioso, influidas por la gripe. Sin ella, los montijanos fallecían mayoritariamente de tuberculosis, bronconeumonía, pulmonía, gastroenteritis, fiebres tifoideas, infecciosas, meningitis y gangrena, y un segundo sector representado en las enfermedades del corazón y del aparato circulatorio.

Los niños morían principalmente de gastroenteritis, enteritis y enterocolitis, seguidas por meningitis, fiebres infecciosas, bronquitis y bronconeumonías[66]. En el apartado de enfermedades sin un claro carácter infeccioso, incide los dieciséis fallecimientos por la gripe, los catarros y las anginas de garganta. Por último, en otras causas se reflejan el raquitiquismo, la falta de desarrollo, la debilidad congénita y la atrepsia (atrofia general de los recién nacidos).

Conozcamos a qué edad fallecían los habitantes de las tres poblaciones estudiadas en el año de la gripe.

 

EDAD MONTIJO PUEBLA LOBÓN TOTAL %
0-7 131 87 30 248 39,89
8-15 27 14 1 42 15,79
16-20 11 8 2 21 3,38
21-30 29 21 4 54 20,30
31-40 22 21 2 45 7,24
41-50 17 13 2 32 5,14
51-60 19 16 35 5,63
61-70 30 20 1 51 8,20
71-80 27 22 11 60 9,65
81-90 22 7 3 32 5,14
91-100 1 1 2 0,32
TOTAL 336 229 57 622 100,00

 

En Montijo, la primera oleada se produce en la población infantil, ya que desde el nacimiento hasta la edad de siete años fallecen 131, lo que representa el 39,89 % del total de los fallecimientos del año, diciéndonos claramente las dificultades ante la expectativa de vida que había[67].

La segunda abarca las edades entre 21 y 60 años, en los que se registran 87 fallecimientos (25,89%); si bien está cifra para el año 1918, no es demostrativa ya que 41 de ellos son a consecuencia de la gripe. La tercera y última oleada es razonable al coincidir con edades avanzadas. Otro tanto ocurre en Puebla de la Calzada[68]. En Lobón el número elevado de párvulos alcanza el 52,63% sobre el total de los finados[69].

 

12.- CRECIMIENTO VEGETATIVO Y TASA ANUAL

Se analiza, en el final de este estudio, la repercusión que la gripe española dejó en el crecimiento vegetativo en las tres localidades estudiadas. El crecimiento vegetativo o natural de la población es la diferencia entre el número de nacidos y el número de fallecidos en un lugar durante un año, dividido por el número de habitantes y expresado normalmente en tantos por cien. Es positivo cuando el número de nacidos supera al de fallecidos; es negativo cuando las muertes superan a los nacimientos.

 

POBLACIÓN NACIMIENTOS DEFUNCIONES CRECIMIENTO VEGETATIVO

%

Montijo 296 336 -0,42
Puebla de la Calzada 165 229 -1,39
Lobón 54 57 -0,27
TOTAL 515 622 -0,70

 

En las sociedades preindustriales, caracterizadas por unas altas tasas de natalidad contrarrestadas por otras igualmente altas de mortalidad, el crecimiento natural era muy bajo, situándose entre el 0,5 y el 1 %. En ello intervenían de manera decisiva las periódicas crisis de subsistencia que ocasionaban hambre y enfermedades de carácter epidémico, cuyo resultado era una mortalidad catastrófica.

La Tasa Anual de Crecimiento Vegetativo es la diferencia entre las tasas de natalidad y mortalidad, referida a mil habitantes.

 

POBLACIÓN TASA BRUTA DE NACIMIENTOS TASA BRUTA DE

DEFUNCIONES

TASA DE

CRECIMIENTO VEGETATIVO

 

Montijo 31,15 35,36 -4,21
Puebla de la Calzada 35,87 49,78 -13,91
Lobón 49,09 51,81 -2,72

 

La rotundidad de las cifras resume el drama que los ciudadanos de estas tres poblaciones padecieron a causa de la epidemia de la gripe española de 1918.

 

13.- CONCLUSIÓN

Las convulsiones de 1917 y los acontecimientos que, como consecuencia, en gran medida, al impacto de la I Guerra Mundial se desarrollan entre aquella fecha y el verano de 1923, supondrán la quiebra definitiva de la monarquía liberal parlamentaria. La Dictadura del general Primo de Rivera, la caída de la propia monarquía y la proclamación de la II República, constituyen las principales derivaciones de dicha quiebra[70].

Aunque España se mantuvo neutral en el conflicto bélico mundial, su actitud no impidió una subida exagerada de los precios de los alimentos y de los productos agrícolas, apareciendo una fuerte inflación, beneficiando de manera notable a las clases más pudientes y a los grandes poseedores de tierra, no sufriendo ningún incremento ni mejoras los jornales de la clase trabajadora. En esos años se crearon en Montijo varias industrias: bodegas y almazaras, elaboración del corcho, la Banca Porras, la Sociedad Anónima la Electro-Harinera[71], junto con la construcción del edificio de la Comunidad de Labradores[72].

El período comprendido entre 1918-1921 es conocido en la historiografía española como Trienio Bolchevique, por, entre otros aspectos, las expectativas que entre los obreros habían suscitado el trienio bolchevique en Rusia, produciéndose importantes conflictos sociales en nuestro país, con protestas, manifestaciones y huelgas, donde la clase trabajadora reivindicaba mejoras en sus condiciones laborales. Nuestros pueblos no fueron ajenos a estos acontecimientos.

La gripe de 1918 tiñó de negro luto las casas de nuestros pueblos. Las condiciones higiénicas no eran las más favorables para frenarla. La carencia de fármacos apropiados y de profesionales sanitarios, jugaron también un papel determinante. La gripe española se cebó especialmente con la población joven, de entre 16 a 40 años, falleciendo prácticamente la mitad de los afectados por la gripe, teniendo en octubre y noviembre[73] los meses más cuantiosos por los óbitos que se producen.

Cuando las familias apenas habían salido del dolor producido por la enfermedad y la muerte, el invierno de finales de 1918 y comienzos de 1919 zozobraba aún más a la sociedad en aquellos días: “Igualmente, y en virtud de la crisis obrera por que se atraviesa por consecuencia de los temporales se acordó por unanimidad se proceda a dar ocupación al mayor número de obreros posible en el arreglo de calles y caminos y demás trabajos que sean susceptibles el utilizarlos y que se invite a la Comunidad de Labradores de esta villa a que cooperen en lo que le sea posible a aliviar dicha crisis en reparaciones de caminos de este término Municipal de Montijo”[74].

Aquella generación que vivió durante la epidemia de la gripe y sobrevivió a ella, tuvo que padecer, dieciocho años más tarde, las graves secuelas que dejó en la sociedad española la Guerra Civil (1936-1939), más la dureza de la posguerra.

 

FUENTES DOCUMENTALES

Archivo Municipal de Montijo: Libro de Actas Sesiones, 1918-1919. Archivo Parroquia de Montijo: Libros de Defunciones números XI, 1907-1917 y XII, 1917-1926. Registro Civil de Montijo: Libros de nacimientos. Tomo IVL, 1917-1918 y Tomo VL, 1918-1919. Archivo Parroquia de Puebla de la Calzada: Libro X Difuntos, años 1912-1918. Registro Civil de Puebla de la Calzada: Libro de nacimientos. Tomo IVL, 1917-1919. Archivo Municipal de Lobón: Legajos 85,1 y 86,2. Archivo Parroquia de Lobón: Libro de Defunciones, Tomo XI (1907-1926). Registro Civil de Lobón: Libros de defunciones. Tomo XV, 1915-1918, Tomo XVI, 1918-1920 y Tomo XVII, 1920-1923. Libros de nacimientos. Tomo XX, 1916-1920.

 

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[1] Producida por un virus respiratorio, del cual se pueden hallar varios tipos y cepas que varían con frecuencia de un año a otro. Es muy contagiosa y se distribuye de forma pandémica, epidémica o esporádica. Se caracteriza por fiebre más o menos alta, malestar general, dolores articulares y musculares, disminución del apetito y alteraciones de las vías aéreas superiores.

[2] En Montijo, en los meses de junio y julio de 1855 fallecieron 136 adultos y 64 párvulos. En igual período, fallecen en Puebla de la Calzada 36 adultos y 6 párvulos. Conf. GARCIA CIENFUEGOS, M: La epidemia del cólera morbo en asiático en Puebla de la Calzada. Actas de los IV Encuentros de Historia en Montijo. Montijo 2001, pp. 145-148. En Lobón se registran para igual período 16 actas de defunciones por cólera morbo, sobre 56 defunciones totales para 1855. Conf. GARCÍA CIENFUEGOS, M: Lobón en su historia. Parlamento de Extremadura. Badajoz 2014, p. 267.

[3] LOSADA ÁLVAREZ, J.C.: Las grandes plagas. De la peste de Atenas a la gripe española. Portadoras de la muerte. En http://www.elmundo.es/la-aventura-de-la-historia/2014/10/07/

[4] SANTOS RAFAEL, E.: Mortalidad y gripe en Llerena en 1918. Actas XIII Jornadas de Historia en Llerena. Llerena 2013, p. 363.

[5] Tucídides, II, 48. Considerado como el padre de la Historiografía científica.

[6] La española, la asiática, la de Hong Kong y la gripe rusa.

[7] El país más castigado fue la India, donde fallecieron quince millones de los afectados por la epidemia, alcanzando la mortalidad en ciertas zonas al 20% de la población.

[8] Constantine Von Economo, fue el encargado de identificar esta enfermedad y describirla, basado en la epidemia que se desarrolló en Viena en 1916.

[9] LOSADA ÁLVAREZ, J.C.: La gripe española: la epidemia más grave del siglo XX. La Aventura de la Historia, núm. 56, año 2003, pp. 36-43.

[10] En su momento, la epidemia de gripe no tuvo una importancia relevante porque el mundo estaba inmerso en una contienda que iba a reestructurar de forma temporal las fronteras del viejo continente. Conf. NEILA MUÑOZ, C.M.: La epidemia de gripe de 1918 en las ciudades de Cáceres y de Plasencia (Extremadura). Actas XLIII Coloquios Históricos de Extremadura, año 2014, p. 510.

[11] LOSADA: La epidemia más grave del siglo XX… Op. cit. pp. 36-43.

[12] En Montijo apenas tuvo repercusión, tan sólo he localizado un fallecimiento que se produce el día 4 de julio, tipificado como neumonía gripal, en una mujer de 86 años en la calle Méndez Núñez. Conf. ARCHIVO PARROQUIA MONTIJO (APM). Libro XII Difuntos, años 1917-1926, fol. 30 vto. Lo mismo ocurre en Puebla de la Calzada, al registrarse la defunción de una mujer de 74 años debido a una neumonía gripal. Conf. ARCHIVO PARROQUIA PUEBLA DE LA CALZADA (APPC). Libro X Difuntos, años 1912-1918, fol.159.

[13] FUSI, J.P. y PALAFOX, J: España: 1808-1996. El desafío de la modernidad. Madrid 1998, p. 185.

[14] CARDALLIAGUET QUIRANT, M.: Historia de Extremadura. Badajoz 1993, p. 251.

[15] Que tenía como objetivo agrupar a los trabajadores de todos los oficios con el fin de mejorar sus condiciones y luchar por la emancipación de su clase. Conf. MOLANO GRAGERA J.C.: Miguel Merino Rodríguez. Dirigente obrero y alcalde de Montijo (1893-1936)”. Badajoz 2002, p. 44.

[16] CAÑETE RUBIO, R.M.: La Casa del Pueblo de Montijo. Vanguardia del movimiento obrero. Badajoz 2010, p. 49.

[17] MOLANO GRAGERA, J.C.: La izquierda en Puebla de la Calzada (desde mediados del s. XIX hasta mediados del s. XX). Autoedición. Badajoz 2014, pp. 32, 40 y 42.

[18] ARCHIVO MUNICIPAL DE LOBON (AML). Legajo 85, Carpeta 1.

[19] También presidente del Círculo de Recreo (casino) y presidente del Sindicato Católico Agrario.

[20] AML. Legajo 86, Carpeta 2. La fuerza de la Guardia Civil estaba formada en Lobón por un cabo y cuatro guardias.

[21] Medina del Campo, enclave vallisoletano donde los trenes rumbo a Portugal cambiaban de vías, sufrió especialmente el azote de la gripe.

[22] NEILA MUÑOZ: La epidemia de gripe de 1918… Op. cit. p. 510.

[23] Para el período analizado (1917-1920) los gobiernos se sucedían uno tras otros en cortos períodos de tiempo: García Prieto, Antonio Maura, Romanones y Eduardo Dato. Conf. COMELLAS, J.L.: Historia de España moderna y contemporánea”. Madrid 1989, p. 355.

[24] SÁNCHEZ MARROYO, F.: La restauración en Extremadura: predominio oligárquico y dependencia campesina. En Historia de Extremadura Tomo IV, Badajoz 1985, pp. 918-920. La Tasa Bruta de Mortalidad en 1916-1920, fue del 26,0 para Badajoz, 31,1 en Cáceres, 28,0 en Extremadura y 24,6 en España. El CORREO DE LA MAÑANA informaba el 9/XI/1918 que la estadística de la Inspección Provincial de Sanidad, faltando aún algunos pueblos donde había focos de infección, se habían registrado 60.000 invasiones de gripe, habiendo fallecido 2.000 atacados en la provincia pacense. Conf. Núm. 1.551.

[25] ROSIQUE NAVARRO, F.: Historia civil y procesos económicos-sociales. En Historia de la Baja Extremadura. Tomo II. Badajoz 1986, p. 1.241.

[26] Diario CORREO DE LA MAÑANA, Año V, núm. 1.517.

[27] Situación que se trasladaba a los hijos debido a una falta de alimentación adecuada. En Montijo, durante 1918 fallecen 17 párvulos, de los 131 registrados, por raquitismo, falta de desarrollo y miseria fisiológica. En Puebla de la Calzada fallecen 8 párvulos de atrepsia. Lobón registra 4 defunciones de párvulos por atrepsia y anemia.

[28] En el trabajo de SÁNCHEZ DE LA CALLE, J.A.: Mortalidad infantil, crisis económicas, bélicas y epidemiológicas en los ámbitos urbanos y rurales del norte de Extremadura, 1800-1970, refiere las quejas por el elevado precio de las materias primas alimenticias, debido a las exportaciones masivas destinadas a las potencias europeas contendientes en la I Guerra Mundial, se produjo una carestía de la vida. El trigo, el aceite y la carne fueron algunos de los artículos que acabaron siendo racionados al menos en Cáceres y Plasencia. Conf. Actas de los IV Encuentros de Historia en Montijo. Montijo 2001, p. 156.

[29] SÁNCHEZ MARROYO. La restauración en Extremadura… Op. cit. p. 985. En la cercana villa de Lobón, el alcalde, Joaquín Chorot de Coca informó a las concejales en la sesión del 18/VI/1918 que algunos obreros se le habían acercado con la pretensión de que no se dejara entrar en el pueblo ni en el término a inmigrantes portugueses para segar, por el perjuicio que habían de proporcionar a ellos y quizás a la salud pública. Conf. AML. Legajo 86, Carpeta 2.

[30] La consideración de párvulo se toma a los niños que nacen hasta la edad en la que cumplen siete años.

[31] Son los meses de más elevada mortandad ya que en diciembre sólo se registra un óbito a causa de una pulmonía gripal, una joven de trece años que vivía en la calle del Conde.

[32] APM. Libro XII de Difuntos, años 1917-1926, fol. 46.

[33] Otras calles que se ven afectadas por defunciones debido a la gripe fueron las de Cervantes, Espronceda, Mérida, Moreno Nieto, Virgen de Barbaño y las plazuelas de Jesús y Mendizábal, con un total de siete fallecimientos.

[34] Representando el 5,3% sobre el total de los fallecimientos. Para aquella época y de acuerdo con la capacidad económica del difunto y su familia existieron entierros de primera a quinta clase y de caridad, que se correspondían con aquellos pobres de solemnidad, cuyas exequias solía sufragar la Conferencia de San Vicente de Paúl, institución de caridad de la Iglesia. Estas diferencias sociales en las exequias quedaron suprimidas con la llegada del Concilio Vaticano II.

[35] CURTIS, BARNES, SCHNEK, MASSARINI.: Curtis Biología. Sección 5/la diversidad de la vida. 2008, p. 468.

[36] La esperanza de vida en el año de la gripe era de 40,9 años en los hombres y 42,6 en las mujeres. Conf. NICOLAU NOS, R.: Población, salud y actividad. En Estadísticas históricas de España. S. XIX y XX. Volumen I. Fundación BBVA, 2005, p.86

[37] PINEDA NÚÑEZ, L.F. y PERAL PACHECO, D.: Años de mayor mortalidad y principales epidemias ocurridas en Los Santos de Maimona durante los siglos XIX y XX. Revista de Estudios Extremeños, año 2009. Tomo LXV, núm. III, p.1.272.

[38] El 22 de agosto de 1918, a dos meses de que comenzará la epidemia de gripe en Montijo, falleció el farmacéutico Hermenegildo Bautista Guzmán. Conf. APM, Libro XII Defunciones, años 1917-1928.

[39] PORRAS GALLO, M.I.: Sueros y vacunas en la lucha contra la pandemia de la gripe de 1918-1919 en España. En Asclepio. Revista de Historia de la Medicina y la Ciencia, vol. LX, núm. 2, 2008, p. 270. Desde el diario el CORREO DE LA MAÑANA, se aconsejaba emplear para la desinfección, al penetrar los gérmenes de la enfermedad por la boca y la nariz, la utilización de Etymentol (seis gotas) con agua templada en seis cucharadas soperas, junto con agua caliente y la toma de inhalaciones. Conf. Núm. 1.538, 25/X/1918.

[40] Conf. Núm. 1.529, 15/X/1918.

[41] Su pontificado en la diócesis pacense fue desde 1913 hasta 1920.

[42] Algunas de estas poblaciones fueron La Garrovilla, Villalba de los Barros, Cabeza la Vaca, Calera de León, Barcarrota, Santa Marta y Olivenza. Conf. Diario CORREO DE LA MAÑANA, números 1.529 (15/X/1918), y 1.553 (12/XI/1918).

[43] Ibidem. núm. 1.564, 24/XI/1918.

[44] APPC. Libro X de defunciones, años 1912-1918.

[45] APPC. Libro X de defunciones años 1912-1918, fol. 160 vto.

[46] Ibidem, fol. 163.

[47] El 20 de octubre se informa desde el diario CORREO DE LA MAÑANA que ha surgido la gripe en Puebla de la Calzada. Conf. Núm. 1.534.

[48] CALDERÓN MORALES, M.T.: La salud pública en Zafra entre 1900 y 1925. En Cuadernos de Çafra. Zafra 2003, p. 149.

[49] La Tasa Bruta de Mortalidad (TBM) es la relación entre el número de defunciones de un año concreto y la población media de dicho año. Expresa el número de fallecidos por cada mil habitantes.

[50] La Tasa de Mortalidad Específica (TME) es la proporción de personas que mueren en una población por una causa concreta en un período, pudiendo expresarse en defunciones por mil habitantes.

[51] PINEDA y PERAL: Años de mayor mortalidad y principales epidemias ocurridas… Op. cit. p.1.282.

[52] APPC. Libro X de defunciones años 1912-1918. Recuento realizado sobre las actas inscritas.

[53] AML. Legajo 86, Carpeta 2. Sesiones del 30 de agosto y 10 de septiembre.

[54] REGISTRO CIVIL DE LOBON (RCL) Libros de defunciones Tomo XV, 1015-1918, Tomo XVI, 1918-1920 y Tomo XVII, 1920-1923.

[55] Los finados vivían en las calles Derecha, Ventosilla y Madrid. ARCHIVO PARROQUIA DE LOBÓN (APL) Libro de Defunciones, Tomo XI (1907-1926). Fols. 125 vto. y 126. En el Registro Civil, no obstante, aparecen inscritos estos tres óbitos y otro más producido en párvulo de tres años. Conf. RCL. Libro XVI de Defunciones, 1918-1920, fol. 32.

[56] AML. Legajo, 86, Carpeta 2.

[57] Diario CORREO DE LA MAÑANA. Núm. 1.539, 26/X/1918.

[58] El 10 de octubre la Junta Provincial de Sanidad informa que existía epidemia gripal en esta población cercana a Montijo. Un día después las noticias hablan de 400 personas atacadas por gripe -la población contaba con 1.500 habitantes- encontrándose entre los atacados los médicos y farmacéutico, no habiendo quien visite a los enfermos ni despache medicamentos. El alcalde, Bartolomé Pérez Codes, comunica que la gripe se había extendido entre los empleados del Ayuntamiento y del Juzgado Municipal. Al día siguiente, el Gobernador Civil, Ricardo Aparicio, visitaba La Garrovilla organizando una Junta de Socorros, entregando latas de leche y elaborando caldos para los afectados. El 15 de octubre se informa que se registran de diez a once defunciones diarias debido a la gripe. Conf. CORREO DE LA MAÑANA. Números 1.525, 1.526 y 1.529.

[59] ARCHIVO MUNICIPAL DE MONTIJO (AMM). Libro de Actas 1918-1919. Sesión celebrada el 12/X/1918, fol. 45 vto.

[60] Inaugurado en 1914 según proyecto del arquitecto provincial Ventura Vaca, construido por el maestro de obras Modesto Cabezas de la Riva en el precio de 25.600 pesetas La construcción de los primeros nichos fue adjudicada a José Marín Rodríguez a finales de abril de 1915. El primer sepulturero fue José Arnela Pavón, al que el Ayuntamiento le ajustó un salario diario de dos pesetas.

[61] El importe fue aprobado en la sesión del 3/V/1919, abonándose al maestro de obras José Marín Rodríguez la cantidad de 2.014 pesetas por la construcción de 19 grupos de nichos en el Cuartel de la Virgen del Carmen, y 2.016 pesetas por 21 grupos de nichos en el Cuartel de la Virgen de Barbaño del Cementerio Municipal Católico. Conf. AMM. Libro de Actas 1918-1919. Fol. 78 vto.

[62] AMM. Libro de Actas 1918-1919, fol. 48 y vto.

[63] Ibidem. Sesión municipal del 30/XII/1918. Fol. 56 vto.

[64] Diario CORREO DE LA MAÑANA. Núm. 1528, 13/X/1918.

[65] Ibidem. Núm. 1539, 26/X/1918.

[66] En este apartado se ha incluido también la viruela y la escarlatina, con dos casos para cada una de ellas. No hay ninguna inscripción de muerte en los párvulos por sarampión durante 1918.

[67] Ese año de 1918, en los 131 óbitos registrados, 38 corresponden a niños en los que la causa de la muerte era: gastroenteritis, enteritis y enterocolitis.

[68] Los párvulos en Puebla de la Calzada fallecen de enteritis y gastroenteritis: 27 casos (31,0%), junto con 17 de bronquitis (19,54%) y 12 de meningitis (6,41).

[69] De los 30 fallecimientos inscritos, 19 mueren de enteritis, gastroenteritis y diarreas.

[70] LUIS MARTÍN, F: La quiebra de la monarquía (1917-1923). Historia contemporánea de España, Tomo II. Barcelona 2000. p. 431.

[71] Los terrenos fueron cedidos por el Ayuntamiento el 13/I/1919. Conf. AMM. Libro de Actas 1918-1919, fol. 60 vto. 61 y vto. En su construcción intervinieron los maestros Modesto Cabezas, Antonio Cabezas, José Marín, Cristóbal Sánchez y Antonio del Viejo.

[72] Al que se le concedía licencia de obras el 1/II/1919. Conf. AMM. Libro de Actas 1918-1919, fol. 65 vto.

[73] PORRAS GALLO, M.I.: Las repercusiones de la pandemia de gripe de 1918-1919 en la mortalidad de la ciudad de Madrid. Boletín de la Asociación de Demografía Histórica, XIV, I, 1996, p.80.

[74] AMM. Libro de Actas 1918-1919. Sesión celebrada el 15/II/1919, fol. 68 y vto.

 

Oct 292018
 

 J. Cambero-Santano

Universidad de Extremadura

RESUMEN

 

A lo largo de la historia, muchos autores, al hablar del Arcipreste de Trujillo, Don Juan Pizarro, han enmarañado su figura llegándose a producir confusiones entre dos primos hermanos que, compartiendo nombre y apellido, coincidieron en el tiempo. El principal motivo se debe a que en muchos casos es difícil, casi imposible, conocer la verdadera descendencia debido a la falta de información y documentación al respecto, así que siguiendo los árboles genealógicos de varios autores se tratará, en primer lugar, de definir las figuras de ambos personajes.

            En cuanto al Arcipreste Juan Pizarro cabe destacar que fue uno de los personajes más influyentes del s. XVI en Trujillo. Como sacerdote de Santa María la Mayor y Arcipreste de Trujillo realizó en dicha ciudad numerosas obras de caridad a lo largo de su vida. A su muerte, dejó un testamento para que estas actuaciones en beneficio de los más desfavorecidos no desaparecieran, actuaciones que en determinados casos dieron lugar a pleitos entre los beneficiados y los testamentarios.

En este caso se presenta un pleito inédito. Por un lado el licenciado Gonzalo Luis, de la ciudad de Trujillo, colector y administrador de la memoria que dejó el arcipreste Juan Pizarro contra Juan de Mayda, cura de Santo Domingo de la dicha ciudad. El motivo de este pleito: no respetar las últimas voluntades del Arcipreste con el único fin de recibir unos estudios remunerados en la Universidad de Salamanca, centro muy ligado a Juan Pizarro, donde recibió sus primeros años de formación.

  • INTRODUCCIÓN

El primer Pizarro del que se tiene constancia será D. Gonzalo Sánchez Pizarro, padre de cuatro hijos: Alonso Martínez Pizarro, Gonzalo Fernández Añasco, Mateo Ferrández Añasco y Sancho Martínez Añasco Pizarro. Este último sería el padre de Diego Hernández Pizarro, el cual casaría en primeras nupcias con Sevilla López de Carvajal, aproximadamente en el año 1400, y ambos iniciarían la rama de los Pizarro Carvajal. Tuvieron cinco hijos: Álvaro, Rodrigo, Juana, Teresa y María. Posteriormente, Sancho se casaría en segundas nupcias con Isabel García de Ávalos.[1]

ILUSTRACIÓN 1. Árbol genealógico de la familia Pizarro. Fuente: Elaboración propia a partir de NARANJO ALONSO, C. (1983) y MUÑOZ DE SAN PEDRO, M. (1952)

 

Por otro lado, surgiría la rama de los Pizarro Vargas, también conocida como la rama de los “Pizarro Conquistadores”. El primero de ellos sería Hernando Alonso Pizarro, quien casó con Teresa Martínez Pizarro, mencionada anteriormente. Ambos fueron padres de otro Hernando Alonso Pizarro que casó con Isabel Rodríguez, de linaje desconocido. Tuvieron tres hijos: Gonzalo, Diego y Juan. [2]

Gonzalo, conocido como “El Coronel”, fue un ilustre guerrero que se distinguió en conflictos bélicos como los de Granada, Italia o Navarra. Diego casó con Aldonza de Hinojosa y junto a su hermano Juan, ambos militares, pasarían a América. Este Juan será con el que equivoquen a su primo, el Arcipreste, pues como dice Naranjo Alonso:

… Juan, que no fue arcediano de Jaén ni arcipreste de Trujillo, ni clérigo siquiera, sino militar. Este último murió allí y sus bienes los heredaron sus hermanos Diego y Gonzalo.[3]

 

Respecto a la rama de los Pizarro Orellana, cabe destacar que fueron dos veces Pizarro, ya que enlazaron Fernando Pizarro Orellana con Francisca Pizarro Mercado, relación directa con Diego Hernández Pizarro y, tal vez, también del padre de Hernando Alonso Pizarro. Del segundo matrimonio de Diego Hernández con Isabel García de Ávalos nació Don Juan Pizarro, que sin duda casaría con alguna señora del apellido Orellana. De este matrimonio nació Alonso Pizarro y Orellana, que según Naranjo Alonso casó con María Gil de Carvajal, siendo padres de Don Juan Pizarro Carvajal, conocido como “El Magnífico” o “El Gordo”[4] y que otros autores, como Muñoz de San Pedro, reproduce en su libro “Crónicas trujillanas del siglo XVI” que se casó con Estefanía de Tapia.[5]

            Don Juan figuró como uno de los principales caballeros de Trujillo de inicios del s. XVI. Aunque no se conoce con certeza a qué se debe este mérito, se tiene constancia de que poseía grandes riquezas al igual que su mujer, doña Juana García de Hinojosa y que su cuantiosa fortuna se utilizó en ilustrar, ennoblecer y en preparar a sus diez hijos para que fuesen destacados; y así fue, todos ellos resultaron muy salientes en aquel siglo.

Entre otros fueron padres de: Sancho Pizarro, Diego Pizarro, que fue el fundador del señorío de Torrecillas; Gabriel Pizarro, Estefanía Pizarro de Tapia, otro fundó el marquesado de San Juan, Alonso Pizarro, padre del Inquisidor de Granada Don Gabriel Pizarro Hinojosa; Fray Gonzalo Pizarro, fraile Jerónimo de Salamanca o del ilustre Arcipreste de Trujillo don Juan Pizarro.

Aunque aparece como gran hacendado y ganadero, en sus años de juventud fue un adelantado militar en las guerras de Granada, donde puso a su costa varias lanzas como se puede leer en su testamento.[6]

 

  • EL ARCIPRESTE DON JUAN PIZARRO CARVAJAL: VIDA, TESTAMENTO Y SU RELACIÓN CON LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA

 

Una vez que se ha desarrollado y explicado con la mayor claridad posible el árbol genealógico de ambos, vamos a desarrollar y aunar las pocas referencias bibliográficas que en la actualidad se han podido recopilar del Arcipreste, pues en palabras de Naranjo Alonso “parece increíble que se ignore en esta ciudad de todo el punto al personaje…”

Como ya se ha comentado, el ilustre Don Juan Pizarro Carvajal, fue hijo del magnífico señor D. Juan Pizarro y Doña Juana de Hinojosa, que debió nacer en la primera mitad del s. XVI. Aunque desconocemos detalles de su vida porque todo cuanto de él sabemos es gracias a lo que Naranjo recogió de su testamento, el cual fue otorgado en 1586[7]. Debió haber recibido una educación exquisita y poseía una cultura sobresaliente, resaltando entre los principales personajes ilustres de la ciudad. Fue un alumno aventajado de la Universidad de Salamanca y en los últimos años de estudios eclesiásticos viajó hasta Roma, donde se encontraba a la muerte de su madre en el año 1549.[8]

Una vez llegó a Trujillo como sacerdote, fue nombrado Arcipreste de Santa María y vicario del Arcediano, cargo que con mucho gusto desempeñó con el entusiasmo propio de un hijo amante de su patria”.[9]

En esta época el culto en Santa María llegaría a su punto de máximo esplendor, y las reformas materiales que se llevaron a cabo durante su ejercicio en las funciones eclesiásticas le deben que, en gran medida, el templo se encuentre tan bien conservado en la actualidad.

Tal fue su importancia entre los eruditos y caballeros de la época que consiguió ser el hombre de confianza de algunos de ellos. Por ejemplo, en 1567, Gonzalo de las Casas emitiría una carta de poder al Arcipreste Juan Pizarro. Lo más frecuente era que el emigrante otorgara estos privilegios a sus parientes más directos: padres, hermanos, tíos o hijos; pero en determinados casos, como el que aquí se presenta, aparecían también personas cuya condición profesional y cargos que ostentaban les otorgaba, a ojos del suscriptor, el crédito y la eficacia suficientes para hacerse cargo y gestionar las propiedades de los emigrantes al Nuevo Mundo.[10] En 1574, seguiría ostentando el poder que Gonzalo le confirió, pues se conserva un documento fechado en octubre de dicho año en el que estaban concluyendo el Palacio de los Marqueses de Santa Marta de Trujillo.

Se trata de una carta de contento a favor del Arcipreste, encargado “de las rentas, juros y haciendas” de Gonzalo de las Casas durante la ausencia de este, que se encontraba en México, por “haber dado buena cuenta de lo gastado y edificado”[11]

Pero si por algo destacó el Arcipreste sería por las cuantiosas obras de caridad que llevó a cabo, así como las mandas piadosas que dejó a favor de sus paisanos.

En 1584 adornó la capilla de San Juan, que era sepulcro de sus padres, y amplió su dotación para que se celebrase una misa diaria y otra todos los domingos indulgenciada al modo de la del Cardenal Gaete. De esta Capilla fueron robados un magnífico lienzo de la Santísima Virgen y San Juan y una maravillosa escultura dorada de María Santísima[12] además de sufrir muchos destrozos por las tropas francesas. Actualmente, en el altar se encuentran tres tablas de San Juan Evangelista a la derecha, san Juan Bautista a la izquierda, y encima Cristo Crucificado con San Francisco y San Jerónimo a los pies. En el inventario de 1595 aparecen documentadas así: “otro retablo en la capilla de los piçarros dondestan una ymagen de bulto de nra. s. º con su niño jesús a los lados sant juº baptista y evangelista de pincel”. La advocación de la imagen que existía en la hornacina central era de: “nuestra señora de la dulzura”[13]

ILUSTRACIÓN 2: Capilla de la familia Pizarro en la iglesia de Santa María la Mayor de Trujillo. Fuente: imagen propia

Pero no fue lo único que hizo en la iglesia de Santa María. Consignó diecisiete mil maravedíes de renta para que, en dicho templo, se celebraran tres días por semana lecciones públicas de teología dogmática y moral con casos de conciencia a todos los aspirantes al sacerdocio.

También dejó doce mil maravedíes todos los años para vestir a doce pobres. Catorce mil maravedíes a cada una de tres doncellas pobres de la ciudad para dote matrimonial, y otras cuantías económicas que explicaremos posteriormente con motivo de plantear las relaciones que Juan Pizarro tuvo con la Universidad de Salamanca.

Mil cien fanegas de trigo para el pósito de siete parroquias, entre las cuales figuraban Santiago y Santa María de Trujillo. Doscientos ducados anuales para redimir cautivos trujillanos y si volvían a dar gracias a la Santísima Virgen de la Asunción se les ayudaría con algo más. Un real de plata diario para los enfermos pobres vergonzantes para su convalecencia. Cincuenta ducados y seis camas para cada uno de los dos hospitales de la ciudad.

El 16 de agosto de 1569, llevó a cabo, ante Pedro Carmona, una escritura de censo que tomó la ciudad de Trujillo por valor de 1.512 ducados. La redención del censo fue con fecha 17 de abril y 15 de mayo de 1670, ante Alonso Rodríguez y Juan Velardo, respectivamente.[14]

ILUSTRACIÓN 3: Fragmento del censo de escritura. Fuente: Imagen propia

 

Después de todos lo anteriormente desarrollado, también fundó una Obra Pía con el nombre de Obra de niños Expósitos o de La Pila y que, al parecer, fue la más importante de todas las que se habían creado en Trujillo; ordenó que de sus bienes restantes se sacara la renta que fuera necesaria para atender a la crianza y educación de todos los niños que se depositaran a las puertas de las iglesias de Santa María y Santiago de Trujillo.

Inicialmente, las tareas y cuidados que la institución necesitaba fueron desarrollados por mujeres honestas y libres que eran pagadas para que realizasen su trabajo, pero, con posterioridad, se creó una especie de hospicio en una casa, propiedad del arcipreste, que al parecer debió estar en la actual Plazuela de San Judas.

Al crecer en importancia, años después tomó parte el Ayuntamiento con algunos recursos y hasta muchos caballeros particulares contribuían con limosnas para este fin, consistente en un subsidio fijo de cuatrocientos trece mil maravedíes anuales que debían sacarse de los impuestos de varios pueblos del partido en esta forma: Abertura: 26.000, Escurial: 40.000, Zorita, Alcollarín y El Campo: 30.000 cada uno; Robledillo: 20.000, Villamesías: 12.000, Madrigalego: 24.000, Herguijuela: 8.000 y la ciudad: 233.000.

Este considerable subsidio, por el deprecio de la moneda y la reducción que se hizo para nivelarla en el año 1727, que fue un 3%, se redujo a la cantidad de unos 7.000 reales, pero gracias al aporte que dejó el Arcipreste (además de lo económico, dieciocho dehesas o heredades en todo o en parte; treinta mil reales de principal en censos, y algunas casas y huertos de su propiedad) y lo que de donaciones particulares se pudo recolectar, contó anualmente con unos 15.000 reales, con lo cual esta obra de beneficencia pública se sostuvo muy bien, y hasta con desahogo, hasta que con el paso del tiempo otras personas lograron desviar estos ingresos y separarlos del inicial objetivo caritativo.[15]

 

  • LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA DURANTE EL SIGLO XVI

 

La Universidad de Salamanca fue fundada, aproximadamente, en el año 1218, por el rey Alfonso IX de León. Hasta 1254, Alfonso X el Sabio no efectuaría la primera organización del Estudio y hasta 1411 no se efectuarían las primeras constituciones que documentalmente se conocen de dicha Universidad que durarían poco, pues el papa Martín V promulgaría unas nuevas en 1422 que dieron una base sólida y definitiva a la estructura universitaria salmantina.[16]

El intervencionismo y la preocupación por parte de monarcas y papas será intensa hasta llegar al Siglo de Oro, momento en que disminuye la autoridad papal y se afirma la autoridad monárquica. A partir de este momento, las constituciones de Martin V se complementarán con los estatutos.

Pero será con Felipe II cuando se llegue al máximo intervencionismo real, sustituyendo cualquier iniciativa papal y enviando numerosos visitadores con el fin de que se guarden y cumplan los estatutos y constituciones.[17] Entre ellos se encontraban: Dr. Cano (1557), Dr. Hernán Pérez (1557), Licenciado Montalvo (1559), Dr. Anaya (1560), D. Diego de Covarrubias, de cuya visita salieron nuevos estatutos (1560), Licenciado Pedro López de Arrieta (1562), Licenciado Villagómez (1564), Doctor Simancas (1566), Pedro Valarde (1574), con quien se produce una nueva legislación, aunque nunca llegase a tener la aprobación real, y por último, en 1594, Felipe II enviaría al Licenciado D. Juan de Zúñiga, del Consejo de la Inquisición, confeccionándose con él nuevos estatutos.[18]

Estos cambios seguramente vengan dados por la situación que España vive durante el siglo XVI y la necesidad de tener universidades de referencia. En este caso, la Universidad de Salamanca se convirtió en una de las grandes universidades europeas y la más importante de las Universidades clásicas españolas.[19]

A causa de la importancia que la Monarquía Hispánica otorgó a los estudios jurídicos como uno de los pilares en los que apoyaba su estructura, la Universidad de Salamanca se convirtió en el principal centro de formación de juristas que pasaban después a formar parte de la burocracia del Estado Moderno y de la Iglesia.[20]

Durante este siglo, esta Universidad también se incorporaría a las nuevas corrientes humanistas, y la confluencia de Derecho, la Teología tomista, las nuevas lógicas y las lenguas clásicas cristalizan en la llamada “Escuela de Salamanca”, significada en la figura de Francisco de Vitoria. Entre sus aportaciones destaca la reflexión práctica sobre determinados problemas derivados de la expansión europea y colonización y transculturación americana: naturaleza del poder y de la justicia, derechos de la persona y del Estado, comunidad internacional y derecho de gentes, conflictos internacionales y guerra justa.[21] No podemos olvidar que España se encuentra en un momento de cambios importantes en su cultura, su política y en su geografía, es la época de los descubrimientos y colonizaciones en el Nuevo Mundo, África y Asia; con personajes como Hernán Cortés, Francisco Pizarro, San Francisco Javier o San Juan de la Cruz, de poetas como Garcilaso de la Vega o Fray Luis o de ardorosos inquisidores como Fernando Valdés.[22]

 

LA RELACIÓN DEL ARCIPRESTE JUAN PIZARRO CON LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA

 

Para Juan Pizarro la buena educación siempre estuvo en las primeras filas de su vida, gracias a su nivel cultural y a los estudios que recibió en Salamanca[23] y Roma, quiso dejar en su testamento una importante partida económica para que las relaciones entre Extremadura y la Universidad de Salamanca no cesasen. De esta manera, los trujillanos tendrían la oportunidad de formarse en dicho centro gracias a los diecisiete mil maravedíes anuales que Juan Pizarro dejó a cada uno de los siete estudiantes que quisieran hacerlo en la Universidad de Salamanca, con la única condición de que debían ser pobres y de probada virtud, buenos latinos y pertenecer a la feligresía de la Iglesia de Santa María o de la de Santiago, hecho que, como veremos más adelante, dio lugar a pleitos entre los administradores de la voluntad del arcediano y los pupilos que disfrutaron de esa formación. Además, dejó otros cuarenta mil maravedíes para tres estudiantes de su familia que quisieran desplazarse hasta Salamanca, con el objetivo de recibir formación universitaria, pero esta vez también podrían desplazarse a la Universidad de Alcalá que, junto a la de Valladolid, formaban las tres universidades mayores del s. XVI.

Con estas dos cláusulas, la Universidad de Salamanca recibiría con seguridad siete alumnos trujillanos, más otros tres si en algún año los tres estudiantes de su familia también elegían la Universidad salmantina como centro de enseñanza donde podrían adquirir una formación de cara a la mejora de un futuro que con total seguridad estaría vinculado por la burocracia monárquica de los Austrias o de la Iglesia.[24]

Para poder acceder a la Universidad de Salamanca, los estudiantes debían tener 14 años para poder acceder a los estudios de Gramática, hasta los 23 o 25 años con los que normalmente se finalizaba la etapa académica, siendo los 18 años lo habitual para acceder a los denominados estudios mayores.[25]

Partiendo que el testamento del Arcipreste fue otorgado en 1586, suponemos que no falleció muchos años más tarde. Los resultados del testamento pueden verse reflejados en las cifras de estudiantes extremeños que se matricularon en Salamanca. En palabras de Rubio Muñoz, en el curso 1574-1575, años antes de dejar la memoria, los extremeños matriculados en las aulas salmantinas suponían un 5,4, mientras que en el curso de 1594-1595, estas cifras se verían incrementadas hasta el 8,4%,[26] sin tener en cuenta a los manteístas, es decir, aquellos estudiantes que no estaban adscritos a ningún colegio.

En la década de 1570, Extremadura tendría un total de 407 estudiantes matriculados, número que no dejaría de crecer durante los decenios siguientes, aumentando en 543 el número de estudiantes en 1585, y 576 estudiantes para diez años después. En este último período está claro que el aumento viene dado por el número de estudiantes a los que el Arcipreste Juan Pizarro da la oportunidad de estudiar en Salamanca.

Para aproximarnos más a nuestra hipótesis de que el número de estudiantes enviados desde Trujillo a Salamanca fue gracias a Juan Pizarro y, siguiendo con el exhaustivo estudio de Muñoz Rubio, quien nos muestra en sus líneas más detalladamente la procedencia de los estudiantes por núcleos de población, vemos como en la década de 1590, la Diócesis de Plasencia, a la que pertenecía Trujillo, enviaba ligeramente más estudiantes que la diócesis de Coria (174 frente a 172). Gran parte de este contingente lo envían las ciudades más pobladas de la diócesis, Trujillo como era de esperar, Béjar y Plasencia. Muñoz Rubio continúa diciendo:

 

 En el contexto general de las diócesis y de la nación de Extremadura, Trujillo es una de las ciudades que más estudiantes aporta en todos los cursos, entre 30 y 35 según los libros de matrículas. En este sentido, durante el curso 1574-1575 lidera a las diócesis extremeñas junto con Cáceres (38 estudiantes), mientras que diez años más tarde lo hace junto a Plasencia (39 estudiantes frente a los 35 de Trujillo), superando a Cáceres en contingente estudiantil. Sin embargo, a finales de la centuria, Plasencia decae hasta los 16 estudiantes a la vez que sube Cáceres hasta los 40, mientras que Trujillo sigue manteniéndose con 30 efectivos[27]

¿Se podría decir que Trujillo mantiene su número de estudiantes gracias a la financiación del Arcipreste? Probablemente si, pues como hemos mencionado anteriormente, una media constante de entre 7 y 10 trujillanos se matriculaban en esta Universidad. Además, la facultad de Cánones fue la más demandada por los estudiantes procedentes de la Tierra de Trujillo.

Pero como en muchos ámbitos de la vida, la picaresca ha jugado un papel importante. En el tema que nos ocupa en este artículo, en ocasiones algunos jóvenes, ante la necesidad o deseo de conseguir unos estudios en la Universidad de Salamanca, infringieron los requisitos exigidos en las voluntades testamentarias del arcipreste. El pleito que a continuación se presenta es un claro ejemplo de ello.

 

  • PLEITO DEL LICENCIADO GONZALO LUIS, DE LA CIUDAD DE TRUJILLO, COLECTOR Y ADMINISTRADOR DE LA MEMORIA QUE DEJÓ EL ARCIPRESTE JUAN PIZARRO CONTRA JUAN DE MAYDA, CURA DE SANTO DOMINGO DE LA DICHA CIUDAD.[28]

 

 

Respecto al pleito propiamente dicho, el mismo se interpone por el licenciado Gonzalo Luis, de la ciudad de Trujillo, a la sazón colector y administrador de la memoria que dejó el Arcipreste Juan Pizarro, contra Juan de Mayda,[29] cura de Santo Domingo de la misma ciudad.

En concreto, estamos ante un manuscrito en el que el licenciado hace un estudio exhaustivo y alega, ante la autoridad competente, los motivos o razones jurídicas en que basa sus pretensiones, que no son otras que las de salvaguardar el cumplimiento de las últimas voluntades del Arcipreste.

Así, en el comienzo del mismo, el licenciado Gonzalo Luis realiza una exposición de las mandas ordenadas por el Arcipreste Juan Pizarro, relativas a las ayudas que por testamento destinaba a estudiantes en sus estudios en las Universidades de Salamanca y Alcalá. En concreto, haciendo referencia a la cantidad de diecisiete mil maravedíes destinados a dicho fin.

Continúa el licenciado haciendo hincapié en cuáles eran las circunstancias que debían concurrir en los estudiantes para ser destinatarios de mencionadas cantidades:

… ser buenos latinos,[30] virtuosos y de buena fama y que sean feligreses de la Parroquia de la iglesia de Santa María, o de la parroquia de Santiago de la dicha ciudad de Truxillo y no de las otras

 

Una vez fijadas estas condiciones, y siempre según las últimas voluntades del Arcipreste, afirma el licenciado que se procedió al nombramiento de la parte contra la que se dirige el pleito sin el cumplimiento de aquellas.

Ante estas circunstancias, se lleva a cabo la interposición de la causa: en primer lugar ante el denominado ordinario (figura similar a la que hoy se conoce como Juez de 1ª Instancia), resultado de lo cual se dicta sentencia a favor de Juan de Mayda, que recordamos es frente a quien se dirige el procedimiento.

Ante el dictamen de esta sentencia tan perjudicial para las últimas voluntades de Juan Pizarro, se lleva a cabo interposición de Apelación ante el Arcidiano de Trujillo, Juez Apostólico (por ser el superior jerárquico del ordinario mencionado), resultado de lo que, el 7 de abril de 1615, se dicta nueva resolución por la que se revoca “como injusta y agraviada la del ordinario y dio por libre a mi parte”.

Ante este cambio en el devenir de las circunstancias, y ante mencionada resolución perjudicial para Juan de Mayda, éste interpone nueva apelación ante aquella, aunque incurriendo en el error de no llevar a cabo su presentación en forma, dejando transcurrir los denominados “fatales” que en este pleito se cifran es dos años y que no eran si no el plazo exigido legalmente para su interposición.[31]

Ante ello, los encargados del cumplimiento de las voluntades del Arcipreste, persiguen un objetivo bien definido y que no es otro que se de por firme la sentencia dictada por el juez apostólico y en la que se le reconocen todas sus pretensiones, y que se declare como “deserta”, es decir, no eficaz e inexistente, la apelación de contrario. Para todo lo anterior, su baza principal no es otra que la inexistencia de “los requisitos que expresamente mandó el dicho fundador como tengo dicho”

En definitiva, la justicia que se pretende será basada en dos objetivos:

Primero: que se considere firme la sentencia dictada a favor de los intereses de Juan Pizarro y las acciones interpuestas por la otra parte dejadas sin efecto, y

Segundo: que la sentencia se considere justa y por ello se confirme.

Ya desde un punto de vista única y exclusivamente jurídico se lleva a cabo en el manuscrito una exposición del derecho aplicable al procedimiento, haciendo incluso referencia a los doctores que fijan mencionada doctrina. Pero nosotros, para no incidir demasiado en términos latinos meramente jurídicos, otorgaremos mayor atención al desarrollo de los basamentos del pleito.

El propio Juan de Mayda llega a reconocer que en la apelación por él planteada no concurren todos los requisitos exigidos por la norma, pero aún así exige el pago de la totalidad de las cuantías a las que asciende el beneficio otorgado por el Arcipreste. Así, esta restitución debe ser denegada porque “la parte contraria no tiene las calidades que mandó el fundador que tubiesse la persona que havia de ser nombrada para gozar de la manda dejada por el dicho fundador…”

Por todo ello, y desgranando lo anterior se indica, en cuanto al requisito de ser buen latino que en el momento del nombramiento no consta que “tubiesse la d(ic)ha calidad”, circunstancia que nos lleva a la conclusión de que el nombramiento fue nulo y de ningún valor y efecto.

En cuanto al requisito de ser feligrés de algunas de las parroquias mencionadas, tampoco se cumple, conduciendo a la misma consecuencia que la anterior, la nulidad del nombramiento.

Pero aún así, en un intento de conseguir los beneficios mandados por el Arcipreste, la parte frente a la que se dirige el proceso alega que si bien no es parroquiano ni feligrés de esas parroquias, sí lo es accidentalmente porque al emanciparse de sus padres eligió una de las exigidas.

Para contradecir esto, Gonzalo Luis afirma que ni consta la emancipación ni la elección de parroquia, y por lo tanto “jamas se metio por feligres de la d(ic)ha parroquia ni esta puesto por tal en la menuta de los patronos y parroquianos de la d(ic)ha yglesia”

Además, continúa manifestando el licenciado, en Trujillo hay costumbre por la que “nadie se puede mudar de una feligresía a otra si no es mudando estado de soltero a casado o a orden sacro”, no habiéndose cumplido esto por la parte contraria. Pero yendo más allá, incluso en aquellos supuestos en que se hubiese producido el cambio de feligresía:

no por esto puede concurrir a gozar de la d(ic)ha manda y legado como los parroquianos y feligreses naturales de aquellas parroquias… el d(ic)ho legado no lo pueden consiguir sino los naturales nativos y no los que lo son por privilegios o por otras causas…siendo así expresamente indicado por el testador:

…con que queda muy claro y llano que no siendo la parte contraria feligres natural de una de las d(ic)has parroquias no puede de ninguna manera conseguir el d(ic)o legado, y si de otra manera dixeramos cada uno pudiera escoger la feligresía de las dichas parroquias para gozar de d(ic)ho legado en perjuizio manifiesto de los feligreses naturales lo que no se ha de admitir.

 

Otra de las razones por la que se considera como no concurrente en el destinatario de las mandas del Arcipreste a Juan de Mayda es que “es rico y siempre lo fue” y “estudio sin tener necessidad de los d(ic)os maravedís”; pero es que, aun siendo pobre, el mero transcurso del tiempo sería causa de no entrega de las cantidades correspondientes, ya que como se indica en el manuscrito objeto de estudio “habiendo ya passado el d(ic)ho tiempo cessa el dicho legado”

 

ILUSTRACIÓN 4: . Fragmento final del manuscrito del pleito entre Gonzalo Luis y Juan de Mayda. Fuente: imagen propia.

 

Finalmente, terminan las alegaciones realizadas por el licenciado manifestando lo siguiente: “y con esto y con todas las razones susodichas queda muy clara y evidente la justicia de mi parte et ita indubitati iuris ese censeo saluo est” y así la certeza del derecho es seguridad.

 

CONCLUSIONES

Para concluir, en primer lugar , y una vez bien diferenciado de su primo, cabe resaltar la figura del arcipreste D. Juan Pizarro Carvajal, hijo del Magnífico Juan Pizarro y de Dña. Juana García de Hinojosa.

Juan Pizarro fue un trujillano con una educación y cultura sobresalientes para la época, con total seguridad influenciado por la figura de su padre. Gracias a aquel, la educación de los trujillanos experimentó una mejora notable en cuanto a la posibilidad de que muchos de ellos pudieran acceder a la Universidad de Salamanca, hecho que de otra manera les hubiera sido imposible. Para este, como para otros muchos fines de beneficencia, constituyó en su testamento una serie de legados por los que destinaba ingentes cantidades de dinero para alcanzar esos objetivos.

Tal fue la importancia que durante el siglo XVI alcanzó la Universidad de Salamanca, cuna de grandes eruditos de la época, que el acceso a la misma resultaba inalcanzable de todo modo a aquellas personas con escasos recursos económicos. Ante esta circunstancia, la figura del Arcipreste Juan Pizarro viene a romper con estas limitaciones, permitiendo, tras voluntad testamentaria, que siete trujillanos y tres familiares suyos pudieran acceder al ámbito universitario.

En algunas ocasiones, el intento desesperado de algunos aspirantes a acceder a dicha Universidad, les conducía a falsear u omitir información de algunos de los requisitos exigidos para dicho fin. Tal es el caso de Juan de Mayda, que llegó a ser cura de la Iglesia de Santo Domingo de Trujillo, el cual no era feligrés de ninguna de las parroquias exigidas testamentariamente y, además, gozaba de una situación económica lo suficientemente holgada como para no requerir de ningún tipo de ayuda para sus estudios. Por todo ello, casi con total seguridad, el procedimiento dirigido contra Mayda resultó un éxito para los defensores testamentarios de la memoria del Arcipreste, sobre todo habida cuenta de la regulación tan exhaustiva que jurídicamente hablando existía a este respecto y, en la que se reflejan de manera muy pormenorizada situaciones idénticas a la recogida en este manuscrito.

 

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[1] Naranjo, C. (1983). Trujillo. Sus hijos y monumentos. Madrid, Tercera Edición, 270-272

[2] Op Cit, Naranjo C. (1983). Trujillo…, 273.

[3] Íbidem, 273

[4] Íbidem, 276-279.

[5] Muñoz de San Pedro, M. (1952). Crónicas trujillanas del siglo XVI, Trujillo, Publicaciones de la Biblioteca y Archivo Histórico de Cáceres, 292.

[6] Op. Cit. Naranjo, C. (1983). Trujillo…, 302.

[7] Actualmente el testamento se encuentra en paradero desconocido pues se ha llevado a cabo una búsqueda exhaustiva en el Archivo Municipal de Trujillo y en el Archivo Parroquial de Santa María la Mayor de Trujillo y no ha sido localizado.

[8] Sanz, F. (2003). Arquitectura y mecenazgo de los Pizarro en Trujillo. En XXXI Coloquios Históricos de Extremadura: 23 al 29 de septiembre de 2002: homenaje a la memoria de don Carmelo Solís Rodríguez. Trujillo, 483-520. En Naranjo, C. (1983) Trujillo…, 312.

[9] Op. Cit. Naranjo, C. (1983). Trujillo…, 312.

[10] Sánchez, R. (1989). La emigración extremeña a Indias en las fuentes locales: los protocolos notariales de Trujillo durante el siglo XVI. La emigración española a Ultramar, 1492-1914. I Reunión Científica de la Asociación de Historia Moderna, 275.

[11] Fernández, Y. (2007). Francisco Becerra. Su obra en Extremadura y América. Universidad de Extremadura, 809. Tesis Doctoral.

[12] Tena, J. (1988). Trujillo histórico y monumental, 427-428.

[13] Cartelería informativa elaborada por D. Javier Godoy Barrado y colocada en la capilla de San Juan en la Iglesia de Santa María la Mayor de Trujillo

[14] Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 40, carpeta 7, 13 folios. En Rol, Mª.L. (2007) Archivo Municipal de Trujillo. Catálogo I (1256 – 1599), pág. 123.

[15] Naranjo, C. (1922-1923). Trujillo y su tierra: historia, monumentos e hijos Ilustres. Trujillo. Tomo II, 242 – 245.

[16] Archivo Universidad de Salamanca, fol. 46 v. En Alejo, F.J. (1990). La Universidad de Salamanca en el siglo XVI: la reforma educativa de D. Juan de Zúñiga (1594). Universidad de Salamanca.

[17] Íbidem, pág. 154.

[18] Alejo, F.J. (1990). La reforma educativa de Juan de Zúñiga en la Universidad de Salamanca (1594). Historia de la Educación, 9, pág. 187. Universidad de Salamanca

[19] Vivas, A. (2000) Documentación del archivo universitario de Salamanca: Análisis descriptivo de sus series documentales. Anales de documentación, 3, 167. Universidad de Extremadura.

[20] Rubio, F.J. (2011). La nación de Extremadura en la Universidad de Salamanca durante su etapa clásica, Norba, Revista de Historia, 24, 225-256.

[21]http://fundacion.usal.es/ced/la-universidad-de-salamanca/9-la-universidad-de-salamanca. Consultado el 13/08/2018.

[22] Fernández, F. y Díaz, A. (1987). Los Austrias Mayores y la Culminación del Imperio (1586-1598), Historia de España, 7, 184. En op. Cit. Alejo, F.J. (1990) La reforma educativa…

[23] La Universidad de Salamanca, en el ámbito eclesial, el derecho canónico y la Teología fueron establecidos como condición sine quae non para la formación del clero y para conseguir las más altas dignidades eclesiásticas. Hernández, S. (2004) Juristas y estudiantes de Derecho en la Universidad de Salamanca (siglos XV – XVIII). Ediciones Universidad de Salamanca, 249-269.

[24] Rubio, F.J. (2016) Solidaridad estudiantil y actitudes ante la vida y la muerte en la Universidad de Salamanca del siglo XVI: la nación de Extremadura, Revista electrónica de Historia Moderna, 8(32), 178-203.

[25] Rodríguez-San Pedro, L.E. (1991) La Universidad de Salamanca: Evolución y declive de un modelo clásico, Studia Historica: Historia Moderna, 9, 31.

[26] Rubio, F.J. (2013) Estudiantes y paisanos. Los extremeños en la matrícula universitaria salmantina de finales del siglo XVI: la Tierra de Trujillo. En XLI Coloquios Históricos de Extremadura: Extremadura y la Constitución de 1812 en el bicentenario de su promulgación: Trujillo del 24 al 30 de septiembre de 2012. Asociación Cultural Históricos de Extremadura, 711-750.

[27] Op. Cit Rubio, F.J. (213), 723.

[28] El pleito en estudio es un manuscrito perteneciente a la colección privada de D. Enrique Elías Cortés.

[29] Juan de Mayda Figueroa, fue cura de Santo Domingo y Comisario de Santo Oficio de la Inquisición. Archivo Parroquial de Santa María de Trujillo. Libro 1 de Obras Pías (1567 – 1805), pág. 27

[30] La expresión “buenos latinos” hace referencia a hombres que entiendan y sepan escribir con propiedad la lengua latina. Calixto, P. (1828) Elementos de retórica: con exemplos latinos de Cicerón, y castellanos de Fr. Luis de Granada, para uso de las Escuelas Pías. IBARRA.

[31] Larrain, H. (1994) Lecciones del Derecho Civil. Editorial Jurídíca, 120.

Oct 292018
 

Marciano Martín Manuel.

A rebufo del filojudaísmo que emanaba en los círculos progresistas españoles como consecuencia del descubrimiento en el norte de Marruecos, en 1860, de una comunidad sefardita descendiente de los expulsados de España y de la campaña de sensibilización del senador Ángel Pulido en 1904, los hombres de letras extremeños mostraron interés por la temática judaica, sin desprenderse de los prejuicios xenófobos, los mitos antijudíos y las fantasías románticas que fertilizaban el imaginario judío. Las narrativas de los literatos regionales con una sólida formación cultural no estuvieron exentas del lastre de la cultura antijudía de transmisión oral, como el apólogo del judío errante en Juan de Padilla (1855–1856), de Vicente Barrantes; el judío deicida y traidor en La pedrada, de Gabriel y Galán; el judío nigromante de Jarilla (1873), de Carolina Coronado; el judío embaucador de Supersticiones extremeñas (1902), de Publio Hurtado, cuyo «engreimiento y osadía, haciendo rebosar la copa, ocasionaron grandes trastornos y dieron lugar a que los Reyes Católicos estableciesen un Tribunal Inquisitorial, en Guadalupe, para perseguir a la herética pravedad muy extendida en aquella comarca»[1]; y las narraciones teosóficas cabalísticas de Mario Roso de Luna (1923–1925), herederas de los resabios literarios del romanticismo español[2].

En la historia regional emergió el canónigo Eugenio Escobar Prieto (Herrín de Campos, Valladolid, 1843–Plasencia, 1917) con el ensayo «Los judíos en Guadalupe y otros pueblos de Extremadura». Un repertorio de noticias espigadas aleatoriamente en la archivística y la bibliografía publicado por entregas en la revista El Monasterio de Guadalupe desde el 1 de agosto de 1916 al 1 de marzo de 1917, el año de su deceso[3].

El canónigo había compuesto su trabajo con el ánimo decidido de ofrecer datos fidedignos de la historia de las comunidades judías extremeñas que contribuyeran a solventar la ausencia de noticias en el concierto historiográfico nacional, y con «la esperanza de que sirvan a otros de estímulo para escribir con más acierto este capítulo de la historia regional»[4]. Pero, especialmente, lo había escrito para justificar, desde la perspectiva ideológica del integrismo católico, «el convencimiento de la justicia, con que en esta ocasión, como en tantas otras, procedieron la Iglesia y el Estado» con la expulsión de los judíos y el castigo ejemplar de los cristianos nuevos judaizantes de Guadalupe: el tema cardinal de su tesis.

                                                                       Fig 1. D. Eugenio Escolar Prieto

España atravesaba una grave crisis política que había dado pie a la creación de las Juntas de Defensas Militares. En los ambientes progresistas se habían alzado voces de protestas contra la actuación de los Reyes Católicos y la Inquisición, cuyas manifestaciones criticó el canónigo. «Estudiados a la luz de aquellos sucesos los Reyes Católicos, la Inquisición y los Monjes de Guadalupe, se admiran la fe ardiente y acendrado patriotismo, de que todos ellos estaban animados, y los más recelosos se convencerán de la necesidad urgente de castigar a los pérfidos e ingratos judíos con la expulsión del territorio español», concluyó el historiador[5]. Su discursiva histórica rasaba con la mirada xenófoba de Publio Hurtado.

El deán de Plasencia incidió en los tópicos maniqueos de la tradición literaria del adversus judaicus, en la línea de sus contemporáneos, con las adjetivaciones negativas de la conducta depravada, la perfidia judía, las traiciones y las prácticas supersticiosas de la raza deicida, amén de otras caracterizaciones fisiológicas peyorativas. Para el canónigo, el pueblo de Jacob no albergó el más mínimo sentimiento afectivo con la comunidad cristiana extremeña, salvo aquellos judíos de buen corazón que habían apostatado voluntariamente de la fe de Moisés y habían abrazado con sinceridad la fe verdadera de Cristo, asimilándose plenamente en el seno de la iglesia católica, como los conversos Gonzalo García de Santa María, que asumió la prelacía de la diócesis de Plasencia (1424–1448), y Francisco I de Toledo, que rigió el episcopado de Coria (1475–1479).

El deán de Plasencia reservó la última parte de su ensayística para exponer de manera lacónica los problemas que arrostraron los frailes cristianos nuevos judaizantes del monasterio de Guadalupe con la Inquisición extremeña en 1485, contemplado a la luz de nuevas referencias documentales, con las que trataba de rectificar las inexactitudes históricas y, de paso, arremeter contra las críticas aceradas de los detractores de la iglesia católica.

LOS JUDÍOS EN LA ÉPOCA ROMANA

En la sección «Antecedentes históricos de los judíos de Extremadura», el autor abordó el tema de la llegada de los judíos a Hispania, que vinculó con la destrucción por Nabucodonosor del primer templo de Jerusalén, en el año 340 antes de Cristo (errata por 587 a. C.). La quimera de la antigüedad de los judíos españoles había sido difundida por la tradición judía, recogida por el poeta Mosé ibn Ezra (1055–1135)[6] y por el cronista Salomón ibn Verga (siglos XV–XVI)[7], de donde saltó a las fuentes cristianas, Refundición de la crónica de 1344, a mediados del siglo XV. Posiblemente, recaló en la historiografía extremeña a través de los autores cristianos del Renacimiento y del Barroco. Del obispo fray Prudencio de Sandoval (1615)[8], el deán de Plasencia recogió la ficción que presentaba a los «rabinos de Toledo» pronunciándose en contra de la condena a muerte de Jesucristo en tiempo de Poncio Pilatos. Al hilo de la crónica, el canónigo refirió que cuando Alfonso VI conquistó la taifa musulmana de Toledo, los judíos presentaron al soberano de Castilla dos cartas escritas en hebreo y en árabe, que les habían enviado los judíos de la sinagoga de Jerusalén pidiéndoles su parecer sobre la sentencia de muerte de Jesucristo. Con estas misivas, los judíos de la taifa toledana, y por extensión todos los judíos de Sefarad, quedaban exonerados de su participación en el deicidio porque residían en la península ibérica.

Sobre este hecho en particular, fray Prudencio de Sandoval notificó: «Escribiéronse en hebreo, y mandólas traducir en arábigo Galifre Rey de Toledo, y en latin y romance el Rey Don Alonso, como se halláron y conserváron en el archivo de la ciudad, hasta el año 1494». E. Escobar Prieto reseñó: «los judíos allí residentes justificaron dicho extremo, y los documentos de prueba parece que se conservaban todavía en aquella capital en 1494».

El jesuita Juan de Mariana, en Historia General de España, otro de los textos consultados por E. Escobar Prieto, había anunciado la deportación de familias judías jerosolimitanas a Extremadura, concretamente, a la capital de la Lusitania romana en tiempo de los emperadores Vespasiano y Tito[9]: «Grande fue el numero de los Judios cautivos: parte dellos enviados a España hicieron su asiento en la ciudad de Merida». Sin embargo, el canónigo no hizo eco de esta noticia.

Del Compendio Historial (1571), de Esteban de Garibay[10], espigó la repoblación de Granada por una colonia de judíos desterrados por el emperador Adriano en el año 137, que Garibay había leído en «la Crónica del moro Rasis», de Ahmad ibn Muhammad al–Razi (888–955). Sorprende que el deán de Plasencia no citara la segunda llegada de los judíos a la capital de la Lusitania romana en el siglo II, como había anunciado Garibay en el mismo folio que hablaba del suceso de Granada. Quizá la precipitación con la que manejaba los textos no le hizo reparar en la noticia.

MISCELÁNEAS HISPANOVISIGODAS Y MEDIEVALES

La base documental para elaborar la historia de las comunidades judías en la época hispanovisigoda se hallaba principalmente en el corpus legislativo, que marcó la línea de actuación política y religiosa del Estado y de la Iglesia goda arriana y católica, con su dilatado programa de persecuciones, conversiones forzadas y exilio. Pero hubo otras fuentes eclesiásticas, como la carta IX que Gregorio Magno (590–604) dirigió a Recaredo, en la que ensalzó su pundonor por no haber aceptado el soborno de los judíos de Toledo (30.000 sueldos) para que extendiese su protección jurídica a las comunidades judías, trasladada por E. Escobar Prieto. Algunos historiadores han entendido la actitud del pontífice como una medida preventiva de la iglesia para atajar conflictos interreligiosos. Para otros, Gregorio Magno trató de conciliar en su discursiva teológica la flexibilidad política con la intransigencia religiosa.

En el último tercio del siglo XIX, el panorama historiográfico nacional abrió nuevas rutas de investigación, merced a los trabajos de J. Amador de los Ríos, Estudios históricos, políticos y literarios sobre los judíos en España (Madrid 1848) y la Historia de los Judíos de España y Portugal (Madrid 1875–1876), a los que recurrió E. Escobar Prieto en función de sus intereses doctrinarios.

Sobre la historia de los judíos de Extremadura en el siglo XI, E. Escobar Prieto tenía conocimiento de la conquista de la taifa de Toledo por Alfonso VI, en 1085, y de la rebelión de los almorávides contra el emperador que les hizo frente en las cercanías de Badajoz, en Azagala: «Iban en sus haces hasta cuarenta mil hebreos», espigó de la Historia de los judíos, de J. Amador de los Ríos[11]. Empero, el deán de Plasencia aventuró una hipótesis de trabajo: «es de presumir que muchos de ellos fueran reclutados en Extremadura. También los hubo, y en gran número, en el campo enemigo»[12]. En realidad, E. Escobar Prieto no había mencionado un solo dato histórico de los asentamientos judíos en Extremadura, como tampoco había citado un solo nombre judío que atestiguara su morada en la región.

En la bibliografía de los cronistas religiosos y en la archivística eclesiástica de los siglos XII y XIII, las dos fuentes que utilizó para redactar la historia medieval de los judíos, tampoco halló una sola noticia de los judíos extremeños. Era evidente que en las desavenencias políticas entre los soberanos de Castilla y León «hallaron los judíos terreno abonado para sus bajas empresas, aunque las crónicas guardan silencio sobre el particular», glosó E. Escobar Prieto con su mirada perspicaz para detectar la proverbial astucia del pueblo judío con los negocios. La influencia lesiva del judío imaginario le jugó malas pasadas. De los Anales Toledanos tomó prestada la fábula del infante Sancho Fernández, hermano de Fernando III, que acaudilló un ejército de más de cuarenta mil soldados judíos y cristianos en el estío de 1220, con la misión de realizar una incursión militar en Marruecos, a los que pagaría una cuantiosa suma de dinero. Pero el infante Sancho Fernández se desvió de la ruta prevista, pobló el castillo de Cañamero, un plantígrado acabó con su vida, luego vino un rey moro, apresó a los soldados y mandó descabezarles.

Las referencias a los falsos cronicones de los autores cristianos, a los que E. Escobar Prieto confirió crédito histórico, lastraron su trabajo de investigación. Al canónigo hay que reconocerle el mérito de haber exhumado noticias inéditas de los judíos trujillanos en el siglo XIII procedentes del archivo del monasterio de Guadalupe[13], como la venta de la tercera parte de la dehesa de Las Abiertas por Leonor Alfonso a don Zague y don Sayas, de Trujillo, el 2 de abril de 1281 (la compraron por ocho mil maravedíes en abril de 1347), la adquisición de las otras dos terceras partes de la dehesa en 1350, y su venta al monasterio de Guadalupe por 17.000 maravedíes en 1363. También dio fe del pago de las oncenas por los judíos al ayuntamiento de Badajoz en 1235 (escribió, erróneamente, 1253).

Del archivo de la catedral de Plasencia extrajo el dato de Iguda Dalba, arrendador del impuesto del portazgo de Plasencia, y don Zag Abernafla [Çag Abenafla], su fiador, que pagaron a don Gómez García, tesorero real, y a don Zag Abergatiel [Çag Abengariel], recaudador, la fiscalización de la corona en 1376[14]. Hubo comunidades judías en el siglo XIV –las más pujantes de las diócesis extremeñas, según su criterio–, en Coria, Plasencia, Cáceres, Trujillo, Valencia de Alcántara, Mérida, Béjar, Brozas y Garrovillas. En esta centuria, no hay constancia de judíos en los dos últimos lugares. Faltaban por reseñar casi todas las aljamas judías de la diócesis de Badajoz y de la orden militar de Santiago. También señaló el valle de Cañamero como núcleo judaico. Quizá se refería a los cristianos nuevos procedentes de Guadalupe que se derramaron por los pueblos del entorno.

En el repartimiento del servicio y medio servicio de los judíos a la corona de Castilla en 1464 (de nuevo erró la fecha: 1474), que empezaban a citar los historiadores como una referencia clave, descubrió nuevas comunidades judías[15]: Galisteo, Aldeanueva del Camino, Cabezuela del Valle, Jaraíz, Cuacos, Pasarón, Garganta la Olla, Valverde de la Vera, Jarandilla, Belvís, Hervás, Trujillo, Jaraicejo, Montánchez, Medellín, Granadilla, Villanueva de la Sierra, Santa Cruz de Paniagua, Gata y Arroyo de la Luz. Los cuadernos fiscales patentizaron el expansionamiento del judaísmo por el territorio extremeño como consecuencia de la oleada migratoria que desde las grandes zonas urbanas de Castilla y de Andalucía se desplazaron a las zonas rurales bajo dominio de la nobleza.

La «moneda forera» era un tributo especial que pagaban los vasallos de las tres religiones al monarca castellano cada siete años, en reconocimiento de señorío sobre las tierras y las personas, a razón de ocho maravedíes de la moneda vieja de Castilla por cabeza. La familia Zúñiga expropió la derrama a la corona y lo gravó sobre los vasallos ricos, llanos y abonados de las villas y aldeas del señorío de Plasencia, de 1452 a 1482. Los impuestos fiscalizadores se distribuyeron por los sexmos placentinos de la Trasierra, el Valle, la Vera, el Campo Arañuelo y las aldeas menudas. La casa de Béjar cargó el gravamen, especialmente, sobre las minorías religiosas. La comunidad cristiana de Plasencia satisfizo cuarenta pechas al conde Zúñiga, en cambio, la comunidad judía, menos del diez por ciento de la población, pagó cincuenta, y la comunidad musulmana, veintinueve, por valor de dieciséis maravedíes cada moneda. A las aldeas de la tierra le correspondían pagar cuatrocientas cinco pechas. Los judíos de Jaraíz de la Vera y los de Cabezuela del Valle contribuyeron con dos monedas cada uno[16]. V. Paredes también publicó un extracto de las rentas fiscales placentinas, que consultó en el archivo municipal de Plasencia[17].

  1. Escobar Prieto interpretó erróneamente la fiscalidad de la moneda forera de los lugares y aldeas menudas del señorío de Plasencia con asentamientos judíos: Aldeanueva de la Vera, Collado, Saucedilla, Casatejada, Jaraíz, Arroyomolinos, Gargüera, Jerte, Losar, Vadillo, Navaconcejo, Ojalbo, Piornal, Esperilla, Segura, Cabezabellosa, Villar, Gargantilla, Albalat, Campana de la Mata, Toril, Casares, Millanes, Las Casas de Millán, Puerto del Castaño, Casas de Gómez, Serradilla, los lugares entre Almonte y Tajo, Cabezaolid, Jarilla, Oliva, Malpartida, Guijo de las Monjas, Valdecañas, Aldeanueva de Beringues, Miajadas y Mirabel. Esta inconsecuencia histórica transcendió en J. L. Lacave[18]. Seducido por el rimero de aldeas con población judía, el canónigo de Plasencia llegó a la conclusión de que «bien se puede afirmar que no hubo pueblo en Extremadura sin agrupación de judíos más o menos numerosa».

Para dar fe de las actitudes sacrílegas de los judíos extremeños con la liturgia de la iglesia católica, E. Escobar Prieto trasladó literalmente el texto de la calumnia religiosa del apedreo por los judíos a la cruz de Casar de Palomero que había publicado el padre franciscano Torrejoncillo en su panfleto antijudío Centinela contra judíos[19]. Sorprende que no citase el panegírico antijudío de R. Martín Santibáñez, cuyo libelo arrasaba la historiografía extremeña como los fuegos estivales los montes cacereños[20].

Al hilo del discurso, E. Escobar Prieto resaltó en la segunda entrega del ensayo[21] el falso apedreo por los judíos de Garrovillas de Alconétar al cristo de las Injurias, extraído de las crónicas franciscanas, y ensartó un rosario de noticias de los judíos de Plasencia divulgadas por fray Alonso Fernández, el capellán Barrio y Rufo, Vicente Paredes y José Benavides Checa. Del archivo catedralicio placentino procedía la transcripción parcial del documento de venta por la comunidad judía de Plasencia de la necrópolis de El Berrocal al deán Diego de Jerez[22]. Una primicia histórica. También publicó recensiones de la donación de la sinagoga nueva por los Reyes Católicos al cabildo de clérigos de Plasencia, la destrucción del santuario en el incendio provocado durante la guerra de las comunidades de Castilla, el acompañamiento de los judíos expulsados de Plasencia por el capitán Francisco Fernández Floriano hasta la raya portuguesa, y la imposición de los estatutos discriminatorios de limpieza de sangre en las órdenes militares de Extremadura, que justificó como una coraza defensiva de la iglesia católica para «conservar sin mancha sus limpios blasones» frente a la impureza de la comunidad conversa.

LOS JUDÍOS EN LA HISPANIA VISIGODA

En el tercer capítulo[23], E. Escobar Prieto esbozó un breve apunte de la historia de los judíos bajo el dominio hispanovisigodo. Articuló el eje vertebrador en las medidas legislativas promulgadas por la Iglesia y el Estado contra los judíos, reflejo fiel de las virtudes que enaltecieron a los pueblos y a los individuos, pero también de los vicios y crímenes que les degradaron, subrayó el historiador. En el concilio provincial de Agdé, el primer concilio general del reino de Toulouse, celebrado en 506, los obispos de la iglesia católica, presidido por el obispo Cesáreo, dictaron medidas antijudías para frenar las conversiones simuladas al cristianismo. El canon 34, trasladado literalmente por E. Escobar Prieto, estableció que el catecumenado de los cristianos nuevos en la doctrina católica se desarrollaría durante ocho meses, tiempo suficiente para verificar que el converso había renunciado definitivamente al culto mosaico. Si el futuro feligrés se hallaba en peligro de muerte podía recibir las aguas bautismales, cuyo dato omitió. Asimismo, el canon 40, que tampoco mencionó, prohibió a los sacerdotes y feligreses cristianos participar en los ágapes de los judíos[24]. E. Escobar Prieto justificó la artillería conciliar antijudía para frenar «los numerosos ejemplos de apostasía entre ellos ocurridos».

Pocas semanas después, Alarico II (484–509) publicó la legislación del Breviario. Un recopilatorio jurídico que aglutinó diez de las cincuenta leyes del Código Teodosiano del bajo imperio romano. De la confluencia de intereses políticos entre la monarquía arriana visigoda y el primado Cesáreo de la provincia de Arles, no hizo comentario alguno.

Los concilios visigodos de la época arriana regularon el marco de las relaciones sociales y políticas entre las comunidades judías y cristianas. El concilio provincial de Epaona, de 517, renovó la prohibición a los cristianos de «asistir a los convites de los judíos» (canon 15). El deán de Plasencia seleccionó algunas medidas conciliares antijudías para remozar su tesis sobre la conducta punible del pueblo de Jacob con el catolicismo. Así, el concilio provincial de Clermont, de 537, (canon 9), articuló que «los judios no deben ser colocados para juzgar à los christianos». Y el segundo concilio de Orleáns, de 538, (en realidad, fue el tercero) «les prohibe andar con los cristianos desde el Jueves Santo hasta el segundo día de Pascua, y además el mezclarse en las reuniones católicas»[25].

Del conciliar narbonense, celebrado en 589, E. Escobar Prieto recogió el canon 9, que prohibió a los judíos entonar cánticos fúnebres en los sepelios e instó a efectuar las inhumaciones según el uso y las costumbres rituales del pueblo de Moisés[26]. No mencionó la actitud tolerante del obispo extremeño Masona (571–605) con los miembros de las tres religiones, mecenas de un hospital de beneficencia, el xenodochium, que construyó en Mérida para socorrer las necesidades perentorias de la ciudad y acoger «a cualquier enfermo que encontraran, siervo o libre, cristiano o judío, cogiéndolo en sus brazos lo llevaran al hospital y acomodándolo en lechos apropiados le proporcionaran alimentos escogidos y aptos»[27].

Con la abjuración por Recaredo de la doctrina arriana y su conversión a la doctrina católica, sellado en el escenario del tercer concilio de Toledo, en 589, cuyo programa secundó la nobleza goda, los reyes hispanovisigodos marcaron un punto de inflexión en la política antijudía, que tomó cuerpo en la legislación de los concilios toledanos. E. Escobar Prieto efectuó un repaso somero por los cánones conciliares de la iglesia, con la única finalidad de resaltar «el carácter pérfido y revolucionario de los judíos […] y el extremo adonde había llegado su odio contra los cristianos». El tercer concilio toledano (escribió: 627), cuya asamblea articuló la política religiosa del reino, legisló que los judíos no podían ostentar cargos públicos, el siervo circuncidado podía retornar a la religión cristiana y recobrar la libertad, vetó los matrimonios mixtos y los hijos recibirían las aguas bautismales (canon 14)[28]. E. Escobar Prieto también mencionó el episodio del soborno judío recogido en la epístola de Gregorio Magno.

Los diez cánones sancionados por la asamblea eclesiástica visigoda en el cuarto concilio de Toledo, de 633, bajo la presidencia de Isidoro de Sevilla, regularon la situación jurídica de las comunidades judías durante el régimen de Sisenando. El prelado de la iglesia de Coria había tomado parte en el concilio, enunció E. Escobar Prieto. La asamblea reprobó las conversiones forzadas al cristianismo y aplicó medidas cautelares contra los cristianos nuevos que retornaban subrepticiamente a la religión de Moisés. Se reeditaron viejas medidas, como la prohibición del testimonio de los conversos judaizantes en los juicios y su inhabilitación para desempeñar cargos públicos[29]. La injerencia del poder político en las asambleas conciliares quedó de manifiesto en el sexto concilio de 638, al sancionar los padres de la iglesia algunas de las leyes de Chintila, como el decreto de expulsión de los judíos y el juramento de fidelidad del monarca a las leyes del reino en el que, bajo ninguna circunstancia, el jefe del Estado, según la hermenéutica de E. Escobar Prieto, debía[30] permitir que los judíos violen esta católica fe; que no favorecerá de ningún modo a su perfidia, ni llevado de ningún desprecio o codicia abrirá paso para la prevaricación a los que caminan a los precipicios de la infidelidad, sino que hará que subsista firme para en adelante lo que con gran trabajo se ha adquirido en otro tiempo.

Los siguientes concilios recopilaron la casuística legislativa antijudía de la monarquía desde Sisebuto hasta Ervigio. En el concilio doce, celebrado en 681, el Estado y la iglesia católica regularon veintiocho leyes de nueva composición, pero no hubo disposiciones canónicas sobre los judíos en el concilio de 683, como reseñó E. Escobar Prieto[31]. En las deliberaciones del concilio dieciséis, año 693, Égica (687–702) ofreció a los cristianos nuevos las mismas condiciones fiscales que a los cristianos viejos, con vistas a facilitar su integración en la sociedad. La pertinacia de los judíos y cristianos nuevos en la conspiración contra la monarquía católica –prosiguió el canónigo–, cuya conjura fue descubierta por Égica, determinó en el concilio diecisiete –no hubo distinciones entre los asuntos religioso y los de cariz político–, la confiscación de los bienes judíos, la reducción de los cristianos nuevos a la esclavitud y la disgregación de la familia: los hijos mayores de siete años serían apartados de sus padres y entregados a los preceptores cristianos para educarles en la fe de Cristo.

A modo de colofón, el deán de Plasencia estigmatizó la figura negativa del judío para legitimar, al hilo de la normativa de la iglesia conciliar, su eterna perinquina contra la monarquía católica. Los judíos abrieron las puertas a la invasión musulmana. «Resentidos los judíos de las disposiciones antes citadas, con la falsía y astucia en ellos proverbiales, prepararon la venganza, que fue harto cruel», notificó el deán de Plasencia. En el ejército de Tarik, melek Chulani, o Julani, acaudilló un ejército compuesto por judíos expulsados por Egica que mantenían relaciones comerciales con los que permanecieron en España. En premio por su deslealtad con los cristianos, los musulmanes permitieron que poblaran Córdoba y Sevilla; luego, se sublevaron en el Pirineo y, posteriormente, en Toledo, pero su milicia sería reprimida por los musulmanes con mayor rigor que los cristianos.

En sus crónicas, los historiadores árabes referenciaron la historia de la sublevación de Julan en el año 715, su coronación como rey de los judíos, melek, en hebreo[32], la confederación con los cristianos en el año 720, y su detención y crucifixión por los musulmanes. V. de la Fuente identificó a melek Julan con el poema legendario de los amores del rey Rodrigo con Florinda la Caba, la hija del conde don Julián, que desencadenó la invasión musulmana[33]. Vicente Barrantes, en su alegoría dramatizada La Corona de Castilla (1857), abordó, con una mirada xenófoba, la pérdida del reino de España por la traición del conde don Julián y del rey don Rodrigo, con la colaboración de los infames judíos[34]:

Cenobita.– (Levantándose.)    Vuestras cadenas se estienden

                                                       desde Narbona hasta el Africa.

                                                       Toledo, la que del moro

                                                       burló mil veces la saña,

                                                       ¡ay! el domingo de Ramos,

                                                       dia de memoria infausta,

                                                       por los infames judíos

                                                       vendida fué y entregada,

                                                      mientras los cristianos iban

                                                      á orar en Santa Leocadia.

LOS JUDÍOS EN LA EXTREMADURA MEDIEVAL CRISTIANA

A la hora de componer la historia de los judíos en la Edad Media, E. Escobar Prieto se inspiró en las legislaciones antijudías de la iglesia católica enfatizando la actitud insidiosa de «los judíos tan enemigos irreconciliables de la fe de Cristo, como perturbadores de la tranquilidad pública». En vida de E. Escobar Prieto se había consolidado la idea de la celebración del concilio de Coyanza en 1050. Hubo dos redacciones del acta. La que recogió los resultados de la asamblea conciliar convocada por Fernando I y Sancha de León en 1055, y la edición portuguesa de 1050[35], manejada por el canónigo de Plasencia. El capítulo VI del texto portugués articuló la prohibición a los cristianos de convivir con los judíos, so pena de siete días de penitencia, y la excomunión durante un año al que incumpliese la normativa, salvo los menores de edad, que se les aplicaría cien azotes[36].

Del concilio provincial de Valladolid de 1228, E. Escobar Prieto trasladó la discriminación de los judíos en barrios separados de los cristianos y el uso del distintivo de la rodela, pero obvió que los monarcas rechazaron las medidas enajenatorias de la jerarquía episcopal. Y del concilio de 1322 espigó la prohibición por la iglesia católica a judíos y musulmanes de participar en los actos litúrgicos, las celebraciones a los esponsales y los ritos fúnebres, pero permitió que los judíos que abrazasen la conversión pudieran acogerse a la caridad de los hospitales de beneficencia (canon 22). También mencionó los concilios provinciales de Lérida de 1229, Tarragona de 1239 y 1282 y Salamanca de 1335, que redactaron medidas discriminatorias, sin entrar en pormenores.

El archivo de la catedral de Coria, donde E. Escobar Prieto había desempeñado las funciones de deán, atesoraba un traslado del concilio provincial compostelano, celebrado en Zamora en 1313, al asistió el prelado cauriense. Las autoridades episcopales recogieron las disposiciones antijudías del concilio general de Viena. Entre otras materias, los obispos prohibieron trabajar a los judíos el día de viernes santo, «porque non puedan facer escarnio de los Christianos, que andan doloridos por la memoria de la pasión de Jesuchristo», practicar la usura, desempeñar cargos públicos en las administraciones civiles de la corona y de la nobleza, ejercer la medicina y asistir a los ágapes de los cristianos, las judías no podían ser nodrizas de los cristianos y las comunidades que hubiesen reformado sus sinagogas debían volver a su estado primitivo, de lo contrario, serían confiscadas.

Del concilio provincial de Palencia, convocado por el cardenal Pedro Luna en 1388, E. Escobar Prieto resaltó la normativa discriminatoria que impelió a la separación de los judíos en barrios especiales, prohibió la venta de mercancías a judíos y musulmanes los domingos y festivos, ejercer cualquier tipo de trabajo durante las festividades cristianas y confió la tutela de las leyes a los jueces seculares y eclesiásticos, pero encubrió que las cortes de León y Castilla desestimaron las normativas segregacionistas de la iglesia por considerarla contraria a sus intereses políticos[37].

En la cuarta entrega del ensayo[38], E. Escobar Prieto trajo a colación los sínodos diocesanos de Coria de 1406 y 1462, cuya asamblea secundó la normativa antijudía de los concilios provinciales. La diócesis de Coria, cuya historia conocía el deán[39], no vio con buenos ojos que los judíos apadrinasen niños cristianos (1406) y ordenó extremar precauciones con el hurto de las hostias consagradas que compraban los infieles para cometer maleficios (1462). El deán de Plasencia justificó la imposición de las medidas sinodales porque albergaban

el fin tan santo como patriótico de evitar el contagio de los cristianos y poner coto a las demasías de la turbulenta raza judaica, son demostración clara y evidente de la falsía y tenacidad característica como que siempre han procedido los judíos en España, principalmente, así como también de la justicia, benignidad y paciencia desplegadas por la Iglesia para atraerles al buen camino, y salvar los intereses de la Iglesia y del Estado.

Remitió a los investigadores y eruditos al estudio de las legislaciones del fuero juzgo de Béjar, Plasencia, Coria, Cáceres, Usagre, Badajoz y Mérida «para convencerse de la relativa benignidad con que fueron tratados los judíos en aquellos siglos de dureza». Sucedió todo lo contrario de lo escribió el deán de Plasencia. Las cartas forales extremeñas manifestaron la atmósfera de tolerancia de los reinos cristianos con judíos y musulmanes. Alfonso X reguló el préstamo usurario judío en las cortes de Valladolid 1258, y su hijo Sancho IV extendió «su protección hasta declarar la inviolabilidad de las juderías». Los pueblos reconvinieron los favores que los monarcas y los señores feudales prodigaron a los judíos –prosiguió el deán– y elevaron sus protestas a los procuradores del reino. Las cortes de Burgos de 1315, las de Valladolid de 1325, las de Medina del Campo de 1328 y las de Madrid de 1329 articularon una serie de medidas para cortar de raíz los abusos y atropellos judíos, como la regulación del préstamo usurario y el ejercicio de la recaudación de los impuestos fiscales, arguyó el deán de Plasencia.

Del gobierno de Pedro I, el autor destacó su política benevolente con el pueblo judío, pese a la imposición de algunas medidas restrictivas en las cortes de Valladolid, como la prohibición de utilizar nombres cristianos, pero les confió cargos de responsabilidad en la administración del Estado. Su hermanastro Enrique II, que había desarrollado una política de hostilidad durante la deflagración civil, apenas se mostró beligerante cuando asumió el poder, como dejó de manifiesto en las cortes de Burgos de 1367 y 1377 y en las de Toro de 1371. El monarca, según la mirada sesgada del deán de Plasencia, se disculpó «con sobrada tibieza en lo de no prohibirles el cobro de las rentas reales», con el pretexto de que no había profesionales cristianos.

Según el criterio de E. Escobar Prieto, Juan I adoptó en las cortes de Burgos de 1379 y en las de Soria de 1380 las «oportunas precauciones para evitar los subterfugios inventados por la astucia de los judíos con el objeto de eludir el cumplimiento de la ley». La permisividad y la tolerancia de las administraciones de Juan II y Enrique IV coadyuvaron «a que al amparo de ellas resucitaran los judíos su culto, sus intrigas y sus abominables prácticas supersticiosas, que las fervorosas predicaciones de San Vicente Ferrer y otros celosos Misioneros habían aminorado, ya que no lograron desarraigar por completo», como había enunciado Diego de Valera en la Crónica de los Reyes Católicos[40]. De nuevo afloró en la discursiva del deán de Plasencia la imagen caricaturesca del adversus judaicus, con la figura peyorativa del judío medieval aplicado a las prácticas supersticiosas, legatario de las narrativas de Vicente Paredes, Carolina Coronado, Roso de Luna y la ensayística de Publio Hurtado.

En el quinto capítulo[41], E. Escobar Prieto transfirió datos documentales inéditos de las comunidades judías de Coria y Granadilla en el siglo XV. En el archivo municipal de Granadilla, hoy, en la casa de Alba[42], consultó las condiciones de los préstamos usurarios judíos en el señorío de Granadilla regulados por el señor de la villa, en 1484. Tres años después, los Reyes Católicos estipularon las condiciones de la usura a «los judíos de Lagunilla, Colmenar, Horcajo y Cristóbal», aldeas del señorío de Montemayor del Río. Un texto que E. Escobar Prieto no debió leer correctamente porque en los citados lugares no hubo constancia de asentamientos judíos[43]. También hizo referencia a la provisión de la casa de Alba, de 26 de octubre de 1487, en la que reguló la participación de dos judíos en la confección de los padrones fiscales para evitar conflictos e irregularidades financieras. Judá de Alba había sido testigo de la publicación de la ordenanza[44].

No pudo contener E. Escobar Prieto su animosidad contra el pueblo de Israel. Sus digresiones antijudías articularon la arquitectura de su historia. Vinculó el apartamiento de los judíos de Granadilla, en enero de 1489, con «el atropello del Casar de Palomero» –la calumnia religiosa del apedreamiento judío a la cruz–, que ya había editado en un trabajo anterior[45]. Tras la conversión de los judíos al cristianismo en 1492, los cristianos nuevos extremeños dieron pruebas de su «odio a la Religión católica y de la justa desconfianza que inspiraban sus conversiones, calificadas de maliciosas por el P. Fr. Alonso de Oropesa en su famoso libro ya citado Lumen ad revelationem gentium». El falso suceso de la profanación de la hostia consagrada por los cristianos nuevos de Aldeanueva del Camino y de Hervás en 1506 –consultó la versión manipulada del archivo del monasterio de Guadalupe[46] que situaba los hechos en 1519–, corroboraba la hostilidad sempiterna de los cristianos nuevos contra la religión católica.

LA INQUISICIÓN EN GUADALUPE

  1. Escobar Prieto consagró la sexta publicación del ensayo a «La Inquisición en Guadalupe»[47]. La conducta perniciosa de los falsos conversos y los crímenes perpetrados por los judíos contra la religión católica persuadieron a la reina Isabel «a expulsar del suelo patrio [a] la raza deicida». A los monjes del santuario mariano de Guadalupe, objeto de veneración por los monarcas, señores feudales y peregrinos que depositaban valiosas ofrendas en el templo, les sorprendió que acudiesen judíos «malvados, que ocultos, en la sombra, conspirasen con tenaz empeño, digno de mejor causa, para destruir a la vez la Religión y la Patria. En esto vemos la historia de siempre, la lucha del mal contra el bien, más viva precisamente donde éste crece y prospera». E. Escobar Prieto atribuyó el génesis de la ruina espiritual del monasterio a la relajación de costumbres de los primeros cuatro priores seculares del cenobio, cuando se hallaba fuera del área de influencia de la regla jerónima. Al calor de los oropeles y de las riquezas del templo mariano acudieron los judíos que «pervirtieron a muchos cristianos, y, en varias ocasiones, les arrastraron a motines y algaradas contra el Monasterio», apostilló el cronista.

El deán de Plasencia no estableció diferencias entre judíos y cristianos nuevos, como ninguno de los historiadores, ensayistas y narradores de la región hasta bien avanzado la segunda mitad del siglo XX. En el ecuador de la centuria decimoquinta no había rastros de judíos en la Villa y Puebla de Guadalupe. La comunidad conversa controlaba una parte de los resortes de la economía de la Villa, y en el santuario jerónimo moraban cristianos nuevos que mantenían en el más estricto secreto la observancia de los preceptos mosaicos. El conflicto entre los cristianos viejos y nuevos laicos se recrudeció en 1476, con motivo del homicidio de un judío por un cristiano viejo en tierras de Oropesa que acabó entre rejas. Un sector de la sociedad cristiana se amotinó contra la autoridad civil y se vio obligada a liberarle del presidio, pero la justicia ordinaria mandó prender a los sediciosos. Unos fueron desterrados; a otros les enviaron a la cárcel. Los familiares de los reos solicitaron clemencia al padre prior «disiendo que avia seydo cosa piadosa lo que los dichos delinquentes avían fecho soltando un cristiano que no padeciese por la de un judío», y prometieron suspender las juntas y monipodios contra los conversos. El comportamiento insidioso de los cristianos viejos –argumentó E. Escobar Prieto–, estaba motivado por «las maldades y supersticiones de los judíos y los vicios y malas doctrinas fomentadas por el descuido y flojedad, que caracteriza el reinado de D. Enrique IV». Pese a la sabiduría del cardenal Mendoza, el celo insobornable del padre inquisidor Torquemada y las predicaciones proselitistas de los padres dominicos y otros notables misioneros de la iglesia católica, el pueblo de Dios no alcanzaba «a contener los daños causados por los atrevidos, herejes, blasfemos, sacrílegos y apóstatas». Para atajar la heterodoxia de los cristianos nuevos, los Reyes Católicos solicitaron a Sixto IV el establecimiento del tribunal del Santo Oficio, que concedió el 1 de noviembre de 1478[48].

  1. Escobar Prieto había tenido acceso a un manuscrito de V. Barrantes que contenía un resumen de los autos de fe de los monjes jerónimos cristianos nuevos procesados por el delito de judaísmo en 1485. Consultó un artículo que el arqueólogo Rafael Monje había editado en El Semanario Pintoresco Español (1847)[49] –plagado de inexactitudes históricas, según E. Escobar Prieto–, que trasladó V. Barrantes en el misceláneo Virgen y mártir. Nuestra Señora de Guadalupe (Badajoz 1895). Asimismo, revisó las actas capitulares del monasterio de Guadalupe, manejó el Libro de la Invención de esta Santa Imagen de Guadalupe; y de la erección y fundación de este Monasterio y de algunas cosas particulares y vidas de algunos religiosos de él (c. 1514), de fray Diego de Écija, la Historia de Nuestra Señora de Guadalupe consagrada soberana Majestad de la Reyna de los Ángeles, milagrosa patrona de este santuario, de fray G. de Talavera, y el trabajo de investigación del padre F. Fita y Colomer sobre la Inquisición[50]. Sus principales herramientas de investigación.

El canónigo mencionó la formación de dos tribunales en Guadalupe, en 1485. En el interior del monasterio jerónimo se habilitó una inquisición para castigar la herejía de los monjes criptojudaizantes, como fray Diego de Marchena y fray Diego de Burgos. Y otro en la Villa contra los cristianos nuevos laicos judaizantes. En el auto de fe de 20 o 21 de agosto, los reverendos padres inquisidores mandaron arrojar «al fuego dos cargas de libros heréticos y los huesos de 45 [cristianos nuevos], que fueron desenterrados. También fue llevado al suplicio el hijo de Lope García, que trató de suicidarse en la cárcel».

En el octavo y noveno capítulo[51], E. Escobar Prieto resaltó la ponderada caridad de la comunidad cristiana y «la prudencia y bondad con que procedieron la Inquisición y los monjes de Guadalupe en la represión y castigo» de los cristianos nuevos heréticos. Su principal línea de trabajo. Con los bienes confiscados a los cristianos nuevos judaizantes, la comunidad jerónima financió la construcción de la hospedería de los Reyes Católicos, adosada al monasterio jerónimo. No obstante, la corona prohibió la confiscación de los contratos de ventas, trueques y bienes firmados con anterioridad a 1479. Tampoco podían embargarse los bienes que habían sido transmitido por los reos a sus hijos en concepto de dote nupcial. En cuanto a las deudas que los cristianos debían a los cristianos nuevos pasarían a engrosar las arcas del monasterio.

El deán de Plasencia puso de relieve la actuación de la facción anticonversa jerónima en el capítulo general de 1486, encabezada por el padre fray Rodrigo de Orenes y los definidores, para establecer una inquisición en el monasterio que depurara las prácticas judaicas, y la imposición de un estatuto de limpieza de sangre que entorpeciera el acceso de los cristianos nuevos a la religión. Fray Rodrigo de Orenes mostró a los cristianos nuevos el acta capitular con el acuerdo de la implantación de la normativa discriminatoria. Cuando la noticia transcendió en los monasterios jerónimos, estalló la polémica entre los monjes cristianos viejos y los nuevos. Los frailes jerónimos proconversos esgrimieron la bula Humani Generis Inimicus, de Nicolás V, de 1409, que prohibía hacer distinciones entre judíos, musulmanes y cristianos. La facción conversa movilizó sus peones. Cuenta E. Escobar Prieto que «fray García de Madrid, profeso desta Casa, anduvo mucho sembrando esta zizania y poniendo mucho scándalo, desonrrando por su boca a los frayles de la Orden con palabras injuriosas». El autor mostró querencia por el partido anticonverso jerónimo: «Y andando este por los monesterios a publicar la dicha bulla de Nicolao daba mucho escándalo en todos aquellos que lo oyeron». El canónigo de Plasencia desconocía que Juan Daza, capellán y delegado de la corona, había ejercido su influencia sobre los monarcas para que depurara el estatuto racial en 1486. En el capítulo privado de 1487, la comunidad jerónima nombró a los inquisidores, y en los acuerdos de 1492 y de 1493 la religión dio luz verde para conseguir un breve contra la admisión de los cristianos nuevos. Finalmente, en el privilegio de 1496, Alejandro VI extendió el veto a la orden a los descendientes de «judíos, moros o de otra secta reprobada, o que hayan sido castigados por el Santo Tribunal de la Inquisición» hasta el cuarto grado, y la inhabilitación de los monjes conversos en los cargos de prior, vicario y confesor. Los frailes cristianos nuevos que desempeñaban cargos en la institución no serían relegados «y, aun quando sus oficios vacaren, puedan ser reelegidos en los mesmos oficios, o a qualquier dellos». Para no promover la piedra de escándalo, la religión jerónima ordenó en un capítulo privado que la normativa se tuviese en «secreto y no sea divulgado, salvo á los Priores ó Vicarios que no fueren confessos».

LA CONSPIRACIÓN DE LOS JUDÍOS

Con idea de torpedear las diatribas que los intelectuales y anticlericales progresistas lanzaban contra la esclarecida memoria de los Reyes Católicos por el decreto de expulsión de los judíos, E. Escobar Prieto condensó en «Los judíos en Guadalupe» –la décima y última entrega del ensayo–, «un breve resumen histórico y razonado de las vicisitudes de esa raza en España, de las desdichas por ellas ocasionadas y de lo ineficaces que resultaron los medios de corrección hasta entonces usados»[52].

En la jurisprudencia canóniga y civil hispanovisigoda, el canónigo rastreó síntomas evidentes de la «organización perfecta, secreta y misteriosa de los judíos habitualmente entregados a la conspiración y a otras malas artes, mordiendo siempre la mano que aparentaban besar con hipocresía burlada refinada». La naturaleza intrigante de los judíos estaba latente también en los concilios eclesiales y civiles de Toledo y en las crónicas árabes del siglo IX. En tiempo del rey Wamba (672–680), el godo Hilderico, conde de Nimes, se sublevó en la Galia contra la corona y los judíos se aliaron con los rebeldes, a los que se unieron los expulsados de España por Sisebuto (613), pero fueron derrotados y expatriados de la Galia[53]. Poco después vendría la teoría de la confabulación de los judíos con el conde don Julián «para vender a los musulmanes la independencia de la patria». De las crónicas árabes espigó las maquinaciones fraguadas por los judíos en Toledo, la más notable, la revuelta de 828. Ciertamente, durante el reinado de Muhamed I hubo graves desórdenes en la ciudad, pero los judíos permanecieron fieles al gobierno local musulmán[54]. De nuevo irrumpió en la discursiva la perversión y la codicia del pueblo judío. E. Escobar Prieto sugirió que mientras los cristianos y musulmanes libraban una titánica contienda, los judíos, al fragor de la batalla, «si es que no la fomentaron y con sus enredos procuraron hacerla más desastrosa, aumentaban sus fortunas a costa de los combatientes, apelando para ello a la usura».

El odio y el desprecio que generaron los judíos en la sociedad española por su infame conducta –adujo E. Escobar Prieto– prosiguieron durante los reinos cristianos. Los procuradores de las cortes de los siglos XIII al XV no supieron atajar a tiempo la lujuria judaica, pero los predicadores y misioneros apostólicos de las órdenes religiosas «tomaron a su cargo la noble empresa de convertir a los judíos por medio de la persuasión y la controversia». Varones ilustres, como el dominico Vicente Ferrer, «lograron la conversión de muchos y que se cerrasen a principios del siglo XV las sinagogas más principales», como sucedió con la comunidad de Plasencia, aunque E. Escobar Prieto no tenía noticia del suceso. La falta de consenso político en los reyes de Castilla y en los dignatarios feudales, y su política tolerante –resaltó el historiador–, dio alas a la conducta sacrílega de los judíos, expresada en los actos de la profanación de la hostia consagrada en la sinagoga de Segovia (1406), las muertes rituales de niños cristianos en un pueblo del señorío de Almanza (1457), en Sepúlveda (1468) y en La Guardia (1491), el asesinato del inquisidor Pedro de Arbués (1485) y otros crímenes atribuidos a los judíos, que recogió del Fortalitium fidei (1459), del franciscano Alonso de Espina, y del libelo Centinela contra judíos[55]. No obstante, tuvo unas palabras condenatorias contra los pueblos que se tomaron la justicia por su mano y cometieron atropellos contra las comunidades judías: «El catolicismo les reprueba con la mayor energía, pero a la vez acrimina los espantosos infanticidios y sacrílegas profanaciones de aquella perversa raza, así como también la maldad de los magistrados, que, por dinero unos y otros por proselitismo, los dejaban sin castigo».

  1. Escobar Prieto lanzó una crítica acerada contra los desatinos de Juan II y Enrique IV, títeres del valido Álvaro de Luna y de Beltrán de la Cueva, amigos de los judíos, y el envilecimiento sin límites de la nobleza feudal, contraria a los intereses políticos de la corona. Las debilidades de Enrique IV abrieron las puertas al encumbramiento de los cristianos nuevos en las instituciones del Estado. En el colegio de San Bartolomé de Salamanca, los descendientes de judíos se negaron a acatar la orden de expulsión decretada por el estatuto de limpieza de sangre, implantado en 1414. La reina Isabel de Castilla ordenó –según el imaginario judío de E. Escobar Prieto–, que «si al punto no salían por la puerta los echasen por las ventanas». Los estatutos del colegio salmantino contemplaban que los colegiales debían ser ex puro sanguine, pero el sentido de la expresión, en referencia a los cristianos nuevos, no estaba nada claro, como han expuesto Albert Sicroff[56] y A. Domínguez Ortiz[57].

Las arcas del reino estaban exhaustas y los judíos astutos se apresuraron a ofrecérselo en grandes cantidades a los Reyes Católicos, a cambio de la abrogación del edicto expulsorio, naturalmente. Pero el inquisidor Torquemada –continuó su narrativa el deán de Plasencia–, con el crucifijo en la mano, le dijo al rey Fernando: «Señor, los judíos compraron a Cristo por treinta dineros, y a Vuestra Alteza se le quiere vender ahora por treinta mil maravedís»[58]. En tan críticos momentos, oyó Dios las preces del misericordioso pueblo católico, y fiel a su promesa, recordando la sangre derramada por sus valerosos soldados en la Reconquista, puso fin a tan anárquico estado. Defensor a ultranza de la política antijudía de la monarquía católica, el deán de Plasencia exhortó:

los Reyes Católicos, viendo a los judíos cada vez más tenaces en su proselitismo concitar las iras populares con horrendos sacrilegios y bárbaros homicidios, absorber la riqueza del país con sus contratos usurarios, explotar los vicios de las clases elevadas y turbar la tranquilidad pública con frecuentes motines; atentos los reyes, como siempre, al gran principio de que la unidad de creencias constituye el fundamento de la unidad política y de la grandeza nacional […] decretaron la expulsión de los judíos del territorio nacional.

Los judíos traidores que propiciaron la invasión de los musulmanes tenían bien merecido el castigo de las majestades católicas. Si el decreto de expulsión no hubiese estado guiado por el carácter religioso de la monarquía, a buen seguro que los Reyes Católicos no habrían sufrido las acres censuras de los desafectos a la iglesia, concluyó el deán de Plasencia.

Por otra parte, el autor criticó las calumnias y las desafecciones de los historiadores anticlericales contra los monjes jerónimos de Guadalupe, en las que argumentaban que los frailes, persuadidos por la avaricia de la religión, habían denunciado a los judíos (cristianos nuevos) a los inquisidores con el fin de apoderarse de sus bienes raíces. En cuanto al exilio judío, E. Escobar Prieto consideró exagerada la cifra de 800.000 judíos exiliados. Trasladó la versión de Alonso Barrantes Maldonado[59], que cifró la salida de judíos por la frontera de Zamora a Miranda (Portugal) en 30.000 almas, por Ciudad Rodrigo en dirección al Villar (Vilhar Formoso) 25.000 (Bernáldez señaló 35.000), por Valencia de Alcántara a Marvão 15.000, y por Badajoz a Yelbes (Elvas), 10.000. También salieron por la frontera de Navarra, Laredo, Vizcaya, Guipúzcoa, Sanlúcar y Cartagena; omitió el Puerto de Santa María. Los judíos del reino de Aragón se dirigieron a Cataluña rumbo a Italia, no señaló Alemania, y los de Valencia partieron a Túnez y Fez, no refirió Tremecen.

Los historiadores progresistas se rasgaban las vestiduras por la pérdida de los judíos –comentó E. Escobar Prieto–. Pero en la guerra de la Independencia habían fallecido 400.000 españoles «y nadie se ha cuidado de atribuir a ella la despoblación de España y la ruina y atraso de la agricultura e industria». Por otra parte, las dos guerras coloniales y la afluencia migratoria americana fueron notorias «sangrías que han extenuado a la patria harto más que la manoseada expulsión». Cargó las tintas contra las comunidades judías, los enemigos tradicionales del catolicismo, revestido con el consabido estereotipo del deicidio, el mito del judío errante y otros arquetipos negativos del mismo calibre:

Es indudable que desde el horrendo crimen cometido por los judíos pesa sobre su raza la maldición del cielo y el desprecio de la Humanidad. Desterrados de su patria, andan errantes de pueblo en pueblo, sin lograr asiento fijo en ninguno de ellos, ni que desaparezca la animadversión general, que perdura a través de los siglos hasta en las naciones más descreídas. Animados siempre del más rabioso encono contra el Catolicismo y contra toda la autoridad legítima, ocultan tan diabólicos sentimientos bajo impenetrable misterio, y a fin de hacerse menos repulsivos, sustituyen las nobles ideas de patria y nacionalidad, de que han renegado, con un cosmopolitismo que no deja de ser frío y escéptico, a pesar del hipócrita y blando humanitarismo con que procuran vestirle.

Un nuevo elemento irrumpió en la arquitectura del judío imaginario extremeño: el contubernio judeo–masónico. La masonería se propaló por Extremadura en el último tercio del siglo XIX, fundamentalmente, durante la Restauración. La prensa católica radical atribuyó a los masones extremeños el marbete de sociedades secretas antinacionales, enemigas acérrimas de la patria que conspiraban en sus logias contra la ruina del país. El periódico integrista La Lid Católica (25 agosto 1893 y 19 diciembre 1896) tenía como «principal tarea combatir a judíos, masones y liberales»[60]. El siguiente tranco histórico fue la vinculación de los masones con los judíos formando una estrecha alianza, un complot internacional, para demoler los cimientos de la patria y apoderarse de las principales fuentes financieras: las minas y los ferrocarriles. Una fábula que reverberó en los relatos xenófobos El pagaré (1886), y El oratorio de Isabel la Católica (1896), de Carolina Coronado, y en las Supersticiones extremeñas de Publio Hurtado. Historiadores y literatos estaban sembrando en los anales de Extremadura la semilla del apólogo del contubernio judeo–masónico. El legado histórico–literario de la España antijudía romántica a la ensayística extremeña.

  1. Escobar Prieto había detectado en diversas épocas de la historia de España la presencia de comunidades judías maquinando con otras organizaciones secretas la manera de destruir a la religión católica y a la patria. Había encontrado ejemplos paradigmáticos en la jurisprudencia canóniga y civil de la Hispania visigoda (s. VII), en el reinado de Muhamed I (s. IX) y en la Villa y el monasterio de Guadalupe (s. XV). La polémica desatada en Francia por el proceso Dreyfuss, que defendió con encono Zola, reverdeció la naturaleza conspiradora de los judíos. E. Escobar Prieto había dado crédito al falso congreso de Lemberg, supuestamente celebrado en 1911, en el que un rabino había alentado a los judíos europeos al acaparamiento de las bolsas europeas, los ferrocarriles, las minas, las fábricas, la prensa y la magistratura. Pero el enemigo por excelencia de los judíos no era otro que la Iglesia católica, como había manifestado el imaginario rabino de Lemberg:

En primer lugar, nosotros tenemos que luchar implacablemente y en todos los terrenos contra el clero católico. Nosotros tenemos que apoderarnos de la escuela. La religión cristiana tiene que desaparecer […] con el fin de llegar a la total destrucción del Catolicismo, que ha sido y es, según hemos demostrado, el ideal de sus aspiraciones.

Era un eslabón más en la cadena truculenta del mito de la conspiración sionista mundial, el germen de las falsificaciones de los Protocolos de los Sabios de Sión, un fake news inventado y difundido por la policía secreta zarista. Arturo Barea, en La llama, compuso la figura del nacionalsocialista Solorza que achacaba la ruina económica y moral de España al contubernio judeo–masónico, que revitalizó el almirante Carrero Blanco en la España católica del dictador Franco, al que añadieron los comunistas como compañeros de aventuras[61].

EPÍTOME

El deán de Plasencia interpoló en «Los judíos en Guadalupe y otros pueblos de Extremadura» un repertorio de noticias documentales inéditas exhumadas en los archivos eclesiásticos de Plasencia y Coria y otros municipales, con datos extravagantes espigados en los falsos cronicones religiosos, como los Anales Toledanos, escritores árabes, crónicas franciscanas e historiadores, como Garibay y Sandoval, salpimentado con los prejuicios ideológicos antijudíos de la España medieval cristiana. E. Escobar Prieto adaptó su versión de la historia de los judíos extremeños al servicio de la ideología integrista de la iglesia católica. Su ensayo era un panegírico antijudío en el que loaba la expulsión de los judíos y el establecimiento del tribunal de la Inquisición por los Reyes Católicos como instrumento de protección contra la maldad del pueblo judío y los cristianos nuevos extremeños; y confirió veracidad a la calumnia religiosa del apedreamiento judío a la cruz de Casar de Palomero, el ultraje de la hostia consagrada por los cristianos nuevos en Aldeanueva del Camino, el apedreo al cristo de las Injurias en Garrovillas y el maltrato al cristo del Colada en Guadalupe.

Apéndice fotográfico

NOTAS

[1] Supersticiones extremeñas (Cáceres 1902) pp. 48, 49, 55, 61, 65 y 123.

[2] Véase mi artículo «La teosofía cabalística de Roso de Luna», Clarín. Revista de Nueva Literatura, año XVI, mayo–junio 2011, pp. 50–56.

[3] El Monasterio de Guadalupe, I, 1916, núms. 3, 4, 7–9, 11–12; y II, 1917, núms. 14, 15 y 17.

[4] «Los judíos en Guadalupe», (1 agosto 1916), pp. 60–64: p. 60.

[5] En mi ponencia, «El judío imaginario en la narrativa y la historiografía extremeñas: de la década moderada a la Restauración (1844–1923)», Memoria Histórica de Plasencia y comarcas, XVI edición, Ayuntamiento de Plasencia, Plasencia 2018, pp. 103–120.

[6] Libro de la disertación y el recuerdo, I, traducción y edición M. Abumalham Mas, Madrid 1985, pp. 28–29; también conocido como Poética hebraica.

[7] La vara de Yehudah, traducción de J. Mª CANO, Barcelona 1991, p. 74.

[8] Historia de los Reyes de Castilla y de León Don Fernando el Magno, primero de este nombre, infante de Navarra: Don Sancho, que murió sobre Zamora: Don Alonso, sexto de este nombre, Madrid 1792, pp. 232–234 y 325.

[9] Historia de España, Madrid 1780, 14ª ed., p. 185.

[10] Los XL Libros del Compendio historial de las chronicas y universal historia de todos los reynos de España, Amberes 1571, p. 1045.

[11] Historia de los judíos de España y Portugal, tomo I, Desde la venida de los judíos hasta Alfonso el Sabio, Madrid 1984, p. 185.

[12] «Los judíos en Guadalupe», (1 agosto 1916), I, p. 62.

[13] Véase mi libro Judíos y cristianos nuevos de Trujillo, Badajoz 2008, pp. 31–38; los documentos se hallan actualmente en el Archivo Histórico Nacional.

[14] El dato en el Archivo de la Catedral de Plasencia: «Tomo 2º. Extracto de los papeles del archivo que comprende del nº 174 hasta 642», fols. 151–151v, donde pudo leerlo el autor.

[15] Los repartimientos fiscales de los judíos de los obispados de Coria y Plasencia en el siglo XV pueden consultarse en mi libro, Documentos para la Historia de los judíos de Coria y Granadilla, docs. 34–52, Ayuntamiento de Coria, Coria 1991, pp. 104–141.

[16] Archivo Histórico Nacional [=AHN], Nobleza, Osuna, leg. 300, núms. 9/1 y 9/18; M. A. LAREDO QUESADA, El siglo XV en Castilla. Fuentes de renta y política fiscal, Barcelona 1982, pp. 168–265.

[17] Los Zúñigas, señores de Plasencia, Cáceres 1903, pp. 64–67; editado por capítulos en Revista de Extremadura, 5–11, 1903–1909.

[18] «Los judíos en Extremadura antes del siglo XV», Actas de las Jornadas de Estudios Sefardíes, Cáceres 1981, pp. 201–213: 212–213; rectificó el yerro en Juderías y sinagogas españolas, Madrid 1992, p. 411.

[19] Centinela contra judios, puesta en la torre de la Iglesia de Dios, consultó la edición de Madrid 1691, pp. 157–162. El texto fue muy criticado por J. Amador de los Ríos, Historia de los judíos, I, p. 20, que lo calificó «de baja ralea». Para J. Caro Baroja, Los judíos en la España Moderna y Contemporánea, II, Madrid 1978, p. 450, era un compendio misceláneo de «cartas apócrifas, textos históricos, diatribas de predicadores, cuentecillos, `sucedidos´ inverosímiles o grotescos, todo es reunido y mezclado en el Centinela». H. C. Lea, Historia de la Inquisición Española, Madrid 1992, p. 72, enunció «en esta popular exposición del rencor cristiano ningún relato es considerado lo bastante disparatado y absurdo para no darle crédito si ilustra la innata e incurable perversidad del judío y su insaciable deseo de hacer el mal al cristiano». Para Antonio Domínguez Ortiz, Los judeoconversos en la España Moderna, Madrid 1983, pp. 151–152, se trataba de la obra de un fanático.

[20] Véase mi ensayo, «El legado judío de Casar de Palomero (Cáceres): el fruto de la intolerancia», El legado de la España de las tres culturas, Llerena 2017, XVIII Jornadas de Historia de Llerena, Sociedad Extremeña de Historia, Badajoz 2018, pp. 129–139.

[21] «Los judíos en Guadalupe», I, (15 agosto 1916), pp. 74–76.

[22] Sobre los judíos de Plasencia, véanse mis trabajos «Documentos sobre los judíos de Plasencia en el Archivo Catedralicio (1411–1492)», Sefarad, 59, 1, (1999), pp. 53–76; y 2, (1999), pp. 263–307; y en mi libro electrónico, Historia de los judíos de Plasencia y su tierra: I. De los orígenes a la Inquisición, siglos XII–XVII, II. Colección Diplomática (1187–1823), Sevilla 2001; 2ª ed. Sevilla 2009.

[23] «Los judíos en Guadalupe», I, (1 octubre 1916), pp. 152–156.

[24] CHARLES–LOUIS RICHARD O. P., Los sacrosantos concilios generales y particulares celebrado por los apóstoles en Jerusalen hasta el Tridentino, II, 1793, pp. 248 y 274–275; resumió los cánones 37 al 41, procedentes del concilio de Vannes de 465; el canon 12 «prohíbe á todos los Clérigos ir á comer con los judíos».

[25] CHARLES–LOUIS RICHARD, Los sacrosantos concilios, pp. 292, 325, 331 y 335, no citó el canon 13 que «prohibe á los judíos el obligar á sus esclavos christianos á cosas opuestas á la Religión de Jesus Christo; y á los christianos el contraer matrimonio con los judíos y comer con ellos»; y el canon 10 reguló que no se separase a los cristianos nuevos que hubiesen contraído matrimonio incestuosos por ignorancia.

[26] Véase J. VIVES, Concilios visigodos e hispanoromanos, Barcelona–Madrid 1963, pp. 147–149; y E. A. THOMPSON, Los godos en España, Madrid 1990, 3ª reimpresión.

[27] A. CAMACHO MACÍAS, El libro de las vidas de los santos padres de Mérida, Mérida 1988, p. 102.

[28] J. VIVES, Concilios visigodos, p. 129.

[29] J. VIVES, Concilios visigodos, pp. 210–214.

[30] J. VIVES, Concilios visigodos, p. 236 tradujo: que no debía «permitir que los judíos violen esta fe católica, que no favorecerá de ningún modo su infidelidad, ni que por cualquier negligencia o codicia, abrirá las puertas de la prevaricación a los que caminan a los precipicios de la infidelidad, sino que hará que subsista firme en adelante lo que con gran trabajo se ha conseguido en nuestro tiempo».

[31] J. VIVES, Concilios visigodos, p. 395.

[32] Las leyendas en P. F. DE BORBÓN, Carta ilustrativa sobre la época del Reynado de D. Pelayo y Batalla de Covadonga primera que dirige al señor don Francisco Masdeu, Madrid 1794; de donde lo toma FR. R. DE HUESCA, Teatro histórico de las iglesias del reino de Aragón, VIII, Pamplona 1802, pp. 27–29.

[33] V. DE LA FUENTE, Historia eclesiástica de España, II, Barcelona 1855, p. 15.

[34] V. BARRANTES, La corona de Castilla, Madrid 1857, p. 5.

[35] G. MARTÍNEZ DÍEZ, «García–Gallo y el Concilio de Coyanza. Una monografía ejemplar», Cuadernos de Historia del Derecho, 2011, 18, pp. 93–113.

[36] En las Cortes de los antiguos reinos de León y de Castilla, I, Madrid 1883, introducción M. Colmeiro, consultada en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, la ordenanza sobre los judíos está inserta en el artículo 1, pero no contempla las sanciones.

[37] J. TEJADA Y RAMIRO, Colección de cánones y de todos los concilios de la Iglesia Española, III, Madrid 1851, pp. 617–618.

[38] «Los judíos en Guadalupe», El Monasterio de Guadalupe, I, (15 octubre 1916), pp. 173–175.

[39] Publicó «La catedral de Coria», Revista de Extremadura, 1, 1903, pp. 193–203.

[40] Crónica de los Reyes Católicos, ed. y estudio J. M. Carriazo, Madrid 1927, cap. XL, p. 125: «la pereza e floxedad e poco cuidado que el rey don Enrique tobo en mirar el servicio de Dios y el bien de sus reynos, dieron a los malos suelta liçençia de vivir a su libre voluntad».

[41] «Los judíos en Guadalupe», El Monasterio de Guadalupe, I, (1 noviembre 1916), pp. 194–196.

[42] En mi texto Documentos para la Historia de los judíos de Coria, doc. 171, pp. 266–268. Tras la expropiación forzosa de Granadilla, un vecino domiciliado en Cataluña sustrajo del archivo municipal más de veintidós documentos del siglo XV y los vendió a la casa de Alba, están inventariados en la caja 346. La casa de Alba, según confesión del archivero, no tiene por costumbre comprar documentos, pero esta adquisición ha permitido a los historiadores rescatar un importante fragmento de la historia medieval de Granadilla.

[43] C. CARRETE PARRONDO, Fontes Iudaeorum Regni Castellae. I Provincia de Salamanca, Salamanca 1981. No he encontrado el documento original.

[44] P. TELLO LEÓN, «La judería extremeña de Granadilla», Exilio y Diáspora. Estudios sobre la historia del pueblo judío en homenaje al Profesor Haim Beinart, Jerusalén 1991, pp. 146–156, no recogió los textos de 1484 y 1487. Desconozco en qué archivo se encuentra el documento de 1487.

[45] «Granadilla», Revista de Extremadura, 7, 1905, pp. 379–388: 386–388.

[46] El suceso tuvo lugar en 1506, véanse mis textos, La capa de Elías, Sevilla 2015, pp. 43–57; y «Calumnias antijudías cacereñas», Actas de las Jornadas Extremeñas de Estudios Judaicos, Badajoz 1996, pp. 205–248.

[47] «Los judíos en Guadalupe», El Monasterio de Guadalupe, I, (1 diciembre 1916), pp. 242–244.

[48] «Los judíos en Guadalupe», El Monasterio de Guadalupe, I, (15 diciembre 1916), pp. 269–272.

[49] «El monasterio de Guadalupe», El Semanario Pintoresco Español, II, Madrid 1847, pp. 268–269.

[50] «La Inquisición en Guadalupe», Boletín de la Real Academia de la Historia, 23, (1893), pp. 283–343; he consultado los documentos originales en AHN, Inquisición, legs. 131, 133, 134, 140, etcétera; un traslado en AHN, Clero 1423, núm. 89, s. f.

[51] «Los judíos en Guadalupe», El Monasterio de Guadalupe, II, (15 enero 1917), pp. 26–28; y (1 febrero 1917), pp. 50–51.

[52] «Los judíos en Guadalupe», El Monasterio de Guadalupe, II, (1 marzo 1917), pp. 102–106.

[53] Historia Gothica en castellano, arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada, ms. 1401–1500, fol. 54v, he consultado la edición de la Biblioteca Digital Hispánica.

[54] Véase E. ASHTOR, The Jews of Moslem Spain, I, Philadelphia 1973, p. 101.

[55] Centinela contra judios, pp. 129, 148 y 157–162; el asesinato del inquisidor Arbués procede de otra fuente.

[56] Les controverses des statuts de «pureté de sang» en Espagne, París 1960, p. 88.

[57] Los judeoconversos en la España moderna, Madrid 1992, pp. 138–139.

[58] L. ZAPATA, Miscelánea, en Memorial Histórico Español, XI, Madrid 1859, p. 424, pone la frase en boca de fray Hernando de Talavera.

[59] Ilustraciones de la Casa de Niebla, II, Madrid 1857, pp. 396–397.

[60] F. LÓPEZ CASIMIRO, «La masonería extremeña en el tránsito el siglo XIX al XX», Revista de Estudios Extremeños, LIV, 1998, pp. 654–674: p. 668.

[61] Véase una parodia del mito judeo-masónico en mi novela La llama azul, Sevilla 2018, pp. 81–89.

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