Nov 072017
 

Antonio Cantero Muñoz.

 

INTRODUCCIÓN

El Procesionario de Trujillo, ha sido el último libro que se ha publicado con respecto a cofradías y hermandades de Trujillo, salió a la luz pública en el año 2010, obra conjunta del académico y prolífico José Antonio Ramos Rubio, y de Francisco Cillán Cillán. Esto me hace plantear en primer lugar la necesidad de esta comunicación, sobre todo cuando en la página 15 de su prólogo dice lo siguiente: “Espero que este hallazgo aporte datos de valor para conocer un poco más la vida social y religiosa de Trujillo en ese siglo denominado de las Luces”, lo que en principio da a entender, que nos hará saber datos de indudable relevancia histórica, desconocidos hasta la fecha.

La primera parte de ese libro es un testimonio documental de importancia excepcional, por cuanto es una transcripción literal del referido manuscrito. La segunda, se titula Argumentaciones histórico-artísticas, y solo en sus páginas 233[1] y 234[2] menciona el conflicto entre la Ilustración y las manifestaciones de religiosidad, pero de forma muy escasa y contradictoria, sin aportar ningún dato concreto de lo que sucedió en Trujillo en ese periodo temporal, a pesar de la importancia de los hechos, y la enorme masa documental que se generó, que se puede localizar en distintos archivos de nuestro país, al alcance de cualquier investigador[3].

EL REGALISMO: CONFLICTO EN LAS RELACIONES ESTADO-IGLESIA

Durante la Edad Moderna, la única institución que podría competir con el Estado en poder, influencia social, dimensión burocrática y riqueza económica era la Iglesia, lo que a veces daba lugar a tensiones. A comienzos del Siglo XVIII, con la llegada de los Borbones al trono de España, se produce un cambio en las relaciones entre ambas instituciones, conocido con el nombre de regalismo: supone un reforzamiento del poder monárquico, así como la limitación del poder de la Iglesia española, que quedará completamente subordinada a la autoridad del Estado, en todo lo que se refiere a asuntos temporales. La consagración jurídica de esta primacía, resulta del Concordato firmado entre España y la Santa Sede en 1753, durante el reinado de Fernando VI. Más adelante, veremos como el sometimiento que hemos señalado, se refleja perfectamente en las cofradías y hermandades.

LAS IDEAS DE LA ILUSTRACION Y JANSENISMO CONTRA LAS COFRADÍAS

La Ilustración, es el movimiento filosófico, político, literario y científico que se desarrolló en Europa a lo largo del siglo XVIII, dando lugar al Siglo de Las Luces. Representó una importante modernización cultural, como resultado del progreso y de la difusión de las nuevas “Ideas” y de los nuevos conocimientos científicos, lo que llevó al intento de transformar las caducas estructuras del Antiguo Régimen[4].

Debemos tener muy presente, el importante cambio que en todos los órdenes de la vida tuvo lugar en nuestro país, con la llegada de las ideas racionalistas de la Ilustración. Este pensamiento era muy crítico con todo lo relacionado con las cofradías y los actos de culto que organizaban, al ser consideradas como limitadas a lo externo y formal, careciendo de austeridad, disciplina y verdadera vida religiosa. Estas ideas las refleja perfectamente por el Padre Isla en su obra titulada “Historia del famoso predicador Fray Gerundio Campazas”, impresa en 1758[5]:

El diablo que no duerme, le tentó a que vistiese de penitente el Jueves Santo; y es que como el estudiantico ya era un poco espigado, adulto y barbicubierto, miraba con buenos ojos a una mozuela vecina suya, desde que habían andado a la escuela de sacristán, y para cortejarla más, le pareció cosa precisa ir de disciplinante”.

Además de la literatura, la forma que adoptaron sus celebraciones festivas iban a ser objeto de duras críticas por parte de la cultural oficial, pues en la estricta sociedad del Antiguo Régimen, se conceptuaban como lugar propicio para desviaciones profanas, dándose excesos de comida, bebida, y y sexo como refleja la documentación que sobre cofradías recababa el Consejo de Castilla[6].

No solo era la élite cultural y política de nuestro país, era crítica con las cofradías y actos por ellas organizados. De igual forma pensaba la parte más relevante de la alta jerarquía eclesiástica, pues como señala Herr[7], debemos tener muy presente la importancia del jansenismo en esta época, y aunque los eclesiásticos que se consideraban como tales, fueran una minoría, sin embargo ocupaban las más altas jerarquías de la Iglesia. Los podemos considerar como reformadores, pues intentaban una disciplina más estricta del clero y seglares, así como la reducción de su riqueza y ostentación, postulando la austeridad en las celebraciones religiosas, con feroz crítica a las formas barrocas que habían impregnado.

En este contexto, ambos poderes cooperan para ponerle límite[8], pues las cofradías habían sobrepasado la función que en sus inicios le fue asignada, desempeñando pronto un importante papel en todo lo relativo a fiestas, procesiones, rosarios y rogativas, con las implicaciones socio-políticas que tan protagonismo conllevaba[9].

Hay dos factores que explican el control ejercido por las más altas instancias de ambos poderes, sobre las manifestaciones de religiosidad popular, aunque siempre con la supremacía de la autoridad real. Por una parte, el interés de la propia jerarquía eclesiástica, por fortalecer su poder sobre fieles y clero así como las órdenes mendicantes, siendo las hermandades un importante obstáculo para este deseo. Se pretendía que la parroquia fuera la cédula básica de la organización eclesiástica, pero muchas de estas asociaciones tenían su sede en conventos o ermitas, donde ese poder era más nominal que otra cosa, o en capillas propias, que eran un continuo foco de conflictos con las autoridades diocesanas, muy celosas en mantener su independencia.

Se procuró un exhaustivo control sobre sus economías, y se criticaba que su caudal se gastaba, en fines distintos de los religiosos que le eran propios. Se reprochaba que lo sufragado por los mayordomos de su peculio particular, propiciaba la ruina de muchas familias, al dilapidarlo en gastos que se consideraban improductivos, como eran las comidas, fuegos artificiales, música, o nuevos enseres. Esta idea la refleja perfectamente por el Padre Isla en su obra, donde se criticaba el comensalismo practicado por estas asociaciones, como nos hace saber las palabras de Bastián Borrego, labrador y mayordomo de una cofradía, que dirige al Padre Prudencio, ejemplo a seguir de buen eclesiástico[10]:

¿Se servirá mucho a los santos en que un pobre como yo gaste en cada una de estas mayordomías sesenta reales en vino, veinte en tortada, diez en avellanas, todo para dar caridad a los cofrades, sin contar la cera ni la comida a los señores sacerdotes, ni la limosna del padre predicador….?”.

RÉGIMEN JURÍDICO DE LAS COFRADÍAS Y HERMANDADES A FINALES DEL SIGLO XVIII

Todo comenzó con la actuación de un eclesiástico, en concreto don Cayetano Cuadrillero, prelado de Ciudad Rodrigo, que el 8 de junio de 1768, presentó un escrito al Consejo de Castilla, donde hacía saber, el comportamiento que dejaba mucho de desear por parte de las cofradías y hermandades de su diócesis, siendo muchos sus gastos que además no tenían un fin espiritual, generando pobreza con este proceder.

La máxima autoridad político administrativa era el Conde de Aranda, al presidir el Consejo de Castilla, que como la práctica totalidad de la Élite político-administrativo, eran personas defensores de las ideas de la Ilustración. El escrito remitido por el obispo de Ciudad Rodrigo, no pasó desapercibido quedando en el olvido, pues respondía a las ideas que por entonces estaban tan de moda, dando lugar a que se iniciara un expediente administrativo sobre la cuestión. Para tener un conocimiento completo del tema, conforme al Fiscal Campomanes emitió un dictamen el 22 de febrero de 1769, y más tarde la Real Orden de 28 de septiembre de 1770, que acordó remitir una circular a todos los intendentes y corregidores del reino, para que informasen sobre el número de cofradías, hermandades y gremios que existieran en su jurisdicción, las fiestas que celebraban, sus ingresos y gastos así como su actual estatuto jurídico.

Este proceder era propio de las ideas racionalistas de la Ilustración, que consideraban que el buen gobierno ayudaría a resolver los problemas de la vida cotidiana, y esto exigía que previamente se conociera con todo detalle cual era la realidad histórica, económica, social y cultural de un territorio y su población, pues a partir de las conclusiones obtenidas de los datos recabados, se procedería a aplicar políticas concretas que permitieran mejorar las condiciones de vida de sus habitantes. Se reflejó en el deseo de sistematizar esa información, y aunque la recabada sobre cofradías y hermandades no reúnen criterios estadísticos desde un punto de vista actual, nos permiten conocer cual su número y situación.

Con respecto a Extremadura solo se remitieron informes por el alcalde mayor de Badajoz, cuestión analizada por Esteban Mira Caballos en “Hermandades y Cofradías en Badajoz y su Partido a finales de la Edad Moderna”, por tanto se se llegó a cumplimentar las del partido de Trujillo[11]:

El qe dice ser de la Intendencia de Estremadra dado por el Alcalde mayor de Badajoz es infalible, sea solo por lo respectivo a su Partido, y en este caso faltan las cofradías de los siete Partidos de Mérida, Llerena, Villanueva de la Serena, Truxillo, Plasencia, Cáceres y Alcántara”.

Por su parte el obispo de Plasencia, remitió al Consejo de Castilla un escrito con fecha el 29 de enero de 1773, que refleja las mismas ideas expuestas por el de Ciudad Rodrigo: que eran muchas las cofradías, excesivamente cuantiosos sus gastos, y que era habitual que sucedieran escándalos públicos en los actos que organizaban, entendiendo que debían de suprimirse, y sus bienes y rentas sirvieran para cosas más útiles y necesarias[12].

Recibido este escrito en el Consejo de Castilla, el Fiscal solicitó el 12 de enero de 1774 que se uniera al expediente general sobre cofradías, que por entonces se estaba tramitando. Después de recibirse la documentación remitida por los Intendentes, el Consejo de Castilla emitió su dictamen en 1783, y Carlos III por Real Resolución de 17 de marzo de 1784 hizo suyas sus propuestas, que aparecieron más tarde recogidas en recogidas en la Novísima Recopilación de las Leyes de España. Libro Primero, Título II, Ley VI. 1805:

Todas las Cofradías de oficiales y gremios se extingan; encargando muy particularmente á las Juntas de caridad, que se erigan en las cabezas del Obispado o de partidos o provincias, las conmuten o substituyan en Montes píos, y acopios de materias para las artes y oficios, que faciliten las manufacturas y trabajos a los artesanos, fomentando la industria popular. Que las Cofradías erigidas sin autorización Real ni Eclesiástica queden también abolidas por defecto de autoridad legítima en su fundación, según lo prevenido en la ley 12 del mismo título y libro, destinando su fondo o caudal al propio objeto que el de las gremiales. Que las aprobadas por la jurisdicción Real y Eclesiásticas sobre materias o cosas espirituales o piadosas puedan subsistir, reformando los excesos, gastos superfluos y qualquesquiera otro desorden, prescribiendo nuevas ordenanzas, que se remitan al Consejo para su examen y aprobación. Que las Sacramentales subsistan también por el sagrado objeto de su instituto, y necesidad de auxiliar a las Parroquias; con tal que, si no se hallaren aprobadas por las jurisdicciones Real y Eclesiástica, se aprueben, arreglándose antes las ordenanzas convenientes con aprobación del Consejo, trasladándolas todas, y faxándolas en las Iglesias parroquiales. Y últimamente, que las Cofradías que se hallen actualmente toleradas con sola la autoridad del Ordinario, aunque atendido el literal contexto de la citada ley 12 se debían declarar abolidas, por no haber intervenido el Real asenso en su erección; con todo será bien cometerlas al nuevo examen de las Juntas de caridad, para que procure reunirlas a las Sacramentales de Parroquias, destinando a socorro de los pobres el caudal o fondo de las que se deban suprimir”.

En síntesis, la norma legal disponía lo siguiente:

  1. Extinción de todas las cofradías gremiales, al ser consideradas un obstáculo para el desarrollo de la industria, siendo sustituidos por montepíos. Lo dicho supone, que no solo eran motivos de orden moral y religioso, las aducidas por los ilustrados para defender con tanto interés la intervención estatal en este campo.
  2. Suprimir las cofradías erigidas sin autorización real ni eclesiástica, al carecer de autoridad legítima de su fundación, destinándose sus bienes, al igual que los de las anteriores, a las Juntas de Caridad que ayudaban a personas en precaria situación económica.
  3. Se permitía la existencia de las aprobadas por ambas autoridades, siempre que su objeto fuera espiritual o piadoso, reformando sus excesos y gastos superfluos,debiendo enviar al Consejo de Castilla sus estatutos, para que este órgano procediera a su estudio y en su caso aprobación.
  4. También seguirían existiendo las denominadas sacramentales, aunque el término correcto sea de parroquiales[13], pues si faltaba alguna autorización debía cumplimentarse este trámite. La razón de proceder tan favorable a este tipo de cofradías, se sustentaba en que suponían un auxilio económico a las parroquias donde estaban erigidas, y se consideraban que los gastos que realizaban eran útiles, pues garantizaban el culto, lo que significaba menos gasto para la Iglesia.
  5. Asimismo, dejarían de tener existencia las cofradías cuyos estatutos solo estuvieran autorizados por los obispos de sus diócesis, pero con carácter previo se procuraría su examen por las Juntas de Caridad, donde se estudiaría su unión con las sacramentales de su parroquia, destinando a socorro de los pobres los recursos de las que se suprimieran.
  1. Las nuevas cofradías que se fundasen, debían estar autorizadas en todo caso por el Consejo de Castilla.

SUSPENSIÓN DE LAS COFRADÍAS DE TRUJILLO Y SECUESTRO DE SUS BIENES EN LA ÚLTIMA DÉCADA DEL SIGLO XVIII

Sin ningún género de dudas, la realización del Interrogatorio de la Real Audiencia de Extremadura en 1791, refleja un estado de cosas similar, a lo expuesto por los obispos de Ciudad Rodrigo y Plasencia veinte años antes. Por tanto, significa que los vicios que afectaban al movimiento cofrade persistían en el tiempo: era excesivo su número; de forma reiterada incumplían sus fines piadosos; eran habituales las disputas entre la jurisdicción eclesiástica y real para conocer de las mismas, en razón de la obligación legal de suprimir algunas por no estar sus estatutos aprobados por la autoridad real, aunque sí por la diocesana[14].

Pero con anterioridad a su realización, el Consejo de Castilla ya tenía conocimiento bastante certero de lo expuesto. El 6 de diciembre de 1788 la Sociedad Económica de Amigos del País de Trujillo, presentó una solicitud impregnada de las ideas racionalistas de la Ilustración, con una feroz crítica a las cofradías que existían en la ciudad, donde se pedía la extinción de todas, con la salvedad del Santísimo Sacramento, Ánimas y Espíritu Santo[15]:

Diez y nueve Cofradías haya existentes en esta Ciudad: otras se an perdido, y a las dichas les amenaza el mismo infortunio. De todas, no nos consta haya una sola, que tenga la aprobación de VA, como por varias Leyes Rs está prevenido, y sin cuya circunstancias no tiene valor su erección, ni menos se puede considerar apoyada en sólido fundamto su actual existencia puesto que lo que es vicioso en su principio, no debe consolidar su possesión aun el tiempo immemorial. De las dichas Cofradías solo hai tres útiles, la del Ssmo, para el culto de SM; la de las Animas, para las que estén detenidas en el Purgatorio, suban a ver a Dios por medio de los sufragios; y la del Espíritu Sto para curatiba de los pobres inficionados del mal venereo.

Las dos primeras invierten todos sus caudales en los objetos para que fueron instituidos. La tercera, cumple también con la obra de misericordia de curar los dichos enfermos, con la mayor exactitud y caridad; pero teniendo como tiene, muchas, y grandes fincas, que producen cuantiosas rentas, es forzoso cuente muchos miles sobrantes, después de cumplidas sus cargas, cuya versación se ignora. Las diez y seis restantes, unas más otras menos, tienen fincas bastantes para cumplir sus cargas, y sobrantes, no pocos, de que se utilizan los mayordomos, por cuyo motivo es cada una un seminario de pleytos: un fomento de coligaciones, para que se perpetúe la mayordomía entre los de una misma facción: un tácito o expreso monopolio para que el ajuste de cuentas no haya legal formalidad: y para gastos, bien escusados, de refrescos, dulces, viscochos, y hachas de cinco libras de cera, que se dan a mayordomos, diputados, y otros oficiales, con gravísimo cargo e sus conciencias. Semejantes cofradías exigen de Justicia una total extinción; pero como las cargas a ellas anejas, son, por lo regular, legados píos, que por sus últimas voluntades impusieron algunos deuotos, se hace forzoso, que aunque aquellas se extingan, se cumplan estos”.

En la segunda mitad del siglo XVIII nacen las Sociedades Económicas de Amigos del País, tenían entre sus fines de difundir las nuevas ideas, así como los conocimientos científicos y técnicos de la Ilustración. Carlos III las apoyó, para que sirvieran a las profundas reformas que por entonces intentaba realizar.

La de Trujillo, pedía que se procediera a la supresión de las cofradías que existían salvo las indicadas, y que el corregidor pidiera a sus mayordomos, cuenta exacta de sus caudales y en que se invertían, con relación completa de los mismos, cuyos datos se debían formalizar por dicho corregidor ante escribano público, en presencia de cuatro diputados que nombrara la Sociedad Económica, a quienes se entregarían todos los bienes para dedicarlos a fines útiles que perseguía[16].

Hemos de tener muy presente lo que señala Moreno Navarro, el que fueran las mismas familias las que monopolizaban los más altos puestos de la jerarquía civil y eclesiástica, algunos de cuyos integrantes más cultos y refinados, eran los defensores del espíritu racionalista de la Ilustración, siempre que no cuestionasen las fuentes de su poder económico y social. Además, pretendían acrecentarlo, con medidas legales como la supresión de algunas cofradías, pues suponía la desvinculación de los bienes que eran propiedad y su entrada en el tráfico civil, cuestión en la que estaban muy interesados como componentes que también eran de la emergente clase burguesa[17].

La petición relaciona las cofradías que por entonces existían en Trujillo: Santísimo Sacramento, Ánimas, Espíritu Santo, San Hermógenes y Donato, San Lázaro, Soledad, Piedad, Jesús Nazareno, Caridad, San José, San Crispín, Remedios, Hombre bueno, Rosario, San Marcos, Purísima Concepción, Vera Cruz, San Juan, San Cristóbal. El Fiscal emitió su dictamen el 7 de enero de 1789, donde solicitó que este expediente se uniera al seguido en principio ante el Juez eclesiástico de Trujillo, en autos seguidos a instancias de Ruperto Martín Barroso con el alcalde y oficiales de la cofradía de San Lázaro y San Blas, sita en la ermita de la misma advocación, y que terminó conociendo el Consejo de Castilla, conforme a lo que hemos indicado sobre el regalismo.

Este órgano tuvo conocimiento, que la cofradía de San Lázaro existía, pero sin las licencias necesarias, y se acordó el 18 de marzo de 1788, que le remitieran las ordenanzas originales y un inventario de sus bienes y derechos[18].

En su cumplimiento, el 20 de noviembre de 1788 el corregidor practicó una serie de diligencias. En primer lugar, cesó al presbítero don José Masa como administrador de los bienes y rentas de la cofradía de San Lázaro, nombrado en su lugar al licenciado don Agustín Marquéz Vicioso, abogado de los Reales Consejos, siendo este un claro ejemplo que la política regalista. El corregidor no pudo recoger las ordenanzas de manos del citado presbítero, pues estaban en poder de un pariente del último cofrade que había existido, y verificado las remitió junto con un testimonio de sus bienes. No pudo informar sobre el número e identidad de los cofrades, por no haber ninguno en esa fecha y haberse extinguido. Finalmente, emitió un informe que además de permitirnos conocer cuales eran las hermandades que existían, tiene un carácter demoledor contra ellas, por cuanto pone de manifiesto sus vicios, y habla sobre la conveniencia de su subsistencia, pero debidamente reformadas:

Esta Ciudad es una de las que en el Reyno se hallan más aniquiladas, tan escasa de havitadores, que haviendo sido una de las más avecindadas, en el día no tiene ni aun seiscientos vecinos. Fue el número de sacerdotes de más de ochenta, y en el día solo subsisten entre curas y beneficiados, y particulares, cosa de veinte, siendo digno de admirar, habra treinta años no se ordena uno tan solo, de modo que llega el caso de que muchas cargas de aquellos, se cumplen por los regulares. Se halla con seis Parroquias, seis Combentos de Religiosas, y un Colegio de Niñas huérfanas: quatro de Religiosos, y un Hospicio de enfermería de Agustinos Recoletos; y se halla con las siguientes cofradías: a saber: San Lázaro, San Chrispín, la Cruz, la Purísima Concepción, la del Rosario, la de los Remedios, la Soledad, la de Jesús, la de los Santos Mártires Patricios Hermógenes y Donato, la de San hombre bueno, la de San Juan, la de San Marcos, la de la Piedad, la de Sn Cristóbal, la de San Dimas, la de Sn Josef, la del Espíritu Santo, la del Santísimo Sacramento, la Caridd, y la de Animas, que por todas son veinte, a las quales están agregadas algunas memorias, que tiene crecidas rentas. Cada una de estas Hermandades tiene sus ordenanzas, que son por las que se gobiernan, y rigen: Nombran cada una las Vísperas de sus advocaciones, seis hermanos que son un alcalde, dos diputados, un mayordomo de arca, otro de cera, y un escribano, y son los mismos, por quien se administran sus rentas, y autorizan sus funciones de su instituto. En este supuesto siendo el fin principal para que se establecieron estas cofradías, el de que con ellas se diese culto a Dios y a sus Santos, y se hicieren obras de piedad por vibos y difuntos, y exercios del servicio a Dios, para cuyo efecto muchos fieles deuotos han dejado mandas pías de misas, solemnidades eclesiásticas, y otras obras del Divino Culto, mandándolas para su execución muchos bienes de que gozan; ello es que aunque el fin fue tan bueno, la execucion es en extremo opuesta, pues en primer lugar los oficiales de estas confraternidades, bien por el apego al mando, o la manejo de los intereses, vinculan en sus casas estos oficios, perpetuándolos sin salir de ellos en muchos años, de que comúnmente se siguen notorios litigios sobre reelecciones; en segundo consumir mucha parte de sus rentas en refrescos, comidas de excesiva consideración, en que se invierte el orden regular, y se falta al devido culto: en terzero se dilatan en dar las quentas que se toman entre ellos, y ellos pasándose estas in el menor reparo, glosa, ni adición, a motibo de guardarse unos a otros esta urbanidad para que así lo egecute con ellos quando sucedan en estas mayordomías. Si a alguno se las reparan, o intentan cobrar sus alcandes, se resisten con litigios importunos que sostienen a costa de las rentas de las cofradías, haciéndolos perpetuar en términos que nunca se finalizan, queando con esto sin exigirse semejantes alcanzes y defraudadas las rentas, y el Divino Culto parado, hazen entre si tal liga y parcialidad, que siendo su fin el referido, y conservar una paz y tranquilidad perpetua; desunida esta se abrazan en litigios aniquilando con esto las rentas, y quedan sin efecto los fines de su destino, pues en el día hay Cofradía que tiene contra si hasta cinco pendientes; hallándose con recisión de mantener los pobres enfermos que se curan en el Hospital agregado a ella, que es el de la Caridad, y por esto, y los excesivos gastos en refrescos, no se curan los correspondientes.

            Dejo aparte otra que se verificó, hallándose el Arca de caudales en poder de un mayordomo hauerla roturaado a golpe de escoplo, y sacando más de quatro mil reales, y fugurar después haverla robado.

            A todo lo dicho se llega estar estas Hermandades erigidas sin las lizencias de VA contra lo prevenido en buestras savias Leyes, terzera y quarta del Libro Octavo, título catorce de la Nueva Recopilación; de modo que así por el mucho número de ellas, como por lo referido, sería conveniente mandarlas recoger i guardarlas reducidas al número que hablando sobre estas, las Constituciones sinodales de este Obispado, las quedó reducidas que heran quatro; y en esta Ciudad con esta quatro estaría el Culto Divino servido como debe, que serían las Animas, Santísimo Sacramento, Santos Patricios, y Espíritu Santo; y aun estas con intervención, y sin manejo de sus oficiales, sujetos a librar para sus funciones; con lo que quedarían enteramente quitadas estas coligaciones, que causan tantos ruidos y desavenencias, que se produzen de las continuadas reelecciones de unas misas familias, y parciales, las quales recogidas, puestas vajo la mano de su celoso administrador con las memorias de ellas anexas, podían por este cumplirse sus cargas, celebrarse los oficios por los Hermos que fuesen faltando hasta que se extinguiesen; sobrar muchos intereses que podían tener la aplicación que estimase a VA; el qual Administrador sebería anualmente dar quentas a la Rl Justizia lo que no hacen aquellos, pues se las dan unos a otros, y de aquí proviene su mal régimen, y notorios costos en refrescos, y comidas, haviendo asimismo Cofradía que es la de la Cruz, que por Semana Sta contribuye a todos los Hermanos con una libra de dulces, una docena de vizcochos, y un frasquete de rosoli, y a sus seis oficiales además de los dicho, con una vela de cinco libras.

            Por esto, contentado a VA soy de parecer (salvo el de VA) no debe subsistir la de Sn Lázaro, lo uno por quanto ya hoy ha quedado enteramente sin Herms. Lo otro por haver estado establecida sin de VA; y lo último, por qto todas sus Constituciones y Ornzas, pugnan contra unas savias leyes, y disposizs Rs particularmte los Capítulos primº, segdo, terzº, y quarto, folio setenta y sietehta el setenta y nueve, en que se manifiesta el dominio más expotico que puede darse sin reconocimiento de superioridad a otro que su Alcalde, con inivicion a otra Real Jurisdicción. El capítulo diez y seis folio noventa y uno hta el noventa y siete, a producido fatalísimas consequencias, pleytos, y desazones, pues tratándose en el de la entrada de los Hermanos, y de sus caudales, los oficiales se exceden en el modo por que, que fuesen de esta Ciudad los Pretendientes, o de fuera pte, a todos los hacian unas pruebas inscritis, aun más delicadas que si fuesen para un Havito, de que resultaban muchos descubrimientos, que alteraban la paz, y dañaban a muchas familias honradas. Los Capítulos veinte y dos, veinte y tres, veinte y quatro, veinte y cinco, veinte y seis, lo que se colige de su contexto, parece contra Justicia y especie de depotismo, y no haver reconocido Superioridad más que a sus Alcaldes; de que sin duda por falta de sugeccion vienen estos graves daños a la república, y notorio desenfreno con que en la actualidad se han estado versando estas Hermandades, que hiran creciendo si VA no toma la savia providencia de mandarlas recoger todas, o hazer en todo lo que fuere de su Real agrado; que en quanto puedo informar a VA. Trujillo y noviembre veinte de mil setecientos ochenta y ocho. Señor Juan de Cervera

El 10 de marzo de 1791, el Consejo de Castilla acordó que el corregidor informará sobre los siguientes extremos: número de oficiales de las cofradías de la Caridad y Espíritu Santo, sus rentas y cargas, así como los bienes y efectos de su propiedad[19]. El 26 de marzo de 1791 se recibió ese requerimiento, y el 28 de marzo el corregidor don Juan Cervera, acordó que el escribano pasase al domicilio del caballero, que por entonces ejercía de mayordomo de la cofradía del Espíritu Santo, para que informase sobre los particulares que hemos señalado, debiendo actuar de igual modo con el de la Caridad y demás cofradías[20], notificándose esta resolución ese mismo día a través de sus representantes.

El 13 de abril de 1791 comparecieron ante el escribano público Antonio María Jerez de Garay distintos responsables de las cofradías[21], otorgando el correspondiente poder a los procuradores don Pedro Gregorio Bernet y Carlos Muñoz Calderón, para que los representaran en el expediente general que se seguía sobre las cofradías de Trujillo[22]. Solicitaron en primer lugar se les entregase dicha documentación, para poder formular sus pretensiones, dejando constancia que esta forma de proceder, contraria a las cofradías, se podía deber a una actitud torticera de quienes en su día no fueron admitidos como miembros de ellas[23].

Con respecto a la cofradía del Espíritu Santo, por don Diego María de Zurita y Orellana, manifestó[24]: que la del Espíritu Santo no era una cofradía aunque se le conociera por ese nombre, pues para ser miembro era preciso estar reconocido como caballero; que no participaban con pendones o cruces en los desfiles y procesiones que tenían lugar en Trujillo; tampoco existía distinción entre hermanos y oficiales pues todos ejercían esas funciones; su fin exclusivo era atender al hospital del Espíritu Santo que estaba a su cargo; que no recibían ninguna compensación económica, ni existían contiendas entre los hermanos.

En virtud de lo anterior, el 23 de mayo de 1791 el corregidor acordó, que no se considerara como cofradía a la congregación del Espíritu Santo, por tanto no le era de aplicación lo dispuesto en la resolución de 10 de marzo de 1791 que antes hemos visto.

En la rica documentación conservada en el Archivo Histórico Provincial de Cáceres, dispone de elocuentes testimonios que reiteran el estado de cosas que estamos describiendo, referidos a la cofradía de las Ánimas Benditas del Purgatorio[25]. Además de los indicados, destaca el incoado de oficio por el Fiscal de la Real Audiencia de Extremadura sobre la erección y ordenanzas de las cofradías del Santísimo Sacramento, San Hombre Bueno, Caridad y Purísima Concepción[26], y de los que hemos realizado un trabajo preliminar que publicamos en los XXXIII Coloquios Históricos de Extremadura[27]:

Fue promovido a consecuencia del recurso contra la sentencia dictada en pleito entablado por Baltasar Sánchez y consortes, contra los alcaldes y oficiales de la cofradía de las Ánimas Benditas del Purgatorio sobre nulidad en la elección del mayordomo del arca, que esta fechado en 1791. Una vez apelada la resolución judicial dictada[28], el Fiscal redactó su informe fechado el 31 de octubre de 1792 que se convirtió en Auto el 3 de diciembre, y cuyo tenor literal era el siguiente:

que en aquella Ciudad existen las Cofradías del Santísimo, de San Hombre Bueno, de la Caridad y de la Purísima, y siendo importante para el cumplimiento de las Reales Ordenes el saber si están erigidas y fundadas con autoridad real y legítima aprobación de sus ordenanzas comprende también el Fiscal que se podrá mandar a dicho Corregidor recoja sus ordenanzas y las remita originales a esta Real Sala para en su vista se acuerde lo que corresponda a cuyo fin el presente Escribano de Cámara se forme un ramo separado o se resolverá sobre todo lo más acertado”.

El 3 de diciembre de 1792 se dictó otro Auto que acordaba que el corregidor de Trujillo, remitiera al Fiscal las ordenanzas originales de las cofradías del Santísimo, San hombre Bueno, Caridad, Purísima Concepción y cualquiera otra que existiera, para comprobar que estaban aprobadas por la autoridad real. Tal cargo era desempeñado por don Andrés Miñano y de las Casas, capitán de guerra y subdelegado de rentas reales, que entonces se encontraba en Medellín, y acusó su recibo el 13 de diciembre. Al día siguiente dictó Auto, en cuya virtud todas las cofradías trujillanas, debían entregar en el plazo de dos días sus ordenanzas originales al escribano Antonio María Díaz, notificándose esta resolución en los tres días siguientes, lo que nos permite conocer la identidad de sus representantes[29].

Recogidos esta documentación, fue enviada el 20 de diciembre a la Real Audiencia de Extremadura, salvo las de la Caridad[30], San Lázaro[31] y Espíritu Santo[32], pues como hemos visto se encontraban por entonces en el Consejo de Castilla[33]:

Remitto a Vs las ordenanzas originales de las cofradías de esta Ciud tituladas del SSmo, Sn Hombre bueno, Purísima Conzapezon, Sn Cristtoual, Sn Marcos, la Cruz, Animas, Piedad, Jesús Nazareno, Sn Juan, el Rosario, los Remedios, la Soledad, Sn Joseph, San Crispín, Los Mártires, las que entregará el conductor del correo ordinario con las Diligenzs en su razón practicadas, faltando unicamte las de la Charidad, Sn Lázaron y Spíritu Santo que no han podido facilitarse pr hallarse las de las dos primeras en el Supremo Consejo de Castilla, y las esta última, pr el mottiuo qe expresa en su respuesta el Conde de Quintanilla su actual Alce o Presidte Vs podrá ponerlo ttodo en nottiza de los Sres del Real Acuerdo para qe en su vista detterminen y manden lo que sea de su superior agrado”.

Por Auto de 21 de diciembre de 1793, se dispuso que el Fiscal informase sobre el objeto de este nuevo pleito, cuyo dictamen fue emitido el 8 de enero de 1794, y tras expresar que las cofradías de la ciudad carecían de aprobación en debida forma, proponía la adopción de una serie de medidas cautelares[34]:

El fiscal Ynterino de este expediente dice: Que ha reconocido las Ordenanzas de las Cofradías de Sn Chirstoual, Sn Hombre bueno, San Marcos, Santísimo Sacramento, Sta Vera Cruz, Nuestra Sª de la Piedad, Jesús Nazareno, Sn Juan Bautista y Sn Juan Euangelista, Nra Sra del Rosario, de la Concepción, de los Remedios, de la Soledad, y Santísimo Nombre de Jesús, Sn Josef y el Santo Angel de Guarda; Santos Mártires Crispín y Crispiniano, Sn Hermógenes y Donato, y de las Animas, fundadas en la Ciud de Trujillo y confirmadas por el ordinario Eclesiástico del Obispado de Plasencia: y como todas ellas carecen de autoridad real y aprobación del Supremo Consejo de Castilla, están comprendidas por lo mismo en la Resolución de S M de 9 de Julio del año de 1783 donde se manda que estas Cofradías se examinen, arreglándose antes las ordenanzas convenientes con aprobación del Consejo y que todo esto se haga con suspensión interina de sus Juntas y secuestro de sus bienes hasta se vea y decida si conviene suprimirlas, comutarlas o auilitarlas. A cuio fin entiende el Fiscal Ynterino que el Rl Acuerdo podrá mandar se libre Prouisión cometida al Corregidor de la expresada Ciud de Trujillo para que pr ante Essno de su satisfacción haga sauer dicha suspensión a los Mayordomos, Secretarios y demás qe tengan empleos en las citadas Cofradías, apercibiéndoles que no celebren Juntas, fiestas eclesiásticas ni profanas, ni admitan cofrades, recojan limosna, ni practiquen acto alguno de los que hayan acostumbrado hasta el presente, bajo la multa de doscientos ducados de efectiva exacción, y demás penas que haya lugar en caso de contravención. Notifique también a los Curas Párrocos y otras personas a quienes corresponda, no permitan en manera alguna que se celebren en las Iglesias funciones a título de las sobredichas Cofradías. Nombre asimismo Depositarios que sean personas legas llanas y aborradas de cuenta y riesgo del propio Corregidor pa que tenga en secuestro respectiuamente los vienes, les administren, cobren las rentas y reciuan las cuentas con obligación de remitirlas pa su aprobación a estas Superioridad. Haga saber igualmte a los interesados que si apetecieren usar de alguna acción así en quanto a la subsistencia de las Cofradías como en lo perteneciente a ordenanzas, acudan a dicho Supremo Consejo: y por lo que hace a cuentas, alhajas y demás puntos relatiuos a las mismas propongan las instancias o dro que les sufrge en este Rl Acuerdo: todo lo qual haga entender al Ayuntamto de aquella Ciud pa que contribuía a zelar ser la obsseruancia de esta prouidencia, haciéndose responsables a los Capitulares de qualquiera infracción sino dieren cuenta desde luego qe ocurra. Y que practicadas todas estas diligs que deberán ser a costa de las mismas cofradías y euaquarse dentro de quinze días las remita a esta Superioridad. Finalmente podrá mandar el Real Acuerdo que dentro del tercero día acrediten las Cofradías de la Caridad y Sn Lázaro tener remitidas sus ordenanzas al Supremo Consejo como lo exponen: y que la Cofradía o Congregación del Espíritu Santo presente un testimonio con inserción literal de la declaración del mismo Consejo e cuia uirtud intenta eximirse de esta ley común, o como fuere más acertado.

El 9 de enero de 1794 la Real Audiencia dictó Auto, que ordenaba al corregidor de Trujillo que por cuanto en las ordenanzas examinadas solo constaba la aprobación del obispo de Plasencia, de conformidad con la legislación vigente sobre cofradías y hermandades, se practicaran las propuestas por el Fiscal en los siguientes términos[35]:

  • Suspender las juntas de gobierno de las cofradías de Trujillo.
  • Que se secuestren sus bienes y rentas, nombrando depositarios que cuiden de su administración, que debían rendir cuentas anualmente y presentarlas a la Real Audiencia.
  • Que se sigan cumpliendo con las cargas espirituales, además de las establecidas en sus ordenanzas, que serían sus únicos gastos permitidos.
  • Que se haga saber a los mayordomos o hermanos mayores, que para su subsistencia, era preciso la remisión de ordenanzas al Consejo de Castilla para que los aprobase.
  • Con carácter excepcional, por cuanto las cofradías de la Caridad, San Lázaro y Espíritu Santo habían remitido sus ordenanzas al Consejo de Castilla a los fines indicados, se les permitía su subsistencia por plazo de un mes, durante el cual deberían acreditar su autorización, pues en caso contrario, sería de aplicación lo dispuesto para las demás.

El 17 de febrero de 1794 fue notificada la anterior resolución, diligencia practicada por el escribano Antonio Blanco, lo que nos permite conocer la identidad de las personas que por entonces las representaban[36]. Otorgaron un poder a favor de José Figueroa Zabalza, alcalde de la cofradía de la Caridad, para que solicitara la suspensión de lo ordenado en la anterior resolución, así como en la de 10 de marzo de 1791 sobre bienes y rentas de la Caridad, Espíritu Santo y San Lázaro.

El 4 de mazo se acordó la sustitución del representante de las cofradías, que recayó en José María Cisneros, procurador del número de la Real Audiencia de Extremadura. Y presentó una solicitud el 6 de marzo, que manifestaba que en virtud de otro procedimiento judicial sobre legalidad de las ordenanzas de las cofradías, se encontraban en la Real Audiencia de Extremadura, por lo que se les debían entregar para formular sus pretensiones, decisión que se adoptó el 6 de marzo quedando constancia en los siguientes términos:

En ocho se libraron las certificaciones qe con las ordenanzas de las Cofradías de Sn Cristóbal en trece foxas, San hombrebueno en veinte; Sn Marcos y Santta Elena en veinte y quattro, la Vera Cruz en quarentta y dos; Nª Sª de la Piedad en quarentta y siette, inclusas cinco blancas, Jesús Nazareno en treintta y tres; Sn Juan Bautista y San Juan Euagenlista en setenta y quattro; la del Rosario en ochenta y seis, las de la Concepción o Nra Sª del Carrascal o San Blas en settentta; las de Nª Sª de los Remedios en veinte y siette; las de Nª Sª de la Soledad y nombre de jesús en treintta y una; las de Sn Jph y Santto Angel en doscientas quince sin incluir un Despacho del Eccº de Trugº sobre la preferencia de la Cofradía de San Josef; las de Sn Crispín y Crispiniano en diez y siette; y las de Sn Hermójenes y Donato en treintta y quattro, entregue al Procurador Cisneros que firma pr su reciuo”.

El pleito al que nos hemos referido, fue promovido a consecuencia del recurso contra la sentencia dictada en pleito entablado por Baltasar Sánchez y consortes, contra los alcaldes y oficiales de la cofradía de las Ánimas Benditas del Purgatorio sobre nulidad en la elección del mayordomo del arca, que esta fechado en 1791[37]. Una vez apelada la anterior resolución judicial, el Fiscal de la Real Audiencia de Extremadura redactó su informe fechado el 31 de octubre de 1792, que se convirtió en Auto el 3 de noviembre de ese año. Y manifestó que tras examinar el libro de ordenanzas de la cofradía de las Ánimas Benditas, había comprobado que aunque tenían su origen en 1717 y se habían efectuado adiciones posteriores, solo constaba su aprobación por el obispo de Plasencia, por lo que de conformidad con la legislación sobre cofradías y hermandades que hemos visto, entendía se debían practicar las siguientes actuaciones:

  • Suspender la junta de gobierno de la cofradía de Ánimas, y proceder al secuestro de sus bienes, hasta tanto se resolviera sobre la supresión, autorización o unión a una sacramental.
  • Que se provea al corregidor de la ciudad, para que haga saber la anterior diligencia al alcalde, oficiales, mayordomo, secretario y demás cargos de esta cofradía, con el apercibimiento de no celebrar juntas, funciones eclesiásticas o profanas, admitan cofrades, recojan limosnas, ni practiquen acto alguno, bajo multa de 500 ducados y demás sanciones que se pudieran imponer.
  • Notificación de lo acordado a los curas y demás eclesiásticos competentes sobre estos particulares, no permitiendo la celebración de fiestas ni concurrencias a título de la cofradía de Ánimas.
  • Que el corregidor secuestre los bienes, alhajas, libros, enseres y demás efectos de la citada asociación religiosa, formalizando inventario y nombrando a un lego como depositario, corriendo de su cuenta la administración y se debía rendir las correspondientes cuentas.
  • Que se haga saber a los miembros de la cofradía de Ánimas, que sobre su subsistencia y ordenanzas, era el Consejo de Castilla el órgano competente para resolverlo.
  • Que en los autos resulta que en Trujillo también existían las cofradías del Santísimo Sacramento, San Hombre Bueno, Caridad y Purísima Concepción, y como era preciso conocer si estaban erigidas en legal forma, el Corregidor debía recoger sus ordenanzas y remitirlas a la Real Audiencia para que resolviera lo más conveniente sobre este particular, formándose el correspondiente ramo separado.

Se procedió conforme a lo indicado, incoándose el correspondiente procedimiento judicial[38], y el Auto de 3 de diciembre de 1792 acordó como hemos visto que se ordenase al corregidor remitiese las ordenanzas de todas las cofradías que existieran. Actuó de forma rápida y por Auto de 14 de diciembre dispuso que todas las cofradías trujillanas debían entregar en el plazo de dos días sus ordenanzas originales al escribano Antonio María Díaz, notificándose esta resolución en los tres días siguientes.

Recogidos todos los estatutos fueron remitidos a la Real Audiencia de Extremadura, salvo las de la Caridad, San Lázaro y Espíritu Santo, que hemos visto se encontraban en Madrid, que por Auto de 21 de diciembre de 1793 dispuso que el Fiscal informase sobre el objeto del pleito, que lo hizo el 8 de enero de 1794 en los siguientes términos:

  1. Que había examinado los estatutos de las cofradías de San Cristóbal, San Hombre Bueno, San Marcos, Santísimo Sacramento, Vera Cruz, Nuestra Señora de la Piedad, Jesús Nazareno, San Juan Bautista y San Juan Evangelista, Nuestra Señora del Rosario, Nuestra Señora de la Concepción, Nuestra Señora de los Remedios, Nuestra Señora de la Soledad y Santísimo Nombre de Jesús, San José y el Santo Ángel de Guarda, Santos Mártires Crispín y Crispiniano, San Hermógenes y Donato, y por último Ánimas Benditas del Purgatorio; todas las cuales fueron fundadas en Trujillo y confirmadas por el ordinario eclesiástico de Plasencia, pero careciendo de la aprobación real y del Consejo de Castilla.
  2. En consecuencia sus estatutos debían ser examinados por el Consejo de Castilla para ser aprobados, y hasta que no se resuelva sí convenía acordar su supresión, se suspenderían sus juntas de gobierno y sus bienes serían secuestrados.
  3. Que lo antes acordado se comunicara al Corregidor de Trujillo, para que ante escribano público lo hiciera saber a los responsables de las hermandades, en los mismos términos que el informe del Fiscal de 31 de octubre de 1792, en el expediente judicial que hemos visto de la cofradía de las Ánimas Benditas.
  4. Que se aperciba a los miembros del Cabildo Municipal que serían responsables de su incumplimiento, con el apercibimiento legal.
  5. Que las diligencias a practicar se evacuarían en el plazo de 15 días, a costa de las propias cofradías.
  6. Que las de la Caridad y San Lázaro acrediten en el término de 3 días que habían remitido sus ordenanzas al Consejo de Castilla. Por su parte la cofradía del Espíritu Santo, debía remitir testimonio del Consejo de Castilla que acredite que no tenía tal condición, y por tanto no se vería afectada por las normas que estamos analizando.

El 9 de enero de 1794, la Real Audiencia adoptó por Auto las medidas propuestas por el Fiscal, añadiendo que las hermandades debían seguir cumpliendo con las cargas y sufragios, pero no solo las dispuestas en los estatutos o por costumbre, sino también en fundaciones pías, siendo estos los únicos gastos que por entonces podían efectuar. Para su cumplimiento, se remitió certificación a don Andrés Miñarro y de las Casas, en calidad de corregidor de la ciudad[39]:

se gue cumpla y ejecute en todas sus partes haziéndose saber para su más excata y puntual observanzia a todos los mayordomos y Hermanos Mayores de las Cofradías de esta Ciudad, zesen en sus juntas, funciones empleos y oficios qe han servido hasta aquí haziendo exiviczion y entrega el presente esno de los libros, fundaciones, escripturas, papeles, y demás documentos de sus respectibas rentas para prozerder a su deposito, administrazon y cumplimto de sus anuales cargas y sufragios, notificándoles igualmente qe si deseasen la subsistencia de dichas cofradías soliciten la correspondiente lizenzia del Consejo; y por lo respectibo a las del SSmo Sacramento y Animas se les permite continuar en ellas por el término de seis meses en el qe soliciten en dicho Supremo Tribunal la correspondte aprobación qe haran constar, practicando lo mismo en el término de un mes las cofradías de San Lorenzop Caridad, y Espíritu Santo, según se previene con prebenzon de que no berificándose dentro de dicho término se le suspenderan sus funciones, como a las demás, y practicada qe sea la espresada exiviczion y entrega de documentos se nombrará el depositario o Aministrador de dichas Rtas de las cuales y fincas en que consisten se forme un estado con la debida claridad y separación de las qe corresponden a cada una el qe se remitirá con la posible brevedad a los Sres del Rl Acuerdo según lo previene y manda, expidiéndose por ahora a los mayordomos de todas las cofradías los setenta y cuatro rs de los dros de lo actuado en dicho Superior Tribunal, y se remitan por mano de su Sria”.

Entre el 12 y 14 de marzo se notificó la decisión a los representantes de las cofradías[40], que el 17 de febrero otorgaron poder a José Figueroa Zabalza para que les representara en las actuaciones[41], aunque fue sustituido por Felipe Antonio Espina dos días después, quien solicitó que hasta que no resolviera el Consejo de Castilla, sobre la legalidad de las ordenanzas de las cofradías de Trujillo, se suspendiera el secuestro de sus bienes y las demás medidas adoptadas:

Suppco a Vs se sirua hauiendo pr prsentado el Poder mandar que puesta fee se me devuelva y que no se haga novedad acerca de lo preuenido pr el Rl y Supremo Consejo de Castilla, evacuando el informe y suspendiendo hasta su soberana determinazon los secuestros de bienes que no tubo a bien proueer, considerando sin duda las confusiones, riesgos de estrauiarse algunos papeles y costos, que es indispensable se orijinasen teniéndolos que reproducir en la devolución de efectos y documentos a las cofradías que consiguiesen la aprobación de sus ordenanzas en el todo o en parte, pido Justª y Juro”.

Por otra parte, el representante de las cofradías Félix Antonio Espina, solicitó al corregidor que la diligencia de secuestro de los bienes se practicara de la forma más breve y menos costosa, añadiendo que desde que se incoaron estos expedientes no adquirieron más bienes, amén de que se nombrase a sus mayordomos como los responsables de su custodia y administración. En Auto 25 de febrero, resolvió el corregidor conforme a la petición, pues “entiéndase el sequestro mandado efectuar en los mayordomos de cada una de las cofradías, otorgándose por estos la correspte obligazn a tenerlos pronto y manifiesta a disposizión de su Sria cada y cuando les fuesen pedidos, llevando la deuida cuenta y razón de sus productos y lexitima inbercion qe se les tomará a su deuido tpo”.

El 1 de marzo el corregidor dicto otro Auto, que comisionaba a Pedro Martínez, en calidad de alguacil mayor, para que con el escribano practicara la diligencia de secuestro de bienes ordenado por la Real Audiencia de Extremadura, por “hallarse Su Sria ocupado en uarios asumptos del Rl seruicio”. Esta comisión judicial comenzó a practicar los embargos el 10 de marzo, y finalizó el 20 de marzo.

El 22 de marzo el corregidor de Trujillo acordó en Auto, que considerando la existencia del procediendo sobre las cofradías de la Caridad y Espíritu Santo, al que hemos hecho mención y que no había finalizado, se debían remitir ambos expedientes a la Real Audiencia para que resolviera lo procedente, junto con la anterior relación. El 26 de marzo de 1794, Fiscal informó de la existencia de ese procedimiento[42], que acordó el 10 de marzo de 1791 la subsistencia de la congregación del Espíritu Santo por no considerarla cofradía, y que se hiciera inventario de bienes y derechos de las demás cofradías, cuestión que no se ejecutó, por lo que el corregidor debía realizar conforme Auto de 27 de marzo[43]:

El Fiscal Ynterino en este expedte sobre las Cofradías de la Ciud de Trugillo dice: Que hauiendo mandado el Real Acuerdo en nueue de Enero próximo pasado la suspensión de algunas de ellas hasta qe obutuuiesen la competente licencia del Supremo Consejo, y preuenido lo demás qe estimo conueniente según las circunstancias; da cuenta el Corregor de haber hallado unas diligencias que remite principiadas pr su antecesor de orden del Consejo, en razón de este mismo asunto: Y en efecto resulta que dicha Superioridad, por Rl Pruon de 10 de marzo de 1791, hablando de las Cofradías de la Caridad y Espíritu Santo de que hauia tomado conocimto con justificación que bienes y efectos pertenecen a las demás Cofradías, acompañando certificación de su valor en venta y renta y de sus respectivas cargas: y que por otra Prouon de 16 de mayo al mismo año declarando deber continuar sin nouedad la Congregación llamada del Espíritu Santo, en cargo se euaquasen y remitiesen a la maior breuedad posible las citadas diligs respectiuas a las otras Cofradías que se hauian suspendido, según la prouida de 27 de abril de dicho año de 1791; pero no ha tenido efecto lo mandado por el Consejo: En estos términos siendo tan conforme a sus intenciones lo proueido pr este Rl Acuerdo y aun conociéndose bastantemte que esto ha contribuido a descubrir la retardación qe ha padecido el cumplimto de aquellas órdenes de la Superioridad, parece que el Rl Acuerdo podrá mandar se debueluan al Corregor de la Ciud de Trujillo dichas diligs pa que las euaque enteramte y remita al Consejo a la maior breuedad y sin perjuicio de ello cumpla y ejecute la prouida de nueue de enero próximo pasado excepto unicamte en lo tocante a la Congregación del Espíritu Santo o como fuere más acertado”.

El 29 de marzo de 1794 se libro oficio al corregidor de Trujillo, para que aportara una relación detallada de propiedades y rentas de las cofradías de Trujillo, a excepción de las del Santísimo Sacramento, Ánimas, San Lázaro, Caridad y Espíritu Santo, y que fue la misma que la que hemos mencionado antes, siendo el documento redactado por el escribano público Antonio Blanco[44]:

Las fincas y efecttos que con sus produznes comprende estte estado son las mismas de que se componen las Cofradías creadas en esta Cuidad, cuyas funciones, empleos y oficios se hallan suspensos de Orn de los Sres Regente y Oidores de la Rl Audiencia de Cázeres, por Acuerdo celebrado en nueue de enero del corriente año, como de los libros y demás documentos que las gouiernan se deja ver, y aparece de los secuestros y depósitos que de sus pertenenzias obran en mi poder a que me remitto, y para los efectos qe haya lugar, yo Franzco Anttonio Blanco, Esno ppco de los del Número de dicha Ciudad de Trugillo, cumpliendo con lo que me estta mandado en Prouidenzia de ocho de febrero, dictada pr Su Sria el Sr Dn Andrés de Miñano y las Casas, Correxor de ella”.

El 9 de abril el corregidor dictó otro Auto, que obligaba a realizar otro nuevo inventario y tasación de los bienes de las cofradías, por defecto de forma, en razón de que los informes realizados que no estaban autorizados por el escribano con su firma. Y que fueran los mismos, peritos los que efectuaran su tasación.

Al advertirse que había trascurrido el plazo de un mes concedido a la de la Caridad, desde el 14 de febrero en que se practicó, para que hiciera constar la aprobación de sus estatutos por el Consejo de Castilla, por Auto de 12 de abril se le concedió un segundo plazo de 8 días, apercibiendo al alcalde y mayordomo que en caso contrario, se realizaría la anterior diligencia al igual que las demás cofradías. Se notificó ese día a las cofradías y su representante Félix Antonio Espina, que solicitó que no corriese ese término pues se debían practicar por segunda vez diligencia de embargo por nulidad de la anterior, siendo firmada su solicitud por el letrado Manuel Rodríguez de las Casas[45]. El 25 de abril el corregidor acordó, que se hiciera saber a los mayordomos de las cofradías del Santísimo, Ánimas y Caridad, que tenían un plazo de seis días para cumplir lo dispuesto en Auto de 9 de abril, sobre inventario y tasación de bienes de las cofradías[46].

Los trámites se alargaban en el tiempo, y no se terminaba de cumplimentar todas las resoluciones que hemos visto, por lo que el 28 de junio de 1798 el corregidor volvió a requerir a algunas de las cofradías de la ciudad, para que en el término de tres días “presenten ad efectud uiuendi sus respectibas fundaciones e igualmte las esras de donaciones, herencias u otros uienes agregados qe tubiesen o administrasen con cualesquiera título pª en su vista providenciase lo conveniente”.

Lo anterior fue notificado en el mismo día a Agustín Márquez, alcalde del Santísimo Sacramento, que manifestó que “no tiene esta cofradía agregazion alguna, y solo los uienes y rtas qe consta en la relazn jurada del mayordomo de dicha cofradía, qe no hay otras fundaciones qe las ordenanzas las qe según se le ha dicho están en el Consejo”. El día 30 de junio se notificó a los responsables de las otras cofradías, que expresaron todos que no había más fundaciones y que las ordenanzas estaban en el Consejo de Castilla, practicándose en las siguientes personas: Luís García, alcalde de la Inmaculada Concepción; Juan Mateos, alcalde de San Marcos; José Bravo, de San Cristóbal; Bernardo Pérez, de las Ánimas y del Rosario; Martín de la Cruz, de San Crispín; Pedro de Santa Ana Rodríguez de Vivar, Santos Mártires y de la Caridad; José Paredes, San Hombre bueno; José Pajares, Piedad; Antonio Quintero, de los Remedios, Vicente Robles, de la Soledad, Antonio Fernández, de San José, Lorenzo García, San Juan; Miguel Rodrigo Andrade, Jesús Nazareno. Por su parte Pedro Díaz, alcalde de la Vera Cruz hizo saber que “en quanto a agregaciones solamte le constan qe diferentes fundadores de memorias pías quedaron por patronos de ellas al Rdo P Guardian de Sn Franco de esta Ciud y a los oficiales de la Cofradía de la Sta Uera Cruz de ella como patronos y administradores con el dicho P. Guardían”.

En el último lustro del Siglo XVIII, la difícil situación que hemos descrito, no hizo más que empeorar. En razón de los apuros económicos que estaba pasando la Hacienda española, al verse necesitada de dinero para hacer frente, a las ingentes cargas financieras derivadas de las guerras entabladas durante el reinado de Carlos IV[47], obligó a las autoridades políticas a vender bienes eclesiásticos, en un proceso conocido con el nombre de Desamortización de Godoy, que fue uno de los acontecimientos más importantes de la época, y que contribuyó de forma decisiva a la disolución del Antiguo Régimen y triunfo de la revolución burguesa. Por primera vez se relajó el derecho de vinculación de los bienes, que era uno de los fundamentos de la sociedad estamental, sirviendo de precedente a posteriores procesos desamortizadores[48].

La solución al problema es bastante difícil, pues el embargo practicado por los británicos impide la llegada de numerario de nuestras colonias en América, y tampoco es posible recaudar más impuestos, pues al igual que ocurrió en Francia en 1789 podría provocar un estallido social. Dado que la confianza en el crédito de la Corona de España era nula, el recurso al préstamo tampoco consigue solucionar esta difícil situación financiera. Ante esta situación tan crítica se tenían que adoptar medidas de carácter extraordinario, y se pensó que la mejor solución sería la venta de bienes eclesiásticos, dando lugar a este proceso desvinculador, que como todos los que se dan a lo largo del siglo XIX, esta directamente relacionado con los problemas financieros que siempre atenazaron a la Hacienda Pública española, siendo conocido con el nombre de “Desamortización de Godoy”, aunque éste extremeño no fuera su iniciador.

Las primeras normas fueron dictadas por Miguel Cayetano Soler, en calidad de Secretario de Estado de Hacienda, que en agosto presentó una memoria a Carlos IV, en donde hacía ver la necesidad de adoptar “disposiciones extraordinarias “ para poner fin a tan crítica situación económica, que consistían en vender bienes de patronatos, cofradías y hermandades, hospitales y capellanías[49].

El 19 de Septiembre de 1798 el Rey firmó varios decretos, que contenían las primeras medidas desamortizadoras sobre bienes eclesiásticos, y uno de los cuales va a afectar por las razones expuestas a algunas de las manifestaciones de religiosidad popular. Las cofradías de Trujillo también sufrieron de forma directa las consecuencias de este proceso desamortizador, pues la Sociedad Económica de Amigos del País puso especial interés en apropiarse de los bienes y rentas de las cofradías en base a las normas legales que se dictaron.

Pero la situación de crisis que soportaron las cofradías se agravó aun más durante la Guerra de la Independencia, pues una vez que se nombró a José I Bonaparte como rey de España, se dictó el Real Decreto de 27 de septiembre de 1809, que disponía la supresión de las cofradías, hermandades y congregaciones fundadas en los conventos que habían sido desamortizados anteriormente, como era el caso de la Soledad y Vera Cruz, destinándose todos sus bienes a la deuda pública[50].

CONCLUSIONES

Por último, voy a tratar de exponer los importantes efectos de los hechos descritos, por cuanto la normativa sobre cofradías y hermandades dictada en época de Carlos III, en términos generales ha continuado en vigor hasta el momento actual, y sus consecuencias para las cofradías de Trujillo.

En el marco jurídico vigente, para que una cofradía tenga personalidad jurídica plena, es decir capacidad jurídica y de obrar, ser sujeto de derechos y obligaciones, debe cumplir dos requisitos: que sus estatutos estén aprobados por la autoridad diocesana; que esa documentación sea remitida al Ministerio de Justicia, e inscrita en el Registro de Entidades Religiosas, conforme a las normas dictadas al efecto. Con respecto a los estatutos aprobados por el titular de la diócesis, no basta su aprobación en el tiempo, incluso que hayan sido presentados ante el Ministerio de Justicia, pues tienen que ajustarse al estatuto marco que se ha dictado en todas las diócesis de nuestro país en los últimos años, que en el caso concreto del obispado de Plasencia, su contenido se puede consultar en su página web[51].

Por el Ministerio de Justicia, se ha dictado el Real Decreto 594/2015 de 3 de julio de 2015, que regula el Registro de Entidades Religiosas, cuya entrada en vigor tuvo lugar el 1 noviembre 2015. En su artículo 4, dispone que las entidades inscribibles, entre las que se incluyen cofradías y hermandades, gozarán de personalidad jurídica, una vez inscritas en el Registro de Entidades Religiosas, exigiendo que la documentación aportada por las cofradías con la aprobación del ordinario, conforme al estatuto marco, deben remitirse por escritura pública[52].

El artículo 19. 2 del citado Real decreto establece, que la cancelación de la inscripción en el Registro de Entidades Religiosas, dará lugar al traslado de la entidad a la Sección Histórica del Registro. A pesar del tiempo transcurrido desde finales del siglo XVIII, he consultado el Archivo Histórico del Ministerio de Justicia, y en el mismo no aparece ninguna cofradía de Trujillo. Por tanto, no han tenido existencia legal de plena capacidad jurídica y de obrar.

Es evidente, que desde época de Carlos III, han existido cofradías en Trujillo, y han organizado y lo siguen haciendo actos de culto y realizan actos de comercio necesarios para su funcionamiento (compra de cera, ornamentos, bandas de música, etc), pero no han tenido existencia como personas jurídicas. En el momento actual, y conforme al marco jurídico descrito, solo la cofradía de Jesús Nazareno tiene aprobados sus reglas conforme al Estatuto Marco del obispado de Plasencia, con fecha 26 noviembre 2012, pero no esta inscrita en el Registro de Entidades Religiosas. La del Cristo del Perdón y Virgen de la Victoria están en ese trámite, y las demás no lo han iniciado.

De lo expuesto, se deduce que la intensa actividad que desarrollan las cofradías de la localidad, e incluso Junta de Cofradías y Hermandades Penitenciales de Trujillo, se verifica sin tener personalidad jurídica ni capacidad de obrar. Entiendo que muchas veces se recurrirá, a la figura de asociaciones inscritas en el Registro de Asociaciones de la Junta de Extremadura, salvando de esta forma el escollo legal.

Por último, la otra consecuencia de la Ilustración con respecto a las cofradías de Trujillo, de gran importancia, ha sido que los estatutos de todas las cofradías de Trujillo fueron remitidas al Consejo de Castilla. Cuando tuvo lugar la invasión napoleónica, en Trujillo se perdieron muchas obras de arte y documentación. El hecho de que los citados manuscritos estuvieran en dicho órgano, que funcionó durante la ocupación francesa, dio lugar a que se conservará.

Hoy la podemos consultar en el Archivo Histórico Nacional, y una parte ha sido publicada[53]. Por tanto todas las cofradías de Trujillo pueden conocer su verdadera historia, y recuperar aquellas tradiciones que le son más seculares, sin tener que adaptar modelos cofrades que le son extraños y que con la globalización se consideran el ejemplo a seguir.

 

[1]      MILLAN MILLAN F y RAMOS RUBIO JA: El Procesionario de Trujillo. Badajoz 2010 página 233: “Estas celebraciones multitudinarias florecen en toda España en los siglos XVII y XVIII, a pesar de contar con detractores como los economistas liberales y los enciclopedistas, que abogaban por la extinción de las cofradías sacramentales con el achaque de que eran contrarías a la Ley 4, tit. 14, Lib. 8 de la Nueva Recopilación”. Esa afirmación es completamente errónea en cuanto al contenido y a la cita legal. Como veremos más adelante, son las sacramentales las que van a tener un trato legal más favorable, y la normativa que las regulará está recogida en la Novísima Recopilación Libro Primero, Título II, Ley IV.

[2]      MILLAN MILLAN F y RAMOS RUBIO JA: El Procesionario de Trujillo, Badajoz 2010 página 234. En esta página se afirma lo contrario que consta en la página anterior, cuando dice:”Tras el decreto de Carlos III, en 1783, en el cual ordena la extinción de hermandades gremiales, y todas las erigidas sin autorización real o eclesiástica, decretando que únicamente podrán subsistir las aprobadas por ambas jurisdicciones y las sacramentales”. Una cosa es que un libro se tenga que modificar por aparecer nuevos documentos que lo justifique, pero otra es contenido contradictorio y que no se ajuste a la realidad histórica.

[3]      CANTERO MUÑOZ, A.: La Semana Santa de Trujillo durante la Edad Moderna, Cáceres 2006.

[4]      Sin pretender ser exhaustivos, citamos algunos libros que son interesantes: La ideología liberal de la Ilustración española, publicado en Madrid 1970 por Antonio Elorza. Carlos III y la España de la Ilustración, Madrid 1990, de Antonio Domínguez Ortiz; La España Ilustrada de la segunda mitad del Siglo XVIII, Madrid 1992, de Jean Sarrailh; La Ilustración en España, Madrid 1997, por Francisco Sánchez Blanco.

[5]      ISLA, J. F.: Historia del famoso predicador fray Gerundio Campazas, edición de L. Fernández Martín, Madrid 1978, p. 122. donde realiza una crítica de la oratoria sagrada, ampulosidad de los sermones, la ambición económica de las órdenes mendicantes y la corrupción de las prácticas eclesiásticas de la época. Su personaje central, es consecuencia de un matrimonio gestado en una procesión de Jueves Santo, aprovechando el Padre Isla la ocasión para hacer una sátira irónica de las entonces habituales y concurridas procesiones de flagelantes al referirse a Antón Zotes, padre de fray Gerundio Campazas, que fue fruto de un matrimonio preparado aprovechando la ocasión que brindaba esa celebración.

[6]      Archivo Histórico Nacional Consejos Legajo 7900: “El crecido número de cofrades y cofradías laudables en su primitiva Institución, ha degenerado en tan perniciosos y detestables abusos, que requiere una reforma seria general, y que de raíz borre hasta su memoria. Los Bayles, Danzas, Batallas, Soldadescas, Banquetes, Combites, Comedias, Toros y otras diversiones públicas o pribadas con las licencias necesarias, y las precauciones convenientes a conservar la decencia y la regularidad de las costumbres son lícitas. No deben ligeramente proscribirse, antes promoverse con prudencia en aquellos términos que exigan la circunstancia de los Pueblos, el genio y carácter de las Naciones. Pero con pretexto del Culto Divino, no debe tolerarse. No se hermanan bien Dios y Mundo. La mezcla de lo profano con lo sagrado, no se alcanza pr que medio pueda conducir a el bien de las Almas, y a fomentar entre los Fieles la verdadera Piedad. ¿Qué diremos, si los tales regocijos se acompañan de embriaguezes, disoluciones, escándalos y toda suerte de abominaciones indignas del nombre de christiano, y ajenas de toda razón? ¿Qué diremos sí con pretexto de deboción, de obsqueio, de culto, se abre una tan ancha Puerta a los siete Pecados Capitales, y a su exercicio? Estas corruptelas o costumbres más que gentilicas irracionales, debe para spre desterrarse, y con más particularidad, y rigor, en las Funciones de Semana Santa, en que los misterios de la Sagrada Pasión de Nro Redemptor Jesu-Christo, se representan en muchos Pueblos de un modo burlesco, y de nofiganga. Deben prohibirse las rifas, sorteos, y otras estraciones de esta clase, mayormente en las Yglesias o a sus Puertas; Las Mesas de Negociación, dirigadas por religiosos o clérigos, los bayles en que se ofrecen a el que más da, por baylar con tal determinada Doncella, para regalarla después abanicos y otras prendas, y todas las Procesiones Noturnas.”.

[7]      HERR, R.: España y la revolución del siglo XVIII. Madrid 1964, p.28.

[8]      ALVAREZ SANTALO, C.: Control y razón. La religiosidad popular en el Siglo XVIII. En Las Cofradías en el siglo de las crisis. Sevilla 1991, pp. 21-22. ambos poderes cooperan con el fin de “racionalizar y purificar la religión popular de su enorme ganga de conductas tópicas, supersticiosas, formalistas y aberrantes […] Dentro del sector más avanzado, culto y formado del propio clero o de seglares profundamente religiosos, entiende que el exceso de ciertas formas hipertrofiadas de conductas religioso-devocionales, constituye una gangrena de la verdadera espiritualidad y el peligro evidente de una religión vacía de contenido intelectual, fácil blanco de la crítica libertina y presa más fácil de la ola materialista que los invadía”

[9]      ALVAREZ SANTALO, C.: Control y razón: la religiosidad española en el Siglo XVIII”. En Las cofradías en el siglo de las crisis. Sevilla 1991, página 32.

[10]     MANTECÓN MOVELLÁN, T.A.: Reformismo borbónico, Iglesia y vida religiosa durante el siglo XVIII. El control de las cofradías religiosas. Una aproximación a su estudio. En Hispanía nº 176, 1990, pp. 1191-1206. En la página 1196 hace la cita indicada: ISLA, J. F.: Historia del famoso predicador fray Gerundio Campazas, edición de L. Fernández Martín, Madrid 1978, p. 389.

[11]     Archivo Histórico Nacional. Consejos Legajo 7090.

[12]     Archivo Histórico Nacional Consejos Legajo 7090. “El número de Capellanías Beneficios y Prestamos inútiles por no llegar a la tercera parte de la Congrua, es mui grande como el de las cofradías y hermandades igualmente grauosas a los Pueblos, por que es indisputable que siruen solo para borracheras, para arruinar las casas con los gastos inconsiderables que ocasiona la emulación en las mayordomías para expender con indiscreción lo q necesitan vaxo el aparente título de deuoción y limosna, y para comerse en fin o traficar los mayordomos con los caudales agenos, o más ahora que sauen no se les ha de executar, o que se hará con Justicia de Compadres. Suprimidas tanto estas, como aquellos se podrían dotar con sus rentas algunos Párrocos y Fábricas de las Yglesias, reduciendo sus cargas a una moderada, y donde no hiciera falta esta dotación, se podrían aplicar a Hospitales, Escuelas y Dotar Huérfanas según la calidad y necesidad del Pueblo”.

[13]     Hay tres tipos de cofradías: Las sacramentales, tiene por objeto la adoración y devoción al Santísimo Sacramento. Las penitenciales, hacen estación de penitencia en público, y rinden culto a un momento de la Pasión de Jesús o Dolores de la Virgen María. Las de Gloria, rinden culto a algún santo o advocación mariana como reina gloriosa. Es evidente que el Purgatorio, ni la devoción a las Ánimas Benditas son un sacramento, pero al estar constituidas en parroquias junto a las sacramentales se les denomina así sacramentales, cuando lo correcto sería parroquiales.

 

[14]     BARRIENTOS ALFAGEME, G. y RODRÍGUEZ CANCHO, M.: Interrogatorio de la Real Audiencia. Extremadura a finales de los tiempos modernos. Badajoz 1996 Tomo I p. 54: “Diez y nueve Cofradías y otras seis agregadas a ella hay en la ciudad, yncluyas las que tienen a su cargo los referidos dos hospitales, su gobierno es el de un alcalde, un escribano de fecho, y cinco oficiales, que se nombran unos a otros y se dan entre sí las quentas, y auque antes de haora ha conocido en inspeccionarlas el juez eclesiástico, haviendo querido tomar conocimiento la justicia real, ha havido entre ambas jurisdiciones alguna especie de competencia, por lo que en el día ni una ni otra jurisdizion reconocen dichas quentas con la devida formalidad, a excepción de las que se han expresado, y así sus caudales por la maior parte están entre mayordomos y oficiales que han sido y ymbertidos en fines impropios de su instituto […] para remediar estos perjuicios y abusos que se causan en la distribución de dichos caudales sería conveniente suprimir la maior parte de dichas cofradías, mediante a que no tienen más aprobación que la del ordinario eclesiástico, o quando esto no se tubiese por conforme dar a la justicia real el conocimiento que les compete según las leies del reino y repetidas reales órdenes, para tomar las quentas de dichas cofradías y aprobarlas en lo que estubiesen conformes, ebitando abusos y gastos superfluos, desando solo al eclesiástico en su visita el conocimiento instructivo para ber sí están cumplidas o no las cargas piadosas de semejantes hermandades, sin otras trascendencia jurisdiccional, como así esta encargado a los tribunales superiores y a los fiscales de Su Magestad el promober estos asumptos”.

[15]     Archivo Histórico Nacional, Consejos Legajo 1448 Expediente formado a representación de la Rl Sociedad de la Ciudad de Truxillo sobre que se supriman diez y seis Cofradías qe hay en aquella Ciudad sin Rl aprobación; y qe se le agreguen las rentas de estas pa poder cumplir mejor los fines de su instituto.

[16]     “La Rl Sociedad de amigos del País de la Ciudad de Truxillo, que con vivas ansias desea llenar el principal obgeto de su instituto, en el fomento de los tres ramos, que por si hacen felices los Pueblos, como son: Labor, industria, y artes, hallándose sin los precisos fondos que pudieran poner en acto sus justos deseos; a conferenciado varias veces los medios más oportunos, con que, sin detrimento de tercero, pudiera crear uno, que fuese capaz de soportar los gastos necesarios, que dada día ocurran, y del remanente, hacer una inversión caritativa, y cristiana, digna de su zelo, patriótico, y en que ambas Majestades reciban honor, y culto. Esta Sociedad no conoce más fondo, que la voluntaria contribución de sus individuos, de cinqta rs annuos, y algunas limosnas que su Illmo director le a librado, a fin de que se compre porción de lino, con cuya hilaza, y texido se ocupen muchos brazos ociosos, de que abunda esta Ciudad: pero como esta gracia es transeúnte, y el bien que de ella resulta no es transcendental al beneficio común, tanpoco puede apagar los deseos de este Cuerpo Patriótico, cuya ardiente caridad apetece un fondo perpetuo con que fomentar los objetos de su instituto, ayudando a los pobres labradores, avivando la industria, protegiendo las Artes, y, sobre todo, erigiendo una cassa de Misericordia, para recoger, con el patrocinio de la Justicia Rl, muchas mugeres holgazanas, y muchachos huérfanos, que ahora sirven de escandalo a los timoratos, y tropiezo a la juventud, y en dicha cassa serían útiles al Estado, y vivirían con temor de Dios. Es inegable, Señor, que un fin no puede conseguirse, de modo alguno, sin los medios necesarios: el que la Sociedad pretende obtener de VA lo juzga oportuno para la consecución de los fines expresados, y tanto sin detrimto de tercero, como se patentiza de lo que ya exponemos”.

[17]     MORENO NAVARRO, I.: La antigua Hermandad de los Negros de Sevilla. Etnicidad, Poder y sociedad en 600 años de Historia. Sevilla 1997.

[18]     Archivo Histórico Nacional. Consejos Legajo 1448. Mientras que no hagamos ninguna cita expresa, nos estamos refiriendo a este importante testimonio documental. Se trata del expediente general seguido sobre las cofradías de Trujillo.

[19]     “mandamos remitáis con la posible brebed al nro Consejo por mano del Ynfrascripto nro Srio nómina del numº de sirvientes que tienen las cofradías de Caridad y Espíritu Sto, y de todas sus rentas y cargas, con expresión clara e individual del estado y valor actual en venta y renta de sus respectibas casas, su capacidad, y si para la reunión de una y otra será necesario hazer algunas obras, a cuyo fin dispondréis se reconozcan y tasen por Peritos, informando asimismo al nro Consejo con justificación, que bienes y efectos pertenecen a las demás Cofradías, acompañando certificación de su valor tambien en renta y venta, como igualmente de las respectibas cargas que tubiesen, con lo demás que sobre el particular se os ofreciere y pareciere, cuyas diligencias haréis con citación del Patrono”.

[20]     “el presente essno pase a las casas del cauallero que en la actualidad ejerza el cargo de mayordomo de la Cofradía del Spíritu Santto, y precedida la attención correspondientte, le hara sauer presente nómina expresiba del número de siruientes que ttiene citada cofradía, de sus rtas y cargas, en que consistten. Los mismo se hará saber al que lo sea de la Caridad y Hospital, hará que del mismo modo presentten otra igual que hagan ver los hermanos siruientes, sus rentas y cargas y esttado. Y para heuittar confusiones con respectto a prebenirse igual diligencia respecttiba a las demás, nottifiquese a los mayordomos de ttodas presentten en el ttérmino preciso de segundo día relación que acreditte el número de hermanos siruienttes, renttas y cargas que en la actfualidad tiene con expresión de acttual estado sin omittir casa, cerca, dehesas, censos y demás, y de quando estte dotadas”.

[21]     “Vizente Ximenez por la de Nuesttra Sra de la Piedad Franco Ximenez por la del Rosario, zittado Vizentte por la de Sn marcos, Luis Garzia por la de Sn Crispín, Juan Andrada por la de Jesús, Pedro Robles por estta y aquella por la de los Remedios, por la de los Stos Pattrizios Dn Pedro Sta Ana, por la del Sacharmentto Dn Joséf Muñoz, por la de la Soledad Vizentte Robles, por la de la Cruz Dn Diego Bello, y por la de Sn Juan la Concepción San Josef, Sn Chirsttobal y Sn Hombre”.

[22]     “dan y conceden todo su Poder cumplido amplio general uast ttante al que por dro se requiere más puede y debe ualer a Pedro Gregorio Bernett y Carlos Muñoz Calderón, Procuradores de estte Número para que a sus nombres representtando sus propias personas, acciones y dros de dichas cofradías se muesttren parte en este Tribunal, y pidan que para la precisa defensa justtificacion, justtificaciones o otras gesttiones que sean nezesarias para hacer uer por uia de insttrucion al Real y Supremo Consejo, el exactto cumplimientto que ha ttenido los ottgorgantes el desempeño como sus anttecedenttes el desempeño como sus anttecesores de los respecttibos empleos que han esttado a su cargo, se les enttregue la Real Prouision con las demás diligs que la subsiguen, presenttando para ello si necesario fuere pedimenttos, instrumenttos, testtimonios, tgos y prouanzas, oigan auttos y sentencias”.

[23]            “Qe mis ptes han sido requeridos pr este Tral sobre presentaciones de relaciones, libros y documentos concernientes a el conocimiento de su gobierno activo, fondos actuales, rentas anuales, y modo de conducirse en ellas, y aun según noticia se preparan de oficio, y a costa de dichas cofradías muchas diligencias como son tasaciones de sus fincas y otros actos prolijos qe averigüen su estado, todo lo qual parece se funda en decreto del Supremo Consejo, motivo de informe qe ha sugerido la intrepidez de algunos malos y contrarios qe tal vez esconden su ojeriza y conspiran a la ruina de las Cofradías pr no han sido admitidos en ellas o pr qe han padecido racionales repulsas en consequencia de sus reprehensibles procederes, torcidos y perjudiciales manejos y respecto a qe en materia tan escrupulosa y grave no puede menos de ser conforme a el espíritu de las superiores órdenes, y preciso en dro a la legitimidad de las determinaciones preparadas qe sede alguna audiencia aunqe puramente instructiva y sumaria a las referidas Cofradías y confraternidades de cuio perjuicio y conducta se trata, mostrándome parte por todas ellas, pido el expediente, y en interin protesto, con la devia venia, la nulidad de quanto se actue contradiciendo en forma la manifestación de papeles y demás diligencias preparadas con reserva de promover en apelación o según haia lugar el recurso corresponte a la superioridad de el Consejo, en cuia atención = Supco a VS se sirva habiendo pr presentado el poder qe me avilita para esta contradicción, mandar se me entregue el expediente citado bajo las protestas y reservas echas ps asi es de Justicia qe pido costas y juro &”.

[24]     “pase a las casas del Ylte Sor Dn Diego María de Zuritta, y encontrando a su Sria en su Gabinette y dichole que precedida la urbanidad deuida, tenía que notificarle por el concepto de alcalde de la Hermandad de Caualleros nottorios Hijosdalgo ziertta real Prouision de los Sres del Real y Supremo Consejo, y autto probehído a su conttinuación por el Cauallero Corregidor, me expresó Su Sria lo pusiese en ejecución y con efectto hauiendo leído a la letra uno y otro”.

[25]     Archivo Histórico Provincial de Cáceres Real Audiencia: Legajo 159, n º 4, Andrés Robles contra el alcalde y oficiales de la cofradía de Ánimas sobre elección de alcalde y diputados para el año 1792; la cofradía de Ánimas contra Ramos Aperte su mayordomo; Legajo nº 166 nº 4 Baltasar Sánchez y consortes, alcalde de la cofradía de Ánimas contra Andrés Robles sobre nulidad de la elección del mayordomo del arca; Legajo 166 n º 7, La cofradía de Ánimas contra Andrés Retamosa sobre el pago de los arrendamientos de unas cercas propiedad de la cofradía; la cofradía de Animas contra Ruperto Martín Barroso para que se le obligue a acepar el cargo de mayordomo de arca para el que fue nombrado, Legajo 167 n º 1; Juan Antonio Suárez Figueroa y otros contra la cofradía de Ánimas sobre pertenencia de los bienes del vínculo fundado por Manuel Rodado y su mujer Antonia Sanz.

[26]     Archivo Histórico Provincial de Cáceres. Real Audiencia, Legajo 166 n º 5, año 1792: El Fiscal de SM sobre la erección y ordenanzas de las cofradías del SSmo, de San Hombre Bueno, de la Caridad, de la Purísima”.

[27]     CANTERO MUÑOZ, A.: Conflicto entre las ideas racionalistas de la Ilustración y las manifestaciones de religiosidad popular. La suspensión de las cofradías de Trujillo a finales del siglo XVIII. En XXXIII Coloquios Históricos de Extremadura Badajoz 2005, pp. 97-113.

[28]     Archivo Histórico Provincial de Cáceres Real Audiencia Legajo 166 nº 5: “Certifico que ante los Señores Regente y oydores de ella se han seguido autos entre Andrés Robles, vecino e individuo de la Cofradía de las Ánimas de la Ciudad de Truxillo y Manuel Díez su procurador de la una parte, y y Baltasar Sánchez, Bernardo Pérez y Juan de Torres de la misma vecindad, alcalde y oficiales de la enunciada Cofradía y Josef Cisneros su Procurador de la otra; sobre nulidad de la reelección de mayordomo de arca hecha en Donato Díaz y demás controvertido en los mencionados autos: los quales fueron seguidos en el Juzgado del Alcalde Mayor de aquella Ciudad; y de la Sentencia difinitiva que dio en ella, se interpuso apelación por los referidos Alcalde y oficiales, que mejoraron en esta Superioridad, y a virtud de Real Provisión se remitieron los citados autos originales emplazadas las partes: y sentenciados y conclusos recayó Auto para mexor probeer mandando remitir otros autos seguidos en el año de setecientos ochenta y ocho sobre elección de la misma mayordomía de arca y también las ordenanzas originales de dicha cofradía: todo lo qual efectivamente remitido se mandó pasar con los autos al Fiscal de S M quien puso su respuesta”.

[29]     Ramón Aparte y Arbiol, alcalde de la cofradía de la Caridad; Juan Fernández Blázquez mayordomo de la cofradía de san hombre bueno; Diego Chamorro alcalde de la cofradía de San Marcos; Diego Pozo Cortina, alcalde de la cofradía del Santísimo Sacramento; Francisco del Corral Atalaya, escribano de la cofradía de la Vera Cruz; José Sanabría alcalde de la cofradía de las Ánimas; Pedro de Robles, escribano de la cofradía de Jesús Nazareno; Jerónimo Retamosa, oficial de la de San Juan; Baltasar Sánchez, alcalde de la cofradía del Rosario; Agustín de Soto y Loaisa, oficial de la cofradía de la Purísima Concepción; Jerónimo Gutiérrez Cañadas de Nuestra Señora de los Remedios; Francisco Varea, mayordomo de Nuestra Señora de la Soledad; Juan Iglesias escribano de la cofradía de San José; Juan Mateo de la Cruz, escribano de la de San Crispín; Francisco Aviles y Tobías, mayordomo de los Santos Mártires; Agustín Márquez Vicioso, administrador de la cofradía de San Lázaro; el conde de Quintanilla Rodrigo de Mendoza, alcalde de la cofradía del Espíritu Santo.

[30]               Archivo Histórico Provincial de Cáceres Real Audiencia Legajo 166 nº 5: El 14 de diciembre se notificó el Auto anterior a don Ramón Aperte y Arbiol como alcalde de la Cofradía de la Caridad, que manifestó que las ordenanzas de la citada cofradía se hallan hace tres años en el Consejo de Castilla.

[31]               El 18 diciembre se practicó la notificación con el licenciado don Agustín Márquez Vicioso, abogado de los Reales Consejos y administrador de la Cofradía de San Lázaro “de ella que enterado dixo no puede hazer entrega e las ordenanzs de dicha Cofradía mediante a que estas se hallan en el Real y Supremo Consejo de Castilla cosa de tres años por mandado de aquel Superor Tribunal y pa que conste lo firmo en dicha Ciudad de que doy fee”.

[32]            Archivo Histórico Provincial de Cáceres Real Audiencia Legajo 166 nº 5: “En dicho Ciud día mes y año, yo el Esno pase a las casas de Dn Rodrigo de Mendoza, Conde de Quintanilla d esta vezd Alce actual de la Cofrada del Espíritu Santo de ella a qn notifique el Real Decreto y auto de su cumplimto qe anteceden y enterado de su contenido dijo qe en obedecimto de Superior mandato de los Sres del Real Acuerdo de la Audiencia de S M y el de el SorCorexor qe antecede devia hazer preste el qe la Cofradía del Espíritu Santo de qe el Alce no se tenía por tal, y si una congregación entre los Caualleros Ylt de esta ciudad como lo tiene declarado el Real y Supremo Consejo de Castilla por cuia razón no podía hazer entrega de sus ordenanzas, ínterin y hasta tanto qe los Señores del Rl acuerdo de dicha Audiencia cerciorados de lo Expuesto en esta otra cosa se siruiesen preceptuar y para que conste lo firmo doy fe”.

[33]             Archivo Histórico Provincial de Cáceres. Real Audiencia Legajo 166 nº 5.

[34]     Archivo Histórico Provincial de Cáceres. Real Audiencia Legajo 166 nº 5.

[35]            Archivo Histórico Provincial de Cáceres Real Audiencia Legajo n 166 nº 5: “Líbrese orden al Corregidor de la Ciudad de Trujillo para que suspenda las juntas, funciones, empleos y oficios de todas las cofradías de dicha Ciudad, y secuestre y deposite sus bienes y rentas cuidando de que los depositarios Administradores que nombrase den quenttas anualmente con la formalidad que corresponda, y de su resultado de noticia a esta Superioridd providenciado que se cumplan las cargas y sufragios que tuviesen dichas cofradías por fundaciones o agregaciones particulares, y de ningún modo de las que únicamente se hallan establecidas por las ordenanzas con que hasta aquí se han gouernado, o por costumbre, o decretos de las mismas cofradías; sin permitir otros gastos de qualesquiera especie qe sean y haga sauer a sus Mayordomos o hermanos mayores, que si deseasen la subsistencia de dichas Cofradías soliciten para ello la correspondiente licencia del Consejo, exceptuándose por ahora de esta regla general las Cofradías del Santísimo Sacramento y Animas, que podrán continuar sus funciones libremente por el término de seis meses, dentro del qual soliciten en dicho Supremo Tribunal la correspondiente previsión y la haga costar. Y por lo respectiuo a las Cofradías de Sn Lorenzo(sic), la Caridad y Espíritu Santo que han acreditado hauer recurrido al Consejo para la aprouacion de sus ordenanzas y obtención de licencia para su subsistencia se les permite continúen en su exercicio por el tiempo de un mes, dentro del qual hayan de hacer constar estar autorizadas por el Consejo, y no lo haciendo el Corregidor los haga cesar y suspender sus funciones como a las demás, poniendo en depósito y administración sus bienes y rentas, remitiendo a la maior breuedad un esttado puntual de lo que cada una consista”.

 

[36]     “parecieron diferentes Alcaldes que dijeron ser de distintas Cofradías; a sauer Dn Pedro Díaz por la de la Cruz, Geronimo Retamera por la de San Juan; Luis Garzia por la de la Conzepzion; Antonio Fernández por la de San Josef, Vizente Robles por la Soledad, Josef Paredes jpor San Hombre bueno, Martín de la Cruz por la de San Crispín, Miguel Pérez por la de San Marcos, Josef Brabo por la de San Cristóbal, Rodrigo Miguel Andrada por la de Jesús, Antonio Quintero por la de los Remedios, por la del Rosario Dn Bernardo Pérez, Dn Pedro Santa Ana por la de los Santos de Trujillo y por la de la Piedad Dn Josef Pajares; los que firmaron abajo y por los que no supieron a ruego un tgo”.

[37]     Archivo Histórico Provincial de Cáceres. Real Audiencia Legajo 166 nº 4.

[38]     Archivo Histórico Provincial de Cáceres. Real Audiencia 166 nº 5.

[39]     Archivo Histórico Nacional Consejos Legajo 1448. Orden de los Sres de la Rl Audiencia de esa Provincia de Extremadurapor la que se manda suspender las Juntas, funciones, empleos y ficios de las cofradías de esta Ciudad, secuestrar y depositar sus uienes y rentas. Año de 1794.

[40]     El 12 de marzo a las siguientes cofradías: Santísimo Sacramento en la persona de Agustín Márquez Vicioso y Ramón Aperte; Vera Cruz a Francisco Avilés y Ramón Aperte; San Juan, Lorenzo García y Jerónimo Retamosa; Ánimas Benditas, Bernardo Pérez y José Paredes, alcalde y mayordomo de las Animas; Purísima Concepción, Luís García y Agustín Burdado; Soledad, Vicente Robles y Francisco Varela; san hombre bueno, José Paredes y Pedro Fernández Caleya. El 13 de marzo: San Crispín, Martín de la Cruz y Luís García; Nuestra Señora de la Piedad, José Pajares y Juan Paredes; San Hermógenes y San Donato, Pedro de Santa Ana Rodríguez de Vibar. El 14 de marzo: Caridad, José Figueroa y Bernardo Pérez; San Marcos, Miguel Pérez y José Delgado; San Cristóbal, José Bravo y Francisco Lucas Fernández; Jesús Nazareno, Rodrigo Miguel Andrada y Manuel Casillas. Nuestra Señora del Rosario, Bernardo Pérez y Manuel Toril; Nuestra Señora de los Remedios, Antonio Quintero y José Santos Cruz; San José, Antonio Fernández y Mateo de la Cruz

[41]     “parecerion diferentes alcaldes que dijeron ser de disttintas cofradías; a saber Dn Pedro Díaz por la de la Cruz, Geronimo Retamosa pr la de Sn Juan, Luís García por la de la Concepción, Antonio Fernández pr la de Sn Josef, Vicentte Robles por la de la Soledad, Josef Paredes pr Sn Hombre Bueno, Martín de la Cruz pr la de Sn Crispín, Miguel Pérez por la de Sn Marcos, Josef Brabo pr la de Sn Cristóbal, Rodrigo Miguel Andrada por la de Jesús, Antonio Quintero por la de los Remedios, por la del Rosario Dn Bernardo Pérez, Dn Pedro Santa Ana por la de los Santos Trujillo, y por la de la Piedad Dn Josef Pajares

[42]     Archivo Histórico Nacional, Consejos Legajo 1448. Diligencias qe ha remitido el Corregidor de la Ciudad de Trujillo sobre las cofradías de dicha Ziudad.

[43]     Archivo Histórico Provincial de Cáceres. Real Acuerdo 166 nº 5.

[44]     Archivo Histórico Provincial de Cáceres. Real Audiencia Legajo 166 nº 5, ff. 44 vto y 45 r.

[45]     Archivo Histórico Nacional Consejos Legajo 1448.

[46]     Quedando por aora suspensos los efectos de la anterior próximoa providencia hasta nuevo decreto con consideración a lo expuesto por esta parte y pª qe no padezca más retraso el cumplimto de los mandatos superiores, euacuense las dilixs del proueido de nuebe del preste mes, y proueido de dicho día a efecto de qe sin dilación y a la mr brevedad se cumpla y euacue el informe qe deue hazerse a el Rl y Supremo Consejo y demás qe en las Rs órdenes espedidas se previene, lo qe se hará saber a los mayordomos de las cofradías de las Ánimas, Santísimo Sacramento y Caridad, a fin de qe en el termº de seis días lo ejecuten bajo de todo apercibimto.

[47]            TOMÁS Y VALIENTE, F.: El marco político de la desamortización en España, Barcelona 1973, p. 38. En este magnífico trabajo su autor señala que Manuel Godoy, le cabe el mérito de que en los últimos años del reinado de Carlos IV, España mantuviera las siguientes guerras: con Francia (1793-1795); Portugal (1801-1803); y dos contra Inglaterra (1797-1801 y 1804-1808). La anterior situación de permanente conflicto bélico dejó exhausta las arcas reales, pues era necesario mantener numerosos y costosos ejércitos para defender el país. Como había hecho Carlos III durante la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos, se recurrió a la emisión de los vales reales, que eran una especie de papel moneda, siendo títulos de renta fija que se declararon moneda de curso legal para deudas privadas y públicas, y con posterioridad eran amortizados por la propia Hacienda Pública, En la guerra entablada contra Francia en 1793, el Gobierno además de otras medidas fiscales tendentes a recaudar fondos, tuvo que recurrir como otras veces a la emisión de los vales reales, pero los problemas iban a surgir cuando no se pudo amortizar completamente el papel moneda, y se produce una devaluación de su valor nominal. La difícil situación financiera que hemos descrito de forma sucinta se agrava a consecuencia de la guerra con Inglaterra en 1796, pues se necesita todavía más recursos para poder sufragar los gastos del nuevo conflicto bélico

[48]             HERR, R.: Hacia el derrumbe del Antiguo Régimen: crisis fiscal y desamortización bajo Carlos IV. En Moneda y Crédito nº 118, año 1971, p. 96.

[49]     HERR, R.: La Hacienda Real y los cambios rurales en la España de finales del Antiguo Régimen. Madrid 1991, p. 122.

[50]     Archivo Real Chancilleria Granada Cabina 22 Legajo 5269, Pieza 18. “Don Josef Napoleón, por la gracia de Dios y por la Constitución del Estado, Rey de las Españas y de las Yndias. Hemos decretado y decretamos lo siguiente. Por conseqüencia de la supresión en nuestros dominios de todas las Ordenes Regulares, quedan extinguidas las Hermandades y Congregaciones, conocidas con el nombre de Tercera Orden de sus institutos, y qualesquiera otras que se hallasen establecidas en los Conventos, o era filiación suya, baxo qualquiera denominación que tengan; y sus bienes, igualmente que los de los Conventos, aplicados a la Nación con los destinos declarados en nuestras resoluciones anteriores”.

[51]     http://www.diocesisplasencia.org/w/wp-content/uploads/2015/12/estatuto_marco.pdf

[52]     Conforme a Resolución de 3 de diciembre de 2015, de la Dirección General de Cooperación Jurídica Internacional y Relaciones con las Confesiones, sobre inscripción de entidades católicas en el Registro de Entidades Religiosas, publicado en el Boletín Oficial del Estado el 23 de diciembre de 2015.

[53]     CANTERO MUÑOZ, A.: La Semana Santa de Trujillo durante la Edad Moderna.

Nov 072017
 

José Luis Barrio Moya.

Instituto de Estudios Madrileños.

El apellido Trejo es, al parecer de remoto origen asturiano, pero tomó carta de naturaleza en Extremadura, donde muchos miembros de aquella saga familiar ya estaban establecidos por lo menos desde el siglo XV, teniendo casa solar en la localidad cacereña de Granadilla, y de donde procedía el conquistador Miguel de Trejo.[1]

De este noble linaje extremeño surgieron importantes figuras históricas, quienes destacaron en la historia de España durante los siglos XVI y XVII, ocupando altos cargos durante los reinados de los distintos monarcas de la Casa de Austria.

Ejemplo de ello lo encontramos en los hermanos Gabriel y Antonio de Trejo y Paniagua, los cuáles a lo largo de sus vidas fueron destacadas figuras de la Iglesia española de la época.

Don Gabriel de Trejo y Paniagua nació en Casas Millán (Cáceres) en 1562, siendo hijo de don Antonio de Trejo y Monroy y doña Francisca Sande y Paniagua. Estudió en la universidad de Salamanca, doctorándose en ambos derechos. Una vez finalzada su formación fue nombrado oidor de la Real Chancillería de Valladolid y capellán del prestigioso convento madrileño de las Descalzas Reales. En 1615 el papa Pio V, a instancias de Felipe III le hizo cardenal romano con el título de san Pancracio.

En 1623 don Gabriel de Trejo y Paniagua intervinó en el cónclave que eligió papa a Urbano VIII, quien agradecido por su apoyo, le nombró obispo de Salerno.

El 28 de abril de 1627 don Gabriel de Trejo y Paniagua fue designado obispo de Málaga, destino que no deseaba, pero que fue obligado a aceptar por presiones del conde-duque de Olivares, enemigo suyo. Pero a pesar de la inquina del válido el religioso extremeño gozó del aprecio de Felipe IV, quien le retuvo en Madrid, nombrándole, en 1627, presidente del Consejo de Castilla, puesto en el que permaneció hasta noviembre de 1629, para trasladarse a continuación a su sede malagueña, a la que llegó el 16 de enero de1630. Poco tiempo permaneció don Gabriel de Trejo en Málaga, pues falleció en aquella ciudad andaluza el 11 de febrero de 1630. [2]

Por lo que respecta a don Antonio de Trejo y Paniagua, hijo asimismo de don Antonio de Trejo y Monroy y doña Francisca Sande y Paniagua, nación en Plasencia en 1579 y al igual que su hermano estudió en la universidad de Salamanca, y en aquella ciudad ingresó en la orden franciscana. En 1599 pasó a León para enseñar artes en el convento franciscano de aquella ciudad, demostrando su espíritu caritativo y generoso en la atención de los enfermos afectados por una epidemia de peste que asoló la población. Por breve tiempo residió en Zamora ocupando el mismo cargo que en León, ciudad a la que regresó en 1609 al ser designado secretario general de la orden franciscana.

En 1610 Felipe III le llamó a Madrid para que se hiciera cargo del comisionado general de Indias, y en 1618 fue promovido para el obispado de Cartagena, llegando a la ciudad murciana el 15 de octubre de aquel año. Poco tiempo permaneció en Cartagena puesto que el 22 de noviembre de 1618 Felipe III le envió a Roma como embajador suyo. En Roma residió don Antonio de Trejo por espacio de dos años, al cabo de los cuales regresó a Cartagena donde murió en 1635, reinando ya Felipe IV.

Dentro de su actividad religiosa don Antonio de Trejo destacó por su activa defensa y difusión del dogma de la Inmaculada Concepción.[3]

La familia Trejo fue siempre muy afecta a la Casa de Austria, que premió su fidelidad concediendo a algunos de sus miembros títulos nobiliarios. De esta manera el 4 de diciembre de1629, Felipe IV otorgó a don Francisco de Trejo y Monroy el marquesado de la Rosa y el 8 de diciembre de aquel mismo año el de Mota de Trejo.

Fue don Francisco de Trejo y Monroy capitán de infantería de las galeras de España, gobernador de Málaga y señor de Chamartín de la Rosa.

Fue segundo marqués de la Rosa don Gabriel de Trejo y Monroy, canónigo de la catedral de Plasencia, que al no tener sucesión el título pasó a su hermana doña Ángela de Trejo y Monroy. Casó esta señora con don Ferrnando de la Cerda Ibarra, naciendio de aquella unión varios hijos, algunos fallecidos prematuramente, sobrevinendo a su padre Fernando, Jerónima, María, Ángela y José. Todos ellos vieron la luz en Madrid, donde la familia se había establecido en unas casas principales sitas en la calle de los Peligros.

Fue cuarto marqués de la Rosa don Fernando de la Creda y Trejo, primogénito de don Ferrnando de la Cerda y doña Ángela de Trejo, quien contrajo matrimonio a su vez con la dama italiana doña Giovanna Danti, hija dedon Vincenzo Danti, regente del Consejo de Italia, y doña Ángela Castelli, duques de Paraiso y príncipes de Castellazzo.

Las capitulaciones matrimoniales se firmaron en Madrid, ante el escribano Juan Vasallo y Gijón, el 13 de enero de 1679. [4] En aquel documento don Fernando de la Cerda y Trejo declaraba el nombre de sus padres y sus cargos y títulos y lo mismo hacia doña Giovanna Danti, quien asimsimo confesaba que para ayudar a sustentar las caergas del matrimonio aportaba una dote valorada en 122832 ducados de vellón, repartidos de la siguiente manera:

4000 doblones de a dos escudos de oro en contado.- 27000 escudos de plata, moneda de Sicilia que son los mismos que sus padres, duques de Parayso, dejaron a la dicha su hija por lejitima.- 5000 escudos en joyas, alajas y omenaja de casa, que se an de tasar y valuar por personas peritas nombradas por ambas partes, 10000 escudos de principal de una renta de quinientos escudos en cada año que se han de pagar de los bienes que el señor duque dejo en el reyno de Sicilia.- 7000 escudos restantes que se presupone ymportaran los vienes y herencia del señor Don Francisco Castelli, su tio.- mas trae de dote 4800 escudos, moneda de Sicilia, en que se balua y computa una renta vitalicia de seyscientos escudos cada año que dicha señora tiene en dicho reyno por merced de Su Magestad, su fecha 22 de octubre de 1667.

            Por último don Fernando de la Cerda y Trejo establecía que en el caso que este matrimonio se disolbiese por muerte de dicho señor marques, por todo el tiempo que dicha señora conserbase biudedad, la ofrece mil ducados de renta en cada un año de lo mejor y mas bien parado de los vienes que dejare dicho señor marques.

            El día 28 de enero de 1696 don Ferrnando de la Cerda y Trejo otrorgaba su testamento.[5] También en esta ocasión el marqués de la Rosa declaraba sus cargos y títulos, añadiendo que su madre fue señora de honor de la reina nuestra señora.

            Confesaba su profunda fe cristiana y estar bien de salud aunque con algunos achaques. Establece su deseo que, tras su muerte, su cuerpo fuese amortajado con el manto capitular y las insignias de caballero, y sepultado en la yglesia, monasterio, parte y lugar que eligiere y señalase la señora marquesa de la Rosa, doña Juana Danti y Castelli, mi señora y muger, pidiendo que su sepelio se haga en secreto y sin ostentacion ninguna.

            Quiere que el día de su entierro se le dijese una misa cantada con diacono, subdiacono, vijilia y responso y, sucesivamente, setecientas mas, estas rezadas y en altares privilegiados por su alma y las de sus padres, hermanos y demas personas de ni oblígacion, pagando por cada una de ellas, de limosna, tres reales de vellón.

Legaba a sus hermanas Jerónima, María y Ángela, las dos primeras religiosas en el convento de las Comendadores de Santiago y la tercera en el de las Descalzas Reales, a cada una, una lamina la que eligiere la señora marquesa mi esposa y muger.

            A su hijo, don Fernando de la Cerda y Danti, le enviaba la cruz de rubies del habito de Santiago con los quatro pasadores de diamantes que le corresponden y los espadines que tengo, y quisiera tener mucho que dexarle, y le pido me encomiende a Dios y le mando sea muy buen christiano y expecial y devoto de Maria Santissima nuestra señora.

            A don Francisco Grillo, marqués de Francavilla, del Consejo Supremo de Guerra y mayordomo del rey nuestro señor, le manda otra lamina o pintura pequeña en memoria de nuestra verdadera amistad.

            Nombraba por sus albaceas y testamentarios a su esposa, doña Giovabnna Danti y Castelli, a su hijo don Frrnando de la Cerda y Trejo, a su hermano don José de la Cerda y Trejo, a don Francisco Grillo y a su primo don Bartolomé Castelli, obispo de Mazaga en el reyno de Sicilia.

            Por último instituía por heredero a su hijo don Francisco de la Cerda y Danti.

Don Fernando de la Cerda y Trejo falleció en Madrid el 18 de noviembre de 1713, cuando la guerra de Sucesión entraba en su recta final, favoreciendo a los Borbones, por lo que su hijo y viuda comenzaron el inventario de los bienes del difunto, que se encontraban en sus casas sitas en la calle de los Peligros, parroquia de San Sebastian y salen a la calle de Alcala, propias del mayorazgo que poseye dicho señor marques y donde vivio y murio su Señoria. [6] 

            Los primeros bienes que se inventariaron fueron los tapices, alfombras y reposteros que servían de adorno y confort a las distintas habitaciones de la vivienda.

TAPICES.-

– primeramente una tapizeria historia de Jedeon que se compone de ocho paños.- ytem otra tapiceria de Boscaje que se compone de otros ocho paños.- ytem otra tapiceria de Galerias que se compone de siete paños.- ytem quatro tapizes de Ystoria de Josue.- ytem dos reposteros de paño encarnado bordados de cortaduras de raso con las Armas de los Trejo.- ytem una alfombra del Cairo de nuebe baras y media de largo y quatro y media de ancho.- ytem dos tapetes del mismo jenero y el tamaño de dos varas de largo y una de ancho.

ORATORIO.-

Según la condesa D,Aulnoy, una intrigante francesa que residió en Madrid durante los años de1679 y 1680 las iglesias de Madrid se ven muy poco frecuentadas por los grandes señores, que oyen misa y rezan en las capillas particulares de sus casas. [7]

            El marques de la Rosa no era una excepción a la regla, y es por ello que en su casa existía un oratiorio cuyo contenido fue inventariado el 23 de noviembre de 1713, y donde se incluían ropas litúrgicas y toda una serie de imagenes sacras, entre las que destacaba un san Antonio de factura napolitana.

ytem una casulla de damasco blanco con su galon de seda.- ytem una casulla de raso blanco y flores, escarolada, usada.- ytem otra casulla de chamelote de aguas encarnada, traida.- ytem cinco bolsas, estolas y manipulos correspondientes a dichas casullas.- ytem un frontal de raso blanco con flores de diversos colores.- ytem otro frontal de raso morado con diferentes flores.-. ytem dos albas, la una de olanda y la otra de cambray con encajes ordinarios y sus zingulos y amitos.-. ytem una mesa de altar de pino con dos gradas y diferentes adornos de flores de mano en sus mazetas.- ytem un misal.

EFIGIES.-

ytem una efigie de marfil de terzia de alto con su cruz y peana de concha.- ytem otra efigie de otro Crucifixo de marfil pequeño en una cruz de ambar labrada con sobre puestos de marfil.- ytem una efigie de alabastro de Nuestro Señor con la cruz a cuestas y un saion delante, de quarta de alto.- ytem otra efigie de talla de Nuestra Selora del Pilar de una vara de alto.- ytem otra efigie de San Antonio hechura de Napoles, de tres quartas de alto.-. yten otre efixie de Nuestro Señor crucificado de marfil, de una quarta de alto, con su cruz y peana de ebano.

            El 24 de noviembre de 1713 se procedíó a inventariar los abudantes muebles del marqués de la Rosa, muchos de ellos realizados en maderas nobles como ébano, palo santo y peral con adornos de charol, bronce y marfil. La tipología era variada: camas, escritorios, escaparates, bufetes, catres, papeleras, escribanías, taburetes, cofres, arcas, sillas, poltronas, una botica de peral, armarios, etc. Asimismo se registraron dos Nacimiento, uno en piedra y otro en coral, este último realizado en Nápoles.

MADERA.-.

primeramente una cama de palo santo bronzeada, de una cabezera con recado para colgar y lecho de caoba.- ytem otra cama de nogal labrada sin bronzes con su recado para colgar y lecho de pino.- ytem otra cama de lo mismocon su recado para colgar y lecho de pino.- ytem un catre de campaña de aya con recado para colgar.- ytem diez camas de a cinco tablas dee pino cada una y pies de lo mismo.- ytem dos escaparates de peral dados de negro con sus vidrios christalinos, de vara y quarta de alto y tres quartas de ancho y dentro de ellos dos efixies, la una de Nuestra Señora de la Conzepcion y la otra de un niño Jesus de Napoles cion dos ramos de coral en el uno y en el otro un Nacimiento de piedra y en ambos sus bufetes correspondientes.- ytem un escaparate de dos varas y quarta de ancho y vara y terzia de alto, de madera de peral dado de negro con quinze vidrios christales delante y a los lados beinte del hebreo y dentro del ay una pila de agua bendita de plata esmaltada de coral con un Nacimiento, las figuras de coral y dos angeles a los lados de plata, una Santa Rosalia hechada, pequeña, hechura de Napoles y diversas chucherias de escaparate de plata.- ytem dos escriptorios de ebano con sus chapas de plata de diferentes labores , de vara y dos terzias de ancho y tres quartas de alto con diez nabetas y portezuela en medio y sus bufetes de pasta embutidos de flores.- ytem dos escriptorios de charol de poco menos de media vara de ancho con navetas y sus bufetes de pasta.- ytem otro escriptorio de charol con tres nabetas.- ytem dos escriptorios de ebano, de vara de largo y media de alto con diez navetas cada uno y sus bufetes de lo mismo.- ytem otro escriptorio de peral, de vara y quarta de ancho y media vara de alto con diez y seis navetas, sin pie.- ytem otro escriptorio de ebano, de tres quartas de ancho y vara de alto con quatro navetas.- ytem otro escriptorio de palo santo, de media vara de ancho y una quarta de alto con quatro navetas y su bufete de ebano.- ytem otro escriptorio de ebano y marfil, de vara de largo con ocho navetas y su bufete de nogal.- ytem una papelera chata de palo santo, de vara y media de largo y una sesma de alto y dentro de ella quatro cajones y dos debajos y sus pies torneados en forma de bufete con hierros eseados.- ytem una escribania de ebano de media bara de ancho y una sesma de alto con su tapa y bufete de lo mismo.- ytem un bufete de caoba de vara y media de vara y media de largo con sus pies de lo mismo y hierros por travesaños.- ytem dos bufeticos de luzes para estrado con sus cubiertas vordadas de ymajineria y pies de caoba, de mas de tres quartas de largo y mas de media vara de ancho.- ytem cinco taburetes para estrado de madera de nogal con sus cubiertas de raso de diferentes colores.- ytem ocho sillas de nogal con sus asientos y respaldos de felpa encarnada.- ytem doze sillas poltronas de nogal cubiertas de vaqueta de Moscobia y clavazon dorada .- ytem siete sillas de nogal cubiertas de vaqueta, muy viejas.- ytem seis sillas de nogal cubiertas de terciopelo, muy viejas.- ytem una arqueta de zipres, de tres quartas de ancho y una terzia de alto con su bufete de nogal y en el un cajonzito.- ytem una botica de peral dada de negro, de las del gran duque.- ytem siete almarios de pino, todos yguales, de dos varas de alto escasas y vara y quarta de ancho.- ytem seis cofres de diferentes tamaños y cubiertas, con zerradura y llabes, mu6y biejos.- ytem siete arcas de pino medianas, de diferentes tamaños con sus zerraduras y llabes.

            Como persona de calidad el marqués de la Rosa poseyó varias sillas de manos y coches.

primeramente una silla de manos para ombre, forrada por de dentro en damasco encarnado, cubierta de enzerado berde por afuera con sus christales.- ytem un coche muy viejo cion sus adereços de paño verde para ymbierno y sus bidrios christales y para verano baquetas.- ytem un cupe con seis christales cubierto por dentro de tripe.

            El inventario de los bienes del marqués de la Rosa fue tan minucioso que hasta se registraron en él los vidrios de puertas, ventanas y postigos.

ytem quinientos y veinte vidrios hordinarios que ay en diferentes puertas de alcoba, mirador, valcones y ventanas.

RELOJES.-

ytem un relox de campana con su caja de pibno jaspeada.- ytem otro relox de campanilla de quartos y oras con su caja de ebano, de media vara de alto y christales por delante y detras.- ytem otro relox de campana con pendola, oras y medias oras, puesto sobre una rinconera, de media bara de alto.

PINTURAS.-

Don Fernando de la Cerda y Trejo dejó a su muerte una pequeña colección artística formada por pinturas, grabados y un biombo de cinco hojas. Destacaban entre las pinturas una copia de la Gloria de Tiziano.

ytem una pintura grande copia de la Gloria del Tiziano con marco negro. [8].- ytem otra pintura del martirio de Santiago apostol, de tres baras de alto y dos de ancho.- ytem dos pinturas yguales, grandes, la una de la vision de los tres angeles a Habraham y la otra de Cristo nuestro bien a la columna con sus marcos negros.- ytem otra pintura muy grande del Nacimiento de Nuestro Señor de mano de Jerardo Zesar con su marco negro.- ytem otra pintura de San Juan Bautista de dos varas de alto y vara y media de ancho con su marco negro.- ytem otra pintura de San Gregorio taumaturgo de dos varas de alto y vara y quarta de ancho con marco negro.- ytem dos pinturas yguales, la una de Nuestra Señora de la Contemplacion y la otra de Nuestra Señora con el Niño en los brazos, con sus marcos de pino negro y perfiles dorados.- ytem otras dos pinturas de fruteros, de vara en quadro con sus marcos negros.- ytem otra pintura de Nuestra Señora de los Remedios de vara y media de alto y una de ancho con su marco negro.- ytem otra pintura de San Antonio de dos varas de alto y una quarta de ancho con su marco negro.- ytem otra de la zena del rey Balthasar ee vara y media de ancho y vara y quarta de alto con marco negro.- ytem otra pintura de Santa Theresa de Jesus del mismo tamaño y marco.- ytem otra de un Angel del mismo tamaño y marco.- ytem otra pintura de Judic y Olofernes, de dos varas de alto y una y quarta de ancho con su marco negro.- ytem diez pinturas de cabezas de varios heroes, de una tercia de alto y una quarta de ancho, las seis con marcos dorados y las quatro con marcos negros.- ytem una pintura del Nazimiento de nuestro señor Jesu Cristo, de vara y media de ancho y una vara de alto con su marco dorado y tallado.- ytem otra pintura de Nuestra Señora del Pilar con San Francisco a los pies con su marco dorado, de vara de alto y dos tercias de ancho.- ytem tres pinturas, la una de Nuestra Señora, otra un Santisimo Ecze Omo y la otra de Santa Ynes, de media vara de alto con marcos dorados y verdes.- ytem dos laminas de una tercia de alto y quarta de ancho, la una de la Entrada de Nuestro Señor en Jerusalen y la iotra del santisimo Ecze Homo con sus marcos de ebano.- ytem otra lamina del mismo tamaño y mkarco del Misterio de la Santisima Trinidad.- ytem dos floreros de pajaros, de vara en quadro, con marcos negros.- ytem veinte y quatro quadritos de estampas de papel y vitelas con sus marquitos negros.- ytem un biombo de cinco ojas pintado en el diferentes cosas.

            El 25 de noviembre de 1713 se procedió a inventariar las ropas de lana y seda, las mulas y los utensilios de cocina. Entre las primeras se contaban colgaduras de cama, doseles, tellizas, almohadas, colchas, sábanas, manteles, servilletas, colchones, paños de manos y toallas, mientras que los segundos estaban representados por copas, cajas de brasero,velones,candeleros,peroles, torteras, trébedes, almireces, sartenes, espumaderas, asadores, candiles y chocolateros..

LIBROS.-

El mismo día 23 de noviembre de 1713 se llevó a cabo el inventario de la biblioteca del marqués de la Rosa, formada por ciento y nueve títulos con un total de ciento veinte y siete tomos, entre los que se contaban obras de genealogía, historia, religión, biografías y clásicas, como las de Aristóteles, Plutarca, Séneca, Ovidio y Tácito, todas en traducción castellana. Poseyó obras dee Luis Salazar y Castro, Alosno López de Haro, fray Gonzalo de Illescas, Félix Lucio de Espinosa, Enrico Caterino Dávila, Famiano Estrada, Francesco Guicciardini, Antonio de Solís, Giovanni Sagredo, Francisco Sota, fray Prudencio de Sandoval, Gonzalo de Céspedes, Diego Fernández de Palencia, Gil González Dávila, Juan Núñez de Villasan, marqués de Mortara, Maiolino Bissaccioni, Baltasar Porreño, Juan de Mariana, etc.

Se registraban asimismo la Ciudad de Dios, de san Agustín, las vidas de san Cayetano, san Francisco de Borja, Fernando III el santo, sor Mariana de San José y diversas obras de espiritualidad de autores tan célebres como fray Juan Eusebio Nieremberg, Alonso de Villegas, Pedro de Ribadeneira y Alonso de Andradw. Tuvo además el Quijote de Cervantes, la Dorotea, de Lope de Vega, la Caída de príncipes, de Boccaccio, las obras de Quevedo, Góngora y Zabaleta.

ytem quatro tomos de la Historia de la casa de Lara, su autor Luis de Salazar (Luis de SALAZAR.- Historia genealógica de la Casa de Lara, Madrid 1694-1697).

– ytem dos tomos Nobiliario de Aro, primera y segunda parte (Alonso LÓPEZ DE HARO.- Nobiliario genealógico de los reyes y títulos de España, Madrid 1622).

ytem seis tomos de la Historia pintifical, primera y segunda parte, su autor Gonzalo de Illescas, tercero y quarto Don Luis de Babia, quinto y sexto Don Juan Baños de Velasco (fray Gonzalo de ILLESCAS.- Historia pontifical y cathólica en la que se contiene las vidas y hechos de todos los Sumos Pontífices Romanos, primer tomo, Dueñas 1565, segundo tomo Salamanca 1573.- Luis de BABIA.- Tercera parte de la Historia pontifical y cathólica, Barcelona 1600.- Juan BAÑOS DE VELASCO.- Sexta parte de la Historia pontifical y cathólica, Madrid 1678).

ytem otro tomo segundo de dicha Historia pontifical de Gonzalo de Yllecas (fray Gonzalo de ILLESCAS.- Historia pontifical y cathólica en la que se contiene las vidas y los hechos de los Sumos Pontífices, tomo segundo, Salamanca 1573).

ytem dos tomos de la Historia jeneral de España, su autor el padre Mariana y añadida por Don Felix Luzio de Espinosa y Malo (Juan de MARIANA.- Historia general de España, enmendada y añadida ahora nuevamente por Félix Lucio Espinosa y Malo, Madrid 1678).

ytem otro tomo de las guerras ziviles de Franzia, su author Enrico Caterino de Abila (Enrico Caterino DÁVILA.- Historia de las guerras civiles de Francia traducida del toscano por fray Basilio VAREN DE SOTO, Madrid 1651).

ytem tres tomos de las Guerras de Flandes escriptos en latin por el padre Faviano Estrada y traduzidos en romanze por el padre Melchor de Novar (Famiano ESTRADA.- Primera década de las guerras de Flandes desde la muerte del emperador Carlos V hasta el principio del gobierno de Alexandro Farnesio traducida en romance por fray Melchor de NOVAR, Colonia 1681).

ytem un tomo Epitome de Carlos quinto, su author Don Joseph Martinez de la Puente (José MARTÍNEZ DE LA   PUENTE.- Historia del emperador Carlos Quinto, Madrid 1675).

ytem otro tomo Epitome de Guichiardino (Francesco GUICCIARDINI.- Historia de Italia traducida al castellano y reducida a Epítome por Otón NATO DE BETISSANA, Madrid 1683).

ytem otro tomo Historia de la Nueba España, su author Don Antonio de Solis (Antonio de SOLÍS Y RIVADENEIRA.- Historia de la conquista de México, población y progresos de la América septentrional conocida con el nombre de la Nueva España, Madrid 1684).

ytem un tomo de la Coronica de los principes de Asturias, su author el padre Francisco Sota (fray Francisco SOTA.- Chrónica de los príncipes de Asturias y Cantabria, Madrid 1681).

ytem otro tomo de la Historia del nazimiento del mundo, su autor el padre fray Francisco del Valle de la Compañia de Jesus (fray Francisco GARCÍA DEL VALLE.- Historia natural y moral del nacimiento del mundo, Madrid 1648).

– ytem otro tomo Memorias de los othomanos su autor Murillo (Giovanni SAGREDO.- Memorias históricas de los monarcas othomanos traducidas por Francisco de OLIVARES MURILLO, Madrid 1684)

– ytem otro tomo de la historia de la ziudad de Toledo su author Don Pedro de Rojas, conde de Mora (Pedro de ROJAS, conde de MORA.- Historia de la imperial, nobilíssima, ínclita y esclarecida ciudad de Toledo, Madrid 1654).

ytem dos tomos de Cornelio tazito español su autor Don Baltasar Alamos de Varrientos (Baltasar ÁLAMOS DE BARRIENTOS.- Tácito español ilustrado con aforísmos, Madrid 1614).

ytem un tomo de la vida dee los varones griegos y romanos, su author Plutarco de Choronea traduzidos al castellano por Juan Castro de Salinas (Plutarco de QUERONEA.- Las vidas de los ilustres y excellentes varones griegos y romanos traducidas al castellano por Juan CASTRO DE SALINAS, Colonia 1562).

ytem otro tomo reximiento de principes muy antiguo (Gómez MANRIQUE.- Regimiento de príncipes, Zamora 1482).

ytem otro tomo de la Chronica del emperador de España Don Alonso el septimo, su author fray Prudencio de Sandoval (fray Prudencio de SANDOVAL.- Historia de Don Alonso séptimo emperador de las Españas, Pamplona 1615).

ytem otro tomo de la Historia de Jorje Castriota rey de Epiro traduzido de lengua portuguesa en castellano por Juan Ochoa de la Salde (Marino BARLEZIO.- Coronica del esforçado príncipe y capitán Jorge Catriota, rey de Epiro o Albania, traducida al castellani por Juan OCHOA DE LA SALDE, Madrid 1597).

ytem otro tomo de las peregrinaciones de Fernan Mendez Pinto traduzido del portugues en castellano por el lizenciado Francisco de Herrera (Fernán MÉNDEZ PINTO.- Historia oriental de las peregrinaciones de Fernán Méndez Pinto traducida por Francisco de HERRERA MALDONADO, Madrid 1620).

ytem dos tomos de la Historia de Phelipe quarto, su author Don Gonzalo de Zespedes (Gonzalo de CÉSPEDES Y MENESES.- Historia del rey Don Felipe IV, Lisboa 1640).

ytem otro tomo antiguo de la Chronica del santo rey Don Fernando (ANÓNIMO.- Crónica del santo rey Don Fernando tercero de este nombre, Sevilla 1516).

ytem otro tomo de la Corona de España su autor el maestro fray Gregorio Argaiz (fray Gregorio ARGAIZ.- Corona Real de España, Madrid 1668).

ytem otro tomo, primera y segunda parte de la Historia del Peru, su autor Diego Fernandez (Diego FERNÁNDEZ DE PALENCIA.- Primera y segunda parte de la Historia del Perú, Sevilla 1571).

ytem otro tomo del governador christiano su autor fray Juan Marquez (fray Juan MÄRQUEZ.- El gobernador christiano deducido de las vidas de Moisés y Josué, Salamanca 1612),

ytem otro tomo de las obras de Andrade (fray Alonso de ANDRADE..- Obras, Madrid 1648).

ytem otro tomo Caida de principes su autor el Bocazio (Giovanni BOCCACCIO.- Caida de príncipes, Sevilla 1495).

ytem otro tomode las Epistolas familiares del Yllmº. señor fray Antonio de Guevara (fray Antonio de GUEVARA.- Epístolas familiares, Valladolid 1538).

ytem otro tomo de la Historia del rey Don Enrique de Castilla su autor el maestro Jil Gonzalez Davila (Gil GONZÁLEZ DÁVILA.- Historia de la vida y hechos del rey Don Henrique tercero de Castilla, ínclito en religión y justicia, Madrid 1638).

ytem otro tomo de la historia del rey Don Alonso el onceno de Castilla, su author Juan Nuñez de Villasan (Juan NÚÑEZ DE VILLASAN.- Chrónica del muy esclarecido príncipe y rey Don Alonso el onzeno, Toledo 1595).

ytem otro tomo retrato del buen vasallo, su autor Don Francisco Pinel y Monrroy (Francisco PINEL Y MONRROY.- Retrato del buen vasallo copiado de la vida y hechos de Don André Cabrera, primer marques de Moya, Madrid 1677).

ytem otro tomo Espejo de la jubentud su autor Don Marcos Brabo de la Serna (Marcos BRAVO DE LA SERNA.- Espejo de la la juventud, moral, político y christiano, Madrid 1674).

ytem otro historia del rey Don Juan el segundo de Castilla (ANÓNIMO.- Vida y acciones del rey Don Juan el segundo, Madrid 1635).

ytem otro tomo uarta y sexta parte de Palmerin de Inglaterra ympreso en Lisboaen el año seiszientos y dos (Francisco de MORAES.- Crónica de Palmerín de Inglaterra, Évora 1564, Lisboa 1602).

– ytem dos tomos de la historia de Santo Domingo y su horden, su autor el maestro fray Hernando del Castillo (fray Antonio del CASTILLO.- Historia general de Santo Domingo y de su orden de predicadores, Madrid 1584).

ytem otro tomo de la ziudad de Dios traducida del latin en castellano por Antonio Rey y Rozas (san AGUSTÍN.- La ciudad de Dios traducida del latín por Antonio de ROYS Y ROZAS, Madrid 1614).

ytem otro tomo Descripcion del Escorial, su autor el padre fray Francisco de los Santos (fray Francisco de los SANTOS.- Descripción breve del monasterio de San Lorenzo el Real del Escorial, Madrid 1657).

ytem otro tomo templo militante flosantorum su autor Don Bartolome Cayrasco Figueroa (fray Bartolomé CAIRASCO DE FIGUEROA.- Templo militante, triumphos de virtudes, festividades y vidas de santos, Valladolid 1602).

ytem otro tomo de la Coronica de la provincia de San Joseph, su autor fray Juan de Santa Maria (fray Juan de SANTA MARÍA.- Chrónica de la provincia de San Jospeh de los descalzos de la orden de Menores de nuestro padre San Francisco, Madrid 1615).

ytem otro tomo flosantorum de Villegas (fray Alonso de VILLEGAS.- Flos santorum,, Toledo 1578).

ytem otro tomo de la vida de San Francisco de Borja, su autor el padre Zienfuegos (fray Álvaro CIENFUEGOS.- La heroyca vida, virtudes y milagros del grande San Francisco de Borja, duque quarto de Gandia, Madrid 1702).

ytem otro tomo de la conquista de Cathaluña por el marques de Mortara (Franciso de OROZCO, marqués de MORTARA.- Conquista de Cataluña por el marqués de Olías y Mortara (s.l), 1652).

ytem otro tomo de la vida de la venerable Mariana de San Joseph, au author el lizenciado Luis Muñoz (fray Luis MUÑOZ.- Vida de la venerable madre Mariana de San José, Madrid 1645).

ytem otro tomo de las obras en prosa de Don Francisco de Quevedo (Francisco de QUEVEDO Y VILLEGAS.- Obras, Madrid 1659).

ytem otro tomo Politica del dicho (Francisco de QUEVEDO Y VILLEGAS.- Política de Dios, gobierno de Cristo, tiranía de Satanás, Zaragoza 1626).

ytem otro tomo Musas del dicho (Francisco de QUEVEDO Y VILLEGAS.- Las tres últimas Musas castellanas, Madrid 1670).

ytem otro tomo Providencia de Dios contras los atheistas del dicho (Francisco de QUEVEDO Y VILLEGAS.- Providencia de Dios contra el ateísmo, Zaragoza 1700).

ytem otros dos Parnaso del dicho (Francisco de QUEVEDO Y VILLEGAS.- El Parnaso español, Madrid 1649).

ytem otro tomo obras de Jacinto Polo (Salvador Jacinto POLO DE MEDINA.- Obras, Zaragoza 1670).

ytem otro obras de Zabaleta (Juan de ZABALETA.- Obras, Madrid 1667).

ytem otro la primera parte de Don Quijote estampado (Miguel de CERVANTES SAAVEDRA.- Primera parte del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, Madrid 1605).

ytem otro obras de Gongora (Luis de GÓNGORA Y ARGOTE.- Obras, Madrid 1633).

ytem otro obras de Jacinto Polo segunda parte.

– ytem otro Guerras zibiles de Ynglaterra en toscano por el conde Mayolino y traduzido en castellano por Dieho Phelipe de Albornoz (Maiolino BISACCIONI.- Guerras civiles de Ynglaterra y trágica muerte de su rey Carlos traducida por Diego Felipe de ALBORNOZ, Madrid 1658).

ytem otro tomo de la zisma de Ynglaterra su autor el padre Pedro de Riba de neyra de la Compañia (fray Pedro de RIVADENEIRA.- Historia eclesiástica del Scima del reyno de Ynglaterra, Madrid 1595).

ytem otro tomo de las Peregrinaciones de Pedro Cubero escrito por el mismo (Pedro CUBERO Y SEBASTIÁN.- Breve relación de la peregrinación que ha hecho de la mayor parte del mundo con el viaje por tierra desde España hasta las Indias Orientales, Madrid 1680).

ytem otro tomo de la historia de Arjenis y Poliarco, su autor el lizenciado Don Gabriel de Escobar digo Corral (Gabriel del CORRAL.- la prodigiosa historia de Argenis y Poliarco, Madrid 1626).

ytem otro tomo Cornelio tazito traducido del latin por Manuel Sueiro (Cornelio TÁCITO.- Anales traducidos por Emmanuel SUEYRO, Amberes 1613).

ytem otro tomo demostracion clarisima en discurso suzinto de la Ynmaculada Conzepcion de Nuestra Señora, su autor Don Pedro Diaz de Aguero (Pedro DÍAZ DE AGÜERO.- Demostración clarissíma en discurso sucinto y breve de la Inmaculada y purísiima Concepcíon de la Virgen, Madrid 1618).

ytem otro tomo logros de la monarchia y aziertos de un valido, su autor Don Pedro Navarro y de la Cueva (Pedro NAVARRO Y DE LA CUEVA.- Logros de una monarquía en aciertos de un válido, Madrid 1669).

ytem un librillo en verso yntitulado el Adonis (Pedro SOTO DE ROJAS.- El Adonis (s.l), 1600).

ytem otro en verso la traslazion de San Juan de Dios en Granada, su author el padre Agustin dde Victoria de la misma orden (fray Agustín de VICTORIA.- Traslación del cuerpo de San Juan de Dios del convento dee Mínimos al convento y hospital del mismo santo en Granada, Madrid 1667).

ytem otro Relazion de los gloriosos martirios de seis relixiosos dominicos, su autor fray Diego de Aduarte, obispo de Nueva Segovia (fray Diego de ADUARTE.- Relación de los mártires que ha havido en el Japón en particularseis de ellos de la religión de Santo Domingo, Manila 1629).

ytem otro yntitulado Donatibo Real, su autor fray Damian de Aro (fray Damián LÓPEZ DE HARO.- Donativo real y exhortación religiosa a los pueblos, Madrid 1625).

ytem otro de versos su titulo Jigante macho de Manuel Gallegos (Manuel GALLEGOS.- Gigantomachia, Lisboa 1623).

ytem otro de fiestas que se hicieron en Madrid a el glorioso San Pedro Nolasco (Benito LÓPEZ REMÓN.- Relación de las fiestas que el Orden dee Nuestra Señora de la Merced hizo a su glorioso padre y patriarca San Pedro Nolasco, Madrid 1629).

ytem otro Vida del santo rey Don Fernando, su author fray Juan de la Presentacion del horden de descalzos de la Merced (fray Juan de la PRESENTACIÓN.- El cavallero de Christo. Vida el augustísimo San Ferrnando, rey de España, Madrid 1678).

ytem otrio lagrimas derramadas de la Corte del dios Momo, sun author el doctor Joseph Michelli (José MICHELI MÁRQUEZ.- Deleite y amargura de las dos cortes , celestial y trerrena, con la assistencia de los ingenios y lágrimas derramadasw en la corte del dios Momo, Madrid 1642).

ytem otro horas del relox de Santo Angel de la Guarda compuesto por el padre Jeremias Drejelio de la Compañia (fray Jeremías DREXEL.- Horas del relox del Santissímo Ángel de la Guarda, Madrid 1631).

ytem otro vida de Santa Rita, au author el padre fray Francisco de Gante (fray Francisco de GANTE.- Vida de la bienaventurada Santa Rita de Casia, esposa del rey del Cielo, Madrid 1687).

ytem tres tomos de a quartilla flores ystoriales su author Luis de Salazar.

– ytem otro vida del arzobispo Don Gil de Albornoz (Baltasar PORREÑO.- Vida y hechos hazañosos del gran cardenal Don Gil de Albornoz, arçobispo de Toledo, Cuenca 1623).

ytem otro la Dorotea de Lope (Lope de VEGA.- La Dorotea, Madrid 1623).

ytem otro Seneca en romanze traducido del latin por el lizenciado Pedro Fernandez de Navarrete (Lucio Anneo SÉNECA.- Los siete libros traducidos por Pedro FERNÁNDEZ DE NAVARRTE, Madrid 1627).

ytem dos tomos Reynados de menor hedad, su autor Don Francisco Ramos del Manzano (Francisco RAMOS DEL MANZANO.- Reinados de menor edad y de grandes reyes, Madrid 1672).

ytem otro Adbertencias ystoricas, su autor Don Luis de Salazar (Luis de SALAZAR Y CASTRO.- Advertencias históricas sobre las obras de algunos doctos escritores modernos, Madrid 1688).

ytem otro Epistolas de obidio su autor Mejia (Publio OVIDIO NASÓN.- Epístolas traducidas por Diego MEXÍA, Sevilla 1608).

ytem otro de los Zesares, su author el señor Don fray Antonio de Guebara (fray Antonio de GUEVARA.- Décadas de la vida de los doce Césares emperadores romanos desde Trajano a Alejandro, Valladolid 1539).

ytem otro obras y dias, manual de señores y prinzipes, su autor el padre fray Juan Eusebio Nieremberg (fray Juan Eusebio NIEREMBERG.- Obras y días. Manual de señores y príncipes, Madrid 1629).

ytem otro Honras de Phelipe quarto.

– ytem otro atrozidades francesas, su autor Jerardo hispano.

– ytem otro refranes castellanos, su autor el lizenciado Hernan Nuñez (Hernán NÚÑEZ.- Refranes o proverbios castellanos, Salamanca 1555).

ytem otro historia de los descubrimientos de las Yndias orientales, su autor Don Joseph Martinez de la Puente (José MARTÍNEZ DE LA PUENTE.- Compendio de las historias de los descubrimientos, conquistas y guerras de la India oriental, Madrid 1681).

ytem otro Corona gotica castellana, su author Don Alonso Nuñez de Castro (Alonso NÚÑEZ DE CASTRO.- Corona góthica, castellana y austriaca, Madrid 1671).

ytem otro yntitulado Dialogos de Cominies.

– ytem otro adbertencias de Pedro Abiles (Pedro AVILÉS.- Advertencias de un político a su príncipe, Nápoles 1673).

ytem otro en verso Corona sepulcral, su autor Don Alonso de Alarcon (Alonso de ALARCÓN.- Corona sepulcral: elogios en la muerte de Don Martín Suárez de Alarcón, Madrid 1653).

ytem otro theatro naval ydrografico, su autor Don Francisco de Seijas y Lobera (Francisco de SEIJAS Y LOBERA.- Teatro naval hidrográfico, Madrid 1668).

ytem otro el prinzipe en la guerra y en la paz, su author Don Vizente Mut (Vicente MUT.- El prínicipe en la guerra y en la paz copiado de la vida del emperador Justianiano, Madrid 1640).

ytem otrro Rimas sagradas tomo terzero, su author Don Bernardino de Rebolledo (Bernardino de REBOLLEDO.- Obras poéticas, Amberexs 1661).

ytem otro yntitulado Gustavo Adolfo rey de Suecia, su autor Don Francisco Pons Castellvi (Francisco PONS DE CASTELLVI.- Guatavo Adolfo, rey de Suecia, vencedor y vencido en Alemania, Madrid 1648).

ytem otro Epistolas varias, su autor Don Felix Luzio de Espinosa (Félix Lucio de ESPINOSA Y MALO.- Epístolas varias que consagra a la Católica Magestad del rey Don Carlos segundo, Madrid 1675).

ytenm otro del Computo general de los tiempos, su autor Pedro de Mora (Pedro de MORA.- Tratado del cómputo de los tiempos conforme a la nueva reformación, Madrid 1614).

ytem otro de la Republica de Aristoteles traduzida del griego en castellano por Pedro Simon (ARISTÓTELES.- Los ocho libros de la república traducidos de lengua griega en castellano por Pedro SIMÓN ABRIL, Zaragoza 1584).

ytem otro lavida del cardenal Zisneros, su autor Don Miguel Francisco de Villalba (Esprit FLECHIER.- Histoia del señor cardenal Don Francisco Ximénez de Cisenros traducida por Miguel Francisco de VILLALBA, Zaragoza 1696).

ytem otro aprezio de la grazia dibina, su autor el padre Eusebio Nieremberg (fray Juan Eusebio NIEREMBERG.- Del aprecio y estima de la divina gracia, Madrid 1638).

ytem otro la vida del hermano Alonso Rodriguez de la Compañia de Jesus (Francisco COLÍN.- Vida, hechos y doctrina del venerable hermano Alonso Ródríguez, religioso de la Compañía de Jesús, Madrid 1652).

ytem otro de la diferencia entre lo temporal y lo eterno (fray Juan Eusebio NIEREMBERG.- De la difrenecia entre lo temporal y lo eterno, Madrid 1640).

ytem otro vida de San Caietano, su autor el padre Don Manuel de Calasibeta (fray Manuel de CALASIBETA.- Vida del glorioso y bienaventurado padre San Cayetano, fundados de los clérigos regulares, Madrid 1653).

ytem otro Defensa de los nuebos christianos y misioneros de Japon y China (Michel LE TELLIER.- Defensa de los nuevos christianos y misioneros de China, Japón e Indias traducida del francés por Gabriel de PÁRRAGA, Madrid 1690).

ytem otro del viaje que hizo el rey Carlos segundo a Aragon, su autor Don Francisco Fabro (Francisco FABRO BREMUDÁN.- Viage del rey nuestro señor Don Carlos II al reyno de Aragón, Madrid 1680).

ytem otro Bocabulario de las tres lenguas española, ytaliana y francesa ympreso en Paris.

– ytem otro Memorial apologetico al conde de Villaumbrosa de parte de las misiones de la China (ANÓNIMO.- Memorial apologético al excelentísimo señor conde de Villa-humbrosa de parte de los misioneros apostólicos en el Imperio de la China (s.l), 1676).

ytem Republica literaria (Diego SAAVEDRAQ FAJARDO.- República literaria, Alcalá de Henares 1670).

ytem otro Belarmino Declarazion de la doctrina christiana (Roberto BELARMINO.- Declaración compresa de la doctrina christiana, Pamplona 1612).

ytem otro Manual de grandes de monseñor Sebastian Querini (Sebastiano QUERINI.- El manual de grandes traducido del toscano por Mateo del PRADO, Madrid 1640).

ytem otro Declarazion de los sagrados ritos y zeremonias de la misa (fray Agustín de la CONCEPCIÓN.- Ceremonial de la misas y ritos de Semana Santa, Cuenca 1647).

ytem otro Templo de Salomon (tal vez Martín ESTEBAN.- Compendio del ruico aparato y hermosa architectura del Templo de Salomón y de la magestad y grandeza del mismo rey, Alcalá de Henares 1615).

ALHAJAS DE PLATA.-

Las joyas y alhajas de plata se inventariaron y tasaron, aunque en la documentación no se menciona el nombre de la persona que hizo la valoración de todo ello.

ytem se pone por ymbentario diferenets alajas como son fuentes, platos trincheros, flamenquillas y otras dibersas tocantes al serbicio de mesa, camara y oratorio, todo de plata que por escusar prolixidades y de consentimiento de dichos señores testamentarios no se expresan por menor, 21835 rs. y 10 mrs.

– ytem se pone por ymbentario una joya redonda de quatro zees y quatro entre piezas y su medio de dos orlas y un lazo que la sirbe de copete, de quatro ojas duplicadas por de dentro, con seis rosillas repartidas en el y su medio de dos orlitas con su diamanmte fondo en medio y el de medio de la joya es tabla, engarzado en oro y todo guarnezido con quinientos y treinta diamantes, las mas tablas y algunos fondos que estan en dicho lazo y otros rosas jaquelados que estan en el joyel, cuya joya declaran dichos señores testamentarios que de su consentimiento hasido tasada por persona de su satisfazon, si hechura en 16728 reales de plata nueba y considerando su valor a la terzia parte segun regla de partizion quadan liquidos zinco mill quinientos y sesenta y nuebe reales de plata y reduzidos a vellon con el precio de zinquenta por ziento hazen 8333 reales y 25 maravedis.

– ytem una venera y copete de oro esmaltado de turquesado y blanco, pintado ere purpura y negro, con dos espadillas de Santiago pintadas de purpura, guarnezida dicha venera y copete con veinte y siete rubies y nuebe figuras de camafeos de agata por medios, todo de dicho consentimiento en mill duzientos reales de plata y consideranbdo asimismo su liquido lo confirma dicho estilo de partiziones en quatrocientos reales de plata que reduzidos a vellon con dicho premio hazen 600 reales.

– ytem otra benera en forma aobada con su lazo alto de zintas, guarnezida toda ella y su copete con zinquenta y siete esmeraldas tablas, algunas rosas y un cabujon grande en medio de la venera y en ella una espada de Santiago y por detras un Santo Domingo tallada en ella, valuado todo de dicho consentimiento en mill ochocientos reakles de plata y vajada dee ellos las dos terzias partes segun el estilo de partizion, quedan en liquido valor de treszientos y sesenta reales de plata que reduzidos a vellon con dicho premio de zinquenta por ziento hazen, 540 reales.

– ytem otra benera y copete de amatistas en oro, esmaltadas por detras de turquesado y dos espadillas de Santiago pi            ntadas, valuado todo en quatrocientos y ochenta reales de plata y segun su valor liquido conforme a dicho estilo quedan ziento y sesenta reales de plata que reduzidos de vellon con dicho premio de zinquenta por ziento hazen 240 reales.

– ytem una sortija de oro pulido guarnezida con catorze diamantes fondos y un zafiro grande, quadrado, prolongado, azul de buen color, valuada de dichom consentimiento sin hechura como las demas alajas antezedentes en tres mill y ziento y sesenta y seis reales de plata, cuyo valor liquido conforme dicho estilo de partizion es mill y zinquenta y cinco reales de plata, reducidos de vellon con dicho premio hazen 1582 reales y 27 maravedis.

– ytem tres sortijas de oro pulido, las dos yguales de medida y la otra mas pequeña, guarnezidas todas con veinte y un diamantes fondos y tablas a siete cada una, y las dos tienen en medio maior fondo y la otra tabla y los demas pequeñosm, valuadas todas sin hechura, de dicho consentimiento en mill y quaerenta y nuebe reales de plata y considerando su valor segun dicho estilo de partizion de la terzia parte, quedan liquidos treszientos y quarenta y nueve reales de plata que reducidos de vellon con el expresado premio hazen 523 reales y 25 maravedis.

– ytem dos manillas de plata y granos perlados, dos manojillos con sus extremos de seda de a seis ylos cada manilla y tienen ambas quatrozientas y sesenta y una perlas y granos aperlados, la una duzientos y treinta y la otra duzientos y treinta y una, y pesan ambas veinte y un adarmes que quitado uno por la seda quedan en veinte adarmes, que hazen una onza y quatro adarmes, valuadas dichas manillas de dicho consentimiento segun su calidad en dos mil y zien reales de plata deque no se debe hazer vaja, y reducidos a vellon con dicho premio hazen 3150 reales.

– ytem dos arillos de oro de sierpezilla con ocho diamantes tablas y por pendientes dd a quatro perlas cada uno, las dos de abajo maiores y las dos de arriba mas pequeñas con su palillo de oro, valuados con el oro y los diamantes en quatrocientos y noventa y cinco reales de plata liquidos que reducidos a vellon con dicho premio de zinquenta por ziento hazen 742 reales y 25 maravedis.

– ytem dos pendientes de a tres perlas cada uno, yguales, con su palillo de oro y dos arillos de lo mismo esmaltado de blanco y pintado de purpura y negro a forma de rosilla con una esmeralda ebn cada uno, redonda, rosa, jaquelada, valuados dichos pendientes, arillos, oro y esmeraldas en seiscientos y seis reales de plata liquidos que reducidos a vellon con el expresado premio de zinquenta por ziento hazen 909 reales.

– ytem dos arillos y dos copetes de oro pulido guarnezido todo con trescientos y dos diamantes, los ocho mayores, quatro rosas y quatro tablas y los demas blancos mas pequeños y tambien tablas colgando de dos copetes, dos granos aperlados blancos, yguales, de buen oriente, valuados dichos dos granos, copetes y arillos en tres mill setezientos y diez reales de plata ynclusos en ellos mil y ochocientos del valor de las perlas y hecha la vaja de lo que corresponde a los dichos diamantes por su terzia partey el entero de las dichas perlas quedan liquido de uno y otro mil quatrocientos y treinta reales de plata y reducidos a vellon con dicho premio de zinquenta por ziento hazen 3654 reales.

– ytem dos arracaditas de oro compuestas de dos arillos de rosilla, dos copetes y colgando de ellas en cada una un grano grande aperlado, blanco, yguales y dichos copetes tienen doze asientos, los diez pequeños y los dos maiores en los arillos y los demas pequeños y todos tablas y de varios tamaños, valuado todo lo referido en cinco mil ducientos y diez y nuebe reales de plata ynclusos en ellos tres mill ochozientos y ochenta y dos reales de plata en que se valuaron los dichos granos y asientos y hecha la vaja que corresponde a los dichos diamantes queda de valor liquido todo lo referido en quatro mill treszientos y veinte y siete reales de plata que reduzidos a vellon con dicho premio de zinquenta por ziento hazen 6490 reales y 28 maravedis.

               También se contabilizaron como bienes del difunto marqués de la Rosa los siguientes efectos a su favor:

un efecto conbtra esta villa de Madrid y la sisa del vino, 114.978 rs.- otro de 45.500 rs.- otro de cuatro mil ducados de principal ymporto y cargado contra esta dicha villa y las sisas de carne y azeyte de ella.

            Tampoco se olvidaron los testamentarios del marqués de la Rosa de registrar las deudas que aquel dejó de pagar, entre ellas una de 1789 reales de vellón al platero Francisco de la Helguera.

debia a Don Juan de Goyeneche tres mil reales de vellon que aquel le habia prestado.- debia al platero Francisco de la Helguera ciento y setenta y nuebe reales e vellon prozedido de algunas cosas que ha executado de su exercicio de corta consideracion y horden de su señoria.

            Por último se llevó a cabo la tasación de las casas que el marqués de la Rosa poseyó en Madrid, sitas en la calle de los Peligros, que habían sido adquiridas por su bisabuelo don Antonio de Trejo.

CASAS EN LA CALLE DE ALCALÁ.-

primeramente se pone por ymbentario unas casas que han quedado por su fallezimiento de dicho señor marques de la Rosa y estan sitas en esta dicha villa de Madrid a la calle de Alcala, que hazen medianeria a las del mayorazgo que poseyo dicho señor Don Antonio de Trejo, visabuelo de su señoria y a la agregacion que hizo el Illmº señor fray Antonio de Trejo, su tio, obispo que fue de Cartajena, que fueron de Don Juan de Peralta Velasco, caballero de la Orden de Alcantara, y asu fallecimiento fueron compradas por el referido marques en 47.837 reales de vellon.

            Una vez finalizado el inventario y taasación parcial de los bienes dejados por el marqués de la Rosa, sus albaceas pusieron a la venta en pública almoneda todos ellos, salvo los que quedaban vinculados, para que con su producto se pagasen los gastos del entierro, mandas y demás legados establecidos en su testamento, quedando lo restante para su heredero. Esta nefasta costumbre de la época hizo que se perdieron y dispersaran grandes bibliotecas y notables colecciones artísticas, de las que solamente quedan noticias documentales.

[1] .- Sobre el apellido Trejo véase Antonio y Arturo GARCÏA CARAFFA.- Diccionario heráldico y genealógico de apellidios españoles y americanos, Tomo 88, Madrid 1962, pp. 182-183.

[2] .- Fue tal la importancia de don Gabriel de Trejo en la Iglesia que en en 1621 estuvo a punto de ser eleguido papa (vid..- Fayard, Janine.- Los miembros del Consejo de Castilla (1621-1746), Madrid, ed. Siglo XXI, 1982, p. 142.).

[3] .- DIAZ CASSOU, Pedro.- Serie de los obispos de Cartagena, Madrid 1895, pp. 118-124.    

[4] .- Archivo Histórico de Protocolos de Madrid. Protocolo = 11152, folº. 16-19. Escribano = Juan Vassallo y Gijón.

[5] .- Archivo Histórico de Protocolos de Madrid. Protocolo = 10517, folº. 327-339. El marqués de la Rosa hizo su testemento ante Isidro Francisco Rodriguez el 28 de enerode 1696, pero se abrió el 18 de noviembre de 1713, fecha de su muerte, ante Jerónimo de la Peña.

[6] .= Archivo Histórico de Protocolos de Madrid. Protocolo = 14322, folº. 31-66. Escribano = José Guadramino. No deja de ser curioso que de los bienes del marqués de la Rosa solamente se tasasen las joyas y los objetos de plata, mientras que el resto dwe sus pertenencias únicamente se inventariaron.

[7] .- D,AULNOY, condesa de.- Viaje por España en 1679 y 1680, Tomo I, Barcelona, ed. Iberia, 1962, p. 187.

[8] .- En 1551 Carlos V encargó a Ticiano un gran cuadro con una Adoración de la Trinidad, que es un a de sus obras maas complejas y elaboradas. La pintura está centrada, en la parte superior, por la Trinidad rodeada por las figuras de la Virgen, los profetas, Job, san Juan Bautista, Noé y en varios grupos se pueden distinguir a varios miembros de la familia imperial, como al propio Carlos V, la emperatriz Isabel de Portugal, Felipe II, María de Hungria, doña Juana y doña Leonor de Austria y al propio Ticiano. La pintura, de gran tamaño, mide 3,46 x 2,40, se terminó en 1554. En los inventarios reales el cuadro recibió distintos nombres, la Trinidad, el Juicio Final, el Paraíso, etc. El nombre de la Gloria, que hizo fortuna, se le dió el padre Sigüenza en 1601.

Oct 172017
 

 José Antonio Ramos Rubio. Provisional.

 La iglesia parroquial de San Martín es uno de los templos más antiguos de Trujillo construido en lo que entonces se llamó arrabal de la villa y que con el tiempo llegó a ser el centro neurálgico de la Ciudad. Su origen se remonta al siglo XIV y debió ser una construcción sencilla porque sus bóvedas y su torre indican haber sido levantadas sobre otros elementos más bajos y de época medieval. No obstante aún quedan restos de la edificación primitiva, algunos de los cuales se ha podido rescatar gracias a las obras de conservación, mantenimiento y restauración que ha llevado a cabo en los últimos seis años. Una iglesia parroquial que tuvo, como las de Santiago y Vera Cruz, párroco y beneficiados para su servicio; con numerosas y ricas fundaciones para el sostenimiento de su culto diezmando para esta parroquia algunas heredades del término y casi todos los que labraban o poseían en su extenso berrocal.

La importancia del espacio que actualmente ocupa la Plaza, tuvo su origen durante la ocupación musulmana (713-1233) como lugar de encuentro mercado de ganados, seguiría sirviendo para idénticos menesteres en la nueva situación socioeconómica, que a partir de 1233 supondría para los habitantes de la villa el acontecimiento de la reconquista cristiana[1]. El emplazamiento del otro mercado, donde se vendían verduras y productos artesanales, estuvo puertas adentro de la villa, cerca del arco de San Andrés, junto a la Alberca, y en un espacio suficientemente amplio para la concurrencia de gentes. El mercado de ganados se ubicó fuera de la muralla, donde se formaría, al correr de los años, la plaza del arrabal de San Martín[2], es decir, la Plaza Mayor actual[3].

Fernando III el Santo conquista Trujillo (1233), Medellín y demás fortalezas extremeñas, internándose en Andalucía para ocupar el Valle del Guadalquivir.

Tras la Reconquista hubo que efectuar la Repoblación pues, al estar nuestra región casi despoblada, los reyes se ven obligados a entregar extensos territorios a las Órdenes Militares y a la nobleza (incluyendo a la Iglesia), lo que repercutirá negativamente en los aspectos económicos y sociales de siglos posteriores (formación de latifundios). Las propias ciudades, como necesitaban atraer población cuando son fundadas o repobladas, recurren a la concesión de Fueros. En 1256, Alfonso X otorga a Trujillo su Fuero, con las lógicas repercusiones que tendría para la vida de una ciudad cristiana bajomedieval: concejo, acotamiento del término, legislación, etc[4].

En la zona que actualmente ocupa la Plaza Mayor, la toponimia hace referencia a dos torres vigías (el Castillejo y otra en el camino de Fontalba), está claro que una de ellas es la torre medieval conocida como “Torre del Alfiler” que se encuentra entre la Plaza y la calle Ballesteros. Hasta mediados del siglo XIV no tendremos documentos fiables de edificaciones importantes, existentes extramuros de la villa y podamos conocer el desarrollo gradual de la Plaza Mayor y la futura ciudad, que a partir de ella surgiría. La iglesia de San Martín de Tours, objeto de nuestro estudio, se emplaza de forma exenta en el lado Noreste de la Plaza Mayor de Trujillo, sobre una zona de especial incidencia topográfica dado que a su vez resuelve en su alrededor los importantes desniveles existentes en la propia plaza.

La primera noticia que tenemos de la iglesia de San Martín data del 14 marzo del año 1353, día en el que se reúne el Concejo en la iglesia para dar poder a Gonzalo Fernández de Añasco para señalar y amojonar los ejidos en las aldeas en nombre de Domingo Juan de Salamanca, alcalde enviado por el rey para tal cometido,     especificando en el documento que dicha iglesia se encuentra en el arrabal de la Villa de Trujillo[5]. En repetidas ocasiones el Concejo se reúne en el portal de la iglesia de San Martín, concretamente en la puerta de las Limas, dato importante para conocer la estructura arquitectónica que tenía la primitiva iglesia de San Martín, en varios documentos se especifica que era costumbre del Concejo reunirse en dicho lugar[6]. El 18 de mayo de 1353, de nuevo se reúne el Concejo continuando los tratos iniciados sobre el amojonamiento del berrocal y ejidos de las aldeas: “estando juntados so el portal de la iglesia de sant Martin desta dicha villa segund que lo avemos de uso e de costumbre a canpana repicada por mandado de Juan Blasquez, alguazil en el dicho lugar por nuestro señor el rey e estando presentes en el dicho conçejo Miguel Sanchez e Blasco Sanchez e Juan Sanchez e Ruy Sanchez, …”[7].

Al igual que ocurriera en la Edad Media con la iglesia de Santiago Apóstol, la de San Martín fue durante cierto tiempo el lugar donde se reunía el Concejo de Trujillo.

La elección del concejo de este lugar – junto a una pequeña iglesia extramuros de la villa- parece indicar que aquí se encontraba ya un primer centro de un dinamismo social, cercano a los arrabales de Huertas y Belén, donde habitaba una población netamente agraria-ganadera, sería el más adecuado para obtener una asistencia importante de los campesinos, a quienes interesaba vivamente los temas tratados en aquel concejo, y no nos extraña que esta práctica no fuera del todo novedosa, sino consecuente con una tradición de origen árabe.

Este primitivo núcleo urbano, mercado-iglesia, junto al que pronto se añadirían las Casas Consistoriales, será el epicentro virtual de una ciudad, que desde aquí y siguiendo los caminos se expandiera por irradiación.

Aparece citada la iglesia de San Martín en un documento de 1440 donde se especifica que era un templo de pequeñas dimensiones. Con el paso del tiempo se vio la necesidad de ampliarlo[8]. Además, hemos de tener en cuenta que se ha localizado en el templo una capillita con acceso en arco conopial decorado con dos motivos vegetales y en su interior la tumba más antigua, tipología rectangular, hallada en el interior del templo. En la capilla de Santa Bárbara, perteneciente a la primitiva obra gótica, está el enterramiento de Gil Fernández, beneficiado de la iglesia de San Martín con una extensa inscripción que data el mismo en el año 1439: “DEPOSITO DEL/ ONRADO GIL FERNADES D FIGVEROA/BENEFICIADO EN LA IGIA. DE S. M./ FALLECIO ANO IV/ CCCCXXXIX”.

Del año 1500 datan las Ordenanzas de la Cofradía de San Martín[9]. En un documento de 1526, se indica que se había iniciado la construcción de una cabecera más amplia para cuya fábrica se solicita subvención pública: «que por estar en la plaza desa Cibdad corre a ella muchas gentes, los dichos parroquianos movidos por caridad y celo de servir a Nuestro Señor, acordaron juntamente con al dicho cura, beneficiados e clérigos, la obra de la dicha capilla mayor de la iglesia, y con las limosnas que para ello dieron, se comenzó a labrar y está comenzada aquélla…«[10].

En 1529 aún no se había terminado la obra por lo que se reitera la petición de ayuda al Concejo argumentando «…que dicha iglesia es de las principales de la dicha Cibdad y que por estar en la plaza todos los forasteros y la mayor parte de los vecinos desa Cibdad van a oir misa a dicha iglesia y que por esta causa tiene necesidad de se reedificar acrecentar para que el culto divino se pudiese celebrar con la reverencia y acatamiento debido y porque es muy pobre…»[11]. El edificio que hoy vemos es esencialmente una fábrica del segundo y tercer cuarto del siglo XVI. En sus muros llegaron a colocarse las medidas oficiales del trigo, la cebada y otras mercaderías. El día 7 julio del año 1496, cuando los Reyes Católicos hicieron donación del señorío de Trujillo a su hijo el príncipe don Juan, un representante – Fernando Gómez de Ávila- tomó posesión de la ciudad y la fortaleza en su nombre en la iglesia parroquial de San Martín[12], motivo por el cual renovaron los cargos del Concejo: Corregidor y oficiales. También, la iglesia San Martín juró los fueros, privilegios, buenos usos y costumbres Carlos V en el año 1526 cuando iba camino a Sevilla para desposarse con Isabel de Portugal en los Reales Alcázares[13]. El rey Felipe II estuvo presente la Santa Misa del día 13 de marzo de 1583 en la iglesia de San Martín e igualmente lo haría Felipe V[14].

En el siglo XVI se llevan a cabo las obras de ampliación de la pequeña iglesia de San Martín hasta convertirla en un majestuoso templo. Existió ya en el año 1515 un interés por reformar y ampliar la primitiva Iglesia de San Martín, concretamente la realización de una nueva capilla mayor que no se llevaría a cabo en dicha fecha[15]. Al crecer el vecindario tras muros de la Villa, la iglesia de San Martín quedaba pequeña para atender a los actos litúrgicos ampliándose la fábrica desde el ábside a partir del año 1526, desapareciendo el cementerio que se encontraba en las cercanías del templo[16]. Desde el año 1538 interviene en su fábrica el gran maestro trujillano Sancho de Cabrera[17], interviniendo también en ella los canteros Diego de Nodera, Juan de Fradua, Pedro Hernández y Pedro Vázquez, el día 3 de octubre de 1540 se terminaba de cerrar la capilla mayor[18]. Hemos de destacar que durante las obras ejecutadas entre los años 1538 y 1546 se realizó el escalonamiento que permite el acceso al templo por la puerta meridional y extendiéndose hacia la puerta de los pies formándose un atrio con el correr de los tiempos desde el que podemos disfrutar de una magnífica vista del espacio placero, concretamente, muchas de las sillerías que se utilizaron para su construcción fueron de acarreo, así nos podemos encontrar desde inscripciones latinas[19] hasta el juego alquerque de doce grabado en piedra[20]. Se finalizó lo fundamental del conjunto parroquial en el tercer cuarto del siglo XVI. Algunos detalles son posteriores, como es el caso del chapitel del reloj, cuyas trazas fueron realizadas por Sancho de Cabrera, en el que intervino el maestro Hernando de Solís[21]. Torre-chapitel del reloj de San Martín, definida su traza por el maestro Sancho Cabrera en 1554.

Por tanto, el edificio que hoy vemos es esencialmente una fábrica del segundo y tercer cuarto del siglo XVI[22]. Se levanta ante la Plaza Mayor con un aspecto austero derivado de la sobriedad de los volúmenes y la sencillez que le confiere la mampostería y sillería de la construcción.

OBRAS ESCULTÓRICAS

Un importante ajuar litúrgico, así como obras escultóricas enriquecieron esta iglesia parroquial con el paso de los tiempos. Gracias a la ingente aportación del mecenas trujillano don José María Pérez de Herrasti, la iglesia de San Martín cuenta con un importante elenco de obras de arte que han sido donadas al templo por el citado mecenas.

El patrimonio escultórico de la iglesia de San Martín de Tours de Trujillo

 

Lám 1.- Imagen de Nuestra Señora de la Coronada antes de su restauración

Lám 2.- Imagen de Nuestra Señora de la Coronada después de su restauración

En el muro del Evangelio, cobijada bajo una hornacina, se conserva la magnífica talla de Ntra. Sra. de la Coronada con el Niño en brazos[23] (Lám 1 y 2). Pero, este no fue su emplazamiento primitivo, en la Edad Media fue muy venerada en la ermita que lleva su mismo nombre, La Coronada[24], situada a 10 kms. de Trujillo y, propiedad de la villa de Trujillo, fue entregada a los caballeros Templarios hasta la extinción de dicha Orden, por el Papa Clemente V con la bula “Vox in excelso” (3 de abril de 1312), volviendo la villa de Trujillo a correr con la dotación y culto de esta ermita y por voto solemne del pueblo, recordando la victoria sobre los árabes (1233)[25], iban los trujillanos con el Concejo todos los años en procesión a dicha ermita el lunes de Pascua de Resurrección y se celebraba una suntuosa fiesta en honor de Ntra. Sra. de la Coronada. Esta costumbre duró hasta el año 1687, fecha en la cual tuvo lugar la celebración del Sínodo placentino, la Constitución VIII dice: «Que ninguna procesión se haga à iglesia, ò Hermita, que diste mas de media legua del Lugar, salvo à algun Santuario celebre en tiempo de urgentissima necesidad«[26]. Desde entonces se perdió el culto en la ermita de la Coronada.

En el año 1809, los franceses destruyeron la ermita[27] y la imagen de la Virgen con el Niño, fue trasladada a la parroquia de Santiago en Trujillo[28], ya que la ermita era aneja a dicho templo[29]. En la actualidad se encuentra en estado ruinoso[30].

Se nos ofrece Ntra. Sra. de la Coronada sedente sobre un trono decorado con molduras y elementos curvilíneos, es un escaño típico de la región aragonesa, como ponen de manifiesto la Virgen de la Colegiata de Daroca o la del Santuario oscense de Salas. Ntra. Sra. sostiene con la mano derecha lo que parece una alcachofa, mientras que con la izquierda sostiene a su Hijo. Este está sentado sobre la rodilla izquierda de su Madre, pero se gira con suavidad hacia su derecha, en un deseo de humanidad y naturalismo típico de la escultura tardorrománica[31]. En cualquier caso, el grupo humanizado que relaciona a María con el Niño alcanza su mayor esplendor en la Virgen de la Sede de Sevilla y en la del Sagrario de Plasencia.

El Niño de la imagen trujillana lleva corona mayestática, como es propio de la imaginería arcaica, sujeta el Libro de los Siete Sellos (alusivo a su segunda venida apocalíptica) con su mano izquierda y está en actitud de bendecir. Este lleva túnica talar de color marrón oscuro, con las bocamangas, los ribetes del cuello y la corona dorados. La policromía de la cara, al igual que la de su Madre, son modernas (retocadas en la restauración de 1979). Además, lleva los pies desnudos. Por su parte, la Virgen María, es hueca por detrás, característico de las imágenes de campaña. Viste túnica de color blanco-marfil, con adornos de color rojizo, el cuello que ostenta la túnica es muy ajustado, rasgo típico de la estatuaria antigua[32]. Sobre la túnica lleva un manto de color azul decorado con flores cuatripétalas[33], cuyos pliegues son muy rígidos, de enorme influencia románica, caen pesados y paralelos, sin naturalismo, dejándonos ver los zapatos puntiagudos con los que calza sus pies la Virgen.

Los trujillanos siempre han profesado especial devoción a esta imagen, celebrando solemnes misas en su altar en sufragio de difuntos, indulgencias por rezar ante la imagen[34], limosnas por agradecimientos, etc.[35]. El único Inventario que se conserva en la parroquia de Santiago corresponde al año 1857, en éste se da cuenta detallada de los ornamentos pertenecientes a Ntra. Sra. de la Coronada.

En el año 1964 fue llevada al Casón del Retiro, en Madrid, para ser restaurada, según consta en el fichero de entrada del mismo. Su restauración fue desafortunada, ingresando en 1979 en el Taller de Restauraciones Artísticas de don José Gómez, en Trujillo. Durante el segundo proceso de restauración[36], se levantaron los repintes de color ocre, descubriéndose en la túnica blanca-marfil unos dibujos a modo de estampaciones en carmín y verde que se completan y desgastan para su entonación con los primitivos. En el manto color azul-verdoso, se descubrieron unas rudimentarias rosetas en carmín que rompen y dan encanto al monocolor. Respetados y completados estos detalles se procedió a la consolidación y entonación de su policromía en túnica y manto con carácter definitivo.

No pudo realizarse del mismo modo la restauración de la cabeza y cara de Ntra. Sra. por haber perdido de forma total el tallado del velo que la cubriera y los rasgos del rostro. Continuando los restos de pliegues que se advirtieron en la parte superior de la cabeza y estudiadas algunas imágenes de la época, se procedió al retallado de un nuevo velo en madera. Este añadido no se realizó definitivamente, como se hizo con el resto de la escultura, sino de forma provisional y pendiente de unos datos ciertos que se ajustasen a su estado original.

También, durante la restauración, se agrandaron los ojos, dado que los que presentaba no eran los originales. Fueron repuestos los dedos de las manos derechas de Madre e Hijo. Se sustituyó la peana vieja, muy fina y carcomida, por una de mayor grosor que entonara con el trono.

Con esta restauración la escultura ha ganado en belleza y dignidad, pudiendo volver al culto en el templo de San Martín de Trujillo.

Según lo contenido en los párrafos anteriores, nos encontraríamos ante una talla de la Virgen con el Niño fechable en la primera mitad del siglo XIII, ligada a la Orden del Temple, como es también el caso de Ntra. Sra. de Montfragüe. Estas dos imágenes citadas son probablemente las más antiguas representaciones de la Virgen María en Extremadura, después de la de Guadalupe.

Formó parte destacada, junto con la talla de Ntra. Sra. de la Luz y el Cristo de las Aguas, en la Exposición: Patrimonio Histórico de Extremadura: Edad Media y Renacimiento, celebrada en Cáceres, en el año 1990[37].

En la capilla de Santa Bárbara hay un retablo de sobria arquitectura clasicista, obra de la segunda mitad del siglo XVII, se ilustra con pinturas cuyo tema central es la Imposición de la casulla a San Ildefonso y varios santos en el banco, figurando San Juan Bautista, Santa Catalina de Alejandría, San Gregorio Magno, San Francisco y Santa Apolonia. El retablo está presidido por hermosas esculturas de la primera mitad del siglo XX que representan a la Sagrada Familia, en cuya peana puede leerse su procedencia: “Escultor Romero Alboraya, Valencia”. Ha sido restaurado recientemente por Virginia Chacón y María Teresa Puy, bajo el patrocinio de don José María Pérez de Herrasti.

En un lateral de la capilla, concretamente en el sepulcro de Francisco de Mendoza, se conserva una interesante talla de San Antonio Abad, obra de principios del siglo XVI. San Antón fue abad y gran guía espiritual de los monasterios de Egipto. Viste hábito talar, con manto o cogulla y capuchón, propio de los monjes antonianos, que le consideran fundador. Lleva báculo abacial que termina en forma de tau griega, otro tributo personal es el libro abierto. Como patrón de los animales domésticos, suele estar rodeado frecuentemente por algunos, en este caso le acompaña un cerdito.

Junto a esta talla, hay dos imágenes que han sido donadas recientemente a la parroquia, una imagen de San Blas de principios del siglo XVI y una excelente imagen románica de la Virgen con el Niño, ambas procedentes de la ermita de Nuestra Señora de la Vega (Campo Lugar), perteneciente a la tierra de Trujillo. Esta imagen recibía culto en un oratorio de una finca particular conocida como «Casa de la Vega» a kms. y medio de Campo Lugar. Se trata de una escultura que representa a Ntra. Sra. (78 x 39 x 41 cms.) con el Niño (30 cms.), en madera policromada. En el año 1374 de la era cristiana, el Infante don Sancho hizo donación de la dehesa y ermita de Santa María de la Vega al Monasterio de Guadalupe, tras la desamortización de 1836, pasó a manos particulares.

Lám 3.- Imagen de Nuestra Señora de la Vega

Se nos ofrece María entronizada, sentada en un elemental trono, constituido por un madero, sobre una peana en la cual se lee: «Nª. Sª. DE LA VEGA Aº. D. 1786». En su mano derecha porta la fruta esférica, porque María fue por voluntad divina la Nueva Eva, la Perfecta Eva, mientras que con la izquierda sostiene delicadamente al Niño. Este se dirige al fiel cristiano, a quien bendice con la diestra, mientras que con la izquierda sostiene la bola del mundo, símbolo del poder universal. No existe comunicación entre Madre e Hijo, este tiene una actitud rígida, arcaica (Lám 3).

Ntra. Sra., se cubre con un velo de color marfil. Viste túnica de color jacinto, ceñida al cuerpo con un cíngulo dorado, que cae hasta los pies con amplios pliegues, no dejándonos ver los zapatos que calza la Virgen. El cuello de la túnica ya no es tan ajustado, como es característico en esculturas más arcaicas. Podemos apreciar por algunas zonas de la escultura, una decoración geométrica a base de cuadrados que tienen inscritas flores cuatripétalas, y en el cuello y bocamangas, presenta adornos vegetales entrelazados. Se cubre con un manto de color azul-verdoso, con adornos geométricos a base de cuadrados y flores cuatripétalas.

El Niño viste túnica de color jacinto, con similares adornos geométricos, ya descritos, y tiene los pies descalzos. Esta policromía no es la original, seguramente fue modificada en el año 1786, fecha en la cual se añadió la peana, como consta en una inscripción en la peana. Los paños se pliegan con gran elegancia y soltura, como es característico de un estilo gótico algo avanzado; incluso las violentas angulaciones de la primera época han desaparecido para dar paso a un tratamiento más suave. La espalda de Ntra. Sra. no está vaciada o desbastada, pero posee un elemental tallado, lo cual prueba que estas imágenes tenían un punto de vista único, el frontal. Por todas estas características, consideramos que pueda tratarse de una obra de principios del siglo XIV, pero muy modificada, de lo que podría suponer su aspecto primitivo.

La mentalidad religiosa y popular que dio vida tanto a esta escultura como al resto de efigies que estamos estudiando, se basó en la filosofía, teodicea, teología y exégesis de la Baja Edad Media, en las más antiguas cronológicamente, o sea en el pensamiento escolástico, aristotélico-tomista, que fecundó el naturalismo gótico. La Virgen está representada, en esta obra de la finca de la Vega, como Madre de Jesús, con toda la fuerza realista que se deriva de los escritos de Gonzalo de Berceo, las Cantigas de Alfonso X y del culto de hiperdulía tributado a la Señora, se venera a la Madre de Dios, a la Teotocos o Deipara, en cuanto ello era asequible a la humana contemplación.

La capilla de Pedro Suárez de Toledo[38] –obra de mediados del siglo XVI- se cubre con una bóveda de crucería con combados ricamente policromada y decorada con rosetas y tallos en flor; y sobre el arco de la capilla las armas de los Orellana-Ulloa. Preside la capilla el retablo de la Virgen del Carmen con las Ánimas, de principios del XVIII, posee un cuerpo con hornacina de arco de medio punto entre pares de columnas salomónicas cubiertas por ornamentación vegetal y remata con el lienzo de la Coronación de la Virgen, del siglo XVIII. En un lateral del retablo una pintura al óleo sobre lienzo representando a San Jerónimo penitente[39], obra del siglo XVII del acreditado artista Antonio de Pereda sobre original de Ribera. Fue adquirido en Madrid, donación de un particular a don Mariano Duprado, Arcipreste y sacerdote de esta iglesia. La obra representa un tema muy difundido en el programa artístico del pintor, un San Jerónimo penitente, de anatomía corpulenta, cubierto con un manto rojo de pliegues ampulosos[40]. El pintor no ha renunciado a sus inclinaciones naturalistas, describiendo con analítica y rigurosa precisión, con una minuciosidad táctil, volúmenes y superficies, arrugas y deformidades, así como objetos: los libros, la calavera. Su preocupación por la intensidad de las reacciones procuradas por la extensión firme y natural de las luces sobre las densas superficies cromáticas, una atmósfera nada oscura, ni misteriosa, sino de una verdadera y profunda humanidad, de altísima pero controlada y concentrada tensión interior, de reacciones emotivas casi sofocadas por apariencias de contenido cuando San Jerónimo alza su mirada sorprendido por la aparición de la trompeta del Juicio Final que lo distrae de sus oraciones. Aparecen en la obra sus atributos: la pluma, el libro y las hojas sueltas, que aluden a su actividad de estudioso de los textos sagrados. También la calavera, símbolo iconográfico vinculado al santo. Destaca en el lienzo las luces y los tonos cromáticos, la postura del santo permite imaginar la profunda concentración en que debía encontrarse antes de la llegada del sonido trompetero. Restaurado en octubre del año 2008 por la empresa de Conservación y Restauración de Bienes Culturales ATRIUM C.R.B.C S.L., bajo el encargo y patrocinio de Don José María Pérez de Herrasti.

La iglesia de San Martín cubre el testero con un retablo que en principio estuvo adosado en el muro colateral del Evangelio. Sustituye al que regaló a comienzos del siglo XX doña M.ª Juana Durán Rey, y que en la actualidad se encuentra en la iglesia de Garciaz. Es importante citar que, según las Cuentas de Fábrica del templo, existió otro retablo mayor cubriendo el ábside y dos colaterales que son obra de Juan de Trujillo y se colocaron en el año 1573[41]. El que hoy cubre el testero de San Martín está dedicado al Santísimo Cristo de la Agonía, trasladado desde la antigua iglesia de la Sangre[42]. En alzado, la obra se divide en banco, cuerpo y ático, con templete emergente del centro de un frontón curvo partido. Una pareja de columnas corintias sobre ménsulas enmarca la hornacina que alberga al Cristo de la Agonía, soberbia talla de gran realismo. Desde el ático domina San Pedro sentado en Cátedra, y sobre la hornacina avenerada que cobija al santo, una cartela elíptica y policromada, con las armas papales (de plata, dos llaves en aspa, una de oro y otra de plata; brochante una tiara). Todo el conjunto se puede fechar en torno al primer tercio del siglo XVII. Algunos autores han considerado que era obra del escultor cordobés Juan de Mesa y Velasco, que nació en Córdoba en el año 1583. Fue bautizado el 26 de junio de 1583 en la parroquia de San Pedro de Córdoba. Pertenecía a una familia de pintores y se inició a la escultura con Francisco de Uceda. Cuando contaba con veintitrés años ingresó en el taller de Martínez Montañés, en Sevilla, siendo un discípulo leal y ordenado que inició sus estudios en humanidades mientras olía a madera tallada. Es un artista poco conocido, su importancia arranca a finales del siglo XIX gracias a la obra de José Bermejo y Carballo, Glorias religiosas de Sevilla (1882): «El bellísimo Jesús, en el acto de pronunciar desde la Cruz sus Siete Últimas Palabras, construido según se cree, por Juan de Mesa, discípulo insigne de Montañés.» Luego Hernández Díaz aportó una documentación fundamental[43]. Consideramos, más bien, que esta magnífica talla del Crucificado es obra de Alonso de Mena (1587-1646), padre de Pedro de Mena, que se haría cargo del taller a partir de 1622. Se le atribuyen obras como el Cristo del Desamparo de la iglesia de San José de Madrid (1635) que muestra rasgos de ejecución y estilo semejante al del Cristo de Trujillo, igualmente presenta las mismas características estilísticas el Cristo de la Sangre y de la Vera Cruz, conocido popularmente como El Señor de la Caja, como referencia a una urna de madera y cristal donde se expone en su capilla de la iglesia parroquial de la Encarnación de Vélez-Rubio (Almería), obra de Pablo de Rojas[44], maestro de Alonso de Mena.

Juan de Mesa fue un hombre muy vinculado a las Cofradías y Hermandades, perteneció a la hermandad del Silencio, siendo miembro activo de su Junta de Gobierno de dicha hermandad, la cual albergaba entre sus hermanos a numerosos sevillanos ilustres. Falleció a los cuarenta y cuatro años víctima de una tuberculosis, fue enterrado en la Iglesia de San Martín de Sevilla, donde reposan sus restos. Le podemos considerar uno de los máximos representantes del realismo sevillano, dedicándose casi en exclusividad a las imágenes procesionales, realizando estudios anatómicos de los procesos premortales y observaciones de cadáveres que le permitieron plasmar en la madera obras llenas de realismo. Realismo, éste, que instó a la propagación del culto a Jesús por parte de una población que veía «más cerca» los momentos pasionales de Jesús y su sufrimiento, acrecentando la devoción entre el pueblo cristiano, podemos destacar entre sus obras la talla del Cristo del Amor, el Cristo de la Buena Muerte o el mundialmente conocido Jesús del Gran Poder pueden servir de ejemplo, sin menospreciar ni mucho menos a otras de sus obras. Muchas de sus imágenes hoy en día procesionan durante la Semana Santa en Sevilla.

El Inquisidor fray Gabriel Pizarro de Hinojosa, natural de Trujillo, encargaría la obra del Cristo que presidiría el altar mayor de la iglesia de la Sangre de Cristo (fundada el 15 de octubre 1625) a Juan de Mesa y Velasco, durante su estancia en Andalucía como Inquisidor de Córdoba y Granada. La hechura de un crucificado de la agonía. Este, detallaría en el contrato que debía ser una talla, en la que Jesús estaría clavado en la cruz y coronado de espinas.

Esta obra fue concebida para dar culto a los fieles de Trujillo, ya que era costumbre que frailes o miembros de la nobleza hicieran donaciones de este tipo, para ganar prestigio social y además a la vez que invierte en la salvación de su alma.

La obra se ejecuta en madera de cedro y la policromía era tarea de pintores supervisados por los imagineros. Este Cristo de la Sangre de Mesa, destaca por su corpulencia, movimiento desgarrador, posición y gesto conmovedor y la clara influencia plástica que Mesa imprime en sus obras. Aparece Jesús con una gran corona de espinas, la mirada suplicante y la boca abierta, representando así la dramática expresión.

El estilo del maestro procede de la escuela de su maestro Juan Martínez Montañés, pero los detalles violentos son clara señal del imaginero cordobés (el imaginero del dolor).

Mesa se distingue de sus predecesores, por que imprime una gran intensidad en sus obras, dotándolas de un realismo íntimo y doloroso, que ha sido y sigue siendo copiado en la actualidad por muchos artistas de la madera.

Jesús de la Agonía aparece suspendido en la cruz con una cruel tensión, reflejando el dolor y calvario del momento de la crucifixión, este detalle muy característica en las obras de Mesa junto a una muy estudiada anatomía del cuerpo y que lo diferencia del estilo clasicista de su maestro Montañés (Lám 4 y 5). La anatomía de la obra es de un impresionante verismo idealizado y que lo convierte en un apolíneo exento de descomposiciones patéticas. De un movimiento sobrecogedor, la obra invita a la devoción y al fervor.

Este crucificado de Trujillo está traspasado por tres clavos sobre una cruz arbórea, hecha de un tronco sin devastar, lo que acentúa el naturalismo, y llevan corona de espinas de un bloque con la cabeza o postiza. Responde a los tipos de Crucificados de su gubia, sus cuerpos aparecen agitados por un sentimiento interior que rima con la angustiada expresión de los rostros de pómulos salientes, en los que las cejas se curvan hacia el entrecejo como signo de dolor intenso, los ojos se abultan cuando están abiertos y los párpados se ondulan cuando cerrados; el cabello y la barba se ordenan en madejas finas y simétricas, el pecho aparece hundido, sin fuerza, y toda la anatomía se hace minuciosamente descriptiva: los clavos retuercen los dedos y arrugan la piel. El paño de pureza deriva del utilizado por Montañés y forma grandes masas de pliegues finos y profundos, con cuerda o sin ella, atado con dos moñas laterales.

En el año 1921 se trasladaron los bienes muebles de la iglesia de la Sangre de Cristo a la parroquia de San Martín según disposición del párroco don Rafael García López, según documentación existente en el Archivo de la parroquia de San Martín: “Encontrándose sin fondos la fábrica de la parroquia de San Martín, por las múltiples y costosas reparaciones q en ella se han hecho; el Sr. Cura de la misma solicita de sus feligreses que por su piedad, y desprendimiento se han distinguido en amor a su parroquia en otras ocasiones, presten cooperación con la limosna que estimen suscribirse para el traslado del Stmo Cristo de la Sangre y Retablo del mismo, a su parroquia, lo que se hace para evitar el deterioro del mismo, dado el estado ruinoso de su capilla, y para darle el debido culto del que ha estado privado por espacio de muchos años (seguidamente viene la relación de personas que participaron económicamente en los gastos del traslado, realizado por el maestro alarife don Manuel Diz Ramos el 30 de noviembre de 1921, costó 161,05)”.

Lám 4.- Crucificado de la Agonía que preside el retablo central

Lám 5.- Crucificado de la Agonía, detalle

El Crucificado de la Sangre de Cristo preside el retablo de la parroquia de San Martín. Se eleva sobre un sencillo banco, mostrando una caja flanqueada por un par de columnas estriadas en cada lado y encima hay un frontón partido que aloja una hornacina con San Pedro en cátedra. Según don Clodoaldo Naranjo en el año 1675 el artista Manuel Ruiz ejecutó su dorado y pintura a costa del Cabildo de Capellanes de Trujillo[45]. La imagen del Crucificado, de la misma cronología, es una obra realista de cierta calidad. Antes tuvo, lógicamente, otros retablos el presbiterio de la iglesia. En el banco de la obra advertimos la presencia de los escudos de don Gabriel Pizarro de Hinojosa y Arévalo († 1625), quien llegó a ser Inquisidor General de Córdoba y Granada[46]. En el banco del retablo advertimos la presencia de los escudos de don Gabriel Pizarro de Hinojosa y Arévalo († 1625), quien llegó a ser Inquisidor General de Córdoba y Granada[47]. Cabe decir de este retablo que es una de las mejores obras de estilo clasicista que se conservan en la Diócesis. Hasta los años 80 del siglo XX, presidía el espacio ochavado un moderno retablo que fue trasladado a la parroquia de Garciaz por el sacerdote don Ramón Núñez. Se trata de un retablo del año 1903, de estilo neogótico, que donó al templo doña Juana Durán Rey, vecina de Madroñera, en cumplimiento del testamento de su difunto esposo don Manuel Pablos Miguel. Según consta en una inscripción del retablo. Juntamente con las imágenes de San Martín y la Virgen de la Victoria –obras del escultor Romero- que presiden en sendas hornacinas laterales, en los años que preceden a la Coronación Canónica de la Virgen granítica que está en la capilla del castillo, esta imagen de la Patrona de la iglesia de San Martín procesionó en los días de la Festividad de la Virgen de la Victoria, en cumplimiento del testamento de su difunto esposo don Manuel Pablos Miguel. Esta es la efigie a la que se refería el poeta trujillano don Gregorio Rubio «Goro» en su poesía cuando nos dice «que la imagen de colores tan vivos que está en la iglesia de San Martín no es la Virgen que quiere el pueblo sino la que está en el castillo, que es la que Trujillo venera como verdadera Patrona».

A ambos lados del retablo mayor destacamos dos tondos[48] o composiciones escultóricas-pictóricas en forma de disco que representan a San Pedro y a San Pablo, del siglo XVI.

Lám 6.- Imagen de la Virgen de la Victoria que presidía una hornacina de la plazuela del Reposo

En la sacristía se conserva la Virgen de alabastro que presidía la hornacina de la plazuela del Reposo (Lám 6). Colocándose recientemente en dicho lugar una réplica. Virgen coronada con el Niño desnudo. Viste la Virgen María túnica y manto, inclinando suavemente la cabeza y posando sus pies sobre un serafín de alas explayadas. Es obra de la segunda mitad del siglo XVI, en el año 1569 en el testamento de Francisco de Sotomayor, una de las cláusulas especificaba: “Item mando que se eche un chapitel de madera forrado de hoja de lata en la imagen de Nuestra Señora del Reposo que está a las espaldas de la capilla de Sant Martín de tal manera que la ymajen no reçiba daño con el hostigo del agua y que se pague lo que para ello fuere menester”.

                                                                                         Lám 7.- Cristo de la Salud

En este sepulcro de los Bejaranos se conserva el Cristo de la Salud (Lám 7), magnífica imagen en madera policromada del Crucificado, recibe culto bajo la advocación de Cristo de la Salud[49]. En esta imagen se pone de manifiesto la representación de un Cristo doloroso que destaca por su belleza plástica. Está tratado con una suavidad de formas muy lejanas a las representaciones del Cristo del Dolor en las que todos los detalles anatómicos estaban en función de la expresión acrecentada de dolor. Este Cristo de la parroquia de San Martín presenta un carácter menos dramático y unas líneas más suaves que el Cristo de las Aguas, de esta misma ciudad.

Está clavado en la cruz, con la cabeza inclinada hacia su hombro derecho, tiene los ojos cerrados y la boca entreabierta. Su larga cabellera cae por la espalda y barba bífida, además de llevar una corona trenzada sobre la cabeza. Tiene muy bien talladas las costillas y los tendones. Su figura se cubre con perizoma corto, anudado en el centro, formando variados pliegues. Podemos fechar esta obra en el siglo XV. Curiosamente, en un documento que hace referencia a las disputas mantenidas entre los Chaves y las tropas del Marqués de Villena menciona la existencia de un Crucificado en la iglesia que sufrió duros desperfectos[50]. Ha sido restaurado entre los meses de junio – julio del año 2011 por la empresa de Conservación y Restauración de Bienes Culturales ATRIUM C.R.B.C. S.L, contando con el patrocinio de don José María Pérez de Herrasti.

Lám 8.- Crucificado del s. XVIII

La capilla de los Regodones la preside un Crucificado del siglo XVIII sobre cruz de madera tallada, dorada y policromada a la que está clavado con tres clavos de hierro (Lám 8). La cruz tiene el INRI pegado al brazo horizontal. El Crucificado está representado joven, delgado, moreno, de media melena hacia atrás de la que un mechón se separa avanzando por el hombro derecho hasta el pecho. Su barba no es continua, está dividida en dos por la barbilla. Su cabeza ladeada a la derecha cae ligeramente hacia abajo. Sus ojos están semiabiertos. En su cabeza lleva una corona de espino apoyada en unas espinas incrustadas en la cabeza, entre sus costillas derechas hay una herida de lanza. De estas heridas emanan chorretones de sangre. También presenta diversas señales de latigazos, está cubierto por un manto blanco de pureza de pequeñas dimensiones, sujeto por un gran y sencillo nudo a su izquierda. La imagen, con el paso del tiempo ha sufrido importantes deterioros. Es una imagen tallada en madera, de bulto redondo, policromado en las carnaciones y estofada en el paño de pureza. La cruz, como se ha descubierto durante la intervención, estaba estofada originalmente, ha sido magníficamente restaurado entre los meses de abril-mayo del año 2011 por la empresa de Conservación y Restauración de Bienes Culturales ATRIUM C.R.B.C. S.L. contando con el patrocinio de don José María Pérez de Herrasti.

Lám 9.- Imagen de San Donato

Lám 10.- Imagen de San Hermógenes

En la capilla de los Bejarano, lugar de enterramiento de don Luis de Camargo Paniagua hay un retablo rococó, obra de mediados del siglo XVIII, preside la capilla. Tiene columnas adornadas con telas y rocallas, que muestra las esculturas de los mártires San Donato (Lám 9) y San Hermógenes (Lám 10), esculturas de la segunda mitad del siglo XVII[51], efigiados en pie y arrodillado, respectivamente sobre un pequeño pedestal marmolizado, con las manos cruzadas sobre el pecho, atadas, degollado, mira hacia arriba. La devoción a los santos mártires fue implantada en época barroca al considerar que eran trujillanos tales Santos y que fueron martirizados, junto a otros compañeros, en Mérida. Debió fabricarse hacia la misma fecha que aporta la inscripción que leemos a los pies: «LAUDA DE DON LUIS DE CAMARGO PANIAGUA/CAPITÁN DE CABALLERÍA DE LOS EXERCITOS DE/ SU MAGESTAD (…) AÑO DE 1755». Se deduce de esto que la obra vino a sustituir el retablo que había construido la parroquia en honor de los dos mártires en 1673: en este año tenemos documentada una paga de 275 reales en favor del carpintero Francisco Acedo, autor del mismo. Lo doró el pintor Manuel Ruiz entre 1678 y 1679 a cambio de 925 reales[52]. Entre los meses de febrero y marzo del año 2011 fue restaurada la imagen de San Hermógenes por la empresa de Conservación y Restauración de Bienes Culturales ATRIUM C.R.B.C. S.L., y bajo el patrocinio de don José María Pérez de Herrasti. Hemos de indicar que esta capilla se la conoció hasta las obras de restauración efectuada en el templo en el año 1979 como capilla de la Virgen de la Victoria, pues presidía dicho retablo en su hornacina central una imagen de la Virgen de la Victoria[53].

Incluimos la imagen de la Virgen de la Piedad, actualmente preside dicho retablo. Fue depositada en el año 2012 en el templo parroquial de San Martín[54]. Este tipo de esculturas se las conoce como imagen de vestir. Tiene el tronco apenas detallado (se prolonga hasta la cintura o las caderas); brazos articulados, sin forma anatómica, que terminan en manos de talla y un bastidor troncocónico que forma la parte inferior de la imagen, al que se le llama caballete o candelero. Es obra de madera, yeso y está policromía. La cara, el cuello y las manos están realizados en madera tallada, con una base de estuco (masa de yeso blanco y agua de cola) y policromía. Bellísima imagen que representa a una joven María de rostro sereno y mirada ensimismada, presentando una policromía con delicioso brillo a pulimento, y el complemento de ojos de cristal y los cabellos pintados. Presenta características estilísticas muy parecidas a la Virgen de la Paz del Convento de San Pedro de Trujillo. Lleva en su mano izquierda al Niño Jesús. Ha sido restaurada recientemente por la empresa de Restauraciones Artísticas ATRIUM, bajo el patrocinio de don José María Pérez de Herrasti.

Nota.- El resto de fotografías de este trabajo puede consultarse directamente en nuestro archivo.

 

[1]La reconquista de Trujillo tuvo lugar el 25 de enero de 1233, como ya advirtió el profesor J. González en su obra Reinado y diplomas de Fernando III, Córdoba, 1982-1983, p. 318. El problema radica en un defecto de una unidad en la fecha con numeración romana y que también ha sido defendido por el Académico Manuel Terrón Albarrán en su trabajo “En torno a los orígenes de la Tierra de Trujillo (1166-1233)”. Actas del Congreso “La Tierra de Trujillo desde la época prerromana a la Baja Edad Media”. Badajoz, 2005, p. 300; y en su libro Extremadura musulmana, Badajoz, 1991, p. 213. Interesante es también el estudio de Jesús Ruiz Moreno: “1233 la reconquista cristiana de Trujillo”, presentado en los XLII Coloquios Históricos de Extremadura, 2013. Como señalan los cronistas (fuentes árabes y la crónica cordubense de Fernando Salmerón) y no en el año 1232 como se ha venido insistiendo al seguir a los Anales Toledanos, es evidente que la fecha exacta es la de 1233 dada la fuente árabe de Al Himyari, ed. Leví Provençal p. 63. que afirma que tuvo lugar en Rabi I del 630 H. y en el Cronicón cordubense de Fernando Salmerón.

[2] SOLIS RODRÍGUEZ, C.: “La Plaza Mayor de Trujillo”. Actas del VI Congreso de Estudios Extremeños. Tomo I. Historia del Arte, Badajoz, 1981.

[3] RAMOS RUBIO, J. A.: “Recuperación histórica de la Plaza Mayor de Trujillo”. Cimbra, revista del Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas, año XL, número 358, mayo-junio de 2004, pp. 46-57. RAMOS RUBIO, J. A: La Plaza Mayor de Trujillo. Excmo. Ayuntamiento de Trujillo. Imprenta Moreno (Montijo), 2003.

[4] Archivo Municipal de Trujillo, legajo 5, documento 1, fol. 123 y ss.

[5]Sepan quantos esta carta vieren como en Trugillo, jueves catorze días de março, era de mil e trezientos e noventa e un años, como nos el consejo de Trugillo estando ayuntado en la eglesia de sant martin, que es el arraval de la dicha villa, a canpana repicada por mandado de Pero Martines juez en la dicha villa por nuestro señor el rey e estando presentes en el dicho conçejo…..”. Archivo Municipal de Trujillo, legajo 1.1, número 30, fols. 92r-94r.

[6] También hemos de indicar que el Concejo no sólo se reunía en el portal de la iglesia de San Martín, también se reunieron en otras ocasiones en las peñas próximas a la iglesia de Santa María y en el atrio de la iglesia de Santiago. “Sepan quantos esta carta vieren como nos el conçejo de Trugillo, estando yuntados en conçejo en las peñas çerca de la eglesia de Santa María del dicho logar a canpana repicada por mandado de Johan Blasquez, alguazil por nuestro señor el rey en esta dicha villa…”. Carta de poder del concejo de Trujillo alargando el poder concedido a Gonzalo Fernández Añasco, para entender en los pleitos existentes sobre los ejidos de las aldeas. Archivo Municipal de Trujillo, legajo 1.1, número 30, fols. 104r-105r. “Sepan quantos esta carta de poder vieren como nos el conçejo , justicia, regidores, cavalleros, escuderos de la muy leal çibdad de Trugillo, estando ayuntados en la yglesia de Santiago que es de los muros adentro de la dicha çibdad, a canpana tañida según que lo avemos de uso e de costumbre para semejantes actos e negoçios, a nonbre de conçejo, …”. Cartas de poder del concejo de la ciudad de Trujillo y vecinos de ella a Juan de Chaves, Álvaro de Hinojosa, Cristóbal Pizarro, Pedro Calderón Altamirano, Francisco de Loaisa y Martín de Chaves, vecinos de la ciudad, para que actúen en su nombre en el pleito existente entre la ciudad y sus vecinos y el obispo de Plasencia sobre el cobro de diezmo de las hierbas, pleito en el que las partes se comprometen a aceptar la sentencia que dicte en la reina del obispo de Oviedo. 21 a 28 de abril de 1500. Archivo Municipal de Trujillo, legajo 3. 1, fols. 6r- 14r. Son varios los documentos existentes en el Archivo Municipal que nos indican el lugar principal donde se reunía frecuentemente el Concejo era en el portal de la iglesia de San Martín. Arrendamiento de la guarda de los prados, alcaceres, fuentes, alberca y muladares (febrero de 1384). Archivo Municipal de Trujillo, legajo 1. 1, número 1, fols. 1r- 1v.; Acuerdo del concejo de Trujillo y que los nuevos alcaldes de Trujillo Guadalupe intenten llegar a un acuerdo sobre los debates existentes entre el concejo de Trujillo y el monasterio de Guadalupe en algunas ocasiones de Madrigalejo (12 noviembre de 1484). Archivo Municipal de Trujillo, legajo 4. 9.; Carta de censo sobre unas casas de Juan López de Santa Cruz, del concejo de la ciudad por 700 maravedíes y cinco gallinas cada año (3 agosto de 1498). Archivo Municipal de Trujillo, legajo 3. 1, fols. 353 r- 355 v.

[7] Archivo Municipal de Trujillo, legajo 1. 1, número 39, fols. 137r- 137v.

[8] 19 enero de 1526, ante Francisco de los Cobos. Archivo Municipal de Trujillo, legajo 4, carpeta 4, fols. 66v- 67r. Cit. TENA FERNÁNDEZ, J: Trujillo, histórico y monumental. Gráficas Alicante, 1967, 1ª ed, p. 296.

[9] Ordenanzas de la Cofradía del señor San Martín. Año 1500, legajo 65, carpeta 13, tiene 8 folios. Archivo Municipal de Trujillo.

[10] Archivo Municipal de Trujillo, Acuerdos, número 18, 1525-1526, fols. 86-87 vº. Cédula de Carlos V el concejo de la ciudad de Trujillo para que pueda dar por una vez de los propios de la misma 200.000 maravedíes para las obras de la capilla de la iglesia de San Martín. En Toledo a 19 enero de 1526, ante Francisco de los Cobos. Archivo Municipal de Trujillo, legajo 4, carpeta 4, fols. 66v- 67r.

[11] Real Provisión de don Carlos y doña Juana al concejo de la ciudad de Trujillo para que pueda dar 12.000 maravedíes para la obra de ampliación de la parroquia de San Martín, a cuenta de los 500.000 que tiene acordado dar en cinco años. Dada en Toledo a 15 marzo de 1529, refrendada de Francisco de Salmerón. Archivo Municipal de Trujillo, legajo 4, carpeta 4, fols. 127v- 128r.

[12] Presentación en el Consejo de la ciudad de Trujillo de la merced que los Reyes Católicos hacen a su hijo, el Príncipe don Juan, de esta ciudad así como de tres cartas del príncipe comunicando dicha concesión a Trujillo, dando poder a Fernando Gómez de Ávila para que tome posesión de la misma en su nombre y confirmando a Juan Rodríguez de Mora como corregidor de Trujillo. Archivo Municipal de Trujillo, legajo 6.6.

[13]Cédula de Carlos V en Toledo a 26 de febrero refrendada de Francisco de los Cobos comunicando a Trujillo que por esta Ciudad pasará su esposa la Emperatriz Isabel y mandando que se le hagan los honores y recibimientos correspondientes a su persona. Archivo Municipal de Trujillo, año 1526. 1-3-78-1, fol. 89.

[14] Testimonio de la visita del rey Felipe II a la ciudad de Trujillo. En Trujillo, a 13 de marzo de 1583. Actas de Acuerdos, 1576-1583. Actas del Concejo de Trujillo. Del 10 de octubre de 1576 al 2 de abril de 1583. 571 folios. Archivo Municipal de Trujillo, años: 1576 a 1583. 1-1-30-1.

 

[15] “…porque el pueblo es crecido e se multiplican en feligreses de quince o veinte años acá, así por los infieles de moros e judíos que se convirtieron en la ciudad, que son casi todos feligreses de la Iglesia… y no puede acoger a los que acuden a los actos religiosos, que tiene muy estrecha capilla, tanto y en tal manera que a esta causa e al concurrir en ella mucha gente, por estar en la plaza del arraval, no cabe gente en ella los días de fiesta….”. Archivo General de Simancas. Cámara de Castilla. Memoriales (16 diciembre de 1515), legajo 128, número 31. Cit. SANZ FERNANDEZ, F: Paisaje, percepciones y miradas urbanas de una ciudad del Renacimiento: Trujillo . Badajoz, 2009, p. 295.

[16] Fueron necesarias por parte del Ayuntamiento la compra de algunas casas. Archivo Municipal de Trujillo, Cédula de Carlos V al concejo de la ciudad de Trujillo para que pueda dar por una vez de los propios de la misma 200.000 maravedíes para las obras de la capilla de la iglesia de San Martín en la plaza de esta ciudad (19 enero de 1526), legajo 4, carpeta 4, ff. 66v-67r. Véase el importante trabajo de SOLIS RODRÍGUEZ, C: “El arquitecto trujillano Sancho de Cabrera”. Actas del V Congreso de Estudios Extremeños, Badajoz, 1976, p. 143. Las obras continuaban en el año 1529. Real Provision de don Carlos y doña Juana al Concejo de la ciudad de Trujillo para que podar 12.000 maravedíes para las obras de ampliación de la parroquia de San Martín, a cuenta de los 500.000 que tiene acordado dar en cinco años ( 15 marzo de 1529). Archivo Municipal de Trujillo, legajo 4, carpeta 4, fols. 127v- 128r.

[17] Sería una importantísima obra para el maestro, avecindado en sus proximidades y quedando constancia en su Testamento de su voluntad de ser enterrado en la citada iglesia. Testamento de Sancho de Cabrera, 31 de mayo de 1574. Archivo de Protocolos de Trujillo. Francisco de Villatoro, 1574, legajo 19, fols. 334-336. En Apéndice documental. Documento 1.

[18] “…dí la comida a los oficiales de acabada de cerrar la capilla”. Archivo parroquial de San Martín, Cuentas de Fábrica (1538-1590).

[19] Junto al osario del atrio de San Martín: “h(ic) s(itus) e(st) s(it) t(ibi) t(erra) l(evis) TEMISON (…) uxs(or) f(ecit)”. Falta el nombre y la edad del difunto. Se ha conservado la fórmula funeraria y el parentesco que unía a la dedicante con el difunto. Al igual que la anterior (perdida): “h(ic) s(itus) e(st) s(it) t(ibi) t(erra) l(evis)”. Inscripción funeraria: “…an(norum) IL (,…) hic. S(it) t(ibi) t(erra) l(evis). ESTEBAN ORTEGA, J: Corpus de Inscripciones Latinas de Cáceres. II Turgalium. Cáceres, 2012, pp. 237 y 270. CIL, II. 528A y 528 B y 639.

[20] El rey Alfonso X mencionó este juego en su obra Libro de los Juegos. Popular juego, muy antiguo, originado en el Medio Oriente, nombre que proviene del árabe al qirkat, preservándose tableros grabados en piedras de varios templos del Mediterráneo. Llevado por los árabes a la Península Ibérica, al llegar a Occitania se fusionó con el tablero de ajedrez y dio lugar a las damas.

[21] Archivo Municipal de Trujillo. Acuerdos, núm. 34, fol. 492 vº.

[22] En la visita celebrada en el año 1573 se especifica que la iglesia ya estaba bendecida.

[23] RAMOS RUBIO, J. A: “Imaginería Medieval mariana en la Tierra de Trujillo”. Actas del Congreso “La Tierra de Trujillo desde la época prerromana a la Baja Edad Media”, Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes. Trujillo, 2005, pp. 137-169. RAMOS RUBIO, J. A.: Escultura Medieval y Tardomedieval en la Diócesis de Plasencia. Fundación “Palacio de Alarcón”. Imprenta Moreno, Montijo, 2004.

[24]Construida por el maestre Gil de Cuéllar, autor de la Sala Capitular de la catedral placentina o capilla de San Pablo. Esto lo afirma por primera vez NARANJO ALONSO, C.: Trujillo y su tierra, p. 110. Es importante ver el estudio del Catedrático de la Univ. de Valladolid, Dr. don Salvador Andrés Ordax sobre esta ermita y este arquitecto, en B.S.A.A., tomo LIII, Valladolid, 1987, pp. 304-309. En los años 80, el párroco de la iglesia don Ramón Núñez trasladó esta imagen que se encontraba en la iglesia de Santiago (filial) al templo de San Martín.

[25]La imagen tiene vaciada su espalda, característico de las imágenes fernandinas que acompañaban a los ejércitos. Es probable que esta imagen llegara a Trujillo con las tropas cristianas traídas por los templarios, en la reconquista definitiva del 25 de enero de 1233. Estableciéndose su culto enseguida. Según los Anales Toledanos, Trujillo fue reconquistado por el Maestre de Alcántara, ayudado por el obispo de Plasencia y algunos caballeros del Temple y Santiago. Vid. Anales Toledanos I y II, ed. Julio Porres Martín-Cleto, Toledo, 1993. TERRON ALBARRAN, M: “En torno a los orígenes de la tierra de Trujillo (11666-1233)”. Actas del Congreso “La Tierra de Trujillo desde la época prerromana a la Baja Edad Media”. Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, Trujillo, 2005, pp. 211-302; GONZALEZ, J: “Reconquista y repoblación de Castilla, León, Extremadura y Andalucía (siglos XI y XIII)”, en La Reconquista española y la repoblación del país. Zaragoza, 1951; GONZALEZ, J: “Repoblación de la Extremadura leonesa”. Hispania, tomo XI, Madrid, 1943; GONZALEZ, J: Reinado y diplomas de Fernando III, Córdoba, 1980-1983.

[26]Synodo Docesana del Obispado de Plasencia, celebrada por el Ilvstrissimo y Reverendissimo Señor Don Fr. Joseph Ximenez Samaniego, Obispo de Plasencia. En la Civdad de Plasencia, los días XI al XV del mes de mayo del año de M.DC. LXXXVII. En Madrid, Oficina de Melchor Alvarez. Año M.DC.LXXXXII, fol. 255.

[27]La agresión francesa en Trujillo y sus alrededores (ermitas y arrabales) fue muy violenta. Es muy explícita la nota del sacerdote trujillano don Tomás Martín de Prado en el Libro de Bautismos del año 1809: «Debe hallarse con reparación las partidas que pueden suponerse desde primeros de agosto de 1806 hasta veinte y tres de julio de 1809 por haberse perdido las partidas comprendidas en este tiempo a causa de la invasión francesa y el total abandono de la ciudad acaecida en 19 de marzo de 1809«. Libro de Bautismos, 1809-1833. Arch. Parroq. Santa María. Trujillo.

[28]NARANJO ALONSO, op. cit., pp. 110 y 111. TENA FERNANDEZ, J.: Trujillo histórico y monumental, op. cit., p. 423. Aquí estuvo depositada la Virgen de la Coronada hasta el año 1989, fecha en la cual comenzaron las obras de restauración de la iglesia de Santiago, trasladándose la imagen a la parroquia de San Martín.

[29]Capellanía que fundó Diego de Orellana en la hermita de nra. sra. de la Coronada, aneja a la parroquia de Santiago, 15 de febrero de 1729. Libro de Capellanías de la iglesia parroquial de Santiago, 1729-1908, fol. 21.

[30]Lo más característico de esta ermita es su portada, que se abre en arco de medio punto y está decorada con siete cabezas humanas y de animales, muy a tono con los bestiarios medievales. En el salmer derecho, se leía una inscripción que fechaba la ermita: «MASTRE GIL/ dE CullaR M/E FECIT ERA DE MIL E CC/C ANNOS/DOZE». La fecha de la era hispánica (1312) equivale al año 1274 de la era cristiana. Hablamos en pasado, pues en la actualidad esta portada forma parte de una chimenea de la finca cercana de don Miguel Tovar.

[31]Se observan similitudes en este desplazamiento lateral de Niño con la Virgen de Santa María la Real de Nájera, que se atribuye al siglo XIII. SPENCER COOK, W.W., y GUDIOL RICART, J.: Ars Hispaniae Historia Universal del Arte Hispánico. T. VI. Pintura e Imaginería Románicas, ed. Plus Ultra. Madrid, 1980., p.380, dicen al respecto: «La Virgen de la iglesia de Santiago de Trujillo, es una ingenua representación del modelo de Nájera, que llegaría a región tan apartada a través de infinitas copias y adaptaciones».

[32]El escote de la túnica lleva una abertura con la guarnición llamada «orfrés», similar al que ostenta la Virgen del Carrascal, de Logrosán, propia de los vestidos lujosos del siglo XIII, es una pervivencia románica que desaparece en el siglo XIV. BERNIS, C.: BERNIS, C: Trajes y modas en la España de los Reyes Católicos I (los Hombres), II (Las mujeres). Instituto Diego Velásquez, C.S.I.C. Madrid, 1978-1979, p. 207.

[33]Estas flores están presentes en muchas de las orlas que circundan las viñetas de las Cantigas de Alfonso X. Vid. GUERRERO LOVILLO, J.: Las Cantigas. Estudio arqueológico de sus miniaturas. Madrid, 1949.

[34]El Ilmo Sr. don José Avila, obispo de Plasencia, concedió «cuarenta días de indulgencia a todos los fieles por cada vez que rezasen un Padrenuestro o un Credo ante la imagen de Jesucristo Crucificado denominado de las Aguas y otros cuarenta a los que lo verifiquen rezando un Ave María o una Salve ante la imagen de Ntra. Sra. de la Coronada, y otros cuarenta a los que recen un Padrenuestro por el Apóstol Santiago». Libro de Cuentas, parroquia de Santiago de Trujillo, 1849. Santa Visita del 18 de mayo de 1854, f. 14 vº.

[35]Libro de Cuentas, fols. 4 vº (año 1849), 17 (1855), 18 vº (1855) y 30 (1862). Archivo Parroquial de Santiago de Trujillo. Los altares más importantes del templo de Santiago eran el mayor dedicado al Santo Patrono, el altar del Cristo de las Aguas y el de Ntra. Sra. de la Coronada.

[36]Durante la restauración se pudo verificar que la efigie había recibido una primera restauración en el siglo XVIII, momento en el cual le colocaron ojos de cristal al rostro de la Virgen María, luego sustituidos por unos tapones de madera retallada que son los que se le han dejado, pero abriéndolos más.

[37]PIZARRO GOMEZ, F. J. (Comisario) y otros: Catálogo de la Exposición: «Patrimonio Histórico de Extremadura: Edad Media y Renacimiento». ERE. Mérida, 1990, pp. 42-45 y 54-55.

[38] “..Queremos e mandamos que la capilla e enterramiento que tenemos en la iglesia del Señor San Martin en la Capilla Mayor de la dicha iglesia ande junta con todo ello por Mayorazgo..”. TENA FERNÁNDEZ, Trujillo, histórico y monumental, op. cit., p. 341.

[39] San Jerónimo, uno de los grandes Padres latinos de la Iglesia, junto a las figuras de San Agustín de Hipona, de San Ambrosio de Milán y de S. Gregorio Magno, ha sido considerado como el «príncipe de los traductores» de la Biblia y el exegeta, por excelencia, de los Padres de Occidente.

[40] PIZARRO GOMEZ, F. JAVIER y ANDRES ORDAX, S.: El Patrimonio Artístico de Trujillo (Extremadura). Salamanca, 1987. TENA FERNÁNDEZ, J.: Trujillo, histórico y monumental, op. cit.. PEREZ SÁNCHEZ, A. E: Antonio de Pereda y la pintura madrileña de su tiempo. Madrid, 1978. TERRON REYNOLDS, M. T: Patrimonio pictórico de Extremadura en los siglos XVII y XVIII. Universidad de Extremadura. Salamanca, 2000.

[41] Archivo de la iglesia parroquial de San Martín. Cuentas de Fábrica (1538-1590), año 1576. El Altar Mayor fue obra de Francisco Rodríguez (año 1576), “…Antonio Rodríguez cura de Arroyomolinos y Tejeda, a nombre de su padre Francisco Rodríguez que hizo el retablo de San Martín, recibió 23 familias de trigo y 20 ducados”. En las cuentas del año 1578 recibe 100 ducados en una partida y 1200 maravedíes en otra. En el año 1579 Inocencio Hernández, carpintero, puso los andamios para colocar el retablo.

[42] Fue trasladado en el año 1921 siendo Cura Ecónomo de la parroquia de San Martín don Rafael García, por su interés en dotar al suntuoso templo de nuevos elementos que valoren su mérito.

[43] HERNÁNDEZ DÍAZ, J: Juan de Mesa. Escultor de imaginería (1583-1627), Colección Arte Hispalense, 1, Diputación de Sevilla, 2ª ed., Sevilla, 1983, p. 22; VILLAR MOVELLÁN, Alberto, “Juan de Mesa y Alonso de Mena: enigmas e influencias”, Apotheca, 3, Departamento de Historia del Arte, Universidad de Córdoba, Córdoba, 1983.

 

 

[44] Libros de la Cofradía titulada de la Sangre de Cristo de la villa de Vélez-Rubio, 2t, 1602-1804. Archivo parroquial.

[45] NARANJO ALONSO, C.: Trujillo sus hijos y monumentos. 2ª ed. Serradilla, 1929. NARANJO ALONSO, C.: Trujillo, sus hijos y monumentos. Espasa-Calpe. 3ª ed. Madrid, 1983.

[46] CORDERO ALVARADO, Pedro: Trujillo. Guía Monumental y Heráldica. Cáceres, 1996, p. 54

[47] Hijo de Alonso Pizarro de Torres y de Teresa de Grado, falleció en Trujillo en el año 1625.

[48] El término proviene del italiano rotondo, «redondo».

[49] RAMOS RUBIO, J. A: “La imaginería medieval en Trujillo”. Actas del Congreso Trujillo Medieval, Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes. Trujillo, 2002, pp. 77-95. RAMOS RUBIO, J. A: Escultura Medieval y Tardomedieval en la Diócesis de Plasencia, op. cit.

 

[50] “Con motivo de los duros enfrentamientos entre los seguidores del marqués de Villena desde la fortaleza y los Chaves que se defendían desde la iglesia de San Martín, ésta quedó bastante destrozada. En una ocasión (año 1476) sufrió destrozos el crucificado, y una parte de ella, según cuentan testigos presenciales como Juan Núñez, Nuño de Chaves, Francisco Dávila. Los daños causados ascendieron a 100.000 maravedíes”. Archivo General de Simancas. Cámara de Castilla. Pueblos, legajo, 20. Cit. FERNANDEZ-DAZA ALVEAR, C.: La ciudad de Trujillo y su tierra en la baja Edad Media. Badajoz, 1993, p. 124.

[51] Flórez cita veinticuatro mártires de Trujillo, entre ellos a San Hermógenes y a San Donato. FLOREZ, E: España Sagrada, tomo XIII, Madrid, 1756, p. 120. FLOREZ, ENRIQUE: España Sagrada. Editorial Agustiniana. Madrid, 2001. Santos mártires que murieron en Mérida en tiempos de la dominación romana, y aparecen citados por Baronio en su Martirologio. Retablo de los Mártires San Hermógenes y San Donato. Archivo parroquial de la iglesia: L.C. y V. de la Cofradía de los Mártires San Hermógenes y San Donato, de 1673 a 1762, foliado. 1673. Hechura del retablo dedicado en la iglesia a los Santos Mártires titulares de la congregación de San Hermógenes y San Donato. Aditamentos posteriores. Cuentas de 1673: «Yten doçientos y doçe reales que costó la madera que se compró para haçer el retablo de los Santos». (Fol. 3 vt.º) «Yten doçientos y setenta y cinco reales que pagó a Françisco Azedo, carpintero, por la hechura del dicho retablo como constó de su recibo que exivió dicho mayordomo y en cuya cantidad se conçertó dicha obra por el alcalde y demás ofiçiales». (Fols. 3 vt.º. 4) «Yten çiento y setenta y siete reales que gastó en la fiesta que se hiço el día que se colocaron los santos en la capilla, en haçer el altar, sermón, cohetes y otras cosas como se contiene en las partidas del libro del borrador». (Fol. 4) Cuentas de 1679, ref. a 1677-78: «Yten mil trecientos y sesenta maravedís a Francisco Azedo por la hechura del altar». (Fol. 24) 1678-1679. Pintura y dorado del retablo de los Santos, obra concertada con el pintor Manuel Ruiz. Cuentas de 1681, ref. a 1678-1679: «Yten noveçientos y veinte y çinco reales que pagó a Manuel Ruiz, pintor, en que se concertó el dorar y estofar el retablo de los Santos, como consta del ajuste que se hiço con el susodicho y reçibos que entregó». (Fol. 28)

[52] Vid., A.D. de Trujillo, Documento 4.

[53] ROCHA PIZARRO, F.: Explicaciones Litúrgicas de la Consagración de las iglesias, Toledo 1936; Pág. 48, aparece una fotografía del retablo con una imagen central de la Virgen de la Victoria y nombra a la capilla que lo alberga como Capilla de la Victoria.

[54]Existió una ermita dedicada a la Virgen de la Piedad (próxima a la Plaza de Toros), de gran devoción entre los trujillanos, fundada en el año 1528 (la imagen titular de la ermita desapareció, al igual que la primitiva ermita). Una Cofradía se encargaba de su culto. Cuando cesó el mismo se trasladó a la iglesia de Jesús y, posteriormente, a la de San Francisco. Véanse nuestros estudios RAMOS RUBIO, J. A: “La Ermita de la Piedad se construyó en el año 1528. Aportaciones documentales”. Revista La Piedad, Trujillo, 2000, pp. 9 y 10; RAMOS RUBIO, J .A: “Las Fiestas a Ntra. Sra. de la Piedad”. Revista La Piedad, 1990; RAMOS RUBIO, J. A: “Nuevos datos sobre la advocación de Ntra. Sra. de la Piedad en Trujillo”. La Piedad, 1992, p. 9; RAMOS RUBIO, J. A: «Las Fiestas de La Piedad según el Libro de Ordenanzas del Cabildo de Trujillo, año de 1573». LA PIEDAD, Trujillo, 1993, pp. 31-33.

 

 

 

Oct 092017
 

Manuel Rubio Andrada y Francisco Javier Rubio Muñoz. Provisional.

Lám 1.- El grupo de bolos graníticos en cuyo entorno se encuentran los restos habitacionales del poblamiento estudiado en la cerca de los Toros

. Introducción

En las actas de los XXVII, XXVIII y XXIX Coloquios de Extremadura -años 1998, 1999 y 2000- fueron publicados sendos trabajos sobre poblamientos localizados en la parte sur del berrocal trujillano; con ellos conectamos nuestro pasado patrimonial prehistórico con otros trabajos semejantes de nuestra Comunidad que, sorpresivamente, o nos tuvieron poco en cuenta o nos silenciaron.

Posteriormente descubrimos este asentamiento que ofrecemos para su conocimiento y estudio. Procuramos eludir la publicación de fotografías poco definidas recurriendo en esos casos al dibujo-calco.

Solamente nos queda decir que este poblamiento ha sido habitado con posterioridad presentando con ello mayor complejidad.

. El poblamiento: zona habitacional

Localización

Se localiza muy próximo al punto geográfico formado por una latitud norte de 39º 26´ 41,76´´ y longitud oeste de 5º 50´ 8,48´´.[1]

Para llegar al poblamiento se debe partir desde Trujillo a Guadalupe hasta el cruce de callejas muy próximo al final del berrocal; una vez allí, hay que desviarse a la derecha y dejar el coche en un pequeño aparcamiento inmediato no señalizado. Si se parte de la plaza de toros de Trujillo, la longitud de este tramo está muy cerca de los 5 km.

Hacia el oeste, un murete y una puerta marcan la ruta: al lado derecho unos cortos escalones permiten franquearlo sin dificultad. Si continuamos en la misma dirección, a poco más de 50 m debemos cruzar otro muro lindero, tras el cual se ha de girar ligeramente a la derecha unos doscientos pasos hasta llegar a un abrevadero.

Una vez en él, se debe ascender por el corto arroyo que lo forma; a 225 pasos de la charca, ya cerca de su parte superior, a la derecha se vislumbra un caserío de cubierta algo más que descuidada. Llegados a su nivel se debe tomar el sentido opuesto.

Al ascender ahora hacia la izquierda otros ciento treinta pasos, se observará a la derecha un redondeado bolo con una mancha amarillenta en su parte inferior, superiormente muestra un pequeño escobón; en ese punto hay que torcer nuevamente a la izquierda y caminar 100 pasos más. Allí, nuevamente a la izquierda, está el bolo de granito claramente en forma de visera que muestra el conjunto de cazoletas número 1.

Para acceder al poblamiento se debe continuar el recorrido en el mismo sentido; ya en la parte alta se alcanza la mesetilla. Una vez en ella se debe caminar hacia el SW; pronto se avistará el pequeño grupo de grandes bolos en donde se hallan los restos del poblamiento. La linde de propiedades queda por el oeste, a unos cuatro metros.

Descripción y generalidades

Además de su innegable interés prehistórico hay que añadir su privilegiado valor paisajístico (Lám 1). Entre los bolos hay un espacio que tiene de ejes: N-S, 45 m y de E-O unos 30 m; ofrece una superficie útil muy antropizada de algo más de 100 m2 y de alto, cercana a 1 – 1,5 m hacia el norte y este, en el resto de los lados el talud es menos acusado o inexistente, sobre todo al sur.

Está elevación es el producto de los restos materiales que constituyen el documento donde poder acercarnos a “leer” su pasado. Como en cualquier excavación, su “lectura” conlleva el cumplimiento de la correspondiente normativa e inexorablemente su destrucción.

Actualmente, en el espacio que dejan los bolos al interior, se observan al menos dos estructuras de tendencia rectangular. Una pilita prismática, de 44 cm de larga, 30 cm de ancha y 20 cm de profundidad, se halla algo elevada y próxima hacia el norte. Su posición nos aproxima a su funcionalidad: debió ser un bebedero de aves.

En la parte más alta del suelo destacan dos sillarejos de granito dispuestos uno frente al otro. Forman parte del vano de una puerta, mide de ancho 0,50 m y 0,65 m de altura; tiene 0,37 m de largo; aparentemente es de poca altura aunque desconocemos parte de ella por estar enterrada.

De las jambas, la que da al sur es la mayor y mejor trabajada, sobre todo en las caras externas al muro; ya dijimos su altura actual. La otra está simplemente desbastada y es menor; de altura tiene 0,25 m, de profundidad 0,60 y 0,20 m de ancho. Unos metros más al sur se encuentran otros dos restos de jambas en disposición semejante.

Las cerámicas observadas en superficie

Figura 1.- Grupo de fragmentos de cerámica observados en la zona habitacional del poblamiento de la cerca de los Toros

En general los fragmentos observados no son numerosos. La mayor parte corresponden a teja curva, común a los numerosos restos presentes en las cercas inmediatas de Tercera Orden, Las Calderonas etc. y corresponden al último momento del poblamiento ya en tiempos históricos.

No obstante en la línea de la base este de los bolos, especialmente en el situado más al sur, observamos un pequeño lote de cerámicas. Algunas tienen la personalidad suficiente para señalar un momento prehistórico (Fig 1).

Platos

Nº 1.- Fragmento de color pardo, con desgrasante de buen tamaño, factura manual y cocción preferentemente reductora. Corresponde a un recipiente cuya pared tenía un grosor de 16 mm y aunque no podemos precisar su diámetro si se puede afirmar que pasaba de los 25 cm. Ambas caras presentan las superficies alisadas; desde 2,5 cm su borde disminuye paulatinamente hasta los 7 mm que presenta el extremo del labio que acaba de forma redondeada.

Nº 2.- Fragmento de color pardo, con desgrasante de buen tamaño, factura manual y cocción preferentemente reductora. Correspondió a un plato cuyo lado tenía un grosor de 8 mm y aunque no podemos precisar su diámetro si se puede afirmar que pasaba de los 20 cm; ambas caras presentan las superficies alisadas. Desde 2 cm, su borde aumenta de forma redondeada por la cara interior, lo hace levemente hasta los 12 mm. De esta manera presenta el labio levemente reforzado.

Nº 3.- Fragmento de color pardo, con variado desgrasante, menudo y muy grueso, factura manual y cocción preferentemente reductora. Corresponde a un recipiente cuya pared tenía un grosor de 11 mm y aunque no podemos precisar su diámetro si se puede afirmar que era grande, posiblemente pasaba de los 25 cm; ambas caras presentan las superficies alisadas. Desde 1 cm su borde aumenta muy brevemente de forma redondeada al interior; el extremo del labio acaba de esa forma sobre todo en la parte superior.

Nº 4.- Fragmento de color pardo grisáceo, con variado desgrasante, menudo y no muy grueso, factura manual y cocción general reductora. Corresponde a un recipiente cuyo lado tenía un grosor de 12 mm y aunque no podemos precisar su diámetro si se puede afirmar que era grande, posiblemente pasaba de los 35 cm. Ambas caras presentan las superficies alisadas algo más la interior; su borde se encuentra reforzado sobre todo al interior.

Nº 5.- Fragmento de recipiente de color pardo, algo rojizo en su cara interna, tiene desgrasante de mediano tamaño, factura manual y cocción reductora con leve oxidación. Corresponde a un recipiente cuya pared tenía un grosor de 8 mm y aunque no podemos precisar su diámetro si se puede afirmar que era grande, posiblemente cerca de 25 cm. Ambas caras presentan las superficies alisadas especialmente la interior; su borde está reforzado claramente almendrado.

Cazuelas

Nº 6.- Corresponde a un fragmento de color pardo, ligeramente anaranjado en la cara interna; tiene numeroso desgrasante de mediano tamaño, su factura es manual y la cocción mixta. El ancho de su pared es de 10 mm no apreciándose aumento en el ángulo de carena, éste es de unos 135º y está a 3 cm del borde. El diámetro debía estar en torno a los 30 cm; las superficies de sus caras nos han llegado algo alisadas. El borde se terminó sin refuerzo, simplemente se afiló y la parte superior se redondeó. El fragmento debió pertenecer a una cazuela carenada.

Ollas

Nº 7.- Fragmento de cerámica de color pardo, con desgrasante de gran tamaño, de mala factura manual y cocción sobre todo reductora. Corresponde a un recipiente cuyo lado tenía un grosor de 8 – 9 mm; no podemos precisar el diámetro de su boca. Ambas caras presentan las superficies mal alisadas sobre todo la parte interna.

Este fragmento presenta una decoración incisa formada por un par de bandas paralelas al borde. Fueron realizadas con un par de círculos; en cuya parte inferior se realizaron con fino punzón, trazos bien señalados, paralelos y verticales aunque ligeramente inclinados al lado derecho, de unos 5 mm de longitud y separados de manera regular entre 3 y 4 mm.

Nº 8.- Fragmento de cerámica de color pardo, con menudo y fino desgrasante, de factura manual y cocción preferentemente reductora. Corresponde a un recipiente cuyas pared tenía un grosor de 10 mm y aunque no podemos precisar su diámetro si se puede afirmar que tenía entre 15 y 20 cm. Ambas caras presentan las superficies bien alisadas; desde 2 cm su borde disminuye muy levemente y termina de forma redondeada al interior. Se trata de una olla globular.

El fragmento presenta una decoración incisa consistente en una banda situada a 1 cm del borde y paralela al mismo. Se compuso con un círculo casi imperceptible y de él se desprenden verticalmente trazos ungulados de unos 8 mm de longitud y separados de manera poco regular entre 1 y 1,7 cm.

Nº 9.- Corresponde a un recipiente cuya pared tenía un grosor de 4 – 6 mm y su diámetro tenía sobre 15 cm. Ambas caras presentan las superficies bien alisadas; desde 2 cm su borde disminuye muy levemente y termina de forma redondeada al interior. A 3 cm del borde superior, el recipiente presentaba una carena redondeada y de ángulo muy abierto.

Nº 10.- Fragmento de cerámica de color pardo rojizo, con escasos desgrasantes gruesos y más abundantes los pequeños, dudamos si su factura es manual o a torno y la cocción parece que debió ser mixta. Corresponde a un recipiente cuyas paredes tenían un grosor de 5 mm y su diámetro tendría sobre 15 cm. Ambas caras presentan las superficies alisadas. Superiormente comienza su borde aproximadamente desde 1 cm; es de forma ovalada aumentando hasta 7 mm, el labio termina de forma redondeada; por el abombamiento que presenta la parte inferior del fragmento se puede decir que perteneció a una ollita.

Nº 11.- Fragmento de cerámica de color variable desde el pardo rojizo hasta el gris oscuro de ello se deduce que tuvo una cocción mixta; con muy fino desgrasante, aparentemente de factura a torno. Correspondió a un recipiente cuya pared tenía un grosor de 5 mm, dada su pequeñez no podemos precisar su diámetro. Ambas caras presentan las superficies bien alisadas. Desde 1,2 cm se exvasó su borde y se disminuyó muy levemente terminando de forma redondeada.

Nº 12.- Fragmento de cerámica de color pardo, con menudo y fino desgrasante, de aparente factura a torno y cocción preferentemente reductora. Corresponde a un recipiente cuya pared tenía un grosor de 4 mm y aunque no podemos precisar su diámetro si se puede afirmar que tenía entre 20 y 30 cm. Ambas caras presentan las superficies bien alisadas; su borde tiene perfil la tendencia a pico de pato, superiormente el labio termina de forma redondeada.

Cuencos

Nº 13.- Fragmento de cerámica de color gris, con finísimo desgrasante, de aparente factura manual y cocción preferentemente reductora. Corresponde a un recipiente cuyo lado tenía un grosor de 5 mm; no podemos precisar su diámetro, por la curvatura del fragmento debía estar cerca de los 20 cm. Ambas caras presentan las superficies pulidas pero sin brillo. Desde 1 cm su borde disminuye de manera suave por el interior y el labio termina de forma redondeada.

Nº 14.- Fragmento de cerámica de color gris, con menudo desgrasante, de aparente factura manual y cocción reductora. Corresponde a un recipiente cuya pared tenía un grosor de 5 mm, no podemos precisar su diámetro. Ambas caras presentan las superficies bien alisadas especialmente la exterior. Próximo a su terminación el borde disminuye muy levemente y termina de forma redondeada.

Nº 15.- Fragmento de cerámica de color gris algo rojizo al interior, con menudo y fino desgrasante, de factura manual y cocción preferentemente reductora. Corresponde a un recipiente cuyo lados tenía un grosor de 5 – 6 mm y su diámetro tendría entre 15 cm y 20 cm. Ambas caras presentan las superficies bien alisadas, la exterior presenta una sencilla decoración incisa a base de dos finas circunferencias localizadas a 11 y 16 mm de la terminación superior. El labio disminuye muy levemente marcándose con suavidad su parte inferior y termina de forma redondeada.

Nº 16.- Fragmento de cerámica de color pardo claro con desgrasante de mediano tamaño, muy rodado; perteneció a un cuenco decorado en su cara externa con cuatro circunferencias en bandas horizontales y paralelas separadas entre cinco y seis milímetros y realizadas a punto en raya.

Relaciones, comentarios y cronología

 Los recipientes números 1, 2, 3, 4 y 5 tienen sus paralelismos como ya expusimos en trabajos anteriores. Concretamente los números 4 y 5 son platos de borde reforzado y almendrado ya presentados en el poblamiento del Acebuche, no lejos de éste. Según las relaciones recogidas en esa bibliografía, ellos sitúan este yacimiento en un impreciso momento del Calcolítico pleno, entre los años 2500 y 2000 a. de C.

El fragmento número 6 perteneció a la tipología conocida como cazuela carenada. Este tipo está presente en algunos fragmentos observados en el no muy lejano poblamiento del Avión. En cuanto a sus relaciones ya fueron establecidas en los referidos artículos. Su cronología como allí estudiamos lo puede situar en un amplio Calcolítico, generalmente temprano, en torno al 3000 – 2500 a. C.[2]

Los fragmentos 7 y 8 presentan una decoración sencilla, no excesivamente abundante pero fácilmente relacionable. La decoración del fragmento número 7 consiste en dos bandas paralelas completadas en su interior por pequeños trazos incisos, verticales, ligeramente inclinados al lado derecho y paralelos.

Puede tener cierta relación con el número veintinueve del poblamiento del Acebuche si bien éste parece carecer de circunferencias y los trazos incisos aunque paralelos son angulares y de mayor tamaño -en el fragmento encontrado están incompletos-. Allí vimos que este motivo del Acebuche tiene su paralelismo en el poblado del cerro de la Horca en Plasenzuela.

Tanto estos como el de los Toros pueden rastrearse, ya en el Neolítico, como parte de las decoraciones simbólicas. La decoración del fragmento número 7 del poblamiento de los Toros -bandas con pequeños trazos incisos, verticales y paralelos- tiene además en su parte inferior un tracito que nos insinúa la existencia de otros motivos incisos en esa parte de la vasija.

Estos motivos de bandas paralelas tanto con temas lineales como con temas decorativos de carácter secundario son rastreables de manera general entre las cerámicas simbólicas de uso cotidiano del sur peninsular. Están presentes aunque aparentemente de manera accesoria en algunas cerámicas simbólicas del poblado de los Millares[3]. Otros ejemplos se observan en la cueva del Agua del Prado Negro (Iznaloz, Granada); en la cueva de las Ventanas (Piñar, Granada) etc. Éstas ofrecen una datación muy temprana que tiene sus comienzos en el Neolítico siendo algunos motivos como el estudiado de más larga duración[4].

La decoración incisa del número 8 en una banda cercana y paralela al borde, formada por incisiones de apariencia ungular, poco profundas y de apenas un centímetro también están presentes en el fragmento número 20 del poblado del Acebuche -ya mencionado-, en los números 69 y 70 del poblamiento del Avión y en el número 23 de Aguas Viejas, si bien éstas son más anchas y toscas.

Este motivo decorativo es muy común en la cerámica de uso cotidiano de extensos periodos de tiempo, prueba de ello es su existencia en los tres poblados estudiados en la década de los noventa del pasado siglo y reseñados anteriormente en la bibliografía. De esta manera el fragmento no proporciona datos concretos de cronología pues, como acabamos de decir, ha sido de uso continuado en largas y diversas épocas.

Tras lo reseñado en el estudio de estos ocho fragmentos no cabe dudar de la existencia de este poblamiento durante el Neolítico y el Calcolítico Medio. Ya con escasa precisión el resto de fragmentos nos acercan, unos más otros menos, a otros periodos de tiempo anteriores y posteriores.

Así el número 9 por su carena, colorido y textura parece mencionar un recipiente carenado del Bronce Final; también el número 13 puede señalar ese mismo tiempo si atendemos a su textura y acabado. El número 12 con el borde en pico de pato puede acercarnos a tiempos muy posteriores; el 14 es un fragmento de cerámica común y factura manual que pudo pertenecer a un cuenco calcolítico; el 15, a torno, perteneció a una ollita gris de cronología imprecisa pero posterior a las mencionadas.

Destaquemos el número 16 que perteneció a un cuenco, con su decoración de punto en raya. Esta misma decoración está presente en el poblado del Avión, en su fase más temprana. Él nos puede situar estos restos al menos en un Neolítico tardío -sobre el 3000 a. de C.-; sin duda en circunstancias normales es el fragmento más antiguo del grupo.

Por lo tanto tendremos que añadir que, por los restos observados tenemos seguridad de que este asentamiento estuvo habitado durante el Neolítico Final y Calcolítico Pleno o Medio -en torno al 3000 y 2500 a. de C.-.

Hay indicios de su posterior utilización con sucesivas etapas de abandono y poblamiento, las últimas muy recientes -tejón curvo- ya en tiempos históricos.

. El poblamiento. El parque cultural. Las cazoletas

 Problemática general

Para la mayoría de los autores, una de las características de las cazoletas es el simbolismo; de esto es fácil deducir que su realización representa algo conocido para su autor. Con el fin de acercarnos a esos contenidos necesitamos introducir varias cuestiones, entre ellas la situación del autor o autores al ejecutar la obra; solamente así podremos aproximarnos a la distribución, orden etc. de las cuestiones que tenía en su cerebro y que deseaba trasmitir mediante un solo signo: la cazoleta. En ese mismo orden de cosas se puede afirmar que podía realizar sus obras directamente del natural, de memoria e incluso de una manera mixta.

Si el contenido era del natural o estaba en su memoria, antes de su realización su inteligencia lo procesaba mentalmente adecuándolo; no solo a las formas semiesféricas de cada conjunto, sino también a las rugosidades de la roca, los pequeños relieves, racheados etc. Igualmente las distribuía en ese espacio estableciendo unas distancias entre ellas.

Dado que tomamos estas formas como una abstracción cuyo contenido ciertamente desconocemos, podemos suponer que en un mismo conjunto el signo hemisférico pueda servir para representar varias cosas. Por ejemplo, montañas y arroyos u otras cuestiones, lo que complica aún más la cuestión de acercarnos a conocer sus fondos.

Además, como en cualquier obra parecida, se debe tener en cuenta también el grado de subjetividad individual y social del autor -no es lo mismo representar al adversario que al afín- y que, sin duda, también podía estar plasmada en la representación mediante cazoletas.

Todos estos pormenores nos marcan la línea en la que intentaremos acercarnos a estos conjuntos insistiendo en su distribución, ordenamiento de formas etc. Para llevarlos a cabo, repetimos, el autor debería primeramente tener en su memoria la información, la cual podía o no, ser influida por sus condicionantes personales y sociales, sería posteriormente procesada y transcrita a la superficie de la roca mediante un solo signo: la cazoleta. De su complejidad se deduce que, ya desde los tiempos de su realización parece necesaria la necesidad de un “guía” cultural que explicara esos significados. Personaje que debería ser informado por el autor, si no era éste mismo.

. El grupo de cazoletas de la cerca de los Toros 1

Lám 2.- La visera bajo la que se realizó el conjunto de los Toros 1, vista desde el E

 Localización

Próximas al poblamiento hemos localizado unos conjuntos formados por cazoletas a los que hemos denominado con el nombre actual del cercado donde se hallan; así los Toros I por ser el nombre del descubierto primero en la cerca donde se realizó. Está muy próximo al punto geográfico determinado por las coordenadas: latitud norte 39º 26´ 41,18´´ y longitud oeste 5º 50´ 6,54´´.

Generalidades

Al describir el acceso al poblado hemos mencionado la forma de llegar. La roca que sirve de soporte es la base de un magnífico bolo de granito de grano grueso y duro, en forma de huso irregular, en sentido próximo al NE – SW. Mide unos 8 m de largo, otros tantos de alto y 6 m de ancho. La parte del NE se presenta más alargada y en su extremo hay un desprendimiento inferior de unos 2 m de alto, 2,5 m de largo y 3,5 de ancho; su apariencia es poco natural por la horizontalidad superior del hueco y en él, el color claro de la roca (Lám 2).

La base de este hueco es bastante inclinada descendiendo por el lado norte. Su superficie se presenta muy rugosa y machacada quizás por el desprendimiento. En ella hemos localizado dieciséis cazoletas aunque podría haberse realizado alguna más. La parte desprendida actualmente se halla al norte y presenta en su cara sur numerosos alveolos de buen tamaño.

Fig 2.- Conjunto de cazoletas de los Toros 1 vistas desde el oeste

Descripción

Para su ejecución se eligió en el soporte dos espacios mínimamente lisos: uno alargado, algo elevado situado hacia el este donde se realizó el grupo uno; el otro ocupa el único espacio de tendencia horizontal situado en la parte central oeste, en él se realizó el grupo dos. Su estado de conservación es variable, en general nos han llegado muy poco profundas y con escaso pulimento (Fig 2).

La situación del autor o autores no fue posible en el sur, por estar ocupado por la base de la roca, mientras que el lado norte ofrece bastante dificultad por la inclinación y lejanía. Aunque no es el más propicio, mayor facilidad presenta el lado este, pues ofrece un desnivel suficiente para mantenerse en pie y ejercer la fuerza necesaria para el piqueteado y posterior pulimento de las cazoletas. Desde él, pudieron realizarse parte de las cazoletas (números 1 a 6). El lado oeste, es el que mayores facilidades presenta de altura, proximidad etc.

Dividimos las cazoletas en dos grupos: el grupo primero está en un espacio superior -unos cinco centímetros- hacia el este, son las cazoletas número 1, 2, 3, 4, 5 y 6, mantienen una cierta alineación al borde del pequeño desnivel de unos 5 cm que allí presenta la roca dando la impresión de asomarse.

El grupo segundo se localiza en la parte central oeste –ya mencionada-. Allí situamos la número 13, que mide de diámetro 7,5 cm y actualmente tiene de profundidad de 2 cm, no presenta un buen acabado por tener saltada parte de su superficie; fue realizada bastante centrada siendo una de las mayores de este grupo.

Parece estar unida por un corto canalillo a otra más pequeña, algo dudosa, situada muy próxima por el norte, la número 12. Alineadas en sentido norte con las número 13 y 12, se encuentran las cazoletas número 11 – 10 y algo más distante la 9. Separadas un par de decímetros de ésta, hacia el este, encontramos alineadas en ese sentido las números 8 y 7.

Partiendo nuevamente de la cazoleta 13, se encuentran alineadas con cierta regularidad hacia el oeste, las números 14, 15 y 16, ésta, de mayor tamaño aunque poco profunda, ocupa una superficie ligeramente más elevada. Sus diámetros oscilan entre los 7,5 y los 4 cm.

Relaciones y comentarios

Hemos encontrado una situación parecida a la elevación limítrofe del primer grupo -cazoletas 1 a 6-, en el extenso conjunto de Tejadilla XI-II-VII, cazoletas 1 a 7. Ya cuando presentamos aquel trabajo escribíamos:

[…] su situación en el borde inferior izquierdo de este plano puede hacer sugerir que estaban presenciando el fenómeno cósmico que parece mostrar el conjunto II pero en un plano superior, quizás sideral [5].

El fenómeno al que hace alusión se realizó mediante cazoletas y una gruesa línea para indicar ambas órbitas y menciona el encuentro en cercanía de la Luna llena con el Sol, ambos en todo su esplendor, casualmente este fenómeno periódico, sucedió también en las proximidades del año 2000.

En general el actual número de cazoletas y su distribución coincide con el número de picachos cercanos al poblado por el sur y emergen curiosamente en la línea del horizonte. Así, la sierra de Santa Cruz, con el Risco Grande es la más llamativa por su tamaño, ocupa el centro, se corresponde con la cazoleta número 13; hacia la derecha estarían las sierras de Astorgano -14-, Robledillo de Trujillo -15- y Montánchez -16-.

Atribuimos el número 12 al Risco Chico, a la izquierda, muy próxima y unida por el canalillo al Risco Grande –los dos picachos de la sierra de Santa Cruz-, observables desde el poblado y con doblez aproximativa entre ellos. Siguen con sus correspondientes números, las sierras de Lagares, Pedro Gómez y otras adyacentes.

Más allá, en otro plano más elevado, el grupo primero, que domina desde la altura; quizás se tratase de seres de más allá, que verían y dominarían el espacio vital de acá (cuestión que no ocurre en el espacio del segundo grupo). El autor tuvo posibilidad de retratar su espacio vital y sus creencias de esta manera tan simple y elemental.

  • El grupo de cazoletas de la cerca de los Toros 2

 Localización

Esta muy próximo al punto geográfico determinado por las coordenadas: latitud norte 39º 26´ 42,92´´ y longitud oeste 5º 50´ 7,22´´.

 

Lam 3.-Este bolo de granito de la cerca de los Toros, igualmente aviserado al N, contiene en su base el grupo de cazoletas de los Toros 2

Dejado el primer grupo de cazoletas se debe continuar hacia el sur por el mismo sendero en dirección al poblamiento. Desde aquí se puede marchar próximos a la base del canchal vertical que debe quedar a la derecha; ascendamos hacia el sur hasta coronar una amplia meseta, tras ciento cincuenta y ocho pasos. Una vez en ella, se debe doblar hacia el oeste y, próximo ya al otro lado, cerca de la linde, se divisa sin dificultad el bolo que mostramos; contiene el grupo de cazoletas número 2. La distancia desde el inicio de la mesetilla no debe pasar de los 150 m.

Generalidades

La roca que sirve de soporte es la base de un bolo de granito no excesivamente grande, de grano grueso y duro, de orientación semejante y forma de huso aunque más romo. Mide unos 6 m de largo, 3 de alto y unos 3,5 m de ancho. La parte del N se presenta algo más alargada y en su extremo está la visera natural (Lám 3).

   

                       

 Figura 3.- Cazoletas del grupo de los Toros 2, subconjuntos A y B vistos respectivamente desde el este y el oeste

Descripción de las cazoletas

Las cazoletas que hemos localizado se encuentran distribuidas en dos zonas lo suficientemente próximas como para poder acometer su estudio unidas (Fig 3 A y B).

Subconjunto A

Cerca de la base del lado este de la base hemos localizado cinco cazoletas realizadas superiormente a un cambio de nivel que limita la roca de forma decreciente de norte a sur. El pequeño cambio de plano no sobrepasa el decímetro por la parte más acusada -el norte-, decreciendo hasta desaparecer en el lado opuesto; las cazoletas se realizaron alineadas en torno al mismo, en dirección N – S. El autor realizó su trabajo en el subconjunto A desde el norte-noreste y para el subconjunto B en el oeste; el bolo granítico ocupa las demás partes.

La cazoleta número 1 es la primera por el SE y ocupa una superficie muy erosionada por lo que puede considerarse dudosa, igualmente algunos resaltes podrían ser restos de otras. Más ciertas son las siguientes, números 2, 3, 4 y 5, especialmente las tres últimas. En la parte inferior de las inmediaciones de estas dos últimas, se observa un resalte sin liquen que no llegó a dañarlas.

Sus dimensiones son las siguientes:

Cazoleta A/1.- Profundidad 5 mm, diámetro 7 cm.

Cazoleta A/2.- Profundidad 1 cm, diámetro 7,5 cm.

Cazoleta A/3.- Profundidad 3 – 4 cm, diámetro 8 cm.

Cazoleta A/4.- Profundidad 5 mm, diámetro 6-7 cm.

Cazoleta A/5.- Profundidad 5,5 cm y diámetro 5,5 cm.

Subconjunto B

En el inicio de la base oeste, por el norte, hemos localizado, a 1 m del anterior subconjunto, tres cazoletas. Debido a la posición natural el autor debió ocupar esta misma parte ya que en el resto está la roca sin grabar. Para su realización se eligió una superficie bastante plana, que continúa a ras del suelo hacia SW. Está limitada en el este por un marcado alto relieve, en desnivel cercano al metro que se extiende por toda esta parte. No dudamos de la intención igualitaria, al menos en algún aspecto, de los contenidos de estas cazoletas y que su realizador quiso trasmitir.

Éstas nos han llegado situadas a unos diez-once centímetros, con escaso pulimento, poca profundidad y diámetro parecido:

Cazoleta B/1.- Profundidad 2 cm, diámetro 7 cm.

Cazoleta B/2.- Profundidad 1,5 cm, diámetro 6,5 cm.

Cazoleta B/3.- Profundidad 1,5 cm y diámetro 6,5 cm.

Relaciones

En cuanto al grupo A, cabe decir que, la alusión al conjunto de los Toros 1, grupo primero, se hace forzosa dadas las características -igual o muy próximas- en cuanto al número, tamaño, factura, distribución, situación … así como las del soporte inmediato y su situación en éste. Así pues tenemos un grupo, de naturaleza indeterminada, situado al naciente, algo elevado, en posición de observar lo que está inmediato bajo ellos sin ser vistos.

En la base del altorrelieve, no coincide el espacio liso, es decir la parte amesetada del conjunto anterior, donde se realizó el segundo grupo de cazoletas. No existe en este segundo conjunto tal plano alisado pero se buscó el más próximo en la roca, realizándose algo más alejado, a un metro tras doblar por el norte al oeste; allí se ejecutó, en el comienzo del plano inferior. Solamente por esta cuestión encontramos posibilidades de relación.

En el espacio mencionado se realizaron las tres cazoletas denominadas como grupo B y cuya unión mediante líneas rectas, forma un triángulo de tendencia equilátera. Debemos pues apartar el contenido cósmico por no ser esta la forma triangular de la constelación de ese mismo nombre. La ausencia de alineamiento horizontal como sucede en el conjunto de los Toros 1, descarta la representación de objetos así dispuestos.

Ahora debemos situarnos en la mente del autor y averiguar qué cuestión triangular regular, situadas muy a ras del suelo, podría ocuparle. Las tres cuestiones aparentemente carecían de dependencias jerárquicas representadas por distinto tamaño, mejor acabado, proximidad etc. Habrá que indagar sobre naturaleza, fuentes, personajes, animales, clanes, sepulturas… que puedan representarse de forma abstracta formando un triángulo equilátero y, muy posiblemente, dos de ellas más alejadas del autor… Quedemos pues la respuesta en la posibilidad intelectual de cada uno y la esperanza puesta en posteriores debates.

  • El grupo de cazoletas de la cerca de los Toros 3

Localización

Su situación es cercana al punto geográfico determinado por una longitud oeste de 5º 50´ 12,13´´ y una latitud norte de 39º 26´ 32,21´´.

Este grupo se situó a unos sesenta pasos al noreste de la zona habitacional del poblamiento, en un cancho de corta y baja visera hacia ese mismo lado y situado en los comienzos de la parte superior del desnivel (Lám 4 y 5).

Lám 4.- El cancho de baja visera donde se realizó el conjunto de los Toros 3

Lámina 5.- El grupo de cazoletas de los Toros 3

Generalidades

El soporte es granito, de grano grande y duro, sin líquenes; la superficie elegida es algo rugosa y ocupa un saliente de forma trapezoidal, elevado del suelo 17 centímetros. La posición del autor forzosamente es al este, dando frente al grabado.

Las cazoletas

Este conjunto lo forman un grupo de tres cazoletas alineadas horizontalmente: dos de ellas con buen acabado interior por pulimento y la tercera, situada a nuestra derecha, está marcado el círculo de su curvatura y poco más; da la impresión de que podría estar inacabada.

Las numeramos de izquierda a derecha. La número 1 mide de diámetro 6 cm y 2,5 de profundidad; muy próxima por la derecha, la número 2 que tiene un diámetro de unos 7 cm, su profundidad es cercana a la primera. Las dos están unidas por un canalillo de 1 cm de profundidad, 3 cm de largo y 4 cm de ancho, bien pulimentado.

La número 3 está algo más separada a la derecha, unos 12 centímetros cm. Su estado de conservación es malo ya que falta toda su parte este, aunque mantiene en el oeste su trazo circular. Su diámetro está en torno a los 8 cm y tiene solamente 1 – 0,5 cm de profundidad.

Relaciones y comentarios

Ya hemos descrito una alineación recta al describir la relación entre las cazoletas del segundo grupo del conjunto de los Toros 1. Con las debidas reservas dijimos que entre las números 12 y 13 se encuentra insinuado un canalillo de unos 4 o 5 cm y que atribuimos a la indicación de los Riscos Chico y Grande que forman la cercana sierra de Santa de Cruz, actualmente perfectamente visibles y diferenciables por su diferente luminosidad a determinadas horas. El tema parece repetirse aquí, ahora quizás más claramente por estar plasmado directamente del natural.

Más complejo resulta asignar a la cazoleta de la derecha, mucho menos marcada, una referencia de las primeras serranías presentes en las proximidades, bien de Ibahernando (Astorgano) o Robledillo (Alijares) etc.

. El conjunto de cazoletas de la cerca de los Toros 4

 

Lám 6.- Los bolos de referencia para localizar el conjunto de los Toros 4.

Localización

Se encuentra en un punto geográfico cercano al definido por una latitud norte de 39º 26´ 31,06´´ y una longitud oeste de 5º 49´ 55,35´´.

Una vez dejado el vehículo y franqueados los dos linderos próximos, debemos marchar hacia la izquierda cerca de la pared. Pronto avistaremos una segunda charca y próximos dos bolos aislados, de apariencia herrática, sobre una gran superficie rocosa de tendencia horizontal. En el oeste, muy cerca de la base del más próximo al arroyo se observan con facilidad (Lám 6).

Generalidades

Los bolos, no muy grandes, llaman la atención por su desnuda y caótica redondez. El más occidental desafía su aridez portando en la parte superior un atrevido escobajo que soporta los tórridos veranos y los fríos inviernos sin alteración. La roca que les sirve de soporte es la gran mole de tendencia horizontal ya enumerada. Sus características son semejantes a las descritas.

Fig 4.- El grupo de cazoletas del conjunto de los Toros 4

 Descripción de las cazoletas

En la parte indicada del segundo bolo, el más redondeado, se realizaron cuatro cazoletas, tres de ellas alineadas las numeramos con los números 1, 2 y 3; la número 4 está ligeramente separada hacia el este como se aprecia en el esquema (Fig 4). Su estado de conservación es bueno aunque el pulimento se encuentra algo deteriorado.

Sus medidas son:

Número 1: diámetro 10 cm, profundidad 4 cm.

Número 2: diámetro 5,5 cm, profundidad 1 cm.

Número 3: diámetro 12 cm, profundidad 3,5 – 4 cm.

Número 4: diámetro 6 cm, profundidad 3 cm.

La distancia entre las cazoletas 1 y 3 es de 1,30 centímetros y 23 centímetros entre la 3 y la 4.

Relaciones y comentarios

Más allá de la forma de casquete esférico, no encontramos relaciones formales en los conjuntos de las proximidades. La alineación de tres de ellas se acerca al eje norte-sur pero nos queda una cuarta cazoleta al este que por el momento interrumpe cualquier síntesis. Esperemos que en un futuro podamos acercarnos a conclusiones que al menos estén en el camino de ser certeras.

 

. Las cazoletas del conjunto de Tercera Orden 1

 

Lám 7.- El bolo de granito con las cazoletas de la cerca de Tercera Orden 1.

Lámina 8.- Las cazoletas de Tercera Orden 1

 

Fig 5.- El grupo de cazoletas de la cerca de Tercera Orden 1

Localización

El bolo que contiene el grupo de cazoletas de Tercera Orden 1 se localiza cercano al punto geográfico determinado por una latitud N de 39º 26´ 41,36´´ y longitud W de 5º 50´ 10,84´´.

Para visitar este pequeño monumento debemos pasar por los restos habitacionales del poblamiento; desde éste se halla unos 250 – 260 pasos caminando hacia el suroeste con muchos desniveles.

Situados en la zona habitacional tomemos la linde hacia el sur. Pronto podremos elevarnos al ascender la roca redondeada y lisa. Desde su no mucha altura, se divisan a unos 250 pasos dos bolos redondeados próximos a un camino. Marchemos hacia ellos y a unos 40 pasos antes de llegar muy cercano por nuestra izquierda se encuentran las rocas que buscamos (Lám 7).

Llegados a la misma observaremos que ocupan una mesetilla con numerosos restos que por sus cerámicas y restos de extructuras no son prehistóricos.

Generalidades

La roca que se escogió como referencia no es excesivamente grande, mide de alto y ancho unos 3 m y de largo una medida cercana a los 4 m en su orientación es N-S. Por estar ocupado el espacio inferior a la visera, las cazoletas fueron realizadas en el este situadas hacia el norte, el más propicio para la realización por su autor que las daría su frente. La superficie que las sirve de soporte es algo rugosa y aunque de manera irregular está cubierta de líquenes; tiende a decrecer de sur a norte.

Está dividida por cuatro racheados, tenues e inconstantes, que provienen desde el oeste incluso se observa un corto pulimento en los inicios del racheado segundo, al menos bajo las cazoletas 1 y 2. Los racheados forman al menos tres bandas bien diferenciadas. La superior es más horizontal y lisa, en ella hemos observado dos cazoletas. Ya en franco declive hacia el norte la central; nos da la impresión que ella y su racheado superior sirvieron para organizar el resto del conjunto.

Descripción de las cazoletas (Lám 8 y Fig 5)

El número de cazoletas que presentamos es de dieciséis, no descartamos que pueda existir alguna más pues el grado de deterioro de la roca es importante por algunas zonas. Observando la tabla adjunta es evidente la escasa profundidad de la mayoría de esto que su pulimento sea deficiente estando en un avanzado grado de deterioro. Ocupan un espacio tendente a 1,30 m de largo y 0,80 m de ancho. Sus actuales en centímetros, diámetro y profundidad, son próximas a las siguientes:

 

Número Diámetro Profundidad
1 4 1
2 7 3
3 6 1,5
4 5 1
5 5 2
6 8 2,5
7 8 2.5
8 8 2
9 9 2
10 6 1,5
11 6 2
12 6,5 3
13 6,5 2,2
14 5 0,5
15 4,5 1,5
16 6 2

 Tabla número 1: Tercera Orden 1. Enumeración de cazoletas y dimensiones

Relaciones y comentarios

Su distribución en el soporte no evidencia con claridad orden, ni jerarquía. Este monumento, en cuanto a las rocas que sirven de referencia, es semejante a dos de sus vecinos -Toros 1 y 2- aunque la visera al norte aquí es más corta y esté apoyada en otra roca. Es evidente que estamos en una misma cultura.

En sentido amplio, la orientación del lugar parece que sea condicionante -aquí se escogió el NE-. Es evidente que parece existir cierta desgana por utilizar el sur en su amplia extensión, se huyó desde el SE al SW.

La formación lineal recta es empleada en numerosos conjuntos de los Toros, al menos parcialmente. A nuestro entender algunas cazoletas de Tercera Orden 1 parecen estar alineadas siguiendo el segundo racheado; incluso en los comienzos por el oeste se reforzó la línea con un corto pulimento -apenas 10 centímetros- en el espacio bajo las cazoletas 1 y 2. Tal cuestión parece indicar la necesidad de su existencia en el mensaje a trasmitir.

Pronto se abandonó la tarea y en su poco señalada trayectoria se trazaron tres cazoletas un tanto desordenadas, abigarradas, nos han llegado con escasa profundidad. En ese mismo sentido, aunque más espaciadas podemos incluir las números 11 y 14. Aquí concluye un posible eje del armazón narrativo.

Agrupadas, se desprenden del mismo, recién pasada la cazoleta cinco, las número 6, 7, 8, 9 y 10, ocupan la parte superior y media de la banda, es decir, espacialmente tienden a relacionarse con el eje mencionado -segundo racheado-. Su mejor aspecto, quizás sea debido a la mayor facilidad de su ejecución y suponemos que constituyen otra trama del relato.

Superiormente a la cazoleta 14 y alineadas con ella, hallamos la 15 y 16, ahora con buena separación -75 cm en total-. Bajo la cazoleta 14, la 12 y 13 presentan la misma tendencia que las mencionadas -proximidad al eje-. En líneas muy generales pueden presentar la cuarta trama de esta narración

. Conclusiones

Ya vimos que por los materiales encontrados hasta el presente, este poblamiento tuvo vida activa durante la Prehistoria, al menos en el Neolítico Final y Calcolítico Medio o Pleno.

Las cinco estaciones de cazoletas descritas, fueron realizadas en lugares singulares, próximos a la zona habitacional; hechas para ser vistas y no pasar desapercibidas. Dadas la característica de las cazoletas como signo único, lo probable es que para ser conocidos sus contenidos “animadas” necesitarían la explicación del autor o de guías previamente informados.

Todas estas cuestiones llenan de significado cultural ese espacio poblacional cotidiano. Demuestran que, al menos para algunos individuos, estos poblamientos eran algo más que lugares de habitación y producción económica. Posibilitaban ser centros de intercambios culturales y atracción turística.

BIBLIOGRAFÍA

[1] Para visitar estos restos se debe contar con los permisos adecuados.

[2] Rubio Andrada, Manuel (1999): “Tres poblamientos del berrocal trujillano II. El poblamiento del Avión.” XXVIII Coloquios Históricos de Extremadura. Badajoz, Centro de Iniciativas Turísticas de Trujillo, pp. 533 – 534; 350 – 351; Ibidem (2000): XXIX Coloquios Históricos de Extremadura. “Tres poblamientos del berrocal trujillano III: El poblamiento de Aguas Viejas”. Badajoz: Centro de Iniciativas Turísticas de Trujillo, p. 465.

[3] Siret, Luis (1995): Religiones neolíticas de Iberia. Almería: Arraez Editores, pp. 60 y 131.

[4] Carrasco Rus, Javier L.; Pachón Romero, Juan A. y Gámiz Jiménez, Jesús (2012): “Las cerámicas neolíticas pintadas en Andalucía y sus contextos arqueológicos.” Antiquitas, nº 24, pp. 17 – 79.

[5] Rubio Andrada, Manuel y Pastor González, Vicente (2000): “Los grabados prehistóricos del río Tejadilla, Madroñera, Garciaz y Aldeacentenera (Cáceres)”, XXIX Coloquios Históricos de Extremadura, Badajoz, Centro de Iniciativas Turísticas de Trujillo, p. 477.

Jun 122017
 

Lorenzo Rodríguez Amores. Provisional.Si, a su paso por este mundo, una persona deja huella y esa huella se pal-
pa, trasciende y es notoriamente digna del mayor encomio bien merece la
ofrenda de nuestro mas sincero y emocionado reconocimiento: Y el bene-
mérito trujillano Juan Moreno Lázaro, por derecho propio, es una de esas
personas.

Nos congratulamos sobremanera que sea este modélico Centro de Iniciati-
vas Turísticas el que, con su habitual sensibilidad y altura de mira, haya
tomado conciencia, de la referida circunstancia, y auspicie este cariñoso
acto, acto de rigurosa justicia, en homenaje al que fue su decidido promo-
tor y primer presidente. También felicitamos a dicha entidad por el marco
elegido, el más idóneo y oportuno: Los tradicionales Coloquios de Trujillo,
hoy por hoy la convocatoria cultural de más rango y solera de Extremadu-
ra, de cuya paternidad, tanta parte le corresponde a Moreno Lázaro. ¡CO-
mo quería Juan a los Coloquios! Coloquios, sobre los que siempre flota y
flotará su memoria.

Pero encontrándonos Trujillo y rodeado de trujillanos no vamos a caer en
la ingenuidad de decir quién fue Moreno Lázaro con la agravante de que
nuestra semblanza no estaría despojada de pasión porque aún permanece
vivo el desgarro sentimental que nos ocasionó su pérdida. Sin embargo,
libre de tentaciones hiperbólicas que nada agradarían al homenajeado y
pasando por encima de un ejemplar comportamiento cívico, de una limpia
ejecutoria privada, de una probidad profesional o del creyente de una fe
fuera de lo común, ¿Cómo no hacer un alto y detenernos ante el perfil hu-
mano del inolvidable amigo Juan? El hombre de la exquisita corrección. El
hombre de la elegante sencillez. El hombre equilibrado sin aristas y estri-
dencias. El que nunca imponía criterios propios a pesar de que a veces lo
requería la situación y le sobraban recursos y razones para ello. El que
siempre fue enemigo de subirse a pedestal es o de exhibir laureles. ¡Juan

 

3

Moreno Lázaro: caballero en plaza, nada menos que en la Plaza Mayor
trujillana!

Tampoco podemos pasar de soslayo la fructífera labor de Juan, prescin-
diendo de la desarrollada al frente del CI.T., y la de hacer posibles los Co-
loquios, que no por ser ampliamente conocida es menos interesantes y que
tanta incidencia a tenido en la ciudad, nos referimos a la de difundir, a los
cuatro vientos, es sugestivo y rico acerbo historico-monumental trujillano.
¿Podía contar una población de la categoría de Trujillo con un valedor
más denodado? Y lo hizo con la pureza del amor entrañable que siente
uno por lo suyo, y Juan llevaba en el corazón a su Trujillo del alma, y tam-
bién con la naturalidad que propicia la preparación concienzuda. Una
preparación de mucha mayor enjundia de la que aparentaba y ocultaba su
innata modestia. Una preparación, prácticamente adquirida por sus pro-
pios medios. ¡Cuantas veces echaba Juan por delante la advertencia, en
casos de cambios de pareceres, que él no había recibido otra enseñanza
oficial que la primaria! Una modalidad de aprender que en verdad no es
una exclusiva de nuestro admirado amigo y aquí tenemos tan magníficos
ejemplos de los varios cultos trujillanos que se han adentrado en el escu-
driñeo del pasado por diferentes derroteros en idénticas condiciones y cu-
ya labor, sin duda, ha sido facilitada por esta estupenda escuela que son
los Coloquios.

El buen saber de Juan no solo encandiló a iniciados o simples curiosos que
también sorprendía lo mismo a intelectuales de alta talla como a personali-
dades de la cumbre social, de los que somos testigo excepcional con el
ruego de que se nos perdone el dirigirnos a ustedes en primera persona.
Era de ver la cantidad de gente que acudía a Juan en busca de noticias del
pasado trujillano y no es que él se prodigase sino que era buscado: Recor-
damos la correspondencia con aquel argentino que inquiría su entronque
con Hernán Cortés a través de la sangre trujillana de éste.

Un día se presenta en solicitud de Juan el consagrado investigador de Jeru-
salén, D. Hain Bernart, con un impresionante bagaje documental de la
importantísima colonia hebrea trujillanense que una vez publicado taparía
un sensible vacío de la historia local. Juan, que como sabemos navegaba
igual que peces en el agua por el entresijo del recinto antiguo, complació
al hebreo con minuciosidad en todos los puntos, en caso de existir, que le
interesaba conocer, lo cual da origen a una estrecha comunicación episto-
lar y en la que el profesor le reitera su deseo de volver a visitar Trujillo sin
prisas y sin agobios y para cuya visita, por cierto, estaba programado ha-
cerlo propio a nuestra finca, que ya lleva un nombre significativo, de
Valle-Judío, porque en tiempos pasados formó parte de una extensa

heredad que perteneció a la riquísima familia judía de los Choen
trujillanos.

Otra vez, el que se acerca a Juan a recabar información, tal vez de su as-
cendencia, es un ilustre prócer, que entre otros títulos nobiliarios lleva uno
netamente trujillano, y ambos quedan complacidos por igual por lo que
conciertan una nueva entrevista a corto plazo con comida incluida, a la
cual Juan propuso a su visitante que le agradaría le acompañase este servi-
dor de ustedes. [Estas deferencias tenía con nosotros el inolvidable amigo!
Pero este nuevo encuentro no llegó a celebrarse porque ya Juan, antes de
lo esperado, arrancó su vuelo hacia la eternidad.

En fin, la última vez que vimos a Juan, justo una semana antes del óbito,
aún le encontramos en la brecha, aunque con signos visiblemente preocu-
pantes pero con plenas facultades mentales, dando instrucciones a unos
operadores de Televisión desde donde cogerían los mejores planos de la
ciudad. Y la verdad es que en esta faceta de conocer Juan a su Trujillo al-
canzaba hasta los detalles más exhaustivos de tal manera que si por cual-
quier circunstancia fuese necesario reconstruir con fidelidad una
perspectiva, de la zona histórica, un simple balcón, una porta o una airosa
chimenea, de la misma, no habría mas remedio que recurrir a su arsenal
fotográfico. Ninguno de los dos presagiábamos que aquella ocasión sería
nuestra despedida. Conversamos con la habitual normalidad haciéndonos
saber que la parte literaria del reportaje televisivo también era suya y nos
decía con evidentes matices de decepción:

-Fíjate -nos comentó- este trabajo, en el que he puesto mis ilusiones, lo he
realizado por encargo, antesdeayer una vez que lo rematé, fui
a enseñárse-
lo, para ver que le parecía, al que
me lo había solicitado, me responde
éste:

-Si, muy bien, pero esto lo leo yo.

Como no había siquiera atisbos de citar la autoría le preguntamos a nues-
tro amigo su forma de reaccionar:

-Solamente le contesté que bueno. ¿Qué otra cosa iba a hacer?

¡Qué generosa resignación la de Juan en el que sin duda fue el postrer ser-
vicio que prestó a su ciudad!

¡Cómo no recordar con nostalgia las frecuentes charlas, casi siempre con
ese encantador fondo de la Plaza Mayor, que sostuvimos con Juan! Él solía
centrarse sobre temas de Trujillo y nosotros hablábamos de la tierra trujilla-
nao ¡Cuántas veces le comentamos: Juan, convenceros los trujillanos, in-
cluidos historiadores, que Trujillo, aparte de la extrapolación allende los
mares, se extiende más allá de los berrocales!

Permítasenos que rindamos culto a una amistad, a una amistad que ya data
desde el inicio de los primeros Coloquios, que los Coloquios no solo ex-
panden cultura que también es una singular oportunidad de estrechar cor-
diales lazos y nosotros estamos en condiciones de dar fe de ello con una
gran cosecha de buenos amigos aquí conseguidos. A una amistad auténti-
ca, a una amistada leal, a una amistad de íntimas confidencias … Este es el
Juan Moreno Lázaro que conocimos, que admiramos, que recordamos y
que echamos en falta …

 

Jun 112017
 

Ignacio Plaza Rodríguez. Provisional.

Para intentar conocer a Isabel la Católica, tendremos que procurar acercarnos a aquella sociedad en que le tocó vivir.

Como clases rectoras, nos vamos a encontrar con una Nobleza, un Alto Clero y unas Órdenes Militares, con dominio de grandes extensiones territoriales y una población, mas ganadera que agrícola, compuesta de Pecheros. (De los «pechos» estaban exentos los nobles y los clérigos).

Descontando el reino de Granada, donde están reducidos los Árabes, que antes dominasen en la Península; en los reinos cristianos, bien en las per- sonas de sus reyes; Aragón, Navarra o Castilla o en las de sus reinas, en- contramos a la Casa Trastamara.

Entramos y vamos a tratar del Siglo XV, uno de los más dinámicos y forma- tivos de nuestra historia, de nuestra personalidad.

Las violentas persecuciones del año 1.391, hicieron que los judíos más sagaces, que se encontraban emparentados con las familias más influyen- tes, abrazasen la religión cristiana y desde los puestos claves de la Iglesia o de la Nobleza, dominasen el panorama de Castilla. Eran los cristianos nue- vos, los conversos o marranos, que tuvieron que enfrentarse con los cristia- nos de pureza de sangre, que abundaban en las clases ganaderas y campesinas, no contaminadas. Aquellos otros, -muchos- que no que no abrazaron la religión y prácticas cristianas, presentaran uno de los proble- mas más acuciantes del reinado de los Reyes Católicos.

Existía -los vemos reflejado en los escritos y quejas de ganaderos y de gentes del agro  una minoría étnica, que daba lugar a quejas contínuas y que van a conducir a una de las expulsiones del reinado de los Reyes Católicos, que no tuvo efecto; nos referimos a los Gitanos.

En Madrigal en día 22 de abril del año 1.451, siendo las IV y dos tercias, luego del medio día, del Jueves Santo, nace la niña Isabel, de quien las crónicas nos hablan. A juzgar por la política dada por carta de Juan II de Castilla, su padre, cuatro días más tarde, desde Madrid, no debió estar

presente el Rey en el alumbramiento. Tuvo lugar el natalicio en los pala- cios reales, hoy Monasterio de Gracia de las Madres Agustinas.

La infancia de la niña Isabel, transcurre en Madrigal, junto a su hermano Alfonso, que viene al mundo, también en esta ciudad, el día 17 de diciem- bre de 1.453 y a su madre, la reina Isabel de Portugal, que pronto comen- zará a dar pruebas de trastornos metales. Infancia obscura, próxima a las gentes sencillas de Castilla, no sobrada de bienes de fortuna; pero tal vez feliz, por lo sencilla y por lo cercana a la realidad, que será la gran escuela en la que un día será Reina de Castilla.

La rama principal de la Casa Trastamara, la ostenta D. Juan 11 de Castilla, que con una princesa, su prima Dª. María de Aragón, son los padres del príncipe Enrique, hermano sólo de padre de la niña Isabel y de una gene- ración anterior; son veintiséis los años de diferencia.

Cuando fuera niño, el luego Rey D. Juan 11, de Castilla, van a regentarlo, su madre Doña Catalina de Lancáster y el Infante Don Fernando, su tío; que luego será llamado de Antequera y al final de Aragón.

Para Aragón marcha el infante D. Fernando, merced al compromiso de Caspe y es esta otra rama Trastamara, la que va a llenar la historia de Casti- lIa durante tres decenios, por sus luchas con la corona. Son los Infantes de Aragón, los hijos de D. Fernando, por cuyas posesiones se podía pasar des- de Aragón hasta Portugal, casado con su tía Dª. Leonor de Alburquerque; «La mujer las heredada de Castilla» e hija del Conde Sancho, hermano de Enrique 11 el de las Mercedes.

Durante el extenso reinado de D. Juan 11 de Castilla, padre de Isabel, en su segundo matrimonio, con Di!. Isabel de Portugal, vamos a encontrar un personaje clave en la Historia de Castilla en la mitad primera del S. xv. Nos referimos a D. Álvaro de Luna, que llega a la Corte en el año 1.408, como paje del niño rey y se convertirá en el señor más importante del rei- no sin ser Rey.

Existen años clave, durante el S. xv en la vida de Castilla, tenemos el 1.420.

Reina en Aragón el primogénito de los Infantes, D. Alfonso. Marcha desde Castilla, donde está disponiendo en la Corte, juntamente con su hermano Enrique, para casarse en Navarra, el Infante D. Juan. Se unirá en matrimo- nio a la viuda Di!. Blanca, que casi le duplica la edad, y de cuyo matrimo- nio tendremos a D. Carlos Príncipe de Viana, a Di! Blanca, esposa infecundada del infante de Castilla, Enrique y Di!. Leonor, luego reina en aquella pequeña y titubeante monarquía, que en el S.XVI, pasará a formar parte de la corona de España.

Queda junto al Rey D. Juan II, la influyente personalidad del Infante D. Enrique de Aragón, que aspira a la mano de la Infanta Oí!. Catalina, que le aportará a su Maestrazgo de Santiago, el Marquesado de Vilena.

Y mientras camina para Navarra el Infante de Aragón, D. Juan; queda libre en Tordesillas D. Enrique.

Prisionero más bien que Rey, llega hasta Talavera la Corte y es aquí, donde cede la Infanta y se celebran los esponsales de los dos primos, y por aque- llos días los de D. Álvaro de Luna, con la hija del Sr. de Moguer, de la fa- milia Portocarrero.

La huida del Rey desde Talavera, acompañado de sus leales, hasta el fuerte de Montalbán es uno de los acontecimientos más importantes de esta año 1.420. Nos interesa destacar entre los acompañantes de la comitiva real, al porta estoque real, D. Carda Alvarez de Toledo; también irán acompañan- do al rey de Castilla, D. Álvaro de Luna, su cuñado Pedro Portocarrero, Diego López de Ayala y el alconero mayor y autor de crónicas de este rei- nado, Pero Carrillo Huete. Entre los sitiadores del fuerte de Montalbán, encontraremos a D. lñigo López de Mendoza, al Condestable D. Ruy Ló- pez Dávalos y otros fieles al infante D. Enrique.

Han transcurrido mas de cinco siglos y medio y aún nos sorprende la im- ponente fortaleza junto al Tajo, que fuera de los Templarios, luego de Oí!. Leonor, la madre de Di!. María la reina de Castilla, para pasar después a manos de D. Alvaro de Luna. Nos referimos al castillo de Montalbán.

Yendo deprisa para acercarnos a la infancia de la que va a nacer en Ma- drigal, queremos detenernos en el año 1.440, rico también en acontecimientos:

Del matrimonio que se celebrará en 1.420, entre el Infante D. Juan y la reina viuda, Oil. Blanca, viene para Castilla una princesa, Blanca de nom- bre, como su madre, prima hermana del Príncipe D. Enrique de Castilla, ambos de dieciséis años no cumplidos y que van a desposarse en Vallado- lid. Fastuosas bodas en la cuales se da cita los más encumbrado de la no- bleza navarra, aragonesa, castellana; desdichadas bodas como luego vamos a comprobar.

Nos es grato recordar que entre aquellos nobles acompañantes, está la fa- milia Manrique: D. Pedro, su hijo D. Rodrigo, que es comendador de Se- gura de la Sierra, en laén y a quien acompaña su esposa [)!l. Menda de Figueroa, embarazada del que luego sería el autor de las famosas coplas a la muerte de D. Rodrigo, el maestre de Santiago, su padre.

Todos los concurrentes en este acto, sin duda han leído las coplas a qUe me refiero; muchos serían capaces de recitar párrafos de las mismas. Solo diré de aquella, en la mente de todos:

¿Qué hizo el Rey D. Juan? Los Infantes de Aragón. Qué hicieron? Jorge Manrique, autor de las coplas, fiel a la reina Isabel, luchó con alguien rela- cionado con Trujillo y murió herido frente a los muros del castillo de Garci-Muñoz, en la provincia de Cuenca. Tenía Manrique treinta y nueve años y era Pedro de Baeza, el rebelde en entregar la fortaleza de Trujillo, en el año 1.477, a la reina Isabel, durante su primer viaje a Extremadura quien le hiriera en combate. ‘

Vamos pasando sobre la Historia y aproximándonos al nacimiento de la que será la reina Católica. En el año 1.445, van a morir las reinas de Casti- lIa y Portugal, las infantas de Aragón, Dª. María y Dª. Leonor; se dice algo de unas «yerbas», que ahora no interesa.

D. Álvaro de Luna, unas veces desterrado de la Corte y siempre reclamado por el rey, se ha casado, viudo, con la condesa de Benavente y son sus dominios una de las mayores fortunas de Castilla. El castillo de Escalona, en Toledo, junto al Alberche es una de las grandes fortalezas y uno de los mas suntuosos palacios.

Este año 1.445 es el de la famosa batalla de Olmedo, donde por fin van a ser vencidos los Infantes de Aragón. Como consecuencia de las heridas morirá en Calatayud, D. Enrique y será D. Alvaro, Maestre de Santiago. Muere también D. Juan Martínez de Cerezuela, arzobispo de T oledo y her- mano materno de D. Álvaro y pronto en el año 1.447, se va a celebrar el matrimonio del rey D. Juan 11 de Castilla, con la Infanta Isabel de Portugal; Se celebra la boda en Madrigal el 22 de julio.

La mitad del S. XV, va a ser rica en acontecimientos:

Nace como hemos dicho Isabel en Madrigal. En 50S, que luego será del rey Católico, tienen los reyes de Aragón: D. Juan 11, con su segunda esposa. ~. Juana Enrique, hija de D. Fabrique de Castilla, un hijo Fernando, es el día 10 de marzo del año 1.452.

Luego de trece infructuosos años de matrimonio, el príncipe de Castilla, Enrique, se divorcia de De. Blanca de Navarra, es el 11 de mayo de 1.453. Firma el acta de disolución, en Alcazarán, provincia de Valladolid, partido de Olmedo y diócesis de Segovia el administrador, Luis Vázquez de Acu- ña. En los trece años de matrimonio, este no se ha consumado. La princesa está virgen como su madre la pariera.

Otro acontecimiento tiene lugar en este 1.453. D. Álvaro de Luna, el pode- roso Valido, es ajusticiado en la plaza de Valladolid, es el día 3 de junio.

La enemiga de Dj¡. Isabel, la reina, ayudada por D. Alonso Pérez de Vivero y la ambición del rey que sueña con apoderarse de la gran fortuna de D. Álvaro, van a acabar con aquel gran hombre, el mayor señor no siendo rey. Lanzas de Plasencia y del Marqués de Santillana prenderán al Valido. La fortaleza de Escalona resistió el asedio real y sólo se entregó después de la sentencia, quedando para la familia Luna, un tercio de sus riquezas. Jun- to a Talavera, en Arenas de San Pedro, tuvo una calle la viuda de D. Álva- ro; la calle de «la Triste Condesa».

Son recuerdo de la Historia, que Isabel conocerá más tarde, por referencias de sus leales, por coplas que van de oído en oído, por los aires de los pue- blos de Castilla,

En el año 1.454, viene a morir D. Juan 11, luego de hacer testamento; deja para la casa de Isabel, un millón de maravedíes.

Niñez de Isabel, reinado de uno de los mas desdichados que se recordaran en Castilla, aquel de Enrique IV.

La reina Juana, que ahora nos viene de Portugal, también de la familia Trastámara, ofrecerá un contraste con nuestra Corte y sobre todo con el talante del Rey; hombre taciturno e huidizo, que comenzó, -luego de su fracaso en el primer matrimonio-, por suprimir la usanza de testigos en la cámara nupcial.

Otro valido junto al rey D. Juan Pacheco y otros hombres encumbrados en puestos claves, más que por sus virtudes y talentos, por su apostura de la que parece guardar el rey.

D. Gómez de Cáceres Solís, Maestre de Alcántara; D. Beltrán de la Cueva, objeto de murmuraciones con la reina, y a quien eleva a Duque de Albur- querque, D. Francisco Valdés, a quien de admirado quiso convertir en es- poso la bella portuguesa, con quien el rey pretende tener amores imposibles, Dj¡. Guiomar de Castro, la hija bastarda del Conde Monsanto, D. Lucas Martínez de Iranzo, Condestable; Dj¡. Catalina de Guzmán a quien nombrará abadesa de San Pedro de Dueñas en Toledo.

Nunca podremos saber si aquel ambiente, en que la corte se desenvolvía, que se refleja en las anónimas Coplas del Provincial, son solo el precio que tienen que pagar los vencidos o refleja una realidad, de permisiva moral y sexual, en la que se rodean de las vidas de los niños Isabel y Alfonso, que siguen en Madrigal.

De aquel rey, que tenemos enterrado aquí cerca, en el Monasterio de Gua- dalupe, de quién Gregorio Marañón, hizo un «Ensayo Biológico» que esti- mamos acertado, sólo diremos en su disculpa, que al escribir su historia los

partidarios de los Reyes Católicos, muy posiblemente cargasen las tintas en sus defectos.

La feria de los maridos

Primera: En vista entre Enrique IV y D. Juan de Navarra y de Aragón, cuan- do la niña Isabel cuenta tan sólo seis años y el infante Fernando cinco, se estipula este matrimonio.

Segunda: Conversación entre los mismos reyes para una posible unión de la princesa y el príncipe Carlos de Viana.

Tercera: Año 1.464, entrevista de Enrique IV, en Villafranca del Puente del Arzobispo, con le rey Alfonso V de Portugal y ofrecimiento como esposo de la Infanta Isabel.

Cuarta: Proyecto de enlace entre la Princesa y el Maestre de Calatrava, D. Pedro Girón, que llega a estar a punto de verificarse (se conocen las capi- tulaciones) y que fracasa por muerte del Maestre, cuando se dirige desde Almagro para realizar el enlace. Intervino el Arzobispo Alonso de Fonseca .

Quinta: Proyecto de enlace con el Duque de Guyena, hermano del rey de Francia, cuando ya están ultimados los trámites para el matrimonio con el Infante D. Fernando, por las capitulaciones de Cervera.

Casamiento: Desobedeciendo al rey su hermano y con la enemiga de Valladolid.

¿Cómo era físicamente la Princesa Isabel?

Por las descripciones de viajeros y embajadores y por los retratos que han llegado hasta nosotros y que deben reflejar su fisonomía, podríamos asegu- rar ; Que nos representa al tipo de mujer de Casulla.

Es más de medianamente alta; ancheta de caderas, no sabemos si influida por el permanente troteo por los caminos de Castilla o por naturaleza.

En la pubertad, de temprano amanecer, debió ser digna de admirar: fasci- nó a su tío Alfonso V de Portugal y al sagaz y taimado Maestre de Calatra- va D. Pedro Girón, que entrevió la posibilidad de llegar hasta el trono.

De cuello proporcionado, algo robusto y de faz redondeada, hasta un po- co bolluda, Pecosilla, bien por su estar continuo a la intemperie, ya por ascendencia Lancáster, de su abuela Catalina, de quien procedería el color en exceso rubio del cabello, que a contra luz, podía tomarse por taheño. No heredó de aquella abuela, el desgarbado andar.

¿Cómo era psíquicamente la Princesa?

El Físico lo traemos predeterminado, poco podemos influir en él. La parte psíquica, si que es casi nuestra, en ella si que se influye; aunque con la limitación que apuntara Ortega: «Yo y mi circunstancia».

La circunstancia social y moral no podía ser más nefasta; la permisividad sexual, la relajación, la falta de autoridad, todo predisponía para el aban- dono, la entrega.

y va a ser aquí donde encontramos con una personalidad excepcional; quizás demasiado enérgica -no podía ser de otro modo- para enfrentarse y enderezar aquella sociedad donde todo parecía estar permitido, autorizado.

Tomamos algunas reacciones de Isabel, que nos dicen como era, mejor que otras historias con ella relacionadas:

Carta a Luis Chaves de fecha 8 de abril 1,466, enviada por su criado Pedro de la Concha, para que le coloque un juro que tenía aquí en Trujillo de 34.000 mrs. «de manera que yo pueda ser bien pagada».

Luego de casada y para dar cumplimiento a lo acordado en Cervera, envía a la Corte de Aragón, a Juan de Cárdenas, con la misión de hacerse cargo de la Cámara Real de 5icilia y ante la negativa de su suegro, dice que se cumpliese todo lo pactado «sin mudar ni una jota».

Cuando Fernando se retira ante TORO y no ataca a los portugueses, se presentó diciendo palabras de varón, muy esforzado, más que de mujer. «Gran trabajo tenemos con vos aquí delante». «Que por nacer está quien contentar os pueda». (Son los años primeros de casados).

En un papel que la reina deja olvidado se lee que en el puesto de pregone- ro, se diese al que mejor voz tuviese.

Luego de la muerte de Alfonso, su hermano, en Cardeñosa, cuando los nobles que vienen a ofrecer la corona, les despide amablemente; No, mientras el rey mi hermano viva.

Entrono de Isabel

Los comienzos del matrimonio fueron difíciles, tanto por lo que supone la compenetración, como por las adversidades y abandono de los nobles, que se van pasando al lado de D. Enrique; Vendrán luego junto a los prín- cipes: la familia Mendoza, de D. Pedro, el Gran Cardenal se dijo ser el tercer rey de Castilla; los Manrique, que fracasaron en su hacienda a fuerza de caballerosidad. Uno de ellos, Jorge, dará su vida por la causa de Isabel. Fray Fernando de Talavera, el que tanto influyera en Isabel. Los Alba, de Alisto y Tormes. Y no podremos olvidar a sus íntimos consejeros: Gutierre de Cárdenas, Chacón, Luis Chaves, y aquella Beatriz de Bobadilla, que

conociera en Maqueda, y terminó en Condesa de Moya, a Beatriz Galindo a Teresa Enríquez, esposa de Gutierre, etc. r

Primer viaje de Isabel a Extremadura, contra la opinión de los de su Conss, jo; por Talavera, La Puente del Arzobispo, que mandara construir el Arzo- bispo Tenorio, en tiempos de Juan I declarándola exenta, Villa Franca, del Puente del Arzobispo, Puerto de Arrebatacapas, Venta de los Palacios (actual Hospital del Obispo), para llegar a la puebla de Guadalupe el 26 de abril de 1.477, en donde permanece hasta el 13 de mayo, en que se llega hasta Trujillo, por la ruta de los peregrinos hacia la Virgen y pasa por Aldeacentenera y Berzocana.

Aquí se enfrentará con Pedro de Baeza, el hermano del tesorero de la reina y matador de Jorge Manrique.

Durante la estancia de la reina Isabel, en este su primer viaje a Extremadu- ra, debieron los judíos de Trujillo, presentar quejas a la Soberana, por lo cual el día 7 de julio, que está ya en Cáceres, dicta una carta, de la que copiamos algún párrafo, por tratarse de esta ciudad:

«E por cuanto todos los judíos de mis reinos son míos e estan so mi protec- ción … por lo cual vos mando a todos y cada uno de vos … no consintades ni dedes lugar de caballeros ni escuderos … desa cibdad ni fuera de/la cos- tringan e apremien a los dichos judíos … : que les vayan a mondar sus esta- blos … ni les aposenten ni den en sus casas rufianes ni mujeres de partido etc. etc. (Censura a trujillanos).

Lucha de Isabel, durante los primeros años de matrimonio, con la nobleza que se pasa al mando de su hermano, con Fernando, su esposo, hasta el acoplamiento y la comprensión y cuando parecía abrirse un puerto a la esperanza, muerto el rey su hermano, nueva lucha de los nobles partida- rios de su sobrina Dª. Juana, a la que pretenden casar, a la que casan, con el antiguo pretendiente de Isabel, el Rey de Portugal, Alfonso V.

Hay que hacer un alto en la vida de Isabel de Castilla, ya comienza la ma- durez y teníamos fijado, como tema, la infancia y juventud.

Jun 102017
 

Agustín Vivas Moreno.

Decía M. Bloch, que la labor de un historiador es parecida a la de un de- tective que tiene que investigar sobre un crimen que se ha cometido y en el que él no ha estado presente. Tendrá que recopilar datos, tener una ex- haustiva descripción del lugar del crimen, conversar con personas que pu- dieran estar implicadas en él, etc. Pero llegará un momento en que tendrá que decidir, y esta decisión deberá estar basada objetivamente, pero tam- bién lo deberá estar subjetivamente.

Aquí, no vamos a tratar ni de la descripción del lugar, ni de la recopilación de datos, ni del crimen en sí; todo ello, pasado activo.

Se tratará de lo inconsistente, de lo que hizo posible que alguien matara a alguien desde un punto de vista cualitativo. Y así, tanto el asesino como el muerto, tendrán algo en común y una forma de concebir y de ser en el mundo que coincidirán en algunas cosas. e tratará de la reflexión; de la reflexión en el pasado histórico.

Por todo ello, en esta ponencia, el pasado activo, la conquista, que tanto han dado de positivo y de negativo a la formación del mito de la extreme- ñeidad, dará paso al pasado reflexivo. Y es en esta necesidad de tránsito, donde tiene su fundamento el análisis a la historiografía de la reflexión de Extremadura en la historia.

La reflexión, por consiguiente, en la historia y como sujeto de la historia (125). y es dentro de esa reflexión, no sólo de los hechos sino también de las ap- titudes donde tiene cabida el comentario a la vida y la obra del Príncipe de los Cronistas de Indias: Cieza de León.

(125)    PEREYRA, Carlos: El sujeto de la historia. Alianza Edit., Madrid 1984.

Vease del mismo autor: Historia ¡Para qué? Siglo XXI, Méjico, 1980

Por tanto, no sólo vivir y hacer historia (126), sino también preguntarse por la historia y por las dimensiones de la conciencia histórica (127), y hacer de esa pregunta, una reflexión profunda.

y es que en este caso que nos abate ahora, una reflexión sobre Cieza de León, supone una reflexión al pasado de Extremadura, y no un análisis de su conquista en el siglo XVI. Así, la conquista, en sí, deja paso a la refle_ xión del hecho de la conquista y sus posteriores consecuencias. Cieza de León, como veremos seguidamente, gran cronista, cumple excepcional_ mente los requisitos y presupuestos anteriormente expuestos.

A la historia, «que designa a la vez el conocimiento de una materia y la materia de ese conocimiento (128) es difícil de ponerle límites. Es, por ello, por lo que el concepto historia incluye la realidad histórica tal y como «ob- jetivamente» acaec i

o y el conocimiento histórico que pretende desvelamos, mediante el traba- jos del historiador (de la historiografía), la realidad histórica (129). Por todo ello, una reflexión sobre la antropología extremeña, una reflexión sobre la obra de Cieza de León, nos conduce inevitablemente (esta vez desde otro camino y desde otra perspectiva que desde la conquista) a un análisis de la antropología americana y sus consecuencias (130).

Dicho de otra manera, no se va a tratar aquí de una historia positivista, ni de una historia institucional y política, ni de una historia económica. Lo que se intentará hacer es dar la justa importancia, a la cada vez más acep- tada, historiografía, y ver su valor para un análisis más exhaustivo sobre la conciencia histórica de un pueblo, en este caso nuestro pueblo extremeño.

Por ello, no va a ser un trabajo éste, de investigación histórica (entendido esto, como medio de sacar conclusiones originales históricas sobre algo); ni de teoría de la historia (versar y pensar con – en – por la historia); ni de metodología (pensar el método de una obra histórica y ver sus conclusio- nes); sino de historiografía. Se tratará del análisis de la obra de un extreme- ño, cronista de Indias, que nos hará reflexionar a largo plazo, sobre los hechos allí acaecidos y que nos servirán para entender la mentalidad de

 

(126)    MIRA, J. F.: Vivir y hacer historia, Ed. Peínsula, 1980

(127)    CARR, E. H.: ¡Qué es la Historia?, Seix Barral, Londres, 1966; ARON, R. Dimensi~

nes de la conciencia histórica, 1961

(128)   VILAR, Pierre: Iniciación al yocabulario del análisis históricos, Crítica, Barcelona,

1980, pp. 17

(129)    MARVALL, J. A. Teoría del saber histórico, Madrid.

(130)    LEVI STRAUSS, G.: Antropología estructural, Eudeba, Buenos Aires, 1969.

 

un pueblo, y ver de esta manera, la historia, como una historia de las mentalidades.

y así, de esta forma, que la mentalidad nos sirva para entender la historia, y que la labor del historiador, como la del detective de M. Bloch, sea la de reconstruir el pasado lo más objetivamente posible sin quedarse en los pu- ros datos y hechos, sino con la necesidad del salto cualitativo.

Es, por ello, un intento de hacer de esta ponencia, una unidad, un todo. Y es en último término, una reflexión, como dijimos sobre la historiografía, que inevitablemente supone teoría de la historia.

Pero somos conscientes de que lo importante de la Historia, no es ni su teoría, ni su metodología, ni su historiografía, sino que siga viva, esto es, que ‘Ia Historia haga historia

Breves características de la historiografía indiana

Antes de dedicamos a Cieza de León y su obra, vamos a analizar de una manera breve, algunas de las nuevas características generalizadas que ofrece la historiografía indiana.

Los historiadores se van a encontrar con unos nuevos territorios, nuevas gentes, con su idiosincrasia, con su religión y sus costumbres, con sus nue- vos productos de la naturaleza, etc. Y todo ello, tendrá que ser interpretado sin que exista más marco de referencia que el conocimiento de las cosas de Europa.

Es, por ello, por lo que la historiografía indiana va a ofrecer nuevas carac- terísticas que no se habían dado hasta entonces.

Se van a tratar, evidentemente, nuevos temas, que la historiografía nunca había tocado. Las nuevas noticias que IIagaban de las Indias son difíciles de asimilar e incluso llegan a considerarse durante tantos años, y al con- cepto del mundo tripartito que se tenía (Europa – Asia – África). Ni siquiera los escritores antiguos, a los que tanto se admiraba hablen de ello, ni tam- poco la Biblia o las Sagradas Escrituras.

Todo esto, evidentemente, va a romper con los esquemas mentales que tenía el hombre europeo, que va a tener que hacer un gran esfuerzo por ampliar su horizonte mental e incluir a América dentro de él.

Dicho de otra manera, la historiografía contempla esa luchaba de mentali- dades que se produce en la conquista de América y en sus posteriores e inminentes consecuencias: por un lado los europeos, por otro, los indígenas.

Y todo ello, que en un principio es expresado por la historia oral (131), debe más tarde ser estudiado de una manera consciente, por las fuentes históricas (132).

Evidentemente, no es tarea fácil; hay muchas cosas en contra, como es el hecho de que los gustos de los europeos estuvieron muy modelados por una sociedad que se había nutrido durante generaciones de cuentos sobre lo fantástico y lo maravilloso. Es, por ello, por lo que va a haber una fuerte tendencia a contemplar las islas y los territorios continentales americanos, como si estuvieran «encantados» de la fantasía medieval» y la gesta de los españoles se observarán bajo el prisma de los libros de caballería. Los bos- ques se pueblan de amazonas, y no falta tampoco quien haya visto sirenas en los mares.

Así, en definitiva, haya veces, en estas obras, un fondo de fantasía, tan grande que no se sabe si lo que se está narrando es cierto o puramente fábula, mito y ficción (133).

y todo ello llega, se transporta, se «re-inventa» en la Península. Y dentro en Extremadura. Y por consiguiente, se crea el mito de la extremeñeidad, ba- sado en la conquista. Y se va a Extremadura, como una fantasía heroica (134), llena de falsas supersticiones (135).

Las tradiciones cristiana y clásica serán las que marquen las pautas de cualquier interpretación del Nuevo Mundo y de sus habitantes. De esta manera, es de fácil comprensión que los europeos del XVI, del Renaci- miento (idealista y clave del entendimiento de cualquier utopía (136) tiendan a comparar aquello con el jardín del Edén o la Edad de Oro de la antigüe- dad clásica.

La vuelta a lo clásico es común a casi todos los escritores de esta época; se imita el estilo de César, Tito Livio, Ovidio, etc; se establece comparación entre las hazañas de los conquistadores y las de César, Pompeyo, Alejan- dro, Ulises, Héctor, Aníbal, etc, y se comprara las noticias que llegan de América con las antiguas fábulas griegas y romanas.

 

(131) Es necesario revalorizar la importancia que tiene la historia oral. Para ello, véase:

THOMPSON, P.: «La historia oral y el historiador» en ~ nQ 10, Valencia, 1984; y BOU- VIER, J. c.: Traditión orale et identité culturelle, CN.R.S., París, 1981.

(132)    Véase: AA.W.: La didáctica de la Historia a través de sus fuentes, 1. C. de la Uni-

versidad de Málaga, 1978.

(133)    Véase: CARO BAROJA; J.: Ritos y mitos eQyíYocos, Itsmo, Madrid, 1974.

(134)    LORENZO P. de Extremadura: la fantasía heróica

(135)    HURTADO, P.: Supersticiones extremeñas, Rev. de Extremadura 1901 -1902.

(136)    Léase Moro, Campanella, etc.

Todo esto, induce a pensar que no hubo una buena asimilación de lo que allí estaba ocurriendo. Y es que los problemas para ello, eran grandes. Aparte del problema fundamental: la mentalidad, y de tener que romper con toda una serie de prejuicios, tradiciones e ideas preconcebidas, había también otra serie de problemas, como era el hecho de que desconociesen su lengua, lo que hacía imposible el diálogo con los indios, que dificultaba aún más la comprensión de sus costumbres, su religión, etc (137).

Así pues, las ocupaciones profesionales y el desconocimiento de la lengua va a ser otro de los principales frenos que va a haber para la comprensión del mundo indígena.

Hemos de saber en nuestra reflexión que los europeos, los españoles, los extremeños, tenían otra salida, más fácil que el de asimilar su lengua, sus costumbres, sus tradiciones; el imponer los nuestros. Y este sentido de su- perioridad va a impedir también, mucho la comprensión del mundo indígena.

Y así, ante la primera gran magnitud de sucesos (descubrimiento, primeras conquistas, etc) lo que se desarrolla es un ambiente de superioridad, provi- dencialismo (138), y ante todo, expectación. Pero después que pasaron las primeras impresiones, y que los españoles llevaban viviendo allí bastantes años, comienzan a darse cuenta de la diferencia que hay entre lo que se pensaba y lo que en realidad allí ocurrió. Y esto es la base de nuestro tra- bajo, que viene establecido por los cronistas: la reflexión de la acción, pa- ra el historiador, es lo más importante; incluso más que la pura acción, que el mero hecho; es la interpretación por encima del hecho en sí.

Breve evolución de la historiografía indiana

Llegará un momento en que tanto funcionarios como misioneros, verán que para hacer efectiva su labor, debían aprender la lengua indígena e in- tentar comprender sus tradiciones y costumbres.

La Corona, por su parte, mandará, que se hagan informes y encuestas para saber la realidad allí acaecida, y será entonces cuando se cree el puesto de

(137) Esto se puede contemplar claramente en la obra Historia de las Indias de luan de Betanzos (funcionario español que llegó a un alto grado de comprensión de la sociedad que- chua al aprender su lenguaje). Relata este autort, las dificultades que encontró para ordenar su trabajo: gran información contradictoria, debía según él a que los españoles no se preocu- paron tanto en saber y comprender las costumbres y lenguas de los indígenas, como en suje- tar las tierras y adquiridas.

 

(138) Un ejemplo lo supone Hernán Pérez de Oliva que por citar algo, cree que Colón es un hombre de alto ánimo, escogido por Dios, para que impusiese su ley a otras gentes, que nunca le conocieron.

 

cronista oficial de Indias, el cual tenía acceso, además de a todos los docu- mentos oficiales y demás información que llegaba de América, a todas las obras ya publicadas. Es, por ello, por lo que van a poder crear como vere- mos el caso de Cieza de León, obras muy completas.

Los primero escritos serán las cartas de navegación, diarios, etc., de los anutas, descubridores y conquistadores que fueron a América y con ellos van a ir dando noticias de todo lo que les va sucediendo allí (Colón, Cor- tés, Bernal Días, Valdivia … e estarían entre ellos). Son obras, éstas, ante todo que si bien no tienen excesivo rigor histórico, corresponden al gusto por lo exótico: se trata de ver cómo eran los indios, como vivían, cuáles eran sus ritos, costumbres, creencias …

Será más tarde cuando vengan las obras de Historia General, que intenta- rán recopilarlo todo.

La finalidad de estos primeros escritos es doble: por una parte, relatar u conservar los propios hechos, junto con las noticias de lo visto y lo oído y averiguar y perfeccionar la historia de los pueblos aborígenes.

El interés es ante todo etnográfico: lo que importa ante todo, es el hombre, el hombre que hay que explotar, evangelizar o redimir (139).

Son escritos, muchos de ellos, hechos por los participantes en la conquista y realizados pragmáticamente. Es, por consiguiente, por lo que la obra de analizar lo que vieron allí, hay que tener en cuenta la influencia de la pro- fesión de cada uno, sus intereses particulares y el grado de educación que tenían.

Después d estas historia generales, y para seguir esquematizando muy bre- vemente esta historiografía indiana, las obras siguientes van a atender a hablar de sucesos particulares de países o zonas concretas.

Ya, en el siglo XVII, cuando desaparece la generación que había formado parte de la conquista, la historia de los descubrimientos cae en manos de teólogos y literatos y el interés etnográfico desaparece.

Lo que más importa ahora es escribir con un estilo culto, con un gran sen- tido patriótico. En lugar de escribir las costumbres de los pueblos america- nos, se traza con pompa teatral, los cuadros de las hazañas españolas. Su horizonte histórico se estrecha. No se emplean las fuentes de forma crítica y las obras suelen ser refundiciones y plagios de las obras anteriores.

En el siglo XVIII, se tiende a ir valorando con mayor independencia de cri- terio las tradiciones indígenas; se acentúa, por ello, el indigenismo vivo en

 

(139) Véase para un estudio comparativo: AGUIRRE BAZTAN, A.: La

Antropología Cultural en España. P.P.V., Barcelona, 1972:

GIUGAYA,M.:Historiadores del siglo XVI y XVII CESIC Madrid 1964

 

América y se nota, evidentemente, la influencia racionalista de la llustración (140).

Y es que la historiografía indiana, ayudará a Extremadura a que ese mito de la extremeñeidad sea, ante todo, base de reflexión y contemplación del pasado, más que punto de admiración activa del presente por medio del pasado. Extremadura debe buscar su identidad, no en el mito de la con- quista, sino en la reflexión, propiamente dicha, del mito de la conquista.

y un buen ejemplo de ello, base de nuestra ponencia, lo es el Príncipe de los Cronistas de Indias: Cieza de León.

 

De la Conquista a la Reflexión: Cieza de León

 

Sobre Cieza de León hay realmente muchas cosas que decir interesantes. Aquí, vamos a exponer su vida y su obra, con sus características esencia- les, de una manera breve y sencilla.

Durante mucho tiempo, se creyó que Cieza de León había nacido en Sevi- lla. Valga esta ponencia y estos coloquios, para homenajear y situar a nuestro personaje como lo que era: extremeño. Nació en Llerena (provincia de Badajoz) hacia 1521, aunque no se sabe con mucha exacti- tud el año (141). Pertenecía a una familia de cierta distinción, formada por el matrimonio López de León e Isabel de Cazallos. Tuvo este matrimonio 5 hijos: 2 varones, un sacerdote y otro, nuestro cronista (142) y tres mujeres.

En realidad, la familia Cazallos estaba muy bien relacionada en la región extremeña meridional. Eran mercaderes muy bien vistos en Flandes y en indias (143). Así, había grandes personajes dentro de esta influyente farnilia (144).

Una pariente, Alonso de Cazalla, será el que ayude a Pedro de Cieza de León en multitud de ocasiones, cuando éste se encontraba en las Indias. Más tarde, cuando prepara su viaje de regreso a España, decide contraer matrimonio; y lo hace por poder, en presencia de su futuro cuñado, Pedro

 

(140) Para todo ello véase: AGUADO BLEYE, Pedro: Fuentes

historiográficas (Manual de la Hª de España, 11) Ed. Espasa Calpe,

Madrid, 1959. ESTEVE BARBA, Francisco: Historiografía ~ Ed. Gredas, Madrid, 1964; FUETER, E.: Historia de la historiografía

moderna. ed. Nava, Buenos Aires, 1953; SANCHEZ ALONSO,

Benjamín: Historia de la historiografía española c.e.s.i.c., Madrid, 1947.

(141)    BALLESTEROS GAIBROIS, M.: Introdycción a la Crónica del

Perú de Pedro Cieza

~ Col. Crónicas de América, Historia 16, Madrid, 1984.

(142)    Las mujeres fueron Leonor, Beatriz y María.

(143)    Es importante este dato. Recuérdese la importancia de Flandes

en el siglo XVI, en el imperio de Carlos V.

(144)    Recuérdese: Pedro López de Cazalla, que fue secretario de

confianza del marqués Pizarro: del presidente Vaca de Castro,

de Lorenzo de Aldana o de Pedro de la Gasca.

 

López de Abreu. Este casamiento será el que introduzca a nuestro persona. je en otra poderosa familia de mercaderes, los Llerena (145).

También tendrá relación con la familia de los Mercado (entre los que se encontraba el dominico fray Tomás de Mercado).

Así pues, y como primera conclusión, cabe decir que nuestro personaje se encuentra rodeado, entre Cazallas, LLerenas y Mercados, de escribanos y mercaderes.

Pronto empezará la vocación por las Indias de Pedro Cieza de León. Estando en Córdoba a oyó la noticia de la expedición que capitaneaba Hernando Pizarro en 1534 y que era portadora del rescate de Atahualpa, todo ello destinado al emperador como perteneciente al 20% de su sobera- na regalía. Tenía Cieza de León 13 años cuando se sintió atraído por la descripción de aquel espectacular desembarco, que hacía francisco López de Xerez.

Fue así cuando Pedro Cieza de León, sintió vocación por las Indias. Según algunos autores, como veremos posteriormente, nuestro personaje fue en- viado a las Indias para que así se iniciara en los negocios de su familia.

Así, se embarca, se cree el 3 de junio de 1535, en la nao de Manuel de Maya, para pasar a Sto. Domingo. No sabemos cuál es el objetivo del casi infantil Pedro de Cieza, cuando pasa a Indias. Es lógico pensar, sin embar- go, que sería su familia, la que no le permitiera embarcar para que corriera aventuras, sino para que aprendiese al lado de algún familiar en Sto. Do- mingo, o en Panamá (en este último lugar, sí se sabe que tenía parientes (146).

Más tarde, viajará a Cartagena de Indias, Colombia, Ecuador y Perú. Cono- cerá en estos tiempos a los principales protagonistas de la Explotación y conquista de estas tierras (147).

Posteriormente, se adscribe al capitán Robledo en 1540, convertido ya en un veterano. fundan Cartago, Antioquía, etc. (148).

 

(145)          Juan de LLerena será el piloto que dirigirá la nave de Cieza de León, en las peque-

ñas operaciones mercantiles, en vísperas de su temprana e inesperada muerte.

 

(146) BALLESTEROS GAIBROIS, M.: Introducción al Señorío de los Incas de Pedro Cieza

~ Col. Crónicas de América, Historia 16, Madrid, 1985.

 

(147) en 1536, ya está en la ciudad de Buenavista (Cap. IX, Primera Parte); seguramente a finales, pues sabemos que la expedición de Alonso de cáceres, extremeño como él, había salido de Cartagena de Indias el 24 de Octubre.

 

(148) No será hasta comienzos de 1542 cuando no se revelara la amistad que Cieza te- nía con Robledo, pues éste, preso, solicita una persona de confianza para que le informara de los sucesos acaecidos. Se autoriza entonces a Cieza de León llegar hasta él.

 

Se encontrará más tarde con Sebastián de Belalcázar, antiguo teniente de Pizarro en Cali, donde recibe más información nueva.

Cieza nos dará noticia de todo lo ocurrido en 1542, en que se organiza una compañía contra los indios que se habían sublevado, a causa de los abusos de los tenientes de Belalcázar.

En 1543, es cuando estalla el conflicto de la disposición de las Leyes Nue- vas de Fr. Bartolomé de las Casas, tema que nos es necesario tocar para analizar el tema que en esta ocasión nos abate.

Se dará una larga polémica a causa de todo esto entre Belalcázar y Roble- do, acabándose en una batalla en las proximidades de la villa de Arma, en la que Robledo, perdedor, es ejecutado. Cieza, aunque no ha tomado par- te en las hostilidades, por saberse conocido como amigo de Robledo, teme represalias y se oculta en las minas de Quimbaya. Más tarde, por ayuda de Hernando Girón, regresa a Cali ya Arma.

Hay que decir que desde muy temprano, Cieza de León comienza a redac- tar lo que hoy llamaríamos un diario o memorias de lo que iba sucedien- do: actuación de los españoles, aspecto de las tierras, cómo son los indios, costumbres, talantes, organización social y familiar, etc.

Posteriormente, en 1547, se abre ante Cieza lo que podríamos llamar su «camino de Damasco». Este comienza, cuando le llega la noticia de que en España hay preocupación por lo que estaba sucediendo en Perú, sobre todo el grave acontecimiento de que el virrey Blasco Núñez Vela haya si- do muerto por los rebeldes, que actuaban bajo la orden del hermano de Francisco Pizarro, Gonzalo, que había llegado a tomarse como el Príncipe del Perú.

Ante esto, las autoridades españolas «exponen» una persona investida de la autoridad real: Pedro de la Gasca. Este era un eclesiástico que encabezó un ejército real. Cieza de León se alistó a él por mediación de Belalcázar.

Es importante esto, para observar como en toda su obra, se manifiesta co- mo leal y defensor de la autoridad y majestad del rey – emperador. Gonza- lo Pizarro será vencido en Sacsahuana (149), siendo ajusticiado allí mismo.

La Gasca encarga a Cieza que continúe sus trabajos históricos, estudiando qué eran los incas, añadiendo todo lo acontecido desde la Conquista hasta lo que ya se denominaban, Guerras Civiles (150).

(149) Cieza la llamará la Guerra de Xaquihuauna.

(150) Para Ballesteros, la causa de que la Gasca encargase ésto a Cieza, es por lo que

hoy denominamos «tráfico de influencias». Seguramente fue Pedro López de Cazalla, su pa- riente, el que habló con La Gasca para conseguir este encargo.

 

 

La Gasca además le nombra Cronista de Indias y le da patentes y cartas de recomendación para funcionarios y notarios, para que le permitan la con- sulta de sus archivos y le den todo género de facilidades.

Así, Cieza de León se convierte en el primer investigador histórico de las cosas y del pasado del Perú incaico. No es la acción, sino la reflexión so- bre la acción lo que realmente importa. Y esto lo hace durante 1549 y 1550; será entonces cuando regresa a España para casarse.

Pero los años españoles van a ser cortos. Se casa, visita al futuro Felipe II en 1552 en Toledo; obtiene del Consejo de Indias la licencia para la im- presión de la primera parte de su obra, como posteriormente veremos, lo que efectuará en Sevilla en 1553. En 1554, muere su esposa y más tarde, ese mismo año, él.

Será, por tanto, en Indias cuando inicia su carrera de escritor. Su primer planteamiento será en la costa Norte de la actual Colombia. Tenía enton- ces ya hasta el primer título: Relación de las cosas sucedidas en las provin- cias que confinan con el mar Océano. Pero según se fue interesando por las cosas del Perú, fue bajando hacia el Sur, y sus apuntes quedaron incor- porados a su primera gran obra: Primera parte de la Crónica del Perú (151).

Esta obra se abre con la descripción de la costa del Pacífico, desde Pana- má hasta las tierras de Chile: trayecto que él hizo en sentido contrario (sur- norte), desde el Callao de Lima.

Es frecuente, en aquellos tiempos encabezar una obra que se pretendía larga y detallada con el título algo comprometido de «Primera Parte», a riesgo de quedar solitaria en la bibliografía.

Más tarde se llevará a cabo la Segunda Parte: Del Señorío de los Incas Yu- panquis. Es resultado de su viaje al Alto Perú, el Collao y los Charcas, por orden del presidente La Gasca (152).

Después, La Tercera parte del Descubrimiento y Conquista del reino del Perú. Tratará desde Panamá hasta el descubrimiento, fundación de Lima, etc., hasta el comienzo de las rivalidades entre los dos caudillos – Pizarra y Almagro – y sus partidarios que sería objeto de una parte distinta.

y la Cuarta Parte: Las guerras civiles del Perú, divididas en cinco libros:

  1. La Guerra de las Salinas
  2. La Guerra de Chipas
  3. La Guerra de Quito. (152) Fue editada muy tardíamente, en 1880 por Jirnénez de la Espada. (151)  Para la comprensión de todo esto, véase: BENNASAR, B.: La América española y la amérjca portuguesa (Siglos XVI·XVIIIl, Sarpe, Madrid, 1985; y ELLlOT, j.H.: El viejo mundQ y el Nuevo. 1492·1650, Alianza Edt., 1972.
  4. La Guerra de Huarina
  5. La Guerra de Xaquixahuana descripción del medio geográfico; Ante todo, por consiguiente, hay que hacer mención al talante historiador de Cieza de León. Confiesa en repetidas veces, que lo fundamental para él, es decir lo que pasó apoyado en la documentación disponible. Es más, en multitud de ocasiones, dice que prefiere ser tildado de poco grato al gusto de los lectores, que de inexacto en sus declaraciones. La primera moralización es teológica – trascendente. Cieza es profunda- mente cristiano, que hace caer su imparcialidad histórica en un providen- cialismo. Y este providencialismo, hace ver en Cieza un movimiento cíclico de la historia: transformación de esta gente en injusta y llena de odio y vicio; castigo divino, de nuevo. La segunda moralización iba destinada a Pizarro y a Almagro, que no res- pondían al compromiso realizado ante Dios. Y es más, Cieza recoge con ánimo entristecido, la narración de las catástrofes, por ellos pedidos para el otro. Por otro lado, no todos los personajes gozaban de la misma simpatía por parte de Cieza. Francisco Pizarra, ocupa el lugar primero e indiscutible en el afecto y en el respeto cieciano; Alonso de Alvarado o el también extre- meño Pedro de Alvarado, también reciben afecto. Almagro, viene, sin em- bargo, muy atrás.    En conjunto, Cieza es un buen cronista y testigo inmediato de muchas de sus narraciones. Sus obras nos sirven para tener un gran conocimiento del mundo incaico, una manera de hacer historia con sólido armazón, docu- mentación segura y verídica y con madurez para una comprensión fácil de la historia e instituciones del Imperio. Para ello, Cieza ya Utilizas la Crítica histórica: compulsa de datos y de fuentes; el de decir que hay varias versiones, contradictorias a veces sentido crítico y comprobación personal. Queda terminantemente expresado, que Cieza, no sólo es el Príncipe de los Cronistas del Perú por su primacía en el tiempo, sino también, porque es el arquitecto que traza la estructura histórica de todos los demás histo- riadores del Perú. Evidentemente, sus vivencias y sus experiencias se reflejan en la obra. Su vida es, en realidad, lo que escribe, y su obra no es otra cosa que el reflejo de lo que vio y vivió, incluso en aquella parte que es de reconstrucción histórica (155).
  6. (154) MUÑOZ PÉREZ, José  «Recientes aportaciones al estudio de Cieza de León Revista de Indias, 1959.
  7. (155) Para un análisis de los manuscritos de Cieza de León, sus emigración, extravíos, malos usos, y recuperaciones posteriores, véase: SAENZ de Sta. María, Carmelo: «Los manus- critos de Pedro Cieza de León» en Revista de Indias, nº 145-146, Madrid, 1976, pp. 181-215.
  8. Conclusión Sólo desde la reflexión, desde la historia (nunca mejor dicho) Extremadura despertará. El mito de la conquista, base de la extremeñeidad durante mu- cho tiempo, debe dejar paso a la historiografía de la reflexión de Extrema- dura en la historia.
  1. Sólo así, la Historia seguirá viva; sólo así, la Historia hará historia; sólo así, en el V Centenario del Descubrimiento de América, Extremadura acogerá su verdadera identidad.
  2. La historiografía indiana es esencial, cada vez más, para hacer un estudio cualificado de la Extremadura de la conquista.
Jun 092017
 

José Antonio Ramos Rubio. Provisional.

EL GRECO DOMENICO THEOTOCÓPULI

Nació en 1.541 en Candía, capital de Creta. Su familia pertenecía a la bur- guesía ciudadana y era de religión católica (bien demostrado en sus obras pictóricas). Estuvo en Venecia donde aprendió el estilo y color de esta es- cuela, luego en Roma y por último en España.

¡Quién lo incitó a venir a España?

Parece ser que el deán de Cuenca, al cual conoció en Roma, le incito a probar fortuna en España.

Se estableció en Toledo donde realizó un arte personalísimo, aunque den- tro de la corriente manierista. El Greco comprendió que su sino estaba en Toledo, en el corazón del pueblo español.

¡Por qué va a Toledo?

Pudieron ser muchos los motivos, aunque en primera línea hay dos clarísi- mos: a) posiblemente influenciado por personaje que acudían al palacio Farnesio (el bibliotecario Fulvio Orsini, el sacerdote español Luis de Casti- Ila, cuyo hermano, Diego, ex delegado del Concilio de Trento, era deán del Cabildo de Toledo). Don Luis le incitó a probar fortuna en España (Deán de Cuenca).

Cuando el Greco llegó a Toledo en 1.577, acababa de producirse en la historia de la ciudad un cambio decisivo. Madrid, desde 1.560 había em- pezado a centralizar la vida política en España. La construcción del Mo- nasterio de El Escorial contribuyó a desplazar el eje de la vida cortesana. Posiblemente el Greco quiso estar cerca de tales acontecimientos.

La ciudad vivida por el Greco mostraba una prodigiosa influencia y síntesis de culturas y estilos. Posiblemente podríamos encontrar aquí otro hacha por el cual eligió Toledo y no otra ciudad de España: después de su paso por ciudades italianas descubrió en Toledo algo capaz de remontarle a sus orígenes: la simbiosis de Oriente y Occidente, también patente en la Creta que conoció en su niñez.

Tuvo problemas con la corte a causa del «Martirio de San Mauricio», cua- dro destinado para el Escorial, pero relegados a las dependencias del mo- nasterio por destinar el pintor a segundo término el suplicio de los mártires y a primero tomas mundanales.

A pesar de ello, recibió muchos encargos de conventos e iglesias, posible- mente no se le interpretó bien en el Escorial. Consiguió gran prestigio co- marcal (ej. Retablo de Talavera la Vieja) y también en Madrid (ej. retablo del colegio de Doña Mª de Aragón). Incluso tenía en Sevilla un depositario que recibía los cuadros que le mandaba para su exportación a América. Pero termi nó solo y enfermo. Murió el 7 de abri I de 1 .614.

Fue un artista que expresó tan bien como Morales, las emociones religiosas de los españoles del tiempo de Santa Teresa.

La producción del Greco alcanza los 300 cuadros, sin contar réplicas obras de taller. En ellas se recibe un ímpetu creador que fuese desarrollado a través de una serie de etapas donde la formación minierista iniciada no impidió la exaltación de una fortísima personalidad.

En su estilo destacan influencias de los lugares por los que pasó:

a) Sobre su formación pasa lo cretense, que es, en el fondo, bizantino.

b) Venecia le enseñó la ciencia del color y de la luz.

c ) Roma le enseñó la estructura del retrato. También el interés por los efec- tos de la luz tenebrista.

d) Ya en España, en 1.577–79, en el retablo de Santo Domingo el Antiguo, ofrece una personalidad muy arraigada, con tintes manieristas. Español por sentimiento, impresionista por la técnica, ejecución expresionista.

Su figura a permanecido olvidada, hasta ser revalorizada por los románti- cos del siglo XIX.

EL RETABLO DE LA IGLESIA PARROQUIAL DE TALAVERA LA VIEJA

Hasta hace unos veinticuatro años, Extremadura poseía un retablo del Gre- ca. Retablo realizado para la iglesia parroquial de la desaparecida Talavera la Vieja. Destruido, en parte, durante la Guerra Civil. Los lienzos que se

pudieron salvar fueron llevados al museo toledano de Santa Cruz, tras su adquisición por Bellas Artes en 1.962, antes de que el pueblo fuese afecta- do por el embalse de Valdecañas en 1.963.

Llevados a Toledo, por la antigua vinculación jurisdiccional del norte ex- tremeño con la mitra toledana; o quizás porque en esa ciudad fue donde vivió el autor del retablo.

Don Verardo García, investigador de la historia de Toledo, ha encontrado en el Archivo de Protocolos de la ciudad la prueba documental de que son obra del Greco el retablo, las pinturas y la imagen de la Virgen.

La obra fue encargada en nombre de la cofradía de Nuestra Señora del Rosario, de Talavera la Vieja, Lucas Sánchez, mayordomo y Hernando Márquez, presbítero.

Se acordó con el artista a tenerlo el día 25 de julio del mismo año (1.591), en dicho retablo tenía que estar «la coronación de Nª Sª en una gloria, en el qual an de yr pintados los bien abenturados san juª bapta. y santo do- mingo con el Rosario y san antón y san sebastián y san juª abanxelista e los demás santos que le parecieren al dho. Dominico», el retablo debía llevar «alIado derecho de la ymagen la de san i» de bulto y alIado yzquierdo a de yr de bulto san andrés con sus ynsignias, todo de pincel sobre lienzo y a las espaldas con sus tablas».

«Yten se le obligó a hacer una ymagen de nra. sª del Rosario que irfa en madio del retablo, en escultura, dorada y estofada y del dorado y estofado y talla y escultura de todo el dho retablo lo toma a su nopmbre el dho Dominico».

En cuanto a las dimensiones y precio del dicho retablo, ‘~ de llevar de an- cho tres baras e quarto y de alto quatro baras y media e cinco (3,76 x 2,71 rn.) y por toda la e/osta del dho. retablo de madera, manos y materia- les y todo lo necesario e de darle asentado se le an de dar y pagar trecisíl ducados … e elllebar el dho lo ha de pagar la dha cofradfa a su costa reci- be luego de preste al dho Dominico mili e quatrozientos reales para la compra de ederecos necesarios».

Las pinturas del retablo no concuerdan con los que se fijaron en la escritu- ra; posiblemente porque «El Greco» puso otros santos o bien hubo modifi- caciones en el contrato o se sustituyeron los lienzos por otros.

Entre 1.936–38 se perdió la talla de la Virgen y algunas pinturas. Se salva- ron aquellas que estaban guardadas en la casa rectoral porque habían sido restauradas en 1.927, son las que se encuentran hoy día en el museo de Santa Cruz de Toledo, adquiridas por Bellas Artes en 1.962: «La

Coronación de La Virgen», «San Pedro» y «San Andrés». Se restauraron en los años 1.962 1.964.

Pero ¿Cómo estaban colocados los lienzos en el retablo?

Se trataba del retablo colateral de la Epístola, del siglo XVI, dividido en dos cuerpos, cada cuerpo con tres compartimientos rectangulares. En los CUa- dros del cuerpo superior se representan: a la derecha, «La Anunciación»; en el central, «La Coronación»; y en la izquierda, «La Presentación de Jesús en el Templo». En el cuerpo bajo, laterales: «San Pedro» y «San Juan Evangelis- ta». En el centro del retablo la imagen de la Virgen del Rosario, tallada en madera de pino y policromada.

Algunos autores que visitaron el retablo en Talavera, ej Guinard, 1.925, decían que la estatua era del XVIII y algunas pinturas como «La presenta- ción de Jesús» no eran del Greca. Pero al no contar con más documenta- ción que la citada, hamos de defender la tesis de que el retablo en conjunto es obra del Greca, si se observa la mediocridad en el retablo, ya no existente y defendida por muchos entendidos en la materia que lo vie- ron; o también, en pinturas como «San Andrés», sabiendo que el artista ha realizado otros «San Andrés» «San Pedro», de más valor. Puede deberse a las restauraciones, sobre todo a los repintes de la primera, 1.927; o que el artista se lo confiase, parte de las pinturas, a discípulos de su taller.

ESTUDIO ARTíSTICO DE LAS PINTURAS

«La Coronación de la Virgen». Medidas: 1,05 x 0,80 m.

Asisten al acontecimiento siete santos dispuestos en círculo, de izquierda a derecha: San Francisco de Paula, San Juan Bautista, San Juan Evangelista con su cáliz, San Sebastián, San Pablo, San Antonio y Santo Domingo. To- dos ellos, excepto San Francisco y San Pablo, se hicieron de acuerdo con el contrato de 1.591. La firma de «El Greca» aparece en la parte inferior derecha de Santo Domingo. Es la obra de mayor aliento de las conservadas del retablo de Talavera la Vieja.

Posiblemente basada en un grabado de Durero.

Nos encontramos ante un asunto místico, los santos alzan la mirada al te- ma central. «El Greca», nos ofrece de nuevo, muchas veces repetidos en sus obras dos planos, el terrenal y el celestial. El mismo tema se repite en un lienzo del Prado, pero suprimiendo a los santos de la parte inferior; por el estilo puede corresponder también a los primeros años de la década de siglo. También repite el tema en la capilla de San José de Toledo y en el Hospital de la Caridad de IIlescas.

«San Andrés».

Medidas: 1,26 x 0,46 m. Figura de cuerpo entero.

Tema también muy repetido por el artista, aunque difiere en los rasgos que confiere al santo.

A quedado poco de lo que desde un principio es la obra original por las múltiples restauraciones a que se ha visto sometido.

«San Pedro».

Medidas: 1,25 x 0,46 m. De cuerpo entero.

Tampoco se repite «El Greco» con respecto a otras pinturas realizadas sobre el mismo tema.

Los tres de óleo sobre lienzo. Documentados en 1.591–1.592. Dibujos de «El Greco» ejecutados por el taller. El estilo del maestro es patente en los retratos y cuerpos alargados. Se ha querido explicar el alargamiento de las figuras con un posible defecto óptico del artista (astigmatismo). Este alarga- miento tiene una intención estética motivada por un anhelo de espirituali- dad dentro del arte de su tiempo. «El Greco» crea una perspectiva vertical.

Suprime los grandes espacios entre las figuras y estas aparecen cercanas macizando la composición. No pintaba al natural, sino de unos bocetos de barro que el modelaba. Ello le hacía posible las figuras contorsionadas. Las figuras adquieren ritmo, dinamismo. El movimiento ascensional (vertical) tampoco hubiera sido posible sin la técnica impresionista de toques abier- tos que dan a la iluminación gran rapidez.

La pena es tener que recorrer 240 Kms. para poder apreciar una obra pic- tórica de «El Greco», que estaba en nuestra región y la hubieramos podido tener más cerca, quizás en el museo del Mono, Cáceres; donde hay otra obra del mismo autor: «El Salvador», procedente del convento del Cristo, Serradilla. Adquirido por el estado u depositado en Cáceres, 1.974.

Jun 022017
 

José Sendín Blázquez. Provisional. Montehermoso y Garganta la Olla

La supervivencia de personas, lugares, tipos y efectos celtas en el norte de
Extremadura es un hecho aceptado sin discusión.

Cuando los romanos colonizaron nuestra región, trazaron las vías de la
Plata y de la Dalmacia como arterias de comunicación alrededor de las
cuales funcionaron los asientos de los vencedores. Los pueblos hispanos,
con numerosa asentada y tradición en esos lugares, fracasados los envites
de los lusitanos y vettones, tuvieron que replegarse hacia aquellas tierras
que despreciaron los colonos de Roma.

En las tierras, por ejemplo, de Tormantos y en los barbechos situados a la
derecha del Alagón se situaron los pacíficos residuos de unos hombres a
quienes se les tolera sus costumbres y creencias.

No resulta raro encontrar en Piornal selectos tipos pelirrojos, que nos re-
cuerdan las mejores simientes prerromanas.

El doctor Sayans en Serradilla estudió un interesante «tesorillo» de ascen-
dencia celta.

En los pueblos cercanos a las serranías del Calvítero hemos encontrado
estelas y figuras de dioses autóctonos.

Desde las riveras del Alagón hasta las últimas montañas de Las Hurdes se
conservan grupos casi intactos de gentes a quienes Roma apenas si les mo-
lesta dada la pobreza de sus tierras y productos. Contraste flagrante frente
al templo de Fuentidueñas, la torre de Ambroz, los baños de Montemayor,
los fuertes amurallados de Coria o el sabaritismo de la placentera Cáparra.

El tiempo se ha encargado de olvidar o destruir muchas de estas cosas.
Quedan, con todo, unos pocos recuerdos de aquellos pueblos que llenan
de peculiar orgullo a sus descendientes.

Vamos a ocupamos de algunas reminiscencias que sobrevienen ante la
admiración de todos pero que no siempre hemos sido capaces de admirar
en su total profundidad porque nos parecen, aunque bellas, cosas demasia-
do pequeñas. Nos estamos refiriendo a las típicas gorras o sombreros que
se fabrican, aún artesanalmente, en Montehermoso. En nuestros estudio
además nos tenemos que referir a las concomitancias que guardan con
otros sobre todo en Garganta la Olla. Den entrad pensamos en la antigüe-
dad y en otros pueblos también se utilizó este atuendo mas o menos misti-
ficado, adorno común de una región. Así en las cercanías de Barco de
Ávila, se utiliza un tipo de sombrero relacionado con los de Extremadura.
Pensamos además en algunos otros lugares (Malpartida de Plasencia, El
Torno, Serradilla … ) donde las gorras pajizas entre otros debieron llevar
soles o estrellas hoy desaparecidos por una razón muy sencilla, porque
han perdido sus características de adornos festivos.

Los dos ejemplares que vamos a estudiar principalmente, se complemen-
tan íntimamente. Ambos se orientan hacia nuestra dependencia ancestral
relacionándose directamente con los ritos y creencias de la fecundidad y la
procreación: la supervivencia de la etnia.

El de Montehermoso se nos presenta hoy con mayor profusión de adornos
(algunos quizás añadidos), convertido desde luego en un producto de ven-
ta artesanal corriente.

El de Garganta sigue reducido al enclave típico de su lugar de nacimiento
como un recuerdo más mítico y misterioso, al mismo tiempo que menos
conocido y celebrado y en consecuencia mucho más virginal.

La gorra de Garganta la Olla se utilizó principalmente para el baile. Baile
que se presentaba en una doble vertiente religiosa y profana. Ambas referi-
das al mismo hecho intencional.

En este sombrero destaca un racimo de flores y un espejito redondo monta-
do sobre piel de conejo. Se trataba del colofón a unos trajes blancos y
rojos, llenos de encajes, puntillas, cintas de colores y pañuelos de seda. En
los momentos del baile religioso acompañaba el famoso ramo, estereotipo
para sacralizar la naturaleza dentro de los lugares sagrados. Se actuaba, al
igual que hoy, en las fiestas de la Visitación. María con el hijo engendrado
milagrosamente en sus entrañas marcha a llevar un mensaje de vida a su
prima Isabel, que se encuentra en sus mismas circunstancias grávidas.

Las danzas que se bailan, y a las que ya alude Cervantes en su novela la
Gitanilla, son danzas de fertilidad. Los mismos nombres de las bailarinas
nos lo indican pues reciben ordenadamente el nombre de madres, trasma-
dres, poses y rabiconas. Gradación interesante de interese procreativos. A

todas las dirige un guiador que aquí recibe el nombre de padre, director o
maestro. El se encarga de presentar orgullosamente dentro de los ritmos del
baile o del ofertorio a cada una de las danzarinas, para que el público, los
antiguos pastores bajados de la montaña, se fijen en sus damas selecciona-
das para madres. Selección que no significaría entrega, pues cuando la
moza regrese a su casa no podrá ir sola sino acompañada velando la intan-
gibilidad de la doncella hasta que llegue el momento pactado por la cos-
tumbre y la religión para luego convertirse en esposas y madres. Se
realizará sobre tálamos nupciales festoneados con puntillas inmaculadas
donde se gravan los mismos símbolos.

Aparece así un entramado andamiaje de creencias míticas muy propias de
los pueblos hispanos: mujer-animal- árbol-vida, girando en torno a miste-
riosos símbolos. Incrustados en la cara anterior del casquete vertical, sim-
bolizan la luz, la vida, la fecundidad, protegidos por el dios que los celtas
grabaron en todas sus estelas, adornos y vestidos.

No debe resultar extraño que en este tipo de danza fértil donde las tres
formas de vida: animal (piel de conejo), vegetal (flores), humana
(danzarinas) intimadas se elevan hacia lo alto, pidan con candorosos rit-
mos de baile la fertilidad para la supervivencia del ancestro, primero a los
dioses tribales y luego, ya cristianizados, en el proyecto religioso que in-
ventó la Iglesia para encauzar las apetencias del paganismo. Para esto últi-
mo nada mejor que Santa Isabel o La Visitación en Garganta la Olla y
Santa Ana en el Madrid cervantino.

La simbología de la luz solar con estas mismas intenciones de fertilidad, las
encontramos perfectamente estructuradas en la gorra de Montehermoso.

Ahora nos hallamos frente a una prenda ampliamente evolucionada y
puesta en manos de unas mujeres que quizás la dedicación al marido, me-
nos serrano y más labriego, al menos en ciertas épocas, podía contar con
más tiempo y competencia selectiva.

En Garganta los hechos se abreviaban porque la mujer casada tenía que
acompañar al marido para en su choza serrana completar los trabajos deri-
vados de su pastoreo: fabricar quesos, tortas, cuajadas, mantecas y
requesones.

Aquí en Montehermoso las circunstancias se presentan muy distintas. Las
hembras normalmente conocidas, debían atraer más llamativamente con
sus reclamos. Mostrar con claridad sus facultades femeninas, ensalzar sus
atractivos, sin llegar a seducir con engaño las apetencias de sus admirado-
res. Los bailes de exhibición se celebraban cada quince días y el domingo
sin baile se le conocía como irrelevantes.

Por eso aumentan los adornos y colores que engalanan a los jóvenes, con
relevancia especial para significativo sombrero. Algunos hasta quieren que
también el espejo tenga relación con los momentos fundamentales de la
situación genética de la mujer: viuda, casada, soltera.

Nos parece que tanto no resulta necesario. De alguna manera indicativo sí
pero no absolutamente obligatorio. O lo que es lo mismo: se trata de una
costumbre añadida y posterior. Lo contrario sería como si la mujer lacera-
da por el dolor o por los años se la quitara oficialmente el amparo de los
dioses o el aprecio de los humanos. El sol en sus comienzos fue un signo
deifico. El espejo reemplazándolo sin perder su significado substitutivo
tiene un sentido utilitario. Su uso dependía en parte de la psicología de la
persona y de la fuerza poderosa del ambiente.

El sombrero de Montehermoso es original y único. Visto de perfil nos re-
cuerda la silueta de un ave, digamos de un cisne, intentando descansar tras
descender de la altura. Por delante es un casquete, en cuyo centro se en-
cuentra el disco solar simbolizado por una estrella o un espejo que se
asienta sobre las alas laterales y la visera, adornado de todo tipo de flecos
y colorines como el pecho mítico de los pájaros multicolores cuando se
engalanan para emparejarse allá por la primavera.

Los laterales del sombrero cubren el lóbulo superior de la oreja dejando al
descubierto la parte inferior de donde colgarán los pendientes de formas
diversas una de ellas, la solar. La parte delantera se va alzando parcial-
mente para dejar al descubierto todos los elementos esenciales de la bel-
dad femenina, cuyo centro necesariamente han de ser los ojos, espejo del
alma humana. Del cuello colgará collares y abalorios de riquísima orfebre-
ría y trabajo, destacando la llamada cruz de lazos o pingayo y el galápago
engarzados en estrellas y bolas enterizas y caladas o simplemente garganti-
llas colgadas de una cinta.

La gorra por detrás se eleva en forma de U invertida para que los dos alo-
nes custodien al mono, más o menos alto pero sustancial en la mujer celta
y que ataba con una cinta llamada «tranzaera». Se cubría con pañuelos de
colores muy diversos, siempre vivos y llamativos.

Toda la gorra se salpica con adornos de estrellas, corazones, hojas, círcu-
los, c1aveleras, espigas, harmientos, asas … alusiones al mismo carácter
simbólico. Quizás el tiempo y la prisa han introducido algunos carentes de
simbolismo y que debían eliminarse en pro de su pureza original.

La profunda verdad de estos aparentes detalles intranscendentes nos la ex-
pone magistralmente Doña Ángeles González Mena en su catálogo – estu-
dio de la colección Pérez – Enciso.

La clavelera se forma con un ramo naturalista por lo general simétrico, de
hojas redondeadas hechas con franelilla de colores. Las semillas se sustitu-
yen por botones. El ramo dispuesto sobre tejido surge de un corazón y va
cercado por una labor denominada «asas».

Corazones floridos se ven también en las camisas del hombre de Monte-
hermoso. Esta conjunción de corazones y de flores tal vez no sea una sim-
ple suma, posiblemente tenga un significado más hondo, como el
nacimiento de los hijos surgidos del amor, o el corazón el corazón enamo-
rado lleno de vida y primavera o las flores silvestres que el novio cogía en
el campo para su amada.

El corazón aparece también justo a la espiga, recortada en tela y se bordea
por labor de cordoncillo de paja, formando asas en su interior se distribu-
yen botones blancos de nácar. A uno y otro lado se disponen espigas re-
cortadas en tela, con esquema simétrico y geometrizado. Determinadas
canciones han relacionado siempre el amor con el buen trigo y, probable-
mente, su simbolismo se fundamente en el hecho de que el trigo bien ma-
cerado da buena harina y buen pan. Así el amor bien sacrificado dará
buenos frutos.

La estrella se dispone en la zona alta del casquete, con ocho elementos, en
la forma de punta de flecha. Puede ser símbolo del buen destino, de la
buena estrella, con un sentido mágico de la vida.

El llamado «ojo de perdiz» se identifica con la misma decoración que apa-
rece tan repentinamente en las camisas y paños funerarios conocido como
la cinta enlazada o símbolo de la eternidad. Este valor es recogido también
por el arte en general y, sobre todo, por las Artes decorativas. Es probable
que haya sido tomado como simple elemento de adorno pero también co-
mo signo de amor eterno.

Las «asas» simulan unas presillas que pretenden identificarse con los jardi-
nes o cairelillos que llevan las camisas del hombre de Montehermoso en
los puños, cuellos, pestañas, lorzas, etc.

El armiento se forma por una cinta larga, delgada y ondeante de la que
nacen zarcillos, ordeos y flores de pétalos redondeados. Cuando este moti-
vo se aplica a las faldas de algunos pueblos o en las mantas picadas no se
representa en su forma real pues no aparecen uvas ni hojas propias de la
vid, pero si se encuentran las tijeretas o zarcillos de volutas muy cerradas
combinadas con flores de azahar. Podía ser una amalgama de la flor de la
virginidad, con la vid símbolo del amor y de la procreatividad representa-
da en los numerosos zarcillos.

Algunos de estos adornos en el transcurso del tiempo han sido sustituidos
trans!ormados por fieltros, bayetas, cordoncillos, botones de nácar ~
espejos.

«Los botones de nácar o pasta se aplican de forma estratégica para suplir
los pistilos en las flores y en zonas simétricas de los corazones o para dis-
persarlos ordenada o arbitrariamente entre los motivos principales. Tal vez
nos recuerden las hojuelas o lentejuelas de metales que llevaban los toca-
dos cortesanos».

El espejo es el elemento más discutido y a la vez más legendario de todos
los adornos. Debe rechazarse que el que existieran tres tipos, al menos en
su pureza original. Su presencia sustituye a la rosa de la fecundidad.

Estuvo muy bien elegido el cambio y la leyenda tejida a su alrededor. Se
ha sabido cargar de simbolismo asociándolo la condición de soltera, casa-
da o viuda, cada uno de los tipos de espejos.

La mujer soltera lleva un refulgente espejo, «proclamando la fecundidad
potencial de la mujer
a la que envuelve y cubre de luces sin espacio para
las sombras».
(Dr. Sayans)

«El sol se funde en la mujer casada manteniéndola a la fecundidad, espe-
rándola y amparándola en
su seno. En ambos estados o situaciones la luz
esplende, brillando sin molestar».
(ld.)

«En la mujer viuda no hay luz, no hay amparo solar. Todo en ella acusa
aridez, negaciones. Es negra la estampa de
su deidad».
(ld.)

«Sobra decir que las tres variantes imprimen carácter y modifican el com-
portamiento y las relaciones humanas de sus personajes».
(Id.)

Respetamos como muy valiosa esta aportación del Dr. placentino pero
seguimos insistiendo en que se trata de un añadido posterior.

En las práctica las cosas se simplificaban extraordinariamente.

Los flecos de vistosos colores y el espejo se utilizaban por las mujeres sol-
teras o casadas jóvenes. Las viudas o mayores, sin posibilidades procreati-
vas por lo tanto, preferian los colores negro o «morao» y los adornos se
reducfan con poderosa sobriedad.

Estudiando las razones para el cambio Di! Ángeles González Mena deriva
su origen a la sustitución por espejos, de los joyeles tan frecuentes en los
tocados cortesanos sobre todo en las gorras del siglo XV a partir de las nor-
mas dictadas por los Reyes Católicos.

En teoría, pues los tratadistas están de acuerdo en que el espejo «alude a la
virginidad por lo que solo lo lleva el sombrero de la soltera, le retiran al

casarse y si enviuda, no le reponen o si vuelven a colocarlo al menos en
los últimos tiempos ha de estar roto u opaco».

En la práctica, al menos en los últimos tiempos no se respetará esta
simbología.

En nuestro trabajo importa también mucho los complementos inseparables
del sombrero: el pañuelo, el rodete, la cobija y el mismo uso de la gorra o
sombrero.

El hecho de cubrirse la cabeza con algún tipo de pañuelo ha sido siempre
costumbre muy normalizada en todos los pueblos, tanto para hombres co-
mo para mujeres. Recordemos los múltiples pasajes bíblicos.

Se han venido utilizando con una doble finalidad: a modo de sudario o
como paño de rostro. En el primer caso servía para enjugar el sudor. El
segundo para cubrirse la zona baja de la cara por causas diversas. Recor-
demos la costumbre mora en donde puede tener origen sobre todo utiliza-
da en los periodos de catamenia como sinónimo de suciedad. Hasta de
seis diferentes formas de utilizar el pañuelo no habla el profesor García
Mateos.

El pañuelo doblado en diagonal y la gorra han seguido la misma suerte en
cuanto a su utilidad. Se usaba como elemento protector en el trabajo y
como adorno en los días de fiesta.

El sombrero de trabajo tenía el ala más ancha, adelantada, cara cubrirse el
rostro, mientras el pañuelo resultaba indispensable para limpiarse con faci-
lidad el rostro.

En este sombrero de trabajo apareció en algunos el espejo frontal a fin de
arreglarse después de las faenas agrícolas y presentarse en el poblado con
las atracciones de que siempre ha presumido el género femenino.

Esto no significaría descargarlo de sus concomitancias eróticas. Al contra-
rio, la mujer obraba así para no verse privada en ningún momento de sus
atracciones específicas.

El mismo sombrero y el mismo pañuelo fueron ricamente «engalanados de
forma que han resultado ser los
más lujosos, vistosos, llamativos y origina-
les tocados dentro de los populares conservados en España»
(Mª A. Gon-
zález Mena).

No vamos a entrar en este trabajo en la polémica del uso de o entre pa-
ñuelo y gorra.

De la cobija tampoco hablamos porque se utilizaba solo para actos de tipo
religioso incluidas bodas. Desde luego es símbolo de sumisión, de humil-
dad referida desde luego a Dios y en el matrimonio también el varón en

aquellos momentos en que la mujer se le imponía el yugo de las
velaciones.

Al llegar este instante debemos añadir que el traje de Montehermoso se
compone de una serie muy compleja de elementos: justillo, jugón o jubón,
blusa, mandil, faltriquera, medias, calzados, mantillas, ligas, cintas (sobre
todo la de «sigueme pollo»). Inicialmente apenas llevaban ropa interior co-
mo camisa o enagua. Todas estas prendas se labraban en consonancia con
las gorras o sombreros cargándose a los adornos de los mismos elementos
rituales.

Lo más llamativo son las mantillas, nombre genérico con que aquí de de-
nominan las faldas montehermoseñas. Llegaron a usarse hasta ocho o nue-
ve en las familias pudientes y para el día de la boda. En este caso, como el
peso podía llegar hasta los diecisiete kilos, la novia era ayudada por una
amiga para que hiciese las veces de ciríneo. Si aguantaba era felicitada
como la heroína, digna pareja de un labriego.

Recordemos para comprender todo esto que a las clases pueblerinas les
estaba prohibido utilizar paños finos, propios de la nobleza.

La norma exigía dos o tres sayas, de colores amarillo, azul y verde para las
interiores y «en color de mibranga con amplia faja inferior tan ancha como
la cuarta del obispo».

Esta comparación «cuarta del obispo» es curiosamente interesante. Como
las faldas o mantillas de Montehermoso resultaban extremadamente cortas
y no llevando ropas interiores y menos pololos, cuando las mujeres iban a
buscar agua enseñaban, como se decía entonces, «las nalgas», escándalo
para la pulcritud de aquellos tiempos. Tuvo que intervenir la autoridad
eclesiástica mandando alargarlas una cuarta.

La picaresca supo encontrar formas para que solo existieran apariencias.
Por eso se obligó a poner la cuarta alargada con un color distinto aunque
complementario pero las medidas de la cuarta siguieron con tan reducidas
dimensiones. De aquí nació la famosa «cuarta del obispo».

En cualquier caso contemplar una beldad montehermoseña con sus am-
plias mantillas, muy ceñidas a la cintura para realzar los encantos femeni-
nos, al sombrero alto, único, es todo un monumento, que aún en nuestros
tiempos nos causa placentero embeleso.

y cuando se acomodan su rodete o rollo sobre la cabeza portando cánta-
ros de agua, nos obligan a pensar que son las famosas caríatides de los
templos griegos resucitadas en Extremadura.

Para un estudio riguroso y para rectificar el desprecio que han utilizado
determinados autores que se han dedicado al estudio de las gorras de

Montehermoso se hace necesario el estudio de las también gorras o som-
breros de otra región serrana, próxima a Extremadura, que también fue
Extremadura y placentina y por supuesto con algo más que cabida en las
tierras que decimos de los Vettones.

Se venían asignando estas prendas a una serie de pueblos cercanos a Barco
de Ávila, principalmente a Bohoyo y Horcajada. Querían incluso encon-
trar una diversificación de modelos, característica de cada uno de los po-
blados. No hay razones suficientes para convertir a cada uno de esos
pueblos en la cuna de este típico atuendo. Ciertamente ha sido utilizado y
con frecuencia aún lo utilizan en las dos localidades. Pero esto no autoriza
a que se les adjudique en exclusiva el lugar de su nacimiento.

En Bohoyo, un pequeño pero ancestral pueblo de las cercanías de Barco
de Ávila encontramos a la Sra. Vicenta que sigue fabricando artesanalmen-
te las gorras en cuestión. Ella misma elige los diversos modelos y los reali-
za indistintamente sin una asignación obligatoria a los lugares de venta y
uso pero enclaustrada en unas pautas heredadas.

Hemos llegado al convencimiento, después de examinarlos, que coinciden
esos adornos con los principales de Montehermoso: estrellas, soles, marga-
ritas, flores y corazones. Entre los colores muy diversos destacan principal-
mente el azul y el rojo. y las figuran mencionadas ocupan los lugares
preferentes del centro o de los laterales.

El las Casas, un barrio anejo a la Horcajada, hemos encontrado a la Sra.
Fabiana y después de una amplia y profunda entrevista hemos llegado a
idénticos convencimientos que en el pueblo anterior.

Luego hemos hecho un amplio recorrido por otros poblados para llegar a
la conclusión muy clara de que en la antigüedad el típico sombrero se uti-
lizó en una amplia zona de las provincias de Ávila y Salamanca. Aunque
algunos pueblos no lo recuerdan la mayoría sí.

El centro de esta región coincide con el poblado de Vettón de «El Berrue-
co», situado en un monte aislado de cuya existencia se han hecho amplios
e interesantes estudios, dada su relevante importancia. El lugar está situado
muy próximo, precisamente a Hoyorredondo.

El que el lugar de origen se lo disputen varios pueblos como Bohoyo, Ho-
yorredondo, Cardeñosa o la Horcajada, por citar unos cuantos de nom-
bres, nos confirma nuestra tesis de la dependencia y el origen de nuestros
antepasados vettones y celtas.

Apuntamos además otro dato: todos estos pueblos tienen en sus cercanías
«un berrueco». Berruecos, en esta zona se llama a determinados montes

que se elevan aislados, con difícil y vertical acceso y en todos ellos existen
ruinas de asentamientos prerromanos.

Las gorras en cuestión se hacen de paja de centeno. Para trabajarla deben
ponerse «a mojo» (a remojo) sumergiéndola en agua durante algún tiempo.
Una vez humedecida se tejen trenzas muy largas. Con ella se da forma a
un sombrero de ala ancha en su parte delantera. Una vez terminado lo
adornan en la frente con un corazón de paño custodiado por unas distintas
trenzas de adorno en realce y de centeno.

Si la prenda se destina a las mujeres jóvenes lleva unos complementos flo-
rados o estrellas que muy bien pueden decirse soles. En el propio corazón
frontal se colocan diminutas florecillas, variadas y colocadas con suma
delicadeza. Cuando el sombrero lo van a usar viudas o mujeres de edad
avanzada, se prescinde de los adornos. El corazón es negro, sin flores y
únicamente tiene los remates de paja de centeno.

Se trata de un trabajo sobrio, difícil, que exige varios días de entrega pues
debe ir forrado por dentro con colores vivos o negros según el tipo. Su pre-
cio, en el lugar de producción, se aproxima a las seis mil pesetas.

Algunos autores han querido ver una estrecha relación entre este sombrero
de Ávila y el más sofisticado de Montehermoso. Ciertamente la estructura
general de los dos sombreros obedece a un idéntico patrón. Los adornos
coinciden en sus motivos: variadas florecillas, corazones y soles.

Las raíces, al menos, de estos adornos las encontramos en las preferencias
de los pueblos ibéricos y celtas, establecidos en estas regiones. Pueblos
que creían en una estrecha relación entre Dios – Hombre – Tierra.

La conjunción de corazones y de flores tiene un profundo significado, co-
mo el nacimiento de los hijos surgidos del amor o el corazón enamorado
lleno de vida y primavera o las flores silvestres que el mozo cogía en el
campo para ofrecerlas a su amada (Recuerdese las enrarnás).

Las espigas reducidas a trenzas o canutillo, saliendo del corazón son sím-
bolos del amor sacrificado que dará los hijos, los buenos frutos humanos.
Las margaritas o soles presagian la buena estrella para conocer el destino
mágico de la vida. Las flores son el fruto, la promesa, esperanza de vida y
fecundidad.

Indudablemente la Sra. Vicenta en Bohoyo como la Sra. Fabiana en Las
Casas no saben nada de esta simbología. No lo necesitan. Nos basta con
que ellas hagan lo que se ha hecho siempre. Y ese siempre nos lleva a en-
lazar con nuestros grupos étnicos primitivos que en todos estos casos tuvie-
ron su asiento en los altos berruecos que se encuentran en sus cercanías.

Queda por responder un interrogante que nos venimos planteando al tratar
estos temas. A las artesanas expertas les hemos preguntado por el espejo
que alguna vez llevaron estas mismas prendas reemplazando el corazón
frontal. Nos decían que no se fabricaba.

No quedamos convencidos de su afirmación y hemos seguido investigando
el encuentro de gorras con espejo. Y las hemos encontrado precisamente
el ejemplares del siglo pasado. En junciana y en Becedas las hemos tenido
en nuestras manos. El ejemplar de junciana nos ha demostrado que el es-
pejito se convierte en lugar central de los adornos y a su alrededor giran
los demás.

La pregunta que se nos plantea ahora es la misma que la de los gorros de
Montehermos y Garganta la Olla en la provincia de Cáceres: el espejo ¿es
anterior, posterior o concomitante con los otros adornos?

Resulta difícil dar una respuesta definitiva.

La esencia del significado no se altera porque el espejo también es luz, sol,
vida y por lo tanto atributo étnico de las mismas características. Nos habla
del idéntico pasado ancestral, demostrando los conocidos significados
trascendentes.

junto a esto añadimos que el espejo tuvo una utilidad práctica: servir de
utillaje para después del trabajo y estas a punto en cualquier momento que
llegara el mozo de sus sueños.

Con estas premisas se desvela un poco el misterio del espejo y se le quita
la trascendental importancia que quieren darle algunos autores.

A nuestro parecer y por razones técnicas y aceptando rices de tipo ibérico,
se debe afirmar que el espejo es un añadido posterior. Una ditamento en
épocas de un mayor refinamiento de la coquetería femenina. No va más
allá del siglo XVIII. Hacerlo contaminación de las gorras de otras regiones
como pudo ser el sombrero serrano de Garganta la Olla, tampoco resuelve
sino desplaza la cuestión. Aún suponiendo que la danza a que se refiere
Cervantes en su Gitanilla sea la misma de Garganta la Olla, en el relato
nada se dice del adorno del espejo, que formaría parte del penacho de
flores que llevaban las gitanas en su cabeza.

Cuando cobró carta de naturaleza alternó con el corazón, las estrellas y los
demás adornos. Incluso en algún momento pudo desplazarlos para deter-
minadas regiones.

Las orientaciones actuales se han decidido por comarcas no sólo para el
espejo sino para el resto de los adornos centrales. Pero en los comienzos
no fue así.

Han influido decisivamente los gustos del mercado. Nos parece perjudicial
sobre todo para el sombrero de Montehermoso que se ha decidido por el
espejo como adorno único.

 

May 262017
 

Avelina Rubio Garlito. (Provisional)

INTRODUCCiÓN

Las denominadas crisis de subsistencia son un fenómeno característico de la España del siglo XIX.

«Centrada la vida económica del país en torno a la agricultura tradicional, las crisis de subsistencias influían en las demás actividades económicas, en las condiciones sociales y en la coyuntura polftica?» (84).

Las crisis de subsistencias son fenómenos inherentes a la economía de tipo antiguo.

Hablamos de economía agraria de tipo antiguo al referimos a característi- cas de una economía que mantiene los mismos esquemas desde tiempos pasados, y por contraste, agricultura de tipo moderno es aquella que intro- dujo las innovaciones técnicas de la Revolución Industrial.

En España esta economía antigua se mantuvo durante mas tiempo que en otras naciones europeas.

Como señala Sánchez Albornoz  (85)» … técnicas rudimentarias que exigían es- casa inversión de capital y abundante empleo de mano de obra, subsistían intactas desde tiempos inmemoriales y mantenían estancados los rendi- mientos por par de brazos dedicados a la tierra?».

Son estas condiciones las que van a ocasionar la excesiva vulnerabilidad de la tierra ante los fenómenos meteorológicos.

(84) Sánchez Albornoz, N. : España hace un siglo: una economía dual. Madrid. Ed.

Alianza. Universidad 1.977, p. 15.

(85) Ibid. p. 14

Las crisis de subsistencias son debidas fundamentalmente, a las malas co- sechas y catástrofes naturales que restringen drásticamente las disponibili- dades alimenticias con la consiguiente subida del precio de los productos de primera necesidad, el encarecimiento de los mismos y el devilitamiento de los organismos humanos al no recibir el aporte de los alimentos necesarios.

Las crisis de subsistencias (factor económico) tenían una amplia repercu- sión en el plano social; por una parte, la falta de alimentos ocasionaba un clima tenso de conflictividad social, por otra, los caracteres demográficos de la población se transformaban, ya que como bien señala Sánchez Albornoz:

» … toda alza extraordinaria en la economía de tipo antiguo se traducía en un aumento de las defunciones, postergación de matrimonios y retracción de las concepciones.

El ritmo de vida se alteraba debido al deterioro físico y psíquico de los individuos» (86).

En la segunda mitad del siglo XIX se reconoce el peso decisivo de las crisis alimenticias tan características del antiguo régimen de población; las gran- des carestías anuncian periodos de hambre y adversidad demográfica.

Las crisis de subsistencias van a aparecer a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX en varios años con carácter episódico.

Así tenemos como las crisis de 1.857, 1.868, 1.882, 1.892, 1.898 van a ser los puntos álgidos de una situación que se viene manteniendo durante toda la centuria.

CRISIS DE 1.857

«A lo largo de Bienio Progresista se asiste a la mas intensa crisis de subsis- tencia del periodo liberal, anterior a la de 1.867–68» (87).

Tradicionalmente los países europeos se venían abasteciendo de granos rusos. A partir de 1.854 una serie de temporales en el Norte de Europa que dificultaban las comunicaciones marítimas y posteriormente a la guerra de Crimea, que cerró los puertos rusos de embarque de cereales, benefició a la exportación de granos españoles.

En este año, 1.854, la nación gozó de una buena cosecha, sin embargo, el campesino sufría hambre a causa de la especulación. Los propietarios e

(86) lbid. p. 55.

(87) Sánchez Marroyo, F.: «La economía extremeña en 1.833–68 .. » en Hist. de Extrema-

dura. Los tiempos actuales. Badajoz. Universitas 1.985, p. 806.

intermediarios españoles consiguieron pingües beneficios y el acervo po- pular recogió esta copla:

«Agua y sol

y guerra en Sebastopol»

Después de tres años de abundantes cosechas cerealfsticas, la escasa cuan- tía de la recogida en 1.855 marca el comienzo de la crisis a partir de los meses de noviembre y diciembre de este mismo año.

Sin embargo la exportación no disminuyó. Mientras en el país los campesi- nos y jornaleros se apretaban el cinturón, e incluso pasaban necesidad, el grano se siguió exportando, pues los especuladores no renunciaron a sus ganancias.

El gobierno, en vez de impedir la salida de grano del país, sofocaba las protestas del pueblo con la Guardia Civil y beneficiaba con su actitud a los especu I adores.

Hasta comienzos del siglo XIX el comercio cerealístico se rigió por las le- yes de carácter anonario. Los gobernantes procuraron que el grano no se exportara, pero si permitió la importación de éste.

Esta medida perjudicaba a los nuevos grupos económicos que alcanzaron el poder durante el Trienio Constitucional. El 5 de agosto de 1.820 un de- creto establecía el arancel aduanero, que impedía la entrada de granos en el país, excepto en épocas de escasez.

Esta medida, tenía un carácter provisional, se mantuvo vigente hasta 1.869, cuando Laureano Figuerola, tras la revolución de 1.868, abolió las leyes prohibicionistas para resolver una de las principales causas de agita- ción, las crisis que ocasionaban el hambre.

A la escasez de granos existente se unen las graves consecuencias del «te rrible temporal» que asoló los campos durante el invierno de 1.856 (88), que provocó una rápida escalada de los precios más acusada en los cereales» (89), y que se vio agradaba en algunas provincias por la falta de reservas.

Por lo tanto tenemos como al finalizar la guerra de Oriente, España sufría un periodo de malas cosechas que se veía agravado por las leyes arancela- rias que impedían la importación de granos.

Este fenómeno es común a otros países europeos. En las primeras décadas de la Inglaterra victoriana encontramos a las clases trabajadoras y a los

(88) Archivo de la Diputación Provincial (A.D.P.). Actas de sesiones. Sesión 24 de fe-

brero, 1.856. Cáceres 1.856.

(89) García Pérez, J.: «La crisis de subsistencia de Descripción, análisis y reacciones que

provoca en la provincia de Cáceres» en Rev.Norva 11 Cáceres 1.981, p. 247.

políticos liberales representantes de los nuevos intereses económicos que giraban entorno a la Revolución Industrial, luchando, aunque por motiva. ciones contrapuestas, contra los aranceles aduaneros que impedían la im- portación de granos, es la llamada polémica de la «corn laws».

El 11 de julio de 1.856 se levanto la ley prohibicionista que duró hasta diciembre de 1.858 para tratar de paliar la escasez; pero estas medidas se tomaban una vez que la situación era crítica con lo que las consecuencias se agravaban.

Las carestías incidían más dramáticamente en el interior de la periferia, ya que en esta última las facilidades en la importación de granos por vía marí- tima evitaban o moderaban la escalada de los precios.

Son las zonas interiores, y sobre todo, las zonas latifundistas de Extremadu- ra y Castilla la Nueva, las que causan una mayor elevación de los precios.

En estas zonas de latifundios y monocultivo la población, a merced de los grandes propietarios, vivía de ordinario en la penuria y a poco que las con- diciones empeoraran, el drama ganaba cuerpo (90)».

En cuanto a la elevación de los precios tenemos como en Cáceres, con un aumento del precio del trigo en un 96% y Badajoz, con un 90%, forman parte del grupo en cabeza de las provincias que conocen una mayor eleva- ción de los precios y con un menor incremento demográfico en la crisis de 1.856–57  (91).

Cuadro I

Precio del trigo. Separación entre máximo y mínimo por mil. Años 1856 – 57
Ciudad Real 141
Segovia , 104
Ávila 100
Cáceres 96
Toledo 94
Badajoz 90

Fuente: Sánchez Albornoz. Obr. cit. p. 110

En esta crisis no todos los productos sufren igual fluctuación; el aceite se mantuvo prácticamente con el mismo precio durante estos tres años (1.856–58), excepto en el periodo de julio a octubre de 1.856 que subió escasamente.

(90) Sánchez Albornoz, N.: Obr. cito p.43–44.

(91) Sánchez Albornoz, N. Las crisis de subsistencias en la España del siglo XIX. Rosa-

rio. Instituto de Investigaciones Históricas 1.963.

Las legumbres acusan más la subida que los cereales, llegando a ser hasta once veces mayor su precio en el punto álgido de la crisis.

El trigo y la cebada sufren idéntica fluctuación.

El precio del pan y los cereales fue más acusado en Cáceres que en Bada- [oz, debido a las mejores cosechas y al mejor abastecimiento de esta última.

En ambas provincias la cebada y el pan vieron triplicado su precio en mar- zo de 1.857: cebada 78,31 reales y pan 1,88 reales.

La oscilación del precio del pan en ambas provincias puede comprobarse en el cuadro 11.

Cuadro II

 

Badajoz

Abril: 1,69 reales

Diciembre: 86 cent.

 

Cáceres

Julio 1,88 reales

Diciembre: 86 cents.

Fuente: Hª de Extremadura, p. 807

Si los precios no presentaron la misma fluctuación a nivel nacional, tampoco lo hicieron a nivel regional.

Dentro de nuestra región los precios fueron más elevados en las zonas sep- tentrionales con escasa dedicación a los cereales y una mayor diversidad productiva (Plasencia, Jarandilla … etc.) que en partidos judiciales como Cáceres, Trujillo y Logrosán, que se dedicaban casi exclusivamente al cul- tivo cerealista» (92).

Para la mayoría de los pueblos de la provincia se perdió la cosecha de 1.856, con lo que se agotaron las reservas existentes y el abastecimiento era dificultoso debido a la inarticulación de los mercados locales.

Las Actas de las sesiones de la Diputación Provincial recogen abundantes comentarios sobre la situación de los pueblos extremeños» (93).

Si del plano regional descendemos al local, nos encontramos como las actas municipales señalan ya en 1.855 una crisis agraria, con elevación de los precios, como consecuencia de la guerra europea y las malas cosechas.

Para conocer la magnitud de la escasez, el gobernador provincial envía a los ayuntamientos de la provincia un cuestionario con las siguientes preguntas:

(92) García Pere Z. J. Obr. cit.

(93) » … pérdida de las cosechas de cera les y clamidad general en toda la provincia … » A.D.P. Actas de Sesiones. sesión 21 de julio, 1.856.

–Volumen de existencia de cereales y otros productos de primera necesi_ dad existentes en el partido judicial.

–Si son suficientes estas existencias para cubrir las necesidades de dicho partido.

–Diferencia entre las existencias actuales y el gasto de todo el partido has- ta la cosecha de 1.856.

–Si teniendo para cubrir sus necesidades hay algún pueblo que sufra escasez» (94).

Desde 1.855 hasta 1.865 las actas municipales señalan la precaria situa- ción del municipio y de la población ante las malas cosechas y escasez de alimentos.

Esta escasez es generalizada en toda la provincia, por ello el gobernador, preocupado por la situación, encarece a los alcaldes que tomen las medidas oportunas para solucionar el problema (95). Por su parte el Gobierno Ci- vil, cuando el alza de precios comienza a detectarse, prohibirá la exportación de granos a Portugal a partir del día 1 de junio de 1.856, me- diante una Circular (96).

Los carabineros son los encargados de vigilar y hacer cumplir esta orden y de decomisar todas las especies que se pretendan exportar.

Cuando la crisis está en su punto más alto esta medida es abolida mediante otra circular, permitiendo la exportación de granos a partir de enero de 1.857 (97).

El municipio, entre otras medidas, solicita al Ministerio de la Gobernación poder invertir el 80% de la venta de propios en la compra de granos» (98).

Por otra parte, también invierte de los fondos de propios en el mismo fin, y de los fondos de calamidades públicas se compran vacas, cuya carne beneficiaría la salud de la población (99), debilitada por la escasez de granos.

Durante los meses de mayo a julio se trata de paliar la escasez con las me- didas señaladas, pero ante la imposibilidad de ello a comienzos de 1,857 el gobierno otorga a la provincia de Cáceres cuarentamil fanegas de trigo,

(94) A.M.T. Legajo 457. Actas Municipales. Sesión 12 de octubre, 1.855.

(95) A.M.T. Legajo 458. Actas Municipales. Sesión 16 de junio, 1.856.

(96) A.M.T. Boletín Oficial de la Provincia nº 60. Fecha 21 de mayo, 1.866. Circular nº 129

(97) A.M.T. B.O.P. nº 11. Fecha 26 de enero 1.857. Circular nº 127.

(98) A.M.T. Legajo 459. Actas Municipales. Sesión 7 enero 1.857.

(99) A.M.T. Legajo 457. Actas Municipales. Sesión 9 noviembre 1.855.

enviadas por la vía fluvial del Tajo. Este trigo se venderá a precio ordinario según las necesidades de cada pueblo» (100).

Sin embargo, ya hemos señalado, una vez superada esta crisis, la situación de escasez se siguió manteniendo, pues en 1.865 se solicitaba que bajase el precio de los productos de primera necesidad (cuadro III), por la escasez que se venía padeciendo desde 1.856 (101).

A partir del último trimestre de 1.857 la carestía comienza a remitir y en los primeros meses de 1.858 los precios lentamente se van estabilizando, manteniendose ligeramente superiores a los del comienzo de la crisis.

Así pues, puede considerarse cerrado este circulo critico? (102).

En toda crisis económica, y especialmente en las crisis de subsistencias, va a aparecer un fenómeno característico: el malestar y los disturbios populares.

Si toda crisis económica va a suponer malestar en las clases más desfavore- cidas, el temor a una merma de las disponibilidades alimenticias y, por lo tanto, a la posibilidad de verse amenazados por el hambre, va a ocasionar una alteración de los ánimos y la aparición de altercados públicos.

Según señala Sánchez Albornoz (103)» y otros autores (Garrabou, García Sanz, Kiernan … etc.) los disturbios, a causa de la falta de alimentos, tienen ma- yor incidencia en los meses de mayo a junio cuando los campesinos han consumido la cosecha del año anterior y aún no se ha recogido la próxima.

En I periodo crítico que estamos estudiando el paro campesino se agudizó en los meses de julio y agosto, ya que no pudieron emplearse en la reco- lección » … porque apenas había que recoger».

Para la provincia cacereña, aunque no hay noticias concretas de alborotos, si se puede detectar «el temor a no sobreponerse a los conflictos que se avecinan? (104),

(100) A.M.T. Legajo 459. Actas Municipales. Sesión 14 enero, 1.857.

(101) A.M.T. Legajo 467. Actas Municipales. Sesión 13 de febrero, 1.865.

(102) García Pérez, J. : Obr. cit. p. 247.

(103) Sánchez Albornoz, N. : España hace un siglo …

(104) A.D.P. Actas de Sesiones. Fecha 3, 12 Y 31 de julio, 1.856. B.O.P. n276. 28 junio, 1956.

Cuadro III

Productos Precio (reales)
Trigo (fanega) 49.94
Cebada .. 30.29
Centeno 30.36
Avena 17.24
Garbanzos 75.23
Habas 33.10
Judías .» 76.81
Patatas 3.47
Aceite (Arroba) 51.43
Vino 26.33
Aguardiente 62.63
Miel (Kg.) 69.45
Cera 172.84

Fuente: Precios de productos de primera necesidad año 1865.

Ante la grave situación de escasez que padece el núcleo trujillano desde 1.855, el descontento público hace su aparición. Ante ello, el Ayuntamiento pone en marcha algunas medidas tendientes a paliar la miserable situación, sobre todo de los jornaleros y braceros que han llegado incluso a pedir limosna.

Entre las medidas puestas en práctica, cabría señalar la de potenciar la fa- bricación de pan y el control de los precios (105 y 9 la puesta en marcha de obras públicas (medida tradicional en la España decirnonónica).

En situaciones de crisis económica, cuando la escasa cosecha no había ofrecido los jornales esperados, y en periodos de inactividad laboral en el campo, los ayuntamientos ponían en marcha una serie de obras que diesen ocupación a los ociosos y les permitiera tener un salario con el que mante- ner a sus familias.

Durante la crisis que estamos estudiando, llegaron a la corporación muni- cipal numerosas peticiones de trabajo, por parte de los jornaleros de la ciudad y arrabales.

Atendiendo a estas, el ayuntamiento pone en marcha la construcción o reconstrucción de caminos (106), empedrado de la ciudad, reparación del alumbrado … etc. y también envía a los trabajadores a obras de la comarca (carretera Cáceres–Trujillo, Trujillo–Plasencia … etc.) o fuera de ella como por ejemplo la construcción del ferrocarril Sevilla-Ierez!».

(105)  A.M.T. Legajo 458. Actas Municipales. Sesión 19 mayo 1.856.

(106)  A.M.T. Legajo 457. Actas Municipales. Sesión 21 de febrero, 1.855. Ante la grave

situación laboral de los jornaleros, el ayuntamiento reconstruye el camino vecinal de Aldea

del Obispo, para proporcionarles trabajo.

En conclusión, como señala García Pérez (108), los tres elementos resultantes de este periodo crítico son:

__ Escasez y encarecimiento de los cereales.

__ Falta de trabajo para la población campesina.

__ Conflictos sociales y reducción del patrimonio colectivo de los ayuntamientos.

III CRISIS DE 1.868

La crisis de 1.868 no fue sino una de las tantas que jalonaron el siglo XIX, análogas a su vez a las del siglo XVIII e incluso a las de periodos anterio- res. Ni el predominio del sector agrícola dentro de la economía española. Ni las técnicas o los modos de producción, ni tampoco el mercado habían sufrido transformaciones fundamentales durante todo este tiempo.

La perduración de caracteres antiguos tan adentrado el siglo XIX torna el caso, tanto en cantidad como en calidad, que habían permitido la exporta- ción de trigo español a otros países que sufrían malas cosechas (Rusia, E.E. U.U. y Francia), en septiembre de 1.866 empezó a notarse una subida del precio del trigo.

Esto era indicio de que las cosechas flaqueaban, pero España, como en periodos anteriores, siguió exportando trigo a Europa.

La situación se agravó con la mala cosecha de 1.867 y en el invierno de 1.868 en algunas regiones ya había aparecido el hambre (109).

En el año agrícola de 1.867–68 el precio del trigo había subido en un 37% en todo el país, con respecto al año anterior.

Las clases sociales que mas padecieron las consecuencias de la crisis fue- ron los braceros y los pequeños agricultores, que componían la mayor par- te de la población del país, un 80%, sobre todo en la zona centro.

Una coplilla de la época recoge el ambiente que reinaba entre estas clases populares:

«Año de sesenta y ocho, año de calamidades;

y para más desdicha,

nos han puesto los rurales» (110)

(107) Ibid. Sesión 19 de marzo, 1.857.

(108) García Pérez,: obr. cito p. 254.

(109) Sánchez Albornoz,: obr. cito p. 82.

(110) Sánchez Albornoz, N.: «El trasfondo económico de la Revolución» en Revista de Occidente. T/XXIII, nº 67,1968, p. 43.

La crisis de subsistencia de 1.868 se halla relacionada con la revolución democrática, en cuanto esta encontró el clima propicio para triunfar en el malestar popular.

La población hambrienta se subleva contra las autoridades, a las que acusa de ser las causantes de sus problemas.

A los políticos revolucionarios les resultó fácil conseguir que el pueblo, descontento con las autoridades existentes, aceptara las nuevas, con la promesa de mejorar su situación. Una vez que triunfó la revolución, para resolver una de las principales causas de agitación, se suprimieron los de- rechos de consumos y las leyes prohibicionistas de importación de granos, como ya hemos señalado.

La crisis de 1.868 va a ocasionar a nivel nacional una grave regresión de- mográfica, más acusada a nivel regional y local.

Durante 1.868 el crecimiento vegetativo de Extremadura presentó un de- crecimiento entre el -7 y el -2%.

A nivel provincial el decrecimiento fue de -3,7% para Cáceres y del -2,2% para Badajoz.

En Trujillo el crecimiento vegetativo de este año, aunque no fue negativo, presentó unos valores bastante bajos, 1,7%.

Como ya hemos apuntado, esta regresión demográfica fue debida princi- palmente a la crisis alimenticia.

En épocas de crisis la nupcialidad se reduce afectando a la fecundidad, la natalidad baja, aunque se recupera al más mínimo asomo de cambio, y la mortalidad no se produce inmediatamente, sino que el debilitamiento de los organismos es paulatino (111).

El precio del trigo subió en las regiones más afectadas en un 1.5% más que en las menos afectadas. Así vemos en el cuadro IV como la amplitud de la subida de los precios, en las provincias extremeñas fue elevada.

La subida de los precios en las regiones no productoras ocasionaba «alzas inmoderadas en las productoras,  vaciadas y maltratadas por las malas cosechas» (112).

(111) Merinero, M.J.: » La crisis alimenticia de 1.868: una análisis provincial» en rev.

Norba VI. Cáceres 1.986.

(112) Ibid.

Cuadro IV

PROVINCIA TRIGO CEBADA
MíNIMO MÁXIMO AMPLITUD MíNIMO MÁXIMO AMPLITUD
CACERES 13.04 37.61 lB7 10.19 20.52 101
BADAJOZ 14.03 39.91 17B B.33 lB.35 120

Durante las crisis de subsistencias del siglo XIX la demanda de cebada au- mentó, ya que escasos de otros alimentos, el hombre recurre a ella para su subsistencia(113).

Desde el verano de 1.866 hasta la primavera, marzo de 1.867, asciende moderadamente el precio de los granos, consecuencia de la sequía que durante el otoño–invierno de 1.865 afectó a los campos, prolongados por las inundaciones que durante la primavera de 1.866 afectaron a los pue- blos de la provincia (114).

Dentro de la provincia cacereña la situación de los partidos de Logrosán y Trujillo fue especialmente dura, durante la crisis de 1.868, en los que » … por remediar malas cosechas y el hambre, se alimentan con yerbas, sin conocer su malignidad, que produjeron en ellos fatales resultados (115),

La crisis no remitió, al menos en la provincia de Cáceres, hasta el otoño de 1.870 (116).

En el núcleo trujillano la crisis alimenticia comienza a sentirse en 1.867, aunque, como ya hemos señalado, había venido manteniéndose intermi- tente desde 1.856.

En 1.867 comienza una subida exorbitante del precio del trigo, ante la cual el ayuntamiento decide invertir parte de los fondos de propios en la compra de granos para ayudar a las clases menesterosas (117).

Pero ante la gravedad de la situación, la corporación pide al gobernador provincial la entrada en el país de grano extranjero que solucione el déficit nacional, e impida la exportación de grano a Portugal (118), e incluso se propone una petición de ayuda a la reina Isabel (119).

En 1.868 la situación no ha mejorado, y ante la necesidad de comprar gra- nos y la falta de fondos para ello, el ayuntamiento solicita al gobernador permiso para hipotecar los 250 billetes hipotecarios que el municipio ha

(113) Sánchez Albornoz, N.: Obra cit.

(114) Merinero, M.J.: Obr. Cito P. 129.

(115) A.D.P. Actas de sesiones. Sesión 6 y 8 de noviembre, 1.867.

(116) Merinero, M.J.: Obr. Cit. P. 133.

(117) A.M.T. Legajo 469. Actas municipales. Sesión 4 de mayo, 1.867.

(118) A.D.P. Actas de sesiones. Sesión 4 de mayo, 1.867.

(119) A.M.T. Legajo 469. Actas municipales. Sesión 8 de julio, 1.867.

recibido como compensación por la venta de propios. El gobernador acce_ de a la petición y los billetes son pignorados, destinandose este dinero a la compra de granos (120).

La desamortización de Madoz en 1.855, con la venta de los bienes de pro- pios y comunes de los pueblos, acarreó, como consecuencia mas grave, la falta de recursos de estos, que se hacia más patente en épocas de crisis.

Cuando las malas cosechas, sequías o temporales asolaban el campo espa- ñol, los ayuntamientos no pueden hacer frente a las demandas de la pobla- ción, pues carecen de medios para ello. Los intereses que debían pagarles por la venta de estos bienes no son satisfechos y las arcas municipales se ven vacías para socorrer la penosa situación que se presenta entre la población.

Ante la grave situación económica, vuelven a aparecer en las arcas muni- cipales las peticiones de trabajo y socorros por parte de los jornaleros y braceros. El ayuntamiento pone en marcha nuevas obras públicas y exhor- ta a los terratenientes de la ciudad para que empleen a estos en sus fincas y realicen una suscripción voluntaria para paliar la escasez (121).

En resumen, y como señala Mi! Jesús Merinero, «Si a nivel nacional la crisis de 1.868 se reconoce como la última crisis de subsistencia típica del anti- guo régimen económico, como señala Sánchez Albornoz, en Cáceres sus características estructurales, los desequilibrios entre los sectores producti- vos, la ausencia de comunicaciones que permitiera una articulación del mercado, y también los desequilibrios entre población y recursos no la concederán esta característica, sino que conocerá otras semejantes en el transcurso del siglo XIX (122).

OTRAS CRISIS DE SU BSISTENClA

En España hubo otras crisis posteriores a la de 1.868 aunque los caracteres fueron menos graves, la abolición de las leyes prohibicionista y el tendido del ferrocarril, que agilizó el mercado, fueron dos factores importantes del cambio.

Con respecto a nuestra región, el campo extremeño continuó durante la Restauración, viendose afectado por las tradicionales y periódicas crisis de subsistencias.

(120) A.M.T. legajo 470. Actas municipales. Sesión 10 de febrero, 1.868.

(121) Ibid. Sesión 24 de febrero, 1.868.

(122) Merinero, M.J.: Obr. Cito P. 141.

Durante la primera etapa de la Restauración una grave crisis económica se abatió sobre la agricultura europea. De ultramar llegaban productos más baratos por el menor coste de la mano de obra y la posibilidad de transpor- te que se originó con la revolución de los mismos en los años finiseculares.

Por lo tanto los productores nacionales se veían perjudicados por estos productos ultramarinos más baratos y los grandes propietarios presionaban al gobierno para que estableciese medidas proteccionistas (Ejem. arancel de 1.891). Paralelamente a esta crisis estructural, periódicamente apare- cían crisis coyunturales debidas a la aleatoriedad de los fenómenos atmosféricos (123).

Para el núcleo trujillano nos hemos centrado en las crisis de 1.857 y 1.868, por ser las más graves; sin embargo también se sufrieron otras que presen- taron caracteres similares a las anteriores.

Así vemos como la crisis de 1,882, crisis de cereales en la Península, supu- so para Trujillo la subida del precio del trigo a 62 reales la fanega (124). La falta de lluvia ocasionó una merma del caudal de agua de las corrientes, por lo que los molinos no pudieron moler y la harina se compró en otros puntos: Cáceres, Béjar y pueblo cercanos a un precio de 56 reales la fanega.

(123) Merinero, M.J.: «La economía extemeña en la época de las Restauración» en H’ de

Extremadura. Los tiempos actuales. Badajoz. Ed. Universitas, 1.985.

(124) A.M.T. Legajo 1.115. Actas de la Junta de Subsistencias. Sesión 6 mayo, 1.882.

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