Oct 032013
 

José Ángel Calero Carretero (et al).

La tercera campaña de excavaciones de urgencia en la zona que será cubierta por el casi ya finalizado pantano de Alange se ha centrado en los sondeos del sector XI («El Borril»), en la margen izquierda del río Matachel, donde ya habíamos señalado una importante concentración de materiales en superficie de época romana. En el área a excavar se veían abundantes fragmentos de tégulas, sigillatas, dolias y cerámicas comunes.

Como consecuencia de los trabajos de excavación hemos po­dido determinar la existencia de una serie de estructuras domésticas y parte de una necrópolis. Desgraciadamente, el empleo de aperos agrícolas mecánicos en los últimos años casi han arrasado el yacimiento por lo que lo conservado se halla a nivel de cimentación y la estratigrafía se presenta revuelta.

Las estructuras domésticas, dispuestas con una orientación Noroeste-sureste, se componen de tres grandes edificios anejos de fábrica de piedra y barro en la que no faltan elementos reutilizados. Su funcionalidad en el momento actual de nuestras investigaciones es algo impreciso aunque los hallazgos materiales, una gran dolía por ejemplo, nos permiten apuntar una dedicación agrícola o de servicios que, con seguridad, estaba en pleno rendimiento en el s. IV d.C.

Junto a las estructuras domésticas hemos excavado 10 tum­bas de incineración con un rico y abundante ajuar en el que destacan un buen número de piezas de vidrio, desgraciadamente muy deterioradas, platos y cuencos de t.a.h., lucernas de disco decoradas y boles, con o sin asa, de paredes finas. Estos materiales nos permiten fechar este conjunto de enterramientos, al que se asocia una edificación con pavimento de opus signinum, en los primeros años del s. II d.C.

 

 

 

 

Sep 192013
 

José Antonio Ramos Rubio.

RESEÑA GEOGRÁFICA

Profunda huella dejó Roma en Extremadura, de la que fue capital Mérida con el nom­bre de Colonia Augusta Emérita. De aquí partían vías importantes de comunicación, tal es el caso de la Vía de la Plata.

Cáparra, en la provincia de Cáceres, situada a unos 20 Km. de Plasencia, muestra su orgulloso arco triunfal, bajo el cual pasaba la Vía de la Plata. Destaca la ciu­dad al fondo de la carretera que, desde la general de Salamanca a Cáceres, conduce a la misma y al puente romano sobre el Ambroz, fuera del recinto amurallado, que sirvió a la desaparecida ciudad romana.

Se halla en una altiplanicie casi desierta, paisaje poblado de encinares. Se asienta sobre una prominencia del terreno a una altura de 400 metros regada por el río Ambroz, afluente del Alagón. Con una ex­tensión aproximada de 16 Ha.

Su problema de ubicación no ha sido un problema por las vecinas lápidas de Baños y Plasencia que hablan de los caperenses. Además, se conserva el miliario exacto que corresponde a la mansio. Colocándola a CX millas de Mérida. José María Blázquez, en las excavaciones de 1963, encontró junto al río otro miliario con el número de millas: CIX. La calzada pasaba por debajo del arco conmemorativo dividiendo la ciudad con dirección NE-SW.

 FUENTES E HISTORIOGRAFÍA REFERENTES A CÁPARRA

 Es una ciudad romana que está bien documentada en la antigüedad. El primer autor que la cita es PLINIO, QUIEN escribe en época flavia. La sitúa en la Lusitánia. Los caperenses constituían un populus peregrino con el estigma del pago de un stipendium, son estipen­diarios de Lusitania. La ciudad existía desde finales de la República, aunque también es demostrable que sus orígenes eran anteriores por cuanto el castigo tributario es anterior de cuando Norbanus Flacus conquista estas tierras y funda en ellas la colonia Norbensis Caesarina en el 35 a.C.

También la cita Ptolomeo, colocándola entre los vettones y, otra vez, la cita entre los lusitanos. Este cambio puede indicar que la ciudad estaba en el límite de los dos pueblos. También puede ser que fuera ciudad lusitania y pasó con la administración romana a vetona o viceversa.

También puede que Ptolomeo usara dos fuentes espaciadas en el tiempo en cuyo trans­curso Capera pasó de los lusitanos a los vetones o viceversa. Ptolomeo cita a Capera como ciudad. Como esta ciudad estaba en el itinerario de Mérida a Salamanca aparece citada en el Itinerario de Antonino y en el de Barro. El nombre de “Capera» aparece en las lápidas, es la fuente más próxima para dar nombre «auténtico» a la ciudad.

La ciudad ha interesado a los eruditos desde temprano: Accursius, Docampo, Zurita, Metellus, Castro, etc. También es importante la aportación de las excavaciones realiza das por A. Floriano Cumbreño (1929). A él se debe el emplazamiento de la ciudad, lo fi­jó como un recinto rectangular, aunque observado detenidamente es pentagonal, pues el muro del NW, debido al terreno, quiebra en ángulo casi recto, produciendo un chaflán en el ángulo N. José Mª Blázquez también ha realizado excavaciones en Cáparra (1965, 1966 y 1968), aportando nuevos edificios y aspectos importantes de este núcleo lusitano.

 RESEÑA HISTÓRICA.

 Nada se sabe de los orígenes de Cáparra, podemos suponer que fue una ciudad indígena y más tarde sufrió una fuerte romanización. La vía debió darle importancia y el gran número de inscripciones que se conservan de individuos de otras ciudades prue­ba que debió tener gran movimiento. Se amuralló en el Bajo Imperio como otras ciuda­des de los alrededores. Puede que para proteger el oro que provenía de Cantabria y Gallaecia. Después la ciudad comenzaría a perder importancia con la implantación de nuevas rutas. A lo largo de los siglos se fue despoblando y ya en 1780 contaba con tan sólo ocho vecinos. Hoy día está en ruinas y totalmente despoblada.

 ARQUITECTURA

 La romanización de territorios alejados de Roma fue uno de los grandes impulsos del imperio romano, tal fue el caso de Cáparra.

Grande y rica debió ser si la consideramos por los trozos que han quedado de su muralla, por sus monumentos y por sus lápidas.

La extensión de Cáparra se puede calcular en unas 14 ó 16 hectáreas. Fue una ciudad pequeña, dentro de hispania si la comparamos con otras ciudades como: Caesaraugusta (50 Ha.); Emerita Augusta (120 Ha.); etc. aunque también hubo otras de menor extensión como: Coria (9 ha.) o Canta­bria (10 Ha.).

Quizá existieran edificaciones fuera de la ciudad amurallada, pero ni he encon­trado vestigios para poder afirmarlo, ni ningún estudio ha hecho referencia a las mismas.

Las murallas hechas a base de sillares tienen una anchura de 3,2º m. y en algunos lugares sobresale unos 5 m, de altura.

La ciudad de Cáparra debió recibir un gran impulso con la construcción de la Vía de la Plata en tiempos de Augusto, muy en relación con la explotación de las ricas minas de oro de Asturias y Galicia que fueron una de las causas determinantes de las guerras cántabras.

Lo que sí hay fuera del recinto amurallado es una construcción romana, que lo considero un término distinto a edificación. El puente sobre el río Ambroz, ubicado a 150 m. al norte de la muralla, corriendo de E a W y desembocando en el Alagón. La calzada mar­cha paralela y debajo de él. Consta de cuatro arcos, dos grandes y otros dos más pe­queños. Fue restaurado al abrirse la carretera que lleva al nuevo pantano de Gabriel y Galán. Donde mejor se conserva el paramento romano de sillares graníticos es en el arco grande de la margen izquierda y en las primeras hiladas del pilar central.

Por sus características podría ser contemporáneo al Arco de Cáparra, al acueducto de Segovia y al puente de Alcántara; por tanto de época de Trajano. Es lógico que la mayoría de las construcciones relacionadas con la vía daten del siglo II, pues en los años del gobierno de los emperadores Trajano y Adriano la vía se reparó, y en esta región se levantaron muchas construcciones como en el resto del Imperio. Por tanto, la fábrica original del puente puede que hubiera sido de la época de Tra­jano, como casi todos los puentes de la calzada. Creemos que pudo haber sufrido una restauración en fecha no determinada del Bajo Imperio. Hoy, como ya se ha dicho, está en uso.

 

Se cree que fuera del recinto amurallado hubo un anfiteatro al que se han referido muchos escritores. Es perceptible por una cavidad que hay en el lado NE en el terreno. Además hay un anillo de montículos que bien podría corresponder a la cavea.

En las excavaciones realizadas por J. María Blázquez se descubrió un anillo; era un podium que tenía por finalidad proteger a los espectadores de los combates.

También podríamos pensar que el recinto oval se tratase de una piscina. Los sillares con una esquina matada no son un indicio de que era depósito natural de agua, las personas de una finca cercana me dijeron que hay tradición de la existen­cia de una gran conducción de agua en las proximidades. El muro es de piedra y barro lo que difícilmente conviene a un depósito de agua, aunque estuviese revestido de cemento. Además, existe una charca, sin duda romana, con un gran muro de sillares y con un suelo de cemento, bien conservada.

Me oriento a la posibilidad de que fuese un anfiteatro o posiblemente una torre de defensa de la muralla, que está muy próxima a la misma. Pudiera ser una torre levantada con motivo de las invasiones del siglo III. Tanto una como otra construcción hay que fecharla en el Bajo Imperio, por las monedas encontradas en sus proximidades.

Dentro del recinto amurallado hay otras puertas que no pertenecen a la entrada de la ciudad, sino a un recinto sagrado: el templo de Júpiter o Cápitolium.

Cáparra hubo de tener tres templos posea un Capitolium. Por las plantas de los mismos no se puede dudar de su empleo.

Si uno estaba dedicado a Júpiter, los restantes estarían dedicados a Juno y Minerva (la Tríada Capitolina).

 El templo de Júpiter: estaba formado por una cella in antis, quizás tetrástilo pero solo tiene una columna axial. Mide 9,30 m x 10,60 m y su orientación es SE-NW. Con hilera de columnas que marcan el límite de la cella. También tiene pronaos. Las puertas debían ser de madera, con número impar de escalinatas.

Las puertas de Cáparra no tenían más que un peldaño y eran más altas que anchas. El templo de Júpiter, a juzgar por una inscripción, es de tiempos de los Antoninos. El material empleado: piedra, madera, ladrillo y mármol.

Hacia el N. hay un edificio rectangular, supuesto templo de 12,50 m x 11 m. Su suelo está formado por bloques de cal, teja y baldosas de barro, sin simetría. El aparejo del muro constituido por piedras labradas sin unir con argamasa. Se ha encontrado en él cerámica de los siglos IV-V que correspondería a un primer nivel del edificio. También se ha encontrado cerámica aretina, de época de Adriano lo que podría indicar que, quizás, el edificio sufriera una recons­trucción posterior.

Hay una pared con triple puerta, quizá la entrada al Foro (plaza de las ciudades romanas donde se trataban los negocios públicos.

Es importante destacar las necrópolis por los importantes hallazgos encontra­dos en ajuares funerarios. Una situada al SW de inhumación, y dos en el NE y SE de incineración. Una tumba de esta última proporcionó un rico ajuar funerario: un jarro y copa de vidrio, una pátena, cuchara de plata, cuchillos, etc., objetos que atestiguan la importancia del enterramiento.

El monumento más importante de Cáparra es el Arco conmemorativo o tetrapylon. Es en su género el más original de los de España. Es el único quadrifons en la Península. Se alza en el centro del recinto de la ciudad. Se levantó en el cruce de dos vías cuyo emplazamiento estaría situado en el propio foro o en sus cercanías, próximo al templo de Júpiter. Cerca del arco hay una construcción tan pegada al mismo que la única explicación es que sea tardía, cuando la ciudad estaba a punto de ser abandonada.

El arco constituiría la entrada al Foro o a la Curia. También se puede tratar de un monumento funerario, levantado por un particular según se desprende de la inscripción colocada en uno de los zócalos:

 

BOLOSEAe FIDIO

PELLI. F. MAcri f

M. FIDIVS. MACER

TFSTAMENTO F. C.

 

Lo que traducido quiere decir: «Marco Fidio Macer, hizo este monumento por disposición testamentaria de Boloseano Fidio Macrino, hijo de Pellio”.

 

Hay otras dos lápidas más, y en ellas el personaje principal que se menciona es, de nuevo, Fidius Macer, ciudadano romano. Por una inscripción podemos saber que este hombre fue Magistratus de Capera, la ciudad que según Plinio era una civitas stipendiaxia.

En vida de Fidius Macer pasó de ciudad peregrina a municipio de derecho romano. Macer, hombre poderoso, es elegido Dunvir (cambio que se observa en las inscripciones). Por estos datos podríamos averiguar la fecha del arco.

En el año 74, cuando Vespasiano otorga el derecho latino a todos los hispanique no gozasen ya de él, la  municipalidad latina se hizo extensiva a todas las ciudades de la lusitania. Fidius Macer vivió sobre el año 74 de la Era por lo que el arco en el que figura su nombre es de estos tiempos.

García y Bellido lo fecha hacia el 75, señalando que el despiece de la bóveda de aristas sólo tiene semejanzas con el de planta baja del sepulcro de Teodorico en Rávena del año 526.

Es un arco triunfal, del orden compuesto, sobre la misma calzada, razón por la cual queda desechada la opinión de los que han supuesto que el edificio no era sino el monumento de Boloseano, en concepto de sarcófago, pues los sepulcros jamás estuvieron sobre los caminos. Además, su misma forma lo dice. La construcción es de sillería granítica, los arcos de medio punto, y su dovelaje con moldura marcando el extradós. Los arcos arrancan de pilastras áticas que descansan sobre el zócalo moldurado con capiteles caprichosos decorados con guirnaldas y hojas finas. Si no contáse­mos con la epigrafía, sólo con el capitel de voluta se podría fechar el arco, pues este capitel es una variante del corintio que debió aparecer en época de Augusto,  desarrollándose en tiempos de los julio-claudios y los flavios.

El interior del templete aparece cubierto con bóveda de arista y sobre ella un macizo de hormigón. Puede que terminara en ático o quizás en pirámide. Es probable que estuviera revestido de placas de mármol y decorado con esculturas.

 

 

ESCULTURA.

 

La escultura romana de Hispania tiene una calidad y uniformidad que hace pensar en una cierta independencia y exención de influencias indígenas. Como atestiguan los numerosos hallazgos encontrados en nuestra región.

 

 

Esculturas de Cáparra

 

El arco es muy probable que llevase, sobre los dos zócalos, estatuas o relieves, tal y como era frecuente en los arcos.

El Duque de Añón, en su Palacio de Plasencia, conserva tres retratos procedentes de esta ciudad, son: un retrato de un príncipe julio-claudio (quizás Tiberio); un re­trato de Antonino Pío (muy original, de mármoles de colores); y un retrato de época galiénica, fechado entre los 240 y 250, como lo indica su parecido con una cabeza del Museo de las Termas. Tiene este último, gorro o casco, no documentado en Roma, por lo que se trata de un militar hispano. En las cercanías de Cáparra se ha encontrado otro togado, también de mármol. En el Templo de Júpiter también Floriano Cumbreño encontró otro togado.

OTROS HALLAZGOS

 Voy a hacer una relación sistematizada de los principales hallazgos de Cáparra. Sería abrumador exponer todos los descubrimientos gracias a las excavaciones arqueológicas.

En una tumba se encontró una trulla de plata (cazo semiesférico), parecido a otro del Museo Arqueológico de Badajoz. Una cucharilla de plata, dos caldereros pequeños y un cuchillo de hierro. Puede que fuese la tumba de un sacerdote, debido al tipo de útiles encontrados.

En otra tumba se encontró una urna cinerama con monedas de plata y una cuchara de bronce. Más abajo, apareció una ocrea de bronce con baño de plata.

Cerámica aretina; terra sigillata, gálica e hispana; vidrios, hierros (puñal clavos), etc. Todos ellos y muchos más que seguramente se hallan enterrados bajo el suelo de lo que fue la antigua Capera, definen la historia y la vida de una ciudad importante de la provincia de Cáceres abandonada desde 1780 y que fue paso importante en el caminar: “Iter ab Emerita Asturican”. Ahora todo son montes, espesuras y baldíos. Los que la fundaron tuvieron un gran acierto en elegir este lugar para el empla­zamiento de una antigua ciudad, que muchos no conocen pero que es digna de admiración: Cáparra.

 Lam. 1. Situación de Cáparra y croquis de la ciudad  

Lam. 2. La ciudad. Edificaciones

Lam. 3. Plano de la Villa

 

Lam. 4. Arco conmemorativo

 

 

 

Oct 011986
 

José Antonio Calero Carretero (et al).

Tercera campaña de excavaciones en Alange (Badajoz). Julio-Septiembre 1986

 

José Ángel Calero Carretero (et al).

 La tercera campaña de excavaciones de urgencia en la zona que será cubierta por el casi ya finalizado pantano de Alange se ha centrado en los sondeos del sector XI («El Borril»), en la margen izquierda del río Matachel, donde ya habíamos señalado una importante concentración de materiales en superficie de época romana. En el área a excavar se veían abundantes fragmentos de tégulas, sigillatas, dolias y cerámicas comunes.

Como consecuencia de los trabajos de excavación hemos po­dido determinar la existencia de una serie de estructuras domésticas y parte de una necrópolis. Desgraciadamente, el empleo de aperos agrícolas mecánicos en los últimos años casi han arrasado el yacimiento por lo que lo conservado se halla a nivel de cimentación y la estratigrafía se presenta revuelta.

Las estructuras domésticas, dispuestas con una orientación Noroeste-sureste, se componen de tres grandes edificios anejos de fábrica de piedra y barro en la que no faltan elementos reutilizados. Su funcionalidad en el momento actual de nuestras investigaciones es algo impreciso aunque los hallazgos materiales, una gran dolía por ejemplo, nos permiten apuntar una dedicación agrícola o de servicios que, con seguridad, estaba en pleno rendimiento en el s. IV d.C.

Junto a las estructuras domésticas hemos excavado 10 tum­bas de incineración con un rico y abundante ajuar en el que destacan un buen número de piezas de vidrio, desgraciadamente muy deterioradas, platos y cuencos de t.a.h., lucernas de disco decoradas y boles, con o sin asa, de paredes finas. Estos materiales nos permiten fechar este conjunto de enterramientos, al que se asocia una edificación con pavimento de opus signinum, en los primeros años del s. II d.C.

 

 

 

 

DOCUMENTACIÓN GRÁFICA

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Oct 011986
 

Mercedes Pulido Cordero.

FICHA DE LA PUBLICACIÓN
TÍTULO: Zurra-Tontainas
SUBTITULO: Periódico joco-serio de Primera Enseñanza (núms. 1 al 6). Defensor de los intereses Morales y Materiales de la provincia, y particularmente, de la capital (núm. 7).
TIPO: Periódico
CARÁCTER: Satírico
PERIORICIDAD: Quincenal
PRECIO DEL EJEMPLAR: “Gratuita para todos los señores maestros y señoras maestras de nuestra provincia». Para el resto, el núm. suelto era de 0.05 pesetas.
TAMAÑO: 32 cms x 21 cms
PÁGINAS: 8 páginas a dos columnas.
FECHA DEL NÚM. UNO: 5 de octubre de 1908.
FECNA DEL ULTIMO NÚMERO PUBLICADO: 30 de noviembre de 1908.
TOTAL NÚMEROS PUBLICADOS: 7 núms.
IMPRENTA: Tip. “La Minerva” de Serafín Rodas.
FUNDADOR: Eduardo Sánchez Garrido.
PROPIETARIO: Eduardo Sánchez Garrido.
DIRECTOR: Eduardo Sánchez Garrido y José Bernal Távora.
REDACCIÓN Y ADMINISTRACIÓN: En Calle Barrionuevo, núm. 54
COLABORADORES: Diego Benito Regidor y Romero, Juan Luis Cordero y “Demi Marinoni”.

En 1908 surge en Cáceres Zurra-Tontainas, que dice ser “Periódico Joco-Serio de Primera Enseñanza”, gratuito para todos los Sres. Maestros y Sras. Maestras de esta Provincia, y aunque en su número siete, y último de la colección, se declara defensor de los intereses Morales y Materiales de la provincia y muy especialmente de la capital, la realidad es, que tuvo como objetivo primero, y yo me atrevería a decir que único, el de servir a su fundador y propietario, don Eduardo Sánchez Garrido, a combatir a Manuel Castillo y Quijada[1], director del Instituto General Técnico de Cáceres y a don Manuel Sánchez de Castro, que lo era de La Educación, “Órgano de la Asociación Provincial del Magisterio Cacerexio”. El motivo de tal antagonismo venía dado por la implantación en Cáceres de las Escuelas Graduadas que Castillo y Castro propugnaban y defendían sobre la Unitaria, lo que a juicio del responsable de Zurra-Tontainas representaba por entonces:

“1.- Un imposible económico o de perras, aun cuando éstas fueran de a cinco céntimos la pieza.
2.- Un imposible profesional o respecto del profesorado.
3.- Un atropello de los derechos de este último a funcionar como la ley le ordena que lo haga y así lo verifica.
4.- Ninguna ventaja sustancial ni demostrada, para la enseñanza y la educación de la niñez, sobre las que recibe en las escuelas en que hasta lo de ahora se ha educado y se ha instruido”.

Sin embargo, el periódico, o lo que es lo mismo, Sánchez Garrido, manifiesta los propósitos que persigue la publicación en la primera página de su número uno, y afirma:

“Zurra-Tontainas no va ahora ni ha de ir nunca jamás contra las escuelas graduadas, siempre que éstas se proyecten, se establezcan y funcionen con arreglo y sujeción a como el Estado quiere y manda que dichas tres cosas se hagan”.

Los primeros números de Zurra-Tontainas, debieron estar dirigidos por Don Eduardo, e incluso, podría decirse que todos, pero a partir de su número cinco figura Don José Bernal Távora, de profesión “pintor adornista”, domiciliado en la Calle Barrionuevo, núm. 54, justamente donde figuraba la redacción y administración del periódico.

Don Eduardo Sánchez Garrido, personalidad polémica y polemista, maestro de párvulos, fundador de periódicos, y director y colaborador de muchos, de una cultura literaria amplísima, asombrosa, al decir de Floriano Cumbreño[2], que afirma, al fijar los rasgos de esta individualidad cacereña, que jamás conoció“polemista más demoledor, por la suavidad o por la violencia, usando la ática o la expresión fricativa y contundente, anonadaba a sus adversarios”; que“leía y traducía el latín a libro abierto”; que “fue, fervoroso monárquico, y antes, igualmente, fervoroso republicano con ribetes anarquizantes…”; escribió su autobiografía en verso en la revista Alma Extremeña, en sucesivos números[3] y, además, ilustrándola y enriqueciéndola con la caricatura que de él hizo su hijo, el gran pintor cacereño, Conrado Sánchez Varona, precisamente, Tomás Pulido en los comentarios sobre la pintura de Varona, aludía, en artículos publicados[4] a la incidencia de este vinculo y de esta herencia en la vida y obra del artista; Tomás Pulido conoció a Sánchez Garrido, y lo define como hombre genial, y especifica: “…de una genialidad que lo era de calidad antes que de pura manifestación, es decir, que lo era en esencia antes que de forma: corno si dijéramos, una genialidad de categoría, no de anécdota”.

La actividad periodística de Sánchez Garrido se manifiesta a lo largo de la historia del periodismo cacereño de finales del siglo pasado y principios de éste. A él se debe la fundación de “Las Antorchas” en 1886, “Periódico Satírico de tendencias juiciosas y moralizadoras sin miramientos perniciosos a clases ni individuos”, y la de “El Muerto Resucitado” en 1888, publicación motivada por la curiosidad y expectación que levantó el proceso que dio nombre a este periódico, y conocido como “La Causa del Muerto Resucitado”. En 1904 funda y dirige “Aurora de Juventud”, revista quincenal de cortísima vida. “Zurra-Tontainas”, será su última experiencia como responsable directo de una publicación.

En Zurra-Tontainas, colaboraron dos buenos amigos suyos y activos periodistas, Juan Luis Cordero Gómez, autor de varios libros de poemas, responsable de revistas literarias, como “Brisas Nuevas” o “Extremadura Literaria”, y de periódicos de carácter político; y Diego Benito Regidor Romero, que ya había dirigido “El Periódico”, y luego “El Periodiquín” y, más tarde, en 1913 fundaría “El Correo Extremeño”, Periódico Jaimista. En Zurra-Tontainas, también utilizó su seudónimo, que ya había aparecido con generosidad en la mayoría de la prensa cacereña, “Ego”. El propio Sánchez Garrido firmaba sus diatribas con el de “Demi-Marinoni”.

Ya fuera por cansancio de Garrido, o de sus antagónicos (más bien esto último), Zurra-Tontainas termina con su séptimo número, y con él una de las muestras más sabrosas de la publicación periódica satírica de la provincia de Cáceres.

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NOTAS:

[1] Manuel Castillo nació en los años setenta del pasado siglo. Falleció ya nonagenario en México. Se avecindó en Cáceres en 1897 como Catedrático de Francés de su Instituto, del que fue director así como de la Escuela Normal de Maestros hasta 1918 en que se traslada a Valencia. Hizo famoso en la prensa cacereña el seudónimo de “Don Nadie”, sobre todo en “El Noticiero” del que fue director desde su fundación en 1903 y fue miembro fundador de la inolvidable “Revista de Extremadura”, en la que también desarrolló la función de administrador durante cuatro años.

La personalidad de Castillo, interesante por muchos motivos, destacada entre los que le conocieron, importante en el medio cacereño en el que se desenvolvió, se ha visto reforzada con el legado que él y sus hijos, también fallecidos, hicieron a la ciudad de Cáceres al dejar una parte de su fortuna a empresas culturales y benéficas de la ciudad.

[2] FLORIANO CUMBREÑO, Antonio C.: “La pedagogía del Maestro Garrido, con frecuencia dada en el Paraninfo del Instituto de 2ª Enseñanza”. Cáceres, 1953.

[3] SÁNCHEZ GARRIDO, Eduardo: “Autobiografía”, en: Alma Extremeña, (1908-1905) núm. 7 y ss.

[4] PULIDO Y PULIDO, Tomás: “Exposición en memoria de los artistas cacereños desaparecidos”, en: periódico Extremadura, del día 3 de marzo de 1960.

Oct 011986
 

Cruces Blázquez Cerrato.

1. INTRODUCCIÓN

Durante algún tiempo se creyó que Lusitania había permanecido aislada con respecto a las otras dos provincias hispanas y que los contactos de Emérita Augusta, su capital, con otras ciudades habían sido escasos. Irene A. Arias, basándose en datos numismáticos y epigráficos ha realizado en una paciente labor unos interesantes trabajos sobre los desplazamientos de los españoles en época romana[1] y ha afirmado que “las monedas de la Bética y la Tarraconense se desplazan con dirección a Lusitania y la Bética envía sus monedas a la Tarraconense” aunque “no hay recuerdos de monedas lusitanas en las otras dos provincias, excepto el descubrimiento de un as de Ébora en Osma”[2]. Sin embargo, los materiales que he reunido ofrecen una nueva visión de la circulación monetaria emeritense, y muestran que las monedas acuñadas en la capital lusitana rebasaron ampliamente el ámbito provincial tanto hacia la Bética como hacia la Tarraconense e incluso fuera del solar hispano. Pero ya que los hallazgos monetarios no deben analizarse independientemente de la historia, he utilizado testimonios epigráficos y los hallazgos de cerámica en Emérita o en otros lugares que guarden relación que dicha ciudad o con Lusitania en general. Hasta hace poco se pensaba que Roma prohibía que las monedas salieran de las ciudades cuyas cecas las habían emitido con el fin de que las únicas piezas que circularan por todo el Imperio fueran las suyas[3]. Hoy sabemos que esto no es cierto y que la dispersión monetaria está en relación con los hechos históricos de índole política y económica.

Para Emérita, la mayor parte de los hallazgos corresponde a piezas de bronce y pequeñas cantidades. El bronce amonedado no sirvió para exportaciones ni para importar; la compra o el simple intercambio nunca se testimonian mediante ases; éstos se encuentran donde la pequeña transacción tiene lugar[4]. Las monedas que hoy encontramos proceden de tesoros no recuperados o son simplemente monedas perdidas, y constituyen únicamente una muestra de las que originalmente estuvieron en circulación[5]. Una reducida cantidad de monedas localizadas fuera de contexto no se presta a ningún tratamiento estadístico para analizar la distribución monetaria, pero sí puede utilizarse para el estudio de rutas comerciales, movimientos de tropas o simples desplazamientos demográficos[6]. Por tanto los bronces hallados no pueden considerarse como un valor de cambio sino como un testimonio de las relaciones entre las gentes de la ciudad emisora y la del hallazgo. Los contactos y movimientos de población debieron ser, sin embargo, mucho más numerosos y frecuentes de lo que podemos deducir del hallazgo de una moneda en un lugar distinto al de su acuñación; se supone que fueron llevadas por los habitantes originarios del centro emisor, pero también cabe la posibilidad, aunque mucho menor, de que sus portadores pertenecieran al lugar de hallazgo y que en algún momento se hubieran desplazado al centro de acuñación.

Emérita Augusta se vio obligada, como capital de Lusitania a proporcionar un numerario a la provincia, ya que las otras dos cecas existentes, Pax Iulia y Ébora, emitieron en pequeñas cantidades y durante un corto período de tiempo. Existen en el terreno epigráfico numerosas inscripciones que acreditan el movimiento de habitantes entre los tres conventos jurídicos: emeritense, pacense y scallabitano. Todo ello justifica la amplia difusión de su moneda en un ámbito provincial. Pero también hay testimonios epigráficos y numismáticos de contactos con otras ciudades hispanas y con distintos puntos de Europa. En el solar hispano la moneda de Emérita se localiza en dos áreas: el ángulo NO, cuyas motivaciones deben buscarse en las guerras cántabras y en los posteriores desplazamientos de personal civil y militar hacia los principales centros mineros de la región recién conquistada; el otro foco con el que Emérita mantuvo contactos más frecuentes es el con vento caesaraugustano, por lo que decidí recoger también los hallazgos de monedas de Caesaraugusta. Ambas ciudades tuvieron un origen militar similar e incluso un vínculo en la Legio X Gemina; la fecha de fundación debió ser más o menos coetánea[7]. Voy a tratar pues, de relacionar los testimonios monetarios y epigráficos con aquellas circunstancias históricas que pudieron ocasionar los desplazamientos humanos, aunque tampoco podemos buscar una justificación para cada caso concreto en algunas ocasiones.

2.- CONTACTOS DE EMÉRITA CON LA REGIÓN NOROESTE.

Tras una primera observación de los hallazgos monetarios recogidos en el cuadrante noroccidental peninsular, pude comprobar que se había producido, por los general, en zonas donde el Ejército había transitado o había permanecido estaciona do. Es algo sabido, y Estrabón[8] nos informa de ello, que los pueblos del norte no utilizaban moneda sino que practicaban el intercambio. Además es este un territorio en el que no se acuñó durante época romana. Todo ello, hace pensar que el elemento militar fue el portador de la moneda que encontramos aquí circulando. Los soldados, procedentes de otras ciudades hispanas trajeron consigo esas piezas que rellenaron el “vacuum” monetal existente. Nos encontramos pues una zona donde confluyen unas circunstancias excepcionales que conviene señalar: en primer lugar, las campañas militares llevadas a cabo durante la época augústea en virtud de las cuales se desarrollaron contactos humanos y económicos; en segundo lugar habría que citar la presencia de destacamentos en las zonas mineras, hecho hoy comprobado[9]; y en relación con esta actividad se situaría, en tercer lugar, el desplazamiento de personal civil y militar especializado hacia esta zona, desplazamientos que quedan comprobados por la presencia de monedas procedentes de cecas lejanas; tampoco debe olvidarse en trasvase provincial que se realizó con estos lugares que durante algún tiempo pertenecieron a Lusitania y que a fines del s. I a. C. pasaron a engrosar la superficie de la Tarraconense.

He partido de la presencia del Ejército en esta región por que es el elemento principal que origina una circulación monetaria en el ángulo Noroeste; el desplazamiento de militares, acostumbrados al uso de moneda, exigió desde el principio la circulación de numerario y así durante las campañas contra cántabros y astures se cubrieron estas necesidades mediante la emisión en una ceca móvil a cargo de P. Carisius[10]. Posteriormente, el territorio conquistado quedó bajo el gobierno de Lusitania, por los que no puede extrañar la presencia en la zona de acuñaciones emeritenses. Tampoco hay que olvidar la tradición militar: el hijo de soldado frecuentemente elige la milicia como modo de vida, y Emérita, ciudad de origen legionario, contribuyó con sus habitantes a rellenar los huecos producidos en las filas de las legiones estacionadas tras un primer momento de preponderancia de soldados itálicos[11]. En el sentido de una relación a través del elemento militar entre el Noroeste, y los centros emisores de Emérita y Caesaraugusta se puede señalar el hallazgo de lápidas de soldados o veteranos de la Legio X en Fuenteencalada, Ciudadeja, Astúrica Augusta y Caldas de Reyes[12].

3.- CONTACTOS CON EL CONVENTO CAESARAUGUSTANO.

Desde un primer momento me sorprendió la coincidencia entre el mapa de dispersión de las monedas emeritenses y los confeccionados con los lugares donde se han localizado estampillas similares a aquellas que, con frecuencia aparecieron en Mérida y que durante bastante tiempo hicieron creer en la posibilidad de que existieran talleres cerámicos de estos alfareros en Emérita (vid. Figuras de la 1 a la 3). El análisis conjunto de ambos hallazgos proporciona datos interesantes. En 1978, T. Garabito publica su trabajo sobre los alfares riojanos localizando a Lapillius y a V. Paternus en Tricio[13]. Al no contar con conocimientos suficientes de los talleres y artesanos los especialistas habían basado sus hipótesis en un análisis cuantitativo. Por tanto, partimos del hecho demostrado y admitido de que la casi totalidad de T.S.H, encontrada en Mérida procede de Tritium Tiagallum, más concretamente del taller de Bezares. Sin embargo, la extensión geográfica y numérica de estos productos en Lusitania fue lo que indujo a Mayet a localizarlos en la capital[14]. Sus productos se centran en Emérita, donde destacan con una cantidad altamente significativa. La distribución continúa siendo densa en la parte occidental de Lusitania, especialmente en Conímbriga. Además contamos con hallazgos en la Bética y norte de África. Pero puesto que los talleres de Lapillius y V. Paternus se encontraban en Tritium, la extensa difusión de sus productos sólo puede explicarse de una manera: dichos alfares debieron tener un alto grado de industrialización y despliegue comercial. Los centros de producción riojanos se convirtieron en grandes talleres con exportaciones a gran escala y con una red de distribución organizada que originó un tráfico comercial. Los “negotiatores” se encargarían de la colocación de la producción, tal vez testimoniados en las inscripciones de tricienses halladas en Mérida[15]. En su último trabajo Mayet[16] apunta la posibilidad de que la capital lusitana podría haber jugado el papel de centro de redistribución en el comercio de la sigillata del valle del Ebro como explicación a los frecuentes hallazgos en esta provincia. Pienso que se puede establecer una relación, y no considerar pura coincidencia, entre los hallazgos monetarios y las zonas de expansión de la cerámica riojana: la presencia de monedas emeritenses en lugares como Logroño, Uxama, Arcóbriga y provincia de Huesca pueden relacionarse con los contactos comerciales entre Emérita y los alfares tricienses. Esas monedas no deben ser contempladas como pago de mercancías sino como un indicativo de las relaciones entre ambas áreas.

DOCUMENTACIÓN GRÁFICA

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NOTAS:

[1] ARIAS, I. A.: «Materiales epigráficos para el estudio de los desplazamientos y viajes de los españoles en la España romana», en: C.H.E. núm. 12, Buenos Aires, 1949, pp. 5-50; Ídem, «Materiales numismáticos para…», en: C.H.E. núm. 18, Buenos Aires, 1952, pp. 22-49; Ídem: “desplazamientos y contactos de los españoles en la España romana», en: C.H.E. núms. 21-22, 1954, pp. 16-69; Ídem: «Factores de unión entre los antiguos hispanos», en: C.H.E. núm. 27, 1957, pp. 6798.

[2] ARIAS, I. A.: «Materiales numismáticos para…», art. cit., p, 24; MATEU LLOPIS, F.: «Hallazgos monetarios», en: Ampurias, núm. 262, pp. 9 y10.

[3] GIL FARRES, O.: «La ceca de la colonia Augusta Emérita», en: A.E.A. núm 64, 1946, p. 211.

[4] CRAWFORD, M. H.: «Money and exchange in R. W,» en: J.R.S., 1970, p. 42; GARCIA-BELLIDO, M. P.: “Las monedas de Cástulo con escritura indígena”. Barcelona, 1982, p. 138.

[5] GRIERSON, P., «The Interpretation of Coin Finds (I)», en: N.C., 1965, p. 5.

[6] Ídem: «The Interpretation of Coin Finds (II)», en: N.C., 1966, pp. 8-11; CRÁWFORD, M. H.: «Coin hoards and pattern of violence in the late republic», en:P.B.S.R. núm. 76, 1969, pp. 76-81; Ídem: «Trade and movement of coinage across the Adriatic in the Hellenistic period», en: Essays to Sutherland. London, 1978, p. 1 ss.; Ídem: “Coinage and Money under the Roman Republic”. London, 1985, pp. 84-96.

[7] GARCIA Y BELLIDO, A.: «Las colonias romanas de Hispania», en: A.B.D.E., 1959, pp. 447-511; CARO BAROJA, J., «Sobre la fecha de fundación de Caesaraugusta», en: B.R.A.H., 1971, pp. 620-629; BELTRÁN, A.: «Caesaraugusta», en: Simmposium de Ciudades Augústeas, Zaragoza, 1976, t. I, pp. 224-226; Ídem: “De Arqueología Aragonesa I”. Zaragoza, 1978, p. 236 ss.; ARCE, J.: “Caesaraugusta, ciudad romana”. Zaragoza, 1978, p. 28 y ss.

[8] ESTRESTRABON, 3, 3, 7.

[9] PETRIKOVITS, H.: “Die Romischen Streitkrafte am Niederrhein”. Dusseldorf, 1967, p. 44.; DOMERGUE, C.: “Les explotations aurifers du Nord-Ouest de la P. Iberique sous 1’occupation romaine», en: La minería hispana e iberoamericana. León, 1970, p. 272; ROLDÁN HERVÁS, J. M.: “Hispania y el Ejército romano”. Salamanca, 1974, p. 187.

[10] VILLARONGA, L., «Emisión monetaria con escudo atribuible a P. Carisio y a la zona norte de Hispania», en: C.A.N. núm. 11, 1970, pp. 591 ss.

[11] ROLDÁN HERVÁS, J. M.: “Hispania y el Ejército romano”. Salamanca, 1974, p. 244.

[12] CIL II, 2631; AEp, 1928, 179, Cat. Mon. Zam., 50; AEp. 1928, p. 180, Cat. Mon. Zam. P. 51; AEp. 1904, 160, Cat. Mon. León, p. 18.

[13] GARABITO GOMEZ, T.: “Los alfares romanos riojanos. Producción y Comercialización”. Madrid, 1978.

[14] MEYET, F.: «A propos de deux potiers de Mérida: Valerius Paternus et Lapillius», en: Melanges C. Velázquez núm.6, París 1970, pp. 1-37.

[15] ILER, 6398; GARCIA IGLESIAS, L.: «Epigrafía romana en Mérida», en: Augusta Emérita. Actas Bimilenario. Madrid, 1976, p. 70.

[16] MAYET, F.: “Les Ceramiques Sigillees Hispaniques”. París, 1984, p. 232.

Oct 011986
 

Manuel Vivas.

Es bien cierto y de reconocida importancia el hecho del descubrimiento de América patrocinado por España; quizá parezca incluso nimiedad subrayarlo a estas alturas cuando el mundo entero inicia esa suerte de novenario que acabará en la conmemoración del V Centenario de aquella efeméride.

No obstante de esa importancia es aun mayor para nosotros la de otro fenómeno en el que España y concretamente Extremadura son verdaderos sujetos protagonistas: la invención de América.

Mucho se habla de “América descubierta” sin reparar en esto que, aquí y ahora, nos gustaría subrayar: “América inventada”.

Dicho lo que precede nos encontramos en condiciones de enunciar la tesis de esta ponencia: es fundamental para entender Iberoamérica y su historia tener en cuenta que más que un descubrimiento es una invención patrocinada por España y Extremadura en gran parte. También es fundamental esto para establecer una comprensión de Extremadura, de su pasado y su presente. Deberemos tener en cuenta la intrahistoria de ambos espacios históricos para formular la pregunta por su identidad y autenticidad actuales.

A continuación desarrollamos esta tesis.

Ante todo es necesario explicar el sentido del término invención; de él queremos despejar el sentido peyorativo e idealista. Con ese vocablo no designamos ningún idealismo histórico, sino, antes bien, nos introducimos en una de las realidades radicales de la historia. Y ésta por dos motivos que brevemente apuntamos:

  1. Porque “invención” tiene su raíz en la “vida” del pueblo, en su intrahistoria. Un pueblo vivo, con vida, tiene su intrahistoria.
  2. En segundo lugar y consecuencia de lo anterior, la invención engloba el fenómeno de singular importancia hoy en día denominado inculturación y que desde el Renacimiento, cuna de la razón histórico-política, hasta nuestros días ha sido punto obligado de análisis. Recordemos a este respecto las penetrantes introspecciones de nuestros intelectuales de este siglo, mucho de los cuales, además, tuvieron que viajar a Latinoamérica y demás continentes.

No obstante, el sentido de invención no es totalmente idéntico al de inculturación; como todos ustedes saben hay inculturación cuando dos o más culturas entran en contacto de un modo u otro. No toda inculturación es, empero, al final, invención; con este término denotamos un resultado procesal, es decir, se instaura un proceso desde el final de la inculturación. O, dicho con otras palabras que creemos más precisas, se inaugura un destino, un tiempo en el que hay tiempo.

Cuando, por tanto, hablamos de América inventada designamos la realidad de una cultura, que de un modo u otro entró en contacto con otro modo de entender la vida -otra cultura, la occidental- creándose así una determinada intrahistoria -la vida de Latinoamérica y su gente- destinada con el paso del tiempo a florecer en una personal historia con sentido y personalidad propias.

Pero todo esto, que hemos dicho necesita unas aclaraciones. La intrahistoria designa, como todos ustedes saben, la vida, con mayúsculas, de un pueblo con su gente, sus costumbres, como muy bien dice nuestro Chamizo “con sus sentires y quereres”. De esta intrahistoria surge la proyección universal de ese pueblo, su inscripción en el devenir del mundo; en una palabra, su historia.

Iberoamérica es aun tierra joven; quinientos años desde su descubrimiento son aun pocos. No ignoramos su historia precolombina y menos aun su valor; pero tenemos que admitir, en aras del realismo histórico, el hiato que supuso la conquista y posterior colonización. Así lo han visto pensadores de aquella tierra como el mexicano Vasconcelos. Recordemos por un momento su libro titulado “La raza cósmica”. Latinoamérica tiene una vocación universal que le viene dada, según el filósofo, por la nueva raza -el mestizaje- forjada en aquella tierra. Pero esto es muy problemático. La intrahistoria exige la identidad, la originalidad de un pueblo; otra obra del mismo Vasconcelos, su “Tratado de Metafísica” expone el pensamiento de la más pura ortodoxia tomista. ¿Cómo pues, desarrollar esa identidad iberoamericana desde caracteres profundos del pensar que vienen dados desde el Occidente europeo? ¿Dónde está y cómo florecerá esa personal y original historia de Latinoamérica, qué debe surgir de esa vida autóctona que ya se da y que aquí, sin pretender agotar la riqueza del término, estamos denominando intrahistoria? ¿Cómo surgirá esa historia que forjará la identidad de un pueblo, que en cuanto historia le otorgará un destino histórico, es decir un tiempo en el que hay tiempo histórico?

Podemos pensar esto que decimos a niveles incluso fáctico-políticos: ¿es compatible la identidad Latinoamericana con una configuración sociopolítica en un sistema típicamente griego y occidental como es la democracia? Huelga decir que esta pregunta no supone ninguna forma de implícita legitimación de las dictaduras en A. Latina existentes.

Con todo esto podemos formular la cuestión de la identidad de Latinoamérica. ¿Dónde encuentra aquella región su identidad y como la desarrolla?

En un momento de la ponencia hemos señalado el poco tiempo trascurrido entre el descubrimiento y nuestros días. Latinoamérica necesita aun tiempo; todavía está configurándose. Su historia espera a su determinación propia. No obstante tiene una identidad determinada, propia, que asegura el reconocimiento universal de aquella tierra: su búsqueda de identidad, su lucha en su autodeterminación personal, muchas veces ensangrentada por diversos motivos, como por ejemplo la ambición de poder de determinadas áreas de nuestra tierra. España debiera fomentar la propia determinación de aquel pueblo, que lucha por conseguir su historia, es decir, su libertad.

Pero, ¿que dice todo esto respecto de Extremadura?

Señalábamos al principio que Extremadura con el resto de España había patrocinado la invención de América de la que hemos venido hablando. Podemos hacer ahora una comparación con la situación extremeña. Extremadura es vieja. Tanto como el resto del continente en el que se asienta. Los romanos, tanto en Emérita Augusta como en Turgalium nos dejaron su testimonio.

Cabe sin embargo una pregunta: ¿Dónde está la historia de Extremadura? ¿Sobre qué se alza el sentido de su historia y de su pasado colonizador?

Parece que la pregunta contradice todo lo que llevamos dicho. Solo Extremadura patrocinó la invención de América parece que debiéramos pensar a Extremadura plena de sentido. Sin embargo no es tan sencillo el problema por lo que nos vemos obligados a llevar la cuestión a la intrahistoria. Extremadura forja la vida de los extremeños; en ella se da la vida propia de toda intrahistoria. ¿Pero a dónde conduce esa vida? Quiero leer un texto amargo pero sincero -no digo verdadero- de don Miguel de Unamuno; la cita está tomada de su famosa y seguramente por todos ustedes leída obra “Por tierras de Portugal y España”. Dice así:

“emprendimos el retorno dejando allí, entre dehesas, entregado a la modorra y al juego a este hermoso pueblo de Trujillo, digno de tener otra alma.

¿Cambiará esta hermosa tierra extremeña y sabrán sus hijos sacudirse el paludismo espiritual, cien veces más dañino que el del cuerpo, esa ciega y loca y embrutecedora pasión del juego y elevarse a otro nivel de la vida?, ¿Alboreará al fin en esos espléndidos campos la verdadera civilización que avanza sin cesar en casi todo el resto de España?”.

Hasta aquí las palabras de Unamuno.

A Extremadura hay que pensarla, hay que vivirla para otorgarle su vocación personal y universal, para otorgarle su historia.

Es posible la decepción de Unamuno; el vio el decaimiento de una tierra tal y como la vemos hoy nosotros. Extremadura necesita un destino que sólo los que en ella nacen y mueren pueden otorgarle.

Según Pedro Laín Entralgo “la vida humana es siempre vida histórica” porque “a su lado la vida en la intrahistoria es también vida histórica, porque el mundanal ruido de la historia llega siempre a la aldea más aldea, y porque poto de antiguos hábitos históricos son, los que perduran en el presunto existir intrahistórico del campesino más campesino”[1]. Tiene evidentemente razón el director de la Real Academia cuando dice que la intrahistoria es de algún modo historia, si por esta última entendemos acontecer. Pero no vamos a discutir un problema que nos llevaría a sutiles consideraciones filosóficas.

Sí queremos subrayar, en cambio, que según Laín Entralgo, Extremadura y Latinoamérica desarrollarían su vida sin más, siendo ésta histórica. Pero esto conllevaría a la larga el concienciar una historia sin destino, es decir, la historia se limitaría a ser un cúmulo de hechos, algo meramente puntual.

Latinoamérica, aun sin historia, pero en una búsqueda de destino que ya lo es y que, por lo tanto, goza de su propia personalidad. Extremadura, una tierra con historia puntual, sobre la que pesa la pregunta de su destino. ¿Se forjan su destino propio los extremeños? Es doloroso decir que no, pero no se puede responder afirmativamente. El modo de sacudirse ese “paludismo espiritual” que tan drásticamente señalaba Unamuno y que a todo extremeño enfada en un primer momento es conferir a Extremadura un destino. ¿Cómo?

Si bien y ya con esta reflexión termino que éstos son unos coloquios históricos; en ellos se hace historia de Extremadura. Pero ¿qué significa hacer historia de Extremadura? Esta pregunta y aquella inmediatamente anterior que formulábamos -¿cómo conferir destino?- son la misma cuestión. Hacer Historia de Extremadura es hacer la Extremadura histórica, es conferir un destino a esta tierra no sólo de agua sedienta. Hacer historia no es sólo saber archivística, no es la memorización de datos sino sobre todo concepción de sentido, porque historia es siempre y sobre todo historia del sentido. Hacer historia de Extremadura significa crear en Extremadura un tiempo histórico, significa en definitiva inventar Extremadura. Mientras no tengamos un destino seremos espiritualmente palúdicos. Hagamos la historia de Extremadura, es decir, hagamos la historia para Extremadura. Configuremos nuestro destino propio y universal, salgamos de este conformismo que jóvenes de Trujillo señalan como característica peculiar de nuestra tierra y de su gente. Inventemos pues, nuestro entorno y nuestra historia. Seremos entonces extremeños.


NOTAS:

[1] LAÍN ENTRALGO, Pedro: “La adhesión del señor Cayo”, en: diario El País, 6 de septiembre de 1986.

Oct 011986
 

Antolín Abad Pérez.

«FRANCISCO DE SANDE. OIDOR DE MÉJICO Y CAPITÁN GENERAL DE FILIPINAS»

Los últimos años las figuras extremeñas, eclesiásticas y seculares, que llevaron su talante y personalidad por el mundo hispánico, van siendo estudiadas con amor; las figuras que hoy ya nos son bien conocidas debido a modernos estudios, son el Arzobispo Camacho y Ávila -Guadalajara de Méjico y Manila (1695-1712)- y el Capitán general de Filipinas, Francisco José de Ovando y Solís. Marqués de Ovando (1750-1754). Pero nos quedan otras de no menor talla y dignas de estudio; de ellas quiero destacar a Francisco de Sande, que de Oidor de Méjico pasó a gobernar las Filipinas como Capitán General en 1575. Es el tercer Capitán General del Archipiélago y el primero que debe enfrentarse ya con el propósito de darle carácter unitario al gobierno del Extremo Oriente español. Con su sentido del derecho, con su bien hacer y con su actividad incansable sentará los jalones para crear una República en aquellas partes, avanzadilla heroica de la acción española. Cuando tras casi cinco años de gobierno deje Manila, habrá dado a la Ciudad Ordenanzas de buen regimiento, habrá puesto orden en lo económico-social con el examen y fijación de las Encomiendas y, además, en España contará el Gobierno de su Majestad con una relación precisa de aquellas tierras, número de Islas, razas y pueblos, que las habitan españoles que mantienen y aseguran su presencia allá, sacerdotes y religiosos que están dedicados a la evangelización, productos y base de su subsistencia y todo ello enmarcado en el aquel lejano mundo, que espera el mensaje cristiano para su transformación espiritual. Luego será la Audiencia y Gobierno de Yucatán, de donde hará tránsito al Nuevo Reino de Granada y donde cerrará sus ojos a esta vida física a fin de 1602. Vida plena de servicios al Rey y la Patria. Ese fue Francisco de Sande.

ARROYO MATEOS, Juan Francisco.
«CORIA, DIÓCESIS DE MUCHOS SANTOS QUE ENTRONCA CON LOS APOSTÓLES »

Veníase creyendo que el Episcopologio de la Diócesis de Coria-Cáceres comenzaba hacia el año 590, que es por cuando hubo un obispo llamado Jaquinto o Jacinto; pero que el autor de este trabajo de investigación demuestra, fundándose en la obra de un muy erudito historiador benedictino del siglo XVII, que hubo obispos en Coria desde los tiempos apostólicos, dando a conocer sus nombres, siendo el primero de todos San Pío mártir, al que tras un pontificado de unos veinte años, sucedió otro procedente de Galicia que fue San Evasio, también mártir. Se trata, pues, de un escrito muy interesante, porque da pistas para elaborar más extensos escritos también muy en particular respecto a poderse confeccionar una lista más completa de Santos y Santas extremeñas completamente relegados al olvido, pero que sólo esta aportación histórica se ofrecen los nombres de más de quince; concluyéndose con un Apéndice, que da cuenta de otra persona fallecida en Cáceres, que si bien se examinan algunos pormenores de su vida y muerte, posiblemente es una dama digna del oportuno honor de los altares.

ARROYO MATEOS, Juan Francisco
«CCCI ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE FRANCISCO DE PANIAGUA»

Si por los frutos se conoce el árbol, muy pocos extremeños han hecho y siguen haciendo tanto bien en Extremadura, pero sobre todo en Cáceres y su comarca, como Francisco de Paniagua, que es el que, trayendo una Imagencita de la Virgen, que empezó a recibir veneración en la Montaña cacereña, motivó todo lo que después ha venido siendo en ubérrimos frutos espirituales el Santuario de Nuestra Señora de la Montaña. Pues bien, el escrito a que nos referimos alude a este santo anacoreta extremeño, haciendo caer en la cuenta de algo que casi nadie recordaba, como es lo de demostrar que ya estamos en pleno trescientos cincuenta aniversario de su muerte.

AVIS GONZÁLEZ, Montserrat
MURILLO ROMERO, J. Francisco
PÉREZ ZUBIZARRETA S., María Teresa

«SANTA MARÍA LA MAYOR: HISTORIA Y ARTE»

Una de las numerosas joyas que guarda en su haber TRUJILLO, y que merece de especial mención es la singular Iglesia de Santa María la Mayor, según D. Juan Tena «relicario venerado de las glorias de Trujillo y osario de linajes legendarios».

La Iglesia es un complejo artístico de manifestaciones tanto arquitectónicas, como escultóricas y pictóricas.

En este trabajo se quiere dar una visión de todo el templo por lo que los puntos a tratar no son profundizados como seria nuestro deseo. Se podría decir que son pinceladas de distintos pigmentos que siguen una progresión y orden para que al final resulte una obra satisfactoria.

Desde el punto de vista artístico, lo mejor del Templo es el estupendo retablo de su altar mayor, obra del pintor Fernando Gallego, de escuela flamenca, que a pesar de los siglos conserva intactas sus magníficas tablas gracias a las sucesivas restauraciones llevadas a efecto.

La yuxtaposición de estilos es otra de las virtudes que encierra, el románico en los capiteles, el gótico en los ventanales, y el plateresco en el bien labrado coro que dio cobijo a los Reyes Católicos, Isabel y Fernando. Su origen como mezquita fue recortado para servir a la causa cristiana que perdura hasta nuestros días.

En conclusión, toda esta mezcla de hechos refleja una raza, una ciudad como TRUJILLO.

BLAZQUEZ CERRATO, Cruces
«CONTACTOS DE EMÉRITA AUGUSTA CON OTRAS CIUDADES HISPANAS DURANTE EL SIGLO I d.C.»

Hasta hace poco tiempo se creyó que Lusitania había permanecido en un relativo aislamiento con respecto a las otras dos provincias hispanas. Sin embargo, el análisis de las monedas acuñadas en Emérita Augusta permite proporcionar, conjuntamente con los datos epigráficos y los hallazgos de cerámica, un nuevo panorama de los contactos entre el territorio lusitano, y más concretamente su capital, con el resto de la Península. De la observación de todos estos datos se pueden extraer interesantes conclusiones: en primer lugar, la relación mantenida por Emérita con la zona minera leonesa que constituyó en principio para los Romanos la razón fundamental de la conquista de la región Noroeste. Una segunda conclusión es la posibilidad de que el centro administrativo, político y religioso de Lusitania, hubiera jugado además el papel de centro redistribuidor en la mitad sur peninsular y norte de África de la cerámica fabricada en Tritium Magallum. Pero sobre todo es fundamental la ruptura de la antigua concepción del aislamiento y la observación de que los desplazamientos y contactos de lusitanos con el resto de la población hispana fueron frecuentes y se produjeron por motivos tanto económicos como políticos y militares.

BRAVO BRAVO, Fernando
«AZIA LA ORTOGRAFÍA FONETIQA»

Se expone brevemente una consideración histórica sobre los lingüistas extremeños y los reformadores de la escritura. También se expone la actualidad de la ortografía académica, y se pasa a propugnar el establecimiento de un nuevo alfabeto o «abedario», con cinco vocales: A,E,I,O,U, siempre sonoras, únicas, unívocas e inequívocas; y diecinueve consonantes, todas sonoras tal y como el sonido correspondiente se indica entre paréntesis: B (be), D (de), F (efe), G (guc), J (jota), L (ele), Ll (elle), M (eme), N (ene), Ñ (eñe), P (pe), Q (cu), R (ere), Rr (erre), S (ese), T (te), X (che), Y (ye), Z (ceta o ceda).
Todas deben expresarse con un signo, por eso pretende que las letras Ll y Rr se escriban con el solo grafismo de L o de R, pero con una tilde o vírgula al modo de la Ñ, para conseguir la unigrafía.

Se suprimen las letras C, Ch, H, K, V, W.

Se introducen las siguiente modificaciones: la G suena siempre «guc»; la M desaparece con su sonido de «n»; la R suena como «ere»; la Rr suena como «erre»; la Y se pronuncia como «ye» y pierde el sonido vocal de «i»; y se introduce la innovación de dar a la X el sonido de «che», buscando la simplificación de la unigrafía y porque tal era el sonido en griego latinizado.

Hay otras reglas, todas tendentes a que beneficien al hombre inculto y no perjudiquen al ilustrado.

CABELLO CAJA, Rafí
CALERO CARRETERO, José Ángel
CARMONA BARRERO, Juan Diego
DOMÍNGUEZ OJEDA, Francisco Javier
LORENZO DONOSO, Pedro Pablo
MÁRQUEZ GABARDINO, Antonia
MESA GARCÍA, José Antonio
MOLINA DORADO, Arturo
RUIZ PARDO, Rafael
SALGUERO FERNANDEZ, Antonio

«TERCERA CAMPAÑA DE EXCAVACIONES EN ALANGE (BADAJOZ). JULIO, AGOSTO, SEPTIEMBRE DE 1986»

La tercera campaña de excavaciones de urgencia en la zona que será cubierta por el casi ya finalizado pantano de Alange se ha centrado en los sondeos del sector XI («El Borril»), en la margen izquierda del río Matachel, donde ya habíamos señalado una importante concentración de materiales en superficie de época romana. En el área a excavar se veían abundantes fragmentos de tégulas, sigillatas, dolias y cerámicas comunes.

Como consecuencia de los trabajos de excavación hemos podido determinar la existencia de una serie de estructuras domésticas y parte de una necrópolis. Desgraciadamente, el empleo de aperos agrícolas mecánicos en los últimos años casi han arrasado el yacimiento por lo que lo conservado se halla a nivel de cimentación y la estratigrafía se presenta revuelta.

Las estructuras domésticas, dispuestas con una orientación Noroeste-sureste, se componen de tres grandes edificios anejos de fábrica de piedra y barro en la que no faltan elementos reutilizados. Su funcionalidad en el momento actual de nuestras investigaciones es algo impreciso aunque los hallazgos materiales, una gran dolía por ejemplo, nos permiten apuntar una dedicación agrícola o de servicios que, con seguridad, estaba en pleno rendimiento en el s. IV d.C.

Junto a las estructuras domésticas hemos excavado 10 tumbas de incineración con un rico y abundante ajuar en el que destacan un buen número de piezas de vidrio, desgraciadamente muy deterioradas, platos y cuencos de t.a.h., lucernas de disco decoradas y boles, con o sin asa, de paredes finas. Estos materiales nos permiten fechar este conjunto de enterramientos, al que se asocia una edificación con pavimento de opus signinum, en los primeros años del s. II d.C.

CALERO CARRETERO, José Ángel
DOMÍNGUEZ OJEDA, Francisco Javier
MARTÍNEZ GARCÍA, Francisco
MOLINA DORADO, Arturo

«EL PLAN DEL SUDOESTE: RESTOS PALEOCRISTIANOS EN LA ERMITA DE LA VIRGEN DEL VALLE. VALVERDE DE BURGUILLOS (Badajoz)»

En septiembre-octubre de 1985 excavamos en régimen de urgencia un conjunto de enterramientos en el atrio de la emita de la Virgen del Valle de Valverde de Burguillos. El rito funerario es homogéneo: se practicó una fosa de más o menos profundidad y longitud en la roca donde se depositó el cuerpo en posición de decúbito supino con los brazos extendidos o doblados a la altura del pecho y sin ajuar. Las tumbas, en algunos casos reutilizadas, se cubrieron con tégulas, lajas de pizarra y en un caso con elementos arquitectónicos de mármol y granito de una villa cercana a la necrópolis. Por el rito y la disposición de los enterramientos, pensamos que la cronología de la necrópolis no debe ser anterior al a. IV d.C., con paralelos muy claros en Granada (Valderrubio y Marugán), Almería (Rodalquilar), Jaén (Lopera) y Tarragona entre otros.

Junto a la necrópolis, la excavación nos permitió sacar a la luz una pequeña parte de un edificio que se encuentra soterrado bajo la actual ermita construida en varias etapas pero, al parecer de los estudiosos, no antes del s. XVI. E1 muro visible del edificio en cuestión tiene 1 m. de anchura y presenta una fábrica de cal y piedras. Pese a su arrasamiento nos permite plantear la hipótesis de la existencia, en relación con la villa, de un edificio religioso en el que sólo hemos podido estudiar la piscina bautismal. La planta de la pila es rectangular, de fábrica de opus latericium posiblemente recubierta de mármoles. Su penoso estado de conservación no nos permite fijar con seguridad sus dimensiones; suponemos que su longitud superaría los 1,20 m., su anchura los 0,60 m. y su profundidad los 0,50 m. Como paralelos más claros podemos citar las piscinas de Tarragona, «La Cocosa» (Badajoz), San Pedro de Mérida e Idanha-aVelha fechadas a partir del s. IV d.C.

CARRASCO MONTERO, Gregorio
«MINIRRUTA TURÍSTICA FORMADA POR LAS ERMITAS DE BROZAS»

Detalles artísticos. Popularidad de las menos artísticas. Devociones. Posible influencia en alguna de ellas del célebre gramático Antonio de Nebrija.

CARRASCO MONTERO, Gregorio
«TRANSFORMACIÓN DE LOS NOMBRES DURANTE UN SIGLO EN LOS LIBROS PARROQUIALES DE BROZAS»

Abandono de nombres de santos de gran categoría por santidad e historia e irrupción de nombres que a veces nada tienen que ver con la costumbre milenaria de imponer nombres del santoral.

CASAS HERNÁNDEZ, José
«EL VALOR PATRIMONIAL DE LA ARQUITECTURA HISTÓRICA Y SU REFERENCIA FISCAL»

CIRIA UBICO, M.ª del Carmen
«TODO SEA POR EXTREMADURA, TODO POR ARAGÓN, TODO POR ESPAÑA»

DE LA CRUZ MORENO, Juan Antonio
MARTÍNEZ BARQUILLA, Manuel
CASTRO SERVAN, Tomás

«RELACIÓN DE NOMBRES TRADICIONALES EN EL ARGOT DE LOS CAZADORES, DE FUENTES, CANCHOS, VIVALES, CUEVAS Y CALLEJAS DEL BERROCAL DE TRUJILLO COMPRENDIDO ENTRE LA CARRETERA DE GUADALUPE Y EL CAMINO DE SANTA ANA. (PRIMERA PARTE)»

CHICO DE LA LLAVE, Cristina
«CARTA DE PRIVILEGIO SOBRE EL MERCADO FRANCO DE LOS JUEVES EN TRUJILLO»

Privilegio Real del Mercado Franco cada semana que S.M. Enrique IV hizo merced a la Noble y muy Leal ciudad de TRUJILLO, por muy grande lealtad y señalados servicios que hizo en tiempos de las comunidades pasadas, y la cual dicha merced ganó Martín D-Olmos a suplicación de la dicha ciudad en el año de mil quinientos veinte e cuatro.

DOMÍNGUEZ MORENO, José María
«EL TORO DE SAN MARCOS» EN EXTREMADURA. NUEVAS APORTACIONES PARA SU ESTUDIO»

La supresión por el rey Fernando VI, en 1753, del llamado «toro de San Marcos» supuso un golpe mortal para el festejo sorprendente que se desarrollaba sobre todo en las dos provincias extremeñas y en tierras castellano-leonesas. Los documentos expuestos a lo largo de este trabajo, en parte inéditos, nos permiten conocer cómo en algunos lugares el «toro de San Marcos» siguió celebrándose hasta el presente siglo. Igualmente un estudio pormenorizado de tales documentos, así como la utilización de otras fuentes, nos obliga a alejarnos del etnocentrismo de los que sólo ven la celebración del toro en contados puntos de la geografía extremeña, al tiempo que nos presenta una amplia lista de lugares en los que la costumbre sacropaganizante se llevaba a cabo y las peculiaridades del ritual.

ENCINAS CERRILLO, Francisco
«DECLARACIÓN MONUMENTAL DE TRUJILLO»

En 1960 tengo noticias de que el Ayuntamiento de Trujillo tenía tramitado un expediente de declaración de «Conjunto Histórico y Monumental» en favor de la ciudad.
El B.O.E. de 14 de febrero de 1961 publica anuncio de obras en la Casa de los Calderón, en Trujillo, «Ciudad Monumental». Dato que considero es la resolución del expediente, lo que me anima a enviar un escrito a «La Opinión», de Trujillo, publicado el 6 de abril de 1961, que titulo «TRUJILLO, CIUDAD MONUMENTAL», con mi satisfacción por tan feliz hecho.

Enterada y sorprendida la Corporación Municipal con mi escrito, investigó la noticia, llegando a la conclusión de que el expediente no había sido resuelto, teniendo que iniciar otro.

Es cuanto se recoge en este trabajo, que finaliza con la inclusión del Decreto 2223/1962, de 5 de septiembre (B.O.E. 7-9-1962), por el que se declara «ciudad monumental histórico artística el conjunto urbano de la ciudad de Trujillo».

FERNANDEZ SERRANO, Francisco
«DOCUMENTOS TARDÍOS DE «LA CAMPANA DE ALBALAT»»

El siglo XIX arrumbó las viejas divisiones administrativas de Extremadura y de su antigua provincia se formaron las actuales de Badajoz y Cáceres. También se fueron a pique los señoríos particulares, los abadengos, los estados y partidos anteriores.

Con la división de las dos provincias, el aumento de los municipios y la creación de los partidos judiciales, tanto en lo administrativo como en lo puramente documental, desaparecía, entre otros, el antiguo estado de la «Campana de Albalat».

Partiendo de la documentación parroquial de Romangordo se estudia cómo esta forma de división administrativa se mantiene viva a finales del siglo XIX en documentación utilizada por clérigos placentinos, acaso como recuerdo, acaso como evocación de la antigua «Campana de Albalat».

FERNANDO SERRANO, Francisco
«UNA OBRA DE LA BIBLIOTECA MUNICIPAL DE TRUJILLO»

Con motivo de la inauguración de la biblioteca municipal de Trujillo en este año de 1986, es conveniente hacer el comentario de una obra existente en la misma.
De entre los fondos de esta incipiente institución, merece la pena destacarse la obra denominada «HOJA PARROQUIAL», que, partiendo de Huertas de Animas y bajo el auspicio de su párroco D. Ambrosio Tejado Alonso, completó el número de 100 ejemplares.

Su interés viene dado además de por su rareza, por que en ella se trata y define la forma de vida y costumbres de Huertas de Animas, e incluso su historia desde 1924 a 1935, fecha en la que desaparece.

GARCIA-MURGA ALCÁNTARA, Juan
«NOTICIAS DE LAS ANTIGÜEDADES ROMANAS EMERITENSES A TRAVÉS DE ALGUNOS RELATOS Y LIBROS DE VIAJEROS DE LOS SIGLOS XVI A XIX»

Los relatos de viajeros constituyen una inestimable fuente de valoraciones artísticas en todas las épocas históricas, especialmente cuando las gentes se movían con menos frecuencia de sus lugares de origen. Los viajeros actuaban como portadores de ideas o noticias renovadoras; los relatos, acompañados con frecuencia de grabados, nos permiten así conocer las obras de arte desde un punto de vista evolutivo, en diferentes etapas de su traslado en el tiempo, hasta nuestros días.

Los libros de viajes son, pues, útiles, para conocer el estado de los monumentos en el pasado, sobre todo cuando, por diversas vicisitudes, pueden haberse perdido los documentos formales sobre ellos; en cuanto al lenguaje empleado, los autores de los relatos utilizan el propio de su tiempo. Por ejemplo, hasta el s. XVIII la palabra «ruina» tiene un sentido de algo perdido para siempre, en el siglo XIX se le aplica un sentido sacro-solemne… En el caso de los monumentos romanos de Mérida, el origen del significado de los términos empleados al describirlos debe mucho a los escritores-viajeros a los que nos referimos.

Desde la visión crítica de los cultos renacentistas, hasta las exageraciones literarias del barroco del s. XVII, pasando por el practicismo del neoclásico siglo XVIII o el realismo del XIX, entre todos, se puede fijar la zona de actuaciones arqueológicas, oculta en nuestros días por construcciones de momentos en los que no se ha dado puntualmente mucha importancia al hecho histórico-arqueológico. Los viajeros, al actuar como transmisores de información, han contribuido a la formación de un verdadero cuerpo conceptual-documental que va llenando de sentido la contemplación de los monumentos romanos emeritenses y aún a ésos mismos.

GUTIÉRREZ MACIAS, Valeriano
«JOSÉ SOLANO BOTE Y DÍAZ: UN MARINO GLORIOSO EN EL SECARRAL EXTREMEÑO»

En la villa de Zorita, perteneciente al secarral cacereño, vino al mundo en 1726 el marino José Solano Bote y Díaz. Falleció en Madrid en 1806.
Este marino. Capitán General de la Armada, acompañó a Jorge Juan en su viaje de estudios por Europa, intervino activa y heroicamente en la conquista de la Florida y Toma de Pensacola. Fue enaltecido por el Rey Carlos IV con el título de Marqués del Socorro. Hay que destacar que tuvo una brillante actuación en las luchas contra Inglaterra, consiguió burlar en más de una ocasión al Almirante Rondsay.

Además de los trabajos de colaboración científica que tanto distinguieron su personalidad, Solano Bote dejó para la posterioridad sus memorias. A pesar del interés que encierra, todavía -y lamentablemente- no han visto la luz pública. Se hallan en la actualidad y según los informes que recibimos de un estudio del Marqués del Socorro, en el Palacio del Marqués de Monsalud, en la ciudad de Almendralejo, la populosa Capital de los Barros, patria chica de José de Espronceda (1808-1840), poeta tan romántico como aventurero y Carolina Coronado (1823-1911), bella flor del romanticismo, animadora de la vida social y autora de una obra de creación lírica y otras figuras ilustres como el mariscal de campo y escritor Luis Fernández Golfín.

MARTÍNEZ DÍAS, Tomás E
«TRUJILLO: LOS PIZARRO Y LOS DEMÁS…»

Conquistadores. Colonizadores. Dioses. ¡Se ha hablado tanto de ellos, que ya no podemos precisar cual es la calificación justa! Me atrevería a decir que, de todo un poco, había en ellos y sobre todo seres humanos. Hombres como usted y como yo. Pero hombres que se libraron de la pereza y la indolencia y marcharon en pos de lo desconocido. ¿Fueron por ambición, por codicia, por romanticismo y afán de aventura? Me permiten que insinúe, aquí y ahora, que por un poco de todo, pero al igual que el parto «libera a la madre de su criatura», así Extremadura, toda, se vio un día «parturienta y vacía» de su más auténtica riqueza: sus hombres…

MENA MAIQUES, María
«FERNANDO GALLEGO, EL RETABLO DE SANTA MARÍA LA MAYOR DE TRUJILLO O EL MISTICISMO DE LO COTIDIANO»

Conocer una época, a través de la pintura, se hace realidad en el estudio del retablo de Fernando Gallego, de la iglesia de Santa María la Mayor, de Trujillo.
No se trata de describir, únicamente, las técnicas, influencias, características pictóricas, etc… Se quiere hacer un estudio sencillo y ameno, sin que ello suponga una falta de rigor.

Acercarnos a la imagen cortesana, pero austera y simple, de la Virgen María, para reconstruir un mundo singular: el ambiente noble de la Extremadura que empezaba a recibir las riquezas del Nuevo Mundo. Acercarnos a los problemas que todo ello supuso, y comprender la personalidad de un pintor sumamente original e inclasificable: Fernando Gallego.

MORENO LÁZARO, Juan
«EFEMÉRIDES EN LA VIDA DE FRANCISCO PIZARRO»

Según la Bibliografía de Luis Manríquez: «CASTUOS Y QUICHUAS». Edit. Juventud.

MORGA, Antonio
«SUCESOS DE LAS ISLAS FILIPINAS. NUEVA EDICIÓN DE E. RETANA. MADRID, 1909 (Pág. 390)»

MUÑOZ GALLARDO, Gonzalo
«VALENCIA DE ALCÁNTARA Y SU COMARCA: RECURSOS ARQUEOLÓGICOS»

MURILLO DE QUIRÓS, María
«Dña. MARÍA LLUCH TOME: LA SEÑORA»

Trata esta ponencia de realzar la figura de D. María Lluch Tomé, maestra que 24 ( fue de Torrecillas de la Tiesa. Dar a conocer sus hechos y buenas obras en orden al esfuerzo personal de superación de dificultades y reveses durante la vida.

Un grupo escolar nuevo de Torrecillas de la Tiesa lleva su nombre, recordándola, como homenaje a la gran labor que desarrolló en la localidad.

MURILLO DE QUIROS, María
«HISTORIAS EXTREMEÑAS DE HACE SIGLO Y MEDIO»

Trata la comunicación de sacar a la luz la curiosidad de la publicación de dos libros uno como réplica del primero, titulado éste: «MEMORIA SOBRE LA CAUSA DE DILAPIDACIONES DE GUADALUPE QUE OFRECE AL PUBLICO EL JUEZ QUE HA ENTENDIDO EN SU FORMACIÓN D. JOSÉ GARCÍA DE ATOCHA, DIPUTADO PROVINCIAL DE LA DE CÁCERES, JEFE POLÍTICO CESANTE DE LA DE BADAJOZ Y MINISTRO HONORARIO DE LA AUDIENCIA NACIONAL DE EXTREMADURA».

La réplica se titula: «VINDICACIÓN DE DON FELIPE ROSADO DE VELAL-CAZAR, MAYORDOMO QUE FUE DEL EXTINGUIDO MONASTERIO DE GUADALUPE CONTRA LA MEMORIA PUBLICADA POR EL SUBDELEGADO DE RENTAS DE TRUJILLO: D. JOSE GARCÍA DE ATOCHA, SOBRE LA CAUSA DE DILAPIDACIONES DEL MISMO MONASTERIO».

Como consecuencia de la exclaustración de los monjes de Guadalupe el 18 de Septiembre de 1835 se producen unos inventarios de las propiedades de los monjes que no son aceptados y este rechazo provoca el escrito inicial de protesta que genera el mencionado de réplica.

NUÑEZ MARTÍN, Ramón
«UNA OBRA FELIZMENTE TERMINADA: EL HOGAR DE SANTA ISABEL DE TRUJILLO»

Se trata en esta comunicación de hacer la historia de esta Residencia de Ancianos que comenzó siendo asilo en el antiguo Alcázar de Luis de Chaves y que dadas sus condiciones de inhabitabilidad para los residentes se hubo de construir uno nuevo dada la inquietud de las religiosas y la colaboración particular absolutamente desinteresada.
Esta obra ha durado 23 años, pero sus resultados en este año de 1986 a la vista están y con orgullo se pueden mostrar como parte del patrimonio local.

NUÑEZ SECO, Luis
«LA ORDEN DEL TEMPLE (TEMPLARIO) EN EXTREMADURA»

Resumen de lo que fue esta Orden desde su creación en 1118 hasta su extinción en 1312.
Posesiones que tuvo la Orden en Extremadura y estado y destino actual de las mismas.

PABLOS ABRIL, Juan
«APORTACIÓN DE TRUJILLO A LA CRISTIANIZACIÓN DE AMÉRICA EN LA CONQUISTA»

Obispo, vicarios, sacerdotes, frailes, arquitectos, constructores, canteros, autores de Iglesias y catedrales.
Iconografía religiosa enviada desde Trujillo a América.

PABLOS ABRIL, Juan
«VIACRUCIS, CALVARIOS Y PATÍBULOS DE LOS CONQUISTADORES EXTREMEÑOS EN EL NUEVO MUNDO»

Cómo llegó la fe y la redención de Cristo desde Jerusalén a Roma, desde Roma a España y la provincia Lusitania que actualmente es Extremadura y de aquí por rutas marinas del imperio de Carlos V a América.

PÉREZ REVIRIEGO, Miguel
«¿VALERIA?»

A poco de Nertóbriga, la tradición habla de una antigua ciudad: VALERIA.
De Rodrigo Caro (1634) a Quintero Carrasco (1981), la historiografía -escasa- de Fregenal la nombra confundida o la sitúa, aquí o allá, disgregada.
Este ensayo recoge cuantos restos e indicios de población hemos encontrado en un área de dos kilómetros al 0. de la «Loma del Mocho». Fragmentos de «tegula», «later» y «térra sigillata» sugieren, al menos, la existencia de un asentamiento tardorromano (ss. II al IV d.C.).

Los análisis de suelo efectuados determinan, asimismo, índices anormalmente altos de fósforo y potasio asimilables, vestigios orgánicos de un hábitat hoy desaparecido. ¿Existió VALERIA?

Los estudios realizados, la coincidencia en un mismo punto de tradición, mito y Arqueología, así parecen indicarlo.

POLART, Josíane
«LO QUE DE VERDAD ACONTECIÓ EL 26 DE JUNIO DE 1541»

Francisco Pizarro, no sólo es el fundador de Lima, de Quito, del Cuzco y de veinte ciudades más en los Andes y en la Costa del Pacífico… Ha hecho más que fundar villas y que forjar una nación… «HA CREADO EL MILAGRO HISPÁNICO DE LA AMÉRICA DEL SUR». Mostré heroísmo ante los hombres, heroísmo ante la naturaleza y heroísmo ante lo desconocido… supera en categoría heroica a los demás Capitanes Españoles. «O GOBERNADOR O MUERTO» tal es su dilema «PRIMERO PERDERÉ LA VIDA QUE DEJAR DE SER RESTITUIDO EN LO QUE TENGO OCUPADO».

Con el acero en la mano muere defendiendo su único e incompatible tesoro, no hay quien más a tono supiera acordar la vida con la muerte… Según Raúl Porras Barrenechea, historiador y diplomático Peruano «Murió defendiendo la integridad territorial del Perú».

Y es consciente de su grandeza que el forjador de la peruanidad ordena por último que sus restos reposen en Lima, en el Valle más ancho y central de la costa del Perú, en la ciudad que fundó en 15 35… Allí le encontramos a los setenta años, con aspecto patriarcal, ataviado de negro con sombrero y zapatos blancos de piel de venado, a la diestra un puñal a la antigua, ha adquirido gran decoro de maneras y gestos, pero conserva su sencillez… después de los rudos años de su juventud en España, Italia y América ha escogido la ciudad de los Reyes (Lima) para disfrutar cortos y fugaces momentos de paz… para morir asesinado el 26 de junio de 1541… Asesinato que durante 4 siglos contaron cronistas y escritores de forma piadosa y sentimental… haciendo morir a Francisco Pizarro como a un Santo.

En honor a la verdad y por respeto a nuestro héroe extremeño debemos adoptar la versión histórica, estudiada con interés por SALVATORE MUNDO, asesor de esgrima que formó parte del equipo de la Dirección de criminalística de la Policía de investigaciones del Perú, encargada del estudio y pronunciamiento sobre la autenticidad del cráneo y demás restos óseos atribuidos al conquistador Francisco Pizarro.

PULIDO CORDERO, Mercedes
«LA PRENSA CACEREÑA: ZURRATONTAINA (Periódico jocoserio de Primera Enseñanza)»

En 1907, D. Eduardo Sanche- Garrido, maestro de párvulos y periodista activo, individualidad brillantísima a juicio de quienes le conocieron, fundó en Cáceres «ZURRATONTAINA», periódico también subtitulado «defensor de los intereses morales y materiales de la provincia y particularmente de la Capital», pero que en realidad tuvo como objetivo servir a su único responsable, D. Eduardo, para combatir a D. Manuel Castillo y Quijada, director del Instituto General y Técnico y D. Manuel Sánchez de Castro, maestro de Primera Enseñanza y director de otra publicación: LA EDUCACIÓN, órgano de la Asociación Provincial del Magisterio cacereño.

PULIDO CORDERO, Montaña
«DOCUMENTOS INÉDITOS SOBRE SORAPAN DE RIERO»

El principal motivo de esta comunicación es dar a conocer dos documentos inéditos sobre Sorapán de Riero que, procedentes del Archivo Histórico Provincial de Cáceres, en su sección de Protocolos Notariales correspondientes a escribanos cacereños, fueron objeto de estudio y curiosidad por Tomás Pulido y que hoy permanecen inéditos.
Los datos aportados, resultado de su actividad investigadora, acusan y dan constancia de la presencia en Cáceres del eminente médico Sorapán de Riero y la profundización y ampliación de su estudio podrán dar paso a una futura biografía, de enorme interés, indudablemente.

RAMOS RUBIO, José Antonio
«ESTUDIO SOCIOLÓGICO DEL ARTE DE EXTREMADURA DESDE LA ÉPOCA ROMANA»

La obra de arte es una manifestación hecha por el hombre. Responsable, en cada momento, a unos principios estéticos, dentro de un ámbito cultural. Interviene en gran manera la relación entre el artista y el espectador en el proceso artístico. Por tanto, el juicio del público y su aportación en la obra de arte, es un exponente importantísimo.
Se ha de hacer hincapié en la finalidad expresiva de la obra de arte, bien responda al pensamiento del artista o a la sociedad para que se crea.

En este estudio, pretendo, no hacer una clasificación de obras de arte de nuestra región con sus respectivos artistas sino, atender al contexto socio-cultural en que surge y se desarrolla la obra de arte. El por qué un artista realiza un determinado tipo de obras, cómo se desarrolla la demanda artística a través de los tiempos, etc…

Pues, a pesar de la aparente libertad del artista, está condicionada la creación artística por una serie de factores sociales que son importantes focos de investigación.
RAMOS RUBIO, José Antonio. CAPARRA. CIUDAD ROMANA.

Hispania quedó incorporada, como una pieza más del gigantesco mosaico, al estado universal creado por Roma en la cuenca del Mediterráneo. La época romana dejó en Extremadura una de las más profundas huellas, representadas en el arte y en las obras públicas, su vinculación a lo romano es patente. La ciudad romana, la antigua Capera, hoy Caparra, en la provincia de Cáceres, en lo que fue Hispania Lusitania, se halla en una altiplanicie casi desierta, a unos 20 km. de Plasencia.

Lo que Caparra fue en la Antigüedad lo demuestra su hermosa situación; la amplitud del terreno, su buena proporción para el cultivo. Ahora todo son montes espesuras y baldíos. El sitio no parece el mismo que cuando los carros pasaban corriendo por la calzada dejando atrás a la ciudad, cuando los comerciantes vociferaban los productos a vender o se levantaba alguna edificación importante.

Piezas importantes localizadas en poblaciones cercanas a Caparra, que pertenecieron a la misma, nos orientan de la importancia que tuvo en lo antiguo. Importancia «firmada» por el paso, justo por debajo del arco conmemorativo, del Camino de la Plata.

Es un lugar sano y vistoso, hoy día casi en ruinas. Los que la fundaron tuvieron un gran acierto en elegir este lugar para el emplazamiento de Caparra.

RUBIO ANDRADA, Manuel
«DOS INSCRIPCIONES ROMANAS, INÉDITAS, EN EL TERMINO MUNICIPAL DE TRUJILLO»

Se dan a conocer en esta comunicación dos epígrafes localizados en los límites del berrocal trujillano. De ellas, una dedicada a Júpiter, la otra, funeraria, de un posible devoto de Isis.

RUBIO GARLITO, María Avelina
«SISTEMA DE PROPIEDAD Y TIPO DE PARCELADO EN TRUJILLO DURANTE LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX»

Bajo este epígrafe se incluye un estudio de la distribución de la tierra trujillana entre las distintas categorías de fincas y los diversos propietarios.
Con ello se pretende conocer qué tipo de fincas predominaba en el Trujillo de la segunda mitad del siglo XIX y quiénes eran sus propietarios.
La fuente principal en que se ha basado este análisis es el amillaramiento. El amillaramiento es un documento fiscal, en el que se consigna la riqueza rústica, pecuaria y urbana de los propietarios de cada municipio.

Una vez analizados varios amillamientos de la segunda mitad del siglo XIX y cotejados los datos que ofrecen, un hecho resulta obvio: el predominio en Trujillo de las grandes propiedades, dehesas destinadas a pasto y labor que tienen una extensión superior a las 200 fanegas y que son propiedad principalmente de dos grupos sociales: la nobleza tradicional y la burguesía foránea surgida con la Revolución Industrial.

El hecho señalado va a caracterizar una sociedad señorial, que tiene su base en el poder económico (propiedad de la tierra) al que va unido el poder político y el prestigio social. Esta sociedad señorial se sustenta en una base, constituida por pequeños propietarios dueños de pequeñas explotaciones familiares, que apenas producen lo necesario para vivir, lo que obliga a sus dueños a ocuparse en otras actividades, con lo que obtener unos ingresos mínimos, y tiene como cúspide los grandes propietarios, cuyos integrantes ya hemos señalado.

SÁNCHEZ RUBIO, Carlos María
«EL NUEVO MUNDO A TRAVÉS DE LAS CRÓNICAS Y LOS CRONISTAS»

Para una persona que intenta adentrarse en lo que fue y significó el descubrimiento y conquista del Nuevo Mundo, nada mejor que hacerlo a través de los ojos de los cronistas. Así, al iniciar nuestro trabajo, queríamos conocer lo visto, oído e incluso soñado por aquellos que estuvieron presentes en estos acontecimientos o por los que, sin haber pisado tierra americana imaginaban su vegetación, sus hombres y sus tierras y narraban hechos llegados a ellos a través de la palabra de los protagonistas. No pretendíamos por tanto, aportar nada nuevo, tan sólo presentar las palabras de estos autores que nos comunicaban lo que vieron y pensaron, nos dan la imagen de lo que ante ellos se presentaba, proporcionando a Europa elementos nuevos y diversos que en su mayoría pasaron a integrarse en la cultura europea (palabras, productos, costumbres e incluso modos de vida y de interpretación del mundo).

Cronistas oficiales, simples soldados que narran las hazañas en que participaron, descubridores y conquistadores que de su propia mano o a través de un cronista escriben lo que diariamente les sucede, religiosos que relatan sus experiencias, etc. nos ofrecen una visión amplia y rica de los hombres americanos, sus costumbres, ritos y creencias, del paisaje que ante ellos se presenta y de su propia opinión ante el hecho de la conquista.

SANCHO CURTO, Reyes
«LA UNIVERSALIDAD DEL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA, ASI COMO LA FIGURA UNIVERSAL DE SU DESCUBRIDOR CRISTÓBAL COLON. SIGNIFICADO DE LAS PALABRAS CONQUISTA, RECONQUISTA Y DESCUBRIMIENTO EN CUANTO A LA HISTORIA SE REFIERE»

Este trabajo sacado de distintos apuntes, tiene por objeto recordar la gran epopeya del descubrimiento del Nuevo Mundo. Ensalzar la figura universal de su descubridor Cristóbal Colón, así como la de los conquistadores, que le acompañaron en tan gran aventura. Voluntarios, hombres éstos, principalmente Extremeños y Andaluces. Hazaña que comenzó con la salida de las tres naves; la Pinta, la Niña y la Santa María de puertos españoles. Culminando con el descubrimiento del Continente Americano el día 12 de Octubre de 1492, fiesta de la Hispanidad o fiesta de la Raza.

En el mismo hago un análisis de la significación de las palabras Conquista, Reconquista y Descubrimiento. Y un comentario de la diversidad de opiniones entre los investigadores e historiadores. En ocasiones perjudicial sobre todo cuando se tocan temas tan trascendentes para la historia de los pueblos.

SANGUINO FERNANDEZ, Mary
«LA SOCIEDAD DE SOCORROS MUTUOS E INSTRUCTIVA «LA PROTECTORA». »

Allá por el año 1910, un grupo de hombres del trabajo trujillano, sintiéndose desprotegidos laboralmente cuando por enfermedad no podían ganar el jornal diario, se reunieron varias veces comunicándose estas inquietudes, hasta crear una Sociedad Obrera capaz de cobijar tal desamparo…

REGLAMENTO o ESTATUTOS por los cuales se regiría la Sociedad.
PRIMERA JUNTA DIRECTIVA. Composición: Socios Fundadores, Socios Protectores y Primer Presidente de Honor.
LABOR SOCIAL Y CULTURAL. Socorros y escuelas nocturnas, funciones y novilladas de aficionados a beneficio del material para las escuelas.
DONACIÓN DE LA BARRIADA CATÓLICO OBRERA POR LA Excma. Sra. Dña. Margarita de Iturralde a la Sociedad.
PATRIMONIO DE LA SOCIEDAD, etc., etc., etc.

SANTOS BENITEZ, Floriano
«EL TRABAJO ARTESANAL EN CÁCERES EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVI»

La presente investigación analiza la problemática del mundo artesanal en la villa de Cáceres, fundamentalmente a lo largo del reinado de Felipe II. Consta de los siguientes apartados:

1.°) Estudio de las Fuentes Documentales y de la Bibliografía utilizadas.
2.°) Análisis de las ordenanzas municipales cacereñas de los diversos oficios, recopiladas en 1569.
3.°) Estructura profesional cacereña a través de los contratos de aprendizaje y de las cartas de examen.
4.°) Acceso de la mujer cacereña al trabajo artesanal.
5.°) La organización artesanal.
6.°) El Ayuntamiento Cacereño y los oficios artesanales.
7.°) Contribución de los artesanos a las fiestas públicas.
8.°) Apéndice estadístico y documentales.

Se han manejado 106 Legajos de los Protocolos Notariales de Cáceres, correspondientes al período señalado; habiéndose encontrado y estudiado 124 contratos de aprendizaje y 224 cartas de examen.

SOLIS RODRÍGUEZ, Carmelo
«EL ORGANERO JOSÉ DE LARREA Y GALARZA»

Al igual que en toda España, la historia del órgano en Extremadura ofrece a lo largo de todo el siglo XVIII una valiosa nómina de autores e instrumentos, añadiendo un capítulo -hasta hace poco inédito- a esta etapa de nuestro pasado musical justamente denominada «edad de oro del órgano español». Entre los organeros activos en la región durante la segunda mitad del siglo sobresale un artista de origen vasco, el maestro don José de Larrea y Galarza, quien avecindado sucesivamente en Llerena y Zafra construyó para varias iglesias extremeñas un número -si breve, no menos importante- de órganos, algunos de ellos modélicos en su género. Su primera obra documentada fue el órgano monumental de Santa María de la ciudad de Jerez de los Caballeros, sin duda su proyecto más ambicioso, concertado en 1749 y destruido por un incendio en 1965. En la década de los cincuenta realizó, al menos, tres órganos: los de las parroquiales de Los Santos de Maimona (1750) y Valencia de las Torres (1753) en la provincia de Badajoz, y el de la iglesia de San Martín de Trujillo (1759), concluido dos años después en abril de 1761. De 1761-63 data a su vez el órgano de la parroquial de El Barco de Avila, cuya caja se debe al entallador don José de Incena y Velasco, vecino de la villa de El Barrado y autor también de la del órgano de Garganta la Olla. La actividad organera del maestro Larrea se completa, por ahora, con otros trabajos en Fregenal de la Sierra, Valencia del Ventoso, Santa María de Cáceres y San Pedro de Garrovillas de Alconétar.

La personalidad de este organero vasco afincado en Extremadura queda suficientemente perfilada con el órgano barroco de la parroquia trujillana de San Martín, recientemente restaurado por Gerard de Graaf, y que ha sido pulsado por prestigiosos organistas como José María Mancha, Francis Chapelet, Miguel del Barco, Antonio Baciero, etc.

SORIA SÁNCHEZ, Valentín
«INSCRIPCIONES ROMANAS EN EXTREMADURA»

Reseñamos algunas inscripciones romanas en Extremadura. En Medellín: Q. BLAESINVS/Q.F. SER/POTITVS/XXX.H.S.B.E. En Navalmoral de la Mata:
L.CALAT/I.P.HIC/S.E.S.T./T.L. En Plasencia, según M. Sayans Castaños:

AIBVRAETA / ANCINIMA /TRIANIXXCAMIRAEEANXX / AMBATVSPEI / LIFC. En Jarandilla se ha hallado un molino romano, escorias de hierro y un depósito de aguas con muros.
Inscripción de una moneda romana de Santibáñez el Bajo: AUGPROVIDENT y otra moneda: DNARCADIVSPPAVGG y en el reverso: GLORIAROMAN/ORUVMSMNB.
En Aldea de Trujillo: AVILIVSCF/HILARCVR/ IVSHSE/HILARVS/CONLOIBERTVS/DSPFC.
En Trujillo: LTITIVSCF/IOVISO-LVTO/FORTIVSVMET.
Otras inscripciones trujillanas: MATRI/IANVS/VS. DMS/VCR. MAASE/VIANCILA/AXXXHSE/SATVRNINVS/CSTTL
En Ibahernando: COVTIVS/CVOCICOR/VMLH.
En Aldehuela de Trujillo: LIBERLIBI/QUCEXV.
En Salvatierra de Santiago se ha encontrado un ídolo femenino con pechos, cabeza, nariz y collares y otra estela de la Edad del Bronce con escudo y dentro una espada sin apreciarse si tiene escotadura.
En Segura de León se ha encontrado Florentino Girol cuatro piezas de oro parecidas a los tesorillos de Serradilla y Aliseda
En Fuentes de León se ha descubierto un colgante de piedra pulimentada con agujero.

TENA DE VADILLO, María de los Angeles
«FIESTAS DE LA PATRONA DE TRUJILLO DE 1881 a 1892»

En el año 1930, el sacerdote trujillano y Académico de la Historia, DON JUÁN TENA FERNANDEZ escribió el libro «HISTORIA DOCUMENTADA DE SANTA MARÍA DE LA VICTORIA, PATRONA DE TRUJILLO».

Esta interesante obra, ya agotada, hace una descripción de Trujillo bajo la dominación árabe -713-1232-. Conquista definitiva de Trujillo por mediación de la Santísima Virgen de la Victoria. Purificación de la Mezquita árabe. Reconstrucción del templo de Santa María la Mayor, antigua imagen de la Patrona de Trujillo. Los Retablos de las puertas de la Ciudad. Historia de la imagen y Capilla de la Fortaleza. El Humilladero. Curiosos incidentes sobre correr toros.

En el capítulo VII describe cómo se celebraron las fiestas Patronales de Trujillo el año 1881 y en los sucesivos.

JUAN TENA FERNANDEZ nace en Trujillo en 1888 y fallece en la misma Ciudad en 1967.

TERCERO MORENO, Antonio
«LA CREACIÓN DE LA REAL AUDIENCIA DE EXTREMADURA: ANTECEDENTES HISTÓRICOS»

En el año 1775, tres ciudades extremeñas, Badajoz, Mérida y Plasencia y la villa de Alcántara, asumiendo la representación de la región, acuden al Consejo de Castilla en petición de creación de una Audiencia, iniciándose así una larga serie de trámites en torno al tema que dará finalmente el fruto apetecido en 1790, en el establecimiento en Cáceres del tribunal solicitado.

A través del análisis documental del «Expediente promovido a representaciones del (…) Comandante general de Extremadura, del Intendente de su Provincia, de las ciudades de Badajoz, Mérida y Plasencia y (de la) villa de Alcántara sobre la necesidad que hay de establecer en aquella provincia una Real Audiencia», es la base de la comunicación, quedando patente que la aspiración a la creación de la Audiencia apoyaba su justificación inicial en la necesidad de «poner remedio a los males políticos, despoblación y miseria» que hundían a Extremadura en la más lastimosa de las desgracias.

VIVAS MORENO, Manuel
«AMÉRICA INVENTADA, EXTREMADURA VIVIDA»

Es bien cierto y de reconocida importancia el hecho del descubrimiento de América patrocinado por España; quizás parezca incluso nimiedad subrayarlo a estas alturas cuando el mundo entero inicia esa suerte de novenario que acabará en la conmemoración del V Centenario de aquella efeméride.
No obstante de esa importancia, es aún mayor para nosotros la de otro fenómeno en el que España, y muy concretamente Extremadura, son verdaderos sujetos protagonistas: la invención de América.

Mucho se habla de «América descubierta», sin reparar en esto que, aquí y ahora, nos gustaría subrayar: la invención de América, «América inventada».
Dicho lo que precede nos encontramos en condiciones de enunciar la tesis de esta ponencia: es fundamental para entender la «Historia» de Iberoamérica concebir y entender que Occidente, concretamente España y Extremadura, patrocinan la invención de América; asimismo es fundamental entender qué significa esto. Este será el fundamento para establecer una reflexión sobre la intrahistoria extremeña, región en la que, como en Latinoamérica, la Historia -en el sentido auténtico del término- no aparece aún. Podremos formular así legítima y rigurosamente la pregunta por la identidad extremeña; identidad que está necesariamente acompañada por la autenticidad extremeña.

Oct 011986
 

Juan Pablos Abril.

“Como llegó la fe y la redención de Cristo
desde Jerusalén a Roma, desde Roma a España
y a la provincia Lusitana que actualmente es
Extremadura y de aquí por rutas marinas
del imperio de Carlos V a América”

DE JERUSALÉN A ROMA, DE ESPAÑA A AMÉRICA ¿CÓMO VINO LA FE DE CRISTO Y LA REDENCIÓN?

Os va a sorprender, pero nuestra religión está en Trujillo antes de que Extremadura se llamase Extremadura porque había llegado ya la Pasión del señor. Todo esto puede muy bien comprenderse estando en Jerusalén.

Olvidamos muchas veces al evocar el Evangelio, que Cristo empieza a actuar en el mundo bajo el signo de Roma. El verbo de Dios aterriza desde las alturas de la divinidad, en una Palestina que es provincia romana, y se encuentra, primero de niño y luego de hombre, con dos Herodes representantes de Roma. Arquitectos y constructores fecundos que, siguiendo el impulso de Roma, llenan de piedras romanas la tierra de Cristo: anfiteatros, templos, arcos, puentes, circos, calzadas… calzadas romanas, sobre todo.

¡Que misteriosa y sugestiva evocación la de una calzada romana que para el que sabe leer en las piedras!, esas calzadas reunidas y atadas todas juntas en esa piedra central del Foro romano aunaban, a su vez, a todas las personas del Imperio. Pisando piedras de calzadas romanas, sin salirse de ellas, podían visitarse todas las provincias del Imperio.

Se tiembla en Roma al alargar la mano y tocar en el foro la piedra de donde arrancaban y en donde empezaban a enumerarse las calzadas romanas… De la impresión de que se toca el timbre del imperio y contestan todas las provincias al unísono, en todas las lejanías, en todas las latitudes, en todas las lenguas.

En Roma se situó la llegada de Cristo; lo acusaron las calzadas romanas, porque no podemos olvidar señores el mensaje evangélico comenzó a rodar por las calzadas romanas y tampoco el solar emeritense es nudo de ellas.

No hay que imaginarse siempre un Cristo caminando sobre un nimbo de polvo por caminos agrestes y aldeanos. Hay que proyectar su figura de redentor sobre los cauces culturales y civilizadores de las calzadas romanas. Sus pies evangelizadores sobre piedras gigantes de Roma. Aunque luego la trama secundaria de sus itinerarios se desvíe, en trochas y atajos por los polvorientos caminos del Oriente.

Jerusalén centro de Palestina; y de Jerusalén irradiándose calzadas romanas a todas partes. De Nazaret, pasando por Jerusalén y bajando por Hebrón a Egipto, calzada romana. De Jerusalén, por Betania y Jericó, hacia Petra, calzada romana. Calzada romana de Jerusalén a Cesarea del Mar, de Nazaret a Tiberiades, de Tiberiades a Cesarea de Filipo. Calzada romana de Jerusalén, Vía Emadus, hacia Jafa. Todo el mapa del Evangelio pavimentado con piedras de calzadas romanas. Y sobre estas piedras, Cristo. Permitirme que por su resonancia posterior evoque con el verso del padre Ramón Cúe este momento tentador:

“Un día, cuando fue hombre perfecto,
irrumpiste con el paso decidido
Por un tramo, de Judea, de calzada romana.
Y el peso retumbó en el Capitolio
aquel bloque romano que pisa este
se lo dijo el siguiente: ¡ya ha llegado!
Corrió de piedra en piedra aquel alerta,
sacando chispas de oro a la calzada,
como un total de cascos sin caballo.
De Judea fue a Siria. De Siria a Capadocia.
Salto de un salto al Ponto, llegó a Tracia.
Fue un calambre en Dalmacia; llegó a Italia,
la atravesó el relámpago a Roma.
Y entró como un galope despertando
tumbas y pinos por la Vía Apia.
Fue un penacho de fuego, crepitante
en la piedra del Foro en que se anudan
serpientes, las calzadas del Imperio: ¡ya ha llegado!
Y todas las calzadas, cual manojo de látigos,
sobre la espalda curva de la tierra
restallaron sus ecos: ¡ya ha llegado!
También la Curia, el Capitolio, el Foro;
y los dioses sufrieron
que alguien ya les contaba al fin los días.
Todo fue una mañana en que pisaron
Cristo, por primera vez, sus sandalias
la calzada romana.
Tu no llevabas toga, ni podrías llamarte
ciudadano romano. Tú no hablaste en el Foro
ni copiaron tu imagen los mármoles mojados en las termas.
Tú no leíste a Virgilio y Cicerón. No eras
maestro de Elocuencia o Derecho.
Saliste una mañana a tus caminos.
¿Tras qué oveja perdida soñarías?
Se metió entre ellos la calzada romana;
Se alegraron los doce de aquel firme sin polvo.
¡maestro, esto lo han hecho los romanos!
Sonreíste lejano y avanzante
tu pie sencillo de pastor pacífico;
pisaste la calzada y tembló Roma.
Y tal vez a tu lado dijo Pedro -la piedra-:
¡maestro! ¿no te gusta este camino?
Sin saber que ya estaba Él comenzando
por aquella calzada de Judea
su camino de triunfo y sangre Roma”.

Pero es que hay más. Comienza la primera Semana Santa del mundo, y ¿habéis pensado alguna vez que ese primer paso de la primera Semana Santa redentora empieza en una calzada romana? Acaba de descubrirse hace muy pocos años en Jerusalén en el subsuelo de un convento de monjas francesas, el pavimento romano del “Litrostotos”, el patio donde Pilatos, el nombre del Derecho, condenó a Cristo sobre estas piedras romanas y se fue transmitiendo la noticia hasta llegar al Foro:“un gobernador romano ha condenado a muerte a un nazareno por rebelarse contra el César, según dicen los judíos”.

Todo el mundo romano: soldados, cascos, caballos, carrozas, sobre piedras romanas, en el principio de la Pasión de Cristo. Ahí, sobre una calzada romana del Imperio, el primer Nazareno de la historia, sobre piedras romanas, le echaron la cruz a cuestas. Sobre piedras romanas, el primer Vía Crucis de la Redención. Y las piedras romanas del Imperio supieron que por su cauce empezaba a correr el río terrible de sangre de la Pasión y Redención.

¿No comprenderéis la evocación tentadora y fascinante? ¿No veis de pronto, señores, hace cerca de dos mil años, a ese Cristo Nazareno en el arranque de una calzada romana? ¿No ves como esa figura redentora empieza a multiplicarse y repetirse y a caminar en todas las direcciones del Imperio Romano?

Y aquí, en Lusitania, esperaba una colonia Norba Casarensis, capital de la provincia, y un solar que después sería Extremadura, a la que llegan también las calzadas romanas, atada con Roma y conectada con Jerusalén. Empiezan a repartirse, caminando con la cruz, invisibles imágenes del nazareno que van avanzando hacia todas las provincias del Imperio en anticipo y preludio jubiloso de Redención.

Y nosotros vemos un Nazareno que por las Galias entra en España, un Nazareno que por la Tarraconense se dirige a Lusitania, un Nazareno se avanza abrumado por la cruz hacia la colonia Norba Casarensis dejando sobre el oro de la calzada la huella sangrienta de sus pies.

¿No me dejáis evocar esta figura de hace veinte siglos cuando Trujillo no era Trujillo, ni España era España? ¿Me dejáis evocar ese Cristo invisible pasando por el puente romano de Mérida? ¿No veis al Nazareno contando con sus pies destrozados los sesenta arcos del puente atravesando, con la cruz, los setecientos metros del viaducto, doblándose cada arco como si fueran a quebrarse al adivinar sobre su piel el paso del Nazareno? Arcos y puentes que se convierten a veces en nazarenos para sostener arriba la cruz de la Redención. Arcos y puentes, cirineos de Cristo, mientras el agua del Guadiana es paño de Verónica para enjugar su rostro. ¿No veis al Nazareno que pasa junto al teatro romano de Mérida, que entra invisible en su recinto, actor divino de la más alta tragedia de los siglos, con pasmo en los fustes, temblor en las estatuas y aullidos en los fosos? Y ¿No le veis llegar hace veinte siglos a esta provincia? ¿No lo creéis? Preguntárselo a un testigo que no ha visto. ¿No le veis cruzar por esta calzada próxima a lo que hoy es la gran ciudad trujillana?

Acercados una noche de sus puentes y a esa diosa Ceres de la Plaza Mayor de Cáceres que hace veinte siglos contemplaron al primer Nazareno pisando piedras romanas. Ceres, la diosa de la fecundidad, el símbolo y exaltación de la colonia, ¡preguntárselo!

Escudriñar sus ojos y, en el fondo de esas pupilas ciegas de mármol, encontraréis la imagen de un Nazareno, vuestro hermoso Nazareno, antes que Trujillo fuera Trujillo, por esos suelos donde se adora hoy a Cristo. Ese nazareno (bellísimo e inspirado) nuestro, esculpido por Joseph Jiménez Sánchez, natural de Logrosán en 1693, y que hoy se venera en la iglesia de San Pedro.

LA SEMANA SANTA QUE ENVIAMOS A AMÉRICA

Vino a nosotros una Semana Santa misteriosa e invisible, por caminos de piedra romana, como preludio de esta eclosión que vais a celebrar. Pero es que después de nosotros, Extremadura, mandamos a América, por rutas marinas de otro imperio, el de Carlos V que tanto quiso a Extremadura, que a morir vino a ella, invisible y misteriosa, otra Semana Santa.

Al Nuevo Mundo fueron llegando los conquistadores. No es ya sólo de Trujillo y Cáceres; es el prodigio y pasmo gemelo de las dos hermanas extremeñas. En México, en Perú, en Chile, en toda América -aunque sin monumentos ni estatuas-, se impone aplastante la presencia, el señorío y hasta el aliento de nuestros dioses extremeños.

Pero quiero detenerme, con el padre Ramón Cúe, en el instante de la llegada triunfal y fecunda de nuestra Semana Santa a América. En la altiplanicie mexicana, entre México y Puebla de Los Ángeles, síntesis de tantas pueblas españolas, síntesis de palacios, de estilos, de azulejos, en esa altiplanicie a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar, en un escenario fabuloso de inmaculados volcanes, se levanta el convento franciscano de Trescala, en cuya capilla lateral de la epístola sitúa el padre Bernáldez el principio simbólico de la Semana Santa llevada a México y a América por Extremadura. ¡Es una pila bautismal! La más vieja de América. Venerable y santa abuela. Colosal piedra de granito monolítico, tazón de piedra para un cíclope y, sobre la pila, una lápida canta el más bello y primitivo poema de la fe mexicana, el pregón de la Semana Santa en América:

“En esta fuente fueron bautizados los cuatro senadores de la República de Trescala don Juan Diego, capellán del ejército de Hernán Cortés, y fueron padrinos de los cuatro senadores D. Hernán Cortés y sus cuatro distinguidos capitanes: don Pedro de Alvarado, don Andrés de Tapia, don Gonzalo de Sandoval y don Diego de Oliz”.

Y para completar la evocación y el trasunto, en el Palacio de Chapultepec, en México, entre milenarios ahuehetes, hay un viejo lienzo, ahumado y oscuro, en el que se plasma la escena. Los cuatro senadores indios de la sangre real de la República de Trescala, símbolo también de todo un mundo. América, que se bautiza en la pila bautismal; y al lado de ella, junto al fraile franciscano que vierte el agua como ministro del sacramento, se yergue el padrino por excelencia, don Hernán Cortés quien ya no tiene espada en la mano sino un cirio encendido en la diestra. Y mientras cae el rumor del agua y suena la canción sacramental “yo te bautizo…”, se oye la voz conquistadora de Hernán Cortés, que reza, castellano recio, con toda la simbología, con toda la reciedumbre y la solera de esta vieja Extremadura, ese credo católico que va entrando misteriosamente en el alma de los cuatro senadores de Trescala y, por ellos, en el alma recién nacida a la gracia de América. Cortés, el irresistible conquistador, ya no tiene espada sino un cirio, pero… ¿No son cirios las espadas y las espadas cirios? ¿Pero qué era en las manos de Cortés una espada sino una razón para encender cirios en América? Cirios, espadas, es igual. Porque en Guadalupe -¡qué obsesión de bautizar los extremeños!- se había ensayado antes la escena y se habían bautizado dos de los indios que trajo Colón como muestra de aquella raza a los Reyes Católicos probablemente no seguramente, en esa tasa de granito que está frente a la fachada del Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe en la Plaza Mayor, con el agua virginal de la sierra, la canción de la fe de América bautizada en Extremadura.

Y ahora ya empieza a nacer y crecer, multiplicándose, las pilas bautismales en todas las latitudes y en todos los paisajes de América. En México, en Puebla, en Quito, en Cuzco, en Lima, en Chile, en Buenos Aires, pilas bautismales; Redención aplicada de esas Semanas Santas. Esa sangre, esa pasión, esa muerte de Cristo, aplicada ya a cada una de aquellas armas de un mundo recién conquistado.

Esa redención de Cristo llevada por esas rutas conquistadoras de aquel imperio católico hasta México, hasta América, empieza a celebrarse y conmemorarse en la liturgia de la Semana Santa, en el espectáculo devoto y edificante de esas procesiones de la semana mayor, trasladadas, entre cirio y espada de los horizontes ilimitados de Extremadura, al escenario colosal -selvas, ríos, volcanes- de un Nuevo Mundo.

EN AMÉRICA SANGRAN CRISTOS GRACIAS A EXTREMADURA

En América sangran cristos y lloran vírgenes gracias a Extremadura; y en las penumbras devotas de viejas iglesias y conventos se encuentra uno con todo un mundo de imágenes que escapó de los talleres de los imagineros españoles por la ruta de la conquista a América. ¡Ay si hubiésemos podido nosotros comprobar y catalogar todo ese desfile de: cristos, dolorosas, nazarenos, cirineos y verónicas que fueron saliendo de nuestros talleres, perdidos y reclamados por un nuevo mundo que no tiene imágenes y que necesita “pasos”, cristos, dolorosas, para glorificar en sus procesiones la Redención del hombre por el dolor!

En Canarias, cuando fuimos gobernadores de Santa Cruz de Tenerife, hallamos cristos y vírgenes traídos de España por su ruta de escala marinera, que también se quedaron allí porque hacían falta, como quedó patrona la virgen de Guadalupe en la única isla colombina que es La Gomera. Allí quedó el Cristo de La Laguna, enviado al adelantado mayor Fernández de Lugo por un amigo suyo de Cádiz.

Hay una emocionada nota que ilumina este instante en que España puebla de santos América. Es de Sevilla. El canónigo Vázquez de Leca encarga a Martínez Montañés el “Cristo muerto”, hoy “de los Cálices”, en la catedral de Sevilla. Montañés acepta el contrato con una condición: “que quedase en España y no se lleve a Indias ni a otras partes y se sepa el maestro que lo hizo para gloria de Dios”. Y añade el imaginero que el Cristo que va a tallar va a ser “mucho mejor que uno que los días pasados hice para las provincias del Perú, en las Indias”.

Porque había peligro que toda espléndida pieza, Cristo o Virgen, que saliera de un taller fuera inmediatamente reclamada por América, como si América toda pudiera, para saciar sus ansias de Semana Santa, las gubias de los imagineros españoles, castellanos, andaluces o levantinos.

Esta España que mandaba siempre en todos los órdenes todo lo mejor que tenía para la evangelización de esas tierras americanas. Con esas imágenes consignadas, de este nuestros talleres hispanos, se celebraron -gracias a Extremadura, gracias a Cáceres, Trujillo y Plasencia- las primeras procesiones, las primeras Semanas Santas en las nuevas tierras recién redimidas para Cristo y para España.

LA SEMANA SANTA DE NUESTROS CONQUISTADORES

Pero quiero evocar delante de vosotros otra visión más escondida, más humana, la de otra Semana Santa llevada por nuestros antepasados, con ejemplo propio, hasta América. Toda nuestra vida es -o debe ser- una repetición, quién lo duda, de ese ciclo inconcluso que es la vida y la Pasión de Cristo. Y cuanto más hermoso y más entrega haya en una vida, mejor actualizara, hasta sangre y el sacrificio, esa semana santa, esa vía dolorosa, ese calvario y ese Getsemaní que dentro de cada uno vais a reproducir con dolor y con júbilo espiritual de redimidos por estas calles de Trujillo.

Pero es que el paso de los conquistadores extremeños, en esa interpretación gigantesca de lo heroico por las tierras de América, fue también -¡somos pequeños cristos que reproducimos paso a paso la vida del maestro!-, en esos escenarios gigantescos de las selvas, la maleza, los ríos y los volcanes, una misteriosa e incomprendida Semana Santa. Más viva, más cálida, más auténtica que la de los imagineros.

Permitidme que empiece con Hernán Cortés y que evoque, en la lejanía de Jerusalén, un cuerpo con olivos y un Hombre Dios que ya no puede más, y que sobre la tierra tiembla, tiene miedo y suda sangre. La fortaleza troncada es debilidad. A los olivos de Jerusalén yo acerco ahora con todo respeto un ahuehete, un viejo árbol de México. Perdonad la comparación, pero somos, repito, y esto justifica mi evocación, dobles de la Pasión de Cristo. Brazos largos, como decía Cabodevilla hace pocas noches en su pregón en Cáceres.

Hay un árbol gigante y milenario en las afueras de México, frente a la ciudad de los canales, como los ocho olivos frente a las murallas de Jerusalén. Hay un ahuehete a las afueras de México, a cuya sombra se sentó una “noche triste” para llorar su tragedia, su pena y su derrota don Hernando de Cortés, aquel hombre que había sido tenido por los indígenas como un dios, el dios del rayo, el dios de la guerra, el dios del caballo; y en aquella terrible derrota Cortés se siente -mejor dicho-, se derrumba bajo el árbol de la noche triste para llorar en el preludio de su humillante y dolorosa Pasión.

¡Cómo ha caído Cortés paseando su “pasión” por las tierras de América! ¡Cómo esta vida de los conquistadores es un Vía-crucis! Una calle de la amargura que atraviesa América de punta a punta, con las catorce estaciones, mil veces repetidas.

Un Vía-crucis que un día paseó por las orillas del Mississippi Hernando de Soto descalzo entre las selvas y los mosquitos, debilitado por la malaria -Vía-crucis olvidado-, para descubrir un río. Cayó aplastado sobre el río con la cruz de su empresa, encontrando en el río gigantesco, tumba y altar, calvario y sepulcro a un mismo tiempo. Igual que Francisco de Orellana, roto y desecho por el Amazonas, el río más caudaloso de América.

Vía-crucis de los extremeños en las selvas vírgenes del Amazonas, del Orinoco, del Plata, del Magdalena. Vía-crucis de los extremeños con la cruz a cuestas, descalzos, hambrientos, perseguidos, incomprendidos, sin cirineos para llevar la cruz, sembrando a Dios y España por las selvas americanas, que los rechazaron con ese misterioso poder con que las tinieblas tratan de aplastar la luz y matar a los redentores.

Y al final del Vía-crucis, ¡cuántos calvarios! ¡cuantísimos calvarios! En el final de la vida de tantos extremeños se yergue un calvario en las tierras americanas. Patíbulo de Núñez de Balboa, descubridor del Océano Pacífico, con un tajo que separaba su cabeza y que la hace rodar de bote en bote. Patíbulo, muerte desconocida, olvidada, solitaria, humillante, de tantos y tantos conquistadores extremeños que hicieron posible la conquista, la civilización, la misión, la redención de América. Y, como nuestra prócer, como símbolo clave, trujillano, ese último calvario, allá abajo, en el Perú, de don Francisco Pizarro, símbolo de Extremadura. Está solo; irrumpen de pronto conjurados en su habitación; no tiene tiempo de vestirse la armadura; consumando enrollado hace un escudo de defensa en la izquierda, descuelga con la derecha la vieja espada de la conquista, “venid acá mi vieja espada”, y con tan mezquino escudo y tan improvisada defensa hacer frente y espera a los conjurados. Son muchos. Le acosan. El cerco se va haciendo más apretado. Cuchillada que se aventura es contestada todavía por el brazo fuerte de Pizarro. Uno de los conjurados se arriesga demasiado y lo inserta en su espada Pizarro, pero de tal modo le clava la espada hasta la empuñadura, que no tiene tiempo de sacarla, y mientras forcejea por recuperarla caen sobre él los conjurados y le apuñalan. Pizarro cae al suelo entre heridas desgarrándose. Y mientras -calvario de héroe, final de conquista- se desangra en el suelo, Pizarro moja el dedo de su mano derecha en la sangre de una de sus heridas, traza una cruz con sangre en el suelo y la besa. Y como cantó bellamente el padre Cúe, grandioso poeta mexicano hijo de padres españoles:

“Con caliente sangre impresa.
Sobre la tierra una cruz.
Sobre ella un rostro sin luz
que ya no la ve y la besa.

Ni Atahualpa al quedar preso,
ni tu caballo, ni el peso
de tus soldados, ni tú.
¡tu sangre, una cruz, un beso,
conquistaron el Perú!”.

Esa cruz de sangre sobre la tierra americana, ese calvario de héroe, esa ofrenda y sacrificio, se junta misteriosamente al eterno sacrificio de Cristo que redimen y sublima todos los sacrificios, todos los sudores, todos los fracasos, todos los dolores y muertes de la Humanidad. Y esa muerte de Pizarro, injertada cara en Cristo, se convierte en la lejanía de la Historia de un “paso” de calvario en la Semana Santa de América, que con su sangre y con su muerte redime con Dios y para Dios el suelo americano.

Y tras la muerte, el sepulcro. Toda América es un panteón colosal a la intemperie, entre águilas y cóndores, de los conquistadores españoles. Y en Jerusalén el sepulcro de Cristo. Con una infinita diferencia. La tumba de Cristo está vacía. Las tumbas de los conquistadores, hombres nada más al fin y al cabo, están llenas. ¡Llenas de huesos y llenas de gloria!

Oct 011986
 

María Murillo de Quiros.

Me sorprendió ver en una biblioteca andaluza una curiosa publicación de la que busqué réplica, porque supuse que la tenía. D. Francisco Fernández Serrano me confirmó la existencia de dicha réplica, que encontré en la biblioteca del Monasterio de Guadalupe.

El primer documento es una “Memoria sobre la causa de dilapidaciones de Guadalupe que ofrece al publico el juez que ha entendido en su formación D. José García de Atocha, diputado provincial de la de Cáceres, jefe político cesante de la de Badajoz y Ministro Honorario de la Audiencia Nacional de Extremadura” (Cáceres. Imprenta de D. Lucas de Burgos, 1835).

La réplica a esta publicación se titula: “Vindicación de D. Felipe Rosado de Belalcázar, mayordomo que fue del extinguido Monasterio de Guadalupe: contra la memoria publicada por el subdelegado de rentas de Trujillo; D. José García de Atocha sobre la causa de dilapidaciones del mismo monasterio”(Cáceres. Imprenta de D. Lucas de Burgos, 1839).

Muchos extremeños hemos oído hablar de la exclaustración de los monjes jerónimos de Guadalupe y a muchos nos ha extrañado que la preciosa manga de nominada el “Trapo Viejo” estuviera en la antigua iglesia como nos han contado, enrollada y atada, sirviendo de pelota a los monaguillos durante varios años. Después de leer como ocurrió la exclaustración y ocupación del monasterio, se explica que esto fuera posible y que desaparecieran muchas cosas sin saber quien se las llevaba. Leyendo las dos publicaciones que cito, se hace una idea bastante aproximada de los hechos.

El día 18 de Septiembre de 1835, la comisión formada por D. Tomás Pinto, D. Pedro Nava y D. Antonio Casilda, vecinos de Guadalupe, fue la que llevó a cabo la exclaustración. Repentinamente ocuparon llaves, oficinas, libros de cuentas, etc., y a los “ex-monges” los expulsaron de Guadalupe.

Hace los primeros inventarios D. Santiago Sánchez Mora, encargado de la Comisión de Arbitrios de Trujillo con intervención y asistencia del Delegado de la Contaduría y demás personas que por instrucción se requerían y dice D. Felipe Rosado: “Este sujeto, circunspecto y juicioso, y obediente a las disposiciones superiores que gobernaban en la materia, obró conforme a la letra del artículo 7º del Real Decreto de 25 de Julio de 1835 que decía: …. comprendiendo en ellos solamente los bienes y efectos que correspondían al Monasterio de Guadalupe. Y respetando como debía los pertenecientes a terceras personas; excluyendo también los muebles de uso particular de los monges a cuyo cuidado y administración estaban encomendados los caseríos donde te habitaban…”.

Pero estos inventarios no se dan por buenos, porque según dice el juez García de Atocha, llamó mucho la atención de que “las inmensas riquezas, que se suponían existentes en el monasterio, se habían reducido a un producto mezquino e insignificante”. “Apenas se hablaba de otra cosa en aquella época que de la exclaustración y de la distracción de alhajas y objetos de Guadalupe… Unos critican a los encargados de la ocupación del monasterio y formación de sus inventarios; otros atribuían a los monges y a sus huéspedes la ocultación de lo más precioso: todos hablan de dilapidaciones escandalosas…”.

“Llegaron estos rumores a las Autoridades Superiores. El Intendente de Extremadura D. José de Codecido y la Dirección General de Rentas y Arbitrios de Amortización no fueron indiferentes a ellos…”.

Tuvo principio la causa de dilapidaciones en 17 de Octubre de 1835. Autorizan al Subdelegado de Rentas de Trujillo, el Sr. García de Atocha, para la formación del sumario y al Comisionado Principal de Amortización de Plasencia D. José Munilla para formar nuevos inventarios y dice García de Atocha que “presentándose en Guadalupe a este intento por disposición del Intendente, fue auxiliado por mi autoridad hasta retirar y conducir con escolta a Trujillo los mantos de la Virgen y alhajas de plata, que no se necesitaban para el culto”.

Es el Notario de Reinos D. José González Trejo quien extendió el auto de oficio conveniente, de donde han partido todas las actuaciones (según Atocha) y aunque este dice “tan solo me mezclé en la parte puramente judicial y necesaria para calificar los hechos de la distracción de alhajas y efectos”, es él quien nombra para formar los nuevos inventarios a D. Manuel Tena, Regidor de Guadalupe y Subteniente de su milicia Nacional. Y sigue Atocha: “Auxiliado por mí con la escolta de Nacional que reclamé para resguardo de su persona, formalizó los inventarios con toda escrupulosidad y exactitud”. Y dice el ex-mayordomo Mayor: “Hecho Tena amo del cortijo asistido de la fuerza armada y de un escribano (porque el apenas sabe hacer palotes) gastó muchos días en hacer alarde de su comisión… Fue un atropellamiento escandaloso y despótico, por el cual una multitud de dueños se vieron desposeídos de lo suyo”.

“Nada de víveres, nada de provisiones, nada de ropa llevó esta comparsa a los caseríos. Resueltos sus individuos a vivir sobre el país, tal vez por las promesas que Tena les hiciera, comenzaron a devorar carneros, panes, chacina, tocinos, y cuanto había disponible por aquellos contornos, pertenecientes bien al extinguido Monasterio, bien al dominio de terceras personas…”.

Refiriéndose a los mantos de la Virgen, dice el Juez: “se echaron de menos muchas piedras preciosas de cuya falta había necesidad de hacer los cargos correspondientes a las personas a quienes estaba encomendada la custodia”.

A esto dice D. Felipe Rosado: “Verdad es que los vestidos (no solo los mantos de la Virgen) de Nuestra Sra. y el Niño, y mucha plata se condujo a Trujillo… Pero ¿Se hizo por ventura un escrupuloso inventario de las muchas, ricas y diversas joyas de pedrería y aljófar que daban tanto ornato y estimación a estas sagradas vestiduras? ¿Se pesó la plata conducida a Trujillo por innecesaria para el culto y servicio de altar?.., nada de esto se hizo en Guadalupe”.

“… en el inventario que a presencia del Juez se hizo, resultaron solamente 23 diamantes de menos, cuya falta, según se dice en el mismo inventario “Consta también en el libro que contienen estas preciosidades”. Esto prueba: primero, que la falta no es reciente; segundo, que no hubo al verificarse la exclaustración, dolo, mala fe ni ocultación o defraudación de estas piedras preciosas; y, tercero, que si hubo esta falta antes, fue una pérdida pare el monasterio y no para nadie. Los vestidos han estado en marcha muchas veces a diferentes puntos. Se llevaron en tiempos de la guerra con Napoleón a Cádiz; en la época de 1820 al 23, a Trujillo, Badajoz y Portugal y no será extravío que estas 23 piedras faltasen o padeciesen entonces extravió; pero me consta que hace mucho tiempo existía la falta”. Y continua D. Felipe Rosado refiriéndose al juez: “Como averiguó la falta de los 23 diamantes ¿Por que no contó los que existían en los vestidos, y las perlas, y los rubíes, y las Esmeraldas, y el aljófar y todas sus preciosidades? Se creyó necesario inventariar ocho campanas que había en la torre y no se consideró necesario inventariar específicamente la rica y estimable pedrería que ornaba las sagradas vestiduras de la Imagen?…”.

Dice también el ex-mayordomo mayor que se presentó al Subdelegado en Trujillo, cuando le fue dada la comisión para pasar a Guadalupe “Ofreciéndole mi compañía, exigida por las instrucciones de la Dirección General, como Apoderado y Administrador del Monasterio, cuya propuesta fue oída por él y repudiada omnímodamente…”.

“El bordador del Monasterio, vecino de Guadalupe, que por su pericia y conocimiento de aquellas alhajas, tan convenientemente hubiera debido ser llamado para el reconocimiento de los vestidos y sus joyas y para la formación del escrupuloso inventario que de ellos debió hacerse, fue echado al olvido”.

“Llegó a Guadalupe el Subdelegado y para asegurarse más en su plan quitándome todos los medios de cumplir con los deberes que me imponía mi destino anterior de mayordomo General del Monasterio, conforme provenía la Dirección, quedando él a sus anchas, me comunicó una orden sultánica por la que me prevenía, entre otras cosas, saliese en término de ocho horas desterrado”.

En una llamada del apéndice dice: “D. Felipe Rosado de Belalcázar fue desterrado a Torrecillas por orden del Subdelegado; y después preso e incomunicado por veintitrés días en el convento de San Francisco de Trujillo con un centinela de vista, ganando 5 reales diarios a sus expensas. D. Vicente de Baterno, desterrado al Escurial, y después preso en San Francisco más de dos meses. D. Sebastián y D. Cándido Pedraza, desterrados a Abertura, D. Santiago Sigüenza retenido en Logrosán, y D. Cenón Cabanillas de Carbayuela, ex-Prior, desterrado a Benquerencia de Montánchez…”.

Hace el juez un estado comparativo de los primeros y segundos inventarios de los efectos de los cortijos de San Isidoro, Rincón, Maillo y Vega y el mayordomo mayor, analiza y replica una por una las partidas de lo inventariado en los cortijos así como en Guadalupe en casas particulares donde “por razón de parentesco, de afecto o de caridad” habían recogido los muebles particulares de los ex-monges; les embargan estos muebles, ropas, sombreros de teja, breviarios, etc. y a particulares de Guadalupe les embargan casa, ganados, aceite, garbanzos, etc. Denuncian los hechos y duran dos años los litigios.

Sería largo citar todas las partidas donde se embargan cosas tan dispares como cubiertos de plata, mulos de paso, ovejas, machos cabríos, colmenas y corchos vacíos, una casa en Guadalupe, fanegas de trigo, barbechos, pollos, pavos, palomas, etc., etc.

Entre las ocultaciones cita el Juez una partida de 3.447 cabezas de ganado lanar, cinco caballos hateros y 16 perros, tasándolos en 138,720 reales. Y dice el que fue Administrador del monasterio: “Supongo que hablará de la cabaña. Cuando yo la despaché para la montaña a pastos de verano en 1835 salieron del esquileo 5.150 cabezas propias del monasterio y además los caballos hateros, perros y útiles de esta ganadería, así debe constar en los libros, pues yo en ellos hice el asiento…”.

“En 18 de Septiembre de 1835, que fue disuelta la comunidad, estaba la cabaña en la sierra. Cuando vino, ya estábamos exclaustrados. Véase si hay ocultación”. Y pregunta: Si salieron del esquileo 5.150 cabezas ¿Dónde están las 1.703 que faltan Sr. Subdelegado? ¿Dónde está toda la cabaña? En las oficinas de amortización nada consta sobre esta granjería ni en ella ha entrado un cuarto, ni saben oficialmente qué se ha hecho de tan considerable y rica porción de ganado…”.

En Trujillo fueron subastados mulas, mulos de paso y otros ganados.

Son tales los excesos de Manuel Tena al formar los inventarios de los cortijos que D. José Gordón, Subdelegado de policía de Trujillo se enfrentó al Subdelegado Atocha por la causa criminal que se sigue a Tena.

Forma el Juez dieciséis expedientes que componen 2.308 folios. Según el ex-Mayordomo Mayor “con una pieza bien instruida había sido suficiente para haber presentado la verdad. Pero no se quiso la sencillez; se quiso la confusión. Para eso se escribió mucho; y con mucho desacierto”.

Es D. José Secos Bueno, “Escribano de S. M., público y del número de esta ciudad de Trujillo” el que certifica y da fe de algunos de los documentos que forman este sumario en uno de los cuales dice: “constan reales órdenes para que se concluya dentro del término que manda, la causa de dilapidaciones ocurridas en el extinguido Monasterio de Guadalupe… Pero los plazos pasan y el Juez sigue hasta que al cabo de tres años se le arrancó”.

Le habían trasladado a Badajoz y se había llevado los expedientes. Escribió varias cartas a la Reina y a otras autoridades, pero le quitan la causa definitivamente.

Llama la atención la frase del juez diciendo que se comenzó el proceso de las dilapidaciones porque “las inmensas riquezas, que se suponían existentes en el monasterio se habían reducido a un producto-mezquino”. Incautan el monasterio, los mantos, la plata, obras de arte, varias dehesas con sus cortijos y ganados… ¿y dice que un producto mezquino?

Y volvemos al “Trapo viejo”. Como lo primero que hicieron fue expulsar a los frailes no solo del convento, sino de Guadalupe, aquello se supone que quedó en manos de quienes no tenían ni idea del valor de las cosas, así se explica que en los inventarios figuraran “los cestillos de costuras, los acericos, las madejas de lino hilado, granzas de trigo en cantidad de un celemín” Y muchas más cosas insignificantes y dejan de inventariar el “Trapo Viejo” y seguramente muchas más cosas valiosas que Dios sabe donde irían.

Oct 011986
 

Valeriano Gutiérrez Macías.

Fervoroso el que os habla de Extremadura y sus figuras esclarecidas, se honra en colaborar en estos Coloquios Históricos con una comunicación sobre el Capitán General de la Armada José Solano Bote, natural de Zorita, villa contigua a estos pagos, del secarral cacereño.

La Alta Extremadura, aunque geográficamente es una parcela del interior, siempre tuvo vocación marinera, como lo demostró en La Conquista y en cuántas ocasiones se le han presentado. Buen ejemplo de ello es el del marino José Solano Bote (de 1726-1806).

Solano Bote se distinguió muy pronto, al ser elegido, nada más acabar sus estudios preparatorios como guardiamarina, para acompañar al insigne Jorge Juan y a otros oficiales en sus viajes por Europa, con la finalidad de conocer el estado de los progresos científicos de la náutica. Estuvo destinado en América para acordar con los portugueses la línea de demarcación al norte del río Marañón. Mandó el navío “Rayo” y fue Capitán General de Venezuela. Durante su mandato limpió la costa de Caracas de contrabandistas. Después pasó con el mismo cargo a la isla de Santo Domingo (1770). Fue jefe de la escuadra en 1779 y sobresalió en la nueva guerra contra Inglaterra. Destinado otra vez a América en 1880 para proteger, al mando de una escuadra, las comunicaciones con Las Antillas. Estuvo designado para el mando de apostadero de La Habana. Ascendió a Teniente General en el año 1782. Al terminar la contienda, fue premiado por sus servicios con el título de Marqués de Socorro. Cuando regresó a España le hicieron Consejero de Estado. Todavía, anota Olimpia Bergué, influyó en el mando de nuevas escuadras, en la conclusión del tratado de paz con Inglaterra. En 1796, nuevamente zarpó de Cádiz al mando de la flota de América y ocasionó serios daños a barcos y establecimientos ingleses.

Las memorias del Capitán General Solano Bote, que se hallan en el palacio de Monsalud de la ciudad de Almendralejo, esperan que hallan espíritus generosos que se preocupen de su publicación. Entonces será el momento de saber de todos los trabajos que llevó a cabo el glorioso marino y los secretos de su quehacer científico que tanto interesa conocer dada su preparación y talento.

También podrá desvelarse con el estudio exhaustivo de las memorias de Solano Bote, una parte de la historia de España relativa a la época en que vivió, y que podría servir para desentrañar otros muchos piélagos de ignorancia sobre los hechos acaecidos en aquellos tiempos turbulentos y dinámicos, pues algunos de ellos fueron protagonizados por él mismo, o fue testigo directo de los sucesos.

Fervoroso el que os habla de Extremadura y sus figuras esclarecidas, se honra en colaborar en estos Coloquios Históricos con una comunicación sobre el Capitán General de la Armada José Solano Bote, natural de Zorita, villa contigua a estos pagos, del secarral cacereño.

La Alta Extremadura, aunque geográficamente es una parcela del interior, siempre tuvo vocación marinera, como lo demostró en La Conquista y en cuántas ocasiones se le han presentado. Buen ejemplo de ello es el del marino José Solano Bote (de 1726-1806).

Solano Bote se distinguió muy pronto, al ser elegido, nada más acabar sus estudios preparatorios como guardiamarina, para acompañar al insigne Jorge Juan y a otros oficiales en sus viajes por Europa, con la finalidad de conocer el estado de los progresos científicos de la náutica. Estuvo destinado en América para acordar con los portugueses la línea de demarcación al norte del río Marañón. Mandó el navío “Rayo” y fue Capitán General de Venezuela. Durante su mandato limpió la costa de Caracas de contrabandistas. Después pasó con el mismo cargo a la isla de Santo Domingo (1770). Fue jefe de la escuadra en 1779 y sobresalió en la nueva guerra contra Inglaterra. Destinado otra vez a América en 1880 para proteger, al mando de una escuadra, las comunicaciones con Las Antillas. Estuvo designado para el mando de apostadero de La Habana. Ascendió a Teniente General en el año 1782. Al terminar la contienda, fue premiado por sus servicios con el título de Marqués de Socorro. Cuando regresó a España le hicieron Consejero de Estado. Todavía, anota Olimpia Bergué, influyó en el mando de nuevas escuadras, en la conclusión del tratado de paz con Inglaterra. En 1796, nuevamente zarpó de Cádiz al mando de la flota de América y ocasionó serios daños a barcos y establecimientos ingleses.

Las memorias del Capitán General Solano Bote, que se hallan en el palacio de Monsalud de la ciudad de Almendralejo, esperan que hallan espíritus generosos que se preocupen de su publicación. Entonces será el momento de saber de todos los trabajos que llevó a cabo el glorioso marino y los secretos de su quehacer científico que tanto interesa conocer dada su preparación y talento.

También podrá desvelarse con el estudio exhaustivo de las memorias de Solano Bote, una parte de la historia de España relativa a la época en que vivió, y que podría servir para desentrañar otros muchos piélagos de ignorancia sobre los hechos acaecidos en aquellos tiempos turbulentos y dinámicos, pues algunos de ellos fueron protagonizados por él mismo, o fue testigo directo de los sucesos.

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