Dic 202019
 

Fernando Moreno Domínguez, Francisco Pérez Solís, Alberto Durán Sánchez, Gregorio Francisco González.

 Un año más nos sentimos honrados de participar en unos Coloquios Históricos de Extremadura convertidos desde hace tiempo en referente indiscutible de la investigación histórica y arqueológica en la provincia de Cáceres. Unos encuentros que realizan una labor de divulgación y sociabilización tan encomiable como necesaria, con la cual, dentro de nuestras modestas posibilidades, nos orgullecemos de colaborar mediante la presente comunicación. Como viene siendo habitual en nuestras anteriores intervenciones, presentamos una serie de descubrimientos arqueológicos realizados por nosotros mismos, de muy diversa índole y cronología, quizás en arriesgada mezcolanza que casi alcanza el totum revolutum. A pesar de todo, entendemos que esta fórmula proporciona unas ventajas superiores a los posibles inconvenientes: nos permite realizar exposiciones ligeras, en absoluto definitivas, de estos hallazgos casuales; genera un relato ameno, accesible al público general, acorde con la labor sociabilizadora que reconocemos en estos Coloquios, y que tantas veces es obviada en los trabajos científicos (no olvidemos que es la sociedad, y no las fuerzas de seguridad, ni mucho menos la administración, quien tiene el poder de proteger y salvaguardar el patrimonio cultural); en última instancia, nos permite realizar un recorrido cronológico, desde la prehistoria hasta los tiempos más modernos, que muestra la extraordinaria riqueza arqueológica que guardan las tierras de Trujillo. Una riqueza latente aún, que, bien gestionada, podría generar infinidad de recursos sociales. Este patrimonio, estamos convencidos de ello, no solo abarca a los restos del pasado, sino que supone garantías de futuro.

Ajustándonos a la presentación, nos centraremos en un área muy concreta del berrocal trujillano, los parajes de la Canchera y del Castrejón, en el flanco sureste del batolito granítico que circunda la ciudad. Una zona que no deja de proporcionar hallazgos prehistóricos[1] desde que en el año 1998 don Manuel Rubio Andrada, coordinador de estos Coloquios, publicase la existencia del poblado del Acebuche[2]. En esta intrincada área del berrocal desgranaremos en primer lugar el entorno inmediato de este yacimiento, donde hemos podido localizar un variado repertorio de asentamientos asociados a períodos calcolíticos. En segundo lugar, casi contiguo a los anteriores, analizaremos un poblado fortificado islámico (tipo hiṣn o qarya) que viene a arrojar luz sobre el poblamiento rural de esta época en el batolito trujillano.

Entre medias, la excursión arqueológica se desplazará hasta el término de Ibahernando para visitar el yacimiento romano de la Higueruela, aunque prestando atención a un elemento mucho más antiguo: una mesa de ofrendas prehistórica.

Una vez más, tenemos que agradecer al doctor Antonio González Cordero la inestimable paciencia y desinteresada ayuda que nos ha ofrecido a la hora de abordar los problemas interpretativos que plantean los hallazgos aquí presentados.

Ilustración n.º 1: Situación de los yacimientos visitados en la excursión (Fuente: SIGPAC)

 

  1. NUEVAS APORTACIONES A LA PREHISTORIA DEL BERROCAL TRUJILLANO, EN TORNO AL YACIMIENTO DEL ACEBUCHE.

 

Han pasado 21 años desde la publicación, en estos mismos Coloquios Históricos, de un artículo al que queremos rendir homenaje, puesto que ha servido de base para las páginas que ahora nos disponemos escribir. Aquel estudio hacía referencia al yacimiento del Acebuche (Trujillo, Cáceres), siendo seguido en años posteriores por la publicación de los poblados de Aguas Viejas[3] o el Avión[4], todos ellos localizados en el intrincado paisaje del berrocal trujillano. La primera parte de nuestra comunicación pretende profundizar en el análisis del entorno físico de aquel primer yacimiento, que no se presenta aislado, sino formando parte de una intrincada y compleja red de poblamiento prehistórico.

Situado en el margen sur del batolito, entre dos arroyos estacionales que vierten al río Magasca, el yacimiento del Acebuche se configura como un pequeño asentamiento rodeado por grandes bolos graníticos, en torno a los 518 msnm, un emplazamiento a priori similar al resto de morros rocosos del entorno. En la publicación del año 1998 se realizó un estudio de los fragmentos cerámicos vistos en superficie (platos, cuencos o vasos) lo que permitía al autor incluir este yacimiento en la etapa calcolítica, más concretamente en la llamada Cultura del Suroeste.

Incentivados por los datos ofrecidos por esta publicación, hemos realizado diferentes excursiones a esta hermosa, aunque compleja, zona del berrocal, en la que resulta fácil desorientarse entre cerros, valles y prominentes afloraciones rocosas. Pronto pudimos comprobar la veracidad de las palabras de don Manuel Rubio cuando afirmaba que son numerosos los puntos donde se pueden detectar materiales prehistóricos a ras de suelo, por lo general en escaso número y poco relevantes. A pesar de ello, sí nos gustaría destacar una serie de elementos situados en las mismas cercas que el poblado del Acebuche, en el paraje de la Canchera de don Pedro, todos ellos dentro de un radio de 550 m. a partir del asentamiento (en dirección sur-sureste). Se trata de siete nuevos yacimientos arqueológicos, de distinta naturaleza y entidad, que no solo presentan restos cerámicos sino también estructuras, pinturas y otros elementos singulares, al menos a nuestro entender, para poder ir completando el sucinto puzle de la prehistoria de la comarca de Trujillo.

  1. Canchera de don Pedro I: a apenas cien metros de distancia en línea recta al sur del Acebuche encontramos un covacho que actualmente no reúne condiciones de habitabilidad, aunque al estar colmatado de tierra desconocemos las dimensiones reales que, no obstante, no deben de ser amplias permitiendo a lo sumo su uso como refugio. Lo destacable de este espacio es la extraordinaria cantidad de restos cerámicos facturados a mano visibles en su interior. Evidentemente, las condiciones de estos materiales impiden una descripción o estudio pormenorizado de los mismos (extremo que debería contar con la pertinente intervención arqueológica) aunque entre ellos destacan las formas con mamelones redondeados, los bordes con moldura triangular o los apliques de cordones con decoración impresa, características todas ellas que nos retrotraen a períodos calcolíticos o del bronce inicial, en plena concordancia por tanto con el yacimiento del Acebuche.
  2. Canchera de don Pedro II: si continuamos otros cien metros hacia el sur, encontramos un segundo asentamiento, esta vez al aire libre y amurallado, de pequeño tamaño (unas 0,2 has.), de planta redondeada con un diámetro cercano a los 40 metros. En todo su perímetro se aprecia un suave terraplén donde se acumulan los mampuestos de granito de mediano y gran formato, en buena medida ocultos por el pasto y las retamas que pueblan el paraje. Sobresalen en este recinto murado dos torres semicirculares, de unos dos metros de diámetro cada una y cuatro metros de separación entre ellas, de las que solo se observa una única hilada de grandes bloques graníticos. No se distinguen más torres en el recinto, por lo que cabe la posibilidad de que estén flanqueando una puerta de acceso, en cuyo caso estaría orientada al suroeste. Los únicos materiales que permiten asociar este fortín con el poblado del Acebuche son los restos cerámicos dispersos abundantemente por la zona, casi todos ellos galbos a mano de alisado tosco, cocción reductora y desgrasantes de cuarzo y mica. Aunque este recinto amurallado se sitúa en torno a los 500 msnm, una elevación menor que la del Acebuche, quizás se beneficia de una posición más ventajosa en cuanto que, próximo a la llanura del río Magasca, aprovecha la ladera natural del valle, asegurándose un completo control visual del mismo. En referencia a su reducido tamaño, estas dimensiones cuestionan su uso como asentamiento propiamente dicho, debiendo ser, quizás, considerado un lugar fortificado con funciones específicas (almacenaje, control del territorio, defensa puntual…) que solo una excavación arqueológica podría desvelar[5]. En cualquier caso, podemos encontrar paralelos de fortificaciones similares en otros yacimientos calcolíticos de la comarca, como Cortijo Zacarías[6] (salvando evidentemente las diferencias de escala, Almendralejo, Badajoz), Castillejos (La Cumbre), así como de fuera de ella[7].

Ilustración n.º 2: Bastiones semicirculares en el yacimiento de Cancheras de don Pedro II.

  1. Castrejón I, II, III y IV. Al este y sureste de este último poblado amurallado, encontramos sendos paneles de grabados rupestres de cazoletas esculpidos en abrigos de reducido tamaño. El más cercano de ellos (Castrejón III), unos 115 m. al este de Cancheras de don Pedro II, es quizás el más destacado, debido a las impresionantes formas que la erosión ha otorgado a los enormes bolos que lo coronan. Castrejón I y II se sitúan a poca distancia uno del otro y apenas superan la veintena de cazoletas por panel.

En cuanto a Castrejón IV, presenta características muy particulares, situándose a unos 980 m. de distancia al suroeste del poblado del Acebuche, frente a un poblado islámico que ocupará la tercera parte de nuestra comunicación. Se trata de un afloramiento granítico desgajado de su base y retallado en todos sus bordes, seguramente como resultado de su explotación como cantera. No obstante, en su cara superior presenta una notable constelación formada por medio centenar de cazoletas de desigual tamaño alineadas en largas hileras.

  1. Don Pedro: uno de los sitios más interesantes del entorno del yacimiento del Acebuche es sin duda una estrecha cueva situada a apenas 250 metros hacia el este del mismo. Alberga varias manifestaciones de pintura rupestre, realmente escasas en nuestra comarca debido a los procesos de erosión del soporte granítico. Adquiere forma de grieta estrecha y alargada (longitud transitable 5,77 m., anchura máxima 2,35 m.) a partir de la superposición de grandes masas rocosas, en especial un gigantesco bolo granítico que le sirve de apoyo en su lateral occidental. Otros peñascos de menor volumen la cierran encajonados por el resto de lados. La cavidad permanece camuflada en el paisaje, pasando completamente inadvertida hasta que se alcanza la misma base del roquedal. La entrada es muy estrecha, pues, aunque en su base alcance el 1,20 m. de anchura, por arriba se estrecha bastante de modo que el acceso se debe hacer reptando. El interior, de sección triangular, tampoco es espacioso ni cómodo, con una altura máxima de 1,90 m. Pese a que el suelo actual está formado por tierra proveniente de escorrentías y arrastres, sospechamos que las medidas originales no diferirían demasiado de las actuales. Las paredes están muy deterioradas. Además de la disgregación natural del granito (de grano muy grueso en esta zona del berrocal) se observan manchas de humedad y hollín, resultado de la reutilización de este espacio. Tanto en el interior de la cueva como en su entorno son frecuentes los hallazgos de fragmentos cerámicos de factura manual, cocción reductora y desgrasantes de cuarzo y mica.

Ilustración n.º 3: Cueva de Don Pedro, croquis general de la planta.

Ya desde el exterior se adivinan las primeras cazoletas (panel 1, con unas dimensiones visibles de 1,56 m. × 1,15 m.), en una lanchuela granítica a nivel de suelo decorada con dieciocho insculturas semiesféricas (de entre 8 cm. y 3 cm. de diámetro) agolpadas todas en la mitad occidental de la roca. Juste enfrente, en la pared oeste, encontramos otras veinticuatro cazoletas (panel 2) dispuestas las más en líneas paralelas, aunque otras se apartan del grupo principal y se sitúan en los bordes del panel. Los diámetros de las cazoletas en este segundo panel oscilan entre los 2 cm. y los 4 cm.

No obstante, es el fondo de la cavidad la que nos depara las mayores sorpresas. En una de las rocas que parece dividir el interior en dos, encontramos un soliforme pintado en excepcional buen estado de conservación. Solo borrado en uno de sus lados (quizás simplemente oculto tras las manchas de humedad), presenta una altura de 12 cm. Son visibles diez rayos que no siguen un trazado radial, sino que parecen más bien agrupados en paralelo de dos en dos. Hemos de resaltar la singularidad de que, pese a situarse en la zona más profunda de la grieta, este soliforme queda en ocasiones iluminado por los rayos de sol, tal y como pudimos constatar con sorpresa en una de nuestras primeras visitas al sitio[8]. Junto a él, en una de roca a menor altura, encontramos lo que parece un grabado formado por cuatro segmentos alargados y un rebaje romboidal, que en conjunto recuerdan una huella zoomorfa (quizás de lobo).

Ilustración n.º 4: Soliforme.

 

Ilustración nº. 5: Cueva de Don Pedro, exterior. La flecha roja marca el acceso al interior.

Los hallazgos continúan en el exterior de la cavidad. En el bolo ciclópeo que recibe al visitante al llegar al paraje, partido en dos por una rectilínea grieta natural, encontramos al menos otras tres pinturas rupestres[9]. Una de ellas es la huella de una mano izquierda en positivo (36 cm. de longitud, incluyendo dedos, palma y muñeca; quizás también parte del antebrazo, aunque podría deberse a que el pigmento se ha desdibujado; se observan todos los dedos, aunque el pulgar no de forma completa). Una segunda podría representar a un antropomorfo en posición vertical (10 cm. de longitud, la cabeza apenas marcada, brazo derecho de escaso desarrollo mientras que el izquierdo cae en arco, extremidades inferiores unificadas en una especie de faldón) mientras que la tercera se encuentra aún más desdibujada, apenas un borrón sobre la roca (8 cm. de longitud). Todos los motivos de la cueva de Don Pedro son monocromos, en tonalidades rojizas y por el grosor de los trazos parecen ejecutados utilizando la yema de los dedos directamente como pincel.

Estas manifestaciones vienen a sumarse al resto de pinturas rupestres ya documentadas y publicadas en el término trujillano[10], respectivamente en la Cueva Larga de Pradillo y en los Canchalejos de Belén.[11] Con todo, no dejan de ser minoritarias respecto a los paneles ejecutados sobre cuarcita u otros tipos de roca en la región (hace nueve años se contabilizaban medio centenar de casos de pinturas en soporte granítico en toda la provincia de Cáceres). Cabe destacar, en primer lugar, la relación de estos pictogramas con las cazoletas y con el resto de materiales cerámicos dispersos en la cavidad. En ocasiones se ha apuntado al uso funerario de estos espacios cerrados, a modo de dólmenes naturales. La asociación entre pinturas y restos materiales es frecuente en otras zonas de la provincia, con un arco cronológico establecido entre períodos neolíticos y calcolíticos, en sintonía, por tanto, con el resto de yacimientos expuestos del entorno del Acebuche. En segundo lugar, nos gustaría resaltar la impronta de mano, debido a la larga tradición historiográfica de este tipo de pinturas rupestres, que en nuestro país son difíciles de encontrar lejos de la cornisa cantábrica, excepción hecha, claro está, de la insigne Maltravieso[12], en la capital cacereña. La aparición de este motivo supone una brusca ruptura temporal respecto al contexto arqueológico de la cueva, remontándose hasta etapas del paleolítico, lo cual plantea interesantes cuestiones acerca de los orígenes de la frecuentación de este paraje y/o sobre la continuidad de estas figuras en periodos posteriores de la prehistoria.

Sea como fuere, lo que sí es segura es la presencia de más pinturas en otros abrigos del entorno de la cueva de Don Pedro. En concreto, digitaciones y otros motivos peor definidos a unos 20 metros de distancia por encima de la cavidad; indicios más que suficientes para asegurar un prometedor potencial arqueológico, aún inédito, a esta zona del berrocal trujillano.

Ilustración n.º 6: Pinturas rupestres en el exterior de la cueva de Don Pedro.

 

  1. LA MESA DE OFRENDAS DE HIGUERUELA (IBAHERNANDO).

 

En la cabecera del arroyo de la Higueruela, corriente de escaso recorrido tributaria del río Gibranzos, encontramos el yacimiento romano del mismo nombre, en medio de la penillanura que caracteriza al espigón norte del término municipal de Ibahernando (Cáceres). En esta zona, a una altitud media de 500 msnm, los extensos pastizales rodean casas y cortijos de notable antigüedad, muchos de ellos asentados sobre villae romanas, presentando sus muros gran cantidad de elementos reutilizados de notable interés. Estas tierras han sido cultivadas hasta nuestros tiempos y, aquí y allá, el arado ha levantado bloques labrados, sillares, materiales latericios o mampuestos, y no faltan tampoco los sempiternos fragmentos de tégulas que constituyen el indicio más visible de la presencia de un asentamiento romano-tardorromano. Estos elementos se encuentran hoy día dispersos, o bien amajanados, siendo difícil discernir los límites reales del yacimiento/s, a falta de una investigación arqueológica en mayor profundidad que pudiera proporcionar información fiable acerca de la extensión, entidad o la secuencia cronológica del asentamiento. Lo que sí parece claro es que debió adoptar la forma de una o varias villae, a tenor de los elementos asociados a la producción de vino y/o aceite actualmente repartidos por los cortijos del entorno. A saber: un mortarium en la casa de Higueruela del Espadero, un lapis pedicinus en el cauce del arroyo, un contrapeso cilíndrico en el camino de acceso o, algo más alejado, un segundo lapis en la casa de Higueruela Santa.

A pesar de la sugerente toponimia referida[13], queremos centrar esta parte del trabajo en etapas anteriores a la romanización de estas tierras, pues el triangulo comprendido entre las localidades de Ibahernado, Ruanes y La Cumbre alberga una enorme cantidad[14] de grabados rupestres sobre granito, la mayoría de los cuales caracterizados por la presencia de un número variable de insculturas o cazoletas. Sin embargo, sin lugar a dudas el grabado más singular de todos se localiza en el yacimiento de la Higueruela, podríamos decir que en una posición marginal, aunque encontramos restos romanos tanto al este como al oeste de nuestro elemento. Se trata de una mesa de ofrendas labrada en un bloque de granito exento (1,8 m. × 1,63 m.) que en origen debió ser ovalada pero el desgaste o fracturación de uno de sus laterales le ha proporcionado la forma redonda que muestra hoy día. Resulta evidente que el bloque fue trabajado con esmero, puliendo todos sus bordes (aunque los animales la hayan usado posteriormente de rascadero) y, sobretodo, alisando una cara superior que más tarde recibió los grabados rupestres. La mesa parece conservarse in situ, tal y como indica el canal (1,17 m. de longitud, 5 cm. de anchura media) que recorre uno de sus bordes y que termina convergiendo en su punto más bajo, hacia el saliente. En ese lateral la acción del agua (quizás también del hombre) ha rebajado la tierra, siendo el único punto donde se observa completo el canto de la pieza (45 cm.).

 

Ilustración n.º 7: Mesa de ofrendas de Higueruela (Ibahernando).

El grabado se localiza en la cara superior de la mesa. Se compone de una serie de elementos de sobra conocidos en esta comarca, cazoletas y canalillos; podríamos decir incluso recurrentes, ya presentados en otros trabajos anteriores publicados en estos Coloquios Históricos[15]. Hemos contabilizado un total de 98 cazoletas, solo aquellas que se distinguían con claridad pues debido a la erosión del granito podría haber contado con más, lo que supone una notable concentración dado lo reducido del soporte. Estas cazoletas presentan un diámetro medio de 3,5 cm. (la mayor 10 cm., la menor 2 cm.) y una profundidad media de 0,5 cm. Se disponen de forma aparentemente anárquica, en el plano inclinado del panel, si bien las de mayor tamaño se disponen en el centro del grabado, aunque ligeramente desplazadas hacia la mitad septentrional. Buena parte se aprecian solo con dificultad debido a la notable erosión que presenta la superficie. Muchas de ellas están unidas de dos en dos mediante un canalillo corto, otras aparecen alineadas, cuando no ensartadas, patrones recurrentes en nuestra comarca comunes a decenas de grabados rupestres que suelen ser situados, a falta de una mayor precisión cronológica, en periodos calcolíticos o de la edad del bronce. Mucho más singular resulta, por ejemplo, la cazoleta unida a un canalillo circular (cuya forma recuerda vagamente a una sortija), la cazoletilla provista de dos canales a modo de canales o los canalillos en recodo que unen algunas cazoletas en la parte baja del panel. Estas manifestaciones, sin embargo, no dejarían de ser un ejemplo más en el amplio corpus de grabados similares de la zona si no fuera por el soporte donde se encuentran. Ya hemos aludido al plano inclinado, a la roca redondeada y al canal perimetral, pero habría que añadir también una zona libre de cazoletas, alisada con esmero, situada en su zona más elevada, que parece destinada a recibir cualquier elemento depositado sobre la roca, una especie de foculus (se marca con una A en la Ilustración n.º 8). Nos parecen todos ellos elementos suficientemente elocuentes que permiten otorgar al monumento un carácter ritual, relacionado con libaciones, quizás incluso con sacrificios. De función incierta, hartamente discutida, las cazoletas suelen vincularse con asentamientos cercanos, monumentos megalíticos o espacios de culto y, dentro de estos últimos, las dispuestas en planos inclinados se identificaban con ceremonias que entrañaban manipulación y vertido de líquidos [16]. Pese a todo, entendemos que ningún otro grabado descubierto hasta la fecha permite relacionar las cazoletas con estos ritos de un modo tan evidente, como lo hace el de la Higueruela, siendo posible incluso reconstruir el modus operandi del oferente: el contenedor de líquidos era depositado en el foculus y desde allí vertido sobre la superficie de la mesa. El líquido era recogido de forma desigual por las cazoletas y el sobrante evacuado por el canal perimetral. Dejando volar la imaginación (tal y como hicieron algunos eruditos de la primera mitad del siglo XX cuando se enfrentaron con los lagares rupestres diseminados por los campos extremeños), podríamos incluso suponer sacrificios de sangre en el foculus.

Ilustración n.º 8: Grabado de la mesa de la Higueruela.

Desconocemos por completo el ritual que seguían los oficiantes en la mesa de la Higueruela, pero la disposición perimetral del canal de desagüe, en el borde de la roca, sin relación alguna con el conjunto de insculturas, nos permite otorgar a este elemento un carácter funcional, como si el mismo líquido vertido sobre el panel fuese considerado también sagrado y por ello debiera ser recogido en un recipiente dispuesto al pie del monumento. En cualquier caso, no deja de ser una hipótesis interpretativa que difícilmente podría ser comprobada. Apuntábamos anteriormente al desgaste del soporte por su lateral norte, pero sin embargo entendemos que el conjunto se encuentra completo en su mayor parte, si no de forma íntegra. Las dos cazoletas de gran tamaño (8 cm. de diámetro) situadas, una a continuación de la otra, en el extremo del canal parecen cerrarlo a modo de ataguías.

Como decíamos, la mesa de la Higueruela es un caso único, pero no aislado, puesto que en el área del yacimiento romano encontramos otros grabados de cazoletas, e incluso un posible antropomorfo (formado por un tridente inciso con una inscultura en cada extremo del segmento central) a poco más de 200 metros de distancia de la mesa.

Por último, nos gustaría resaltar la relación, al menos espacial, entre el yacimiento romano y los grabados de cazoletas. Sería absurdo afirmar que la presencia de los segundos determinó la instalación de los primeros (los llanos cerealísticos son reclamo más que suficiente para el asentamiento romano) pero sí resulta evidente que los moradores de las villas conocieron y respetaron estas rocas grabadas que, con toda seguridad, les resultaban tan enigmáticas y misteriosas como a nosotros. El grabado de la Higueruela parece guardar una composición uniforme, no apreciándose a priori signos de la apropiación simbólica que sí hicieron los latinos en otros santuarios precedentes como el archiconocido caso de Panoias (Vale de Nogueiras, Vila Real, Portugal). Tampoco se observan indicios de cristianización de la mesa (tan comunes en tantos grabados y altares de nuestra comunidad, exorcizados mediante cruces y calvarios[17]), lo cual podría indicar que, quizás, una vez agotadas las fases de ocupación romanas la mesa de la Higueruela ha pasado desapercibida para los moradores de estos pagos hasta la actualidad.

 

  1. EL POBLADO ISLÁMICO DEL CASTREJÓN (TRUJILLO).

 

Cerramos nuestra comunicación abandonando la prehistoria con un hallazgo no menos interesante que los anteriores, en cuanto que arroja algo de luz al poblamiento alto medieval de las tierras de Trujillo, quizás uno de los aspectos menos conocidos de la Madinat Turyilo. Resulta sorprendente que un asentamiento de esta entidad haya pasado inadvertido hasta el momento, mucho más si tenemos en cuenta que domina el vado del río Magasca en la Cañada Real Leonesa, uno de los principales accesos al batolito trujillano desde el sur (posteriormente reforzado en el s. XV con la construcción del puente de la Aldehuela de Mordazo). Justo allí se levanta el poblado del Castrejón, camuflado entre el fragoso paisaje del berrocal, beneficiándose de una posición discreta que le ha garantizado un aceptable estado de conservación. No hemos encontrado referencias a este yacimiento en la bibliografía publicada hasta el momento, a excepción de una vaga cita en la obra de Tena Fernández que lo relacionaba, no obstante, con periodos neolíticos[18]. A pesar de todo, el poblado del Castrejón dista apenas 1 km. de distancia del yacimiento del Acebuche, que nos servía de hilo conductor en la primera parte de la comunicación.

Ilustración n.º 9: Vista general del poblado islámico del Castrejón.

Los restos materiales dispersos en superficie y las estructuras asociadas al asentamiento delimitan una extensión de algo menos de dos hectáreas, ocupando uno de los primeros cerros del berrocal bañado por el río Magasca. Por el este, un arroyo de curso estacional le proporciona acceso directo al agua corriente y un lote nada desdeñable de tierras de huertas. La parte superior del cerro está rodeada por una muralla, a modo de alcazarejo, pero la población no se circunscribía al interior de esta cerca, sino que la rebasaba ampliamente en dirección al arroyo y al río Magasca. En este último lado, se observan incluso largas alineaciones de mampuestos que sugieren la presencia de un camino que se dirigía al río.[19]

Los cimientos de las casas se pueden observar a simple vista en los dos mencionados arrabales. Son de planta rectangular, formado el basamento con grandes bloques graníticos sin apenas labra, a excepción de las jambas de acceso que se desbastan groseramente. En la parte superior de algunos bolos se observan mechinales rebajados en la roca, que debieron servir para soportar una techumbre o cubierta, conformando un hábitat semirupestre de clara economía de medios constructivos, similar al de otros asentamientos altomedievales de la provincia cacereña.[20]

La muralla constituye la construcción más relevante del poblado describiendo, como decíamos, un alcazarejo de planta circular de media hectárea de superficie. En su construcción se aplicaron los mismos principios de economía, apoyándose su trazado en los imponentes afloramientos graníticos que jalonan las barreras. Entre bolo y bolo, siguiendo la curva de nivel, conserva puntos de hasta un metro de altura, con tramos de muro bien careado ejecutado con mampuestos de mediano y gran tamaño. En ocasiones, las menos, los bloques presentan mejor labra para adoptar la forma de sillarejos. En el flanco norte, el paramento se asienta directamente sobre la pared rocosa, aprovechando las posibilidades defensivas de esta barrera natural. En este punto la muralla debió contar con una considerable altura, a tenor de los derrumbes observados al pie de esta pared. Además, en el ángulo noroeste del sistema, quizás el lado más vulnerable, pudo existir un bastión defensivo (alguna especie de fortín o puerta fortificada) del que solo son visibles unos cimientos que delimitan un espacio rectangular de considerable tamaño. Dentro de este alcazarejo, en el punto más elevado del yacimiento, contamos con un bolo granítico alargado, no demasiado alto, que tuvo que desempeñar funciones de mirador o zona de vigía, como evidencian los toscos escalones tallados en una de sus caras para acceder a él. Desde allí se obtiene una amplia panorámica de la penillanura trujillana, entre el berrocal y la sierra de Santa Cruz, pero al mismo tiempo se mantiene el contacto visual con las torres más altas del casco antiguo de Trujillo, caso de los campanarios de la iglesia de Santa María o del propio castillo.

Ilustración n.º 10: Detalle de la muralla, entre dos bolos graníticos.

A pesar de que en el área del yacimiento encontramos alguna dolia y algún fragmento de tegula, la mayoría de los materiales cerámicos apuntan a periodos islámicos, (jarras acanaladas, asas de cinta, teja curva..).

Hace cuatro años, cuando publicábamos el sugerente conjunto rupestre de la Cerca de Polo[21], donde pudimos identificar varios grabados e inscripciones islámicas de carácter religioso, nos preguntábamos de dónde procederían los fieles que se congregaban para orar en los canchos de este eremitorio. Desconocedores entonces de la existencia del poblado del Castrejón, situado a menos de tres kilómetros de distancia de la Cerca de Polo, lo relacionábamos directamente con la ciudad de Trujillo. Pero este nuevo descubrimiento nos obliga a considerar una red poblamiento rural plenamente asentada en el berrocal en torno a la medina, que quizás continúe con los villorrios presentes en otras cercas del entorno como las Calderonas o Tercera Orden. Los períodos islámicos son quizás los más desconocidos de la historia de Trujillo[22], pero el ámbito rural asociado a esa etapa supone una frontera aún más lejana e ignota. Por tanto, nos mostramos esperanzados de que el poblado del Castrejón pueda suponer una punta de lanza en el mayor conocimiento de los husūn, burūŷ y qurā (fortalezas, torres y aldeas) con que, sin lugar a dudas, contó Madinat Turyilo a lo largo de su extenso berrocal.

 

  1. BIBLIOGRAFÍA.

   COLLADO GIRALDO, H., GARCÍA ARRANZ, J.J., 2009: Pintura rupestre esquemática sobre granito en la provincia de Cáceres: los ejemplos de la Cueva Larga del Pradillo y los Canchalejos de Belén (Trujillo), Zephyrus LXIV, julio-diciembre, Universidad de Salamanca, pp. 19-38.

  DELGADO CORREIA DOS SANTOS, M.J., 2015: Santuarios rupestres de la Hispania Indoeuropea, Tesis doctoral. Universidad de Zaragoza, Servicio de Publicaciones.

  GONZÁLEZ CORDERO, A; BARROSO BERMEJO, R. 1996-2003: El papel de las cazoletas y los cruciformes en la delimitación del espacio. Grabados y materiales del yacimiento de San Cristóbal (Valdemorales-Zarza de Montánchez, Cáceres), Norba Revista de Historia, vol. 16, pp.75-121.

  GONZÁLEZ CORDERO, A., 2005: Estructuras defensivas de la Edad del Cobre en la comarca de Trujillo. Paisaje de poder en un escenario milenario. Actas del congreso La tierra de Trujillo, desde la Época Prerromana a la Baja Edad Media, Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, pp. 59-112.

  JIMÉNEZ VALDOS, A., 2017: Puentes históricos en las tierras de Trujillo vol. I, II, III, Ed. ArtGerust, Madrid.

  MASIP FELISART, O., 2014: Análisis de las construcciones en piedra y los recintos en fosos en la región del suroeste de la Península Ibérica (IV-III milenio a.n.e), Estudio del ámbito social, Trabajo de Final de Grado en Arqueología, Universidad Autónoma de Barcelona.

  MORENO DOMINGUEZ, F., PÉREZ SOLÍS, F., DURÁN SÁNCHEZ, A., FRANCISCO GONZÁLEZ, G., 2015: Los grabados rupestres de la cerca de Polo, Trujillo (Cáceres), Açafa On-line n.º 10, Vila Velha de Ródão, pp. 1-29.

  MORENO DOMINGUEZ, F., PÉREZ SOLÍS, F., DURÁN SÁNCHEZ, A., FRANCISCO GONZÁLEZ, G., 2016: El grabado de los Altamirano y la inscripción de la Atalaya, XLV Coloquios Históricos de Extremadura, Trujillo, pp. 361-379.

  MORENO DOMINGUEZ, F., PÉREZ SOLÍS, F., DURÁN SÁNCHEZ, A., FRANCISCO GONZÁLEZ, G., 2018: De recientes descubrimientos arqueológicos en la comarca de Trujillo, XLVII Coloquios Históricos de Extremadura, Trujillo.

  MURILLO GONZÁLEZ, J.M., 2014: La vega del Harnina. Arqueología, territorio y poblamiento. Ed. José María Murillo González.

REBOLLO BOTE, J., 2016: Re-conociendo el Trujillo islámico, XLV Coloquios Históricos de Extremadura, Trujillo, pp. 479-501.

  RIPOLL VIVANCOS, P.J., 2013: Higueruela: cuando la higuera puede no ser un árbol. Estudios de Frontera 9, pp. 667-689. Diputación de Jaén.

RIPOLL LÓPEZ, S., RIPOLL PERELLÓ, E., COLLADO GIRALDO, H., MAS CORNELLÁ, M., JORDÁ PARDO, J.F.,1999: Maltravieso. El santuario extremeño de las manos, Trabajos de Prehistoria 56, n.º 2, pp. 59-84.

  RUBIO ANDRADA, M, 1998: Tres poblamientos prehistóricos del berrocal trujillano I (El Acebuche), XXVII Coloquios Históricos de Extremadura, pp. 569-576.

  RUBIO ANDRADA, M, 2001: Tres poblamientos prehistóricos del berrocal trujillano II. El poblamiento del Avión. XXVIII Coloquios Históricos de Extremadura, pp. 531-555.

  RUBIO ANDRADA, M, 2001b: Tres poblamientos prehistóricos del berrocal trujillano III. El poblamiento de Aguas Viejas. XXIX Coloquios Históricos de Extremadura, pp. 449-476.

RUBIO ANDRADA, M., RUBIO MUÑOZ, F. J., 2017: Un nuevo poblamiento Calcolítico en el Berrocal trujillano: el asentamiento y las cazoletas de la Cerca de los Toros, XLVI Coloquios Históricos de Extremadura, pp. 719-743.

TENA FERNÁNDEZ, J., 1988: Trujillo histórico y monumental. Ed. Hijas de la Virgen de los Dolores.

 

[1] Rubio Adrada, M., Rubio Muñoz, F. J., 2017.

[2] Rubio Andrada, 1998.

[3][3] Rubio Andrada, 2001b.

[4] Rubio Andrada, 2001.

[5] Encajaría en la categoría poblado-fortín, equiparable a una atalaya o fortaleza, según la definición de González Cordero, 2005.

[6] Murillo González, 2014.

[7] Vide Vila Nova de São Pedro en Masip Felisart, 2014.

[8] En la primavera, durante las primeras horas del ocaso.

[9] Tenemos que agradecer de nuevo la ayuda prestada por el Dr. González Cordero a la hora de aplicar el programa DStretch y de interpretar estos pictogramas.

[10] Collado Giraldo, García Arranz, 2009.

[11] Esta última estación ha desaparecido.

[12] Ripoll López et alii, 1999.

[13] Vide las interpretaciones que ha tenido el topónimo Higueruela, tan frecuentemente unido a restos arqueológicos, en Ripoll Vivancos, 2013.

[14] A día de hoy, sin haber realizado ningún recuento exhaustivo, más allá de nuestro conocimiento personal de esta zona, tenemos localizados más de cincuenta paneles con grabados de cazoletas, siguiendo el tramo alto del río Gibranzos y el cordel del Montánchez. Semejante concentración resulta muy interesante y, esperamos, en el futuro pudiera dar pie a algún tipo de estudio en profundidad sobre el tema.

[15] Moreno Domínguez et alii, 2016; Moreno Domínguez et alii, 2018.

[16] González Cordero y Barroso Bermejo, 1996-2003, p. 86.

[17] Vide la Peña Carnicera (Mata de Alcántara) o la Zafrilla (Malpartida de Cáceres) en Delgado Correia dos Santos, 2015.

[18] Tena Fernández, 1988.

[19] Posteriormente, en el siglo XVII, se construyó un segundo puente (puente del Castrejón) justo en frente de nuestro poblado. Jiménez Valdós, A. 2017.

[20] El más emblemático, sin lugar a dudas, es la Peña Aburacá de Alcántara.

[21] Moreno Domínguez et alii, 2015.

[22] Rebollo Bote, 2016.

Dic 142019
 

En memoria de D. Pedro Oliva Claver, cuyos hijos cursaron brillantemente el Bachillerato en el IES Augustóbriga moralo

Domingo Quijada González.

Profesor de Enseñanza Secundaria jubilado y Cronista Oficial de Navalmoral.

Tras una etapa arcaica en el siglo XIX, cuando los escasos hijos de familias pudientes o de funcionarios (caso de los primos Lozano, D. Isidoro Marcos, hermanos González Serrano, D. Pablo y D. Emilio Luengo, D. Casto Lozano, D. Julián Marcos Mirón, los hijos de don Isidoro Marcos Lozano, los de Valentín Marcos Casas, etc.) tuvieron que salir fuera para iniciar sus estudios secundarios (especialmente a Madrid), en el ámbito local hubo un vacío en este sentido durante muchas décadas.

 

Los primeros proyectos individuales

 

Hasta que surgen algunos intentos particulares en los albores del siglo XX, que utilizaron habitaciones del infrautilizado Hospital Moyano (posterior Antipalúdico y sede de los Juzgados en la actualidad): como el colegio Nuestra Sra. de las Angustias, de don Ramón Aquiles (1902-1906); o el de la Purísima Concepción, cuyo promotor fue el militar jubilado D. Gonzalo Ares de Parga (1904-1905)[1]. Pero ambos fracasarán…

De nuevo surge otra laguna a partir de esa época, reiterándose la situación decimonónica: como tuvieron que hacer D. Agustín, Carreño, D. Urbano Casas, D. Rafael Rodríguez Oliva, D. Álvaro Lozano Morales, José Mª Pérez Lozano y tantos otros.

 

Primeros proyectos oficiales

 

Y habrá que esperar a que surjan los primeros propósitos oficiales, que tampoco se llevan a cabo:

. El primero durante la 2ª República[2], que pretendía ubicar un Instituto en el “herrenal” de D. Casto Lozano (Parque actual).

. El de D. Agustín Carreño (alcalde entre 1942 y 1957), en 1950 (basado en el Decreto del 23-XII-1949), que ofrece tres solares[3]: “La Peligrosa” –donde unos años después se edificaría un grupo de viviendas–, “Las Minas” y parte del Parque Municipal –solar donde en 1968-69 se instalaría la actual iglesia de las Angustias–. Que tampoco prosperará.

. Como el tema se demoraba, en 1952 se conforman con un Instituto Laboral, de tipo Agrícola-Ganadero: aunque en 1956 prefieren que sea Industrial. Y proponen como lugar idóneo la Fundación Concha (algo que no logro entender, porque fueron esos años los de mayor afluencia de párvulos en dichas modélicas instalaciones…)[4].

 

Sin que cesaran los particulares o cooperativas

 

A la par que esas incumplidas aspiraciones, cada vez era más numeroso el número de adolescentes –y especialmente los padres– que deseaban continuar sus estudios tras finalizar la etapa escolar. Por lo que prosiguen los pequeños centros o clases particulares, como las que impartían don David Casado y don Gregorio Lirón: éste funda en 1944 el colegio de 2ª Enseñanza llamado «Ave María«[5], que cerrará más tarde, cuando se marchó.

En esto que regresa don Fernando Flores Muñoz (que ejerció como maestro-director del colegio Urbano González durante la República, pero que fue represaliado y expulsado del Cuerpo, repuesto años después), y también se dedica a dar clases privadas. Luego se une con don Paco Lozano, don Manuel Marcos y don Jenaro Cajal, incrementando las Enseñanzas Medias en la localidad (1944-45). D. Fernando fue el fundador del grupo, pues además de maestro era licenciado[6].

Hasta que se trasladan a la actual Avenida del Magisterio (frente al colegio Sierra de Gredos), donde fundan el Colegio Autorizado de 2ª Enseñanza «Virgen de las Angustias» en 1958[7]. Se les unen don Emiliano Núñez, don Julián Moro, don Alfonso Galán, don Higinio Aragón, don Leandro Sánchez, don Guillermo Pérez, don Isidoro Flores y otros (las religiosas sor Mercedes y Mª Teresa, del colegio Inmaculada, con experiencia en su centro, según veremos después). Aunque estaba “autorizado”, se examinaban en Cáceres.

En 1959 construyen un colegio nuevo en el Canchigordo[8]: reconocido oficialmente para impartir Bachiller Elemental (hasta 4º, Reválida en Cáceres); y después el Superior (5º y 6º, Letras y Ciencias). Y allí permanecen hasta 1969, fecha en que se inaugura el Primer Instituto de Enseñanzas Medias de Navalmoral (como conoceremos).

Tanto el primero, como ese último, sólo eran masculinos; habiendo un agravio que resolverán las Religiosas de la Sagrada Familia de Burdeos con el colegio de la Inmaculada.

 

O los impartidos por el colegio privado de la Inmaculada

 

El 20 de enero de 1928 llegan las primeras monjas, de las «Religiosas de la Sagrada Familia de Burdeos», al Colegio de la Inmaculada. Procedían de Béjar y Plasencia y se instalaron en un edificio donado por las hermanas Georgina y Josefina Arnús y Gallón (de Barcelona), para instalar el colegio[9].

El día 23 se lleva a cabo la inauguración oficial, en presencia de las autoridades locales y del arcipreste de la diócesis (no pudo asistir el obispo). Y, el 1 de febrero, se inician las clases en tan digno centro educativo, comenzando con 42 alumnas; cuyos méritos sería imposible resumir en estas páginas, tanto en enseñanza primaria como secundaria, en preescolar o en Magisterio (según las épocas).

Tras unos conflictivos años durante la 2ª República, en los que prohíben a las religiosas ejercer la docencia en abril de 1933, de acuerdo con la Ley de Congregaciones Religiosas aprobada el 6-IV-1933[10], tras la Guerra Civil se restablece la normalidad en dicho colegio y, unos años después –concretamente en 1944– incorporan los estudios de Bachiller Elemental, femenino y enseñanza libre, pues se examinaban en el Instituto San Isidro de Madrid[11].

Como se incrementaba la demanda desde los pueblos del entorno, al año siguiente abren el internado. Y, justo a mitad de siglo, incorporan los estudios de Magisterio, cuyos exámenes realizaban en la Escuela Normal de Cáceres.

Volviendo a los estudios de Enseñanza Media, en 1954 ya consta como “Colegio Homologado” del Instituto Brocense de Cáceres[12], para impartir Bachillerato Elemental y Superior, Ciencias y Letras, femenino.

Pero, al igual que le sucedió al citado colegio “Virgen de las Angustias”, al inaugurarse el primer Instituto en 1969 la matrícula desciende notablemente. Aunque resiste hasta 1974, cuando deja de impartir clases y se centra sólo en la Enseñanza Infantil y Primaria.

 

Hasta que se vislumbra la luz del primer Instituto oficial: fecha histórica

 

No obstante, «el que la sigue la consigue…» ─como dice el popular adagio─. Y, así, llegamos a una fecha histórica para los habitantes de esta localidad y comarca puesto que, según Decreto del 30 de enero de 1964, publicado en el BOE del 10 de febrero de ese mismo año, se aprueba oficialmente el Instituto Laboral de Navalmoral[13], de la modalidad Agrícola-Ganadera.

Para ello, el municipio debería ceder gratis un solar de cuatro hectáreas: una para edificar el centro, más otras tres para realizar las prácticas. Además, tenía que sufragar un tercio del importe de las obras (unos 12 millones de las antiguas pesetas), aportar 74.000 pesetas anuales para el mantenimiento del mismo y responsabilizarse de algún que otro gasto.

Nuestra Corporación aprueba lo anterior en febrero de ese año[14], y deciden ceder esos terrenos en el lugar conocido entonces como «Las Majaíllas» (actual barrio de «Navarrosa» y su entorno, incluyendo el presente Instituto «Zurbarán»). Por cierto, la elección de ese paraje daría origen a posteriores controversias, dado que los alumnos tenían que cruzar la variante de la carretera nacional (que se construyó en 1958) y la vía del ferrocarril.

Además, y a pesar de que los capullos florales ya se intuían, también las espinas de ese anhelado rosal surgían por doquier, puesto que esa superficie pertenecía a una veintena de propietarios particulares, lo que dificultaba la operación. Por consiguiente, hubo que iniciar un proceso de compra-venta (al precio estipulado de 15.000 pesetas la hectárea), que en el verano de 1964 ya estaba casi ultimado (pues sólo faltaba que convencer a un dueño que residía en Plasencia).

Adquisición de suelo que se llevó a cabo mediante un curioso procedimiento: por un lado, a través de aportaciones voluntarias de los vecinos; y, de otro, por medio de una serie de «acciones» que emitió el «Gremio de Comerciantes de Navalmoral» y otros colectivos (a «fondo perdido«). Respaldado todo ello por el Ayuntamiento, que promete el apoyo económico necesario[15].

 

Al fin se aprueba…

 

Resuelto el asunto anterior, el 27 de septiembre de 1965, el entonces Director General de Enseñanzas Laborales don Vicente Aleixandre (no confundir con el famoso Premio Nobel…) aprueba la creación de un Centro de Enseñanza Media y Profesional[16] en Navalmoral (pues sufrió en este intervalo una reconversión, tras el inicial proyecto de Instituto Laboral). Y, poco después, vuelven a modificar ese acuerdo, matizando que impartiría los estudios de Bachillerato Elemental Mixto (aparcaron por unos años la Formación Profesional, según veremos más adelante), con capacidad para 500 alumnos y dependiente del Distrito Universitario de Salamanca; de acuerdo con el proyecto del arquitecto don Santiago Fernández Pirla, que importaba 13.502.315’43 pesetas (81.150’5 euros actuales). Por lo que la Corporación agradece la decisión del señor Aleixandre[17].

Prosiguiendo con curiosidades, sepamos que en un principio se había decidido que este Instituto fuera sólo masculino (es bien conocido el injusto problema de la marginación de la mujer en el pasado, incluyendo el acceso a la educación…). Por lo que tuvo que intervenir el concejal don Francisco Bermejo (maestro de profesión, que en esos momentos era director del colegio del «Pozón», y padre de dos hijas…), instando al Director General de Enseñanza Media y Profesional la admisión también de las chicas, como así se aprobaría después.

Comienzan por fin las obras de tan deseado centro que, tras diversas peripecias secundarias, finalizan en la primavera de 1969. Y, en junio de ese mismo año, el Director General de Enseñanza Media y Profesional (D. Agustín de Asís) ratifica que el Instituto sería Mixto y de Bachillerato Elemental, y que las clases comenzarían el 1 de octubre de 1969[18].

Pero surge un nuevo problema (…), y es que no habían contado con el tema del alcantarillado. Por lo que el 6 de agosto ha de reunirse la Corporación para celebrar Sesión Extraordinaria, en la que acuerdan ─entre otros asuntos─ efectuar dichas obras, desde el Instituto (que estaba a punto de abrir y, sin embargo, no contaba con ese servicio) hasta el colector que pasaba junto a la carretera del Cementerio, tras desechar la instalación de una fosa séptica (inapropiada para un centro de características tan singulares). El aparejador municipal (don Evaristo Regueira) hace el proyecto, que ejecuta don Máximo Movilla Cañadas (el mayor adjudicatario de obras durante esos años en Navalmoral, especialmente en temas de alcantarillado y pavimentación)[19].

Por cierto, en septiembre de ese mismo año el concejal y primer teniente de alcalde D. Vicente Rincón propone que el Instituto lleve el nombre de don Emilio García y García, «por la labor desarrollada en relación con la enseñanza: consiguió el colegio General Franco («El Pozón», de 12 unidades), el Grupo Rural del Rollo (de dos aulas), la rehabilitación del colegio Primo de Rivera (la «Vía», con 8 grados), sus esfuerzos para lograr la Escuela de Capacitación y para que el Instituto de Enseñanza Media y Profesional sea una realidad» (como consta literalmente)[20]. Pero no lo aceptaron las “instancias superiores”, ya que dicho ex alcalde sufrió ciertas represalias: fue cesado el año anterior (1968, en unión de los alcaldes de Plasencia, Coria y otros) por oponerse el trasvase Tajo-Segura, que pretendía y logró desviar las aguas del Tajo a Levante mientras los proyectados riegos del «Plan Valdecañas» seguían sin iniciarse (en plena crisis agraria).

 

1.- Y SE INICIAN LAS CLASES EN EL PRIMER INSTITUTO

 

En pleno otoño ya, concretamente el 1 de octubre de 1969, se inaugura el Curso Escolar en el Instituto de Navalmoral (que, por el momento, era su nombre “oficial”), lo que constituyó un hito histórico y una fiesta en la localidad.

Unos días después ─el 24 de octubre─ anuncian un concurso para poner en marcha el transporte escolar al mismo, ya que ha comenzado el Curso y reconocen dos problemas: la distancia al casco urbano y el peligro que entrañaba el cruce de la carretera nacional-V. También el comedor escolar.

El primer Claustro[21] de ese año quedó compuesto por 20 profesores y un director espiritual:

– Equipo Directivo:

. Director: Alfonso Galán Galán. Lic. en Pedagogía. Filosofía.

. Vicedirector: Julián Moro Marcos. L. Química. Ciencias Naturales.

. Secretario: Manuel Marcos Manzano. L. Química. Matemáticas.

. Vicesecretario: Mª del Carmen Moreno Arranz. L. Clásicas. Griego

. Jefe de Estudios: P. Luis Sánchez Pérez de Colosía. Lengua y Literatura.

Resto de Profesores:

. David González Hernández: Director espiritual.

. Julio Blanco Paredes: profesor titular de Religión.

. Leandro Sánchez Bote: p. auxiliar de Religión.

. Mª Cristina Blanco de la Calle: Geografía e Historia.

. Ángel de Álvaro Nieto: Dibujo.

. Constantino Barroso Martín: Matemáticas.

. Petronila Bravo Castañeda: Física y Química.

. José Luis Tuda Alarcón: Latín.

. Soledad Porras Lozano: Lengua y Literatura.

. Dorotea Gómez y Gómez de Carvallo: Inglés.

. Alicia Suárez de Ron: Francés.

. Carmen Rodríguez García, maestra: Formación del Espíritu Nacional femenina.

. Isidoro Flores y Flores, maestro: Formación del Espíritu Nacional y Ed. Física masculino.

. Jesús Rubio Fernández: Educación Física masculino.

. Francisca Casas Vega: Hogar y Educación Física femenina..

. Mª Ángeles Marcos Martín: Música.

Se completaba con el personal: Juan Carlos Rebate García (administrativo), Micaela Galán y Galán (subalterno) y Sacramento Picado Bermejo (subalterno).

 

En ese primer Curso 1969-70, se impartió todo el Bachiller Elemental y Superior), del siguiente modo[22]: cinco 1º (3 de varones y 2 de chicas, con 219 alumnos/as en total), tres 2º (dos de chicos y uno femenino, que completaban 65 alumnos), tres 3º (dos varones y uno de hembras, con 73 estudiantes), tres 4º (dos masculinos y uno femenino, con 112 alumnos/as), un 5º (mixto, con 46 discípulos en total) y un sexto (mixto, con 38 asistentes). En total, 553 alumnos: 386 chicos y 167 chicas.

De esos estudiantes, 136 gozaban de matrícula gratuita: 46 por familia numerosa, 31 por escasez de recursos y 59 por ser becarios (las del PIO, gracias a las cuales yo pude estudiar).

Respecto al profesorado, se trataba de un equipo provisional, ya que todos eran interinos y contratados. Al siguiente curso se comienzan a cubrir plazas “en propiedad” mediante el concurso de traslado, caso de don Ramón Portabella Cremades (y Dori, su esposa, que impartiría francés), que será el nuevo director. Más otros que llegan después: Miguel Ángel Villoria Juanes, Juan Antonio Fernández Moreno y José Francisco Martín Matos.

Pero fue tal el éxito alcanzado que, ya en el primer curso, se queda pequeño ante el aluvión de matriculados y nuevas solicitudes. Por lo que, en febrero de 1970, el Gobernador informa[23] que el MEC construirá un nuevo Instituto de Enseñanza Media con capacidad para 1.250 alumnos, «por ser ya el actual insuficiente» (y sólo llevaba 4 meses abierto…).

Rápidamente se moviliza la Corporación[24] y los vecinos. Buscan terrenos para ubicarlo, «pero ruegan que se amplíe el cupo a 1.500 alumnos«, a la vez que desean hacer también un Colegio Menor junto al nuevo Instituto, viviendas para los profesores y otros usos.

Como el municipio tenía que aportar los terrenos, los vecinos llevan a cabo el sistema usado con el otro, durante ese verano, para conseguir dinero con que comprar solares para el nuevo Instituto de Enseñanza Media. Logran algo más de un millón de pesetas, y deciden que el lugar elegido sea en las «Eras del Cerro», «por su mejor ubicación y condiciones«.

Nos encontramos ya a 9 de septiembre, cuando celebran Sesión Extraordinaria para tratar el asunto de los terrenos adquiridos para el nuevo Instituto y otros fines: compran un total de 35.852 m2, que pertenecían a 16 propietarios, por un importe de 1.621.490 pesetas (a una media de 45 pesetas/m2, aunque pagaron algo más ─50 pesetas─ por los que lindaban con la carretera). Más adelante, uno de esos 16 ─el marqués de Comillas─ dona su parcela (506 m2).

Además del citado millón, faltaban otras 450.000, para lo que tuvieron que habilitar su correspondiente Presupuesto Municipal Ordinario.

El 15 de octubre de ese año 1970[25] se publicó en el BOE el anuncio de otra subasta: las obras del nuevo Instituto, que habría de realizarse en 15 meses y por 24.174.308 pesetas.

El 27 de octubre[26] (aunque las Escrituras se harían más adelante) se entregan los terrenos al MEC para el nuevo Instituto, así como los destinado a viviendas a la Delegación Nacional de Sindicatos (a la Obra Sindical del Hogar y Arquitectura). Y deciden que, el resto, se donarán a su debido tiempo a los organismos a que vayan destinados.

A mediados del año 1972 ya ha cesado Daniel Serrano como Delegado Provincial de Educación y Ciencias, por lo que Bermejo propone que se le agradezca su aportación al nuevo Instituto de Bachillerato («ya que a él se debe en gran parte su concesión«). El alcalde le apoya e, incluso, avanza que estaba dispuesto a dedicarle una calle en la zona de ese Instituto que se está construyendo. Mientras, acuerdan que «conste en acta este agradecimiento«[27].

Finaliza el Curso 1971-72 con más de 700 discípulos. Y suponen que habrá unos 900 para el siguiente.

En septiembre de ese año se dirige el director al Director General de Educación, informándole que han concluido las obras del nuevo Instituto, pero que urge el mobiliario y material necesario para habilitarlo. Por lo que le envía un inventario completo, que se conserva en el centro[28].

Y, en noviembre, la Corporación decide que el nuevo Instituto lleve el nombre de Mª de los Ángeles Galino Carrillo, Directora General de Ordenación Educativa[29], «pues gracias a ella se ha conseguido en un espacio de tiempo mínimo«, y así lo solicitan al ministro de Educación y Ciencias. Pero en el próximo mes contesta la propia Mª Ángeles, agradeciendo este detalle pero aclarando que «es criterio del Consejo Nacional de Educación el que no se den a los Centros educativos el nombre de personas vivas. Sin embargo, en 1979 la Corporación morala le dedica una calle junto al Instituto, que aún lleva su nombre.

Mientras llega el material solicitado, el Curso 1972-73 se inicia en las primitivas instalaciones; a la vez que observan cómo va llegando el utillaje.

 

El Traslado al nuevo edificio

 

De tal modo que en enero de 1973, tras las vacaciones navideñas, profesores y alumnos estrenan el nuevo centro. Ya bajo la dirección de D. Luis Valverde.

Cierra el primer instituto. Sus aulas se aprovechan para acoger a escolares que no disponían de espacio en sus colegios (debido al gran crecimiento demográfico experimentado por Navalmoral entonces, entre otras cosas por la construcción de la C.N. de Almaraz). Hasta que en 1975 vuelve a abrir, pero como “Instituto de Formación Profesional” (actual IES Zurbarán). Del que hablaremos después.

En 1977 anuncia el Bachillerato Nocturno para el próximo Curso. Y, en las vísperas de las Navidades de ese año, gran parte de sus profesores fueron agraciados con el 2º Premio de la Lotería de Navidad.

Años después, a fínales de la década de los ochenta, se bautizaría como “Augustóbriga”: en memoria de aquella ciudad romana, sobre cuyas ruinas se levantaría Talavera la Vieja (desde 1963 también desaparecida, al inundarla las aguas del embalse de Valdecañas).

Como es lógico, y dado que en ese año 1973 ya se está construyendo la Central Nuclear de Almaraz, la población de Navalmoral crece vertiginosamente (9.706 habitantes en 1970, 13.852 diez años después, 14.915 en 1990… y 17.484 empadronados el año pasado)[30] y, consecuentemente, el alumnado enseguida alcanzará los 700 alumnos matriculados (800, 900, 1.000…). Lo mismo sucedería con el claustro de profesores: de los 20 iniciales, se ha llegado casi al centenar (97 en el Curso 2018-2019).

Por eso, en 1991 tuvieron que construir un edificio más. Con ampliaciones, restauraciones y reparaciones diversas a partir de entonces. En el 2007 hubo otra gran reforma en el centro.

En esa etapa, imposible de resumir, destacar que –al margen de los cursos de Bachillerato– entre el 16-I-1989 y 1998 en sus aulas se impartieron cursos de la UNED, hasta que se trasladaron a la Casa de Comillas. Y, desde abril de 1989 hasta hoy en día, también acoge por las tardes a la Escuela Oficial de Idiomas. Ambas dependientes de Plasencia.

Al igual que el Zurbarán –pero más aún–, varios profesores de diferentes etapas impulsaron el teatro, de donde surgieron diferentes grupos, algunos de los cuales alcanzaron gran renombre y duración: caso de “Balumba”. Al final aportaremos más datos.

En este medio siglo, numerosos han sido los equipos directivos, por lo que sólo citamos a los/as directores/as: Alfonso Galán, Ramón Portabella, Florencio Campos, Luis Valverde, François Arden, Pilar García, Alfonso Galán (2ª vez), Juan Pérez, Maruja Carrero, Félix Salgado, Alicia Suárez, Mercedes Hernández, Gema Fernández, Mª Ángeles, Fraiz, Félix Salgado (2ª vez) y Marta Víctor (actual).

 

ESTADO ACTUAL[31]

 

PROFESORES: 97

ALUMNOS: 962 en el curso 2018/2019. Destacan los de ESO (43’9 / 100), Ciclos Formativos (31’7/100) y Bachillerado diurno (17’3/100).

ENSEÑANZAS:

  • ESO: 17 cursos, de 1º a 4º. Con el PMAR (Programa de Mejora del Aprendizaje y del Rendimiento), que dura dos cursos académicos y se aplica en 2º y 3º ESO. Y el PRAGE (Programa de Refuerzo y Atención en Grupo Específico), continuidad del anterior, pero destinado a 4º ESO. Totalizaron 422 alumnos/as.
  • FP Básica de Informática de Oficina. 18 alumnos entre los dos niveles (1º y 2º).
  • ESPA (Educación Secundaria para Adultos): que se ha impartido desde el 2005 hasta este Curso 2018-19 (sólo se dará en el Centro de Educación de Adultos).
  • BACHILLERATO: de Ciencias (con las variantes de Ciencia de la Salud y el Científico-Tecnológico) y el de Humanidades y Ciencias Sociales. Con sus materias troncales y específicas. 166 matriculados en total.
  • Bachillerato Nocturno: único en Navalmoral desde 1978, para aquellos mayores de 18 años que trabajan. Con 68 alumnos/as.
  • Ciclo Formativo de Grado Medio: Sistema Microinformáticos y Redes (SMR). Con 51 alumnos entre ambos cursos.
  • Ciclos Formativos de Grado Superior:

. Administración de Sistemas Informáticos en Red (ASIR).

. Desarrollo de Aplicaciones Multiplataforma (DAM).

. Desarrollo de Aplicaciones Web (DAW)

. Desarrollo de Aplicaciones Multiplataforma en modalidad On-Line (DAM Online).

  • En total los cursaron 237 alumnos, de los que 144 pertenecen al DAM Online.

 

Planes y Proyectos

 

  • Sección bilingüe de Inglés.
  • Sección bilingüe de Francés.
  • Tercera Lengua Extranjera: Portugués, como segunda lengua extranjera.
  • Programa de Auxiliares de Conversación.
  • Red Extremeña de Ecocentros.
  • Red de Bibliotecas Escolares de Extremadura (REBEX) y Programa Librarium.
  • Portfolio Europeo de la Lengua (PEL).
  • El programa ERASMUS +
  • El proyecto CALIDEX (Calidad en Centros Públicos de Extremadura)..
  • El Programa eScholarium.
  • Programa CPDEX (Capacidad Profesional Docente de Extremadura).
  • Programa de Ayuda entre Iguales.
  • Proyecto @
  • Programa IMPULSA.
  • Foro Nativos Digitales.
  • Programa CITE (Centros Innovadores del uso de Tecnologías en la Educación).
  •  

 

2.- LOS 44 AÑOS DEL INSTITUTO ZURBARÁN

 

De acuerdo con lo adelantado, en 1973 se clausura el primer Instituto de Bachillerato de Navalmoral, que se traslada a sus nuevas instalaciones. Y, aunque el edificio anterior se destina a diversos fines educativos (aulas escolares) o culturales, las autoridades y vecinos de Navalmoral insisten en que el primer Instituto se convierta en un Centro de Formación Profesional. Lo que se consigue en octubre de 1974, cuando el MEC[32] aprueba la Sección de Formación Profesional: de Primer Grado y dependiente inicialmente del Instituto de Formación Profesional de Hervás (porque no se había presupuestado ese año la creación de ningún otro a nivel provincial…).

De tal modo que, el 5 de octubre de 1975, comienza a impartir sus clases. Estos fueron los datos más significativos[33]:

. 105 alumnos: 72 de la rama Administrativa y 33 de la Eléctrica, de Primer Grado (al finalizar positivamente los dos curso recibían el título de «Técnico Auxiliar de F.P.«).

. 10 profesores: José María Zabala Alonso (profesor de Ciencias e Inglés…, que hacía la veces de director), Juan Santos Palacios Manzano (secretario y profesor de electricidad), Isidoro Flores y Flores (Educación Cívico-Social y Físico-Deportiva), Carmen Rodríguez García (Formación del Espíritu Nacional), Jesús Rubio Fernández (Educación Física), Carmen Mateos Pérez (Educación Física), Francisca Casas Vega (Hogar), Julio Blanco Paredes (Religión), Juan Barroso Navas (Contabilidad y Máquina) y Carmen María Donoso Cortés (Lengua, Humanística y Ciencias Naturales). Como podemos comprobar, algunos procedían del equipo inicial del primer instituto de bachillerato. En el próximo año (1976/77) llegan –entre otros– Urbano Moreno Merchán (Mecanografía y Prácticas) y David González (Religión). En el 77/78 lo hacen Gregorio Murillo, Ricardo del Monte, Paloma Pavón y Aurora Rodrigo (enero del 78). En el 79 se presentan Fisina Bacas y Mª del Carmen Failde. En el 80 Félix Martín Olivar y Juan Antonio Moreno Santos (que se convierte en Jefe de Estudio e impulsor de la Reforma en este Centro, junto con otros.

Regresando a la evolución del Centro y sus estudios reglados, en noviembre de 1977 el MEC[34] aprueba que se imparta el 2º Grado de FP (comenzando por Administración, incorporándose Electricidad y Química en 1979-80), lo que constituyó una gran alegría local y comarcal. Por ese motivo, en enero del próximo año se aprueba una importante obra de adecuación en este Centro, que importaría más de 7 millones de pesetas (de las de entonces).

Pero aún no tenía nombre (al igual que el de Bachillerato), hasta que en el Claustro celebrado el 24-X-1980 aprueba que se llame «Zurbarán«. Sin embargo, no utilizarán «oficialmente» ese nombre hasta dos años después[35]. Por tanto, durante esos dos años consta como «Instituto de Formación Profesional de Navalmoral«.

El primer Consejo de Dirección[36] (o «Consejo Escolar») se creó el 14 de enero de 1981, de acuerdo con el R.D. aprobado el 4 de diciembre de 1980, con participaciones similares a las actuales: equipo directivo, profesores, padres, alumnos y personal laboral del centro.

A partir de entonces se inician una serie de obras para ampliar el Centro en 360 plazas más (con vistas a la Reforma que veremos a continuación), destacando las de octubre del 83-84 (en pleno Curso Escolar, lo que originaría huelgas…): gimnasio, las cuatro aulas situadas encima del túnel, calefacción (que apenas calentaba…), reparaciones en cubiertas, pintura, etc.

Durante esa etapa –y desde su puesta en marcha– la jornada era partida: con clases de mañana y tarde, por lo que funcionaba el Comedor Escolar. En los años 80 dedicaban la tarde del miércoles a las Actividades Extraescolares, con una destacada participación en los «Juegos Escolares» (primero) y «Juegos Deportivos Extremeños» (después).

Pero ya en 1984 comienzan a solicitar la «jornada continua”. Lo que consiguen en el Curso 1989-90[37].

Si nos referimos a la Reforma, hay que matizar primero que este Instituto, a pesar de la imagen distorsionada que tenía al principio en ciertos sectores (mientras funcionó sólo la FP, los colegios “aconsejaban” matricularse en este centro a los alumnos que habían cursado la EGB con bajas calificaciones, como yo comprobé…), siempre fue pionero en el apartado de la innovación, de la anticipación y renovación (quizás por el carácter experimental emanado de la Formación Profesional, donde siempre ha predominado la práctica sobre la teoría).

De ese modo, en el Curso 1983-84[38] se incorpora a la famosa REM (Reforma de las Enseñanzas Medias), con la puesta en marcha de un curso de Bachillerato General, con 42 alumnos.

Desde ese momento, ya conviven en el Instituto «Zurbarán» dos tipos de enseñanza: la reglada de FP (de 1º y 2º Grado) y la experimental de la Reforma. Tras ese Bachillerato General o básico se accedía a sendos Bachilleratos: al de Ciencia o Tecnológico, y al de Administración y Gestión, a través de los cuales podían pasar a los Módulos Superiores –o de Nivel III– de Electricidad o Administración y Gestión, o bien a la Universidad.

Ese espíritu reformista motiva que este centro se incorpore muy pronto a los nuevos proyectos que van surgiendo, como el «Atenea», el «Mercurio» (para la informática y medios audiovisuales) y otros. O que se adhieran a la solicitud de un Centro de Profesores para Navalmoral y comarca. Todo ello en 1986, que se logra al año siguiente.

En junio de 1987 se incorporan al «Proyecto de Orientación Educativa en EEMM”.

Al año siguiente, la Ley de 1988 regula los Módulos Profesionales que afectaban a la REM: diferencia los de Nivel II y Nivel III (como antes decíamos), según los citados Bachilleratos que se cursaran.

Esa Reforma[39] ya se planea hacerla reglada –u obligatoria– en los próximos años y, para prevenir, numerosos profesores comienzan a asistir a cursos relacionados con la REM (la mayoría celebrados en Madrid) durante esos años.

 

Llega la LOGSE

 

En el Curso 90/91 se inicia la LOGSE en el Instituto «Zurbarán»[40] (con casi medio millar de alumnos y 42 profesores), de forma voluntaria o anticipada. En el 92/93 (Curso en el que yo me incorporo, tras aprobar la Oposición el año anterior y posterior concurso de traslado) se lleva a cabo la experimentación de 3º de ESO en el Aula, así como la planificación de 4º y la incorporación de los nuevos Bachilleratos LOGSE: por eso se levanta un nuevo Pabellón (D) y pistas deportivas. En el 93/94 ya funcionan todos ellos con normalidad, a la vez que se revisan los programas, deja de impartirse la pasada Formación Profesional y se generalizan los «Ciclos Formativos» de Grado Medio y Superior (de acuerdo con la nueva normativa).

Desde esas fechas, desaparece como centro de Formación Profesional Y se convierte en Instituto de Educación Secundaria[41], a la vez que va observando cómo se van incorporando a la LOGSE, obligatoriamente, todos los Institutos de España. Pero, como podrán comprobar, fuimos los pioneros de algo que ya se ha generalizado.

En el Curso 1989-90 José Antonio Moreno Santos releva a Zabala en la dirección. Pero vuelve al Departamento de Orientación en 1992, motivando que nombraran director a Gregorio Murillo Fernández, que dirigió el Centro hasta el 2004.

En esa etapa, los cambios experimentados fueron espectaculares, cuantitativa y cualitativamente, con numerosos premios obtenidos tanto a nivel individual como del Centro. Se lograron grandes éxitos, pero también tuvimos que afrontar malos ratos: como cuando perdimos a varios compañeros/as, tanto en el estamento docente como laboral.

Ante el incremento de alumnos con los cambios experimentados en estos últimos años, unido a las nuevas normas emanadas de la política educativa de la Junta de Extremadura (como la aplicación de las «Nuevas Tecnologías»), en el año 2003 se decide ampliar y reformar el Centro[42]. Obras que se estrenan en el 2005-2006.

 

Los últimos tiempos

 

La situación actual es ya más conocida por todos, dentro y fuera del recinto escolar.

En el Curso 2004-2005 se producen nuevos cambios[43] en la faceta directiva: siendo aprobada la encabezada por Eduardo Arrojo Martín (cuarto director en cuarenta años…).

En el 2006 inician unos ciclos de conferencias sobre “Sociedad y Cultura”, que perduró varios años y presentó a numerosos y conocidos especialistas en esos temas.

Un año después introducen el programa Leonardo da Vinci para complementar la FP en el extranjero.

En el 2014, ya se aproximaba a los 700 alumnos y 70 profesores, 4 conserjes y otras tantas personas responsables de la limpieza del Instituto, dos administrativos, una educadora social, una orientadora y un programador informático.

Mientras la ESO, Bachillerato y Formación Profesional prosiguen sus parámetros programados Se han incorporado algunas novedades como la Formación Profesional Dual, que ha generado una gran expectativa; así como la Formación Profesional Básica, más centrada en temas de diversificación y trabajo en equipo, a través de proyectos y trabajos cooperativos, siempre bajo una correcta orientación.

 

Planes y Proyectos[44]

  • Muy pronto introdujo el Atenea, Mercurio, Sócrates, etc.
    • Sección bilingüe de Inglés.
    • Segunda lengua extranjera: Francés.
    • Red Extremeña de Ecocentros.
    • Red de Bibliotecas Escolares de Extremadura (REBEX) y Programa Librarium.
    • Portfolio Europeo de la Lengua (PEL).
    • Proyecto Lingüistico de Centro en el área del PEL.
    • El programa ERASMUS + para Ciclos Formativos de Grado Superior de Formación en centros de trabajo en el extranjero (Italia, Portugal y Malta).
    • El proyecto CALIDEX (Calidad en Centros Públicos de Extremadura).
    • El Programa eScholarium.
    • Programa CPDEX (Capacidad Profesional Docente de Extremadura).
    • Programa de Ayuda entre Iguales.
    • Foro Nativos Digitales.
    • Programa CITE (Centros Innovadores del uso de Tecnologías en la Educación).
  • Proyecto MOVIN + para Ciclos Formativos de Grado Medio.
  • Programa COMENIUS.
  • Programa de Nuevas Tecnologías en Información y Comunicación (NTIC).
  • Programa del Geoparque Villuercas, Ibores y Jara.
  • educarex.es

En el 2017 presentan la I Feria de FP en el espacio púbico del “Jardincillo”, con presencia de varios centros de la comarca y Extremadura.

Y, el año pasado (julio de 2018), Roberto Correas Abad asume la Dirección del Centro.

 

El resumen de la situación actual en el recién finalizado Curso 2018-2019 es el siguiente[45]:

  • Aulas:

. 15 de la ESO

. 8 de Bachillerato: 4 de Ciencias (Tecnológico o Ciencias de la salud) y otros 4 de “Letras” (Humanidades y Ciencias Sociales).

. 15 de Ciclos Formativos: 6 de Grado Medio (2 de Comercio, 2 de Gestión y Administración y otros 2 de Equipos e Instalaciones Electrotécnicas), 8 de Grado Superior (2 de Comercio Internacional, 2 de Administración y Finanzas, 2 de Instalaciones Electrotécnicas y 2 de Formación Dual -Automatización y Robótica Industrial, conjuntamente con la central nuclear de Almaraz, desde el 2013-) y uno de Formación Profesional Básica.

  • Alumnos = superaron los 700.
  • Profesores = 76.

 

3.- Y, no hay dos sin tres: el nuevo Instituto de Navalmoral, el IES ALBALAT

 

Los antecedentes hay que buscarlos en el proyecto de la LOGSE de sacar los alumnos de la ESO de los colegios, llevándolos a los institutos. Como consecuencia, el 7-V-1996 hubo una gran manifestación en la localidad[46], convocada por las AMPAS escolares, solicitando un tercer instituto. Pero habrá que esperar…

El equipo de gobierno municipal anunció, a principios de 1999, la creación de un nuevo Instituto de Secundaria en Navalmoral de la Mata[47].

Poco después, y ya en el mes de abril, el director provincial -entonces- del MEC (don Macario Herrera) ratifica[48] la construcción de un nuevo Instituto en Navalmoral para el próximo año. Tema éste que se reiterará durante todo el año 1999, con polémicas a veces (incluyendo sus posibles y divergentes ubicaciones).

Como decíamos, aún dependía del MEC. Sin embargo, en enero de 2000 la Junta de Extremadura asumió las competencias educativas. Y, de nuevo en el mes de abril pero de ese año, el director general de Educación –Ángel Benito– confirma[49] que ese nuevo Centro está incluido entre los 44 que iba a construir la Junta en los próximos años. Daba a conocer que contaría con 12 unidades de Secundaria, 4 de Bachillerato y con Ciclos Formativos de Formación Profesional; y que se edificaría sobre un espacio mínimo de 8.500 m2, de los que más de 3.000 serían útiles. Contaría con 14 aulas polivalentes, taller de tecnología, dos aulas de informática, una de música, dramatización y audiovisuales, plástica y visual, biblioteca, gimnasio, seminarios, laboratorios, administración, vivienda para conserje y los espacios necesarios para los Ciclos Formativos.

En julio de 2000 la Junta de Gobierno del Ayuntamiento[50] pone a disposición de la Junta de Extremadura los terrenos del nuevo Instituto, junto al colegio concertado Virgen de Guadalupe, al final de la Avenida de las Angustias, actual calle Trashumancia, en el extremo opuesto al Augustóbriga, en una zona de reciente y gran expansión urbana[51].

Un año después, insisten en que el nuevo Instituto de Educación Secundaria se edificará, de acuerdo con el proyecto presentado por la empresa ACS, del que es autor el arquitecto don Gerardo Ayala Hernández[52].

Se había programado para el viernes día 28 de junio de ese año la visita a Navalmoral del consejero de Educación, Ciencia y Tecnología, Luis Millán Vázquez de Miguel quien, en unión de la alcaldesa (Salud Recio Romero), otros miembros de la Corporación y autoridades pondrían la «primera piedra» del nuevo Instituto de Enseñanza Secundaria de Navalmoral, a construir en el espacio señalado antes. Sin embargo, por problemas de la Consejería, dicho acto se aplazó al miércoles día 3 de julio[53]. El presupuesto alcanzaba los 300 millones de euros. Pero será el 19 de agosto cuando comienzan de verdad las obras (a pesar de que estaba financiado casi en su totalidad por el Fondo Monetario Europeo).

La citada empresa ACS informa en el verano del 2003[54] que las obras están próximas a concluir, y que dentro de unos días serán entregadas a la Junta.

En un santiamén se acepta y habilita y, el 15 de septiembre de ese año 2003, comenzaron las clases[55].

Aunque estaba programado para impartir 12 aulas de Secundaria (con capacidad para 30 alumnos cada una de ellas), 4 de Bachillerato (similares a las anteriores) y dos ciclos formativos de Grado Medio relacionados con Ciencia de la Salud (dada su proximidad al Hospital Campo Arañuelo y al proyectado Centro de Salud): Cuidados Auxiliares de Enfermería (SAN21) y Dietética, ese Curso 2003-2004[56] comenzará sólo con alumnos de la ESO (1º, 2º y 3º) y un curso de FP de la rama sanitaria, que se fueron incorporando desde los colegios moralos (al suprimirse los cursos de 1º y 2º de la ESO en dichos centros) o de la comarca, más algunos de los otros dos institutos locales debido a la cercanía de sus domicilios. En total, ese primer año el número de alumnos inscritos ascendió a 320, y los profesores fueron 20. Siendo su primer director D. Manuel Escalonilla, que se desplazó desde el Augustóbriga (donde había desempeñado la Jefatura de Estudios).

Y, en la primavera del año siguiente, el Claustro[57] acuerda bautizarlo con el nombre de “Albalat”, en memoria de aquella ciudad musulmana hoy en fase de importante excavación (caso similar al Augustóbriga…).

Posteriormente, los dos ciclos formativos citados se cambian[58]: uno de Auxiliar de Medicina (de Grado Medio, que más tarde pasa a denominarse de Cuidados Auxiliares de Enfermería) y otro de Higiene Bucodental (Grado Superior).

En la Sesión Ordinaria[59] del 6-2-2006 aprueban el Plan Urbanístico del entorno del Albalat, para acceder a él mediante el acerado y ajardinado del espacio situado enfrente.

En ese mismo año 2006 fue uno de los centros de Extremadura seleccionado para la gestión del programa “Rayuela”, que más tarde se generalizó a todos.

En el año 2012 ya superaba los 500 alumnos (34 profesores). Por 700 el Zurbarán (67 docentes) y más de 1.000 el Augustóbriga (un centenar de educadores).

 

Planes y Proyectos[60]

 

  • Sección bilingüe de Inglés.
  • Red de Bibliotecas Escolares de Extremadura (REBEX) y Programa Librarium.
  • Portfolio Europeo de la Lengua (PEL).
  • El programa ERASMUS + para Ciclos Formativos de Grado Superior de Formación en centros de trabajo en el extranjero
  • El proyecto CALIDEX (Calidad en Centros Públicos de Extramadura)..
  • El Programa Scholarium.
  • Programa CPDEX (Capacidad Profesional Docente de Extremadura).
  • Programa de Ayuda entre Iguales.
  • Foro Nativos Digitales.
  • Programa CITE (Centros Innovadores del uso de Tecnologías en la Educación).
  •  
  • Proyecto Albalat Salud: REXEPS (Red Extremeña de Escuelas Promotoras de la Salud).
  • Programa de Inteligencia Emocional y Ayuda entre Iguales.
  • Programa Campus Albalat.
  •  
  • Foro Nuevos Digitales.
  • Proyecto “La Ciudad de las Mujeres”.
  • Proyecto “Rosa azulado” (para la igualdad de género) y Algarabía.

 

Tres directores han asumido el cargo en esta etapa: Manuel Escalonila, Inmaculada González Cuesta y Carolina Molina Fernández (actual).

Y, para finalizar, he aquí le resumen del Curso 2018-2019 que acaba de finalizar:

. Aulas = 20: 12 de ESO (con la modalidad Bilingüe incluida), 4 de Bachillerato (2 de Ciencias y Tecnología: Ciencia de Salud y Tecnológico por una lado; y dos Letras: Humanidades y Ciencias Sociales por otro) y 4 de Ciclos Formativos (2 de Cuidados Auxiliares de Enfermería, de Grado Medio; y otros 2 de Higiene Bucodental, de Grado Superior).

. Alumnos/as = 450.

. Profesores = 42.

 

4.- Un caso especial: el Centro de Formación del Medio Rural

 

El 7 de julio de 1860 la Confederación Hidrográfica del Tajo solicita al municipio[61] una parcela, de 80 a 100 hectáreas y en la carretera de Talayuela, para crear un Centro Agronómico. El Ayuntamiento le ofrece 100 has.

Pero el asunto se demora. El 31 de marzo de 1964 la Corporación desea que se construya la Escuela de Capataces (nueva denominación del Centro Agronómico citado) en la Dehesa Boyal, para lo que hay que ceder 5 hectáreas para el edificio y 95 para el usufructo (“por 30 años, prorrogables”)[62].

En julio de ese año ceden las 100 hectáreas a la Dirección General de Capacitación Agraria, para el citado centro. El Director informa que, de esas 100, 5 tienen que ser donadas (gratis y en propiedad) para ubicar los edificios. A lo que acceden en diciembre.

Nuevo paso: el 18 de marzo de 1966 se anuncia la construcción de la Escuela, por un importe de 21.519.132’18 pesetas. El técnico que lo redactó fue el ingeniero D. José Mateos González, natural de Huertas de Ánimas[63].

En julio de 1968 finalizan las obras y, el 3 de marzo de 1969, comienza el Curso por vez primera (1ª Promoción). Que será inaugurada oficialmente un mes después, a cuyo acto asistió el Ministro de Agricultura (el pacense Adolfo Díaz Ambrona)[64].

Según consta en la memoria del proyecto, en aquel momento se planteaban varias especialidades de cursos breves de adiestramiento y perfeccionamiento profesional para agricultores jóvenes y adultos, como capataces, jefes de explotación, hortofruticultura, viveros, mecánica agrícola, plagas del campo, ganadería, etc.

Desde entonces la escuela ha cambiado varias veces de nombre, siendo el actual Centro de Formación del Medio Rural; ha renovado sus dependencias y estudios y ha acogido a más de 3.500 alumnos/as tanto de Extremadura como de comunidades vecinas, «siendo pionero en la región como apoyo al propio Servicio de Extensión Agraria»[65].

Como se intuye de lo antes expuesto, en un principio dependía del Ministerio de Agricultura, Dirección General de Capacitación Agraria. Pero, como el resto de los existentes en nuestra Comunidad, en 1981 fue transferido a la Junta de Extremadura, Consejería de Agricultura y Medio Ambiente.

En el aspecto formativo que estamos tratando, al margen de los numerosos cursos de formación profesional no reglada que han impartido en estos 50 años de vivencia, sobre todo referentes a los temas antes mencionados (tanto en Navalmoral como en los pueblos del entorno), tras la implantación de la LOGSE se incorpora a las Enseñanzas Medias que estamos analizando del siguiente modo[66]:

  • Ciclo Formativo de Grado Medio: Trabajos Forestales y Conservación y Aprovechamiento del Medio Natural. Fue el primero que se implantó, comenzando en 1996 con 16 alumnos. Aún prosigue.
  • En el pasado Curso 2018-2019 se habilitó uno más, que desde hace años se impartía como módulos profesionales de ‘Cuidado y manejo del caballo’ y ‘Doma básica del caballo’: Ciclo Formativo de Grado Medio de Actividades Ecuestres. 20 alumnos.
  • Ciclo Formativo de Grado Superior: Gestión Forestal y de los Recurso Naturales y Paisajísticos. Se inició en el Curso 2003-2004, con 17 alumnos. Continúa.

 

CONCLUSIÓN

 

A lo largo de este medio siglo de las Enseñanzas Medias en Navalmoral, numerosos han sido los premios y reconocimientos a nivel individual (como los diversos Primeros Premios de Bachillerato y FP) y general, imposibles de resumir. Pero sí nos gustaría –a modo de síntesis–, reseñar dos de ellos: en la convocatoria de junio de 2000, el IES «Zurbarán» obtuvo el primer puesto (de 71) en las Pruebas de Acceso a la Universidad a nivel regional, mientras que el IES «Augustóbriga» alcanzó el 4º puesto en dicha convocatoria (y el 1º en la de septiembre); y al año siguiente, el IES «Augustóbriga» obtuvo el primer puesto (de 81) en la convocatoria de junio de 2001, y el 3º en la de septiembre; mientras que el IES «Zurbarán» alcanzó el 9º puesto en dicha convocatoria, y el 6º en la de septiembre.

O el Primer Premio “Euroscola” que obtuvo un grupo del IES Albalat en el 2013, Concurso Europeo de inglés convocado por el Parlamento Europeo.

Han participado en un gran número de Concursos (Olimpiadas Matemáticas, Jornadas Científicas, Salud, Paz, etc.), Muestras, Exposiciones, etc., referentes a muy variados temas.

En el año 2008 los institutos de la zona solicitan que puedan celebrar la PAU (actual EBAU) en Navalmoral, lo que consiguieron una década más tarde.

Desde hace tiempo, las AMPAS de los centros han creado las “Escuelas de Padres”.

Han realizado muchos intercambios de profesores y alumnos con el extranjero, con una finalidad lingüística, temática y social. Y han recibido a diversos y reconocidos escritores en sus aulas para promover y estimular la literatura.

En el año 2014 el Ayuntamiento crea los Premios a la Excelencia Académica, para ayudar económicamente a los alumnos con mejores notas al finalizar el Bachillerato o la FP, que le sirvan para matricularse en la Universidad. La Fundación Concha hace algo similar.

En mayo de 2018, la Fundación Bankia y la Asociación FPempresa premian la FP Dual del IES Zurbarán.

Y, ya para finalizar, destacada está siendo la aportación de los institutos moralos (e, incluso, algunos otros y colegios de la comarca, alumnos y profesores) a la “fiesta grande” de la localidad, el Carnaval moralo, desde el año 2015, por el recorrido habitual de Carrozas y Comparsas, el viernes por la mañana, dando inicio al mismo bajo la denominación oficial de “Carnaval estudiantil”.

Apéndice fotográfico

1.- Colegio del Canchigordo

2.- Alumnos de Bachillerato del Canchigordo

3.- El colegio de la Inmaculada

4.- Primitivas instalaciones del primer Instituto de Navalmoral

5.- Segunda y actual ubicación del Instituto, 1973

 6.- Primer Claustro del primer instituto

7.- Génesis y evolución del IES ZURBARÁN

8.- IES Albalat

 9.- Actividad del Centro de Formación del Medio Rural

 10.- Comparsa del IES Zurbarán en el Carnaval del 2015

NOTA: además de las notas a pie de página y otras aclaraciones, toda la información consta en mi amplia Base de Datos que como Cronista Oficial llevo recopilando desde hace 40 años, y que publicaré en el futuro como “Historia Contemporánea de Navalmoral”.

[1] Archivo Municipal. Libro de Sesiones nº 12 (del 01-I-1898 al 04-IV-1904) y 13 (del 08-V-1904 al 04-II-1911).

[2] Ibídem: nº 24 (del 08-II-1935 al 20-I-1939).

[3] Ibídem: nº 28 (del 09-XI-1947 al 30-IX-1950).

[4] Archivo Municipal. Libro de Sesiones nº 29 (del 20-XI-1950 al 07-XI-1952) y 31 (07-VI-1955 al 29-I-1958).

[5] QUIJADA GONZÁLEZ, D.: “Navalmoral durante el franquismo”, La Gaceta del Campo Arañuelo, cap. XXVII.

[6] QUIJADA GONZÁLEZ, D.: obra citada, cap. XXX.

[7] QUIJADA GONZÁLEZ, D.: obra citada, cap. XCII.

[8] QUIJADA GONZÁLEZ, D.: obra citada, cap. XCVIII

[9] FRAILE SIMÓN, Mª del P: “La Enseñanza Primaria en Navalmoral: la Escuela Antigua”, XIV Coloquios Histórico-Culturales del Campo Arañuelo. Navalmoral. 2008.

[10] QUIJADA GONZÁLEZ, D.: Navalmoral de la Mata. Publisher, Navalmoral, 1997.

[11] Archivo del colegio que, aunque cerró en el 2005, aún conservan en buen estado.

[12] Ibídem.

[13] Archivo Municipal. Libro de Sesiones nº 32: del 02-II-1958 al 23-I-1965.

[14] Ibídem

[15] Ibídem.

[16] Archivo Municipal. Libro de Sesiones nº 33 (del 06-III-1965 al 06-II-1970)

[17] Ibídem.

[18] Ibídem.

[19] Ibídem

[20] Ibídem

[21] Secretaría del primer Instituto de Navalmoral. Libro de Claustros.

[22] Secretaría del primer Instituto de Navalmoral. Libro de Matrículas.

 

[23] Archivo Municipal. Libro de Sesiones nº 33 (del 06-III-1965 al 06-II-1970).

[24] Ibídem.

[25] Ibídem. Nº 34 (del 26-II-1970 al 26-V-1971).

[26] Ibídem

[27] Ibídem, nº 34 (del 26-II-1970 al 26-V-1971).

[28] Secretaría del IES Augustóbriga.

[29] Maestra con el nº 1 de su oposición, pedagoga (licenciada en Filosofía y Letras Pedagogía), catedrática de la Universidad Complutense (la 1ª mujer en obtener la cátedra por oposición, en 1953), una de las redactoras del Libro Blanco de la Educación (Ley de 1970), defensora del feminismo, pero a través de la formación, etc.

[30] QUIJADA GONZÁLEZ, D.: Navalmoral de la Mata. Publisher, Navalmoral, 1997.

[31] Secretaría y Dirección del IES Augustóbriga.

[32] Archivo Municipal. Libros de Sesiones nº 36: del 09-III-1973 al 24-X-1974

[33] Archivo de la Secretaría del Centro.

[34] Ibídem.

[35] Porque las autoridades locales preferían que se dedicara a personajes ilustres de la localidad.

[36] Archivo de la Secretaría del Centro.

[37] Ibídem.

[38] Ibídem

[39] Ibídem

[40] Archivo de la Secretaría del Centro.

[41] Ibídem.

[42] Ibídem.

[43] Archivo de la Secretaría del Centro.

[44] Ibídem

[45] Archivo de la Secretaría del IES Zurbarán.

[46] Periódico local “Quince Días-El Moralo”. Mayo de 1996.

[47] Ibídem. Febrero de 1999.

[48] Ibídem. Abril de 1999.

[49] Ibídem. Abril del 2000.

[50] Archivo Municipal: Libro de Sesiones correspondiente al año 2000.

[51] Aprovechando la cesión de los mismos, por la reconversión de terreno rústico en urbanizable.

[52] Periódico local “Quince Días-El Moralo”. Noviembre del 2001

[53] Ibídem. Julio de 2001.

[54] Ibídem. Agosto de 2003.

[55] Archivo de la Secretaría del IES Albalat.

[56] Ibídem.

[57] Ibídem.

[58] Archivo de la Secretaría del Centro.

[59] Libro de Sesiones correspondiente a ese año.

[60] Ibídem

[61] Archivo Municipal. Libro de Sesiones Nº 32: del 02-II-1958 al 23-I-1965.

[62] Ibídem.

[63] Su familia donó en 2018 los Planos y la Memoria de la obra al centro, donde constan.

[64] Archivo Municipal. Libro de Sesiones Nº 33: del 06-III-1965 al 06-II-1970.

[65] Según nos comenta su jefe de estudios.

[66] Archivo de la Secretaría del Centro.

Dic 112019
 

Carlos María Neila Muñoz.

            Introducción

            La dos grandes crisis demográficas de España en el siglo XX, fueron la pandemia de gripe de los años 1918 y 1919 y la Guerra Civil y la postguerra, en la horquilla de tiempo que transcurre entre los años 1936 y 1949.

            El estudio de las personas fallecidas en las cuarenta y siete localidades de la provincia de Cáceres en el año 1941, es un apartado importante para comprobar, desde cualquier disciplina académica, la historia reciente de la provincia y, por extrapolación, de la comunidad extremeña. Igualmente, la información cuantitativa de los datos recogidos en las distintas poblaciones es el paso previo a la explicación social, sanitaria, demográfica e histórica. Aspectos como la fecha de fallecimiento (mes y año); el sexo; el estado civil; la edad y el motivo, sirven como base para comprobar cómo han evolucionado en ese año las defunciones y sus causas, bien sean inmediatas o fundamentales.

            ¿Por qué el año 1941? Porque en todos los manuales, estudios e investigaciones divulgativos al uso que se expresan lejos de todo posicionamiento en cualquiera de las gamas de colores y tonalidades del arco iris social español, se señala que el hambre y las repercusiones en la vida cotidiana de los extremeños que sobrevivieron al conflicto fratricida, fueron los protagonistas que ayudaron en el mejor de los casos a poblar, y hasta a saturar, los cementerios que quedaron pequeños y, en el peor de los casos, a abonar la tierra anónima, seca y pobre, de los campos de Extremadura.

            Así, todos los valores según avanzaba el siglo XX se sitúan dentro del proceso general de transición demográfica en el cual, las variables demográficas que intervienen en el crecimiento demográfico, modifican sus valores cuantitativos en descenso (mortalidad) y en alza (natalidad), desarrollándose ambos con una temporalización que aúna criterios sociogeográficos similares en función de factores tales como el desarrollo económico, el grado de urbanidad frente a ruralidad, la higiene privada y pública y la dieta alimenticia amplia y variada. En las cuarenta y siete localidades se ha desmenuzado, cotejado y comparado las actas de defunciones depositadas en los registros civiles para evaluar cómo ha incidido la situación social en las distintas trayectorias de la variable demográfica. Toda una evolución histórica, antropológica, sanitaria y demográfica en los años de “nuestra” Guerra Civil y de “nuestra” difícil, dura y miserable postguerra, porque fue de “nuestros” abuelos; fue de “nuestros” padres y será de “nuestros” descendientes para no volverla a repetir.

            Metodología de trabajo

            El trabajo de campo que se ha realizado para conseguir los valores cuantitativos y cualitativos propios de esta investigación se ha prolongado desde el mes de agosto de 2013 hasta la actualidad (agosto, 2019). Los datos anónimos e impersonales (la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de carácter personal, tiene por objeto “…garantizar y proteger, en lo que concierne al tratamiento de los datos personales, las libertades públicas y los derechos fundamentales de las personas físicas, y especialmente de su honor e intimidad personal y familiar. Se entiende por datos de carácter personal: cualquier información concerniente a personas físicas identificadas o identificables”) que aparecen en ella, salvo los exclusivos de los censos poblacionales del INE, se han extraído de los libros Dde defunciones depositados en los Registros Civiles de las 47 localidades de la provincia de Cáceres desde el año 1871 que es cuando se crearon estos organismos administrativos en España y se comenzó a tener constancia de los movimientos de población como herramienta administrativa, legal y del Estado en igualdad de condiciones con los documentos que hasta ese momento monopolizaba la iglesia en el control de la administración de los tres sacramentos relacionados directamente con el nacimiento, el matrimonio y la muerte.

Se ha efectuado el trabajo de campo con las certificaciones de los libros oficiales depositados en los correspondientes registros recopilando los datos clasificados en las siguientes variables cuantitativas y cualitativas:

  1. Tomo del libro-fuente
  2. Número de la certificación
  3. Localidad del fallecimiento
  4. Sexo de la personas fallecida
  5. Estado civil de la persona fallecida
  6. Mes en que ocurrió
  7. Año en que ocurrió
  8. Edad del hombre
  9. Edad de la mujer
  10. Causa del fallecimiento

Las 47 localidades de la provincia de Cáceres objeto de estudio, análisis, comparación y evaluación en el momento de cerrar temporalmente esta investigación (agosto, 2019), han sido:

Acehúche, Alcántara, Aldehuela de Jerte, Aliseda, Benquerencia, Botija, Brozas, Cáceres, Calzadilla, Cañaveral, Carcaboso, Casar de Cáceres, Casas de Millán, Casillas de Coria, Coria, Galisteo, Garrovillas, Herreruela, Hinojal, La Cumbre, Madroñera, Malpartida de Plasencia, Mirabel, Monroy, Morcillo, Montehermoso, Navas del Madroño, Pedroso de Acim, Plasencia, Plasenzuela, Portezuelo, Robledillo de Trujillo, Santa Ana, Salorino, Santiago del Campo, Sierra de Fuentes, Talaván, Torrecillas de la Tiesa, Torrejón el Rubio, Torremocha, Torreorgaz, Torrequemada, Torre de Santa María, Valdefuentes, Valdemorales, Villa del Rey y Zarza de Montánchez.

(Cuadro nº 1: Mapa de la provincia de Cáceres con la distribución geográfica de las 47 localidades objeto de estudio)

            Población de Cáceres (1842-2011) según los censos de población

            La población de Hecho y de Derecho de las 47 localidades de la provincia de Cáceres, según los datos que obran en el INE (Instituto Nacional de Estadística) y recogida en los correspondientes censos municipales ha sido la siguiente:

 

 

Censos de Población (1877 – 2011)

«Población Derecho». Comparación y Evolución

 

 

 

 

 

 

 

Población de Derecho

Localidad: Cáceres

Población de Derecho

Localidad: Plasencia

Población de Derecho

Resto de localidades

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1877

11847

6404

67205

 

 

1887

13749

7608

75052

 

 

1897

13665

8067

76739

 

 

1900

13617

7965

79104

 

 

1910

14562

8923

88850

 

 

1920

20218

10016

91810

 

 

1930

24352

11805

100933

 

 

1940

29030

15308

111723

 

 

1950

40009

17507

118967

 

 

1960

45960

20962

119817

 

 

1970

55341

26051

95491

 

 

1981

65758

31201

74006

 

 

1991

74589

36060

68832

 

 

2001

82716

36690

66267

 

 

2011

95616

41162

64769

 

                   

(Cuadro nº 2: Censos de población de las 47 localidades de esta investigación (1841-2011). Comparación y evolución de la población de Derecho. A partir del censo de 2001, la población que aparece es la población «Residente», equivalente a la de «Derecho»)

            En el cuadro nº 2 se aprecia cómo ha ido evolucionando la población en las localidades de Cáceres y Plasencia y en el resto de las 45 localidades de la provincia de Cáceres desde el censo poblacional de 1877 hasta el de 2011. En el cuadro nº 3, las variables cualitativas se traducen en tres líneas claramente diferenciadas:

(Cuadro nº 3: Comparación y evolución de la Población de Derecho de las 47 localidades, desde el censo de 1877 hasta el de 2011)

            La población de Cáceres, como capital de la provincia ha mantenido su progresión constante en el siglo XIX y en el XX. La localidad crece como foco de atención laboral, administrativo, sanitario y político de la provincia del norte de Extremadura. La segunda población en número de habitantes, tomando como referencia el censo poblacional de 2011, es Plasencia, centro neurálgico del norte de la provincia de Cáceres. Si se toma como base los últimos cuatro censos de población (1981, 1991, 2001 y 2011), las localidades que han crecido en número de habitantes –además de Cáceres y de Plasencia-, han sido: Casar de Cáceres (de 3758 ha pasado a 4792 habitantes); Coria (de 10390 a 12994 habitantes); Torreorgaz (de 1302 a 1740 habitantes); Montehermoso (de 5480 a 5888 habitantes) y Sierra de Fuentes (de 1623 a 2059 habitantes). En todas las demás localidades se ha observado un descenso poblacional a partir del censo de 1960 que se ha ido estabilizando a partir del censo del año 1981. A partir de aquí, la población se ha mantenido con regularidad y con más o menos fluctuaciones cuantitativas.

            Fallecimientos. Demografía (1936-1949).

Las personas fallecidas en las 47 localidades que han sido objeto del trabajo de campo en las Registros Civiles de la provincia de Cáceres durante los catorce años que duró la contienda fratricida y la postguerra, han sido 39934, tal y como se observa en el cuadro nº 4:

 

 

Defunciones (1936-1949)

 

 

Años

Frecuencia

Porcentaje

 

 

 

 

 

 

 

1936

3240

8,11

 

 

1937

3765

9,42

 

 

1938

3067

7,68

 

 

1939

2699

6,75

 

 

1940

2900

7,26

 

 

1941

4843

12,12

 

 

1942

2779

6,95

 

 

1943

2494

6,24

 

 

1944

2390

5,98

 

 

1945

2474

6,19

 

 

1946

2676

6,70

 

 

1947

2248

5,62

 

 

1948

2106

5,27

 

 

1949

2253

5,64

 

 

 

 

 

 

 

Total

39934

 

 

(Cuadro nº 4: Personas fallecidas: frecuencia y porcentaje por años: 1936-1949)

            Los valores anteriormente citados, se visualizan en el cuadro nº 5.

(Cuadro nº 5: Personas fallecidas por años en las 47 localidades de la provincia de Cáceres, 1941)

            Según los datos de las defunciones, ¿cuántas eran hombres y cuántas eran mujeres? Han fallecido un 11,15% más de hombres (55,57%) que de mujeres (44.42%). Cuadro nº 6.

 

Años 1936-1949

 

 

 

Sexo

Fallecimientos

Porcentaje

 

 

 

Hombres

22195

55,57%

Mujeres

17739

44,42%

 

39934

 

(Cuadro nº 6: Hombres y Mujeres fallecidas la provincia de Cáceres (1941))

De los 39934 fallecimientos, pormenorizados en función del sexo, corresponden al año 1941 un total de 4843 fallecimientos, como valor más alto en la línea estadística resultado de los valores cuantitativos, tal y como aparece en el cuadro nº 7.

 

Año 1941 (47 localidades)

 

 

 

Localidades

Hombres

Mujeres

 

 

 

Acehúche

10

9

Alcántara

31

18

Aldehuela de Jerte

3

1

Aliseda

12

19

Benquerencia

2

4

Botija

1

4

Brozas

28

21

Cáceres

178

155

Calzadilla

7

5

Cañaveral

11

12

Carcaboso

3

1

Casar de Cáceres

11

17

Casas de Millán

4

5

Casillas de Coria

7

7

Coria

31

21

Cumbre, La

8

7

Galisteo

7

5

Garrovillas

25

24

Herreruela

2

1

Hinojal

11

10

Madroñera

18

10

Malpartida de Plasencia

33

23

Mirabel

7

4

Monroy

11

8

Montehermoso

27

30

Morcillo

0

0

Navas del Madroño

20

13

Pedroso de Acim

5

1

Plasencia

49

49

Plasenzuela

9

7

Portezuelo

3

4

Robledillo de Trujillo

13

11

Salorino

14

11

Santa Ana

4

3

Santiago del Campo

15

7

Sierra de Fuentes

25

15

Talaván

11

5

Torre de Santa María

8

8

Torrecillas de la Tiesa

10

5

Torrejón el Rubio

8

8

Torremocha

11

14

Torreorgaz

25

16

Torrequemada

10

12

Valdefuentes

13

18

Valdemorales

4

7

Villa del Rey

5

9

Zarza de Montánchez

8

8

(Cuadro nº 7: Personas fallecidas por sexo en las 47 localidades de la provincia de Cáceres, 1941)

            Según los datos de las defunciones, ¿cuántas eran hombres y cuántas eran mujeres? Han fallecido un 19,48% más de hombres (59,75%) que de mujeres (40,24%). Cuadro nº 8.

 

Año 1941

 

 

 

Sexo

Fallecimientos

Porcentaje

 

 

 

Hombres

2894

59,75

Mujeres

1949

40,24

 

4843

 

(Cuadro nº 8: Hombres y Mujeres fallecidas la provincia de Cáceres (1941))

            Temporalización

            ¿En qué meses del año se han producido mayor número de fallecimientos en el año de referencia de 1941? Para contestar a esta pregunta es necesario conocer la frecuencia y los valores cuantitativos porcentuales para una valoración del mes de fallecimiento (cuadro nº 9).

 

Meses

Hombres

Mujeres

Total

 

 

 

 

Enero

247

156

403

Febrero

243

134

377

Marzo

332

179

511

Abril

308

157

465

Mayo

304

153

457

Junio

262

104

366

Julio

295

224

519

Agosto

218

202

420

Septiembre

163

147

310

Octubre

179

175

354

Noviembre

191

149

340

Diciembre

152

169

321

 

 

 

 

Total

2894

1949

4843

(Cuadro nº 9: Fallecimientos totales por meses con sus respectivos porcentajes)

            Los datos cuantitativos globales, sin distinción de sexo, se ven reflejados en el cuadro nº 10.

(Cuadro nº 10: Fallecimientos por meses (1941)

            Los meses de julio (519 fallecimientos); marzo (511 fallecimientos) y de abril (465 fallecimientos) han sido en los que se han producido más fallecimientos en el período de tiempo que trascurrió entre enero y diciembre de 1941, meses en los que comienzan los primeros calores que hacen estragos en la población infantil de todas y de cada una de las localidades, bien sean las que aquí se relacionan o bien, las del resto de la provincia de Cáceres, junto con los meses de enero, febrero y agosto: frío y calor se dan la mano para aumentar el número de personas fallecidas en este año de terribles consecuencias para la demografía española.

            Edades de fallecimiento

            En el estudio de los fallecimientos en las localidades es necesario conocer la edad de las personas muertas. En el cuadro nº 11 se muestran los porcentajes de las edades tanto de hombres como de mujeres conjuntamente en el año cronológico de la investigación (1941):

 

Tramos de edades

Porcentaje

 

 

<1

20,54

1-9

8,56

10-19

2,56

20-29

4,39

30-39

6,31

40-49

8,44

50-59

12,65

60-69

15,91

70-79

12,07

80-89

4,85

>=90

0,66

¿…?

2,99

 

 

 

4843

(Cuadro nº 11: Fallecimientos por tramos de edades en el año 1941 con porcentajes, sin distinción de sexo)

            A continuación, aparecen en el cuadro nº 12 los datos de las 4843 personas fallecidas sin distinción de sexo y en función de los valores cuantitativos que aparecen en el cuadro nº 11.

(Cuadro nº 12: Fallecimientos por tramos de edades sin especificar sexo: 1941)

           Los tramos del cuadro nº 13, pormenorizados en los dos sexos, junto con la frecuencia y los respectivos porcentajes, son:

 

Tramos de edades

Hombres

(Porcentajes)

Mujeres

(Porcentajes)

 

 

 

<1

18,79

23,14

1-9

7,39

10,31

10-19

2,24

3,027

20-29

4,45

4,30

30-39

7,53

4,51

40-49

10,12

5,95

50-59

16,34

7,18

60-69

17,17

14,05

70-79

10,08

15,03

80-89

2,48

8,36

>=90

0,31

1,18

¿…?

3,04

2,92

(Cuadro nº 13: Fallecimientos por tramos de edades en el año 1941, por razón de sexo, con porcentajes)

            Para expresar lo más diáfano posible las edades de las personas fallecidas, hay que conocer cómo se distribuyen esos óbitos en función del sexo (hombres y mujeres), tal y como se muestra en el cuadro nº 13.

 

 

(Cuadro nº 14: Fallecimientos por tramos de edades de Hombres y de Mujeres, en valores porcentuales)

            Los niños y las niñas menores de un año, representan el 20,54%, una cifra porcentual muy alta, tal y como se aprecia en el cuadro nº 11. Todos los tramos de edades son similares o paralelos, en hombres y en mujeres, por lo menos hasta los 49 años de edad. Hasta aquí, se observa que el número menor de fallecimientos está entre los 10 y los 19 años de edad (2,56%). A partir de los 20 años hasta los 49, se igualan los óbitos para ambos sexos. A partir de este momento, la esperanza de vida en los hombres es menor que en la mujeres, entre los 60 y 69 años en el sexo masculino y entre los 70 y 79 años en el sexo femenino. Más adelante, las personas sobrevivientes son meras anécdotas demográficas.

Como resumen, se aprecia que los fallecimientos en los primeros meses de vida es muy alto, seguido por el tramo de edad comprendido entre los 50-69 años, para los hombres y los 60-79 años, para las mujeres.

            Mortalidad infantil

            Un aspecto importante en el estudio de las personas fallecidas es la incidencia de la mortalidad infantil en el cómputo o resumen final del año 1941 en el periodo de tiempo denominado «postguerra». En este trabajo de campo, se hace referencia a la «mortalidad infantil» como la que se produjo entre los 0 y los 9 años de edad, estando este tramo o intervalo de edad abierto hasta los diez años, en los que comienza el siguiente intervalo. En el cuadro nº 15 se aprecian tales óbitos en función del sexo.

 

 

Edades

Totales

Porcentajes

 

 

 

 

 

 

 

<1

995

20,54

 

 

1-9

415

8,56

 

 

 

1410

 

 

(Cuadro nº 15: Edades de las personas fallecidas menores de nueve años)

            Los niños y las niñas entre 1 y 9 años, suman la cantidad de 1410, lo que corresponde a un 29,10% del total de fallecimientos. Lo que supone una cifra considerable demográficamente hablando.

            ¿Y los meses? ¿Qué se observa en el número de defunciones en las personas menores de diez años?

 

 

Meses

Hombres

Mujeres

Porcentaje

Hombres

Porcentaje

Mujeres

Total

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ENE

57

36

7,51

5,52

93

 

 

FEB

49

41

6,46

6,28

90

 

 

MAR

57

59

7,519

9,04

116

 

 

ABR

48

36

6,33

5,52

84

 

 

MAY

40

45

5,27

6,90

85

 

 

JUN

84

42

11,08

6,44

126

 

 

JUL

146

122

19,26

18,71

268

 

 

AGO

86

91

11,34

13,95

177

 

 

SEP

49

52

6,46

7,97

101

 

 

OCT

63

49

8,31

7,51

112

 

 

NOV

53

38

6,99

5,82

91

 

 

DIC

26

41

3,43

6,28

67

 

 

 

758

652

 

 

 

 

(Cuadro nº 16: Temporalización por sexo con datos porcentuales)

            Pero, ¿de qué fallecieron esos niños y esas niñas «menores de 10 años»?. En las 47 localidades objeto del trabajo de campo quedan agrupadas en 26 bloques. Hay que reseñar algunos problemas con respecto al uso de la terminología diagnóstica sobre las causas de las muertes. La «moda diagnóstica» o la «empatía diagnóstica» ha servido hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX para que algunas enfermedades fueran más propensas a diagnosticarse que otras o a enmascararse con síntomas parecidos o semejantes o que eran de común padecimiento en un momento o situación determinada, lo que llevó consigo, desde la perspectiva actual, una confusión a la hora de una clasificación más o menos estándar (Sanz Gimeno y Ramiro Fariñas, 2002). A lo largo del periodo de tiempo estudiado cualitativamente, y como consecuencia de los avances médicos, las enfermedades han sido mejor y más concretamente diagnosticadas. En el cuadro nº 17, se observan esas mismas causas pero ordenadas por porcentaje cuantitativo de importancia, comenzando por un 17,50% que corresponde a «gastroenteritis»).

 

Causa

%

   

Gastroenteritis

9,32

Gastroenteritis aguda

8,18

Bronconeumonía

7,38

Atrepsia

6,53

Debilidad congénita

6,43

Bronquitis capilar

3,60

Bronquitis aguda

3,48

Enterocolitis

3,47

Diarrea verde

3,46

Enterocolitis aguda

2,74

Enteritis aguda

2,16

Insuficiencia de desarrollo orgánico

1,89

Bronquitis

1,87

Atrepsia infantil

1,39

Eclampsia infantil

1,37

Bronconeumonía aguda

1,18

Toxicosis

0,93

Neumonía

0,81

Enteritis

0,76

Septicemia

0,76

Falta de desarrollo

0,73

Falta de desarrollo orgánico

0,73

Eclampsia

0,73

Raquitismo

0,47

Falta de vitalidad

0,47

Bronconeumonía gripal

0,41

(Cuadro nº 17: Causas de los fallecimientos de los/as niños/as menores de nueve años, con una frecuencia igual o mayor a 0,11%)

            Se observa que los motivos relacionados con el aparato digestivo, son dígitos muy elevados con respecto al resto de los demás aparatos del cuerpo humano, seguido del respiratorio. García-Consuegra (2013: 344) escribe que «la ignorancia higiénico-sanitaria era uno de los más visibles exponentes de la miseria económica y educativa que reinaba entre las clases populares; en este contexto, las pésimas condiciones de la higiene pública y privada asumían recurrentemente la culpabilidad de las extraordinarias cifras de morbilidad y mortalidad del ataque epidémico porque el virus gripal no atacaba con la misma intensidad a todos lo individuos. La pobreza en connivencia con el hambre limitaba los recursos biológicos para poder enfrentarse con mínimas garantías de éxito a cualquier patología; por no mencionar el acceso a los medicamentos que no siempre estaba amparado por la beneficencia municipal y que, como cualquier otro producto, estaba sometido a las leyes de oferta y demanda de los mercados«.

            Estado civil de las personas fallecidas

            Otra variable que sirve para seguir profundizando en la intrahistoria de la muerte en las distintas localidades de la provincia de Cáceres objeto de esta investigación, son las personas que han fallecido en función del estado civil que tenían en el momento del óbito.

            En el porcentaje de las 4843 personas fallecidas según su estado civil, en el año 1941, el más numeroso es el de «solteros/as» (41,99%), seguido por «casados/as» (33,16%) y a «viudos/as» (24,26%)

Cuadro nº 18: Estado Civil de las personas fallecidas con expresión porcentual en función de su sexo en 1941)

            El cuadro resumen (nº 19), es el siguiente:

 

 

Frecuencia

Porcentaje

 

 

 

Soltero/a

2034

41,99

Casado/a

1606

33,16

Viudo/a

1175

24,26

NS/NC/SI

28

0,57

 

 

 

Total

4843

 

(Cuadro nº 19: Estado Civil de las personas fallecidas con expresión porcentual en función de su sexo)

            Conclusiones

            Las personas fallecidas en los dos períodos de tiempo que han servido de referencia en la investigación: 1936-1949 y 1941, aparecen reflejadas en el cuadro nº 20, donde el año 1941 representa el 12,12% del total, teniendo el privilegio –entre comillas- de ser considerado el año con más fallecimientos en la historia reciente de España.

 

Sexo

1936-1949

1941

 

 

 

 

 

Hombres

22195

39934

2824

4843

Mujeres

17739

1949

(Cuadro nº 20: Resumen de las personas fallecidas en los períodos de tiempo: 1936-1949 y 1941)

            De un análisis pormenorizado de las variables cuantitativas y cualitativas se extraen las siguientes conclusiones:

  1. Del total de núcleos geográficos estudiados, desde el censo de población de 1981 hasta el del 2011, únicamente han crecido en población las localidades de Cáceres, Plasencia, Casar de Cáceres, Coria, Torreorgaz y Sierra de Fuentes. Seis de 47. Si se queda a un lado Cáceres y Plasencia, se ha observado un descenso poblacional a partir de 1960. Se ha ido estabilizando a partir del censo de 1981, manteniéndose con regularidad hasta la actualidad.
  2. Desde 1936 a 1949 (Guerra Civil y postguerra), las personas fallecidas, cuyos datos se han catalogado –a excepción de nombres y apellidos- han sido 39934, siendo el año 1941 con más número de óbitos (12,12%), seguido por el año 1937 con 9,42% y 1936, con un 8,11%. De esos datos, la mayor incidencia la tuvo el sexo masculino (55,57%) frente al 44,42% del femenino. Es, por tanto, la segunda gran crisis demográfica del siglo XX en España, después de la provocada por la mal llamada «gripe española» de 1918 y 1919, con sus cuatro grandes oleadas pandémicas.
  3. Tomando como referencia el año 1941 en su conjunto con la temporalidad mensual son julio (519: 10,71%%); marzo (511: 10,55%) y abril (465: 9,60%) los meses con más frecuencia de muertes, seguido a corta distancia de mayo, enero y agosto.
  4. En cuanto a las edades de las personas fallecidas. Los niños y las niñas entre 0 y 9 años (29,10%) fueron de especial incidencia por las características concretas de estas edades en este entorno geográfico con unas condiciones determinadas paupérrimas de calidad de vida. A este tramo de edad le sigue, sin distinciones de sexo, entre los 50 y los 79 años.
  5. En cuanto a la mortalidad infantil, son los meses de julio (268: 19,00%), agosto (177: 12,55%) y junio (126: 8,93%) en los que fallecieron mayor número de niños y de niñas, meses estivales de calor, de muerte y de ataúdes blancos en comitiva desde la iglesia hasta el cementerio, todo derecho. Por este motivo, muchas calles de muchas localidades de la provincia de Cáceres se denominaron, y se denominan en la actualidad, «calle Derecha».
  6. Los motivos por los que los niños/as menores de nueve años fallecieron, se agrupan en 26 bloques de enfermedades, siendo las diez primeras causas que acumula más frecuencia la gastroenteritis con un 17,50%. Si los juntamos por aparatos, el digestivo sufrió más los envites del tiempo, de las condiciones higiénico-sanitarias, de la alimentación… con un 30,09%, seguido por el respiratorio, con un 18,73%.
  7. En cuanto al Estado Civil, es lógico que los «solteros/as» sea el grupo que englobe a más fallecidos con un 46,12%, casi la mitad de óbitos, seguido por las personas casadas (30,95%) y las viudas (21,56%).
  8. Se puede considerar que el año 1937 fue el año de la muerte por causas relacionadas con la Guerra Civil de manera directa (frente de batalla en la contienda) e indirectamente (retaguardia: heridos) y que, el año 1941, se toma como el año «después» de la guerra con todo tipo de factores consiguientes a las miserables condiciones de vida de las personas «mal sobrevivientes» en las tierras y en los campos cacereños donde el hambre, la miseria y las pésimas condiciones de vida dormían con los extremeños (hombres y mujeres) por las noches y no sabían si se iban a despertar juntos, al día siguiente, para ver amanecer.
  9. Las localidades de la provincia de Cáceres han pasado de una alta mortalidad infantil y juvenil en los últimos años del siglo XIX y comienzos del siglo XX, a ser prácticamente nula en las últimas décadas del siglo XX y primeras décadas del siglo XXI. Esta mortalidad se ha desplazado a edades más avanzadas. El descenso de la mortalidad (Gómez Redondo, 1985) se ha debido, entre otras causas, a una mejora sustancial de las condiciones de vida, una disminución de los vectores derivados de una inadecuada alimentación en cuanto a cantidad, digeribilidad y dosificación, y a las medidas de intervención como desecación de charcas y pozos o a la reconversión o diseño de espacios de agua estancada e insalubre. A esto se puede unir mejoras en la higiene tanto personal como pública, un constante y continuo desarrollo en materia higiénico sanitaria, la ampliación y extensión de la red sanitaria en el ámbito rural y la asistencia médico-ambulatoria-sanitaria. Otros factores a tener en cuenta es la mejora en el abastecimiento de aguas a la población, el alcantarillado, el encauzamiento de aguas fecales y la adopción de medidas de higiene públicas a cargo de las instituciones políticas y administrativas competentes. En la segunda década del siglo XX, lo único que existía era la aspirina como antitérmico y analgésico pero carece de importancia en la evolución de la gripe; por otra parte, los pacientes solían morir de complicaciones infecciosas pulmonares (no había nada que hacer pues no había antibióticos ni sulfamidas) o fallos multiorgánicos. A partir de los años cuarenta, con los avances médico-sanitarios, el acceso a las sulfamidas y antibióticos, la intervención médica sin distinción de sexo y la mentalidad más acorde con el transcurso de los años, han hecho posible que el descenso de la mortalidad se haya convertido en un hecho significativo, relevante e imparable.

 

Localización geográfica

47 localidades en la provincia de Cáceres

Localización temporal

Año 1941

Fuente

Actas de Fallecimiento de los Registros Civiles

Total Fallecimientos en el año 1941

4843

Fallecimientos Hombres

59,75%

Fallecimientos Mujeres

40,24%

Meses de los fallecimientos

(1941)

Marzo: 511 personas

Julio: 519 personas

Tamos de edades

sin distinción de sexo

<1 año: 20,54%

60-69 años: 15,91%

<1 año

Hombres: 18,79%

Mujeres: 23,14%

Hombres

Entre 50 y 69 años

33,51%

Mujeres

Entre 60 y 79 años

29,08%

Estado Civil

Solteros/as: 41,99%

Causas Menores de 9 años

Aparato digestivo

Aparato respiratorio

(Cuadro nº 21: Resumen de las personas fallecidas en el año 1941 en las 47 localiades)

            Bibliografía

BERNABEU-MESTRE, J.; CABALLERO PÉREZ, P.; GALIANA SÁNCHEZ, M. E. y NOLASCO BONMATÍ, A. (2006): «Niveles de vida y salud en la España del primer franquismo: las desigualdades en la mortalidad infantil», en Revista de Demografía Histórica. Vol. XXIV, I. Páginas 181 – 201. ADEH (Asociación de Demografía Histórica). CSIC (Centro de Ciencias Humanas y Sociales). Madrid.

BERNABEU-MESTRE, J.; RAMIRO FARIÑAS, D.; SANZ GIMENO, A. y ROBLES GONZÁLEZ, E. (2003): «El análisis histórico de la mortalidad por causas. Problemas y soluciones», en Revista de Demografía Histórica. Vol. XXI, I. Páginas 167 – 193. ADEH (Asociación de Demografía Histórica). CSIC (Centro de Ciencias Humanas y Sociales). Madrid.

BLANCO CARRASCO, J. P. (1999): Demografía, familia y sociedad en la Extremadura moderna (1500-1860). Universidad de Extremadura. Servicio de Publicaciones. Cáceres.

GARCÍA-CONSUEGRA, J. (2013): «Una tragedia olvidada: la pandemia de gripe de 1918 en Daimiel», en Vínculos de Historia. Número 2 (2013). Páginas: 331 – 350. Revista del Departamento de Historia de la Universidad de Castilla-La Mancha. Ciudad Real.

GÓMEZ REDONDO, R. (1985): «El descenso de la mortalidad infantil en Madrid, 1900-1970», en REIS (Revista Española de Investigaciones Sociológicas). Vol. 32/85. Páginas 101 – 139. CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas). Madrid.

NEILA MUÑOZ, C. M. (2019): “La muerte en la Guerra Civil y en la postguerra (1936-1949) en la provincia de Cáceres (Extremadura; España)”. XII Congreso de la Asociación de Demografía Histórica. «Demografía e historia: de la Catástrofe al Riesgo Global». Porto (Portugal), 4-7 de septiembre 2019.

—– (2018b): “Morir en la provincia de Cáceres durante la Guerra Civil (1936-1939). Aproximación demográfica”. Congreso «Extremadura durante la Guerra Civil (1936-1939)». (XIV Congreso historiográfico del GEHCEx). Cáceres, 16 y 17 de noviembre de 2018. En imprenta.

—– (2018a): “Nupcialidad en la provincia de Cáceres durante la Guerra Civil (1936-1939). Aproximación demográfica”, en los XLVII Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo (Cáceres), 18 a 30 de septiembre de 2018. Páginas 375 – 402. Patrocina: Fundación ‘Obra Pía de los Pizarro’. Organiza: ‘A. C. Coloquios Históricos de Extremadura'». Trujillo (Cáceres).

—– (2016c): “Demografía en Cáceres durante la “Transición Democrática” (1975-1983”. Congreso «Extremadura durante la Transición Democrática (1975-1983)». (XII Encuentro Historiográfico de GEHCEx). Cáceres, 18 y 19 de noviembre de 2016. En imprenta.

—– (2016b): «La muerte en Cáceres (Extremadura). Etnohistoria del silencio eterno en el siglo XX», comunicación presentada en el V Congresso Português de Demografía: A crise demográfica, um país em extinçâo?. Lisboa (Portugal), 6 y 7 de octubre de 2016. En imprenta.

—– (2016a): «La epidemia de gripe de 1918 y 1919 en la provincia de Cáceres (Extremadura)», comunicación presentada en el XI Congreso de la Asociación de Demografía Histórica. Cádiz, 21 a 24 de junio de 2016. En imprenta.

—– (2015): “Una etnografía sobre los ritos de paso del ciclo de la vida en tres comunidades de Extremadura: Alcántara, Brozas y Villa del Rey”. UEx (Universidad de Extremadura). Departamento de Psicología y Antropología. Cáceres. Extremadura. Tesis Doctoral inédita.

—– (2015): “Demografía contemporánea de Brozas (Estudio socio-antropológico: años 2000-2014)”, en Revista Aldehuela, nº 194; año Noviembre-Diciembre, 2015. Páginas 12-13. Asociación Cultural “Francisco Sánchez de las Brozas”. Brozas (Cáceres).

—– (2014): “La muerte en Garrovillas de Alconétar. Etnohistoria del silencio eterno (1900-1999)”, comunicación presentada en las III Jornadas de Historias Locales de Extremadura. Garrovillas de Alconétar (Cáceres), 08 de junio de 2013. Excmo. Ayuntamiento de la localidad. En imprenta.

—– (2013): “Demografía histórica en Brozas (Cáceres). La muerte a través del Registro Civil (1981-2012)”, en los XLII Coloquios Históricos de Extremadura. Páginas 425 a 453. Trujillo (Cáceres), 23 a 29 de septiembre de 2013. Patrocina: Fundación ‘Obra Pía de los Pizarro’. Organiza: ‘A. C. Coloquios Históricos de Extremadura'». Trujillo (Cáceres).

—– (2011): “Etnohistoria de la abandono. Los expósitos en los Registros Civiles (1871-1949). El caso de Trujillo”, en los LX Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo (Cáceres), 19 a 25 de septiembre de 2011. Páginas 389 – 411. Patrocina: Fundación ‘Obra Pía de los Pizarro’. Organiza: ‘A. C. Coloquios Históricos de Extremadura'». Trujillo (Cáceres).

—– (2010): “Demografía contemporánea de Brozas (Estudio socio-antropológico: años 2000-2009)”, en Revista Aldehuela, nº 160; año XXVII, Marzo-Abril, 2010. Páginas 14–15. Asociación Cultural “Francisco Sánchez de las Brozas”. Brozas (Cáceres).

—– (2005): “Demografía contemporánea de Brozas (Estudio antropológico: años 2000-2004)”, en Revista Aldehuela, nº 130; año XXVII, Marzo-Abril, 2005. Páginas 18–19. Asociación Cultural “Francisco Sánchez de las Brozas”. Brozas (Cáceres).

RAMIRO FARIÑAS, D. y SANZ GIMENO, A. (1999): «Cambios estructurales en la mortalidad infantil y juvenil española. 1860-1990», en Boletín de la Asociación de Demografía Histórica. Vol. XVII, I. Páginas 49 – 87. ADEH (Asociación de Demografía Histórica). CSIC (Centro de Ciencias Humanas y Sociales). Madrid.

SANZ GIMENO, A. y RAMIRO FARIÑAS, D. (2002): «La caída de la mortalidad en la infancia en la España interior, 1860-1960. Un análisis de las causas de muerte», en Cuadernos de Historia Contemporánea. Vol. 24. Páginas. 151 – 188. Universidad Complutense. Madrid.

 

Dic 092019
 

Antonio González Cordero.

anmais.gc@gmail.com

Resumen: Entre la rutinaria arquitectura doméstica de los asentamientos romanos de la provincia cacereña, algunos edificios se singularizan por su destacada posición y originalidad constructiva. Son las thermas o balneas, tipologías ambas que participan en la voluntad de transmitir una cultura higiénico-terapéutica que se proyecta tanto sobre el ámbito público como privado, procurando en ambos casos, un intencionado protagonismo escenográfico. Ambos constituyen una parte esencial del tejido urbano y rural de las grandes villae, espacios desafortunadamente menos excavados de lo deseable en el ámbito provincial, repercutiendo su escasez, en el deficiente conocimiento de este tipo de estructuras, si bien, la calidad y variedad de lo conocido, nos impulsó a facilitar este inventario, donde destacamos el tratamiento de ambientes balnearios inéditos o parcialmente descritos de la cuenca del embalse de Valdecañas y de otros lugares de la provincia poco o nada conocidos.

  1. LOS CONJUNTOS TERMALES DE LA PROVINCIA DE CÁCERES.

Desde la década de los ochenta, las intervenciones arqueológicas en la provincia de Cáceres centradas del mundo romano habían sido muy escasas, pero coincidiendo con el auge de la construcción, se hicieron necesarias operaciones de acompañamiento, sobre todo en el apartado de obras públicas, trabajos que se tradujeron en cuantiosas y novedosas aportaciones al conocimiento de la antigüedad, aparte de las que también alumbraron otros proyectos centrados en la conservación y excavación de yacimientos conocidos como el de la villa romana de los Términos en Monroy, la ciudad de Cáparra, o las resultantes de operaciones de salvamento, caso de la villa del Olivar de Centeno o el palacio de Mayoralgo. En lo que afecta al campo termal o balnear, el balance no fue muy significativo en un panorama ya de por sí escaso, pero sí proporcionaron una variedad de estructuras y tipologías con una amplia cadencia temporal, lo cual unido al hallazgo de otra serie de complejos inéditos destapados por una serie de prospecciones, nos han impelido a redactar al menos una reseña que facilite su conocimiento.

 

Hasta la reciente excavación de Cáparra y el reexamen de las ruinas de Augustóbriga, municipios romanos ambos donde se localizaron las primeras termas urbanas de la provincia, la mayor parte de los balnea cacereños se habían identificado en el ámbito doméstico rural, abundando en la descripción de sus estructuras, trabajos que con carácter recopilatorio los han actualizado sucesivamente [1], si bien, la extrema dificultad para sondear todas las publicaciones que con carácter local se han publicado en Extremadura, impiden acceder a la totalidad de la información de los mismos, produciéndose alguna omisión que aquí intentamos subsanar, por ello, sólo insistiremos en aspectos útiles para ayudar categorizar los complejos balnearios más desconocidos y conectarlos con la tipología edilicia en los casos donde fuera posible. [2]

 

Los baños siempre fueron una de las mayores expresiones de la sociabilidad romana y una forma de ostentación particular en el caso de los balnea, además de una manera notoria de proyectar el evergetismo de las élites dentro de una ciudad, mientras de cara al exterior, las termas constituían una de las enseñas publicitarias más reconocidas del nivel económico de una urbe y tal vez de la implicación de sus habitantes en la cultura del ocio y la higiene que Roma exhibía, especialmente entre los pueblos colonizados. La cultura balnearia sin embargo no era desconocida para los pueblos indígenas, sobre todo entre las comunidades castreñas de los habitantes del noroeste peninsular, aunque la inmersión en estos espacios denominados genéricamente saunas, en principio no debían de estar destinados a un uso mayoritario de la población, más bien al contrario, según se deduce de un corto pero significativo repertorio mobiliar asociado a las mismas, permite intuir el uso ritual de estas estancias como lugares reservados a alguna especie de liturgia social, privativa o ceremonial de las élites aristocráticas o guerreras, tendente a reafirmar la identidad y cohesión del grupo. [3]

 

En la provincia de Cáceres no existen indicios de lo anteriormente reseñado, por lo que la cultura del termalismo, aparte de la adoración que suscitaba la presencia de fuentes con virtudes curativas para los pueblos prerromanos [4], fue una aportación exógena romana, heredada a su vez del mundo griego, con gran impacto en las zonas más romanizadas, de ahí que la comparación con la vecina provincia de Badajoz nuestro solar manifieste las carencias de un provincianismo más ramplón. Sin ánimo de profundizar en la cuestión y a título comparativo, la riqueza de las vegas del Guadiana, Tierra de Barros y otras comarcas aledañas se tradujo en una mayor aparatosidad constructiva, hecho que se refleja en el lujo y la ostentación de aquellas partes destinadas a pregonar la munificencia de sus propietarios. Ejemplos elocuentes de lo dicho son los complejos termales de la Nava en Cabeza del Buey [5], Pesquero en Pueblonuevo del Guadiana [6], Torreáguila en Barbaño-Montijo [7] La Cocosa [8], Las Tiendas [9] o La Sevillana [10], sin contar con el ejemplo emeritense, que por sí solo, casi cuadruplica los ejemplos que a continuación ofrecemos.

 

1.1. ¿Balnea o termae? de La Cantamora (Talavera la Vieja).

Estas instalaciones ubicadas en la desaparecida ciudad de Talavera la Vieja forman parte un municipio romano conocido por el nombre de Augustóbriga [11], un lugar cuya historia ha estado a punto de no escribirse nunca, pues condenada a la inmersión, tras la construcción del embalse de Valdecañas, la propia composición arcillosa del terreno, la ligera pendiente y el continuo batir de las aguas, que en esta parte lo hacen de forma bastante violenta, han abocado sus ruinas, cuando emerge periódicamente, hacia una destrucción imparable.

 

Hace veintiseis años se produjo el mayor descenso de las aguas embalsadas desde los 315 m de máxima capacidad, hasta la cota de los 295 m, momento que aprovechamos para documentar todas las construcciones del mundo romano y de la tardo antigüedad repartidas por la cuenca del pantano [12] y estudiar por primera vez lo que en Talavera la Vieja se conocía por el nombre de la Barranca, límite norte de la ciudad y reborde amesetado sobre la cual se asentaba esta población a orillas del Tajo, con cuyo cauce mantenía una diferencia de nivel de 20 m. Durante el tiempo que duró el vaivén de las aguas, circunstancia que se repite periódicamente, los arrastres más cercanos al promontorio han sido tan intensos que la capa de tierra que sirve de cobertura a las ruinas más antiguas, ha llegado a sufrir un rebaje entre 20 y 40 cm, deslizándose el material resultante de los procesos de solifluxión y deflación hacia el interior de la cuenca del pantano. Ha sido entonces, cuando a lo largo de una cambiante orilla, quedaron al descubierto estructuras que habían permanecido sepultadas hasta ese momento, muros, suelos de viviendas, conducciones hidráulicas, cloacas, cocinas, baños, necrópolis, parte de un gran terma, e incluso sepulcros del periodo orientalizante, ofreciendo una oportunidad única, sino dramáticamente irrepetible para registrar en el escaso tiempo que emergían las ruinas, cuantos datos fueran posibles con el fin de evitar una pérdida completa de los hallazgos que se iban sucediendo.

 

Augustóbriga se edificó sobre un pequeño escarpe asomado al Tajo, a lo largo del cual se fueron distribuyendo algunos de los principales monumentos de la ciudad, el propio foro romano, los templos conocidos como la Cilla y Los Mármoles, y diversas dependencias balnearias, de las cuales dos son objeto de atención en estas páginas. La primera la localizamos en un extremo del perímetro urbano, a corta distancia de su centro, dando la espalda a una vaguada que corta perpendicularmente la Barranca y las primeras estribaciones de esta junto a una salida de la ciudad, tradicionalmente conocida como de la bajada a La Barca, pues en época moderna y tal vez en la antigüedad, el paso del río por esta parte, se realizaba a través de una balsa. La situación del edificio, limitado por dos calles, asomando al río, quizá sacrificaba la orientación óptima contraviniendo las normas vitrubianas, partidarias de la ubicación de los balnea al mediodía, aunque sin el estorbo de otros edificios podía garantizarse una exposición permanente a la luz del sol, en tanto que la existencia de un desnivel, favorecía la alimentación de los hypocausta sobre el cual se hallaba el caldarium, al diseñarse el praefurnium bajo la pared del lado norte, es decir el punto más bajo del edificio. Indirectamente, su adición a otros equipamientos urbanos de cierto prestigio repartidos a lo largo del cantil de la Barranca, pudo contribuir como parte de un plan intencionado a dibujar un perfil mayestático de la ciudad, más espectacular si cabe, desde la otra orilla del río.

 

La existencia de las termas era totalmente desconocida por los últimos habitantes Talavera la Vieja, pues solo en un extremo asomaba la boca de un colector al que los talaverinos conocían por el nombre de la Cueva de La Cantamora, el resto de las construcciones, quedaban bajo la cimentación de un edificio moderno y un solar vacío cubierto por un manto de tierra. Dado que en este lugar la pendiente del terreno solo contaba con un muro de mampostería de 5 m como protección, muy pronto la acción del agua embalsada propició un descarnado rápido, máxime cuando la naturaleza del terreno compuesto en su mayor parte por margas y arcillas envolviendo cantos rodados de distinta granulometría, favorecía esa pérdida, sobre todo de las capas más superficiales. [13]

 

En años sucesivos, todo aquello que no era piedra sólida o muro quedó despejado como si de una verdadera excavación arqueológica se tratara, exhumando la parte canónica de un circuito termal mediano, en total cinco ambientes extendidos a lo largo de una superficie aproximada de 200 m2, aunque esta medida que consignamos, dista mucho de abarcar la totalidad del edificio, pues no menos de un tercio del mismo aún queda a cubierto bajo un nivel deposicional de abandono y, sobre él, derrumbes de las estructuras perimetrales de las viviendas de época moderna y contemporánea, como se puede advertir en los planos que trazamos (Fig. 1).

 

Figura 1.– Plano general de los distintos ámbitos termales de La Cantamora (Talavera la Vieja). A: apodyterium; F: frigidarium; P: piscina; C: caldarium; T: tepidarium; C: Colector; Ac: Acueducto.

 

El edificio es probable que tuviera dos entradas en el lado oriental, una parece insinuarse en lo que hemos interpretado como el apodyterium, y otra unos metros más al norte, en una de las esquinas del establecimiento. La última, sin ninguna duda, está marcada por las huellas de implantación de una puerta en un umbral con dos rieles y unos escalones tallados en sillares de opus cuadratum, de los cuales tan solo se mantienen in situ la mitad de los que vimos veinte años atrás. Una vez traspasado el umbral de la puerta de la esquina norte, se abre un pequeño rellano desde el que se podía accedía directamente a la estancia caliente del balneum o descender por las escaleras hacia el propnigeum que albergaba el praefurnium, un espacio de 2,75 m de ancho por 2,5 m de longitud que parece proyectarse hacia el exterior y que se utilizaría con el fin de acceder con más facilidad a la alimentación del hypocaustum y a la ventilación rápida de las estancias.

 

El primer ambiente es una sala de 7,14 m de ancho por 6,70 de longitud con un remate medio semicircular en el extremo oeste. Aquí un pilar interrumpe el recorrido completo del arco para abrir un espacio de tránsito, entre el propio pilar y la pared, donde a nivel del suelo encontramos los huecos de varios mechinales que marcan la altura del praefurnium. El pavimento inferior o area es un forjado de opus caementicium con un grosor de 14 cm sobre el cual descansan fragmentos del suelo radiante. Los muros, fueron revocados con mortero blanco sobre el que se adhirieron losas de mármol de 2,5 cm de grosor. De las piezas enteras encontradas, se deduce que combinaron placas cuadradas y rectangulares, las primeras de 20 por 20 cm de lado y las segundas de 20 por 40, medidas que por otro lado reflejan la existencia de patrones estandarizados, según se comprueba en las instalaciones de las termas ilerdenses. El empleo de losas de mármol fue habitual, habiéndose comprobado su utilización en el Saucedo, donde también formaron parte del zócalo del caldarium, en Torre Águila y en Santa Vitoria do Ameixal [14], las termas del suburbio marítimo de Baelo Claudia [15], entre otras. El descubrimiento en el presente año de algunas de estas losas de mármol con molduras y pernos para el anclaje permite aventurar además el empleo de un tipo de decoración aplicada a los zócalos, o como parte de un enmarque decorativo en el revestimiento de los alzados parietales. [16].

 

Las dos habitaciones calefactadas, tal vez un tepidarium al que nos hemos referido y el caldarium contiguo, están cubierta de cascotes y sus materiales constructivos revueltos por el agua del pantano y en parte por los habitantes de la ciudad moderna, que rebuscaban entre las ruinas con el fin de reutilizar los sillares, ladrillos y las placas marmóreas para su reconversión en cal, costumbre extendida tanto en el medio urbano como rural con un ejemplo cercano en la villa romana de Torre Águila [17]. La costumbre de reaprovechar material antiguo llegó a tal extremo en Talavera la Vieja, que se troceó incluso el hormigón del acueducto y de las cisternas para emplearlo como aparejo constructivo, una conducta comprensible si tenemos en cuenta que la materia prima de cierta consistencia, salvo los cantos rodados provenientes de la raña situada a espaldas de la ciudad, se encuentra a más de tres kilómetros de distancia.

 

Es entre los cascotes de esta habitación, donde encontramos dos clavijas de terma con el extremo apuntado y la cabeza moldeada en forma de carrete, detalle que nos lleva a pensar en la construcción de una concameratio, para facilitar la circulación de aire caliente a través de las paredes en este ámbito. Todos estos datos ayudan a identificar la habitación como un espacio de calor seco para la sudoración –sudatio-, pero al no conservarse las partes elevadas de la estancia, no es posible tampoco determinar el sistema de repartos de tubos por donde circularía la calefacción, ni las salidas del humo del hypocaustum. Fuera de este contexto y el de la suspensura han aparecido también ladrillos rectangulares con lengüetas u orejetas (38 x 29 x 4 cm) que se alternarían con placas de lengüeta lateral para facilitar precisamente el apoyo entre ambos. Uno de los dos tipos presenta una ligera curvatura con el fin de dibujar con simetría la rosca de la bóveda que cubriría la habitación.

 

Estos ladrillos de lengüeta tienen dos tamaños y su forma trapezoidal en la parte inferior más ancha presenta un pequeño entalle en forma de ángulo recto a ambos lados y en la superior dos salientes rectangulares a izquierda y a derecha (Fig. 2). Los tamaños como se puede deducir de los ejemplos emeritenses son muy variables [18] y su utilidad diversa como reconoce Bouet [19], pero la mayoría de las veces están asociados a las termas y dentro de estas la construcción de bóvedas o como ladrillos especiales para el encaje de otras piezas con las que se construyen los espacios vacíos para las cámaras por las que circula el calor a través de las paredes. Aparte de estas piezas se constata la presencia de un volumen considerable de tegulae fragmentadas y muy pocos imbrex.

Figura 2.- Piezas latericias y moldura de mármol procedentes de las termas de La Cantamora (Talavera la Vieja).

 A la estancia contigua que hemos interpretado como el caldarium se accede desde el tepidarium, ambas pensamos estaban alimentadas por un único praefurnium orientado al Norte y ya completamente perdido. En esta se abre un espacio de morfología rectangular de 5,85 m. de ancho por 11,20 metros de longitud con un remate absidial en forma de arco rebajado en el extremo oeste. El agua del pantano ha trabajado intensamente este sector, engullendo una cuarta parte del area, parte de la cual permanece hoy hundida por su propio peso al desaparecer el suelo que la sustentaba. Está capa, compuesta por un rudus de cal, canto rodado y sobrantes de cerámica es de una dureza extraordinaria y posee numerosas huellas de fuego, rubefacciones en los ladrillos y ceniza en una capa espesa presente en todos los rincones de la habitación (Fig. 3).

 Figura 3.– Estado del area del caldarium de La Cantamora (Talavera la Vieja) en el descenso de 2018.

 De la estancia apenas se conserva el nivel de arranque de un hypocaustum, y en ocasiones ni siquiera esto, sólo la huella de las pilae de ladrillos asentadas sobre una torta de argamasa, saqueados o destruidos en una etapa imprecisa de abandono. Los ladrillos bessalis tienen medidas aproximadas entre 14 y 16 cm de lado x 3 cm de grosor, pero además de estos hay ladrillos rectangulares más abundantes y de módulo no regularizado cuyas medidas oscilan entre los 40 cm de largo por 25 cm de ancho x 7,6 cm de grosor, medida que se aproxima al ladrillo denominado lydion, cuyo módulo es el más frecuente hallado en construcciones termales urbanas de la Península Ibérica [20], con un ejemplo muy claro en la ciudad de Anmaia [21]. Estos ladrillos constituían las pilae, distribuidas sobre el area a lo largo de nueve tramos en la horizontal y nueve en la vertical, conformando un total de 81 pilae.

 

Figura 4.– Primeros ladrillos que daban inicio a las pilae de la suspensurae en las termas de La Cantamora (Talavera la Vieja).

 El arranque de los arcos se ha podido documentar en dos series de pilares, pegados al flanco sur de la pared. De la suspensurae por tanto, sólo queda la impronta o como mucho los primeros ladrillos que daban inicio a las pilae (Fig. 4). Las columnas están separadas entre ellas 43 cm en el eje norte-sur y 80 cm en el eje este-oeste. El fondo absidiado pudo disfrutar de un alveus para el baño caliente o bañeras independientes habituales en este tipo de recintos, no necesariamente de obra, pero el estado de ruina de este sector no permite mayores concreciones. En cualquier caso, hay ejemplos sobrados para ambas propuestas de recintos que acogieron un baño semicircular en su interior o simplemente abarcaba un diáfano espacio templado muy similar al de las termas más antiguas de la parte sur de Conímbriga [22].

 

Todo este ámbito está rodeado de fuertes muros de 60 cm de grosor, capeados con mampuestos de granito y cantos rodados trabados con abundante argamasa de cal –opus incertum– y con un alzado de 1,67 m. El que hace las veces de pared medianera, entre el escalón superior y el inferior de la terma, lleva además intercalados sillares y cuidada mampostería de aparejo isódomo, sin observar una regularidad en la distancia que guardan entre los primeros, aunque tienden a colocarse en las esquinas, en el origen de un muro y en lugares que necesitan incrementar la resistencia de la pared.

 

En el nivel superior, detrás del mencionado muro se abren tres estancias en paralelo a las anteriores, la de la izquierda, aún cubierta por tierra, nos hace suponer que allí se encontraba un vestibulum o atrio, en tanto el ámbito intermedio haría las veces de apodyterium/frigifarium, sirviendo a la vez de distribuidor hacia la planta caldeada a la que se descendía seguramente a través de una escalera de madera. En torno al ángulo noroeste se aprecia parte de un pavimento de opus signinum, recortado probablemente como resultado de intrusiones moderna en el solar. Mide la habitación 6,80 m de longitud, pero su anchura por el momento no es verificable porque a partir de este punto aumenta el espesor de los escombros.

 

Por último, se constata la presencia de un vano que da paso a una pequeña piscina de forma trapezoidal, tal vez parte del frigidarium, con 3,40 m. en los lados mayores y 2,50 m en el lado más corto. No se puede medir su profundidad porque se halla colmatada de piedras, sólo en una esquina son apreciables los restos de una media caña o cordón hidráulico vertical en el remate entre dos paredes, las cuales deberían de estar revocadas con opus signinum de buena calidad.

 

En relación al abastecimiento de agua y evacuación hay muy pocas termas en las que se puedan estudiar en conjunto los sistemas empleados, pero en el extraordinario proceso de erosión a que ha sido sometidas las estructuras construidas dentro de la cuenca de Valdecañas, ha permitido acceder a partes de la red habitualmente ocultas, en este caso a una conducción de agua y a un colector.

 

Talavera la Vieja, como ocurría en Mérida y otras ciudades, tenía una gran cantidad de pozos y cisternas, muchas de las cuales han sido reutilizadas, pero el agua de calidad no procedía de estos pozos ni del río Tajo, sino de un afluente del mismo y de las fuentes que manaban al pie del cerro que domina la ciudad, donde eran captados por un acueducto. El trazado de esta obra sigue una curva de nivel al pie de una raña y por encima de la ciudad, tal vez para asegurarse la pendiente necesaria para llegar con cierta presión a cualquier punto de la misma. Aún no ha aparecido completo, sólo tramos del mismo, el de mayor longitud con un recorrido visible superior a los 33 m, pero en años venideros, con el incremento de la erosión, es posible que acabemos por averiguar algo más de su recorrido. De momento, su orientación noroeste-sureste apunta claramente al arroyo Quebrantas donde se construyó un embalse del cual queda parte de la pantalla de retención [23].

 

Comenzando por los conductos hidráulicos de los balnea de Talavera la Vieja, estos constituyen uno de los pocos casos estudiados, destacando en este sentido las termas de Braga [24], Chaves [25] o Cáparra [26] en los cuales se conoce la infraestructura general de abastecimiento y evacuación [27], mientras que se ha perdido la información referente a los sistemas de alimentación más directa de calderas y piscina, algo comprensible si tenemos en cuenta la naturaleza de los vestigios conservados y la destrucción ocasionada en esta parte a raíz de la instalación de un edificio en tiempos modernos.

 

Del sistema primario de abastecimiento se conserva solo una parte del libramento de la conducción de agua, visible a 10 metros del edificio termal principal. Básicamente se trata de un canal, que, a diferencia del colector descrito en el siguiente punto, se ha fabricado enteramente con hormigón hidráulico opus caementicium. Consiste en una rodera de 16 cm de profundidad por 27 cm de anchura, cubierto por piezas latericias soldadas con cal a la conducción. El canal, por donde habría de discurrir el agua fue impermeabilizado con una capa de mortero de casi 2 cm de grosor, aislándola de posibles filtraciones. Este canal imaginamos que a nivel subterráneo partía en el pasado del depósito o cisterna de agua que se encontraba al mediodía según las descripciones y testimonios consignados en las Memorias de Hermosilla cuando en 1762 realiza la famosa inspección publicada por la Real Academia [28]. Se trataba probablemente de un estanque descubierto de nuevo durante unas obras a mediados del siglo XX, al que iban conectados un canal y una cañería de plomo que no debía de ser el único elemento de conducción, pues en fechas más recientes a escasos metros de las termas, hemos encontrado fragmentos de este tipo de piezas denominadas tubus o tubulus [29], consistentes en tubos cilíndricos de color caolín amarillento con los extremos machihembrados y con restos de cal en el punto de inserción. Este hallazgo da respaldo a una noticia similar transmitida por los talaverinos relativa a una conducción de estas características descubierta en la calle Enrollada [30]. Desgraciadamente aquel receptáculo fue troceado y del mismo tan solo quedan fragmentos de duro hormigón reaprovechados en la construcción de paredes e igual que gran parte de la canalización de suministro de agua. [31]

 Figura 5.– Salida del colector de La Cantamora (Talavera la Vieja) a la barranca del Tajo.

 En cuanto a los sistemas de evacuación del agua, esta se realizaba a través del Colector de la Cantamora. Sobre el mismo hay que decir que las especiales circunstancias, propiciadas por la erosión, facilitan una nueva lectura de su estructura arquitectónica, al quedar bajo el pavimento central de una calle y mostrar con total claridad su destino como colector o cloaca (Fig. 5). Su dura fábrica de hormigón y el hecho de que gran parte del mismo se encontrase enterrado, han ayudado a su conservación, sucumbiendo al poder lesivo de las aguas una ínfima parte de su recorrido final, justo donde puede apreciarse perfectamente cada una de las partes del esqueleto constructivo. Se trata de una galería levantada a base de mampuestos irregulares de granito trabajos con cal, de 1,10 m de altura, medidos desde el suelo hasta la piedra clave la pequeña bóveda de cañón que la remata. Su anchura es de 60 cm, donde un angosto pasillo siguiendo el desnivel natural de la ciudad, facilitaba la evacuación del agua caduca reutilizable hacia la vertiente del río y una deriva parcial hacia las posibles huertas escalonadas a lo largo de la pendiente. Resulta interesante comparar este colector con el de Regina o Curiga, la actual Monesterio, pues en anchura, en altura y en características constructivas son prácticamente idénticos [32], de la misma manera que se aproximaba a las medidas del emeritense de 1,20 m por 0,80 m.

 

El suelo de la galería es visible dentro del specus interior, consistiendo este, como apuntara Hermosilla, en un enlosado de ladrillos de gran grosor que igualan en longitud al ancho del conducto; no obstante, es posible que este no fuera el suelo original, sino el solar de fondo, pues más adentro quedan restos de revoques de opus signinum en paredes y suelo. Por último, señalar que entre el colector y la piscina del frigidarium, situada a escasamente a dos metros de distancia, se intuye la existencia de un albañal de descarga conectado a la cloaca

 

El gran calibre del sistema de alimentación, evacuación, la extensión del edificio, la implantación urbana, la preocupación artística en la decoración interna, con espacios amplios y aparentemente despejados de la parte conservada de las termas, en nuestra opinión, indica un inequívoco alejamiento de funciones domésticas o residenciales, lo cual podría ayudar a corroborar el carácter público del establecimiento. Ignoramos por otra parte si sus dimensiones, fueron suficientes para un servicio prolongado o se construyeron otros recintos balnearios que en el estado de la ciudad son imposibles de rastrear, salvo en la cercanía del foro, donde asoma un balneum superviviente de la estructura de otro edificio destruido hasta sus cimientos. No podemos afirmar por tanto que se trate de las termas mayores de la ciudad, pues si tomamos como ejemplo otras ciudades del rango de Augustóbriga, y a la altura en que se encuentra la investigación de estas estructuras en la Península, el hecho de que una ciudad posea varios complejos termales constituye un hecho redundante.

 

Su datación sin embargo es más problemática dada la escasez de materiales, pues de momento tan solo podemos remitirnos a nuevos hallazgos efectuados durante el reculaje de 2018, los cuales situaron la baliza más antigua pasada la mitad del siglo I, final de época augústea y comienzos de la época flavia, es decir hacia los años ochenta de la primera centuria, cuando el centro monumental de la ciudad ya se hallaba en pie y sus habitantes podían disfrutar de los espacios públicos y de ocio que procuraban fundaciones como esta. Sustentan esta fecha unos pocos fragmentos de cerámica recuperadas en los rellenos de los muros de la fachada sur del caldarium consistentes en cerámicas sigillatas hispánicas y un fragmento de subgálica, decoradas y lisas; tipo Dragendorff 36B, 37 y 27, además de un fragmento de paredes finas y dos fragmentos de cerámica decorada de tradición indígena. Otras procedentes de arrastres y colmatación del edificio no han sido tenidas en cuenta, pues entre ellas predominan producciones de época moderna consistentes en vasijas meladas o tazones de fondo rehundido vidriados de color blanco. Aparte hay que valorar tres pequeños bronces de Valentiniano hallados en el revuelto de materiales del solar, quizá las únicas pruebas de que las termas aún se hallaban activas a principios del siglo IV. Un dato subjetivo pero interesante a considerar, sería el relativo a la disposición de las salas de las termas organizada en torno a una circulación axial y retrógrada, más propia de las termas más antiguas de la parte occidental del imperio, tal y como se ha podido verificar en las termas de Braga [33].

 

De cara a identificar eventuales fases diferenciadas, remodelaciones, restauraciones o ampliaciones, en el estado actual de nuestros conocimientos no parece posible, más bien al contrario, la lectura que se desprende de la contemplación de un bloque de ámbitos tan compacto, es que habría conservado su estructura original a lo largo del periodo de utilización, comprendido, entre el siglo I y finales del siglo IV. De confirmarse este extremo se evidenciaría la importancia alcanzada por el edificio en el contexto social de la vida de la ciudad.

 

1.2. El balneum de Los Mármoles (Talavera la Vieja).

Esta denominación le viene dada por su posicionamiento a pocos metros hacia el oeste del lugar donde se encontraba el templo conocido por ese nombre, posicionado en el límite de La Barranca y entre dos hileras de cimentaciones emergentes de en torno a un metro de grosor, alguna de las cuales llega a interceptar en su base parte de la necrópolis del Periodo Orientalizante que se encontraba en esta área (Fig. 6).

 

 Figura 6.– Detalle de la cisterna de los Mármoles (Talavera la Vieja).

Solo conserva una piscina muy maltratada por los embates del agua que con el tiempo la ha fracturado en tres partes, dos de las cuales resisten a duras penas la erosión incesante. Su fábrica es de hormigón revestida totalmente de opus signinum, con una anchura de 2,50 m y una longitud superior a los 4 m, medidas que no dan pie a calcular su capacidad, pues solo conserva la mitad interior habiéndose perdido el resto. Posee unas molduras de cuarto de círculo o media caña que recorren horizontalmente la totalidad de los extremos perimetrales de su planta, para evitar fundamentalmente las filtraciones en los puntos de inflexión. En el alzado se observan dos capas de revoque en las paredes internas con una veladura de almagre que embellecía el exterior. Por debajo, la erosión nos ha dado la oportunidad de documentar su zapata constructiva caracterizada por una rebaba de argamasa. En la parte mejor conservada alcanzaba la piscina 0,65 m. de altura, medida cuyo reborde confirma como profundidad total.

 

La parcialidad de lo conservado aconseja no ser demasiado categóricos en nuestra opinión sobre el destino final a falta de otros ámbitos que completasen el mapa definitivo de la estructura, pues igualmente podría tratarse de una cisterna perteneciente a un edificio industrial necesitado de estas instalaciones, como otra pequeña piscina que asoma en el Cercado de Benita, al oeste y en las afueras de la ciudad, pero el entorno, de una calidad residencial, no ofrece lugar a dudas de que se trataba de un ambiente doméstico.

 

En una publicación anterior que ahora corregimos [34] se hablaba de un tercer colector situado junto al pie mismo de la piscina como una obra contemporánea de la misma, sin embargo la limpieza, otrora tan perjudicial que acarrea el agua, ahora nos ha permitido desvelar el verdadero carácter de esta conducción que tiene todos los visos de modernidad, pues para su construcción se han utilizado materiales impropios de una obra de época romana, entre las cuales se incluye parte de un basamento tallado en granito y colocado de canto, perteneciente a un edificio de gran porte, tal vez del mismo templo de los Mármoles. A este albañal le continúa un suelo pavimentado de sillares, parcialmente despejado de ripio, siendo muy significativa también la conversión de basas de gran tamaño en pilas para abrevadero de los ganados.

 

1.3. La estancia calefactada de la Cañada de los Judíos (Berrocalejo).

 

 Figura 7.- Plano de la villa de la Cañada de los Judíos (Berrocalejo).

En el entorno de Augustóbriga se han descubierto varios asentamientos de carácter rural, agropecuario y fabril, algunos de los cuales fueron dotados de ambientes termales. Uno de estos parajes responde al nombre de la Cañada de los Judíos, un complejo de viviendas, tal vez un pequeño vicus alfarero, asociado a espectaculares restos de la hidráulica romana (Fig. 7), entre ellos dos embalses que regulaban el abastecimiento de una villa, regaban los campos de una vega e incluso mantenían en funcionamiento los cinco hornos de cerámica que se han descubierto en el entorno de la pars urbana del edificio principal [35].

 

El acceso de los usuarios a este complejo termal, se realizaba desde un corredor del pórtico que da vista al patio interior y se unía a los distintos espacios de la zona residencial. Una estancia abierta a este corredor, pudo servir de ambiente introductor, un pequeño apodyterium desde el que se accedía directamente al caldarium/tepidarium.

 

El interior de la estancia termal fue dotado de un hypocaustum que ocupaba la totalidad de su superficie, montado sobre un praefurnium al que el personal de la villa accedía desde el exterior de la casa, donde aún son visibles capas de carbón y ceniza procedente de la combustión de la madera empleada. La sala mide 4,10 m. por 2,80 m. y la presencia de fragmentos de pintura mural con imitación de mármol, evidencia algunos rasgos decorativos constituidos por rectángulos rellenos de color rojo enmarcados por líneas de color verde y amarilllo. Fueron estos fragmentos pintados y los estucos moldurados, las técnicas decorativas más usuales en los paramentos de las instalaciones termales. Paralelos de las mismas se pueden encontrar en las termas de Munigua, Astorga [36], Alhama de Murcia, etc. [37]

 

Toda la estancia y otros posibles ámbitos han sido muy dañados por la acción de agua el pantano. Gran parte del area permanece soterrada y sólo una porción de las pilae de ladrillos bessalis han resistido, permitiendo su identificación con una cámara de calor donde se reconoce el arranque de la suspensura sostenida por arcos latericios como viene siendo habitual en las estructuras balnearias de esta provincia hispana (Fig. 8). La villa no se ha excavado, pero se aprecia perfectamente que hubo una remodelación, quizá en algún momento entre los siglos IV-V d. C. Aquella obra afectó a la distribución original, embutió algunos ábsides, dejándolos ocluidos en los muros, partes que seguramente también pertenecieron a un gran balnea. Esta amortización dificulta el seguimiento de la estructura original y las cámaras del complejo balneario, de por sí perjudicados por la redundante erosión del agua.

Figura 8.– Arranque de la suspensurae en la estancia termal de la Cañada de los Judíos (Berrocalejo).

 Detrás de tan evidentes reformas en el recinto termal pueden hallarse en un cambio de mentalidad y hábitos balnearios de la población romana, visible también en otros contextos [38], pero que aquí tuvieron que ver seguramente con la necesidad de reconducir el agua para alimentar los obradores de arcilla que hacían que funcionar cinco hornos de cerámica, un taller de fundición y sospechamos por la presencia de cardales, una antigua factoría textil.

 

El abastecimiento de agua de este lugar lo hemos puesto en relación con dos embalses, pero dentro de este complejo de estructuras, en Cañada de los Judíos II, a 500 m. de la anterior, se ha descubierto una cisterna o alberca de forma circular, de 3,48 m. de diámetro, construida a base ladrillos gruesos con el revoque habitual de signinum y una piscina con el mismo tipo de recubrimiento, rematada en las esquinas por una moldura en forma de media caña. Su longitud era de 1,67 m. de largo por 65 cm. de diámetro y su uso pudo guardar relación con una actividad distinta a la que es propiamente de un balneario o se trataba de un simple pediluvio o lavatrinae.

 

1.4. El alveus de los Baños de la Cuadra (Peraleda de San Román).

A media ladera del castillo de Alija, en las cercanías de una necrópolis con sepulcros excavados en la roca de época Altomedieval, se encuentran vestigios de unas captaciones de aguas, abastecedoras de un probable complejo termal romano, al que los naturales de Talavera la Vieja conocieron como los Baños de la Cuadra.

 

Uno de aquellos estanques de captación, fue construido en torno a un manantial anulado por la crecida de las aguas pantanosas, las mismas que indirectamente han contribuido a desenterrar parte de su estructura. Se trata de un depósito de agua de 1,95 m. de longitud por 1,62 m. de ancho y 0,45 m. de profundidad, cuyas paredes y suelos están pavimentados con una capa de mortero impermeable de color rojo. Cuenta con un rebosadero a ras de suelo en el interior del muro oeste y una entrada de aguas en la esquina sureste formada por tres ladrillos que delimitan un pocillo rectangular de 28 cm. de diámetro. A través de ese pocillo se recogía el agua que manaba de una fisura en el granito, junto a la cual se construyó el estanque. Otro pocillo y un agujero controlaban la salida del agua por una conducción hoy perdida y enfocada al abastecimiento de los baños situados más abajo en la desembocadura del Gualija en el Tajo conocidos como Baños de la Cuadra, donde quizá confluían el valor curativo de sus aguas y el disfrute de los baños higiénicos.

 

Una de sus esquinas se ha derrumbado y parte de las paredes se están deteriorando rápidamente por efecto de la inmersión continuada, pero sobre todo por la acentuada pérdida de su recubrimiento, que tuvo un grosor de 3,5 cm. Las esquinas se hallaban rematadas por una media caña que aseguraba su estanqueidad, aunque sólo es visible ya en una de ellas.

 

Los Baños de la Cuadra estuvieron en funcionamiento hasta la inundación, por lo que tenemos algunos datos su estructura. Contaba con varias piscinas bajo techo, en estancias protegidas por muros de sillares de gran tamaño. También había al parecer pequeñas aras con inscripciones incrustadas en las paredes que podrían ser la prueba de que este complejo y sus manantiales fueron conocidos y utilizados en época romana. Un ejemplar anepígrafo ha sido rescatado recientemente en esta zona del pantano.

 

1.5. Las Torrecillas (Alcuéscar).

Hacer historia de las instalaciones termales en nuestra demarcación es sin quererlo bastante antigua, pero la forma en la que trascendió el primer hallazgo de estas características, no dio lugar a una interpretación correcta del mismo, de ahí que haya pasado desapercibido incluso en los más actuales recuentos. Nos referimos al hypocaustum del yacimiento de las Torrecillas, un asentamiento rural de grandes dimensiones situado a escasa distancia de la Vía de la Plata (Fig. 9).

Figura 9.– Plano y alzado del praefurnium de la villa de las Torrecillas (Alcuéscar), En (Abascal, 1996: 277).

 Su conocimiento debe mucho a Juan Sanguino, secretario de la Comisión de Monumentos de Cáceres, que fue quién llevó a cabo unas excavaciones en el sitio a principios del siglo XX y a E. Mª. Rodríguez, que se encargó de la planimetría. Ambos documentaron a lo largo de sus trabajos la presencia de un hypocaustum, y si bien no supieron interpretar lo hallado, pues se cita reiteradamente a la estructura como un sótano o subterráneo. Es de agradecer, sin embargo, la minuciosidad de las descripciones y dibujos, pues facilitaron su posterior reconocimiento [39] y el rescate más actualizado de su plano y restos recogidos en las inmediaciones [40].

 

En una descripción somera, este ámbito presentaba de arriba a abajo una primera capa opus signinum, sobre el que suponen se instaló un pavimento musivo desaparecido. Debajo de esta capa, nos dice Sanguino, que había material terroso y a continuación otra capa de argamasa sustentada por lajas de pizarra que evidentemente constituían el techo del hypocaustum.

 

Debajo se hallaba la cámara de calor, la cual abarcaba un espacio de 5,70 por 6,50 m., levantando del suelo aproximadamente unos 50 cm. de altura. En ella se instalaron varias galerías, nueve de este a oeste y cinco de norte a sur, sustentadas por 36 pilae de ladrillo de poca altura. Dos de las paredes laterales eran de fábrica y para las otras dos se aprovechaba la roca del terreno en el que se había excavado la cámara. En el plano publicado por Abascal [41] no se especifica bien donde se encuentra la entrada del praefurnimum, aunque se alude a la presencia de una clavija de concameratio, por lo que sabemos que tenía pasos en las paredes para la circulación de aire caliente.

 

Las excavaciones no prosiguieron, tan solo se centraron en este habitáculo, es por ello que desconocemos la extensión real o la estructura del circuito balneario que debía de corresponder al de una lujosa villa, pues de aquí procede la estatua que se conserva en casa de los Hernández Pacheco de Alcuéscar, la Minerva de bronce expuesta en las vitrinas del museo cacereño y otros materiales tales como columnillas, losas, un pedestal con un pie humano, una mano, capiteles todos trabajados sobre mármol, bronces, un simpulum de hierro, etc. Su ubicación, a menos de 1 km de la calzada conocida como Vía de la Plata y a distancia similar del ramal que partía desde un punto cercano en dirección a Turgalium, convierten a este lugar en un nudo caminero privilegiado que de alguna manera debió de influir en una condición ambivalente del asentamiento y no dependiente tanto de la actividad agropecuaria que se desarrollaría en su entorno, por esta razón, Sanguino llegó a relacionarlos con la mansio ad Sorores mencionada en los itinerarios antiguos relativos a la Vía del a Plata, e incluso más recientemente con los restos epigráficos que delataban un culto a Ataecina en el solar de la basílica del Trampal [42].

 

Dicho lugar, según estuvo ocupado al menos desde el siglo I al s. VII como se colige de los numerosos objetos recuperados, la mayoría corresponden la época Alto Imperial, pero no faltan revestimientos de suelos y paredes y otros con ornamentaciones típicas del epígono visigótico que testimonian la presencia de población al menos hasta esta época [43].

 

1.6. Santiago de Bencáliz (Cáceres).

La exploración de las termas de este lugar es aún mucho más parcial que el anterior, pues ante la imposibilidad de continuar con las excavaciones debido a las abusivas condiciones impuestas por la propietaria del terreno, sólo se pudo identificar lo que según su excavador es el apodyterium del balneum [44], una estancia de 25,2 m2 que presenta varios nichos semicirculares con remate en bóveda de horno, situados a 94 cm. de altura y separados por 65 cm donde se supone el usuario de las termas podía depositar sus ropas y objetos personales. Este ambiente podría tener no obstante una función doble y constituir a su vez el frigidarium. El suelo de la habitación fue pavimentado primero con una capa de opus signinum correspondiente a la primera fase de construcción de la villa al que se añaden mosaicos de tema geométrico, cuyo deterioro limita su presencia a una esquina de la habitación, en tanto que las paredes conservan pinturas que reproducen la decoración marmórea y añaden detalles otros detalles de imitación arquitectónica.

 

La villa pudo ser de fundación temprana, si consideramos la inclusión de nichos en las paredes de los apodyteria como propio de los edificios termales de la primera etapa [45], sintonizando, tal vez, con una serie de establecimientos escalonados a lo largo de la Vía de la Plata, precedidos por el asentamiento de las Torrecillas de Alcuéscar, separado de Bencaliz apenas seis millas romanas, es decir menos de dos horas de camino. También se la ha identificado con la mansio ad Sorores citada en los itinerarios de Rávena y en el de Antonino, sin embargo, los datos disponibles por el momento sólo permiten garantizar un uso residencial del sitio desde el s. III hasta el siglo V. La presencia de materiales que juzgamos de cierto lujo como son la presencia de mosaicos, pinturas y mármoles desperdigados por las construcciones de los alrededores, obliga a calibrar esta villae entre las de cierta importancia y calidad a nivel provincial.

 

1.7. Villa de los Términos (Monroy).

El asentamiento de Los Términos ha acaparado una producción bibliografía muy importante acerca de sus estructuras residenciales y de trabajo, sus restos arqueológicos y las actividades desplegadas por sus moradores, llegando a ser uno los asentamientos rurales mejor conocidos de la Lusitania romana [46]. No insistiremos por tanto en una descripción pormenorizada de la misma, sino en la instalación termal que se abre al oeste del complejo doméstico.

 

Los ámbitos balnearios de hallan separados del resto de las estancias habitacionales ocupando un espacio considerable que cubre aproximadamente 400 m2 e independiente del edificio-residencia, lo que refuerza el carácter íntimo de la misma. La falta de espacio dentro de la domus, la cercanía al pozo y al embalse y la prevención de posibles incendios causados por el sistema de calefacción, movieron seguramente a los dueños a construirla en un edificio aislado e independiente, más visible y con posibilidades de expandir sus dependencias si fuera necesario.

 

Se maneja la hipótesis que una parte de los baños, la que se encuentra situada más al norte fuera parte de un primitivo conjunto termal, probablemente de la fundación de la villa en el siglo I d.C., anulado parcialmente en una reforma que afectó a gran parte del núcleo residencial IV y V, cuando se construiría una nueva infraestructura para el hipocaustum separado 10 m del más antiguo, notablemente deteriorado. El resultado es un complejo laberinto de estancias donde aún es posible comprender su estructura orgánica y en las cuales hipotéticamente se quiere reconocer como la parte más antigua, a los restos de un hpocaustum que sustentó un caldarium y anexo tal vez un frigidarium, con una piscina, encajada de tal manera que aparenta ser parte de una estancia absidiada. La parte moderna cuenta con un apodyterium/tepidarium, según Cerrillo [47] y frigidarium con piscina para García-Entero [48]; el vaso es de forma circular, tiene dos escalones y fue revocado por entero con cemento hidráulico y encajada en un espacio cuadrangular que sobresale al exterior. En cualquier caso, este ambiente comunicaba con el caldarium, donde la entrada se halla marcada por una baldosa con una huella de pies, tal vez una advertencia al usuario sobre la temperatura del suelo. Otra villa extremeña el Hinojal, repite este tipo de imagen, y como polémico trasunto sobre su significado, es debatido por Reis [49] y García Entero [50]. El propnigeum y el praefurnium se sitúan bajo este ámbito con la entrada orientada hacia el norte como en las termas de Talavera la Vieja. De los mismos, solo se ha conservado los restos de un vano practicado en un muro [51] y parcialmente las pilae de la suspensurae con una galería de cinco tramos de norte a sur y de ocho tramos de este a oeste constituidas por arquillos sobre los que se elevó el pavimento del caldarium, del cual solo quedaba una porción testimonial en la esquina sureste. Faltan, a decir de García-Entero [52], un espacio destinado al baño de agua caliente, imprescindible para un edificio de esta cronología

 

A la luz de estos datos, la instalación termal de Los Términos se puede considerar un complejo con un modesto desarrollo de las salas balnearias más básicas, típicas de un establecimiento termal de clásica estructura, apuntando algunas carencias, sin duda debidas al desmoronamiento de un parte de la misma y al arrasamiento que afectó al ala oeste, donde se extiende un pavimento de función desconocida que parece también haber formado parte de este complejo.

 

Los materiales recuperados dividen en dos fases del total del registro de tres que afectan a la construcción de la villa, siendo precisamente a la segunda, comprendida entre finales del siglo IV y principios del siglo V, la época en la que se construyen los ámbitos termales a los que se incorpora un caldarium.

 

1.8. El Torrejón (Cáceres).

En uno de los asentamientos rurales de los llanos de Sierra de Fuentes, localizamos en 1981 los restos de una pequeña bañera rectangular que tal vez formó parte de una modesta instalación termal doméstica. Está colmatada parcialmente por piedras, una de las cuales resultó ser una inscripción funeraria con un antropónimo Norbano [53]. Extraídas las más superficiales, se pudo apreciar el revestimiento interior de opus signinum, el refuerzo en los ángulos mediante un remate en bocel y la existencia de un banco y/o escalera, por lo que su identificación con un espacio para contener agua parece plausible (Fig. 10). Probablemente constituiría el balnea de la vivienda o la piscina de un frigidario, parte quizá de un vicus, pues ni tamaño ni calidad de restos del asentamiento permiten sospechar lo contrario. No obstante, esta hipótesis, habrá que verificarla arqueológicamente en el futuro con estudios sobre el terreno. La noticia de la existencia de este balneum aparece recogida también en una anterior publicación [54] extraída a su vez de un artículo de Fernández Corrales [55].

Figura 10.- Imagen de la cisterna del Torrejón (Cáceres).

                                                                                        

1.9. Olivar del Centeno (Millanes).

Esta villa que tuvo su origen a principios del s. II, sufrió una profunda remodelación en el s. IV, durante la cual se construyeron nuevas habitaciones que se decoraron con ricos mosaicos. La excavación en 1990 reveló la existencia de una pompa triumphalis, una galería de retratos y una escena de caza [56]. Se da por supuesta la existencia de un balnea en un espacio anexo a la villa [57], muy cerca de donde los gruesos muros de hormigón sirvieron para nivelar y reforzar una de las esquinas. Las pruebas sin embargo son aún poco fiables, apoyadas en el hallazgo de tegulae manmata y en la declaración de quienes aseguran haber visto las pilae de un hypocaustum expuestos tras una excavación en busca de un supuesto tesoro.

 

1.10. Cáparra (Oliva de Plasencia).

Es un complejo termal de gran amplitud, [58] localizado en la intersección de los dos ejes viarios más importantes de la ciudad, el cardo, coincidente con la denominada Vía de la Plata que cruza la ciudad de Norte a Sur bajo el arco cuadrifonte, y el decumano, que la corta de Este a Oeste, permitiendo el acceso directo al edificio por ambos lados. Su posición central dentro de la retícula urbana de la ciudad, es muy similar a la que ofrecen otras instalaciones de este tipo, siendo en este caso muy sugerentes las conocidas como Termas Mayores localizadas en Astorga [59], ciudad de destino hacia el Norte de la calzada que cruza la ciudad. Su ubicación en un extremo del foro, uno de los espacios más atractivos, garantizaban su visualización para los propios residentes y viajeros que transitaban por la calzada, respondiendo así, al modelo propagandista de construcciones representativas de la civilización romana, al mismo tiempo que facilitaba su ingreso en los baños de una gran instalación, seguramente de categoría pública.

 

A la espera de una monografía que complete el estudio de las termas de esta ciudad, las únicas referencias son el artículo de una publicación local de la cual hemos extraído los datos descriptivos donde se pone de relieve la importancia de este complejo balneario [60] y las páginas de una reciente tesis doctoral [61]. Ambas descripciones son a veces difíciles de compaginar, y divergen en el reconocimiento de algún ámbito, pero resultan complementarias por los detalles que cada uno aportan.

 

Se construyen durante la segunda mitad del s. I d.C., en época Flavia, cuando la ciudad alcanza la categoría de municipium, dejando de funcionar, según marcan las dataciones efectuadas sobre material proveniente de las cloacas de las termas, entre mediados de siglo IV y primer cuarto del siglo V [62].

 

En conjunto se trata de un edificio que ocupaba una ínsula de planta cuadrada adaptado tipológicamente al esquema lineal-simple, transformado en lineal-angular tras una ampliación posterior en la que se cierran algunas dependencias y se acondiciona el apodyterium, que incluyó en los lados sur y norte respectivamente una palestra porticada y unos almacenes o tabernae [63]. El circuito dispone además de apodyterium o vestibulum con una letrina anexa, dos frigidarium, dos tepidarium y un caldarium.

 

En el recorrido circuitario, es visible el acceso del vestibulum, y el umbral de mármol que marca la entrada del apodyterium, ambos con revocados con un pavimento de opus signinum. Desde aquí se podía acceder por el lado norte, a las dos piscinas del frigidarium, la mayor de 6 m, por 3,40 m de ancho con cuatro escalones que se sumergen hasta 1,20 m de profundidad. Por el lado este, se adentra en el tepidarium con un hipocaustum de 24 pilae de granito que permitían soportar el gran peso ejercido por la suspensurae, con una estructura suis generis marcada por el uso de unos pilares de granito en forma de ancla

 

Un paso de calor da paso a dos dependencias anguladas, al norte un tepidarium soportado por otro hipocaustum construido sobre 36 pilae de ladrillo y al oeste un caldarium con otro praefurnium apoyado de nuevo en 40 pilares de granito. La reconstrucción de [64] contempla la existencia de un ambiente anexo al norte del tepidarium, donde se instalarían dos alveus realizadas en ladrillo y revestidas de un fino mortero y la de Reis la existencia de una palestra y una zona porticada [65].

 

Igual que en Talavera la vieja, se han documentado tuberías ensambladas a base de tubos cerámicos para la conducción de agua desde una cisterna, que a su vez haría acopio del agua del pantano romano existente al sur de la localidad. Al mismo tiempo se han localizado desagües conectados con una arqueta de 80 cm. por 40 cm. de ancho tapadas con losas y soterradas que conducían el agua hacia fuera de las termas y hacia el centro de la calle por debajo de las mismas.

 

Es asimismo espectacular el diámetro del pozo excavado junto a la palestra que aún conserva el perímetro de su brocal a base de piezas de granito, un excelente reservorio de agua en caso de escasez para el abastecimiento de las termas, además de una cisterna que ocupaba un área de 9 m2. Se alza por último junto a esta estructura un muro superior a los 10 metros que al parecer es el único resto que queda de una iglesia levantada sobre las ruinas de las termas dedicada a la Virgen de la Bella Flor.

1.11. Cáceres.

Es el más reciente de los conjuntos termales que se han dado a conocer y su hallazgo tiene que ver con la primera excavación acometida en el recinto urbano de la ciudad antigua cacereña, en concreto en el patio del palacio de Mayoralgo.

 

Aquí, entre un laberinto de estructuras, se identificaron los restos de unas termas domésticas, así como un lacus de grandes dimensiones o ninfeo que pudo pertenecer al foro de la ciudad en su etapa fundacional y una cisterna que a tenor del hallazgo de una canal que parte de su pared este, parece ser que sirvió para abastecer las termas [66].

 

La parte localizada corresponde básicamente a la cámara subterránea excavada en el terreno geológico natural, en concreto de un hypocaustum encajado dentro de un espacio rectangular de 2,70 metros de longitud, por 2,95 m. de anchura. El alzado de la caja del hypocaustum es de ladrillos en consonancia con el único sistema de arcos consecutivamente alineados de norte a sur y en paralelo a lo largo de seis tramos muy parecida a la cámara del Pago de Salazar en Granada [67], con una equidistancia entre las pilae de 41 y 44 cm y un ancho en las bases que oscila entre los 32 y 34 cm. Los ladrillos de la suspensurae son bessalis trabados con argamasa y presentan huellas de calentamiento y ennegrecimiento, producto de su contacto con el fuego.

 

Los arcos no completan la rosca de su recorrido, pues en toda la galería ha cedido la parte central de los mismos, incluyendo la boca del praefurnium, el cual y siguiendo el relato de sus excavadores se orientaba hacia el noreste [68]. El suelo sin embargo parece ser propio del terreno en el que se asienta, una arcilla compacta y homogénea.

 

1.12. La Alberquilla (Malpartida de Plasencia).

Entre las actuaciones preventivas que se llevaron a cabo durante las obras de la autovía de la Plata en el tramo de Plasencia-Cáceres, la que lleva la denominación Yacimiento nº 6-8 Plasencia Sur-Cañaveral Este, comprendió la excavación de una villa con varias estancias organizadas en torno a un patio central en un grado de arrasamiento que impedía conocer las funciones de muchas de ellas, aunque la excavación en extensión facilitó la recogida de materiales que fechaban el uso del edificio en la transición del mundo romano al de la etapa visigoda. En una de las estancias arrasadas, el hallazgo de ladrillos de forma trapezoidal utilizados en la construcción de los pilares de sustentación de la suspensura en un hipocaustum, pudo indicar la existencia de una construcción termal según los autores de la intervención [69].

 

1.13. El Chorrero Bohonal de Ibor.

En la finca del Chorrero hay una construcción de traza confusa cuya primera impresión nos indujo a plantear la posibilidad de que se tratara de un edificio de carácter religioso de época visigoda [70]. Percatados más tarde de la proximidad de lo que en apariencia habíamos interpretado como un par de ábsides sobresaliente de una estructura rectangular, cabría la posibilidad de orientar la interpretación del edificio con arreglo a la tipología de un edificio termal con sendos alvei.

 

Nuestras dudas en la identificación derivan del parcial conocimiento que tenemos de una observación a distancia del edificio, pues este se halla dentro de una finca cerrada por una alambrada cinegética electrificada y con un acceso muy restringido por los propietarios. Desconocemos quién lo excavó, pero la operación se hizo de una forma no regulada e incompleta, aunque la presencia de sillares en las inmediaciones comporta la existencia de un edificio de cierta importancia anexo a un asentamiento rural de época romana.

 

Persiste pues la sospecha de que se trate del ámbito de un probable circuito termal cuya planta rectangular se cierra en una cabecera doblemente absidiada que nos recuerda extraordinariamente a una de las estancias excavadas en un solar de la calle Hernán Cortés de Mérida donde se pueden contemplar un par de alvei sobre una misma pared correspondientes a un caldarium [71]. Sus paralelos más cercanos se encontrarían en la propia capital emeritense y en otros asentamientos hispanos de la calidad de Milreu.

 

  1. VALORACIÓN FINAL.

Llama la atención en estos últimos años la multiplicación de publicaciones en relación a los espacios balnearios en paralelo a actuaciones arqueológicas que han revolucionado la forma de ver de los espacios termales, ya sean de carácter higiénico o terapéutico. Esto ha abierto la puerta a nuevas valoraciones, las cuales han superado la clásica visión de este tema, cuyo estudio habitual se concentraba en el reiterativo normativismo de sus arquitecturas. La contemplación de elementos exógenos y el concurso de otras disciplinas han ido enriqueciendo el discurso, y de la parcialidad a la totalidad, se ha ido construyendo una nueva visión, donde lo contextual (geográfico, económico, político, social y/o territorial) han jugado un papel importante, dando voz a otros aspectos, algunos propios de la ingeniería hidráulica, que habían sido relegados a un segundo plano, frente el cúmulo de referencias de los anteriores. Es por ello, que más que un análisis detenido de las circunstancias de los enclaves documentados, a modo de reflexión final, y en el escaso espacio disponible para estas comunicaciones, queremos hacer un pequeño balance del estado de la cuestión que constituya el punto de partida desde el que abordar el ámbito de las construcciones termales cacereñas.

 

Nuestros resultados preliminares ilustran acerca de dos tipos de edificios según se hallen implantados dentro de la esfera campestre o ciudadana. Los primeros, vinculados a la esfera de asentamientos rurales poseen menor entidad urbanística, y surgen a partir de un concepto de higiene e imitación, adaptados al poder económico de sus propietarios. En este sentido podríamos hablar de complejos con estructuras sencillas y sin grandes alardes arquitectónicos, pero con un circuito orgánico y funcional de escaso lujo, si acaso disimulado por la incorporación de algunos mármoles y estucos pintados. Por otro lado, se hallan aquellos establecimientos caracterizados por localizarse en áreas de perímetro urbano, donde nos encontramos tanto termas públicas como baños privados. Con respecto a los segundos, todavía no se ha documentado ninguno con el recorrido completo, tan solo partes del mismo ejemplificadas en el praefurnium del palacio de Mayoralgo o el alveus de los Mármoles en Talavera la Vieja. Las thermae públicas, sin embargo, sobre dimensiones mayores, presentan estructuras más complejas tendentes a la monumentalización con un elevado número de salas para distintos tratamientos, destacando la de Cáparra como la más completa.

 

Por zonas, se nota mucho que una gran parte del conocimiento que tenemos de los baños debe mucho al azar, de ahí que su estudio se halla concentrado mucho más en cuencas como la de Valdecañas, donde la labor erosiva de las aguas de un pantano ha facilitado en gran medida su localización. Esta casuística es la que determina el hecho de que en territorio correspondiente al antiguo municipio romano de Augustóbriga, se concentre el mayor número de ejemplos balnearios del ámbito rural y urbano de la provincia. Una contribución, con interesantes novedades, las cuales complementan y corrigen un trabajo anterior [72] añadiéndose el ya de por sí extenso corpus de este tipo de edificios, cuyo recuento más actual para la Península, si era de 437 en el 2005 [73] se acerca ya al medio millar de conjuntos.

 

En el proceso de descripción, hemos tratado de la forma más detallada posible, dar a conocer algunos complejos e incorporarlos a través del análisis de sus rasgos funcionales y tipológicos, sobre todo porque la mayoría de ellos se encuentran en serio trance de desaparecer. En algunos casos, nuestro intento de documentarlos llegó tarde, caso de la villa de Las Monjas (El Gordo), donde se intuye la presencia de más de una sala balnearia, si damos crédito a la presencia de ladrillos de pilae y tegulae mammatae y a parte de un alveus de forma rectangular con un revestimiento hidráulico [74].

 

            En relación a su tipología, el edificio de Talavera la Vieja, por citar uno de los casos más relevantes entre los aquí tratados, se rige por el principio de simplicidad planimétrica, encajando en el grupo de los planos lineales en su variante de paralelos, caracterizado por la sucesión de cuerpos rectangulares con ábsides y bañeras interiores, cuyo diseño permitía fragmentar en dos corredores la configuración de los ambientes es decir tepidarium-cadarium (quizá con un alveus desaparecido en el fondo) apodyterium-frigirarium-piscina. Encierra por tanto un recorrido retrógrado, en el que el usuario debía de retroceder hasta el frigidarium para completar el circuito termal. El recorrido por cada una de las estancias balnearias podía cambiar según la apetencias personales [75], y revertir la rutina en función de la estación del año e incluso acomodarse a la ubicación latitudinal, prefiriéndose normalmente comenzar por las salas calientes para abrir los poros de la piel, para posteriormente dirigirse al baño frío, o según la calidad del establecimiento, intercalar el entrenamiento en la palestra, una estancia que en la provincia cacereña hasta el momento, solo tenemos certeza de su existencia en Cáparra.

 

Otras valoraciones sobre la parcialidad del conjunto recuperado nos hacen ser prudentes, pues, y aunque tan solo conocemos una porción del conjunto termal, al menos en la parte visible, el trazado se ajusta a los primeros esquemas de época imperial típicos de las domus emeritenses, aplicados en Hispania a partir de la segunda mitad del siglo I d. C [76]. Coincide todo ello además con el de muchas ciudades del convento Caesaraugustano, que es la provincia donde más analogías registramos, respondiendo con algunas variantes a uno de los modelos constructivos más conocidos [77].

 

  La planta también corresponde a un modelo ampliamente difundido entre centros urbanos menores o ciudades que tienen otros espacios termales, y si bien sabemos que no hay una estructura termal igual a otra, en el juego de combinaciones que debe ofrecer un sencillo circuito termal, no resulta difícil tropezarse con fórmulas ensayadas en otros lugares, llegando a entablarse notables parecidos, por ejemplo entre determinados ambientes de Talavera la Vieja con el de la Casa del anfiteatro de Mérida, concretamente en la disposición del tepidarium y el caldarium [78] y con el de Mas dels Frare [79], en el plano del tepidarium con las de Segóbriga [80]; en la disposición de ambientes con las Termas de Pujol de Beniató en Castellón etc., coincidencias que no cabe achacar forzosamente a una imitación, sino a la respuesta que se da a idénticas necesidades estructurales. Un detalle interesante al respecto de los ejemplares cacereños es la preponderancia de las arquerías frente a las pilae y el uso de mampostería en la construcción de los muros en detrimento del material latericio, muy en sintonía con las construcciones del territorio lusitano.

 

El diseño de las termas augustobrigenses, sigue pues la línea de los edificios termales de esquema simple, más cercanos a los balnea domésticos que a los de las grandes termas públicas con sus ámbitos repartidos entre dos alturas. Su distribución en sendos bloques paralelos, en apariencia de igual superficie, si bien, no alcanza las dimensiones de las que presumen estas estancias en otras termas hispanas, lo juzgamos suficiente para el número de habitantes que debió de albergar Augustóbriga, muy parecido a los acogió Idanha a Velha o Cáparra, cuya superficie urbana es de similar extensión, y donde también hay que contar seguramente con la presencia de baños privados y quizá de alguna terma pública más. El mayor tamaño de las termas caparenses hay que ponerlo en relación, además de los propios habitantes, con los usuarios de la vía de comunicación al lado de la cual fue edificada, modelo por otra parte bien conocido y propio de lugares con trasiego de viajeros, donde estos equipamientos se convertían en más que necesarios para el ocio y la higiene cotidiana, sumándose a esta actividad la que podían dispensar las tabernae o cauponae que ocupaban un lateral del cardo.

 

En cuanto a los usos como balnearios públicos o privados, este es un concepto variable y dependiente según los distintos tratadistas, de una relación entre número de ámbitos, tamaño y lujo [81]. El tamaño de las instalaciones, en cualquier caso, no resulta útil para definir el uso comunal o privado, pues este se halla evidentemente en relación con el número de bañistas que pueden utilizarla y/o la preeminencia social del edificio y sus inquilinos. Es decir, que pudieron estar destinadas a satisfacer las necesidades de un grupo determinado de la población, restringidas a un sector de la ciudad, hecho documentado en otros lugares [82], o tuvieron un carácter semipúblico. A propósito del recinto de Talavera la Vieja con una superficie ligeramente superior a los 200 m², tal extensión se puede rastrear entre las dimensiones medias de muchas residencias urbanas con baños privados, que poseen una superficie similar e incluso superior. A propósito, se pueden citar la domus del Francolí (Tarraco), con 360 m2; la de Cercadilla (Corduba), con 450 m2; la casa de Hipolytus (Complutum), con 700 m2, o la Ínsula dos Cabalheiros (Bracara Augusta) con más de 830 m², pero tampoco son inusuales en termas municipales. Ategua, (Córdoba) es un ejemplo pues con una superficie parecida a la de Talavera la Vieja y con un cuarto de las mismas sin excavar [83] se caracteriza igualmente por esta austeridad y simpleza donde se insiste también en el predominio de la planta rectangular o cuadrangular, aunque se asocia a contextos tempranos.

 

En el capítulo de la contextualización, tanto las termas de Caparra como de Talavera la Vieja destacan como espacios privilegiados, con una intención evidentemente propagandística y de exhibición de uno de los símbolos del poder civilizador de Roma e indirectamente alusivo también a la capacidad edilicia relativa al control hidráulico, de abastecimiento y saneamiento de la ciudad, sobre todo en relación a las termas urbanas. La elección de los lugares en los que estas se levantaron, parece entonces obedecer a una cuidada planificación del espacio, donde las calles principales desempeñaban un papel muy importante. En el caso de Augustóbriga las termas se hallan al final del decumano, formando una esquina con una calle transversal que cortaba en ángulo hacia la salida natural de la ciudad en dirección al río. Sobre este relativo alejamiento tal vez pesaran otros aspectos tales como la búsqueda de un lugar donde el riesgo de incendio fuera mínimo, el suministro de agua estuviera garantizado y las condiciones del terreno facilitaran el drenaje e incluso su visibilidad. Ejemplos semejantes donde pesan las mismas circunstancias aparecen recogidos en un texto de reciente publicación [84].

 

Más claro es si cabe el caso de Cáparra, donde resulta difícil pensar que el lugar donde se ubican, al pie de la Vía de la Plata, en el ángulo que forman el cardo y el decumano máximo de la ciudad al cruzarse bajo el arco cuadrifonte y frente al foro, sea el producto de una casualidad y no de un acto deliberado, máxime, cuando tras cotejar los planos de otras ciudades romanas del imperio observamos una reiterada presencia de los edificios balnearios en la proximidad de los fora [85]. Su construcción, parte como hemos dicho de una ordenación del espacio urbano, y pudo corresponder en un principio a una iniciativa municipal, aunque nada tendría de raro la implicación de un patrono que lo sufragase a título particular, pues no son raros los casos de evergetismo múltiples en esta ciudad, uno de los cuales tiene que ver con la construcción del célebre arco y otra con una conducción hidráulica, según consta en una inscripción de carácter monumental [86]. Andreu recoge 16 casos de evergetismo conectados con obras o restauraciones termales de los 32 casos conocidos en torno a esta actitud de munificencia de notables municipales hispanos [87], la de Caparra evidentemente no figura entre ellas, pero a la vista de la espectacularidad del edificio termal se puede sospechar de una relación entre este y la inscripción, pues el evergeta en cuestión podía intervenir para pagar el edificio entero, partes del mismo, su mantenimiento o el sistema de conducciones de agua perducta o caduca relacionadas con ella.

 

La asistencia a los baños se convirtió en una parte de la rutina social de la vida urbana, una actividad tan habitual para todos los habitantes del imperio, que resulta difícil encontrar otra estructura comunitaria tan diversa, donde se operen tantas reformas y obras de reacondicionamiento a lo largo de su historia. Por esa razón, no es raro tropezarse en las excavaciones con un registro de fases constructivas en un mismo edificio, al cual se van incorporando mejoras técnicas y nuevos ambientes dotados de mayor confortabilidad, quizá, como respuesta a la competencia entre los establecimientos de una misma urbe, sobre todo aquellas donde más se hizo notar un incremento demográfico. Disponer de una simple piscina en la vivienda era entonces un rasgo distintivo de sus habitantes, un símbolo más del estatus, ya sea en el ambiente rural o urbano, donde respondía a la necesidad de la familia propietaria de poner de relieve su condición social y económica, convirtiéndola en un símbolo identitario del rango adquirido. En este sentido, es comprensible, que, en capitales de provincia de la importancia de Mérida, donde convergía un gran número de ricos propietarios, la cantidad de ámbitos privados para la higiene integrados en viviendas superara los 27 conjuntos [88], los cuales, sumados a las termas públicas y periurbanas en el año de la publicación de la tesis de Mª P. Reis [89], disparan hasta 52 la cifra de balnearios identificados.

 

Trasladados al ámbito rural y dentro de las limitaciones a la que dan lugar el que sólo exista un yacimiento intervenido en extensión o con intervenciones incompletas los restantes, puede decirse que las viviendas reproducen el comportamiento urbano, pues los baños se hacen imprescindibles, aunque la mayoría de las ocasiones lo sea con visible modestia. Tan solo Bencaliz y Las Torrecillas apuntan a un desarrollo mayor a tenor de la ornamentación a base de estucos pintados de la primera y el uso de materiales lujosos empleados en la segunda, fruto evidente de un mayor nivel económico de sus poseedores, pero también de un proceso de monumentalización y enriquecimiento, en paralelo al registrado en otros ámbitos a lo largo de los siglos II y III en las villae más sobresalientes [90].

 

La localización de restos impide señalar de algún modo la posible integración de los mismos dentro de la vivienda principal o como una entidad independiente, salvo en la villa de los Términos, donde el balneum, dentro del conjunto de la pars urbana de la villa se localiza en una posición tangencial a la misma probablemente por razones de seguridad y comodidad, pues igual que en Talavera la Vieja, aprovecha también el declive de la colina donde se asienta.

 

Acerca de la época de construcción de complejos termales como el de la ciudad de Augustóbriga, estos se inscriben dentro del periodo cronológico que va desde principios del último cuarto del siglo I hasta finales del siglo IV, siempre con las debidas reservas debido al carácter provisorio que puedan tener frente a una investigación más exhaustiva, pues el material que se tiene en cuenta para la datación, es una amalgama de restos recogidos en el lugar sin posición estratigráfica reconocible, aunque se trata de un contexto cerámico muy homogéneo. Cuadra no obstante esta baliza cronológica con la implantación del esquema lineal paralelo, presente igualmente a lo largo de los mismos siglos [91].

 

A finales del s. I d.C. también entran en funcionamiento el de Las Torrecillas y Los Términos, pero parece claro, pese a los pocos datos disponibles, que es entre los siglos III y IV, cuando se produce una intensificación en la actividad edilicia termal, reformando muchas de ellas, tal vez incluso la de la Cañada de los Judíos, donde nos encontramos ante una modesta estancia calefactada integrada en el cuerpo residencial de una villa, cuya ocupación se desarrolló hasta principios del s. VII. En la cuarta centuria se halla también funcionando Bencáliz y probablemente los balnea de Baños de la Cuadra, el Torrejón y el Olivar de Centeno, según se deduce de los restos conservados. Todo lo cual concuerda con lo que opinan algunos autores, que consideran paradójicamente a dicho siglo, como el de mayor esplendor en los complejos termales domésticos.

 

Por último, advertir simplemente que los únicos baños que han quedado excluidos de este catálogo son aquellos que gozaron de carácter terapéutico, pese al inestimable valor que por ejemplo tuvieron los existentes en Baños de Montemayor y otros muchos que de forma pormenorizada han sido tratados en distintas publicaciones [92], aunque a título de estudio de estructuras, esto nos afecta mínimamente, pues lo conservado de esta tipología balnearia diverge del termalismo de ocio e higiene, y en las modificaciones que casi todos presentan, lo conservado se limita a la presencia de piscinas, cuando no toscas albercas, siendo más interesante el estudio de sus contextos a partir de elementos periféricos como la presencia de epígrafes o exvotos.

 

 

FUENTES.

[1] Arribas, 1999; Reis 2004; García Entero 2005, Reis, 2014.

[2] Conviene hacer una aclaración acerca de que es lo que se debe considerar un balneum o una therma, pues aún persiste el desacuerdo entre los investigadores que han abordado este tema, tal y como lo han reflejado Arribas o García-Entero (1999: 428; 2005: 17) en las páginas de introductorias al trabajo sobre los balnea privados en el ámbito rural de la Lusitania. En este sentido, la opción de los investigadores antes mencionados nos parece bastante coherente y pasa por considerar a los primeros según el sentido que a ambos términos otorga Nielsen (1990: 3), según la cual thermae “designaría únicamente los monumentales y simétricos complejos de carácter público, como los que se documentan en Roma, dotados a menudo de otras dependencias como: palestra, gymnasium, etc; por otro lado balneum se referiría solo a aquellos baños públicos de dimensiones más modestas y que carecerían de las dependencias lúdicas mencionadas”, o como añade Reis (2015: 17), aquellos que tiene garantía de uso privado.

[3] Villa, 2011: 9.

[4] Haba y Rodrigo, 1991; Rodrigo y Haba, 1992.

[5] Calero, 1988: 163.

[6] Rubio, 1988: 195.

[7] Rodríguez, 1988: 203.

[8] Serrá Ráfols, 1952.

[9] Álvarez, 1976.

[10] Aguilar, 1991: 450.

[11] Al municipio augustobrigense, se han dedicado un importante número de investigaciones, ponderando sobre todo su imponente templo, la única de las construcciones romanas salvada de la inmersión. Una parte de aquellos trabajos constituyen fuentes historiográficas indispensables, y lo componen una colección de dibujos, escritos acerca sus monumentos, epígrafes y diversos objetos ligados a un espléndido pasado, tratado bajo el punto vista de eruditos e ilustrados, los mismos que en los siglos XVIII y XIX redescubren el valor de las ruinas de esta ciudad e impulsan su estudio.

Investigaciones posteriores no pueden prescindir hoy de aquellas aportaciones y una gran mayoría, aún se limitan a interpretar lo que Hermosilla (1796) y Córnide (1797) publicaron, cometiendo a veces los mismos errores, tales como la identificación de la localidad con la Ebura carpetana. Será con Hübner (1869) y Mélida (1924: 88) cuando la historia de Augustóbriga se empieza a percibir desde un punto de vista más científico, sobre todo a partir del descubrimiento de una inscripción en la que se menciona al “Senatus populusque Augustobrigensi” (C.I.L. II, 933), donde parece quedar claro que esta localidad es la mencionada por Plinio en el s I d.C., como uno de los pueblos estipendiarios de Lusitania. El trabajo posterior de Salas (1985), aborda la naturaleza municipal del enclave, que parece alcanzar este estatus en la época Flavia.

Entre las investigaciones que se sucedieron, una podría haber resultado clave, nos referimos a las que García y Bellido lleva a cabo ante el inminente y obligado abandono de la localidad en 1963. Sus excavaciones podrían haber arrojado algo de luz, pero sólo se centraron en aspectos puntuales de los templos, la muralla y el peristilo del foro, sin abarcar más del espacio necesario que pudiera comprometer además la continuidad de las obras del embalse. Así, en la única publicación que existe sobre aquellos trabajos (García y Bellido, 1962), sólo se hace referencia a los objetivos de las intervenciones que lleva a cabo desde 1956, ofreciendo datos muy someros que teóricamente ampliaría en una Memoria que nunca llegó a ver la luz. Más tarde gracias a las investigaciones de Mª. Blanca Tablada y Carlos Morán, Javier Jiménez, José Ortega y quién suscribe estas páginas, una parte de este legado ha podido ser recuperado.

Pese a todas las carencias, es un hecho comprobado que la fundación de la ciudad arranca en época augústea y se mantiene con seguridad hasta mediados del s. V, fecha en la que entra en decadencia y probablemente se abandona, pues hasta el momento no se ha encontrado ninguna prueba que permita pensar en su continuidad que supere el periodo de transición entre la Edad Antigua y la Edad Media. A su alrededor, sin embargo, prosperarán algunos núcleos, las villae de Cañada de los Judíos y el vicus de Peñaflor, en los que hay constancia de ocupaciones hasta la etapa emiral y califal respectivamente. La instalación en la Edad Media de una serie de fortalezas en lo que se denominó Marca Media del Tajo, contribuyó a despoblar una amplia franja a ambos lados del río, hasta que a fines del s. XIV, pobladores abulenses fijan su residencia en el castillo de Alija, para finalmente, en el siglo XVI, pasar a ocupar el espacio urbano de la antigua Augustóbriga, que se refunda con el nombre de Talavera la Vieja.

[12] González y de Alvarado, 2003.

[13] Un trabajo relativamente reciente, hace balance de los sitios con restos arqueológicos localizados dentro de la franja comprendida entre la cota máxima y la mínima del pantano de Valdecañas e incluye una lista de 42 yacimientos (González y Morán, 2005). En esta relación, que dista de ser definitiva, se encuentran muchos establecimientos rurales romanos (González, 1996), con las estructuras tan bien conservadas, que al menos en cinco ocasiones, se ha podido recrear su planta y un alzado axonométrico de su estructura (González y de Alvarado 2003, 84).

[14] Chaves, 1938: 96.

[15] Bernal et al, 2013: 142.

[16] Convendría analizar el material de las losas y compararlo con los mármoles grisáceos con vetas azuladas de las canteras de Borba, de donde parece proceder la serie de placas de menor grosor. No obstante, otra posible fuente de abastecimiento pudo hallarse en calizas marmóreas de las canteras en el Valle de San Román, 6 km. al sur de Talavera la Vieja. De este lugar se sospecha procedan también la cal para la argamasa y el plomo, pues frente a las canteras de caliza marmórea, hay abiertos filones en una mina de malaquita y galena con huellas de laboreo muy antiguo.

[17] Rodríguez, 1988: 207.

[18] Bejarano, 2016: 143.

[19] Bouet, 1999: 96.

[20] Fernández et al, 1999: 300.

[21] Reis, 2014: 380.

[22] Correia y Reis, 2000: 271.

[23] González, 2012: 142.

[24] Martins, et al, 2011.

[25] Carneiro, 2013.

[26] Río-Miranda e Iglesias, 2002.

[27] González, 2012: 148-149.

[28] Real Academia de la Historia. 1796: 353, Fig. 4. let. Q

[29] Vitrubio, VIII, 7,6.

[30] González, 2012: 149.

[31] En su visita, Hermosilla recorrió los alrededores del pueblo, buscó en sus construcciones antiguas y modernas, fragmentos arquitectónicos reutilizados e intentó comprobar la existencia de vestigios de algunos templos de época romana, sin realizar ninguna excavación sistemática. Su narración es meramente descriptiva, un simple catálogo de los restos hallados, para los que aventura algunas hipótesis, a veces erróneas como en el caso de la Cueva de La Cantamora, que interpreta como parte de un acueducto subterráneo, sin que los investigadores que le suceden, incluyendo a Ponz (1784, reed. 1983: 80), (1897: 393), Forner (s/f) o el propio Mélida la cuestionen (1922: 90).

[32] Barrragán, 2014: 215.

[33] Martins et al, 2011: 8.

[34] González, 2005: 180.

[35] González y de Alvarado, 1999.

[36] Sevillano y Vidal, 2000: 201.

[37] Baños et al, 1997: 335.

[38] García-Entero, 2005: 870

[39] Sanguino, 1911: 446.

[40] Marín, 2014: 259.

[41] Abascal, 1996: 277.

[42] García-Bellido, 1996.

[43] González, 1985: 189.

[44] Cerrillo, 1982: 179.

[45] Nielsen, 1990: 67.

[46] Cerrillo et al., 1988).

[47] Ibid.: 173.

[48] García-Entero, 2005: 367.

[49] Reis, 2004:147.

[50] García-Entero, 2005: 845.

[51] Arribas, 1999: 436.

[52] García-Entero, 2005: 368.

[53] González et al., 1990: 121.

[54] García-Entero, 2005: 363.

[55] Fernández Corrales, 1983: 218.

[56] García-Hoz, 1998-99.

[57] García-Hoz et al., 1992: 387.

[58] La extensión total a falta de una monografía que actualice estos datos es aproximativa, de ahí que la extensión publicada en las dos únicas referencias que tenemos de este sitio no muestra una coincidencia. En la publicación de Río Miranda la cifra que da es de 1188 m2, mientras en la tesis de Mª. Pilar Reis la extensión adjudicada es de 809,80 m2 y aproximadamente 1042 m2 en la segunda fase.

[59] Sevillano y Vidal, 2000: 200.

[60] Río-Miranda e Iglesias, 2002.

[61] Reis, 2014: 394.

[62] Cerrillo, 1982: 136.

[63] Gijón, 2013.

[64] Río-Miranda e Iglesias, 2002: 9.

[65] Reis, 2014: 395.

[66] Chautón, 2008: 165.

[67] Caballero y Montes, 2016:85.

[68] Chautón, 2008: 166.

[69] Vargas y Matesanz, 2006: 137.

[70] González, 2011: 172.

[71] Bejarano 2016: 130 y 139.

[72] El primer análisis de este edificio fue debatido públicamente en las Charlas Coloquio del Campo Arañuelo (González, 2005), pero la escasa difusión de la publicación de este trabajo y el hecho de que otros conjuntos termales del territorio cacereño permanezcan inéditos o en publicaciones locales muy antiguas y sin reditar, nos decidieron a replantar el tema elaborando una síntesis descriptiva y actualizada.

[73] García-Entero, 2005: 18.

[74] González y de Alvarado, 2002: 77.

[75] Beard, 2008: 341.

[76] Magallón et al, 1995: 18.

[77] Rebuffat, 1991: 7.

[78] Barrientos, 1997: 279.

[79] García-Entero, 2005: 180.

[80] Abascal et al., 1997: 42.

[81] Dos Santos, 2013: 2.

[82] Núñez, 2008: 167.

[83] Gómez, 2011: 213.

[84] Vega, 2010: 307.

[85] De Laine, 1999: 68.

[86] Stylow, 1986: 306.

[87] Andreu, 1999: 290.

[88] Barrientos, 2011.

[89] Reis, 2014.

[90] García-Entero, 2005: 869.

[91] Ibid: 750.

[92] Haba y Rodrigo, 1991; Rodrigo y Haba, 1992.

 

BIBLIOGRAFÍA.

ABASCAL PALAZÓN, J. M. (1996): “De nuevo sobre Ataecina y Turobriga. Exploraciones del año 1900 en Las Torrecillas (Alcuéscar, Cáceres)”. Archivo Español de Arqueología. Madrid. Pp. 275-280.

ABASCAL PALAZÓN, J. M.; ALMAGRO G. M. y LORRIO, A. J. (1997): “Las termas monumentales de Segóbriga”. Revista de Arqueología, n.º 195. Marid. Pp. 38-45.

AGUILAR SÁENZ, A. (1991): “Excavaciones arqueológicas en la villa romana de -La Sevillana- (Esparragosa de Lares, Badajoz). Campañas de 1987, 1988 y 1989”. Extremadura Arqueológica II. Mérida. Pp. 445-456.

ALVAREZ MARTÍNEZ, J. Mª. (1976): “La villa romana del Hinojal en la dehesa de Las Tiendas”. Noticiario Arqueológico Hispano, 4. Madrid. Pp. 433-488.

ANDREU PINTADO, J. (1999): “Evergetismo edilicio sobre termas en Hispania. Termas romanas en el Occidente del Imperio”. (C. Fernández y V. García Eds.). Coloquio Internacional. Gijón. Pp. 289-294.

ARRIBAS DOMÍNGUEZ, R (1999): “Los balnea privados en el ámbito rural lusitano”. Observaciones preliminares sobre los modelos arquitectónicos”. (Gorges, J. G. y Rodríguez, F. G. Eds): Économie et territoire en Lusitanie romaine, CCV65, Madrid. Pp. 427-451.

BAÑOS SERRANO, J.; CHUMILLAS, A. y RAMÍREZ, J. A. (1997): “Las termas romanas de Alhama de Murcia”. Termalismo Antiguo. 1º Congreso Peninsular. Actas. Madrid. Pp. 329-337.

BARRAGÁN LANCHARRO, A. M. (2014): “El oppidum de Cúriga en la arqueología urbana de Monesterio”. Revista de Estudios Extremeños, LXX, Nº 1. Badajoz. Pp. 207-244.

BARRIENTOS VERA, T. (1997): “Baños romanos de Mérida”. Mérida Excavaciones Arqueológicas. Mérida. Pp. 259-286.

BARRIENTOS VERA, T. (2011): “Arquitectura termal en Mérida, un siglo de hallazgos”. Actas de Congreso Internacional 1910-2010: el yacimiento emeritense. Mérida.

BEARD, M. (2008): Pompeya. Historia y leyenda de una ciudad romana. Barcelona.

BEJARANO OSORIO, A. Mª. (2016): “Contribución al estudio de los espacios termales de Augusta Emerita: El balneum de la C/ Hernán Cortés y los modelos de doble alvei”. Espacio, Tiempo y Forma. Serie I. Prehistoria y Arqueología, 9. Madrid. Pp. 123-150.

BERNAL, D., AREVALO, A., MUÑOZ, A., EXPÓSITO, J.A, DÍAZ, J.J., LAGOSTENA, J. (2013): “Las termas y el Suburbium marítimo de Baelo Caudia. Avance de un reciente descubrimiento”. Onoba, 1. Huelva, Pp. 115-152.

BOUET, A (1999): Les materiaux de construction en terre cuite dans les thermes de la Gaule Narbonnaise. De Boccard. Ausonius Scripta. Antiqua I.

CABALLERO, A. y MONTES, A. (2016): “La villa romana de Pago de Salazar (Granada): estructura de un asentamiento rural en el ager de Florentia Iliberritana”. Antiqvitas, 28. Priego de Córdoba. Pp. 75-107.

CALERO CARRETERO, J. A. (1988): “El complejo termal romano de La Nava (Cabeza del Buey, Badajoz)”. Extremadura Arqueológica I. Mérida. Pp.155-165.

CARNEIRO, S. (2013): “As termas medicinais romanas de Chaves”. Arqueología em Portugal, 150 anos. Lisboa. Pp. 293-802.

CERRILLO Y MARTÍN DE CÁCERES. E. (1982): “Excavaciones en la villa romana de Santiago de Bencáliz. Un asentamiento rural en la Vía de la Plata”. Noticiario Arqueológico Hispano, 13. Madrid. Pp. 165-212.

CERRILLO, E; DE ALVARADO, M.; CERRILLO, F. J.; HERRERA, G. y GONZÁLEZ, Mª. A. (1988): “Excavaciones en la villa romana de Monroy (Cáceres)”. Extremadura Arqueológica I. Mérida. Pp.167-186.

CORREIA, V. H. Y REIS, P. (2000): “As termas de Conimbriga: Tipologias arquitectónicas e integração urbana”, Termas romanas en el Occidente del Imperio (C. Fernández Ochoa y V. García-Entero, eds.), Gijón. Pp. 271-280.

DOS SANTOS ALMEIDA, A. (2013): “A inserção das termas imperiais na Hispânia romana, séc. I-III d.C: arquitetura, materiais e técnicas de construção”. XVII Congresso da SAB.-Arqueología sem fronteiras: repensando espaço, tempo e agentes.

CHAVES, L. (1938): “Estudos lusitano-romanos. A Villa de Santa Vitória do Ameixal (Concelho de Estremoz). Escavações em 1915-1916”. O Arqueólogo Português XXX. Lisboa. Pp. 14-117.

CHAUTÓN, PÉREZ, H. (2008): “Intervención arqueológica en el palacio de Mayoralgo”. Arqueología Urbana en Cáceres. Memorias 7. Publicaciones del Museo de Cáceres. Cáceres. Pp. 159-174.

CORNIDE, J. (1897): “Continuación de la Memoria de D. Ignacio de Hermosilla sobre las ruinas de Talavera la Vieja”. Memorias de la Academia de la Historia, vol. I. Madrid. Pp. 364-408.

DELAINE, J. (1999): “Benefactions and urban renewal: bath buildings in Roman Italy (De Laine ans JohnstonEds). Toman Baths and Bathing. Proceedings of the First Intenrnational Conference of Roman Baths”. Portsmouth, Rhode Island: Journal of Roman Archaeology. Pp 64-77.

FERNÁNDEZ CORRALES, J. Mª. (1983): “El asentamiento rural romano en torno a los cursos alto y medio del Salor. Su marco geográfico y su distribución”. Norba 4. Cáceres. Pp. 207-221.

FORNER Y SEGARRA, A. F. (S/F): Primera parte de las antigüedades de Extremadura que contiene las romanas y las godas. Ms.

GARCIA ENTERO, V. (2003): Los edificios termales privados domésticos –ámbito rural y urbano– en la Hispania romana. Tesis doctoral. Universidad Autónoma de Madrid.

GARCIA ENTERO, V. (2005): Los balnea domésticos: ámbito rural y urbano en la Hispania romana. Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Madrid.

GARCÍA-HOZ ROSALES, Mª. C.; ALVARADO. M. de; CASTILLO, J., HERNÁDEZ. M. y MOLANO, J. (1992): “La villa romana del Olivar del Centeno (Millanes de la Mata, Cáceres)”. Extremadura Arqueológica, II. Mérida-Cáceres. Pp. 387-402

GARCÍA-HOZ ROSALES, Mª. C. (1998-99): “Los mosaicos de la villa romana del Olivar del Centeno, (Millanes de la Mata, Cáceres): un repertorio iconográfico Bajoimperial”. Anas, 11-12. Mérida. Pp. 133-144.

GARCÍA Y BELLIDO, A. (1962): “Excavaciones en Augustóbriga, Talavera la Vieja 1956-1961”. Noticiario Arqueológico Hispano, 5. Madrid. Pp. 235-237.

GARCÍA Y BELLIDO, Mª. P. (1996): “Mansio ad Sorores en el iter ab Emerita Asturicam”. A. Esp. A., 69. Madrid. Pp. 281-286.

GIJÓN GABRIEL, Mª. E. (2013): El proyecto Vía de la Plata II. Extremadura. VI Encuentro de Arqueología del Suroeste Peninsular.

GÓMEZ ARAUJO, L. (2011): “Las termas de Ategua (Santa Cruz, Córdoba)”. Romvla, 10. Rev. de Arqueología de la Universidad Pablo de Olavide. Sevilla. Pp. 199-218.

GONZÁLEZ CORDERO, A. (1985): Carta Arqueológica de la Comarca de Montánchez (Cáceres). Memoria de Licenciatura Inédita. Fac. de Filosofía y Letras Univ. De Extremadura. Cáceres).

GONZÁLEZ CORDERO, A. (1996): “Romanización del Campo Arañuelo. La implantación rural”. III Coloquios Histórico Culturales del Campo Arañuelo. Centenario de la Parroquia de Ntra. Sra. de Las Angustias. Navalmoral de la Mata. Pp. 66-85.

GONZÁLEZ CORDERO, A. y DE ALVARADO GONZALO, M. (1999): “Los alfares romanos del Campo Arañuelo”. VI Coloquios Histórico Culturales del Campo Arañuelo. Navalmoral de la Mata. Pp. 241-258.

GONZÁLEZ CORDERO, A. (2005): “Obras hidráulicas y termales de la época romana en la cuenca del embalse de Valdecañas”. XI Coloquios Histórico Culturales del Campo Arañuelo. Navalmoral de la Mata. Pp. 173-187.

GONZÁLEZ CORDERO, A. (2011): “El tiempo entre tinieblas. La historia de los Bárbaros en el Campo Arañuelo”. XVIII Coloquios Histórico Culturales del Campo Arañuelo. Navalmoral de la Mata. Pp.133-174.

GONZÁLEZ CORDERO, A. (2012): “Iter Aquarum. El pantano del arroyo Quebrantas, obra hidráulica desconocida para la administración de agua a la ciudad romana de Talavera la Vieja”. XIX Coloquios Histórico Culturales del Campo Arañuelo. Navalmoral de la Mata. Pp.133-172.

GONZÁLEZ CORDERO, A. y DE ALVARADO GONZALO, M. (2002): “Construcciones domésticas del mundo romano y de la Tardoantigüedad. Los asentamientos de la cuenca del pantano de Valdecañas”. IX Coloquios Histórico-Culturales del Campo Arañuelo. Navalmoral de la Mata. Pp. 65-86.

GONZÁLEZ CORDERO, A. y MORÁN SÁNCHEZ, C. (2006): “Talavera la Vieja y su entorno arqueológico”. El Conjunto Orientalizante de Talavera al Vieja. Memorias 5. Museo de Cáceres. Cáceres. Pp. 19-43.

GONZÁLEZ CORDERO, A.; SUÁREZ DE VENEGAS SANZ, J. y DE ALVARADO GONZALO, M. (1990): “Nuevas aportaciones a la epigrafía de Extremadura”. Alcántara, 3º época, 21. Cáceres. Pp. 113-150.

HABA QUIRÓS, S. y RODRIGO LÓPEZ, V (1991): Aguas medicinales y tradición popular en Extremadura, Cuadernos populares Nº 37 y 39. Mérida.

HERMOSILLA Y SANDOVAL, I. de (1796): “Noticias de las ruinas de Talavera la Vieja”. Memorias de la Academia de la Historia, I. Madrid. Pp. 345-362.

HÜBNER, E. (1869): Corpus Inscripcionum Latinorum. Berlín.        

MAGALLON, M. A., MÍNGUEZ, J. A., ROUX, D., SILLIÈRES, P. (1995): “Labitolosa (La Puebla de Castro, Huesca) Informe de la campaña de excavación realizada en 1992”. Caesaragusta 71, Zaragoza; Pp. 93-145.

MARÍN HERNÁNDEZ, C. (2014): Arqueología y patrimonio arqueológico en la Extremadura contemporánea. Serie Arqueología Extremeña, 7. Cáceres.

MARTINS, M; RIBEIRO, Mª. Do c. y MEIRELES, J. (2011): “As termas públicas de Braccara Augusta e o abastecimiento de agua da cidade romana”. Aquae Sacrae. Agua y sacralidad en época antigua. Gerona. Pp. 1-33.

MÉLIDA ALINARI, J. R (1924): Catálogo monumental de España. Provincia de Cáceres. Madrid, 1924.

NIELSEN, I (1990): Thermae et balnea. Aarhus

NÚÑEZ HERNÁNDEZ, S. I. (2008): “Conjuntos termales públicos en ciudades de la cuenca del Duero”. Zephyrvs, LXII. Salamanca. Pp. 163-193.

PONZ. A (1784): Viaje de España, en que se da noticia de las cosas más apreciables, y dignas de saberse, que hay en ellas. (Edic. de 1983. de la Biblioteca Popular Extremeña). Salamanca.

REBUFFAT. R. (1991): «Vocabulaire thermal. Documents sur le bain romain» en Actes de la table ronde Les Thermes Romains», C.E.F.R. 142, Roma. Pp. 1-34.

REIS, Mª. P. (2004): Las termas y balnea romanos de Lusitania. Stvdia Lusitana 1. Madrid.

REIS, Mª. P. (2014): De Lusitanie Urbium Balneis. Estudo sobre as termas e balneários das ciudades da Lusitania. Vol I. Tesis de doctorado. Universidad de Coimbra.

RÍO-MIRANDA, J. e IGLESIAS, M. G. (2002): “Las termas de la ciudad romana de Cáparra”. Ahigal, Revista Cultural, época II, nº 8. Ahigal. Pp. 4-12.

RODRÍGUEZ MARTÍN, F. G. (1988): “La villa romana de la dehesa de Torre Águila en Barbaño-Montijo (Badajoz)”. Extremadura Arqueológica I. Mérida. Pp. 201-220.

RODRIGO LÓPEZ, V y HABA QUIRÓS, S (1992): “Aguas medicinales y culto a las aguas en Extremadura”. Espacio Tiempo y Forma, Serie II, Hª. Antigua, Tomo V. Madrid. Pp. 351-382.

RUBIO MUÑOZ, L. A. (1988): “Excavaciones en la villa romana de Pesquero (Pueblonuevo del Guadiana, Badajoz); campañas de 1983 y 1984”. Extremadura Arqueológica I. Mérida. Pp.187-200.

SALAS MARTÍN, J. (1985): “Notas acerca de la Augustóbriga Vettona (Actual Talavera la Vieja, Cáceres)”. Norba VI. Cáceres. Pp. 51-66.

SANGUINO MICHEL, J. (1911): “Antigüedades de Las Torrecillas (Alcuéscar)”. Boletín de la Real Academia de la Historia, 59. Madrid. Pp. 439-456.

SERRÁ RÁFOLS, J. De C. (1952): “La villa romana de la dehesa de la Cocosa”. Rev. De Estudios Extremeños. Suplemento, 2. Badajoz.

SEVILLANO FUENTES, A. y VIDAL ENCINAS, J. (2000): “Las termas mayores de Astorga”. Termas romanas en el Occidente del Imperio (C. Fernández y V. García Eds.). Coloquio Internacional. Gijón. Pp. 199-205.

STYLOW, A. (1986): “Apuntes sobre epigrafía de época Flavia en Hispania”. Gerión, 4. Sevilla. Pp. 303-307.

VARGAS CALDERÓN, J. y MATESANZ VERA, P. (2006): “Excavación arqueológica en el yacimiento nº 6-8. Plasencia Sur-Cañaveral Este”. Extremadura Arqueológica X. Excavaciones arqueológicas. Mérida. Pp. 115-143.

VEGA AVELAIRA, T. (2010): “Novedades sobre las termas legionarias en Britania. Las técnicas y las construcciones dela ingeniería romana”. V Congreso de Obras Públicas romanas. Revista del Colegio de Ingenieros de Obras Públicas. Nº 390. Madrid. Pp. 299-324. Http// www.Traianvs.net/.

VILLA VALDÉS, Á. (2011): “Santuarios urbanos en la protohistórica cantábrica: algunas consideraciones sobre el significado y función de las saunas castreñas”. Boletín del Real Instituto de Estudios Asturianos, LXV. Enero-junio, 177. Oviedo. Pp. 9-65.

 

 

 

 

 

 

 

Dic 042019
 

Miren Gardoqui Iturriarte.

 Alexandre Laborde (1773-1842) nació en París en 1773 y muere en esta misma ciudad 69 años después. Procedente de una familia de comerciantes y viajeros y descendiente de españoles[1]. Concretamente fue el séptimo hijo del matrimonio entre el Primer Marqués de Laborde, Jean-Joseph de Laborde y Rosalie de Nettine[2], quiénes le proporcionaron una temprana educación viajera y militar.

Con su madurez, fue un hombre que desempeñó diferentes profesiones y, como referirá algunos años más tarde Guigniaut, su “vida va a ser improvisación constante”[3]. Además de artista fue arqueólogo, erudito e historiador, también fue militar, hombre diplomático, administrador civil, diputado, economista y alcalde[4]; aunque para las líneas que a continuación se ofrecen, focalizaremos la atención en su faceta como viajero y escritor.

Fue enviado por su padre a vivir a Austria cuando tenía 15 años, junto al resto de su familia, al estar amenazado su progenitor por la monarquía francesa. Las primeras noticias profesionales del joven Alexandre de Laborde le sitúan durante la década de los 90 del siglo XIX, concretamente en 1792, cuando tenía 19 años, durante la Guerra de Francia contra Austria, momento en el que está apoyando al bando austríaco, y poco después, en 1794, su padre será ejecutado en la guillotina francesa.

Durante este periodo de su juventud viajó por el Imperio Austríaco, Moldavia, Suiza, Holanda, Inglaterra, Italia y España[5], por motivos comerciales y familiares ya se apreciaba entonces en el joven su especial interés por la observación detenida de los monumentos y de los lugares que recorría. Admiraba el pasado clásico y las ruinas que denotaban la grandiosidad de Roma, pero cuando Laborde visitó España, se mostró cautivado por un país con una herencia inexplorada y sustancialmente desconocida que le caracterizaba, y caracteriza, por la presencia de la cultura clásica y andalusí. El descubrimiento de los monumentos mudéjares, produjo gran impacto en el joven viajero francés, como podemos comprobar en la descripción que hizo sobre el Monasterio de Guadalupe: “[…] qu´une sorte de charme se répand dans l´ame […] Le cloitre est remarquable par le genre d´architecture qui y regne, mélange de gothique et d´arabe, comme presque tous les édifices de cette espece en Espagne[6].

Finalizando el siglo XVIII, en 1797, cuando tenía 24 años, y una vez que había finalizado el exilio, volvió a su Francia natal y fue en ese momento cuando comenzó su vinculación con las esferas de los poderes políticos. Destacaremos que durante esta época consiguió numerosos honores y reconocimientos gracias a su alineación con el poder napoleónico.

Laborde era un hombre polifacético, amante de las letras y el arte y, como afirma Guigniaut, los viajes que realizó por Europa agudizaron el espíritu de su curiosidad: “La experiencia precoz y variada de los hombres y de las cosas, adquiridas durante la larga estancia en el extranjero, que desde aquel momento marcó la doble vocación de viajero y erudito al mismo tiempo, y de artista, así como de observador, curioso y práctico de las instrucciones, de las costumbres, de todo el estado social de los pueblos”[7].

El primer viaje que realizó a España junto a su equipo, acompañado de una veintena de artistas y especialistas, tuvo lugar entre los años 1798 y 1806, con el patronazgo regio español y del Imperio francés. En este mismo año (1806), se publicó el primer volumen de su obra Voyage pittoresque et historique de l´Espagne en la Imprenta de Firmin Didot en París. Recorrió la península en condición de arqueólogo, recogiendo y produciendo material para crear su obra monumental Voyage pittoresque et historique de l´Espagne[8], publicándose la primera edición francesa en en París y al año siguiente (1807) la primera edición traducida al Castellano, de la que en primera instancia solo se publicó la primera parte del primer volumen[9] y por los sucesivos avatares históricos, la publicación completa de la obra se dilató hasta 1820, ya que hizo falta que llegase la caída de Napoleón en 1816 para que, cuatro años después, pudiera publicarse el cuarto y último tomo que formaba la primera obra completa de carácter enciclopédico de este autor sobre nuestro país, que fue fruto del viaje que Laborde realizó por las provincias españolas.

No obstante, tras su primer viaje a la Península (1789-1806), regresó en 1808 bajo el amparo de un Napoleón victorioso y durante esta época a nuestro protagonista se le encomendaron misiones diplomáticas e internacionales por los países estudiados en otros de sus libros, como fue el caso de su Viaje a Austria al año siguiente.

Laborde fue el guía de Napoleón en su inmersión en España, ya que dominaba la lengua castellana y además, también jugaba a su favor la amistad que le unía con Godoy. Precisamente fue durante el año de 1808 cuando comenzó a trabajar como auditor del Consejo de Estado Francés y salió a la luz la primera edición en París de su segunda gran obra sobre España, Itineraire descriptiff de l´Espagne, en el que se incluía un atlas de 28 mapas.

La primera edición de la obra traducida al castellano la localizamos en 1816 realizada por Mariano Cabrerizo y Bascuas, impresa en la Imprenta de Ildefonso Monpié en Valencia. Según la profesora Krauel Heredia[10], esta obra pudo servir de guía a los ejércitos franceses durante la Guerra de la Independencia para su incursión y toma del territorio español. No obstante, debemos comentar que las obras de Laborde han sido interpretadas de diversa manera; algunos como Krauel las han entendido como un manual de guerra, además de un libro de viajes o una obra de carácter enciclopédico. Pero otros autores como D´Ormesson y Thomas, defienden que no fue una herramienta de espionaje y de carácter bélico, afirmando que esta postura está impregnada de prejuicios por parte de la Corte española y el país, enmascarando así su verdadero contenido histórico, artístico y social[11] que debemos valorar.

Laborde fue siempre un hombre ligado al Régimen Napoleónico. Los acontecimientos políticos estarán muy relacionados con su obra; el gobernante francés se interesó por ella por ser una valiosa fuente de información para las campañas francesas contra España durante la Guerra de la Independencia, creándose la polémica con la publicación de la obra, ya que estuvo auspiciada por la Corona Española[12], dedicándole un grabado en el frontispicio de la obra a Godoy, el Primer Ministro de Carlos IV.

La obra de Laborde, publicada en 1806 en París, le fue muy útil a las potencias amigas pero sobre todo a los ejércitos invasores de las enemigas, conteniendo material fundamental para la invasión francesa en 1808[13]. En los albores del siglo XIX, Francia necesitaba una buena guía de España escrita en su propia lengua, porque hasta el momento, la mejor obra al respecto que existía era Viaje a España de Antonio Ponz[14] (1783), pero estaba escrita en castellano y sin traducción.

A su vez, hay que recalcar que Laborde tomó esta obra como fuente principal para la realización de su Viaje Pintoresco, al igual que el militar y espía inglés, amigo de Jovellanos, Alexander Jardine[15], trazando una imagen más neutral y realista de lo habitual de España, buscando posibles causas económicas y políticas para poder explicar el supuesto atraso de un país expresando a la vez su admiración por esta tierra que en cierto modo, había sido castigada por la historia[16].

El proyecto se inició en épocas de paz entre los países vecinos a comienzos del siglo, cuando el monarca español, hizo una concesión de un privilegio al Pintor de Cámara Antonie de Boudeville, para editar el Viaje pintoresco, a lo que Alexandre de Laborde se asoció a él y se inició el proyecto[17].

Hubo una asociación de hombres ilustrados en Madrid, que se unieron para contribuir con la obra. La asociación estaba formada por Juan Fernández de Roja, M. Cerat, como encargado de la redacción del texto original de Laborde traducido al castellano y encargado de recoger los documentos históricos y los artistas grabadores François Ligier y Jacques Moulinier.

A pesar de la publicación en París de la edición francesa al completo, el segundo y último tomo de la edición española se dilató hasta 1823 por la situación belicosa e inestable que atravesaba el país. La circunstancias provocaron un retraso en las publicaciones españolas, quedando incluso sin editarse, la última parte del libro. Por ello, la calidad gráfica del segundo volumen se reduce.

Además la obra de Laborde, jugó un papel fundamental para el conocimiento de la riqueza del patrimonio español en el resto de Europa, a comienzos del siglo XIX. España era un país periférico, separado del resto del continente europeo por la gran barrera natural de los Pirineos y por tanto, desconocido para el resto de los europeos, decayendo el interés por España a favor de otros destinos dentro del espacio europeo incluidos dentro del Grand Tour, un tipo de viaje para los jóvenes aristócratas que tuvo un gran impulso desde la segunda mitad del siglo XVIII convirtiéndose en una gran moda[18].

La obra de Laborde situó al país al mismo nivel que Grecia, entre Oriente y Occidente por su gran y diversa riqueza arqueológica señalada por el francés en su Viaje Pintoresco. La visión que aportó Laborde sobre nuestro país sería una visión arqueológica, que se interesaba fundamentalmente por la Antigüedad Clásica y sus restos.

La valía de estas obras surgidas del ambicioso proyecto humanista de carácter enciclopédico del viajero galo, suponen una fuente muy reconocida a niveles culturales y científicos, porque incluso en la actualidad es una de las fuentes principales a caballo entre los siglos XVIII y XIX y antecesora de diversos géneros literarios y disciplinas de estudio e investigación.

A pesar de ello, entendiendo la Historia desde su más amplia complejidad, es una afirmación que se sostiene por sí sola la de que la obra, y sobre todo el material cartográfico que incluía (planos, mapas, vías de comunicación, caminos, etc.), se emplearían como mecanismo estratégico de guerra, pero incuestionablemente es de agradecer que haya quedado recogido un material de esta calidad y valor cultural para el estudio.

Este hombre es su plena madurez y al final de su trayectoria tuvo la suerte de ser reconocido por sus coetáneos en vida ya que, el año 1809, se le otorgó el título de Conde del Imperio. El mismo año comenzó otro de sus grandes proyectos que contribuirían para lograr ese reconocimiento, al reunir cronológicamente todas las “riquezas monumentales” de Francia, con intención de recopilar la información y catalogar el patrimonio, obra que se publicó bajo el título de Monuments de la France clessés chronologiquemenr er considérés sous le rapport des faits historiques et de l´etude des arts (1809, París), publicado también en la imprenta de Didot y en la prensa nacional en 1816.

A comienzos de la década de los años 20 del siglo XIX publicó Voyage pittoresque en Austrichey, en estas fechas, fue elegido diputado y se mostró contrario a la Guerra Carlista de 1823.

Laborde fue pionero en varias disciplinas, como lo fue la archivística francesa, labor que será continuada por su único hijo varón, León Laborde, gran aficionado a los grabados, a los viajes y a lo pintoresco por influencia de su padre.

En la década de los 30, fue nombrado Informador de la Comisión de Antigüedades de Francia y fue entonces cuando publicó el segundo tomo de Monuments de la France (1836) y, por su amistad con Luis Felipe I de Francia , realizó la obra Versailles ancien et moderne (1839), elaborada a modo de una guía práctica recreando un itinerario por el palacio al lector y evocándole los diferentes momentos históricos.

También se le otorgó el título de académico de la Académie des inscriptions et belles-lettres, además del de la Académie des Sciences morales et politiques (en la sección de economía y política) y la Classe d´Historie et Literature Ancienne.

A pesar de todo este prestigio social, la situación económica de Alexandre de Laborde comenzó a truncarse en 1840, y se vio en la necesidad de abandonar y dimitir de sus cargos y funciones, viéndose obligado a abandonar Francia. Durante un corto periodo de tiempo se dedicó a viajar por Italia, Suiza, Alemania y Grecia, pero volvió a su Francia natal un par de años después, falleciendo en París en 1842.

Nos resulta muy atractiva e interesante la figura de este hombre de letras, ilustrado, viajero, artista, conocedor de la Historia y el arte. Realizó grandes aportaciones que hoy nos sirven de herramienta, en este caso, desde la óptica de la Historia del Arte y del patrimonio Histórico-artístico.

En los tiempos modernos, una serie de viajeros recorrieron el territorio español con diversos fines y nos sirven de fuente y guía fundamental del patrimonio español, ya que sus textos aportan una rica documentación de tradiciones, costumbres y obras de arte y patrimonio. Estas ediciones como las de otros viajeros como la de Antonio Ponz Viaje de España (1772-1794), se convirtieron en una de las obras clave en las que se basarían muchos otros después, entre ellos el autor galo cuyos pasos tratamos de seguir en este estudio. Habrá otros, como Joseph Ortiz, el viajero español que recorrió y documentó las provincias españolas apoyado económicamente por Carlos III y Carlos IV, al igual que lo hizo Laborde. Ortiz sostuvo varios pleitos con los extranjeros que acompañaron y asistían a Laborde, como con el arquitecto Ligier, y también con el arquitecto y grabador Jean Moulinier, el pintor de arquitecturas Jean-Lubin Vauzelle, así como con el propio Alexandre Laborde.

José Cornide también realizó un viaje por España y Portugal entre los años 1754 y 1801[19], y el espionaje implícito en sus viajes a Portugal se ha comparado con los “verdaderos” fines de la obra de Laborde.

Ya sea por unos fines o por otros el tema de los viajes y la figura del viajero está presente en nuestra cultura desde épocas tempranas y nos aportan una nueva visión del territorio, porque utilizando las palabras de Juan Goytisolo: “La iluminación súbita de la visión explica el hecho de que los extranjeros aprehendan y aprecien el valor de lo que los nativos no ven, sino que reconocen en cuento a decorados o paisajes integrantes de sus vidas. La rutina empaña o vela la nitidez de la mirada. No vemos el encuadre natural que nos enmarca: forma parte de nuestra existencia y el extraño lo capta mejor que nosotros”[20].

Realizando una revisión histórica por la literatura de viaje o relatos de viaje, género en el que se enmarca la obra de Laborde, se ha de hablar de un antecedente en la Antigüedad Clásica como es el Viaje de Pausanias, recogido en su obra “Periégesis de Grecia” (10 vols., Grecia, S. II a. C.).

El interés por los viajes, el conocimiento del territorio y del mundo ha caracterizado al hombre en los sucesivos siglos, arraigándose durante la Edad Moderna, como comentábamos previamente, el Grand Tour, un tipo de viaje que realizaban los jóvenes aristócratas por el viejo continente como un proceso de aprendizaje, pero no se debe perder de vista el doble sentido que albergaba la motivación a realizar estos viajes. Se convirtió en una manera de aumentar la distinción social gracias a los diferentes suvenires que adquirían por el camino, como piezas arqueológicas, obras de arte, piezas de ruinas clásicas, etc. que se convirtieron en un motivo de deseo entre algunos de estos viajeros[21].

Avanzando en el tiempo, y situándonos en el periodo que nos concierne entre el siglo XVIII y XIX localizamos figuras de las Letras como Chateaubriand, amigo de Laborde[22] y novelista galo moderno que escribió Itinéraire de París a Jerusalém (París, 1835), quién estableció los precedentes clásicos del Viaje Pintoresco.

Este autor coincidió en el tiempo con su compatriota Laborde, autor cuyas obras Voyage pittoresque et historique de l´Espagne (París, 1806) y Itineraire descriptiff de l´Espagne (París, 1808) trataremos por su valor para el análisis histórico-artístico que se realizará, y por la calidad gráfica de las láminas grabadas por el autor francés y sus ayudantes grabadores.

Precisamente Chateaubriand indicó así la importancia de los documentos gráficos o grabados del siglo XIX en este tipo de obras: “Si el grabado se hubiera conocido en los tiempos de Pausanias, tendríamos hoy un tesoro inestimable; Veríamos por entero y en pie esos templos cuyas ruinas podemos admirar ahora”[23].

Los turistas de finales del siglo XVIII conocidos como los Turistas Románticos y los de principios del siglo XIX conocidos como Turistas Neoclásicos, cambiarán la concepción de sus viajes.

El viajero comienza a preocuparse cada vez más por la observación de los lugares que visita. Desde este momento el principal objetivo de los viajeros del XIX y de los posteriores turistas como tales, sobre todo durante el siglo XX, será el conocer los lugares que visita mediante una percepción visual a partir de la observación de los principales monumentos, paisajes y lugares que visite de una determinada región o país (en inglés se conoce como sightseeing)[24], contribuyendo y caminando en paralelo con la aparición de la reproducción de imágenes seriadas, como los grabados o las posteriores artes industriales y obviamente la fotografía del siglo XX y las postales.

No obstante, también hemos de tener en cuenta que en los últimos años nos estamos sumergiendo en una cultura en la que nos regimos por el “tanto aparentas, tanto vales” frente al “tanto tienes, tanto vales” de antes, por lo que muchas veces cuenta más el hecho de sacarse una fotografía en un lugar determinado para que los demás lo vean más que por el propio gusto de la contemplación y el disfrute in situ.

El libro de viajes con ilustraciones será el precursor de las guías turísticas, nacidas en la segunda mitad del siglo XIX, con auge en el XX y manteniéndose hasta la actualidad. Este turismo burgués nació en el siglo XIX y es heredero de los sentimientos y la búsqueda romántica del paisaje y las genuinas culturas de los pueblos, que no tardarán en convertirse en “pintoresquismo” y folklore en los siglos inmediatamente posteriores.

El tipo de itinerarios que se realizaban en el Gran Tour ya citado, y con los viajes pintorescos, muestran un alto grado de similitud con el actual turismo cultural e incluso con las becas de estudio en el extranjero. Siglos después siguen realizándose anotaciones con rutas, recomendaciones o curiosidades variando los cuadernos por las guías o incluso los blog de la web sobre actividades turísticas.

En cierta medida podemos hablar de un gusto del viajero decimonónico por vivir, experimentar en primera persona, sentir, documentar, describir y plasmar todo dato, tanto objetivo como subjetivo sobre las experiencias vividas en el viaje, como hicieron autores anteriores como A. Ponz o el propio Laborde.

En el siglo XVIII el tercer Conde de Shaftesbury mencionaba la necesidad de vivir y sentir in situ para conocer, comprender y describir un lugar, germen que estallaría, como venimos comentando, en esta transición entre los siglos XVIII y XIX, marco cronológico en el que se inscribe la base de este estudio: “ Por conocimiento del mundo yo entiendo aquel que resulta de la observación de los hombres y las cosas desde un contacto con las costumbres y uso de otras naciones, con una visión interna de sus políticas, gobierno y religión […] esta es la madre de las ciencias que todo caballero debe comprender y de la que nunca han oído nuestras escuelas y colegios”[25].

No obstante no debemos perder de vista que las obras de Laborde, fruto de su viaje por España a comienzos del XIX, eran libros de viaje ilustrados que además de los motivos históricos, artísticos, científicos o sociales que los habían movido, jugaron un papel de un arma de doble filo en cuanto a aportación y destrucción, desde la óptica nacional española y de algunos autores.

El viajero francés, con su condición de turista romántico también desempeñaría, como comentábamos antes, la función de informante para el Gobierno y el ejército napoleónico. Sus obras a pesar de servir para conocer el propio patrimonio cultural de nuestro país y nuestra región, y resultar útil para el conocimiento de nuestro territorio para la potencias enemigas e invasoras.

Volviendo a nuestro cometido y avanzado en la línea cronológica respecto a esta literatura de viajes donde se enmarca la obra de Laborde, nos encontramos con las guías turísticas del siglo XX, guardando paralelismos con los mecanismos de difusión que constituían los libros de viajes, pero más de 100 años después.

El tren y las obras públicas de vías de comunicación, irán despegando en Europa con la revolución industrial y se irá diluyendo el carácter singular y subjetivo de estos relatos. El viajero pasa a ser turista y éste se vuelve habitual en las ciudades históricas. Lo que en la actualidad conocemos como turismo moderno lo reconoceos a partir de la invención de la máquina de vapor por James Watt al aumentar así, el desarrollo del ferrocarril y la navegación, produciéndose, un aumento de la velocidad de desplazamiento y crecimiento de las rutas y vías de comunicación.

Serán cruciales algunos personajes considerados los “padres del turismo moderno” entre ellos Karl Baedecker (1801-1859) quién se convirtió en editor de guías de viajes o turísticas de gran calidad desde finales de la década de los años 20 del siglo XIX hasta mediados de los 40 del mismo siglo[26].

Elías Tormo, gran humanista, fue otro personaje que dejó una fuerte huella en la Historia del Arte y el turismo moderno. Fue el primer Catedrático en Historia del Arte y tuvo un gran número de discípulos. En la docencia fue un gran y constante impulsor del contacto directo con la obra de arte, fomentando los desplazamientos y el excursionismo, dejando muestra de este incansable interés en varias de sus obras como los cuadernillos de “El arte en España”, “Cartillas excursionistas”, etc. :”Los viajes profesionales y las prácticas y docencia directa en los museos […] vocación educativa […]como rememora en sus memorias: repito los miércoles todos de octubre a junio de cada año con conferencias-visitas a las obras de arte de los Museos de Madrid, no a alumnos, sino al público que me sigue”[27].

Así hemos alcanzado en la actual era post-industrial una potentísima fuente económica que es la del turismo, con un amplio abanico de `posibilidades y modalidades.

Hoy en día el turismo cultural es un mecanismo poderoso por contribuir a reforzar la identidad comunitaria y permite restablecer las diferencias y similitudes entre los países (UE, 1993), regiones, provincias, localidades, etc.[28].

Entre estas nuevas modalidades destacan los itinerarios culturales que suponen un hilo conductor entre elementos patrimoniales de diferentes zonas y permiten una trascendencia de escala que supone “[…] una vinculación entre pueblos, ciudades, regiones e incluso continentes”[29]. Precisamente, las dos grandes obras de Alexandre Laborde sobre España, pueden y constituyen una posibilidad para este nuevo mercado.

La obra Voyage pittoresque et historique de l´Espagne de Laborde se divide en cuatro partes, a su vez, divididas en dos tomos cada una. Por tanto se fracciona la obra en cuatro secciones de carácter histórico-artístico para el desarrollo de la obra completa: la primera sección corresponde a “La España romana” y en ella se incluye Cataluña, con las ciudades de Tarragona, Valencia y Saagunto y Extremadura con la ciudad de Mérida. La 2ª sección denominada “La España árabe” incluye las ciudades de Córdoba y Granada. La 3ª sección está formada por “La España gótica” y está integrada por monumentos medievales del País Vasco, Galicia, Aragón, Asturias y León, destacando las ciudades de Santiago, Burgos, Valladolid y Toledo. Por último la 4ª sección “La España moderna” está dedicada a Madrid. También contiene a modo de anexo un breve texto sobre la evolución de las artes en España desde la época de los Reyes Católicos acompañado de 8 láminas grabadas.

Lo referente a Extremadura se recoge en las páginas de la mitad en adelante del segundo libro (Tomo I, 2ª parte). Entre las páginas 107 (374 en la digitalización de la Hemeroteca Digital de la BNE) a la página 130 (467 en la Hemeroteca digital) se intercalan junto al texto, 46 láminas con 53 grabados de 25 monumentos de Extremadura, 3 esculturas, 3 láminas dedicadas a fragmentos decorativos y arquitectónicos de los monumentos extremeños y algunas vistas generales y pintorescas. Incluye obras de Badajoz, Mérida, Alange, Alconetar, Alcántara, Cáceres, Coria, Talavera la Vieja, Cáparra, Yuste, Guadalupe y Zalamea de la Serena, dominando aquellos municipios en los que se conservan restos de la Antigüedad Romana. El dibujante y el grabador de cada lámina se indican en a izquierda y derecha bajo el grabado, 9 de estos grabados son de Laborde, mientras que los demás serán obra de Ligier y Moulinier como comentábamos antes.

En el volumen de la obra del francés Itineraire descriptiff de l´Espagne se incluye un anexo con 28 láminas grabadas de mapas de diferentes zonas de la Península Ibérica y las Islas Baleares.

Laborde nos habla de poblaciones extremeñas en dos capítulos de esta obra, uno dedicado a Extremadura y otro dedicado a la provincia de Andalucía pero donde sin embrago localizamos poblaciones de la Baja Extremadura. El primero establece 5 rutas que atraviesan la región y dos láminas con planos que las ilustran[30], y en el siguiente, dedicado a Andalucía, se añaden otras dos rutas que recorren parte de la Baja Extremadura e incluye otras 3 láminas, en dos de las cuales[31] se aprecia parte del territorio extremeño y, en la tercera, la prolongación de las vías de comunicación que vienen desde Mérida.

A pesar de que en su primera publicación Voyagge pittoresque, en Itineraire descriptiff incluye algunas poblaciones extremeñas, que a pesar de su valor histórico y patrimonial, que en lo que el autor llama “Ruta desde las fronteras de Castilla la Nueva, por Talavera de la Reyna, hasta la de Portugal, 38 leguas y media (V. En el Atlas, láminas 25 y 24)”[32], dentro del recorrido por la “Calzada de Oropesa”: Navalmoral de la Mata, la actualmente dehesa e inexistente villa del “Espadañal”, Almaraz, Casas del puerto de Miravete, Jaraicejo, Trujillo, Miajadas, la ya desaparecida aldea de San Pedro, Trujillanos, Mérida y Badajoz hacia Portugal.

Sin duda resulta indiscutible el protagonismo de la antigüedad romana en estas dos publicaciones de Laborde que analizamos, y consecuentemente la abundancia de descripciones, comentarios e imágenes grabadas de la ciudad emeritense, la actual capital provincial y regional. Sin embargo y para no solapar la información brindada en tantas publicaciones sobre esta cuestión, consideraremos la ciudad de Trujillo en la provincia cacereña, sobre la que el autor galo brinda una información lacónica únicamente en su Itinerario descriptivo para un estudio más detallado de la obra del francés sobre este enclave y su patrimonio.

Para ello tendremos en cuenta [33] el artículo del Dr. En Lengua y Literatura Francesa por la Universidad de Caen (Francia) Francisco Vicente Calle Calle “Trujillo visto por algunos viajeros de lengua francesa” presentado en 2006 a los XXVII Coloquios Históricos de Extremadura para tratar de aportar un análisis histórico artístico detallado de la visión de esta ciudad decimonónica y comparativa de este viajero y otros de los que bebió, contratando los datos extraídos con una realidad más reciente.

La carretera general de Madrid a Badajoz atravesaba el municipio de Trujillo como nos indica Madoz, siguiendo la trayectoria y pasando por el Puerto de Miravete, Jaraicejo “[…] para de postas del Carrascal, Trujillo, Puerto de Santa Cruz, Villa Mesías y Miajadas […]”[34], que formaban parte del mismo partido judicial.

El autor nos habla de tres partes diferenciadas en la ciudad: el castillo, la ciudad antigua y la ciudad nueva[35]. La descripción que hace el viajero francés presenta muchos puntos en común con la realizada por Ponz en 1784, aunque este hacía una división de la ciudad en dos partes: La villa (castillo y la villa medieval intramuros) y la ciudad (ciudad renacentista extramuros)[36].

El Casco Histórico de Trujillo fue declarado Bien de Interés Cultural bajo la categoría de Conjunto Histórico con la fecha del 5 de septiembre de 1962.

El francés continúa la descripción de la ciudad mencionando el abastecimiento de agua a través de cisternas: “[…] provisto de muchas cisternas, de las cuales existen algunas, con un depósito de agua manantial, adonde se baxa por una escalera espiral”[37]. Parece que el viajero siguió la descripción de Ponz pero difiere al situar “la cisterna con escalera espiral” en el castillo: “el castillo que está en la parte más elevada, era en otro tiempo muy fuerte, y provisto de muchas cisternas, de las cuales existen algunas […] adonde se baxa por una escalera espiral”[38], mientras que Ponz concretó más diciendo: “[…] Había en el castillo y otros parages muchas cisternas […] hay una alberca o pozancon con escaleras para baxar alrededor por agua manantial”[39].

Probablemente la referida cisterna sea la que en la actualidad se conoce como la alberca, como bien decía Ponz años antes que Laborde.

El castillo[40] fue un enclave importante durante el periodo de dominación árabe (califal) y tras la reconquista cristiana fue remodelado en varias ocasiones entre 1451 y 1584[41]. Antonio Ponz nos describe así la villa medieval en la que se incluye el castillo: “Aquella es un paraje elevado con cerca de murallas, castillo, altísimas torres y plaza de armas, donde hay una ermita dedicada a San Pablo, en cuyo día se conquistó de los moros”[42], haciendo alusión al periodo de la reconquista cristiana.

Tras la Guerra de la Independencia y el paso de las tropas francesas el castillo quedó en ruinas, reparándose y remodelándose nuevamente a finales de la década de los años 30 del siglo XIX (1838)[43], como nos informa Pascual Madoz en su Diccionario Histórico-Geográfico: “Y a su extenso NE. Se halla un fuerte castillo que estaba muy deteriorado cuando vivíamos en paz, pero que repararon los franceses y que fue mejorado en 1837, hallándose en buen estado” [44], indicando un buen estado de conservación a mediados del siglo XIX.

Laborde también nos habla de la muralla, de la plaza de armas intramuros y de la “Casa de la Nobleza” con torres y blasones[45], que así mismo describió Ponz en su Viaje de España[46]. El autor galo continúa describiendo la ciudad señalando la regularidad del urbanismo, en lo que denomina la Ciudad Nueva[47], es decir, la ciudad extramuros.

Laborde nos informa en su Itinerario descriptivo que la ciudad de Trujillo tenía 5 parroquias, 4 conventos de religiosos, 4 de religiosas, 4 hospitales y la plaza mayor, de la que señala que es: “[…] notable por su belleza y regularidad; es cuadrada, y esta circuida de pórticos […]”, denominada la Plaza del Pan[48], como añade Ponz.

Aunque Laborde no nos concreta qué parroquias, conventos u hospitales son los que conoció en su paso por Trujillo, hemos recurrido a la obra de A. Ponz para tratar de localizar las obras o bienes que existían en la ciudad por la proximidad existente entre ambas publicaciones. En la obra están citadas la parroquia de San Martín, la de San Andrés, la de la Vera Cruz y la de Santiago. 4 conventos masculinos y otros 4 femeninos como el de Santo Domingo, San Francisco La Real (de la Coria), la Merced y el de San Pedro de Alcántara para el primer caso, y el de Santa Clara, San Pedro, San Miguel y la Concepción de religiosas para el segundo caso[49]. También se mencionan 4 hospitales, el de la Caridad, el de la Concepción, el del Espíritu Santo y el Hospital de San Francisco.

Laborde nos proporciona algunas descripciones algo más amplias y detalladas de ciertos inmuebles como la Iglesia Parroquial de San Martín, donde destaca la calidad de las pinturas de “San Pedro” y “La Adoración de los Reyes” existentes en su interior[50], la Iglesia de Santa María con el sepulcro de D. Diego García Paredes y la Casa del Ayuntamiento (hoy Palacio de Justicia) con el salón en el que menciona que había unas pinturas[51], que también señala Antonio Ponz[52].

Cuando Laborde menciona los templos trujillanos incluye una que denomina como “Iglesia de San Jayme”: “La Iglesia de San Jayme tiene una bella estatua de un santo apóstol de Gregorio Hernández”[53], de la que no hemos localizado algún dato que indicase la existencia en Trujillo de una iglesia con esta advocación, por lo que probablemente se refiera a la Parroquia de Santiago, que si es citada por Ponz pero no por Laborde: “[…] Parroquia de Santiago es, a mi entender, el más estimable de esta ciudad […] bellísima es la estatua del santo á mi parecer, de Gregorio Hernández”[54].

Este conjunto de monumentos, entre otros, componen el gran conjunto urbano de la ciudad de Trujillo, que hoy cuenta con una declaración BIC[55].

Descripción / Análisis histórico-artístico del Conjunto Histórico de Trujillo:

Trujillo se compone de un importante complejo urbano conformado a partir de diferentes épocas históricas, musulmana, medieval cristiana, moderna y contemporánea, cuyos elementos arquitectónicas hacen de esta ciudad un hito en lo que al patrimonio arquitectónico se refiere. En el S. IX, periodo de dominación musulmana (época califal), se inician las obras del castillo y en el siglo XI están configuradas las murallas, cuyo aspecto, como el primero, se modificará tras la Reconquista, quedando muy pocos restos de la original como ya indicó Mélida a comienzos del siglo pasado. Se trata de un recinto rectangular de mampostería y sillería jalonado por 17 torres dispuestas a intervalos irregulares. De aquella primitiva muralla se conservan la puerta de la Coria (Arco del Triunfo), la de San Andrés y la de Santiago. Trujillo fue reconquistada por Fernando III en 1232 pero hasta mediados del siglo XIV el desarrollo arquitectónico de la ciudad se concentra en el interior del recinto murado, lo que después se conocerá como “Villa”. Por estas fechas surgen las primeras fases de la expansión de la ciudad extramuros con las primitivas fábricas eclesiásticas de San Martín y San Clemente. El elemento que definitivamente impulsó el desarrollo de Trujillo fue la concesión del título de Ciudad por Juan II en 1430, diferenciándola de la Villa y pasando a denominarla Ciudad. Entre finales del siglo XV y principios del XVI se fundan y construyen los primeros conventos trujillanos como los de San Miguel, La Encarnación y San Francisco y se edifican las nuevas Casas Consistoriales en la Plaza Mayor, las cuales hasta el último tercio del siglo XV habían permanecido en el interior de la Villa. Esta plaza en el siglo XVI se denominaba Plaza Pública, Plaza del Arrabal o Plaza de San Martín. La estructura fisionómica de la plaza termina de configurarse con otra serie de edificios concejiles. Los edificios de la plaza se articulan en dos o tres niveles con un cuerpo de soportales (portales del pan) con arcos de medio punto sobre pilares. Durante el siglo XVI la ciudad superará con creces sus antiguos límites, por lo que el incremento de los patrimonios solariegos impulsó el desarrollo urbanístico y arquitectónico. Dicha expansión remodelará las antiguas fábricas eclesiásticas y poblará la ciudad de nuevas construcciones nobiliarias y proporcionará a Trujillo es aspecto con el que llega al siglo XVIII.

Las dos zonas diferenciadas en la ciudad (Villa y Ciudad) mantendrán una evolución arquitectónica diferente. Los elementos góticos y militares que caracterizan la Villa desaparecerán en la ciudad donde, la arquitectura tendrá un carácter más palaciego y renacentista. Durante el siglo XVII las acciones constructivas se orientarán fundamentalmente a la conservación, aunque en la parte de la villa se comenzará a dar una situación arquitectónica regresiva y casi de abandono. En el siglo XVIII comienzan a manifestarse síntomas de un cambio en la mentalidad urbana, arquitectura y urbanismo, aunque habrá que esperar hasta el siglo XIX para que se produzca un movimiento expansivo arquitectónico-urbanístico. Se conserva una tipología de casa- fuerte en la zona de la Villa que protegían las puertas de ingreso a la ciudad amurallada, el Alcázar de Luis Chaves El Viejo, situado junto a la puerta de Santiago. En la Plaza Mayor se encuentra un importante conjunto de edificios nobles, como el Palacio de San Carlos (S. XVI –XVII) y el Palacio de los Pizarro o del Marques de la Conquista (S. XVI), del que también da cuenta Laborde en su obra Itinerario descriptivo de las provincias de España, “[…] también es patria de Francisco Pizarro, conquistador del Perú” (LABORDE, 1816, p. 388). En la fachada de ambos se abren sendos balcones de esquina, constituyendo el del Marqués de la Conquista el caso más interesante de esta solución constructiva que se trasladaría al otro lado del Atlántico, sobre todo a Perú. Del resto de los edificios civiles de la Plaza cabe destacar el Palacio de la Cadena, obra de los siglos XV-XVI, con una torre notable llamada del Alfiler que formaba originalmente parte del Alcázar de los Chaves- Orellana. También el Palacio de Juan Orellana Pizarro, antigua casa-fuerte que protegía el lienzo de muralla y la Cuesta de la Sangre, edificio que fue reconstruido por el contero en el siglo XVI y convertido en un inmueble exclusivamente palaciego en el que destaca su patio renacentista por el cantero Alonso Becerra, quién trabajó en muchas obras de la ciudad como nos indica Pardo Fernández en un reciente artículo. En cuanto a la arquitectura religiosa de Trujillo, contaba con más de diez conventos, entre los que se conservan las ruinas del Conventual de San Francisco el Real de la Coria, de los siglos XV-XVI, en la zona de la Villa y, en la parte de la Ciudad el de San Pedro (S. XV), que surge en el arrabal entorno a la Iglesia de San Clemente (S. XIV), sobre la cual se edificaría en el siglo XVI el Convento de Santa Clara, convertido hoy en Parador Nacional de Turismo, del que se conservan el claustro y el templo. Se conservan otras construcciones religiosas trujillanas, la iglesia de Santiago (S. XIII), la de Santa María la Mayor (S. XIII-XVI), los edificios parroquiales más importantes de la Villa y, extramuros la Iglesia de San Martín (XVI) sobre una primitiva fábrica del siglo XIV, dominando y cerrando actualmente uno de los frentes de la Plaza Mayor, junto a la escultura pública ecuestre de Pizarro.

Declaraciones:

El Conjunto Histórico de Trujillo fue declarado Bien de Interés Cultural bajo la categoría de Conjunto Histórico el 02/09/1962 y publicado en el B.O.E. Número 215 del 07/09/1962. En la Ley 2/1999, de 29 de marzo, del Patrimonio Histórico y Cultural, en el artículo 8, se especifica el contenido de un expediente para la declaración de un BIC, que es una figura de protección jurídica del patrimonio histórico español. Como se especifica en el B.O.E. (No 215) Decreto 2223/1962, del 5 de septiembre por el que se declara la ciudad monumental histórico-artística el conjunto urbano de la ciudad de Trujillo (Cáceres): “Se haría interminable la lista de edificios, calles y plazas que claman por la definición de Trujillo como ciudad Monumental, su castillo, sus parroquias de Santa María la Mayor y San Martín, la Plaza Mayor, el Rollo de jurisdicción, los aljibes árabes, el Alcázar de los Bejaranos, la Casa de los Escobar, la de los Alvarado, el solar de los Carvajal y Sande, el Palacio del Obispo o vicario foráneo, la Casa de las Cadenas… como interminable sería también el censo de los personajes cuya vida discurrió en estas mansiones […]”[56]

Las declaraciones BIC individualizadas respecto a algunos de los monumentos más significativos de Trujillo son las siguientes: La Alcazaba fue declarada BIC en 1925. La Iglesia de Santa María la Mayor fue declarada BIC en 1943. El Palacio de San Carlos fue declarado BIC en 1978. El Alcázar de Luis Chaves el Viejo fue declarado BIC en 1986. El Palacio de los Pizarro o del Marqués de la Conquista fue declarado BIC en 1987. El Palacio de Juan Orellana Pizarro fue declarado BIC en 1989. Las Casas Principales de los Chaves- Orellana, el Antiguo Palacio de la Cadena con la Torre del Alfiler, fue declarado BIC en 1992.La Plaza de Toros fue declarada BIC en 1998.

Restauraciones:

En el momento en el que se comienzan las obras de remodelación de la plaza, veinte años antes de haberse producido la declaración del Conjunto de 1962, cuando lo habitual era restaurar de forma inmediata una vez declarado el monumento o conjunto en cuestión. La restauración se hizo siguiendo los criterios que responden a la concepción legal que se tiene en ese momento del término Monumento y la ampliación del concepto que se recogerá en la Carta de Venecia desde la óptica teórica. Estas labores de restauración llaman la atención porque hasta el momento pocos conjuntos se habían declarado en España y en Extremadura solo se había declarado Guadalupe (1943), pero el Comisario General del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional emitió un informe y comunicado al Director General de Bellas Artes del Ministerio de Educación Nacional reclamando la inmediata actuación en Santa María, de la cual se había incoado expediente de declaración, así como de la Plaza, y la zona de la Villa ente otros para salvar el estado de “[…] de esta desgraciada ciudad, como nos indica la Dra. En Historia del Arte y Patrimonio por la Universidad de Extremadura, Pardo Fernández en su reciente artículo Una “Toledo Extremeña” en la revista De Arte de la ULE. En las labores de restauración de Santa María y la mayoría de monumentos llevadas a cabo durante la década de los 50 estuvo al frente D. José Manuel González Valcárcel siguiendo las pautas del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional. En la década de los 60, poco antes de la declaración del Conjunto, se aprobó el proyecto que había diseñado para la Plaza la Dirección General de Arquitectura.

Retomando la figura del viajero francés Alexandre Laborde y el acercamiento a su obra que hemos realizado, nos ha permitido tomar conciencia de la relevancia histórica, social, cultural y patrimonial del viaje que realizó por el territorio extremeño, pudiendo ampliar sus fronteras a los países vecinos luso y galo con los que cuenta un gran número de kilómetros fronterizos para poder entender estos viajes románticos y decimonónicos como un Itinerario Cultural, una línea que cada vez tiene más relevancia y estando en auge en la más inmediata actualidad, ofreciendo una alternativa a través de estos cuadernos de viaje como el de Alexandre Laborde, para poner en valor el patrimonio natural y cultural de Extremadura, así como la red viaria que conecta España con Portugal desde la Antigüedad hasta nuestros días.

En ocasiones, estas visones de nuestro territorio aportadas por extranjeros serán fundamentales para conocer la riqueza del patrimonio extremeño y su evolución. Partiendo desde una óptica que mira hacia la búsqueda romántica y el paisaje, así como la cultura natural de los pueblos, podemos construir el gran puzle histórico que constituye nuestro territorio. En el Viaje pintoresco de Laborde, habrá monumentos que se incluyan por su valor artístico, mientras que otros, interesan por su valor histórico como es el caso de Yuste o Guadalupe, donde el propio Laborde comenta la fama que adquirieron, el primero por ser el lugar de retiro de Carlos I, y el segundo por la gran devoción a la Virgen que se desarrollaba y desarrolla en España. Además, mediante proyectos de recuperación de las vías y caminos seguidos por este autor francés, se recuperan lugares que han ido quedando apartados de las grandes y rápidas rutas de circulación y consecuentemente a su patrimonio, aunando la visión romántica con la contemporánea, como hemos visto en el caso de Trujillo.

Resulta interesante apreciar la transformación que ha tenido durante el siglo XX el territorio del Itinerario descriptivo de Laborde. Los campos que pudo contemplar Laborde a su paso por Extremadura a comienzos del siglo XIX poco tienen que ver con el que hoy puede contemplar el viajero que lo recorra. Entre los bienes catalogados y documentados por Laborde predominan las edificaciones religiosas cristianas y de la Antigüedad Clásica, pero también se conservan importantes testimonios de la arquitectura civil o militar como en el caso que hemos analizado con el conjunto trujillano. Mérida destaca por el interés excepcional de su conjunto Arqueológico Romano y por los restos de su pasado visigodo, y Trujillo, como conjunto medieval y renacentista.

La mayoría de los bienes indicados por Laborde se conservan en la actualidad, muchos rehabilitados o restaurados, aunque otros han desaparecido por las contiendas y otras circunstancias de la Historia, especialmente cuando se refiere a los edificios pacenses descritos en las obras de Laborde.

El recorrido que realizó este viajero es especialmente rico por la variedad monumental existente, tanto cronológica como estilísticamente, al localizarse en el recorrido importantes testimonios de la Antigüedad, como en Talavera la Vieja o en Mérida; de la Edad Media, como los Castillos de Trujillo o Belvís de Monroy, y numerosas realizaciones renacentistas y barrocas en la mayoría del patrimonio religioso conservado.

También es interesante comprobar los resultados de los diversos proyectos de restauración, consolidación y rehabilitación efectuados sobre el patrimonio edificado durante el último siglo que ha recuperado algunos conjuntos, como es el caso de Trujillo o el de Mérida.

 

 

Bibliografía:

  • ABASCAL, Juan Manuel y CEBRIAN, Rosario, Los viajes de José Cornide por España y Portugal de 1754 a 1801, Real academia de la Historia, Madrid, 2009.
  • ANDRES ORDAX, Salvador y PIZARRO GÓMEZ, F. Javier, Monumentos artísticos de Extremadura, Editorial Regional de Extremadura, Cáceres, 2ª ed. 2016.
  • ASHLER, Anthony, The Characteristics of men, manners, opinions times, ed. De Douglas den Uyl, Liberty Found, Indianápolis, (I ed. 1732), ed. Adaptada 2001, 3 Vols., [on line] en http://hoy.libertyfound.org/titles/1851
  • BALLART HERNÁNDEZ, Josep y I TRESSERRAS, Jordi Juan, “Patrimonio como arma de identidad e imagen de marca” en Gestión del Patrimonio, Ariel, Barcelona, 2001.
  • CABALLERO RODRÍGUEZ, José, Alejandro Laborde y Mérida. Pequeñas historias de grandes granados, Artes Gráficas Rejas, Mérida, 2004.
  • CABRERIZO Y BASCUAS, Mariano, Itinerario descriptivo de las provincias de España. Trad. Libre del que publicó el francés Alexandre Laborde. Acompaña un atlas con 29 mapas, Valencia, 1816.
  • CALLE CALLE, Francisco Vicente “Trujillo visto por algunos viajeros de lengua francesa” en XXVII Coloquios Históricos de Extremadura, Trujillo, 2006, [on line] en https://chdetrujillo.com/trujillo-visto-por-algunos-viajeros-de-lengua-francesa/
  • CASANOVAS I MIRÓ Jordi y QUÍLEZ I CORELLA Francesc M. (coms.), El viatge a Espanya d´Alexandre de Laborde (1806-1820). Dibuixos preparatoris, MNAC, Barcelona, 2006.
  • GARAY TAMAJÓN, Luis Alfonso, “Los orígenes del turismo. El Grand Tour y los viajeros ilustrados en Europa” en Revista de estudios turísticos, Núm. 5, 2005 [on line] en http://www.museodelturismo.org/index.php/exposiciones/historia-del-turismo/item/536-elgrand-tour-antecesor-del-turismo-moderno
  • GOYTISOLO, Juan, “El Misterio de Tánger”, El País, [on line] http://elpais.com/diario/2003/08/30/opinion/1062194407_850215.html 03/08/2003.
  • GUIGNIAUT, Joseph Daniel, “Notice historique sur la vie et les trabaux de M. le conte A. de Laborde, París, Sesión Pública Anual del 7 de diciembre de 1860”.
  • KRAUEL HEREDIA, Blanca, Un viaje por el mundo a través del libro, [on line] en http://www.dpm-cultura.org/2002/aa2002viajelibro02.html
  • LABORDE, Alexandre, Voyage pittoresque et historique de l´Espagne, Presse de Firmin Didot, París, 1806.
  • LIZARRAGA ECHAIDE, José Manuel, Archivo personal de Elías Tormo y Monzó, Col. Documentos de trabajo, Biblioteca Histórica UCM, 2013/01, Madrid, 2013.
  • MADOZ, Pascual, Diccionario Histórico-Geográfico de Extremadura, Cáceres, Publicaciones del Departamento de seminarios de la Jefatura Provincial del Movimiento (Reed.), Cáceres, 1955, t. I, II, III y IV.
  • MORET, Xabier, et. al., Viaje por España, tras los pasos de Laborde, Barcelona, Fundación Bancaja, 2006.
  • MOGOLLÓN CANO-CORTÉS, Pilar, Restauración Monumental durante la postguerra en Extremadura y la Dirección General de Bellas Artes 1940-1958, Cáceres, Universidad de Extremadura, 2011.
  • OLMOS JUÁREZ, Lourdes y GARCÍA CEBRIÁN, Rafael, “Contextualización del sector turístico”, Estructura del mercado turístico (2ª ed.), Ediciones Paraninfo, Asturias, 2016.
  • PONZ, Antonio, Viajar por Extremadura, Salamanca, Universitas Editorial, 1983, [reedición de Antonio PONZ Viaje de España en el que se da noticia de las cosas más apreciables y dignas de saberes, que hay en ella, Madrid, Imprenta de D. Joachin Ibarra (Impresor de Cámara de S. M.) (2ª ed.), 1784, t. I, carta 7ª .
  • PONZ, Antonio, Viaje de España, Madrid, Imprenta de Joachin Ibarra, 1783.
  • PRADO FERNÁNDEZ, Mª Antonia, “Una Toledo Extremeña” en Revista de Arte de la Universidad de León, Núm. 16, 2017.
  • RIVAS GARCÍA, Jesús, “El viaje entre el XVII y el XIX” en Estructura y economía del mercado turístico, Septem Ediciones, Oviedo, 2003.
  • ROL, Jennifer y ALONSO, Ángela, “Extremadura, la mirada de una tierra por el paso de los viajeros durante los S. XVII, XVIII, XIX y XX” en XXXIV Coloquios Históricos de Extremadura (pp. 617-632), Núm. 34, Trujillo, 2005.
  • SUAREZ INCLÁN, Mª Rosa, Comité Internacional de Itinerarios Culturales (CIIC). Reunión científica sobre “La independencia conceptual y sustantiva de los itinerarios culturales respecto a los paisajes culturales”, Madrid, 04/12/2002 [on line] en http://www.esicomos.org/nueva_carpeta/CII_esp.htm
  • TORMO, Elías, “Centenario de Alexander de Laborde, el hispanista magnánimo, 62 hojas impresas (20,5 x 14 cm) con correcciones manuscritas numeradas a mano 41-103 (falta 61, en un sobre con la anotación “Charlas Laborde”), Documentos de trabajo, Boletín de la Real Academia de Historia, Núm. 43, 2013/01, Biblioteca Histórica UCM.
  • Biblioteca Nacional de España, www.bne.es
  • B.O.E. (N. 215) Decreto 2223/1962, del 5 de septiembre de 1962.
  • B.O.E. 7 de septiembre de 1962.
  • La Gaceta de Madrid, Núm. 108, publicado el 18 de abril de 1925.
  • Láminas XXV y XXIV, Ruta de las fronteras de Extremadura, por Talavera de la Reyna, hasta Madrid. Lam. XXIV, Ruta desde Mérida a Badajoz, fronteras de Portugal, por la Puebla de la Calzada. Lam. XXIV, Otra ruta desde Mérida hasta Badajoz por Lobón, pp. 386-404 y Lámina XXIII, Ruta desde Llerena en Extremadura hasta Sevilla. Lam. XX, Ruta desde las fronteras de La Mancha, hasta Córdoba por Andujar, pp. 404-458 en Mariano CABRERIZO Y BASCUAS, Itinerario descriptivo de las provincias de España. Trad. Libre del que publicó el francés Alexandre Laborde. Acompaña un atlas con 29 mapas, Valencia, 1816.

[1] Elías TORMO, “Centenario de Alexander de Laborde, el hispanista magnánimo, 62 hojas impresas (20,5 x 14 cm) con correcciones manuscritas numeradas a mano 41-103 (falta 61, en un sobre con la anotación “Charlas Laborde”), Documentos de trabajo, Boletín de la Real Academia de Historia, Núm. 43, 2013/01, Biblioteca Histórica UCM, p. 261

[2] José CABALLERO RODRÍGUEZ, Alejandro Laborde y Mérida. Pequeñas historias de grandes granados, Artes Gráficas Rejas, Mérida, 2004, p. 31

[3] Joseph Daniel GUIGNIAUT, “Notice historique sur la vie et les trabaux de M. le conte A. de Laborde, París, Sesión Pública Anual del 7 de diciembre de 1860”, en Jordi CASANOVAS I MIRÓ y Francesc M. QUÍLEZ I CORELLA (coms.), El viatge a Espanya d´Alexandre de Laborde (1806-1820). Dibuixos preparatoris, MNAC, Barcelona, 2006, p.23

[4] Zenon MEZINSKI, “La figura d´Alexander de Laborde” en Jordi CASANOVAS I MIRÓ Op. Cit., p. 23

[5] Alexandre de Laborde viajó por España entre los años 1798 y 1806 (MEZINSKI, 2006, Op. Cit. )

[6] Alexandre LABORDE, Voyage pittoresque et historique de l´Espagne, Presse de Firmin Didot, París, 1806, p. 120

[7] Joseph Daniel GUIGNIAUT, Op. Cit., p. 7

[8] Biblioteca Nacional de España, www.bne.es

[9] Pilar PEDRAZA, “Alexandre de Laborde y su `Viaje Pintoresco’ por España”, Viaje por España. Tras los pasos de Laborde, segundo centenario de “Voyage pittoresque et historique de l´Espagne” [1806-1820], en Xabier MORET, et. al., Viaje por España, tras los pasos de Laborde, Barcelona, Fundación Bancaja, 2006, p. 19

[10] Blanca KRAUEL HEREDIA, Un viaje por el mundo a través del libro, [on line] en http://www.dpm-cultura.org/2002/aa2002viajelibro02.html [consultado 01/07/2017]

[11] José CABALLERO RODRÍGUEZ, Alejandro Laborde y Mérida… Op. Cit., p. 32

[12] Pilar PEDRAZA, “Alexandre de Laborde… Op. Cit., p. 17

[13] Íbidem, p. 13

[14] Antonio PONZ, Viaje de España, Madrid, Imprenta de Joachin Ibarra, 1783

[15] Elena LORENZO ÁLVAREZ, “El extracto de una carta de Jovellanos a Alexander Jardine (18 de octubre de 1794)”, Cuadernos de estudio del siglo XVIII, Núm. 18, p. 25

[16] Pilar PEDRAZA, Op. Cit., p. 11

[17] Íbidem, p. 19

[18] Jesús A. MARÍN CALVARRO, “Extremadura en los relatos de viajeros de habla inglesa (1760-1910)”, Badajoz, 2002, pp. 13-27 en Jennifer ROL y Ángela ALONSO, “Extremadura, la mirada de una tierra por el paso de los viajeros durante los S. XVII, XVIII, XIX y XX” en XXXIV Coloquios Históricos de Extremadura (pp. 617-632), Núm. 34, Trujillo, 2005, p. 618

[19] Juan Manuel ABASCAL y Rosario CEBRIAN, Los viajes de José Cornide por España y Portugal de 1754 a 1801, Real academia de la Historia, Madrid, 2009

[20] Juan GOYTISOLO, “El Misterio de Tánger”, El País, [on line] http://elpais.com/diario/2003/08/30/opinion/1062194407_850215.html 03/08/2003 [consultado 01/07/2017]

[21] Luis Alfonso GARAY TAMAJÓN, “Los orígenes del turismo. El Grand Tour y los viajeros ilustrados en Europa” en Revista de estudios turísticos, Núm. 5, 2005 [on line] en http://www.museodelturismo.org/index.php/exposiciones/historia-del-turismo/item/536-elgrand-tour-antecesor-del-turismo-moderno [consultado el 15/07/2019], pár. 6º

[22] “Estuvo a su lado cuando regresó a Francia tras su exilió (1797)” en Zenon MEZINSKI Op. Cit., p. 24

[23] José CABALLERO RODRÍGUEZ, Op. Cit,, p. 42

[24] Jesús RIVAS GARCÍA, “El viaje entre el XVII y el XIX” en Estructura y economía del mercado turístico, Septem Ediciones, Oviedo, 2003, p. 47

[25] Anthony ASHLER, The Characteristics of men, manners, opinions times, ed. De Douglas den Uyl, Liberty Found, Indianápolis, (I ed. 1732), ed. Adaptada 2001, 3 Vols., [on line] en http://hoy.libertyfound.org/titles/1851 [consultado 03/08/2018]

[26] Lourdes OLMOS JUÁREZ y Rafael GARCÍA CEBRIÁN , “Contextualización del sector turístico”, Estructura del mercado turístico (2ª ed.), Ediciones Paraninfo, Asturias, 2016, p. 8

[27] José Manuel LIZARRAGA ECHAIDE, Archivo personal de Elías Tormo y Monzó, Col. Documentos de trabajo, Biblioteca Histórica UCM, 2013/01, Madrid, 2013, p. 7

[28] Josep BALLART HERNÁNDEZ y Jordi Juan I TRESSERRAS, “Patrimonio como arma de identidad e imagen de marca” en Gestión del Patrimonio, Ariel, Barcelona, 2001, p. 206

[29] Mª Rosa SUAREZ INCLÁN, Comité Internacional de Itinerarios Culturales (CIIC). Reunión científica sobre “La independencia conceptual y sustantiva de los itinerarios culturales respecto a los paisajes culturales”, Madrid, 04/12/2002 [on line] en http://www.esicomos.org/nueva_carpeta/CII_esp.htm [consultado 10/07/2017]

[30] Lámina (en adelante Lam.) XXV y XXIV, Ruta de las fronteras de Extremadura, por Talavera de la Reyna, hasta Madrid. Lam. XXIV, Ruta desde Mérida a Badajoz, fronteras de Portugal, por la Puebla de la Calzada. Lam. XXIV, Otra ruta desde Mérida hasta Badajoz por Lobón, pp. 386-404

[31] Lam. XXIII, Ruta desde Llerena en Extremadura hasta Sevilla. Lam. XX, Ruta desde las fronteras de La Mancha, hasta Córdoba por Andujar, pp. 404-458

[32] Mariano CABRERIZO Y BASCUAS, Itinerario descriptivo de las provincias de España. Trad. Libre del que publicó el francés Alexandre Laborde. Acompaña un atlas con 29 mapas, Valencia, 1816, p. 387, Lam. 25

[33] Francisco Vicente CALLE CALLE, “Trujillo visto por algunos viajeros de lengua francesa” en XXVII Coloquios Históricos de Extremadura, Trujillo, 2006, [on line] en https://chdetrujillo.com/trujillo-visto-por-algunos-viajeros-de-lengua-francesa/ [consultado 02/08/2019]

[34] Pascual MADOZ, Diccionario Histórico-Geográfico de Extremadura, Cáceres, Publicaciones del Departamento de seminarios de la Jefatura Provincial del Movimiento (Reed.), Cáceres, 1955, t. IV, p. 203

[35] Mariano CABRERIZO Y BASCUAS, Itinerario descriptivo…Op. Cit., p. 388

[36] Antonio PONZ, Viajar por Extremadura, Salamanca, Universitas Editorial, 1983, [reedición de Antonio PONZ Viaje de España en el que se da noticia de las cosas más apreciables y dignas de saberes, que hay en ella, Madrid, Imprenta de D. Joachin Ibarra (Impresor de Cámara de S. M.) (2ª ed.), 1784, t. I, carta 7ª (27 y 28), pp. 164-165

[37] Mariano CABRERIZO Y BASCUAS, Itinerario descriptivo…Op. Cit., p. 389

[38] Íbidem, p. 389

[39] Antonio PONZ, Viajar por Extremadura… Op. Cit., t. I, carta 7ª (28), pp. 164-165

[40] Declarado Monumento Nacional el 7 de abril de 1925 en la Gaceta de Madrid, Núm. 108, publicado el 18 de abril de 1925, p. 367

[41] Pilar MOGOLLÓN CANO-CORTÉS, Restauración Monumental durante la postguerra en Extremadura y la Dirección General de Bellas Artes 1940-1958, Cáceres, Universidad de Extremadura, 2011, p. 246

[42] Antonio PONZ, Viajar por Extremadura… Op. Cit., t. I, carta 7ª (27), p. 164

[43] Pilar MOGOLLÓN CANO-CORTÉS, Restauración Monumental… Op. Cit., p. 246

[44] Pascual MADOZ, Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar, Madrid, (1845-1850), 1849, t. XV, p. 169

[45] Mariano CABRERIZO Y BASCUAS, Itinerario descriptivo…Op. Cit., p. 389

[46] Antonio PONZ, Viajar por Extremadura… Op. Cit., t. I, carta 7ª (27), p. 164

[47] Mariano CABRERIZO Y BASCUAS, Itinerario descriptivo…Op. Cit., p. 389

[48] Antonio PONZ, Viajar por Extremadura… Op. Cit., t. I, carta 7ª (40), p. 171

[49]Antonio PONZ, Viajar por Extremadura… Op. Cit., t. I, carta 7ª (40), p. 171

[50] Mariano CABRERIZO Y BASCUAS, Itinerario descriptivo…Op. Cit., p. 389

[51] Íbidem., p. 389

[52] Antonio PONZ, Viajar por Extremadura… Op. Cit., t. I, carta 7ª (40), p. 171

[53] Mariano CABRERIZO Y BASCUAS, Itinerario descriptivo…Op. Cit., p. 389

[54] Antonio PONZ, Viajar por Extremadura… Op. Cit., t. I, carta 7ª (37), p. 169

[55] Declarado Bien de Interés Cultural el Conjunto Urbano de la Ciudad de Trujillo el 5 de septiembre de 1962 y publicado en el B.O.E. el 7 de septiembre de 1962

[56] B.O.E. (Núm. 215) Decreto 2223/1962, del 5 de septiembre de 1962

Apéndice fotográfico

 

 

 

 

 

 

 

Dic 042019
 

Martiria Sánchez López.

Cronista Oficial de la Villa de Jaraíz de la Vera.

 

ÍNDICE

A INTRODUCCIÓN

B LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL Y SUS FACTORES

               B.1. La Energía Eléctrica

               B.2. Las comunicaciones:

                                   B.2.a. Carreteras

                                   B.2.b. El sueño del Ferrocarril

                                   B.2.c. Medios de comunicación modernos

           B.3. Materias Primas y la Revolución Agraria

C LAS INDUSTRIAS Y SUS FÁBRICAS

             C.1. Fábrica de conservas vegetales, “El Monasterio de Yuste”

             C.2. Fábricas de aceite: Almazaras

             C.3. Fábrica de jabón

              C.4. Fábrica de harina

             C.5. Otras industrias

D MERCADOS Y TIENDAS

             D.1. Características Generales

             D.2. Establecimientos comerciales

             D.3. Mercados

E CONCLUSIÓN

A INTRODUCCIÓN

           Hemos demostrado en ponencias anteriores que Jaraíz, durante este periodo histórico, se convierte en uno de los núcleos más importantes de la Alta Extremadura. Esta generación y sus dirigentes ponen las bases de su desarrollo integral.

Recordamos que en otros trabajos ya estudiamos la gestión de estos gobernantes y cómo supieron afrontar las crisis políticas. También hablamos del gran pensador Unamuno, que conoció nuestro pueblo en su camino a Yuste y quedó admirado de esta sociedad, de la que dice, en su libro Por Tierras de España y Portugal: “El Ayuntamiento es pobre, pero los vecinos no lo son, y prestan a este cuanto necesita” Esto lo hemos comprobado en las Actas Municipales, donde consta que prestaron su dinero en varias ocasiones para solucionar los problemas económicos del municipio.

En esta Ponencia vamos a estudiar la Revolución Industrial y sus factores en este periodo, así como también la importancia del Comercio local y de los Mercados.

En el capítulo dedicado a los tipos de Industrias, dejaremos de lado lo referente a la Industria del Pimentón, ya que, por ser la más importante la hemos dedicado una Ponencia en exclusiva en coloquios anteriores.

Para el estudio de este periodo histórico contamos con documentos muy valiosos, como son las Actas Municipales del Archivo Municipal, los documentos de los Archivos de las dos Parroquias, Sta. María y S. Miguel más los del Juzgado de Paz.

B LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL Y SUS FACTORES

Son varias las causas por las que se desarrollan de una manera tan espectacular una serie de industrias relacionadas, en su mayoría, con los productos agrícolas de la comarca.

Entre los factores más importantes destacamos los siguientes: la instalación de la Energía Eléctrica, el desarrollo de las Comunicaciones y la Revolución Agrícola, cuyos productos, en general, serán las “materias primas” para estas industrias.

Tenemos, por ejemplo, el caso del cultivo del pimiento para la obtención del “Pimentón” del que ya hablamos ampliamente en otra Ponencia. Allí señalamos que se crearon unas veinte fábricas, de las cuales todavía siguen funcionando algunas, como la marca “La Dalia”, que obtuvo medalla de oro en la Exposición Universal de Barcelona de 1.929.

El desarrollo de las comunicaciones fue fundamental para la comercialización y por ello lucharon hasta conseguir carreteras, telégrafos, Correos, el teléfono… No consiguieron el ferrocarril, aunque intentaron sin éxito que pasara una línea por La Vera. Por este motivo, muchos industriales, exportadores de Pimentón trasladan sus fábricas a Plasencia, privando a Jaraíz de esta extraordinaria clase de emprendedores.

A todo esto hay que añadir el carácter del hombre verato, tenaz, trabajador y emprendedor hasta conseguir lo que se propone. Lucharon por la conquista de las nuevas técnicas para modernizar sus antiguas artesanías y para la creación de nuevas industrias, siendo pioneros en alguna de ellas. Citamos como ejemplo, la famosa Fábrica de Conservas Vegetales “Monasterio de Yuste”, única entonces en Extremadura en este periodo histórico.

B.1. LA ENERGÍA ELÉCTRICA

La energía eléctrica cambió por completo las costumbres y la vida rural de los pueblos. Pero, además fue la luz de la Revolución Industrial.

Las antiguas factorías que habían funcionado con la Energía Hidráulica, pasaron a ser las grandes industrias de la zona.

Se fueron abandonando los antiguos Molinos instalados en las márgenes de las “gargantas” que habían funcionado durante siglos con la energía hidráulica. Ahora se comenzarán a construir en torno a los núcleos urbanos diferentes fábricas, con un mejor acceso a la energía eléctrica.

Fue en Losar de La Vera donde se construyó la Central Hidroeléctrica que dará servicio a toda la Comarca. Según los documentos consultados, en Jaraíz se terminaron las necesarias instalaciones en Diciembre del año 1903, y el 28 de ese mes, comenzó su funcionamiento. Así consta en el texto: “La Sociedad Electro-Industrial Antón Martínez Herranz manifiesta que habiéndose terminado el 5 de Diciembre felizmente las pruebas del alumbrado, desde aquella fecha en adelante se dará a este pueblo oficialmente la luz, y estando satisfecho por las pruebas, acordaron declararla oficial”. Pero no solo fue la iluminación con “Luz eléctrica” de calles y plazas del pueblo, que hasta entonces habían sido iluminadas con “farolas de gas” sino que esta Energía fue la base fundamental de la Industrialización.

B.2. LAS COMUNICACIONES

B.2.a. Carreteras

Las comunicaciones eran imprescindibles para la industrialización del pueblo y de la Comarca. Las Carreteras, el Ferrocarril y los nuevos medios de comunicación, teléfono, telégrafo y estafeta de correos, eran cada día más necesarios para la comercialización de los productos obtenidos de las industrias y de la agricultura, ya que su exportación al exterior dependía de estos medios de comunicación.

Al comenzar el siglo XX, era tal el retraso de las Comunicaciones, que aún seguían existiendo los “caminos de herradura” por los que los “Arrieros Forasteros” transportaban las mercancías. El río Tiétar se cruzaba por barcas, pues hasta 1930 no se construyó el puente Cuaterno. Durante el reinado de Alfonso XIII se va a dar un gran paso, con la construcción de carreteras y la instalación del telégrafo, la estafeta de correos y el teléfono.

La carretera de Casatejada. Fue en 1910 cuando se construyó en Jaraíz la primera carretera de tercer orden o “camino vecinal”. Esta unía el pueblo de Casatejada a través de las Barcas de Jaranda en el río Tiétar, cuya jurisdicción pertenecía a Plasencia. Una vez terminada la carretera que unía al pueblo con la estación de Ferrocarril más próxima se solicitó la construcción de un puente en 1919, pero no se consiguió hasta la década de los años 50 del siglo XX.

Durante el reinado de Alfonso XIII, en 1907, el Ministerio de Obras Públicas concedió a Cáceres 2470 Km de carreteras de tercer orden. El Ayuntamiento de Jaraíz solicita entonces una “carretera que les una con Casatejada”. La solicitud fue dirigida al “Sr. Ingeniero de Obras Públicas de Cáceres, a su vez se solicita al alcalde de Casatejada la construcción de la carretera que les separa del río Tiétar”.

El proyecto fue admitido en 1908. El Ingeniero Provincial, al revisar las obras, se percata de la poca consistencia del “Puente de la Carba” por lo que insiste para que el Ayuntamiento solicite la construcción de un Puente Nuevo en el “Sitio del Cerezo”. Lo pudieron conseguir aunque, según los textos, “tuvieron que pagar un 26% en lugar del 25%”.La carretera con su nuevo puente se terminó en 1910.

Tan importante fue esta primera carretera para Jaraíz que se crea ese mismo año una “plaza de caminero” para su cuidado y reparación.

La carretera de La Vera . Muy importante para Jaraíz era la carretera de La Vera, que unía Plasencia con Oropesa, pasando por todos los municipios veratos. Siendo alcalde Don Venancio Trujillo se hacen las gestiones al Ministerio de Obras Públicas y rápidamente comienzan las obras. Pero en 1917 surge un problema ya que los Ayuntamientos de Tejeda y Pasarón no quieren pagar las indemnizaciones. Entonces expuso el Alcalde el problema y D. Ramón Arjona y D. Víctor Jiménez se ofrecieron a pedir créditos para que el Banco de España les concediera el dinero necesario, y que el Ayuntamiento pudiera pagar los intereses, que era 1375 ptas. Así solucionaron el problema y en 1919, la carretera de Jaraíz a Plasencia era una realidad.

La carretera de Navalmoral. Esta no se construyó hasta 1930, después de la visita de Alfonso XIII a la Comarca, ya que se interesó por la construcción del Puente Cuaterno sobre el río Tiétar, como le habían pedido los veratos. Jaraíz tuvo que indemnizar a los veratos afectados por las obras de construcción de la carretera según consta en el Acta Municipal de la época. También consta la construcción de las carreteras de Pasarón y Garganta.

En 1929 se instaló la primera gasolinera en Jaraíz solicitada y concedida a Don Antonio del Rosal y Pico.

B.2.b. EL SUEÑO DEL FERROCARRIL

Durante casi un siglo, los jaraiceños van a luchar para conseguir el paso del Ferrocarril por su pueblo: desde el reinado de Isabel II hasta la II República.

Para convencer y hacer más presión ante las Compañías Ferroviarias para que hicieran realidad este sueño, no dudaron en invertir en ellas el 80% del capital que habían obtenido con la venta de los bienes del Municipio o “Bienes de Propios” con motivo de las leyes de la desamortización. Fue en el reinado de Alfonso XII, a partir de 1876, cuando se intensifican las gestiones para que pasara una línea ferroviaria por La Vera, al pasar el tren por Navalmoral. El Acta Municipal de 19 de Junio de 1880 dice: “Fue aprobada una proposición de ley relativa a la construcción de un ramal de ferrocarril que partiendo del puente de la Bazagona se aproxime a las inmediaciones de la Villa”. Ante esto el Ayuntamiento dará toda clase de facilidades a las Compañías, según consta en el texto: “El Ayuntamiento acuerda no exigir indemnización ninguna a las empresas constructoras por los perjuicios que puedan causar en algunos montes de “Propios” de esta Villa”. Este proyecto fracasó incluso después que se trasladó el Capital de Propios a las “Compañías Ferroviarias Madrid- Cáceres- Portugal” que eran las encargadas de realizar el proyecto.

Al comenzar el reinado de Alfonso XIII, el Estado se planteó la construcción de líneas secundarias para reactivar la economía de las zonas rurales. En 1904 se publica la primera Ley de Ferrocarriles Secundarios y Estratégicos, con un proyecto de 4644 Km. Esta ley fue acogida con gran euforia, ya que se veía en ella la solución a los problemas viarios y económicos de la región.

Una de las líneas que se solicitó fue la que enlazaría Navalmoral con Jarandilla, y otra que uniría Jarandilla con Plasencia, pasando por Jaraíz. Las ilusiones que se pusieron en este proyecto fueron enormes y enseguida se movilizaron para obtener recursos. Así, en 1910 la Corporación Municipal tomó los siguientes acuerdos: “…que se proceda a la enajenación de un solar de Sta. Ana y de la finca llamada Canaleja”. También se recurre a cobrar nuevos impuestos: “…que se carguen 2000 pts. al gremio de líquidos…y 500 pts. al arriendo de los pastos de la dehesa”. No fueron necesarios tantos sacrificios de los vecinos ya que, de nuevo, fracasó el proyecto que tantas ilusiones había despertado.

Pero los jaraiceños seguirán luchando por conseguir el sueño del Ferrocarril y, durante la década de3 los años veinte, volverán a intentarlo de nuevo, ya que cada vez lo veían más necesario debido al desarrollo que estaba adquiriendo la industria pimentonera. Ahora es cuando un grupo de empresarios fundan sus fábricas de pimentón, obteniendo grandes producciones para la exportación. Esto hacía cada vez más imprescindible ese medio de comunicación que les abriera las puertyas del mundo, ya que la única carretera que les unía a la estación de Casatejada, tenía que atravesar el río Tiétar en la Barca de Jaranda, pues el puente no se construyó hasta los años cincuenta.

El 1919 vuelven a surgir dos nuevos proyectos. Uno fue el de la vía “que partiendo de Madrid pasara por San Martín de Valdeiglesias, Arenas de San Pedro, La Vera y Plasencia. El otro era una línea de vía ancha desde Oropesa, Candeleda, Jarandilla y Jaraíz”. Aunque los jaraiceños no estaban de acuerdo en que terminara en Jaraíz aceptaron, al ser tratados por los demás pueblos de “obstruccionistas”. Pero otra vez todos los esfuerzos resultaron inútiles y volverán a intentarlo de nuevo en la época de la Dictadura de Primo de Rivera.

Ahora surgen otros dos proyectos. El primero fue en 1925, cuya línea partiría de la estación del Alberche hasta Malpartida, pasando por La Vera. El otro fue en 1928, después de la visita de Alfonso XIII a Jaraíz. Se trataba del Ferrocarril Madrid-Plasencia, que terminaría en Portugal pasando por La Vera.

Pero el sueño del Ferrocarril nunca llegó a convertirse en realidad, peso a tantos esfuerzos durante generaciones, a través de casi cien años. Las consecuencias fueron desastrosas para la economía jaraiceña, ya que la mayor parte de los grandes exportadores de pimentón, instalaron sus fábricas en Plasencia, privando al pueblo de una generación de empresarios cuyas industrias pimentoneras contribuirán al desarrollo de la Ciudad del Jerte.

B.2.c. MEDIOS DE COMUNICACIÓN MODERNOS

La gran revolución de los medios de comunicación modernos que tuvo lugar a principios del siglo XX, se extendió a todo el país y su implantación en Jaraíz será uno de los objetivos más importantes de las actuaciones de sus gobernantes.

El telégrafo fue el primero de estos medios que se instaló en Jaraíz. Las gestiones se iniciaron en 1913, siendo alcalde D. Máximo Aparicio y concejales D. Antonio López Enciso, D. Justo Sánchez y D. Esteban Sanz entre los doce concejales que formaban la Corporación Municipal.

Este equipo de gobierno intentará la modernización del pueblo y hará lo posible por hacer realidad la implantación de los medios de comunicación modernos.

Para que la solicitud de implantación de Telégrafo se hiciera realidad lo antes posible, exponen una serie de causas referidas principalmente al aislamiento de Jaraíz, según el acta del Archivo municipal, en el que consta lo siguiente: “Teniendo en cuenta la importancia de la población y lo aislada que se encuentra, puesto que dista de la Estación Férrea 23 kilómetros […]debiéramos colocar una estación telegráfica para comunicar con las demás poblaciones en todo tiempo”. Entonces el Ayuntamiento ofreció a la Compañía una serie de ventajas : “ Los auxilios que estamos dispuestos a facilitar para su colocación son: la casa para la oficina, vivienda para el encargado y mobiliario necesario para ello”. (A.M)

Con todos estos ofrecimientos, el Telégrafo se instaló en Jaraíz inmediatamente, siendo una realidad en 1914. Este fue el primero de estos medios que tanto beneficiarán a la economía local.

En 1917 se instaló el servicio de Correos. Hasta ese año, el reparto de correos seguía el sistema tradicional, consistente en la recogida de correspondencia por un “peatón” en la estación ferroviaria de Casatejada. En Septiembre de 1917, los industriales exportadores de pimentón y comerciantes de Jaraíz manifiestan un gran interés por que se instale aquí una Estafeta de Correos, que consideraban imprescindible para sus negocios, aunque suponía un gasto para el Ayuntamiento. La Corporación Municipal lo consideró muy importante y asintió de la siguiente forma: “Es muy justo, por lo que damos nuestra aprobación” (A.M.) Apoyándose en la importancia industrial y comercial de Jaraíz, con ferias anuales y mercados mensuales, aparte de los establecimientos comerciales fijos, el Ayuntamiento acordó por unanimidad solicitar la petición de la Estafeta de Correos basándose en este criterio. Un mes después, en Octubre de ese mismo año, la Estafeta ya era una realidad en Jaraíz. En un primer momento, se ubicó en la calle Pedreros y después se trasladó a la Plaza Mayor.

En esta época, se hacen las gestiones necesarias para la instalación del Teléfono, que se conseguirá unos años después.

B.3. MATERIAS PRIMAS Y LA REVOLUCIÓN AGRARIA

La agricultura tuvo un desarrollo espectacular en este periodo histórico. La causa fundamental fue el paso de la “propiedad de la tierra” a los vecinos con motivo de la Desamortización. Las grandes dehesas de encinas y pastos, comenzaron a ser cultivadas y convertidas en tierras de regadío, por los vecinos.

El producto estrella fue el Pimiento para la obtención del Pimentón, con la instalación de más de 20 fábricas alrededor del casco urbano.

También se da un gran impulso al cultivo del olivo, frutales y hortalizas, que serán las “materias primas” para las nuevas industrias.

A lo largo del siglo XIX se fueron abandonando los cultivos tradicionales, como la seda y el lino, que eran la base de las diferentes artesanías que tanta importancia tuvieron a lo largo de los siglos. Estas tierras de cultivo fueron convertidas en olivares, cuyas aceitunas fueron la base de las grandes “almazaras” que se construyeron alrededor del casco urbano, con instalaciones eléctricas.

Otros linares se convirtieron en huertos donde se cultivaron extraordinarios productos hortofrutícolas, que serán la materia prima para la Fábrica de Conservas Vegetales.

Otro producto muy importante para la comarca fue el cultivo del tabaco, que se inició hacia 1923. El Ministerio de Agricultura, solicitó a los Ayuntamientos de Jaraíz y Jarandilla la posibilidad de realizar las primeras pruebas sobre el cultivo del tabaco en la zona. Las pruebas fueron satisfactorias, por lo que poco a poco se va a ir ampliando su cultivo.

Según los textos consultados, por los años 1930 comienza a construirse el primer “Centro de Fermentación de Tabaco” de la Comarca, en Navalmoral de la Mata, como núcleo estratégico de comunicaciones para la comercialización.

En la segunda mitad del siglo XX, este producto se convertirá en el cultivo “estrella” de la Vera, desplazando en parte al pimiento (sólo en parte y en algunas zonas).Por esta época se construyen en Jaraíz y en Jarandilla los respectivos Centros de Fermentación.

C LAS INDUSTRIAS Y SUS FÁBRICAS

A partir de los años veinte, se van a crear una serie de industrias, cuyas materias primas proceden de los productos agrícolas, principalmente.

Desde entonces se van a ir consiguiendo los factores imprescindibles para la industrialización: la energía hidroeléctrica, el avance de las Comunicaciones para la comercialización de los productos y el desarrollo de la agricultura para la obtención de las Materias Primas necesarias.

Ya comentamos en el trabajo anterior que la principal industria fue la del Pimentón con unas 20 marcas registradas, pero también destacaron otras.

           C.1. FÁBRICA DE CONSERVAS VEGETALES,

                         “EL MONASTERIO DE YUSTE”

La Fábrica de Conservas Vegetales, “El Monasterio de Yuste” fue la primera fábrica de este tipo que se creó en Extremadura. Fue fundada por D. Marcelino Sánchez Tovar y D. Teodoro Sánchez Sánchez en el año 1927, pioneros en este tipo de empresas.

Los productos manufacturados de esta fábrica estaban basados en los obtenidos en la Vera, como el tomate, el pimiento morrón y los frutales: el melocotón, la pera o la ciruela. Todas estas conservas, con la marca registrada “El Monasterio de Yuste”, llevaron el nombre de Jaraíz y de Yuste a todas las regiones de España.

La extraordinaria calidad de estos productos eran debido a la técnica empleada para su fabricación, y a las exquisitas frutas y productos que se cultivaban en la Comarca, tan alabados siempre, a través de la historia por poetas y escritores.

La técnica empleada fue totalmente artesanal, por el método de “asperización” con el pelado a mano y sin ningún aditivo para la conservación. Con esta técnica, el sabor natural de tan extraordinarios frutos no sufría ninguna alteración.

Muy interesante, y también insólito en aquella época, fue la fabricación de Conservas de “piezas de caza” de la comarca, entre las que destacaban el conejo y especialmente las perdices. Estas conservas fueron muy demandadas por las mejores mesas del país, especialmente por los catalanes, dada su calidad y exquisitez.

La fábrica contaba con una planta con maquinaria “punta” para la fabricación de envases de hojalata, cuyos moldes eran de distintos tamaños.

La empresa contaba con un “aserradero de madera”. Tenía una triple función: a) mantener a un número de obreros fijos durante todo el año, b) proporcionar materia prima a los carpinteros de la zona, c) fabricar cajas-envases para las conservas y su facturación.

Esta empresa cerró sus puertas en 1969.

  1. 2. FÁBRICAS DE ACEITE: ALMAZARAS

El olivar y su aceituna ha sido uno de los productos importantes de Jaraíz a través de las distintas épocas. En los documentos consta como uno de los más demandados para la exportación, junto a la castaña, la seda y famosos “lienzos” obtenidos en los linares, hasta finales del siglo XIX.

La obtención del aceite se llevaba a cabo en típicos “lagares” instalados en las márgenes de la Garganta de Pedro Chate. En documentos del siglo XVIII, como “El Interrogatorio de la Audiencia de Cáceres” se citan dos lagares instalados en dicha Garganta, con los nombres de los dueños y los beneficios que percibían anualmente.

Estos “lagares” funcionaban igual que los molinos de harina y pimentón, con la ·energía hidráulica”. Pero a partir de 1903, cuando se instaló en Jaraíz la energía hidroeléctrica, estos “lagares o molinos de aceite” se abandonaron.

Es ahora cuando comienza a construirse la nueva fábrica de aceite o Almazara alrededor del casco urbano, que era donde podían acceder mejor a la energía hidroeléctrica.

Entre las nuevas Almazaras, llamadas también Prensas, destacamos la Prensa del Cerro, propiedad de la familia “Morales”, la llamada Prensa de la Calleja Villa de la familia “Gómez Guillén”. Otra, la del Egido, perteneció luego a los Hijos de Pedro Sánchez. También fue importante la de la familia “Los Zapatas”.

Además de estas Almazaras se fundó una Cooperativa de pequeños productores de aceituna, llamada “Cooperativa Virgen del Salobrar”, que es la única que funciona en la actualidad. Esta Cooperativa ha construido una nueva planta en el Polígono Industrial, con modernas instalaciones y maquinaria. Los resultados han sido muy satisfactorios, ya que produce uno de los mejores aceites de la región.

  1. 3. FÁBRICA DE JABÓN

La fábrica de jabón de Jaraíz fue fundada por los Sres. D. Germán Gómez y D. Carlos Gómez en el año 1920.

La materia prima empleada en esta fábrica para la obtención del jabón fue el “orujo”. El “orujo” es un producto procedente de los residuos de las aceitunas después de ser trituradas y exprimidas en las almazaras para la obtención del aceite.

Este residuo era muy abundante debido al desarrollo que se produjo en esta época en la fabricación de aceite de calidad en las modernas almazaras. El lugar de su ubicación estaba relacionado con la proximidad de las prensas, por la facilidad del transporte de la materia prima. La planta fue construida entre la “prensa del Egido” y la “prensa de los Zapatas”. En la actualidad aún se puede admirar su altísima “chimenea”, testigo de aquella época de industrialización del Jaraíz de los años veinte, y cuyos “humos” se elevaban a tanta altura que no podían contaminar el espacio ambiental de su entorno ni de la población.

Los jabones fabricados en esta planta eran utilizados para la limpieza general, sin ningún aditivo ni perfumes especiales. La comercialización se limitaba a la Comarca y a ciudades de la región, siendo muy demandados por su calidad. Esta industria cerró sus puertas en el año 1960.

C.4. LA FÁBRICA DE HARINA

La fábrica de harina se fundó en 1919. La harina siempre fue la base de la alimentación de la población, por lo que se consideró el producto imprescindible y necesario en la época de la fundación de Jaraíz y las demás aldeas. Cuando en el siglo XIII, Alfonso VIII reconquistó la comarca y comenzaron a fundarse los municipios, una de las primeras leyes que dio en el Fuero de Plasencia, fueron las referentes a la fundación de molinos para la obtención de la harina. En ellas se dan unas normas sobre cómo han de ser sus medidas, la distancia que deben separarlos y el régimen de aguas y canales.

Estos molinos funcionaban con la energía hidráulica, por lo que tenían que instalarse en las márgenes de las gargantas. Aquí, en Jaraíz, se instalaron varios en la garganta de Pedro Chate y en la de Jaranda. Estos molinos estuvieron funcionando durante los distintos periodos históricos hasta principios del siglo XX. Fueron los famosos “molinos harineros”, que en la temporada del pimiento se convertían en “molinos pimentoneros”. Todavía podemos contemplar restos de ellos y algunos convertidos en modernos mesones. Fueron abandonándose poco a poco cuando se instaló la energía hidroeléctrica y se construyó la fábrica de harina en Jaraíz.

Esta fábrica de harina comenzó a funcionar en 1919.El fundador fue D.Tiburcio Enciso Aparicio y se denominó “Fábrica de Harina La Jaraiceña”. Estuvo funcionando hasta la década de los años sesenta en que cerró sus puertas. Durante este largo periodo de existencia la regentaron distintos dueños y pasó por varias remodelaciones e instalaciones de maquinaria moderna. Entre los distintos empresarios a quién perteneció destacamos a la familia de “Los Bergas”.

Estos propietarios, con un sentido empresarial excepcional y una dedicación total y eficaz, lograron unos resultados sorprendentes, convirtiendo esta planta en una de las más importantes de la comarca, tanto en el producto obtenido como en el sistema de comercialización. El capital obtenido fue muy importante y lo invirtieron en la adquisición de tierras de regadío, dejando la fábrica de harina.

En estas tierras de regadíos cultivaron el pimiento, pero principalmente el tabaco, convirtiéndose en unos de los más importantes productores de tabaco, no sólo en La Vera sino también en el Campo Arañuelo, que era donde estaban los principales Centros de Fermentación del Tabaco.

La Fábrica de harina siguió funcionando con distintos empresarios hasta la década de los setenta.

C.5. OTRAS INDUSTRIAS

Además de las industrias citadas que eran de nivel regional o nacional, se crearon otras pequeñas industrias para las demandas de la localidad. Entre ellas destacamos las siguientes.

Fábrica de Gaseosa. Comenzó a funcionar a finales del siglo XIX. Su fundador fue D. Dámaso García, continuando al frente de ella su hijo D. Miguel García Sánchez.

Fábrica de Bombones y Chocolate. Fue fundada por D. Venancio Bote en 1930, con la marca registrada “El Cafelate”

Fábrica de Caramelos y Dulces. Perteneció a D. Manuel Beites, su hijo y sucesor trasladó la empresa a Plasencia, donde tuvo un gran éxito en toda la región.

Vinos, Aguardientes y Licores. Se obtenían de manera tradicional en las bodegas pertenecientes a los vecinos. Solamente se fundó una Fábrica de Aguardiente de calidad, para el consumo local. Su fundador fue D. Julio Hernández.

  1. MERCADOS Y TIENDAS

D.1. CARACTERÍSTICAS GENERALES

Al comenzar el siglo XX, el comercio tanto exterior como local estaba en manos de los que los textos llaman “arrieros forasteros”. Eran comerciantes o “trajinantes” que intercambiaban los productos que traían al pueblo a través de “caminos de herradura” a lomos de sus caballerías. Eran los que compraban el pimentón y los demás productos a los agricultores y se encargaban de venderlo por todo el país. También se encargaban de traer al pueblo productos de primera necesidad que no había. Poco a poco fueron introduciendo los carruajes y diligencias hasta que se construyeron las carreteras y los medios de comunicación modernos. Hasta 1910 no se construyó la primera carretera en Jaraíz, que la uniría con Casatejada, donde estaba la estación del ferrocarril más cercana. El gran inconveniente era que tenían que cruzar el río Tiétar por la Barca de Jaranda.

Fue en el 1919 cuando cambió la situación comercial con la finalización de la carretera de Plasencia a Jaraíz. También por estas fechas se instaló el Telégrafo, la Estafeta de Correos y el tendido del Teléfono, que llegará unos años más tarde.

No obstante, muchos productores y exportadores de pimentón habían trasladado sus fábricas a Plasencia donde el ferrocarril era el medio más seguro para la exportación de este producto, como hemos estudiado ampliamente en el trabajo que expusimos sobre el pimentón.

En cuanto al comercio local, se siguieron potenciando los Mercados Anuales, pero decaen los mensuales y semanales hasta desaparecer en esta época.

La gran novedad fue la creación de establecimientos comerciales fijos dentro del casco urbano, en las principales calles y plazas. Son las llamadas “tiendas”, con sus trastiendas y demás locales para desarrollar este tipo de comercio.

En 1917 RENFE creó en Jaraíz un “Despacho” con una red de transporte propia, que dará un gran impulso a este tipo de comercio local. Con todos sus transportes motorizados, irán desplazando poco a poco a carruajes y diligencias, que seguirán conviviendo durante algunos años.

En estos establecimientos o tiendas se vendían una gran variedad de productos: tejidos, paquetería, confecciones o calzados y también los llamados “Coloniales”: café, azúcar o sal.

Jaraíz se convirtió en un centro comercial de primer orden. Aquí venían a realizar sus compras los vecinos de los pueblos limítrofes: Garganta, Pasarón, Cuacos, Aldeanueva, Collado, Torremenga, Piornal…Estos también traían aquí sus productos para venderlos ya que eran muy apreciados.

D.2. ESTABLECIMIENTOS COMERCIALES 

El primer establecimiento comercial que se fundó en Jaraíz fue en el año 1890, por Don Benito Sánchez-Oro Vaquero. Este era un comerciante ambulante procedente de un municipio de La Mancha, Puebla de Don Fadrique. Aquí se estableció, siendo el fundador de este tipo de comercio fijo, desconocido hasta esa fecha. Le sucedió su hijo Don Marcelino Sánchez Tovar, quien amplió el negocio con nuevos locales y gran variedad de mercancías. En 1900 se fundó el segundo establecimiento de este tipo, por Don Liberato García, quien instaló su comercio en un local de la Plaza Mayor. En 1920 pasó a su sobrino Don Celestino Sánchez Aparicio. Debido a su pronto fallecimiento, fue dirigido por su viuda Doña Adelaida López Ávila, por lo que popularmente era conocido por “el comercio de la viuda”.

Por estas fechas, fue fundado otro establecimiento de este tipo por Don Luis Fernández López, adquirido después por Don Jesús Pérez Roldán. También, en 1910, se creó otro tipo de establecimiento más especializado, “la Ferretería”, fundada por Don Tiburcio Enciso Morales.

Unos años después, en 1912, se fundó el primer estanco en Jaraíz. Hasta esa fecha, el tabaco se vendía en los diferentes comercios del pueblo. El primer “estanquero” que hubo en Jaraíz fue Don Epifanio Trujillo.

D.3. MERCADOS

Durante este período histórico, se dio gran importancia a los mercados anuales, y los mercados mensuales y semanales fueron decayendo hasta su total desaparición. Los alcaldes estaban interesados en que siguieran existiendo, por lo que intentaron potenciarlos. Por este motivo suprimieron el impuesto que debían pagar por el puesto que ocupaban para la venta de sus mercancías en la Plaza Mayor, que era donde se celebraban. A pesar de estas ventajas, desaparecieron en esta época.

Los Mercados Anuales adquirieron mucha importancia, especialmente el que se celebraba a primeros de Diciembre, denominado “Feria de San Andrés”. No sólo lo potenció el Ayuntamiento, sino los comerciantes con sus establecimientos fijos, ya que en esos días de mercado aumentaban mucho sus ventas.

Ahora se fija el día exacto de su celebración, que será el primer domingo de Diciembre. Un mes antes, se sorteaban los puestos que debían ocupar los mercaderes en la Plaza Mayor, por el que pagaban un impuesto. Las mercancías que se vendían eran de todo tipo: desde los famosos “Turrones de la Alberca” pasando por los “Calderos de cobre y demás objetos” de Guadalupe, objetos de guarnicionería, de calzado, mantas, confecciones, juguetería, cacharrería…etc.

La otra faceta de la Feria de San Andrés era la de “Feria ganadera” que se celebraba en el Egido, donde el Ayuntamiento se había preocupado de la construcción de abrevaderos y piletas de agua para los animales que serían objeto de venta. Los ganaderos comerciaban con toda clase de ganado: ovejas, cabras, vacas, caballerías…y muchos vecinos esperaban esta feria para comprar los cerdos para la matanza imprescindible en todas las familias.

También es esa época se creó el mercado de Abril, “La Feria de Abril”, potenciada tanto por el Ayuntamiento como por los comerciantes del pueblo, ya que este tipo de mercados suponían grandes ventajas para sus negocios, por la gran cantidad de personas que acudían a hacer sus compras desde todos los pueblos limítrofes.

Esta Feria tuvo menos vigencia que la de San Andrés, pero en todo lo demás era semejante: el sorteo de los “puestos” para la venta de las mercancías en la Plaza Mayor, el pago del impuesto, los mismos tipos de mercancías…etc.

El mercado ganadero seguía celebrándose en el Egido. Aquí acudían los ganaderos con las distintas especies y los tratantes y comerciantes de ganado con sus caballerías imprescindibles en las labores agrícolas. Los Mercados semanales desaparecieron.

D.4. CONCLUSIÓN

Debemos poner fin aquí a nuestra ponencia, debido a la extensión del tema y a la abundancia de documentos consultados: Archivos municipales y del Juzgado de Paz, archivo de las parroquias de San Miguel y Santa María, entre otros.

Nos quedan por estudiar aspectos muy interesantes, como el urbanismo y el alcantarillado o la construcción de nuevas avenidas. Muy importante fue el aspecto cultural, con la creación de la Banda Municipal de Música, excepcional en aquella época, la creación de la Biblioteca Municipal y un colegio de segunda enseñanza.

También en el aspecto artístico podemos destacar cuatro monumentos construidos en este período de los que ya solo se conserva uno de ellos: el Colegio del Niño Jesús.

Algunos de estos temas serán objeto de estudio en nuestras próximas ponencias.

 

Nov 292019
 

Manuel García Cienfuegos.

Cronista Oficial de Montijo y Lobón.

 

El freinetismo fue una tendencia escolar vanguardista, cuyo propósito era cambiar radicalmente la vida y la concepción de la enseñanza en la escuela. Pretendía que la escuela y la vida misma no fueran dos ámbitos distintos, separados y antagónicos; esto es, lograr que los niños no sintieran la frontera que normalmente viven al entrar en el recinto escolar y dejar la vida ordinaria atrás, tan rica y viva para ellos, como si de dos mundos se tratara[1].

 

1.- CÉLESTIN FREINET (GARS, 1896-VENCE, 1966)

Pedagogo francés, impulsor de métodos de renovación dentro del marco del movimiento llamado la escuela nueva. Es uno de los más importantes innovadores en la educación del siglo XX. La relación con sus alumnos le hace ser consciente de que la escuela no responde a las necesidades educativas de los escolares, como tampoco responde a su concepto sobre lo que es educar en la escuela primaria. A partir de entonces, entra en contacto, primero mediante la lectura de sus trabajos y posteriormente de forma personal, con los distintos pedagogos e ideólogos que, en aquellos momentos, estaban realizando una crítica a la escuela tradicional y pugnaban por una escuela nueva. No sólo se dedicó a recoger información y métodos de sus colegas, sino que participó en el movimiento de renovación pedagógica aportando nuevas ideas y técnicas que se fueron adaptando, a lo largo del siglo XX, a los cambios sociales y educativos.

Célestin Freinet fue uno de los referentes innovadores más importantes de la pedagogía moderna y popular, tanto por sus teorías, radicalmente antiautoritarias y democráticas, como por la aplicación de un amplio abanico de técnicas que le conceden al alumno un grado notable de libertad y protagonismo, permitiéndole adquirir un aprendizaje más sólido, crítico y eficiente. Técnicas que estimulan el tanteo experimental, la libre expresión infantil, la cooperación y la investigación del entorno.

En las aulas de Freinet los niños se organizan en asambleas que sirven para regular la vida del grupo, revisar el trabajo, proponer proyectos y tomar decisiones; en la biblioteca consultan libros, monografías, artículos de prensa y archivos fotográficos; elaborando textos libres que, después de corregirlos colectivamente, los imprimen y forman parte de la revista o periódico escolar que se distribuye entre las familias y se intercambia con alumnos de otros centros. La educación natural preconizada por Célestin Freinet se estructura en torno a la vida y las actividades del niño, poniendo en práctica una serie de técnicas originales, basadas en un conjunto de principios como la motivación, la expresión y la socialización[2].

 

2.- LAS TÉCNICAS DE FREINET

Célestin Freinet concebía la escuela como lugar de renovación social para instaurar una sociedad popular donde ésta tuviera una relación consciente con los otros ámbitos sociales. Sus propuestas nacen de la realidad escolar cotidiana. Sus aportes constituyen el punto de arranque del movimiento pedagógico nucleado en la Federación Internacional de Movimientos de Escuela Moderna[3] que pretenden la renovación educativa por medio de la organización de una comunidad escolar auténticamente humana.

El niño tiende a organizar su primitiva experiencia a tientas, en formas cada vez más ricas, que se convierten naturalmente en experiencias sociales, en las cuales se integra con otros niños, y a dejar de ser puro juego para ser juego-trabajo. Su técnica es conocida como la tipografía de la escuela, produciéndose en las clases varios elementos y técnicas para crear textos, dibujos, correspondencia, ficheros y lo que llama libro de la vida, donde los escolares narraban sus historias y la de la clase. Su función era que los niños se expresaran y se comunicaran de manera espontánea, cambiando así las relaciones entre la escuela y la vida, algo más útil y práctico de manera personal y social. El trabajo colectivo y el método activo también suelen representar su trabajo. En eso radicó su invención: llevar la comunicación y la creatividad a un sitio que, aunque parezca extraño, lo había dejado de lado para enfocarse en la memoria y la repetición.

Las técnicas de Freinet ayudaron a constituir una pedagogía moderna que se ocupaba del aprendizaje de una manera más humana, desde un acercamiento a tientas hacía el conocimiento. Se trata ante todo de la necesidad imperiosa, física y psicológicamente, de salir del aula para ir a buscar la vida en la oferta del rico entorno. Donde se observará el medio natural y humano, del que se llevará a la escuela, primero desde los ecos orales y después los escritos.

Los textos así producidos se corregirán, enriquecerán y constituirán la base de los aprendizajes elementales clásicos que los convierten en un instrumento directo de mejora de la comunicación. El estudio del medio, la imprenta, el diario y la correspondencia escolares se convertirán en los instrumentos primordiales de una revolución pedagógica[4]. Las técnicas de Freinet constituyen un abanico de actividades que estimulan el tanteo experimental, la libre expresión infantil, la cooperación y la investigación del entorno. Están pensados sobre la base funcional de la comunicación.[5].

Las transformaciones que Freinet introdujo en la escuela forman parte del imaginario colectivo de la profesión docente, el ímpetu por crear una escuela centrada en el alumno, es decir en el niño y en los maestros, asentada bajo la enseñanza de pensar y cultivar la motivación y el aprendizaje libre, relegando la función de instruir o enseñar bajo los parámetros de un modo más tradicional. Un elemento importante a destacar, es la ruptura del individualismo tanto en la docencia como en el trabajo del alumnado, proponiendo las bases de un trabajo cooperativo promoviendo la ayuda y la solidaridad entre compañeros. La puesta en práctica de las diversas técnicas de Freinet supone plantearse que la principal finalidad de la escuela debe ser potenciar todas las capacidades del alumno para obtener respuestas dentro de un proceso centrado en su propia investigación y aprendizaje[6].

Freinet liga al niño con la vida, con su medio social, con los problemas que le atañen a él y su entorno. La escuela Freinet es una escuela viva, continuación de la vida familiar, de la vida del pueblo y del medio. La única forma de despojar a la educación de la mística aristocrática en que se encuentra envuelta y de convertirla en una preparación y puesta a punto para la vida proletaria, es ligarla, cada vez más vigorosamente, con la vida, con el pueblo, con sus problemas y realidades[7].

 

3.- LA LLEGADA DEL FREINETISMO A ESPAÑA Y EXTREMADURA

Fueron tres las vías abiertas para la recepción de las técnicas de la Escuela Moderna en España. La primera se abrió en 1926, gracias al maestro Sidonio Pintado Arroyo, del Grupo Escolar Bailén de Madrid. La inquietud y la curiosidad invitaron al maestro a visitar, alrededor de 1925, la escuela de Bar-sur-Loup, Francia, donde Célestin Freinet realizaba los primeros tanteos con la imprenta escolar y daba los primeros pasos para la organización de la Cooperativa de Enseñanza Laica (CEL).

Poco tiempo después se abrió la segunda vía. En agosto de 1927 se celebró en Tours (Francia) el I Congreso de la CEL, coincidiendo con el Congreso Anual de la Fédération de l´Enseignement. A éste asistió Manuel Juan Cluet Santiberi, por aquel entonces maestro de una escuela de Madrid. También lo hizo Célestin Freinet, que intervino como secretario sindical de la región de los Alpes Marítimos. Allí entablaron contacto, quizás casualmente, quizás a instancias del primero.

En esas mismas fechas se abría una nueva vía, ahora en Cataluña, para la recepción de las técnicas de la Escuela Moderna en España. Esta tercera vía encontró un ambiente educativo más favorable que la madrileña, ya que durante la segunda década del s. XX había surgido en Lérida un grupo de maestros, conocidos como grupo Batec, que fue la semilla donde fructificó la Cooperativa española de la Técnica Freinet[8]. La división española del movimiento freinetiano internacional la integraron, al menos, doscientos veinticuatro seguidores, de los que ciento sesenta y ocho fueron maestros de primera enseñanza; tres profesores de Escuela Normal; otro, alumno normalista; dos más, colaboradores desvinculados de la enseñanza o que habían renunciado a ésta; y cuatro, fueron inspectores escolares.

El grueso de freinetistas españoles nació en el medio rural generalmente, en un ambiente socioeconómico deprimido y culturalmente poco estimulante. Se formaron en un tiempo en el que los estudios de magisterio comenzaban su lenta y costosa revitalización y modernización. Las Normales de Barcelona y Lérida fueron las que más peso tuvieron en la formación del grupo freinetiano, seguidas, muy de lejos, de las de Huesca y Madrid. Estas mismas provincias fueron las que, a la postre, albergaron a un mayor número de maestros y escuelas freinetistas: Barcelona a sesenta y dos y Lérida a cuarenta y uno. Seguidas por Huesca, Baleares, Cáceres con once y Badajoz con siete, entre otras[9].

La esposa de Celestín Freinet, Élise, en el libro que recoge el recorrido histórico de la escuela promovida por su marido, se refiere, entre los primeros iniciadores de la misma en España, al maestro José Vargas, de la provincia de Cáceres, junto a otros maestros más conocidos: José de Tapia, Simeón Omeya y Patricio Redondo, vinculados al grupo cátalo-aragonés.

El maestro José Vargas Gómez pudo conocer las enseñanzas de Freinet durante su destino en Burujón (Toledo), cercano a Torrijos y Camerana, con maestros que aplicaban la corriente del freinetismo que se ejercía en Madrid. José Vargas compartió la corriente pedagógica de Freinet con su compañero en Las Hurdes (Caminomorisco-La Huerta), Maximino Cano Gascón. Éste último al ser destinado a Montijo difundió a Freinet en algunos de los maestros que ejercían el magisterio en los grupos escolares Giner de los Ríos y 14 de abril. Montijo fue el principal centro de difusión del resto de experiencias escolares en la región, pues desde él partieron las técnicas de Freinet hacia Calamonte, Puebla del Maestre, Valencia de Alcántara y Arroyo del Puerco (Arroyo de la Luz). En esta última población con el maestro Ricardo Gil-Toresano Cabañero para la última población[10]. Este maestro era hijo del médico afincado en Arroyo, proveniente de Alcántara, Ventura Gil-Toresano Ocaña, y de Sofía Cabañero y Cambronero, una noble que había sido educada en París. Ricardo Gil-Toresano estuvo casado con otra maestra arroyana, Jacoba Franco, vivieron en la calle Germán Petit. Ricardo falleció en 1975[11].

 

4.- LA ENSEÑANZA EN LA II REPÚBLICA

Su llegada supuso la implantación de un sistema político que tuvo en la educación uno de sus pilares fundamentales, tanto por la constatación del abandono en el que estaba, como por la necesidad de plantear en la práctica profundos cambios en un sentido progresista, dentro de un proyecto más amplio de creación de un estado del bienestar, al considerar la educación como un motor de transformación social, partiendo de los movimientos de renovación pedagógica que habían comenzado con la Institución Libre de Enseñanza.

La enseñanza, según señalaba la Constitución, promulgada el 9 de diciembre de 1931, será laica, hará del trabajo el eje de su actividad metodológica y se inspirará en ideales de solidaridad humana. Se reconoce a las Iglesias el derecho, sujeto a inspección del Estado, de enseñar sus respectivas doctrinas en sus propios establecimientos (art. 48). La nueva Constitución recogía las ilusiones colectivas que suscitó el cambio de régimen político en España. Constaba de 10 títulos, una disposición transitoria y 121 artículos[12], muchos de los cuales, singularmente el 3, 26, 27 y 48, rompían abiertamente con la tradición constitucional española, aún la de tintes más liberales. Tres políticos destacaron en el impulso a la educación: los ministros Marcelino Domingo y Fernando de los Ríos, que ocuparon la cartera de Instrucción Pública, y Rodolfo Llopis, director general de Primera Enseñanza.

La Constitución de 1931 establecía que el servicio de la cultura era atribución del Estado y se prestaría en instituciones educativas, según un sistema de escuela unificada, es decir, que se planteaba un nuevo sistema educativo y común. Así, una de las prioridades a instancias de la Institución Libre de Enseñanza fue la de proporcionar a la población una enseñanza obligatoria pública que desarrollara el nivel cultural y permitiera al país alcanzar el progreso económico y social del que disfrutaban otras naciones europeas.

A tal fin se proyectó un ambicioso plan quinquenal de construcción de escuelas, hasta 27.000 centros escolares. Las penurias presupuestarias impidieron alcanzar ese objetivo, pero se hizo un verdadero esfuerzo para que hubiera escuelas en todos los rincones del país. Al tiempo que se impulsaban los institutos-escuelas, las colonias escolares de vacaciones y la puesta en marcha de las Misiones Pedagógicas, integradas por voluntarios que llevaban a los pueblos lectura, música, teatro, cine y arte[13].

Había que formar ciudadanos nuevos porque la República, según Marcelino Domingo, heredó una tierra poblada de hombres rotos. La República recibió una inmensa carencia de escuelas y de maestros, un lastre que el sistema educativo español arrastraba desde hacía más de cien años. Las carencias todavía eran más evidentes al considerar la precariedad de los edificios dedicados a escuelas, la situación de la educación de la mujer, la formación del profesorado, la educación de adultos, etc. En 1930 la tasa de analfabetismo en España era del 32,6% a la edad de 7 años[14].

 

5.- LA SITUACIÓN ESCOLAR EN MONTIJO

La propaganda primorriverista, en 1929, a través del “Barógrafo de un lustro: Memoria demostrativa del avance dado por la provincia de Badajoz”, recopilaba, desde 1923 a 1928, lo realizado por la Unión Patriótica, el partido creado desde el poder en 1924. La implantación de la Unión Patriótica tuvo un éxito completo, con un gran número de afiliados que ocupaban buena parte de los cargos políticos, alcaldes, concejales y diputados, controlando los resortes del poder local[15]. Por lo que respecta a Montijo, se informa en el Barógrafo de un lustro, “que el Ayuntamiento ha invertido entre los años 1923-1928: 78.742,82 pesetas en acerados y empedrados; en el matadero, 5.049,45 pesetas, en el cementerio 30.840,78 pesetas; en reforma de la Casa Consistorial 47.123,70 pesetas; en la creación de dos grupos escolares 200.000 pesetas, y subvención para caminos vecinales 21.055,36 pesetas”[16].

Se dice en la Memoria que se habían subastado las obras de un Cuartel para la Guardia Civil, con un presupuesto de 128.680,48 pesetas y de una Plaza de Abastos, en 194.123 pesetas[17]. Para la realización de estos proyectos el Ayuntamiento solicitó del Banco de Crédito Local una operación de préstamo por importe de 570.000 pesetas. Junto con ensanches de vías públicas, adquisiciones, expropiaciones y gastos[18]. Aunque muchas de estas obras no fueron ejecutadas hasta los años centrales de la II República.

Desde el Ayuntamiento, el 23 de mayo de 1931, a poco más de un mes de la proclamación de la República, aprobaba el gasto de 2.721,28 pesetas para medicamentos a pobres de la Beneficencia durante el primer trimestre del año[19]. Estas cifras aducen las dificultades que atravesaba un sector de una población que sobrepasaba diez mil habitantes. Aquellos primeros aires republicanos tuvieron que afrontar el gravísimo problema por el que atravesaba la clase trabajadora. Los jornaleros creían ver en el nuevo régimen político el remedio que solventaría sus problemas ancestrales, especialmente la cuestión agraria[20].

A finales de mayo la Corporación Municipal aurorizaba el pago de “273 pesetas por jornales empleados en la limpieza del campo de los nuevos Grupos Escolares”[21]. El presupuesto municipal aprobado el 24/IX/1929 destinaba de los gastos (383.795,76 pesetas) el 3,92% (15.062 pesetas) a Instrucción Pública. Siendo las mayores partidas para Obras Públicas (27,79%) y Obligaciones Generales (26,68%); apartado en el que incluían las deudas contraídas a corto, medio y largo plazo[22].

En este contexto, en la cercana población de Lobón, las autoridades municipales se habían propuesto acabar con el analfabetismo, obligando la escolarización de los niños. Esta medida tomada resulta clarificadora:“que se publique bando haciendo saber que los niños de uno y otro sexo que no asistan a clase sin causa justificada, sus padres serán multados de una a quince pesetas”[23]. La preocupación por la enseñanza en los adultos la plantearon los concejales montijanos: “que fuera expuesto al público anuncio indicando la apertura de clases de adultos en las Escuelas Nacionales, y que para dichas clases se ordena la instalación del alumbrado necesario”[24].

El problema fundamental con el que se enfrentó la Segunda República fue la insuficiencia del número de escuelas, lo cual ocasionaba que un número importante de niños y adolescentes estuviese sin escolarizar. Las causas de la desescolarización tenían su origen en razones de carácter social y económico[25]. Las escuelas existentes en Montijo no reunían las condiciones necesarias. Eran escuelas unitarias con nula o poca coordinación entre ellas; se localizaban de manera dispersa por el casco urbano en casas alquiladas por el Ayuntamiento a particulares. El Magisterio local estaba formado por doce maestros[26]. Existían también algunas escuelas particulares, especialmente de párvulos, donde sus responsables no tenían titulación oficial.

La República consideraba que el país no sería una auténtica democracia mientras la inmensa mayoría de sus hijos, por falta de escuelas, se vieran condenados a la perpetua ignorancia, encaminados al trabajo en edades muy tempranas. Esta preocupación no quedó en intenciones, sino que, como ya hemos dicho, se acometió un ambicioso plan de construcción de escuelas. Montijo no fue ajeno a estas medidas. Así, la Inspección Provincial de Primera Enseñanza concedió la creación de cuatro escuelas graduadas, dos de cada sexo y una de párvulos[27]. Era alcalde el socialista Juan Brugera Vega. Quedando constituida la Comisión de Instrucción Pública de Primera Enseñanza, formada por Juan Gutiérrez Arias, concejal; Teodomiro Cayetano, médico, Inspector Municipal de Sanidad; Juan José García Martínez de Tejada y Emilia Ruiz Diaz, maestros nacionales; Antonio Cabezas y Rafaela Alba, padres de familias[28]. De inmediato se procedió a edificar un primer grupo escolar en el viejo edificio del Pósito[29], con cuatro escuelas para niños y otras cuatro niñas, al que llamaron Giner de los Ríos, construido por el maestro de obras Pedro González Gragera[30].

Pocos meses después, aparecen noticias de la construcción de un segundo grupo escolar[31], por nombre 14 de abril, también conocido por ‘colegio de las eras’, dotado de ocho escuelas, cuatro para cada sexo, y las casas de los maestros en el patio de recreo. Esta información se refiere al grupo escolar que referenciamos en la relación de obras del Barógrafo de un lustro. Durante el período que duraron las obras los maestros y alumnos tuvieron que utilizar las Escuelas de Jesús, junto a la ermita de su mismo nombre, la planta baja de la Plaza de Abastos y algunas casas que alquiló el Ayuntamiento.

Las carencias en materia educativa eran muchas. El maestro Juan José García Martínez de Tejada, en calidad de secretario de la Comisión de Instrucción Pública de Primera Enseñanza, instaba al Pleno Municipal “para que los alumnos que asisten a las escuelas tengan las mínimas comodidades de trabajo, cifrando el importe del material escolar en 2.492 pesetas”. El concejal, señor Gutiérrez, veía que “la petición era muy justa, pero el Ayuntamiento en virtud de su situación económica le es imposible acceder a esta petición”[32]. A comienzos de 1932 el anteproyecto del presupuesto municipal destinaba 20.271,75 pesetas a Instrucción Pública, el 6,14% del total de los gastos para el ejercicio[33]. Tras el fallecimiento del alcalde Sebastián Gabardino Acevedo[34], accedió a la Alcaldía el también socialista Miguel Merino Rodríguez[35], que apoyará varios proyectos educativos como seguidamente veremos.

El primero de ellos fue, a petición del Consejo Escolar de Enseñanza Primaria, la apertura de una Cantina Escolar para los niños más desfavorecidos, acordando instalarla en la planta baja de la Plaza de Abastos[36]. El respaldo al Magisterio hace que el director del Grupo Escolar Giner de los Ríos, dirija un oficio, en el que afirma el “reconocimiento del Magisterio a la labor realizada por la Corporación sobre la enseñanza.”[37].

 

6.- EL MAESTRO MAXIMINO CANO GASCON DESTINADO A MONTIJO

Nació en 1892 en Huesca. En 1910 obtuvo el título de maestro y enseguida comenzó a ejercer en pequeñas localidades aragonesas. Primero en Maleján, a los pies del Moncayo, y más tarde en la oscense de Ayera. En 1920 editó un librito de poemas y narraciones breves de resonancias modernistas, “El primer amor”. Su portada fue ilustrada por Ramón Acín (Huesca 1888-1936)[38].

Tras la muerte de su padre, Maximino solicitó empleos en poblaciones alejadas de su ciudad natal, por desavenencias familiares, en la que no volvió a residir. De este modo, le llevó a impartir docencia en Campillos (Málaga), Sanlúcar la Mayor (Sevilla), Caravaca de la Cruz (Murcia) y el pueblo turolense de Lechago[39]. En los primeros meses de 1930 su peregrinar hizo escala en un destino que le marcaría de por vida. Pasó a dirigir la escuela de una alquería perdida, llamada La Huerta, junto a Caminomorisco, enclavada en Las Hurdes, una de las comarcas más aisladas y paupérrimas del país.

En ese entorno extremo, al que algunos llamaron el fin del mundo, Maximino Cano inició una aventura educativa que podemos calificar de asombrosa en compañía de José Vargas Gómez, originario del pueblo murciano de Abarán, responsable de la cercana escuela de Caminomorisco. Ambos maestros, con el fin de dotar de humanidad, dar una oportunidad y un porvenir a los niños decidieron poner en práctica un sistema de enseñanza pionero en Europa. Sin dejarse intimidar por las penosas condiciones en las que se vivían sus alumnos, aplicaron en sus colegios las innovadoras teorías del pedagogo Célestin Freinet, basadas en la experimentación, el contacto con la realidad circundante y el trabajo en equipo como instrumentos básicos de educación.

Tras intentar paliar las carencias materiales más acuciantes (se crearon un comedor escolar, aseos y un ropero, y las Misiones Pedagógicas llevaron libros), ambos maestros abandonaron el recitado de lecciones en voz alta, de memoria, por monótonos coros infantiles en favor de actividades más ilustrativas y participativas. Cuando no se daban largos paseos por el campo para estudiar el medio natural, las plantas y los animales, se observaban con atención las labores de los adultos, se organizaban talleres de manualidades, se aplicaba el cálculo a problemas cotidianos o se redactaban textos de tema libre para exponer y debatir en clase. Un objetivo siempre presente fue el de armonizar el cuidado de los materiales, el respeto por los otros y la responsabilidad con una formación lúdica y amena, porque la educación sin alegría es una educación a medias.

José Vargas y Maximino Cano compraron pequeñas imprentas con la que los escolares las manejaron y publicaron sus trabajos en periódicos escolares. En abril de 1933 aparecía el primer número de Ideas y Hechos, en Caminomorisco, y sólo unos días después lo hacía el ejemplar inicial de Niños, Pájaros y Flores, en La Huerta[40]. Los logros y experiencias se pusieron en común con otros colegios y en el extranjero. Se enviaron a centros escolares mexicanos, uruguayos, franceses y belgas plantas disecadas, dibujos, cuentos oídos o inventados, sellos, etc. Los niños escribían en castellano, pero dejaban espacios en blanco donde el maestro traducía el texto al francés. Y el mismo sistema empleaban los franceses y belgas en sus respuestas.

No se sabe con certeza cuál de los dos maestros correspondió la iniciativa de introducir los métodos freinetianos, su trabajo fue de los más tempranos en España. Tal vez el freinetismo llegó a Las Hurdes por otras vías, gracias a contactos y experiencias previas de José Vargas o a través de libros y revistas especializadas[41]. El caso es que desde Las Hurdes se extendió a otras zonas de Extremadura, pues Maximino Cano fue trasladado en septiembre de 1933 a Montijo, una población mayor, en la provincia de Badajoz. Localidad en la que se crearon dos periódicos escolares: Floreal y Alborada. Sus centros educativos se convirtieron en referente para muchos otros. En poco tiempo, casi una treintena de maestros bebieron de ese manantial, cada vez más fecundo[42].

El maestro Maximino Cano formó parte del Real Patronato de las Hurdes[43], creado tras la visita que Alfonso XIII, a petición del doctor Gregorio Marañón, hizo a la comarca en junio de 1922. Tras este viaje se impulsaron medidas con la finalidad de atajar males como las enfermedades endémicas de bocio y el cretinismo, la falta de comunicación al exterior, la educación, etc. El 18 de julio, un mes después de la visita del monarca, se creó el Patronato, “una institución de Beneficencia destinada a remediar la situación material, social y moral en que se encontraba la zona”[44], es decir, un organismo encargado de dirigir y promover el desarrollo de Las Hurdes. En la primera Junta de Consiliarios fue nombrado vicepresidente el obispo de Coria, don Pedro Segura Sáenz[45], al que se le consideró el apóstol de Las Hurdes.

 

7.- EL MONTIJO QUE SE ENCONTRÓ MAXIMINO CANO

Maximino Cano Gascón llegó a Montijo a comienzos de curso a la Graduada núm.1 del Grupo Escolar Giner de los Ríos[46]. Se encontró un pueblo con elevadas cifras de paro, pobreza y hambre. La subida de los precios era una constante. Se reivindicaba una jornada laboral de ocho horas, salarios dignos y subsidio de paro. No faltaban las protestas, manifestaciones y huelgas, en espera de la aplicación de la Reforma Agraria que diera trabajo con el reparto de las tierras. El laicismo creó malestar por las medidas tomadas para regular el toque de campanas, las procesiones, blanquear escudos y blasones, control de las clases de Religión, etc. La llegada de Maximino Cano obedecía a la creación de los dos nuevos grupos escolares, pues la preocupación de las autoridades locales, junto al interés de la República por la educación, estimaban, como ya dijimos, que debía ser uno de los pilares fundamentales que la sociedad necesitaba[47].

Sin embargo, el maestro Cano Gascón no encontró para sí un ambiente favorable. Él mismo lo manifiesta en el expediente de depuración que se le abre: “Mi vida en esta localidad, desde el día que en que tomé posesión, ha estado llena de sufrimientos morales. El hecho de proceder del Real Patronato de Las Hurdes y de haber llegado a Montijo con una carta de presentación para el sr. cura párroco, me creó un ambiente de hostilidad… me decían, que era uno de los maestros del cardenal Segura. Sufrí coacciones, amenazas más o menos veladas; se me hizo saber que varios de los inspectores de primera enseñanza eran socialistas y pertenecientes a la Federación de Trabajadores de la Enseñanza, y que en la provincia de Badajoz no querían maestros cavernícolas”[48]. En este entorno, el Ayuntamiento pagaba 276 pesetas por 16 arrobas de aceite para la Cantina Escolar[49]. En esa misma sesión el concejal Juan Brugera Vega[50] fue nombrado representante del Ayuntamiento en el Patronato de la Cantina Escolar.

 

8.- EL FREINETISMO EN MONTIJO

Será un maestro, compañero del recién llegado Maximino, el que cambie su destino. Se trata de Juan José García Martínez de Tejada, que llegó a Montijo en 1927 para la escuela núm. 2 de niños. Pertenecía al Partido Socialista, delegado en Montijo de la Federación de Trabajadores de la Enseñanza (FETE-UGT) y secretario del Consejo Escolar. Maximino Cano debió mostrarle a Martínez de Tejada su experiencia pedagógica con la corriente freinetiana, junto con los periódicos escolares propios y ajenos que había intercambiado con otras escuelas en su etapa en Las Hurdes.

La afabilidad, sencillez, bondad y honradez en el carácter y en el comportamiento de Maximino Cano, abrieron las puertas de la amistad[51]. Maximino Cano, a partir de entonces, se convirtió en referencia necesaria, como maestro experimentado en la corriente pedagógica de Freinet, pasando a ser considerado; aunque para llevar a efecto su proyecto debía contar con el Ayuntamiento. Fue Juan José García Martínez de Tejada con peso político, cuya voz era tenida en cuenta por las instituciones y por la administración educativa quien hizo posible que la pedagogía de Freinet se impartiera en los grupos escolares montijanos.

Así, la Corporación Municipal estudiaba, a comienzos de diciembre, el presupuesto municipal para 1934, destinaba 34.431,76 pesetas para el capítulo de Instrucción Pública. Días después el Gobierno Municipal acordaba “dotar de una imprenta modesta, pero lo más completa posible, en las más beneficiosas condiciones de economía a cada Grupo Escolar de los existentes en Montijo, quedando autorizado el señor alcalde presidente para practicar las gestiones conducentes al cumplimiento de este acuerdo”; se cita al margen del acta: “Compra de una imprenta”[52]. El freinetismo había llegado a Montijo. “A la Casa Richard Gans, de Madrid, por diversos útiles para las imprentas de los Grupos Escolares, doscientas treinta pesetas. A la Cooperativa Española, por igual concepto, setenta y tres pesetas”[53]. “A Pedro López, por varias piezas auxiliares precisas para el manejo del equipo de Imprenta Freinet, concedido por el Ayuntamiento a los Grupos Escolares, cuarenta pesetas”[54]. “A Artes Gráficas, por diez y siete kilos y medio de letras, cajas y un cliché, para las imprentas de Freinet de los Grupos Escolares, ciento dos pesetas con noventa y cinco céntimos”. “A don Antonio Agudo, por cuatro resmas de papel blanco de ocho kilos resma y una más de colores variados para los grupos escolares, ochenta y cuatro pesetas con cuarenta céntimos”. “A Richard Gans, tipografía de Madrid, por material para los equipos de Freinet de los Grupos Escolares, ciento setenta y nueve pesetas con treinta céntimos”[55].

 

9.- MAESTROS FREINETIANOS. UNA TENDENCIA VANGUARDISTA

Con la nueva experiencia escolar ya en marcha, los maestros participaron en ella con mayor o menor entusiasmo[56]. Los protagonistas de la nueva corriente pedagógica fueron: en el grupo escolar Giner de los Ríos, Maximino Cano Gascón que fue el que propagó las enseñanzas de Freinet de las que hizo partícipe a Juan José García Martínez de Tejada. Ambos fueron los promotores, el primero más que el segundo, de la publicación del periódico escolar Floreal[57].

En el grupo escolar 14 de abril, los maestros más significados fueron Jerónimo Ruiz Lara, maestro con experiencia, y Antonio Márquez Tabares, más joven pero muy entusiasta, al que se le debe gran parte de la expansión de esta corriente pedagógica por algunas escuelas extremeñas. Ellos fueron los responsables de la edición del periódico escolar Alborada. A este grupo hay que añadir al maestro Eduardo Almada Rodríguez, destinado a Montijo en 1935.

¿Qué hacían los niños en las escuelas donde se aplicaban las técnicas de Freinet, en definitiva, cómo era la escuela cotidiana? Por lo general, los maestros se atenían a las directrices generales marcadas para la enseñanza (contenidos, tiempos y modos), es decir, continuaban la marcha ordinaria de la escuela, pero introducían las nuevas técnicas con la finalidad de lograr que la escuela y la vida (la experiencia personal y el aprendizaje) no fueran dos ámbitos extraños.

Se cultivaba el texto libre, composición de los alumnos propiciada por alguna experiencia preparada previamente por el maestro. Era muy habitual organizar pequeñas excursiones campestres o culturales en las que la observación directa ayudaban en los alumnos preguntas o inquietudes que después ellos mismos escribían. Luego se seleccionaban y corregían los textos para imprimirlos después en la imprenta, acaso la técnica nuclear de la escuela, fuente de una cadena de trabajos escolares.

El periódico escolar, compuesto con los textos de los muchachos y elaborado por ellos mismos, era el fruto más logrado y gratificante de la imprenta. Los alumnos, de este modo, dejaban de ser sujetos pasivos para convertirse en emisores activos, creativos y capaces de transmitir sus propias ideas[58].

El intercambio y la correspondencia lanzaban de escuela a escuela el periódico escolar y los trabajos que los niños elaboraban. Ellos mandaban a otras escuelas amigas sus conquistas, recibiendo de ellas el trabajo equivalente de los amigos desconocidos. La red de intercambios fue tan amplia que las escuelas recibían material de todos los rincones de aquella España más incomunicada y atrasada, pero también de Francia, Bélgica, tal vez también de Alemania y de varios países hispanoamericanos. De esta manera se producía una lectura colectiva.

El profesor García Madrid ha recogido el testimonio de un alumno de cuarto grado del maestro freinetiano Juan José García Martínez de Tejada, en el grupo escolar Giner de los Ríos de Montijo: “Una de las cosas que nos enseñó fue la Imprenta Floreal. Se inventó unas barritas de metal en forma de V donde encajábamos las letras para imprimir los escritos. Después sólo nos quedaba humedecerlas en la tinta e imprimirlas en el papel. De esta manera nos comunicábamos con los alumnos de otros pueblos de Cataluña; ellos nos contestaban a nosotros contando sus costumbres. Para enseñar la Gramática usaba un procedimiento que nos divertía, aprendiéndola en poco tiempo: nos enseñaba las oraciones gramaticales en lectura y después hacíamos en el suelo de la clase con tiza todos los círculos que puede tener una oración: nombres propios, verbos, sujetos, adjetivos, etc. Mientras él leía las oraciones, cada uno de nosotros salía de la fila y se colocaba en el círculo correspondiente a la parte de la oración que a ella le había asignado. Este método nos gustaba a todos y aprendíamos pronto.

Otra cosa que hacíamos algunos jueves por la tarde (que no había clase) era salir al campo y trazar en la hierba figuras geométricas y después con una cinta métrica, medíamos la extensión de aquella tierra. Así nos enseñaba algo que aprendíamos pronto. Por último, nos enseñó dibujo; pintábamos a todos los ministros que entraron en el Gobierno después de marcharse Alfonso XIII. Yo hice el retrato de Alcalá Zamora y el de Azaña”[59].

Dejemos que sea Maximino Cano quien nos sorprenda con la enseñanza de la escritura que él quería para los alumnos: “Es un error pretender que los niños comiencen el aprendizaje de la escritura trazando las letras manuscritas corrientes, con sus caídos, perfiles, enlaces, etc. Eso resulta demasiado lento y tan difícil que con frecuencia vemos como a veces, cuando no recuerdan bien el trazado de alguna letra, sobre todo de las mayúsculas, tienden a imitar los caracteres de imprenta. La enseñanza de la escritura, igualmente de la lectura y escritura simultáneas, debe hacerse a base de las letras que ofrezcan la menor dificultad posible; letras sueltas, es decir, sin enlaces; lo esencial es que los niños aprendan a expresar su pensamiento por medio de la escritura en el plazo más breve posible; después ya tendrán tiempo para realizar primores caligráficos. El mejor tipo de letra para la enseñanza de la escritura en los primeros grados será, sin ningún género de duda, aquel cuyos elementos hayan sido reducidos a su más simple exposición, una vez suprimidos los adornos, perfiles y sin más trazos que los indispensables”[60].

 

10.- LOS PERIÓDICOS ESCOLARES FLOREAL Y ALBORADA

Ya dijimos en el capítulo 2 de este estudio que las técnicas de Freinet se avenían en el texto libre, los manuales escolares y periódicos confeccionados por el propio alumno, la técnica de la imprenta, la correspondencia inter escolar y el intercambio de trabajos entre escuelas. Todas estaban orientadas a hacer de la enseñanza algo muy próximo, muy experiencial, muy vivido, muy enraizado en la cultura diaria.

Estamos hablando de un método didáctico que poseía ya los principios fundamentales en los que se apoya la pedagogía moderna: enseñanza centrada en la acción, resolución de tareas y actividades significativas contextualizadas; experimentación, trabajo en equipo, incorporación de las tecnologías a las tareas de clase[61].

A pocos meses de la llegada de Maximino Cano Gascón a Montijo, marzo de 1934, se editaba el periódico escolar Floreal[62], en el grupo escolar Giner de los Ríos, que como hemos señalado tenía en su estructura y composición, afinidad con el periódico hurdano Niños, pájaros y flores. Floreal nacía bajo el lema: Siempre adelante[63].

El periódico se ve ilustrado, separando los temas, por pequeños dibujos hechos por los escolares y otros atribuidos a Maximino y su amigo Rafael González Castell, secretario del Ayuntamiento. Los trabajos de los niños[64] nos acercan al texto libre por ellos creados. Así se manifiesta, entre otros, en “Mi cuartilla”[65] y “Lo que presenciamos en el cine”, narrado por Joaquín Trejo y Pedro Sánchez, alumnos de cuarto grado[66]. En las últimas páginas de Floreal, los alumnos Lorenzo Carretero y José Lavado, de cuarto y tercer grado, dan a conocer varios datos sobre Montijo: población, situación, colegios, vías de comunicación, agricultura, ganadería, cultivos e industria. Informando que “actualmente se está construyendo un puente sobre este río (Guadiana) de 600 m. de largo”[67].

Un mes después del nacimiento de Floreal, aparece en el grupo escolar 14 de abril, el periódico escolar Alborada, conservando el Archivo Municipal de Montijo el cuarto número, publicado en julio de 1934. Número en el que Agustín Pérez Trujillo, Inspector Jefe del Consejo Provincial de Primera Enseñanza de Badajoz, se dirige a los pequeños redactores del periódico: “Magníficas condiciones se reúnen en Montijo para realizar en vosotros esa obra. Unas autoridades inteligentes construyeron esos grupos que son hoy vuestro templo de trabajo, otras no menos inteligentes, acogieron con entusiasmo las sugerencias de vuestros cultos maestros, que querían introducir en sus escuelas los métodos y procedimientos del pedagogo francés C. Freinet y os donaron la imprenta con que editáis vuestro periódico”[68].

En sus artículos, los escolares ofrecen, desde el texto libre, espontaneidad en sus descripciones. Como ejemplo citamos el comentario de las Eras[69], y otros como las “Plantas que nos visten. Mis impresiones en una función de circo. La velada de San Antonio. Los rápalos. Feria de Sevilla. Lo que yo quiero ser”. Terminando con una sección de noticias en la que se informa de la marcha para el siguiente curso escolar de los maestros: Francisca García Rivero, María del Carmen Doncel Moriche, Enrique Castellano Castillo y Amalia Torres Cabezas, destinados a Castuera, Alburquerque, Buen Suceso y Lobón. Así mismo informan que habían recibido del presidente del Montijo F.C., Miguel Gómez, de Manuel Carretero Feria, corresponsal del diario Hoy, un lote de novelas y revistas, y de Emilio Fernández Conde, maestro nacional de Puebla de la Calzada, otro de escogidas obras[70].

Las dos páginas finales de Alborada, están escritas por los directores Emilia Ruiz Diez y Fernando Alvarado Pascasio, en el que decían: “Por mediación de este periodiquito los alumnos van habituándose a hacer el trabajo en grupos o equipos destruyendo en parte el egoísmo personal sin eliminar el individual, que reflejen impresiones intransferibles; pero tenemos ya una ventaja, la sociabilidad que entablan los de un equipo entre sí y las de unos equipos con otros; si a esto se agrega la comunicación de estos alumnos con las de otras regiones y países, el ensayo no nos parece mal, teniendo en cuenta el poco tiempo de prueba. Los resultados hablarán”[71].

 

11.- DIFUSIÓN DEL FREINETISMO DESDE MONTIJO

Las ideas escolares llegadas de Las Hurdes a Montijo, puestas en práctica en unos meses, se extendieron de manera rápida. El protagonismo en este punto fue, en exclusiva, de los hermanos Márquez Tabares, con actuación especialísima de Antonio, el mayor de los tres, precisamente el que tenía destino en Montijo. En Calamonte, la escuela número dos de niños puso en marcha las técnicas Freinet e imprimió el periódico escolar Gérmenes en 1934. El maestro responsable era Ricardo Márquez Tabares, un joven muy inquieto y preocupado por la escuela y la enseñanza. Logró que en mayo de 1934 el Ayuntamiento aprobara, como lo había hecho en Montijo, la compra de una imprenta escolar y del material oportuno para proceder con la innovación docente. Convencido de las nuevas técnicas por su hermano Antonio.

También las técnicas freinetianas llegaron a Puebla del Maestre y a su escuela, siendo Antonio Márquez Tabares quien se encargó de toda la empresa. En mayo de 1935 dejó Montijo. Las razones sorprenden, dado que Puebla del Maestre era entonces un destino menor que el de Montijo[72]. Este maestro nada más llegar al lugar reinició de inmediato la innovación escolar que había experimentado en Montijo, consiguiendo una imprenta, imprimió un periódico y desplegó la actividad escolar. Al menos lo hizo hasta los primeros meses de la guerra civil, durante los cuales dio a unos y a otros una lección de civismo. En Valencia de Alcántara se imprimió el periódico escolar Voluntad. Freinet llegó a esta población cacereña, gracias al maestro Manuel Márquez Tabares, el menor de los hermanos Márquez Tabares. Tal vez en el marco geográfico de la comarca de Alcántara le llegase al maestro Ricardo Gil-Toresano Cabañero, las técnicas de Freinet en su destino de Arroyo del Puerco (hoy Arroyo de la Luz).

Meses antes del comienzo del enfrentamiento bélico de 1936, Maximino Cano, publicó en Montijo, Rayas y Letras, método moderno de lectura y escritura simultánea, prolongación del que había publicado en 1933 en Caminomorisco y del que en 1942 hizo una tercera edición[73].

 

12.- DEPURACIÓN, REPRESIÓN Y FINAL

España se vio envuelta, desde el 18 de julio de 1936 hasta el 1 de abril de 1939, en una larga, enconada, cruenta y cruel guerra civil que, por su violencia y por sus connotaciones ideológicas y políticas, conmocionó la conciencia del mundo occidental[74]. La primera columna del ejército sublevado con dirección hacia Madrid salió de Sevilla el día 2 de agosto al mando del teniente coronel Asensio. Un día después salió otra a las órdenes del comandante Castejón. El 11 de agosto, la columna finalizó con éxito la ofensiva contra Mérida, día en el que se incorporó al mando de ella, por orden del general Franco, el teniente coronel Yagüe.

Tras la ocupación de Mérida, las tropas africanas se desviaron para tomar Badajoz, la principal ciudad extremeña. Punto esencial para concluir la unificación de las dos secciones y cubrir la totalidad del flanco izquierdo a lo largo del itinerario de las columnas. Sobre las cinco de la mañana del 13 de agosto, procedente de Mérida, llegaban a Lobón los primeros soldados de la llamada Columna Madrid, mandada por Juan Yagüe Blanco, teniente coronel de infantería, militar africanista legionario[75]. Las tropas de Yagüe, formadas por profesionales experimentados en combates en la guerra de África, no encontraron oposición de ningún tipo para llegar al interior del casco urbano de Lobón.

Como su objetivo era llegar a Badajoz lo más rápidamente posible, las tropas no se desviaron hacia las poblaciones de Montijo y Puebla de la Calzada, ordenando a los Ayuntamientos de estas poblaciones que enviasen comisiones con representantes de los partidos políticos garantizándose la entrega de ambos pueblos.

Antes del enfrentamiento de la Guerra Civil los maestros Antonio Márquez Tabares y Jerónimo Ruiz Lara, seguidores de Freinet, dejaron Montijo por otros destinos. Ruiz Lara marchó a Medellín y posteriormente hacia Alcázar de San Juan donde fue ejecutado en noviembre de 1939. Antonio Márquez Tabares cambió destino por Puebla del Maestre, salvando la vida por la lección de civismo que dio en uno y otro bando político, pero la depuración le separó del magisterio, viéndose privado de empleo y sueldo durante unos años. En Montijo los acontecimientos y la locura se precipitaron a partir del 28 de agosto, pues la consigna era no dejar sospechosos en la retaguardia. Los maestros freinetianos Juan José García Martínez de Tejada[76], Eduardo Almada Rodríguez[77] y Ricardo Márquez Tabares[78] fueron asesinados a finales de agosto o a comienzos de septiembre de 1936.

Por último, Maximino Cano Gascón, pieza clave en la difusión del freinetismo en Extremadura. Este hombre bueno y buen profesional de la enseñanza, tuvo mejor suerte, que no menor sufrimiento que sus compañeros freinetianos destinados en Montijo. En los primeros meses de la guerra, estando en Montijo, no fue molestado, pero sí observado con sospechas. A la desgracia personal de ver como moría su joven esposa[79], se sumó, por una denuncia malintencionada, la cárcel y una causa de información de la justicia militar que pudo acabar mal. Se le acuso de sindicalista y espía. Su afición a la radio y a la imprenta fueron las causas. El buen criterio, los testigos y los hechos se sucedieran en noviembre de1937, cuando la virulencia de la tormenta había amainado, le salvaron la vida. Se le acusó de haber pertenecido al Frente Popular y haber sido afiliado a la Federación de Trabajadores de la Enseñanza. Sufrió prisión durante tres meses en Badajoz y fue suspendido de empleo y sueldo durante un año. Maximino, en julio de 1940 volvió de nuevo a la escuela de Las Hurdes, viudo y con tres hijas pequeñas, teniendo por delante los años durísimos de la postguerra[80].

Maximino Cano Gascón escribió artículos en prensa, poesía, cuentos, novelas y obras de teatro. Fue aficionado a montar aparatos de radio y antenas. Aficionado a la electrónica y la fotografía. Constructor de cometas y papiroflexia. Dibujante y aficionado a la pesca[81]. Persona culta y sociable que en Medina de Rioseco fue jefe de la Oficina de Información y Turismo y encargado de la Biblioteca Municipal.

Los maestros dejaron las enseñanzas de Freinet con el inicio de la guerra civil. Algunos murieron trágicamente y otros fueron depurados, pero no por el freinetismo, al que la represión no identificó ni lo convirtió como causa. Otros autores afirman que los maestros que defendía métodos innovadores fueron apartados de la docencia bajo la acusación de propagandistas y “desafectos al régimen”, considerados peligrosos por divulgar ideas contrarias al Movimiento[82].

Aquella pedagogía vanguardista fue desechada con la Ley de la Reforma de la Segunda Enseñanza de 1938, donde la educación dejó de ser laica, basándose en un firme fundamento religioso, patriótico y humanístico[83].

 

13.- FUENTES DOCUMENTALES

Archivo Municipal de Montijo. Registro Actas Sesiones, Tomos IV al XIV. Años 1928-1936. Periódico Escolar Alborada, núm. IV, julio 1934. Archivo Municipal de Lobón. Legajo 87, Carpeta 1. Sesión 25/VI/1932. Registro Civil de Montijo. Libro VL de Defunciones (1937-1940)

 

14.- BIBLIOGRAFÍA

ARES, A.: Maximino Cano Gascón, un maestro freinitiano en el Bierzo. Revista del Instituto de Estudios Bercianos. Núm. 40, 2017.

AYALA VICENTE, F.: Orígenes del Movimiento Obrero en Extremadura. Revista de Estudios Extremeños. LVIII- I. Badajoz 2002.

BARÓGRAFO DE UN LUSTRO. Madrid 1929.

COCA BLANCO, M.P.: Enseñar historia según Freinet. Trabajo fin de grado. Facultad de Humanidades. Universidad Carlos III de Madrid, 2016.

CHOURIO MUÑOZ, J.A. y SEGUNDO MELEÁN, R.: Pensamientos e ideas pedagógicas de Célestin Freinet. Universidad Rafael Belloso Chacín (Chile), núm. 4, año III, 2008.

DOMÍNGUEZ DOMÍNGUEZ, J.P.: Real Patronato de las Hurdes (1922-1931): Una institución de beneficencia al servicio de las Hurdes. Revista de Estudios Extremeños. Vol. LXIII, núm. 1. Badajoz 2007.

ESPINOSA MAESTRE, F.: La columna de la muerte. El avance del ejército franquista de Sevilla a Badajoz. Madrid 2003.

FERRARY, A.: La Segunda República. El bienio 1931-1933. Historia contemporánea de España (s. XX), Barcelona 2000.

FUNDACIÓN ACÍN. https://fundacionacin.org/

FUSI, J.P. y PALAFOX, J.: España: 1808-1996. El desafío de la Modernidad. Madrid 1998.

GABRIEL FERNÁNDEZ, N.: Alfabetización y escolarización en España (1887-1950). Revista de Educación. Madrid 1997

GARCÍA MADRID, A.: Los maestros freinetianos de las Hurdes durante la II República. Noticias documentadas. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Revista de Educación núm. 340, 2006. Freinet en Las Hurdes durante la Segunda República. Los maestros José Vargas Gómez y Maximino Cano Gascón. Mérida 2008. Un ejército de maestros. Experiencias de las técnicas de Freinet en Castilla y Extremadura (1932-1936). Salamanca 2009. El primer freinetismo en Extremadura: Maestros, Escuelas y Periódicos (1932-1936). Foro de Educación, núm. 11, 2009. Los herederos del pedagogo francés Célestin Freinet. Universidad Pontificia de Salamanca.

HERNÁNDEZ HUERTA, J.L. HERNÁNDEZ DÍAZ, J.M.: Freinet en España (1926-1939). Revista Historia y Educación. Volumen 16, número 36, 2012.

HERNÁNDEZ HUERTA, J.L. y SÁNCHEZ BLANCO, L.: La influencia de Cèlestin Freinet en España durante la década de 1930. Fuentes, bibliografía, líneas de investigación. Papeles Salmantinos de Educación núm. 13, 2009. Ideas, materiales y prácticas Freinet en España durante la II República. Universidad de Santiago de Compostela. Innovación Educativa núm. 23, 2013.

LEGRAND, L.: Célestin Freinet (1896-1966). Perspectivas. Revista trimestral de educación comparada. Oficina Internacional de Educación, UNESCO, Vol. XXIII, núm. 1-2, 1993.

MARTÍN SORIANO, A.: Maximino Cano Gascón: un maestro freinetiano en Lechago. Cuadernos del Baile de San Roque, núm. 29, año 2016. Centro de Estudios del Jiloca.

MOLANO GRAGERA, J.C.: Miguel Merino Rodríguez. Dirigente obrero y alcalde Montijo (1893-1936). Badajoz 2002.

PALACIOS, J.: La cuestión escolar. Barcelona 1984.

PÉREZ GALÁN, M.: La enseñanza en la Segunda República. Revista de Educación. La educación en España en el siglo XX. Número extraordinario, 2000.

RUIZ PEREZ, J.F.: Aragonautas. Aragoneses olvidados. Náufragos de la historia. Zaragoza 2017.

SANTAELLA RODRÍGUEZ, E. MARTÍNEZ HEREDIA, N.: La pedagogía Freinet como alternativa al método tradicional de la Enseñanza de las Ciencias. Profesorado, revista de currículum y formación del profesorado. Vol. 21, núm. 4, 2017.

SOLA, B.: Célestin Freinet: La cooperativa de enseñanza laica. Encuentro profesional de Educación, 2010.

VALENCIA INFANTE, E.: Las teorías de Freinet en la escuela. Trabajo fin de grado. Facultad de Educación. Universidad Camilo José Cela. Madrid 2014.

 

 

 

 

 

 

[1] Así define esta corriente pedagógica el profesor Antonio García Madrid, que es quien ha estudiado hasta ahora con mayor profundidad la vida y trayectoria profesional de los maestros José Vargas Gómez y Maximino Cano Gascón, que trajeron las técnicas de Freinet a Extremadura.

[2] Para la biografía de Célestin Freinet se han consultado las obras: LEGRAND, L.: Célestin Freinet (1896-1966). Perspectivas. Revista trimestral de educación comparada. Oficina Internacional de Educación, UNESCO, Vol. XXIII, núm. 1-2, año 1993. SOLA, B.: Célestin Freinet: La cooperativa de enseñanza laica. En encuentro profesional de Educación y Arte, www.educacion.deacmusac.es BIOGRAFÍAS Y VIDA. La enciclopedia biográfica en línea, https://www.biografiasyvidas.com COCA BLANCO, M.P.: Enseñar historia según Freinet. Trabajo fin de grado. Facultad de Humanidades. Universidad Carlos III de Madrid, 2016.

[3] La historia del movimiento de la Escuela Moderna es, ante todo y merced al profundo instinto cooperativo de Célestin Freinet, su iniciador y principal impulsor.

 

 

[4] LEGRAND: Célestin Freinet… Ob. cit. HISTORIA BIOGRAFÍA. Biografía de Célestin Freinet https://historia-biografia.com/celestine-freinet/ CHOURIO MUÑOZ, J.A. y SEGUNDO MELEÁN, R.: Pensamientos e ideas pedagógicas de Célestin Freinet. Universidad Rafael Belloso Chacín (Chile), núm. 4, año III, 2008.

[5] VALENCIA INFANTE, E.: Las teorías de Freinet en la escuela. Trabajo fin de grado. Facultad de Educación. Universidad Camilo José Cela. Madrid 2014

[6] SANTAELLA RODRÍGUEZ, E. MARTÍNEZ HEREDIA, N.: La pedagogía Freinet como alternativa al método tradicional de la Enseñanza de las Ciencias. Profesorado, revista de currículum y formación del profesorado. Vol. 21, núm. 4, 2017, p. 374. El profesor García Madrid explica que “las técnicas de Freinet son herederas de la Ilustración y de la Escuela Nueva, que se aplicaban ya, pero lo genuino en Freinet es aplicarlas como un bloque, con una finalidad y una función dentro de la enseñanza, sobre todo, primaria”. Conf. Los herederos del pedagogo francés Célestin Freinet. Universidad Pontificia de Salamanca.

[7] PALACIOS, J.: La cuestión escolar. Barcelona 1984.

[8] HERNÁNDEZ HUERTA, J.L. HERNÁNDEZ DÍAZ, J.M.: Freinet en España (1926-1939). Revista Historia y Educación. Volumen 16, número 36, 2012, pp. 14-18.

[9] Ibidem. pp. 31-32. Asimismo, en este contexto, pueden consultarse los trabajos de HERNÁNDEZ HUERTA, J.L. y SÁNCHEZ BLANCO, L.: La influencia de Celestín Freinet en España durante la década de 1930. Fuentes, bibliografía, líneas de investigación. Papeles Salmantinos de Educación núm. 13. 2009. También de estos autores: Ideas, materiales y prácticas Freinet en España durante la II República. Universidad de Santiago de Compostela. Innovación Educativa núm. 23. 2013.

[10] GARCÍA MADRID, A.: Los maestros freinetianos de las Hurdes durante la II República. Noticias documentadas. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Revista de Educación núm. 340, año 2006. También del mismo autor: Freinet en Las Hurdes durante la Segunda República. Los maestros José Vargas Gómez y Maximino Cano Gascón. Mérida 2008. El primer freinetismo en Extremadura: Maestros, Escuelas y Periódicos (1932-1936). Foro de Educación, núm. 11, 2009.

[11] Agradezco la cesión de estos datos a Francisco Javier García Carrero, doctor en Historia y Cronista Oficial de Arroyo de la Luz.

[12] FERRARY, A.: La Segunda República. El bienio 1931-1933. Historia contemporánea de España (s. XX), Barcelona 2000. p. 488.

[13] ARES, A.: Maximino Cano Gascón, un maestro freinitiano en el Bierzo. Revista del Instituto de Estudios Bercianos. Núm. 40, 2017, p. 117.

[14] GABRIEL FERNÁNDEZ, N.: Alfabetización y escolarización en España (1887-1950). Revista de Educación. Madrid 1997, p. 220.

[15] AYALA VICENTE, F.: Orígenes del Movimiento Obrero en Extremadura. Revista de Estudios Extremeños. LVIII- I. Badajoz 2002. p. 176.

[16] BARÓGRAFO DE UN LUSTRO. Madrid 1929. pp. 263-264. La página 265 se ve ilustrada con una fotografía del Grupo Escolar situado en las Eras, más tarde llamado “14 de abril”.

[17] Ambos fueron redactados por el arquitecto Fernando Echeverria y construidos por Joaquín Izquierdo González.

[18] ARCHIVO MUNICIPAL DE MONTIJO (AMM). Registro Actas de Sesiones (1928-1930) Tomo IV. Sesión 23/II/1929, fol. 20.

[19] AMM. Registro Actas de Sesiones (1930-1931). Tomo V. Sesión 23/V/1931, fol. 30

[20] Se censaban en Montijo más de un millar de obreros en paro forzoso. Cf. AMM. Registro Actas de Sesiones (1931). Tomo VI. Sesión 5/VIII/1931. Fol. 10 vto.

[21] AMM. Sesión 30/V/1931, fol. 32 vto.

[22] AMM. Registro Actas de Sesiones (1928-1930). Tomo IV. Fol. 37 vto.

[23] ARCHIVO MUNICIPAL DE LOBON (AML). Legajo 87, Capeta 1. Sesión 25/VI/1932.

[24] AMM. Registro Actas de Sesiones (1931-1932) Tomo VII. Sesión 24/X/1931. Fol. 37 vto.

[25] PÉREZ GALÁN, M.: La enseñanza en la Segunda República. Revista de Educación. La educación en España en el siglo XX. Número extraordinario. 2000, p. 324.

[26] GARCÍA MADRID, A.: Un ejército de maestros. Experiencias de las técnicas de Freinet en Castilla y Extremadura (1932-1936). Salamanca 2009. p. 194.

[27] AMM. Registro Actas de Sesiones (1931). Tomo VI. Sesión 1/VIII/1931. Fol. 8. El paso del modelo de escuela unitaria a escuela graduada es uno de los más significativos de nuestra historia de la educación ya que implica no sólo un importante cambio de mentalidad en los métodos de trabajo de los maestros, sino también nuevos espacios y nuevos materiales didácticos.

[28] AMM. Registro Actas de Sesiones (1931-1932) Tomo VII. Sesión 14/XI/1931. Fol. 44 vto.

[29] Construido en 1789, de una sola planta, en un lugar alto, sano y saludable. Pascual Madoz en 1846 describe que por su obra y capacidad es uno de los mejores edificios de la población.

[30] Las obras se liquidaron el 7/XI/1932, según acuerdo del Pleno Municipal, por importe de 42.713,23 pesetas. AMM. Registro Actas de Sesiones (1932). Tomo IX. Fol. 36 vto. Con posterioridad se aprobaron obras de instalación eléctrica, escaleras y servicios.

[31] AMM. Registro Actas de Sesiones (1931-1932). Tomo VII. Sesión 29/II/1932. Fol. 24.

[32] AMM. Registro Actas de Sesiones (1931). Tomo VI. Sesión 5/XII/1931. Fol. 50 vto.

[33] AMM. Registro Actas de Sesiones (1931-1932). Tomo VII. Sesión 16/I/1932. Fol. 14 vto. Cantidades similares fueron invertidas en el presupuesto para 1933.

[34] Nombrado el 15/XI/1932, falleció el 4/I/1933, seguidor del socialista Largo Caballero.

[35] AMM. Registro Actas de Sesiones (1932-1933). Tomo X. Sesión 18/I/1933. Fol. 16. Para saber más sobre este alcalde puede consultarse la obra de MOLANO GRAGERA, J.C.: Miguel Merino Rodríguez. Dirigente obrero y alcalde Montijo (1893-1936). Badajoz 2002.

[36] AMM. Registro Actas de Sesiones (1932-1933). Tomo X. Sesión 20/III/1933. Fol. 34.

[37] AMM. Registro Actas de Sesiones (1932-1933). Tomo X. Sesión 29/V/1933, Fol. 56. Eran directores del colegio Pablo Sánchez Fernández y su mujer Manuela Montes Sánchez.

[38] Ramón Acín fue un humanista nacido a finales del siglo XIX. Con una extensa cultura y gran capacidad para destilar los nuevos conceptos estéticos que removieron los primeros años del siglo XX, desarrollando una particular forma de ver el arte. Cf. Fundación Acín https://fundacionacin.org/ con quien Maximino Cano coincidió en Las Hurdes en el rodaje de la película “Tierra sin pan” de Luis Buñel, que Acín patrocinó. Crudo testimonio social que escandalizó a espectadores y atizó conciencias. Acín fue profesor de dibujo de la Escuela Normal de Huesca.

[39] MARTÍN SORIANO, A.: Maximino Cano Gascón: un maestro freinetiano en Lechago. Cuadernos del Baile de San Roque, núm. 29, 2016. Centro de Estudios del Jiloca.

[40] En su portada figuran dos pajaritas que rememoran al “Monumento a las Pajaritas”, de su paisano Ramón Acín, erigido en 1929 en el parque de los niños, en un lateral del parque Miguel Servet de la ciudad de Huesca.

[41] Referenciadas en el apartado: La llegada del freinetismo a España y Extremadura. Entre los primeros promotores de Freinet en España figura Jesús Sanz Poch, que dio a conocer las teorías en la Escuela Normal de Lérida. Allí coincidió con Herminio Almendros quien las divulgó por los pueblos de la provincia de Huesca. En la capital oscense, Almendros intimó con Ramón Acín, cuyas hijas, recibieron clases de acuerdo a los postulados freinetianos. Quizás Maximino Cano conoció a Freinet por su paisano Ramón Acín.

[42] RUIZ PEREZ, J.F.: Aragonautas. Aragoneses olvidados. Náufragos de la historia. Zaragoza 2017.

[43] Su escuela pertenecía a la Factoría de los Ángeles de Caminomorisco, institución benéfica en cuyo edificio se acogía el centro de salud, la escuela, estafeta de Correos y el cuartel de la Guardia Civil. Maximino Cano mostró su conciencia social en una comarca llena de miseria.

[44] DOMÍNGUEZ, J.P.: Real Patronato de las Hurdes (1922-1931): Una institución de beneficencia al servicio de las Hurdes. Revista de Estudios Extremeños. Vol. LXIII, núm. 1. Badajoz 2007. p. 101.

[45] Fue arzobispo de Burgos, Toledo y Sevilla. Nombrado cardenal por el Papa Pío XI.

[46] A finales de septiembre también llegaba a Montijo, Rafael González Castell (1885-1965), un hombre culto; abogado, escritor, poeta, caricaturista, dramaturgo, humorista, crítico de arte y teatro, para hacerse cargo de la Secretaría del Ayuntamiento. Mantuvo una saludable amistad con Maximino Cano. González Castell colaboró en los periódicos escolares “Floreal” y “Alborada”.

[47] El índice de analfabetismo en Montijo era del 60%. MOLANO: Miguel Merino… Ob. cit. p. 227.

[48] GARCÍA: Un ejército de maestros… Ob. cit. p. 178.

[49] AMM. Registro Actas de Sesiones (1933-1934). Tomo XI. Sesión 30 de octubre de 1933, folio 12 vto.

[50] Fue alcalde de Montijo desde el 16/IV/1931 hasta el 24/X/1932. Formó parte de la candidatura socialista para las elecciones a diputados a Cortes por la provincia de Badajoz. Elecciones que se celebraron el 19/XI/1933, siendo el séptimo de catorce candidatos, encabezados por Margarita Nelken.

[51] Cano Gascón, en el afán de acercarse a los que no le miraban bien, se afilió a la Agrupación Socialista y al sindicato de los Trabajadores de la Enseñanza. En su expediente de depuración reconoció haber pertenecido tres meses al Partido Socialista, alegando que luego se dio de baja. También dejó la Federación de Trabajadores de la Enseñanza al ser incompatible con la Asociación Nacional del Magisterio a la que pertenecía.

[52] AMM. Registro Actas Sesiones (1933-1934). Tomo XI. Sesiones 4 y 23/XII/1933.

[53] Ibid. Sesión 10/II/1934.

[54] Ibid. Sesión 24/II/1934.

[55] AMM. Registro Actas Sesiones (1934). Tomo XII. Sesiones 24 de marzo, 19 de mayo y 7 de julio, folios 3 vto., 17 y 29 vto.

[56] En los periódicos “Floreal” y “Alborada”, colaboraron también los maestros: Enrique Castellano Castillo, Francisca García Rivero, Amalia Torres Cabezas, Emilia Ruíz Diaz, Fernando Alvarado Pascasio, Pablo Sánchez Fernández, Manuela Montes Sánchez y Agustín Pérez Trujillo. Éste último Inspector Jefe y presidente del Consejo Provincial de Primera Enseñanza de Badajoz.

[57] Con esquema similar al periódico escolar hurdano “Niños, pájaros y flores”.

[58] ARES: Maximino Cano… Ob. cit. p. 118.

[59] GARCÍA: Un ejército de maestros… Ob. cit. p. 194.

[60] Ibid. p. 257. Maximino Cano proponía la llamada letra “Futura”, al considerar que sus elementos son rectas, circunferencias y arcos sencillos. Los niños aprenden a trazarla en muy pocos días.

[61] ARES: Maximino Cano… Ob. cit. p. 119

[62] Nombre tomado de la revista que Ramón Acín, paisano de Maximino, había fundado en 1919 con otros compañeros de la Agrupación Libre de Huesca, según señala la profesora Álida Ares, filóloga, lingüista, traductora y doctora en Didáctica de la Lengua y la Literatura.

[63] Joaquina Sánchez, alumna de tercer grado, decía sobre el nombre del periódico: “¿Qué os parece queridas amiguitas, del nombre de nuestro periódico? A mí, me resulta muy simpático; Floreal, me recuerda un ramillete de flores con sus variados colores y con sus ricos perfumes. ¿No os agradan las flores? Procuremos todas cuidar las plantas y no hacerles daño”.

[64] En su presentación los niños se dirigían a sus compañeros de las escuelas de España y de las Repúblicas hispano-americanas, diciendo: “Gracias a la generosidad del Ayuntamiento de esta villa que nos ha regalado un equipo de imprenta Freinet podemos ponernos en comunicación y establecer lazos de amistad y camaradería, al propio tiempo que dar a conocer nuestras costumbres, juegos e impresiones a todos los niños que hablan la inmortal lengua de Cervantes… Si no tenéis periódico desearíamos que vuestro Ayuntamiento os donara pronto el equipo de imprenta para que comencéis su publicación”. Floreal se reproduce en la obra citada del profesor García Madrid, pp. 262-279.

[65] Antonio Galea Ramírez, alumno de segundo grado escribe: “En el pueblo de Montijo hay muchos obreros que piden trabajo para las atenciones de su casa y dar de comer a sus hijos que pasan necesidades por falta de alimento”.

[66] Basado en la película “Trader Horn” que fue nominada al Óscar en 1932 como mejor película. Filmada en África muestra las aventuras con safaris, animales y caníbales de la selva africana, que emocionaros a los narradores de Floreal.

[67] Se trata del Puente de Lobón, llamado también de Los Suspiros por el tiempo que tardaron en construirlo. Vino a unir las poblaciones de las dos orillas del Guadiana, pues antes de su construcción el río se cruzaba en barca.

[68] AMM. Periódico escolar Alborada, Núm. IV, julio 1934, p. 2

[69] Ibid. p. 11. Lo escribe Bartolomé García Delgado, alumno de primer grado. “Por la ventana de mi clase se ven las eras, con montones de trigo, cebada, habas, garbanzos, avena, estos cereales los traen en carros, los extienden, las mulas los pisotean, después lo trillan y lo aventan para recoger el grano limpio. Este año hay buena cosecha”.

[70] Ibid. pp. 29 y 30. Este maestro fue el padre de don Manuel Fernández Conde y García del Rebollar (1909-1970). Nombrado obispo de Córdoba (1959-1970) por el Papa Juan XXIII.

[71] Ibid. p. 32.

[72] Márquez Tabares pudo ser atraído, tras la construcción de su moderna escuela, por Manuel Durán Rodríguez, ilustre personalidad que ocupó importantes cargos en Argentina, siendo condecorado por ello. Fue un mecenas para Puebla del Maestre, construyendo en 1930 el Grupo Escolar (hoy C.P. Río Viar), con seis escuelas y capacidad para 400 alumnos. En 1931 sólo había dos maestros en el centro.

 

[73] ARES: Maximino Cano Gascón… Ob. cit. pp. 120-121.

[74] FUSI, J.P. y PALAFOX, J.: España: 1808-1996. El desafío de la Modernidad. Madrid 1998, p. 268.

[75] ESPINOSA MAESTRE, F.: La columna de la muerte. El avance del ejército franquista de Sevilla a Badajoz. Madrid 2003, p. 57.

[76] Fusilado en Montijo el 7 de septiembre de 1936. Cf. ESPINOSA: La columna… Ob. cit. p.401.Tenía 32 años, casado con Rosa Álvarez y con dos hijos, Julio César y Rafael. Era natural de San Cristóbal de Vega (Segovia). Su padre, Teógenes García Olmedo fue alcalde de Simancas (Valladolid).

[77] Fusilado el 5 de septiembre de 1936 en Villanueva del Fresno, su pueblo natal, del que fue alcalde, tenía 42 años. Fue detenido en Montijo. Estaba casado y tenía dos hijas, Su hermano fue Rodrigo Almada Rodríguez, diputado socialista por Badajoz en las elecciones generales de 1931. Catedrático de Matemáticas en Badajoz, Cuenca y Alicante. ESPINOSA: La columna… Ob. cit. p. 425.

[78] Hermano de los maestros Antonio y Manuel Márquez Tabares. De 29 años, maestro en Calamonte, fue asesinado en los cerros de Lobón. ESPINOSA: La columna… Ob. cit. p. 387.

[79] Sotera Martín Sánchez, natural de Caminomorisco (Cáceres), bastante más joven que el maestro que le llevaba veinte años. Falleció el 31/III/1939 a causa de una fimia pulmonar. El matrimonio tuvo cinco hijos: Aurora, Maximino, Esperanza, Matilde y Teresa. Vivieron en la calle Cardenal Portocarrero. Cf. REGISTRO CIVIL DE MONTIJO. Tomo VL de Defunciones (1937-1940). Fol. 137 vto. Acta núm. 274. Fallecieron también sus hijos Teresa y Maximino.

[80] En 1946, Maximino Cano llegaba a la escuela de Miranda (Asturias). En 1948 estaba en la Figaredo (Asturias), hasta 1952, siendo trasladado a la escuela leonesa de Villadepalos, en el Bierzo. Pasando los dos últimos años de su magisterio en Medina de Rioseco (Valladolid), donde se jubiló en 1958, tras más de cuarenta años de servicio. Falleció en Ponferrada en 1973. Cf. GARCÍA: Freinet en Las Hurdes… Ob. cit. pp. 225, 226, 320 y 321.

[81] Su amigo Rafael González Castell, secretario del Ayuntamiento de Montijo, le hizo una caricatura pescando, a la que tituló: “Un maestro que no sabe lo que se pesca”.

[82] ARES: Maximino Cano Gascón… Ob. cit. p. 122.

[83] BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO, 23 de septiembre de 1938. Artículo preliminar, primero.

Nov 272019
 

Luis Vicente Pelegrí Pedrosa. Provisional.

1497. En la Roma del Renacimiento, un grupo de jóvenes españoles malvive con trabajos sicarios de “ventura de enemigos”. Su líder es Diego García de Paredes, el “Sansón Extremeño”.Como soldados de fortuna, en la guardia vaticana, combaten a las órdenes del capitán general de los ejércitos pontificios: César Borgia. Participan en las luchas de los condotieri, hasta que se enrolan en la expedición española a Nápoles del Gran Capitán. Destacan por méritos propios en la segunda guerra italiana. Dos de ellos ascienden a coronel y tres a capitán de infantería. Años después, todos, menos uno, mueren en los campos de batalla o cerca del frente. Hasta aquí, parece la trama de una novela de acción pero no, es realidad histórica. Salvo un riojano, Zamudio, y un vasco, Urbina, todos eran extremeños: además del placentino Villalba, los trujillanos hermanos Paredes y con ellos Vargas y Pizarro[1].

            Toda la historiografía, clásica y actual, da por hecho que el Pizarro que mencionan las crónicas, en ese escenario italiano, es el padre del conquistador del Perú[2]. ¿Hay motivos para dudarlo? Pensamos que sí. A la luz de un nuevo enfoque y de la revisión a fondo del estado de la cuestión y de las fuentes, argumentamos otra teoría diferente. Pocos conquistadores de América contaban con experiencia militar previa ni podían considerarse profesionales de las armas. Guerras para forjarse no les faltaron, como las campañas de Italia del Gran Capitán. Primero. Vamos a estudiar el lenguaje militar de las crónicas en las que aparece “Pizarro” y todas las acciones bélicas en las que participa, para comprobar si se trata de una persona o de dos Una vez conocido el rango y función del personaje, contrastamos los datos biográficos fidedignos de padre e hijo que nos permiten identificar quién de ellos combate en la segunda guerra italiana (1500-1504). Hasta ahora, sólo sabíamos que Francisco Pizarro abandonó Trujillo, a fines de la década de 1490 y que se encontraba en las Indias en 1510, como vamos a tratar. ¿Dónde estuvo mientras? Del Busto llamó a esa época de juventud los «años perdidos»[3] porque no había huella documental sobre ellos. Con esta trabajo intentamos arrojar luz sobre esa incógnita.

 

            Utilizamos como fuente principal para este estudio las Crónicas del Gran Capitán, en la edición, de 1908, de Antonio Rodríguez Villa[4]. Esta magnífica compilación recoge principalmente cuatro obras, cuyas fechas de edición más aceptadas son la que se recogen en el cuadro 1, además de otras dos, una breve pero completa y un fragmento de otra[5]. En segundo lugar recurrimos a contrastar la información de esas fuentes con la Historia escrita por Jerónimo Zurita[6]. En tercer lugar, como complemento, en el apartado de fuentes historiogáficas clásicas que no crónicas, hemos analizado la biografía de Tamayo de Vargas sobre García de Paredes[7].

 

Cuadro 1. Estructura de las Crónicas del Gran Capitán,

de A. Rodríguez Villa

Crónica y fecha de edición

Folios

Batallas Quincuagenas. (1555)

65-78

Crónica general o impresa 1554 (1584)

79-332

Beve Suma (García de Paredes, 1533 (1586)

333-337

Crónica manuscrita 1552

338-548

La vida de Gonzalo (Jovio, 1550)

549-632

Breve parte las hazaña (Pulgar, 1527)

633-668

Fuente. A.Rodríguez Villa. Elaboración propia[8].

            Detallando más los contenidos del cuadro 1, hay que advertir que las dos obras máximas de la compilación son Las dos conquistas del reino de Nápoles. Editada en Zaragoza en 1554[9]. Con varias ediciones consecutivas, Rodríguez Villa utiliza la edición de 1584;   y otra crónica del mismo nombre manuscrita y que no llegó a imprimirse, confeccionada hacia 1552. que para el compilador es aún más verídica e interesante que la anterior.[10] Los autores siguen siendo anónimos a pesar de que se han apuntado varias teorías. A la primera la denomina Crónica general o impresa y a la segunda Crónica manuscrita. Esa denominación seguimos en este trabajo[11].

 

            La obra completa que hace honor a su encabezamiento, Breve suma de la vida y hechos de Diego García de Paredes, la cual el mismo escribió y dejó firmada de su nombre, como al fin de ella parece.[12], se incluye, con ese mismo título, dentro de la publicación original de la Crónica impresa, como un único cuerpo editorial. El fragmento que recoge Rodríguez Villa corresponde a los contenidos de la vida del Gran Capitán de la obra de Gonzalo Fernández de Oviedo, Batallas y quincuagenas de la nobleza de España[13]. En forma de diálogo. Editado en 1555. Por otra parte, las otras dos ediciones de época que compila Rodríguez Villa son la Vida y Crónica de Gonzalo Fernández de Córdoba. Florencia, 1550. Obra de Paulo Jovio, obispo de Nochera; y la Breve Parte de las hazañas del excelente nombrado Gran Capitán, de Hernán Pérez del Pulgar, publicada en Sevilla, en 1527.

 

            ¿Cuántos Pizarro distintos mencionan las fuentes? Sin entrar ahora en una análisis exhaustivo, podemos afirmar, como ya hemos mencionado, que toda la historiografía da por hecho que el Pizarro de la segunda guerra de Italia es el padre del conquistador, o a lo sumo que su hijo bastardo pudo acompañarle, con lo cual se le reconoce a este último, implícitamente, edad para participar en esa contienda. El propio Canilleros confunde, a lo largo de su biografía sobre García de Paredes, a los Pizarro que citan las crónicas, incluso sale del paso afirmando que son ambiguas y que éstas mismas fuentes aluden unas veces a Gonzalo Pizarro y a Alvaro Pizarro, al que, sin embargo de ser menos citado, reconoce mayor protagonismo en las guerras de Italia.[14]

 

            Las fuentes aluden a tres Pizarros: a) Pedro Pizarro, b) coronel Pizarro y c) Pizarro. El primero aparece sólo una vez, en la expedición a Manfredonia, en febrero de 1503, [15]Pero no hay ninguna mención más. Pudo existir un Pedro Pizarro y no tuvo ninguna participación destacada más o se trata de un error[16]. Esta opción es la más probable, pues el párrafo y el contexto es similar a otras referencias en las cuales aparecen Pizarro y sus compañeros de armas[17].

 

            El Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Aguilar y de Córdoba, que muy bien conosció en lo que             aquellos movimientos habían de parar, determinó de socorrer al capitán Pedro de Paz con gente. Y con ésto ordenó a don Diego de Mendoza que fuese a Manfredonia, al cual dio cien            hombres de armas y a Diego García de        Paredes, y a Pedro Navarro; y a Pedro Pizarro (sic.)

 

            Por su parte, dos veces aparece destacado, en la segunda guerra italiana, el coronel Pizarro: en el duelo de doce contra doce, octubre-noviembre de 1502 y en el combate del puente de Mola, el segundo día de la batalla de Garellano, 29 de diciembre de 1503. El primer testimonio lo Recoge la Breve Suma y el segundo las Quincuagenas, ambas fuentes recopiladas por A. Rodríguez Villa, como se ha dicho:

 

            El combate de doce contra doce, que podemos llamar también de los cinco coroneles, por los que participan en él, se encuadra en los ejercicios de adistramiento y distracción que promueve el Gran Capitán durante el encierro de Barletta[18]. En la Breve Suma, lo describe el coronel García de Paredes, en primera pesona

 

            Cumplida la tregua, hubo concierto entre los dos campos, con mandado de los Reyes, que            combatiesen, doce por doce, al efecto, de nuestra parte fueron el coronel Villalba, el coronel      Andana, el coronel Pizarro, el             coronel Santa Cruz, el capitán Juan de Haro, el capitán Juan de       Gomado, el capitán Alvarado, dos capitanes de        gente de armas y los demás eran italianos y yo.         Quiso Dios mostrar su justicia.          

           

            El coronel[19] Alvaro Pizarro destaca en la batalla del puente de Mola, en el momento que la caballería francesa, al mando del temido Pedro Bayardo, entra en las filas de los lansquenetes alemanes que manda el Gran Capitán y éste los arenga para recomponer la formación. Explica el narrador que:

 

 

                Los españoles más habían menester freno que espuelas, e porque con ellos andaban don Diego de             Mendoza, don Fernan Pérez de Andrada, el coronel Diego García de Paredes, el conde Pedro     Navarro, el coronel Villalba, e el coronel Pizarro, e otros muchos y estremados capitanes, e   quiso el Gran Capitán hacer ese favor a los alemanes que serían hasta dos mil los que había a           sueldo, muy buenos.

               

            El tercero, Pizarro es el que ocupa la mayoría de las citas. Aparece siempre sin nombre de pila, como Pizarro, a secas, o capitán Pizarro. Con este rango se menciona desde el sitio y asalto de Cefalonia, en noviembre de 1503, como veremos [20] Vamos a estudiar su carrera militar, inseparable del resto de sus compañeros que formaban lo que podemos llamar la «Compañía Paredes», por el liderazgo del «Sansón extremeño», el mayor de todos ellos.

 

UN GRUPO DE JÓVENES ESPAÑOLES EN LA CORTE DE LOS BORGIA

 

            Las dos primeras guerras de Italia sumaron un continuo durante una década, desde 1494. Fue la pugna entre España y Francia por la posesión directa del reino de Nápoles y por la hegemonía en el tablero político de los Estados italianos. Nuestros personajes, ya presentados, no llegaron a tiempo de incorporarse a la primera campaña, del Gran Capitán, cuyo momento cumbre ya había pasado, pero sí con tiempo de participar en la segunda guerra italiana que no tardaría en organizarse, poco después de acabar la anterior.[21] Podemos resumir sus fechas biográficas y procedencias en el siguiente cuadro.

 

 

Cuadro. 2 BIOGRAFÍA DE LA «COMPAÑÍA PAREDES»

 

Nacimiento

Muerte

García de Paredes

Trujillo, 1468

Bolonia, 1533

Cristóbal Villalba

Plasencia, 1475

Estella, 1516

Cristóbal Zamudio

Valdezcaray (Rioja)

Rávena, 1512

Juan de Urbina

Urbina, (Álava)

Hispelo, 1530

Francisco Pizarro

Trujillo 1478/1483

Lima, 1541

¿Gonzalo Pizarro?

Trujillo 1446/1458

Pamplona, 1522

 

            Los siete compañeros iniciales eran los García de Paredes: Diego y su hermano bastardo, Álvaro, Juan de Urbina, Juan de Vargas, Cristóbal Villalba, Cristóbal Zamudio y Pizarro. En la primera compañía que forman, en la primera guerra de la Romaña, no aparece Juan de Vargas; y en la segunda guerra italiana dejan de aparecer mencionados en las crónicas tanto Juan de Urbina como Álvaro García de Paredes. Todos cumplen un perfil social similar. Eran hidalgos o vinculados a familias hidalgas, legítimos o bastardos, o segundones de la nobleza media; de escasa fortuna como para vivir de rentas de un mayorazgo sustancioso y que recurren a la carrera de las armas. Alvaro Paredes, hermano bastardo[22]. Los estudios detallados y comparados de estas biografías aportarán, posiblemente, más información sobre Pizarro en Italia.

 

            ¿Cuándo llegó Pizarro a Roma? ¿Con quién y por qué allí? ¿tenía algún contacto previo?. La propias fuentes, en especial la Breve Suma nos desvelan parte de estas interrogantes[23].

 

                En el mismo año llegué a Roma, con gran necesidad, yo y mi hermano Alvaro        de Paredes. En la         cual ciudad no hallamos quien nos diese de comer. Y estando pensando como se podría salir de           tal        fatiga, acordamos de asentar por alabarderos en la guarda del Papa, queriendo más poner los       cuerpos a servidumbre que darnos a conocer al cardenal de Santa Cruz que era nuestro primo. Pues     pasando algunos meses en esta vida, con otros españoles, amigos nuestros, cuyos nombres son           Juan de Urbina, Juan de Vargas, Pizarro, Zamudio y Villalba.

 

            A ocho de marzo de dicho se vieron mis compañeros y yo más necesitados que solíamos y           andábamos tan alcanzados con el poco partido, que era forzado ir de noche a buscar ventura de          enemigos, y lo que se             ganaba, íbamos a vender a Nápoles, y así teníamos también mozas ganando           el vestido[24]. Pareciéndome mal esta vida determiné de me dar a conocer al cardenal de Santa Cruz,      por salir de tal caso.

 

 

                Por tanto, gracias a los extremeños, el grupo tenía un contacto previo poderoso, su paisano y familiar de los Paredes, Bernardino Carvajal, cardenal de Santa Cruz, importante dignatario en la Corte del Papa Alejandro VI, el español Rodrigo Borgia. Pertenecía a la casa Carvajal de Plasencia[25] Posiblemente, hay que sumar entre esos mentores al trujillano, coronel Alvaro Pizarro de Loaysa y Paredes, si logramos demostrar que se hallaba ya en Italia desde la primera guerra del Gran Capitán y del que vamos a tratar mas adelante[26]. Es evidente que los vículos de paisanaje y parentesco, como en todos los movimienos migratorios modernos, fueron dos atractivos para que este grupo de jóvenes se instalara en la Roma de los Borgia, cuando el poder aragonés-español estaba en su cénit en la corte ponficia y en Nápoles.

 

            Podemos afirmar que los dos Paredes, Diego y su hermano bastardo, Álvaro, estaban en Roma, a principios de 1497[27], por el contexto de los hechos de armas en los que participan (Ver Apéndice I)[28]. Allí se encontraron a Pizarro y los demás e ingresaron todos en la guardia pontificia a la par que se ganaban la vida con pendencias y duelos callejeros [29]. Desde luego, este modo de vida aventurero y peligroso es más propio de un grupo de jóvenes en los arranques de su formación militar, no de un supuesto coronel maduro y consagrado como se supone que era por entonces Gonzalo Pizarro[30]. Según las fechas de nacimiento más probables de Francisco Pizarro, situadas entre 1478 y 1483[31], cuando llegó a Roma tenía alrededor de 16 años. Era el más joven de los compañeros. Con esa edad se podría enrolar en un ejército aunque lo más usual era a partir de los 18[32]. Además, entonces, sin partidas de bautismo en mano, mucha gente podía acreditar, por su aspecto, una edad superior a la que tenía. De hecho, Pizarro era de una estatura elevada para la época, tal y como refieren las crónicas y demuestran los estudios antropológicos.[33]

 

HECHOS DE ARMAS Y CARRERA MILITAR DE PIZARRO Y DE LA COMPAÑIA PAREDES

                Dos momentos presenta la trayectoria militar de Pizarro y de la compañía Paredes en las contiendas italianas. El primero en las guerras pontificias contra las plazas rebeldes de la región de la Romaña, al norte de Roma y en el centro de Italia, con un paréntesis de combate en las guerras entre los condottieri y señores de la región. El segundo momento tiene lugar en las regiones del centro sur de Italia formaban el reino de Nápoles. Los primeros ascensos de Pizarro con la compañía García de Paredes los recoge éste mismo en dos pasajes de su autobiografía[34].

 

            Y, no pasando abril, se rebeló Montefrascón, y otra tierra que confinaba con tierras de Próspero   Colonna, para             lo cual se hicieron seys banderas, cuatro de infantería y dos de caballo; y allí me   dieron la primera compañía que tuve. Fue mi alférez Juan de Urbina, y mi hermano    sargente, y Pizarro y Villalba y Zamudio, cabos de escuadra. Fue general de esta gente,            un        sobrino del Papa. (…) De allí fuimos al campo de Próspero Colonna y el Gran Capitán me         recibió muy bien y el Próspero me llevó consigo y me dio una compañía de             caballos y       dos de arcabuceros. Fui su coronel.

 

            García de Paredes, por tanto, consigue el rango de capitán en febrero de 1497, cuando obtiene el mando de su primera compañía, y el de coronel, en la primavera de 1500, al servicio del ejército del condotiieri Próspero Colonna, junto a quien sería un líder destacado de las últimas etapas de la segunda guerra italiana del Gran Capitán. Como se comprueba por las citas, la primera asignación de puestos que hace García de Paredes en su primera compañía está, orientada por el parentesco y paisanaje. El segundo al mando, como alférez, es su hermano; el tercero, Urbina. En este último caso, seguramente por experiencia, ya que no era ni familiar ni paisano. Esa circunstancia es otro argumento para desechar que el Pizarro mencionado sea Gonzalo Pizarro. Se supone tendría más edad y experiencia, además de cercanía de paisanaje y parentesco con García de Paredes. Todas las condiciones para ser el segundo en el mando que, evidentemente, no fue. Además de la incoherencia que supondría que fuera García de Paredes, más joven e inexperto, el capitán de la compañía y no él[35]. Se trataría de un caso insólito de degradación, sólo explicable para un perseguido o proscrito que no es el caso. Todo ello, sólo aplicando los usos y costumbres de la organización y jerarquía militar y social del momento, es una razón para descartar que el Pizarro de las crónicas sea Gonzalo Pizarro.

 

            La segunda guerra italiana se desarrolla en tres áreas geográficas y cuatro momentos principales, que sirven pare enmarcar las citas y las operaciones militares. En primer lugar, la ocupación y posesión del territorio asignado a España en Nápoles por el Tratado de Granada con Francia, de 1500, con la reducción de las plazas rebeldes, de julio de 1501 a junio de 1502. Se trata del territorio sur y costero de Calabria, Basilicata y Puglia y las poblaciones del reino de Nápoles hasta la zona norte de la Basilicata y de la Puglia, la región de la Capitanata, que hizo entrar en liza a los dos ejércitos ocupantes, el español y el francés, a partir de julio de 1502 por la indefinición de límites. En segundo lugar, en este último escenario y con Barletta, como cuartel general del Gran Capitán, la segunda fase de guerra defensiva o de resistencia y de hostigamiento y desgaste que dura nueve meses, hasta la batalla y primera gran victoria de Ceriñola y que ocupa la mayoría de escaramuzas y choques con los franceses, en los que aparece mencionado Pizarro. En tercer lugar, y ya con la Campania como escenario principal, se desarrolla a partir de la primavera de 1503, y  durante todo el segundo semestre de ese año, la guerra de posiciones en las montañas y en los pantanos de la región fuvial del Garellano. Por último, y en cuarto lugar, tras la segunda gran victoria en la batalla de Garellano y la toma de Gaeta, con la ocupación de Nápoles, sólo quedaba pacificar los señoríos rebeldes, otra vez al sur de Calabria y en torno al Golfo de Otranto.

 

                Como se puede apreciar en el cuadro 3, las acciones bélicas de Pizarro, en solitario, o junto a la compañía Paredes, son un compendio de la segunda guerra italiana del Gran Capitán, por su destacada participación[36]. Su exposición, en orden cronológico, permite reconstruir un verdadero relato de aventuras. La realidad histórica documentada supera a la ficción[37], a la par que permite situar la trayectoria de Pizarro, mes a mes, y en algunos casos con precisión de semanas y días, en el escenario geográfico y en el contexto político y militar del Sur de Italia, de 1501 a 1504, con el antecedente del desalojo de los turcos de la isla de Cefalonia, en el mar Adriático. Nos ocupamos sólo de las citas directas a Pizarro. Su actuación fue mucho más amplia, ya que fue ligada siempre al papel de primera fila de García de Paredes. En la mayoría de acciones y escenarios en los que se le menciona, estaría también Pizarro, salvo cuando éste recibe destinos específicos que le separan de su coronel (Ver Apéndice I).

 

Cuadro 3. CITAS DE PIZARRO EN LAS CRÓNICAS DEL GRAN CAPITÁN. ESCENARIOS Y ACCIONES

Folio

Crónica y capítulo

Lugar y hechos

Fecha

62

Crónica

Armada de venida

Junio, 1500

64

Crónica

Cefalonia. Protegiendo artillería

Noviembre, 1500

66

Crónica, XI

Cefalonia. Guardia en «sueño del Gran Capitán»

Diciembre, 1500

101

Crónica, XXXV

Manfredonia. Sitio y toma (Pedro Pizarro)

23 febrero-4 marzo, 1502

107 y 108

Crónica, XLI

Nochera. Salida a cubrir retirada

Marzo, 1502

137

Crónica, LXIII

Canosa . Correr la tierra. Cubrir retirada

Enero, 1503

141

Crónica, LXVII

Canosa. Destacado en combate

Enero, 1503

152

Crónica, LXXII

Ruvo. Asedio y toma

23 febrero 1503

159 y 160

Crónica, LXXVI

Ceriñola. Batalla. Ala izquierda de cuerpo central y en vanguardia de contraataque

27 y 28 abril, 1503

191

Crónica, XCV

Gaeta. En vanguardia de asedio proyectado

6   agosto, 1503

192

Crónica, XCVI

Gaeta. En retaguardia y cubierta de retirada

7 agosto, 1503

193

Crónica, XCVII

Gaeta. Celada victoriosa en viñas

Agosto, 1503

205 y 206

Crónica, CI

Rocaseca. Salida a cubrir retirada y rechazo de avanzada

Ocubre, 1503

211 y 212

Crónica, CV y CVI

Garellano. Guardia y defensa del vado español

Noviembre, 1503

219

Crónica, CIX

Garellano. En pontón y vanguardia de ataque

Diciembre, 1503

225

Crónica, CXII

Toma de Arpino. Ducado de Sora

Febrero, 1504

232

Crónica, CXX

Rosano. Expedición

Mayo, 1504

233

Crónica, CXX

Terranova de Tarsia. Partida de expedición

Mayo, 1504

236

Crónica, CXXIII

Rosano. Sitio y toma

Junio-julio,1504

239 y 240

Crónica, CXXVI

Rosano. Sitio y toma de grutas

Julio, 1504

255

Breve Suma

Roma. Llegada

Noviembre, 1496

255

Breve Suma

Montefiascon. Sitio y toma

Abril, 1497

257

Breve Suma

Desafío 12 contra 12   (coronel Pizarro)

Octubre-noviembre, 1502

313

Crónica M, XV

Cefalonia. Vanguardia de asalto a castillo de San Jorge

24 diciembre, 1500

343

Crónica M, XXV

Barletta. Segunda escaramuza en las viñas

27 agosto1502

351

Crónica M,

Ruvo. Sitio y toma

23   febrero, 1503

365

Crónica M, XII

Ceriñola. Expedición. Consejo de guerra

27 abril, 1503

369

Crónica M, XVII

Ceriñola. Batalla

28 abril, 1503

396

Crónica M, XV

Rocaseca. Asedio y toma

8 octubre, 1503

455

Crónica M, III

Entrada en Burgos

Octubre, 1507

510

Historia

Segunda escaramuza en las viñas

Agosto, 1502

XLVI

Quincuagenas

Puente de Mola, combate (coronel Pizarro)

29-30 diciembre, 1503

Fuente. Crónicas, A. Rodríguez Villar, ob., cit., Elaboración propia. Abreviaturas. Crónica M., Crónica manuscrita.

 

            La Crónica general o impresa embarca a la compañía Paredes con el Gran Capitán en Málaga, en junio de 1500. Canilleros demostró qu no era factible porque ese viaje es coetáneo a las aventuras bélicas de éstos en Italia, y no es imaginable que retornasen a España para volver otra vez[38]. Ni ostentaban en esa fecha los rangos militares que le adjudica el cronista. Se trata de una imagen ideal para resaltar su futuro brillo en la segunda guerra italiana.

 

            Y, por esta razón, envió otra segunda vez al Gran Capitán Gonzalo Fernández de Aguilar, con una            muy buena armada de gente y artillería y sesenta velas o más (…) y metió en ella siete mil infantes y    trescientos hombres de armas, y más de trescientos caballos ligeros; toda esta gente con buenos             capitanes, adonde venían don Diego de Mendoza por capitán de gente de armas, el cual mereció por       sus hechos ser conde de Melito, una buena villa que es de Calabria. Iba asimismo el Prior de Mecina,            por capitán de gente de armas. Iban por capitanes de infantería, el capitán Pizarro y el capitán    Villalba, y el capitán Zamudio y el capitán Diego García de Paredes, con otros muchos y muy    buenos capitanes.

 

            Isla de Cefalonia, Navidad de 1500: preparación, junto a los aliados venecianos, del asedio al castillo de San Jorge, defendido por los jenízaros turcos:

 

            Asentada que fue la artillería, los dos capitanes, veneciano y español, comenzaron a dar asiento 5en        las dos estancias de su gente . Y el Gran Capitán dio a su gente aposento en la forma siguiente:      delante            de la puerta que sale a la isla, en el llano de un montecico adonde estaba la artillería a tiro         de piedra de la villa, hizo el Gran Capitán hacer muchos reparos, en los cuales, para seguridad de la   artillería puso al capitán Pizarro y al capitán Villalba con seiscientos infantes, y treinta y cinco     pasos más atrás, a la mano izquierda de aquella        estancia, contra la villa, estaba asentada toda la   artillería, junto a la cual el Gan Capitán  puso sus tiendas y gentes.

La Crónica manuscrita detalla el asalto y toma del castillo:

De don García de Paredes no se puede decir lo que hizo aquel día. Hicieron cosas muy     señaladas en             aquella batalla el coronel Villalba[39], que después alcanzó nombre de valeroso soldado, y Pizarro y Carlos de Paz y su primo Pedro de Paz. Duró grande espacio la pelea. El Gran            Capitán, sin consultar con la razón a aquella hora, andaba con los turcos envuelto” (…)    “Pudéese creer,           según yo oí      decir, a            Diego García de Paredes, que su persona del Gran Capitán fue aquella hora         causa para       que los turcos perdiesen todo el ánimo que tenían”.

 

            En la etapa de nueve meses de encierro y acantonamiento en Barletta, de julio de 1502 a abril de 1503, el Gran Capitán, ante la superioridad de efectivos y de medios franceses, emprende, para ganar tiempo y como maniobra de distracción, una guerra defensiva y de hostigamiento. Son frecuentres las incursiones y correrías en territorio enemigo, con numerosas escaramuzas. Pizarro combate en las más señaladas: Nochera; primera y segunda escaramuza en las viñas de Canosa y Ceriñola; defensa de Barletta. En Nochera, cuenta Pizarro con dos menciones en la crónica impresa:

            Capitantes franceses, todos tres, se juntaron en un lugar de las provincias de Basilicata y Capitanata,        que llaman Troya, para ir contra otra villa de aquellas provincias que llaman Nochera, a donde            don      Diego de Mendoza, don Íñigo López de Ayala y el capitán Pizarro, estaban aposentados con          ciento y cincuenta hombres de armas y trescientos infantes,(…) Y, ya en esto, don Diego de        Mendoza había sido avisado de la emboscada de los franceses, por lo cual luego se movió del             lugar    con presteza a donde estaba y arremetió contra los corredores franceses(…) En esa priesa (sic) el            capitán Pizarro, como vido los caballos españoles venir todos de caída a se meter en Nochera, salíó      con sus infantes y dio de recio en los franceses, los cuales, como vieron el socorro que les venía a los      caballos españoles, dejáronlos de seguir y, con muy buena   orden, se comenzaron a retraer camino de Troya, de dónde habían salido, y los españoles, con algún daño que en aquel día          recibieron, se volvieron a Nochera.

 

 

            La misma Crónica relata en el capítulo LXIII. «De como, por mandado del Gran Capitán, Francisco Sánchez, despensero mayor, y el capitán Pizarro, salieron de Barletta a correr a Canosa y la Chirinola[40], y lo que les acaesció».

 

            En este tiempo que, según dicho es, estos capitanes estaban invernando en aquellas tierras del       Calabrés, en             aquel mes de Enero, en el año sobredicho de mil y quinientos y cuatro años, (sic)[41] el        Gran Capitán que, no sólo            por dañar a los franceses, cuanto por la necesidad que tenían de      hambre en Barleta, envió a Francsico Sánchez,     despensero mayor, y al capitán Pizarro, con cien     hombres de armas y cien caballos ligeros y cuatrocientos infantes para que corriesen a quella     tierra de Canosa y de la Chirinola y trajesen algún ganado para provisión de la gente.

 

            El episodio de la segunda escaramuza en las viñas, y la avanzada del duque de Nemours, capitán general francés, sobre Barletta, lo recogen la Crónica manuscrita y la Historia de Paulo Jovio:

 

            Algunos capitanes (franceses) bravoseando y denostando de palabra a los españoles, cuando por mandado del Gran Capitán salió de Barletta don Diego de Mendoza, hombre de grande ánimo y             valor, y con él los capitanes que se siguen: Villalba, Espes, Pizarro, Zárate, Escalada y Coello y            otros algunos; y alcanzaron que iban muy cerca a los franceses, y acometiéronlos con la caballería       española en retaguardia, y comenzaron a pelear valerosísimamente. El orden que llevaban fue que    dos escuadras de infanteria diesen por los lados y éstos rociaban con su arcabucería.

 

           

                El sitio y asalto de Ruvo, en febrero de 1503, se encuentra recogido en la Crónica manuscrita y en la Crónica Impresa, respectivamente, por ese orden. La primera se ocupa de la salida de la expedición del cuartel general de Barletta y la segunda de la toma de la ciudad:

 

            Sabido por los del Gran Capitán, que los de Ruvo estaban descuidados, partió un día, en   anocheciendo. Iban con él el duque de Termoli, el Próspero Colona y sus hermanos Fabricio y Marco   Antonio, don Diego de Mendoza, el coronel Villalba que fue en las guerras hombre de gran        esfuerzo, Zamudio, Pizarro, Escalada, Espés, mosén Peñalosa, el comendador Mendoza,   Pedro de Paz y su primo Carlos de Paz y otros muchos capitanes, llevando tres mil infantes y hasta    seiscientos de a caballo. Llevaba Diego de Vera once piezas de artillería. Pues, con esta             ordenanza y    designio partió de Barletta a puesta de sol; anduvo toda la noche y amaneció sobre Ruvo, sin ser             sentido, porque los generales de Francia estaban muy cerca y no les socorriesen.

 

            Muy grandes fueron las cosas que en este combate de Rubo hizo la persona del Gran Capitán, y   dignas de memoria las que toda su gente y capitanes hicieron, donde fue el capitán don Diego de      Mendoza, Diego García de Paredes, el prior de Mecina, el capitán Pedro de Paz Escalada, el coronel    Villalba, el duque de Termes, el capitán Pizarro y los dos fuertes Colona, Próspero y Fabricio          Colona

           

                                            

            La presencia de Pizarro en la batalla de Ceriñola está documentada en tres de sus principales momentos: a) consejo de guerra previo; b) posición en el orden de batalla; c) ataque masivo de la infantería. Pizarro se halló presente en el consejo de guerra que, a fectos de consulta, convocó el Gran Capitán en su campamento, el jueves 26 de abril de 1503, la noche antes de la batalla de Ceriñol junto con con García de Paredes, Villalba y otros muchos capitanes. Todos aconsejaban el ataque directo y frontal a los franceses. El Gran Capitán prefirió la espera, fortificándose tras la empalizada y el foso que le dio la victoria.

 

            Y llegó a su fuerte ese día por la noche y mandó luego llamar a consejo a todos los señores y        capitanes, y a los del consejo de guerra, para que diesen sus pareceres sobre lo que otro día se debía       hacer. Los que allí se hallaron eran los siguientes: el duque de Termoly, Fabricio Colona y sus dos           hermanos menores, el Próspero y Marco Antonio, el conde de San Severino, el conde de Nochito,      Héctor Fieramosca, don Pedro de Cicura, prior de Mecina; don García de Paredes, coronel; el    coronel Villalba, don Diego de Mendoza, Pedro de Paz, su primo, Carlos de Paz, Luis de Herrera,          Pedro Navarro, Pizarro, Espés y otros muchos capitanes. Los del consejo de guerra eran: mosén Malferite, mosén Hoces y mosén Claver, Iñigo López de Ayala

 

            Orden de batalla y disposición previa de las fuerzas españolas. La descripción de la Crónica Impresa es la siguiente:

 

            Finalmente, puso la gente enorden para esperar los franceses que bien cerca de allí venían            encubiertos con las cañaveras y gamones, de tal manera que no se parecían, y hizo de su infantería un            batallón y púsolos en una viña a la parte de la Barleta; de los otros infantes españoles hizo otros dos       escuadrones, el uno de ellos puso al capitán Pizarro y a Zamudio, y al coronel Villalba y al capitán       Escalada y al capitán Cuello con otros capitanes. Y puso este otro escuadrón a la parte de la        Chirinola, y en el otro escuadrón puso a Diego García de Paredes y a Pedro Navarro, y púsolos en   otra viña junto a la artillería, la cual contra aquella parte por donde los franceses venían.

 

            También sobre este momento previo, narra, por su parte, la Cronica manuscrita:

 

            De la otra parte, el Gran Capitán hizo seis escuadrones en derecha frente contra los enemigos. A los             cuernos fueron dos escuadrones de caballos y uno detrás de los tudescos, junto al cual iban la      infantería española, para que, si necesidad hubiesen, pudiesen arremeter. Adelante, con estos            infantes iban Villalba, Pizarro, Coello, Espés, Mandó asimismo que don Diego de Mendoza y      Fabrizio Colona fuesen con los otros caballos de fuera, los cuales detuviesen a los enemigos        escaramuzando. A esta            hora se juntaban los campos. A esta sazón se levantó muy grande oscuridad          de polvo y del humo de artillería, que del todo quitó a los franceses la vista y se fue aquella      niebla mayor con el humo de la artillería.

 

            Segunda fase de la batalla, ataque masivo de la infantería española, tras batir los arcabuceros a la caballería pesada francesa y caer algunos de sus principales jefes, incluido el duque de Nemours. Escribe el autor de la Crónica impresa:

 

            Y toda la otra gente de aquel escuadrón de Diego García de Paredes, que serían mil y quinientos             hombres, saltó luego fuera de las viñas, y juntándose con la otra parte de gente que primero había            salido, siguieron la victoria por aquella parte. Y de tal manera los siguieron que la gente de armas             francesa, que por se salvar de los españoles, a gran prisa huía, rompiendo por un costado su propia       infantería, que ya combatía por la otra parte con el escuadrón de la infantería española, adonde estaba            el capitán Pizarro y el coronel Villalba y el capitán Zamudio, los cuales con los franceses y lo franceses con ellos peleando los desbaratron

 

            En el teatro de operaciones del cerco de Gaeta, cuenta Pizarro con dos detallados pasajes:

 

                        Pues dice la crónica que el Gran Capitán, aquel día que se había de dar la batalla a la ciudad,        por la parte del monte, que era lo más fuerte, hizo meter toda su gente en armas, así a los unos como      a los otros, hora y media antes que fuese de día y lo más secretamente que ser pudo la hizo llegar      junto al muro y mandó que Diego García de Paredes y don Diego de Mendoza y Zamudio y             Pizarro y otros capitanes, con dos mil soldados, diesen la primera batalla y junto con esto ordenó      hasta mil hombres que así por la parte de la marcha al burgo, como por otras partes al monte,        hiciesen muchas arremetidas y acometimientos, de manera que los franceses que estaban dentro de la     ciudad en la defensa del muro, siendo tantos en número como los españoles, después se repartiesen             por partes diversas a defender el muro y no cargasen todos por aquella parte donde el Gran Capitán         tenía pensado dar la batalla.

 

            Otro día siguiente, como el Gran Capitán hubo acordado de tirar el artillería fuera de aquel burgo,            mandó caminar la vía de Castellón todo el ejército, en que tomando él la avanguardia encomendó            la rezaga del campo a García de Paredes y Pedro Navarro y al capitán Pizarro y al coronel       Villalba con hasta mil quinientos españoles. Estos capitanes con aquella gente       se estuvieron quedos   en sus estancias hasta que toda la gente de la avanguardia con el artillería era ya salida del         burgo o arrabal según nuestro romance.

 

            En los escenarios posteriores al momento de levantar el Gran Capitán el cerco sobre Gaeta, por la llegada de socorros a los sitiados, la Crónica Impresa pone a Pizarro en primera línea de las acciones en Rocaseca:

 

                Finalmente, en el último de octubre del sobre dicho año de mil y quinientos y tres años, el          marqués de Mántua se movió de la torre de Campo Latro juntamente con monsieur de Alegre y            vinieron con su ejército a Roca Seca, adonde, como arriba dijimos, estaban el capitán Zamudio y el   capitán Pizarro y el coronel Villalba y el capitán Escalada con su gente. (…)El cual como fuese cerca             de Roca Seca, envió delante un trompeta a requerir a los españoles que en todas maneras y sin    tardanza alguna se seliesen de Roca Seca y dejasen aquella villa libre y             desembargada, donde no que             ellos tuviesen por muy cierto y averiguado que con más daño suyo del             que pensaban se les sacaría    de su poder, ejecutando en ellos todo el rigor que se pudiese ejecutar. Habían de esta sazón salido         de Roca Seca el capitán Zamudio y el capitán Pizarro con alguna gente por reconocer a los f            ranceses, que bien sabían que venían contra ellos sobre aquella villa.

 

            En la guerra de trincheras y posiciones en los pantanos y marismas de la región fluvial del Garellano, de octubre a diciembre de 1503, previos a la decisiva batalla de ese nombre, los días 28 y 29 de diciembre, la Crónica impresa narra:

 

            Y hecho esto, el Gran Capitán, viendo cómo los franceses querían echar en el río la puente, ordenó          de no poner guardia en la ribera del río, por cuya defensión y seguridad del Gran Capitán mandó           hacer una trinchera, para que los españoles que estuviesen de guardia en aquel paso estuviesen             cubiertos sin que recibiesen algún daño de la artillería francesa que desde la ribera les tiraba. Depués de ésto, un día, siendo de guardia, en el paso de la ribera, el coronel Villalba y el capitán Zamudio       y el capitán Pizarro y los otros españoles, como los vieron venir, salieron a ellos con cuarenta   hombres y pelearon un gran rato con ellos

 

            Pero los franceses, viendo venir a todo el ejército español sobre sí, lo mejor que pudieron, se        comenzaron a retirar a su campo, no se atreviendo a esperar a los españoles que eran muchos más sin     comparación que ellos y no se         pudieran sustentar en la guardia de aquel bastión que habían ganado.          De los primeros que socorrieron fueron Diego García de Paredes y el capitán Zamudio y el            capitán Pizarro y el coronel Villalba con mil qunientos hombres.

 

            Tras la victoria de Garellano quedaban por reducir los señoríos rebeldes a la causa española. Esa misión ocupó de enero a agosto de 1504. Pizarro destacó en el sometimiento de Sora y de Rosano. Del primer territorio explica la Crónica Impresa:

 

            Contado ha la historia, como el Gran Capitán, Gonzalo Hernández, después que recibió la ciudad de        Gaeta y hubo de ella echado a los franceses y, dado su cuerpo alguno días de descanso que envió a        los más capitanes del ejército con gente en conquista de muchas villas y lugares del reino de Nápoles      que se tenían por Francia y que entre esteos capitanes envió a Diego García de Paredes con dos mil          infantes y con doscientos caballos ligeros contra una villa que dicen Sora, cabeza del ducado que     así se nombra al ducado de Sora. Pues dice ahora la historia que Diego García de Paredes, con esta      orden del Gran Capitán se partió de Gaeta a diez días andados del mes de febrero del año de mil y          quinientos y cuatro, y andando por sus jornadas allegó a una villa del ducado de Sora que se dice     Arpino, la cual villa tomó por fuerza de armas; y dejando allí aposentada una parte de su gente con el             capitán Pizarro y otros capitanes, él pasó a otro lugar que dicen Casa Oliver.

 

            La última campaña, de mediados de mayo a principios de agosto de 1504, para someter el principado de Rosano, que mantenía la fidelidad a Francia y se negaban a incorporarse al reino napoiltano de Fernando el Católico, se recoge en la Crónica impresa, en el Capítulo CXX “De cómo el Gran Capitán envió a Diego García de Paredes y al capitán Pizarro para que se juntasen con Gómez de Solis, que estaba en Garellano, y fuesen contra el Príncipe de Rosano y contra el Barón de Marzano que se habían hecho fuertes en Rosano, y de lo que ende sucedió”. Sobre la partida y preparación de la misión:

 

            Siendo en la devoción del Rey Católico, casi todo el reino de Nápoles, y no quedando cosa que no          le reconociese por señor, según es dicho, empero había algunos que antes reconocían al francés que a          él, y para esto el Gran Capitán contra el Príncipe de Rosano, que mantenía juntamente con el Barón         de Marzano y otros señores y baronses de aquella provincia el nombre de Francia, y haciendo grande      junte de gentes salían de Rosano a correr todas las villas y lugares de aquella provincia que se tenían por España hasta llegar a Curillano, donde estaba en frontera con alguna gene el comendador Gómez       de Solís, envió a Diego García de Paredes y al capitán Pizarro, para que se juntasen con el     comendador Gómez de Solís, que a la sazón estaba en Curillano y tenía consigo 100 caballos ligeros           y otros tantos hombres de armas, y que todos juntos fuesen contra Rosano, adonde el Príncipe con      todos los principales señores y caballeros de aquella provincia se habían hecho fuertes

 

                A cerca de la toma de posiciones para el sitio y toma de la ciudad de Rosano, el capítulo

CXXIII » De como el ejército español se levantó de aquel lugar de la marina y se vino a poner junto a Rosano y como el coronel Villalba hizo una cabalgada del ganado de la ciudad».

 

            Como Diego García de Paredes allegó al campo de los españoles bien instruído del estado de la    ciudad de Rosano, habiendo a los capitanes, sus compañeros, avisado, luego otro día en la mañana se          levantaron de aquel lugar donde hasta entonces habían estado aposentados y vinieron a poner cerco     más junto a la ciudad. Los cuales, como llegaron a Rosano, para tenerla en mayor estrecho por todas   partes, hiceron dos partes de su ejército: en la una quedó el comendador Gómez de Solís y el capitán   Pizarro y se pusieron junto a una iglesia que llaman San Andrés. En la otra parte quedó Diego García de Paredes y el coronel Villalba junto a la iglesia de que llaman San Francisco, adonde            ambos los aposentos en cuatro meses que estuvieron sobre Rosano nunca dejaron de hacer todo el             daño que pudieron en la ciudad

 

            Y sobre las operaciones finales de la campaña, el capítulo CXXVI de la Crónica impresa explica “De como el capitán Pizarro y el coronel Villalba se juntaron y fueron a tomar unas grutas que estaban fuera de Rosano, adonde eran veinte hombres de guarda, y lo que ende hicieron”

 

            Estando las cosas de la ciudad de Rosano en este estado, el capitán Pizarro que estraba en compañía             comendador Gómez de Solís y el coronel Villalba y Diego García de Paredes ordenaron ambos a          dos, es a saber, Pizarro y Villalba, de ir a tomar unas grutas que son fuera de la ciudad, a donde los del príncipe hacían             guardia. Los capitanes españoles, tomando de sus compañías hasta cien      hombres. Un   día, en medio del día,             en la siesta, salieron de su campo y fueron a dar sobre         aquella guardia de las grutas, a donde estaban veinte hombres de guarda.

 

            (…) Pues, ordenado esto por los de Rosano y puesto por obra, salió, como dicho es de aquella      emboscada             al alba del día, conforme a lo concertado y envió la tercera parte de su gente a los             españoles que hacían la guardia hacia aquella parte que sería haste veinte hombres, y como aquellos       del príncipe eran más de ochenta hombres,         aunque los españoles pelearon como leones, a la      postre fueron por los de Rosano rotos y se empezaron a retirar. En esto, al ruido, acudieron los españolesque estaban con el capitán Pizarro en las grutas, en socorro de los suyos, quedando en     guardia de las grutas el coronel Villalba y con hasta cincuenta soldados; y como Pizarro vio     maltratar la guardia de los españoles, socorrióles con tanto ánimo y presteza

 

 

            Del análisis de todas las citas anteriores podemos extraer las siguientes conclusiones:

 

1-Pizarro combatió, junto a García de Paredes, y otros dos compañeros, Zamudio y Villalba, en las principales batallas y acciones de la segunda guerra italiana, además de ser protagonista de episodios concretos en los que destacó y por ello es mencionado en las crónicas.

2-García de Paredes recibe órdenes directas del Gran Capitán; y Pizarro de García de Paredes, su coronel, como integrante de su bandera en la que es capitán; si bien éste mismo también las recibe del propio Gran Capitán.

3-En las acciones en las que combate junto a Villalaba, aparece más como un igual que como un subordinado, a pesar de ostentar éste el grado de coronel desde febrero de 1503.

4-El triplete, Zamudio, Pizarro, Villalba, actúa casi siempre juntosy bajo las órdenes de García de Paredes. Es difícil encontrar en las fuentes referencias a los tres por separado.

5-El número de hombres que manda Pizarro en las operaciones de mayor envergadura, se sitúan generalmente entre 200 y 300, los que correspondían a una compañía, con un capitán por jefe.[42]

           

            Pizarro siempre participa en misiones arriesgadas en primera línea de combate y recibe encargos de responsabilidad, como, a) cabalgadas para correr la tierra en busca de ganados y abastos que robar en territorio enemigo; b) descubiertas de reconocimiento y hostigamiento del enemigo que derivan en frecuentes escaramuzas o rencuentros, más aun en la etapa de guerra de posiciones y desgaste del encierro en Barletta, de julio de 1502 a abril de 1503; c) sitios, asedios y asaltos y operaciones propias de comandos de guerrilla. Y en las dos batallas principales, Ceriñola y Garellano se encuentra en ambos casos, junto a su coronel, García de Paredes y sus compañeros en el cuerpo central de tropas que inicia el ataque. En cualquier caso, son acciones de combate propias de un capitán experimentado pero joven, con fuerza física y sicológica, que se juega la vida casi a diario, más que de un posible coronel, ya maduro, incluso mayor para la esperanza de vida de aquellos tiempos y más con el desgaste de la vida militar[43]. En 1504, cuando acaba la segunda guerra italiana, Francisco Pizarro, se encontraba en la primera mitad de la veintena de años, de 21 a 26 años. Su padre Gonzalo Pizarro, tendría por entonces, como mínimo 46 años, o se acercaría a los 60, si consideramos las fechas de nacimiento más antiguas, propuestas para éste.[44] Las aventuras bélicas y vitales en las que se desenvuelve el Pizarro de las crónicas son más propias para el joven Francisco Pizarro que para el maduro Gonzalo Pizarro.

 

            Los ascensos y grados militares de Pizarro se pueden resumir en dos fechas : a) Enero de 1497, cabo de escuadra en la primera compañía de Paredes en el ejército pontificio, con el cual entra en combate en el asalto de Montefiascone, a fines de abril de ese mismo año; b) Noviembre de 1500, capitán en el ejército español del Gran Capitán. Hace toda la guerra con ese grado. Esta trayectoria se puede valorar en relación a sus compañeros. García de Paredes, como hemos visto, asciende desde capitán en 1497, en 1501, cuando forma y recluta sus primera bandera y se incorpora al ejército del Gran Capitán, ya tenía nombraniento de coronel de ejército pontificio.

Villalba, por su parte, asciende más rápido que Pizarro. En el ejército pontificio ambos son cabos de escuadra y, en Cefalonia, en el ejército español, los dos son capitanes[45]. Sin embargo, en Ruvo, en febrero de 1503, el primero ya es coronel. Los dos progresan dentro del Ejército del Gran Capitán, en el que se integran a partir de la bandera que García de Paredes reclutó en junio de 1501[46] Los méritos de guerra de ambos son similares, hasta entonces.

 

            Por tanto, dentro de las costumbres de ascenso de la época, después de la edad y la experiencia, que no es el caso, sólo se explica por el posibe mayor estatus social de Villalba o por su mayor cercanía de parentesco o afinidad con Paredes, ya que no por paisanaje, pues Pizarro está más cercano a él, al ser trujillano y Villalba placentino. De hecho, éste ejerce de lugarteniente de García de Paredes cuando es herido de gravedad en la acción de repeler la salida del cerco que hicieron los italianos de Rosano, de forma masiva, contra los españoles, en julio de 1504. Todo ello en la última etapa de la segunda guerra italiana, cuando sólo quedaban algunos señoríos rebeldes por someter a la obediencia de España[47].

 

            Zamudio, por su parte, es mencionado de forma explícita como capitán, por primera vez, en el asalto a Roca Guillerma, en el otoño de 1503[48]. Sin embargo, seguramente ya lo fuera en su primera aparición en la Crónica Impresa, en la batalla de Ceriñola[49]. Igual que Pizarro, aparece varias veces en las crónicas sólo por su apellido, cuando ya era capitán . Todos pertenecen al arma de infantería. Si bien, como coronel y capitanes se desplazan a caballo, siempre, salvo excepciones, de acciones de asalto que mandan tropas a pie[50].

 

 

 

 

EL FIN DE UN TÓPICO Y DE LA AVENTURA ITALIANA A LA EMPRESA INDIANA

 

            ¿De dónde viene el tópico historiográfico de la presencia de Gonzalo Pizarro en las Guerras de Italia con el Gran Capitán?. En las fuentes de primera mano, desde luego, no hay pruebas. Es posible que pudiera participar en la primera campaña del Gran Capitán. Tampoco tenemos evidencias firmes para negarlo, como sí las tenemos para la segunda guerra. El tópico procede de testimonios, muchos de ellos cuestionados incluso en la su época, en memoriales, o recopilaciones de pleitos y sentencias, entre ramas familiares de los Pizarro que aspiraban a la posesión de los mayorazgos de Gonzalo Pizarro y sus hijos[51]. Tiene su origen también en la gran obra de propaganda en apoyo de la consecución del marquesado de la Conquista, Varones ilustres del Nuevo Mundo. de Fernando Pizarro y Orellana, publicado en Madrid en 1639[52]. Y pasa el tópico a la historiografía clásica gracias J.M Quintana, Vida de Gonzálo Fernández de Córdoba, llamado el Gran Capitán, publicado en París en 1827.

 

            Existen dos pruebas irrefutables que se han venido pasando por alto por toda la historiografía. Hay evidencias en las fuentes directas de que Gonzalo Pizarro se encontraba en Trujillo en 1502 y en 1503, coincidiendo con Ceriñola, Garellano y las principales batallas de la segunda guerra italiana del Gran Capitán. Ladero Quesada[53] estudia un alarde, o recuento de caballeros reclutables para la guerra y defensa del reino, del primer año citado, donde, según él aparecen «en Trujillo, el futuro dominador del Perú, Francisco Pizarro, desposado, que vive con Gonzalo Pizarro, el Romano»[54]. Mira Caballos explica que se trata de él, pero que el Francisco referido no es el conquistador del Perú.[55] Por otro lado, Canilleros demuestra que Gonzalo Pizarro se está casando en Trujillo, con Isabel de Vargas, el 29 de julio de 1503.[56]

 

            ¿Hasta cuándo permaneció Pizarro en Italia? ¿Cuándo y con qué motivante concreto partió hacia América? Sabemos que Diego Gacía de Paredes embarcó en Nápoles, rumbo a España, el 20 de agosto de 1504. ¿Volvió Pizarro con él?. En una nómina de unas cuantas decenas de mandos españoles, destacados en la segunda campaña italiana del Gran Capitán, redactada hacia 1506, se menciona que «El capitán Pizarro ha servido con cargo de gente desde el viaje de La Chafalonia -Cefalonia- fasta agora, e ha seydo herido muchas veces»[57]. El caso es que no tenemos referencia documental de que continuase allí. Sí la tenemos de su compañero, el capitán Zamudio en 1507[58]. Según la Crónica manuscrita, la bandera de García de Paredes, con Pizarro, Villalba y Zamudio, hizo entrada triunfal en Burgos, en octubre de ese mismo año, acompañando al Gran Capitán[59]. Sin embargo, no sabemos si se trata de una imagen idealizada, para recoger en un mismo episodio y mención a los mandos militares más destacados de la segunda guerra italiana, al modo, ya visto, de la lista de embarcados en el viaje de ida a Nápoles del Gran Capitán, de junio de 1500. No obstante, podemos darle a la cita un márgen de crédito, como se verá más adelante.

 

            Si fuera así, tendríamos una posible fecha máxima para la presencia de Francisco Pizarro en España, 1507, antes de emprender su aventura americana. Descartadas las armadas colonizadoras de 1502 y 1504, de Ovando y de Cristóbal Colón respectivamente, como medio de llegar a América para Pizarro, como argumenta Mira Caballos[60], es evidente que tuvo que ser después de esas fechas. De hecho, no tenemos evidencias ciertas de su presencia en América antes de 1509. En febrero de 1510 sale de Santo Domingo, como capitán con la expedición de Alonso de Ojeda, a explorar y tomar posesión de la gobernación que éste obtuvo en Urabá. Todas las circunstancias y su hilo temporal encajan para que le diera tiempo de acabar su aventura italiana antes de emprender la indiana.

 

            Podemos plantear una hipótesis que estamos desarrollando en otro trabajo. Diego de Nicuesa y, Juan de la Cosa, en nombre de Alonso de Ojeda, capitularon en Burgos, el 9 de junio 1508, para poblar sus respectivas gobernaciones de Veragua y Urabá respectivamente. Meses antes, como hemos visto, las crónicas relatan la posible entrada de Francisco Pizarro en esa ciudad con el cortejo triunfal del Gran Capitán: ¿fue una ocasión de contacto con la posibilidad real de acudir a la aventura americana, con una empresa ya en marcha?. No deja de ser una conjetura viable.

 

            Podemos asentar varias conclusiones básicas de este estudio que forma parte de un proyecto de investigación más amplio. Los resultados obtenidos, fruto del análisis de las crónicas de la época, dan validez a la Real Cédula de 22 de diciembre de 1537 que reconoce los servicios, de Francisco Pizarro, «Así en nuestros reinos como en Italia y otras partes de nuestras Indias».[61] El único Pizarro que no necesita presentación ni nombre de pila, por ser de sobra conocido por el gran público en las fechas de publicación de la Crónica impresa y de la Crónica manuscrita, a partir de 1554, es el conquistador del Perú. En las guerras de Italia, en especial en la segunda campaña del Gran Capitán, se formó en la guerra de escaramuzas y reencuentros, tan útil en la guerra indiana. Francisco Pizarro pudo salir hacia América a partir de (1504-1509). Con muchas posibilidades de partir en la armadas colonizadoras de ese último año de Nicuesa-Ojeda que pudieron ser los motivadores de su aventura indiana, o en la de Diego Colón; o de partir en cualquier de los navíos sueltos de ese año o el anterior. En el peor de los casos, admitiendo alguna reserva de duda, lo innegable es que el Pizarro que mencionan las crónicas no es Gonzalo Pizarro. Esta afirmación equivale a desmentir tópicos muy arraigados sobre la biografía del padre del conquistador y, en cierto modo, a desmitificar su figura y, por complemento, a redimensionar la de su hijo[62]

 

 

 

 

 

 

 

 

APÉNDICE I. GARCÍA DE PAREDES Y PIZARRO EN ITALIA. (1497-1504)

ETAPAS MILITARES

GESTAS DE GARCÍA DE PAREDES

GUERRA Y POLÍTICA

1-EJÉRCITO PONTIFICIO (noviembre 1496-noviembre 1499)

Roma. Otoño, 1496. Ingresan en guardia vaticana, alabarderos

Juego de la barra.

Fines 1496

Comienza conquista vaticana de plazas rebeldes de la Romaña

Primera Compañía

26 enero, 1497

Paredes, capitán

Pizarro, cabo escuadra

Bracciano. Juan Borja, levanta el cerco

Soriano. Derrota. 25 enero 1497

Romaña. Primera campaña.

Enero-junio, 1497.

Escalada del baluarte

Sitio de Ostia por el Gran Capitán.

Febrero-marzo. Toma, 9 marzo, 1497

Entrada triunfal en Roma. 15 marzo, 1497

Escalada de las almenas

Toma de Montefiascone. Fines abril, 1497

Roma. Junio 1497-octubre 1499

 

Juan Borgia, asesinado. 16 junio, 1497

Romaña. Segunda campaña.

Noviembre-diciembre, 1499

Destaca en toma de Imola y Forli.

Campaña de César Borgia en la Romaña.

Emboscada por soldados de Urbino.

Duelo con capitán Celare Romano. Cese en mando

2-EJÉRCITOS DE LOS CONDOTTIERI (Enero-agosto, 1500)

Ejército del duque de Urbino

Enero-febrero. 1500

Río Metauro o Foglia. Vadeo. Derrotan al ejército Pontificio

Guerra entre Urbino y el Vaticano

Ejército de Próspero Colonna

Marzo-fines de agosto, 1500

Paredes asciende a coronel

Duelo con capitán Palomino. Castell Gandolfo. 3 julio, 1500

Guerra entre los Orsini y los Colonna

3-EJERCITO ESPAÑOL Y SEGUNDA GUERRA ITALIANA (agosto 1500-agosto 1504)

3.1-CAMPAÑA DE CEFALONIA (agosto 1500-enero 1501)

Mesina. Se incorporan al ejército del Gran Capitán. Agosto/septiembre, 1500

 

 

 

 

Bula de Cruzada, Alejandro VI.

1 junio, 1500.

Expedición naval del Gran Capitán.Málaga-Mesina. (5 junio -18 julio/1 agosto, 1500)

Salida hacia Cefalonia, 27 septiembre 1500.

Un mes en la isla de Zante. 27 de octubre se incorpora escuadra veneciana.

Cefalonia.

Noviembre-diciembre 1500

Elevado a la muralla con garfios. Combate en solitario 3 días.

Cefalonia. Sitio y asalto. Castillo de San Jorge (8 noviembre-24 de diciembre, 1500)

Regreso de la flota española, de Cefalonia a Siracusa. (7-22 enero, 1501)

3.2-PARÉNTESIS PONTIFICIO (febrero-junio 1501)

Romaña. Tercera campaña. Febrero-abril, 1501

Toma de Fosara, febrero

Sitio de Faenza.

(7 marzo-25 abril, 1501)

 

Roma. Mayo-junio, 1501. Guardia vaticana.

   

3.3-CAMPAÑA DE NÁPOLES (junio 1501-agosto 1504)

Unión definitiva al Gran Capitán, con permiso de César Borgia, junio, 1501

Bandera Paredes: 800 hombres.

Expedición naval de Ostia a Milazzo. (Sicilia) (5 naves) (24 junio-12 julio, 1501)

Se unen a ejército español en Nicastro.

3.3.1-SOMETIMIENTO DE ZONA ESPAÑOLA. (JULIO 1501-JUNIO 1502)

 

Deshace salida italiana para levantar el sitio

Cosenza. Resistencia de la fortaleza.

Sitio y entrega. Fines julio, 1501

 

ExpedicIón naval de Tropea-Tarento

(31 agosto-16 septiembre, 1501)

Sitio y entrega de Tarento

(16 septiembre, 1501-30 enero, 1502)

Manda 2.000 infantes con Pizarro y Pedro Navarro. Apresa bergantín francés

Expedición naval Tarento-Manfredonia a reforzar el sitio. (23 febrero-1 marzo, 1502)

Manfredonia. Sitito y entrega. 4 marzo, 1502

 

Pizarro. Salida de cubierta de retirada

Nochera. Marzo, 1502.

 

Ischitella-Mont Sant Angelo. Atella. Guarnición, Marzo-junio1502

Tregua. Entrevistas Nemours-Capitán.

(4 abril-22 junio, 1502). Estrategia dilatoria.

3.3.2-GUERRA DE RESISTENCIA Y DESGASTE. ACANTONAMIENTO EN BARLETTA.

(10 julio, 1502-27 abril, 1503)

Ceriñola. GuarniciónPrimera escaramuza en las viñas. Principios julio, 1502.

Promueve el socorro de Canosa, defensa del sitio francé, 16 de julio, y toma

Barletta. Cuartel general. Puestos de línea avanzada, perdidos, Andria, Canosa, Ceriñola: julio, 1502.

Ceriñola. Segunda escaramuza en las viñas. 27 agosto, 1502

Celada y derrota a retaguardia francesa.

Reto de batalla de Nemoursante Barletta, rechazado. Frente estable

Desafíos y duelos.

Septiembre-diciembre, 1502

 

Sofoca un motín en cuartel general

Barletta. Descontento de la trop a.

Septiembre, 1502.

Principal destacado

Desafío de Trani. 27 septiembre, 1502

Combate con maza

Desafío 12 contra 12, (los cinco coroneles)

Ganador sin combatir

Desafío frustado con Foment.Diciembre, 1502

Incursiones y escaramuzas

(Diciembre, 1502-marzo, 1503)

Ocupa Vieste antes que los franceses (en Rodi)

Expedición naval de socorro por Manfredonia a San Juan Redondo. No llega a tiempo.

 

Escaramuza. Rechaza avanzada.

Desembarco francés en Vieste

Celada victoriosa en puente del río Ofanto. Rechazo de avanzada sobre Barletta.

Canosa, a correr el campo por ganado y desafío no aceptado a Nemours. 19 diciembre, 1502. Gran Capitán. Pizarro.

Villalba.

Celada victoriosa en grutas de Trani

Grutas de Trani. 19 enero 1503. Avanzada de hostigamiento. Participa el Gran Capitán.

 

Otranto. Victoria naval 16 febrero, 1503

Castellaneta. Ayuda española a rebelión local

Ruvo. Asedio y toma. 23 febrero, 1503. Pizarro, Zamudio y Villalba

Escaramuza en viñas. Asalto a la torre.

Bisceglie. Expedición a correr la tierra: sarmientos para caballerías. 13 marzo, 1503

3.3.3-CERIÑOLA. CONQUISTA DE NÁPOLES Y ENTORNO. (abril-junio, 1503)

 

En vanguardia, sector central con infantería: Paredes, ala izquierda. Pizarro, ala derecha.

Recibe primer embate, inicia contraataque

Ceriñola, 27 abril, 1503: marcha; 28 de abril. Batalla

 

Entrada triunfal y guarnición en Nápoles. (16 mayo-18 junio, 1503). Retirada y acantonamiento francés en Gaeta

Reduce a la guarnición

Canosa. Toma, 29 abril, 1503

Aplacado por García de Paredes.

Motín y saqueo de Melfi. 1-6 mayo, 1503

Lidera la misión con 1.500 infantes y 300 jinetes ligeros.

Misión para tomar San Germán, antes de que Pedro Médicis la entregue a Francia. Entrega de la ciudad. Asalto del Castillo.

Pedro Médicis se refugia en Motecasino

 

Toma de Castell Nuovo y Castell dell Ovo.

12 junio, 1503

Paredes se une en Pontecorvo.

Marcha del Gran Capitán de Nápoles a San Germán (18-24 junio, 1503).

Lidera misión. 500 infantes. Asalto final y rendición

Misión para tomar Roca Guillerma, desde Pontecorvo. 26 junio, 1503. Entra Gran Capitán, pero nueva entrega a los franceses.

3.3.4-GARELLANO. GUERRA DE POSICIONES (julio-diciembre, 1503/enero, 1504)

3.3.5-SUMISIÓN DE SEÑORÍOS REBELDES. SORA Y ROSANO. (febrero-agosto 1504)

Fuente, Canilleros, García de Paredes, ob., cit., Elaboración propia.

Notas

[1] Muñoz de San Pedro, Miguel -conde de Canilleros-: Diego García de Paredes. Madrid, Espasa Calpe, 1946, p.93. A partir de ahora lo nombramos por su forma más conocida, como Canilleros. Este autor presenta la lista. El lugar de nacimiento de Villalba y de Urbina lo determinamos por sus biografías respectivas. Para ambos: Vid. Galbete.V.: «Vida y andanzas del Coronel Cristóbal de Villalba«, Príncipe de Viana, 25, 1946, pp. 695-734.- Cano Montero, J.V.: Vida y leyenda del Coronel Cristóbal Villalba.Plasencia, 2007.

[2] Sin entrar ahora, a fondo, en el debate historiográfico. Mira Caballos, en su reciente biografía, en la nota 96 del tercer capítulo cita los autores que sostienen, sin más, que Francisco Pizarro pudo participar en la primera guerra de Italia, (1494-1498) .Este mismo autor afirma que «bien pudo haber participado en la segunda, entre junio de 1500 y principios de 1502, antes de embarcarse en la cuarta expedición del almirante Cristóbal Colón» y que «la presencia de Francisco Pizarro no ha podido ser verificada documentalmente, aunque tampoco la podemos descartar». Si bien, acepta que el padre sí se encontró en aquella segunda guerra. En cualquier caso, Gonzalo Pizarro pudo estar en la primera, nada lo desmiente de momento pero, en nuestra opinión, que fundamenta todo este trabajo, es demostrable que no combatió en la segunda campaña italiana del Gran Capitán. Cfr. Mira Caballos,E.: Francisco Pizarro. Una nueva visión de la conquista del Perú. Barcelona, Crítica, 2018, pp.76 y 318; pp. 71-72

[3] Busto Duthurburu, J.A.: El marqués gobernador. Madrid, Rialp, 1965.

 

[4] Rodríguez Villa, A. (ed.): Crónicas del Gran Capitán. Madrid, Bailly Bailliére e hijos, 1908.

[5] La primera parte de la obra se dedica a la introducción y a la valoración histórica de las fuentes así como a una compilación de cartas del Gran Capitán, recibiendo o dando órdenes, como gobernador y virrey de Nápoles principalmente. Por ello, al citar cada esta obra a lo largo del texto, por la numeración de las páginas se puede determinar a que tipo de crónica o fuente original se refiere. En las citas contrastamos, cuando es posible, las dos principales: la Crónica impresa o general y la Crónica manuscrita. Las organizamos por episodios bélicos, en los cuales Pizarro es protagonista de primera fila. Primero presentamos el cuadro de citas con sus referencias, con ello evitamos multiplicar las notas a pie de página; segundo, mostramos en el Apéndice una tabla con el resumen de hechos bélicos que les sirven de contexto, para no tener que redundar en éste aspecto.

[6] Zurita, Jerónimo.: Historia del rey Don Fernando el Católico. De las empresas, y ligas de Italia, 1580. (Zaragoza, 1989-1996), 6 vols. Usamos la edición electrónica, José Javier Iso (coord) y otros.

[7] Tamayo de Vargas, Tomás.: Diego García de Paredes. Relación breve de su tiempo. Madrid, 1621.

[8] La primera fecha es aproximada de confección y la segunda la de primera publicación.

[9] Vid. Vázquez Bravo, H.; Pallarés Jiménez, M. A. y Sanz Fuentes, Mª. J. (en prensa):“La conquista del reino de Nápoles”, primera crónica de los hechos del Gran Capitán. Edición y estudio.

[10] El manuscrito de Francisco de Herrera, datado en Montilla, en 1669, titulado Historia de las proezas y hazañas del Gran Capitán Don Gonzalo Fernández de Córdoba, es, en realidad, una posible versión más de la Crónica manuscrita. Hemos utilizado el manuscrito digitalizado en la Biblioteca Virtual de Andalucía

[11] Vid. Introducción de A. Rodríguez Villa, ob., cit., pp. I-XVII

[12] Los estudios más recientes confirman que se trata de una autobiografía del mismo García de Paredes si bien el manuscrito recibió leves añadidos finales. Vid. Sánchez Jiménez, A. y Sánchez Jiménez, M.:, La suma de la cosas que acontecieron a Diego García de Paredes y de lo que hizo. apuntes de su autoría Revista de Estudios Extremeños, Vol. 60, nº 1, Badajoz, 2004, pp.231-242

[13] Está recogida dentro de la compilación de Cartas del Gran Capitán con la cual completa su edición. edición de fuentes antiguas. Rodríguez Villa, ob., cit., p. LXVI, Carta 77.Vid. Fernández de Oviedo, G.: Batallas y Quincuagenas. Madrid, Real Academia de la Historia, 2000

[14]  Canilleros, García de Paredes, ob., cit., pp.92 y 153.

[15]  Esta referencia es igual tanto en la Crónica General como en la Manuscrita. Rodríguez Villa, ob. cit., p.101

[16] Hay un cronista homónimo de la Conquista, pero habría que profundizar mucho antes de forzar cualquier identificación.

[17] Según Álvarez Ossorio en el cortejo de la entrada triunfal del Gran Capitán en Burgos, del que se tratará, participa un tal Luis Pizarro que no aparece en las crónicas estudiadas. Cfr. Álvarez-Ossorio, Alvariño, A.: «Razón de linaje y lesa majestad. El Gran Capitán, Venecia y la Corte de Fernando el Católico (1507-1509)». De la unión de coronas al Imperio de Carlos V, vol.III, Madrid, 1999, p.40. Citado por Mira Caballos, ob., cit., p.72.

[18]  En este duelo destacan, por tanto, dos coroneles extremeños, otro que por el apellido puede serlo: coronel Andana, o Aldana, y el capitán Alvarado que igualmente también pudiera serlo. Rodríguez Villa, ob., cit., p.57.

[19] En esa época el rango de coronel era un cargo más funcional que orgánico, ya que no existía propiamente en la plantilla militar del momento, ni en la posterior de los Tercios que tiene aquí su arranque organizativo. Se puede definir como un capitán de capitanes, que comanda varias compañía. Para el análisis de la terminología y entender el contexto militar de la época son de obligada consulta las siguientes obras: Lanuza Cano: El ejército en tiempos de los Reyes Católicos. Madrid, Federico Domenech, 1953.- Quatrefages, R.: La Revolución Militar Moderna. El Crisol Español. Madrid, Ministerio de Defensa, 1996.-Martínez Ruiz, E.: Los soldados del rey. Los ejércitos de la Monarquía Hispánica (1480-1700). Madrid, Editorial Actas, 2008.- Ladero Quesada, M.A.: Ejércitos y armadas de los Reyes Católicos. Nápoles y El Rosellón (1494-1504). Madrid, Real Academia de la Historia, 2010

 

[20]  Las dos crónicas recopiladas por A.Rodríguez Villa recogen 37 referencias al apellido Pizarro, 34 de ellas corresponden al mismo: Pizarro a secas o capitán Pizarro. (Ver Cuadro 3). Es uno de los mandos más repetidos. En el mismo nivel de referencias se encuentra Villalba y por detrás de ambos, Zamudio. Por supuesto ,García de Paredes es nombrado muchas más veces. La Crónica impresa es la fuente que más referencias ofrece.

[21] Para la biografía e innovaciones militares del Gran Capitán, resultan imprescindibles: Martín Gómez, A. L.: El Gran Capitán. Las campañas del Duque de Terranova y Santángelo. Madrid, Almena, 2000.- Ruiz-Domènec, J. E.: El Gran Capitán: retrato de una época. Barcelona, Península, 2002.- Jiménez Estrella, A.: “Don Gonzalo de Córdoba: el genio militar y el arte de la guerra al servicio de los Reyes Católicos”, Chronica Nova, 30, 2003-2004, pp. 191-211.-Martínez Láinez, F. y J. Mª Sánchez de Toca: El Gran Capitán: Gonzalo Fernández de Córdoba. Madrid, EDAF, 2008.

 

 

[22] Canilleros cita a Urbina en la campaña de Nápoles, pero las crónicas no lo mencionan. No tenemos más referencias sobre Para este autor, Vargas que es trujillano, sin aportar más información. No hay que olvidar que lo lleva un linaje trujillano emparentado con los Pizarro, como se verá. Canilleros, García de Paredes, ob., cit., pp. 93 y.15

 

[23] Rodríguez Villa, ob., cit., p.255

[24] Se refiere el documento a duelos a muerte que daban derecho al vencedor a apropiarse de la espada y la capa del vencido, muy cotizadas. Canilleros, García de Paredes, ob., cit., p.91

[25] Sin ningún fundamento, Canilleros hace llegar a los dos hermanos Paredes, con su escudero Tapia a Nápoles, en vez de a Roma Este mimo autor deduce que salen de Trujillo a fines del verano de 1496, tras fallecer la madre de Diego García de Paredes . Ibídem, pp.89-93

[26] Alvaro Pizarro, trujillano, estaba casado con Giovanna Todeschini Piccolomini de Aragón que había fallecido hacia 1501. Esto indica que antes de esa fecha ya residía en Italia. Por tanto, pudo ser uno de los motivadores de la presencia de sus paisanos allí. Es posible que participase también en la primera guerra y campaña italiana del Gran Capitán. Este matrimonio inicia la línea genealógica de los Pizarro de Aragón de Trujillo, señores de San Juan de Piedras Albas.Vid. Anales de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía. Vol. 5, años 1998-1999, p.191,

[27] Los testigos de la probanza de Pizarro de 1529, cuando volvió a Trujillo a reclutar voluntarios para la conquista de Perú, avalan que salió de su ciudad natal por los años finales de la década de 1490, por el tiempo que hacía que no le veían. Porras Barrenechea, R.: «Información sobre el linaje de Francisco Pizarro, hecha en Trujillo de Extremadura en 1529». Revista de Estudios Extremeños, vol. VI, 3-4. Badajoz, 1950, pp.331-393.

[28] Canilleros deduce que salieron de Trujillo en el otoño, o fines del verano, de 1496. si bien la Breve Suma confunde la fecha, con 1507. Cfr. Canilleros, García de Paredes, ob., cit., pp.. 91-93 y 255.

[29] Tamayo sostiene, sin más, que Pizarro y los demás ya se encontraban en la Guardia del Papa. Canilleros asume este argumento, al afirmar que Gonzalo Pizarro, a quién identifica con el Pizarro de las crónicas, que ya estaba en Roma cuando llegó Paredes. Canilleros, García de Paredes, ob.cit p.81

[30] Nacido entre 1446-1458, según los datos más fiables, si bien la última fecha es la más probable. Mira Caballos, ob., cit., p.313.

[31] Mira Caballos, ob., cit, pp.64-65. Los análisis de ADN de sus restos sitúan su nacimiento en el último año de esa horquilla. Los testimonios personales del conquistador basculan más hacia el principio y el centro de la misma.

[32] Su hemano Hernando fue nombrado capitán de infantería con 17/18 años. Además en los ejércitos ingresaban también adolescentes, casi niños aún, como tambores, pífanos y otras tareas auxiliares. Nombramiento de Hernando Pizarro como capitán de Infantería. 27 de julio de 1521. AGI. Patronato, legajo 90 A, número 1, ramo 1.

[33] Greenwich Centeno, E.R.: Francisco Pizarro. De Trujillo de Extremadura la ciudad de los Reyes. Lima, Fundación Obra Pía de los Pizarro, 2008, p.75. Según los análisis de los huesos de Pizarro, hallados en la catedral de Lima, tendría una estatura de en torno a 1,72 a 1,73, elevada para la media española de la época. Y como alto lo describen los cronistas que se ocupan de su aspecto.

[34] Rodríguez Villa, ob., cit., p.255 y 257. Sin embargo, el Privilegio de armas, lo menciona como coronel con el ejército pontificio, con siete banderas -compañías- a sus órdenes. Citado por Canilleros, García de Paredes, ob., cit.,p.98.

[35] Estudios recientes. Ruiz Moreno, J.: «Las espadas de dos manos de Diego García de Paredes, el Sansón extremeño». Actas de los Coloquios Históricos de Extremadura, 2011 (versión electrónica) y Diego García de Paredes. 1468-1533. Las campañas de el «Sansón» extremeño. Almena, 2017.

[36] Sin embargo, sobre la batalla de Garellano, la segunda más importante de esta guerra, el 28 y 29 de diciembre de 1503, las menciones directas a Pizarro se refieren al teatro de operaciones previo y posterior, como se va a ver.

[37] Cuando no hacemos referencia a la fuente se trata de la Crónica impresa o general, y si no a las demás ya referidas en el Cuadro 3.

[38] Canilleros, García de Paredes, ob., cit., p.121

[39] La crónica manuscrita ya menciona a Villalba como coronel en Cefalonia, en diciembre de 1500, pero el resto de citas, contenidas en la crónica impresa, no lo refieren como tal hasta el asalto de Ruvo, en febrero de 1503.

[40] Ceriñola

[41]  La fecha de la crónica es inexacta. Por el contexto, la acción se sitúa en diciembre de 1502 o enero de 1503.

[42] Esta cifra resulta de dividir el número total de hombres de cada operación entre los mandos que participan, cuando está incluido Pizarro en ella.

[43]  Si bien, tanto el propio Francisco Pizarro, como el mismo García de Paredes, cuando mueren, se encuentran activos y en vida de combate, a pesar de su avanzada edad. Pero son precisamente ejemplos especiales.

[44]  Mira Caballos, Francisco Pizarro, pp.63-65. Incluso en los fondos archivísticos digitalizados del Archivo General y Real de Navarra, -Fondo Rena- donde encuentra este autor menciones a Gonzalo Pizarro en la Guerra de Navarra, se deduce que su participación es más de retaguardia y de dministración que de vanguardia, como pretendemos demostrar en otro estudio próximo. En ninguno de esos documentos, al final de sus días y de su carrera militar, aparece nunca como coronel. Cfr. Mira Caballos, E.: «Documentos inéditos sobre Gonzalo Pizarro, padre del conquistador del Perú». Actas de los XXXIX Coloquios de Historia de Extremadura, Trujillo, 2012.

[45]  Crónica General, ob., cit., págs. 64 y 152. No aparecen mencionados entre los capitanes de la bandera que reclutó García de Paredes, según la Información instruida en Nápoles sobre los servicios prestados por el coronel Diego García de Paredes, hecha el día 14 de julio de 1507. Citado por Canilleros, Diego García de Paredes. Canilleros, Diego García de Paredes., ob., cit., p.145.

[46]  Ver Cuadro 1.

[47]  Canilleros, García de Paredes, ob., cit., pp.254-255.

[48] Rodríguez Villa, ob., cit., p.195

[49] Ibídem, p.159.

[50]  Los cuerpos y armas que aparecen constantemente en la crónicas son infantaría, caballería pesada o «gente de armas» y caballería ligera. Dentro de la infantería se engloban el conjunto de funciones del ejértico, incluidas la de ingenieros minadores, zapadores y pontoneros que destacan respectivamente en los asedios y asaltos o en las operaciones previas a la batalla de Garellano. Pizarro manda una compañía de infantería española, ya que la infantería alemana o italiana se encuentra bajo mandos de sus propias nacionalidades, y éstos a las órdenes directas del Gran Capitán o del lugarteniente español en quien éste delegue.

[51] Memorial ajustado hecho con citación de las partes.Madrid, 17 de octubre, 1748. Archivo de la Fundación Obra Pía de los Pizarro. En otro trabajo que estamos realizando, sobre la formación militar del clan Pizarro y de los conquistadores en general, desmontamos varios de estos tópicos, incluida la referencia que ese memorial hace de la presencia de Gonzalo Pizarro en Italia a partir de un testimonio concreto. Cfr. Mira Caballos, ob., cit., p.316.

[52] Este aspecto y sus motivantes lo hemos tratado en Pelegrí Pedrosa, L.V.: «La compra de la Zarza por Juan Hernando Pizarro«, XXXIII Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo, 2005.- «La sucesión de Hernando Pizarro y el Marquesado de la Conquista (1578-1629): ba ases de la oligarquía indiana en Extremadura» Actas de Congreso la Tierra de Trujillo en el Renacimiento (1500-1600). Trujillo, 2006.

[53] Ladero Quesada, M.A.: «La caballería y la población de Extremadura, según los alardes de 1502» Norba, Revista de Historia. vol.17, Cáceres, 2004.p.179.

[54] El término «desposado» introduce dudas. No hay constancia alguna de que Francisco Pizarro vivera en ningún momento con su supuesto padre. Ni siquiera hay evidencia de contacto ni relación alguna a lo largo de su vida.

[55] Mira lo explica alegando que ese Francisco es un primo de Gonzalo Pizarro. Vid. Mira Caballos, ob., cit., pp.68-315.

[56] Canilleros publica el acta matrimonial. Previamente, el 24 de mayo de ese mismo añor, quedaron absueltos de la pena de excomunión que les acarreó haber celebrado antes el matrimonio sin pedir dispensa por consanguinidad, que obtuvieron ese día, por su cercanía de parentesco. Es decir, tuvieron que repetir la celebración del sacramento. Vid. Canilleros.; «Doña Isabel de Vargas, esposa del padre del conquistador del Perú». Revista de Indias. nº 45, Madrid,1951, p.27.

[57] Canellas recoge, del Archivo de la Corona de Aragón, una «Nómina de españoles e italianos que sirvieron a Fernando III, el Católico, en la Guerra de Italia, de 1501 a 1506» y que comienza: «Jhesus. Los que señaladamente han servido al rey nuestro señor en la guerra deste su reyno con el grand capitán son estos». Vid. Canellas López, A.: «Documentación napolitana en Zaragoza relativa a la evolución de tierras confiscadas a napolitanos angevinos, pactada en el Tratado de Blois (20-X-1505)» . Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 1982, pp.61-342. En la entrada numerada como 14 aparece Pizarro. Ibídem, p.321.

 

[58] Cartas del Gran Capitán. 16 de mayo de 1507. Ordena a Cristóbal Zamudio que entregue la plaza de Vieste a mosén de Hozes. Rodríguez Villa, ob., cit., p. XLVIII

[59] Ibídem, pp.454-455.

[60] Mira Caballos interpreta que Pizarro llegó a Santo Domingo en 1504, pero no con Cristóbal Colón, sino junto a Alonso de Ojeda, que venía preso de su gobernación de Coquibacoa, . De ahí vendría la confianza en él y que se enrolase en Santo Domingo en su expedición a Urabá, en febrero de 1510. Vid. Mira Caballos, ob., cit., pp.79-81. Pero sigue sin explicarse ni, cómo ni cuándo, ni por qué motivación concreta pasó Pizarro a América desde España ni quien tuvo allí de contacto.

 

[61] Porras Barrenechea, R.: Pizarro, Lima, 1978, p.107

[62] En el estudio, ya referido, que estamos realizando sobre los antecedentes militares de los conquistadores, nos ocupamos de los tópicos historiográficos de Gonzalo Pizarro y de las llamativas circunstancias sociales de su tardío matrimonio y de su numerosa prole, habida una vez quedó viudo, entre otros temas.

Nov 222019
 

 

Teodoro Martín Martín

 

Resumen

 

En la presente comunicación se pretende hacer un balance de la obra que, a cerca de Extremadura o sobre personajes extremeños, ha desarrollado a lo largo de sus más 140 años esta Sociedad Científica. Consta de una introducción donde se alude a extremeños fundadores de la institución, como don José Moreno Nieto y otros personajes vinculados con la misma. En los cuatro apartados siguientes se citan artículos o colaboraciones sobre temas de nuestra región comprendidos dentro de: La Prehistoria, la Etnología, la Historia, la Geografía o la Geología. Otros temas como la comarca del Campo Arañuelo, las Vegas del Guadiana o los baños de Montemayor también están presentes. Hay un apartado dedicado a las excursiones que la Real Sociedad ha llevado a cabo en nuestras dos provincias y noticias singulares aparecidas en su centenario Boletín. Un breve apartado denominado A Modo de Coda cierra este trabajo.

 

  • Introducción

 

Un grupo de científicos españoles asistieron al II Congreso Internacional de Ciencias Geográficas celebrado en París en agosto del año 1875.[1] Algunos de ellos, entre los que se encontraban Francisco Coello, Ibáñez de Ibero, Federico Botella, Francisco de Paula Arrillaga, Joaquín Maldonado Macanaz, J. Gómez de Arteche, y Juan Vilanova, entre otros, decidieron fundar al año siguiente la Sociedad Geográfica en Madrid, que a partir de 1901 se denominará Real Sociedad Geográfica.

Se trata de la más antigua institución española dedicada al estudio del espacio y su problemática (J. Vilá Valentí: Origen y significado de la Sociedad Geográfica de Madrid. Boletín R. S. G. 1977, Tomo CXIII, página 237). Siempre ha sido y aún lo es hoy día una asociación de interés público de carácter interdisciplinar. En ella han tenido cabida geógrafos, historiadores, militares, economistas, geólogos, políticos y toda una pléyade de profesionales que enriquecieron el acerbo científico de la sociedad española en la Edad Contemporánea.

Lo anterior explica que hombres como Fermín Caballero, A. Cánovas del Castillo, Práxedes Mateo Sagasta, Joaquín Costa, Segismundo Moret, Eduardo Hernández Pacheco, Gregorio Marañón, el general Aranda, Manuel Terán, J. M. Casas Torres y un largo etcétera hayan sido socios de la entidad, miembros de su junta directiva e incluso presidentes de la misma.

Como socio fundador y oriundo de Extremadura cabría mencionar al erudito José Moreno Nieto (Siruela, Badajoz 1825-Madrid 1882). Este jurisconsulto, arabista y político extremeño, que llegaría a ser catedrático y académico de la Real Academia de la Historia, vivía en 1876 en Madrid, exactamente en el número 26 de la calle San Marcos. No fue el único miembro de la entidad en estos primeros años oriundo de nuestra región. También lo fueron: En Badajoz, Carlos Berdugo brigadier de ingenieros, Manuel Cervera ingeniero jefe de caminos, José Clares director de telégrafos, Luís Díaz de la Cruz propietario, Juan de Quiroga Espinosa coronel en el Parque de Ingenieros y Fernando Ramírez Vázquez obispo de Badajoz. En Cáceres lo fueron; los ingenieros de caminos Alejandro Millán Sociats y Guillermo Petit. Como vemos un amplio abanico de élites de nuestra sociedad se mostraron interesados en los más variados campos del saber geográfico.

La mentada Sociedad ha expresado su vida asociativa, inquietudes, afanes y vicisitudes en su publicación ya centenaria, que lo es el Boletín, fundado también en 1876 y hoy día vivo. El último número aparecido corresponde al año 2018, volumen CLIII. La revista tuvo desde sus orígenes una fuerte preocupación por el estudio científico de zonas mundiales de interés colonial y de problemáticas a escala internacional. Pero no por ello dejó de interesarse en cuestiones regionales españolas y Extremadura puede ser un ejemplo de ello.

En las siguientes líneas nos detendremos en aquellos temas que directamente afectaron o se relacionan con nuestras dos provincias. Pretendemos con ello ver la sensibilidad regional existente en dicho Boletín y qué facetas han destacado, que ya adelanto, han sido preferentemente las dedicadas a la Historia y a la Geografía, con más presencia de Cáceres que de Badajoz.

 

  1. Prehistoria y Etnología

 

Los primeros artículos referidos a nuestra región y aparecidos en el Boletín fueron dedicados a estas materias. El presbítero de la parroquia del Buen Retiro de Madrid, Joaquín Rodríguez, dictó varias conferencias, que luego serían publicadas, en la Sociedad con el título de Vettonia. Se refería a la zona ocupada por los vetones en la Antigüedad y que geográficamente iba desde Salamanca al norte hasta el Guadiana al sur. Al final de las mismas incorporaba un mapa de Vettonia. Las tres primeras fueron genéricas pero la cuarta y la quinta se referían a la fundación, monumentos e inscripciones de la antigua Castra Julia (Trujillo).[2]

Unos años después, Salvador Torres Aguilar (matemático), hacía una semblanza a la muerte del socio fundador extremeño ya citado. Se titulaba Elogio de José Moreno Nieto y examen de sus trabajos geográficos. Hacía mención a sus investigaciones sobre vías romanas en Extremadura, historiadores y geógrafos árabes y la situación de Santa Cruz de Mar Pequeña. En el artículo incorporaba un croquis de parte del territorio extremeño en el que ubicaba vías y mansiones romanas. Era el primer aporte cartográfico de nuestra región que aparecía en el citado órgano de la Sociedad.[3]

Las Hurdes fue también un tema de interés para los científicos de finales del siglo XIX preocupados, como buenos positivistas, de las relaciones entre Naturaleza y Biología, desde la óptica etnológica. Así vemos aparecer el primer artículo de nuestro bibliófilo Vicente Barrantes (Badajoz 1829-Madrid 1898), titulado Las Jurdes y sus leyendas, resultado de la conferencia que dictó el 1º de julio de 1890.[4]

Al mismo respondió al año siguiente con otra colaboración el doctor en Medicina residente en Madrid, J. B. Bide y titulada Las Batuecas y las Jurdes, en la que incorporaba láminas sobre las sierras de las Hurdes, Peña de Francia, Valle de las Batuecas, de la Fragosa, Cambrocinos, etc. Estas ilustraciones dan idea del terreno y sus asperezas y de los tipos del país y sus costumbres. Incorporaba así mismo un mapa tanto de Las Batuecas como de las Hurdes. En el año 1890 el conde de Saint Saud y Bide realizaron tres viajes a las Hurdes para hacer un mapa del territorio. Dividen la comarca en Jurdes Altas y Bajas. Sobre todo ello se impartió una conferencia en la Sociedad Geográfica en enero de 1892. En ella denunciaron las difíciles y precarias condiciones de vida de los hurdanos.[5] El libro que los autores citados elaboraron tras su experiencia viajera se dividía en dos partes, después de una introducción sobre las dificultades del viaje. La primera de Geografía: Orografía, Hidrografía, Pueblos y Vías de Comunicación. La segunda de Etnografía, dedicada exclusivamente a datos y características etnográficas de la comarca.

No debieron agradar a don Vicente Barrantes los postulados de los dos anteriores personajes, ya que pronto respondería con otra colaboración titulada Nota final sobre las Jurdes, en la que trata sobre el libro y el artículo del doctor Bide. En él opta por el término Jurdes frente al de Hurdes y nos habla, bien que someramente, sobre la historia de la zona.[6] Coincide con el doctor Bide en que “los jurdanos son de nuestra misma raza, y su degeneración, por consiguiente, hija del medio en que viven, no de diferencias típicas esenciales”. (Página 139)

Termina su artículo señalando que: “El nombre de Jurdes aparece más y más justificado, y a par el anabaptismo de sus moradores, en la racional creencia de que eran godos y moros caídos en montón desde aquellos picachos, como el naufragio arroja a la playa cadáveres y moribundos, o más bien como en trance de montería por selva oscura, lebreles y jabalíes cegados de contrario instinto al son del cuerno de caza, juntos se emboscan, juntos se extravían y tal vez unos tras otros se despeñan”. (Página 149)

 

 

  1. De Historia

 

El primer artículo sobre esta materia que aparece en el Boletín fue obra de uno de los padres de la Sociedad, don Francisco Coello. Se tituló: Vías romanas entre Toledo y Mérida. Como buen cartógrafo incorpora un mapa a escala 1/200.000 sobre estas calzadas en la Antigüedad. Esta colaboración también aparecería en el mismo año en el Boletín de la Real Academia de la Historia.[7] Como un apéndice del Boletín de la Sociedad, en 1895 Manuel Foronda y Aguilera publicó su obra Estancias y Viajes de Carlos V desde el día de su nacimiento hasta el de su muerte.[8]

El Boletín da noticia, aunque no las publican, de varias conferencias que se dictaron en 1913 sobre Vasco Núñez de Balboa y el descubrimiento del Mar del Sur, en la Real Sociedad. Fueron impartidas por Ricardo Beltrán y Róspide, Manuel Saralegui, Ángel Altolaguirre, Joaquín Ruíz Jiménez y otros conferenciantes.[9]

Ya bien entrado el siglo XX el teniente coronel de Artillería Gaspar Salcedo Ortega publicó un interesante artículo sobre: La Mesopotamia Extremeña y los conquistadores. En él sostenía que la zona entre el Tajo y el Guadiana era la forjadora de la mayoría de los conquistadores extremeños. Porque, según el autor, esta dura tierra hacía posible la recia y dura conquista.[10]

Desde 1990 es vocal de la junta directiva de la Real Sociedad Teodoro Martín Martín. El cual publicó un artículo titulado: Conflicto y Desamortización en la Vera: Un modelo de referencia. En el mismo trataba de aproximarse a lo que fue la desamortización civil en esta comarca cacereña, con la expropiación y ventas de los bienes baldíos y comunales de los pueblos. También analizaba la constitución de las Sociedades de Propietarios que, en régimen de proindiviso, adquirieron aquellos bienes en las subastas públicas. Aludía así mismo a las consecuencias sociales y económicas a que este proceso dio lugar. Añadía tres mapas.[11] El mismo autor publicaría años más tarde otra colaboración nominada: Un Aula de Geografía en el Madrid de Carlos IV.

El dominio territorial del Monasterio de Yuste fue el tema que abordó en 2002 el citado autor. Intentaba en el mismo realizar un detenido recuento de la riqueza en bienes inmuebles (dehesas, cortinas, huertas, casas, lagares, etc.) que poseían estos monjes de San Jerónimo antes de la desamortización También sus rentas y privilegios. El catastro de Ensenada y los protocolos notariales fueron las principales fuentes documentales empleadas.[12]

Otro autor extremeño, el emeritense José Antonio Ballesteros Díaz, publicó un artículo muy bien estructurado sobre: El uso de la tierra en el término de Mérida en el siglo XVIII. Contando también con la rica fuente documental que es el catastro de Ensenada, trata de analizar los sistemas de cultivos, producciones y rendimientos del campo emeritense en el siglo de la Ilustración; incorporaba un buen número de cuadros y tablas estadísticas.[13]

De tema histórico pero referido a la dimensión internacional de la Geografía Española puede citarse el último artículo del profesor extremeño Teodoro Martín Martín. Se titula: Un pasado que reivindicar. España en los congresos internacionales de Geografía. Se publicó en dos partes.[14]El él se hace una relación detallada por temas y autores de la aportación que han hecho los geógrafos hispanos a las reuniones celebradas en el extranjero. Desde el Congreso de Amberes de 1871 hasta el que tuvo lugar en Colonia en 2012. En el año 2018 aparecería como libro con la misma titulación y en la Editorial Académica Española.

 

  1. De Geología y Geografía

 

Sobre estas temáticas, el geólogo don Eduardo Hernández Pacheco (Madrid 1872-Alcuéscar, Cáceres 1965), también paleontólogo y arqueólogo, publicó un interesante artículo titulado: Los Cinco Principales Ríos de España y sus terrazas fluviales. Aunque no alude al Tajo y al Guadiana, sí hace referencia al paisaje de rañas tan característico de nuestra región.[15]Fue presidente de la Comisión de Terrazas Pliocenas y Pleistocenas en los Congresos de la Unión Geográfica Internacional (U. G. I.) celebrados en El Cairo (1925), Cambridge (1928), París (1931) y Varsovia (1934). Su hijo Francisco presentó al Congreso Internacional de Lisboa en 1949, una relevante aportación titulada: Las rañas de las Sierras Centrales de Extremadura.[16] 

El geólogo castellonense Vicente Sos Baynats, que tantos años pasó en nuestra región desplazado tras la guerra civil, llegó a encariñarse con nuestra tierra. Durante muchos años alternó su actividad profesional con la recogida de muestras geológicas, las cuales iba coleccionando. El 23 de marzo de 1988 dictó una conferencia en la Real Sociedad sobre: La riqueza minera de Extremadura y su proyección en Tartessos. Se publicó en nuestro Boletín ilustrada con figuras y mapas alusivos al texto.[17] 

Rosa Cañada Torrecilla, que leyó su tesis doctoral en la Universidad Autónoma de Madrid con el título: El clima en Extremadura, también colaboró en las páginas del Boletín. Su primer artículo fue: El régimen medio anual de precipitaciones en Cáceres. Se trata de un estudio basado en los datos que le proporcionó el Observatorio de Cáceres en el periodo 1908-1970. Lo acompañaba de gráficos y estadísticas complementarias. En el segundo: Las heladas en Extremadura, analiza la incidencia que en el desarrollo de la actividad vegetal tienen los fenómenos climáticos. Inserta once mapas, estadísticas y cuadros con datos relevantes.[18]

Sobre tema agrario Eduardo Abela publicó una colaboración titulada: Situación actual de la agricultura y cultivo de tabaco en España. La temática podría hacer suponer que haría referencia nuestra región, pero para las fechas en que se escribió apenas aportábamos algo a la producción tabaquera nacional. El trabajo es un informe favorable a su cultivo, después que se hubiera dictado la ley de libertad de cultivos en los años finales del siglo XIX.[19]

Coincidiendo con los años de la construcción y desarrollo del Plan Badajoz, Adela Gil Crespo, gran geógrafa y miembro de la junta directiva, publicó un artículo pionero titulado: Transformación de un paisaje (Colonización de las Vegas del Guadiana). Se trata de un buen estudio elaborado tras la lectura de la ponencia de Francisco Hernández Pacheco en el Congreso de Ciencias de Coímbra, titulado: Características geográficas y geológicas de las Vegas del Guadiana. La autora también visitaría la zona personalmente. Se trata de un sugestivo trabajo inserto dentro de lo que se ha llamado Geografía Regional y notablemente documentado. Incluye mapas del territorio, una amplia bibliografía y más de 32 fotografías de época. Fue un artículo precursor de los trabajos que sobre esa zona realizaría nuestro paisano Cipriano Juárez Sánchez Rubio, profesor de la Universidad de Alicante.[20]

El conjunto de la Sierra de Gredos también ha sido tratado en esta publicación. En 1907 se recogen varios artículos aparecidos antes en el Diario de Ávila. En ellos se abordaba el estudio de conjunto del macizo, los itinerarios posibles, el circo y una propuesta de excursión a la laguna.[21] Con el título de: La imagen de Gredos, Teodoro Martín Martín trató de llevar a cabo un estudio sobre la percepción de este bloque montañoso a lo largo de la Historia. Lo realiza en varios capítulos nominados: Gredos hasta la Ilustración, de Aznar a Alfonso XIII, Unamuno en Gredos y Gredos en la Literatura del siglo XX: prosa, poesía, libros de viaje y naturaleza; más unas reflexiones finales a modo de coda.[22]

Justo Corchón García, inspector de educación durante muchos años en la provincia de Cáceres y gran amante de nuestra región, llevó a cabo su tesis doctoral sobre El Campo Arañuelo, leída en la Universidad Complutense de Madrid. También es autor de la Bibliografía Geográfica Extremeña, publicada por la Diputación de Badajoz en 1955 y de la Encuesta de Geografía Regional Extremeña, editada por la Diputación de Cáceres. Pues bien en el Boletín, publicó en 1984 un artículo sobre: El Valle de Plasencia, el cual se lo dedicó al maestro de Piornal Máximo Cruz Rebosa y al vecino de Cabezuela del Valle David Herrero Alonso. Se trataba de un estudio sobre el valle del Jerte, en el que se analizaba el medio físico, poblamiento, población, modos de vida, régimen de propiedad, servicios comerciales, más una bibliografía selecta, nueve fotografías y estadística de los pueblos que lo integran.[23]

 

  1. Otros Tema

 

A lo largo de más de cien años de vida de la Real Sociedad Geográfica ha habido otras colaboraciones de algunos de sus miembros en las que han abordado temas extremeños. Sin querer ser exhaustivos voy a mencionar diversos trabajos sobre asuntos referidos a nuestra región por parte de tres miembros activos de la mencionada Sociedad Geográfica, integrantes todos ellos de su junta directiva en tiempos pretéritos.

Don Justo Corchón García, del que ya he citado anteriormente algunas de sus obras, colaboró con diversos artículos en los diarios Extremadura de Cáceres, Hoy de Badajoz y en la Revista Alcántara de la Diputación cacereña. Tiene también estos cuatro artículos:

Conoce tu patria: Guión 4: Cáceres. En Revista Enseñanza Media nº 4. Año 1947.

Relaciones Topográficas referentes a Extremadura. En Estudios Geográficos nº 35. Año 1949.

Inscripciones cacereñas inéditas. Boletín de la Real Academia de la Historia. Tomo CXXXVII. Año 1955.

Geografía médica del Campo Arañuelo y su influjo sobre la población. Estudios Geográficos nº 28. Año 1961.

Adela Gil Crespo antes de dar a la luz su artículo sobre el Plan Badajoz de 1960, publicó el año 1959 en: Actes du Collogue International organicé par la Faculté des Lettres de L’Université de Nancy un trabajo titulado: Colonización y transformación de un paisaje agrario: Las Vegas del Guadiana.

El doctor don Juan Manuel López de Azcona, ingeniero de minas, hidrogeólogo y especializado en análisis espectro-químicos, fue Vicepresidente 1º de la Real Sociedad Geográfica hasta su muerte en febrero de 1995. En 1975 la Real Academia de Farmacia le encargó llevar a cabo una interesante colaboración en la monografía que se elaboraba sobre el Balneario de Baños de Montemayor en Cáceres. Se tituló “Consideraciones sobre el manantial minero-medicinal de Caldas de Montemayor”.

En la misma, tras aludir a la situación geográfica del establecimiento, presenta una muy notable introducción histórica que se remonta a la epigrafía romana. La tercera parte la dedicada a la Geología, y nos dice que: “los manantiales de Baños, brotan de un gran batolito granítico, que alcanza por su parte NE la capital de Ávila, con su magnífico aspecto de grandes bolos debido a su estructura, y por el SO la frontera de Portugal”. Le siguen apartados dedicados a la red fluvial, el macizo granítico, las formaciones sedimentarias y la tectónica. En cuarto lugar habla del Establecimiento Balneario a través de las memorias de los médicos que lo han dirigido y de los visitantes ilustres que lo frecuentaron. En el apartado quinto se detiene en el Estudio Analítico de las aguas: determinaciones físico-químicas, radioactividad, gases disueltos, composición química, y concentración iónica.

Concluye con el siguiente comentario que inserto: “Una primera indicación de la variación del origen de las aguas, de los dos manantiales, ambos cercanos y de características análogas, tienen temperaturas diferentes y lo mismo ocurre con los contenidos de los diversos cationes. La primera impresión obtenida es de una mezcla de las aguas de procedencia profunda, dentro del propio granito, con aguas superiores y por tanto, de menor temperatura. Sería interesante a la vista de los análisis, la realización de una obra de mejora del captado, para lograr mayor caudal, mineralización y termalidad”.

  1. Excursiones y noticias de Extremadura

 

El excursionismo, sin duda un método lúdico y a la vez didáctico para aproximarse al paisaje, ya fue defendido y fomentado a fines del siglo XIX por la Institución Libre de Enseñanza y la Sociedad Geográfica. Sobre todo gracias a la labor de Rafael Torres Campos que trabajaría para ambas instituciones. Las salidas al campo eran el método más eficaz para comprender la Geografía y las problemáticas que el hombre ejerce sobre la naturaleza. Las primeras actividades en este campo siempre tuvieron como objetivos la provincia de Madrid y aledañas. Con especial interés por la Sierra del Guadarrama. Las razones eran obvias. Los transportes y red de alojamientos no favorecían las excursiones prolongadas. Por ello visitas a Extremadura y que recoja el Boletín no las he hallado hasta la segunda mitad del siglo XX. En la primera mitad de la centuria las razones antes mencionadas y los conflictos político-militares tampoco lo favorecieron.

En 1975 se llevó a cabo una excursión científica al Valle del Jerte y la Vera, conducida por el ya mentado Justo Corchón. Los días 23 y 24 de abril de 1988 el también citado Vicente Sos nos llevó a Trujillo y Mérida, donde visitamos la Colección, luego Museo de Ciencias Geológicas, por él reunida, y por supuesto el Museo Nacional de Arte Romano. Don Manuel Muriel Hernández, que trabajó para Iberdrola en la provincia de Cáceres durante muchos años, dirigió la excursión de los días 1 y 2 de junio de 1996 al complejo hidrográfico del río Tajo, sito en Alcántara, población que también visitamos antes de hacerlo a la capital provincial. Un año después, y por iniciativa de Iberdrola, se visitó el complejo de la Central Nuclear de Almaraz y el Parque Nacional de Monfragüe, ubicados en la provincia de Cáceres. Después de recorrer las distintas dependencias de estos espacios, asistidos por los técnicos de la empresa eléctrica, nos trasladamos a Trujillo y Guadalupe. En esta localidad se pernoctó para, al día siguiente, contemplar la riqueza arquitectónica y pictórica que encierra el célebre cenobio, regentado por la orden jerónima hasta la desamortización y hoy cuidado por los franciscanos. Nos referimos al Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe. Esta excursión se celebró el 14 y 15 de junio de 1997 y fue coordinada por el doctor don Manuel Muriel Hernández. Los miembros de del la junta directiva, Antonio Zárate y Teodoro Martín planificaron y explicaron la salida a Plasencia y la comarca de la Vera, donde se visitó el Monasterio de Yuste, Garganta la Olla y Cuacos. En esta población se nos mostró una típica fábrica de pimentón de la Vera. Tuvo lugar a finales de octubre y comienzos de noviembre de 2002.[24]

Desde los primeros años de existencia del Boletín comienzan a aparecer noticias o referencias de nuestra región. Sean una muestra las siguientes. El 23 de mayo de 1882 se comunica que se ha presentado a la sanción de la Corona la ley que ordenaba la construcción del ferrocarril de Mérida a Sevilla por Zafra. En 1885 aparece como nuevo suscriptor del Boletín D. J. Cazalet, vecino de Don Benito, Badajoz. En 1931 la Real Sociedad elabora dos informes: Uno para que no sea aceptado el cambio de nombre de Higuera de Llerena por el de María Cristina. En el otro muestran los inconvenientes para que Villanueva de la Serena pase a denominarse La Serena. Hay una nota informativa dando cuenta de la inauguración el 21 de junio de 1991 del Museo de Geología de Extremadura en Mérida. Fue el colofón a los trabajos de recolección de materiales geológicos llevados a cabo por Vicente Sos, desde que en 1939 fuera expulsado de su cátedra de bachillerato, y fruto de 27 años de trabajos en nuestra región, donde desarrolló una labor realmente encomiable. La nota fue redactada por la también geógrafa Adela Gil Crespo.[25]

 

  1. A modo de coda

 

No solo en el Boletín se han registrado temas extremeños de Geografía o Historia. También en los volúmenes que contienen las Aportaciones de la Geografía Española a los Congresos de la Unión Geográfica Internacional (U. G. I.), y que se editan desde 1960, han aparecidos trabajos de tema extremeño o de autores de nuestra Comunidad Autónoma. Pueden ser ejemplos los siguientes:

Para el Congreso de Londres de 1964 José María de Peralta y Sosa aportó el titulado: Aspectos urbanos del Plan Badajoz. Al Congreso de Tokio de 1980, Isabel Bodega Fernández llevó: Análisis de la estructura espacial del comercio en Extremadura. Al de Pekín del año 2016 Víctor Jiménez Barrado envió la comunicación: Urbanización de la campiña en áreas rurales por el turismo. Las segundas residencias en la Comarca de La Vera. El también autor extremeño Teodoro Martín prepara, para el Congreso de Estambul en 2020 una ponencia titulada: Visiones Hispánicas de Estambul.

Como se puede comprobar en las páginas precedentes no son muchas las referencias a nuestra región en la vida más que centenaria de la Real Sociedad. Ello puede entenderse si partimos de que los objetivos de la mentada asociación se decantaron por la expansión colonial, los debates en torno a la Ciencia Geográfica y sus planteamientos metodológicos, más los grandes temas y problemas de nuestra nación en su dimensión geográfica. Las cuestiones concretas de espacios regionales, si bien se han abordado, han tenido menos interés en el pasado. Esta tendencia es posible que evolucione cara al futuro. La constitución de un Departamento de Geografía en la Universidad de Extremadura puede ser un acicate en esa dirección.

Figura1.Escudo de la Real Sociedad Geográfica

Figura 2. Boletín de la Real Sociedad Geográfica del año 2017

Figura 3. Mapa Físico de Extremadura

Figura 4. División Administrativa de Extremadura en el siglo XVIII

Notas

[1] Sobre la participación española en los congresos internacionales de la U.G. I. véase mi obra: Un pasado que reivindicar. España en los Congresos Internacionales de Geografía. E. A. E. 2018.

[2] Boletín de la Sociedad Geográfica. Tomo V (1878), páginas 5,145, 229 y 363 y Tomo VII (1879) página 192. En adelante citaremos por B. S. G. A partir de 1901 B. R. S. G.

[3] B. S. G. Tomo XII (1882), páginas 476-494.

[4] B. S. G. Tomo XXX (1891), páginas 241-314.

[5] B. S. G. Tomo XXXII (1892), páginas 257-365. Láminas y mapas a partir de la página 258.

[6] B. S. g. Tomo XXXV (1893), páginas 134-149.

[7] B. S. G. Tomo XXVII (1889), páginas 7-46.

[8] B. S. G. Tomo XXXVII (1895), anexo de 47 páginas.

[9] B. R. S. G. Tomo LV (1913).

[10] B. R. S. G. Tomo XCIV (1958), páginas 289-308.

[11] B. R. s. G. Tomo CXXVI-CXXVII (1990-1991), páginas 175-188.

[12] B. R. S. G. Tomo CXXXIX-CXL (2003-2004), páginas 99-118.

[13] B. R. S. G. Tomo CXLIII (2007), páginas 61-88.

[14] B. R. S. G. Tomo CLI (2016), páginas 149-180 y Tomo CLII (2017), páginas 283-346.

[15] B. R. S. G. Tomo LXVIII (1928), páginas 216-246.

[16] Martín Martín Teodoro. (2017): Un pasado que reivindicar, página 51.

[17] B. R. S. G. Tomo CXXIV-CXXV (1988-1989), páginas 87-104.

[18] B. R. S. G. Tomo CXIX (1983), páginas 33-46; y Tomo CXXIII (1987), páginas 47-68.

[19] B. S. G. Tomo XXII (1887), páginas 53-66.

[20] B. R. s. G. Tomo XCVI (1960), 171-256.

[21] B. R. S. G. Tomo XLIX (1907), páginas 266-296.

[22] B. R. S. G. Tomo CXXXIII (1997), páginas 93-114.

[23] B. R. S. G. Tomo CXX (1984), páginas 43-62.

[24] Pueden verse los boletines Tomos CXI (1975), CXXIV-CXXV (1988-1989), CXXXIII (1997) y CXXXIX-CXL (2003-2004).

[25] B. S. G. Tomos XII (1882) y XIX (1885). B. R. S. G. Tomos LXXI (1931) y CXXVI-CXXVII (1990-1991).

Nov 182019
 

Oscar Raúl Donaire Bravo. Provisional.

Entre la documentación que custodia el Archivo Histórico Municipal de Trujillo existe un documento que llama la atención por su tipología. Entre la documentación relativa a la administración municipal durante siglos, nos encontramos una partitura que lleva por título Himno trujillano. Una obra orquestal compuesta en 1920 por Jacinto Cabrera Orellana para aportar musicalidad a un poema de Gregorio Rubio, el Goro. Sin embargo, no ha llegado a la actualidad ninguna noticia acerca de para qué se compuso o por qué no se ha mantenido en la tradición popular.

Para ello se hará una retrospectiva de las fiestas patronales, especialmente las que tuvieron lugar en el año 1920, y conocer, así, con qué intencionalidad se compuso. También se incidirá en la propia partitura y en los autores, para poder profundizar en ella. De esta manera, podremos adentrarnos en varios aspectos de la historia de Trujillo poco tratados, como son la tradición popular, sus festejos o la intrahistoria de nuestros antepasados hace un siglo en un ambiente de celebración.

Introducción

La documentación que se conserva en el Archivo Histórico Municipal de Trujillo, fieles testigos y, no solo de gran importancia para la historia local, sino, también, para la universal por la repercusión que tuvo la ciudad siglos atrás. Aquí podemos encontrar una ingente cantidad de legajos de diversas temáticas y con un sinfín de posibles temas de estudio, muchos de ellos inéditos para los investigadores y estudiosos; un rico patrimonio documental de cuyo valor no somos conscientes.

Entre esta histórica documentación nos encontramos uno que por sus características llama la atención; en la tercera carpeta del legajo 1.350, lejos de contener información correspondiente a la administración municipal, encontramos una partitura que lleva por título Himno trujillano. Una obra compuesta en 1920 por Jacinto Cabrera Orellana para acompañar musicalmente la letra aportada por Gregorio Rubio Mariño.

A pesar de su existencia, no ha habido una continuidad en la tradición trujillana que permitiera conocerlo en la actualidad, por lo que los objetivos que se pretenden alcanzar con este pequeño estudio son conocer la intención de componer este himno, por qué no ha llegado hasta la actualidad en la costumbre popular y hacer un breve análisis formal de la pieza para dar a conocer este patrimonio documental y musical con el que cuenta la ciudad de Trujillo.

Las fuentes empleadas para su realización, a pesar de su escasez por la concreción de la investigación, han sido la obra de Juan Tena Fernández Historia documentada de Santa María de la Victoria, patrona de Trujillo, publicada en 1930, que nos ofrece una investigación y crónica de la historia y las fiestas de la Virgen de la Victoria tan solo diez años después de la composición del Himno. Trujillo en las poesías y coplas de “Goro”, un compendio de la obra de uno de los autores del himno, realizado por María José Casares García.

La prensa histórica también nos ofrece una información relevante para poder conocer el contexto en el que se gestó esta obra musical. Las noticias más relevantes y próximas fueron publicadas, como es lógico, en el periódico local La Opinión, siendo la fuente primaria que más información ha aportado.

Este pequeño estudio se plantea como un trabajo de investigación, que pretende abordarlo desde un enfoque global de todo lo relacionado con la pieza. Por ello, empezaremos haciendo una retrospectiva sobre el origen de las fiestas patronales y cómo ha sido la devoción a la Virgen de la Victoria, en modo particular a las de 1920 por ser el año en el que se compuso el Himno. Seguidamente, nos centraremos en la propia pieza, tanto conocer a los autores, como un breve análisis formal para conocerlo y estudiarlo mejor.

Las fiestas en honor a la Virgen de la Victoria

La historia de la ciudad de Trujillo ha estado, desde la reconquista de la localidad por parte de Fernando III y el Obispo de Plasencia, estrechamente vinculada con la devoción a la Virgen bajo diferentes advocaciones, como la Asunción, “la Coronada, de la Cañada, de Loreto, de la Antigua, de la Piedad, del Estudio, de la Guía o hasta la Concepción”[1], sin olvidarlos de la reciente devoción al Perpetuo Socorro o, actualmente, la Victoria; tal fue esta vinculación que el sello con el que el Concejo trujillano validaba sus documentos portaría la Virgen con el Niño, muralla y torres, pasando, posteriormente, a ser las armas de la Ciudad[2].

Los primeros testimonios que nos han llegado de los festejos patronales datan de 1499 cuando el Concejo manda librar seis toros para que se corran en la solemnidad de la Asunción en honor de la Virgen. Los más excepcionales fueron las fiestas de 1519 por hacerlas coincidir con la celebración por la elección de Carlos I como Emperador del Sacro Imperio. Estas fiestas contaron con trompetas, atabales y ministriles, buscados para la ocasión en Béjar, Toledo u otros puntos del reino, se corrieron seis toros, limpieza de las piedras de la Plaza, una procesión con los pendones de los oficiales en la que los negros y negras fueran danzando, al igual que los jóvenes bien aderezados provenientes de Herguijuela, Calzada, Garciaz, Santa Cruz, Puerto de Santa Cruz, Ibahernando y la Cumbre con tamboriles, gaitas, panderos y sonajas[3].

Tal fue la magnificencia de estas fiestas que en libro de actas se escribió que “en Toledo se entere de lo que han hecho para estas fiestas y quién pagó las libreas[4], etc.”[5], haciendo un claro alarde del poder que tenía la Ciudad y su fidelidad al recién nombrado Emperador, capaz de competir con otros municipios como la ciudad imperial.

Sin embargo, de los actos religiosos no nos han llegado noticias anteriores a 1530, cuando se realizó una procesión “por la salud de Sus Majestades y por la de la Ciudad”[6]. Esta procesión iría desde la iglesia de Santa María al arco del Triunfo y, tras cantar el himno Ave Maris Stella, se regresaba a dicha iglesia para la misa de la Asunción[7]. Un año después, en 1531fue finalizada la construcción de la capilla en la alcazaba donde se colocó una escultura de la Virgen de la Victoria; a este lugar empezaron a acudir los trujillanos como así lo atestigua el voto que hizo la ciudad hacia 1547 para celebrar y honrarla solemnemente como patrona cada 15 de agosto, aunque esto no quiere decir que con anterioridad no se rindiera culto a esta advocación[8]. Los actos religiosos consistían en la celebración de “vísperas solemnes, misa diaconada con sermón en la iglesia de Santa María, procesión a la capilla del castillo, a la que había de asistir el pueblo con el concejo en forma de ciudad, llevando su pendón y una imagen de la Virgen alumbrada con las velas que el ayuntamiento daba”[9].

La tradición se mantuvo sin grandes alteraciones hasta el siglo XIX. Guerras, crisis, desamortizaciones, cambio de dinastía y de la forma política del Estado o la revolución liberal fueron algunos de los acontecimientos que acaecieron en tan convulso siglo. Estas corrientes progresistas difundieron un ambiente de rechazo contra todo aquello que recordara al Antiguo Régimen, en el que se incluiría a la Iglesia. En una sociedad cada vez más secularizada fue decayendo en el olvido la tradición de celebrar las fiestas patronales.

En 1870, tras diez años sin ningún tipo de celebración, don Francisco Reglado y don José Iglesias, párroco y sacristán de San Martín respectivamente, intentaron recuperar la fiesta en honor de la Virgen de la Victoria, cubriendo los gastos con sus propios bienes. Este último tendrá un papel fundamental para la recuperación de la devoción y su celebración como fiestas patronales[10]. Estas fueron únicamente religiosas y contaron con una sencilla novena y la celebración de la fiesta de Todos los Santos en la iglesia de San Martín. Debido a la carencia de una imagen para el culto, se utilizó durante siete años una perteneciente a Julia Ríos, hasta que el párroco de Santiago, don Pedro Trancón, adquirió una en 1877, la cual se conserva actualmente en dicha parroquia[11].

Siendo alcalde don Miguel Núñez Castilla se dio un gran impulso a las fiestas patronales en 1881, otorgándolas un carácter más cívico e institucional. Estos actos comenzaron con una solemne novena el 21 de octubre, para la que el párroco de San Martín, don Francisco Reglado, escribió las oraciones de la novena que aún hoy se rezan[12]. El 29 de octubre cuando a las seis de la tarde apareció en la fachada del antiguo Ayuntamiento un lienzo donde se representan las armas de la ciudad en el que aparece un castillo de gules, surmontada la Virgen de la Victoria sobre una nube. Este lienzo fue pintado por el artista local Antonio Picazo y cuando el Ayuntamiento se trasladó en 1888 a las dependencias actuales se empezó a colocar en el arco central del mercado. También se instalaron dos transparentes que representaban la ciencia y el arte en la fachada del casino conocido como Círculo Fomento de las Artes. Tanto el lienzo como los transparentes se encontraban profusamente iluminados, al igual que todos los balcones. Se encendieron cuatro fogatas para iluminar la plaza y la torre del reloj de San Martín se encontraba iluminada[13], contrastando con la obsoleta iluminación de las calles

trujillanas[14].

Ilustración número 1. Lienzo con la Virgen de la Victoria en el escudo de la ciudad, de Antonio Picazo. Colección particular

Tras el descubrimiento del lienzo, salió de San Martín un rosario procesional alrededor de la Plaza, presidido por la Corporación y acompañado por la orquesta municipal. Una vez que finalizó el rezo, se cantó una salve ante la pintura de Antonio Picazo. Dicha Salve fue compuesta por la letra del profesor don Joaquín Cuadrado Retamosa y la música por el sacristán don José Iglesias, llegando la tradición de cantarla, delante de la Virgen de la Victoria la noche anterior de la fiesta, hasta nuestros días. Este lienzo se siguió colocando en las Casas Consistoriales hasta que se trasladó al actual Palacio Municipal en 1888, poniéndolo desde entonces en la puerta central del mercado[15]. A las siete resplandeció en el campanario de San Martín una bengala y la orquesta interpretó unas obras para amenizar el baile popular bajo cohetes y pirotecnias[16].

El día siguiente, a las 9 de la mañana, partió desde el Ayuntamiento una procesión cívica hacia la iglesia de San Martín encabezada por los maceros -vestidos con dalmáticas con el escudo de la ciudad bordado en oro y seda-, seguido de la Corporación, Guardia Civil, gremios y otras personalidades con sus respectivos estandartes. Una vez dentro, se celebró una función religiosa presidida por don Agustín Solís Fernández y sus ministros, en la que el arcipreste de Trujillo, don Francisco Navarro, pronunció unas palabras de satisfacción por cómo se iban celebrando estos festejos. Finalizados los actos religiosos, la procesión regresó a las Casas Consistoriales acompañado por himnos interpretados por la orquesta para servir un vino de honor en el salón de sesiones, actual Sala de Vistas del juzgado trujillano.[17]

Más populares fueron la cucaña en la plaza para los jóvenes, la distribución de poemas dedicados a la virgen escritos también por don Joaquín Cuadrado, la comida servida en el Hospital y en la cárcel de partido a los más desfavorecidos, la corrida de un toro de cuerda y por la noche se celebró un baile en el Círculo Fomento de las Artes.[18]

Las fiestas patronales se continuaron celebrando sin grandes cambios hasta 1892. En adelante, sufrieron una decadencia de las que quedaron la celebración de novena, rosario cantado la víspera de la fiesta, y misa solemne con sermón ante la imagen que compró don Pedro Tarancón, por lo que era necesario trasladarla desde la iglesia de Santiago a la de San Martín. Se siguió utilizando esta hasta que doña María Juana Durán Rey donó en 1904, cumpliendo la última voluntad de su marido don José Díaz Pulido, un nuevo retablo a la iglesia de San Martín; la hornacina central albergaba una talla de la Virgen de la Victoria, obra del escultor José Romero Tena,[19]; otra más pequeña fue colocada en la capilla de los Santos Mártires para procesionar durante las fiestas patronales[20]. Sin embargo, la que recibía la devoción popular era la imagen granítica de la capilla del castillo, tal y como lo recuerda en Las dos imágenes el poeta Goro:

“Mucho más bonita y grande la de la Parroquia, la que lleva el culto de sus grandes fiestas y solemnidades. Pero es la chiquitita, la de rosto grave, la esculpida en piedra, nacida sin duda, para ser más nuestra en los berrocales. (…) Cuando un trujillano rezando la Salve pide que la alivie de alguna congoja, es hacia el Castillo donde da el mensaje. Lo dice su himno, que todos se saben, y cuando lo cantan miran hacia arriba buscándola en medio de aquellos sillares”.[21]

Los festejos profanos siguieron teniendo el rosario y el canto de la Salve, las novilladas con toros de la condesa viuda de Trespalacios y un baile en el Casino. Sin embargo, las hogueras y el toro enmaromado dejaron de celebrarse en 1906, dando paso a un espectáculo de pirotecnia de Torrijo, confeccionado por Fermín Martín, en la víspera de la fiesta. Otro acontecimiento destacable fue la inauguración del salón de sesiones del Ayuntamiento durante las fiestas patronales de 1908.[22]

 

Las fiestas patronales de 1920

No sería hasta 1920 cuando se vuelva a recuperaran el esplendor de las fiestas pasadas. Fue por iniciativa del párroco don Antonio Orozco Campomanes, para “festejar nuevamente las fiestas de la Patrona de Trujillo con el entusiasmo tradicional”[23]; la inauguración de unas fiestas “para resurgir el espíritu devoto de su Patrona”[24]. Estos esfuerzos se fueron gestando desde principios del 1919. En las celebraciones de este año, de no haber sido por la insistencia de varias devotas, no se hubiera celebrado ni el rosario procesional, el canto de la Salve, ni la iluminación el santuario del castillo. Por lo demás, la fiesta principal se celebró en San Martín con la asistencia de la Corporación y autoridades municipales, posteriormente se celebró en el Ayuntamiento un ágape, una procesión por la tarde y bailes en el Casino y los salones de Trujillo al anochecer[25].

Esto cristalizó en 1920 en la Asociación Trujillana de Nuestra Patrona la Virgen de la Victoria para “acrecentar los cultos religiosos y actos cívicos en honor de la Patrona que se celebran anualmente en esta Ciudad”[26] y el cuidado de la capilla del Castillo que se encontraba en malas condiciones[27]. Además, se crearon diferentes comisiones para organizar a todas las personas, Corporación municipal, asociaciones, autoridades militares y religiosas, cofradía del Cristo de la Salud y la Virgen de la Victoria, etc. De esta manera, se pretendía “conmemorar, con la solemnidad y esplendor que corresponde a un pueblo culto y cristiano, las fiestas de nuestra Virgen predilecta”[28].

Las fiestas contaron con una cantidad de acontecimientos. Empezaron con un “solemne novenario -del 22 al 30 de octubre- a las seis de la tarde, en la parroquia de San Martín, con exposición mayor, rosario, sermón, motete, reserva y plegaria”. La víspera de la Fiesta se repartió limosna a los pobres, y tras la novena se realizó “el tradicional rosario, cantándose el Himno a la Virgen -frente al mercado de abastos- por el coro de niños del Colegio de Padres Agustinos y el de la Capilla de San Martín, acompañados por la Banda de música del Regimiento Infantería Segovia. A las ocho de la noche se iluminó la Plaza Mayor a la veneciana, elevación de globos grotescos, cohetes, bengalas, etc. Verbena popular en la misma Plaza, con asistencia de la referida Banda de música y orquesta de bandurrias y guitarras” [29]. La Plaza se decoró para los grandes festejos que se iban a celebrar. Además de la iluminación a la veneciana, los vecinos alumbraron sus balcones y se instalaron arcos de follaje y colgaduras[30].

Para el 31, día de la fiesta, se programó “una diana por la Banda del Regimiento Segovia, recorriendo las principales calles. Procesión cívica, que salió del Palacio Municipal y se dirigió a la parroquia de San Martín con autoridades eclesiásticas y militares, gremios y asociaciones y Banda militar -todos ellos con sus banderas o estandartes-. Se celebró la fiesta solemne a gran orquesta en dicha parroquia. A continuación, cucaña, elevación de globos, juegos japoneses y concierto por la banda militar en la Plaza”. Por la tarde, tras completas y reservas en San Martín, se hizo una “procesión con la imagen de la Virgen y asistencia de la Banda, Corporación, Gremios y Sociedades. (…) A las siete de la noche una Gran Velada Literario-Musical y concierto de la misma Banda”.[31]

Esta velada literaria serviría para que se presentasen, según indica la Comisión de festejos cívicos en la festividad de la Virgen de la Victoria, “discursos sobre historia, crónicas, efemérides, poesías líricas y épicas; odas, himnos, romances, poemas, leyendas. Y, en fin, toda obra o composición literaria en prosa o verso, cuyo asunto tienda única y exclusivamente a expresar los sentimientos religiosos respecto a la Virgen de la Victoria y a ensalzar las tradiciones trujillanas”[32], probablemente para que las fiestas patronales adquirieran un carácter más culto como ya mencionaba con anterioridad.

Contó con 18 actuaciones repartidas en dos actos entre las que se encontraban discursos, poemas, poesías, canciones o crónicas, interpretadas por los vecinos más populares de Trujillo, como Joaquín Ramos Sanguino, Clodoaldo Naranjo o Gregorio Rubio Mariño. Además, la Banda de música, acompañada por la Banda de cornetas y tambores de guerra del Regimiento de Segovia, interpretaron las piezas musicales presentadas, diferentes sinfonías, pasodobles, u otras obras para orquesta[33].

Sin lugar a duda, estas fiestas patronales debieron tener una buena acogida por los trujillanos, quedando en el recuerdo por los testimonios que nos han llegado. El mismo párroco, don Antonio Orozco Campomanes, se mostraba orgulloso y emocionado en el semanario La Opinión del resultado que había tenido la iniciativa que él fomentó, presagiando “un surgir, una regeneración de mi querido Trujillo, una fe inquebrantable en la Virgen de la Victoria, una devoción que jamás volverá a debilitarse”[34], o las palabras de Juan Tena que calificó de “extraordinario a estos festejos, siendo en este año los más lucidos que hemos conocido”[35].

A partir de este momento irán surgiendo diferentes iniciativas: la Asociación Trujillana Virgen de la Victoria pasó a ser la actual Hermandad, pero habría que señalar, especialmente, las que inician los jóvenes de la Ciudad, como el rezo del rosario y la Salve cada sábado por los niños de las escuelas nacionales y los colegios, o la de un grupo de jóvenes para cantar la Salve en la capilla la víspera de la fiesta[36]. Estos serían los que arraigaron la tradición para que la devoción a la Virgen de la Victoria como Patrona de Trujillo no volviera a caer en el olvido.

Himno trujillano

Este Himno trujillano (véase anexo), según consta en el primer folio de su partitura, fue compuesto por José Cabrera Orellana para acompañar la letra de Gregorio Rubio Mariño para coro, dos violines primeros, dos segundos, flauta, clarinete, piano y contrabajo. Fue “dedicado por ambos trujillanos a su venerada y excelsa Patrona la Virgen de la Victoria, en los festejos que, en su honor, han de verificarse al finalizar el corriente mes de octubre de 1920”[37].

Gregorio Rubio Mariño. Trujillo 30/05/1893 – Trujillo 30/06/1965. Más conocido como “Goro”, nació en Trujillo y ejerció como redactor del periódico La Opinión, con un carácter local, y como redactor para el ABC. Uno de los grandes personajes del siglo pasado, en sus poesías y coplas refleja la sociedad en la que vivió, pero, si por algo es conocido, es por poner letra a varias canciones que aún hoy se cantan en la fiesta del Chíviri.

Tabla 1. Árbol genealógico de Jacinto Cabrera Orellana. Elaboración propia. (Abrir con el botón derecho en una ventana nueva, para ver la imagen ampliada). 

Sin embargo, no es tan conocido el músico Jacinto Cabrera Orellana. Trujillo 22/01/1875 – Cáceres 05/06/1923. Hijo de don Joaquín Cabrera y Melgarejo, vizconde de la Torre de Albarragena, nieto del X marqués de la Conquista[39] y sobrino de la condesa de la Encina. Pertenecía a la aristocracia extremeña, situación que le ayudó a tener fama durante su carrera musical en las fiestas sociales de Cáceres y Madrid. Fundador de la Sociedad Artístico-Musical en 1903, origen de lo que será el Orfeón Cacereño, y director de la Banda Municipal de Cáceres, recibió ovaciones desde su niñez[40], ganando el premio Hurtado en 1915[41]. Entre sus composiciones destacan piezas breves, como valses, serenatas, pasodobles, etc. Llegó a interpretar varias de sus composiciones en los teatros Lara y de la Comedia de Madrid.[42] Los lazos familiares vienen representados en el cuadro siguiente, permitiendo tener una visión más general del personaje.

Sabiendo de la fama y prestigio que tenían los compositores cabría preguntar por qué no se ha mantenido en la tradición oral este Himno. Por la correspondencia entre ellos podemos conocer que fue Gregorio Rubio quien le pidió colaboración para que pusiera música a su poema Himno trujillano[43]. El señor Cabrera, tras adaptar la letra a los pentagramas que estaba escribiendo, envió la obra, terminada el 2 de octubre del 1920, a la Comisión que organizaba la Velada Literario-Musical, siendo el propio compositor quien dirigió la orquesta durante este certamen[44]. No obstante, probablemente, por las peculiaridades que presenta la partitura y la existencia del Himno-Salve desde el año 1881, no fuera necesario otro himno, por lo que habría sido interpretada una sola vez, durante la Velada, hace casi un siglo.

Análisis formal

A continuación, se presenta un pequeño análisis formal del Himno trujillano del Sr. Cabrera para poder profundizar un poco más en él. Este himno compuesto en honor de la Virgen de la Victoria, patrona de la ciudad de Trujillo, consta tanto de la partitura como las particelle de cada instrumento. Esta pieza está en clave de Sol con un compás de cuatro por cuatro cuya armadura tiene un solo bemol, por lo tanto comienza en una tonalidad de Fa M. Tiene una composición escrita para música orquestal con dos violines primeros, flauta travesera y clarinete en Sib, que empiezan en el primer compás; por otra parte, el piano, los violines segundos y el contrabajo lo hacen en el segundo. Está acompañado por un coro, la voz principal del himno. La obra está polarizada en dos grandes secciones que en adelante llamaremos sección A y sección B.

La sección A, de carácter marcial, comienza con la tonalidad de Fa M, como explicaba con antelación, con una introducción instrumental de 4 compases en compás de 4 por 4. Terminada la introducción entra la voz, cantando una frase de 8 compases divisible en dos semifrases de 4 compases cada una. La segunda semifrase es parcialmente parecida a la primera, siendo los dos primeros compases iguales a los dos primeros de la primera semifrase y cambiando los dos últimos para cerrar la frase musical. Esta primera frase del himno, que, como ya hemos dicho se encuentra en Fa M, comienza en tónica y termina en dominante. Tras esta frase vienen 4 compases, que, a modo de pequeña conclusión, cierran el tema terminando de nuevo en la tónica del tono, Fa M.

Los siguientes 6 compases son un puente que nos llevará a la sección B de la obra. En estos 6 compases el compás y la figuración cambian. Pasamos del 4/4 inicial a un 2/4 en el compás. La figura que predomina es el tresillo de corcheas, para anticipar el 6/8 de la siguiente sección. Al final de este puente nos situamos en el segundo grado de Fa M, es decir un acorde de Sol m, acorde que toma para llevarnos a la siguiente sección que estará en Do m. Aquí el compositor toma el de Sol m como si fuera la dominante de Do m para modular, solo que sin alterar la sensible, por lo que el paso armónico de una tonalidad a otra resulta abrupto e inestable, puesto que Sol m, que, al no ser la dominante de Do m, no tiene la fuerza tonal del Sol M para llevarnos a la nueva tonalidad de Do m en la sección B.

Tras este puente llegamos a la sección B del himno, sección que comienza en la tonalidad de Do m y en compás de 6/8. Lo primero que encontramos es una pequeña introducción instrumental de dos compases, el primero en la tónica y el segundo en la dominante de la nueva tonalidad. Tras estos compases entra el coro cantando una frase de 16 compases, que, al igual que el caso anterior, puede dividirse en dos semifrases, esta vez de 8 compases cada una. En esta frase se reproduce el mismo sistema que en la frase de la sección A, las dos semifrases son idénticas, a excepción de los últimos compases de la segunda semifrase. Esta frase termina en Mib M, relativo mayor de Do m. Los siguientes 6 compases, que se desarrollan en Mib M, nos sirven de puente para llegar a los últimos compases del himno, que cierran la composición a modo de coda.

Esta coda, que dura 8 compases, toma motivos melódicos de la frase de la sección B. La coda continúa en Mi M, el relativo mayor de la tonalidad en la que empieza la sección, hasta el final de la obra, dándole así un final mas brillante y potente que el que podría tener en un modo menor.

Por último, como elementos contrastantes entre una sección y otra del himno, podemos encontrar, como hemos descrito mas arriba, las tonalidades y los modos en los que están escritas las secciones, el compás y el cambio de carácter entre una y otra, siendo la primera parte mucho mas militar y rítmica que la segunda, que tiene un mayor desarrollo melódico y un carácter mas lírico. A parte de estos elementos ya mencionados, podemos destacar el tratamiento de las voces entre una sección y la otra. En la primera sección el coro canta a unísono la mayor parte de su intervención, reforzando el carácter marcial de esta parte, aunque en pequeños momentos cante a dos voces. Por el contrario, en la sección B, el coro canta a dos voces durante toda su intervención, llegando incluso a utilizar una tercera voz en la coda para terminar el himno de una forma mas brillante.

La letra cantada por el coro es la siguiente:

 

                                                        Trujillano he nacido

                                                        Trujillo es un vergel,

                                                        estoy muy orgulloso

                                                        de haber nacido en él.

                                                        Mi tierra la bendigo

                                                        y digo sin pasión

                                                       que es mi pueblo es más noble

                                                       de toda la nación.

                                                       La Virgen de Victoria

                                                       su bendición le da

                                                       pues es Santa Patrona

                                                       de tan noble ciudad.

                                                       Entre dos muros de piedra,

                                                      cubiertos de musgo y hiedra

                                                      su albergue está, cantémosla.

                                                      Virgen santa del amor

                                                      que nos miras desde allí,

                                                      como se quiere a una madre

                                                      lo mismo te quiero a ti.

                                                      Puesta en ti tengo mi fe,

                                                     y en la fe mi salvación

                                                    a tu imagen bendecida

                                                    la tengo esculpida en el corazón.

                                                   ¡Virgen mía! ¡Madre mía!

                                                   cuando miro a tu castillo

                                                  me parece mi Trujillo

                                                  la más hermosa mansión,

                                                 porque mi pueblo y tu imagen

                                                 es mi mayor ilusión.

 

Conclusión

Tras haber llevado a cabo esta pequeña investigación podemos responder a esos interrogantes que nos planteábamos al principio. Este Himno trujillano fue compuesto para la Velada Literario-Musical que se celebró en 1920, cuando se recuperó definitivamente la devoción a la Virgen de la Victoria y se intentó dar a las fiestas patronales un matiz más culto. En cuanto a la continuidad en la tradición oral, se podría suponer que tras casi cuarenta años cantando el Himno-Salve de don José Iglesias y don Joaquín Cuadrado, estaría ya establecida la relación tanto con la Virgen como con las fiestas, por lo que no sería necesario modificar esta tradición arraigada en los trujillanos.

Por último, el principal objetivo que era la difusión de este patrimonio documental y cultural contribuirá al estudio de la historia de la música en la región, entendiéndolo como una forma de expresión de un tiempo y unas circunstancias concretas, y enriquecerá la tradición popular al adentrarnos en varios aspectos de la historia de Trujillo, como son la tradición popular, sus festejos o la intrahistoria de nuestros antepasados hace un siglo. De esta forma, no solamente estaremos ayudando a dar a conocer nuestro pasado, sino que, además, se pretende proteger tanto el patrimonio como las tradiciones, que ejercen un papel fundamental para la unión entre las personas y revalorizar los lazos de unión con vecinos y foráneos. Las posibles dudas, interrogantes o curiosidades podrán servir para abrir la investigación a estudiosos que les interesen estos aspectos, ya que han sido poco tratados hasta el presente, permitiendo un ámbito investigador fructífero.

Anexo – Partitura del Himno Trujillano

AHMT Leg. 1350. 1920. Himno trujillano. Letra de Gregorio Rubio Mariño y música de Jacinto Cabrera Orellana. Fol.: 1-7

Fuentes y bibliografía

Fuentes archivísticas

AHMT Leg. 26. 1545-1550. Voto de la Ciudad de Trujillo a la Virgen de la Victoria. Libro de acuerdos. Fol.: 276 v.

AHMT Leg. 48. 1881. Libro de acuerdos de 1881

AHMT Leg. 1350. 1920. Himno trujillano. Letra de Gregorio Rubio Mariño y música de Jacinto Cabrera Orellana. Fol.: 1-18

Registro Civil de Trujillo. Nacimientos. Fol.: 1211

Bibliografía

¿Quién fue Jacinto Cabrera Orellana? Extremadura. 22 de noviembre de 1972

Cabrera Orellana. La correspondencia de España. 26 de abril de 1909, p. 1

Cantero Muñoz, A.; “Estatutos de la asociación trujillana Virgen de la Victoria (1920) y del patronato de su ermita”, XXXII Coloquios históricos de Extremadura. Trujillo: 2003 [Disponible online en: <https://chdetrujillo.com/estatutos-de-la-asociacion-trujillana-virgen-de-la-victoria-1920-y-del-patronato-de-su-ermita/?pdf=1570> (consultado el 13 de agosto de 2019)]

Casares García, M. J.; Trujillo en las poesías y coplas de “Goro”. Cáceres: 1996

Casares Rodicio, E. (Dir.); Diccionario de la música española e hispanoamericana. Madrid: Sociedad General de Autores y Editores, 1999

Cordero Alvarado, P.; Trujillo (Guía monumental y heráldica). Cáceres: Instituto de Estudios Heráldicos y Genealógicos de Extremadura, 1996

Crónica de la función cívico-religiosa celebrada en la ciudad de Trujillo en honor de su Augusta Patrona la Santísima Virgen de la Victoria el día 30 de octubre de 1881. Cáceres: Imprenta de Agustín Figueroa, 1881, pp. 4-7

Gente Extremeña – Jacinto Cabrera Orellana. Brisas Nuevas. 21 de abril de 1909

Hurtado Urrutia, M.; Jacinto Cabrera Orellana (1875-1923). Hoy. 30 de junio de 1996, p. 9

Jacinto Cabrera. Diario Universal. 17 de marzo de 1906, p. 1

La Opinión, semanario de Trujillo (1919 – 1923)

Martín Pulido, C., Martín Pulido, M.; “Algunas notas para la historia escolar de Trujillo”, XXXVI Coloquios históricos de Extremadura. Trujillo: 2007 [Disponible online en: <https://chdetrujillo.com/tag/algunas-notas-para-la-historia-escolar-de-trujillo/> (consultado el 13 de agosto de 2019)]

Martín Pulido, M.; “El músico Carlos Hurtado Romero”, XXXVI Coloquios históricos de Extremadura. Trujillo: 2007 [Disponible online en: <https://chdetrujillo.com/el-musico-carlos-hurtado-romero/?pdf=2899> (consultado el 13 de agosto de 2019)]

Miranda Díaz, B.; “La digitalización de los archivos parroquiales de Trujillo: proyectos e índices 1ª parte”, XXXIX Coloquios históricos de Extremadura. Trujillo: 2010 [Disponible online en: <https://chdetrujillo.com/la-digitalizacion-de-los-archivos-parroquiales-de-trujillo-proyecto-e-indices/> (consultado el 13 de agosto de 2019)]

Naranjo Alonso, C.; La devoción de Trujillo a su Patrona. Impresiones de un Extraño. La Opinión. 11 de noviembre de 1920, pp. 1-2

Naranjo Alonso, C.; Trujillo, sus hijos y monumentos. Espasa-Calpe, 1983

Orozco Campomanes, A.; Las fiestas de la Patrona. La Opinión. 11 de noviembre de 1920, p. 1

Ramos Rubio, J. A.; “Calendario festivo de Trujillo: proyección histórica”. Revista de Folklore 359. Valladolid: Fundación Joaquín Díaz, 2012, pp. 22-35 [Disponible online en: <https://funjdiaz.net/folklore/pdf/rf359.pdf> (consultado el 13 de agosto de 2019)]

Ramos Rubio, J. A.; La iglesia parroquial de San Martín de Tours de Trujillo. Trujillo: 2018

Ramos Rubio, J. A.; Las fiestas patronales de 1870 y 1881. s.f., pp. 1-2

Ramos rubio, J. A.; Trujillo costumbrista (1870-1970). Cáceres: Hermandad de la Virgen de la Victoria, 1993

Rubio Mariño, G.; Carta abierta al Sr. D. Jacinto Cabrera y Orellana. La Opinión. 6 de octubre de 1920, p. 2

Sánchez Marroyo, F.; “Estructura político-institucional de Extremadura (1808-1874)”. Revista de Estudios Extremeños. 2013, pp. 141-206

Tena Fernández, J.; Historia documentada de Santa María de la Victoria, patrona de Trujillo. Serradilla: Editorial Sánchez Rodrigo, 1930

Tena Fernández, J.; Trujillo histórico y monumental. Alicante: Artes gráficas, 1967

 

 

 

 

 

 

 

 

[1] Naranjo Alonso, C.; Trujillo, sus hijos y monumentos. Espasa-Calpe, 1983

[2] Cordero Alvarado, P.; Trujillo (Guía monumental y heráldica). Cáceres: Instituto de Estudios Heráldicos y Genealógicos de Extremadura, 1996, p. 25.

[3] Tena Fernández, J.; Historia documentada de Santa María de la Victoria, patrona de Trujillo. Serradilla: Editorial Sánchez Rodrigo, 1930, pp. 111-113.

[4] Según el Diccionario de Autoridades que se redacta en la primera mitad del s. XVIII, “librea” se podría definir como “el vestuario uniforme que los Reyes, Grandes, Títulos y Caballeros dan respectivamente a sus Guardias, Pages, y a los criados de escalera abaxo, el qual debe ser de los colores de las armas de quien le da. Suelese hacer bordada, o guarnecida con franjas de varias labores”. Diccionario de Autoridades (1734) [En <http://web.frl.es/DA.html> (consultado el 13 de agosto de 2019)].

[5] Tena Fernández, J.; Historia documentada de Santa María de la Victoria, patrona de Trujillo. Serradilla: Editorial Sánchez Rodrigo, 1930, p. 112.

[6] TENA FERNÁNDEZ, J.; Historia documentada de Santa María de la Victoria, patrona de Trujillo. Serradilla: Editorial Sánchez Rodrigo, 1930, p. 113

[7] TENA FERNÁNDEZ, J.; Trujillo histórico y monumental. Alicante: Artes gráficas, 1967, p. 542.

[8] {h. 276 v.} {1}Este d<ic>ho día los d<ic>hos s<e>ñores acorda<ro>n e manda<ro>n q<ue> por p<ar>es<cer> {2} de la cibdad se <e>scriba al s<e>ñor Pattriarca, pr<es>ydente, faciendo {3} la relaçión de la neçesydad q<ue> constriñó a esta cibdad para facer {4} el voto q<ue> fizo a n<ues>tra Señora de la Victoria e lo mucho que paresce {5} q<ue> a aprovechado, suplicando a su señoría aya por bien de {6} mandar q<ue> se dé facultad a esta cibdad p<ar>a q<ue> d<e> los propios {7}d<e>lla se aya de cu<m>plir e ef<ec>tuar el d<ic>ho voto. AHMT Leg. 26. 1545-1550. Transcripción paleográfica del voto de la Ciudad de Trujillo a la Virgen de la Victoria. Libro de acuerdos. Fol.: 276 v.

[9] Tena Fernández, J.; Historia documentada de Santa María de la Victoria, patrona de Trujillo. Serradilla: Editorial Sánchez Rodrigo, 1930, pp. 113-115

[10] RAMOS RUBIO, J. A.; Trujillo costumbrista (1870-1970). Cáceres: Hermandad de la Virgen de la Victoria, 1993, p. 11.

[11] Ramos Rubio, J. A.; Las fiestas patronales de 1870 y 1881. s.f., p. 1

[12] RAMOS RUBIO, J. A.; Trujillo costumbrista (1870-1970). Cáceres: Hermandad de la Virgen de la Victoria, 1993, p. 11.

[13] TENA FERNÁNDEZ, J.; Historia documentada de Santa María de la Victoria, patrona de Trujillo. Serradilla: Editorial Sánchez Rodrigo, 1930, pp. 126-128

[14] RAMOS RUBIO, J. A.; Trujillo costumbrista (1870-1970). Cáceres: Hermandad de la Virgen de la Victoria, 1993, p. 11

[15] Este lienzo se continuó colocando en el arco central del mercado para cantarle el tradicional Himno-Salve hasta que se construyó la plaza de abastos.

[16] TENA FERNÁNDEZ, J.; Historia documentada de Santa María de la Victoria, patrona de Trujillo. Serradilla: Editorial Sánchez Rodrigo, 1930, pp. 127-132

[17] TENA FERNÁNDEZ, J.; Historia documentada de Santa María de la Victoria, patrona de Trujillo. Serradilla: Editorial Sánchez Rodrigo, 1930, pp. 128-131

[18] TENA FERNÁNDEZ, J.; Historia documentada de Santa María de la Victoria, patrona de Trujillo. Serradilla: Editorial Sánchez Rodrigo, 1930, pp. 131-132

[19] Ramos Rubio, J. A.; La iglesia parroquial de San Martín de Tours de Trujillo. Trujillo: 2018, pp. 92-96

[20] TENA FERNÁNDEZ, J.; Trujillo histórico y monumental. Alicante: Artes gráficas, 1967, pp. 304-317

[21] Casares García, M. J.; Trujillo en las poesías y coplas de “Goro”. Cáceres: 1996, pp. 20-21

[22] RAMOS RUBIO, J. A.; Trujillo costumbrista (1870-1970). Cáceres: Hermandad de la Virgen de la Victoria, 1993, pp. 36-38.

[23] 1919. Las fiestas de la Patrona. La Opinión. 23 de octubre de 1919, p. 2

[24] Naranjo Alonso, C.; La devoción de Trujillo a su Patrona. Impresiones de un Extraño. La Opinión. 11 de noviembre de 1920, p. 2

[25] 1919. Las fiestas de la Patrona. La Opinión. 30 de octubre de 1919, p. 2

[26] Artículo 1º de los estatutos de la Asociación Trujillana de Nuestra Patrona la Virgen de la Victoria de 1920. En: CANTERO MUÑOZ, A.; “Estatutos de la asociación trujillana Virgen de la Victoria (1920) y del patronato de su ermita”, XXXII Coloquios históricos de Extremadura. Trujillo: 2003, p. 2

[27] Clodoaldo Naranjo definió el estado en el estaba cuando la vio por primera vez en 1910 como “un destartalado nicho en viejo y agrietado torreón, (…) entre paredes desnudas de otro ornato que no fuera un ridículo enjalbegado de chillones colores y lámpara mugrienta y mortecina. No pude reprimir en mis adentros la penosa y desagradable impresión que me causaba el espectáculo que presenciaba”. En: Naranjo Alonso, C.; La devoción de Trujillo a su Patrona. Impresiones de un Extraño. La Opinión. 11 de noviembre de 1920, pp. 1-2

[28] 1919. Las fiestas de la Patrona. La Opinión. 23 de octubre de 1919, p. 2

[29] 1920. Fiestas de la Virgen de la Victoria, Patrona de Trujillo, en 1920. Programa de festejos cívico-religiosos organizados por la Comisiones populares nombradas con tal fin. 1920. La Opinión. 21 de octubre de 1920, p. 2

[30]1920. Las fiestas de la Patrona. La Opinión. 4 de noviembre de 1920, p. 1

[31] 1920. Programa de festejos. La Opinión. 21 de octubre de 1920, p. 2

[32] 1920. Para festejar a nuestra Patrona. La Opinión. 30 de septiembre de 1920, pp. 1-2

[33] 1920. Las fiestas de la Patrona. La Opinión. 28 de octubre de 1920, pp. 2-3. Las obras presentadas se fueron publicando con periodicidad en los semanales siguientes de La Opinión.

[34]Orozco Campomanes, A.; Las fiestas de la Patrona. La Opinión. 11 de noviembre de 1920, p. 1

[35] TENA FERNÁNDEZ, J.; Historia documentada de Santa María de la Victoria, patrona de Trujillo. Serradilla: Editorial Sánchez Rodrigo, 1930, p. 133

[36] TENA FERNÁNDEZ, J.; Historia documentada de Santa María de la Victoria, patrona de Trujillo. Serradilla: Editorial Sánchez Rodrigo, 1930, p. 134

[37] AHMT Leg. 1350. 1920. Himno trujillano. Letra de Gregorio Rubio Mariño y música de Jacinto Cabrera Orellana. Fol.: 1

[38] CASARES GARCÍA, M. J.; Trujillo en las poesías y coplas de “Goro”. Cáceres: 1996, p. 7

[39] Registro Civil de Trujillo. Nacimientos. Fol.: 1211

[40] Cabrera Orellana. La correspondencia de España. 26 de abril de 1909, p. 1

[41] CASARES RODICIO, E. (Dir.); Diccionario de la música española e hispanoamericana. Madrid: Sociedad General de Autores y Editores, 1999, p. 845

[42] HURTADO URRUTIA, M.; Jacinto Cabrera Orellana (1875-1923). Hoy. 30 de junio de 1996, p. 9

[43] CASARES GARCÍA, M. J.; Trujillo en las poesías y coplas de “Goro”. Cáceres: 1996, pp. 22-24

[44] Rubio Mariño, G.; Carta abierta al Sr. D. Jacinto Cabrera y Orellana. La Opinión. 6 de octubre de 1920, p. 2

El contenido de las páginas de esta web está protegido.